Angélica Tornero, El Mal en La Narrativa de I. Arredondo
Angélica Tornero, El Mal en La Narrativa de I. Arredondo
Angélica Tornero, El Mal en La Narrativa de I. Arredondo
El rnal en la narrativa
de Inés Arredondo
Angélica Tornero
Introducción 13
PnTMSRA PARTE
Er pnoBLEMA DEL MAL: BREVE RECoRRTDo Hlsróntco
17l
t\
ANGELICA TORNERO
A mis padres
A Vicente Arredondo
t...1 ¿has oído hablar de la no resistencia al mal?
Uno no lucha más que con sus pasiones; con nada
externo ¿ves?, y no es otra cosa que un agente recep-
toq, una esponja que absorbe el mal y no lo rechaza
ni lo dermelve, sino que se queda con él dentro, y lo
nrmia, lo enrmelve, lo fracciona, hasta que puede
digerirlo y con eso aniquilarlo.
Inés Anedondo
INTnoDUCCTóN
t 131
t4 ANGE,LICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATTVA DE INÉS ARREDONDO 15
to/incorrecto. Esta estrategia de exploración de distintas dicotomías t...] en este último libro se abre paso también, en buena parte de
las más originarias, a partir aproximaciones fenoméni-
d.e los cuentos, una voz distinta, más sosegada y equilibrada, gü€
-de
cas, a las más sofisticadas, racionalizadas- pennite a la autora or- tal vez tentativamente podríamos definir espera de un tér-
-en
mino más apropiado- como una voz de sabiduría.s
ganizar discursivamente, y aI lector interpretal la experiencia del
mal no como ausencia de bien, sino como constitutivo del ser huma-
Por su parte, Claudia Alb arcánconsidera que:
no. A primera vista, mediante el mal se transgrede, s€ altera un
orden, pero una vezcometida la transgresión, ya ubicados más allá t...] en este libro la autora encuentra un estilo particulaq, una ma-
de la metahistoria que le confiere densidad, se descubre que en el nera personal de contar las cosas, la libertad para expresar (para
rnal se está, que no es desviación, sino constitutivo.
De un libro a otro se obsen/an diferencias importantes en la re- 3
Retomo aquí la noción en el sentido desarollado por Jacques Derrida.
lación establecida entre los polos de las dicotomías. En el primer li- Cfr. J. Derrida , De la gramatología, México, Siglo xxl, lg7 l.
a Claudia
bro, I-a. señal, elproblema del mal se aborda como transgresión de Albatrán, Luna menguante. Vda y obra de Inés Aredondo,
México, Casa Juan Pablos/cNcA, 2OOO, p.201.
un orden constituido a partir de ciertos valores y determinada mo- 5Rose comal, "sobre l-os
espeios", en casa del Tíempo, junio, 1.989, p.
ral. En algunos cuentos el procedimiento es, en u.n primer momen- 48.
v:'l
demorarse, detallal recortaq, matizar) aquello que en algunos la constmcción del espacio-tiempo y las voces narrativas.lo De la
relatos de La señal o de Río subterrdneo apenas se sugerÍa o no
fenomenología retomé principalmente los desarollos de Wolfgang
quedaba del todo claro [...].t
Isec vinculados con la naturaleza del objeto que es la obra de ar-
te literario y su "modo de ser", que implica las nociones de acto de
Albarrán ha obserl'ado dos diferencias más en los espeios. Una
concretización y espacios vacíos.ll Desde la perspectiva de la her-
se relaciona con la pérdida de dramatismo en los finales de los cuen-
menéuüca, me basé en los desar:rollos de Paul Ricoeur. La herme-
tos, que conduce a la anulación de la polaridad. En cuentos de los
néutica del filósofo francés se constituye, fundamentalmente, a
libros anteriores, esta polaridad fue la piedra de toque de la estruc-
partir de la teoría de la referencia metafóric aylateoría de la iden-
tura narrativa.T Además, dice la biógrafa de l¡r escritora, "ya no exis-
tidad narativa. En este estudio he utili zadoambas facetas porque,
te ese punto climático, ese parteaguas que separaba el inicio del
por una parte, considero que los cuentos de Areciondo se configuran
final de los cuentos de La. señal y Río subterráneo, o el lector no
como una región de símbolos y metáforas que el lector interpreta,
llega a percibirlo así".8
es decir comprende, en el sentido de Ricoeur, al momento de leer,
Retomo estas importantes observaciones de las autoras, y agrego
Estos cuentos, en los que se imbrican el delirio, la dimensión oní-
que en los cuentos de este libro, las voces narrativas maduras se de-
rica y la exploración profunda del lado ignoto, incluso inefable, del
moran en un fino tejido que desbroza cort gran maestría los móvi-
ser humall,o, se expresan de manera oblicua, por lo que resultan pro-
les úrltimos del ser humano: el erotismo, la muerte. Estas tensiones
puestas de invención como imagin eria,sino en sentido heurís-
se desarticulan considerando las di.stinciones antes mencionadas: -no
tico, como descubrimiento- del mal en el ser humano. En este
culpa/pecado, purezal impure za, er otisrno/ascetismo, con el proble-
sentido, url prirner acercamiento consiste en explorar la dirnensión
ma del mai en el ser humano como base, como se dijo antes. La
simbólica del mal, en relación con mi propia lectura y, especulati-
diferencia es que en estos relatos ya no hay nada que transgredir.
vamente, con algunas lecturas posibles.
Los cuentos de los libros anteriores son el proceso mismo de de-
Por otra parte, exploré la manera en que los personajes se com-
constmcción de la principal distinción bien/mal; en estos cuentos
prenden a sí mismos al constituir sus subjetividades. Si bien los
la maldad es una manera más de enfrentar los avatares de la r,"ida,
personajes no interpretan textos, sí las acciones en las que constan-
humanamente. Ya no hay proceso, no hay tensiones; lo que sigue
temente están involucrados y que los nanan. Se trata así de obseryar
es la expresión del hecho irrecusable de que el ser humano no es
cómo los personajes constituyen sus identidades y de qué manera
bueno o malo por naturaleza ni a partir de imperativos categóri-
el lector comprende las identidades narrativas de estos personajes.
cos, sino que se constnlye en complejas relaciones con los otros.
Esta perspectiva me permitió obsen¡ar asimisrno la forma en que
Para realizar este estudio retomé, por un lado, algunos concep-
la desarticulación y, en su caso, la reconstmcción de la identidad
tos de la narratología, y, por otro, propuestas de la fenomenología
nar:rativa de los personajes permite (a mí misma o a un lector hipo-
y de la hermenéutica. En cuanto alapropuesta narratológica, con-
tético) conocer el problema del mal en el ser humano.
sideré como punto de partida la aproximación modal, en términos
Una perspectiva como ésta no está exenta de posición ideológi-
de diversos procedimientos de "regulación de la inforrnación na-
ca, en el sentido de M. M. Bajtín,r2 asunto que debe observarse en
rrativa'".e De esta propuesta se rescatan conceptos relacionados con
dos dimensiones. En relación con la constitución de la identidad
ó
Claudia Albarrán, op.cit., p- 236. ro
lbid., p. 31. "Texto de personajes y texto de nanadoy''.
7
lbid., p. 237 . tr wolfgang Iser, EI
acto de leer,ir¡uátia, Alfiigu ara, rgg7.
8ldem. t2
e
Cfn M. M. Bajtín, I^a. poética de Dostoievski, México, FCE ,2005; Esté-
G. Genette, Nuevo d.iscurso del relato, Madrid, Cátedra, 1998, p. 30. tica de Ia creación verbal, México, Siglo xxl, lgg}.
18 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATTVA DE I¡¡És ARREDoNDo 19
narrativa de los personajes, es evidente que las voces responden a en la que destacan, sobre todo, la tradición judeocristiana y la in-
un contexto ideológico y político, específicamente relacionado con fluencia de los escritores rornánticos y posrománticos que abordan
la posición de las mujeres en el nrundo contemporáneo. En rela- prioritariamente el problema del mal. En este sentido, me pareció
ción con mi aproximación, no se trata de proponer una lectura pri- relevante incluir en la primera parre de la investigación un breve re-
vada de los textos de Irrés Arredondo o de rnera subjetividad, como cor:rido histórico sobre el tema del mal en el ser humano, que ar:roje
tampoco se apuesta por un análisis puramente inmanente. Mi lec- luz sobre algunos aspectos de la obra de Arredondo. El objetivo al
tura pretende conjugar la ontología con la epistemología, desde una incluir esta primera parte no consistió en encontrar en los cuentos
p,.rsición que implica una ideología. La literatura, como poder seq, de la autora las ideas de otras tradiciones, sino en obsen/ar de qué
abre un mundo delante del texto, mediante su estrategiadiscursiva manera estas ideas están presentes en la configuración de una vi-
principal, qrre consiste en suspender la referencia del lenguaje ordi- sión personal. Lo que aquí se exploró es el problema del mal en la
nario y la apertura hacia una referencia de segundo grado. Como narrativa de Arredondo, es deciq, cómo está expuesta esta proble-
dice Ricoeur la ficción es el camino hacia la redescripción o la. crea- mática en su literatura. Esta configuración, no obstante, no es ori-
ción; en términos de Aristóteles, de un müthos (ficción para Ricoeur), ginal, en el sentido de carecer de ecos, alusiones, filiaciones. Pero
es el camino de la imitación creadora.r3 tampoco es transcripción de ideas de la tradición, sino configura-
Los cuentos de Arredondo constituirán, desde mi lectura, una ción compleja, constituida a parüir de la tradición y de la indivi-
aproximación ala comprensión de un problema específico: el mal dualidad de la autora.
en el ser humano. En este sentido, la propuesta pretende ser algo Antes de iniciar el trabajo, introduzco una nota biográfica sobre
más que lapesquisa. o descubrimiento de un catálogo deprocedirnien- la autora. El interés por añadir este apunte se justifica también en
tos. Se intenta descubrir cómo se lleva a cabo una investigación el marco de la aproximación hermenéutica. Si bien no se trata de
literaria sobre el mal y qué implicaciones tiene en relación con la irrvestigar la relación entre el texto y el autoq, sino sobre todo, en-
configuración del texto mismo y con la refiguración realizada por tr e el texto y el lector, algunos datos sobre la üda de la autora contri-
el lector. buyen a afinar la interpretación, consiguiendo con ello un mayor
Este libro está dividido en dos partes. La primera constituye acercamiento al texto.
una investigación propiamente histórica, adyacente, imporüante pa- Inés Aredondo creció en el seno de una familia mexicana cató-
ra contextualizar tanto la comprensión de la autora sobr:e la pro- lica de la primera mitad del siglo xx. Durante esta época, la educa-
blemática como la mía propia. En la segunda está contenido el ción religiosa no sólo se prop agó en la modalidad inform al, através
análisis detallado de algunos de los cuentos de la autora. Aun cuan- de la conüvencia social y comunitaria; en el marco de la educación
do leí y exploréIaobra cornpleta, en este estudio incluí sólo el análi- formal, fue bastión para el fortalecimiento de la moral de las fami-
sis de los cuentos que me parecieron más representativos en relación lias de clase media alta y las acaudaladas del país. Si bien se había
con el asunto abordado. proclamado la educación laica y gratuita en la Constitución Políti-
La a*proximación hermenéutica prevé el proceümiento que inclu- ca de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, a partir de 1930 y de
ye un horizonte amplio de conocimiento de la tradición histórica en rnanera importante en las siguientes tres décadas, de 1940 a 1,970,
la que se ubica el texto. Inés Arredondo constituyó su propia identi- los usos indicaban otro rumbo, por lo menos para estas familias.ra
dad en el marco de una metahistoria c.ompleja, como se ya se dijo,
ra
De l94O a l970los colegios católicos proHÍeraron de manera insólita
t3 Cfr. Paul Ricoeuq, Tíempo y naffación, /, México, Siglo )o(I, 2000, p. en México. Durante estas décadas, la educación católica se generalizó en-
340. tre las familias acaudaladas. Al respecto, Alberto Hernández Medina dice:
{)
20 ANGE,LICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATWA DE INES ARREDONDO 21,
En 1929 había concluido la guerra de la Iglesia contra el Estado en to para formar parte de su congregación, por lo que se empeñaron
México,tt y el presidente Manuel Avila Camacho; con el afán de re- en formarla con esta finalidad.re
conciliar alas personas y facciones en pugna, y especialmente ganar De pequeña, Aredondo memorizóla Biblia y durante muchos
la confiaÍtza de los empresarios y el clero, "se dijo creyente y elimi- años fue muy creyente. La presencia de Dios en sLr vida fue constan-
nó la educación socialista",tu impulsada por etr gobierno del general te y sus acciones estaban dedicadas a la práetica de virtudes reli-
Lázaro Cárdenas. giosas.2o Esta educación no sólo provenía de la escuela; la madre
En pleno periodo de despegue capitalista, cle declive de la edu- erapracticante tenazy forzaba alos hijos a cumplir con las obliga-
cación popular debido a los fuertes recortes presupuestaleslT y cle ciones de los creyentes. Inés y sus hermanos iban a misa y se con-
fortalecimiento de la educación privacla en c*rlegios confesionales, fesaban casi todos los días.2r
Inés Aredondo inicia la educación básica y cursa posteriormente Los valores inculcados a los niños y jóvenes formados durante
la secundaria. este periodo de la vida mexicana en escuelas confesionales prove-
En esos años, en Culiacárt, Sinaloa, había sólo dos escuelas cató- níant, en buena medida, del catecismo de Ripalda, versión simplifi-
licas destinadas a las niñas provenientes de familias de las clases cada del Catecismo ronlanlo ( 156ó) editado por encargo del Concilio
altas.rs La pequeña Inés acudió alaescuela lvÍontfemant de religio- tridentino. Esta versión simplificada, escrita por Jerónimo Martírtez
sas de la Compañía de María, en doncle pronto destacó por sus ca- de Ripaldu y publicada en 1618, fue difundida en México desde tiem-
pacidades intelectuales y fue distinguida por sus profesoras. Su pos de la Colonia y su influencia alcanzó la primera mitad del siglo
aproximación inteligente despertó el interés en sus educadoras al xX. Aun cuando no me es posible asegurar que Arredondo se lmya
graclo de ofrecerle una formación distinta en materia religiosa, que formado precisamente con ese catecismo, sí lo es afirmar que los
no coincidía con la que se inculcaba a las demás alumnas. Carlos valores promovidos en la época, en términos generales, se enmar-
Ruiz, el segundo esposo de Inés Arredondo, basado en los testimo- caban en la visión del Concilio tridentino del siglo XU, pasada por
nios de la propia Inés y de sus hermanas, considera que las monjas las reflexiones de Tomás de Aquino, a quien Pío V erigió doctor
en teologra- que impartían clases en la escuela, no veían de la Iglesia en I 567.22
-doctoras
a Inés como una simple discípula, sino como un auténtico prospec- La niña Inés Aredondo no sólo recibió esta educación religiosa.
De manera inforrnal, la conducta licenciosa del padre, rnédico de
"[...] la geograffa del país se pobló de grancles colegios y humildes escuelas:
profesión, y la doble moral que profesaba, expresada, por un lado,
cuántos esfuerzos, sobre t<¡do de religiosos(as) y de generosos laicos, ricos
y llo tan ricos, que levantaron cientos de colegios. Ahí quedan esos 30 años, en las exigencias hacia los hijos de obsen¡ar conductas correctas
la edad de oro de las escuelas católicas, como un gran testimonio de fe y moralmente y, por otro, en su propia aproximación que rayabaen el
esfuerzo, de lo que se puede hacer cuando hay ulgo por qué luchar". A. Her- descaro, afectó de manera importante la sensibilidad de Inés,
nández Medir:a, "Panorama de la educación en México", en lglesia y edu-
euien
pronto se sintió confundida y desengañada. Las constantes desave-
cación en México, México, Conferencia del Episcopado Mexicano, I gBZ,
p.79. nencias entre los padres, los pleitos y las graves agresiones violen-
15
La Cristiada y la guerra de la Iglesia contra el Estado en México tuvie- tas provocaron que Inés sufriera serias transformaciones anímicas
ron lugar de t926 a 1929. Cfr. Jean Meyer, La Cristiada, México, Siglo xxr, y de personalidad.23
197 6.
ró Humberto Mussachio,
Milenios de México /, Italia, Diagrama Casa te lbid.., p. 53.
Editorial, 1999, p. 251. 20
lbid.,p.58.
r7
Martha Roble s, Educación y sociedad en Ia historia de México, México, 2t ldem.
Siglo xxr, 1981, p. 181. 22
Herbert Haag, El problema del mal, Barcelona, Herde4, l9gl, p. 190.
18
Claudia Albamárt, op. cit., p. 46. 23
Claudia Alban án, ctp. cit., p. 59.
22 ANGELICA TORNERO
2a
Inés Arredondo, op. cit.
2s
lbid., p. 3.
26
ldem.
Las PRTMERAS RELIGIoNES
Las expresiones del mal halladas en los textos más antiguos de la ci-
vilización occidental de los que se tiene registro están contenidas
en los Textos de las pirámides y los Tbxtos de los sarcófagos, de 2500
a.C. Díversos mitos, además de los principios de ordenación del Es-
tado egipcio, dan cuenta del combate entre las dos ftierzas del mun-
do: el bien y el rnal. Aun antes de la configuración de la teología
egipcia, cuando la religión consistía en una mera adoración de fuer-
zas naturales, se reconocía un orden divino establecido en el momen-
to de la creación, manifestado por la regularidad de los fenórnenos
snciales y de la vida humana individual. Un concepto central, Maat,
cuyo origen parece haber estado en la geometría, un jeroglífico que
representaba lo rectilíneo, se constituyó después, por una parte, como
símbolo de una diosa y, por otra, corno concepto abstracto descrip-
tivo de la organi zaciónpolítica. Corno símbolo religioso represen-
tó el orden cósmico, la verdad, la justicia, la estabilidad que había
de existir en el mundo y en el cosmos.t El rey, garante del orden, se
alimentaba de Maat. Su misión era mantener el equilibrio y la ar-
monía, sin los cuales el mudo perecería. Sin Maat no podía existir
la creación como universo ordenado. Los dioses y los seres vivos
están sometidos a Maat y ésta ha de perrnanecer en cacla intlividuo
para que todo funcione correctamente. Éste no era, no obstante, un
principio dado, sino el orden que debía ser preservado, 4 pesar d.e
que las fuerzas contrarias estuvieran en constante lucha.
t Elisa
Castel, Signos y símbolos de lo sagrado , Madrid, Alderabán, lggg,
p.237.
12sl
tr¡
En el Antiguo Egipto, la realezamarcaba el punto de intersección ción.La teologíaegipcia, furrdada de manera importante en la idea
entre los dioses y los hornbres. El rey se nutría de Maat paragober- tenía como objetivo la supervi-
de la revivifi,cación de los muertos,
nar con justicia y preseruar el orden. El mal es el desord€fi, el caos, vencia, ya no sólo en el mundo de los vivos sino también en el de
1o que impride el buen gobierno, la verdad, la arrnonía y la justicia. los difuntos. El otro mundo se convierte en un ámbito paralelo en
Maat era lo que el rey amaba y defen día, y el mal, lo que trastocaba el cual es preciso intercede4 a través de rituales y convocando a dis-
el orden, el caos mismo, debía ser arrojado f,rera, Ya que se opo- dntas divinidades. Los egipcios creían en otra vida más allá de la
nía aMaat. Con ia finalidad de mantener al mon arca como eje de la lnuerte, err otro mundo debajo de la tierra, en donde algunos dioses
vida del país, los dioses otorgaban Maat al rey, quien, a su vez, en- esperaban a los difuntos para abrirles las puertas de ese otro uni-
carnaba la institucionalización. Quien no cc,nocíaeste principio era verso que habría de ser el de la eternidad.ó Osiris, que representa-
ignorante y malvado; Maat es el bien que revoca al rnal, que sal- bala actividad vital universal, desciende al mundo de los muertos
va del rnal, lo ahuyenta. Como concepto abstracto, Maat era "aque- paÍaprometerles la regeneración y la resurrección en la gloria osi-
llo que constituye el fundamento del equilibrio del mundo creado, la riaca. Osiris tenía como tareaproteger a los muertos y sustentar el
base sobre la que reposa toda vida cósmica y social".z Este con- hálito de los hombres a perpetuidad.T
cepto hizo posible por vez primera en la historia la organización En El libro de los muertos .se explica cómo el bien y el mal se
política que concebía una soberanía central de dimensiones supra- persiguen a través de los hombres y cómo los dioses interceden pa-
locales. Se trata de una idea unificadora mediante la cual se pudo ra protegerlos. Anubis es el dios que juzgalas almas, que las redirne
reunir a los habitantes del Nilo. y las conduce hasta Osiris para recibir sus favores. Es hijo de Ra,
La ofrenda de Maat era uno de los ritos más importantes del cul- el Sol. Anubis es la luz fulgurante, mientras que Seth es la luz de
to religioso. El rey presentaba una figurilla de la diosa portando la las tinieblas; estos dioses son opuestos y representan el bien y el
plurna que la identificaba.3 Se creia que la cliosa bajaba ala tierta mal. Osiris, dios benevolente, gue, se podría decir en clave cristi aÍta,
y acornpañaba a los hombres para ilurninarlos durante los ritos fu- se sacrificó parasalvar a los rnuertos, fue asesinado por su herrnano
nerarios. Durante la ejecución de estos ritos, volvía junto a los dio- Seth, a la vez dios de las tinieblas, quien desgan'ó el cuelpo en ca-
ses celestiales para cerrar el ciclo. Maat, sin la cual el mundo no torce girones y los esparció por todo Egipto.s Osiris tenía, así, la
puede existil estaba formada por los nueve dioses que intervenían encomienda de impedir que los huesos de los muertos se convir-
en la creación, divididos en dioses cósrnicos, Aturn-Ra, Sltu, Tefnut, tieran en girones debido a la intercesión de Seth. Osiris está también
Nut y Geb, y dioses reinantes, Osiris, Isis, Seth, Neftis y Horrrs.a Tam- vinculado con la Luna; ahíyace su alma. El mito de Seth devoran-
bién se dice en los textos egipcios que Maat era hija de Ra, el Sol, do la Luna todos los meses representa el eterno combate entre el
la diviniclad suprema de la mitología cósmica.s bien y el mal.e
Maat tiene lugar en la mitología cósmica de la creación y en la La clistinción entre orden y caos atraviesa la civilización egipcia
mitologíade los dioses locales; va de una a otra a través de los ri- en los ámbitos religiosos, políticos y sociales. La idea del bien y el
tuales mortuorios, fundamentales en la üda de esta antigua civtliza' mal tiene su origen en la distinción cósmica y se articula con la di-
mensión histórica vía las batallas que el reino debe librar para pre-
ellas, sino de responder mediante la ofrenda de la obra al mensaje
servarlo de los enemigos, víalaconducta de los individuos en las so-
generoso que los dioses les dirigían.r2
ciedades y vía los rituales funerarios.
La teol ogíahomérica que constituyó la vida religiosa de los grie-
Aun cuando los griegos no revelaron las ens eianzas recibidas de gos arcaicos y la serie de creencias que parecen haber llegado de
los egipcios, varios de ellos no sólo estuvieron en estrecho contac-
Oriente, las religiones mistéricas, así como el surgimiento del pen-
to, sino que incluso se iniciaron en los misterios de aquella religión
samiento filosófico complican la manifestación de creencias entre
legendaria. Según S. Mayassis, El libro de los rnuerto.s proporcionó
los helenos. Los poema homéricos, escritos en el siglo rmt a.C., recu-
a los órficos la materia de sus más imporüantes misterios. Orfeo peran La Weltanschauung de los griegos de siglos anteriores, los
recibió el "Manto de luz" en la divina Meniis. Homero sabía leer cuales parecen haberse regido por esta teología, aunque, no exac-
jeroglíficos: se dice incluso que el poeta de La llíadavivió en Egipto.
tamente de la manera en que está expresada en los poemas. Alre-
TárnL'ién Pitágoras fue iniciado por lo sacerdotes egipcios; conoció
dedor de 2000 a.C., los pobladores de Tesalia decidieron situar en
cosas inefables concernientes a los dioses v la inmortalidad del al- el Monte Olimpo la rnorada de sus dioses. Estos pobladores vivían
ma. Platón vir,ió trece años entre los sacerdotes, y Her:rnes Trimegis- en comunidades poco organizadas y aisladas en valles estrechos,
to tradujo a su lengua natal la literatura herméticade la civilización separados de los vecinos por cordilleras y anchos golfos. Varias ciu-
originada a orillas del Nilo. Plutarcrf, fue iniciado en los rnisterios dades-Estado surgieron y nunca llegaron a unirse o a formar un
de Dionisos y en los de Osiris, y Plotino sabía traducir los jeroglífi- imperio. Cada una Ce ellas era soberana y tenía su cultura y creen-
cos y conocía su sentido oculto.lO Este contacto estrecho repercutió cias locales. Estas ciudades-Estado carecieron de una monarquía
no solamente en la esfera religiosa de los griegos, sino incluso en la divina, como la hubo en Egipto, o la Alianza cle Israel con l-ahvéh,
incipiente filosofía, asunto evidente en la obra de Pitágoras e inclu- que les permitiera cohesionarse. La cohesión provino de la paula-
so en la de Platón. Este estrecho vínculo entre los dominios no faci- tina constmcción de una identidad racial, iniciada a partir del siglo
lita las especulacircnes realizadas por varios filósofos en relación vrr; desde entonces se autodenominaban helenos, por creer que
con la pregurrta por el origen de Ia filosofia. Sobre todo en el pe- todos ellos descendían de su antepasado Heleno, hijo de Deucalión.r3
riodo presocrático se dificulta la distinción filosófico/religiosa. Esto hace pensar que la idea de esa Grecia cohesionada existe sólo
Esta distinción, que paranosotros hoy es más clara, debió haber en el rnarco de los poemas homéricos, pero no fue así. Lo retra-
sido comprendida de manera diferente por los griegos, quienes le- tado en los poernas homéricos no refleja con precisión lo que su-
jos estaban de considerarse los inventores de la "clara mañana del cedÍa en la antigua Grecia. Al parece[ Homero eligió un panteón y
espíritu", €rl términos de Hegel,rl de mirarse como los iniciadores una teología general, Zeus y sus dioses, que no era compartida por
de alguna. aventura del pensamiento que suponía el triunfo de la todos los pobladores asentados en aquellas ciudades-Estado.la Sea
conciencia sobre las oscuras aproximaciones entre mágicas y reli- corno sea, destaca en los poemas una primera distinción clara para
giosas, que habían abundado en siglos anteriores. Platón no ne- pensar en el bien y el mal. Por un parte está el Olimpo y por otra el
cesitaba dejar de lado a los dioses: los amantes son protegidos de Hades. De manera semejante a como ocurría con los egipcios, el Ha-
Afrodita. Algo semeiante se puede afirmar sobre la estatuaria: no des no es el sitio opuesto al Olimpo, es el mundo en el que habitan
se trataba de producir formas humanas bellas para recrearse en los muertos.
12
Bernard Sichére, Histcrrias del mal, Barcelona, Gedisa, 1gg7,p.37.
to lbid., p. 60. 13
tt Cfr. G.W.F. Hegel, Lecciones sobre lafilosofía E. O. James, Historia de las religiones, Ma,Jrid, Alianz a, 2OA3,p. ló1.
de Ia hi.stoúa universal, ra
Edwin Rohde, I'a. idea del alma y la inmortalidad entre los griegó.s, Mé-
IVladrid, Alianza, I 988. xico, FcE, 1948, p. 29.
30 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATTVA DE INÉS ARREDONDO 31
Para plantear el tema del mal en los griegos, Sichére distingue ciónestaba sujeta ala expresión del Ser y estaba iluminada por la
dos polos: el de la tragedia y el deI ethos como política de lo mírl- luz de los dioses. La obra de belleza en forma de estatua no expre-
tiple. El mal no se define como un sector particular de la existencia sa a un individuo triunfante que se refiere a sí mismo y contem-
y del obrar humanos, sino de lo que puede ocurrir en el interior de pla su propia perfección, sino que se trata de una forma cumplida
esa instancia del Ser que se expre.sa y se vive en la relación de los qLre ocupa un lugar bajo Laluz de los dioses para rendirles home-
mortales con aquellos que rriven siempre.rs La tragedia griega, con- naje en la salvación de su kharis.
siderada como ei gran polo de descripción del rnal entre los griegoS, Conforme el pensamiento filosófico se asienta en la ciudad como
presupone la dimensión cósmica. La palabra Kosntos significa en ethos polític.o, el mal se configura de manera diferente. La multipli-
griego antiguo algo así como la disposición del Ser por cuanto bri- cidad de perspectivas que coincidieron en la época: la visión de los
lla desde siempre más allá de los dioses mismos y antes que ellos, poetas, la de los órficos y los pitagóricos, la de los dionisiacos y
de manera tal que todo ente puede encontrar ahí su límite y su los cínicos, y el impacto de la filos ofía, esta especie de culto de mis-
acuerdo.l6 Es el primado del Ser sobre el pensamiento del hombre. terios de naturalezadiferente, modificaba las formas del mal hasta
El cosmos es el espacio de lo perdurable, es la fijeza del destino en entonces conocidas. La querella y la queja, propias de la tragedia, se
relación con la cual los seres humanos deben disponer de sus fa- eclipsaban para dar paso a Llna comprensión distinta clel mal: firera
cultades propias para orientar sus conductas. de este mundo existe un punto de verdad, existe un punto desde el
A través de los relatos de titanes se realizeelviraje hacia mitos cual es posible juzgar este mundo como el campo de las apariencias,
más antropogónicos que cosmogónicos. Las luchas de los titanes del ser menor y, por tanto, de la maldad.2o
contra los moradores del Olimpo. recreadas por Hesíodo, presen- En Platón, la éticaes entendida a partir de Ia obra de arte divina
tan carácter arnbivalente: por una parte continúan con el drama que es el cosmos. La conducta individual debe conducir a una bella
de la creación, y por otra anuncian el drama posdivino.rT En las construcción de uno mismo. Cada uno de nosotros es como una
tragedias griegas, algunos titanes cobran carácter de semidicrs€s y, obra de arte que h"y que componer en arrnonía con el Kosmos.zl
en ocasiones, se presentan más como humanos que como dioses. Las ideas del bien y el mal en el mundo griego, tanto en las antro-
Este paso de los mitos cosrnogónicos a los antropogónicos sitúa el pogonías como en el mundo ético-político, están sustentadas en
origen del mal en una zoÍra intermedia entre la esfera divina y la última instancia en una mitología cósmica que no se repetirá en la
humana.18 concepción judía ni en la cristiana. El judaísmo y el cristianismo
De manera semejante a los egipcios, hay entre los griegos otra no conciben un Kosnl.os como distinción anterior y fundamento pa-
forma de comprender el mal asociada con la filos ofía, específica- ra la realización y comprensión de las acciones de semidioses y
mente cún el ethos y Ia ciudad. Sócrates esgrimía discursos a los hombres. Yahvéh, el dios úrnico y verdadero, es creador de todas
jóvenes con la finalidad de que se domesticarara a sí mismos sabia- las cosas, por lo que no puede ser situado al lado de ninguna otra
mente. La intención era exorcizar el mal concebido como salvajismo potencia.
violento,le mediante el uso de la razón. Pero esta sabia domestica-
t E. O. James, Historia
de las religiones, Madrid, Alianza,2O03,p.67.
2
lbid, p. 6ó: "[...] no es improbable que Yahvéh fuera el apelativo fa-
miliar de una deidad semítica occidental de l¿: época y más concretamen-
te entre los quenitas, un clan madianita qtte vivÍa en las proximidades del
Horeb".
t¡:l
34 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATTVA DE INÉ,S ARREDONDO 35
rno. Esta cloctrina representa el primer intento por resolver el pro- tustra, que en documentos más recientes ubicaban el mal al
lado
potencias con distintos orígenes, el judaísmo opta
blema del bien y del mal en términos de un monoteísmo ético.3 El del bien, como
universo es creación del Dios único y únicamente bueno. EI bien por un poder más alláde toda existencia pensable, del que derivan
y el rnal no existen independientemente de este Dios y al final debe Ui"tt y el mal. Yahvéh cs el creador de todo: "En el principio creó
"t
prevalecer el bien sobre el mal. Los hombres debían hacer el bien, Dios los cielos y la tierra.Latierra era caos y confusión y oscuridad
esto significaba resistir a las tentaciones y d.estruir a las potencias por encima del abismo".ó Antes de hacerse laluz, existía ya la os-
del mal mediante la elección recta. Deben deci.r siempre verdad, re- curidacL y había sido creada por Yahvéh. El cielo del versículo
pri-
pudiarr la vida nómada, labrar la tierra, cultivar cereales y frutas y mero no es el fi.rmamento, sino la contraparte del universo creado
Se sabe cómo es el firmamen-
tratar con cariño a los animales domésticos y regar los campos se- eüe, además, queda en la incógnita.
cos, porque el que no es labrador no tiene parte en la buena nueva.a to (los cielos en hebreo), pero no cómo es el cielo.T Es pues, en la
Zaratustra mantuvo siempre que al final el mal sería vencido y tierra,en donde sucede la primera distinción: luzloscuridad. La tie-
prevale cería el bien . La escatol ogía consistía en que al final habría rra será, más adelante, lo seco: "Y llamó Dios a lo seco tier:ra y al
una resurrección general, tras de la cual las fuerzas del bien y del conjunto de las aguas lo llamó mares".8
mal tendrían que someterse a una pmeba de fuego y metal fundi- A diferencia de las teologías anteriores, en la judía Yahvéh crea
do. Al final se proclamaría una edad de oro del orden. En ese mundo rnediante la palabra; es su decir el que hace las cosas y a los hombres.
sólo tendrían cabida los jr-rstos y su recompensa estaría condiciona- Desde el inicio, enuncia el mundo, sus característieas y cualida-
da por las elecciones éticas que hubieran hecho en esta vida. des. Al parecer, es en este primer momento de la creación cuando
En las clistintas versiones de la religión promulgada por Zara- el narrador yahvista describe las acciones de Dios y le cede la pala-
tustra se c¡bsen¡a la imposibilidad de resolver el origen a partir de bra, ésta es unívoca y consustancial a la naturalezade Dios mismo.
la idea de un Dios bueno, Absoluto. En algunos documentos la La voluntad de Dios se despliega sin dilaciones. En el primer relato
dualidad queda expuesta en términos de igrraldad. No obstante, cle la creación del hombre no se especifi.ca cómo se originó, sóIo
la intención es el triunfo del bien. En la religión judía, Dios es una se dice que Dios creó al ser humano a imagen suya, éste se comu-
potencia infinita que está más allá d.el ser humano y que no se de- nica con el hombre de rnanera irnperativa: "Sed fecundos y mul-
fine en relación con ninguna otra potencia: es el Absoluto que Lrace tiplicaos y henchid la tierra y sometedla [...]".e En un segundo
existir y del que no se puede decir que exista sino con la condición momento de este relato de creación, Yahvéh "formó al hombre con
cle situarlo más allá de toda existencia pensable.s En esta teologíar polvo del suelo e insufló en sus narices aliento de vida y resultó
no hay ningún Kosmq.s anterior a la relación de los hombres y los el hombre un ser yiviente".r0 Una vezpuesto en el Edén, Dios da el
dioses, como lo hubo para los griegos e incluso para los egipcios. primer mandamiento al hombre: "De cualquier árbol del jardín pue-
Lo que está en el origen es la palabra imperativa y fecunda de des comef, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás,
Dios, que hac.e surgir la creación de la nada. porque el día que comieres de é1, morirás sin remedio".rl
En Yahvéh están contenidas las potencias, la diversidad; en pri-
mer término, la distinción por excelencia: el bien y el mal, como " "Génesis" 1.-1,2, en Biblia de Jerutsalén, Bilbao, Desclée de Brouweq,
I 986.
sucedió en el zoroastrismo. A diferencia de los seguidores de Zara- 7
ldem.
8 "Génesis", en op. cit., 1.-9.
3
lbid., p. 135.
e
ibid., t-29.
to
a
ldem. lbid.,2-7 .
lL
5
Bernard Sichére, Historias del ntal, Barcelona, Gedisa, 1997, p. 61. lbid.,2-16, 17.
36 ANcELTcA ToRNERo
EL MAL EN LA NARRATIVA DE INÉS ARREDONDO 37
no habla de pecados, sino del pecado, y este pecado es la incredu- Cristo. Satán es una potencia del mal, eu€, no obstante, no tiene
lidad. Según Juan, los hombres rechazaron la luz del mundo, Jesús, posibilidacles con Jesucristo.
y prefirieron las tinieblas, la increCulidad y el mal.28 Dos asuntos más del cristianismo, ftindamentales para con:lpren-
Por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el peca- der el tema del mal, son, por una parte, la perspectiva añadida por
do la muerte, dice San Pablo en la Epístola a ios Rornanos.2e La fal- Pablo a lo dicho en los evangelios y, por otra, la idea del sacrificio
ta de Adán provocó que la muerte alcaÍ1zara atodos los hombres; y su correlato de la salvación. Quizás el más apasionado de los di-
Jesucristo, el Hijo de Dios, buscaría expiar con su muerte ei mal vulgadores iniciales del cristianisrno fue Pablo. Como se sabe, Sau-
de toda la humanidad. En el Nuevo Testamento, la defensa a ultran- lo, su nombre antes de convertirse, profesó la religión judía y la
za de la bondacl de Dios; conduce a fbrtalecer la figura de Satanás, defendió apasionadamente de la amenaza cristiana que se cernía
el ángel expulsado. En el Antiguo Testamento, esta figura apare- sobre los pueblos.33 Una revelación le hizo modificar su creenci d, y
ce en escasas ocasiones y su significado difiere del que adquirió con con la misma pasión con que lo hiciera con el judaísrno defendió
el cristianismo.30 El término Satán, €il hebreo, se emplea en algunos al cristianisrno hasta sus últimas consecuencias, convifciéndose
casos como sinónimo de adversario; en el Nuevo Testamento este en el más importante apologista de la época. La idea del mal en pa-
adversario cobra un carácter distinto y se convierte en auténtica po- blo se expresa de distintas formas. Malos son los detractores de Je-
tencia del rnal, con denominación propia: Satanás. A diferencia del stis, que son también sus perseguidores, aquellos que le impiden
Dios judío, potencia omnisciente, creadora absoJuta del mundo, preclicar la palabra de Dios. Malos son, asimismo, los paganos, los
incluictro el inal, el Dios cristiano se desliga de esta esfera de la crea- que se jactaron de sabios, dice Pablo, y se volvieron estúpid,os y
ción. Satán es el causante del mal y, en otro senticlo, el creador del cambiaron la gloria de Dios por una representación en forma de
mal. Aparece aquí ya marcado ei principio dualista que caracteri- hombre corruptible. A estos hombres, Dios los entregó a las apeten-
zará no sólo al cristianismi¡ sino al conjunto de herejías gnósticas cias de su corazón, con lo que alcanzaron grado de impureza tal
que se desarrollarían en los primeros siglos de la era cristiana.3r clue deshonraron entre sí sus cuerpos. Estos hombres cambiaron
Esta concepción de Satán provocó un problema teológico: si la verdad por la mentira y adoraron y sirvieron alacriatur a envez
Dios no ha creado a Satán, entonces se ubica al lado de é1, es una de al creador.3a
especie de anticlios.32 En los escritos tardíos del Nuevo Testamento, La máxima expresión del mal en los paganos es, para pablo, la
Satán no sólo es el tentado4 como en los evangelios, es e! elemen- concupiscenci a, palabra que en el Nuevo Testamento denota un
to antidivino. La humanidad se diüde en los hijos de Dios y los "deseo malo".3s En algunos pasajes de la Epístola a los
Romanos
lrijos del diablo. En la segunda carra a los tesalonicenses, Satán se mencionan faltas relacionadas con este deseo del mal, sobre todo
aparece ya no sólo corno el adversario del hornbre sino del misrno vinculaclas con el cuerpo. Algunos pecaclos cometidos por los pa-
ganos son desde luego la fornicación, el lesbianismo y Ia homo-
28 "Juan", 17,1.5, en Biblia de lerusalén, op. cit.
2e"Romanos'", 5-A, L2, en Biblia de Jerusalén, op. cit.
sexualidad- Pero estos hombres y mujeres estaban, además, llenos
3a La
importancia de Satán en eJ Antiguo Testarnento se agota en una de perversidad, codicia y maldad, henchidos de envidia, de homi-
fi.gura mitológica a la que no corresponde ,riayor valor que el que puedan cidio, de contienda, de engaño y malignidad; eran chismosos, de-
tener otras repi'esentaciones mitológicas como la sala del trono de l)ios, el tractores, enemigos der Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones,
ángel con la espada desenvainada o la serpiente en el paraíso. Herbert Haag,
op. cit., p.80.
3r Hans Jonas, La religión gnóstica. El mensaje del Dios extrañ,o y los 33 "Hechos de los Apóstoles", 9, en Biblia d.e.ierusalén,
op. cit.
cortiettzos del cristianisnto, Madrid, Siruela,2OO3, p. 66. 3a "Romanos", 1,23-31, en Bibtia de Jerusalén, op. cit.
32
Herbert Haag, op. cit., p.93. 3s
Herbert Haag , op. cit., p. 7I
42 ANGELICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATTVA DE INÉS ARREDONDO 43
ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres, insensatos, desleales, Centrado en la transferencia del mal al "chivo expiatorio", este ri-
clesamorados, despiadados tual, que tenía como objetivo la purificación de los hombres y las
Al referirse al pecado de la concupiscencia, Pablo alude al sacri- cosas, se remonta ala época preexílica.38 El sumo sacerdote, puri-
ficio de Cri.sto, como aquel acto que nos ha librado del dominio del ficaclo y vestido de blanco, celebraba el Día de la Expiación de los
pecado y gue, al mismo tiempo, nos ha liberado de la ley mosai- pecados del pueblo israelita. Este sacerdote ponía sus manos sobre
ca. Para Pablo, la sujeción alaley mosaica es la causa del pecado. la cabe za del animal para imputarle todas las faltas del pueblo is-
Si bien la ley no es en sí misma pecaminosa, d.espiertalaconcupis- raelita.3e A través de este ritual, los israelitas reparaban sus faltas y
cencia en el hombre y nsí 1o guía al pecado. Pero no sólo se trata con ello calmaban la ira de Yahvéh-
de una conducta moral, como se deduce de lo anterior. El pecado El sacrificio de Jesús, análogo a este ritual, será el factor deter-
no es la sunra de las falias morales, sino el pecado original de Adán, minante de toda una concepción de mesianismo y del proceso de
la afirmación de la voluntad propia frente a Dios y la enemistad redención. El salvador de la humanidad estaba destinado al sufri-
contra Dios.3ó miento , aladerrota y la humillación que paradójicarnente lo harían
Hay un matiz rrrás en la idea del mal en Pablo. Para é1, el peca- salir triunfante. Cristo se entregó de manera total y con ello había
do no es consecuencia, no se puede atribuir a Satán o alguna po- dado el mejor ejemplo de amor que a partir de entonces sería el nú-
tencia, tiene su fundamento en sí rnismo. Es deciq, el pecado es la cleo esencial del Evangelio: "[.. "] nadie tiene mayor amor que el que
potencia rnism a,lafuerza bajo la cual se encuentran los hombres y da su vida por sus amigos".ar) Cristo se pone del lado de los pecado-
de la cual es difícil liberarse: "Ya. no soy yo quien obra mal, sino el res porque su misión es salvar lo perdido. Cristo "[...] se entregó
pecado que vive en mí".37 El pecado adquiere cierta autonomía en por nuestros pecados, para salvarrros del mundo presente malo, s€-
relación con el hombre, por lo que tampoco puede decirse, como glrn la voluntad de Dios, nuestro Padre" .4r A diferencia de la idea de
se aduce en un texto del Antiguo Testamento, que el mal es la acción los judíos de un Dios que perdona los pecados, aquí es Jesús quien
del hombre. concede el perdón al pueblo pecador: "Pues el Hijo de Dios ha ve-
A la introducción de Satán como "la otra potencia" se suma la nido a buscar y a salvar lo que estaba perdido".42
portentosa idea que cambiará el curso de la historia de la religión La Eucaristía será la forma de recordar el sacrificio de Jesús.
y que pudo haber cambiado la historia del judaísmo si éste no se Con esta acción, el Hijo de Dios se cons agra y lo mismo hace con
hubiera rehusado a aceptar al Mesías como el verdadero, el profe- sus apóstoles: "Por ellos me santifico a rní mismo para que ellos
ta judío, hijo de Dios, que venía a sellar la profecía. Cristo es un también sean santificados en la verdad'.43 Al sacrificarse, Jesúrs se
hombre y es Dios, es el hijo destinado por el padre para morir por corrcagra, se convierte en lo sagrado. Al "hacerse obediente a Ia
la salvación de la hum.anidad, no como signo de castigo sino de muerte" ,oo al aceptar el horror del mal, supremo para los hombres
amor. Jesús es el salvador que dio su vida por nosotros, los peca- comunes, con un significado distinto, ahora como muerte redento-
dores. El hijo de Dios estaba destinado a padecer el mal en carne ra, Jesús se sacrifica y con ello lleva a cabo la redención definitiva
propia no a causa de sus faltas sino de las faltas de los otros. Jesúts
sacrificó su vida, el bien máximo, por nosotros, los pecadores. 38
E. O. James, op. cit., p. 145.
En el Antiguo Testamento se menc.iona un ritual aparentemen- 3e "Levítico" , 16, en tsiblia de lerusalén, op. cit.
'i0 "Juan", 15,13, en Biblia de Jerusalén, op. cit.
te muy antiguo, relacionado con la idea de la expiación del mal. ai "GáJatas", 1,4, enBiblia de Jerusalén, op. cit.
a2 "Lucas",9,10,
en Biblia de Jerusalén, op. cit,
43 "Juan"
36
lbid., p. 38. , 17, 19, en Biblia de Jerusalén, op. cit.
37 "Romanos", 7,L7, en Biblia de ferusalén, op. cit. ++ "Filipenses",
2, 8, en Biblia de Jerusalén, op. cit.
44 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATTVA DE INÉS ARREDONDO
45
de los hombres.as Se trata del "cordero de Dios gue quita los pe- f ano, y se califica y habilita par a tratar con el numen.a8 pero el sa-
cados del mundo"4ó y le devuelve la paz. Jesús venció con su muerte crificio no estaría completo sin el correlato cle la resurrección. El
alamuerte, según las Escrituras, y con ello devolvió a los hombres puro sacrificio, haber dado la vida por los demás, rio hubiera sido
la esperanza. de vida eterna. suficiente para lograr la consagración. La pmeba definitiva de la
Hay qlle destacar aquí uno de los aspecros centrales de las reli- santidad es precisamente haber abandonado el mundo de los muer-
giones judía y cristi ana, vinculado con las ideas relacionadas del tos para encontl'ar la vida eterna y ubicarse "a la derecha del padre,,
sacrificio y de lo santo. Se ha clicho arriba que en los escritos tern- pata desde ahí interceder por los hombres que buscan el perdón
pranos del Antiguo Testamento no hay duda de que el mal es crea- de Dios y, por consiguiente, la salvación.
do por Dios, como el resto del mundo. En el juclaísmo apocalíptico El último de los evangelistas, Juan, parece haber concentrado
esta idea varió significativamente. De Dios no puede provenir el mal, su atención en difundir el amor de Dios. El pecado para Juan es
sino el bien. Al final, lo que prevalece en estas escrituras es Llna idea no creer en Jesús. Negarlo es negar laluz del mundo y optarpor
ambigua sobre el origen del mal, Para los judíos, Dios es bu.eno; las tinieblas. Las obras de los hombres son malas. El hornbre debe
la rnaldad existe. No huy una solución simple para este dilema.aT tener fe en la revelación que el Padre encomendó a Jesús. El mal
Dios es ttn Ser Supremo ante el cual el pueblo judío se siente fasci- viene del mal, ni de Jesús ni de su padre.
nado. Yahvéh, quien representa la bondad, somete a slrs criaturas a En las religiones monoteístas la experiencia clel mal en el
mundo
extrañas acciones que provocan sufrimiento, como se ve en los ejem- debe ponerse de acuerdo con la fe en Lln solo Dios, lo que crea
difi-
plos paradigmáticos de Job y Abraham. A Yahvéh se le admira y se cultacles: estas religiones no pueden declarar dioses propios
para
le teme. El sacrificic proviene de la necesidad de calmar la cólera diferentes dominios. Ninguna de las dos explicaciones, la del
Anti-
divina. Los hombres son pecadores, ofenden a Yahvéh, provocan guo Testamento y la clel Nuevo Testamento, parecen ser
suficientes.
su cólera. Los rituaies, que consistían en sacrificar anirnales, hacer Ni la resignación ni la huida al mundo utópico ofrecen solucio-
abluciones y llevar ofr endas de comida, tienen corno objetivo rees- nes serias.ae
tablecer la annonía entre Dios y el pueblo. Tras el Día de la Expia-
ción, el pueblo es redimido y enclrentra una nueva oportunidad.
En el cristianismo, el sacrificio se construye ahálogamente. Se
trata de "quitar el pccado del rnundo", la intención es reestablecer
la relación con Dios, obtener el perdón. El sacrificio aquí, no obs-
tailte, es de un hombre. Ya no se trata de ofrendas, abluciones o sa-
crifi.cio de animales. Es un .ser humano el que dará su vida por los
demás , para ser salvados. Los animales sacrificados no se convier-
ten en santos etr la religión judía; aquí, el sacrificado, Jesús, se con-
sagra mediante este acto, se hace a sí mismo santo, "me santifico
a mí mismo'. Al consagrarse se torna nu.minoso, pierde su ser pro-
l47l
48 ANGÉ,LICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATTVA DE INÉS ARREDONDO 49
le que había clases y que no todos podían alcanzar profundo grado Simón no fue un disidente crjstiano, sin embargo, los primeros pa-
de conocimiento de Dios.s dres de la Iglesia lo consideraron así. Según Celso, Simón se com-
En términos generales, las doctrinas gnósticas hicieron énfasis portaba como muchos mesías que abundaban en la época y que
en el conocimiento como medio para obtener la salvación, incluso adoptaban slrs posturas a partir del cristianismo. Este personaje
como forma salvadora. No obstante, su idea de conocimiento difie- nació en Samaria v slls compatriotas le atribuían un poder verda-
re ostensiblemente de Ia idea racional actual y de la desarrollada deramente divino; fue el sacerdote de Koré y de los Dioscuros, culto
por los griegos en su momento. Para estos grarpos, gnósis signifi- que aparece atestiguado en sam aria por un santuario.e
caba fundamentalmente conocimiento cie Dios. Pero Dicls es, por En sus investigaciones sobre el gnosticismo, Jonas afirma que la
naturaleza, algo incognoscible. Sólo se le puede conocer de mane- doctrina simoniana, fuera obra personal de Simón o de su escue-
ra no naturai y, en otro sentido, por revelación. La recepción de la la,ha sido conservadapor cierto número de escritores posteriores
verdad no consiste en la argumentación o las teorías racionales, sino a Simón, como Justino Mártiq, originario también de Samaria, Ire-
en la iluminación. Comprometido con los secretos de la salrtación, neo, Hipólito, Tertuliano, Epifanio y Clemente de Roma.lc El gnos-
el conocimiento no es sólo una información teórica sobre ciertas ticismo de Simón deriva de la vertiente siria, en la qr-le destaca la
cosas, sino eu€, como modificación de la condición humana, se idea de que el dualismo de la realidad existente deriva de un pro-
encarga también de crear los medios que culminan en esa salvación. ceso interno que se desarrolla dentro de la dir,'inid ad y no que se
El objeto último de la gnosis es Dios: su efecto en el alma transforrna trata de dos potencias, como en el caso de los dualismos.
al propio conocedot haciéndole compartir la existencia divina.6 Una de las religiones gnósticas más importantes fue el rnani-
La abundancia de las religiones gnósticas hace difícil hablar de queísmo, no sólo por haberse extendido y haber competido con el
manera unívoca de sus propuestas. Si bien tienen algunas caracteris- cristianismo, sino por su sistema que abreva en el zoroastrismo,
ticas en común, hay aspectos en los que difieren. En términos ge- una de las más antiguas visiones dualistas de las que se tiene cono-
nerales se distinguen clos ramas del gnosticisrno: la siria y la irania.i cimiento. El maniqueísmo ha sido considerado como herejía cris-
La primera se esiructura alrededor del pensamiento monista, en tiana; no obstante, parece haber sido una religión derivada de una
el que prevalece la idea de las emanaciones a partir de la unidad, complej a mezcla de mazdeísmo, la üeja religión de lo.s persas, es-
y la segunda del dualisrno, en el que se propone la dualidad ex ni- peculaciones gnósticas, budismo, un elemento cristiano referido a
hilo: dos mundos, el del bien y el del mal. la profecía y la teoría de la salvación, en su variedad montanista.rl
El primer gnóstico reconocido por las historias de las religione.s Según el maniqueísmo, Dios no es responsable del mal, por
es Simón el Mago, quien, según los Hechos de los Apóstoles, inten- cuanto éste se origina en un principio malévolo independiente de
tó comprar a éstos el don de invocar al Espír'itu Santo.s Al pareced, Dios. EI cosmos y todo 1o que está en el mundo es malo, y lo otro,
s La palabra gnosticismo deriva de gnosis, término griego que significa
lo que está en otro mundo, €s Dios. En este mundo hay, princi-
palmente, oscuridad, príncipes creadores de mal. También en este
conocimiento. Con esta palabra se ha designado a multitud de doctrinas
sectarias que hicieron su aparición Centro y en torno al cristianismo duran- mtrndo huy luz, pero proviene de la misma oscuridad. Djos no
te los primeros y críticos siglos de su existencia. Hans Jonas, La religiórt pertenece a este mundo de la oscuridad y laluz proviene de "más
gnóstica. El mensaje del Dios extraño y los conúenzos del cristianisnto, Madrtd,
Siruela, 2003, p. 6ó.
o
lbid., pp. ó8-ó9. e
K-oré es un templo de la ciudad de Sam arta. André Parrot, Santaria.
7
Distinción introducida por Hans Jonas. Idem. capital del reino de Israel, Barcelona, Garriga , i)63, p.97.
8 "Hechos
de los Apóstoles", 8, 9-25 , en Biblia de Jerusalén , Bilbao, Des- ro
flans J'onas, op. cit., p. 139.
clée de Brouweq 1986. tt Ángel Carmona,
op.cit, p. l l3.
50 ANGELICA TORNERO EL MAL EN LA I.IARP..ATTVA DE INÉS ARREDONDO 51
¿rllá" de lo que forma parte del cosmos. Se puede habla{, así, de odio que la oscuridad ejerce hacia sí misma. Se trata de una lucha
rlos mundos: este mundo y el otro mundo. Este mundo está ce- por el domino, por poseer lahuz, y no, como en el caso de los grie-
rrado en sí mismo, es una entidad demoniaca cargada de inclina- gos, por encontrar el camino alaperfección. Las intenciones de la
ciones personales. El otro mundo es la morada de la Vida y es lo oscuridad son peffiersas y se sustentan en un anhelo pecaminoso.
absolutamente otro,rz La o.scuridad produce agitación en el reino de la luzy la saca de su
A esta dualidad se añade una rnás de suma importancia en toda reposo, obligándola a"crear". Para enfrentarse a su agresoq, la di-
la tradición gnóstic a: Ia luz y la oscuridad. Dios proviene de un vinidad tenía que producir una creación especial que representara
nrundo "otro", diferente de "este mundo", e"ir el que hty sólo Vida su propio ser. Era la misma divinidad, "yo mismo", quien ina al
y luz sin oscuridad. Un mundo sin turbulencias ni rebeliones, sin c,¡mbate, en la multiplicación de figuras numinosas, como respues-
muerte, sin bondad ni malclad. En oposición a éste se encuentra ta ala hipóstasis divina. La figura por antonomasia es el Hombre
el mundo poblado de maldad y disturbios, de muerte. Mani,r3 a primordial, quien se encarga de reguardar el orden en el reino de
quien se atribuye la fundación del maniqueísffio, adoptó irrestric- laluzy de combatir a la oscuridad. Este Hombre Primordial luchó,
tamente la versión irania del dualismo, en relación con laluz y la con sus cinco dioses, hijos, contra el Archidemonio que acudió
oscuridad: "Había dos seres en el comienzc del mundo; el primero también con sus cinco especies. El Archidemonio venció aI Hom-
era la Luz y el segundo la Oscuri dad" .ra bre Primordial, quien se ofreció como alimento, junto con sus cinco
El principio bueno habita en el lugar de la Luzy el principio malo hijos. Así, la oscuridad devoró a las partes de la luz y se mezclaron.
habita en su tierra de oscuridad, sin que exista un muro divisorio El Hornbre Primordial clarnó a Dios para que lo ayrdaray éste
entre los dos , La luz perrnanece inmutable y al margen de la pre- se vio entonces forzado a realizar una segunda creación: el Espíri-
sencia contigua de la oscuridad. A la primera no le interesa modi- tur Vivo, quien, a su vez, creó cinco hijos. El Hombre Primordial fue
ficar a Ia segunda ni su ser está dado a partir de ésta, sino de sí liberado de la oscuridad por el Espíritu Vivo, el cual descendió y
misma. Es decir, brilla sólo por ella misma. Esta relación entre la tendió hacia él su mano derecha y ascendiendo volvió a ser Dios.
luzy la oscuridad se alteró porque los integrantes de esta última no Esta liberación del Hombre Primordial tiene significación análo-
cesaban de agredirse; unos perseguían y otros eran perseguidos. ga a la resurrección de los cristianos. El Espíritu Vivo se da ala
La guema denodada de los habitantes de la oscuridad los condujo tarea de la separación de la mezcla. Como resultado de esta sepa-
a las fronteras de la luz. Cuando la contemplaron, se sintieron corn- ración, la parte de la luz devorada que se mantiene más limpia es
placidos y se maravillaron. Decidieron entonces no luchar más extraída de la lrjle y purificada como luz; con ello surge el sol y Ia
entre sí, sino en contra cle ia luz para mezclar con ella su propia luna y el resto de las estrellas. Sólo una parte de la luz crea el rna-
oscuridad. "{-lnieron su perniciosa hfle y con sus fuerzas se levan- crocosmos, lo demás pennanece atrapado.
taron juntLrs y arlremetieron en contra de La'luz" .ts I-a tercera creación es el Mensajero, que es quien pone a rotar al
En el transcurso de la guerra,la oscuridad desarrolla una inte- sol y a los demás astros. Esta rotación se convierte en el vehÍculo
ligencia diabólica, que se aprecia en la forma de modelar al hombre del proceso de salvación cósmico. Este mecanismo transporta hacia
y en su sistema reproductor sexual. Estas creaciones tienen como lo alto la luz atrapada en la naturaleza. La oscuridad contrarres-
propósito retener y poseer a la luz y escapar del sentimiento de ta la misión del Mensajero con la creación del hombre. El Mensa-
jero mostró ala oscuridad sus formas, masculinas y femeninas, y
12
Hans Jonas, op. cit., p. 8ó. la oscuridad se animó en actos lujuriosos. Estos actos la conduje-
13
Mani vivió entre 216 y 275 d.C.
ra ron a crear formas parecidas; se creó entonces al hombre y a la mu-
Hans Jonas, op. cit., p. 92.
ts lbid., p. 235. jer: Ad án y Eva. Éstos son creación de la oscuridad, la cual pensó
52 ANGELICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATryA DE INÉS ARREDONDO 53
el primer pensamiento monástico. En aquella religión, los santos son inconsistentes y corruptibles precisamente porque fueron cÍea'
debían permanecer recluiclos y seguir los "tres sellos";'o el monasti- das de la nada y no son derivacioles de Dios.
cismo cristiano tuvb como propósito proporcionar una vida de Debido a que el mal es insustancial, el hombre no puede conte-
soledad y reflexión en la cual el individuo ptrcliera cledicarla tota- ner en sí mism o partículas buenas y partícuias malas. Lo creado
lidad de su tiempo ala contemplación de Dios. El primer eremita por Dios es bueno; no h"y naturalezamala ni ningún ser malo. En
fue San Antonio, fundador del monasticisnio comunitario. tanto algo existe, es bueno, afirma Agustín.zz De aquí se deriva la
Como es sabido, San Agustín hizo el aporte de rnayor impacto ideade que el mal es ausencia de bien, ro tiene sustancia. La mate-
para el cnstianismo dc la época. A los 19 añr¡s, este padre se vio se- ria también es buena. ¿De dóncie viene entonces el mal, si Dios lo
ducido por el pensamiento dualista del maniqueísmo, que se había ha creado todo bien? Agustín ofrece una respuesta antropológica
ya extendido en gran parte de la región, desde China hasta Espa- a esta interrogante: del libre albedrío. Es el ser humano el que de-
fla.2r Después de nueve años de haberse entregado al maniqueísmo, cide y el responsable, el que tiene que responder a Dios sobre sus
decidió abandonar esta religión porque no le ofrecía respuestas a acciones. La libertad del hombre está constantemente amenazada
sus dudas fundamentales. Su estancia en Milán le permitió acer- porque en el mundo hay bienes inferiores que son constantemente
carse al cristianismo. Los serunones de Ambrosio habían desperta- deseados.23 Según Agustín, el hombre siempre aspira al bien. La
do curiosidad en Agustín. Aparentemente estos sennones contenían causa de las rnalas acciones es un bien que está pegado al mal.
elementos de neoplatonismo, güe aproximaban a Ambrosio a la fi- Lo que le sucede al hombre sucedió antes, con Adán. Dios pro-
losofía. Agustín se había interesado por el pensamiento racional y veyó a Adán con una inclinación innata al bien; su única debilidad
por la lógic a, y en los sennones del obispo milanés encontraba la era su condición de criatura. Esta condición lo exponía a los cam-
conjunción del neoplatonismo y el cristianisrno. El obispo de Hipo- bios e influjos de lo que le rodeaba. Adán quiso ser independiente
na se dio a la tarea de continuar con la labor de construrir el pen- )'se separó de Dios, por lo que perdió su libeftad de evitar el peca-
sarniento cristiano sin excluir a la filosofía. La lectura del Nuevo do. Desde entonces el hombre rmelve espontáneamente al mal. El
Testamento, específicamente los escritos de San Pabio, y el estu- mal es consecuencia del pecado desde el punto de vista teológico
y se entiende como no-ser desde el punto de vista filosófico. El hom-
dio de los textos piatónicos y neoplatónicos fueron fundamentales
en la constmcción de su propuesta. bre es culpable de todos los males que padece, porque tiene una
Agustín dividía la realidad en dos: el mtrndo creado y el rnundo inclinación fatal hacia el mal.
Para Agustín La fragilidad de la voluntad, la pobreza, la enfer-
increadc.. Al primero pertenecían todas las criaturas y al Segun-
medad, la angustia y el deseo sexual son consecuencias del pecado
do, Dios. Ai creaf,, Dios no desprendió partículas suyas diseminándo-
de Adán. El santo atribuyó ala concupiscenciala transmisión del
las por el cosmos ni el mundo se produjo porparte de Dios como una
pecado, lo que provocó el rechazo a la sexualidad y al cuerpo.
Conforme envejeció resurgió en Agustín el temor al mal y el pe-
re Jeffrey Burton, El príncipe de las tinieblas, Santiago de Chile, Andrés
Bello, 1996, p. 115. simismo que lo perturbaron en su adolescencia. La hunanidad
20 Los tres sellos eran: el sello de la boca, abstinencia perpetua de vino, estaba corrompida y no había remedio. El hombre se enreda en el
carne y todo deseo impuro; el sello cle la mano, abstinencia de todo traba-
¡o servil, y el sello deilientre, continencia absoluta. Angel Carmorla,
op.
cit., p. lt4.
22
lbid., p. l4I.
23
2t HerberlHaag, oP. cit-, Agustín, Confesiones , México, Pornia , 1975, pp. 25-27 .
P. 139.
5ó ANGELTcA ToRNERo
EL MAL E,N LA NARRATIVA DE INÉS ARREDONDO 57
pecado si Dios no lo salva, pero Dios sólo salva al qure quiere salvar.
go de cuatro siglos, parecían cobrar forma y conducir a una unidad
Ésta es la doctrina de la predestinación absoluta, que Agustín ¿efe¡-
lo suficientemente fuerte como para institucionaliz ar ala lglesia. Si
dió en las dos últimas décadas de -slr vida. Sólo algunos son elegidos
bien los pueblos gennanos buscaban sustituir la autoridad rom arta,
para ser salvados de sus faltas. Agustín distinguió entre el mal mo-
no pretendían destruir sus instituciones y cultura, pues las consi-
ral y el ural natural.. Del mal natural no podemos entender nada
deraban superiores. Lo que sucedió fue una especie de fusión entre
porque no comprendemos completamente el cosmos. Hay un plan
pueblos, que dio lugar al Sacro Imperio Romano. La Iglesia subsis-
divino qtle hace qlie el mal natural exista. Para los pecad.ores, este
tió y los distintos pueblos se fueron convirtiendo al cristianismo.
mal será castigo; para los inocentes, un divino regalo de adirerten-
Entre el siglo x y el xII los teólogos no desarrollaron doctrinas
cia-24 El mal rnoral es m ucho peoq no sólo daña a sus víctimas sino
sobre el mal. Existen apenas algunos esbozos de ello. Las medita-
que devora el alma del pecador.
ciones de Agustín se convirtieron en fundamento. I)urante la Edad
Lo.s prirneros paclres cle la Iglesia intcntaron demostrar qlte Jesúrs
Media temprana prevaleció y se desarrolló el pensamiento popular
derrotó al demonio, por lo que la explicación de su existencia se
alrededor de la demonología. Por una parte, se cons truyó, una in-
ofreció en el marco de la teología de la redenció¡. En el Paraíso
teresante simbología alrededor del diablo y,por otra,el pueblo hizo
el demonio derrotó al hombre, lo hizo caer en ia tentaci ón. Lami-
rnofa de este personaie. En sus serrnones, los monjes resaltaban la
sión de Jesús era derrocar al demonio para liberar al hombre de
figura del diablo para atem orizar al pueblo y evitar que cornetieran
sll vugo. Segúrn San Agustín, el diablo rnató a Jesirs v perdió todo su
pecados. Se extendió así una suerte de temor que, paradójicamen-
derecho sobre los hombres, pero sólo sobre los adictos alafe. Los
te y como defensa, indujo a elaborar expresiones cómicas, irónicas,
que sucumben a las concllpiscencias de la carne siguen bajo su in-
que evidenciaran las debilidades de este ser maligno. Así, expresio-
flujo. El diablo impulsa al pecado tentando a los hombrcs a que nes de horror convivían con manifestaciones de comicidad. Una
cedan a la concupiscencia. Agustín establece una relación causal
eritensa simbología, derivada de las ic{eas de los gnósticos y cristia-
entre corporeitjad y cliablo; el diablo no tiene otro acceso al hombre
nos, proliferó y constntyó un imaginario colectivo fenomenal.
que por la carne. El
diab]o es asociado entonces con el color negro, viene del norte,
Agustín afirrna que el diablo fue creado bueno y se volvió malo, do-
minio de Ia oscuridad y del frío. Lucifer y sus seguidores están
lo cual lo aleja de la idea marriquea de la sustancia inala. Por otro en
actividad siempre y en cualquier parte, provocan enfermedad
laclo, argumenta que el hornbre comete malas acciones por decisión fí-
sica y mental, roban niños, disparan flechas atacan con
pt'opia, Yd gue Dios le dio el libre albedr'ío, pero rnás tarde argu- , mazos.
Además, el diablo galopa d.e noche, cabalga caballos fantasmagó-
mentó que el diablo le impele aI mal. En este punto entrem ezcla ricos. El diablo casi siempre es macho. Thmbién se
argurnentos antropológicos con teológicos. hizo cntica a
la sociedad cristiana. Las cartas del diablo alcanzaron
Con la ciesintegración del Imperio Romano de Occiclente, hacia
popularidad
en la Edad Meclia tardíay cumplían con el propósito
el año 476 d.C., desapareció la idea de un Estad.o unificado y surgie- de satiri zar a
los clérigos corruptos.2s
ron peo,ueños reinos que constittlyeron el punto de partida de los Hacia el siglo xr, el uso de la lógica y la filosofía griegas en el
Estados medievales. La ruptllra se dio en todos los órdenes excepto anáiisis de las Escrituias com enzó a cambiar
la demonología. San
en el religioso, el cual se cohesionaba cada vez más. Las disquisi- Anselmo, uno de los rnás ardientes seguidores
de Agustín, retoma
ciones teológicas y el propósito decidido de unificar la doctrina, la idea de que el mal es c.arencia del bier, ,.d.e-
y agrega
la del bien
rnediante la síntesis de las distintas propuestas esparcidas a lo lar- bido", es decir de aquel bien que debería estar
de acuerdo con el
2a
Jeffrey Burto Ít, op. ci.t ., p. I3 1 . 25
lbid., pp. I47-157.
58 ANGELICA TORNERO
¡
2ó
Herbert Haag , op. cit ., pp. 1 5I-L52. Herbert Haag, El problema del mal, Barcclona, Herder, 1981, p. r57.
27
lbid., pp. 152-t53. 2 Cfr. André Malraux, In métamorphose des dieux, París, Gallimard,
28
Jeffrey Burton, op. cit., p. 180. 1957.
tsel
60 ANGELICA TORNERO
EL MAL EhI I-A NARRATTVA DE INÉS ARREDONDO 61.
lo cual produjo cambios económicos, sociales y políticos profundos estas ideas, lejos de retirarse, se fortalecieron. Las apreciadas ela-
que marcaron el final de una etapa y el inicio de una nueva forma boraciones intelectuales para la teolo gíay la filosofía se esfumaban
de comprender el mundo y las relaciones humanas, forrna que no con la insistencia de la elite intelectual de provocar rniedo entre la
se revelanaclaramente hasta la llega.da del humanismo en el siglo población inculta. EI sermón persuasivo o el sincero mensaje de
xv. Mientras que por una parte se sembraban las semillas del pos- amor se convirtieron en narración de terror. Los espíritus malignos
terior despertar renacentista, por otra se obsen¡ó una de las perores o demoniacos eran los causantes de los desastres naturales, las en-
atrocidades de ias que se tiene memoria: la quema de miles, quizá ferrnedades mentales y físicas. El diablo se convirtió en el enemi-
millones de mujeres inocentes. Desde el siglo xrv y hasta el xvII, go del hombre. Constmida en el seno del cristianismo, la idea de
las mujeres fueron perseguidas acremente, acusadas de mantener la desconftanzadel otro diferente de mí se convierte en una manera
pactos con Satán. de estar en el mundo. Lo extraiio, lo desconocido, el extranjero, en
IF1aciaei siglo xv', el relato de las atrocidades de las brujas se ha- suma lo distinto, es eliminado o endiablado.e
bíaafranzadoen el imaginario. Las mujeres, y en ocasiones ta.mbién La literatura de esta época está enmarcada en la religión y orien-
los hombres, los jueves o sábados por la noche se levantaban y sa- tada a apuntalar los valores morales del cristianismo. Las prime-
lían de sus casas paraasistir a rituales malditos. Las bmjas iuraban ras obras cle la época, los cantares de gesta, análogos a los poemas
guardar los secretos y procedían a destrozar a los niños que con- épicos clásicos, fueron destinadas arelatar batallas en donde desta-
seguían para el sacrificio. Se reparaían el cuerpo y la sangre, y ttti- caban héroes, siempre bajo la égida de Dios, que alcanzan confi-
Iizaban su gras a para hacer un ungtlento que les permitiera volar. guraciones sobrehumanas. En estos cantares se mezclaron hechos
Después de Ia cena parodia blasfema ala Eucaristía- las históricos con hechos imaginarios y tuvieron como objetivo enalte-
-clara
brujas se entregaban a orgías desenfrenadas y tenían relaciones se- cer el espíritu de un pueblo o raza que con la ayuda de la divinidad
xuale*" con el mismo diablo. y a través de un héroe vencen todas las adversidades. En el siglo
La Iglesia debió fortalecer la doctrina que justificaba estas ac- xlt, las novelas de caballería se tiñeron de valores éticos cristianos.
ciones terribles. El mal se estaba apoderando del mundo debido a Los héroes que salían victoriosos adquirian gran prestigio social
la acción del diablo. Su manera de operar consistía en seducir a las que les permitía alcanzar la perfección moral. Las obras más re-
mujeres. Con sLrs encantos, el maligno lograba esclavizarlas sexual- levantes fueron las pertenecientes al ciclo artúrico así como el
mente, obligándolas a obedecer absolutamente al mal. La Iglesia, célebre poema Ti'istd.n e Isolda. Los héroes, eü€ dan importancia
clecían los inquisidores, obraba por encargo de Dios, quien había al amor y a las mujeres, fueron en su mayoría creados por los es-
manifestado su temor de que estas criatrrras destnryeran su crea- critores, rro de origen histórico. Estos libros se concibieron para
ción, de ahí que no experimentaran culpa o affepentimiento. Las ser leídos y no para ser transmitidos por tradición oral, como los
mujeres eran, entonces, consideradas criaturas despreciables; se cantares de gesta.
les valo rabapor debajo de las bestias y, dlavez, eran denostadas y Los bestiarios proliferaron hacia los siglos xrr y xrlr en Ingl aterca
temiclas. y Francia. Eran libros, con texto e ilustraciones, en los que se des-
En la Edad Media temprana se utilizaban ya algunos hechizos cribían someramente las características de los animales y poste-
para afectar el deseo sexual o alejar malos espíritus. La escolástica riorrnente se interpretaban, vinculándolos con motivos religiosos
concluyó que la magia natural no existía y que eso sólo podía ser y creando una red simbólica. La finalidad de estos bestiarios fue
efectirro con la ayuda de Satán. El dualismo cátaro, a principios del semejante a la del Physiologus, texto aparecido en Alejandría entre
siglo xI, con su insistencia en el enoffne poder del maligno, contribu-
yó aaumentar el miedo al diablo. Confonne transcurió el tiempo, lbid.,p.
e
181.
ANGÉ,LICA TORNERO EL MAL EN LA NARIiATryA DE INÉS ARREDONDO 65
los siglos II y IV, atribuido a San Epifanio.r0 Por Ltna parte, se tra- los vicios y peca,Cos provocados por la pasi ón y,por otra, ofrecer
taba de ilustrar, mediante analogías, aspectos'de la vida de Jesr-r- descripciones detalladas de estos vicios para ilustrar a los que op-
cristo y, por otra, orientar moralmente al pueblo. Algunos de los taran por seguir el camino del loco amor. En el texto se afirma
más destacados bestiarios de la época son el de Philippe de Thaün, explícitamente que cadauno de los lectores sacará un tipo de apro-
escrito hacia 1L21, ásí como los de Gen¡aise, Pierre de Beauvais, vechamiento diferente.rl De esta obra ha sido arnpliamente discu-
Guillaume le Clerc, y el Speculunl naturale, de Vincent de Beau- tido su carácter polisémico, que incluye reflexiones sobre la propia
vais, escritos e ilustrados en el siglo xIII. Del nrismo siglo es un bes- interpretación y recepción de la obra. La intención del arcipreste
tiario sobresaliente, con bellas ilustraciones enmarcadas en oro, el patece ofrecer al lector algo más que una guía moral determinada
Bestiario de Aberdeen, r'ealizado en Inglaterra hacia el año 1200. de antemano, la posibilidad de reflexionar por sí mismo y lleg ar a
También erl el siglc XIII surgió Lrna poesía erudita, alejada de la conclusiones. Al parece{, el libro se inserta en la trarJición, que pro-
épica y de la poesía popular de los trovadores, escrita para ser leí- viene de Agustín, de reflexionar sobre el significado. Para el obispo
da y complresta por monjes; es el caso del mester de cier ecía. de Hipona, la efectividad de la instrucción depende de la condi-
En 1304, Dante Alighieri cornieÍtzaa escribir La Divhta Comedia, ción moral de quienes interpretan. El Libro de las ntarat,illas, d,e
que será publicadaen 1,472. Con esta obra, Dante se adelanta a su Ramón Lull, escrito en el siglo xrII, es también un interesante acer-
época. Si bien su poema versa sobre la problemática del infierno camiento a la visión religiosa del momento. Este doctor iluminad.o,
y el paraíso, SIJ perspectiva es renovadora en relación con las e;i- como también es conocido, abandonó mujer e hijos para dedicar su
presiones prevalecientes. En este libro, Dante puso en evidencia vida ala causa religiosa. En este libro, que forma parte de un con-
los crímenes, vicios y virtudes del ser hunnano y recllpera los valo- junto más amplio de textos sobre el tema, narra las experiencias
res de la Antigüedad. Segúrn Dante, cada ser se mueve en el cosmos de conocimiento de Félix, el personaje, de los ángeles, la naturale-
hacia Dios o hacia el diablo. Dios está lejos, arriba y afuera, mien- zay el hombre.
tras que el diablo está adentro y abajc¡. Dios es expansión y luz y Los siglos xw y XVII conocieron la verdadera locura de la bruje-
Satán es carencia, privación y vacío. Dante sitúa al diablo en el ría diabólica. Los escritores, jueces y teólogos de la época dieron por
centro del universo, en un nivel rnás profundo. Para el autor, el cen- sentado qLre las bn.ias existiany que conspiraban bajo el gobierno
tro moral no puede ser localizado en el espacio y el tiempo; el cielo de Satán. A partir de entonces, el mal y el diablo son la misma cosa.
no tiene lugar más que en la mente de Dios. Es el punto donde todos La cacería de brujas y la Reforma de Lutero estimularon la poten-
los tiempos y espacios están presentes. Dante situaba el centro ver- cia del maligno, que reinó de nuevo con fuerza.
dadero en la vida y hsz de Dios, que está en todas partes. Pens aba, Martín Lutero tuvo interés personal y teológico por el diablo, co-
como Niu-olás de Cusa después, que el centrc¡ está en todas partes mo no se había visto desde eltiempo de los padres del desierto.12 El
y su circunferencia en ninguna. diablo es un ángel caído, que se convirtió en adversario de Dios.
A mediados del siglo xr/ apareció el Libro del buen annor, del Ar- Adernás, es responsable de toda clase de males: enfermedad, angus-
cipreste de Hita, Juan Ruiz. Se trata de una disertación sobre el tia, desesperación. Lutero ve obras del diablo en el desprecio del
amor en la que se abren, por lo menos, dos posibilidades de interpre- Evangelio. Para este teólogo, el diablo es el autor de todo pecado,
tación al lector: por una parte, ensalzar el amor a Dios y condenar aun cuando Dios parece contribuir a ello. Dios ordena al diablo
rr Arcipreste de Hita , Libro del buen amor, Madrid, Clásicos Castalia,
r0
El Physiologus hasido atribuido a los g,rrósticos, a Taciano, Rufino, Epi- 1988, pp. 109-t 10.
fanio, Basilio, Juan Crisóstorno, Ambrosio y Jerónimo. Ignacio Malaxeve- Jeffrey Burton, El príncipe de las tinieblas, Santiago de Chile, Andrés
-12
rcía, "Introducción", €r Bestiarío mediwal, Madrid, Sin.ela,20a0, p. 23. Bello, 1996, p. 214.
66 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATTVA DE INÉS ARREDONDO 67
qLle tiente a los humanos y se aleja de ellos con este propósito. La se aproximó en algunos aspectos a Santo Tomás, y en otros se
intención, no obstante, no es mostrar el pecado; sino el castigo que apartó de é1. Fue el caso del problema de la causa del mal.r3 Suárez
ponga en evidencia el bien. Dios quiere el mal para sacar de él el define el pecado como el acto por el cual el hombre transgrede la
bien, en sentido sernejante a Agustín. ley divina. El papel más importante para causar el pecado lo tiene
Del mal como cornponente positivo en el temeno de la creación, el diablo. Para este auto4 todo pecado viene del diablo. Con ello
con Santo Tomás, se transitó a la idea de que el maligno es el respon- se formó el binomio pecado-diablo, que desde entonces es carac-
sable de todos los males y pecados. Esta visión se aproxima a la terístico en la doctrina católicai ya no es imaginable el mal sin el
noción de efic acia absoluta del diablo, con el peligro de ubicarlo malo.
en igualdad de circunstancias con Dios.
Guillermt¡ de Ockham habiayacriticado la aproximación racio-
nalista al conocimiento de Dios, propuesta por la escolástica. Según
é1, Dios no podía ser comprendido con los conceptos creados por
la mente hum araa, porque su naturaleza escapaba acualquier com-
prensión en este sentido. Las proposiciones debían considerarse sólo
como nominaciones del lenguaje humano y no como expresiones
que alca:nzaran lo inefable. Lutero había rechazado también la es-
colásti ca y proponía eI acercamiento individual a la lectura del
texto bíblico. El movimiento de Contraiteforrna, sobre todo en las
expresiones de los rnísticos, se aproximaba a esta perspectiva. El
conocirniento de Dios vendría por intuición y no por razón. Para
Santa Teresa de Jesús, el maligno puede manipular los fenóme-
nos sensoria.l.es que favorecen la comunicación con Dios. El diablo
está en perrnanente actividad contra todos los cristianos, en espe-
cial contra los contemplativos, a los cuales busca'apartar de su meta
de unión con Dios. El diablo tienta de diferentes maneras, estimu-
la la vanidad, la falsa hurnildad y nos desalienta de la oración.
Surge la Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyo-
la. Este religioso de origen español insistió en que nadie está libre
en ningún momento de las tentaciones que propone el maligno y
diseñó reglas sistemáticas de entrenamiento espiritual para luchar
contra estas tentaciones. El maligno, muchas veces, nos engaña y
seduce y cedemos, y el resultado es la angustia,Iaansiedacl y la tris-
teza. La fe inconmoüble es la forma de vencer al diablo-
Los jesuitas fortalecieron el poder papal y la doctrina católica en
contra de la Reforma protestante. En 1 567 , el papa Pío V había ele-
vado a Santo Tomás de Aquino a doctor de la Iglesia, lo que condu-
jo a teólogos posteriores a basarse en su doctrina. Francisco Suárez
DTos No EXISTE:
LA INSBncIÓN DEL MAL EN LA LITERATURA
El siglo x\lltr trajo aires renovados. La cacería de brujas cesó, así co-
mo las torturas. El poder político internacional del papado se redu-
jo considerablemente y la infi.uencia de la Igles ia católica pronto
disminuyó. Rousseau y Voltaire aparecieron en el mapa para de-
satar la lucha por la libertad religiosa de tintes anticatólicos. Los
fi.Iósofos reclamaban el dominio conquistado por los griegos y de-
claraban a su disciplina libre en relación con la teolo gía. La filo-
sofía no sería más ancilla de la teología, como la declarara Santo
Tomás en su momento. Tampoco seguiría siendo el saber de unos
cuantos .Los philosopltes tenían la función de crear opinión pública,
de contribuir a que las personas desamollaran el pensamiento críti-
co. Con las demás ciencias de la cultura sucedió lo mismo, se buscó
su autonomía, la cual se reveló paulatinamente, echando mano de
distintos métodos históricos y filológicos. La teol ogíatambién se re-
nor'ó con la introducción de métodos hermenéuticos basados en la
investigación histórica. Se tratabade investigar críticamente las cir-
cunstancias en las que nacieron los textos bíblicos.l
Frente al fortalecimiento paulatino del paradigma científico, al
declive de la teologí a catóIica y al ascenso de rnúltiples gmpos pro-
testantes y antirreligiosos, la literatura se erigía como alternativa
mediante la cual se hacía posible la difusión del pensamiento ilus-
trado. En esta épocala novela rnoderna se conürtió en el vehículo
por medio del cual se c,umpliría, por lo menos teóricarnente,
el ob-
jetivo de la Ilustración cle educan sobre todo, a la burguesía,
que
ansiaba consolidarse como máxima expresión del mundo moderno.
t Herbefi
Haag, El problema del mal, Barcelona, Herde[ l9gl, p. 192.
l6el
EL MAL EN LA NARRATIVA DE INÉS ARREDONDO 71.
70 ANGÉLICA TORNERO
Este sujeto burgués era el blanco; al llegar aéIse alcanzaríannove- vindicarla naturalez:a buena del ser humano, pero en otros casos
dosas maneras de forrnar opinión pública, pretendidamente crítica. se enfatizó la irremediable condición humana, caracterizada por
los desenfrenos. Tras las revoluciones, la inglesa y la francesa, resur-
La novela se convierte, así, €n forma alternativa de constitución de
esta subjetividad, tan earaal propósito de dermmbar a los poderes gen los seres imaginarios, pero mediante una aproximación crÍtica.
monárquicos y católicos. El diablo y otras figuras infernales se convirtieron en personajes li-
terarios cómicos o grotescos, producidos por la imaginación de los
Pero la constitución del sujeto moderno tendría más de una fa-
ceta. Aun cuancio un espíritu de época se tenCía en general sobre escritores para evidenciat, en ocasiones, los abusos de una sociedad
Europa, relacionado con la idea de la "mentalidad común" de valo- injusta e hipócrita. El tratamiento del diablo y otros seres de este
res compartidos por todos los hombres de buena voluntad, con el tipo solía ser crítico con los románticos, aunque prevalecía la ambi-
objetivo de alcanzar !a paz, tras el conrmlso siglo XVII, atribulado güedad frente alaternible figura medieval. Hacia la primera mitad
porlas guerras religiosas, destacaban las diferencias de matiz e inclu- del siglo XIX, el escritor mago, visionario, capaz de penetrar todos
so los contrastes entre los distintos pensadores y países. El mismo los misterios, se homologa en algunos casos con Dios y, en otros, la
Voltaire se expresó así de su época hacia el final de sus días: "Vivi- mayoría confonne avanzael siglo, con el diablo. Tras el declive del
mos en tiempos curiosos y entre contrastes asombrosos: la razón poder de la Iglesia católica, el mal encuentra lugar en la literatu-
por una parte, el más absurdo fanatismo por otra [...] una guelTa r.a para iniciar un fértil diálogo social y estético, desde distintos
civil en cada espírittJ" .2 Las novelas inglesas y francesas contribu- flancos, que perdurará hastala primera mitad del siglo xrc y que
yeron de manera significativa a la constitución de la subjetividad cobraráun cariz distinto haciala segunda mitad de ese siglo. Vea-
del burgués deísta que apeia ala razón para juzgar y para estimtt- rnos con más detalle el desarrollo de algunos importantes movimien-
lar a todos aquellos que están "fuera de la razórt" a seguir el camino tos contradictorios de esta atribulada época.
del bien y la felicidad. Hacia las décadas finales del siglo X\TII, este El clasicisrno francés del siglo x\nl había dominado culturalmen-
sujeto burgrrés deísta coexiste con uno rebelde, €r ocasiones ateo, te al resto de los países de Europa y parecía una forma adecuada
de sustentar los regímenes monárquicos de la época. Teniendo como
que manifiesta su malestar frente a la preeminencia de la razón y
base a los autores de la Antigüedad grecorrornana y con la influen-
los postulados moralizantes, primero de la monarquíay clespués cle
cia del racionalismo cartesiano, los escritores de la época clásica
una burguesía cristiana hipócrita, cadavezmás fortalecida. La cons-
titución de este sujeto rebelde alarazónencuentra sus máximas ex- tienden a valorar el orden, posible por la claridad de conciencia,
presiones a lo largo del siglo xD( y pincipios del xx. La propuesta desautonzando todo aquello que no se resuelva "tacionalmente".
Las matemáticas constituyeron un modelo de razonamiento claro
racional no ofrecía flexibilidad suficiente a las manifestaciones hu-
y seguro. Para Descartes, las demostraciones de la existencia de
manas que provenían del deseo o del 'lado oscuro" .Laliteratura se
Dios eran absolutamente válidas. Creyó haber rnostrado que exis-
convirtió en la única posibilidad de "lo irnposible", como lo ha ex-
te un Dios capaz de revelar verdades ala humanidad. Los cuerpos y
presado Georges Bataille. Tras las guerras religiosas, Europa buscó
las mentes dependen de Dios; éste es el vínculo entre las esferas es-
fortalecer su identidad recurriendo a los clásicos; la razón se con-
pirituales y las corpóreas. Descartes era dualista y pluralista. Spino-
virtió en baluarte de la época y el bien y el mal se abordaron a
zay Leibniz seguirán el carnino iniciado por el cartesianismo, con
través de la moral, intentando desechar ideas fantásticas sobre el
variaciones importante.s. El primero se aleja del pluralismo y opta
diablo o seres imaginarios. En las obras literarias se procuró rei-
por el monismo; el segundo es, corno Descartes, pluralista.
Una de las consecuencias de haber retomado el pensamiento an-
2 Voltaire apud George Rudé, Europa en el siglo )(wu. La aristocracia y tiguo fue situar en primer plano el problema moral. Diversos pensa-
eI desafío burgués, Madrid, Alianza Universidad, 1995, p. t77.
72 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATIVA DE INÉ,S ARREDONDO 73
turade Gran Bretaña hacia la modernidad, lo que permitió el desa- ferente. Según é1, el, mal no se originaba en el diablo. Se trataba
r¡ollo de novedosas ideas. Los intelectuales británicos se propll- de una superstición grotesca, una fantasía,lr que bastante daño
sieron, de manera semejante a como lo hicieron los philosophes, había causado a la sociedad.
hacer llegar las ideas al gran público. El género, por excelencia, no El personaje Saint-Preux, de La Nouvelle Hétotse de Rousseau,
sólo por sus características narrativas, sino por la facilidad de di- se siente asediado por Lrn mundo agitado y tumultuoso en el que
fundirla rápidamente, fue la novela. En la prim.era mitad del siglo no encuentra nada qr-le le satisfaga. El muncio moderno provoca
xvIII se publicaron novelas de viaje, con la intención de mostrar el irnpresiones que no cautivan el corazón sino que perturban y con-
esfuerzo racional del hnrrbre por domin at a la naturaleza. Más ducen al olvido de sí mismo. Este philosophe se caractenzí por su
adelante la novela, eu€ abordó temas amorosos propios de la clase posición contraria a la mayoría de sus coetáneos, sobre todo en re-
social en ascenso, es clecir de la burguesía, aleanzó gran popula- lación con su idea de la razón absoluta. Rousseau puso a la natu-
ridad, c.on obras como Pame\a Q74C) de Samuel Richardson, que ralezay al sentimiento en el lugar de la razón; se puede decir que
se difundió ampliarnente en toda Europa. su actitud se confirmó con la emergencia del Romanticisrno, algu-
Candide de Voltaire y In Nouvelle HéIotse de Rousseau son qui- nos años después. Rousseau optó por darle a slr pensamiento una
zálas obras más representativas de la novela francesa de la época. orientación fundada en la naturalezay en el sentimiento individual
Voltaire viajó durante la primera mitad del siglo xvIII a Inglate- y no en lo social, que, a su parece[ corrornpía la naturaleza del ser
rra, en donde escuchó las ideas de los deístas. Al regresar a Francia humano, la cual era eminentemente buena. Este filósofo está peF
se encargó de difundir estas ideas, de las cuales no se separó más. suadido de que determinado tipo de civilización ha arrancado al
Al inicio de su carrera como pensadol Voltaire estaba convencido hombre de su ingenuidad y su tendencia natural ala felicidad; in-
de la fuerza de la razíny del poder de alcattzaÍ, por este medio, la siste en que la naturaleza humana es buena y exalta al indiüduo
felicidad. El ejercic.io de larazón crítica llevaba consigo la autono- ¿rutónomo. Estas formas de ciülización, que tienden a pensar en la
mía intelectual que se manifestaba en el uso libre y público de la compasión como mandato moral en vezde como sentimiento, han
razóny en el derecho de todos los individuos a comunicar sus irleas hecho que el hombre caiga en la falseda d.tz El hombre debe querer
sin restricciones. Para que esto pudiera ser así era necesaria la tole- alcanzar la plenitud de sí rnismo, olvidándose del yo. La sensación
rancia y, para Voltaire, ésta es la primera ley de la rratlrraleza.s La verdad era, a la que debe aspira4 proviene de la relación consigo
razÍncrítica y la to]erancia definen de manera central el rnovimien- mismo y con la naturaleza. La felicidad se encuentra aquí y aho-
to de los "ilustrados".e Pero no consen¡ó su optimismo hasta el final ra, mediante esta comunión pura.
de sus días. Es conocida la faceta de pesirnismo que lo invadió, a Rousseau d.udaba que los avances técnicos y científicos condu-
raíz del terremoto producido en Lisboa, eue dejó gran devasta- jeran paralelamente al progreso en el orden cívico y moral. Por el
ción. Un mlrndo en el que un terremoto puede destruir a miles de contrario, estos avances provocaban una especie de ceguera fren-
personas en un segundo no puede ser el mejor posible.l0 Para es- te a la realidad de la miseria de la vida. Los humanos de su época
te pensador, el problema del mal debía ser entendido de manera di- se interesaban más por el poder el tener y el gozar.rs Según el pensa-
8
Voltaire, "Tratado sobre la tolerancia", en Opítsculos satírícos y filosó- tt lbid., p. 258.
ficos, Madrid, Alfaguara, 1978, p. 99.
t2
Rüdiger Safranski, Ei mal o eI drama de Ia liberta^d.. Barcelona, Tusquets,
e
Cirilo Flores Miguel, Lafitosofíe en la Europa dela llustración, Madrid, 2002, p. 13ó.
Slntesis, 1998, p.2I. t3
CfT. J. J. Rousseau, "Discours sur l'origine ;t les fondements de l'inéga-
10
Burton, El príncipe de las tinieblas, Santiago de Chile, Andrés
JefiFrey lité parmi les hommes", en Ouvres complétes, Paris, Gallim ard, 1964; "Dis-
Bello, 1996, p.257. cours sur les sciences et les arts", en op. cit.,
76 ANGÉLICA TORNERO
EL MAL EN LA NARRATTVA DE TNÉS ARREDONDO 77
ta Rüdiger Safranski, op. cit.,p. 144. It Roger Bartra afirma que el odio de Kant a los románticos provenía
ls
de la extraordinaria seducción que ejercían scrbre é1. Roger Bartra , El due-
Cirilo Flores Miguel, op. cit., p. 103. lo de los ángeles. Locura sublimá, teiio y melancolía
16
Jeffrey Burtort, ep. cit., p. 2SB. ,l p"rsamiento mo-
derno, México, FcE, Z0O4,p. 50. "n
78 ANGELICA TORNERO EL MAL EN LA I.{ARRATTVA DE INES ARREDONDO 79
presentada por la razón práctica como buena en sí y no simple- que cabía dentro de cada estipulación. Las reflexiones iniciales de
rnente en vistas a algún fin determinado. El imperativo categórico, Kant sobre la melancolía son ambiguas, es decir, la exalta como tern-
la pura obligación, deben bastar al hombre como resorte de su peramento peligroso, pero a la vez capaz de conducirlo hacia el
obrar. Si un hectro contradice la ley de larazón es malo. La decisión disfrute de las más sublimes sensaciones.2o No es fácil para el autor
sobre bien y rnal está en la voluntad libre del hombre. No hay nada evadir una condición que quizás él mismo experimentaba de mane-
que sea morahnente malo qt-re no sean nuestros propios actos . La ra fundamental. Más tarde, en la Crítica del juicio, yano privilegia
inclinación al mal que deterniina la voluntad de actuar contra la ley el temperamento melancólico; ia melancolía es sustituida por una
es dada con la humanidad rnisma, está entretejida con eila y al condici ón ética,2r que organi za un sistema moral institucionaliza-
nrismo tiempo arcaigada en ella. do apartir del cual se juzgan los actos que están dentro de la razón
Mientras que un siglo antes, Rochefoucauld pensaba que el amor y los que están fuera de ella. Michel Foucault ha observado que
propio organi zabala vida social y qLre Ia razón no tenía ningún po- en la época clásica la moral ubicaba de un lado el orden y el bien
der sobre esta motivación fundamental del ser humano, Kant inte.n- social, y de otro la sinrazón, en la que cabían los miserables, los
ta mostrar qt-te una actuación mala ocurre cuando el amor propio homosexuales, los afectados por enfermedades venéreas, las prosti-
se convierte en principio supremo y hace quc el otro con el que se tutas y también, en términos modernos, los psicóticos, neuróticos
interactúa se convierta en medio para obtener los propios fines.r8 o cualquier otro tipo de persona que mostrara una conducta ftiera
Al parecer, Kant no considera b a la posibiiidad de Ia acción mala de la "Íazón". Así, del lado contrario de la razórt, en términos de ex-
en sí misma, con miras a la maldad. Según el filósofo de Kónigs- ciusión social, se ubicó a los "depravados", "imbéciles", "pródigos",
berg, esta posibilidad no se da entre lcs hombres.le No obstante, "impedidos", "desequilibrados", "libertinos", "prostitutas", "insensa-
declara el mal radical en el ser humano. El "corazón rnalo" no ha- tos". Todos ellos eran sujetos del mismo deshonor abstracto sin
ce el mal por maidad, aunque es de todas maneras maligno y en tracer distinciones.22 A diferencia del Renacimiento, en el que el
este sentido radicalmente malo, porqLre corrompe el F;ndamento mundo ético, más allá de la separación entre el bien y el mal, ase-
de todas las máximas. En la inclinación al mal hay culpabilidad, guraba su equilibrio en una unidad trágica, la del destino o de la
porque la maldad implica decisión libre. La disposición original del providencia, en la época clásica esta unidad desaparece disociada
hombre al bien no fue corTompida por nadie más que por el hom- por la separación entre razóny sinra zón. Según Foucault, aquí ini-
bre mismo. El mai radical tiene que ser combatido por el hombre cia una lucha del Bien y del Mal por el conflicto irreconciliable de
con una fuerza proporcional , capaz de convertirlo en un horn- larazóny la sinrazón, multiplicando así la figura del desgarramien-
bre bueno. Esa fuerza es la razón. to, como lo atestiguaron Sade y Nietzsche.23
Algunos escritores de los siglos XwI y XVIII percibían ya los ries- Mientras un pensamiento optimista, como se ha visto, rro genera-
gos de la fe excesiva en la raz6n, así como la hipocresía que entur- lizado, pero sí predominante, se esparcía sobre Europa y penetraba
biaba la rnoral impuesta, en el marco de las instituciones de los sobre todo en el ánimo de la burguesía en ascenso, un movimiento
Estados monárquicos. No obstante, se ejercía una poderosa influen" contrario, que cada vez cobraba más fuerza, se propagaba entre
cia general, social, inclinada a dividir el mundo en dos: lo que es- grupos de escritores escépticos, ateístas y libertinos, e incluso en-
taba dentro de la raz6n y lo que no estaba dentro de la tazón, y
20
eran precisamente estas instituciones las enc argadas de iuzgar lo Roger Bartra, op. cit., p. 35.
2t
lbid., p. 48.
22
Michel Foucault, Lalocura en Ia época cictsica,,I, México, FCE, l9gl,
t8 Rüdiger Safranski, op cit., p. 168. p. 131.
te ldem.
23
lbid., p. 16T
"-E--
il
tre pensadores como Rousseau, quien aun cuando afirrnaba la bon- humanas; para Kant el amor propio debía ser sometido por Ia ra-
dad natural de los hombres, percibía la grave situación provocada zón; para Sade el amor propio guía al ser humano a cumplir con
por la turbulenta vida de la modernidad, sobre todo en las grandes el imPerativo del goce.
ciudades. A lo largo del siglo x\[II no privó el pensamiento ilustra- Pero Sade, como han observaCo Kfossowski y Blanchot, entre
do unívocamente, .como en ocasiones se comprende. Los pen- otros críticos, se caractenzó por sus constantes contradicciones. Los
sadores de esta época se debatían en la ambigüedad provocada por personajes de sus novelas transitan del repudio a Dios y el sacrile-
las nuevas forntas de organización en los diversos ámbitos: social, gio en el que se funda el ateísmo a la exaltación cle la naturalezay
político y económico. La necesidad de comfrrenderse en este "nue- a su odio. El "método" de Sade es la dialéctica negativa continua,
vo mundo", que evidencia la complejidad v obliga a un mayor nú_ un movimiento deconstruccionista de la conciencia cuyo límite no
mero de distinciones, condujo a la nca y contradictoria explosión está dado por una conciencia cartesiana, sino por un cuerpo suje-
de interpretaciones intelectuales y artísticas. to merleaupontiano,2s cuya realización se alcanzacon el asesinato.
El paradigma <iel pensamiento radical, contra¡dictorio Sade niega al prójimo, a Dios y a la naturaleza, para alcanzar la
opuesto, YZ se verá- a los desarrollos kantianos, proviene de las
-.no
disolución de toda posibilidad de realizaciónde su subjetividad en
mazmorras de La Bastilla. f)onatien Alphcnse Frang.ois de Sade se la otredad. Aun cuando aparentemente organizó sus argumentos
convirtió en apologista del'¿alor de la libertad imestricta hasta sus contundentes a partir de la relación con la naturaleza, Maurice
últimas consecuencias.2a No se trataba de larazón, sino de la búrsque- Blanchot observó el giro significaiivo de Sade "contra" Ianatura-
da del placer personal como único rraloq como imperativo categó- leza,26lo que le permitió hablar de un sujeto "único", €r la filosofia
rico. A diferencia de Kant, aquí el imperativo no es moral/racional, sadiana. Si el mal está en ftinción de la naturaleza, porque éste
sino sensual: el mayor placer posible. Los libertinos de la seguntla tiene como referencia positiva a aquélla, hay que pensar que el mal
mitad del siglo xvnl se rebelaban contra las normas que les impe- es también negación de la naturalezay no su afirmación. Sade de-
dían ejercer su libertad moral. Pero Sade fue más allá, hacia La pro- cide vengarse de la naturalezaporque es adversa a los humanos, a
clamación de una nueva mclral, de estricta obediencia, fundada en quienes intenta someter con cnreldad: "Pero lo qlle yo pretendo es
el imperativo del goce. Es decit es deber del ser humano gozar; es vengarme de tu estupidez y maldad, por las que túr haces sufrir a
una obligación. En algunos de sus escritos, Sade fundamenta su ar- los hombres y nunca les permites entregarse a las tendencia abo-
gtr.mentación en la naturaleza, que exige qt-le cada uno se escuche minables que inyectas en ellos". El ser humano no está al sen¿icio
a sí misrno y se aleje de las leyes morales de la civil ización Como de Dios ni de la naturaleza, y menos de las leyes inventadas por los
Rousseau, el marqués de Sade opina qlle es preciso escuchar ala irombres. Está únicamente al servicio de sí mismo, es autónomo
naturalezay seguir su mandato, pero no para que resr-rrja en el se:r- y libre, como lo proclamó Kant, pero esta autonomía se alcartza
humano sLr bondad natural, sino para que éste aproveche la vida con la pérdida de los sentidos lograda al llegar a la cumbre del pla-
cruelniente le da y le quita la naturalezaal arrojarlo y después ceq que implica la destmcción, y no con la ley moral absoluta.
-que
destnrirlo irremisiblemente-- libre de sujeciones morales, cle an- Sade busca la realización de la libertad, que en Blanchot equi-
gustias innecesarias. Rochefoucauld se expreEaba críticamente so- vale a soberartía, constituyéndose él mismo en su propia ley, lo que
bre la fuerza del amor propio corno fundamento de las acciones supone abolir cualquier principio que no provenga de su propia sub-
2a
Aun cuando Sade fue el más conocido de sus defensores, el libertina- 25
Cfr. Maurice Merleau--rDont¡/, Fenomenología de la percepción, Nfadrid,
je dieciochesco tuvo también otros adeptos: Delisle de Sales, Hobbach y Penfnsula, 1 97 5.
Sylvain Maréchal. Además, era común en la época la conducta sexual si 26
cfr. Maurice Blanchot, "La raz6n de Sade", en Lautréamont y Sade,
no desenfrenada, por lo menos liberada, entre la nobleza. México, FcE, 1990, pp. 1 l-63.
82 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATIVA DE INÉS ARREDONDO 83
jetividad. El logro de esta ley absoluta que proviene de la propia Laidea de transgresión en la filosoffa de Sade se hace evidente
subjetividad se funda en una ontología de la soledad, que se origi- si la revisamos contra la idea de ley moral. Si no huy límites irn-
na en el aislamiento en que se encuentra el ser hurnano. Maurice puestos por una ley, obviamente no huy qué transgredir. Hay datos
Blanchot se refiere al yo sadiano como "único" precisamente porqlre en las obras de Sade para afirmar que la plenitud del goce se logra
existe en soledad, incomunicado, sin posibilidad de cornunidad ni con la conciencia del delito, es d.eciq, con la conciencia de la trans-
comunión con potencias trascendentales o con otros humanos. El gresión,v, en otro sentido, de que se ha cometido un acto rnalo. Al-
sujeto sadiano se constituye en su inmanenci;1, sin más horizonte gunos críticos, como Airaksinen, observan cierta inconsistencia en
que la satisfacción de su deseo. Para lograr srr realización, este su- la obra de Sade debido precisamente a este claro sentido de la trans-
jeto no necesita del otro, imposible pensar en la relación cara a cara gresión que atraviesa su obra y que es negado frecuentemente, en
como sujeción preori._{inaria, en términos de LevinaS, o como me- otros fragmentos de su frlosofía, con la idea de que no hay bien ni
moria de los sacrificados, en palabras de Walter Benjamin, o acaso mal.30 Mientras que en algunos fragmentos se obserua el goce que
como dialéctica hegeliana del amo y el esclavo. Según Blanchot, la provocala idea misma de transgresión en las escenas en
-como
realización del "único" consiste en no depender del objeto del deseo, las que Juliette participa en la pewersión de Justine-, en otros el
en no aplazar la realización misma de estc deseo o su imposibili- rnarqués niega la diferencia entre bien y mal, pues sospecha que
dad, debido a que el objeto se destmirá, seráasesinado, sino en tener afrrmar el mal puede implicar afirmar el bien. El mal no existe, deja
muc}ros objetos a los cuales asesinar. Lo importante es el núme- de tener realidad. Lo que se toma por malo es producto de la igno-
ro: "Laidea de voluptrrosidad, que te calienta la cabeza, la idea de rancia del hombre que no ha comprendido que Dios no existe y se
prolon gar hasta el infinito la tortura de tros consagrados a la muer- empeña en mantenerse en un orden moral que ignora que el exceso
te, sustitúyela por una cantidad rnayor de muertes; no mates a un y la pasión son inocentes.
mismo individuo a través del largo tiempo, pues eso es imposible, Al respecto, Blanchot ha destacado la transvaloración, en sen-
sino mata a rnuchos de ellos, cosa fácil de realizat''.27 De esta ma- tido nietzscheano,3r en la obra de Sade. El marqués no confronta
lera, el amo escapa a sus potenciales objetos de dominio: "Ante el la idea del bien con la idea del mal, sino que intenta disolver esta
único, todos los seres quedan igualados por su nulidad y el Único, falsa dicotomía. El crimen no se realiza con el objetivo de trasto-
car el orden, sino porque obedece a la necesidad del libertino. El
al convertirlos en nadahace que se manifieste esta Nada".28
marqués no sólo no niega o afirma el mal, sino que lo convierte en
Para el marqués, la subjetividad entendida a la manera de Kant
el ámbito propio de la vida humana. El sujeto sadiano identificado
es impensable. Mientras que para el autor de la Crítica de la razón
por Blanchot se adecua a esta interpretación del mal. La soledad
práctica, elsujeto es la natural ezahumana, con catácter universal,
conduce a la indiferenciación del mundo. Si la soberanía del suje-
portad.ora de categorías tales eüe, por ejemplo, nos hace percibir
to radica en la inmanencia de su soledad, entonces el bien y el mal,
algo como .siendo causa, efecto, unidad, pluralidad, etc., que nos po-
fundados en algún metarielato, el cristiano, el ilustrado o cualquier
ne por delante la posibiliclad de encontrar verdades inconclusas,
otro, no tienen realidad. En este sentido el mal no es un constmc-
para Sade lo importante es suprimir la diferencia entre sujeto y
to, sino facticidad que interesa subrayar a Sade- no puede
objeto.2e -le
seguir negándose si de lo que se trata es de erigir un ser humano
27
Sade apudBlancho t, oP. cit.
2E
lbid., p. 33. 30
Cfr. limo Airaksinen, Ihe Philosophy of the Marquis de Sade, Londres,
lbid.,-p. gg.En Ia literatura y eí mal, Georges Bataille destaca este
2s
Routledge, 1995.
punto del ensayo de Blanchot, y lo hace parte de su propia hipótesis so- 3t CfT.
F. Nietzsche, El anticristo, México, Leyenda,2OO6.
bre Sade.
ff''--
84 ANGELICA TORNERO
EL MAL EN LA I.{ARRATIVA DE INÉS ARREDONDO 85
t
Rüdiger Safranski, El mal o el drama íle la líhertad,Barcelona, Tusquets,
20A2,p. 182.
2
lbid., p. 184.
3ó Georges Bataille, I-a literatura y el mal, Madrid, Taurus, 1'98l, p' 27 '
[87]
r
irrestricta d.el vínculo entre el mal ylaliteratura, hay que distinguir; !, enprincipio, está dispuesto a satisfacerlo a cualquier precio. Des-
a lo largo del siglo XIX, por lo menos dos formás de inserción del de luego, no se trata del conocimiento racionalista, sino de cierta
tema del mal en la literatura y el arte. No puede afirmarse que estos fascinación por alcanzar lo oculto, lo secreto; está ávido de fundirse
dominios hayan estado, a partir de Sade, absolutamente al servicio con el todo , quizá de convertirse en ese todo. Para lograr su pro-
del mal,3 como en oca'siones se cleclara. La literatura de Victor Hugo pósito invoca a los espíritus entre el cielo y la tierra. Su desespera-
o la pintura d.el mismo Goya, su contemporáneo, no parecen com- ción es tal que está dispuesto a aceptar ayuda de cualquier ftterza
placerse con el rnal, sino pasrnarse, enmudecer frente a los horro- que se le presente. Sus súplicas son escuchadas por Mefistófeles,
res y, en momentos, erridenciar desde sll condición de hombres personaje complejo y ambigüo, difícil de comparar con el diablo de
políticos, de ciudadanos de la polis, los excesos del mal provoca- la tradición cristiana. Mientras que el diablo de esta tradición es
dos principaimente pol' el "sairrajismo" de la razón. el "malo", Mefistófeles es un personaje amorfo, diverlido y, en el
La seculartzación del mundo occidental conducía sin freno hacia fondo, algo tonto, que fue derrotado por Fausto, quien finaimente
horizontes no irnagirraCos, hc,rizontes enturbiados, por una parte, creyó en la humanidad y en el arnor.
por los excesos de la negación irrestricta y, por otra, por los de la Para los románticos franceses de los últimos lustros del siglo
razónpura, intentos que descuellan con los gerrocidios clel siglo xx xvlil y la primera mitad del xrx el diablo es figura cómica en algu-
y las innecesariamente cruentas gllerras postrimeras, además de nos casos, y terrible en otros. En las distintas obras huy tratamien-
injustificados actos individuales de insólita violencia. La religión, tos diversos, algunos lo consideran irónicamente, otros lo ligaron
desactivada, dejaba sitio a otras formas de aproximación al pensa- con la brujería, el satanismo, la protesta social, y otros, como Cha-
mienio sobre los problemas que traciicionalmente le competían, teaubriand, lo trataron de man era tradicional.4 El ángel aislado de
por ejemplo, el del m.al o el de la experiencia mística. El arte y la Victor Hugo es una de las representaciones más célebres del diablo
literatura se ubicaban en r¡n sitio de privilegio en este sentido. Fren- del Romanticismo francés; es tanto un fantástico villano como un
te a los pa.radigmas científicos del siglo xIX, guiados por la razón, monstrrro gótico.s Como se sabe, en las primeras obras del autor
ajerros a los asuntos del "espíritu"', de la moral,y atraídos por la lray una veta romántica irrestricta, inspirada en La roman noir o
obsen¡ación objetiva de la lucha de lo débil contra lo fuerte, el arte novela gótica. Más adelante adoptó ante el problema del mal Llna
ganaba terreno para buscar formas de expresión estética del mal, perspectiva predominantemente social. EI ser humano no es ma-
basada, sobre todo para algunos románticos, en la ambigüedad en lo por natural eza; son las condiciones sociales de la vida las que lo
relación con la naturalezay el potencial del mal en el ser hurnano, y obligan a optar por el bien o por el mal. Victor Hugo se interesa
para los "escritores malditos", en elogios sobre sus posibilidades. por poner en evidencia la parte muda de la razón moderna y sus
En las riltimas décadas del siglo xvIII, el diablo, la figura por sombras,6 poner al descubierto el mal, provocado socialmente, y
antonomasia del mal en épocas anteriores, que había declinado du- mostrar la rmlnerabilidad de los seres humanos.
rante este siglo, resurgió y cobró una dimensión distinta a la tra- En la obra de uno de los más destacados autores de la época en
,dicional figura del cristianismo. La existencia metafísica de Satán Inglaterra, Williarn Blake, se obsen¡a la clara intención de unir el
se dejó de lado y se dio paso al personaje del Rornanticismo, represen- bien y el mal; de deconstmir las dicotomía s, razón y pasión, amor
tado en diversas obras. Una versión de esta nueva faceta del diablo y odio, cuerpo y alma, mediante la actitud artística. Los poemas
fue creada por J. Wolfgang von Goethe en su obra Fausto. El per- a Jeffrey
Burton, El príncipe de las tinieblas, Santiago de Chile, Andrés
sonaje, Fausto, experimenta un deseo insaciable de conocimiento Bello, 1996,p.281.
5
lbid., p. ZB2.
ó
3
Bernard Sichére, F/istorias del ntal, Barcelona, Gedisa, 1997, p. 188. Bernard Sichére , op.cit., p. 190.
--É--
radicales de este auto4 considerado "loco" en su tiempo, ponían en y enlibertad cuando habló del infierno y de los demonios, porque
tela de juicio a la razón y a la religión y cimbraban las estmcturas fue un verdadero poetay, sin saberlo, del partido de los demonios".ll
de una sociedad alejada aún de estas. reflexiones. La filosoffa, la El verdadero poeta es d.eclarado del lado del partido de los demonios
razórt, como explicaciones, sobraban al lado del mito que organi- o del lado del mal.
zabael sentido del rnundo. En esta organizaciónmítica, el hombre De las propuestas ambiguas de estos autores en relación con la
avarazaentre contradicciones necesarias parala existencia. En uno jdea de Dios y el diablo, el bien y el mal, se transitó paulatinamen-
de los fragrnentos de Matrimonio del cielo y el irtfiet'no, esta intención rc,hacialasegunda mitad del siglo XIX, hacia el polo del mal, enal-
es clara: "Sin contrarios no hay progreso. Atracción y repulsión, ra- teciéndolo. El espíritu de época de las últimas décadas del siglo x\rttr
zóny energía, amor y odio son necesarios a la existencia humana".7 y principios del siguiente estuvo marcado por la fatigayla quiebra
Con lucidez, el poeta obsefrra'oaque la conjunción de los contrarios de la cultura racionalista. Larazón científrca, positiva, no puede dar
es algo más que lograr una unidad ideal; se trataba más bien de cuenta de todo y su empeño en hacerlo conduce a consecuencias
erradicar el pensarniento dicotómico: "El hombre no tiene un cuer- fatales. La naturaleza, convertida en artefacto, y la cosificación del
po distinto de su akna".s Para el poeta,laenergía, que proviene del mundo humano son consecuencias de estas pretensiones del racio-
cuerpo, es delicia eterna, y la razónla restricción, lírnite de la ener- nalismo.l2 Los cuestionamientos sobre las posibilidades de la razón
gía.Larazón usurpa el lugar del deseo y gobierna al abúlico. El bien abundaban entre algunos filósofos y artistas de la época. Arthur
es el elemento pasivo sumiso a la tazón, mientras que el mal es Schopenhauer destacó por su crítica en contra de la idea
activo y brota de la energía. El bien es cielo y el mal es infierno.e -decre-
tada por la Ilustración- de que el hombre alcanzaríala felicidad
En una de las recopilaciones más innportantes rcalizadas en la mediante la razón. Este filósofo consideraba que larazón está some-
primera mitad del siglo xx sobre la relación entre el mal y la literatu- tida alavoluntad; es solamente una de sus funciones. La voluntad
ra, Georges Bataille aduce que la intención de Blake no era"acabar no se entiende como la puesta en marcha de una serie de acciones
con el horror del Mal, sino sustituir una mirada huidiza por una motivadas por el entendimiento para alcanzar algo, como la enten-
visión lúcida",to lograda a partir del mal. Al intercambiar los valo- díalatradición. Para Schopenhauer es fundarnento del ser no inteli-
res de los polos de la dicotomía, la negatividad, el mal, se convierte gible, alamanera de logos. Ahora bien, este fundamento no realiza
en el bien supremo: la delicia eterna es la eterna vigilia, que, al mis- ninguna glorificación hacia lo superior, sino la oscuridad y el sin-
mo tiempo, es el infierno. Este poema de Blake contiene una de las sentido de su universalidad. 13 La oscuridad no es relativa ni se da
declaraciorres más importantes de la relación entre la literatura ,v con nuestra forma de conocirniento. Es absoluta y originaria. El
el mal, que después Bataille considerará vínculo ineludible. La re- mundo no es conocirniento sino voluntad carente de conocimiento.
lación del poeta con el demonio parece provenir de tiempo atrás, La voluntad se experimenta en el propio cuerpo como impulso sin
quizá de tc,.dos los tiempos. Blake no se atribuye la primicia de la descanso y sin sentido, sin arché, sin teleología. La voluntad de vivir
práctic a de este vínculo, sino su redescubrimiento; Milton descu- se alimenta de sí misma sin orden ni concierto, sin ces ar y es su
brió ai demonio. Al hablar del EI parako perdido de Milton, dice: propio alimento bajo diversas formas.
"Milton escribió prisionero cuando habló de los ángeles y de Dios Schopenhauer pensaba, como los anteriores filósofbs metafísi-
cos, en un punto de unidad, dadoya no por Dios, sino por la vo-
? William Blak.e, Matrimonio del cielo y et infieftLo, trad. de Xavier Vi-
luntad del mundo. Percr en la unidad, €r la voluntad del mundo,
llaurnrtia, México, Gobierno del Estado de Veracruz,2002, p. 34.
E
lbid., p. 39. tt William Blake, op cit., p. 41.
e lbid., p. 35. 12
F. Nietzsche, EI origen de la tragedia, México, Espasa Calpe, 1995.
10
Georges Bataille, La literatura y el mal, Maclrid, Taurus, 198 t, p. 75. t3
Rtidiger Safranslo, op. cit., p. 69.
92 ANGÉ,LICA TORNERO
EL MAL EN LA NARRATTVA DE INÉS ARREDONDO 93
no se alcanza el estado perfecto o armónico o la paz, sino, al con- tos sobre la voluntad y estética tuvieron gran repercusión entre
trario, es Lrn centro de inquiettrd que nos hace vivir: Estamos solos aquellos interesados en seguirprofundizando en las investigaciones
y no hay seres superiores; estamos solos, pero no por ello perece- sobre la psique. La voluntad, que está en la base de todo, incluida
remos, nuestra voluntad nos hace vivir. la razón, se convierte en planteamiento idóneo para realizar bús-
La voluntad de viVir se expresa como singularidad, como indivi- quedas individuales en ese corazón de las tinieblas que había sido
dualidad, que para autoafirrnarse niega a otros cuerpos en los que ya evidenciado por Sade. Aun cuando , quizá, la intención de Scho-
se encarnan otras volu.ntaci.es. La autoafirmación, en ocasiones, penhauer no consistió en instalar un ánirno adverso o pesimista
alcanza el egoísmo, que puede liegar a expre.siones máximas como entre los intelectuales, las condiciones estaban dadas para asistir
la del perverso.ra Pero la moral no es para Schopenhauer un impe- al advenimiento de un talante sornbrío y melancólico, ambiguo, que
rativo ca:tegórico, como paraKant. "La virtud no p¡iede nacer sino se expresaba desde la necesidad de superar el nihilismo con un su-
del conocimiento intuitivo que nos revela en los demás la misnna perhombre, hasta la adopción de la imagen del artista decaden-
esencia que en nosotros".ls El egoísmo se relaja, durante instantes, te, paria, que vive por su arte 5, dificilmente de é1, y que proclama
por la compasión qlle experimentamos ante la carencia de otro. El la belleza del mal.
mal en el ser humano proviene de esta voluritad que está en la base Haciala segunda mitad del siglo xlx, las ideas de Schopenhauer
de todo 1o dernás, incluyendo la razón. Se puede superar con la se extendieron 5r cobraron relevancia de distintas maneras. Algunos
compasión, pero no se lcgrará" tácilmente, Mecliante la compasión, fueron d.etractores, otros revisionistas de su obra y otros más reto-
el dolor del otro nos deja de ser ajeno, 1o hacernos propio y nos nraron propuestas para elaborar las propias. El Romanticismo y el
solidarizamos con é1. Para Schopenhauer la redención se da sola- hegelianismo serían arrasados por una importante transformación
mente en el ver distanciado, y por tanto, estético, del mundo.16 llevada a cabo por Nietzsch" y por los escritores malditos. El filóso-
Segrrn Schopenhaueg el mal es positivo y el bien negativo. Nues- fcr de Rócken, como se sabe, escribiría sus acerbos textos en contra
tro verdadero est¿rdo es la enfermedad, qLre tiene valor positivo. El de la moral y la religión y postulana al superhombre como pode-
estado de excepción es la salud, que tiene valor negativo: sentirnos roso individuo, paradigma del mundo decimonónico, con el que se
el dolo[ pero no la ausencia del dolor, Es el dolor el que nos hace superaría elnihilismo. Los escritor es rnalditos, especÍficamente Bau-
percatarnos de que no teníamos dolor y no al revés. Así, no pue- delaire, erigirían, con sus propias vidas, un personaje moderno
de existir satisfacción duraclera para el dolor, es sólo transitoria, y decadente.
por lo que el sufrimiento no puede ser eliminado de la vida huma- Las propuestas de Schopenhauer no fueron ajenas a Nietzsche
na. Poclemos luchar contra el sufrimiento, pero no erradicarlo; se como parecen no haberlo sido para Edgar Allan Poe y para Charles
presentará de otra manera. En este sentido, los males, la muerte, Baudelaire. Estos tres actores fundamentales del escenario cultural
el padecimiento, la enferrnedad, no son contingentes. Los males decimonónico introdujeron, cada uno a su rnodo, las ideas de una
son estmcturales, los bienes contingentes. El mal, según Schopen- voluntad que está más alláde la razóny que, como la había carac-
hauer, es algo inherente al hombre y por lo tanto al mundo. terizado Schopenhaueq, era de dolor y destrucción. Nietzsche re-
conoce plenamente esta voluntad, con sus características, y plantea
Las ideas de Arthur Schopenhauer lograron penetrar en la vida
y obra de vanos escritores y filósofos del siglo xDL Sus pensamien- que se trata de voluntad misma de vida. El núcleo de pensamiento
de Nietzsche, expuesto ,va en EI nacimíento de la tragedia, es el re-
la Arthur Schopenhauer, Eí mundo conro voluntad y representación, conocimiento de la vida como valor fr¡ndamental y del arte como
México, Porrr---ra, 2005, pp. 3 62-363 la afirmación de la vida. Parael autor de Zaratustra,el camino para
ts lbid., p.367.
tó hacer frente a la voiuntad no es el ascetismo, como, en parte, pen-
Rüdiger Safranski, op. cit., p. 84.
--fi-
saba Schopenhauef, sino únicamente el arte, un arte que afirme la corno la muerte del mundo suprasenbile,22 que durante siglos con-
vida en su plenitud. La filosofía estuvo, desde Platón, bajo el ,Jomi- frgurí a Occidente. Ya Rochefoucauld había afirmado que el amor
nio de la moral, afirma Nietzsche, )i asegura que él no cree en la propio configuraba el orden y no las instituciones del Estado o la
moral. Tanto el criticismo de Kant como el criticismo de Hegel le razón, como se creía. Nietzsche opinaba algo semejante: el orden
parecen carentes de interés, €r tanto intentan fundar una moral.l7 es proyección de nuestra voluntad. La muerte de Dios significa la
La metafisica, la ciencia, la religión, la moral, son partes de la vo- muerte de los valores morales y religiosos, los fundamentos filosó-
luntaci de arte y son diferentes formas de mentira, de miedo a la ficos que dieron contenido a Occidente durante siglos.
verdad. 'El arte y nada más que el arte Nietzsche- ¡es Mucha tinta se ha empleado defendiendo o atacando a Nietzsche
-proclamavida, el gran esti-
el que hace posible la vida, gran seductor de la por su ímpetu cr:uel, que glorifica a aquellos que atacan y destmyen
mulante de la vida!'.r8 L{ediante el arte,la mentira se santifica y la a los débiles. Se ha dicho, asimismo, que el tipo de crueldad que me-
voluntad de engañar se convierte en algo superior. Lavoluntad de rece sus alabanzas no es la crueldad insensata que ha agobiado a
arte es anterior a todo, incluso al mismo dolor. La sensibilidad ar- los seres humanos en todas las épocas.23 Sea como sea, se pronun-
tística percibe el carácter ten'ible de la existencia, lo vive y lo desea ció por una moral más allá del bien y del rnal alaque sólo tendrían
vivir. El arte es la redención del que sufre, corno carnino hacia esta- acceso estos individuos "con estilo". Pero ¿qué significa más alIá
dos de ánimo en que el sufrimiento es querido, transfigurado, di- del bien y del mal?Aparentemente, lo que Nietzsche critica es la mo-
vinizado, en que el sufrimiento es una forma del gran encanto. Se ral que se empeña en absolutizar los valores del bien y del mal. Aun
tratade la voluntad de creal pero en el crear va incluido el destruir. cuando se trata de valores relativos a una cultura, dentro de ésta
A este estado sltpremo de la afirmación Nietzsche lo denominatrá- se tiende a hacerlos absolutos y a calificar con esta perspectiva uní-
gicodionisiaco .re voca a los que participan de ese gnrpo human o.za Paraeste filósofo
La yida ha de ser modeiada, ro es posible definirla anticipada- no hay hechos morales, sólo interpretaciones,zs por lo que solicita a
mente: se constmye. Nietzsche critica la subjetividad que supone filósofos mantenerse más alláde esta distinción. Su aproxi-
tc¡dos los
un yo como entidad constante y estable. Este filósofo propone una mación al tema es perspectivista: lo que puede considerarse bueno
multiplicidad de sujetos en conflicto, que van constituyendo nues- desde un punto de üsta puede considerarse malo desde otro.
tro pensamientozo e incluso señala al cuerpo como eviCencia.zt Las Diversas son las interpretaciones realizadas sobre sus obras,
personas que se scmeten a rlna subjetividad predeterminada, po- desde las más adversas apreciaciones que invitan a ignorarlo hasta
dríamos decir a una metahistoria, para constituir su identidad, con' apasionadas apologías que han conducido a considerarlo corno in-
siguen sóIo la apariencia de unidad. El pensamiento se constituye fluencia fundamental en la segunda mitad del siglo xD( y en el siglo
por lo que se desea, se piensa y se hace, Ahora bien, una perso- )<x. Lo cierto es que este filósofo jugó, al lado de Baudelaire, ü¡
na poderosa, un individuo, es el que llega a constituir ese yo no de
maner a azarosa, sino coherente. Esta coherencia, no obstante, no 22
En Holzwege, a propósito de la expresión "Dios ha muerto" de Nietz-
está dada por norrnas externas, sino por el "estilo". Hace más de s-che, Heidegger comenta: "Así, la frase 'Dios ha muerto'significa: el mun-
cien años dicho fi"lósofo proclamaba la muerte de Dios, entendida do suprasensible no tiene eficacia. Es deciq, este mundo no tiene poder ni
realidad. Es el nihilismo". Martin Heidegger, "La frase de Nietzsche 'Dios
17
F. Nietzsche, Voluntad de poderío, M¿rdrid, Edaf, 1981, pp. 236-237. ha muerto"', en camino de bosque, Madñá, etiulrza, tgg7.
23
tB
lbid., p.462. Alexander Nehamas, Nietzsche. In vida como literatura, México, FcE,
te lbid., p. 463. 2A02, p.229.
2a
20
lbid., p. 281.
25
F. Nietzsche, VoÍuntad de poderío, op. cit., p.2tl.
2t lbid., p. 280. lbid., p. 165.
-E--
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papel central en la configuración de la idea de los escritores sobre ficiente, es sólo una fantasía que no alcanza a descubrir los miste-
sí mismos. Según Nietzsche, el hombre estético, eue es el .super- rios que sólo la poesía podía revelar.
hombre, se configura a sí misrno en s¡-r autonomía y tiene Ia obli- Desde el Renacimiento, los artistas comienzarta cobrar concien-
gación de la irreverencia. No ha de rebajarsc por la compasión y cia de su yo creador; ya no están sometidos al ojo escrutador de un
la conciencia de responsabilidad social.2ó Además, las persorxas más proder externo a ellos, ya no es la inspiración divina la que les per-
poderosas, las creadoras, deben ser las más malas. Aquí malo sig- mite crear sus obras. La hipótesis de la mimesis se dermmba; no
nifica duro, doloroso, cohíbido.zi De manera semejante a la pro- se imita el mundo, se crea. Los escritores y artistas toman paula-
puesta de un superhombre de Nietzsche, Baudelaire caracteriza al tinamente el sitio del creador hasta consolidarse como magos,
escritor moderno como dandy" Este indiüduo moderno baudeleria- oficiantes, videntes, como máximos creadores. Los posrománticos
no ha asumiclo radicalmente el protagonismo del yo iniciado con abandonan incluso la idea de Dios, lo declaran muerto y toman su
los románticos. Ya con Novalis, entre otros románticos, el yo ad- sitio pero encarnando a su contrario: Satán. La Revolución fran-
quiría un sitio distinto, cliferente del cartesiano y del fichteano. Para cesa parecía haber dejado más decepción que felicidad. Hacia la
el poeta cle Himnos a la noche,la distinción sujeto-objeto impe- primera mitad del siglo xD(, aires de nostalgia se desplazabanpor
día alcartzar la verdad, la cual sólo podía obtenerse rnediante la ex- Europa. El mismo Novalis había experimentado la nostalgia espe-
periencia de tipo místico. Novahs leyó la filosofía de Fichte cífrcamente por la pérdida de la unidad. Su romanticismo consistió
-quien
también influyó en Schopeuhauer y en Hegel- yla asumió, pero en ir en busca de esa unidad, con el hallazgo de las coresponden-
no pudo aceptar que e'l mundo de la naturaleza tenía una existen- cias. Conforme avanzaba el siglo, la nostalgia se instalaba en el
cia inferior; por lo que lo incluyó en el sistema poético, a la mane- ánimo y, con la muerte de Dios, el valor de la misma nostalgia se
ra del parrteísmo. Acudió ala mística para resolver este problema invirtió. Ya no se trataba de la unidad perdida y el afánde recupe-
y concluyó que los mundos del hombre y la naturaleza se corres- rarla mediante los métodos poéticos del mago; era algo más con-
-y la vida- en expresión
ponden, están relacionados en perfecta armonía. Pero el poeta no tundente, se trataba de convertir al arte
se refería a la mÍstica cristiana entendida como en siglos anterir-r- cmda del horror hasta sus últimas consecuencias. La visión de los
res, sino a una figura fuerte y poderosa, el Poeta, el Mago, capaz de románticos es crítica, pero optimista en cierto sentido. En el ámbi-
crear al mismo Dios, de llegar a ser el Padre: "un día seremos lo to filosófico, el propio Schopenhauer decl ara ala voluntad
que es nuestro paclre" .28 La intuición y la introspección conducen
-dolo-
rosa- como fundamento, pero propone al ascetismo y alaestética
aIa idea de un yo no configurado por potencias externas, no vuel- como formas de superar esta condición de la voluntad. Lo mismo
to criatura por l)ios, sino a partir de sus experiencias personales y parece sugerir No.valis: el misterio, la noche, la propia nostalgia
sus amplios conocimientos. Dios mismo es fruto de la voluntad del configuran a un Poeta üsionario que tiene la ocasión de reunir lo
hombre.2e El arte da acceso al interio{, a los lugares ignotos del yo, desunido por la razón. Los románticos de esta primera etapa tam-
a lo desconocido, por medio de la imaginación: "el camino miste- bién están dispuestos a correr riesgos, volverse locos o suicidar-
rioso r¡a hacia el interioy'', escribía el poeta.La conciencia es insu- se, como ocurrió con varios: Hólderlin, Nerval, Schlrmann. En los
posrománticos , a parlir de Baudelaire, se pierde la visión de futu-
ro como sentido de la üda, €n el marco de una sociedad dominada
26
lb¿d..,p. 206. por el mercantilismo, por el utilitarismo y la exaltación del trabajo
27
lbid., p. 537. y la explotación. Los modernos debían lanzarse sin miramientos
28
Novalis apud Albert Beguin , Creación .v destino, México, FcE, L986,
a las calles de la ciudad, vivir en ellas, vagabundea[ como lo hizo
p. Il2.
2e
lbid., p. 110. Nerval; eso los alejaba del carácter sagrado del artista, en el senti-
+
=
--E--
i;
9B A}-ICELICA TORNERO
EL MAL EN LA NARRATryA DE INÉS ARREDoNDo 99
;:
a3
Idem. 4s
lbid., p. 47.
44
cfr. Georges Bataille, El erotismo, Barcelona, 'fusquets, 1982. # Ibid., p. 53.
f
fÉ
T
r04 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATIVA DE INÉS ARREDONDO 105
riencia del pecado.a7 De aquí que la transgresión, €fl la experiencia base etnológica apoyaron los planteamientos de ambos autores, que
interiol, no sea eliminación del interdicto, sino su mantenimiento. intentaron rescatar Y revalorar los rituales vigentes entre ciertos grr-
Al transgredir no se supera una etapa, no se va más allá, se expe- pos humanos y grupos antiguos, como los aztecas, y sus concepcio-
rimenta el iímite mismo y ésta es la experiencia interior. nes de lo sagrado y lo profano. Bataille establece una tensión entre
En la transgresión'el hombre no vuelve a un estado anterior, sino lo sagrado, radicado en el tiempo cle la fiest d, y lo profano, en el
que evoca la prohibición primera y experimenta el límite de lo dempo del trabajo, para explicar el funcionamiento de la prohibi-
humano. En el hombre subsiste un fondo de violencia que se reve- ción ylatransgresión. El mundo profano es el de los interdictos y
la en el momento de la transgresión. Los interdictos son fundacio- el mundo sagrado se abre a transgresiones limitadas. De manera
nales, no racionales, porque Ia razón no es sufi.ciente para abarcar fundamental es sagrado lo que es objeto de un interdic.to. Lo sagra-
la complejiCad que supone la prohibición originaria. La razóil, or1 do es esencialmente aquello que alcanza la tansgresión ritual de
todo caso, se erigió sobre los interdictos la prohibición. El sacrificio acto creador de lo sagrado- es un
El sentiCo de la prohibición es el olvido de sí misma, quedar ejemplo de ello.so
-el
fuera de tiempo. Esto hace que la propia transgresión no encuentre En el plano de la religión, lo sagrado provoca un sentimiento de
explicación en el tiempo discontinuo. Así, para Bataiile la prohibi- pavor y temo4 Que se convierte en devoción, en adoración. Los
ción y la transgresión constituyen la dinámica que conduce a las hombres le temen a los dioses, pero a la vez los veneran. El in-
experiencias interiores, religiosas o eróticas. Como ya se dijo, la terdicto y la transgresión responden a esos dos rnovimientos contra-
transgresión no implica la superación del interdicto, sino alcan- dictorios: el interdicto rechaza, pero la fascinación introduce la
zar el límite de lo humano, el lírnite en el que define lo humano y transgresión. La religión cristina introdujo una separación más en
lo diferencia de lo demás. Este límite es el absoluto, de ahí que la el orden de lo sagrado: lo puro y lo impuro. En el estado profano
prohibición quede fuera tlel tiempo y que la transgresión no en- cle la religión, estos polos no estaban separados, ambos pertenecían
cuentre explicación en el tiempo discontinuo. al orden de lo sagrado. Con el cristianismo, lo impuro pasó a la es-
El mal, para Bataille, no es la transgresión, sino la transgresión f'era de lo profano, diüdiendo definitivamente estos ámbitos. Lo
condenada. El mal es el pecado. El cristianismo, que asurnió el in- sagrado parael cristianismo "se reduce al Dios del bien, cuyo límite
terdicto para administrar su doctrina, lo radi c,alizó al punto Ce es el de la luz: ya no huy nada en ese terreno que esté mald.ito".sr
volverlo absoluto, io mismo rJue la transgresión. "No hizo, es cier- El erotismo cayó del lado de lo profano y fue sujeto a una con-
to, más que llegar hasta el extrerno de,una tendenciayafuerte. Pero denación radical. La evolución del erotismo está asociada con la
completó lo que no estaba antes de él más que esbozado".48 El cris- impureza y con el mal. En el marco del cristianismo, el erotismo
ti.ano separó radicalmente y prohibió absolutarnente, mediante su dejó de ser sagrado; se convirtió en transgresión conden ada,es de-
ley moral, lc'' que pervirtió o contribuyó a pervertir el sentido ori- cil en pecado. Bataille propone el paso del erotismo alasantidad;
ginario de la prohibición y la transgresión" Con ello, el cristianismo el paso de lo que es maldito a lo que es bend.ito. En el erotismo se
alteró también el sentido de lo sagrado y lo profano. Bataille acu- muestran los tenrores y las audacias, los deseos y las repulsiones.
de al estudio realizado por Roger Cailloisu'para describir la distor- En este dorninio está presente la crueldad y la ternur a,lamuer-
sión a la que fueron sometidas estas experiencias. Estos estudios de te. El erotismo se alimenta de la angustia que reclama.
47
lbid., p. 5ó. s0
Georges Bataille, "El erotismo, sostén de la moral", en In.
feticid.ad, el
48
lbid., p. L67 . erotismo y la literatura, op. cit., p. 329.
ae
Roger Caillois, El hontbre y lo sagrado, México, FCE, 1996. sr Georges
Bataille, El erotismo, op. cit., p. 17l.
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A partir del Romanticismo, la literatura intentó ocupar el sitio a Occidente, revelado por las investigaciones etnográficas, ofre-
cle ia religión, ro para convertirse en otra forma'de religión, sino en cían aBataille el campo adecuado para hacer fructificar slrs ideas"
aproximación mística , a Ia manera ciel Mago. Bataille retoma la Aquello que Occidente considerab abárbaro y salvaje, por ejemplo
idea del misticismo y afirma qlle no se refiere a los sistemas así los .sacrificios aztecas, se converlía en motivo, en términos de ac-
denominados, sino ala "experiencia mística", & los estados rnísti- ción, de perfonlTance, mediante la literatura, de manera muy seme-
cos experirnentados en soledad, que permiten al rebelde sobera- jante ala concepción de Sade"
no conocer una verdad diferente de la verclad de la cien cia. Para El mal era una evidencia irnposible de subsanar; además, para
el autor de L' histoire d.e l'oeil hay una relación decisiva entre la el crítico francés, carecía de la carga negativatradicionalmente ad-
tradición literaria modernaylavida mística. A diferencia de la mís- judicada por la hipócrita burguesía cristiana. El mal, la culpa, soll
tica, en la literatura prevalece un mundo "n-].enos calmo, más sal- constitutivos del ser humano, qlre lo vuelven imposible. Ya no se
.raje, cuya violencia no se reabsorbe en una iluminación lenta y lr:ata del ser como posibilidad, sino como imposibilidad, que es
largamente vivida. Es un mundo más próximo al indecible tormen- paradójicamente la única posibilidad de su realización.
to [. ..f" .t' Es así como se expresa el mal en la literatura y la hace La evidencia del mal y la imposibilidad de escapar de él ha-
culpable. La literatura es culpable, como lr; es Ratailie, corno lo so- cía necesario transformarlo en otra cosa, en algo sagrado y subli-
mos todos, sólo que la culpa tiene ya otro valo4 un valor positivo. me. Bataille intentó eonvertir el mal en algo sagrado rnediante la
Desvelar Ia sujeción que Ia razón ha ejercido sobre la culpabilidad ffansgresión, que es para el crítico la trascendencia con ayuda del
es parte de la experiencia interion Somos culpables y la literatura mal. Para Bataille trascender es apurarla vida envez cle "aprove-
lo erridencia, rro €n sentido negativo, sino como un bien; el maL es charla". La rnoral de la propia conservación desconoce al hombre,
un bien que es preciso reconocer y aceptar. su verdadera soberanía.só Segúrn el crítico, una moral es válida en
En La literatura y eI ma|, Bataille declara que "la literatura es lo l¿r medida en que nos propone ponernos en juego a nosotros mis-
esencial o no es nad.a",t' orientando su propuresta hacia un nove,i.o- rnos. Seguidor de Sade, Poe, Baudelaire y Lautréamont, está conven-
so misticismo fundado en el mal. "El Mal forma aguda del cido de que la utilidad escl aviza. La vida verd.aderamente humana
Mal- que la literatura expresa, posee para -una nosotros, por lo menos está ahí para malgastarla, sacrificarla, ponerla en juego. La gran
así lo pienso yo, el valor soberano".Sa Los componentes de esta verdad se cifra en que el mal es más importante que el bien.
nueva rnística son el erotismo y sus expresiones de saciismo, in- George Bataille abordala pregunta por el mal en un momento
cesto, r'iolencia, y la actitud pen/ersa que previene de cualquier en que el mundo era acometido por los crímenes del nacionalsocia-
conformismo y complacencia, a costa incluso de la propia vida. lismo y el estalinismo, más que por la poesía delos poetas malditos,
Esta mística, este momento que descubre su cumbre expresiva con que también forman parte importante de su reflexión. Testigo de
los gritos, el llanto, la risa exasperada,s5 se revela también como len- las atrocidades cometidas durante la primera mitad del siglo xx,
guaje, por ejemplo, en la poesía, mediante la cual se alcattza "Io motivadas por el podef, concluye que el mal que había considerado
imposible". sagrado se había convertido en algo totalmente distinto; .se había
Sus reflexiones sobre Nietzsche, en otro sentido, su conocirnien- estatalizado. Según Bataille, en contradicción con la evolución del
to de Hegel y el descubrirniento dei otro mundo, un mundo ajeno siglo xD(, "las tendencias históricas actuales parecen dirigidas en
el sentido de la coerción y de la hegemonía del Est ado" .57 Este au-
s2
Georges Bataille, La literaíura y el mel, op. cit., p.31.
5o
53
lbid.,p. 19. ldem.
s7
5a
ldem. Georges Bataille, El Estado y el problema del fascisnto, Valencia, Pre-
is lbid., p. 59. Textos, 1993, p. 3.
108 ANGÉLICA TORNERO
tor distinguirá entre el mal pasion al y el mal egoísta o infame. El Le I¡TTRoDUCCIóN DE LA rDEA DEr MAL
primero no es calculador ni está legitimado por ningún pocler. En EN LA LITERATTIRA DE INÉS ANNEDONDO
cambio, el mal infame sin¡e a un podeq, a una ideologia y se hace Y DE SUS COMPAÑEROS DE GENERACIÓN
útil en ese sentido. El objetivo de este rnal no responde a las pasio-
nes sino a hacer un'servicio al Estado. Hay un mal cuyo interés es
egoísta; con el influjo de este mal se comente;n acciones crimina-
les que se oponen a la motivación pasional. La literatura es el lugar
sagrado de la pasión y el lugar del mal motivado por la pasión.
El vínculo entre el mal y la literatura se encuentra en muchas
obras más del siglo x*,x, no citadas aquí por falta de espacio. He
quei:ido concluir con Georges Bataille porque este escritor influyó
de manera poderosa en el pensamiento de algrrnos escritores de la Trazat una línea causal entre la configuración del mal en ei marqués
generación a Ia que per[eneció Inés Arredondo, y desde luego en de Sade y la literatura del rnal en el siglo XX en Europa , y& no di-
la obra de la autora. Sin duda, el mal ha tomado otra fisonomíaa garnos en México, es un ejercicio racional inútil y simplificador. Es
raíz de las guerras rnundiales, asunto que no puede soslayarse; es obvio que, incluso en el siglo xvlu, el pensamiento de los liberti-
más, estamos obligados a no eludirlo: en términos generales, geno- nos y el de los ilustrados racionalistas se asentó de rnanera diferente
cidios, temorismo y la constante ameraaza de la gueffa nuclear, y en los distintos países europeos. Las ideas de la época no tuvieron
en el nivel inclividi-tal, asesinatos cometidos sin mayor sentido que el la misma resonancia, ni siquiera en Francia, entre la población que
acto mismo de matar, no obstante, el tema excede, con mucho, los recibía educación y aquella que se encontraba en situación de po-
límites de esta investigación. breza y que se convertía en blanco perfecto del desacreditado ca-
tcrlicisrno. Sería irresponsable afirmar que la intencionalidad del
marqués de Sade se relacionaba con consen/a4 en sentido literal e
ideológico, de fortaleceq, rnediante la práctica de excesos y abusos,
las exigencias de una burguesía engreída. Más bien se trataba de lo
contrario, de arriesgal pero tampoco se puede negar que sus ideas
se propagaron, hacia la segunda rnitad del siglo XIX, sobre todo en-
tre escritores que tenían acceso al conocimiento y a los libros, como
fue el caso de Baudelaire, Isidore Ducasse o Verlaine, quienes, en
primera instancia, tuvieron ocasión de seguir el camino de los va-
lores de la burguesía, pero que se inclinaron por la liberación, en-
tendida por ellos en ese momento, como la opción por una vida
miserable, en todos aspectos, alejada de las ataduras morales, hi-
pócritas, de los esplendores y las comodidades de la burggesía.
La
liberación ansiada, posible supuestament e vía la transgresión
de
los valores de Ia razón y de la relig ión y las prácticas
del erotismo,
el sadismo, el incesto, entre otras, ro fr-uctiiicó
de manera alguna,
en la mayor parte de los casos (ni era éste
el planteamiento), entre
[1oe]
110 ANGELICA TORNERO EL MAL E,N LA }.IARRATTVA DE INÉS ARREDONDO 111
l'f,s sectores de la sociedad que continuaron continúlan- sien- A finales del siglo xIX y principios clel xx, la literatura hispano-
-y
do desfavorecidos económica y socialmente. Ni las prácticas slts- americana se debate entre la búrsqtteda de expresiones propias, re-
tentadas en las icleas ilurstradas, ni sus contrarias han resuelto, por tomadas de un regionalismo, €r ocasiones mal entendido, y la
ejemplo, el tema de la injusticia social. propuesta de una literatura que a partir de lo particular exprese el
La paulatina inserción del mal en la literatu ra, ya no con la idea tonomás universal. Para algunos escritores se trataba de recuperar
lo propio, los paisajes y formas de vida, por ejemplo, el costumbris-
-ei diablo-, sino
del mal corno obra de una entidad externa como
acción humana directamente imputable, se observa ya en algunas mo y el realismo, o expresiones y giros locales, como ciertas mani-
obras del siglo xvll. El vínculo entre un asunto y otro, el rnal y la festaciones del indigenismo o expresiones neorrealistas del siglo
literatura, como 1o pla.ntea Georges Batailie, logró poner en evi- XXi para otros, la literatu.ra europea, sobre todo la francesa, seguía
dencia la hipocresía y el absu-rdo de la religión y las prácticas ,le la siendo el paradigma. En los últirnos lustros del siglo xrx surgió un
burgnesía entre algunos grlrpos de intelectuales y artisias. La in- movimiento de reacción contra los excesos del Romanticismo, que
fluencia de estas ideas, obviamente, fue recibida de distinta rnanera se constituyó en hito en la literatura hispánica, el Modernismo his-
por grupos homólogos en los diferentes países. En España, los pos- panoamericano. Este movimiento literario tiene ecos del parnasia-
tulaclos de ia Ilustración no lograron asentarse hasta el año 1830,1 nismo y del simbolismo; en algunas obras predomina la angustia de
no se diga ya las prácticas subversivas llevadas a cabo por Sade y vivir y el estado morboso, rnezcla de duda, desencanto y, en ocasio-
slrs seguidores. El Rornanticismo llegó también tardíamente a Espa- nes, hastío. En este movimiento destaca el juego de las sinestesias
ña y no logró penetrar tota.lmente la literatura. Si España se man- y las metáforas, así como la exploración en el exotismo, con la búrs-
tuvo, en general, a la z,aga en relación con Francia, Ingiaterra o queda de elementos de inspiración en Oriente. Un gn-rpo rninori-
Alemania, en términos de movirnientos liter:arios y culturales, His- tario de modernistas optó por hablar de lo feo y lo enferrno en slrs
panoamérica no seríala excepción. Las independencias de los paí- VCTSOS.
ses, en las prirneras décadas del siglo XIX, marcaron el inicio de la La influencia de los franceses decadentistas, y en general de los
constitución de las identidades nacionales y, con ello, de las pro- "€:scritores malditos", fue definitiva para la configuración de algu-
ducciones literarias más cercanas a io propio. I-os movimientos nas propuestas estéticas hispanoamericanas, no sólo a finales del
culturales de las primeras décadas clel siglo xIX intentaron alen- siglo XrX, sino también, y de manera importante, durante la prime-
tac con su rebeldía,las luchas de indepenciencia. En esta etapa se ra mitad del siglo xx. Parece claro que, por lo menos en México, el
estimula lo tradicional y el espíritu nacionalista; se exalta la belle- pensamiento francés estuvo presente desde el momento mismo de
za del campo y la viCa primitiva. Influidas por las ideas de Rousseau, la independencia nacional. En "La cuitura francesa en México" , Jor-
en algrrnas obras se parte de la idea de que el hombre es bueno por ge Cuesta afirma que la influencia francesa inicia con el nacimien-
naturaleza, pero lo corrompe la sociedad. Hacia la segunda mitad to de ia independencia del país, "desde que manifestó una voluntad
del siglo el talante se modifica y el pesimismo parece abarcar par- libre y consciente de ella misma".2 Según este autor; el predominio
te de la producción literaria. Por un lado, se manifiesta la desilusión de Francia no fue un factor accidental, sino determin¿rnte e insepa-
provocadapor Jos rnovimientos de liberación que no habían resr-rlta- rable del desarrollo de la nación. Tocla nuestra vida cultural, social,
do ser lo que se esperaba, por otro, algunos poetas optan por can- política ,hatenido por rnás de un siglo su alimento en Francia.3 Des-
sc¡bre sí mismo, sobre su propia condición. Lo suyo había sido un Juan García Ponce, quien leyó asiduamente a Pierre Klossows-
esfuerzo denodado por ir más alláde su propia natural eza-huma- inicio de su carrera como escrito{, se expresó sobre este
ki desde el
na, demasiado humand-, por alcanzar la victoria que supone la in-
autor, como Cuesta lo hizo sobre Nietzsche. "seguirlo Gar-
teligencia lúcida, cuya única pasión es sí misma, de ahí que la inteli- -dice
cía Ponce de Klossowski-es recorrer nuevamente el camino en el
gencia sea "soledad en llamas". Y este superhombre es para Cuesta
clue el viaje a la locura termina salvando de la locura".25 Cuesta es-
el poeta que en contra de sí mismo logra configurar la forma pu-
cribió: "Deberíamos preguntarnos si la propia locura en que se con-
ra. La poesía no podía ser la expresión del ser¡timentalismo, sino
sumió surazón no fue también el último rnétodo, la última técnica
del poder proveniente de la inteligencia. La"¡toe.sía como ciencia",
de su espíritu contra Ia naturaleza".26 Aestos escritores mexicanos
la pura y refinada actividad del clemonio,'o sólo podía ser alcan- les sorprende e interesa la rnanera en que Nietzsch" y Klossor.vski
zadapor este superhombre. Baudelaire había sentado ya el prece- trabajaban el tema de los contrarios, los desbastan hasta encontrar
dente: el poerna como pura fascinación y diabolismo. Mallarmé y el absurdo, la sinrazón enmascarada en un pensamiento que lucha
Valéry habían continuado con la obra del dandy y logrado la exac- por elirninar las contradicciones. En la obra de García Ponce, en
ta inteligencia de lo imprevisto, el lúcido rigor del azar.zl El diablo la de Juan Vicente Melo y en los cuentos de Inés Arredondo des-
del lado de la poesía significa, para Cuesta, que la poesía es pa- taca el interés por la investigación de los contrarios, las revelacio-
sión por conoce{, y el método consiste en cuestionar toda afir- nes, la búsqueda de las zonas poco exploradas del ser hurnano, de
mación. "Pues ésta es la acción científica del diablo: convertir a todo la cornplejidad de la existencia y la indagación del absoluto. En Ia
en problemático, hacer de toda cosa un puro objeto intelectLta!".22 obra de estos tres autores se insiste en el tema de la identidad,
Esta posición de Cuesta se trasluce en la obra de Inés Ar-redon- la mirada, la obscenidad, el cuerpo, el erotisrno, la exploración del
do y de sus compañeros de generación. Juan García Ponce se sintió instante, no sólo desde el punto de vista temático, sino también
atraído también por las contradicciones presentes ya en la obra de estilístico, como propuesta de constmcción de personajes, voces, es-
Nietzsche y destacadás por Cuesta. Según García Ponce, el úrnico pacios y tiempos. Alejados de la poética de la literatura nacionalista,
arte puro es el que acepta su impureza y se acerca a la vida para decidieron alcanzal como escribiaLópezVelarde, e1 lo particular
alejarse de ella. La vida requiere esta contradicción, dice este auto{, el tono más universal. Un rasgo destacado en estos escritores fue el
"de tal modo que su vital impureza sólo se encuentra en la pure- empeño en utili zar ala literatura como medio para alcanzarse a sí
za del arte que la acerca a ella" .23 De esta reflexión deduce que mismos. Juan Vicente Melo formula así la voluntad de crear "una
realidad más próxim a a rní, porque presiento que así me será re-
t...] el arte puro es el que verdaderamente está vivo y qr¡-e la verda- velada, a través de lo que escribo, una verdad que me explique a
dera vida es la que imita al arte puro, conseruando el poder de ali-
mí mism o" -27 Para Inés Arredondo la literatura era también esto,
mentar sus contrarios en el seno de sí misma y extrayendo de
un camino, la vía hacia el encuentro consigo misma, mediante la
ellos la forma en que se encuentra su contenido, por lo que su
indagación de las zonas poco exploradas del ser. Sus cuentos no
impureza L-s su pureza,2a
son sólo oclrrrencias temáticas y estilísticas, sino un cornpromiso
20
Jorge Cuesta, 'iEl diablo. . .", en op. cit., p. 425. ¡s Juan García Ponce, "Sobre el pensamiento de Pierre Klossowski", en
2t ldem. Apariciones , op. cit., p. 5ó.
22
ldem. 26
Jorge Cuesta, "Nietzsch. y la psicologfa" , en Ensayos críticos op cit.,
23
Juan García Ponce, "Lo bueno y lo malo", €[ Apariciones (antología ,
p. 142.
de ensayosl, México, FcE, L994, p. 128. 27
Juan Vicente Melo, Autobiografía precoz,México, Empresas Editoria-
2a
ldem. les, 199ó ,p.29.
118 ANGÉLICA TORNERO
za
fuanando Pereira, "Juan García Ponce y la escritura cómplice", en Ar-
mando Pereira (coord.) , La escritura cómplice. Juan García Ponce ante la
crítica, México, Era/uN¿,u, 1999,p. 12.
2e
ldem.
30
Hubefto Batis, op. cit., p. 145.
CoNSIDERACIoNEs TeÓRICAS
u2rl
r22 ANGELICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATIVA DE INES ARREDONDO r23
la propuesta integral del filósofo, con énfasis en la identidad nan'ati- ontológicay con Lrna hermenéutica. Al no satisfacer la fenomenolo-
va de los personajes y la refiguración del lector de estas identidades gía de la voluntacl la búsqueda cle Ricoelr4 éste acudió a la elabora-
a partir de los símbolos y metáforas ciel rnal. ción de la ontología de la voluntad finita, irnplícita en la dialéctica
En este apartado expongo brevemente, €r primer lugaq, las ideas del actuar y el padecer. Pero su pesquisa no terminó ahí. El filóso-
principales qlre estructuran la propuesta dei filósofo, a partir de la io tuvo una inquietud adicional: intentar franquear la distancia qLle
teoría de la metáfora y la de las narraciones. En un segundo rno- separaba la reflexión de la voluntad neutra en cuanto al mal y la vo-
mentrr abordo ia discusión en que se ha visto r:nvueltalanoción de luntad históricamente mala. E.sto lo llevó a tomar una importante
sujeto para ubicar el concepto central ricoetirierno que articula mi decisión de orden metodológico qlre afectaba el estatuto epistemo-
trabajo, la identidad narrativa. lógico de la meditación sobre la voluntad mala. La decisión tenía
En la década de 1950, Par-rl Ricoeur se propuso la arnbiciosa ta- que ver con introrducir en la refiexión un largo desr.ío por los símbo-
rea cle desarrollar Llna filosofia de la voluntad en tres partes, de las los y los mitos. Se constitllye, así, el primer momento hermenéu-
cuales sóIo consiguió terrninar dos, Lo voluntario y lo involuntario tico importante d.e la propuesta ricoeuriana, que marcaráel rumbo
y Fhtitt td y culpabilidad.z En estas obras, considera que el lenguaje de str pensamiento. En esta etapa,la hermenéutica de Ricoeur esta-
humano está constituiclo por Llna estrrcture de sentido que deno- ba concebida como un desciframiento de símbolos, entendidos co-
mina "símbo[o", y que la tarea de la interpretación es la de descifrar mo e)ipresiones de doble sentido: el sentido literal, usual, corriente,
y am-plificar el sentido del símbolo. que guía el develamiento del segundo sentido, al que efectivamente
El punto de partida de esta refl.exión de Ricoeur fue la fenomeno- apunta el símbolo a través del primero.s
logía de Edmund Husserl. No obstante, como otros fenomenólogos, El cuestionamiento al supuesto de Husserl y de Descarles en re-
pronto se sepai'ó de la tendencia "idealista" que atraves aba la pro- lación con la transparencia del cogito que se encuentra en estas
puesta del filósofo alemán.3 Esto no quiere decir que Ricoeur haya c¡bras será retomado en los desarrollos ulteriores. "El sujeto no se
abandonado la fenomenología, al contrario, se dio ala tarea de pro- conoce a sí mismo directamente Ricoeur-, sino sólo a tra-
fundizarla, enriquecerlaa y complementarla con una perspectiv'a -dice
vés de los signos depositados en su memoria y su imaginario por
las grandes culturas".6 Ya aquí se discutía la cornprensión del sí,
2
En esta obra Ricoeur realiza una hermenéutica del mal a partir de los como se verá más adelante; al aceptar la mediación de los símbolos
símbolos y mitos de la tradición ala que perteneció. Su investigaciórr es se incorporaba en la reflexión una franja de historia de la cultura.T
fuudarnental para comprender la idea del mal desde la perspectiva simbóli-
Parte de estas meditaciones iniciales sobre el símbolo se intersec-
ca; no obstante, para elaborar la primera parte de esta investigación reto-
mé sólo algunos elementos de su trabajo, yE que al ser una hermenéutica tarán tiempo despuésS con una teoría del discurso como texto es-
y no una historia, me ofrecía un cúmulo enorme de interpretaciones y de- pecíficamente metafórico y narrativo.
rivaciones irnposible de sintetizar. Mi intención en la primera parte del es-
tudio, como lc', dije en la introducción, fue realizar una breve exposición s Paul Ricoeu4 Autobiografía intelectual, Buenos Aires, Nueva Visión,
histórica sobre el mal. 1997, p. 33.
3
Ricoeu4 como la mayoría de los filósofos de la época, no sólo estudió 6
lbid., p. 32.
a Husserl, sino que se adhirió alafenomenología. Thmbién, como muchos 7
lbid., p. 34.
otros, se cuidó desde un inicio de mantener un estilo singular, alejándose E
En Teoría de Ia üüetpretación, Ricoeur retoma parte de las investiga-
de la tendencia ontológico-esencial de la fenomenologla. El filósofo francés ciones realizadas en esta obra y las vincula con las investigaciones sobre
contribuyó poderosamente a separar el pensamiento husserliano de lo que la metáfora. En el ensayo titula do "La metáfora y el símbólo" recure al
desde temprana fecha se consideró su inclinación idealista. César Moreno, tema de la capacidad del mensaje para transr¡iitir más de un sentido. Se
Fenomenología y fiIosofía existencial!, II, Madrid, Síntesis, s/f., p. 168. preocupa por indagar cómo dos sentido pueden ser posibles par una mis-
a ma expresión, y amplía la teoría de la tensión metafórica al introducir al
ldem.
r24 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATIVA DE INÉS ARREDONDO r25
Este giro paulatino hacia la teoría del discurso como texto tiene La profunda inmersión en el estructuralismo condujo al filóso-
su origen en los cuestionamientos que Ricoeur introduce en sus me-
fo aconcluir que el símbolo no era suficiente parala comprensión
ditacione.s, araíz de las discusiones suscitadas en los años sesenta plena de las significaciones y el sentido. Los símbolos no podían ser
en contra cle las filosofías del sujeto. Desde diferentes palestras, fi- considerados en sí mismos, porque la polisemia de las expresiones
lósofos, teóricos literarios y antropólogos se oponían al humanisrno simbólicas no se realizaba, alainterpretación del lector, como am-
pretendido de las filosofías reflexivas, con una innovación que hun- plificación, sino como resonancia en un texto entero y un contexto
de sus raíces en la "revolución saussureana". El filósofo francés apropíado. El marco de análisis tenía que ser más amplio. Se inte-
se dio de inmediato a lar tarea de revisar su rrorrcepción del sujeto resó, así, por la investigación de las metáforas y los relatos literarios
pensante, actuante y sintiente, con la finalidad de incorporar a la e históricos. Las investigaciones sobre la metáfora le permitieron
reflexión una fase del análisis estmctural.e Fue precisamente este un primer acercamiento a esta amplificación que se hacía necesa-
interés por la discusión suscitada en torno a las propuestas saussu- ria a su hermenéutica; le permitieron indagar cómo dos sentidos
reana y estmcturalista, en general, 1o que lo condujo a Ia reflexión verbales pueden ser posibles para una misma expresión.
sobre el cliscurso. Con sus investigaciones sobre la voluntad mala En I-a metáfora viva Ricoeur realiza un detallado trabajo que lo
había logrado .situarse en lavíadel rechazc a !a idea de la concien- conduce a destacat la innovación semántica y la plurivocidad en
cia de sí inmediata y directa, y propuso la necesidad del desvío por la metáfbra. Varios son los pasos que el filósofo sigue en su reflexión.
los signos desplegados por las obras de la cultura. En primer término, rechaza ]as teorías metafóricas de la denomi-
Según Ricoeur, el lenguaje no puede reducirse a un objeto o a nación; la metáfora, dice Ricoeur, es resultado de la tensión entre
su método y su teoría, lo cual, a la vista de algunos filósofos, es lo dos términos de una enunciación metafórica. Se trata de una ten-
que ha sucedido con el paradigma de las ciencias en general y con- sión significante que se manifiesta como inconsistencia si se inter-
cretamente con la semi 6tica. Para el hablante el lenguaje no es un preta literalmente. A esta inconsistencia se le llama impertinencia
objeto sino una mediación; es aquello a través de lo eue, o media¡te semántica y sólo puede ser descubierta mediante la interpretación.
lo cual, nos expresamos y expresamos cosas. Hablar es un acto por Urra metáfora no existe en sí misma, sino sólo en una y por una
el cual el que habla va más alláde un mundo de signos ceffado, co- interpretación. Rechaza asimismo el postulado de la semeja nza de
mo pretende el estrrrcturalismo. Desde la perspectiva de Ricoeu4 en la teoría clásica. La metáfora no consiste en revestir una idea con
el acto del habla el lenguaje desaparece como objeto. Al liacer esta una imagen, sino en reducir la conmoción engendrada por dos
observación se debe pasar a'un plano distinto de la semiótica que ideas incompatibles. Es en esta reducción en la que 1a sernej artza
será el de la semántica, para después pasar al plano de la herme- cumple un papel. En este sentido, la metáfarano consiste en unir
néutica. dos ideas semejantes, sino, al contrario, en unir dos cosas diferen-
tes. El trabajo de la semejaÍazaconsiste en reducir el choque gene-
rado por la diferencia entre dos cosas o ideas, de modo que
surja
símbolo. Paul Ricoeu4 Tboría de la interpretación. Discurso y excedente una nueva relación de sentido y veamos como semejantes cosas que
de
sentído , México, Univ.ersidad Iberoam encana/Siglo xxr, 1999. antes no relacionábarnos. Además, según Ricoeu$
una metáfora no
e
Paul Ricoeur; Atttobiografíaintelectual, op. eit.,p.36. Algunos estudio- es una simple sustitución de una palabra por otra.
sos actuales de la obra de Ricoeur consideran que este
Dentro de la
filósofo no se alejó de tensión emerge un nuevo significado que abarca todo el
las "filosofías del sujeto" y quizá tengan razón. Al parecel su objetivo no enunciado.
fue éste, sino girar la perspectiva y ofrecer un enfoque diferente. En el si- En este sentido, una rnetáfora es una creación lingüística,
una in-
guiente apartaclo se expone más ampliamente la problemática de la idea novación semántica: "metáfora viva". Por otro lado,
según Ricoeur
de sujeto y la propuesta de Ricoeur en este sentido. la metáfora se refiere al mundo. Este punto
nos ubica en el umbral
126 ANGÉLICA TOzu{ERO EL MAL EN LA NARRATTVA DE INES ARREDONDO 127
de la dimensión hermenéutica. El pocler dei enunciado pararedes- mológicas se invalidan entre sí. De este rnodo, confronta a Aristó-
cribir la realidad marca la transición de la semántica a Ia herme- teles con San Agustín, a Kant con Husserl y el concepto de tiempo
néutica y encuentra su justificación fundamental en el poder que de Heidegger con la concepción vulgar del tiempo, no en un inten-
todo discurso tiene cle relacionarse con una realidari exterior al to por llegar a Ltna síntesis superiol sino de interse ctar de modo
lenguaje. dtalógicol1 los pensamientos de los autores
Estas ideas confluyen en la que Ricoeur llamó la. "teoría de la Una de las conclusiones fundamentales de Tiempo y nayración
referencia metafórica". Con esta expresión, el aútor se r-efiere al po- es que la trama narrativa hace comprensíble al sujeto como un "sí
der que tiene el enuncia,Jo metafórico Ce redescribir una realidad mismo como otro",tt q,r" unifica la heterogeneidad. Tanto la histo-
inaccesible aladescnpción directa. Al explic¿rr Lametáfora en estos ria como el relato de ficción obedecen a una sola operación confi-
térrninos, el filósofo está ya en el plano ontológico: la metáfora gurante qlre dota a ambas de inteligibilidad: la trama. La trama
es reveladora de un "ser-corno". confiere unidad e inteligibilidad por medio de la "síntesis de lo hete-
La plurivocidad lingriística no se presenta más como problema, rogéneo". Nada puede considerarse conro acontecimiento si no es
porque ha5' un corrtexto qlre ciera. Las unidades de significado ex- susceptible de ser integrado en una trama, es deciq en una historia.
traídas por el análisis estructural no significair n¡rda; scn sólo po- Ricoeur entró al tratamiento temático de la temporalidad vía el
sibiolidades combinatorias . La hermenéutica de los sírnbolos y de relato, haciendo una distinción importante en reiación con el esti-uc-
la nret áfara manifiesta la plurivocidaci del ser. Éste es Llno Ce los turalisma: ya no se hablaría d.e forma o estnrctura narrativa, sinc
asuntos centrales de la herrnenéutica de RicoeLlr: la plurivocidad de función narrativa. Esta función narrativa se orienta a la idea de
no consiste sólo en un cor]lponente estiirctural, sino en una amplia que narrar es un acto de habla que apunta ftiera de sí mismo, ha-
discusión sobre el ser del discurso y ei discurso del ser. cia una revisión del campo práctico de su receptor. En este sentido,
Ricoeur consideró La n'rctdfora viva y Tíewryo y n&rrnciórt como la idea del devenir-texto del discurso, que fascinó a Ricoeur en in-
obras gemelas vinculadas por dos asuntos: la innovación sernánti- vr:stigaciones anteriores, es aquí complernentada con el interés de
ca y la plurivc'cidacl. En ambos casos, éstas sólo se producen en el ir del texto a la acción . La teoría del texto suscitó el movimiento
plano del discLrrso; es decir, en los actos de lenguaje que tienen una hacia una filosofía de la acción. La relación intersubjetiva inhe-
dimensión igual o superior a la oración.lo La innovación senrántica rente al discurso reorientó el análisis ricoeuriano hacia el mundo
que se produce ai considerar ala metáfora como discurso sucede práctico del lector que el texto redescribe o refigura. En el relato,
como nlleva pertinencia sobre la base de la atribución impertinen- lo que se narra son las acciones humanas, realizadas con otros, con
te, si se toma el sentido ]iteral. En el caso de las narraciones, la inno- ciertas rnotivaciones y fines. En ese sentido, el relato es un proce-
vación consiste en la innovación de una trarrra, que es Lrna obra de dimiento de redescripción, €n el cual la ftinción heurística pro-
síntesis de lo heterogéneo:'la trama es una nueva congruencia en cede de la estructura narrativa y donde la redescripción tiene como
I
*
128 ANGÉLICA TORNERO
EL MAL EN LA NARRATN/A DE INÉS ARREDONDO 129
en el que podemos proyectar nuestras propias posibilidades (mhne- OnSERvRCIoNES SOBRE LA IDEA DE SUJETO
sis III). En este sentido, interpretar
explicitar el tipo de ser-en-el-
es
mundo desplegado delante del texto. Lo dado a interpretar en uo ElÉrrnino sujeto, en su acepción filosófica asociada con la autoafir-
texto es una proposición de mundo, de un mundo habitable para maciónegocéntrica, ha sido motivo de numerosos debates, que van
proyectar allí uno de mis posibles más propios. "Es lo que llamo el de la proclamación de su muerte a la necesidad de reconsiderar-
mundo del texto, el mundo propio de este texto único".zr lo de modo distinto, como es el caso de las aproximaciones herme-
El rnundo dei texto constituye un nuevo tipo de distanciamiento: néuticas. La crítica se ha centrado en el sujeto cartesiano que se
de lo real consigo misrno. Los discursos literarios tienen referen- funda en oposición a la categoría de objeto y que se proclama su-
te, pero está en mptura con el del lenguaje cotidiano. Las obras se perior a éste. El origen de la crítica ha sido ubicado por algunos es-
dirigen al set no ya bajo Ia rnocialidad del ser-dado, sino del pocler- tudiosos en el pensamiento de Nietszche, quien con la muerte de
ser. Dios declaró también la muerte del yo.23 El autor de El crepúsculo
El hori zonte final de la hermenéutica de Ricoeur es la dialéctica delos ídolos pretendió demoler el edificio de la metafísica occiden-
de la comprensión y la explicación, enmareada en una hermenéu- tal que para él es tan sólo una máscara que oculta ia ausencia del
tica con inclinación ontológica. Para Ricoeur,la apropiación no es fundamento. El sujeto desaparece porque es un invento metafísico
entendida como consustanciación con el autoÍ, sino corno compren- y religioso, burgués y cristiano; este sujeto, baluarte de la certeza
sión por la distancia. Además, la apropiación está dialécticamente en Descartes y depósito del irnperativo categórico en Kant, es desen-
ligada ala objetivación característica de la obra; pasa por todas las rnascarado: ya no es un hecho sino una interpretación, porque ya
objetivaciones estructurales del texto. Esto significa que la corn- no hay hechos sino sólo interpretaciones. Para Nietzsche, el sujeto
prensión de sí mismo supone transitar por estas objetividades es- es un invento de la gramática; el yo es una ficción.2a
tructurales y no conocimiento por intuición inmediata. Además, Heidegger y Foucault, entre otros pensadores, continúan la vía
la apropiación supone que me apropio del mundo de la obra, de lo de reflexión iniciada por Nietzsche. Para Heidegger, el ser no puede
que está delante del texto, corno lo que la obra desarrolla y no de- pensarse como sujeto porque esto haría de él una cosa simplemen-
trás de éste, como intención oculta. A partir de esto, comprender te presente. Es, por el contrario, Dasein, ser-ahí; es ser como pro-
es comprenderse ante el texto; exponerse al texto y recibir de él un yecto. El Dasein no es algo cerrado de lo que se deba saiir para ir al
yo más vasto. En este sentidr¡, ro se puede seguir hablando de que rnundo, éste es ya siempre relación con el mundo, antes de toda arti-
el sujeto está en posesión de la clave de la constitución del conoci- ficiosa relación entre sujeto y objeto.2s Por su parte, Michel Fou-
miento, sino que el yo es constituido por el mundo de la obra.z2 Es cault observó que no existe un sujeto ftindante como el propuesto
deci¡, el yo se constituye corno identidad narrativa. por Descartes. Las tecnologías del poder actúan sobre los individuos
desde el exterior sometiéndolos a una subjetivación coactiva y diri-
En el epílogo de Tíempo y nalración, Ricoeur anuncia lo que será
su reflexión sobre la identidad narativa en Sí misma coftto otro. "1...] el desenmascaramiento de la superficialidad del sujeto irá siem-
Para exponer esta parte y, me parece, lograr una mejor comprensión
"
pre de la rnano del desenmascaramiento de la noción de verdad y de la
del pensamiento de Ricoeur, haré un breve recorrido por los prin- disolución más amplia del ser como fundamento; tan es así que la expresión
cipales debates contemporáneos de la idea de suieto. cumplida de la crisis de la subjetividad en Nietzsche está en el anuncio de
la'muerte de Dios'[...]'. Gianni Vattimo, Efica de la interpretación, Bar-
celona, Paidós, 1991, pp. 122-123.
2a
F. Nietszche, El crepúsculo de los ídolos , Mévico/Madrid, Alianza ,20A6,
2t ldem. pp.54-55.
2s
2?
Ibid., p. 109. Cfr. Martin Heidegger, Ser y tiempo, México, FcE, 1951.
1.32 ANGE,LICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATIVA DE INÉS ARREDONDO 133
so directo y discurso indirecto. El prirnero, através de la expresión vinculó con las dimensiones éticas del sujeto susceptible de irn-
de las formas,directas de habla de los personajes, como el diálogo, putacíón. La hermenéutica del sí mismo se aleja de las filosofías
el monólogo interior en su modaliclad de flujo de conciencia. El se- del sujeto,yaque no parte de la idea de yo pienso; el sí se deja atra-
gundo, a través de la narración que se interpone entre los personajes. vesar por todos los textos de la cultura, con lo que configura su
Se constata de este modo un sujeto nanrativo textual, que puede identidad.
pensarse a partir de las marcas múltiples, especialmente de las for- Para desarrollar su propuesta Ricoeur acudió a la noción de
mas de narración. Las marcas están dadas no sólo por las voces, identidad narrativa. Esta noción se refiere aun sujeto en el mundo,
la polifoníay la multiplicidad, en los casos del discurso indirecto li- con una identidad constituida narrativamente. El filósofo francés
bre, sino también por la temporalidad. En el relato literario podemos afrrma, con Nietzsche, Foucault y otros autores en esta misma línea,
identificar a alguien que habla, sin que esto signifique, no obstan- que ese sujeto cartesiano, del que se habló al inicio, e.s, en efecto, una
te, que podemos caracterizar unívocamente esa voz. El empleo del ilusión sustancialista. No obstante, considera que existe la posibi-
estilo indirecto libre en la literatura moderna y en la así ll¿rmada lidad de hablar de la subjetividad a partir de la ternporalidad, espe-
posmoderna ha puesto en tela de juicio la posibilidad de preguntar cíficamente de la constitución de la identidad narativa. Para el
quién habla, en el sentido de determinar una identiclad unívoca- filósofo francés el sí del conocimiento de sí no es el yo egoísta y nar-
mente. La polifonía se convirtió en estrategia literaria fundamen- ci.sista, sino el fruto de una vida examinada gracias a los efectos
tal, comc¡ lo había vislurnbrado ya Bajtín; las voces namativas se catánicos de los relatos tanto históricos como de ficción transmiti-
estnrcturan dialógicamente y el lector se enfrenta con textos com- dos por nuestra cultura.3o La respuesta a la pregunta por el sujeto
plejos, más cercanos a la realidad discursiva de los humanos. se resuelve, en la propuesta de este autol como una categoría de la
Estas perspectivas abrieron otros caminos a la reflexión sobre práctica: ¿quién ha hecho esta acción? Larespuesta, en este senti-
el sujeto en el ámbito de la filosofía. Tal es el caso de Paul Ricoeu4, do, sólo puede ser narrativa.3r
quien retomó nociones de la lingüística estmctural y de los estudios Paul Ricoeur realizó un trabajo fundamental en torno de la iden-
literarios para constmir su propuesta de la identidad namativa. tidad narativa en Sí tnismo como otro.3z Esta obra está orientada
La aproximación de la nar^ratología es preferentemente textual; a fcrrmular una ética a partir del análisis de las diferentes teorías de
es decir, el énfa.sis está puesto en el análisis de vóces del relato, sin la acción y del tiempo namativo. En este libro ya antes en Tíem-
-y
poy narcación-Ricoeur se propuso mostrar que el tiempo humano
r'ínculo con los procesos de recepción. Es aquí donde las propues-
tas de la hermenéutica y de la teoría de la recepción cobran irn- se describe y se cornprende como tiempo narativo. A la pregunta
portancia, como compleraento de las meditaciones sobre el sujeto por el sujeto de la acción, Ricoeur propone la respuesta en términos
nanrativo. A la acción, ya abordada por Aristóteles e incluida por de un alguien que hace acciones en el tiernpo y cuya identidad na-
la narratología, había que introducirle explícitamente la temática rativa se constituye a partir de la naración de la historia de esas
del tiempo para lograr una noción más compleja que definiera al acciones llevadas a cabo en el tiempo. El agente aprehende la to-
sujeto no sólo por medio de la acción en cuanto mltthqs, sino tarn- talidad de sus acciones como suyas (no desarticuladas) en la sin-
bién en cuanto tiempo humano. Como ya se dijo, esto es lo que se gularidad de una unidad temporal que es su vida, pero no se trata
propuso hacer Ricoeur en Tíempo y nflrración. ya de la identidad estable, sustancialista; se incluye el cambio en
El filósofo francés describió la idea de la identidad narrativa
en el marco de la hermenéutica de! sí, con el objetivo de desarro- 30
Paul Ricoeu¡, Tiempo y naffación, 1U..., eF. cit., p.998.
3t
llar un planteamientr¡ ético. En esta propuesta conjuntó los niveles lbid., p. 997.
32
precedentes de su descripción: discurso, acción y narración, y los Cfr. Paul Ricoeur, Sí mismo como otro, op. cit.
r36 Ai{GÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATIVA DE INÉS ARREDOÑPO 137
:
tretno, el personaje no está al servicio de la trarna, como lo propone
t
I
Aristóteles, sino al revés, la trama está al senricio del personaje. Es
1
33
lbid., p. 140. ¡
t1
34
lbid.,p. 141. t
3s
I 36
lbid., p. 147.
ldem. 37
ldem.
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138 ANGÉLICA TORNERO
EL MAL EN LA NARRATTVA DE INÉS ARREDONDO 139
ran el espacio intermedio de las variaciones, en las propuesto Ricoeur. El mismo autor ha obsen¡ado las dificultades
eu€, a travé.s de que introducen otro tipo de obras, como la nouveau ronxan o la
las modificaciones del personaje, la identificación del mismo decre-
ce sin desaparecer. naftativa alaque me referí arribv, úhablar de identidad narativa.ao
No es el caso de la literatura de Arredondo, que si bien es escritu-
El lector, al refigurar el texto literario, comprende mejor su pro-
pio sí, porque la literatura le hace evidente la complejidad ra de la transgresión, no se configura como estética del fragmento
d.e sus
propias relaciones de constitución de su identi,lad. En el texto o de la rrrptura evidente. En este breve apartado pretendo argu-
Ii- mentar por qué considero que es posible hablar de identidad na-
terario, el personaje (sujeto de la acción) narra su propia vida (o
rrativa en la obra de Anedondo.
es narrada), lo que permite al lector comprend.er esta complejidacl.
Antes de inicia4 es preciso distingrrir dos dimensiones: una co-
Asimismo, el lector accede al sentido de la acción sólo a través de la
rTesponde a la organización de la trama., en términos de concor-
Iectura de su historia. Es deciq, la comprensión del yo de sí mismo
dancia discordante, y otra a los significados que del problema del
no sucede de manera inmediata, automática, sin mediaciones. Al
mal se esbozart en cada uno de los cuentos. En este último senti-
contrario, esta comprensión ocurre al leer mi historia. En el mismo
do, es obvio que la obra de Airedondo se vincula con las tradiciones
acto que me comprendo a través de la narración me constituyo
romántica y posromántica o modenla, en lo que se refiere a la nos-
el sujeto se constituye. Al hacerlo, incorporo la diversidad de los'
tal$apor el absoluto, que conduce por distintos medios, como se ha
momentos de los que se coniorma mi vida, los tramo o entretejo a 'visto ya en la primera parte de este estudio , a la eliminación de
la manera de una intriga y en el marco de una temporalidacl. Esto
los opuestos y/o las dicotomías para atemp eÍar el sentimiento
supone que la comprensión del sí mismo no es una y definitiva;
de "ser escindido", experimentado por el sujeto "poscristiano". Es-
no se ttata de síntesis o conclusión, sino de una constmcción que
to se abordará de manera detallada en los siguientes apartados.
se confonna de episodios, de acciones discretas, pero que al ser na-
Desde el punto de vista de la organi zación de la trama, los cuen-
rcacJa, en el marco de un principio y un final, cobra sentitlo.
tos de Aredondo permiten al lectc¡r comprender la constitución de
la identidad de los personajes, ya que éstos se narran o son narra-
L,E. coNSTITUCTÓN DE LA IDENTIDAD NARRATTVA dos; es decir, en su configuración están incluidos los sentidos de
EN Los cuENTos DE AnnrooNDo: ApRoxrMACróN TEóRrcA principio y final. Juan García Ponce observó que Inés Arredondo
"es en todo momento una escritora realista en el mejor sentido de la
A diferencia de otras obras de la literatura hispanoamericana del palabra, eüe no pretende renunciar aninguno de los recursos a su
siglo )L\, por ejemplo las caracterizadas manera equívoca des- disposición para aprehender la realidad [...]".0t Esta característica
de mi perspectiva- en el marco del llamado -cle central de la obra de Amedondo permite pensar en la viabilidad de
realismo mágico o la
fantasí?, o en aquellas en las que prevalecen los juegos con el len-
guaje, el tiempo, el espacio e incluso la desaparición cle la identidad,
3e
Cfx Graciela Martínez Zalce, Una poética de Io subterníneo: Ia narra-
en la nanativa de Inés Arredondo, cuya poética no está centrada en
tiva de Inés Anedondo, México, Conaculta, 1rt6.
40
38
Cfr. Paul Ricoeuf,, Sí mismo como otro, op. cit.
lbid., p. 148. ar
Juan Garcfa Ponce, Trazos, México, UNAM, t974, pp.27-28.
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1,40 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATTVA DE lNÉS ARREDONDO t41
h¿rblar de identidad narrativa de los personajes de sus cuentos. Para como coitos constantes y asesinatos. Los personajes de los
actos,
argumentar sus ideas, Ricoeur acudió principalmente a. este tipo cuentos de Arredondo constituyen su identidad en la relación que
de literatura.
establecen a partir de ios diálogos, de las impresiones psicológicas
La constitución de la identidad de los personajes, a partir de di-
experimentadas, todo ello en el marco de las acciones.
ferentes expresiones del rnal, erotismo, pasión, incesto, dominación, Los cambios de perspectiva, que producen hiatos, provocan que
autodestrucción, acontece en los cuentos de An'edondo a partir de el lector se cuestione sobre lo que sucede y por lo tanto sobre el
la introducción de Ltn acontecimiento que moCifica la situación, la carácter de los personajes que realizan las acciones, en el sentido
coirduce a su tensión máxima, para lograr la inr¡ersión cle la iden- de preguntarse quiénes son, cómo puedo cornprenderlos. Estos
tidad del personaje. Obviamente estos personajes no tienen una cuestionamientos son provocados en el lector mediante la genera-
iclentidad rnim ética; en ellos se despliega la clialéctica de concor- ción, en el texto, de espacios vacíos en forma cle negaciones pri-
dancia discordante, que condu.ce, ? su vez, a la identidad. idem e marias y, ,Jesde luego, como negatividad,a3 Es decir, al enfr entarse
ipse. En el procedimiento descrito, que cruzala mayor parte cle los a los cambios de identidad de los personajes, el lector se topa con
relatos, la relación entre los personajes provoca paulatirramente Ia un juego de afirmaciones y negaciones del que él mismo forrna
modificación evidente de alguno de ellos, €r la rna3roría de los cuen- parte a medida qtre avanzaen la lectura y se involucra en los avata-
tos, o de varios, sólo en algunas ocasiones (como en "Las maripo- res de estos personajes. Este juego crea inestabilidad semántica de
li:
sas nocturnas"). dos maneras: a partir de lo no dicho por el texto, lo callado, y de lo
.:
Otra característica señalada por Ficoeur, en los textos en los que negado, lo no idéntico. Ante las negaciones el lector debe concre-
se puede hablar de identidad narrativa, e.s que los personajes están tizar para comprender; la estrategia de con cretización consiste
subordinados ala trama. Es decid, es la tramalaque configura la precisamente en recurrir a lo que es negado. At inicio los persona-
identidad namativa en la concordancia discordante. Al respecto jes forman parte de un contexto claramente establecido e
incluso
García Ponce escribió: convencional; al entrar en contacto con otros personajes, se alejan
de sus entornos conocidos, con situaciones inesperadas, contingen-
[Arredondo] ve de una maner a natural, como artista en cada
tes, hasta volverse ajenos a sí mismos, precisamente en el sentido
acción no un puro aconteceq, sinc trn senticio secreto que se en-
de perder su. identidad, para reencontrarla de "otro modo,,.
cuentra en la misma esencia de los personajes y sucesos que, por
eso, puede revelárnoslo. Son ellos los que nos conclucen al tema; No sucede, en esta narrativa, que los personajes sean simples
pero el tema está en ellos cuando el artista los enfrenta con el panfletos ideológicos, resultado de discursos institucionalizado-s. Si
poder desentrañador de su mirada.az bien el punto de partida, €n ocasiones, es éste, la propuesta es pre-
cisamente ir deconstruyendo esta subjetividad institucionali zada
La temática del mal, en sus diferentes expresiones, entendidas y reconstmyendo otra, que en algunos casos resulta negativa, es
en términos generales, como se ha dicho ya, como transgresión, decir como negación de la libertad y la voluntad, y en otros posi-
desestructura la identidad idem de los personajes y deja al descu-
bierto la identidad ipse, pero la forma de narrar impide al lector La respuesta estética, según W<rlfgang Ise4, proviene de la cualidad
- -a3
extraviarse "en el tiempo" como lo hanía frente a una obra del texto literario de constituirse como lo otro del munclo del lector. para
gamos algunas propuestas del marqués de Sade- en la que no -di-
ocu-
este autor; la negatividad es el doble del texto literario; se
cgnstituye como
la condición de posibilidacl de la comprensión y la cornunicación,
r:re nada más que el
horror en sí mismo, mediante la repetición de no en
términos de presencia, ni en el discurso, sinc .jomo ausencia, como
dife-
rencia, que hace posible que ellector comprenda e interprete.
42 Cfr, Wolfgang
lbid., p. 25. La cursiva es del original. Ise4, E/ acta de leer, Madrid, Alfagu ara, tbgZ, pp.34t-iql.
1,42 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARITATIVA DE INES ARREDONDO 143
tiva, porque el personaje alcanza su liberación, paradójicamente, Los textos del segundo libro, Río subtercáneo, son crípticos, sub-
casi siempre al revocar los valores convencionales. No en todos los rcrráneos como el río descrito; fluyen en dimensiones soterradás,
cuentos se obsen¡a el mismo procedimiento; no obstante, es posible desconocidas: se trata de experiencias de delirio y locura, d.e muer-
advertir un principio organizador de la constitución de la subjeti- te. Aqui,la subjetividad se constituye mediante la exploración de
vidad que tiene que ver con incursionar en la existen cia y expre- lo otro como locura y experiencias extremas que conducen a la
sarla en su ambigüedad. muerte literal o figuradamente. En estos cuentos, el yo se constitu-
Las peculiaridades de esta cuentística hacen difícil restringir la ye con el otro de manera semejante a como se realiza en los cuen-
búsqueda al hallazgo de lo femenino, de los atributos de una escri- tos del libro anterior,
tura femenina, entendida como conjunto de rasgos internos de las En Los espejos, la constitución de la subjetividad cambia ligera-
obras, independientes del sujeto empírico.aa Es decil no se puede mente. Aquí son los complejos juegos de reflejos, de luces y sombras,
identificar un sujeto femenino, en tanto discurso institucionalizado. la perspectiva, situación e interacción, lo que determina a los suje-
La función de los personajes femeninos/mascttlinos de estos cuen- tos. A diferencia de los cuentos de los dos primeros libros, en que
tos es resaltar lo que sucede en la conciencia propia en el mornento prevalece la propuesta narrativa de descubrir lo soterrado con
en que el otro ha entrado en ella para interro garla sobre sí misma, asombro y sorpresa, de exponer la transgresión, en los cuentos de
teniendo como telón de fondo los valores tradicionales. La estrate- I-os espejos el bien y el mal son resultado de las relaciones humanas
gia consiste en insertar en los personajes "mundos otros", mundos cotidianas. No provienen de la transgresión voluntaria de conduc-
ajenos, descontextualizindc¡los, distanciándolos de sí mismos al tas morales o de normas sociales, sino de las situaciones en las que
ubicarlos en situaciones nuevas: en ámbir:os a veces sórdidos, otras los personajes se ven enrnreltos, así como las emociones que condu-
veces místicos o sobrenaturales, algunas más enmarcaclos por el cen al renco4 al odio, a la discriminación, a la indiferencia. En
delirio, para apropiarse de un discurso diferente. Corno ya se dijo, estos cuentos los espejos aluden a los reflejos del otro en mí. Así,
se trata de contigurar la identidad de los personajes "en relación por ejemplo, el mal o el pecado no son externos, provocados por el
con el otro". otro en mí, como si incidiera desde afuera, sino por la constante
El primer anclaje her:rnenéutico relacionado con la respuest¿r a disociación qlre la existencia del otro provoca en mí, es decil por
la pregunta, quién es el otro, se encuentra ya resuelto, me parece, mi misma desproporción. El poema "El espejo y su sombra", de
en los títulos de los li.bros: I-a señal, Río subtercáneo y Los espeios. En Enrique de Rivas, incluido al inicio del libro, nos da la pauta para
los cuentos del primer libro, la subjetividad se constituye a partir .la interpretación:
del otro ,ylarelación yo-otro se concibe como vinculación externa;
el otro es otro que está allá afuera de mí y que desde ahí, desde su Esta sombra que me invadel de su espejo viene al mío./ Yo que
posición, me vulnera. Es decir; el otro está afuera del yo y desde ahí sé lo que ella sabe/ sé que en mi espejo no cab el y he llenado su
incide en la mr-.dificación de sus actos y conductas, así como de su vacío.lEntrándome yo en su espei ol y ella entrándose en el mío,/
visión del mundo. Como se verá, esta perspectiva se modifica en los soy sombra de su reflej ol y ella es el cuerpo del mío.as
cuentos del último libro. El otro es además un constitutivo de confi-
guraciones institucionalizadas a partir del discurso religioso fun- La inserción del otro en el yo no sucede como relación entre yo
damentalmente. otro externo, ubicado en un sitio distinto del mío . La otredad
y el
consiste en la alienación del yo en relación con su sí mismo. La
aa
Marga Russoto, Tiópicos de retórica femenina. h[emotia y pasión det
género, Caracas, Monte Ár,ila, lgg0,p. 51. a5
Inés Arredondo, Obras completas, México, Siglo x)il, 2002, p. 188.
1,44 ANGÉ,LICA TORNERO
t Inés
Arredon do, Obras completas, México, Siglo xxl, 2002, p. 42. Esta
frase aparece en cursivas en el texto original
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[14s]
1,46 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATTVA DE INES ARREDONDO 147
sólo que en sentido inverso. .En ambas perspectivas se parte del un castigo sin verdugo, le cortaba la respiración. Pero no importa-
absoluto, malo o bueno, a partir del cual, todo lo demás cobra sen- ba:dentro de sí hallaba siempre un lugar agudo, helado, mortifican-
tido. En esta tensión trazada por la duda y expuesta a manera cle te, que era peor que el sol, pero también un refugio, una especie
disyunción, no se puede pensar en el mal que se contrapone al bien, de veng arrza contra éI" .3
sino en un mal que es el bien rnismo, desde luego, no en el sentido Estar en el interior de la iglesia liberará al personaje de la car-
del contraste necesario, como en Tomás de Ao.uino, sino en térrni- ga existencial que sobrelleva. Pero huy algo más, el interior y el ex-
nos ontológicos. El método es la duda, introdrrcida por la experien- terior no son dos espacios totalmente diferenciados. El interior del
cia, yla pregunta consiste en intentar indagar si el mal no es sino personaje parece prolongarse hacia el exterior y viceversa; es deciq,
el bien. F,ste cuestionamiento profunclo atraviesa los cuentos con- su autocomprensión proviene del hecho de estar volcado al mundo,
tenidos en este libro, mediante la exploración de distintas situacio- ser el mundo, €il el sentido de Fleidegger y Merleau-Ponty,u Y no de
nes específicas. la adecuación del mundo al sujeto. El espacio exterior,la calle, y
En "La señaI", el personaje principal, Pedro, es un no creyente, su espacio interior se constituyen mutuamente, mediante una com-
que entra en una iglesia paraguarecerse del calor asfixiante. El can- pleja relación que incluye no sólo las capacidades intelectuales del
sancio y el pesado sol de la tarde lo condujeron hacia el interior personaje de reflexionar sobre el mundo, sino, por una parte, la expe-
del templo, donde encontró un clirna fresco que calmó su deses- riencia sensorial y, por otra, la inserción de este sujeto en un con-
peración. En este cuento se tensan dos elementos principales que texto histórico cultural. El bienestar que Pedro experimenta no
dibujan el espacio narrativo y que adquieren carácter simbólico, sólo tiene que ver con el ambiente fresco, sino con un amplio contex-
conforme se avarrzaen la lectura.Laprimera distinción se traza en to histórico-cultural en el que está inserta su üda, y del cual es difícil
términos cie interior y exterior. El personaje está en el exterioq, deshacerse por más objetivo que intente ser su razortamiento al
en relación con el interior de la iglesia. En Ia calle experimenta el respecto.
calor sofocante del cual huye; en el interior encuentra el descanso La constmcción simbólica de este cuento encuentra también un
momentáneo, que será intermmpido por un suceso crítico que mo- importante anclaje semántico en el nombre del personaje: Pedro.
dificará la situación, provocando el cambio de estado del persona- Como es bien sabido, la alusión al primer "popu" de la Iglesia es cla-
je. Pero esta decisión no resulta en un simple cambio de posición ra. Jesucristo dijo: 'Ti¡ eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi
física, sino en una modificación sustantiva, que conduce a la segun- Iglesia". Pedro significa piedra, fundamento de la Iglesia de Jesu-
da distinción. Al estar en el interioc Pedro no sólo experimenta des- cristo. Paradójicamente, la identidad del personaje es la de no cre-
canso en relación con el calor apabullante del exteriol sino también yente; recordemos que entra en la iglesia huyendo del calor y no
una especie de liberación de sí mismo: "Se podía estar casi sin pen- por devoción. La idea que tiene de sí mismo, de su identidad, será
saf,, descsrrSai de sí misrno, de la desesperación y la esperanza. Y se puesta en cuestionamiento; un evento azaroso modifica sus senti-
quedó vacío, tranquilo, enrmelto en la frescura y mirando al sol apa- inientos y produce un profundo cambio en su vida.
ciguado deslizarse por las vidrieras".2 El intepior de la iglesia se Al estar en la iglesia, en este espacicl con el cual se constituye,
convierte en espacio simbólico porque no sólo lo libera del males- Pedro recibe una señal que "cambiaba todo" y "que eÍa, para siem-
tar físico, sino también del peso de su sí mismo, de la necesidad de pre, lo más importante y lo más entrañable de su vida [...]".t Un
sobrellevar una existencia agobiante. La idea de esta existencia ago- 3ldem.
biante está dada al inicio del cuento: "El calor seco y tenible como 4
Cfr. Maurice Merleau-Ponty, Fenontenología de Ia percepcíón, Madrid,
Península, 1975.
s
2
lbid., p. 40. Inés Arredondo, op. cit., p. 42.
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i48 ANGÉ,LICA TORNERO
EL MAL EN LA NARRATTVA DE IT'TÉS ARREDONDO r49
hombre se le aproxima y le solicita sLr anuencia para besarle
pies. Ante la petición inusitada, Pedro se siente conf'.rnclido y
los
nocer el bien; era el hijo de Dios, por lo que su naturaleza era la
po_ No obstante, experimentó el mal, sufrió como hombre, se
co dispuesto a complacerlo, por considerarlo un acto humillunt.. bondad.
lamentó como morfal cornún y corriente. Pedro, el protagonista del
El hombre que realizala petición "tenía" que besarle los pies a
otro para hacer el bien se sacrificó, en cierto sentido, se dejó hu-
hombre' como parte.del cumplimiento de una promesa. Aun cuan- cuento,
millar y ofender. Es aquí cionde brota una de las vertientes más in-
do en el texto no se explicita, es claro que este hombre experimenta
un debel un imperativo, que le compele a cumpliq, a pesar de todo. teresantes del cristianismo, que tanto preocupa aArredond.o y que
Pedro no puede negarse a esta solicitud peculiar porque el senti- será retomada reiteradamente en varios de sus cuentos, como se
miento de caridad lo fustiga: "eué dosis tan exigua de caridad y veráen capítulos subsecuentes. La conrmlsa y, en gran medida, ateís-
de
pureza cabe en el alma de un hombre [.. .f" .u La caridad y la pureza ta segunda mitad del siglo xx, por lo menos en Occidente, no está
que debe existir en un ser humano no puede ser tan insiglifican- en condiciones de comprender el sacrificio, en términos bíblicos.
te qtle se muestre impasible ante la súplica de una persona nece- Continuarla tarea iniciada por los libertinos dieciochescos, con el
sitada. El narrador en tercera persona, que precisamente en este marqués de Sade ala cabeza, se convierte en parte del objetivo de-
fragmento parece manifestarse como discu¡-so figural, lo cual le con- construccionista de poner en evidencia las contradicciones de los
relatos cristianos.
fiere un tinte dramático a su palabra, natrTa cómo el personaje deja
Así como Jesucristo es abandonado por su Padre, así Pedro es
a un lado su impasibilidad para percatarse de su propia situación.
abandonado por su propia voluntad: "Estar descalzo así, corno
Ahora bien, la conciencia de esta situación lo conduce a un apa-
é1, inerme y humillado, aceptando ser fuente de humillación para
rente callejón sin salida: ser caritativo a cambio de la hurnillación.
otro... nadie sabría nunca lo que eso era... era como morir en la ig-
La tensión se establece entre dos valores contraclictorios, por lo
nominia, algo eternamente cruel".8 A diferencia de Jesucristo, que
menos, €rl apariencia. No se tratade ser caritativo, 'bueno", para
ser es heterónomo, su voluntad depende de la de su Padre; pedro, in-
premiado, sino para ser humillado. No obstante, la contradicción
es dividuo autónomo del siglo XX, parece estar irrecusablemente inser-
sólo aparente o habría quizá que acotar: resulta contradictoria
tado en una tradición de la cual no puede escapar. El imperativo,
en el rnarco de un imaginario colectivo cristiano, lejano al discun
con una mezcla de imperativo kantiano y cristiano, se sobrepuso
so bíblico, que insiste en el valor de real izar actos buenos no sólo
a la propia voluntad del personaje. Pedro, el no creyente, al expe-
para gozar de la rtida eterna, sino para obtener recompensas en
rimentar una situación límite, como la que se expresa, claudica en
este mundo . La relación expuesta en este cuento parece descubrir,
relación consigo mismo. No es él quien decide hacer el bien, el libre
mediante una analogÍa, la verdad terrible que entraña el relato
albedrío es una quimera. Al cede¡, al permitirse ausentarse de sí
cristiano a partir de la idea del sacrificio: el mal es necesario para
mismo, abre un espacio a la tradición para que se apodere de é1,
alcanzar el bien. Jesús se sacrificó para salvar a los hombres. Es
lo convierta, momentáneamente, en un ser ajeno en relación con
deci[, se expuso al peor de lo males, la muerte, como se vio en la pri-
su sí mismo. Recordemos que este interesante proceso d.e "d.esha-
mera parüe de este trabajo , para alcanzac desde luego, no su propio
cerse de sí mismo" inicia, €n la diégesis, en el momento en que
bien, sino el de todos los hombres. No se tratadel mal entendido
Pedro entra en la iglesia. Es decit la expre.sión de la incidencia
en términos de Agustín o Tomás de Aquino, es decir, el rnal necesa- del
espacio ficcionalizado en la constitución del estado psicológico y
rio para conocer el bien.7 Jesucristo no necesitaba el mal para co-
anímico de Pedro, antes analizada, prepara al lector para experi-
6
lbid., p. 41. menta¡, de manera poderosa, este abandono del sí mismo. El pun-
7
Véase en la primera parte de este libro "Los gnósticos y los primeros
padres de la Iglesia". 8
Inés Arredondo, op. cit., p. 41.
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150 ANGE,LICA TORNERO EL X4AL EN LA NARRATTVA DE INÉS ARREDONDO 151
to d.evisión mór'ile oscila entre la perspectiva de Pedro y Ia del na- abíseresemantizan. La desnudezfísica, que provoca una sensación
rrador en tercera persona que, en contadas ocasiones, aparenta ser de inclefensión en el nivel psicológico, sumada ala actitud resig-
figural. naday alavez agradecida del obrero, conduce a esta síntesis ante-
AI dejarse besar los pies por el obrero, Pedro experimenta as- predicativa y, desde luego, anteri or ala reflexión. Esto se confirma
co y siente también la repulsión de aquel sujeto. No obstante, no conla exPresión final del cuento:
todo es este asco inmundo. La actittrd respetuosa del obrero ante
el acto otorga un valor diferente a la experie.ncia. El arrobo casi Solamente sabía que tenía que aceptar que un hombre le había
rrrístico de este trabajaclor resignifica el acto. Tal arrobo inclica a besado los pies y que eso lo cambiaba todo, que era, para siempre,
Pedro que el obrero ha dejado de considerarlo un ser humano co- lo más importante y lo más entrañable de su vida, pero que nun-
ca sabría, en ningún sentido, lo que significaba.12
mún para convertirlo en la imagen de "algo más sagrado". Éste es
el punto culminante de la narración: "LIn escalofiio lo recorrió y
concluir el acto: "Pedro se qued6 ahí, solo ya con sus pies des-
Al
cerró los ojos. . . Pero los labios calientes lo tocaron y se pegaron a
su piel... Era el amo{, un arrror expresado de carne a carÍre, de nudos, tan suyos y tan ajenos ahora. Pies con estigm a" .r3 Se trata
de unos pies marcados para siempre con una señal: "Para siempre
hombre a hombre, pero que talvez [...]".r0 Periro llega al paroxismo
en mí esta señal, que no sé si es la del mundo y su pecado o Ia de una
no sólo por haberse percatado de que se ha convertido en "algo más
desolada redención" . Este momento de la diégesis es el primero de
sagrado", sino también por haber descubierto las vías hacia lo sa-
dos en los que la reflexión es introducida por una voz en primera
grado: el asco y el amor mezclados en un solo acto.
persona. Además, en ambos casos, el texto original está señalado
Pedro se convierte, para ei obrero, en algo sagrado al relacionar-
en cursivas. El otro momento es cuando Pedro se siente indigno:
se con él por medio de este acto de asco y amoq pero sobre todo al
"No lo merezco, no soy digno. Estaba llorando".r4 El personaje ha
contacto de piel con piel. Antes de sentir propiarnente el calor y la
quedado marcado de por vida, por el pecado del mundo, como Je-
piel todo es asco, después, al hacer contacto, el asco se transmuta v
sucristo, o ha sido redimido, como un simple ser humano. La duda
se convierte etr entregd, en respeto. El amor es el detonante de esta
pennanecerá en Pedro, no obstante, algo en él había cambiado.
transformación, se superpone af ascc¡: "No, no, los dos sentían asco,
En este cuento se expresa de manera certera la preocupación del
sólo que por encima de él estaba el amor. Había que ciecirlo, que
primer libro de relatos de la autora: ¿son los valores cristianos puro
atreverse a pensar una vez, tan sólo una vez, en la crucifixión".ll Y
bien o entrañan contradicciones imemediables? Como se dijo en la
sí, pensar en la cmcifixión, en el sacrificio de Jesucristo, era funda-
introducción, en este primer libro se expresa el debate entre el bien
mental para sobrellevar la situación, pero más importante ftie el
y el mal, visto a partir de las contradicciones en el seno del propic
acto. Es decir, los sÍmbolos, la cultura, desde luego la reflex.ión so-
discurso judeocristiano.
bre el fenónleno religioso, se sintetizan en este cuento en el acto y
e
El lector se mueve, como punto de perspectiva, a través del ámbito de
los objetos; el lector es un punto que se desplaza en el texto y va actualizan-
do sus distintas fases. En estas fases está presente el carácter de objeto del
texto, "pero alavez aparece como inadecuado, pues el carácter siempre es
algo más que lo que el lector es capaz de actualizar de él en el tramo co-
rrespondiente del momento de lectura". \Molfgang IseE, EI aclo de leer, Ma-
t2
drid, Alfaguara, t987, p. 178. ldem.
t3
ro Inés
Anedondo, op. cit., p.4I. ldem.
ta
tt lbid., p. 42. ldem.
Er ERoTISMo coMo REVEL¿cróx
Los cuentos que aquí se anal izart, "para siempr e" y "En ia somb Tá,, ,
coinciden, según la lectura que he realizad.o, en un mismo asun-
tc: el erotismo se plantea como revelación del ser de tres persona-
jes femeninos. El erotismo funciona corno momento de éxtasis, de
revelación que modifica la situación existente anterior. La visión ini-
cial del rnundo de estos personajes femeninos indica que su subje-
tividad se ha constituido en el marco de la metahistoria cristiana.
Sus aproximaciones a las situaciones vividas y sus conductas, su
axiología, proviene de esta moral, mezclada con los valores de una
clase social media. Esta subjetividad es puesta en duda específi-
camente mediante las experiencias de transgresión a las que estos
personajes femeninos acceden. Sin duda aquí la transgresión e-s
transgresión condenada, en el sentido de Bataille, es cleci{, es el mal,
es el pecado. Pero es precisamente este encuentro con el
mal, así en-
tendido, lo que les permite tener la revelación con la cual superan
el discurso que las'ha constituido como mujeres. Esta experiencia
interior les indica un camino posible para alcanzar laautonomía
o para ser soberanas. Se trata apenas de un asomo,
de una posibili-
dad que se les abre y que promete una vida más satisfactoria,
desde
luego, ya no en el mundo felizde la belleza y la bondad,
sino en el
mundo de las contradicciones, el dolor y la maldad.
"Para siempre" inicia con la frase: "Es extraño
cómo llega a coin-
cidirlo que nos sucede con lo que queremos que nos suceda,,.
Desde
el comienzose establece, con este aforismo,
una tensión fundamen-
tal entre el querer y lo eventual de su real ización.
Lapropuesta pa-
rece ser la siguiente: hay una carencia, una
desproporción entre el
[1s3]
t54 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATTVA DE INES ARREDONDO 155
pensar entra la voluntad- y el hacef,, que define a la existen- delalectura , paradejar a ciertos lectores en la perplejidad al liegar
-donde
cia. Pero no sólo eso, este hacer parece vinculado con voluntades al final.
otras, fuera clel yo. El verbo suceder nos ubica en esta vía interpreta- El esquema general de este cuento consiste en presentar a un
tiva. Nuestra existencia está, entonces, definida por la desproporción personaje femenino que , pataevitar la culpa, decide, no consciente-
entre nuestro querer hacer y lo que nos sucede, como resultado de nrente, pero al fin decide, merrnar de momento su facultad de enten-
mi hacec el cle otros, y el hacer derivado de una voluntad divina. dimiento y abandonarse alavoluntad egoísta del otro, consciente de
Resulta, entonces, "extraño" querer deci¡; de difícil compren- sí misma. Al restringir esta facultad y abandonarse saldrá doble-
-puede
sión- cómo sucede esta coincidencia, que es rnás bien negatividad, mente victoriosa: por una parte, evitó la culp ay, por otra, descubrió
ya que lo que ocurre generalmente es que no haya coincidencia. una faceta de sí misma antes encubierta, que lahizo sentirse libe-
Este comieirzo ofrece una orientación general para leer el texto. rada. La historia es la siguiente. Una mujer tuvo, en un primer mo-
No se tratade un cornponente más, sino de un planteamiento esen- mento, un encuentro sexual con un hombre. Al principio se sentía
cial, siguiendo la propia idea de la autora. En este sentido, la frase gratificada. Un día decide terminar la relación y se dirige a la casa
apunta a ser refigurada por el lector, me parece , a Ia filanera de del hombre para decírselo. El presente efectivo del relato es preci-
marco amplio dentro del cual debe inserta¡:sc, sernánticamente, la samente su encuentro con él para terminar con esta relación. AI
especificidad narrad a. La "flexibilidad" de esta frase es un compo- estar frente a Pablo se siente acobardada y culpable porque teme
nente irnportante paralograr el efecto de extrañamiento en el lector hacerle daño con la decisión que ha tomado. El poder de la culpa
y la consecuente ambigüedad que se genera durante la lectura. El la orilla a dejarse hacer por él sexualmente, aparentemente, en con-
lector puede preguntarse, a 1o largo del relato, qué es exactamen- tra de su voluntad, lo que es vivido por ella como una "violación".
te lo que la narradora deseaba que le sucediera, y ¿le sucedié? Este Esta experiencia se vuelve inolvidable en su vida.
interrogante que permanece, que incluso guía la lectura como ne- Las acciones que constituyen la identidad del personaje feme-
gación, como lo no dicho,r surge de la inversión fundamental de va- nino están organizadas en el rnarco de la metahistoria del cristianis-
lores que atraviesa el cuento. La expectativa creada en el lector con rno; es aquí donde radicará su identidad idem. La identidad ipse
esta primera frase se ve fmstrada, alterada o modificada a lo largo estará organizadaa partir de dos acontecimientos fundamentales, el
primero se relaciona con el encuentro sexual, al parecer fortuito, con
el hombre, el segundo, con la"aparente" violación. En los siguien-
I Wolfgang Iser habla del ter.to en términos de sistema y dice: "Si el
tes párrafos me centraré en el primero. La narradora-personaje acce-
texto es un sistema de estas combinaciones, entonces debe ofrecer un espa-
de a tener un encuentro sexual con el personaje masculino, éste
cio sistémico a quien deba realizar la combinación". Wolfgang Iseq, El acta
de leer,Maclrid, Alfugn ara, L}BT , p. 263. É,ste es dado por los espacios vacíos será el acontecimiento, la contingencia, según sé plantea en el cuen-
y por las negaciones. Por medio de los espacios vacíos y las negaciones que- to. En un inicio, el acontecimiento fue la falta, el pecado que se
¿o **cado el potencial de ensanrblaje de los segmentos del texto que ha, cometió:
sido dejado bl".tco; en este senticlo, los espacios vacíos materializan las
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las cuales perrniten la participación del lector en la producción de la inten- Ya había subido un buen tramo cuando lo pensé: estaba viviendo
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ción del texto. Ibid.,i. tZl . Lur r"gaciones surgen en el transcurso dela
:
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aquello como la primeravez, sucio y miserable. La oscuridad hú-
lectura; son espacios vacíos que están en el eje paradigmático y se pueden
!
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I meda de los corredcrres me repugnaba hasta producirme náusea.
explicar por *"dio del repertorio del texto. Las funciones del repertorio,
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!
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i Apenas podía soportar un agudo rnalestar culpable, como la pri-
según Iseq, son dos: introduce una determinante realidad extratextual en
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mera vez. Temblaba al encontrarrne con gente, me sobresaltaba
el texto y ofrece esquemas que proporcionan al lector un saber determina- a
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156 ANGELICA TORNERO :
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EL MAL EN LA NARRATTVA DE INÉS ARREDONDO 1,57
la portera. Me costaba un gran esfuerzo recordar que no hacÍa nancomo indicio de la problemática moral que le suscitaráal per-
todavía muchos meses subía aquella escalera.con alegría, encon-
sonaje esta decisión. En la toma de esta decisión ya no hay me-
trándolo todo muy bien, muy bien. Pero era una suerte que la
última vez que iba ahí me parecier-a aquello repugnante y la si-
ahistoria cristiana, sino moral proveniente de la voluntad que
tuación tan poco deseable.z reflexiona sobre sí misma y que decide de manera autónoma. El
personaje se siente libre de decidir por sí mismo lo qr-le quiere ha-
ceü aunque con mucha inseguridad sobre su propia libertad o con
En primer término, se expone claramente r:l discurso católico
en el marco del cual se tensará la contingencia. Este discurso se miedo a la libertad. Aun así, hasta aquí, no hay mayor problema y
esta decisión, que es también contingente, no parece alterar el ca-
identifica por las expresiones iniciales, sucio y rniserable, y por: la
rácter dado por la identidad idem. El conflicto se introduce cuando
palabra culpa, además de Ia presencia inquisitiva. La prirn era vez
"es culpaloile", de donde se deducen el mal y la transgresión inicia- esta decisión afecta al otro, lo lastima.
2
Inés Arredondo, Obras completas, México, Siglcr xxl, zoo2, p, 77 . 3
lbid.,p. 78.
DE INÉ'S ARREDONDO
r59
EL MAL EN LA NARRATWA
158 ANGÉLICA TORNERO
y me pareció
que pabro me había desvestido
por Ia culpa que No me di cuenta de en sus brazos's
desnudo
pablo, sino por un discurso abstracto, ser torturada natural que caminara coll
mi cuerpo
este discurso. Er peso de la tradición
constituye al sujeto a partir d.e entra en un estado de angustia
que Ie
de nuevo' se revela la iden-
se impone y con esta segunda 'declsión, La tarcadora-personaje estado ra condu ce a articular
un
tidad id.em.Hasta aquí, lo contingente
es constantemente asfixiado
impide pensar
.o' claridad. Este
el propio estilo' se
contradictori o y errático, como indica
por la metahistoria cristiana' criscurso a una aproximación al
flujo de
por la crític alaimportan- de una narTación referida
Ha sido ya numerosas veces destacada transitó en las que preva-
En este cuento no ha destacado aquetas novelas
cia de Ia mirada en la narr ativade Arredondo.a conciencia. Ricoeur que muestr alapérdida
la may oría de los relatos' de rece er flujo
de conciencia como eI extremo
lo es menos y tiene la ftinción, corno la intención aquí'
penetre en el yo, sino para
que el yo del personaje.' Ésta es precisamente
escruta[ 11o paraque er otro Pablo le
de identidad
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160
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ANGÉLICA TORNERO t
EL MAL EN LA NARRATIVA DE INÉ,S ARREDoNDo 161,
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puede comprenders e a paftir de esta limitada relación. La culpa :
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no sólo no evita el rnal, sino que conduce a éi. En este caso, como i
i¡
La namadora-personaje tuvo una reacción tardí a al acto de vio-
lación; reacción, además, de poca importancia. El despecho "p.-
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se ha dicho ya, experimentarla o tratar de evitarla son posiciones ¡
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tural.
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El título del cuento cobra aquí sentido pleno: sólo Lrna expe-
Esta expresión del mal no se opone de manera iremediable al
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:
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riencia como ésta, que provoca el cambio de identidad, puede per-
[lanecer "Para siempre". La frase inicial: "Es extraño córno llega
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con un fundamento del acontecer. Bataille escribió sobr e La brt$a, a coincidir lo que nos sucede con lo que queremos que nos suceda",
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el horror de la llanras".s i
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8
Georges Bataille, Laliteratcvay el tnal, MadriCr, Thums, 1981, p. 55. ¡
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Inés Arredondo, op. cit., p.79.
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-r-
162 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATIVA DE INE,S ARREDONDO 1,63
lo cual es improbable, se podría pensar que Inés Arredondo expioró respirar sin que eso fuera una culpa, pero que estarÍa vacía. Los
límites más allá de lo posible. Cerca de Bataille, parece haber eue- pasos seguían en el mismo lugar... no era más que la lluvia. No,
rido acceder a lo imposible y proponerlo como única posibilidad no quería morir, lo que deseaba con todas mis fuerzas era sef,,
de realización Ahora, aun cuando la frase inicial no se refiera a esto, vivir en una mirada ajena, reconocerme.ro
es claro que la situación es experimentada por el personaje femeni-
no como cuasi violación,y que esta experiencirr la marcó, no pre- El personaje femenino ha perdido su sentido de se4 momentá-
cisamente en sentido negativo. No h.y datos ftara concluir que la neamente. Como se vio, en "Para siempre" ocurre algo semejante
exferiencia haya sido pavorosa o traumática, Después de un acto en el momento del delirio: es el máximo instante en que el dolor
sexual pleno de deseo, ella se sentía satisfechn porque Pablo estaba se apodera del ser para conducirlo ala zorta angustiante en la que
a su lado. Thmpoco es claro si la relación terminó o continuó: "Mtr- deja de ses en la que se aproxima ala muerte, €r la que está en es-
chas cosas pasaron después en mi vida, pero ésta fue la más impor- tado análogo a la rnuerte . La narradora-personaje ha perdido su
tante". En mi opinión, se entiende que terminó, pero aun cuandg identidad, no se reconoce y quiere hacerlo en esa miradaajena. El
se adujera que no se puede llegar a esta conclusión, lo que es ine- sentido de la mirada en el cuento anterior se confirm a aquí: es me-
futable es que la experiencia de ser sí mism a,la interioq, motivada diante ésta que logará reencontrase, como se verá al final.
por el erotismo mediante el que se transgrede, no por la pasión sin Este proceso de'sufrimiento, que es relatado con enonne dra-
sentid.o, sino por el auténtico mal, la marcó "para siempre". matismo, introduce al lector en la psicología de un personaje
complejo, que diserta, afirma y se contradice hasta ir encontrado
En el clrento "En la sombtz" ,la narradora-personaje relata las sen- paulatinamente el sentido del martirio insoportable. Las reflexiones
saciones experirrrentadas a lo largo de algttnas horas de su vida. El la conducen a descubrir que está siendo víctima de sí misma, que
marido no llega a cesa y ella no puede conciliar el sueño. Sabe que se está autodestrrryendo: "Ni una palabra, ni una sonrisa, nada hu-
el rnctirto de su. au.sencia es que su esposo está con otra mujer y mano parasoportar el encarrtizamiento de la propia destrucción".ll
se encuentra abatida por este hecho. La identidad idem de este Este ir contra sí misma es una forma de transgresión de la prohibi-
personaje fernenino está constituida por la metahistoria cristiana ción originaria, contenida en todas las religiones. Su propio dolor
y los valores de la clase media que indican los méritos del matrj- la ha puesto en situación de perder el sef,, perder la discontinuidad
monio, la procreación y la fidelidad. Pero no sólo eso, el persona- y alcanzar el absoluto, desde luego en la negatividad, €r1 el dolor:
je parece haberse iniciado algunos años atrás en el camino del rnal "Ya no quisiera más que Lrn poco de reposo, üfr sueño corto que
pata abandonarlo pronto y someterse dócilmente a una vida apa- rompa la continuidad inacabable de este tiempo que ha terminado
rentemente cómoda. La conciencia de esta situación le provoca por detenerse".r2 Ni siquiera la soledad se compara con la situación
dolor hasta el paroxismo, que la conduce al cambio. que lra alcanzado: "La soledad no es nada, ür estéril o fértil estar
En el inicio del relato, este dolor intenso conduce a la narrado- consigo mismo, lo monstruoso es este habitar en otro y ser lanza-
ra-personaie al d.elirio, que es organizado a manera de flujo de do.hacia la nada". t3 La soledad es estar consigo mismo para hacer
conciencia, como en el cuento anterior: algo con ello o no. Lo inmensamente agotador es no reconocerse
(este habitar en otro) y ser lanzado hacia la nad¿r. Como negatiüdad,
en términos de Iser,la está la idea del absoluto como Dios, como el sentí, como si la viviera, la complicidad que había entre aquella
bien, la bondad, y no el infierno del sufrimiento. mujer y él: la cn-reldad deliberada. Inteligentes, inconscientes,
El personaje femenino está siendo víctima de sí misma, sobre pecadores sin pecado, a eso jugaban, como si fuera posible. No
todo, porque no ha logrado constituir una identidad propia. La pasaban ni por la duda ni por el remordimiento, y por ello creían
actitud del personaje masculino es diferente, pero correlatir¡a y está que el cielo y el infierno eran la misma cosa.ró
fundada en el mal. EI intercarnbio de miradas y palabras que sos-
tienen perfilan la psicología de un personaje penrerso que ha co- Este personaje fernenino observa a los personajes desde la rne-
metido el acto "malo" con toda intención par?r provocar gran dolor tahistoria que la ha constituido, como se dijo ya, la cristian v, y
en el personaje femenino. Aun cuando la perspectiva de este pen valores de la clase media ala que parece pertenecer. Pero huy algo
sonaje está dada por la narradara, el efecto de sentido de la maidad más en este juicio: ella asocia la actitud demoniaca con la inteli-
se logra cabalmente. La estrategiade la narración consiste en escu- genciay con la inconciencia. Llam alaatención el tono irónico con
driñar cada actitud y palabra, las miradas, Ios movimientos del el que introduce la inteligencia, debido a que, como se vio en la pri-
cuerpo para inferir, sacar conclusiones. rnera patte, para Jorge Cuesta la inteligencia es precisamente la
Al inicio, o ella le parece qr-re el esposo está. entusiasmado, hasta qtte está del lado del demonio, del mal. Hay en este personaje cier-
enamorado de aquella mujeq, lo que deduce de las expresiones y ta ambigüedad que confirrn alapsicología complicada. No se trata
movimientos corporales. Pronto se percata de que no es así y de de un simple personaje femenino que sufre por la infidelidacl de su
que la cmeldad de él no tiene límites. Es de nuevc¡ la mirada la que marido, ni tampoco de un marido convencional. Es un personaje
la hace descubrir el segundo engaño, ahora de otra naturalez.a.Ya que sabe algo diferente, que quizás el propio marido le ha mostra-
no se trata sólo de la infidelidad, sino de hacerla aparecer erl todo do: los convencionalismos son retrógrados. É,1 pare ce gozar con el
su esplendon con la expresión de una felicidad fingida: "Y fue pre- mal: "Pero le gustaba eso sin duda [...]" y ella lo sabe.
cisarnente en esa miraCa donde descubrí que todo aquello era Cuando el rnarido se marcha de nuevo, ella reflexio na otra vez
mentira".ts Él tiene el claro propósito de hacerla sufrir porquel, al sobre su situación, ahora con el tema del ejercicio de la sexualidad.
parecef, es sr-l manera de atirmarse. La psicología de este persona- La información que revela la namadora es fundamental paracorro-
je malvado no está totalmente desarrollada, por lo que no se puede borar lo que se ha dicho hasta aquí:
concluir nada al respecto. No obstante, es claro que la narradora
ubica el mal del lado de aquella pareja, no sólo porque han transgre- Un gusano inmolado, no he sido otra cosa; sin secreto, ni fuerza,
dido las leyes morales, sino porque perfila el mal que es conscien- una niña como él me dijo el primer día, jugando al amoq ambi-
cionando la carne, la prostitución, como en este momento; no yo
te de serlo, la perversión en toda su dimensión: '
anterior y en el mismo sentido: es ella misma la causa de su propia Impura y con un dolor nuevo, pude levantanne al fin cuando el
destmcción. Para reconocerse o recuperarse, este personaje feme- sol hizo posible otra vez el movimiento del tiempo, y ante la
nino desea sentirse menos que naciie, pero no en el sentido anteriol mirada despiadad" y sabia de los pepenadores caminé lentamen-
de pérdida completa de su se4 sino de recuperación mediante una te, segura de que esta experiencia del mal, este acomodarme a él
acción transgresora, que lahaga sentirse mala, pecadora. como algo propio y necesario, había carnbiado algo en mí, en mi
proyección y mi actitud hacia é1, pero que era inútil, porque
Camino a la farmacia continúa con sus cavilaciones. Decide in-
entre otras cosas, él nunca lo sabría.2l
tern¡mpir la caminata y sentarse en un banco del parque. Se perca-
ta de que, frente a ella, yacen sobre el pasto tres pepenadores. Dos
La impureza está asociada al ámbito de lo sagrado, en el mis-
de ellos la miran con voluptuosidad. Al ver furtivamente a uno de
mo sentido que lo hacían estos grupos humanos. Es decit lo sa-
ellos, éste le rnuestra el tórax . ni advierte que es mirado por ella y
grado no es lo puro, lo santo, como bien absoluto; es también lo
aprovecha para insinuársele, pasando la mano sobre la bragueta.
impuro.
En ese momento ella no pudo ignorar que se le revelabalatentación
Este acontecimiento no modifica momentáneamente su vida, no
de la impurezaertsu forma más baja,l8 al sentirse tocaday contami-
es tan sólo un suceso más, sino que se convierte en necesidad. La
nada con los pensamientos de ellos. Esta expeiencia le había reve-
identidad idem, lo que le da la permanencia, ha sido rnodificada,
lado algo de sí misma que permanecía eclipsado por la relación:
ya no será la misma. Los acontecimientos sucederán ahora en el
Ahora no era una r{ctima, formaba un cuadro completo con los marco de una metahistoria diferente, la del mal.
tres pepenadores; era, en todo caso, una presa, lo que se devora
y se desprecia, se come con glotoneríay se escupe después. Entre
ellos y yo, en ese momento eterno, existíala comprensión con-
taminad. y carnal que yo anhelaba. Estaba en el infierno"re
t8
lbid., p. 146.
te ldem.
2r
20
Véase en la primera parte de este libro "El mal y la literatura". Inés Arredondo, op. cit., p. 146.
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Er BxcaÑo coMo FoRMA DE LrBr,nacróN
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[1 óe]
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170 ANGELICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATryA DE INÉS ARREDoNDo 1,7 |
de "La Sunamita" y los otros relatos mencionados, en éste iray una
al personaje femenino, quien también está simbolizado por este
clara intención edu cativa, expresada de manera peculiar. Es deciq,
grano pequeño que se inflama. Se trata de una muje4, hija de un to-
se trata de una variación del relato de formación, de la Bildungsro-
rero, con la üda resuelta, pero muy ambiciosa, que decide introdu-
nt%n, con diferencia.s importantes en su configuración. Mientras que
cir.se, mediante la relación con el marido, en un mundo ajeno a
en la Bildungsroman'se narra y describe cómo Lln sujeto constitu-
ella,un rnundo en el que, según dice el personaje masculino, Ismael,
ye su identidad, es deciq, cómo, a partir de la experiencia, se educa,
se quiere ser "verdadero" y "libre".
madura, se comprende de determinada manera, generalmente, den-
La primera acción diegética corresponde a una escena anterior
tro de los valores socialnrente aceptados, en este relato el personaje al tiempo efectivo del relato. Se trata de una escena grotescapara
fernenino se desedu caráprecisamente en esos valores que le permi-
Paula, quien no está habituada a escuchar hablar sin ningún tipo
tieron constituir su identidad y encontrarásu identidad "verdade-
de prevención. Los amigos de su entonces futuro marido se expre-
ra" . Quizála tesis de este cuento, €o relación con la intención de
la san de otras mujeres sin ningún recato. Incluso hablan del propio
propia autora y con los lectores de la época setenta-, consis- padre de Paula, del torero, sin consideraciones hacia ella. Esta for-
te en mostrar cómo el personaje femenino -años
se deseducaparaencon- ma directa de hablar asusta a Paula, que proviene de un mundo
trar dentro de sí misma el sentido de su viCa , para descubrir qué pequeñoburgués, cristiano, hipócrita, como diría Nietzsche, acos-
quiere hacer de su vida. Una lectura actual, por lo menos la mÍa,
tumbrado a vivir de comodidades, fatuidad y apariencias. El mun-
rne condtl.ce a pensar que la narradora se deseducó sólo para eclu-
do de Ismael pretende ser precisarnente el mundo antagónico, el de
carse en otra metahistoria, en otros valores, los del soberano, por-
los que quieren ser soberanos, mediante el libre ejercicio del pen-
que Ismael, aun en su materialismo, €n su idea de la temporalidad
samiento, la crítica y la libertad sexual, con una característica más,
del instante, tiene un sustrato en el que funda esa preferencia, qui-
el sentido estético y las pretensiones aristocráticas. Este persona-
záyano como metafísica-lo cual habría que discutir-,sino como je es propietario de edificios y poseedor de importantes obras de
repetición de acciones: hace siempre las mismas cosas. Ismael arte y objetos de lujo. En esta primera acción diegética la narradora
no es el soberano de Sade, que se define por la repetición de los ac- experimenta angustia frente a lo sucedido: "Al día siguiente me des-
tos criminales, pero el principio de la repetición de las acciones pertó una sensación punzante de desasosiego y angustia que me
está presente y es lo que le da sentido a su vida. '
cortaba la respiración".2 Esta acción funciona como anticipación
El cuento comienzacon una reflexión compuesta por una metá- de lo que vendrá después.
fora: Paula decide casarse con el arquitecto. LIna vez casados, inicia
el proceso de desarticulación de la identidad del personaje feme-
El pecado de exceso es sagrado y es io que inflama hasta la enor- nino; la estrategia central será la negación. La primera negación
midad el grano, en apariencia inocente, que produce la tragedia.
es prohibirle referirse a él con palabras "cursis":
Eso me consuela un poco, deja un hueco para la explicación,
aunque seguramente no para la simpatía.r
t...] no sé cómo decirlo... tú has ido al cine, has hablado con tus
amigas, oído a gente cursi, pero tú y yo somos diferentes. Los mo-
Con la metáfora se introduce la idea de que este pecado de exce- tes, las palabras dizque cariñosas que usan todos, están gastadas,
so magnifica aquello que al inicio era menor e inocente. Como el no sin¡en, "mi vida", "amoy'', todo eso, ¿comprendes? [...].t
lector se perc atará rnás adelante, el acljetivo inocente es atribuido
2
1
lbid., p. 167.
rnés Anedondo, obras completas, México, Siglo xxr, 2aoz,p. ló3. 3
lbid., p. 169.
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172 ANGELICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATrvA DE t¡rÉs ARREDoNDo 173
valores recibidos en el seno familiar. Con angustia, observa que la constitución de este sujeto autónomo, sobre larazón y las pasio-
aquel mundo: "quedaba suspenso y tmnco, sin que otra existencia nes y sobre el mal. Después del primer diálogo, Paula parece haber
i
i reconocido la frialdad, casi crueldad, con la que le habló a su ami-
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4lbid.,p. 1
I
go. Es difícil confirmar esta interpretación, ya que los silencios, lo
168. g
s
lbid., p. 169.
¿
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7
6 ldem.
lbid., p. l"Zl. I
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8
lbid., pp. 17l-172.
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1,7 4 ANGELICA TORNER.O EL MAL EN LA NARRATTVA DE INÉ,S ARREDONDO 5
1.7
ta la propuesta para "estar a la altura del rnarido". En algunos mo- mael, de nuevo, la reprende: "Basta Paula. Tienes la avaricia de
todas las mujeres. Los objetos son objetos, intercambiables, adquiri-
mentos, Paula parece incap az depensar por sí misma. Dos asuntos
bles, uno no puede pegarse a ellos, depender de ellos. Te hace falta
intenrienen aquí: por una pante, confía en el marido, que le ha de-
un poco de desprendimiento".r2
e
lbid., p. 173. tt lbid., p. 176.
to lbid., p. 174. t2
lbid., p. 181 .
I
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17 6 ANGÉ,LrCA ToRNERo EL MAL EN LA NARRATTVA DE INÉ,S ARREDONDO T77
uTel
180 ANGELICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATIVA DE INÉS ARREDONDO 181
personaje masculino, por el rigor de la üda social, familiar que in- cia. Ésta es una expresi ón rnás de la metafórica amedondina en
dtrjo alaseparación de los amantes. La distinción de estos mundos relación con lo sagrado y el absoluto. Los personajes, en una dimen-
está en su naturaleza: "Este dolor desgarrado no tenía relación con sión, hacen cosas, siguen con los juegos; no obstante, están quietos
todo eso [el mundo idílico inicial]: eran de naturalezas diferentes, porque han descubierto el juego mayor, eue es un 'juego secreto"
dos cosas ineconciliables". El mundo de la infancia y adolescencia que disuelve los contrarios; ya no hay rnovimiento ni inmovilidad.
de Olga 1' Manuel había transcun'ido apaciblernente por diversas Este juego es el del erotismo que comienza a perfilarse, de ahí que
etapas: de los juegos infa.ntiles al descubrimier.rto del cuerpo ado- los personajes se espíen con desconfiartza y deleite, contradicción
lescent:, 3 compartir el mundo intelectual y al primer bcso apa- que sugiere por semejanzasintáctica y semántica (aunque con una
sionado. Los primeros párrafos dan cuenta, mediante resúmenes y variación lógica)3 la atracción que ejerce aquello sagrado, como se
elipsis, del paso por estas diferentes etapas. La relación comienza ha dicho ya: repele y atrae.
a carnbiar su con-figuración al introducirse paulatinamente el aspec- Las manifestaciones de la diferencia no acontecen como conoci-
to sexual.Laedad idíiica, la infancia, termina cuando Manuel mira miento racional, sino como experiencias integrales de los perso-
con vergüeraza a Olga y ésta se da cuenta: "Después hubo un día en najes, como experiencias existenciales. El cuerpo es la forma por
que ella se puso un traje de baño azulcuando ftleron al maq, y todo excelencia de manifestación de la situación de estos personajes
cambió; a él le dio vergüertza mirarla y ella se dio cuenta".l Este "entorpecidos" por el vínculo, apenas presenticlo, que ahora los une
acontecimiento introduce una primera transformación en la rela- y la angustia que les provoca esta relación. En una acción sucesiva,
ción y también en la manera de estos personajes de comprenderse. en la que los jóvenes bailan y se divierten, Manuel y Olga son inca-
FIan entrado en otra etapa, que se ex^presa claramente a partir de paces de sostener el ritmo del baile, cuando ambos, al bailar con
la relación entre ellos y no en la mismidad de cada uno. De nuevo la otros, se desempeñan maraüllosamente. En otros momentos, los
mirada juega un importante papel en la constitución cle la iclenti- erlcuentros con Olga, una vez perdida la inocencia, producen ese
dad. La vergüe.nza aquí es, como en "Membrillo" verá más "golpe dulce", en el estómago de Manuel, que "venía siempre a
adelante- la expresión de la pérdida de la inocencia, -se
que está cla- cortarle el aliento".4 Los jóvenes han dejado de hacer las cosas que
ramente identificada con la sexualidad. Como Adán aBva, Manuel hacían juntos cuando no habían descubierto el deseo: "Ya no corre-
mira a Olga de otra manera, cuando se percata de la diferencia, teaba con ella por las huertas ni se iban a cazar zanates, como ha-
cuando deja de mirarla con inocencia o ignorancia. Es claro que bían hecho siempre a las horas de la siesta; ahora se quedaban
aquí se introduce el cambio en la relación: separados, quietos, €o cierto modo sorprendidos".s De nuevo la
quietud, el ensimismamiento provocado por el asombro del deseo.
Dur¿rnte meses siguieron aparentando que reían y jugaban igual
La etapa de la inocencia había terminado y comenzabael ambiguo
que siempre, pero por dentro estaban quietos, frente a frente, sin
tiempo del deseo y el dolor,
atreverse a avartzar, valorando cada gesto, el más pequeño cam-
El primer sufrirniento importante resulta de la indiferencia de
bio en la voz, espiándose con desconfiartzay deleite, enemigos y
Olga hacia él:
cómplices en su juego secreto.2
Olga siguió así (entretenida con sus amigas, sin hacerle caso a culpable y mostrarse affeperrtido, en el sentido más cristiano, se
Manuel) hasta que el dolor y el desprecio se hicieron insoportables
incrementa su ansia y se Ianza sobre ella con este beso furioso, al
para Manuel. Olga ganaba, si quería ser una niña estúpid&, güe
que ella cede. Y digo en el sentido cristiano porque reacciona frente
lo fuera, per{r sola. se levantó con decisión y sin bu-*carla ni des-
a su impulso, si no con culpa sí con asombro sobre su propia acti-
pedirse se fue.
Al salir el sol cemó los ojos. Estaba mucho más solo y abando- tud, pero este reconocimiento le motiva a realizar actos violentos
nado bajo la claridad. Tenía el cuerpo pesado y la garganta aga- y temerarios y no compasivos, lo cual indica una inversión axio-
rrotada. Apretó los puños y golpeó la pared con las dos manos, lógica muy sutil. Este reconocimiento no proviene ya de la zorta
pero los nudillos le dolieron y sintió ganas de llorar.6 de los valores de la metahistoria cristiana, sino de la zortaoscura del
ser. Los dos han traspasado una frontera y han avanzado haciala
La cólera se apoderó ciel personaje al punto de obnubilar su en- ffansgresión A partir de este momento son presas de la pasión amo-
tendimiento. Había experimentado la humillación del clesprecio. rosa.
Esta acción hiperbólica funciona como indicio que permite al lec- En una acción sucesiva, Olga será obligada a casarse con otro
tor identificar a un personaje poseído por su pasión, un personaje hombre, lo que deja a Manuel en la peor de las desgracias. Esta ac-
extremadamente sensible, que ha convertido la relaciónen un rnun- ción extrema anticipa una serie de reacciones de la misma magni-
do único, indiviso, en un absoluto. Como en "Estío", se verámás tud, quizá ya previsibles parael lectoc pero no para el personaje. La
adelante,la sensación de frustración se manifiesta en la metáfora primerareacción es abandonarse: "No tenía recuerdos ni esperan-
del cueqpo pesado, el cuerpo que se siente, que se agarr ota, se com- zas. Se sorprendíade encontrarse en ese cuarto, mano sobre mano,
prime. sin objeto".8 Este abandono total de sí es un indicador más de la
El dolor se convierfe en ra.bia, en delirio que conduce a Manuel derrota del yo en relación con la fuerzade su pasión. Un día Ma-
a gritarle ofensivamente a Olga: "Lárgate con tus amigas". Cuando nrrel se entera indirectamente de que el matrimoni o forzado no
se percató de su actuación, se sorprendió de sí mismo y miró a ftrncionaba, no se había consurnado, porque ella se negaba a tener
Olga: relaciones sexuales con el marido. Aquí tiene lugar la segunda reac-
ción, ya delirante. Un impulso irrefrenable lo conduce a busc ar a
Fueron aquellos labios los que sintió el impulso irrefrenable de Olga para satisfacer su deseo y atenuar su fmstración. La descrip-
besar. Había olvidado que la ofendió, no sentía estremecimien- ción del trayecto hacia ala casa revela el proceso de delirio del per-
to alguno, I1o, únicamente la necesidad de besarla ahora, así como sonaje:
era ahora. La besó con dureza, sin esperanza, dispuesto a hun-
dirse en ese beso sin recibir nada a cambio, lanzado, ciego. Pero Podía entrar a la casa de Olga por la puerta de atrás... Le tem-
los labios de ella fueron cediendo, cobrando vida lentamente, blaban las piernas y sintió fiío, un frío húmedo que lo calaba y
hasta transmitirle un fluir impaciente y cálido, una ternura vibran- lo estremecía: ¿Cuándo había pensado en entrar por la tronque-
te que encoritró por vez pnmera, que había conquistado.T ra de la huertal El iba distraído, sin ninguna intención de... ¿de
qué? ¿a [sic] qué iba a casa de Olga? Cemó los ojos porque sintió
La ira transforma el deseo en impulso sexual irrefrenable con un vértigo. ¿Quién urdió entrar por la puerta de atrás?... Estaba se-
guro de que alguien caminaba a sus espaldas, no, eso era ahora
componente de cnteldad. Manuel ofendió a Olga y lejos de sentirse
diferente, estaba seguro de que dentro de él mismo había otro.
¿A qué iba a casa de Olga?
u
lbid. , p. 29.
?
Ibid., pp. 29-30. 8
lbid.,p. 35.
-f
184 ANGELTcA ToRNERo EL MAL EN LA NARRATryA DE INE,S ARREDONDO 185
I
t. ..1 Solos él y el otro dentro de é1, que iban ciegamente bus- i Este proceso, análogo a un exorcismo, le permitió recuperarse,
cando a Olga sin saber para qué, escondiéndose, a tientas.e
pero sólo para darse cuenta de que se había transformado: "Con
ese gran peso encirna se sintió tranquilo. Volvía ala realidad trans-
El personaje salió de su casa sin una clara orientación, motiva-
formado pero uno: ély el otro eran el misrno". De nuevo, la contra-
do por el aparsionamiento. La necesidad de satisfacer su deseo y de
dicción . La manifestación de sus intenciones criminales suponían
mitigar la fmstración despiertan en él el sentimiento de veng anza.
un peso, es deci4, reconocerse asesino en potencia era tener un peso
No sólo está dispuesto a satisfacer este deseo, sino a hacerlo de la
encima, pero esto mismo, paradójicamente, lo hizo sentirse tran-
peor manera, con alevosía. El mal se ha apoderado de su ser y es
quilo: ya sabía quién era. De nuevo la identid ad idem se desestruc-
lo que guía sus actos. Manuel ha perdido su identidad, sus actitu-
tura para dar paso a Llna identidad diferente, constituida a partir
des lo enajenan en relación con la idea que tiene de sí mismo, co¡1
de la pasión amorosa, del amor como exceso, del acontecimiento
su identidarl idem. La pérdida se expresa con la conciencia de ese
convertido en necesidad. Esta nlreva situación le provoca angustia,
otro que cornparte el espacio con el sí mismo, ese otro que le pro-
en sentido de sentimiento profundo que emerge cuando el ser está
voca ambigüedad, que lo desorienta.
desnudo, cuando sólo hty ser: "Puso el rostro contra las rodillas y
Se plantea entonces una solución apeg adaal esquema cristiano:
se abrazólas piernas: quería llorar. Pero no pudo, no sentía ternu-
rezar una plegaria, elevar una petición, pero:
ra, ni piedad, nada que no fuera el alma seca, angustiada y seca".rl
iQué pedía? No podía entenderse, sólo un sonido gutural entre- Este sentido de la angustia está dado por la rnetáfora del alma se-
cortado salía de su garganta, como el estertor de un animal dego- ca. El alma seca es un alma muerta, üfi alma que existe donde no
llado. Se le ertzaron todos los pelos del cuerpo. Se miró las manos hay tiempo, donde el ser se muestra como irremediable soledad,
y no las reconoció, se contraían de una manera ajena; quiso como angustia.
arrojarlas lejos, pero las tenía pegadas al cuerpo. No era é1. Gri- Manuel iría a casa de Olga a intentar entender por qué había en-
'' tó con tod;ls sus fuerzas, pero como fue un alarido de animal mblado esta lucha consigo mismo: "Caminaba sin prisa, atento,
nadie quiso prestarle aretrción. esperando algo, una señal. Pero en torno suyo no había más que
Con la carapegajosa contra el suelo articuló claramente: "Soy
oscuridady silencio". De nuevo las metáforas estmcturan las sen-
un asesino". No quería matar aFlarrio, a Olga, anadie, pero sabía
saciones del personaje. No se conforma con lo que ha descubierto
que podía, que talvez esa era su intención hacía un rato.r0
y espera una señal, desde luego, proveniente de alguna fuerza exte-
De nuevo la sorpresa para el lector. El personaje no pide nada, rior a é1. En el contexto del libro La señal puede comprenderse que
no pide piedad, compasión de Dios, ser perdonado, redimido. Más se trate de una señal divina; el personaje aún quiere salvarse. Pero
bien, en el marco de una confesión, se le revela su sentirniento la señal no llega. La oscuridad y el silencio que lo rodean expre-
más profundc¡: había deseado asesinar. Con el recurso de la anima- san la angustia que experimenta.
lización del personaje y su condición herida, Se resuelve estéti- Al enfrentar a Olga, Manuel ajusta su nueva identidad: "Ahora
camente el proceso de pérdida del sentido y la identidad con un estaba claro que él no era un asesino sino un simple ladrón que
asesino. Con una elipsis, de pronto el lector se percata de que el per- había querido hacer lo mismo que Flavio: conseguirla entrando
sonaje ha caído al suelo, está tirado, "con la cara pegajosa contra por una puerta trasera. Tendrían que buscar otro camino" .r2 Ol-
ga es para Manuel, ahora más que nunca, ese objeto inalcanzable.
el suelo", pr€cisamente como animal herido.
e
lbid., p. 3ó. tt lbid., p. 37.
to lbid.., pp. 36-37. 12
ldem.
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18ó ANGÉLICA TORNERO i
EL MAL EN LA NARRATryA DE INÉS ARREDONDO r87
Ella lo ha liberado, con un gesto le ha indicado que no hay más ese también, pero inexplicablemente ligados a este momento. Sintió
mttndo común entre ambos .É1, entonces, se identifica con Flavio, la soledad de Flavio, su debilidad tan parecida ala inocencia. Y
lo comprende y concluye que ambos se han equivocado en su otra vez esa noche lo doble, lo rnúltiple, lo ambiguo, vclvió a
aproximación al objeto que es ya sagrado. Este sentirniento de herirlo.
solidaridad lo conduce a buscar al esposo de su amada. Manuel se Se quedó mucho tiempo parado en ese lugal luchando, con-
encamina hacia la casa de prostitutas ala que Flavio se ha vuelto fuso, sin saber con quién, ni por qué.to
asiduo. Al llegar se da cuenta de que este últirno era la burla de
todos los parroquianos: La ambigüedad se apodera de Manuel porque no encuentra en
dónde o cómo reflejar la imagen de sí. El gesto de Olga y la situación
El que se rebajaba así y encirna permitía que lo escupieran se lo de Flavio le impiden encontrar un asidero. El colmo de la enajena-
m-erecía todo. Ese no tenía nada que ver con Olga, era un imbé- ción de Manuel en relación con su vida en la casa-hacienda, ocurre
cil en un prostíbulo, nada más. Se había engañado al pensar que cuando el río deja de ser familiaq, deja de ser simplernente el río
era igrral que é1,la parte más desesperada de é1. No, era Flavio para convertirse en: "el San Lorenzo en la lejanía era una vaga
Izábal, un cobarde. Sintió asco y salió casi corriendo de allí.13 promesa, apenas un destello". Con esta frase expresa que todo ha
terminado para él en relación con la amada.
De nuevo se siente desconcertado. No comparte su propia sen- Manuel decide volver a bus car a Flavio. Al llegar al burdel, des-
sación con la actitud que interpreta en relación con Flavio: no son cubre que: '[...] sus ojos no estaban vacíos, en el fondo había la
iguales, ro pueden ser iguales. iQué es lo que le sucede? Parece ser misma quemadura que él llevaba. atu casa. Yo me quedaré
la pregunta a la que desea responder. Olga lo libera del lazo que -Vete
aquí. Flavio se enderezó, y de pie se puso el saco despacio. Támbién
habían tramado juntos, Flavio le resulta repugnante, ¿hacia dónde salió sin volverse".rs Claudia Albarcán ha observado que Manuel
debe voltear? El desconcierto es expresado, de nuevo, a partir del experimenta un proceso de desdoblamiento que "llega a su clímax
entorno natural. Los sitios le parecen desconocidos: cuando, por fidelidad a Olga, sustituye a Flavio en el burd el" .t6 La
t:uerza del deseo lo condujo al delirio, expresado como desdobla-
A su alrededor las casitas bajas con patios pequeños estaban miento, como desconocimiento de su identidad. La última acción,
oscuras. El Barrio Nuevo le era casi desconocido, quedaba muy
no obstante, es ambigua y el lector puede interpretarla de diferen-
lejos de las huertas, del ingenio, de la iglesia. Sin árboles parecía
tes maneras. Puede ser que la fidelidad a Olga lo haya conducido
más miserable y desnudo. Pertenecía totalmente a otro pueblo,
a sustituir a Flavio en el burdel, pero esta fidelidad no es más que
a otro mundo.
la anulación de su sí mismo, la pérdida de su identidad, y por lo
tanto la opción por la parte oscura, por el abandono a la miseria,
Como en otrc¡s cuentos, el enrarecimiento del propio ser, de la
que simboliza esta pérdida. El contraste entre los ambientes lumi-
comprensión dc'l sí mismo, s€ expresa apelando a los entornos
nosos, frescos, de la casa-hacienda, al inicio del idilio, y el sitio
naturales. Todo se convierte en ajeno, desconocido o lejano. Lo que
cerado, asfixiante, del burdel, confirman esta interpretación. En
a Manuel le parece de otro mundo es él mismo, se siente solo:
escolares de las jovencitas se narran sólo tres sucesos, dos a dejaría a Fernando. Entonces don Manuel le pegó. Le pegó en
car-
go de Concha y uno de la nar:radora principal. El primero, relatado la cara como tres veces. Estaba tan furioso que todos sentimos
por la apodada Hc¡rmiga Zazueta, se relaciona con la mirada mied.o, pero Mariana no. Se quedó quieta, mirándolo. Le escurcía
de
Mariana, que es anclaje semántico en este cuento: sangre de la boca, pero no lloraba ni decía nada. Don Manuel
la sacudió por los hombros, pero ella seguía igual, mirándolo.
Concha decÍa "t...] y se le quedó mirando, mirando, d.erecho Entonces la soltó y se ftie. Mariana se limpió la sangre y se vio
a
los ojos, muy serio, como si estuviera enojad.o o muy triste y ella la mano manchada. Su mamá estaba llorando. "Me voy a acostai',
se reía sin ruido y echaba la cabezaparaatrás y él se iba me dijo Mariana con toda calma, y se metió a su cuanao.2z
acer-
cando, acercando, y la miraba. El parecía como desesperado,
pero de repente cerró lo ojos y la besó; yo creí que no la iba
a El padre se enfurece porque Marianahadecidido ir hasta el final
soltar nulica".2o
con su decisión. Pero la desesperación proviene, de nuevo, de la
Rogelio Arenas destacó el papel central de la mirada en este mirada. Al ser golpeacla, Mariana peffnanece impasible, como si
relato. Según el crítico, "vencer el vacío,transgredir la mirada para nada la tocara. Los golpes, la sangre, la furia, no la Íozan siquiera.
llenarla 'con algo más alláde los sentidos'será una constante que Ella simplemente mira al padre con aquella mirada que no dice
dará unidad a Ia nalTac ión" .21 Y sí, es precisamente la mirada nada, que no expresa nada. El padre se opone a la relación, no
lo
que organiza semánticamente este cuento. De manera semejante se sabe por qué, e intenta por varios medios disuadir a su hija, p€-
a como se hace en otros relatos, la frrnción principal de la mirada ro es en vano. Al cabo de unos años ella se casará con Fernando.
es la constitución de la identidad del que mira y se mira en esos La narración de la boda se reali za ert dos tiempos, pasado y pre-
ojos- En este caso, el recurso se potencia y se extiende ha.sta sus úl- sente. La narradora se refiere en tiempo pasado al acontecimiento:
timas consecuencias. La mi.rada de Mariana es Ia no-mirada, la "Fue una boda rurnbosa y nosotras asistimos. Nunca vi dos seres
negación pura- Esta negación conduce a los que se relacionan con tan hermosos: radiantes, libres al frn" .23 La narcadora también re-
ella a no encontrar nada más que vacío e imposibilidad de ser, E.ste flexiona sobre "lo absurdo que resultaba ahora don Manuel por no
vacío es la nada que provoca angustia existencial. En la mirada cle haber permitido el novtazgo desde el principio. Aunque ella hubie-
Olga, el personaje encontraba ternura, en la de este personaje sóio ra tenido entonces apenas trece o catorce años, si él no se hubiera
h.y vacío, que conduce a la locura y alanruerte. En la cita ¿rnterior opuesto con esa inexplicable furia 1...1" .'ola oposición del padre,
aún no se explora este sentido raclical de la mirada como vacío; no su amor hacia la hija o quizás algo más que amoc no tuvo lafuerza
que tenía la inexpresable relación de aquella pareja. Algo más fuer-
obstante, se ofrece al lector un indicio. Al mirarla fijarnente, Fer-
nando se c{-esespera. Ésta será la sensación constante de aquellos te los unía con una especie de vínculo secreto. El padre parecía refle-
jarse en la hija, obtener de ella la imagen de sí mismo. El rechazo
1
,
192 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATryA DE INÉS ARREDONDO t93
de su hija, que se casa con un buen muchacho, hijo de familia arni- Más adelante, la narradora principal conversa con alguien, que
ga [...] pero tiene en el fondo de los ojos un vacío amargo. No es parece ser la segunda narradora, para obtener más información.
cólera ni despecho, es un vacío" . En este momento de la narración, Mariana ha muerto ya. El tono se modifica ligeramente. Se trata
el padre tiene la mirada vacía, después será Mariana quien la ten- de indag?r, de preguntar más sobre el personaje cuya historia se
ga. Lo que parece sugerirse es que entre el padre y la hija hay un intenta reconstlrrir: "Vine aquí por evocarla, en tu casa y contig o" .26
vínculo especial. Nunca se in-sinúa que este víncr-rlo sea sexual, que En esta conversación se caracterizade nuevo al personaje en el mis-
se resuelva en este plano más pedestre, aunque Ja idea queda suge- mo sentido: "El tiempo lento y frenético de Mariana era hacia aden-
rjda. El énfasis está en la idea del vínculo estl'echo entre padre e tro, en profundidad, no transcurría".27 La mirada vacía, en la que
hija, quienes parecen estar relacionados más a,lládel tiempo, de lo insistía Fernando, es la metáfora de este estadio de amobo místico,
terrenal y cotidiano; ambos con el alma rebosada, paradójicamente, sagrado, eil el que parece estar constantemente el personaje.
al punto del vaciamiento. A estos dos seres los liga la fuerza de la Lanarradora se convierte en investigadora; se ha propuesto com-
pasión que arroba y extasía. El padre amaba a Mari anaporque en pletar la historia, terminarla para que exista de un modo absoluto,
ella su pasión se realizaba, su sí mismo se completaba en un refle- "en un tiempo que no transcurre".28 De nuevo se manifiesta la idea
jo análogo a su propia fuerza. Ella era el i'eflejo perfectc|, su espejo. del absoluto o en otro sentido de lo que no cambia. Se dice que las
Esta interpretación se corrobora con la narración del funeral de historias deben ser completadas para que existan de un rnodo ab-
Mariana: soluto. Ésta es precisamente la idea de Paul Ricoeur en relación
con la identidad narrativa. Las historias relatadas tienen principio
No quise ver a Mariana muerta, pero mientras la velábamos vi a y fin, que es lo que les da su inteligibilidad. El lecto$ al encontrarse
don Manuel y miré en sus facciones desordenadas la descomposi- con estas dos marcas, comprende lo que le sucede al personaje, co-
ción de las de Mariana: oira vez esa mezcla terrible de futuro y nlo acontecimiento, en el marco de la identid ad idem. La historia
pasado, de sufrimtento puro, impersonal, encarnado sin embar-
contada en su totalidad se convierte en algo fuera del tiempo, lo
go en una persona, en dos, una viva y otra muerta, ciegas ahora
rü-F
que significa que se rmelve necesario por lo menos momentánea-
atnbas y anegadas por la corriente oscura a la que se abandona-
mente. En el caso de Mariana, ya fallecida, se convierte en la his-
ron por ellos y por otros más, rnuchos más, o ppr alguno.25
toria de su vida, inteligible para el lector o escucha. Para poder
completar la historia entrevistará al asesino de Mariana y conver-
La narradora relaciona la expresión de dolor de Don Manuel cc¡n
sará con el marido que ha sido internado en el hospital psiquiátri-
la de su hija el día que éste la golpeó. La semejartza entre padre e
co. En ambas conversaciones, la mirada es central. El asesino de
hija está dada en este ritual inexpresivo del sufrimiento. El sufri-
Mariana es víctima de este personaje inasible. En su confesión dice
miento puro está más allá del tiempo; estos personajes están más
no haberse propuesto asesinar a Mariana. Más bien parece como
allá del tiempo, encarnan la pureza eneste sentido absoluto, en el
si ella se lo hubiese solicitado:
que la dicotornía bien/mal desaparece. El rostro de Mariana "esta-
ba cerado" cuando fue golpeada por el padre, cuando más dolor
Todo fue exactamente como le dijo su amigo, menos al final,
sufría. Los ojos, dice la narradora al recordar, "son los ojos de su cuando el placer srr prolongó mucho, muchísimo, y él se dio cuen-
padre". La narradora ha reconocido los ojos de Mariana en los ta de que el placer estaba en ahogarla. ¿Por qué ella no se de-
del padre, ambos dolidos, ambos aniquilados, vacíos.
26
lbid., p" I 01 .
27
ldcm.
25
lbid.,pp. 100-101. 28
ldem.
I
I
194 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATTVA DE INES ARREDONDO 195
fendió? Si hubiera gritado, o lo hubiera arañado, eso no habría Ahora las cosas iban mejor: Mariana estaba consagrada. .. para
sucedido, pero ella no parecía sufrir. Lo peor era que lo estaba rni- mí. Pero me engañé: sus ojos seguían abiertos mirando el altar.
rando. Pero él no se dio cuenta de que la mataba.2e Solamente yo vi esa mirada fija absorber un misterio que nadie
podría poner en palabras. Todavía cuando se volvió hacia mí los
El asesino de Mariana se topó con el absoluto, con el instante clel tenía llenos de vacío.
que habla Bataille, la máxima voluptuosidad, semejante a la muer- Miedo o respeto debí sentil pero no, un extraño furo4 una
te, "la pequeña muerte", eue en este caso fue también la muerte necesidad inacabable de posesión me enceguecieron, y ahí co-
real. La impasibilidad de Mariana, ese no poder alcartzarla, es de menzó lo que ellos llaman mi locura.3l
nuevo la fuente de desesperación que conduce a golpearla, en el
caso de su padre; a amarla hasta el delirio, en el caso de Fernando, Mariana, ese ser disperso, siempre en otro mundo, se manifies-
y a asesinarla, €rl el caso del viajero que la mató. Mariana no pare- ta aquí como un ser sagrado al que se le rechaza, pero al mismo
cía sufrir o sufría de manera diferente, exuberante, total, lo cual no tiempo atrae. Esto parece haberles sucedido a todos lo hombres
se reflejaba en su mirada, €D su rostro. El asesino es una víctima que se relacionaron con ella, pero no a las mujeres. Este dato es im-
más. portante porque agrega un elemento más al sentido de ptrreza que
Finalmente, la nanadora üsita a Fernando en el hospital psiquiá- se construye en el cuento. Al no funcionar de la misrna manera en
trico para tener el resto de la historia, completar el reiato de vida. los personajes femeninos, la pureza tiene intencionalidad, podría
Fernando describe el momento en que Mariana recibe la bendición decirse que no es la pureza en la que se ha borrado todo límite, ya
en la iglesia, cuando se casarcn. De nuevo, es la mirada la que ex- que ante ella son sólo los hombres los que se sienten atraídos. Lo
presa la actitud clel personaje femenino: sagrado está atravesado por el erotismo, en el sentido de Bataille,
es decir por el límite, pero hay selección. La narradora principal
Sus ojos tenían una pur€za animal, arrterior a todo pecado. En menciona la mirada sólo en una ocasión y 1o hace con distancia:
el motnento en que recibió la bendición yo adiviné su cuerpo "Recuerdo sus ojos amarillcs, mansos y en espera".32 Los persona-
recorido por un escalofrío de gcrzo. El contacto con "algo" más jes masculinos no expres ar't características físicas de los ojos, sino
allá de los sentidos la estrerneció agudamente, no en los nervios
situaciones existenciales. La narradora habla del color y de cualidad:
importantes, sino en los nenriecillos menores que rematan su
recorrido en la piel.3o son mansos y están en espera, pero no habla del vacío, de esa nada
que atrae y es rechazada, que puede conducir a la locura. La nana-
Al estar en contacto con lo sagrado, en este caso manifestado dora secundaria sólo se refiere a la mirada de manera indirecta.
dentro de la metahistoria cristiana, Mariarra experimenta un víncu- La pasión de Mariana, como se ha dicho y4, era espiritual: "Po-
lo inefable, el éxtasis semejante al de los grandes místicos. La ex- dría decirse que de esa locura nacieron los cuatro hijos que tuvimos;
presión de la pLrreza en los ojos reftierza la idea del absoluto. No no es así, el amor la carne, existieron también, y durante años fue-
huy mal ni bien, €n ella, hry arrobo. Al recibir la bendición ella ron suficientes para apaciguar la pasión espiritual que brilló por
entra en contacto con algo más allá, precisamente lo inefable. Fer- primeravez aquel día" .33 Aun cuando en la respuesta de los perso-
nando se siente satisfecho porque presume que ella ha sido consa- najes rnasculinos hacia Mariana hay un componente erótico, la
grada a él: pasión en el interior de ella es espiritual, está más allá del tiempo
3r ldem.
2e
lbid., p.102. 32
lbid., p. 101.
30
ldem. 33
lbid., p. 103.
* "-T-
I
3a
ldem. 3s
lbid., p. 104.
2A2 ANGÉLICA TORNERO
EL MAL EN LA NARRATTVA DE TNÉS ARREDONDO 203
como ro calificó García ponc',l y que
algunos críticos han ubica_
do corno Eldorado, la hacienda en donde trabaió el abuelo En sí mismas no tienen sentido, pero adquieren relevancia cuando
Arredondo, y que ella visitaba con reguraridad. de el perverso secreto es descubierto. No interesa en este cuento des-
El sitio está marca_
do por la intensidad: el calor es agobiante, tacar la soledad de la viuda, porque ella no ha estado sola sino con
el agua profusa y ra vege_
taciónpródiga' El entorno fortalece semánticamente el hijo, en un sentido amplio. Esta idea es manifestada meta fónca-
la atrnósfera
de voluptuosidad que circund a alpersonaje mente con una expresión temporal: "en qué había empleado mi
femenino. Se trata de
un sitio paradisíaco, en er que se com tiempo ... No lo he sentido". EI tiempo ha pasado ligeru*"rrte, sin
eterá*n gi:ave pecado.
l'a narcadora de este cuento no formula agobio o dolor, Al pare cer, éltambién ha estado con ella: "Nada tie-
expllcitamente la rno_
dificación de su identidacr a partir der ne de raro, puesto que estabas conmig o,, .4
acontecimiento; no obstan_
te' confiI]na haber descubierto una faceta También en este diálogo se manifiesta la posición del amigo:
de sí misma hasta ahora
desconocida' A primera vista podría pensarse para é1, ella no es sólo la madre de su amigo, hay aigo más que
que la identidad lla_
idem de este personaje femenint ha rna su atención y que expresa como admiración de una cualidad
sido constituida también corr
la metahistoria de los valores convencionales. física: la juventud, cualidad que, además, lo aproxima a su propia
se trata de una mu-
jer que ha quedado sola con un condición, los hace semejantes.
hijo, eu€ no ha establecid' relacio-
nes con otros hombres' En el marco Los párrafos iniciales son preparatorios . lHay apenas indicios,
de los valores cristianos esto
es era sobre todo en ra época en que sobre todo de Julio, expresados con negaciones. El hijo solicita
-)¡
cuentos- lo que procede. No obstante, en
Aredondo pubrica los
la madre su aprobación para que el amigo se quede a üvir con
a
algún momento posterior ellos.
al nacimiento del hijo y alamuerte Ella acepta: "-ps¡ supuesto; es lo más natural. Vayan ahora mismo
clel esporo, se introdujo en este
personaje ferrenino una modificación a recoger sLrs cosas: llévate el auto para traerlas. Julio
que cambió parte de su se¡, no despe-
sin que ella fuera completamente consciente gó los labios, siguió en la misma actitud de antes y
de ello. No hay datos sólo me dedicó
textuales que así lo expreser, p€ro el una mirada que no traía nada de agradecimiento, que era más
inicio del cuento introduce
inform aci(tn que posi bilita esta interpretación bien un reproche".s La obsen¡ación de la narradora sobre
: la mirada
de Julio no tiene sentido en el contexto de las acciones
narradas, se
jugaban estaba pensanco crea un espacio vacio, debido al cambio de perspectiva, y
-Mientras en qué había empleado mi el lector
tiempo desde que Román tenía cuatro se queda con la intemogante. Este dato funciona
años... No Io he sentido como un indicio:
pasa{,¿no es raro? al chico parece no gustarle la idea de vivir en esa casa.
-Nada tiene de raro, puesto que estabas conmigo _ctijo
riendo Román, y me dio un beso.
Esta misma sensación de disgusto será percibida por
segunda
vez por Ia narradora en una acción sucesiva en que los
tres están
-Además, yo creo que esos años rearrnente no han pasado. en traje de baño, ala orilla del río, descansando plácidamente: '?brí
No podría usted estar tan joven.2
los ojos cuando estaba cayendo la tarde. Me encontré
con la mira-
da de indefinible reproche de Julio. Román seguía
En este escueto diálogo se resume el durmiendo,,.ó El
sentido del relato. Estas fra- personaje femenino observa de nuevo esa mirada
ses' aparentemente convencionales, funcionan de reproche, que
como negaciones,j ahora le parece "indefinida". Con estos cambios de perspectiva,
como lo no dicho que se activa al término
de la lectura del relato. de la mirada de ella ala de él a travé.s de la de ella,
y un breve diá-
¡Juan García Ponce,
Trazos, México, UN.AM, lg\4,p.25.
2
3
Inés Amedon do, obras compretas,
ifé*i"o, siglo i*r,
20az,p. r r.
a
Inés Amedondo, op. cit., p. ll.
Véase nota 8 de la págin a 160. 5
lbid., p. 12.
6
ldem.
204 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATTVA DE INÉS ARREDONDO 205
logo entre el joven y ella, se introduce la duda en relación con gundo. Y más calmada, casi satisfecha ya, empecé a comer el
el
sentido de la estancia de Julio en esa casa: "-esisiera irme de tercero.e
la
casa", dice el joven, pero no termina de hablar.
El personaje femenino ha interpretado esa mir aday ese disgus_ El personaje femenino se ha abandonado a su deseo, una fuer-
to del joven por continuar en la casa, pero no expresará verbal_ 7-a que se ha apoderado de ella lehará ir rnás allá, hasta el límite.
rnente el significado, lo hará a través del cueqpo. En una acción Ella está en una especie de trance, erotizánd,ose; no devora una fru-
sucesiva, se resalta la voluptuosidad de la que la narr-adora ha ta, intenta satisfacer su deseo. Hay una frase posterior al párcafo
sido
presa- Nada se dice en relación con el joven, bastan unas cua*tas citado que introduce, por contraste, este sentido. Cuando su ritual
descripciones ambientales para percatarse dr: que algcl en ella erótico es intermmpido por la sin¿ienta, dice: "Erala Toña que se
se
ha modificado: "El calor se metí a alcuerpo por cada poro; la acercaba. Me quedé con el mango entre las manos, torpe, inmóvil,
hume-
dad era un vapor quemante que envolvía y aprisionaba, uniendo y el jugo sobre la piel ernpezó a secarse rápidamente y a ser incó-
y
aislando a la vez cada objeto sobre la tierra, una tierra que rlrf, modo, a ser una porquería".ro
s€
podía pisar con el pie desnud o" .7 Se recuesta sobre el piso: El personaje femenino ha mordido el frrto del mal en este mí-
tico paraíso. Ella está ahora conden ada a su propio deseo. En una
Llegué a mi cuarto y dejé caer la toalla; frente al espejo me cles- acción más en donde los cuerpos se aproximan, ella observa ahora
até los cabellos y dejé que se desli zaran libres sobre los hombros, sí conscientemente la manera en que es mirada: "-¿y túr? Mira
húmedos por la espaida húmeda. Me sonreÍ en la imagen. Luegc cómo la dejaste de arena. Seguía con los ojos cerrad.os, o eso pare-
me tendí boca abajo sobre el cemerito helado y me apreté co'tra cía; tal vez me obsen¡aba así siempre , sin que me diera cuen ta" .rl
él: la sien, la mejilla, los pechos, el vientre, los muslos... Mirar con los ojos celTados introduce una idea semejante a la del
Más tarde rne levanté, me eché encima Lrna bata corta, y sin ensimismamiento. Esta expresión alcartza enorrne resonancia en
calzarme ni recogerrne el pelo fui a la cocin a, abríel refrigerador el contexto del texto y del lector: no se trata sólo de ver o miral
y saqué tres mangos gordos y duros.s sino mirar con los ojos cerrados, mirar al otro como parte del mis-
mo, desde adentro y hacia adentro. El contacto con el exterior se
El cuerpo se ha percatado de que es deseado y actúa en conse- ha perdido porque el deseo se ha apoderado de su ser; el absoluto,
cuencia. El pelo sueito, la semidesnu dez,la ausencia de calzado realizado vía el erotismo, es una promesa cercana a la que no se
simbolizart, en el contexto del relato, el regocijo de ser cleseado. En podrá renunciar.
esa zona clel seq, algo se revela y emerge con toda su fuer za, alga Un encuentro más tendrá lugar antes del desenlace. Los jóvenes
motivado por el interdicto y Ia transgresión, el erotismo: juegan en la arena, exponen sus cue{pos con movimientos
armóni-
cos. En ese momento, para ella, son sólo cuerpos. El del hijo, Ro-
mán, de pronto se convierte en certezapara su propio cuerpo y su
Cogí uno y lo pelé con los dientes, luego lo mordí con toda la boca,
deseo:
hasta el hueso; arranqué un trc¡zo glande, que apenas me cabía
y sentí la pulpa aplastarse y el jugo correr por mi garganta, por Lo vi contraerse y lanzarse al aire übrante, con las manos exten-
las comisuras de la boca, por rni barbilla, después por entre los didas hacia delante y lacara oculta entre los brazos... El cuerpo
dedos y a lo largo de los antebrazos. Con impaciencia pelé el se-
e
lbid., pp. 13-14.
?
Ibid.,p. 13. to
ldem.
8
ldem. tt lbid., p. 15.
206 ANGÉLrCA TORNERO EL MAL EN LA NARRATTVA DE INÉS ARREDONDO 207
como un río fluía junto a mí, pero yo no podía tocarlo. No se árbol. Caminos todos de la sangre ajena y mía, común y agolpa-
entendíapara qué estaba Julio ahí, abajo, porque no había ne- da aquí, a esta hora, en esta margen oscura.ta
cesidad alguna de salvar nad.a, oo se trataba de un ejercicio:
volaq, tenderse en el tiempo de la arrnonía como en el propio le-
cho, estar en el ambiente de la plenitud, eso era todo. De nuevo, la naturaleza se revela aquí como alternativa para
configurar las metáforas del deseo. Ella está ahora en el paraíso,
frente al río que es el cuerpo de sur hijo, río blanco, mbio como
Ella entra otra vez en trance, el arrobo Ia atrapa y ata su volun- Román. De nuevo lo mira desde lejos, no lo toca, sólo lo observa.
tad al deseo que la consume. La rnetáfora, acompañada de la para- El árbol elegido para recargase se transmuta: la durezay firtneza
doja: el cuerpo como el río que fluía junto a ella, inalcanzable, de ese árbol son semejantes a las del cuerpo del hijo, la corteza ás-
amplía el sentido al repercutir en todo el relato y se r:epetirá hacia pera es voluptuosa y esbelta, es el cuerpo deseado. La frase final
el final, cerca del desenlace. El río, que se asemejaal cuerpo en el confirma la interpretación. Conscientemente sus pensamientos y
movimiento, en el fluir, pasa a su lado y no puede tocarlo: le está su deseo están radicados en el hijo; esta situación, no obstante, es
vedado, es lo prohibido. Tras estas acciones, el ambiente comienza oscura, está del otro lado, del lado maldito.
a cambiar y a hacerse pesado. Su cuerpo ya no es más el sitio de Su estado de ánimo es, de nuevo, descrito con elementos de la
la complacencia, sino del disgusto. Se ha rruelto pesado: "Otra vez atmósfera: "Aquella noche el aire era mucho más cargado y com-
mi cuerpo y mi caminar pesado que deja huella" .r2'Y más adelante pletamente diferenre a todos lo que había conocido hasta entonces.
dice: "Al quedar descalz a, el contacto con la aren a fría de la sombra Ahora, en el recuerdo, vuelvo a respirarlo hondamente".ts La fnrs-
me produjo una sensación discordante; me volví a mirar el mar; tración y angustia por la no realización del deseo es expresada
pero de todas maneras un enojo pequeño, casi un destello de an- nuevamente a partir del cuerpo: "La única realidad era que mi
gustia, me siguió molestando" .t3 Esta expresión cobra pleno senti- cuerpo pesaba de una manera terrible; no, lo que sucedía era nada
do: la arena fría de la sombra es la situación vivida momentos más que no podía moverrlie, aunque no sé por qué t...]. Nada me
antes, que la ha dejado pasmada: el hijo es inalcanzable. llegaba t...1 y 1o único que subsistía era mi propio peso [...] eso era
El sentido de la metáfora del cuerpo como río que fluye se ampiía lo que centraba todo aquella noche".ró El cuerpo, el órgano, se sien-
aún más en una acción sucesiva: te cuando está enfermo, dolorido, es la positividad de la que habla
Schopenhauer.lT Es así como se expresa la eviclencia del ser absolu-
Seguí hasta encontrar un recodo en donde los árboles permitían to. La namadora lo manifiesta: "Creo que casi no respiraba, al menos
ver el río, abajo, blanco. En la penumbra de la huerta ajena me no lo recuerdo; tampoco tenía necesidad alguna. Estar así no pue-
quedé como en un refugio, mirándolo fluir. Bajo mis pies la espe- de describirse porque casi no se está, ni medirse en el tiempo por-
sa capa de hojas, y más abajo la tierra húmeda, olorosa a ese que es a otra profundidad ala que pertenece".rs El dolor profundo
fermento saludable tan cercano sin embargo a la putrefacción. así experimentado nos extrae de la temporalidad y nos conduce a
Me apoyé en un árbol rnirando abajo el cauce que era como el la inmovilidad. Se trata de esta voluntad que destruye.
día. Sin que lc pens ara, mis manos recorrieron la línea esbelta,
voluptuosa y fina, y el áspero ardor de la corteza. Las ranas y la
ro
nota sostenida de un grillo, el río y mis rnanos conociendo el ldem.
t5 lbid., p. t7 .
16
ldem.
t2 ldem. 17
Véase en la primera parte de este libro "El mal en la literatura"
t3 lbid., p. 16. r8
Inés Arredondo, op. cit., p. 17.
- --T-
I
I
I
{
2s
ldem.
Lillian von der Wal de, op. cit.
214 eNcÉucA ToRNERo T EL MAL EN LA NARRATIVA DE INÉS ARREDONDO 215
res-
De pronro, la descripciórr se fragmenta para introducir un dato resterdo de la experiencia. Sea como sea, este desplazamiento
ponde al juego de la polisemia y la incertidumbre que atraviesa todo
aparentemente impertinente: "Mi madre dormía en alguna de las
abismales habitaciones de aquella casa, o no, más bien había muer- el cuento. Y hty algo más, la niña, para sí misma, es otra, asunto
to. Pero muerta o no, él teníauna mujeI, otra, eso era lo cierto. Era gue se confi.rrna cuando aparece la rataAdelina, como se verá más
la causa de que mi madre hubiera enloquecido. Yo nunca la he vis- adelante. Hablar del sí mismo corno del otro establece distancia
entre el yo que puedo creer que soy y el otro que tarnbién soy, pero
Ío".zo La inserción de la referenciaala madre conduce a la idea, por
que no puedo asir como mismo; se trata de la alteridad entendida
contradicción, de que ei que está en la cama es el padre. Es deci4
el padr e y laniña comparten este lecho y el padre está desnudo. La corno parte de un sí mismo que se escinde, por lo rnenos momen-
metáfora cle las habitaciones abismales puede interpretarse de táneamerrte. La descripción del acto, de la relación, confirma lo
dos maneras, por lo menos: puede estar referida a la rnente enlo- anterior. Si, como ya se dijo, la inmovilidad es metáfora del erotis-
quecida d.e la madre o alamente confundi,Ca de la hija o a ambas. rno y de la voluptuosidad, del momento climático,lo anterior se
Desde luego, la deriva semántica conduce a pensar que se trata de
confirma:laidentidad se pierde, no hay un yo descriptible, no hay
una alusión a la mente enloquecida, pero también refleja una si-
un centro, por lo tanto sólo hay otro. Esta interpretación es más
clarasi se añade el asunto de la culpa. Al transgredir la prchibición
tuación más general, de las relaciones entrc los miernbros de la
se alcartza un estadio en el que las distinciones desaparecen: se
familia. Esta interpretación puede confirmarse si se piensa que
alcanza el éxtasis. Ahora bien, esta experiencia puede ser rnás po-
la metáfora está más cercana ai gótico préximo al surrealismo,
tente si se parte de la conciencia plena de la transgresión del inter-
a la descripción del inconciente o del estado mental general. En Ia
dicto y, en la moral cat1lica, de la culpa y el pecado. Al alcanzar el
novela gótica de finales del siglo XVIII se hablaba de castillos tene-
límite, el yo se disuelve, lo que queda es otro. La idea del incesto
brosos, con habitaciones semejantes a éstas y, en sentido metafó-
se refu erza paulatinamente:
rico, se aludía con ello a la complejidad del mundo que se vivla. El
senticlo que se recupera a partir de la interpretación de este cuento Vi la blanca carne del brazo tendido hacia mí, tersa, sin un pelo,
nre hace pensar que las habitaciones son más bien metáfora de dulce y palpitando con el vaivén de la flama. Los dedos ligeramen-
la mente. Una idea más confirma esta interpretación. Aun cuando la te cun¡os sobre la mano ofrecida apenas: abierta. Hubiers eure-
madre está por ahí,en una habitación, la niña no la ha visto nunca, rido poner un pedacito de mi lengua sobre la piel tibia, en el
Para ella es sólo un concepto, una idea que flota en su mente, por antebrazo.2T
lo que no interega si vive o muere .Lahabitación abismal, en donde
mora su madre, puede se1; como se dijo arriba, su propia mente. La expresión carne blanca para hablar del brazo y los atributos:
Hay uria cet1eza en el cuento: "el padre tenía tlna muje¡, otra, sin pelo, dulce, palpitando, crean la dimensión erótica del encuen-
eso era lo cierto". Como lo ha señalado ya Lillian von der Walde, tro de estos cuerpos. La niña responde a lo que el cuerpo le mues-
la otra mujer es la propia nifla, aun cuando resulta complicado asu- tra con un impulso motivado por el deseo. La siguiente frase es
mirlo. Es difícil pensar que es una niña quien forma parte del ambigua y también reveladora de la voluptuosidad que rodea la
juego pen/erso con el padr e.Ladecisión de no identifi.carse a partir escena . La fórmula verbal "hubiera querido" crea la ambigüedad,
del yo sino del otro, en este cáso como "otramujer", puecle deberse porque implicala ne.gación de la consecución del deseo. Ella hu-
a la necesidad de separar a la niña de la mujer para establecer la biera querido hacerlo p'ts¡o no lo hizo, r1o se sabe por qué. El lector
idea de que la naración ocurTe ya siendo mujer; que se trata del se encuentra con este espacio vacío, que deberá llenar con sus pro-
27
ldem.
2ó
Inés Arredondo, oP- cit., P. 123'
216 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATTVA DE INÉS ARREDONDO 21,7
2e
28
J. Chevalier y A. Gheerbrant , The Penguin Dictionary of Symbols, Lon-
ldem. dres, Penguin Books, 1994, p. 173.
218 ANGÉLICA ToRNERo F.L MAL EN LA NARRATIVA DE INÉS ARREDONDO 219
30
fnés A¡redondct, op. cit., pp, 123-124.
3r J. A. Pérez-Rioja, Diccionario de símbetos y mitos, Madrid, Tecnos,
¿U03, p.365.
32
33
Inés Anedondo, op. cit., p. L24.
J. Chevalier y A. Gheerbrant, op. cit., p.788. 3a ldem.
La nqocENCrA ES rcNoRANrcrA
l22rl
222 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATIVA DE INES ARREDONDO 223
realidad que lahará salir de la inocencia y ubicarla en una situación, tando la cabeza cor\tra su pecho para protegerla de aquel pensa-
aunque dolorosa, más favorable. La libertad es aquí ese logro ¡u- miento injusto; la separó lentamente y la besó en los labios. La
mano, cuyo costo es elevado: salir de la inocencia mediante el saber; ternura lo llenó todo t...1. Elisa sonrió en la plenitud de su feiicidad
saber que implica la distinción entre el bien y el mal. y su pvreza, dueña inconsciente de un mundo perfecta" .6 Elisa está
Esta paulatina pérdida de la inocencia comien za can la culpa de nuevo en la inocencia. Con el beso "tierno" nO consigue avan-
que Elisa, el personaje principal, experimenta por no comprencle4 zar, sino retroceder al mundo originario deiinido por la pureza y
por no poder hacer io que Laura hace para sedur:ir a su rrovio. En la perfección. En contraste, la angustia le dejó una herida que difi-
la prim era acción diegéti ca relación entre el tiempo de la his- cilmente cerraráy que Laurase encargará de hacer más profunda:
-la
toria y el del discurso es concordante- se ttarra la manera como
la culpa se introduce en este personaje. Los chicos juegan y Elisa niña, qué clase de novio tienes. Estábamos jugando
-Caramba,
pierde. La sentencia: besar al novio. El terror se apodera cle ia jo- en el agua cuando se me desató el nudo de los tirantes y é1, en
ven porque nunca ha besado al novio y porque no quiere que se lugar de voltearse, se me quedó mirando. No tiene importancia,
den cuenta las otras jóvenes, mayores que ella, de que carece de ex- pero te lo digo para que no creas que es tan caballeroso como
periencia. Es tal su turbación cuando intenta besar al novio, gue aparenta.
f.alla y todas se burlan. La pequeña Elisa se siente avergonzada de sí Lo dijo casi sin detenerse, al pasar. Elisa anonadada, desen-
tendida aún de su herida nLleva, vio alejarse a Laura y se dio
misma y experimenta angustia: "Luego el juego continuó inocente
cuenta de que no sentía rabia hacia ella, sino una especie de
como de costumbre, pero Elisa no podía evitar sentir una vaga
respeto y tal vez un poco de envidia. Envidia... ¿por qué Miguel
vergüenza de sí misma, Ll.na pequeña angllstia que le dejaba un
la había mirado de aquella manera?... ¿Era ése Miguel?... No
hueco en el pecho la hacía rehuir las miradas".4 "El qLle se hace comprendía. No sabía nada de nada, nada de nadie. Estaba
culpable por angustia es inocente", señala l(ierkegaard,s y esto es sola.7
precisamente lo que le sucede a esta niña en el primer momento:
la angrrstia la hace culpable. Pero al mismo tiempo, será esta angus- En esta descripción se trasluce la angustia frente a la ignoran cia,
tia Ia que la mueva a intentar comprendeq, a salir de la ignorancia, asociada, además, con un sentimiento de soledad. No comprender
de la inocencia. es estar aislado, en la nada y en la angustia de esa nada. Aun cuan-
Este personaje femenino ha constituido su identidad en la ino- do Elisa no alcanza a comprendeq, intuye que en ese saber se ocul-
cencia, entendida aquí, como en el relato bíblico, como la no cli- ta algo que le resulta contradictorio. Se sorprende de que Miguel
ferenciación sexual. La prohibición originaria en la tradición hubiera visto así a Laura, pero a la vez siente envida de ella por
judeocristian v, dpartir de las Sagradas Escrituras, es precisamen- haber sido vista así; es decir, de la manera en que ella quisiera ser
te sexual, y las nociones de bien y mal se estructuran con base en vista. Elisa se asorna a las fronteras del mal, hace ya la distinción
esta distinción. Elisa tiene novio, pero lo sabe sólp como idea, como y empi eza a comprender que "no ser vista" eS no Ser mujeq, por lo
concepto. Ella ignora la experiencia sexual del noü azgo. Esta idea menos no ser mujer deseable. El personaje deja traslucir todo un
se introduce con la primera acción: rrunca ha besado a nadie. contexto cultural del que no es consciente, es un inconsciente colec-
En una acción sucesiva, Miguel besa a Elisa y ella olvida su an- tivo que act(taen la cornprensión de su sí mismo. Este inconsciente
gustia y recobra su .situación anterior: "La abrazó con fuerza, apre- le hace pensar que lo "correcto" es no dejarse ver y que el novio
a
Inés Arredondo, Obras completas, México, Siglo )cil, 2002, p. 19. ó
Inés furedondo, op. cit., p. 19.
s S. Kierkegaard, op. cit., p. 44. 7
lbid., p. 20.
224 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATTVA DE INES ARREDONDO 225
t6 lbid., p. 24. t7
ldern.
La CoRRUpCTÓN DE LA PUREZA
l22el
230 ANGE,LICA TORNERO
EL MAL EN LA NARRATTVA DE INES ARREDONDO 231
do otrora sus cuidados, acude para acomp airar al hombre en sus esta pasión insensata por Samuel que sólo ha de morir cuando
últimos días. Corno última voluntad, el tío solicita d.esposar a Lui_ yo muera. Támbién puede ser que por esa pasión, precisamente,
sa. Ésta, reticente al inicio, al final acepta. El tío "se alimenta,, me haya purificado. Si él vino y despertó al demonio que todos
de
la juventud de la sobrina y recupera el aliento; vive algunos años llevamos dentro no es culpa suya.3
rnás con ella. Luisa pierde paulatinanlente la belleza, la juventud
y las esperan zas.En "sombra entre sombras", Lau ra, lanarradora-
En estos dos inicios queda en evidencia la obsen¡ación que Juan
personaje, contrae matrimonio, "vendida" por la madre, con
un García Ponce realizó sobre la poética de los cuentos de Arredondo.
hombre mucho mayor que ella, muy rico y con lrna vida licencicrsa.
En cada acción, la escritora ve "no sólo un mero acontecer, sino un
Pronto , Lattra se percata del tipo de hombre con el que se casó y
sentido secreto que se encuentra en la rnisma esencia de los perso-
lo rech aza, pero no se separa; eStablecen un pacto de conveniencia.
najes y sucesos que, por esto, puede revelárnoslo".a Elegir la dis-
Ella se convierte en señora rica y maneja las propiedades; éi con-
tinúa con su vida licenciosa. Pasado el tiempo, Laura se enamora tinción puro/impuro supone, me parece, la necesidad de retroceder
paraexplorar a partir de una relación originaria, anterior alasirn-
de un joven, Simpson, que un día apareció en la vida clel matrimo-
nio. La desmedida pasión que siente por Sirnpson la conduce a bólica actual. Esto permite a la autora indagar más allá de los su-
puestos, penetrar los metarrelatos para revelarnos la esencia que
aceptar tener relaciones sexuales con el marido y con el joven al
el lector refigura.
misrno tiempo y a todo tipo de excesos y orgías, ya que éste lleva
Lo impuro, dice Paul Ricoeul nunca tuvo un sentido literai; se
también una vida sexual desenfrenada. Tanto el marido como el mu-
construyó como símbolo: 'jamás lo impuro equivalió literalmente
chacho son bisexuales. Laura acepta todo tipo de humillaciones con
a lo sucio".s Pero por otro lado, tampoco este símbolo llegó al nivel
tal de seguir con su amante; envejece a su lado en la ignominia.
abstracto de la indignidad; de lo contrario se desvanecería la ma-
Los párrafos iniciales en arrrbos relatos aluden ya ala distinción
gia del contacto y del contagio".6 Esto es revelador. La elección de
¡ruro/impuro. En "La Sun-amita" se lee:
r:sta dicotomía, por una parte, y ser tomada en cuenta como orga-
Aquél fue un verano abrasador. El último de mi juventud. nizadora del sentido, por otra, es fundamental para una herrnenéu-
Tensa concentrada en el desafÍo que precede ala combustión, tica del texto. El lector se confronta con sírnbolos arcaicos que, no
la ciudad ardía en una sola llama reseca y deslumbrante. En el obstante, "suministran el molde imaginativo en el cual van a for-
centro de la llama estaba vo, vestida de negro, orgullosa, alimen- jarse las ideas fundamentales",z relacionadas con su moral. Estos
tando el fuego con mis cabellos rubios, sola. Las miradas de los símbolos son organizados discursivamente en el texto de rnodo tal
hombres resbalaban poi'mi cuerpo sin mancharlo y mi alti,¿o gue, por un lado, se expresan como prácticas, conservando el sen-
recato obligab a al saludo deferente. Estaba segura de teler el tido de "infección cuasi físi ca"8 y, por otro, se introducen en el
poder de t-{orneñar las pasiones, de purificarlo todo en el aire en-
contexto cultural de la tradición, constituido por la distinción cul-
cendido que me cercaba y no me consumía.2
pa/pecado.
"Sombra entre sombras" inicia así:
3
lbid., p. 250.
Antes de conocei a Samuel era una mujer inocente, pero
a
Juan García Ponce, Tiazos, México, UNAM, '/-,9'74, p.25.
¿pura? s Paul Ricoeu4 Finitud y culpabíIidad, Buenos Aires, Altea/Taums/Alfa-
No lo sé. Quizá de haberlo sido nunca hubiera brotado en mí
guara, 1991, p. 198.
6
ldem.
2
7
lbid., p. 197.
Inés Amedon do, obras completas, México, Siglo x)il, zoo2,p, gg. 8
lbid., p. 198.
I
¡
I
EL MAL EN LA NARRATIVA DE INÉS ARREDoNDo 233
I
Ahora deberá sacrificar este bien por un bien mayor: cumplir con cían firma4 y responder. La sensación que de esa noche me
quedó para siempre fue la de una maléfica ronda que giraba ver-
los preceptos en los que ha sido educada. I.a narradora-personaje
tiginosamente en torno mío y reía, grotesca, carttando
yo toy la viudita que manda la ley
1ó
Gilda Rocha, "El compromiso cc,n la palabra en la namativa de Inés
Arredondo", en La Palabra y el Hombre, Méxi-co, Universidad Veracnr zana,
2004, p. 122.
17
Inés Arredondo, op. cit., p.92.
t8 A.A.
VV Catecismo de la lglesia católica, Madrid, Asociación de Edi-
tores del Catecismo, 1992, p. 4ó5.
--T'
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y yo en medio era una esclava. SufrÍa y no podía levantar la nera diferente estas situaciones límite que modifi.can el estado de
cara
al cielo. re
Laura. Mientras que en "La Sunamita" la pérdida se evidencia con
gran dramatisrno, como ruptura definitiva, en la que queda im-
La expresión de esta pérdida de la voluntad sucede en el rnarco plicada la muerte, €il "sombra entre sombras" se arriba a esta-
de un esquem a narcativo gemejante al clel párrafo inicial; este
pa- dos diferentes, se van alcanzando distintas etapas. En ninguna de
ralelismo se repite también en el párrafo final, como se verá.
La las acciones descritas qlre modifican el estado de la narradora-per-
narradora-personaje está en el centro, pero ahora sin protección,
sonaje se aprecia la idea de pérdida total o negación del ser. Hay
sin su seguridad. Los otros han penetraclo en su ámbito más
íntimo una tendencia general, en la estmctura de este cuento, a exponer
y violentado su libertad al conducirla a perder su vr:luntad,
median- la situación, plantear la nueva situación que pone en riesgo la ante-
te presiones. El significado de esta pérdida de volgntad se
expande rior y alcanzar un momento diferente, que la narradora-personaje
y afirma con el uso de una metáfo ra: "la maléfica ronda
[...],,. Lo logra adecuar de inmediato a su vida y que sabe aprovechar.
que la roCea ahora, erl vez del fuego inicial, protecto!
es el mal, ex- Una de las acciones más dramáticas, cuando Ermilo res-
presado como objeto animado. El mal se mat erializa,
se mueve,
-en
puesta a un prirner golpe que ella le asesta intentando evitar que
gira, ríe e inch-rso canta.
la bese por primera vez- la golpea, rasguña y le abre la espalda
Se establece así una relación entre la pérdicla de la voluntad y con un verduguillo, dejándola gravemente herida, ilo desemboca
el mal que se introduce en su vi,Ca, con el quebranto de
su situación. en caülaciones conmovedoras. Ctrimina con un pacto conveniente,
Ei esquema no es sencillo; se conforma de paradojas. para no sentir-
que, incluso, les perrnite ser felices:
se culpable pierde su bien mayor; la pure za, qveparaclójicamente
la ensoberbecía. Luisa decide dejar atrás su pur eza contra su vo- Pero ambos callamos sobre su herida y las mías. Las cicatrices
luntad; no obstante, la Inotivación es suficiente: un bien superior. que nos hicimos perdieron importancia.
Ahora, este bien, que consiste en mostrar caridad, como lo hizo A partir de ese día hicimos un pacto silencioso en el que yo
Jesús, según los Evangeiios, le ha conducido a la iniquidad. aceptaba de vez en cuando sus fantasías y él acataba mis prohi-
Una
vez más nos encontramos frente a una paradoja. Además, biciones, y se puede decir que fuimos felices más de veinte
la intro- años.2o
ducción del mal en su vida es una "sensación" que permanecerá
en
ella "para siempre".
A lo largo de veinte años, Ermilo continúo con la vida de excesos
Finahnente, el ritual del mal al que se siente sometida le causa
y perversiones que lo distinguía, y Laura vivió como señora rica y
strfrimiento. Pero no se t'rata del sufrimiento que se acepta con
poderosa y aprendió amanejar los negocios y propiedades .Lasatis-
agrado para complacer a Dios; es el que aniquil a. Laexpresión "no
facción del deseo sexual y el amor no le preocuparon a lo largo de
podía levantal: la cara al cielo" confirma el sentido de pérdida.
Evi- estos años. Su motivación se centró en la posesión de bienes ma-
tar la culpa la ha sumido en el dolor y, como se verá clespués, en la
teriales. Se podría pensar que la aceptación de este pacto de con-
vergüenza e incluso ha deseado morir.
veniencia supone ya cierta corrupción de sus principios morales.
En "Sornbra entre sombras', está también presente ese momen_
No obstante, esto no se expresa así en el relato. La intención es
to de pérdida, más bien esos momentos, acciones diegéticas que
seguir la línea de interpretación que hace pensar en Laura como
llevan ala narradora-personaje a transitar de un estado a otro; no
víctima de la madre que' prácticamente la vendió al vieio Ermi-
obstante, la configuración conduce al lector a interpretar de r¡ra-
lo. Esto se constata hacia el final del relato.
ie Inés Arredondo, op. cit., p.92. 20
lbid., p.259.
24A ANGÉLICA TORNERO 241
EL MAL EN LA NARRATTVA DE INES ARREDoNDo
Simpson tendría veintidós o veintitrés años y yo estaba atada La pasión q1ue Laura siente por Simpson le impide evitar la si-
a
Ermilo, tenía treinta y seis años aunque no los aparentaba ni por tuación. Aquellos veinte años en los que puso las condiciones para
asomo. Pero, ¿qué era aquello? Aquellas ganas de reírme y guiar la relación con Ermilo se venían abajo. Él tenía ahora el po-
ctre ser
teliz, ¿eran pecado? Mas sabía en el fonclo de mí que me mentía,
der de hacer que ella se humillara, aceptara sus propuestas, inclu-
que era Simpson, Simpson el que me sacaba d.e mi manera
de so, la de tener relaciones sexuales los tres al rnismo tiempo, con tal
ser.2l
de estar cerca de Sirnpson. La nar:radora-personaje ha descubierto
una faceta de sí misma desconocida hasta entonces.
Y más adelante, Cice:
Aun cuando no es evidente, rne parece que a lo largo del cuento
se ofrecen indicios que caracterizan la moral de Laura: es tamba-
Todo me acusa por lo que sufro, comprendo que mi mied.o
no es leante. A diferencia de Luisa, en "La Sunamita" , que muestra ser
más que un remordimiento dis frazado, que mis cosas queridas
me rechazan con repugnancia por sentir el amor que siento.22 urra mujer con una conciencia escnrpulosa en toda su grandeza y
magnitud consiste en mantenerse heterónoma hasta el fin,
-que
hasta el extremo, a pesar de todo-z4 y que acepta el oprobio que le
I-a pasión amorosa le provoca, por una parte, felicida d, y, por
otra, sufrimiento. Este último proviene no sólo del ctolor trae el sacrificio por una causa que considera superio{, el persona-
de no po-
der poseer el objeto desead.o, también de la culpa (expresada je de "sombra entre sombras" es ambiguo. Si bien la madre "vende"
como
remordimiento), que parece disfrazar con miedo. Haber a Laura, ésta no parece sufriq, sino adaptarse e incluso disfrutar. Su
aceptado
vivir con un tipo con la moral de Ermilo, totalmente contraria moral relajadala conduce a aceptar a ese marido y a ser feliz, con-
a la
educación que eila recibió, parece haberla situado sintiendo de vez en cuando las caricias que le producían asco.2s
en la puerta del
infierno. Lo que sigue en su vida es aband.onarse totalmente. Tras haber tolerado relacionarse sexualmente de ese rnodo, Lau-
A diferencia del primer momento, antes citado, en que Laura gol- ra experirnenta contradicciones morales gue debe resolver: "Me
pea y es golpead^ y acepta el pacto con Ermilo, quedo quieta, en una contradicción terrible de sentimientos. Me he
€n este segundo
mornento de cambio de estado, la narradora-personaje portado como una descarad. y una mujer sin escrúpulo s" .26 Busca
se confron-
ta con la culpa y el pecado. Al entrar en la habitación
de Simpson,
descubre a éste y a su marido teniendo relaciones
sexuales. Ermi- 23
lbid., p. 264.
2i Ibid., p. 260.
2a
Paul Ricoeuq, Finitud y culpabilidad, op. ci;., p.285.
22
lbid., p. 263.
2s
Inés Arredondo, op. cit., p. 265.
26
ldem.
242 ANGÉLICA TORNERO
EL MAL EN LA NARRATIVA DE TNÉs ARREDoNDo 243
a3
Inés Arredon do, op. cit., p. 96.
'-T-
I
I
Expnn,SIoNES DE DoMINIo
124el
250 ANGELICA TORNERO EL I/IAL EN LA I\TARRATIVA DE TNÉS ARREDONDO 251
alteró. Segunda paradoja: Hernán prodiga atenciones a sus cria- Aquí no termina la riquezade la primera frase. En la enunciación
'Lía
turas, y Lóta\ con la finalidad de sentirse servido por ellas. I'{o destaca la fi.gura del narrador. Se trata de un yo que habla, ftiera de
obstante, el límite alcanzado por el personaje no hace más que stt situación ternporal y espacial, del conflicto entre él y ella (ellos),
vincularlo con el otro polo. Es decic los límites de su peruersión lo y de su propia intervención, como apoyo para la disolución cle di-
llevan a disfrutar siendo él el esclavo. Hernán crea a slrs criaturas cho conflicto. Si bien la lectura del cuento, desde cierta perspectiva,
para disfrutar de ellas, y se les somete, alavez quelas somete, a su puede conducir a la conclusión cle que este narrador intradiegético
tnodo, con sus reglas. Con estas dos paradojas, con las que se ten- ocupa el último lugar en la jerarquía"Hernán-Lía-Lótal" esta frase
sa la narración, se constituyen un rnovimiento ascendente de Lía le otorga su posición precisa: llega a simbolizar 1o que permane-
en relación con Hernán y descendente en relación con Lótar, y un ce, el "sitio" seguro para su Señor y, al final, quien domina cleján-
movimiento descendente de Hernátten relación con Lótar.Al final, dose dorninar. Frente a la crisis, "supe lo que tenía que hace4" dice
cuando Lía intenta hacer valer su conquista, en los rnismos términos L6tar.
en los que Hernán hacía valer las suyas, sometiéndose-imponiendo, Elegir a Lótar corno narrador es un acierto más, plles por ese
la reJación se diluye. Lótar y Hernán regresan al estarCo inicial. medio se establece de nuevo el contrapunto. Lo que este narrador
Otro señalamiento importante consiste en destacar el recrrrso de relata es la manera en que ftie desplazado por la "intmsa", alaque
gradación. La narración se configura como progresión ascendente, él mismo introdujo en la casa, desde luego eri su afánde obedecer.
de lo pequeño a lo grande y de lo simple a lo cornplejo, hasta alcan- Es decil narra su decadencia, como resultado del ascenso de esta
zar el punto climático, hacia el final, como se verá enseguida. El intrusa frente a Hernány la forma en que esta mujer es rechazada
relato se inicia con una prolepsis, en una frase que encierra no sólc¡ finalmente. En este relato triunfan la lealtad y el cumplimiento
el asunto, sino la posición de los personajes que inten¡ienen en el cabal de las normas.
relato. Pc¡r una parte, se alude aJ orden anterioc precisamente al or- La segunda frase se estructura de manera sernejante: "Eraextra-
den que se ha infringido; por otra, en esta acción se describe la Íio porqu e a élle gustaban las adolescentes. Esta tenía como diecio-
posición final de los tres personajes, que de hecho era la inicial: cho años".2 El texto interpela al lectoc como si se tratara de alguien
"Cuando lo vi rozarle la mejilla con el fuete, supe lo que yo tenía con quien se ha iniciado una conversación. Y al igual qiue con la
que hacer".r La intrusa fue rechazada, como había sucedido en primera frase, el lector difícilmente cornprende de qué se le está ha-
otras ocasiones, como "Cebía se¡," y el encargado cle deshacerse de blando, aunqrre distingue ya a ese "éI"-qu€ se repite aquí aun sin
las "vírgenes del holocausto" cumplía nuevamente con la función nombre- de quien se habla.
internimpida durante algún tiempo. Hay además un indicio, entendido como señal de sentido, de
La ubicación de esta frase al inicio expresa nrptura. AIgo grave orientación, para comprender los sucesos qlre se desencaden arán
sucedió y fue necc'sario acudir a la üolencia. Pero huy algo rnás: co- a partir de "lo que se ha venido hacienclo." La expresión "Eraextra-
mo se obsen¿a,lafrase emplea como mecanismos conectivos, deíc- ño porque [...]" lleva a inferir que fue Hernán quien eligió a esta joven
ticos relacioirados con pronombres personales sin que se hayan y no Lótar. Si esto es así, se puede pensar qlle Hernán eligió a esta
mencionado los nombres. No se cumple la función de la deixis, en joven con plena conciencia de que deseaba de ella algo más de lo que
términos de sus anafóricos. Desde luego, el lector se preguntará hacía con las otras adolescentes y gü€, por lo tanto, los sucesos
sobre el sentido de este enunciado inicial y avanzará en la lectura tomarían un cauce d.istinto al acostumbrado.
con esta duda.
I rnés Amedondo,
obras completas, México, siglo XXI, zoo2, p. ll7. 2
ldem.
252 ANIGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATTVA DE INÉS ARREDONDO 253
Conforme se avanzaen Ia lectura nos percatamos de ello. Hernárr ofrezco quinientos pesos en oro por tu virginiclad. Dos
elige a esta mujer para realizarse; para convertirse en una
criatura
-Te
horas de una noche. Nada más. Nunca volverás a ser molestada
acorde con los valores que constituyen su cosmos. Selecciona ni nadie lo sabrá. No hay el menor peligro de embarazo.
cui-
dadosamente su material y lo adquiere, lo manipula, lo pule, él?
hasta -¿Con
lograr una expresión de la perfección; desde lueg,r, de
su propia -Sí. qtriero dinero, quiero ver la biblioteca y los
perfección- Algunos críticos asocian este relato cuadros.
con el mito de pig- -No
malión'3 La redescripción d.e este mito se reali za cortsi.derando Eso fue todo. Sin regateo con los padres. Sin llantos ni me-
por
una parte el atributo principal de la estatua lindres.ó
inmovilidad- y
-su la distinción:
la relación de Pigmalión con ésta; por otro lado,
se Líallega a la casa motivada por una insaciable ambición de co-
trata de un ser humano que, a su vez, en la relación con
Hernán nocer. No le interesa recibir dinero a cambio. Si bien no es inverosí-
-y de otro modo con Lótar- está intentaclo constituirse como mil, parece poco convencional en una chica de 18 años, habitante
sujeto.
de un pueblo de México, aprincipios del siglo xx, esta avidezpor
En los siguientes párrafos, el narrad.or muestra los sucesos
que el conocimiento. Esta caracterización del personaje introduce una
hacen que la joven acud a a la casa. En esta relación
inicial huy primera distinción en relación con las otras chicas y una relación
ambigtiedad. El lector se topa con un narrador que intenta
conven- de sernejanza con Hernán y, de alguna manera, con Lótar. Hernán
cer; pero por otro lado, el lector puede percibir
a una joven que está es un sibarita, que gusta de coleccionar obras de arte y que posee
manipulando a este person aje, haciéndolo creer en su propio
es- una enoffne biblioteca con incunables. Sin ser ajeno totalmente a
fuerzo de convencimiento. El cambio de actitud cle Lótar
en relación ello, Lótar no experimenta de ese modo el deseo de conocer y saber;
con esta joven confirma la ambigüedad. De una actitud
inicial su preocupación se centra en no perder la dependencia que ha lo-
curiosa y hasta gozosa, transita haci aladesconfi artza:"Me
gustaba grado generar en su Señor y viceversa.
visitarla" .4 Y rnás adelante dice: "No me impaciento:
estoy simple- Hay, hasta aquí, por lo menos dos distinciones importantes en
rnente cumpliendo con mi deber. Su boca fina,
su frente amplia, la relación con las costumbres que imperan en Eldorado. La primera
nariz delicada y los enonnes ojos negros, sombreados quizácon-
, se relaciona, como ya se dijo, con la edad de la joven; la segun-
muevan a muchos, pero no a mí. No quiero" .s Lo interesante
de da con su interés por la culturay su avid ezpor conocef, al punto de
esta acción narrativa es la sutil exposición, poniendo en eüdencia preferir ver la biblioteca y los cuaciros que obtener el dinero. Estas
los moti'/os, preguntas y silencios de la joven. El diálogo que cierra dos distinciones configuran ya un escenario de suspenso. El lector
esta acción, confirma lo inusual del caso:
avar,zasin saber ion precisión, hacia dónde. La serie de rnodifica-
ciones "a las reglas", asunto que ha quedado claro, hace "extraño"
virgen? al lector mismo, el mundo de sentido en el que se interna.
-¿Eres
_Sí. El lector confirmará su sospecha están rompiendo las re-
-se
glas- con las siguientes acciones y el decir del propio Lótar:
3
Cfr. Graciela Martíne T7,alce,.,presentir la verdad El traje de lino estaba sudado, arrugado, pero yo no podÍa ni
o invent arlautopía,,,
en Luz Elena Z-amudio (coord .), Lo monstruoso
es lrcbitar ert otro ,México, aflojarme la corbaLa: no me estaba permitido. Inquieto, me remo-
casa Juan Pablos/ueu-Iztapalapa, 2005, p.26;
Gloria prado, ,,La reescri- vía en el sillón de barqueta; toda una noche en él me lo hacía in-
tura de escrituras,-reconfiguraciones de Inés A¡redondo,,,
a
en ibid.., p. 6g. cómodo. Pero no podía pararrne, dar ¿nos pasos, hacer ningún
Inés Arredondo, op. eit., p. t47 .
s
lbid., p. 148. 6
ldem.
254 ANGÉLiCA TORNERO EL MAL EN LA NARRATIVA DE INÉS ARREDoNDo 255
mido. Si fuera un sin¡iente hubiera podido dormitaf,, pero no lo acciones tales como apariciones en público o solic itar lecciones
soy. Misvigilias, en esos casos, [erminaban entre la una v ias dos
de asuntos que le interesan. El Señor le concede todo 1o que pide. Al
de la mañaria, y ahora estaba amanecienclo, pero la puerta no
se llegar a este punto, tiene lugar el segundo encuentro sexual.
abría.7
Este segundo encuentro funciona como articulador de dos si-
tuaciones: la de iniciación y Ia de consumación. A partir de este
Y más adelante agrega:
momento, la gradación será mucho más veloz:la posición de Lía
NIi zozobra, no había tenido más remedio que tragárrnela alr.mentará ostensiblemente hasta alcanzarlamina. Por otro lado,
3i su- mientras que en el primer encuentro sexual no hubo relación de
darla. iQué pasirba? Las reglas dei juego habían s:.do rotas, reglas
que yo no inventé, QLt€ simplemente asumí cuando era un hechos, €fi éste el lector podrá obsen¡ar, a través del narrador vo-
ado-
lescenie.s yeurista, el encllentro entre Hernány Lía
Las acciones de Hernán en relación con Lía han hecho recordar Dentro, sólo dos quinqués estaban encendidos y Líaen rnedio de
aLótar cuál es su propio lugaq, su sitio en ese cosmos que es Elclo- la habitación, complacientemente desnuda. Su cuerpo, blanco,
rado' En tres frases contunclentes expresa slrs sentimientos: *Mi resplandecía en una belleza perfecta v misteriosa. Don Hernán
sacó el gran cofre que estaba en la óaja fuerte y corrrenzó a poner-
zozobra llegó a ser angustia. Estaba roto por dentro. Hasta he
re- le una gargantilla de rubíes, luego fue combinando, lentamente,
cordado que no me llamo Lótar, que ese nombre él me io puso,,.e
perlas, zafiros, esmeraldas. A veces algo no le gustaba y cambia-
El agravio, no obstante, no lo hace retrocerJer. Él segu irá acatando
ba por otro collar, hasta cubrirle el pecho, y luego la cintura
las reglas hasta el final, porque confía en el orden de las cosas.
Hay hasta el sexo. Ella no se movía, era una estatua.rl
aquí un punto que es importaute destacar: para este person aje,
aca-
tar las disposiciones es mantenei' el orclen, pero no someterse a También aquí, rrr suceso llama la atención de Lótar. Hernán
humillaciones. Lótar iracía toclo lo posible por complacer al Señor coloca a la chica joyas pertenecientes a su madre. Este hecho insó-
para que éste continuara dependiendo de é1. Es aquí donde la lito funciona como símbolo de la confianza que Hernán tiene en
re-
lación se vuelve cornpleja, como se verá más adelante. Lía y del acercamiento cada vez rrrás íntimo. Las relaciones sexua-
A lo largo de la narración, Lótar destaca los momentos en que les, ha quedado claro, flo figuran.Lapsicología de Hernán es mucho
se expresa la ruptura de las reglas. Por ejemplo, naffa el
tipo de vida más complej a. Lía es su obra y debe comportarse de acuerdo con
que Lía llevaba en la casa: "r.a vida cle Lía no ftie lo que yo rne sus expectativas. Pero, como en el caso rde Lótar, Lía sabe lo que
había imaginado. Se la eclucaba en la más rígida de las disciplinas está sucediendo y se presta al juego. Su inteligencia y su ambi-
y se sometió a elia [...]".10 Como se observa, una vezmás, Lótat ción le permiten darse cuenta y asumir las reglas que se le imponen,
dice que suceden cosas contrarias simplemente diferentes- de con la secreta intención de apoderarse del juego, en un mornento
-o otra
lo esperado por é1, lo ctral confirma, ',/ez,que el orden ha sido dado.
alterado. Además, el narrador ptrntualiza ciertas acciones para . Como se mencionó, la gradación aumenta de velocidad en este
reiterar la manera en que la joven gana posiciones en Eldoraclo: segundo momento de la narración. Las acciones suceden rápida-
mente, sobre todo en ia narración del largo viaje años- que
7
lbid., p. 149. realizan alrededor del mundo.
-dos
8lbid.,p. 150.
'Icient.
10
lbid.,p. l5l. tt lbid., p. 153.
256 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATTVA DE INÉS ARREDONDO 257
Antes de abordar el tema del viaje, mencionaré una escena que En la narración del viaje se obsen¡a un contrapunto muy inte-
posiciona a Lía y que da cuenta del terreno que ha ganado frente resante; es éste, quizás, el momento diegético medular en el que en-
a Hernán: tran en relación las dos expresiones de dominio, manifestadas
ambiguamente, entre la donación y el ejercicio del poder.
Una noche, durante la velad a, Lía se asomó al ventanal. Vio el
Por una parte, don Hernán ostentará el poder que tiene, dando,
cielo color violeta, luego cárdeno.
ofreciéndole aLíatodo aquello que ella no podía haber conseguido
quemando los cañaverales! ¡Quiero verlo, verlo,
-¡Están de rringuna otra manera. La narración muestra la gran riqueza y
verlo de cerca!
Era casi una orden. Se mandó enganchar el coche grande y capacidad para adquirir lo que la imaginación pueda abarcar.
los buguis, y todos los comensales, tod.os hombres esta vez, se Desde comprar ropa sumamente costosa en París hasta contratar
pusieron en rrovimiento.i2 a un jardinero oriental para hacer injertos espectaculares. Hernán
es todopoderoso, lo cual queda claro a lo largo del viaje.
Unas lÍneas más adelante, Lótar describe el sentir de la gente, Por otra parte, una forma de dominio distinta se pone en relación
incluidos él y Hernán, en relación con las acciones de esta mujer: con aquélla, aparentemente en arrnonia y en claro ascenso. Lía,
mediante sus artilugios y su inteligencia, se gana la confi anza de
una caña. Hernán.Lótar, por su lado, narra estos sucesos y la forma en que ha
-Córtame
El peón lo hizo. sido degradado hasta ser un simple sirwiente, no ya del arno, sino
que se la pele, señorita? Está mlly caliente. de la "esclava".
-r.Quiere
dámela así. La fuerza de la narración en este extenso fragmento del cuento
-No,
E hincó sus dientes en la caña, la saboreó y siguió mordiendo radica en dos asuntos: la espectacularidad del poder ejercido por
rnientras el jugo escurría por su vestido vaporoso. Hernán, através de laposesión de todo lo que aLiase le antoja,
Cuando terminó aquel juego, todos soltaron una sonora car--
y el entusiasmo, la avidez,la imaginación de la joven mujer para
cajada: estaba realmente cómica con su cara llena de hollín y
que el hornbre ostente ese poder, La guía del viaje es, por una pari
jugo de caña. Sonrió. Todos volvieron a soltar otra carcajad.a,
to- te, el encuentro entre la curiosidad de Lía, que finalmente se ex-
dos menos yo. Don Hernán se acerc ó a ellalentamente y con su
gran pañuelo de seda cmda, repulgado, estuvo limpiándole me- presará como ambición de dominio, y por otra, la capacidad de
ticulosamente el rostro, contento. Mientras lo hacía, los ojos de obtención de Hernán, que finalmente es otra expresión de la necesi-
Lía fulguraban misteriosp*mente, como el cañaveral que ard.ía.r3 dad de dominio. No es el SeñoL rodeado de su sen/idumbre, quien
hace un recorrido, quien disfruta de este periplo por el mundo. Lo
Lía estáya en posición de dar órdenes; se ha convertido en la que conduce el viaje es la relación entre las conciencias ávidas de
soberana. Su aparerite frescura, su audacia, motivaban a Hernán dominio, cada una constnryendo sus propias expectativas.
a cumplirle sus caprichos; se divettía con ello. Estas acciones de Son muchos los ejernplos que se plreden exponer de este des-
ruptura del orden habian estado prohibidas en Eldorado; ahora pliegue de poder de Hernán; no así los momentos en que Lía avan-
satisfacían al Señor. Lótar, quien perrnanece igual, no coincide con za ert su posición frente a é1. Destacaré, por razones de espacio e
Hernán. interés, las acciones diegéticas en donde es evidente que ella ha
dado pasos hacia adelante.
A los ojos de Lótar,Lía parece tener el control de la situación.
t2
lbid., p. 155. Hacia el final de una velada en París, reflexiona: "Líano siguió be-
ti ldem.
biendo, pero los otros sí, hasta llegar ala euforia ruidosa. Yo esta-
258 ANGELICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATTVA DE INÉS ARREDONDO 259
ba solo".l4 Con esta frase se afirma la idea de Ia pérdida de posición habla un inglés demasiado perfecto para estos rnasticad.o-
de Lótar frente a su Señor. Ha dejado de existir para é1. -Lía
res de palabras
-.me dijo una mañana mientras lo bañaba. No
En un momento del viaje, Lía solicitó que se le cumpliera un la vi actua¡, no supe de sus actividades y sus trampas durante ese
capricho, rnás allá de la curiosidad intelectual. Sus cálculos parecían tiempo.rT
indicarle que este atrevimiento sería un golpe certero y, qui zá, de-
finitivo , para someter la voluntad de su señor a la suya: Lía es una tramposa. Lótar está convencido de ello. Como se ob-
serya, el viaje funcion a, en la diégesis, como estructura donde en-
hacer a usted una humilde súrplica.
-Deseo castar la fuerza expresiva de la gradación. Conforme realizan el
Don Hernán le contestó:
-Habla. periplo ,Lía avanza en posiciones, como se dijo, no sólc en aumen-
ir a los baños mixtos. Ésos donde se bañan hombres
-Quiero
y mujeres juntos.
to sino en complejidad. La relación se hace más intensa, aumenta
El rostro de él se iluminó aún más. la intimidad y cercartía, y más compleja, porque se dejan al descu-
bierto las intrincadas psicologías de los personajes, sobre todo la
-Concedido.ts de Hernán.
Lía había acertado. Su estudio de personalidad de Hern án era Tras el viaje, de nuevo el encuentro en la intimidad. Hernán soli-
agudo y efrcaz; su Señor había mordido el anzuelo. Las visitas a es- cita por tercera vez aLótar que prepare aLíapara llevarla a sus ha-
tos baños y las anécdotas que intercambiaban, estrechaban la r.e- bitaciones:
lación:
Pero una noche don Hernán me pidió que le llevara a Lía con
Y siguió pidiendo: que don Hernán fuera a una casa de geishas todos los requisitos del ceremonial del Minotauro.
y luego le conta¡:a cómo era. La idea le encan tó a é1. Como la segunda vez, tomé mis precauciones con las mirillas
Ella esperó, con su kimono nrás bello, a que él regresara, pa- de la puerta-ventana. Era muy extraño, porque Lía era ya una
sada la medianoche. Cuando llegó lo acosó a preguntas, pero él mujer hecha y derecha. Era sumamente peligrosa. Solamente
no las necesitaba, se regodeaba; estuvo hasta la madrugada con- faltaba un paso, el que podría darse esa noche, para que ella fue-
tando, punto por punto, hasta llegar a los detalles más íntimos, ra soberana absoluta.
sexuales, todo lo que allá había visto. Yo estaba muy molesto.ró Cuando se lo dije, contestó:
bien sonrió con una sonrisa triunfal.ts
-Muy -y
En este fragrnento se obsera, de nuevo, la posición de Lía fren-
te a Hernán y viceversa, así como la deLótar.Laintimid ad ala que Y sí, Lía dio el paso, pero no para convertirse en soberana abso-
lra llegado esa rela.ción es ya molesta para el narrador, quien ha luta, sino paraser rechazaday echada del "paraíso." Su error: rom-
quedado totalmente excluido. per la única regla infranqueable, obviamente. La inteligente Lía no
Hay ün rrromento más, hacia el final del viaje, en dónde, sin se percató del sutil límite que encemaba a don Hernán dentro de sí
eufemismos o lítotes, Lótar expresa la idea precisa que tiene sobre mismo casi impotencia sexual,tt qrr. fina.lmente lo conducía
la joven: -su
t7 lbid., p. L62.
t4
lbid., p. 158. t8 lbid.,p. 1ó3.
t5
lbid., p. 1ó0. re Antonio Marquet, "Las minas de Eldorado", en Luz Elena Zamudio
t6
ldem. (coord.) , op. cit., p. 89.
260 ANGÉLICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATIVA DE INÉS ARREDoNDo 261
a esos rituales- y llena de fuerza quiso traspasario, sólo para en- tiene sobre su amo; la relación patológica que sostiene con alguien
contrar su propia ruina qLle, por una parte, le ha quitado identidad y que, por otra, le ha
"Las mariposas nocturnas" de este cuento son como esos dimi- dado sentido a su vida.
nutos seres a las mariposas diurnas- que ya no se Estas tres mariposas nocturnas palpitan, revolotean, poniendo
-anteriores
orientan en las noches, guiadas por el brillo de los astros, sino por en evidencia la "inexpresable ambigüedad de la existencia". El pro-
las luces creadas por los humanos; luces que las engañan ), las pósito de la escritora se logra y la literatura hispanoamericana se
hacen girar en círculos, revolotea{, aparentemente, sin sentido. enriquece corr la excelente propuesta formal y con la aguda explo-
Hernán , Lía y Lótar son esas mariposas, aleteando alrededor de la ración del lado oscllro del ser humano.
intensa fuente de luz que es Eldorado, de ese sitio enceguecedoq,
qlre los hace girar y girar con el único propósito de dominar some-
tiéndose.
Estas expresiones de domino y sometimiento se configuran en
tres discursos: el que constituye el personaje de Hemán, el cle Lía
y el de Lótar. En este análisis se exploraron algurros i:ecursos so-
bresalientes en la constitución de acciones y personajes. Agregaré
sólo un comentario más. En "Las mariposas nocturnas" no se
cuenta una historia. Arredondo hace literatura en los términos en
que ella misrna lo plantea: 'lhacer literatura, a un punto en el que
aqr-rello de lo que hablo no fuera historia sino existencia, que tuvie-
ra la inexpresable ambigüedad de la existencia".2o
En "Las mariposas nocturrras" no se cuenta la historia de la
usurpadora, se muestra cómo se usurp a,lavoluntad para perseguir
Lln cuando no se consiga- un propósito. Se muestra la manera
-a
corno se domina, utilizando la inteligencia y la audacia.
Tampoco se relata el sufrimiento de un impotente sexual, ho-
rnosexual ocasional. Se muestra la manera en que un hombre ca-
nalizasus frustraciones sexuales ejerciendo dominio sobre los otros
a quienes compre. Se muestra cómo este casi eunuco que-
da claro de qué manera desflora a las vírgenes, si es que -nunca
lo hace-
satisface su deseo creando el Paraíso, nombrando a sus criaturas
y estableciendo las reglas de la existencia, con el poder de su for-
tuna.
Por úrltimo, no se habla de un homosexual, esclavo sin voluntad.
Se expresan los sentimientos: sufrimiento, coraje, impotencia, h.u-
millación, de un sujeto que lucha por no Fcrder el dominio que
20
Inés Aredondo, op. cit., p. 4.
CoxSIDERACIoNES FINALES
12631
264 ANGELICA TORNERO EL MAL EN LA NARRATIVA DE INÉS ARREDONDO 265
temáticas,3 no supone un rech azo alavida, un hor:ro r, alcontrario, la autora experimentaba, de los discursos qlle producíany produ-
esla expresión decantada de lo ambiguo de la existencia. cen sujetos, eil el sentido de Foucault, sobre todo femeninos, y ex-
Esta decisión formal está atraves adapor el mal, pero no como presar "otro modo que ser".
temática, sino como expresión del ser. Los cuentos de Arreclondo El mal no es sólo un tema de la vid.a, sino que está en el origen,
se circunscriben en la tradición de la literatura del mal, entendida es el fundamento que permite a las personas, quizá sólo a algunas,
en los términos expuestos en la primera parte de este libro. Algunos como lo señalan Nietzsche, Bataille y Cuesta, ser artistas y ser los
críticos han destacado ya diversos aspectos de la poética de Arre- mejores. Los artistas trabajan en colaboración con el demonio,
dondo en este sentido, los más abstractos, corno lo subterráneo, lo decía André Gide, y es imposible que haya, señala Cuesta, un arte
siniestro, lo grotesco, lo sagrado, otros más concretos, el engaño, moral, un arte de acuerdo con la costumbre.a Arredondo es escrito-
la muerte, el erotismo, la perversión, el incesto, aspectos que, sin ra, arlista, intentó ser soberana, pero no hablo de elia como autora,
duda, están contenidos en la obra de la autora" En este trabajo rne sino de sus personajes: si bien no son artistas, €il el sentido estric-
propLlse integrar estos aspectos no en una categoría, sino en un to del término, son estetas porque ante todo quieren también ser
rnodo de ser que está en el origen de estas estipulaciones. Corno se soberanos. Esto no quiere decir que la intención de los cuentos sea
dijo en la primera parte de este libro, a partir de Schopephageq, la constituir sujetos estetas como si se tratara de novela educativa;
voluntad es oscuridad, soledad e inquietud. Esta voluntad, funda- es decir, de constituir de manera preconcebida a los lectores. El ar-
rnento del sel se expresa como singularidad que para autoafirmar- te del siglo )o( se planteó un reto ilrayor: la estéticacle la obra abierta
se niega a otros cuerpos en los que se encarnan otras voluntades. Lo no conduce, no señala una ruta ideológica a partir de una meta-
que llamamos egoísmo es expresión de esa voluntad, que llevada historia, sino hace participar al lectoc lo obliga a dialogar con el
al extremo conduce a la perversión. Los personajes de los cuentos texto, consigo mismo y con su época. Esta estética detona en ese
de Arredondo constituyen su subietividad precisamente como sin- lector la crisis saludable que le permite desarrollar el pensamiento
gularidades, como inrliviclualidades, en las que el egoísmo, en el critico. En los textos de Arredondo se cuestiona la identidad de los
sentirlo referido, moti.va ala acción. Pero no sólo esto, algunos per- personajes que se han constituido como sujetos, en térrninos de Fou-
sonajes de los cuentos son muy complejo-.i. No se trata sólo de la cault; personajes potencialmente estetas que no se conforman con
voluntad motivada por el egoísmo, que conduce a real izaracciones el servilismo y que rechazan la autoridad,
malas al azar o de viciosos, como dice Bataille, sino de personajes Así, el mal que caracteriza algunos de los personajes de los me-
masculinos y femeni.nos (esto es relerrante en la obra de Arredondo, jores cuentos es posibilidad de superación de la sen¿idumbre, en
sobre tc¡do en su época) que parecen optar por menos estar el sentido de Bataille. Es deciq las acciones malas permiterl a los per-
en vias de- por convertirse en individualidades,-o enlosoberanos, sonajes, a algunos con una clara voluntad a otros de manera apa-
en
el sentido de Nietz-sche, de Bataille y del propio cuesta. euizá son rentemente inconsciente, superar los discursos institucionalizados
menos los personajes en los que es evidente esta vocación sobe- que los han constituido. Estas acciones malas, en muchos cuen-
rarta, pero se puede afirrnar que existe la clara intención en estos tos, son buenas, ro a partir de una paradoja, sino porque las accio-
relatos d-e com enzar con la deconstr-ucción, como tarea urgente que nes malas han sido así adjetivadas por el judeocristianismo, como
afirma enfáticamente Nietzsche.s
3
Evodio Escalante, en un breve y penetrante ensayo, ha destacado esta
característica de Ia poética de Arredondo. "La poética de lo siniestro en
Inés Arredondo", en Luz Elena Zamudio (coord .), I¡¡t monstruoso es habi- a
Jorge Cuesta, "El diablo en la poesía", enEnsayos..., oP. cit.,p- 424-
tar en otro, México, casa Juan pablos/uAM-I, 2005, pp. 73-g0. s Cfr. F. Nietzsclte, El anticristo, México, Leyenda,2O06.
266 ANGÉI.ICA TORNERO
EL MAL EN LA NARRATIVA DE TNÉs ARREDoNDo 267
No en todos los cuentos los personajes
salen victoriosos de la en vías de cornprender lo que significa alcan zar esaotra situación
tarea, no de buscar (ros personajes
no planean), sino de encontrar
la soberanía. Algunos recha zaniu que le perrnitirá ser libres.
poribiridad (,,Estío,,), otros son
sólo Lrna caricatura ("Atrapad.a"), Juan García Ponce señaló que los personajes de los cuentos se
otro, más lo virren en su soredad
("En la somb T&"),en otros encuentran ante el problerna del sentido de la pure za" en la acepción
es un logro ("Las mariposas
Lo cierto es que la problemática nocturnas,,). teológica, podríamos deciq, de la palabr a" .6 La búsqueda de Arre-
Istá claramente planteada en Ia
mayoría de los cuentos, de una dondo cornienza efectivamente en el discurso que la constituyó
u ofta manera. Incluso el relato que
da título al primer libro "La.señal", como sttjeto, no sólo católico, sino femenino, pero no se detiene
, qrie parece no responder a esta
caracterización, y& que el personaje ahí. El cuestic¡namiento del sentido de la pureza en el marco de la
no real iza actos malos, sino
aparentemente buenos, está teología permite a ciertos personajes revelarse como soberanos, o
en la línea que marca la trayectoria
Ios relatos arredondin'os. En de por lo menos intentarlo, y una vez conscientes de elio, es decir d.e
estecuento se exacerban las contra-
dicciones del discurso que ha esta soberartía, experimentar la soledad o la imposibilidad de la otre-
constituido a los sujetos morales
católicos en México y otras latitude.s, dad, que paradójicamente, hace posible esta soberanía ("En }a
hasta nuestros ,cías. cuando
el personaje especura soble sombra"), corno lo observa Blanchot en relación con la obra de
iu .;;ri*rr"iu mística a raque se en_ Sade.7
fTenta' pone en evidencia la
imposibilidad del sujeto del siglo
de constituirse unívocarnente XX Surge así una cuestión fundamental que debe ser observada de-
a partir clel discurso judeocristiano
ylatr"ansmutación de los valores tenidarnente en los relatos ar^redondinos: la otredad. Según Blan-
p.opia rJe este siglo. Algo semejan-
te sttcede en "La sunamita". chot, el sujeto sadiano no considera la otredad: la posibilidad de
La intencion es poner en evidencia
contradicciones de un sistema las la soberaníaestá en la soledad absoluta. Bataille considera que esta
decadente y pen/erso, que impide
los individuos ser autó'omos y a soledad absoluta, identificada por Blanchot, se realizaen las nove-
libres. Er personaje femenino de
este cuento es víctima de una las de Sade, pero no en la vida de las personas comunes que leen o
sitr-ración histó rica,o dicho de otro
rnodo, de una nretahistoria, que no estas novelas. El mal absoluto, como el que se expresa en Sade
Ia tiene atrapada y que, además,
una situación límite como Ia que en o en Lautréamont, ro considera al otro, no hay otro con quien
se expresa en el cuento, la con-
duce alapérdida de ra identid"d, se realicen acciones, con ciertos, fines, como dice Ricoeur;8 sólo hay
u ra desoración y la igno.minia.
Entre los analizados huy dos repetición y diferencia, en términos derridianos.e Es decir, no
cuentos que reveran de manera par-
pable el sentido del soberano. "En huy fundamento. De ahí que Sade privilegie el número sobre el
la sr¡m bra,, ,corno ya se dijo, es
expresión de este ideai, sobre acto. Para Sad.e lo que importa es el número de veces que se asesina
tocro en ra figura del personaje
lino' En el personaje femenino, mascu- y no el asesinato. Éste no es el caso en los cuentos de Arredondo.
esta soberanía e.s sólo un intento
fallido' En "Las niariposas nocttuin El otro es, en los cuentos de la autora, el que permite al yo entrar
ds,, , todos los personajes
soberanos, han arcarrzad.o una son en crisis. No es el otro el.que provocalacrisis del sujeto, sino el su-
situación que les permite la reali_
zaciín plena de sus individualidades, jeto mismo el que entra en crisis al relacionarse con el otro. Esto
aunque esto ros conduce a es muy claro en los cuentos que giran alrededor de las relaciones
contradicciones irreconciliables
y aladesrmc.iooJ.i"r*
misrnos. En la mayoría de Io, ;;e sÍ
de Arred.ondo, ros persona_
jes femeninos intentan ".r.rto,
salir de e.sta-J*ir,oría de edad,, ó
mediante Juan García Ponce, Ttazos, México, UNAM, 197¿1, p. 27 .
actos "malos"' reveladores de
una identidad diferente; no obstante, 7
Véase en la primera parte de este libro "Dios no existe: la inserción del
se quedan en el intento, no mal en la literatura".
lo rogran completamente
o están apenas 8
Cft. Paul Ricoeuq Tíempo y narración, II,Méxrco, Siglo XXI, 1995.
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