Actividad Baja Edad Media.
Actividad Baja Edad Media.
Actividad Baja Edad Media.
INTEGRANTES:
LA SOCIEDAD FEUDAL
La Edad Media
La Edad Media, o medioevo, es la época histórica de mil años que Europa y sus zonas de influencia vivieron
desde el siglo V hasta el XV. Se suele mencionar que se inició con la caída del Imperio romano de occidente en
el año 476 y que concluyó con el descubrimiento de América en 1492.
Primera etapa
Por supuesto, tan largo período, mil años, no fue homogéneo. Entre el siglo III y el VIII se dio una etapa de
transición (algunos la llaman la Alta Edad Media). Durante ella el Imperio romano se fue fraccionando y Roma
misma perdió su poderío como eje y centro del mundo mediterráneo.
Hubo una dispersión del poder; no había mando centralizado. Las numerosas tribus hablaban diferentes lenguas,
tenían distintas costumbres y, por el miedo a los otros o el deseo de apoderarse de sus tierras, vivían en
constantes guerras.
Mientras tanto, el descuido y la maleza destruían las carreteras y ciudades construidas por los romanos y caían en
el olvido los principios del derecho y organización que ellos impusieron.
Imperio carolingio
Esta larga fase de luchas constantes tuvo su culminación con Carlomagno. Su padre Pipino III y su abuelo Carlos
Martel, habían consolidado el poder de la tribu de los francos. En 768 Carlomagno (que significa Carlos El
Grande) sucedió a su padre y se propuso crear un reino mucho más grande. Este creció con sucesivas conquistas
hasta que se convirtió en un imperio, unificando bajo su mando a prácticamente toda Europa.
Los más difíciles de conquistar fueron los sajones, que vivían al norte de la actual Alemania. Los sometió una y
otra vez, hasta que los doblegó y obligó a convertirse al cristianismo. Consolidó su pacto con el papa de Roma, a
quien cedió las tierras y poblaciones de los lombardos, del norte de Italia. El papa le coronó el año 800 como
Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Carlomagno impartió leyes, buscó rodearse de hombres cultos, impulsó la educación y sembró la idea de que
Europa era una sola a pesar de la multiplicidad de idiomas y costumbres (por eso se le reconoce hoy como una
suerte de padre de Europa). Pero 100 años después no existía ya el imperio como tal, por las guerras entre sus
sucesores. Estos, para poder tener ejércitos, fueron dando concesiones de tierras a los jefes de tribus (a los que
empezó a llamarse marqueses, condes y duques), a cambio de que les proveyeran de hombres, armaduras y
caballos. A su vez, estos nobles repartían entre otros jefes menores la tierra y población. Era su feudo, donde
podían hacer lo que quisieran, con la condición de que ayudaran a los nobles. Así empezaron los señores
feudales.
Señores y siervos
Los señores feudales sometieron a los pobladores de su territorio y los convirtieron en sus siervos. El proceso se
conoce como la sustitución del modo de producción esclavista por el modo de producción feudal, que rigió
durante toda la Edad Media. Los siervos no eran esclavos (es decir, no eran propiedad del amo) pero tampoco
poseían nada propio, no eran propietarios de la tierra que trabajaban ni podían abandonarla sin permiso del señor
feudal. Debían cultivar los campos, entregar al señor las cantidades señaladas de granos, carne, lana y leña que él
les fijare y estar listos a formar parte de su ejército. A cambio, el señor debía darles protección contra los ataques
de otros señores feudales.
Cada uno de estos señores feudales vivía en un castillo fortificado y tenía un pequeño núcleo de oficiales y
soldados permanentes. Por lo general, los castillos eran construidos con fosos a su alrededor, los que
permanecían llenos de agua como mecanismo de defensa. Para acceder al castillo había un puente levadizo (o
sea un puente que se podía levantar desde el lado del castillo). En caso de ataque, los siervos con sus familias se
refugiaban en el castillo. Alrededor de los castillos empezaron a crecer pequeños pueblos y en algunos lugares
tuvieron que construirse nuevas fortificaciones para proteger a todo el conjunto, dando lugar a ciudades
amuralladas.
La sociedad feudal era jerárquica, con funciones específicas para cada estamento social: los monjes rezaban, los
señores hacían la guerra y los campesinos labraban la tierra. En las ciudades más grandes
–algunas de las cuales eran verdaderas ciudades-estado, como Venecia, Florencia, Praga, algunas de Alemania–
había otros estamentos: los comerciantes y artesanos, capas de la sociedad con derechos muy limitados. A su
vez, los reyes perdieron poder, quedándose con funciones en el mejor de los casos de coordinación. En latín
llamaban al rey primum inter pares, o sea el primero entre iguales, porque no era superior a ninguno de los
poderosos señores feudales.
Monjes y catedrales
En todos estos siglos poquísimas personas sabían leer y escribir. Producto de la ignorancia, había muchas
supersticiones y miedos. Sin embargo, los monasterios, lugares en que vivían los monjes, se convirtieron en
sitios de estudio y de difusión de prácticas de agricultura, horticultura y ganadería; sirvieron también como
posadas para los viajeros y escuelas para los pueblos cercanos.
A su lado se construyeron hermosas catedrales de estilo románico y luego, en la Baja Edad Media, de estilo
gótico. Quien empezó a formar estos monasterios fue un hombre llamado Benito y por eso los monjes se
llamaron benedictinos. Estos prometían ser pobres, no casarse y obedecer al jefe, o abad, de cada monasterio. El
lema de Benito era Ora et labora, es decir, reza y trabaja. El trabajo era labrar la tierra, pero también estudiar y
copiar los rollos y pergaminos antiguos que reunían y conservaban. Como no había imprenta, los monjes
copiaban la Biblia, libros espirituales, tratados agrícolas, pero también textos antiguos. Fue por ese trabajo
de los monjes que se preservó una parte de los
pensamientos y las palabras de los griegos y los romanos (otra parte se salvó por los copistas árabes, de religión
musulmana, parecidos a los monjes cristianos).
Al-Ándalus
Los musulmanes atravesaron el estrecho de Gibraltar en el año 711, no tanto como invasores que arrebataran su
patria a los españoles, sino como aliados de una de las facciones visigóticas, el pueblo que por entonces habitaba
en la península ibérica. Al cabo de un tiempo, los árabes ocuparon todo el territorio español, salvo las provincias
vascas que nunca fueron conquistadas.
Los emires establecieron el califato de Córdoba, que se convirtió en un centro de comercio y de cultura, donde
acudían personas de toda Europa para aprender de los árabes.
Estos lograron la conversión de millones de cristianos a la fe islámica. El prestigio económico, social y, sobre
todo, cultural del islam provocó esta conversión masiva. Incluso quienes permanecieron en su fe cristiana no
pudieron sustraerse al poderoso influjo de la cultura musulmana.
Los mozárabes (de must’aarib, “arabizado”) eran religiosamente cristianos, pero culturalmente árabes, en su
vestimenta, la forma de construir sus viviendas, las relaciones sociales, su alimentación, sus costumbres y su
lengua, la “algarabía” (de al-arabbiya, la lengua árabe). Hacia el siglo XIII, los enfrentamientos en la península
entre los reinos cristianos del norte e islámicos del sur se agudizaron transformándose en una guerra de religión.
Los historiadores oficiales españoles la llaman “la Reconquista”, pero tan españoles eran los cristianos
vencedores como los moros vencidos, así como los judíos de Sefarad (la España judía), encarnizadamente
perseguidos a partir de finales del siglo XIV. Solo con la unión de los reinos de Castilla y Aragón, por el
matrimonio de Isabel y Fernando, los Reyes Católicos, llegó la derrota del califato y, finalmente, la caída de la
última ciudad árabe, Granada, en 1492.
La crisis de la Edad Media
En el siglo XIV, el modelo feudal se agotaba en Europa: los campos daban rendimientos decrecientes, las
técnicas existentes eran insuficientes, a pesar de la aparición del arado de vertedera y alguna otra pequeña
mejora. Los propios señores feudales empezaron a perder importancia no solo frente a los comerciantes ricos de
las ciudades, sino frente a los reyes, y esto debido a que había cambiado por completo el arte de la guerra. La
aparición de la pólvora, proveniente de China; de armas de fuego (los primeros cañones y mosquetes); de armas
incendiarias, inventadas por los árabes, con petróleo y betún, y catapultas y arcos de largo alcance, hacían cada
vez más fácil asaltar los castillos y, a su vez, más costosa su defensa. Solo los reyes podían financiar ahora
ejércitos mercenarios más grandes con armas modernas.
Las guerras bilaterales desembocaron en la llamada “Guerra de los Cien Años”, una prolongada serie de
conflictos armados entre los reyes de Francia y los de Inglaterra, que duró, en realidad, 116 años (61 años de
guerra y 55 de tregua) (1337-1453). Todo esto da paso al Renacimiento y al fin de la Edad Media. En 1453, de
manera coincidente, suceden dos hechos clave: la invención de la imprenta de tipos móviles de hierro, por
Johannes Gutenberg (quien imprime 150 biblias con tipos que semejan las letras que los copistas hacían a mano),
y la caída de Constantinopla, capital del Imperio bizantino, cristiano ortodoxo, en manos de los turcos otomanos,
el 29 de mayo de 1453. Estos sucesos históricos marcan el fin del Imperio romano de Oriente y el principio del
fin de la Edad Media en Europa, que llegará efectivamente, con otra coincidencia de acontecimientos, en 1492:
la caída de Granada, conquistada por los Reyes Católicos, y el “descubrimiento” europeo de América por
Cristóbal Colón.
ACTIVIDAD
1. ¿Crees que se justifican las denominadas “guerras santas” cuando causan muchas muertes y
destrucción?
2. Explique dos acontecimientos ocurridos hacia el final de la Edad Media y sus
consecuencias.
3. Describe los cambios producidos con las cruzadas
4. Realiza un texto donde expliques el fin del medioevo y los principales cambios sociales, políticos,
económicos y religiosos