LA ESCUELA DOMINICAL DINÁMICA Por ELMER L. TOWNS
LA ESCUELA DOMINICAL DINÁMICA Por ELMER L. TOWNS
LA ESCUELA DOMINICAL DINÁMICA Por ELMER L. TOWNS
DINÁMICA
ELMER L. TOWNS
La misión de Editorial Vida es ser la compañía líder en comunicación cristiana que satisfaga las necesidades
de las personas, con recursos cuyo contenido glorifique a Jesucristo y promueva principios bíblicos.
INDICE
1. El desafío de la Escuela Dominical
2. Cómo organizar la Escuela Dominical
3. Cómo administrar la Escuela Dominical
4. Función evangelística de la Escuela Dominical
5. Función didáctica de la Escuela Dominical
6. Adiestramiento de maestros para la Escuela Dominical
7. Establecimiento de normas para la Escuela Dominical
8. Plan de estudios de la Escuela Dominical
9. Métodos de enseñanza
10. El discipulado, fruto de la Escuela Dominical
11. Leyes que rigen el crecimiento de la Escuela Dominical
12. Brillante futuro de la Escuela Dominical
Capítulo 1
El desafío de la Escuela Dominical
La Escuela Dominical satisface una de las más sentidas necesidades de la iglesia del siglo XX: la educación.
De ahí que su ministerio tiene el carácter de imperativo. Y puesto que la Escuela Dominical es educación
bíblica en acción, resulta ser la argamasa que une los ladrillos, y constituye el cimiento del edificio.
Si bien es cierto que la mayoría de las iglesias cuentan con mayor concurrencia en sus cultos matutinos que
en sus Escuelas Dominicales, este hecho no disminuye en nada la influencia de la Escuela Dominical. Pocos
años atrás una denominación de numerosos miembros informó que casi el noventa por ciento de sus nuevos
miembros provenían de la Escuela Dominical.
La Escuela Dominical cumple con los tres requisitos mencionados, pero el paso principal de la Gran
Comisión es “… enseñándoles que guarden…” Alcanzar a los perdidos constituye el fundamento del
evangelismo, pero enseñar entraña conocer, entender y responder. No podemos decir que una persona se
haya convertido a menos que reconozca, entienda y responda al evangelio. Un nuevo cristiano debe saber en
qué creer y cómo comportarse. Antes que una persona pueda ser bautizada, tiene que recibir la Palabra y
tiene que convertirse. Así que “los que recibieron su palabra fueron bautizados…” (Hechos 2:41). Por lo
tanto, el enseñar constituye un paso obligatorio al presentar el evangelio. Cuando descuidamos la importante
función de reforzar la conversión con la enseñanza de seguimiento, no hemos cumplimentado la Gran
Comisión.
Hay tendencias en la iglesia del siglo XX que debilitarán al cristianismo y significarán la ruina de las iglesias.
Algunas iglesias edifican sobre las emociones y la música; poco hay en ellas de enseñanza bíblica. Otras
iglesias construyen sobre la dinámica personalidad de su pastor; también en ellas es deficitaria la enseñanza
bíblica. Las que acabamos de anotar no son las únicas tendencias que se observan en las iglesias: algunas de
ellas basan su ministerio en la música, en la obra misionera; en otras, el catalizador de la iglesia es el
ministerio de la juventud orientado hacia la acción. Por último, algunas de las iglesias tradicionales basan su
ministerio en el hábito inveterado de sus miembros de asistir al culto los domingos por la mañana.
Todas estas tendencias ocupan un sitio legítimo en el ministerio de la iglesia. Pero han descuidado el meollo
de la Gran Comisión. Jesús dijo: “Por tanto, id, y haced discípulos… enseñándoles que guarden todas las
cosas…” La enseñanza es el imperativo en nuestras iglesias del siglo XX. La iglesia que edifica sobre la base
de la Escuela Dominical, es una iglesia fortalecida, porque la Escuela Dominical es el sitio donde la
enseñanza bíblica es predominante.
3. La Escuela Dominical es un imperativo para crecer con miras a la madurez. La meta de un cristiano es
alcanzar la madurez, “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del
cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un
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varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes,
llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con
astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la
cabeza, esto es, Cristo” (Efesios 4:12–15).
Cuando un cristiano alcanza plena madurez, podemos decir que es completo o íntegro. Cada aspecto de su
vida está integrado en torno a Cristo. En lo personal esto entraña conocimiento, habilidad, actitud y hábitos.
En conocimiento bíblico esto supone un conocimiento fundamental de cada doctrina y una introducción
básica a las Sagradas Escrituras. En cuanto al servicio, entraña el uso de sus dones según las capacidades que
Dios le dio.
La Biblia cuenta con el formidable poder para:
a) cambiar a los individuos y a las naciones, “porque la palabra de Dios es viva y eficaz…” (Hebreos 4:12);
b) convencer de pecado (Jeremías 23:29);
c) llevar al pecador a Cristo (Juan 6:63, 68);
d) convertir el alma (Salmo 19:7);
e) implantar la fe (Romanos 10:17); f) producir una nueva naturaleza (2 Pedro 1:4);
g) fortalecer a los recién nacidos (1 Pedro 2:2);
h) consolidar el crecimiento (Hebreos 5:12, 13); e
i) equipar a los creyentes para la batalla (Efesios 6:12).
Pero el conocimiento respecto al cristianismo tiene escaso valor, a menos que el Espíritu Santo lo aplique al
corazón. El alumno debe entender y obedecer los preceptos de la Biblia. Las personas se transforman en
endurecidos fariseos cuando la Biblia no pasa de ser un mero libro de texto académico. Por lo tanto, la Biblia
debe ser enseñada por maestros espirituales, que utilicen métodos bíblicos, que estén llenos del poder del
Espíritu Santo y que sean guiados por la Gran Comisión.
La función principal de la Escuela Dominical es enseñar la Biblia según los métodos de Dios. Por medio de
sus clases, el evangelio dinámico puede hacer un impacto en las personas, promoviéndolas hacia la madurez,
y por consiguiente en las comunidades, llevando el avivamiento a toda una nación.
4. La Escuela Dominical es un imperativo para proteger el futuro de la iglesia. Los que han nacido de
nuevo irán a la deriva en su compromiso contraído con Cristo si no se les brinda una enseñanza objetiva que
les permita afirmarse en su fe. Su naturaleza pecaminosa, las tentaciones de Satanás y las trampas que les
tiende el mundo, desgastarán la doctrina bíblica o la pureza de su vida. Para preservar una iglesia bíblica, es
necesaria una Escuela Dominical que enseñe la Biblia.
Además, los niños nacidos en hogares cristianos deben prepararse para llevar adelante la obra cuando sus
padres desaparezcan de la escena. Se los debe llevar a un conocimiento salvador de Cristo y se los debe
equipar para ser líderes cuando alcancen la edad necesaria. Puesto que una iglesia morirá naturalmente con el
devenir del tiempo, la educación de la Escuela Dominical es imperativa para garantizar el futuro de la iglesia.
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El versículo bíblico que históricamente se ha utilizado para describir el ministerio de la Escuela Dominical es
Deuteronomio 31:12: “Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren
en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las
palabras de esta ley.”
2. La Escuela Dominical es el brazo didáctico de la iglesia. Para que la gente nazca de nuevo es preciso que
la Palabra de Dios sea sembrada en su corazón. “Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de
incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (1 Pedro 1:23). La Biblia es
comparada a la semilla (Marcos 4:14), y cuando se la planta en el corazón, Dios comienza la obra de
regeneración. La Palabra de Dios da vista a los ciegos (Salmo 19:8), y guía a las personas a Jesucristo (1
Tesalonicenses 2:13).
Por lo tanto, cuando las Escuelas Dominicales inculcan la Palabra de Dios en los corazones, en realidad están
preparando a la gente para su salvación. Pero la Escuela Dominical es más que una simple herramienta
evangelística; la Palabra de Dios es enseñada a todos los creyentes, los cuales crecen espiritualmente porque
la Biblia los alimenta.
Los maestros deben comunicar fielmente las lecciones bíblicas. Cuando enseñan a los niños, deben
presentarles la Biblia a nivel infantil. Cuando enseñan la Palabra de Dios a los adultos, deben enfrentarse a la
mentalidad de los adultos. A este principio de comunicación se lo ha llamado alcanzar a los hombres donde
están y, por medio de la enseñanza, elevarlos al nivel donde deben estar.
El papel de la enseñanza está explicado en Deuteronomio 31:12: “… para que oigan y aprendan…”
Por lo tanto, el primer paso de la enseñanza es oír. A las personas hay que presentarles el evangelio; deben
oír el evangelio. Aun así es posible que lo rechacen, pero no pueden tomar una decisión respecto al
evangelio, antes de haberlo oído. El paso principal en la enseñanza es aprender. No hay enseñanza hasta que
los alumnos no hayan aprendido la lección. Cuando a una Escuela Dominical se la llama el brazo enseñante
de la iglesia, no habrá cumplido su función hasta que la gente no haya aprendido la Palabra de Dios.
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veterotestamentario de salvación. Otras expresiones, tales como confiar, creer, recibir a Jesucristo, tienen el
mismo significado.
Las siguientes son algunas de las ventajas, de contar con una Escuela Dominical:
1. Influencia evangelística en el vecindario. Uno de los objetivos importantes de la Escuela Dominical es
saturar el vecindario con el evangelio (Hechos 5:28, 42). Y esto supone una bien organizada visitación; los
alumnos de cada clase de la Escuela Dominical visitarán a los niños del vecindario que tengan su misma
edad. La mayoría de las Escuelas Dominicales asignan una noche por semana para la visitación organizada.
Esto entraña una clase de entrenamiento donde se les enseña a los obreros el arte de visitar; a continuación se
les asigna a los obreros entrenados diversas responsabilidades para la noche. Con verdadera persistencia, los
obreros salen con el objeto de alcanzar a los vecinos para Cristo.
También es obligatorio que se visite a los alumnos de la Escuela Dominical que hayan faltado a clase. Cada
lección tiene metas y material que son vitales, de la misma manera que los rayos de una rueda son necesarios
para darle a la rueda la resistencia que precisa para no romperse. Todo alumno debe escuchar sin excepción
todas las lecciones, para vivir una vida cristiana a plenitud.
Cuando un alumno falta a clase, pierde algo del bien elaborado plan de estudios bíblicos que ha sido
preparado. Por lo tanto, el maestro debe visitarlo cuando falta, para comprometer su asistencia para el
domingo siguiente.
Pero la visitación no es solamente una agradable visita para instarlo a asistir. El maestro debe enseñar o al
menos hacer un resumen de la clase que el alumno ha perdido y responder cualesquiera preguntas que puedan
surgir. Esto ayuda a cortar de plano el que personas de poca preocupación espiritual se echen atrás.
2. Oportunidad de siega entre los perdidos. Una Escuela Dominical que se proyecta a su comunidad tendrá
visitas en sus clases. Algunas de esas visitas pueden no pertenecer a ninguna iglesia y por lo habitual conocen
muy poco de la Palabra de Dios. Representan un rico potencial de cosecha. Si la Escuela Dominical tiene un
programa evangelístico bien planeado y cuidadosamente ejecutado, ganará muchas almas para Jesucristo.
3. Estabilidad doctrinal en la iglesia. Mediante el plan de estudios, la Biblia ha de ser enseñada en la
Escuela Dominical como la total, autoritaria e infalible revelación de Dios al hombre. La Biblia constituye la
base para la relación personal del estudiante con Jesucristo, y el medio de que se vale para su diario
crecimiento en gracia. El alumno debe ver que la Palabra de Dios le provee una sólida doctrina para el
afianzamiento de su fe y la dirección en todas las experiencias de su vida.
La doctrina aumenta primariamente nuestro amor por Cristo, lo que nos hace crecer para semejarnos a su
imagen. Una buena doctrina protege a la iglesia de herejías e impide que se enfríe su primer amor.
(Apocalipsis 2:4.)
4. Adiestramiento de servicio interno para cristianos. La Escuela Dominical debe organizarse para el
programa de alcanzar, enseñar y ganar almas. Es por ello que se precisa contar, para su éxito, con un bien
planeado y cuidadosamente ejecutado programa. Y esto exige el adiestramiento de un cuerpo completo de
obreros.
En primer lugar debe planificarse la estructura; a continuación se debe reclutar a los obreros y luego se los
debe adiestrar respecto a sus capacidades y deberes. Esto involucra a supervisores, secretarios, maestros y a
todos aquellos que se hallan comprometidos en el esfuerzo evangelístico. El tener obreros adiestrados
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garantizará una Escuela Dominical de elevada calidad. Además, esos obreros contribuyen a la madurez total
de la iglesia local.
5. Crecimiento total de la iglesia. Puesto que la obra de la Escuela Dominical y la del culto de los domingos
por la mañana actúan armoniosamente, y ambas contribuyen al logro de una iglesia basada en el Nuevo
Testamento, son interrelacionadas e indivisibles. Una fuerte Escuela Dominical edifica una fuerte iglesia
local. Las mismas personas que asisten al culto, asisten también a la Escuela Dominical; de ahí que quienes
reciben la enseñanza que les brinda la Escuela Dominical, están mejor dispuestos y preparados para ser
adoradores de verdad en el culto matutino. De esta manera la iglesia, en su totalidad, se ve fortalecida.
6. Responsabilidad cristiana en la comunidad. La Escuela Dominical adiestra y motiva a los alumnos para
ser testigos de Cristo en la comunidad. Pero más que una acción evangelística, los alumnos de la Escuela
Dominical traducen una expresión colectiva de honradez moral en la comunidad. Su piadosa influencia se
deja sentir en su ámbito local: en el hogar, en la escuela, en los negocios, en las actividades propias de la
ciudad y en la vida en general. Y siendo como es, que los cristianos son la sal de la tierra (Mateo 5:13), una
Escuela Dominical ha de hacer que la gente tenga hambre y sed del evangelio.
7. Influencia misionera en todos los ámbitos de la tierra. Ya que la Escuela Dominical busca guiar a sus
alumnos a una vida dedicada, de obediencia a todos los mandamientos de Dios, los alumnos no pueden rehuir
la Gran Comisión. Principalmente se sentirá la obligación con las misiones nacionales y foráneas. Los
alumnos responderán por medio de la oración, la ofrenda misionera y yendo por todo el mundo. Las misiones
entrañan más que un simple dirigirse allende el mar; entrañan las misiones en el propio país, lo que puede
significar trabajar en misiones de la Escuela Dominical, en misiones de rescate, en actividades misioneras de
verano, y en otros ministerios de más allá de la comunidad local.
RESUMEN
La Escuela Dominical es imprescindible como el brazo que alcanza, el brazo didáctico y el brazo ganador de
la iglesia. Cuando cumple estos propósitos a través de la educación cristiana, incrementa la iglesia, ejerce su
influencia en la comunidad y alcanza el mundo.
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Capítulo 2
Cómo organizar la Escuela Dominical
La expresión Escuela Dominical no figura en la Biblia; no obstante ello, su función figura implícitamente,
porque lleva a cabo el propósito, el programa y la aspiración de Dios de que la iglesia enseñe toda la Biblia a
todos los pueblos del mundo. Para ejecutar esto, es preciso que la Escuela Dominical se organice para llevar
a cabo una labor eficiente. Dios controla su universo por medio de un orden y de determinados designios; no
debe hacer menos la Escuela Dominical.
La organización de Dios se advierte en el ordenamiento y continuado funcionamiento de la creación. Las
tribus de Israel fueron organizadas alrededor del tabernáculo en el desierto. Jesús también actuaba según
estrategias previamente elaboradas. Cuando el Señor predicó un sermón tan largo que la multitud sintió
hambre, sus discípulos sirvieron la comida ajustándose a un bien organizado plan, tal cual Jesús les ordenó
que hiciesen. Cuando el Maestro envió a los setenta discípulos para ministrar en la comunidad, fueron por
parejas, de acuerdo a un programa. La iglesia primitiva se desempeñó en Jerusalén de manera sistemática: “Y
todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo” (Hechos 5:42).
Pablo insistió en la importancia de las prioridades y del orden en la iglesia en 1 Corintios 12:28, y luego
ordenó a la iglesia: “Hágase todo decentemente y con orden” (1 Corintios 14:40).
En tanto que la Escuela Dominical obtiene su autoridad de la Palabra de Dios, ejecuta sus funciones por
medio de la iglesia local. Toda organización eclesiástica cuenta con algún tipo de gobierno de la iglesia, que
figura en la constitución de la misma, y la Escuela Dominical no es ninguna excepción a esa regla. Todos los
funcionarios de la Escuela Dominical y los obreros en general, deben tener clara conciencia y conocimiento
de la constitución de la iglesia en las partes pertinentes a la Escuela Dominical y de qué manera su tarea se
relaciona con el ministerio total de la iglesia.
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Ancianos
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Preuniversitario y universitario
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Clase de mujeres
Clase de hombres
Asistencia: 100
Porcentaje de asistencia
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40%
Asistencia: 250–350
Tradicionalmente 1 Depto. 4 clases
Tradirionalmente 1 Depto. 6 clases
Tradicionalmente 1 Depto. 6 clases
Séptimo grado Undecimo grado Duodecima grado
Décimo grado Undécimo grado Duodécimo grado
Asistencia: 400–1000
6 mesas por aula
8–9 mesas por aula
5–7 obreros per cada dase
2. La enseñanza según el contenido. También allá lejos, en las escuelas de nuestros abuelos, todos los
alumnos “oían” la misma lección, porque había una sola maestra que escuchaba a los alumnos cuando
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recitaban sus lecciones. Indiferentes a sus necesidades, la mayoría de los alumnos tenían que soportar las
lecciones recitadas por los demás alumnos. Era fácil perder interés cuando las lecciones eran demasiado
difíciles o demasiado sencillas.
En las antiguas Escuelas Dominicales todos escuchaban la lección enseñada a toda la Escuela Dominical
reunida. Aun después que la Escuela Dominical se dividió en departamentos separados, todos estudiaban la
misma “uniforme” lección, prescindiendo de la edad. En la actualidad, debe haber una clase de Escuela
Dominical para cada edad, cuyo contenido se ajuste a las necesidades de esa edad, al trasfondo cultural del
alumno, y al grado de comprensión del mismo.
Resumiendo lo anterior, cada maestro debe ser un especialista en enseñar la Palabra de Dios a una edad en
particular. Ese maestro es el pastor de esa clase. De esta manera, el maestro puede utilizar y aplicar el mejor
método de enseñanza para ese nivel de edad, y los alumnos pueden comprender la totalidad de la Biblia,
enseñada de una manera sistemática e interesante.
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2. La Escuela Dominical dividida en departamentos. Esta Escuela Dominical se organiza a base de
departamentos. Hoy en día hay dos enfoques para la división o clasificación por departamentos. El enfoque
tradicional reúne a todos los alumnos del departamento para una reunión de apertura; luego se divide a los
alumnos en cuatro o seis clases menores, cada una de las cuales está a cargo de un docente, con
aproximadamente ocho a diez alumnos por clase. Para evitar todo tipo de interrupción durante la enseñanza,
cada grupo o clase funciona en pequeñas aulas destinadas a tal fin.
La ventaja que hay en este tipo de enseñanza es el énfasis que se pone en la instrucción personalizada y en
más esmerados métodos de seguimiento. Las dificultades que presenta la división por departamentos, son el
costo de proveer un aula cada vez que se traen aproximadamente diez nuevos alumnos a la Escuela
Dominical, y el reclutamiento de un adecuado número de maestros.
El segundo enfoque de la división departamental es la enseñanza a sesión abierta. Una sala espaciosa (por lo
habitual 7m × 11m) alberga una clase departamental. La clase departamental utiliza todo el espacio para toda
la hora educativa. El superintendente desempeña el papel de maestro jefe que dirige la sesión, con la
colaboración de varios maestros asistentes, situados alrededor de mesas de trabajo distribuidas en el salón.
No hay divisiones entre las mesas; todos los maestros actúan armoniosamente dirigiendo las actividades de la
enseñanza.
Por lo general, una clase departamental cuenta con una asistencia promedio que oscila entre 25 a 60 alumnos.
Una Escuela Dominical tiene habitualmente de cinco a ocho departamentos, con una asistencia total de entre
200 a 250 alumnos.
Al crecer la Escuela Dominical, es prudente pasar paulatinamente, en lo que a organización se refiere, de la
división por clases a una Escuela Dominical departamental. Por lo habitual se agrega en primer lugar un
departamento entre los niños de la clase de Cuna (prejardín) y de la de Párvulos (Jardín de Infantes); a
continuación, se agregan departamentos a nivel elemental; y, finalmente, se agregan en la división juvenil.
No se pueden establecer fórmulas rígidas, porque la variación de edades en las distintas Escuelas
Dominicales es diferente.
El número de niños que asisten a una Escuela Dominical suele depender de dos factores:
(1) del número de ómnibus con que se cuenta; y
(2) de la edad de los adultos casados que concurren.
3. La Escuela Dominical dividida por edades. La Escuela Dominical departamental alcanzará su límite
máximo de 400 alumnos, y es preciso subdividir los departamentos, si continúa creciendo.
Debe haber un departamento (sea el tradicional o el de sesión abierta) para cada grado escolar.
Habrá aproximadamente 25 alumnos en cada departamento dividido según las edades.
No hay mayor dificultad en hacer la división según las edades mientras los niños estén en edad escolar; el
problema se plantea con los adultos. Algunas Escuelas Dominicales dividen a los adultos en departamentos
de cinco en cinco años. A pesar de ello, hay problemas en dividir a los adultos por sus edades. Por ejemplo,
¿se hace la promoción cuando avanza la edad del esposo o cuando avanza la edad de la esposa? Además
algunas personas adultas prefieren no dar a conocer su edad.
Para contrarrestar estos problemas, algunas Escuelas Dominicales tienen amplios programas electivos para
adultos; otras organizan clases a cargo de personajes especializados, y otras libremente dividen las clases
según la edad de los adultos. Hay diversos planes y cada Escuela Dominical debe tomar su propia
determinación sobre cuál de ellos escoger.
Cuidémonos de los niveles de crecimiento peligrosos. La mayor parte de las Escuelas Dominicales alcanzan
un plano natural de estancamiento cuando arriban a los niveles superiores de su actual tipo de organización.
Resulta difícil, por ejemplo, poder sobrepasar un crecimiento de 150 alumnos con un plan de división por
clases, y muchas Escuelas Dominicales no logran superar esta cifra, porque no han tomado las providencias
necesarias para atender su crecimiento. Es preciso que haya una mayor supervisión en cuanto a la
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organización, más espacio (tal vez nuevos edificios), y más clases formadas, así como suficientes maestros
para asegurar el ministerio individual, cuando se haya alcanzado cada plano de crecimiento.
Uno de los más difíciles impedimentos para el crecimiento de una Escuela Dominical es pasar de una Escuela
Dominical dividida en clases a una Escuela Dominical de estructura departamental.
RESUMEN
La Escuela Dominical es el brazo de la iglesia para llevar a cabo la Gran Comisión, alcanzando, enseñando y
ganando todas las edades para Cristo. Hubo épocas en que la Escuela Dominical funcionaba separada de la
iglesia, pero esta práctica fragmenta los resultados y diluye las metas.
La Escuela Dominical debe actuar en armonía con la iglesia local, de la misma manera que el brazo de una
persona debe actuar correlacionadamente con el resto del cuerpo.
Para llevar a cabo las metas neotestamentarias, la Escuela Dominical debe dividir a las personas en clases
según sus trasfondos educacionales, sus necesidades y su capacidad para entender la lección. Esto se ejecuta
por medio de Escuelas Dominicales divididas en clases, Escuelas Dominicales departamentales y Escuelas
Dominicales divididas según las edades de los asistentes.
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Capítulo 3
Cómo administrar la Escuela Dominical
Muchas Escuelas Dominicales tienen el deseo intenso de alcanzar a los inconversos de sus comunidades y
enseñarles la Palabra de Dios, pero fracasan en su intento. Al enfrentar las Escuelas Dominicales nuevos
desafíos, se han enredado en su propia organización y no han podido seguir adelante. La Escuela Dominical
debe organizarse apropiadamente para su cometido espiritual, exactamente cómo se organiza una empresa
comercial, un ejército o cualquier otra institución para nuevas campañas. Pero el éxito de una organización
depende, en gran medida, de la forma en que se la administra.
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grupos educacionales de la iglesia. Resulta obvio, por lo tanto, que la Escuela Dominical no debe ser en
ningún caso una entidad separada de la iglesia; todo lo contrario, es un brazo activo de la iglesia.
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su ministerio total, pero cuando se trata de dar directivas a la Escuela Dominical, el superintendente es el
eslabón supervisor en la cadena de comando. Por lo tanto, ha de ser un líder espiritual que personifique
cabalmente el espíritu de la Escuela Dominical.
(a) El superintendente de la Escuela Dominical es, ante todo, un administrador. Debe ver que cada maestro
calificado esté destinado al aula que le corresponde, a la hora apropiada, y que cuente con el equipo y ayudas
adecuados para enseñar según el plan de estudios fijado.
(b) El superintendente de la Escuela Dominical es responsable del personal. Debe reclutar nuevos obreros,
recomendar en qué tareas se desempeñarán mejor, proveer el adiestramiento y evaluar la eficiencia de los que
ya cumplen funciones.
(c) El superintendente de la Escuela Dominical supervisa la obtención de la literatura y los elementos
docentes necesarios, aparte de encargarse de todos los gastos del funcionamiento de la Escuela Dominical.
(d) El superintendente de la Escuela Dominical es responsable de la labor de proyección y alcance, así
como del crecimiento. Esto implica visitación, contacto complementario con los inasistentes, campañas de
promoción, y la aplicación de las leyes de crecimiento de la Escuela Dominical.
(e) El superintendente de la Escuela Dominical es el responsable de las relaciones públicas.
Supervisa los anuncios publicitarios, la labor de proyección, y soluciona los problemas a medida que se
presenten.
(f) El superintendente de la Escuela Dominical está encargado de la evaluación de las tareas, con miras al
mejoramiento del programa en su totalidad. Debe conocer las normas y entender cómo pueden
implementarse.
La lista de procedimientos que suelen ayudar al superintendente a llevar a cabo sus tareas específicas,
llenarían las páginas de un libro. Las siguientes sugerencias son algunas de las ideas que le ayudarán a hacer
que la Escuela Dominical funcione con mayor eficacia.
El superintendente general debe elaborar un calendario anual de planificación, que tenga las fechas en que
habrán de incorporarse nuevos programas. Este calendario debe estar colgado en lugar visible en la oficina de
la Escuela Dominical, juntamente con un gráfico del personal, que exhiba cada posición y el nombre de la
persona encargada de esa responsabilidad. Los espacios en blanco, en el diagrama, le indican al
superintendente las necesidades de su personal.
El superintendente necesita un juego de casillas (buzones) para comunicarse fácilmente con todo su personal.
Debe escribir una descripción detallada para cada cargo y un manual que refleje la política operativa de la
Escuela Dominical.
El superintendente debe planear, al comienzo de cada año, una conferencia de un día, en el cual se reúna con
el personal a su cargo. En esa reunión se coordina el calendario planeado, se evalúan las necesidades, se
informa a los nuevos miembros la política que se sigue, y se aviva el entusiasmo por la Escuela Dominical.
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como el propio maestro de cada clase, dentro del departamento. Además, todas las especificaciones anotadas
para el superintendente general, son aplicables también al superintendente departamental.
(b) Deberes. El superintendente departamental debe promover el interés y las actividades de su
departamento. Tiene responsabilidades administrativas en general, y además es responsable de la eficiencia
operacional de su departamento. En las reuniones del comité que dirige las actividades de la Escuela
Dominical, habla en nombre del personal docente a su cargo cuando se esbozan planes con respecto a toda la
Escuela Dominical.
El superintendente departamental ha de planear eficaces programas de reunión. En la Escuela Dominical
tradicional, es responsable de las actividades de apertura, durante los primeros quince minutos. Aquí él dirige
a los alumnos en un programa de adoración, prepara a los alumnos para la clase, o hace hincapié en el tema
del día. Presta especial atención a la correlación. No siente la necesidad de ser el único participante del culto
de adoración; hace participar en ello a maestros y alumnos. En la sesión abierta de introducción a la clase,
asume la función de maestro director.
Dirige las actividades que realcen la enseñanza. En lugar de poner todas las actividades al comienzo de la
sesión, las distribuye a lo largo de la lección.
El superintendente departamental debe reunirse con los funcionarios y el personal docente de su
departamento. Las reuniones regulares facilitan el análisis y discusión de los problemas que se plantean en el
departamento como un todo y en cada una de las clases.
El superintendente departamental debe conocer las normas de toda la Escuela Dominical y el programa que
cae dentro de su jurisdicción. Debe evaluar los logros obtenidos y ha de estar preparado para prescribir e
iniciar cursos de perfeccionamiento o reuniones privadas para remediar cualquier situación indeseable que se
haya producido en su departamento.
El superintendente departamental debe preservar la moral del departamento. En sus reuniones con los
maestros del departamento, así como en las conversaciones privadas, el superintendente debe comunicarles
su aprecio y estímulo. El interés que demuestra por los alumnos, su entusiasmo al enfocar los diversos
programas, como también sus reuniones con los maestros, contribuirán notoriamente a mantener en alto el
espíritu de solidaridad.
4. El secretario-tesorero. Se ha dicho que las estadísticas tienen un valor neto. La función del secretario-
tesorero es vital para el éxito de la Escuela Dominical. El progreso se mide por estadísticas, y el secretario-
tesorero es el que tiene el acceso y la capacidad para compilar esas estadísticas. En iglesias grandes, dos
personas desempeñarán estos cargos: un secretario y un tesorero; en tanto que una sola persona es suficiente
para las dos funciones en las Escuelas Dominicales pequeñas.
Muchas veces, escondido en un pequeñísimo habitáculo de 1,20 m × 1,20 m, con sólo un escritorio, cubierto
de los libros de registro del departamento, este funcionario puede pasar inadvertido para la mayor parte de los
componentes de la Escuela Dominical. El secretario tesorero suele ser una persona sosegada, renuente a
destacarse en su trabajo para la iglesia; sin embargo, presta uno de los más valiosos servicios.
(a) Idoneidad. Tiene que agradarle trabajar con números y cifras, y ha de ser esmerado y preciso en sus
cálculos y al registrarlos en los libros. Debe estar convencido del valor de los registros cuidadosamente
mantenidos.
(b) Deberes. En iglesias pequeñas, un solo secretario puede llevar el registro de toda la Escuela Dominical.
Las Escuelas Dominicales grandes necesitan secretarios departamentales que a su vez, envíen la información
al secretario general. El secretario-tesorero también lleva las actas de todas las reuniones administrativas de
la Escuela Dominical, y está encargado de la correspondencia de la misma. En las cartas dirigidas a otras
iglesias o a organizaciones comunitarias, el secretario viene a ser realmente el representante de la iglesia en
sus funciones de relaciones públicas. Tiene que estar consciente de la importancia que reviste el aspecto
formal de la correspondencia, que ha de reflejar las elevadas normas de la iglesia.
Todas las semanas el secretario-tesorero redactará las estadísticas que muestren el total de inscritos, la
asistencia total y el total de las ofrendas. Dichas estadísticas permitirán que los dirigentes puedan apreciar, de
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un solo vistazo, los puntos fuertes y los débiles, y puedan ver dónde disminuye la asistencia o dónde ha
permanecido estático el enrolamiento. Los buenos registros darán campanadas de alarma, así como
anunciarán también los éxitos obtenidos.
RESUMEN
Para lograr un funcionamiento efectivo de la Escuela Dominical, debe haber una buena organización y
supervisión. La Escuela Dominical recibe de la iglesia local su autorizada supervisión, que se vale de la Junta
de Educación Cristiana para dar sus directivas.
Desde el pastor hasta el último obrero, todos han de ser idóneos, entrenados y entusiastas por su ministerio.
Cuando los líderes funcionan adecuadamente, la Escuela Dominical en su totalidad marcha bien, por lo
general.
CAPITULO 4
Función evangelística de la Escuela Dominical
Toda persona que enseñe correctamente la Biblia, se interesará en alcanzar a los perdidos. La primera parte
de la definición de una Escuela Dominical viene incluida en el título de este capítulo: la Escuela Dominical
cumple una función evangelística en la iglesia.
ALCANZAR AL MUNDO
1. El anhelo de Dios para con la multitud. En Deuteronomio 31:11, 12 la Palabra de Dios dice en forma
clara: “Cuando viniere todo Israel a presentarse delante de Jehová tu Dios… harás congregar al pueblo,
varones y mujeres y niños, y tus extranjeros…” La verdad de este mandamiento se repite en el más grande de
los versículos del Nuevo Testamento, Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado…”
El evangelio presenta un cuadro del amor de Dios por toda la gente; tanto es así, que Jesús se entregó, no
solamente por los salvados sino por todo el mundo (1 Juan 2:2). Respecto a la necesidad espiritual de que se
salven los niños, dijo Jesús: “Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno
de estos pequeños” (Mateo 18:14). Por lo tanto, es propio de la naturaleza de Dios alcanzar a todo el mundo.
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2. El anhelo de Jesús para con las multitudes. Jesús probó su amor viviendo en este mundo.
“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). En otra ocasión
dijo Jesús: “… no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento” (Mateo 9:13).
Un maestro de Escuela Dominical que tiene a Jesús en su corazón, manifestará ese hecho buscando a los
perdidos que debieran estar en su clase. En el capítulo 15 de Lucas tenemos la ilustración de una mujer que
busca una moneda que ha perdido y de un pastor que busca a la oveja que se ha extraviado. Estas dos
parábolas pintan con vivos trazos el ejemplo del amor de Jesús por los perdidos y cómo debemos ir tras ellos.
3. La obligación de la iglesia para con la multitud. La Gran Comisión nos ordena: “Por tanto, id, y haced
discípulos a todas las naciones” (Mateo 28:19a). Aquí el énfasis está puesto en las multitudes que habitan la
tierra. La iglesia primitiva cumplió ese mandato según nos lo relata Hechos 5:42: “Y todos los días, en el
templo y en las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.” Más adelante Pablo instó a la iglesia de
Efeso a que practicara el evangelismo “… públicamente y por las casas” (Hechos 20:20c).
Cuando los maestros de Escuela Dominical delegan en otros la tarea de alcanzar a los perdidos, se
transforman en meros comunicadores de la Biblia, y por lo mismo pierden su singularidad. La tarea de
alcanzar a todos para estudiar la Biblia no es opcional; es un claro mandamiento.
4. Una visión respecto de las multitudes. Se dice que nadie puede lograr lo que no puede concebir.
De ahí que los maestros de Escuela Dominical deben tener un claro concepto de lo que quieren lograr.
Muchas veces la visión entraña metas numéricas. Hace poco una Escuela Dominical publicó el siguiente
aviso: “Alcancemos el número de 500 alumnos en la Escuela Dominical durante el mes de marzo.” La
asistencia a esa Escuela Dominical durante el invierno había sido de 350 alumnos. La visión de esa iglesia
era alcanzar a los perdidos y atraerlos para oír el evangelio. Una iglesia en Baton Rouge, Louisiana, tenía un
gran letrero en su salón-auditorio: “Alcancemos esta ciudad para Cristo.” Tener visión es indispensable para
el crecimiento. “Cuando no hay visión de parte de Dios, el pueblo se desenfrena” (paráfrasis de Proverbios
29:18a).
Jesús tuvo visión de los perdidos: “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban
desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor” (Mateo 9:36). Aquélla no era la gente que
asistía a las sinagogas o que tenía instrucción religiosa; eran las multitudes. Las Escuelas Dominicales que se
contentan con los que están inscritos en sus registros, indefectiblemente mueren. Existe un futuro cierto para
la iglesia que tiene un ardiente deseo de alcanzar a los perdidos por medio de la Escuela Dominical.
Las multitudes no están entre las cuatro paredes de una iglesia. La mayoría está en los supermercados, en los
edificios de oficinas y en los suburbios. Hay millones de personas que jamás han asistido a una Escuela
Dominical. Jesús nos dice que levantemos nuestros ojos y echemos una mirada a los campos. Es necesario
que la visión de las multitudes aún no alcanzadas mueva a la iglesia a salir a los caminos y a los vallados.
5. Compasión por las multitudes. La visión lleva a la compasión. Cuando Jesús vio a las multitudes, tuvo
compasión de ellas. Aquello no fue un casual y transitorio efecto emocional. Era una carga basada en el
conocimiento. Para tener una visión bíblica, la Escuela Dominical tiene que ver a las multitudes tal cual las
vio Jesús. Y el maestro de Escuela Dominical tendrá esa carga si pasa tiempo con el Señor en oración.
Pero ocurre que la visión de las multitudes suele llevar a la generalización, si la visión no incluye a los
individuos. Jesús asignó un gran valor al individuo: “Más valéis vosotros que muchos pajarillos” (Lucas
12:7b). También hizo notar: “… habrá gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente…” (Lucas 15:6). Y
en otra ocasión Jesús dijo que él “a sus ovejas llama por su nombre, y las saca” (Juan 10:3b).
Los maestros de Escuela Dominical deben formarse el hábito de orar por los perdidos en forma individual.
Cuando los maestros se preparan una lista de oración y se hacen intercesores, comienzan a entender el valor
de un alma perdida.
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UTILIZAR LA ESCUELA DOMINICAL PARA ALCANZAR A LOS DEMAS
Hay muchas Escuelas Dominicales en pleno crecimiento. No hay razón lógica alguna por la cual una Escuela
Dominical no haya de crecer, ya sea rural, o urbana, o una Escuela Dominical integrada.
Anotamos a continuación algunos de los pasos a dar para lograr el crecimiento:
1. Hallar alumnos en perspectiva. Uno de los primeros pasos a dar para lograr el crecimiento de nuestra
Escuela Dominical es determinar quiénes debieran estar en la misma. Alumno en perspectiva es la persona
que debería y podría asistir a la Escuela Dominical. Los alumnos en perspectiva pueden ser hallados por los
siguientes métodos:
(a) Búsquense alumnos en perspectiva en los registros de la Escuela Dominical. Si se llevan registros
anotados cuidadosamente, habrán de figurar en ellos los nombres de personas que hace tiempo no asisten a
las clases. Anótense esos nombres en una lista de alumnos en perspectiva, marcando especialmente a los
ausentistas crónicos. Es posible convencer a los que han dejado de asistir por un largo período a que retornen.
Tal vez el Domingo de Promociones un alumno resolvió no concurrir más, porque no le gustó su nuevo
maestro. Estos son los alumnos en perspectiva sobre los cuales se debe enfocar la atención.
(b) Búsquense compañeros de los alumnos. Recórranse todas las aulas y pídase a los alumnos los nombres,
direcciones y números telefónicos de sus amigos. Cuando los alumnos en perspectiva conocen a miembros de
una Escuela Dominical, es probable que asistan, especialmente si se entra en contacto con ellos usando el
nombre de sus amigos. Una búsqueda de compañeros revelará cierto número de alumnos en perspectiva que
podrían estar en la Escuela Dominical.
(c) Hágase un censo religioso. Muchos obreros de Escuelas Dominicales recorren su vecindario por lo
menos una vez al año, haciendo un censo religioso. De esa manera determinan quiénes no asisten a ninguna
iglesia; dichas personas devienen así en alumnos en perspectiva, y los ganadores de almas pueden atraerlos.
Otras iglesias han encontrado que éste no es un medio eficaz. Todo lo que resulte eficaz para el propósito,
debe ser utilizado.
(d) Úsese la “Lista de buena acogida”. Muchos vecindarios imprimen una lista de nuevos residentes, que es
una excelente lista de alumnos en perspectiva, como que no asisten habitualmente a una iglesia determinada.
A veces estas personas responderán a una amable invitación para asistir a la Escuela Dominical.
2. Concentrar el esfuerzo sobre los alumnos en perspectiva. Aprovéchese al máximo el tiempo y el esfuerzo
dedicados a la labor de alcance. El obrero de la Escuela Dominical puede ir a un centro comercial y pasar un
tiempo invitando a la gente a que asista a la Escuela Dominical, con pocos resultados. Un sábado por la
noche se pueden distribuir 2.000 tratados, y solamente una o dos visitas irán a la iglesia el domingo siguiente.
Si el obrero de la Escuela Dominical utilizara el mismo tiempo y energía para entrar en contacto con alumnos
en perspectiva definidos, el porcentaje de visitas sería mucho mayor. El tiempo utilizado para hablar con
alumnos en perspectiva, es la más productiva de las tareas en el esfuerzo de alcanzar a los perdidos.
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3. Proveer una atmósfera educacional. Muchas aulas de Escuelas Dominicales carecen de todo atractivo. Si
se planea alcanzar a los perdidos, asegúrese de que el aspecto del aula sea atractivo e invitador. La misma
debe decir: “¡Adelante!” Véase que el aula tenga sillas y todo otro equipo, como mesas y todo lo que sea
necesario para la edad de los alumnos que se reúnen en esa aula. El decorado, según las estaciones, ha de ser
atractivo, como son los brillantes colores del otoño en octubre y noviembre, o la nueva vida de los árboles
verdes y de los arbustos florecidos al arribar la primavera.
4. Proveer espacio para el crecimiento. Se requiere espacio para enseñar a los alumnos la Palabra de Dios.
Una vez que nos hayamos decidido a ir en busca de los perdidos, tiene que haber espacio suficiente para
enseñarles la Palabra de Dios. Si la iglesia cuenta con suficiente espacio, cerciórese de que tenga una
adecuada división de clases. Es posible que se tenga que remodelar el actual edificio o, en última instancia,
agregar un nuevo edificio. Las iglesias han sido muy innovadoras cuando se trata de readaptar los espacios.
Han utilizado oficinas, vestíbulos, salones de descanso, galerías, ómnibus escolares y hasta el despacho del
pastor. Han apremiado a hogares del vecindario, como también a estaciones de bomberos, almacenes
desocupados, oficinas privadas y edificios de escuelas públicas a abrir sus puertas a ese efecto.
5. Recibir a los visitantes a la entrada de la iglesia. Es preciso atender a los visitantes que vienen a la iglesia
e indicarles cómo llegar a sus clases. Alguien debe estar en el salón de descanso de la iglesia para recibir a
todos los visitantes. Allí las personas que vienen por primera vez, llenan una tarjeta y se las encamina a su
clase. Ha de haber ujieres asignados para acompañar o indicar a los visitantes a las clases. También es
necesario que haya alguien a la puerta de cada departamento o clase para darles la bienvenida a los visitantes
y saludar a todos los que van entrando. Unas señales direccionales colocadas en los pasillos evitarán que los
visitantes se pierdan durante las primeras semanas de su asistencia.
6. Identificar las aulas. Las habitaciones tienen que estar señalizadas con el nombre del departamento o las
edades correspondientes, juntamente con el nombre del superintendente o del maestro o maestra. Los
visitantes suelen atemorizarse la primera vez que asisten a una Escuela Dominical. Cuando el aula está
claramente identificada, el visitante cuenta con una base de relación. Sabe que pertenece a esa aula,
juntamente con sus compañeros. El saber el nombre del superintendente o del maestro también ayuda al
visitante a relacionarse con él sobre una base personal.
7. Mantener un programa regular de ganar almas. El crecimiento por el crecimiento en sí jamás debe ser la
meta de una Escuela Dominical. Nunca se debe poner énfasis en el resultado que se persigue, sino en las
condiciones que producen el tal resultado. La condición que se ha de procurar en la Escuela Dominical es
ganar almas para Cristo; el resultado de ello es una Escuela Dominical en crecimiento.
La base para ganar almas es escritural. Por lo tanto, se requiere una campaña organizada para ayudar a la
gente a comprometerse a alcanzar a los perdidos. Harold Henniger, pastor del Canton Baptist Temple,
observó: “La mayoría de los cristianos no testifican de Cristo a sus amigos, pero si vienen a nuestro programa
de visitación y se los envía a una misión especial, testifican esa noche. Una vez cebada la bomba, comienzan
voluntariamente a testificar a sus amigos.”
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horario establecido. Tal vez las mujeres puedan efectuar su visitación por la mañana y los hombres por la
noche. Algunas personas requieren que se las visite a diferentes horas del día, debido al horario de sus tareas.
Los conductores de ómnibus deben visitar los sábados por la mañana.
(c) Determínense las tareas. Es conveniente que quienes van a salir para ganar almas se reúnan previamente
en la iglesia antes de partir. Un breve mensaje y unos minutos de oración los equiparán para el servicio
espiritual que van a prestar. Cuando las personas a visitar son alumnos en perspectiva o han estado ausentes
de la iglesia, hay un mayor propósito en su visita. La asignación torna urgente el ganar almas. Cuando un
ganador de almas se dirige a un hogar, debe saber si va a invitar a una persona a que asista a la iglesia, a
ganar un alma para Cristo, o a realizar una labor de seguimiento con alguien que ha dejado de asistir.
(d) Es importante hacer un informe. Luego de efectuadas las visitas, hay que rendir el informe a la iglesia.
Los obreros se sienten motivados cuando comparan sus resultados con los de los otros visitadores. Esto hace
que todos se regocijen cuando se salvan almas, y que se estimulen mutuamente cuando los visitadores se
sienten frustrados por la falta de resultados.
(e) Entrénese a los ganadores de almas. El adiestramiento a veces requiere semanas o meses hasta lograr
que las personas sean eficientes ganadoras de almas. El hecho de que una persona sea cristiana no garantiza
que sepa cómo guiar a otros a Cristo. Las clases de adiestramiento son valiosas, pero el adiestramiento más
efectivo es el que se hace sobre la marcha. Los ganadores de almas deben salir de dos en dos. Un joven
cristiano que salga con un veterano ganador de almas, puede aprender en una noche lo que le demandaría
muchas clases teóricas.
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hacer nuevas asignaciones y motivar a los obreros a ganar almas. No podemos criticar a una iglesia cuando
las personas no están dispuestas a alcanzar a la comunidad.
Si una iglesia no está ganando almas, es un problema de liderato, porque todo gira alrededor del liderato.
Los líderes deben mantener vivo el desafío de una Escuela Dominical en crecimiento ante todos sus obreros.
Este desafío proviene de:
1. Iglesias que crecen en la Palabra de Dios. La iglesia en pleno crecimiento de la cual leemos en el libro de
los Hechos de los Apóstoles, nos recuerda que es posible que las iglesias de hoy también crezcan.
Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas
(Hechos 2:41).
Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil
(Hechos 4:4).
Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo (Hechos 5:42).
Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén;
también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe (Hechos 6:7).
Cuando consideramos que semejante crecimiento de la iglesia de Jerusalén ocurría a pesar de insuperables
obstáculos y de una despiadada oposición, ello debe estimularnos a ser fieles, haciendo caso omiso de los
problemas que pudiéramos tener por delante.
2. El crecimiento de otras iglesias en nuestra sociedad contemporánea. Si bien es cierto que hay algunas
iglesias muertas en estos días, muchas otras iglesias crecen. Si otras iglesias cuentan con la bendición de
Dios, ¿por qué no la puede tener la nuestra? Los líderes tendrán que aprender los principios que promueven
el crecimiento de las Escuelas Dominicales, y mantener la visión de crecimiento frente a sus obreros. Así
podrán crecer.
RESUMEN
El ganar almas es el techo del edificio, el paso esencial en el plan de Dios. Una Escuela Dominical puede
contar con hermosos edificios, con adecuados métodos visuales y con suficiente equipo para realizar el
trabajo, pero fracasará si no logra ganar almas. Una Escuela Dominical puede tener una excelente enseñanza,
pero fracasará si no gana almas. Una Escuela Dominical puede tener planes, organización y programas, pero
fracasará si no gana almas.
Todas las cosas que acabamos de mencionar son necesarias, pero el ganar almas es la llave que abre las
puertas del éxito del crecimiento de una Escuela Dominical. A menos que el ganar almas se haga en forma
regular y efectiva, la Escuela Dominical no estará a la altura de sus máximas posibilidades.
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4. Haga una lista de otras técnicas sugeridas en el análisis, para alcanzar almas por medio de la Escuela
Dominical, que no figuren en este capítulo.
Capítulo 5
Función didáctica de la Escuela Dominical
La función de enseñar alcanzó jerarquía cuando se utilizó constantemente el título de “Maestro” para
referirse a Jesucristo. Los evangelios enfatizan más su prioridad al colocar la palabra “enseñar” antes de
“predicar” al referirse al ministerio de Cristo: “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las
sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el
pueblo” (Mateo 9:35). Enseñar era sembrar la semilla y predicar era recoger la cosecha.
La máxima importancia de la enseñanza se deja ver cuando fue incluida en la Gran Comisión: “Por tanto, id,
y haced discípulos a todas las naciones … enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado …”
(Mateo 28:19, 20).
Enseñar en la Escuela Dominical es una de las mayores oportunidades que hay en este mundo para servir a
Dios. Pero juntamente con la oportunidad, viene la responsabilidad. Algunos dicen que los maestros nacen y
no se hacen, pero ello no es cierto. La enseñanza implica leyes, y quienes aplican las leyes de la docencia,
pueden lograr resultados positivos con los alumnos. Quienes se aprenden los principios de la enseñanza,
pueden esperar llegar a ser excelentes maestros.
Por otro lado, la enseñanza es un don de Dios (Efesios 4:11). Por lo tanto, a los maestros les es dada esa
capacidad. Un maestro de la Biblia necesita dos fuentes de capacidad. Debe recibir el don de la enseñanza de
manos de Dios y debe desarrollar su capacidad de enseñar, porque la enseñanza, al igual que los demás dones
de Dios, debe ser estimulada. Si Dios le ha dado una capacidad, quiere que usted perfeccione esa capacidad y
llegue a ser mejor en su llamado.
Sin embargo, el solo hecho de que un docente tenga el don de la enseñanza, no quiere decir que sea la
persona adecuada para enseñar en la Escuela Dominical. Enseñar en la Escuela Dominical difiere de la
mayoría de las otras enseñanzas. Entraña un plan de estudios sobrenatural, la Biblia; entraña un mandamiento
sobrenatural, la Gran Comisión; entraña una toma de conciencia y una dotación sobrenaturales, el
llamamiento de Dios y la entrega de sus dones; entraña el poder sobrenatural, la iluminación del Espíritu
Santo. Por lo tanto, el maestro que enseña en la Escuela Dominical, tiene que ser más que un instructor que
enseña la Biblia. También tiene una responsabilidad por el bienestar espiritual de sus alumnos.
RESPONSABILIDADES PASTORALES
El maestro de Escuela Dominical tiene las mismas responsabilidades con respecto a su clase, que las que el
pastor tiene respecto a su redil. De la misma manera que el pastor pastorea su iglesia, así también el maestro
de Escuela Dominical ha de tener un corazón de pastor. El maestro de Escuela Dominical es la proyección
del ministerio pastoral en la vida de su clase.
Y puesto que el maestro de Escuela Dominical iguala al pastor en cuanto a responsabilidad, pero está
subordinado en cuanto a obligaciones, el análisis de los deberes del pastor nos dará la definición del maestro
de Escuela Dominical. El plan de Dios para el pastor se encuentra en Hechos 20:28: “Por tanto, mirad por
vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del
Señor, la cual él ganó por su propia sangre.”
Dios le da al pastor la responsabilidad sobre todos los miembros de la congregación; observemos la
expresión “todo el rebaño”. De ahí que el pastor es el responsable de enseñar a todos los miembros de su
iglesia. Pero es una imposibilidad física que él pueda enseñar a todas las personas en el brevísimo lapso de
una hora los domingos por la mañana. Además, es improbable que pueda adaptar su lección al nivel mental
de los niños pequeños, así como al de los matrimonios jóvenes y de los adultos. Por lo tanto, recluta la
cooperación de maestros de Escuela Dominical para que lo ayuden a desempeñar su tarea. “Lo que has oído
de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2
Timoteo 2:2).
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El maestro de Escuela Dominical, al igual que el pastor, tiene una triple responsabilidad:
(1) guiar al rebaño;
(2) alimentar al rebaño; y
(3) proteger al rebaño.
1. El maestro de Escuela Dominical guía a su rebaño. Pablo ordenó a los ancianos de la iglesia de Efeso
que se cuidaran y que cuidaran al rebaño sobre el cual Dios los había puesto como supervisores (Hechos
20:28). El liderato no consiste solamente en dictar órdenes; el liderato involucra ejemplo y dedicación. El
pastor y el maestro de Escuela Dominical deben vivir la vida piadosa que exige la iglesia.
Además, el liderato entraña oración y plena entrega a la voluntad de Dios. El liderato entraña tratar de ganar
a los perdidos para Jesucristo, y motivar a otros a seguirlo. También entraña preocupación por los que están
ausentes de la enseñanza y predicación de las Sagradas Escrituras.
Todas éstas son características que deben hallarse en los pastores y en los maestros de Escuelas Dominicales.
Jesús dijo: “Me seréis testigos” (Hechos 1:8b, el énfasis en bastardilla, del autor). Dios espera de nosotros
que seamos testigos antes de poder dar testimonio. Por lo tanto, Dios espera que el maestro sea un líder antes
de instruir a otros.
2. El maestro de Escuela Dominical alimenta a su rebaño. Dios requiere del pastor que alimente a todo su
rebaño, pero lógicamente está incapacitado de hacerlo, especialmente en las grandes iglesias. Por lo tanto, el
maestro lo ayuda en esta responsabilidad. Al maestro se le asigna una responsabilidad por edades para que
enseñe de acuerdo a sus dones, a sus deseos y a su dedicación.
Es responsabilidad del maestro enseñar a todos los alumnos de su clase la Palabra de Dios. Enseña
explicando, preguntando y por medio de ilustraciones. Repite conceptos, da ejemplos y recurre a medios
visuales. El maestro de Escuela Dominical utiliza todos los medios posibles para enseñar a todos los alumnos
la Palabra de Dios, para que por ella puedan crecer (1 Pedro 2:2).
3. El maestro de Escuela Dominical protege a su rebaño. Pablo advirtió a los pastores que lobos rapaces
procurarían destruir al rebaño (Hechos 20:29). De la misma manera que el pastor debe velar por su rebaño, el
maestro de Escuela Dominical debe proteger a sus ovejas de la influencia del mundo. Esto significa visitar a
los ausentes. Si un jovencito falta a las clases dos semanas seguidas, el maestro debe enviarle una tarjeta,
telefonearle y/o visitarlo personalmente en el hogar. Algunos tienen la errónea opinión de que la visitación es
un recurso publicitario americano, que se usa para inflar la asistencia. ¡De ninguna manera! La visitación
tiene por objeto proteger a las ovejas descarriadas de la influencia del mundo. Aun los que están físicamente
enfermos necesitan de una visita de protección para reforzar su fe. El antiguo adagio aún tiene vigencia: “El
maestro de Escuela Dominical que visita hogares, hace alumnos que visitan la iglesia.”
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El maestro ha de estar dispuesto a apartar cierto tiempo todos los días para orar y meditar, a fin de poder
crecer espiritualmente. Durante ese tiempo ha de estar dispuesto a llevar ante Dios los nombres de cada uno
de los estudiantes de su clase. Esta es su función como intercesor. Además, debe leer la Palabra de Dios de
una manera devocional, aparte de su estudio de la Biblia para preparar sus clases.
El maestro de Escuela Dominical debe ser un testigo consecuente. Su vida, sus conversaciones, sus actos y
aun su modo de ser, deben ser siempre consecuentes con su responsabilidad como líder espiritual. Sus
alumnos lo mirarán como un ejemplo. Todos los cristianos cometen pecados (1 Juan 1:8–10), pero el maestro
no debe conformarse con sus imperfecciones. Debe esforzarse por alcanzar la madurez, de modo que pueda
decir con el apóstol Pablo: “… sed imitadores de mí” (Filipenses 3:17a).
El maestro debe ajustarse fielmente al programa integral de la iglesia: los cultos de los domingos, tanto
matutinos como vespertinos, las reuniones de oración y los servicios de visitación. Debe disfrutar de las
actividades de la iglesia local y buscar la comunión de otros cristianos. La gran vara de medir con que se
mide a los maestros de Escuela Dominical, es que glorifiquen a Dios como su motivo principal en la vida.
Cuando el maestro analiza estas cualidades, pensará de sí mismo que está lejos de alcanzar el nivel deseado.
Sin embargo, todos pueden mejorar sus puntos débiles, procurando cumplir la voluntad de Dios.
2. Debe estar preparado desde el punto de vista educacional. El maestro de Escuela Dominical que pretende
tener éxito, debe estar adiestrado. Algunos alcanzan naturalmente esta preparación observando a los
maestros, tanto a los buenos como a los deficientes. Pero la mejor manera de preparar maestros es la de
asistir a clases de adiestramiento. En esas clases el maestro aprende nuevos métodos de enseñanza, que hacen
que sus clases sean más interesantes y las lecciones más significativas. Aprende a conocer la naturaleza de
los alumnos a sus diferentes edades, cómo habérselas con problemas que se presentan en la vida de sus
alumnos, y cómo guiarlos a una mejor vida cristiana.
Hay un antiguo proverbio que dice: “La mente del niño es una fortaleza que no puede ser tomada por la
fuerza ni mediante bombardeos. Su mente tiene una puerta natural, y les es fácil entrar a quienes saben
encontrarla.” Por lo tanto, el maestro debe aprender la naturaleza de los alumnos si quiere guiarlos a la
Palabra de Dios. Algunos maestros pelean con sus alumnos, en tanto que otros saben motivarlos a buscar la
rectitud. ¿La diferencia? Algunos maestros entienden la naturaleza de sus alumnos, mientras que otros no.
Además de un adiestramiento específico, el maestro debe estar al día en su trabajo, leyendo libros que traten
de los problemas propios de la edad de sus alumnos, y artículos de actualidad que aparecen en revistas sobre
técnicas y métodos de educación, y nuevas tendencias en la Escuela Dominical. Esto mantiene al maestro
estimulado con nuevas ideas y lo anima a dar de sí lo mejor que tiene.
Las reuniones regulares de maestros también ampliarán su habilidad. En esas reuniones adquirirá ideas,
sugerencias o nuevas técnicas. La Junta de Educación Cristiana organizará reuniones y talleres especiales
para que los maestros puedan estar al día.
Las convenciones de educación cristiana locales y/o las conferencias de Escuelas Dominicales son sitios
excelentes para mejorar las técnicas docentes. Los dirigentes de las Escuelas Dominicales deben animar a
todos los maestros a que asistan a tales conferencias, para consolidar sus capacidades.
3. Debe ser personalmente disciplinado. Uno de los principalísimos factores en la clase de Escuela Dominical
es la personalidad del maestro. Cierta vez dijo un alumno: “No es la forma en que enseña; es la forma en que
vive.” Por eso es menester que la vida del maestro guarde relación con sus lecciones. La clase sólo será
efectiva cuando haya armonía entre la vida del maestro y las lecciones que dicta.
La personalidad comienza con una apariencia pulcra y una agradable actitud. El maestro no debe ser ni
aburrido ni desaliñado, como tampoco malhumorado ni de mal genio. Todo lo contrario, debe parecerse a
Cristo. “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filipenses 2:5). Cuando los
alumnos vean a Jesucristo en su maestro, querrán ser como él.
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La personalidad también involucra una vida disciplinada. Los seguidores buscan lo predecible en sus líderes,
de modo que los maestros deben ser regulares en su asistencia. El maestro debe ser puntual también. El
maestro que llega tarde inducirá en sus alumnos la costumbre de llegar tarde.
Y sobre todo, el maestro debe mostrar el fruto del Espíritu: “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad,
fe, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5:22, 23). El resultado de ello será un cristianismo vibrante y
exuberante. Cuidado con el entusiasmo: es contagioso.
Recordemos que el maestro necesita contar con la capacidad de inspirar a quienes enseña, y no puede hacerlo
a menos que él mismo esté inspirado. El maestro que de hecho presenta la lección con poco entusiasmo,
tendrá una clase muerta. Tiene que sentirle sabor a la vida y vivirla intensamente. Jesús dijo: “Yo he venido
para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
METAS DE LA ENSEÑANZA
Las metas proporcionan a los maestros de Escuela Dominical dirección al enseñar sus clases. En un sentido
amplio, enseñar es satisfacer necesidades; por lo tanto, el maestro no enseña hasta que los alumnos no ven
contestados sus interrogantes. De allí que la primera y principalísima meta de la enseñanza de la Escuela
Dominical es atender las necesidades espirituales de los alumnos.
2. Usar de la mejor manera posible los métodos y los planes de estudios. Las escuelas públicas modernas
tienen interesantes técnicas de enseñanza. Sus aulas son bien iluminadas, coloridas y preparadas para las
necesidades de los alumnos. La televisión educativa también ha hecho que el aprendizaje sea divertido y
eficiente en muchos aspectos. De ahí que el maestro de Escuela Dominical ha de ser excelente en los
métodos y materiales que utiliza para comunicar la Palabra de Dios a los alumnos contemporáneos. Estas
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técnicas educativas modernas que desafían a la Escuela Dominical, no han perjudicado la educación en la
casa de Dios; sólo constituyen un desafío para alcanzar metas más elevadas.
Respecto a la tarea en sí Muchos maestros de Escuela Dominical no realizan una labor adecuada porque
ignoran sus responsabilidades.
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q) Sea flexible. En razón de que enseñar en la Escuela Dominical entraña alumnos activos en situaciones
vivas, es imposible anticipar todas las eventualidades que puedan presentarse. Por lo tanto, esté preparado.
RESUMEN
Toda la efectividad de la Escuela Dominical depende de sus maestros. Puede haber plan de estudios,
edificios, equipo y organización; pero se requieren maestros humanos que comuniquen a los alumnos. La
calidad de la Escuela Dominical sube o baja según sea la preparación, motivación, espiritualidad y trasfondo
del maestro.
La enseñanza se define como la acción de guiar la experiencia de aprendizaje del alumno. Esto presupone
tres cualidades de la enseñanza: primero, el guía tiene que haber transitado el sendero; segundo, el maestro
sabe qué experiencias son necesarias y cómo provocarlas; y tercero, el maestro está relacionado con los
alumnos.
Cuando el maestro de Escuela Dominical desempeña adecuadamente su cometido, es el pastor de su rebaño.
Es más que un instructor de los hechos bíblicos; tiene un ministerio que proviene de Dios.
Capítulo 6
Adiestramiento de maestros para la Escuela Dominical
¿Nace o se hace el exitoso maestro de Escuela Dominical? Tal vez ninguna de las dos alternativas sea
correcta; ello depende del individuo. Pero no cabe la más mínima duda de que aun el maestro más
espiritualmente dotado puede mejorar con un adecuado adiestramiento. Un maestro puede tener capacidad,
conocimiento y habilidades, pero esto no siempre constituye el éxito. Llegará a ser un exitoso maestro a
medida que crezca su deseo de utilizar su capacidad y su conocimiento. Y el adiestrar a los maestros tiene
que ver con todas estas áreas: deseo, recursos, habilidad y conocimiento.
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DONDE ENCONTRAR MAESTROS
El primer problema que se plantea es dónde encontrar buenos maestros. En primer lugar, llévese a cabo una
encuesta en toda la iglesia. Utilícese un cuestionario para descubrir a los que han enseñado en el pasado, a los
que tienen deseos de enseñar, y a qué grupo, según la edad, prefieren enseñar. Obviamente muchos de los
que se descubra, carecerán de adiestramiento, aun cuando estén calificados para enseñar en la Escuela
Dominical. Su deseo de enseñar es la base sobre la cual se los puede adiestrar.
La Escuela Bíblica de Vacaciones es otra buena fuente de maestros potenciales. Quienes ayudaron durante el
verano, tal vez hayan sentido el llamado a enseñar y quieran continuar su tarea.
Los sermones y cultos especiales de dedicación para obreros constituyen otra buena fuente para encontrar
maestros de Escuela Dominical. Hay que pedirle al pastor que predique un mensaje sobre talentos y el uso de
los mismos. El pastor puede entonces extender una invitación para quienes sientan el llamado a enseñar, a
que lo manifiesten así en un culto público. No todos los que responden son buenos candidatos para el
adiestramiento docente, pero por lo menos demuestran su buena voluntad de servir.
En algunas situaciones puede ser eficaz un comité de nombramiento. Ese comité puede hacer una evaluación
objetiva de los potenciales maestros que haya en la iglesia, y a continuación, puede hablar con esas personas,
solicitándoles que enseñen en la Escuela Dominical y tomen clases de adiestramiento.
Una vez hallado el maestro en potencia, es preciso visitarlo para intercambiar ideas con él sobre la tarea de
enseñar. Esa entrevista permitirá conocer más a fondo al candidato. Asimismo permitirá responder a las
preguntas que él formule.
Antes de inscribirlo en una clase de adiestramiento, pídasele que observe una de las clases en operación.
Claro está que ese observar la clase es más que un simple mirar. Ese tiempo de observación hará que sea más
beneficiosa la propia clase de adiestramiento de maestros.
1. Mejores maestros. Es obvio que el propósito de una clase de adiestramiento de maestros es lograr
maestros expertos. Y puesto que la enseñanza es dirigir el aprendizaje, las clases de adiestramiento de
maestros deben contar con maestros sobresalientes que puedan dirigir la experiencia que les hará falta a los
futuros maestros. Y la mejor manera de dirigir es por el ejemplo de buenos instructores.
Hay muchos maestros que ya ejercen sus cargos, que necesitan perfeccionamiento y rejuvenecimiento.
Algunos maestros ya maduros necesitan el desafío de un reforzado adiestramiento. En razón de tener un
trasfondo superior, aprenderán a un nivel más profundo que el novicio.
Los maestros en perspectiva estarán adiestrados y preparados cuando se los llame a servir. Las iglesias
fuertes tendrán una provisión de calificados maestros con quienes puedan contar en cualquier momento. La
única manera de contar con tal reserva es adiestrar a todos los maestros potenciales que quieran aceptar el
desafío.
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2. Mejor instrucción. El propósito que mueve a la Escuela Dominical es que la gente aprenda la Palabra de
Dios. Una buena clase de adiestramiento de maestros producirá maestros que conocen la Biblia, porque la
han estudiado sistemáticamente en un programa comprensivo de formación docente. Esos maestros elevarán
todo el nivel de instrucción en la iglesia.
Una minuciosa y erudita enseñanza asegura un mejor aprendizaje en todos los niveles. El maestro que conoce
la Biblia se sentirá seguro y confiado en el aula. De ahí que pueda brindar mejores motivaciones a sus
alumnos para que estudien la Biblia por sí mismos.
El entusiasmo del maestro es contagioso, por lo cual la más efectiva herramienta motivacional que tiene un
maestro es su propia personalidad. Se dice que las mentes hablan a las mentes, los sentimientos a los
sentimientos, y la vida habla a la vida. La vida total del maestro (intelecto, emociones y voluntad) se
comunica cuando enseña la Palabra de Dios. La opinión que de la Biblia tienen los alumnos cobrará mayor
vida y colorido, por el excelente enfoque que le da el maestro a su enseñanza.
3. Mejor realización. Los maestros que hayan dado un curso de adiestramiento tendrán mejor oportunidad de
aplicar las verdades de la lección, porque entienden la naturaleza y métodos de la
enseñanza/aprendizaje/aplicación. Como resultado de todo ello, el alumno crecerá más en la gracia debido a
un más profundo entendimiento. Asimismo experimentará un cambio de vida por su aplicación personal de la
verdad.
4. Mejor matrícula y asistencia. La iglesia que cuenta con un eficiente curso de adiestramiento de maestros,
mejorará su calidad educacional y, por ende, aumentará la matrícula, acrecentará la asistencia regular (el
barómetro del interés) y estará capacitado para iniciar nuevas clases.
Además, un efecto secundario del adiestramiento de maestros es el incremento de la asistencia a la iglesia.
5. Mayor número de almas ganadas. Cuando se cuenta con buenas clases de adiestramiento de maestros,
tanto el maestro como los alumnos, ganarán más almas. La razón principal de esto es que serán atraídos más
incrédulos, que de esa manera oirán las buenas nuevas. Asistirán porque las clases son más interesantes, y así
pueden ser alcanzados por el evangelio. Otro efecto del adiestramiento de maestros es una mayor visión. El
maestro comienza a ver la necesidad del evangelio por todas partes. Finalmente, una clase de Escuela
Dominical más efectiva motiva a los alumnos a tener un mayor celo para alcanzar a los que no asisten a
ninguna iglesia.
6. Mejores ofrendas. Este no es el propósito del adiestramiento de maestros, pero sus resultados no pueden
ser negados. Los maestros que tengan un adiestramiento más completo darán ofrendas mayores. Claro está
que el maestro debe ser diezmador antes de que se le pida que enseñe, pero después del adiestramiento tendrá
un mejor conocimiento de la obra y dará más.
Además, puede entusiasmar a su clase a ser más fieles a Dios en cuanto a ofrendar.
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Obsérvense tanto la enseñanza eficiente como la deficiente. Pero en esto hay que ser muy cuidadosos; los
maestros deficientes sólo enseñan qué no se debe hacer. Apréndanse lecciones positivas de boca de buenos
maestros.
2. Internado. La enseñanza en equipo y el maestro jefe han incorporado un nuevo y exitoso ingrediente en el
proceso del adiestramiento. Los maestros aprenden su papel colaborando en el proceso de enseñanza. Hay
muchos creyentes que ayudarán en una clase, pero que nunca asumirán toda la responsabilidad de la clase
total.
Estos colaboradores dirigen discusiones en grupo, ayudan con los trabajos manuales, exponen una parte de la
lección, o ejecutan muchas otras tareas. Aprenden a enseñar observando al maestro jefe y enseñando de
hecho ellos mismos. Al participar en las reuniones de planificación, se les “pegarán” principios y técnicas
educacionales.
4. La reunión de maestros de Escuela Dominical. Esta reunión congrega periódicamente a los obreros de la
Escuela Dominical, para actividades de estudio, compañerismo, inspiración, solución de problemas,
planificación y negocio.
Tanto los maestros novicios como los veteranos se benefician de estas reuniones, de modo que las mismas
llegan a ser parte integral del adiestramiento. Los maestros llegan a adquirir más habilidad por el fiel y
sostenido esfuerzo motivado por el contacto con sus compañeros de labor, bajo condiciones que motivan,
amplían la visión, ahondan la responsabilidad y fortalecen la lealtad.
Algunas iglesias aún enseñan la clase para el domingo siguiente en la reunión semanal de maestros. Pero la
mayoría de las iglesias provee el manual del maestro; por lo tanto, no es necesario informar a los maestros de
la siguiente lección. Sin embargo, es un momento oportuno para que los maestros de una clase a sesión
abierta o departamental coordinen sus actividades.
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Los maestros logran, en su reunión de maestros, una visión panorámica de toda la tarea de la Escuela
Dominical. Se dan cuenta de que no están solos; ven su propio rayo en la rueda. La falta de cooperación de
cualquiera de ellos, debilita el conjunto.
5. Comida de obreros. Se puede invitar a los presuntos obreros y maestros regulares a una comida de la
Escuela Dominical. El programa subsiguiente a la comida puede incluir un par de horas de adiestramiento,
discusión y demostraciones prácticas.
6. Taller de los sábados. La tarde del sábado (o una sesión entre las 10:00 a.m. y las 2:00 p.m., que incluya
un ligero almuerzo) es una excelente oportunidad para una sesión de adiestramiento en el uso de técnicas
docentes, para todos los maestros y candidatos a maestros. Un orador invitado puede hacer una demostración
efectiva de una variedad de enfoques de la enseñanza. Esto nunca debe reducirse a un simple “sentarse y
escuchar”, en el cual el orador simplemente da una conferencia. Es mucho más efectivo cuando incluye un
tiempo de demostración y de participación, en el cual los asistentes aprenden haciendo las cosas.
7. Convenciones y conferencias. Háganse arreglos para que la iglesia patrocine la asistencia de nuevos
maestros como delegados a una convención de Escuelas Dominicales, ya sea a nivel provincial o a nivel
nacional, donde se entrene a los maestros según los grupos por edades. La importancia de la obra es
magnificada por el entusiasmo que despierta la presencia de un gran número de maestros dedicados a la
misma tarea.
8. Escuelas nocturnas en institutos bíblicos locales. En caso de vivir cerca de un instituto bíblico,
averigüese si el mismo cuenta con cursos de entrenamiento de maestros. Por lo general, estos cursos son
nocturnos, y pueden ser con o sin otorgamiento de certificados. Muchos institutos bíblicos están asociados a
la Asociación Evangélica de Entrenamiento de Maestros y ofrecen cursos aprobados, con otorgamiento de
certificados. Los mismos pueden suplementar perfectamente el programa de adiestramiento de maestros de
su iglesia local.
RESUMEN
El programa de adiestramiento generalmente lo inicia un entusiasta y progresista dirigente, que será el
responsable de todas las fases de la preparación de maestros. Estimulará a los maestros a asistir a las
convenciones y tomará providencias para que así lo hagan, requiriendo a su regreso un detallado informe
sobre los trabajos de taller que hayan efectuado. Programará retiros del personal y facilitará la enseñanza y
adiestramiento de los aprendices.
Los exitosos programas de adiestramiento, una vez iniciados, deben proseguir a intervalos regulares, dentro
de los límites de tiempo fijados para el programa general de educación cristiana.
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Así, una iglesia puede programar sesiones para seis noches consecutivas una vez por año, o doce reuniones a
mitad de semana, destinadas a este propósito. Algunas iglesias usan el curso como opción a la clase de
adultos de la Escuela Dominical, o durante la hora de adiestramiento nocturno. Sin tener en cuenta el horario
que se haya escogido, el programa debe ser estable para lograr los mejores resultados.
Capítulo 7
Establecimiento de normas para la Escuela Dominical
Cuando una Escuela Dominical es abandonada a sus propios medios, no tardará en perder toda su eficiencia.
Se requieren normas de alto vuelo que sean un permanente desafío a toda Escuela Dominical a poner en
juego su máximo potencial. Las normas que rigen la Escuela Dominical proveen una vara objetiva para medir
su progreso o determinar las razones de su fracaso.
De la misma manera en que un arquitecto saca copias heliográficas de sus planos y los entrega a los
constructores que edifican la casa, así también la Escuela Dominical debe tener sus propios planos, de
manera que todos los obreros puedan juzgar su labor. Dios le dio a Moisés un diseño para construir el
tabernáculo en el desierto. Asimismo Dios le dio a David inequívocas instrucciones para construir el templo
de Jerusalén. La Escuela Dominical necesita tener normas, o un conjunto de planos, para su crecimiento.
Estas normas las hallamos en la Palabra de Dios. Sin embargo, los principios y estadísticas exactos no están
escritos en la Biblia, como lo están en los libros de texto de la Escuela Dominical. No obstante ello, hay
principios que nos sirven de guía.
La fuente de estas normas la encontramos en la Gran Comisión, que contiene el propósito de la Escuela
Dominical. La Escuela Dominical cumple una función evangelística, docente y ganadora de almas en la
iglesia. De esta definición surgen las necesidades, las metas y los programas para la Escuela Dominical.
2. Localizar las necesidades. Después de estudiar los criterios, determínense las partes débiles del programa.
Por lo habitual, un comité (un comité especial designado al efecto o la Junta de Educación Cristiana)
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estudiará las normas a la luz de las realizaciones, para determinar las necesidades educacionales de una
iglesia.
Esto puede ser una evaluación causal en la reunión mensual o un elaborado estudio, utilizando para ello un
juego de cuestionarios.
3. Investigar la necesidad. Luego que el comité ha determinado las debilidades específicas existentes en una
Escuela Dominical, debe ir a la tabla de materias de los libros de Escuela Dominical, para determinar los
recursos concernientes a su problema. Los miembros del comité deben estudiar, tan cuidadosamente como
les sea posible, los principios, programas, métodos y materiales que solucionarán sus problemas.
4. Determinar las fuerzas. El análisis y compleción de los cuestionarios y el examen de las normas, también
indicarán los puntos fuertes de la Escuela Dominical. Dado que el dirigente siempre opera a partir de sus
fuerzas, comience por averiguar los puntos fuertes de la Escuela Dominical; luego actúe en áreas donde
pueda lograr la mayor ayuda posible.
Cuando el personal de la Escuela Dominical examina sus debilidades, suele instalarse una sensación de
pesimismo. Considerando primero los puntos fuertes y positivos de la Escuela Dominical, el personal puede
sentirse estimulado por un espíritu de autoestima y planear mejoras en su programa, imbuido de una
sensación de pleno optimismo. No importa cuán pobre haya sido su actuación, toda Escuela Dominical ha
logrado cierto nivel de habilidad.
5. Estudiar los registros. Uno de los mejores recursos para evaluar una Escuela Dominical, son sus registros
pasados. En las escuelas públicas, los registros incluyen puntualidad, conducta, esfuerzos, actitudes y
calificaciones obtenidas en cada materia. Periódicamente se envían reportes a los padres, tutores o
encargados, para que estén informados de los progresos alcanzados por el alumno. Muy pocas Escuelas
Dominicales llevan y usan un registro sistemático de sus alumnos. La mayoría de las Escuelas Dominicales
solamente guardan registros de asistencia; y unas pocas también de puntualidad.
En cierta época, muchas iglesias utilizaban el sistema de “registro de seis puntos” o alguna modificación del
mismo. El nombre del sistema sugería el número de registros que se guardaba respecto de cada alumno. Los
alumnos eran calificados con respecto a seis puntos: asistencia, puntualidad, traer sus Biblias, ofrenda,
asistencia al culto y preparación de la lección. Esto le daba al maestro un excelente criterio para evaluar el
progreso espiritual de cada alumno.
6. Evaluar por observación. Alguien debe visitar cada clase en pleno funcionamiento. Por lo general, el
superintendente o el director de educación cristiana observan el desempeño de cada maestro, para determinar
su eficiencia. Sin embargo, la observación ocasional que se hace sólo por observar al maestro, no siempre
resulta efectiva. Los funcionarios tienen que ser adiestrados en qué han de observar. Se precisan criterios
para dirigir su observación de modo que puedan, ver la totalidad de la clase. El observador debe comparar lo
que ve con las normas de la Escuela Dominical; de esta manera sus sugerencias tienen bases objetivas. De
otra manera podrá ver solamente aquellas cosas que lo irritan, o las cosas que apelan a su imaginación.
7. Estrategia para el mejoramiento. Luego que una iglesia ha evaluado sus fuerzas y debilidades, tiene que
determinar un plan para llevar a cabo la Gran Comisión en su Jerusalén particular. Este plan se basa en los
principios de educación cristiana que están reflejados en las normas de la iglesia, para lograr el éxito tal como
se lo encuentra en la Biblia.
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• Una Escuela Dominical organizada para cambiar vidas, de acuerdo a los conceptos neotestamentarios.
• Una Escuela Dominical constituida para promover la comunión y el compañerismo entre los creyentes.
• Una Escuela Dominical administrada para trabajar en armonía con el hogar cristiano.
• Una Escuela Dominical donde sus miembros pueden ejercer sus dones espirituales.
• Una Escuela Dominical compuesta por maestros enraizados en la Palabra de Dios y adiestrados para
satisfacer las necesidades individuales de sus alumnos.
• Una Escuela Dominical proyectada para tener empuje evangelístico en la comunidad.
• Una Escuela Dominical establecida para alimentar el crecimiento espiritual de sus maestros y de todo el
personal.
• Una Escuela Dominical dividida (por clases, departamentos o por edades) para satisfacer las necesidades de
cada alumno según el nivel de su edad.
• Una Escuela Dominical planificada para la expansión.
• Una Escuela Dominical informada respecto de la denominación y preparada para cooperar con ella.
• Una Escuela Dominical establecida con un definido presupuesto financiero.
2. Personal. La Escuela Dominical debe tener una política bien definida respecto al patrón espiritual y
académico del personal responsable de su ministerio. El maestro de Escuela Dominical debe tener las
siguientes aptitudes:
• Salvación personal.
• El don de enseñar (Efesios 4:11).
• Un cabal conocimiento de la Palabra de Dios (2 Timoteo 3:15–17).
• Un devocional diario consistente en oración y estudio de la Biblia.
• Una asistencia regular a los cultos de la iglesia (Hebreos 10:25).
• Capacidad administrativa y de planeamiento.
• Aptitud de líder y facultad para inspirar confianza.
• Visión, la capacidad de ver la tarea de manera objetiva, y de no desilusionarse (Filipenses 3:13, 14).
• Capacidad para expresarse y comunicarse.
• Una alegre y radiante personalidad.
• Un manifiesto amor por los niños.
• Paciencia.
• La capacidad y el deseo de aconsejar.
• Originalidad, capacidad para crear una interesante y variada clase.
3. Plan. La Escuela Dominical debe tener bien definidos planes para la conversión y el crecimiento espiritual
del alumno. Dichos planes son los siguientes:
• La salvación de todo alumno componente de la Escuela Dominical.
(1) Necesidad de la salvación.
(2) Provisión de la salvación.
(3) Aceptación de la salvación.
(4) Consecuencia de la salvación:
Dedicación
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Consagración
• Un programa sistemático para desarrollar un pleno crecimiento en la madurez cristiana.
(1) Enseñar a los alumnos a crecer y madurar en Cristo.
Estudio bíblico
Oración
Testimonio
Memorización
Evangelismo personal
• Desarrollo de una vida social que honre al Señor.
(1) Relación entre maestro y alumno.
(2) Participación en sanas actividades sociales.
5. Proyección evangelística. La Escuela Dominical utilizará diversos métodos para servir a sus estudiantes y
alcanzar a su comunidad, valiéndose de la visitación, de los avisos publicitarios y del transporte.
• Un bien organizado programa de visitación.
• Un programa de seguimiento para los que faltan a las clases.
• Proveer medios de transporte para los que desean asistir, pero carecen de medios para hacerlo.
• Una bien organizada campaña publicitaria para que la iglesia y la comunidad se enteren de lo que ocurre en
la Escuela Dominical.
• Se debe poner especial atención a la imagen total de la Escuela Dominical a los ojos del público.
• Un bien planificado calendario de la iglesia, para coordinar acontecimientos y reuniones especiales en la
iglesia.
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6. Propiedad. La Escuela Dominical mantendrá adecuados locales, instalaciones y equipos para albergar y
enseñar eficazmente a los alumnos.
• 2.3 metros cuadrados por alumno o un metro cuadrado de espacio educacional primordial por alumno.
• Localización estratégica en el centro del alumnado.
• Aulas separadas para cada clase y salones separados para las actividades departamentales.
• De ser posible, ventanas en todas las aulas.
• Adecuado sistema de calefacción, de iluminación (natural, de ser posible), de ventilación (aire
acondicionado).
• Agradable y placentera decoración interior.
• Adecuadas instalaciones sanitarias, incluso para las necesidades de los niños menores y de los adultos;
bebederos. Todas las instalaciones deben estar limpias y mantenidas en perfectas condiciones de
funcionamiento.
• Sección de bebés, equipado con cunas, juguetes lavables, recipientes para calentar las mamaderas y cuarto
de baño separado.
• Sillas, mesas, estantes, cuadros, tablillas para avisos para cada nivel de edad, adaptados a la altura de los
niños.
• Proyectores, pantallas de proyección, franelógrafos, pizarrones, tocadiscos y otras ayudas visuales. Puede
combinarse una biblioteca de ayudas visuales con la biblioteca de la iglesia.
• Una biblioteca de la iglesia con una adecuada selección de libros para educación cristiana, y secciones de
libros para todas las edades.
• Espacio para guardarropa en cada departamento.
• Un piano en cada área departamental.
• Un bien organizado y rotulado espacio de almacenaje para todos los equipos.
• Adecuadas salidas para casos de incendio, equipos contra incendios e instrucciones precisas para el uso
apropiado de los mismos.
• Una bien montada cocina a utilizar en reuniones sociales, en programas o en otras necesidades.
• Una oficina de la Escuela Dominical con suficiente espacio para los que allí trabajan, así como para los
registros, archivos y materiales de enseñanza. Una oficina bien equipada facilita una buena tarea
administrativa.
• En la oficina habrá siempre un bien acondicionado equipo de primeros auxilios.
• Cestos para papeles en cada aula.
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normas establecidas en el convenio. Hay otras Escuelas Dominicales que tienen un día de dedicación de los
maestros.
Un día de dedicación de maestros es lo que recomiendan las Escuelas Dominicales más emprendedoras. Al
comienzo del año lectivo de la Escuela Dominical, se les pide a los maestros que pasen al frente durante el
culto de la iglesia. El pastor o el superintendente de la Escuela Dominical leen cada punto del convenio. Se
les pide a los maestros que expresen verbalmente su acuerdo; de tal modo, todos en la congregación saben
qué se espera de un maestro. Una dedicación pública sitúa la enseñanza de la Escuela Dominical a su más
alto nivel de expectativa.
Cuando los alumnos ven a sus maestros comprometer su devoción al convenio de la Escuela Dominical,
comprenden que la enseñanza de la Escuela Dominical es más que una responsabilidad casual.
Algunos convenios de maestros de Escuela Dominical son muy específicos respecto de las cuestiones de
pecado prohibidas en la iglesia local. Otras Escuelas Dominicales son más amplias en razón de su
interpretación de la gracia cristiana. Cualesquiera que sean los requerimientos específicos de la iglesia, deben
ser claramente definidos en el convenio. Se incluye el siguiente convenio para darles a los administradores de
Escuelas Dominicales una pauta al adoptar un convenio para su uso específico.
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10. Acataré alegremente las decisiones de mi iglesia y de mi Escuela Dominical, cooperando con mis
compañeros de trabajo en llevar nuestra obra al más elevado grado de eficiencia posible, como una de las
instituciones docentes de la iglesia (Mateo 28:19, 20; Juan 15:16).
RESUMEN
Al igual que todas las cosas en la vida se enmohecen o decaen si no reciben atención, así también la Escuela
Dominical se deteriorará si no cuenta con normas. Tiene que haber un conjunto de criterios escrito, para el
total de la Escuela Dominical, y un convenio objetivo para los maestros; de lo contrario, sufrirá la calidad de
la Escuela Dominical, porque tanto los funcionarios como los maestros tendrán que confiar en sus
sentimientos para llevar a cabo su trabajo. La Escuela Dominical que mantiene sus normas al día, tendrá una
clara visión del futuro.
Capítulo 8
Plan de estudios de la Escuela Dominical
Si bien son muchos los factores que intervienen en el logro del éxito de una Escuela Dominical, los dos
ingredientes más importantes en la formulación de un programa de trabajo son: (1) el maestro adiestrado y
dedicado, y (2) un efectivo plan de estudios, centrado en la Biblia. Estas dos fuerzas se combinan para crear
una Escuela Dominical de elevado nivel académico. Guiada por el Espíritu, la Escuela Dominical efectuará la
instrucción en todas sus ramificaciones transformadoras de vida.
2. Materiales del plan de estudios. Este material incluye los libros y ayudas que hacen penetrar el plan de
estudios en la experiencia de aprendizaje del alumno. Esto incluye el material habitualmente anotado en la
hoja de pedidos del editor, utilizada por los departamentos de la Escuela Dominical: el libro del maestro, el
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libro del alumno, y ayudas visuales como los gráficos, filminas, ilustraciones, juegos para memorizar, títeres
y otros materiales de enseñanza. Los materiales del plan de estudios deben proveer una amplia variedad de
métodos didácticos, actividades de aprendizaje y experiencias de los alumnos, adecuados a cada edad.
Estarán encaminados a proyectarse en las diversas áreas de la vida del alumno, incluyendo el hogar, la
escuela, la iglesia y la recreación.
DIVERSOS PLANES DE ESTUDIO
Para el plan de estudios se cuenta con diversos tipos de material y diversos métodos para cubrir todo el
contenido bíblico. El gráfico “Moderno plan de estudios” muestra los cuatro principales tipos de planes y sus
valores relativos. Si un alumno vive cerca de cuatro diferentes iglesias, es posible que encuentre cuatro series
distintas de lecciones en su propio grupo de edad, si visita esas iglesias en domingos sucesivos. Este es uno
de los más contundentes argumentos en favor de que el alumno debe asistir regularmente a la misma Escuela
Dominical. Cuando el alumno va de una Escuela Dominical a otra, solamente obtiene un barniz superficial de
conocimiento bíblico desconectado, debido a los diferentes planes de estudios (o posiblemente a la ausencia
de planes) utilizados.
Esto también es un efectivo argumento en favor de que la Escuela Dominical debe adoptar un plan de
estudios específico y ajustarse estrictamente al mismo en todo el ciclo lectivo. Es obvio que habrá confusión
si se permite a los maestros escoger los cursos de diversos planes de estudios.
Individualmente los maestros podrían sentirse satisfechos con las lecciones escogidas, pero a la larga los
alumnos sufrirían las consecuencias. No recibirían una enseñanza basada en el conocimiento bíblico
aprendido en los grados anteriores. Y esto, por lo común, resulta en grandes lagunas en el aprendizaje, o en la
superposición de ciertas áreas de la enseñanza bíblica.
El gráfico nos facilita el análisis y la evaluación, no pretende promocionar un plan con preferencia a otros.
No obstante, sí expone comparativamente las ventajas y desventajas de estos planes. Las mismas deben ser
tomadas en consideración y se las debe seguir cuidadosamente al evaluar los materiales que habrán de
escogerse.
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(1) Un número limitado de temas hace difícil una cobertura completa de la Biblia.
(2) Las lecciones enseñadas en cada departamento son determinadas por el tema y no por las crecientes
necesidades del alumno.
(1) Limitada posibilidad de comentar juntos el tema en el hogar, puesto que los padres y los niños estudian
distintas materias.
(1) Limitada posibilidad de comentar el tema en el hogar.
(2) Difícil relacionar todas las actividades de la hora de la Escuela Dominical (cantos, servicio de adoración,
etc.) al tema, ya que cada clase tiene una lección distinta.
Estos son los cuatro planes básicos que los editores evangélicos siguen para graduar sus materiales de
enseñanza. Para evaluar el plan de estudios, es preciso estudiar las ventajas y desventajas de cada plan de
estudios, al ser aplicado a las necesidades y metas de la Escuela Dominical.
Tomado de The Successful Sunday School and Teacher Guidebook, Elmer Towns, Creation House.
(Usado con permiso.)
1. Cursos uniformes. Los editores de los planes de estudios de cursos uniformes y los adherentes a los
mismos sostienen que éstos unifican a la familia, porque todos sus miembros reciben el mismo énfasis en la
Escuela Dominical. Crecen las oportunidades de realizar estudios unidos de la Biblia en los hogares. Con la
misma lección básica sus intereses son mutuos. Con frecuencia tales lecciones son limitadas en su alcance,
porque todos los grupos (de distintas edades) estudian el mismo material. Por lo general, el material viene
adaptado a los diversos grupos de edad infantil, y los grupos de jóvenes y adultos quedan con gran parte de la
Biblia sin estudiar.
2. Cursos unificados. El plan de estudios de cursos unificados tiene un tema central para toda la Escuela
Dominical; cada clase puede tener diferente contenido bíblico. Su fuerza consiste en la unidad que brinda a la
familia y a la iglesia. Tiene las mismas debilidades que el plan de estudios de los cursos uniformes.
3. Cursos departamentales. Con frecuencia, el tamaño de la Escuela Dominical será el que indique cuál de
los cuatro planes es el más factible. Suele considerarse que el material de los cursos departamentales es el
que mejor cuadra para Escuelas Dominicales que tienen una asistencia de 150 a 400 alumnos.
4. Cursos ajustados. Las Escuelas Dominicales que superan los cuatrocientos alumnos pueden adaptar mejor
en su programa los materiales de la graduación ajustada. Claro está que cuales quiera de estos planes de
estudios pueden ser adaptados a Escuelas Dominicales de cualquier tamaño.
“Yo no inventé la graduación ajustada; Dios lo hizo”, comentó un destacado educador cristiano. En razón de
que los alumnos menores progresan en conocimiento y en comprensión año por año, sus necesidades se verán
mejor satisfechas con materiales de graduación ajustada, específicamente adaptados a su edad, que avanzan
al mismo paso que su desarrollo año tras año, durante el curso primario de sus estudios. Los departamentos
juveniles podrán estudiar ajustándose a una graduación departamental. El gráfico “Graduación según las
necesidades” demuestra de qué manera un plan de estudios logra lo anterior. También permite que las
Escuelas Dominicales poco numerosas utilicen los materiales de la graduación ajustada desde el comienzo,
mientras crecen hasta alcanzar un tamaño que les permita una graduación plena.
La columna “A” muestra cómo se enseña separadamente cada edad o grado durante los años primarios,
cuando hay suficientes alumnos y maestros, y se cuenta con el espacio necesario. Para menos estudiantes,
maestros o espacio, la columna “B” muestra cómo el material de graduación ajustada puede ser rotado en
ciclos de dos años; dos grados se combinan, en tanto el grado restante se reúne por sí solo. (Obsérvese que es
importante, cuando se aplica este método, que el primer grado se reúna solo, debido a su mayor necesidad de
ayuda para leer, y que el sexto grado se reúna solo, porque son alumnos más adelantados con respecto al
resto del departamento de primarios.) La columna “C” muestra cómo, hasta en iglesias menores, se combina
a los alumnos juntándolos en un departamento, y se rota el material de graduación ajustada.
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La gráfica muestra también de qué manera los departamentos juveniles y los adultos se reúnen
departamentalmente o por clases con propósitos sociales, y todos en el mismo departamento estudian el
mismo curso. Cada departamento juvenil va rotando en ciclos doce cursos, y el departamento de adultos rota
en ciclos cuarenta cursos, de manera que ninguno necesita ser repetido en diez años de estudio.
1. Cursos de estudio bíblico. Diversos editores ofrecen cursos de estudio que cubren libros de la Biblia o la
Biblia en su totalidad. Tales cursos plantean interrogantes para que el alumno investigue el propósito de un
pasaje en particular, y el significado para su vida. Dicho estudio va más allá de un simple incremento en el
bagaje de conocimientos; también elabora aplicaciones y efectúa cambios—lo que resulta en un verdadero
aprendizaje.
ESCUELA DOMINICAL
EDAD
A
B
C
Cursos ajustados
Clase de cuna (Prejardín)
Iniciación bíblica
2
Cursos para niños de 2 años de edad
Curos rotativos para niños de 2 y 3 años de edad, en un ciclo de dos años de duración
Utilizar los cursos del Jardín de infantes adaptándolos para niños menores
3
Cursos para niños de 3 años de edad
Párvulos (Jardín de infantes)
4
Cursos para niños de 4 años de edad
Cursos rotativos para niños de 4 y 5 años de edad, en un ciclo de dos años de duración.
5
Cursos para niños de 5 años de edad
GRADO
A
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B
C
Departamento de principiantes
Teología bíblica
1
Cursos para primer grado
Cursos para primer grado
Cursos rotativos para 1er, 2° y 3er grados, en un ciclo de 3 años de duración.
2
Cursos para segundo grado
Cursos rotativos para 2° y 3er grados, en un ciclo de dos años de duración.
3
Cursos para tercer grado
Departamento de primarios
Investigación bíblica
4
Cursos para cuarto grado
Cursos rotativos para 4° y 5° grados, en un cido de dos años de duración
Cursos rotativos para 4°, 5° y 6° grados, en un acto de tres años de duración
5
Cursos para quinto grado
6
Cursos para sexto grado
Cursos para sexto grado
Jóvenes (Secundarios)
Equipamiento bíblico
10
11
12
Curso de tres años—los secundarios pueden juntarse en una dase o ir en tres clases separadas—todos
estudiarán los mismos tópicos.
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Adultos
Exposición bíblica
Adultos Universitarios Profesionales
Curso de diez años de duración; distinto curso cada trimestre durante diez años, luego se repite el ciclo.
Tomado de: Accent on Life Bible Curriculum, Accent—B/P Publication, Denver
Estudiar la Biblia sin claros objetivos no es más eficaz que disparar al blanco sin apuntar. Alguien dijo:
“Apunta a nada y es seguro que le das.” Al par que todos los maestros de Escuela Dominical deben enseñar
desde las páginas abiertas de su Biblia y los alumnos deben estudiar de la misma manera, las guías son
necesarias tanto para el maestro como para los alumnos, para cubrir toda la Escritura de manera sistemática.
2. Cursos electivos. Aparte del estudio bíblico propiamente dicho, hay varias áreas de estudio que los adultos
necesitan y a la vez disfrutan. Estos tópicos pueden cubrir las áreas de evangelismo, historia de la iglesia,
religiones del mundo, cultos, arqueología, trasfondos culturales en la Biblia, ética cristiana, la familia
cristiana y un determinado número de otros temas vitales.
Algunas Escuelas Dominicales permiten que los adultos, incluso los jóvenes adultos universitarios y
profesionales, escojan uno de varios cursos ofrecidos sobre tópicos corrientes. Una variante de lo anterior es
que una clase vote y elija su próximo tópico de estudio; de ahí que la clase elige su plan de estudios.
Idealmente, los libros estudiados contienen doce capítulos, o bien, pueden ser adaptados para durar tres
meses. Puesto que el interés precede al estudio, con frecuencia un enfoque electivo hace mucho para cambiar
vidas.
3. Cursos de adiestramiento de líderes. Es una sabia práctica que la Escuela Dominical mantenga un curso
permanente en el programa de adiestramiento de la Evangelical Teacher Training Association (Asociación
Evangélica de Adiestramiento Docente). Tal curso brinda oportunidad para fortalecer el actual liderato de la
iglesia, disponible durante el período lectivo de la Escuela Dominical, y también prepara líderes en
perspectiva. Los maestros de Escuela Dominical podrían ser relevados de sus obligaciones por un trimestre
por vez, para que se pongan al día en sus conocimientos en esta clase.
En este programa se adiestra a los adultos para que estudien la Biblia en forma independiente y para
capacitarlos a compartir su conocimiento con otros. Se les enseña a comprender los diversos grupos divididos
por edades, y a cómo evaluar su eficiencia para con un grupo en particular.
Otras oportunidades de clases especiales serían una clase para los nuevos convertidos, o se podrían enseñar
cursos acelerados sobre tópicos especiales, tales como cómo ser un mejor ujier, o superintendente
departamental, o secretario-tesorero, u otras áreas de servicio en la iglesia.
ENFASIS EN LOS PLANES DE ESTUDIOS
El plan de estudios de la Escuela Dominical comienza y termina con la revelación de Dios a los hombres, tal
cual se encuentra en la Biblia. La Biblia es al mismo tiempo un libro natural y un libro sobrenatural, de modo
que, al enseñar, debemos tomar en consideración tanto los factores naturales como los sobrenaturales (1
Corintios 3:9). Fueron seres humanos quienes escribieron la Biblia, utilizando para ello el idioma de los días
en que vivieron. Por lo tanto, deben ser maestros humanos quienes comuniquen la Biblia en el contexto de
nuestro tiempo (Mateo 28:10; 2 Timoteo 2:2). Pero recordemos que los escritores sagrados escribieron la
Biblia por inspiración del Espíritu Santo, dirigiendo El cada palabra a su exacto lugar (1 Timoteo 3:16; 1
Corintios 2:10–13). Por lo tanto, el Espíritu Santo debe mostrarse activo en el proceso de formación del
maestro (Juan 14:26).
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deben ser llevados a una experiencia personal con Cristo; Él debe vivir en sus corazones por fe (Efesios
3:17).
3. Esté relacionado con el alumno. El ministerio de Cristo estuvo centrado en la persona humana.
Continuamente se relacionaba con las necesidades de quienes lo rodeaban. La lección bíblica debe comenzar
con las necesidades de nuestros alumnos, y terminar una vez satisfechas las mismas. La Palabra de Dios no
puede ser enseñada en un vacío. La Gran Comisión exige: “Enseñándoles que guarden”; el alumno debe
practicar la Biblia.
1. Contenido teológico. Es responsabilidad del evaluador ver que el enfoque doctrinal del plan de estudios
concuerde con las afirmaciones doctrinales de la iglesia.
2. Contenido docente.
• ¿Están correlacionadas las lecciones con un plan total de estudios? ¿Se fundamentan en lecciones previas?
• ¿Están adecuadamente graduados según edades los materiales?
• ¿Se adapta la guía del maestro a las metas, la experiencia y las necesidades de la clase?
• ¿Se adapta de la misma manera la guía del alumno, y resulta interesante?
• ¿Llevarán las lecciones del plan a decisiones de salvación, a un crecimiento espiritual y al servicio
cristiano?
3. Aspecto.
• ¿Son atractivos los materiales que se han de utilizar?
• ¿Agrada a maestros y alumnos el formato de los libros?
• ¿Son realmente contemporáneas y llenas de colorido las láminas y las ilustraciones?
• ¿Son durables los materiales?
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4. Ayudas del maestro.
• ¿Hay en preparación un bosquejo o guía general de ayudas?
• ¿Están registrados los materiales necesarios, para una referencia rápida?
• ¿Se hacen claras aplicaciones de la lección?
• ¿Estimulan los recursos docentes el uso de la más eficaz variedad de materiales de enseñanza, en oposición
a la monotonía que significa el mismo enfoque para cada estudio?
• ¿Hay sugerencias en cuanto a exhibiciones e ilustraciones?
• ¿Se provee recordar ciertos días especiales, tales como Pascua, Navidad, Día de las Madres y Día de los
Padres?
• ¿Incluyen las historias hechos edificantes, como también hechos bíblicos?
• ¿Provocan las lecciones una dedicación de vida por parte de los alumnos?
RESUMEN
El plan de estudios de la Escuela Dominical es el fundamento sobre el cual se edifica la Escuela Dominical.
Es por ello que el plan de estudios debe tener un alcance sobrenatural, un énfasis espiritual, y con todo, debe
tener resultados prácticos. El plan de estudios debe proporcionar una cobertura completa, sistemática y
comprensiva de contenido bíblico, y debe aplicar las lecciones a la vida de los alumnos.
Capítulo 9
Métodos de enseñanza
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La importancia de la enseñanza de la Escuela Dominical radica en su definición. Enseñar en la Escuela
Dominical es guiar el aprendizaje de los alumnos, con el propósito fundamental de que el evangelio cambie
la vida de sus oyentes. Como es obvio, enseñar es mucho más que la sola presentación de la verdad. Es un
proceso que involucra al maestro y al alumno con la Palabra de Dios. Por lo tanto, es imperativo que la
Escuela Dominical enseñe adecuadamente las Sagradas Escrituras, si ha de crecer de acuerdo a las normas
neotestamentarias.
1. Presentación del maestro. Hay muchos métodos de enseñanza, pero el punto central del proceso es la
presentación que del tema hace el maestro. Esto toma generalmente el nombre de método de disertación, y
constituye el fundamento de la instrucción para explicar el texto de la Biblia.
El maestro tiene que estar bien equipado cuando intenta explicar la Palabra de Dios. Debe tener una visión
panorámica del tema y de la relación que el mismo guarda con la vida de sus alumnos.
Durante la clase no debe adoptar una actitud dogmática ni agresiva. Sin embargo, el maestro debe saber lo
que cree y debe estar capacitado para explicarlo a su clase. El maestro es un pastor; debe guiar a sus ovejas a
verdes pastos donde puedan alimentarse de la Palabra de Dios.
La palabra hablada ejerce un fuerte impacto sobre las mentes jóvenes. Esta es la razón por la cual Moisés,
Pablo y otros grandes líderes de Dios acostumbraban hablar la Palabra de Dios. Con todo, ninguno de ellos se
limitó a disertar solamente.
2. Participación del alumno. El éxito de la presentación del maestro depende del mismo maestro.
Si es una persona dominante, la clase no estará participando en el proceso de aprendizaje. Si es impreciso y
se va por las ramas, la clase no sabrá adónde va. Es importante, en el proceso enseñanza/aprendizaje, que el
maestro dirija a los estudiantes al propósito de la lección por medio de una participación personal. Debe
haber un enfoque equilibrado.
Cuando el maestro opta por dar la clase utilizando el método de la disertación, obtendrá una mejor respuesta
en atención y logrará mejores resultados si suplementa la disertación con la participación. Luego de haber
desarrollado un determinado punto de la lección, puede detenerse para formular una pregunta y esperar que
algunos voluntarios la contesten. Esto probablemente provocará una discusión al formularse otra pregunta y
provocar así las respuestas de los alumnos.
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Por un breve rato también pueden aplicarse otros métodos de enseñanza—una idea brillante de súbita
inspiración, dramatización—para ampliar un punto; luego el maestro puede seguir con el siguiente punto de
la disertación.
1. Actividades de aprendizaje. Para los niños más pequeños se pueden disponer distintos recursos para
centralizar ciertas actividades. Prepare un círculo de sillas o una alfombra grande para contar cuentos. Se
deben proporcionar mesas para los trabajos manuales, tales como colorear, cortar y pegar, así como estantes a
mano para guardar la provisión de lápices de color, papel, lápices comunes, pasta, etcétera. También se
necesita una mesa para exhibir algo de la naturaleza, como plantas, una pecera con peces, o arena y conchas,
o un tesoro que uno de los niños haya traído de su último viaje de vacaciones y que preste a la clase
temporalmente. Un centro para recordar proveerá espacio para el gráfico de memoria y los materiales
correlacionados. Un espacio provisto de libros y juegos permitirá que el niño que haya terminado su tarea
antes que los otros, vaya y se recree hojeando un libro, procurando armar un rompecabezas, o disfrutando de
un juego, todo lo cual haya sido presentado previamente en una sesión de clase. Muchas otras posibilidades
se le ocurrirán a un maestro creativo.
No olvide nunca que los niños aprenden haciendo: coloreando, pegando, cultivando una planta o dibujando
un mural en la pared. Los niños de grados primarios aprenden explorando la Biblia, hablando entre ellos o
planificando actividades en grupo. También les gusta formular preguntas a sus maestros. Al abrirse a la
discusión, revelan que están abriendo su tierno corazón a Dios.
Recordemos, además, que las paredes de un departamento o de un aula también enseñan. Los maestros
pueden hablar a sus alumnos por las cosas que cuelgan en las paredes: cartelones, versículos murales,
calendarios y decoración estacional. El maestro puede recurrir a una sencilla prueba. Camine por el aula
haciéndose las siguientes preguntas: ¿Es atractiva esta sala? ¿Hay algo nuevo en la sala que no estaba aquí el
mes pasado? ¿Cuelgan de la pared cuadros atractivos? ¿Un muestrario? ¿Algo de la naturaleza? ¿Se exhiben
ilustraciones de los trabajos manuales de los niños? El aprendizaje informal resulta mejor cuando hay una
formal preparación previa. Y esto requiere dirección de parte del maestro.
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2. Apelar a lo que interesa a los niños. A los niños les interesa prácticamente todo en la vida, pero cada
nivel de edad tiene sus propios atractivos y fascinaciones. El maestro puede enseñar valiéndose del interés de
los niños.
A los niños pequeños les gustan mucho los animales, la naturaleza, los artefactos de todo tipo, los colores, las
lecciones objetivas y las flores. Al ir creciendo, se interesan más en llevarse bien con los demás y con el
mundo que se extiende más allá de su hogar. Cuando pasan por la adolescencia, una vez más sus intereses se
proyectan al mundo en el cual viven: la carrera, el matrimonio y el amor. Finalmente, los adultos se interesan
en tener una familia, relacionarse bien con su cónyuge, y solucionar sus problemas vocacionales.
La Biblia habla a todas las necesidades de la vida. A la gente le interesa vivir una vida feliz y significativa;
por lo tanto, los alumnos pueden ser alcanzados a través de sus intereses. El maestro que permanentemente
les dice a sus alumnos que “no se muevan y escuchen”, ignora el hecho de que Dios puso deseos en ellos.
Los alumnos quieren aprender, quieren moverse y formular preguntas. La vida es activa y la enseñanza debe
ser conducida activamente.
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tener un piadoso maestro (o maestra) de Escuela Dominical que ame a Jesucristo, de modo que reciban su
saludable influencia.
Más y más niños provienen de hogares desavenidos. Carecen de padre o de madre que les sirvan de modelo
en la vida. Tales niños deben poder encontrar en su maestro o maestra de Escuela Dominical, un padre o
madre substitutos que posean las cualidades de Jesucristo. Aquellos niños que no han conocido nunca un
padre cristiano, pueden empezar a apreciar el amoroso cariño de su Padre celestial a través de su maestro de
Escuela Dominical.
Los maestros comunican más por sus acciones que por sus palabras. A veces la forma en que un maestro le
estrecha la mano a un niño, le dice sin palabras que lo quiere. Y se lo dice mucho mejor que las palabras
colocadas en un franelógrafo. Por supuesto, tanto las palabras que se expresan como las acciones que
simbolizan, deben complementarse recíprocamente.
RESUMEN
El maestro debe tener cuidado de usar palabras adecuadas, de hacer participar a los alumnos, de alcanzarlos
mediante sus actividades, y de asegurarse de que logra satisfacer sus necesidades, siendo en todo momento
un piadoso ejemplo. Este es el proceso de enseñanza.
Aprender es como tomar un remedio: cada persona tiene que hacerlo por sí misma. Nadie puede hacerlo por
los alumnos. De la misma manera, toda persona tiene que aprender por sí misma las lecciones que Dios
quiere que aprenda. El propósito de la enseñanza de la Escuela Dominical es enseñar la Palabra de Dios a los
inconversos, y hacer que el cristiano crezca en Jesucristo, de modo que todo alumno pueda ser “… un
hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13).
Capítulo 10
El discipulado, fruto de la Escuela Dominical
La Escuela Dominical neotestamentaria comienza con los perdidos y hace de ellos buenos cristianos. Jesús
describió el proceso con las siguientes palabras: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones…
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:19, 20). Esto es discipulado.
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Puesto que la forma en que se alcanza a los alumnos determina la forma en que habrán de crecer hasta la
madurez, el hacer discípulos tiene que ver con todo el proceso educacional. Ser discípulo se define
técnicamente como uno que acepta y coadyuva en difundir las doctrinas de otro. Hacer discípulos, entonces,
significa hacer que quienes han aceptado a Cristo, progresen y crezcan hacia la madurez en su fe, de modo
que puedan alcanzar a otros y llevarlos a Cristo. Sin duda, ésta es la tarea de la Escuela Dominical.
2. Técnica del seguimiento. Una de las estrategias de la labor de seguimiento es plantearle al nuevo cristiano
el desafío de entregar su vida a Cristo. El maestro seleccionará materiales del plan de estudios que permitan
poner en claro el significado de la dedicación mediante ilustraciones bíblicas y contemporáneas. Algunas
lecciones proporcionan la preparación ideal para una invitación directa de hacer que Jesús sea el Señor en la
vida, y de tornarse activo en su servicio y en el testimonio. El maestro avisado, que conoce la vida de sus
alumnos, no dejará de extender tal invitación. Desgraciadamente son muchos los maestros que permiten que
sus alumnos “entren por la puerta delantera y se retiren por la puerta trasera”, sin desafiarlos jamás en la
causa de Cristo.
Algunos de los más destacados predicadores que ocupan los púlpitos hoy en día, han alcanzado esa estatura
debido a la influencia directa de un piadoso maestro, el maestro que puso una mano amiga sobre el hombro
del joven y le dijo: “Creo que Dios puede utilizarte en el pastorado.” O, en otros casos, algunos se sintieron
motivados al servicio misionero, porque un maestro de Escuela Dominical le dijo algo similar al caso
anterior.
Pero no todos los que aceptan a Cristo llegarán a ser pastores o misioneros. Su discipulado puede tomar una
entre muchas otras formas. Lo importante es su disposición a ser y hacer lo que Dios ha planificado para
ellos.
El maestro puede familiarizarse con el trasfondo cultural y los deseos del alumno. De la misma manera que
un maestro pudo entrar en una zapatería y ganar para Cristo y para el servicio cristiano a un D.L. Moody, así
también un maestro puede ser guiado a entrar en un almacén de víveres y hablar con un joven empleado
sobre sus oportunidades de testificar en el negocio donde trabaja. El maestro puede hacer una visita llevando
consigo el adecuado libro cristiano para que lo lea el joven cristiano. Puede llevar consigo a un alumno y
visitar a personas inconversas de su grupo de amiguitos, brindándole al nuevo cristiano la oportunidad de
observar cómo el maestro lleva a dichas personas a los pies de Cristo.
Algunas Escuelas Dominicales cuentan con una clase para enseñar discipulado. Se la podría denominar la
clase de los “nuevos miembros”, pero su contenido didáctico va principalmente dirigido a impartir a los
nuevos cristianos los fundamentos del discipulado y el desafío a serlo.
Otros grupos tienen una combinación de enseñanza y participación en el servicio activo. En la clase el joven
cristiano estudia cómo salir y ser un testigo para Cristo. Aprende qué pasajes de las Sagradas Escrituras
puede utilizar para persuadir, cómo presentar el sencillo plan de salvación, y cómo invitar al inconverso a
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decidirse a aceptar a Cristo. Luego sale a visitar los hogares de los que no concurren a la iglesia,
acompañando a un experimentado ganador de almas.
En esta experiencia de aprendizaje se comunica mucho más que la habilidad de ganar almas. Se comunican
actitudes, tales como el amor a las personas, la compulsión de predicar el evangelio, y la necesidad de usar
tacto y comprensión. Deseo y actitud son otros valores que se comunican mejor en el servicio activo; a veces
son difíciles de obtener en la situación formal de un aula.
3. Visitación de los ausentes. Hay otra clase de seguimiento que puede, a la larga, estimular el discipulado en
personas que han confesado a Cristo, pero que se han vuelto negligentes en asistir.
Se trata de visitar a las personas que han dejado de concurrir a las clases. Invariablemente algunos de los
“fieles” se oponen enérgicamente a la sugerencia de visitar a los miembros que dejan de asistir a la Escuela
Dominical. No creen en “mimar” a los que se echaron atrás. Sostienen que todo su esfuerzo debe
encaminarse a ganar a los perdidos.
Pero las estadísticas tienen rostro. La lista total de ausentes en un domingo cualquiera está constituida por
individuos, individuos como la adolescente llamada Debbie que estuvo ausente por casi un mes antes que su
maestra fuera a visitarla para ver qué ocurría. Pero entonces ya era demasiado tarde. Debbie había resbalado,
había cometido un pecado que dejaría sus marcas indelebles en ella por el resto de su vida.
No debería decirse nunca de un maestro o maestra de Escuela Dominical lo que le espetó la madre de una
niña a una: “Es usted la primera maestra de Escuela Dominical que ha venido a verla.” Si el contacto
personal es imposible, los maestros deben usar el teléfono como segunda alternativa. Y donde no hay
teléfono, una tarjeta o una carta que diga: “Me preocupa tu ausencia y te extraño.”
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la diferencia entre ganar o perder un alumno. Un agresivo adolescente quería que se fijaran en él y para ello
golpeaba y hacía mofa de los demás alumnos. Un maestro atento y solícito descubrió la brillante mentalidad
del jovencito y su gran habilidad para la lectura, y logró incorporarlo en actividades de aprendizaje. Antes de
ello, el muchacho apenas si prestaba atención a las lecciones. Cuando recibió un genuino reconocimiento, no
sintió más necesidad de recurrir a un indeseable comportamiento para llamar la atención.
Dentro del aula el maestro puede fomentar los dones o dejar que el crecimiento de los alumnos se estabilice.
El maestro inexperto puede pensar que tiene que ser un “hombre orquesta”, queriendo hacerlo todo por sí
mismo. El maestro adiestrado, de acuerdo con el consejo que Pablo le dio a Timoteo, enseñará a los alumnos
lo que él sabe, para que los alumnos, a su vez, estén preparados para mantener ininterrumpida la cadena de
influencia.
Parte del desarrollo de los dones será la provisión del maestro para la aplicación de las lecciones y la
respuesta a las mismas. Ya que, por ejemplo, el dar es uno de esos dones que han de ser ejercidos por todos
los creyentes como parte de la adoración, el maestro procurará desarrollar ese don en sus alumnos,
estimulándolos a dar sacrificialmente en respuesta al relato de una historia tal como el de la viuda que dio
todo lo que tenía. Comenzando con monedas de ínfimo valor, traídas por los niños pequeños, el énfasis del
maestro sobre donativos proporcionales desarrollará hábitos de vida que los padres a veces descuidan,
posiblemente por no ser tampoco práctica de ellos.
Otro don que en mayor o menor grado poseen todos los cristianos, es el don de ayudar. La ayuda o servicio a
los demás puede ser enseñado y practicado en el ámbito del aula, y estimulado allende sus puertas. Pocas
cualidades han sido tan bien enfatizadas en diversos relatos de personajes como ésta, y hay una ingente
cantidad de material a disposición para reforzar la enseñanza.
El descubrir quién tiene tal y determinado don, puede ser materia de concepción más bien que de accidente.
Algunos maestros tienen un cuaderno con una página dedicada a cada alumno. Entre sus notas figuran
comentarios sobre el crecimiento y desarrollo espirituales del alumno. Sea que esté anotado por escrito o no,
el maestro avisado anota mentalmente la respuesta del alumno a invitaciones y oportunidades de
participación. Ocurre a veces que la espontánea participación del niño en una determinada actividad, revela
una especial capacidad.
Sea niño o adulto, la palabra de estímulo del maestro respecto al uso de sus dones, puede iniciar al alumno en
la senda de un pleno y dedicado servicio cristiano en el área de su capacidad. El énfasis del maestro sobre la
importancia de usar los dones hará que el alumno fije su atención en la necesidad de orar, pidiendo sabiduría
para saber cuáles son los dones que le han sido dados, y luego para mejorar cuanto le sea posible dichos
dones, a fin de rendir el máximo para Dios.
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Debemos recalcar nuevamente que las misiones y el pastorado no son las únicas definiciones del servicio
cristiano. En todas partes abunda la necesidad de cristianos dispuestos y fieles, que echen mano de todas las
capacidades con que fueron investidos. El maestro debe estar siempre vigilante para cuanta oportunidad se
presente, de mostrar a sus alumnos las diversas formas en que pueden servir.
RESUMEN
El discipulado es más que clausurar la puerta de atrás para evitar la deserción de los alumnos de la Escuela
Dominical. Hacer discípulos, tal como lo leemos en la Gran Comisión, es ayudar a los creyentes en Cristo a
crecer hasta alcanzar la madurez, y ésta es una de las grandes metas de la Escuela Dominical para cada
alumno.
Uno de los términos favoritos usados por los cristianos en el libro de los Hechos, es la palabra discípulos
(Hechos 6:1, 7; 9:19; 11:26, 29). Ya que a los cristianos se los llamó discípulos y a nosotros se nos ordena
“hacer discípulos” de aquellos que han sido ganados para Cristo, este ministerio del discipulado se torna
supremo. No puede ser dejado al azar, sino que debe ser incorporado a las metas, programas y bases de la
Escuela Dominical para evaluar su éxito.
Capítulo 11
Leyes que rigen el crecimiento de la Escuela Dominical
Muchos han intentado clasificar los principios por los cuales crecen las Escuelas Dominicales o las iglesias.
Algunos han elaborado detalladas explicaciones respecto a la expansión de la Escuela Dominical; otros
formulan explicaciones simplistas.
En el pasado la Escuela Dominical atravesó diversos ciclos, durante los cuales a veces experimentó un rápido
crecimiento y otras veces vio decrecer su asistencia. Las técnicas que produjeron un crecimiento en una
generación, pueden no ser adecuadas 100 años después. Algunas “leyes” de crecimiento estuvieron atadas a
ciertas modas y manías. De ahí que no deben ser consideradas estrictamente leyes, porque esta palabra
entraña principios inmutables que están por encima de la cultura y de las circunstancias. Los principios que
rigen el crecimiento y que anotamos a continuación, trascienden el tiempo.
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¿POR QUE PREOCUPARSE POR EL CRECIMIENTO?
1. Dios espera un crecimiento numérico. Las Escuelas Dominicales deben entregarse con afán al
crecimiento numérico, porque Dios espera que una Escuela Dominical crezca. ¿Por qué?
En primer lugar, el ejemplo de la creciente iglesia de Jerusalén toma en consideración el crecimiento. “Y
crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén…”
(Hechos 6:7).
En segundo lugar, la Gran Comisión, la orden de marcha para la Escuela Dominical, supone crecimiento,
porque cuando se gana la gente para Jesucristo y se la trae a la Escuela Dominical para enseñarles la Palabra
de Dios, se produce un crecimiento natural.
En tercer lugar, el crecimiento es un reflejo de la vida; lo que no crece, muere.
En cuarto lugar, el crecimiento de la Escuela Dominical es el resultado de la ley bíblica de dar fruto, cada
uno según su género (Génesis 1:11). Los cristianos deben producir fruto en su propia vida y en la vida de los
demás.
En quinto lugar, el crecimiento de la Escuela Dominical es necesario, porque el aumento de la población
mundial significa que más personas necesitan ser alcanzadas y ganadas para Jesucristo.
A medida que crecen las Escuelas Dominicales, se establecen más iglesias para atender las crecientes
necesidades.
En sexto lugar, debe haber crecimiento para hacer un mayor impacto en las áreas metropolitanas.
Para alcanzar a nuestro vecindario para la causa de Cristo, necesitamos proyectarnos organizadamente, con
más obreros, más espacio y un mayor presupuesto.
En séptimo lugar, la Escuela Dominical que experimenta crecimiento, puede brindar un mejor y más
completo ministerio a todas las necesidades de los cristianos. Mientras más grande es la iglesia, más
cristianos pueden concurrir; de ahí que habrá más personas con dones espirituales para ministrarse unos a
otros.
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1. Equilibrio de las cuatro fuerzas. El gráfico “Leyes de crecimiento de la Escuela Dominical” muestra las
cuatro fuerzas de crecimiento: Proyección evangelística, Discipulado, Organización y Liderato. El equilibrio
es la clave para alcanzar la madurez, y la Escuela Dominical no es una excepción de la regla. Cada área de
crecimiento debe ser equilibrada con las otras tres.
Algunas Escuelas Dominicales son fuertes en la proyección evangelística y pueden poner demasiado énfasis
en esa área. Por loable que sea el evangelismo, no es el ministerio total de la iglesia.
Otras iglesias hacen demasiado hincapié en hacer discípulos, con un fuerte programa de enseñanza y
adiestramiento. Pero el hacer discípulos no debe nunca hacerle sombra al evangelismo.
Lo mismo cabe decir de la organización. Algunas iglesias se esmeran excesivamente en la programación de
sus actividades. Cada persona debe encajar en un sitio y toda la Escuela Dominical debe marchar
suavemente. Pero cuando la programación se torna más importante que los otros tres rayos de la rueda, la
Escuela Dominical queda desequilibrada.
El último rayo es el liderato. Con respecto al mismo, el pastor de una conocida iglesia dice: “Todo gira en
torno al liderato.” ¡Cuán cierto es eso! Pero la Escuela Dominical es más que sus líderes; es el cuerpo de
Cristo que actúa al unísono para alcanzar, enseñar y ganar su comunidad para Jesucristo.
Cuando una de estas cuatro fuerzas está desequilibrada, no hay crecimiento. Cuando el cuerpo pierde su
equilibrio, enferma; de la misma manera, cuando la Escuela Dominical pierde su equilibrio, cesa en su
crecimiento.
2. Equilibrio entre los factores espirituales y los factores naturales. Se observan dos círculos en el gráfico.
El círculo interior representa los factores espirituales que contribuyen al crecimiento de la Escuela
Dominical. El círculo exterior representa los factores naturales que contribuyen a dicho crecimiento. Ambos
deben actuar armónicamente.
Los factores espirituales son fuerzas que el Espíritu Santo utiliza para producir crecimiento. Los factores
naturales son los principios que el hombre utiliza—procedentes de su propia capacidad natural—que hacen
que la Escuela Dominical crezca. Esta división de tareas hace que Dios y el hombre trabajen juntos. Pablo
nos recuerda que “… nosotros somos colaboradores de Dios…” (1 Corintios 3:9). La expresión clave es
“Colaboradores de Dios”: trabajando con Dios—Dios que realiza lo que solamente él puede hacer y el
hombre que ejecuta la tarea que Dios le encomienda, pero que juntos realizan la obra de la Escuela
Dominical.
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APLICACION DE LAS LEYES DE CRECIMIENTO
Cada una de las principales leyes de crecimiento de la Escuela Dominical tiene muchas expresiones o
aplicaciones.
1. La ley de proyección evangelística: las Escuelas Dominicales crecen en relación directa a la efectividad de
su proyección en los vecindarios que sirven. No podemos esperar que los inconversos vengan a nuestra
iglesia en busca de la salvación. La Gran Comisión comienza con el imperativo “Id”. Por lo tanto, la Escuela
Dominical debe proyectarse fuera del ámbito de su edificio a la comunidad, para entrar en contacto con los
inconversos en procura de motivar a los mismos a prestar oídos al mensaje del evangelio.
Los que acabamos de mencionar son solamente algunos de los factores espirituales que, cuando se los aplica
fielmente, redundarán en el crecimiento de una iglesia.
Obsérvese en el gráfico que (1) los factores naturales incluyen una campaña de asistencia de la Escuela
Dominical, por la cual se estimula a los alumnos a traer a sus amigos a la Escuela Dominical; (2) el
ministerio de visitación involucra factores espirituales de ganar almas y factores naturales de publicidad, e
invitaciones de puerta en puerta; (3) la publicidad incluye periódicos de la iglesia o de la Escuela
Dominical, circulares, tarjetas, cartas manuscritas, avisos en los diarios locales y en la radio, aparte de
utilizar las tablillas de boletines de la comunidad, calcomanías colocadas en los vehículos, carteleras y
letreros. Hay centenares de factores naturales para informar a la comunidad respecto al ministerio de la
iglesia. Mientras mayor sea la publicidad utilizada por una Escuela Dominical, mayor será el número de
visitantes, y por lo tanto, mayor será el número de personas que podrán ser ganadas para Cristo.
2. La ley de hacer discípulos: la Escuela Dominical crece en relación directa a su efectividad en enseñar y
hacer discípulos a quienes asisten a la Escuela Dominical. El proceso de hacer discípulos no es otra cosa que
hacer seguidores, pues un discípulo es un seguidor. Cuando una Escuela Dominical hace una buena tarea
formando discípulos, los estudiantes asisten a las clases por lo que obtienen de las mismas. Y esto tiene que
ver con la motivación interna o la satisfacción de las necesidades de los individuos. Algunas Escuelas
Dominicales han sido tan eficientes en su ministerio, que eso ha sido, justamente, la causa fundamental de su
crecimiento.
Factores espirituales de hacer discípulos. Las Escuelas Dominicales crecen debido: (1) al amor que se
profesan mutuamente las personas; (2) al gozo que disfrutan en comunión en los servicios; (3) al hecho de
que la Palabra de Dios es tan eficazmente enseñada y predicada, que aquellos que escuchan, reciben
alimento; (4) al derramamiento del Espíritu que capacita a las personas a servir a Dios, haciendo que las
iglesias crezcan; y (5) a que la gratitud que las personas profesan hacia el Señor Jesucristo, las motiva a
asistir a la Escuela Dominical.
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Todos estos factores producen el crecimiento de la Escuela Dominical.
Factores naturales del discipulado. Hay leyes naturales, donde la gente está involucrada en el proceso de
enseñanza/aprendizaje, que hacen que la Escuela Dominical crezca. Esas leyes son las siguientes: (1) las
personas asisten a la Escuela Dominical porque participan en el proceso de aprendizaje gracias a las
buenas técnicas docentes de la misma; (2) los niños asisten a la Escuela Dominical porque se ven
recompensados por actividades (trabajos manuales) y otros recursos educacionales; (3) la calidad de las
aplicaciones prácticas hace que la gente asista a la Escuela Dominical, porque su vida ha sido cambiada;
(4) los estudiantes asisten a la Escuela Dominical debido a las competencias y otros medios de motivación
que revelan el máximo de sus capacidades; y (5) los alumnos deben desarrollar el hábito de asistir a la
Escuela Dominical, de modo que se torne natural para ellos concurrir todos los domingos por la mañana.
3. La ley de organización: una Escuela Dominical crece en relación directa a su capacidad para organizar y
administrar su programa para satisfacer las necesidades de todos sus miembros.
Algunos obreros se resisten a todo intento de organizar a la Escuela Dominical, porque creen que la
programación mata el espíritu del cristianismo. Sin embargo, sabemos que hubo programas en la era
neotestamentaria. Programar no es otra cosa que colocar a la persona adecuada en el lugar adecuado, con las
herramientas adecuadas, para hacer la tarea adecuada en el momento adecuado. Los apóstoles “… todos los
días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo” (Hechos 5:42). Hay
evidencias de tiempo (todos los días), lugar (en el templo y por las casas), plan (no cesaban de) y programa
(enseñar y predicar).
Factores espirituales del programa organizativo. La Escuela Dominical (1) debe estar organizada alrededor
de una meta bíblica, (2) debe estar colocada bajo la autoridad de la Biblia, (3) debe estar dirigida por
líderes espirituales (los laicos deben ocupar su adecuado lugar de responsabilidad), y (4) debe ajustarse a
normas bíblicas para que se mantenga incólume la cadena de autoridad. “Hágase todo decentemente y con
orden” (1 Corintios 14:40).
Factores naturales del programa organizativo. Muchas iglesias están deficientemente organizadas y
funcionan de una manera fortuita. Bajo el título de este epígrafe pueden aplicarse a la iglesia los principios
basados en la verdad, que ayudarían a cualquier organización a funcionar eficientemente. Una iglesia bien
organizada recluta, entrena y dirige adecuadamente a sus obreros. Es preciso ajustarse a los principios de
utilizar adecuadamente los edificios y equipos educacionales. De actuar así, habrá armonía en los esfuerzos y
espiritualidad en sus resultados.
4. La ley del liderato: la Escuela Dominical crece en relación directa con la eficiencia de sus líderes en
ejecutar sus tareas encaminadas a llevar a cabo las metas de la Escuela Dominical. El líder se proyecta en la
obra que hace para Dios. No podemos levantar nuestras Escuelas Dominicales según los métodos de los
expertos en relaciones públicas de compañías comerciales; tenemos que empezar con el hombre de Dios. El
liderato comienza con el pastor, sigue con el superintendente, los superintendentes departamentales y,
finalmente, todos y cada uno de los maestros de la Escuela Dominical. Liderato significa realizar la tarea
valiéndonos de otra gente. Si la obra no se ejecuta, significa que no hay liderato.
Factores espirituales del liderato. Dichos factores son los siguientes: (1) el líder tiene que ser una persona a
quien Dios ha llamado; (2) debe llenar los requisitos bíblicos en su vida personal; (3) el líder tiene que ser
dotado de poder por el Espíritu Santo para ejecutar la tarea encomendada; (4) debe tener una clara
comprensión de los principios bíblicos y ser capaz de aplicarlos al ministerio de la Escuela Dominical; y (5)
tiene que ser un hombre dedicado a la oración.
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Los factores espirituales contribuyen todos ellos al crecimiento, pero las Escuelas Dominicales no crecen, a
menos que las mismas sean atemperadas con líderes capaces de hacer que las cosas se hagan día tras día.
Algunos líderes están “tan imbuidos de lo celestial, que no sirven para lo terrenal”. De ahí que en todo buen
liderato tienen que haber también factores naturales.
Factores naturales del liderato. Toda persona colocada en un nivel de liderato (1) debe entender las
relaciones humanas básicas y cómo llevarse bien con la gente; (2) debe saber cómo motivar a las personas
para lograr que se haga el trabajo; (3) debe saber cómo adiestrar a otros, tanto técnicamente como en un
ambiente informal; (4) debe tener la capacidad suficiente para supervisar y evaluar a los obreros; y (5) debe
tener un claro concepto de cómo resolver problemas interpersonales, cómo lograr un equipo coherente, y
cómo tener a todos trabajando hacia la meta fijada.
Observando nuevamente el gráfico, constatamos una vez más que las cuatro leyes afectan una a la otra y se
equilibran recíprocamente. La proyección evangelística es factor motivador del discipulado, en tanto que el
hacer discípulos lleva a la proyección evangelística. La necesidad de hacer discípulos requiere organización,
mientras que, a la inversa, la organización promueve el discipulado. La organización depende del liderato, y
un buen liderato evalúa y promueve la organización. El liderato fija las normas y provee la visión para la
proyección evangelística, y la proyección evangelística necesita más liderato.
Si se mantienen en ajustado equilibrio estas cuatro fuerzas, la Escuela Dominical, sin duda alguna, crecerá.
RESUMEN
Las leyes de crecimiento de la Escuela Dominical nunca son automáticas; tienen que ser aplicadas.
La obra de la Escuela Dominical progresa con el esfuerzo humano que ha sido ungido por Dios.
Estas cuatro leyes tienen que estar equilibradas por igual para el crecimiento neotestamentario, lo cual
significa una proporcionada atención a la proyección evangelística, al discipulado, a la organización y al
liderato. Además, debe ponerse igual énfasis en los factores espirituales y en los naturales.
El crecimiento de algunas Escuelas Dominicales puede deberse a causas superficiales, como la publicidad
solamente. Tal aumento numérico de la asistencia no puede ser negada, pero no es de naturaleza
neotestamentaria.
Capítulo 12
Brillante futuro de la Escuela Dominical
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Durante la década de 1960 a 1970 la asistencia a la Escuela Dominical declinó en muchas iglesias.
Los dirigentes afrontaron una sensación de fracaso, y empezaron a experimentar nuevas técnicas para atraer a
los alumnos de vuelta a la Escuela Dominical. Se iniciaron así actividades tangenciales de dinámica de
grupos, educación programada y televisión educativa. También se dictaron clases experimentales sobre
problemas sociales, clases de actividades de representación y adiestramiento en sensibilidad. Se probaron
programas alternativos tales como las “Escuelas de los Miércoles” o clases celulares diversificadas.
Ninguno de estos experimentos tuvo éxito evidente; tampoco dieron resultados aparentes los esfuerzos para
apelar a la fantasía del alumno ni los esfuerzos vinculados a la moda. Pero la Escuela Dominical rehusó
morir. Creció en las iglesias donde se usaban los métodos tradicionales, donde se enseñaba la Biblia como la
Palabra de Dios, y se experimentaban cambios de vidas. Se halló que la mañana del domingo continuaba
siendo el mejor horario para las reuniones, cuando la mayoría de las personas tienen tiempo disponible para
asistir a un organizado estudio de la Biblia.
Además, es el tiempo en que la gente espera que las iglesias ofrezcan educación religiosa.
Las Escuelas Dominicales más exitosas son las que han vuelto a los principios básicos. La última innovación
en las Escuelas Dominicales es un retorno a las antiguas formas que antes dieron resultado. Los sistemas que
dieron buenos resultados en el pasado, aún se aplican hoy, pero eso no quiere decir que estemos aherrojados
a todas las técnicas antiguas. Los principios eternos que hallamos en la Palabra de Dios son aún eficaces,
pero deben ser reaplicados en cada nueva generación. Es por ello que tiene significativo valor echar una
rápida ojeada a la historia de la Escuela Dominical, para obtener una amplia perspectiva de su valía en el
futuro.
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Pero persistieron en su empeño. Gradualmente lograron reunir una reducida clase que se congregaba en la
cocina de la señora de Meredith, la primera maestra de Escuela Dominical.
Y así comenzó la primera Escuela Dominical; pero era diferente de nuestras Escuelas Dominicales de hoy
día. Así, por ejemplo, se les pagaba a las maestras; de hecho, esto constituía casi una necesidad, considerando
el desafío que enfrentaban. También era diferente al de nuestros días el plan de estudios. Los niños de los
barrios bajos eran analfabetos y había que enseñarles a leer y escribir. A medida que aprendían, se los
estimulaba para que usaran su recién adquirido conocimiento para estudiar la Palabra de Dios. El horario de
las clases también se prolongaba más que en la actualidad. Una sesión de dos horas comenzaba todos los
domingos a las diez de la mañana y era seguida de un corto recreo. Luego, después de otro período de
estudio, los alumnos eran llevados a la iglesia.
La disciplina era un problema muy especial en esa primera Escuela Dominical. El grupo era ruidoso y
experimentado en el arte de las travesuras. En algunas ocasiones un alumno se tornaba tan inmanejable, que
Raikes se veía obligado a llevarlo a su casa, esperaba que el padre del ofensor le aplicara el condigno castigo,
y lo llevaba de vuelta a la clase para terminar con su programa del día. Pero los hábitos adquiridos en toda
una vida no se perdían fácilmente, y pronto el grupo llegó a ser un hueso demasiado duro de roer para la
señora de Meredith. Ella renunció a su puesto, y la clase fue trasladada a la cocina de la señora de Critchley.
Pero ocurre que las vidas constantemente expuestas a las verdades de la Palabra de Dios, no permanecen
inalteradas. A medida que las semillas plantadas en esos corazones jóvenes comenzaban a echar raíces, se
tornaba evidente un notable cambio en su vida. Andando el tiempo, los distritos donde funcionaban las
Escuelas Dominicales de Roberto Raikes, llegaron a ser los más tranquilos en la ciudad de Gloucester.
Cuando Raikes vio la indiscutible evidencia de las vidas transformadas, comenzó una campaña de promoción
de Escuelas Dominicales desde las páginas de su diario. En solamente cuatro años, la matrícula en las
Escuelas Dominicales de Inglaterra alcanzó la cifra de 250.000 niños, y a su muerte, ocurrida en el año 1811,
aproximadamente 1.250.000 niños de Gran Bretaña eran alcanzados semanalmente por las Escuelas
Dominicales.
La influencia de Raikes respecto a las Escuelas Dominicales no se detuvo en la Gran Bretaña. Las noticias de
este exitoso y nuevo ministerio se esparcieron por otros continentes. Juan Wesley apremiaba: “Tiene que
haber una Escuela Dominical dondequiera que haya una agrupación metodista.”
Hoy en día muchos creen que fue Juan Wesley, y no Robert Raikes, el verdadero fundador de la Escuela
Dominical. Sostienen, los que así lo creen, que en Savannah, Georgia, EE.UU., alrededor de cincuenta años
antes, Wesley comenzó a instruir a niños en la Palabra de Dios los domingos por la tarde. Esto es cierto. Pero
las clases de Wesley no podrían considerarse técnicamente Escuelas Dominicales, porque sus esfuerzos
estaban encaminados a los hijos de cristianos—la instrucción era del catecismo y la meta, de edificación.
Una auténtica Escuela Dominical tiene cuatro características únicas en su género: (1) alcanza tanto a los
niños inconversos como a los niños cristianos; (2) la instrucción que se da es de la Palabra de Dios, más
bien que de los ejercicios de preguntas y respuestas del catecismo; (3) su propósito es evangelizar a los
perdidos, así como instruir a los salvados; y (4) es operada preferentemente por laicos y no por pastores. La
muy particular naturaleza de la Escuela Dominical echa por tierra las pretensiones de Wesley y refuerza la
posición de Raikes como fundador.
A comienzos del siglo XX gran cantidad de Escuelas Dominicales abandonaron sus horizontes espirituales y
prefirieron los horizontes académicos. El liberalismo se metió subrepticiamente en los seminarios y se
escurrió al interior de las iglesias, y finalmente afectó a las Escuelas Dominicales. Con el tiempo la
convención de Escuelas Dominicales se transformó en el Concilio Internacional de Educación Religiosa, bajo
el liberal Consejo Mundial de Iglesias.
Una niñita preguntó una vez: “Si las Escuelas Dominicales solían ser tan grandes, ¿por qué ahora no asisten
todos a ella?”
Excelente pregunta. ¿Por qué la Escuela Dominical ha perdido la influencia que una vez tuvo? La respuesta
debe ser lo suficientemente sencilla para que la niñita pueda entenderla.
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Cuando las Escuelas Dominicales enseñaban la Palabra de Dios, la gente asistía porque quería saber qué era
lo que Dios decía; pero cuando descuidaron los milagros y negaron que Jesús era el Hijo de Dios, las
Escuelas Dominicales se tornaron iguales a las escuelas comunes, por lo que los niños preferían quedarse en
su casa a jugar. La asistencia bajó; las Escuelas Dominicales habían perdido su influencia.
1. Innovaciones basadas en un retorno a métodos anteriores. Hay un renovado énfasis en practicar un “día
de elevada concurrencia”, en el cual todo el personal de la Escuela Dominical realiza un máximo esfuerzo
para generar interés en la Escuela Dominical. Es una innovación del histórico día de reanimación que tenía
por propósito inyectar nuevo entusiasmo en la obra de la Escuela Dominical. El día de elevada concurrencia
logra: (1) nuevos asistentes; (2) retorno de los ausentes; y (3) un mayor entusiasmo.
Hay un retorno, en algunas iglesias, a los ejercicios de apertura, pero se les da un nuevo nombre, como
períodos de asamblea, adoración o pre-lectivo. Algunos maestros piensan que los alumnos necesitan de cierta
preparación receptiva antes de comenzar el período de instrucción.
Hay un retorno a las clases masivas de estudio bíblico en grandes auditorios, debido a que muchos adultos se
sienten intimidados de asistir a una clase poco numerosa y verse comprometidos con extraños. En las clases
numerosas disfrutan del anonimato, pero no obstante, reciben una sistemática exposición de la Biblia.
Las actividades de memorización de textos bíblicos vuelven en forma de franelógrafos, transparentes
colgados y juegos de memoria. No se insiste más en el “texto áureo”, pero se siente la necesidad de ejercitar
la memoria.
El manual del alumno se utiliza cada vez más como elemento docente en el aula. Los alumnos responden a
preguntas formuladas y se expresan por escrito. Al mismo tiempo, el tradicional manual no se usa tanto para
trabajar en él como tarea en el hogar; a veces los maestros guardan el manual en el aula hasta completar la
serie.
El uso de títeres es más popular que nunca. Pocos años atrás la Escuela Dominical era prácticamente el único
instituto educacional que utilizaba títeres. Pero con la aparición de la televisión educativa para niños, los
títeres han resultado ser un eficaz método de instrucción.
El uso de emblemas de la Escuela Dominical, de cartelones y de una profusa decoración, es de uso corriente
en todas las Escuelas Dominicales. Se dice que “Las paredes tienen oídos”, pero también saben hablar, y el
decorado del aula, que hace juego con el tema, sirve para reforzar la lección.
Las International Uniform Lessons (Lecciones uniformes internacionales) continúan perdiendo su atractivo.
Con todo, muchas iglesias quieren que todos los alumnos estudien la misma lección, de modo que lo que se
aprende en la Escuela Dominical pueda ser motivo y tema de los devocionales en familia. No obstante, los
planes de estudios “uniformes” o “unificados”, tienen inconvenientes, como lo estudiamos en el capítulo
correspondiente a los planes de estudios. Con semejante deficiencia, como es la falta de cobertura bíblica
total durante la vida del alumno, sería conveniente que las iglesias estimularan los devocionales familiares
tomando como base un libro de la Biblia, o por otros métodos que permitan aumentar el conocimiento
bíblico, en vez de combinarlos con las lecciones de la Escuela Dominical.
Son populares los libros de bolsillo como textos de Escuela Dominical, especialmente para jóvenes y adultos.
Claro está que a esto no se le puede llamar tendencia nueva. La American Sunday School Union (Unión
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Americana de Escuelas Dominicales) imprimió más de ocho millones de libros de texto de bolsillo en el siglo
XIX. Como quiera, los libros de bolsillo se tornan año tras año más populares.
En los pasados cien años el material del plan de estudios de las Escuelas Dominicales ha estado
correlacionado por fecha. Hay ahora una mayor tendencia en favor del material de estudios sin fechar y que
puede ser utilizado nuevamente. Esto significa que el maestro puede llegar a ser un experto en la enseñanza
de lecciones específicas y la Escuela Dominical puede correlacionar sus lecciones por el contenido. El
material del plan de estudios de la Escuela Dominical no tenía fecha en los primeros setenta y cinco años de
existencia.
2. Innovaciones que son reaplicaciones de principios bíblicos. El método de enseñanza de maestro director
pudiera ser una nueva forma de las clases dirigidas por Roberto Raikes, pero son diferentes tanto la sicología
de aprendizaje como las motivaciones del maestro. Un maestro con varios colaboradores enseña a grupos de
25 a 60 niños en aulas más espaciosas. Este método, como ya lo hemos visto, toma el nombre de enseñanza
en equipo modificada o enseñanza a sesión abierta.
La Junta de Educación Cristiana hará un mayor impacto, porque las iglesias sienten la necesidad de planificar
de antemano, coordinar y evaluar su programa educacional total, con vistas a mejorar su ministerio.
La Escuela Dominical de “nivel dividido” también toma el nombre de sesión doble, y en ella se utilizan las
mismas instalaciones dos o tres veces los domingos por la mañana, con diferente personal para cada sesión.
Esta es la solución para la necesidad de instalaciones en las Escuelas Dominicales de rápido crecimiento.
Cada vez tiene mayor aceptación un programa graduado de niños en la iglesia, durante el servicio de la
mañana, especialmente en iglesias que tienen amplias facilidades para llevar y traer a los niños. La iglesia
para los niños puede correlacionarse con la Escuela Dominical o puede estar separada, así como el servicio
de adoración para adultos está separado en temas bíblicos.
Se organizan clases y se procura proporcionar literatura para la instrucción de los sordos, de los retardados,
de los ciegos y de los alumnos provenientes de diverso trasfondo étnico o litúrgico.
También reciben atención los divorciados, los adultos solteros, los grupos profesionales, los ancianos y otros
grupos especiales.
En la Escuela Dominical del futuro habrá más hombres que enseñen a los pequeños, en vez de dejar esa
responsabilidad exclusivamente a las mujeres. Las aulas serán más espaciosas, mejor iluminadas, y el
moblaje hará juego con las diversas edades de los educandos. Habrá más alfombras en los pisos y se pondrá
énfasis en la comodidad del ambiente. Las pequeñas aulas de 3m por 3 m no se construyen tanto como en el
pasado, porque aumenta el tamaño de las clases y se precisa más espacio para las actividades de aprendizaje.
El énfasis en el futuro estará puesto en espacios abiertos y en una atmósfera alegre.
El aula de la Escuela Dominical del futuro tendrá pizarrones de mayor tamaño, tablillas de avisos, mapas,
proyectores y otras ayudas visuales. Habrá centros de interés en la división de los niños, como para
adoración, para diversas actividades, naturaleza, dramatización y libros, rompecabezas y juegos varios. El
aula tendrá flexibilidad y expansibilidad integrales para más usos que el del domingo por la mañana.
Las clases del futuro harán mayor uso de películas cinematográficas, especialmente de filminas. El uso de
cintas de video, de circuitos cerrados de televisión y de educación programada probablemente pertenezcan
todavía a un lejano futuro. Los elementos visuales serán utilizados por el laico no especializado, de modo que
la implementación de equipos complicados y altamente especializados se verá limitada por el costo y el
personal necesario para manejarlos.
Las cassettes tendrán una mayor parte en la enseñanza de la Escuela Dominical, especialmente para aportar
mensajes de autoridades extracurriculares, música, efectos sonoros y testimonios.
Los grupos reducidos continuarán creciendo en efectividad y en uso, incluyendo grupos de diálogo, parejas,
grupos para escuchar grabaciones, grupos de estudio, respuesta circular, simposios y coloquios.
Las convenciones de Escuelas Dominicales cuentan con buena asistencia. En tanto que en el pasado solían
ser interdenominacionales, hoy en día la mayor parte de los talleres e institutos de Escuelas Dominicales son
patrocinados por denominaciones. No obstante, todavía hay grandes convenciones interdenominacionales
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que estimulan la obra de las Escuelas Dominicales. Además, la especialización ha influido los movimientos.
Hoy en día hay asambleas de Escuelas Dominicales que ponen énfasis en lo siguiente: métodos docentes,
crecimiento, ayudas visuales, Escuela Bíblica de Vacaciones, bibliotecas de las iglesias, etcétera.
RESUMEN
Dios ha prometido bendecir su Palabra. Por tanto, la Escuela Dominical tiene un brillante futuro, si sus
programas y sus métodos tienen como base la Palabra de Dios. En la historia de la Escuela Dominical ha
habido épocas de crecimiento y de declinación. Cuando las ideas innovadoras no son bíblicas o quedan
rezagadas con respecto a la época, las Escuelas Dominicales declinan. El futuro de las Escuelas Dominicales
está estrechamente ligado a la Biblia que enseñan y a la autoridad de Cristo que las vigoriza.
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Anexo (Resumen del libro)
INTRODUCCION
¿Cómo definirla?
Se ha dicho con verdad, que la escuela dominical es la “llave del crecimiento cristiano”, pues abre puertas
múltiples para la evangelización del mundo, a través de un elemento muy útil y eficaz, como lo es la
educación cristiana, a través de una enseñanza sistemática, gradual y bien planificada.
2. ¿Cómo debe ser impartida la enseñanza de la palabra de Dios en la Escuela bíblica Dominical?
a. Debe ser impartida a pequeños y a grandes, enseñanza religiosa según la Palabra de Dios de manera
pedagógica y metódica, como es de esperar de una organización que lleva el nombre de escuela.
b. Debe ser pedagógica y planificada como en una escuela, sin dejar de ser profundamente espiritual.
c. Debe cooperar eficazmente con el hogar en la formación de hábitos legítimos y cristianos, prácticas y
deberes sociales y bíblicos, dando como resultado la formación del carácter ideal, según los principios del
verdadero cristianismo.
3. ¿Cuáles son los objetivos principales de la escuela secular y de la escuela bíblica dominical, en relación
con el alumno? Mencione la referencia bíblica presentada.
La escuela secular instruye y contribuye a la formación de buenos hábitos, pero no promueve la formación de
un carácter genuinamente cristiano. Ella se ocupa prioritariamente del intelecto del alumno. La Escuela
Bíblica Dominical, por su parte, por ser genuinamente bíblica, educa e instruye mediante la enseñanza de la
palabra de Dios, dando prioridad al corazón del alumno. El orden divino que se encuentra en Heb 10:16 RV
1960 Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus
corazones, Y en sus mentes las escribiré, (D). No debe ser alterado: corazón y mente, no al contrario.
4. Independientemente de la operación divina en sí, ¿Qué tiene que hacer la escuela bíblica dominical para
promover un verdadero aprovechamiento de la enseñanza de la palabra de Dios?
Tiene que ser gradual este estudio, dosificado, en clases, de acuerdo con las diferentes edades, respetando de
esa manera las diferentes etapas en la vida humana, para que haya un verdadero aprovechamiento.
a. Los niños reciben formación moral y espiritual,
b. Los adolescentes forman su personalidad cristiana,
c. Y los adultos renuevan sus fuerzas morales y espirituales para una vida cristiana siempre fructífera y
abundante.
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oigan y aprendan, y teman á Jehová vuestro Dios, y cuiden de poner por obra todas las palabras de esta ley; Y
los hijos de ellos que no supieron oigan, y aprendan a temer a Jehová vuestro Dios todos los días que vivieres
sobre la tierra, para ir a la cual pasáis el Jordán para poseerla”.
Importancia de su estudio
La angustiosa condición de nuestra época hace indispensable la escuela dominical, y la iglesia tiene el deber
de hacer resplandecer la Luz de Cristo en medio de un mundo conflictivo. Sin el importante ministerio de la
escuela dominical, en el desarrollo de la iglesia en su función educativa estaremos perdiendo un gran
elemento, que usado con efectividad nos dará grandiosos resultados.
- Allegarse al pueblo
Se impone como uno de los objetivos primordiales de la iglesia el allegarse al pueblo, los visitantes a los
cultos de la iglesia, los vecinos que no pertenecen a ninguna iglesia o que no tienen mucha preparación en la
Palabra de Dios, los padres de los alumnos, todos constituyen rica cosecha para el esfuerzo evangelístico. Un
programa de visitación, bien planeado y cuidadosamente ejecutado, se traduce en crecimiento. Esta requiere
perenne adiestramiento de todo el personal educativo.
Para allegarse al pueblo se necesita, además, contar con más dirigentes y maestros para la escuela dominical.
Periódicamente deben realizarse esfuerzos aunados para aumentar el personal de la iglesia. Preparar obreros
es de lo más esencial para la buena calidad de la obra.
Uno de los principales factores para el crecimiento de la escuela dominical es la visitación, este es un paso
fundamental para allegarse realmente al pueblo. Una escuela dominical puede contar con espacio suficiente y
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magníficamente dispuesto, bastantes aulas, excelentes maestros y atractivos servicios de adoración; pero si
no hay visitación todo ello no logrará el éxito completo.
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la dirección de los trabajos (v.4) y otros trece servían como maestros impartiendo la enseñanza (v.7, 8). El
horario era desde la mañana hasta el mediodía (v.3). El versículo 8 dice que los maestros leían la palabra de
Dios y explicaban el sentido para que el pueblo entendiera.
5. ¿Cómo actuaba la iglesia primitiva en cuanto a la enseñanza de las Escrituras por parte de los apóstoles
y de otros líderes?
La iglesia primitiva daba mucha importancia a este ministerio (Hch. 5:41,42). Pablo, un gran maestro, fue
maravillosamente usado por Dios en este ministerio. En sus escritos hay alimento tanto para adultos como
para niños, de todas las edades. El y Bernabé, por ejemplo, pasaron un año completo enseñando en la iglesia
de Antioquia (Hch. 11:26). En Éfeso, estuvo tres años enseñando (Hch. 20:20,31). En Corinto, pasó un año y
seis meses (Hch.18:11). Y sus últimos días en Roma los ocupo con la enseñanza de la palabra (Hch. 28:31).
6. ¿Cuál fue el resultado del descuido de la enseñanza de las Escrituras por parte de la iglesia, en los
siglos de la edad media?
La iglesia se vio interrumpida, debido a los males que penetraron en el seno de la misma. Se produjo una
paralización. La iglesia quedo estancada. Ganó fama, pero perdió poder espiritual. Abandonó el método
prescrito por Jesús, el de predicar y enseñar. Cayeron las densas tinieblas espirituales de la Edad Media. La
amarga y desastrosa experiencia que resultó por el descuido y abandono de la enseñanza religiosa a los niños,
en los tiempos que precedieron a la tenebrosa Edad Media.
7. Nota importante:
Tanto el maestro como el predicador utilizan la palabra de Dios, pero sus ministerios son diferentes. El
predicador anuncia o expone el evangelio, la palabra de Dios, y al hacerlo lanza la red y las almas perdidas
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son ganadas por Jesús. La misión del maestro, en cambio, es instruir, simplificar las verdades bíblicas,
ilustrarlas, analizar el texto bíblico y repetir siempre las enseñanzas bíblicas hasta que todos entiendan las
verdades que desea transmitir. El maestro de escuela bíblica dominical debe recordar que enseñar no es
predicar. Frente a su clase, él no es un orador sino un maestro.
Capítulo 1
Cómo organizar la Escuela Dominical.
La expresión Escuela Dominical no figura en la Biblia; no obstante ello, su figura implícitamente, porque
lleva a cabo el propósito, el programa y la aspiración de Dios de que la iglesia enseñe toda la Biblia a todos
los pueblos del mundo. Para ejecutar esto, es preciso que la Escuela Dominical se organice para llevar a cabo
una labor eficiente. Dios controla su universo por medio de un orden y de determinados designios; no debe
hacer menos la Escuela Dominical.
La organización de Dios se advierte en el ordenamiento y continuado funcionamiento de la creación. Las
tribus de Israel fueron organizadas alrededor del tabernáculo en el desierto. Jesús también actuaba según
estrategias previamente elaboradas. Cuando el Señor predicó un sermón tan largo que la multitud sintió
hambre, sus discípulos sirvieron la comida ajustándose a un bien organizado plan, tal cual Jesús les ordenó
que hiciesen. Cuando el Maestro envió a los setenta discípulos para ministrar en la comunidad, fueron por
parejas, de acuerdo a un programa. La iglesia primitiva se desempeñó en Jerusalén de manera sistemática: “Y
todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo” (Hechos 5:42).
Pablo insistió en la importancia de las prioridades y del orden en la iglesia en 1 Corintios 12:28, y luego
ordenó a la iglesia: “Hágase todo decentemente y con orden” (1 Corintios 14:40).
En tanto que la Escuela Dominical obtiene su autoridad en la Palabra de Dios, ejecuta sus funciones por
medio de la iglesia local. Toda organización eclesiástica cuenta con algún tipo de gobierno de la iglesia, que
figura en la constitución de la misma, y la Escuela Dominical no es ninguna excepción a esa regla.
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También allá lejos, en las escuelas de nuestros abuelos, todos los alumnos “oían” la misma lección, porque
había una sola maestra que escuchaba a los alumnos cuando recitaban sus lecciones. Indiferentes a sus
necesidades, la mayoría de los alumnos tenían que soportar las lecciones recitadas por los demás alumnos.
Era fácil perder interés cuando las lecciones eran demasiado difíciles o demasiado sencillas.
En las antiguas Escuelas Dominicales todos escuchaban la lección enseñada a toda la Escuela Dominical
reunida. Aun después que la Escuela Dominical se dividió en departamentos separados, todos estudiaban la
misma “uniforme” lección, prescindiendo de la edad. En la actualidad, debe haber una clase de Escuela
Dominical para cada edad, cuyo contenido se ajuste a las necesidades de esa edad, al trasfondo cultural del
alumno, y al grado de comprensión del mismo.
Resumiendo lo anterior, cada maestro debe ser un especialista en enseñar la Palabra de Dios a una edad en
particular. Ese maestro es el pastor de esa clase. De esta manera, el maestro puede utilizar y aplicar el mejor
método de enseñanza para ese nivel de edad, y los alumnos pueden comprender la totalidad de la Biblia,
enseñada de una manera sistemática e interesante.
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RESUMEN.
La Escuela Dominical es el brazo de la iglesia para llevar a cabo la Gran Comisión, alcanzando, enseñando y
ganando todas las edades para Cristo. Hubo épocas en que la Escuela Dominical funcionaba separada de la
iglesia, pero esta práctica fragmenta los resultados y diluye las metas. La Escuela Dominical debe actuar en
armonía con la iglesia local, de la misma manera que el brazo de una persona debe actuar
correlacionadamente con el resto del cuerpo.
Para llevar a cabo las metas neotestamentarias, la Escuela Dominical debe dividir a las personas en clases
según sus trasfondos educacionales, sus necesidades y su capacidad para entender la lección. Esto se ejecuta
por medio de Escuelas Dominicales divididas en clases, Escuelas Dominicales departamentales y Escuelas
Dominicales divididas según las edades de los asistentes.
2. La Biblia habla de organización. Cite algunos ejemplos de esto en la iglesia de Dios, en Israel como
pueblo de Dios, y en el ministerio del Señor Jesucristo.
3. Diga la triple organización de la Escuela bíblica dominical.
4. ¿De qué trata la organización del personal, material y funcional en la escuela bíblica dominical?
5. Enumere los componentes de la dirección de una Escuela bíblica debidamente organizada.
6. Mencione algunos requisitos para el ingreso de candidatos al cuerpo docente de la Escuela bíblica
dominical.
7. Diga cómo es la organización de los alumnos, por edades, en la Escuela bíblica dominical.
8. Justifique la utilidad de una biblioteca apropiada en la escuela bíblica dominical.
9. Diga cuales son las acciones necesarias para organizar y establecer una nueva escuela bíblica dominical.
10. En relación con el maestro de escuela bíblica dominical:
a. ¿Cuál es su posición espiritual?
b. ¿Por qué enseña?
c. ¿Cuál debe ser su propósito al enseñar?
d. ¿Qué es lo que enseña?
e. ¿Cómo debe prepararse para enseñar?
11. Además de la preparación de la lección, mencione otros deberes semanales del maestro.
12. ¿Por qué debe tomarse tan seriamente la puntualidad en los horarios de la Escuela Bíblica dominical?
Capítulo 2
Cómo administrar la Escuela Dominical
Muchas Escuelas Dominicales tienen el deseo intenso de alcanzar a los inconversos de sus comunidades y
enseñarles la Palabra de Dios, pero fracasan en su intento. Al enfrentar las Escuelas Dominicales nuevos
desafíos, se han enredado en su propia organización y no han podido seguir adelante. La Escuela Dominical
debe organizarse apropiadamente para su cometido espiritual, exactamente cómo se organiza una empresa
comercial, un ejército o cualquier otra institución para nuevas campañas. Pero el éxito de una organización
depende, en gran medida, de la forma en que se le administra.
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Dominical, en la mayoría de los casos actúa un funcionamiento como superintendente general. Cualquiera
que sea el caso, y ya sea que se esfuerce intencionalmente en hacerlo o no, el pastor da la tónica para la
actitud de la iglesia respecto a su Escuela Dominical. No solamente es él su cabeza espiritual en razón de su
ministerio de predicación a sus miembros, sino que además es su ejemplo en la vida, y en su reconocimiento
de la importancia de la Escuela Dominical.
A medida que las iglesias locales crecen, sus necesidades de supervisión aumentan rápidamente y más líderes
han de asumir responsabilidades. El pastor no puede y no debe emplear todo su tiempo en atender a los
pequeños detalles de la dirección de la Escuela Dominical. Necesita auxiliares administrativos, tales como un
superintendente y tal vez un superintendente auxiliar, para garantizar que la totalidad de la Escuela
Dominical marche satisfactoriamente.
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El superintendente departamental debe reunirse con los funcionarios y el personal docente de su
departamento. Las reuniones regulares facilitan el análisis y discusión de los problemas que se plantean en el
departamento como un todo y en cada una de las clases.
El superintendente departamental debe conocer las normas de toda la Escuela Dominical y el programa que
cae dentro de su jurisdicción. Debe evaluar los logros obtenidos y ha de estar preparado para prescribir e
iniciar cursos de perfeccionamiento o reuniones privadas para remediar cualquier situación indeseable que se
haya producido en su departamento.
4. El secretario-tesorero. Se ha dicho que las estadísticas tienen un valor neto. La función del secretario-
tesorero es vital para el éxito de la Escuela Dominical. El progreso se mide por estadísticas, y el
secretario-tesorero es el que tiene el acceso y la capacidad para compilar esas estadísticas. En iglesias
grandes, dos personas desempeñaran estos cargos: un secretario y un tesorero; en tanto que una sola
persona es suficiente para las dos funciones en las Escuelas Dominicales pequeñas.
En iglesias pequeñas, un solo secretario puede llevar el registro de toda la Escuela Dominical. Las Escuelas
Dominicales grandes necesitan secretarios departamentales que su vez, envíen la información al secretario
general. El secretario-tesorero también lleva las actas de todas las reuniones administrativas de la Escuela
Dominical, y está encargado de la correspondencia de la misma.
Capítulo 3
Función evangelística de la Escuela Dominical
1. El anhelo de Dios para con la multitud. En Deuteronomio 31:11, 12 la Palabra de Dios dicen en forma
clara: “Cuando viniere todo Israel a presentarse delante de Jehová tu Dios… harás congregar al pueblo,
varones y mujeres y niños, y tus extranjeros…” La verdad de este mandamiento se repite en el más
grande de los versículos del Nuevo Testamento, Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado…”
El evangelio presenta un cuadro del amor de Dios por toda la gente; tanto es así, que Jesús se entregó, no
solamente por los salvados sino por todo el mundo (1 Juan 2:2). Respecto a la necesidad espiritual de que se
salven los niños, dijo Jesús: “Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno
de estos pequeños” (Mateo 18:14). Por lo tanto, es propio de la naturaleza de Dios alcanzar a todo el mundo.
2. La obligación de la iglesia para con la multitud. La Gran Comisión nos ordena: “Por tanto, id, y haced
discípulos a todas las naciones” (Mateo 28:19). Aquí el énfasis está puesto en las multitudes que habitan
en la tierra. La iglesia primitiva cumplió ese mandato según nos lo relata Hechos 5:42: “Y todos los días,
en el templo y en las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo”. Más adelante Pablo instó a la
iglesia de Éfeso a que practicara el evangelismo… públicamente y por las casas”. (Hechos 20:20).
Cuando los maestros de la Escuela Dominical delegan en otros la tarea de alcanzar a los perdidos, se
transformar en meros comunicadores de la Biblia, y por lo mismo pierden su singularidad. La tarea de
alcanzar a todos para estudiar la Biblia no es opcional; es un claro mandamiento.
3. Compasión por las multitudes. La visión lleva a la compasión. Cuando Jesús vio a las multitudes, tuvo
compasión de ellas. Aquello no fue un casual y transitorio efecto emocional. Era una carga basada en el
conocimiento. Para tener una visión bíblica, la Escuela Dominical tiene que ver a las multitudes tal cual
las vio Jesús. Y el maestro de Escuela Dominical tendrá esa carga si pasa tiempo con el Señor en oración.
Pero ocurre que la visión de las multitudes suele llevar a la generalización, si la visión no incluye a los
individuos. Jesús asignó un gran valor al individuo: “Más valéis vosotros que muchos pajarillos” (Lucas
12:7). También hizo notar: …”habrá gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente…” (Lucas 15:6). Y en
otra ocasión Jesús dijo que él “a sus ovejas llama por su nombre, y las saca” (Juan 10:3).
Los maestros de Escuela Dominical deben formarse el hábito de orar por los perdidos en forma individual.
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1. Hallar alumnos en perspectiva. Uno de los primeros pasos a dar para lograr el crecimiento de nuestra
Escuela Dominical es determinar quienes debieran estar en la misma. Alumno en perspectiva es la
persona que debería y podría asistir a la Escuela Dominical.
2. Concentrar el esfuerzo sobre los alumnos en perspectiva. Aprovéchese al máximo el tiempo y el
esfuerzo dedicados a la labor de alcance. El obrero de la Escuela Dominical puede ir a un centro
comercial y pasar un tiempo invitando a la gente a que asista a la Escuela Dominical, con pocos
resultados.
Los siguientes pasos ayudaran para alcanzar a los alumnos en perspectiva:
a) Orar por ellos.
b) Hablarles por teléfono.
c) Escribirles.
d) Visitarlos.
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El éxito de todo programa evangelístico depende del liderato: pastor, superintendente y cuerpo docente. Tal
es el orden de responsabilidades en la iglesia. Cada semana se ha de hallar nuevos alumnos en perspectiva,
hacer nuevas asignaciones y motivar a los obreros a ganar almas. No podemos criticar a una iglesia cuando
las personas no están dispuestas a alcanzar a la comunidad. Si una iglesia no está ganando almas, es un
problema de liderato, porque todo gira alrededor del liderato.
Los líderes deben mantener vivo el desafío de una Escuela Dominical en crecimiento ante todos sus obreros.
Este desafío proviene de:
1. Iglesias que crecen en la Palabra de Dios.
La iglesia en pleno crecimiento de la cual leemos en el libro de los Hechos de los Apóstoles, nos recuerda
que es posible que las iglesias de hoy también crezcan.
2. El crecimiento de otras iglesias en nuestra sociedad contemporánea.
Si bien es cierto que hay algunas iglesias muertas en estos días, muchas otras iglesias crecen. Si otras iglesias
cuentan con la bendición de Dios, ¿Por qué no la puede tener la nuestra? Los líderes tendrán que aprender los
principios que promueven el crecimiento de las Escuelas Dominicales, y mantener la visión de crecimiento
frente a sus obreros. Así podrán crecer.
Capítulo 4.
Función didáctica de la Escuela Dominical
La función de enseñar alcanzó jerarquía cuando se utilizó constantemente el título de “Maestro” para
referirse a Jesucristo. Los evangelios enfatizan más su prioridad al colocar la palabra “enseñar” antes de
“predicar” al referirse al ministerio de Cristo: “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las
sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el
pueblo” (Mateo 9:35). Enseñar era sembrar la semilla y predicar era recoger la cosecha.
La máxima importancia de la enseñanza se deja ver cuando fue incluida en la Gran Comisión: “Por tanto, id,
y haced discípulos a todas las naciones… enseñándoles que guarden todas cosas que os he mandado…”
(Mateo 28:19, 20).
Enseñar en la Escuela Dominical es una de las mayores oportunidades que hay en este mundo para servir a
Dios. Pero juntamente con la oportunidad, viene la responsabilidad. Algunos dicen que los maestros nacen y
no se hacen, pero ello no es cierto. La enseñanza implica leyes, y quienes aplican las leyes de la docencia,
pueden lograr resultados positivos con los alumnos. Quienes se aprenden los principios de la enseñanza,
pueden esperar llegar a ser excelentes maestros.
Por otro lado, la enseñanza es un don de Dios (Efesios 4:11). Por lo tanto, a los maestros les es dada esa
capacidad. Un maestro de la Biblia necesita dos fuentes de capacidad. Debe recibir el don de la enseñanza de
manos de Dios y debe desarrollar su capacidad de enseñar, porque la enseñanza, al igual que los demás dones
de Dios, debe ser estimulada. Si Dios le ha dado una capacidad, quiere que usted perfeccione esa capacidad y
llegue a ser mejor en su llamado.
Sin embargo, el solo hecho de que un docente tenga el don de la enseñanza, no quiere decir que sea la
persona adecuada para enseñar en la Escuela Dominical. Enseñar en la Escuela Dominical difiere de la
mayoría de las otras enseñanzas. Entraña un plan de estudios sobrenatural, la Biblia; entraña un mandamiento
sobrenatural, la Gran Comisión; entraña una toma de conciencia y una dotación sobrenaturales, el
llamamiento de Dios y la entrega de sus dones; entraña el poder sobrenatural, la iluminación del Espíritu
Santo. Por lo tanto, el maestro que enseña en la Escuela Dominical, tiene que ser más que un instructor que
enseña la Biblia. También tiene una responsabilidad por el bienestar espiritual de sus alumnos.
RESPONSABILIDADES PASTORALES
El maestro de Escuela Dominical tiene las mismas responsabilidades con respecto a su clase, que las que el
pastor tiene respecto a su redil. De la misma manera que el pastor pastorea su iglesia, así también el maestro
de Escuela Dominical ha de tener un corazón de pastor. El maestro de Escuela Dominical es la proyección
del ministerio pastoral en la vida de su clase.
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Y puesto que el maestro de Escuela Dominical iguala al pastor en cuanto a responsabilidad, pero está
subordinado en cuanto a obligaciones, el análisis de los deberes del pastor nos dará la definición del maestro
de Escuela Dominical.
El maestro de Escuela Dominical, al igual que el pastor, tiene una triple responsabilidad: (1) guiar el rebaño;
(2) alimentar al rebaño; y (3) proteger al rebaño.
1. El maestro de Escuela Dominical guía a su rebaño.
2. El maestro de Escuela Dominical alimenta a su rebaño.
Es responsabilidad del maestro enseñar a todos los alumnos de su clase la Palabra de Dios.
3. El maestro de Escuela Dominical protege a su rebaño.
Pablo advirtió a los pastores que lobos rapaces procurarán destruir al rebaño (Hechos 20:29). De la misma
manera que el pastor debe velar por su rebaño, el maestro de Escuela Dominical debe proteger a sus ovejas
de la influencia del mundo.
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Uno de los principalísimos factores en la clase de Escuela Dominical es la personalidad del maestro. Cierta
vez dijo un alumno: “No es la forma en que enseña; es la forma en que vive”. Por eso es menester que la vida
del maestro guarde relación con sus lecciones. La clase sólo será efectiva cuando haya armonía entre la vida
del maestro y las lecciones que dicta,
La personalidad comienza con una apariencia pulcra y una agradable actitud. El maestro no debe ser ni
aburrido ni desaliñado, como tampoco malhumorado ni de mal genio. Todo lo contrario, debe parecerse a
Cristo. “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filipenses 2:5). Cuando los
alumnos vean a Jesucristo en su maestro, querrán ser como él.
La personalidad también involucra una vida disciplinada. Los seguidores buscan lo predecible en sus líderes,
de modo que los maestros deben ser regulares en su asistencia. El maestro debe ser puntual también. El
maestro que llega tarde inducirá en sus alumnos la costumbre de llegar tarde. Y sobre todo, el maestro debe
mostrar el fruto del Espíritu: “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza”
(Gálatas 5:22, 23). El resultado de ello será un cristianismo vibrante y exuberante. Cuidado con el
entusiasmo: es contagioso.
Recordemos que el maestro necesita contar con la capacidad de inspirar a quienes enseña, y no puede hacerlo
a menos que él mismo esté inspirado. El maestro que de hecho presenta la lección con poco entusiasmo,
tendrá una clase muerta. Tiene que sentirle sabor a la vida y vivirla intensamente. Jesús dijo: “Yo he venido
para que tengan vida; y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
METAS DE LA ENSEÑANZA
1. Ganar a todos los alumnos de su clase.
La Gran Comisión tiene como meta ganar a todas las personas para Jesucristo. Por lo tanto, el maestro de
Escuela Dominical debe tratar de presentar el evangelio con toda la claridad que sea posible a cuantas
personas sea posible. Debe saturar de oración su clase, comprometerse a la obra del evangelismo personal, y
dedicarse a visitar a los perdidos.
2. Lograr que todos sus alumnos crezcan espiritualmente.
La conversión es el punto de partida en la vida cristiana. A continuación, los alumnos deben crecer en fe y en
conocimiento. El sendero de la madurez comienza con hechos bíblicos y continúa con entendimientos,
apreciaciones, habilidades y actitudes. El maestro debe hacer todo lo posible para lograr que sus alumnos
crezcan espiritualmente.
3. Ayudar a sus alumnos a evangelizar a otros.
Nadie puede alcanzar mejor a un perdido, que un conocido de él. Los alumnos serán más eficientes que el
propio maestro para ganar a sus amigos para Cristo. Reconociendo este hecho, el maestro debe estar
dispuesto a motivar a sus alumnos para que sean ganadores de almas.
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Capítulo 5.
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3. Mejor realización.
Los maestros que hayan dado un curso de adiestramiento tendrán mejor oportunidad de aplicar las verdades
de la lección, porque entienden la naturaleza y métodos de la enseñanza/aprendizaje/aplicación. Como
resultado de todo ello el alumno crecerá más en la gracia debido a un más profundo entendimiento. Así
mismo experimentará un cambio de vida por su aplicación personal de la verdad.
Capítulo 6
Plan de estudios de la Escuela Dominical
Si bien son muchos los factores que intervienen en el logro del éxito de una Escuela Dominical, los dos
ingredientes más importantes en la formulación de un programa de trabajo son: (1) el maestro adiestrado y
dedicado, y (2) un efectivo plan de estudios, centrado en la Biblia. Estas dos fuerzas se combinan para crear
una Escuela Dominical de elevado nivel académico. Guiada por el Espíritu, la Escuela Dominical efectuará la
instrucción en todas sus ramificaciones transformadoras de vida.
EL PLAN DE ESTUDIOS
1. Definición y función.
La palabra currículum proviene de un término que significa pista. Era la vía que guiaba al corredor a la
meta. Técnicamente, el currículum es un curso o plan de estudios elaborado para guiar al alumno a objetivos
específicos, por el adecuado uso de contenido, experiencia, material auxiliar, influencia del maestro,
aplicación y motivación. Por lo tanto, un currículum en la Escuela Dominical es un curso o plan de estudios
de la Biblia y de temas relacionados, que lleva a la Gran Comisión y la cumplimenta.
El plan de estudios debe ser planificado y comprensivo. Es planificado para satisfacer las necesidades delos
diversos grupos según edades en la Escuela Dominical, y es suficientemente comprensivo para proporcionar
el estudio de la Biblia en su totalidad. El plan de estudios no es el propósito de la Escuela Dominical, es el
medio del que se vale la Escuela Dominical para llevar a cabo su propósito. En la mayoría de las iglesias,
esto significa que el plan de estudios proveerá los medios para guiar a los alumnos al conocimiento salvador
de Cristo, y luego guiará al maestro cuando enseña a sus alumnos cómo crecer en cuanto al carácter, al
servicio y al testimonio.
2. Materiales del plan de estudios.
Este material incluye los libros y ayudas que hacen penetrar el plan de estudios en la experiencia de
aprendizaje del alumno. Esto incluye el material habitualmente anotado en la hoja de pedidos del editor,
utilizada por los departamentos de Escuela Dominical: el libro del maestro, el libro del alumno, y ayudas
visuales como los gráficos, filminas, ilustraciones, juegos para memorizar, títeres y otros materiales de
enseñanza.
Los materiales del plan de estudios deben proveer una amplia variedad de métodos didácticos, actividades de
aprendizaje y experiencias de los alumnos, adecuados a cada edad. Estarán encaminados a proyectarse en las
diversas áreas de la vida del alumno, incluyendo el hogar, la escuela, la iglesia y la recreación.
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DIVERSOS PLANES DE ESTUDIOS
1. Cursos uniformes.
Los editores de los planes de estudio de cursos uniformes y los adherentes a los mismos sostienen que estos
unifican a la familia, porque todos sus miembros reciben el mismo énfasis en la Escuela Dominical. Crecen
las oportunidades de realizar estudios unidos de la Biblia en los hogares. Con la misma lección básica sus
intereses son muchos.
2. Cursos unificados.
El plan de estudios de cursos unificados tiene un tema central para toda la Escuela Dominical; cada clase
puede tener diferente contenido bíblico. Su fuerza consiste en la unidad que brinda a la familia y a la iglesia.
3. Cursos departamentales.
Con frecuencia, el tamaño de la Escuela Dominical será el que indique cuál de los cuatro planes es el más
factible. Suele considerarse que el material de los cursos departamentales es el que mejor cuadra para
Escuelas Dominicales que tiene una asistencia de 150 a 400 alumnos.
4. Cursos ajustados.
Las Escuelas Dominicales que superan los cuatrocientos alumnos pueden adaptar mejor en su programa los
materiales de la graduación ajustada. Claro está que cualquiera de estos planes de estudios pueden ser
adaptados a Escuelas Dominicales de cualquier tamaño.
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ENFASIS EN LOS PLANES DE ESTUDIOS
El plan de estudios de la Escuela Dominical comienza y termina con la revelación de Dios a los hombres, tal
cual se encuentra en la Biblia. La Biblia es al mismo tiempo un libro natural y un libro sobrenatural, de modo
que, al enseñar debemos tomar en consideración tanto los factores naturales como los sobrenaturales (1
Corintios 3:9). Fueron seres humanos quienes escribieron la Biblia utilizando para ello el idioma de los días
en que vivieron. Por lo tanto, deben ser maestros humanos quienes comuniquen la Biblia en el contexto de
nuestro tiempo (Mateo 28:10; 2 Timoteo 2:2). Pero recordemos que los escritores sagrados escribieron la
Biblia por inspiración del Espíritu Santo, dirigiendo él cada palabra a su exacto lugar (1 Timoteo 3:16; 1
Corintios 2:10-13): por lo tanto, el Espíritu Santo debe mostrarse activo en el proceso de formación del
maestro (Juan 14:26). Y esto se logra poniendo énfasis en que el plan de estudios:
1. Sea cristocéntrico.
2. Esté fundamentado en la Biblia.
3. Esté relacionado con el alumno.
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¿Hay sugerencias en cuanto a exhibiciones e ilustraciones?
5. Ayudas del alumno.
¿Se provee a los alumnos un adecuado material docente, tal como libro, hojas de trabajo, tareas
para hacer en casa?
¿Estimula el trabajo escrito el estudio activo de la Biblia?
¿Son auténticas y pertinentes las ilustraciones que se utilizan?
Los evaluadores de planes de estudios de la Escuela Dominical descubrirán tal vez que ningún plan de
estudios, por sí solo, llena todas las expectativas.
Capítulo 7
El discipulado, fruto de la Escuela Dominical
La Escuela Dominical neotestamentaria comienza con los perdidos y hace de ellos buenos cristianos. Jesús
describió el proceso con las siguientes palabras: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones…
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:19, 20). Esto es discipulado…
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La edición The Ryrie Study Bible define los dones espirituales como “capacidades que Dios da a los
creyentes para que puedan servirlo” (1 Corintios 1:7). Estas capacidades espirituales pueden acrecentar los
talentos naturales con que nació el creyente, o pueden ser suplementarias.
A la muy repetida queja de que “no tengo dones”, Pablo responde: “Cada uno tiene su propio don de Dios” (1
Corintios 7:7), y “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en
particular como él quiere (1 Corintios 12:11, la bastardilla es del autor). Nadie puede decir que no hay nada
que él no pueda hacer por el Señor, que no tiene ningún don. La Biblia afirma que todos reciben dones y que
los dones son escogidos por el Espíritu, no por el recipiente individual. Esto quiere decir que tanto el maestro
como el alumno cristiano cuentan con dones espirituales.
Una Escuela Dominical exitosa se preocupa en ayudar al alumno a descubrir qué dones Dios le ha dado, y a
desarrollar el uso de ellos. Una lista parcial de estos dones aparece en 1 Corintios 12:8-10: palabra de
sabiduría, palabra de ciencia, fe, sanidades, milagros, profecía, discernimiento de espíritus, lenguas,
interpretación de lenguas. El versículo 28 agrega varios dones a la lista. En Romanos 12:3-8 Pablo también
anota: servicio, enseñanza, exhortación, repartición, administración y misericordia.
Para desarrollar los dones entre los alumnos, es importante que el maestro sea versado en las Sagradas
Escrituras y en psicología de grupos según la edad. Los alumnos dotados de varios dones pueden tender a
buscar ser el centro, excluyendo a los alumnos que tienen un solo don. El maestro debe procurar dirigir a
cada uno de los alumnos de modo que Dios pueda usar y mejorar sus dones.
Con no poca frecuencia el maestro – un tercer objetivo – logra discernir algún don en la vida del alumno, no
percibido por sus padres. El reconocer un don en particular y el uso y desarrollo de ese don, pueden
significar la diferencia entre ganar o perder un alumno.
Dentro del aula el maestro puede fomentar los dones o dejar que el crecimiento de los alumnos se estabilice.
El maestro inexperto puede pensar que tiene que ser un “hombre orquesta”, queriendo hacerlo todo por sí
mismo. El maestro adiestrado, de acuerdo con el consejo que Pablo le dio a Timoteo, enseñara a los alumnos
lo que él sabe, para que los alumnos, a su vez, estén preparados para mantener interrumpida la cadena de
influencia.
Parte del desarrollo de los dones será la provisión del maestro para la aplicación de las lecciones y la
respuesta a las mismas. Ya que, por ejemplo, el dar es uno de esos dones que han de ser ejercidos por todos
los creyentes como parte de la adoración, el maestro procurará desarrollar ese don en sus alumnos,
estimulándolos a das sacrificialmente en respuesta al relato de una historia tal como el de la viuda que dio
todo lo que tenía. Comenzando con monedas de intimo valor traídas por los niños pequeños, el énfasis del
maestro sobre donativos proporcionales desarrollará hábitos de vida que los padres a veces descuidan,
posiblemente por no ser tampoco practica de ellos.
Otro don que en mayor o menor grado poseen todos los cristianos es el don de ayudar. La ayuda o servicio a
los demás puede ser enseñado y practicado en el ámbito del aula y estimulado allende a sus puertas. Pocas
cualidades han sido también enfatizadas en diversos relatos de personajes como esta, y hay una ingente
cantidad de material o disposición para reforzar la enseñanza.
El descubrir quién tiene tal y determinado don, puede ser materia de concepción más bien que de accidente.
Algunos maestros tienen un cuaderno con una página dedicada a cada alumno. Entre sus notas figuran
comentarios sobre el crecimiento y desarrollo espirituales del alumno. Sea que esté anotado por escrito o no,
el maestro avisado anota mentalmente la respuesta del alumno a invitaciones y oportunidades de
participación. Ocurre a veces que la espontanea participación del niño en una determinada actividad revela
una especial capacidad.
Sea niño o adulto, la palabra de estímulo de maestro respecto al uso de sus dones, puede iniciar al alumno en
la senda de un pleno y dedicado servicio cristiano en el área de su capacidad. El énfasis del maestro sobre la
importancia de usar los dones hará que el alumno fije su atención en la necesidad de orar, pidiendo sabiduría
para saber cuáles son los dones que le han sido dados, y luego para mejorar cuanto le sea posible dichos
dones, a fin de rendir el máximo para Dios.
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