Fundamentos Geo Radar

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Radar de subsuelo.

Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico 73

Capítulo 3

Fundamentos de la prospección con radar de


subsuelo.

Resumen.

La prospección con radar de subsuelo consiste en la emisión y propagación por


un medio dado de ondas electromagnéticas, con la posterior recepción de las
señales reflejadas en discontinuidades del medio. En este capítulo se han
comentado aquellos conceptos que nos sirven para entender este proceso. Los
campos electromagnéticos quedan definidos mediante las ecuaciones de Maxwell.
Estas ecuaciones ligan los campos eléctrico y magnético con las fuentes que los
producen, a partir de una serie de parámetros constantes para cada medio
determinado. Estas constantes definen electromagnéticamente el medio. En
prospección con radar de subsuelo tres de estos parámetros son básicos para
comprender qué se está registrando. Se trata de la conductividad, la permitividad
dieléctrica y la permeabilidad magnética. Estos tres parámetros son valores
complejos. Cuando efectuamos una medida con radar, los parámetros que se
obtienen son los que se denominan valores efectivos, es decir, combinaciones
entre las partes reales e imaginarias de cada uno de los tres. Por ejemplo, la
parte real de la permitividad relativa de un medio genera una corriente en fase
con el campo eléctrico aplicado, mientras que su parte imaginaria genera una
corriente desfasada. Con la conductividad ocurre al revés: su parte real
determina la amplitud de la corriente desfasada y la imaginaria la de la corriente
en fase con el campo eléctrico aplicado. La conductividad efectiva se obtiene
como la suma de la componente real de la conductividad del medio y de la
imaginaria de su permitividad relativa. La permitividad efectiva está formada por
la componente real de la permitividad relativa y la parte imaginaria de la
conductividad del medio, que junto con la pulsación de la radiación, ω, indica el
efecto de las cargas libres. A lo largo de esta memoria, cuando se habla en
74 Capítulo 3. Fundamentos de la prospección con radar de subsuelo.

general de permitividad y de conductividad se hace referencia a estos valores


efectivos, a no ser que indique explícitamente que se trata de los valores relativos
del medio.

A partir de la ecuaciones de propagación de una onda plana y armónica y de las


relaciones de Maxwell se llega a expresiones para la velocidad de propagación y
para la longitud de onda en función de estos parámetros del medio y de las
características de la radiación (frecuencia utilizada). Estas expresiones dependen
del tipo de medio por el que se produce la propagación: espacio libre, dieléctrico
perfecto, dieléctrico, dieléctrico de bajas pérdidas o conductor.

La atenuación que se produce durante la propagación de una onda por un medio


material puede obtenerse considerando los factores de expansión geométrica del
frente de ondas y el denominado factor de atenuación. Este último es una función
también de los parámetros electromagnéticos del medio y de la frecuencia de la
radiación. La atenuación debida a los efectos del medio es una función
exponencial que determina la disminución de energía (y por lo tanto de amplitud)
de la onda conforme nos alejamos del foco donde se ha generado.

La amplitud de la onda que se recibe en la antena es también dependiente del


porcentaje de energía que se ha reflejado en cada una de las discontinuidades del
medio. Se definen los coeficientes de transmisión y reflexión como los porcentajes
de energía refractada y reflejada respecto a la energía incidente en una superficie
determinada. Estos coeficientes dependen de las impedancias electromagnéticas
de los campos incidente y refractado o incidente y reflejado, juntamente con los
ángulos de incidencia y refracción. En el caso particular de un radar de subsuelo
la incidencia puede considerarse normal, es decir, que el ángulo de incidencia y
el ángulo de refracción son cero (aproximadamente). Con esta condición la
expresión de estos coeficientes se simplifica, quedando únicamente en función de
las permitividades de los dos medios en contacto.

3.1 Introducción.

La prospección con georradar consiste en la emisión y recepción de ondas


electromagnéticas. A lo largo de este capítulo se presentan brevemente los
conceptos teóricos más importantes, referidos a campos electromagnéticos, en los
que se basa la prospección con georradar. Podemos diferenciar tres partes: la
primera se refiere a los parámetros electromagnéticos de los medios materiales y a
la propagación de las ondas electromagnéticas (capítulo 3). La segunda explica los
fenómenos que se producen durante la propagación de una onda electromagnética
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico 75

en un medio material (capítulo 4): difracción, dispersión de la energía y


atenuación de la onda electromagnética. La tercera (capítulo 5) se centra en las
características de la emisión de un radar, en el funcionamiento de los equipos de
radar y en los distintos métodos de trabajo que se utilizan. En ella se comentan los
parámetros que definen un sistema de radar aéreo (el más desarrollado
actualmente), básicamente formado por una antena que emite energía y otra
antena, situada en otro punto, que la recibe, ya sea directamente, ya sea tras haber
sufrido una reflexión en un cuerpo anómalo situado en el medio aéreo.

El radar es un sistema de detección que se empieza a utilizar durante la Segunda


Guerra Mundial para la localización de aviones o barcos. Su funcionamiento
básico consiste, en todos los casos, en la emisión de señales de determinadas
frecuencias para detectar las reflexiones que se producen en los objetos de interés.

El georradar es un radar diseñado para que el medio por el que se propaga la


energía sea el subsuelo o cualquier otro medio material. Por lo tanto, la
prospección con georradar se basa en la emisión y detección de ondas
electromagnéticas que se propagan por un medio heterogéneo. La incidencia de
esta energía en las inhomogeneidades del medio provoca fenómenos de reflexión,
refracción y de difracción, que pueden ser detectados por una antena receptora que
capta la energía electromagnética tras su propagación por el medio material que, a
menudo, suele ser el subsuelo terrestre. De este modo, con este método de
prospección lo que se detectará serán cambios en las propiedades
electromagnéticas de los materiales del subsuelo, ya que serán los parámetros que
definen estas propiedades los que, juntamente con las características de la onda
emitida, determinarán la propagación de la energía por el medio. El objetivo
básico de este método de prospección es el conocimiento de estructuras
superficiales y la detección de objetos enterrados, siendo su principal característica
ser un método de alta resolución no destructivo.

El método es similar a la sísmica de reflexión de pequeño ángulo, y los fenómenos


asociados con la propagación de la energía son básicamente los mismos,
diferenciándose en el rango de frecuencias de las ondas utilizadas. El georradar
emplea ondas de frecuencias mucho mayores que las utilizadas en sísmica: la
prospección con georradar trabaja normalmente entre los 10 MHz y los 1000
MHz, mientras que el rango de trabajo en prospección sísmica se sitúa entre los 10
76 Capítulo 3. Fundamentos de la prospección con radar de subsuelo.

Hz y los 1000 Hz). A diferencia de la prospección sísmica, en la cual son las


propiedades mecánicas de los materiales las que rigen la propagación de las ondas,
con el georradar, las propiedades determinantes serán las electromagnéticas: la
permitividad dieléctrica, la conductividad y la permeabilidad magnética. Las
reflexiones se producen debido a los contrastes de estas propiedades. Por otro
lado, las frecuencias que se utilizan en este método permiten una resolución
elevada en estudios superficiales de un medio (Stewart et al., 1994). El procesado
de los datos es similar al que se realiza en sísmica, pudiendo llegar a utilizarse en
el tratamiento de trazas de georradar programas y métodos diseñados para sísmica,
aunque teniendo en cuenta las características de polarización de las ondas
electromagnéticas, de tal forma que existe una mayor analogía con las ondas s que
con las ondas p.

3.2. Propagación de ondas electromagnéticas.

La base teórica de este método de prospección es, por un lado los conceptos de
óptica geométrica, y por otro la teoría de campos electromagnéticos, cuyas
ecuaciones básicas fueron formuladas por Maxwell en 1867 relacionando los
campos eléctrico y magnético con sus fuentes. Estas relaciones se completan con
las denominadas ecuaciones de continuidad, que especifican el comportamiento de
estos campos en las zonas en las que existen distribuciones superficiales de carga,
es decir, ahí donde tenemos discontinuidades en el medio. A partir de estas
ecuaciones se puede determinar el comportamiento de una onda de radar durante
su propagación por un medio determinado.

Estas ecuaciones para el campo eléctrico y magnético, se formulan (ej. Lorrain y


Corson, 1972; Carcione, 1996) como:
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico 77

r
∇D = ρ f
r
∇B = 0
r
r ∂B r (3.1)
∇×E = − +M
∂t
r
r ∂D r
∇×H = − +J
∂t

r r
Donde E es la intensidad del campo eléctrico (medido en V/m), B es la
r r
inducción magnética (medida en W/m2), M es la imanación (en A/m), H es la
r
intensidad del campo magnético (A/m), D es el vector de desplazamiento
r
eléctrico (medido en C/m2), ρf es la densidad de carga libre (C/m3) y J (A/m2) es
la densidad de corriente debida al movimiento de cargas en la materia, y
comprende tanto la densidad de corriente de cargas libres como la densidad de
corriente de polarización y la densidad de corriente equivalente en materia
imanada.

Las denominadas ecuaciones constitutivas relacionan la intensidad del campo


eléctrico y magnético con el desplazamiento eléctrico y la inducción magnética,
respectivamente.

Para medios homogéneos e isótropos, las ecuaciones constitutivas tienen una


expresión sencilla, relacionando estas magnitudes por medio de la permitividad
dieléctrica (ε), la conductividad (σ) y la permeabilidad magnética (µ) del material:

r r
D = εE
r
r B
H= (3.2)
µ
r r
J = σE

En general, los medios estudiados son anisótropos. En este caso, la relación que
existe entre estas magnitudes se expresa a través de los tensores de la
permitividad, permeabilidad y conductividad (Carcione, 1996):
78 Capítulo 3. Fundamentos de la prospección con radar de subsuelo.

r
r ~ ∂E
D= ε∗
∂t
r ~r
B = µH (3.3)
r
r ~ ∂E r
J = σ∗ + Jm
∂t

r
Donde J m es la densidad de corriente debida tanto a polarización como a
magnetización del material a consecuencia de los campos eléctrico y magnético
aplicados, y las expresiones ~ε , µ
~ y σ
~ suelen aproximarse por tres tensores de

dimensión 3x3 (Carcione, 1996).

Partiendo de las ecuaciones de Maxwell y con la ecuación general de propagación


de ondas se pueden obtener las relaciones que rigen la propagación de una onda
electromagnética en función de las propiedades del medio por el que se produce.
Con estas relaciones es posible determinar la velocidad de propagación de la onda,
la longitud de onda en el medio material y la atenuación que sufre la energía
durante la trayectoria.

3.3. Parámetros electromagnéticos de un medio.

Los parámetros electromagnéticos (conductividad, permitividad dieléctrica y


permeabilidad magnética) son los que definen un medio al paso de una onda
electromagnética.

3.3.1. Conductividad.

La conductividad de un medio nos proporciona una medida de la respuesta de sus


cargas libres en presencia de un campo eléctrico externo, siendo el factor de
proporcionalidad entre el campo libre aplicado y la densidad de volumen de
corriente debido al movimiento de estas cargas libres. Es decir, proporciona una
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico 79

medida de la capacidad de un material de conducir corriente eléctrica. Según la


ley de Ohm:

r r
J f = σE (3.4)

r r
Donde E es el campo eléctrico externo aplicado, J f es la densidad volúmica de
corriente debido a las cargas libres y σ es la conductividad del material que se
expresa en mhos/m.

Las unidades de medida de la conductividad, en el S.I., son mohs/metro o el


equivalente de Siemens/metro. La conductividad de un medio es la inversa de su
resistividad (medida en Ohmios metro, Ωm).

En general podremos distinguir entre materiales conductores, semiconductores y


aislantes. Pertenecen al primer grupo aquellos materiales cuya conductividad es
mayor a 105 S/m, mientras que materiales que presentan una conductividad menor
a 10-8 S/m se clasifican como aislantes, siendo los semiconductores aquellos cuya
conductividad se encuentra entre estos dos valores.

En muchos medios sucede que el contenido de agua en los poros del material y la
composición química de ésta son los factores que determinan su conductividad,
más que los granos minerales que lo componen.

En la mayor parte de las rocas y subsuelos en los que se realizan estudios, la


conductividad es principalmente electrolítica ya que, excepto en el caso de
existencias de minerales metálicos o de arcillas, la mayor parte de los materiales
habituales pueden ser considerados como aislantes. En estos medios la conducción
eléctrica se debe básicamente a la existencia de fluido (con iones disueltos) en
poros y fisuras. Es decir, cuanto mayor sea el contenido de agua, el porcentaje de
iones disueltos y la porosidad del medio, mayor será su conductividad. En la tabla
3.1 se presenta la conductividad y la resistividad de algunos materiales abundantes
en el subsuelo.
80 Capítulo 3. Fundamentos de la prospección con radar de subsuelo.

Arcillas Arenas y gravas


Suelos de cultivo

Esquistos Areniscas Conglomerados


Carbón Dolomitas y calizas

Agua salada Agua dulce "Permafrost"


Hielo marino

Tabla 3.1. Resistividad y conductividad de materiales muy comunes en


los estudios de prospección.

La temperatura afecta a la movilidad de los iones, de forma que influye en la


conductividad electrolítica. Por ello, cambiar la temperatura de los medios la
conductividad puede verse modificada. En general, la conductividad es un
parámetro fuertemente variable que no depende sólo de los cambios de materiales
del medio, ya que puede variar dentro de una misma formación. En materiales
porosos este parámetro es fuertemente variable dependiendo de la naturaleza de
los iones disueltos en el fluido instersticial, de la saturación de agua, del número
de poros y de su comunicación, entre otros factores.

En general, la conductividad eléctrica se presenta como un valor complejo:

σ = σ ' − iσ '' (3.5)

Donde σ’ es la parte real de la conductividad compleja, y determina la amplitud de


la corriente en fase con la intensidad del campo eléctrico externo, y σ’’ es la parte
imaginaria de la conductividad compleja, que determina la amplitud de la
corriente desfasada respecto al campo eléctrico externo y considera el retardo en la
respuesta de conducción que presenta el material en presencia de un campo
eléctrico variable con el tiempo (Sutinen, 1992).
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico 81

3.3.2. Permitividad dieléctrica.

La permitividad dieléctrica absoluta es una constante de proporcionalidad entre la


intensidad del campo eléctrico externo aplicado y el vector desplazamiento
r
eléctrico, D :

r r
D = εE (3.6)

La permitividad absoluta, ε (medida en el S.I. en F/m), se define como el producto


entre una permitividad relativa del material (εr), que es una constante
adimensional y la permitividad dieléctrica del vacío ( ε 0 = 8.854 × 10 −12 F/m):

ε = ε0εr (3.7)

La permitividad dieléctrica relativa es una constante que da una medida de la


capacidad de polarización de un material en presencia de un campo eléctrico.
Proporciona un valor de la respuesta estática del material cuando está en presencia
de un campo eléctrico externo. La constante dieléctrica relativa del vacío es 1.
Para la mayoría de los materiales que podemos encontrar en el subsuelo al realizar
una prospección electromagnética, los valores de la permitividad dieléctrica
relativa se encontrarán entre 1 (la del aire) y 81, siendo esta última la constante
dieléctrica relativa del agua a 20º de temperatura.

La constante de proporcionalidad (adimensional) entre la polarización de un


r
material, P , y el campo externo es la susceptibilidad, χ.

r r r r r r r
D = P + ε 0 E = χε 0 E + ε 0 E = (1 + χ)ε 0 E = ε r ε 0 E (3.8)

La constante dieléctrica se representa en forma compleja (Marshall, DuBroff y


Skitek, 1982; Turner y Siggins, 1994) como una expresión en la que la
componente real produce una corriente en fase respecto al campo eléctrico
externo, y la componente imaginaria provoca una corriente en desfase respecto a
dicho campo eléctrico, siendo:

ε = ε ' − iε '' (3.9)


82 Capítulo 3. Fundamentos de la prospección con radar de subsuelo.

Donde ε’ es la parte real de la permitividad dieléctrica compleja, llamada


permitividad real y ε’’ la parte imaginaria. Dividiendo la ecuación 3.9 por ε0 se
obtiene una expresión similar para la permitividad relativa.

Este parámetro y la conductividad están interrelacionados entre sí. La parte real de


la permitividad dieléctrica y la imaginaria de la conductividad generan una
corriente que varía en fase con el campo eléctrico aplicado, mientras que la parte
imaginaria de la constante dieléctrica y la real de la conductividad generan una
corriente desfasada respecto al campo eléctrico.

La componente imaginaria de la permitividad dieléctrica considera los retardos en


la respuesta a la polarización del material sometido a un campo electromagnético
(Sutinen, 1992), es decir, indica el factor de pérdidas dieléctricas. Por otro lado
también contiene el factor que indica las pérdidas por conducción. De forma
habitual se suele considerar esta componente imaginaria como la suma de los dos
factores, tal como se expresa en la siguiente ecuación:

σ dc
ε' ' = ε 'd' + (3.10)
ω

Donde ω es la pulsación del campo electromagnético externo, εd’’ es el factor de


pérdidas dieléctricas que se relaciona con la respuesta frente a los fenómenos de
relajación asociados con las moléculas de agua y σdc es la conductividad estática.

Con estas consideraciones la expresión 3.9 queda como:

 σ 
ε = ε'−i ε d ' '+ dc  (3.11)
 ω 

Para altas frecuencias (entre 10 MHz y 1000 MHz), en la mayor parte de los
materiales del subsuelo, los fenómenos de desplazamiento (o polarización)
dominan sobre los fenómenos de conductividad. De esta forma, los medios suelen
caracterizarse a partir de su constante dieléctrica. Para frecuencias algo menores el
término de la conductividad estática predomina sobre el otro. Para frecuencias
bajas (por debajo de los 100 Hz) no se ha observado que este parámetro dependa
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico 83

de la frecuencia del pulso, pero para frecuencias más altas se aprecia una
dependencia entre ambos. Tanto la parte imaginaria como la parte real de la
permitividad dieléctrica presentan variación en función de la frecuencia (figura
3.1). Hay diferentes mecanismos que caracterizan esta dependencia (Robert,
1996). Los dos utilizados más comúnmente son el modelo de Debye (ecuación
3.12 y figura 3.1) y el modelo de Cole-Cole (1941),también llamado de Maxwell-
Wagner (ecuación 3.13).

100
Permitividad dieléctrica

75 Modelo de Debye
(real y compleja)

Permitividad real

Permitividadcompleja
50

25

1E-1 1E+0 1E+1 1E+2 1E+3 1E+4 1E+5 1E+6 1E+7 1E+8
Frecuencia (MHz)

Figura 3.1. Variación de la parte real y de la parte imaginaria de la


permitividad dieléctrica compleja en función de la frecuencia, a partir
del modelo de Debye, para el valor de la permitividad a alta frecuencia
de 81 y a baja frecuencia de 3.2 (valores de Duke, 1990).

En los dos se considera la variación de la permitividad dieléctrica en función de la


frecuencia, de la conductividad estática, σdc, de dos valores extremos de la
permitividad, εs y ε∞ , a baja frecuencia (el primero) y a muy alta frecuencia (el
segundo) y del periodo de relajación, τ. Cuando en un medio con moléculas que
pueden polarizarse en presencia de un campo eléctrico externo se aplica una
intensidad de campo eléctrico entran en juego dos efectos contrarios: por un lado
la tendencia a la polarización (que tiende a orientar las moléculas) y, por otro, la
agitación térmica que tiende a desordenar las moléculas. Cuando el campo
eléctrico externo desaparece las moléculas tienden a recuperar su posición inicial.
Al tiempo que invierten en este proceso, que se produce gracias a la agitación
térmica que sigue actuando, se le denomina periodo o tiempo de relajación.
84 Capítulo 3. Fundamentos de la prospección con radar de subsuelo.

εs − ε∞ σ(0)
ε(ω) = ε ∞ + −i (3.12)
1 + (iωτ) ωε 0

εs − ε∞ σ(0)
ε(ω) = ε ∞ + 1− ξ
−i (3.13)
1 + (iωτ) ωε 0

Donde α es un coeficiente que cumple: 0 ≤ ξ ≤ 1.

3.3.3. Permeabilidad magnética.

r
Este parámetro (µ) es el que relaciona la inducción magnética, B , con la
r
intensidad de campo magnético, H . Se mide en Henri/metro y se puede escribir
como el producto entre la permeabilidad magnética del vacío ( µ 0 = 4π × 10 −7
H/m) y la permeabilidad relativa del material:

r r r r
B = µ 0 µ r H = µ 0 (1 + χ m )H = µH (3.14)

Siendo µr la permeabilidad relativa del material, que depende a su vez de la


susceptibilidad magnética del mismo, χm, que a su vez es la constante de
proporcionalidad entre la imanación de un material y la intensidad de campo
magnético externo:

r r
M = χmH (3.15)

La permeabilidad compleja magnética relativa se puede escribir en forma


compleja como:

µ r = µ ' − iµ '' = 1 + χ m (3.16)

La parte real de esta expresión da idea de la energía magnética almacenada en el


material, y se le denomina permeabilidad magnética elástica, mientras que la parte
imaginaria determina la cantidad de pérdidas magnéticas debidas a corrientes
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico 85

turbillonarias, histéresis, viscosidad magnética del material, etc..., y se denomina


permeabilidad magnética viscosa.

En la mayor parte de los materiales que nos encontraremos en los estudios con
georradar (excepto en aquellos que contengan materiales ferromagnéticos) se
cumple que la permeabilidad magnética es próxima a 1, no dependiendo de la
frecuencia del campo magnético.

La mayoría de los materiales de la Tierra tienen un comportamiento isotrópico


respecto a la permeabilidad magnética, de manera que para realizar un tratamiento
tensorial, como en el caso de la conductividad y de la permitividad dieléctrica, el
tensor de este parámetro es una constante por una matriz identidad de dimensiones
3x3:

~ = µI
µ (3.17)

La relación entre la permeabilidad magnética en el vacío y la permitividad


dieléctrica en el vacío se expresa como:

1
c= = 2.998 × 10 8 m/s (3.18)
ε 0µ 0

Siendo c la velocidad de propagación de una onda electromagnética en el vacío.

3.4. Velocidad de propagación y longitud de onda.

A partir de las cuatro ecuaciones formuladas por Maxwell en 1867 y una onda
plana que se propaga en un medio, se pueden calcular las relaciones que definen la
propagación de las ondas electromagnéticas en un material. Considerando el caso
r
de una onda plana que se propaga en la dirección r , se obtiene la siguiente
ecuación, habiendo supuesto una variación del campo armónica respecto al
tiempo, es decir, dependiente de eiωt:
86 Capítulo 3. Fundamentos de la prospección con radar de subsuelo.

r r r r
E( r , t ) = E 0 e (iω t − γ r )
r r r r (3.19)
H( r , t ) = H 0 e (i ωt − γ r )

Se observa que la expresión tiene una parte que define la propagación de la onda
con el tiempo, mientras que el otro término muestra la disminución de la amplitud
de la onda con la distancia recorrida, es decir, considera la atenuación de la onda
electromagnética durante su propagación por el medio. El término de la amplitud
(que consta de una amplitud inicial en un punto dado y de un término de
atenuación con la distancia a dicho punto) depende de un factor de decaimiento γ:

r r r
E (r ) = E 0 e − γr
r r r (3.20)
H (r ) = H 0 e − γr

Este término γ es el denominado constante de propagación o número de onda


complejo, que puede expresarse en función de los parámetros electromagnéticos
característicos de cada medio (Stewart et al., 1994; García, 1997) introduciendo
las relaciones que se contemplan en las ecuaciones de Maxwell:

ω 2π
γ = iω ε 0 ε r µ 0 µ r = i εrµr = i εrµr (3.21)
c λ0

Donde c es la velocidad de una onda electromagnética en el vacío, es decir, una


constante, λ0 es la longitud de la misma onda también en el vacío, ε0 la constante
dieléctrica del vacío, εr la constante dieléctrica relativa del medio, µ0 la
permeabilidad magnética del vacío y µr la permeabilidad magnética del medio.

Considerando las componentes real e imaginaria de la constante de propagación:

γ = α +i β (3.22)

Es posible determinar el denominado factor de atenuación de la onda (la


componente real del número de onda complejo), y la constante de fase de la onda
(la componente imaginaria del número de onda complejo), que determina la
velocidad de fase de la misma. La dependencia de estos dos parámetros depende
también de la dependencia frecuencial que presentan los parámetros
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico 87

electromagnéticos del material. Las expresiones del factor de atenuación de la


onda, α, y de la constante de fase, β, pueden escribirse como (Turner y Siggins,
1994; García, 1997):

ω
α = ω Im ε r ε 0 µ r µ 0 = Im ε r µ r
c
(3.23)
ω
β = ω Re ε r ε 0 µ r µ 0 = Re ε r µ r
c

3.4.1. Velocidad de propagación de una onda electromagnética en


un medio material.

El segundo parámetro (β) permite determinar la velocidad de la onda en el medio


material en el cual se está propagando, ya que:

ω
β= (3.24)
v

Donde v es la velocidad de fase de la onda electromagnética. De esta forma, la


expresión que se obtiene para la velocidad de propagación de la onda es la
siguiente:

ω ω 1
v= = ≅ (3.25)
β ω
Re ε r µ r µε   σ  
2

c 1 +   + 1
2   ωε  
 

En medios no magnéticos, los más frecuentes, en los estudios con georradar, la


expresión se simplifica ya que: µ r = 1 .

De forma que la expresión que comúnmente se podrá utilizar es:

c
v= (3.26)
Re ε r
88 Capítulo 3. Fundamentos de la prospección con radar de subsuelo.

Para materiales diferentes la velocidad, v, y la constante de propagación, γ, las


expresiones desarrolladas adoptan diferentes formas, tal como se expresa en la
tabla 3.2 (Marshall et al., 1982).

Medio Velocidad Constante de propagación


1 ω
v=c= =
Espacio libre ε 0µ0 β γ = iβ(m −1 )
≈ 30cm / ns
1 c
v= = γ = iβ =
Dieléctrico perfecto εµ εrµr
ω = iω ε 0µ 0 ε r µ r (m −1 )
= ( m / s)
β

Dieléctrico ω γ = α + iβ =
v= (m / s)
σ β  σ  −1
ε = ε'−i iω µε'  1 − i (m )
ω ωε ' 

Dieléctrico de bajas pérdidas γ = α + iβ =
σ ω  σ  −1
P= << 1 v= (m / s) iω µε' 1 − i
ωε ' β (m )
 2ωε ' 
Buen conductor ω γ = α + iβ ≈
v= (m / s)
σ β ≈ πfµσ (1 + i )(m −1 )
P= >> 1
ωε '

Tabla 3.2. Valores de v y de γ para diferentes comportamientos del


medio (Marshall et al., 1982).

En muchos casos la parte imaginaria de la permitividad dieléctrica es pequeña


frente a la parte real. En la ecuación 3.10 podemos ver que esta parte depende de
la conductividad del medio y del factor de pérdidas dieléctricas relacionado con la
relajación en la molécula de agua. Cuando los medios son dieléctricos o poco
conductores el término asociado con la conductividad es pequeño. Si además se
tiene en cuenta que las frecuencias habituales de trabajo están situadas entre los 10
MHz y los 1000 MHz se puede considerar que la parte imaginaria es mucho
menor que la parte real de la permitividad ya que el término asociado con la
relajación de la molécula de agua y, por lo tanto, con la parte imaginaria de la
permitividad es pequeño (ver la figura 3.1). En estos casos la ecuación 3.26 puede
simplificarse y escribirse como:
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico 89

1 c
v= = (3.27)
ε0εrµ0 εr

En la figura 3.2 se dibuja la variación de la velocidad de la onda frente a la


constante dieléctrica a partir de la relación 3.27 (en línea continua), así como
diferentes valores puntuales medidos en diversos materiales reales, dada su
permitividad dieléctrica característica. Los valores de la velocidad se han obtenido
de las tablas presentadas por Reynolds (1997).

30 Aire

25
Velocidad de la onda (cm/ns)

20

15

10

5
Agua

0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85
Permitividad dieléctrica relativa

Figura 3.2. Variación de la velocidad frente a la permitividad dieléctrica


relativa. Los puntos de la gráfica son valores experimentales obtenidos
para diferentes materiales (Reynolds, 1997). La curva está obtenida a
partir de la ecuación 3.27.

La velocidad más elevada se obtiene para el aire, mientras que el punto que
presenta menor velocidad en la gráfica representa al agua. Los materiales del
subsuelo están situados entre estos dos valores. La gráfica representa la
comparación entre los valores experimentales (tabulados) y la curva obtenida al
representar la ecuación 3.27. Se observa que la aproximación que proporciona la
ecuación 3.27 se ajusta adecuadamente a los resultados experimentales.
90 Capítulo 3. Fundamentos de la prospección con radar de subsuelo.

3.4.2. Longitud de onda en un medio diferente del vacío.

La longitud de onda en un medio dado, λm, dependerá de la velocidad de fase (e


indirectamente de la constante dieléctrica efectiva del mismo) y de la frecuencia
de la onda emitida. Como en la expresión aparecerán parámetros de la
propagación en el vacío, podremos relacionarla con la longitud de onda en el
vacío:

2π 2π 2π c λ0
λm = = v= = (3.28)
β ω ω Re ε r µ r Re ε r µ r

Donde λ0 es la longitud de la onda en el vacío.

En medios no magnéticos (µr=1), la expresión se simplifica, quedando:

λ
λm = (3.29)
Re ε r

La longitud de onda determina la resolución vertical del georradar y dependerá de


la frecuencia de emisión de la antena y de la constante dieléctrica efectiva del
material.

3.5. Atenuación.

La atenuación de una onda electromagnética debido a las características del


material por el que se propaga es un tema que ha sido planteado en diversas
ocasiones tanto teóricamente (Zonghou y Tripp, 1997; Carcione, 1996; Turner y
Siggins, 1994) como a partir de simulaciones (Xu y McMechan, 1997; Carcione,
1996; Casper y Kung, 1996).
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico 91

La componente real del factor de atenuación caracteriza el grado de disminución


de la amplitud de la onda conforme se aumenta la distancia al punto en el cual se
ha generado. A este parámetro se le denomina factor de atenuación (Cai y
McMechan, 1995; García, 1997), siendo sus unidades m-1:

ω
α= Im ε r µ r (3.30)
c

Puede observarse que la atenuación depende de la componente imaginaria de la


permitividad dieléctrica relativa del medio y de su permeabilidad magnética
relativa.

El grado de atenuación de una onda electromagnética se define como el cociente


entre las amplitudes de las oscilaciones de la onda en dos puntos separados una
distancia r. Si tomamos la ecuación de propagación de ondas, esta relación queda
como:

r
E0 r
r r = e αr (3.31)
E( r )

Si se toman logaritmos de esta expresión, podremos medir el grado de atenuación


en nepers (en el caso de considerar logaritmos neperianos):

r
 E0  r
L = ln r r  = α r (3.32)
 E( r ) 

Y en el caso de considerar logaritmos decimales, se obtendrá un parámetro del


grado de atenuación que se medirá en decibelios:

r
 E0  r r
L = 20 log r r  = 20(log e)α r = 8.686α r (3.33)
 E( r ) 

Siendo la atenuación específica el grado de atenuación de una onda por unidad de


longitud:
92 Capítulo 3. Fundamentos de la prospección con radar de subsuelo.

1 54.6
Γ = L = 8.686α = Im ε r µ r (3.34)
r λ

Este parámetro permite obtener el grado de decaimiento de la amplitud de la onda


conforme ésta se propaga por el medio material.

3.6. Parámetros efectivos.

Los parámetros que definen el comportamiento electromagnético de los materiales


(permitividad dieléctrica y conductividad) tiene, tal como hemos visto al inicio de
este capítulo, una parte real y una parte compleja.

Tanto la parte real de la expresión de la conductividad como la parte imaginaria de


la constante dieléctrica compleja producen una corriente en desfase respecto al
campo eléctrico, mientras que la parte imaginaria de la conductividad y la parte
real de la permitividad dieléctrica provocan una corriente en fase respecto al
campo eléctrico.

Las corrientes en fase respecto al campo eléctrico producen una conductividad que
se denomina efectiva y que es el valor mensurable de este parámetro (Turner y
Siggins, 1994; Sutinen, 1992), mientras que las corrientes en desfase, junto con el
efecto de las cargas libres para altas frecuencias (Carcione, 1996), producen un
retardo del campo eléctrico. De esta forma se definen los parámetros efectivos. La
conductividad efectiva es la suma de los efectos de la componente real de la
conductividad compleja y del efecto de la componente imaginaria de la
permitividad dieléctrica, que genera un campo eléctrico en fase con el campo
externo:

σ ef = σ'+ ωε' ' (3.35)

La permitividad efectiva está compuesta en parte por la componente real de la


permitividad compleja, y en parte por el efecto de las cargas libres (parte
imaginaria de la conductividad compleja), siendo importante el retardo del campo
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico 93

eléctrico debido al efecto de las cargas libres en el caso de altas frecuencias


(Carcione, 1996). Este efecto es importante a altas frecuencias y debe tenerse en
cuenta cuando se trabaja con unas antenas determinadas: aquellas que emiten en la
banda de las microondas (antenas de 1 GHz y frecuencias superiores):

σ' '
ε ef = ε'− (3.36)
ω

Son estos parámetros los que se pueden medir en experiencias de laboratorio y los
que se utilizan para calcular la velocidad de propagación de la onda
electromagnética por el medio así como la atenuación de la energía que se produce
durante esta propagación. En los siguientes capítulos, aunque no se mencionen
explícitamente los parámetros efectivos, se entiende que son los utilizados para
realizar todos los cálculos y para definir el comportamiento de las ondas
electromagnéticas en los medios.

Para la mayor parte de medios que se pueden encontrar, la componente de desfase


de la conductividad es pequeña.

De aquí en adelante, para simplificar, cuando se hable de permitividad dieléctrica


y conductividad, a menos que se indique lo contrario se estará haciendo referencia
a la permitividad dieléctrica efectiva y a la conductividad efectiva, concretamente
a su parte real, ya que es el parámetro que puede medirse experimentalmente. Del
mismo modo se hará referencia a la permitividad dieléctrica relativa efectiva como
εr, llamándola permitividad dieléctrica relativa.

3.7. Reflexión y refracción.

Cuando la energía electromagnética alcanza una discontinuidad en los parámetros


electromagnéticos del medio, se producen los fenómenos de reflexión y de
refracción. Cuando la interfase es plana, la frecuencia de las ondas reflejadas y
refractadas es la misma que la frecuencia de la onda incidente, siendo también el
ángulo de reflexión igual al de incidencia.
94 Capítulo 3. Fundamentos de la prospección con radar de subsuelo.

La ley de Snell relaciona los ángulos de incidencia, reflexión y refracción con las
velocidades de propagación de las ondas en los dos medios que están en contacto.
En la figura 3.3. se presenta esquemáticamente el proceso de incidencia de una
onda electromagnética plana en un contacto entre dos materiales diferentes, siendo
el contacto también plano. La polarización de la onda electromagnética plana es
perpendicular al contacto en el caso de la figura 3.5.b y paralela al mismo en el
caso de la figura 3.5.a.

El porcentaje de energía reflejada depende del contraste existente entre los


parámetros electromagnéticos de los diferentes materiales del medio. Este
porcentaje nos define los coeficientes de transmisión y de reflexión de la energía.

La impedancia de un campo electromagnético es el cociente entre el campo


eléctrico y el campo magnético, pudiendo definir una impedancia para el campo
electromagnético incidente, η1, que coincidirá con la del campo magnético
reflejado, y otra para el campo electromagnético refractado, η2, es decir,
transmitido:

r r
 E i µ 0 µ r   E r µ 0 µ r 
η1 =  r = =r =  (3.37)
 H i ε 0 ε r   H r ε 0 ε r 

r
 E t µ 0µ r 2 
η2 =  r =  (3.38)
 H t ε0ε r2 

A partir de las expresiones de las impedancias se pueden calcular los coeficientes


de transmisión y de reflexión de Fresnel de la energía, como el cociente entre el
campo incidente y el campo refractado en el primer caso, y el cociente entre el
campo incidente y el campo reflejado en el segundo caso. Si ai es el ángulo de
incidencia de la onda sobre la superficie plana, y at es el ángulo de refracción,
estos coeficiente adoptan la siguiente expresión:

r
E r η 2 cos (at ) − η1 cos (ai)
R 1→2 = r =
E i η1 cos (ai) + η 2 cos (at )
r (3.39)
E 2η 2 cos (at )
T1→2 = r t =
E i η1 cos (ai) + η 2 cos (at )
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico 95

Donde T1Õ2 es el coeficiente de Fresnel de refracción entre los medios superior (1)
e inferior (2), R1Õ2 es el coeficiente de Fresnel de reflexión en el contacto entre
r r r
los dos medios, E i el campo incidente, E r el campo reflejado y E t el campo
refractado o transmitido.

En los estudios que se realizan con georradar, pueden simplificarse estas


expresiones ya que el sistema opera con reflexión de muy pequeño ángulo,
pudiendo ser considerados los ángulos de incidencia y de reflexión (en el caso de
que la superficie reflectora sea plana) como de cero grados, es decir, que se trabaja
con incidencia normal. En estas condiciones, los coeficientes de reflexión y de
transmisión únicamente dependen de la relación entre impedancias complejas. Si
además se trabaja en medio no magnéticos, una aproximación adecuada para la
mayoría de los materiales en los cuales se aplican estos estudios con georradar, la
expresión de los coeficientes queda como:

η1 − η2 ε r1 − ε r2
R= =
η1 + η2 ε r1 + ε r2
(3.40)
2η2 2 ε r2
T= =
η1 + η2 ε r1 + ε r2

Se puede observar que la suma del coeficiente de reflexión (que representa el


porcentaje de energía reflejada de la energía incidente) y del coeficiente de
refracción (que representa el porcentaje de energía transmitida al segundo medio,
de la energía incidente), es la unidad.

De las expresiones (3.39) y (3.40), se puede deducir que cuanto mayor sea la
diferencia entre los parámetros electromagnéticos de los medios, mayor será el
coeficiente de reflexión, es decir, que a mayor contraste entre los dos medio en
contacto, mayor porcentaje de la energía incidente será reflejada en la
discontinuidad, y por lo tanto, tendremos un menor porcentaje de energía
transmitida al medio inferior.

Valores de R elevados implican en un estudio con georradar, por una parte, la


posibilidad de observar en los registros con más facilidad la onda reflejada,
96 Capítulo 3. Fundamentos de la prospección con radar de subsuelo.

mientras que por otro lado la penetración del método disminuye y las reflexiones
producidas en contrastes posteriores son de menor amplitud, ya que el porcentaje
de energía refractada es menor, lo que contribuye a que la amplitud de la onda en
posteriores reflexiones sea menor.

Antenas
Emisora Receptora

at Ángulo de refracción
ai Ángulo de incidencia
ar Ángulo de reflexión

Medio 1: σ , ε
1 r1

r1

Superficie de reflexión

a
Medio 2: σ , ε
2 r2

r2

Antenas
Emisora Receptora

at Ángulo de refracción
ai Ángulo de incidencia
ar Ángulo de reflexión

Medio 1: σ , ε
1 r1

r1

Superficie de reflexión

b
Medio 2: σ , ε
2 r2

r2

Figura 3.3. Refracción y reflexión de la energía incidente en un


contacto horizontal. a) Onda electromagnética polarizada
horizontalmente (paralela al plano de incidencia). b) Polarizada
verticalmente (perpendicular al contacto).
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico 97

Cuando el cociente de la ecuación 3.39 se realiza con amplitudes en lugar de con


energía se obtienen las siguientes expresiones para el coeficiente de reflexión en
amplitud, que se suele representar como r y para el coeficiente de transmisión en
amplitud, normalmente representado como t:

Ar
r=
Ai
(3.41)
A
t= t
Ai

Donde Ai es la amplitud de la onda incidente en la discontinuidad, Ar la amplitud


de la onda reflejada y At la amplitud de la onda refractada o transmitida.

Los coeficientes de reflexión y transmisión de las ecuaciones 3.40 y 3.41 y los


coeficientes de la ecuación 3.41 están relacionados entre sí de la siguiente manera
(Lorenzo, 1996):

R = r2
(3.42)
T = t2
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 99

Capítulo 4

Características de la propagación de las


ondas de radar en medios materiales.

Resumen.

En este capítulo se comentan aquellos fenómenos asociados con la propagación


de ondas electromagnéticas que influyen de forma notable en la prospección de
radar de subsuelo. Se analizan los procesos que producen pérdidas en la energía
durante la propagación por el medio:

• Expansión geométrica del frente de ondas, absorción al transformar parte


de la energía electromagnética en calor, principalmente como
consecuencia de la polarización por orientación de las moléculas de agua.
Éste es el fenómeno de mayor importancia en la banda de frecuencias
habituales en prospección con radar de subsuelo.

• Dispersión de la energía al incidir en elementos de dimensiones


compatibles con la longitud de onda o inferiores.

• Dispersión cromática debido a la dependencia de la velocidad con la


frecuencia y la atenuación.

A partir del factor de atenuación se define la profundidad de penetración


pelicular como la inversa de α, obteniendo también una expresión simplificada a
partir del llamado factor de pérdidas. Este último parámetro se determina como
el cociente entre la conductividad efectiva del medio, la pulsación y la
permitividad efectiva.

Se analiza la variación de la profundidad pelicular de penetración en función de


la frecuencia y de la conductividad del medio, considerando distintos valores de
la permitividad. A partir de este análisis se presentan unas curvas para estimar
100 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

en cada caso el valor de la penetración pelicular. Se analiza la aproximación de


pequeñas pérdidas, muy utilizada en estudios con radar de subsuelo y se presenta
un criterio que determina la validez de esta aproximación. Se han dibujado
gráficas que permiten aplicar de forma rápida el criterio mencionado con el fin
de simplificar los análisis que han de realizarse, previos a cualquier
interpretación de radargramas.

En este capítulo también se realiza un balance energético teniendo en cuenta los


principales factores que intervienen, desde que se genera la onda hasta que la
energía proveniente de la reflexión es captada por la antena. Entre estos factores
se incluyen las pérdidas producidas en la antena, las pérdidas durante la
transmisión de la energía entre el aire y el medio, las ocasionadas por la
dispersión geométrica del frente de ondas, la atenuación que se produce en el
interior del medio y que depende de las propiedades electromagnéticas del
material, la atenuación ocasionada por la dispersión y difracción en pequeños
elementos e inhomogeneidades del medio y la atenuación que proviene de la
reflexión de parte de la energía en discontinuidades de tamaño grande. Además
se incluyen los conceptos de área efectiva de las antenas y de zona de incidencia
en el elemento reflector, observando las diferencias que se producen en función
de sus características: plano y liso, plano y rugoso y finito (puntual). En el caso
de superficies grandes (comparadas con la longitud de onda), se utiliza la
primera zona de Fresnel como aproximación a la zona eficaz de incidencia en el
blanco.

Para finalizar se analizan los conceptos de resolución vertical y horizontal,


recogiendo distintas formas de estimarlas. Se han dibujado unas gráficas que
permiten aproximar el espesor mínimo detectable en función de la frecuencia y de
la velocidad de propagación característica del medio analizado.

4.1 Introducción.

Los registros de reflexión de radar de subsuelo se interpretan analizando sus


características, determinadas por el comportamiento de las ondas (microondas y
radiofrecuencias) al atravesar el medio. Este comportamiento es consecuencia de
las características del medio, de tal manera que algunos autores proponen este
método de prospección para clasificar suelos (Ulriksen, 1982) o bien para
caracterizarlos (Hänninen, 1992). Los fenómenos más importantes en estos
estudios de reflexión en discontinuidades electromagnéticas del subsuelo son
básicamente cuatro: los que afectan a la resolución, los que limitan la penetración
de la energía en el medio (atenuación, dispersión), los que determinan el
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 101

porcentaje de energía reflejada y transmitida en cada uno de los contactos y los


que determinan la velocidad de propagación de la onda en cada material.

En este capítulo se presentan los fenómenos más importantes que afectan a la


propagación de las ondas electromagnéticas haciendo especial hincapié en la
atenuación y en la resolución tanto vertical como horizontal. Estos dos factores
(atenuación y resolución) determinan la amplitud de la señal recibida, la
profundidad que se alcanza y la distancia mínima entre elementos anómalos que
permite su identificación como eventos diferenciados en un registro. Para realizar
la interpretación deben estimarse estos datos junto con la velocidad de
propagación de la onda en el medio.

La interpretación, en principio, se puede realizar de forma similar a la de sísmica


de reflexión de pequeño ángulo, aunque comparar los datos obtenidos por estos
dos métodos puede dar lugar a problemas en la interpretación. Estos problemas
son debidos a que los registros se obtienen a partir de radiaciones diferentes,
siendo la frecuencia un factor importante a tener en cuenta ya que afecta a los
fenómenos de atenuación, a la velocidad y a la resolución del método. El
procesado de sísmica se puede utilizar para trabajar con datos de georradar, pero
siempre teniendo en cuenta las diferencias entre los dos métodos y considerando
que, debido a la polarización del campo electromagnético, el método es más
similar a los procesados de registros con ondas s que a los de ondas p.

Estos fenómenos dependen básicamente de la frecuencia de la radiación utilizada


y del tipo de material que se esté analizando. Los materiales del subsuelo pueden
clasificarse en tipos según su comportamiento frente a estas ondas. Los grupos
extremos serán dos. Por un lado tendremos los materiales que podremos llamar
transparentes a las ondas de radio. Son aquellos que permiten su penetración sin
que se produzca una fuerte atenuación de la energía. El ejemplo más característico
de este tipo de medios, aparte del aire, es el hielo polar. En el otro extremo nos
encontramos con el grupo de materiales que podremos clasificar como opacos
frente a este tipo de ondas. Dos ejemplos característicos de este grupo son el agua
de mar (con alto contenido en sales y por lo tanto muy conductora) y las arcillas
saturadas. Mención aparte merecen los metales, que se comportan como
materiales totalmente opacos porque su coeficiente de reflexión es muy próximo a
la unidad (generalmente se aproxima a R=1). En los metales la profundidad de
penetración de la radiación es casi nula.
102 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

Hemos visto en el capítulo anterior (ecuaciones 3.24 y 3.25) la expresión de la


velocidad de las ondas electromagnéticas en un medio material. Este parámetro
depende de la velocidad de la luz (c= 30 cm/ns aproximadamente), de las
características electromagnéticas del medio (conductividad, permitividad y
permeabilidad magnética) y de la frecuencia de la radiación. Esta misma
expresión (ecuación 3.25) podremos escribirla en función de un parámetro que se
denomina factor de pérdidas, P, definido como:

σ
P= (4.1)
ωε

Siendo ω = 2πf la pulsación de la onda, f su frecuencia, ε la permitividad del


medio y σ su conductividad.

La expresión 3.25 queda como:

c
v= (4.2)
 εrµr 
( ) + 1
1
  1 + P
2 2

 2   

Donde εr y µr son la permitividad dieléctrica relativa y la permeabilidad magnética


relativa, respectivamente, P el factor de pérdidas y c la velocidad de propagación
de una onda electromagnética en el vacío.

Como ya se ha comentado en el capítulo anterior, casi todos los materiales del


subsuelo que encontraremos en estudios de prospección, tienen una permeabilidad
magnética relativa próxima a 1 (ver el apartado 6.2), lo que simplifica la expresión
4.2.

Por otro lado, para materiales que presentan lo que se denomina pequeñas
pérdidas, es decir, para aquellos medios en los cuales el factor de pérdidas es
próximo a cero porque se cumple la condición:

σ << ωε (4.3)
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 103

la velocidad puede estimarse de forma sencilla ya que queda únicamente en


función de la velocidad de la luz en el vacío (c) y de la permitividad dieléctrica
relativa del medio, tal como se expresa en la ecuación 3.27. Se puede escribir
como:

c
v= (4.4)
εr

Concluyendo, los parámetros que influyen en la velocidad de la onda son: la


permitividad dieléctrica relativa del medio, la conductividad, la permeabilidad
magnética y la frecuencia de la emisión. Los tres primeros son característicos del
medio, mientras que el cuarto depende del aparato utilizado.

Durante la propagación de una onda electromagnética por un medio se producen


pérdidas de energía debido a diferentes causas. Esta disminución de la amplitud de
la onda determina la profundidad máxima teórica de estudio que podremos
alcanzar en cada caso. Otros efectos tales como una mala relación señal/ruido,
problemas con los equipos o un tratamiento incorrecto (filtrados excesivos o
inadecuados) harán que este valor sea en la práctica aún menor que el esperado.

La disminución de energía es consecuencia de: las pérdidas producidas en la


reflexión y refracción en cada una de las interfaces electromagnéticas que
atraviese la onda; la dispersión geométrica del frente de ondas; la dispersión de la
energía en elementos del orden de la longitud de onda; y la absorción de energía
(transformándola en calor). En este último caso la atenuación que se produce
depende de las características electromagnéticas de los medios que atraviesa la
radiación y de su frecuencia. Los dos factores más importantes son la dispersión
geométrica, que se produce en todos los tipos de medios, y la atenuación por
absorción de energía, que es característico de medios materiales.

La energía que finalmente capta la antena receptora en superficie es menor que la


energía emitida en un principio a consecuencia, en parte, de los factores ya
mencionados que actúan sobre la atenuación de la señal. Sin embargo en el
balance energético hay que considerar otros factores que también contribuyen a
esta disminución. Para analizar la energía recibida en función de la energía
emitida es necesario considerar las diferentes funciones tanto del aparato emisor
como del receptor; los fenómenos de acoplamiento de la onda con la superficie del
104 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

medio (efectos de campo cercano); la frecuencia utilizada (relacionada con la


resolución del equipo y por lo tanto con el tamaño de las anomalías “invisibles”);
el contraste de parámetros electromagnéticos de los medios en contacto (el
porcentaje de energía reflejada y transmitida depende de este contraste); y, por
último, el tipo de superficie donde se produce la reflexión (en el apartado 4.3 se
incluye un análisis de los diferentes tipos de superficie y de la energía reflejada en
éstas).

4.2. Pérdidas de energía por procesos internos al medio.

Al tratar de las pérdidas de energía se consideran las causas mencionadas en


primer lugar, es decir, aquellas que influyen en la atenuación de la onda durante
su propagación por el medio: dispersión geométrica del frente de ondas, efectos de
polarización (absorción) y dispersión. Posteriormente se incluirán los efectos
debidos a la reflexión en contrastes electromagnéticos y a los parámetros de los
equipos utilizados (capítulo 5).

Las dos causas más importantes son la expansión geométrica del frente de ondas y
los fenómenos de absorción (más importantes para conductividades mayores y
estrechamente relacionados con el porcentaje de agua contenido en el medio).

Un análisis final de la atenuación permite estimar la profundidad pelicular de


penetración y la posibilidad de simplificar, en algunos casos concretos, la
expresión que permite calcular la atenuación.

4.2.1. Dispersión geométrica del frente de ondas.

La emisión de las ondas de radar se produce en forma de un haz de energía


aproximadamente cónico, con sección elíptica. La dirección de desplazamiento de
la antena suele corresponder con la del semieje mayor de su huella (área de
incidencia en la superficie reflectora) elíptica. La mayor parte de la energía
radiada queda comprendida dentro de la zona definida por el ángulo de radiación,
que en muchas de las antenas utilizadas actualmente es de 45º. Esto quiere decir
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 105

que la antena radia la mayor parte de la energía en un haz cónico cuyo ángulo
mayor (en la dirección de desplazamiento de la antena) es de unos 90º. En este
caso o en el caso de poder considerar el dipolo emisor como puntual, si se
considera además que el medio por el que se propaga la energía es homogéneo y
no absorbente, la reducción de energía es inversamente proporcional al cuadrado
de la distancia recorrida. Para un medio en el que la permitividad dieléctrica varía
espacialmente, la velocidad también irá variando y, por lo tanto, la atenuación
geométrica deberá calcularse a partir de integrar la atenuación en cada punto para
toda la trayectoria de la onda. Estas propiedades están desarrolladas en trabajos de
simulación de propagación de ondas de radar, como los de Cai y McMechan
(1995), en los que se define la atenuación geométrica a partir estudios anteriores
aplicados a sismología.

4.2.2. Absorción.

La absorción se produce cuando durante la propagación de la onda parte de la


energía electromagnética se convierte en calor (Reynolds, 1997). Esto es
consecuencia de la polarización por orientación de las moléculas de agua,
fenómeno que a aparece para frecuencias de la banda de microondas y de la banda
de ondas de radio (Ulriksen, 1982). Otros tipos de polarización se producen a
otras frecuencias (infrarrojos y ultravioletas): la polarización iónica y la
polarización electrónica. Estos tres fenómenos se caracterizan por una
disminución del valor de la parte real de la permitividad dieléctrica compleja y un
aumento de la parte imaginaria para la banda de frecuencias dada, produciéndose
un aumento del ángulo de pérdidas dieléctricas, definido a partir del cociente entre
la parte imaginaria y la real de la permitividad dieléctrica (Cabrera et al., 1993;
Sutinen, 1992). Pero en la banda de frecuencias en la que opera el georradar
únicamente se produce el fenómeno de polarización por orientación. Consiste en
la orientación de la molécula de forma que su carga positiva se desplaza respecto
a la negativa en la dirección del campo eléctrico aplicado. En la figura 3.1 del
capítulo anterior se puede observar la variación de la constante dieléctrica (tanto
de su parte real como de su parte imaginaria) con frecuencia, en la banda de
frecuencias a las que se produce la polarización de orientación para agua a 17.5ºC.
La ecuación de Debye (ecuación 3.13) puede separarse en su parte real (ecuación
4.5) e imaginaria (ecuación 4.6), quedando cada una de ellas como (Lorenzo,
1994; Cabrera et al., 1993):
106 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

εs − ε∞
ε' = ε ∞ + (4.5)
1 + ω2 τ 2

(ε s − ε ∞ )ωτ
ε' ' = (4.6)
1 + ω2 τ 2

La permitividad dieléctrica es el parámetro que describe la capacidad de que


cargas opuestas dentro de un mismo material se separen una cierta distancia
(capacidad de polarización del material). En general, los materiales del subsuelo
tienen muy poca capacidad de polarización orientacional porque no tienen la
suficiente libertad para poderse orientar según el campo eléctrico, lo que sí ocurre
con el agua. De esta forma, la existencia de agua en los poros de un medio
determinado aumenta la capacidad de polarización del medio. Esto indica que las
pérdidas de energía por esta causa son menores en el caso de medios con un bajo
contenido de humedad que en medios de humedad elevada. Se cita comúnmente el
contenido de agua como una de las causas de mayor peso en la atenuación de las
ondas. Este efecto es muy importante sobre todo para las frecuencias más altas
(dentro de la banda de trabajo del radar de subsuelo), tal como puede verse en la
figura 3.1.

La molécula de agua es un sistema complejo que presenta varios grados de


libertad caracterizados por la configuración instantánea de sus átomos. Cada uno
de los modos normales de vibración de la molécula de agua está caracterizado por
una frecuencia de vibración (ver la figura 4.1). El intercambio de energía de la
molécula cuando sobre ella incide una radiación electromagnética viene dada por
cuantos de energía asociados a sus niveles electrónicos, es decir, a su frecuencia
propia de resonancia ω0, por cuantos de energía asociados a sus modos normales
de vibración (ωM1, ωM2, ωM3) (ver la figura 4.1) o asociados a sus niveles
rotacionales.

Cuando la pulsación de la energía incidente es del mismo orden que la frecuencia


propia de resonancia de la molécula, ésta pasa a un estado excitado. Cuando se
produce el proceso de desexcitación de la molécula, la radiación que se emite
tiene una frecuencia menor que la frecuencia de la onda incidente. La diferencia
de energía entre la incidente y la remitida por la molécula es la energía de
vibración o de rotación de la molécula que se disipa en forma de calor. Este
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 107

efecto, en el que el medio o elementos del medio opacos a la onda absorben


energía de la radiación incidente y la dispersan en forma de calor recibe el nombre
de dispersión temporal (Cabrera et al., 1993).

Figura 4.1. Modos de vibración de la molécula de agua. ωM1, ωM1 y ωM1


son la frecuencias propias de cada uno de los modos. Para las
frecuencia de la banda de las microondas los procesos de orientación
de las moléculas de agua entran en resonancia, de forma que la
molécula absorbe energía del pulso incidente, transformándola en
calor.

4.2.3. Dispersión de la energía (“scattering”).

Este fenómeno se produce cuanto la energía electromagnética incide en objetos


cuyas dimensiones son del orden de su longitud de onda o inferiores. En estos
casos se produce una distribución aleatoria de la energía incidente. El resultado es
una disminución de la amplitud de la onda y la generación de un ruido aleatorio de
fondo en el radargrama. El efecto de este ruido en un registro es similar al que se
produce en la pantalla de un radar marino a consecuencia de un fuerte oleaje
(Reynolds, 1997). Estos efectos son mayores cuando el tamaño de los objetos
anómalos (o de las inhomogeneidades del material en el que se propaga la energía
o del reflector en el que incide) es del orden de la longitud de onda. Este efecto es
más evidente cuando en el estudio se utilizan antenas de más alta frecuencia, ya
que en estos casos la longitud es de orden centimétrico.

Los efectos de difracción también se engloban dentro de este grupo. Se producen


cuando la onda incide con un elemento único de tamaño relativamente grande, de
forma que las condiciones del medio varían bruscamente de un punto a otro (es el
caso de esquinas y bordes de láminas o de capas reflectoras, entre otros).
108 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

Otro factor que se incluye en este apartado es la denominada dispersión cromática


(Cabrera, 1993). En los medios transparentes a una radiación la constante
dieléctrica depende de la frecuencia de la onda. Ya que la velocidad depende de
este parámetro, incluso en los casos en los que es posible aplicar las
aproximaciones de bajas pérdidas, depende de la frecuencia. Si la permitividad
dieléctrica no depende de la frecuencia, la velocidad de fase de la onda coincide
con la velocidad de grupo. Si la dependencia de la velocidad de fase de la onda
con la frecuencia es suave, la propagación de la onda puede ocurrir sin que se
produzcan fuertes variaciones de su forma. La velocidad de grupo se obtiene
calculando la velocidad de desplazamiento del máximo de la envolvente,
pudiendo escribir la velocidad de grupo mediante la expresión 4.7 a partir de la
velocidad de fase y de un término que se denomina dispersión cromática. Cuando
esta variación es fuerte, el pulso se distorsiona mucho y no es posible utilizar la
ecuación 4.7 para calcular la velocidad de grupo. Esto ocurre, por ejemplo, para
frecuencias parecidas a la de resonancia del material (ver la figura 4.2).

∂v f
vg = vf − λ (4.7)
∂λ

Siendo λ la longitud de onda de la radiación, vg la velocidad de grupo y vf la


velocidad de fase.

En aquellos casos en los que no se puede obtener la velocidad de grupo de la onda


se utiliza la denominada velocidad media del transporte de energía, definida como
el cociente entre el promedio temporal del vector de Poynting y la densidad de
energía (Lorrain y Corson, 1986).

A partir de la ecuación 3.25 se puede representar la dependencia de la velocidad


de propagación de la onda con la frecuencia de la emisión (figura 4.2). En la
figura 4.2 se presentan tres casos dependiendo de la conductividad considerada
para el medio: conductividad alta, conductividad media y conductividad baja.

Considerando que la anchura de la banda de frecuencias emitida es proporcional


al valor de la frecuencia central, puede observarse en las gráficas de la figura 4.2
la diferencia de velocidades en un medio no magnético (µr = 1) de permitividad
dieléctrica relativa 10 (valor que puede corresponder con diversos materiales:
aluviones, arcillas, mármol o suelos varios), para el caso de distintos valores de la
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 109

conductividad. En la gráfica 4.2.a. se muestra la variación de la velocidad frente a


la frecuencia para valores de la conductividad elevados, situados entre los 10 S/m
y los 0.8 S/m. En la figura 4.2.b. la conductividad se sitúa entre los 0.8 S/m y los
0.1 S/m, mientras que en la figura 4.2.c. se consideran valores de conductividad
más bajos (intervalo entre 0.002 S/m y 0.0008 S/m). Se observa que la variación
es mayor para una conductividad más elevada, disminuyendo en el caso de
conductividad baja.

En los tres casos, cuando la frecuencia tiende a valores muy elevados, la velocidad
tiende al valor que se calcula a partir de la ecuación 4.4. La tendencia hacia este
valor es más rápida cuanto más baja es la conductividad del medio.

a.
9

Conductividad
8
Conductividad = 10 S/m

7 Conductividad = 1 S/m
Conductividad = 0.8 S/m
6
Velocidad (cm/ns)

0
1E+6 1E+7 1E+8 1E+9 1E+10
Frecuencia (Hz)
110 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

10 b.
9

7
Velocidad (cm/ns)

4
Conductividad
3
Conductividad = 0.8 S/m
Conductividad = 0.5 S/m
2
Conductividad = 0.2 S/m
1 Conductividad = 0.1 S/m

0
1E+6 1E+7 1E+8 1E+9 1E+10
Frecuencia (Hz)

9.5 c.

9.0

8.5
Velocidad (cm/ns)

8.0

7.5

Conductividad
7.0
Conductividad = 0.002 S/m
Conductividad = 0.001 S/m
6.5
Conductividad = 0.0008 S/m

6.0
1E+6 1E+7 1E+8 1E+9 1E+10
Frecuencia (Hz)

Figura 4.2. Variación de la velocidad con la frecuencia en el rango de


frecuencias de trabajo del georradar para un medio con εr=10. a)
Conductividad de 10 S/m, 1 S/m y 0.8 S/m. b) Conductividad de 0.8 S/m,
0.5 S/m, 0.2 S/m y 0.1 S/m. c) Conductividad de 2 mS/m, 1 mS/m y 0.8
mS/m.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 111

4.2.4. Atenuación y profundidad pelicular de penetración.

La atenuación como resultado de la absorción de energía por el medio se produce


como consecuencia de las características electromagnéticas del material por el que
se propaga la onda y es la causa fundamental de las pérdidas de energía en el caso
de medios materiales. Tal como se vio en el capítulo 3 la atenuación es una
función compleja de las propiedades dieléctricas, eléctricas y magnéticas de un
medio. El factor de atenuación, α, depende de la permitividad dieléctrica del
medio (ε), de su conductividad (σ), de la permeabilidad magnética (µ) y de la
pulsación de la onda emitida (ω). Como los medios sobre los que se trabaja en
prospección no son homogéneos, sus propiedades electromagnéticas y su
comportamiento dependen de los elementos que lo componen y de su abundancia.

Si E0 es la intensidad del campo eléctrico radiado y Ex es la intensidad del campo


eléctrico a una cierta distancia x de la fuente de radiación y si no se consideran
otras pérdidas que las debidas a la absorción, la intensidad de campo eléctrico Ex
se puede calcular como el valor inicial E0 dividido por un factor de atenuación.
Este factor de atenuación se obtiene realizando el cociente de las dos intensidades:

Ex
= e − αx (4.8)
E0

El coeficiente α es la parte real de la constante de propagación (ecuación 3.22).

Considerando la ecuación 3.23 y las expresiones de los parámetros µ y ε se llega a


la siguiente expresión:

1
  1
 2
  µε  σ2  
− 1
2
α = ω 1 + 2 2  (4.9)
 2  ω ε  
  

Siendo ω = 2πf la pulsación de la onda, f la frecuencia (en Hz), µ = µr 4π 10-7 (en


H/m) la permeabilidad magnética (ver la ecuación 3.14), σ (en S/m) la
conductividad a la frecuencia dada, ε = εr 8.85 10-12 (en F/m) la constante
dieléctrica a la frecuencia f (ver la ecuación 3.7), εr la permitividad dieléctrica
112 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

relativa del material y µr la permeabilidad magnética relativa del material.


Recordemos que, tal como se ha indicado en el capítulo 3, se hace referencia a los
valores efectivos de los parámetros relativos.

El factor de pérdidas se define como el cociente entre la conductividad y el


producto de la pulsación por la constante dieléctrica. Esta relación entre σ, ε y ω
separa los medios entre los llamados de pequeñas pérdidas y los que se denominan
medios de grandes pérdidas:

σ
P= = tg D (4.10)
ωε

Siendo D el ángulo de desfase, P el factor de pérdidas, σ la conductividad efectiva


del medio y ε la permitividad dieléctrica relativa efectiva.

Utilizando el factor de pérdidas (ecuación 4.10) y la ecuación 3.18, que relaciona


la permitividad y la permeabilidad en el vacío con la velocidad de la onda en el
vacío, la ecuación 4.9 que define el coeficiente de atenuación puede escribirse
como:

{( }
1
ω  µ ε  
) 1 2
α =  r r  1 + P 2 2
−1  (4.11)
c  2  

A partir del coeficiente de atenuación se define la profundidad de penetración


pelicular o nominal, d ("skin depth"), como la inversa de dicho coeficiente:

1
d= (4.12)
α

Esta profundidad es aquella a la que la señal ha disminuido en amplitud un factor


1/e del valor inicial de la señal, lo que corresponde a un 37% de su valor inicial.

Los materiales en los que el factor de pérdidas es mucho menor que 1, es decir,
aquellos que cumplen σ<<εω y que, por lo tanto tgD=P<<1, son los denominados
materiales dieléctricos o casi dieléctricos. Para medios formados por este tipo de
materiales (que también reciben el nombre de materiales de pequeñas pérdidas) el
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 113

coeficiente de atenuación, α, puede simplificarse si se considera la expresión de


los parámetros efectivos (ecuaciones 3.35 y 3.36). Tal como puede verse en la
gráfica de la figura 3.1 los procesos de relajación de la molécula de agua se
producen a altas frecuencias, de forma que se puede considerar que la parte real de
la permitividad dieléctrica compleja, ε’ (en este caso no se trata de un parámetro
efectivo) tiene una dependencia débil con la frecuencia (Sutinen, 1992) cuando el
rango de frecuencias es el habitual de trabajo del radar de subsuelo. Además, la
parte imaginaria, ε’’ es mucho menor que esta parte real (Sutinen, 1992). Con
estas consideraciones la expresión 4.11 se puede aproximar por una expresión
simplificada que se utiliza habitualmente para calcular el coeficiente de
atenuación. La ecuación 4.12, en función de esta simplificación se puede escribir
como (Hänninen, 1997; Reynolds, 1997; Hänninen, 1992; Sutinen, 1992; Davis y
Annan, 1989):

1
1 2  ε 2
d = ≈   (4.13)
α σµ

En el caso de medios considerados no magnéticos (µr=1) la expresión puede


simplificarse todavía más, y si se tienen en cuenta las ecuaciones 3.7 y 3.14 es
posible escribir la expresión 4.13 como una función de la conductividad
(expresada en mS/m) y de la permitividad dieléctrica relativa efectiva del medio:

εr
d = 5.31 ⋅ 10 −3 (4.14)
σ

Se tiene en cuenta que dentro de la conductividad σ intervienen los factores de


conductividad estática y de pérdidas dieléctricas (Davis y Annan, 1989) ya que se
trabaja con los parámetros electromagnéticos efectivos, por lo que la
conductividad queda definida a partir de la ecuación 3.35.

Veamos unos ejemplos sobre la utilización de estas expresiones.

Como primer caso se analiza la atenuación y la penetración pelicular en agua de


mar. Para este medio la conductividad puede presentar un valor de σ=4 S/m
(Orellana, 1972) y la permitividad dieléctrica relativa εr≈81 (Lorenzo, 1994). Se
puede considerar, además, que µr≈1. Con estos parámetros se calcula el factor de
114 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

pérdidas utilizando la ecuación 4.10. El resultado es de P=tgD=8.88 si la


frecuencia es de 100 MHz y de P=0.888 para una frecuencia de 1000 MHz. En
ninguno de los dos casos podemos considerar que se trata de un medio de
pequeñas pérdidas ya que en el primer caso el valor de P es superior a la unidad y
en el segundo es muy próximo a 1. Como las dos frecuencias consideradas son
representativas de las empleadas normalmente para los estudios con georradar (y
se trata de dos valores extremos) hay que concluir que, para determinar la
profundidad pelicular de penetración en este medio (dentro del rango de
frecuencias inferior a los 1000 MHz) no se pueden utilizar las ecuaciones 4.13 y
4.14. Para poderlas utilizar se tendría que trabajar con frecuencias por encima de
las habituales en este tipo de prospección. La profundidad pelicular de penetración
debe calcularse, en este caso, obteniendo el coeficiente de atenuación α con la
ecuación 4.11 y calculando su inversa (ecuación 4.12). El resultado en este caso es
de α=37.3 m-1 y d=0.0268 m, es decir, que se obtiene una profundidad pelicular
de penetración ligeramente por encima de los 2.5 cm.

Como segundo ejemplo se considera un terreno arcilloso. Para las arcillas secas
pueden considerarse los siguientes valores de los parámetros electromagnéticos:
σ≈0.01S/m, εr≈3 y µr≈1 (Reynolds, 1997; Sutinen, 1992; Carmichael, 1990). En
este caso el factor de pérdidas P es de 0.6 cuando la frecuencia es de 100 MHz y
de 0.06 cuando la frecuencia es de 1000 MHz. En el primer caso no puede saberse
a priori si es posible efectuar la aproximación de pequeñas pérdidas. En el
segundo caso podemos considerar que nos encontramos con este tipo de medios
ya que P<<1. Lo que quiere decir que, en este segundo caso podremos calcular d a
partir de la ecuación simplificada 4.14, obteniendo para la profundidad pelicular
de penetración un valor 0.92 m. Si el cálculo se realiza obteniendo el coeficiente
de atenuación a partir de la ecuación 4.11 (que resulta de α=1.087 m-1), aplicando
la expresión 4.12 se llega a d=0.91107 m, es decir, que se ha obtenido de nuevo
una profundidad pelicular de penetración de aproximadamente 0.9 m, muy
parecida a la calculada utilizando las ecuaciones simplificadas. Sin embargo, si el
terreno arcilloso considerado presenta un grado importante de humedad, los
parámetros del medio varían sustancialmente, aumentando la permitividad
dieléctrica relativa y la conductividad. Unos valores característicos para este caso
pueden ser: σ≈1S/m, εr≈15 y µr≈1 (García, 1997; Carmichael, 1990; Orellana,
1972). En este caso, para una frecuencia de 1000 MHz el valor del factor de
pérdidas es P=tgD=0.4796. Si este medio puede considerarse de pequeñas
pérdidas y, por lo tanto, son aplicables las ecuaciones 4.13 y 4.14 se obtiene un
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 115

valor de d=0.02057 m. Efectuando el mismo cálculo considerando que el medio


no es de pequeñas pérdidas (utilizando las expresiones 4.11 y 4.12) los resultados
son de α=18.95 m-1 y d=0.05277 m. Observamos que con el primer cálculo se
obtiene una profundidad pelicular de penetración de 2.06 cm, mientras que en el
segundo (sin aproximaciones) se obtiene un valor de 5.28 cm. En este caso la
diferencia es importante. El error está ocasionado porque este medio, con los
parámetros definidos, no puede considerarse como un medio de pequeñas pérdidas
para una frecuencia de 1 GHz. Más adelante se analizan los valores de P para los
que es posible utilizar la aproximación comentada.

En general se puede decir que para rocas secas el valor de d aumenta ya que la
conductividad efectiva del medio disminuye sustancialmente cuando los poros del
material están llenos de aire en lugar de agua disminuyendo también el factor de
atenuación. Esto quiere decir que al realizar una prospección en un medio seco se
espera una mayor penetración que si se realiza en el mismo medio húmedo.

En la gráfica de la figura 4.3 se presenta la variación teórica de la profundidad


pelicular de penetración en función de la conductividad (en mS/m) según la
ecuación 4.14 para las permitividades dieléctricas relativas del aire y del agua.
Casi todos los materiales que se pueden encontrar en estudios de prospección
presentan permitividades dieléctricas relativas que se pueden situar entre los dos
valores mostrados en la figura 4.3.
116 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

10
profundidad pelicular de penetración, d (m)
9
ε = 81
8

1 ε =1

0
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
Conductividad (mS/m)

Figura 4.3. Variación de la profundidad pelicular de penetración d en


función de la conductividad (en mS/m) para dos valores extremos de la
constante dieléctrica relativa: la que presenta el aire, ε r=1 y la del agua,
ε r=81.

En la gráfica de la figura 4.4 se observa la variación de d en función de la


conductividad para diferentes permitividades dieléctricas relativas comunes en los
materiales del subsuelo. Estas dos gráficas (figuras 4.3 y 4.4) son válidas para
medios considerados de pequeñas pérdidas, en los que la profundidad d no
depende de la frecuencia ya que se trata de los casos en los que se cumple que
σ<<ωε. Es decir, que únicamente es aplicable a aquellos rangos de frecuencias
superiores a una frecuencia mínima que permite que se cumpla esta relación para
las combinaciones de conductividad y de permitividad concretas del medio.

En las dos figuras se puede observar que para conductividad alta la penetración es
pequeña, aumentando para un mismo valor de σ si las permitividades dieléctricas
relativas presentan valores más elevados.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 117

Profundidad pelicular de penetración, d (m)


ε = 81
4

3 ε =30
ε =25
ε =15
2
ε =12
ε =10
ε =8
1
ε =5

ε =1
0
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
Conductividad (mS/m)

Figura 4.4. Curvas de d (en m) en función de σ (en mS/m) para


diferentes valores de permitividad dieléctrica (efectiva) característicos
de materiales del subsuelo.

En la gráfica de la figura 4.4 se presenta la variación de d en función de σ


considerando diferentes permitividades relativas. Tal como se vio en uno de los
ejemplos presentados, una εr=3 puede corresponder con arcillas secas. El valor de
5 corresponde a granito seco y a sal gema, entre otros (Casas, 1996; Lorenzo,
1994; Unterberger, 1978). La permitividad relativa de 8 es característica, entre
otros, de materiales calizos, granitos húmedos y de hormigón seco (Lorenzo,
1994; Davis y Annan, 1989). Un valor de 10 puede corresponder con sedimentos
húmedos y otros tipos de suelos aluviales (García, 1997; Davis y Annan, 1989).
Una constante dieléctrica relativa de 15 es típica de suelos húmedos y de suelos
agrícolas (Hänninen, 1997; Pilon et al., 1994). El valor de 30 se presenta, entre
otros, en arenas saturadas (García, 1997; Hänninen, 1997).

La gráfica de la figura 4.4 se puede utilizar para aquellas frecuencias por encima
de la que permite efectuar la aproximación de pequeñas pérdidas. Si se da este
caso, por ejemplo, para obtener la profundidad pelicular de penetración en un
terreno formado por arenas húmedas y por lo tanto caracterizado por los
118 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

siguientes parámetros: σ≈40 mS/m, εr≈25 y µr≈1 (García, 1997; Hänninen, 1992;
Carmichael, 1989), se obtiene sobre la gráfica la intersección de la curva de εr=25
con la conductividad σ=40 mS/m. El valor de la profundidad que nos proporciona
la gráfica, en este caso, es de d=7.7 cm. En el caso de las arcillas secas de unos de
los ejemplos anteriores (σ≈0.01 mS/m, εr≈3 y µr≈1) se observa que la profundidad
que proporciona la gráfica es ligeramente superior a los 0.9 m.

También se puede representar la penetración pelicular en función de la


permitividad dieléctrica relativa. Las curvas patrón que se obtienen en este caso
dependen de la conductividad del material. Estas curvas pueden ser un indicativo,
durante la planificación de la campaña de prospección, de la penetración teórica
que se puede esperar en diferentes medios.

Las curvas patrón pueden obtenerse para dos casos diferentes: para medios de
pequeñas pérdidas y para medios de grandes pérdidas dieléctricas. En el segundo
caso las relaciones dependen de la frecuencia y son las curvas más generales
posibles. En los medios de pequeñas pérdidas la dependencia con la frecuencia
puede despreciarse.

En la figura 4.5 se muestran las curvas patrón obtenidas para la aproximación de


pequeñas pérdidas en cuatro tipos de medios (clasificados en función de su
conductividad): medios de conductividad alta (donde σ varía entre los 4 S/m y los
0.5 S/m), medios de conductividad media (σ entre 0.4 S/m y 0.05 S/m), medios de
conductividad baja (σ entre 0.01 S/m y 0.001 S/m) y medios casi perfectamente
dieléctricos (con dos ejemplos, σ=0.0001 S/m y σ=0.00005 S/m). Para obtener
estas cuatro gráficas que se incluyen en la figura 4.5 se ha utilizado la ecuación
4.14, considerando que se trabaja con unas frecuencias que permiten que
realicemos en cada caso la aproximación de pequeñas pérdidas.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 119

a.
Medios que presentan conductividad alta.
Aproximación para medios de pequeñas pérdidas.

0.10
σ = 4 S/m
Profundidad pelicular de penetración, d (m)
0.09
σ = 2 S/m
σ = 1 S/m
0.08 σ = 0.5 S/m σ = 0.5 S/m
0.07

0.06

0.05 σ = 1 S/m
0.04

0.03
σ = 2 S/m
0.02
σ = 4 S/m
0.01

0.00
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85

Permitividad efectiva relativa, ε

b.
Caso de materiales con conductividad media.
Aproximación para P<<1.

1.0 σ = 0.4 S/m


σ = 0.2 S/m σ = 0.05 S/m
σ = 0.1 S/m
Profundidad pelicular de penetración, d (m)

0.9
σ = 0.05 S/m
0.8

0.7

0.6

0.5 σ = 0.1 S/m


0.4

0.3
σ = 0.2 S/m
0.2
σ = 0.4 S/m
0.1

0.0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85

Permitividad efectiva relativa, ε


120 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

50 c.
Medios de baja conductividad.
P<<1
σ = 0.001
Profundidad pelicular de penetración, d (m) 45
σ = 0.01 S/m
40 σ = 0.005 S/m
σ = 0.002 S/m
35 σ = 0.001 S/m
30

25 σ = 0.002
20

15

10 σ = 0.005
5 σ = 0.01
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85

Permitividad efectiva relativa, ε


900
d.
σ = 0.00005 S/m
Medios muy resistivos
Profundidad pelicular de penetración, d (m)

800 (casi transparentes).


P<<1

700 σ = 0.0001 S/m


σ = 0.00005 S/m
600

500

σ = 0.0001 S/m
400

300

200

100

0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60

Permitividad efectiva relativa, ε


Figura 4.5. Curvas patrón que presentan los valores de d (en m) en
función de la permitividad dieléctrica relativa efectiva, para diferentes
valores de la conductividad. Estas curvas son aplicables únicamente
en el caso de poder realizar la aproximación de pequeñas pérdidas.
Dentro de este supuesto d no depende de la frecuencia. a) Medios de
conductividad alta. b) Medios con conductividad media. c) Medios de
conductividad baja. d) Medios muy resistivos.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 121

En estas gráficas se puede ver que los materiales más conductores tienen una
penetración menor que los materiales más resistivos.

En las curvas del primer grupo (materiales de conductividad elevada, figura 4.5.a)
el valor de 4 S/m es característico del agua de mar. Los otros tres valores pueden
presentarse en suelos en los que existe intrusión marina, contaminación o
abundante presencia de materiales metálicos (la conductividad del cobre, por
ejemplo, es de orden de 108 mS/m). También son valores que se pueden obtener
en terrenos arcillosos o en areniscas saturadas, cuya conductividad puede estar
próxima a 1 S/m.

En las curvas del segundo grupo (medios de conductividad media, figura 4.5.b) las
curvas están calculadas para valores de σ de 0.4 S/m, 0.2 S/m, 0.1 S/m y 0.05
S/m. Materiales que pueden presentar estos valores son algunos suelos arcillosos
con un alto grado de humedad cuya conductividad altamente variable en función
de la composición y del grado de humedad, principalmente, puede presentar
valores alrededor de los 100 mS/m y los 200 mS/m (Ulriksen, 1992). También
pueden darse en arcillas saturadas cuya conductividad está comprendida entre 1
S/m y 0.1 S/m (Reynolds, 1997). En suelos contaminados por aguas ácidas
procedentes de vertidos mineros se han obtenido valores alrededor de los 50
mS/m (Reynolds, 1997). Dentro de este grupo también pueden incluirse los
cementos, dependiendo de su composición y de su humedad.

La tercera gráfica (medios de conductividad baja, figura 4.5.c) presenta el caso de


materiales que pueden considerarse como resistivos. Materiales asimilables a los
valores de conductividad utilizados en este caso son las gravas saturadas, las
calizas húmedas y las arcillas secas. Estos dos últimos medios pueden presentar
una conductividad de unos 10 mS/m (Reynolds, 1997; Davis y Annan, 1989).
También se pueden incluir dentro de este grupo el agua dulce, cuyos valores de
conductividad característicos están comprendidos entre los 10 mS/m y los 0.1
mS/m (Orellana, 1982), el hormigón, que puede presentar 1 mS/m (Lorenzo,
1994; Davis y Annan, 1989), el granito húmedo y las gravas secas, que pueden
alcanzar una conductividad de 1 mS/m.

La cuarta gráfica (medios casi perfectamente dieléctricos, figura 4.5.d) muestra el


comportamiento de medios muy resistivos. Entro de este grupo se pueden incluir
distintos tipos de suelos secos con valores entre los 0.1 mS/m y los 0.001 mS/m
122 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

(García, 1997; Hänninen, 1992), el permafrost, que puede oscilar entre 1 mS/m y
0.01 mS/m (García, 1997; Ulriksen, 1992), el hielo polar, con valores entre los
0.02 mS/m y 0.003 mS/m (Reynolds, 1997), las rocas calizas secas y las areniscas
secas (García, 1997). Dentro de este último grupo la profundidad de penetración
es elevada y se suele hablar de materiales muy transparentes, sobre todo en los
casos de menor conductividad y mayor permitividad dieléctrica relativa. En los
estudios efectuados en hielos antárticos y en glaciares se han alcanzado
profundidades de penetración de unos 300 m y 400 m (García, 1997) con antenas
que trabajan a 700 MHz. Otro ejemplo de gran penetración son algunos de los
estudios efectuados en medios salinos, en los que se ha llegado hasta los 100 m de
profundidad (Halleux et al., 1992).

No se pueden utilizar las gráficas de la figura 4.5 para estimar profundidades d


cuando se utiliza una frecuencia que, para la combinación de σ y εr del medio, no
permite realizar la aproximación de P<<1. En este caso, la profundidad pelicular
de penetración depende de la frecuencia y debe calcularse utilizando las
expresiones 4.11 y 4.12. Las curvas patrón representadas en las figuras 4.6 y 4.7
responden a este caso. Se han considerado los mismos tipos de medios
(atendiendo a su conductividad) que en la figura 4.5. Los valores de la frecuencia
considerados son los que marcan, aproximadamente, los límites del rango
utilizado con el radar de subsuelo: 10 MHz (figura 4.6) y 1 GHz (figura 4.7). En el
anexo 5 de esta tesis se han incluido las curvas patrón que permiten obtener d en
función de εr, calculadas en los mismos supuestos (cuatro tipos de medios en
función de su conductividad) considerando otras frecuencias muy utilizadas en
este tipo de prospección.

En el mismo anexo 5 se incluyen también las curvas patrón que permiten calcular
el coeficiente de atenuación α en función de εr para diferentes conductividades y
para cuatro de las frecuencias más habituales en los estudios con radar de
subsuelo. Estas curvas se han representado a partir de la ecuación 4.11,
considerando medios no magnéticos. Son válidas para todo tipo de medios
siempre que se cumpla que µr≈1.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 123

0.24 σ = 0.5 S/m


0.23
Profundidad pelicular de penetración, d (m)

0.22
0.21
0.20
0.19
0.18 Frecuencia: 10 MHz.

0.17 σ = 1 S/m Medios de conductividad alta.

0.16 σ = 4 S/m
0.15 σ = 2 S/m
0.14
σ = 1 S/m
σ = 0.5 S/m
0.13
0.12 σ = 2 S/m
0.11
0.10
0.09
0.08
σ = 4 S/m
0.07
a.
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85
Permitividad efectiva relativa, ε

1.1
σ = 0.05 S/m
Profundidad pelicular de penetración, d (m)

1.0

0.9

0.8
Frecuencia: 10 MHz
Conductividad media.
0.7
σ = 0.4 S/m
σ = 0.1 S/m σ = 0.2 S/m
0.6
σ = 0.1 S/m
0.5 σ = 0.05 S/m

0.4
σ = 0.2 S/m

0.3 σ = 0.4 S/m


0.2 b.
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85
Permitividad efectiva relativa, ε
124 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

50
Frecuencia: 10 MHz
σ = 0.001 S/m
Conductividad baja.
Profundidad pelicular de penetración, d (m)
45
σ = 0.01 S/m
40 σ = 0.005 S/m
σ = 0.002 S/m
35 σ = 0.001 S/m
30

25 σ = 0.02 S/m
20

15

10
σ = 0.005 S/m

5
σ = 0.01 S/m
0 c.
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85
Permitividad efectiva relativa, ε

900

σ = 0.0001 S/m
Frecuencia: 10 MHz.
Profundidad pelicular de penetración, d (m)

Medios muy resistivos.


800
σ = 0.0001 S/m
700 σ = 0.00005 S/m
600

500

400
σ = 0.0001 S/m

300

200

100

0 d.
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85
Permitividad efectiva relativa, ε
Figura 4.6. Curvas patrón que permiten obtener d (en m) en función de
εr efectiva, para el caso general (incluyendo aquellos medios en los
que no se cumple la relación σ<<ωε. Frecuencia de 10 MHz. a) Medios
de conductividad alta. b) Medios con conductividad media. c) Medios
de conductividad baja. d) Medios muy resistivos (casi transparentes).
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 125

0.09
Frecuencia: 1000 MHz
Medios de conductividad alta.
σ = 0.5 S/m
Profundidad pelicular de penetración, d (m)
0.08
σ = 4 S/m
0.07 σ = 2 S/m
σ = 1 S/m
0.06 σ = 0.5 S/m

0.05

σ = 1 S/m
0.04

0.03

σ = 2 S/m
0.02
σ = 4 S/m
0.01
a.
0.00
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60
Permitividad efectiva relativa, ε

0.9
Frecuencia: 1000 MHz
Conductividad media. σ = 0.05 S/m
Profundidad pelicular de penetración. d (m)

0.8
σ = 0.4 S/m
0.7 σ = 0.2 S/m
σ = 0.1 S/m
0.6 σ = 0.05 S/m
0.5

0.4
σ = 0.1 S/m

0.3

σ = 0.2 S/m
0.2

0.1
σ = 0.4 S/m

0.0 b.
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60
Permitividad efectiva relativa, ε
126 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

45
Frecuencia: 1000 MHz.
Profundidad pelicular de penetración, d (m)
40
Conductividad baja.
σ = 0.001 S/m
σ = 0.01 S/m
35 σ = 0.005 S/m
σ = 0.002 S/m
30
σ = 0.001 S/m
25

σ = 0.002 S/m
20

15

10 σ = 0.005 S/m
5 σ = 0.01 S/m
0 c.
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60
Permitividad efectiva relativa, ε

600
Frecuencia: 1000 MHz.
Profundidad pelicular de penetración, d (m)

Medios muy resistivos.

500
σ = 0.0001 S/m σ = 0.00005 S/m
σ = 0.00005 S/m
400

σ = 0.0001 S/m
300

200

100

0
0 5 10 15 20 25 d.
Permitividad efectiva relativa, ε
Figura 4.7. Curvas patrón que permiten obtener d (m) en función de εr
efectiva, para el caso general (incluyendo aquellos medios en los que
no se cumple la relación σ<<ωε. Frecuencia de 1 GHz. a) Medios de
conductividad alta. b) Medios con conductividad media. c) Medios de
conductividad baja. d) Medios muy resistivos (casi transparentes).
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 127

4.2.5. Validez de la aproximación P<<1.

Para obtener las curvas patrón de la figura 4.5 se ha realizado una aproximación al
considerar el factor de pérdidas, P, pequeño. En estos casos la ecuación 4.11 que
permite calcular α se simplifica y deja de depender de la frecuencia. Queda en
función de los parámetros electromagnéticos del medio (ecuación 4.13). Esta
aproximación es válida en muchos casos y, cuando puede realizarse, simplifica los
cálculos. Pero no siempre tendremos una combinación de parámetros que permita
que, para una frecuencia dada, el medio pueda considerarse de pequeñas pérdidas.
En este apartado se analiza el rango de validez de la aproximación, tanto en
algunos casos particulares como en el caso más general. El resultado final se
muestra en unas gráficas que permiten, conocidos los valores de la permitividad
dieléctrica relativa y de la conductividad del medio (se consideran medios no
magnéticos), determinar si es posible la utilización de las curvas patrón de la
figura 4.5 y de las ecuaciones 4.13 y 4.14 o, si por el contrario, hay que utilizar las
ecuaciones 4.11 y 4.12 así como las curvas de las figuras 4.6, 4.7 y del anexo 5,
que ya son específicas para cada frecuencia.

Pare ello ser representa una gráfica que muestra la conductividad en función de la
permitividad dieléctrica relativa para diferentes frecuencias en el caso particular
de que el factor de pérdidas sea la unidad. Según recoge Reynolds (1997) la
aproximación P<<1 es correcta si la conductividad del medio estudiado es 0.05
veces la conductividad que se obtiene partiendo de la constante εr en el caso de
P=1.

Para la obtención de las gráficas de calibración (figuras 4.8 y 4.9) se representa la


ecuación 4.10 en el caso de que P=tgD=1:

σ = ωε (4.15)

Las gráficas de la figura 4.8 se han calculado para las frecuencias más bajas: 1
MHz, 5 MHz y 10 MHz. Las de la figura 4.9 están dibujadas considerando las
frecuencias más habituales en este tipo de prospección, que van desde los 100
MHz hasta los 1000 MHz.
128 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

30

f = 10 MHz

Conductividad para P=1 (mS/m)


25

20

15 f = 5 MHz

10

5
f = 1 MHz

0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50
Permitividad dieléctrica relativa

Figura 4.8. Valores de la conductividad (en mS/m) en función de εr para


que se cumpla que P=tgD=1, representadas frecuencias de 1 MHz, 5
MHz y 10 MHz.

2800 f=1 GHz


Conductividad patrón para que P=1 (mS/m)

2600
f=900 MHz
2400
2200
2000
1800
1600
1400 f=500 MHz
1200
f=400 MHz
1000
800 f=300 MHz
600 f=200 MHz
400
f=100 MHz
200
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50
Permitividad dieléctrica relativa

Figura 4.9. Valores de σ (en mS/m) en función de εr que cumplen P=1


calculados para las frecuencias más usuales en prospección con radar
de subsuelo (desde los 100 MHz a los 1000 MHz).
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 129

Si dado un medio de εr conocida se desea obtener qué conductividad ha de tener


como máximo para poder efectuar la aproximación de pequeñas pérdidas,
considerando una frecuencia de estudio determinada se debe proceder de la
siguiente manera: se obtiene, utilizando las gráficas de las figuras 4.8 la
conductividad que corresponde a la frecuencia (f) y a la permitividad relativa (εr)
determinadas. Esta conductividad es la que, dados los parámetros f y εr concretos,
cumple que P=1. El valor de la conductividad obtenido de esta forma se multiplica
por 0.05 (Reynolds, 1997) y de esta forma se obtiene la máxima conductividad
que se puede presentar en el medio para que se pueda realizar la aproximación
P<<1 sin cometer un error apreciable.

Si se consideran fijados los parámetros σ y εr, las curvas también permiten


obtener del mismo modo la frecuencia que permite realizar la aproximación P<<1.
Para esta frecuencia y para todas aquellas inferiores a la calculada de este modo se
puede asegurar que la aproximación es correcta.

El siguiente ejemplo muestra la utilización de estas gráficas y del método.

Se considera un medio a estudiar que presenta una permitividad dieléctrica


relativa de 8 (es el caso, por ejemplo, de hormigón seco). La antena más adecuada
para el estudio emite con una frecuencia central de 500 MHz. Para determinar a
partir de qué valor de σ el medio puede considerarse de pequeñas perdidas nos
referimos a la gráfica de la figura 4.9 de donde se toma la recta que corresponde
con la frecuencia de 500 MHz. Considerando esta recta y el valor εr=8 se obtiene
una conductividad de 222.5 mS/m. Multiplicando este valor por 0.05 se obtiene
una conductividad de unos 11 mS/m. Si la conductividad que se mide en el medio
considerado es igual o inferior a estos 11 mS/m es posible realizar la
aproximación de factor de pérdidas pequeño y se pueden utilizar las gráficas de la
figura 4.5 para estimar la profundidad pelicular de penetración. Sin embargo, si la
conductividad del medio es superior a este valor calculado no se deben usar las
curvas de la figura 4.5 ya que se introducen errores en la estimación de la
profundidad. En este caso se tienen que emplear las gráficas particulares para cada
frecuencia (figuras 4.6, 4.7 y anexo 5). Si en el caso del ejemplo el medio es
hormigón, que presenta una conductividad situada entre 0.01 S/m y 0.001 S/m
(Reynolds, 1997) es posible utilizar sin problemas las expresiones derivadas de la
aproximación P<<1. En cambio, si se trata de arcillas saturadas con una
130 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

conductividad situada entre 1 S/m y 0.1 S/m (Reynolds, 1997) no es correcto


emplearlas.

A continuación se presentan unos ejemplos de los errores que se pueden cometer


al calcular la profundidad pelicular de penetración.

Como primer caso se considera un terreno arcilloso con los siguientes parámetros
electromagnéticos: εr≈8, σ≈0.23 S/m y µr≈1 (ver la tabla 6.2). Se utiliza una
antena de 500 MHz. En primer lugar hay que calcular el factor de pérdidas
(ecuación 4.10). Se obtiene P=1.034. Este valor, ligeramente por encima de la
unidad indica que no es posible aproximar por pequeñas pérdidas. La profundidad
pelicular ha de calcularse sin realizar aproximaciones. Calculando el factor de
atenuación en el caso general (ecuación 4.11) se tiene que α=13.875 m-1. Con este
valor de α se calcula la profundidad pelicular de penetración (ecuación 4.12),
resultando d=7.21 cm. Veamos el error que se comete en el caso de haber
efectuado esta aproximación sin haber tenido en cuenta el valor de P. Si esta
misma profundidad se calcula utilizando la ecuación 4.14 el resultado es d=6.53
cm, es decir, un valor de 0.68 cm menos que en el caso general. El uso incorrecto
de la aproximación P<<1 introduce en este ejemplo un error del 9.4% del
resultado.

Como segundo ejemplo se analiza un estudio de alta resolución, utilizando una


antena de 900 MHz en unas arcillas cuyos parámetros electromagnéticos quedan
definidos por: εr≈8, σ≈1S/m y µr≈1. Como en el caso anterior, la elevada
conductividad de los materiales hace suponer que la penetración será pequeña y
que, posiblemente no será posible realizar la aproximación P<<1. Calculando el
factor de pérdidas se llega a P=2.5. Es decir, un valor P>1. Lo que quiere decir
que no se puede realizar la aproximación. Calculando el factor de atenuación a
partir de la ecuación 4.11 se llega a α=49 m-1, lo que indica una penetración
pelicular de d=2.04 cm. Si ahora analizamos lo que se obtiene con las ecuaciones
resultantes de aplicar la aproximación se llega a que d=1.5 cm (ecuación 4.14). Es
decir, que sobre una distancia de unos 2 cm se ha cometido un error de 0.54 cm, lo
que indica que se ha introducido un error del 26.5% subestimando la penetración
de la onda en el medio.

Para finalizar se analiza un caso en materiales salinos, utilizando una antena de


100 MHz. La permitividad relativa efectiva de la sal gema es de 5. Su
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 131

conductividad está próxima a los 0.001 S/m y de nuevo se supone que µr ≈1. El
factor de pérdidas es P=0.03597. Utilizando el criterio de validez para la
aproximación considerada (figura 4.9) se obtiene que la conductividad para un
P=1 es de 0.0278 S/m. Esto quiere decir que todos los valores de la conductividad
iguales o inferiores a 0.05 veces esta conductividad permiten, dados los valores de
ω y εr, considerar que P<<1. Este valor máximo que puede tener la conductividad
es de σmáx=0.00139 S/m. Como en el caso particular considerado se tiene que
σ < σmáx podremos aplicar el criterio de pequeñas pérdidas. Calculando la
profundidad partiendo de esta aproximación se llega a d=11.874 m. Calculando de
forma general el factor de atenuación se tiene que α = 0.0842 m-1, lo que implica
una profundidad pelicular de penetración de d=11.87 m. El error cometido en este
caso es del 0.0337%, es decir, inferior al 1%, siendo totalmente despreciable.

4.3. Rango del radar.

Hay que tener en cuenta que la profundidad pelicular de penetración que se


calcula no es igual al rango o penetración de las ondas de radar. Se trata de la
distancia para la cual la energía inicial ha disminuido en un factor 1/e teniendo en
cuenta únicamente la absorción del medio. Además, para obtener d se consideran
únicamente los factores relacionados con el medio por el que se propaga la onda y
que afectan a la atenuación. Existen otros factores que también producen una
disminución de la energía de la onda durante su propagación, tal como ya se ha
expuesto. Pero además de estos factores relacionados con el medio y con la
propagación de la onda hay que tener en cuenta otros, como son los factores
instrumentales y los relacionados con la superficie reflectora. El rango del radar se
define como la máxima penetración que éste puede alcanzar.

De forma general puede decirse que las pérdidas que presenta una radiación
electromagnética durante su propagación, a una distancia dada del emisor, son:

- Pérdidas producidas en la antena.


- Pérdidas durante la transmisión de la energía entre el aire y el medio.
- Pérdidas ocasionadas por la dispersión geométrica del frente de ondas.
132 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

- Atenuación en el interior del medio debido a las propiedades electromagnéticas


del material.
- Atenuación por dispersión y difracción en pequeños elementos e
inhomogeneidades del medio.
- Atenuación por reflexión de parte de la energía en discontinuidades de tamaño
grande.

En la figura 4.7 se presenta un esquema realizado por Davis y Annan (1989) que
muestra el proceso de pérdidas de energía desde el emisor hasta el receptor. Todos
los aspectos esquematizados en la figura 4.7 se representan en la ecuación del
radar, de la que se habla con mayor extensión en el capítulo 5. Esta ecuación es un
balance energético entre la potencia generada y la recibida por la antena. De
forma general se expresa como:

 E E G G v 2 (RF)e −4αz 
Q = 10log  TX RX TX 3RX2 4  (4.16)
 64π f z 

Donde Q es la sensibilidad del radar, que se expresa en decibelios; ETX y ERX la


eficiencia del transmisor y del receptor respectivamente; GTX y GRX la ganancia
del transmisor y del receptor; v la velocidad de la onda electromagnética en el
medio; R el coeficiente de reflexión del objeto reflector; F el área de reflexión; α
el factor de atenuación del medio; z la distancia entre el reflector y el emisor; f es
la frecuencia de la señal emitida. El producto RF define la energía resultante de la
reflexión en el objeto reflector que es redirigida hacia el receptor situado en la
superficie. Se define el área efectiva de la antena receptora mediante el siguiente
cociente, que tiene unidades de superficie:

v2
A= (4.17)
4πf 2

La expresión 4.16 puede también escribirse mediante el cociente entre la potencia


mínima detectable por el receptor, Pmín, y la potencia generada por el emisor, Pg.

 P 
Q = 10log min  (4.18)
 Pg 
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 133

Potencia generada Pg

Potencia emitida P1 = ETX Pg

Potencia emitida en la dirección del reflector P2 = GTX P1

e −2 α z
Potencia que alcanza al reflector P3 = P2
4πz 2

Potencia reflejada por el reflector P4 = F P3

Potencia redirigida hacia el receptor P 5 = R P4

e −2 α z
Potencia que alcanza al receptor P6 = P5
4πz 2

Potencia recibida P7 = A GRX P6

Potencia captada por la electrónica del receptor PRX = ERX P7

Figura 4.10. Esquema que muestra la relación entre la potencia


generada por una antena y la potencia captada por un receptor tras
una reflexión (Reynolds, 1997).
134 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

El rango de un radar (máxima penetración alcanzable) depende, además de los


factores de atenuación ya mencionados, de otros factores. Todos los factores que
intervienen se incluyen en el balance energético definido en las ecuaciones 4.16 y
4.18.
Reynolds (1997) considera dos grupos de materiales: los llamados de bajas
pérdidas y los de altas pérdidas.

El rango del radar, R, en materiales de bajas pérdidas se define como:

R = 10D 2 (4.19)

Siendo D2 un parámetro que depende del tipo de reflector que se tenga, de las
antenas emisora y receptora y de la frecuencia, definido mediante la expresión:

E E G G 
( )
− Q + 10log TX RX 3TX RX  + 10log v 2 + 10[B1 + (B 3 − 2) log(f )]
64π
D2 =   (4.20)
40 − 10B 2

Donde Q se define en las ecuaciones 4.16 y 4.18.

En materiales de altas pérdidas, el rango R queda definido por (Reynolds, 1997):

D2
R= (4.21)
D1

siendo:

2A
D1 = (4.22)
40 − 10B 2

Los parámetros B1 ,B2 y B3 y la energía que se refleja en el reflector y se dirige


hacia el receptor (RF) dependen del tipo de superficie reflectora. En la tabla 4.1 se
presentan valores de los parámetros B1 ,B2 y B3 y del producto RF para tres tipos
de reflectores: plano y liso, plano y rugoso y puntual (Reynolds, 1997), siendo R
el coeficiente de reflexión (ecuación 3.39) y a el radio del reflector finito.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 135

Para el caso de un reflector plano, la señal que se registra tras una reflexión es una
imagen de la fuente aunque reducida en intensidad según el coeficiente de
reflexión R, radiando en dirección ascensional (hacia la superficie) desde una
distancia dos veces mayor que la distancia entre el contacto y el emisor.

Tipo de RF B1 B2 B3
reflector
Plano y liso πz 2 R log(πR ) 2 0

 v 2 2 vz   πvR 
π f + f R log 
Plano y rugoso  16 2   2  1 -1

64π 5 a 6 f 4  64π 5 a 6 f 4 
R log 
Finito (puntual) v4  v4  0 4

Tabla 4.1. Valores de los parámetros (RF), B1 , B2 y B3 para tres tipos de


reflector (Reynolds, 1997).

Si el reflector es plano también pero su superficie presenta irregularidades (es


rugoso, de superficie quebrada) es difícil definir el área eficaz del reflector. Según
Cook (1975) este área se puede aproximar por la primera zona de Fresnel.

Para definir las zonas de Fresnel se supone una onda esférica producida por una
fuente puntual que se propaga libremente, según el esquema de la figura 4.8. En
ésta se muestra el foco, el frente de ondas Σ y dos puntos H y P. El punto H
situado está situado a una distancia z1 del foco y le llega un frente de ondas, Σ, de
densidad de energía EH(z1). El punto P situado a una distancia z2 del foco. El
frente de ondas que alcanza el punto P tiene una densidad de energía EP(z2). La
energía generada en el foco es E0 (Casas, 1985).

El valor del campo eléctrico en el punto H y en el punto P del esquema de la


figura 4.8 viene dado por las siguientes expresiones (Casas, 1985):
E 0 i ( ω t − γR ) E 0 i ( ω t − γD )
E H (z 1 ) = e y E P (z 2 ) = e (4.23)
z1 z2

Donde E0 es el valor del campo en el origen; z1 es la distancia al punto H y z2 es la


distancia al punto P; γ = 2π λ = ω c es el número de onda; ω es la pulsación de la
136 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

onda; λ es la longitud de onda; EH(z1) y EP(z2) son la intensidad del campo


eléctrico en los puntos H y P respectivamente.

EH(z1) EP(Z 2 )

Foco H P
E0
Σ Σ
z1
z2
Figura 4.11. Esquema de la propagación de un frente de ondas
esférico.

La vibración en los puntos del frente de ondas en P, EP, se obtiene por la


contribución de las ondas secundarias generadas en el frente (Σ) en un punto
anterior, H. Es decir, que se consideran los puntos de Σ como centros emisores. Si
la onda se supone completa y no hay obstrucciones en su trayectoria (no existe
ninguna perturbación debida a fenómenos de difracción), la perturbación
calculada por este método considerando a los puntos de Σ como emisores y
sumando contribuciones, coincide con el valor de EP obtenido mediante la
fórmula 4.23.

Para hallar la contribución de todos los elementos de Σ a la vibración en el punto


P se utiliza el método de Fresnel: se divide el frente de ondas Σ en zonas por
medio de esferas con centro en P y donde sus radios son:
λ 2λ
r0 = HP ; r1 = r0 + ; r 2 = r0 + ; K , tal como se presenta en la figura 4.9.
2 2

Estas esferas definen las que se denominan zonas de Fresnel. En la figura 4.9 se
pueden observar los radios d1, d2, d3, ... que definen a cada una de las zonas de
Fresnel. El radio de la primera zona de Fresnel tiene la siguiente expresión:

1
 λ2 
2

d1 =  + r0 λ  (4.24)
 4 
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 137

Estas zonas se llaman también semiperiódicas ya que las vibraciones emitidas por
los puntos de las circunferencias que rodean al punto P (ver el esquema de la
figura 4.9) llegan a P con una diferencia de λ/2, es decir, con una diferencia de
fase de π radianes.

En las zonas en las que la longitud de onda de la irregularidad de la superficie es


mayor que el diámetro de la primera zona de Fresnel se puede estimar la sección
eficaz y por lo tanto el producto RF. En las zonas en las que la longitud de onda
de la irregularidad de la superficie es menor que el diámetro de la primera zona de
Fresnel la sección eficaz es difícil de estimar ya que no se puede considerar igual
a la primera zona de Fresnel (Cook ,1975). Además, en este caso, el coeficiente de
reflexión se reduce a consecuencia de una mayor dispersión de la energía debida a
la superficie irregular.

Figura 4.12. Esquema de las zonas de Fresnel.

En el caso de tener un reflector finito (o puntual), las características de la energía


captada por el receptor quedan determinadas mediante la ley de Rayleigh de
dispersión (para mayores detalles sobre este tema se puede consultar, por ejemplo,
Cabrera et al., 1993 o Casas, 1987). Se considera que el reflector es finito y
puntual si el radio del mismo, a, es menor que la longitud de onda de la radiación
incidente. Según la ley de Rayleigh de dispersión el producto RF es un parámetro
fuertemente dependiente de la frecuencia (a la cuarta potencia). Un ejemplo de
materiales que responderían a este modelo de reflector es el caso de un medio
formado por gravas o por guijarros. En este caso las unidades geológicas
presentan bruscas variaciones a distancias más pequeñas que la longitud de onda
138 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

de la radiación incidente (por ejemplo radiada con una antena de frecuencia


central 100 MHz). En este caso la energía dispersada es elevada, y el registro
obtenido muestra pocos o ningún evento de reflexión coherente asociado a estos
materiales. Sin embargo, esta característica del registro obtenido en este tipo de
medios puede utilizarse durante la interpretación para caracterizar los materiales.

4.4. Resolución vertical y horizontal.

La resolución de un equipo se define como su capacidad para resolver elementos


independientes en el subsuelo, ya sea en espesor (resolución vertical), ya sea en
tamaño horizontal (resolución horizontal). Conocer la resolución del aparato en un
medio dado permite saber cuál es la distancia mínima que debe existir entre dos
reflectores (ya sea vertical u horizontal) para que éstos se registren como eventos
separados.

La resolución vertical permite conocer la sensibilidad del equipo para diferenciar


entre dos señales adyacentes en el tiempo como eventos diferentes. La resolución
horizontal indica la distancia mínima que debe existir entre dos reflectores
situados uno junto al otro horizontalmente (paralelos a la superficie del medio
analizado) para que el aparato los detecte como eventos separados.

4.4.1. Resolución vertical.

La sensibilidad del equipo para distinguir dos señales adyacentes en el tiempo


como eventos separados depende de la frecuencia de la emisión utilizada y de la
duración del pulso. En un medio de tres capas (como el de la figura 4.10) la
resolución se caracteriza considerando el espesor mínimo que debe tener la capa
intermedia para que el aparato pueda detectarla, tal como recoge Lorenzo (1994).

La anchura de banda (en Hz) es inversamente proporcional a la duración del pulso


(en ns), tal como se muestra en la figura 4.11, de manera que se cumple:
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 139

1
∆t = (4.25)
∆f

De esta forma, para una antena con frecuencia central de 500 MHz, la duración
del pulso es de 2 ns. Si la antena es de 900 MHz la duración del pulso es de 1.1
ns; si es de 100 MHz su duración del pulso es de 10 ns; para una frecuencia
central de 200 MHz la duración del pulso resultante es de 5 ns; para una
frecuencia de 1 GHz esta duración es de 1 ns y para una frecuencia de 10 MHz se
obtiene un valor de 100 ns.

La longitud equivalente del pulso que se propaga (en metros) es el producto entre
la duración del pulso y la velocidad de la onda electromagnética en el medio por
el que se está propagando. Esta longitud equivalente determina la resolución
vertical que podremos esperar. A mayor longitud del pulso, menor resolución
vertical.

Figura 4.13. Esquema del registro obtenido en un medio en el que


existen dos reflectores cuya distancia entre ellos varía (Lorenzo, 1994).
A partir de una cierta distancia entre ambos, las anomalías pueden
separarse en el registro como eventos diferentes.
140 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

Figura 4.14. Relación entre la duración de una señal, la anchura del


pulso y su anchura de banda (Lorenzo, 1994).

La separación entre los dos eventos de la figura 4.10 que permiten distinguir la
capa intermedia es completa si cuando la señal incide en la superficie que separa
al medio 2 del medio 3 la señal que ha incidido en la superficie superior que
separa el medio 1 del medio 2 se ha reflejado en su totalidad. Con esto se asegura
que no se produce solapamiento entre las dos señales reflejadas, que quedan
registradas en el radargrama como eventos totalmente separados. Con esta
consideración se define la resolución vertical, Rv a partir de la siguiente expresión
(Lorenzo, 1994):

v v∆t
Rv = = (4.26)
∆f 2

Donde v es la velocidad de la onda en el medio, ∆f es la banda de frecuencia y ∆t


es dos veces el periodo de la señal.

Si la distancia vertical (temporal) entre dos eventos es igual o mayor que el valor
obtenido para Rv se pueden detectar como reflectores separados (ver la figura
4.10), ya que no se produce solape entre la energía procedente de las dos
reflexiones.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 141

En algunos casos, utilizando el georradar, se pueden detectar reflexiones de


anomalías inferiores aunque se produzca interferencia con la primera reflexión.
Esto sucede cuando la segunda reflexión es de mayor intensidad que la primera.
Un caso que representa muy bien esta situación es cuando el segundo reflector es
un elemento metálico.

En algunas ocasiones es posible separar las señales superpuestas siempre que se


conozca la forma de la señal emitida y si la superposición se produce tras el
primer cuarto de ciclo de la primera señal reflejada (Lorenzo, 1994). En estos
casos se puede estimar la amplitud de esta primera señal reflejada, lo que permite
efectuar un procesado para eliminarla del registro total, obteniendo una nueva
traza en la que solo se tiene la segunda señal (Geophysical Survey, Inc., 1990).
Esto permite estimar el tiempo de llegada de la segunda reflexión y, por lo tanto,
conocer el espesor de la capa.

Por ejemplo, utilizando una antena de 100 MHz y considerando un suelo húmedo
que presenta para esta frecuencia una velocidad de propagación de v = 0.06 m/ns,
la duración del pulso es de ∆t = 10 ns y la longitud de onda calculada como el
producto del pulso por la velocidad es λ = 60 cm. Esto da, para este caso, una
resolución vertical de Rv = 15 cm.

En el caso de un suelo agrícola con velocidad media de unos 77 mm/ns y


considerando una antena de 100 MHz (es decir, se radia un pulso de duración 10
ns) la longitud de la onda en este medio es de 0.77 m, de forma que la resolución
teórica esperada es de 20 cm. Si el mismo ensayo se realiza con una antena de 500
MHz (es decir, de una longitud de pulso de 2 ns, menor que en el caso anterior), la
longitud de onda es de unos 15 cm, resultando la resolución vertical de 4 cm. La
mejor resolución se alcanza cuando se trabaja con frecuencias más elevadas
(como el ancho de banda es del mismo orden que la frecuencia central, lo que
implica que la duración del pulso sea menor) o bien cuando las velocidades de
propagación son más bajas.

En la figura 4.12 se presentan dos gráficas en las que se puede determinar el


espesor mínimo detectable (resolución vertical) en función de la duración del
pulso (figura 4.12.a) y de la frecuencia (figura 4.12.b). Podemos apreciar cómo
mejora la resolución al utilizar frecuencias altas (señales con mayor ancho de
142 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

banda). Sin embargo, la resolución vertical que se tiene finalmente es peor que
este valor teórico, a causa, principalmente, de la forma del pulso y de la respuesta
del suelo.

Cuando tenemos una antena situada directamente sobre el suelo se produce un


acoplamiento de la señal con el suelo. Esto quiere decir que la forma de la onda
emitida por la antena no será la misma cuando sea transmitida al medio estudiado.
El tren de ondas que se propaga hacia el interior del medio queda afectado (tanto
en su forma, tipo y amplitud, o sea energía) por el material de dicho medio, que
realiza un filtrado efectivo de la onda.

La longitud del pulso, en principio, disminuye conforme se aumenta la frecuencia.


Pero este efecto sólo tiene lugar en el lóbulo principal de la emisión. Cuando se
produce un acoplamiento con el suelo, y dependiendo de la eficiencia de
transmisión, el tren de onda que penetra puede ser varias veces mayor que la
longitud de onda teórica esperada para una antena dada. Si la onda que se propaga
tiene un número determinado de ciclos con una duración total de t nanosegundos,
la reflexión ocasiona una onda reflejada cuya complejidad es, como mínimo, igual
a la de la onda incidente, si no mayor, y una duración más larga. Este
alargamiento de la duración del pulso es consecuencia del efecto de filtrado que
realizan los medios materiales, atenuando en mayor medida las altas frecuencias,
de forma que la onda, conforme se propaga pierde las componentes de altas
frecuencias. La complejidad de la forma del tren de onda de la emisión complica
la interpretación de los registros y, desde luego, empeora la resolución vertical del
aparato.

En la figura 4.12 también se observa que la velocidad de propagación es también


un parámetro importante para calcular la resolución. Si se tienen dos superficies
reflectoras en el interior de un medio, separadas verticalmente una distancia L
(para las antenas que se emplean habitualmente esta distancia puede ser de unas
decenas de centímetros), siendo la velocidad de la onda en el medio entre las dos
superficies v, de forma que esta v es lo suficientemente alta para que el tiempo
que transcurre mientras la onda recorre la distancia vertical L entre las dos
superficies es menor que el periodo del tren de ondas, el segundo reflector no se
puede resolver en el registro obtenido.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 143

1E+4
Espesor mínimo detectable, Rv (cm)

1E+3

1E+2

Velocidades

v=3.3 cm/ns (agua)

1E+1 v=5 cm/ns (arenas húmedas)


v=10 cm/ns (caliza)
v=15 cm/ns (hielo)
v=30 cm/ns (aire)

1 a.
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100
1E+5 Duración del pulso, ∆t (ns)

1E+4 Velocidades
Espesor mínimo detectable, Rv (cm)

v=3.3 cm/ns (agua)


v=5 cm/ns (arenas húmedas)

1E+3 v=10 cm/ns (caliza)


v=15 cm/ns (hielo)
v=30 cm/ns (aire)

1E+2

1E+1

1
0 100 200 300 400 500 600 700 800 900 1000
b.
Ancho de la banda de frecuencias (MHz)

Figura 4.15. Espesor mínimo detectable para velocidades situadas


entre la velocidad media del aire y la del agua frente a: a) duración del
pulso (en ns) y b) frecuencias (en MHz).
144 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

La resolución vertical de una antena aumenta cuando se produce una disminución


de la velocidad de propagación de la onda en el medio. Por ejemplo, cuando se
registran reflexiones en oquedades, la resolución es mejor si estas oquedades están
llenas de agua en lugar de aire. La onda se propaga más lentamente. Por ello es
posible distinguir la reflexión producida en el contacto superior (medio-agua) de
la producida en el contacto inferior (agua-medio), para una separación entre estas
superficies reflectoras menor que la que debería haber en el caso de la oquedad
llena de aire para tener la misma capacidad de resolución.

Otra forma de mejorar la resolución vertical de un equipo es diseñar antenas que


generen señales de menor duración. Sin embargo, si disminuimos ∆t
aumentaremos ∆ω, siendo ésta el ancho de banda del espectro (ver la figura 4.12).

Con todo, en este caso al mejorar la resolución se limita la penetración de la señal.

4.4.2. Resolución horizontal.

La resolución horizontal se define como la capacidad del aparato para resolver un


reflector y su geometría. Depende de la velocidad de desplazamiento de la antena
y del número de pulsos emitidos por segundo (el producto de estos dos factores es
el número de pulsos emitido por unidad de longitud del terreno analizado), de la
geometría del haz emitido (cono de emisión), de la sección eficaz del reflector
(primera zona de Fresnel) y de la profundidad a la que se localiza el reflector.

La velocidad de la antena y el número de trazas por segundo son dos factores que
se pueden controlar. No ocurre lo mismo con la geometría del haz emitido, que
depende de las características de la antena y de las del medio. Este haz se puede
considerar aproximadamente como cono de energía que intersecta con la
superficie del reflector, iluminando un área que se denomina huella de la antena.

La primera zona de Fresnel describe el área mínima detectable. Los rasgos del
medio con dimensiones menores no se detectan. Por ejemplo, en un suelo húmedo
en el que se propaga la onda con una velocidad de 0.06 m/ns, el radio de la
primera zona de Fresnel es de 43 cm (ecuación 4.24) si se utiliza una antena de
500 MHz y la superficie reflectora está a 1.5 m de la antena. Esto indica que se
pueden detectar elementos de diámetro medio mayores que 90 cm.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 145

El tamaño finito de esta superficie de incidencia del cono de energía afecta tanto a
la resolución vertical como a la horizontal. Para la resolución horizontal, cuanto
mayor sea la primera zona de Fresnel, peor será el coeficiente de resolución
horizontal. Un cono estrecho mejora considerablemente la resolución. La anchura
del cono de emisión afecta la resolución vertical cuando las superficies reflectoras
están fuertemente inclinadas o cuando las irregularidades de la superficie son
grandes comparadas con la longitud de onda de la energía incidente.

Son varios los criterios que se pueden considerar para determinar la resolución
horizontal.

Según algunos autores, tal como lo recoge Reynolds (1997), la resolución


horizontal también es inversamente proporcional a α1/2, siendo α el factor de
atenuación. Esto indica que el valor de la resolución horizontal es mayor en un
medio altamente atenuante, mientras que empeora en medios no atenuantes.

Otro criterio es el que proporcionan Conyers y Goodman (1997). Con éste se


define la huella de la antena como la intersección entre el cono de energía radiado
y la superficie reflectora, es decir, como el área iluminada por la antena (figura
4.13), a la que le otorgan un radio, ra definido como:

λ h
ra = + (4.27)
4 εr + 1

Donde h es la distancia vertical entre la antena y la superficie reflectora y εr la


permitividad relativa promedio del material comprendido entre ambas.

Lorenzo (1994) también recoge otro criterio para determinar la resolución


horizontal. Considera que un elemento de dimensiones finitas queda
perfectamente determinado cuando el número de trazas, nt, que alcanza el
reflector es suficientemente grande. Si el número de trazas incidentes en el objeto
es demasiado pequeño, éstas quedan recogidas en el radargrama como eventos
aislados que no proporcionan información. Para determinar el valor de nt propone
la siguiente relación:
146 Capítulo 4. Características de la propagación de las ondas de radar en medios materiales.

2h
nt = ( tr / s) (4.28)
va

Donde h es la separación entre la antena y el objeto, va es la velocidad de


desplazamiento de la antena y (tr/s) es el número de trazas por segundo que se
registran. Este último parámetro se selecciona previamente a la adquisición de
datos. La ecuación 4.28 se ha obtenido considerando que la semianchura del
lóbulo principal es un ángulo de 45º.

El mínimo valor de nt que permite identificar el objeto en el radargrama es la


resolución horizontal. Lorenzo (1994) recoge la propuesta de otros autores en la
que se indica que un elemento es resoluble cuando sobre él inciden más de 20
trazas.

Figura 4.16. Esquema que muestra el área iluminada por la antena a


una profundidad h desde la superficie del medio.

Finalmente, la resolución se ve afectada por el tratamiento realizado sobre la


señal. Por ejemplo, si se realiza una suma de trazas (“stacking”). Cuando se aplica
este tratamiento para mejorar la relación señal/ruido, la resolución horizontal
empeora.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 147

Capítulo 5.

Instrumentación, equipos y métodos de


adquisición de datos.

Resumen.

En este capítulo se analiza la instrumentación, los métodos utilizados en


prospección con GPR y el equipo utilizado en los trabajos prácticos que se
incluyen en esta tesis. Se consideran cuatro aspectos principales:

• Consideraciones generales sobre la emisión de la energía. Básicamente se


trata del análisis de las antenas de radar, resumido en dos ecuaciones: la
ecuación del radar y la ecuación de transmisión. Para llegar a
comprender estas dos ecuaciones es necesario diferenciar entre antenas
isotrópicas y antenas direccionales además de introducir conceptos como
direccionalidad, ganancia y efectividad de una antena. La direccionalidad
se define como la potencia radiada por la antena por unidad de ángulo
sólido dada una dirección de radiación. La ganancia se define como la
potencia recibida por una antena. El tercer parámetro, la efectividad, es la
relación entre la potencia que emite una antena y la potencia que recibe.
Se trata, por lo tanto, de un balance energético. Tanto la ecuación del
radar como la ecuación de transmisión son dos formas de determinar la
efectividad de una antena. La primera ecuación expresa un balance de
potencias cuando tanto la antena emisora como la antena receptora son la
misma. La segunda ecuación es el balance de potencias en el caso de una
antena emisora distinta de la receptora. La ecuación del radar, por lo
tanto, es un caso particular de la ecuación de transmisión. El análisis de
148 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

las antenas de radar se completa con los diagramas de radiación. Se trata


de representaciones gráficas del frente de ondas que radia una antena
cualquiera, en función de las diferentes direcciones del espacio. Estos
diagramas indican las direcciones del espacio para las que se tiene una
mayor sensibilidad de la antena. La zona en la que la radiación es
máxima recibe en nombre de lóbulo principal. Las zonas que rodean a este
lóbulo y en las que también se observa radiación de energía (aunque de
menor amplitud) son las llamadas lóbulos secundarios.

• El segundo aspecto analizado son los componentes de un equipo de radar


de subsuelo. Un equipo básico se compone de una unidad central,
normalmente con monitor incorporado y de una serie de antenas
conectadas a la primera mediante un cable que puede ser óptico o
metálico. Este equipo básico se puede complementar con una serie de
accesorios. Dentro de estos elementos complementarios tenemos dos tipos
de instrumentos: los que sirven para visualizar y almacenar los
radargramas (impresoras, pantallas, unidades de registro, etc) y los
empleados para situar los perfiles (marcadores y odómetros). Además, es
posible utilizar otros equipos que no forman parte del radar de subsuelo
para complementar el estudio. La mayor parte de los equipos
complementarios que se utilizan en campo se emplean para situar con
precisión los perfiles analizados. Se trata, por lo tanto, de material
topográfico de posicionamiento (fitas, banderolas, taquímetros, cintas
métricas, sistemas GPS, etc.) y de material fotográfico. Otro equipamiento
que a menudo hay que utilizar es aquel que sirve como porte del radar
(vehículos para transportar la unidad central y las antenas, carros para
llevar la fuente de alimentación, etc.) y para manejo de las antenas
(poleas, sogas, andamios, etc).

• A continuación se recopilan y comentan los distintos métodos existentes


para la adquisición de datos con los diferentes tipos de antenas. Estos
métodos se pueden agrupar en perfiles, adquisiciones puntuales, CMP,
tomografía (y transiluminación), WARR y adquisiciones de datos en
sondeos.

• Finalmente se describe el radar de subsuelo que se ha utilizado en los


trabajos de campo y en los ensayos que se incluyen en la presente tesis. Se
trata de un radar de subsuelo diseñado para analizar principalmente los
tiempos de llegada de la energía reflejada en las discontinuidades del
medio. Se explican las características técnicas del equipo y las
características de radiación de las antenas con las que se ha trabajado a
partir de los diagramas de radiación que para estas antenas han
calculado distintos autores, de los pulsos que emiten y de los espectros de
amplitud de dichas señales.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 149

5.1 Introducción.

En este capítulo se describe el equipo utilizado, su funcionamiento y los métodos


de adquisición de datos. Se hace especial énfasis en el funcionamiento de las
antenas y en los tipos de estudio que se pueden llevar a cabo con cada una de ellas.

Un equipo de georradar básico, esquemáticamente, consta de una unidad de


control central, una o varias antenas conectadas a ella y un sistema de grabación o
de impresión de datos. La unidad de control funciona gracias a un programa
informático implementado que controla la emisión, la recepción y el registro de la
energía. Opcionalmente, pueden añadirse al equipo básico algunos accesorios tales
como teclados, odómetros y material topográfico y fotográfico.

El equipo utilizado y casi todos los que podemos encontrar en la actualidad en el


mercado se alimentan con corriente continua. Una batería de 12 voltios es
suficiente en muchos casos para llevar a cabo un trabajo de campo de unas cuatro
horas de duración.

En esta tesis se ha utilizado una unidad central de georradar comercial de la casa


"Geophysical Survey Systems Inc." ("GSSI"), modelo "SIR-10". Las antenas que
complementan el equipo, de la misma casa comercial, van desde una frecuencia
central de 100 MHz hasta los 1000 MHz. El equipo pertenece al Laboratorio de
Geofísica de la Universidad Politécnica de Cataluña.

5.2. Origen y desarrollo del radar.

El georradar nace como aplicación al estudio del interior de la Tierra partiendo de


los radares aéreos que se desarrollaron durante la Segunda Guerra Mundial para la
detección de aviones y barcos. Un radar puede definirse, de forma sencilla, como
un sistema que permite detectar y situar un objeto por medio de la emisión y la
recepción de ondas electromagnéticas que se propagan en el medio en el cual está
inmerso el objeto y que se reflejan en éste.
150 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

Partiendo de la detección de objetos en el aire (un medio sencillo en el cual uno de


los principales factores a tener en cuenta es la reflexión de la energía en la
superficie de la Tierra), y aunque la emisión de la energía se realizaba en una
banda de frecuencias que, en principio, se consideró excesivamente elevada para
obtener resultados prácticos debido a la fuerte atenuación que podía sufrir la onda
al propagarse en un medio material absorbente, se fue aplicando a otros medios
más complejos en los que la onda se atenuaba más rápidamente (por ejemplo, el
hielo), y finalizó con ensayos para realizar este tipo de estudios en el subsuelo
terrestre obteniéndose resultados buenos aunque sin alcanzar la penetración que se
obtenía en el caso del hielo.

El rápido desarrollo de la electrónica, de la informática, de las técnicas de


detección y de amplificación de las señales electromagnéticas y del procesado de
datos por ordenador ha mejorado visiblemente la resolución de las técnicas
iniciales de radar.

El desarrollo posterior de sistemas de georradar cada vez más complejos y


precisos ha permitido que este tipo de estudios no solo se puedan aplicar al
subsuelo terrestre sino que también puedan ser utilizados sobre estructuras como
firmes de carretera, muros o puentes. Estas aplicaciones presentan un campo de
estudio interesante ya que no existen otros métodos de prospección geofísica que
tengan una resolución adecuada para realizarlos con éxito.

El desarrollo del georradar se ha debido, principalmente a la necesidad de obtener


una resolución alta en los estudios de zonas superficiales, utilizando un método
que puede considerarse no destructivo.

La utilización de este tipo de radiación para localizar objetos enterrados se


atribuye a Hülsmeyer en una patente alemana de 1904. Sin embargo, la primera
publicación de investigaciones utilizando ondas electromagnéticas, método en el
que está basado el georradar, se realizó entre 1910 y 1911 por Leimbach y Löwy
en Alemania. En ella se determinaba la posibilidad de penetración de ondas de
radio en determinadas formaciones litológicas (yesos, sal gema y arenas secas), así
como su poca penetrabilidad en otro tipo de formaciones, como puede ser el caso
de las arcillas. Los mismos autores propusieron, ya en 1912, un método para de
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 151

búsqueda de aguas subterráneas y de formaciones metálicas, consistente en emitir


a diferentes frecuencias con una antena situada en la superficie del terreno y en
registrar en otra los máximos y mínimos de las señales que se producían por la
interferencia entre la onda que se propagaba de forma directa por el medio y la
onda que se reflejaba en el contacto entre el medio y la capa anómala que se
deseaba localizar.

A partir de este experimento, se desarrollan y aplican métodos basados en la


propagación de ondas electromagnéticas en Alemania (patente de Hülsenbeck en
1926 en Alemania), siendo utilizados en la antigua Unión Soviética por Petrovsky
en 1940 para iniciar estudios sobre hielo. Durante los años que siguen a estos
estudios los métodos se perfeccionan. Se desarrollan los sistemas de sondeo por
ecos de radio (RES) para estudios en hielos polares (Evans, 1965; Cook, 1960). Al
mismo tiempo se desarrolla teóricamente la propagación de ondas
electromagnéticas en medios estratificados, por ejemplo, los trabajos de Wait
(1951, 1952, 1953, 1957, 1958, 1959, 1960 y 1962) y de Brekovskikh (1973).

Es a partir de los años 50 cuando se empiezan a utilizar estos métodos aplicados a


la investigación y a los estudios de ingeniería. Los problemas a solventar para
poder realizar estas aplicaciones fueron principalmente la fuerte atenuación
producida en la señal en los medios que se deseaban estudiar. En 1960, Cook
expuso la forma de obtener señales de pocos periodos (pulsos de corta duración),
mediante una antena emisora de banda ancha por caída de potencial. Es a partir de
entonces cuando se inicia un rápido desarrollo de esta tecnología que finaliza a
principios de los años setenta con la comercialización de georradares de pulsos de
corta duración denominados en inglés "Ground-Penetrating Radar (GPR)" o
"Ground-Probing Radar". Estos pulsos tienen una duración que varía entre 0.5 ns
y 100 ns, perteneciendo normalmente sus frecuencias centrales a la banda situada
entre los 2 GHz y los 10 MHz, aunque también se pueden encontrar equipos que
utilizan frecuencias más elevadas.

La amplia banda de frecuencias que es posible utilizar permite que se pueda


aplicar este método a muy diferentes campos, tanto a estudios de subsuelo como al
análisis de estructuras. Los estudios que permite realizar son muy variados, y se
utiliza tanto como única técnica aplicada, como complemento de otros métodos de
prospección o como técnica principal complementada por otros métodos.
152 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

Uno de los campos más habituales de aplicación es en ingeniería civil, por


ejemplo para la detección de roca base en terreno edificable, para la localización
de armaduras en muros de hormigón y la búsqueda o cartografiado de tuberías o
fugas de agua, entre otros.

También se utiliza en estudios geotécnicos y de control de calidad como por


ejemplo: en el control de calidad de diferentes tratamientos realizados en el
terreno, en el estudio del estado de túneles, cubicando el material necesario para
reparación de obras civiles y analizando terrenos en busca de bolsas de arcilla,
grava u oquedades.

Se ha utilizado también en estudios ambientales, aplicándolo para localizar y


cubicar de vertedero.

Su campo de aplicaciones incluye también estudios de minería. Por ejemplo:


estado de las galerías de las minas, cubicar de materiales en canteras, estratigrafía
en canteras, etc.

Y otra de sus aplicaciones es en investigaciones arqueológicas y en estudios de


patrimonio: para realizar una búsqueda arqueológica; localizar deterioros en
monumentos, complementando estudios patológicos; como control de calidad en
restauraciones; para determinación de niveles culturales, etc.

García (1997) recoge algunos ejemplos de estas aplicaciones, sobre todo en el


caso de la obra civil.

5.3. Consideraciones teóricas sobre la emisión de energía.

En este aparado se comentan los aspectos básicos de la emisión de energía de un


radar cualquiera: la ecuación de transmisión y la ecuación del radar. Ambas se
desarrollan en numerosos tratados tanto de telecomunicaciones como de
electromagnetismo (por ejemplo Cardama et al., 1993; Olver, 1992 y Marshall et
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 153

al., 1982). También se comentan los conceptos de direccionalidad y de ganancia


de las antenas. Para una información más completa sobre este tema puede
consultarse cualquier tratado existente dedicado a radares y antenas o a dipolos y
emisión de ondas electromagnéticas (por ejemplo, Cardama et al., 1993 o
Levanon, 1988).

5.3.1. Direccionalidad y ganancia.

Una primera clasificación de las antenas en dos grandes grupos se realiza en


función de las características del campo radiado. Diferenciamos de este modo
entre antenas isotrópicas y antenas direccionales.

Las primeras radian la energía en todas direcciones del espacio por igual y no
tienen direcciones privilegiadas. Si se considera que el medio en el que la antena
radia la energía es homogéneo e infinito (sin discontinuidades), el frente de ondas
que se propaga a partir de su radiación es esférico. Estas antenas son llamadas
ideales, ya que en la práctica es imposible conseguir una perfecta isotropía en la
emisión.

Las antenas direccionales son aquellas que tienen una dirección privilegiada de
radiación. La emisión que produce no es homogénea para todas las direcciones.

El parámetro que caracteriza a las antenas teniendo en cuenta estas


consideraciones es la direccionalidad (también llamada directividad). Se define
como el cociente de la densidad de potencia que se tiene a una cierta distancia de
la antena direccional emisora y la densidad de potencia que se tendría en ese
mismo punto si la antena emisora fuese isotrópica y radiase la misma potencia que
la primera.

La densidad de potencia de una antena isotrópica es el cociente entre la potencia


radiada (Pr) por ángulo sólido. La directividad D de una antena tiene la siguiente
expresión (Cardama, 1993):
154 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

δP(θ, ϕ, r )
D= (5.1)
Pr
4πr 2

Donde δP(θ,ϕ,r) es la densidad de potencia medida a una cierta distancia r en una


dirección definida por los ángulos θ y ϕ, y (Pr / 4πr2) es la potencia emitida por la
antena isotrópica por ángulo sólido.

Si la antena radia isotrópicamente, la densidad de potencia en un punto del


espacio, a una distancia r, definido por los ángulos θ y ϕ queda definida como:

Pr
δP(r, θ, ϕ) = (5.2)
4πr 2

Si la antena es direccional, esta misma densidad de potencia queda definida como:

Pr
δP(r, θ, ϕ) = D(θ, ϕ) (5.3)
4πr 2

Cuando se presenta un valor del parámetro de directividad pero no se facilita


información acerca del ángulo para el cual ha sido medido, se considera que es el
valor en la dirección de máxima radiación de potencia por la antena. Si se tiene
este valor de la directividad en la dirección de máxima radiación de potencia y se
posee el diagrama de radiación de la antena, la directividad de la misma en
cualquier dirección puede obtenerse a partir del producto entre la directividad y el
mencionado diagrama de radiación.

El diagrama de radicación de las antenas directivas presenta un lóbulo principal


importante y varios lóbulos secundarios de menor importancia. Para este tipo de
antenas se puede estimar la directividad considerando que la radiación que se
produce es uniforme dentro de un ángulo sólido definido por los anchos del haz
situados a 3 dB en los dos planos principales del diagrama de radiación (Cardama,
1993).

Otro parámetro que define a las antenas es la ganancia. Se relaciona con la


potencia entregada a la antena y se define de forma análoga a la directividad. La
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 155

diferencia que existe entre la ganancia y la directividad es que no toda la potencia


entregada a la antena es radiada por ella al espacio, ya que se producen pérdidas
dentro de la antena.

La ganancia se define como el cociente entre la máxima potencia radiada por la


antena por unidad de ángulo sólido y la potencia total distribuida por la antena en
todo el espacio (en este caso el ángulo sólido es 4π). Esto equivale a considerar el
cociente entre la potencia por unidad de ángulo sólido que emite la antena y la
potencia por unidad de ángulo sólido que emite una antena isotrópica que radia la
misma potencia que la primera. Se expresa la ganancia G como:

Pmax . radiada

G= Ω (5.4)
Ptotal

Donde Ω es la unidad de ángulo sólido, Pmax. radiada es la potencia máxima radiada


por la antena y Ptotal es la potencia total de la antena distribuida por todo el
espacio.

Si nos encontramos con antenas que presentan una cierta direccionalidad (es el
caso de las antenas más comunes empleadas en prospección geofísica) la
definición de directividad de la antena es similar a la que se ha presentado de
ganancia. En este caso se puede decir que la direccionalidad de una antena es el
cociente entre la potencia máxima entregada a la antena por unidad de ángulo
sólido entre la potencia total radiada dividida entre 4π:

Pmax . entregada

Gd = Ω (5.5)
Ptotal

siendo Gd la ganancia de una antena direccional.

La ganancia de una antena y su direccionalidad, en la misma dirección del espacio,


están relacionadas entre sí mediante un parámetro que relaciona la potencia que es
entregada a la antena y la potencia radiada por ésta. Este parámetro es el que se
156 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

denomina la eficiencia de la antena, ηef, y permite estimar las pérdidas de potencia


que tienen lugar en su interior:

G (θ, ϕ) = ηef D(θ, ϕ) (5.6)

En el caso de antenas perfectas (aquellas en las que no se producen pérdidas de


potencia y por lo tanto se emite toda la potencia que le es entregada), el factor de
direccionalidad y el de ganancia de la antena coinciden. Pero en antenas reales, a
consecuencia de las pequeñas pérdidas que se producen en el interior de la antena,
el factor de ganancia es algo menor que el de direccionalidad. Únicamente pueden
considerarse iguales G y D cuando se trata de antenas que radian a muy alta
frecuencia, ya que entonces las pérdidas internas son despreciables (Cardama,
1993), pero no es el caso de las antenas utilizadas en prospección con radar.

5.3.2. Ecuación de transmisión.

Esta ecuación es la expresión del balance de potencias (o energético) que se


realiza entre la potencia radiada por una antena emisora y la recibida por una
antena receptora. Es una relación importante ya que la potencia emitida determina
en gran medida la mínima señal detectable que se tiene en la antena receptora.

Si se considera el caso de una antena isotrópica situada en un medio no atenuante


y homogéneo (es el caso del espacio libre), la densidad de energía una distancia r
de la antena emisora es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia
entre la antena emisora y el punto donde se realiza la medida, y directamente
proporcional a la potencia radiada (ecuación 5.2).

La mayoría de las antenas de georradar son direccionales, ya que no interesa emitir


fuera del medio estudiado. De esta forma la ecuación 5.2, que proporciona la
densidad de potencia para una antena isotrópica, se tiene que modificar
ligeramente para considerar su direccionalidad, ya que concentran la potencia
radiada en unas direcciones concretas (ecuación 5.3). Teniendo en cuenta la
relación entre direccionalidad y ganancia se puede definir la densidad de potencia
como:
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 157

Pr D(θ, ϕ) Pe G (θ, ϕ)
δP = = (5.7)
4πr 2 4πr 2

Siendo en este caso Pe la potencia entregada a la antena.

Por otro lado, la potencia que recibe una antena se relaciona con la densidad de
potencia del frente de ondas como su producto con la que se denomina área
efectiva, Aef, que es el área de captación de energía del frente de ondas que
alcanza la antena receptora. Esta área efectiva también está relacionada con la
directividad (D) de la antena receptora y con la longitud de onda (λ) tal como se
muestra, por ejemplo, en Cardama (1993) mediante la expresión:

λ2
A efr =D = DL 0 (5.8)

Siendo la expresión:

λ2
Lo = (5.9)

la que se denomina pérdida en el espacio libre (la pérdida de potencia que tiene
lugar entre la transmisión y la recepción de la señal si las dos antenas involucradas
son isotrópicas).

De esta forma puede escribirse la potencia recibida por una antena (Pc) mediante
la expresión:

Pr
Pc = D t A efr (5.10)
4πr 2

Donde Pc es la potencia captada por la antena receptora, Dt es la directividad de la


antena transmisora y Aefr es el área efectiva de la antena receptora.

La ecuación de transmisión, como la relación entre la potencia emitida (Pr) y la


recibida (Pc) , se puede expresar como el cociente:
158 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

2
Pc  λ 
= D t D r   (5.11)
Pr  4πr 

La expresión 5.11 es la relación conocida como ecuación de transmisión. La


ecuación de transmisión relaciona la potencia emitida por una antena con la
potencia que recibe otra antena, a partir de la densidad de potencia a una distancia
r de la antena emisora. Esta relación, que se suele dar en decibelios, indica la
pérdida de potencia que ha habido por diferentes causas desde que ha sido radiada
hasta que ha sido recibida por una segunda antena. Puede decirse pues que la
ecuación de transmisión es un balance energético. A este cociente también se le
denomina sensibilidad del radar (Ulriksen, 1982):

Pr
S= (5.12)
Pc

El valor de la sensibilidad suele darse en decibelios:

Pr
Q = 10 log(S) = 10 log (5.13)
Pc

5.3.3. Ecuación del radar.

Esta ecuación es un caso particular de la ecuación de transmisión. Esta última


relaciona la potencia que, a partir de la energía que emite una antena emisora,
recibe la antena receptora tras una reflexión de la energía en un objeto, con la
ganancia de dicha antena, su longitud de onda y con la potencia del pulso emitido
en el caso ideal de que no exista atenuación de la señal excepto por dispersión
geométrica de la energía.

La ecuación del radar es una referencia importante para definir un sistema de radar
ya que relaciona las características de la antena emisora y las propiedades del
medio (que producen una atenuación de la señal) con la potencia emitida por dicha
antena y la potencia recibida tras una reflexión.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 159

Conociendo la potencia máxima que puede emitir una antena y determinando: cual
es la mínima potencia que debe tener una señal recibida para que se pueda
discriminar del ruido de fondo, los factores de atenuación de la señal en un medio
dado y la frecuencia central del pulso emitido, es posible determinar la máxima
profundidad que se alcanzará.

Llamando Pc a la potencia recibida por la antena, Pr a la potencia radiada, G a su


ganancia, θ el tamaño angular del reflector, ω la frecuencia angular del pulso
emitido y r la distancia entre la antena y el reflector, se puede escribir la relación:

Pr G 2 θ
Pc = (5.14)
ω 2 r 4 (4π) 3

Si se considera el término de atenuación de la señal al propagarse por un medio no


ideal (absorbente), se añade un término más a la ecuación 5.14. Este término de
atenuación de la señal puede tomarse como un factor exponencial que depende de
un coeficiente α (variable para cada tipo de medio) y de la distancia r a la que se
encuentra el reflector de la antena (Lorenzo, 1994):

A ( r , α ) = e −2 α r (5.15)

Siendo A(r,α) la atenuación de la amplitud de la señal durante una distancia r.

El coeficiente 2 que aparece en el término exponencial es debido a que la distancia


total recorrida por la onda es dos veces la distancia r entre la antena y el reflector.

Como el georradar tiene una antena emisora y una antena receptora se suele
escribir la ecuación del radar a partir de la ecuación de transmisión
(ecuación 5.11), considerando que la energía que recibe la antena receptora no es
una emisión directa de la receptora, sino que llega tras sufrir una reflexión. Para
ello se considera la directividad de las antenas en función de su ganancia y de su
efectividad, la longitud de onda en función de la velocidad y la frecuencia, la
sección eficaz del reflector y el coeficiente de reflexión del mismo. De este modo
se obtiene una relación entre la potencia emitida por una antena y la recibida por la
otra tras la reflexión. Este balance suele darse en decibelios, en forma del factor Q
160 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

de sensibilidad del aparato. Este factor Q queda definido a partir de las ecuaciones
4.12 y 4.13.

El principal factor que limita la sensibilidad es el ruido termal de fondo en el


receptor, ya que siempre tendrá que cumplirse, para poder tener una relación
correcta señal/ruido, que la potencia captada sea mayor que este ruido termal.
Ulriksen (1982) da el siguiente valor de este ruido termal, medido en Watios:

Pterm. = 1.6 ⋅ 10 −20 ⋅ ∆f (5.16)

Siendo Pterm. el ruido y ∆f la anchura de banda del receptor.

Los equipos comerciales actuales trabajan con un valor de Q situado entre los 120
dB y los 160 dB. Los valores de Q entre los que trabajan los equipos más antiguos
están comprendidos entre los 80 dB y los 120 dB. Davis y Annan (1989)
determinaron la penetración (o rango del radar) en función de este factor Q y de la
atenuación α dependiente del medio y de la frecuencia (ver la figura 5.1). De
forma general, el rango del radar (penetración) disminuye conforme aumenta la
atenuación. También puede observarse que el rango del radar es mayor para
valores mayores de la sensibilidad Q del equipo.

Figura 5.1. Relación entre el rango del radar, la atenuación y la


sensibilidad del equipo según Davis y Annan (1989). El rango marcado
con punteado es el de trabajo de los radares actuales. Marcado con
líneas, el rango de trabajo de los radares más antiguos.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 161

5.3.4. Diagramas de radiación.

Los diagramas de radiación son representaciones gráficas del frente de ondas que
radia una antena en las diferentes direcciones del espacio. Estos diagramas indican
en qué dirección del espacio la antena es más sensible, así como el área efectiva
(ángulo efectivo) que podrá ser detectada por la energía radiada por la antena. Las
gráficas representan la densidad de potencia relativa a una distancia dada (medida
en dB) en función de las tres direcciones del espacio. El tamaño y la forma de los
lóbulos de radiación del campo electromagnético generado por una antena
dependen también de la constante dieléctrica del medio en el cual se produce la
emisión.

La representación suele realizarse en coordenadas esféricas mediante un esquema


tridimensional, aunque en muchas ocasiones es suficiente considerar un corte de
este diagrama tridimensional, representando de este modo el diagrama de
radiación en dos dimensiones. Estas representaciones suelen realizarse, en el caso
del georradar, considerando la dirección en la cual tenemos una discontinuidad, es
decir, en la dirección en la cual tenemos el contacto entre el aire y el medio a
estudiar, que suele ser la de radiación máxima (se trabaja con antenas
direccionales).

La zona en la que la radiación es máxima se denomina haz principal o lóbulo


principal, y las zonas que lo rodean y que presentan una amplitud de onda menor
se denominan lóbulos secundarios. El lóbulo secundario de mayor amplitud suele
ser el más próximo al lóbulo principal (ver la figura 5.2). Un parámetro importante
de este diagrama es la anchura del lóbulo o del haz a 3 dB, que se define como la
distancia angular entre las direcciones del diagrama de radiación donde la energía
es la mitad del valor máximo. Esta potencia mitad equivale a 3 dB menos que la
máxima. Otro parámetro de interés es el ancho del lóbulo entre ceros, que se
define como la distancia angular entre las dos direcciones del espacio en las que el
lóbulo principal alcanza el mínimo valor.

El cociente entre el lóbulo principal y el mayor de los lóbulos secundarios se


denomina relación de lóbulo principal a secundario e indica la relación de energía
emitida en el haz principal de la radiación.
162 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

Las antenas del georradar suelen ser antenas de media longitud de onda, es decir,
antenas con una espira que funciona como un dipolo, emitiendo energía según un
modelo de radiación ya conocido (Duke, 1990). El modelo de radiación de las
antenas de georradar es diferente si se considera la antena en un mismo medio
homogéneo o si se consideran discontinuidades en el medio por el que se propaga
la energía. También existen modificaciones que dependen de las características
electromagnéticas de los medios en contacto (Conyers y Goodman, 1997; Arcone,
1996). De forma general, conforme aumenta la permitividad dieléctrica efectiva de
un medio, la direccionalidad de la antena aumenta también. Esto conlleva una
anchura del lóbulo de radiación menor, de forma que un mayor porcentaje de
energía se propaga en la dirección deseada y una parte menor es la que se propaga
por el exterior del medio a analizar. La dependencia entre la anchura del lóbulo
principal y la constante dieléctrica efectiva del medio viene dada por la expresión
5.17, siendo β el ángulo entre la vertical y el límite del haz principal (semianchura
del lóbulo) y εr la permitividad dieléctrica efectiva relativa del medio que se está
estudiando y que se encuentra en contacto con el aire.

1
β = arcsin (5.17)
εr

Figura 5.2. Esquema de un modelo de radiación de una antena. Pueden


observarse tanto el lóbulo principal como los lóbulos secundarios.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 163

5.4. Georradar. Componentes.

Un equipo de radar de subsuelo funciona de la misma forma que cualquier otro


sistema de radar, es decir, consiste en una antena emisora, una antena receptora, un
sistema de control de la radiación y una unidad de almacenamiento de registros.
La figura 5.3 muestra el esquema de funcionamiento de un radar aéreo tradicional.

Figura 5.3. Esquema del funcionamiento de un radar aéreo.

En la figura 5.4 se muestra un esquema de las diferentes componentes de un radar


de subsuelo y del proceso de detección de discontinuidades, junto con un registro
característico (radargrama).
164 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

Figura 5.4. Esquema simplificado de las diferentes componentes de un


equipo de georradar.

5.4.1. Unidad central.

La unidad central o unidad de control de un georradar es donde se realiza la


coordinación y control de las antenas, de los diversos accesorios que se pueden
añadir al equipo básico y de la señal emitida. También coordina el
almacenamiento de la señal en algún tipo de soporte (magnético, fotográfico, en
papel) y, en algunos casos, permite realizar el tratamiento básico de las señales
durante la adquisición de datos. Esta unidad lleva implementado un programa
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 165

informático que realiza el procesado básico de la señal e incorpora utilidades que


permiten actuar sobre la señal emitida y sobre los registros que se adquieren:
filtrados y modificación de la ganancia del registro, entre otros procesados.

La unidad de control suele ir conectada a un monitor para visualizar la señal que


se está adquiriendo. Se puede seleccionar la forma de visualización del registro en
campo, optando por un registro de trazas de amplitud o bien por una serie de
escalas de colores o de tonos de gris, donde cada tono engloba un intervalo de
amplitudes de la onda registrada. En los casos de radares más sencillos
únicamente se puede visualizar la señal, sin poder efectuar ningún tipo de
tratamiento que mejore la calidad de imagen durante la adquisición de datos de
campo. En otros equipos esta unidad central es un ordenador personal portátil al
que se le ha cargado un programa para efectuar el control de las antenas y el
procesado básico de las señales.

La fuente de alimentación de la unidad central es de corriente continua. Consiste,


en muchos casos, en una batería de 12 voltios.

5.4.2. Accesorios y equipos complementarios.

El equipo básico consta de una unidad central, una o varias antenas (se explican en
este mismo capítulo) y una unidad de registro de datos. A estos elementos básicos
se les pueden añadir algunos accesorios para facilitar las tareas de adquisición de
datos. Con la misma finalidad se pueden utilizar equipos complementarios.

Accesorios.

Los accesorios con los que puede complementarse este equipo básico son
diversos. Podemos separarlos en dos grupos: los complementos para la
visualización y almacenamiento de los registros y los accesorios para situar los
perfiles.

Dentro de los accesorios para visualización se incluyen los siguientes elementos:


166 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

1. Impresoras. En casi todas las unidades centrales se puede conectar una


impresora que permite obtener los registros en papel durante los trabajos de
adquisición de datos en campo.

2. Pantallas. Se pueden conectar a la unidad central para tener una visión clara de
los registros que se adquieren.

3. Programas informáticos. Gestionan estos accesorios y permiten un amplio


tratamiento de datos.

4. Unidades de registro de datos en soporte magnético (cinta o disco) u óptico.

Para situar los perfiles se suelen utilizar dos tipos de accesorios:

1. Marcadores. Se conectan tanto a la unidad central como a las antenas y


permiten introducir una marca en el registro cada vez que se presiona un
pulsador. Esto permite introducir marcas para indicar el inicio y el final del
perfil y para advertir sobre algún elemento especial dentro del perfil. También
permite introducir marcas en el registro que indican puntos equiespaciados
sobre el perfil. Por ejemplo, se puede introducir una marca cada metro de
distancia. Estas marcas, si la velocidad de desplazamiento de la antena no es
constante dividen el radargrama en intervalos desiguales.

2. Odómetros. Conectados a la unidad central se añaden a las antenas. En


ocasiones están implementados en un soporte con ruedas sobre el que se sitúa
la antena. Este sistema permite determinar la posición de los distintos puntos
del radargrama con mayor precisión que en el caso de los marcadores.

Equipos complementarios.

Para efectuar el estudio se pueden utilizar equipos complementarios que


simplifican el trabajo y que permiten mayor precisión en la interpretación final de
los datos. Estos equipos no se conectan a la unidad central, pero son útiles tanto
durante los trabajos de campo como durante el procesado posterior de los
registros. Se pueden agrupar en equipos para tratamiento de datos y visualización
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 167

de radargramas, equipos para situar perfiles y otros equipos complementarios para


porte del radar y de las antenas y para facilitar su manejo.

Dentro de los equipos para tratamiento de datos y visualización de radargramas se


incluye todo el material informático para visualizar los registros gráficos y para
pasar los datos a otros tipos de soporte: impresoras, plotters, escáners, ordenadores
personales, programas informáticos, etc... Se utilizan tras la adquisición de datos
en los trabajos posteriores.

Entre los equipos para situar los perfiles se encuentran aquellos instrumentos que
pueden facilitar el posicionamiento de los perfiles en un plano. Entre otros,
destacan:

1. Material topográfico para posicionamiento: fitas, cintas métricas, taquímetros,


entre otros. Normalmente se utilizan fitas o banderolas para situar los puntos
de inicio y de final del perfil. Las cintas métricas se utilizan para situar marcas
sobre el terreno indicando la distancia a la que se encuentra la antena del inicio
del perfil en cada instante. También se utilizan para, junto con la brújula, situar
los puntos de inicio y de final de perfil respecto a una referencia conocida.
Para situar topográficamente los puntos del perfil se pueden utilizar
taquímetros, estaciones totales y otros instrumentos topográficos.

2. Material topográfico para posicionamiento por satélite, sistemas GPS. Algunas


unidades de radar modernas llevan implementado este sistema para posicionar
con exactitud y de forma rápida los diferentes puntos del perfil.

3. Equipos fotográficos. Para determinar la situación exacta del perfil es muy


práctico obtener material gráfico de cada uno o de algunos de los perfiles
realizados. Esta información fotográfica es de gran ayuda al interpretar los
resultados en laboratorio.

Los equipos destinados a porte del equipo y al manejo de antenas son muy
diversos:

1. Para transportar el material hay que tener en cuenta el tipo de terreno donde se
debe efectuar el estudio. La utilización de un vehículo cuando existen accesos
168 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

sencillos (carreteras o caminos amplios) puede facilitar los trabajos de campo.


Sin embargo hay que tener en cuenta la posibilidad de zonas no accesibles con
el vehículo escogido. Por el interior de edificios puede ser útil un pequeño
carro o plataforma con ruedas para poder desplazar tanto la unidad central y el
monitor con su fuente de alimentación. Muchos equipos comerciales se
presentan con un armazón que puede montarse en forma de mochila. Esto
facilita el acceso con el equipo a un mayor número de zonas.

2. Para facilitar el manejo de las antenas en los perfiles trazados se incluyen


elementos que dependen de cada caso estudiado y de la problemática de
acceso a las zonas de interés. Dentro de este grupo se incluyen, entre otros
equipos, una grúa para acceder a zonas elevadas (en ocasiones se necesita
estudiar una cubierta, una bóveda o la parte superior de un muro), cuerdas,
poleas y andamios.

5.4.3. Antenas.

Las antenas son una parte fundamental del equipo básico ya que son los elementos
encargados tanto de emitir el pulso electromagnético al medio como de recibir la
energía que regresa a la superficie tras haber sufrido una reflexión.

Las antenas se conectan con la unidad de control mediante un cableado que puede
ser metálico u óptico. Este último es el más adecuado para el caso de frecuencias
bajas (por debajo de los 100 MHz), ya que los metálicos generan corrientes
parásitas que quedan registradas en la señal como ruido electrónico de fondo
(ruido termal). Este efecto es más notable cuando se trabaja con bajas frecuencias,
necesarias para rangos mayores de tiempo doble de propagación.

Las antenas se utilizan para realizar dos funciones básicas en la prospección con
georradar: deben radiar la energía que se les suministra en forma de potencia con
la direccionalidad y las características adecuadas a la aplicación pensada, y deben
recibir la parte que se refleja en las discontinuidades electromagnéticas del medio
y regresa hacia la superficie sobre la que se coloca la antena. Cuando utilizamos
las antenas en estudios de prospección es importante que la mayor parte de la
energía radiada lo haga en una única dirección. Esto permite mejorar la relación
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 169

señal / ruido, permitiendo obtener registros nítidos con un rango más elevado
(mayor profundidad de estudio). La disminución del ruido se produce porque al
emitir la energía únicamente hacia el interior del medio de estudio se evitan las
reflexiones en objetos externos. Por este motivo es habitual el empleo de antenas
direccionales y apantalladas.

Una forma muy común de caracterizar a las antenas es por la frecuencia central de
su emisión. La longitud de onda del pulso emitido depende de esta frecuencia y de
la velocidad de la onda en el medio a través de la conocida expresión:

v
λ= (5.18)
f

Siendo v la velocidad de propagación de la onda electromagnética en el medio


donde se produce la propagación (si la onda se propaga en el aire, esta velocidad
puede tomarse como la velocidad de propagación de una onda electromagnética en
el vacío, c), λ la longitud de la onda en dicho medio y f la frecuencia del pulso
emitido.

De este modo, las antenas que se utilizan en prospección con radar de subsuelo
quedan determinadas totalmente por la frecuencia del pulso que emiten al radiar,
ya que la longitud de onda de la energía radiada dependerá de las características
del medio por el que se propaga. Se puede definir una antena dando únicamente la
frecuencia central a la que está emitiendo y su ancho de banda. Normalmente, en
los radares de subsuelo esta banda tiene una anchura frecuencial aproximadamente
del mismo orden que su frecuencia central.

Cada tipo de antena se ha de escoger debidamente de acuerdo con las necesidades


de su utilización. En la tabla 5.1 se presenta la división general por bandas
frecuenciales según Cardama et al. (1993). Junto a la frecuencia se añade la
longitud de onda en el vacío, donde c ≈ 3 x 108. En la tabla 5.2 se muestran las
bandas de frecuencias de las ondas electromagnéticas más altas con la longitud de
onda en el vacío, la energía de la radiación y la denominación de cada una de las
bandas. El georradar trabaja con frecuencias situadas entre las microondas y las
ondas de radio.
170 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

La banda que se denomina de radio frecuencias es la que comprende las zonas de


MF, HF y VHF, mientras que la banda denominada de microondas comprende las
zonas de UHF, SHF y EHF. Los georradares utilizan bandas de frecuencia situadas
entre 3 GHz y los 10 MHz aproximadamente, es decir, que trabajan con las bandas
de radiofrecuencias y de microondas (entre las bandas de HF y de UHF).

Banda Frecuencia Longitud de onda Denominación


ELF Menor a 3 KHz > 100 Km Frecuencia extremadamente baja
VLF 3-30 KHz 100-10 Km Muy baja frecuencia
LF 30-300 KHz 10-1 Km Baja frecuencia
MF 0.3-3 MHz 1000-100 m Frecuencia media
HF 3-30 MHz 100-10 m Alta frecuencia
VHF 30-300 MHz 10-1 m Muy alta frecuencia
UHF 0.3-3 GHz 100-10 cm Ultra alta frecuencia
SHF 3-30 GHz 10-1 cm Super alta frecuencia
EHF 30-300 GHz 10-1 mm Extremadamente alta frecuencia

Tabla 5.1. Bandas de frecuencia y longitudes de onda correspondientes


a cada banda para la propagación en el vacío (Cardama et al., 1993).

Frecuencia Longitud de Energía del Tipo de


(Hz) onda en el vacío fotón radiación
3*10-15 m - 6*10- 1 GeV - 200 KeV Rayos g
~ 1023 - 5*1919 12
m
6*10 m - 10-9
-12
200 KeV- 1.2 Rayos X
19 17
~ 5*10 - 3*19 m KeV
1 nm - 400 nm 1.2 KeV - 3.1 eV Ultravioleta
17 14
~ 3*10 - 7.5*19
400 nm - 750 nm 3.1 eV - 1.65 eV Luz visible
~ 7.5*1014 - 4*1914
0.75 mm - 1 mm 1.7 eV - 10-3 eV Infrarrojo
14 11
~ 4*10 - 3*10
1 mm - 30 cm 10-3 eV - 4*10-6 Microondas
11 9
~ 3*10 - 10 eV
-6
> 30 cm 4*10 eV - 0 eV Radiofrecuencias
< 109

Tabla 5.2. Espectro de las ondas electromagnéticas.

También es posible otra agrupación de las antenas basada en las características


constructivas. Cada aplicación requiere una determinada antena de características
adecuadas. Debido al gran espectro de frecuencias que pueden cubrir podemos
encontrar muchas antenas diferentes respecto a sus propiedades o utilidades,
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 171

aunque pueden clasificarse en tres grandes grupos: antenas alámbricas, antenas de


apertura y reflectores y agrupaciones de antenas.

1. Antenas alámbricas. Están construidas mediante hilos conductores que


soportan las corrientes que dan lugar a los campos electromagnéticos radiados.
La disposición y geometría de estos hilos puede ser diversa, pudiendo consistir
en hilos rectos que forman de este modo dispositivos dipolares, en forma de V
o rómbicos, en espiras que pueden tener distintas formas (cuadradas,
circulares, mariposa, etc.) o formando hélices. Las antenas de radar de
subsuelo son antenas cuya disposición de los hilos conductores es una espira,
usualmente con forma de mariposa (Hänninen et al., 1992; Duke, 1990). Se
suelen denominar antenas de media longitud de onda, ya que la longitud de la
onda en el vacío es el doble de la distancia máxima de la espira. Hänninen et
al. (1992) presentan un esquema de situación y forma de un dipolo para una
antena de 100 MHz de la casa “GSSI”. Este esquema es el de la figura 5.5.

2. Antenas de apertura y reflectores. En las antenas que se incluyen en este grupo


la onda radiada se genera gracias a una disposición de campos que se excitan
mediante guías de ondas. Este tipo de antenas es muy usual en las
telecomunicaciones cuando se asocian a algún tipo de reflector, siendo el
reflector parabólico el más común.

3. Agrupaciones de antenas. En este grupo se engloban todas aquellas


asociaciones o combinaciones de antenas que pueden realizarse utilizando
cualquier tipo de antena. Las asociaciones de antena se utilizan cuando se
requiere un determinado tipo de radiación que no puede conseguirse con una
única antena.

Las antenas utilizadas en un georradar suelen consistir en espiras de media


longitud de onda que trabajan como dipolos (figura 5.5). La longitud de estas
espiras determina la frecuencia central de la emisión, ya que la onda emitida, en el
vacío, tiene una longitud doble a la de la espira.
172 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

Figura 5.5. Esquema de una antena de 100 MHz de “GSSI” (según


Hänninen et al., 1992). La espira que hace de dipolo emisor es del tipo
mariposa.

En el aire, estas antenas emiten un lóbulo principal que forma un campo


aproximadamente cilíndrico (figura 5.2). Sin embargo, cuando se sitúa la antena
en contacto con el suelo, el diagrama de radiación de la antena se modifica
considerablemente como consecuencia del brusco contraste entre parámetros
electromagnéticos debidos al contacto aire-suelo. Este diagrama presenta un
lóbulo principal en el eje vertical (en dirección hacia el interior del subsuelo). El
ángulo de emisión del mencionado lóbulo forma un ángulo respecto a la vertical
que depende de la permitividad dieléctrica efectiva de los materiales del suelo (ver
expresión 5.17). También presenta un lóbulo secundario no muy grande, en la
dirección opuesta, es decir, hacia el aire. En el plano horizontal (plano
conteniendo al eje del dipolo) el diagrama de radiación presenta dos lóbulos
secundarios en la dirección hacia el interior del subsuelo, alrededor del lóbulo
principal (figura 5.2).

Puede deducirse de esto que, cuanto más pequeño es el valor de la permitividad


dieléctrica del medio estudiado, mayor es el ángulo β de semianchura del lóbulo,
es decir, la apertura del cono de emisión que forma el lóbulo principal es mayor.
Esto indica que se obtiene una mayor focalización de la energía en el caso de
permitividades dieléctricas efectivas elevadas.

Por otro lado, la existencia de los lóbulos secundarios ocasiona que puedan
producirse reflexiones en elementos externos al medio estudiado, como puede ser
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 173

el caso de reflexiones en puentes si se está efectuando el estudio del suelo bajo el


arco del puente, o bien reflexiones laterales (en farolas, coches, etc.).

Parámetros de las antenas.

La frecuencia central de una emisión es uno de los parámetros de las antenas más
importantes. Éste determina la penetración de la señal emitida en los materiales
del medio a estudiar.

Otra de las características de las antenas es la anchura de banda de la emisión,


centrada en la frecuencia que caracteriza al equipo. Como interesa que el pulso
que emite una antena tenga una duración corta (en el caso de los aparatos
utilizados para muchos de los ejemplos que ilustran este libro se sitúa entre 1 ns y
10 ns), la anchura de la banda de frecuencias tiene que ser grande. De este modo,
por ejemplo, una antena que emita a una frecuencia central de 100 MHz puede
estar emitiendo en una banda centrada en los 100 MHz con un ancho de banda del
mismo orden magnitud, o sea, situado entre los 50 MHz y los 250 MHz.

El ancho de banda de este tipo de antenas provoca una pérdida de energía por
dispersión. La atenuación de la señal para una misma frecuencia central aumenta
cuando la banda de frecuencias es más ancha, haciendo que la sensibilidad del
aparato y el alcance del estudio disminuya.

La frecuencia central de la emisión depende del dipolo de la antena. Este


parámetro limita tanto el alcance del método (rango) como su resolución (ver
capítulo 4). Las emisiones a bajas frecuencias se atenúan en menor medida que las
altas frecuencias, pudiendo alcanzar con las primeras profundidades mayores de
estudio. Por otro lado, debido a que tienen una longitud de onda mayor que las
emisiones a más alta frecuencia, la resolución obtenida es menor.

Tipos de antenas de georradar: monoestáticas y biestáticas.

Para estudios de georradar se realiza otra diferenciación entre antenas, atendiendo


a si se trata de una única antena o de dos. Se distingue entre antenas monoestáticas
(primer caso) y biestáticas (segundo caso).
174 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

1. Las antenas monoestáticas son a la vez emisoras y receptoras de la energía.


Pueden diferenciarse dos tipos: antenas de conmutación y antenas de dos
dipolos. Las primeras tienen una única espira que puede actuar como emisora
y como receptora de energía. Para ello se incluye un conmutador que va
modificando su actuación. Al inicio de cada traza, la antena funciona
emitiendo el pulso de energía de corta duración, pasando inmediatamente a
funcionar como receptora. Tras un tiempo de recepción que varía de un tipo de
antena a otra, vuelve a conmutar la función y de nuevo emite un corto pulso
(entre 1 ns y 100 ns), pasando a ser de nuevo receptora tras la emisión. Cuando
se trabaja con este tipo de antenas habrá que tener en cuenta no superar el
tiempo de conmutación cuando se selecciona el rango de estudio. Las antenas
de dos dipolos presentan, en el interior de la carcasa, dos dipolos separados.
Uno de ellos funciona como emisor, mientras el otro es un receptor. La
separación de las dos espiras es constante, y se desplazan juntas con una única
carcasa que las cubre a ambas. Las antenas monoestáticas permiten realizar
con facilidad perfiles, siendo utilizadas en trabajos que requieren mayor
rapidez, un número elevado de perfiles o una estructura de malla para poder
analizar el medio, es decir, agrupaciones de perfiles paralelos y cruzados.

2. Las antenas biestáticas se componen de dos módulos separados. Por un lado se


tiene la antena emisora y por otro la antena receptora. La independencia entre
emisora y receptora permite variar la distancia entre ambas. Esta característica
permite calcular velocidades aparentes de propagación de la onda, utilizando
técnicas iguales a las que se emplean en prospección sísmica con estudios de
punto medio común (“CMP”). También se utilizan estas antenas para estudios
puntuales, obteniendo una traza en cada punto de estudio.

5.4.4. Métodos de obtención de datos con diferentes antenas.

Con las antenas monoestáticas pueden efectuarse tres tipos de adquisición de


datos, dos de ellas sobre superficie y la tercera en pozos de sondeo. Las
adquisiciones de datos sobre superficie pueden ser mediante perfiles o puntuales.
Con las antenas biestáticas, además de los métodos anteriores, pueden aplicarse
técnicas de punto medio común (“CMP”), transiluminación o reflexión de gran
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 175

ángulo (“WARR”). En pozos de sondeo estas antenas permiten realizar también


estudios entre dos pozos (“cross-hole”).

Cada método debe seleccionarse en función del problema que se debe estudiar y
los resultados que se desean.

Adquisiciones en perfiles.

Para efectuar un perfil se desplaza la antena (monoestática) o las dos antenas sin
variar la separación existente entre ellas (biestáticas) a lo largo de una línea.
Durante el desplazamiento se emite un elevado número de pulsos por segundo. Se
pueden emitir desde 1 hasta 100 pulsos cada segundo. Esto permite que la
adquisición de datos, aunque sea en realidad puntual se pueda considerar continua
por la cantidad de trazas que se tienen en todo el perfil, dependiendo siempre de la
velocidad de desplazamiento de la antena. Este desplazamiento debe realizarse a
una velocidad lo más constante posible, siendo conveniente utilizar un odómetro
durante la adquisición de datos. La antena puede estar situada tocando la
superficie del medio que se desea estudiar, aunque no es imprescindible (figura
5.6).

Pueden obtenerse registros largos de forma rápida colocando, por ejemplo, las
antenas sujetas a un coche que se desplaza a una velocidad constante (los equipos
de última generación permiten una exhaustiva adquisición de datos a una
velocidad de 80 Km/h). La reflexión en estos casos puede considerarse casi
vertical.

Desplazamiento de
la antena sobre la
superficie
Antena

Figura 5.6. Esquema de adquisición de datos mediante perfiles.


176 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

Adquisiciones puntuales.

La adquisición de datos de forma puntual se realiza situando la antena (antena


monoestática) o las dos antenas a una determinada distancia entre sí (antena
biestática), en un punto dado del área de estudio. En dicho punto, y sin efectuar
ningún desplazamiento de las antenas, se realiza la emisión de energía y la
adquisición de datos (figura 5.7). De esta forma tenemos información del interior
del medio situado en la vertical del punto donde se ha ubicado la antena. En el
caso de trabajar con dos antenas biestáticas separadas entre sí una cierta distancia
la información es la correspondiente a la zona central entre ambas en la que se
produce la reflexión. Esta forma de adquisición de datos se suele realizar cuando
el terreno impide otro tipo de prospección que implique desplazamiento de las
antenas (por ejemplo en el caso de glaciares o en zonas donde la existencia de
obstáculos que impide o dificulta el desplazamiento uniforme de las antenas).

Antena

Figura 5.7. Esquema de la adquisición de datos puntual.

Punto medio común ("Common Mid Point”, “CMP").

Conocidos también por el nombre de punto común en profundidad ("Common


Depth Point", "CDP") o punto de reflexión común ("Common Reflection Point",
"CRP"), este tipo de estudios se realiza con antenas biestáticas desplazando la
emisora y la receptora en direcciones opuestas, respecto a un punto central entre
ambas. Las dos antenas deben quedar siempre equidistantes a dicho punto central
(figura 5.8), y al realizarse la adquisición de datos se obtiene un registro que,
representado en una gráfica distancia-tiempo, tiene la forma de una hipérbola si
únicamente tenemos un reflector bajo las antenas. La ecuación de esta hipérbola
depende del tiempo de propagación, de la distancia entre antenas, de la velocidad
de propagación de la onda por el medio (y por lo tanto de sus características
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 177

electromagnéticas) y de la profundidad a la que se localiza la superficie reflectora.


En el capítulo 7 de procesado de datos se comenta la forma de trabajar con este
tipo de datos y se definen las ecuaciones de la hipérbola. A partir de los datos
conocidos de distancia entre antenas y de tiempos de propagación, es posible
obtener los parámetros del medio (velocidad efectiva de propagación y
profundidad del reflector). En el caso de tener más de una superficie reflectora
bajo las antenas, el resultado en la gráfica distancia-tiempo es una hipérbola por
cada una de las superficies reflectoras. La determinación de las diferentes
velocidades y profundidades depende de los parámetros mencionados antes y de
las velocidades y profundidades de las capas situadas por encima del reflector
considerado.

Este método de prospección permite obtener una aproximación de las velocidades


efectivas de propagación de la onda en diferentes materiales.

Desplazamiento de la antena emisora Desplazamiento de la antena receptora

Antena Antena Antena Antena Antena Antena


emisora emisora emisora receptora receptora receptora

Figura 5.8. Esquema de la obtención de datos con CMP.

Los registros que resultan contienen información de diferentes ondas


electromagnéticas, de manera que se puede analizar la onda directa que se ha
propagado por el aire, la onda directa que se propaga por el primer medio y las
diferentes reflexiones que quedan registradas con forma de hipérbolas. Las
refracciones de aquellas ondas que han incidido en la discontinuidad con ángulo
crítico se observan en los registros como rectas. La detección de estas ondas
refractadas críticamente en las diferentes interfaces de los medios permite estimar
velocidades de propagación como la inversa de la pendiente de cada una de las
rectas registradas. Hay que tener en cuenta que solo se producen estas ondas
cuando la velocidad de los medios en contacto aumenta con la profundidad, lo que
quiere decir que la permitividad relativa disminuye. No se producen si en la
178 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

discontinuidad electromagnética la velocidad del medio inferior es menor que la


del medio superior, lo que sucede a menudo el terreno (un aumento del contenido
de agua de un medio hace que la velocidad de propagación de la onda
electromangética disminuya).

Transiluminación y tomografía.

Estos métodos de estudio se aplican a muros y medios que tienen dos superficies
paralelas en las que se puedan situar las antenas. Suele aplicarse, con antenas de
alta frecuencia, a elementos constructivos: muros, columnas, etc.; y con antenas de
baja frecuencia a túneles (siempre que existan dos túneles paralelos), a minas
(realizando el estudio entre dos galerías paralelas), etc. El estudio de pozos de
sondeo que se comenta más adelante es una variación de la transiluminación.

En la transiluminación se coloca la antena emisora sobre una de las superficies y


la receptora en la superficie opuesta (figura 5.9). Una de las antenas permanece
fija sobre una de las superficies mientras que la otra se desplaza a lo largo de la
superficie opuesta. La antena receptora capta la onda que se propaga de forma
directa por el medio. Las variaciones en la velocidad de propagación dan
información de los cambios laterales. La posición de ambas antenas y la distancia
existente entre ambas debe ser conocida en todo momento, de tal forma que se
puede conocer la velocidad de propagación de la onda para cada una de estas
posiciones. También es posible efectuar un cálculo de atenuaciones si además de
realizar medidas de tiempo de propagación se efectúan medidas de amplitud de las
ondas.

Este método permite realizar tomografías con GPR (figura 5.10.a). Con la
tomografía se pueden obtener imágenes bidimensionales de variaciones de
velocidad dentro de un mismo medio. Estas variaciones de velocidad se
corresponden con cambios o variaciones suaves de la permitividad dieléctrica
efectiva, que a su vez se relaciona con cambios de material o variaciones en las
condiciones de éste (humedad, zonas de fractura, compactación, etc.). También se
realizan tomografías en las que se analizan los cambios de amplitud en la onda,
trabajando sobre atenuaciones en lugar de hacerlo sobre velocidades.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 179

Para obtener estos resultados se miden los tiempos de propagación de la onda


entre el receptor y el emisor (figura 5.10).

En estudios tomográficos el plano entre las antenas emisora y las receptora se


divide en celdas (figura 5.10.b). Cada registro es una función de la velocidad y de
la longitud de cada celda que atraviesa la onda durante su propagación. Partiendo
de unos valores iniciales para las velocidades de cada celda y los tiempos de
propagación dentro de cada una de ellas (para el tramo de cada trayectoria que
intersecta con la celda), se realiza la inversión de datos. Es necesario un sistema
de ecuaciones sobredimensionado que se obtiene efectuando una medida para cada
posición de la antena emisora y de la receptora, como se indica en la figura 5.10.

receptora
emisora
Antena
Desplazamiento de la antena emisora

Antena
emisora
Antena
emisora
Antena

Figura 5.9. Esquema de la transiluminación. Las antenas emisora y


receptora se sitúan en superficies opuestas.

Los valores de la velocidad asociada a cada celda base se ajustan mediante un


proceso iterativo realizando la suma de tiempos esperados para cada trayectoria
según el modelo de celdas y comparando con el resultado experimental. El
resultado final de distribución de velocidades por el interior del medio se obtiene
cuando la diferencia entre los tiempos calculados y observados es mínima. El
180 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

resultado final es un corte bidimensional del medio, entre la zona de emisión y la


de recepción, en el que se aprecian las variaciones de velocidad. Esto permite
determinar zonas de velocidad anómala. Se han realizado interesantes trabajos con
este método, como el estudio del interior de la base del Nathan Hale Monument,
en Connecticut (U.S.A.), realizado por Liu et al. (1998). La diferencia de
velocidades determinada mediante tomografía permitió determinar que la
estructura era hueca.
la antena emisora

la antena receptora
Posiciones de

Posiciones de

a. b.

Figura 5.10. Tomografía GPR. Esquema de la realización de una


tomografía con georradar (a). División del plano en celdas (b).

Reflexión y refracción de gran ángulo ("Wide Angle Reflexion and


Refraction", "WARR").

Este método de estudio se realiza con antenas biestáticas. Consiste en dejar fija
una de las dos (la emisora o la receptora) y desplazar la otra aumentando la
distancia entre ambas. En la figura 5.11 se presenta un esquema de este método de
adquisición de datos. Este tipo de aplicación se realiza en medios donde las
superficies reflectoras son, aproximadamente, planas y paralelas a la superficie. En
este caso, realizando la hipótesis de medios homogéneos (sin variaciones
diferenciales de velocidad en la propagación de las ondas) es posible estimar las
velocidades verticales de cada material entre discontinuidades. La permitividad
dieléctrica efectiva del medio se calcula una vez conocida la velocidad de
propagación de la onda.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 181

Los registros obtenidos mediante reflexión de gran ángulo, como se aprecia en la


figura 5.11, contienen diferentes eventos: la onda aérea (onda que se propaga
directamente por el aire de una antena a otra), la onda directa (que se propaga por
el medio superior), las ondas reflejadas (una por cada contraste electromagnético
brusco en el medio) y las ondas refractadas críticamente siempre que se produzcan
las condiciones adecuadas para que se generen (registradas como rectas en el
radargrama, una por cada discontinuidad electromagnética del medio siempre y
cuando la velocidad de propagación sea mayor en el medio inferior que en el
superior). La onda aérea se propaga con una velocidad próxima a c=30 cm/ns. La
onda directa lo hace con la velocidad del primer medio, igual que la primera
reflexión. Si existen reflexiones posteriores, las ondas registradas contienen
información acerca de la velocidad de todos los medios que atraviesan durante su
propagación. Los resultados de este método se representan en gráficas tiempo-
distancia. Hay que tener en cuenta que una de las fases registradas en los
radargramas es la onda directa por el aire. Los datos se procesan de forma similar
a los de sísmica de reflexión.

Desplazamiento de la antena emisora


Antena fija
Onda aérea Antena
Antena Antena Antena
emisora emisora emisora receptora

Ondas directas

Ondas reflejadas

Figura 5.11. Esquema de un perfil de reflexión y refracción de gran


ángulo.

Sondeos.

Para finalizar esta breve introducción a los diferentes métodos de adquisición de


datos con georradar hay que hablar de las aplicaciones en sondeos. En estudios de
sondeos también es posible utilizar los dos tipos de antenas: monoestáticas y
182 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

biestáticas. Ya se ha comentado que, en algunos casos (cuando existan dos


sondeos paralelos), el tipo de dispositivo que puede emplearse es similar al
utilizado para una tomografía o transiluminación.

En el caso de realizar un estudio de un único sondeo con una antena monoestática


(figura 5.12) se debe desplazar ésta por el pozo.

Pozo de sondeo

monoestática
Antena
monoestática
Antena

Figura 5.12. Esquema de un estudio de sondeo utilizando una antena


monoestática.

Los registros se realizan de forma similar a los de perfiles. Hay que tener en
cuenta la direccionalidad de la antena, ya que los radargramas pueden ser el
resultado de las reflexiones en una única dirección o de reflexiones en todas las
direcciones.

Con antenas biestáticas se puede proceder de igual manera que con monoestáticas
(figura 5.13.a) en un sólo sondeo, o pueden utilizarse de forma similar a las
tomografías (figura 5.13.b).
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 183

Pozo de Pozos de sondeo paralelos


sondeo

Receptora
Antena
Emisora
Antena

Emisora
Antena

Receptora
Antena
Receptora
Antena

Receptora
Antena
a b

Figura 5.13. Estudio de sondeos utilizando antenas biestáticas. a) Un


solo pozo. b) Dos pozos paralelos.

5.5. Equipo de radar de subsuelo utilizado.

Para finalizar este capítulo se describe el equipo empleado para realizar los
trabajos prácticos y la experimentación de esta tesis: un georradar modelo SIR-10
de la casa "Geophysical Survey Sistems Inc." (“GSSI”). Se analizan dos aspectos:
las características físicas del equipo y las de radiación.

5.5.1. Características físicas.

Este modelo de georradar está pensado principalmente para aplicaciones en


ingeniería. Está compuesto por una unidad central, modelo MF-10, con diversos
periféricos. Uno de ellos es un monitor en color, modelo CD-10, que permite la
visualización de los registros durante la adquisición de datos y el acceso a los
diferentes menús de trabajo del equipo mediante un sencillo teclado. El cable de
conexión entre la unidad central y el monitor tiene una longitud de 3 metros.
Además del teclado el monitor tiene de una pequeña pantalla de 7.5 pulgadas.
Otros periféricos que deben conectarse al ordenador son las antenas (pueden
184 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

conectarse hasta cuatro). De forma opcional admite la conexión de un teclado de


ordenador, una impresora y un odómetro.

La fuente de alimentación para la unidad central puede ser de corriente alterna


(una batería de 12 voltios) o de corriente continua (de 110 voltios o de 220
voltios) con transformador.

Unidad central.

Las funciones de la unidad central son tres: control de la emisión de pulsos


electromagnéticos, control de la recepción de energía y almacenamiento de los
datos. Para esto último dispone de una unidad de grabación en cinta magnética.
Un programa informático permite el acceso a cada una de estas funciones dejando
modificar parámetros. Con este programa se pueden determinar características de
la señal emitida: número de pulsos por segundo, número de muestras por cada
traza emitida, rango máximo del registro, canales con antenas conectadas, modelo
de antena y velocidad de transmisión de datos. Permite también un sencillo
tratamiento de datos durante el proceso de adquisición: utilización de filtros
verticales (aplicados a cada una de las trazas) u horizontales (suma de trazas para
una determinada ventana horizontal) y aplicación de ganancia (amplificación de la
señal). Así mismo es posible determinar diferentes parámetros para el registro:
punto temporal de inicio de registro e introducción de marcas de distancia (con o
sin odómetro). Y parámetros de visualización de dicho registro: selección del tipo
de visualización (trazas de amplitud o colores asociados a diferentes bandas de
amplitud), selección de la coordenada del eje vertical (temporal si se introduce el
cero en la selección de permitividad dieléctrica y espacial -profundidades
calculadas a partir de la permitividad dieléctrica- si se introduce cualquier otro
valor en este campo) y situación (en coordenadas) de puntos de interés en el
registro. Este programa también permite la opción del almacenaje del radargrama
en cinta o su salida por impresora.

La emisión de pulsos por la antena conectada se coordina en la unidad central


mediante un reloj interno que emite pulsos de duración de entre 1 y 10 ns con una
frecuencia de 50 kHz (Lorenzo, 1994). Cada pulso activa los dipolos o el dipolo
de la antena que pasa a emitir con la frecuencia central característica de cada
modelo. Mientras no emite estos pulsos, la unidad central permanece recibiendo
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 185

las señales provenientes de los diferentes reflectores del medio que se estudia.
Para la recepción de las señales se utiliza una técnica de muestreo con la
información que se recibe cada 2· 10-5 s. El proceso se detalla en la tesis doctoral
de E. Lorenzo Cimadevila (1994). La precisión de la señal final depende del
número de pulsos de reflexión utilizados para su reconstrucción, pudiendo
seleccionar este parámetro desde la unidad central (trazas por segundo).

La figura 5.14 muestra la unidad central junto con el monitor del georradar
SIR-10.

Figura 5.14. Fotografía de la unidad central y del monitor del georradar


SIR-10 de “GSSI” (página WEB de “GSSI”: www.geophysics.com).

Antenas.

Las antenas son otra parte importante del equipo. Éstas actúan como un
transductor electromagnético que transforma los impulsos eléctricos que recibe de
la unidad central en una serie de pulsos u ondas electromagnéticas de corta
duración que se emiten en el medio a estudiar. Las utilizadas en todos trabajos que
se presentan en esta tesis son antenas monoestáticas. La ventaja de este tipo de
antenas frente a las biestáticas es su mayor facilidad de manejo para trabajos de
campo. El inconveniente es que no permiten efectuar la estimación de las
velocidades del medio con perfiles de punto medio común o de reflexión de gran
ángulo. De esta forma la estimación de la velocidad si se han empleado antenas
monoestáticas debe realizarse a partir de experimentación de laboratorio o
mediante el conocimiento de los materiales que componen el medio. Otra función
de las antenas es captar la energía reflejada y transformarla en pulsos eléctricos
que envía a la unidad central.
186 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

Cada antena se caracteriza por su frecuencia central y por la duración del pulso
emitido. Las señales radiadas por una antena presentan un espectro de amplitudes
centrado en una frecuencia determinada. A esta frecuencia se le llama frecuencia
central de la antena. La duración de esta señal radiada es un parámetro que
determina la resolución de la antena. La anchura de la banda de frecuencias del
espectro de amplitudes es inversamente proporcional a la duración del pulso
(ecuación 4.25 y figura 4.11). Una duración menor de la señal emitida equivale a
un mayor ancho de banda alrededor de la frecuencia central.

Las antenas son direccionales. Están apantalladas en todas sus superficies excepto
en aquella por la que se produce la emisión y recepción de la señal. El
apantallamiento es una característica importante cuando se realiza un estudio en el
interior de un edificio o en cualquier área cerrada o parcialmente cerrada. Cuando
las señales, debidas a reflexiones externas al medio de estudio, alcanzan las
superficies apantalladas se atenúan fuertemente y no se registran en el radargrama.
Esto mejora la relación señal/ruido al eliminar los eventos procedentes del exterior
del medio de interés.

Todas las antenas utilizadas en los ejemplos que se presentan en esta tesis
(trabajos de campo y de experimentación) han sido fabricadas por la misma casa
que la unidad central: "Geophysical Survey Systems Inc". (“GSSI”). Las
frecuencias centrales de trabajo han sido 1000 MHz, 900 MHz, 500 MHz y 100
MHz. La selección, en cada caso, de la antena se ha realizado teniendo en cuenta
el tipo de trabajo, el lugar de trabajo, la resolución requerida y la profundidad de
penetración deseada. Para trabajos muy superficiales y que requerían precisión
(interior de muros, pavimentos, etc.) las antenas seleccionadas han sido las de
1000 MHz y 900 MHz. En trabajos que requerían una penetración media
(alrededor de los dos metros) la antena seleccionada ha sido la de 500 MHz
(localización de elementos arqueológicos). Para mayores profundidades (hasta
unos nueve metros) se utilizó la antena de 100 MHz (localización de estructuras
geológicas superficiales, niveles culturales, etc.). En muchos de los ejemplos
presentados se han utilizado varias antenas para obtener informaciones
complementarias o para analizar zonas de características diferentes.

Las antenas de frecuencia central de 1 GHz y de 100 MHz consisten básicamente


en un dipolo emisor con un conmutador que controla los tiempos de emisión de
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 187

señal y de recepción. Este sistema genera un pequeño retardo en la señal registrada


que hay que tener en cuenta al analizar los datos. Se trata de antena monoestáticas
de conmutación. La figura 5.15 muestra una fotografía de una de estas dos
antenas. La otra se presenta en la figura 5.16

Figura 5.15. Antena de 1 GHz de frecuencia central.

Figura 5.16. Antena de 100 MHz de frecuencia central.


188 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

Las antenas de 500 MHz y de 900 MHz de frecuencia central poseen dos dipolos
triangulares de media longitud de onda, uno de ellos como circuito emisor y el
otro como circuito receptor. Los registros obtenidos con estas antenas no presentan
retardo. Son antenas monoestáticas de dos dipolos. Estas dos antenas pueden verse
en las fotografías de las figuras 5.17 (900 MHz) y 5.18 (500 MHz).

Figura 5.17. Antena de 900 MHz de frecuencia central. (Fotografía


obtenida de la página WEB de “GSSI”, www.geophysics.com).

Figura 5.18. Antena de 500 MHz de frecuencia central.


Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 189

5.5.2. Características de radiación.

La información que los fabricantes de “GSSI” ofrecen acerca de sus antenas es


escasa. La tabla 5.3 muestra las características que los fabricantes incluyen en sus
catálogos: la frecuencia central del pulso, la anchura temporal del pulso (para el
aire), el peso y el tamaño. A partir de la anchura de pulso indicada puede
suponerse una anchura de banda de frecuencias para el aire que, en casi todos los
casos coincide con el valor de la frecuencia central. Tanto la anchura del pulso
como la anchura de banda son parámetros calculados y obtenidos considerando el
aire como medio.

La teoría de radiación de una antena (con las mismas características que las
utilizadas en este trabajo) está desarrollada con detalle en numerosos tratados, por
ejemplo en Marshall et al. (1989) y en Lorrain y Corson (1972).

Modelo Frecuencia Anchura del Peso Tamaño


central (MHz) pulso (ns) (Kg) (cm)
3100 1000 1 1.8 3.8x10x16.5
3101 900 1.1 2.3 8x18x33
3102 500 2 7 18x39x42
3207 100 10 13 25x96x56

Tabla 5.3. Características publicadas por “GSSI” para las cuatro


antenas consideradas.

En los trabajos realizados por Glover (1987) y por Duke (1990) se realiza una
descripción detallada de las antenas, de sus propiedades físicas y de los diferentes
modelos de radiación. En la tesis doctoral de Lorenzo (1994) se recopila un
resumen de estos dos trabajos. En ella se describen las características geométricas
del dipolo para las antenas modelo 3101 y 3102, recogidas en la tabla 5.4, siendo
el dipolo del tipo presentado en la figura 5.4.
190 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

Modelo Frecuencia Longitud (m) Anchura (m) Diagonal (m)


3101 900 MHz 0.146 0.102 0.178
3102 500 MHz 0.241 0.127 0.272

Tabla 5.4. Características de los dipolos de espira de las antenas 3101 y


3102 de GSSI (Duke, 1990).

También se puede encontrar información detallada sobre las características


técnicas relativas a antenas en las investigaciones realizadas por Arcone en 1996 y
por Roberts en 2000.

Arcone (1996) realiza un estudio en glaciares antárticos utilizando la antena


modelo 3102 de GSSI. y elabora un estudio sobre dicha antena y sobre la
radiación de la misma en hielo (εr=3.2). La antena modelo 3102 de GSSI es una
antena de dos dipolos (uno receptor y otro transmisor) separados entre sí unos 15
centímetros, confinados en dos semicilindros metálicos con el fin de apantallar las
antenas para que la mayor parte de la emisión/recepción se produzca hacia el
interior del medio estudiado. La frecuencia central del tren de ondas emitido en
aire es de 500 MHz. El diagrama de radiación de esta antena en hielo obtenido por
Arcone (1996) se muestra en las figuras 5.19 (diagrama vertical de radiación) y en
la figura 5.20 (diagrama horizontal).
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 191

P la
no
de
H

Pl
an
o
de
Figura 5.19. Diagrama de radiación de la antena 3102 de “GSSI” E
(monoestática con una separación entre dipolos de 15 cm.) en hielo, en
el plano perpendicular a la superficie (Arcone, 1996).

Figura 5.20. Diagrama de radiación de la antena 3102 de “GSSI” en


hielo en el plano paralelo a la superficie (Arcone, 1996).
192 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

La fase de las ondas recibidas depende de la permitividad dieléctrica de los


medios en contacto. Arcone (1996) considera la polaridad de estas fases mediante
el signo de los cuatro primeros semiperiodos de cada evento (utilizando dos
semiperiodos cuando la amplitud de la señal es pequeña). Para esta antena
concluye que, en el caso de reflexión en contactos que sitúan el material de baja ε
sobre el material de más elevada permitividad dieléctrica, las fases de la reflexión
serán +-+- siendo las del pulso inicial +-+- (no se produce un cambio de fase).
Mientras que en el caso de un material de pequeña ε situado debajo de uno con ε
elevada (es el caso de cavidades en el interior de un medio material) se produce un
cambio de fase, siendo la polaridad del evento registrado -+-+.

El diagrama de radiación que presenta Lorenzo (1994) para esta misma antena fue
obtenido por Glover (1987) para la radiación de una antena en el aire de forma
experimental (figura 5.21).

Figura 5.21. Diagrama de radiación para la antena 3102 de “GSSI”


obtenido por Glover (1987) para el caso del aire (εε = 1).

En los dos diagramas se observa que la máxima energía se radia según la normal a
la superficie de la antena, presentando el mayor ángulo de radiación para la
dirección longitudinal de los dipolos. La anchura de los lóbulos obtenida por
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 193

Arcone (1996) para el hielo es de 43º en el caso del campo eléctrico y de 92º para
el campo magnético. Los valores que presenta Glover (1987) para el aire son de
40º a 50º para el campo eléctrico y unos 100º para el magnético. Duke (1990)
estudia la variación del ángulo de anchura del lóbulo en función de diferentes
valores de la permitividad dieléctrica, apreciando su disminución cuando aumenta
el valor de ε. A partir de los resultados de los distintos autores y considerando la
focalización de la energía, puede considerarse que la mayor parte de la energía
radiada por la antena se concentra en un cono asimétrico de unos 90º, de tal
manera que la huella de la antena es una elipse.

En la figura 5.22 se presenta un pulso obtenido con la antena mencionada. El


medio de propagación es aire y la reflexión se produce en una plancha metálica
situada a 1 metro de distancia. Se pueden observar sus características: un impulso
inicial generado para marcar el inicio de la señal (A), un pulso debido al
acoplamiento entre el transmisor y el receptor (onda directa propagada por el aire)
(B) y las reflexiones en las superficies de contacto (C). En la reflexión que aparece
en la figura no ha habido cambio de fase, siendo el signo del evento reflejado igual
al del evento causado por el acoplamiento de la señal.

Figura 5.22. Traza de georradar obtenida con una antena de dos


dipolos de frecuencia central 500 MHz. La propagación se ha producido
en aire y la reflexión en una plancha metálica. Los eventos observados
son: evento de inicio de registro (A), onda directa aérea (B) y reflexión
en la placa metálica (C). No se ha pruducido cambio de fase entre la
onda directa y la reflexión.

En la figura 5.23 se presenta el contenido de frecuencias de la traza de la figura


5.22. Se aprecia el ancho de banda centrado en los 500 MHz aproximadamente, de
anchura dos veces la frecuencia central. Las amplitudes son valores relativos a la
amplitud en el foco.
194 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

Glover (1987) también analiza la antena de 1 GHz obteniendo para ella el


diagrama de radiación que se presenta en la figura 5.24 y que incluye Lorenzo
(1994) en su tesis doctoral.
1.0
Amplitud (unidades)

0.5

1000 MHz

0.0
0 500 2000 4000 6000
Frecuencia (MHz)

Figura 5.23. Espectro de amplitudes para la traza de la figura 5.22. El


espectro está centrado en 500 MHz y tiene un ancho de banda de,
aproximadamente 1000 MHz.

Figura 5.24. Diagrama de radiación obtenido por Glover (1987) para la


antena 3101 de “GSSI” en el aire.

La figura 5.25 muestra la forma del pulso emitido por las antenas 3101 de “GSSI”
(de 900 MHz de frecuencia central) y 3100 (1000 MHz). En los dos casos la
duración del pulso es aproximadamente del orden de 1 ns.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 195

En las figuras 5.22, 5.25 y 5.26, aparece un impulso al inicio de la traza. Es una
señal electrónica que indica el comienzo del registro y en las cuatro gráficas está
situada a los 0 ns.
a)
1
Amplitud relativa

-1
-2 0 2 4 6
Tiempo (ns)

b)
1
Amplitud relativa

-1
0 2 4 6 8 10
Tiempo (ns)

Figura 5.25. a) Pulso directo de la antena de 3100 (1 GHz), y b) De la


antena de 3101 (900 MHz).

La figura 5.26 muestra los pulsos de las antenas 3207 (100 MHz) y 5106 (200
MHz).

En los cuatro casos la onda mostrada se ha obtenido emitiendo en el aire, sin


reflector o con un reflector a cierta distancia de la antena, de forma que se trata
principalmente de la onda directa o el acoplamiento entre dipolos y del ruido
interno de la antena. Esto permite observar la forma de la señal de la antena y su
duración. La duración de los pulsos es menor para frecuencias más altas, siendo de
unos 2.2 ns para la antena de 500 MHz, de 1.1 ns para la antena de 900 MHz, de 1
ns para la antena de 1 GHz, de 5 ns para la de 200 MHz y de 10 ns para la de 100
MHz.

En la traza de la antena de 900 MHz (figura 5.25) aparece claramente la onda


directa que se propaga por el aire entre los dos dipolos. También puede observarse
una reflexión situada a los 6 ns de tiempo doble de propagación, producida por
una pared situada aproximadamente a 1 metro de distancia de la antena (figura
5.25.b).
196 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

La traza de la figura 5.26.a es altamente ruidosa debido al acoplamiento que se ha


producido entre el ruido de la antena (señal emitida y reverberaciones internas) y
la reflexión en una superficie próxima (el suelo). Esto ha ocurrido porque se trata
de una antena no apantallada, por lo que emite por distintas superficies, de manera
que se producen fuertes reflexiones laterales externas.

c)
1
Amplitud relativa

-1
0 50 100 150 200 250
d) tiempo (ns)

1
Amplitud relativa

-1
-20 0 20 40 60
Tiempo (ns)

Figura 5.26. Trazas de una emisión en el aire de las antenas de c) 100


MHz y d) 200 MHz.

En las figuras 5.27, 5.28, 5.29 y 5.30 se presentan los espectros de amplitud de las
cuatro trazas de las figuras 5.25 y 5.26. En los cuatro casos, al igual que ocurría
con la antena de 500 MHz ya analizada, el ancho de banda es aproximadamente
dos veces el valor de la frecuencia central.

Los espectros aquí mostrados son de las trazas obtenidas radiando hacia el aire
(medio sin reflectores), de forma que corresponden con la frecuencia de la onda
producida por acoplamiento entre el emisor y el receptor. Los resultados se
corresponden con lo que indica el fabricante de las antenas.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología en patrimonio histórico-artístico. 197

Figura 5.27. Espectro de amplitudes para el pulso de la figura 5.25.a


(antena 3110, de 1 GHz).

1.0
Amplitud relativa

0.5

0.0
0 500 1000 1500 2000 2500 3000 3500 4000 4500 5000
Frecuencia (MHz)

Figura 5.28. Espectro de frecuencias para el pulso de la figura 5.25.b


(antena 3101, de 900 MHz).
198 Capítulo 5. Instrumentación, equipos y métodos de adquisición de datos.

1.0
Amplitud relativa

0.5

0.0
0 100 200 300 400
Frecuencia (MHz)

Figura 5.29. Espectro de frecuencias para el pulso de la figura 5.26.a


(antena de 100 MHz).

1.0
Amplitud relativa

0.5

0.0
0 100 200 300 400 500 600 700 800 900 1000 1100
Frecuencia (MHz)

Figura 5.30. Espectro de frecuencias para el pulso de la figura 5.26.b


(antena de 200 MHz).
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 199

Capítulo 6

Propiedades y características de los medios

Resumen.
A lo largo de este capítulo se analiza el comportamiento de las ondas
electromagnéticas durante su propagación por medios materiales, en función de
las características que presentan dichos medios. Se examinan los factores de
composición del medio, saturación y porosidad para relacionarlos con
parámetros tales como velocidad característica promedio, penetración y
atenuación. Se presentan los resultados obtenidos por diferentes autores en
trabajos de laboratorio para determinar la dependencia entre la conductividad y
la permitividad del medio y sus características. Además se realiza una
recopilación de valores y de resultados (de parámetros electromagnéticos) para
distintos materiales y medios. También se incluyen clasificaciones de medios
realizadas por distintos autores, en función de parámetros tales como la
atenuación, la velocidad de propagación y la penetración.

La prospección con radar de subsuelo se realiza sobre medios que, a menudo,


son mezclas de distintos tipos de materiales. Por separado, cada elemento tiene
sus propias características electromagnéticas. Juntos, forman un medio cuya
conductividad, permitividad dieléctrica y permeabilidad magnética dependen de
cada uno de estos elementos y del porcentaje del mismo en la mezcla. Existen
distintos modelos que permiten caracterizar estas mezclas, obteniendo la
permitividad efectiva, por ejemplo, del medio en función de los materiales que
forman parte del mismo y del porcentaje. Estos mismos modelos sirven también
cuando se analiza un medio formado por un solo elemento sólido, agua y aire.
Todo esto define los valores de la conductividad y de la permitividad dieléctrica
del medio. Pero la composición también ejerce influencia sobre la permeabilidad
magnética relativa. En muchas ocasiones es posible prescindir de este parámetro
cuando se analizan los registros de radar de subsuelo, ya que suele ser un valor
próximo a la unidad. Estos valores son característicos de materiales
paramagnéticos y diamagnéticos. Sin embargo los materiales ferrimagnéticos
presentan valores de la permeabilidad relativa muy por encima de la unidad. Un
200 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

ejemplo de este tipo de materiales es la magnetita. Si el medio que se analiza


tiene un cierto porcentaje de estos minerales, el valor promedio que presenta su
permeabilidad relativa se aleja de la unidad, aumentando conforme crece el
contenido de este mineral, de manera que no se pueden realizar muchas de las
simplificaciones que son habituales en estudios de radar de subsuelo. Si
analizamos la propagación de las ondas electromagnéticas en el agua puede
obsrvarse que la velocidad es muy baja y la atenuación elevada. Se trata de un
medio que presenta un elevado valor de su permitividad efectiva, que muchos
autores aproximan por 80, aunque el valor es variable y se presenta una cierta
dependencia con la temperatura y la composición mineral (y por lo tanto de la
conductividad). El elevado contraste existente entre la permitividad del agua y la
que pueden presentar otros elementos hace que el contenido de ésta en un medio
influya notablemente en la velocidad promedio de propagación de las ondas
electromagnéticas. Estudios como los realizados por Knoll y Knight (1994)
muestran que, dentro de las frecuencias habituales en la prospección con radar
de subsuelo, la permitividad dieléctrica relativa del medio aumenta con la
saturación. Lo mismo sucede con la conductividad. Pero además de la saturación,
otros parámetros como la granulometría también tienen su importancia en estas
relaciones. Los ensayos efectuados por diferentes autores indican que, aunque el
aumento de permitividad y de conductividad se produce al aumentar el porcentaje
de agua en la muestra, no lo hace de igual manera si el contenido de arcilla de la
muestra cambia. El comportamiento de estos parámetros también es fuertemente
dependiente de la compactación del medio (porosidad). Un mayor porcentaje de
poros en muestras secas hacen que descienda el valor tanto de la conductividad
como de la permitividad relativa. Sin embargo, si la muestra tiene un cierto
contenido de agua este comportamiento no es tan claro, y si la muestra está
totalmente saturada el comportamiento se invierte. Estas mismas tendencias
observadas experimentalmente se reflejan también en los modelos de medios no
homogéneos. Modelos como los llamados CRIM, SSC o BHS permiten estimar el
valor de la permitividad relativa del medio si conocemos los factores de
porosidad, contenido de agua y composición (materiales y porcentaje de los
mismos). Con estos modelos se observa que, para una misma porosidad y un
mismo elemento matriz (sólido), el rango de variación de los parámetros
electromagnéticos y de la velocidad de propagación es elevado, tomando como
extremos una saturación total (todos los poros llenos con agua) y una saturación
cero (todos los poros llenos de aire). Este rango de variación de la velocidad es
mayor conforme aumenta la porosidad. Todo esto indica que la porosidad y el
fluido que contienen estos poros influyen grandemente en las fluctuaciones que se
observan tanto en la permitividad dieléctrica relativa como en la conductividad,
considerando unos mismos elementos matriz para los medios. Este
comportamiento puede llegar a predecirse utilizando modelos matemáticos,
permitiendo realizar clasificaciones de los medios. Los resultados que nos
ofrecen estos modelos son bastante similares entre sí, y la selección de uno o de
otro de ellos no tiene gran importancia ya que las diferencias que presentan son
suficientemente pequeñas para poderlas apreciar experimentalmente con el radar
de subsuelo.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 201

6.1 Introducción

La propagación de las ondas electromagnéticas en medios que pueden


considerarse no magnéticos se caracteriza por dos parámetros electromagnéticos:
la permitividad dieléctrica (ε) y la conductividad (σ). Las características que
presenta la señal al atravesar el medio (velocidad, atenuación, etc.) dependen de
σ y de ε. Por lo tanto, dependen de los materiales que componen el medio
atravesado ya que a su vez, σ y ε dependen de las propiedades geotécnicas y de la
composición del material. El comportamiento de los diferentes medios frente a las
radiaciones electromagnéticas emitidas por un radar (microondas y
radiofrecuencias) ha sido estudiado por muchos autores tanto para la realización
de simulaciones (por ejemplo, Fan y Liu, 1998; Hänninen, 1997) y modelados
(por ejemplo, Lázaro Mancilla y Gómez Treviño, 1994) como para la
determinación de parámetros del medio que puedan ayudar a caracterizarlo a
partir de los registros de radar (por ejemplo, Maierhofer et al., 1998; Hänninen,
1997; Sen, 1981; Sen, Scala y Cohen, 1981), ya sea a partir de modelos teóricos
(por ejemplo, Robert. 1996) o de experiencias de laboratorio (por ejemplo,
Saarenketo, 1996) y obtención de relaciones empíricas (Sen, 1981; Sen et al.,
1981).

La importante dependencia con la propagación de las ondas que presentan estas


características puede ilustrarse considerando -por ejemplo- que suelos con un
elevado contenido arcilloso presentan un valor elevado del factor de pérdidas. O
bien considerando que los suelos de elevada porosidad (con poros de tamaño
importante), como por ejemplo las gravas, presentan velocidades más elevadas si
el fluido intersticial es aire en lugar de agua. El contenido en agua es un factor que
influye de manera importante tanto en la constante dieléctrica del medio como en
su conductividad (debido a las sales disueltas que contiene).

Actualmente se emplean técnicas de estudio con georradar para determinar, por


ejemplo, la presencia de agua en materiales constructivos (Maierhofer et al.,
1998). Algunos autores consideran incluso que los parámetros electromagnéticos
efectivos, que pueden obtenerse a partir de medidas realizadas con georradar,
pueden caracterizar los medios del mismo modo que los caracterizan sus
202 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

propiedades geotécnicas, por estar ambas estrechamente vinculadas. De este


modo, Saarenketo y Roimela (1998), utilizan la permitividad dieléctrica efectiva
para determinar la calidad del asfalto, obteniendo la variación de este parámetro
en función de su porcentaje de oquedades interiores.

Resumiendo, las principales características que influyen en los estudios de


georradar, son cinco: la composición química (o mineralógica) del medio, es
decir, la abundancia de sus elementos componentes; la granulometría, la densidad;
la porosidad, que depende del material, de su granulometría y de su densidad; y el
fluido intersticial existente. La influencia del fluido instersticial es función, a su
vez, del contenido de agua, contraste agua-aire y existencia de algún gas diferente
del aire. Los parámetros electromagnéticos que determinan la propagación de la
señal están fuertemente ligados a la composición de los materiales y a las
particularidades y abundancia de sus elementos componentes.

En este capítulo se expone cómo diferentes características de los medios


materiales influyen sobre sus parámetros electromagnéticos y por lo tanto sobre la
señal de radar, comentando también algunas de las conclusiones más relevantes y
los ensayos más representativos realizados hasta la fecha por distintos autores.
Particularmente se trata de la influencia que sobre la propagación de la onda
electromagnética ejercen las diferentes características geotécnicas y químicas de
estos medios: contenido en agua, porosidad, composición química, tamaño del
grano, contenido en arcilla y contenido en minerales. Los resultados esperados
teóricamente a partir de distintos modelos y los obtenidos con los ensayos de
diferentes autores se contrastan en los capítulos 8, 9 y 10 con los que se han
obtenido a partir de la experimentación en laboratorio.

También se calculan las velocidades y las atenuaciones esperadas para diferentes


materiales en función de estas características físicas y químicas, así como los
valores de penetración pelicular.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 203

6.2. Composición del medio

Los medios que se estudian con georradar suelen estar formados por mezclas de
diferentes materiales. Las rocas, los suelos y los materiales constructivos
(hormigón, mampostería, asfalto, etc.) se componen de distintos elementos, cada
uno con unas propiedades electromagnéticas características. La conductividad,
permeabilidad magnética y permitividad dieléctrica del medio dependen del valor
de los parámetros electromagnéticos de cada uno de sus elementos componentes y
del porcentaje de cada uno de ellos en el medio analizado.

Un elemento que tiene gran influencia en el resultado final es el fluido existente


en los poros.

En general se puede considerar que un medio está compuesto por tres fases: la
fase sólida, formada por la parte mineral u orgánica sólida; la fase líquida,
compuesta por el fluido intersticial; y la fase gaseosa, que normalmente es el aire
que llena los poros no saturados.

Dado que los tiempos de propagación y la penetración de las ondas depende de las
características electromagnéticas del medio y, por lo tanto, de su composición, el
conocer las proporciones minerales de los suelos estudiados permite determinar el
valor de los parámetros electromagnéticos del medio y, por lo tanto, proporciona
los factores que determinan el estudio: la profundidad de penetración de las ondas,
la anchura del haz en el medio, la velocidad de propagación de la onda (que a su
vez permite situar correctamente los valores de profundidad para cada reflector) y
la atenuación esperada.

Se han publicado muchos valores de la permitividad dieléctrica relativa de


distintos materiales y de la velocidad de las ondas propagándose por ellos. En las
tablas 6.1, 6.2, 6.3 y 6.4 se sintetizan los resultados obtenidos o presentados por
diferentes autores (Conyers y Goodman, 1997; García, 1997; Hänninen, 1997;
Reynolds, 1997; Lorenzo, 1994; Pilon et al., 1994; Hänninen et al., 1992; Sutinen,
1992; Carmichael, 1990; Davis y Annan, 1989; Marshall et al., 1982). En ellas se
muestran valores de la conductividad, de la permitividad relativa, del factor de
atenuación y de la velocidad para diferentes materiales. En la tabla 6.1 se recogen
204 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

los valores para el aire, el agua, la nieve y el hielo. En la tabla 6.2 se muestran
estos valores para distintas rocas. En la tabla 6.3 se recopilan los resultados para
distintos tipos de suelos y en la tabla 6.4 para materiales que no pueden incluirse
en ninguna de las tres tablas anteriores.

Material εr σ (mS/m) µr v (cm/ns) Γ(dB/m)


Aire 1 0 1.0003 30 0
Agua destilada 0.01 0.002
Agua dulce 80-81 0.1-10 1 3.3 0.1-0.18
Agua salada (y 81-88 4000 330-1000
agua del mar)
Nieve polar 1.4-3 - 1 19.4-25.2 -
Hielo polar 3-3.15 0.02-0.003 16.8 0.01
Hielo templado 3.2 5.10-4-8.10-6 16.7 0.01
Hielo puro 3.2 16.7 0.01
Lago dulce helado 4 15 0.01
Hielo marino 2.5-8 7.8-15.7
Permafrost 1-8 1-0.1 1 10.6-30 -

Tabla 6.1. Parámetros electromagnéticos y características de la


propagación de las ondas para el aire y el agua. (Conyers y Goodman,
1997; García, 1997; Hänninen, 1997; Reynolds, 1997; Lorenzo, 1994;
Pilon et al., 1994; Hänninen et al., 1992; Sutinen, 1992; Carmichael,
1990; Davis y Annan, 1989; Marshall et al., 1982).

La permitividad dieléctrica relativa del aire presenta un valor aproximadamente de


1.0003 (Conyers y Goodman, 1997). A efectos prácticos se aproxima
habitualmente por la permitividad dieléctrica relativa del vacío(εr=1).

6.2.1. Relación de la permitividad con la temperatura del medio.

Las permitividades dieléctricas del agua (tabla 6.1), en los diferentes estados,
también dependen de la temperatura. Las relaciones propuestas están basadas en
muchos casos en resultados experimentales. Wobschal (1977) sugiere la siguiente
relación para el agua en fase líquida:

ε r = 87.8 − 0.37 ⋅ T (6.1)

Donde T es la temperatura en ºC.


Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 205

Los valores que se presentan en la tabla 6.1 para el agua se han recopilado de
trabajos en los que no se especifica la temperatura de medida. Normalmente, para
simplificar el cálculo de velocidad (ver la ecuación 4.4), se considera la
permitividad relativa del agua líquida como 81, lo que corresponde a una
temperatura ligeramente por encima de los 18º. El hielo y la nieve presentan
valores mucho menores a los que proporciona la ecuación 6.1 debido al porcentaje
de aire que contienen estos medios.

Los elevados valores de la permitividad dieléctrica relativa del agua hacen que las
rocas y los suelos tengan un amplio rango de valores de este parámetro
electromagnético, dependiendo principalmente de su contenido en agua. En la
figura 6.1.a muestra gráficamente la dependencia lineal de la ecuación 6.1. Se
observa que el rango de variación de εr parece relativamente grande, lo que podría
señalar la importancia de considerar el factor temperatura en aquellos casos en los
que la presencia de agua en el medio sea importante.

Sin embargo, a efectos prácticos, para analizar la velocidad de propagación de la


onda, esta variación no es tan importante como parece en un principio, tal como
puede verse en la gráfica de la figura 6.1.b. Por ejemplo, para una temperatura de
0º C la velocidad de las ondas electromagnéticas en el agua es, aproximadamente,
de 3.2 cm/ns; mientras que para una temperatura de 40º C es de 3.5 cm/ns. Esto
quiere decir que en el primer caso, en 10 ns (para dar un valor como ejemplo), la
onda habrá recorrido una distancia de 32 cm, mientras que en el segundo caso,
para un mismo tiempo de propagación la distancia recorrida será de 35 cm. La
diferencia en la velocidad es de 0.3 cm/ns y en la distancia de 3 cm. En ambos
casos esta diferencia se sitúa por debajo de la resolución que se puede alcanzar en
un estudio de campo. Si se tiene en cuenta que el ejemplo se ha dado partiendo de
dos valores extremos (agua a 0ºC y a 40ºC) que raramente se producen en estudios
de campo, la diferencia de velocidades que se puede tener por cambios de
temperatura del agua es todavía menor.
206 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

a. 88 87.8
Permitividad dieléctrica relativa, ε

86
84.1
84

82
80.4
80

78
76.7
76

74
73
72
0 5 10 15 20 25 30 35 40
Temperatura (C)
b. 3.6

3.5
Velocidad (cm/ns)

3.4

3.3

3.2
0 5 10 15 20 25 30 35 40
Temperatura (ºC)

Figura 6.1. a) Dependencia de la permitividad dieléctrica relativa del


agua con la temperatura, según la relación 6.1 (Wobschal, 1977). b)
Dependencia de la velocidad de propagación en agua con la
temperatura (ecuaciones 4.4 y 6.1).
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 207

6.2.2. Relación de los parámetros electromagnéticos con la


composición.

En medios formados por mezclas se utilizan modelos que permiten obtener su


constante dieléctrica en función de las de los materiales componentes y de su
presencia porcentual.

Un ejemplo de medio simple es la nieve, formada principalmente por agua, hielo y


aire. La permitividad de la nieve depende de estos tres elementos. En el caso
concreto de nieve seca (solo se compone de aire y de hielo) el valor de la
velocidad de la onda electromagnética proporciona una estimación del contenido
de hielo que presenta (Annan et al., 1994). La presencia de agua en la mezcla
produce una disminución de la velocidad de propagación de la onda. Por otro
lado, experimentalmente, Annan et al. (1994) observaron que la velocidad de la
onda disminuye con la profundidad, obteniendo resultados de unos 20 cm/ns en
las zonas más superficiales y de 17 cm/ns a mayor profundidad (para un tiempo de
propagación de 25 ns). De forma algo más general, la constante dieléctrica de la
nieve puede aproximarse a partir de un modelo CRIM (modelo de índice de
refracción complejo) (Annan et al, 1994). Según este modelo, la constante
dieléctrica relativa del medio (εr) se calcula, para una aproximación de primer
orden, como una función de la permitividad dieléctrica relativa del hielo (puede
tomarse un valor promedio de 3.1 ó 3.2), de la permitividad dieléctrica del agua,
de la fracción del volumen de hielo y de la fracción de volumen de agua. El
modelo CRIM que caracteriza esta mezcla trifásica de hielo, agua y aire se define
en la ecuación 6.2:

ε n = (1 − f h − f a ) + ε h f h + ε a f a (6.2)

Siendo εn la permitividad dieléctrica relativa para la nieve que proporciona el


modelo CRIM, εh la permitividad dieléctrica relativa del hielo (por ejemplo, 3.2),
εa la permitividad dieléctrica relativa del agua (por ejemplo, 81), fh la fracción del
volumen de hielo y fa la fracción del volumen de agua. Para la permitividad
dieléctrica relativa del aire se ha tomado la unidad.
208 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

Como εa es mucho mayor que εh la velocidad de propagación de la onda en la


nieve es un parámetro fuertemente dependiente del porcentaje de agua que
contiene la mezcla.

Hasta ahora se han considerado medios no magnéticos, sin embargo, no todos los
materiales pueden considerarse como tales. En estos casos también hay que tener
en cuenta la permeabilidad magnética, que, a su vez, depende en gran manera del
contenido de magnetita o de otros minerales ferromagnéticos o ferrimagnéticos.

Carmichael (1990) presenta una tabla con la permeabilidad magnética de varios


minerales y rocas. En estas últimas relacionándola con su contenido de magnetita.
Valores muy próximos a 1 son característicos de minerales diamagnéticos y
paramagnéticos. Por ejemplo, el cuarzo (mineral diamagnético) presenta un valor
de 0.999985 (tabla 6.2), la calcita (mineral diamagnético) un valor de 0.999987 y
el rutilo (mineral paramegnético) de 1.0000035. Minerales ferrimagnéticos
presentan valores muy superiores a 1. Es el caso de la magnetita, que tiene una
permeabilidad magnética de 5. Esto explica el rango de permeabilidad magnética
asociado a cada roca, ligado a su contenido en minerales ferrimagnéticos. Si el
porcentaje de magnetita en las rocas o suelos es nulo, su permeabilidad es
próxima a 1, y va aumentando conforme aumenta el porcentaje de magnetita en el
mismo. Según Carmichael (1990), los granitos, para un contenido de un 0.2% de
magnetita, tienen una permeabilidad de 1.006, que pasa a ser de 1.017 para un
0.5% de magnetita, y a 1.04 para un contenido de 1% de magnetita. Otro tipo de
rocas, los basaltos, para un contenido de un 2% de magnetita, presenta una
permeabilidad magnética de 1.08. Para un 3% de magnetita el valor se incrementa
hasta 1.12, y para un 5% se alcanza una permeabilidad de 1.18. Estos valores, ya
relativamente altos, introducen un error importante en la determinación de la
velocidad, de la atenuación y de la penetración pelicular en el caso de considerar
las ecuaciones simplificadas según la condición de medios no magnéticos (µr=1).

Además, este parámetro tiene una gran influencia en la propagación de las ondas
de electromagnéticas por el medio ya que los valores elevados de permeabilidad
magnética ocasionan una mayor atenuación de la energía electromagnética
durante su transmisión. Esto quiere decir, que los medios con un alto contenido de
materiales magnéticos son malos transmisores de la energía electromagnética. A
estos medios que no permiten una buena propagación de la onda se les suele
denominar medios opacos.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 209

La velocidad de propagación también depende del grado de impurezas de la roca.


Por ejemplo, Unterberger (1978) calcula la velocidad de propagación de las ondas
de radio en rocas de sal obteniendo diferentes valores según su pureza. Una
velocidad de 6.098 cm/ns correspondiente a un 99% de pureza de la sal, y 5.122
cm/ns para una pureza próxima al 95%. Puede concluirse que para un mismo tipo
de rocas es posible encontrar un amplio rango de valores que dependen de su
composición y, por lo tanto, de la existencia de impurezas.

En la tabla 6.2 se recopilan los parámetros elctromagnéticos para distintos tipos de


rocas (Conyers y Goodman, 1997; García, 1997; Hänninen, 1997; Reynolds,
1997; Lorenzo, 1994; Pilon et al., 1994; Hänninen et al., 1992; Sutinen, 1992;
Carmichael, 1990; Davis y Annan, 1989; Marshall et al., 1982).

Material εr σ (mS/m) µr v (cm/ns) Γ


(dB/m)
Anhidrita 6.7 - - 11.6 -
Arenisca seca 6 0.00001-0.001 - 11.2
Arenisca húmeda 6-8 10 10.6-11.2 24
Basalto seco - 1.08 (2% -
Basalto húmedo 8 magnetita) 10.6
1.18 (5%
magnetita)
Caliza seca 4-7 0.00001-0.001 0.999987 11.3-13.4
Caliza húmeda 8-9 10-25 10-10.6 14
Carbón 4-5 - - 13.4-15 -
Cuarzo 4.3 0.001-3.3 0.999985 14.5 -
Dolomita 6.8-8 - - 10.6-11.6 -
Esquisto seco - - -
Esquisto húmedo 7 11.3
Gneis 9-10 - - 9.5-10 -
Granito seco 5-6 0.00001 1.00(0% magnetita) 12.3-13.4 10-5
Granito húmedo 7-15 1 1.04(1% magnetita) 10.6-11.3 0.6
Hulla 2.5-15 - - 7.7-19 -
Margas 5-15 1-100 - 9 1-100
Mármol 8.3-13 - - 8.3-10.4 -
Roca Volcánica 4-7 - - - -
(Piedra pómez)
Sal gema 5-6 0.01-1 - 13 0.01-1

Tabla 6.2. Parámetros electromagnéticos y características de la


propagación de las radiofrecuencias y microondas utilizadas para
prospección en diferentes tipos de rocas. (Conyers y Goodman, 1997;
García, 1997; Hänninen, 1997; Reynolds, 1997; Lorenzo, 1994; Pilon et
al., 1994; Hänninen et al., 1992; Sutinen, 1992; Carmichael, 1990; Davis
y Annan, 1989; Marshall et al., 1982).
210 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

En la tabla 6.3 se presentan los parámetros para materiales no cementados y, en


particular, para distintos tipos de suelos. Puede observarse la fuerte variabilidad de
la constante dieléctrica relativa, que depende en gran medida del tamaño de los
poros y del contenido de agua del material. También la conductividad presenta
amplios intervalos de valores, dependiendo de la porosidad del material, del
contenido en agua y de los materiales y de las sales disueltas en el fluido
intersticial.

La fuerte variabilidad de los parámetros electromagnéticos en este tipo de medios


hace que su velocidad de propagación característica sea también altamente
fluctuante. Al considerar suelos hay que tener en cuenta que el porcentaje de
arcilla del suelo influye grandemente en el valor de los parámetros
electromagnéticos.

Las características físico-químicas de la arcilla hacen que presente un


comportamiento electromagnético muy distinto al de otros materiales del subsuelo
(arenas, limos, gravas, etc.). La composición química de las arcillas es uno de los
factores importantes, ya que pueden contener elementos conductores. Otros
efectos, se relacionan con la porosidad de los medios y con el tamaño del grano.

Los diferentes materiales clasificados como artificiales y los que no se pueden


incluir en las tres tablas anteriores se han agrupado en la tabla 6.4 (Conyers y
Goodman, 1997; García, 1997; Hänninen, 1997; Reynolds, 1997; Lorenzo, 1994;
Pilon et al., 1994; Hänninen et al., 1992; Sutinen, 1992; Carmichael, 1990; Davis
y Annan, 1989; Marshall et al., 1982). Entre ellos se incluyen materiales de
construcción, diferentes tipos de plásticos y madera.

Algunos de estos materiales de la tabla 6.4 presentan un pequeño rango de


variación de sus parámetros electromagnéticos, pero otros, como el hormigón
puede presentar un amplio rango de variación, como concluye Reynolds (1997).
Este autor indica que la variación en la permitividad dieléctrica del hormigón
puede variar, dentro de la misma mezcla, hasta más de un 50% en una distancia
próxima a 0.1 metros. Esto quiere decir que la variación de la velocidad de la onda
electromagnética es de un 35% aproximadamente, lo que puede introducir cierto
error en el cálculo de espesores y profundidades, para los que se suele considerar
constante la velocidad de propagación en el medio. Algunos trabajos recientes,
como los de Hayakawa y Kawanaka (1998), empiezan a considerar velocidades
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 211

no constantes (variables con la profundidad) dentro de un mismo medio. A partir


de las hipérbolas de difracción, migradas para diferentes velocidades, construyen
una matriz de datos espacio-tiempo-velocidad que utilizan para estimar la
velocidad de propagación en el ápex de cada una de las hipérbolas de difracción.
Interpolando en el eje de tiempos estos valores discretos de la velocidad,
obtenidos para cada una de las hipérbolas, llegan a una distribución de
velocidades con la profundidad (o con el tiempo de propagación). Con estas
distribuciones se construye un modelo que se acerca más a las profundidades
reales que los modelos obtenidos a partir de los métodos más clásicos en los
cuales se consideran velocidades discretas y constantes para cada una de las capas.

Material εr σ (mS/m) v (cm/ns) α(dB/m)


Aluviones 9-23 10-100 6.3-10 -
Arcilla seca 3 0.25 17.3 0.28
Arcilla húmeda 8-15 50-1000 8.6-11 20
Arcilla limosa 30-50 >1000
Arena seca 3-6 0.01 12-17 0.01
Arena húmeda 20-30 0.1-1 5.5-6 2.3
Arena costera seca 10 9.5 0,03-0.3
Limos secos 3-10
Limos saturados 10-40 1-100 7-9.5 6
Grava <8 <0.8 >10.6 -
Grava arenosa satura. 15-22 <0.8 7.7-6.4 -
Suelo agrícola 9-25 1-100 6-10 -
Suelo agrícola medio 15 - 7.7 -
S. agr. grueso seco 8-15 0.8 10.6-7.7 -
S.agr. areno-limoso (saturado) 10-15 0.8-1.5 9.5-7.7 -
S.agr. húmedo 15-22 1.5-2 7.7-6.4 -
S.agr. saturado 20-26 0.8-1.5 6.7-5.9 -
Suelo arcilloso seco 2-3 0.1-1 21.2-17.3 -
Suelo arenoso seco 2-3 0.1-1 21.2-17.3 -
Suelo de bosque 12
Suelo de marismas 12 - 8.6 -
Suelo de pastoreo 13 - 8.3 -
Suelo limoso seco 2-3 0.1-1 21.2-17.3 -
Suelo promedio 16 - 7.5 -
Turba 50-78 1-2 3.4-4.2 -

Tabla 6.3. Parámetros electromagnéticos para diferentes tipos de


suelos y para materiales no compactados. (Conyers y Goodman, 1997;
García, 1997; Hänninen, 1997; Reynolds, 1997; Lorenzo, 1994; Pilon et
al., 1994; Hänninen et al., 1992; Sutinen, 1992; Carmichael, 1990; Davis
y Annan, 1989; Marshall et al., 1982).
212 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

Material εr σ (mS/m) v (cm/ns)


Hormigón 6-30 1-10 5.5-11.2
Asfalto 3-8 0.1-1 13.4-17.3
Suelo de cemento 16 10-100 7.5
PVC, epoxy, 3 - 17.3
polyesters
Tubería metálica 1 100000000 -
Tronco de árbol 5 1 -
Nylon 3.6 - -

Tabla 6.4. Parámetros electromagnéticos y características de la


propagación de las ondas electromagnéticas para materiales utilizados
en construcción, para diferentes plásticos y otros elementos no
clasificados en las tablas anteriores. (Conyers y Goodman, 1997;
García, 1997; Hänninen, 1997; Reynolds, 1997; Lorenzo, 1994; Pilon et
al., 1994; Hänninen et al., 1992; Sutinen, 1992; Carmichael, 1990; Davis
y Annan, 1989; Marshall et al., 1982).

6.3. Densidad, granulometría, porosidad y contenido de


agua.

En este apartado se analizan las características que definen un medio a partir de


sus propiedades geotécnicas: densidad, granulometría, porosidad y contenido de
agua. Considerando los factores que interesan para los estudios con GPR, estos
parámetros están fuertemente relacionados entre sí.

La densidad es la relación entre la masa y el volumen de un cuerpo, y se define


como la masa por unidad de volumen. Es una propiedad física que varía
fuertemente dependiendo del tipo de materiales que componen el medio y de su
porosidad. Este parámetro tiene su mayor variabilidad en el caso de suelos y
materiales poco compactados.

La granulometría da idea del tamaño de los granos materiales del medio (parte
sólida). La porosidad total se refiere a todo el espacio del medio que no está
relleno de partículas sólidas (los huecos). Dentro de este concepto tienen cabida
los poros interconectados entre sí y las fracturas, fisuras y poros que no presentan
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 213

conexión entre ellos. A estos últimos elementos (fracturas, fisuras y poros no


comunicados entre sí) se les denomina porosidad residual. La porosidad efectiva
es la parte de huecos que presenta conexión y que, totalmente o en parte, pueden
estar llenos de fluido libre o fluido de capilaridad. La permeabilidad de un
material da idea de la facilidad con la que el fluido puede desplazarse por los
poros comunicados dentro del medio. Este parámetro es función de la porosidad
efectiva, de la viscosidad del fluido intersticial, del flujo del fluido y del gradiente
de presión hidráulica aplicada para generar dicho flujo. La microporosidad se
refiere a los poros que tienen un tamaño del orden de micras. Este parámetro
también debe tenerse en cuenta ya que tiene un efecto relativamente importante en
la permitividad dieléctrica del medio (Reynolds, 1997).

La velocidad de propagación de las ondas electromagnéticas queda afectada por


estos parámetros, principalmente por la porosidad del medio y por el fluido
contenido en estos poros ya que estas dos condiciones del medio determinan en
gran medida sus parámetros electromagnéticos.

Un ejemplo sencillo de la influencia de estos factores es el caso de la nieve, que


presenta una fuerte dependencia entre su permitividad dieléctrica y su contenido
en agua.

En general, la permitividad dieléctrica relativa de un medio (por ejemplo, la


nieve) se puede modelizar y depende principalmente de cuatro factores: las
permitividades dieléctricas relativas de cada uno de los elementos que componen
el medio, los porcentajes (fracciones de volumen) de cada uno de estos elementos,
las propiedades geométricas de los mismos y las interacciones electroquímicas
existentes entre ellos. El factor que más influye es el porcentaje de agua en el
medio por su elevada permitividad dieléctrica relativa (εr≈81) ya que la mayor
parte de los materiales del subsuelo o constructivos presentan permitividades
relativas situadas entre los valores de 3 y de 30. Como la constante dieléctrica del
aire puede aproximarse por la del espacio libre, es decir, por 1, la presencia de
agua en los poros contrasta fuertemente con la presencia de aire. Esto indica que
la humedad del material (el contenido de agua medido como el cociente entre el
peso del agua y el peso total de una muestra del medio) es un importante factor a
tener en cuenta.
214 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

En muchos medios hay presencia de agua en forma de agua libre en sistemas de


poros comunicados entre sí o en el interior de su estructura, como es el caso de la
arcilla. Dentro de un medio podemos encontrar tres tipos de agua: agua libre
(denominada a veces agua gravitacional), agua de absorción (también llamada
agua higroscópica) y agua viscosa (o de capilaridad). La primera se trata de agua
atraída por el medio, que puede moverse libremente por él en función de la
atracción gravitatoria que sufre. El comportamiento de este tipo de agua no está
claramente definido (Saarenketo, 1996), e incluso puede variar dependiendo de la
escala de tiempo utilizada. El agua higroscópica es la humedad producida por
moléculas de agua del aire que son absorbidas por las partículas del sólido. El
contenido de este tipo de humedad depende del porcentaje de humedad del aire,
de la presión del aire y de la temperatura. El agua se sitúa formando una capa
delgada alrededor de las superficies de las partículas de material. El agua de
capilaridad es aquella que no forma parte de esta capa alrededor de los granos de
material pero que tampoco responde a variaciones de gravedad.

Otro componente de interés es la arcilla. Por arcilla se entiende el material cuyo


grano tiene un diámetro medio inferior a 2 mµ. En los estudios de Klimentos
(1991) sobre la dependencia de la velocidad de las ondas compresionales con el
contenido de arcilla en areniscas se concluye que la existencia de arcilla reduce el
tamaño de los poros y disminuye su comunicación, creando un fenómeno de
microporosidad (poros de un tamaño inferior a 1 mµ). La granulometría del
material del medio y de la arcilla, así como la forma de los granos son factores
destacados en este proceso.

Estudios experimentales realizados por diferentes autores confirman la fuerte


dependencia entre los parámetros electromagnéticos de un medio y los factores ya
comentados, así como también de la frecuencia de la radiación utilizada. Knoll y
Knight (1994) analizan, mediante experimentos de laboratorio, las relaciones entre
el comportamiento dieléctrico y las características geotécnicas (litología,
porosidad y contenido de agua) de diferentes mezclas de arena y arcilla. Realizan
medidas para frecuencias entre los 100 kHz y los 10 MHz. El agua utilizada para
saturar las muestras es agua destilada de conductividad conocida: 0.1 mS/m para
el rango de frecuencias comprendido entre los 10 Hz y los 10 MHz. Las gráficas
de las figuras 6.2, 6.3, 6.4, 6.5 y 6.6 muestran algunos de los resultados de los
ensayos realizados por Knoll y Knight (1994), en las que se puede apreciar el
comportamiento de la conductividad y de la permitividad dieléctrica para arena
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 215

pura, arcilla pura de dos tipos (kaolinítica y montmorillonítica) y diferentes


mezclas, variando la porosidad, el contenido de arcilla y la saturación, habiendo
efectuado las medidas a tres frecuencias diferentes. Los valores efectivos de la
conductividad y de la permitividad dieléctrica de cada una de las muestras para
ensayos las obtienen a partir de las medidas, mediante electrodos en la superficie,
de la conductancia y la capacitancia.

Los resultados que obtienen para probetas sólo con arena muestran un aumento
pequeño, aunque constante, de la permitividad dieléctrica efectiva al disminuir la
porosidad (aumento de compactación) en el caso de muestras secas (figura 6.2.a).
Se observa también para estas muestras una dependencia de la permitividad con la
frecuencia pequeña, aunque el valor es ligeramente superior para frecuencias más
bajas (figura 6.2.a) y una dependencia frecuencial de la conductividad efectiva
con la porosidad algo mayor (figura 6.3.a). Los valores de la conductividad
efectiva más elevados se obtienen para las frecuencias más bajas. Un aumento de
la compactación también provoca un aumento de la conductividad (figura 6.3.a).
Para el caso de arena pura saturada se observa una disminución de la permitividad
dieléctrica efectiva con la compactación y un aumento con la frecuencia. El valor
de la conductividad para muestras saturadas resulta más elevado que el de
muestras secas, y la dependencia frecuencial de este parámetro es menor en el
caso de saturación que en el de muestra seca. Las observaciones efectuadas sobre
unas muestras de arcilla pura (figuras 6.2.b y 6.3.b) indican una disminución, más
brusca que en el caso de arenas, tanto de la permitividad como de la conductividad
al aumentar la porosidad (disminuir la compactación) y una dependencia
frecuencial de estos parámetros más evidente. La conductividad medida en
muestras de arcilla seca es mucho más elevada (unos tres órdenes de magnitud)
que la obtenida para las arenas. Los ensayos que realizaron con otro tipo de
arcillas (kaolinítica) dieron resultados para la permitividad muy similares a los de
la arena, aunque los valores efectivos para las muestras saturadas resultaron
mucho más elevados que en el caso de las arenas. Las medidas de conductividad
mostraron que en este caso el valor efectivo es unas diez veces mayor que para las
arenas con la misma compactación y grado de humedad. La conductividad, en este
caso, es aproximadamente independiente de la frecuencia.
216 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

Permitividad dieléctrica relativa


6
Frecuencia

100 kHz

4 1 MHz
10 MHz

a
0

0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0


Porosidad

200
Frecuencias
Permitividad dieléctrica

100 kHz

1 MHz

10 MHz

100

b
0

0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0


Porosidad
40
Frecuencia
100 kHz
Permitividad dieléctrica

30 1 MHz

10 MHz

20

10
c

0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0


Porosidad

Figura 6.2. Variación de la permitividad dieléctrica relativa según Knoll


y Knight (1994) con la porosidad para: a) arena seca pura de sílice; b)
arcilla seca; c) mezcla seca de arcilla con arena, presentando
diferentes contenidos de arcilla.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 217

Para las dos arcillas se ha observado la existencia de un brusco cambio en la


pendiente de las gráficas que representan los parámetros electromagnéticos frente
a la porosidad, para un valor fijo de ésta (figuras 6.2.b y 6.3.b), que los autores
explican a partir de efectos superficiales y geométricos. En el caso de las mezclas
de arena y arcilla (figuras 6.2.c y 6.3.c) el comportamiento de los parámetros
electromagnéticos cambia. La relación entre éstos y la porosidad es multivaluada
para estas mezclas, es decir, existen valores de las mezclas que aunque presentan
una misma porosidad tienen diferente permitividad o conductividad. La
discontinuidad de las curvas corresponde al punto de porosidad mínima, y la
multivaluación se explica a partir del porcentaje de arcillas o de arena contenido
en la mezcla, pasando la mezcla de ser arenas arcillosas a arcillas arenosas.
218 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

1 E -4

a
Conductividad (S/m)

1 E -5

1 E -6

1 E -7

0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0


Porosidad
1E-1
b
Conductividad (S/m)

1E-2

1E-3
Frecuencias

100 kHz
1E-4
1 MHz
10 MHz

1E-5

0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0 1.2


Porosidad
1E-2
c
1E-3
Conductividad (S/m)

1E-4

Frecuencias
1E-5
100 KHz
1 MHz
1E-6
10 MHz

1E-7

0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0


Porosidad

Figura 6.3. Variación de la conductividad según Knoll y Knight (1994)


con la porosidad para: a) arena seca pura; b) arcilla seca; c) mezcla
seca de arcilla con arena para diferentes contenidos de arcilla.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 219

Al estudiar el comportamiento de los parámetros dieléctricos según el contenido


en arcillas de la mezcla Knoll y Knigth (1994) observaron un aumento de su valor
al incrementar la fracción en volumen de arcilla, junto con una dependencia
frecuencial fuerte que aumenta conforme lo hace el contenido de arcillas (figura
6.4).

La figura 6.4 es un ejemplo de cómo el contenido de arcilla influye tanto en el


valor de la permitividad dieléctrica como en la conductividad del medio. Los
valores de esta última son mayores cuanto mayor es el porcentaje de arcilla de la
mezcla. Estos valores también son mayores para frecuencias más elevadas.

40
Frecuencias a
P erm itividad dieléctrica relativa

100 kHz
30 1 MHz

10 MHz

20

10

0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0


Fracción de volumen de arcilla

1E-2
b
1E-3
Conductividad (S/m)

1E-4

Frecuencias
1E-5
100 kHz
1 MHz
1E-6
10 MHz

1E-7

0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0


Fracción volumen de arcilla

Figura 6.4. Dependencia de los parámetros electromagnéticos según


Knoll y Knight (1994) con el contenido en arcilla de una mezcla seca de
arcilla y arena. a) Permitividad dieléctrica efectiva. b) Conductividad
efectiva.
220 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

Como la conductividad determina en gran medida la penetración de las ondas en


el medio, a partir de esta experiencia y de otras similares se puede concluir que un
elevado porcentaje de arcillas en el medio disminuye la penetración esperada, en
mayor medida cuanto más elevada sea la frecuencia utilizada.

El comportamiento de las mezclas al variar la humedad también tiene sus rasgos


característicos. Muestras con diferente contenido en arcilla y la misma porosidad
presentan un comportamiento diferente de sus parámetros electromagnéticos
frente a la variación del contenido de agua (figuras 6.5 y 6.6).

40 a
P erm itividad dieléctrica relativa

30

20
Frecuencias

100 kHz
10
1 MHz
10 MHz

0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0 1.2


Saturación de agua

80
Frecuencias b
P erm itividad dieléctrica relativa

100 kHz
60 1 MHz
10 MHz

40

20

0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0


Saturación de agua

Figura 6.5. Variación de la permitividad dieléctrica con la saturación


según Knoll y Knight (1994) en una mezcla de porosidad 0.36 con: a)
bajo contenido de arcillas (un 0.063) y b) alto contenido en arcillas (un
0.375).
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 221

Para un bajo contenido de arcilla, la conductividad depende de la frecuencia para


bajos contenidos de agua. A partir de una saturación de 0.6 su comportamiento no
presenta dependencia frecuencial. Los valores más elevados de conductividad se
alcanzan para las frecuencias más altas. El comportamiento de la permitividad
dieléctrica, en este caso también depende de la frecuencia, más fuertemente para
valores bajos de saturación. El valor máximo de la constante dieléctrica lo
obtuvieron para la mayor saturación de agua, utilizando la frecuencia más baja.
Sin embargo, al aumentar el contenido de arcilla el comportamiento de estos
parámetros cambia. La permitividad dieléctrica presenta una muy pequeña
dependencia frecuencial en el caso de poca saturación, siendo a partir de una
saturación de 0.6 cuando esta dependencia se incrementa notablemente al tiempo
que aumenta el valor del parámetro medido (mayor para frecuencias más bajas).
Como en el caso anterior la constante dieléctrica presenta valores mayores para
frecuencias más bajas, mientras que para la conductividad los mayores valores son
los obtenidos para altas frecuencias. Esta última aumenta con la saturación,
estabílizándose y presentando una dependencia frecuencial mínima para valores
altos de saturación.

La permitividad dieléctrica también depende suavemente del contenido de


arcillas, presentando valores más elevados para un mayor porcentaje de arcillas en
el medio. Para frecuencias elevadas esta variación es más suave. Debe, pues, ser
tenida en cuenta en el caso de un estudio con bajas frecuencias, principalmente.

Otro importante factor que determina el valor de la permitividad dieléctrica es el


grado de saturación de agua que presenta el medio, parámetro que se suele dar en
tanto por uno. Sin embargo, este valor, tal como puede observarse en las gráficas
de las figuras 6.5 y 6.6, depende también del porcentaje de arcilla que forma parte
del medio. A pesar de todo, de forma general, se puede considerar que la
constante dieléctrica efectiva de un medio aumenta conforme aumenta el grado de
saturación de agua. La tendencia observada en la constante dieléctrica en medios
con un mayor contenido de arcillas es de un aumento pequeño hasta alcanzar el
60% de saturación de agua. A partir de este punto el aumento es mayor,
produciéndose también una importante dependencia frecuencial. Para valores
inferiores a 0.6 la dependencia con la frecuencia tampoco es muy importante,
produciéndose una dispersión evidente para contenidos de agua por encima del
mencionado. Para un menor porcentaje de arcillas (figura 6.5.a) la dispersión es
más importante en el caso de una menor saturación de agua en el medio.
222 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

La conductividad efectiva medida por estos autores (figuras 6.6) presenta una
tendencia a la dispersión frecuencial mayor cuanto menor es el grado de
saturación de agua, que desaparece para contenidos de agua superiores al 60%. En
este punto, en el caso de un contenido de arcillas en la muestra elevado, se
produce en la gráfica un brusco cambio de pendiente (figura 6.6.b). Por debajo de
este punto, las menores conductividades se obtienen para las frecuencias más
bajas, en los dos casos analizados.

1E-2
a

1E-3
C o n du ctivida d (S /m )

1E-4

Frecuencias
1E-5
100 kHz
1 MHz
1E-6
10 MHz

1E-7

0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0 1.2


Saturación de agua
1E-1
b
1E-2
C o nd u ctivid ad (S /m )

1E-3

1E-4
Frecuencias
1E-5 100 kHz
1 MHz
1E-6
10 MHz

1E-7
0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0
Saturación de agua

Figura 6.6. Variación de la conductividad efectiva con la saturación


según Knoll y Knight (1994) para una mezcla con: a) bajo contenido en
arcillas (6.3%) y b) alto contenido en arcillas (37.5%).
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 223

Knoll y Knight (1994) utilizan la relación de la ecuación 6.3 entre el valor de la


permitividad dieléctrica efectiva medida en las mezclas de arena y arcilla (εm) y
los parámetros geotécnicos: la porosidad (φ), el contenido de arcilla (Parcilla), el
grado de saturación de agua (Sa) y las permitividades dieléctricas efectivas de los
cuatro elementos (arena: εarena ; arcilla: εarcilla ; agua: εa y aire: ε0 ).

ε m = φ(1 − Sa ) ε 0 + φSa ε a + (1 − φ)Parcillar φ ε arcilla + (1 − φ)(1 − Parcilla ) ε arena (6.3)

Esta ecuación que describe una mezcla de cuatro elementos es similar a la


expresión 6.2 que permitía obtener la permitividad dieléctrica efectiva para una
mezcla de tres elementos (agua, hielo y aire) a partir de las fracciones de volumen
de cada uno de ellos. En ella φ, Parcilla y Sa son porcentajes que se expresan en
tanto por uno.

Los resultados obtenidos por Knoll y Knight (1994) a partir del modelo de la
expresión 6.3 y de los experimentos de laboratorio mostraron divergencias en las
constantes dieléctricas efectivas de algunas de las mezclas, obteniendo ajustes
mejores para valores elevados de la porosidad y mucha divergencia en los
resultados para pequeña porosidad. Estos autores sugieren una explicación de este
comportamiento a partir de efectos superficiales y geométricos, asociados con las
arcillas.

Robert (1996) realiza también estudios experimentales que compara con los
resultados de un modelo para calcular la permitividad dieléctrica del medio. El
material que emplea en los ensayos son mezclas de hormigón. Los dos modelos
que utiliza son el modelo CRIM (Complex Refraction Index Model) para medios
totalmente saturados (ecuación 6.4) y el modelo SSC (Sen, Scala y Cohen)
propuesto por Sen et al. (1981) para materiales porosos sedimentarios (ecuación
6.5) y designado también por algunos autores como modelo BHS (Bruggeman,
Hanai y Sen).

ε m = (1 − φ) ε matriz +φ ε a (6.4)

1
 ε matriz − ε m  ε a  3
   =φ (6.5)
 ε matriz − ε a  ε m 
224 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

Siendo εm la permitividad dieléctrica efectiva de la mezcla, εmatriz la permitividad


del material matriz (el grano sólido), εa la constante dieléctrica efectiva del agua
y φ la porosidad.

Para medios totalmente saturados, Reynolds (1997) da una relación entre la


permitividad dieléctrica relativa del medio, la del material matriz, la del agua y la
porosidad (φ) tanto para campos externos aplicados paralelamente al estrato a
partir de un modelo similar al CRIM (ecuación 6.6) como campos aplicados
perpendicularmente (ecuación 6.7). Para estas expresiones se consideran sólo dos
elementos en el medio: el agua y la matriz del sólido.

ε r (medio) = (1 − φ)ε r (material) +φε r (agua ) (6.6)

ε r (material)ε r (agua )
ε r (medio) = (6.7)
[(1 − φ)ε r (material) + φε r (agua )]

Las velocidades de propagación de la onda para cada modelo se pueden obtener


aplicando la ecuación simplificada 3.26, en función de la constante c (velocidad
de propagación de la onda en el vacío) y de la permitividad dieléctrica efectiva del
medio. En la figura 6.7 se presenta la velocidad (obtenida a partir de la expresión
3.26) en el caso del modelo de porosidad de la ecuación 6.6, en función del
porcentaje de porosidad. Se consideran tres materiales diferentes para la matriz:
cuarzo, con una permitividad dieléctrica relativa de 4.3 aproximadamente; caliza,
con una permitividad dieléctrica relativa de 5 y yesos, con una constante
dieléctrica de 11.2 (Carmichael, 1990). Para cada material se analizan dos casos
extremos: totalmente saturado y no saturado. El fluido intersticial es agua. De este
modo se obtienen tres curvas (una para cada material matriz) en cada uno de los
dos casos considerados (muestra saturada y muestra seca).

Para los mismos medios (matriz y agua y matriz y aire) se estudia la variación de
la permitividad dieléctrica relativa con la porosidad del medio. Los resultados se
resumen en la gráfica de la figura 6.8.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 225

20

Velocidad de propagación (cm/ns)

15

Medios

Matriz cuarzo (4.3) / Saturado (agua)

Matriz cuarzo (4.3) / No saturado (aire)


Matriz caliza (5) / Saturado (agua)
10
Matriz caliza (5) / No saturado (aire)
Matriz yeso (11.2) /Saturado (agua)

Matriz yeso (11.2) / No saturado (aire)

0 20 40
Porosidad (%)

Figura 6.7. Gráfica que muestra la variación de la velocidad de


propagación de una onda electromagnética con la porosidad del
medio. Se han considerado seis medios diferentes (tres matrices y dos
condiciones: totalmente saturado y no saturado). En la leyenda, entre
paréntesis, se indican las premitividades relativas consideradas para
cada matriz.

40
Permitividad dieléctrica relativa

Medios

20 Matriz cuarzo (4.3) / Saturado (agua)


Matriz cuarzo (4.3) / No saturado (aire)
Matriz caliza (5) / Saturado (agua)
Matriz caliza (5) / No saturado (aire)
Matriz yeso (11.2) /Saturado (agua)

Matriz yeso (11.2) / No saturado (aire)

0 20 40
Porosidad (%)

Figura 6.8. Gráfica que muestra la variación de la permitividad


dieléctrica relativa con el porcentaje de porosidad de un medio, según
el modelo de la expresión 6.6. Las curvas están obtenidas para tres
materiales diferentes considerando los dos casos extremos:
saturación total y saturación cero. En la leyenda se indica, entre
paréntesis la permitividad dieléctrica relativa considerada para la
matriz sólida en cada caso.
226 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

Otra relación es la que proponen Hara y Sakayama (1984) para medios de tres
fases (ecuación 6.8). Esta relación es muy similar a la utilizada por Knoll y Knight
(1994) (ecuación 6.3). En ella se relacionan también las permitividades
dieléctricas relativas del material (εm), el aire (εaire) y el agua (εagua) con la
porosidad (φ) y la saturación (Sa).

( )
ε = φ (1 − S a ) ε aire + S ε agua + (1 − φ) ε m (6.8)

En medios totalmente saturados se observa que, a partir de una cierta porosidad


(aproximadamente del 20%) los valores de la velocidad convergen rápidamente,
sea cual sea la matriz del medio, hacia valores pequeños próximos a los del agua,
presentando, a partir de un 30% de porosidad valores para la velocidad situados
entre los 5 cm/ns y los 6 cm/ns.

Sin embargo, para medios secos la velocidad aumenta linealmente con la


porosidad, aunque no alcanza ni se aproxima, en ninguno de los tres casos
presentados en la figura 6.7, a la velocidad de la onda en el aire.

Según Reynolds (1997), para calcular la permitividad dieléctrica de un medio a


partir de un modelo se puede utilizar la porosidad total, es decir, el porcentaje
total de volumen del medio no ocupado por partículas sólidas. La porosidad
efectiva es el porcentaje de porosidad total que incluye a todos los poros
conectados entre sí, siendo la porosidad residual el porcentaje de poros aislados.
Para obtener valores de conductividad hay que tener en cuenta únicamente la parte
de poros conectados, pero para calcular permitividades no parece existir diferencia
entres los poros aislados y los que no lo están. La influencia de la porosidad en
estos parámetros, como puede apreciarse en las gráficas de las figuras 6.7 y 6.8,
depende en gran manera del fluido que ocupa estos espacios del medio. En el caso
de un fluido diferente del agua, para obtener la permitividad dieléctrica del medio,
se sustituye el valor de la constante dieléctrica del agua en las diferentes
ecuaciones utilizadas por la constante dieléctrica del elemento considerado (gas,
aire, elemento contaminante, etc.).

Los resultados de Robert (1996) muestran que el modelo CRIM (ecuación 6.4) no
permite obtener el comportamiento de los parámetros debido a las
inhomogeniedades del medio ni en función de la frecuencia. La variación de la
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 227

permitividad dieléctrica en función a la frecuencia puede obtenerse con una buena


aproximación a partir de la fórmula de Cole-Cole (1941):

εs − ε∞ σ
ε(ω) = ε ∞ + 1− α
− i dc (6.9)
1 + (iωτ ) ωε 0

Siendo ε la permitividad dieléctrica compleja, que es función de la frecuencia


angular; ε∞ la permitividad para frecuencias muy altas; εs la permitividad para
frecuencias bajas; ω la frecuencia angular (en Hz); τ el tiempo de relajación y σdc
la conductividad DC.

De manera ilustrativa se comparan los resultados de tres modelos que distintos


autores han considerado en sus ensayos y simulaciones: el presentado por
Reynolds para campos aplicados paralelamente a la superficie del medio
(ecuación 6.6), el modelo CRIM (ecuación 6.4) y el modelo SSC (ecuación 6.5).
En los tres casos se considera un medio trifásico formado por agua (permitividad
dieléctrica efectiva igual a 81), aire (permitividad dieléctrica efectiva igual a 1) y
un medio material con una permitividad dieléctrica efectiva de 5 (puede tratarse,
por ejemplo de sal gema, como puede verse en la tabla 6.2). El resultado de esta
comparación se presenta en la gráfica de la figura 6.9.

En la figura 6.9 puede apreciarse que el modelo SSC es el que presenta un


aumento más rápido de la permitividad dieléctrica efectiva al aumentar el
porcentaje de porosidad. Para una porosidad de un 0% los tres modelos coinciden
con el valor de la permitividad dieléctrica efectiva del material de la matriz (en el
caso del ejemplo es 5). Para una porosidad de un 3% la máxima diferencia entre la
permitividad que presentan los tres modelos es de 1.3. Esta diferencia aumenta
conforme se aumenta la porosidad. Para una porosidad de un 10% la diferencia
entre los modelos de CRIM y SSC es de 2, mientras que con el tercer modelo la
diferencia entre las pemitividades resultantes supera el 5. Los resultados de los
modelos de CRIM y SSC son similares. Para una porosidad de un 30% la
diferencia entre las permitividades dieléctricas de estos dos casos es de 2. El tercer
modelo presenta diferencias importantes respecto a los dos primeros modelos.
228 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

40
Permitividad dieléctrica efectiva del medio

20

Modelos de dos componentes.

Modelo de CRIM
Modelo SSC
Modelo expresión 6.6

0
0 40 80
Porosidad (%)

Figura 6.9. Dependencia de la permitividad dieléctrica efectiva con la


porosidad, comparando los resultados de tres modelos trifásicos
(ecuaciones 6.5, 6.5 y 6.6) para un grano de εr=5.

Los resultados obtenidos por Saarenketo (1996) a partir de ensayos con distintos
tipos de suelos arcillosos también son de especial interés para poder determinar el
comportamiento de la permitividad dieléctrica con el contenido de humedad en los
suelos y con su compactación. Este autor observa en sus experimentos que el
comportamiento de la permitividad dieléctrica y de la conductividad de diferentes
tipos de arcillas depende de: el tipo de agua que contenga (diferencia entre agua
de absorción, agua de capilaridad y agua libre), la frecuencia, los cationes
intercambiables de la arcilla y la compactación. Obtiene, para diferentes tipos de
arcillas saturadas y secas, la variación de la permitividad dieléctrica con la
frecuencia. Los resultados son variables para los distintos tipos de arcillas, pero
todos ellos muestran una tendencia hacia un aumento de la permitividad, tanto de
la parte real como de la imaginaria, al disminuir la frecuencia. Esta tendencia es
mucho más fuerte en las muestras saturadas. En el caso de muestras secas los
valores de la permitividad dieléctrica relativa (tanto reales como imaginarios) son
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 229

más bajos y casi constantes para todo el rango de frecuencias utilizado por este
autor en los ensayos (de 10 MHz a 3 GHz).

Saarenketo (1996) también analiza el comportamiento de la permitividad


dieléctrica y de la conductividad, con el aumento del porcentaje de agua para
distintas muestras variando su compactación. Este comportamiento presenta
diferencias entre los distintos tipos de agua presentes en las arcillas. En la figura
6.10 se presenta la relación que obtiene entre la permitividad dieléctrica y la
conductividad de un mismo tipo de arcilla y los diferentes contenidos de agua y
compactaciones. La mayor variación de estos parámetros se da cuando aparece el
agua libre en la arcilla. A partir de este punto se produce un aumento lineal en el
caso de una muestra compactada, hasta que el material queda totalmente saturado.
La conductividad aumenta hasta alcanzar un máximo, decreciendo suavemente
cuando el medio está ya completamente saturado; comportamiento que explica el
autor a partir de la disminución de la concentración electrolítica del medio frente
al contenido de agua. Para las muestras no tan compactadas el comportamiento de
estos parámetros, como se aprecia en la figura 6.10 es diferente, presentando una
suave disminución a partir de la aparición del agua libre.

Saarenketo (1996) también observa que existe una buena correlación entre la
capacidad de intercambio de cationes de las muestras y las medidas obtenidas para
la parte imaginaria de la permitividad dieléctrica relativa, realizadas utilizando
una frecuencia de 120 MHz. Otros autores, como Campbell (1990), también
sugieren la relación entre la parte imaginaria de la permitividad dieléctrica relativa
y la conductividad iónica de un suelo.

En muchas de las medidas de este autor se aprecia la existencia de una cierta


dispersión dieléctrica. Saarenketo (1996) considera que esta dispersión observada
puede explicar cierto tipo de reverberaciones obtenidas cuando se realizan
medidas con georradar utilizando antenas de baja frecuencia (menor a 200 MHz)
sobre suelos que pueden considerarse como eléctricamente dispersivos (es el caso
de limos o arenas limosas).

Este autor obtiene también medidas de la permitividad dieléctrica del agua


considerando las ecuaciones que proporcionan la permitividad de una mezcla
formada por sólidos, agua y aire. Como resultados característicos, obtiene unos
valores superiores a los esperados (81), sobre todo con algunas muestras
230 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

particulares, alcanzando valores de 100 y de 140. Estos resultados de


permitividades superiores a las esperadas para el agua han sido obtenidos también
por otros autores (Campbell, 1990; Knight y Knoll, 1990), siendo este resultado
más evidente en el caso del agua de suelos saturados que presentan un alto
contenido de calcio y magnesio.

2000
Nivel de compactación
Conductividad (mS/cm)(1E-3)

fuerte
1500 media
poca

1000
Agua de
Agua de absorción capilaridad Agua libre

500

a
0

0 5 10 15 20 25 30 35 40
Grado de humedad (%)

70
Nivel de compactación
Permitividad dieléctrica relativa

60 fuerte

50 media
débil
40

30 Agua de
capilaridad
Agua de absorción
20 Agua libre

10
b
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40
Grado de humedad (%)

Figura 6.10 Resultado obtenidos por Saarenketo (1996) para arcillas


compuestas por cuarzo y moscovita principalmente, que presentan
una elevada capacidad de intercambio de cationes. a) Conductividad.
b) Permitividad dieléctrica relativa.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 231

Resumiendo, Saarenketo concluye que tanto el contenido de agua como el grado


de compactación de un suelo tienen un efecto considerable en su permitividad y su
conductividad. La relación entre el primer parámetro y el contenido de agua los
aproxima a series logarítmicas. Los dos parámetros están fuertemente
relacionados con las propiedades geotécnicas del suelo, tales como su
compactación, su contenido de humedad y su límite plástico. En muchos casos se
observa dispersión frecuencial.

Otros autores, como Reynolds (1997) indican que la porosidad que efecta a la
propagación de las ondas electromagnéticas no es la porosidad total, sino la
porosidad efectiva. La primera es toda la proporción del volumen del medio que
no está relleno de material sólido. Sin embargo, dentro de ésta, pueden
encontrarse poros no comunicados entre sí. Estos poros aislados (porosidad
residual) son todos aquellos que no corresponden con la porosidad efectiva, ya
que esta última excluye todos aquellos poros no conectados entre sí (de modo que
no permiten la presencia de fluido libre).

No se puede concluir este capítulo sin hacer mención de algunos ensayos,


experimentos, trabajos y aplicaciones de interés que han tenido lugar estos últimos
años. Entre ellos hay que destacar los trabajos en modelado con computadoras,
como el realizado por Powers (1996) que permite determinar los efectos de
atenuación y de dispersión de la señal para un medio modelo de características
determinadas (geometría y parámetros electromagnéticos); los resultados
obtenidos por Saarenketo y Roimela (1998) en estudios para determinar la calidad
del asfalto mediante georradar, determinando su calidad según la permitividad
dieléctrica medida; los trabajos de Berktold et al. (1998) en los que determinan el
contenido de humedad de un medio a partir de la obtención de las velocidades de
propagación de las ondas electromagnéticas, con las que calculan las
permitividades dieléctricas efectivas que, a su vez, son transformadas en el
contenido en volumen de agua mediante la comparación de los resultados con
relaciones empíricas. Determinan la validez de este método únicamente para
determinados tipos de suelos, pudiendo existir errores que fluctúan entre el 3% y
el 50% del valor determinado. Los ensayos llevados a cabo por Lebedeva (1998)
permiten determinar valores complejos de la permitividad dieléctrica para medios
arenosos y arcillosos, utilizando altas frecuencias, como función del porcentaje de
humedad y de la frecuencia. Un buen ejemplo de la dirección que siguen los
trabajos más teóricos es el estudio presentado por Suman y Knight (1997). En
232 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

dicho trabajo, partiendo de la ley de Archie (ecuación 6.10) que relaciona el índice
de resistividad de una roca porosa parcialmente saturada con su nivel de
saturación de agua, se elabora el modelo de un medio poroso a partir de una malla.
De esta forma se analiza de forma teórica el comportamiento de la resistividad de
este modelo frente a su estructura de poros. Es decir, analizando la respuesta al
variar la distribución espacial de los poros y la distribución de sus tamaños,
determinando los efectos de la saturación en la resistividad y los efectos que se
producen cuando la saturación se consigue con un fluido oleoso.

ρt
I= = S a− n (6.10)
ρ0

Siendo I el índice de resistividad de una roca parcialmente saturada, ρt la


resistividad de la roca parcialmente saturada, ρ0 la resistividad de la roca
totalmente saturada, Sa el nivel de saturación de la roca y n el exponente de
saturación.

Ya en el apartado más experimental se pueden citar los ensayos realizados por


Maierhofer et al. (1998a), en los cuales se efectúan medidas de la permitividad
compleja en distintos materiales constructivos utilizando antenas con bandas de
frecuencia centradas en 500 MHz, 900 MHz, 1 GHz y 7.24 GHz. El objetivo de
estos ensayos es determinar la influencia del contenido de agua, la concentración
salina, la porosidad y la frecuencia en el mencionado parámetro complejo,
realizando medidas con un georradar, configurado para diferentes antenas. Con
estos ensayos obtienen una serie de curvas que los autores denominan de
calibración y que sugieren que pueden ser utilizadas como ayuda en las
interpretaciones de registros de georradar obtenidos tanto en campo como en
laboratorio. Sin embargo los autores adviertes que debido a la gran
heterogeneidad de materiales constructivos existentes y a la heterogeneidad de sus
propiedades puede haber algún tipo que no se ajuste a sus curvas de calibración
obtenidas o que lo haga incorrectamente. Los resultados finales de estos ensayos
concluyen que la influencia del contenido de agua y de la concentración salina en
las propiedades dieléctricas es similar en todos los materiales constructivos
analizados. Para altas frecuencias se observa que las pérdidas debidas a la
relajación de la molécula de agua son importantes, mientras que en el caso de
bajas frecuencias las pérdidas importantes se producen a causa de pérdidas en la
conductividad. Medidas de un mismo material a bajas y altas frecuencias pueden
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 233

utilizarse, aprovechando estos efectos, para determinar la concentración salina


frente al contenido de agua de la muestra.

Concluyendo, tanto la porosidad como el fluido intersticial influyen grandemente


en las fluctuaciones que se observan de la permitividad dieléctrica efectiva. De
forma general se aprecia que la permitividad dieléctrica efectiva que se puede
medir mediante métodos experimentales depende de: la porosidad, la saturación
de agua y el contenido porcentual de los materiales que componen los medios. Se
ha podido ver a lo largo de este capítulo que muchos autores han realizado
ensayos para determinar el comportamiento de los medios frente a las ondas
electromagnéticas en función de los parámetros mencionados. Dentro de los
materiales que pueden componer el medio, por sus características físico-químicas,
la arcilla es uno de los que más puede influir tanto en nuestras medidas como en la
penetración de la señal. Las relaciones utilizadas por los mencionados autores
para explicar el comportamiento experimental de los materiales han sido
obtenidas, en ocasiones de forma experimental, y difieren unas de otras al
considerar los distintos parámetros de los ensayos. Sin embargo, tal como se
puede apreciar en la figura 6.9 las diferencias entre los resultados teóricos que
proporciona la aplicación de unas u otras ecuaciones no son muy grandes, sobre
todo teniendo en cuenta la resolución con la que se trabaja en ensayos de campo.
En trabajos de campo, cualquiera de estas expresiones puede servir para planificar
un estudio si es posible determinar la composición, porosidad media y saturación
del medio. Para finalizar es posible dibujar unas gráficas tridimensionales que
presenten la variación de la permitividad dieléctrica con la porosidad y el
contenido de agua para distintos casos: materiales de varias fases según algunos
de los muy diversos modelos que se han ido exponiendo a lo largo de este
capítulo. Con estas gráficas será posible observar con facilidad la dependencia de
estos tres parámetros con la permitividad dieléctrica medida. En la figura 6.11 se
presenta una gráfica realizada según el modelo trifásico de Hara y Sakayama
(1984) (ecuación 6.8). Para el material que forma la matriz se ha seleccionado
una permitividad relativa de 5. Se puede observar que para una saturación cero, la
permitividad va desde 5 cuando la porosidad es cero (es decir, el medio está
formado solamente por el material de la matriz) hasta 1 cuando la porosidad es la
unidad (en este caso extremo el medio está formado únicamente por aire).
Conforme aumenta la saturación, la permitividad aumenta. El valor máximo, de
81, se alcanza para una porosidad igual a 1 y una saturación total. Hay que
considerar, en el caso de trabajar con medios de cierta porosidad y saturación que
234 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

las variaciones de estos dos parámetros introducen una variación importante en la


constante dieléctrica del medio.

Para este ejemplo concreto, dada una porosidad de 0.1, la permitividad calculada
pasa desde un valor de 4.46 cuando la saturación es cero a un valor de 5.16
cuando la saturación es 0.2, a 5.92 cuando la saturaciónes 0.4, a 6.72 cuando
Sa=0.6, a 7.58 cuando Sa=0.8 y a 8.48 cuando Sa=1. Se aprecia la importancia del
porcentaje de agua en el medio cuando se quiere obtener un valor de la
permitividad del mismo. Para una porosidad mayor el aumento que observado en
la figura 6.11 es todavía mayor. Por ejemplo, para una porosidad de φ=0.2, la
permitividad alcanza un valor de εr=3.96 cuando Sa=0, siendo de εr=5.33 cuando
Sa=0.2, de ε=6.91 cuando Sa=0.4, de εr=8.7 cuando Sa=0.6, de εr=10.69 cuando
Sa=0.8 y de εr=12.88 cuando Sa=1. Cuando nos encontramos con medios que
presentan una porosidad importante, por ejemplo, de un 40%, tenemos que la
permitividad alcanza un valor de εr=3.03 cuando Sa=0, de εr=5.67 cuando Sa=0.2,
de εr=9.13 cuando Sa=0.4, de εr=13.41 cuando Sa=0.6, de εr=18.5 cuando Sa=0.8
y de εr=24.42 cuando Sa=1. El resumen de los valores presentados en este
ejemplo se recoge en la tabla 6.5.

Todo esto indica que, si los medios analizados se pueden representar con el
modelo de la ecuación 6.8, la fuerte dependencia del parámetro medido con el
contenido de agua y con la porosidad hace que sea imprescindible determinar
estos dos factores para conocer su valor con una mayor exactitud. La dependencia
con la saturación y la porosidad es más importante que la dependencia con la
permitividad dieléctrica del material que forma la matriz del medio.

Saturación
0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0
0.0 εr=4.462 εr=5.164 εr=5.917 εr=6.72 εr=7.576 εr=8.48
Porosidad

0.2 εr=3.96 εr=5.33 εr=6.91 εr=8.7 εr=10.69 εr=12.88


0.4 εr=3.03 εr=5.67 εr=9.13 εr=13.41 εr=18.5 εr=24.42

Tabla 6.5. Valores calculados para la permitividad relativa en función


de la porosidad (en tanto por uno) y de la saturación (en tanto por uno)
según la ecuación de Hara y Sakayama (1984) (ecuación 6.8).
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 235

ε
90
85
80
75
70
65
60
55
50
45
ε=80
ε=70
40

ε=60
35
30
25 ε=50
20 ε=40
15 ε=30
10
ε=20
5
0 ε=10
ε=5
ε=1

ε=1
ε=2
ε=3
ε=4
ε=5

Figura 6.11. Variación de la permitividad en un medio trifásico (arena,


agua y aire) según el modelo de Hara y Sakayama (1984). La
permitividad dieléctrica relativa para el material sólido se ha
considerado de 5. La escala de tonos está referida a los distintos
valores que alcanza la permitividad medida en cada caso.

La figura 6.12 presenta otra gráfica asociada al modelo para tres fases y dos
materiales de grano que utilizan Knoll y Knight (1994), considerando en este caso
un medio formado por arena, arcilla, agua y aire, con un porcentaje de arcilla en la
mezcla del 1%. Se ha considerado que el valor de la permitividad dieléctrica para
la arena seca es de 6, para la arcilla seca se ha tomado un valor de 3 mientras que
para el aire se ha aproximado a 1 y para el agua se ha aproximado a 81. Puede
observarse que para este modelo también se tiene una fuerte dependencia de la
permitividad del medio con su contenido de agua y con su porosidad.

Se advierte que, en el caso de una saturación cero, la permitividad tiene un valor


de 5.88 cuando la porosidad es de φ=0, siendo este valor el que corresponde a la
mezcla de arena (con εr=6) con un 1% de arcilla (con εr=3). Si la saturación es
nula, es decir, si Sa=0, se observa en la figura 6.12 que la porosidad y, por lo
tanto, el contenido de aire, hace que la permitividad del medio descienda desde el
236 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

valor medido cuando φ=0 hasta un valor de εr=1 cuando φ=1, obteniendo valores
de εr=4.59 cuando φ=0.2, de εr=3.46 cuando φ=0.4, de εr=2.48 cuando φ=0.6 y de
εr=1.66 cuando φ=0.8. Cuando la saturación del medio aumenta en un 10%, en la
gráfica de la figura 6.12 observamos que la permitividad todavía disminuye al
aumentar la porosidad, aunque en menor medida que cuando Sa=0. Para valores de
porosidad de 0, en este caso, se tiene una permitividad igual a la de la mezcla de
arena y arcilla, alcanzando un valor de 5.88. Cuando la porosidad es 1, tenemos
que la permitividad medida tiene un valor de εr=3.24. Por ejemplo, en este caso,
para φ=0.2 se tiene que εr=5.30; para φ=0.4, εr=4.75; para φ=0.6, εr=4.22 y para
φ=0.8, εr=3.72. Para una saturación de Sa=0.2 la permitividad se mantiene casi
constante para cualquier valor de porosidad, aunque, tiene una ligera tendencia a
aumentar cuando el porcentaje de poros crece, invirtiendo la tendencia observada
para valores más bajos de saturación. Se tiene un valor de εr=5.88 para la mínima
porosidad y de εr=6.76 para la porosidad máxima. A partir de esta saturación del
20%, la tendencia de la pemitividad es claramente a aumentar cuando la porosidad
aumenta, tendiendo al valor de la permitividad del agua cuando tanto la porosidad
como la saturación tienden al 100%. En la tabla 6.6 se recogen los valores
indicados en este ejemplo de forma sintáctica.

Mezcla de arcilla (1%) y arena (99%)


Saturación
εr 0.0 0.1 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0
0.0 5.88 5.88 5.88 5.88 5.88 5.88 5.88
0.2 4.59 5.30 6.07 7.74 9.63 11.72 14.01
Porosidad

0.4 3.46 4.75 6.25 9.85 14.28 19.53 25.60


0.6 2.48 4.22 6.42 12.21 19.84 29.31 40.63
0.8 1.66 3.72 6.59 14.81 26.29 41.06 59.10
1.0 1 3.24 6.76 17.64 33.64 54.76 81

Tabla 6.6. Valores de la permitividad relativa en una mezcla de arena y


arcilla con un porcentaje del 1% de arcilla, en función de la porosidad y
de la saturación. Los valores mostrados han sido obtenidos a partir de
la ecuación 6.3.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 237

ε
80
75
70
65
60
55
50
45
40
35 ε=80
30
25 ε=70
ε=60
20
15
10
5
ε=50
4
3
ε=40
2
1
ε=30
0
ε=20

ε=10
ε=8
ε=2 ε=1
ε=7 ε=3
Saturación
ε=6 ε=4
ε=5

Figura 6.12. Variación de la permitividad dieléctrica efectiva con la


porosidad y la saturación para un modelo de tres fases y dos
elementos sólidos, compuesto por arena (εε=6), arcilla (εε=3), agua (εε=81)
y aire (εε=1), considerando un porcentaje de un 1% de arcilla sobre el
total de la fase sólida.

En la figura 6.13, la gráfica representa el mismo modelo para un medio formado


por los mismos componentes pero para un contenido de arcilla del 5%. En la
figura 6.14 se representa el mismo caso, para un contenido en arcillas del 0%, y en
la figura 6.15 para un contenido en arcillas del 10%. Algunos valores
representativos del caso representado en la figura 6.13 se muestran en la tabla 6.7.
En la tabla 6.8 se recogen valores representativos de la figura 6.14. Se puede ver
que, en la figura 6.13 y en la tabla 6.7, aumentar el contenido de arcillas hace que
la permitividad de la mezcla de arena con arcilla tenga permitividad algo menor
que en el caso presentado en la figura 6.12, de 5.83, ya que se ha partido de fases
sólidas con diferente permitividad (para la arcilla es de 3 y para la arena es de 6).
Sin embargo, las tendencias que se habían comentado en el caso anterior siguen
238 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

siendo claramente visibles, ya que para valores pequeños de la saturación, por


ejemplo, cuando tenemos un 10% de contenido de agua, la permitividad desciende
conforme la porosidad aumenta. Para una saturación del 20% esta tendencia se
invierte, pasando a aumentar la permitividad de la mezcla con la porosidad,
aunque muy suavemente, pudiendo considerar que permanece constante, ya que
pasamos de un valor mínimo de εr=5.415 a un valor máximo de εr=6.76. Para
mayores porcentajes de saturación, la permitividad aumenta cada vez más
rápidamente conforme crece la porosidad, como podemos ver en las figuras 6.13,
6.14 y 6.15.

Mezcla de arcilla (5%) y arena (95%)


Saturación
εr 0.0 0.1 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0
0.0 5.415 5.415 5.415 5.415 5.415 5.415 5.415
0.2 4.308 4.997 5.738 7.374 9.214 11.259 13.509
Porosidad

0.4 3.301 4.567 6.037 9.591 13.965 19.158 25.170


0.6 2.407 4.127 6.308 12.052 19.639 29.069 40.343
0.8 1.637 3.684 6.550 14.740 26.207 40.951 58.971
1.0 1 3.24 6.76 17.64 33.64 54.76 81

Tabla 6.7. Valores de la permitividad relativa en una mezcla de arena y


arcilla con un porcentaje del 5% de arcilla, en función de la porosidad y
de la saturación. Los valores mostrados han sido obtenidos a partir de
la ecuación 6.3.

Comparando las figuras 6.12, 6.13, 6.14 y 6.15 se puede concluir que el
porcentaje de agua en el medio es un factor que influye más en la permitividad
relativa medida en el medio que el tipo de material matriz que lo forma (los
elementos sólidos que componen el medio y los porcentajes de cada uno de ellos
en la mezcla). La porosidad es junto con la saturación, los dos factores que
determinan en mayor medida el valor de la permitividad del medio. Esto indica
que cuando se realizan estudios de campo es importante considerar el posible
contenido de agua del medio y la compactación del medio (porosidad).
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 239

ε
80
70
60
50

ε=80
40
30
20 ε=70
ε=60
10
8
6
ε=50
4
2 ε=40
0
ε=30

ε=20

ε=10

Saturación
ε=2 ε=1
ε=4 ε=3
ε=5

Figura 6.13. Variación ε con la porosidad y la saturación para el medio


de tres fases y dos elementos sólidos, formado por arena, arcilla, agua
y aire, con un porcentaje de arcilla del 5% del total del sólido, según el
modelo utilizado por Knoll y Knight (1994).

La gráfica de la figura 6.14 (datos en la tabla 6.8) y la figura 6.15 (datos en la


tabla 6.9) muestran que, para una saturación cercana al 20%, aunque algo menor,
la permitividad se mantiene casi constante para cualquier porcentaje de porosidad
del medio. Aunque, al aumentar el contenido de arcilla, como se ha considerado
para este material una permitividad de 3 frente a la permitividad de 6 tomada para
la arena, es posible observar que el valor de la permitividad casi constante para
cualquier contenido en poros es ligeramente menor. En la figura 6.14 (contenido
de arcilla de un 0%) podemos ver que la permitividad que cumple esta condición
es de 6, mientras que en la figura 6.15 (contenido de arcilla de un 10%)
observamos que este valor es cercano a 5.5. Las tablas 6.8 y 6.9 resumen los
240 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

valores representativos en los casos mostrados en las figuras 6.14 y 6.15,


respectivamente.

1.0

0.9
εr
0.8 76
71

0.7 66
61
56
0.6
51
Saturación

46
0.5 41
36
31
0.4
26
21
0.3 16
11

0.2 6
1

0.1

0.0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 1.0
Porosidad

Figura 6.14. Modelo de cuatro fases utilizado por Knoll y Knight para
un medio de tres fases formado por arena, agua y aire. En este caso se
ha supuesto que el porcentaje de arcilla en el material matriz es nulo.

Mezcla de arcilla (0%) y arena (100%)


Saturación
εr 0.0 0.1 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0
0.0 6 6 6 6 6 6 6
0.2 4.664 5.381 6.148 7.838 9.732 11.831 14.135
Porosidad

0.4 3.496 4.795 6.299 9.921 14.362 19.622 25.702


0.6 2.496 4.243 6.451 12.249 19.890 29.374 40.702
0.8 1.664 3.725 6.604 14.822 26.316 41.087 59.135
1.0 1 3.24 6.76 17.64 33.64 54.76 81

Tabla 6.8. Valores de la permitividad relativa en una medio formado


únicamente por arena (porcentaje de arcilla: 0%), en función de la
porosidad y de la saturación. Los valores mostrados han sido
obtenidos a partir de la ecuación 6.3.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 241

1.0

0.9
εr
0.8 77
73
69
0.7 65
61
57
0.6 53
49
Saturación

45
0.5 41
37
33
0.4 29
25
21
0.3 17
13
9
0.2 5
1

0.1

0.0
0.0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 1.0
Porosidad

Figura 6.15. Modelo utilizado por Knoll y Knight (1994) para un medio
de tres fases y dos elementos sólidos formado por arena y arcilla (fase
sólida), agua (fase líquida), aire (fase gaseosa). El porcentaje de arcilla
respecto al elemento sólido es del 10%.

Mezcla de arcilla (0%) y arena (100%)


Saturación
εr 0.0 0.1 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0
0.0 4.86 4.86 4.86 4.86 4.86 4.86 4.86
0.2 3.965 4.628 5.342 6.924 8.710 10.702 12.898
Porosidad

0.4 3.113 4.344 5.781 9.268 13.574 18.700 24.644


0.6 2.321 4.014 6.167 11.857 19.390 28.766 39.985
0.8 1.609 3.643 6.495 14.658 26.098 40.814 58.808
1.0 1 3.24 6.76 17.64 33.64 54.76 81

Tabla 6.9. Valores de la permitividad relativa en una medio formado por


arena (un 90%) y arcilla (un 10%), en función de la porosidad y de la
saturación. Los valores mostrados han sido obtenidos a partir de la
ecuación 6.3.
242 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

En la figura 6.16 se presenta en una gráfica la variación de la permitividad


dieléctrica efectiva con la porosidad y con el contenido de agua resultante de un
modelo SSC para un medio formado por: agua, aire y arena. Se puede ver cómo
cambia el valor de la permtividad del medio conforme aumenta la porosidad del
mismo, para diferentes porcentajes de saturación que van desde el 0% hasta el
100%.

Para utilizar el modelo SSC, se aplica dos veces la ecuación 6.5 que define este
modelo. La primera vez que se aplica, se calcula la permitividad para un medio
formado por dos elementos: agua y aire. De este modo se obtiene la permitividad
de la mezcla de estos dos elementos para diferentes concentraciones de agua. En
este cálculo, la porosidad definida en la ecuación 6.5 es la saturación del medio.
La permitividad calculada para esta mezcla, que varía entre 1 cuando no tenemos
nada de agua y 81 cuando no tenemos presencia de aire, se define como εaa. Con
la permitividad de esta mezcla en función del contenido de la saturación, se utiliza
de nuevo la ecuación 6.5 considerando en este caso un medio con dos elementos:
la arena y la mezcla agua-aire. Para cada porcentaje de agua obtenido en el caso
anterior y, por lo tanto, para cada permitividad εaa calculada, se obtiene un nuevo
valor de la permitividad de la nueva mezcla (en la que se consideran las arenas
con permitividad 6), dependiendo de la porosidad del medio. En este caso el
parámetro que en la expresión 6.5 se denominaba permitividad del agua pasa a ser
este valor εaa calculado para cada porcentaje de saturación, y el parámetro
denominado permitividad de la matriz es la permitividad de la arena. El resultado
final es una función que, para cada valor de la saturación, muestra la variación de
la permitividad de la mezcla de tres elementos (agua, aire y arena) con la
porosidad.

Este proceso se puede aplicar para medios con más de cuatro materiales de forma
iterativa, de tal manera que el valor de εa que aparece en la ecuación 6.5 sea el
obtenido en el caso de tres elementos, y el valor de εmatriz de la ecuación 6.5 sea la
permitividad del nuevo material que se añade. Y el porcentaje de este nuevo
material lo tendremos a partir del valor de la porosidad φ que nos proporciona la
expresión 6.5.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 243

85
80 Sa=1

75
70 Sa=0.9
65
60
Sa=0.8
Permitividad del medio

55
50
Sa=0.7
45
40
Sa=0.6
35
30 Sa=0.5
25
Sa=0.4
20
15 Sa=0.3
10
Sa=0.2
5 Sa=0.1
0 Sa=0

0.0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 1.0
Porosidad
Figura 6.16. Modelo SSC para un medio formado por tres agua, aire y
arena. Variación de la permitividad del medio en función de la
porosidad y de la saturación, Sa.

Aunque de un modelo a otro se presentan ligeras variaciones, la tendencia general


observada es que los mínimos valores de la permitividad se dan cuando la
saturación tiende a cero y la porosidad a 1. Mientras que los valores mayores se
alcanzan en todos los casos cuando tanto la porosidad como la saturación tienden
a su valor máximo. También se percibe que, en todos los casos, cuando la
porosidad y la saturación son cero, el valor de la permitividad es el de la matriz
del medio. A partir de este valor, la variación de la permitividad presenta una
tendencia a disminuir cuando el porcentaje de porosidad aumenta si tenemos
contenidos de agua inferiores al 20%. La tendencia observada en todos los casos
es inversa cuando el porcentaje de agua es superior o igual al 20%. El utilizar
diferentes porcentajes de materiales que forman la matriz hace que el valor de la
mezcla para saturación cero y porosidad cero cambie, así como el valor de la
permitividad que se observa casi constante para cualquier porcentaje de poros. Sin
embargo, estas variaciones son pequeñas. Esto quiere decir que la saturación y el
244 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

porcentaje de poros que presenta un medio son los dos factores con mayor
influencia sobre su permitividad. Siendo por lo tanto, dos parámetros a tener en
cuenta para realizar una correcta interpretación de los registros obtenidos con
radar de subsuelo.

6.4 Clasificación de suelos

Atendiendo a las características comentadas anteriormente, diversos autores han


realizado clasificaciones de suelos dependiendo de su respuesta a las microondas
y a las radiofrecuencias. Una clasificación general es la que presenta García
(1997) recopilando distintas fuentes bibliográficas sobre el tema, agrupando por
un lado los minerales y por otro los suelos según sus propiedades
electromagnéticas. Los primeros quedan agrupados en tres categorías y los
segundos en cuatro.

Dentro de la clasificación de los minerales, el primer grupo es el de los metales


nativos, que presentan una muy baja conductividad y una permitividad dieléctrica
relativa muy elevada (tiene a infinito).

La segunda categoría engloba gran parte de los sulfuros, los arsénidos, los
selénidos y algunos óxidos (semiconductores). Se caracterizan por presentar
resitividades mayores que 10-6 Ωm y que no superan los 1011 Ωm. La mayor
parte de estos minerales presenta unas permitividades relativas superiores a 80.

La tercera categoría incluye a los minerales nativos no metales, silicatos,


carbonatos, fosfatos y sal gema, junto con otros elementos dieléctricos. Presentan
resistividades más elevadas que los del grupo anterior y permitividades relativas
situadas en un rango entre 4 y 12.

La clasificación que recoge García (1997) para los suelos comprende cuatro
grupos.

El primero de ellos, constituido por terrenos arcillosos y arcillas con un grado de


saturación del 5% se caracteriza por una elevada atenuación que aumenta
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 245

considerablemente con la frecuencia y una permitividad que disminuye con la


frecuencia.

Los suelos del segundo grupo se caracterizan por una atenuación algo menor que
los suelos del primer grupo. En este caso, para frecuencias inferiores a 108 Hz la
permitividad dieléctrica relativa presenta una importante dependencia frente a la
frecuencia, disminuyendo cuando ésta aumenta. Mientras que, para frecuencias
superiores a 108 Hz la variación de la permitividad con la frecuencia es muy
pequeña. Suelos característicos de este grupo son todos los terrenos arcillosos y
las arcillas que presentan una baja humedad (inferior al 5%), el hielo marino y las
arenas y areniscas que presentan un alto grado de saturación (superior al 5%).

El tercer grupo, comprende, entre otros, a las arenas secas y húmedas (no
saturadas), a las calizas, pizarras, carbón y granito (húmedo). También quedan
incluidos en este grupo algunos elementos constructivos como el hormigón, el
asfalto y los ladrillos. Las características generales de este conjunto de medios son
una suave dependencia frecuencial de la permitividad dieléctrica relativa para
frecuencias menores a 108 Hz, presentando un valor prácticamente constante para
frecuencias superiores. La atenuación de estos materiales se caracteriza por ser
inferior a 1 dB/m para frecuencias menores a 108 Hz, y estar comprendida entre
10 y 20 dB/m para frecuencias de 10 GHz.

El último grupo (cuarta categoría) asocia aquellos medios caracterizados por una
permitividad dieléctrica relativa prácticamente constante para todas las
frecuencias y una atenuación igual o inferior a 1 dB/m para frecuencias de hasta
10 GHz. Dentro de éste en encuentran, por ejemplo, los diferentes tipos de hielo
de agua dulce y la nieve, el mármol, el carbón, los granitos secos, el yeso y la sal
gema.

Los medios de agua y de turba, elementos que se presentan en las tablas 6.2 y 6.4,
no los incluye el autor dentro de ninguno de estos grupos por presentar unas
características particulares: permitividad dieléctrica relativa muy alta,
prácticamente independiente de la frecuencia dentro del intervalo comprendido
entre 1 MHz y 1 GHz (el intervalo más común de trabajo del georradar), pero que
depende de la temperatura (ecuación 6.1). La atenuación de la señal en el agua
también tiene su comportamiento característico, ya que presenta variaciones muy
fuertes dentro del intervalo de frecuencias utilizado comúnmente en prospección
246 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

con georradar. El agua del mar, por ejemplo, pasa de una atenuación de 2 dB/m
para frecuencias próximas a 1 MHz a 3700 dB/m para frecuencias cercanas a 1
GHz.

Los intentos de clasificar los medios para prospección han sido diversos. En el
ejemplo de clasificación anterior me refería a un análisis más o menos teórico de
la atenuación de una onda electromagnética en ellos y al valor de la permitividad
dieléctrica. Un estudio interesante que puede interpretarse como una clasificación
de medios es el realizado por Cook en 1975. Este autor analiza la profundidad de
penetración de las ondas de radar. Calcula lo que denomina la constante de
pérdidas de las rocas para frecuencias de radio y los medios, L, definida como:

Γ
L= (6.11)
f

Siendo f la frecuencia (en Hz) de la emisión y Γ un coeficiente que denomina


pérdida por absorción (expresado en dB/m) que puede medirse en grandes masas
rocosas y que lo define como:

Γ = 8.686α (6.12)

Este coeficiente Γ también se conoce por atenuación específica (capítulo 3) y se


define como el grado de atenuación de una onda por unidad de longitud. El
coeficiente α es factor de atenuación. El factor de atenuación (ecuación 3.30) se
puede escribir en función de la pulsación de la onda, ω, de su permeabilidad
magnética, µ, su permitividad dieléctrica, ε y su resistividad, ρ, como:

µε  1 
α=ω  1 + 2 2 2 − 1 (6.13)
2  ωρ ε 

Estos factores de atenuación de la señal los considera Cook (1975) juntamente con
los factores de ganancia de las antenas (ecuaciones 5.3 y 5.4) y de ruido termal
(ecuación 5.15) que define la relación señal/ruido que debe existir para tener una
señal que pueda ser interpretada correctamente. El autor considera también que
muchos de los elementos geológicos que se analizan con georradar no presentan
una superficie en la que pueda producirse una perfecta reflexión especular, de
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 247

manera que es necesario también considerar que la energía reflejada proviene de


la primera zona de Fresnel (ecuación 4.23). Obtiene unas gráficas que presentan la
penetración de las ondas de radio para diferentes materiales caracterizados por sus
atenuaciones. A partir de los ensayos realizados en 38 medios distintos
(intentando conservar en todas las muestras la humedad natural), Cook elaboró la
gráfica que se muestra en la figura 6.17, que proporciona la penetración de las
ondas de radio para rangos de funcionamiento de radar (definido como la potencia
del pico radiado dividido entre la potencia mínima detectable de la señal recibida)
que van en cada caso de los 100 dB a los 150 dB (en la figura 5.1 se presenta la
relación entre la atenuación y el rango del radar para diferentes sensibilidades del
equipo. Los equipos actuales suelen trabajar entre 120 dB y 160 dB. Equipos más
antiguos trabajaban entre los 80 dB y 120 dB). Esta gráfica permite predecir la
penetración que se espera conseguir dada una frecuencia de prospección y un
rango de funcionamiento del equipo, para los materiales determinados. Los
ensayos de Cook permiten observar que el contenido de humedad afecta a la
penetración de las ondas de radio ya que incrementaba la constante de pérdida de
las rocas, en algunas ocasiones incluso en factores superiores a 12.

En la figura 6.17 se puede apreciar que en los materiales ricos en arcillas se


alcanza una penetración mucho menor, mientras que materiales como el granito se
consigue una penetración mayor.

En general, en todos los estudios experimentales efectuados con georradar, se ha


observado que la frecuencia de la emisión es un factor importante para determinar
la atenuación de la señal. Por ejemplo, en el modelo propuesto por Cook (1975)
(gráfica 6.17), se puede apreciar que, por ejemplo, el carbón es un medio que
permite una buena profundidad de penetración cuando se trabaja con frecuencias
por debajo de los 400 MHz, pero que para frecuencias superiores disminuye
rápidamente este factor. Una tendencia similar se observa para la arcilla, que
presentan una muy fuerte dependencia con la frecuencia. Otros materiales, aunque
no de forma tan acusada, también presentan esta tendencia.
248 Capítulo 6. Propiedades y características de los medios.

1000

750 Medios
Penetración (m)

granito

500 calizas

esquisto

carbón
250
carbón-arcillas

arcillas compactadas estratificadas


materiales de relleno arcillosos
0

0 200 400 600 800 1000 1200


Frecuencia (MHz)

Figura 6.17. Gráfica obtenida por Cook (1975) en la que se presenta la


penetración de las ondas de georradar en función de la frecuencia para
diferentes tipos de rocas. La banda para cada una de las rocas está
limitada por la función del radar, considerada para este trabajo entre
100 dB y 150 dB.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 249

Capítulo 7

Tratamiento de datos e interpretación de


registros

Resumen.

La interpretación de los registros empieza con la planificación de la campaña,


siendo cada paso importante para llegar a unas conclusiones finales correctas.
Los registros obtenidos pueden, algunas veces, interpretarse directamente. Otras
veces, sin embargo, se hace necesario un tratamiento de señales para mejorar la
relación señal/ruido o para resaltar algún evento.

En este capítulo se analiza el proceso de interpretación de datos desde el instante


en el que se dispone de los radargramas. Los procesos incluidos son los
siguientes:

• Análisis de la información que nos proporciona la cabecera de un


registro. Es sumamente importante conocer aquellos datos que se
registran en las cabeceras. El rango de los radargramas, el inicio de los
mismos y los filtros y la amplificación que se han utilizado durante la
adquisición de los datos en campo son algunos de los datos que podemos
disponer de este modo.
250 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

• Interpretación del significado de los registros cuando se presentan en


forma de trazas de amplitud o en forma de escalas de colores, en las que
cada banda de un color determinado agrupa un rango concreto de
amplitudes. En este segundo caso hay que tener en cuenta el tipo de escala
utilizado para agrupar las amplitudes.

• Cálculo de los parámetros que serán necesarios para efectuar una


correcta interpretación de los registros. Principalmente es importante
conocer la velocidad de propagación ya que a partir de ella podremos
transformar los tiempos dobles de propagación registrados en
profundidades. Para efectuar esta transformación, si se trabaja con
registros sobre papel, es necesario tener en cuenta el rango del registro y
su longitud sobre el papel. De esta forma obtendremos, midiendo
distancias sobre papel a los diferentes eventos, tiempos dobles de
propagación que pasaremos a profundidades.

• Tratamiento de las señales. A menudo un registro presenta ruido y resulta


confuso y difícil de interpretar. Hay toda una serie de herramientas que
pueden ayudar a clarificar dicho registro. Son los distintos tratamientos
que podemos aplicar y con los que es posible desde eliminar algunas
bandas de frecuencia registradas hasta obtener la envolvente de las trazas
o superponer algunas de ellas. Pero son tratamientos que hay que utilizar
con cuidado, ya que aunque pueden contribuir a mejorar el registro, una
incorrecta aplicación puede hacer que perdamos información importante
o que lleguemos a una interpretación y a unas conclusiones incorrectas.
Los procesos que se comentan en este capítulo son los siguientes:

- Filtros frecuenciales horizontales o espaciales. Se trata de un


tratamiento que se aplica horizontalmente en el registro, es decir, en la
dirección espacial. El objetivo que se persigue cuando se aplican
estos filtros es la eliminación del ruido de fondo de un radargrama.
Este ruido puede ser de alta frecuencia (se registra en pocas trazas
seguidas), generado al deslizar la antena por un terreno irregular.
También puede ser de alta frecuencia (que aparece en bastantes trazas
consecutivas), ocasionado a lo mejor por un reflector externo. Los
filtros podrán ser pasa bajas o pasa altas. Los primeros consisten en
un promediado de varias trazas consecutivas. La salida del filtro es la
traza promedio resultante. Los segundos consisten también en un
promediado de varias trazas consecutivas, pero la salida del filtro es
el resultado de restar la traza promedio obtenida a la traza central.

- Filtros frecuenciales verticales o temporales. Son tratamientos que se


aplican en la dirección vertical o temporal de los registros, sobre cada
una de las trazas. Pueden utilizarse para realizar correcciones de
línea base o para eliminar parte del ruido electrónico inherente a cada
traza. Pueden ser también pasa altas o pasa bajas. Consisten en
multiplicar la cada señal por un operador que vale la unidad en la
banda de frecuencias que interesa conservar, y que tiende a cero en la
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 251

banda de frecuencias que no interesa. Cuando se aplican estos filtros


es conveniente realizar un estudio de frecuencias antes de la
aplicación y después de la misma, para comprobar que se ha realizado
correctamente y para evitar perder información que podría ser útil.

- Deconvolución predictiva. Se trata de un procesado que tiene como


objetivo mejorar la resolución vertical de los radargramas. Es una
técnica que se ha aplicado a la prospección con radar de subsuelo
proveniente de los estudios sísmicos. Se aplica porque se considera
que el medio por el que se produce la propagación de la señal actúa de
filtro sobre la misma, de manera que la traza grabada en el
radargrama es en realidad una convolución del pulso inicial emitido y
los efectos que produce el medio. El objetivo que se persigue es
deconvolucionar la onda para eliminar los efectos del medio sobre el
pulso inicial, que se deforma durante su propagación. De esta forma
se persigue transformar el radargrama de campo en un registro donde
las señales representen únicamente la reflexión primaria. Se suele
aplicar en registros complejos y superficiales donde, por ejemplo, se
registras reflexiones múltiples.

- Migración. Este procedimiento, que también llega al campo del radar


de subsuelo a partir de los estudios sísmicos, tiene un doble alcance.
Por un lado se utiliza para trasladar a su posición real los efectos de
inclinación de las reflexiones registradas y por otro para colapsar las
difracciones que se producen. Para utilizar este tratamiento se
necesita estimar la velocidad promedio de propagación por el medio,
pero puede conocerse a partir de las hipérbolas generadas en las
difracciones. Consiste básicamente en calcular la ecuación de cada
una de estas hipérbolas desplazando el reflector al vértice de la
hipérbola. Como la ecuación de la hipérbola depende de la velocidad
de propagación en el medio, un error en la determinación de este
parámetro puede ocasionar que no se llegue a colapsar totalmente
dicha hipérbola (la velocidad estimada es inferior a la real) o bien que
se produzca el efecto conocido como sobremigrado (la velocidad
estimada es superior a la real).

- Transformada de Fourier. Este tratamiento de datos, conocido


ampliamente, consiste en un análisis frecuencial que permite el estudio
de la evolución de los parámetros de la señal en función de la
frecuencia. A menudo se utiliza para obtener los espectros de
frecuencia de las trazas, para poder seleccionar mejor los filtros
frecuenciales que se pueden aplicar o para comprobar los efectos que
sobre las frecuencias ha tenido la aplicación de alguno de los
mencionados filtros.

- Transformada de Hilbert. Este procesado es un procedimiento


matemático que expresa la relación entre la parte real y la parte
imaginaria de una señal, con el que puede obtenerse una envolvente de
252 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

las amplitudes de los registros, la fase y la frecuencia instantáneas.


Estas últimas pueden utilizarse como indicadores del tipo de filtrado
que sufre la señal durante su propagación por el medio, es decir, que
proporciona información del comportamiento del medio frente a la
señal electromagnética. La obtención de la envolvente de una traza
proporciona información acerca de la amplitud instantánea de la señal
y, por lo tanto, acerca de la energía implicada en cada evento.

- Correcciones estáticas. Este tratamiento tiene como objetivo corregir


los efectos que se producen sobre un registro a consecuencia de la
topografía de la superficie o debido a variaciones bruscas de la
velocidad en el medio.

- Ganancia. Se trata de la amplificación que se introduce a la señal.


Esta amplificación no tiene por qué ser constante durante toda la
longitud de la traza, pudiendo variar con el tiempo de propagación.
Tiene por objeto amplificar eventos asociados con reflexiones
profundas o poco energéticas, aumentando las amplitudes que, por su
pequeño tamaño, no serían tenidas en cuenta durante la interpretación
de los registros. Se utiliza para corregir, por así decirlo, los efectos de
disminución de la energía producidos durante la propagación de la
señal por el medio.

- Superposición de trazas. Tiene por objetivo final el mejorar la relación


entre la señal y el ruido de un registro. Se utiliza cuando se realiza la
adquisición de datos con un CMP para superponer todas las trazas
pertenecientes a un mismo CMP, enfatizando las señales coherentes y
disminuyendo los efectos de las señales incoherentes por interferencia
destructiva. Es necesario en este caso realizar una correcta corrección
de NMO para poder obtener la velocidad denominada de stacking.
Cuando se realiza una adquisición de datos en perfiles mediante
antenas monoestáticas también es posible efectuar una corrección por
superposición de trazas, aunque en este caso consiste en la suma
aritmética de dos o más trazas consecutivas. El resultado, como en el
caso anterior, enfatiza los eventos coherentes y disminuye la amplitud
del ruido, mejorando la relación entre la señal y el ruido. Únicamente
hay que tener en cuenta que este procedimiento empeora la resolución
horizontal del estudio.

• Por último se trata de forma general la interpretación de un registro


considerando ya todos y cada uno de los pasos necesarios para obtener un
resultado correcto.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 253

7.1 Introducción

En ocasiones es posible dar una interpretación directa a los datos de campo. Sin
embargo, muchas veces, antes de llegar a una conclusión final se requiere un largo
proceso de interpretación. Parte de este proceso consiste en el tratamiento previo
de los registros con objeto de mejorar los radargramas, destacando aquellas
anomalías que se corresponden con señales de interés y disminuyendo al máximo
el ruido.

En este capítulo se trata este proceso de interpretación de los datos de campo. Se


esbozan los procedimientos seguidos y los tratamientos que se pueden aplicar. Se
inicia con una breve explicación del objetivo que se pretende alcanzar con el
tratamiento de datos y con la recopilación de toda la información útil que
proporciona un registro de campo. Se continúa con una explicación de cada tipo
de tratamiento en la que se recogen sus fundamentos y su funcionamiento,
ilustrando cada caso con ejemplos de aplicaciones efectuadas sobre registros de
campo que se comparan con los radargramas de campo sin tratar. De esta manera
se ofrece una visión general de cada proceso, de su aplicabilidad, sus
inconvenientes y ventajas y, en particular, de los resultados que aporta en el
tratamiento de las imágenes de radar. Para finalizar se esquematiza el proceso de
interpretación de registros.

El procesado de los registros de georradar tiene una gran similitud con el


procesado de registros sísmicos, ya que se utilizan los mismos filtros e idénticos
operadores aplicados a las trazas. Sin embargo los métodos de adquisición de
datos y la naturaleza de las ondas son distintos. Esto implica una serie de
diferencias importantes entre los registros obtenidos por uno u otro método (radar
de subsuelo y sísmica):

1. El tamaño de los ficheros resultantes de un trabajo con georradar es grande ya


que se adquiere elevado un número de trazas por segundo.

2. El radar de subsuelo trabaja en una banda de frecuencias más alta que la


utilizada en sísmica.
254 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

3. La naturaleza de las ondas es diferente; su comportamiento depende de


diferentes características físicas del medio: elásticas con sísmica y
electromagnéticas con radar de subsuelo.

Carcione y Cavallini (1995) comparan las ondas sísmicas con las ondas
electromagnéticas, analizando sus analogías y comparando el tratamiento
matemático de las segundas con el de las ondas SH. Este trabajo es de lectura
obligada si se quiere profundizar en el tema y, sobre todo, si se desea aplicarlo a la
simulación y modelado. También es básico si se quieren utilizar programas
informáticos diseñados para sismología, aplicándolos a las ondas
electromagnéticas y a los registros resultantes de las prospecciones con radar de
subsuelo.

En todos los ejemplos de cada uno de los procesados explicados que se presentan
en este trabajo se ha realizado un tratamiento de señales utilizando el programa
informático RADAN III, un paquete específico para el georradar SIR 10 de GSSI.
Este programa permite editar los registros, efectuar operaciones matemáticas entre
las trazas (sumas, restas y productos), realizar correcciones estáticas y dinámicas,
aplicar filtros, seleccionar partes de un registro y aplicar otros tipos de tratamiento
y análisis de series temporales.

7.2. Procesado de datos de georradar

Antes de proceder al procesado de datos de georradar, es indispensable, como en


cualquier otro estudio geofísico, un conocimiento previo del problema. Hay que
tener claramente delimitados los objetivos del estudio y es muy conveniente
disponer de una información previa de la zona y del objeto de estudio. Ejemplos
de esta información previa son los mapas topográficos, las fotografías aéreas y los
mapas geológicos de la zona donde se realizará el estudio. Una vez analizada esta
información y planificada la campaña de estudio se procede a la adquisición de
datos en campo y a su tratamiento e interpretación posterior.

El proceso de interpretación de datos se inicia durante su adquisición en campo.


Deben observarse y anotarse cuidadosamente las condiciones de contorno que
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 255

pueden influir en los registros, así como los posibles eventos que pudieran
introducir ruido en el radargrama. Ejemplos de las anotaciones que es conveniente
efectuar durante la adquisición de datos en campo son, entre otros, la rugosidad de
la superficie sobre la que se desliza la antena, la existencia de posibles reflectores
externos a lo largo del perfil efectuado (en qué punto del perfil se encuentran y
cual es la distancia más próxima entre la antena y el elemento anómalo), la
existencia de líneas eléctricas de alta tensión, cambios de material superficial,
eventos que pueden ocurrir durante el desplazamiento de la antena (tropiezos,
saltos de la antena, etc.), escalones, tuberías. Una superficie muy rugosa o con
irregularidades importantes puede introducir en los registros ruido de alta
frecuencia. La presencia de reflectores externos y de líneas de alta tensión se
comenta en el capítulo 17. Los dos factores son una fuente importante de ruido
que, además, es difícil de distinguir de la señal ya que presentan el mismo
contenido frecuencial y la antena lo registra del mismo modo que registraría un
elemento anómalo en el medio. El resultado es que se introduce en lo registros una
anomalía causada por estos elementos externos, que se localiza verticalmente a un
cierto tiempo doble de propagación.

Otros efectos que introducen ruido en los registros son los cambios laterales de
materiales. Éstos suponen cambios laterales de velocidad, de tal forma que los
tiempos dobles de propagación registrados para un reflector a la misma
profundidad, en las dos zonas diferenciadas, son distintos. Un salto de la antena,
un tropiezo o la existencia de un escalón durante el desplazamiento de la antena
introducen anomalías en la zona concreta del perfil donde se han producido. En
definitiva, conocer previamente estas condiciones y eventos permite identificar las
anomalías debidas a influencias externas al medio estudiado o bien, en el caso de
que fuese posible, eliminarlas o disminuir su efecto al máximo mediante el
filtrado.

Concluyendo, es preciso que el tratamiento de los datos se empiece a realizar en


campo, durante la adquisición, anotando detalladamente todos aquellos eventos o
condiciones que se dan durante los trabajos de campo que puedan ayudar
posteriormente en la interpretación. Una cuidadosa libreta de campo simplifica
mucho los trabajos posteriores y puede evitar errores en la interpretación de los
resultados. Una vez obtenidos los datos y guardados en un soporte adecuado el
proceso continúa en el gabinete de trabajo.
256 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

El proceso que se puede seguir, tras a la adquisición de datos, con la finalidad de


llegar a una interpretación final de los registros se esquematiza en la tabla 7.1.
Cada uno de los pasos mencionados en esta tabla tiene una finalidad concreta y se
explica en el presente capítulo.

• Editar los registros para poder determinar las zonas en las que existen
anomalías.
• Descartar las anomalías que están producidas durante el proceso de
adquisición de datos por efectos externos al medio a analizar (si es posible).
• Selección de la escala para las amplitudes.
• Aplicación de filtros pasa altas, pasa bajas y pasa banda para eliminar las
frecuencias no deseadas.
• Aplicación de tratamientos de señales: migración, deconvolución y
transformada de Hilbert.
• Correcciones estáticas.
• Ganancia.
• Suma de las trazas (“stacking”).
• Obtención de los tiempos de propagación para cada una de las anomalías
registradas.
• Obtención de velocidades de propagación en cada uno de los medios (si se
conocen o se pueden estimar los parámetros electromagnéticos).
• Obtención de las profundidades correspondientes a cada una de las anomalías.
• Correlación de los resultados con los obtenidos en otros perfiles próximos o
perpendiculares al estudiado.
• Correlación con los resultados de otros estudios geofísicos o geológicos y con
las informaciones y observaciones previas al estudio efectuado.
• Interpretación final de los perfiles y obtención de un modelo de medio que
explique todas las anomalías observadas o la mayor parte de ellas, observando
coherencia con los datos previos obtenidos y con los conocimientos
geológicos que se dispongan.

Tabla 7.1. Esquema del procedimiento para el procesado y la


interpretación de datos.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 257

7.2.1. Parámetros de un registro. Información en la cabecera de


una traza.

Antes de continuar hablando de los registros, hay que explicar una serie de
parámetros que definen al radargrama. Estos parámetros están asociados
principalmente a la adquisición de datos (algunos de ellos se refieren a posteriores
modificaciones de los registros) y se recogen en la cabecera de los radargramas.
Esta información es necesaria para interpretar correctamente los resultados.

En casi todos los equipos de georradar que actualmente existen en el mercado hay
una serie de parámetros que se pueden modificar y ajustar al inicio de cada
prospección. Es importante realizar algunas pruebas antes de iniciar la adquisición
de datos para que los resultados sean satisfactorios. Es importante conocer la
profundidad a alcanzar, así como la resolución que requiere el estudio, para que,
con estos datos junto con los resultados preliminares de las pruebas que se
realizan en campo, podamos determinar los valores más adecuados de los
parámetros de adquisición de datos.

Todos los registros contienen una cabecera de texto con información sobre el
radargrama. Esta información incluye el nombre del fichero, la fecha de registro y
las fechas de posteriores modificaciones, su rango, la posición del inicio, el
número de pulsos emitidos por segundo durante la adquisición de datos y los
filtros que se han aplicado sobre el radargrama durante la adquisición o en
posteriores tratamientos. En la figura 7.1 se presenta una cabecera de registro
característica. Esta cabecera indica que el nombre del registro es N40. Fue creado
el día 28 de marzo de 1998 a las 14:42 horas. Las modificaciones de este fichero
se realizaron el 18 de febrero de 1999 a las 10:40 horas. El muestreo seleccionado
para definir cada traza es de 512 puntos. La velocidad de emisión de pulsos ha
sido de 20 trazas cada segundo. El rango del registro es de 40 ns y la posición del
inicio del registro se encuentra a -5.1 ns. La cabecera también informa que se han
aplicado tres filtros durante la adquisición de datos: dos verticales (uno pasa altas
y uno pasa bajas) y un filtro horizontal (pasa bajas). A continuación se explica
cada elemento de la cabecera.
258 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

Figura 7.1. Cabecera de un registro obtenido con el georradar SIR 10 de


la casa GSSI.

En la figura 7.2 se presenta una traza correspondiente al registro cuya cabecera se


muestra en la figura 7.1. En esta traza se observa el inicio del registro, la onda
directa y la reflexión en una discontinuidad electromagnética del medio. La
longitud temporal total de la traza es de 40 ns (rango de la traza).

Figura 7.2. Traza correspondiente a la cabecera de la figura 7.1.

El rango de un registro.

El rango de un registro (R) define su longitud temporal, es decir, define la máxima


coordenada vertical que se alcanza en el radargrama. Por lo tanto delimita una
ventana temporal de registro. Las reflexiones que alcanzan la antena en tiempos
dobles de propagación superiores al rango no quedan registradas. Sí que quedan
registradas aquellas trayectorias cuyos tiempos dobles de propagación son iguales
o inferiores a esta longitud vertical máxima de registro.

En el caso del ejemplo mostrado en la cabecera de la figura 7.1 y en la traza de la


figura 7.2 sólo se registran aquellos eventos incluidos en un intervalo temporal (o
ventana temporal) de 40 ns (valor de R), empezando a contar el tiempo en –5.1 ns
tiempo de inicio del registro) y finalizando en 34.9 ns.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 259

Sobre la traza, el inicio de la ventana temporal queda marcado con una señal de
inicio que se suele situar justo antes de la emisión del pulso hacia el medio (figura
7.2). El tiempo límite de la ventana se selecciona de tal forma que el registro de la
anomalía que se busca quede asegurado. Conviene, sin embargo, que este
parámetro sea lo suficientemente grande para que una velocidad más baja de la
esperada para el medio no impida detectar los elementos anómalos que se desean
localizar. El ajuste de esta ventana requiere, por lo tanto, un conocimiento
preliminar acerca de la posible profundidad máxima de estudio y acerca de la
velocidad aproximada a la que se propaga la onda electromagnética por el medio,
pero también requiere unas pruebas preliminares en el emplazamiento del estudio,
para determinar posibles cambios de velocidad del medio o variaciones en la
profundidad del reflector no consideradas al principio.

Posición de inicio de la señal.

Este parámetro permite seleccionar el tiempo de inicio de la ventana temporal. El


tiempo final de la mencionada ventana viene determinado por la suma del tiempo
de inicio y del rango del registro. Se trata de un parámetro que debe ajustarse antes
de empezar la adquisición de datos. Conviene hacerlo situando la antena sobre el
medio para asegurar que la primera reflexión recibida queda dentro de la ventana
temporal (Conyers y Goodman, 1997). En los equipos actuales, para seleccionar
esta posición de inicio se dispone de un monitor donde se observa el registro que
proporciona la antena y la posición de la ventana temporal seleccionada sobre el
registro. La situación de esta ventana puede modificarse variando la posición de
inicio del registro. Su tamaño se modifica al cambiar el rango del registro. En los
equipos más antiguos se observa la traza recibida en cada instante en un
osciloscopio (Conyers y Goodman, 1997).

Normalmente, cuando se ajusta la posición de inicio se procura que la primera


señal recibida quede incluida en la ventana. Esta primera señal suele ser la onda
directa entre el emisor y el receptor o la superposición entre la onda directa y la
reflexión en la superficie del medio.
260 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

Puntos por traza.

Este parámetro determina el muestreo de cada traza, es decir, los puntos utilizados
para su representación. Cada uno de estos puntos es un valor digital que define
una porción de la traza de la onda reflejada. Es posible seleccionar cualquier
muestreo, pero usualmente se utilizan los valores de 128, 256, 512, 1024 o 2048
muestras por traza (Conyers y Goodman, 1997). Si se considera un muestreo de
512 puntos por traza (el valor más utilizado), y se tiene un rango de 256 ns, quiere
decir que para reconstruir la traza, se tienen dos puntos por cada nanosegundo de
tiempo doble de propagación. Normalmente, para obtener una buena
representación de la traza, cuanto mayor sea la ventana temporal de registro
(rango), más elevado tiene que ser el número de puntos de muestreo. Aunque
siempre debe considerarse la resolución que se desea obtener y el tamaño de los
registros que se grabarán. Un muestreo con excesivos puntos puede llegar a
generar ficheros enormes, que deben ser almacenados en soporte magnético y
posteriormente tratados con programas informáticos de procesado de datos. Este
tamaño excesivo puede exceder el espacio de almacenado previsto o puede
ralentizar excesivamente el procesado posterior de los datos. Sin embargo siempre
conviene asegurar que el muestreo permite detectar aquellos eventos de interés,
registrando los puntos necesarios para poder dibujar correctamente la traza.

La relación entre este parámetro, el rango y el número de trazas registradas cada


segundo determina para cada antena concreta, en gran medida, la resolución que
se tiene durante el estudio.

Velocidad de transmisión y de registro.

El número de pulsos por segundo que puede transmitir y registrar un radar de


subsuelo son dos parámetros que se pueden ajustar antes de o durante la
adquisición de datos, de acuerdo con las necesidades del estudio.

Aunque los equipos de radar habituales pueden trasmitir más de 25000 pulsos por
segundo (Conyers y Goodman, 1997), la tecnología actual no permite estas
velocidades de registro. Los radares no pueden registrar cada una de las trazas
individuales reflejadas a partir de cada pulso transmitido a causa de la alta
velocidad de propagación. Para solventar este problema los equipos efectúan un
muestreo de la señal obteniendo información de varios pulsos emitidos para
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 261

reconstruir una única traza. En muchos equipos modernos, para obtener una traza
registrada se utiliza la información procedente de 16 trazas emitidas (Conyers y
Goodman, 1997). Esto quiere decir, que, como para cada traza se suelen utilizar
512 puntos para reconstruirla, cada traza registrada proviene de 8192 pulsos
emitidos por segundo (scans/s).

El radar SIR 10 de GSSI permite emitir 50000 pulsos por segundo, lo que equivale
a una velocidad de transmisión de 50 kHz, aunque se recomienda una velocidad
de transmisión menor (de 30 kHz) en el caso de efectuar el registro gráfico por
impresora.

Una vez seleccionada la velocidad de transmisión de pulsos al medio se puede


estimar la velocidad de registro teniendo en cuenta el muestreo deseado. Si se
pretende que cada traza recibida se reconstruya a partir de 512 puntos y la
velocidad de transmisión es de 50 kHz, el número máximo de trazas registradas
cada segundo resulta ser de 97 scans/s, valor obtenido efectuando el cociente entre
la velocidad de transmisión y el número de puntos de muestreo. Valores
superiores a estos 97 scans/s generan un número de pulsos menor a 512, de
manera que no se consigue alcanzar el muestreo deseado.

A partir de esta velocidad de registro máxima se selecciona la velocidad de


registro que se utilizará en el estudio. Para ello se ha de tener en cuenta la
resolución horizontal que se pretende alcanzar (el número mínimo de trazas que
han de contener el evento producido por la reflexión de la energía en el elemento
de menor tamaño) y la velocidad a la que se desplaza la antena sobre la superficie
del medio. En la cabecera de la figura 7.2 se indica que la velocidad de registro ha
sido de 20.0064 scans/s. Esto quiere decir que cada segundo se registran unas 20
trazas y se emiten 50000 pulsos. Suponiendo que se desea obtener una misma
resolución horizontal, cuando el desplazamiento de la antena se realiza lentamente
(arrastrada por un operario que se desplaza andando, por ejemplo), la velocidad de
registro de datos ha de ser menor que si se desplaza a mayores velocidades (por
ejemplo, si está colocada sobre un vehículo). Los valores más elevados de la
velocidad de registro se utilizan únicamente en el caso de que la velocidad de
desplazamiento de la antena sea muy elevada o si se necesita una resolución
horizontal extremadamente alta para identificar las reflexiones en elementos del
medio.
262 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

Superposición de trazas.

Durante o posteriormente a la adquisición de datos se puede realizar una suma (o


superposición) de trazas adyacentes. El número de trazas superpuestas es un
parámetro a determinar en función del estudio que se realiza.

Este procedimiento se utiliza para mejorar la relación entre la señal y el ruido


cuando éste es aleatorio. Es decir, cuando se trata de eventos que no se registran
para tiempos iguales en varias trazas consecutivas. La superposición de varias
trazas hace que los efectos debidos a fenómenos aleatorios se reduzcan, mientras
que los efectos ocasionados por fenómenos deterministas (eventos observados en
varias trazas adyacentes para un mismo tiempo de propagación) quedan realzados
y por lo tanto, definidos con mayor claridad en el radargrama.

Si se realiza este procedimiento durante la adquisición de datos, debe tenerse en


cuenta que, para no modificar la resolución horizontal, la velocidad de
desplazamiento de la antena debe ser menor cuanto mayor sea el número de trazas
que se superponen (considerando una misma velocidad de registro y de emisión).

Por ejemplo, durante una adquisición de datos en la que se trabaja con los
siguientes parámetros:

Velocidad de emisión: 50 kHz


Velocidad de registro: 50 scans/s
Superposición de 10 trazas adyacentes
Velocidad de desplazamiento de la antena de 5 m/s

Se han emitido 50000 pulsos por segundo, lo que quiere decir que cada metro se
emiten 10000 pulsos por segundo. La velocidad de registro (50 scans/s) es inferior
a la velocidad máxima de registro dada la velocidad de emisión de 50 kHz, lo que
indica que es posible realizar un muestreo de 512 puntos por traza. Como para
obtener una única traza registrada se superponen 10 trazas, el radargrama que se
obtiene registra 5 trazas cada segundo. Considerando la velocidad de
desplazamiento de la antena (5 m/s), se obtiene que para cada metro de avance de
la antena se registra una traza en el radargrama. Para aumentar la resolución
horizontal, es decir, el número de trazas registradas cada metro de avance de la
antena sin modificar ni las velocidades de emisión y registro ni la velocidad de
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 263

desplazamiento de la antena, es necesario disminuir el número de trazas


registradas sumadas que han de dar lugar a cada traza del radargrama. Si la
superposición que se realiza es de 5 trazas adyacentes, el registro obtenido
presenta 10 trazas cada segundo de adquisición de datos, y se tienen dos trazas por
cada metro de terreno analizado.

Una superposición de trazas excesiva, sobre todo en una zona donde se producen
eventos hiperbólicos (ocasionados en elementos finitos) puede disminuir sus
amplitudes hasta un nivel en que no se puedan distinguir, obteniendo un
radargrama característico de un medio continuo (Maijala. 1992). Normalmente no
es posible efectuar una superposición de más de 3 a 6 trazas para poder obtener
una imagen del medio que pueda considerarse continua (Maijala, 1992).

Este procesado de datos se trata con mayor amplitud en el apartado 7.7.3, al


analizar el tratamiento de los radargramas posterior a la adquisición de datos.

Ganancia.

La ganancia consiste en amplificar la señal que se recibe. Este procesado puede


realizarse durante la adquisición de datos o durante el procesado posterior en
laboratorio o gabinete. En el apartado 7.7.2 se amplía la información para efectuar
el procesado posteriormente a la adquisición de datos.

El objetivo que se busca al aplicar ganancia sobre un registro durante el proceso


de adquisición de datos es el de disminuir los efectos de atenuación que se
producen, principalmente por la propagación geométrica del frente de ondas de la
señal. Se pretende aumentar la amplitud de las reflexiones procedentes de tiempos
de propagación mayores. La amplificación necesaria en las señales para
compensar el efecto de dispersión geométrica del frente de ondas se puede estimar
de forma sencilla considerando que la energía es una función inversamente
proporcional al cuadrado de la distancia recorrida. El radar de subsuelo SIR10 de
GSSI tiene una función de ganancia automática pensada para compensar este
efecto sin necesidad de efectuar cálculos. Otros efectos de atenuación de la señal
tienen que ser analizados con más detalle y no se suelen compensar durante la
adquisición de datos en campo, aunque se pueden intentar mitigar aplicando
diferentes ganancias durante el procesado posterior de los radargramas.
264 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

Cuando se aplican ganancias, hay que tener en cuenta que se amplifica toda la
señal recibida, aunque se trate de ruido. Una ganancia excesiva, para tiempos de
propagación grandes en los que la señal tiene una amplitud similar a la del ruido,
puede amplificar el ruido electrónico del aparato y del cableado o emisiones de las
mismas frecuencias que se estén registrando, dando lugar a registros confusos.

En general, cuando se efectúa la adquisición de datos, la ganancia se selecciona


mediante el modo automático o bien se escoge la amplificación más conveniente
observando una traza visualizada en el monitor del radar. En este segundo caso se
han de efectuar pruebas manteniendo la antena emitiendo sobre el medio que se
pretende estudiar. Para que los valores sean lo más adecuados posible conviene
que la antena esté situada sobre el medio que se quiere analizar y que se encuentre
en movimiento. Es decir, es conveniente seleccionar este parámetro realizando un
perfil de prueba (o calibración) antes de comenzar la adquisición de datos. Al
analizar los registros que se han obtenido aplicando algún tipo de ganancia, hay
que tener en cuenta que las amplitudes quedan modificadas.

Filtros frecuenciales aplicados durante la adquisición de datos.

En la cabecera de los registros también se indican los distintos filtros aplicados


durante la toma de datos en campo. La posibilidad de aplicar un filtrado
simultáneo con la adquisición de datos es una opción polémica. Generalmente es
preferible aplicar el mínimo tratamiento posible a los datos de campo en este
punto de la prospección, ya que se trata de un procedimiento fácilmente aplicable
en etapas posteriores. Una adquisición de datos con un filtro aplicado impide
registrar parte de la señal que llega a la antena, pudiendo de esta forma, en el caso
de no seleccionar correctamente el filtrado aplicado, perder datos que pudieran ser
de interés, sobre todo porque en muchas ocasiones no se considera o no se conoce
exactamente la variación producida en el rango de frecuencias y en las frecuencias
centrales a causa de los efectos de filtrado producidos por los distintos medios.

Sin embargo, en ocasiones, es necesario realizar un filtrado previo durante la


adquisición de datos, sobre todo en los casos en los que se requiere una
interpretación rápida, de forma casi simultánea a la adquisición de datos, no
pudiendo esperar a una interpretación posterior. En este caso, es necesario conocer
lo mejor posible el comportamiento de las antenas y los rangos de frecuencias
emitidos y recibidos (Conyers y Goodman, 1997). Si estos parámetros se
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 265

controlan, el filtrado puede mejorar notablemente la señal, facilitando la


interpretación rápida de los datos. Diversos investigadores consideran que las
mejores interpretaciones pueden obtenerse si se realiza la adquisición y
almacenamiento de datos de las dos formas diferentes: con filtros aplicados y sin
filtros. Posteriormente, durante la interpretación y el tratamiento, deben
compararse los dos registros (Conyers y Goodman, 1997). Los dos tipos de filtro
que se pueden aplicar usualmente durante la adquisición de datos son los
denominados filtros verticales y filtros horizontales.

Los filtros verticales son los denominados filtros F-k o filtros temporales, ya que
se aplican a cada una de las trazas del registro, siendo por lo tanto unos filtros
aplicados en la coordenada temporal (eje vertical) de los registros. Casi todas las
técnicas desarrolladas para este tipo de filtrado provienen del procesado de datos
sísmicos para la exploración petrolífera (Maijala, 1992). Sin embargo hay que ir
con cuidado al aplicar estas técnicas porque existen diferencias sustanciales entre
los datos sísmicos y los datos de radar de subsuelo (Conyers y Goodman, 1997).
En general esta técnica de filtrado consiste en transformar las reflexiones
registradas en tiempo en datos en el dominio de las frecuencias utilizando una
transformada de Fourier. El filtrado se aplica en el espacio transformado, en el
cual los datos temporales (y por ello, las distancias) se han transformado en datos
frecuenciales (o en número de onda). Este tipo de filtros puede ser pasa altas, pasa
bajas y pasa banda. Los filtros pasa altas impiden que se registren bajas
frecuencias, normalmente aquellas que se encuentran por debajo de los 10 MHz,
consideradas como ruido del sistema (si se está trabajando con antenas de
frecuencias superiores a ésta). Por lo tanto, tienen por objeto eliminar el ruido de
baja frecuencia, que depende en gran parte de la antena que se utiliza, del
cableado (óptico o eléctrico) y de su longitud. Estos filtros se suelen seleccionar
cuando al visualizar la traza durante el perfil previo de prueba del que ya he
hablado antes, se observan efectos similares a una desviación de la línea base
(efecto que se produce cuando una señal de muy baja frecuencia se superpone con
las señales que se desean registrar) o bien cualquier superposición de señales de
baja frecuencia sobre los registros. Los filtros pasa bajas se utilizan durante la
adquisición de datos para eliminar aquellas señales de frecuencias más elevadas
que las esperadas. El ruido de alta frecuencia puede estar ocasionado en señales
eléctricas o de emisiones de radiofrecuencias o de microondas, externas al aparato
y al medio analizado. En este caso hay que tener en cuenta que estas señales
parásitas pueden tener frecuencias muy similares a las señales de prospección, de
266 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

forma que un filtrado excesivo puede eliminar además gran parte de la señal. En
los registros de las trazas durante el perfil de prueba se podrá observar este ruido
como una vibración de pequeña longitud de onda (de muy alta frecuencia)
superpuesta a la señal.

Los filtros horizontales se denominan también filtros espaciales. Se trata de un


filtrado en la dirección horizontal. El procesado se produce en el dominio
temporal y su objetivo es eliminar el ruido de fondo que se observa en el
radargrama. El más habitual son las bandas horizontales que presentan muchos
radargramas. Estas bandas están ocasionadas por reverberaciones en la antena y
pueden oscurecer los eventos que, en un registro limpio podrían observarse sin
problemas. En ocasiones el ruido en forma de bandas horizontales también se
produce por reflexiones externas, por ejemplo, en la persona que maneja la antena
o en el vehículo en el que se ha acoplado. Estas bandas se observan a lo largo de
todo el registro o en grandes tramos del mismo. Este ruido es de baja frecuencia,
de manera que para eliminarlo se aplican los filtros horizontales pasa altas, que
eliminan los eventos observados en un elevado número de trazas. El proceso que
se suele seguir para conseguir este objetivo es el siguiente: se selecciona una
ventana espacial, se suman todas las amplitudes de las reflexiones registradas a un
mismo tiempo de propagación en todas las trazas de la ventana y el resultado se
divide por el número de trazas sumadas. La ventana se desplaza horizontalmente
por el registro. El resultado es un radargrama del que se ha restado el ruido de
fondo de baja frecuencia, de manera que se observan únicamente aquellas
reflexiones no horizontales o las reflexiones horizontales detectadas en un número
de trazas menor al considerado en el filtrado.

Otro tipo de ruido de fondo horizontal de los radargramas son los efectos de
rizado en el registro, debidos, por ejemplo, a las rugosidades existentes en la
superficie del medio por la que se desliza la antena o, en ocasiones, a la existencia
de plantas (Conyers y Goodman, 1997). En este caso se trata de un ruido de alta
frecuencia y se utilizan los filtros horizontales pasa bajas, que eliminan los efectos
que se observan en pocas trazas consecutivas. El tratamiento, realizado también en
el dominio temporal consiste en promediar las trazas incluidas dentro de una
ventana seleccionada, situando el valor calculado en el centro de dicha ventana
para eliminar lo que se puede llamar ruido de fondo de la señal. La ventana se
desplaza a lo largo del registro.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 267

En los dos casos, la longitud y la forma de la ventana se seleccionan visualmente,


analizando la longitud y la anchura de las reflexiones, observando el radargrama y
controlando el efecto que produce el filtrado sobre el mismo.

7.3 Registros de amplitudes

El registro que proporciona el radar de subsuelo se denomina, comúnmente


radargrama. Está formado por un elevado número de trazas de amplitud. Estas
trazas son similares a las que se obtienen en prospección sísmica de reflexión. En
el eje horizontal se representan distancias sobre la superficie del medio por el que
se ha deslizado la antena y en el eje vertical quedan representados los tiempos
dobles de propagación de las ondas reflejadas en las anomalías internas a dicho
medio (contrastes entre parámetros electromagnéticos).

El número de trazas de un radargrama depende de la longitud del registro, de la


velocidad a la que se haya deslizado la antena a lo largo del perfil, del número de
pulsos por segundo emitidos por la antena, del muestreo seleccionado y de la
velocidad de registro del radar. Tal como ya se ha visto estos parámetros se
seleccionan adecuando la prospección al estudio y al medio. En este punto, como
en tantos otros relacionados con este tipo de estudios, es necesario llegar a un
compromiso entre la resolución que se desea obtener en las imágenes de radar y el
tamaño de los ficheros con los que será necesario trabajar.

Cada una de las trazas que forman parte del radargrama es un registro de
amplitudes debidas a las reflexiones producidas en el interior del medio. El
conjunto de trazas permite el seguimiento de estas amplitudes a lo largo de la
gráfica, representando a los reflectores que las han producido, tal como puede
observarse en la figura 7.3. Los incrementos de amplitud que se producen en las
trazas son debidos al aporte de energía proveniente de las reflexiones ocasionadas
durante la propagación de la señal por el medio. Los registros son, por lo tanto, de
amplitudes y de tiempos de propagación.

En la figura 7.3, para resaltar los aumentos de amplitud se han rellenado de color
blanco las amplitudes más marcadas de cada una de las trazas.
268 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

Figura 7.3 Radargrama formado por numerosas trazas de amplitud. En


el eje vertical se indican los tiempos dobles de propagación (en
nanosegundos) y su conversión a distancias para una velocidad de
propagación media de 10 cm/ns. En el eje horizontal la distancia sobre
el medio se indica a partir de unas marcas verticales. En este caso la
distancia entre dos marcas verticales representa una distancia
horizontal de 1 m.

La representación de las trazas registradas se puede presentar como un registro de


amplitudes (figura 7.3), similar a los registros de sísmica de reflexión. También
mediante una representación en colores, asociado cada uno a una banda de
amplitudes. Con este tipo de representación se consiguen efectos visuales que
clarifican los resultados. Para poder realizarla se selecciona una escala que
relaciona intervalos de amplitudes con determinados colores, que pueden
seleccionarse. Esta escala puede ser lineal, exponencial, potencial o se puede
definir según los intereses del estudio (por ejemplo, si interesa destacar
reflexiones de poca amplitud o bien no considerar estas amplitudes pequeñas).
Cada uno de estos intervalos o rangos de amplitudes queda asociado a un color, de
acuerdo con la escala seleccionada. En la figura 7.4 se presentan dos de las
posibles escalas, en tonos de gris. La figura 7.4.a representa una escala lineal; cada
uno de los intervalos de amplitudes asociado a un color determinado tiene la
misma longitud que los demás. En la figura 7.4.b se presenta una escala no lineal;
a cada intervalo correspondiente a un color se le ha asociado un intervalo de
amplitudes, pero su longitud no es constante.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 269

a.

b.

Figura 7.4. Escalas utilizadas para la representación de los registros:


(a) lineal y (b) no lineal. La escala de colores seleccionada es una
gradación de tonos de gris y azul, diferenciando las distintas fases de
las amplitudes de los pulsos.
270 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

En el ejemplo de la figura 7.4.b, cada uno de los intervalos de amplitudes tiene


una longitud doble que el anterior. Con esto se consigue que resalten y se
diferencien claramente reflexiones de menor amplitud que en el caso de la escala
lineal. El resultado de esta operación son unos registros en colores donde las
amplitudes similares (incluidas dentro de cada intervalo) quedan representadas por
un mismo color. Con estos tipos de registro pueden también diferenciarse fases de
las amplitudes de los pulsos (asociando cada una de ellas a una escala de colores
distinta). Este proceso se ilustra en las gráficas de la figura 7.4. En los dos casos
puede verse como se diferencian las amplitudes entre negativas y positivas,
tomando como cero el registro cuando no se tiene ningún tipo de excitación,
asociando a las amplitudes positivas y a las negativas diferentes escalas de colores
(en este caso de tonos de gris).

La figura 7.5 ilustra con una traza la asociación de intervalos de amplitud con los
diferentes colores. Con este tipo de representación cada uno de los colores del
radargrama corresponde a un intervalo de amplitudes diferentes, de forma que es
sencillo visualizar rápidamente las reflexiones más energéticas, que se distinguen
de las zonas en las que no se observa ninguna reflexión apreciable y de las
reflexiones más atenuadas (menos energéticas y por lo tanto de menor amplitud).

Figura 7.5. Asociación de la escala de colores no lineal de la figura


7.4.b a las diferentes amplitudes de una traza obtenida con georradar.

En la figura 7.6 se presenta un ejemplo del resultado final tras aplicar este proceso
para pasar de amplitudes a escalas de colores al segmento de un radargrama
obtenido en la Catedral de Valencia, utilizando una escala en tonos azules no
lineal, tal como se muestra en la gráfica de la figura 7.4.b, sin diferenciar
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 271

amplitudes positivas de negativas. En la figura 7.6.a se muestra el registro en


amplitudes. Se trata del mismo radargrama en amplitudes que se incluye en la
figura 7.3, pero sin efectuar el relleno en color blanco de las amplitudes mayores.
En la figura 7.6.b podemos ver el mismo registro visualizado a partir de la escala
de colores de la figura 7.4.b.

a. b.

Figura 7.6. Registro obtenido en la Catedral de Valencia. (a)


Radargrama de trazas de amplitud. (b) Radargrama de colores
asociados a intervalos de amplitudes, según la escala de la figura 7.4.b.

No se puede decir que una escala de colores sea más adecuada que otra. La
selección depende del criterio del operador que trabaja con los ficheros. En
muchas ocasiones es preferible trabajar con registros en amplitudes o con escalas
de un único color (ya sean tonos de grises o de cualquier otro color), con la
variación de tonalidad aplicada de forma gradual. Es más sencillo (aunque no tan
vistoso) localizar las anomalías, ya que un registro con muchos colores puede
resultar confuso, y además se debe tener siempre presente la escala utilizada y qué
amplitudes se han asociado a cada color para no confundir las anomalías de cierta
importancia con pequeños cambios en la amplitud de la onda. La utilización de
escalas de colores puede resultar útil para destacar los elementos identificados en
una presentación final.

Una vez determinado el tipo de representación de anomalías que se utilizará (en


trazas de amplitud o en una determinada escala de colores), es conveniente
realizar una edición preliminar de los radargramas para identificar, antes de aplicar
ningún tratamiento de los datos, las anomalías más representativas y analizar su
272 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

consistencia comparándolas con otros datos (por ejemplo, con los conocimientos
geológicos), con lo que se conoce acerca del objetivo del estudio y con las
anotaciones de las libretas de campo. Este primer análisis orienta la selección de
filtros para eliminar algunas de las anomalías ocasionadas en elementos externos o
por incidencias durante la adquisición de datos.

7.4 Obtención de los parámetros necesarios para la


interpretación de radargramas.

El resultado final de un estudio de prospección es un modelo del medio analizado


representado a partir de una o más secciones. En cada una de ellas la coordenada x
representa la distancia horizontal sobre el medio y la coordenada y el tiempo doble
de propagación. En cada sección se tiene que indicar la distribución de
velocidades del medio. Por ello, sobre estas secciones debe constar la velocidad de
propagación de la onda por cada una de las unidades materiales identificadas del
medio. Con las velocidades y los tiempos dobles de propagación se obtiene el
espesor de estas unidades materiales. Se definen las unidades materiales como
zonas que presentan características similares frente a la propagación de ondas
electromagnéticas, de manera que las variaciones de velocidad sean pequeñas y
por lo tanto, despreciables. El cambio de una de estas unidades a otra representa
un contraste brusco ya sea en conductividad, permitividad dieléctrica,
permeabilidad magnética o en cualquier combinación de estos parámetros,
produciéndose en esta zona un cambio brusco en la velocidad de propagación. En
estas discontinuidades bruscas se producen las reflexiones, mayores cuanto mayor
sea el contraste entre parámetros electromagnéticos, que quedan registradas en los
radargramas. Los eventos producidos en objetos finitos del medio también deben
quedar indicados en los radargramas con su tiempo doble de propagación su
tamaño aproximado y la profundidad a la que se localizan.

Para obtener este modelo de velocidades y espesores hay que conocer los
parámetros electromagnéticos que determinan tanto la velocidad de propagación
como la atenuación de la onda y la amplitud de la reflexión. Para un estudio
práctico, los parámetros de mayor interés son los parámetros electromagnéticos
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 273

efectivos. Estos parámetros, la velocidad de propagación, la atenuación y la


amplitud de la reflexión son valores constantes para una misma frecuencia y con
un mismo medio material (mismo de contenido de agua, composición y
porosidad).

Conocidos todos estos aspectos, el cálculo de las velocidades de propagación es


sencillo, tal como se puede comprobar en las ecuaciones 4.2 y 4.4. Una vez
conocidas las velocidades medias resultantes para cada una de las unidades
materiales también es sencillo calcular los espesores de dichas unidades y la
profundidad a la que se encuentran de la superficie las interfaces de contacto entre
ellas. De forma aproximada las distancias se pueden deducir para el caso de
medios no magnéticos, a partir del tiempo doble de propagación, t, obtenido en los
registros tal como se indica en la ecuación 7.1:

t ct
x=v = (7.1)
2 2 ε ef

Donde x es la distancia que se desea obtener, v la velocidad a la que se ha


propagado la onda y εef la permitividad dieléctrica efectiva del medio (que
depende de su conductividad y de su permitividad relativa).

Analizando los registros en papel, si L es la longitud total del registro sobre el


papel medida en milímetros, R el rango del radargrama medido en ns y l la
distancia desde el origen hasta la anomalía que se está analizando medida en mm
sobre el papel, el tiempo doble de propagación de la onda reflejada que ha sido
registrada como la mencionada anomalía, T (en ns), puede obtenerse
transformando la distancia sobre el papel hasta la anomalía en tiempo, sabiendo
que la longitud L se corresponde con un rango (tiempo máximo) R:

R
T =l (7.2)
L

Combinando las expresiones 7.1 y 7.2 se puede obtener la distancia a la que se


encuentra el cuerpo anómalo de la superficie a partir de la información que
proporciona un radargrama:
274 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

T c⋅l ⋅ R
x=v = (7.3)
2 2 ⋅ L ⋅ ε ef

Para hallar la equivalencia entre el tiempo doble de propagación y la profundidad


es fundamental conocer la permitividad efectiva del medio o la velocidad de
propagación de las ondas electromagnéticas. Existen diversos métodos que
permiten obtener alguno de estos dos parámetros. Aunque en el capítulo 11 se
describen estos métodos y se recopilan los trabajos de distintos autores sobre el
mismo tema, se citan a continuación los tres métodos más utilizados por su rápida
aplicación. Se trata de la utilización de valores tabulados, de los ensayos de
tiempo doble de propagación y del conocimiento de la estratigrafía del medio.

1. El primero de ellos, la utilización de valores tabulados, es el más sencillo y a


la vez el menos exacto. Consiste en utilizar valores ya tabulados por otros
autores, que mediante experimentación han obtenido, para varias frecuencias,
rangos de la constante dieléctrica y de la conductividad del medio, a menudo
diferenciando entre variaciones en el contenido en agua de diferentes
materiales. Uno de los problemas que presenta esta forma de determinar
valores de la constante dieléctrica es su amplio rango de valores para un
mismo material en función de las condiciones a las que está sometido (grado
de humedad, porosidad y granulometría). La mayor o menor precisión depende
de lo parecido que sea el medio analizado con el medio para el que se ha
efectuado la medida.

2. El segundo método es la obtención de los parámetros efectivos mediante


experimentación en laboratorio. Con este método se obtienen velocidades de
propagación en muestras de los materiales de la zona de estudio. Con estos
resultados se interpretan los registros adquiridos en el área de estudio,
transformando el tiempo doble de propagación en profundidad y localizando la
distancia a cada reflector. Consiste en, una vez que se tiene la muestra en
laboratorio, situar una antena sobre una de las caras planas de la muestra, que
se procura sea lo suficientemente grande para poder obtener registros claros
con pocos o ningún efecto de contorno. La muestra ha de tener dos superficies
planas y paralelas entre sí. En la cara opuesta (paralela a la primera), se coloca
un material fuertemente reflector (un metal, por ejemplo). Con esto se
pretende que el coeficiente de reflexión en la cara posterior de la muestra sea
lo más alto posible. Como el espesor de la muestra es conocido y además se
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 275

realiza también un registro colocando la placa metálica sobre la antena, es


sencillo determinar el tiempo de propagación de la señal en el material y, junto
al dato del espesor, obtener la velocidad de propagación y la constante
dieléctrica efectiva. El problema que presenta este método es que al tomar la
muestra y trasladarla al laboratorio se alteran en parte sus propiedades
(compactación y grado de humedad).

3. Con el tercer método se relaciona el conocimiento de la estratigrafía del medio


en algún sector con los tiempos dobles de propagación a las anomalías del
radargrama registrado en este sector. Para aplicarlo se deben trazar algunos
perfiles en las áreas de estratigrafía conocida, por ejemplo en zonas en las que
se ha efectuado un sondeo mecánico. El radargrama resultante se compara con
el espesor de los materiales estratigráficos y se correlacionan las
discontinuidades en el medio con los eventos registrados como reflexiones.
Esta correlación permite conocer el tiempo doble de propagación y la
distancia, lo que proporciona directamente la velocidad de propagación en
cada material. El inconveniente que presenta este tercer método es que no
siempre se dispone de la información estratigráfica que proporciona una
columna de sondeo en la zona de estudio.

7.5 Filtrado de señales

Los registros de radar obtenidos en campo contienen, a menudo, ruido superpuesto


a la señal de interés. Este ruido disminuye su calidad haciéndolos a menudo
difíciles de interpretar e incluso llegando a ocultar totalmente la señal, lo que
introduce errores e indeterminación en la interpretación. El ruido pueden ser
reflexiones producidas en elementos externos al medio, reflexiones múltiples,
reflexiones laterales dentro del medio, interferencias, irregularidades en la
superficie del terreno, variaciones laterales del medio superficial o ruido
producido por la antena y el cableado (reverberaciones y ruido electrónico). Para
mejorar la relación señal/ruido hay que analizar el tipo de ruido registrado y
aplicar los filtros más convenientes para cada caso.
276 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

La disminución de la calidad de los registros a causa del ruido dificulta la


obtención de los parámetros del medio (permitividades efectivas, velocidades de
propagación y profundidades). Además, en numerosas ocasiones, las reflexiones
externas o las anomalías debidas a interferencias no se diferencian gran cosa de las
reflexiones producidas en elementos del medio que se está analizando. Esta
similitud puede dar lugar a una interpretación incorrecta. Por ejemplo, una antena
colocada en un soporte tras un vehículo puede proporcionar registros en los que se
observa una anomalía continua a una profundidad fija durante todo el radargrama,
debida al vehículo. Una persona transportando la antena puede ejercer el mismo
efecto, así como un muro lateral paralelo al perfil analizado. Conocer las posibles
situaciones que pueden introducir ruido en un registro es el primer paso para un
tratamiento correcto del mismo.

Para facilitar la obtención de los parámetros del medio a partir de los registros e
identificar mejor las anomalías debidas a las reflexiones de interés, a menudo es
necesario realizar un tratamiento de los radargramas obtenidos en campo, previo a
la interpretación final de los registros. Con estos trabajos se pretende minimizar el
ruido que puede superponerse a la señal, corregir el registro para la topografía por
la que se ha deslizado la antena y resaltar las anomalías que corresponden a
reflectores importantes. Para una correcta interpretación de los registros pueden
ser necesarios varios filtrados de los mismos datos, trabajando con todos ellos en
paralelo, ya que los diferentes tratamientos permiten resolver problemas
diferentes, pero pueden eliminar también señales de interés.

Los diferentes tratamientos que se describen a continuación son los que permite
efectuar el programa de análisis de radargramas Radan III. Se trata de filtros
horizontales, filtros verticales, deconvolución, migración, transformada de Hilbert,
correcciones topográficas, amplificaciones, transformadas de Fourier, etc.

7.5.1. Filtros horizontales (o espaciales)

Este tipo de tratamiento de datos consiste básicamente en unos filtros pueden ser
pasa altas, pasa bajas o pasa banda, aplicados horizontalmente sobre el registro.
Permiten el paso de las componentes frecuenciales de la señal que se sitúan entre
unos valores dados, o bien a partir o hasta un cierto valor de corte para las
frecuencias. Se aplican horizontalmente a todas las trazas del registro, tratándose
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 277

por ello de una especie de promediado o filtrado espacial. Es uno de los


tratamientos de datos más usuales en registros de georradar. El hablar de
contenidos frecuenciales, para este tipo de procesado, está referido a la longitud
horizontal de las anomalías, es decir, al número de trazas en las que se registra un
evento dado. Una anomalía de gran longitud de onda (y por ello, de baja
frecuencia) quedará registrada en un elevado número de trazas, mientras que una
anomalía de pequeña longitud de onda (de alta frecuencia) lo será en pocas trazas.

El objetivo de este filtro es eliminar el fondo de ruido de las señales. Puede


tratarse tanto de ruido de alta frecuencia (que aparece en pocas trazas) ocasionado,
por ejemplo, por una superficie irregular sobre la que se desplaza la antena, o bien
puede tratarse de ruido de baja frecuencia (que aparece en todas o en un gran
número de trazas) debido, por ejemplo, a un reflector externo, como puede ser la
persona que maneja la antena. En este segundo caso las anomalías ocasionadas por
el ruido aparecen para un mismo tiempo doble de propagación en muchas o en
todas las trazas del registro. Por su aspecto se suelen denominar bandas.

Los filtros pasa bajas disminuyen los efectos de ruido de fondo que se observa en
pocas trazas consecutivas. Los filtros paso altas disminuyen los efectos de líneas
continuas que se observan en los registros durante un número elevado de trazas.
En el primer caso, estos efectos pueden ser debidos a irregularidades en la
superficie, pero también pueden estar provocados por variaciones laterales en el
interior del medio o por variaciones laterales en la superficie (una zona, por
ejemplo, de vegetación junto a otra asfaltada). Debido a estas anomalías y
cambios, se obtienen variaciones laterales del registro de pequeña duración
espacial (horizontal). Cuando estas anomalías de corta duración espacial son
numerosas y continuas producen sobre el radargrama un efecto denominado
rizado, por su aspecto (figura 7.7).

En el segundo caso, las líneas a lo largo de todo el registro se pueden generar en


reverberaciones de la antena o reflexiones externas en un elemento cercano
(vehículo o persona transportando la antena, muro, ...). Las anomalías producidas
por estos eventos son reflexiones de larga duración horizontal (espacial), que se
aprecian al mismo tiempo doble de propagación en un elevado número de trazas,
originando las conocidas líneas de los radargramas. En la figura 7.7 se presenta
como ejemplo el segmento de un radargrama obtenido en Alcántara (Extremadura)
en el que los efectos comentados (bandas continuas y rizados) se observan en
278 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

diferentes zonas. Este registro no ha sido tratado todavía. Las bandas continuas
pueden estar causadas por la reverberación de la antena o por reflectores próximos
a ella a lo largo de todo su desplazamiento. El efecto de rizado observado,
probablemente esté inducido por el movimiento ligeramente oscilatorio que sufría
la antena durante su recorrido al ser deslizada sobre un campo irregular de hierba
alta.

Figura 7.7. Registro de campo sin tratamiento aplicado, obtenido en


Alcántara (Extremadura). Se observan efectos de bandas y de rizado.
Las primeras son líneas continuas en toda la longitud espacial del
registro. El segundo son las oscilaciones que se observan sobre las
anomalías.

El objetivo de este tratamiento de filtrado horizontal es eliminar las mencionadas


señales registradas como ruido, superpuestas a las que provienen de anomalías de
interés, dejando únicamente aquellas señales que presentan las frecuencias
horizontales seleccionadas. El resultado de aplicar este tipo de filtros es la
eliminación de lo que sería un fondo del registro.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 279

Este tipo de tratamiento de datos puede realizarse con dos tipos de filtros: los
denominados filtros de respuesta finita (FIR) y los denominados filtros de
respuesta infinita (IIR).

Un filtro de respuesta finita (FIR) se caracteriza por ser un sistema lineal discreto
e invariante en el tiempo que presenta una respuesta a la señal impulso que tiene
una longitud finita. Este tipo de operadores funcionan convolucionando la señal
del radar con una función de longitud finita. Comparándolos con los filtros de
respuesta infinita tienen la desventaja de ser lentos para el filtrado de bajas
frecuencias, ya que se precisan operadores muy largos. Sin embargo tienen la
ventaja de que la salida del filtro se corresponde, tanto temporal como
espacialmente a la señal de entrada, cosa que no sucede con los filtros de respuesta
infinita (los conocidos filtros analógicos), que presentan un cierto sesgo.

Este tipo de filtros consiste, básicamente, en un promediado de una cierta región


del registro (podemos tener, por ejemplo, filtros cuadrados o triangulares,
dependiendo de la forma de las ventanas utilizadas). La salida del filtro es un valor
promedio como único punto, asociado al centro de la región seleccionada. En el
caso de filtros paso alta, lo que se realiza es un promediado de una serie de valores
de la muestra alrededor de un punto central, siendo la salida del filtro el
promediado obtenido situado en el punto central de la muestra. Para el caso de
filtros paso alta, la forma de operar consiste en calcular el promedio de la muestra
alrededor del punto central, como en el caso anterior, pero la salida del filtro es el
resultado de restar al valor del punto central de la muestra el promediado
obtenido, situando este valor resultante en el punto central. El número de trazas
que se implicarán en la operación se determina por una constante, N, que debe
introducirse en el programa antes de cada operación (GSSI, 1990). En el caso de
un filtro paso altas, los efectos eliminados son aquellos que aparecen en un
número de trazas superior al indicado por el factor N. Un valor bajo hará
desaparecer un importante contenido de señal, ya que eliminará los eventos que
aparezcan en un número superior de trazas al indicado con la constante N. Un
valor alto de N hará desaparecer solo los eventos registrados con un mismo tiempo
doble de propagación en un número de trazas superior al indicado. Se puede
seleccionar la banda vertical que se desea tratar, no siendo necesario tratar todo el
registro completo de una misma forma. Los filtros se pueden aplicar a
determinadas zonas del registro. Para seleccionar el filtro adecuado a cada banda
temporal hay que tener en cuenta que, en la dimensión espacial, las frecuencias
280 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

altas son más comunes al inicio de los registros (tiempos de propagación


pequeños) que al final de los mismos (tiempos de propagación grandes). Esto
indica que, para una misma antena y unas mismas condiciones del medio, los
cuerpos anómalos detectados en zonas superficiales pueden ser más pequeños que
los detectados en zonas profundas.

Dentro de este grupo de filtros (FIR), los filtros horizontales (o espaciales)


eliminan ruido de fondo en el caso de paso alta y realizan una especie de suma de
las señales en el caso de paso baja (GSSI, 1990).

El otro tipo de filtro es el llamado filtro de respuesta infinita (IIR). Este tipo de
filtrado es el correspondiente a los filtros analógicos (GSSI, 1990), comunes en
cualquier tratamiento de señales (por ejemplo en el caso de señales sísmicas),
existiendo mucha literatura a la cual se puede acudir para ilustrar este tipo de
procesado. Cabe citar, por ejemplo, Yilmaz, (1987) y Sheriff y Geldart, (1991),
donde junto con los filtros citados se mencionan con detalle otros tipos de
procesado, como la deconvolución predictiva, siempre aplicados a señales
sísmicas.

El operador, definiendo el filtro, es igual al producto de una función impulso de


respuesta infinita por una función de los datos. El resultado es una función que
decae exponencialmente hasta el valor cero. Son filtros que se denominan
predictivos o recursivos porque el resultado de filtrar un cierto evento depende de
los datos pasados anteriores a éste, es decir, de la historia.

Para los filtros horizontales, las frecuencias de corte se determinan a partir de una
constante temporal de corte (TC) que, para un filtro pasa bajas tiene que ser menor
que el cuerpo anómalo más pequeño que interese detectar. El tamaño de estos
cuerpos anómalos se determina dividiendo la longitud del registro (número de
puntos en una pantalla de ordenador) por el tamaño que presentan las anomalías
en dicho registro, obteniendo el número de trazas por anomalía. Un filtro paso alta
debe tener una constante TC de valor superior al tamaño de la mayor de las
anomalías de interés que se desee detectar.

El registro que se presenta en la figura 7.7 ha sido tratado de tres formas distintas.
Los tres resultados se presentan en las figuras 7.8, 7.9 y 7.10. En el primer caso
(ver la figura 7.8) el radargrama ha sido tratado con dos filtros horizontales paso
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 281

bajas: un filtro FIR de N=20 y un filtro IIR de TC=10. El objetivo es eliminar el


efecto de rizado apreciado en el radargrama original.

a. b.

Figura 7.8. Aplicación de filtros horizontales paso bajas. (a) Registro de


la figura 7.7 tratado con un FIR horizontal de ventana cuadrada y N=20.
(b) Registro de la figura 7.7 tratado con un IIR horizontal de TC=10.

La primera imagen (ver la figura 7.8.a) es el resultado de aplicar sobre el registro


de la figura 7.7 un filtro de respuesta finita (FIR) horizontal paso bajas, de
constante N=20 y ventana temporal cuadrada. La segunda imagen (figura 7.8.b) se
ha obtenido tras aplicar al radargrama original un filtro horizontal paso bajas de
respuesta infinita (IIR), con una constante temporal TC=10. En los dos casos se ha
conseguido el efecto buscado: han desaparecido los rizados de la imagen original
(figura 7.7), destacando las anomalías de gran tamaño horizontal. Si comparamos
las dos figuras resultantes observamos resultados muy parecidos. El filtrado
282 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

aplicado en el caso de la figura 7.8.a es más restrictivo que el de la figura 7.8.b ya


que su constante de corte es más pequeña y el filtro aplicado es un paso bajas. Las
diferencias debidas a los tipos de filtro aplicados (un IIR y un FIR cuadrado) son
despreciables. La ventaja del segundo caso (filtro IIR) es la velocidad del
procesado informático, mucho mayor que en el primer caso (filtro FIR). Este
punto debe tenerse en cuenta, sobre todo cuando se trabaja con radargramas de
grandes dimensiones.

Otro tipo de ruido que aparece en el registro de la figura 7.7 es el efecto de las
bandas (posibles efectos exteriores o laterales o bien reverberaciones de la antena).
Para eliminar este tipo de ruido se utilizan filtros horizontales paso altas, es decir,
filtros que eliminan aquellos efectos que aparecen con un mismo tiempo de
registro en un número de trazas consecutivas mayor que el valor de la constante
introducida (N para un filtro FIR y TC para un filtro IIR). En la figura 7.9 se
muestran de los resultados obtenidos aplicando dos filtros: IIR y FIR al registro de
la figura 7.7. En los dos casos se ha seleccionado una misma constante de tiempo,
de valor 200. La mayor diferencia entre los dos gráficos consiste en que en el caso
de la figura 7.9.a se ha aplicado el filtro a todo el registro, en toda su longitud
vertical, es decir, a las 512 muestras de cada traza; mientras que en el caso de la
figura 7.9.b el tratamiento se ha aplicado solo en el intervalo temporal
comprendido entre los 100 y los 300 puntos de muestreo, es decir, a una ventana
comprendida en el intervalo temporal entre los 58.6 ns y los 175.8 ns. La primera
imagen (figura 7.9.a) es el resultado de aplicar un filtro FIR, mientras que la
segunda imagen lo es de la aplicación de un filtro IIR. Comparando los dos
resultados observamos que en la zona que ambos has sufrido el procesado -la
ventana vertical situada entre los 100 y los 300 puntos de muestreo (entre los 58.6
ns y los 175.8 ns de tiempo doble de propagación)- los resultados difieren poco
entre sí, aunque tenemos algunas diferencias concretas. En los dos casos se ha
logrado el resultado buscado: se han eliminado los efectos del ruido horizontal de
baja frecuencia (que aparece en extensas zonas del registro con el mismo tiempo
doble de propagación). Comparando los dos registros en su totalidad se observan
las diferencias por haber aplicado los procesados a diferentes zonas de la señal.
Por ejemplo, al inicio del registro tenemos una serie de marcados eventos en la
figura 7.9.b que no aparecen en la figura 7.9.a. Se trata de la onda directa y de su
acoplamiento con la reflexión en la superficie del terreno y de la reflexión en un
cambio muy superficial. En la figura 7.9.b aparecen estos eventos porque no están
incluidos en la ventana vertical seleccionada. De la misma forma, una reflexión
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 283

continuada que en el gráfico 7.9.b aparece y queda registrada a partir de los 370
puntos de muestreo (t=216.8 ns), no se observa en la figura 7.9.a.

Figura 7.9. Aplicación de filtros horizontales para disminuir el ruido de


fondo de baja frecuencia. (a) Registro tratado mediante un filtro FIR
horizontal paso altas de ventana cuadrada, con una constante temporal
de valor N=200, aplicado a todo el registro (ventana temporal entre los
3 y los 512 puntos de muestreo). (b) El mismo registro tratado mediante
un filtro IIR paso altas horizontal de TC=200, aplicado a una ventana de
anchura vertical comprendida entre los 100 y los 300 puntos de
muestreo (correspondientes a unos tiempos dobles de propagación de
58.6 ns y 175.8 ns, respectivamente).

Para eliminar los dos ruidos indeseables (o para reducirlos lo máximo posible) de
la figura 7.7 (las bandas juntamente con el rizado) han de aplicarse conjuntamente
filtros pasa altas y filtros pasa bajas, quedando únicamente tras el procesado los
registros que presentan una longitud comprendida entre un valor máximo y un
valor mínimo determinados por las dos constantes de corte (una de cada filtro). El
284 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

efecto final es igual al que se obtendría aplicando un filtro paso banda con las
mismas constantes de corte. En la figura 7.10 se presenta un resultado obtenido
aplicando sobre la figura 7.7 un filtro horizontal IIR paso bajas de TC=20 a todo el
registro (ventana vertical entre 3 y 512 puntos de muestreo) para eliminar el
rizado, y un filtro horizontal IIR paso altas de TC=200 para eliminar el ruido de
fondo en forma de bandas continuas. Este segundo filtro se ha aplicado a una
ventana vertical situada entre los 100 y los 300 puntos de muestreo por considerar
que es la zona más afectada por este tipo de ruido y para evitar eliminar los
primeros eventos que, aunque aparecen en casi todas las trazas para los mismos
tiempos dobles de propagación, no son ruido.

Figura 7.10. Resultado de aplicar al radargrama de la figura 7.7 dos


filtros IIR horizontales en distintas zonas del registro: un paso bajas
con TC=20, aplicado a una ventana vertical desde 3 a 512 puntos de
muestreo, y un paso altas con un TC=200 aplicado a una ventana de
anchura vertical comprendida entre los 100 y los 300 puntos de
muestreo.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 285

7.5.2. Filtros verticales (o temporales)

Estos filtros se aplican a la coordenada temporal del registro (tiempos dobles de


propagación de la señal), es decir, en sentido vertical, sobre cada una de las trazas
adquiridas. Por ello reciben el nombre de filtros verticales o temporales. Se trata
de un filtrado frecuencial aplicado sobre cada una de las trazas que componen el
radargrama. El objetivo, como en el caso anterior, es disminuir el ruido de fondo
para mejorar la relación señal/ruido y destacar la información correspondiente a
las anomalías que se pretenden investigar.

El filtro puede ser pasa altas, pasa bajas o pasa banda, dependiendo de las
frecuencias de corte introducidas. Estas frecuencias se pueden determinar
conociendo las frecuencias de los datos y de los eventos que se desean filtrar. Para
introducir estas frecuencias en el programa RADAN III hay que transformarlas en
ciclos por traza (cycles/scan) (c/sc). Para pasar de frecuencias en MHz a
frecuencias en ciclos por traza, se divide la longitud de una traza por la longitud
de un ciclo (GSSI, 1990). Si la operación que se desea efectuar es la inversa, es
decir, pasar de frecuencias en ciclos por traza a frecuencias en Hz se divide la
frecuencia dada en ciclos por traza por el rango de la traza (longitud temporal del
registro).

Para realizar este tratamiento de los datos se pueden utilizar, como en el caso
anterior, filtros de respuesta finita (FIR) y filtros de respuesta infinita (IIR).

Con los filtros FIR verticales o temporales, en el caso de paso alta se eliminan las
bajas frecuencias de cada traza, mientras que en el caso de paso baja el filtro
realiza un promediado de una muestra alrededor de un punto central, a lo largo de
toda la traza. El resultado del promediado es un valor que se asocia en el tiempo
con el punto central de la muestra. Esto se realiza para todas las trazas
seleccionadas en las que interese aplicar el filtrado, teniendo en cuenta que, en la
dimensión temporal, las frecuencias para tiempos de propagación mayores son
más altas que para tiempos menores de propagación, siendo el ruido de frecuencia
alta. Esta diferencia es importante sobre todo si el rango del registro es grande.

Al utilizar los filtros IIR verticales, se multiplica la señal por un operador que
tiene amplitud máxima igual a 1 para la banda de frecuencias que corresponde a la
286 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

señal que se desea analizar, siendo una función que decae, a partir de esta banda,
hacia un valor cero. El resultado es que se eliminan aquellos componentes
frecuenciales que quedan fuera de la banda de frecuencias limitada por los valores
de corte del operador. Son filtros recursivos que se corresponden con los
conocidos filtros analógicos.

Para seleccionar la frecuencia o las frecuencias de corte (según se aplique un filtro


pasa bajas, pasa altas o pasa bandas), es necesario obtener el espectro frecuencial
de varias trazas del registro. Para ello se realiza una transformada de Fourier y se
representan los espectros de amplitud de las trazas. Se seleccionan las frecuencias
que pertenecen a la señal y se analizan los contenidos frecuenciales que se desean
filtrar porque introducen ruido en el registro. Las frecuencias de corte
seleccionadas deben incluir entre ellas toda la banda de frecuencias que no se
desea eliminar. Los programas de GSSI antiguos dan las frecuencias en ciclos por
traza. Para trabajar con ellas deben ser transformadas en Hz o en MHz.

Como ejemplo de los resultados que se obtienen al aplicar este tipo de filtros, se
incluye a continuación una serie de figuras en las que se presenta un mismo
radargrama tratado de diferentes formas. En la figura 7.11, se muestra un
segmento de un registro de campo obtenido en Alcántara (Extremadura). La
longitud vertical, en tiempo, del tramo seleccionado es de 40.36 ns. La longitud
total del registro (horizontal) es de 18 metros.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 287

Figura 7.11. Segmento de 222 puntos de muestreo de un registro de


campo obtenido en Alcántara (Extremadura). Rango y muestreo del
registro original: 100 ns y 512 puntos por traza. Rango del segmento
seleccionado: 40.36 ns.

En la figura 7.12 se muestran los espectros de amplitud de diferentes trazas que


componen el registro de la figura 7.11 (obtenido con la antena de 500 MHz). La
figura 7.12.a es el espectro de la traza situada a 0.5 m del origen del registro. Se
observa que las amplitudes máximas se obtienen entre los 7 y los 17 ciclos/scan o,
lo que es los mismo, entre los 173.4 MHz y los 421.2 MHz respectivamente,
obteniéndose el máximo a los 9 ciclos/scan (lo que equivale a unos 223 MHz). Se
aprecia el efecto de filtrado sobre la señal que ejerce el terreno, equivalente a un
pasa bajas, desplazando las máximas amplitudes hacia valores más bajos de la
frecuencia. En un medio que no actúe de filtro sobre la señal es de esperar una
máxima amplitud para frecuencias muy próximas a los 500 MHz, cosa que no
sucede en este caso. La figura 7.12.b es el espectro de la traza de la figura 7.11
localizada a los 2 m del inicio del registro. En este caso, la banda de frecuencias
con mayores amplitudes se sitúa entre 1 c/sc y 25 c/sc (de los 24.8 MHz a los
619.4 MHz), aunque destaca un pico máximo situado entre los 8 c/sc y los 12 c/sc
(entre los 198.2 MHz y los 297.3 MHz). El espectro de la traza situada a 4 metros
del inicio es la de la figura 7.12.c. En este tercer caso, aunque la anchura de la
288 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

banda es similar a la del caso anterior, destacan dos picos, uno a los 8 c/sc (223
MHz) y otro entre los 11 c/sc y los 15 c/sc (272.5 MHz y 371.7 MHz
respectivamente). En la figura 7.12.d (espectro de la traza situada a los 5 m del
origen del registro) se observa un máximo principal que se sitúa entre los 6 c/sc y
los 2 c/sc (148.7 MHz y 49.6 MHz respectivamente), y un segundo máximo entre
los 16 c/sc y los 25 c/sc (396.4 MHz y 619.4 MHz respectivamente). Puede
tratarse de la superposición de una señal proveniente de una reflexión externa al
medio, que se ha propagado por el aire, o bien de una señal proveniente de una
reflexión más superficial. En el espectro de la figura 7.12.e de la traza situada a 7
m del origen, estas dos bandas quedan más marcadas, apareciendo los mayores
máximos a los 11 c/sc (272.5 MHz), 17 c/sc (421.2 MHz) y 19 c/sc (470.8 MHz).
En el radargrama se aprecia que en esta zona se ha registrado una anomalía a poco
tiempo doble de propagación de la onda. El espectro de la traza obtenida a 9 m del
origen (figura 7.12.g) vuelve a mostrar el desplazamiento hacia las bajas
frecuencias observado en un inicio, efecto que se agudiza en las trazas resultantes
a los 11 m y a los 13 m del origen (figuras 7.12.g y 7.12.h, respectivamente). En el
espectro de la traza obtenida a 15 m del origen, que se corresponde con la posición
de una anomalía próxima a la superficie, (figura 7.12.i) destacan cuatro picos de
cierta importancia, situados a 7 c/sc (173.4 MHz), 11 c/sc (272.5 MHz), 14 c/sc
(346.9 MHz) y 18 c/sc (446 MHz). Sin embargo, tal como se observa en la figura
7.12.j (espectro para la traza situada a 17 m del origen), el espectro está
básicamente centrado a los 9 c/sc (223 MHz), resultando unas amplitudes
pequeñas para las demás frecuencias. En la figura 7.12.k, que muestra el espectro
de la traza a los 18 m del origen, se observan diversos máximos, situados
principalmente a los 7 c/sc (173.4 MHz), 9 c/sc (223 MHz), 11 c/sc (272.5 MHz),
15 c/sc (371.7 MHz) y 19 (470.8 MHz).
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 289
290 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

Figura 7.12. Espectros de frecuencias de distintas trazas del registro


7.11. (a) Traza a 0.5 m del inicio del registro. (b) Traza a 2 m. (c) Traza a
4 m. (d) Traza a 5 m. (e) Traza a 7 m. (f) Traza a 9 m. (g) Traza a 11 m. (h)
Traza a 13 m. (i) Traza a 15 m. (j) Traza a 17 m. (k) Traza a 18 m.

De todos estos resultados se puede concluir que el principal contenido frecuencial


de la señal recibida en el adargrama de la figura 7.11 se sitúa entre los 150 MHz (6
c/sc) y los 450 MHz (18.2 c/sc) (dependiendo del tiempo doble de propagación del
evento reflejado), llegando en alguna ocasión casi hasta los 600 MHz (24.2 c/sc).
Al aplicar un filtro vertical, tanto pasa altas como pasa bajas, es importante tener
en cuenta este contenido frecuencial de la señal para poder mejorar la relación
entre la señal y el ruido.

En la figura 7.13 se presenta, a modo de ejemplo de los efectos de filtros verticales


paso bajas, el registro de la figura 7.11 tratado con un filtro IIR vertical paso bajas,
con diferentes constantes temporales (TC). Los valores de estas constantes
temporales, que se presentan en número de muestras, se incluyen en la tabla 7.2
junto con sus equivalencias en tiempo (ns) y la frecuencia de corte equivalente a
cada constante.

Para calcular las constantes temporales en tiempo (ns) hay que tener en cuenta que
su valor se da en puntos de muestreo y que cada traza de las consideradas en el
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 291

registro de la figura 7.11 tiene 222 muestras (es un segmento de un registro de 512
muestras). La frecuencia de corte del filtro (en Hz) se obtiene como la inversa de
la constante temporal dada en segundos.

Radargrama TC (muestras) TC (ns) fc (MHz) fc (c/sc)


a 2 0.4 2560 103.3
b 5 0.98 977 39.4
c 10 1.95 512 20.7
d 15 2.93 341.3 13.8
e 20 3.91 256 10.3
f 30 5.86 170.7 6.9
g 40 7.81 128 5.2
h 50 9.77 102.4 4.1
i 100 19.53 51.2 2.1
j 150 29.3 34.1 1.4
k 200 39.06 25.6 1.03
l 250 48.83 20.5 0.83

Tabla 7.2. Constantes aplicadas a los filtros pasa bajas utilizados para
obtener los registros de la figura 7.13. Rango del radargrama: 40.36 ns.

Comparando los resultados obtenidos en los radargramas de la figura 7.13 se


observa que en el registro (a), al que se ha aplicado un filtro paso bajas con una
frecuencia de corte de más de 2500 MHz, el resultado apenas difiere del obtenido
en campo (ver figura 7.11), ya que han pasado todas las componentes
frecuenciales de la señal. Esto es así porque la frecuencia de corte es
suficientemente grande para que la mayor parte de la señal pase el filtro. En los
espectros que se muestran en la figura 7.12 no se observan amplitudes importantes
para frecuencias por encima de los 75 c/sc, lo que equivale, en el caso de este
registro concreto, a 1858.3 MHz (frecuencia por debajo del valor de corte
seleccionado para el filtro). En el registro (b) se ve que, aunque es similar al
obtenido en (a), han desaparecido algunas componentes, aquellas que se
correspondían con frecuencias por encima de los 44 c/sc (1080.2 MHz). En los
registros (c), (d) y (e) se puede ver como cada vez se tiene un número menor de
anomalías, aunque los eventos principales se siguen observando, quedando incluso
más destacados que en los registros (a) y (b). Conforme aumenta el valor de la
constante TC va disminuyendo la cantidad de señal del radargrama, llegando en la
292 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

figura (i) a estar muy amortiguadas las anomalías principales que casi desaparecen
en los registros (k) y (l).

En los últimos casos únicamente han quedado las bajas frecuencias. En la figura
7.14 se muestra el espectro de una traza del radargrama filtrado de la figura 7.13.l.
Podemos observar que presenta el máximo a 1 c/sc, es decir, a unos 24.8 MHz, y
que las amplitudes decrecen fuertemente para las demás bandas de frecuencias.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 293

Figura 7.13. Aplicación, siempre al registro de la figura 7.11, de filtros


IIR verticales paso bajas con distintas constantes temporales (TC) de
corte dadas en muestras. (a) TC=2; 103.3 c/sc. (b) TC=5; 39.4 c/sc. (c)
TC=10; 20.7 c/sc. (d) TC=15; 13.8 c/sc. (e) TC=20; 10.3 c/sc. (f) TC=30;
6.9 c/sc. (g) TC=40; 5.2 c/sc. (h) TC=50; 4.1 c/sc. (i) TC=100; 2.1 c/sc. (j)
TC=150; 1.4 c/sc. (k) TC=200; 1.03 c/sc. (l) TC=250; 0.83 c/sc.
294 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

Figura 7.14. Espectro de una traza del radargrama de la figura 7.13.i.

Al final de este capítulo se incluye un ejemplo de tratamiento de datos aplicado a


una única traza.

Aplicando dos filtros frecuenciales verticales, uno paso altas y otro paso bajas, a
un mismo registro, se obtiene el efecto de un filtro pasa banda, disminuyendo las
componentes frecuenciales que se encuentran fuera del intervalo comprendido
entre los dos tiempos de corte (o constantes de corte TC) seleccionados. En la
figura 7.15.a presento un registro filtrado con un IIR vertical pasa altas de TC=20
muestras (9.91 ns) y con un IIR vertical pasa bajas de TC=7 muestras (1.37 ns).
En la figura 7.15.b se presenta el espectro de amplitudes característico que se
obtiene de una traza del radargrama filtrado de este modo. El máximo se obtiene a
los 15.7 c/sc, es decir, a los 389 MHz. Y la banda de frecuencias que presenta
amplitud más importante está situada entre las dos frecuencias de corte utilizadas
en el filtro: una frecuencia de corte paso altas de 256 MHz (10.3 c/sc para este
radargrama) y una frecuencia de corte paso bajas de 731 MHz (29.5 c/sc).

Es útil aplicar estos filtros (tanto horizontales como verticales) antes de realizar
otro tratamiento de la señal, pudiendo aplicar distintos filtros a diferentes zonas
del registro. A menudo se emplean estos filtros durante la adquisición de datos,
cuando, al realizar las pruebas preliminares, se observa que la señal no es lo
suficientemente buena. Estas técnicas permiten una mejora de la señal registrada
en campo.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 295

Figura 7.15. Aplicación de un filtro paso banda al registro de la figura


7.11 con un TC=20 para el filtro paso altas y con un TC=7 para el filtro
paso bajas. (a) Registro resultante y (b) espectro de amplitud
característico de una traza del radargrama.
296 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

7.6 Otras técnicas de tratamiento de datos.

7.6.1. Deconvolución predictiva.

Introducción.

La deconvolución tiene como objetivo mejorar la resolución temporal de los


registros. Se aplica porque se considera que la traza registrada por la antena
receptora del georradar es una señal que depende de la respuesta de las antenas,
del pulso inicial y de los efectos que ejercen sobre la señal los materiales de la
Tierra durante su propagación, actuando éstos como un filtro sobre la señal
emitida. Considerando que la señal recibida no tiene la misma forma que el pulso
emitido por efecto de los materiales por los que se ha propagado, es posible
representar la señal registrada como una convolución entre la señal inicial y los
efectos que el subsuelo induce sobre la misma, sumándole el ruido que puede
contener el registro. Se puede expresar como (Vidal, 1995):

r ( t ) = p i ( t ) ∗ s( t ) + n ( t ) (7.4)

Donde r(t) es la traza registrada, pi(t) es el pulso inicial emitido por la antena, s(t)
es la respuesta del terreno y n(t) el ruido. El símbolo ∗ indica convolución de las
dos funciones adyacentes.

La onda que se ha recibido es por lo tanto, el pulso inicial convolucionado con la


señal que interesa determinar, es decir, con la secuencia de reflexiones que se
producen por las características del terreno. Además, el registro queda oscurecido
por la adición del ruido de fondo.

Si la onda emitida fuese un impulso, la señal registrada (traza) representaría la


respuesta del medio a dicho impulso. Sin embargo, la señal emitida no es un pulso
ideal (una delta de Dirac). Por lo tanto, la onda registrada representa la
convolución entre la onda emitida y la respuesta del terreno al impulso. Esta
función comprende todas las reflexiones primarias y las múltiples. En el pulso
emitido (una onda que está formada por muchas componentes) intervienen tanto la
fuente como la respuesta de la antena receptora, las reflexiones superficiales que
se puedan producir y los filtros del registro.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 297

Estos efectos de convolución hacen que un pulso que proviene de una reflexión
simple que se propaga por el medio, se ensanche a la vez que su forma se
complica.

Cada traza del registro consiste en un pulso inicial estrecho que se va dispersando
a medida que la onda se propaga por el medio, con la consiguiente disminución de
la resolución vertical y la consiguiente adición de ruido, como es el caso de las
reflexiones múltiples. El registro se complica conforme aumenta el tiempo de
propagación.

La deconvolución es una técnica de procesado muy utilizada en los estudios


sísmicos. Su objetivo es separar los efectos que forman la onda para eliminar los
debidos al medio en el pulso inicial, convirtiendo el registro obtenido en el campo
en un radargrama donde las señales registradas representan únicamente la
reflexión primaria, de tal manera que las trazas no presentan los efectos debidos a
la propagación del pulso por el medio. El resultado es un registro donde la forma
de los pulsos ha sido modificada. Por este motivo, este procesado se utiliza para
poder interpretar zonas del registro donde las reflexiones presentan gran
complejidad, como es el caso de sectores en los que se tienen registradas
reflexiones múltiples superpuestas a las primarias. Se utiliza, por lo tanto, para
transformar una onda en un pulso único que representa la forma de la onda tras
sufrir una reflexión primaria antes de que el medio la filtre durante su
propagación.

Durante este procesado, lo que hace es deconvolucionar la respuesta del terreno y


la onda emitida, comprimiendo las componentes de ésta, eliminando las
reflexiones múltiples y dejando únicamente las reflexiones primarias producidas
en las discontinuidades del terreno. El resultado deseable de un proceso de
deconvolución son señales de reflexión con la forma del pulso inicial, lo más
sencillas posible y con la mínima duración que permitan las características de
filtrado de la Tierra. Por otra parte, con la deconvolución también es posible
obtener el registro que se produciría si en lugar de un pulso inicial (normalmente
formado por dos o tres semiperiodos) se pudiese enviar un impulso (delta de
Dirac).
298 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

Se trata, por lo tanto, de compensar tanto la anchura del pulso inicial como los
efectos de filtrado del medio, creando un nuevo filtro que sea el inverso del
proceso no deseado que se produce durante la propagación de la onda.

El proceso de deconvolución está ampliamente documentado en la bibliografía


especializada en el procesado digital de señales (por ejemplo, en Proakis y
Manolakis, 1988).

Deconvolución predictiva. Preblanqueado de la señal.

El tratamiento de deconvolución que se realiza en el procesado de los datos de


georradar con el programa RADAN III de GSSI es el denominado predictivo
(GSSI, 1990). La deconvolución predictiva es el método desarrollado por Peacock
y Treitel (1969).

Se trata de una de las primeras aplicaciones de la teoría de la teoría de señales al


campo de la geofísica (Robinson y Treitel, 1978). Tiene como objetivo la
eliminación de efectos múltiples, que se pueden predecir cuando se conoce el
tiempo de llegada de las reflexiones primarias procedentes de los mismos
elementos reflectores (Sheriff y Geldart, 1991; Dobrin y Savit, 1988; Yilmaz,
1987; Peacock y Treitel, 1969). Estas reflexiones múltiples introducen
información repetitiva en el registro oscureciendo la información procedente de
zonas situadas a mayor profundidad que el reflector que las ocasiona. Al aplicar
este filtro se considera que las reflexiones primarias no son predecibles, de forma
que con él únicamente se eliminan las reflexiones múltiples. Para aplicar este tipo
de procesado se requiere un modelo estadístico basado en la hipótesis de que las
intensidades y los tiempos de llegada de los eventos portadores de información en
una traza sísmica se pueden representar como series de puntos aleatorios.

Durante el diseño del filtro, antes de aplicarlo, se suele añadir un pequeño


porcentaje de ruido blanco a la señal. Este proceso se conoce como
preblanqueado. El porcentaje de ruido blanco que se introduce suele estar entre el
0.1% y el 1% (GSSI, 1990). Para entender la razón por la que se realiza este
proceso hay que tener en cuenta que el procedimiento de deconvolución se efectúa
considerando que el ruido del registro es pequeño y por ello casi despreciable, de
forma que la traza grabada en el radargrama, r(t), puede representarse únicamente
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 299

como la convolución entre la señal inicial, p(t), y la respuesta del terreno, s(t), de
manera que la ecuación 7.4 se puede aproximar por:

r ( t ) = p( t ) ∗ s ( t ) (7.5)

Al efectuar la transformada de Fourier de la expresión (7.5), queda:

R (ω) = P(ω)S(ω) (7.6)

Donde las funciones R(ω), P(ω) y S(ω) son respectivamente las transformadas de
Fourier de las funciones temporales r(t), p(t) y s(s).

De la expresión 7.6 se puede aislar la transformada de Fourier de la señal inicial,


P(ω):

R (ω)
P(ω) = (7.7)
S(ω)

Asumiendo que existe un filtro f(t) tal que, convolucionado con la señal inicial
p(t), se obtiene una función delta, este filtro será el inverso de p(t):

p ( t ) ∗ f ( t ) = δ( t ) (7.8)

El filtro inverso podrá expresarse como (Yilmaz, 1987):

1
F(ω) = (7.9)
P(ω)

Donde F(ω) es la transformada de Fourier del filtro inverso f(t). Se procede de este
modo porque se considera que la respuesta del terreno al impulso es aleatoria, lo
que implica que las probabilidades para las amplitudes de todas las frecuencias
son iguales. Esto también implica que no se puede predecir una reflexión por el
hecho de conocer las reflexiones más superficiales que ésta, lo que indica que la
autocorrelación es muy pequeña. Esto equivale a encontrar un filtro inverso a
partir de la ecuación 7.9 de modo que el producto de F(ω) por P(ω) es una
constante. Se suelo tomar la unidad como valor de esta constante, ya que otro
300 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

valor diferente únicamente añade un factor de escala que no es importante en el


resultado final ((Robinson y Treitel, 1978). La amplitud del espectro de este filtro
inverso es la inversa de la amplitud de la traza registrada, y la fase del primero es
la fase de la señal inicial cambiada de signo (Yilmaz, 1987). Esta ecuación 7.9 se
aplica a cualquier valor de la frecuencia. Puede ocurrir que para una componente
determinada de la frecuencia la función P(ω) sea pequeña, lo que implica que F(ω)
es en este caso, grande. Es decir, que este tipo de procesado destaca las
componentes de frecuencia con amplitud débil, de manera que aumenta la
resolución de estas señales atenuadas (Sheriff y Geldart, 1991).

Sin embargo, este método tiene un pequeño inconveniente: como se realiza para
una ventana frecuencial, este procesado puede amplificar el ruido si la señal P(ω)
es especialmente débil en la ventana frecuencial determinada alrededor de una
frecuencia concreta ω1 (Sheriff y Geldart, 1991). Para prevenir la amplificación
excesiva del ruido se suele añadir el mencionado porcentaje de ruido blanco,
A(ω). Como la magnitud de A(ω) es pequeña comparada con el promedio de P(ω),
este proceso no cambia sustancialmente el filtro a la mayoría de las frecuencias,
pero lo hace más pequeño para la frecuencia problemática, ω1, es decir (Sheriff y
Geldart, 1991):

1 1
≈ (7.10)
P(ω) + A(ω) P(ω)

Excepto cuando P(ω) es muy pequeña.

El ruido blanco se añade únicamente a efectos de diseño del filtro, para solventar
este inconveniente, y su presencia en una señal indica que el ruido generado por la
deconvolución en la señal resultante tras el procesado es menor (Sheriff y Geldart,
1991) de forma que la función de salida de la deconvolución, F(ω), se suaviza y se
estabiliza (se evitan determinantes cero de la matriz de correlación) (GSSI. 1990).

Deconvolución predictiva. Procedimiento.

Cuando se ha diseñado el filtro se procede a la deconvolución predictiva de la


señal. El proceso consiste en, dada la traza en un determinado tiempo “t”, predecir
el valor de la misma en un tiempo “t+a”, siendo “a” el denominado intervalo de
predicción (“prediction lag”) (Robinson y Treitel, 1978; GSSI, 1990). El valor del
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 301

parámetro “a”, que debe ser igual o similar al intervalo temporal entre las
múltiples, determina la longitud deseada del pulso de salida del filtro.

Un caso especial es aquel en el que la distancia de predicción “a” es la unidad. El


procesado recibe entonces el nombre de “spicking deconvolution” (Yilmaz, 1987)
y la que la salida del filtro es una función impulso. Valores superiores a la unidad
dan como resultado un pulso finito en el tiempo.

Para entender el proceso hay que tener en cuenta que una traza recibida, r(t) es la
resultante de diversas reflexiones profundas, en la que cada una de ellas
contribuye con un pulso-tren de ondas b(t). Pero como todos estos trenes de ondas
se superponen en distinto grado unos con otros, no es posible obtener una medida
directa de la forma individual de cada b(t). El método de deconvolución predictiva
está basado en el siguiente modelo estadístico: la traza recibida r(t) (incluida
dentro de una ventana temporal apropiadamente escogida) se considera como el
resultado de convolucionar las ondas b(t) con series de puntos aleatorios e(t).
Estas series de puntos aleatorios representan las reflexiones de los horizontes
reflectores profundos (Robinson y Treitel, 1978). Esto quiere decir que el
intervalo temporal de un punto representa el tiempo directo de llegada de una
reflexión, y la amplitud del punto representa la intensidad de la reflexión.

Este tratamiento se aplica para una determinada longitud de tiempo de predicción,


“l” (“prediction lenght”), que es el tiempo doble de propagación de la reflexión
primaria, es decir, el tiempo que ha tardado la señal en alcanzar el reflector que
provoca las múltiples y regresar hasta la antena receptora y que indica así mismo
la longitud del filtro utilizado.

La selección de estos dos parámetros (a y l) debe realizarse cuidadosamente ya que


normalmente se desconoce la forma del pulso no convolucionado. Hay que
considerar también que al desconocimiento frecuente de la forma original del
pulso transmitido se añade que la señal registrada normalmente contiene ruido que
no puede despreciarse, sobre todo en el caso de medios complicados. Tal como se
ha visto en la expresión 7.5, para elaborar el filtro se parte del supuesto de que es
posible despreciar el ruido. Estos dos problemas pueden ocasionar que un registro
tratado con deconvolución haya sido modificado de forma que se podría decir
irreal (Maijala, 1992).
302 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

Maijala (1992) realizó diversas pruebas de procesado de datos utilizando


programas provenientes de sísmica, modificacos, aplicándolos a registros de
georradar. Concluye, respecto a la deconvolución, que los resultados obtenidos no
son suficientemente satisfactorios, ya que los registros tratados contienen gran
porcentaje de ruido y no mejoran lo bastante para hacer que este procesado sea
útil. Únicamente es un proceso justificable en el caso de estructuras de capas muy
simples. En estos casos sencillos los parámetros a y l son relativamente simples de
determinar, y el proceso de deconvolución mejora los radargramas originales,
permitiendo una interpretación más sencilla.

Como ejemplo del resultado de aplicar este tratamiento se ha efectuado el proceso


sobre el registro de la figura 7.16.a (radargrama de 100 ns de rango), obteniendo la
imagen que puede verse en la figura 7.16.b. El registro de campo es complicado, y
da idea de la complejidad del medio en el que se ha realizado la adquisición de
datos. Se observan cambios en profundidad y cambios laterales de velocidad,
reflexiones múltiples y otros efectos que confieren al registro una notable
complejidad. Los parámetros de la deconvolución aplicados son los siguientes:
l=42 y a=5. El porcentaje de preblanqueado (ruido blanco añadido al registro) ha
sido del 1%, y el resultado final se ha multiplicado por una ganancia de 1 dB1.
Multiplicar el resultado final por una cierta ganancia se realiza, en ocasiones,
porque las amplitudes de las trazas quedan fuertemente atenuadas tras el proceso
de deconvolución. Comparando el resultado final de la deconvolución con el
registro original se observa que ha disminuido el ruido debido a las reflexiones
múltiples que se producían en elementos próximos a la superficie, resaltando de
esta forma un reflector intermedio. Sin embargo, a una cierta profundidad
podemos apreciar que desaparecen, o al menos se atenúan fuertemente, algunos de
los eventos que podían verse bien en el registro de campo. Se observa también
que, aunque han disminuido las reflexiones múltiples, ha aumentado el ruido de
fondo del registro, sobre todo para los tiempos dobles de propagación mayore,
perdiendo claridad.

La poca resolución obtenida con la deconvolución del registro de la figura 7.16.a


se ha debido a la complejidad del medio donde se ha efectuado la adquisición de
datos, así como a la profundidad alcanzada (100 ns). El medio donde se ha
adquirido este registro es un terreno aluvial y, en el perfil de la figura se alternan

1
Aplicar ganancias a un registro consiste en amplificar la señal. Este procedimiento se explica con
mayor detalle dentro de este mismo capítulo.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 303

al menos tres capas correspondientes a tres cambios de materiales: rellenos, gravas


y arcillas. En la zona más superficial es muy posible que existan restos
arqueológicos (probablemente muros) y que sean éstos los que produzcan
anomalías responsables de algunas de las reflexiones múltiples que se observan en
distintos segmentos del radargrama. Es muy difícil seleccionar unos parámetros
adecuados de a y de l en este caso, por la complejidad de determinar la situación
de las que podrían ser reflexiones primarias.

a. b.

Figura 7.16. Ejemplo de aplicación de deconvolución sobre un registro


complejo. (a) Registro de campo obtenido en Paiporta (Valencia). (b)
Resultado obtenido tras aplicar una deconvolución con l=42, a=5, 1%
de ruido blanco y una ganancia final de 1 dB.

Sin embargo, la deconvolución predictiva es un método que puede simplificar


algunos registros cuando los medios son sencillos.

Los siguientes ejemplos mostrados son aplicaciones del filtro sobre segmentos
pequeños de registros obtenidos durante el estudio de la Catedral de Valencia. Se
trata de segmentos sencillos, en los cuales aparecen pocos elementos que se
puedan destacar, habiendo sido registrados, como mucho, dos reflectores
diferentes. En los dos también hay ruido. Aplicando una deconvolución a estos
304 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

radargramas simples cuyo rango es pequeño, se observa que el resultado final es


más claro. En la figura 7.17.a se muestra el registro de campo, que tiene un rango
de 39 ns. Destacan principalmente tres elementos, uno de ellos al final del
registro, muy superficial, y los otros dos en el centro y a una profundidad algo
mayor. Pueden observarse reflexiones múltiples producidas en la superficie y en
los elementos anómalos, así como pequeños efectos laterales en los objetos
detectados. La longitud horizontal total del registro equivale a 5 metros (cada una
de las marcas que se observan indica un metro de distancia recorrida con la
antena). En la figura 7.17.b se observa el resultado final tras aplicar una
deconvolución para la cual se ha seleccionado una l=16 ns, una a=5 ns, un ruido
blanco de un 2% y una ganancia final de 1 dB. Se aprecian mejor los elementos
pequeños detectados, ya que han desaparecido muchas de las reflexiones
múltiples. Además podemos observar que posiblemente exista un cambio de
medio en profundidad que en el registro original no podía detectarse, localizado
tras el tratamiento a unos 16 ns de tiempo doble de propagación. La desaparición
de estas reflexiones múltiples puede permitir detectar elementos que habían
quedado ocultos por el ruido.

En el último ejemplo de esta parte (figuras 7.18 y 7.19) se presenta un pequeño


registro simple (en el que hay muy pocos elementos anómalos), pero con un gran
porcentaje de ruido. La aplicación de la deconvolución pretende limpiar de ruido
este registro. En la figura 7.18 se muestra el registro original de campo de dos
formas: en trazas (amplitudes) y en bandas de colores asociados a amplitudes. En
este registro se observan dos zonas ruidosas (a la derecha del radargrama y a la
izquierda del centro) en las que las reflexiones múltiples tienen amplitudes
importantes. Los parámetros de la deconvolución aplicados son l=15, a=3, un
ruido blanco del 1% y una ganancia final de 1 dB. El resultado obtenido se
presenta en la figura 7.19, tanto en amplitudes como en escala de colores. En el
caso de las amplitudes, se ha rellenado de color negro su fase negativa. Se observa
que el resultado final es un registro en el que hay un menor nivel de ruido, aunque
las amplitudes han quedado bastante atenuadas.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 305

a b

Figura 7.17. Deconvolución aplicada sobre un registro simple y


pequeño (duración vertical: 39 ns, duración horizontal: 5.5 m). (a)
Segmento de un registro de campo obtenido en la Catedral de Valencia.
(b) Resultado tras aplicar una deconvolución predictiva con l=16 ns,
a=5 ns, un 2% de ruido blanco y una ganancia de 1 dB.

Se concluye que, para aplicar este tipo de tratamiento hay que ir con mucho
cuidado para evitar eliminar señal que puede interesar y sobre todo para no
obtener imágenes irreales que pueden provocar una interpretación incorrecta. En el
caso de registros obtenidos en medios complejos la aplicación de una
deconvolución es complicada y no aporta resultados satisfactorios. En el caso de
registros sencillos, en los que tenemos pocos reflectores, es más sencillo
seleccionar la distancia a la reflexión primaria para determinar el parámetro l, así
como la longitud de salida del pulso que puede interesar (el parámetro a). En estas
condiciones la deconvolución ofrece resultados más satisfactorios.
306 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

Zonas ruidosas a. b.

Figura 7.18. Segmento de un registro obtenido en la catedral de


Valencia, de una duración de 38.5 ns y de una longitud horizontal de 8
metros. Se trata de un registro con un elevado nivel de ruido. (a)
Registro en una escala lineal de colores asociados a las amplitudes. (b)
Registro en amplitudes.

a b

Figura 7.19. Resultado obtenido tras aplicar una deconvolución


predictiva al registro de la figura 7.18. Los parámetros de la
deconvolución han sido: l=15 ns, a=3 ns, un ruido blanco del 1% y una
ganancia final de 1 dB. Podemos observar que gran parte del ruido del
registro ha sido eliminado. (a) Resultado en colores asociados a
amplitudes. (b) Resultado en amplitudes.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 307

7.6.2. Migración

La migración de señales es también un procesado de datos ampliamente utilizado


en estudios sísmicos con dos objetivos principales: trasladar a su posición real las
reflexiones registradas corrigiendo los efectos de la inclinación de los reflectores y
colapsar las difracciones registradas. Se trata, por lo tanto, de un procesado de
imagen utilizado para eliminar algunas distorsiones ocasionadas durante la
adquisición de datos.

Para aplicar este tratamiento es necesario dar un valor a la velocidad de


propagación de la onda por el medio, siendo utilizada en muchas ocasiones una
velocidad media obtenida experimentalmente. Como cualquier otro tipo de
procesado de datos, la migración de registros o de sectores de registros tiene como
objetivo final la mejoría del registro, mejorando para ello la resolución espacial.

Efectos similares a los que se observan en los registros sísmicos y que se


pretenden corregir mediante la migración aparecen en los registros de georradar.
En los radargramas observamos a menudo eventos hiperbólicos que corresponden
a objetos del subsuelo de pequeño tamaño. La figura 7.20 es un ejemplo de este
tipo de eventos.

En general, los registros de sísmica de reflexión deben corregirse por migración a


causa de las reflexiones producidas en superficies inclinadas. También deben
realizarse estas correcciones a causa de la difracción que se produce en
discontinuidades laterales.

En la prospección con radar de subsuelo, los eventos hiperbólicos que se registran


son debidos a la reflexión en objetos de tamaño finito. Estas distorsiones están
causadas por la anchura del haz de la antena, que detecta al objeto antes de quedar
situada sobre su vertical, ocasionando que estas reflexiones se observen en el
registro como hipérbolas. El mayor porcentaje de la energía radiada por la antena
se transmite en un haz aproximadamente cónico cuyo ángulo con la normal a la
antena depende en gran medida de esta última y de los materiales en contacto. Si
la emisión de los pulsos fuese totalmente vertical, se obtendría un registro que se
correspondería con la forma del reflector que lo hubiera producido. Sin embargo,
en los registros en los que se pretenden observar cuerpos finitos (por ejemplo en el
caso de detección de tuberías que se cruzan con el perfil trazado o en el de
308 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

sepulcros) en el radargrama se producen estas señales hiperbólicas. Un ejemplo de


este tipo de registros se presenta en la figura 7.20. El tiempo de propagación
registrado es menor conforme se acerca la antena a la vertical de cuerpo anómalo,
produciéndose de este modo la característica hipérbola. La velocidad de
desplazamiento de la antena junto con su semianchura del lóbulo principal (cono
de mayor porcentaje de energía) y la velocidad de propagación de las ondas en el
medio estudiado determinan la anchura de la hipérbola (excenticidad). En la figura
7.21 se esquematiza este efecto. El elemento anómalo dentro del medio por el que
se propaga la energía es detectado antes de que la antena esté sobre su vertical.
Como las trayectorias de propagación son mayores conforme más alejada está la
antena de dicha vertical (figura 7.21.a), los tiempos dobles de propagación
registrados para la reflexión en el elemento anómalo son mayores conforme la
antena se aleja de su mínima distancia al elemento reflector. Esto se observa en el
esquema de registro dibujado en la figura 7.21.b, donde la coordenada vertical de
las trazas es el tiempo doble de propagación.

Figura 7.20. Registro característico de reflectores finitos. Se observa


una hipérbola muy nítida.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 309

a.

b.

Figura 7.21. Esquema que explica el motivo de los registros del tipo
que se presenta en la figura 7.20, suponiendo un medio homogéneo en
con un único elemento anómalo finito. (a) Durante la adquisición de
datos la antena registra el elemento anómalo antes de estar situada
sobre él. Las trayectorias de propagación de las ondas son mayores
cuanto mayor es la distancia entre el elemento y la antena. Esto
produce una variación en los tiempos dobles de propagación y en la
atenuación de la señal. (b) Esquema del posible registro obtenido en
este caso. La primera señal está causada por el acoplamiento entre la
antena y el suelo. La reflexión en el elemento anómalo se observa
como una hipérbola, marcada por la línea discontinua.

Una tercera causa de las deformaciones de los eventos registrados es la variación


de la velocidad de propagación de la onda en el medio, sobre todo en el caso de
variaciones laterales de velocidad. En este caso también es posible corregir los
efectos aplicando migración, pero el método se complica, ya que para utilizarlo es
necesario obtener una estimación de las velocidades que han provocado la
deformación en los registros. Y a menudo es difícil, no solo realizar esta
estimación de las velocidades, sino incluso el poder asociar la forma del registro a
una variación de la velocidad. Para evitar cometer errores de interpretación de la
forma de los reflectores, en este caso, es casi necesario conocer el comportamiento
del medio que estamos analizando. Cosa que no siempre es posible.

El objetivo de la migración es facilitar la interpretación de los radargramas,


clarificando los registros de campo, intentando para ello obtener un registro de
georradar cuyo perfil coincida lo mejor posible con el de los cuerpos anómalos
detectados. Para efectuar este tipo de corrección se necesita calcular la ecuación de
310 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

la hipérbola. Para hacerlo se estima la velocidad media de propagación de la onda


en el material y, a partir de ella se conoce su constante dieléctrica efectiva. Una
vez determinados estos parámetros se procede a efectuar la corrección.

Los programas de procesado de datos utilizados para tratar los archivos de


georradar permiten efectuar dos tipos de migración diferentes:

- Suma hiperbólica.

- Migración de Kirchoff.

Suma hiperbólica:

Es la más sencilla y rápida. Se basa en considerar las hipérbolas que aparecen en


los registros para desplazar el reflector al vértice de la hipérbola. Para obtener este
registro migrado es necesario obtener la excentricidad de la hipérbola y la
velocidad de propagación de la onda en el medio. El primero de estos dos
parámetros se introduce en el programa antes de calcular la ecuación de la
hipérbola y define el número de trazas que se involucrarán en el proceso. El
segundo factor, la velocidad promedio de propagación, se puede obtener a partir
de la ecuación de la hipérbola mediante un sencillo cálculo de regresión, entre
otros métodos, y a menudo la proporcionan los programas como un porcentaje de
la velocidad de propagación de la onda en el vacío, c. El método, basado en la
suma de amplitudes a lo largo de las trayectorias hiperbólicas de los registros, fue
el primer método de computación para efectuar migraciones. La curvatura de la
hipérbola registrada depende de la velocidad a la que se propaga la onda por el
medio y de la velocidad de desplazamiento de la antena. Este segundo dato es
sencillo de obtener implementando un odómetro a la antena o bien calculando el
número de trazas del registro, ya que se conoce el número de trazas por segundo
que han sido registradas por la antena. Conocida esta velocidad de desplazamiento
de la antena, y para valores iguales en dos medios diferentes, en aquel cuya
velocidad promedio de propagación de la energía sea mayor se obtendrá una
hipérbola más abierta, mientras que para velocidades de propagación menores se
obtendrá una hipérbola más cerrada. Para poder determinar esta velocidad
promedio de propagación de la onda por el medio es necesario disponer de
registros en los que se observen estos efectos con claridad. La ecuación de la
hipérbola tiene la ecuación:
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 311

x2
t 2 (x ) = t 2 (x 0 ) + 4 (7.10)
v 2m

Donde t(x) es la coordenada temporal (eje vertical) de la hipérbola sobre la cual se


realiza la suma de amplitudes de los datos y se suele expresar en ns, x es la
coordenada horizontal (distancias) de cada uno de los puntos de la hipérbola
expresada usualmente en m o en cm, x0 es la coordenada horizontal del vértice de
la hipérbola, t(x0) es la coordenada vertical (temporal) de dicho vértice y vm es la
velocidad media de propagación de la onda desde la superficie hasta el cuerpo
anómalo que ha quedado registrado como una hipérbola. Conocidos los puntos
(x2, t2(x)), así como el valor de las dos coordenadas en el vértice de la hipérbola,
una sencilla regresión lineal da una estimación de la velocidad promedio buscada.
Para ello se realiza un cambio de variables en la ecuación 7.10 que queda como la
ecuación de una recta:

y = a + bz (7.11)

Siendo y = t2(x), z = x2, a = t2(x0) y b = 4/vm2.

La figura 7.22 ilustra un ejemplo de este procedimiento. En ella se puede ver un


registro de campo sin tratar que tiene una longitud horizontal de 550 cm y una
longitud vertical de 29.3 ns, en el que se observa claramente una hipérbola. Junto
a este registro de campo se incluye el resultado obtenido tras la migración.
Podemos observar que la hipérbola se ha transformado en un evento finito, de
pequeño tamaño, situado en el mismo punto en el que se encontraba su vértice.
Para obtener la velocidad en el caso de este ejemplo concreto se ha calculado la
regresión lineal de la ecuación 7.11 considerando la longitud horizontal total del
registro (550 cm) y una velocidad de desplazamiento de la antena
aproximadamente constante. La velocidad media de propagación obtenida es de 7
cm/ns. Calculando esta misma velocidad a partir del programa informático Radan
III de GSSI, se estima que es un 25% de la velocidad de propagación en el vacío,
es decir, una velocidad de 7.5 cm/ns. La permitividad dieléctrica efectiva que
corresponde a esta velocidad de propagación es, aproximadamente, 18 (ecuación
4.4). Con estos resultados se estima que el objeto se encuentra aproximadamente
también a medio metro de profundidad.
312 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

Migración de Kirchoff.

El otro método de migración que puede aplicarse con los programas disponibles,
es la denominada migración de Kirchoff. El principio es el mismo que el de la
suma hiperbólica: se considera la hipérbola que se forma a partir de las reflexiones
en el objeto finito, se suman las amplitudes y se coloca el resultado en el vértice
de la misma. Una vez realizado este proceso, se tienen en cuenta una serie de
factores que están asociados tanto con la amplitud como con la fase de los
registros que se incluyen en la hipérbola.

a b

Figura 7.22. Aplicación de migración a un registro de campo (a) en el


que se observa una típica hipérbola de georradar. (b) Resultado
obtenido. La hipérbola ha colapsado en un evento plano de longitud
pequeña. La velocidad calculada en este caso a partir de la ecuación de
la hipérbola es aproximadamente de 7 cm/ns.

Por una lado está el ángulo de directividad, es decir, el ángulo formado entre la
recta normal a la superficie que va desde ésta hasta el vértice de la hipérbola y la
recta que va desde el punto que intersecta la recta anterior con la superficie hasta
un punto cualquiera de la hipérbola contenida en los datos del registro. La
variación de este ángulo con la distancia define la anchura y forma de la hipérbola.
Hay que tener en cuenta que la amplitud de la onda en la posición del vértice de la
hipérbola es mayor que la de la onda situada sobre la hipérbola pero fuera de este
vértice. Este efecto, que se ha esquematizado en la figura 7.21 queda claramente
visible en la figura 7.22.a, donde las mayores amplitudes (correspondientes con
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 313

los colores más claros de la escala) se observan en el vértice de la hipérbola y en


las zonas más próximas a dicho vértice. Esto está ocasionado porque se genera un
frente de ondas cuyas amplitudes dependen del ángulo. La dependencia de las
amplitudes del frente de ondas con el ángulo es un factor que se considera antes de
realizar la suma para la migración.

Por otra parte, hay que tener en cuenta el factor de atenuación de las amplitudes
por dispersión geométrica del frente de ondas al propagarse por el medio. Esto se
puede simplificar considerando que las ondas que se propagan son ondas internas,
por que el frente de ondas se puede considerar esférico, de tal manera que el factor
de atenuación geométrica para la energía resulta inversamente proporcional al
cuadrado de la distancia. Para tener en cuenta este factor es necesario corregir las
amplitudes por dispersión geométrica antes de efectuar la suma.

El tercer factor a tener en cuenta es el principio de propagación de Huygens: un


frente de ondas progresa como si cada uno de sus puntos fuese un emisor de ondas
esféricas elementales, siendo la posición del frente de ondas al cabo de un cierto
tiempo ∆t la envolvente de estas ondas elementales. Estas ondas secundarias
generadas en cada punto del frente de ondas conforme éste avanza producen, por
su superposición variaciones en la amplitud y en la fase y frecuencia de la señal.
La migración de Kirchoff corrige la onda resultante de la suma tanto en fase como
en amplitud teniendo en cuenta este efecto (Yilmaz, 1987). Estas correcciones se
realizan tras la suma hiperbólica aplicando un filtro. La descripción de este tipo de
filtros está extensamente desarrollada, por ejemplo, en Yilmaz (1987).

Con la migración de Kirchoff se tienen en cuenta estos tres factores. Para ello se
multiplican los datos del registro por el factor de oblicuidad y por el de dispersión
o atenuación geométrica. Una vez realizado este proceso, se aplica la ecuación
7.10 de la hipérbola, y se efectúa la corrección por suma hiperbólica de
amplitudes. Una vez situado el reflector en el vértice de la hipérbola se aplica el
filtro para corregir los efectos debidos al principio de Huygens y a la
superposición de las ondas secundarias. Este filtrado mejora la resolución y
destaca las altas frecuencias al mismo tiempo que efectúa correcciones de fase
(GSSI, 1990). Hay que tener en cuenta que las variaciones laterales de la
velocidad de propagación pueden alterar la forma de la hipérbola, añadiendo una
dificultad más al procesado y a la interpretación de los registros. Para una mayor
314 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

información sobre este tipo de procesado de datos, puede consultarse cualquier


tratado sobre procesado de señales (p. e. Yilmaz, 1987; Robinson, 1982).

Cuando las variaciones laterales o en profundidad de la velocidad de propagación


en el medio son importantes, el perfil de los cuerpos anómalos obtenido en el
registro difiere de su perfil real, pudiendo llegar a obtener las secciones que se
denominan sobremigradas. Estos perfiles sobremigrados son el resultado de
considerar una velocidad de propagación superior a la del medio. Al utilizar esta
velocidad para realizar la corrección de las hipérbolas, lo que se obtiene es un
cambio en su concavidad. Si la velocidad promedio considerada es adecuada, el
resultado de la migración será la sustitución de cada una de las hipérbolas por un
punto.

Un ejemplo de sección sobremigrada por un exceso de velocidad se presenta en la


figura 7.23. La velocidad utilizada para migrar el mismo registro de la figura
7.22.a ha sido en este caso más elevada que la que ha dado lugar al registro de la
figura 7.22.b. El resultado ha sido un radargrama sobremigrado en el cual la
concavidad de las reflexiones se ha invertido (figura 7.23), dando un aspecto final
a la reflexión como de una hipérbola invertida, denominado “smiling”.

a. b.

Figura 7.23. Sección sobremigrada. La velocidad utilizada en este caso


para migrar el registro de la figura 7.22.a ha sido más elevada que la
velocidad que ha ocasionado el característico evento hiperbólico.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 315

Otro resultado anómalo posible cuando se migra una sección es el de submigrado.


Ocurre cuando se considera una velocidad de propagación inferior a la de
propagación media de la onda por el material. En estos casos, aunque la curvatura
del evento se suaviza, en el registro permanece una hipérbola con la misma
concavidad que la del registro original. Hay, pues, que seleccionar o calcular la
velocidad cuidadosamente en el caso de realizar migración de señales para obtener
registros correctamente corregidos.

También hay que tener cuidado al calcular el número de trazas involucradas en el


procesado (lo que en el programa Radan III se denomina anchura de la hipérbola).
Cuantas más trazas en las que aparezca la hipérbola se utilicen, mejores resultados
se obtendrán; pero si se toma un exceso de trazas se llega a resultados conflictivos,
en los cuales el evento corregido tampoco se corresponde con la forma y el
tamaño del elemento anómalo detectado.

Hay que comentar también que éste tratamiento hay que aplicarlo con cautela ya
que usualmente trabaja en dos dimensiones, mientras que los registros de
georradar proporcionan información de sectores tridimensionales debido al haz de
emisión de la antena que se representan en dos dimensiones (Conyers y Goodman,
1997).

Concluyendo, la migración es un procesado útil siempre que en los registros se


tenga algún evento hiperbólico claramente visible, ya que de esta forma se puede
estimar la velocidad media de propagación de la onda, lo que permite calcular
profundidades y caracterizar el medio en el que se produce la propagación. Hay
que tener presente, sin embargo, que los efectos del haz de emisión de la antena en
la migración es un tema del que todavía no se pueden encontrar referencias en la
literatura (Conyers y Goodman, 1997).

En muchos casos los registros de radar de subsuelo migrados no resultan sencillos


de interpretar, ya que en muchas ocasiones resulta más sencillo e inmediato
identificar una hipérbola que un evento de pequeñas dimensiones y plano o
puntual (Conyers y Goodman, 1997). Por otro lado, si se tiene un registro con
varias hipérbolas que se hacen colapsar mediante migración a eventos planos y
pequeños o puntuales, es muy posible que el resultado final sea un registro
confuso, y que no sea posible diferenciar estas anomalías del ruido o de pequeñas
variaciones del registro sin importancia, que tendrán un aspecto similar.
316 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

Para situar un evento de un registro tampoco es imprescindible efectuar su


migración, ya que en los radargramas, la posición del objeto anómalo corresponde
con el vértice superior de la hipérbola.

La migración es, por lo tanto, necesaria para obtener una estimación de la


velocidad de propagación y para facilitar la interpretación de los registros en el
caso de tener muchas hipérbolas que se superponen o en el de una única hipérbola
que se superpone a otros eventos, impidiendo definirlos claramente. Con ello se
consigue que estos otros eventos queden más definidos en el registro.

Para una correcta interpretación de los radargramas, si se han migrado, conviene


contrastar el registro tratado con el registro de campo original, utilizando los dos
para llegar a una interpretación final.

7.6.3. Transformada rápida de Fourier (FFT)

El análisis de Fourier es un tratamiento clásico en el tratamiento de series


temporales. Se utiliza para pasar los registros del dominio temporal al frecuencial,
lo que permite analizar las distintas contribuciones frecuenciales que componen la
señal registrada. Numerosos tratados y trabajos desarrollan este procesado (por
ejemplo, Brigham,1974) o lo aplican (por ejemplo, Pérez Gracia, 1995).

Para una función real temporal f(t) que cumple las condiciones de Dirichlet, su
transformada de Fourier, F(ω) se define como:

∫ f ( t )e
− iωt
F(ω) = dt (7.12)
−∞

La transformada inversa, que nos devuelve la señal temporal a partir de su


transformada de Fourier se define como:


1
2π −∫∞
f (t ) = F(ω)e iωt dω (7.13)
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 317

La transformada de Fourier es una función compleja. Si se representa la


exponencial como una suma de funciones sinusoidales se puede separar la parte
imaginaria de la transformada de su parte real:

∞ ∞ ∞

∫ f ( t )e ∫ f ( t)cos(ωt )dt − i ∫ f ( t)sen(ωt )dt


− iωt
F(ω) = dt = (7.14)
−∞ −∞ −∞

De la expresión 7.14 se obtienen las denominadas transformadas de Fourier en


seno y en coseno (Brigham, 1974):


R (ω) = ∫ f (t )cos(ωt )dt
−∞
(7.15)


X(ω) = ∫ f (t )sen(ωt)dt
−∞
(7.16)

Las funciones 7.15 y 1.16 están relacionadas con F(ω) mediante:

F(ω) = R (ω) − i X(ω) = M (ω)eiϕ ( ω) (7.17)

De forma que la transformada de la función temporal f(t) queda también


representada por un módulo M(ω) y una fase ϕ(ω). El módulo es el espectro de
amplitud y se representa como:

M (ω) = R (ω) + X(ω)


2 2
(7.18)

Mientras que el espectro de la fase se define por:

 X(ω) 
ϕ(ω) = a tg  (7.19)
 R (ω) 

En la mayor parte de los casos las señales que se tratan no son funciones
continuas, sino registros discretos. En el caso de los estudios de georradar se
suelen tener trazas formadas por 512 puntos de muestreo (aunque se pueden tener
también otros valores). Esta sucesión de puntos representa la señal a lo largo de un
cierto intervalo temporal. En estos casos se define la transformada discreta de
318 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

Fourier para una señal fk con frecuencias comprendidas en un intervalo tal


 π π
que ω ∈ − ,  , como (Brigham, 1974):
 T T

n =∞
F̂(ωk ) = ∑f
n = −∞
k e− iωTk (7.20)

Pudiendo calcular su transformada inversa a partir de la expresión:

π
T
T
∫ F̂ e
iωTk
fk = dω (7.21)

k
π

T

Sin embargo, como se trabaja con un intervalo finito de puntos se debe emplear la
denominada transformada de Fourier finita. Para una función fk formada por un
número finito de N puntos de muestreo se define la transformada finita de Fourier
como:

N −1
FN (nΩ) = ∑ f k e− iΩTnk
~ (7.22)
k =0

siendo Ω = (2π)/(nT) el intervalo frecuencial de muestreo, T el intervalo temporal


de muestreo y n=0,1,...,N-1.

La transformada inversa se calcula como:

1 N −1 ~
fk = ∑
N n =0
FN (nΩ) e iΩTnk (7.23)

donde k=0,1,...,N-1.

Uno de los algoritmos numéricos que se suele utilizar para calcular la


transformada finita de Fourier es el que se denomina transformada rápida de
Fourier (FFT). Éste ha sido comúnmente utilizado para el tratamiento de datos
sísmicos y se utiliza también en el procesado de datos de georradar. La gran
ventaja de este algoritmo, publicado por Cooley y Turkey en 1964, es el tiempo de
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 319

cálculo. La diferencia entre el tiempo de cálculo utilizado para calcular la


transformada finita y la transformada rápida de Fourier es tanto más apreciable
cuanto mayor sea el número de puntos de la función considerados para el cálculo.
La limitación de este algoritmo es el número de puntos de muestreo, que debe ser
una potencia entera de 2, y que además deben estar equiespaciados. El número de
puntos en el espacio temporal y en el espacio frecuencial será el mismo y
equivaldrá a N=2γ. Las frecuencias consideradas serán:

1 n
fn = (7.24)
TN

Donde N el número de puntos de muestreo, n=0,1,...,N-1 y T es el intervalo de


muestreo temporal, de forma que la frecuencia empezará en cero y alcanzará un
valor límite denominado frecuencia de Shanon, fs=1/T. El algoritmo de la FFT
sólo calculará hasta la frecuencia de Shanon, con un intervalo de frecuencia
equiespaciada ∆f=1/(TN).

Este tipo de procesado, ampliamente utilizado en sismología, permite pasar


también las trazas de georradar del espacio temporal al espacio frecuencial. Este
representación permite tanto seleccionar de forma adecuada los filtros
frecuenciales a utilizar como comprobar si el proceso de filtrado ha sido correcto,
eliminando aquellos contenidos frecuenciales considerados ruido y dejando pasar
los que se consideran señal. También con estos programas es necesario ser
cauteloso al aplicarlos ya que, aunque hay autores que consideran que es un
método conveniente para pasar del espacio temporal al frecuencial en los estudios
de georradar (Ulriksen, 1982), otros autores nos recuerdan que muchos programas
utilizados se han desarrollado para tratar datos sísmicos y que, al aplicarlos sobre
radargramas, hay que tener en cuenta las diferencias existentes entre los dos tipos
de registro (Conyers y Goodman, 1997).

7.6.4. Transformada de Hilbert

La transformada de Hilbert es el procedimiento matemático que expresa la


relación existente entre la parte real y la parte imaginaria de una función causal, o
bien entre la fase y la amplitud de la misma. Mediante dicha transformada se
puede reconstruir la parte real, conocida la parte imaginaria o viceversa o bien
320 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

reconstruir la amplitud de una señal a partir de su fase conocida o viceversa. Con


este tratamiento se obtiene la envolvente de los registros (amplitud instantánea),
fase y frecuencia instantáneas (Kirlin et al., 1984).

La transformada de Fourier de una función causal temporal f(t), expresada como


F(ω), donde ω es la pulsación (o frecuencia) de la señal, puede escribirse mediante
su parte real y su componente imaginaria tal como se ha visto en la ecuación 7.17.

La función f(t) es causal únicamente en el caso en el que se cumplen las relaciones


siguientes entre la parte real y la parte imaginaria de su transformada de Fourier, a
partir de la convolución de ambas (Kirlin et al., 1984):

+∞
1 1 X ( y)
R ( w ) = X( w ) ⊗ = ∫ dy (7.25)
πw π −∞ w − y

+∞
1 1 R ( y)
X( w ) = −R ( w ) ⊗ =− ∫ dy (7.26)
πw π −∞ w −y

Donde el operador ⊗ representa la convolución de dos funciones.

Las expresiones (7.25) y (7.26) definen la transformada de Hilbert. A partir de


ellas puede obtenerse la parte real de la función a partir de su parte imaginaria, y
viceversa.

La transformada de Hilbert también permite obtener las amplitudes instantáneas


de una señal, es decir, su amplitud, su fase y su frecuencia instantánea. Una señal
f(t) temporal real, puede considerarse como la parte real de una función temporal
compleja:

Z( t ) = A( t )e iϕ( t ) (7.27)

Donde A(t) es la amplitud temporal instantánea y ϕ(t) es la fase instantánea de la


función.

A partir de la transformada de Hilbert puede calcularse la parte imaginaria de la


función Z(t) en función de la parte real ya conocida (la señal f(t)):
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 321

1
y ( t ) = −f ( t ) ⊗ (7.28)
πt

siendo y(t) la parte imaginaria buscada.

La transformada de Fourier de la expresión (7.28) es:

+ iX(ω) para ω > 0



Y(ω) = −F(ω)iSgn (ω) =  0 para ω = 0
− iX(ω) para ω < 0 (7.29)

Definiendo la función signo, Sgn(ω), como:

+ 1 para ω > 0

Sgn (ω) = 0 para ω = 0 (7.30)
− 1 para ω < 0

A partir de la transformada inversa de Fourier de la expresión (7.29) se puede


obtener la parte imaginaria de la función temporal de la expresión (7.27), que
podrá escribirse como:

Z( t ) = f ( t ) + i y( t ) (7.31)

Comparando las expresiones (7.27) y (7.31), puede obtenerse la amplitud


instantánea A(t) como (Kirlin et al, 1984):

A( t ) = f 2 ( t ) + y 2 ( t ) (7.32)

Esta amplitud instantánea es la envolvente de la señal Z(t), y proporciona


información acerca de la energía reflejada en cada objeto, ya que la forma de la
onda de un registro de georradar no es un buen indicador de la energía reflejada
porque suele estar compuesto de varios ciclos.

A partir de las ecuaciones (7.27) y (7.31) se obtiene la fase instantánea, ϕ(t) y la


frecuencia instantánea, ω(t):
322 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

y( t )
ϕ( t ) = a tg (7.33)
f (t )

dy df
f (t) − y( t )
dϕ dt dt
ω( t ) = = 2
(7.34)
dt A (t)

La frecuencia instantánea es un indicador del tipo de filtrado que está sufriendo la


onda electromagnética al propagarse por el medio, es decir, depende de cómo
responde el medio frente a la señal de georradar que se propaga (que frecuencias
deja pasar y que frecuencias atenúa) (GSSI, 1990). De esta forma, si a partir de la
expresión (7.34) se obtienen altas frecuencias, esto nos indica que el medio se está
comportando como un filtro paso alta, es decir, se esta produciendo un filtrado
muy suave para las señales con las que se trabaja, mientras que si se obtienen
bajas frecuencias con la expresión (7.34), esto se debe a que el medio se comporta
como un filtro paso baja para la señal del georradar. Así pues, al realizar una
transformada de Hilbert se tiene una indicación del rango de frecuencias de interés
en la señal analizada (GSSI, 1990).

El programa para el procesado de datos de georradar dispone de algoritmos para


efectuar la transformada de Hilbert y para calcular y representar la transformada
en amplitudes (amplitud instantánea), fase o frecuencia.

Veamos unos de ejemplos que muestran el efecto de este procesado sobre una
señal. La transformada de Hilbert en amplitud aplicada sobre una única traza
proporciona la envolvente de dicha traza. En la figura 7.24 se puede ver una traza
de un registro (a) y la envolvente obtenida tras realizar su transformada de Hilbert
en amplitud (b). Este resultado, como puede observarse, se corresponde con la
envolvente de la señal inicial.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 323

Figura 7.24. Transformada de Hilbert en amplitud de una única traza. (a)


Traza original sin tratar. (b) Traza resultante del proceso. Este registro
obtenido es la envolvente de la traza (a).

El mismo tratamiento aplicado a registros compuestos de muchas trazas y


representados mediante la escala de colores de la figura 7.4.b. genera unos
radargramas en los que se muestran las zonas en las que se ha recibido un mayor
porcentaje de energía (la amplitud de la señal es mayor). Como ejemplos se
presentan las figuras 7.25 y 7.26. En los dos casos se muestra el registro original
(a) y su transformada de Hilbert, realizando la representación en amplitudes (b), es
decir, los radargramas formados por las envolventes de las trazas de los registros
originales.

a b

Figura 7.25. Transformada de Hilbert en amplitud aplicada a un sector


de un registro de campo (a). El radargrama resultante (b) muestra las
zonas en las que la amplitud registrada es mayor.
324 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

a b

Figura 7.26. Transformada de Hilbert en amplitud aplicada a un sector


de un registro de campo (a). El radargrama resultante (b) está formado
por la envolventes de cada una de las trazas que componen el registro
(a).

Como ejemplo del resultado que se obtiene al realizar la representación


frecuencial de la transformada de Hilbert se ha incluido la figura 7.27. En ella
representa la transformada de Hilbert en frecuencia del radargrama que se muestra
en la figura 7.25.a, con una frecuencia máxima de 52 ciclos por scan, es decir, de
520 MHz (anchura de banda de la máxima amplitud de la señal que presenta este
registro). La figura 7.27.a representa el resultado obtenido. En ella se dibujan las
frecuencias instantáneas (ecuación 7.34) como una escala de amplitudes, donde
los colores más claros corresponden a las frecuencias más altas de la banda
seleccionada. En la figura 7.27.b se presenta en mismo registro tras someterlo a un
proceso de filtrado utilizando un filtro paso banda vertical IIR de constantes de
corte TC1=25 ns y TC2=100 ns. El proceso de filtrado o de aplicación de ganancia
tras realizar las transformadas de Hilbert es a menudo necesario para clarificar los
registros. El resultado de la figura 7.27 proporciona información acerca del
comportamiento del medio durante la propagación de la señal. Las zonas más
claras son los sectores donde predominan las altas frecuencias e indican sectores
en los que existen múltiples reflectores y en los que se produce un escaso filtrado
de la señal. Al contrario, los sectores de radargrama en el que predominan las
bajas frecuencias (colores más oscuros), se asocian con zonas en las que los
reflectores son profundos y donde el medio ha realizado un fuerte proceso de
filtrado paso bajas.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 325

a b

Figura 7.27. Aplicación de la transformada de Hilbert en frecuencias al


registro de la figura 7.25.a. (a) Resultado directo considerando una
banda de frecuencias entre 0 y 520 MHz. (b) Resultado filtrado
utilizando un filtro paso banda vertical IIR con constantes temporales
de corte de 25 y 100 ns. La representación, en la misma escala de
colores que la mostrada en la figura 7.4.b asocia las frecuencias más
altas a los colores más claros, y las más bajas a los colores más
oscuros.

Para finalizar este apartado sobre el procesado de datos y como resumen se


incluyen unas figuras que ilustran el resultado de aplicar algunos de estos
procesados a una única traza obtenida en un medio homogéneo con una única
superficie reflectora en su interior (figura 7.28): su espectro de frecuencias (figura
7.28.b), el efecto de filtros FIR triangulares paso bajas (figura 7.29) y paso altas
(figura 7.30) y cuadrados paso bajas (figura 7.31) y paso altas (figura 7.34), y la
deconvolución con distintos parámetros (figuras 7.35 y 7.36). La antena empleada
para obtener las trazas mostradas ha sido la de 900 MHz (3101 de GSSI).
326 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

Figura 7.28. (a) Traza obtenida con un rango de 40 ns de forma


experimental con una antena de 900 MHz en una cubeta de agua con
un reflector metálico en el fondo. (b) Espectro de frecuencias de esta
traza. El máximo está situado cerca de los 16 ciclos/scan, lo que
equivale a unos 400 MHz. El desplazamiento del máximo hacia las
bajas frecuencias está ocasionado por la mayor atenuación de
frecuencias altas que se produce en medios absorbentes.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 327

Figura 7.29. Efecto que produce la aplicación de un filtro FIR triangular


paso bajas vertical temporal sobre la traza de la figura 7.28, con: (a)
N=50, (b) N=30 y (c) N=10.

Figura 7.30. Efecto que produce la aplicación de un filtro FIR triangular


paso altas vertical sobre la traza de la figura 7.28 con: (a) N=5, (b) N=10
y (c) N=20.
328 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

En los filtros FIR el número N indica el número de puntos de muestreo incluidos


dentro de la ventana temporal.

Cuando se trata de un paso bajas vertical se promedian los puntos de la ventana,


que recorre el tramo de la traza que se indica (en la figura 7.29 recorre toda la
traza), situando la amplitud obtenida en el punto central (GSSI, 1990). Podemos
ver que el efecto de filtrado es mayor cuanto mayor es el valor de N seleccionado
(figura 7.29). Si se trata de un filtro pasa altas (figura 7.30) la ventana temporal
cuya longitud queda determinada por el número N de puntos recorre la traza. Se
realiza también el promediado de amplitudes dentro de la ventana y el valor
resultante se resta del valor que presenta el punto medio de la ventana (GSSI,
1990). Puede verse en la figura 7.30 que el filtrado es más fuerte cuanto menor es
el valor de N seleccionado.

En las figuras 7.31 y 7.32 se muestra la traza tratada con un filtro FIR vertical
cuadrado pasa bajas y pasa altas, respectivamente. La diferencia con el filtro FIR
vertical triangular es que en el primer caso (figuras 7.31 y 7.32) se realiza un
promediado simple, mientras que con un filtrado triangular (figuras 7.29 y 7.30) el
promediado efectuado es ponderado mediante una función triangular (GSSI,
1990). Con el filtro cuadrado pasa bajas la salida de cada pulso tiene una longitud
mayor y una amplitud menor cuanto mayor es el valor de N introducido (figura
7.31). Las amplitudes son menores y las longitudes del pulso algo mayores para
valores más pequeños de N en el caso del filtro cuadrado pasa altas (figura 7.32).

Figura 7.31. Efecto que produce la aplicación de un filtro FIR cuadrado


paso bajas vertical sobre la traza de la figura 7.28 con: (a) N=10, (b)
N=30 y (c) N=50.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 329

Figura 7.32. Efecto que produce la aplicación de un filtro FIR cuadrado


paso altas vertical sobre la traza de la figura 7.28 con: (a) N=5, (b) N=10
y (c) N=20.

En las figuras 7.33 y 7.34 se observa el efecto de un filtro IIR vertical paso bajas y
paso altas, respectivamente.

a b c d e f g

Figura 7.33. Efecto que produce la aplicación de un filtro IIR paso bajas
vertical sobre la traza de la figura 7.28, con: (a) TC=1 (frecuencia de
corte, fc=12.8 GHz), (b) TC=5 (fc=2.56 GHz), (c) TC=10 (fc=1.28 GHz), (d)
TC=20 (fc=640 MHz), (e) TC=30 (fc=427 MHz), (f) TC=40 (fc=320 MHz) y (g)
TC=50 (fc=256 MHz).
330 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

Se han considerado diversas constantes de corte, desde TC=1 (que equivale a una
frecuencia de corte de 12.8 GHz) hasta una TC=50 (equivalente a una frecuencia
de corte de 256 MHz). Para relacionar las constantes temporales de corte (TC) con
las frecuencias de corte se tiene en cuenta que el rango de la traza es de 40 ns y
que contiene 512 puntos de muestreo. Aunque la antena utilizada tiene una
frecuencia central de 900 MHz y un ancho de banda de unos 2000 MHz,
experimentalmente se ha determinado que la traza registrada tras la reflexión que
aparece en las figuras tiene una frecuencia central cercana a los 700 MHz y que la
anchura de banda pasa de ser 2000 MHz (emisión de la antena) a ser de unos 1500
MHz.

a b c d e f

Figura 7.34. Aplicación, sobre la traza de la figura 7.28, de un filtro IIR


vertical paso alta con: (a) TC=1 (fc=12.8 GHz), (b) TC=5 (fc=2.56 GHz), (c)
TC=10 (fc=1.28 GHz), (d) TC=20 (fc=640 MHz), (e) TC=30 (fc=427 MHz), (f)
TC=40 (fc=320 MHz) y (g) TC=50 (fc=256 MHz).

Se puede observar que, cuando se aplica el filtro pasa bajas (figura 7.33) el filtrado
es mayor cuanto más elevado es el valor de TC.

Cuando se aplica el filtro paso altas (figura 7.34) el efecto es el contrario, tal como
era de esperar, siendo más importante la disminución de la amplitud del evento
registrado para el valor más pequeño de TC.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 331

En las figuras 7.35 y 7.36 puede verse el efecto que tiene la deconvolución sobre
la misma traza, en función de los distintos parámetros que se pueden modificarse
para diseñar el filtro. La longitud de predicción, l, se ha mantenido constante en el
primer caso (figura 7.35). Se trata del parámetro que indica el tamaño del filtro
(por ejemplo el número de muestras). Generalmente se obtienen mejores
resultados con filtros largos (GSSI, 1990). En el segundo caso (figura 7.36) se
mantiene constante el intervalo de predicción, a. Se trata de un parámetro que
indica el tamaño deseado de los pulsos de salida del filtro.

a e

b f

c g

d h

Figura 7.35. Efecto que produce una deconvolución predictiva para una
misma longitud de tiempo de predicción (l=31), variando el intervalo de
predicción, a. El parámetro de preblanqueado ha sido, en todos los
casos, de 0.1. (a) Traza original (la misma que la de la figura 7.28); (b)
a=20; (c) a=15; (d) a=10; (e) a=8; (f) a=5; (g) a=3; (h) a=1. El número de
muestras de cada traza es de 512 puntos.

En los resultados que se muestran en la figura 7.35 se mantiene constante la


longitud del filtro (l=31) variando el valor del intervalo de predicción desde a=20
hasta a=1. El valor de este parámetro se ha dado en número de muestras. Se suele
considerar que un valor de este parámetro que permite un correcto funcionamiento
del filtro es la longitud de medio ciclo de la onda de la antena. Valores menores a
éste suelen producir ruido en el resultado final (GSSI, 1990). También es
recomendable, cuando se utiliza la deconvolución para eliminar reflexiones
múltiples, que el valor de a sea igual o menor que el espaciado entre las múltiples.
En la figura 7.35 sse puede ver que para valores grandes de a (a=20) la traza de
salida es similar a la traza original. Conforme se aumenta el valor de a se puede
332 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

ver que la amplitud de los eventos (onda directa y reflexión) disminuye, pero al
mismo tiempo se introduce ruido de alta frecuencia en la señal de salida.

a f

b g

c h

d i

e j

Figura 7.36. Aplicación de una deconvolución predictiva sobre la traza


de la figura 7.28, variando en este caso la longitud de tiempo de
predicción, l, para un mismo intervalo de predicción (a=5) y un valor del
parámetro de preblanqueado de 0.1 en todos los casos. (a) l=5; (b) l=10;
(c) l=15; (d) l=20; (e) l=25; (f) l=30; (g) l=35; (h) l=40; (i) l=45; (j) l=50.

En la figura 7.36 se ha mantenido constante el valor de a=5 muestras y se ha


modificado la longitud del filtro desde l=5 hasta l=50. El resultado que se observa
es que el ruido de alta frecuencia es mayor cuanto más pequeño es el valor del
parámetro l, siendo casi insignificante en el caso de l=50. Se ha observado
también que el tiempo de procesado es mayor para valores más altos de l. Los
fabricantes del equipo recomiendan que este parámetro no sea nunca inferior a un
ciclo entero de la onda, ya que los resultados serían pobres (GSSI, 1990).
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 333

7.7. Correcciones sobre las señales

En este apartado se describen aquellos tratamientos de la señal que se aplican para


corregir efectos perfectamente predecibles producidos sobre las señales registradas
por las condiciones del medio durante la adquisición de datos. Se analizan las
correcciones estáticas (topográficas y por cambios bruscos de la velocidad de
propagación), la ganancia y la superposición de trazas.

7.7.1. Correcciones estáticas.

Las correcciones estáticas son un tipo de procesado que tiene como objetivo
corregir los efectos producidos en los registros por la topografía de la superficie en
la que se han trazado los perfiles y también los efectos ocasionados por
variaciones bruscas de la velocidad de propagación de la onda en el medio.

Si no se consideran estas dos circunstancias (topografía y cambio bruscos en la


permitividad dieléctrica del medio) se pueden producir errores importantes en la
interpretación de los registros. El resultado entonces puede ser una sección de
georradar interpretada que no se corresponde o que no es identificable con la
sección geológica del perfil estudiado.

Tanto la topografía como las variaciones bruscas de la permitividad dieléctrica del


medio distorsionan la imagen del reflector en profundidad ya que pueden producir
importantes diferencias entre los tiempos dobles de propagación registrados y los
que se obtendrían en el caso de una superficie plana y de un medio sin cambios en
la permitividad. Sobre el papel del registro, estas variaciones en los tiempos
dobles de propagación se observan como cambios en las distancias verticales al
evento. Si, por ejemplo, hay una superficie reflectora en el interior de un medio
paralela a la superficie inclinada del medio sobre la que se desplaza la antena, en
el radargrama se registra un evento plano y una superficie plana. La inclinación
real de la imagen de esta superficie reflectora se obtiene al aplicar las correcciones
topográficas.

Este efecto se produce también debido a las variaciones de la permitividad


dieléctrica efectiva de los materiales de la capa o de las capas del medio, ya que
334 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

cambios laterales de este parámetro ocasionan cambios laterales en la velocidad de


propagación de la ondas y, por lo tanto, variaciones en los tiempos de propagación
registrados entre la antena y el reflector plano, dando lugar a una modificación
visual del espesor de esta capa en las anomalías de los registros.

Estas correcciones consisten en determinar los desplazamientos temporales de los


eventos registrados respecto de los que se registrarían si el perfil se hubiese
trazado sobre una superficie totalmente plana y en el medio la permitividad
dieléctrica fuese constante hasta el elemento reflector (a lo largo de todo el perfil).
Son correcciones que se han desarrollado también en el campo de la sismología.
Numerosas publicaciones hablan sobre ellas, siempre aplicadas a registros
sísmicos. Por ejemplo, Yilmaz (1987) trata este problema con amplitud
explicando el proceso de las correcciones estáticas superficiales y de
intemperancia y mostrando ejemplos de su aplicación sobre registros sísmicos.

Estas correcciones, denominadas también estáticas, se calculan considerando que


las alteraciones se han producido en los datos más próximos a la superficie. El
método consiste en desplazar todo un conjunto de trazas, según una ventana de
anchura y forma determinada teniendo en cuenta las alteraciones esperadas (de
topografía o de cambios laterales de las permitividades dieléctricas), según el eje
vertical (temporal). Con esto se corrigen estos efectos que en los registros se
traducen como una alteración de los tiempos de propagación de la señal durante el
recorrido por el perfil.

Las correcciones topográficas, que también pueden realizarse a partir de


procedimientos de migración, resultan obligadas cuando los gradientes
superficiales superan valores del 10% (Lehmann y Green, 2000).

Un ejemplo del resultado que se obtiene al aplicar las correcciones estáticas se


presenta en la figura 7.37, en la que se presenta la topografía del perfil (a) en el
que se han obtenido los datos de campo del registro (b), y el radargrama una vez
corregido para esta topografía (c). En el registro tratado se observa cómo se ha
modificado el aspecto de los reflectores.

Pero aunque los efectos de topografía son relativamente sencillos de corregir, los
efectos de variación de permitividad son complicados y pueden producir errores
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 335

en la interpretación ya que pocas veces se dispone de la información necesaria


para poderlos efectuar correctamente.

b c

Figura 7.37. Efecto que producen las correcciones topográficas sobre


un registro de campo, dada una determinada topografía del perfil por el
que se ha desplazado la antena (a). Registro original y (b) registro
corregido para la topografía.

Como estas correcciones sólo son posibles en el caso de variaciones topográficas


suaves, el programa Radan III de GSSI permite un proceso de normalización de
escalas. Permite seleccionar el perfil topográfico deseado, para cualquier tipo de
topografía, y ajustar el radargrama al mismo. Es otra forma de corregir las
fluctuaciones de los tiempos dobles de propagación por culpa de la topografía de
la superficie, es decir, de ajustar y normalizar la escala vertical de los registros.
También permite realizar una corrección horizontal de los datos en el caso de
observar variaciones en la escala de distancias (horizontal), normalmente
producidas por variaciones de la velocidad de desplazamiento de la antena sobre
la superficie.
336 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

7.7.2. Ganancia

Si a la rápida atenuación de las ondas electromagnéticas producida al propagarse


por medios materiales le sumamos la atenuación que se produce por la expansión
geométrica del frente de ondas, el resultado es que la amplitud de las reflexiones
disminuye rápidamente con la profundidad. Aunque las amplitudes de las
reflexiones más superficiales son observadas, las amplitudes de las profundas
pueden no ser visibles.

Este amortiguamiento de la señal se produce principalmente por expansión del


frente de ondas, por la presencia de discontinuidades electromagnéticas (cambio
bruscos de estos parámetros) y por atenuación, α, debida al medio. Y es la causa
que limita los estudios de georradar a la zona más superficial del medio.

Este tratamiento se aplica a los registros temporales y consiste en multiplicar los


datos del registro por una cierta función lineal que depende de la profundidad, es
decir, del tiempo doble de propagación de la señal, y que amplifica la señal
original. Esta función es la denominada ganancia, y suele medirse en decibelios
(dB). El programa Radan III permite aplicar diferentes puntos de corte, de forma
que es posible aplicar amplificaciones diferentes a cada punto del segmento
temporal.

La aplicación de la ganancia temporal amortigua el efecto de atenuación rápida de


la señal, pudiendo amplificar la energía procedente de distintas profundidades.
Como en la mayor parte de los estudios es difícil conocer la conductividad del
medio y las variaciones que presenta, no es usual corregir mediante ganancia la
atenuación por absorción (fenómeno representado mediante el factor de
atenuación, α). Sin embargo, es relativamente sencillo corregir el efecto de
expansión geométrica, aumentando así la amplitud de las reflexiones con un
mayor tiempo de propagación. Este tratamiento permite remarcar los eventos más
amortiguados, de manera que la ganancia se utiliza para mitigar los efectos de
atenuación de la señal.

A continuación se presenta un ejemplo de la atenuación que se produce en la


amplitud por transmisión, reflexión y expansión del frente de ondas. En el registro
de la figura 7.16, que tiene un rango de 67 ns, podemos ver un evento a unos 40 ns
de tiempo doble de propagación causado por la reflexión de la señal, y otro a unos
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 337

60 ns de tiempo doble. Considerando que la permitividad dieléctrica efectiva del


primer medio es 16, la del segundo material es 9 y la del tercero es 4 se determina
la atenuación que se produce únicamente por los dos últimos factores
mencionados. Para estimar la disminución de la amplitud a causa de las
discontinuidades bruscas, se calcula en cada caso el porcentaje de energía
reflejada y transmitida al medio inferior utilizando las ecuaciones 3.40. Para
obtener la atenuación por expansión geométrica del frente de ondas en cada medio
homogéneo (entre dos discontinuidades), se considera que se trata de una onda
interna que se propaga por un medio homogéneo, para la cual la amplitud
evoluciona con la distancia r al foco aproximadamente de forma proporcional a r-1.
El esquema del medio y de las trayectorias de propagación se presenta en la figura
7.38. Se analiza la atenuación de la energía de una onda generada en el punto A y
registrada en el punto E tras recorrer la trayectoria AB-BC-CD-DE (figura 7.38)
siguiendo trayectorias rectilíneas (se ha considerado que dentro de cada material el
valor de la velocidad de propagación es constante hasta que se alcanza la
discontinuidad). La trayectoria dispersiva del frente de ondas está ocasionada
porque se ha considerado que la permitividad dieléctrica efectiva disminuye con la
profundidad. Un aumento de la permitividad con la profundidad focaliza las
trayectorias, mientras que una disminución las dispersa (Conyers y Goodman,
1997). Las reflexiones se consideran normales (ángulos de incidencia y reflexión
iguales a cero) aunque en el esquema se presenten con ángulos exagerados.

Figura 7.38. Esquema de la trayectoria seguida por la onda cuya


atenuación se analiza considerando los factores de expansión
geométrica del frente de ondas y de coeficientes de refracción y de
reflexión. El esquema se corresponde con el registro de la figura 7.16.
Las trayectorias se han dibujado exageradas en la figura ya que, a
efectos prácticos se considera incidencia normal.
338 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

Si en el punto A se ha emitido una cierta energía E0, es decir, una onda cuya
amplitud inicial A0 es proporcional a E01/2, en el punto B, la amplitud de la onda
que incide en la discontinuidad (considerando únicamente la expansión
geométrica del frente de ondas) viene dada por:

1
ε 2
A = A0 ∆t −1 (7.34)
c

En cada una de las discontinuidades se puede calcular la amplitud transmitida al


siguiente medio multiplicando la amplitud incidente por el coeficiente de
transmisión (ecuación 3.44), y la amplitud reflejada por el coeficiente de reflexión
(ecuación 3.44).

La tabla 7.3 muestra las expresiones que se obtienen para la atenuación de la


amplitud durante la propagación por el interior de cada uno de los medios por
expansión geométrica del frente de ondas, la amplitud transmitida en los puntos B
y D y la reflejada en el punto C.

En el ejemplo expuesto, a partir de los resultados que se presentan en la tabla 7.3,


se obtiene que la relación entre la amplitud inicial en el punto A, A0, y la amplitud
final en el punto E, AE, resulta:

AE
= 6.53 ⋅10 −10 (7.35)
A0

Suponiendo que en los puntos A y E no existe cambio de medio, es decir, que la


señal no ha de pasar del material al aire, ya que si así fuera se debería multiplicar
el resultado por los coeficientes de transmisión correspondientes.

En la figura 7.39 se resumen en una gráfica los valores del ejemplo de la tabla 7.3.
En cada zona del registro correspondiente con uno de los materiales caracterizado
por su permitividad efectiva la amplitud y, por lo tanto, la energía de la señal
decrece de forma diferente. Los saltos que se observan en la gráfica de la figura
7.39 son los producidos en las discontinuidades bruscas del medio (cambios de un
material caracterizado por una determinada permitividad a otro que se representa
con otro valor para la permitividad).
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 339

Proceso Expresión de A Intervalo temporal (ns)


Amplitud emitida en A A0
Atenuación entre A y B A AB = A 0 0.13 ∆t1−1 t1= 0 ns ; t2= 20 ns

Amplitud que incide en B A B = A 0 6.67 ⋅ 10 −3 ∆t 1 = 20 ns


Amplitud transmitida en B 6
A Bt = t B A B = AB =
con ε1=16 y ε2=9 7
= A 0 5.7 ⋅10 −3
Atenuación entre B y C A BC =A 0 5.7 ⋅10 −4 ∆t −21 t2=20 ns ; t3=30 ns

Amplitud que incide en C A C = A 0 5.7 ⋅10 −5 ∆t 2 = 10 ns


Amplitud reflejada en C 1
A Cr = rC A C = AC =
con ε2=9 y ε3=4 5
= A 0 1.14 ⋅10 −5
Atenuación entre C y D A CD =A 0 1.14 ⋅10 −6 ∆t 3−1 t3= 30 ns ; t4= 40 ns
Amplitud que incide en D A D = A 0 1.14 ⋅10 −7 ∆t 2 = 20 ns
Amplitud transmitida en D 6
AD = t DAD = AD =
con ε1=16 y ε2=9 7
= A 0 9.8 ⋅10 −8
Atenuación entre D y E A DE = A 0 1.31⋅10 −8 ∆t 4−1 t4 = 40 ns ; t5 = 60 ns
Amplitud registrada en E A E = A 0 5.3 ⋅10 −10 ∆t 4 = 20 ns

Tabla 7.3. Balance energético durante la trayectoria considerada en la


figura 7.38, teniendo en cuenta únicamente la atenuación producida
por transmisión o reflexión de la energía en las discontinuidades
bruscas y la atenuación producida por expansión geométrica del frente
de ondas durante la propagación.

Al aplicar ganancias se pretende compensar, en parte, este efecto. Por ello no


siempre conviene aplicar la misma amplificación a todo el registro. Interesa que la
ganancia aumente con el tiempo doble de propagación, de manera que se
amplifiquen más los sectores del registro correspondientes a zonas más profundas
que los sectores correspondientes a zonas más superficiales. Para medios
homogéneos o registros más superficiales (menor rango) es usual aplicar una
ganancia representada por una recta continua, mientras que para registros con
mayor rango se suelen utilizar ganancias representadas por varias rectas (de
diferentes pendientes).

El equipo SIR-10 y el programa RADAN III permiten una ganancia que consiste
en una amplificación según una función lineal, con una cierta pendiente, desde el
340 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

inicio del registro hasta el final del mismo, amplificando, de este modo, de forma
progresiva y escalada los registros según el tiempo de propagación. Este tipo de
ganancia es útil para tiempos de propagación pequeños, como puede verse en la
gráfica de la figura 7.39. Para ellos es suficiente con aproximar la atenuación
sufrida por la señal por una recta que relaciona la energía (o amplitud) con el
tiempo de propagación.

1E+0

1E-1

1E-2
Amplitud relativa (A/Ao)

1E-3

1E-4

1E-5

1E-6

1E-7

1E-8

1E-9

1E-10

0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70
Tiempo simple de propagación (ns)

Figura 7.39. Relación entre la amplitud relativa a la amplitud inicial A0


frente al tiempo de propagación de la onda en el medio esquematizado
en la figura 7.38 y con las relaciones presentadas en la tabla 7.3.

Tal como se observa en el ejemplo de la figura 7.39, se tienen zonas con diferente
atenuación, existiendo saltos bruscos en la amplitud de la señal a consecuencia de
los contrastes fuertes en las permitividades dieléctricas del medio. Tampoco es
correcto aproximar por una recta la curva que resulta para un tiempo de
propagación grande. Por este motivo no siempre es útil emplear una ganancia
lineal. Para ello el equipo permite también utilizar diferentes funciones lineales,
cada una correspondiente a una zona diferente del registro. En la figura 7.40 se
presenta un ejemplo de aplicación de ganancia al registro de campo que aparece en
la figura 7.16: la gráfica que muestra la amplificación (en dB) respecto al tiempo
de propagación (en ns) y el resultado de aplicar esta ganancia a dicho registro.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 341

Comparando los dos radargramas se ve que tras aplicar la ganancia quedan mejor
resaltados los reflectores situados a mayores tiempos de propagación, de forma
que pueden visualizarse eventos que, aunque poco energéticos por estar a mayor
profundidad, corresponden a contrastes importantes en las permitividades
dieléctricas del medio. En la misma figura se presenta también una traza (7.40.a)
del radargrama sin amplificar (7.40.d), la curva de ganancias seleccionada para los
100 ns de rango (7.40.c), la misma traza tras aplicar la ganancia (7.40.b) y el
radargrama resultante (7.40.e).

Pero hay que ser cuidadoso al escoger la ganancia (curva de amplificación). Es


importante conocer el nivel de ruido de la señal registrada ya que la amplificación
se produce por igual sobre la señal y sobre el ruido. En aquellas zonas del registro
donde las amplitudes de la señal se aproximan a las del ruido, o en aquellas en las
cuales el ruido oculta casi por completo la señal, no es conveniente utilizar
ganancia, porque el resultado que se obtiene puede llevar a una interpretación del
ruido como un evento más en el registro.

Debido a la mayor atenuación de la señal en función de la profundidad, la zona de


tiempos elevados de propagación se amplifica más. La función, tal como puede
apreciarse en la figura 7.40 es una ganancia con 3 puntos de discontinuidad, es
decir, que puede formarse con 4 tramos de rectas con pendientes constantes dentro
de cada uno de los tramos y diferentes entre sí.

Para seleccionar la ganancia a aplicar se puede comparar la amplitud de la señal


para diferentes tiempos de propagación y de este modo obtener el grado de
atenuación que sufre durante su propagación. Este tipo de tratamiento puede
aplicarse tanto durante la adquisición de datos en campo como durante la
interpretación de los registros en laboratorio.

En los dos casos es útil un cálculo de la atenuación mínima esperada por aquellas
causas conocidas o que se puedan suponer, para no realizar una amplificación
excesiva de algunos eventos y al mismo tiempo para amplificar lo suficiente, de
forma que el registro permita detectar las anomalías buscadas.
342 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

11

10

7
Ganancia (dB)

0 c
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100
Tiempo doble de propagación (ns)

d e

Figura 7.40. Ejemplo de aplicación de ganancia sobre el registro de la


figura 7.16. (a) Traza del registro 7.16 sin amplificar. (b) La misma traza
tras aplicar la ganancia en cuatro tramos que muestra la gráfica (c). El
registro completo sin amplificar (d) y el mismo tras aplicar la ganancia
de la gráfica (e).
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 343

7.7.3. Superposición de trazas (“stacking”)

En estudios sísmicos de reflexión el procesado que recibe el nombre de “stacking”


es la superposición de trazas (suma) que se realiza cuando se trabaja con CMP
(ver capítulo 5) en estudios de reflexión tras haber realizado unas correcciones
previas y los ajustes necesarios de tiempo, amplitud y fase. La explicación
detallada de este procedimiento puede consultarse en cualquier tratado de
prospección sísmica, por ejemplo en Reynolds (1997), en Telford, Geldart y
Sheriff (1990) o en Dobrin y Savit (1988). Se trata de una compresión de los datos
registrados. Se realiza la superposición de todas las trazas que pertenezcan a un
mismo CMP para mejorar la relación entre la señal y el ruido, enfatizando las
señales coherentes y disminuyendo los efectos de las señales incoherentes. Para
poder realizar correctamente este proceso, es necesario estimar de manera
adecuada la denominada velocidad de “stacking”. Para ello debe realizarse la
corrección de NMO (“Normal Move Out”) apropiada para cada reflexión. La
velocidad para cada reflexión se puede obtener dibujando la gráfica que representa
t2 - x2. La pendiente de cada una de las rectas que quedan determinadas en esta
gráfica es igual a la inversa del cuadrado de la velocidad buscada. Para reflectores
planos, el CMP coincide con el CDP (Punto común en profundidad, “common
depth point”). Cuando se trata con reflectores inclinados es necesario realizar
migración de los datos para obtener la correcta posición de los puntos de
reflexión.

La aplicación de esta metodología a los estudios con georradar depende del tipo de
antenas utilizado y del tipo de adquisición de datos. En el caso de trabajar con
antenas biestáticas, utilizando una metodología de CMP, el equivalente con
sismología es casi inmediato. Este tipo de configuración, tal como se explica en el
capítulo 5, consiste en desplazar las antenas en direcciones opuestas y situarlas
simétricamente respecto a un punto central común (ver la figura 5.8). De esta
forma la antena receptora capta la energía que se refleja teóricamente en un único
punto. Para cada punto fijo central entre la antena emisora y la receptora se
obtiene toda una serie de trazas (una traza para cada punto en el que se ha situado
equidistantes del punto central la antena emisora y la receptora) que proporcionan
información del mismo punto en profundidad. Los mismos eventos registrados por
la antena receptora tienen diferentes tiempos de propagación debido a que ésta se
sitúa a diferentes distancias de la emisora, según una configuración simétrica
344 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

respecto a un punto central, de manera que se obtienen registros hiperbólicos para


cada una de las superficies reflectoras que existen en el medio.

A partir de los tiempos de propagación y de la distancia de las antenas al punto


central, es posible determinar las velocidades de la onda electromagnética en los
medios por los que se propaga hasta alcanzar cada uno de los reflectores y, por lo
tanto, también permite calcular las diferentes permitividades dieléctricas efectivas
de los materiales. El tiempo de propagación de la onda reflejada en la
discontinuidad es (Sheriff y Geldart, 1991):

2
2 x
t=   +h
2
(7.36)
v 2

Esta es la ecuación de una hipérbola centrada en el punto medio entre las dos
antenas, donde v es la velocidad de la onda en el medio, t es el tiempo de
propagación, h la profundidad a la que se encuentra el reflector y x es la distancia
en superficie entre el emisor y el receptor.

Considerando la reflexión en la vertical, es decir, las dos antenas (emisión y


recepción) situadas en el punto medio se obtiene el tiempo de reflexión vertical, t0.
La ecuación 7.36 puede escribirse como:

x2
t2 = + t 02 (7.37)
v2

A partir de esta expresión puede calcularse el tiempo extra de propagación que se


registra entre dos puntos de esta superficie separados una cierta distancia.
Suponiendo un único reflector, viene dado por:

x2
∆t = t + 22
0 (7.38)
v

Si se tiene más de un reflector la velocidad debe sustituirse por la velocidad


cuadrática media (VRMS) obtenida a partir de los diferentes valores de las
velocidades de los materiales y de los espesores de las capas (Sheriff y Geldart,
1991):
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 345

1
 n 2  2
 ∑ vi t i 
VRMS =  i =1n  (3.39)
 
 ∑ ti 
 i =1 

Donde n es el número de reflectores del medio, vi es la velocidad del intervalo


para cada espesor de capa (hi) y para cada tiempo de tránsito por la capa, ti
(vi=hi/ti).

El tiempo doble de propagación para una onda reflejada en la discontinuidad


n−ésima situada a una profundidad hn, puede obtenerse a partir de la velocidad
cuadrática media de la expresión 3.39 como:

tn =
(x 2
+ 4h 2n ) (3.40)
VRMS

Una vez que se ha aplicada esta corrección temporal a cada uno de los diferentes
grupos de trazas correspondientes a un mismo CMP, se realiza la suma de trazas
conocida como “stacking” que consiste en la superposición de todas las trazas que
corresponden a un mismo grupo (a un mismo CMP). Con esto se consigue sumar
toda la información que contienen las diferentes trazas de un mismo punto,
mejorando la relación entre la señal y el ruido del registro, de la misma forma que
se realizaba en el procesado de datos sísmicos.

Cuando se trabaja con antenas monoestáticas en perfiles o con antenas biestáticas


que se desplazan juntas con una separación entre ellas constante, el proceso de
superposición de trazas también se puede realizar, aunque no son necesarias las
correcciones que se efectúan en los casos de antenas biestáticas en estudios de
CMP. El proceso consiste, en este caso, en la suma de dos o más trazas adyacentes
(Conyers y Goodman, 1997; GSSI, 1990). Se utiliza, como en el caso anterior,
para disminuir el efecto del ruido aleatorio, así como los eventos pequeños que
complican el registro y que no proporcionan la información que se busca. La suma
aritmética de las diferentes trazas adyacentes (el número de trazas implicadas se
selecciona de antemano) da como resultado una única traza (por cada grupo
sumado) formada por la composición de todas las trazas utilizadas en el proceso.
346 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

El ruido, aleatorio, disminuye por el promediado de trazas, mientras que los


eventos registrados en un número elevado de trazas a un mismo tiempo de
propagación resultan resaltados.

Para seleccionar el número de trazas que se sumarán es necesario tener en cuenta


el tamaño del evento más pequeño que se quiera registrar, la velocidad de
adquisición de datos de la antena (el número de trazas por segundo) y su velocidad
de desplazamiento. De esta forma se puede realizar un rápido cálculo aproximado
del número de trazas en las que se observa el reflector más pequeño que interesa
detectar. El número de trazas que se superponen no debe sobrepasar el número de
trazas en las que se observa este reflector.

Este tipo de procesado de datos, para antenas monoestáticas, puede realizarse


tanto en campo (durante la adquisición de datos) como durante el procesado
posterior de los registros. Durante la adquisición de datos suele ser adecuado si la
velocidad de desplazamiento de la antena no es grande (por ejemplo cuando la
antena la mueve una persona andando), ya que en estos casos se dispone de un
elevado número de trazas cada metro de terreno analizado (depende también del
número de trazas por segundo registradas, claro, pero este número suele ser
elevado), de manera que es posible realizar la compresión de los registros sin
perder información importante y consiguiendo que disminuya el ruido aleatorio
que se superpone a la señal. Sin embargo, cuando la velocidad de la antena es
elevada (por ejemplo, en el caso de desplazarla en un vehículo a una velocidad
importante) el número de trazas por metro no suele ser alto, no siendo conveniente
realizar este tipo de procesado para no perder resolución en los registros.

Como ejemplo de la superposición de trazas se incluye la figura 7.41 En ella


puede verse un registro de campo (a) en el que se no ha realizado ningún
tratamiento. Existen eventos de pequeño tamaño, que aparecen en unas 10 trazas,
y que pueden interesar. La suma se ha realizado sobre dos trazas adyacentes (b) y
sobre cinco trazas adyacentes (c). Se observa, sobre todo en este último caso que
se han perdido estas pequeñas anomalías de la traza original.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 347

T
(ns)

T
(ns)

Figura 7.41. Ejemplo de suma de trazas. (a) Registro de campo. (b)


Registro tratado con la superposición de grupos de dos trazas
adyacentes entre sí. (c) Superposición de grupos de cinco trazas
adyacentes entre sí.
348 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

7.8. Interpretación de los registros

En este apartado se resume el proceso que se realiza para interpretar un registro.


No siempre deben efectuarse todos los pasos y las correcciones explicadas, pero
en el caso más general posible se deben tener en cuenta.

7.8.1. Planificación.

Hay que recordar que una buena interpretación de registros empieza con un buen
planteamiento del problema que se quiere analizar. En primer lugar, antes de
realizar la adquisición de datos, es necesario tener claro el objetivo del estudio. A
partir de este objetivo se decide, en primer lugar, el tipo de prospección adecuado
para alcanzarlo. Cada tipo de estudio tiene sus limitaciones y posibilidades, y la
prospección con georradar no es una excepción. Si se opta por los estudios con
radar de subsuelo, el conocer el objetivo nos permite seleccionar también el
equipo que se utilizará (tipo de georradar, antenas, información previa que
necesitamos, etc.). A continuación hay que realizar la adquisición de toda aquella
información previa acerca de la zona y del objetivo de estudio. Esto nos permite
una planificación adecuada de la campaña de adquisición de datos y un
conocimiento de las condiciones de la zona para poder ajustar los datos obtenidos.
La existencia de un sondeo o el conocimiento de la estratigrafía de un medio
pueden permitir calibrar los registros de georradar en aquellas zonas en las que
existe esta información, de manera que podremos ajustar mejor los parámetros de
estudio en el resto de las áreas. La información de interés que debe obtenerse antes
de realizar la planificación de la campaña y la adquisición de datos es variada. Hay
que conseguir mapas topográficos de la zona, tanto para poder planificar la
situación y el trazado de los perfiles como para identificar las zonas estudiadas y
poder situar posteriormente las anomalías en áreas concretas. Además de la
cartografía también es interesante conseguir material fotográfico de la zona,
incluidas fotografías aéreas. Por otro lado, otro tipo de información interesante son
los datos de sondeos o de cortes estratigráficos realizados en las proximidades, los
datos de otros estudios geofísicos en la misma zona o en sus proximidades y,
desde luego, toda la información geológica posible (mapas, estudios,
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 349

observaciones, etc.). En el caso de analizar estructuras o edificios históricos


también es necesario contar con los planos de las construcciones y con toda la
información arquitectónica posible (detalles de la construcción, existencia de
subterráneos, espesor de muros, materiales constructivos, etc.). Los datos sobre las
zonas problemáticas (por ejemplo, zonas de fisuras en un muro o aparición de
manchas de humedad en un suelo) y las fotografías de las mismas también son de
gran utilidad tanto en la parte del estudio previa a la adquisición de datos como en
la parte de análisis de los datos y de interpretación.

7.8.2. Realización: tareas preliminares.

El siguiente paso que se realiza son los trabajos de campo propiamente dichos.
Antes de realizar la adquisición de datos es preciso efectuar toda una serie de
tareas preliminares. En primer lugar será necesario comprobar que el trazado de
los perfiles que hemos planificado a partir de la información previa es correcto y
factible en realidad. Hay que tener en cuenta que deben haberse trazado en zonas
poco abruptas por las que sea posible desplazar de la manera seleccionada
(perfiles continuos, adquisición de datos punto a punto, mallas, etc.) la antena o
las antenas seleccionadas. Hay que tener en cuenta, por lo tanto, el tamaño de
éstas. En los perfiles trazados no debe haber obstáculos que dificulten su paso. Si
esto ocurre, es necesario cambiar los trazados, realizando las anotaciones
pertinentes, en campo, sobre los mapas. Una vez determinados estos perfiles, se
procede a marcarlos. Usualmente se señaliza el inicio y el final del perfil, así como
la dirección de desplazamiento de la antena. Y se colocan fitas intermedias que
permiten situar la antena entre los dos puntos extremos. Estas fitas, equidistantes,
permiten también introducir en los registros las marcas de distancia horizontal que
posteriormente utilizaremos. Los métodos de señalizar los perfiles dependen tanto
del equipo de trabajo como del estudio que se está realizando, y pueden ser
diversos. Por ejemplo, en ocasiones se utilizan banderolas de colores llamativos
clavadas en el suelo cada cierta distancia (por ejemplo, cada cinco metros de
distancia). Este método, aunque es sencillo para los operarios que trabajan con la
antena porque son fácilmente visibles, resulta problemático cuando no es posible
clavar elementos en el suelo, o cuando se trabaja en zonas pequeñas o sobre
muros. Otro método utilizado, también cuando se trabaja sobre el suelo, es
extender una cinta métrica partiendo de un punto inicial señalizado y tomando la
dirección del trazado. En este caso la distancia está claramente señalizada y los
350 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

operarios sólo tienen que seguir la cinta con la antena e introducir las marcas de
distancia necesarias señalizadas por las divisiones de la cinta métrica. Este método
es rápido y sencillo, pero tiene el inconveniente de que, en algunos casos, las
divisiones de la cinta métrica son difíciles de ver. También puede utilizarse, para
trabajar sobre superficies horizontales, un carrete con una cuerda de longitud y
grosor adecuados, sobre la cual se hayan marcado (por ejemplo, con plástico de
colores) las fitas que indicarán las marcas de distancia a introducir. Estas fitas
pueden estar situadas, por ejemplo, cada dos metros. Las fitas, utilizando este
método, son claramente visibles, y el trabajo de los operarios se simplifica, ya que
han de limitarse a seguir la cuerda extendida con la antena e introducir una marca
de distancia cada fita. Sin embargo, tiene el problema de que no permite variar el
espaciado entre fitas, es decir, que en zonas donde, por ejemplo, interesa una
mayor densidad de marcas de distancia (puede tratarse de zonas más
problemáticas donde interesa situar con mayor exactitud los eventos registrados),
no podremos adaptar el método a menos que lo combinemos con otro (por
ejemplo, el uso de una cinta métrica u otros carretes en los que se haya preparado
una mayor densidad de marcas de distancia). Otro método, que también puede
utilizarse en trazados verticales, es el de marcar con pintura o con yeso los puntos
inicial y final del perfil y las marcas equidistantes entre ellos a la distancia
deseada.

Cuando ya se han seleccionado y trazado los perfiles, han de situarse lo más


exactamente posible. Se utilizan métodos topográficos (estaciones totales,
teodolitos, GPS, etc.) en caso necesario. Un método rápido de realizar esta tarea es
situar topográficamente el punto de inicio del perfil, anotar la dirección del
trazado y su longitud. También se pueden trazar perfiles que se inicien y finalicen
en puntos característicos de la zona, fácilmente identificables.

Y antes de empezar a adquirir datos, aun son necesarias unas pequeñas pruebas.
En primer lugar hay que comprobar que, situando la antena sobre el medio que
estamos estudiando, la señal que ésta recibe es correcta. Si se observan
desviaciones de línea base en la señal, o superposición de ruido de frecuencias
distintas a las bandas de trabajo, se tiene que utilizar algún tipo de filtro
frecuencial vertical. Si no es imprescindible es preferible prescindir del filtrado
durante la adquisición de datos para perder la mínima información posible y
porque se puede realizar el mismo procesado posteriormente, una vez obtenidos
todos los registros. También se ajusta el rango que ya tiene que haberse estimado
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 351

al analizar el objetivo del estudio, y se comprueba en campo que dicho rango


permite una longitud vertical adecuada de los registros. Es decir, que la duración
del tiempo de registro es lo suficiente para poder observar las anomalías de
interés, pero no tanto como para grabar zonas de registro únicamente con ruido. Si
se observa que la atenuación de la señal es importante en el medio y que no se
puede obtener información a partir de un cierto tiempo doble de propagación, hay
que considerar la aplicación de una cierta ganancia. Esta amplificación se puede
haber calculado previamente, de forma aproximada, para contrarrestar los efectos
de expansión geométrica del frente de ondas y los efectos de las superficies
reflectoras esperadas en el medio, o bien se puede ajustar en campo, observando la
señal que recibe la antena sin aplicar ganancia y ajustando los diferentes valores
para la amplificación a partir de pruebas “in-situ”. En los dos casos hay que ver
los registros que se están produciendo y tener en cuenta el ruido superpuesto.

Al analizar el objetivo de estudio hemos tenido que considerar también el tamaño


del elemento reflector más pequeño que interesa registrar. Teniendo en cuenta este
factor, hay que seleccionar la velocidad a la que se desplazará la antena (un valor
exacto si la llevamos en un vehículo o aproximada si se hace caminando) y el
número de trazas por segundo que se registrarán. Calculando aproximadamente,
con estos dos factores, el número de trazas en las cuales se puede observar el
evento debido al reflector de menor tamaño deseado, se puede decidir si se quiere
y se puede aplicar algún tipo de filtro horizontal durante la adquisición de datos o
si se desea realizar la superposición (o suma) de varias trazas consecutivas
también durante la adquisición de datos. Sin olvidar, desde luego, que estos dos
procesos pueden realizarse también con posterioridad a la adquisición de datos.

Hay que seleccionar también otros parámetros de adquisición, como puede ser la
velocidad de transmisión de datos entre la antena y la unidad central, el muestreo
(normalmente se seleccionan 512 puntos de muestreo por traza, pero pueden
considerarse otros valores) y la posición del inicio del registro. Puede decidirse
también si se realiza registro de datos o si solo se observan los registros en
pantalla o se envían a impresora. También se prepara la introducción de marcas de
distancia: utilizando un odómetro si lo consideramos necesario y las
características de la zona lo permiten o bien introduciendo las marcas
manualmente cada fita seleccionada, mediante un dispositivo marcador. Si
interesa realizar una interpretación rápida en campo, pueden utilizarse parámetros
(que se pueden cambiar al realizar el procesado e interpretación posterior de los
352 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

registros) tales como la permitividad dieléctrica efectiva (que nos permite obtener
en campo una primera aproximación de las profundidades de los reflectores) y la
escala de colores asociada a amplitudes deseada (también podemos trabajar con
amplitudes directamente).

Cuando ya se han ajustado estos parámetros y el aspecto de la señal que se observa


en las pruebas se considera suficientemente bueno, se puede pasar a adquirir datos
en los perfiles de calibración. Se trata de perfiles trazados junto a sondeos o en
zonas donde se conoce exactamente los materiales del medio y a qué
profundidades están las discontinuidades electromagnéticas. Estos datos permiten,
tras un análisis posterior, ajustar los valores de las permitividades dieléctricas
efectivas obteniendo una muy buena aproximación (ver el capítulo 11),
permitiendo una mejor interpretación. También se pueden realizar otros ensayos
de campo que se explican en el capítulo 11 con los cuales se pueden determinar
aproximaciones de permitividades dieléctricas efectivas.

7.8.3. Realización: toma de datos.

Finalizados estos trabajos preliminares puede pasarse a la adquisición de datos


propiamente dicha, ya sea en perfiles, adquisiciones puntuales u otros métodos. Es
necesario que un operario desplace la antena por la zona seleccionada y que otro
operario tenga cuidado de que no se enganche con el cable. Esta segunda persona
puede encargarse también de introducir las marcas de distancia.

Durante la adquisición de datos hay una parte importante de cara a la


interpretación posterior: anotar durante el recorrido de la antena todos aquellos
eventos que puedan haber afectado a los registros. Para ello es preciso llevar una
libreta de campo en la que se tomará nota cuidadosamente tanto de las condiciones
externas como de incidentes durante los trabajos. Por ejemplo, hay que anotar si el
perfil pasa por encima de un puente, junto a un muro o bajo un cable de alta
tensión. Se anota también la distancia a la que se encuentran estos elementos de la
antena y en qué posición del perfil se sitúan. También hay que tomar cuidadosa
nota sobre los elementos que se atraviesan con el perfil: si se cruza por debajo de
un puente o por un túnel, se pasa sobre una conducción, se atraviesa una zona en
la que se observan manchas de humedad, se cambia de material en la superficie
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 353

(por ejemplo, si se pasa de una superficie asfaltada a una zona de hierba), o por
ejemplo si se atraviesan zonas de arbolado o zonas despejadas.

Los incidentes que suceden durante la adquisición de datos también deben ser
cuidadosamente anotados, situando el punto del perfil en el que han sucedido.
Ejemplos de estos incidentes puede ser que la antena se enganche con el cable en
un momento dado, que el operario no vea una fita y no introduzca la marca de
distancia correspondiente, que la antena sufra una elevación o un salto, etc. Esto
es básico para poder descartar algunos eventos, y poder realizar una interpretación
más adecuada de los registros. Un reportaje fotográfico de la zona y de la
adquisición de datos también puede ser de gran ayuda en los trabajos posteriores
de interpretación.

7.8.4. Análisis de datos.

Finalizada la adquisición de datos se deben iniciar los trabajos posteriores. Se


copian los registros desde la cinta o desde el disco del georradar en un ordenador y
se editan. Conviene editar e imprimir los registros de campo para realizar una
primera observación y comparación de todos ellos. A menudo, en los registros de
campo se tiene ya información suficientemente buena sobre el número de eventos
registrados y los tiempos dobles de propagación de la señal. Los primeros registros
que se deben analizar son aquellos realizados en ensayos y los efectuados para la
calibración de los perfiles. Estudiándolos con detalle se pueden obtener las
permitividades dieléctricas efectivas de los materiales. En ocasiones son
necesarios ensayos de laboratorio para ajustar estos parámetros. Algunos de los
ensayos que pueden realizarse a este efecto están descritos en el capítulo 11 de
esta tesis.

Trabajando ya con los registros de campo, se decide el tratamiento que es


necesario aplicar a cada uno de ellos (filtros frecuenciales, filtros horizontales,
migración, deconvolución, análisis frecuenciales, transformadas de Hilbert,
ganancia, superposición de trazas, topografía, etc.), siempre teniendo en cuenta las
limitaciones, los problemas y las posibilidades de cada tipo de procesado de datos.
Se realizan pruebas de los distintos procesados posibles y se trabaja con aquellos
registros en los que se observan más claramente las anomalías de interés. Puede
354 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

ser útil trabajar al mismo tiempo con el registro tratado y con el registro original
de campo.

Una vez se ha realizado el tratamiento adecuado de las señales, se procede a la


interpretación. El primer paso es identificar los eventos de interés y el número de
discontinuidades detectado. A continuación se considera la escala de tiempos
dobles de propagación (escala vertical) de cada uno de los radargramas (rango e
inicio de los registros). Utilizando esta escala se determinan los tiempos dobles de
propagación de cada uno de los eventos seleccionados, tanto desde el inicio del
registro como desde la discontinuidad previa a la analizada, es decir, el evento
inmediatamente anterior en tiempo al que se está analizando.

El siguiente paso consiste en convertir los tiempos dobles de propagación de las


reflexiones en profundidades. Para este cambio de variables se precisa conocer la
velocidad de propagación de la onda por el medio. Esta velocidad puede obtenerse
a veces directamente, pero lo más normal es que tengamos que determinar antes la
permitividad dieléctrica efectiva de cada uno de los materiales que forman el
medio. Para conocer este parámetro se realizan los perfiles experimentales o de
calibración. En el caso de antenas monoestáticas los valores de la permitividad
dieléctrica efectiva se pueden obtener también a partir de la utilización de tablas
con valores estándar de materiales similares a los de la zona estudiada o bien
mediante experimentación, ya sea en laboratorio o bien en campo realizando
perfiles en áreas donde se conoce el espesor de los distintos materiales y su
secuencia. En el caso de antenas biestáticas puede calcularse la velocidad de
propagación a partir de un perfil CMP. El método seleccionado para determinar la
velocidad depende tanto de las posibilidades de disponer de equipo como de la
exactitud necesaria en la interpretación.

Conocida la permitividad dieléctrica efectiva es sencillo obtener la velocidad a


partir de la ecuación 4.4. Y ya sea con la velocidad como con la permitividad
dieléctrica, la obtención de la distancia a los elementos reflectores partiendo de los
tiempos dobles de propagación puede obtenerse mediante las expresiones 7.1 y
7.3. En este último caso si se tienen los registros impresos sobre papel y se conoce
su rango. Los resultados de cada uno de los perfiles deben cumplir tres requisitos
importantes: deben ser lógicos (no se pueden admitir resultados físicamente o
geológicamente absurdos), coherentes con los obtenidos en los demás perfiles
analizados y concordantes con la información previa disponible.
Radar de subsuelo. Evaluación para aplicaciones en arqueología y en patrimonio histórico-artístico. 355

La determinación de los posibles materiales u objetos que producen las anomalías


observadas no es un proceso evidente. Aunque la velocidad calculada para cada
material ya lo caracteriza en parte, la amplia variación que puede existir no
permite que sea una forma clara de determinar de qué medio se trata. Para poder
obtener una respuesta a esta última parte de la interpretación hay que tener en
cuenta, además de las velocidades y de las permitividades resultantes, el
conocimiento previo del problema a estudiar y todos los datos geológicos,
geotécnicos, arquitectónicos, arqueológicos e históricos del terreno estudiado.

Se trata de un proceso de retroalimentación de información, ya que en cada una de


las etapas de la interpretación resulta interesante comparar con los demás
resultados y con toda la información que se tenga del problema. La obtención de
resultados anómalos por cualquier motivo o de resultados totalmente inesperados
debe llevar a un cuidadoso análisis de los mismos.

En la figura se 7.42 presenta un esquema del proceso de interpretación, en el que


se muestra la realimentación del proceso y en el que se separan claramente las
etapas del análisis, desde que se plantea el problema (objetivos, planificación y
recopilación de información) hasta que se llega a una interpretación final, pasando
por la etapa, muy importante, de ensayos previos y obtención de los parámetros
que posteriormente serán necesarios para la interpretación de los radargramas.
356 Capítulo 7. Tratamiento de datos e interpretación de registros.

Figura 7.42. Esquema del proceso seguido en un estudio con


georradar, desde la planificación de la campaña hasta la obtención de
resultados tras interpretar los registros.

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