Ensayo Final RECH Luis Pardo

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Facultad de Filosofía y Humanidades

Instituto de Música
Pedagogía en Música

Realidad Educacional Chilena


Trabajo Final

EDUCACIÓN MUSICAL Y MOVILIDAD SOCIAL

Estudiante
Luis Héctor Pardo Reyes

Fecha de entrega
26 de noviembre del 2021

Profesora
Lorena Valdebenito Carrasco
Educación musical y movilidad social

Los movimientos sociales ocurridos en los últimos años han alentado a que millones de
personas se vuelquen a las calles para exigir soluciones concretas a las distintas
problemáticas que han perpetuado y acentuado las desigualdades económicas, sociales y
culturales entre las distintas clases de nuestro país. Estas son evidentes en todos los
aspectos del diario vivir: la salud, el trabajo, la vivienda, la seguridad, los salarios, el acceso
a la cultura, el tiempo libre y por sobre todo, la Educación. Los distintos gobiernos en su
afán de perpetuar el modelo Neoliberal imperante, han fracasado en la implementación de
políticas públicas que acorten la brecha de estás inequidades, pero, ¿qué tan grandes son
estas diferencias?.

El índice Gini, el cual solo toma en cuenta la encuesta CASEN en el caso de Chile, nos
sitúa en el lugar 24 en términos de desigualdad social sobre un total de 159 países con
datos disponibles y al mismo tiempo nos corona como el país más desigual de la OCDE,
siendo estos datos conservadores al no incluir a los percentiles de ingresos más altos en
ellas. Además, Blanco (2016) en su informe para el Banco Mundial sugieren que el 1% de
los individuos reciben entre un cuarto y un tercio del ingreso nacional. Estos índices de
desigualdad se han mantenido prácticamente invariables desde la década de los 90 según
los datos recogidos por la World Inequality Database.

A través de las distintas reformas educacionales que se han sucedido desde la dictadura
militar, los gobiernos han pretendido, tal como plantea Valenzuela et al. (2008), acortar las
diferencias sociales que se encuentran fuera del aula por medio de la educación recibida
dentro de las escuelas, delegando a esta, la responsabilidad de ser un trampolín de
movilidad social para sus alumnos. Sin embargo, esto no ha tenido los resultados
esperados, fracasando en gran medida por pretende tener resultados homogéneos a partir
de grupos heterogéneos de alumnos que presentan muchas diferencias en cuanto a sus
recursos culturales y económicos, evidenciando en los resultados, una enorme desigualdad
entre aquellos que reciben una educación de calidad y quienes no pueden tener acceso a
ella.

Por esta razón, el foco de las últimas reformas ha estado en potenciar algunas asignaturas
como Matemáticas, Lenguaje y Ciencias por sobre otras. La educación musical pareciera
estar dentro de este segundo grupo, ya que durante los últimos años no ha habido una
preocupación real por generar una estructura curricular sólida que ayude a concretar los
objetivos y propósitos que plantean estas reformas, dejando en manos de los profesores la
búsqueda del cómo alcanzar estos objetivos, dependiendo de variables como, la formación
del profesor, los recursos materiales de las escuelas y la situación social de los alumnos el
cuales serán los resultados alcanzados, aumentando así la brecha de desigualdad en la
educación.

A través del análisis de tres de las grandes reformas educacionales de nuestro país,
pretendo evidenciar los distintos propósitos que se le han dado a la educación musical y
cómo estos se han puesto (o no) en práctica en sus distintos contextos históricos, muchas
veces para beneficiar los intereses ideológicos de la dictadura o gobiernos de turno.
También creo necesario ejemplificar como bien implementada, la educación musical puede
convertirse por sí misma en un elemento que abra las barreras de la economía y ayude
tanto a la realización personal de los alumnos, a su expresividad, a la vinculación con otros
conocimientos y a su movilidad social, necesitando para ello un mayor y real compromiso
por parte del Estado para que estos procesos se lleven a cabo.

Características de las Reformas Educacionales

Reforma de 1965

Esta fue impulsada durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, en la llamada


“Revolución en libertad”, cuyo espíritu puede ser resumido en la siguiente frase: “La
modernización de la economía y las instituciones sin postergar principios de solidaridad y el
horizonte de una sociedad comunitaria” (Cox, 1986, p.15). Esta buscaba principalmente
ampliar el acceso a todos los niveles de educación, fomentar la especialización de
profesores universitarios, integrar elementos de orientación psicológica a la organización de
currículum y organizar la enseñanza en dos ciclos: 8 años para la educación básica y 4
años para la educación media.

El propósito final de la educación musical en esta reforma según afirma Poblete (2010) fue:

Formar personas que, habiendo vivenciado la experiencia musical y accedido a


conocimientos específicos y particulares de la disciplina musical, puedan desarrollar
una carrera musical con posterioridad a la formación escolar, o bien constituirse en
auditores informados y capaces de apreciar la música sobre una base mínima de
conocimiento musical. (p.31)

Los contenidos del currículum presentan en todos sus niveles límites que lo definen con
claridad respecto a otras áreas de la educación artística, lo que en otras reformas no
podremos apreciar con claridad. Además presentaba un sistemático ordenamiento de los
contenidos y objetivos que deben ser abordados en los distintos niveles y un amplio
repertorio, el cual consideraba la música popular, folclórica y docta, aunque siempre
poniendo a la tradición europea como canon para la relación entre los contenidos.

Estas reformas fueron heredadas por el gobierno de la Unidad Popular encabezado por
Salvado Allende, tal como afirma Valenzuela et al. (2008) este sustentaba su proyecto
educativo en la llamada Escuela Nacional Unificada que pretendía una educación
permanente, democrática, pluralista, participativa y acorde a las necesidades económicas
del país. Este proyecto se vio frustrado por la dictadura militar que en 1973 se hizo con el
poder del estado y que en 1981 impulsó su propia reforma educativa.

Reforma de 1981

En este periodo la Junta Militar toma el control y la administración de la educación Superior,


implementando un proceso de descentralización del Ministerio de Educación y creando el
Estado Subsidiario, el cual entrega financiamiento por matrícula a privados bajo la premisa
de ampliar la oferta académica. El estado deja de ser el rector de la educación
convirtiéndose solo en un ente orientador, redefiniendo por completo la relación entre
Estado y Educación, acentuando las desigualdades en las oportunidades de aprendizaje
para los estudiantes del país y de las condiciones laborales de profesores y trabajadores del
sistema escolar y educacional.

El currículum es reestructurado a partir de los principios neoliberales, manteniendo los


lineamientos de 1965 pero depurado de contenidos contrarios al régimen, promoviendo una
visión tradicionalista de la enseñanza basada fundamentalmente en la acumulación de
contenidos. Los nuevos planes y programas priorizan objetivos por sobre una selección de
contenidos, permitiendo gran flexibilidad a los establecimientos para que ellos mismos
estructuren su plan de estudios. Durante este periodo se crean además instrumentos para
la medición del aprendizaje, primero la Prueba de Evaluación del Rendimiento (PER) y
luego el Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (SIMCE).

El propósito de la Educación Musical en esta reforma pareciera ser el goce estético


superficial de la música, excluyendo por completo la dimensión social de la misma sin
evidenciar a lo largo del currículum una estructura que dé cuenta del desarrollo de este
aspecto formativo. Si bien hay una amplia gama de objetivos, en la práctica la estructura
curricular carece de ejes que sustenten la progresión y la secuenciación del aprendizaje al
no explicitar los contenidos ellos, los que en la práctica pueden ser cambiados, sustituidos e
incluso omitidos, dejando en manos del profesor la forma de aplicarlos en la medida que sus
capacidades se lo permitan.

En relación al repertorio abordado, estos son jerarquizados en función a criterio


extramusicales. Se mantiene la división entre música popular, docta (nombrada en el
currículum como Arte Superior) y folclórica, con un especial énfasis en esta última,
asociándola con los principios de patria y nación. Al mismo tiempo se le da gran importancia
a la enseñanza del Himno Nacional y otros de índole militar, con el objetivo de consolidar
una representación común de estos principios en los estudiantes.

Reforma de 1996-1998

En 1990, en el contexto de regreso a la democracia, es aprobada la Ley Orgánica


Constitucional de Enseñanza la cual define un nuevo orden institucional en la educación. Tal
como afirma Valenzuela et al. (2008) “Con la promulgación de esta ley el régimen dictatorial
buscó establecer un dispositivo legal, difícilmente modificable, que asegurara en el futuro
una acción limitada y controlada del Estado en materia educativa”. Se crea así el Consejo
Superior de Educación, integrado por autoridades provenientes incluso de las mismas
fuerzas armadas para asegurar este propósito.

El nuevo currículum es creado en base a un Marco Curricular que establece objetivos


fundamentales y contenidos mínimos obligatorios además de la creación de planes y
programas para cada una de las áreas que lo componen. El Estado, establece una
selección de competencias, habilidades, destrezas y conocimientos que deben ser
desarrollados por todos los establecimientos, reconociendo al mismo tiempo la posibilidad
de que ellos desarrollen sus propios planes y programas de enseñanza.
Poblete (2010) refiriéndose al propósito de esta reforma señala:
Observamos que esta propuesta se plantea como formadora de personas con
criterio reflexivo, capacidades de apreciación y goce estético junto a una potencial
capacidad de elaboración de discursos sobre la práctica musical, los usos y
funciones de la música y las relaciones que ésta sostiene con la sociedad en su
conjunto.(p.32)

Sin embargo, el autor advierte que “las bases teóricas en que se plantean estas nuevas
relaciones entre música, cultura y sociedad no son explicitadas en la propuesta, tendiendo a
desdibujar las orientaciones que, en el fondo, sustentan esta nueva visión del currículo”.
Tampoco existe una estructura curricular que asegure que esta mirada sociocultural y su
desarrollo se impartan en todos los niveles del ahora llamado subsector de Artes Musicales.

Los contenidos curriculares presentan sólo en el ciclo de enseñanza media límites claros
respecto a Artes Visuales, con objetivos y contenidos formulados a partir de criterios
explícitos de secuencia y progresión. Para los otros ciclos estas diferencias se tienden a
difuminar compartiendo o coexistiendo objetivos y contenidos entre ambos subsectores. En
cuanto a contenidos estos se dividen en dos ámbitos del conocimiento musical, por un lado
la música como disciplina artística y la música como cultura.

En relación a los repertorios existe una horizontalidad en cuanto a sus jerarquías ligada al
concepto de música como cultura que atraviesa todo el currículum, cuestionando cualquier
tipo de jerarquización o secuenciación en términos de relevancia, complejidad, etc. La
profundidad con que se abordan estos repertorios tiene una estrecha relación por un lado
con los criterios que el profesor realiza para la selección e implementación de contenidos y
por otro lado los materiales bibliográficos en los que se apoya.

Además de las reformas en torno al currículum, se desarrollan los Programas de


Mejoramiento de la Calidad y Equidad en la Educación (MECE), con el objetivo de que sean
las propias instituciones quienes generen proyectos para mejorar las problemáticas propias
de su comunidad mediante la postulación a fondos concursables. Sin embargo a pesar de
haber tenido un gran impacto inicial estos fueron desapareciendo paulatinamente. Otros
programas apuntaron a fortalecer la función del docente mediante la asignación de premios
económicos a quienes obtengan buenos resultados con sus alumnos y cursos de
perfeccionamiento para quienes no los obtengan.

A partir del año 2006 ante la fuerte presión que los movimientos estudiantiles ejercieron en
las calles de nuestro país, se logró la derogación de la LOCE, dando paso el año 2010 a
una nueva estructura legal, la Ley General de Educación (LGE). Dentro de las principales
demandas y propuestas que surgieron ese año se encontraban: El fin del lucro en la
educación, la eliminación de la selección de alumnos, la creación del Consejo Nacional de
Educación y la Superintendencia de Educación. Algunas de estas propuestas fueron siendo
implementadas a través de los años, sin embargo la situación sigue siendo la misma: El
Estado no ha logrado articular una estructura que garantice equidad y calidad en la
Educación de nuestro país.
Reflexiones finales

La falta de articulación de un currículum coherente, con objetivos y propósitos claros han


dejado a la Educación Pública de nuestro país en una crisis de la cual no es posible
recuperarse sin un compromiso total por parte del Estado. La falta de continuidad en los
proyectos educativos, su mala implementación y los constantes cambios en la toma de
decisiones que se sucedieron a partir de los 90 nos han dejado un sistema educacional que
no funciona de manera articulada y que arroja malos resultados tanto en mediciones
nacionales como en internacionales.

Con estas condiciones no es posible pretender que la Educación por sí sola sea un canal a
través del cual se logre la ansiada movilidad social. Este es sólo uno de los factores que
pueden llegar a ser relevantes, pero en general los sistemas públicos en nuestro país no
son lo suficientemente eficientes para asegurar una calidad de vida óptima y equitativa para
toda la población. Es así como tenemos sistemas públicos de salud poco expeditos, con
esperas interminables para la atención con especialistas, hacinamiento en las viviendas en
los sectores periféricos de las ciudades, poca o ninguna planificación urbana que entregue
áreas verdes para el esparcimiento, luminarias deficientes, zonas rojas.

Esta lista interminable de problemas necesitan de un proyecto país a largo plazo que
abogue por construir una sociedad más igualitaria, acortando las brechas sociales infinitas
que existen en nuestro país. Por esta razón debemos planear muy bien a quién le daremos
el voto en nuestras próximas elecciones, informándonos lo más que podamos para hacer de
este un voto consciente y no caer en las mentiras o falsas promesas del mesías de turno. Y
por sobre todo promover la participación ciudadana en ellas, tal vez solo de esta manera
logremos generar un cambio significativo en las políticas que rigen nuestra vida como
sociedad.

Sin embargo tampoco debemos desaprovechar las posibilidades que la música nos entrega
para ayudarnos a construir mejores oportunidades para el futuro de todos, aunque sea solo
un factor entre tantos. Tal como afirma Wald (2015):

Como hemos visto, proyectos como las orquestas juveniles colaboran, entre
otras cosas, en la producción de subjetividades a partir de la pertenencia a un
grupo organizado que realiza actividades valoradas socialmente. Esta inclusión
puede funcionar como puntapié para un camino de empoderamiento de jóvenes
de sectores populares en cuestiones que van desde la defensa de su ciudadanía
hasta –en algunos casos– procesos de movilidad social. Desde ya, este tipo de
programas de formación artística en barrios populares son complementarios de
intervenciones de mayor alcance para lograr procesos más profundos de
transformación social.

Es por eso que resulta sumamente importante posicionar a la educación musical (y artística
en general) en un mismo nivel de importancia que todas las demás materias del currículum.
Esta puede no solo llegar a convertirse en el futuro laboral y profesional de los estudiantes,
sino que entrega herramientas para que estos se desarrollen de una mejor manera en
cualquier aspecto de la sociedad, mejorando significativamente su calidad de vida,
conectándolos con su historia, su expresividad, el trabajo en comunidad o siendo un canal
para alcanzar cualquier otro tipo de conocimiento.

Fuera del alcance de este ensayo quedan por abordar las condiciones del medio artístico
de nuestro país y las políticas públicas que existen referente a este, ya que inciden
directamente en las percepciones que se tienen referente al arte y a la valoración que la
sociedad en su conjunto le da. Mejorando estas condiciones, generamos un ambiente
propicio para que el arte en nuestro país adquiera mayor relevancia y las políticas en la
educación le den la importancia que merece.

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