Los Movimientos Sociales Latinoamericanos: Tendencias y Desafíos - Raúl Zibechi
Los Movimientos Sociales Latinoamericanos: Tendencias y Desafíos - Raúl Zibechi
Los Movimientos Sociales Latinoamericanos: Tendencias y Desafíos - Raúl Zibechi
latinoamericanos:
tendencias y desafíos
Por Raúl Zibechi*
/ Enero 2003
Debates
tores sociales del continente. De hecho, forman parte de una los desocupados urbanos, están trabajando de forma cons-
misma familia de movimientos sociales y populares. ciente para construir su autonomía material y simbólica.
Buena parte de estas características comunes derivan de En tercer lugar, trabajan por la revalorización de la cul-
la territorialización de los movimientos, o sea de su arraigo tura y la afirmación de la identidad de sus pueblos y secto-
en espacios físicos recuperados o conquistados a través de res sociales. La política de afirmar las diferencias étnicas y
largas luchas, abiertas o subterráneas. Es la respuesta estra- de género, que juega un papel relevante en los movimientos
tégica de los pobres a la crisis de la vieja territorialidad de indígenas y de mujeres, comienza a ser valorada también
la fábrica y la hacienda, y a la reformulación por parte del por los viejos y los nuevos pobres. Su exclusión de facto de
capital de los viejos modos de dominación. La desterritoria- la ciudadanía parece estarlos induciendo a buscar construir
lización productiva (a caballo de las dictaduras y las contra- otro mundo desde el lugar que ocupan, sin perder sus ras-
rreformas neoliberales) hizo entrar en crisis a los viejos mo- gos particulares. Descubrir que el concepto de ciudadano
vimientos, fragilizando sujetos que vieron evaporarse las te- sólo tiene sentido si hay quienes están excluidos, ha sido
rritorialidades en las que habían ganado poder y sentido. La uno de los dolorosos aprendizajes de las últimas décadas.
derrota abrió un período, aún inconcluso, de reacomodos De ahí que la dinámica actual de los movimientos se vaya
que se plasmaron, entre otros, en la reconfiguración del es- inclinando a superar el concepto de ciudadanía, que fue de
pacio físico. El resultado, en todos los países aunque con di- utilidad durante dos siglos a quienes necesitaron contener y
ferentes intensidades, características y ritmos, es la re-ubi- dividir a las clases peligrosas (Wallerstein, 2001: 120-135).
cación activa de los sectores populares en nuevos territorios
ubicados a menudo en los márgenes de las ciudades y de las La cuarta característica común es la capacidad para for-
zonas de producción rural intensiva. mar sus propios intelectuales. El mundo indígena andino
perdió su intelectualidad como consecuencia de la represión
El arraigo territorial es el camino recorrido por los Sin de las insurrecciones anticoloniales de fines del siglo XVIII
Tierra, mediante la creación de infinidad de pequeños islo- y el movimiento obrero y popular dependía de intelectuales
tes autogestionados; por los indígenas ecuatorianos, que ex- que le trasmitían la ideología socialista “desde fuera”, se-
pandieron sus comunidades hasta reconstruir sus ancestra- gún el modelo leninista. La lucha por la escolarización per-
186 les “territorios étnicos” y por los indios chiapanecos que co- mitió a los indios manejar herramientas que antes sólo uti-
lonizaron la selva Lacandona (Fernandes, 2000; Ramón, lizaban las elites, y redundó en la formación de profesiona-
1993; García de León, 2002: 105). Esta estrategia, origina- les indígenas y de los sectores populares, una pequeña par-
da en el medio rural, comenzó a imponerse en las franjas de te de los cuales se mantienen vinculados cultural, social y
desocupados urbanos: los excluidos crearon asentamientos políticamente a los sectores de los que provienen. En para-
en las periferias de las grandes ciudades, mediante la toma lelo, sectores de las clases medias que tienen formación se-
y ocupación de predios. En todo el continente, varios millo- cundaria y a veces universitaria se hundieron en la pobreza.
nes de hectáreas han sido recuperadas o conquistadas por De esa manera, en los sectores populares aparecen personas
los pobres, haciendo entrar en crisis las territorialidades ins- con nuevos conocimientos y capacidades que facilitan la
tituidas y remodelando los espacios físicos de la resistencia autoorganización y la autoformación.
(Porto, 2001: 47). Desde sus territorios, los nuevos actores
enarbolan proyectos de largo aliento, entre los que destaca Los movimientos están tomando en sus manos la edu-
la capacidad de producir y reproducir la vida, a la vez que cación y la formación de sus dirigentes, con criterios peda-
establecen alianzas con otras fracciones de los sectores po- gógicos propios a menudo inspirados en la educación popu-
pulares y de las capas medias. La experiencia de los pique- lar. En este punto, llevan la delantera los indígenas ecuato-
teros argentinos resulta significativa, puesto que es uno de rianos que han puesto en pie la Universidad Intercultural de
los primeros casos en los que un movimiento urbano pone los Pueblos y Nacionalidades indígenas –que recoge la ex-
en lugar destacado la producción material. periencia de la educación intercultural bilingüe en las casi
tres mil escuelas dirigidas por indios–, y los Sin Tierra de
La segunda característica común, es que buscan la auto- Brasil, que dirigen 1.500 escuelas en sus asentamientos, y
nomía, tanto de los estados como de los partidos políticos, múltiples espacios de formación de docentes, profesionales
fundada sobre la creciente capacidad de los movimientos pa- y militantes (Dávalos, 2002; Caldart, 2000). Poco a poco,
ra asegurar la subsistencia de sus seguidores. Apenas medio otros movimientos, como los piqueteros, se plantean la ne-
siglo atrás, los indios conciertos que vivían en las haciendas, cesidad de tomar la educación en sus manos, ya que los es-
los obreros fabriles y los mineros, los subocupados y deso- tados nacionales tienden a desentenderse de la formación.
cupados, dependían enteramente de los patrones y del esta- En todo caso, quedó atrás el tiempo en el que intelectuales
do1. Sin embargo, los comuneros, los cocaleros, los campe- ajenos al movimiento hablaban en su nombre.
sinos Sin Tierra y cada vez más los piqueteros argentinos y
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Los movimientos sociales latinoamericanos...
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Debates
Nuevos desafíos “el” mundo nuevo real y posible, construido por los indíge-
nas, los campesinos y los pobres de las ciudades sobre las
En paralelo, el movimiento actual está sometido a de- tierras conquistadas, tejido en base a nuevas relaciones so-
bates profundos, que afectan a las formas de organización y ciales entre los seres humanos, inspirado en los sueños de
la actitud hacia el estado y hacia los partidos y gobiernos de sus antepasados y recreado gracias a las luchas de los últi-
izquierda y progresistas. De la resolución de estos aspectos mos veinte años. Ese mundo nuevo existe, ya no es un pro-
dependerá el tipo de movimiento y la orientación que pre- yecto ni un programa sino múltiples realidades, incipientes
domine en los próximos años. y frágiles. Defenderlo, para permitir que crezca y se expan-
da, es una de las tareas más importantes que tienen por de-
Aunque buena parte de los grupos de base se mantienen lante los activistas durante las próximas décadas. Para ello
apegados al territorio y establecen relaciones predominan- deberemos desarrollar ingenio y creatividad ante poderosos
temente horizontales, la articulación de los movimientos enemigos que buscarán destruirlo; paciencia y perseveran-
más allá de localidades y regiones plantea problemas aún no cia ante las propias tentaciones de buscar atajos que, ya sa-
resueltos. Incluso organizaciones tan consolidadas como la bemos, no conducen a ninguna parte.
Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador
(CONAIE), han tenido problemas con dirigentes elegidos
como diputados, y durante la breve “toma del poder” de Bibliografía
enero de 2000, se registró una fisura importante entre las Caldart, Roseli Salete 2000 Pedagogia do Movimento Sem Te -
bases y las direcciones, que parecieron abandonar el pro- rra (Petrópolis: Vozes).
yecto histórico de la organización. Dávalos, Pablo 2002 “Movimiento indígena ecuatoriano:
construcción política y epistémica”, en Mato, Daniel (compi-
Establecer formas de coordinación abarcativas y per- lador) Estudios y otras prácticas latinoamericanas en cultura
manentes supone, de alguna manera, ingresar en el terreno y poder (Caracas: Clacso).
de la representación, lo que coloca a los movimientos ante Dávalos, Pablo 2001 “El ritual de la ‘toma’en el movimiento
problemas de difícil solución en el estadio actual de las lu- indígena”, en Cucurella, Leonela y Lucas, Kintto (compilado-
chas sociales. En ciertos períodos, no pueden permitirse ha- res) Nada solo para los indios (Quito: Abya Yala).
188 cer concesiones a la visibilidad o rehuir la intervención en
Fernandes, Bernardo Mançano 2000 A formaçao do MST no
el escenario político. El debate sobre si optar por una orga-
Brasil (Petrópolis: Vozes).
nización centralizada y muy visible o difusa y discontínua,
por mencionar los dos extremos en cuestión, no tiene solu- Fernandes, Bernardo Mançano 1996 MST, formaçao e terri -
ciones sencillas, ni puede zanjarse de una vez para siempre. torializaçao (San Pablo: Hucitec).
García de León, Antonio 2002 Fronteras interiores. Chiapas:
Finalmente, el debate sobre el estado atraviesa ya a los una modernidad particular (México: Océano).
movimientos, y todo indica que se profundizará en la medi- García Linera, Alvaro 2001 “Multitud y comunidad: La insur-
da en que las fuerzas progresistas lleguen a ocupar los go- gencia social en Bolivia”, en Chiapas (México: Era) Nº 11.
biernos nacionales. Está pendiente un balance del largo pe-
Hidalgo, Francisco 2001 “El movimiento indígena en el
ríodo en el que los movimientos fueron correas de transmi-
Ecuador”, en Cucurella, Leonela y Lucas, Kintto (compilado-
sión de los partidos y se subordinaron a los estados nacio-
res) Nada sólo para los indios (Quito: Abya Yala).
nales, hipotecando su autonomía. Por el contrario, parece ir
ganando fuerza, como sucedió ya en Brasil, Bolivia y Ecua- Porto Gonçalves, Carlos Walter 2001 Geo-grafías. Movimien -
dor, la idea de deslindar campos entre las fuerzas sociales y tos sociales y nuevas territorialidades y sustentabilidad (Mé-
las políticas. Aunque las primeras tienden a apoyar a las se- xico: Siglo XXI).
gundas, conscientes de que gobiernos progresistas pueden Ramón Valarezo, Galo 1993 El retorno de los runas (Quito:
favorecer la acción social, no parece fácil que vuelvan a es- Comunidec).
tablecer relaciones de subordinación. Wallerstein, Immanuel 2001 (1999) Conocer el mundo. Saber
el mundo: El fin de la aprendido (México: Siglo XXI).
No es un debate ideológico. O, por lo menos, no lo es
en lo fundamental. Se trata de mirar el pasado para no repe-
tirlo. Pero, sobre todo, se trata de mirar hacia adentro, hacia Nota
el interior de los movimientos. El panorama que surge, ca- 1 Indios conciertos son denominados, en la región andina, los
da día con mayor intensidad, es que el ansiado mundo nue- que “concertaron” un acuerdo con el hacendado, que supone
vo está naciendo en sus propios espacios y territorios, in- una relación de servidumbre y renta en especie.
crustado en las brechas que abrieron en el capitalismo. Es
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