Critica de La Traduccion Literaria
Critica de La Traduccion Literaria
Critica de La Traduccion Literaria
Antes que nada quisiera agradecer al Comité organizador por esta invitación,
a la Escuela de Traducción, en particular al Director, Alejandro Yépez, por
creer en nosotros. Asimismo, agradezco infinitamente el apoyo brindado, tanto
a mi compañera como a mi, por parte del Instituto de Posgrado,
Investigación y Educación Continua (IPIEC) de la UIC.
Bien, ya oímos que en cuanto se habla de crítica, nos viene a la mente la crítica
literaria, los hombres de letras, los intelectuales, el diletante, el mediador o
intermediario, el juez sensible e inteligente y por qué no los de “La Dichosa
Palabra” ahora que ya están de regreso en el escenario. La crítica, deleitoso
ejercicio del gusto y la razón, se empezó a generar cuando se inventaron los
cafés en la Inglaterra dieciochera. Ahí se reunían diferentes personalidades
(políticos, intelectuales, burgueses, escritores, etc.) con el fin de criticar lo que
Terry Eagleton (1999) llamara “La esfera pública” en su ensayo La función de la
crítica (traducido por Fernando Inglés bonilla y publicado por Paidós en
Bracelona). Es decir la cultura, la política, las letras, la alta burguesía, la
realeza, los usos y costumbres del pueblo de ése entonces. Por lo tanto, el
crítico opinaba de todo, en un radio bastante grande, incluyendo la forma de
vestir y hablar de los ingleses.
I. Es así como la tenemos que ver en el salón de clases, pues criticar equivale
a evaluar positivamente, a valorar las traducciones nuestros aprendices de
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traductor, a exponer claramente nuestros argumentos, a reflexionar en torno al
proceso traductor, a dar un punto de vista objetivo y a comentar un problema
en particular. En suma, cambiar la mirada del otro; ser la diferencia.
II. Ahora acompáñenme a hacer un recorrido rápido por otros lares y caminos:
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a) El método es necesario tanto para el pedagogo como para el historiador.
b) Demuestra que la evaluación de los textos literarios no puede hacerse
sólo mediante principios y reglas de los traductores y teóricos, ni
tampoco mediante el análisis filológico, ni la lingüística contrastiva.
c) La crítica de la obra traducida debe estar basada en la historicidad de la
obra original. Es decir si la traducción ha inventado, creado su propia
poética y soluciones del discurso. Si esto no se produce, la traducción
sólo conseguiría una literalidad y poética y no produciría un texto sino un
no-texto.
d) Según Delisle, evaluar las traducciones exige un enfoque teórico
tripartita: una teoría del lenguaje, una teoría de la literatura y una teoría
social.
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crear las mismas reacciones que en el texto de partida. Por último, añade una
cuarta categoría de textos que llama “scripto-sonoros” (teatro, guiones, libretos
de ópera,, comedias musicales y bandas sonoras de obras cinematográficas).
No obstante, Reiss nos previene de los que existe en este análisis de las
traducciones. Primero, los límites objetivos deben:
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hoguera al traductor sino mostrar una vía más para la crítica de las
traducciones.
Dentro del procedimiento se han adaptado dos tipos de baremos para corregir
y evaluar las traducciones de nuestros alumnos en los diferentes talleres de
traducción. El baremo de Babel para la traducción general y literaria y el
baremo del Ciempiés para la traducción científico-técnica.