Migracion
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CLASE ADMINISTRACION.
Honduras es un país con un alto nivel de migración, pero también existe un alto
porcentaje de personas que son deportadas y retornadas, por lo que la
reinserción de las personas deportadas también representa un desafío. En
2014, año de una alta crisis migratoria, se deportaron cerca de 50,000
hondureños, incrementando en el año 2019 con 110,000 hondureños
deportados en su mayoría de Estados Unidos y México. En 2020 se deportaron
cerca de 46,000 hondureños sobre todo de los países del norte, lo que indica
que los hondureños, aún en el contexto de la pandemia, han intentado migrar.
En el año 2021 cerca de 1,000 hondureños ya han sido deportados de Estados
Unidos. Honduras tiene que revisar su estrategia de desarrollo y analizar si
más bien la estrategia ha generado altos niveles de pobreza e inequidad y está
causando como consecuencia una alta migración en la población joven. Se
debe analizar si la estrategia ha generado desarrollo o si no ha habido
crecimiento económico orientado a la sostenibilidad. Una de las causas
principales de la migración en Honduras se relaciona con los altos índices de
violencia, por lo que se debe buscar un modelo de seguridad y desarrollo.
Otra de las causas de la migración tiene que ver con las crisis sociopolíticas.
“La gran mayoría de los hondureños no creen en las instituciones democráticas
ni en los partidos políticos, no ven que la democracia les esté dando
oportunidades reales de participación de tomas de decisiones. El gran desafío
y lo que representa todo este fenómeno migratorio en Honduras tiene que ver
por un lado con el modelo de desarrollo que hemos tenido y, por otro lado, con
el tipo de democracia que hemos construido de manera real”.
Las remesas siguen constituyendo la principal fuente de divisas del país, por
encima de las exportaciones tradicionales como el café, productos de maquila,
camarón entre otros. Es así como estas representan alrededor del 20% del
Producto Interno Bruto (PIB) del país, y constituyen uno de los principales
sustentos de la economía familiar en Honduras. Acorde a cifras oficiales, las
remesas proceden en un 90% de los inmigrantes hondureños radicados en los
Estados Unidos de América, 1.7% de los radicados en España, 1.1% de
Canadá, 1.1% de Panamá y el restante 3% de otros países; son utilizadas, por
las familias hondureñas que las reciben, en un promedio alrededor del 95%
para sufragar gastos de alimentación, servicios de salud y educación,
solamente un 5% las destinan para inversión de capital o mejoras de bienes.
Para el año de 2021, las autoridades del Banco Central de Honduras habían
estimado un incremento, en las remesas familiares, de un 24% respecto al año
de 2020, es decir hasta USD 7,150 millones de dólares. El último año en
cuestión los ingresos recibidos en tal concepto fueron de USD 5,735,600
millones. Cortes es el departamento con el mayor número de beneficiarios de
remesas, seguido por Francisco Morazán, Olancho, y Atlántida.
Conjuntamente, estos cuatro departamentos albergan a casi la mitad de los
beneficiarios de remesas del país. Las remesas sobrepasan el monto de la
inversión extranjera directa y de la ayuda externa, superando en 35% los
montos anuales que Honduras tiene que pagar en servicios de la deuda
externa. La entrada de remesas impacta positivamente la actividad económica
e introduce factores de aceleración sobre el nivel de precios, en especial por el
incremento relativo de la demanda por bienes y servicios de origen nacional. Si
bien lo constatado en este trabajo es que en Honduras las remesas producen
una apreciación real del tipo de cambio, este efecto no alcanza niveles
considerables, debido en parte a que las remesas también ejercen una ligera
presión hacia el alza de las importaciones de bienes y servicios; de esta forma
el influjo de remesas que ha enfrentado Honduras hasta la fecha no
necesariamente se asocia con la presencia del fenómeno conocido como “la
enfermedad holandesa” y una importante implicación de política monetaria es
que los esfuerzos de esterilización monetaria del BCH ante el efecto de
monetización de las remesas, estaría plenamente justificado. En el análisis las
entradas de remesas ejercen un efecto hacia el alza en el nivel de reservas
internacionales y en el comportamiento de la oferta monetaria, pero en este
último caso la influencia difiere del de las variables ya mencionadas en el
sentido que el efecto positivo se desvanece muy rápidamente y es casi
compensado en el mediano plazo, influido muy probablemente por el
comportamiento de las otras variables de transmisión, sobre las cuales actúa la
política monetaria del BCH.