25 y 26 Muñoz Musicoterapia Humanista 79 - 112
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CAPÍTULO 4
EL TRABAJO PSICOCORPORAL EN LA
MUSICOTERAPIA HUMANISTA
Una característica importante de la psicoterapia corporal es que este modelo - referente para los
modelos posteriores- nació en el periodo que corresponde al humanismo, aunque no se basa en
sus fundamentos filo sóficos ni científicos, ya que Reich desarrolló sus propias teorías e
investigación cientffica, con lo que llegaría a conclusiones relevantes para la psicoterapia
humanista y que coinciden con religiones orientales. 2 Sus aportaciones al humanismo hoy día
continúan siendo un punto de referencia sobre el valor del cuerpo en el proceso de desarrollo
personal. 3
1 Confronta toda creencia que denigra la integridad de la persona, comenzando por su si mismo corporal y sexual.
2 Existencialismo y filosofías orientales.
3 Por ejemplo, para Fritz Perts, Reich es un referente implicito tanto de su proceso personal como de su modelo
psicoterapéutico.
4 Sus técnicas incluían el masaje, los pellizcos, etcétera.
5 Esta posibilidad de intervenciones por parte del terapeuta va absolutamente en contra de su escuela psicoanalitica, y hoy
día es una herramienta de trabajo no sólo para las psicoterapias corporales, sino también las verbales como la gestalt y el
enfoque centrado en la persona.
80 Muslcoterapia Humanista - Vfctor Muñoz Pólit
En resumen, su aportación más contundente fue lograr la identidad corpórea que se constituye
en un importante avance en nuestro entendimiento sobre la conducta humana.
El viaje del desarrollo de la psicoterapia corporal y sus distintos planteamientos se inicia con la
vegetoterapia de W. Reich, continúa con la bioenergética 8 de Alexander Lowen 9 y, finalmente,
concluye con la propuesta de la core energética realizada por John Pierrakos.
El siguiente paso en la psicoterapia corporal fue dado por John Pierrakos, quien integró las bases
de la bioenergética a su propuesta de trabajo desarrollando sus propias teorías y técnicas. Sus
aportaciones so n una teoría de la personalidad (el ser superior y el ser inferior o la sombra y la
máscara); el desarrollo del concepto de la imagen en relación con la teoría de la personalidad y la
integración de un espectro espiritual en conexión directa con su elemento concreto: el cuerpo.
6 Su concepto de energía fue más allá del campo de la psicología, ya que fundamenta que la energía orgánica (Reich creó
el concepto a partir de la integración de las palabrás: organismo y orgasmo) es energía cósmica, que funciona en el
organismo vivo como energía biológica y sus propiedades son 1. Está libre de masa. No tiene inercia ni peso; 2. Está
presente en todas partes; 3. Es el medio para toda actividad electromagnética y gravitacional; está en movimiento constante
y se puede observar en condiciones favorables; 5. Las altas concentraciones de energía orgónica atraen energía orgánica
de sus alrededores, y 6. La energía orgánica forma unidades que se convierten en el centro de las actividades creativas, las
cuales son: las plantas, las nubes, los animales, las estrellas y las galaxias ..
7 Relacionado con la tensión muscular (coraza), acumulación energética, para bloquear el flujo natural de la energía
orgánica.
8 En el desarrollo de ese modelo también participaron John Pierrakos y William B. Walling.
9 Discípulo directo y paciente de W. Reich.
10 El concepto de arraigo será retomado en la musicoterapia humanista y reelaborado en cada una de las tipologías
corporales, ya que cada una de estas tipologías tiene una forma de arraigarse. Esto está relacionado con la propuesta que
hace el músicoterapeuta al paciente, ya que será necesario que desarrolle una actitud a partir del arraigo; por otro lado, otra
aportación de la musicoterapia humanista al trabajo de arraigo son los distintos niveles para arraigar, como también los
distintos elementos terapéuticos para realizar el arraigo.
11
El concepto de imagen en el trabajo psicocorporal es fundamental, y se verá desarrollado en las teorías de la core
energética y la musicoterapia humanista.
12 Es importante señalar la diferencia entre la interpretación corporal y la lectura del cuerpo. La primera se fundamenta sólo
en teorías, dejando de lado a la persona. Esto es, encajarla en los planteamientos realizados de manera general, sin que
necesariamente ella descubra significados de sí mismo y su experiencia en su cuerpo y a través de su cuerpo.
Capítulo 4 - El trabajo pslcocorporal en la Musicoterapia Humanista 81
Este largo recorrido comenzó, indirectamente, con las teorías de Freud, a quien le debemos el ser
considerados seres psíquicos, lo que permitió enriquecer la imagen del ser humano. A partir de
Wilhelm Reich se integró la psique en conexión directa con el cuerpo, tendiendo un puente entre
lo "subjetivo" de la psique y lo uobjetivo" del ser corporal. Con Alexander Lowe n se co nsolidó la
integración del cuerpo en el ámbito psicoterapéutico; posteriormente se complejizó tanto la
imagen del ser humano como el alcance de la psicoterapia, ya que añadió el core a esa imagen,
confiriéndole un ámbito espiritual. Esto nos permite concluir que fue más allá de lo que Reich
había alcanzado referente a los elementos subjetivos integrados al cuerpo al incluir lo "subjetivo",
el espíritu, en lo uobjetivo" del ser corporal. Esta complejización corresponde actualmente a la
imagen del ser huma no, permitiendo que la psicoterapia corporal no sólo se consolide, sino que
asimismo abra una posibilidad de trabajo actual, esencial para el crecimiento y el desarrollo
personal.
La musicoterapia humanista tiene como uno de sus pilares el enfoque corporal. Los ejercicios que
son acompañados con música crean de manera natural un proceso de movimiento corporal, al
tiempo que el cuerpo y la voz son capaces de crear sonido. El entendimiento de lo que sucede en
el cuerpo es una de las bases para la elección correcta del exp erimento a trabajar con el paciente
o con un gr.upo. De aquí que este vínculo música-cuerpo sea prácticamente inseparable en el
contexto de la psicoterapia musical humanista.
13 Es lo que permite comprender el vínculo profundo entre la relación orgánica y funcional de las partes con su todo. Las
partes fonnan una unidad.
14 El trabajo terapéutico a partir de la premisa de integración a la conciencia del significado total del cuerpo se opone a la
costumbre y a la creencia de.convertir el sí mismo corporal en "eso". El "yo" cuerpo es igual a la posibilidad de nombrar de
manera concreta nuestra naturaleza sutil.
82 Musicoterapia Humanista • Vfctor Muñoz Pólit
En gran medida mantenemos la existencia de los aspectos negados del sf mismo a través de su
relación con funciones y procesos corporales. Al convertir el sí mismo corporal en "eso" y al regular
el "yo" o sí mismo identificado a la mente, nuestro cuerpo en cierto sentido se vuelve el sí mi~mo
negado. Escindimos nuestro organismo en un "yo", que consiste en pensamiento y habla y en
"ello", que consiste en sentimiento y experiencia no verbal. Entonces experimentamos mucho de
lo que llega en la forma de experiencia corporal como algo alienado del sí mismo y por lo tanto
irracional, y la mayor parte de lo que llega bajo la forma de pensam iento y expresión verbal como
algo racional y por lo tanto aceptable a la imagen que tenemos de nosotros mismos. La función del
sf mismo requiere que neguemos los aspectos corporales del sí mismo que están implicados
[Kepner,1 992: 11).
El yo-cuerpo es la puerta d e entrada hacia los mundos interiores del se r humano y hay mucho por
integrar a la conciencia del significado del mismo.
La idea que en nuestra cultura se tiene del cuerpo como simple escultura es errónea. El cuerpo no
es de mármol. No es ésa su finalidad. Su finalida d es proteger, contener, apoyar y encender el
espíritu y el alma que lleva dentro, ser un receptáculo de la memoria, llenarnos de sentimiento, ése
es el supremo alimento psíquico. Es elevarnos y pulsarnos, llenarnos de sentimientos para
demostrar que existimos, que estamos aquí, darnos un f undamento, una fuerza y un peso. Es
erróneo considerarlo un lugar que abandonamos para poder elevarnos hacia el espíritu. El cuerpo
es el promotor de estas experiencias. Sin el cuerpo no existiría la sensación de elevación ni de
altura e ingravidez. Todo eso procede del cuerpo. El cuerpo es la plataforma de lanzamiento del
cohete. En su cápsula el alma contempla a través de la ventanilla a la misteriosa noche estrellada y
se queda deslumbrada [Pinkola-Estés, 2002: 223].
En el misterio del cuerpo se tejen distintas esencias que convergen en un milagro constante, en el
que las diferentes prese ncias energéticas guían los proceso s bio lógicos-psíquicos15 que nos hacen
existir. En el cuerpo ocurre el constante imaginario, en él se dan todos los procesos de orden
simbólico.
El orden simbólico hace "real" al cuerpo, lo saca de lo difuso a través de la palabra que se alía al
trabajo cotidiano sobre él. Este trabajo sobre el cuerpo permite su transformación y el tránsito de
la determinación del cuerpo a la capacidad de elegir. Con todo esto puede confirmarse que el
cuerpo [ ... ] no sólo son condiciones anatómicas sino, sobre todo, las imágenes y las sensaciones.
Como en el amor, no hay vida corporal sin vida imaginaria [Islas, 2001: 37].
En el cuerpo vivo ocurre el misterio de la existencia; el encuentro de Eros y Tánatos. El cuerpo nos
guía a través de la f u erza de sus instintos sabios a pesar de nuestra civilización que intenta
negarlo. Por otro lado, es impo rtante mencionar que la conciencia individual está completamente
integrada a los sucesos históricos, aquellos que han dolido y lacerado la conciencia corporal. Los
15 Ken Wilber, en su libro Psicología integral, hace un esquema de estructuras u organizaciones fundamentales en donde la
psique es considerada la culminación del nivel del insíght visionario. En ese nivel la percepción tiene que ver con los
dominios trascendentales y contemplativos en las que el individuo tiene capacidades amplias y universales, siempre más
allá de lo estrecho de las perspectivas personales que nos individualizan.
Capítulo 4 • El trabajo psicocorporal en la Musicoterapia Humanista 83
eventos sociales, asimismo, son parte de llegado corpóreo de nuestra cultura y por lo tanto deben
ser considerados como parte del concepto integral de l cuerpo humano.
En e l mundo colectivo están las fuerzas primarias que no aíslan los acontecimientos históricos
humanos de los personales, aunque la fuerza de la naturaleza del inconsciente colectivo va más
allá de cualquier componente de la realidad concreta.
la música permite a la conciencia e ntrar a Jugares profundos y complejos en los cuales la historia
del cuerpo humano incluye la historia personal y la colectiva. La música permite trabajar
energéticamente las heridas profundas de la humanidad.
La palabra "música" viene de la raíz griega mousa. La mitología dice que las nueve musas,
hermanas celestiales que rigen la canción, la poesía, las artes y las ciencias, nacieron de Zeus, el
rey de los dioses, y de Mnemosina, la diosa de la memoria. Así pues, la música es hija del amor
divino, cuya gracia, belleza y misterios poderosos están íntimamente conectados con el orden
celestial y la memoria de nuestro origen y destino. [Campbe!l, 1998: 41].
La música toca en la psique humana e l poder de Jos mitos primarios, los arquetipos develados. La
música nos ofrece la posibilidad de sanar las heridas profundas de la naturaleza individual
partiendo de la sabiduría de los arquetipos colectivos que habitan en e l cuerpo humano.
La medicina moderna no falla por falta de posibilidades de actuación sino por el concepto sobre
el que -a menudo implícita e irreflexivamente- basa su actuación. La medicina falla por su
filosofía o, más exactamente, por su falta de filosofía [...) muchos síntomas indican que la
medicina está enferma [Dethefsen y Dahlken, 1993: 14, 15].
Desde entonces tenía la intuición de que las personas que padecían enfermedades orgánicas
sufrían, y que su alma sufría también. En el tiempo en que me fo rmé como médico no ,podía
preguntarse sobre el sufrimiento del alma, lo único que podía hacerse era resolver Jo que pasaba
en térm inos orgánicos y e liminar el síntoma. En esa época estaba muy lejos de comprender que
detrás de cualquier síntoma e xiste un caudal energético creativo que se ha deteriorado. Esta cita
es esclarecedora:
El síntoma será el maestro que nos ayude a atender nuestro desarrollo y conocimiento, un
maestro severo que será duro con nosotros si nos negamos a aprender la lección más
importante. La enfermed ad no tiene más que un fin: ayudarnos a subsanar nuestras "faltas" y
hacernos sanos [Dethefsen y Dahlken, 1993: 22).
84 Musicoterapla Humanista - Vktor Muñoz Pólit
Creo que el alma se enferma primero y después, mediante una serie de vínculos con el cuerpo,
éste se enferma, y cuando lo hace es "por algo" que acontece en el ámbito de su psique o de su
alma.
El mal es o resulta del entumecimiento del alma. ¿Por qué el mal es entumecimiento? Cuando
piensas en los mecanismos de defensa que funcionan en la psique humana, la relación con el
entumecimiento se hace bastante clara. Los niños que se sienten heridos, rechazados y
desamparados ante el dolor o la privación a menudo descubren que entumecer sus sentimientos
es su única protección en contra del sufrimiento. Éste suele ser un mecanismo de protección útil y
muy realista (Pierrakos y Thesenga, 1994: 204].
Más tarde, durante el tiempo e n que realizaba la maestría en Orientación y Desarrollo Humano, en
1980, comencé un entrenamiento en psicoterapia corporal con Blanca Rosa Añorve y Cherif
Chalakani. Me sorprendió sobremanera que me presionaran en múltiples áreas del cuerpo para
mover energía y emociones. Si Cherif ponía una obra musical me abría totalmente: el llanto
brotaba y mi cuerpo también se abría, mí coraza corporal cedía. Entonces para mf era mucho más
fácil encontrar una respuesta emocional cuando me ponían a escuchar música que cuando
trabajaban directamente sobre mi cuerpo. Sin embargo, no era el momento para el trabajo
corporal, había demasiada resistencia para encontrar esos Jugares contenidos en esta coraza; no
la podía ver ni podía asumirla como propia; opté por dejar el entrenamiento.
Más tarde, cuando empecé a dar terapia humanista, también e mpecé de manera espontánea un
acercamiento hacia el cuerpo. Es muy natural que a partir de la música se trabaje con él, sobre
todo cuando ésta es muy "rítmica".
Durante mis primeros talleres con música y cuerpo me percaté de que los participantes se movían
naturalmente. Utilizaba música africana o de tambores que lograba que los participantes
empezaran a moverse, algunos con fluidez, otros contraídos; algunos movían algunas partes con
mayor plasticidad y otros con dificultad. Así empecé a notar que la música "tocaba" los cuerpos y
los hada moverse, pero hasta un límite: el de la coraza corporal que cada persona tiene como
resultado de su propia historia.
Capítulo 4 • El trabajo psicocorporal en la Musicoterapia Humanista 85
LA CORE ENERGÉTICA Y LA
MUSICOTERAPIA HUMANISTA
Asistí en 1987 al Primer Congreso de Terapias Corporales en México y participé en los trabajos de
varios maestros, entre ellos John Pierrakos. Era sorprendente ver cómo él, a partir de la
observación del cuerpo, podía hablar de la historia de la persona. Pierrakos podía ser
simultáneamente un hombre muy firme, fuerte, y cálido y amoroso, uno que no permitía ningún
tipo de autoengaño. Gracias a su congruencia sucedían muchas cosas en el otro,
independientemente de que resultaran desagradables. Después de largos años se ofreció el
entrenamiento en core energética en México, y e n ese momento inicié este trabajo.
En el primer encuentro con Pierrakos su sola presencia fue mucho más trascendente que la misma
técnica. El impacto ha sido enorme, y puedo afirmar que Pierrakos es mi maestro de vida.
Así, han sido tres las experiencias parteaguas en mi vida: el encuentro con el Grupo Ser en 1980;
con Gurumai en 1984, y el más intenso y conmovedor, sin lugar a dudas, el encuentro con John
Pierrakos y el ingreso en el entrenamiento decore energética.
De ningún modo estoy sugiriendo que es aconsejable abandonarse a su naturaleza inferior; uno
debe luchar por alcanzar la iluminación y tratar de desarrollarse a fin de purificar sus sentimientos
y sus deseos. Pero si eso no se logra, al menos no debe haber autoengaño. La persona debe al
menos tener claridad sobre la discrepancia entre sus sentimientos y sus acciones, Jo cual evita la
formación de la máscara del ser [Pierrakos y Thesenga; 1994: 15).
Me di cuenta de que el trabajo de core energética iba directo al lugar de la oscuridad, a la herida,
con todo el dolor que esto significaba e, igualmente, con toda la responsabilidad de verme a mí
mismo tal como yo era. La conciencia del ser inferior no implica transformación automática ni
sencilla, por el contrario, es un proceso doloroso y persistente.
En palabras de Pierrakos:
El ser inferior consiste no sólo de los errores comunes y de las debilidades personales que varfan
de una persona a otra, sino también de la ignorancia y de la pereza. El ser inferior odia cambiar y
vencerse a sí mismo, tiene una voluntad muy fuerte que no siempre se manifiesta exteriormente
y quiere obtener cosas sin pagar su precio. Es muy orgulloso y egoísta y siempre tiene una buena
86 Muslcoterapla Humanista · Vfctor Muñoz Pólit
cantidad de vanidad. Todas estas características constituyen al ser inferior independiente de las
fallas personales [Pierrakos yThesenga, 1994: 13].
Este proceso fue diffcil y a la vez muy luminoso. Eran penosos los días tras la experiencia del
entrenamiento¡ después del dolor podía ver una visión del hombre, en este caso de mí mismo,
mucho más amplia de lo que había visto con el modelo humanista previo. Core me daba una
nueva forma de mirarme, además ofrecía un camino para mover la energfa del ser inferior, la
autodestructividad, el odio, e l coraje, el resentimiento o la envidia que nunca antes había sido
capaz de manejar. 8 reconocimiento del ser inferior conlleva también la conciencia de la máscara:
Cuando la gente está enferma emocionalmente eso siempre es signo de que en alguna forma se
ha creado una máscara. No se dan cuenta de que están viviendo una mentira. Han construido una
capa de irrealidad que no tiene nada que ver con su verdadero ser. De este modo no son
auténticos con su verdadera personalidad. Como dije antes, el ser auténtico con uno mismo no
significa que deba uno dejarse llevar por su ser inferior, sino que debe uno ser consciente de él
[Pierrakos y Thesenga, 1994: 16 ].
El trabajo a tientas con las áreas oscuras del otro se liga ba a mi experiencia terapéutica. En
prácticas anteriores, al emplear la música, aparecían "demonios" en las personas sin que yo
pudiera e ntender de dónde prove nían y sin contar con un marco teórico que indicara qué hacer
co n eso que surgfa espontáneamente. Por ejemplo, e n experiencias regresivas con música
aparecían conductas dolorosas y oscuras, en no pocas ocasiones muy diffciles de manejar
energéticamente desde los modelos de la gestalt y el enfoque centrado en la persona.
La core energética me brindó la posibilidad de entender al ser humano de una forma más amplia;
por ejemplo, me dio la oportunidad de observar, aceptar y amar la sombra del otro y, desde este
lugar, poder mostrar una salida, poder dar una luz a la sombra de la persona con quien trabajaba
y, desde luego, a la mía propia. El principio sanador esencial de la psicoterapia proviene del
reconocimiento y aceptación de los aspectos sombrfos: "Si desean caminar por este sendero y
curarse de sus enfermedades emocionales, es importante que entiendan todo esto. Tiene que
enfrentar al ser inferior que existe en cada ser humano, pero también deben saber que ese ser
inferior no es el verdadero (Yo' o el verdadero ser. El ser superior, que es la perfección en espera
de creer hacia fuera de esas capas de imperfecdón, es el verdadero ser..." (Pierrakos y Thesenga,
1994: 18).
Cuando no podía trabajar con los aspectos sombríos, tenía la impresión de estar tocando algo que
podfa observar, aceptar, respetar e incluso empatizar con ello, pero sin saber exactamente, qué
hacer con la energía que aparecía en el paciente.
Creía que se trataba de algún aspecto que fo rmaba parte de la persona y qu e debía tomar su lugar
por sí mismo. Pero me percataba de que no era asf, volvía a emerger. Con aceptación, con
empatía, notaba que llegaba a algún lugar, pero invariablemente me sentía impotente ante lo que
estaba sucediendo. Lo aceptaba, lo reconocía, pero no sabía qué hacer. Percibía que
energéticamente algo acontecía, pero mis herramientas rogerianas o gestálticas resultaban
insuficientes para integrar, movilizar o acompañar lo que estaba pasando e nfrente.
Noté así que el reconocimiento del ser inferior proviene sólo de la asimilación en todos los niveles
de conciencia de la persona.
Capítulo 4 - El trabajo psicocorporal en la Musicoterapla Humanista 87
En primer lugar, no deben tratar de empezar eliminando las consecuencias. Si su ser inferior ha
creado una enfermedad, primero hay que aceptarla. Deben tratar de encontrar las rafees o la
parte de su ser inferior que ha creado la enfermedad. El ser inferior debe ser encontrado y
expresado completamente; su meta debe ser la perfección por sr misma. Lo hacen por et amor a
Dios que existe en ustedes y con el fin de tener que aguantar una incomodidad [Pierrakos y
Thesenga, 1994: 18-19].
Comencé a integrar la core energética en virtud de que la música moviliza con enorme facilidad lo
que se oculta detrás de la máscara: el ser inferior y el ser superior. La música penetra la máscara,
sobre todo en estados no ordinarios de conciencia o en estados más receptivos, y toca con suma
facilidad las áreas del ser inferior. Cuando la gente lloraba, por ejemplo, en su cuerpo se
manifestaban cosas empuñar las manos, apretar la mandíbula, encorvarse, tensar el cuerpo.
Comencé a aplicar técnicas esencialmente corporales para movilizar la energía que no estaba
fluyendo. Por medio de herramientas de la bioenergética o de la core ehergética se mueve lo que
emerge con la música. Cuando el paciente sale de este proceso y lo verbaliza es mayor la
posibilidad de comprenderlo desde una perspectiva más amplia. Así, me percaté de que cuando
una persona muestra una gran coraza corporal, una sobrecarga energética en el cuerpo, se debe a
que ha guardado durante años una energía que repentinamente brota de una manera
extraordinariamente fuerte. "El hombre que no está protegido por la armadura de una mentira no
puede sufrir la fuerza sin ser alcanzado hasta el alma. La gracia puede impedir que esta herida lo
corrompa pero no puede impedir la herida" [Weil, 1990: 40].
Evidentemente, esta energía no proviene de una exp~riencia a partir de la música, sino de una
experiencia muy antigua aprisionada en el cuerpo: esta energía surge con la música.
Comencé a entender la historia de cada persona, incluido su cuerpo, y comprender sus
manifestaciones energéticas en la terapia, lo que e n otras ocasiones no había comprendido y,
además, con un fundamento teórico. La comprensión sólo puede provenir de un proceso de
introspección profundo.
Mucha gente no quiere pensar tan profundamente; en cambio, reacciona emocionalmente sin
pensar en cómo su ser inferior se encuentra relacionado con su reacción. La mente subconsciente
siente la necesidad de presentar una imagen de su ser ante el mundo a fin de evitar ciertas
dificultades, situaciones desagradables y desventajas de otro tipo. Asf la gente crea otra capa del
ser que no tiene nada que ver con la realidad, ni con la del ser su perior ni con la realidad temporal
88 Musicoterapia Humanista • Víctor Mufloz Pólit
del ser inferior. La máscara superpuesta puede ser considerada un engaño: no es real [Pierrakos y
Thesenga, 1994: 14].
la teoría no necesariamente delimita al individuo ni lo categoriza, pero una teoría nueva para mí
como la core energética me proporcionó una visión más amplia del ser humano y la posibilidad de
entender lo que estaba pasando en otra persona cuando se utiliza música en la terapia. Entendí
que había selecciones musicales que trabajaban más con el ser inferior mientras que otras lo
hacían con el ser superior y que, en términos generales, la música podía atravesar la máscara,
promoviendo más fácilmente el contacto con las áreas oscuras y con las luminosas, lo que
incrementa la conciencia de las propias carencias y recursos.
Dado que los niños rara vez reciben suficiente amor maduro y calidez, continúan deseándolo a lo
largo de su vida a menos que esa carencia y esa herida sean reconocidas y correctamente
tratadas. Si no, en su vida de adultos la pasarán llorando inconscientemente por lo que les hizo
falta en la infancia. Eso les hará incapaces de amar con madurez. Es posible ver cómo se perpetúa
esto de una generación a otra [Pierrakos y Thesenga, 1994: 90].
La relación música-cuerpo o sonido-cuerpo está dada por la naturaleza, nadie la inventó: es una
relación compleja y natural en la cual los procesos subjetivos y concretos convergen sin excluirse
uno a otro. la música tiene el poder de generar procesos en diversos niveles, logrando vínculos
internos del ser humano, accediendo a zonas del ser inferior y del ser superior, o bien quedarse en
el nivel de la máscara, pero siempre creando vínculos entre las partes de la persona y su totalidad.
Por ejemplo, si se escucha al grupo Apocalyptica, de rock pesado, o incluso composiciones del
mexicano Jorge Reyes, con contenidos emocionales y psíquicos claramente sombríos, se podrá
empatizar con las diversas áreas de la persona que escucha. Sin embargo, lo más importante es la
respuesta fenomenológica e individual, aunque no puede afirmarse que se producirá siempre la
misma respuesta. Habrá gente a quien el rock pesado le permita contactar vitalidad o fuerza; por
lo mismo, en un tratamiento musicoterapéutico cada persona es atendida de distinta manera.
No obstante, en términos generales, puede afirmarse que música como la citada al principio es
más adecuada para acceder al ser inferior. Del mismo modo con obras de los grandes maestros de
la música clásica como el Ave Verum Corpus de Mozart16 o el Aire en sol mayor de Bach, o con
obras de la nueva era que tienen muchos contenidos armónicos, se tocan inmediatamente las
áreas luminosas, hasta espirituales o del ser superior.
Como resultado de fa estructura armónica natural de la música, es muy frecuente que fa persona
quede con una sensación interna de integración e incluso, en algunos los casos, a pesar del dolor,
de cierta armonía. En mi experiencia con grupos y en terapia individual, cuando la música no
interviene las ex periencias suelen ser más limitadas en cuanto a la expresión emocional y a la
variedad de vivencias que emanan de la herida.
El trabajo individual suele ser empáticamente más preciso que el grupal, ya que el conocimiento
de la persona, de sus arquetipos sonoros, de su historia musical y, en general, de su experiencia
musical en la vida, nos permite hacer una mejor selección que cuando trabajamos en grupo, en
dond e las experiencias y las historias serán distintas. Con grupos es conveniente utilizar piezas
desconocidas o variaciones sobre un mismo tema. Por ejemplo, si va a tratarse el amor es
necesario que se aborde en sus diferentes matices: el fraternal, el sensual, el paternal, el
espiritual. Dado que cada uno de los participantes en un grupo tiene formas distintas de
experimentar el amor, y más aún, de experimentarlo en ese momento, es conveniente usar estos
diferentes matices.
La música -lo hemos dicho ya- es una gran metáfora de nosotros mismos; sirve como un gran
espejo proyectivo de todo lo que somos en nuestro interior, por ello es, de todas las artes, la más
sensible e idónea para utilizarse en la terapia. Su pod er radica en la pureza y e n la subjetividad de
los sím bolos musicales. La subjetividad de lo que se percibe en la música es un terreno fértil para
que la persona desborde completamente su interior; entre más claro es un objeto menor es su
gama de proyección. Tomemos el caso de la pintura realista1 en la que la imagen es tan
reconocible que el observador la puede identificar, definir sus formas y admirarla, pero esto
reduce el espacio para la proyección interna, como séría el caso en la psicoterapia. En la pintura
abstracta o surrealista las imágenes se despliegan aparentemente sin ninguna lógica ni definición,
lo que permite al observador conectarse desde su interior a través de emociones, imágenes,
sentimientos e Interpretaciones personales que dicen más de él que de la obra propiamente. De
igual manera funciona la música cuando ésta es desconocida.
En la musicoterapia, un error que puede cometerse fácilmente es saltarse los pasos internos del
paciente. La persona requiere llegar hasta donde puede hacerlo, y como la música, cada paciente
tiene su ritmo y la selección musical debe acompasarse a éste, en una o varias sesiones, sin
90 Musicoterapla Humanista - Víctor Muñoz Pólit
forzarlo más allá de donde es capaz en ese momento.17 La presión suele ser más una necesidad
del terapeuta que del proceso mismo. La música acompaña el estado emocional y energético que
se expresa por medio de imágenes, sensaciones y sentimientos, como llevándolas de la mano. En
ocasiones el terapeuta puede invitar y adelantarse ligeramente al proceso, pero en una especie de
empatía avanzada con música. El resultado de esta invitación puede ser que la persona se abra a
otras gamas de conciencia o que se defienda y se cierre. Ambas situaciones acontecen de manera
inconsciente, por lo general; no es algo que el paciente piense o de lo que tome conciencia con
nitidez. Por ello una música mal elegida puede ser extraordinariamente manipuladora y en
ocasiones sin resultados benéficos para el paciente. Recordemos que mientras más inconsciente
o más subterránea sea la manipulación es más poderosa, de ahí que sea imprescindible que el
musicoterapeuta conozca, comprenda y experimente en sí mismo el poder de la música que
utiliza para acompañar a la persona a su ritmo, a. su tiempo, en lo que está sucediendo aquí y
ahora.
En la medida de que alguien siente la necesidad de manipular, lo cual no es más que una medida
de protección inconsciente, el amor verdadero no puede existir. Los dos elementos son
mutuamente excluyentes. La pseudonecesidad de manipulación, si la examinamos., surge de uri
miedo egocéntrico y de un exceso de precaución que impide soltar los sentimientos y sentir. La
manipulación prohíbe el amor, aun cuando pueda existir algo de amor verdadero [Pierrakos y
Saly, 1995: 16].
la misma palabra core, que podría tener varias acepciones como centro, corazón o esencia, alude
a la parte espiritual o luminosa del ser humano, de ahí que se diga que el ser superior es
justamente el core de la persona. Ahora bien, el trabajo corporal no puede circunscribirse al del
ser inferior. Sería absurdo trabajar durante años e n catarsis, en presiones en el cuerpo, en
resolver los resentimientos con el padre o la madre si no nos dirigimos a la parte espiritual. Éste es
un proceso natural que se produce en core energética y que se debe a una profunda aportación
que le da el pathwork que se encuentra bellamente resumida en la siguiente cita:
Cuando ves la verdad de tu ser y el compromiso con ella se vuelve natural, entonces puedes
detectar un lado feo de ti mismo que antes te resistías a mirar. Al mismo tiempo, también
detectarás ese gran poder espiritual universal que hay en ti y que en realidad eres tú mismo. Por
paradójico que parezca, mientras más aceptas al pequeño niño ignorante que hay dentro de ti sin
perder tu sentido de valor personal, mejor podrás percibir la grandeza de tu ser más profundo,
siempre y cuando de verdad no uses esos descubrimientos para castigarte o derrotarte [Pierrakos
y Thesenga, 1994: 279 ].
Sin esta aportación de Eva Pierrakos o la unidad entre ella y John, el trabajo corporal se hubiera
quedado en una técnica puramente energética. Trabajar con la energía del cuerpo no
necesariamente es hacerlo con la parte espiritual en la que justamente se conecta con el creador,
con las áreas amorosas, más creativas y nobles del ser humano. No me refiero a una espiritualidad
descontextualizada de la tierra, por el contrarío, hablo de una espiritualidad totalmente arraigada
a este mundo. Y la mejor manera para llegar a ella es trabajando nuestra parte de ser inferior,
explicada en la siguiente frase: "A medida que vas conociendo lo más elevado y lo más bajo que
hay en ti descubres la función, las capacidades y también las limitaciones del ego consciente. En el
nivel consciente la función de l ego es desear ver toda la verdad tanto de lo más bajo como de lo
más elevado de ti mismo" [Pierrakos y Thesenga, 1994: 279].
Se trata de trabajar a partir del ser inferior para acercarse poco a poco al superior o parte
espiritual. Personalmente, creo en espiritualidades que se desprenden de la tierra o que se
desprenden de esas partes oscuras del ser humano. l a espiritualidad está aquí mismo, en el
momento en el que estoy trabajando mis partes negativas también está aparecie ndo mi
espiritualidad, mi luz. John Pierrakos hablaba con frecuencia de la concepción del ser humano
como una eterna dualidad, en la cual el punto de unión es el de la espiritualidad al fusionar esas
dos partes: el ser superior y el ser inferior. La unidad básica del ser humano es que no puede
distinguirse claramente entre uno y otro polo.
No existe nada en el alma humana que provenga completamente del ser superior o del ser
inferior, pues todo se mezcla continu~mente. La purificación significa separar, comprender y
92 Musicoterapia Humanista - Víctor Muñoz Pólit
reorganizar esas diversas tendencias en una comprens1on consciente, purificando así las
tendencias básicamente buenas de todas las máscaras del autoengaño y de las influencias
causadas por las debilidades de carácter [Pierrakos y Thesenga, 1994: 25].
Cuando hablamos de ser superior o espiritualidad en relación con la música debemos referirnos a
la enorme facilidad que ésta tiene para permitirnos hacer contacto con ese lugar interno. La
música misma nos lleva generalmente a establecer contacto con nuestras partes armónicas,
especialmente algunas de ellas como la qu~mencioné anteriormente. La terapia con música lleva
de manera casi automática a la espiritualidad. De ahí que podamos afirmar que tanto la core
energética como la música nos llevan hacia el mismo lugar: el core del ser humano.
TÉCNICAS CORPORALES Y
MUSICOTERAPÉUTICAS
EL ARRAJGO
Wilhelm Reich introdujo el cuerpo al campo psicoterapéutico y realizó una aportación esencial al
trabajo terapéutico: el arraigo/8 el cual se ha tratado anteriormente en las tipologías corporales;
Más tarde el concepto se amplió de manera mucho más clara por sus discípulos Alexander
Lowen 19 y John Pierrakos. 20 Existen diferentes matices entre los tres autores, más en el plano
metodológico que en el teórico.
· Entre Lowen y Pierrakos existe una idea conceptual que los diferencia. En tanto el primero omitió
en su modelo el aspecto espiritual, Pierrakos lo consideró preponderante y lo incluyó en su
propuesta terapéutica: extender el arraigo y que la persona no sólo lo realice en el ámbito de lo
físico, sino que lo lleve en su energía, en su emoción y en la intención de sanación. No es ésta una
conclusión teórica de Pierrakos, sino mía, ya que en el trabajo que realicé con él tuve que
arraigarme de distintas formas, no sólo en la postura física de piernas separadas (para amp)jar la
base de sustentación del cuerpo y equilibrar.la distribución del peso corporal), con la planta de los
pies en contacto con la tierra, las rodillas flexionadas y e l coxis apuntando hacia la tierra, con el
esfínter anal relajado, arraigando mi corazón. ·
18 El arraigo tiene una ruerte relación con las técnicas extracotidianas del arte oriental, tanto de expresión como las
marciales. Se observa el arraigo en las danias del arte hindú, en las técnicas del teatro No japonés, etc. Los principios
técnicos entre una y otra disciplina son esencialmente los mismos, aunque varían en su forma. Lowen tuvo una influencia
notable de esta línea filosófica-religiosa-artística de Oriente, ya que mostró un gran interés en las actividades físicas que
repercutieran en el estado mental de las personas, como el Hata-Yoga, que comparte el principio de arraigo.
· 19lowen hace énfasis en su trabajo con sus pacientes en el contacto con la tierra, con la realidad a partir del contacto de su
propio cuerpo. Para referirse a este contacto utiliza la palabra grounding: arraigo. ·
20 La core-energética de John Pierrakos hace énfasis en el trabajo corporal con su fuerte vínculo o tendencia hacia la
espiritualidad, ampliando el sentido del arraigo a posibilidades de trascendencia.
Capitulo 4 - El trabajo psicocorporal en la Muslcoterapia Humanista 93
Arraigar significa echar raíz e n algún lugar. En el caso de la psicoterapia, echar raíz en el cuerpo,
aunque cuando nos referimos a él no solamente se habla del arraigo de postura fís ica-energética
que podría tener una pe rsona en sus pies y piernas, ya que existe la experiencia de estar arraigado
con el corazón o hacia e l corazón, con algún sentim iento o con algún tipo de energía que es
necesario poder '~enraizar".
Hay momentos en que es necesario el arraigo con el cuerpo por medio de nuestros píes hacia la
tierra, que es la imagen que comúnmente se conoce en la terapia corporal; una manera en que la
persona med iante su cuerpo establece un intercambio de energía entre la tierra y él mismo. El
arraigo puede partir de una postura corporal, pero asimismo puede tratarse de la conciencia que
se dirige hacia un lugar determinado.
El trabajo terapéutico cuenta con una gama de maneras para arraigar a la persona, por ejemplo,
en la respiración, que es una variante de lo que se realiza con la postura, sin que deje de ser
corporal. Se realiza centrando la conciencia en la respiración misma, con el propósito de ampliar la
capacidad de ventilación en el cuerpo, tomando energía del exterior, introduciéndola y liberando
el bióxido de carbono, estableciendo un intercambio energético con el ambiente, como una
manera de anclarse en la existencia, logrando que la persona pueda trabajar con el área corporal
que corresponde a sentimientos contenidos, por ejemplo, en el pecho, en el plexo solar, etcétera.
Es relevante aclarar la diferencia entre arraigarse y centrarse; arraigarse es tomar y dar energía de
algún lado, centrarse es estar con la conciencia ubicada en algún lugar. Pero igualmente
importante es mencionar que centrarse es fundamental para llegar al arraigo.
En el estudio de algunas de las técnicas de la danza contemporá nea, como las de Martha Graham,
Doris Humphrey o Rudolf Laban 2 \ se proponen diversos niveles de sustentación 22 que buscan el
arraigo profundo del cuerpo en ellos como una posibilidad de equilibrar el esfuerzo energético y
experimentar la libertad de movimiento. Esto es un trabajo importante con los distintos niveles de
arraigo corporal, ya que es el medio por el cual se crea la posibilidad de una experiencia
psicofísica, en la que la persona se soporta a sí misma para un trabajo interno; por ejemplo, al
trabajar el miedo, si la persona está sentada en el piso o en una silla es muy importante que se
arraigue con sus glúteos y tome conciencia de su esfínter anal (si hay contracción muscular), que
haga conex1on energética con su soporte 23 o con alguna otra parte de su cuerpo que esté
haciendo contacto con alguna área de firmeza.
En la danza co ntemporá nea oriental Butho, en el teatro oriental No y el Kabuki, hay un principio
fundamental que es entregar el peso de la humanidad y, por lo tanto, del cuerpo, a la tierra y
permitir ser contenido por ella. El arraigo es precisamente contención o un objetivo del arraigo. El
arraigo puede darse en un equilibrio precario o en una base de sustentación pequeña, pero en un
trabajo profundo de conexión con la tierra. No sólo es un arquetipo primario sino una fuente
esencial de fuerza y vida en la que cuerpo y psique se liberan y fluyen en la experiencia interna de
estar inmersos en el lugar de su corazón.
Haciendo una analogía de la experiencia del danzante Butho y la del paciente en musicoterapia,
en ésta es importa nte cuando se trabaja e l miedo o algún otro problema con ciertos niveles de
vulnerabilidad, que posea un anclaje interno con algu na parte de su cuerpo y cierto nivel de
seguridad para dejarse mover por los impulsos de la dinámica de su psique.
En algunas ocasiones es importante dar tiempo en la sesió n para trabajar el arraigo, hay que
detenerse un instante en ello sin que la persona cambie lo que le está ocurriendo, con
intervencione s co ncretas y breves, ya que en ocasiones damos por hecho que el individuo se
arraigará por el sólo hecho de que el terapeuta lo sugiera, lo cual no necesariamente es así.
Arraigarse no es só lo una forma o una postura aislada de la conciencia de la persona, no puede
separarse la forma del contenido pretendiendo que el paciente está arraigado mientras que éste
no lo esté vivenciado como tal. Lo ideal es buscar el arraigo física, emocional, energética e
intencionalmente; éstas serían las cuatro formas de hacerlo y que de alguna manera son parte de
una en concreto; esto es, si se pone el énfasis del arraigo ffsico es importante integrar la energfa,
la emoción y asentar la íntención; 24 si es un arraigo emocion~l, igualmente, hay que dar pie a que
la persona busque la postura física en la que fluya su e nergfa de manera congruente con su
emoción.
Lo ideal es buscar un arraigo con estas cuatro formas e integra rlas como una sola. Hay casos
cuando se le solicita a la persona que se arraigue en el cuerpo y la persona no ejerce la conciencia .
o la intención; no se produce el arraigo interno, por lo tanto no se hace experiencia!. Quizá la
23 Es importante que el referente del soporte sea la base más segura que tenemos (la tierra), si no hay contacto directo con
ella se puede hacer una analogía con el cojín o silla, pero siempre en referencia a la seguridad y a la contención que nos
ofrece la tierra.
24 Hacer-sentir-pensar al mismo tiempo que se experimenta lo que se vive internamente, que sea por si mismo lo único que
persona piense que está arraigada sin lograrlo en su experiencia interna. Arraigar significa estar
experiencia[ y físicamente en el momento con la parte que se está trabajando.
El proceso o las etapas orgánicas de_l arraigo con las cuales el musicoterapeuta facilita el arraigo
de su paciente se da en función del tema que se trabajará. Por ejemplo, si se aborda el enojo, un
buen arraigo se logra con lo~ pies firmes en la tierra; El facilitador debe sensibilizar a la persona
llevando la conciencia hacia los pies y hacia el contacto de éstos cpn la tierra. Si es en una primera
etapa o sub-etapa de sensibilización, debe favorecerse que se dé cuenta de la distribución de su
peso, los puntos de apoyo en la planta de sus pies, el equilibrio; que advierta en qué pierna posa la
mayor cantidad de.peso, que se balancee..De esta manera la persona comienza a sensibilizarse y a
tomar conciencia del arraigo; al mismo tiemp.o, se puede invitar a la persona a arraigarse con su
respiraCión y que durante la exhalación baje su energía y en la inhalación tome energía de la tierra,
de tal manera qu.e el arraigo pueda ascender hacia los lugares donde se trabaja -en este caso
hacia la geografía más común del cuerpo de las emociones. Si el recorrido se orienta hacia la parte
alta del cuerpo se comienza en el área baja de la pelvis, el plexo solar y el plexo cardiaco o el área
de la caja torácica, que son los lugares más frecuentes en el trabajo emocional..
Una vez que la persona ha hecho conciencia, el siguiente paso es sugerir movimientos de arraigo,
como balancear el cuerpo, brincar, de m-a nera que el arraigo se haga inás evidente, que pueda
experimentarse la energía como algo real, no como una mera idea de energía. Cuando la persona
comienza a brincar o a dar pasos y dejar sus huellas marcadas como las de un elefante que se
hunden en el piso, empieza a movilizar su energía física, y esto es real: su cuerpo. se calienta, su
respiración se acelera, la circulación sanguínea se incrementa; la persona vive el a'rraigo desde.su
cuerpo.
La siguiente etapa es pedir a la persona que permita a su psique fluir a través de las imágenes y los
recuerdos, que reconozca cualquier indicio de enojo en cualquier parte en que se localice. A veces
la tipología corporal de este sentimiento se advierte en la mandíbula, en el abdomen, en los
puños. Una vez que esta energía comienza a movilizarse, el cuerpo empieza a abrirse
El intercambio energético que ocurre durante el arraigo le confiere al cuerpo la energía suficiente
de tomar fuerza -que pudiera experimentarse como poder- para expresarse. El arraigo es
también un upermiso" para expresarse congruentemente, puede ser una forma de legitimar el
Capítulo 4 • El trabajo psicocorporal en la Musicoterapia Humanista 97
Existen diferencias entre la música para el arraigo y para movilizar energía, sin embargo, ambas
pueden coincidir en algunas de sus características. El contenido de la selección para arraigo debe
ser en tonos bajos, como los tambotes;-una fre cuen€ia constaote en la emisión rítmica, un
símbolo sonoro con referencia a los movimientos naturales del cuerpo, como caminar o el pulso
cardiaco. Las obras propicias para el arraigo son por lo general piezas de percusiones en tonos
bajos, con una estructura muy sencilla, quizá de estilo minimalista, porque si además del ritmo se
incorpora una melodía con una estructura sonora cambiante e impredecible se está dirigiendo la
resonancia de la música y la persona hacía un ámbito emotivo. Algunas obras de Kodo son
idóneas para el trabajo del arraigo, puesto que tienen instrumentos de tonos bajos que
repercuten en el cuerpo acompañando el movimiento orgánico de la energía, lo que permite
generar la ex.presión natural de la energía, la vibración. El cuerpo comienza a vibrar produciendo
un calor que abre los bloqueos en diferentes articulaciones corporales, como en los tobillos, las
rodillas, la columna vertebral, las caderas... Cuando un cuerpo comienza a vibrar es síntoma de un
buen arraigo.
La música para trabajar el enojo tiene elementos emotivos, cuenta con mayor intensidad
energética propiciada por los cambios de las melodías, de los instrumentos, por las armonías 26
menores, por una sensación explosiva en el movimiento melódico, como voces que gritan,
cambios estrepitosos en la entrada de Instrumentos; eíemplo de ello es "Marte", de Holst, que en
virtud de sus distintos elementos va llevando a la co nciencia del escucha a centrarse en sus áreas
oscuras.
26 La armonía es un componente energético que resuena en el lugar cerebral en donde habitan nuestras emociones.
98 Muskoterapla Humanista - Víctor Muñoz Pólit
Estas caracterrsticas son generales, razón por la cual es importante tratar a la música más allá de
estas observaciones. La única manera de decidir cuáles piezas son las más adecuadas para
empatizar con el trabajo de arraigo es escuchando la obra a partir de las matrices 27 de la
musicoterapía humanista.
La música que parece traer consuelo y bienestar a una persona que sufre no necesariamente
tendrá el mismo efecto en otra persona con un padecimiento parecido, ni en la misma persona en
otro momento. Es la energfa musical presente en el momento espedfico de una relación
terapéutica lo que induce o no un estado saludable. Es en el nivel energético como el cuerpo y la
mente vivencian la transformación. Las fórmulas generales son superficialmente efectivas en el
campo de la música y las emociones (Nakkache) [Almendro, 1999: 498].
Sin embargo, me he percatado de que hay cierta música que nos permite crear un vínculo con la
persona y que autoriza a ésta a abrir las compuertas de sus propias defensas de manera más fácil,
ya sea empatizando con ellas o confrontándolas.
En el caso de las tipologías corporales, 18 una vez que se conoce la tendencia de la estructura
caracterológica del paciente, puede elegirse la música, los e jercicios y la movilización energética
que más se adecue. La estructura oral, ilustrada en el cuadro que se encuentra más adelante, es
una que con cierta facilidad hace contacto con el dolor, el anhelo, la tristeza. Con estos pacientes
es indispensable generar un vínculo musical y t erapéutico por medio de selecciones y ejercicios
que toquen estos sentimientos. Esto no significa que la persona tenga que permanecer en esas
emociones, es, en todo caso, una forma de encontrarnos con el paciente en un lugar psíquico que
le es conocido y menos amenazador. Como ejemplos de estilos musicales que pueden empatizar
están Jos adagios, los cuales por lo común poseen una estructura armónica y melódica basada en
armonías menores, que llevan a la persona con cierta facilidad a tocar estados de melancolía,
tristeza y abandono.
Siguiendo este mismo ejemplo, el trabajo con la oralidad, como en todo proceso psicoterapéutico
con la tipologfa corporal, se desarrollará a lo largo de difere ntes sesiones. Una de las direcciones a
seguir es el desarrollo de su independencia y de su autonutricíón. La herida no sanará hast a que la
persona la haya tocado a fondo, la haya acariciado y movilizado a través de diferentes formas,
incluyendo, desde luego, la música .
El proceso en múltiples sesiones se va dando paulatinamente, y la música, así como los ejercicios,
van orientados hacia los aspectos de nutrición, independe ncia, autoapoyo y energetización. La
música que se utiliza en estos casos es una que contenga armonías mayores y ritmos que
proporcionen a la persona la suficiente energía y autoapoyo; armonías y melodías que le permitan
al paciente contactarse más con el amor a sf y desde sí mismos, en vez de la dependencia o la
dema nda hacia el otro. Como si la persona aprendiera a girar su conciencia a través de la música
hacia sus partes fortalecidas y luminosas, cuando su tiempo y su ritmo lo permiten.
Al utilizar piezas musicales con éstas características la persona va fácilmente más allá de su
defensa caracterológica. Éste es uno de los efectos casi mágic~s de la música, ya que de manera
profunda sus contenidos emotivos invitan al paciente, de formas conscientes e inconscientes, a
que afronte riesgos abriendo cada vez más su corazón y su estructura caracterológica, hasta tocar
el centro mismo de su herida. 2 9
En seguida enunciaré las cinco tipologías y la forma de empatizar musicalmente con ellas y el
camino hacia donde puede ir la persona. Como ya se ha mencionado, lo primero es empatizar con
la defensa o estructura caracterológica por medio de las melodías y después seguir con un
proceso exploratorio, creativo y respetuoso de lo que va emergiendo en la persona durante una o
varias sesiones de trabajo psicocorporal con música. En el siguiente cuadro la última columna
representa la tendencia hacia el crecimiento, hacia el desarrollo, esto es, hacia la salida de la
defensa caracterológica.
29 Recordemos que el término herida es utilizado para referir al núcleo del dolor emocional de la persona; aquellas
emociones o aspectos emocionales que son los puntos, más vulnerables en la vida del paciente y que a su vez están
cubiertos por procesos de protección y defensa, comúnmente conocidos como máscara.
100 Musicoterapla Humanisra - Vfctor Muñoz Pólit
El cuadro anterior no es más que una pequeña brújula de orientación que le ayudará a utilizar la
música en el trabajo corpora l. De ninguna manera los procesos serán lineales, ya que
continuamente están cambiando de un lugar interno a otro en el paciente. Esto se debe en gran
medida a que ningún ser humano tiene una caracterología pura ni está totalmente determinado;
más bien cada nueva conciencia, cada nueva expresión, lo va moviendo en su geografía interna, a
diferentes espacios y, por ende, nuevas posibilidades de trabajo.
Capítulo 4 • El trabajo pslcocorporal en la Musicoterapla Humanista 1O1
EL TRABAJO DE ARRAIGO Y
LAS TIPOLOGÍAS CORPORALES
Naturalmente, las tipologías corporales tienen una cualidad física, una forma interna distinta de
arraigarse; cada una de ellas presenta una tendencia a contactar cierto tipo de sentimientos a
partir del arraigo, que es el pilar para trabajar con Jos sentimientos y e l cuerpo. En seguida
presentamos algunos ejemplos.
El paciente de carácter psicopático no presenta un buen arraigo con el piso pues tiene un
desplazamiento energético hacia arriba (hacia la caja torácica), por Jo cual es fundamental
trabajar su arraigo. Si se observan sus pies y sus piernas son más delgadas que el resto de su
cuerpo; al faltar el arraigo la energía que llega a su caja torácica le sirve para hiper-reaccionar y
responder desde una aparente "fuerza" que genera la reacción constante de enojo y rebeldía. El
psicopático lleva su energía hacia la cabeza y genera muchas fantasías. Al trabajar con él debe
bajarse su energía del pecho hacia piernas y pies para que poco a poco encuentre un equíllbrio
entre las emociones contenidas en el pecho, que ha vomitado con sus actos reactivos,
destruyéndose o destruyendo a otros. Bajar las emociones al piso, experimentando confianza. Es
importante que el paciente sienta que puede dejarse caer y vencerse en el mundo y ant e él. Es
necesario que lo viva en su propia corporeidad, que el arraigo sea el puente para confiar y
rendirse. Bajar la energía tiene la doble fun ción de que tal cantidad de energía no ascienda a la
cabeza, en donde crea sus mundos y trastoca la realidad.
El carácter ora l es la tipología que cuenta con menos nutrición, el paciente no ha logrado tomar
energía de la tierra ni de su respiración y todo su cuerpo está inhabilitado para el arraigo. Le es
11
natura l" entrar en contacto con la tristeza, el abando no y la melancolía en un falso arraigo
interno de lo que el mundo le debe. La energía que toma es para adoptar una postura
demandante, anhelante. Con esta tipología debe trabajarse la conciencia de un arraigo sobre sí
mismo, Jo que para el paciente es muy importante experimentar: estar arraigado en sí y para sí
mismo, para no requerir la energfa de otros. La intención es que pueda arraigarse en su
autoestima, en su propia valoración, en el amor hacia su persona. Es fundamental trabajar el
arraigo con sus piernas y con su respiración, que tome energía y la contenga, ya que el oral deja ir
fácilmente lo poco que obtiene; no adquiere conciencia de que antes de poder nutrirse deja
escapar la energía. El arraigo para él sería la autonutrición.
El carácte r esquizoide toma de la tierra muy poca energía y la lleva para estar en su casa, que es su
espiritualidad, a fin de contener su miedo de vivir, como un fenómeno de supervivencia en la
tierra, creando un arraigo aparente y endeble. Camina como si flotara, sin tocar el piso; si se
observan sus huellas al pisar en la arena hay huecos creados por las partes del pie que no hacen
contacto con el piso, lo que es producto de la gran cantidad de tensión muscular acumulada en la
planta de los pies. Esto impide que el esquizoide tome de la tierra la energía suficiente para vivir
sin amenaza. En el trabajo con este paciente es importante que concientice que el arraigo es su
conexión con la realidad y con el mundo. La terapia ha de concentrarse en la experiencia de su
derecho a existir, es imprescindible que el arraigo lo co necte con la posibilidad de estar en esta
casa, en esta tierra, y no en un lugar lejano de donde viene, su casa espiritual que perdió al nacer,
y sepa que no tiene que morir para volver a ella. La tarea del terapeuta con el esquizoide es el
102 Muslcoterapla Humanista • Vfctor Muñoz Pólit
arraigo con sentido de pertenencia. La conciencia de ser parte del mundo es fundamental, así
como buscar arraigarse con los ojos, poder mirar el mundo, experimentarse con la posibilidad de
sentirlo kinestésicamente - lo cual le aterra. Ser tocado corporalmente le amenaza. · Es
fundamental que se acerque a la posibilidad de ver la realidad como es y no como la imagina
desde su miedo.
El que parecería mejor arraigado en términos de contactar con la tierra es el paciente de carácter
masoquista; su arraigo podría parecer profundo si se observan los pies, los tobillos y las piernas;
puede llegar a percibirse sólido, engrosado y muy plantado - tanto que puede arrastrar los píes
por su propio peso. Está orientado al contacto con sus partes oscuras y las del otro, a la constante
autocrftica y a la crftica de los demás. El trabajo terapéutico indicado es el arraigo de manera que
la energía de su cuerpo encuentre más salida que entrada, pues se sobrecarga con ideas, como si
tuviera un juez interno, come en exceso y se autodestruye; es importante que el paciente aprenda
a sacar su energía por medio de su arraigo y no hacer insistir en que tome de la tierra, sino por el
contrario, que saque. También es necesario trabajar mediante el arraigo la posibilidad de bajar su
juicio en forma de expresión corporal y la percepción tan crítica y negativa que tiene de sí mismo y
del mundo, poniéndole expresión energética hacia fuera. Por otro lado, es fundamental que
conecte su energía con su espiritualidad, que aprenda a crear una dinámica alquímica interna y
volver más sutil su percepción, como buscar arraigarse con su alma, con la parte bella y luminosa
que contiene en sí mismo.
Capítulo 4 - El trabajo psicocorporal en la Muslcoterapia Humanista 103
Y dado que es evidente que existe un patrimonio genético cultural muy rico que nos permite
extraer hipótesis y deducciones sobre el comportamiento futuro, sobre las motivaciones y sobre
el estado de nuestros semejantes a partir del comportamiento actual, que nos permite en
definitiva dar sentido a la presencia ffsica de las personas, se ha concluido que 11el cuerpo todo no
puede dejar de comunicar" en todo momento, o incluso que el cuerpo comunica "sin poder
mentir" [Islas, 2001: 8o].
Los tonos de voz y sus ritmos son fundamentales ya que son herramientas muy im portantes para
el musicoterapeuta. La voz es la expresión más profunda del alma.
LA EMPATÍA CORPORAL
En cuanto aJ trabajo con el cuerpo en la musicoterapia humanista, éste tiene como herramienta
fundamental la empatía corporal. Es primordial que el musicoterapeuta experimente una
aproximación con su propio cuerpo, que conozca las huellas que ha dejado en él su historia
personal; por esta razón su valor no es únicamente conceptual.
El viaje de reencuentro corporal le permitirá recuperar el poder y la sabiduría intuitiva que serán el
vehículo para acompañar al paciente. Para que el musicoterapeuta pueda registrar o se aproxime
a lo que el paciente está experimentando es importante que permanezca abierto a la totalidad de
éste; sin intentar un juego de formas corporales el musicoterapeuta debe acercarse al otro desde
lo que se percibe en la expresión. Por ejemplo, si el paciente realiza un movimiento y el terapeuta
lo replica, seguramente podrá a proximarse más a lo que el paciente experimenta en ese
momento.
La empatfa corporal y la respiración pueden ser un medio q ue facilite o permita la expresión del
sentimiento que está presente en el paciente cuando no puede expresarlo verbalmente, llegando
a la expresión del sonido que puede emitir el sentimiento inexpresado.
Entre la catarsis y el arraigo se encuentra el surgimiento de la emoción natural. "Al liberar las
emociones a través de la música generamos movim ientos y excitaciones plasmáticas. La
movilización de las corrientes plasmáticas y de las emociones es idéntica a la movilización de la
energía orgánica" [Fregtman, 1994: 136 ].
:JJEl significado literal de emoción es: mover hacia fuera o sobresalir. Fregtman dice que la emoción es un movimiento
protoplasmático expresivo, el movimiento por el cual la materia viviente se expresa. La emoción es algo más que una
función especifica del protoplasma viviente, es creadora de vida.
Capitulo 4 - El trabajo pslcocorporal en la Musicoterapia Humanista 1OS
En términos teóricos, se sabe que una persona arriba a un nuevo estadio si existe un proceso de
expresión y liberación; sin embargo, es importante no atropellarla y sí retomar, en cambio, el
sentido humanista. Solamente se trabaja con lo que está presente. En esto radica la diferencia con
algunas posturas de trabajo corporal que parten de un movimiento meramente físico para
alcanzar la emoción. En la musicoterapia humanista partimos del sentimiento que detona la
expresión de la emoción.
Hay una diferencia práctica entre el trabajo individual y el grupal. Cuando se trabaja
individualmente, es fácil abordar la expresión de la emoción de manera natural. La dificultad surge
cuando se trabaja con grupos, donde los contactos son distintos. En este caso el terapeuta puede
hacer sugerencias pero no puede ejercer presión sobre la persona que no ha contactado. Cuando
la persona "no está ahí'' y sobreviene otro elemento energético por sugerencia del terapeuta-
que es un elemento externo- puede volver a traumatizarse a la persona. Por ejemplo, si se está
trabajando sobre un problema de masoquismo, que tiene una historia con una gran cantidad de
introyectos, de control externo, y se le conmina a trabajar o entrar en algo en donde la persona
no está, tal vez en ese momento la persona no pueda sacar y convertir su energfa contenida
interna en energía externa expresiva, pudiéndose abrir más la herida primaría, generando
vergüenza, angustia, culpa. Éste es el modelo de Krishnananda,32 que propone: si el sentimiento
está ahí, su energía sale, si no es que todavía no es tiempo de movilizar la energía.
31 Aristóteles.
32 Su modelo es no ir bajo ningún concepto a abrir la vergüenza con ningún tipo de técnica.
106 Muslcoterapia Humanista - Vfctor Munoz Pólit
conciencia, cuando la persona realmente se conecta con el flujo energético que crea un proceso
de liberación. Golpear por golpear no necesariamente libera a la persona, golpear con una
intendón de expresar, de soltar, si abre un espado energéticamente, para que la persona tenga
su terreno fértil y descubrir nuevos elementos de sí misma. Cuando solamente hay descarga de
energía, sin conexión con su auto-conciencia, sin que la persona este arraigada y contactada con
su sentimiento y su intención, la catarsis no dará frutos para el crecimiento de la persona. Un
ejemplo de esto es cuando un paciente descarga enojo sin estar verdaderamente conectado con
él, se usa la energía pero no se satisface la necesidad de la persona. Es como quemar una salva sin
ningún tiro al blanco. Facilitar el proceso de liberación debe de tener el objetivo claramente
trazado por el musicoterapeuta, sino el paciente se hará a sf mismo lo que ya se hace afuera del
consu ltorio, moverse o actuar sin ningún rumbo definido que satisfaga su necesidad auténtica y la
frustración será confirmada. Esto sería una forma de retraumatizar al paciente, seda confirmarle
que una vez más grito, golpeo, y se quedo en el mismo lugar interno que puede ser sentirse
absurdo, desconfiar de sus impulsos, avergonzado, culpable, sin que necesariamente se haya
expresado.
EL CONTACTO FfSICO
El contacto es una manera tan directa y definitiva de comunicarse "cuerpo a cuerpo", que es
imprudente omitirla a priori de la metodología terapéutica. El contacto puede ser una
herramienta eficaz para iluminar la experiencia de tensión corporal [Kepner, 1992: 70].
Por ello no es recomendable tocar a los pacientes en las primeras fases de la terapia. Tampoco es
recomendable realizarlo si el terapeuta no tiene clara internamente la intención con la que toca a
la persona.
El acto de tocar evoca con mucha intensidad una necesidad fundamental de contacto corporal, el
"anhelo de otra piel" que todos tenemos. Algunos individuos, a causa de la privación temprana
de esta intimidad tan esencial, están literalmente hambrientos de este tipo de contacto. Los
terapeutas son atrafdos con frecuencia a hacer trabajo corporal debido a una necesidad de
mitigar a su propio niño interior hambriento de contacto. Si no se dan cuenta de esta necesidad
Finalmente, el contacto físico es parte de la experiencia terapéutica, y por tanto este aspecto no
puede quedar aislado de sus principios filosóficos y éticos: "La ética no surge del saber, sino del
querer [ ... ] lo valioso es aquello que preserva su vida, aumenta su capacidad de acción y le
confirma e n su condición racional y libre [Savater, 1982: 65].
La o bservación del cuerpo y la intuición son las dos herramientas más poderosas para saber cómo
realizar un contacto físico correcto. El contacto no puede ser visto como una mera mecánica por
cuanto sus efectos no son sólo físicos, ya que esa respuesta del paciente es la respuesta de su sí
mismo. Es necesario, por lo tanto, comprender y empatizar profundamente con la vivencia del
paciente, con sus sentimientos, como la conciencia de la persona.
Lo que no se incluye en una visión mecánica del contacto es que, además de sus efectos físicos,
es fundamentalmente un proceso humano. Son los aspectos humanos los que amplfan Jos
efectos del contacto más allá de lo ffslco y Jo mecánico, y así amplía el alcance de lo que debemos
tomar en cuenta como terapeutas cuando lo usamos como una herramienta en la intervención.
Como un proceso humano, el contacto debe ser considerado una interacción entre personas
vivas, que sienten y son conscientes. Es necesario entender los sentimientos y la conciencia de
cada persona, su estado existencial, asf como la relación entre éstos para comprender
plenamente el resultado del contacto y la respuesta a éste. Si creemos que el cuerpo es también
el sí mismo, entonces, cuando tocamos a otra persona no estamos tocando "un cuerpo", sino
nada menos que el sf mismo de esa persona como con nuestro propio sf mismo. De esta forma el
contacto deja de ser un fenómeno y se vuelve un proceso de interacción y comunicación. A través
del contacto, físicamente hacemos declaraciones sobre nuestra propia naturaleza y sobre nuestra
relación con los demás y con el mundo en general~ En un fenómeno con múltiples niveles de
significado más que de simple causa y efecto. Es la respuesta de la persona la que determina lo
apropiado de ciertos tipos de contacto, no la ideología del terapeuta [Kepner, 1992: 73].
La teoría es de gran valía en tanto se apoye en dos pilares: la intuición y la observación, pero es un
gran estorbo cuando se utiliza como una hipótesis aislada de aquello que le ocurre a la persona.
Las inte rvenciones físicas son muy poderosas siempre y cuando se realicen en e l momento justo y
e n el lugar preciso. Éstas pueden ser desconcertantes, directivas y hasta irrespetuosas para la
persona cuando no se po ne en práctica lo que hemos me ncionado.
El trabajo que usa el contacto como una herramienta de intervención en particular coloca al
paciente y al terapeuta en una P?Sición de insólita cercanfa e intimidad. El paciente está
108 Musicoterapia Humanista - Vfctor Muñoz Pólit
literalmente en manos del terapeuta. La distancia física entre el paciente y el terapeuta es mucho
menos que la distancia social regular y requiere que el paciente deje algo de su reserva para
permitir el acercamiento del t erapeuta. Potencialmente, el terapeuta está en una posición de
mayor poder e influencia y el paciente en una posición de mayor vulnerabilidad y apertura que en
el encuentro terapéutico común [Kepner, 1992: 79] .
Algo que ayuda al terapeuta a hacer una buena intervención es Jo que la gente refiere, de manera
simple y sencifla, como imágenes e n general, como sentimientos y, en el mejor de los casos, como
necesidades. El esclarecim iento de la necesidad en la persona es algo que puede ayudar de
manera decisiva. Sin embargo, la persona no siempre es consciente de lo que necesita, y es aqu í
donde t iene Jugar la intuición respetuosa .
...
Cuando el paciente sufre se encuentra bloqueado en alguna zona oscura de sí mismo. Esta
situación provoca reaccio nes en el terapeuta, reacciones que nos pertenecen a nosotros como
t erapeutas y que no son necesariamente la guía para una intervención física. Como terapeutas
sentimos la imperiosa necesidad de proteger afectivamente y echamos mano de intervenciones
como el abrazo o la caricia. Éstas sólo son formas con las que rescatamos al paciente de su
experiencia, negándole la posibilidad de ir más allá en su autoaprendizaje. El contacto físico no
debe ser ut ilizado para rescatar a la persona.
Observamos la rabia contenida del pacie nte y comúnmente tomamos dos caminos: nos
asustamos y detenemos el flujo de la energía, apret ando nuestro propio cuerpo, dejando de
respirar e intelectualizando: ¿Qué debemos hacer para sacarlo de este estado? O bien,
polarizamos al presionar a la persona con intervencio nes que violentan e l proceso. l a adecuada
intervención, insistimos, tiene más que ver con una actitud de fuerza, sabidu ría y respeto que con
una respuesta a partir de un área ciega del t erapeuta.
Sie mpre que se hace una intervención es necesario cuestionarse a sf mismo si se hace a partir de
una reacción interna propia (si se trata de una necesidad perso nal) o para faci litar el proceso del
otro.
Son estas tomas de conciencia las que permiten abrir e l gran abanico de las propias áreas no
trabajadas; son las que nut ren el crecimiento personal co mo t erapeutas, las que una vez
superadas nos convierten en puentes o facilitadores para la ene rgía que ha de f luir en el otro.
Finalme nte, somos instrumentos de Dios para la sanación de los otros, y lo que más estorba en
est e· proceso es la presencia del ego que dicta cómo deben ser las cosas y hacia dónde debe llegar
el otro.
Capítulo 4 • El trabajo psicocorporal en la Musicoterapia Humanista 109
TIPOS DE CONTACTO
l. De soporte y acompañamiento
• La mano en el brazo o el hombro de la persona exclusivamente brindando apoyo y
comprensión. Este toque es sencillamente de respa ldo y no intenta intensificar nada. Funciona
muy bien como un anclaje de apoyo. Es como decirle a la persona "Estoy contigo".
• Colocar la mano en la fre nte de la persona es una forma de arraigarla y bajar su nivel
intelectual. Con este toque la persona se siente sostenida y firme. Este toque puede hacerse
cuando hay algunas imágenes sugere ntes detrás de la experiencia del paciente.
• Puede darse soporte e n el cuello de la persona con las dos manos bajo éste. Es una buena
intervención física para que ella sienta la posibilidad de abandonar su control, de abandonar su
cabeza.
• Tocar el pecho una vez que se han expresado e mociones muy fuertes o cuando se reviven
escenas y recuerdos sumamente dolorosos. Es de suma importancia la presión que se ejerza en
este toque, que puede ser desde muy suave hasta una presión intensa, dependiendo de fa
imagen, de la necesidad que experimenta la persona. Un toque intenso y doloroso puede sacar
totalmente a la persona cuando lo que necesita es nutrirse; e n tanto que uno demasiado suave,
cuando la persona necesita ser ayudada a romper su propia coraza, puede resultar insuficiente y
frustrante.
hacerse acostado o golpeando con los puños si la persona está sentada, o con un bastón o
raqueta si la persona está de pie. Hablaremos más de este toque en el módulo de Trabajo corporal
y música.
• Todos los toques que se puedan hacer a partir de las imágenes: por ejemplo, las metáforas
como "Siento el peso de una lápida en mis pies", "Siento opresión en el pecho", "Siento que
estoy cargando el mundo", etcétera.
fuerza para facilitar un contacto real y una expresión intensa. El contacto puede realizarse con
dos o tres dedos, con la palma o con el canto de ésta, ejerciendo presión y moviendo hacia arriba
para abrir un canal de expresión. Si el paciente es mujer y el terapeuta varón se le puede pedir que
coloque su mano sobre esta.zona de su cuerpo, y encima la del terapeuta.
• Estómago: lugar de bloqueo de las emociones de coraje, odio y rencor. Se toca cuando el
paciente reporta tensión o dolor ahí y no lo puede expresar. El toque puede 'hacerse con los
nudillos o con el puño. Hay que aplicar fuerza para que se exprese el paciente. Puede pedírsele al
paciente que además de expresarse con la voz use sus miembros, especialmente las piernas.
• Vientre: es un lugar de contención, de rabia y de energías sexuales. La descarga se realiza
especialmente con movimientos pélvicos. Esta zona es de las más inhibitorias, por consiguiente el
contacto y la expresión de lo que ocurre en ella pueden ser más lentos. Es posible descargar
acostando al paciente boca abajo y diciéndole que golpee la pelvis en cojines.
• Piernas: las piernas están relacionadas principalmente con la rabia o con la incapacidad para
moverse y dirigirse por sus propios pies. En el primer caso la descarga se puede realizar pateando
sobre cojines. Si el paciente no lo hace por sí solo se le puede auxiliar colocando un par de cojines
grandes sobre sus piernas y ejerciendo presión con fuerza. Una vez que comienza la descarga hay
que cuidar que el paciente no se golpee y ofrezca cierta resistencia pisando los cojines. Cuando el
paciente se siente aprisionado o siente las piernas pesadas se le colocan cojines encima de las
piernas y se le presiona para que se libere. Se le pide que mientras descarga se exprese con la voz.
• Brazos: se utilizan para librarse de algo que no se soporta, para golpear o expresarse. Cuando
los brazos parecen desenergetizados o inmóviles ante una situación de opresión directa sobre
éstos o indirecta sobre alguna otra parte del cuerpo, pueden ser una herramienta para librarse o
para luchar. Se puede proponer una lucha contra un cojín.