La Fisura Del Espacio y La Toxicidad de Los Cuerpos
La Fisura Del Espacio y La Toxicidad de Los Cuerpos
La Fisura Del Espacio y La Toxicidad de Los Cuerpos
JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide
range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and
facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected].
Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at
https://about.jstor.org/terms
Mónica Barrientos
University of Pittsburgh
91
Michel Foucault, en uno de sus cursos, introduce el concepto de biopol ítica para dar a
entender que la vida ha penetrado en la historia, es decir, que la vida y lo viviente son las nuevas
luchas políticas y las nuevas estrategias económicas como posibilidad de control ( Defender
217-37). Que la vida o lo viviente y sus condiciones de producción se hayan convertido en los
desafíos de las luchas políticas es una novedad y una nueva mirada en la historia de la humanidad,
Observaremos que e
formas de disciplinam
dentro de espacios de
generar una fuga corp
de resistencia. De est
principales herramien
La enfermedad y la
tenido sobre los cuer
seguridad que más se
tiene una doble integr
Una 'enfermedad rein
modo que se confund
manera de vivir. En es
se definía y caracteriz
De este modo, verem
una metáfora que mu
periferia y que portan
pertenece Apolonia y
espacios de resistenci
mercancías de intercambio.
En El contagio , vemos que Apolonia forma parte de la máquina de nutrición de los cuerpos
enfermos; sin embargo, ella portaba sueños de viaje e inconformidad que la hacían renegar el
ejercicio de su labor: "odio ser parte de este ejercicio de blancos delantales, de esta congregación
forzada a hacerle votos a la limpieza, siempre inclinada sobre otros, ofreciendo una preparación
que les debe procurar salvamento" (20). La rutina diaria de alimentación mecánica en que se
encuentra sometida es alterada por la llegada de Elias, el fotógrafo, paciente de la pieza 83. Este
personaje es un misterio y un caso especial para el doctor Luciano, quien solicita discreción y
cuidado en su tratamiento. A medida que los personajes se van conociendo, se va desarrollando
una relación especial entre ellos, que tiene como consecuencia el proceso de desprendimiento del
hospital por parte de Apolonia.
Para Deleuze y Guattari, el "proceso de devenir" es una estrategia política de
desaprendizaje de la posicionalidad dominante y un proceso de des-jerarquización que comienza
por el devenir mujer. Este devenir femenino - minoritario - se opone al recuerdo sumiso que sirve
para desterritorializar la memoria, es decir, producir un quiebre, una ruptura en el lugar impuesto
por el recuerdo oficial: "Devenir-minoritario es un asunto político y recurre a todo un trabajo de
potencia, a una micropolítica activa" (Mil mesetas 292). Para llevar a cabo la desterritorialización,
Apolonia adquiere la enfermedad de Elias, es decir, se contagia de sedición. Para ello, debieron
unir sus cuerpos y así recibir el contagio. El encuentro sexual se concreta burlando la arquitectura
del hospital, en un sitio apartado de la vigilancia. No fue un encuentro "concreto", sino más bien de
cercanía corporal, de roce. Apolonia lo describe de la siguiente forma:
Me ganó su silencio. Cubrí nuevamente mis pechos, sin entender, y me dejé llevar
por nuestro embotamiento. Sucedió un momento sin tiempo, que no podría recordar
más tarde porque no hubo nada de lo cual asirse.
Me incorporé luego, y lo besé en la comisura de los labios.
Sólo retuve el sabor acre que me traspasó. (76)
El sabor acre lo mantendrá hasta el final de su historia. Después del encuentro, el hospital y
su vida sufren un rotundo cambio de perspectiva. Su trabajo y su vida privada comienzan a ser
cuestionados por ella misma. Cada visita a la pieza 83 comienza a envolverla de desagrado, no
hacia el paciente, sino a todo su alrededor: "Había traído conmigo algo de esa pieza, que hedía a
costra, a parto, a tormento. Me clavó los olores, no pude quitármelos de encima, me persiguieron
los recuerdos, uno tras otro, escondidos en cada latido de la fetidez, que iba y volvía" (53). El
La escritura cartografiada
descomponiéndose mi cuaderno
entre mis dedos
manchando la superficie cuadriculada
de mi cuerpo
(cuaderno descomposición) (55)
Así cuerpo, escritura y texto se unen en la descomposición de un sis
o escriturai. La tachadura del texto es la tachadura al cuerpo sano, vendib
del cuaderno es la piel de Zoila que está marcada por la herida que se
tijera. En ese instante comienza el proceso de pudrición que se acelera
del país del Norte. Esta ciudad es una megalópolis que puede ser Nueva
las grandes ciudades nombradas en la novela. Zoila llega cargando su ma
con una letra distinta, en que una mujer expone sus argumentos en favor
narrar su intento de diálogo con una mendiga que se encuentra sentada
frente a un hospital. A medida que la narración avanza, entendemos que
la mendiga es Zoila y que espera el momento de cometer otro atentado.
una enfermera, intenta persuadir a la mendiga que acepte ayuda mé
percibe el olor a podredumbre, inicia la revisión del cuerpo. Mientras
mirada perdida, la enfermera ausculta el cuerpo que hiede y afirma: "Me
pregunto confundida ¿y el tobillo de la mendiga?, ¿dónde habrá ido a par
[...] Ay, dónde termina ese cuerpo, dónde está el punto final de esta muj
por favor me lo diga, y quizás entonces pueda por fin callarme
descompuesto se convierte en el cuerpo descompuesto y cercenado de l
Ambos se han unido para mostrar el resultado de un capitalismo que
mercancías. El cuerpo de Zoila se ha convertido en una fruta podrida.
Para concluir, observamos que el hospital, el galpón y la ciudad,
sistema de poder que intenta normalizar los cuerpos de los personajes. El
el Galpón en Fruta podrida funcionan como maquinarias de producc
experimentación y la exportación. La comida en el hospital y la fruta para
en metáforas de poder de una sociedad capitalista que hace uso y abu
mercancías. Sin embargo, también observamos que los espacios, como lug
poderes, son porosos y móviles. Estos mismos espacios que se encuentran
mismos las grietas que permiten la fuga y las protagonistas lo saben muy
intersticios para convertir su lugar de producción en un lugar de plac
galpón al introducir cianuro en la fruta que irá a las mesas del mundo. A
rebeldía que se manifiesta en los mismos cuerpos por medio de la enferm
Dos mujeres enfermas, una de sedición, otra por decisión. Ambas se resis
las materialidades más directas del poder: sus cuerpos. No obstante, el
poder seguirán buscando mecanismos de vigilancia mientras el capit
exportación. Pero los cuerpos de estás mujeres seguirán sin obedecer porq
y sus genes la porfía, la rabia. Es el momento de salir y de atentar po
veces nos ataquen. Más temprano que tarde seremos inmortales" (Meruan
Obras citadas
- . Vigilar y castigar. T
Siglo XXI, 2002.
Garretón, Manuel. "
redemocratización e
Subercaseaux. Santiag
Guattari, Félix. Cartog
Santiago de Chile, 198
Massey, Doreen. Space,
Meruane, Lina. Fruta p
Santa Cruz, Guadalupe.
Sosnowski, Saúl y Bern
Chile. Santiago de Ch