Corpus Christi
Corpus Christi
Corpus Christi
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Verbum supemum.
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Ave verum
6. Adoro te devote
Te adoro con devoción, Dios escondido,
oculto verdaderamente bajo estas apariencias.
A Ti se somete mi corazón por completo,
y se rinde totalmente al contemplarte.
Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto;
pero basta el oído para creer por firmeza;
creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios:
nada es más verdadero que esta palabra de verdad.
En la Cruz se escondía sólo la Divinidad,
pero aquí se esconde también la Humanidad;
creo y confieso ambas cosas,
y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido.
No veo las llagas como las vio Tomás
pero confieso que eres mi Dios:
haz que yo crea más y más en Ti,
que en Ti espere, que te ame.
¡Oh memorial de la muerte del Señor!
Pan vivo que das la vida al hombre:
concede a mi alma que de Ti viva
y que siempre saboree tu dulzura.
Señor Jesús, bondadoso Pelícano,
límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre,
de la que una sola gota puede liberar
de todos los crímenes al mundo entero.
Jesús, a quien ahora veo oculto,
te ruego que se cumpla lo que tanto ansío:
que al mirar tu rostro cara a cara,
sea yo feliz viendo tu gloria. Amén.
Dios mío yo creo, adoro, espero y os amo, os pido perdón por los
que no creen, no adoran, no esperan y no os aman. Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente y os
ofrezco el precioso Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro
Señor Jesucristo, que se encuentra presente en todos los Sagrarios de
la tierra, y os lo ofrezco, Dios mío en reparación por los abusos,
sacrilegios e indiferencias con que Él es ofendido. Amén.
2. DUEÑO DE MI VIDA
4. OH BUEN JESÚS
5. JESÚS AMOROSO
Señ or mío Jesucristo, que por amor a los hombre está s noche y día en este
sacramento, lleno de piedad y de amor, esperando, llamando y recibiendo a
cuantos vienen a visitarte: creo que está s presente en el sacramento del altar. Te
adoro desde el abismo de mi nada y te doy gracias por todas las mercedes que me
has hecho, y especialmente por haberte dado tu mismo en este sacramento, por
haberme concedido por mi abogada a tu amantísima Madre y haberme llamado a
visitarte en este iglesia.
Adoro ahora a tu Santísimo corazó n y deseo adorarlo por tres fines: el primero, en
acció n de gracias por este insigne beneficio; en segundo lugar, para resarcirte de
todas las injurias que recibes de tus enemigos en este sacramento; y finalmente,
deseando adorarte con esta visita en todos los lugares de la tierra donde está s
sacramentado con menos culto y abandono.
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¡Oh, Santísimo Jesú s, que aquí sois verdaderamente Dios escondido; concededme
desear ardientemente, buscar prudentemente, conocer verdaderamente y cumplir
perfectamente en alabanza, y gloria de vuestro nombre todo lo que os agrada.
Ordenad, ¡oh Dios mío!, el estado de mi vida; concededme que conozca lo que de mí
queréis y que lo cumpla corno es menester y conviene a mi alma. Dadme, oh Señ or
Dios mío, que no desfallezca entre las prosperidades y adversidades, para que ni en
aquellas me ensalce, ni en éstas me abata. De ninguna cosa tenga gozo ni pena, sino
de lo que lleva a Vos o aparta de Vos. A nadie desee agradar o tema desagradar sino
a Vos. Séanme viles, Señ or, todas las cosas transitorias y preciosas todas las
eternas. Disgú steme, Señ or, todo gozo sin Vos, y no ambicione cosa ninguna fuera
de Vos. Séame deleitoso, Señ or, cualquier trabajo por Vos, y enojoso el descanso sin
Vos. Dadme, oh Dios mío, levantar a Vos mi corazó n frecuente y fervorosamente,
hacerlo todo con amor, tener por muerto lo que no pertenece a vuestro servicio,
hacer mis obras no por rutina, sino refiriéndolas a Vos con devoció n. Hacedme, oh
Jesú s, amor mío y mi vida, obediente sin contradicció n, pobre sin rebajamiento,
casto sin corrupció n, paciente sin disipació n, maduro sin pesadumbre, diligente sin
inconstancia, temeroso de Vos sin desesperació n, veraz sin doblez; haced que
practique el bien sin presunció n que corrija al pró jimo sin soberbia, que le edifique
con palabras y obras sin fingimientos. Dadme, oh Señ or Dios mío, un corazó n
vigilante que por ningú n pensamiento curioso se aparte de Vos; dadme un corazó n
noble que por ninguna intenció n siniestra se desvíe; dadme un corazó n firme que
por ninguna tribulació n se quebrante; dadme un corazó n libre que ninguna pasió n
violenta le domine. Otorgadme, oh Señ or Dios mío, entendimiento que os conozca,
diligencia que os busque, sabiduría que os halle, comportamiento que os agrade,
perseverancia que confiadamente os espere, y esperanza que, finalmente, os
abrace. Dadme que me aflija con vuestras penas aquí por la penitencia, y en el
camino de mi vida use de vuestros beneficios por gracia, y en la patria goce de
vuestras alegrías por gloria. Señ or que vivís y reiná is, Dios por todos los siglos de
los siglos. Amén.
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Sagrario del Altar el nido de tus má s tiernos y regalados amores. Amor me pides,
Dios mío, y amor me das; tu amor es amor de cielo, y el mío, amor mezclado de
tierra y cielo; el tuyo es infinito y purísimo; el mío, imperfecto y limitado. Sea yo,
Jesú s mío, desde hoy, todo para Ti, como Tú los eres para mí. Que te ame yo
siempre, como te amaron los Apó stoles; y mis labios besen tus benditos pies, como
los besó la Magdalena convertida. Mira y escucha los extravíos de mi corazó n
arrepentido, como escuchaste a Zaqueo y a la Samaritana. Déjame reclinar mi
cabeza en tu sagrado pecho como a tu discípulo amado San Juan. Deseo vivir
contigo, porque eres vida y amor.
Por só lo tus amores, Jesú s, mi bien amado, en Ti mi vida puse, mi gloria y porvenir.
Y ya que para el mundo soy una flor marchita, no tengo má s anhelo que, amá ndote,
morir.
1. "¡Cuan consoladores y suaves son los momentos pasados con este Dios de
bondad! ¿Está s dominado por la tristeza? Ven un momento a echarte a sus plantas,
y quedaras consolado. ¿Eres despreciado del mundo? Ven aquí, y hallaras un amigo
que jamá s quebrantara la fidelidad. ¿Te sientes tentado? aquí es donde vas a hallar
las armas má s seguras y terribles para vencer a tu enemigo. ¿Temes el juicio
formidable que a tantos santos ha hecho temblar? Aprovéchate del tiempo en que
tu Dios es Dios de misericordia y en que tan fá cil es conseguir el perdó n. ¿Está s
oprimido por la pobreza? Ven aquí, donde hallaras a un Dios inmensamente rico,
que te dirá que todos sus bienes son tuyos, no en este mundo sino en el otro".
Santo Cura de Ars, Sermón sobre el Corpus Christi. [Volver]
2. "Así como Jesucristo está vivo en el cielo rogando siempre por nosotros, así
también en el Santísimo Sacramento del altar, continuamente de día y de noche
esta haciendo este piadoso oficio de abogado nuestro, ofreciéndose al Eterno Padre
como victima, para alcanzarnos innumerables gracias y misericordias". San
Alfonso Mª. de Ligorio, Visitas al Stmo. Sacramento, 31. [Volver]
ORACIONES A JESÚS
EN EL SANTÍSIMO SACRAMENTO
Señ or mío Jesucristo, que por el amor que tenéis a los hombres, permanecéis de
día y noche en este Sacramento, lleno de misericordia y ternura, esperando,
llamando y acogiendo a todos los que vienen a visitaros, yo creo que está is aquí
presente. Os adoro desde el abismo de mi nada, os doy gracias por todos los
favores, y especialmente por haberos Vos mismo dado a mí en este Sacramento;
por haberme concedido a María vuestra propia Madre, como intercesora; y por
haberme llamado a visitaros en esta iglesia.
Por fin, mi amado Salvador, uno todos mis afectos a los de vuestro amorosísmo
Corazó n, y los ofrezco a vuestro Padre Eterno, suplicá ndole que por amor a Vos, se
sirva aceptarlos y escucharlos. Así sea.
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Bendito seá is, oh poder divino de vuestro paternal Corazó n, que aunque todo lo
podéis, sin embargo, no podíais darnos un don má s precioso que este Santísimo
Sacramento.
Bendita seá is, oh Sabiduría del Verbo Divino, que todo lo sabéis y lo ordená is, y sin
embargo no sabíais prepararnos una comida má s exquisita, que este Santísimo
Sacramento.
Bendito seá is, oh Dios mío, que en vuestra inefable dulzura de amor os habéis
transformado en este pan para dá rosnos como el má s dulce manjar.
Bendito seá is, oh Dios mío, que habéis encerrado todos vuestros misterios en esta
humilde forma de pan terrenal. ¡Oh Trinidad Santísima!