Desarrollo Humano - Psicología

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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior


Universidad Nacional Experimental “Rómulo Gallegos”
Escuela de Medicina “Dr. José Gregorio Hernández”
Maturín-Edo-Monagas

Desarrollo Humano

Profesor Bachilleres
Juan Cermeño C.I 29.589.742
Luis navarro Estefani López C.I 29.642.249
Luisangela Marcano C.I 29.549.425
Kailyn Rangel C.I 29.547.946
3er año - Sección 5 Michelle Malpica C.I 29.516.007
Mónica Robles C.I 28.713.225
Jennyfer Alzolay C.I 28.633.618

Marzo, 2022
Edad adulta temprana en el desarrollo humano.
Los adultos jóvenes son personas que ya han pasado por la adolescencia,
pero que todavía no han entrado en la madurez plena o adultez intermedia. La
adultez temprana es el período de edad entre la adolescencia y la adultez
intermedia cuyas edades se ha consensuado que van desde los 18 años hasta los
40, aunque cabe decir que hay diversidad de opiniones al respecto de sus límites.
Sean cuales sean sus límites, lo que podemos afirmar es que la adultez
temprana es uno de los periodos más largos de la vida y, también, de los que más
cambios incluyen.
Cabe mencionar que no ha sido hasta hace relativamente poco que se sabe
qué es lo que sucede durante este período, pues la psicología del desarrollo ha
tenido cierto sesgo centrándose más en la infancia y la adolescencia que no en lo
que sucede a la adultez. Afortunadamente, en las últimas décadas ha crecido el
interés por conocer cuáles son los rasgos que definen a la adultez como tal, y a la
adultez temprana en particular.
En esta etapa, los jóvenes adultos están llenos de energía, tienden a
desarrollar ambición y gozan de un gran potencial creativo, que están por
desarrollar con el ingreso a la educación superior u otras formas de
especialización posteriores a la educación secundaria. Aunque con cierta
incertidumbre y puede que hasta miedo ante lo desconocido, lo habitual es que
esta etapa se comience con emoción, ganas de disfrutar de su independencia y
descubrir cómo son realmente, dejando atrás la etapa de gran confusión que es la
adolescencia.
Al entrar en la adultez temprana, las personas dejan atrás el proceso de
desarrollo primario. Es decir, se entiende que sus habilidades físicas y cognitivas
están completamente desarrolladas o, como mínimo, están casi a punto.
Características físicas
Los jóvenes adultos están en el punto de desarrollo físico más alto y, por
tanto, gozan del momento en el que mejores capacidades físicas presentan. La
fuerza y la resistencia muscular son las más altas de toda su vida, y la pueden
mejorar si saben cómo cuidarse. Otros factores, como las habilidades sensoriales,
el tiempo de reacción o la salud cardiovascular se encuentran al máximo, siempre
y cuando no se incurra en conductas perjudiciales para el organismo como fumar,
beber o consumir drogas.
Es también en este periodo de nuestras vidas cuando se tienen los niveles
de energía más altos, motivo por el cual la mayoría de los atletas profesionales se
encuentran dentro de este rango y rara vez superan los 35 años de edad sin estar
retirados. Gracias a disponer de un nivel mayor de energía, provocado en gran
parte por presentar mayores niveles de testosterona, los adultos jóvenes son
propensos a explorar.
Características cognitivas y psicológicas
En la adultez temprana las capacidades cognitivas empiezan a
estabilizarse. Existe cierto debate sobre cuándo se alcanza el pleno desarrollo
cognitivo, habiendo expertos que consideran que sería en torno a los 35 años.
Durante esta época es cuando se consolida el pensamiento relativo, una
característica que en general está ausente en la infancia y empieza a emerger de
forma más o menos tímida durante la adolescencia. Esto se traduce como que los
adultos jóvenes se dan cuenta de que las cosas no siempre son dicotómicas, de
color blanco o negro, sino que existen ciertos matices que relativizan qué es
correcto y qué no.
Así pues, podemos afirmar que los adultos jóvenes empiezan a mirar cada
problemática desde varias perspectivas, y entendiendo que no siempre hay una
respuesta única y clara. La reflexión crítica se vuelve especialmente importante
durante esta época.
La adultez temprana también coincide con el desarrollo del pragmatismo.
Durante la infancia y la adolescencia, apenas nos enfrentamos a problemas serios
en el mundo real. No obstante, llegados a la adultez temprana, la necesidad de
conseguir cada vez mayor independencia hace que necesitemos buscar maneras
de cumplir nuestras metas y objetivos, personales, laborales y académicos,
incluso cuando no lo sabemos todo o no tenemos un buen plan de acción.
Durante la adultez temprana se asientan los fundamentos de las creencias
que guían el comportamiento de la persona, sus valores y su manera de
interpretar las cosas. También se va dando una forma casi definitiva a la ideología
política y a la visión de lo que se considera un mundo ideal para el individuo. Esto,
naturalmente, se ve influenciado por el tipo de educación recibida desde el hogar y
el nivel de estudios, además de las experiencias vitales vividas, pero lo que sí
comparten todos los individuos es que la adultez temprana toma mucha forma cuál
es su visión política y moral.
Características comportamentales y relacionales
El cuerpo se encuentra en su momento más álgido de desarrollo en la
adultez temprana. La antropología y la biología evolutiva han hipotetizado que los
humanos no estamos preparados biológicamente para sobrevivir mucho más allá
de esta etapa. Si bien esta afirmación es un tanto debatible, sí que es cierto que
todos nuestros sistemas se encuentran a pleno rendimiento entre los 18 y 40 años
y se cree que es para garantizar que aprovechamos al máximo nuestra existencia.
Tanto los hombres como las mujeres presentan sus niveles más altos de
testosterona durante esta etapa. Esto se relaciona con una mayor fuerza física,
más energía y más propensión a realizar actividades arriesgadas, motivados en
parte por el deseo de sentir como la adrenalina fluye por sus venas. Además, la
fertilidad es también mayor en esta época, lo cual se evidencia en el hecho de que
las personas menores de 40 años tienen mayor deseo sexual.
Una de las características comportamentales más destacables de la adultez
temprana es la independencia, o al menos un primer acercamiento hacia ella. Si
bien es cierto que algunos jóvenes no se mudan de casa de sus padres, ya sea
porque no pueden o porque no quieren, su independencia es visible en cosas
como, por ejemplo, tener su economía propia trabajando, ayudando al hogar
comprando la comida o pagando las facturas, y también en forma de
independencia académica, estudiando los estudios superiores de preferencia.
Salud física y mental
La salud física y mental en la adultez temprana es más fuerte en
comparación con otras etapas, pero también puede condicionar notoriamente
cómo será la de edades posteriores. La adultez temprana es el período en el que
mayor desarrollo físico poseemos y podremos poseer. En caso de no cuidar
adecuadamente nuestro cuerpo, incurriendo a conductas nocivas como tomar
alcohol con frecuencia, fumar o consumir drogas, además de no hacer deporte ni
vigilar la dieta, lo cual pasa factura en la adultez intermedia y, sobre todo, en la
tardía.
En cuanto a la salud mental, cabe decir que en este período es
especialmente sensible. Si la persona no posee los recursos psicológicos para
hacer frente a las adversidades como conflictos relacionales, tensiones
emocionales o problemas laborales y académicos, tarde o temprano se pueden
desarrollar problemáticas psicológicas e, incluso, trastornos mentales.
Si bien es en la infancia y la adolescencia cuando se siembran las semillas
para presentar trastornos mentales, muchas veces es en la adultez cuando
pueden brotar intensamente en forma de problemas de ansiedad y estrés, fobias,
aislamiento social, depresión y otros trastornos.
Estos problemas pueden ser especialmente graves en la adultez temprana,
pero sin lugar a dudas van a empeorar más adelante a medida que se envejezca.
Es por este motivo que es tan importante cuidarnos cuando todavía estamos a
tiempo, haciendo actividad física con frecuencia y acudiendo al psicólogo para
tratar de forma profesional cualquier problema emocional que nos angustie.
También se debe acudir al médico para hacerse chequeos con cierta
frecuencia, a fin de identificar cualquier enfermedad que pudiera empeorar como
la diabetes o problemas cardiovasculares. La prevención siempre es la mejor
medicina.
Edad adulta intermedia en el desarrollo humano.
La adultez intermedia o mediana edad es el periodo comprendido entre la
adultez temprana y la adultez tardía, o lo que es lo mismo, la adultez joven y la
tercera edad. Al igual que sucede con el resto de etapas vitales, existe cierto
debate acerca cuándo comienza y cuándo termina pero, por regla general, se
considera que va desde los 40 hasta los 65 años de edad.
Entre los aspectos de más importancia para la vida de las personas que se
encuentran en la adultez intermedia están su carrera profesional, el cuidado y
educación de sus hijos y la preparación de su futura jubilación.
Características físicas
A lo largo del periodo entre los 40 y 65 años de edad, aparecen algunos
signos de envejecimiento. La mayoría de personas alcanzan la mediana edad con
algún rasgo que evidencia que están cada vez más cerca de la tercera edad,
aunque no son necesariamente síntomas de enfermedad o problemática de salud,
sino más bien muestras de que van pasando los años.
Es en torno a los 40 años cuando los órganos sensoriales empiezan a
perder agudeza y será necesario usar ayudas para la visión y el oído, como gafas
para la vista cansada o audífonos para aumentar el volumen de los sonidos. La
apariencia externa también cambia, apareciendo ciertos signos de envejecimiento
como, por ejemplo, una piel menos tersa, arrugas o manchas asociadas a la edad.
El cabello habrá encanecido y, en muchos varones y algunas mujeres, aparece la
alopecia.
En cuanto a los niveles de energía, es normal que en la mediana edad las
personas sean menos vigorosas que cuando eran jóvenes. En algunos casos
empiezan a notar dolores en las articulaciones, menor fuerza en las extremidades
y mayor cansancio general.
Características psicológicas
Durante mucho tiempo, la psicología del desarrollo creía que la inteligencia
y las capacidades cognitivas en general alcanzaban su punto álgido alrededor de
los 20 años y, a partir de ese punto, comenzaban a empeorar sin remedio. Esta
creencia se ha ido poniendo en duda a medida que se ha ido investigando más a
fondo sobre esta cuestión y al concebirse la idea de la inteligencia fluida y la
inteligencia cristalizada.
Sí que es cierto que a medida que se envejece ciertas capacidades, como
la memoria, la atención y la orientación se ven reducidas, no obstante, esto no
quiere decir que se sea menos inteligente en general. La creencia original de que
cuando vamos haciéndonos mayores somos menos inteligentes se debía a que
solo se tenía en cuenta la inteligencia fluida, aquella que se usa para resolver
problemas nuevos con más o menos éxito, y se descubrió en los años 60 que el
momento más álgido de esta capacidad es a los 20 años.
Sin embargo, cabe destacar que a lo largo de la vida se va desarrollando la
inteligencia cristalizada, siempre y cuando no haya un trastorno neurológico. Este
tipo de inteligencia se define como la capacidad que tiene que ver con la
adquisición de conocimientos a lo largo de la vida y el grado de maestría a la hora
de aplicarlos. Se podría entender como sinónimo de experiencia y sabiduría y,
cómo las personas de más de 40 años han vivido más que una de 20, tienen más
conocimientos y por lo tanto mayor inteligencia cristalizada.
Y es a raíz de poseer más experiencia con la vida que los adultos de
mediana edad suelen mostrar mayor confianza y seguridad en sí mismos que
cuando eran jóvenes. El haber vivido muchas experiencias y comprender mejor
cómo funciona el mundo les hace sentir que van más sobre seguro, además de
comprender cuáles son sus verdaderas capacidades y saben en qué situaciones
no van a tener problema para exhibirlas.
Pero no se puede obviar tampoco que es al comienzo de esta etapa que
algunos individuos empiezan a manifestar ciertas dificultades. Es frecuente que al
superarse la barrera psicológica de los 40 años de edad se entre en un período de
incertidumbre identitaria, conocida como la crisis de la mediana edad. Esta crisis
se caracteriza por un fuerte estrés producido por el hecho de que la persona se da
cuenta de que no ha conseguido cumplir algunos de sus objetivos vitales y ya está
a mitad de su vida.
La crisis de los 40 hace que algunas personas deseen revivir sus mejores
años de juventud. Esto se evidencia en un cambio de estilo y de comportamiento
en general, llevando nuevas prendas de vestir, apuntarse a actividades de riesgo o
tratar de congeniar con personas más jóvenes e, incluso, intentar hacerse amigo
de las amistades de los hijos. Si bien estos comportamientos no se deben ver
como patológicos, si que se pueden interpretar como síntomas asociados a un
proceso en búsqueda de una nueva identidad propia, también conocida como
“midescencia” o “middlescence” en inglés.
Cambios fisiológicos
El cuerpo manifiesta una serie de cambios al comienzo y durante la
mediana edad. De hecho, este es el aspecto que más cambia en las personas en
la adultez intermedia. A medida que el cuerpo envejece ciertas funciones vitales
comienzan a deteriorarse y causar ciertos problemas, que pueden ser más o
menos graves en función del estilo de vida, hábitos y genética de cada individuo.
Cabe comentar que los expertos en el desarrollo diferencian entre
envejecimiento primario y envejecimiento secundario. El primario tendría que ver
con todos los cambios asociados a la edad que son inevitables, y que se dan igual
en todas las personas; mientras que el secundario sería lo que marcaría la
diferencia entre unas personas y otras, relacionado con haber llevado un estilo de
vida poco saludable o presentar algún condicionante genético que haga que el
envejecimiento sea más o menos pronunciado.
Entre los síntomas del envejecimiento primario encontramos leves
problemas circulatorios, menores niveles de algunas hormonas como la
testosterona, un poco de pérdida de masa muscular y masa ósea. En el caso del
envejecimiento secundario, la falta de ejercicio físico, una dieta poco saludable y el
consumo de sustancias perjudiciales puede traer consecuencias graves como, por
ejemplo, sarcopenia avanzada, diabetes, enfermedades cardiovasculares o
cáncer.
Por estos motivos, si ya es importante cuidar la salud en la infancia,
adolescencia y adultez temprana para evitar que se desarrollen problemas a largo
plazo, llegada la adultez intermedia lo es todavía más. Puede que sea un poco
tarde, pero no lo suficiente como para evitar problemas mayores.
Edad adulta tardía
La adultez tardía, conocida también como vejez, tercera edad o senectud,
comienza a partir de los 60 años y termina justo cuando lo hace la vida. Se
caracteriza por un declive gradual de funcionamiento de todos los sistemas
corporales, con una progresiva pérdida de la fuerza y de capacidades cognitivas,
además de haber más posibilidades de presentar patologías de todo tipo y
trastornos neurológicos.
Se trata de una etapa un tanto controversial pues algunos teóricos la
denominan directamente como “ancianidad”, caracterizada por la vejez sin más.
Su punto de inicio es también tema de debate, aunque se acuerda en que
comenzaría entre los 60 y 65 años y acabaría hasta el momento de la muerte.
Puesto que las personas podemos llegar a vivir bastante, habiendo casos
de ancianos con 120 años, la adultez tardía puede ser el periodo más largo de la
vida, aunque también cabe mencionar que en otros casos puede haber la mala
suerte de fallecer relativamente pronto, con tan solo 70 años.
Es muy importante que, cuando se alcanza esta etapa, se haga todo lo
posible para mantener una buena salud física y mental. Es fundamental realizar
actividad física de vez en cuando, además de ser mentalmente activo y realizar
actividades relajantes para no someter a demasiado estrés el organismo, un factor
perjudicial para el mismo.
Además, dado que los adultos mayores corren riesgo de quedar atrapados
en la soledad y son más débiles, es fundamental que se relacionen con sus pares
y familiares, además de estar pendientes de ellos con frecuencia para asegurarse
de que tienen todo lo que necesitan.
Características físicas
En la adultez tardía se presentan varios cambios físicos, todos ellos
relacionados con el declive en el organismo. Si bien no necesariamente son
sinónimo de enfermedades o problemas médicos, lo cierto es que el cuerpo
durante la tercera edad es más sensible a patologías y alteraciones físicas, como
dolores en las articulaciones o lesiones con mayor frecuencia.
Algunos de los cambios físicos que podemos observar en la vejez son
pérdida de textura y elasticidad de la piel, adelgazamiento y encanecimiento total
del cabello, pérdida de masa ósea y muscular, pérdida dental y problemas de
encías, peor visión y propensión a la osteoporosis. El organismo es más frágil,
incrementándose la posibilidad de desarrollar enfermedades que pueden llegar a
ser crónicas, como la diabetes, el reumatismo o la artritis.
Características psicológicas
En lo relativo a las características psicológicas, cabe mencionar que ha
existido cierto debate sobre cómo están las capacidades cognitivas durante la
tercera edad. Aquí la controversia es similar a la que hubo con la adultez
intermedia, pues es cierto que se van perdiendo memoria, atención, concentración
y fluidez en la resolución de problemas nuevos, pero también, siempre y cuando
no haya una demencia, la cantidad de conocimientos va aumentando y también la
experiencia sobre la vida.
La inteligencia fluida, que es la capacidad para resolver nuevos problemas,
declina en la tercera edad. En cambio, la inteligencia cristalizada, basada en la
experiencia y el aprendizaje, tiende a mantenerse o incluso aumenta, aunque de
forma moderada. Si bien es más difícil aprender nuevas cosas, nunca se deja de
hacerlo.
Desarrollo psicosocial
En los últimos años han sido muy recurrentes dos términos en la bibliografía
para referirse a cómo se da el progreso en esta etapa: envejecimiento exitoso y
envejecimiento óptimo. El uso de estos términos sugiere que existe una forma
correcta o mejor de envejecer. Sea como sea, cabe mencionar que el crecimiento,
en el sentido de desarrollo personal, se sigue dando en la vejez y muchos
ancianos que se sienten sanos, competentes y que controlan su vida
experimentan esta etapa no como el final inevitable sino como una etapa muy
positiva en la que pueden explorar aquello que siendo más jóvenes no pudieron.
Las personas con rasgos más extravertidos tienden a vivir los primeros
años de la tercera edad con emociones positivas y felicidad, viéndolo como una
oportunidad para probar cosas nuevas o disfrutar de un merecido descanso. En
cambio, las personas con tendencias neuróticas suelen experimentar esta etapa
de forma negativa, con preocupación y miedo ante la incertidumbre, además de
percibir que la tercera edad es el momento en que las personas dejan de ser útiles
para la sociedad.
Erik Erikson concebía la vejez como la última etapa del ciclo de la vida cuyo
conflicto característico es la integridad del yo frente a la desesperanza. Las
personas que alcanzan la tercera edad necesitan evaluar, sintetizar y aceptar sus
vidas, admitiendo que la muerte se les aproxima. Los más extravertidos o con una
mentalidad más positiva se esforzarán por lograr encontrar un sentido de
coherencia e integridad en vez de rendirse ante la desesperación por su
incapacidad de revivir el pasado de forma diferente.
Podemos decir que los ancianos más positivos, en vez de obcecarse y
obsesionarse con aquello que no hicieron en sus años mozos, tratan de coger al
toro por los cuernos y hacer que su vejez sea significativa, provechosa y feliz.
Quienes no consiguen esto se sienten abrumados por la desesperanza de darse
cuenta de que se les acaba el tiempo para buscar otros caminos a la integridad del
yo, siguiendo con la propuesta de Erikson.
Final de la vida. Muerte y duelo.
El proceso de muerte
La muerte es universal y nadie escapa de ella, sin embargo cada cultura la
ha vivido y la ha asumido de diferentes formas, puede sobrevenir de manera
repentina o gradual, es decir, su llegada puede preverse o ser en un momento
determinado. El proceso de la muerte no se ha modificado, pero las actitudes, las
creencias y las conductas que lo rodean son tan variadas como los individuos que
la practican.
Algunas definiciones de muerte consideran que este hecho es lo contrario a
la vida, la muerte es en esencia la extinción del proceso homeostático, por ende,
el fin de la vida. En el pensamiento médico del siglo XVIII, la muerte era a la vez el
hecho absoluto y el más relativo de los fenómenos; era el término de la vida y,
asimismo, el de la enfermedad si estaba en su naturaleza ser fatal a partir de ella
el limite se alcanzaba, la verdad se cumplía y por ello mismo se tranqueaba: en la
muerte, la enfermedad llegaba al fin de su carrera, callaba y se convertía en algo
de memoria. Este pensamiento se admite aún en nuestros días donde se
considera que la muerte viene a ser el hecho que apacigua el sufrimiento que
padecen las personas con enfermedades que causan dolores intensos e
intolerables.
El duelo y sus etapas.
El luto y el duelo son formas de vivencia social de la muerte de un ser
querido, la función del luto es expresar la tristeza y el dolor que siente el vivo por
la partida o desaparición física de un familiar o amigo. Duelo es un sentimiento
subjetivo que aparece tras la muerte de un ser querido y proviene del latín dolos
que significa dolor. También es un estado en el que el individuo transmite o
experimenta una respuesta humana natural que implica reacciones psicosociales y
psicológicas a una pérdida real o subjetiva (personal, objeto, función, status, etc.).
Para Posada, es la respuesta psicológica sentimiento y pensamiento que se
presenta ante la pérdida de un ser querido; por lo tanto es fundamental entender el
duelo como un proceso en movimiento, con cambios y múltiples posibilidades de
expresión y no como un estado estático con limites rígidos.
Por consiguiente, las teorías ofrecen sistemas de referencia que ayudan a
comprender el concepto y la dinámica del proceso de duelo. Cada teoría
comprende una serie de fases o etapas por las que pasa el sujeto para resolver el
duelo. Sigmund Freud, con "Duelo y Melancolía", fue el primero en elaborar una
teoría del duelo clara y sólida. Afirmaba que el sufrimiento de la persona en duelo
es debido a su apego interno con la fallecida. En este trabajo Freud también
sostenía que el objetivo del duelo es separar estos sentimientos y apegos del
objeto perdido. Como resultado de un proceso de duelo el yo queda liberado de
sus antiguos apegos y disponible para vincularse de nuevo con otra persona viva.
Este aspecto del desapego de la teoría ha sido cuestionado por evidencias
clínicas y empíricas Hay muchos analistas que admiten, en contextos informales,
que la manera como hacen el duelo sus pacientes no coincide con la descripción
de la teoría del desapego.
En 1944 Lindemann describe las siguientes fases en el duelo inmediato:
problemas somáticos, preocupaciones relacionadas con la imagen del fallecido,
culpa, reacciones hostiles y pérdida de patrones de conducta. Las etapas de morir
para Kubler- Ross, psiquiatra que trabaja con gente moribunda y luego de hablar
con casi 500 pacientes terminales describió en 1969 - 1970, cinco etapas en
términos de la proximidad de la muerte:
1. Negación: En esta etapa es probable que las personas se sienten culpables
porque no sienten nada; se apodera de ellas un estado de entumecimiento
e incredulidad.
2. Enojo o ira: se puede expresar externamente. El enojo puede proyectarse
hacia otras personas o interiormente expresarse en forma de depresión,
culpar a otro es una forma de evitar el dolor, aflicciones y desesperación
personales de tener que aceptar el hecho de que la vida deberá continuar.
3. Negociación: se da en nuestra mente para ganar tiempo antes de aceptar la
verdad de la situación, retrasa la responsabilidad necesaria para liberar
emocionalmente las pérdidas.
4. Depresión: es el enojo dirigido hacia adentro, incluye sentimientos de
desamparo, falta de esperanza e impotencia.
5. Aceptación: se da cuando después de la pérdida se puede vivir en el
presente, sin adherirse al pasado.
La autora expresa que aunque generalmente estas etapas son dadas en el
orden identificado y son comunes en todos los seres humanos cuando nos vemos
obligados a ajustarnos a los cambios en nuestras vidas sean positivos o negativos,
no podemos perder de vista que las personas somos seres únicos, no todas pasan
por estas etapas en la misma forma ni con la misma duración, quizá nos
encontremos en una etapa y regresemos constantemente a otra.

Bibliografía
 Alejandro Rodriguez Puerta. (25 de agosto de 2021). Adulto joven. Lifeder.
Recuperado de https://www.lifeder.com/adulto-joven/.
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Editorial Médica Panamericana, S.A.
 Caudillo, L. (2015) Adultez temprana. Facultad de Estudios Superiores
Acatlán Psicología del adulto Caudillo Arreguin Lorena.
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 Jaramillo, J. (2013). Desarrollo moral del adulto joven e intermedio [Mensaje
en un blog]. Recuperado de http://desarrollomoraldeladulto.blogspot.com/
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61412009000100015&lng=es&tlng=es.
 Papalia, D.; Wendkos, S.; Duskin, R. (2005). Desarrollo psicosocial en la
edad adulta intermedia. Desarrollo humano. México D.F.: McGraw Hill.

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