1er Ejercicio de Comprensión Lectora 10%
1er Ejercicio de Comprensión Lectora 10%
1er Ejercicio de Comprensión Lectora 10%
SEMESTRE 2122-2
FECHA: 19/02/2022
Instrucciones: se le presenta a continuación dos textos. Léalos detenidamente. Luego, responda a las
preguntas que se le formular.
En los foros de discusión de Internet hay un dicho: "Si te quedas sin argumentos, métete con su
ortografía". Aunque es en realidad una burla hacia quienes no son capaces de razonar contra el fondo de
una polémica y solo pueden arremeter contra la forma, en esta frase también subyace otra realidad: las
redes sociales han convertido la expresión escrita en la primera carta de presentación de una persona; la
buena ortografía, al pasar del ámbito privado al público, es un rasgo de prestigio social y de credibilidad.
El empresario de Internet Charles Ducombe hizo un análisis de una web en el que descubrió que con una
mala ortografía las ventas podían caer hasta un 50%. "Es porque, cuando se vende o se comunica en
Internet, el 99% del tiempo se usa la palabra escrita", según declaró a la BBC. Uno de los factores que
evalúa a la hora de contratar personal para sus páginas web es la buena ortografía, que redundará en la
credibilidad del sitio.
Y como las empresas, las personas a través de Facebook, Twitter o los foros, también tienen en la
escritura a una importante y cada vez más potente fuente de comunicación que hace que la buena
ortografía sea crucial para ganar respeto en una comunidad virtual. "En este proceso en el que la escritura
se convierte en pública, adquiere un valor diferenciador. Si leemos una opinión bien escrita, otra mal
escrita y en ningún caso conocemos al autor, lo normal es hacerle más caso a la primera. Mucha gente es
consciente de esto y hace el esfuerzo en mejorar", explica Álvaro Peláez, de la Fundación del Español
Urgente (Fundéu).
Referencia: Linde, P. (2012). La ortografía puntúa en internet. España: Diario El País. Versión digital en:
https://acortar.link/RI1QD (Selección con fines pedagógicos).
TEXTO 2 La ortografía y sus normas
Según el Diccionario de la Real Academia Española, la ortografía es el conjunto de normas que regulan la
escritura de una lengua y, por lo tanto, es la forma correcta de escribir respetando esas pautas. Las reglas
indican cuándo y cómo debe utilizarse cada uno de los grafemas o signos convencionales establecidos para
representar gráficamente el lenguaje. Por lo anterior, se afirma que la ortografía (del latín orthographia y
del griego ὀρθογραφία orthographía 'escritura correcta') es el conjunto de reglas y convenciones que rigen
el sistema de escritura habitual establecido para una lengua.
La actual ortografía española empieza a codificarse desde el siglo XVIII, con el establecimiento en 1727 de
las primeras normas ortográficas por parte de la Real Academia Española (RAE) al poco tiempo de su
fundación. En las sucesivas ediciones se fueron simplificando a adaptando muchas de las reglas originales,
siempre en aras de conseguir la tan deseada unidad idiomática, unidad que recién se lograría en 1999 en
la Ortografía de la lengua española, la primera en ser en ser elaborada con la colaboración consensuada
de todas las academias de América y de Filipinas y la primera en ser presentada en América antes que en
España.
La Ortografía de 1999 era una breve, sencilla y clara, que consiguió gran aceptación en toda la comunidad
hispánica. Pero justamente por su brevedad y sencillez, el texto omitía detalles, casos puntuales y
problemas prácticos que se les presentaban de manera reiterada a los hablantes. Esta falta se resolvió
mediante el servicio de consultas lingüísticas del Departamento de Español al día de la RAE, servicio que
incluso en la actualidad asiste a miles de usuarios de Internet interesados en mejorar su conocimiento de
la lengua.
Referencia: Ríos, G. (2012). La ortografía en el aula. Revista Káñina, vol. XXXVI, núm. 2. Versión digital
en https://acortar.link/anjz3 (Selección con fines pedagógicos).
1. Nombre y justifique cuatro razones que sustentan cuál de los textos se clasifica como de tipo
expositivo.
Indicadores:
● Produce un párrafo enumerativo coherente organizado como un conjunto de ideas. (0,25 puntos por cada idea,
total: 1 punto)
● Aplica mínimo dos conectores aditivos o de secuencia para enlazar las ideas (0,25 puntos cada una, total 0,5
puntos).
● Explica dos razones están ajustadas a la teoría estudiada (0,5 puntos cada una, total 2 puntos)
● Cohesiona las ideas usando al menos dos signos de puntuación diferentes (0,25 puntos cada una, total 0,5
puntos).
Total: 4 puntos.
Respuesta:
La tipología del texto “la ortografía y sus normas” es expositivo por el hecho de que da a
conocer sobre la creación de la RAE, presentando su historia y definición.
Se puede agregar que cumple con todas las partes del texto expositivo, son: presentar el tema
al lector, desarrollo y conclusión incluso su características, al ser clara y objetiva.
2. Nombra y justifica cuatro razones que sustentan cuál de los textos se clasifica como de tipo
argumentativo.
Indicadores:
● Produce un párrafo enumerativo coherente organizado como un conjunto de ideas. (0,25 puntos por cada idea,
total: 1 punto)
● Aplica mínimo dos conectores aditivos o de secuencia para enlazar las ideas (0,25 puntos cada una, total 0,5
puntos).
● Explica dos razones están ajustadas a la teoría estudiada (0,5 puntos cada una, total 2 puntos)
● Cohesiona las ideas usando al menos dos signos de puntuación diferentes (0,25 puntos cada una, total 0,5 puntos).
Total: 4 puntos.
Respuesta:
El texto “la ortografía puntúa en internet” contiene ciertas cualidades como lo son: el
empleo de datos, porcentajes y citas para apoyar su argumento, con el fin de convencer al lector. El
autor trata de convencer al lector sobre su tesis al exponer sus argumentos; se puede concluir que
al contener todos estas características -y estar ordenado de una manera especifica como lo es:
presentación del tema, desarrollo y conclusión- entra en la categoría de la tipología textual
argumentativa .
3. Explica la diferencia entre la función referencial del texto expositivo y la función apelativa con dos
ejemplos de lectura.
Indicadores:
● Produce un párrafo por ejemplificación coherente organizado como un conjunto de ideas. (0,25 puntos por cada
idea, total: 1 punto)
● Aplica mínimo dos conectores aditivos o de ejemplificación para cohesionar ideas (0,25 puntos cada una, total 0,5
puntos).
● Explicación ajustada según los ejemplos extraídos de los textos (1 punto cada una, total 2 puntos)
● Cohesiona las ideas usando al menos dos signos de puntuación diferentes (0,25 puntos cada una, total 0,5
puntos).
Total: 4 puntos.
La función referencial se utiliza para transmitir información objetiva al lector, puede estar presente
en un texto junto a otras funciones. Por ejemplo: “las primeras normas ortográficas por parte de la RAE se
empezaron a establecer desde su creación en 1727”. Sin embargo la función apelativa busca llamar la
atención del lector con el objetivo de convencerlo de convencerlo de algún argumento o inducir alguna
reacción, esto puede ser visto en el siguiente extracto: “publicidad con una mala ortografía puede traer
como efecto la caída de las ventas en un 50%” esta busca una reacción de sorpresa del lector.
Instrucciones: se le presenta un artículo de opinión publicado en La vanguardia. Léalo las veces necesarias
hasta comprender su significado. Luego, responda a los planteamientos que se le formulan.
Dicen que a la lectura sólo hay que dedicarle los ratos perdidos, que se pierde vida mientras se lee. Lo
cierto es que, agradable pasatiempo para muchos, obligación para otros, leer es un beneficioso ejercicio
mental. Rendir culto al cuerpo está en boga, pero ¿y dedicar tiempo al cultivo de la mente? “Al igual que
nos cuidamos y vamos cada vez más al gimnasio, deberíamos dedicar media hora diaria a la lectura”,
sostiene el escritor catalán Emili Teixidor, autor de La lectura y la vida (Columna) y de la exitosa novela
que inspiró la película Pa negre.
¿Por qué es tan saludable? “La lectura es el único instrumento que tiene el cerebro para progresar
–considera Emili Teixidor–, nos da el alimento que hace vivir al cerebro”. Ejercitar la mente mediante la
lectura favorece la concentración. A pesar de que, tras su aprendizaje, la lectura parece un proceso que
ocurre de forma innata en nuestra mente, leer es una actividad antinatural. El humano lector surgió de su
constante lucha contra la distracción, porque el estado natural del cerebro tiende a despistarse ante
cualquier nuevo estímulo. No estar alerta, según la psicología evolutiva, podía costar la vida de nuestros
ancestros: si un cazador no atendía a los estímulos que lo rodeaban era devorado o moría de hambre por
no saber localizar las fuentes de alimentos. Por ello, permanecer inmóvil concentrado en un proceso como
la lectura es antinatural.
Según Vaughan Bell, polifacético psicólogo e investigador del King’s College de Londres, “la capacidad de
concentrarse en una sola tarea sin interrupciones representa una anomalía en la historia de nuestro
desarrollo psicológico”. Y aunque antes de la lectura cazadores y artesanos habían cultivado su capacidad
de atención, lo cierto es que sólo la actividad lectora exige “la concentración profunda al combinar el
desciframiento del texto y la interpretación de su significado”, dice el pensador Nicholas Carr en su
libro Superficiales (Taurus). Aunque la lectura sea un proceso forzado, la mente recrea cada palabra
activando numerosas vibraciones intelectuales.
En este preciso instante, mientras usted lee este texto, el hemisferio izquierdo de su cerebro está
trabajando a alta velocidad para activar diferentes áreas. Sus ojos recorren el texto buscando reconocer la
forma de cada letra, y su corteza inferotemporal, área del cerebro especializada en detectar palabras
escritas, se activa, transmitiendo la información hacia otras regiones cerebrales. Su cerebro repetirá
constantemente este complejo proceso mientras usted siga leyendo el texto. La actividad de leer, que el
cerebro lleva a cabo con tanta naturalidad, tiene repercusiones en el desarrollo intelectual. “La capacidad
lectora modifica el cerebro”, afirma el neurólogo Stanislas Dehaene, catedrático de Psicología Cognitiva
Experimental del Collège de France en su libro Les neurones de la lecture (Odile Jacob). Es así: hay más
materia gris en la cabeza de una persona lectora y más neuronas en los cerebros que leen. El
neurocientífico Alexandre Castro-Caldas y su equipo de la Universidad Católica Portuguesa lo demostraron
en uno de sus estudios, junto a otro curioso dato: comparando los cerebros de personas analfabetas con
los de lectores, se verificó que los analfabetos oyen peor.
“Hay que leer con intensidad, despacio, con cuidado, viviendo la vida de las palabras”, dice Gabilondo. Al
cobrar vida cada palabra, la imaginación echa a volar. El poder de la mente es tan fuerte que recrea lo
imaginado, activando las mismas áreas cerebrales que se accionarían si se ejecutara la acción en la
realidad. Lo demuestra un estudio de la Universidad de Washington a cargo de la psicóloga Nicole K.
Speer. En un artículo publicado en la revista Psychological Science en el 2009, Speer afirma: “Los lectores
simulan mentalmente cada nueva situación que se encuentran en una narración. Los detalles de las
acciones registrados en el texto se integran en el conocimiento personal de las experiencias pasadas”.
Además de alimentar la imaginación y favorecer la concentración, la lectura ayuda a mejorar algunas
habilidades sociales, como la empatía. Un ávido lector rápido aprende a identificarse con los personajes de
las historias que lee y, como bien sostiene Emili Teixidor, “está más dispuesto a abrirse a otras vidas”. El
psicólogo Raymond Mar y su equipo de la Universidad de Toronto probaron en el 2006 que las personas
que consumen novelas son más empáticas respecto a los lectores de libros especializados o los no
lectores. Al medir las habilidades sociales y el modo de interactuar de los dos tipos de lectores, los
lectores de géneros literarios resultaron tener una mayor facilidad para ponerse en la piel del otro.
Pero no sólo es más empático quien lee, sino también mejor orador. Como dijo Cicerón, “a hablar no se
aprende hablando, sino leyendo”. Lejos de la imagen solitaria e introvertida con la que se identifica al
lector, lo cierto es que las personas lectoras desarrollan más sus habilidades comunicativas. “Al enriquecer
el vocabulario y mejorar la sintaxis y la gramática; aprendemos a hablar adecuada y justamente”, sostiene
Gabilondo. Hacer un correcto uso del lenguaje está bien valorado socialmente, por ello, quienes nutren su
dialéctica mediante el hábito lector son percibidos por los otros como personas con gran capacidad de
liderazgo. Son más apreciados profesionalmente.
Según un estudio de la Universidad de Oxford, la lectura por placer predice el éxito profesional. Quien fue
un ávido lector en su adolescencia tiene más posibilidades de triunfar en su madurez. Durante más de dos
décadas, el equipo de investigación del psicólogo Mark Taylor analizó los hábitos y actividades de casi
20.000 jóvenes con ánimo de conocer qué actividades predecían el éxito profesional al cumplir 30.
Ninguna práctica extracurricular –como hacer deporte o ir al cine–, evaluadas junto a la lectura, lograron
tener un impacto significativo en el éxito profesional. Sólo la lectura. Las mujeres que a los 16 años leían
libros por puro placer tenían el 39% de probabilidades de alcanzar un puesto de gerencia frente al 25% de
las mujeres no lectoras. Para los hombres, que suelen tener más posibilidades de llegar a altos puestos
directivos, la cifra pasaba de un 48% entre quienes no leían a los 16 años, a un 58% entre los que sí lo
hacían.
Claro que también hay que leer en la madurez y en la vejez. El ejercicio de leer cobra sentido al final de
nuestras vidas. Neurólogos y psicólogos recomiendan “la lectura como método preventivo del alzheimer u
otras enfermedades neurodegenerativas”, señala el doctor Pablo Martínez-Lage, coordinador del grupo de
estudio de conductas y demencias de la Sociedad Española de Neurología. Cuando una persona comienza
a padecer síntomas de demencia y a perder autonomía, influyen dos factores: las lesiones que ha
producido la enfermedad y la pérdida de la capacidad de compensar. Compensar es poner a funcionar
áreas del cerebro que antes no funcionaban, poner en marcha la reserva cognitiva, es decir, la capacidad
intelectual acumulada a lo largo de su vida mediante conocimientos y actividades intelectuales. Para
disponer de una buena reserva cognitiva es importante tener una vida intelectualmente activa. “Quienes
se mantienen mentalmente en forma a lo largo de su vida, corren menos riesgo de padecer alzheimer,
parkinson o enfermedades cardiovasculares”, concluye Martínez-Lage.
Los beneficios de la lectura no son únicamente personales. “Leer no sólo afecta a la cultura social, sino
también a la economía y al comercio de un pueblo”, sostiene Emili Teixidor. Para el escritor, la lectura
ayuda a exportar cultura fuera de nuestro país: “Ya que España no tiene petróleo, ¡tendrá que exportar
inteligencia!”. También cabe recordar que a lo largo de la historia la lectura siempre fue uno de los
vehículos de la democracia. “En países autoritarios la lectura siempre estará perseguida por contribuir a
desarrollar la libertad de expresión, la cultura y la información”, afirma César Antonio Molina, ex ministro
de Cultura y director de la Casa del Lector. Leer siempre tuvo el poder de transformar la sociedad, “y, si
no, ¡fíjese en todos los que leyeron los evangelios!”, sostiene Teixidor. El escritor recuerda una anécdota,
“ahora en el quiosco venden muy barato el Manifiesto Comunista de Karl Marx, en mis tiempos de
estudiante hubieran perseguido al quiosquero“. Muchos libros fueron la clave del desarrollo de algunos
acontecimientos históricos y ahora, en momentos de incertidumbre y crisis, la lectura debería adquirir
protagonismo. No sólo como buena compañera de viaje para evadir y serenar. “No hay que refugiarse en
la lectura, sino emplear su capacidad de modificar el estado de las cosas”, dice Gabilondo. Según el
filósofo, hay que utilizar el poder de la lectura para transformar la sociedad.
2.1 Subraye en amarillo la tesis o postura del autor. (1 punto)
2.2 Subraye en azul los argumentos fundamentales de cada párrafo del cuerpo argumentativo. (3 puntos)
2.3 Produzca dos párrafos en el que explique el efecto que generó en usted esta lectura.
Indicadores:
● Produce dos párrafos argumentativos organizados como un conjunto de ideas. (0,25 puntos por cada idea, total: 1
punto)
● Aplica mínimo dos conectores aditivos o de ejemplificación para cohesionar ideas (0,25 puntos cada una, total 0,5
puntos).
● Explicación ajustada según los ejemplos extraídos de los textos (1 punto cada una, total 2 puntos)
● Cohesiona las ideas usando al menos dos signos de puntuación diferentes (0,25 puntos cada una, total 0,5
puntos).
Total: 4 puntos.
Respuesta:
Al no ser un lector el texto leído generó un sentimiento de culpa, por el hecho de que expone
tantas ventajas perceptibles sobre la lectura. Como lo es la habilidad de empatizar con los
personajes de las historias leídas, la agilidad mental reforzada por la lectura y la ventaja en la
salud mental al envejecer.
Esto despierta nuevos motivos en mí, para crear un hábito de lectura con el propósito de recibir
todas sus ventajas y empezar a explorar el mundo literario como una fuente de entretenimiento.