Naparstek, Fabián (2009) - La Alucinación en La Intoxicación y en La Psicosis
Naparstek, Fabián (2009) - La Alucinación en La Intoxicación y en La Psicosis
Naparstek, Fabián (2009) - La Alucinación en La Intoxicación y en La Psicosis
La alucinación en la
intoxicación y en la psicosis.
Naparstek, Fabián.
Cita:
Naparstek, Fabián (2009). La alucinación en la intoxicación y en la
psicosis. I Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional
en Psicología XVI Jornadas de Investigación Quinto Encuentro de
Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología -
Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.
ARK: https://n2t.net/ark:/13683/eYG7/FeW
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LA ALUCINACIóN EN LA delirantes crónicos y la duda propia en el etilismo. En estos últi-
mos no se presenta el fenómeno de creencia inquebrantable pro-
pio del delirio crónico. La tesis de Lasègue es que en el delirium
INTOXICACIóN Y EN LA PSICOSIS tremens tenemos una continuación de los sueños. Habla del deli-
rante alcohólico como el que “sueña despierto”. Se ve claramen-
Naparstek, Fabián te que Lasègue puede establecer diferencias entre un tipo de
Universidad de Buenos Aires alucinación y las otras. Dejando del lado de las alucinaciones por
intoxicación el aspecto mas onírico y del lado del alienado el as-
pecto de certeza y de lo que luego se llamó alucinación verbal.
Desde otra perspectiva ya he trabajado en su momento la prácti-
RESUMEN ca que los aborígenes hacen del consumo de alucinógenos para
En este trabajo se intenta tomar el fenómeno clínico de la alucina- ver los diferentes usos que se pueden hacer de las drogas. En
ción sea por intoxicación o por efecto de una estructura psicótica. este punto se puede volver a ellos para acentuar, no tanto los di-
Este fenómeno ha sido central en ambos campos y vale la pena ferentes usos, sino el valor específico que los mismos le dan al
poder situar si es posible establecer algunas diferencias o mante- fenómeno alucinatorio en la intoxicación misma. El antropólogo al
nerlo como un fenómeno único donde no importa el campo en le que me referí en aquel momento plantea que “el Huicol de Méxi-
que se presente. De hecho lo que se pregunta el trabajo se centra co, como el Cahuilla del sur de California o el Tukano de Colom-
respecto del fenómeno orgánico de la alucinación y su lugar en la bia, retorna de su viaje iniciático para exclamar: -¡Es como mis
estructura subjetiva. padres me habían dicho! Uno toma peyote para aprender como
va siendo Huicol. Por el contrario la manera como se toma, en el
Palabras clave sentido convencional, el LSD o el DMT en el occidente difícilmen-
Alucinación Intoxicación Psicosis te sirve para aprender cómo uno va siendo estadounidense. Y sin
embargo, objetivamente, la química de estas drogas difiere poco
ABSTRACT de las de las plantas sagradas del mundo tribal.” (Furst, 1965, Pg.
HALLUCINATION IN INTOXICATION AND PSICOSIS 42).
In this paper the idea is taking clinical phenomenon of hallucina- Más adelante agrega: “La datura le permitió vislumbrar la realidad
tion caused either by intoxication or a psychotic structure. This última de las historias acerca de la creación en la cosmología
phenomenon has been central in both fields and it is worth won- Cahuilla. Los seres sobrenaturales y los aspectos del otro mundo
dering if there are significant differences or if it should be taken as de los que había oído hablar desde su niñez aparecieron ante sus
a unique phenomenon, beyond the field in wich it appears. In fact, ojos como la prueba definitiva: fue su propia evaluación empírica.
this paper interrogates the organic phenomenon and its place in [...] A partir de ese momento quedó encerrado en toda la cosmo-
subjective structure. logía Cahuilla dramáticamente, con el apoyo y la guía de la comu-
nidad.” (Bean y Saubel 1972),.
Key words A mi gusto es muy claro en este caso que la intoxicación se en-
Hallucination Intoxication Psychosis cuentra al servicio de ligar al sujeto con su cultura, pero en el
punto donde las palabras del padre no alcanzan. Es decir que allí
donde el padre no ha podido nombrar todo, aparece esta práctica
que le permite ver con sus propios ojos aquellos que el padre le
En este trabajo me interesa tomar el fenómeno clínico de la aluci- ha contado. Desde esta perspectiva se puede plantear que este
nación sea por intoxicación o por efecto de una estructura psicó- tipo de intoxicación cumple un valor de soporte hacia el registro
tica. Este fenómeno ha sido central en ambos campos y creo que simbólico que no está al alcance de nombrar todo. Se ve una liga-
vale la pena poder situar si podemos establecer algunas diferen- zón entre el aspecto visual e imaginario que va al lugar de lo que
cias o mantenerlo como un fenómeno único donde no importa el lo simbólico no puede nombrar. En otros términos uno podría de-
campo en le que se presente. De hecho J. Lacan se ha referido a cir que, allí donde lo simbólico no alcanza y deja un vacío, la alu-
la experiencia alucinógena en tanto tal comparándolas con otras cinación de estos aborígenes lo cubre con la imagen alucinada.
vivencias diferentes. Luego voy a tomar específicamente dicha No parece tener en este caso el aspecto desestructurante de la
referencia, pero antes quería situar algunos antecedentes. alucinación verbal de la psicosis como fenómeno de retorno en lo
En un trabajo anterior me detuve en el debate psiquiátrico en tor- real. Sino mas bien una imagen que permite visualizar lo inconta-
no al consumo de sustancias tóxicas y la locura. No quiero volver ble por el padre.
sobre ese punto en general, pero si quiero retomar algo que no En un artículo de Scilicet N. 1 - “Introduction critique a l’ étude de
subrayé lo suficiente y que se relaciona con la cuestión específica l’ hallucination” (sin autor)- se plantea la idea de que la alucina-
de la alucinación como fenómeno del consumo y de la locura. ción verdadera es la alucinación verbal y que sus otras expresio-
Respecto de los fenómenos de la percepción Moreau de Tours nes son asociadas o secundarias, agregando ademas que la alu-
tenía la posición que tanto en los fenómenos de la intoxicación cinación es el síntoma necesario y suficiente del estado psicótico.
como en los de la locura encontramos algo equivalente. De este Por otro lado Freud en una carta a Jung (Freud, 1907) (S. Freud.
modo el autor puede aseverar que “no hay ningún hecho elemen- Carta a Jung: del 23 del 5 de 1907), donde compara la histeria
tal o constitutivo de la locura que no se halle en las modificaciones con la paranoia, nombra a las alucinaciones visuales también co-
intelectuales desarrolladas por el haschich, desde la mas simple mo secundarias. Pareciera ser que en estas aseveraciones se
excitación maníaca hasta el delirio mas furioso, desde el impulso encuentra una diferencia de lo que debiéramos llamar alucinación
enfermizo mas débil, la idea fija menos complicada, la lesión de en términos estrictos o de la categoría de las mismas, dándole a
las sensaciones mas restringida hasta el impulso mas irresistible, la alucinación verbal un estatuto privilegiado. Todo esto se en-
el delirio parcial mas extenso, los desordenes de sensibilidad mas cuentra en el centro de un debate sobre las alucinaciones verda-
variados, etc.”(Moreau De Tours, 1845, Pg. 25). El autor no se deras y las “seudoalucinaciones” (Ey, H., Bernard, P., Brisset,
plantea el problema de la toxicomanía en tanto tal, sino el proble- 1999, Pg. 105) a lo cual la psiquiatría le ha dedicado muchos tra-
ma de los fenómenos que aparecen por efecto de la intoxicación. bajos. Sin embargo esta discusión es mucho mas amplia de lo
En ese sentido él no duda en equiparar la alucinación propia de la que aquí quiero ubicar. En este momento simplemente quiero re-
locura con la de la intoxicación. Sin embargo Lasègue en el texto saltar que mayormente las alteraciones de la percepción en la
Le délire alcoolique n’est pas un délire, mais un rêve (Lasegue; neurosis se refieren a visiones o alucinaciones visuales y más
1881) se detiene en la comparación entre los dos fenómenos pu- bién las verbales las encontramos en la psicosis. Esto último ha-
diendo destacar diferencias clínicas entre ambos. fundamental- bría que corroborarlo en la clínica, sin dejar de resaltar que es
mente pone énfasis en el aspecto visual de las alucinaciones en posible verificar la relación inversa, pero en general no con las
el sueño, respecto de la preponderancia de las alucinaciones au- mismas características. Por ejemplo se puede encontrar alguna
ditivas que presenta el alienado. Así mismo hay cierto énfasis en alucinación auditiva (la denomino auditiva, ya que hay que ver si
la diferenciación entre la convicción que presenta el delirio en los en la neurosis habría o no alucinaciones verbales) en la histeria
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que responden a cierta identificación, pero que difícilmente impli- destacan que en estas experiencias encontramos “la ausencia de
que la multiplicación de voces que encontramos en la psicosis. Lo alucinaciones verdaderas, notando alucinaciones, mas bien colo-
voy a proponer de la siguiente manera: en la neurosis lo imagina- readas” (Delay Mm. J., Denber P., Deniker M. Raclot et Mme M.
rio da consistencia y soporte a la irrupción del vacío propio de lo Ropert, 1956, Pg. 306 ). Destacando a su vez, el contenido imagi-
simbólico y no así en la psicosis. Lo que plantea el antropólogo da nativo de las mismas.
cuenta de esta estructura en donde la alucinación visual permite Para concluir momentáneamente, entiendo que el tipo de alucina-
cubrir lo que la palabra del padre no ha alcanzado a nombrar. En ción y sus diferencias no responden tanto al hecho de ser una
ese sentido el ejemplo del famoso olvido de Freud del nombre consecuencia de una intoxicación o no, sino a como se articulan
Signorelli permite ubicar con claridad este aspecto de la colabora- en la estructura del sujeto en cuestión. De hecho podríamos en-
ción imaginaria. Allí Freud destaca que en el momento del olvido contrar intoxicaciones alucinatorias en sujetos psicóticos que en
hay un instante, entre lo olvidado y el recuerdo encubridor en el muchos casos cuando suceden en la adolescencia hasta podrían
que aparece en ese lugar la imagen hipernítida del fresco olvida- ser el episodio desencadenante. Sin embargo el punto que subra-
do. Es interesante este ejemplo, porque es en el tiempo de aguje- yo en este apartado es la alternativa de pensar a la alucinación
ro significante, entre el significante que se cayó y el que está por como una posible solución sintomática. En el caso de los aboríge-
venir, que aparece la imagen hipernítida para tapar ese lugar, pa- nes no cabe duda que utilizan una cierta habiidad para suplemen-
ra darle un soporte, aunque más no sea, imaginario. Uno podría tar al padre. En este sentido se podría distinguir cuando una alu-
decir que las alteraciones de la percepción en la neurosis - sean cinación tiene el valor de suplemento que engancha al sujeto con
estas producidas por un efecto de intoxicación o no - tienen un el Otro o cuando por el contrario es claramente un retorno en lo
marco imaginario y que están en relación con la falla de la función real que desengancha del Otro.
simbólica y en el horizonte con la función paterna. En cambio en
la psicosis la forclusión del nombre del padre implica una pertur-
bación que conmociona también ese marco imaginario y presenta
como consecuencia - entre otras formas - a la alucinación verbal. BIBLIOGRAFÍA
Si seguimos el pensamiento que se desarrolla en el artículo de BEAN y SAUBEL: Temalpakh,Cahuilla Indian Knowledge and Usage of Plants,
Scilicet sólo las alucinaciones verbales serían alucinaciones y por Banning, Calif., Malki Museum Press, 1972.
tanto, sólo en la psicosis - estrictamente hablando- tendríamos DELAY, MM. J.: DENBER P.: DENIKER M. RACLOT et Mme M. ROPERT:
dichas alucinaciones. No está cerrado este tema y como dije an- “Deux auto-observations d’intoxication mescalinique expérimentale” et “La
tes habría que trabajar con ejemplos clínicos e ir poniendo en mescaline chez les malades mentaux ( constation clinique) en Annales médico-
psychologiques 1956.
cuestión estas hipótesis. Lo que es válido plantear es que hay
ciertas alucinaciones que imaginan lo simbólico, en tanto produ- EY, H.: BERNARD, P.: BRISSET, CH.:, Tratado de Psiquiatría. Ed Masson,
1999, Barcelona.
cen figurabilidad como las que son propias del sueño descripto
FURST, P.T., Alucinógenos y Cultura, Colección popular, Fondo de Cultura
por Freud y que este tipo de alucinación se encuentra al servicio Económica, México.
de imaginar la cultura del padre - para decirlo como lo plantea el
FREDA, H.: “Quatre remarques de Jacques Lacan a propos de: la drogue,
antropólogo-. A su vez, se ligan a aquellas que describe Lasègue l’intoxication et et la toxicomanie”en memoire presente pour le D.E.A..1988-89.
como propiamente oníricas y diferentes de las efectivamente psi- (Inédito).
cóticas. Ahora bien, ubicado este punto cabe subrayar que aquel FREUD, S.: Carta a Jung, en Epistolario II (1891 - 1939).
individuo que consume una sustancia alucinógena necesaria- LACAN, J.: “Subversion del sujeto y dialéctica del deseo” en Escritos II. Siglo
mente va a padeceer alucinaciones, pero nada dice del tipo de XXI, Buenos Aires, 1973
alucinaciones que va a tener. Se entiende que una cosa es el LASÉGUE, C.: “El delirio alcohólico no es un delirio, sino un sueño” (1881),
efecto químico de una droga y otra cosa es la relación subjetiva Alucinar y delirar, Ed. Polemos, 1998, Buenos Aires, Tomo 1.
que se tiene respecto del mismo fenómeno. MOREAU DE TOURS, J.J.: “ Del haschich alienación mental”, (1845), Alucinar
Por otro lado y como ya lo había anticipado al comienzo de este y delirar, Ed. Polemos, 1998, Buenos Aires, Tomo 1.
punto, J. Lacan se refiere directamente a la experiencia alucinato-
ria. J. Lacan écrit: “Hay que tomar aquí como patrón la idea en
que confluye toda un pensamiento tradicional de habilitar el térmi-
no no sin fundamento de estado del conocimiento. Ya se trate de
los estados de entusiasmo de Platón, de los grados del samadhi
en el budismo, o del erlebnis, experiencia vivida de lo alucinóge-
no, conviene saberlo que autentifica de ello una teoría cualquiera”
(Lacan, 1960, Pg. 775) Lo primero e interesante de la cita es que
J. Lacan pone en serie con la experiencia alucinógena a dos es-
tados definidos por un lado desde la filosofía - los estados de en-
tusiasmo en Platón - y por el otro desde la religión - los grados del
samadhi en el budismo -. Al respecto Hugo Freda señala que “en
el entusiasmo platónico como en el samhadi budista se trata de
arribar a un tipo particular de estado psíquico por el ejerció men-
tal, por una forma de meditación ordenada donde lo que prima es
la estabilidad psicológica”(Freda, 1988, Pg. 34) . Para llegar a di-
cha estabilidad en estas experiencias habría de desembarasarse
fundamentalmente del cuerpo y sus pasiones o placeres. Efecti-
vamente, son expeiencias que intentan dejar de lado el goce cor-
poral para llegar a la verdad. Se entiende que es un intento de
lograr la unidad a partir de dejar el goce y el cuerpo afuera. La
experiencia de intoxicación alucinógena pseudo-científica (Delay
Mm. J., Denber P., Deniker M. Raclot et Mme M. Ropert, 1956) a
la que hace referencia J. Lacan intenta por intermedio de la sus-
tancia - mescalina en esta ocasión - borrar el línea de división
entre el inconsciente y la consciencia. Como dice Hugo Freda “en
los tres casos de estados de conocimiento l preocupación es la
realización de la totalidad, de la unidad en tanto que paradigma
del ser” (Freda, 1988, Pg. 35). A su vez, estas experiencias mues-
tran a las claras, como ya lo había anticipado Lasègue, que hay
una diferencia entre la alucinación propiamente psicótica de
aquella producida por la intoxicación en sujetos neuróticos. Ellos
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