El Budismo
El Budismo
El Budismo
El budismo es una de las mayores religiones del mundo, dotada de alrededor de 530 millones de
adeptos en distintos países, especialmente en el este y sudeste asiáticos. Su nombre proviene del
apodo de su fundador, Siddhartha Gautama (ss. VI-V a. C.), mejor conocido como Buda (“el
despierto”).
Tres tradiciones distintas se conocen dentro del budismo, cuyas diferencias radican en la
interpretación del camino hacia la liberación propuesto por el método budista, así como la
importancia que prestan a los textos antiguos y a otras prácticas y enseñanzas complementarias.
Dichas tradiciones o escuelas son:
El budismo Theravada (“Camino de los ancianos”), heredera del budismo temprano y de las
enseñanzas conservadas en el Canon Pali, el único canon budista que sobrevive.
El budismo Vajrayana (“Vehículo del Relámpago”), extensión del budismo Mahayana que suscribe
los llamados “tantras budistas” o “mantras secretos” y que busca complementar sus creencias con
los upaya (“medios hábiles”), adeptos indios independientes.
Por último, el budismo considera el sánscrito como su lengua litúrgica, aunque también toma en
cuenta textos en pali, tibetano, chino, japonés y coreano.
Aunque sus fieles suelen organizarse en comunidades (“shangas”) y reunirse en pagodas, estupas,
viharas y wats (diferentes tipos de arquitectura dependiendo de la región geográfica), la doctrina
del budismo es lo suficientemente laxa como para ser practicado en otros entornos, como en cada
vez más numerosos países occidentales.
La religión comenzó a existir, propiamente dicha, entre los siglos V y IV a. C., y se expandió por
toda la India a lo largo de este último siglo, sobre todo durante el reinado del emperador mauria
Ashoka (304-232 a. C.), ya que este último la practicaba y defendía públicamente.
Gracias a su éxito local, pronto el budismo se extendió a las geografías de Sri Lanka y el Asia
Central, llegando a beneficiarse del comercio a través de la Ruta de la seda, en parte gracias a su
adopción por el Imperio Kushan, cuyos territorios se extendían, en los siglos I y III d. C., desde el
actual Tayikistán hasta el mar Caspio, y desde la actual Afganistán hasta el valle del río Ganges.
El budismo floreció bajo numerosos imperios en India, como el período Gupta (ss. IV-VI), el
imperio de Harsavardana (ss. V-VI) o el imperio Pala (ss. VIII-XI), y durante ese lapso conjunto de
tiempo se desarrollaron sus cuatro principales vertientes de pensamiento: Madhyamaka,
Yogacara, Tathagatagarbha y Pramana.
Sin embargo, el budismo inició al mismo tiempo un lento declive en favor del hinduismo, que
acentuaron las invasiones islámicas y la conquista musulmana de la India (ss. X al XII), y pronto
perdió mucho de su territorio tradicional en Asia.
En parte gracias al interés colonial europeo en Asia, a partir del siglo XIX el budismo comenzó a
penetrar en Occidente, donde halló no pocos conversos, especialmente en el siglo XX, en que la
cultura occidental se internó por un callejón sin salida filosófico.
Pero en ese mismo siglo el budismo sufrió importantes bajas en Asia, fruto de la Segunda Guerra
Mundial, la Rebelión Taiping y la Revolución Cultural China, así como de la intensa represión
comunista a las religiones tradicionales en Corea del Norte, Vietnam, Tibet y Mongolia, a mediados
y finales del siglo XX.
Se dice que Siddharta nació en el seno de una familia aristocrática, en la antigua república de
Sakia, y que al constatar los sufrimientos que vivía el pueblo llano, abandonó su estatus social y
sus privilegios para llevar una vida dedicada a la meditación y el ascetismo, hasta el día en que,
finalmente, encontró el camino hacia el despertar espiritual.
Oponiéndose a las prácticas tradicionales brahmánicas de la India, el ahora Buda Gautama predicó
sus métodos basados en la atención plena, el entrenamiento ético y la meditación dhyana, a su
creciente comunidad de seguidores de ambos sexos, tanto practicantes religiosos como laicos.
El camino propuesto por Buda se hallaba entre la complacencia sensual y el ascetismo estricto, lo
que constituyó un camino propio en medio de las tradiciones locales de la época.
Sin embargo, a diferencia de las religiones teístas, como el cristianismo o el islam, el budismo no
propuso la divinización de Buda, ni su parentesco con Dios, sino que propuso los métodos y
creencias de Gautama como el camino real hacia la iluminación del espíritu.
PRINCIPALES CREENCIAS
El budismo no reconoce ningún Dios o deidad suprema, sino que se centra en alcanzar la
iluminación espiritual, es decir, el estado del nirvana, a través del cual accede el ser humano a la
paz y sabiduría infinitas.
El camino hacia la iluminación debe fraguarse por mano propia, a través de la meditación, la
sabiduría y la moral, evitando así el egoísmo, la auto-indulgencia, al mismo tiempo que el
sufrimiento y el sacrificio. Pero sobre todo, evadiendo el deseo.
Las almas se hallan inmersas en un ciclo eterno de muerte y reencarnación, entendido como una
rueda eterna que gira sin cesar, y de la cual sólo puede escaparse a través de la iluminación
espiritual.
El camino hacia la iluminación consiste en las Cuatro Nobles Verdades descubiertas por Buda, que
son:
El sufrimiento (dukkha) existe y es universal, dado que la vida es imperfecta.
El sufrimiento puede extinguirse cuando cesa su causa, es decir, apagando el deseo y abrazando el
nirvana.
Existe un noble camino óctuple (de ocho pasos) para alcanzar el nirvana.
LA REENCARNACIÓN EN EL BUDISMO
De acuerdo a la doctrina budista, los seres humanos nos hallamos en un constante estado de
sufrimiento existencial, cuyo origen no es otro que el anhelo, el deseo o el apego. Tanto la
insatisfacción, la pérdida, la enfermedad, la muerte o la vejez se convierten en formas de
sufrimiento debido al apego que sentimos por las cosas, por las personas, por el hecho de poseer.
Dicho estado de sufrimiento eterno se llama Samsara, y vendría a ser equivalente al infierno: todas
las almas se encuentran atrapadas en la rueda eterna de las reencarnaciones, ascendiendo hacia
formas más elevadas de existencia o descendiendo hacia formas más crudas y básicas,
dependiendo de su comportamiento moral y espiritual en la vida.
La única forma de interrumpir este circuito eterno del sufrir es alcanzar el nirvana, escapando a la
reencarnación y encontrando así la paz infinita.
La “rueda del darma” (dharma chakra), representada como una suerte de timón marítimo, es uno
de los símbolos del dharma, es decir, de la ley o religión, tanto en el budismo, el hinduismo y el
jainismo. Es, probablemente, uno de los símbolos más reconocibles de esta tradición oriental,
cuyos ocho puntas simbolizan el camino óctuple propuesto por Buda.
Es mundialmente conocido como el símbolo budista, y forma parte de los “SIETE signos
auspiciosos” (Ashta mangala) que representan a las distintas religiones provenientes de la
tradición dhármica india.
LAFLOR DE LOTO
EL VIJRA
EL ARBOL DE MAHA BOHDI
BUDA