Covid 19
Covid 19
Covid 19
ACTIVIDADES EN EPIDEMIOLOGÍA
COVID - 19
Integrantes:
Docente:
TRUJILLO – PERÚ
ABRIL 2022
INTRODUCCIÓN
La enfermedad por coronavirus (COVID-19) es una enfermedad infecciosa provocada por el virus SARS-CoV-2.
La mayoría de las personas que padecen COVID-19 sufren síntomas de intensidad leve a moderada y se recuperan
sin necesidad de tratamientos especiales. Sin embargo, algunas personas desarrollan casos graves y necesitan
atención médica.
Los coronavirus son una gran familia de virus que causan enfermedades que van desde el resfriado común hasta
enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) o el síndrome respiratorio agudo
severo (SRAS)
DEFINICIÓN
El COVID-19 es una nueva forma de la enfermedad del Coronavirus la cual se debe al nuevo virus SARS-CoV2 que
causa una infección aguda con síntomas respiratorios. Este nuevo-virus es diferente de los que causan el SARS
(Síndrome Respiratorio Agudo Severo) o el MERS (Síndrome Respiratorio del Medio Oriente). También es diferente
del Coronavirus que causa la infección estacional en los EE.UU. Para Abril de éste año existen más de dos millones de
casos confirmados en el mundo, siendo ya una pandemia.
La COVID-19 es la enfermedad causada por el nuevo coronavirus conocido como SARS-CoV-2. La OMS tuvo noticia
por primera vez de la existencia de este nuevo virus el 31 de diciembre de 2019, al ser informada de un grupo de
casos de «neumonía vírica» que se habían declarado en Wuhan (República Popular China).
ETIOLOGÍA
Virulogía
El coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave 2 (SARS-CoV-2) es un betacoronavirus previamente
desconocido que se descubrió en muestras de lavado broncoalveolar tomadas de grupos de pacientes que
presentaron neumonía de causa desconocida en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei (China), en
diciembre de 2019.
Los coronavirus son una familia numerosa de virus del ácido ribonucleico (RNA) con envoltura, algunos de
los cuales causan enfermedades en las personas (p. ej., el resfriado común, el síndrome respiratorio agudo
severo [SARS], el síndrome respiratorio de Oriente Medio [MERS]), y otros que se propagan entre mamíferos
y aves. Con escasa frecuencia, los coronavirus de animales pueden transmitirse a los seres humanos y
posteriormente entre seres humanos, como fue el caso del SRAG y el MERS.
El SARS-CoV-2 pertenece al subgénero Sarbecovirus de la familia Coronaviridae y es el séptimo coronavirus
conocido que infecta al ser humano. Se ha encontrado que el virus presenta características similares a las del
coronavirus del SARS proveniente de los murciélagos, pero se diferencia del SARS-CoV y del MERS-CoV.
Véase la sección Clasificación para obtener información sobre las variantes del SARS-CoV-2.
Dinámica de transmisión
La transmisión respiratoria es el modo de transmisión dominante, siendo la proximidad y la ventilación los
principales determinantes del riesgo de transmisión. Las evidencias disponibles sugieren que la transmisión
entre personas se produce principalmente cuando una persona infectada está en estrecho contacto con
otra. El virus puede propagarse desde la boca o la nariz de una persona infectada en pequeñas partículas
líquidas (que varían en tamaño desde gotas más grandes hasta aerosoles más pequeños) cuando la persona
tose, estornuda, canta, respira fuertemente o habla. El contacto cercano puede provocar la inhalación o la
inoculación del virus a través de la boca, la nariz o los ojos.
La transmisión de aerosoles puede producirse en los entornos sanitarios durante los procedimientos que
generan aerosoles. También hay algunos informes de brotes que sugieren que la transmisión por aerosol es
posible en la comunidad en determinadas condiciones; sin embargo, esos informes se refieren a espacios
cerrados y abarrotados con escasa ventilación en los que la persona infectada puede haber estado
respirando fuertemente (p. ej., restaurantes, coros, clases de gimnasia). Una prueba diagnóstica detallada de
estos grupos sugiere que la transmisión por gotitas y fómites también podría explicar la transmisión en estos
informes.[48] Aunque se ha descubierto que el aire cercano y lejano a los pacientes está frecuentemente
contaminado con el ARN del SARS-CoV-2, pocas de estas muestras contenían virus viables.[49] El riesgo de
transmisión es mucho menor en el exterior que en el interior, con un número limitado de estudios que
estiman una tasa de transmisión de <1%.[50] Las evidencias de que los tratamientos con nebulizadores
aumentan el riesgo de transmisión de coronavirus similares al SRAS-CoV-2 no son concluyentes, y las
evidencias directas sobre el riesgo de transmisión del SRAS-CoV-2 son mínimas.[51]
La transmisión por fómites (por contacto directo con fómites) podría ser posible, pero actualmente no hay
evidencias concluyentes de este modo de transmisión. En los pocos casos en que se ha presumido la
transmisión del fómites, no se ha descartado completamente la transmisión respiratoria.[47] Aunque la
mayoría de los estudios informan de la identificación del virus en superficies inanimadas, faltan evidencias
que demuestren la recuperación del virus viable.[52]
La transmisión fecal-oral (o la transmisión respiratoria a través de las heces en aerosol) puede ser posible,
pero solo hay evidencias circunstanciales limitadas que respalden este modo de transmisión.[47]
No se ha informado de transmisión a través de otros fluidos corporales (incluida la transmisión sexual o la
transmisión sanguínea). Aunque el virus se ha detectado en fluidos corporales (p. ej., semen, orina, líquido
cefalorraquídeo, fluidos oculares), la presencia de virus o componentes virales no equivale a infectividad.
En una revisión se informó la transmisión nosocomialen el 44% de los pacientes; sin embargo, esta revisión
se limitó a las series de casos realizadas al principio del brote en Wuhan antes de la toma de medidas
adecuadas de prevención y control de la infección. Las infecciones adquiridas en el hospital representaron
aproximadamente el 11.3% de las infecciones en el Reino Unido entre febrero y agosto de 2020. Esta cifra
alcanzó un máximo del 15.8% a mediados de mayo. En octubre de 2020 se registraron tasas de hasta el 25%
en algunas zonas. Las tasas fueron notablemente más altas en los hospitales residenciales de atención
comunitaria (61.9%) y en los hospitales de salud mental (67.5%) en comparación con los hospitales de
agudos y de atención general (9.7%). En los estudios de los profesionales de salud expuestos a casos índice
(no en presencia de procedimientos que generen aerosoles) se encontró escasa o ninguna transmisión
nosocomial cuando se tomaron precauciones con respecto al contacto y las gotas.
CARACTERISTICAS
La infección por COVID-19 se puede presentar en tres posibles estados: leve, moderado y severo. Los pacientes de
menos de 60 años y sin comorbilidades relevantes pueden presentar la enfermedad en un estado leve o moderado.
Mientras que los pacientes con comorbilidades significativas pueden presentar un estado moderado. Los casos
moderados, además presentan los síntomas de neumonía[60]. Entre los criterios de severidad en adultos estarían,
taquipnea (igual o superior a 30 respiraciones en menos de un minuto), menos de 93% de saturación de oxígeno en
reposo, el índice PAFI definido como la relación de la presión parcial de oxígeno arterial (PaO 2)/fracción de oxígeno
inspirado (FiO2)-1 inferior o igual a 300 milímetros de mercurio (si se encuentra por sobre los 1000 metros sobre el
nivel del mar, se debe corregir la fórmula)[60].
La OMS recomienda recolectar muestras tanto del tracto respiratorio superior (muestras naso y orofaríngeas) como
del tracto respiratorio inferior, esputo expectorado, aspirado endotraqueal o lavado broncoalveolar (BAL, por sus
siglas en inglés Bronchoalveolar Lavage). La recolección de muestras de lavado broncoalveolar sólo debe realizarse
en pacientes con ventilación mecánica, ya que las muestras del tracto respiratorio inferior parecen seguir siendo
positivas durante un período más prolongado. Las muestras requieren almacenamiento a 4 grados Celsius. En esta
etapa de identificación de pacientes con COVID-19 se vuelve importante utilizar pruebas de laboratorio confiables
para el diagnóstico de la enfermedad. Estas pruebas suelen consistir en ensayos de reacción en cadena de la
polimerasa de transcripción inversa en tiempo real o de amplificación isotérmica de ácido nucleico, las cuales se
describirán posteriormente.
Las personas con COVID-19 muestran manifestaciones clínicas que incluyen fiebre, fatiga, tos seca, dificultad para
respirar y síndrome de dificultad respiratoria aguda. El recuento de glóbulos blancos suele ser normal o bajo. Puede
haber linfopenia; un recuento de linfocitos inferior a 1000 se ha asociado con un estado severo. El recuento de
plaquetas suele ser normal o levemente bajo. La proteína C reactiva y la velocidad de sedimentación globular
generalmente están elevadas, pero los niveles de procalcitonina suelen ser normales. Un nivel alto de procalcitonina
puede indicar una confección bacteriana. La alanina aminotrasferasa, la aspartato-aminotransferasa, el tiempo de
protrombina, la creatinina, el dímero D, la creatina fosfoquinasa y la lactato-deshidrogenasa, pueden estar elevados
y los niveles altos están asociados con un estado severo de la enfermedad. En la Tabla 3 se enlistan algunos
parámetros de laboratorio clínico de 21 pacientes estudiados en China clasificados como moderados (10 casos) y
severos (11 casos) de acuerdo a la Comisión Nacional de China[61]. Cabe señalar que estos síntomas, así como los
resultados de laboratorio clínico, no son del todo determinantes para tener una claridad en la gravedad de los
enfermos de COVID-19.
De manera complementaria a los parámetros sanguíneos descritos en la Tabla 3, los pacientes sospechosos de
presentar COVID-19 deben someterse a una revisión clínica que incluya la toma de signos vitales, una exploración
torácica de rutina y medición de la saturación de oxígeno mediante un oxímetro de pulso. Cabe señalar que COVID-
19 no se puede diferenciar de infecciones virales respiratorias, tales como influenza, parainfluenza, virus sincicial
respiratorio, entre otros, clínicamente o mediante pruebas de laboratorio rutinarias. Adicionalmente, los pacientes
con COVID-19 en estado moderado o severo, idealmente, deben someterse a una tomografía computarizada de alta
resolución de tórax para evaluar el grado de afectación. La combinación de las imágenes radiológicas de la
tomografía computarizada de tórax con las manifestaciones clínicas y la comprobación anatomopatológica, permiten
confirmar la patología pulmonar de COVID-19. La evaluación de una tomografía computarizada de tórax de un
paciente con COVID-19 debe contemplar las siguientes características
1. Presencia de opacidades del tipo “vidrio esmerilado”.
2. Presencia de consolidación.
3. Lateralidad de las opacidades y consolidación en vidrio esmerilado.
4. Número de lóbulos afectados donde estaban presentes opacidades de vidrio esmerilado o consolidadas.
5. Grado de afectación de cada lóbulo pulmonar además del grado general de afectación pulmonar medido por
medio de un "puntaje de gravedad total
6. Presencia de nódulos.
7. Presencia de derrame pleural.
8. Presencia de linfadenopatía torácica (a partir de un tamaño de ganglio linfático superior a 10 milímetros en
dimensión de eje corto).
9. Anomalías de las vías respiratorias.
10. Distribución axial de la enfermedad.
11. Presencia de enfermedad pulmonar subyacente, como enfisema o fibrosis.
RESERVORIO
Algunas de las enfermedades más comunes y mortíferas son causadas por bacterias o virus de origen animal. En los
últimos decenios, esa tendencia no ha hecho más que aumentar; se estima que el 70% de los patógenos nuevos y
reemergentes proceden de animales
La introducción de un nuevo virus en los seres humanos es uno de los mayores misterios que un epidemiólogo
podría querer desentrañar.
Algunas de las enfermedades más comunes y mortíferas son causadas por bacterias o virus de origen animal.
En los últimos decenios, esa tendencia no ha hecho más que aumentar; se estima que el 70% de los patógenos
nuevos y reemergentes proceden de animales.
Esto incluye la gripe aviar, la enfermedad por el virus del Ebola, la gripe, la lepra, la fiebre de Lassa, el MERS-CoV, la
rabia, el SRAS, la viruela, la tuberculosis, la enfermedad por el virus de Zika y otras enfermedades bien conocidas.
De qué manera una enfermedad infecciosa atraviesa la barrera entre el animal y el ser humano es un enigma cuya
resolución podría llevar años.
Sin embargo, para impedir futuras introducciones en la población humana, es esencial comprender cómo comienza
una epidemia.
Desde que se detectó el primer grupo de casos de neumonía atípica en Wuhan (China), la OMS ha estado buscando
datos científicos sobre la manera en que el virus que ha trastocado al mundo pasó de los animales a los seres
humanos.
Si bien la prioridad de salud pública era, y sigue siendo, organizar una respuesta eficaz, integral y rápida que
permitiera interrumpir la transmisión del virus entre personas y salvar vidas, nuestra capacidad para prevenir y
responder a futuras pandemias depende de la identificación de los reservorios naturales y los huéspedes
intermediarios del virus SARS-CoV-2, así como de los eventos naturales que ponen al nuevo coronavirus en el
escenario mundial.
El 14 de enero de 2019, la primera conferencia de la OMS sobre el nuevo coronavirus puso de relieve la importancia
de encontrar el reservorio animal.
En la primera reunión del Comité de Emergencia acerca del nuevo coronavirus, una de las principales cuestiones se
refería a la mejor manera de comprender las investigaciones que se realizaban en Wuhan sobre la epidemiología de
los primeros casos detectados y el origen de la infección.
Durante la visita que realizó en enero a China, el Director General planteó directamente al Presidente Xi Jinping la
cuestión relativa a la identificación de los orígenes del virus y los huéspedes intermediarios.
La recomendación para que se declarase una emergencia de salud pública de importancia internacional, formulada
por el Comité de Emergencia y aceptada por el Director General el 30 de enero, se refería a los orígenes del virus.
En una reunión mundial de investigación celebrada por la OMS en febrero se incluyó esta cuestión como un área de
investigación prioritaria.
La OMS y los asociados han mantenido conversaciones con científicos chinos que están realizando estudios en
Wuhan, y examinan periódicamente los datos científicos con expertos chinos e internacionales.
En mayo, la 73.a Asamblea Mundial de la Salud aprobó la resolución WHA73.1, en la que pide a la OMS, la
Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO) y los países, como parte del enfoque «Una Salud», que identifiquen «el origen zoonótico del virus y
la vía de introducción en la población humana, incluida la posible función de huéspedes intermediarios, en particular
mediante iniciativas como las misiones científicas y de colaboración sobre el terreno, que permitirán poner en
marcha intervenciones selectivas y un programa de investigación para reducir el riesgo de que ocurran eventos
similares, así como ofrecer orientaciones sobre la prevención de infecciones por el coronavirus del síndrome
respiratorio agudo severo de tipo 2 (SARS-COV2) en animales y seres humanos y prevenir el establecimiento de
nuevos reservorios zoonóticos, además de reducir los posibles riesgos de surgimiento y transmisión de
enfermedades zoonóticas».
Esta resolución supone el reconocimiento, por parte de los 194 Estados Miembros, de la importancia de esa labor, y
otorga a la OMS el mandato claro de dirigir las actividades en esa esfera.
En julio, expertos de la OMS viajaron a China para definir la función del equipo internacional de investigación:
examinar las posibles fuentes de infección entre los primeros casos notificados en Wuhan en diciembre de 2019,
para tratar de identificar los primeros casos humanos mediante estudios serológicos y epidemiológicos, y realizar
nuevos estudios relacionados con animales y el medio ambiente.
Las conclusiones sentarán las bases de estudios a más largo plazo sobre huéspedes intermediarios animales, el
origen del virus y la manera en que entra en la población humana. Esta investigación inicial puede dar lugar a
trabajos similares en otros países.
El equipo de investigación, constituido en septiembre, está integrado por científicos de una amplia gama de
especialidades y nacionalidades.
En la actualidad, los científicos están examinando estudios preliminares, elaborando protocolos y materiales de
estudio y planificando las actividades en el país.
La primera reunión virtual del equipo con sus homólogos chinos se celebró el 30 de octubre.
Como hemos visto en brotes anteriores, podrían ser necesarios muchos años para determinar los orígenes de virus
que han pasado de animales a seres humanos.
Desde la notificación del primer caso humano de MERS-CoV hasta la identificación del huésped intermediario en
camellos y dromedarios transcurrió más de un año.
Habida cuenta de la magnitud y la complejidad de la pandemia de COVID-19, necesitamos una serie constante e
integral de investigaciones científicas en China y en otros países para poder identificar los huéspedes intermediarios
y los orígenes del virus.
El éxito de esta rigurosa y meticulosa labor exigirá la confianza y la cooperación de muchos agentes locales,
nacionales e internacionales.
TIEMPO DE INCUVACIÓN
Un análisis combinado de 181 casos confirmados de COVID-19 con exposición identificable y ventanas de tiempo
hasta la aparición de síntomas, estimó que la mediana del período de incubación era de 5,1 días con un IC del 95%
de 4,5 a 5,8 días (Lauer 2020). Los autores estimaron que el 97,5% de los que desarrollan síntomas lo harán dentro
de los 11,5 días (8,2 a 15,6 días) de la infección. Menos del 2,5% de las personas infectadas mostrarán síntomas
dentro de los 2,2 días, mientras que el inicio de los síntomas ocurrirá dentro de los 11,5 días en el 97,5%. Sin
embargo, estas estimaciones implican que, bajo supuestos conservadores, 101 de cada 10.000 casos desarrollarán
síntomas después de 14 días de vigilancia activa o cuarentena. Otro análisis de 158 casos confirmados fuera de
Wuhan estimó un período de incubación medio similar de 5,0 días (95% CI, 4,4 a 5,6 días), con un rango de 2 a 14
días (Linton 2020). En un análisis detallado de 36 casos vinculados a los tres primeros grupos de transmisión local
circunscrita en Singapur, la mediana del período de incubación fue de 4 días con un rango de 1 a 11 días ( Pung 2020).
En conjunto, el período de incubación de alrededor de 4-6 días está en línea con el de otros coronavirus que causan
SARS o MERS (Virlogeux 2016). Cabe destacar que el tiempo desde la exposición hasta el inicio de la contagiosidad
(período latente) puede ser más corto. Hay pocas dudas de que la transmisión del SARS-CoV-2 durante el período de
incubación tardía es posible (Li 2020). En un estudio longitudinal, la carga viral fue alta 2-3 días antes del comienzo
de los síntomas, y el pico se alcanzó incluso 0,7 días antes del comienzo de los síntomas. Los autores de este trabajo
de Nature Medicine estimaron que aproximadamente el 44% (95% CI 25-69%) de todas las infecciones secundarias
son causadas por estos pacientes presintomáticos (He 2020).
TRATAMIENTO
Cuidado personal
Si has estado en contacto con alguien que tenga la COVID-19, sigue estos pasos:
Llama por teléfono a tu proveedor de servicios sanitarios o a una línea de atención sobre la COVID-19 para que te
indiquen dónde y cuándo puedes hacerte una prueba.
Coopera en los procedimientos de rastreo para frenar la propagación del virus.
En caso de que no sea posible hacerte una prueba, quédate en casa y aíslate durante 14 días.
Durante el periodo de cuarentena, no vayas al trabajo, a clase ni a lugares públicos. Si necesitas algo de fuera, pide a
alguien que te lo lleve.
Mantén una distancia de al menos 1 metro con otras personas, incluidos tus familiares.
Usa la mascarilla para no contagiar a los demás. También debes llevarla puesta si necesitas acudir a un
centro médico.
Lávate las manos con frecuencia.
Quédate en una habitación aislada del resto de los miembros de tu familia y, si no es posible, lleva puesta la
mascarilla.
Mantén la estancia bien ventilada.
Si compartes el dormitorio con otras personas, debe haber una separación de al menos 1 metro entre las
camas.
Controla tus síntomas durante 14 días.
Llama por teléfono a tu proveedor de servicios sanitarios de inmediato si tienes algún síntoma peligroso,
como dificultad para respirar, pérdida de movilidad o del habla, confusión o dolor en el pecho.
Mantén una actitud positiva. Para ello, puedes comunicarte con los tuyos por teléfono o por Internet, o
hacer ejercicio en casa.
Tratamientos médicos
Científicos de todo el mundo están trabajando en la búsqueda y el desarrollo de tratamientos para combatir la
COVID-19.
Para proporcionar unos cuidados óptimos, se necesita oxígeno para los pacientes que se encuentran más
graves y aquellos que corren el riesgo de desarrollar una enfermedad severa. En el caso de los pacientes
críticos, se requieren métodos de asistencia respiratoria más avanzados, como respiradores.
La dexametasona es un corticoide que contribuye a reducir el tiempo que los pacientes están conectados a
un respirador y que puede salvar la vida de los que se encuentran en estado grave y crítico.
La Organización Mundial de la Salud desaconseja la automedicación de cualquier tipo, incluido el uso de
antibióticos, para prevenir o curar la COVID-19.
Fiebre
Tos seca
Cansancio
Irritabilidad
Merma de la conciencia (a veces asociada a convulsiones)
Ansiedad
Depresión
Trastornos del sueño
Complicaciones neurológicas más graves y raras, como accidentes cerebrovasculares, inflamación del
cerebro, estado delirante y lesiones neurales.
Las personas de cualquier edad que tengan fiebre o tos y además respiren con dificultad, sientan dolor u opresión en
el pecho o tengan dificultades para hablar o moverse deben solicitar atención médica inmediatamente. De ser
posible, llame con antelación a su dispensador de atención de salud, al teléfono de asistencia o al centro de salud
para que puedan indicarle el dispensario adecuado.