Clase 2 - Clase 2 ¿Transexualismo - Apelar A La Singularidad. Luis Tudanca

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Cuerpo e imaginario corporal en los llamados transexuales.

Docente: Luis Tudanca


El cuerpo
Si consideramos el inconsciente como discurso del cuerpo todas las clasificaciones, incluso
las psicoanalíticas, se diluyen.
Habría que agregar que ya no pensamos la psicosis desde la neurosis sino al revés: las
neurosis desde las psicosis.
Deberíamos incluso llegar más lejos: el inconsciente como discurso de un cuerpo para
subrayar el aspecto singular de cómo cada quién se construye un cuerpo, su cuerpo.
Eso nos lleva a un cuerpo “marcado, atravesado por afectos, por marcas que le llegan de lo
que experimenta por el hecho que un decir lo atraviesa”1
No se trata de un cuerpo regido por alguna sabiduría sino de un cuerpo que goza.
Implica, a la vez, un cuerpo lleno de pasiones que más que dominarlo, nos domina.
Si se parte de ese cuerpo singular, sede de goce, cualquier clasificación que intentemos
fracasa. Serán meros intentos de atrapar algo que se escabulle todo el tiempo.
De allí que el término “transexual” está colocado entre signos de interrogación en el título.
Lo mismo ocurre con el término transgénero.
Ambos nombres no escapan a un esfuerzo de clasificación y aquí queremos sostener algo
diferente: partir, desde el vamos, de la singularidad.
Cualquier nombre que se elija no va a conseguir dar cuenta de cada cuerpo y cómo cada
uno se la arregla con él.
El intento de poner nombres a los cuerpos traiciona dichos cuerpos, los obliga a caer
dentro de un “algunos” que borra y olvida lo más propio de cada uno.
En este punto el psicoanálisis quizás tenga algo para decir ya que partimos del cuerpo
singular y su goce y no nos importan los nombres que se le quieran imponer a ese dato
primario.
Y si lo pensamos desde la multiplicidad de prácticas sexuales contemporáneas tampoco
vamos a conseguir avanzar demasiado.
Si después esos cuerpos singulares se incorporan a algún grupo de pertenencia esa es otra
cuestión.

1
Laurent, Eric: “El cuerpo hablante. El inconsciente y las marcas de nuestras experiencias de goce” En: LC N°
576.
No pertenecer a algún grupo, no identificarse a los principios de un colectivo nos deja
aislados, caídos, deslocalizados, fuera de lazo social.
Observarán la paradoja de la cual partimos: cuando se arma un cuerpo singular, ese cuerpo
inmediatamente pasa a convivir, padecer los intercambios posibles con otros cuerpos que
lleva en definitiva a las dificultades de cualquier lazo social.
En este punto nadie escapa a lo que Jacques-Alain Miller llamó “invención de
identificación”2
Pero, insisto, no hay que confundir la invención de identificación, segunda, al cuerpo sede
de goce singular, primario.
Es a este último al que el psicoanálisis trata sin importarle en lo más mínimo la práctica
sexual en que lo incluya o se la evite, ni las identificaciones que soporte, ni al grupo al que
pertenezca.
No hay relación sexual
Quizás los psicoanalistas abusemos de esa fórmula que, para nosotros, resulta un axioma
del cual partimos.
Pero aun así, subrayamos a través de ella que hay algo imposible en lo sexual sea este
hétero, homo o trans.
Lo posible en ese campo deviene elección, invención, solución y nadie escapa de ello.
En ese punto lo primero que deberemos tener en cuenta: respeto por las soluciones que se
encontraron.
No hay relación sexual: no hay ninguna posibilidad de existencia del principio macho-
hembra en la sexualidad humana.
No existe la fórmula de la relación sexual que asegure X R Y.
No hay relación: ninguna armonía preestablecida, lo que implica un desorden
constitucional en lo sexual que cada uno resuelve como puede.
Lo máximo de “orden” que logramos en lo sexual devendrá síntoma singular, solución
individual para arreglárselas con el agujero de la estructura y allí es donde el psicoanálisis
puede aportar lo suyo.
Inútil desviarse por los montajes que se suceden a partir de cada solución. Se trata siempre
de arreglos en los que hay que escuchar el montante de sufrimiento que acarrea para
acompañar en su ¿disminución?
¿Transexual? ¿Transgénero?
Transexual, transgénero, u otros nombres posibles designan el discurso común de los que
se inscriben bajo ese nombre.

2
Miller, Jacques-Alain: “La invención psicótica” en Revista “Virtualia” N° 16 Marzo de 2007.
¿Apunta a lograr una identidad?
El término identidad pretende reunir lo imposible de reunir, convierte en común la
ausencia de lo común, agrupa en comunidad las soledades.
Que lo consiga parcialmente no impide recordar que la identidad designa un vacío difícil de
colmar. A la vez ofrece un nombre con el cual identificarse que reasegura en el algunos la
individualidad de cada quien.
Partimos de esa base para pensar los términos transexual-transgénero y el pasaje del
primero al segundo.
La palabra género ¿qué designa? El par significante hombre-mujer. Pero eso lleva
inmediatamente a distinguir entre género y sexo.
En principio distinguir con un sexo a alguien coincide con criterios biológicos. El género, en
cambio, corresponde más a criterios culturales.
Esta última perspectiva ha sido profundizada por las teorías de género y se ha utilizado
para hacer patente que los comportamientos, los papeles, los semblantes, y en general lo
masculino y lo femenino son construcciones socio-culturales.
Pero en la actualidad el término género estalla.
Se comienza a afirmar que este es múltiple, responde a una multiplicidad y a una
diversidad crecientes y hace caer el modelo dualista hombre-mujer.
Y aún más: la identidad de género es un proceso que nunca se resuelve de manera
definitiva.
El término transgénero aspira a resolver todas esas paradojas. Con el mismo se intenta
albergar todo aquello que signifique un rechazo a los ordenamientos sexuales establecidos.
De allí que la palabra transexual ya queda un poco antigua en relación a las discusiones
actuales sobre género y se deslice a transgénero.
Como dice Francois Ansermet: hay que “…seguir la solución de cada sujeto. Más que entrar
en las consideraciones sobre el género, abocarse más bien a las soluciones de cada uno.
Cada uno tiene su bricolaje, su solución”3
Otra vez el cuerpo
J.A.Miller señala en “El ultimísimo Lacan” que “el cuerpo concebido como imaginario
implica que tengamos una relación de extrañeza con él…el cuerpo es un mueble”4

Hay que partir de la base que el imaginario humano no tiene conexión con el cuerpo.

3
Ansermet, Francois: “La clínica Transgénero” en “Aperiódico psicoanalítico” Argentina 2019 Año 18 N° 31
Página 12.
4
Miller, Jacques-Alain: “El ultimísimo Lacan” Paidós Argentina 2013 Página 79.
Propongo releer el “Estadio del espejo…” desde “La tercera”
Allí Lacan recurre a una ficción teórica: parte de lo que llama un cuerpo al natural antes de
que le llegue goce.
Siempre me llamó la atención esa perspectiva ya que estamos acostumbrados a pensar el
goce asociado a un cuerpo y en esa oportunidad Lacan parte de la disyunción entre ambos.
Es recién en un segundo momento, en un segundo tiempo, que al cuerpo le entra goce.
Pero lo más importante en la demostración es que eso ocurre antes de la intervención de
lalengua.
Al afirmar eso debemos asumir un momento anterior a lo que llamamos acontecimiento,
es decir, trauma.
Lacan lo dice así: “el cuerpo debe ser entendido al natural como desanudado de ese real
que no deja de resultarle opaco por ex – sistirle a título de constituir su goce”5
Subrayemos que se parte de un desanudamiento entre cuerpo natural y goce opaco.
En ese texto al goce opaco se lo llama goce de la vida. Después viene la civilización de ese
goce por parte de lalengua por lo que Lacan afirma: “…ella (lalengua) lo lleva a su efecto
desarrollado por el cual el cuerpo goza de objetos”6
O sea: lalengua civiliza el goce opaco que aquí es definido como goce de la vida.
Civilizar hay que entenderlo como transporte a zonas erógenas, objeto a y goce fuera-de-
cuerpo. Recordemos que el objeto a es el núcleo elaborable del goce por lo que habría un
goce no elaborable.
Pero para no enredarnos…tanto, la distinción fundamental es entre el goce de la vida o
goce opaco y el goce fuera-de-cuerpo.
Pero resulta que Lacan agrega: “Si tal es el caso para lo tocante al goce del cuerpo en la
medida en que es goce de la vida, lo más asombroso es que el objeto a separe del goce
fálico dicho goce del cuerpo”7
La distinción anterior queda entonces como: goce del cuerpo (goce de la vida) y goce fálico
(fuera-de-cuerpo).
Inflación
En el “Estadio del espejo…” se trata del reconocimiento de la imagen del cuerpo en el
espejo. Dice Lacan: “Ese acto no se agota en el control de la inanidad de la imagen”8
Inanidad es futilidad, algo insignificante.

5
Lacan, Jacques: “La tercera” en Lacaniana N° 18 Grama Argentina 2015 Página 19.
6
Lacan, Jacques: IBID (5) Página 19.
7
Lacan, Jacques: IBID (5) Página 19.
8
Lacan, Jacques: “El estadio del espejo…” en Escritos 1 Siglo XXI editores Argentina 1981 Página 11.
El imaginario corporal se precipita en una forma total del cuerpo que Lacan no se priva de
llamar Gestalt, a partir de una exterioridad anticipatoria que remeda la insuficiencia y
prematuración de base.
Pero resulta que en ese proceso de constitución de una imagen insignificante también está
el jubiloso ajetreo que “manifiesta la matriz simbólica en la que el yo se precipita en una
forma primordial antes de objetivarse en la dialéctica de la identificación con el otro y
antes de que el lenguaje le restituya en lo universal su función de sujeto”9
Lo fundamental de este párrafo es el término antes. Como si Lacan partiera en dos “El
estadio del espejo…”: por un lado la imagen de unidad corporal que necesita la
confirmación por parte del Otro, pero, por otra parte, antes del Otro, un jubiloso ajetreo
que propongo leer como un goce en el cuerpo por lo que recurrí a “La tercera”, goce que
no debe nada al nombre del padre ni al ideal.
Pero luego, nuestro imaginario corporal devendrá un dibujito animado. Nos cuesta salir del
aspecto bidimensional de nuestra existencia.
Quizás por eso produce cierta satisfacción ver como el coyote, persiguiendo al
correcaminos, le pasa una aplanadora encima y queda chato como una lámina pero que de
repente se infla sin que en todo ese proceso aparezca ni una gota de sangre ni se visualice
alguna tripa suelta.
Nuestro imaginario corporal será insignificante pero lo sostiene un goce aunque siempre
este el peligro latente de la fragmentación corporal.
Consistencia
En la descripción del imaginario corporal podemos agregar: burbuja, esfera, saco, bolsa y
también conjunto vacío que le hace decir a Lacan que existe un cuerpo al estilo de Cantor.
Esto último pone en cuestión cierta manera que tenemos de pensar las matemáticas: ¿de
dónde parte el matemático? De una intuición: imaginar el conjunto.
Si se lo imagina recién entonces empieza a determinar si hay elementos que le pertenecen.
Y podríamos ampliar la lista: narcisismo en primer lugar, pero también el fantasma y el
recurso al término encubridor.
Pero también los datos que extraemos en nuestra práctica de la inhibición como intrusión
de lo imaginario en lo simbólico, o de la angustia cuando llegamos al instante de lo que
Lacan llama: “10la inquietante extrañeza (que) depende indiscutiblemente de lo imaginario”
Llegamos así a lo que define propiamente a lo imaginario: la consistencia como “lo que
mantiene junto, y por eso aquí se la simboliza con la superficie”11

9
Lacan, Jacques: IBID (8) Página 12
10
Lacan, Jacques: El seminario Libro 23 “El sinthome” Paidós Argentina 2006 Página 48
11
Lacan, Jacques: IBID (10) Página 63
Por lo que “incluso el cuerpo lo sentimos como piel que retiene en su bolsa un montón de
órganos”12
Adoración
Todo este desarrollo que no sería posible sin la equivalencia de los tres registros a partir de
la última enseñanza de Lacan culmina en una definición muy conocida que voy a recordar:
“El amor propio es el principio de la imaginación. El parletre adora su cuerpo porque cree
que lo tiene. En realidad, no lo tiene, pero su cuerpo es su única consistencia, consistencia
mental, por supuesto, porque su cuerpo a cada rato levanta campamento. Ciertamente, el
cuerpo no se evapora, y en ese sentido, es consistente…cosa que resulta antipática a la
mentalidad, porque esta cree tener un cuerpo para adorar. Es la raíz de lo imaginario”13
Ahora se trata de intentar captar la lógica de este párrafo, entenderlo es otra cosa.
Si lo imaginario es propiamente la consistencia, lo simbólico es dispersión, desorden,
inconsistencia. Lo simbólico es todo lo contrario de la consistencia, es pulverizador.
Lo imaginario implica un cierre, lo simbólico no tiene cierre.
Lo que los artistas llaman inspiración, que empuja su saber hacer ¿no es el trabajo de
fabricar consistencias salgan como salgan?
Que el amor propio sea el principio de la imaginación quiere decir que funciona como una
especie de axioma, es decir, de dónde se parte. Miller agrega: “el amor propio es el amor
del Un-cuerpo”14
Creer que se tiene un cuerpo indica que se nos impone esa creencia, en las coordenadas de
una, lo diré así, creencia forzada. O eso o nada. O imagino eso o no puedo imaginar nada.
Por eso Lacan subraya, en ese párrafo que comento, que la consistencia es mental.
Que el cuerpo levante campamento a cada rato es una referencia a otro cuerpo que no es
imaginario. El cuerpo real, y demuestra que el cuerpo es una cosa que no me entra en lo
que imagino.
Pero retengamos los pocos elementos que van quedando del lado del cuerpo real: las
tripas, el que levanta campamento, agregaré la carne.
Viene luego la adoración. Lacan utiliza dos términos: creencia y adoración, y es más, se
adora porque se cree.

La creencia, de la que ya algo dije, implica la imagen que tenemos de nuestro cuerpo. Todo
lo demás es proyección de eso.
Dibujen, miren a las nubes, observen un paisaje, se encontrarán siempre con el monigote
de la figura humana. Después viene la reflexión, la introspección, la trascendencia.

12
Lacan, Jacques: IBID (10) Página 63
13
Lacan, Jacques: IBID (10) Página 64
14
Miller, Jacques-Alain: IBID (4) Página 108
Si uno empieza a perder la creencia de que tiene un cuerpo eso viene acompañado de una
pérdida del amor propio, el imaginario como consistencia empieza a fallar.
La adoración, en este tema, es segunda. Cambia con las épocas y lo que antes nos pareció
adecuado a nuestra imagen hoy nos parece sencillamente una porquería.
Todos somos un poquito el coyote, animalitos tontos que nos pasamos la vida describiendo
y persiguiendo imágenes de nosotros mismos en el mundo.
Conclusiones: Joyce no era un resentido
El desarrollo anterior muestra lo que le pasa a todo el mundo.
Resumamos: todos tenemos dificultades en el reconocimiento de la imagen del cuerpo en
el espejo. Con sólo pensar el impacto que nos genera nuestro rostro a la mañana recién
levantados ante el espejo alcanza.
Esto quiere decir que no logramos nunca del todo una unidad corporal, la buena forma, la
Gestalt. Todos poseemos “un cuerpo en que la forma nunca es la que debería ser”15
Todos somos un poco el coyote que recupera su imaginario corporal, aunque mochado,
pero sin sucumbir a la fragmentación corporal.
La consistencia falla pero siempre recurre a parches, zurcidos, remiendos y se sostiene
mejor o peor de acuerdo a cada quién.
Si adoramos nuestro cuerpo es porque “intuimos” que en cualquier momento levanta
campamento. De allí que sea necesario sostener la creencia de que tenemos un cuerpo.
Y así llegamos al punto que nos interesa plantear: en el llamado transexual, como en todo
el mundo, está cuestionada esa creencia de que tenemos un cuerpo y eso muestra un
imaginario que empieza a perder su consistencia que se intentaría recuperar, reconstruir
de diferentes maneras.
Y con respecto al goce se verifica un goce…en la imagen; posterior al tratamiento que se le
dio al cuerpo para obtenerla ya que antes se la rechazaba radicalmente.
Solo a partir de la obtención de un “nuevo” imaginario corporal se reacomodan, se reubica
el narcisismo, se obtiene una consistencia que hasta ese momento, como mínimo, estaba
cuestionada.
Se puede quizás recién ahí hablar de amor propio en el sentido de Lacan, creen en la nueva
imagen que obtuvieron.
No importan los grados de la trasformación. En eso lo que prima es una variedad
interminable que se corresponde con lo que tanto insistimos en psicoanálisis: la
singularidad.
Pero, en este caso, es la singularidad de cada cuerpo y lo que cada quien quiere hacer con
él.

15
Husni, Paula: “Cuerpos trans” en Aperiódico psicoanalítico Año 18 N° 31 Argentina 2019 Página 8
Una hipótesis: el caso Joyce muestra el camino en todos estos casos.
Lacan aísla una situación en la vida de Joyce a partir de la cual realiza un desarrollo a
considerar. A Joyce lo atan unos muchachos a una alambrada de púas y le dan una paliza.
Lacan destaca que luego de la golpiza Joyce no queda resentido. Pero hay una
consecuencia, lo imaginario “se suelta como una cáscara”16
Al soltarse, “se escurre exactamente como lo que Joyce experimenta después de haber
recibido su paliza”17
De lo cual Lacan saca algunas conclusiones, a saber: la relación con el cuerpo propio es una
relación imperfecta en todo parletre.
Nadie sabe lo que le pasa en su cuerpo pero además: “el 18inconsciente no tiene nada que
ver con el hecho de que uno ignore montones de cosas respecto de su propio cuerpo”
Entonces ¿Cómo pensar acerca de lo que Joyce testimonia?
Y ahí Lacan sorprende. Aclara que no se trata solamente de la relación de Joyce con su
cuerpo sino: “de la psicología de esta relación. Después de todo, la psicología no es otra
cosa que la imagen confusa que tenemos de nuestro cuerpo”19
No se trata de si Joyce gozó o no con la paliza, sino que le dio asco y a ese asco Lacan le
asigna un valor psicológico.
O sea la imagen confusa de Joyce con su propio cuerpo.
Concluyo con una afirmación de Miller que espero empuje a desarrollar más la perspectiva
de lo imaginario en todos estos casos: “en el silencio de lo real, y mientras que siempre hay
que desconfiar de lo simbólico que miente, solo queda el recurso a lo imaginario, es decir,
al cuerpo, es decir, al tejido”20
Bibliografía
• Lacan, J., El seminario, Libro 23, El sinthome, Ed. Paidós, Bs.As., 2008,
• Tendlarz, E., “Aperiódico psicoanalítico, 31, Género y trans”, Abril 2019.

16
Lacan, Jacques: IBID (10) Página 146
17
Lacan, Jacques: IBID (10) Página 149
18
Lacan, Jacques: IBID (10) Página 146
19
Lacan, Jacques: IBID (10) Página 147
20
Miller, Jacques-Alain: IBID (4) Página 259

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