Nin U1 Ea Jupj
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GRUPO: NA-NNIN-2201-B1-002
MATRICULA: ES202101737
FECHA: 08 DE FEBRERO DE 2022
Introducción
El sistema inmune está constituido por órganos, células, moléculas y genes. Los efectores
celulares tienen su origen en células madre pluripotenciales que se encuentran
distribuidas en los diferentes órganos y tejidos. La importancia de conocer sus
características y funciones, de analizar la interacción entre las diferentes subpoblaciones
e identificar las mismas para diagnosticar y tratar las enfermedades humanas reside en
las proporciones de las células del sistema inmune ya que son esenciales para mantener
la homeostasia en el organismo, ya que un desequilibrio en éstas favorecerá la aparición
de infecciones por microorganismos patógenos, la pérdida de tolerancia inmunológica y la
aparición de tumores. .
Conocer la función del sistema inmunitario es necesaria para reconocer los procesos
bioquímicos y biológicos que se realizan con la finalidad de mantener la homeostasis del
organismo, además, conocer los componentes celulares, tisulares y órganos del sistema
inmunitario nos da luz sobre la actividad particular y cooperativa de cada uno de ellos.
El timo tiene una participación doble en el sistema inmune. Por un lado, produce
hormonas como otros órganos endocrinos, como la timosina, el factor tímico sérico y la
timopoyetina, y por otro lado es el proveedor de linfocitos inmunocompetentes al sistema
inmunológico.
El sistema linfático consta de una red de vasos que penetra casi todos los tejidos del
cuerpo, y un conjunto de tejidos y órganos que producen células inmunitarias. Los
componentes del sistema linfático son; 1) linfa, el líquido recuperado; 2) vasos linfáticos,
que transportan la linfa; 3) tejido linfático, compuesto de agregados de linfocitos y
macrófagos que pueblan muchos órganos del cuerpo, y 4) órganos linfáticos, en que
estas células están concentradas de manera especial y que se encuentran separadas de
los órganos circundantes por cápsulas de tejido conjuntivo.
Los macrófagos son células de tejido conjuntivo muy grandes, que tienen avidez por la
fagocitosis. Se desarrollan a partir de monocitos que han emigrado de la circulación
sanguínea. Fagocitan desechos tisulares, neutrófilos muertos, bacterias y otras materias
externas al cuerpo.
Los ganglios linfáticos son los órganos linfáticos más cuantiosos; un adulto promedio llega
a contar con 450 de ellos. Tienen dos funciones: limpiar la linfa y actuar como un sitio de
activación de los linfocitos T y B.
El bazo es el órgano linfático más grande del cuerpo. El bazo fagocita a los eritrocitos
viejos. Los macrófagos fagocitan sus restos, tal como lo hacen con las bacterias y otros
restos celulares transportados por la sangre.
Los neutrófilos pasan la mayor parte de su vida recorriendo los tejidos conjuntivos y
matando bacterias. Uno de sus métodos es la simple fagocitosis y digestión. El otro es un
proceso más complejo que produce una nube de sustancias químicas bactericidas.
Los eosinófilos se encuentran sobre todo en las mucosas, y protegen contra parásitos,
alergenos y otros enemigos. Se concentran en grandes cantidades en sitios de alergia,
inflamación o infección parasitaria.
Los basófilos secretan sustancias químicas que ayudan a la movilidad y la acción de otros
leucocitos: leucotrienos que activan y atraen neutrófilos y eosinófilos; el vasodilatador
histamina, que aumenta el flujo sanguíneo y acelera la entrega de leucocitos al área; y el
anticoagulante heparina, que inhibe la formación de coágulos sanguíneos que impedirían
la movilidad de los leucocitos.
Los monocitos son leucocitos que emigran de la sangre a tejidos conjuntivos y que se
transforman en macrófagos
Bibliografía
Abbas, A. K., Lichtman, A. H., & Pillai, S. (Eds.). (2020). Inmunología básica: funciones y
trastornos del sistema inmunitario. Elsevier.
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