Lectura Orante Sabado Santo

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Lectura Orante

de la Palabra
Semana Santa 2020

Antes de comenzar, les invitamos a hacer en el lugar más apropiado de


sus hogares un altar sencillo con algunos símbolos (puede ser una vela,
una cruz, etc.), para recordar la presencia de Dios en medio de Ustedes.
En este momento nos ponemos en presencia de Dios Padre para sentirlo
presente en este tiempo de oración personal. Podemos invitar a
nuestras familias a orar juntos si están con nosotros.

Nos damos un tiempo para relajarnos, para sentir nuestra respiración,


para aquietarnos; también, si les ayuda, pueden escuchar una canción
apropiada que les ayude a conectar con sus fuentes de vida, y así
disponernos a la novedad que Dios trae en este día. Y cuando sintamos
que es el momento, comenzamos.

1. Introducción
El día de hoy, según la palabra del día, representa el momento
en el que las mujeres que acompañan a Jesús que ya ha sido
sepultado, visitan el sepulcro y lo encuentran vacío. Es un día
de sorpresa, de dudas pero también de cumplimiento de lo que
ya había sido escrito, que se daría la Resurrección de Cristo. En
la liturgia del día, se vive la llamada Vigilia Pascual donde
acompañamos a través de las lecturas la transición de Jesús de
la muerte a la vida por nuestra salvación.
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Semana Santa 2020

2.Oración de inicio
Luego de aquietarnos, disponernos y situarnos leyendo la introducción,
decimos en voz alta la siguiente oración:

Señor, en este día desde el silencio de nuestro interior


repetimos: “el sepulcro está vacío”. Concédenos la gracia de
sentir y gustar como triunfas antes la muerte y como la fuerza
de tu amor se manifiesta en tu resurrección. Iniciamos este
momento + En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo.
¡Amén!

3. Oración de un Santo
Ahora, a través de los santos, que nos han precedido en la fe,
sintonizamos y nos unimos a todas aquellas personas que están orando
en este tiempo de Semana Santa y pedimos intercedan ante el Padre por
nosotros:

"Padre misericordioso, da a la Humanidad extraviada hombres


y mujeres que, con el testimonio de una vida transfigurada, a
imagen de tu Hijo, caminen alegremente con todos los demás
hermanos y hermanas hacia la patria celestial. Amén"

San Juan Pablo II


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Semana Santa 2020

4. Lectura de la Palabra
“Dios, para celebrar el misterio pascual, nos instruye con las
enseñanzas de los dos Testamentos”. Esta oración nos introduce en este
momento y nos da la clave para comprender el sentido del misterio
pascual de Cristo. La palabra de Dios, con sus Salmos y oraciones,
constituye propiamente el “paso” del Antiguo al Nuevo Testamento.
Aunque es conveniente que leamos la Liturgia de la Palabra en su
totalidad, por razones de espacio solo citaremos aquí el Evangelio:

Mateo 28,1-10

5. Leemos y comprendemos
A continuación se les ofrece un comentario de las lecturas. No son
predicaciones hechas. Pretenden ayudar a escuchar la Palabra,
poniendo en relieve el contenido principal de su mensaje. Se trata de un
estímulo para la oración y la reflexión. Podemos leerlo en voz alta y
compartirlo en familia.

Con la muerte de Jesús parece quedar destruida tanto la vida


de Jesús como su obra. Sus adversarios han provocado al
crucificado para que demostrara la verdad de lo que Él
reivindicaba. Pero, Jesús no se ha salvado a sí mismo; no ha
descendido de la cruz; Dios no ha intervenido; Jesús ha muerto
sobre la cruz en la vergüenza y la tortura.
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Semana Santa 2020

Con esto parece demostrado, de modo claro y definitivo, que Él


no es el rey de Israel ni el hijo de Dios, sino un impostor que ha
tenido la muerte merecida. Así es como se presenta la
situación el día de Pascua. Pero este día introduce un cambio
radical y completo.

Las mujeres que la mañana después del sábado se dirigen a la


tumba del crucificado tienen una larga historia con Jesús. Le
han seguido ya en Galilea, le han acompañado y han
participado en su muerte. Han presenciado también la
sepultura de Jesús. Ellas han permanecido con Jesús y son
testigos oculares de todo su camino.

Lo más pronto posible, se dirigen a la tumba: permanecen


fieles a Jesús y quieren estar cerca de Él. En la tumba, en el
lugar del final aparentemente definitivo de Jesús, las mujeres
experimentarán en el terremoto y en la venida de un ángel la
manifestación de la poderosa intervención de Dios. Por este
mensajero de Dios ellas llegan a saber lo que a Jesús le ha
sucedido y reciben un encargo a ser transmitido a los
discípulos: Él ha resucitado, e irá delante y lo verán en Galilea.
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Semana Santa 2020

Es significativo ver en el evangelio de Mateo la designación


expresa de Jesús como el “crucificado”, en conexión con el
“Resucitado”. En la palabra “crucificado” queda manifestada
la obra de los hombres de infamia, deshonor, violencia y
destrucción. Pero a esto se opone la obra de Dios. A Jesús,
Dios lo ha “resucitado”. Este es el cambio radical obrado por
Dios con su intervención. Se trata de una intervención que
afecta a Jesús crucificado, aunque irradia luz y esperanza
también para todos los muertos, especialmente para las
innumerables víctimas de la violencia injusta, ante las cuales
se suele reaccionar sólo con resignación y desesperación. De
modo que pasión, muerte y resurrección van juntas y
manifiestan con nitidez un elemento central del mesianismo
de Jesús.

A este mensaje va unido el encargo dado a las mujeres de


transmitirlo a los discípulos. Los discípulos con su huida han
roto la comunión con Jesús, se han separado de Él. Por sí
mismos no pueden subsanar esa ruptura. Pero el Resucitado
les otorga el perdón y la reconciliación. “Preceder” es el
comportamiento típico del maestro, que encuentra su
correspondencia en el seguimiento por parte de los discípulos.
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La afirmación que les precede en Galilea, significa que el


Resucitado quiere seguir siendo su maestro, y a la vez, ellos
están invitados a seguirle de nuevo, que Él perdona la culpa y
elimina la separación. El Resucitado no llama a otros discípulos
distintos, llama una vez más a los primeros, ofreciéndole de
este modo el perdón de la culpa. De allí, un rasgo característico
de la Pascua es el perdón.

Las mujeres con un grandioso mensaje y con una misión


maravillosa como mensajeras de la vida y del perdón, dejan la
tumba llenas de temor y, a la vez, llenas de gozo. En el camino
recorrido por las mujeres a toda prisa, Jesús sale
personalmente a su encuentro. Las saluda y las confirma en su
gozo. Por la gran alegría que en ellas suscita el hecho de que
Jesús está vivo, que ha salido a su encuentro, que las ha
encontrado y está con ellas, las mujeres le abrazan los pies. El
acto de postrarse no va unido a ninguna petición, manifiesta la
adoración de las mujeres. De este modo Mateo está declarando
que ellas entendieron que Jesús resucitado es el Mesías-Hijo
del Hombre confirmado por Dios.
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Semana Santa 2020

Jesús repite y les confirma su misión, subrayando el aspecto


del perdón al referirse a los discípulos como sus “hermanos”.
Los discípulos son remitidos a la experiencia del camino hacia
Galilea, experiencia que Jesús había hecho con ellos en la otra
dirección, anunciándoles todo su destino; reciben la promesa
de que allí verán al resucitado. Desde una experiencia profunda
e intensa, las mujeres son las encargadas de transmitirles este
mensaje.

6. Actualizamos y meditamos
En esta parte de la Lectura Orante de la Palabra te invitamos a
reflexionar sobre la propuesta que nos hace la lectura de la Biblia y se
puede compartir en familia lo que va quedando y resonando en el
corazón. Es el momento de observar la vida concreta a la luz de la
Palabra de Dios.

El crucificado es el resucitado. La obra de quienes crucifican en


nuestro país hace estruendo, es la viveza criolla, el padrinazgo,
la polarización que separa incluso familias, el beneficiarse de lo
ilícito, la corrupción y el aprovechamiento del otro; de allí sólo
sale muerte. La obra de Dios es la fuente de la vida y por ello
resucita a Jesús. Viendo a Jesús aprendemos a vivir
eternamente desde ahora.
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La vida resucitada en Jesús tiene que ver con lo que se declara


en la Revolución Francesa, pero estos ideales, como los
derechos humanos no se decretan. Estos horizontes se
construyen en lo concreto y en el día a día, no apenas con leyes
e instituciones necesarias sino contribuyendo desde la
conversión personal y permanente de cada una de las personas
que quieran seguir a Jesús.

El proceso de sintonizar con la persona de Jesús posibilita que


le veamos en nuestro día a día. Para ello primero necesitamos la
confianza en Dios y desde Él limar nuestras resistencias,
miedos, errores y ambiciones, para así verle con mayor claridad
y sumar, mientras amamos y servimos.

Meditamos:

¿Cómo quiero contribuir a la reconstrucción-resurrección del


país? ¿Cómo hacerlo en mis relaciones más inmediatas y en
mis relaciones más largas?

¿Reconozco en Jesús al amigo y maestro que me lleva a ser la


mejor versión de mí mismo? ¿Reconozco en el modo de
proceder de Jesús la fuente de la vida para siempre desde
ahora?

¿Cómo construir esperanza y resurrección para todos desde


mis propias cualidades?
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7. Oramos y celebramos
En este momento cada uno va presentando al Señor su plegaria en forma
de súplica, de acción de gracias, de petición o de perdón. Podemos
acabar rezando juntos el Padre nuestro, cantando una canción o
recitando un salmo apropiado.

Pedimos Señor que en nuestro corazón arda la llama de tú


amor, que tú luz ilumine el camino que nos renueve e inspire y
nos ayude a llegar a ti. Que nuestras acciones puedan ser luces
para nuestros hermanos que necesitan de ti que unidos como
Iglesia podamos ser la verdad de tú palabra con nuestras
acciones.

Escuchamos la canción: "Fuego" de Cristóbal Fones, S.J.

Disponible en:
https://www.youtube.com/watch?v=HubSChX7SOQ

Terminamos recitando la oración del Padre Nuestro.


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8. Oración final
Con esta oración cerramos la Lectura Orante de la Palabra personal y/o
familiar, dando gracias a Dios por este tiempo de encuentro. Finalizamos
con la señal de la cruz.

Papá Dios que la fuerza del Resucitado nos anime a vivir y


actuar al modo de Jesús, manifestando signos de fraternidad,
justicia, paz y capacidad para tener los brazos abiertos a todos,
como los tiene Jesús con cada uno de nosotros.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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