Taller de Sexualidad Consciente 2
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Sexualidad en la adolescencia
En la pubertad se inicia el proceso de cambios físicos y hormonales que permiten la
transformación del cuerpo infantil en un cuerpo adulto, hacia el final de la adolescencia.
Estos cambios preparan el organismo para la reproducción y para disfrutar del placer sexual
adulto. La vivencia de la sexualidad en estos momentos de la vida es intensa, apasionada y
abrumadora.
El desarrollo psicosexual se caracteriza por:
● La aparición del deseo sexual y la atracción hacia otras personas
● El interés por resaltar el propio atractivo.
● La manifestación, de forma clara, de la orientación del deseo y la identidad sexual y
de género
● El aumento de prácticas de autoerotismo y de relaciones sexuales con otras personas.
● El aumento de la curiosidad por temas relacionados con la sexualidad.
● El interés por las relaciones afectivas de enamoramiento y de amor.
● Aparece interés y algunas veces preocupación por los cambios que se producen en el
cuerpo y por las nuevas sensaciones,
● Se manifiesta de forma clara la orientación del deseo y la identidad de género.
● Empieza la autoestimulación.
● Se produce interés por resaltar el propio atractivo.
● Aumentan las relaciones eróticas individuales y en pareja y se suele tener la primera
relación coital.
● Aumenta el interés por los riesgos derivados de las relaciones sexuales y por las
medidas de prevención.
Es fundamental abordar con franqueza las muy humanas preguntas sobre el desarrollo
sexual, el deseo sexual y la naturaleza de la identidad sexual en el desarrollo del adolescente.
Es muy importante compartir información objetiva con su hijo adolescente y brindarle una
correcta orientación moral para que tenga herramientas que le permitan comprender lo que le
está sucediendo.
Cuanto más frecuentes y francas sean las conversaciones sobre temas sexuales, más
probabilidades habrá de que tales conversaciones sean más fáciles e incluso más sinceras, a
medida que ambos se sientan cómodos hablando de ello.
La confianza es fundamental para orientar a su hijo adolescente en estos momentos
difíciles. Uno de los temas clave que debe enfatizar es que nadie tiene el derecho de presionar
a su hijo o hija a tener relaciones sexuales. Para afrontar la presión de amigos y compañeros
(y la presión de los medios de comunicación que suele estimularla), puede empoderar a sus
hijos con la capacidad que tienen para enfrentar esa presión, y con los valores que son más
importantes que la gratificación inmediata y su libertad absoluta para compartir sus
preocupaciones con usted.
La clave es decirles a sus hijos adolescentes que los aman sin importar en quiénes se
conviertan. Cuando se habla con los hijos del sexo hay que hacerles ver que, si se hacen bien
las cosas, no hay que temer nada; y que puede ser muy placentero tanto física como
emocionalmente: es una necesidad sentirse queridos y gustar. Hacerlo de esta manera los hará
más receptivos y evitará las respuestas cortantes que acompañan a esa etapa de la vida, así
como una visión distorsionada del sexo como la que llega por medio de la televisión o
Internet.
Por último, no hay que hacer monólogos, su opinión también es muy importante. Hay
que hacer llegar a conclusiones acertadas por medio de preguntas y conversaciones fluidas,
en un entorno tranquilo y agradable. Solo si sabemos qué saben y qué piensan le daremos la
mejor guía.
❏ Galleta de jengibre sobre la sexualidad.
Sexualidad en la adultez (Salud Sexual, S.f.)
Tanto la juventud como la madurez son etapas en las que, si la persona ha alcanzado
un buen nivel de maduración psicosexual y tiene los conocimientos y habilidades precisos, la
sexualidad se manifiesta en toda su plenitud.
En estas etapas, la vida sexual es un elemento más del estilo de vida, en constante
evolución, marcada por las siguientes circunstancias vitales:
1. Tener o no tener pareja sexual: Las buenas relaciones sexuales provocan la liberación de
hormonas que producen un estado del bienestar (dopamina, oxitocina y serotonina), que
alegra la vida y ayuda a mantener un buen nivel de autoestima.
Lo importante no es tener pareja, sea o no estable, sino: darse permiso para disfrutar
del placer, compartiéndolo o no, elegir bien con quién se quiere tener una relación sexual,
utilizar la asertividad sexual para evitar relaciones sexuales o prácticas sexuales no deseadas,
utilizar correctamente los métodos anticonceptivos y de prevención de infecciones de
transmisión sexual. La opción de elegir prácticas de autoerotismo
2. Vivir una situación de pareja estable: Las situaciones de tensión por falta de acuerdo
pueden ocasionar falta de deseo e insatisfacción en las relaciones sexuales. Si estas
situaciones no se resuelven bien y a tiempo, pueden poner en peligro la relación. No existen
recetas mágicas que aseguren que una pareja pueda superar los obstáculos propios de este
tipo de relación, pero sin duda, algunas sugerencias que pueden ayudar son: evitar la rutina,
mantener una buena comunicación y complicidad, tolerar las diferencias, mantener espacios
propios, evitar renuncias que puedan provocar resentimiento, compartir tiempo y
responsabilidades, valorar a la pareja (sus cualidades, su profesión...).
3. La maternidad y la paternidad: es uno de los mayores retos a los que se enfrenta una
persona respecto a su sexualidad. Durante el embarazo el cuerpo cambia y pueden surgir
dudas sobre si se pueden tener o no relaciones sexuales y la forma de tenerlas. También es un
momento en el que se empieza a asumir, de forma anticipada, el rol de madre y de padre.
Después del parto o de una cesárea, la mujer necesita un tiempo para recuperarse del
esfuerzo físico y tanto la madre como el padre tienen que dedicar tiempo al cuidado del bebé.
El deseo sexual puede disminuir a causa del estado físico de la madre y porque se priorizan
los roles de padre y de madre. La crianza de los niños supone la necesidad de realizar nuevas
tareas y puede ocasionar disminución en la calidad y cantidad del tiempo de descanso y de
sueño. Ello puede influir en el deseo sexual ya que supone una sobrecarga de tareas y
desgaste físico.
4. La menopausia (ocurre en la vida de las mujeres, entre los 45 y 55 años,
aproximadamente, y se caracteriza por la disminución de producción de estrógenos y
progesterona, por parte de los ovarios. Tiene como consecuencia el cese de la menstruación
y de la ovulación) y la andropausia (situación que se da en la vida de los hombres,
aproximadamente a partir de los 50 años, por la disminución, lenta y progresiva, de la
producción de testosterona. Esto puede dificultar la erección (conseguirla y mantenerla),
ocasionar que la eyaculación se produzca con menos fuerza y disminuir la cantidad del
semen).
El deseo sexual no tiene por qué disminuir en la menopausia y en la andropausia.
Aunque se producen una serie de cambios físicos y de funcionamiento del cuerpo, comunes a
la mayoría de los hombres y las mujeres, dichos cambios no influyen en el deseo sexual. Si el
deseo disminuye, probablemente es debido a cómo la persona vive esta etapa de la vida. Eso
depende de su personalidad y autoestima, de su entorno social y de los conocimientos que
tiene sobre su cuerpo y la forma de cuidarlo.
Sexualidad en la vejez
Existe una respuesta sexual más lenta, una intensidad más baja en las contracciones
del orgasmo. En la mujer disminuye la lubricación vaginal, hay cambios en la medida y en la
elasticidad de la vagina, menos turgencia de los pechos. En los hombres hay una menor
erección y más lenta, menos fuerza de eyaculación y menos semen, pérdida más rápida de la
erección después de la eyaculación y mayor duración del tiempo refractario.
Las personas que están en esta etapa de la vida mantienen intacta la capacidad de
sentir deseo y de disfrutar de la sexualidad. Como en todas las etapas de la vida, la expresión
de la sexualidad durante la vejez, está condicionada por una serie de circunstancias que se
dan mayormente en este momento vital:
• Las creencias sobre el deseo y la sexualidad.
• El envejecimiento del cuerpo.
• Los efectos del envejecimiento en la autoestima y el estado emocional.
Conocer los cambios propios de esta etapa, tanto en la forma del cuerpo como en su
funcionamiento, y saber cómo actuar para reducir los efectos negativos en la expresión de la
sexualidad (fármacos, lubricantes...) o para adaptar las prácticas sexuales a las capacidades de
cada persona (posturas, ritmo...) ayuda a evitar muchos problemas y a disfrutar de la
sexualidad.
• En la expresión de la sexualidad son importantes la autoestima y el estado
emocional y, en esta etapa de la vida, algunas circunstancias vitales pueden
influir de forma negativa: La jubilación, la muerte de personas amadas, la
pérdida de la pareja sexual, la falta de intimidad en la vivienda.
La sexualidad puede verse disminuida durante la vejez debido al gran
desconocimiento y la desinformación que existe sobre el envejecimiento en general y la
sexualidad en particular. Por ello, es imprescindible que tanto los mayores como la sociedad
en general, reciban la formación adecuada que les permita romper con los prejuicios y tabúes
que giran en torno a este aspecto y les permita un pleno disfrute de la sexualidad en todas y
cada una de las etapas de la vida, incluyendo la vejez. No hay que olvidar que la sexualidad
no se trata solo de hablar de coito, sino que a través de besos, caricias,...se establecen
relaciones afectivas esenciales para el desarrollo psicoafectivo del anciano, fomentando su
autoestima, sintiéndose querido y en definitiva, haciéndole la vida más agradable.
La sexualidad la experimentamos a lo largo de todas las etapas de nuestra vida, y por
esto se hace necesario hablar de ello y desvincular el disfrute de la misma con la belleza, la
procreación y la juventud.
No hay ninguna razón para seguir considerando la vejez como una etapa en la que el
sexo desaparece, podemos concluir que la capacidad de disfrutar de la afectividad y de la
sexualidad, dura toda la vida y si hay condiciones adecuadas, puede ser un elemento que
enriquezca positivamente las relaciones de las personas mayores, contribuyendo a
proporcionarles una mayor calidad de vida. Es importante que todos desde la sociedad y
desde las instituciones, favorezcamos la libre manifestación de la sexualidad del mayor en
todos sus aspectos.