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1 Salvando al Planeta con Plaguicidas y Plásticos El Triunfo Ambiental de la Agricultura de Altos

Rendimientos Dennis T. Avery Hudson Institute Indianápolis, Indiana Título original: SAVING
THE PLANET WITH PESTICIDES AND PLASTIC Traducción de: Héctor Schoo, M.S.
Agronomía, Universidad de California 1

2 Hudson Institute Indianápolis, Indiana ISBN Copyright (C) 1995 Hudson Institute, Inc. Segunda
Impresión, marzo 1995 Derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida por
ningún proceso o técnica sin el expreso consentimiento escrito del editor, excepto en el caso de
breves citas incluidas en artículos y reseñas críticas. Las opiniones vertidas en este libro son a
título personal del autor. Ninguna opinión, información o conclusión de este documento puede
ser atribuida al Hudson Institute, a su personal, a sus miembros o a sus agencias de contratación.
Impreso en los Estados Unidos de América Los pedidos para este libro deben dirigirse a: Hudson
Institute Herman Kahn Center P.O. Box Indianápolis, Indiana (317)

3 Contenido Agradecimientos Prólogo Introducción Capítulo 1: Salvando Vidas y la Fauna


Silvestre Capítulo 2: La Fauna Silvestre y la Superficie no Cultivada Capítulo 3: No Hay una
Espiral Poblacional Ascendente Capítulo 4: Previniendo el Cáncer con Plaguicidas Capítulo 5:
Niños, Productores Agrícolas y Plaguicidas Capítulo 6: La Vana Amenaza del DDT Capítulo 7:
Significan Algo los Experimentos con Ratas? Capítulo 8: Hay Mucho Menos Hambre de lo que
Creemos Capítulo 9: La Agricultura Orgánica no Puede Salvar al Medio Ambiente Capítulo 10:
Dónde Hay Crisis de Suelos? Capítulo 11: Es Sustentable la Agricultura de Altos Rendimientos?
Capítulo 12: Las Semillas del Éxito Capítulo 13: El Agua se Puede Tomar Capítulo 14: Si
Dejáramos de Derrochar el Agua... Capítulo 15: Conservando la Calidad del Agua Capítulo 16:
Más Población y Más Árboles: Salvando los Bosques con Tecnología Capítulo 17: Podremos
Rescatar las Selvas Tropicales? Capítulo 18: Salvando el Planeta con Plásticos? Capítulo 19:
Preservando con Vacunos Capítulo 20: Una Posición Agrícola Radicalmente Intermedia Capítulo
21: La Necesidad Ambiental de un Libre Comercio Agrícola Capítulo 22: Nuevos Incentivos para
Malas Reglamentaciones Capítulo 23: Quiénes Son? Epílogo Acerca del autor Acerca del
Instituto Hudson 3

4 Agradecimientos Mi agradecimiento es, ante todo, para mi esposa Anne, que comenzó
apoyando con entusiasmo mis esfuerzos para producir este libro y terminó aportando muchas
horas de su tiempo y su agudo talento editor para su concreción. Además, fue la única persona
capaz de hacerme notar, de manera amable y efectiva, los errores de mi enfoque comunicativo
con el lector. Mi profundo aprecio es también para mi colega Jo Perrill, que ayudó a compilar un
conjunto muy diverso de realidades para finalmente convertirlo en un libro coherente. Debo
agradecer al Hudson Institute por su apoyo a este libro polémico pues pensaron que podría
significar una contribución importante para el debate público. Asimismo, agradezco a Sam
Karnick, mi redactor del Hudson, que no brindó solamente apoyo de redacción sino que
contribuyó también con ideas clave. Por último, debo agradecer a las siguientes personas que
revisaron mi manuscrito: El Dr. Paul Waggoner, distinguido científico y ex-director de la Estación
Experimental de Connecticut, autor del informe del Consejo de Ciencia y Tecnología Agrícola
(Council for Agricultural Science and Technology) titulado Cuánta Tierra Pueden Reservar para
la Naturaleza 10 Mil Millones de Personas? (How Much Land Can 10 Billion People Leave for
Nature?). El Dr. John Osmun, ex-director del Departamento de Entomología de la Universidad
de Purdue y funcionario senior de la Oficina de Plaguicidas de la EPA. El Dr. Douglas Southgate,
del cuerpo de profesores de Economía Agrícola de Ohio State University, experto en recursos y
agricultura latinoamericanos y autor de Economic Progress and the Environment: One
Developing Country s Policy Crisis (Oxford University Press, 1994). Todos ellos han hecho lo
mejor posible para garantizar que este libro fuera informativa y conceptualmente correcto. Los
errores, si los hubiera, son de mi entera responsabilidad. 4

5 Prólogo Si uno presta atención a las últimas declaraciones de varios ambientalistas conocidos,
la situación es francamente terrible. Según ellos, se está acabando la comida, la tierra, los
árboles, el suelo, el agua potable y cuanto recurso pudiera ser importante. Además, aseguran
que el planeta está superpoblado, que está siendo contaminado con productos químicos y que
se está recalentando a una velocidad peligrosa. Y por todos estos supuestos males acusan a las
naciones industrializadas, especialmente a los Estados Unidos. Los medios captan con interés
este mensaje agorero e inmediatamente se dedican a publicar una continua avalancha de
historias aterradoras para alertarnos sobre los plaguicidas tóxicos que están presentes en las
manzanas o sobre los peligrosos aditivos de ingeniería genética incluidos en la leche, o bien
sobre el alarmante aumento de la temperatura del planeta, o las hectáreas de árboles talados en
las selvas tropicales, etc. etc. No se cansan de repetir que la agricultura orgánica y otros métodos
para volver a la naturaleza son los que pueden salvar al planeta. Si estas aseveraciones fueran
correctas, serían el presagio de una verdadera catástrofe global. Pero afortunadamente, la
realidad es otra. Lo que los ambientalistas y los medios de comunicación generalmente omiten
decir son cosas tales como que el riesgo de cáncer en las naciones industrializadas en realidad
está disminuyendo; que la temperatura del planeta aumenta y disminuye pero de manera natural;
que son los gobiernos y no la agro-industria los que han alentado a la gente a talar las selvas
tropicales; que las naciones industrializadas contaminan menos que los países en desarrollo y,
en fin, que el uso generalizado de la agricultura orgánica es una verdadera amenaza para la
fauna silvestre del mundo. Tampoco dicen que la agricultura altamente tecnificada y de altos
rendimientos es la que salvará a la vida silvestre al evitar que tenga que caer bajo el arado una
superficie adicional de tierra; que este tipo de agricultura estimula la formación de suelo a través
de técnicas de labranza conservacionista; que reduce el riesgo de cáncer al producir frutas y
verduras a bajo costo y de buena calidad durante todo el año; que ayuda a conservar nuestras
fuentes de agua potable; que ayuda a salvar los bosques y las vitales selvas tropicales y, no
olvidemos, que alimenta con menores recursos una población en continuo crecimiento. Tampoco
mencionan que con sus nivel de producción actual, la agricultura orgánica no puede alimentar a
la población mundial y, por lo tanto, podría causar una hambruna global sin precedentes. Esta
es la verdadera historia, y Dennis T. Avery la describe de una manera minuciosa y con sensación
de urgencia en Salvando al Planeta con Plaguicidas y Plásticos: El Triunfo Ambiental de la
Agricultura de Altos Rendimientos. Según afirma Avery, casi todo lo que nos dicen sobre el medio
ambiente es simplemente inexacto, no por las intenciones de las personas que analizan y
difunden la información, o por los métodos de investigación que utilicen, sino porque no refleja la
realidad global. A los ambientalistas los árboles no les dejan ver el bosque, bosque que está
todavía en pié gracias a la Revolución Verde, que es ese enorme avance de los últimos treinta
años en la capacidad humana de producir alimentos y productos forestales Los logros de la
Revolución Verde contribuirán a alimentar diez a once mil millones de personas que, según
Avery, será el nivel máximo de población mundial y se alcanzará a mediados del siglo próximo.
Debido a que la mayor parte de esos habitantes vivirá en las ciudades, no ocuparían mucho mas
espacio que el que ocupa la población actual. No tenemos por que temer una superpoblación ni
una hambruna. Pero existe un problema: Si se dejara de apoyar la investigación agrícola,
especialmente en lo que atañe al promisorio campo de la biotecnología, la Revolución Verde
habría resultado ser, por ende, el máximo de los logros obtenidos y no el punto de partida de un
progreso sostenido. Pero mas lamentable aún es que los países siguieran insistiendo en lograr
su autoabastecimiento de alimentos. El intercambio agrícola contribuye a satisfacer las 5

6 necesidades alimentarias del mundo utilizando las regiones y tecnologías mas aptas y
productivas al menor costo ambiental y económico posible. Los subsidios, los aranceles, y las
regulaciones asfixiantes anulan este progreso. El libre comercio de bienes agrícolas entre las
naciones es el tema ambiental de la década. Salvando al Planeta con Plaguicidas y Plásticos
brinda un caudal de información, crucial y a menudo ignorada, que será de utilidad en la lucha
por salvar a la población mundial y al medio ambiente. Este libro sigue la larga tradición del
Hudson Institute de buscar con optimismo la solución a los problemas mas difíciles del mundo y
conservar un sano escepticismo sobre la sabiduría del enfoque tradicional hacia dichos
problemas. Muchos colaboradores del Hudson contribuyeron generosamente para hacer posible
este libro y, si bien no son responsables de las conclusiones, el Hudson Institute agradece su
colaboración. Leslie Lenkowsky Presidente Hudson Institute 6

7 Mas tarde, una extraña desgracia se apoderó del lugar.... Cierto hechizo maligno se asentó
sobre la comunidad: Por doquier se percibía la sombra de la muerte. Había una quietud extraña.
Los pájaros, por ejemplo, dónde estaban?... Aunque los manzanos comenzaban a florecer, no
se oía el zumbido de las abejas... y por lo tanto no habría producción de fruta. Los bordes del
camino, que habían sido tan pintorescos, estaban ahora llenos de vegetación amarronada y
marchita que parecía como barrida por el fuego.... Hasta los arroyos estaban sin vida... y habían
muerto todos los peces.... Un polvo blanco y granulado permanecía en el suelo en forma de
manchones; semanas atrás había caído en forma de nieve. No había sido ningún acto de brujería
ni acción enemiga lo que había acallado el renacer primaveral de ese mundo herido. Había sido
la propia gente. Por primera vez en la historia, todos los seres humanos están sujetos al contacto
con peligrosos productos químicos, desde el momento de la concepción hasta la muerte. (El
énfasis ha sido agregado) Rachel Carson, Silent Spring, 1962 Foto FAO por G. Tortoli UNA
MANGA DE LANGOSTAS. Hace ya muchos años que los campos norteamericanos dejaron de
sufrir las plagas bíblicas que destruían todo a su paso. Gracias a los pesticidas modernos. 7

8 Introducción Nunca tuve intención de escribir este libro. Estaba escribiendo otro, que trataba
sobre la importancia del libre comercio para la agricultura norteamericana. De pronto me di
cuenta que éste era mas importante. Y, debido a los caprichos del destino, tomé conciencia de
que yo era una de las pocas personas que estaba en condiciones de escribirlo, pues conocía lo
suficiente sobre la agricultura en su globalidad y no estaba comprometido con ninguno de los
programa políticos o burocráticos que tan frecuentemente han distorsionado nuestra habilidad
de comprender la agricultura en su totalidad. Mi padre era agente agrícola del condado. Su
trabajo consistía en ayudar a los productores agrícolas locales a producir mayor cantidad de maíz
y de leche. Mi abuelo también había sido productor agrícola y vivíamos en una pequeña granja
de 30 hectáreas. Me crié ordeñando vacas y enfardando pasto. Cuando era pequeño, se iniciaba
la agricultura de altos rendimientos, que era considerada como uno de los mayores triunfos del
hombre. Mi padre era parte de esa nueva agricultura y se ocupaba de divulgar los nuevos maíces
híbridos y la inseminación artificial por todo el país. Incluso llegó a ofrecerse como voluntario
para servir en la India en el programa Punto Cuatro ( Point Four ) y contribuir al aumento de la
producción de alimentos en ese país. Pero no fue seleccionado. Francamente, yo no había
nacido para la agricultura. Podía ocuparme de las vacas, pero para la maquinaria era un caso
perdido. Ni siquiera podía ajustar el carburador de nuestro tractor John Deere de dos cilindros,
que era la tarea mecánica mas sencilla a excepción de hacer funcionar una máquina de cortar
pasto. Por lo tanto, en lugar de dedicarme a la agricultura, asistí a la universidad para estudiar
economía agrícola y periodismo. Luego fui a Washington para desempeñarme en el
Departamento de Agricultura. Aunque quise ir a trabajar a una universidad agrícola, al no
prosperar un cargo en la Universidad Estatal de Pennsylvania (Penn State) decidí que ir a
Washington por un año podría ser una buena experiencia para mi. Permanecí allí 30 años. En
los años 60, a poco de mi llegada a Washington, comenzó la Revolución Verde. El Dr. Norman
Borlaug y otros fitogenetistas estaban desarrollando las milagrosas variedades de trigo y arroz
que literalmente salvaron al Asia de una hambruna generalizada. Eso parecía confirmar la
importancia del objetivo que se había fijado mi padre de producir dos espigas donde solamente
podía crecer una. Durante los años 70 no presté mucha atención al movimiento ambientalista. El
Departamento de Agricultura (USDA) estaba comprometido con la impetuosa expansión de las
exportaciones agrícolas. La OPEP había dado mucho dinero a los países superpoblados y mal
alimentados, como Nigeria, Indonesia y la Unión Soviética. Todos el mundo parecía estar
importando alimentos de los Estados Unidos. En la década del 80, el movimiento ambientalista
comenzó a tener verdadero poder y terminé siendo absorbido por el remolino. Un empleado de
la oficina de al lado mencionó que el Departamento de Estado estaba en la búsqueda de un
especialista agrícola. Fue así que de pronto me convertí en el Analista Agrícola Senior del
Departamento de Estado. No era un puesto que mis colegas del Departamento de Agricultura
tomaran muy seriamente. El Departamento de Estado no se caracterizaba por hacer análisis tan
sofisticados como los que realizaba el Departamento de Agricultura con sus Ph.D. Mi
responsabilidad era instruir a un grupo de funcionarios mas bien indiferentes del Servicio Exterior
sobre lo que la agricultura representaba y podía llegar a lograr. Aún así, mi trabajo en el
Departamento de Estado brindaba toda la diversidad que cualquier inquieto muchacho de campo
podía desear: la relación con todos los países, productos y problemas agrícolas y alimentarios
del mundo. 8

9 Uno de mis primeros desafíos fue evaluar el memorándum de un colega del Servicio Exterior.
Este amigo estaba muy impresionado por la última y alarmante declaración de Lester Brown de
que la erosión de suelo estaba agotando rápidamente la capacidad del mundo para alimentarse.
Brown llegó a afirmar que la erosión muy pronto convertiría al Cinturón Maicero de los EE.UU.
en un verdadero desierto. Fue entonces que mi colega del Servicio Exterior recomendó que
Estados Unidos abandonara las demás prioridades de política exterior (la expansión comunista,
la balanza de pagos y el problema de los refugiados) y que en adelante nos dedicáramos a los
países del mundo solamente en lo concerniente a la erosión. Había conocido a Brown cuando
ambos trabajábamos en el Departamento de Agricultura. Sabía que era un activista del
movimiento de control de natalidad y no un analista serio. Pero de todas maneras, tuvimos que
encerrarnos durante dos semanas con los expertos para poder preparar un argumento contra su
campaña de miedo a la erosión del suelo. Ahí aprendí mi primera lección sobre la reacción
emocional que producen los asuntos ambientales. Cuando el memorándum de mi colega del
Departamento de Estado fue rechazado, él trató de introducirlo subrepticiamente, a través de un
amigo que estaba en la comitiva presidencial, en el avión del presidente Reagan que se dirigía a
la Cumbre de Cancún! En el Departamento de Estado me vi obligado a digerir páginas anuales
de informes llegados desde el exterior. Así fue como me convertí en un lector rápido.
Eventualmente visité 36 países en cuatro continentes. Comencé a comprender cómo se
alimentaba el mundo y cómo utilizaba sus principales recursos naturales. Mis mejores fuentes
de información resultaron ser los agregados agrícolas del USDA, diseminados por unos 150
países. Los informes que enviaban desde sus lugares de destino eran una mina de oro de datos,
tendencias y oportunidades al instante. Me relacioné, además, con el Grupo Consultivo de
Investigaciones Agrícolas Internacionales (Consultative Group on International Agricultural
Research). El Grupo tenía 13 centros internacionales de investigación agrícola diseminados por
el Tercer Mundo (en la actualidad tiene mas de 20), apoyados principalmente por la Agencia para
el Desarrollo Internacional (Agency for International Development) e instituciones bancarias
internacionales. Su función era, y sigue siendo, tomar los últimos métodos de investigación
agrícola (desarrollados mayormente en los países ricos) y enfocarlos hacia los problemas
agroalimentarios de los países pobres. Norman Borlaug ganó el Premio Nobel de la Paz mientras
se desempeñaba en uno de esos centros internacionales de investigación ubicado en Méjico.
Las milagrosas variedades de trigo y arroz de la Revolución Verde provinieron justamente de
estos centros. Mas adelante, también lo hicieron las nuevas variedades prodigiosas de mandioca
y sorgo híbrido para África. En mi trabajo aprendí que la Revolución Verde era algo mas que
unas cuantas variedades de semilla. Era todo un proceso de investigación que se basaba en
descubrimientos provenientes de todo el mundo. Las frases mas frecuentemente en los informes
de mis agregados agrícolas eran: rendimientos récord y producción récord. Gracias a los
investigadores de los centros, entendí por qué se establecían récords de producción de alimentos
en casi todos los países del mundo. Recopilé durante varios años los informes internos del
Departamento de Estado que habían sido útiles para ayudar al Servicio Exterior (Foreign Service)
a entender los verdaderos problemas y el potencial de la alimentación y la agricultura mundial.
La mayoría de estos informes estaba en contraposición con los que publicaban los activistas
ambientales del momento. Lester Brown aparecía todos los años en las primeras planas de los
diarios de Estados Unidos pronosticando hambruna. Los periodistas, en un ritual anual, me
llamaban para que yo diera el punto de vista opuesto (que luego, como correspondía, escondían
en el párrafo 12 de la página 9 ). En 1985, un trabajo que yo había preparado sobre el éxito del
programa de investigación agrícola global llegó a manos del Dr. Philip Abelson, editor de la
revista Science, quien lo publicó bajo el título Las Malas Noticias Globales son Inexactas (The
Global Bad News is Wrong). Este fue mi primer éxito en presentar, fuera del ámbito del gobierno,
los problemas de la producción global de alimentos. 9

10 Comencé a recibir invitaciones para exponer ante grupos de productores agrícolas sobre las
pautas y tendencias mundiales. Empecé a tomar conciencia de que muy pocos norteamericanos,
agricultores o no, entendemos lo que realmente sucede mas allá de nuestras fronteras, en este
mundo dinámico en que vivimos. Mi carrera en el gobierno federal finalizó en 1988 con una
jubilación anticipada. Siempre había querido jugar un papel mas activo en la formulación de una
política agrícola de los Estados Unidos mas orientada hacia el mercado, pero en la administración
pública mis manos estaban atadas. Con este objetivo, ingresé al Hudson Institute como analista
agrícola de la institución con dedicación parcial. (Mi sueldo en el Hudson representa unos
espléndidos dólares al año, pero lo complemento realizando pronósticos internacionales a largo
plazo para grupos de productores y de la agro-industria). Cuando ingresé al Hudson creía que la
crítica de los activistas ambientales contra la agricultura intensiva era de importancia secundaria.
Lo que deseaba hacer era comunicarle a los productores agrícolas que ellos podían ayudar a
alimentar al Asia, que en ese momento mejoraba su nivel de vida y que pronto iba a tener nueve
veces mas habitantes por hectárea de tierra arable que Norteamérica. Pero hace
aproximadamente dos años, cambié de idea con respecto a las prioridades. Nunca quise ser un
opositor del movimiento ambientalista. Como a la mayoría de los habitantes rurales, me
importaron siempre los animales, ya sean domésticos o silvestres. Nos ocupábamos por igual de
la salud de las vacas lecheras y de los faisanes. Me interesan los ciervos que pasean por mi
parque, los pavos silvestres de mis montañas y el azulejo que visita nuestras casitas para
pájaros. Hasta trato de tenerle afecto a las tortugas de 15 kilos que en la primavera acechan a
los patitos silvestres en mi estanque (aunque reconozco que prefiero los patos). Como muchos
otros norteamericanos, estoy profundamente agradecido al movimiento ambientalista por haber
aumentado nuestra conciencia por el medio ambiente. Pero al mismo tiempo, estoy muy
desilusionado con muchos de sus militantes. Como explicaré en este libro, la agricultura de altos
rendimientos es la solución y no el problema para la fauna silvestre y el medio ambiente. Es el
único modo comprobado de asegurar el éxito de la población y del medio ambiente. Sin embargo,
los líderes ambientalistas no piensan lo mismo. También explicaré porqué no hay en el mundo
una espiral de población sino solamente una gran expansión temporaria producto de que las
tasas de mortalidad han disminuido por efecto de la medicina moderna. Asimismo, probaré que
podemos alimentar la población en expansión. Demasiados ambientalistas parecen rechazar
esta realidad. Implican que se puede matar de hambre a la gente con tal de conservar la fauna
silvestre. De hecho, como lo demostraré, con altos rendimientos agrícolas y forestales se podrá
sustentar la población y también la vida silvestre. Pero sin altos rendimientos, no podremos
mantener ni a una ni a otra. Tomemos, como ejemplo personal, mi pequeña granja de jubilado
en el Valle Shenandoah de Virginia, zona que fuera parte del granero de la nación durante la
década de 1850, Actualmente, los cereales en Estados Unidos se cultivan en los campos llanos
y fértiles del Cinturón Maicero y de las Grandes Planicies, donde los rendimientos son tres veces
mas altos y la maquinaria agrícola no se rompe en el suelo rocoso. El Shenandoah, por el
contrario, ha vuelto casi enteramente a pasturas y montes forestales y, como resultado, su fauna
silvestre es mas abundante ahora que en los tiempos coloniales y pre-coloniales, cuando se la
cazaba intensamente. Si bien el Shenandoah ha perdido ingresos agrícolas, ha ganado en
belleza y ha puesto fin a la enorme erosión de suelos producida por la actividad agrícolas en sus
tierras abruptas y rocosas. Indiana, por otro lado, ha ganado ingresos pero ha perdido bosques,
y su tierras agrícolas son mucho menos erosionables. (Históricamente, tuvo menor biodiversidad
que las tierras mas abruptas). Esta transferencia de zonas productoras de alimentos ha traído
un doble beneficio: por un lado, en Indiana los rendimientos de cereales son mas altos y su costo
es menor que en el Shenandoah y, por otro lado, el equilibrio ambiental en ambas zonas es
mucho mas sustentable. 10

11 Pero lo mas importante es que, al haber localizado la producción en Indiana, se puede


producir cereales en menor superficie debido a que son tierras mas aptas y productivas. Esto
hace que las tierras marginales empinadas y rocosas como las de Virginia, Virginia Occidental,
Vermont y Montana se vuelvan a destinar a pasturas, bosques y fauna silvestre. Los altos
rendimientos logrados en mejores tierras y con los mejores métodos agrícolas permiten destinar
mayor superficie a la fauna silvestre. La superficie no cultivada será tema permanente de este
libro. Para poder comprender mejor el triunfo ambiental de la agricultura de altos rendimientos,
trasladaremos ahora nuestro análisis fuera de las fronteras de los Estados Unidos, porque se
debe evaluar al sistema global de alimentos como un todo planetario. Comencemos ese viaje ya.
11

12 1 Salvando Vidas y la Fauna Silvestre LOS CREADORES DE MITOS DICEN: La mayoría de


nuestros problemas ambientales es el resultado inevitable de los arrolladores cambios
tecnológicos que transformaron el sistema económico de los Estados Unidos después de la
segunda guerra mundial... y que incluyó la sustitución del estiércol y de la rotación de cultivos
por los fertilizantes y de los insectos benéficos y los pájaros por los plaguicidas sintéticos. Barry
Commoner, Why We Have Failed, Greenpeace, septiembre/octubre de 1989 Cómo podemos
terminar con el hambre y el sufrimiento masivo de este mundo? Hay una sola respuesta. De una
carta de Negative Population Growth, Inc. para recaudar fondos, Teaneck, Nueva Jersey,
primavera de 1994 En este momento, uno de los significativos roles históricos de los pueblos
primitivos del mundo no es simplemente mantener sus propias tradiciones sino hacer un llamado
a todo el mundo civilizado para que vuelva a una forma de ser mas auténtica. Thomas Berry, The
Dream of the Earth, Sierra Club Books, 1988 LOS REALISTAS DICEN: Los ambientalistas que
quieren proteger del arado a las áreas naturales y, al mismo tiempo seguir alimentando a una
población en aumento, debieran volver a tener en cuenta las bondades de un viejo enemigo: la
agricultura asistida por la química. Ron Bailey, Once and Future Farming, Garbage, the
Independent Environmental Quarterly, otoño 1994, pp Esta doctrina de alcanzar la armonía con
la naturaleza casi siempre ha marcado un período de transición. Cuando la mitología muere en
sus formas mas abiertas y la vida social está tan alterada que las costumbres y las tradiciones
no pueden ejercer sus habituales controles... entonces se concibe a la ley natural como a la única
y verdadera ley divina. Esto sucedió de alguna manera durante el estoicismo. Sucedió también...
durante el deísmo del siglo dieciocho cuando existía la noción de que había un orden
benevolente, armonioso y totalmente racional de la naturaleza. John Dewey, Human Nature and
Conduct, 1922 (1) Antes que nada, desearíamos informar que no hemos recibido ayuda de
ninguna industria, agencia estatal o universidad para publicar este libro.... Nuestra intención ha
sido defender la integridad del proceso científico y llamar la atención sobre la posibilidad de que
si seguimos el consejo de algunos líderes del movimiento ambientalista podemos llegar a causar
12

13 desastres sociales y económicos mucho mas serios que los problemas de contaminación y
pobreza... Dr. George Claus, M.D., Ph.D. (botánica) y Ph.D. (microbiología) y Dra. Karen
Bolander, especialista en psicología de masas, en la introducción del libro de 1977 Ecological
Sanity de estos autores (2) El movimiento ambientalista es válido e importante. Los
ambientalistas nos obligan a darnos cuenta de que cada vez somos más capaces y responsables
de salvar los recursos naturales. Pero si bien reconocen los problemas que existen, no siempre
ven las estrategias de solución con claridad. En el caso particular de la agricultura, han adoptado
políticas totalmente equivocadas. La humanidad se encuentra en una encrucijada ambiental. Lo
que hagamos como individuos y como sociedad durante la próxima década determinará si
legaremos a las generaciones futuras un mundo mas poblado pero a la vez sustentable o si, por
el contrario, causaremos el Apocalipsis de hambre y destrucción de vida silvestre que han
vaticinado los ambientalistas mas sombríos. Las decisiones mas cruciales serán sobre
agricultura y forestación porque estarán relacionadas con la utilización de las dos terceras partes
de la superficie terrestre. Dichas decisiones determinarán si podrá o no preservarse el hábitat del
95% de las especies silvestres del mundo. Hasta ahora, se han tomado decisiones equivocadas
por razones equivocadas basadas en información equivocada. El movimiento ambientalista
estuvo muy acertado cuando creó el lema Pensar globalmente y actuar localmente ; pero los
ambientalistas actuales no piensan ni actúan en términos globales con respecto a la agricultura
y la forestación. Podemos decir que la tierra es el mas escaso de todos los recursos. Es necesaria
para producir alimentos y productos forestales. Sufre una demanda creciente para usos
recreativos. Además, tiene ahora una demanda ilimitada como hábitat silvestre, y toda porción
de hábitat silvestre es importante. La agricultura y la forestación son los únicos sectores que
pueden crear mas tierra sin sacrificar el medio ambiente, y la única manera de crearla es con
mayores rendimientos. Sin embargo, el movimiento ambientalista recomienda una estrategia
exactamente opuesta: estimular una agricultura de bajos rendimientos. Esto motivaría que
enormes espacios de hábitat silvestre tendrían que ser arados cuando la gente intente evitar el
hambre por todos los medios. Porque, como veremos, los rendimientos de la agricultura
tradicional y los de la agricultura orgánica son demasiado bajos como para alimentar a la
población y proteger, al mismo tiempo, la fauna silvestre. En el caso de la forestación, la mayoría
de los ambientalistas al oponerse a la tala de árboles, también está pidiendo un sistema de bajos
rendimientos. La eliminación de la tala disminuiría la producción de madera y tendríamos que
depender de alternativas mas contaminantes (como el acero) para poder satisfacer las
necesidades de la construcción. La forestación comercial de altos rendimientos y en parcelas
relativamente reducidas, es la clave para obtener gran cantidad de productos forestales y al
mismo tiempo preservar una gran masa de bosques naturales y vida silvestre. 13

14 Foto John Deere MODERNA COSECHADORA DE TRIGO. Altos rendimientos en las mejores
tierras. Esta corta-trilla no es en realidad tan importante como el trigo semienano resistente a la
roya, variedad que destina mas nutrientes a espigas que a tallos. Nótese la falta de malezas que
puedan competir por nutrientes. Además, gran parte del Movimiento Verde se opone al comercio
internacional en general y al intercambio de productos agrícolas en particular. Temen que el
comercio debilite las iniciativas ambientalistas y amenace a los pequeños productores agrícolas
tradicionales. Pero la falta de intercambio comercial agrícola y forestal significaría la pérdida de
grandes superficies de hábitat silvestre en ciertos lugares del mundo mientras que, en otros
lugares, se dilapidarían recursos agrícolas renovables y de disponibilidad segura. La región clave
será Asia, porque tendrá serios problemas ya que se espera que para el 2050 alcanzará una
densidad de población nueve veces mayor que Norteamérica en términos de habitantes por cada
hectárea de tierra agrícola. En este libro intentaremos demostrar que: El mundo no puede salvar
la fauna silvestre a menos que adopte un sistema agrícola de altos rendimientos junto con una
utilización responsable de agroquímicos. El mundo forzosamente debe producir altos
rendimientos en montes forestales si quiere brindar el beneficio ambiental de proteger los
bosques naturales de la presión de la tala. El aumento en el rendimiento de los cultivos (que ha
brindado mayor seguridad en la provisión de alimentos) no ha estimulado una mayor natalidad
sino que, por el contrario, parece haber reducido rápidamente el número de nacimientos por
vientre. Los métodos utilizados para lograr altos rendimientos agrícolas y forestales resultan mas
seguros para el medio ambiente y para la población que las llamadas alternativas verdes. En la
agricultura orgánica existen importantes 14

15 Foto USDA MAGRA COSECHA. Este pobre trigal ruso del siglo diecinueve nos hace
comprender por qué Malthus, en épocas anteriores a la Revolución Verde, era pesimista en
cuanto a la posibilidad de poder alimentar una mayor población. riesgos: índices mas elevados
de cáncer debido a las toxinas naturales presentes en cereales y en semillas oleaginosas, y
mayores precios para frutas y vegetales, precios que desalientan el consumo de estos producto
frescos que son los que pueden disminuir el riesgo de cáncer a la mitad. Para la vida silvestre,
los bajos rendimientos obtenidos de la producción orgánica representan, como mencionamos
anteriormente, la pérdida de hábitat, y este perjuicio excede en mucho la ocasional aunque
lamentable pérdida de animales silvestres por efecto de los plaguicidas. El conjunto de todos
estos riesgos hace que la agricultura orgánica termine siendo una solución de alto riesgo para la
población y para la vida silvestre. Para los productores tradicionales y pequeños, la agricultura
orgánica de bajos rendimientos significa estar condenados a una vida corta y de trabajo duro, a
la enfermedad y a la ignorancia, y a la crianza de familias numerosas destinadas a la pobreza.
También significa la destrucción de bosques y la desestabilización de suelos marginales. En este
libro demostraremos que habrá capacidad de alimentar, albergar y vestir a 10 mil millones de
personas, aún con menor superficie agrícola y forestal que la actual, siempre que se sigan las
siguientes recomendaciones: Dedicarse agresivamente a la investigación agrícola y forestal para
aumentar los rendimientos. Dicha investigación es particularmente importante para el Tercer
Mundo pues éste no tiene medios para llevarla a cabo. La biotecnología es de vital importancia
para los cultivos agrícolas y forestales, dado que representa la mayor reserva de técnicas
inexploradas, para conseguir mayores rendimientos. Dedicar las tierras mas aptas y seguras
para producir cultivos agrícolas y forestales. Los rendimientos de las mejores tierras a menudo
duplican el de las tierras mas pobres; esto significa que se puede destinar mucha mas tierra para
fauna silvestre y usos recreativos. Es más: la biodiversidad es mucho menor en las tierras
agrícolas; la teoría de los biólogos es que los ambientes menos complejos permiten la
dominancia de sólo pocas especies importantes (como el 15

16 bisonte, el lobo y el perro de las praderas en la zona de las Grandes Planicies). Por el
contrario, cada kilómetro cuadrado de bosque tropical puede contener mas especies que toda la
zona junta de las Grandes Planicies. La agricultura de altos rendimientos no significa que vaya a
la quiebra ningún productor agrícola del mundo. Un planeta que necesita casi triplicar la
producción de alimentos no pude darse el lujo de arruinar a ningún agricultor. El problema es
dónde invertir para crecer. Los Altos Rendimientos son el Camino Hacia un Futuro Mejor Varios
funcionarios de Clinton (no del Departamento de Agricultura) reaccionaron ante el borrador de
mis tres primeros capítulos, que trataban el tema de la agricultura de altos rendimientos, diciendo:
Ah, pero eso de los altos rendimientos es lo que hacíamos antes. Ahora tenemos una manera
mejor. El método tradicional de producir alimentos existe desde antes que el Jefe Massasoit
enseñara a los Peregrinos del Mayflower cómo fertilizar el maíz con pescado. Se llama agricultura
de bajos rendimientos. El movimiento ambientalista no ha aportado ningún adelanto para la
producción de alimentos. Los productores orgánicos que son, después de todo, agricultores
esencialmente tradicionales y de bajos rendimientos, todavía no han descubierto la manera de
producir mayor cantidad de alimentos y lo que dicen, en realidad, es que se produzca menos.
Del mismo modo, es poco probable que el control biológico de plagas, que obtiene algunas
ventajas sólo en el control de ciertas plagas y en algunos lugares, reemplace al control químico,
ya que su uso es muy limitado y los resultados inciertos. El Manejo Integrado de Plagas
(Integrated Pest Management-IPM) también resulta útil y los productores lo utilizan cada vez
mas, pero en realidad no es un método para reemplazar a los plaguicidas sino para hacerlos mas
efectivos. Por último, refiriéndonos al mantillo y a los fertilizantes orgánicos, éstos sólo aportan
nutrientes en forma limitada. De todos modos, para poder reemplazar las enormes cantidades
de nitrógeno y de fosfato natural que se utilizan, los productores orgánicos tendrían que recurrir
forzosamente al desmonte de enormes superficies a fin de producir cultivos para abono verde,
sacrificando así el hábitat silvestre. El movimiento ambientalista no puede pretender disminuir el
crecimiento de la población mundial mas de lo que ésta por sí misma se está reduciendo. Las
tasas de natalidad del Tercer Mundo ya se encuentran en el 60% de su aproximación a la
estabilidad, y esto se ha logrado prácticamente en una sola generación. Existe la posibilidad de
que la población se estabilice en alrededor de millones de personas para el año 2035,
mayormente por efecto del crecimiento económico y de la televisión. Pero eso no evitará la
necesidad de triplicar la producción agrícola mundial. No se está haciendo nada por fomentar un
mundo vegetariano. Por ejemplo, se elimina la selva tropical para producir soja de bajos
rendimientos para alimentar pollos parrilleros. Se construyen grandes represas para regar mayor
superficie de cereales para cerdos. Y se roban los residuos vegetales para alimentar más vacas
lecheras que produzcan mas leche, a pesar de los riesgos a largo plazo que esto significa para
la productividad del suelo. Es obvio que los crecientes requerimientos mundiales de alimentos
deben ser satisfechos este año y el próximo y el que le sigue. La pregunta clave que los activistas
ambientales y los entusiastas por lo orgánico se niegan a contestar, es ésta: Cuántos millones
de hectáreas de hábitat silvestre están ustedes dispuestos a sacrificar con tal de lograr una
producción agrícola libre de productos químicos?. 16

17 El asunto de la agricultura de altos rendimientos no debe convertirse en un debate misterioso


o histórico. La decisión final seguramente afectará el futuro de la fauna silvestre del mundo y
probablemente también el futuro de miles de millones de personas. Es Difícil Prestar Atención al
Mensaje de los Altos Rendimientos Lamentablemente, es difícil hacer que la opinión pública
escuche el mensaje de los altos rendimientos. Hubiera sido mas fácil lograrlo si Paul Ehrlich
hubiera publicado su libro de 1968 The Population Bomb, antes de que Rachel Carson escribiera
en 1962 Silent Spring, su poderosa denuncia contra los plaguicidas. Si nos hubiéramos
preocupado por los problemas de la superpoblación antes de que nos asustaran con los
plaguicidas, estaríamos mas dispuestos a aceptar los beneficios que brindan los altos
rendimientos. Pero Rachel Carson llegó primero y malquistó a la opinión pública contra los
fertilizantes y los plaguicidas. Ahora se sabe que los productos químicos sintéticos no son mas
peligrosos que los naturales. Según los resultados de experimentos con altas dosis en ratas, los
compuestos naturales y sintéticos son igualmente peligrosos. Estos experimentos, como la
mayoría de los científicos reconoce, exageran el riesgo que corre el ser humano por efecto de
todos y cada uno de los productos químicos. Los temores de la Srta. Carson sobre la influencia
generalizada de los plaguicidas en el cáncer humano, no han podido ser confirmados. Si
ajustamos las cifras calculando el factor de creciente envejecimiento de la población, se observa
que con el aumento en el uso de plaguicidas no han aumentado correlativamente los índices de
cáncer en los nofumadores. Tampoco hay ejemplos de que los plaguicidas amenacen las
especies silvestres en general o alguna población silvestre importante en particular. En realidad,
se observa todo lo contrario. Los plaguicidas, al contribuir a aumentar los rendimientos en cultivos
y montes forestales, evitan que el hábitat silvestre caiga bajo el arado. Todos los naturalistas que
tratan sobre la potencial extinción de especies silvestres están preocupados por tres aspectos:
hábitat, hábitat y mas hábitat. Y los plaguicidas ayudan indirectamente a proteger el hábitat.
Afortunadamente, el movimiento ambientalista ya no necesita seguir denunciando a los
agroquímicos a fin de justificar su propia existencia. Ya ha demostrado que tiene vida propia. El
hecho de que el Movimiento se haya iniciado como resultado de la publicación de Silent Spring
no significa que todavía deba seguir dictando recomendaciones de política ambiental, máxime
cuando hoy se sabe mucho mas sobre ecología y cáncer, y los plaguicidas son mucho mas
seguros. Los compuestos relativamente nuevos, como la sulfanilureas y los glifosatos, en
realidad no son más tóxicos que la aspirina, requieren solamente unos pocos gramos por
hectárea y pueden ser utilizados sin ningún peligro en presencia de especies silvestres tan
sensibles como la trucha y la codorniz. A pesar de que los agroquímicos son seguros, no quiero
decir que su riesgo sea cero. Lo que digo es que los importantes beneficios que brindan a la vida
silvestre compensan en mucho los pequeñísimos riesgos que puedan representar y que
disminuyen cada vez mas. Costos en Alza y Presupuestos en Baja A medida que aumenta el
déficit de los presupuestos y se vuelven también mas altos los costos de las políticas
ambientales, las recomendaciones ambientales tienen que 17

18 tener un enfoque cada vez mas sólido y un costo-beneficio también cada vez mas
conveniente. El movimiento ambientalista no puede darse el lujo de malgastar su capital político
con impulsos de políticas contraproducentes, especialmente si éstas promueven la destrucción
misma de la vida silvestre, vida que es el centro mismo del proyecto ambiental que compartimos.
El movimiento ambientalista tampoco puede darse el lujo de dejarse involucrar en políticas que
no generen un apoyo popular en forma continua y una verdadera implementación. El Tercer
Mundo nunca va a resignarse a que las chozas de barro y la desnutrición sean su destino de
vida, ni tampoco el Primer Mundo piensa volver a vivir en esas condiciones. Hoy, el mundo entero
tiene una visión de bienestar material que persigue con afán. El movimiento ambientalista, junto
con los científicos del Primer Mundo, debe ofrecer tecnologías y políticas que, además de apoyar
sus objetivos ambientales, satisfagan las aspiraciones de la población, o la vida silvestre saldrá
perdedora. No es un Problema de Población Muchos norteamericanos piensan que este país
está superpoblado. En rigor de verdad, Estados Unidos no está superpoblado y nunca lo estará,
a menos que permita mucha mas inmigración. Mientras tanto, mas gente decide vivir en las
megalópolis del Este, que van desde Boston hasta Atlanta. En esas ciudades se hace mucho
dinero, hay muchos amigos cerca y... uno se queja del tráfico. Hong Kong tiene una densidad de
población de mas de habitantes por kilómetro cuadrado. Es mucho mas alta que la de China (111
habitantes por kilómetro cuadrado) o la de la India (254). En realidad, el impacto ambiental de
Hong Kong es bastante fácil de atenuar. El tratamiento de aguas servidas es mas económico en
las ciudades densamente pobladas y las necesidades de energía y de tierra son mínimas. (Hong
Kong ha comenzado a invertir en limpieza ambiental.) Hong Kong sería una amenaza a largo
plazo para el medio ambiente únicamente si comenzara a requerir demasiada tierra para producir
alimentos y productos forestales. Lamentablemente, demasiados activistas ambientales han
convertido al ambientalismo en una cruzada contra la población, cuando en realidad el problema
no es la población. En el contexto ambiental, el hecho de que llegue a haber 8 a millones de
seres humanos en el planeta con toda seguridad representa un desafío. Pero a menos que se
acuda al gas venenoso o se provoquen enormes hambrunas, no está en nosotros decidir la
cantidad de habitantes que debiera haber sobre la tierra. Los occidentales no podemos dictar
políticas de natalidad para el Tercer Mundo. De todos modos, la tasa de fertilidad del Tercer
Mundo está disminuyendo mas rápidamente que nunca, y es de esperar que la población mundial
disminuya a partir del año 2040 aproximadamente. Mientras tanto, demasiados integrantes del
movimiento ambientalista siguen con la idea fija de recomendar políticas que prefieren ignorar
que habrá una población de 8 a millones de habitantes, y que no permitiremos que el Tercer
Mundo progrese. Es imposible que semejantes políticas puedan generar apoyo de las mayorías.
Es mas, esas políticas impulsivas corren el riesgo de provocar enormes pérdidas ambientales.
Frenando el Crecimiento de la Población Mundial Con Mayor Producción de Cereales Muchos
se sorprenden de que la agricultura de altos rendimientos pueda llegar a desacelerar el
crecimiento de la población. Los países que mas han progresado en la producción de cereales
son también los que mas han logrado reducir sus tasas de natalidad. Una mayor producción de
alimentos no agrava los problemas de población. 18

19 De hecho, el índice de crecimiento de la población mundial comenzó a declinar no bien el Dr.


Borlaug recibió el Premio Nobel de la Paz (1970) por ser artífice de la Revolución Verde. Es fácil
entender por qué una mayor producción de cereales es la causa principal de la disminución de
los índices de natalidad. Contribuye a producir un mejor estándar de vida. Un mejor estándar
otorga a los padres mayor seguridad de que sus dos o tres hijos sobrevivan y de que sean
atendidos dignamente en su vejez. Es mas: los países generalmente no desarrollan sus ciudades
e industrias urbanas hasta contar con suficientes alimentos para alimentar la población de esas
zonas urbanas. Las poblaciones urbanas de todas las culturas y de todos los continentes, casi
siempre tienen índices de natalidad mucho mas bajos que las poblaciones rurales. En el Primer
Mundo desde hace mucho tiempo existe una relación entre mayor producción agrícola y menor
tasa de natalidad: Los rendimientos de maíz en Estados Unidos han subido un 152% desde 1950,
mientras que la población ha aumentado en un 89%. En Estados Unidos, el número de
nacimientos por cada vientre es de 2,1, que es exactamente la tasa de reposición a largo plazo.
En Francia, los rendimientos de trigo han aumentado un 195% en el período arriba citado,
mientras que su población se incrementó sólo un 38%. La tasa de fertilidad en Francia es del 1,8,
o sea que está por debajo del nivel de reposición. La misma tendencia se observa en el Tercer
Mundo: Los rendimientos de arroz en la India se han elevado un 135% y los de trigo más del
100%; la población aumentó el 149%. En la India, los nacimientos por cada vientre han
disminuido de 5,8 a 3,1; la mayor parte de esta reducción se logró desde el comienzo de la
Revolución Verde. En Indonesia, los rindes de arroz están un 160% arriba, contra un crecimiento
de población del 142%. La tasa de fertilidad de la población musulmana ha caído en forma
espectacular de 5,5 a 2,4 nacimientos por vientre. El Chile emergente ha elevado sus
rendimientos de maíz en mas de cuatro veces, habiendo podido absorber cómodamente un
aumento de población del 130%. En este país católico, los nacimientos por cada mujer han
disminuido de 4,0 a 2,1. Zimbabwe tiene desde hace tiempo el mejor programa de mejoramiento
de maíz de África. El rendimiento entre productores tradicionales de aldea casi se ha
cuadruplicado, igualando así el crecimiento también cuádruple de su población. En este país, la
natalidad descendió antes que en los demás países Sub-saharianos y con mayor intensidad, de
7,7 a 3,5. En China, los rendimientos de arroz se elevaron un 150% desde 1950, superando al
crecimiento de población del 114%. Los nacimientos por cada vientre han disminuido hasta un
bajísimo 1,9, que es muy inferior a la tasa de reposición. En décadas recientes, la China se ha
destacado por su severa política contra la natalidad. Sin duda, es la densidad de población la
que ha dictado en ese país la política poblacional y el establecimiento, además, de uno de los
mejores sistemas de investigación agrícola del Tercer Mundo. 19

20 El Fracaso de la Agricultura Conduce a una Mayor Natalidad En contra de lo que pudiéramos


suponer, los países que han tenido menos éxito en la producción de cereales son los que tienen
también las tasas de natalidad mas elevadas: En Etiopía, los rendimientos de cereales han
subido mas del doble (120%) pero su población aumentó en un 178%. La tasa de fertilidad se
incrementó del 5,8 en la década de 1970, al 7,3 en El rendimiento de maíz en Kenia subió en un
47%, pero su población ha aumentado mas del 300%! La tasa de fertilidad en 1970 era del 8.0 y
la tasa de crecimiento de población rondaba en el 4% hasta finales de la década de los 80 (una
de las tasas mas altas del mundo). El urgente esfuerzo que realizó el gobierno de Kenia para
instituir la planificación familiar ha contribuido a que la tasa de fertilidad comenzara a disminuir
más rápidamente. Los rendimientos de arroz en Ghana han aumentado sólo un 24% desde 1950,
mientras que la población ha aumentado mas del 300%. Ha bajado la tasa de fertilidad que era
del 6,7, pero aún se mantiene en el 5,4. En Ruanda, la producción de maíz ha subido sólo un
25% mientras que la población subió un 250%. (La producción de los importantes cultivos de
papas y porotos ha aumentado significativamente.) Los nacimientos por cada vientre, que
estaban en el 7,8, han bajado, aunque todavía se mantienen en el 4,9. (3) La evidencia es clara:
una mayor producción agrícola contribuye a disminuir la natalidad. Si cesa la investigación para
lograr una agricultura de altos rendimientos y se desalienta el uso mundial de fertilizantes, se
entorpecerá el avance hacia la reestabilización de la población. Si el mundo opta por una
agricultura de bajos rendimientos (o simplemente no apoya con entusiasmo una agricultura
intensamente productiva) llevará mas tiempo estabilizar la población. La baja productividad
agrícola no disminuirá la población como se cree, sino que incluso puede llegar a incrementarla
aun mas. Sin embargo, el Primer Mundo todavía no adquirió conciencia de esta realidad. La
Audiencia en el Senado Durante una audiencia en el Senado en marzo de 1994 debatí con Lester
Brown, uno de nuestros militantes ambientales mas influyentes. Por muchos años Brown, junto
con su Worldwatch Institute, ha pronosticado que el crecimiento poblacional produciría
hambrunas y desastres ecológicos. Asimismo, insiste que la investigación agrícola no puede
hacer frente al desafío alimentario que afecta al mundo. Por consiguiente, Brown está en favor
de un manejo de la población. El debate tuvo lugar durante la audiencia de la Comisión de
Asignaciones Agrícolas del Senado sobre el futuro alimentario del mundo. Presidía la audiencia
el Senador Dale Bumpers (Demócrata por Arkansas). (4) Brown comenzó vaticinando que el
mundo se encaminaba hacia una hambruna y un caos generalizados. Pero ha estado prediciendo
estas mismas calamidades durante 25 años. Hasta la fecha, las grandes hambrunas nunca han
ocurrido. Bumpers calificó a Brown de genio e hizo notar que él tampoco creía que el mundo
pudiera sustentar a mas de 2 a millones de personas (aproximadamente la mitad de nuestra
actual población mundial.) 20

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