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Principio de Celeridad

1) La celeridad procesal es un principio fundamental en el derecho procesal laboral, que obliga a cumplir objetivos de manera rápida y eficaz para evitar demoras. 2) La nueva Ley Procesal del Trabajo establece plazos más cortos que la ley anterior para agilizar los procesos, y considera falta grave para los jueces el incumplimiento de plazos. 3) El documento analiza cómo la oralidad, al ser el principio esencial de la nueva ley, permite una aplicación
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Principio de Celeridad

1) La celeridad procesal es un principio fundamental en el derecho procesal laboral, que obliga a cumplir objetivos de manera rápida y eficaz para evitar demoras. 2) La nueva Ley Procesal del Trabajo establece plazos más cortos que la ley anterior para agilizar los procesos, y considera falta grave para los jueces el incumplimiento de plazos. 3) El documento analiza cómo la oralidad, al ser el principio esencial de la nueva ley, permite una aplicación
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PRINCIPIO DE CELERIDAD

La celeridad obliga a las administraciones públicas a cumplir sus objetivos y fines


de satisfacción de los intereses públicos, a través de los diversos mecanismos, de
la forma más expedita, rápida y acertada posible para evitar retardos indebidos.
Este principio le impone exigencias, responsabilidades y deberes permanentes a
todos los entes públicos que no pueden declinar de forma transitoria o singular.

Este principio aparece vinculado a la obligación de respetar escrupulosamente los


plazos establecidos en la norma, los que deben ser cortos y perentorios para que
el proceso sea resuelto en la brevedad posible. Indica que la actividad procesal se
realiza diligentemente, debiendo el juez tomar las medidas necesarias para lograr
pronta, oportuna y eficaz solución al conflicto de intereses.

La celeridad procesal como responsabilidad del Juez, está establecida en el


artículo 34° inciso 6 de la Ley N° 29277, Ley de la Carrera Judicial, la cual señala
que, es deber de los jueces "observar los plazos legales para la expedición de
resoluciones y sentencias, así como vigilar el cumplimiento de la debida celeridad
procesal.” Complementariamente, la misma ley en su artículo 48° inciso 14, que
constituye una falta muy grave del juez el "incumplir, injustificada o
inmotivadamente, los plazos legalmente establecidos para dictar resolución".
Contemplando la importancia de la celeridad la NLPT tiene, en comparación de su
antecedente inmediato, la Ley N° 26636, plazos más cortos en la ejecución de los
actos procesales.

“En el caso del proceso laboral, la rapidez es más que un ideal, una necesidad ya
que el carácter alimenticio de los beneficios que se presenten y, las dificultades
económicas que por lo regular tienen que afrontar el trabajador, le impiden
sobrellevar todas las dilaciones y demoras de un juicio prolongado”. (Pla
Rodríguez). Art. V del TP del Código Civil Ley de Carrera Judicial (Art. 34. numeral
6 y Art. 48 numeral 14) Carga procesal.

Está relacionada con el valor Justicia: (En el derecho laboral, el tiempo más que
oro es justicia / Justicia tardía no es justicia. / Justicia tardía es justicia denegada).
Actos dilatorios. Tecnología.

Mecanismos para conclusión de procesos. Se ha reducido plazos con la NLPT.


Celeridad jurídica y seguridad jurídica.

Este principio viene vinculado a la obligación de respetar escrupulosamente los


plazos establecidos en la norma, los que deben ser cortos y perentorios para para
que el proceso sea resulto en la brevedad posible.
Indica que la actividad procesal se realiza diligentemente, debiendo el juez tomar
las medidas necesarias para lograr pronta, oportuna y eficaz solución al conflicto
de intereses.

La celeridad procesal como responsabilidad del Juez, está establecida en el


artículo 34° inciso 6 de la Ley N° 29277, Ley de la Carrera Judicial, la cual señala
que, es deber de los jueces “observar los plazos legales para la expedición de
resoluciones y sentencias, asi como vigilar el cumplimiento de la debida celeridad
procesal.”

Complementariamente, la misma ley en su artículo 48° inciso 14 de la misma ley


citada, señala que constituye una falta muy grave del juez el “incumplir,
injustificada o inmotivadamente, los plazos legalmente establecidos para dictar
resolución.” Contemplando la importancia de la celeridad la Nueva Ley Procesal
del Trabajo tiene, en comparación de su antecedente inmediato, la Ley N° 26636,
plazos más cortos en la ejecución de los actos procesales.

La rapidez no puede ir en detrimento del comportamiento diligente. El juez atiende


este postulado cuando cumple con los términos o plazos dispuestos en la norma
procesal.

Primera derivación del principio de oralidad es el principio de celeridad, por el que


se ‘‘aspira a eliminar las trabas que para la tutela judicial efectiva supone una
administración premiosa de justicia’’ (Montoya). En definitiva, la adopción de la
oralidad como criterio de desarrollo procesal conduce directamente a la
simplificación y a la rapidez del procedimiento (Rodríguez Piñero). La agilidad,
rapidez y formalismo imprescindible, que la Ley de Bases de Procedimiento
Laboral Española (ley 7/1989, de 12 de abril) predica del proceso de trabajo,
significa que éste, sin desconocer el respeto a la tutela judicial efectiva de las
partes (y a veces precisamente en aras de la misma), no admite demoras
innecesarias provocadas por los litigantes, ni se arropa en un formalismo inflexible
y abundante. La importancia del principio expuesto se hace patente cuando
comprobamos que para muchos procesalistas ‘‘la celeridad y brevedad en el
proceso’’ constituye ‘‘el objetivo primordial perseguido en el proceso especial de
trabajo

1. VINCULACION DE LA CELERIDAD PROCESAL Y LA


VERACIDAD EN EL DERECHO PROCESAL LABORAL

La Nueva Ley Procesal del Trabajo, Nº 29497 contempla como principios del
proceso laboral los siguientes: inmediación, oralidad, concentración, celeridad,
economía procesal y veracidad.
La principal novedad que introduce la nueva legislación es el carácter oral que se
pretende imprimir al nuevo procesal laboral, por lo que la regulación de los demás
principios procesales en este contexto adquieren una nueva significación diferente
a la que se configuró en la anterior Ley Nº 26636, que consagró en la práctica lo
que algunos han denominado una “falsa oralidad”.

Así, Pasco Cosmópolis, considera que si bien teóricamente se puede afirmar que
la anterior Ley Nº 26636 consagró un sistema mixto, en la práctica se desarrolló
un “proceso escriturario”, en virtud del cual la mayoría de las actuaciones se
seguían haciendo de manera escrita e incluso, aquellas que se realizaban de
manera verbal terminaban reducidas a actas y a escritos, donde además no se
respetaba la unidad de la audiencia y el juez no asumía un papel protagónico en la
dirección de la audiencia, que un proceso de carácter oral le impone.

El nuevo proceso laboral oral o proceso por audiencias, como también se le ha


denominado, “exige y al mismo tiempo posibilita, es decir, condensa y es, a su
vez, requisito para la consecución y la propia eficacia de otras características de
gran importancia, pacíficamente atribuidas al proceso laboral: inmediación,
concentración, sencillez e incluso celeridad.”

De esta manera, la preponderancia de la oralidad se constituye como el “principio


esencial del nuevo proceso laboral”, sobre el cual se asientan y se fundamentan
los demás principios. Así, la inmediación del juez requiere la oralidad del proceso
laboral, a través del cual se posibilita el mayor contacto del juez con las partes y el
material probatorio. La oralidad también permite que el proceso se desarrolle de
manera más expeditiva, logrando con ello hacer efectivo el principio de economía
procesal. El principio de veracidad también se ve beneficiado por la oralidad al
poder apreciar de manera más certera y evidente, a partir de la actuación de las
partes, la autenticidad de sus posiciones. Finalmente, los actos procesales son
menores en un proceso oral que en uno esencialmente escriturario, con lo cual se
hace efectivo el principio de concentración.

De ahí que se concluya en señalar que los efectos de un proceso eminentemente


oral, como el que se pretende consagrar con la novísima legislación, son los
siguientes: “a) mayor celeridad; b) brinda real eficacia al principio de inmediación;
c) mayor publicidad del proceso; d) favorece el poder de dirección del proceso del
juez; e) evita, en mayor medida que el proceso escrito, la inconducta procesal; y,
f) favorece el principio de concentración.”

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