LA ESCUELA DOMINICAL DINÁMICA Por ELMER L. TOWNS

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LA ESCUELA DOMINICAL

DINÁMICA

ELMER L. TOWNS
La misión de Editorial Vida es ser la compañía líder en comunicación cristiana que satisfaga las necesidades
de las personas, con recursos cuyo contenido glorifique a Jesucristo y promueva principios bíblicos.

LA ESCUELA DOMINICAL DINÁMICA


Edición en español publicada por
Editorial Vida–1981
Miami, Florida
© 1981 por Editorial Vida
Originally published in the USA under the title:
How to Grow an Effective Sunday School
Copyright ©1979 por Accent Books / P. Publications, Inc.
Diseño de Cubierta: Gustavo Camacho

RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS


ISBN: 978-0-8297-1141-7
CATEGORÍA: Educación cristiana / general
Dedicatoria
A Jimmy Breland (con el Señor). De todos los maestros de Escuela Dominical que tuve, Jimmy Breland fue
quien ejerció la mayor influencia en mi vida. Con eterno aprecio, Elmer L. Towns

INDICE
1. El desafío de la Escuela Dominical
2. Cómo organizar la Escuela Dominical
3. Cómo administrar la Escuela Dominical
4. Función evangelística de la Escuela Dominical
5. Función didáctica de la Escuela Dominical
6. Adiestramiento de maestros para la Escuela Dominical
7. Establecimiento de normas para la Escuela Dominical
8. Plan de estudios de la Escuela Dominical
9. Métodos de enseñanza
10. El discipulado, fruto de la Escuela Dominical
11. Leyes que rigen el crecimiento de la Escuela Dominical
12. Brillante futuro de la Escuela Dominical

Capítulo 1
El desafío de la Escuela Dominical
La Escuela Dominical satisface una de las más sentidas necesidades de la iglesia del siglo XX: la educación.
De ahí que su ministerio tiene el carácter de imperativo. Y puesto que la Escuela Dominical es educación
bíblica en acción, resulta ser la argamasa que une los ladrillos, y constituye el cimiento del edificio.
Si bien es cierto que la mayoría de las iglesias cuentan con mayor concurrencia en sus cultos matutinos que
en sus Escuelas Dominicales, este hecho no disminuye en nada la influencia de la Escuela Dominical. Pocos
años atrás una denominación de numerosos miembros informó que casi el noventa por ciento de sus nuevos
miembros provenían de la Escuela Dominical.

POR QUE REVISTE VITAL IMPORTANCIA LA ESCUELA DOMINICAL


1. La Escuela Dominical es imperativa porque lleva a cabo la Gran Comisión. La Gran Comisión nos fue
encomendada por el Señor resucitado, según leemos en Mateo 28:19, 20: “Por tanto, id, y haced discípulos a
todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que
guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo.” Jesús nos ordenó alcanzar, enseñar y ganar a los perdidos.

La Escuela Dominical cumple con los tres requisitos mencionados, pero el paso principal de la Gran
Comisión es “… enseñándoles que guarden…” Alcanzar a los perdidos constituye el fundamento del
evangelismo, pero enseñar entraña conocer, entender y responder. No podemos decir que una persona se
haya convertido a menos que reconozca, entienda y responda al evangelio. Un nuevo cristiano debe saber en
qué creer y cómo comportarse. Antes que una persona pueda ser bautizada, tiene que recibir la Palabra y
tiene que convertirse. Así que “los que recibieron su palabra fueron bautizados…” (Hechos 2:41). Por lo
tanto, el enseñar constituye un paso obligatorio al presentar el evangelio. Cuando descuidamos la importante
función de reforzar la conversión con la enseñanza de seguimiento, no hemos cumplimentado la Gran
Comisión.
Hay tendencias en la iglesia del siglo XX que debilitarán al cristianismo y significarán la ruina de las iglesias.
Algunas iglesias edifican sobre las emociones y la música; poco hay en ellas de enseñanza bíblica. Otras
iglesias construyen sobre la dinámica personalidad de su pastor; también en ellas es deficitaria la enseñanza
bíblica. Las que acabamos de anotar no son las únicas tendencias que se observan en las iglesias: algunas de
ellas basan su ministerio en la música, en la obra misionera; en otras, el catalizador de la iglesia es el
ministerio de la juventud orientado hacia la acción. Por último, algunas de las iglesias tradicionales basan su
ministerio en el hábito inveterado de sus miembros de asistir al culto los domingos por la mañana.
Todas estas tendencias ocupan un sitio legítimo en el ministerio de la iglesia. Pero han descuidado el meollo
de la Gran Comisión. Jesús dijo: “Por tanto, id, y haced discípulos… enseñándoles que guarden todas las
cosas…” La enseñanza es el imperativo en nuestras iglesias del siglo XX. La iglesia que edifica sobre la base
de la Escuela Dominical, es una iglesia fortalecida, porque la Escuela Dominical es el sitio donde la
enseñanza bíblica es predominante.

2. La Escuela Dominical es un imperativo porque enseña de manera sistemática la Palabra de Dios.


La Escuela Dominical es el único lugar, en la mayoría de las iglesias, donde el estudio de la Palabra de Dios
se hace en forma sistemática, comprensiva y completa. Por muy buena que sea la predicación y exposición de
la Biblia en el culto del domingo por la mañana, por lo habitual los sermones son selectivos y no cubren
sistemáticamente la Biblia. Además, los sermones son generalmente motivadores y apuntan a un cambio de
vida, más bien que a comunicar sistemáticamente la doctrina y el contenido bíblicos.
Las clases de adiestramiento mayormente no ponen énfasis en el contenido bíblico, si bien utilizan la Biblia.
Lo mismo cabe decir de los programas de clubs de niños, tales como Awana, Niñas Pioneras y Brigadas de
Servicio Cristiano. Los programas para niños de las iglesias son generalmente más motivadores que
instructivos.
En cambio, las lecciones de la Escuela Dominical siguen un plan de estudios prefijado. Dichas lecciones son
elaboradas por especialistas en educación cristiana, que se preocupan de asignarles un tratamiento parejo a
todos los temas, según la importancia que tienen en las Sagradas Escrituras y según la influencia que puedan
ejercer en una persona. Algunos planes de estudio prevén cubrir toda la Biblia cada cuatro años, otros en
siete años, y otros, una vez en la vida del estudiante. La asistencia regular a la Escuela Dominical reviste
particular importancia para todo creyente, a fin de que pueda lograr un conocimiento completo del contenido
y de las doctrinas bíblicas.

3. La Escuela Dominical es un imperativo para crecer con miras a la madurez. La meta de un cristiano es
alcanzar la madurez, “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del
cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un

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varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes,
llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con
astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la
cabeza, esto es, Cristo” (Efesios 4:12–15).
Cuando un cristiano alcanza plena madurez, podemos decir que es completo o íntegro. Cada aspecto de su
vida está integrado en torno a Cristo. En lo personal esto entraña conocimiento, habilidad, actitud y hábitos.
En conocimiento bíblico esto supone un conocimiento fundamental de cada doctrina y una introducción
básica a las Sagradas Escrituras. En cuanto al servicio, entraña el uso de sus dones según las capacidades que
Dios le dio.
La Biblia cuenta con el formidable poder para:
a) cambiar a los individuos y a las naciones, “porque la palabra de Dios es viva y eficaz…” (Hebreos 4:12);
b) convencer de pecado (Jeremías 23:29);
c) llevar al pecador a Cristo (Juan 6:63, 68);
d) convertir el alma (Salmo 19:7);
e) implantar la fe (Romanos 10:17); f) producir una nueva naturaleza (2 Pedro 1:4);
g) fortalecer a los recién nacidos (1 Pedro 2:2);
h) consolidar el crecimiento (Hebreos 5:12, 13); e
i) equipar a los creyentes para la batalla (Efesios 6:12).
Pero el conocimiento respecto al cristianismo tiene escaso valor, a menos que el Espíritu Santo lo aplique al
corazón. El alumno debe entender y obedecer los preceptos de la Biblia. Las personas se transforman en
endurecidos fariseos cuando la Biblia no pasa de ser un mero libro de texto académico. Por lo tanto, la Biblia
debe ser enseñada por maestros espirituales, que utilicen métodos bíblicos, que estén llenos del poder del
Espíritu Santo y que sean guiados por la Gran Comisión.
La función principal de la Escuela Dominical es enseñar la Biblia según los métodos de Dios. Por medio de
sus clases, el evangelio dinámico puede hacer un impacto en las personas, promoviéndolas hacia la madurez,
y por consiguiente en las comunidades, llevando el avivamiento a toda una nación.

4. La Escuela Dominical es un imperativo para proteger el futuro de la iglesia. Los que han nacido de
nuevo irán a la deriva en su compromiso contraído con Cristo si no se les brinda una enseñanza objetiva que
les permita afirmarse en su fe. Su naturaleza pecaminosa, las tentaciones de Satanás y las trampas que les
tiende el mundo, desgastarán la doctrina bíblica o la pureza de su vida. Para preservar una iglesia bíblica, es
necesaria una Escuela Dominical que enseñe la Biblia.
Además, los niños nacidos en hogares cristianos deben prepararse para llevar adelante la obra cuando sus
padres desaparezcan de la escena. Se los debe llevar a un conocimiento salvador de Cristo y se los debe
equipar para ser líderes cuando alcancen la edad necesaria. Puesto que una iglesia morirá naturalmente con el
devenir del tiempo, la educación de la Escuela Dominical es imperativa para garantizar el futuro de la iglesia.

¿QUE ES LA ESCUELA DOMINICAL?


La mayoría de la gente piensa, erróneamente, que la Escuela Dominical consiste en algunas clases impartidas
a los niños en las dependencias de la iglesia antes de la reunión importante, que es el culto dominical
matutino. ¡Cuán equivocados están! Todos los miembros de la familia deben asistir a la Escuela Dominical,
porque cada uno de los miembros de la familia debe crecer espiritualmente y aprender la Palabra de Dios.
La Escuela Dominical no es simplemente un apéndice añadido antes o después del culto de los domingos por
la mañana. La Escuela Dominical es uno de los brazos de la iglesia. De la misma manera que el brazo es
parte del cuerpo y nadie es completo si le falta un brazo, así también ninguna iglesia es completa sin Escuela
Dominical.
La Escuela Dominical ha de ser constituida por la iglesia y debe operar bajo su control. Debe ser la ejecutora
de las metas de la iglesia y recibir su ministerio de la congregación.

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El versículo bíblico que históricamente se ha utilizado para describir el ministerio de la Escuela Dominical es
Deuteronomio 31:12: “Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren
en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las
palabras de esta ley.”

Observemos el triple aspecto de la Escuela Dominical en este versículo:


1. La Escuela Dominical es el brazo extendido de la iglesia. La orden establece en primer lugar que se reúna
a la gente. Este es el ministerio de alcanzar a la gente para Jesucristo: a hombres, mujeres, niños y extranjeros
(los que están fuera de la iglesia). Observemos que la orden no se refirió en primer lugar a los niños; así, las
Escuelas Dominicales a las cuales asisten mayormente niños, no han aplicado correctamente las Sagradas
Escrituras. La Escuela Dominical es, en primerísimo lugar, una institución de la familia; luego se proyecta
para alcanzar a los que aún no son salvos (a los extranjeros).
Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, Dios ordena a su pueblo a proyectarse fuera de la
asamblea y alcanzar a los no salvados: “Harás congregar al pueblo…” La Escuela Dominical ha sido, por
tradición, el brazo extendido para alcanzar a la gente, tanto a los salvados como a los que no lo son, y que
fueron traídos para brindarles instrucción cristiana. Este versículo entraña un sitio central de asamblea. (La
palabra iglesia deriva del vocablo griego “ekklesía”: asamblea.) De ahí que la Escuela Dominical cumple con
un mandato bíblico cuando congrega a las personas para darles instrucción.
La palabra alcanzar se define como entrar en contacto con las personas y motivarlas para que presten
honradamente atención al evangelio. La Escuela Dominical puede alcanzar a todo tipo de personas, de todas
las edades, valiéndose para ello de la visitación organizada, campañas de concurrencia, anuncios,
publicaciones periodísticas, o simplemente que cada persona hable a sus amigos sobre Jesucristo. Alcanzar a
los demás es evangelismo en acción.

2. La Escuela Dominical es el brazo didáctico de la iglesia. Para que la gente nazca de nuevo es preciso que
la Palabra de Dios sea sembrada en su corazón. “Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de
incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (1 Pedro 1:23). La Biblia es
comparada a la semilla (Marcos 4:14), y cuando se la planta en el corazón, Dios comienza la obra de
regeneración. La Palabra de Dios da vista a los ciegos (Salmo 19:8), y guía a las personas a Jesucristo (1
Tesalonicenses 2:13).
Por lo tanto, cuando las Escuelas Dominicales inculcan la Palabra de Dios en los corazones, en realidad están
preparando a la gente para su salvación. Pero la Escuela Dominical es más que una simple herramienta
evangelística; la Palabra de Dios es enseñada a todos los creyentes, los cuales crecen espiritualmente porque
la Biblia los alimenta.
Los maestros deben comunicar fielmente las lecciones bíblicas. Cuando enseñan a los niños, deben
presentarles la Biblia a nivel infantil. Cuando enseñan la Palabra de Dios a los adultos, deben enfrentarse a la
mentalidad de los adultos. A este principio de comunicación se lo ha llamado alcanzar a los hombres donde
están y, por medio de la enseñanza, elevarlos al nivel donde deben estar.
El papel de la enseñanza está explicado en Deuteronomio 31:12: “… para que oigan y aprendan…”
Por lo tanto, el primer paso de la enseñanza es oír. A las personas hay que presentarles el evangelio; deben
oír el evangelio. Aun así es posible que lo rechacen, pero no pueden tomar una decisión respecto al
evangelio, antes de haberlo oído. El paso principal en la enseñanza es aprender. No hay enseñanza hasta que
los alumnos no hayan aprendido la lección. Cuando a una Escuela Dominical se la llama el brazo enseñante
de la iglesia, no habrá cumplido su función hasta que la gente no haya aprendido la Palabra de Dios.

3. La Escuela Dominical es el brazo ganador de la iglesia. El propósito de alcanzar y de enseñar es ganar a


las personas para Jesucristo. Nuestro versículo que describe el ministerio de la Escuela Dominical, continúa
diciendo: “… para que… teman a Jehová vuestro Dios…” La expresión “temer a Jehová” es un término

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veterotestamentario de salvación. Otras expresiones, tales como confiar, creer, recibir a Jesucristo, tienen el
mismo significado.

LOS RESULTADOS DE LA ESCUELA DOMINICAL


El valor de la Escuela Dominical es inconmensurable. La iglesia que cuenta con una Escuela Dominical vital,
tiene un fundamento neotestamentario sobre el cual edificar. Para completar la misión de la iglesia, se
precisan muchos otros ministerios—tales como programas juveniles, reuniones de avivamiento, programas
musicales, reuniones de adiestramiento, clubs de niños— pero sin Escuela Dominical la iglesia se verá en
serias dificultades para construir su futuro.

Las siguientes son algunas de las ventajas, de contar con una Escuela Dominical:
1. Influencia evangelística en el vecindario. Uno de los objetivos importantes de la Escuela Dominical es
saturar el vecindario con el evangelio (Hechos 5:28, 42). Y esto supone una bien organizada visitación; los
alumnos de cada clase de la Escuela Dominical visitarán a los niños del vecindario que tengan su misma
edad. La mayoría de las Escuelas Dominicales asignan una noche por semana para la visitación organizada.
Esto entraña una clase de entrenamiento donde se les enseña a los obreros el arte de visitar; a continuación se
les asigna a los obreros entrenados diversas responsabilidades para la noche. Con verdadera persistencia, los
obreros salen con el objeto de alcanzar a los vecinos para Cristo.
También es obligatorio que se visite a los alumnos de la Escuela Dominical que hayan faltado a clase. Cada
lección tiene metas y material que son vitales, de la misma manera que los rayos de una rueda son necesarios
para darle a la rueda la resistencia que precisa para no romperse. Todo alumno debe escuchar sin excepción
todas las lecciones, para vivir una vida cristiana a plenitud.
Cuando un alumno falta a clase, pierde algo del bien elaborado plan de estudios bíblicos que ha sido
preparado. Por lo tanto, el maestro debe visitarlo cuando falta, para comprometer su asistencia para el
domingo siguiente.
Pero la visitación no es solamente una agradable visita para instarlo a asistir. El maestro debe enseñar o al
menos hacer un resumen de la clase que el alumno ha perdido y responder cualesquiera preguntas que puedan
surgir. Esto ayuda a cortar de plano el que personas de poca preocupación espiritual se echen atrás.

2. Oportunidad de siega entre los perdidos. Una Escuela Dominical que se proyecta a su comunidad tendrá
visitas en sus clases. Algunas de esas visitas pueden no pertenecer a ninguna iglesia y por lo habitual conocen
muy poco de la Palabra de Dios. Representan un rico potencial de cosecha. Si la Escuela Dominical tiene un
programa evangelístico bien planeado y cuidadosamente ejecutado, ganará muchas almas para Jesucristo.
3. Estabilidad doctrinal en la iglesia. Mediante el plan de estudios, la Biblia ha de ser enseñada en la
Escuela Dominical como la total, autoritaria e infalible revelación de Dios al hombre. La Biblia constituye la
base para la relación personal del estudiante con Jesucristo, y el medio de que se vale para su diario
crecimiento en gracia. El alumno debe ver que la Palabra de Dios le provee una sólida doctrina para el
afianzamiento de su fe y la dirección en todas las experiencias de su vida.
La doctrina aumenta primariamente nuestro amor por Cristo, lo que nos hace crecer para semejarnos a su
imagen. Una buena doctrina protege a la iglesia de herejías e impide que se enfríe su primer amor.
(Apocalipsis 2:4.)

4. Adiestramiento de servicio interno para cristianos. La Escuela Dominical debe organizarse para el
programa de alcanzar, enseñar y ganar almas. Es por ello que se precisa contar, para su éxito, con un bien
planeado y cuidadosamente ejecutado programa. Y esto exige el adiestramiento de un cuerpo completo de
obreros.
En primer lugar debe planificarse la estructura; a continuación se debe reclutar a los obreros y luego se los
debe adiestrar respecto a sus capacidades y deberes. Esto involucra a supervisores, secretarios, maestros y a
todos aquellos que se hallan comprometidos en el esfuerzo evangelístico. El tener obreros adiestrados

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garantizará una Escuela Dominical de elevada calidad. Además, esos obreros contribuyen a la madurez total
de la iglesia local.

5. Crecimiento total de la iglesia. Puesto que la obra de la Escuela Dominical y la del culto de los domingos
por la mañana actúan armoniosamente, y ambas contribuyen al logro de una iglesia basada en el Nuevo
Testamento, son interrelacionadas e indivisibles. Una fuerte Escuela Dominical edifica una fuerte iglesia
local. Las mismas personas que asisten al culto, asisten también a la Escuela Dominical; de ahí que quienes
reciben la enseñanza que les brinda la Escuela Dominical, están mejor dispuestos y preparados para ser
adoradores de verdad en el culto matutino. De esta manera la iglesia, en su totalidad, se ve fortalecida.

6. Responsabilidad cristiana en la comunidad. La Escuela Dominical adiestra y motiva a los alumnos para
ser testigos de Cristo en la comunidad. Pero más que una acción evangelística, los alumnos de la Escuela
Dominical traducen una expresión colectiva de honradez moral en la comunidad. Su piadosa influencia se
deja sentir en su ámbito local: en el hogar, en la escuela, en los negocios, en las actividades propias de la
ciudad y en la vida en general. Y siendo como es, que los cristianos son la sal de la tierra (Mateo 5:13), una
Escuela Dominical ha de hacer que la gente tenga hambre y sed del evangelio.

7. Influencia misionera en todos los ámbitos de la tierra. Ya que la Escuela Dominical busca guiar a sus
alumnos a una vida dedicada, de obediencia a todos los mandamientos de Dios, los alumnos no pueden rehuir
la Gran Comisión. Principalmente se sentirá la obligación con las misiones nacionales y foráneas. Los
alumnos responderán por medio de la oración, la ofrenda misionera y yendo por todo el mundo. Las misiones
entrañan más que un simple dirigirse allende el mar; entrañan las misiones en el propio país, lo que puede
significar trabajar en misiones de la Escuela Dominical, en misiones de rescate, en actividades misioneras de
verano, y en otros ministerios de más allá de la comunidad local.

RESUMEN
La Escuela Dominical es imprescindible como el brazo que alcanza, el brazo didáctico y el brazo ganador de
la iglesia. Cuando cumple estos propósitos a través de la educación cristiana, incrementa la iglesia, ejerce su
influencia en la comunidad y alcanza el mundo.

F PREGUNTAS CLAVES PARA ESTUDIO Y ANALISIS E


1. ¿Cuál es la gran necesidad que satisface la Escuela Dominical en la iglesia de hoy?
2. ¿Cómo lleva a cabo la Escuela Dominical la Gran Comisión?
3. ¿Por qué el mandamiento de enseñar reviste un tan especial significado en la Gran Comisión?
4. Nombre algunas de las maneras en que la Escuela Dominical ayuda en el crecimiento cristiano para
alcanzar la madurez.
5. ¿Cómo queda afectado el futuro de una iglesia, si la misma descuida su Escuela Dominical?
6. Explique de qué manera describe Deuteronomio 31:12 los tres aspectos del ministerio de la Escuela
Dominical.
7. ¿De qué manera afectará a la iglesia, a su comunidad y al mundo entero una Escuela Dominical en pleno
crecimiento y basada en el estudio de la Biblia?

F ACTIVIDADES PARA ESTUDIO Y APLICACION ADICIONALES E


1. Considere de qué manera puede vigorizar la excelencia de la Escuela Dominical a los ojos de su
congregación.
2. Examine el plan de estudios actual de su Escuela Dominical, teniendo en cuenta los tres mandamientos
básicos de Deuteronomio 31:12. Prepare una lista de aspectos que, en su opinión, deben fortalecerse para
considerarlos a medida que avance en este estudio.

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Capítulo 2
Cómo organizar la Escuela Dominical
La expresión Escuela Dominical no figura en la Biblia; no obstante ello, su función figura implícitamente,
porque lleva a cabo el propósito, el programa y la aspiración de Dios de que la iglesia enseñe toda la Biblia a
todos los pueblos del mundo. Para ejecutar esto, es preciso que la Escuela Dominical se organice para llevar
a cabo una labor eficiente. Dios controla su universo por medio de un orden y de determinados designios; no
debe hacer menos la Escuela Dominical.
La organización de Dios se advierte en el ordenamiento y continuado funcionamiento de la creación. Las
tribus de Israel fueron organizadas alrededor del tabernáculo en el desierto. Jesús también actuaba según
estrategias previamente elaboradas. Cuando el Señor predicó un sermón tan largo que la multitud sintió
hambre, sus discípulos sirvieron la comida ajustándose a un bien organizado plan, tal cual Jesús les ordenó
que hiciesen. Cuando el Maestro envió a los setenta discípulos para ministrar en la comunidad, fueron por
parejas, de acuerdo a un programa. La iglesia primitiva se desempeñó en Jerusalén de manera sistemática: “Y
todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo” (Hechos 5:42).
Pablo insistió en la importancia de las prioridades y del orden en la iglesia en 1 Corintios 12:28, y luego
ordenó a la iglesia: “Hágase todo decentemente y con orden” (1 Corintios 14:40).
En tanto que la Escuela Dominical obtiene su autoridad de la Palabra de Dios, ejecuta sus funciones por
medio de la iglesia local. Toda organización eclesiástica cuenta con algún tipo de gobierno de la iglesia, que
figura en la constitución de la misma, y la Escuela Dominical no es ninguna excepción a esa regla. Todos los
funcionarios de la Escuela Dominical y los obreros en general, deben tener clara conciencia y conocimiento
de la constitución de la iglesia en las partes pertinentes a la Escuela Dominical y de qué manera su tarea se
relaciona con el ministerio total de la iglesia.

TODA LA BIBLIA PARA TODA LA GENTE


1. Enseñar según las edades y las necesidades. Nuestros abuelos asistían a una escuela rural en la cual los
ocho grados se reunían en una sola aula. Había ventajas y desventajas en ese crecido número de niños cuyas
edades oscilaban entre los seis y los catorce años. Más adelante, nuestros padres asistieron a una escuela
consolidada, en la cual los niños se reunían en distintas aulas, según sus edades, y de esa manera la educación
iba mejor dirigida según las necesidades de los alumnos. Hoy en día hay escuelas más avanzadas, con clases
que se especializan en materias y métodos educacionales adaptados a las necesidades individuales y
especiales de los distintos alumnos.
La Escuela Dominical de hoy día también debe organizarse para satisfacer todas las necesidades de los
miembros de la familia de la iglesia. Los alumnos que asisten a la Escuela Dominical deben dividirse en
clases que representen lo más estrechamente posible sus edades, sin que las clases congreguen a un número
de alumnos demasiado elevado o demasiado escaso.
Históricamente, la primera clase de la Escuela Dominical fue la clase primaria, que en los Estados Unidos de
América proviene de la palabra primer, el título de un antiguo libro de texto. Luego se agregó una clase para
niños más jóvenes aún, llamada de los principiantes, es decir, donde los niños “comenzaban”. Si la edad del
niño mediaba entre la niñez y la edad adulta, se lo denominaba adolescente o juvenil. Más adelante se usó el
término intermedio para designar al jovencito comprendido entre adolescente y adulto. Hoy en día, en la
mayoría de los casos, las Escuelas Dominicales utilizan la terminología a la cual están acostumbrados los
niños en la escuela secular: Prejardín, Párvulos (Jardín de infantes), Preprimarios, Primarios, Intermedios,
Secundarios, Universitarios y Profesionales; a los matrimonios jóvenes se los agrupa como Adultos Jóvenes.
También hay clases para Adultos y para Ancianos. Algunas iglesias cuentan con todos los grupos que
acabamos de mencionar; otras, en cambio, cuentan solamente con un número limitado de grupos o clases, o
una adaptación de los mismos.

Organigrama de una Escuela Dominical

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15
16
17
18–24
25–60
Ancianos

GRADO
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
Preuniversitario y universitario

Escuela Dominical DIVDIDA EN CLASES


(Section de bebés 0–1)
Clase de cuna (prejardín)
Párvulos (Jardín de infantes)
Principiantes
Primarios (Niñas y varones juntos)
Intermedios
Jóvenes (Secundarios)
Jóvenes mayores y Jóvenes adultos
Clase de adultos

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Clase de mujeres
Clase de hombres

Asistencia: 100
Porcentaje de asistencia
7%
8%
15%
18%
12%
40%

Escuela Dominical DIVIDIDA EN DEPARTAMENTOS


Lactantes y bebés que hacen “pinitos”
2 clases de cuna (prejardín)
Sesión abierta Un aula 4 mesas
Sesión abierta Un aula 6 mesas
Sesión abierta Un aula 6 mesas
Depto. de intermedios
Depto. de escuela secundaria: jóvenes
Clases especiales para universitarios, profesionales, matrimonios jóvenes
Depto. de Adultos Electivos organizados Divididos según edades
Clases de mujeres
Clases de hombres

Asistencia: 250–350
Tradicionalmente 1 Depto. 4 clases
Tradirionalmente 1 Depto. 6 clases
Tradicionalmente 1 Depto. 6 clases
Séptimo grado Undecimo grado Duodecima grado
Décimo grado Undécimo grado Duodécimo grado

Escuela Dominical DIVIDIDA POR EDADES


4 cuartos para bebés
4 classes de cuna (prejardín)
Aulas para sesión abierta
Aulas para sesión abierta
Una clase para cada nivel de edad
Una clase para cada nivel de edad
Una clase por nivel de edad
Clases organizadas para cada nivel de edad de adultos

Asistencia: 400–1000
6 mesas por aula
8–9 mesas por aula
5–7 obreros per cada dase

2. La enseñanza según el contenido. También allá lejos, en las escuelas de nuestros abuelos, todos los
alumnos “oían” la misma lección, porque había una sola maestra que escuchaba a los alumnos cuando

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recitaban sus lecciones. Indiferentes a sus necesidades, la mayoría de los alumnos tenían que soportar las
lecciones recitadas por los demás alumnos. Era fácil perder interés cuando las lecciones eran demasiado
difíciles o demasiado sencillas.
En las antiguas Escuelas Dominicales todos escuchaban la lección enseñada a toda la Escuela Dominical
reunida. Aun después que la Escuela Dominical se dividió en departamentos separados, todos estudiaban la
misma “uniforme” lección, prescindiendo de la edad. En la actualidad, debe haber una clase de Escuela
Dominical para cada edad, cuyo contenido se ajuste a las necesidades de esa edad, al trasfondo cultural del
alumno, y al grado de comprensión del mismo.
Resumiendo lo anterior, cada maestro debe ser un especialista en enseñar la Palabra de Dios a una edad en
particular. Ese maestro es el pastor de esa clase. De esta manera, el maestro puede utilizar y aplicar el mejor
método de enseñanza para ese nivel de edad, y los alumnos pueden comprender la totalidad de la Biblia,
enseñada de una manera sistemática e interesante.

PLANIFICACION PARA EL CRECIMIENTO DE LA ESCUELA DOMINICAL


La mayor parte de las Escuelas Dominicales encaja dentro de uno de los tres tamaños o tipos de
organización: la Escuela Dominical dividida en clases, la Escuela Dominical dividida en departamentos y la
Escuela Dominical dividida según las edades. Conforme una Escuela Dominical crece a través de cada una
de esas fases, experimenta etapas de pujanza y de debilidades.
1. La Escuela Dominical dividida en clases. Este tipo de Escuela Dominical se halla organizada en clases
individuales. En las Escuelas Dominicales que tienen una asistencia de alrededor de cien alumnos, hay por lo
general diez clases (ver el cuadro u organigrama de la Escuela Dominical). Los lactantes y los bebés que
hacen pinitos deben estar en la Sección de Bebés. La clase de Cuna (prejardín) incluye a párvulos de dos y
tres años de edad. Los niños de cuatro y cinco años ya no son más los “principiantes” en la Escuela
Dominical. Ocupan un lugar importante como alumnos de la clase de Párvulos o “Jardín de Infantes”.
La clase de Principiantes, incluye ahora a los niños de seis, siete y ocho años de edad, que cursan los grados
primero, segundo y tercero, respectivamente, en la escuela. En la clase de Primarios están los niños de nueve,
diez y once años de edad de los grados cuarto, quinto y sexto.
Históricamente los dirigentes de Escuelas Dominicales separaban en distintas aulas a los varones y a las
niñas de esta clase. Este procedimiento ha perdido vigencia, puesto que a estas edades los varones y las niñas
concurren a las mismas aulas en las escuelas públicas.
Los Intermedios secundarios deben reflejar la división establecida en las escuelas públicas de la localidad. Si
los grados séptimo, octavo y noveno funcionan en un edificio central para ese grupo, la Escuela Dominical
debe reflejar ese hecho. Pero si la escuela de intermedios secundarios local comprende solamente los grados
séptimo y octavo, los jovencitos querrán agruparse a los efectos sociales con sus pares. Se plantea un
problema con respecto al material utilizado para los planes de estudios, que será analizado en el capítulo
destinado al plan de estudios.
Difieren las opiniones en la parte organizativa que atañe a los adultos. Puede no ser fácil atraer suficientes
estudiantes preuniversitarios, universitarios y profesionales en una iglesia pequeña, como para formar una
clase separada para ellos, pero será beneficioso hacer todo lo posible para que los graduados del secundario
permanezcan en la Escuela Dominical, y para ello habrá que tener disponible esa clase. Pudiera ser necesario
combinar ese grupo con el de los matrimonios jóvenes, como clase de Adultos Jóvenes. También resulta
imprescindible una clase de estudio bíblico para adultos. Las diversas iglesias difieren en su opinión en
cuanto a separar los grupos por sexo, en esas clases. La mayoría de las Escuelas Dominicales dividen la clase
de Ancianos en clases para Hombres y clases para Mujeres.
Sin embargo, la Escuela Dominical que tiene una clase para cada división, debe ser sólo un punto de partida,
y habrá que considerarla como una medida temporaria. Hay que poner el máximo empeño en que cada clase
se amplíe alcanzando a los perdidos para llevarlos a Jesucristo. Al aumentar el número de alumnos en cada
clase, será preciso dividirlas para poder atender mejor las necesidades individuales y poder enseñar mejor a
los grupos según las edades.

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2. La Escuela Dominical dividida en departamentos. Esta Escuela Dominical se organiza a base de
departamentos. Hoy en día hay dos enfoques para la división o clasificación por departamentos. El enfoque
tradicional reúne a todos los alumnos del departamento para una reunión de apertura; luego se divide a los
alumnos en cuatro o seis clases menores, cada una de las cuales está a cargo de un docente, con
aproximadamente ocho a diez alumnos por clase. Para evitar todo tipo de interrupción durante la enseñanza,
cada grupo o clase funciona en pequeñas aulas destinadas a tal fin.
La ventaja que hay en este tipo de enseñanza es el énfasis que se pone en la instrucción personalizada y en
más esmerados métodos de seguimiento. Las dificultades que presenta la división por departamentos, son el
costo de proveer un aula cada vez que se traen aproximadamente diez nuevos alumnos a la Escuela
Dominical, y el reclutamiento de un adecuado número de maestros.
El segundo enfoque de la división departamental es la enseñanza a sesión abierta. Una sala espaciosa (por lo
habitual 7m × 11m) alberga una clase departamental. La clase departamental utiliza todo el espacio para toda
la hora educativa. El superintendente desempeña el papel de maestro jefe que dirige la sesión, con la
colaboración de varios maestros asistentes, situados alrededor de mesas de trabajo distribuidas en el salón.
No hay divisiones entre las mesas; todos los maestros actúan armoniosamente dirigiendo las actividades de la
enseñanza.
Por lo general, una clase departamental cuenta con una asistencia promedio que oscila entre 25 a 60 alumnos.
Una Escuela Dominical tiene habitualmente de cinco a ocho departamentos, con una asistencia total de entre
200 a 250 alumnos.
Al crecer la Escuela Dominical, es prudente pasar paulatinamente, en lo que a organización se refiere, de la
división por clases a una Escuela Dominical departamental. Por lo habitual se agrega en primer lugar un
departamento entre los niños de la clase de Cuna (prejardín) y de la de Párvulos (Jardín de Infantes); a
continuación, se agregan departamentos a nivel elemental; y, finalmente, se agregan en la división juvenil.
No se pueden establecer fórmulas rígidas, porque la variación de edades en las distintas Escuelas
Dominicales es diferente.

El número de niños que asisten a una Escuela Dominical suele depender de dos factores:
(1) del número de ómnibus con que se cuenta; y
(2) de la edad de los adultos casados que concurren.

3. La Escuela Dominical dividida por edades. La Escuela Dominical departamental alcanzará su límite
máximo de 400 alumnos, y es preciso subdividir los departamentos, si continúa creciendo.
Debe haber un departamento (sea el tradicional o el de sesión abierta) para cada grado escolar.
Habrá aproximadamente 25 alumnos en cada departamento dividido según las edades.
No hay mayor dificultad en hacer la división según las edades mientras los niños estén en edad escolar; el
problema se plantea con los adultos. Algunas Escuelas Dominicales dividen a los adultos en departamentos
de cinco en cinco años. A pesar de ello, hay problemas en dividir a los adultos por sus edades. Por ejemplo,
¿se hace la promoción cuando avanza la edad del esposo o cuando avanza la edad de la esposa? Además
algunas personas adultas prefieren no dar a conocer su edad.
Para contrarrestar estos problemas, algunas Escuelas Dominicales tienen amplios programas electivos para
adultos; otras organizan clases a cargo de personajes especializados, y otras libremente dividen las clases
según la edad de los adultos. Hay diversos planes y cada Escuela Dominical debe tomar su propia
determinación sobre cuál de ellos escoger.
Cuidémonos de los niveles de crecimiento peligrosos. La mayor parte de las Escuelas Dominicales alcanzan
un plano natural de estancamiento cuando arriban a los niveles superiores de su actual tipo de organización.
Resulta difícil, por ejemplo, poder sobrepasar un crecimiento de 150 alumnos con un plan de división por
clases, y muchas Escuelas Dominicales no logran superar esta cifra, porque no han tomado las providencias
necesarias para atender su crecimiento. Es preciso que haya una mayor supervisión en cuanto a la

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organización, más espacio (tal vez nuevos edificios), y más clases formadas, así como suficientes maestros
para asegurar el ministerio individual, cuando se haya alcanzado cada plano de crecimiento.
Uno de los más difíciles impedimentos para el crecimiento de una Escuela Dominical es pasar de una Escuela
Dominical dividida en clases a una Escuela Dominical de estructura departamental.

Las técnicas para superar este inconveniente son las siguientes:


(1) expandir el tamaño de la clase a una enseñanza de sesión abierta;
(2) proveer aulas nuevas y más espaciosas; y
(3) establecer un adecuado programa de adiestramiento de maestros, que provea más obreros de Escuela
Dominical para la expansión.

EVALUACION DE LA EXPERIENCIA Y DEL CONTENIDO


Jesús nos recordó que “los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:24b). La
palabra verdad es contenido bíblico. Debe asignarse suficiente tiempo en la Escuela Dominical para
reconocer, aprender y memorizar hechos bíblicos. Pero si a esto se lo deja librado a sí mismo, ello llevará a
una ortodoxia muerta. Tiene que hacerse presente la obra del Espíritu, tanto en la experiencia del maestro
como en la del alumno. Los alumnos deben sentir, palpar y expresar la verdad bíblica. Y esto entraña
discusiones en grupo, trabajos manuales y otras actividades para garantizar una participación total en el
proceso de aprendizaje.
En cierta época la experiencia figuraba de manera inseparable al comienzo de la lección bíblica y tomaba el
nombre de “ejercicio de apertura”. Este período incluía cantos, música especial, testimonios y alguna forma
de lección visual. Pero resulta mejor incorporar estas actividades a la totalidad de la lección.

RESUMEN
La Escuela Dominical es el brazo de la iglesia para llevar a cabo la Gran Comisión, alcanzando, enseñando y
ganando todas las edades para Cristo. Hubo épocas en que la Escuela Dominical funcionaba separada de la
iglesia, pero esta práctica fragmenta los resultados y diluye las metas.
La Escuela Dominical debe actuar en armonía con la iglesia local, de la misma manera que el brazo de una
persona debe actuar correlacionadamente con el resto del cuerpo.
Para llevar a cabo las metas neotestamentarias, la Escuela Dominical debe dividir a las personas en clases
según sus trasfondos educacionales, sus necesidades y su capacidad para entender la lección. Esto se ejecuta
por medio de Escuelas Dominicales divididas en clases, Escuelas Dominicales departamentales y Escuelas
Dominicales divididas según las edades de los asistentes.

F PREGUNTAS CLAVES PARA ESTUDIO Y ANALISIS E


1. ¿Cuál fue la primera clase de Escuela Dominical, y de dónde provino su nombre?
2. Indique y describa los tres tipos de organización de una Escuela Dominical.
3. ¿Cuáles son los dos enfoques para la división departamental?
4. ¿Cuál es el método sugerido para progresar de una Escuela Dominical dividida en clases a una Escuela
Dominical dividida en departamentos?
5. ¿Cuáles son las tres técnicas utilizadas para superar los niveles de crecimiento peligrosos en la Escuela
Dominical?

F ACTIVIDADES PARA ESTUDIO Y APLICACION ADICIONALES E


1. Clasifique el tipo de organización de la Escuela Dominical de su iglesia y vea cuán cerca está de un nivel
peligroso en el crecimiento.
2. Esboce un plan de acción para pasar de ese nivel peligroso a la siguiente fase de desarrollo de la Escuela
Dominical.

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Capítulo 3
Cómo administrar la Escuela Dominical
Muchas Escuelas Dominicales tienen el deseo intenso de alcanzar a los inconversos de sus comunidades y
enseñarles la Palabra de Dios, pero fracasan en su intento. Al enfrentar las Escuelas Dominicales nuevos
desafíos, se han enredado en su propia organización y no han podido seguir adelante. La Escuela Dominical
debe organizarse apropiadamente para su cometido espiritual, exactamente cómo se organiza una empresa
comercial, un ejército o cualquier otra institución para nuevas campañas. Pero el éxito de una organización
depende, en gran medida, de la forma en que se la administra.

EL LUGAR QUE LE CORRESPONDE AL PASTOR


El dicho “Cual el pastor, tal la congregación” se aplica tanto al ministerio de la predicación como al
ministerio docente del pastor. Si bien en algunas iglesias el pastor es el administrador de la Escuela
Dominical, en la mayoría de los casos actúa un funcionario separado como superintendente general.
Cualquiera que sea el caso, y ya sea que se esfuerce intencionalmente en hacerlo o no, el pastor da la tónica
para la actitud de la iglesia respecto a su Escuela Dominical. No solamente es él su cabeza espiritual en razón
de su ministerio de predicación a sus miembros, sino que además es su ejemplo en la vida, y en su
reconocimiento de la importancia de la Escuela Dominical.
Al magnificar la importancia de la Escuela Dominical, el pastor silenciosamente dice a todos sus obreros y
alumnos: “Yo los aprecio. Ustedes son esenciales para la vida de la iglesia. Deseo hacer todo cuanto esté en
mi poder para ayudarlos en su ministerio.”
A medida que las iglesias locales crecen, sus necesidades de supervisión aumentan rápidamente y más líderes
han de asumir responsabilidades. El pastor no puede y no debe emplear todo su tiempo en atender a los
pequeños detalles de la dirección de la Escuela Dominical. Necesita auxiliares administrativos, tales como un
superintendente y tal vez un superintendente auxiliar, para garantizar que la totalidad de la Escuela
Dominical marche satisfactoriamente. Algunas iglesias han vivido tan condicionadas, que esperan que el
pastor lo haga todo. Pero no olvidemos que liderato es lograr hacer la obra por medio de otros.
En tiempos pasados, se organizaba en la Escuela Dominical un comité o junta para administrar el ministerio
de la misma. Ese comité estaba constituido por el pastor, el superintendente de la Escuela Dominical y otros
funcionarios elegidos. Pero con el crecimiento del programa educacional total en las iglesias modernas, se
hizo necesario un comité ampliado para dirigir la totalidad del ministerio de educación de la iglesia local.
Hoy en día la Junta de Educación Cristiana, que ha crecido a ese efecto, asume este ministerio, que incluye la
supervisión de la Escuela Dominical. El pastor es miembro de la Junta de Educación Cristiana, juntamente
con otras personas piadosas de los grupos educacionales de la iglesia. El pastor sigue siempre vitalmente
comprometido en la obra de la Escuela Dominical, porque trabajar a través de la Escuela Dominical es una de
las mejores maneras en que él puede pastorear a la totalidad de la iglesia.

LA JUNTA DE EDUCACION CRISTIANA


El múltiple propósito de la Junta de Educación Cristiana es: llevar a cabo la obligación docente establecida
en la Gran Comisión, por medio de la iglesia local; proporcionar influencia representativa de la iglesia a la
Escuela Dominical; evitar omisiones en el programa, superposición de contenidos y demasiado énfasis en
algunos de los tópicos; correlacionar y coordinar con eficiencia la totalidad del programa de educación
cristiana; aprobar el plan de estudios y los materiales a utilizar; sugerir el presupuesto educacional;
determinar idoneidades y el personal para puestos docentes; y evaluar el programa actual, con vistas a
planificar las futuras necesidades educacionales de la iglesia.
Fiel a ese propósito, la Junta aconseja, proyecta programas, aprueba los materiales del plan de estudios,
determina sus necesidades, y formula planes para llevar a cabo el programa educacional de la iglesia. El
organigrama titulado “La Escuela Dominical y la Junta de Educación Cristiana”, muestra la relación que
tiene la Escuela Dominical con la Junta de Educación Cristiana, y su posición de cooperación entre otros

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grupos educacionales de la iglesia. Resulta obvio, por lo tanto, que la Escuela Dominical no debe ser en
ningún caso una entidad separada de la iglesia; todo lo contrario, es un brazo activo de la iglesia.

EL PERSONAL DE LA ESCUELA DOMINICAL


Para atender adecuadamente la obra de la Escuela Dominical, el personal constará de algunos de los
miembros siguientes, o de todos ellos, según sean el tamaño de la Escuela Dominical y sus necesidades
particulares en su estado actual de crecimiento: Un superintendente general (y un superintendente auxiliar, de
ser necesario), superintendentes departamentales (y auxiliares, de ser necesarios), maestros, un secretario-
tesorero (y secretarios y tesoreros departamentales, de ser necesarios), otros obreros, tales como secretarios
de actas, etcétera.
La palabra que mejor describe cómo deben relacionarse entre sí los miembros del personal de la Escuela
Dominical, es colaboración. “Nosotros somos colaboradores de Dios” (1 Corintios 3:9). El pastor, el director
de educación cristiana, el superintendente general, los superintendentes departamentales, y todos los demás
obreros y maestros de la Escuela Dominical, han de trabajar en armonioso entendimiento para levantar una
Escuela Dominical neotestamentaria. El concepto bíblico del liderato podría visualizarse gráficamente por
una cadena en la cual cada uno de los obreros constituye un eslabón. Una cadena no es más resistente que su
eslabón más débil. Todo el éxito administrativo de la Escuela Dominical se derrumba si uno solo de los
obreros fracasa en el cumplimiento de su responsabilidad.

La Escuela Dominical y la Junta de Educación Cristiana


1. Designación del personal. La calidad del ministerio de la Escuela Dominical depende, en alto grado, de la
elección de los obreros individuales. Y antes que eso, el conseguir obreros calificados depende del método
que se utiliza para escogerlos. La iglesia que toma en serio su obligación de proveer el mejor liderato posible
para su Escuela Dominical, ya está en camino hacia el éxito.
De ordinario, el método de selección de los funcionarios y maestros de la Escuela Dominical está definido en
los reglamentos de la constitución de la iglesia. En algunas iglesias al superintendente general lo elige la
congregación (o la Junta Directiva o la Junta de Educación Cristiana), y el mismo queda autorizado para
escoger a otros funcionarios, y a los maestros y obreros, sujeto a la aprobación del pastor y/o de la Junta de
Educación Cristiana.
Otras iglesias sostienen que, en razón de que la Escuela Dominical no es una entidad de por sí, sino que es un
brazo de la iglesia, la iglesia como un todo, tiene cierta responsabilidad en la elección de sus líderes. Por lo
tanto, es la congregación la que elige a los funcionarios y maestros, ya sea anualmente o cuando se produce
una vacante en el cuerpo docente o en el cuerpo administrativo.
Los que abogan por una elección anual, sostienen que la misma da oportunidad a más personas para servir;
elimina maestros y funcionarios indeseables con menos confusión; además, incorpora nuevas ideas en las
aulas. Por otra parte, los que suelen colocar a los maestros en puestos vitalicios, señalan que los maestros que
son especialistas, llegan a ser cada vez más eficientes a medida que van estudiando y aumentando su
biblioteca y sus recursos en el mismo nivel de edad.
Si la elección es anual, la iglesia puede tener un comité de nombramiento designado anualmente.
Es responsabilidad de dicho comité entrevistar y enrolar a presuntos candidatos a maestros. El pastor, el
superintendente de la Escuela Dominical y/o el director de educación cristiana deben entrevistar
detenidamente a cada candidato. Deben obtener el acuerdo del candidato en cuanto a las normas establecidas
o a los requerimientos docentes que suscriban. (Ver Capítulo 7, “Establecimiento de normas para la Escuela
Dominical”.) Descuidar este punto puede significar a la larga la renuncia de maestros y el desinterés de los
alumnos.

2. Responsabilidades del superintendente general. Puesto que el importante ministerio de la Escuela


Dominical es alcanzar, enseñar y ganar almas para Jesucristo, la elección del superintendente de la Escuela
Dominical reviste tanta importancia como las metas en sí. En realidad es el pastor el que dirige a la iglesia en

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su ministerio total, pero cuando se trata de dar directivas a la Escuela Dominical, el superintendente es el
eslabón supervisor en la cadena de comando. Por lo tanto, ha de ser un líder espiritual que personifique
cabalmente el espíritu de la Escuela Dominical.
(a) El superintendente de la Escuela Dominical es, ante todo, un administrador. Debe ver que cada maestro
calificado esté destinado al aula que le corresponde, a la hora apropiada, y que cuente con el equipo y ayudas
adecuados para enseñar según el plan de estudios fijado.
(b) El superintendente de la Escuela Dominical es responsable del personal. Debe reclutar nuevos obreros,
recomendar en qué tareas se desempeñarán mejor, proveer el adiestramiento y evaluar la eficiencia de los que
ya cumplen funciones.
(c) El superintendente de la Escuela Dominical supervisa la obtención de la literatura y los elementos
docentes necesarios, aparte de encargarse de todos los gastos del funcionamiento de la Escuela Dominical.
(d) El superintendente de la Escuela Dominical es responsable de la labor de proyección y alcance, así
como del crecimiento. Esto implica visitación, contacto complementario con los inasistentes, campañas de
promoción, y la aplicación de las leyes de crecimiento de la Escuela Dominical.
(e) El superintendente de la Escuela Dominical es el responsable de las relaciones públicas.
Supervisa los anuncios publicitarios, la labor de proyección, y soluciona los problemas a medida que se
presenten.
(f) El superintendente de la Escuela Dominical está encargado de la evaluación de las tareas, con miras al
mejoramiento del programa en su totalidad. Debe conocer las normas y entender cómo pueden
implementarse.
La lista de procedimientos que suelen ayudar al superintendente a llevar a cabo sus tareas específicas,
llenarían las páginas de un libro. Las siguientes sugerencias son algunas de las ideas que le ayudarán a hacer
que la Escuela Dominical funcione con mayor eficacia.
El superintendente general debe elaborar un calendario anual de planificación, que tenga las fechas en que
habrán de incorporarse nuevos programas. Este calendario debe estar colgado en lugar visible en la oficina de
la Escuela Dominical, juntamente con un gráfico del personal, que exhiba cada posición y el nombre de la
persona encargada de esa responsabilidad. Los espacios en blanco, en el diagrama, le indican al
superintendente las necesidades de su personal.
El superintendente necesita un juego de casillas (buzones) para comunicarse fácilmente con todo su personal.
Debe escribir una descripción detallada para cada cargo y un manual que refleje la política operativa de la
Escuela Dominical.
El superintendente debe planear, al comienzo de cada año, una conferencia de un día, en el cual se reúna con
el personal a su cargo. En esa reunión se coordina el calendario planeado, se evalúan las necesidades, se
informa a los nuevos miembros la política que se sigue, y se aviva el entusiasmo por la Escuela Dominical.

3. El superintendente departamental. En vista de que el superintendente departamental es el responsable de


las clases individuales y de los intereses de todo el departamento, tiene una estrecha relación, tanto con cada
uno de los maestros, como con el superintendente general.
Mientras más grande sea la Escuela Dominical, mayor será la tarea de este superintendente.
Una iglesia puede tener tanto un superintendente como un director de educación cristiana; pero ninguno de
ellos está a cargo de la supervisión directa de los departamentos por separado. Tanto la administración del
departamento como el adiestramiento de su personal docente, son responsabilidad del superintendente
departamental. Debe estar alerta a los aspectos vigorosos y a los aspectos débiles del departamento y dar los
pasos necesarios para remediar la segunda eventualidad, teniendo presente que su departamento es un diente
en la rueda dentada del programa total de la Escuela Dominical.
(a) Idoneidad. Ocasionalmente se tiene el concepto de que el superintendente departamental es una persona
que se cerciora de que cada clase tenga un maestro, que distribuye la literatura, recibe la ofrenda y toma la
asistencia. En realidad, el superintendente departamental debe conocer las características de los diversos
grupos por edades, y estar tan familiarizado con los mejores materiales del plan de estudios para los mismos,

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como el propio maestro de cada clase, dentro del departamento. Además, todas las especificaciones anotadas
para el superintendente general, son aplicables también al superintendente departamental.
(b) Deberes. El superintendente departamental debe promover el interés y las actividades de su
departamento. Tiene responsabilidades administrativas en general, y además es responsable de la eficiencia
operacional de su departamento. En las reuniones del comité que dirige las actividades de la Escuela
Dominical, habla en nombre del personal docente a su cargo cuando se esbozan planes con respecto a toda la
Escuela Dominical.
El superintendente departamental ha de planear eficaces programas de reunión. En la Escuela Dominical
tradicional, es responsable de las actividades de apertura, durante los primeros quince minutos. Aquí él dirige
a los alumnos en un programa de adoración, prepara a los alumnos para la clase, o hace hincapié en el tema
del día. Presta especial atención a la correlación. No siente la necesidad de ser el único participante del culto
de adoración; hace participar en ello a maestros y alumnos. En la sesión abierta de introducción a la clase,
asume la función de maestro director.
Dirige las actividades que realcen la enseñanza. En lugar de poner todas las actividades al comienzo de la
sesión, las distribuye a lo largo de la lección.
El superintendente departamental debe reunirse con los funcionarios y el personal docente de su
departamento. Las reuniones regulares facilitan el análisis y discusión de los problemas que se plantean en el
departamento como un todo y en cada una de las clases.
El superintendente departamental debe conocer las normas de toda la Escuela Dominical y el programa que
cae dentro de su jurisdicción. Debe evaluar los logros obtenidos y ha de estar preparado para prescribir e
iniciar cursos de perfeccionamiento o reuniones privadas para remediar cualquier situación indeseable que se
haya producido en su departamento.
El superintendente departamental debe preservar la moral del departamento. En sus reuniones con los
maestros del departamento, así como en las conversaciones privadas, el superintendente debe comunicarles
su aprecio y estímulo. El interés que demuestra por los alumnos, su entusiasmo al enfocar los diversos
programas, como también sus reuniones con los maestros, contribuirán notoriamente a mantener en alto el
espíritu de solidaridad.

4. El secretario-tesorero. Se ha dicho que las estadísticas tienen un valor neto. La función del secretario-
tesorero es vital para el éxito de la Escuela Dominical. El progreso se mide por estadísticas, y el secretario-
tesorero es el que tiene el acceso y la capacidad para compilar esas estadísticas. En iglesias grandes, dos
personas desempeñarán estos cargos: un secretario y un tesorero; en tanto que una sola persona es suficiente
para las dos funciones en las Escuelas Dominicales pequeñas.
Muchas veces, escondido en un pequeñísimo habitáculo de 1,20 m × 1,20 m, con sólo un escritorio, cubierto
de los libros de registro del departamento, este funcionario puede pasar inadvertido para la mayor parte de los
componentes de la Escuela Dominical. El secretario tesorero suele ser una persona sosegada, renuente a
destacarse en su trabajo para la iglesia; sin embargo, presta uno de los más valiosos servicios.
(a) Idoneidad. Tiene que agradarle trabajar con números y cifras, y ha de ser esmerado y preciso en sus
cálculos y al registrarlos en los libros. Debe estar convencido del valor de los registros cuidadosamente
mantenidos.
(b) Deberes. En iglesias pequeñas, un solo secretario puede llevar el registro de toda la Escuela Dominical.
Las Escuelas Dominicales grandes necesitan secretarios departamentales que a su vez, envíen la información
al secretario general. El secretario-tesorero también lleva las actas de todas las reuniones administrativas de
la Escuela Dominical, y está encargado de la correspondencia de la misma. En las cartas dirigidas a otras
iglesias o a organizaciones comunitarias, el secretario viene a ser realmente el representante de la iglesia en
sus funciones de relaciones públicas. Tiene que estar consciente de la importancia que reviste el aspecto
formal de la correspondencia, que ha de reflejar las elevadas normas de la iglesia.
Todas las semanas el secretario-tesorero redactará las estadísticas que muestren el total de inscritos, la
asistencia total y el total de las ofrendas. Dichas estadísticas permitirán que los dirigentes puedan apreciar, de

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un solo vistazo, los puntos fuertes y los débiles, y puedan ver dónde disminuye la asistencia o dónde ha
permanecido estático el enrolamiento. Los buenos registros darán campanadas de alarma, así como
anunciarán también los éxitos obtenidos.

RESUMEN
Para lograr un funcionamiento efectivo de la Escuela Dominical, debe haber una buena organización y
supervisión. La Escuela Dominical recibe de la iglesia local su autorizada supervisión, que se vale de la Junta
de Educación Cristiana para dar sus directivas.
Desde el pastor hasta el último obrero, todos han de ser idóneos, entrenados y entusiastas por su ministerio.
Cuando los líderes funcionan adecuadamente, la Escuela Dominical en su totalidad marcha bien, por lo
general.

F PREGUNTAS CLAVES PARA ESTUDIO Y ANALISIS E


1. ¿Por qué es la actitud del pastor la clave para el éxito de la Escuela Dominical?
2. ¿Por qué es importante la organización en la Escuela Dominical?
3. Nombre varias de las funciones de la Junta de Educación Cristiana.
4. ¿Qué líderes se necesitan para administrar una Escuela Dominical en crecimiento?
5. ¿Quién es el eslabón más importante en el concepto del liderazgo de la Escuela Dominical como una
cadena?
6. Aparte de saber cómo administrar, ¿qué debe conocer el dirigente departamental sobre el departamento
que tiene a su cargo?
7. Nombre tres deberes del superintendente departamental.
8. ¿Por qué son importantes los registros de la Escuela Dominical?
9. ¿Cuáles son dos de las idoneidades del secretario-tesorero?

F ACTIVIDADES PARA ESTUDIO Y APLICACION ADICIONALES E


1. Analice la actual organización de su Escuela Dominical y anote las diversas maneras en que puede ser
mejorada.
2. Consulte los reglamentos de la constitución de su iglesia y determine el método de selección de los
funcionarios y maestros de la Escuela Dominical de su iglesia. A la luz de esta lección, considere si el
método en vigencia es el mejor para su Escuela Dominical.
3. En caso de ser un superintendente departamental, prepare una lista de idoneidades y deberes de los
maestros y funcionarios del departamento. Incluya una lista de las responsabilidades de ellos.

CAPITULO 4
Función evangelística de la Escuela Dominical
Toda persona que enseñe correctamente la Biblia, se interesará en alcanzar a los perdidos. La primera parte
de la definición de una Escuela Dominical viene incluida en el título de este capítulo: la Escuela Dominical
cumple una función evangelística en la iglesia.

ALCANZAR AL MUNDO
1. El anhelo de Dios para con la multitud. En Deuteronomio 31:11, 12 la Palabra de Dios dice en forma
clara: “Cuando viniere todo Israel a presentarse delante de Jehová tu Dios… harás congregar al pueblo,
varones y mujeres y niños, y tus extranjeros…” La verdad de este mandamiento se repite en el más grande de
los versículos del Nuevo Testamento, Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado…”
El evangelio presenta un cuadro del amor de Dios por toda la gente; tanto es así, que Jesús se entregó, no
solamente por los salvados sino por todo el mundo (1 Juan 2:2). Respecto a la necesidad espiritual de que se
salven los niños, dijo Jesús: “Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno
de estos pequeños” (Mateo 18:14). Por lo tanto, es propio de la naturaleza de Dios alcanzar a todo el mundo.

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2. El anhelo de Jesús para con las multitudes. Jesús probó su amor viviendo en este mundo.
“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). En otra ocasión
dijo Jesús: “… no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento” (Mateo 9:13).
Un maestro de Escuela Dominical que tiene a Jesús en su corazón, manifestará ese hecho buscando a los
perdidos que debieran estar en su clase. En el capítulo 15 de Lucas tenemos la ilustración de una mujer que
busca una moneda que ha perdido y de un pastor que busca a la oveja que se ha extraviado. Estas dos
parábolas pintan con vivos trazos el ejemplo del amor de Jesús por los perdidos y cómo debemos ir tras ellos.

3. La obligación de la iglesia para con la multitud. La Gran Comisión nos ordena: “Por tanto, id, y haced
discípulos a todas las naciones” (Mateo 28:19a). Aquí el énfasis está puesto en las multitudes que habitan la
tierra. La iglesia primitiva cumplió ese mandato según nos lo relata Hechos 5:42: “Y todos los días, en el
templo y en las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.” Más adelante Pablo instó a la iglesia de
Efeso a que practicara el evangelismo “… públicamente y por las casas” (Hechos 20:20c).
Cuando los maestros de Escuela Dominical delegan en otros la tarea de alcanzar a los perdidos, se
transforman en meros comunicadores de la Biblia, y por lo mismo pierden su singularidad. La tarea de
alcanzar a todos para estudiar la Biblia no es opcional; es un claro mandamiento.

4. Una visión respecto de las multitudes. Se dice que nadie puede lograr lo que no puede concebir.
De ahí que los maestros de Escuela Dominical deben tener un claro concepto de lo que quieren lograr.
Muchas veces la visión entraña metas numéricas. Hace poco una Escuela Dominical publicó el siguiente
aviso: “Alcancemos el número de 500 alumnos en la Escuela Dominical durante el mes de marzo.” La
asistencia a esa Escuela Dominical durante el invierno había sido de 350 alumnos. La visión de esa iglesia
era alcanzar a los perdidos y atraerlos para oír el evangelio. Una iglesia en Baton Rouge, Louisiana, tenía un
gran letrero en su salón-auditorio: “Alcancemos esta ciudad para Cristo.” Tener visión es indispensable para
el crecimiento. “Cuando no hay visión de parte de Dios, el pueblo se desenfrena” (paráfrasis de Proverbios
29:18a).
Jesús tuvo visión de los perdidos: “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban
desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor” (Mateo 9:36). Aquélla no era la gente que
asistía a las sinagogas o que tenía instrucción religiosa; eran las multitudes. Las Escuelas Dominicales que se
contentan con los que están inscritos en sus registros, indefectiblemente mueren. Existe un futuro cierto para
la iglesia que tiene un ardiente deseo de alcanzar a los perdidos por medio de la Escuela Dominical.
Las multitudes no están entre las cuatro paredes de una iglesia. La mayoría está en los supermercados, en los
edificios de oficinas y en los suburbios. Hay millones de personas que jamás han asistido a una Escuela
Dominical. Jesús nos dice que levantemos nuestros ojos y echemos una mirada a los campos. Es necesario
que la visión de las multitudes aún no alcanzadas mueva a la iglesia a salir a los caminos y a los vallados.

5. Compasión por las multitudes. La visión lleva a la compasión. Cuando Jesús vio a las multitudes, tuvo
compasión de ellas. Aquello no fue un casual y transitorio efecto emocional. Era una carga basada en el
conocimiento. Para tener una visión bíblica, la Escuela Dominical tiene que ver a las multitudes tal cual las
vio Jesús. Y el maestro de Escuela Dominical tendrá esa carga si pasa tiempo con el Señor en oración.
Pero ocurre que la visión de las multitudes suele llevar a la generalización, si la visión no incluye a los
individuos. Jesús asignó un gran valor al individuo: “Más valéis vosotros que muchos pajarillos” (Lucas
12:7b). También hizo notar: “… habrá gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente…” (Lucas 15:6). Y
en otra ocasión Jesús dijo que él “a sus ovejas llama por su nombre, y las saca” (Juan 10:3b).
Los maestros de Escuela Dominical deben formarse el hábito de orar por los perdidos en forma individual.
Cuando los maestros se preparan una lista de oración y se hacen intercesores, comienzan a entender el valor
de un alma perdida.

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UTILIZAR LA ESCUELA DOMINICAL PARA ALCANZAR A LOS DEMAS
Hay muchas Escuelas Dominicales en pleno crecimiento. No hay razón lógica alguna por la cual una Escuela
Dominical no haya de crecer, ya sea rural, o urbana, o una Escuela Dominical integrada.
Anotamos a continuación algunos de los pasos a dar para lograr el crecimiento:
1. Hallar alumnos en perspectiva. Uno de los primeros pasos a dar para lograr el crecimiento de nuestra
Escuela Dominical es determinar quiénes debieran estar en la misma. Alumno en perspectiva es la persona
que debería y podría asistir a la Escuela Dominical. Los alumnos en perspectiva pueden ser hallados por los
siguientes métodos:
(a) Búsquense alumnos en perspectiva en los registros de la Escuela Dominical. Si se llevan registros
anotados cuidadosamente, habrán de figurar en ellos los nombres de personas que hace tiempo no asisten a
las clases. Anótense esos nombres en una lista de alumnos en perspectiva, marcando especialmente a los
ausentistas crónicos. Es posible convencer a los que han dejado de asistir por un largo período a que retornen.
Tal vez el Domingo de Promociones un alumno resolvió no concurrir más, porque no le gustó su nuevo
maestro. Estos son los alumnos en perspectiva sobre los cuales se debe enfocar la atención.
(b) Búsquense compañeros de los alumnos. Recórranse todas las aulas y pídase a los alumnos los nombres,
direcciones y números telefónicos de sus amigos. Cuando los alumnos en perspectiva conocen a miembros de
una Escuela Dominical, es probable que asistan, especialmente si se entra en contacto con ellos usando el
nombre de sus amigos. Una búsqueda de compañeros revelará cierto número de alumnos en perspectiva que
podrían estar en la Escuela Dominical.
(c) Hágase un censo religioso. Muchos obreros de Escuelas Dominicales recorren su vecindario por lo
menos una vez al año, haciendo un censo religioso. De esa manera determinan quiénes no asisten a ninguna
iglesia; dichas personas devienen así en alumnos en perspectiva, y los ganadores de almas pueden atraerlos.
Otras iglesias han encontrado que éste no es un medio eficaz. Todo lo que resulte eficaz para el propósito,
debe ser utilizado.
(d) Úsese la “Lista de buena acogida”. Muchos vecindarios imprimen una lista de nuevos residentes, que es
una excelente lista de alumnos en perspectiva, como que no asisten habitualmente a una iglesia determinada.
A veces estas personas responderán a una amable invitación para asistir a la Escuela Dominical.

2. Concentrar el esfuerzo sobre los alumnos en perspectiva. Aprovéchese al máximo el tiempo y el esfuerzo
dedicados a la labor de alcance. El obrero de la Escuela Dominical puede ir a un centro comercial y pasar un
tiempo invitando a la gente a que asista a la Escuela Dominical, con pocos resultados. Un sábado por la
noche se pueden distribuir 2.000 tratados, y solamente una o dos visitas irán a la iglesia el domingo siguiente.
Si el obrero de la Escuela Dominical utilizara el mismo tiempo y energía para entrar en contacto con alumnos
en perspectiva definidos, el porcentaje de visitas sería mucho mayor. El tiempo utilizado para hablar con
alumnos en perspectiva, es la más productiva de las tareas en el esfuerzo de alcanzar a los perdidos.

Los siguientes pasos ayudarán para alcanzar a los alumnos en perspectiva:


(a) Orar por ellos. Quizás la clase de la Escuela Dominical puede orar por los alumnos en perspectiva,
mencionando sus nombres. O se puede distribuir sus nombres entre los alumnos, para que los lleven a sus
hogares y eleven oraciones de intercesión.
(b) Hablarles por teléfono. El maestro puede distribuir los nombres y números telefónicos de los alumnos en
perspectiva a los alumnos de la clase. Luego ellos hablan con los de su propia edad. Esta es una manera
efectiva de alcanzar a los perdidos.
(c) Escribirles. Se puede enviar por correo una carta o una tarjeta postal al alumno en perspectiva,
invitándolo a la Escuela Dominical. La clase podría imprimir una circular, lo que sería efectivo,
especialmente si la misma cuenta con una nota personalizada.
(d) Visitarlos. Es preciso planear una estrategia de visitación. Quizás unos alumnos de la clase puedan visitar
al alumno en perspectiva, y luego siga una visita del maestro, especialmente si ha habido antes un llamado
telefónico y si se le ha enviado una carta.

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3. Proveer una atmósfera educacional. Muchas aulas de Escuelas Dominicales carecen de todo atractivo. Si
se planea alcanzar a los perdidos, asegúrese de que el aspecto del aula sea atractivo e invitador. La misma
debe decir: “¡Adelante!” Véase que el aula tenga sillas y todo otro equipo, como mesas y todo lo que sea
necesario para la edad de los alumnos que se reúnen en esa aula. El decorado, según las estaciones, ha de ser
atractivo, como son los brillantes colores del otoño en octubre y noviembre, o la nueva vida de los árboles
verdes y de los arbustos florecidos al arribar la primavera.

4. Proveer espacio para el crecimiento. Se requiere espacio para enseñar a los alumnos la Palabra de Dios.
Una vez que nos hayamos decidido a ir en busca de los perdidos, tiene que haber espacio suficiente para
enseñarles la Palabra de Dios. Si la iglesia cuenta con suficiente espacio, cerciórese de que tenga una
adecuada división de clases. Es posible que se tenga que remodelar el actual edificio o, en última instancia,
agregar un nuevo edificio. Las iglesias han sido muy innovadoras cuando se trata de readaptar los espacios.
Han utilizado oficinas, vestíbulos, salones de descanso, galerías, ómnibus escolares y hasta el despacho del
pastor. Han apremiado a hogares del vecindario, como también a estaciones de bomberos, almacenes
desocupados, oficinas privadas y edificios de escuelas públicas a abrir sus puertas a ese efecto.

5. Recibir a los visitantes a la entrada de la iglesia. Es preciso atender a los visitantes que vienen a la iglesia
e indicarles cómo llegar a sus clases. Alguien debe estar en el salón de descanso de la iglesia para recibir a
todos los visitantes. Allí las personas que vienen por primera vez, llenan una tarjeta y se las encamina a su
clase. Ha de haber ujieres asignados para acompañar o indicar a los visitantes a las clases. También es
necesario que haya alguien a la puerta de cada departamento o clase para darles la bienvenida a los visitantes
y saludar a todos los que van entrando. Unas señales direccionales colocadas en los pasillos evitarán que los
visitantes se pierdan durante las primeras semanas de su asistencia.

6. Identificar las aulas. Las habitaciones tienen que estar señalizadas con el nombre del departamento o las
edades correspondientes, juntamente con el nombre del superintendente o del maestro o maestra. Los
visitantes suelen atemorizarse la primera vez que asisten a una Escuela Dominical. Cuando el aula está
claramente identificada, el visitante cuenta con una base de relación. Sabe que pertenece a esa aula,
juntamente con sus compañeros. El saber el nombre del superintendente o del maestro también ayuda al
visitante a relacionarse con él sobre una base personal.

7. Mantener un programa regular de ganar almas. El crecimiento por el crecimiento en sí jamás debe ser la
meta de una Escuela Dominical. Nunca se debe poner énfasis en el resultado que se persigue, sino en las
condiciones que producen el tal resultado. La condición que se ha de procurar en la Escuela Dominical es
ganar almas para Cristo; el resultado de ello es una Escuela Dominical en crecimiento.
La base para ganar almas es escritural. Por lo tanto, se requiere una campaña organizada para ayudar a la
gente a comprometerse a alcanzar a los perdidos. Harold Henniger, pastor del Canton Baptist Temple,
observó: “La mayoría de los cristianos no testifican de Cristo a sus amigos, pero si vienen a nuestro programa
de visitación y se los envía a una misión especial, testifican esa noche. Una vez cebada la bomba, comienzan
voluntariamente a testificar a sus amigos.”

Planifíquese un programa semanal de ganar almas para alcanzar a los perdidos:


(a) Los líderes deben sentar el ejemplo. Para que la visitación resulte exitosa, deben participar el pastor, el
superintendente y todos los maestros de la Escuela Dominical. Constituyen un ejemplo para el resto de los
miembros de la Escuela Dominical. Las personas se estimulan mutuamente cuando salen juntas a ganar
almas: “Somos compañeros de trabajo al servicio de Dios” (1 Corintios 3:9a, V.P.).
(b) Fíjese un horario determinado. Cuando se deja el salir a ganar almas librado a la conveniencia, por lo
habitual no se halla el tiempo adecuado. Hay que establecer un tiempo fijo e insistir en que todos cumplan el

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horario establecido. Tal vez las mujeres puedan efectuar su visitación por la mañana y los hombres por la
noche. Algunas personas requieren que se las visite a diferentes horas del día, debido al horario de sus tareas.
Los conductores de ómnibus deben visitar los sábados por la mañana.
(c) Determínense las tareas. Es conveniente que quienes van a salir para ganar almas se reúnan previamente
en la iglesia antes de partir. Un breve mensaje y unos minutos de oración los equiparán para el servicio
espiritual que van a prestar. Cuando las personas a visitar son alumnos en perspectiva o han estado ausentes
de la iglesia, hay un mayor propósito en su visita. La asignación torna urgente el ganar almas. Cuando un
ganador de almas se dirige a un hogar, debe saber si va a invitar a una persona a que asista a la iglesia, a
ganar un alma para Cristo, o a realizar una labor de seguimiento con alguien que ha dejado de asistir.
(d) Es importante hacer un informe. Luego de efectuadas las visitas, hay que rendir el informe a la iglesia.
Los obreros se sienten motivados cuando comparan sus resultados con los de los otros visitadores. Esto hace
que todos se regocijen cuando se salvan almas, y que se estimulen mutuamente cuando los visitadores se
sienten frustrados por la falta de resultados.
(e) Entrénese a los ganadores de almas. El adiestramiento a veces requiere semanas o meses hasta lograr
que las personas sean eficientes ganadoras de almas. El hecho de que una persona sea cristiana no garantiza
que sepa cómo guiar a otros a Cristo. Las clases de adiestramiento son valiosas, pero el adiestramiento más
efectivo es el que se hace sobre la marcha. Los ganadores de almas deben salir de dos en dos. Un joven
cristiano que salga con un veterano ganador de almas, puede aprender en una noche lo que le demandaría
muchas clases teóricas.

PUBLICIDAD DEL ESFUERZO EVANGELISTICO


La Escuela Dominical debe publicar su ministerio a la comunidad. De esa manera se prepara el camino para
los contactos personales. La siguiente publicidad será de ayuda para alcanzar a los perdidos y llevarlos a
Cristo:
1. El púlpito. El apoyo del pastor a la obra de la Escuela Dominical es absolutamente obligatorio. Cuando el
pastor impulsa a la Escuela Dominical, la iglesia en su totalidad toma interés en ella. Cuando el pastor no está
convencido de la obra de la Escuela Dominical, esa obra sufrirá. El pastor que en sus visitas hace de la
Escuela Dominical uno de sus principales temas, notará el resultado en el aumento de la asistencia y de las
ofrendas. La fuerza de la Escuela Dominical añadirá a la fuerza de la iglesia.
2. Carteles. Cuando se hacen campañas para lograr una mayor asistencia, hay que cerciorarse de que haya
carteles en los vestíbulos, en las escaleras y en todas las tablillas donde se fijan los anuncios en la iglesia.
Servirán para recordar a la congregación la proyección evangelística de la Escuela Dominical.
3. Volantes. Será preciso hacer llegar volantes a los hogares, repartirlos entre los asistentes para que los
distribuyan y para su propia información, y además, enviarlos por correo. Es importante que los volantes
hagan hincapié en lo que ocurre en la Escuela Dominical.
4. Avisos en los diarios. Los avisos puestos en los diarios deben ser informativos y al mismo tiempo
interesante. Hay que estar seguros de que contienen toda la información pertinente respecto a qué, dónde,
cuándo y quizás por qué. Hay que redactarlos con vistas a que los lean los inconversos, diciéndoles qué
ministerio está llevando a cabo la Escuela Dominical. No se han de pasar por alto las oportunidades del libre
anuncio en los periódicos, ofreciendo noticias de las actividades de la iglesia o de la Escuela Dominical,
sobre una base regular.
5. Boletines de la iglesia. Casi todos leen el boletín de la iglesia los domingos. Un breve y meduloso
comentario sobre la importancia de la Escuela Dominical hará que algunos asistan. No hay que olvidar
incluir estadísticas en cuanto al crecimiento y a los logros alcanzados. Eso motivará a otros.

RESPONSABILIDAD DE LOS DIRIGENTES


El éxito de todo programa evangelístico depende del liderato: pastor, superintendente y cuerpo docente. Tal
es el orden de responsabilidades en la iglesia. Cada semana se ha de hallar nuevos alumnos en perspectiva,

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hacer nuevas asignaciones y motivar a los obreros a ganar almas. No podemos criticar a una iglesia cuando
las personas no están dispuestas a alcanzar a la comunidad.
Si una iglesia no está ganando almas, es un problema de liderato, porque todo gira alrededor del liderato.
Los líderes deben mantener vivo el desafío de una Escuela Dominical en crecimiento ante todos sus obreros.
Este desafío proviene de:
1. Iglesias que crecen en la Palabra de Dios. La iglesia en pleno crecimiento de la cual leemos en el libro de
los Hechos de los Apóstoles, nos recuerda que es posible que las iglesias de hoy también crezcan.
Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas
(Hechos 2:41).
Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil
(Hechos 4:4).
Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo (Hechos 5:42).
Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén;
también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe (Hechos 6:7).
Cuando consideramos que semejante crecimiento de la iglesia de Jerusalén ocurría a pesar de insuperables
obstáculos y de una despiadada oposición, ello debe estimularnos a ser fieles, haciendo caso omiso de los
problemas que pudiéramos tener por delante.
2. El crecimiento de otras iglesias en nuestra sociedad contemporánea. Si bien es cierto que hay algunas
iglesias muertas en estos días, muchas otras iglesias crecen. Si otras iglesias cuentan con la bendición de
Dios, ¿por qué no la puede tener la nuestra? Los líderes tendrán que aprender los principios que promueven
el crecimiento de las Escuelas Dominicales, y mantener la visión de crecimiento frente a sus obreros. Así
podrán crecer.

RESUMEN
El ganar almas es el techo del edificio, el paso esencial en el plan de Dios. Una Escuela Dominical puede
contar con hermosos edificios, con adecuados métodos visuales y con suficiente equipo para realizar el
trabajo, pero fracasará si no logra ganar almas. Una Escuela Dominical puede tener una excelente enseñanza,
pero fracasará si no gana almas. Una Escuela Dominical puede tener planes, organización y programas, pero
fracasará si no gana almas.
Todas las cosas que acabamos de mencionar son necesarias, pero el ganar almas es la llave que abre las
puertas del éxito del crecimiento de una Escuela Dominical. A menos que el ganar almas se haga en forma
regular y efectiva, la Escuela Dominical no estará a la altura de sus máximas posibilidades.

F PREGUNTAS CLAVES PARA ESTUDIO Y ANALISIS E


1. Dé razones bíblicas por las cuales la Escuela Dominical “cumple una función evangelística en la iglesia”.
2. Indique diversas maneras de hallar alumnos en perspectiva para la Escuela Dominical.
3. ¿Qué papel juega la atmósfera de la Escuela Dominical en alcanzar a los alumnos en perspectiva?
4. ¿De qué manera puede beneficiar a un creyente un programa regular de ganar almas?
5. ¿Por qué debe haber un tiempo definido para salir a ganar almas?
6. ¿Cuál es el método más efectivo para adiestrar a los que salen a ganar almas?
7. Indique cinco maneras de dar publicidad a la Escuela Dominical.

F ACTIVIDADES PARA ESTUDIO Y APLICACION ADICIONALES E


1. Haga que los componentes de la clase compartan la carga que sienten por la enseñanza de la Escuela
Dominical. Analice la manera en que pueden adquirir una mayor carga (o anhelo) por ganar a los perdidos
para Cristo.
2. Planifique nuevas formas de alcanzar a los alumnos en perspectiva para su Escuela Dominical.
3. Bosqueje un plan de evangelismo—de ganar almas—de un año entero para su Escuela Dominical.

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4. Haga una lista de otras técnicas sugeridas en el análisis, para alcanzar almas por medio de la Escuela
Dominical, que no figuren en este capítulo.

Capítulo 5
Función didáctica de la Escuela Dominical
La función de enseñar alcanzó jerarquía cuando se utilizó constantemente el título de “Maestro” para
referirse a Jesucristo. Los evangelios enfatizan más su prioridad al colocar la palabra “enseñar” antes de
“predicar” al referirse al ministerio de Cristo: “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las
sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el
pueblo” (Mateo 9:35). Enseñar era sembrar la semilla y predicar era recoger la cosecha.
La máxima importancia de la enseñanza se deja ver cuando fue incluida en la Gran Comisión: “Por tanto, id,
y haced discípulos a todas las naciones … enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado …”
(Mateo 28:19, 20).
Enseñar en la Escuela Dominical es una de las mayores oportunidades que hay en este mundo para servir a
Dios. Pero juntamente con la oportunidad, viene la responsabilidad. Algunos dicen que los maestros nacen y
no se hacen, pero ello no es cierto. La enseñanza implica leyes, y quienes aplican las leyes de la docencia,
pueden lograr resultados positivos con los alumnos. Quienes se aprenden los principios de la enseñanza,
pueden esperar llegar a ser excelentes maestros.
Por otro lado, la enseñanza es un don de Dios (Efesios 4:11). Por lo tanto, a los maestros les es dada esa
capacidad. Un maestro de la Biblia necesita dos fuentes de capacidad. Debe recibir el don de la enseñanza de
manos de Dios y debe desarrollar su capacidad de enseñar, porque la enseñanza, al igual que los demás dones
de Dios, debe ser estimulada. Si Dios le ha dado una capacidad, quiere que usted perfeccione esa capacidad y
llegue a ser mejor en su llamado.
Sin embargo, el solo hecho de que un docente tenga el don de la enseñanza, no quiere decir que sea la
persona adecuada para enseñar en la Escuela Dominical. Enseñar en la Escuela Dominical difiere de la
mayoría de las otras enseñanzas. Entraña un plan de estudios sobrenatural, la Biblia; entraña un mandamiento
sobrenatural, la Gran Comisión; entraña una toma de conciencia y una dotación sobrenaturales, el
llamamiento de Dios y la entrega de sus dones; entraña el poder sobrenatural, la iluminación del Espíritu
Santo. Por lo tanto, el maestro que enseña en la Escuela Dominical, tiene que ser más que un instructor que
enseña la Biblia. También tiene una responsabilidad por el bienestar espiritual de sus alumnos.

RESPONSABILIDADES PASTORALES
El maestro de Escuela Dominical tiene las mismas responsabilidades con respecto a su clase, que las que el
pastor tiene respecto a su redil. De la misma manera que el pastor pastorea su iglesia, así también el maestro
de Escuela Dominical ha de tener un corazón de pastor. El maestro de Escuela Dominical es la proyección
del ministerio pastoral en la vida de su clase.
Y puesto que el maestro de Escuela Dominical iguala al pastor en cuanto a responsabilidad, pero está
subordinado en cuanto a obligaciones, el análisis de los deberes del pastor nos dará la definición del maestro
de Escuela Dominical. El plan de Dios para el pastor se encuentra en Hechos 20:28: “Por tanto, mirad por
vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del
Señor, la cual él ganó por su propia sangre.”
Dios le da al pastor la responsabilidad sobre todos los miembros de la congregación; observemos la
expresión “todo el rebaño”. De ahí que el pastor es el responsable de enseñar a todos los miembros de su
iglesia. Pero es una imposibilidad física que él pueda enseñar a todas las personas en el brevísimo lapso de
una hora los domingos por la mañana. Además, es improbable que pueda adaptar su lección al nivel mental
de los niños pequeños, así como al de los matrimonios jóvenes y de los adultos. Por lo tanto, recluta la
cooperación de maestros de Escuela Dominical para que lo ayuden a desempeñar su tarea. “Lo que has oído
de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2
Timoteo 2:2).

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El maestro de Escuela Dominical, al igual que el pastor, tiene una triple responsabilidad:
(1) guiar al rebaño;
(2) alimentar al rebaño; y
(3) proteger al rebaño.

1. El maestro de Escuela Dominical guía a su rebaño. Pablo ordenó a los ancianos de la iglesia de Efeso
que se cuidaran y que cuidaran al rebaño sobre el cual Dios los había puesto como supervisores (Hechos
20:28). El liderato no consiste solamente en dictar órdenes; el liderato involucra ejemplo y dedicación. El
pastor y el maestro de Escuela Dominical deben vivir la vida piadosa que exige la iglesia.
Además, el liderato entraña oración y plena entrega a la voluntad de Dios. El liderato entraña tratar de ganar
a los perdidos para Jesucristo, y motivar a otros a seguirlo. También entraña preocupación por los que están
ausentes de la enseñanza y predicación de las Sagradas Escrituras.
Todas éstas son características que deben hallarse en los pastores y en los maestros de Escuelas Dominicales.
Jesús dijo: “Me seréis testigos” (Hechos 1:8b, el énfasis en bastardilla, del autor). Dios espera de nosotros
que seamos testigos antes de poder dar testimonio. Por lo tanto, Dios espera que el maestro sea un líder antes
de instruir a otros.

2. El maestro de Escuela Dominical alimenta a su rebaño. Dios requiere del pastor que alimente a todo su
rebaño, pero lógicamente está incapacitado de hacerlo, especialmente en las grandes iglesias. Por lo tanto, el
maestro lo ayuda en esta responsabilidad. Al maestro se le asigna una responsabilidad por edades para que
enseñe de acuerdo a sus dones, a sus deseos y a su dedicación.
Es responsabilidad del maestro enseñar a todos los alumnos de su clase la Palabra de Dios. Enseña
explicando, preguntando y por medio de ilustraciones. Repite conceptos, da ejemplos y recurre a medios
visuales. El maestro de Escuela Dominical utiliza todos los medios posibles para enseñar a todos los alumnos
la Palabra de Dios, para que por ella puedan crecer (1 Pedro 2:2).

3. El maestro de Escuela Dominical protege a su rebaño. Pablo advirtió a los pastores que lobos rapaces
procurarían destruir al rebaño (Hechos 20:29). De la misma manera que el pastor debe velar por su rebaño, el
maestro de Escuela Dominical debe proteger a sus ovejas de la influencia del mundo. Esto significa visitar a
los ausentes. Si un jovencito falta a las clases dos semanas seguidas, el maestro debe enviarle una tarjeta,
telefonearle y/o visitarlo personalmente en el hogar. Algunos tienen la errónea opinión de que la visitación es
un recurso publicitario americano, que se usa para inflar la asistencia. ¡De ninguna manera! La visitación
tiene por objeto proteger a las ovejas descarriadas de la influencia del mundo. Aun los que están físicamente
enfermos necesitan de una visita de protección para reforzar su fe. El antiguo adagio aún tiene vigencia: “El
maestro de Escuela Dominical que visita hogares, hace alumnos que visitan la iglesia.”

CUALIDADES DE UN MAESTRO DE ESCUELA DOMINICAL


Cada maestro ha de estar dispuesto a realizar el mejor trabajo posible, porque la vida del maestro es la vida
de sus lecciones. Por lo tanto, es necesario que cada candidato a maestro tenga ciertas cualidades bíblicas.
1. Debe ser espiritual. Es obvio que el maestro tiene que haber experimentado el nuevo nacimiento y tener la
certeza en su propio corazón, por la Palabra de Dios, de que ha nacido de nuevo (Juan 1:12; 3:7; Filipenses
1:6).
Después, el maestro debe ser sincero, dedicado y separado del mundo. Dios manda: “No os conforméis a este
siglo” (Romanos 12:2). El maestro debe renovar continuamente su mentalidad para que pueda hacer la
perfecta voluntad de Dios, como lo establece el versículo citado. Este es el cristiano de mente espiritual que
tiene certeza de su salvación, basado en la Palabra de Dios (1 Juan 5:11–13). Cristo vive en el creyente y le
da fortaleza para hacer cualquier cosa, incluso enseñar en la Escuela Dominical (Efesios 3:16, 17; Filipenses
4:13).

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El maestro ha de estar dispuesto a apartar cierto tiempo todos los días para orar y meditar, a fin de poder
crecer espiritualmente. Durante ese tiempo ha de estar dispuesto a llevar ante Dios los nombres de cada uno
de los estudiantes de su clase. Esta es su función como intercesor. Además, debe leer la Palabra de Dios de
una manera devocional, aparte de su estudio de la Biblia para preparar sus clases.
El maestro de Escuela Dominical debe ser un testigo consecuente. Su vida, sus conversaciones, sus actos y
aun su modo de ser, deben ser siempre consecuentes con su responsabilidad como líder espiritual. Sus
alumnos lo mirarán como un ejemplo. Todos los cristianos cometen pecados (1 Juan 1:8–10), pero el maestro
no debe conformarse con sus imperfecciones. Debe esforzarse por alcanzar la madurez, de modo que pueda
decir con el apóstol Pablo: “… sed imitadores de mí” (Filipenses 3:17a).
El maestro debe ajustarse fielmente al programa integral de la iglesia: los cultos de los domingos, tanto
matutinos como vespertinos, las reuniones de oración y los servicios de visitación. Debe disfrutar de las
actividades de la iglesia local y buscar la comunión de otros cristianos. La gran vara de medir con que se
mide a los maestros de Escuela Dominical, es que glorifiquen a Dios como su motivo principal en la vida.
Cuando el maestro analiza estas cualidades, pensará de sí mismo que está lejos de alcanzar el nivel deseado.
Sin embargo, todos pueden mejorar sus puntos débiles, procurando cumplir la voluntad de Dios.

2. Debe estar preparado desde el punto de vista educacional. El maestro de Escuela Dominical que pretende
tener éxito, debe estar adiestrado. Algunos alcanzan naturalmente esta preparación observando a los
maestros, tanto a los buenos como a los deficientes. Pero la mejor manera de preparar maestros es la de
asistir a clases de adiestramiento. En esas clases el maestro aprende nuevos métodos de enseñanza, que hacen
que sus clases sean más interesantes y las lecciones más significativas. Aprende a conocer la naturaleza de
los alumnos a sus diferentes edades, cómo habérselas con problemas que se presentan en la vida de sus
alumnos, y cómo guiarlos a una mejor vida cristiana.

Hay un antiguo proverbio que dice: “La mente del niño es una fortaleza que no puede ser tomada por la
fuerza ni mediante bombardeos. Su mente tiene una puerta natural, y les es fácil entrar a quienes saben
encontrarla.” Por lo tanto, el maestro debe aprender la naturaleza de los alumnos si quiere guiarlos a la
Palabra de Dios. Algunos maestros pelean con sus alumnos, en tanto que otros saben motivarlos a buscar la
rectitud. ¿La diferencia? Algunos maestros entienden la naturaleza de sus alumnos, mientras que otros no.
Además de un adiestramiento específico, el maestro debe estar al día en su trabajo, leyendo libros que traten
de los problemas propios de la edad de sus alumnos, y artículos de actualidad que aparecen en revistas sobre
técnicas y métodos de educación, y nuevas tendencias en la Escuela Dominical. Esto mantiene al maestro
estimulado con nuevas ideas y lo anima a dar de sí lo mejor que tiene.

Las reuniones regulares de maestros también ampliarán su habilidad. En esas reuniones adquirirá ideas,
sugerencias o nuevas técnicas. La Junta de Educación Cristiana organizará reuniones y talleres especiales
para que los maestros puedan estar al día.
Las convenciones de educación cristiana locales y/o las conferencias de Escuelas Dominicales son sitios
excelentes para mejorar las técnicas docentes. Los dirigentes de las Escuelas Dominicales deben animar a
todos los maestros a que asistan a tales conferencias, para consolidar sus capacidades.

3. Debe ser personalmente disciplinado. Uno de los principalísimos factores en la clase de Escuela Dominical
es la personalidad del maestro. Cierta vez dijo un alumno: “No es la forma en que enseña; es la forma en que
vive.” Por eso es menester que la vida del maestro guarde relación con sus lecciones. La clase sólo será
efectiva cuando haya armonía entre la vida del maestro y las lecciones que dicta.
La personalidad comienza con una apariencia pulcra y una agradable actitud. El maestro no debe ser ni
aburrido ni desaliñado, como tampoco malhumorado ni de mal genio. Todo lo contrario, debe parecerse a
Cristo. “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filipenses 2:5). Cuando los
alumnos vean a Jesucristo en su maestro, querrán ser como él.

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La personalidad también involucra una vida disciplinada. Los seguidores buscan lo predecible en sus líderes,
de modo que los maestros deben ser regulares en su asistencia. El maestro debe ser puntual también. El
maestro que llega tarde inducirá en sus alumnos la costumbre de llegar tarde.
Y sobre todo, el maestro debe mostrar el fruto del Espíritu: “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad,
fe, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5:22, 23). El resultado de ello será un cristianismo vibrante y
exuberante. Cuidado con el entusiasmo: es contagioso.
Recordemos que el maestro necesita contar con la capacidad de inspirar a quienes enseña, y no puede hacerlo
a menos que él mismo esté inspirado. El maestro que de hecho presenta la lección con poco entusiasmo,
tendrá una clase muerta. Tiene que sentirle sabor a la vida y vivirla intensamente. Jesús dijo: “Yo he venido
para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).

METAS DE LA ENSEÑANZA
Las metas proporcionan a los maestros de Escuela Dominical dirección al enseñar sus clases. En un sentido
amplio, enseñar es satisfacer necesidades; por lo tanto, el maestro no enseña hasta que los alumnos no ven
contestados sus interrogantes. De allí que la primera y principalísima meta de la enseñanza de la Escuela
Dominical es atender las necesidades espirituales de los alumnos.

Hay tres conjuntos de metas para satisfacer esta necesidad:


(1) el que se refiere a los alumnos;
(2) el que se refiere al plan de estudios; y
(3) el que se refiere a la tarea en sí.

Respecto a los alumnos


1. Ganar a todos los alumnos de su clase. La Gran Comisión tiene como meta ganar a todas las personas
para Jesucristo. Por lo tanto el maestro de Escuela Dominical debe tratar de presentar el evangelio con toda la
claridad que sea posible a cuantas personas sea posible. Debe saturar de oración su clase, comprometerse a la
obra del evangelismo personal, y dedicarse a visitar a los perdidos.
2. Lograr que todos sus alumnos crezcan espiritualmente. La conversión es el punto de partida en la vida
cristiana. A continuación, los alumnos deben crecer en fe y en conocimiento. El sendero a la madurez
comienza con hechos bíblicos y continúa con entendimientos, apreciaciones, habilidades y actitudes. El
maestro debe hacer todo lo posible para lograr que sus alumnos crezcan espiritualmente.
3. Ayudar a sus alumnos a evangelizar a otros. Nadie puede alcanzar mejor a un perdido, que un conocido
de él. Los alumnos serán más eficientes que el propio maestro para ganar a sus amigos para Cristo.
Reconociendo este hecho, el maestro debe estar dispuesto a motivar a sus alumnos para que sean ganadores
de almas. Esto lo puede hacer llevándolos a incitantes campañas evangelísticas de crecimiento de la Escuela
Dominical, y orando para que sus alumnos sean ganadores de almas.

Respecto al plan de estudios


1. Enseñar la Biblia con la mayor eficiencia posible. La meta del maestro es meter la Biblia en el alumno y
el alumno en la Palabra de Dios. A esto se le da el nombre de doble transferencia. El plan de estudios es un
auxiliar planificado para enseñar la Biblia de una manera sistemática, pero recuérdese que la Biblia es el libro
de texto de la Escuela Dominical, su fuente de información. Dios ha prometido que bendecirá su Palabra y
que ella jamás retornará a El vacía (Isaías 55:11). ¡Enseñe la Biblia!

2. Usar de la mejor manera posible los métodos y los planes de estudios. Las escuelas públicas modernas
tienen interesantes técnicas de enseñanza. Sus aulas son bien iluminadas, coloridas y preparadas para las
necesidades de los alumnos. La televisión educativa también ha hecho que el aprendizaje sea divertido y
eficiente en muchos aspectos. De ahí que el maestro de Escuela Dominical ha de ser excelente en los
métodos y materiales que utiliza para comunicar la Palabra de Dios a los alumnos contemporáneos. Estas

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técnicas educativas modernas que desafían a la Escuela Dominical, no han perjudicado la educación en la
casa de Dios; sólo constituyen un desafío para alcanzar metas más elevadas.
Respecto a la tarea en sí Muchos maestros de Escuela Dominical no realizan una labor adecuada porque
ignoran sus responsabilidades.

Los siguientes puntos sintetizan la tarea del maestro de Escuela Dominical:


1. Conocer a sus alumnos.
a) Tenga presente que enseña a personas, no simplemente el contenido de la lección. Conozca
individualmente a los alumnos de su clase. Y esto supone estar en contacto con ellos tanto en el aula como
fuera del aula. Sus necesidades, tanto espirituales como físicas, difieren ampliamente.
b) Enseñe de modo que satisfaga las necesidades individuales de todos los alumnos de la clase.
Aplique con sabiduría las verdades de la lección, con miras a satisfacer las necesidades espirituales
individuales. A veces sus necesidades físicas, y aún emocionales, si no son atendidas, resultan un obstáculo
para su crecimiento espiritual. Trate de conocer a fondo a cada uno de los alumnos.

2. Prepararse en forma adecuada para enseñar la lección.


a) Ore por cada alumno de la clase pidiendo que Dios hable a su corazón.
b) Ore pidiendo sabiduría en la preparación, claridad en la presentación y sinceridad en la aplicación.
c) Empiece la preparación de la clase al comenzar la semana, para que pueda incorporar a la enseñanza la
lectura bíblica y las experiencias adquiridas.
d) Lea la Escritura de la lección y su contexto durante varios días. De ser posible, lea la lección bíblica en
diversas versiones, para lograr una mayor clarificación de conceptos.
e) Reflexione en el pasaje mediante una despaciosa y meditada repetición de las Sagradas Escrituras.
f) Desarrolle un tema central en la enseñanza. Por lo habitual éste figura en el manual que se utiliza.
g) Estudie comentarios, consulte diccionarios bíblicos y un atlas bíblico para que logre una percepción
adicional del texto.
h) Elabore un claro bosquejo que sirva de guía en su enseñanza. Del manual del maestro escoja el material
que mejor se ajuste a las necesidades de su clase, y el que desee poner de relieve.
i) Programe la clase según sus diversas fases temáticas, tales como tiempo para la oración, comentarios,
estudio bíblico, memorización, títeres, trabajos manuales u otras actividades según lo sugiera el manual del
maestro.
j) Planee una manera interesante de captar la atención e imaginación de los alumnos. Puede ser mediante una
ilustración, algún suceso ocurrido, las ayudas visuales o mediante preguntas que estimulen la reflexión.
k) Prepare las ayudas visuales sugeridas por su plan de estudios, o prepare historietas, ejercicios de espada,
discusiones, diálogos en grupos, tareas en pareja, o un franelógrafo; todo lo que usted crea que ayude a
entender bien el punto que desea explicar.
l) Conozca el libro del alumno para que esté al tanto de lo que se requiere de él. Esté seguro de poder
contestar todas las preguntas que se le habrán de formular al alumno. Utilice ese material como repaso,
discusión y trabajo manual.
m) Redacte varias preguntas correspondientes al estudio para formularlas a los alumnos. Dichas preguntas
deben responder a los quién, qué, cuándo, dónde, por qué y qué significa de la lección. No espere llegar a su
clase para elaborar las preguntas, pues de hacerlo así, puede ser sorprendido y acorralado.
n) Permita que sus alumnos formulen preguntas. Este enfoque abierto hace que el alumno se sienta cómodo y
a sus anchas respecto al tema.
o) Sugiera aplicaciones de la lección; luego permita que los alumnos hagan sus propias aplicaciones. Enseñar
una lección sin presentar una aplicación es como pescar sin anzuelo.
p) Conozca la lección tan completamente que no tenga que depender de sus apuntes. Recuerde que narrar no
es enseñar, y escuchar no es aprender.

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q) Sea flexible. En razón de que enseñar en la Escuela Dominical entraña alumnos activos en situaciones
vivas, es imposible anticipar todas las eventualidades que puedan presentarse. Por lo tanto, esté preparado.

3. Atender los deberes aparte de la clase.


a) Prepare el aula antes del comienzo de la clase. Determine dónde quiere que se sienten los alumnos,
cuáles ayudas visuales habrán de utilizarse, y qué decoraciones adornarán el aula durante la clase. Mantenga
el aula atractiva en todo momento.
b) Establezca un archivo de recursos. Allí guarde las ilustraciones, bosquejos, poemas, franelógrafos y
ayudas visuales que facilitarán la enseñanza en el futuro. Las ayudas visuales que prepara para este año,
probablemente puedan ser utilizadas otra vez, introduciendo quizás ciertas mejoras que nos haya dado la
experiencia, la próxima vez que la lección aparezca en el plan de estudios.

RESUMEN
Toda la efectividad de la Escuela Dominical depende de sus maestros. Puede haber plan de estudios,
edificios, equipo y organización; pero se requieren maestros humanos que comuniquen a los alumnos. La
calidad de la Escuela Dominical sube o baja según sea la preparación, motivación, espiritualidad y trasfondo
del maestro.
La enseñanza se define como la acción de guiar la experiencia de aprendizaje del alumno. Esto presupone
tres cualidades de la enseñanza: primero, el guía tiene que haber transitado el sendero; segundo, el maestro
sabe qué experiencias son necesarias y cómo provocarlas; y tercero, el maestro está relacionado con los
alumnos.
Cuando el maestro de Escuela Dominical desempeña adecuadamente su cometido, es el pastor de su rebaño.
Es más que un instructor de los hechos bíblicos; tiene un ministerio que proviene de Dios.

F PREGUNTAS CLAVES PARA ESTUDIO Y ANALISIS E


1. ¿Cuáles dos fuentes de capacitación necesita un maestro de la Biblia?
2. Nombre la triple responsabilidad de pastor que tiene el maestro de Escuela Dominical.
3. ¿Cuál es el propósito principal de visitar a los alumnos que faltan a clase?
4. Anote tres tipos de cualidades que debe tener el maestro de Escuela Dominical, explicando por qué tiene
importancia cada una de ellas.
5. ¿Qué parte juega la personalidad en la enseñanza?
6. Nombre tres metas que cada maestro debe esforzarse por alcanzar en la vida de cada uno de sus alumnos.
7. ¿Qué papel juega la Biblia en el plan de enseñanza?
8. Nombre tres aspectos de la tarea del maestro de Escuela Dominical.

F ACTIVIDADES PARA ESTUDIO Y APLICACION ADICIONALES E


1. Anote varias formas creativas en que usted como maestro puede ayudar a sus alumnos a tener experiencias
además de escuchar las verdades bíblicas.
2. Establezca un archivo de recursos (dibujos, bosquejos, cuentos, poemas, grabaciones, ayudas visuales) que
le sirvan de ayuda en clases futuras.

Capítulo 6
Adiestramiento de maestros para la Escuela Dominical
¿Nace o se hace el exitoso maestro de Escuela Dominical? Tal vez ninguna de las dos alternativas sea
correcta; ello depende del individuo. Pero no cabe la más mínima duda de que aun el maestro más
espiritualmente dotado puede mejorar con un adecuado adiestramiento. Un maestro puede tener capacidad,
conocimiento y habilidades, pero esto no siempre constituye el éxito. Llegará a ser un exitoso maestro a
medida que crezca su deseo de utilizar su capacidad y su conocimiento. Y el adiestrar a los maestros tiene
que ver con todas estas áreas: deseo, recursos, habilidad y conocimiento.

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DONDE ENCONTRAR MAESTROS
El primer problema que se plantea es dónde encontrar buenos maestros. En primer lugar, llévese a cabo una
encuesta en toda la iglesia. Utilícese un cuestionario para descubrir a los que han enseñado en el pasado, a los
que tienen deseos de enseñar, y a qué grupo, según la edad, prefieren enseñar. Obviamente muchos de los
que se descubra, carecerán de adiestramiento, aun cuando estén calificados para enseñar en la Escuela
Dominical. Su deseo de enseñar es la base sobre la cual se los puede adiestrar.
La Escuela Bíblica de Vacaciones es otra buena fuente de maestros potenciales. Quienes ayudaron durante el
verano, tal vez hayan sentido el llamado a enseñar y quieran continuar su tarea.
Los sermones y cultos especiales de dedicación para obreros constituyen otra buena fuente para encontrar
maestros de Escuela Dominical. Hay que pedirle al pastor que predique un mensaje sobre talentos y el uso de
los mismos. El pastor puede entonces extender una invitación para quienes sientan el llamado a enseñar, a
que lo manifiesten así en un culto público. No todos los que responden son buenos candidatos para el
adiestramiento docente, pero por lo menos demuestran su buena voluntad de servir.
En algunas situaciones puede ser eficaz un comité de nombramiento. Ese comité puede hacer una evaluación
objetiva de los potenciales maestros que haya en la iglesia, y a continuación, puede hablar con esas personas,
solicitándoles que enseñen en la Escuela Dominical y tomen clases de adiestramiento.
Una vez hallado el maestro en potencia, es preciso visitarlo para intercambiar ideas con él sobre la tarea de
enseñar. Esa entrevista permitirá conocer más a fondo al candidato. Asimismo permitirá responder a las
preguntas que él formule.
Antes de inscribirlo en una clase de adiestramiento, pídasele que observe una de las clases en operación.
Claro está que ese observar la clase es más que un simple mirar. Ese tiempo de observación hará que sea más
beneficiosa la propia clase de adiestramiento de maestros.

METAS PARA LAS CLASES DE ADIESTRAMIENTO DE MAESTROS


El adiestramiento de los maestros es uno de los recursos para mejorar la calidad de la Escuela Dominical. El
adiestramiento desarrolla las capacidades, mejora las técnicas y les brinda a los maestros acceso a nuevos
recursos. Las clases de adiestramiento exhiben, en forma sistemática, las metas del maestro, sus
calificaciones y sus obligaciones. También tratan de las actitudes y de las motivaciones. Pero la mayor de las
ventajas es que las clases de adiestramiento le proporcionan al maestro experiencia y confianza, ingredientes
que producen instrucción. No hay liderato sin estudio. A menos que el maestro sea ante todo él mismo un
estudiante, poco será lo que podrá enseñar a sus alumnos. Poniendo énfasis en la primera ley de la enseñanza,
el maestro debe saber más de lo que intenta enseñar. No puede estar raspando el fondo del barril de su
conocimiento y al mismo tiempo mostrarse sereno y entusiasmado. Debe poder sumergirse en la “crema” que
está arriba. Esa “crema” es su acumulada experiencia, en parte acopiada en las clases de adiestramiento que
lo preparan para enseñar. Si bien el maestro nunca cesa de mejorar su conocimiento y su habilidad, un curso
básico de adiestramiento le dará el impulso necesario para realizar esfuerzos inmediatos y futuros.

1. Mejores maestros. Es obvio que el propósito de una clase de adiestramiento de maestros es lograr
maestros expertos. Y puesto que la enseñanza es dirigir el aprendizaje, las clases de adiestramiento de
maestros deben contar con maestros sobresalientes que puedan dirigir la experiencia que les hará falta a los
futuros maestros. Y la mejor manera de dirigir es por el ejemplo de buenos instructores.
Hay muchos maestros que ya ejercen sus cargos, que necesitan perfeccionamiento y rejuvenecimiento.
Algunos maestros ya maduros necesitan el desafío de un reforzado adiestramiento. En razón de tener un
trasfondo superior, aprenderán a un nivel más profundo que el novicio.
Los maestros en perspectiva estarán adiestrados y preparados cuando se los llame a servir. Las iglesias
fuertes tendrán una provisión de calificados maestros con quienes puedan contar en cualquier momento. La
única manera de contar con tal reserva es adiestrar a todos los maestros potenciales que quieran aceptar el
desafío.

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2. Mejor instrucción. El propósito que mueve a la Escuela Dominical es que la gente aprenda la Palabra de
Dios. Una buena clase de adiestramiento de maestros producirá maestros que conocen la Biblia, porque la
han estudiado sistemáticamente en un programa comprensivo de formación docente. Esos maestros elevarán
todo el nivel de instrucción en la iglesia.
Una minuciosa y erudita enseñanza asegura un mejor aprendizaje en todos los niveles. El maestro que conoce
la Biblia se sentirá seguro y confiado en el aula. De ahí que pueda brindar mejores motivaciones a sus
alumnos para que estudien la Biblia por sí mismos.
El entusiasmo del maestro es contagioso, por lo cual la más efectiva herramienta motivacional que tiene un
maestro es su propia personalidad. Se dice que las mentes hablan a las mentes, los sentimientos a los
sentimientos, y la vida habla a la vida. La vida total del maestro (intelecto, emociones y voluntad) se
comunica cuando enseña la Palabra de Dios. La opinión que de la Biblia tienen los alumnos cobrará mayor
vida y colorido, por el excelente enfoque que le da el maestro a su enseñanza.

3. Mejor realización. Los maestros que hayan dado un curso de adiestramiento tendrán mejor oportunidad de
aplicar las verdades de la lección, porque entienden la naturaleza y métodos de la
enseñanza/aprendizaje/aplicación. Como resultado de todo ello, el alumno crecerá más en la gracia debido a
un más profundo entendimiento. Asimismo experimentará un cambio de vida por su aplicación personal de la
verdad.

4. Mejor matrícula y asistencia. La iglesia que cuenta con un eficiente curso de adiestramiento de maestros,
mejorará su calidad educacional y, por ende, aumentará la matrícula, acrecentará la asistencia regular (el
barómetro del interés) y estará capacitado para iniciar nuevas clases.
Además, un efecto secundario del adiestramiento de maestros es el incremento de la asistencia a la iglesia.

5. Mayor número de almas ganadas. Cuando se cuenta con buenas clases de adiestramiento de maestros,
tanto el maestro como los alumnos, ganarán más almas. La razón principal de esto es que serán atraídos más
incrédulos, que de esa manera oirán las buenas nuevas. Asistirán porque las clases son más interesantes, y así
pueden ser alcanzados por el evangelio. Otro efecto del adiestramiento de maestros es una mayor visión. El
maestro comienza a ver la necesidad del evangelio por todas partes. Finalmente, una clase de Escuela
Dominical más efectiva motiva a los alumnos a tener un mayor celo para alcanzar a los que no asisten a
ninguna iglesia.

6. Mejores ofrendas. Este no es el propósito del adiestramiento de maestros, pero sus resultados no pueden
ser negados. Los maestros que tengan un adiestramiento más completo darán ofrendas mayores. Claro está
que el maestro debe ser diezmador antes de que se le pida que enseñe, pero después del adiestramiento tendrá
un mejor conocimiento de la obra y dará más.
Además, puede entusiasmar a su clase a ser más fieles a Dios en cuanto a ofrendar.

DONDE SE ADIESTRA A LOS MAESTROS


Algunos maestros se destacan notoriamente en su profesión y jamás han asistido a una clase de
adiestramiento, en tanto que otros que han hecho varios cursos, fracasan en todos sus intentos. Es obvio que
adiestrar maestros es más que un simple plan de estudios de adiestramiento con clases estructuradas.
1. Observación. Muchos maestros dirigen sus clases de manera similar a como lo hacían los maestros que
hicieron un gran impacto en ellos. Ya sea por observación o por recuerdo, el nuevo maestro imita a otra
persona. De modo que comiéncese el adiestramiento de maestros con la observación. Ténganse a mano hojas
de observación, para guiar al nuevo maestro a reconocer importantes factores de enseñanza. La observación
indiscriminada tiene poco valor, si bien puede servir para motivar y estimular.

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Obsérvense tanto la enseñanza eficiente como la deficiente. Pero en esto hay que ser muy cuidadosos; los
maestros deficientes sólo enseñan qué no se debe hacer. Apréndanse lecciones positivas de boca de buenos
maestros.
2. Internado. La enseñanza en equipo y el maestro jefe han incorporado un nuevo y exitoso ingrediente en el
proceso del adiestramiento. Los maestros aprenden su papel colaborando en el proceso de enseñanza. Hay
muchos creyentes que ayudarán en una clase, pero que nunca asumirán toda la responsabilidad de la clase
total.
Estos colaboradores dirigen discusiones en grupo, ayudan con los trabajos manuales, exponen una parte de la
lección, o ejecutan muchas otras tareas. Aprenden a enseñar observando al maestro jefe y enseñando de
hecho ellos mismos. Al participar en las reuniones de planificación, se les “pegarán” principios y técnicas
educacionales.

3. La biblioteca de la Escuela Dominical. Muchos consideran la biblioteca de la Escuela Dominical nada


más que como un depósito o colección de libros de lectura para los creyentes. En un tiempo ésta era la
práctica aceptada por las iglesias. Hoy en día, con las económicas ediciones de libros cristianos en rústica y
la creciente prosperidad de nuestra sociedad, casi todos los creyentes se compran los libros que leen. Y ahora
que la tradicional biblioteca de la Escuela Dominical se esfuerza por atraer al término medio de los miembros
de la iglesia, ha surgido un nuevo ministerio. Hoy en día muchos piensan que la principal contribución de la
biblioteca de la Escuela Dominical es a favor del maestro de Escuela Dominical.
La biblioteca de la Escuela Dominical adquiere enciclopedias bíblicas, diccionarios, comentarios y otros
libros de referencia, que superan las posibilidades económicas de la mayoría de los maestros. Asimismo,
provee ayudas visuales, tales como franelógrafos, filminas, diapositivas, películas cinematográficas y cintas
de video sobre adiestramiento de maestros de Escuela Dominical. Asimismo, la biblioteca de la Escuela
Dominical pudiera tener un archivo de fotografías, recortes e ilustraciones, además de audio cassettes.
La biblioteca de la Escuela Dominical se transforma en un centro de adiestramiento, tanto para los nuevos
maestros como para los veteranos. El maestro nuevo debe aprender cómo usar la biblioteca de la Escuela
Dominical para enriquecer su enseñanza. El bibliotecario es un buen amigo que puede ayudar a encontrar
ilustraciones, lecciones objetivas y ayudas visuales.

4. La reunión de maestros de Escuela Dominical. Esta reunión congrega periódicamente a los obreros de la
Escuela Dominical, para actividades de estudio, compañerismo, inspiración, solución de problemas,
planificación y negocio.

Es en la reunión de maestros que:


(1) se exponen los problemas para su consideración;
(2) se buscan las soluciones;
(3) se discuten nuevos planes;
(4) se encaran los fracasos y se analizan sus causas;
(5) se pasa revista a los éxitos; y
(6) se formulan programas de acción.

Tanto los maestros novicios como los veteranos se benefician de estas reuniones, de modo que las mismas
llegan a ser parte integral del adiestramiento. Los maestros llegan a adquirir más habilidad por el fiel y
sostenido esfuerzo motivado por el contacto con sus compañeros de labor, bajo condiciones que motivan,
amplían la visión, ahondan la responsabilidad y fortalecen la lealtad.
Algunas iglesias aún enseñan la clase para el domingo siguiente en la reunión semanal de maestros. Pero la
mayoría de las iglesias provee el manual del maestro; por lo tanto, no es necesario informar a los maestros de
la siguiente lección. Sin embargo, es un momento oportuno para que los maestros de una clase a sesión
abierta o departamental coordinen sus actividades.

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Los maestros logran, en su reunión de maestros, una visión panorámica de toda la tarea de la Escuela
Dominical. Se dan cuenta de que no están solos; ven su propio rayo en la rueda. La falta de cooperación de
cualquiera de ellos, debilita el conjunto.

5. Comida de obreros. Se puede invitar a los presuntos obreros y maestros regulares a una comida de la
Escuela Dominical. El programa subsiguiente a la comida puede incluir un par de horas de adiestramiento,
discusión y demostraciones prácticas.

6. Taller de los sábados. La tarde del sábado (o una sesión entre las 10:00 a.m. y las 2:00 p.m., que incluya
un ligero almuerzo) es una excelente oportunidad para una sesión de adiestramiento en el uso de técnicas
docentes, para todos los maestros y candidatos a maestros. Un orador invitado puede hacer una demostración
efectiva de una variedad de enfoques de la enseñanza. Esto nunca debe reducirse a un simple “sentarse y
escuchar”, en el cual el orador simplemente da una conferencia. Es mucho más efectivo cuando incluye un
tiempo de demostración y de participación, en el cual los asistentes aprenden haciendo las cosas.

7. Convenciones y conferencias. Háganse arreglos para que la iglesia patrocine la asistencia de nuevos
maestros como delegados a una convención de Escuelas Dominicales, ya sea a nivel provincial o a nivel
nacional, donde se entrene a los maestros según los grupos por edades. La importancia de la obra es
magnificada por el entusiasmo que despierta la presencia de un gran número de maestros dedicados a la
misma tarea.

8. Escuelas nocturnas en institutos bíblicos locales. En caso de vivir cerca de un instituto bíblico,
averigüese si el mismo cuenta con cursos de entrenamiento de maestros. Por lo general, estos cursos son
nocturnos, y pueden ser con o sin otorgamiento de certificados. Muchos institutos bíblicos están asociados a
la Asociación Evangélica de Entrenamiento de Maestros y ofrecen cursos aprobados, con otorgamiento de
certificados. Los mismos pueden suplementar perfectamente el programa de adiestramiento de maestros de
su iglesia local.

CLASES DE ADIESTRAMIENTO REGULARES


Todas las sugerencias que acabamos de anotar son importantes en el adiestramiento de maestros para la
Escuela Dominical; sin embargo, las mismas son suplementarias. Será preciso que las clases de
adiestramiento de maestros, de programa regular, se ajusten a un determinado plan de estudios, y a las que
deberán asistir todos los que enseñan en la Escuela Dominical.
Estas clases se dictan con un horario diferente en las distintas iglesias. Algunos se reúnen durante la hora de
la Escuela Dominical; otros se reúnen antes del culto del domingo por la noche, durante la hora de
adiestramiento. Otros más lo hacen los días miércoles, antes de la reunión de oración.
Ciertas iglesias organizan un curso de cinco o seis sesiones nocturnas en una semana. Luego, además, los
seminarios cuentan con una creciente aceptación por parte del público. Un seminario de dos días puede
presentar doce horas de instrucción de educación cristiana durante un fin de semana, el viernes y el sábado.

RESUMEN
El programa de adiestramiento generalmente lo inicia un entusiasta y progresista dirigente, que será el
responsable de todas las fases de la preparación de maestros. Estimulará a los maestros a asistir a las
convenciones y tomará providencias para que así lo hagan, requiriendo a su regreso un detallado informe
sobre los trabajos de taller que hayan efectuado. Programará retiros del personal y facilitará la enseñanza y
adiestramiento de los aprendices.
Los exitosos programas de adiestramiento, una vez iniciados, deben proseguir a intervalos regulares, dentro
de los límites de tiempo fijados para el programa general de educación cristiana.

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Así, una iglesia puede programar sesiones para seis noches consecutivas una vez por año, o doce reuniones a
mitad de semana, destinadas a este propósito. Algunas iglesias usan el curso como opción a la clase de
adultos de la Escuela Dominical, o durante la hora de adiestramiento nocturno. Sin tener en cuenta el horario
que se haya escogido, el programa debe ser estable para lograr los mejores resultados.

F PREGUNTAS CLAVES PARA ESTUDIO Y ANALISIS E


1. ¿Cómo se reclutan los maestros potenciales?
2. Enumere los beneficios del adiestramiento de maestros.
3. Analice los diversos programas de adiestramiento de maestros.
4. ¿Cuál es la meta de un programa de adiestramiento de maestros?
5. ¿Cómo iniciar un programa de adiestramiento?

F ACTIVIDADES PARA ESTUDIO Y APLICACION ADICIONALES E


1. Esboce planes para un programa de adiestramiento de maestros en la iglesia, con sugerencias para la
publicidad y el reclutamiento.
2. Prepare un programa especial de adiestramiento, que incluya el adiestramiento de maestros en servicio
activo, y que permita la preparación de los novicios.

Capítulo 7
Establecimiento de normas para la Escuela Dominical
Cuando una Escuela Dominical es abandonada a sus propios medios, no tardará en perder toda su eficiencia.
Se requieren normas de alto vuelo que sean un permanente desafío a toda Escuela Dominical a poner en
juego su máximo potencial. Las normas que rigen la Escuela Dominical proveen una vara objetiva para medir
su progreso o determinar las razones de su fracaso.
De la misma manera en que un arquitecto saca copias heliográficas de sus planos y los entrega a los
constructores que edifican la casa, así también la Escuela Dominical debe tener sus propios planos, de
manera que todos los obreros puedan juzgar su labor. Dios le dio a Moisés un diseño para construir el
tabernáculo en el desierto. Asimismo Dios le dio a David inequívocas instrucciones para construir el templo
de Jerusalén. La Escuela Dominical necesita tener normas, o un conjunto de planos, para su crecimiento.
Estas normas las hallamos en la Palabra de Dios. Sin embargo, los principios y estadísticas exactos no están
escritos en la Biblia, como lo están en los libros de texto de la Escuela Dominical. No obstante ello, hay
principios que nos sirven de guía.
La fuente de estas normas la encontramos en la Gran Comisión, que contiene el propósito de la Escuela
Dominical. La Escuela Dominical cumple una función evangelística, docente y ganadora de almas en la
iglesia. De esta definición surgen las necesidades, las metas y los programas para la Escuela Dominical.

COMO MEJORAR UNA ESCUELA DOMINICAL


Los siguientes pasos pueden ser aplicados a cualquier Escuela Dominical, grande o pequeña:
1. Determinar el patrón. Debe establecerse un patrón que muestre cómo debe ser la Escuela Dominical en
todas sus áreas. Entre los que aceptan la Biblia como la Palabra de Dios, la mayor parte de las normas de
Escuela Dominical son similares; con todo, existen pequeñas diferencias entre las distintas denominaciones.
El presente capítulo incluye el patrón distribuido por la Asociación Nacional de Escuelas Dominicales.
Muchos de sus puntos han sido objeto de revisión según las necesidades contemporáneas, y aún hoy se
mantiene como un excelente patrón básico para obtener las dimensiones de una Escuela Dominical y de la
obra que realiza. Estudie este conjunto de criterios, para determinar un adecuado patrón para la Escuela
Dominical de su iglesia.

2. Localizar las necesidades. Después de estudiar los criterios, determínense las partes débiles del programa.
Por lo habitual, un comité (un comité especial designado al efecto o la Junta de Educación Cristiana)

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estudiará las normas a la luz de las realizaciones, para determinar las necesidades educacionales de una
iglesia.
Esto puede ser una evaluación causal en la reunión mensual o un elaborado estudio, utilizando para ello un
juego de cuestionarios.

3. Investigar la necesidad. Luego que el comité ha determinado las debilidades específicas existentes en una
Escuela Dominical, debe ir a la tabla de materias de los libros de Escuela Dominical, para determinar los
recursos concernientes a su problema. Los miembros del comité deben estudiar, tan cuidadosamente como
les sea posible, los principios, programas, métodos y materiales que solucionarán sus problemas.

4. Determinar las fuerzas. El análisis y compleción de los cuestionarios y el examen de las normas, también
indicarán los puntos fuertes de la Escuela Dominical. Dado que el dirigente siempre opera a partir de sus
fuerzas, comience por averiguar los puntos fuertes de la Escuela Dominical; luego actúe en áreas donde
pueda lograr la mayor ayuda posible.
Cuando el personal de la Escuela Dominical examina sus debilidades, suele instalarse una sensación de
pesimismo. Considerando primero los puntos fuertes y positivos de la Escuela Dominical, el personal puede
sentirse estimulado por un espíritu de autoestima y planear mejoras en su programa, imbuido de una
sensación de pleno optimismo. No importa cuán pobre haya sido su actuación, toda Escuela Dominical ha
logrado cierto nivel de habilidad.

5. Estudiar los registros. Uno de los mejores recursos para evaluar una Escuela Dominical, son sus registros
pasados. En las escuelas públicas, los registros incluyen puntualidad, conducta, esfuerzos, actitudes y
calificaciones obtenidas en cada materia. Periódicamente se envían reportes a los padres, tutores o
encargados, para que estén informados de los progresos alcanzados por el alumno. Muy pocas Escuelas
Dominicales llevan y usan un registro sistemático de sus alumnos. La mayoría de las Escuelas Dominicales
solamente guardan registros de asistencia; y unas pocas también de puntualidad.
En cierta época, muchas iglesias utilizaban el sistema de “registro de seis puntos” o alguna modificación del
mismo. El nombre del sistema sugería el número de registros que se guardaba respecto de cada alumno. Los
alumnos eran calificados con respecto a seis puntos: asistencia, puntualidad, traer sus Biblias, ofrenda,
asistencia al culto y preparación de la lección. Esto le daba al maestro un excelente criterio para evaluar el
progreso espiritual de cada alumno.

6. Evaluar por observación. Alguien debe visitar cada clase en pleno funcionamiento. Por lo general, el
superintendente o el director de educación cristiana observan el desempeño de cada maestro, para determinar
su eficiencia. Sin embargo, la observación ocasional que se hace sólo por observar al maestro, no siempre
resulta efectiva. Los funcionarios tienen que ser adiestrados en qué han de observar. Se precisan criterios
para dirigir su observación de modo que puedan, ver la totalidad de la clase. El observador debe comparar lo
que ve con las normas de la Escuela Dominical; de esta manera sus sugerencias tienen bases objetivas. De
otra manera podrá ver solamente aquellas cosas que lo irritan, o las cosas que apelan a su imaginación.

7. Estrategia para el mejoramiento. Luego que una iglesia ha evaluado sus fuerzas y debilidades, tiene que
determinar un plan para llevar a cabo la Gran Comisión en su Jerusalén particular. Este plan se basa en los
principios de educación cristiana que están reflejados en las normas de la iglesia, para lograr el éxito tal como
se lo encuentra en la Biblia.

NORMAS DE LA ESCUELA DOMINICAL


1. Política. La Escuela Dominical debe tener principios de gobierno bien definidos para que pueda funcionar
con eficiencia y efectividad. La misma debe ser:
• Una Escuela Dominical organizada para enseñar el contenido bíblico.

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• Una Escuela Dominical organizada para cambiar vidas, de acuerdo a los conceptos neotestamentarios.
• Una Escuela Dominical constituida para promover la comunión y el compañerismo entre los creyentes.
• Una Escuela Dominical administrada para trabajar en armonía con el hogar cristiano.
• Una Escuela Dominical donde sus miembros pueden ejercer sus dones espirituales.
• Una Escuela Dominical compuesta por maestros enraizados en la Palabra de Dios y adiestrados para
satisfacer las necesidades individuales de sus alumnos.
• Una Escuela Dominical proyectada para tener empuje evangelístico en la comunidad.
• Una Escuela Dominical establecida para alimentar el crecimiento espiritual de sus maestros y de todo el
personal.
• Una Escuela Dominical dividida (por clases, departamentos o por edades) para satisfacer las necesidades de
cada alumno según el nivel de su edad.
• Una Escuela Dominical planificada para la expansión.
• Una Escuela Dominical informada respecto de la denominación y preparada para cooperar con ella.
• Una Escuela Dominical establecida con un definido presupuesto financiero.

2. Personal. La Escuela Dominical debe tener una política bien definida respecto al patrón espiritual y
académico del personal responsable de su ministerio. El maestro de Escuela Dominical debe tener las
siguientes aptitudes:
• Salvación personal.
• El don de enseñar (Efesios 4:11).
• Un cabal conocimiento de la Palabra de Dios (2 Timoteo 3:15–17).
• Un devocional diario consistente en oración y estudio de la Biblia.
• Una asistencia regular a los cultos de la iglesia (Hebreos 10:25).
• Capacidad administrativa y de planeamiento.
• Aptitud de líder y facultad para inspirar confianza.
• Visión, la capacidad de ver la tarea de manera objetiva, y de no desilusionarse (Filipenses 3:13, 14).
• Capacidad para expresarse y comunicarse.
• Una alegre y radiante personalidad.
• Un manifiesto amor por los niños.
• Paciencia.
• La capacidad y el deseo de aconsejar.
• Originalidad, capacidad para crear una interesante y variada clase.

Los deberes del maestro incluirán:


• Regularidad en enseñar la clase.
• Visitación a los hogares de los alumnos.
• Puntualidad; estar en la clase quince minutos antes de la hora.
• Asistencia a las reuniones de maestros de la Escuela Dominical.
• Conocimiento de los alumnos por reuniones sociales y de otro tipo, fuera de las clases.

3. Plan. La Escuela Dominical debe tener bien definidos planes para la conversión y el crecimiento espiritual
del alumno. Dichos planes son los siguientes:
• La salvación de todo alumno componente de la Escuela Dominical.
(1) Necesidad de la salvación.
(2) Provisión de la salvación.
(3) Aceptación de la salvación.
(4) Consecuencia de la salvación:

Dedicación

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Consagración
• Un programa sistemático para desarrollar un pleno crecimiento en la madurez cristiana.
(1) Enseñar a los alumnos a crecer y madurar en Cristo.
Estudio bíblico
Oración
Testimonio
Memorización

(2) Membresía de la iglesia.


Instrucción respecto a la membresía Bautismo
Recepción de miembros

(3) Educación cristiana.


Administración de la Escuela Dominical
Adiestramiento de los maestros

Evangelismo personal
• Desarrollo de una vida social que honre al Señor.
(1) Relación entre maestro y alumno.
(2) Participación en sanas actividades sociales.

• Desarrollar una amistosa relación entre el hogar y la Escuela Dominical.

4. Progreso. La Escuela Dominical proyectará bien definidos planes de expansión. El aumento de la


asistencia, el mejoramiento de la organización y la adición de equipos contribuirán todos a la salvación y
progreso espiritual de los estudiantes. Para asegurar el progreso de la Escuela Dominical, la misma debe
contar con lo siguiente:
• Adiestramiento docente para los nuevos maestros y cursos de complementación para los veteranos.
• Promoción anual para crear un mayor interés e incentivo a todos los niveles de edades.
• Esfuerzo evangelístico en el ámbito de la Escuela Dominical.
• Educación misionera para ampliar la visión de la totalidad de la iglesia.
• Oración.
• Un programa para alcanzar a nuevas familias.
• Creación de nuevos programas y departamentos, conforme vaya creciendo la Escuela Dominical.
• Una Junta de Educación Cristiana para guiar el programa educacional integral de la iglesia.
• Adiestramiento en el uso de las ayudas audiovisuales.
• Labor de extensión, como un ministerio en cárceles u hospitales, obras misioneras, grupos juveniles,
Escuelas Dominicales de misiones y/o visitación.

5. Proyección evangelística. La Escuela Dominical utilizará diversos métodos para servir a sus estudiantes y
alcanzar a su comunidad, valiéndose de la visitación, de los avisos publicitarios y del transporte.
• Un bien organizado programa de visitación.
• Un programa de seguimiento para los que faltan a las clases.
• Proveer medios de transporte para los que desean asistir, pero carecen de medios para hacerlo.
• Una bien organizada campaña publicitaria para que la iglesia y la comunidad se enteren de lo que ocurre en
la Escuela Dominical.
• Se debe poner especial atención a la imagen total de la Escuela Dominical a los ojos del público.
• Un bien planificado calendario de la iglesia, para coordinar acontecimientos y reuniones especiales en la
iglesia.

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6. Propiedad. La Escuela Dominical mantendrá adecuados locales, instalaciones y equipos para albergar y
enseñar eficazmente a los alumnos.
• 2.3 metros cuadrados por alumno o un metro cuadrado de espacio educacional primordial por alumno.
• Localización estratégica en el centro del alumnado.
• Aulas separadas para cada clase y salones separados para las actividades departamentales.
• De ser posible, ventanas en todas las aulas.
• Adecuado sistema de calefacción, de iluminación (natural, de ser posible), de ventilación (aire
acondicionado).
• Agradable y placentera decoración interior.
• Adecuadas instalaciones sanitarias, incluso para las necesidades de los niños menores y de los adultos;
bebederos. Todas las instalaciones deben estar limpias y mantenidas en perfectas condiciones de
funcionamiento.
• Sección de bebés, equipado con cunas, juguetes lavables, recipientes para calentar las mamaderas y cuarto
de baño separado.
• Sillas, mesas, estantes, cuadros, tablillas para avisos para cada nivel de edad, adaptados a la altura de los
niños.
• Proyectores, pantallas de proyección, franelógrafos, pizarrones, tocadiscos y otras ayudas visuales. Puede
combinarse una biblioteca de ayudas visuales con la biblioteca de la iglesia.
• Una biblioteca de la iglesia con una adecuada selección de libros para educación cristiana, y secciones de
libros para todas las edades.
• Espacio para guardarropa en cada departamento.
• Un piano en cada área departamental.
• Un bien organizado y rotulado espacio de almacenaje para todos los equipos.
• Adecuadas salidas para casos de incendio, equipos contra incendios e instrucciones precisas para el uso
apropiado de los mismos.
• Una bien montada cocina a utilizar en reuniones sociales, en programas o en otras necesidades.
• Una oficina de la Escuela Dominical con suficiente espacio para los que allí trabajan, así como para los
registros, archivos y materiales de enseñanza. Una oficina bien equipada facilita una buena tarea
administrativa.
• En la oficina habrá siempre un bien acondicionado equipo de primeros auxilios.
• Cestos para papeles en cada aula.

CONVENIO DE LOS MAESTROS DE ESCUELA DOMINICAL


El empleado que trabaja para ganarse la vida, comprende que existen ciertas reglas por las cuales debe
gobernar sus acciones. Por lo general, estas reglas fijan normas para la conducta del empleado, su manera de
vestir y la forma en que desempeña su trabajo. En razón de que la gente recibe un salario, poco es lo que se
dice, en general, del acuerdo existente entre empleado y empleador.
Un acuerdo semejante entre un maestro y la Escuela Dominical toma el nombre de Convenio de la Escuela
Dominical, y da pautas a los maestros respecto a sus responsabilidades. Al comienzo de su término lectivo se
les pide a los maestros que den su acuerdo al convenio. Cuando los maestros son designados de manera
vitalicia, deben renovar su convenio una vez por año, indicando su acuerdo con el mismo. Otras Escuelas
Dominicales designan a sus maestros por el término de un año; luego el maestro ha de ratificar su acuerdo
con el convenio antes de ser designado para otro año lectivo.
Los distintos administradores usan distintos métodos al pedirles a los maestros que prometan observar el
convenio. En algunas iglesias se imprime el convenio y se lo distribuye entre los maestros, los cuales tienen
que firmarlo al comienzo del año. Otras Escuelas Dominicales lo colocan en la tablilla destinada a los
boletines; hay un entendimiento general en toda la Escuela Dominical, de que los maestros viven según las

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normas establecidas en el convenio. Hay otras Escuelas Dominicales que tienen un día de dedicación de los
maestros.
Un día de dedicación de maestros es lo que recomiendan las Escuelas Dominicales más emprendedoras. Al
comienzo del año lectivo de la Escuela Dominical, se les pide a los maestros que pasen al frente durante el
culto de la iglesia. El pastor o el superintendente de la Escuela Dominical leen cada punto del convenio. Se
les pide a los maestros que expresen verbalmente su acuerdo; de tal modo, todos en la congregación saben
qué se espera de un maestro. Una dedicación pública sitúa la enseñanza de la Escuela Dominical a su más
alto nivel de expectativa.
Cuando los alumnos ven a sus maestros comprometer su devoción al convenio de la Escuela Dominical,
comprenden que la enseñanza de la Escuela Dominical es más que una responsabilidad casual.
Algunos convenios de maestros de Escuela Dominical son muy específicos respecto de las cuestiones de
pecado prohibidas en la iglesia local. Otras Escuelas Dominicales son más amplias en razón de su
interpretación de la gracia cristiana. Cualesquiera que sean los requerimientos específicos de la iglesia, deben
ser claramente definidos en el convenio. Se incluye el siguiente convenio para darles a los administradores de
Escuelas Dominicales una pauta al adoptar un convenio para su uso específico.

Ejemplo de convenio de maestros


Consciente del altísimo privilegio que me cabe de servir a mi Señor a través de nuestra Escuela Dominical, y
confiado en la ayuda y dirección del Espíritu Santo, solemnemente me comprometo al cumplimiento de este
convenio.
1. Viviré lo que enseño en cuanto a la separación del mundo y la pureza de vida, absteniéndome de toda
apariencia de mal, dando ejemplo en el vestir, en la conversación, en el comportamiento y en la oración (1
Tesalonicenses 5:22).
2. Seré fiel en la asistencia y tendré por norma estar presente temprano para darle la bienvenida a cada
alumno cuando llegue. Si en alguna oportunidad, debido a enfermedad u otra emergencia cualquiera, esté
incapacitado para enseñar mi clase, notificaré de ese hecho al superintendente, con suficiente anticipación
(1 Corintios 4:2).
3. Manifestaré en todo tiempo una honda preocupación espiritual por los alumnos de mi clase.
Mi primer deseo será lograr la salvación de todo alumno que no conozca al Señor Jesús, y estimular el
crecimiento espiritual de todo creyente (2 Timoteo 2:2).
4. Prepararé mis clases esmeradamente y haré de cada lección el tema de fervorosa oración (1
Tesalonicenses 5:17).
5. Asistiré regularmente a los cultos de la iglesia e instaré a todos los alumnos de mi clase a que hagan lo
mismo, reconociendo que la iglesia y la Escuela Dominical son inseparables. Creyendo en la importancia de
la oración, me esforzaré en asistir regularmente a la reunión de oración de mediados de semana, así como a
los cultos del domingo.
6. Enseñaré de acuerdo a las doctrinas sustentadas por nuestra iglesia: Cristo nuestro Salvador, Sanador,
Bautizador, y nuestro Rey que viene (Hechos 20:27).
7. Cooperaré de todo corazón con el programa de nuestra Escuela Dominical, destinado a lograr la
asistencia de los que faltan, y haré cuanto esté de mi parte para visitar el hogar de cada uno de mis alumnos
por lo menos una vez al año (Mateo 18:12).
8. Apoyaré animosamente el programa de la Escuela Dominical, asistiendo a las reuniones de maestros y a
las clases de adiestramiento (2 Timoteo 2:15).
9. Entiendo que mi designación en calidad de maestro es para el período de doce meses que comienza el
primer domingo del curso lectivo de la Escuela Dominical. Sea que mi designación se haga efectiva en este
día o más adelante durante el año lectivo, entiendo que la misma termina automáticamente el último
domingo del año lectivo de la Escuela Dominical, y que las decisiones respecto a mi continuidad en el cargo
tendrán como base mi cumplimiento de este convenio de maestros (1 Corintios 3:9).

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10. Acataré alegremente las decisiones de mi iglesia y de mi Escuela Dominical, cooperando con mis
compañeros de trabajo en llevar nuestra obra al más elevado grado de eficiencia posible, como una de las
instituciones docentes de la iglesia (Mateo 28:19, 20; Juan 15:16).

RESUMEN
Al igual que todas las cosas en la vida se enmohecen o decaen si no reciben atención, así también la Escuela
Dominical se deteriorará si no cuenta con normas. Tiene que haber un conjunto de criterios escrito, para el
total de la Escuela Dominical, y un convenio objetivo para los maestros; de lo contrario, sufrirá la calidad de
la Escuela Dominical, porque tanto los funcionarios como los maestros tendrán que confiar en sus
sentimientos para llevar a cabo su trabajo. La Escuela Dominical que mantiene sus normas al día, tendrá una
clara visión del futuro.

F PREGUNTAS CLAVES PARA ESTUDIO Y ANALISIS E


1. ¿Por qué son necesarias las normas de la Escuela Dominical?
2. ¿Cuál debe ser la fuente que provee las normas de la Escuela Dominical?
3. ¿Cuáles son los siete pasos a dar para mejorar la Escuela Dominical?
4. ¿Cuál es uno de los mejores recursos para evaluar una Escuela Dominical?
5. Anote las aptitudes requeridas para ser maestro de Escuela Dominical.
6. ¿Qué planes debe tener una Escuela Dominical respecto a sus alumnos?
7. ¿Cuáles son algunos de los ingredientes necesarios para que una Escuela Dominical progrese?
8. Nombre varios de los métodos que usa la Escuela Dominical para su proyección evangelística.
9. ¿Qué puntos han de ser cubiertos en el convenio del maestro?
10. ¿Cuáles son las ventajas de contar con un Día de Dedicación del Maestro?

Capítulo 8
Plan de estudios de la Escuela Dominical
Si bien son muchos los factores que intervienen en el logro del éxito de una Escuela Dominical, los dos
ingredientes más importantes en la formulación de un programa de trabajo son: (1) el maestro adiestrado y
dedicado, y (2) un efectivo plan de estudios, centrado en la Biblia. Estas dos fuerzas se combinan para crear
una Escuela Dominical de elevado nivel académico. Guiada por el Espíritu, la Escuela Dominical efectuará la
instrucción en todas sus ramificaciones transformadoras de vida.

EL PLAN DE ESTUDIOS (Currículum)


1. Definición y función. La palabra currículum proviene de un término que significa pista. Era la vía que
guiaba al corredor a la meta. Técnicamente, el currículum es un curso o plan de estudios elaborado para guiar
al alumno a objetivos específicos, por el adecuado uso de contenido, experiencia, material auxiliar, influencia
del maestro, aplicación y motivación. Por lo tanto, un currículum en la Escuela Dominical es un curso o plan
de estudios de la Biblia y de temas relacionados, que lleva a la Gran Comisión y la cumplimenta.
El plan de estudios debe ser planificado y comprensivo. Es planificado para satisfacer las necesidades de los
diversos grupos según edades en la Escuela Dominical, y es suficientemente comprensivo para proporcionar
el estudio de la Biblia en su totalidad. El plan de estudios no es el propósito de la Escuela Dominical; es el
medio de que se vale la Escuela Dominical para llevar a cabo su propósito. En la mayoría de las iglesias, esto
significa que el plan de estudios proveerá los medios para guiar a los alumnos al conocimiento salvador de
Cristo, y luego guiará al maestro cuando enseña a sus alumnos cómo crecer en cuanto al carácter, al servicio
y al testimonio.

2. Materiales del plan de estudios. Este material incluye los libros y ayudas que hacen penetrar el plan de
estudios en la experiencia de aprendizaje del alumno. Esto incluye el material habitualmente anotado en la
hoja de pedidos del editor, utilizada por los departamentos de la Escuela Dominical: el libro del maestro, el

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libro del alumno, y ayudas visuales como los gráficos, filminas, ilustraciones, juegos para memorizar, títeres
y otros materiales de enseñanza. Los materiales del plan de estudios deben proveer una amplia variedad de
métodos didácticos, actividades de aprendizaje y experiencias de los alumnos, adecuados a cada edad.
Estarán encaminados a proyectarse en las diversas áreas de la vida del alumno, incluyendo el hogar, la
escuela, la iglesia y la recreación.
DIVERSOS PLANES DE ESTUDIO
Para el plan de estudios se cuenta con diversos tipos de material y diversos métodos para cubrir todo el
contenido bíblico. El gráfico “Moderno plan de estudios” muestra los cuatro principales tipos de planes y sus
valores relativos. Si un alumno vive cerca de cuatro diferentes iglesias, es posible que encuentre cuatro series
distintas de lecciones en su propio grupo de edad, si visita esas iglesias en domingos sucesivos. Este es uno
de los más contundentes argumentos en favor de que el alumno debe asistir regularmente a la misma Escuela
Dominical. Cuando el alumno va de una Escuela Dominical a otra, solamente obtiene un barniz superficial de
conocimiento bíblico desconectado, debido a los diferentes planes de estudios (o posiblemente a la ausencia
de planes) utilizados.
Esto también es un efectivo argumento en favor de que la Escuela Dominical debe adoptar un plan de
estudios específico y ajustarse estrictamente al mismo en todo el ciclo lectivo. Es obvio que habrá confusión
si se permite a los maestros escoger los cursos de diversos planes de estudios.
Individualmente los maestros podrían sentirse satisfechos con las lecciones escogidas, pero a la larga los
alumnos sufrirían las consecuencias. No recibirían una enseñanza basada en el conocimiento bíblico
aprendido en los grados anteriores. Y esto, por lo común, resulta en grandes lagunas en el aprendizaje, o en la
superposición de ciertas áreas de la enseñanza bíblica.
El gráfico nos facilita el análisis y la evaluación, no pretende promocionar un plan con preferencia a otros.
No obstante, sí expone comparativamente las ventajas y desventajas de estos planes. Las mismas deben ser
tomadas en consideración y se las debe seguir cuidadosamente al evaluar los materiales que habrán de
escogerse.

Modernos Planes de Estudios


Cursos uniformes
Cursos unificados
Cursos departamentales
Cursos ajustados
A todas las clases, agrupadas por edades, se les enseña la misma porción bíblica
A cada una de las clases, agrupadas por edades, se le enseña un diferente contenido bíblico, relacionado por
un mismo tema.
A cada grupo departamental (principiantes, primarios, etc.) se le enseña un distinto contenido bíblico.
A cada una de las clases, equivalentes a los grados de la escuela pública, se le enseña un distinto contenido
bíblico.
(1) Una iglesia pequeña puede unir a todos los alumnos en un culto de adoración relacionado con la misma
lección.
(2) Todos los miembros de la familia pueden comentar en su hogar la misma lección que tuvieron.
(1) Diversas clases, divididas por edades, pueden reunirse en un culto de adoración relacionado con un solo
tema.
(2) Es posible la discusión del tema en el hogar.
(1) En cada grupo departamental, todas las actividades están estrechamente relacionadas con la lección
bíblica.
(2) Las lecciones pueden adaptarse al nivel social, sicológico, emocional y mental de todos los alumnos.
(1) El plan de estudios puede elaborarse adaptándolo al grado de desarrollo de los alumnos.
(1) Las lecciones se repiten en ciclos de 5–7 años: proveen una limitada cobertura bíblica.
(2) Contenido bíblico a menudo no apropiado para alumnos de todas las edades.

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(1) Un número limitado de temas hace difícil una cobertura completa de la Biblia.
(2) Las lecciones enseñadas en cada departamento son determinadas por el tema y no por las crecientes
necesidades del alumno.
(1) Limitada posibilidad de comentar juntos el tema en el hogar, puesto que los padres y los niños estudian
distintas materias.
(1) Limitada posibilidad de comentar el tema en el hogar.
(2) Difícil relacionar todas las actividades de la hora de la Escuela Dominical (cantos, servicio de adoración,
etc.) al tema, ya que cada clase tiene una lección distinta.
Estos son los cuatro planes básicos que los editores evangélicos siguen para graduar sus materiales de
enseñanza. Para evaluar el plan de estudios, es preciso estudiar las ventajas y desventajas de cada plan de
estudios, al ser aplicado a las necesidades y metas de la Escuela Dominical.

Tomado de The Successful Sunday School and Teacher Guidebook, Elmer Towns, Creation House.
(Usado con permiso.)
1. Cursos uniformes. Los editores de los planes de estudios de cursos uniformes y los adherentes a los
mismos sostienen que éstos unifican a la familia, porque todos sus miembros reciben el mismo énfasis en la
Escuela Dominical. Crecen las oportunidades de realizar estudios unidos de la Biblia en los hogares. Con la
misma lección básica sus intereses son mutuos. Con frecuencia tales lecciones son limitadas en su alcance,
porque todos los grupos (de distintas edades) estudian el mismo material. Por lo general, el material viene
adaptado a los diversos grupos de edad infantil, y los grupos de jóvenes y adultos quedan con gran parte de la
Biblia sin estudiar.

2. Cursos unificados. El plan de estudios de cursos unificados tiene un tema central para toda la Escuela
Dominical; cada clase puede tener diferente contenido bíblico. Su fuerza consiste en la unidad que brinda a la
familia y a la iglesia. Tiene las mismas debilidades que el plan de estudios de los cursos uniformes.

3. Cursos departamentales. Con frecuencia, el tamaño de la Escuela Dominical será el que indique cuál de
los cuatro planes es el más factible. Suele considerarse que el material de los cursos departamentales es el
que mejor cuadra para Escuelas Dominicales que tienen una asistencia de 150 a 400 alumnos.

4. Cursos ajustados. Las Escuelas Dominicales que superan los cuatrocientos alumnos pueden adaptar mejor
en su programa los materiales de la graduación ajustada. Claro está que cuales quiera de estos planes de
estudios pueden ser adaptados a Escuelas Dominicales de cualquier tamaño.
“Yo no inventé la graduación ajustada; Dios lo hizo”, comentó un destacado educador cristiano. En razón de
que los alumnos menores progresan en conocimiento y en comprensión año por año, sus necesidades se verán
mejor satisfechas con materiales de graduación ajustada, específicamente adaptados a su edad, que avanzan
al mismo paso que su desarrollo año tras año, durante el curso primario de sus estudios. Los departamentos
juveniles podrán estudiar ajustándose a una graduación departamental. El gráfico “Graduación según las
necesidades” demuestra de qué manera un plan de estudios logra lo anterior. También permite que las
Escuelas Dominicales poco numerosas utilicen los materiales de la graduación ajustada desde el comienzo,
mientras crecen hasta alcanzar un tamaño que les permita una graduación plena.
La columna “A” muestra cómo se enseña separadamente cada edad o grado durante los años primarios,
cuando hay suficientes alumnos y maestros, y se cuenta con el espacio necesario. Para menos estudiantes,
maestros o espacio, la columna “B” muestra cómo el material de graduación ajustada puede ser rotado en
ciclos de dos años; dos grados se combinan, en tanto el grado restante se reúne por sí solo. (Obsérvese que es
importante, cuando se aplica este método, que el primer grado se reúna solo, debido a su mayor necesidad de
ayuda para leer, y que el sexto grado se reúna solo, porque son alumnos más adelantados con respecto al
resto del departamento de primarios.) La columna “C” muestra cómo, hasta en iglesias menores, se combina
a los alumnos juntándolos en un departamento, y se rota el material de graduación ajustada.

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La gráfica muestra también de qué manera los departamentos juveniles y los adultos se reúnen
departamentalmente o por clases con propósitos sociales, y todos en el mismo departamento estudian el
mismo curso. Cada departamento juvenil va rotando en ciclos doce cursos, y el departamento de adultos rota
en ciclos cuarenta cursos, de manera que ninguno necesita ser repetido en diez años de estudio.

PREPARACION DE PLANES DE ESTUDIOS PARA ADULTOS


A los jóvenes y los adultos que han asistido regularmente a la Escuela Dominical a lo largo de toda su vida,
les puede parecer que las clases han perdido relevancia para ellos. Ya han “oído todo eso”.
Al escoger para ellos un plan de estudios, los dirigentes no deben olvidar que esos estudiantes necesitan
materiales que apliquen las verdades bíblicas a sus específicas necesidades y problemas.
Necesitan clases que los desafíen a dedicar su vida al servicio del Señor y de su iglesia. Las siguientes son
algunas de las posibilidades.

1. Cursos de estudio bíblico. Diversos editores ofrecen cursos de estudio que cubren libros de la Biblia o la
Biblia en su totalidad. Tales cursos plantean interrogantes para que el alumno investigue el propósito de un
pasaje en particular, y el significado para su vida. Dicho estudio va más allá de un simple incremento en el
bagaje de conocimientos; también elabora aplicaciones y efectúa cambios—lo que resulta en un verdadero
aprendizaje.

Graduación según las necesidades

ESCUELA DOMINICAL

EDAD
A
B
C
Cursos ajustados
Clase de cuna (Prejardín)
Iniciación bíblica

2
Cursos para niños de 2 años de edad
Curos rotativos para niños de 2 y 3 años de edad, en un ciclo de dos años de duración
Utilizar los cursos del Jardín de infantes adaptándolos para niños menores

3
Cursos para niños de 3 años de edad
Párvulos (Jardín de infantes)

4
Cursos para niños de 4 años de edad
Cursos rotativos para niños de 4 y 5 años de edad, en un ciclo de dos años de duración.

5
Cursos para niños de 5 años de edad

GRADO
A

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B
C

Departamento de principiantes
Teología bíblica

1
Cursos para primer grado
Cursos para primer grado
Cursos rotativos para 1er, 2° y 3er grados, en un ciclo de 3 años de duración.

2
Cursos para segundo grado
Cursos rotativos para 2° y 3er grados, en un ciclo de dos años de duración.

3
Cursos para tercer grado

Departamento de primarios
Investigación bíblica
4
Cursos para cuarto grado
Cursos rotativos para 4° y 5° grados, en un cido de dos años de duración
Cursos rotativos para 4°, 5° y 6° grados, en un acto de tres años de duración

5
Cursos para quinto grado

6
Cursos para sexto grado
Cursos para sexto grado

Graduación por departamentos


Intermedios
Afirmación bíblica
7
8
9
Curso de tres años—los intermedios pueden juntarse en una clase o ir en tres clases separadas—todos
estudiarán el mismo curso.

Jóvenes (Secundarios)
Equipamiento bíblico
10
11
12
Curso de tres años—los secundarios pueden juntarse en una dase o ir en tres clases separadas—todos
estudiarán los mismos tópicos.

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Adultos
Exposición bíblica
Adultos Universitarios Profesionales
Curso de diez años de duración; distinto curso cada trimestre durante diez años, luego se repite el ciclo.
Tomado de: Accent on Life Bible Curriculum, Accent—B/P Publication, Denver

Estudiar la Biblia sin claros objetivos no es más eficaz que disparar al blanco sin apuntar. Alguien dijo:
“Apunta a nada y es seguro que le das.” Al par que todos los maestros de Escuela Dominical deben enseñar
desde las páginas abiertas de su Biblia y los alumnos deben estudiar de la misma manera, las guías son
necesarias tanto para el maestro como para los alumnos, para cubrir toda la Escritura de manera sistemática.

2. Cursos electivos. Aparte del estudio bíblico propiamente dicho, hay varias áreas de estudio que los adultos
necesitan y a la vez disfrutan. Estos tópicos pueden cubrir las áreas de evangelismo, historia de la iglesia,
religiones del mundo, cultos, arqueología, trasfondos culturales en la Biblia, ética cristiana, la familia
cristiana y un determinado número de otros temas vitales.
Algunas Escuelas Dominicales permiten que los adultos, incluso los jóvenes adultos universitarios y
profesionales, escojan uno de varios cursos ofrecidos sobre tópicos corrientes. Una variante de lo anterior es
que una clase vote y elija su próximo tópico de estudio; de ahí que la clase elige su plan de estudios.
Idealmente, los libros estudiados contienen doce capítulos, o bien, pueden ser adaptados para durar tres
meses. Puesto que el interés precede al estudio, con frecuencia un enfoque electivo hace mucho para cambiar
vidas.

3. Cursos de adiestramiento de líderes. Es una sabia práctica que la Escuela Dominical mantenga un curso
permanente en el programa de adiestramiento de la Evangelical Teacher Training Association (Asociación
Evangélica de Adiestramiento Docente). Tal curso brinda oportunidad para fortalecer el actual liderato de la
iglesia, disponible durante el período lectivo de la Escuela Dominical, y también prepara líderes en
perspectiva. Los maestros de Escuela Dominical podrían ser relevados de sus obligaciones por un trimestre
por vez, para que se pongan al día en sus conocimientos en esta clase.
En este programa se adiestra a los adultos para que estudien la Biblia en forma independiente y para
capacitarlos a compartir su conocimiento con otros. Se les enseña a comprender los diversos grupos divididos
por edades, y a cómo evaluar su eficiencia para con un grupo en particular.
Otras oportunidades de clases especiales serían una clase para los nuevos convertidos, o se podrían enseñar
cursos acelerados sobre tópicos especiales, tales como cómo ser un mejor ujier, o superintendente
departamental, o secretario-tesorero, u otras áreas de servicio en la iglesia.
ENFASIS EN LOS PLANES DE ESTUDIOS
El plan de estudios de la Escuela Dominical comienza y termina con la revelación de Dios a los hombres, tal
cual se encuentra en la Biblia. La Biblia es al mismo tiempo un libro natural y un libro sobrenatural, de modo
que, al enseñar, debemos tomar en consideración tanto los factores naturales como los sobrenaturales (1
Corintios 3:9). Fueron seres humanos quienes escribieron la Biblia, utilizando para ello el idioma de los días
en que vivieron. Por lo tanto, deben ser maestros humanos quienes comuniquen la Biblia en el contexto de
nuestro tiempo (Mateo 28:10; 2 Timoteo 2:2). Pero recordemos que los escritores sagrados escribieron la
Biblia por inspiración del Espíritu Santo, dirigiendo El cada palabra a su exacto lugar (1 Timoteo 3:16; 1
Corintios 2:10–13). Por lo tanto, el Espíritu Santo debe mostrarse activo en el proceso de formación del
maestro (Juan 14:26).

Y esto se logra poniendo énfasis en que el plan de estudios:


1. Sea cristocéntrico. El plan de estudios básico de la iglesia primitiva era Cristo; y aún hoy El constituye el
meollo de la cristiandad. La Escuela Dominical debe dar a conocer la verdad histórica de Jesucristo: su vida,
su ministerio, sus milagros, su muerte, su resurrección y su ascensión al cielo. Pero los alumnos también

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deben ser llevados a una experiencia personal con Cristo; Él debe vivir en sus corazones por fe (Efesios
3:17).

2. Esté fundamentado en la Biblia. Si enseñamos a Cristo aparte de la autoridad de la Biblia, es muy


probable que nos deslicemos hacia alguna herejía o hacia el emocionalismo. La base objetiva de nuestra fe se
apoya en la Palabra de Dios. Ningún cristiano puede crecer en Cristo sin conocer la Biblia; de ahí que los
planes de estudios para la Escuela Dominical deben incluir hechos y contenido bíblicos.

3. Esté relacionado con el alumno. El ministerio de Cristo estuvo centrado en la persona humana.
Continuamente se relacionaba con las necesidades de quienes lo rodeaban. La lección bíblica debe comenzar
con las necesidades de nuestros alumnos, y terminar una vez satisfechas las mismas. La Palabra de Dios no
puede ser enseñada en un vacío. La Gran Comisión exige: “Enseñándoles que guarden”; el alumno debe
practicar la Biblia.

EVALUACION DEL PLAN DE ESTUDIOS


Resulta obvio que la selección de un plan de estudios para la Escuela Dominical requiere un profundo estudio
informativo y serias consideraciones en espíritu de oración. En las iglesias que cuentan con una Junta de
Educación Cristiana, ésa debe ser la responsable de escoger el plan de estudios. En las iglesias que no tienen
una Junta de Educación Cristiana, el pastor y el superintendente de la Escuela Dominical pueden tomar esa
decisión. Ello puede hacerse luego que el superintendente de la Escuela Dominical se reúna con los
superintendentes departamentales o, en las iglesias más pequeñas, directamente con los maestros.
Los evaluadores deben examinar varios juegos de materiales de planes de estudios, siempre dentro de la
posición teológica de la iglesia. Al par que la mayoría de las denominaciones tienen sus propias casas
editoras y sus propios materiales de plan de estudios, puede que algunas iglesias quieran utilizar literatura de
editoriales interdenominacionales o independientes, para tener un distinto enfoque o un énfasis diferente.
Tiene que haber determinados criterios para decidir qué materiales deben adoptarse para su uso regular en la
Escuela Dominical. Algunos planes de estudios pueden ser teológicamente sólidos, pero pueden no satisfacer
las necesidades personales de los alumnos. Otro plan de estudios puede estar denominacionalmente enfocado
para una denominación específica que no sea la nuestra.
Algunos materiales pueden ser demasiado costosos para el presupuesto financiero de la iglesia.
A continuación anotamos algunos de los criterios que se han de tener en cuenta para tomar esta crucial
decisión:

1. Contenido teológico. Es responsabilidad del evaluador ver que el enfoque doctrinal del plan de estudios
concuerde con las afirmaciones doctrinales de la iglesia.

2. Contenido docente.
• ¿Están correlacionadas las lecciones con un plan total de estudios? ¿Se fundamentan en lecciones previas?
• ¿Están adecuadamente graduados según edades los materiales?
• ¿Se adapta la guía del maestro a las metas, la experiencia y las necesidades de la clase?
• ¿Se adapta de la misma manera la guía del alumno, y resulta interesante?
• ¿Llevarán las lecciones del plan a decisiones de salvación, a un crecimiento espiritual y al servicio
cristiano?

3. Aspecto.
• ¿Son atractivos los materiales que se han de utilizar?
• ¿Agrada a maestros y alumnos el formato de los libros?
• ¿Son realmente contemporáneas y llenas de colorido las láminas y las ilustraciones?
• ¿Son durables los materiales?

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4. Ayudas del maestro.
• ¿Hay en preparación un bosquejo o guía general de ayudas?
• ¿Están registrados los materiales necesarios, para una referencia rápida?
• ¿Se hacen claras aplicaciones de la lección?
• ¿Estimulan los recursos docentes el uso de la más eficaz variedad de materiales de enseñanza, en oposición
a la monotonía que significa el mismo enfoque para cada estudio?
• ¿Hay sugerencias en cuanto a exhibiciones e ilustraciones?
• ¿Se provee recordar ciertos días especiales, tales como Pascua, Navidad, Día de las Madres y Día de los
Padres?
• ¿Incluyen las historias hechos edificantes, como también hechos bíblicos?
• ¿Provocan las lecciones una dedicación de vida por parte de los alumnos?

5. Ayudas del alumno.


• ¿Se provee a los alumnos un adecuado material docente, tal como libros, hojas de trabajo, tareas para hacer
en casa?
• ¿Estimula el trabajo escrito el estudio activo de la Biblia?
• ¿Desafían las asignaciones de aprendizaje el interés y el conocimiento del alumno?
• ¿Responden a la experiencia y edad de los alumnos las asignaciones por escrito, que se les exigen?
• ¿Son auténticas y pertinentes las ilustraciones que se utilizan?
Los evaluadores de planes de estudios de la Escuela Dominical descubrirán tal vez que ningún plan de
estudios, por sí solo, llena todas las expectativas. Trátese de elegir el plan de estudios que proporcione el
mejor equilibrio en contenido bíblico, actividades de aprendizaje y aplicación de las verdades a la vida.

RESUMEN
El plan de estudios de la Escuela Dominical es el fundamento sobre el cual se edifica la Escuela Dominical.
Es por ello que el plan de estudios debe tener un alcance sobrenatural, un énfasis espiritual, y con todo, debe
tener resultados prácticos. El plan de estudios debe proporcionar una cobertura completa, sistemática y
comprensiva de contenido bíblico, y debe aplicar las lecciones a la vida de los alumnos.

F PREGUNTAS CLAVES PARA ESTUDIO Y ANALISIS E


1. ¿Qué es un plan de estudios?
2. ¿Cuál es el propósito de un plan de estudios?
3. Enumere los cuatro tipos bien conocidos de planes de estudios.
4. ¿Qué factores deben tenerse en cuenta al confeccionar un plan de estudios para adultos?
5. Nombre tres importantes áreas que deben ser puestos de relieve en un plan de estudios de Escuela
Dominical.
6. ¿Quién debe ser el responsable de escoger el plan de estudios y los materiales para ese plan?
7. ¿Cuáles son los criterios básicos para evaluar los materiales del plan de estudios?

F ACTIVIDADES PARA ESTUDIO Y APLICACION ADICIONALES E


1. Compare el actual plan de estudios de su iglesia con el gráfico “Modernos planes de estudios”. ¿A cuál de
las categorías pertenece? ¿Cuáles son los resultados, tal como los ve?
2. Pida muestras de materiales de planes de estudios, de por lo menos tres editoriales. Evalúe dichos
materiales según lo que haya aprendido en este capítulo.

Capítulo 9
Métodos de enseñanza

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La importancia de la enseñanza de la Escuela Dominical radica en su definición. Enseñar en la Escuela
Dominical es guiar el aprendizaje de los alumnos, con el propósito fundamental de que el evangelio cambie
la vida de sus oyentes. Como es obvio, enseñar es mucho más que la sola presentación de la verdad. Es un
proceso que involucra al maestro y al alumno con la Palabra de Dios. Por lo tanto, es imperativo que la
Escuela Dominical enseñe adecuadamente las Sagradas Escrituras, si ha de crecer de acuerdo a las normas
neotestamentarias.

ENSEÑAR EXPLICANDO LA PALABRA DE DIOS


La Escritura es la Palabra de Dios, que es la fuente de la vida cristiana. En la Escuela Dominical, el maestro
debe usar cuantos métodos le sean posibles, pero el fundamento de la instrucción es explicar el texto de la
Biblia.
La Palabra de Dios nos da el fundamento de la doctrina (2 Timoteo 3:16); limpia la vida (Salmo 119:9, 11);
otorga poder (Mateo 4:6–10); consuela (Jeremías 15:16); da directivas para vivir (Salmo 119:105); y es la
fuente de vida eterna.
Hay un lugar especial para enseñar la Palabra de Dios a los inconversos. La Biblia los convencerá de pecado
(Jeremías 23:29); les señalará la persona de Jesucristo (Juan 1:36); les dará una nueva naturaleza (2 Pedro
1:4); y será el instrumento que los haga nacer de nuevo (Juan 1:12; 1 Pedro 1:23). Por lo tanto; explicar las
Sagradas Escrituras es el fundamento de la Escuela Dominical.

1. Presentación del maestro. Hay muchos métodos de enseñanza, pero el punto central del proceso es la
presentación que del tema hace el maestro. Esto toma generalmente el nombre de método de disertación, y
constituye el fundamento de la instrucción para explicar el texto de la Biblia.
El maestro tiene que estar bien equipado cuando intenta explicar la Palabra de Dios. Debe tener una visión
panorámica del tema y de la relación que el mismo guarda con la vida de sus alumnos.
Durante la clase no debe adoptar una actitud dogmática ni agresiva. Sin embargo, el maestro debe saber lo
que cree y debe estar capacitado para explicarlo a su clase. El maestro es un pastor; debe guiar a sus ovejas a
verdes pastos donde puedan alimentarse de la Palabra de Dios.
La palabra hablada ejerce un fuerte impacto sobre las mentes jóvenes. Esta es la razón por la cual Moisés,
Pablo y otros grandes líderes de Dios acostumbraban hablar la Palabra de Dios. Con todo, ninguno de ellos se
limitó a disertar solamente.

Hay ocasiones en que el maestro quiere disertar porque al hacerlo:


(1) gana tiempo,
(2) puede abarcar más material,
(3) puede manejar grupos más numerosos, o porque
(4) éste es el método más fácil de aplicar.

2. Participación del alumno. El éxito de la presentación del maestro depende del mismo maestro.
Si es una persona dominante, la clase no estará participando en el proceso de aprendizaje. Si es impreciso y
se va por las ramas, la clase no sabrá adónde va. Es importante, en el proceso enseñanza/aprendizaje, que el
maestro dirija a los estudiantes al propósito de la lección por medio de una participación personal. Debe
haber un enfoque equilibrado.
Cuando el maestro opta por dar la clase utilizando el método de la disertación, obtendrá una mejor respuesta
en atención y logrará mejores resultados si suplementa la disertación con la participación. Luego de haber
desarrollado un determinado punto de la lección, puede detenerse para formular una pregunta y esperar que
algunos voluntarios la contesten. Esto probablemente provocará una discusión al formularse otra pregunta y
provocar así las respuestas de los alumnos.

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Por un breve rato también pueden aplicarse otros métodos de enseñanza—una idea brillante de súbita
inspiración, dramatización—para ampliar un punto; luego el maestro puede seguir con el siguiente punto de
la disertación.

ENSEÑAR UTILIZANDO LAS ACTIVIDADES


Los niños sienten ansias de aprender. Sus cuerpos, activos y en pleno desarrollo, necesitan tener oportunidad
de moverse y explorar el aula. Los niños necesitan poder caminar por el aula. Deben sentirse libres para
formular preguntas respecto a las cosas que ven.
Sin embargo, no es suficiente el movimiento por el movimiento en sí. La Escuela Dominical tiene que
proveer los medios para que los preescolares exploren las lecciones que están aprendiendo.
Los alumnos de escuela primaria necesitan usar sus manos y sus pies para participar en la clase.
Los estudiantes más adelantados en edad, utilizan su mente para la interacción recíproca.
A los niños no les gusta estar sentados y quietos, ni son buenos oyentes, pero sí son excelentes aprendices.
Les gusta aprender de los libros, de las ilustraciones y de los cartelones colgados en la pared. Les gusta
aprender formulando preguntas y les gusta aprender viendo cosas diferentes. En razón de que los niños son
personalidades dinámicas en crecimiento, aprenden al estilo popurrí.
Aprenden muchas lecciones al mismo tiempo. Adquieren habilidades, memorizan versículos, imitan la vida
del maestro o maestra, y aprenden a entenderse con otros niños. Todas estas lecciones ocurren en un solo
proceso de enseñanza.
A veces la participación activa de los niños incomoda a los adultos. Quieren que los alumnos no se muevan
de sus asientos y estén callados, pero los pequeños no están hechos de esa manera. Claro está que debe haber
un tiempo y lugar durante la clase, en el cual los alumnos estén quietos y escuchen al maestro cuando les
explica la Biblia. Sin embargo, se lleva a cabo un ordenado aprendizaje informal durante toda la clase por
medio de la actividad de los niños.

1. Actividades de aprendizaje. Para los niños más pequeños se pueden disponer distintos recursos para
centralizar ciertas actividades. Prepare un círculo de sillas o una alfombra grande para contar cuentos. Se
deben proporcionar mesas para los trabajos manuales, tales como colorear, cortar y pegar, así como estantes a
mano para guardar la provisión de lápices de color, papel, lápices comunes, pasta, etcétera. También se
necesita una mesa para exhibir algo de la naturaleza, como plantas, una pecera con peces, o arena y conchas,
o un tesoro que uno de los niños haya traído de su último viaje de vacaciones y que preste a la clase
temporalmente. Un centro para recordar proveerá espacio para el gráfico de memoria y los materiales
correlacionados. Un espacio provisto de libros y juegos permitirá que el niño que haya terminado su tarea
antes que los otros, vaya y se recree hojeando un libro, procurando armar un rompecabezas, o disfrutando de
un juego, todo lo cual haya sido presentado previamente en una sesión de clase. Muchas otras posibilidades
se le ocurrirán a un maestro creativo.
No olvide nunca que los niños aprenden haciendo: coloreando, pegando, cultivando una planta o dibujando
un mural en la pared. Los niños de grados primarios aprenden explorando la Biblia, hablando entre ellos o
planificando actividades en grupo. También les gusta formular preguntas a sus maestros. Al abrirse a la
discusión, revelan que están abriendo su tierno corazón a Dios.
Recordemos, además, que las paredes de un departamento o de un aula también enseñan. Los maestros
pueden hablar a sus alumnos por las cosas que cuelgan en las paredes: cartelones, versículos murales,
calendarios y decoración estacional. El maestro puede recurrir a una sencilla prueba. Camine por el aula
haciéndose las siguientes preguntas: ¿Es atractiva esta sala? ¿Hay algo nuevo en la sala que no estaba aquí el
mes pasado? ¿Cuelgan de la pared cuadros atractivos? ¿Un muestrario? ¿Algo de la naturaleza? ¿Se exhiben
ilustraciones de los trabajos manuales de los niños? El aprendizaje informal resulta mejor cuando hay una
formal preparación previa. Y esto requiere dirección de parte del maestro.

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2. Apelar a lo que interesa a los niños. A los niños les interesa prácticamente todo en la vida, pero cada
nivel de edad tiene sus propios atractivos y fascinaciones. El maestro puede enseñar valiéndose del interés de
los niños.
A los niños pequeños les gustan mucho los animales, la naturaleza, los artefactos de todo tipo, los colores, las
lecciones objetivas y las flores. Al ir creciendo, se interesan más en llevarse bien con los demás y con el
mundo que se extiende más allá de su hogar. Cuando pasan por la adolescencia, una vez más sus intereses se
proyectan al mundo en el cual viven: la carrera, el matrimonio y el amor. Finalmente, los adultos se interesan
en tener una familia, relacionarse bien con su cónyuge, y solucionar sus problemas vocacionales.
La Biblia habla a todas las necesidades de la vida. A la gente le interesa vivir una vida feliz y significativa;
por lo tanto, los alumnos pueden ser alcanzados a través de sus intereses. El maestro que permanentemente
les dice a sus alumnos que “no se muevan y escuchen”, ignora el hecho de que Dios puso deseos en ellos.
Los alumnos quieren aprender, quieren moverse y formular preguntas. La vida es activa y la enseñanza debe
ser conducida activamente.

ENSEÑAR SATISFACIENDO NECESIDADES


La participación por la participación en sí puede llegar a ser nada más que una “laboriosa ocupación”.
Escuchar una disertación puede no ser más que “simple rutina”. De la misma manera el colorear un dibujo o
pegar figuras puede llegar a ser muy poco estimulante. El maestro puede ejecutar todo cuanto la ciencia
docente le indique, pero hasta que no satisfaga las necesidades de sus alumnos, no ha enseñado la lección.
Los hechos relativos a la Biblia y las palabras del manual pueden olvidarse fácilmente, pero cuando la Biblia
satisface las necesidades del alumno, la lección se le pegará por el resto de su vida.
El maestro que satisface las necesidades, tiene que atender al alumno que aprende rápido y que explora
mucho más que el niño rebelde. El maestro que sale al paso de las necesidades, procura motivar al alumno
que demuestra poco interés. El maestro necesita conocer a sus alumnos para poder ayudarlos.
El propósito de la Escuela Dominical es el crecimiento espiritual. Los niños crecen conforme se resuelven
sus problemas interiores y se satisfacen sus necesidades. Cómo se enseña a caminar a un bebé ilustra el caso.
No disertamos con él sobre los principios que rigen el arte de caminar.
Tampoco le hacemos una demostración de cómo caminar. Basta observar cómo un padre le enseña a su hijo a
caminar. Toma al bebé con ambas manos, sosteniendo y guiando cada acción de él. En un momento dado el
padre tira suavemente de la manita izquierda hacia adelante, haciendo que el bebé dé un paso con la pierna
izquierda. Luego repite el procedimiento con la mano derecha. La meta final es que la criatura camine sin la
ayuda del padre.
La Escuela Dominical ayuda a los alumnos a caminar en el Señor. El maestro es más eficiente cuando trabaja
individualmente, ayudando a sus alumnos a dar un paso a la vez. Supongamos que el bebé da su primer paso
y el padre se desilusiona porque su hijo no echa a correr. La desilusión del padre podría destruir la iniciativa
del hijo. Cuando los alumnos dan un paso espiritual, el maestro debe demostrarles amor y apoyo en cada
paso sucesivo. El experimentar una sensación de logro y de dirección es parte del aprendizaje; el maestro
tiene que darles esto a sus alumnos.

ENSEÑAR POR IMITACION


El maestro es el que determina qué aprendizaje se seguirá en el aula. El maestro que ama la Palabra de Dios
tiene el compromiso de comunicarla a sus alumnos. Asimismo, el maestro que ama a los niños se siente
comprometido a ayudarlos a satisfacer sus necesidades. Pero, en definitiva, la lección más importante del
maestro es él mismo. El maestro que es llamado por Dios querrá ser el mejor ejemplo posible para sus
alumnos.
La identificación ayuda a cambiar vidas. Los niños varones aprenden el papel que habrán de desempeñar en
su vida identificándose con sus padres. Más adelante, se identifican con otros hombres adultos, que, es de
esperar, sean cristianos piadosos. Las mismas fuerzas actúan en la vida de las niñas. Todos los niños deben

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tener un piadoso maestro (o maestra) de Escuela Dominical que ame a Jesucristo, de modo que reciban su
saludable influencia.
Más y más niños provienen de hogares desavenidos. Carecen de padre o de madre que les sirvan de modelo
en la vida. Tales niños deben poder encontrar en su maestro o maestra de Escuela Dominical, un padre o
madre substitutos que posean las cualidades de Jesucristo. Aquellos niños que no han conocido nunca un
padre cristiano, pueden empezar a apreciar el amoroso cariño de su Padre celestial a través de su maestro de
Escuela Dominical.
Los maestros comunican más por sus acciones que por sus palabras. A veces la forma en que un maestro le
estrecha la mano a un niño, le dice sin palabras que lo quiere. Y se lo dice mucho mejor que las palabras
colocadas en un franelógrafo. Por supuesto, tanto las palabras que se expresan como las acciones que
simbolizan, deben complementarse recíprocamente.

RESUMEN
El maestro debe tener cuidado de usar palabras adecuadas, de hacer participar a los alumnos, de alcanzarlos
mediante sus actividades, y de asegurarse de que logra satisfacer sus necesidades, siendo en todo momento
un piadoso ejemplo. Este es el proceso de enseñanza.
Aprender es como tomar un remedio: cada persona tiene que hacerlo por sí misma. Nadie puede hacerlo por
los alumnos. De la misma manera, toda persona tiene que aprender por sí misma las lecciones que Dios
quiere que aprenda. El propósito de la enseñanza de la Escuela Dominical es enseñar la Palabra de Dios a los
inconversos, y hacer que el cristiano crezca en Jesucristo, de modo que todo alumno pueda ser “… un
hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13).

F PREGUNTAS CLAVES PARA ESTUDIO Y ANALISIS E


1. Defina qué se entiende por enseñanza en la Escuela Dominical.
2. ¿Por qué es parte importante de la enseñanza la lectura y explicación de la Biblia?
3. Nombre tres distintas maneras en que el maestro puede hacer participar a los alumnos en la lección.
4. ¿Cuál es el papel que juega la actividad en la enseñanza?
5. ¿Qué cosa resulta evidente en la vida de un alumno si el maestro le ayuda a resolver sus problemas basado
en las lecciones de las Sagradas Escrituras?
6. ¿Cuál es la lección más importante que un maestro puede enseñar?

F ACTIVIDADES PARA ESTUDIO Y APLICACION ADICIONALES E


1. Pida a los alumnos de la clase que den su testimonio acerca del maestro que ejerció la mayor influencia en
su vida. Pídales que analicen por qué esa persona tuvo tal impacto sobre ellos.
2. Pida que cada alumno de la clase exponga su opinión de por qué Cristo fue un maestro eficiente. Anote las
ideas en el pizarrón. Luego pida que la clase analice las sugerencias, buscando la figura de un maestro
“ideal”.
3. Haga un estudio de la proyección evangelística de su Escuela Dominical. Determine cuántos alumnos se
han ganado para Cristo por medio de la Escuela Dominical. Un gráfico que exhiba el número de visitas, el
crecimiento de las clases y las campañas especiales, darán una idea de las actividades ganadoras de almas de
su iglesia.

Capítulo 10
El discipulado, fruto de la Escuela Dominical
La Escuela Dominical neotestamentaria comienza con los perdidos y hace de ellos buenos cristianos. Jesús
describió el proceso con las siguientes palabras: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones…
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:19, 20). Esto es discipulado.

HACER DISCIPULOS INCLUYE ENSEÑAR

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Puesto que la forma en que se alcanza a los alumnos determina la forma en que habrán de crecer hasta la
madurez, el hacer discípulos tiene que ver con todo el proceso educacional. Ser discípulo se define
técnicamente como uno que acepta y coadyuva en difundir las doctrinas de otro. Hacer discípulos, entonces,
significa hacer que quienes han aceptado a Cristo, progresen y crezcan hacia la madurez en su fe, de modo
que puedan alcanzar a otros y llevarlos a Cristo. Sin duda, ésta es la tarea de la Escuela Dominical.

HACER DISCIPULOS INCLUYE REALIZAR TRABAJO DE SEGUIMIENTO


1. Hacer discípulos por medio del seguimiento. El maestro de Escuela Dominical comienza con el
evangelismo. El propósito de enseñar es que todo alumno inconverso sea llevado a los pies de Cristo. Pero la
responsabilidad del maestro por esa vida no termina con su salvación. Jesús no se detuvo allí. Nos ordenó
que enseñásemos “… que guarden todas las cosas que os he mandado…” Tenían que ayudar a difundir sus
doctrinas. Si bien esto incluye enseñar en la clase la Palabra de Dios, otra parte se logra por medio del
contacto personal fuera del aula.
El programa total de seguimiento tiene que ser tan bien planificado como el programa total de enseñanza. No
puede ser dejado al azar. No traeríamos un bebé al mundo y un día le daríamos una hamburguesa, otro día
leche y luego lo dejaríamos sin alimento durante una semana. Tampoco le exigiríamos que se alimentara por
sí mismo. ¿Podemos imaginarnos, acaso, a un bebé sentado en el piso de la cocina con latas, un abridor y un
paquete de comida congelada? Primero tiene que ser alimentado y luego tiene que ser enseñado a alimentarse
por sí mismo.

2. Técnica del seguimiento. Una de las estrategias de la labor de seguimiento es plantearle al nuevo cristiano
el desafío de entregar su vida a Cristo. El maestro seleccionará materiales del plan de estudios que permitan
poner en claro el significado de la dedicación mediante ilustraciones bíblicas y contemporáneas. Algunas
lecciones proporcionan la preparación ideal para una invitación directa de hacer que Jesús sea el Señor en la
vida, y de tornarse activo en su servicio y en el testimonio. El maestro avisado, que conoce la vida de sus
alumnos, no dejará de extender tal invitación. Desgraciadamente son muchos los maestros que permiten que
sus alumnos “entren por la puerta delantera y se retiren por la puerta trasera”, sin desafiarlos jamás en la
causa de Cristo.
Algunos de los más destacados predicadores que ocupan los púlpitos hoy en día, han alcanzado esa estatura
debido a la influencia directa de un piadoso maestro, el maestro que puso una mano amiga sobre el hombro
del joven y le dijo: “Creo que Dios puede utilizarte en el pastorado.” O, en otros casos, algunos se sintieron
motivados al servicio misionero, porque un maestro de Escuela Dominical le dijo algo similar al caso
anterior.
Pero no todos los que aceptan a Cristo llegarán a ser pastores o misioneros. Su discipulado puede tomar una
entre muchas otras formas. Lo importante es su disposición a ser y hacer lo que Dios ha planificado para
ellos.
El maestro puede familiarizarse con el trasfondo cultural y los deseos del alumno. De la misma manera que
un maestro pudo entrar en una zapatería y ganar para Cristo y para el servicio cristiano a un D.L. Moody, así
también un maestro puede ser guiado a entrar en un almacén de víveres y hablar con un joven empleado
sobre sus oportunidades de testificar en el negocio donde trabaja. El maestro puede hacer una visita llevando
consigo el adecuado libro cristiano para que lo lea el joven cristiano. Puede llevar consigo a un alumno y
visitar a personas inconversas de su grupo de amiguitos, brindándole al nuevo cristiano la oportunidad de
observar cómo el maestro lleva a dichas personas a los pies de Cristo.
Algunas Escuelas Dominicales cuentan con una clase para enseñar discipulado. Se la podría denominar la
clase de los “nuevos miembros”, pero su contenido didáctico va principalmente dirigido a impartir a los
nuevos cristianos los fundamentos del discipulado y el desafío a serlo.
Otros grupos tienen una combinación de enseñanza y participación en el servicio activo. En la clase el joven
cristiano estudia cómo salir y ser un testigo para Cristo. Aprende qué pasajes de las Sagradas Escrituras
puede utilizar para persuadir, cómo presentar el sencillo plan de salvación, y cómo invitar al inconverso a

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decidirse a aceptar a Cristo. Luego sale a visitar los hogares de los que no concurren a la iglesia,
acompañando a un experimentado ganador de almas.
En esta experiencia de aprendizaje se comunica mucho más que la habilidad de ganar almas. Se comunican
actitudes, tales como el amor a las personas, la compulsión de predicar el evangelio, y la necesidad de usar
tacto y comprensión. Deseo y actitud son otros valores que se comunican mejor en el servicio activo; a veces
son difíciles de obtener en la situación formal de un aula.

3. Visitación de los ausentes. Hay otra clase de seguimiento que puede, a la larga, estimular el discipulado en
personas que han confesado a Cristo, pero que se han vuelto negligentes en asistir.
Se trata de visitar a las personas que han dejado de concurrir a las clases. Invariablemente algunos de los
“fieles” se oponen enérgicamente a la sugerencia de visitar a los miembros que dejan de asistir a la Escuela
Dominical. No creen en “mimar” a los que se echaron atrás. Sostienen que todo su esfuerzo debe
encaminarse a ganar a los perdidos.
Pero las estadísticas tienen rostro. La lista total de ausentes en un domingo cualquiera está constituida por
individuos, individuos como la adolescente llamada Debbie que estuvo ausente por casi un mes antes que su
maestra fuera a visitarla para ver qué ocurría. Pero entonces ya era demasiado tarde. Debbie había resbalado,
había cometido un pecado que dejaría sus marcas indelebles en ella por el resto de su vida.
No debería decirse nunca de un maestro o maestra de Escuela Dominical lo que le espetó la madre de una
niña a una: “Es usted la primera maestra de Escuela Dominical que ha venido a verla.” Si el contacto
personal es imposible, los maestros deben usar el teléfono como segunda alternativa. Y donde no hay
teléfono, una tarjeta o una carta que diga: “Me preocupa tu ausencia y te extraño.”

HACER DISCIPULOS INCLUYE DESARROLLAR LOS DONES ESPIRITUALES


La edición The Ryrie Study Bible define los dones espirituales como “capacidades que Dios da a los
creyentes para que puedan servirlo” (1 Corintios 1:7, nota). Estas capacidades espirituales pueden acrecentar
los talentos naturales con que nació el creyente, o pueden ser suplementarias.
A la muy repetida queja de que “no tengo dones”, Pablo responde: “Cada uno tiene su propio don de Dios” (1
Corintios 7:7), y “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en
particular como él quiere (1 Corintios 12:11; la bastardilla es del autor). Nadie puede decir que no hay nada
que él pueda hacer por el Señor, que no tiene ningún don. La Biblia afirma que todos reciben dones y que los
dones son escogidos por el Espíritu, no por el recipiente individual. Esto quiere decir que tanto el maestro
como el alumno cristiano cuentan con dones espirituales.
Una Escuela Dominical exitosa se preocupa en ayudar al alumno a descubrir qué dones Dios le ha dado, y a
desarrollar el uso de ellos. Una lista parcial de estos dones aparece en 1 Corintios 12:8– 10: palabra de
sabiduría, palabra de ciencia, fe, sanidades, milagros, profecía, discernimiento de espíritus, lenguas,
interpretación de lenguas. El versículo 28 agrega varios dones a la lista. En Romanos 12:3–8 Pablo también
anota: servicio, enseñanza, exhortación, repartición, administración y misericordia.
Para desarrollar los dones entre los alumnos, es importante que el maestro sea versado en las Sagradas
Escrituras y en sicología de grupos según la edad. Los alumnos dotados de varios dones pueden tender a
buscar ser el centro, excluyendo a los alumnos que tienen un solo don. El maestro debe procurar dirigir a
cada uno de los alumnos de modo que Dios pueda usar y mejorar sus dones.
Al mismo tiempo, el maestro de Escuela Dominical debe dejar perfectamente en claro a todos que “de la
manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,
así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros” (Romanos
12:4, 5). En el cuerpo de Cristo, al igual que en el cuerpo físico de cada miembro, un miembro no ha de
considerar a otro miembro como inferior. Todos son parte de un mismo cuerpo, y la enseñanza de la Escuela
Dominical ha de poner el más firme énfasis en esa verdad, tanto en precepto como en experiencia.
Con no poca frecuencia el maestro—un tercero objetivo—logra discernir algún don en la vida del alumno, no
percibido por sus padres. El reconocer un don en particular y el uso y desarrollo de ese don, pueden significar

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la diferencia entre ganar o perder un alumno. Un agresivo adolescente quería que se fijaran en él y para ello
golpeaba y hacía mofa de los demás alumnos. Un maestro atento y solícito descubrió la brillante mentalidad
del jovencito y su gran habilidad para la lectura, y logró incorporarlo en actividades de aprendizaje. Antes de
ello, el muchacho apenas si prestaba atención a las lecciones. Cuando recibió un genuino reconocimiento, no
sintió más necesidad de recurrir a un indeseable comportamiento para llamar la atención.
Dentro del aula el maestro puede fomentar los dones o dejar que el crecimiento de los alumnos se estabilice.
El maestro inexperto puede pensar que tiene que ser un “hombre orquesta”, queriendo hacerlo todo por sí
mismo. El maestro adiestrado, de acuerdo con el consejo que Pablo le dio a Timoteo, enseñará a los alumnos
lo que él sabe, para que los alumnos, a su vez, estén preparados para mantener ininterrumpida la cadena de
influencia.
Parte del desarrollo de los dones será la provisión del maestro para la aplicación de las lecciones y la
respuesta a las mismas. Ya que, por ejemplo, el dar es uno de esos dones que han de ser ejercidos por todos
los creyentes como parte de la adoración, el maestro procurará desarrollar ese don en sus alumnos,
estimulándolos a dar sacrificialmente en respuesta al relato de una historia tal como el de la viuda que dio
todo lo que tenía. Comenzando con monedas de ínfimo valor, traídas por los niños pequeños, el énfasis del
maestro sobre donativos proporcionales desarrollará hábitos de vida que los padres a veces descuidan,
posiblemente por no ser tampoco práctica de ellos.
Otro don que en mayor o menor grado poseen todos los cristianos, es el don de ayudar. La ayuda o servicio a
los demás puede ser enseñado y practicado en el ámbito del aula, y estimulado allende sus puertas. Pocas
cualidades han sido tan bien enfatizadas en diversos relatos de personajes como ésta, y hay una ingente
cantidad de material a disposición para reforzar la enseñanza.
El descubrir quién tiene tal y determinado don, puede ser materia de concepción más bien que de accidente.
Algunos maestros tienen un cuaderno con una página dedicada a cada alumno. Entre sus notas figuran
comentarios sobre el crecimiento y desarrollo espirituales del alumno. Sea que esté anotado por escrito o no,
el maestro avisado anota mentalmente la respuesta del alumno a invitaciones y oportunidades de
participación. Ocurre a veces que la espontánea participación del niño en una determinada actividad, revela
una especial capacidad.
Sea niño o adulto, la palabra de estímulo del maestro respecto al uso de sus dones, puede iniciar al alumno en
la senda de un pleno y dedicado servicio cristiano en el área de su capacidad. El énfasis del maestro sobre la
importancia de usar los dones hará que el alumno fije su atención en la necesidad de orar, pidiendo sabiduría
para saber cuáles son los dones que le han sido dados, y luego para mejorar cuanto le sea posible dichos
dones, a fin de rendir el máximo para Dios.

HACER DISCIPULOS INCLUYE RECLUTAR PARA EL SERVICIO


“¿Por qué nuestros jóvenes no dedican su vida a la obra misionera?” Es lo que se preguntan a veces,
revelando su preocupación, los dirigentes de las iglesias. En semejante situación, parecen incapaces de ver
que los jóvenes no se interesan por algo de lo cual conocen relativamente poco.
El reclutamiento para prestar servicios en las fuerzas armadas comienza con un despliegue publicitario, a
menos que la conscripción sea obligatoria. El ejército del Señor está formado por voluntarios, y con
frecuencia el Espíritu Santo utiliza la información para estimular al creyente a inscribirse voluntariamente.
Algunos planes de estudios de Escuelas Dominicales hacen hincapié en la obra misionera semanalmente;
otros aportan una aplicación misionera, cuando la lección bíblica pone de relieve las misiones. Pero las
propias responsabilidades misioneras de la iglesia deben estar expuestas ante los alumnos en muchas formas.
Cuando un misionero o misionera visitan la iglesia por un domingo o más, deben ser invitados a que hablen a
los departamentos o a las clases, mostrando curiosidades traídas del campo misionero y estimulando a los
alumnos a tomar en serio la obra misionera. Los departamentos o las clases pueden “adoptar” a un niño de
alguna misión—o varios niños de diversos campos misioneros—como su especial interés durante un año.
Pueden escribir cartas, enviar libros u otros obsequios, decorar sus paredes con mapas y cuadros del país o
países, y de muchas otras maneras crear una atmósfera de misiones en la Escuela Dominical.

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Debemos recalcar nuevamente que las misiones y el pastorado no son las únicas definiciones del servicio
cristiano. En todas partes abunda la necesidad de cristianos dispuestos y fieles, que echen mano de todas las
capacidades con que fueron investidos. El maestro debe estar siempre vigilante para cuanta oportunidad se
presente, de mostrar a sus alumnos las diversas formas en que pueden servir.

RESUMEN
El discipulado es más que clausurar la puerta de atrás para evitar la deserción de los alumnos de la Escuela
Dominical. Hacer discípulos, tal como lo leemos en la Gran Comisión, es ayudar a los creyentes en Cristo a
crecer hasta alcanzar la madurez, y ésta es una de las grandes metas de la Escuela Dominical para cada
alumno.
Uno de los términos favoritos usados por los cristianos en el libro de los Hechos, es la palabra discípulos
(Hechos 6:1, 7; 9:19; 11:26, 29). Ya que a los cristianos se los llamó discípulos y a nosotros se nos ordena
“hacer discípulos” de aquellos que han sido ganados para Cristo, este ministerio del discipulado se torna
supremo. No puede ser dejado al azar, sino que debe ser incorporado a las metas, programas y bases de la
Escuela Dominical para evaluar su éxito.

F PREGUNTAS CLAVES PARA ESTUDIO Y ANALISIS E


1. ¿Cómo definiría usted el concepto de hacer discípulos?
2. ¿En qué sentido apenas comienza la tarea del maestro cuando un alumno ha sido llevado a aceptar a
Cristo?
3. Nombre diversas maneras de hacer un discípulo de un nuevo cristiano.
4. ¿Cómo aprende a servir un aprendiz de discípulo?
5. ¿En qué sentido el visitar a los ausentes es una manera de hacer discípulos?
6. ¿Qué son los dones espirituales y a quiénes se los otorga?
7. ¿Por qué el maestro es un factor importante en el desarrollo de los dones espirituales?
8. ¿De qué manera puede una iglesia promover más oportunidades para que sus jóvenes y adultos sirvan a
Cristo?

F ACTIVIDADES PARA ESTUDIO Y APLICACION ADICIONALES E


1. Planee una clase especial para nuevos cristianos, para familiarizarlos con los métodos y medios del
discipulado.
2. Planee un proyecto para traer más información relativa a las misiones a su clase o departamento. Haga
participar a muchos (si no a todos los) alumnos en los diferentes aspectos del proyecto.
3. Planee una actividad paraescolar mensual para jóvenes y adultos, que estimule sus dones y requiera el uso
de ellos. Esto podría tomar la forma de un proyecto de servicio, como por ejemplo una actividad con los
pacientes de un asilo de ancianos y en pro de ellos, una fiesta para niños desamparados, o el embellecimiento
de la iglesia de una manera especial.

Capítulo 11
Leyes que rigen el crecimiento de la Escuela Dominical
Muchos han intentado clasificar los principios por los cuales crecen las Escuelas Dominicales o las iglesias.
Algunos han elaborado detalladas explicaciones respecto a la expansión de la Escuela Dominical; otros
formulan explicaciones simplistas.
En el pasado la Escuela Dominical atravesó diversos ciclos, durante los cuales a veces experimentó un rápido
crecimiento y otras veces vio decrecer su asistencia. Las técnicas que produjeron un crecimiento en una
generación, pueden no ser adecuadas 100 años después. Algunas “leyes” de crecimiento estuvieron atadas a
ciertas modas y manías. De ahí que no deben ser consideradas estrictamente leyes, porque esta palabra
entraña principios inmutables que están por encima de la cultura y de las circunstancias. Los principios que
rigen el crecimiento y que anotamos a continuación, trascienden el tiempo.

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¿POR QUE PREOCUPARSE POR EL CRECIMIENTO?
1. Dios espera un crecimiento numérico. Las Escuelas Dominicales deben entregarse con afán al
crecimiento numérico, porque Dios espera que una Escuela Dominical crezca. ¿Por qué?
En primer lugar, el ejemplo de la creciente iglesia de Jerusalén toma en consideración el crecimiento. “Y
crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén…”
(Hechos 6:7).
En segundo lugar, la Gran Comisión, la orden de marcha para la Escuela Dominical, supone crecimiento,
porque cuando se gana la gente para Jesucristo y se la trae a la Escuela Dominical para enseñarles la Palabra
de Dios, se produce un crecimiento natural.
En tercer lugar, el crecimiento es un reflejo de la vida; lo que no crece, muere.
En cuarto lugar, el crecimiento de la Escuela Dominical es el resultado de la ley bíblica de dar fruto, cada
uno según su género (Génesis 1:11). Los cristianos deben producir fruto en su propia vida y en la vida de los
demás.
En quinto lugar, el crecimiento de la Escuela Dominical es necesario, porque el aumento de la población
mundial significa que más personas necesitan ser alcanzadas y ganadas para Jesucristo.
A medida que crecen las Escuelas Dominicales, se establecen más iglesias para atender las crecientes
necesidades.
En sexto lugar, debe haber crecimiento para hacer un mayor impacto en las áreas metropolitanas.
Para alcanzar a nuestro vecindario para la causa de Cristo, necesitamos proyectarnos organizadamente, con
más obreros, más espacio y un mayor presupuesto.
En séptimo lugar, la Escuela Dominical que experimenta crecimiento, puede brindar un mejor y más
completo ministerio a todas las necesidades de los cristianos. Mientras más grande es la iglesia, más
cristianos pueden concurrir; de ahí que habrá más personas con dones espirituales para ministrarse unos a
otros.

2. Dios espera un crecimiento en conocimiento. El crecimiento no consiste solamente en una expansión


numérica. El agricultor se preocupa por el producto que embarca para el mercado, pero también le preocupa
el crecimiento del árbol y tal vez el crecimiento financiero del negocio, que le permita adquirir más tierras de
cultivo.
El crecimiento de la Escuela Dominical tiene que ver con el conocimiento bíblico. Tenemos que alcanzar
más alumnos inconversos y reclutarlos, para que se les pueda enseñar las verdades bíblicas; esto es crecer en
conocimiento. “Los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil
personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros…” (Hechos 2:41,
42). El crecer en doctrina bíblica da por resultado que tanto el maestro como el alumno crecen en la fe y en
carácter.

3. Dios espera un crecimiento en la proyección evangelística. Cuando la persecución esparció a los


cristianos de Jerusalén a otras partes, todos se transformaron en misioneros, que predicaban al Señor
Jesucristo dondequiera que iban. En Antioquía “… la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó
y se convirtió al Señor” (Hechos 11:21). La totalidad de la Escuela Dominical debe crecer en su capacidad
profesional de ministrar a los alumnos.

AJUSTADO EQUILIBRIO DE LAS LEYES DE CRECIMIENTO


Hay cuatro causas o fuerzas básicas que gobiernan el crecimiento de la Escuela Dominical. Las llamamos las
cuatro leyes fundamentales del crecimiento de la Escuela Dominical, y son las siguientes: (1) la ley de la
proyección evangelística; (2) la ley de hacer discípulos; (3) la ley de organización y administración; y (4) la
ley del liderato.

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1. Equilibrio de las cuatro fuerzas. El gráfico “Leyes de crecimiento de la Escuela Dominical” muestra las
cuatro fuerzas de crecimiento: Proyección evangelística, Discipulado, Organización y Liderato. El equilibrio
es la clave para alcanzar la madurez, y la Escuela Dominical no es una excepción de la regla. Cada área de
crecimiento debe ser equilibrada con las otras tres.
Algunas Escuelas Dominicales son fuertes en la proyección evangelística y pueden poner demasiado énfasis
en esa área. Por loable que sea el evangelismo, no es el ministerio total de la iglesia.
Otras iglesias hacen demasiado hincapié en hacer discípulos, con un fuerte programa de enseñanza y
adiestramiento. Pero el hacer discípulos no debe nunca hacerle sombra al evangelismo.
Lo mismo cabe decir de la organización. Algunas iglesias se esmeran excesivamente en la programación de
sus actividades. Cada persona debe encajar en un sitio y toda la Escuela Dominical debe marchar
suavemente. Pero cuando la programación se torna más importante que los otros tres rayos de la rueda, la
Escuela Dominical queda desequilibrada.
El último rayo es el liderato. Con respecto al mismo, el pastor de una conocida iglesia dice: “Todo gira en
torno al liderato.” ¡Cuán cierto es eso! Pero la Escuela Dominical es más que sus líderes; es el cuerpo de
Cristo que actúa al unísono para alcanzar, enseñar y ganar su comunidad para Jesucristo.
Cuando una de estas cuatro fuerzas está desequilibrada, no hay crecimiento. Cuando el cuerpo pierde su
equilibrio, enferma; de la misma manera, cuando la Escuela Dominical pierde su equilibrio, cesa en su
crecimiento.

2. Equilibrio entre los factores espirituales y los factores naturales. Se observan dos círculos en el gráfico.
El círculo interior representa los factores espirituales que contribuyen al crecimiento de la Escuela
Dominical. El círculo exterior representa los factores naturales que contribuyen a dicho crecimiento. Ambos
deben actuar armónicamente.
Los factores espirituales son fuerzas que el Espíritu Santo utiliza para producir crecimiento. Los factores
naturales son los principios que el hombre utiliza—procedentes de su propia capacidad natural—que hacen
que la Escuela Dominical crezca. Esta división de tareas hace que Dios y el hombre trabajen juntos. Pablo
nos recuerda que “… nosotros somos colaboradores de Dios…” (1 Corintios 3:9). La expresión clave es
“Colaboradores de Dios”: trabajando con Dios—Dios que realiza lo que solamente él puede hacer y el
hombre que ejecuta la tarea que Dios le encomienda, pero que juntos realizan la obra de la Escuela
Dominical.

Leyes de Crecimiento de la Escuela Dominical


Esta división de tareas aparece ilustrada en la agricultura. Como primera medida, el agricultor tiene que
sembrar la semilla adecuada, en el momento apropiado, según las leyes de la naturaleza. Luego, tiene que
esperar que llueva o implantar sistemas de regadío. Tiene que fertilizar y cosechar en las fechas más
propicias para lograr un buen rendimiento. Pero por otra parte, solamente Dios puede hacer que el milagro de
la germinación produzca la planta, luego el fruto y finalmente la siega. Mientras mejor trabaja el hombre con
Dios, mayor será la cosecha.
La misma comparación cabe para la Escuela Dominical. El personal debe preparar edificios apropiados, se
deben comprar los equipos y se deben organizar las aulas. Tiene que haber un bien equilibrado plan de
estudios que sea presentado a cada alumno, según su nivel de edad, de una manera interesante, de modo que
lo motive a aprender. Pero luego que el maestro ha utilizado todo su adiestramiento para exponer la Palabra
de Dios, solamente el Espíritu Santo puede actuar en el corazón del alumno para convencerlo de sus pecados
y abrir sus ojos ciegos. Sólo Dios puede producir fe y espiritualidad. En la Escuela Dominical, Dios y los
maestros deben trabajar al unísono, para lograr una cosecha espiritual.
De la misma manera que el cuerpo humano en crecimiento es un intrincado equilibrio de numerosas fuerzas,
así también la Escuela Dominical debe guardar un ajustado equilibrio, si es que ha de crecer según el modelo
de Dios. Los alumnos deben crecer en Cristo; los programas deben crecer en su capacidad de satisfacer
necesidades; y el número debe aumentar en concordancia con el esfuerzo evangelístico.

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APLICACION DE LAS LEYES DE CRECIMIENTO
Cada una de las principales leyes de crecimiento de la Escuela Dominical tiene muchas expresiones o
aplicaciones.
1. La ley de proyección evangelística: las Escuelas Dominicales crecen en relación directa a la efectividad de
su proyección en los vecindarios que sirven. No podemos esperar que los inconversos vengan a nuestra
iglesia en busca de la salvación. La Gran Comisión comienza con el imperativo “Id”. Por lo tanto, la Escuela
Dominical debe proyectarse fuera del ámbito de su edificio a la comunidad, para entrar en contacto con los
inconversos en procura de motivar a los mismos a prestar oídos al mensaje del evangelio.

Factores espirituales en la proyección evangelística. Estos factores comprenden los principios


mediante los cuales el Espíritu Santo obra en la vida de las personas: (1) oración por el crecimiento (Juan
14:14; Mateo 7:7); (2) cosecha de almas, presentando el evangelio en forma comprensible, y motivando a
las personas a responder a Cristo; (3) testimonio, dando a conocer a los demás una fe personal en Cristo;
(4) predicación y enseñanza, presentando el mensaje de manera lógica y persuasiva, de modo que respondan
al llamado; (5) cruzadas evangelísticas y de avivamiento; y (6) visitación organizada, de modo que el
vecindario sea cubierto sistemáticamente y todos reciban el mensaje del evangelio.

Los que acabamos de mencionar son solamente algunos de los factores espirituales que, cuando se los aplica
fielmente, redundarán en el crecimiento de una iglesia.

Factores naturales en la proyección evangelística. Estos factores comprenden avisos periodísticos,


promoción y publicidad, haciendo saber a la comunidad dónde está situada la Escuela Dominical, cuál es su
ministerio, y extendiendo una invitación a asistir.

Obsérvese en el gráfico que (1) los factores naturales incluyen una campaña de asistencia de la Escuela
Dominical, por la cual se estimula a los alumnos a traer a sus amigos a la Escuela Dominical; (2) el
ministerio de visitación involucra factores espirituales de ganar almas y factores naturales de publicidad, e
invitaciones de puerta en puerta; (3) la publicidad incluye periódicos de la iglesia o de la Escuela
Dominical, circulares, tarjetas, cartas manuscritas, avisos en los diarios locales y en la radio, aparte de
utilizar las tablillas de boletines de la comunidad, calcomanías colocadas en los vehículos, carteleras y
letreros. Hay centenares de factores naturales para informar a la comunidad respecto al ministerio de la
iglesia. Mientras mayor sea la publicidad utilizada por una Escuela Dominical, mayor será el número de
visitantes, y por lo tanto, mayor será el número de personas que podrán ser ganadas para Cristo.

2. La ley de hacer discípulos: la Escuela Dominical crece en relación directa a su efectividad en enseñar y
hacer discípulos a quienes asisten a la Escuela Dominical. El proceso de hacer discípulos no es otra cosa que
hacer seguidores, pues un discípulo es un seguidor. Cuando una Escuela Dominical hace una buena tarea
formando discípulos, los estudiantes asisten a las clases por lo que obtienen de las mismas. Y esto tiene que
ver con la motivación interna o la satisfacción de las necesidades de los individuos. Algunas Escuelas
Dominicales han sido tan eficientes en su ministerio, que eso ha sido, justamente, la causa fundamental de su
crecimiento.

Factores espirituales de hacer discípulos. Las Escuelas Dominicales crecen debido: (1) al amor que se
profesan mutuamente las personas; (2) al gozo que disfrutan en comunión en los servicios; (3) al hecho de
que la Palabra de Dios es tan eficazmente enseñada y predicada, que aquellos que escuchan, reciben
alimento; (4) al derramamiento del Espíritu que capacita a las personas a servir a Dios, haciendo que las
iglesias crezcan; y (5) a que la gratitud que las personas profesan hacia el Señor Jesucristo, las motiva a
asistir a la Escuela Dominical.

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Todos estos factores producen el crecimiento de la Escuela Dominical.

Factores naturales del discipulado. Hay leyes naturales, donde la gente está involucrada en el proceso de
enseñanza/aprendizaje, que hacen que la Escuela Dominical crezca. Esas leyes son las siguientes: (1) las
personas asisten a la Escuela Dominical porque participan en el proceso de aprendizaje gracias a las
buenas técnicas docentes de la misma; (2) los niños asisten a la Escuela Dominical porque se ven
recompensados por actividades (trabajos manuales) y otros recursos educacionales; (3) la calidad de las
aplicaciones prácticas hace que la gente asista a la Escuela Dominical, porque su vida ha sido cambiada;
(4) los estudiantes asisten a la Escuela Dominical debido a las competencias y otros medios de motivación
que revelan el máximo de sus capacidades; y (5) los alumnos deben desarrollar el hábito de asistir a la
Escuela Dominical, de modo que se torne natural para ellos concurrir todos los domingos por la mañana.

3. La ley de organización: una Escuela Dominical crece en relación directa a su capacidad para organizar y
administrar su programa para satisfacer las necesidades de todos sus miembros.
Algunos obreros se resisten a todo intento de organizar a la Escuela Dominical, porque creen que la
programación mata el espíritu del cristianismo. Sin embargo, sabemos que hubo programas en la era
neotestamentaria. Programar no es otra cosa que colocar a la persona adecuada en el lugar adecuado, con las
herramientas adecuadas, para hacer la tarea adecuada en el momento adecuado. Los apóstoles “… todos los
días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo” (Hechos 5:42). Hay
evidencias de tiempo (todos los días), lugar (en el templo y por las casas), plan (no cesaban de) y programa
(enseñar y predicar).

Factores espirituales del programa organizativo. La Escuela Dominical (1) debe estar organizada alrededor
de una meta bíblica, (2) debe estar colocada bajo la autoridad de la Biblia, (3) debe estar dirigida por
líderes espirituales (los laicos deben ocupar su adecuado lugar de responsabilidad), y (4) debe ajustarse a
normas bíblicas para que se mantenga incólume la cadena de autoridad. “Hágase todo decentemente y con
orden” (1 Corintios 14:40).

Factores naturales del programa organizativo. Muchas iglesias están deficientemente organizadas y
funcionan de una manera fortuita. Bajo el título de este epígrafe pueden aplicarse a la iglesia los principios
basados en la verdad, que ayudarían a cualquier organización a funcionar eficientemente. Una iglesia bien
organizada recluta, entrena y dirige adecuadamente a sus obreros. Es preciso ajustarse a los principios de
utilizar adecuadamente los edificios y equipos educacionales. De actuar así, habrá armonía en los esfuerzos y
espiritualidad en sus resultados.

4. La ley del liderato: la Escuela Dominical crece en relación directa con la eficiencia de sus líderes en
ejecutar sus tareas encaminadas a llevar a cabo las metas de la Escuela Dominical. El líder se proyecta en la
obra que hace para Dios. No podemos levantar nuestras Escuelas Dominicales según los métodos de los
expertos en relaciones públicas de compañías comerciales; tenemos que empezar con el hombre de Dios. El
liderato comienza con el pastor, sigue con el superintendente, los superintendentes departamentales y,
finalmente, todos y cada uno de los maestros de la Escuela Dominical. Liderato significa realizar la tarea
valiéndonos de otra gente. Si la obra no se ejecuta, significa que no hay liderato.

Factores espirituales del liderato. Dichos factores son los siguientes: (1) el líder tiene que ser una persona a
quien Dios ha llamado; (2) debe llenar los requisitos bíblicos en su vida personal; (3) el líder tiene que ser
dotado de poder por el Espíritu Santo para ejecutar la tarea encomendada; (4) debe tener una clara
comprensión de los principios bíblicos y ser capaz de aplicarlos al ministerio de la Escuela Dominical; y (5)
tiene que ser un hombre dedicado a la oración.

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Los factores espirituales contribuyen todos ellos al crecimiento, pero las Escuelas Dominicales no crecen, a
menos que las mismas sean atemperadas con líderes capaces de hacer que las cosas se hagan día tras día.
Algunos líderes están “tan imbuidos de lo celestial, que no sirven para lo terrenal”. De ahí que en todo buen
liderato tienen que haber también factores naturales.

Factores naturales del liderato. Toda persona colocada en un nivel de liderato (1) debe entender las
relaciones humanas básicas y cómo llevarse bien con la gente; (2) debe saber cómo motivar a las personas
para lograr que se haga el trabajo; (3) debe saber cómo adiestrar a otros, tanto técnicamente como en un
ambiente informal; (4) debe tener la capacidad suficiente para supervisar y evaluar a los obreros; y (5) debe
tener un claro concepto de cómo resolver problemas interpersonales, cómo lograr un equipo coherente, y
cómo tener a todos trabajando hacia la meta fijada.

Observando nuevamente el gráfico, constatamos una vez más que las cuatro leyes afectan una a la otra y se
equilibran recíprocamente. La proyección evangelística es factor motivador del discipulado, en tanto que el
hacer discípulos lleva a la proyección evangelística. La necesidad de hacer discípulos requiere organización,
mientras que, a la inversa, la organización promueve el discipulado. La organización depende del liderato, y
un buen liderato evalúa y promueve la organización. El liderato fija las normas y provee la visión para la
proyección evangelística, y la proyección evangelística necesita más liderato.
Si se mantienen en ajustado equilibrio estas cuatro fuerzas, la Escuela Dominical, sin duda alguna, crecerá.

RESUMEN
Las leyes de crecimiento de la Escuela Dominical nunca son automáticas; tienen que ser aplicadas.
La obra de la Escuela Dominical progresa con el esfuerzo humano que ha sido ungido por Dios.
Estas cuatro leyes tienen que estar equilibradas por igual para el crecimiento neotestamentario, lo cual
significa una proporcionada atención a la proyección evangelística, al discipulado, a la organización y al
liderato. Además, debe ponerse igual énfasis en los factores espirituales y en los naturales.
El crecimiento de algunas Escuelas Dominicales puede deberse a causas superficiales, como la publicidad
solamente. Tal aumento numérico de la asistencia no puede ser negada, pero no es de naturaleza
neotestamentaria.

F PREGUNTAS CLAVES PARA ESTUDIO Y ANALISIS E


1. ¿Dónde debe obtener la Escuela Dominical sus principios de proyección evangelística?
2. ¿Por qué deben desear crecer las Escuelas Dominicales?
3. ¿Por qué es importante el equilibrio?
4. ¿Cuál es la diferencia entre los factores espirituales y los factores naturales en el crecimiento?
5. Enumere y explique las cuatro principales leyes que gobiernan el crecimiento de la Escuela
Dominical, prestando atención, tanto a los factores espirituales como a los factores naturales involucrados en
cada una de ellas.

F ACTIVIDADES PARA ESTUDIO Y APLICACION ADICIONALES E


1. La clase analizará su Escuela Dominical para determinar las expresiones más vigorosas y las más débiles
de las cuatro leyes que gobiernan el crecimiento de la Escuela Dominical. ¿Cómo se pueden superar las
debilidades?
2. La clase analizará los mejores programas y las mejores campañas de proyección evangelística de la
Escuela Dominical realizados durante los últimos años. ¿Qué los hizo eficaces? ¿Podrían hacerse de nuevo?

Capítulo 12
Brillante futuro de la Escuela Dominical

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Durante la década de 1960 a 1970 la asistencia a la Escuela Dominical declinó en muchas iglesias.
Los dirigentes afrontaron una sensación de fracaso, y empezaron a experimentar nuevas técnicas para atraer a
los alumnos de vuelta a la Escuela Dominical. Se iniciaron así actividades tangenciales de dinámica de
grupos, educación programada y televisión educativa. También se dictaron clases experimentales sobre
problemas sociales, clases de actividades de representación y adiestramiento en sensibilidad. Se probaron
programas alternativos tales como las “Escuelas de los Miércoles” o clases celulares diversificadas.
Ninguno de estos experimentos tuvo éxito evidente; tampoco dieron resultados aparentes los esfuerzos para
apelar a la fantasía del alumno ni los esfuerzos vinculados a la moda. Pero la Escuela Dominical rehusó
morir. Creció en las iglesias donde se usaban los métodos tradicionales, donde se enseñaba la Biblia como la
Palabra de Dios, y se experimentaban cambios de vidas. Se halló que la mañana del domingo continuaba
siendo el mejor horario para las reuniones, cuando la mayoría de las personas tienen tiempo disponible para
asistir a un organizado estudio de la Biblia.
Además, es el tiempo en que la gente espera que las iglesias ofrezcan educación religiosa.
Las Escuelas Dominicales más exitosas son las que han vuelto a los principios básicos. La última innovación
en las Escuelas Dominicales es un retorno a las antiguas formas que antes dieron resultado. Los sistemas que
dieron buenos resultados en el pasado, aún se aplican hoy, pero eso no quiere decir que estemos aherrojados
a todas las técnicas antiguas. Los principios eternos que hallamos en la Palabra de Dios son aún eficaces,
pero deben ser reaplicados en cada nueva generación. Es por ello que tiene significativo valor echar una
rápida ojeada a la historia de la Escuela Dominical, para obtener una amplia perspectiva de su valía en el
futuro.

UN VISTAZO EN EL ESPEJO RETROVISOR


Se ha dicho con frecuencia que “La necesidad es la madre de los inventos”, y así ocurrió en el caso de la
Escuela Dominical. Existía una necesidad, y la primera clase de Escuela Dominical fue el intento de un
inglés del siglo XVIII, de satisfacer esa necesidad.
Roberto Raikes, reconocido como fundador de la Escuela Dominical, era el editor del The Gloucester
Journal, en la ciudad de Gloucester, Inglaterra. Tomaba en serio tanto su influyente posición, heredada de su
padre, como su religión. Se preocupaba por la gente, especialmente por los pobres, que a menudo eran
arrestados por causas triviales; escribió frecuentes artículos editoriales referentes a las condiciones que
aquéllos soportaban en las apiñadas cárceles. Pero hizo más que eso. Puso en práctica sus convicciones y
visitó personalmente las cárceles, donde repartió Biblias y leyó la Palabra de Dios a quienes no sabían
hacerlo por sí mismos.
Pero Raikes, en lo personal, era totalmente distinto de los hombres y mujeres que visitaba en las cárceles. Era
aseado y andaba bien vestido; tan cuidadoso era en su aspecto exterior, que algunos lo llamaban “Buck
Raikes, el fino”.
La atención que prestaba Raikes a los detalles se proyectaba también en el confortable hogar que proveyó
para su familia. Con el ánimo de mejorar aún más la belleza de su hogar, una tarde se dirigió a los barrios
bajos de la ciudad, en busca de un jardinero. Al entrar en ese sector, fue agredido a empellones por una banda
de chiquillos harapientos. Mencionó el hecho a una de las señoras del vecindario.
— ¡Los viera usted los domingos cuando la fábrica está cerrada y no tienen otra cosa que hacer sino meterse
en líos!—respondió la señora.
Esas palabras dieron alas a su imaginación. Evidentemente los muchachos de los barrios bajos constituían
una creciente amenaza para el distrito. Una sensación de convicción hizo presa en el corazón de Raikes. Esos
eran los hijos de los hombres y mujeres que él visitaba en la cárcel.
Librados a sus propios medios, esos niños se habían tornado en criaturas semisalvajes, llenos de odio, de
temor y de ignorancia. ¿Que se podía hacer por ellos?
Fue a ver al reverendo Thomas Stock y juntos anotaron los nombres y direcciones de alrededor de noventa
niños de ese sector. Visitaron a las familias y con frecuencia fueron insultados como premio a sus esfuerzos.

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Pero persistieron en su empeño. Gradualmente lograron reunir una reducida clase que se congregaba en la
cocina de la señora de Meredith, la primera maestra de Escuela Dominical.
Y así comenzó la primera Escuela Dominical; pero era diferente de nuestras Escuelas Dominicales de hoy
día. Así, por ejemplo, se les pagaba a las maestras; de hecho, esto constituía casi una necesidad, considerando
el desafío que enfrentaban. También era diferente al de nuestros días el plan de estudios. Los niños de los
barrios bajos eran analfabetos y había que enseñarles a leer y escribir. A medida que aprendían, se los
estimulaba para que usaran su recién adquirido conocimiento para estudiar la Palabra de Dios. El horario de
las clases también se prolongaba más que en la actualidad. Una sesión de dos horas comenzaba todos los
domingos a las diez de la mañana y era seguida de un corto recreo. Luego, después de otro período de
estudio, los alumnos eran llevados a la iglesia.
La disciplina era un problema muy especial en esa primera Escuela Dominical. El grupo era ruidoso y
experimentado en el arte de las travesuras. En algunas ocasiones un alumno se tornaba tan inmanejable, que
Raikes se veía obligado a llevarlo a su casa, esperaba que el padre del ofensor le aplicara el condigno castigo,
y lo llevaba de vuelta a la clase para terminar con su programa del día. Pero los hábitos adquiridos en toda
una vida no se perdían fácilmente, y pronto el grupo llegó a ser un hueso demasiado duro de roer para la
señora de Meredith. Ella renunció a su puesto, y la clase fue trasladada a la cocina de la señora de Critchley.
Pero ocurre que las vidas constantemente expuestas a las verdades de la Palabra de Dios, no permanecen
inalteradas. A medida que las semillas plantadas en esos corazones jóvenes comenzaban a echar raíces, se
tornaba evidente un notable cambio en su vida. Andando el tiempo, los distritos donde funcionaban las
Escuelas Dominicales de Roberto Raikes, llegaron a ser los más tranquilos en la ciudad de Gloucester.
Cuando Raikes vio la indiscutible evidencia de las vidas transformadas, comenzó una campaña de promoción
de Escuelas Dominicales desde las páginas de su diario. En solamente cuatro años, la matrícula en las
Escuelas Dominicales de Inglaterra alcanzó la cifra de 250.000 niños, y a su muerte, ocurrida en el año 1811,
aproximadamente 1.250.000 niños de Gran Bretaña eran alcanzados semanalmente por las Escuelas
Dominicales.
La influencia de Raikes respecto a las Escuelas Dominicales no se detuvo en la Gran Bretaña. Las noticias de
este exitoso y nuevo ministerio se esparcieron por otros continentes. Juan Wesley apremiaba: “Tiene que
haber una Escuela Dominical dondequiera que haya una agrupación metodista.”
Hoy en día muchos creen que fue Juan Wesley, y no Robert Raikes, el verdadero fundador de la Escuela
Dominical. Sostienen, los que así lo creen, que en Savannah, Georgia, EE.UU., alrededor de cincuenta años
antes, Wesley comenzó a instruir a niños en la Palabra de Dios los domingos por la tarde. Esto es cierto. Pero
las clases de Wesley no podrían considerarse técnicamente Escuelas Dominicales, porque sus esfuerzos
estaban encaminados a los hijos de cristianos—la instrucción era del catecismo y la meta, de edificación.
Una auténtica Escuela Dominical tiene cuatro características únicas en su género: (1) alcanza tanto a los
niños inconversos como a los niños cristianos; (2) la instrucción que se da es de la Palabra de Dios, más
bien que de los ejercicios de preguntas y respuestas del catecismo; (3) su propósito es evangelizar a los
perdidos, así como instruir a los salvados; y (4) es operada preferentemente por laicos y no por pastores. La
muy particular naturaleza de la Escuela Dominical echa por tierra las pretensiones de Wesley y refuerza la
posición de Raikes como fundador.
A comienzos del siglo XX gran cantidad de Escuelas Dominicales abandonaron sus horizontes espirituales y
prefirieron los horizontes académicos. El liberalismo se metió subrepticiamente en los seminarios y se
escurrió al interior de las iglesias, y finalmente afectó a las Escuelas Dominicales. Con el tiempo la
convención de Escuelas Dominicales se transformó en el Concilio Internacional de Educación Religiosa, bajo
el liberal Consejo Mundial de Iglesias.
Una niñita preguntó una vez: “Si las Escuelas Dominicales solían ser tan grandes, ¿por qué ahora no asisten
todos a ella?”
Excelente pregunta. ¿Por qué la Escuela Dominical ha perdido la influencia que una vez tuvo? La respuesta
debe ser lo suficientemente sencilla para que la niñita pueda entenderla.

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Cuando las Escuelas Dominicales enseñaban la Palabra de Dios, la gente asistía porque quería saber qué era
lo que Dios decía; pero cuando descuidaron los milagros y negaron que Jesús era el Hijo de Dios, las
Escuelas Dominicales se tornaron iguales a las escuelas comunes, por lo que los niños preferían quedarse en
su casa a jugar. La asistencia bajó; las Escuelas Dominicales habían perdido su influencia.

UNA MIRADA AL FUTURO


Las Escuelas Dominicales que crecen hoy en día son las que creen y enseñan que la Biblia es la santa Palabra
de Dios. La Gran Comisión sigue siendo nuestra orden de marcha para la Escuela Dominical—que personas
alcancen a personas para llevarlas a Jesucristo.
Un entrenador de un equipo de fútbol dijo a los jugadores que estaban a su cargo: “El futuro es AHORA.”
Con ello los motivó a la acción. Algunas de las últimas tendencias en las Escuelas Dominicales son un
retorno a las antiguas formas de trabajar. Algunas de esas formas pueden ser excelentes; todas necesitan ser
pesadas en balanza para verificar su mayor efectividad en cada escuela en particular.

1. Innovaciones basadas en un retorno a métodos anteriores. Hay un renovado énfasis en practicar un “día
de elevada concurrencia”, en el cual todo el personal de la Escuela Dominical realiza un máximo esfuerzo
para generar interés en la Escuela Dominical. Es una innovación del histórico día de reanimación que tenía
por propósito inyectar nuevo entusiasmo en la obra de la Escuela Dominical. El día de elevada concurrencia
logra: (1) nuevos asistentes; (2) retorno de los ausentes; y (3) un mayor entusiasmo.

Hay un retorno, en algunas iglesias, a los ejercicios de apertura, pero se les da un nuevo nombre, como
períodos de asamblea, adoración o pre-lectivo. Algunos maestros piensan que los alumnos necesitan de cierta
preparación receptiva antes de comenzar el período de instrucción.
Hay un retorno a las clases masivas de estudio bíblico en grandes auditorios, debido a que muchos adultos se
sienten intimidados de asistir a una clase poco numerosa y verse comprometidos con extraños. En las clases
numerosas disfrutan del anonimato, pero no obstante, reciben una sistemática exposición de la Biblia.
Las actividades de memorización de textos bíblicos vuelven en forma de franelógrafos, transparentes
colgados y juegos de memoria. No se insiste más en el “texto áureo”, pero se siente la necesidad de ejercitar
la memoria.
El manual del alumno se utiliza cada vez más como elemento docente en el aula. Los alumnos responden a
preguntas formuladas y se expresan por escrito. Al mismo tiempo, el tradicional manual no se usa tanto para
trabajar en él como tarea en el hogar; a veces los maestros guardan el manual en el aula hasta completar la
serie.
El uso de títeres es más popular que nunca. Pocos años atrás la Escuela Dominical era prácticamente el único
instituto educacional que utilizaba títeres. Pero con la aparición de la televisión educativa para niños, los
títeres han resultado ser un eficaz método de instrucción.
El uso de emblemas de la Escuela Dominical, de cartelones y de una profusa decoración, es de uso corriente
en todas las Escuelas Dominicales. Se dice que “Las paredes tienen oídos”, pero también saben hablar, y el
decorado del aula, que hace juego con el tema, sirve para reforzar la lección.
Las International Uniform Lessons (Lecciones uniformes internacionales) continúan perdiendo su atractivo.
Con todo, muchas iglesias quieren que todos los alumnos estudien la misma lección, de modo que lo que se
aprende en la Escuela Dominical pueda ser motivo y tema de los devocionales en familia. No obstante, los
planes de estudios “uniformes” o “unificados”, tienen inconvenientes, como lo estudiamos en el capítulo
correspondiente a los planes de estudios. Con semejante deficiencia, como es la falta de cobertura bíblica
total durante la vida del alumno, sería conveniente que las iglesias estimularan los devocionales familiares
tomando como base un libro de la Biblia, o por otros métodos que permitan aumentar el conocimiento
bíblico, en vez de combinarlos con las lecciones de la Escuela Dominical.
Son populares los libros de bolsillo como textos de Escuela Dominical, especialmente para jóvenes y adultos.
Claro está que a esto no se le puede llamar tendencia nueva. La American Sunday School Union (Unión

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Americana de Escuelas Dominicales) imprimió más de ocho millones de libros de texto de bolsillo en el siglo
XIX. Como quiera, los libros de bolsillo se tornan año tras año más populares.
En los pasados cien años el material del plan de estudios de las Escuelas Dominicales ha estado
correlacionado por fecha. Hay ahora una mayor tendencia en favor del material de estudios sin fechar y que
puede ser utilizado nuevamente. Esto significa que el maestro puede llegar a ser un experto en la enseñanza
de lecciones específicas y la Escuela Dominical puede correlacionar sus lecciones por el contenido. El
material del plan de estudios de la Escuela Dominical no tenía fecha en los primeros setenta y cinco años de
existencia.

2. Innovaciones que son reaplicaciones de principios bíblicos. El método de enseñanza de maestro director
pudiera ser una nueva forma de las clases dirigidas por Roberto Raikes, pero son diferentes tanto la sicología
de aprendizaje como las motivaciones del maestro. Un maestro con varios colaboradores enseña a grupos de
25 a 60 niños en aulas más espaciosas. Este método, como ya lo hemos visto, toma el nombre de enseñanza
en equipo modificada o enseñanza a sesión abierta.
La Junta de Educación Cristiana hará un mayor impacto, porque las iglesias sienten la necesidad de planificar
de antemano, coordinar y evaluar su programa educacional total, con vistas a mejorar su ministerio.
La Escuela Dominical de “nivel dividido” también toma el nombre de sesión doble, y en ella se utilizan las
mismas instalaciones dos o tres veces los domingos por la mañana, con diferente personal para cada sesión.
Esta es la solución para la necesidad de instalaciones en las Escuelas Dominicales de rápido crecimiento.
Cada vez tiene mayor aceptación un programa graduado de niños en la iglesia, durante el servicio de la
mañana, especialmente en iglesias que tienen amplias facilidades para llevar y traer a los niños. La iglesia
para los niños puede correlacionarse con la Escuela Dominical o puede estar separada, así como el servicio
de adoración para adultos está separado en temas bíblicos.
Se organizan clases y se procura proporcionar literatura para la instrucción de los sordos, de los retardados,
de los ciegos y de los alumnos provenientes de diverso trasfondo étnico o litúrgico.
También reciben atención los divorciados, los adultos solteros, los grupos profesionales, los ancianos y otros
grupos especiales.
En la Escuela Dominical del futuro habrá más hombres que enseñen a los pequeños, en vez de dejar esa
responsabilidad exclusivamente a las mujeres. Las aulas serán más espaciosas, mejor iluminadas, y el
moblaje hará juego con las diversas edades de los educandos. Habrá más alfombras en los pisos y se pondrá
énfasis en la comodidad del ambiente. Las pequeñas aulas de 3m por 3 m no se construyen tanto como en el
pasado, porque aumenta el tamaño de las clases y se precisa más espacio para las actividades de aprendizaje.
El énfasis en el futuro estará puesto en espacios abiertos y en una atmósfera alegre.
El aula de la Escuela Dominical del futuro tendrá pizarrones de mayor tamaño, tablillas de avisos, mapas,
proyectores y otras ayudas visuales. Habrá centros de interés en la división de los niños, como para
adoración, para diversas actividades, naturaleza, dramatización y libros, rompecabezas y juegos varios. El
aula tendrá flexibilidad y expansibilidad integrales para más usos que el del domingo por la mañana.
Las clases del futuro harán mayor uso de películas cinematográficas, especialmente de filminas. El uso de
cintas de video, de circuitos cerrados de televisión y de educación programada probablemente pertenezcan
todavía a un lejano futuro. Los elementos visuales serán utilizados por el laico no especializado, de modo que
la implementación de equipos complicados y altamente especializados se verá limitada por el costo y el
personal necesario para manejarlos.
Las cassettes tendrán una mayor parte en la enseñanza de la Escuela Dominical, especialmente para aportar
mensajes de autoridades extracurriculares, música, efectos sonoros y testimonios.
Los grupos reducidos continuarán creciendo en efectividad y en uso, incluyendo grupos de diálogo, parejas,
grupos para escuchar grabaciones, grupos de estudio, respuesta circular, simposios y coloquios.
Las convenciones de Escuelas Dominicales cuentan con buena asistencia. En tanto que en el pasado solían
ser interdenominacionales, hoy en día la mayor parte de los talleres e institutos de Escuelas Dominicales son
patrocinados por denominaciones. No obstante, todavía hay grandes convenciones interdenominacionales

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que estimulan la obra de las Escuelas Dominicales. Además, la especialización ha influido los movimientos.
Hoy en día hay asambleas de Escuelas Dominicales que ponen énfasis en lo siguiente: métodos docentes,
crecimiento, ayudas visuales, Escuela Bíblica de Vacaciones, bibliotecas de las iglesias, etcétera.

RESUMEN
Dios ha prometido bendecir su Palabra. Por tanto, la Escuela Dominical tiene un brillante futuro, si sus
programas y sus métodos tienen como base la Palabra de Dios. En la historia de la Escuela Dominical ha
habido épocas de crecimiento y de declinación. Cuando las ideas innovadoras no son bíblicas o quedan
rezagadas con respecto a la época, las Escuelas Dominicales declinan. El futuro de las Escuelas Dominicales
está estrechamente ligado a la Biblia que enseñan y a la autoridad de Cristo que las vigoriza.

F PREGUNTAS CLAVES PARA ESTUDIO Y ANALISIS E


1. ¿Qué motivos movieron a Roberto Raikes a fundar una Escuela Dominical?
2. ¿Qué aspectos de la Escuela Dominical de Raikes lo señalan como fundador de la misma?
3. ¿Por qué algunas de las últimas innovaciones eficaces en la Escuela Dominical son similares a los antiguos
métodos docentes?
4. Enumere los nuevos métodos que habrán de dar los mejores resultados en su Escuela Dominical.
5. ¿Por qué cree que a la Escuela Dominical le espera un brillante futuro?

F ACTIVIDADES PARA ESTUDIO Y APLICACION ADICIONALES E


1. Si bien la expresión Escuela Dominical no figura en la Biblia, sus principios sí lo están. Repase
mentalmente las Sagradas Escrituras y enumere las actividades que son similares a la Escuela Dominical.
Haga una lista de las palabras bíblicas que comunican cosas que se hacen en la Escuela Dominical.
2. Examine sus libros de ejercicios de Escuela Dominical para determinar las actividades modernas
sugeridas.
3. Repase los objetivos de la Escuela Dominical, en el capítulo primero; luego determine cuánto se aproximó
la Escuela Dominical a sus metas, a lo largo de su historia.

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Anexo (Resumen del libro)

INTRODUCCION

¿Cómo definirla?
Se ha dicho con verdad, que la escuela dominical es la “llave del crecimiento cristiano”, pues abre puertas
múltiples para la evangelización del mundo, a través de un elemento muy útil y eficaz, como lo es la
educación cristiana, a través de una enseñanza sistemática, gradual y bien planificada.

1. ¿Diga que es la escuela bíblica dominical?


Es la escuela bíblica de enseñanza bíblica de la iglesia, que evangeliza mientras enseña, conjugando de esta
forma los dos lados de la comisión de Jesús a la iglesia, según Mateo 28:20 y Marcos 16:15.

2. ¿Cómo debe ser impartida la enseñanza de la palabra de Dios en la Escuela bíblica Dominical?
a. Debe ser impartida a pequeños y a grandes, enseñanza religiosa según la Palabra de Dios de manera
pedagógica y metódica, como es de esperar de una organización que lleva el nombre de escuela.
b. Debe ser pedagógica y planificada como en una escuela, sin dejar de ser profundamente espiritual.
c. Debe cooperar eficazmente con el hogar en la formación de hábitos legítimos y cristianos, prácticas y
deberes sociales y bíblicos, dando como resultado la formación del carácter ideal, según los principios del
verdadero cristianismo.

3. ¿Cuáles son los objetivos principales de la escuela secular y de la escuela bíblica dominical, en relación
con el alumno? Mencione la referencia bíblica presentada.
La escuela secular instruye y contribuye a la formación de buenos hábitos, pero no promueve la formación de
un carácter genuinamente cristiano. Ella se ocupa prioritariamente del intelecto del alumno. La Escuela
Bíblica Dominical, por su parte, por ser genuinamente bíblica, educa e instruye mediante la enseñanza de la
palabra de Dios, dando prioridad al corazón del alumno. El orden divino que se encuentra en Heb 10:16 RV
1960 Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus
corazones, Y en sus mentes las escribiré, (D). No debe ser alterado: corazón y mente, no al contrario.

4. Independientemente de la operación divina en sí, ¿Qué tiene que hacer la escuela bíblica dominical para
promover un verdadero aprovechamiento de la enseñanza de la palabra de Dios?
Tiene que ser gradual este estudio, dosificado, en clases, de acuerdo con las diferentes edades, respetando de
esa manera las diferentes etapas en la vida humana, para que haya un verdadero aprovechamiento.
a. Los niños reciben formación moral y espiritual,
b. Los adolescentes forman su personalidad cristiana,
c. Y los adultos renuevan sus fuerzas morales y espirituales para una vida cristiana siempre fructífera y
abundante.

(Bibliografía: Manual de la Escuela Dominical, La Historia de la Escuela Dominical)

¿Qué es en sí la escuela dominical?


Habiendo muchas maneras de definirlas, para nuestros fines de estudio, diremos que escuela dominical: es el
elemento básico para que la iglesia pueda desarrollar su función educativa con un vasto alcance, pues en esa
oportunidad se reúne “desde el nieto hasta el abuelo”.
Personas de diferente edad, grado social e intelectual; y es cuando la iglesia puede reproducirse a través del
eficaz medio de la enseñanza gradual.
Esta definición está basada en las palabras bíblicas de Deuteronomio 31: 12 y 13, que dicen: “Harás
congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que

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oigan y aprendan, y teman á Jehová vuestro Dios, y cuiden de poner por obra todas las palabras de esta ley; Y
los hijos de ellos que no supieron oigan, y aprendan a temer a Jehová vuestro Dios todos los días que vivieres
sobre la tierra, para ir a la cual pasáis el Jordán para poseerla”.

Importancia de su estudio
La angustiosa condición de nuestra época hace indispensable la escuela dominical, y la iglesia tiene el deber
de hacer resplandecer la Luz de Cristo en medio de un mundo conflictivo. Sin el importante ministerio de la
escuela dominical, en el desarrollo de la iglesia en su función educativa estaremos perdiendo un gran
elemento, que usado con efectividad nos dará grandiosos resultados.

Origen de la escuela dominical


Roberto Raikes, un editor, deseaba satisfacer las necesidades del inmenso número de niños pobres; de
Gloucester, Inglaterra, mediante el establecimiento de un programa de educación dominical. Su escuela de
los domingos funcionaba en la cocina de una casa llamado “Callejón Tiznado” el peor de los barrios bajos de
aquellos contornos.
Se proponía mantener a los niños alejados de las calles, enseñarles a leer y escribir y ponerlos en contacto
con el evangelio. Lo único que se les pedía era llegar bien peinados y con las manos y cara limpias. La
instrucción bíblica correspondía a la iglesia. Aunque los sueños de Raikes tropezaron con oposición,
contribuyeron a un movimiento creciente que a su vez paró en un ministerio mundial.
En América, el comienzo de la escuela dominical, fue un tanto semejante a lo dicho sobre Inglaterra, pues
Guillermo Elliott acogió a los niños en la cocina de su casa para darles clases los domingos.

Desarrollo del plan de estudios


Las escuelas dominicales del comienzo carecían del plan general de estudios. La mayoría se guiaba por los
métodos de catecismo importados de Europa. El énfasis estaba en la memoria. Ponían un loable énfasis en la
Biblia, pero se daba a los maestros amplia libertad para elegir el contenido de los pasajes de memoria y la
técnica de enseñanza.
En 1872 se creó el comité para lecciones internacionales, que aun funcionaba, para formular las lecciones
internacionales uniformes que consistían en el título, el pasaje bíblico y el texto áureo para un periodo de
siete años. Pronto aparecieron y lograron gran aceptación las lecciones graduadas producidas por editores
independientes y las publicaciones denomínales.

Propósitos de la escuela dominical.


Es inmenso el valor de la escuela dominical para la vida de la iglesia.
La iglesia en que la escuela dominical es una inversión para el futuro, es iglesia en crecimiento. La extensión
y la preparación que la iglesia realiza junto con su adoración y servicio, revolucionaban el carácter de la
congregación. Los principales propósitos de la escuela dominical son:

- Allegarse al pueblo
Se impone como uno de los objetivos primordiales de la iglesia el allegarse al pueblo, los visitantes a los
cultos de la iglesia, los vecinos que no pertenecen a ninguna iglesia o que no tienen mucha preparación en la
Palabra de Dios, los padres de los alumnos, todos constituyen rica cosecha para el esfuerzo evangelístico. Un
programa de visitación, bien planeado y cuidadosamente ejecutado, se traduce en crecimiento. Esta requiere
perenne adiestramiento de todo el personal educativo.
Para allegarse al pueblo se necesita, además, contar con más dirigentes y maestros para la escuela dominical.
Periódicamente deben realizarse esfuerzos aunados para aumentar el personal de la iglesia. Preparar obreros
es de lo más esencial para la buena calidad de la obra.
Uno de los principales factores para el crecimiento de la escuela dominical es la visitación, este es un paso
fundamental para allegarse realmente al pueblo. Una escuela dominical puede contar con espacio suficiente y

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magníficamente dispuesto, bastantes aulas, excelentes maestros y atractivos servicios de adoración; pero si
no hay visitación todo ello no logrará el éxito completo.

- Enseñar la Palabra de Dios.


La iglesia tiene una misión docente. Cristo la comisionó para enseñar: “Que guarden todas las cosas que os
he mandado”. El apóstol Pablo dijo haber declarado “Todo el consejo de Dios” Hech. 20:27. La escuela
dominical es el medio principal para el cumplimiento de este deber. El hecho de que la Biblia, y solo ella,
presente el camino de la vida y el acceso a la presencia de Dios, confiere suprema importancia a la obra de la
escuela dominical. Significa también que enseñar la Biblia no consiste meramente en impartir conocimientos
respecto al contenido de la misma sino en la vida de la fe y la acción. Debe tenerse presente que esto no se
logra simplemente por la relación en clase. Ha de haber mucha relación entre maestros y alumnos, más allá
del periodo de la lección, esto puede alcanzarse mediante la visitación, en los recreos y paseos.

- Guiar en el desarrollo espiritual y hacer discípulos para servir.


Visto que el ministerio de la escuela dominical influye en el tamaño y carácter de la iglesia futura, la iglesia
debe considerar como una de sus obligaciones procurar que sus individuos crezcan en la gracia y reclutarlos
para servir por amor a Cristo y a su iglesia.
Crecer en Cristo significa más adoctrinamiento y vida decente, el crecimiento en la semejanza de Cristo
debe incluir la mayordomía y la dedicación al servicio. En consecuencia, un programa de desarrollo y
reclutamiento debe incluir enseñar la Palabra de Dios, de desarrollo y práctica de la mayordomía, énfasis en
el principio del servicio y estimulo en la práctica de ofrendar.

1. ¿Cuál es el principio bíblico fundamental en que se basa la Escuela bíblica dominical?


La enseñanza bíblica ordenada por Dios a los fieles y a los extraños a su alrededor. Sobre el pueblo de Dios
pesó siempre la responsabilidad de enseñar la ley divina.

2. ¿Cómo y donde era impartida la enseñanza bíblica popular:


a. ¿En los días de Moisés? De referencia bíblicas.
El hogar era entonces, en realidad, una escuela donde los hijos aprendían a temer y amar a Dios (Dt. 6:7;
11:18,19). Había también reuniones públicas en las que participaban hombres, mujeres y niños, para aprender
la ley divina (Dt. 31:12,13).

b. ¿En la época de los sacerdotes, reyes y profetas de Israel?


De referencias. Los sacerdotes se ocupaban, además del culto divino, de las enseñanzas de la ley. (Dt. 24:8, 1
S. 12:23; 2 Cr.15:3; Jer. 18:18). El rey Josafat, envió lideres levitas y sacerdotes por toda la tierra de Judá
para que enseñaran al pueblo la ley del Señor (2 Cr. 17:7-9)

c. ¿Durante el destierro de Israel?


En el tiempo que los judíos estuvieron en el exilio, privados de su grandioso templo Jerusalén, instituyeron
las sinagogas tan mencionadas en el Nuevo Testamento. La sinagoga era usada como escuela bíblica, casa de
cultos, y escuela pública. El filósofo Judío Filón de Alejandría, fallecido en el 50 d. C. afirma, con su
testimonio fidedigno, que las sinagogas eran casas de enseñanzas, tanto para los niños como para los adultos
(Benson). En la sinagoga, los niños recibían enseñanza religiosa desde los cinco hasta los diez años de edad.
Luego, a partir de los diez hasta los quince, continuaban su instrucción religiosa, pero ahora con la ayuda de
los comentarios y de las tradiciones de los rabinos. Los sábados, la reunión principal era la matutina, e incluía
tanto a jóvenes como a adultos.
El capítulo 8 del libro de Nehemías relata cómo era la escuela bíblica popular de entonces o la Escuela
Bíblica Dominical, como la llamamos hoy. Esdras era el superintendente (Neh 8:2), el libro texto era la
Biblia (v.3), los alumnos eran hombres, mujeres y niños (v.3, 12:43). Trece auxiliares ayudaban a Esdras en

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la dirección de los trabajos (v.4) y otros trece servían como maestros impartiendo la enseñanza (v.7, 8). El
horario era desde la mañana hasta el mediodía (v.3). El versículo 8 dice que los maestros leían la palabra de
Dios y explicaban el sentido para que el pueblo entendiera.

d. ¿En los días de Jesús? De referencias.


Gran parte del ministerio de nuestro Señor estuvo dedicado a la enseñanza (véanse Mateo 4:23; 9:35; Lucas
20:1). Su última comisión a la iglesia fue: “Id y enseñad” Mt.28:19,20). Su orden es clara.
¿A quiénes y en donde enseñaba Jesús?
 En las sinagogas (Mr. 6:2),
 En casas particulares (Mr. 2:1; Lc.5:17),
 En el templo (Mr. 12:35),
 En las aldeas (Mr. 6:6),
 A las multitudes (Mr. 6:34),
 a grupos pequeños y a personas individuales (Lc. 24:27; Jn. Capítulos 3 y 4).

e. ¿En los días de la iglesia primitiva? De referencias.


La iglesia primitiva daba mucha importancia a este ministerio (Hch. 5:41,42). Pablo, un gran maestro, fue
maravillosamente usado por Dios en este ministerio. En sus escritos hay alimento tanto para adultos como
para niños, de todas las edades. El y Bernabé, por ejemplo, pasaron un año completo enseñando en la iglesia
de Antioquia (Hch. 11:26). En Éfeso, estuvo tres años enseñando (Hch. 20:20,31). En Corinto, pasó un año y
seis meses (Hch.18:11). Y sus últimos días en Roma los ocupo con la enseñanza de la palabra (Hch. 28:31).

3. Menciones tres ministerios de la sinagoga en los tiempos bíblicos.


Antioquia, Éfeso y Corinto.

4. ¿Cuál fue el triple ministerio del Señor Jesús? Cite referencias.


El ministerio de Jesús era triple: Predicaba, enseñaba y sanaba. Este mismo ministerio triple fue ordenado
y confiado a la iglesia (Mt. 28:19; Mr. 16:15,18). Sus apóstoles también enseñaban (Mr. 6:30; Hch. 5:21).

5. ¿Cómo actuaba la iglesia primitiva en cuanto a la enseñanza de las Escrituras por parte de los apóstoles
y de otros líderes?
La iglesia primitiva daba mucha importancia a este ministerio (Hch. 5:41,42). Pablo, un gran maestro, fue
maravillosamente usado por Dios en este ministerio. En sus escritos hay alimento tanto para adultos como
para niños, de todas las edades. El y Bernabé, por ejemplo, pasaron un año completo enseñando en la iglesia
de Antioquia (Hch. 11:26). En Éfeso, estuvo tres años enseñando (Hch. 20:20,31). En Corinto, pasó un año y
seis meses (Hch.18:11). Y sus últimos días en Roma los ocupo con la enseñanza de la palabra (Hch. 28:31).

6. ¿Cuál fue el resultado del descuido de la enseñanza de las Escrituras por parte de la iglesia, en los
siglos de la edad media?
La iglesia se vio interrumpida, debido a los males que penetraron en el seno de la misma. Se produjo una
paralización. La iglesia quedo estancada. Ganó fama, pero perdió poder espiritual. Abandonó el método
prescrito por Jesús, el de predicar y enseñar. Cayeron las densas tinieblas espirituales de la Edad Media. La
amarga y desastrosa experiencia que resultó por el descuido y abandono de la enseñanza religiosa a los niños,
en los tiempos que precedieron a la tenebrosa Edad Media.

7. Nota importante:
Tanto el maestro como el predicador utilizan la palabra de Dios, pero sus ministerios son diferentes. El
predicador anuncia o expone el evangelio, la palabra de Dios, y al hacerlo lanza la red y las almas perdidas

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son ganadas por Jesús. La misión del maestro, en cambio, es instruir, simplificar las verdades bíblicas,
ilustrarlas, analizar el texto bíblico y repetir siempre las enseñanzas bíblicas hasta que todos entiendan las
verdades que desea transmitir. El maestro de escuela bíblica dominical debe recordar que enseñar no es
predicar. Frente a su clase, él no es un orador sino un maestro.

(Bibliografía: Manual de la Escuela Dominical, La Historia de la Escuela Dominical)

Capítulo 1
Cómo organizar la Escuela Dominical.
La expresión Escuela Dominical no figura en la Biblia; no obstante ello, su figura implícitamente, porque
lleva a cabo el propósito, el programa y la aspiración de Dios de que la iglesia enseñe toda la Biblia a todos
los pueblos del mundo. Para ejecutar esto, es preciso que la Escuela Dominical se organice para llevar a cabo
una labor eficiente. Dios controla su universo por medio de un orden y de determinados designios; no debe
hacer menos la Escuela Dominical.
La organización de Dios se advierte en el ordenamiento y continuado funcionamiento de la creación. Las
tribus de Israel fueron organizadas alrededor del tabernáculo en el desierto. Jesús también actuaba según
estrategias previamente elaboradas. Cuando el Señor predicó un sermón tan largo que la multitud sintió
hambre, sus discípulos sirvieron la comida ajustándose a un bien organizado plan, tal cual Jesús les ordenó
que hiciesen. Cuando el Maestro envió a los setenta discípulos para ministrar en la comunidad, fueron por
parejas, de acuerdo a un programa. La iglesia primitiva se desempeñó en Jerusalén de manera sistemática: “Y
todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo” (Hechos 5:42).
Pablo insistió en la importancia de las prioridades y del orden en la iglesia en 1 Corintios 12:28, y luego
ordenó a la iglesia: “Hágase todo decentemente y con orden” (1 Corintios 14:40).
En tanto que la Escuela Dominical obtiene su autoridad en la Palabra de Dios, ejecuta sus funciones por
medio de la iglesia local. Toda organización eclesiástica cuenta con algún tipo de gobierno de la iglesia, que
figura en la constitución de la misma, y la Escuela Dominical no es ninguna excepción a esa regla.

TODA LA BIBLIA PARA TODA LA GENTE


1. Enseñar según las edades y las necesidades.
Nuestros abuelos asistían a una escuela rural en la cual los ocho grados se reunían en una sola aula. Había
ventajas y desventajas en ese crecido número de niños cuyas edades oscilaban entre los seis y los catorce
años. Más adelante, nuestros padres asistieron a una escuela consolidada, en la cual los niños se reunían en
distintas aulas, según las edades, y de esa manera la educación iba mejor dirigida según las necesidades de
los alumnos. Hoy en día hay escuelas más avanzadas, con clases que se especializan en materias y métodos
educacionales adaptados a las necesidades individuales y especiales de los distintos alumnos.
La Escuela Dominical de hoy día también debe organizarse para satisfacer todas las necesidades de los
miembros de la familia de la iglesia. Los alumnos que asisten a la Escuela Dominical deben dividirse en
clases que representen lo más estrechamente posible sus edades, sin que las clases congreguen a un número
de alumnos demasiado elevado o demasiado escaso.
Históricamente, la primera clase de la Escuela Dominical fue la clase primaria, que en los Estados Unidos
de América proviene de la palabra primer, el titulo de un antiguo libro de texto. Luego se agregó una clase
para niños más jóvenes aun, llamada de los principiantes, es decir, donde los niños “comenzaban”. Si la edad
del niño mediaba entre la niñez y la edad adulta, se le denominaba adolescente o juvenil. Más adelante se usó
el término intermedio para designar al jovencito comprendido entre adolescente y adulto. Hoy en día, en la
mayoría de los casos, las Escuelas Dominicales utilizan la terminología a la cual están acostumbrados los
niños en la escuela secular: Prejardín, Párvulos, (jardín de infantes), Preprimarios, Primarios, Intermedios,
Secundarios, Universitarios y Profesionales.

2. Enseñanza según el contenido.

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También allá lejos, en las escuelas de nuestros abuelos, todos los alumnos “oían” la misma lección, porque
había una sola maestra que escuchaba a los alumnos cuando recitaban sus lecciones. Indiferentes a sus
necesidades, la mayoría de los alumnos tenían que soportar las lecciones recitadas por los demás alumnos.
Era fácil perder interés cuando las lecciones eran demasiado difíciles o demasiado sencillas.
En las antiguas Escuelas Dominicales todos escuchaban la lección enseñada a toda la Escuela Dominical
reunida. Aun después que la Escuela Dominical se dividió en departamentos separados, todos estudiaban la
misma “uniforme” lección, prescindiendo de la edad. En la actualidad, debe haber una clase de Escuela
Dominical para cada edad, cuyo contenido se ajuste a las necesidades de esa edad, al trasfondo cultural del
alumno, y al grado de comprensión del mismo.
Resumiendo lo anterior, cada maestro debe ser un especialista en enseñar la Palabra de Dios a una edad en
particular. Ese maestro es el pastor de esa clase. De esta manera, el maestro puede utilizar y aplicar el mejor
método de enseñanza para ese nivel de edad, y los alumnos pueden comprender la totalidad de la Biblia,
enseñada de una manera sistemática e interesante.

PLANIFICACION PARA EL CRECIMIENTO DE LA ESCUELA DOMINICAL.


La mayor parte de la Escuelas Dominicales encaja dentro de uno de los tres tamaños o tipos de organización:
la Escuela Dominical dividida en clases, la Escuela Dominical dividida según las edades. Conforme una
Escuela Dominical crece a través de cada una de esas fases, experimenta etapas de pujanza y de debilidades.
1. La Escuela Dominical dividida en clases.
Este tipo de Escuela Dominical se halla organizada en clases individuales. En las Escuelas Dominicales que
tienen una asistencia de alrededor de cien alumnos, hay por lo general diez clases. Los lactantes y los bebés
que hacen pinitos deben estar en la Sección de Bebés. La clase de Cuna (Prejardín) incluye a Párvulos de dos
y tres años de edad. Los niños de cuatro y cinco años ya no son más los “principiantes” en la Escuela
Dominical. Ocupan un lugar muy importante como alumnos de la clase de Párvulos o “Jardín de infantes”.
La clase de principiantes, incluye ahora a los niños de seis, siete y ocho años de edad, que cursan los grados
de primero, segundo y tercero, respectivamente, en la escuela. En la clase de Primarios están los niños de
nueve, diez y once años de edad de los grados cuarto, quinto y sexto. Históricamente los dirigentes de las
Escuelas Dominicales separaban en distintas aulas a los varones y a las niñas de esta clase. Este
procedimiento ha perdido vigencia, puesto que a estas edades los varones y las niñas concurren a las mismas
aulas en las escuelas públicas.
Los Intermedios secundarios deben reflejar la división establecida en las escuelas públicas de la localidad. Si
los grados séptimo, octavo y noveno funcionan en un edificio central para ese grupo, la Escuela Dominical
debe reflejar ese hecho. Pero si la escuela de intermedios secundarios local comprende solamente a los
grados séptimo y octavo, los jovencitos querrán agruparse a los efectos sociales con sus pares. Se plantea
un problema con respecto al material utilizado para los planes de estudios, que será analizado en el capítulo
destinado al plan de estudios.

EVALUACION DE LA EXPERIENCIA Y DEL CONTENIDO.


Jesús nos recordó que “los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:24b). La
palabra verdad es contenido bíblico. Debe asignarse suficiente tiempo en la Escuela Dominical para
reconocer, aprender y memorizar hechos bíblicos. Pero si a esto se le deja a sí mismo, ello llevará a una
ortodoxia muerta. Tiene que hacerse presente la obra del Espíritu, tanto en la experiencia del maestro como
en la del alumno. Los alumnos deben sentir, palpar y expresar la verdad bíblica. Y esto entraña discusiones
en grupo, trabajos manuales y otras actividades para garantizar una participación total en el proceso de
aprendizaje.
En cierta época la experiencia figuraba de manera inseparable al comienzo de la lección bíblica y tomaba el
nombre de “ejercicio de apertura”. Este periodo incluía cantos, música especial, testimonios y alguna forma
de lección visual. Pero resulta mejor incorporar estas actividades a la totalidad de la lección.

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RESUMEN.
La Escuela Dominical es el brazo de la iglesia para llevar a cabo la Gran Comisión, alcanzando, enseñando y
ganando todas las edades para Cristo. Hubo épocas en que la Escuela Dominical funcionaba separada de la
iglesia, pero esta práctica fragmenta los resultados y diluye las metas. La Escuela Dominical debe actuar en
armonía con la iglesia local, de la misma manera que el brazo de una persona debe actuar
correlacionadamente con el resto del cuerpo.
Para llevar a cabo las metas neotestamentarias, la Escuela Dominical debe dividir a las personas en clases
según sus trasfondos educacionales, sus necesidades y su capacidad para entender la lección. Esto se ejecuta
por medio de Escuelas Dominicales divididas en clases, Escuelas Dominicales departamentales y Escuelas
Dominicales divididas según las edades de los asistentes.

1. Mencione algunos resultados del desorden y de la falta de organización.


La desorganización y el desorden destruyen la vida de cualquier persona, iglesia u organización secular. El
crecimiento sin orden es aparente e infructífero, porque toda energía sin control es perjudicial y peligrosa.
Puede haber mucho esfuerzo y ningún crecimiento real, porque la desorganización deshace los resultados
positivos logrados.

2. La Biblia habla de organización. Cite algunos ejemplos de esto en la iglesia de Dios, en Israel como
pueblo de Dios, y en el ministerio del Señor Jesucristo.
3. Diga la triple organización de la Escuela bíblica dominical.
4. ¿De qué trata la organización del personal, material y funcional en la escuela bíblica dominical?
5. Enumere los componentes de la dirección de una Escuela bíblica debidamente organizada.
6. Mencione algunos requisitos para el ingreso de candidatos al cuerpo docente de la Escuela bíblica
dominical.
7. Diga cómo es la organización de los alumnos, por edades, en la Escuela bíblica dominical.
8. Justifique la utilidad de una biblioteca apropiada en la escuela bíblica dominical.
9. Diga cuales son las acciones necesarias para organizar y establecer una nueva escuela bíblica dominical.
10. En relación con el maestro de escuela bíblica dominical:
a. ¿Cuál es su posición espiritual?
b. ¿Por qué enseña?
c. ¿Cuál debe ser su propósito al enseñar?
d. ¿Qué es lo que enseña?
e. ¿Cómo debe prepararse para enseñar?
11. Además de la preparación de la lección, mencione otros deberes semanales del maestro.
12. ¿Por qué debe tomarse tan seriamente la puntualidad en los horarios de la Escuela Bíblica dominical?

Capítulo 2
Cómo administrar la Escuela Dominical
Muchas Escuelas Dominicales tienen el deseo intenso de alcanzar a los inconversos de sus comunidades y
enseñarles la Palabra de Dios, pero fracasan en su intento. Al enfrentar las Escuelas Dominicales nuevos
desafíos, se han enredado en su propia organización y no han podido seguir adelante. La Escuela Dominical
debe organizarse apropiadamente para su cometido espiritual, exactamente cómo se organiza una empresa
comercial, un ejército o cualquier otra institución para nuevas campañas. Pero el éxito de una organización
depende, en gran medida, de la forma en que se le administra.

EL LUGAR QUE LE CORRESPONDE AL PASTOR


El dicho “Cual el pastor, tal la congregación” se aplica tanto al ministerio de la predicación como al
ministerio docente del pastor. Si bien en algunas iglesias el pastor es el administrador de la Escuela

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Dominical, en la mayoría de los casos actúa un funcionamiento como superintendente general. Cualquiera
que sea el caso, y ya sea que se esfuerce intencionalmente en hacerlo o no, el pastor da la tónica para la
actitud de la iglesia respecto a su Escuela Dominical. No solamente es él su cabeza espiritual en razón de su
ministerio de predicación a sus miembros, sino que además es su ejemplo en la vida, y en su reconocimiento
de la importancia de la Escuela Dominical.
A medida que las iglesias locales crecen, sus necesidades de supervisión aumentan rápidamente y más líderes
han de asumir responsabilidades. El pastor no puede y no debe emplear todo su tiempo en atender a los
pequeños detalles de la dirección de la Escuela Dominical. Necesita auxiliares administrativos, tales como un
superintendente y tal vez un superintendente auxiliar, para garantizar que la totalidad de la Escuela
Dominical marche satisfactoriamente.

LA JUNTA DE EDUCACION CRISTIANA


El múltiple propósito de la junta de Educación Cristiana es: llevar a cabo la obligación docente establecida
en la Gran Comisión, por medio de la iglesia local; proporcionar influencia representativa de la iglesia a la
Escuela Dominical; evitar omisiones en el programa, superposición de contenidos y demasiado énfasis en
algunos de los tópicos; correlacionar y coordinar con eficiencia la totalidad del programa de educación
cristiana; aprobar el plan de estudios y los materiales a utilizar; sugerir el presupuesto educacional;
determinar idoneidades y el personal para puestos docentes; y evaluar el programa actual, con vistas a
planificar las futuras necesidades educacionales de la iglesia.

EL PERSONAL DE LA ESCUELA DOMINICAL


Para atender adecuadamente la obra de la Escuela Dominical, el personal constará de algunos de los
miembros siguientes, o de todos ellos, según sean el tamaño de la Escuela Dominical y sus necesidades
particulares en su estado actual de crecimiento: un superintendente general (y un superintendente auxiliar, de
ser necesario), superintendentes departamentales (y auxiliares de ser necesarios), maestros, un secretario-
tesorero (y secretarios y tesoreros departamentales, de ser necesarios), otros obreros, tales como secretarios
de actas, etc.
La palabra que mejor describe cómo deben relacionarse entre sí los miembros del personal de la Escuela
Dominical, es colaboración. “Nosotros somos colaboradores de Dios” (1 Corintios 3:9). El pastor, el director
de educación cristiana, el superintendente general, los superintendentes departamentales, y todos los demás
obreros y maestros de la Escuela Dominical, han de trabajar armonioso entendimiento para levantar una
Escuela Dominical neotestamentaria.
1. Designación del personal. La calidad del ministerio de la Escuela Dominical depende, en alto grado, de
la elección de los obreros individuales. Y antes que eso, el conseguir obreros calificados depende del
método que se utiliza para escogerlos. La iglesia que toma en serio su obligación para proveer el mejor
liderato posible para su Escuela Dominical, ya está en camino hacia el éxito.
De ordinario, el método de selección de los funcionarios y maestros de la Escuela Dominical está definido en
los reglamentos de la constitución de la iglesia.
2. Responsabilidades del superintendente general. Puesto que el importante ministerio de la Escuela
Dominical es alcanzar, enseñar y ganar almas para Jesucristo, la elección del superintendente de la
Escuela Dominical reviste tanta importancia como las metas en sí. En realidad es el pastor el que dirige a
la iglesia en su ministerio total, pero cuando se trata de dar directivas a la Escuela Dominical, el
superintendente es el eslabón supervisor en la cadena de comando. Por lo tanto, ha de ser un líder
espiritual que personifique cabalmente el espíritu de la Escuela Dominical.
3. El superintendente departamental. En vista de que el superintendente departamental es el responsable
de las clases individuales y de los intereses de todo el departamento, tiene una estrecha relación, tanto con
cada uno de los maestros, como con el superintendente general. Mientras más grande sea la Escuela
Dominical, mayor será la tarea de este superintendente.

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El superintendente departamental debe reunirse con los funcionarios y el personal docente de su
departamento. Las reuniones regulares facilitan el análisis y discusión de los problemas que se plantean en el
departamento como un todo y en cada una de las clases.
El superintendente departamental debe conocer las normas de toda la Escuela Dominical y el programa que
cae dentro de su jurisdicción. Debe evaluar los logros obtenidos y ha de estar preparado para prescribir e
iniciar cursos de perfeccionamiento o reuniones privadas para remediar cualquier situación indeseable que se
haya producido en su departamento.
4. El secretario-tesorero. Se ha dicho que las estadísticas tienen un valor neto. La función del secretario-
tesorero es vital para el éxito de la Escuela Dominical. El progreso se mide por estadísticas, y el
secretario-tesorero es el que tiene el acceso y la capacidad para compilar esas estadísticas. En iglesias
grandes, dos personas desempeñaran estos cargos: un secretario y un tesorero; en tanto que una sola
persona es suficiente para las dos funciones en las Escuelas Dominicales pequeñas.
En iglesias pequeñas, un solo secretario puede llevar el registro de toda la Escuela Dominical. Las Escuelas
Dominicales grandes necesitan secretarios departamentales que su vez, envíen la información al secretario
general. El secretario-tesorero también lleva las actas de todas las reuniones administrativas de la Escuela
Dominical, y está encargado de la correspondencia de la misma.

Capítulo 3
Función evangelística de la Escuela Dominical
1. El anhelo de Dios para con la multitud. En Deuteronomio 31:11, 12 la Palabra de Dios dicen en forma
clara: “Cuando viniere todo Israel a presentarse delante de Jehová tu Dios… harás congregar al pueblo,
varones y mujeres y niños, y tus extranjeros…” La verdad de este mandamiento se repite en el más
grande de los versículos del Nuevo Testamento, Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado…”
El evangelio presenta un cuadro del amor de Dios por toda la gente; tanto es así, que Jesús se entregó, no
solamente por los salvados sino por todo el mundo (1 Juan 2:2). Respecto a la necesidad espiritual de que se
salven los niños, dijo Jesús: “Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno
de estos pequeños” (Mateo 18:14). Por lo tanto, es propio de la naturaleza de Dios alcanzar a todo el mundo.
2. La obligación de la iglesia para con la multitud. La Gran Comisión nos ordena: “Por tanto, id, y haced
discípulos a todas las naciones” (Mateo 28:19). Aquí el énfasis está puesto en las multitudes que habitan
en la tierra. La iglesia primitiva cumplió ese mandato según nos lo relata Hechos 5:42: “Y todos los días,
en el templo y en las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo”. Más adelante Pablo instó a la
iglesia de Éfeso a que practicara el evangelismo… públicamente y por las casas”. (Hechos 20:20).
Cuando los maestros de la Escuela Dominical delegan en otros la tarea de alcanzar a los perdidos, se
transformar en meros comunicadores de la Biblia, y por lo mismo pierden su singularidad. La tarea de
alcanzar a todos para estudiar la Biblia no es opcional; es un claro mandamiento.
3. Compasión por las multitudes. La visión lleva a la compasión. Cuando Jesús vio a las multitudes, tuvo
compasión de ellas. Aquello no fue un casual y transitorio efecto emocional. Era una carga basada en el
conocimiento. Para tener una visión bíblica, la Escuela Dominical tiene que ver a las multitudes tal cual
las vio Jesús. Y el maestro de Escuela Dominical tendrá esa carga si pasa tiempo con el Señor en oración.
Pero ocurre que la visión de las multitudes suele llevar a la generalización, si la visión no incluye a los
individuos. Jesús asignó un gran valor al individuo: “Más valéis vosotros que muchos pajarillos” (Lucas
12:7). También hizo notar: …”habrá gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente…” (Lucas 15:6). Y en
otra ocasión Jesús dijo que él “a sus ovejas llama por su nombre, y las saca” (Juan 10:3).
Los maestros de Escuela Dominical deben formarse el hábito de orar por los perdidos en forma individual.

UTILIZAR LA ESCUELA DOMINICAL PARA ALCANZAR A LOS DEMAS

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1. Hallar alumnos en perspectiva. Uno de los primeros pasos a dar para lograr el crecimiento de nuestra
Escuela Dominical es determinar quienes debieran estar en la misma. Alumno en perspectiva es la
persona que debería y podría asistir a la Escuela Dominical.
2. Concentrar el esfuerzo sobre los alumnos en perspectiva. Aprovéchese al máximo el tiempo y el
esfuerzo dedicados a la labor de alcance. El obrero de la Escuela Dominical puede ir a un centro
comercial y pasar un tiempo invitando a la gente a que asista a la Escuela Dominical, con pocos
resultados.
Los siguientes pasos ayudaran para alcanzar a los alumnos en perspectiva:
a) Orar por ellos.
b) Hablarles por teléfono.
c) Escribirles.
d) Visitarlos.

3. Proveer una atmosfera educacional.


4. Proveer espacio para el crecimiento. Se requiere espacio para enseñar a los alumnos la Palabra de Dios.
Una vez hayamos decidido a ir en busca de perdidos, tiene que haber espacio suficiente para enseñarles la
Palabra de Dios.
5. Recibir a los visitantes a la entrada de la iglesia. Es preciso recibir a los visitantes que vienen a la
iglesia e indicarles cómo llegar a sus clases. Alguien debe estar en el salón de descanso de la iglesia para
recibir a todos los visitantes. Allí las personas que vienen por primera vez, llenan una tarjeta y se las
encamina a su clase. Ha de haber ujieres asignados para acompañar o indicar a los visitantes a las clases.
También es necesario que haya alguien a la puerta de cada departamento o clase para darles la bienvenida
a los visitantes y saludar a todos los que van entrando.
6. Identificar las aulas. Las habitaciones tienen que estar señalizadas con el nombre del departamento o las
edades correspondientes, juntamente con el nombre del superintendente o del maestro o maestra.
7. Mantener un programa regular de ganar almas. El crecimiento por el crecimiento en sí jamás debe ser
la meta de una Escuela Dominical. Nunca se debe poner énfasis en el resultado que se persigue, sino en
las condiciones que producen el tal resultado. La condición que se ha de procurar en la Escuela
Dominical es ganar almas para Cristo; el resultado de ella es una Escuela Dominical en crecimiento.
La base para ganar almas es escritural. Por lo tanto, se requiere una campaña organizada para ayudar a la
gente a comprometerse a alcanzar a los perdidos.

PUBLICIDAD DEL ESFUERZO EVANGELISTICO


La escuela dominical debe publicar su ministerio a la comunidad. De esa manera se prepara el camino para
los contactos personales. La siguiente publicidad será de ayuda para alcanzar a los perdidos y llevarlos a
Cristo:
1. El púlpito. El apoyo del pastor a la obra de la Escuela Dominical es absolutamente obligatorio. Cuando el
pastor impulsa a la Escuela Dominical, la iglesia en su totalidad toma interés en ella.
2. Carteles. Cuando se hacen campañas para lograr una mayor asistencia, hay que cerciorarse de que haya
carteles en los vestíbulos, en las escaleras y en todas las tablillas donde se fijan los anuncios en la iglesia.
Servirán para recordar a la congregación la proyección evangelística de la Escuela Dominical.
3. Volantes. Será preciso hacer llegar volantes a los hogares, repartirlos entre los asistentes para que los
distribuyan y para su propia información, y además, enviarlos por correo.
4. Avisos en los diarios. Los avisos puestos en los diarios deben ser informativos y al mismo tiempo
interesante.

RESPONSABILIDAD DE LOS DIRIGENTES

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El éxito de todo programa evangelístico depende del liderato: pastor, superintendente y cuerpo docente. Tal
es el orden de responsabilidades en la iglesia. Cada semana se ha de hallar nuevos alumnos en perspectiva,
hacer nuevas asignaciones y motivar a los obreros a ganar almas. No podemos criticar a una iglesia cuando
las personas no están dispuestas a alcanzar a la comunidad. Si una iglesia no está ganando almas, es un
problema de liderato, porque todo gira alrededor del liderato.
Los líderes deben mantener vivo el desafío de una Escuela Dominical en crecimiento ante todos sus obreros.
Este desafío proviene de:
1. Iglesias que crecen en la Palabra de Dios.
La iglesia en pleno crecimiento de la cual leemos en el libro de los Hechos de los Apóstoles, nos recuerda
que es posible que las iglesias de hoy también crezcan.
2. El crecimiento de otras iglesias en nuestra sociedad contemporánea.
Si bien es cierto que hay algunas iglesias muertas en estos días, muchas otras iglesias crecen. Si otras iglesias
cuentan con la bendición de Dios, ¿Por qué no la puede tener la nuestra? Los líderes tendrán que aprender los
principios que promueven el crecimiento de las Escuelas Dominicales, y mantener la visión de crecimiento
frente a sus obreros. Así podrán crecer.

Capítulo 4.
Función didáctica de la Escuela Dominical
La función de enseñar alcanzó jerarquía cuando se utilizó constantemente el título de “Maestro” para
referirse a Jesucristo. Los evangelios enfatizan más su prioridad al colocar la palabra “enseñar” antes de
“predicar” al referirse al ministerio de Cristo: “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las
sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el
pueblo” (Mateo 9:35). Enseñar era sembrar la semilla y predicar era recoger la cosecha.
La máxima importancia de la enseñanza se deja ver cuando fue incluida en la Gran Comisión: “Por tanto, id,
y haced discípulos a todas las naciones… enseñándoles que guarden todas cosas que os he mandado…”
(Mateo 28:19, 20).
Enseñar en la Escuela Dominical es una de las mayores oportunidades que hay en este mundo para servir a
Dios. Pero juntamente con la oportunidad, viene la responsabilidad. Algunos dicen que los maestros nacen y
no se hacen, pero ello no es cierto. La enseñanza implica leyes, y quienes aplican las leyes de la docencia,
pueden lograr resultados positivos con los alumnos. Quienes se aprenden los principios de la enseñanza,
pueden esperar llegar a ser excelentes maestros.
Por otro lado, la enseñanza es un don de Dios (Efesios 4:11). Por lo tanto, a los maestros les es dada esa
capacidad. Un maestro de la Biblia necesita dos fuentes de capacidad. Debe recibir el don de la enseñanza de
manos de Dios y debe desarrollar su capacidad de enseñar, porque la enseñanza, al igual que los demás dones
de Dios, debe ser estimulada. Si Dios le ha dado una capacidad, quiere que usted perfeccione esa capacidad y
llegue a ser mejor en su llamado.
Sin embargo, el solo hecho de que un docente tenga el don de la enseñanza, no quiere decir que sea la
persona adecuada para enseñar en la Escuela Dominical. Enseñar en la Escuela Dominical difiere de la
mayoría de las otras enseñanzas. Entraña un plan de estudios sobrenatural, la Biblia; entraña un mandamiento
sobrenatural, la Gran Comisión; entraña una toma de conciencia y una dotación sobrenaturales, el
llamamiento de Dios y la entrega de sus dones; entraña el poder sobrenatural, la iluminación del Espíritu
Santo. Por lo tanto, el maestro que enseña en la Escuela Dominical, tiene que ser más que un instructor que
enseña la Biblia. También tiene una responsabilidad por el bienestar espiritual de sus alumnos.

RESPONSABILIDADES PASTORALES
El maestro de Escuela Dominical tiene las mismas responsabilidades con respecto a su clase, que las que el
pastor tiene respecto a su redil. De la misma manera que el pastor pastorea su iglesia, así también el maestro
de Escuela Dominical ha de tener un corazón de pastor. El maestro de Escuela Dominical es la proyección
del ministerio pastoral en la vida de su clase.

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Y puesto que el maestro de Escuela Dominical iguala al pastor en cuanto a responsabilidad, pero está
subordinado en cuanto a obligaciones, el análisis de los deberes del pastor nos dará la definición del maestro
de Escuela Dominical.
El maestro de Escuela Dominical, al igual que el pastor, tiene una triple responsabilidad: (1) guiar el rebaño;
(2) alimentar al rebaño; y (3) proteger al rebaño.
1. El maestro de Escuela Dominical guía a su rebaño.
2. El maestro de Escuela Dominical alimenta a su rebaño.
Es responsabilidad del maestro enseñar a todos los alumnos de su clase la Palabra de Dios.
3. El maestro de Escuela Dominical protege a su rebaño.
Pablo advirtió a los pastores que lobos rapaces procurarán destruir al rebaño (Hechos 20:29). De la misma
manera que el pastor debe velar por su rebaño, el maestro de Escuela Dominical debe proteger a sus ovejas
de la influencia del mundo.

CUALIDADES DE UN MAESTRO DE ESCUELA DOMINICAL


1. Debe ser espiritual.
Es obvio que el maestro tiene que haber experimentado el nuevo nacimiento y tener la certeza en su propio
corazón, por la Palabra de Dios, de que ha nacido de nuevo (Juan 1:12; 3:7; Filipenses 1:6).
Después, el maestro debe ser sincero, dedicado y separado del mundo. Dios manda: “No os conforméis a
este siglo” (Romanos 12:2). El maestro debe renovar continuamente su mentalidad para que pueda hacer la
perfecta voluntad de Dios, como lo establece el versículo citado. Este es el cristiano de mente espiritual que
tiene certeza de su salvación, basado en la Palabra de Dios (1 Juan 5:11-12). Cristo vive en el creyente y le da
fortaleza para hacer cualquier cosa, incluso enseñar en la Escuela Dominical (Efesios 3:16, 17; Filipenses
4:13).
El maestro ha de estar dispuesto a apartar cierto tiempo todos los días para orar y meditar, a fin de poder
crecer espiritualmente. Durante ese tiempo ha de estar dispuesto a llevar ante Dios los nombres de cada uno
de los estudiantes de su clase. Esta es su función como intercesor. Además, debe leer la Palabra de Dios de
una manera devocional, aparte de su estudio de la Biblia para preparar sus clases.
El maestro de Escuela Dominical debe ser un testigo consecuente. Su vida, sus conversaciones, sus actos y
aun su modo de ser, deben ser siempre consecuente con su responsabilidad como líder espiritual. Sus
alumnos lo mirarán como un ejemplo. Todos los cristianos cometen pecados (1 Juan 1:8-10), pero el maestro
no debe conformarse con sus imperfecciones. Debe esforzarse por alcanzar la madurez, de modo que pueda
decir con el apóstol Pablo: “… sed imitadores de mi” (Filipenses 3:17).
El maestro debe ajustarse fielmente al programa integral de la iglesia: los cultos de los domingos, tanto
matutinos, como vespertinos, las reuniones de oración y los servicios de visitación. Debe disfrutar de las
actividades de la iglesia local y buscar la comunión de otros cristianos. La gran vara de medir con que se
mide a los maestros de Escuela Dominical, es que glorifique a Dios como su motivo principal en la vida.
2. Debe estar preparado desde el punto de vista educacional.
El maestro de Escuela Dominical que pretende tener éxito, debe estar adiestrado. Algunos alcanzan
naturalmente esta preparación observando a los maestros, tanto a los buenos como a los deficientes. Pero la
mejor manera de preparar maestros es la de asistir a clases de adiestramiento. En esas clases el maestro
aprende nuevos métodos de enseñanza, que hacen que sus clases sean más interesantes y las lecciones más
significativas. Aprende a conocer la naturaleza de los alumnos a sus diferentes edades, cómo habérselas con
problemas que se presentan en la vida de los alumnos, y cómo guiarlos a una mejor vida cristiana.
Además de un adiestramiento específico, el maestro debe estar al día en su trabajo, leyendo libros que traten
de los problemas propios de la edad de sus alumnos, y artículos de actualidad que aparecen en revistas sobre
técnicas y métodos de educación, y nuevas tendencias en la Escuela Dominical. Esto mantiene al maestro
estimulado con nuevas ideas y lo anima a dar de sí lo mejor que tiene.
3. Debe ser personalmente disciplinado.

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Uno de los principalísimos factores en la clase de Escuela Dominical es la personalidad del maestro. Cierta
vez dijo un alumno: “No es la forma en que enseña; es la forma en que vive”. Por eso es menester que la vida
del maestro guarde relación con sus lecciones. La clase sólo será efectiva cuando haya armonía entre la vida
del maestro y las lecciones que dicta,
La personalidad comienza con una apariencia pulcra y una agradable actitud. El maestro no debe ser ni
aburrido ni desaliñado, como tampoco malhumorado ni de mal genio. Todo lo contrario, debe parecerse a
Cristo. “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filipenses 2:5). Cuando los
alumnos vean a Jesucristo en su maestro, querrán ser como él.
La personalidad también involucra una vida disciplinada. Los seguidores buscan lo predecible en sus líderes,
de modo que los maestros deben ser regulares en su asistencia. El maestro debe ser puntual también. El
maestro que llega tarde inducirá en sus alumnos la costumbre de llegar tarde. Y sobre todo, el maestro debe
mostrar el fruto del Espíritu: “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza”
(Gálatas 5:22, 23). El resultado de ello será un cristianismo vibrante y exuberante. Cuidado con el
entusiasmo: es contagioso.
Recordemos que el maestro necesita contar con la capacidad de inspirar a quienes enseña, y no puede hacerlo
a menos que él mismo esté inspirado. El maestro que de hecho presenta la lección con poco entusiasmo,
tendrá una clase muerta. Tiene que sentirle sabor a la vida y vivirla intensamente. Jesús dijo: “Yo he venido
para que tengan vida; y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).

METAS DE LA ENSEÑANZA
1. Ganar a todos los alumnos de su clase.
La Gran Comisión tiene como meta ganar a todas las personas para Jesucristo. Por lo tanto, el maestro de
Escuela Dominical debe tratar de presentar el evangelio con toda la claridad que sea posible a cuantas
personas sea posible. Debe saturar de oración su clase, comprometerse a la obra del evangelismo personal, y
dedicarse a visitar a los perdidos.
2. Lograr que todos sus alumnos crezcan espiritualmente.
La conversión es el punto de partida en la vida cristiana. A continuación, los alumnos deben crecer en fe y en
conocimiento. El sendero de la madurez comienza con hechos bíblicos y continúa con entendimientos,
apreciaciones, habilidades y actitudes. El maestro debe hacer todo lo posible para lograr que sus alumnos
crezcan espiritualmente.
3. Ayudar a sus alumnos a evangelizar a otros.
Nadie puede alcanzar mejor a un perdido, que un conocido de él. Los alumnos serán más eficientes que el
propio maestro para ganar a sus amigos para Cristo. Reconociendo este hecho, el maestro debe estar
dispuesto a motivar a sus alumnos para que sean ganadores de almas.

Respecto al plan de estudios


1. Enseñar la Biblia con la mayor eficiencia posible.
La meta del maestro es meter la Biblia en el alumno y el alumno en la Palabra de Dios. A esto se la da el
nombre de doble transferencia. El plan de estudios es un auxiliar planificado para enseñar la Biblia de una
manera sistemática, pero recuérdese que la Biblia es el libro de texto de la Escuela Dominical, su fuente de
información. Dios ha prometido que bendecirá su Palabra y que ella jamás retornará a El vacía (Isaías
55:11).
2. Usar de la mejor manera posible los métodos y los planes de estudio.
Las escuelas públicas modernas tienen interesantes técnicas de enseñanza. Sus aulas son bien iluminadas,
coloridas y preparadas para las necesidades de los alumnos. La televisión educativa también ha hecho que el
aprendizaje sea divertido y deficiente en muchos aspectos. De ahí que le maestro de Escuela Dominical ha
de ser excelentes en los métodos y materiales que utiliza para comunicar la Palabra de Dios a los alumnos
contemporáneos. Estas técnicas educativas modernas que desafían a la Escuela Dominical, no han
perjudicado la educación en la casa de Dios; solo constituyen un desafío para alcanzar metas más elevadas.

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Capítulo 5.

Adiestramiento de maestros para la Escuela Dominical


DONDE ENCONTRAR MAESTROS
El primer problema que se plantea es donde encontrar buenos maestros. En primer lugar, llévese a cabo una
encuesta en toda la iglesia. Utilícese un cuestionario para descubrir a los que han enseñado en el pasado, a
los que tienen deseo de enseñar, y a qué grupo, según la edad, prefieren enseñar. Obviamente muchos de los
que se descubra, carecerán de adiestramiento, aun cuando estén calificados para enseñar en la Escuela
Dominical. Su deseo de enseñar es la base sobre la cual se los puede adiestrar.
La Escuela Bíblica de Vacaciones es otra buena fuente de maestros potenciales. Quienes ayudaron durante el
verano, tal vez hayan sentido el llamado a enseñar y quieran continuar su tarea.
Los sermones y cultos especiales de dedicación para obreros constituyen otra fuente para encontrar maestros
de Escuela Dominical. Hay que pedirle al pastor que predique un mensaje sobre talentos y el uso de los
mismos. El pastor puede entonces extender una invitación para quienes sientan el llamado a enseñar, a que lo
manifiesten así en un culto público. No todos los que responden son buenos candidatos para el adiestramiento
docente, pero por lo menos demuestran su buena voluntad de servir.

METAS PARA LAS CLASES DE ADIESTRAMIENTO DE MAESTROS


El adiestramiento de los maestros es uno de los recursos para mejorar la calidad de la Escuela Dominical. El
adiestramiento desarrolla las capacidades, mejora las técnicas y les brinda a los maestros acceso a nuevos
recursos. Las clases de adiestramiento exhiben, en forma sistemática, las metas del maestro, sus
calificaciones y sus obligaciones. También tratan de las actitudes y de las motivaciones. Pero la mayor de las
ventajas es que las clases de adiestramiento le proporcionan al maestro experiencia y confianza, ingredientes
que producen instrucción.
No hay liderato sin estudio. A menos que el maestro sea ante todo él mismo un estudiante, poco será lo que
podrá enseñar a sus alumnos. Poniendo énfasis en la primera ley de la enseñanza, el maestro debe saber más
de lo que intenta enseñar. No puede estar raspando el fondo del barril de su conocimiento y al mismo tiempo
mostrarse sereno y entusiasmado. Debe poder sumergirse en la “crema” que está arriba. Esa “crema” es su
acumulada experiencia, en partes acopiada en las clases de adiestramiento que lo preparan para enseñar. Si
bien el maestro nunca cesa de mejorar su conocimiento y su habilidad, un curso básico de adiestramiento le
dará el impulso necesario para realizar esfuerzos inmediatos y futuros.
1. Mejores maestros.
Es obvio que el propósito de una clase de adiestramiento de maestros es lograr maestros expertos. Y puesto
que la enseñanza es dirigir el aprendizaje, las clases de adiestramiento de maestros deben contar con maestros
sobresalientes que puedan dirigir la experiencia que les hará falta a los futuros maestros. Y la mejor manera
de dirigir es por el ejemplo de buenos instructores.
Hay muchos maestros que ya ejercen sus cargos, que necesitan perfeccionamiento y rejuvenecimiento.
Algunos maestros ya maduros necesitan el desafío de un reforzado adiestramiento. En razón de tener un
trasfondo superior, aprenderán a un nivel más profundo que el novicio.
Los maestros en perspectiva estarán adiestrados y preparados cuando se les llame a servir. Las iglesias
fuertes tendrán una provisión de calificados maestros con quienes puedan contar en cualquier momento. La
única manera de contar con tal reserva es adiestrar a todos los maestros potenciales que quieran aceptar el
desafío.
2. Mejor instrucción.
El propósito que mueve a la Escuela Dominical es que la gente aprenda la Palabra de Dios. una buena clase
de adiestramiento de maestro producirá maestros que conocen la Biblia, porque la han estudiado
sistemáticamente en un programa comprensivo de formación docente. Esos maestros elevaran todo el nivel
de instrucción en la iglesia.

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3. Mejor realización.
Los maestros que hayan dado un curso de adiestramiento tendrán mejor oportunidad de aplicar las verdades
de la lección, porque entienden la naturaleza y métodos de la enseñanza/aprendizaje/aplicación. Como
resultado de todo ello el alumno crecerá más en la gracia debido a un más profundo entendimiento. Así
mismo experimentará un cambio de vida por su aplicación personal de la verdad.

CLASES DE ADIESTRAMIENTO REGULARES


Todas las sugerencias que acabamos de anotar son importantes en el adiestramiento de maestros para la
Escuela Dominical; sin embargo, las mismas son suplementarias. Será preciso que las clases de
adiestramiento de maestro, de programa regular, se ajusten a un determinado plan de estudios y a las que
deberán de asistir todos los que enseñan en la Escuela Dominical. Estas clases se dictan con un horario
diferente en las distintas iglesias. Algunos se reúnen durante de la hora de la Escuela Dominical; otros se
reúnen antes del culto del domingo por la noche. Durante la hora de adiestramiento otros más lo hacen los
días miércoles antes de la reunión de oración. Ciertas iglesias organizan un curso de cinco o seis sesiones
nocturnas en una semana. Luego, además, los seminarios cuentan con una creciente aceptación por parte del
público. Un seminario de dos días puede presentar doce horas de instrucción de cristiana durante un fin de
semana, el viernes y el sábado.

Capítulo 6
Plan de estudios de la Escuela Dominical
Si bien son muchos los factores que intervienen en el logro del éxito de una Escuela Dominical, los dos
ingredientes más importantes en la formulación de un programa de trabajo son: (1) el maestro adiestrado y
dedicado, y (2) un efectivo plan de estudios, centrado en la Biblia. Estas dos fuerzas se combinan para crear
una Escuela Dominical de elevado nivel académico. Guiada por el Espíritu, la Escuela Dominical efectuará la
instrucción en todas sus ramificaciones transformadoras de vida.

EL PLAN DE ESTUDIOS
1. Definición y función.
La palabra currículum proviene de un término que significa pista. Era la vía que guiaba al corredor a la
meta. Técnicamente, el currículum es un curso o plan de estudios elaborado para guiar al alumno a objetivos
específicos, por el adecuado uso de contenido, experiencia, material auxiliar, influencia del maestro,
aplicación y motivación. Por lo tanto, un currículum en la Escuela Dominical es un curso o plan de estudios
de la Biblia y de temas relacionados, que lleva a la Gran Comisión y la cumplimenta.
El plan de estudios debe ser planificado y comprensivo. Es planificado para satisfacer las necesidades delos
diversos grupos según edades en la Escuela Dominical, y es suficientemente comprensivo para proporcionar
el estudio de la Biblia en su totalidad. El plan de estudios no es el propósito de la Escuela Dominical, es el
medio del que se vale la Escuela Dominical para llevar a cabo su propósito. En la mayoría de las iglesias,
esto significa que el plan de estudios proveerá los medios para guiar a los alumnos al conocimiento salvador
de Cristo, y luego guiará al maestro cuando enseña a sus alumnos cómo crecer en cuanto al carácter, al
servicio y al testimonio.
2. Materiales del plan de estudios.
Este material incluye los libros y ayudas que hacen penetrar el plan de estudios en la experiencia de
aprendizaje del alumno. Esto incluye el material habitualmente anotado en la hoja de pedidos del editor,
utilizada por los departamentos de Escuela Dominical: el libro del maestro, el libro del alumno, y ayudas
visuales como los gráficos, filminas, ilustraciones, juegos para memorizar, títeres y otros materiales de
enseñanza.
Los materiales del plan de estudios deben proveer una amplia variedad de métodos didácticos, actividades de
aprendizaje y experiencias de los alumnos, adecuados a cada edad. Estarán encaminados a proyectarse en las
diversas áreas de la vida del alumno, incluyendo el hogar, la escuela, la iglesia y la recreación.

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DIVERSOS PLANES DE ESTUDIOS
1. Cursos uniformes.
Los editores de los planes de estudio de cursos uniformes y los adherentes a los mismos sostienen que estos
unifican a la familia, porque todos sus miembros reciben el mismo énfasis en la Escuela Dominical. Crecen
las oportunidades de realizar estudios unidos de la Biblia en los hogares. Con la misma lección básica sus
intereses son muchos.
2. Cursos unificados.
El plan de estudios de cursos unificados tiene un tema central para toda la Escuela Dominical; cada clase
puede tener diferente contenido bíblico. Su fuerza consiste en la unidad que brinda a la familia y a la iglesia.
3. Cursos departamentales.
Con frecuencia, el tamaño de la Escuela Dominical será el que indique cuál de los cuatro planes es el más
factible. Suele considerarse que el material de los cursos departamentales es el que mejor cuadra para
Escuelas Dominicales que tiene una asistencia de 150 a 400 alumnos.
4. Cursos ajustados.
Las Escuelas Dominicales que superan los cuatrocientos alumnos pueden adaptar mejor en su programa los
materiales de la graduación ajustada. Claro está que cualquiera de estos planes de estudios pueden ser
adaptados a Escuelas Dominicales de cualquier tamaño.

PREPARACION DE PLANES DE ESTUDIOS PARA ADULTOS


A los jóvenes y a los adultos que han asistido regularmente a la Escuela Dominical a lo largo de toda su
vida, les puede parecer que las clases han perdido relevancia para ellos. Ya han “oído todo eso”. Al escoger
para ellos un plan de estudios, los dirigentes no deben olvidar que esos estudiantes necesitan materiales que
apliquen verdades bíblicas a sus específicas necesidades y problemas. Necesitan clases que los desafíen a
dedicar su vida al servicio del Señor y de su iglesia. Las siguientes son algunas de las posibilidades.
1. Cursos de estudio bíblico.
Diversos editores ofrecen cursos de estudio que cubren libros de la Biblia o la Biblia en su totalidad. Tales
cursos plantean interrogantes para que el alumno investigue el propósito de un pasaje en particular, y el
significado para su vida. Dicho estudio va más allá de un simple incremento en el bagaje de conocimientos;
también elabora aplicaciones y efectúa cambios – lo que resulta es un verdadero aprendizaje. Estudiar la
Biblia sin claros objetivos no es más eficaz que disparar al blanco sin apuntar.
2. Cursos electivos.
Aparte del estudio bíblico propiamente dicho, hay varias áreas de estudio que los adultos necesitan y a la vez
disfrutan. Estos tópicos pueden cubrir las áreas de evangelismo, historia de la iglesia, religiones del mundo,
cultos, arqueología, trasfondos culturales en la Biblia, ética cristiana, la familia cristiana y un determinado
número de otros temas vitales.
3. Cursos de adiestramiento de líderes.
Es una sabia practica que la Escuela Dominical mantenga un curso permanente en el programa de
adiestramiento de la Evangelical Teacher Training Association (Asociación Evangélica de Adiestramiento
Docente). Tal curso brinda la oportunidad para fortalecer el actual liderato de la iglesia, disponible durante el
periodo lectivo de la Escuela Dominical, y también para líderes en perspectiva. Los maestros de Escuela
Dominical podrían ser relevados de sus obligaciones por un trimestre por vez, para que se pongan al día en
sus conocimientos en esta clase.
En este programa se adiestra a los adultos para que estudien la Biblia en forma independiente y para
capacitarlos a compartir su conocimiento con otros. Se les enseña a comprender los diversos grupos divididos
por edades, y a cómo evaluar su eficiencia para con un grupo en particular.
Otras oportunidades de clases especiales serían una clase para los nuevos convertidos, o se podrían enseñar
cursos acelerados sobre tópicos especiales, tales como ser un mejor ujier, o superintendente departamental, o
secretario-tesorero, u otras áreas de servicio en la iglesia.

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ENFASIS EN LOS PLANES DE ESTUDIOS
El plan de estudios de la Escuela Dominical comienza y termina con la revelación de Dios a los hombres, tal
cual se encuentra en la Biblia. La Biblia es al mismo tiempo un libro natural y un libro sobrenatural, de modo
que, al enseñar debemos tomar en consideración tanto los factores naturales como los sobrenaturales (1
Corintios 3:9). Fueron seres humanos quienes escribieron la Biblia utilizando para ello el idioma de los días
en que vivieron. Por lo tanto, deben ser maestros humanos quienes comuniquen la Biblia en el contexto de
nuestro tiempo (Mateo 28:10; 2 Timoteo 2:2). Pero recordemos que los escritores sagrados escribieron la
Biblia por inspiración del Espíritu Santo, dirigiendo él cada palabra a su exacto lugar (1 Timoteo 3:16; 1
Corintios 2:10-13): por lo tanto, el Espíritu Santo debe mostrarse activo en el proceso de formación del
maestro (Juan 14:26). Y esto se logra poniendo énfasis en que el plan de estudios:
1. Sea cristocéntrico.
2. Esté fundamentado en la Biblia.
3. Esté relacionado con el alumno.

EVALUACION DEL PLAN DE ESTUDIOS


Resulta obvio que la selección de un plan de estudios para la Escuela Dominical requiere un profundo estudio
informativo y serias consideraciones el espíritu de oración. En las iglesias que cuentan con una Junta de
Educación Cristiana, esa debe ser la responsable de escoger el plan de estudio. En las iglesias que no tiene
una Junta de Educación Cristiana, el pastor y el superintendente de la Escuela Dominical pueden tomar esa
decisión. Ello puede hacerse luego que el superintendente de la Escuela Dominical se reúna con los
superintendentes departamentales o, en las iglesias más pequeñas, directamente con los maestros.
Tiene que haber determinados criterios para decidir qué material deben adoptarse para su uso regular en la
Escuela Dominical. Algunos planes de estudio pueden ser teológicamente sólidos, pero pueden no satisfacer
las necesidades personales de los alumnos. Otro plan de estudio puede denominacionalmente enfocado para
una denominación específica que no sea la nuestra.
A continuación anotamos algunos de los criterios que se han de tener en cuenta:
1. Contenido teológico. Es responsabilidad del evaluador ver que el enfoque doctrinal del plan de
estudios concuerde con las afirmaciones doctrinales de la iglesia.
2. Contenido docente.
 ¿Están correlacionadas las lecciones con un plan total de estudios? ¿Se fundamentan en lecciones
previas?
 ¿Están adecuadamente graduados según edades los materiales?
 ¿Se adapta la guía del maestro a las metas, la experiencia y las necesidades de la clase?
 ¿Se adapta de la misma manera la guía del alumno y resulta interesante?
 ¿Llevarán las lecciones del plan o decisiones de salvación, a un crecimiento espiritual y al
servicio cristiano?
3. Aspecto.
 ¿Son atractivos los materiales que se han de utilizar?
 ¿Agrada a maestros y alumnos el formato de los libros?
 ¿Son realmente contemporáneas y llenas de colorido las láminas y las ilustraciones?
 ¿Son durables los materiales?
4. Ayudas del maestro.
 ¿Hay en preparación un bosquejo o guía general de ayudas?
 ¿Están registrados los materiales necesarios, para una referencia rápida?
 ¿Se hacen claras aplicaciones de la lección?
 ¿Estimulan los recursos docentes el uso de la más eficaz variedad de materiales de enseñanza en
oposición a la monotonía que significa el mismo enfoque para cada estudio?

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 ¿Hay sugerencias en cuanto a exhibiciones e ilustraciones?
5. Ayudas del alumno.
 ¿Se provee a los alumnos un adecuado material docente, tal como libro, hojas de trabajo, tareas
para hacer en casa?
 ¿Estimula el trabajo escrito el estudio activo de la Biblia?
 ¿Son auténticas y pertinentes las ilustraciones que se utilizan?
Los evaluadores de planes de estudios de la Escuela Dominical descubrirán tal vez que ningún plan de
estudios, por sí solo, llena todas las expectativas.

Capítulo 7
El discipulado, fruto de la Escuela Dominical
La Escuela Dominical neotestamentaria comienza con los perdidos y hace de ellos buenos cristianos. Jesús
describió el proceso con las siguientes palabras: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones…
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:19, 20). Esto es discipulado…

HACER DISCIPULOS INCLUYE ENSEÑAR


Puesto en que la forma en que se alcanza a los alumnos determina la forma en que habrán de crecer hasta la
madurez, el hacer discípulos tiene que ver con todo el proceso educacional. Ser discípulo se define
técnicamente como uno que acepta y coadyuva en difundir las doctrinas de otro. Hacer discípulos, entonces,
significa hacer que quienes han aceptado a Cristo, progresen y crezcan hacia la madurez en su fe, de modo
que puedan alcanzar a otros y llevarlos a Cristo. Sin duda, ésta es la tarea de la Escuela Dominical.

HACER DISCIPULOS INCLUYE REALIZAR TRABAJO DE SEGUIMIENTO.


1. Hacer discípulos por medio del seguimiento.
El maestro de Escuela Dominical comienza con el evangelismo. El propósito de enseñar es que todo alumno
inconverso sea llevado a los pies de Cristo. Pero la responsabilidad del maestro por esa vida no termina con
su salvación. Jesús no se detuvo allí. Nos ordenó que enseñásemos “… que guarden todas las cosas que os he
mandado…” tenía que ayudar a difundir sus doctrinas. Si bien esto incluye enseñar en la clase la Palabra de
Dios, otra parte se logra por medio del contacto personal fuera del aula.
El programa total de seguimiento tiene que ser también planificado como el programa total de enseñanza. No
puede ser dejado al azar.
2. Técnica del seguimiento.
Una de las estrategias de la labor de seguimiento es plantearle al nuevo cristiano el desafío de entregar su
vida a Cristo. El maestro seleccionará materiales del plan de estudios que permitan poner en claro el
significado de la dedicación mediante ilustraciones bíblicas y contemporáneas. Algunas lecciones
proporcionan la preparación ideal para una invitación directa de hacer que Jesús sea el Señor en la vida, y de
tornarse activo en su servicio y en el testimonio. El maestro avisado, que conoce la vida de sus alumnos no
dejará de extender tal invitación. Desgraciadamente son muchos los maestros que permiten que sus alumnos
“entren por la puerta delantera, y se retiren por la puerta trasera”, sin desafiarlos jamás en la causa de Cristo.
Algunos de los más destacados predicadores que ocupan los púlpitos hoy en día, han alcanzado esa estatura
debido a la influencia directa de un piadoso maestro, el maestro que puso una mano amiga sobre el hombre
del joven y le dijo: “Creo que Dios puede utilizarte en el pastorado”. O, en otros casos, algunos se sintieron
motivados al servicio misionero porque un maestro de Escuela Dominical le dijo algo similar al caso anterior.
Pero no todos los que aceptan a Cristo llegarán a ser pastores o misioneros. Su discipulado puede tomar una
entre muchas otras formas. Lo importante es su disposición a ser y hacer lo que Dios ha planificado para
ellos.

HACER DISCIPULOS INCLUYE DESARROLLAR LOS DONDES ESPIRITUALES

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La edición The Ryrie Study Bible define los dones espirituales como “capacidades que Dios da a los
creyentes para que puedan servirlo” (1 Corintios 1:7). Estas capacidades espirituales pueden acrecentar los
talentos naturales con que nació el creyente, o pueden ser suplementarias.
A la muy repetida queja de que “no tengo dones”, Pablo responde: “Cada uno tiene su propio don de Dios” (1
Corintios 7:7), y “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en
particular como él quiere (1 Corintios 12:11, la bastardilla es del autor). Nadie puede decir que no hay nada
que él no pueda hacer por el Señor, que no tiene ningún don. La Biblia afirma que todos reciben dones y que
los dones son escogidos por el Espíritu, no por el recipiente individual. Esto quiere decir que tanto el maestro
como el alumno cristiano cuentan con dones espirituales.
Una Escuela Dominical exitosa se preocupa en ayudar al alumno a descubrir qué dones Dios le ha dado, y a
desarrollar el uso de ellos. Una lista parcial de estos dones aparece en 1 Corintios 12:8-10: palabra de
sabiduría, palabra de ciencia, fe, sanidades, milagros, profecía, discernimiento de espíritus, lenguas,
interpretación de lenguas. El versículo 28 agrega varios dones a la lista. En Romanos 12:3-8 Pablo también
anota: servicio, enseñanza, exhortación, repartición, administración y misericordia.
Para desarrollar los dones entre los alumnos, es importante que el maestro sea versado en las Sagradas
Escrituras y en psicología de grupos según la edad. Los alumnos dotados de varios dones pueden tender a
buscar ser el centro, excluyendo a los alumnos que tienen un solo don. El maestro debe procurar dirigir a
cada uno de los alumnos de modo que Dios pueda usar y mejorar sus dones.
Con no poca frecuencia el maestro – un tercer objetivo – logra discernir algún don en la vida del alumno, no
percibido por sus padres. El reconocer un don en particular y el uso y desarrollo de ese don, pueden
significar la diferencia entre ganar o perder un alumno.
Dentro del aula el maestro puede fomentar los dones o dejar que el crecimiento de los alumnos se estabilice.
El maestro inexperto puede pensar que tiene que ser un “hombre orquesta”, queriendo hacerlo todo por sí
mismo. El maestro adiestrado, de acuerdo con el consejo que Pablo le dio a Timoteo, enseñara a los alumnos
lo que él sabe, para que los alumnos, a su vez, estén preparados para mantener interrumpida la cadena de
influencia.
Parte del desarrollo de los dones será la provisión del maestro para la aplicación de las lecciones y la
respuesta a las mismas. Ya que, por ejemplo, el dar es uno de esos dones que han de ser ejercidos por todos
los creyentes como parte de la adoración, el maestro procurará desarrollar ese don en sus alumnos,
estimulándolos a das sacrificialmente en respuesta al relato de una historia tal como el de la viuda que dio
todo lo que tenía. Comenzando con monedas de intimo valor traídas por los niños pequeños, el énfasis del
maestro sobre donativos proporcionales desarrollará hábitos de vida que los padres a veces descuidan,
posiblemente por no ser tampoco practica de ellos.
Otro don que en mayor o menor grado poseen todos los cristianos es el don de ayudar. La ayuda o servicio a
los demás puede ser enseñado y practicado en el ámbito del aula y estimulado allende a sus puertas. Pocas
cualidades han sido también enfatizadas en diversos relatos de personajes como esta, y hay una ingente
cantidad de material o disposición para reforzar la enseñanza.
El descubrir quién tiene tal y determinado don, puede ser materia de concepción más bien que de accidente.
Algunos maestros tienen un cuaderno con una página dedicada a cada alumno. Entre sus notas figuran
comentarios sobre el crecimiento y desarrollo espirituales del alumno. Sea que esté anotado por escrito o no,
el maestro avisado anota mentalmente la respuesta del alumno a invitaciones y oportunidades de
participación. Ocurre a veces que la espontanea participación del niño en una determinada actividad revela
una especial capacidad.
Sea niño o adulto, la palabra de estímulo de maestro respecto al uso de sus dones, puede iniciar al alumno en
la senda de un pleno y dedicado servicio cristiano en el área de su capacidad. El énfasis del maestro sobre la
importancia de usar los dones hará que el alumno fije su atención en la necesidad de orar, pidiendo sabiduría
para saber cuáles son los dones que le han sido dados, y luego para mejorar cuanto le sea posible dichos
dones, a fin de rendir el máximo para Dios.

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