Ambien Tales
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DELITOS DE CONTAMINACIÓN
1. A MODO DE APROXIMACIÓN
(239) Vide, al respecto, R eátegui S ánchez , J.; La Contam inación A m bien tal com o delito en el
Código Penal. En: Estudios de Derecho Penal. Parte Especial, cit., ps. 171-172.
(240) C aldas V era , J.; Delitos contra los recursos naturales y e l m edio am biente, cit., p. 58.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 225
J ordano F raga, J.; La Protección del Derecho a un Medio Ambiente Adecuado, cit., p. 106.
H undskopf E xebio ,O.; D e l A m biente y los R ecursos N aturales. En: La Constitución
Comentada, T. I, cit., p. 918.
226 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
(245) Vide, al respecto, P eña C abrera , R.; Código P en a ! Com entado, cit., p. 322.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 229
(246) S chünemann , B.; Sobre la dogmática y ¡a política crim inal d el Derecho p en al..., cit., p.
206.
<247) Barrero C áceres , en la doctrina colombina, escribe con respecto del modelo del medio
ambiente, que el primer rasgo se refiere a la consideración de que el medio ambiente
es la condición de posibilidad de supervivencia de los seres humanos, el segundo
de que se trata de una derecho fundamental y el tercero la obligación del Estado de
garantizar del medio ambiente; es decir, garante de un derecho fundamental; lo obliga
a realizar acciones tendientes a lograr la indemnidad del ambiente; La contam inación
am biental com o delito de resultado, cit., p. 88.
(25°) Boix R eig , J./J areño L eal, A.; Com entarios a l Código Penal, Vol. III, cit., p. 1593.
(251) J ordano F raga, J.¡ La Protección del Derecho a un Medio Ambiente Adecuado, cit., p. 80.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 231
res de derechos subjetivos, pudiendo hacer valer dicho derecho ante quien
corresponda, en la vía judicial competente. No obstante, debe distinguirse
entre la legitimidad activa para interponer una acción de Daño Ambiental,
con aquella que se basa en el propio derecho del individuo de ser indemniza
do, cuando los efectos perjudiciales de la acción contaminante han recaído
sobre su esfera personal.
A decir de S chünemann, tanto el verdadero interés de protección que
se encuentra detrás del tipo penal como el bien de protección captado
directamente por éste, sólo pueden estar constituidos por los bienes
ecológicos mismos{252).
Sobre lo dicho, cabe anotar que la legitimidad del bien jurídico «Medio
Ambiente», viene caracterizada por su estrecha vinculación con los bienes
jurídicos de orden personal, es decir, la vida, el cuerpo y la salud de las
personas; pues las tipificaciones penales que el legislador ha glosado en el
Título XIII del CP, responden a una idea reforzada e anticipada de la tutela de
los intereses jurídicos personalísimos, en cuanto a una visión sistémica del
estado de las cosas, como un bien jurídico en esencia funcional.
La justificación axiológica no ha de entender que el Medio Ambien
te -com o bien jurídico-, no cuente con autonomía sustantiva y procesal;
todo lo contrario, son las propias particularidades y singularidades de este
interés jurídico, que determinan una independencia reguladora, que se ma
nifiesta en una penalización separada de los delitos que atentan contra la
vida, el cuerpo y la salud.
La protección necesaria del medio ambiente acaba a menudo en un
menoscabo de los intereses de los individuos vivos, quienes, por cierto, si
son lesionados en su integridad física, pueden adoptar por completo una
función de representación del medio ambiente maltratado, pero el hecho
de que conserven su integridad física no indica necesariamente también la
integridad de los bienes jurídicos ecológicos*(253).
A nuestro entender, las posibles afectaciones que pueda presentar el
Medio Ambiente, pueden perfectamente ser conciliables con aquellos daños
que puedan aparecer en la integridad física de los individuos; sin embargo,
la titularidad de la ofensa en el primer caso ha de recaer en la sociedad en
su conjunto, mientras que en el segundo de los casos, en las mismas per
sonas que son mermadas en la integridad de sus intereses fundamentales,
mediando la tipificación de tipos penales distintos. Sin embargo, la /ex lata ha
querido también recoger dichas lesiones, de conformidad con el contenido
S chünemann , B.¡ Sobre la dogmática y la política criminal del Derecho penal..., cit., p. 219.
S chünemann , B.¡ Sobre la dogmática y la política criminal del Derecho p en al..., cit., p. 219.
232 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
normativo previsto en los últimos párrafos del artículo 305° del GP, es decir,
cuando por efecto de la contaminación se producen lesiones graves o la
muerte de una persona.
Según la postura de E ser , el alcance fundamental de la protección,
puede deducirse de dos factores: en primer lugar, de los objetos protegidos:
la cuestión, en suma, de si junto a determinados bienes ambientales
individuales se protegen, también, todas las especies ambientales y, por
último, aunque no en importancia, el ecosistema en su conjunto; de otra
parte, de la intensidad de protección, a cuyo respecto puede distinguirse
entre el aseguramiento de la existencia de cada bien ambiental, el de su
calidad y el de su incolumidad(254).
Sobre el primer punto, cabe recalcar la visión definidamente «antro-
pocéntrica» de la protección jurídica del Medio Ambiente, los recursos natu
rales, así como la fauna silvestre y la flora (bosques), son materia de tutela
legal, en tanto son indispensables para la propia coexistencia del ser huma
no. Dicha declaración no obsta a reconocer que dichos recursos naturales,
así como el desarrollo incisamente en el campo de la genética, para la con
servación de ciertas especies animales, puedan provocar una perspectiva
distinta.
Se dice, entonces, que aparece también la conservación de la diversidad
de especie a la luz de una nueva perspectiva: no sólo como potencial genético
para “cultivos de resistencia” en el ámbito de la flora o con fines de lucha
biológica antiparasitaria (...), sino también de cara a la investigación en el
campo de la tecnología genética, cuyas consecuencias no se nos alcanzan
todavía plenamente(255). A partir de lo anotado, se dice en la doctrina que
se asume una óptica ecocéntrica, dejando de lado una visión estrictamente
antropocéntrica, en la que el objeto amparado por la norma trasciende de
la vida y salud humanas, para materializarse en los distintos elementos que
integran el ambiente natural(256).
La Ley General del Ambiente, en su artículo 2.3, dispone que debe
entenderse, para los efectos de la presente Ley, que toda mención hecha al
“ambiente” o a “sus componentes” comprende a los elementos físicos, quími
cos y biológicos de origen natural o antropogénico que, en forma individual
o asociada, conforman el medio en el que se desarrolla la vida, siendo los
factores que aseguran la salud individual y colectiva de las personas y la
(26°) Vide, al respecto, C aldas V era , J.; Delitos contra los recursos n aturales y el m edio
am biente, cit., p. 62; P eña C abrera , R.; Código P e n a l Com entado, cit., p. 322.
una posible merma al principio del non bis in /c/e/n(263)(264>; existen, por tanto,
ámbitos específicos de «Responsabilidad Penal» y de «Responsabilidad
Administrativa».
El artículo 135° de la LGA, dispone: “El incumplimiento de las normas
de la presente Ley es sancionado por la autoridad competente en base al Ré
gimen Común de Fiscalización y Control Ambiental. Las autoridades pueden
establecer normas complementarias siempre que no se opongan al Régimen
Común. En el caso de los gobiernos regionales y locales, los regímenes de
fiscalización y control ambiental se aprueban de conformidad con lo estable
cido en sus respectivas leyes orgánicas”.
Lo anotado cobra mayor vigencia con la sanción de la Ley N° 29263
de octubre del 2008, al haberse acentuado la relación entre el Derecho penal
y el Derecho Administrativo sancionador; la prohibición penal no puede ser
entendida de forma unilateral, es decir, desde una sola óptica de la norma
jurídico-penal, pues requiere ser integrada por las disposiciones legales ad
ministrativas sobre la materia, dando lugar a lo que se denomina como «Ley
Penal en Blanco». En virtud del cual, el intérprete debe necesariamente remi
tirse a la normatividad extra-penal, si es que pretende completar el contenido
del injusto típico (ambiental).
Se destaca que estas normas encajan en la clasificación de tipos
penales en blanco, cuya legitimidad en el derecho penal ha dado lugar a
numerosas críticas en la doctrina que ha entendido por tales a aquellos cuyo
supuesto de hecho se halla consignado total o parcialmente en una norma
de carácter extrapenal2
(265).
4
2
3
6
La objeción puede salvarse siempre y cuando la normatividad extra
penal sea estricta en su composición normativa, mediando términos claros
y precisos del lenguaje; cuya legitimidad hemos de cifrarla en la compleji
dad de la materia ambiental, en la dinámica y versatilidad de su desarrollo,
implicando la indispensable revisión y constante modificación del Derecho
positivo vigente.
Así es de verse, también que el cumplimiento de «tipicidad penal
de la conducta», supone previamente la constatación de una típica:
«desobediencia administrativa», cuando el legislador hace alusión en la
construcción normativa a la “contravención a leyes, reglamentos o a límites
(263) Así, Boix R eig, J. y otro; Com entarios a l Código Penal, Vol. III, cit., p. 1594.
(264) Vide, al respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Exégesis a l nuevo Código P rocesal
Penal, T. I, cit., ps. 90-111; R eAtegui S ánchez, J.; L a Contam inación A m biental com o
d elito..., ps. 184-185.
(266) Vide, al respecto, P rats Canut/ M arqués I Banqué; C om entarios a la P a rte E sp ecial del
Código Penal, T: II, cit., p. 1171.
(267) R eátegui S ánchez, J.; La Contam inación A m bien tal com o d elito..., cit., p. 188.
(268) Así, T iedemann, K.; Relación entre D erech o P e n a l y autorización jurídico-adm inistrativa.
En: Temas de Derecho Penal Económico y Ambiental. Traducción de José Luis de la
Cuesta, cit., p. 160.
(269) C aldas V era , J.; D elito s contra los recursos n atu rale s y e l m edio am biente, cit., ps.
68-69.
(27°) A decir, de R eátegui Sánchez, la accesoriedad se destaca, como modelo técnico-le
gislativo, porque aunque exista un verdadero peligro o lesión efectiva a los objetos
ambientales, resultará irrelevante penalmente sino se infringe las normas jurídicas de
protección del ambiente; La Contam inación A m bien tal com o delito ..., cit., p. 181.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 237
artículo 311° del CP, que recoge la figura delictiva de Utilización indebida de
tierras agrícolas, donde la configuración del injusto se encuentra subordinada
totalmente a la contravención de la legalidad extra-penal, que se contempla
en la propia norma penal. En palabras de T iedemann, la forma más fuerte
de dependencia se presenta cuando la norma penal de conducta por sí
sola prescribe la observancia de determinadas decisiones de la autoridad
administrativa y, con ello, de manera exclusiva el injusto administrativo formal
es objeto del tipo delictivo(271)*2
.
3
7
Al margen de la flagrante «Administrativización del Derecho penal»
que se manifiesta en algunas de estas figuras delictivas, en el caso específico
del término «sin autorización», nos preguntamos con razón ¿Qué sucede
cuando el agente establece un vertedero o botadero de residuos sólidos
que pueda perjudicar gravemente la calidad del ambiente, la salud humana
o la integridad de los procesos ecológicos, contando con la autorización
de la Administración(272)(273)? Es qué acaso no puede desconocerse que en
una Administración donde campea la corrupción, el soborno y el cohecho,
pueden obtenerse licencias, concesiones y/o autorizaciones deforma ilegal,
donde la resolución autoritativa no ha cumplido en rigor con el proceso de
evaluación que se requiere para aprobar la solicitud. Nos encontramos ante
un tropiezo, que en principio podría generar lagunas de impunidad, pues
conductas peligrosas para el bien jurídico tutelado, quedarían sustraídas
de una efectiva sanción punitiva, lo cual sería político-criminalmente
insatisfactorio. Dicho así: una autorización administrativa formalmente
válida no puede exonerar de responsabilidad penal al autor, cuando es
materialmente inválida.
Por otro lado, se pone en discusión la imposición del legislador, de
subordinar la intervención del Derecho penal en materia ambiental, a
decisiones puras de la Administración, lo cual habría de restarle autonomía
e independencia. De cuño, habrá que indicarse que si bien el ius puniendi
estatal debe actuar generalmente de forma autonómica, no es menos cierto
que en materias -ta n versátiles y dinám icas- como el Medio Ambiente
resulta casi imposible pretender independizar la reacción penal del Estado,
mas eso tampoco ha de conllevar posiciones que conduzcan al otro extremo;
de someter por completo la actuación del Derecho penal. Abogamos por
una resolución intermedia, que tanga como premisa la tarea fundamental del
(274) Vide, de forma amplia, R eAtegui S ánchez, J.; La Contam inación A m bien tal com o deli
to ..., cit., ps. 181-185.
<275> S chünemann, B.; S o bre la dogm ática y la política crim inal del D e re c h o ..., cit., ps. 209-
210.
<276) De aplicación supletoria según lo dispuesto en la Tercera Disposición Final y
Complementaria de la Ley N° 27444.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 239
202.2 La nulidad de oficio sólo puede ser declarada por el funcionario jerárqui
co superior al que expidió el acto que se invalida. Si se tratara de un acto
emitido por una autoridad que no está sometida a subordinación jerár
quica, la nulidad será declarada por resolución del mismo funcionario.
S ch ünem ann, B.¡ Sobre la dogm ática y la política crim inal d el D e re c h o ..., cit., p. 210.
Así, S c h ü n e m a n n , B.¡ Sobre la dogm ática y la política crim inal del D e re c h o ..., cit., p.
216.
24 0 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
<279> Vide, al respecto, R eátegui S ánchez, J.; L a Contam inación A m bien tal com o delito...,
cit., ps. 171-173.
(“O) «Modificado por el Decreto Legislativo N 01351 de enero de 2018.
242 D erecho penal - Parte especial: T omo IV
(281) Barrero C áceres, J.; L a contam inación am biental com o delito de resultado, cit., p. 81.
(282) Así, M orales P rats. F.; al referirse al artículo 325° del CP español; Responsabilidad
P e n a l p o r Contam inación Am biental, cit.
244 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
(283> Así, C armona S algado, C.; Delitos contra los R ecursos Naturales, cit., p. 55.
<284> Barrero CAceres , J.; La contaminación am biental como delito de resultado, cit., p. 90.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 245
2. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
c. Modalidades típicas
Como es de verse del artículo 304° del CP, se recogen una serie de
modalidades del injusto típico, parece que el legislador ha pretendido abar
car todos los supuestos, a fin de cerrar espacios de impunidad. Dicha es
tructuración típica ha querido abarcar, de forma precisa y detallada, todos
aquellos ámbitos de protección que se desprenden de la idea del Medio Am
biente, a su vez de penetrar en todos aquellos comportamientos disvaliosos,
susceptibles de dañar y/o lesionar el bien jurídico tutelado.
<287) Vide, al respecto, C armona Salgado, C.; Delitos contra los Recursos Naturales, cit., p. 60.
Título XIII: Los delitos ambientales 247
planificar las medidas que se deben tomar a fin de prevenir, disminuir, mitigar
o (en la medida de lo posible) eliminar tales impactos(289).
Según lo expuesto, la puesta en escena de una política jurídica de
constante análisis y revisión, constituye hoy en día un imperativo categórico,
si es que se quiere contar con una legislación idónea, coherente y eficaz, en
orden a los objetivos perseguidos en materia ambiental. Proposición norma
tiva que ancla definitivamente la relación entre el Derecho penal y el Derecho
administrativo ambiental.
En virtud de lo anterior, se crea en el año de 1994 el Consejo Nacional
del Ambiente - CONAM, como organismo descentralizado, con personería
jurídica de derecho público interno, con autonomía funcional, económica,
financiera, administrativa y técnica, dependiendo del Presidente del Consejo
de Ministros; como organismo rector de la política nacional ambiental, te
niendo por objetivo planificar, promover, coordinar, controlar y velar por el
ambiente y el patrimonio cultural de la Nación.
La Ley N° 28245 del 2004 - Ley Marco del Sistema Nacional de Ges
tión Ambiental (SNGA), dispone en su artículo 2.1, que el Sistema Nacional
de Gestión Ambiental se constituye sobre la base de las instituciones esta
tales, órganos y oficinas de los distintos ministerios, organismos públicos
descentralizados e instituciones públicas a nivel nacional, regional y local
que ejerzan competencias y funciones sobre el ambiente y los recursos na
turales; así como por los Sistemas Regionales y Locales de Gestión Am
biental, contando con la participación del sector privado y la sociedad civil.
Mientras que el artículo 3o (in fine), prescribe que el Sistema Nacional de
Gestión Ambiental tiene por finalidad orientar, integrar, coordinar, supervisar,
evaluar y garantizar la aplicación de las políticas, planes, programas y accio
nes destinados a la protección del ambiente y contribuir a la conservación y
aprovechamiento sostenible de los recursos naturales.
Por su parte, el artículo 2.2 de la Ley señala que el ejercicio de las
funciones ambientales a cargo de las entidades públicas se organiza bajo el
Sistema Nacional de Gestión Ambiental y la dirección de su ente rector; esto
quiere decir, que toda la política de «gestión pública ambiental» se estructu
ra y define normativamente sobre los lineamientos que a tal efecto define el
SNGA.
El artículo (in fine) describe que las funciones ambientales, a cargo de
las entidades señaladas en el artículo 2o de la presente Ley, se ejercen en
(289) V idal R amos, R.P.; ¿La M inería vs. L as Com unidades C am pesinas? Buscando solucio
n es a los conflictos am bientales en e l Perú. En: Diálogo con la Jurisprudencia. N° 111,
diciembre 2007, Año 13, cit., p. 329.
250 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
Diversidad Biológica y los otros tratados en los que actúe como punto
focal nacional;
g) La formulación y ejecución coordinada de planes, programas y accio
nes de prevención de la contaminación ambiental así como de recupe
ración de ambientes degradados;
h) El establecimiento de la política, criterios, metodologías y directrices
para el Ordenamiento Territorial Ambiental;
i) La elaboración de propuestas para la creación y fortalecimiento de
los medios, instrumentos y metodologías necesarias para inventariar y
valorizar el patrimonio natural de la Nación;
j) La elaboración de propuestas en materia de investigación y educación
ambiental;
k) El desarrollo de mecanismos de participación ciudadana;
l) Directrices para la gestión integrada de los recursos naturales;
m) Lineamientos para la formulación y ejecución de un manejo integrado
de las zonas marinas costeras, así como para las zonas de montaña;
n) La promoción de los Sistemas de Gestión Ambiental en los sectores
público y privado, considerando estándares internacionales;
o) El desarrollo de incentivos económicos orientados a promover prácti
cas ambientalmente adecuadas;
p) El desarrollo de instrumentos de financíamiento de la gestión ambien
tal.
(29°) |_a Ley N° 26786 de fecha 13 de mayo de 1997 - Ley de Evaluación de Impacto
Ambiental para Obras y Actividades, modificó el artículo 51° del Decreto Legislativo
N° 957, en cuanto a las actividades a desarrollar por parte del CONAM
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 253
Se establece como LMP, de los efluentes que serán vertidos dentro de la zona de
protección ambiental litoral, 20 miligramos por litro para los aceites y grasas, y 100 mi
ligramos por litro para los sólidos suspendidos totales; para ello se debe contar con un
adecuado sistema de disposición final de los efluentes, considerando aspectos, como
la distancia del vertido, profanidad, caudal y corrientes. A tales efectos, el Ministerio
de la Producción, debe aprobar una Guía para la Actualización del Plan de Marco
Ambienta, para que los administrados alcancen el cumplimiento de los LMP, de sus
efluentes pesqueros en concordancia con su Estudio de Impacto Ambiental o PAMA.
En sentido contrario, R e á t e g u i S á n c h e z , J.; La Contam inación A m bien tal com o delito...,
cit., ps. 203-204.
254 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
(2M) Citada por C armona S algado, C.; Delitos contra los R ecursos N aturales, cit., p. 62.
(294) pEÑAC abrera F reyre , A.R.; D erech o P e n a l Económ ico, cit., p. 53.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 255
(29s> Qfr pEÑAq abrera F reyre, A.R.; D erech o P en a l Económ ico, cit., p. 56.
256 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
(296)
P ra ts C anut, J.M. y otro; C o m entarios a la P a rte E s p e c ia l d e l Código P en al, T. II, cit.,
p. 1192; B a r r e r o ¿ á c e r e s , J.; La contam inación a m b ie n ta l com o delito de resultado,
cit., p. 92.
(297)
Así, M o r a l e s P r a t s , F.; R esponsabilidad P e n a l p o r C ontam inación Am biental, cit.
(298)
De particular posición es C a r m o n a S a l g a d o , C . ; D elitos contra los R ecursos Naturales,
cit., ps. 63-64.
(299)
En opinión de R e á t e g u i S á n c h e z , en el presente caso estamos ante un peligro concreto
porque el peligro está expresamente indicado en la ley, por tanto dicho peligro es
un elemento del tipo objetivo que podemos definirlo como un estado anormal de
situación riesgosa que de acuerdo a las circunstancias tendrá que ser de carácter
actual e inminente con probabilidad de lesión hacia el bien jurídico protegido, donde
dicha peligrosidad se realiza en base a una presunción juris tantum es decir hay una
inversión de la carga de la prueba a favor del agente, además éste delito es verificable
a través de un juicio de peligrosidad “ex post"-, La Contam inación A m bien tal como
delito ..., cit., p. 222.
(300)
M o r a l e s P r a t s , R; Responsabilidad P e n a l p o r Contam inación Am biental, cit.
(301)
C a l d a s V e r a , J.; Delitos contra los recursos n aturales y e l m edio am biente, cit., p. 80.
(302)
En la doctrina ecuatoriana, a esta consideración llega Morán Herrera, con respecto al
artículo 437-B del CP ecuatoriano; Delitos y Contravenciones P en a le s Am bientales,
cit., p. 557.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 257
(3°3) a Sí, P rats C anut , J.M. y otro; Com entarios a la P a rte E sp e cial d el Código Penal, T. II,
cit., p. 1190.
(3°4) v¡de, al respecto, P eña C abrera F reyre , A.R.; E xégesis a l nuevo Código P rocesal
Penal, T. I, cit., ps. 90-111.
258 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
(306) Citado por R eátegui S á n c h e z , J.; La C o n tam in ació n A m b ie n ta l com o d e lito ..., cit.,
p. 2 0 2 .
(307) P rats C anut , J.M. y otro; Com entarios a la P a rte E sp e cial del Código Penal, T. II, cit.,
p. 1189.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 259
(308) J.; Delitos contra los recursos naturales y e l m edio am biente, cit., p. 80.
C aldas V era ,
(309) J.; Delitos contra los recursos naturales y e l m edio am biente, cit., p. 80.
C aldas V era ,
(310) M ontoya C hávez , V.; E l territorio nacional. En: La Constitución Comentada, T. I, cit.,
p. 752.
260 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
(311) Boix R eig , J. y otro; Com entarios a l Código Penal, Vol. III, cit., p. 1596.
*312) Vide, C armona S algado, C . ; Delitos contra los R ecursos Naturales, cit., p. 57.
(313) C hung , B.¡ Control de los contam inantes quím icos en e l Perú, cit., p. 413.
262 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
C hung ,B.; Control de los contam inantes quím icos en e l P erú, cit., p. 414.
Se señala que se emiten elevados índices de plomo, arsénico, cadmio, y dióxido de
azufre, habiéndose comprobado que más de un 99% de los niños que viven cerca
del complejo sufren de intoxicación de plomo; generando el complejo el 9 9 .7 % de
la emisión de contaminantes al aire. Siendo los efectos: deterioro irreversible del
sistema respiratorio, diferentes tipos de cáncer, daños en el sistema reproductivo, en
el desarrollo y en los órganos vitales.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 263
B.; Control de los contam inantes quím icos en e l Perú, cit., p. 415.
C hung ,
Así, C armona S algado, C.; Delitos contra los R ecursos Naturales, cit., p. 59.
Entendida como un sonido excesivo y molesto, que se produce a través de una
variedad de actividades humanas.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 265
<320) Cfr., C armona S algado, C.; Delitos contra los R ecu rsos N aturales, cit., p. 58.
266 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
<321) G onzález R us ,J.J.; Delitos contra la S eguridad Colectiva, cit., p. 98; Cfr., Orts
Berenguer, E.; Com entarios a l Código Penal, Vol. III, cit., p. 1617.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 267
5. MODALIDAD CULPOSA
Según los alcances normativos del principio de mínima intervención,
el Derecho penal ha de intervenir únicamente en aquellos ámbitos sociales,
donde se advierta la comisión de comportamientos insoportables para la so
ciedad, cuya exteriorización ponga en riesgo la existencia y desarrollo de los
bienes jurídicos fundamentales. En tal mérito, el derecho punitivo, al incidir
en una descarga intensa de coacción estatal, ha de guiar su dictado político-
criminal, con un mínimo de racionalidad ética y teleológica.
Dicho lo anterior, la reacción penal ha de importar una respuesta ante
una conducta de alto contenido de disvalor, cuando el sujeto infractor mani
fieste una desobediencia normativa que requiera de una severa reprobación.
Esta conducción ha de verse cuando el autor conduce con conciencia y vo
luntad su quehacer delictivo, sabiendo y queriendo el resultado perjudicial
para el bien jurídico. De ahí que se hable del dolo como factor anímico y
cognoscitivo indispensable para poder sustentar la imputación subjetiva del
injusto penal.
Conforme se desprende de los artículos 11° y 12° del CP, los tipos pe
nales son reprimidos en virtud al dolo del agente; sólo de forma excepcional,
ha de ser reprimida la modalidad culposa, cuando el legislador haya previsto
taxativamente su inclusión en el tipo legal correspondiente, conforme la cláu
(323) Vide, al respecto, P rats C anut , J.M.; Com entarios a la P a rte E sp e cial d el D erech o
Penal, cit., p. 1215.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 269
P eña C abrera F reyre , A.R.; D erech o Penal. P a rte G eneral, cit., p. 677.
270 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
(325) Así, P eña C abrera F reyre , A.R.; D erech o Penal. P arte G eneral, cit., p. 681.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 271
<326) C anosa U sera , R.; Constitución y M edio Am biente. DYKINSON, 2000, Argentina, cit.,
p. 25.
(327) D e L a C uesta A rzamendi, indica que la doctrina sigue viendo en este tipo de remisiones
una fuerte contradicción del principio de legalidad y múltiples problemas técnicos,
debido a lo “ilimitado”de la remisión o la complejidad (y continúa reforma) de la nor
mativa administrativa en esta y otra materia, y discute, asimismo, el sentido que debe
atribuirse a la expresión “disposiciones de carácter general protectoras del medio am
biente”; Cuestiones dogm áticas relativas a l delito de contam inación am biental. En:
Revista Penal, 4, cit., ps. 36-37.
<328) D e V icente M artínez , R.; D e re ch o P e n a l d e l M ed io A m biente. En: Tratado de Derecho
Ambiental. Luis Ortega Álvarez y Consuelo Alonso García, cit., p. 293.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 273
(329> D e L a C uesta A rzamendi,J.L.; Cuestiones dogm áticas re la tivas ..., cit., p. 38.
(33°) D e |_a C uesta A rzamendi, siguiendo a M orales P rats , señala que en una materia tan
intensamente sometida por la legislación a la necesidad de previa autorización admi
nistrativa de los comportamientos peligrosos, en no pocos casos la constatación de
la concurrencia o no de la contravención administrativa acabará llevando a la postre,
el análisis de la existencia o no de autorización, con el riesgo de conversión en la
accesoriedad del acto en la que, en apariencia, venía a ser el derecho o de norma, y
con lo que ello supone de complicación a la vista de “la propia incertidumbre sobre el
instituto de la autorización (efectos, consecuencias de la misma, sobre todo en casos
de error o defecto en su concesión atribuibles a la Administración) en el Derecho ad
ministrativo”; Cuestiones dogm áticas relativas ....cit., p. 38.
274 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
FORMAS AGRAVADAS
Art. 305°.- “L a p e n a p r i v a t i v a de lib e r ta d será no m en o r de cu atro años
n i m a yo r de siete años y con trescientos a m il d ía s-m u lta s i e l a gen te incu
rre en cu alqu iera d e los sigu ien tes supuestos:
1. F alsea u oculta inform ación sobre e l hecho co n ta m in a n te, la c a n tid a d
o c a lid a d de las descargas, em isiones, filtra cio n es, v e rtim ie n to s o ra
diaciones con tam in an tes referidos en e l artícu lo 3 0 4 , a la a u to r id a d
com petente o a la in stitu ción a u to r iz a d a p a r a r e a liz a r labores d e fis
calización o a u d ito ría a m b ie n ta l.
2. O b sta cu liza o im p id e la a c tiv id a d fis c a liza d o ra de a u d ito ría ordena
d a p o r la a u to rid a d a d m in is tr a tiv a com petente.
3 . A c tú a clan destin am en te en e l ejercicio de su a c tiv id a d .
(331) Vide, al respecto, C armona S algado, C.; Delitos contra los Recursos Naturales, cit., p. 66.
(332) De otra opinión, Boix R eig , J. y otro; Com entarios a l Código Penal, Vol. III, cit., p. 1601.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 277
(333) Vide, al respecto, C armona S algado, C.; Delitos contra los Recursos Naturales, cit., p. 67.
278 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
(336) Vide, al respecto, R eátegui S ánchez , J.; La Contam inación A m bien tal com o delito...,
cit., ps. 234-235.
(337) Así, R eátegui S ánchez , J.¡ La Contam inación A m biental com o d elito..., cit., p. 234.
<338) P eña C abrera F reyre , A.R.; D erecho Penal. P arte Especial, T. I, cit., p. 51.
280 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
<339> P eña C abrera F reyre , A.R.; D e re ch o Penal. P a rte Especial, T. I, cit., p. 233.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 281
1. BIEN JURÍDICO
2. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
Según la descripción típica que se desprende del tenor literal del artí
culo 306° del CP, autor puede ser cualquier persona, es decir, no se requiere
de alguna cualidad especial para ser considerado como sujeto activo del
delito.
Todos aquellos que intervengan en comunión de decisión, compar
tiendo el co-dominio funcional del hecho, han de ser calificados como co
autores.
Si quien establece el vertedero de residuos sólidos, ejecuta la acción
sin dolo, mediando una instrumentalización del hombre de atrás, podría dar
se una manifestación de «autoría mediata».
b. Sujeto pasivo
Es la colectividad representada por la idea de los «intereses difusos»,
donde los sujetos ofendidos son indeterminados.
282 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
c. Modalidad típica
1. Minimización de residuos
2. Segregación en la fuente
3. Reaprovechamiento
4. Almacenamiento
5. Recolección
6. Comercialización
7. Transporte
8. Tratamiento
9. Transferencia
10. Disposición final
(345) ASí, P rats C anut, J.M. y otro; Com entarios a la P a rte E sp e cial del D erech o P enal, T. II,
cit., p, 1224.
(346) Vide, al respecto, P rats C anut, J.M. y otro; Com entarios a la P a rte E sp ecial del
D e re ch o Penal, T. II, cit., p. 1224.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 287
(347) Vide, al respecto, Boix R eig, J. y otro; Comentarios a l Código Penal, Vol. III, cit., p. 1604.
290 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
aptitud de lesión a los bienes jurídicos ambientales, sin que medie un cono
cimiento efectivo y/o virtual del peligro creado por el comportamiento prohibi
do, pues de ser así, la incriminación habría de ser dolosa.
Si la conducta produce, a su vez, la lesión de bienes jurídicos persona
les, la respuesta punitiva ha de recoger un Concurso Ideal de delitos, del tipo
penal in examen con los delitos de lesiones o de homicidio, culposos claro
está.
La tipicidad subjetiva, aparte del dolo, como esfera cognitiva del agen
te, no requiere un agregado, conforme la idea de un ánimo de naturaleza
trascendente.
5. AGRAVANTE
1. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
c. Modalidad típica
Antes de ingresar al análisis pormenorizado de la conducción típica,
resulta importante destacar lo siguiente: partimos de la premisa que delitos
como los que se glosan en el Título XIII del CP, en vista de la naturaleza
jurídica de los bienes jurídicos tutelados (supra-individual), han de ser cau
telados mediando la tipificación de los tipos penales de peligro, en presen
cia (en su modalidad concreta) y en casos justificados (según su variante
abstracta). Empero, una cuestión distinta es pretender elevar a la categoría
de norma jurídico-penal meras desobediencias administrativas, conforme se
desprende del tener literal del artículo 307° del CP, al sostenerse la realiza
ción típica sobre el marco de una infracción legal (de orden extra-penal). En
tal mérito, se adscribe dicha proyección normativa en la denominada «Ad-
ministrativización del Derecho Penal», contraviniendo los principios rectores
del ius puniendi estatal; por otro lado, manifiesta también la construcción de
una norma penal en blanco.
294 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
Disposición legal que debe ser aplicada según el desarrollo normativo fijado en el
Reglamento Nacional de Transporte Terrestre de Materiales y Residuos Peligrosos -
DS N° 021-2008-MTC, modificado por el DS N° 030-2008-MTC.
296 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
percibe los impuestos, que por ley debe recaudar, de todo aquel que explota
los recursos minen*? en el Perú(353).
Se identifica así, toda una compleja red de actuación, en tanto se
han estructurados organizaciones de personas, cuyo objeto es la de extraer
un gran volumen de minerales en zonas como Madre de Dios, Piura, La
Libertad, Puno, lea, Ancash, Cuzco, Apurímac, Lima y Arequipa; fuentes
confiables (agencia de noticias ANDINA), indican que son más de 100 mil
personas que están involucradas en la minería ilegal, donde mujeres y niños
son sometidos a trabajo forzoso por los promotores de la extracción ilegal
de minerales; personas que realizan dichas labores en condiciones infra
humanas, desprovistos de las mínimas condiciones de higiene y salubridad;
podemos estar frente a actos típicos de esclavitud, puesto que algunas de
estas personas son obligadas a realizar estas labores, sin recibir remune
ración alguna. Aspecto que debe considerarse, al momento de trazarse el
rumbo de la política criminal.
Ahora bien, ingresado al campo estrictamente normativo, se advertía
un gran vació sobre la minera artesanal, hasta antes de la dación de la Ley
N° 27651 - “Ley de Formalización y Promoción de la Pequeña Minería y la
Minería Artesanal”, en cuyo artículo 2o, se señala lo siguiente: “La minería
artesanal es una actividad de subsistencia que se sustenta en la utilización
intensiva de mano de obra que la convierte en una gran fuente de gene
ración de empleo y de beneficios colaterales productivos en las áreas de
influencia de sus operaciones, que generalmente son las más apartadas
y deprimidas del país, constituyéndose en polos de desarrollo, por lo que
resulta necesario establecer una legislación especial sobre la materia.
La pequeña minería es la actividad minera ejercida a pequeña escala,
dentro de los límites de extensión y capacidad instalada de producción y/o
beneficio establecidos por el artículo 91 de la Ley General de Minería.
La presente ley brinda a la pequeña minería un régimen promocional
con el fin de fortalecer su desarrollo a nivel nacional, con el consiguiente
empleo de mano de obra local y mejora de las condiciones de vida de las
poblaciones aledañas.
(353) a s¡ |a Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), indica que la mi
nería ilegal genera más de 1,000 millones de dólares al año que no pagan impuestos,
regalías y menos aún genera canon minero; siendo que dicho monto, alrededor de 750
millones de dólares están ligados a la explotación informal de oro.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 301
les, ha de ser penado por el tipo base y no por este tipo legal; es decir, quien
incurre en esta conducta delictiva, no puede ser penalizado a la vez, por el
artículo 307°-A, por consideraciones de proporcionaldiad y razonabilidad.
Finalmente, el artículo 307°-F, regula pena de «Inhabilitación», de con
formidad con lo previsto en el artículo 36° inciso 4 del texto punitivo.
<356) “(...), entre los años 2001 y 2015 se han perdido más de 1'800.000 hectáreas de bos
ques amazónicos con tenencia creciente. Entre los factores que han provocado esta
deforestación se detectan: la agricultura de gran, pequeña y mediana escala, la mine
ría aurífera, la construcción de carreteras y el cultivo de hoja de coca (Fuente: diario
El Comercio del 15 de enero de 2017.
(357) Sobre el proceso de formalización de la minería informal, según fuente del diario El
Comercio, uno de los picos del debate lo provocó el Ministerio de Energía y Minas
cuando propuso, en la modificación del Decreto Legislativo N° 1105 -que establece los
seis pasos a seguir en el proceso de formalización-, permitir excepcionalmente el uso
de bombas de succión directa o indirecta, con motores de hasta 25 caballos de fuerza
y mangueras de hasta 6 pulgadas en cauces de ríos o quebradas para la actividad
minera artesanal (Francesca García Delgado).
306
, /
D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
(363) C alderón V alverde , L.; A puntes sobre e l delito de m inería ilegal en e l P erú a poco m ás
de un año desde sus tipificación. En: Gaceta Penal & Procesal Penal, N° 49, julio 2013,
cit., p. 159.
(364) representante del Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (INGEMET),
H enry L una ,
indicó a fuentes periodísticas, que el 16% de las concesiones mineras otorgadas en el
Perú, corresponden a minerales no metálicos, destacando por su número las regiones
de Piura, Cajamarca, La Libertad, Ancash, Lima, Junín, lea, Arequipa, Cuzco y Puno,
señalándose en el nororiente destacan los yacimientos de fosfatos; diatomita, sal y
Título XIII: Los delitos ambientales 309
que para ser punible, esto es susceptibles de ser alcanzado por el Derecho
penal, es que debe realizarse fuera del proceso de formalización, por lo que si
quien emprende la actividad minera en el Perú en vías de formalización, pero
aun así cause o pueda causar perjuicio a los componentes ambientales, la
calidad o salud ambiental, estará sustraído del ámbito de punición, por lo tanto
se trataría de una conducta atípica. Advertimos en esta regulación punitiva, un
tratamiento político criminal privilegiado de la minería informal; si bien recono
cemos la necesidad de que estos agentes económicos formalicen su actua
ción, ello no puede tomar lugar sacrificándose la función tutelar del Derecho
penal de los bienes jurídicos más importantes para el individuo y la sociedad.
No solo se cristaliza una Ley «penal en blanco(365)», sino también una suerte de
puente de plata a la impunidad, en cuanto a impedir la persecución penal, por
tanto la imposición del «ius-puniendi» estatal, así como en el caso del delito de
usura, cuando las entidades bancarias y financieras -amparadas por las nor
mas de la SBS- puedan cobrar tasas de interés muy por encima de los fijados
por ley(366), en la presente hipótesis, el afán del Estado de viabilizar el ingreso
de estos mineros a la formalidad, declinar en la decisión soberana del «ius-
imperium», de descargar la sanción penal a todos aquellos que con su obrar
vulneran o ponen en riesgo bienes jurídicos merecedores y necesitados de
tutela penal. El ex ministro del Ambiente, Manual Pulgar Vidal, indicó sobre el
Decreto Legislativo N° 1351, que exonera de responsabilidad penal a aquellos
mineros informales sometidos al proceso de formalización, que: “Esto pone
en riesgo casi 2.000 procesos investigados actualmente por el procurador del
Ministerio del Ambiente y generará impunidad”.
¿Cuándo se puede decir que el agente minero está incurso en un pro
ceso de formalización según las prescripciones del Decreto Legislativo N°
1336? El artículo 4o, dispone que forman parte lntegral(367) de Formalización
Minera: - Los sujetos que cuenten con inscripción vigente en el Registro de
Saneamiento, a que se refiere el artículo 2 del Decreto Supremo N° 029-
2014-PCM(368); los sujetos que formen parte del Registro Nacional de De
yeso, dolomita y arcillas en Pacasmayo, Bagua, y Rioja. Añadió que en Arequipa exis
ten yacimientos de recursos no metálicos que tienen una gran demanda en la industria
moderna, como son los boratos, la ulexita y el potasio, entre otros.
(365) La remisión a una norma extra-penal para determinar la materia de prohibición penal.
(366) Vide, P eña C abrera F reyre , A.R.; D e re ch o P enal. P a rte Especial, T. II, 3era. edición,
IDEMSA, Lima, 2016.
(367) Registro conforme su propia nomenclatura.
(368) Según el artículo 2ode dicha RM, serán objeto del Registro de Saneamiento aquellos
mineros informales que al 19 de abril de 2014 cuenten con estatus vigente en el Re
gistro Nacional de Declaración de Compromisos del Ministerio del sector Energía y
Minas. Mediante Resolución Ministerial del sector Energía y Minas se aprobará el Re
gistro de Saneamiento a los 120 días de concluido el proceso de formalización, con
siderando a los mineros informales señalados en el párrafo precedente que cumplan
310 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
FORMAS AGRAVADAS
Art. 307°-B - “L a p e n a será no m en o r de ocho años n i m a y o r de d ie z años
y con trescientos a m il d ía s-m u lta , cuando e l delito p r e v is to en e l a n te rio r
artícu lo se com ete en cu alqu iera de los sigu ien tes supuestos:
1. E n zo n a s no p e r m itid a s p a r a e l desarrollo d e a c tiv id a d m in era.
2 . E n áreas n atu rales p ro te g id a s, o en tie rra s de com unidades n a tiv a s,
cam pesinas o in dígen as
3. U tiliza n d o dragas, artefactos u otros in stru m en to s sim ilares.
4 . S i e l agen te em plea in stru m en to s u objetos capaces d e p o n e r en p e lig ro
la v id a , la sa lu d o e l p a tr im o n io de las person as.
5. S i se afecta sistem as de irrigación o agu as d estin ados a l consumo hu
m ano.
<371) Ello implica que dicha autoridad estatal emite la resolución administrativa correspon
diente.
312 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
INHABILITACIÓN
Art. 307°-F- “E l agente de los delitos p re visto s en los artículos 3 0 7°-A ,
307°-B , 3 0 7 °-C , 3 0 7 ° - D y 3 0 7 °-E , será adem ás sancionado, de conformi
d a d con e l artículo 36°, inciso 4, con la p e n a de inhabilitación p a r a obtener,
a nombre propio o a través de terceros, concesiones mineras, de labor general,
de beneficio o transporte de m inerales metálicos o no metálicos, a s í como p a ra
su comercialización, p o r un periodo ig u a l a l de la p e n a p rin c ip a l”.
(372)
Artículo modificado por la Única Disposición Complementaria Modificatoria del Decre
to Legislativo N° 1107, publicado el 20 abril 2012
C a p ít u l o II
DELITOS CONTRA LOS RECURSOS NATURALES
1. A MODO DE APROXIMACIÓN
Cuando hablamos sobre la conservación y protección del Medio Am
biente, hicimos alusión a la responsabilidad que recae sobre el hombre, como
principal agente contaminador y, a su vez, destructor de las áreas naturales,
es decir, la depredación indiscriminada de los llamados «Recursos Natura
les», como el suelo, el agua, la fauna y la flora; lo cual pone en evidencia que
es el mismo individuo quien pone en peligro su propia subsistencia, así como
el de las futuras generaciones.
Los «Recursos Naturales» proporcionan al ser humano las energías,
materias y elementos necesarios, para que éste pueda sobrevivir y desarro
llarse en sociedad, mediando su consumo directo; amén de satisfacer sus
necesidades más elementales.
El consumo indiscriminado de estos recursos toma lugar cuando el
hombre los emplea hacia fines que desbordan el plano existencial, en el mar
co de un aprovechamiento estrictamente económico, comercial, etc. La piel
de algunos animales es empleada en la confección textil para la fabricación
de prendas de vestir, como sucede con la alpaca en las serranías del país.
Los recursos energéticos cada vez se vuelven más escasos; así como
las fuentes hídricas, cuya gran demanda propicia una serie de consecuen
cias perjudiciales para la misma humanidad. Cada vez se necesitan más
recursos, producto del crecimiento geométrico de la población en todo el
planeta.
Una de las razones de esta realidad desoladora, ha de encontrarse en
la proliferación de las actividades comerciales e industriales, al exigirse ma
314 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
2. BIEN JURÍDICO
La protección jurídica que ha de ejercer el Derecho penal en el ámbito
de los procesos ecológicos, no se reduce a la tutela estricta de los compo
nentes ambientales, tal como se deduce de la ratio de los artículos 304° bis
307° del CP; al aparecer otros auténticos y autonómicos intereses jurídicos,
que se corresponden con el concepto de Recursos Naturales.
Los Recursos Naturales son todos aquellos elementos -propios de la
naturaleza-, que resultan indispensables para la subsistencia de la vida hu
mana, como medio para la satisfacción de las necesidades más elementales
del hombre.
Si bien partimos de una visión antropocéntrica de la tutela penal, en
cuanto a la estrecha vinculación de los Recursos Naturales para con la exis
tencia del ser humano, no es menos cierto que los nuevos vientos de la polí
tica criminal se conducen a un plano etnocéntrico.
En el marco de la tutela punitiva, recaen una variedad de especies,
tanto animal como vegetal (flora y fauna silvestre), los recursos genéticos (de
flora y fauna silvestre protegidas por la legislación nacional) y, en especial
relieve, los especímenes forestales maderables, conforme se desprende del
artículo 310° del CP y sus derivados.
Como consecuencia de la última reforma, en materia ambiental, se ha
incluido otros tipos legales que hacen referencia a la protección de las tierras
agrícolas y, de forma particular, cabe destacar el artículo 312° que penaliza
la alteración de los planes urbanísticos así como la tutela del ambiente natu
ral o el paisaje urbano o rural (artículo 313°).
316 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
(375) Cfr., Boix R eig , J. y otro; Com entarios a l Código P enal, Vol. III, cit., p. 1608.
(376> g jn embarg0i para otros autores, como C armona S algado , no parece conceptualmente
viable la distinción formulada entre un bien jurídico protegido de forma mediata -el
medio ambiente natural- y otro tutelado de forma inmediata -la flora y la fauna-, que
son las especies animales y vegetales las que integran el primero de esos intereses
colectivos referidos y, por lo tanto, no es factible aludir a una específica variación
dentro del único bien jurídico existente, objeto global de protección en este ámbito,
cual es el m edio am b ie n te natural; D elito s contra los R e cu rs o s N aturales , cit., p. 77.
<377) Aspecto en cuestión que puede producir no sólo inseguridad jurídica, sino en algunas
veces impunidad, pues de hecho será la Administración la primera en intervenir ante
esta clase de conductas.
318 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
Art.- 308°-C.- “E l que caza, captura, colecta, ex tra e o p o see produ ctos,
raíces o especímenes d e especies d e flo r a y /o fa u n a silvestre, sin con tar con
la concesión, p erm iso , licencia o a u to riza ció n u o tra m o d a lid a d de a p ro
vech am ien to o extracción, otorgada p o r la a u to r id a d com petente, será r e -
(378) Artículo modificado por el Artículo Único del Decreto Legislativo N.° 1237, del 26 -09-
2015.
(379) Artículo modificado por el Artículo Único del Decreto Legislativo N.° 1237, del 26-09-2015
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 319
1. ALCANCES PRELIMINARES
Según lo acotado en párrafos precedentes, los delitos glosados en la
presente capitulación responden a la protección de particulares intereses
jurídicos, la fauna y flora silvestre como manifestaciones de Recursos Na
turales, que se vinculan con el concepto aglutinador del «Medio Ambiente».
Se trata de una sustantividad propia del injusto ambiental, que se re
conduce a específicas variantes de los Recursos Naturales, cuya naturaleza
singular ha merecido una penalización autónoma, conforme se desprende
de los artículos 308°, 308°-A, 308°-B y 308°-C del CP.
Se ha tomado en cuenta para la presente penalización, la necesidad
de reforzar la protección legal y jurídica para la adecuada conservación de
las especies (animales y flora silvestres), amén de prevenir, reducir y con
trolar, los factores que ponen en riesgo la preservación de dichas especies.
Si en los tipos penales in examine, se refiere a especies que son pro
tegidas por el derecho positivo vigente, se entiende que son especies ame
nazadas, las cuales son catalogados por una lista oficial, que de forma pe
riódica debe ser publicada por la autoridad estatal competente (INRENA).
La Autoridad Forestal y de Fauna Silvestre formula y actualiza cada
cuatro años la clasificación oficial de especies de flora y fauna silvestre
en función de su estado de conservación, tomando como referencia
lineamientos nacionales elaborados sobre la base de los conceptos de la
Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), a fin de
establecer las necesidades de protección, recuperación de sus poblaciones
o restauración ecológica de sus hábitats*(381).
Es sobre los lineamientos esbozados, que el Estado ha delineado una
estrategia global, una frondosa legislación que se extiende a una serie de
dispositivos legales, producto de la incesante reforma del Derecho positivo
emprendida por el legislador en los últimos años, producto de las nuevas
demandas sociales y de los compromisos contraídos por el Estado peruano
en los Convenios Internacionales. Entre éstos cabe destacar el Convenio
sobre Diversidad Biológica, ratificado por Resolución Legislativa N° 26181,
el cual regula lo relativo a la conservación de la diversidad biológica, utiliza
(38°) Artículo modificado por el Artículo Único del Decreto Legislativo N.° 1237, del 26-
09.2015
(381) A ndaluz W estreicher , C.; M a n u a l d e D e re ch o Am biental, cit., p. 344.
320 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
2. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
Los Recursos Naturales, como manifestaciones típicas de la natura
leza, pertenecen a toda la sociedad en su conjunto, cuya protección, con
servación y defensa legal la asume el Estado a través de los Estamentos
Públicos competentes.
Son los títulos habilitantes otorgados por la Autoridad Regional Forestal y de Fauna
Silvestre para el aprovechamiento bajo planes de manejo, de poblaciones de especies
de fauna silvestre con fines comerciales o industriales en predios privados, tierras
de comunidades nativas o campesinas, incluyendo las áreas cedidas en uso, para el
manejo, escribe A n d a l u z W e s t r e i c h e r , C.; M an u al d e D e re ch o Am biental, cit., p. 349.
328 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
Ahora bien, debe agregarse que todas las especies no maderables y/o
productos derivados de la fauna o flora silvestre, deben estar: «protegidos
por la legislación nacional», es decir, el Derecho positivo vigente debe irra
diarlos de tutela legal y jurídica, mediando su inclusión normativa. Si dichos
productos o especímenes no están amparados por la normatividad nacional,
quedan también fuera de protección punitiva.
<387> C armona Salgado, C.; Delitos contra los R ecursos Naturales, cit., ps. 85-86.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 331
liando la actividad pesquera conforme los fines legales pertinentes. Una vez
que se pierde la vigencia de la concesión, autorización o permiso, el agente
podría estar incurso en la presente figura delictiva, si es que continúa extra
yendo flora o fauna acuática. Así también, si realiza dicha conducta, estando
en trámite la autorización, permiso o concesión.
Si el titular de la concesión, permiso o autorización transfiere a un ter
cero la propiedad o posesión de la embarcación pesquera, este tercero se
convierte en el titular del derecho, por lo que asume las responsabilidades
que puedan tomar lugar.
<390) Ley que modifica a su vez el artículo 309° del CP, luego modificado por la Ley N°
29263 (formas agravadas): a su vez modifica el artículo 185° del CP; vide al respecto,
P e ñ a C a b r e r a F r e y r e , A.R.; D erech o Penal. P a rte Especial, T. II, cit., ps. 171-176.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 339
(392) Al respecto, remítase a lo artículos: 229° y ss., del Reglamento de la Ley N° 27308.
342 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
las cosas, sino la probabilidad de algo que puede deducirse de una serie de
datos a saber. Se emplea el mismo término contenido en el delito de Recep
tación - artículo 194° del CP.
En otras palabras, lo que se reprime es la infracción del deber, de
la debida diligencia, por no haberse informado adecuadamente acerca de
la procedencia del bien(393); si estamos ante un deber cognoscitivo, que no
puede ser identificado a un nivel virtual de conocimiento, concluimos que se
ha incluido subrepticiamente la modalidad culposa, en franca contravención
a los artículos 11° y 12° de la PG del CP.
Según la descripción típica del artículo 308°-B, el agente ha de saber
que está extrayendo especies de flora o fauna acuática en épocas, talla y
zonas que son prohibidas o vedadas; o captura especies sabiendo que no
cuenta con la autorización respectiva o excediendo el límite permisible por
la Ley.
La construcción normativa del artículo 308°-C nos ha de llevar a la
misma conclusión que el párrafo anterior, pues el agente caza, captura,
colecta, extrae o posee productos, raíces o especímenes de especies de
flora y/o fauna silvestre, sabiendo que no cuenta con la concesión, permiso,
licencia o autorización correspondiente. Cualquier error sobre dichos
elementos, ha de conllevar un Error de Tipo, que según la elaboración
tipificante se entrecruza con el Error de Prohibición(394).
Ninguna de las figuras delictivas, glosadas en los articulados, exige un
elemento de naturaleza subjetiva de naturaleza trascendente, ajeno al dolo.
<394) Dicho fenómeno acontece cuando el legislador construye el tipo penal sobre la base
de una contravención legal o el quiebre de una autorización.
095) Artículo modificado por el Artículo Único del Decreto Legislativo N.° 1237, del 26-09-
2015
344 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
COMENTARIOS GENERALES
La debida tutela penal de los objetos reconducidos en la presente ca
pitulación, la Flora y Fauna Silvestre -a sí como sus productos derivados-,
conlleva anticiparse a todas aquellas conductas que sean susceptibles de
poder afectar la preservación de estas especies.
En este caso, no hablamos de actividades que se vinculen con la re
colección, caza, venta y/u otro tipo de comercio sobre la especie silvestre
protegida por la legislación nacional, pues el disvalor de la conducta ha de
recaer sobre los Recursos Genéticos de especies de flora y/o fauna silvestre
protegida.
¿Qué hemos de entender por «Recursos Genéticos de especies de
flora y/o fauna silvestre»?
Primero, por genética, se entiende la ciencia de la herencia. Estudia
las estructuras internas de los seres vivos que determinan las características
propias de cada organismo y la forma en que se transmiten de padres a
hijos. Estas características son particulares, individuales y únicas para cada
planta o animal, lo que permite diferenciarlos de los demás individuos(396).
Recurso Genético es un concepto que integra varios niveles propios
de la biodiversidad, englobando lo siguiente: la fauna y flora silvestre, las
razas o variedades cultivadas y las razas y variedades mejoradas.
Sin duda, los Recursos Genéticos de las especies -q u e se recogen
en el artículo 308°-D-, constituyen un patrimonio de especial valor para el
Perú, dada la variedad de dichos recursos(397), lo que importa que su uso,
aprovechamiento e investigación, se sometan a la normatividad que al
respecto se ha sancionado, según la idea de soberanía así como la protección
jurídico-regional (Decisión 391 de la Junta del Acuerdo de Cartagena).
Los artículos: 13° y 14° de la Ley sobre la conservación y aprove
chamiento sostenible de la diversidad biológica - Ley N° 26839, disponen
respectivamente lo siguiente: “El Estado promueve el establecimiento e
implementación de mecanismos de conservación in situ de la diversidad
biológica, tales como la declaración de Áreas Naturales Protegidas y el
manejo regulado de otros ecosistemas naturales, para garantizar la con
servación de ecosistemas, especies y genes en su lugar de origen y pro
(3OT) i_a Diversidad Biológica es la variabilidad de los organismos vivos de cualquier fuente,
incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas
acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte, comprende la diversidad
dentro de cada especie.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 345
pato criollo, forma doméstica del pato amazónico (Cairina moschata); Diver
sidad de especies
Expresa la variedad o riqueza de especies dentro de una región, por
ejemplo el número de aves del Perú”.
En el documento precitado, se dice que: “La conservación de la Diver
sidad Biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participa
ción justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los
recursos genéticos mediante, entre otros elementos, un acceso adecuado a
esos recursos y una transferencia apropiada de las tecnologías pertinentes,
teniendo en cuenta todos los derechos sobre esos recursos y a esas tecno
logías, así como una financiación apropiada”.
De lo anotado, se colige que la necesidad por conservar la preser
vación del sistema genético en nuestro país ha de verse desde un doble
baremo a saber: primero, desde una perspectiva antropocéntrica, en cuanto
a la importancia de los Recursos Genéticos para su desarrollo y avance
sostenido y, segundo, desde un plano etnocéntrico, de la protección misma
de las especies (flora y fauna silvestre).
Ahora bien, sujeto activo del delito puede ser cualquier persona, el tipo
penal no exige una cualidad específica para ser considerado autor a efectos
penales; si la conducción típica es ejercida a través de una persona jurídica,
la imputación jurídico-penal ha de recaer sobre aquellas personas físicas
que detentan el dominio social de sus órganos de representación.
Por su parte, sujeto pasivo es la sociedad, la principal perjudicada con
la extinción de las especies silvestres (fauna y flora); ello al margen de las
incidencias estrictamente procesales.
La modalidad típica exige la «adquisición, venta, transporte, almace
namiento, exportación, importación, o reexportación de forma no autorizada,
de recursos genéticos de especies de flora y/o fauna silvestre protegidas por
la legislación nacional».
(398) Sobre dicho aspecto, ver lo concerniente a la normatividad administrativa del artículo
308° del CP.
348 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
FORMAS AGRAVADAS(400)
A rt. 309°.- “E n los casos p r e v is to s en los artícu los 3 0 8 , 3 0 8 - A , 3 0 8 - B
y 3 0 8 - C , la p e n a p r i v a t i v a de lib e r ta d será no m en o r d e cu atro años n i
m a y o r de siete años cuando e l delito se com eta bajo cu alqu iera d e los s i
g u ien tes supuestos:
1. C u an do los especímenes, produ ctos, recursos genéticos, m a te ria d e l ilí
cito p e n a l, p r o v ie n e n d e áreas n atu rales p ro te g id a s d e n iv e l n acio n a l
o de zo n a s ve d a d a s p a r a la extracción d e flo r a y /o f a u n a silvestre, se
g ú n corresponda.
2. C u ando los especímenes, prod u cto s o recursos genéticos m a te r ia d e l
ilícito p e n a l, p r o v ie n e n d e las tie rra s o te rrito rio s en posesión o p r o
p ie d a d d e com unidades n a tiv a s o cam pesinas; o, d e la s R e se r v a s Te
rrito ria le s o R e se r v a s In d íg en a s p a r a p u eb lo s in d íg en a s en situación
d e a islam ien to o de contacto in icial, según corresponda.
3. C u ando es u n fu n cio n a rio o s e r v id o r p ú b lico que o m itien d o ju n c io n es
a u to riza , a p ru eb a o p e r m ite la realización de este hecho d elictivo en
su tip o básico, op e r m ite la com ercialización, adqu isición o tra n sp o rte
de los recursos de flo ra y fa u n a ilegalm en te obtenidos.
4 . M e d ia n te e l uso d e arm as, explosivos o su stan cias tóxicas.
5. C u an do se tr a te d e especies d e flo ra y f a u n a silv e stre o recursos g e n é ti
cosp ro te g id o s p o r la legislación n a c io n a l”.
(4oo) Artículo modificado por el Artículo Único del Decreto Legislativo N.° 1237, del 26-09-
2015
350 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
En cambio, para P rats C anut y Marqués I Banqué, es dable aceptar que se persigue
cierto efecto simbólico, que evite la sensación de tratamiento desigual entre el
particular que es sancionado por contaminar y el funcionario que ha autorizado
dicha contaminación; por tanto, lo que se persigue es la tutela del ambiente frente
a agresiones que recibe, independientemente de quién las ejecute y a través de
T ítulo XIII: Los delitos ambtf.n tat.es 355
qué comportamientos lo vulnere, por tanto sin que se agote su función en un mero
simbolismo como ocurre en otras figuras; La responsabilidad p e n a l de los funcionarios
en m ateria am biental, cit., p. 465.
Considerando a este tipo legal, como un delito subsidiario, que ha de tomar lugar para
colmar lagunas de impunidad, es decir, por motivos de política criminal; de manera que
no puede operar en el marco de un Concurso delictivo, que al concurrir un conflicto
aparente de normas, habrá de resolverse mediante los principios de especialidad o
consunción.
356 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
parte del agénte, de que el autor se haya aprovechado de los poderes que la
confiere el cargo para poder perpetra el injusto típico.
(404) Sobre su connotación, ver al respecto, P eña C abrera F reyre , A.R.; D erech o Penal.
P a rte Especial. T. II, cit., ps. 233-237.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 357
OBSTRUCCIÓN DE PROCEDIMIENTO
Art. 310-B.- “E l que obstruye, im pide o tra b a una investigación, verifi
cación, supervisión o au ditoría, en relación con la extracción, transporte,
transform ación, ven ta , exportación, reexportación o im portación de especí
menes deflo ra y /o de fa u n a silvestre, será reprim ido con p e n a p r iv a tiv a de
lib e rta d no m enor de cuatro años n i m ayor de siete años.
<406> Artículo modificado por el Artículo Único del Decreto Legislativo N.° 1237, del 26-09-
2015.
(4°7> Artículo modificado por el Artículo Único del Decreto Legislativo N.° 1237, del 26-09-
2015.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 359
1. A MODO DE INTRODUCCIÓN
El Perú es una Nación que cuenta con un territorio muy diverso, con
una estructura geográfica variopinta y accidentada, que toma lugar a partir
de las regiones de la selva, sierra y costa. Es en los territorios de la Selva,
en la Amazonia nacional, sobre todo, donde podemos advertir un patrimonio
forestal envidiable, presentando bosques de inmensas áreas que, a su vez
cuentan con recursos hidrobiológicos de diversas especies; por tales razo
nes, debe anotarse que las conductas que se describen en los siguientes
artículos, se confunden con aquellos injustos típicos concernientes a la de
predación de la flora y/o fauna silvestre.
Como nos dicen en la doctrina, los bosques y los árboles constituyen
activos de enorme importancia que ofrecen beneficios económicos, sociales
y ambientales a las comunidades locales, a las economías nacionales y
al ambiente. Entre sus múltiples provechos se debe resaltar la producción
de madera y productos no leñosos, las funciones sociales, religiosas, el
esparcimiento, así como la creación de empleo, la generación de ingresos,
la producción de energía y de alimentos(409).
Todo este patrimonio natural se encuentra en la actualidad amenazado
por propia acción destructiva y depredadora del hombre, quien motivado, im
pulsado estrictamente por razones económicas (materiales), procede a talar
los árboles de forma indiscriminada, habiéndose creado toda una industria
ilícita de la tala de bosques. Son los árboles de caoba (Swietenia macrophylla)
y cedro (Cedrela adorata), dos especies que en los últimos años han sufrido
una depredación por parte los denominados madereros ilegales. Se dice que
un 90% de la madera extraída de la Amazonia peruana es de procedencia
ilegal, la cual es exportada a Norteamérica y a países de Europa occidental.
Estamos frente a una mafia de gran envergadura que se dedica a la
tala de bosques, a la comercialización de la madera que de ella se extrae
y que cada vez extiende más sus tentáculos en los territorios más fecun
dos de la amazonia peruana, involucrando a un gran número de personas.
De ahí que se vea la necesidad de que el Derecho penal intervenga ante
(4°8) Artículo modificado por el Artículo Único del Decreto Legislativo N.° 1237, del 26-09-
2015.
(4°9) A ndaluz W estreicher , C.; M a n u a l de D e re ch o Am biental, cit., ps. 238-239.
360 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
2. BIEN JURÍDICO
Serían en principio los Recursos Naturales, todos aquellos elemen
tos, que resultan indispensables para la subsistencia de la vida humana,
como medio para la satisfacción de las necesidades más elementales del
hombre.
Podemos partir de una visión antropocéntrica de la tutela penal, en
cuanto a la estrecha vinculación de los Recursos Naturales para con la exis
tencia del ser humano, de forma específica a los pobladores que habitan en
determinados hábitats; empero, no es menos cierto que los nuevos vientos
de la política criminal se conducen a un plano etnocéntrico.
<414) Sobre la situación de los bosques en el Perú, ver de forma amplia, A ndaluz W estreicher ,
C.; M a n u a l de D e re ch o Am biental, cit., ps. 244-246.
<415> El Ministerio del Medio Ambiente informó recientemente, que el Perú obtuvo una
deforestación entre los años 2004 y 2005, de 117,000 hectáreas habiéndose priorizacio
la conservación de 55 millones de hectáreas, por medio del Servicio Nacional de
Áreas Naturales Protegidas (SERNANP).
(416) Los monitoreos se efectúan mediante inspecciones de campo, visitando los lugares
sometidos a dicho procedimiento, como bosques, aserraderos, fábricas, puestos de
control, etc., a través de un seguimiento permanente.
<417) 150 mil hectáreas de las áreas de conservación regional, 3,500 hectáreas de las áreas
de conservación privada, dos millones de hectáreas de las reservas territoriales de in
dígenas aislados, 12 millones de hectáreas de las comunidades nativas tituladas y 330
mil hectáreas a la concesión de conservación de bosques de protección permanente.
362 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
3. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
Según se desprende de los artículo 310° y 310°-A del CP, autor puede
ser cualquier persona, no se exige una cualidad especial para poder ser
considerado sujeto activo. Si interviene dos o más personas, si es que todos
ellos comparten el co-dominio funcional del hecho, pueden ser reputados
como co-autores.
Se advierte, que las conductas típicas que se recogen en el artículo
310°, vienen a constituir actos anteriores a los que toman lugar en el artículo
310°-A, esto es, la tala del bosque u otras formaciones boscosas, es una ac
tividad primaria y esencial, para que se pueda producir el almacenamiento,
transformación o transporte de productos o especímenes forestales made
rables; por ende, podría admitirse que el mismo agente sea autor de ambos
ilícitos penales, vía un Concurso Real de delitos, aunque en la práctica será,
por lo general, una persona distinta el leñador de bosques de quien se dedi
ca a comercializar la especie maderable.
En lo que respecta al artículo 310°-B, autor puede ser también cualquier
persona, sería un delito especial común en la medida que no puede ser come
tido por un funcionario y/o servidor público encargado funcionalmente a la au
ditoría, investigación y/o procesamiento de estas ilicitudes penales. La figura
delictiva recogida en dicho precepto, presenta zonas de intercesión normativa
con ciertos tipos penales que atenían contra la Administración Pública.
b. Sujeto pasivo
La Ley N° 27308 declara que son recursos forestales los bosques na
turales, plantación^ forestales y las tierras cuya capacidad de uso mayor
sea de producción y protección forestal y los demás componentes silvestres
de la flora terrestre y acuática emergente, cualquiera sea su ubicación en el
territorio nacional.
El Reglamento de la Ley N° 27308(418), en el marco de las definiciones,
elabora una diversidad de conceptos de lo que debemos entender por
«Bosque», señalándose lo siguiente:
A ndaluduz W estreicher , escribe que las concesiones forestales con fines m aderables
se otorgan a exclusividad, la autoridad está im pedida d e otorgar a terceros otras
concesiones, perm iso o autorizaciones sobre la mism a área; M a n u a l de D erech o
Am biental, cit., p. 2 6 6 .
366 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
Por incurrir en delito o falta que implique grave riesgo o cause severos
perjuicios al ambiente y la biodiversidad.
Sobre las autorizaciones, concesiones, etc., ver lo referente en el artículo 310° del CP.
En palabras de A n d a l u z W e s t r e i c h e r , aparte de la madera, el bosque ofrece también
otros productos forestales que son diferentes de la madera, como las plantas, frutos,
semillas, vainas, aceites, látex, tallos, cortezas, hojas, raíces, flores, inflorescencias,
etc.; M a n u a l de D erech o Am biental, cit., p. 249.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 373
El Perú cuenta con una riqueza natural fastuosa y a su vez de tal di
versidad, que los propios peruanos no conocemos en su real magnitud y
extensión geográfica. Recursos naturales que lastimosamente se han ido
degradando y relativizando en su contenido cuantitativo y cualitativo a la vez,
producto de la propia acción humana, que en búsqueda por mayor produc
380 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
(433) G arcía Á lvarez, P. y L ópez P e r eg r in ó o s Delitos contra la Flora, la F a u n a y los A nim ales
dom ésticos. Análisis doctrinal y jurisprudencial, con referencia a la reform a introduci
da p o r la LO 5 /2 0 1 0 , de 2 2 de junio. Revista electrónica de Ciencia Penal y Criminolo
gía (en línea). 2013, p. 11:2.
i434) G uersi Carlos, A.; D a ño s a l Ecosistem a y a l m edio am biente. EDITORIAL ASTREA,
Buenos Aires, cit., p. 269.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 381
tala de madera», empero aparece a su vez una actividad que toma lugar en
la clandestinidad, en contextos y ámbitos que impide su control y su impres
cindible fiscalización, manifestando esa faz oscura de la conducta humana,
que con tal de alcanzar beneficios económicos, no tiene el menor reparo de
explotar indiscriminadamente los recursos forestales en aquellas zonas de
nuestro territorio nacional que son portadoras de esta riqueza natural.
De acuerdo con un estudio publicado en el 2012 por el Banco Mundial,
el 80% de la madera exportada por Perú es de origen ilegal. En tiendas o
centros comerciales norteamericanos y chinos, se puede encontrar este ma
terial en forma de parqué de madera fina, que luego acabará cubriendo los
pisos de casas, departamentos o residencias. Y todo esto sucede a pesar de
un Tratado de Libre Comercio que nuestro país mantiene con EE.UU., en el
que, precisamente en una de sus cláusulas, se prohíbe el comercio ilegal de
madera entre ambas naciones.
Estado de la cuestión, que en su momento fue abordado a partir de
políticas públicas que se fueron plasmándose a través de la sanción de
una serie de normativas, que en su momento supuso la penalización de
todos aquellos actos que pueden ser jurídico-penalmente reputados como
“tala ilegal de madera”, tal como se aprecia de los artículos 310° del CP,
conforme las incidencias político criminales de la Ley N° 29263 de octubre
del 2008.
No cabe duda que estos avances en nuestra política criminal no fue
ron suficientes para poder contener esta grave criminalidad, sabedores que
la tala ilegal viene acompañada de una serie de ilicitudes penales, como
Extorsiones, Asesinatos, Coacciones, Corrupción funcional, lo que de forma
similar a la Minería Ilegal, incide en el blanqueo de capitales, en el Lavado
de Activos, en cuanto a la colocación en el sistema económico de dineros
de procedencia ilícita. Para Julia María Urrunaga, directora en Perú de la
Agencia de Investigación Ambiental (EIA, por sus siglas en inglés), una ONG
con sede en EE.UU., la tala ilegal es un problema muy complejo, en el que
están involucrados varios actores. Ella explica que, para que esta actividad
pueda darse sin problemas, se necesita un sistema de lavado de madera
que haga pasar este recurso por legal, para que así se pueda comercializar
a nivel local e internacional.
Dicho esto, aún la explotación legal de la madera (tala), puede encubrir
actuaciones humanas que están dañando gravemente el patrimonio forestal
de la Nación, pues en los hechos denota actividades que en realidad no
deberían contar con autorización y/o concesión de la autoridad estatal com
petente. Detrás de esto se identifican convenios corruptos, de funcionarios
públicos que en vez de cautelar por el aprovechamiento racional y discrimi
382 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
FORMAS AGRAVADAS
Art. 310-C.- “E n los casos p r e v is to s en los artícu los 3 1 0 ,3 1 0 - A y 3 1 0 -B ,
la p e n a p r i v a t i v a d e lib e r ta d será no m en o r d e ocho años n i m a y o r de d ie z
años, bajo cu alqu iera de los sigu ien tes supuestos:
1. S i se com ete e l delito a l in te r io r de tie rra s en p r o p ie d a d o posesión de
com unidades n a tiv a s , com unidades cam pesinas, p u eb lo s in dígen as,
reservas indígenas; o en reservas te rrito ria le s o reserva s in d íg en a s a
f a v o r de pu eblos in dígen as en contacto in ic ia l o a isla m ien to v o lu n ta
rio, áreas n atu rales p ro te g id a s, zo n a s ve d a d a s, concesiones fo resta les
o áreas d e conservación p r iv a d a s d eb id a m en te reconocidas p o r la a u
to r id a d com petente.
2 . S i como consecuencia de la conducta p r e v is ta en los artícu los corres
p o n d ie n te s se afecten v e rtie n te s que abastecen d e a g u a a centros p o
blados, sistem as d e irrigación o se erosione e l suelo haciendo p e lig r a r
las a c tiv id a d e s económicas d e l lugar.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 385
(436) Artículo modificado por el Artículo Único del Decreto Legislativo N.° 1237, del 26-09-
2015
386 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
<437> Al respecto, ver P eña C abrera F reyre, A.R.; D erech o Penal. P a rte G eneral, cit., ps.
635-640.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 389
(438) P eña C abrera F reyre, A.R.; D erech o Penal. P arte Especial, T. II, cit., p. 186.
392 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
(«s) vide, al respecto, Peña Cabrera Freyre, A.R.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, cit., p.
187.
394 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
COMENTARIOS GENERALES
La protección jurídico-penal en el Perú de los «Recursos Naturales»,
adquiere cierta particularidad y singularidad, en razón a la descripción geo
gráfica y cultural que presentan determinadas áreas verdes, determinados
territorios, cuyo uso, empleo y aprovechamiento está destinados a fines es
pecíficos.
Históricamente el uso y propiedad de la tierra en comunidades
campesinas ha estado siempre a expensas de las decisiones políticas de
Estado, que a través de sus normas legales le han ido impartiendo ciertas
prohibiciones que con el paso del tiempo se han transformado, anota Á lvarez
D el C astillo(441).
La Ley Fundamental, establece en su artículo 88°, que: “El Estado apo
ya preferentemente el desarrollo agrario. Garantiza el derecho de propie
dad sobre la tierra, en forma privada o comunal o en cualquiera otra forma
asociativa. La ley puede fijar los limites y la extensión de la tierra según las
peculiaridades de czda zona.
Las tierras abandonadas, según previsión legal, pasan al dominio del
Estado para su adjudicación en venta”.
El CC, en su artículo 136°, establece que: “Las tierras de las comuni
dades son inalienables, imprescriptibles e inembargables, salvo las excep
ciones establecidas por la Constitución Política del Perú.
Se presume que son propiedad comunal las tierras poseídas de acuer
do al reconocimiento es inscripción de la comunidad”.
El Perú cuenta con una importante extensión territorial que se adscribe
al concepto de «tierra comunal», en el sentido de que su propiedad no es en
sí privada, sino que dicha titularidad se atribuye el colectivo de los poblado
res asentados sobre dicha localización geográfica.
Por otro lado, se reconoce la necesidad de promover el desarrollo
agrario, no sólo como eje fundamental del sistema económico del país, sino,
más bien, como fuente de desarrollo socio-económico de los pueblos de la
serranía, amazonia y costa. La posibilidad de viabilizar la actividad del agro,
como fuente de riqueza, intercambio comercial y prosperidad de las comuni
dades campesinas.
Dicho lo anterior, se infiere que las denominadas «tierras agrícolas»,
han de ser aprovechadas únicamente bajo propósitos agrícolas y actividades
afines, prohibiéndose que se le dé un cauce distinto, como promover la ex
pansión del crecimiento urbano, industrial, etc.
Si el precepto constitucional reconoce el derecho de propiedad priva
da sobre las tierras agrarias, quiere decir, a su vez, que éstas pueden ser
enajenadas por sus legítimos propietarios.
En una economía de mercado, los propietarios de tierras agrícolas
tienen el derecho al uso y a la disposición de ella, entendiéndose por
disposición la libertad de enajenar, que es la potestad de transferencia,
mediante la transacción de compra-venta o cesión del uso a través del
arrendamiento, medianería o contratos de pastoreo(442).
La Ley N° 26505 - Ley de la inversión privada en el desarrollo de
las actividades económicas en las tierras del territorio nacional y de las
comunidades campesinas y nativas(443), en sus artículos 1o y 2o establece que:
“La presente Ley establece los principios generales necesarios para promover
(443) Ley que fuese derogada por el Decreto Legislativo N° 1064, luego recupera su vigencia
normativa vía la Ley N° 29376 de junio del 2009.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 397
COMENTARIOS GENERALES
<446) Vide, más al respecto, P e ñ a C abrera F reyr e, A.R.; D e re ch o Penal. P a rte Especial, T.
II, cit., ps. 371-382.
402 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
(447) Así, en el Plan Nacional de Desarrollo Urbano, al sostenerse que desde mediados del
siglo pasado, el Perú, al igual que otros países de América Latina, ha experimentado un
crecimiento acelerado de la población, la mayor concentración es de carácter urbano,
impulsado por el éxodo de población del campo a la ciudad, hacia Lima Metropolitana
principalmente, y en menor proporción, a otras ciudades ubicadas en la costa norte e
interior del país, y, que en algunos casos se vieron beneficiados y potenciados por las
funciones que desarrollan.
T ítulo XIII: Los delitos ambtentat.es 403
con la naturaleza. De ahí, que los estamentos públicos, sobre todo las Mu
nicipios, asuman una gran responsabilidad de evitar que la expansión urba
nística termine por reducir ostensiblemente las áreas verdes; en tal mérito,
la elaboración de Planes de Ordenación Urbanísticos se constituye en una
herramienta de especial valor, sin marginar al resto de actores involucrados
en el tema. Ello no obsta en reconocer que la Planificación Urbanística deba
formar parte de la agenda de asuntos nacionales del Gobierno Central.
En el marco introductorio del “Plan Nacional de Desarrollo Urbano
- Territorio para Todos (2006-2015)”, se señala que la finalidad primordial
del Plan Nacional de Desarrollo Urbano, es de conducir el proceso de
urbanización nacional en términos del Desarrollo Sostenible en el contexto
del proceso de Globalización. En este sentido, frente a este proceso al nivel
nacional le corresponde planificar y normal las características y condiciones
para el proceso como un todo coherente, paralelamente con los gobiernos
locales que tienen un rol muy importante en la orientación, promoción y
control del desarrollo urbano específico de los asentamientos de población
de sus respectivos ámbitos provinciales y distritales(448).
En la doctrina, Bassols C oma, nos dice que el escenario del medio
ambiente - a raíz de las múltiples crisis ecológicas que se han experimentado
principalmente en las etapas desarrollistas- es propiamente la naturaleza
en su conjunto, por lo que el enfrentamiento entre lo urbano y lo natural
es cada más artificial e irrelevante. Desde esta nueva perspectiva, la
protección ambiental es objeto de consideración desde el municipio hasta
el Estado, pesando por las organizaciones intermedias, y asimismo por las
organizaciones supranacionales e internacionales(449).
Sobre el Plan de «Desarrollo Urbano», se señala en la doctrina nacional,
que es el instrumento técnico normativo aprobado mediante Ordenanza del
respectivo Municipio Provincial, para promover y orientar el desarrollo urbano
de cada asentamiento poblacional del ámbito provincial, en concordancia
con lo establecido por el Plan de Acondicionamiento Territorial(450).
(451) Boix R e i g , J./ Juanatey Dorado, C.; Com entarios al Código Penal, Vol. III, cit., p. 1572.
(452> D e F u e n t e s B a r d a j I, J.; M an u al de Derecho Administrativo Sancionador, II, cit., p. 1455.
(4S3) Sobre este tópico, J o r d a n o F r a g a , en la doctrina española, sostiene que desde una
perspectiva evolutiva, el Derecho ambiental ha comenzado a superar lo que los
penalistas denominan el ámbito de la función simbólica o testimonial. Nuestro Derecho
ambiental tendencialmente abandonará su papel de instrumento o prevención general
(que es el único efecto al que puede aspirar una norma que no alcanza eficacia real)
para alcanzar el nivel o el estadio de la efectividad y la normal implantación. El Derecho
ambiental ineficiente tiene el significado de ser una etapa, quizá inevitable, en esa
evolución. Entre tanto, cumple una función simbólica; La Protección d el D e re ch o a un
M edio A m biente adecuado, cit., p. 151.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 405
(454) Para M uñoz C onde , el bienjurídico protegido lo constituye el interés por el cumplimiento
de la ordenación territorial legal o reglamentaria establecida, esto es, la ordenación del
territorio frente a las conductas que transgreden la defensa del urbanismo; D erech o
Penal. P a rte Especial, cit., p. 486.
<457> C arm ona S algado ,C.; Delitos sobre la O rdenación d e l Territorio, cit., ps. 21-22.
(458) Siguiendo en rigor el principio de la Unidad en el Título de la Imputación.
i * 59) Vide, a l respecto, P e ñ a C a b r e r a F r e y r e , A.R.; D e re ch o P en a l. P a rte G en eral, cit., ps.
353-355.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 407
(460) El funcionario decisorio cuenta con plena poder y autonomía para apartarse de cual
quier informe u opinión, provenga de un funcionario público o de un particular, en tanto
su actuación tiene como parámetro la ley y la Constitución. Consecuentemente, la res
ponsabilidad de propiciar conductas que puedan afectar a la ordenación urbanística,
ha de recaer únicamente en su esfera de organización funcional, como fundamento
material del injusto.
408 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
ALTERACIÓN PAISAJISTA
A rt. 313.- “E l que, co n tra vin ien d o la s disposiciones de la a u to r id a d com
p e te n te , a ltera e l a m b ie n te n a tu r a l o e l p a isa je u rbano o ru ra l, o m odifica
la flo r a ofa u n a , m e d ia n te la construcción d e obras o ta la d e árboles, será
re p rim id o con p e n a p r i v a t i v a d e lib e r ta d no m a y o r d e cu atro años y con
sesenta a n o v e n ta d ía s-m u lta
COMENTARIOS GENERALES
una estrecha vinculación entre todos ellos y, lo más resaltante, cada uno de
sus variables se dirige siempre a la tutela de lo que hemos de concebir por
el «Medio Ambiente».
Cuando hicimos alusión a la protección jurídica (penal) de las especies
o especímenes de la fauna y/o flora silvestre, así como de los recursos fores
tales maderables, no sólo se apuntaba a un entendimiento autonómico -d e
los intereses jurídicos a tutelar-, desde una visión etnocéntrica o conforme
su relación con los bienes jurídicos fundamentales del hombre, desde una
perspectiva antropocéntrica, sino también, bajo la idea de que todos estos
componentes se refunden en el concepto del Medio Ambiente, como ins
titución jurídica aglutinadora de una serie de elementos. Por consiguiente,
la afectación a las especies silvestres, a la flora, a la fauna, a los recursos
forestales maderables, no sólo ha de verse desde una plataforma particular
del interés protegido, sino considerando sus repercusiones en los sistemas
ecológicos, desde un plano en puridad sistémico.
El artículo 65° de la LGA dispone que el crecimiento de la población
y su ubicación dentro del territorio son variables que se consideran en las
políticas ambientales y de promoción del desarrollo sostenible. Del mismo
modo, las políticas de desarrollo urbano y rural deben considerar el impacto
de la población sobre la calidad del ambiente y sus componentes.
Así también se observa una definida vinculación con los delitos «Ur
banistas», que hemos tenido ocasión de analizar en el artículo 312° del CP,
al revelarse elementos de tipicidad objetiva que similar concepción jurídica.
410 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
(461) Peña C h a c ó n . M.; La tutela jurídica del Paisaje. Publicado en la Revista Lex Difusión y
Análisis, Edición Especial Décimo Aniversario, año IX, junio 2005, N° 120, México, cit., p. 2.
(482) P e ñ a C h a c ó n , M.; La tutela juríd ica d el Paisaje, c i t . , p . 3 .
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 411
Artículo modificado por el Artículo Único del Decreto Legislativo N.° 1237, del 26-09-
2015.
416 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
1. A MODO DE APROXIMACIÓN
(466> Artículo modificado por el Artículo Único del Decreto Legislativo N.° 1237, del 26-09-
2015.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 417
trucción de nuevas figuras delictivas, que tienen fiel reflejo en esta incesante
dinámica por la que se mueve la esfera Medio Ambiental.
No sólo se pretende penalizar una mayor variedad de comportamien
tos, sino que, a su vez, el uso por la norma jurídico-penal parte de toda una
función socio-pedagógica, de interiorizar en los comunitarios, modelos va
liosos de conducción, con arreglo a la naturaleza jurídica de estos intereses
jurídicos.
Dicho lo anterior, se propone en el Derecho positivo, una dimensión
comunicativa que quiere arraigarse en la psique de los individuos, incidiendo
en núcleos de abstención delictiva, como consecuencia de la amenaza pe
nal. A dicha dirección de política criminal, aparece el interés de asegurar una
correcta actuación de todos aquellos funcionarios y/o servidores públicos,
funcionalmente avocados al otorgamiento de licencias, permiso y/o autoriza
ción a los particulares, para el aprovechamiento de los Recursos Naturales.
Habilitación jurídico-estatal (administrativa) que debe propender a una
rigurosa calificación y evaluación por parte del funcionario competente, en la
medida en que los intereses involucrados, son de naturaleza pública; sabe
dores de que la realización de toda actuación funcionar al debe seguir con
rigurosidad la satisfacción de los intereses generales de la comunidad.
En un mundo cada vez más tecnificado es previsible que las exigencias
de responsabilidad administrativa aumenten en consonancia con la confianza
en el funcionamiento de los sistemas de control y supervisión del Estado
para que opere de forma preventiva frente a los riesgos y peligros, de entre
los cuales destacan los ambientales*467).
Una correcta actuación de la Administración requiere de su optimización,
en este caso de la salvaguarda de los intereses jurídicos ambientales, de
que su aprovechamiento cumpla con el estándar exigido en la normativa
correspondiente, pues una inadecuada, ligera y/o defectuosa valoración
administrativa, puede colocar en riesgo de afectación a dichos bienes
jurídicos. Situación que ha mentado una respuesta singular por parte del
legislador, de penalizar independientemente, las conductas de los funcionarios
públicos, que favorecen, propician la concesión de autorizaciones a favor de
obras o actividades que no cumplen con los requerimientos previstos en la
legalidad ambiental. Lo que se tipifica en puridad es una ilegalidad funcional,
al margen de que dicha actuación ya encuentra asidero de punición, bajo los
alcances de los tipos penales de Abuso de Autoridad, como lo planteamos
en el inc. 3) del artículo 309° del CP; de modo que el objeto de tutela sería la
Administración Pública(468)(469).
No obstante lo argumentado en dicho articulado, no queda más que
abonar por la vigencia de esta infracción funcional ambiental, mientras el
legislador no reforme los artículos 376° y 377° del CP4
(470). No se puede ha
9
4
8
6
blar con propiedad de una «Prevaricación Ambiental», según los términos
expresados en el artículo 329° del CP español, en la medida que conforme
el Derecho positivo vigente nacional, no se admite la «Prevaricación Admi
nistrativa».
El cuestionamiento en el presente caso habría de verse en lo que res
pecta al bien jurídico, en el sentido de si el intraneus falta a los deberes in
herentes a su función pública está afectando los principios constitucionales
de la Administración Pública y, no el Medio Ambiente. Si fuese esto último,
el intraneus ha de estar incurso en una actividad típica de contaminación
ambiental o de otra figura afín, sea como autor y/o partícipe.
Al margen de la asistemacidad material que revela este injusto, adver
timos la orientación de fortalecer las tareas de la Administración, en sujeción
a los principios de imparcialidad y objetividad, a través de los fines preventi-
vo-generales (negativos) de la pena.
En esta capitulación también se glosa una tipificación encaminada a
penalizar a quienes asumen los órganos de representación de las denomi
nadas «Personas Jurídicas», a sus representantes legales, cuando el injusto
típico se comete en el seno de una corporación empresarial, donde a prime
ra vista no se puede identificar a los verdaderos sujetos actuantes del delito.
En primera línea, debe señalarse que los delitos ambientales no son delitos
especiales propios y, segundo, la solución normativa en todo caso, tendría
que ser completada con lo previsto en el artículo 27° del CP.
(468) para C onde -P umpido T ourón , C ./L ópez Barja de Q uiroga , J., se trata de un delito que
tiene una doble dimensión: de una parte se trata sin dudas de un delito contra la Admi
nistración Pública, pero al tiempo es un delito contra el medio ambiente; Com entarios
a l Código Penal, T. 4, cit., p. 2534.
(47°) ai reSpecto, P rats C anut , J.M./ M arqués I B anqué , M.; sostienen que no puede des
conocerse que, al margen de la relevancia cada día mayor que se confiere al bien
jurídico ambiente, no es menos cierto que pocos ámbitos de la actividad de la Admi
nistración destacan como el ambiental tanto por el grado de intervención como por
su nivel de complejidad; C o m entarios a la P a rte E s p e c ia l d e l D e re c h o P enal, T. II,
cit., p. 1230.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 419
celar (dar por extinguido), una autorización, licencia, concesión, permiso u otro
derecho habilitante en favor de la obra o actividad a que se refiere el presente
Título. Por consiguiente, se recoge una actuación funcional, que se identifica
propiamente en las potestades (administrativas), que ostentan ciertos funcio
narios públicos, en el marco de la fiscalización y/o control que deben realizar
sobre las concesiones y/o autorizaciones para desarrollar actividades rela
cionadas con los componentes ambientales. Se cancelarán dichos permisos,
cuando el titular de la concesión ha contravenido alguno de los preceptos le
gales que regulan estas actividades, siendo que en el presente caso, el agente
del delito declara la cancelación de dicho derecho, pese a incurrir en flagrante
vulneración a las normativas ambientales vigentes; es decir, no se dan los su
puestos de hechos, que legitiman a la Administración, expedir la cancelación
de dicho permiso y/o autorización, dando lugar a una norma penal en blanco.
Para que un acto administrativo pueda surtir efectos hacia terceros,
requiere que se plasme en una Resolución emitida por el funcionario público
competente, que al trascender el ámbito interno de la Administración, genera
efectos vinculantes hacia los Administrados. La potestad funcional se
manifiesta con toda plenitud en las potestades decisorias de los funcionarios
públicos, pues a partir de dichas facultades es que se entablan relaciones
jurídicas válidas con los particulares. En palabras de Morón Urbína, la
naturaleza de decisión ejecutoria es sustancial para la configuración del
acto administrativo, pues solo mediante este acto, la autoridad puede crear,
reconocer, modificar, transformar o cancelar intereses, obligaciones o
derechos de los administrados, a partir del contenido del acto que aprueba(474).
El acto administrativo tiene presunción de legitimidad determinando la
obligación del particular de cumplirlo, y el nacimiento de los términos para
impugnarlo, transcurridos los cuales se opera la caducidad(475).
Se menciona en la redacción normativa que la expedición de la autori
zación, debe haberse producido; «sin observancia de las leyes, reglamentos,
estándares ambientales vigentes»; nótese que no tiene porqué constatarse
que la realización ya concreta del particular (Administrado), en el aprovecha
miento de los Recursos Naturales haya de generar un riesgo concreto con
aptitud de lesión para con el bien jurídico tutelado (delito de Contaminación
Ambiental, por ejemplo); constituyen tipificaciones penales autónomas, cuyo
análisis ha de ser visto por separado. Se trata de un delito de mera actividad,
que no exige la producción de un resultado material, por lo que el disvalor
(477> Así, P rats C anut , M. y otro; L a R e s p o n s a b ilid a d P e n a l d e los F u n c io n a rio s ..., cit.,
p. 468.
(478) P rats C anut , M. y otro; La Responsabilidad P e n a l de los Funcionarios..., cit., p. 468.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 423
<479> v¡de, al respecto, P eña C abrera F reyre , A.R.; D e re ch o Penal. P arte G eneral, cit., ps.
360-373
424 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
(«i) Sobre este tópico se han elaborado interesantes teorías conceptuales, a efectos de
declarar la capacidad de acción de las personas jurídicas; sobre ello, GóMEz-Jara Diez
escribe que la dogmática alemana ha ido poniendo de manifiesto una nueva forma de
observar-es decir, una nueva semántica- el problema de lo que, tradicionalmente, se
ha tratado bajo la capacidad de acción de las empresas (capacidad de autoorganización
de la em presa ); La Culpabilidad P e n a l de la Em presa, cit., p. 228.
(482) L ópez Barja de Q uiroga , J.; Com entarios a l Código Penal, T. 1, cit., p. 442.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 427
personas que también forman parte de la persona jurídica, pero que no han
intervenido en la gestión social que da lugar a la conducción típica(483)4
.
8
El precepto in comento, construye la imputación jurídico-penal sobre
los siguientes elementos: -primero, el reconocimiento de una representación
legal de la persona jurídico, que el sujeto actuante actúe como órgano de
representación, obligando a la societas en los actos que suscriba a su nom
bre, siempre que aquéllos se adscriban en los estatutos de la empresa; -se
gundo, que la actividad esté relacionada con el objeto social de la empresa;
-tercero, que se reúnan las condiciones exigidas en los artículos 23° y 27°
del CP.
Sobre los dos últimos elementos a saber, cabe señalar lo siguiente:
cuando el precepto de la Parte Especial de forma específica (normativa) se
dirige a penalizar la actuación del representante legal de la societas, ya no
resulta necesario remitirnos a la fórmula del Actuaren lugar de otro, en tanto las
condiciones que fundamentan el injusto penal, hacen referencia al representante
y no a la representada{484). La imputación jurídico-penal se construye sobre la
actuación del órgano de representación, de forma que es un contrasentido hacer
alusión a las reglas establecidas en el artículo 27° de la PG del CP.
Luego, si el legislador ha determinado la inclusión de las reglas del
artículo 23° del CP, éstas hacen referencia a las condiciones que deben
aparecer para que un sujeto pueda ser considerado «autor» de un delito.
Para tal efecto, deben revelarse datos que de forma objetiva permitan inferir
que el agente contaba con el dominio funcional del hecho, que el proceder
delictivo se debió a una intervención decidida y consciente del sujeto, quien
tuvo también sus manos la posibilidad de frustración típica(485). A lo dicho
debe añadirse la imputación subjetiva, que todos los elementos constitutivos
del tipo penal fueron abarcados por la esfera cognoscitiva del dolo.
Aparejando lo anterior con la conducta -in examen-, debemos acotar
que dicha imputación jurídico-penal, al estar vinculada a una corporación
empresarial, debe manifestar también el dominio social típico de que las
especiales funciones que tenía encomendada el agente, le otorgaba una
posición privilegiada dentro de la empresa, permitiéndose adoptar deci
siones de especial relevancia para con la marcha de la persona jurídica,
generando compromisos y obligaciones a la representada. En tal entendi
do, la representación debe ser en apariencia formal, sin que ello suponga
<483> Vide, al respecto, P eña C abrera F reyre , A.R.; D e re ch o Penal. P arte G eneral, cit., ps.
246-247.
(484) Vide, al respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal Económico, cit., ps. 183-195.
(485) En palabras de López Barja de Q uiroga , ésta se determina mediante criterios de
imputación objetiva; C om entarios a l Código Penal, T. 1, cit., p. 390.
428 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
(486> Vide, al respecto, P eña C abrera F reyre , A.R.; D erech o Penal. P a rte Especial, T. II, cit.,
ps. 538-539.
(487) Así, C ervantes A naya, D.A.; M a n u a l de D e re ch o Administrativo, cit., p. 374.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 429
(488> M orón U rbina , J.C.; C om entarios a la L ey d el Procedim iento Adm inistrativo G eneral,
cit., ps. 74-75.
(489) M orón U rbina , J.C.; C om entarios a la L ey de Procedim iento Adm inistrativo G eneral,
cit., p. 87.
430 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
información. Dicha esfera subjetiva no tiene que ver con el dolo (sea directo
o eventual), sino con la contravención de ciertos deberes, que darían lugar a
la modalidad imprudente.
(490) Aún siendo de naturaleza invencible, tal como lo estipula el artículo 14° del CP.
IV C a p ít u l o
MEDIDAS CAUTELARES Y EXCLUSIÓN O
REDUCCIÓN DE PENAS
MEDIDAS CAUTELARES
Art. 3 14°-C - “S in p e rju ic io de lo ordenado p o r la a u to r id a d a d m in is
tr a t iv a , e l J u e z d isp o n d rá la suspensión in m e d ia ta de la a c tiv id a d conta
m in a n te, e x tra c tiv a o d ep red a to ria , a s í como la s o tra s m e d id a s cautelares
que correspondan.
1. ALCANCES PRELIMINARES
La política criminal engloba todas aquellas respuestas jurídicas con
que cuenta el Estado, para prevenir la criminalidad, para combatirla eficaz
mente, conforme los instrumentos y mecanismos que la Constitución y la
Ley, le confieren a los órganos de persecución y sanción penal.
La pena ha de ser la respuesta de la judicatura, si es que en el de
sarrollo del Juzgamiento e l representante del MP, ha podido demostrar con
434 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
prueba suficiente e idónea, que su teoría del caso (Acusación), cuenta con la
credibilidad y coherencia, tanto argumentativa como probatoria, para poder
acreditar la teoría jurídica que sostiene la imputación penal, de cuyo cuño ha
enervado y/o destruido el principio de presunción de inocencia que asiste a
todo acusado (fuera de toda duda razonable); a partir de dicho estadio es
que la Administración de Justicia Penal está legitimada para ejecutar las
sanciones que el CP contempla en su ordenación normativa, de recluir en un
Establecimiento Penitenciario al condenado y de ejecutar el extremo de la
Reparación Civil, en cuanto a la Indemnización Extra-Contractual que ha de
ser abonada a favor del agraviado (Actor Civil).
Según lo anotado, los fines esenciales del Proceso Penal recién co
bran plasmación efectiva con el dictado de condena, que pronuncia la ju
dicatura al final del Juzgamiento, dando lugar ai despliegue de los efectos
preventivos de la pena (generales como especiales). Hasta antes estamos
ante un estado de incertidumbre jurídica, pues aún no se ha dilucidado el
objeto principal del procedimiento penal, no resultando legítima la imposición
de sanciones penales por anticipado, con arreglo a los principios rectores
del Derecho penal y del Derecho procesal penal. No obstante, la legislación
procesal-penal ha previsto una serie de medidas que en rigor se dirigen a
cautelar los fines esenciales del Proceso Penal, cuya justificación axiológica
ha de ser sostenida sobre los interés públicos que ha de cautelar dicho ins
trumento.
El proceso penal importa una dialéctica entre el pretensor de
la persecución penal y la defensa del imputado; al primero de ellos le
corresponde acreditar con pruebas suficientes la imputación delictiva que
recae sobre el imputado, condición esencial para el acto de la condena y para
que la Justicia Penal pueda concretizar el ius puniendi estatal en el infractor
de la norma jurídico-penal; por otra parte, a la defensa le corresponde refutar
y desvirtuar la hipótesis de incriminación del acusador público, a fin de
reivindicar la libertad del imputado. Este es el grave drama que se representa
en el proceso penal, dentro del cual, a través del choque entre la pretensión
y su antitético pensamiento, esto es, la defensa, el Tribunal ha de decidir
en la sentencia si debe o no restringir el derecho a la libertad mediante la
imposición de una pena privativa de libertad(491). Sin embargo, la privación
de libertad, así como la restricción u limitación de derechos fundamentales,
no necesariamente se derivan de una condena penal, es que el derecho
procesal penal cuenta con sus propios medios de coacción que se imponen
al imputado a fin de cautelar los fines esenciales del procedimiento penal;
si bien rige de forma amplia el principio de presunción de inocencia, que
(491) G imeno S endra , Vicente; E l Proceso de H a b e a s Corpus. Editorial TECNOS SA. Madrid,
1985, cit., p.18.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 435
impide en principio, que sobre el imputado recaiga por anticipado los costes
de la condena; no es menos cierto que la efectiva persecución de la justicia
se sostiene fundamentalmente sobre un interés social legítimo y sobre el
mismo fin teleológico de la Justicia: de restablecer la paz y seguridad jurídica
alteradas por el delito. Por consiguiente, los derechos fundamentales no son
valores absolutos, pueden ser limitados a fin de cautelar otros intereses
jurídicos -d e reconocimiento constitucional-; en este caso el interés social
en la persecución del delito(492).
Empero, para que estas limitaciones y restricciones sean legítimas,
deben adecuarse a las exigencias que el NCPP ha previsto, tanto desde un
aspecto formal como material; basta que se contravenga uno de ellas, para
que la medida se convierta en ilegítima e ilegal. Máxime, no podemos de
ningún modo asimilar los fines de estas medidas con las del Derecho penal
sustantivo, pues los efectos preventivos de la pena sólo pueden adquirir vi
gencia en el acto de la condena penal.
La intervención estatal (coacción) no sólo ha de estar prevista en la
ley procesal de forma expresa, sino que ésta ha de ser irremediablemente
necesaria para los fines que se persigue y, cuestión importante, que ha de
ser proporcional a la gravedad del hecho que se esta investigando. Dicho
en otros términos; la imposición de la medida de coerción sólo ha de ser
legítima cuando sea indispensable para garantizar los fines esenciales del
proceso, cuya intensidad ha de corresponderse con la magnitud de disvalor
que manifiesta el hecho -objeto de persecución penal.
El nuevo CPP, en su artículo 253.2, establece que ¡a restricción de
un derecho fundamental sólo tendrá lugar cuando fuera indispensable, en
la medida y por el tiempo estrictamente necesario, para prevenir, según los
casos, los riesgos de fuga, de ocultamiento de bienes o de insolvencia so
brevenida, así como para impedir la obstaculización de la averiguación de
la verdad y evitar el peligro de reiteración delictiva. De dicha declaración
normativa se desprende que las medidas de coerción procesal, despliegan
efectos no sólo asegurativos, precautorios e instrumentales, sino también
persiguen objetivos criminológicos.
Entonces, para que el procedimiento penal pueda alcanzar los fines
propuestos, se necesita en algunos casos que la autoridad jurisdiccional dic
te medidas de injerencia directa sobre los bienes jurídicos del imputado y
terceros relacionados (tercero civil responsable) con las incidencias delicti
vas de la conducta infractora, en cuanto a la concreción de instituciones del
derecho privado. En palabras de G imeno S endra, las medidas cautelares es
(492) Así, M oreno C atena, V.; E l p a p e l del Fiscal en la Investigación de los delitos, cit., p. 997.
436 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
(493) En el CP español de 1995, se recoge una figura similar en el artículo 340°, cuando se
faculta a los jueces y Tribunales ha ordenar a cargo del autor del hecho, las medidas
encaminadas a restaurar el equilibrio ecológico perturbado, así como adoptar
cualquier otra medida cautelar; C onde - P umpido T ourón , C ./ López Barja de Q uiroga ,
J., sostienen al respecto, que las medidas encaminadas a restaurar el equilibrio
ecológico perturbado, a cargo del autor del daño, es una consecuencia propia de
la responsabilidad civil derivada del delito, aun cuando su mención expresa tiene un
importante valor clarificador, por lo que merece una crítica positiva; C om entarios al
Código Penal, T. 4, cit., p. 2583; Así, P rats C anut , J.M. y otro; Com entarios a la P arte
E sp e cial d e l D e re ch o Penal, T. II, cit., p. 1272; Boix R eig , J. y otro; Com entarios a l
Código Penal, Vol. III, cit., p. 1615.
438 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
(«4) Vide, al respecto, P eña C abrera Freyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 1202.
<495> Así como el resto de medidas que también pueden ser aplicadas, en mérito a la
enunciación abierta que se deriva del precepto legal in comento.
(4®6) P eña C abrera F reyre , A.R.; Exégesis a l nuevo Código Procesal Penal, T. II, cit., p. 173.
<497) Así, el artículo III del Título Preliminar del nuevo CPP.
Título XIII: Los delitos ambientales 439
decir, no sólo se trata de los objetos que materializan el injusto penal (espe
címenes de la flora y fauna silvestre, debiéndose agregar, a los productos
forestales maderables), sino también, todos aquellos aparatos, instrumentos,
máquinas, dispositivos electrónicos, etc., que fueron utilizados por el agente
(imputado), para la configuración del injusto penal.
Como se entiende del tenor literal, la medida de Incautación puede
proceder ante una decisión de oficio por parte del Juez Penal o, en su de
fecto, por solicitud del persecutor público. Dichas facultades se condicen
con lo previsto en el artículo 94° del C de PP, como se dispone en su primer
párrafo. La distinción en todo caso, radica en que el precepto procesal hace
alusión a una «facultad discrecional» del órgano jurisdiccional, en cuanto a
la imposición de la Incautación, en cambio, el artículo 224° supone un deber
prescriptivo, de igual forma que en el caso del artículo 221° del CP.
En lo que al nuevo CPP se refiere, apreciamos en la lectura del
artículo 316°, que la adopción de la Incautación es una facultad discrecional,
sin embargo, notamos una diferencia importante, pues quien ejecuta
directamente la medida de coerción real es el persecutor público, lo cual
se ajusta plenamente a las nuevas funciones que asume el Fiscal en la
conducción de la Investigación Preparatoria(498). Empero, el Fiscal que
ejecutó la medida está en la obligación de solicitar al Juez de la IP, la
expedición de una resolución confirmatoria, como se dispone en el inc. 2)
del artículo precitado; dicha resolución es en suma importante, en orden
a fiscalizar la legitimidad de la medida, si es la no adopción de la misma,
hubiese producido una pérdida irreparable, a fin de alcanzar los fines de la
investigación («peligro en la demora»). Además, cabe añadir que el juzgador
es el único funcionario estatal legitimado para la restricción y/o limitación de
derechos fundamentales, con arreglo al artículo VI del Título Preliminar del
nuevo CPP.
4. EL ALLANAMIENTO Y EL DESCERRAJE
(498) Vid., al respecto, P eña C abrera F reyre , A.R.; E xégesis a l nuevo Código P ro cesal
P enal, cit., ps. 207-216.
(499) Vid., más ai respecto, P eña C abrera F reyre , A.R.; D e re ch o Penal. P a rte G eneral, cit.,
ps. 1197-1201.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 441
(50°) vid., más al respecto, P eña C abrera F reyre , A.R.; E xégesis d el nuevo Código P rocesal
Penal, cit., ps. 692-703.
442 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
1. COMENTARIOS PRELIMINARES
La titulación in examen ha sido objeto de una sustancial modificación,
producto del incesante proceder legislativo, de adecuar normativamente es
tos injustos penales a las nuevas exigencias de la sociedad postindustrial, en
cuanto a las amenazas que recaen sobre el Medio Ambiente y sus compo
nentes fundamentales, hasta el punto de incluir de forma expresa una institu
ción netamente procesal, pues es de recibo que la rebaja sustancial de pena
que pueda recibir un imputado como consecuencia de actos positivos de
«Colaboración», mediando entrega valiosa de información, para con la per
secución penal es denominada en la doctrina como «Colaboración Eficaz»,
de tal modo que no consideramos acertado en que un articulado del CP se
haga alusión a un mecanismo que responde a una naturaleza práctica, que
no condice con la estructuración sistemática que debe cautelar toda codifica
ción punitiva, con arreglo al principio de Sistematización normativa.
Aquellas ventajas sustantivas que puede obtener el imputado, en
cuanto a la graduación de la sanción punitiva que se tramitan en un proce
dimiento especial, cuando aquél proporciona de información útil, efectiva,
imprescindible y valiosa a la fiscalía, a efectos de alcanzar objetivos estricta
mente político criminales, es decir, sujetos a los objetivos de la investigación,
se adscriben en corriente llamada «Derecho penal premial», que hunde su
estructura basilar, en la forma y/o medios de cómo el Estado enfrenta crimi
nalidades per se complejas, que no pueden ser combatidas con los métodos
tradicionales y/o convencionales que caracterizan a cualquier Estado de De
recho. Estrategias de política criminal que fueron implementadas en algunas
Naciones de Europa Continental a fin de poner freno a peligrosas mafias de
narcotraficantes y a las organizaciones subversivas que azotaron algunos
países de Europa occidental, luego importadas por efectos del Derecho an
glosajón al hemisferio Sudamericano.
La figura de la Colaboración Eficaz es una formulación que se enmarca
estrictamente sobre consideraciones político-criminales, que tiene como
precedente comparativo el Plea Bargaining como procedimiento consensual
previsto en la legislación norteamericana(501).
A lo descrito, debemos agregar una situación inobjetable: que el Sis
tema Penal en su conjunto no está en capacidad material y operativa, para
procesar todos los hechos punibles que se cometen en nuestro país; para
ello es que resultan de especial ayuda los filtros de selección que pueden
activarse a partir de los mecanismos alternativos al proceso penal ordinario,
que se ajustan sobre la idea de una «Justicia Penal Consensuada», que no
sólo cobija a la Colaboración Eficaz, sino también las instituciones de la Ter
minación Anticipada del Proceso y la Conformidad, que han sido aglutinadas
de forma sistemática en las aristas normativas del nuevo CPP.
Un modelo procesal penal inclinado al principio inquisitivo y a un princi
pio de estricta legalidad, no permite valorar respuestas diferenciadas ante he
chos disvaliosos aparentemente similares, en mérito a la consideración lineal
del proceso y a sus estructuras exageradamente formales y burocráticas.
De tiempo atrás se está vigorizando la posición de establecer filtros
de selección, de valoración jurídico-penal, mediante la introducción de
instituciones procesales que puedan morigerar la carga procesal, de reservar
el proceso penal y, con ello, la pena privativa de libertad a los injustos de grave
y meridiana alarma social. La unificación de criterios del injusto material, en
cuando a su práctica en el proceso penal, constituyen una respuesta eficaz
a la problemática del Sistema procesal(502).
Por lo dicho, para poder proceder a reglar el procedimiento de
Colaboración Eficaz, han de advertirse dos presupuestos fundamentales:
primero, que se trate de delitos de gravedad (fundamento material del
injusto de suficiente disvalor antijurídico), como el narcotráfico, el terrorismo,
lavado de activos, cohecho y otros similares y, segundo, que de las
primera investigaciones determinen la existencia de verdadera dificultades
probatorias, para dar con el paradero de los principales culpables, en
cuanto a la identificación de los líderes y cabecillas así como la adquisición
de elementos de convicción que sean necesarios para la formalización
de la persecución penal (formalización de la denuncia y/o investigación
preparatoria). Lo señalado guarda correspondencia con las legítimas críticas
que se alzan contra este procedimiento especial, al importar un relajamiento
sustancial del principio de legalidad, en lo que respecta también a las
funciones que debe desplegar el Juzgamiento en todo proceso penal y, en
lo referido a la determinación judicial de la penal en base a los principios
jurídico-penales de proporcionalidad, culpabilidad, lesividad en consonancia
con los fines preventivos de la sanción punitiva(503).
(503) Ver más al respecto, P eña C abrera F reyre , A.R.; M an u al de D e re ch o Procesal Penal,
cit., ps. 733-735.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 445
(sos) Así, el artículo 472.2 del nuevo CPP, al señalar que el colaborador debe admitir o no
contradecir, libre y expresamente, los hechos en que ha intervenido o se le imputen; no se
entiende, como en el artículo 476.1, en lo que respecta al contenido del Acuerdo, se diga
que éste ha de contener: “Los hechos a los cuales se refiere el beneficio y la confesión
en los casos que ésta se produjere”, acaso la admitir haber intervenido en los hechos
delictivos que se le imputan o renunciar a la contradecir la base de la incriminación no es
una “Confesión". Los preceptos en mención son en puridad contradictorios, no se ajustan
a la naturaleza de la Colaboración Eficaz, pues es sabido que el sometimiento a este
procedimiento supone en todos los casos una “Admisión de Culpabilidad”, si esto no es
así, el imputado ha de controvertir los términos de la imputación en el marco de un Proceso
Penal Común.
(507) Aunque así se pueda entender de una lectura literal del artículo 474.2 del nuevo CPP;
artículo 4ode la Ley N° 27378.
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 447
(s°s) ya| como se reg|a en el marco normativo del artículo 474.4 del nuevo CPP;
artículos 3o
y 5ode la Ley N° 27378.
(509) De acuerdo con las obligaciones que se glosan en el artículo 479.2 del nuevo CPP,
448 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
concordante con lo dispuesto en el artículo 480° (in fine); artículo 17° y 18° de la Ley
N °27378.
Supuesto incorporado con la emisión del Decreto Legislativo N° 1011, que precisa
mente tiene como ratio de política criminal, la lucha contra la criminalidad asociada
a la minería ilegal y particularmente a la lucha contra la criminalidad asociada a la
minería ilegal; conforme los fundamentos que se exponen en dicha normativa, se
pone el acento en aquellas estructuras criminales que se estructuran organizada
mente para realizar actos típicos de «minería ilegal», según la redacción normativa
del artículo 307°-A del CP (“Delito de minería ilegal” - incluido por la misma Ley),
conocedores que dichas actividades prohibidas se gestan y cometen, desde el seno
de aparatos delictivos de compleja envergadura, por lo que la mejor forma de hacer
mella a estas organizaciones, es acopiar información oportuna y veraz, sobre la
T ítulo XIII: Los delitos ambientales 449
(512) Se podrá evitar la continuidad del delito, cuando ya siendo infringida la norma
por vez primera, el colaborador otorga ciertos datos de cómo el autor opera y así
evitar que vuelva a contravenir la prohibición normativa. Por su parte, evitar la
consumación del delito, supone que el hecho punible no puede haberse desarrollado
en su perfección, v. gr., elaborado un documento falsario, el colaborador permite
descubrir dicha naturaleza y, así impide que el agente lo pueda incluir en los libros
contables de la empresa.
45 0 D erecho penal - Parte especial: Tomo IV
eficaz, por lo que el otro co-autor, no le quedará otra que someterse a la in
vestigación y luego al proceso penal respectivo.
Dos sujetos (iinfractores de la ley penal) que revelan un mismo nivel
de responsabilidad penal (culpabilidad), recibirán una sanción punitiva sus
tancialmente distinta, lo que no resulta compatible con una Justicia sujeta al
Estado de Derecho, que debe tratar a todos por igual. Lo que se está promo
viendo en todo caso es la delación, propiciando la disociación delictiva; que a
nuestro entender, sólo debería estar circunscrito al caso de las organizacio
nes delictivas y no a la delincuencia ordinaria, a la larga lo propuesto en esta
norma genera una abierta contravención a los principios elementales de un
Derecho penal democrático.
Finalmente, el último párrafo del artículo 314°-B dispone a la letra lo
siguiente: «El beneficio establecido en el presente artículo deberá ser conce
dido por los Jueces con criterio de objetividad y previa opinión del Ministerio
Público».
El procedimiento de Colaboración Eficaz es un manifiesto típico de la
llamada «Justicia Penal Consensuada», pues ambas partes adversariales
(Ministerio Público y Defensa del imputado) llegan a un acuerdo con respecto
a los beneficios a ser concedidos por el Colaborador, dependiendo de la
relevancia de la aportación proporcionada por el imputado, basados en los
términos de la imputación delictiva, lo que da lugar al «Acta de Colaboración
Eficaz*513*». Un documento suscrito por ambas partes que viene a consistir
en una especie de negociación transaccional, donde se hará constar el
beneficio acordado, los hechos a los cuales se refiere el beneficio y la
concesión en los casos que ésta se produjere y, las obligaciones a las que
queda sujeta la persona beneficiada, con arreglo al artículo 12° de la Ley
N° 27378.
(514> Así, se establece en el artículo 477.5 del nuevo CPP; artículo 14° de la Ley N° 27378
(iúltimo párrafo).
<515) Dicha resolución es susceptible de ser apelada, así se devela del artículo 477.4 del
nuevo Código Procesal Penal; artículo 14° de la Ley N° 27378.
(516) Antes de celebrarse la Audiencia privada, el juez puede formular observaciones al
contenido del acta y a la concesión de los beneficios, los que podrán referirse a erro
res subsanables, en cuanto a los literales normativos aplicables, el nombre de los be
neficiados o el nivel del beneficio, considerando ciertos aspectos que no concuerdan
con su naturaleza; Así, el artículo 477.2 del nuevo CPP; concordante con el artículo
14° de la Ley N° 27378.
(517) Sea en la Ley N° 27378 y el nuevo CPP.