Material de Lectura B - Emociones y Aprendizaje
Material de Lectura B - Emociones y Aprendizaje
Material de Lectura B - Emociones y Aprendizaje
Emociones y aprendizaje
Lucas J. J. Malaisi
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
HOJA DE RUTA
EMOCIONES Y APRENDIZAJE - 3
Comunicación- 5
NECESIDADES EMOCIONALES - 22
Necesidad de Atención – 25
Habeas Emotum – 27
BIBLIOGRAFÍA - 28
2
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
EMOCIONES Y APRENDIZAJE
De esta manera los/as niños/as asustados (o con otra emoción displacentera) tienen un
bajo desempeño que les impide adquirir nuevos conocimientos con facilidad. Puesto que la
ansiedad es una emoción que los pone en Modo Defensa y por ende activa el sistema
simpático, el cual desactiva la memoria de evocación y redirige la atención sobre el peligro
(en este caso, hacer el ridículo) impidiendo el fluir de la lectura. Desgraciadamente vemos
niños/as cuyas energías y capacidades intelectuales son absorbidas por estados de
ansiedad o emociones displacenteras. Por lo tanto podemos afirmar que las emociones
son el “interruptor de prendido/apagado del aprendizaje”, en el sentido de que influyen
para que el alumno haga grandes progresos en el aprendizaje o bien bloqueos y retrocesos.
Por lo tanto, el/la educando/a que se aboca a aquello que ama guiado por su propio deseo
–al cual subyacen placer, bienestar y alegría– se mantiene en Modo Creativo, activando
emociones que a nivel biológico permiten el funcionamiento de la memoria, la creatividad y
la capacidad de reflexión, logrando comportamientos adaptativos que garantizan un
aprendizaje significativo. El aprendizaje significativo es más duradero en el tiempo
porque tiene un refuerzo interno. Las gratificaciones internas –mucho más poderosas
que las externas– consisten básicamente en un placer (emoción) que el/la alumno/a
experimenta cuando logra una respuesta o descubre y comprende el significado de algo
(“ley de cierre” de Wertheimer, “equilibración” de Piaget). Cuando esto sucede, el/la niño/a
accede a una comprensión y sensación de control de la realidad aprendida que por sí misma
fortifica el aprendizaje y lo hace resistente al olvido. Esta es la base del Constructivismo: la
importancia de estimular al estudiante para que descubra por sí mismo la realidad. Por otro
lado, los/as educandos/as están predispuestos/as, por sus propias emociones, a
interesarse por determinados temas. Es así que algunos podrán sentirse atraídos por las
matemáticas mientras que otros por el dibujo o las actividades físicas, por ejemplo.
3
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
Para incluir las emociones a favor de la enseñanza, cada docente tiene que manifestar a
través del cuerpo su interés por el conocimiento que imparte. Debe mostrar su pasión por
lo que enseña mediante la mirada, la modulación de la voz, la vehemencia del gesto, el
manejo de silencios y suspensos, etc. Así canaliza el interés y la pasión que el conocimiento
significa para sí mismo. El/la alumno/a, por su parte, capta el “deseo del otro” por el sólo
hecho y hechizo de una exhibición corporeizada que el educador realiza. Es decir, el alumno
percibe el interés y disfrute del maestro en lo que enseña y esto a su vez le produce interés
a él.
En este sentido, Sábato opina que más vale que el maestro logre fascinar al/a alumno/a
con su relato. Que logre encarnar las historias y no pretenda enseñarlo todo, sino pocos
episodios y problemas estructurales, desencadenantes de conocimientos actuales y
futuros. Dice: “Más bien pocos libros, pero leídos con pasión, única manera de vivir algo
que, si no, es un cementerio de palabras”.
Es por esta razón que los/as estudiantes rinden mucho menos en aquellas
materias que desprecian. Si bien en el aprendizaje se ven involucrados
muchos factores –como la didáctica docente, el desarrollo madurativo
intelectual del/a alumno/a, su situación actual y los factores biológicos (como
visión, audición, motricidad, alimentación, genética, etc.) – las emociones cumplen un rol
protagónico en tanto facilitadoras u obstaculizadoras de dicho proceso.
4
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
Esto mismo es fácil de comprobar en la vida cotidiana. Seguramente recordarás que cuando
compartís tiempo con personas “buena onda” te sentís bien, mientras que cuando estás
con pesimistas éstos te invaden con su “mala onda”.
Las emociones más intensas y prolongadas son las que terminan esparciéndose en
los demás. Es ésta la función de entrenadores/as o coaches, líderes y docentes que ante
el desánimo de los jugadores, alumnos o seguidores deben entusiasmarlos y llenarlos de
energía, es decir, contagiarlos de optimismo. Hete aquí la importancia del estado
emocional del docente. Si está enojado, desganado o triste, esto hará eco en sus
alumnos/as. Asimismo, el clima educativo y el estado emocional del/a directivo/a son muy
relevantes ya que impactan en el/la docente. Con un pensamiento sistémico –o cuántico–
podrás seguir la lógica de que todos estamos conectados y que todo influye sobre todo.
Comunicación
Nuestras emociones nos ayudan a comunicarnos con otras personas. Nuestra expresión
facial, por ejemplo, puede manifestar un amplio rango de emociones. Si tenemos una
expresión triste, estamos señalando a los demás que necesitamos ayuda, o por lo menos
nuestro semblante provee cierta información de cómo necesitamos ser tratados en ese
momento. Pero si además desarrollamos habilidades verbales, tendremos más
posibilidades de expresar nuestras necesidades emocionales, como así también de
sentirlas y satisfacerlas.
5
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
Por otro lado, lo que conscientemente pensamos es lo que mayormente determina cómo
nos sentimos. Las personas optimistas se dicen cosas positivas, empoderadoras y
agradables, son indulgentes consigo mismas y consecuentemente se sienten bien. Pero las
personas pesimistas se están criticando constantemente a sí mismas y se toman las cosas
en forma catastrófica, poniéndose en estados emocionales caracterizados por angustia,
miedo, enojo, vergüenza, tristeza, etc. Casi todas las personas tenemos ese “matón” interno
que nos hace sentir mal. Así, es común decirnos en nuestro auto diálogo: “soy un estúpido,
estoy haciendo el papel de tonto”, “estoy mal vestido”, “estoy muy gordo/a”, “qué fea voz
que tengo”… O hablamos en segunda persona: “eres un idiota”, “siempre todo te sale mal”,
“nadie se va a fijar en vos”, “no digas te quiero, es un signo de debilidad”, etc. Ese
pensamiento auto derrotista que nos taladra la cabeza y lesiona la autoestima es un
compuesto de todos los rechazos y humillaciones que recibimos de niños/as. Es como una
grabación de opiniones negativas sobre nosotros que alguna vez escuchamos. El rumiador
mental puede ser pesimista u optimista. El primero está en problemas, porque su sistema
de creencias es pesimista y se repite una y otra vez cuán mal están las cosas o cuán mal
estarán, pues el pesimismo es una propensión a ver y juzgar las cosas en sus aspectos
más desfavorables, tanto en lo pasado como en lo presente y futuro. Mientras que el
rumiador optimista tiende a desembarazarse de problemas y complicaciones. y
naturalmente se siente bien. Lo paradójico de todo esto es que el pesimismo disminuye las
respuestas del sistema inmunológico, haciendo a la persona más vulnerable; mientras que
el optimismo fortalece las defensas, por lo que la persona se enferma menos.
Se refuerzan entonces los sistemas de creencias, tanto del optimista como del pesimista.
Esto es llamado en psicología “profecía auto cumplida”: el pesimista termina comprobando
sus catastróficos vaticinios y el optimista obtiene lo que se augura: salud y bienestar.
6
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
Esto lo expresó con gran precisión Henry Ford al decir “Si crees que puedes, como si no,
tienes razón”. Pensamiento y emoción son las dos caras de una misma moneda, pues
siempre se dan juntos. Anthony Robbins dice: “Where focus goes, energy flows”, que
significa: “Donde me focalizo, fluye la energía”. Si me focalizo en lo negativo, me enojaré, y
si me focalizo en lo positivo o en las soluciones, seguramente me aliviaré.
Existen numerosas formas de clasificar las emociones, y hay poco acuerdo entre los
autores. Afirma Rafael Bisquerra Alsina que “los usos del lenguaje han complicado el intento
[de clasificar las emociones] de tal manera que se ha llegado a considerar que era un
esfuerzo inútil”1. Por lo tanto es importante que tengamos un pensamiento flexible y
tolerancia a la diversidad, entendiendo que algo puede ser visto de muchas maneras según
la epistemología con la que se trabaje.
En esta lista de grupos de emociones falta, a mi criterio, la envidia, que podría ser incluida
dentro del grupo de emociones de “disgusto o ira”, ya que es un disgusto, dolor o enojo que
surge cuando percibimos que el otro ha alcanzado algo que nosotros deseamos y no hemos
logrado.
Por ejemplo, cuando digo que me siento muy enojado o que odio algo,
nadie puede saber cómo ayudarme a satisfacer la necesidad emocional
que tengo, pero si digo que me siento presionado o insultado, es mucho
más clara la necesidad emocional, como así también aquello que pueden
hacer para ayudarme. Por ello, una técnica muy simple para una sana
gestión emocional es identificar las emociones primarias.
Si bien la clasificación comentada en este apartado me parece muy útil, pues ayuda a
entender que los estados emocionales intensos tienen una historia comprensible,
eventualmente puede pasar que nos salteemos las emociones primarias y pasemos a sentir
emociones muy intensas.
Por último, pero no menos importante, existe una clasificación propuesta por la
BioNeuroEmoción que habla de sentimientos como pensamientos con emoción (es
decir, emoción pensada). “Me siento atrapada, me siento solo, me siento abandonada, me
siento frustrado, atacado, impotente, traicionada…”.
10
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
Enojo
El enojo es una emoción que nos advierte de una situación considerada como injusta o
inoportuna, y para corregirla provoca un aumento de la energía corporal (poniendo un límite,
defendiéndonos, etc.). No es negativa, sólo puede acarrear problemas si no la gestionamos
adecuadamente. Como todas las emociones, el enojo depende de nuestro sistema de
creencias, por lo tanto no a todos nos enoja lo mismo ni en la misma medida.
¿Para qué sirve el enojo? Bien, tiene una función muy saludable y positiva:
nos permite definir límites. Cuando nos sentimos mal con el comportamiento
de una persona, el enojo nos alerta, nos dice: “Éste se extralimitó”. Si
aprendemos a confiar en nuestras emociones y a sentirnos seguros
expresándolas, podremos hacerle saber a la persona que su comportamiento
nos pareció inadecuado. Así el enojo ayuda a definir y determinar los límites entre nosotros
y los demás, distancias que son necesarias para proteger nuestra salud psicológica y física.
También ocurre que porque no aprendimos a poner límites o a expresar nuestro desagrado,
a menudo porque la relación “no lo permite” (como en el caso de algunas simbiosis entre
enamorados, amigos, etc.), optamos erróneamente por no sentir las emociones que nos
alertan de una situación perjudicial. Es decir, buscamos evitar lo que sentimos y
desentendernos de ello en pos de la relación, en lugar de “escuchar” esas señales y hacer
algo para mejorar aquello que nos molesta.
2
Cfr. LEVY, N. (2005). La sabiduría de las emociones. Buenos Aires: De bolsillo.
11
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
Envidia
La envidia es un disgusto, dolor o enojo que surge cuando percibimos que el otro ha
alcanzado algo que nosotros deseamos y no hemos logrado. Si hablamos de otro/a
podemos inferir que la envidia es, como la vergüenza, una emoción que surge en sociedad
y en interacción.
Entonces, una manera más saludable de combatir la envidia es hacer algo para
alcanzar nuestros objetivos y de esta forma dejar de percibir nuestro “fracaso”
ante los logros ajenos.
Vergüenza
A menudo este reconocimiento actúa como una especie de remordimiento que activa ese
matón interior que nos hostiga diciendo “¿Cómo pude hacer así el ridículo?”. Este es el auto
diálogo que perpetúa la vergüenza. Según la intensidad de esta emoción, la persona puede
identificarse o no con lo ocurrido. Levy sugiere como salida de la vergüenza entender que
el hecho vergonzoso es algo que nos ha ocurrido, pero no somos eso. Porque, en la medida
en que sigamos repitiendo la voz del matón interno, renovamos una y otra vez el sentimiento
de vergüenza.
Por otro lado, afirma el autor que la vergüenza significa una pérdida sorpresiva
de autoestima, razón por la cual es tan desorganizadora. Además de reconocer
que no somos lo ocurrido, tomar las cosas con humor también desvanece la
vergüenza.
12
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
Culpa
Al igual que en la vergüenza, en la culpa también está ese auto diálogo o “voz de la
conciencia” informando que cierto código –moral o ético– fue transgredido. Esto es lo que
se conoce como “autoacusación”: la culpa nos indica que algo hicimos mal según nuestra
moral. De ahí que esta emoción constituya una verdadera señal de que debemos corregir
o reparar algo.
Miedo
Existen algunas frases muy comunes como “No seas cobarde, no tengas miedo” o “Los
hombres no tienen miedo”. Estos son verdaderos mandatos que muchas veces pasan a ser
internalizados. Durante la adolescencia, etapa en la que la identidad entra en crisis, estos
mensajes dando vueltas en la cabeza del/a joven lo pueden llevar a desarrollar
comportamientos muy riesgosos (contra fóbicos) como forma de vencer el miedo.
Por otro lado, no todos/as tememos lo mismo, ya que el miedo también depende de
nuestras creencias. Según lo vivido, la crianza y demás experiencias se van estableciendo
–para bien o para mal– creencias sobre qué es peligroso. Por ello siempre es bueno hablar
del miedo para así corregir posibles errores cognitivos.
13
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
Angustia
En casos patológico se da la Crisis de Angustia, más conocida como Panic Attack o Ataque
de Pánico, en que la persona puede experimentar una sensación de despersonalización,
miedo a perder el control o volverse loco, miedo a morir, parestesias (sensación de
cosquilleo, calor o frío en la piel), escalofríos y sofocaciones. Estos síntomas generalmente
alcanzan su máxima expresión en los primeros 10 minutos de la crisis de angustia, no
extendiéndose mucho más tiempo.
Ansiedad
Tristeza
Es una emoción que generalmente surge ante las pérdidas que sufrimos en la vida, de ahí
que sea tan intensa como profundo sea el vínculo con lo perdido. Es un dolor generalizado
en el cuerpo, pero sobre todo en el alma. La tristeza no es negativa, no es anormal ni está
mal sentirla.
14
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
En general, cuando sentimos tristeza es porque hemos perdido algo (real o fantaseado). Ya
no tenemos aquello que antes sí, y cuando verdaderamente no hay posibilidades de
recuperarlo, no hay acción que valga. Es por ello que la tristeza no implica el aumento de
energía que las demás emociones sí, sino que nos la quita dejándonos inactivos para ceder
paso a la aceptación (elaboración interna) de la nueva situación. Soltar no demanda
energía, sino más bien implica la ausencia de ésta. Al no tener esta fuerza, no queda más
acción posible que la de soltar, contribuyendo a dejar de “forzar” la realidad. Aquello que
antes sosteníamos, ahora, gracias a la ausencia de energía propia de la tristeza, podemos
soltarlo. Esta emoción puede ser verdaderamente dolorosa según su intensidad. Es por ello
que muchas veces tratamos de evitarla distrayéndonos con actividades, trabajo, amigos o
bien intentamos taparla negándola y reprimiéndola, o buscamos ahogarla en alcohol u otras
sustancias. No nos permitimos llorar o intentamos, haciendo un gigantesco esfuerzo,
sonreír. En ocasiones solemos decir, cuando no se nos nota la tristeza, “La procesión va
por dentro”, y hasta hablamos como si nada pasara. Pero cuando la emoción no halla (o no
le damos, mejor dicho) una vía de expresión adecuada, la busca por sí misma a través de
síntomas (entre otros, físicos, como lo son el asma y las úlceras) que junto a una serie de
condicionamientos producen enfermedades.
Lo cierto es que ninguna de estas actitudes evasivas ayudan, y por lo tanto son
absolutamente desaconsejables. Una docente me dijo algo al respecto: “Hay que llorar por
los ojos, no por el cuerpo”, a lo cual yo agregaría: “Llorar también a través de las palabras”.
Vale en este punto establecer la diferencia entre dolor y sufrimiento. El dolor es una
expresión natural propia del duelo y surge, como vimos, ante la pérdida de algo que
teníamos. El dolor, por su misma naturaleza, tiende a desvanecerse y desaparecer. Sin
embargo puede enquistarse, extenderse o perpetuarse, transformándose en sufrimiento.
Por otro lado existen también, las depresiones endógenas causadas por desequilibrios
neuroquímicos, y responden favorablemente a la medicación psiquiátrica. Por ello siempre
es recomendable, en casos de tristeza profunda y prolongada, la consulta con un
profesional de la salud. Las depresiones en general, independientemente de su causa y
clasificación, también tienen sus manifestaciones adversas en el físico, influyendo más en
dificultar la recuperación de una enfermedad que en la causa de la misma.
Felicidad
La palabra “feliz” proviene del latín y significa “fértil, fecundo”. Es que la felicidad a nivel
biológico aumenta el funcionamiento del sistema parasimpático –lo que activa la memoria,
la creatividad, la inteligencia, el sistema inmunológico, el sistema digestivo y el sueño–.
También aumenta las posibilidades de socializar y estimula la hormona del crecimiento,
entre otros efectos positivos.
Disgusto
El disgusto, como todas las emociones, nos ayuda a elegir. Nos indica cuando algo no es
de nuestro agrado y nos asiste al momento de poner límites. Es importante trabajar esta
emoción y hablar sobre ella, ya que hay que entender que para alcanzar ciertos objetivos
en la vida hemos de pagar algunos “peajes emocionales” y esforzarnos haciendo cosas que
quizá en el momento nos disgusten.
16
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
Sorpresa
Es una emoción causada por algo inesperado que provoca una intensa focalización de la
atención. La sorpresa es una emoción muy breve y puede ser agradable, neutral o
displacentera, según cómo sea clasificado (bueno, malo, fantástico, pésimo…) aquello que
la provocó.
La clasificación del estímulo dependerá del sistema de creencias de la persona, por ello no
a todos nos sorprende lo mismo ni en la misma medida. Luego de esta emoción suele seguir
otra un poco más duradera.
Amor
No voy a profundizar, pero no quería cerrar el tema amor sin hacer mención a las diferentes
formas de expresarlo, porque en cuanto a los vínculos de amor, como todos sabemos,
suelen suscitarse numerosos malentendidos. Como sostiene el doctor Gary Chapman,
citado por Elsa Punset, ‘no todos expresamos ni esperamos recibir amor del mismo modo’.
Chapman establece los cinco lenguajes del amor: contacto físico, compartir tiempo de
calidad, hacer regalos, actos de servicio y palabras de afirmación. Cada uno de nosotros
tenemos uno o dos lenguajes específicos con los que nos sentimos cómodos para recibir y
expresar amor. De modo que si no nos hablan en nuestro lenguaje nos resultará difícil
sentirnos amados. Posiblemente alguien nos exprese amor con palabras como “te amo, te
quiero mucho” o haciéndonos regalos, pero por otro lado, estamos esperando el contacto
físico, es decir un abrazo o que pasen tiempo de calidad junto a nosotros.
17
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
Celos
Cuando te gusta una flor, la arrancas. Cuando amas una flor, la riegas todos los días.
Aquel que entiende esto, entiende la vida
Buda
Su origen etimológico deriva de la palabra griega zein, que es “hervir”, y del latín zelus, que
significa “ardor”. De ahí las palabras “celar” (vigilar) y “celador”. Es una emoción “social” ya
que sólo aparece en configuraciones grupales. En las infancias suele ser frecuente cuando
está por nacer un/a nuevo/a hermanito/a, o bien cuando un/a compañero/a se destaca por
sobre los demás. Ambas situaciones se perciben como amenazantes: el otro puede robarse
la atención de los padres o docentes. Los celos surgen cuando el niño siente que la persona
de quien espera afecto le resta atención para dársela a otro sobre aspectos que él percibe
como propios.
Los celos indican necesidad de atención, y para que los/as niños/as puedan
gestionarlos es importante que destaquemos y valoremos en ellos sus
características únicas (es decir, aquello que sólo ellos poseen) como también
que entiendan que no tienen que ser “los mejores” en todo, permitiéndose
sentir celos sin desestructurarse, es decir, logrando autorregularlos.
Tranquilidad
En el siglo XXI esta emoción parece ser muy escurridiza, por tanto hay que aprender a
identificarla para “cultivarla” y poder estar tranquilos en medio de la incertidumbre, ya que
esta emoción, junto a otras placenteras, constituye la plataforma del alto desempeño. A
nivel biológico, con la tranquilidad se da un armónico funcionamiento del sistema nervioso
que posibilita el aprendizaje, la creatividad, el descanso, la digestión, el crecimiento y la
atención, entre otras funciones.
18
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
Alegría
Es una emoción caracterizada por un aumento placentero de la energía que nos pone, tanto
a niños/as como adultos/as, risueños/as, participativos/as y elocuentes, por lo que resulta
muy oportuna para la mayoría de las circunstancias educativas, sobre todo para juegos
grupales y actividades cooperativas.
De hecho, la raíz etimológica de esta palabra, que proviene del latín, significa “vivo y
animado”. ¿Sabías que la alegría tiene efectos muy positivos en las personas? Sí, esta
emoción mejora el funcionamiento de la memoria, la creatividad, la inteligencia, el sistema
inmunológico, el digestivo, el sueño, entre otros. También aumenta las posibilidades de
socializar y estimula la hormona del crecimiento, entre otros efectos positivos.
Esta emoción nos indica que estamos en una circunstancia libre de conflictos
o peligros. A diferencia de la felicidad, la alegría es más superficial y efímera.
Podemos ponernos alegres por un regalo, un chiste o una buena compañía.
Se debe más a algo circunstancial y no tanto a una condición personal.
Claramente, generar un clima educativo matizado por la alegría hará que los chicos estén
creativos, motivados y memoriosos, a la vez que disminuirá las probabilidades de riñas y
bloqueos, entre otras dificultades.
19
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
20
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
Cuando trabajo este cuadro en los talleres suelen preguntarme por qué
tenemos más emociones displacenteras que placenteras.
Respuesta: nuestro cerebro está preparado para la supervivencia personal
y de la especie, por lo tanto tiene una “predilección” por indicarnos lo malo.
Esto que puede parecer negativo en nuestra evolución filogenética significó una diferencia
entre la vida y la muerte. Por ejemplo, si te pongo en una mesa una gran variedad de tortas
ricas, pero entre medio suelto una serpiente, más vale que cuando estires tu mano para
tomar un trozo de pastel tu cerebro perciba el peligro antes que el placer. Por esto es que
percibimos con más facilidad lo negativo. Importante aclarar que todas aquellas emociones
que son vivenciadas como displacenteras casi siempre activan el sistema simpático,
proveyéndonos de energía para la defensa o huida. Las emociones placenteras movilizan
el parasimpático, permitiendo las funciones biológicas de descanso, alimentación y
digestión, auto-reparación, inmunidad, aprendizaje, diversión, sexo, creatividad, etc. Es
decir, las emociones placenteras nos ponen en Modo Creativo: plataforma emocional del
alto desempeño.
21
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
Necesidades Emocionales
Todas las personas tenemos necesidades físicas o fisiológicas –comer, beber, respirar e ir
al baño– y necesidades emocionales, también llamadas necesidades de contacto. Pero
mientras todos compartimos estas necesidades emocionales, cada uno se diferencia en la
intensidad con que siente cada una de ellas. Hay quienes para sentirse amados necesitan
que todo el tiempo les estén dando besos, abrazos y recordándoles cuánto los quieren,
mientras que eso para otros puede ser un pegoteo incómodo. Una persona puede necesitar
más libertad e independencia, otra puede necesitar más seguridad y conexiones sociales.
Hay quienes pueden tener mucha curiosidad y una gran necesidad de entender, mientras
otros están contentos con aceptar lo que les dicen. Así, cada persona tiene necesidades
emocionales diferentes, lo que hace que todos seamos únicos e irrepetibles.
Uno de los problemas más frecuentes en las escuelas es que el trato que se les da a los/as
estudiantes, así como a sus necesidades emocionales y físicas, es exactamente el mismo
para cada uno/a de ellos/as. El resultado: muchas necesidades de estos chicos quedan
insatisfechas, y ellos terminan frustrados. Casos comunes pueden ser los/as de niños/as
que tarden más en copiar la tarea del pizarrón, o tengan una atención más dispersa, o se
les pida que hagan una actividad que no es interesante, o bien cuando no son lo
suficientemente desafiados o motivados para trabajar. No estoy hablando de que no se les
exija, sino de que es necesario atender las necesidades de cada uno en la medida en que
cada uno lo requiera, dentro de lo posible. Los/as niños/as suelen actuar sus frustraciones
(acting out) de diferentes maneras, las cuales son vistas especialmente como un mal
comportamiento. Pero mientras más identifiquemos sus necesidades únicas y hagamos
algo para satisfacerlas, menos problemas de comportamiento encontraremos en la escuela.
En algunas familias es muy común que los/as niños/as permanezcan con sus necesidades
emocionales insatisfechas por mucho tiempo. Pueden tener comida y un techo sobre sus
cabezas, como a veces también dinero, pero sus necesidades emocionales siguen sin ser
atendidas. Un fundamento científico de la importancia de las necesidades emocionales lo
constituye la tesis de René Spitz3. Este grande de la psicología describió una reacción
específica del/a infante que es consecuencia de un acontecimiento externo y no procede
de su desarrollo madurativo. Spitz estudió el comportamiento del bebé, en su desarrollo de
los 6 a los 18 meses y situado en un medio desfavorable (sin las satisfacciones emocionales
mínimas), después de una separación maternal. Primero se observa un período de
lloriqueo, más tarde un estado de retraimiento e indiferencia. Paralelamente, aparecen la
regresión del desarrollo y/o numerosos síntomas somáticos. Todo ello conduce a un estado
de miseria próximo al marasmo4. Spitz llama a esta reacción depresión anaclítica. Luego
describe una reacción llamada hospitalismo, que se produce cuando el bebé reside durante
mucho tiempo en un hospital, o bien es abandonado allí.
3
Spitz, R.A. (1951). Las Enfermedades Psychogenic en Primera infancia - una Tentativa en su Clasificación Etiologic.
Estudio Psicoanalítico de Niño, 6, 255-275.
4
Suspensión total de la actividad de una cosa o de la actividad física o mental de una persona.
22
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
Comienza a observarse la sintomatología hasta que el/la niño/a, en los casos más drásticos,
muere por la simple insatisfacción emocional. Es importante destacar que estos/as bebés
tenían todas sus necesidades físicas satisfechas: se los alimentaba, abrigaba, higienizaba
y hasta se los asistía médicamente. Sin embargo morían por no obtener la satisfacción de
sus necesidades emocionales, por falta de amor. También habla Spitz de un hospitalismo
intrafamiliar. En este sentido, Humberto Maturana redobla la apuesta y dice: “En verdad, yo
diría que el 99 % de las enfermedades humanas tiene que ver con la negación del amor.
No estoy hablando como cristiano […], estoy hablando desde la biología”5.
Por otro lado, los estudios de J. Robertson sobre niños que presentan una carencia
amorosa sin separación física arrojaron resultados similares, lo cual demuestra que lo
determinante no es la ausencia o presencia del contacto, sino su calidad. Deficiencias
desde el punto de vista de la interacción, presentaban características comunes: hipotonía
muscular, lentitud en el desarrollo muscular, falta de reactividad hacia la madre y el
ambiente y disminución de la capacidad de comunicarse con los/as demás y de expresar
sus sentimientos.
Por todo esto, es de gran ayuda darse cuenta de la existencia e importancia de las
necesidades emocionales, entendiéndolas como el primer paso hacia la ayuda en la
infancias y adolescencias.
5
Maturana Romecín, Humberto (1996). El sentido de lo humano Dolmen ediciones.
23
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
Las caricias positivas dan a la persona información sobre sus aptitudes y características
positivas, haciéndola más consciente de ellas. Un niño es acariciado positivamente cuando
su padre, su madre, profesor/a o amigo/a lo/a saluda con un cariñoso “¡Hola!”, usa su
nombre, lo incluye, lo mira a los ojos y, lo más importante, escucha sin censura lo que tiene
para decir y respeta sus sentimientos. Aseguran Muriel James y Dorothy Jongeward6 que
el escuchar es una de las mejores caricias positivas que una persona puede dar a otra.
Esta actitud no motiva a dinamizar sus propios recursos para alcanzar sus objetivos, más
bien acostumbra a que todo lo que necesite lo tenga al alcance de su mano. Con tal actitud
se le está incapacitando para que aprenda a satisfacer sus necesidades y resolver sus
dificultades. Ciertos padres muy inseguros y/o ansiosos no dejan tiempo para que el/la
niño/a sienta el deseo, dado que acuden a satisfacer la necesidad en forma inmediata. De
esta manera se crían niños/as ansiosos/as, con baja tolerancia a la frustración, muy
inseguros/as y sin capacidad de espera.
6
Muriel James y Dorothy Jongeward (1978) Nacidos para triunfar. A Signet Book
24
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
Aclarada la medida en que sugiero deben ser atendidas las necesidades emocionales,
tratándose de un equilibro entre la no-satisfacción y la satisfacción excesiva, podemos
seguir adelante. En general podemos decir que las necesidades emocionales tienen como
común denominador una necesidad de atención. Veamos más en profundidad este tema.
Necesidad de Atención
Alberto ante la lámina 3VH, expuso: “Estaba triste porque no ve a su familia [...]. Cuando
vio a la madre se puso contento”. En la lámina 11 dijo: “Hay una persona que está sola, que
se ha perdido… Pide auxilio, quiere salir de ese lugar… Ya no puede, llora porque no tiene
a nadie al lado que lo ayude y necesita a alguien como para que lo saque de ahí”.
Independientemente de una discusión acerca de si la sanción era justa o no (tema que será
tratado en profundidad en el capítulo siguiente), lo cierto es que no resolvía el problema, ya
7
La experiencia de mutualidad entre la madre y el bebé. P. 309 (1969) Exploraciones psicoanalíticas I (1989).
25
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
que en lugar de eliminar la mala conducta la incrementaba, pues era la forma de llamar la
atención que estos chicos habían aprendido. De esta manera, se enquistaban los roles y
los adolescentes no eran integrados. Se originaba entonces un círculo vicioso. Estos chicos,
al estar tan necesitados de “caricias”, comienzan a aceptar o hasta buscar caricias
negativas porque no pueden obtener el reconocimiento de sus aspectos positivos. Así como
una persona que se está muriendo de hambre o de sed puede comer comida podrida o
beber agua contaminada, algunos chicos aceptan contactos tóxicos cuando no pueden
obtener los nutritivos (al menos es algo de atención, piensan). Parafraseando a uno de
ellos, considero que estos niños piden auxilio, quieren salir de ese lugar y no pueden, lloran
porque no tienen a nadie al lado que los ayude y necesitan a alguien como para que los
saque de ahí. Sólo que la ayuda que solicitan no es expresada de manera verbal, sino
mediante la mala conducta. Hete aquí la importancia de hacer Educación Emocional en
forma sustentable en las aulas.
Es importante que el/la docente –como también los padres o tutores– den signos claros al/a
niño/a de que lo/a comprenden y que consideran que su comportamiento es una forma muy
razonable de lidiar con sus afectos. Sólo si se sienten comprendidos/as y no criticados/as,
los/as niños/as podrán usar las sugerencias de otras formas de comportamiento que
reciban. El pasar desapercibido/a o el anonimato en un/a niño/a es mucho peor que el
reconocimiento que obtienen de la llamada identidad negativa.
En general, un/a niño/a buscará ser visto/a como agresivo/a, mentiroso/a, pendenciero/a,
irrespetuoso/a, inquieto/a, molesto/a, irresponsable, vago/a o malo/a antes que no ser
visto/a o ser la misma nada. La identidad negativa es al menos una identidad. El/la niño/a
obtiene la atención que necesita desde ahí, dado que no se le da una identidad positiva que
valore sus virtudes. Cloé Madanes sostiene que todas las personas tenemos necesidades
emocionales, sólo que cada uno encuentra su forma particular de satisfacerlas. Es
paradójico, pues podemos hacerlo mediante formas positivas o negativas, por ejemplo
siendo el/la mejor o bien el peor en algo, y tanto con acciones de bien como sometiendo a
otros/as, obligándolos a mostrar aprecio.
Por todo esto es muy importante prestarles atención a los/as alumnos/as desde sus
aspectos positivos (virtudes, habilidades, recursos, intereses, etc.). Si no lo hacemos desde
ahí, procurarán hacer todo tipo de cosas para llamar la atención.
26
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
Como dije, “Todo aquello a lo que le prestes atención, crece”. Si hago hincapié en lo
negativo, crecerá ese aspecto. Por el contrario, si veo lo positivo y lo hago saber, sin la
menor duda crecerá su aspecto positivo.
Cohen sugiere que para lograr un clima educativo comprensivo de las necesidades
emocionales de los estudiantes deben tenerse en cuenta los siguientes ítems:
Mediante esta interacción el/la adulto/a confirma al/a niño/a como persona,
independientemente de su edad.
Habeas Emotum
“Todos aquellos chicos y chicas, jugando con sus pequeños juguetes, todo lo que realmente
necesitaban de vos era tal vez un poco de amor… ¿Por qué debemos estar solos?”
John Lennon
En nuestra cultura actualmente existe una especie de tabú con respecto a las emociones.
Esta postura tiene una tradición de larga data, con sus orígenes en la exacerbación de la
razón establecida por el cartesianismo y luego por el racionalismo. Así, la expresión de los
sentimientos pareciera ser un signo de debilidad.
27
Diplomatura en Educación Emocional. Instituto de Extensión UNVM
BIBLIOGRAFÍA
28