Critica de La Traduccion Literaria

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XVII Encuentro Internacional de Traductores Literarios

“Cómo se hace crítica de la traducción en el salón de clases”


Por Raúl Fernández Acosta

Antes que nada quisiera agradecer al Comité organizador por esta invitación,
a la Escuela de Traducción, en particular al Director, Alejandro Yépez, por
creer en nosotros. Asimismo, agradezco infinitamente el apoyo brindado, tanto
a mi compañera como a mi, por parte del Instituto de Posgrado,
Investigación y Educación Continua (IPIEC) de la UIC.

Bien, comenzaremos tratando de responder las siguientes interrogantes desde


una perspectiva académico-profesional: ¿qué es la crítica? –en particular la
crítica de las traducciones–, ¿cómo se hace? ¿quién es el crítico? ¿dónde y
para quién trabaja el crítico? En una primera parte –que expondré yo–
presentaré algunos aspectos generales de la crítica de las traducciones, y en
una segunda parte, mi compañera Pilar les presentará, a grandes rasgos,
“El Manual del Traductor-Evaluador” que estamos terminando.

Bien, ya oímos que en cuanto se habla de crítica, nos viene a la mente la crítica
literaria, los hombres de letras, los intelectuales, el diletante, el mediador o
intermediario, el juez sensible e inteligente y por qué no los de “La Dichosa
Palabra” ahora que ya están de regreso en el escenario. La crítica, deleitoso
ejercicio del gusto y la razón, se empezó a generar cuando se inventaron los
cafés en la Inglaterra dieciochera. Ahí se reunían diferentes personalidades
(políticos, intelectuales, burgueses, escritores, etc.) con el fin de criticar lo que
Terry Eagleton (1999) llamara “La esfera pública” en su ensayo La función de la
crítica (traducido por Fernando Inglés bonilla y publicado por Paidós en
Bracelona). Es decir la cultura, la política, las letras, la alta burguesía, la
realeza, los usos y costumbres del pueblo de ése entonces. Por lo tanto, el
crítico opinaba de todo, en un radio bastante grande, incluyendo la forma de
vestir y hablar de los ingleses.

Pero los tiempos han cambiado y la crítica se ha ido reduciendo


considerablemente. Paul Ricoeur en su obra Sobre la traducción (prologada y
traducida por Patricia Willson) menciona que la crítica equivale a una
“retraducción privada”, a un conjunto de culturas a través de las cuales se
expresan visones del mundo diferentes, por la cual nuestro lector competente
rehace por su cuenta el trabajo de traducción (2005: 23).

En efecto, desde hace no menos de dos décadas, se habla de “crítica de la


traducción o de las traducciones” que nos hace pensar inmediatamente en el
error, en la traducción buena vs. traducción mala, en la descalificación
(recordemos las críticas hechas a las traducciones de la Biblia. Por ejemplo,
La Vulgata de San Jerónimo, la alemana de Lutero o incluso la francesa de
Lefèvre d’Etaples). Hoy en día, ¿qué es la crítica?: va más allá de lo moral o
espiritual ya que su esencia es positiva y productiva, sino no es crítica, es un
juicio personal.

I. Es así como la tenemos que ver en el salón de clases, pues criticar equivale
a evaluar positivamente, a valorar las traducciones nuestros aprendices de

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traductor, a exponer claramente nuestros argumentos, a reflexionar en torno al
proceso traductor, a dar un punto de vista objetivo y a comentar un problema
en particular. En suma, cambiar la mirada del otro; ser la diferencia.

Por lo tanto, la crítica de la traducción o de las traducciones se puede hacer


desde diversos enfoques y métodos según sea el caso. Ya oímos ayer hablar a
Albert Álvarez de las teorías prospectivas.

II. Ahora acompáñenme a hacer un recorrido rápido por otros lares y caminos:

1. La retroversión: traducir de nuevo a la lengua fuente o de origen desde


la lengua meta o terminal. Es otras palabras es una retraducción.

2. Prueba cognitiva: Se pide a una persona que conteste a unas


preguntas sobre el texto en lengua fuente y se hace lo mismo a otra
persona sobre el texto en lengua meta. Luego se comparan los
resultados.

3. Crítica o análisis de traducciones según Peter Newmark, Jean


Delisle, Antoine Berman y Katharina Reiss: ésta sirve para mejorar la
calidad de las traducciones y obtener traducciones positivas, productivas
vs. traducciones negativas, inconsitentes. Esta crítica ofrece una lección
práctica para el traductor, arroja luz sobre las ideas acerca de la
traducción en diferentes épocas y autores, y ayuda a interpretar a
autores o textos de singular importancia.

A) El primer autor citado, en su libro Approches to Translation (1988: 181-182),


establece una serie de procedimientos para hacer una crítica:

a) Analizar la intención del autor y la función lingüística


predominante.
b) Hacer una comparación detallada entre las dos lenguas.
c) Establecer la impresión global entre ambas lenguas.
d) Juzgar el valor de la traducción de manera global.

Esta crítica no es plenamente objetiva, pero tiene elementos formativos para el


estudiante. La subjetividad depende entonces de los valores del crítico, de los
criterios de selección del método ya que queda al libre albedrío del traductor.
La evaluación debe hacerse sobre el método elegido y no otro.

B) El segundo autor, Jean Delisle, en su artículo “L’évaluation des traductions


par l’historien” publicado en la revista Meta No 46, 2, 2001, plantea una serie
de parámetros y reflexiones basados en la Poétique du traduire d’Henri
Meschonnic para hacer una crítica-evaluación de las traducciones.

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a) El método es necesario tanto para el pedagogo como para el historiador.
b) Demuestra que la evaluación de los textos literarios no puede hacerse
sólo mediante principios y reglas de los traductores y teóricos, ni
tampoco mediante el análisis filológico, ni la lingüística contrastiva.
c) La crítica de la obra traducida debe estar basada en la historicidad de la
obra original. Es decir si la traducción ha inventado, creado su propia
poética y soluciones del discurso. Si esto no se produce, la traducción
sólo conseguiría una literalidad y poética y no produciría un texto sino un
no-texto.
d) Según Delisle, evaluar las traducciones exige un enfoque teórico
tripartita: una teoría del lenguaje, una teoría de la literatura y una teoría
social.

C) Por su parte, Antoine Berman (1995) antes de morir escribió en el hospital


su última obra: Pour une critique des traductions: John Donne, donde analiza la
elegía XIX Going to bed de este poeta inglés y lo confronta a tres traducciones
diferentes (Yves DENIS, Philippe de ROTHCHILD y una última hecha por
Octavio PAZ), en este ensayo propone y esboza su método para hacer crítica
de las traducciones, sobre todo literarias, el cual consta de seis elementos:

1) Lectura y relectura de la traducción: no se debe hacer un juicio, uno


se debe comprometer a hacer un trabajo paciente y largo, dejando de
lado el original. Hay una conversión de la mirada.
2) Lecturas del original: son lecturas colaterales de otras obras del autor,
de otras traducciones del traductor, lecturas críticas, informativas, etc.
3) Búsqueda del traductor (“aller au traducteur”): ¿quién es? ¿qué
hace? ¿de qué nacionalidad es? ¿qué otra cosa ha traducido? Buscar
información biográfica, psicológica, existencial, etc.
4) La posición traductora: postura desde el discurso político, histórico,
social, literario, ideológico de la traducción, etc.
5) Proyecto de traducción: modo, forma con o sin paratextos
(introducción, prefacio, epígrafes, índice, traducción bilingüe, etc.).
6) El horizonte del traductor: conjunto de elementos que determinan “el
sentir”, “el actuar” y “el pensar de un traductor” (parámetros lingüísticos,
literarios, culturales, históricos, etc.).

D) Por otra parte, Katharina Reiss (2002), en su libro La critique des


traductions. Ses possibilités et ses limites. Catégories et critères pour une
évaluation pertinente des traductions, traducido del alemán al francés por
Catherine Bocquet, propone ciertos límites y criterios a la crítica de las
traducciones basados en la teoría lingüística de Karl Bühler quien distingue tres
funciones fundamentales del signo lingüístico, (informativo, expresivo y
apelativo). Es así que Reiss subraya que todos los textos cubren estas tres
funciones fundamentales y que cada una de ellas conduce al traductor a
adoptar una estrategia específica. Por ejemplo, los textos informativos se
centran en el tema del que están hablando. Se trata de pasar el contenido. Los
textos expresivos (literarios) se centran en el emisor, en transmitir la forma. Los
textos apelativos se centran en el receptor; el traductor deberá esforzarse en

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crear las mismas reacciones que en el texto de partida. Por último, añade una
cuarta categoría de textos que llama “scripto-sonoros” (teatro, guiones, libretos
de ópera,, comedias musicales y bandas sonoras de obras cinematográficas).

No obstante, Reiss nos previene de los que existe en este análisis de las
traducciones. Primero, los límites objetivos deben:

a) respetar la tipología de textos


b) respetar los elementos intralingüísticos (léxical, semántico –equivalentes
óptimos en unidades de sentido o de traducción–, estilístico, gramatical).
c) respetar los determinantes extralingüísticos (contexto, situación: tiempo,
lugar, receptor, sujeto hablante, implicaciones de tipo afectivo).
d) La categoría funcional mide la calidad de la traducción o de una
adaptación.

Segundo, los límites subjetivos son:

a) Origen del traductor: la traducción será diferente si el traductor es, por


ejemplo, latinoamericano, mexicano, del sur, del norte, del centro, de
Oaxaca (con un componente político).
b) Nivel de cultura
c) Sentido de la lengua
d) Sensibilidad estilística
e) Tipo de textos: el margen varia sea el tipo y género de textos.

IV. La aplicación de una teoría de la traducción:

a) El modelo de J. House (1997): Translation Quality Assessement


(análisis separado del texto original y del texto traducido antes de
proceder a la evaluación: función textual, registro, género, campo,
tenor, modo, lenguaje y texto).

Este modelo se utilizó en el séptimo semestre de la Licenciatura en Traducción


de esta universidad, donde se imparte la materia de Crítica a la traducción, ahí
se analizó y evaluó Stupeur et tremblements (1989) de la escritora belga
Amélie Nothomb y su traducción (estupor y temblores, 2000) hecha por Sergi
Pàmies y publicada en Anagrama. Con este modelo pudimos apreciar que el
traductor catalán dejó mucho que desear. No respeto el texto (expresivo como
lo llama Reiss); el humor de la autora cambió completamente en español
obteniendo una traducción bastante plana. El crítico belga Lieve Bethiels afirma
sobre la novela: (cito) “Sus efectos humorísticos se logran gracias al choque
entre situaciones contemporáneas, cotidianas, hasta vulgares y el léxico
clásico, altisonante y distante” (fin de la cita). No se reflejan estos efectos al no
atreverse a usar un humor negro en español –o por qué no juegos de
palabras–, ni siquiera se atreve a romper esa formalidad de la lengua francesa
y deja de lado el humor, importante en la obra. Además no respeta la
repetición, los paralelismos, a lo largo de la novela. Opta más bien por la
variedad en español lo que crea otro tipo de efecto, ni insistente ni mordaz
como el de la autora. En este seminario no se pretendió juzgar y llevar a la

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hoguera al traductor sino mostrar una vía más para la crítica de las
traducciones.

b) La aplicación de la Teoría de la Argumentación a la evaluación de la


calidad de la traducción propuesta por M. Williams (2001): existe una
norma con nivel de tolerancia a cualquier tipo de textos, análisis de todo
el texto (cuantitativo y cualitativo), definición de los errores graves con
relación a los no tan graves, reproducción de la estructura argumentativa
del texto fuente para cumplir con los criterios mínimos de adecuación.

V. La evaluación en la enseñanza de la traducción:

Esta se ha ido cristalizando con la propuesta de un método –inspirado de la


Didáctica de lenguas extranjeras– que integra tanto teoría como práctica en el
salón de clases a través de tres ejes fundamentales: el enfoque, el diseño y el
procedimiento los cuales están interrelacionados.

Dentro del procedimiento se han adaptado dos tipos de baremos para corregir
y evaluar las traducciones de nuestros alumnos en los diferentes talleres de
traducción. El baremo de Babel para la traducción general y literaria y el
baremo del Ciempiés para la traducción científico-técnica.

A modo de conclusión, la crítica de las traducciones o evaluación, como


nosotros la llamamos, tiene que ser pertinente y objetiva cualquiera que sea el
método que se utilice. Ésta tiene que generar un consenso ético y no un juicio.
La obra tiene que seguir viva a nivel discursivo; debe conservar su historicidad
para seguir siendo leída, como dice Henri Meschonnic. El profesor-evaluador
tiene la función de salvaguardar la calidad de la traducción y ver que se respete
la integridad cultural de las dos lenguas.

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