Maquiavelo
Maquiavelo
Maquiavelo
A principios del siglo XVI, casi toda Europa occidental ofrece una
estructuración basada en monarquías absolutas (con su poder absoluto:
soberanía), que adoptan una política consciente de explotación de recursos
nacionales, de fomento del comercio, tanto interior como exterior, de
desarrollo del poder nacional, y de concentración de las fuerzas militares y de
la administración de justicia.
Nunca debemos perder de vista la época en que le tocó vivir, para entender
su posición, sobre cómo conquistar y sostener el poder político de manera
segura, en su obra más leída y discutida, exaltada y vituperada, amada y
odiada de la literatura política de todos los tiempos.
"El Príncipe" es una obra concebida sin interrupción por la mente de su autor,
y vanos han sido los intentos de algunos estudiosos por distinguir sucesivas
fases en su elaboración. El título no fue bien definido por Maquiavelo, lo llamó
"De Principatibus", "De principati", "De príncipe". Pero la tradición ha
preferido "El Príncipe", subrayando con ello la importancia básica que para la
obra, tiene la figura personal del jefe del Estado.
BIOGRAFIA
En 1502 contrajo matrimonio con Marietta Corsini, del mismo nacieron cinco
hijos.
Muy distinguido también como tratadista y crítico militar, publicó obras muy
notables de este carácter como "El arte de la guerra", "Ordenanza de la
Infantería" y "Ordenanza de la Caballería". En otros aspectos, destacan su
"Discurso sobre las Décadas de Tito Libio", "Discurso sobre la Lengua",
"Historia Florentina", "Mandrágora" y "Discurso Moral".
PENSAMIENTO POLITICO
Aunque Maquiavelo nunca lo dijo, se le atribuye la frase "el fin justifica los
medios", ya que resume muchas de sus ideas.
Maquiavelo entiende que todo Príncipe debe tener virtud y fortuna para subir
al poder: virtud al tomar buenas decisiones y fortuna al tratar de conquistar
un territorio y encontrarse con una situación (que no fue provocada por él
mismo) que lo ayuda o beneficie conquistar. Aquel príncipe que obtenga el
poder mediante el crimen y el maltrato, siendo éste vil y déspota; debe
entender que una vez subido al poder tiene que cambiar esa actitud hacia el
pueblo. Dándole liberio al pueblo, para ganarse el favor del mismo, ya que al
fin y al cabo estos serán los que decidan su futuro.
En todo caso, distintos textos del pensador arrojan luces y sombras sobre la
coherencia interna de su obra. Así, el florentino llega a afirmar no sin ironía
que "desde hace un tiempo a esta parte, yo no digo nunca lo que creo, ni
creo nunca lo que digo, y si se me escapa alguna verdad de vez en cuando,
la escondo entre tantas mentiras, que es difícil reconocerla” (carta a
Francesco Guicciardini, mayo de 1521).
Exilio
Llegó a dar una réplica El Príncipe a los Médicis, pero estos lo despreciaron.
Maquiavelo escribe su segunda obra de más importancia en su bibliografía
llamada Discursos de la primera década de Tito Livio, donde muestra Nicolás
Maquiavelo su verdadera visión política, describiendo como mejor forma de
gobierno una república y no una monarquía absoluta entre otras cosas más
importantes. Luego realizaDiscurso sobre el Arte de la Guerra y su comedia
La mandrágora. Pese a ser años de penuria en donde su mente sufría,
Maquiavelo sacó lo mejor de su talento.
Plantea cómo debe ser ordenada una República con miras hacia la
perfección, y explica la importancia de que ésta sea permanente. Nos
muestra qué es bueno y qué malo a la hora de formar una, y como se
conforma ésta desde el origen de las ciudades.
Maquiavelo tomará ejemplos del pasado y planteará lo importantes que estos
son para que en la actualidad, los que gobiernen, formen un Republica
perfecta. El ejemplo más paradigmático, y que asociará a la Republica más
cercana a la perfección, será Roma.
No toda Europa logro ser cobijada por ese movimiento espiritual y económico
renovador. En la Europa central el Feudalismo se mantuvo por varios siglos
más.
El desarrollo de la ciencia permitió la libre investigación de los problemas
humanos y de la naturaleza. La realidad se confronta a partir de la razón y de
la experiencia concreta con el mundo, desmitificando el método escolástico.
Maquiavelo constituye desde esa perspectiva una de las síntesis mas
reveladoras del nuevo espíritu burgués, caracterizado esencialmente por una
mentalidad profana e inquisitiva para la cual, la realidad inmediata y sensible
es la fuente del conocimiento.
Bajo el impulso de ese nuevo espíritu, Maquiavelo logró intuir, que los valores
y la moral tradicional, cimentados por la iglesia católica, no se ajustaban al
mundo cambiante e inestable que surgía en la Europa renacentista.
Con los capítulos XII al XIV, se pasa a las grandes cuestiones generales de la
vida interna del Estado que se resumen en una sola: el ordenamiento de las
fuerzas armadas.
Tiene plena conciencia de decir cosas de las que nadie ha osado nunca
hablar, cuando, en el capítulo XV, arremete contra los filósofos y escritores
que han hablado de política.
Y los preceptos del capítulo XVII: más vale ser cruel a tiempo que inútilmente
misericordioso; mejor es ser temido y respetado, que amado y no lo bastante
respetado.
Y sobre todo, he aquí los muy famosos del capítulo XVIII, el más discutido y
criticado de toda la obra maquiavélica: la necesidad del príncipe de no
observar la fe (la palabra) dada cuando tal observancia se le vuelva en contra
o se hayan extinguido las causas que la hicieron prometer.
"La experiencia muestra que las ciudades jamás han crecido en poder o en
riqueza excepto cuando han sido libres", dijo Maquiavelo.
"El fin justifica los medios", no es una sentencia carente de moral y ética
como han pretendido demostrar los críticos de Maquiavelo, sencillamente es
una reflexión en la que reconoce que, de las mismas circunstancias que
enfrenta "El Príncipe", él debe extraer las premisas necesarias para
desenvolverse en un mundo cambiante.
Para Maquiavelo los fines políticos eran inseparables del "bien común".
Para Maquiavelo está claro que, a diferencia de los países europeos, en Italia
no había sido posible construir el Estado-nación. El soberano que fuese a
enfrentar este reto histórico, necesitaría de una suma de poder, que lo
convirtiera en un monarca absoluto. Esa empresa, solo es posible si el
gobernante dispuesto a llevarla a cabo, arma a los ciudadanos para liberar a
su patria de las fuerzas extranjeras. Cumplida esta tarea, procurará ofrecer al
pueblo leyes justas; y éste a su vez, asumirá la defensa y seguridad de la
nación.
La política es, por tanto, el arte del príncipe o gobernante en cuanto tal. Y el
príncipe, en cuanto conquistador y dueño del poder, en cuanto encarnación
del Estado, está por principio (y no por accidente) exento de toda norma
moral. Lo importante es, que tenga las condiciones naturales como para
asegurar la conquista y posesión del poder, "que sea astuto como la zorra,
fuerte como el león"... ("El Príncipe" Cáp. VIII)
Dice Maquiavelo que, "el príncipe que quiere conservar el poder debe
comprender bien que no le es posible observar, en todo, lo que hace mirar
como virtuosos a los hombres, supuesto que a menudo para conservar el
orden de un Estado, está en la precisión de obrar contra su fe, contra las
virtudes de la humanidad y caridad, y aún contra su religión"... ("El Príncipe"
Cáp. XVIII).
el fin del poder no sería el fin en sí mismo sino que una vez logrado y
establecido, el Estado debe ofrecer leyes justas al pueblo, y este asumir la
defensa y seguridad de la nación, tarea que, teóricamente, ejercería a costa
de cualquier sacrificio, con tal de proteger principios establecidos como la
libertad, el poder al pueblo, el bien común, la salvación de la patria, la
independencia nacional, la Constitución y sus ideales de vida.
el fin de Maquiavelo es el bienestar de los individuos y esto pasa por honrar
al espíritu humano procediendo en función de esto, lo que expresa cuando
dice:"Tiene mayor trascendencia para el espíritu humano un acto noble y
lleno de caridad, que un hecho feroz y violento". El florentino no quiere una
tiranía que sojuzgue al pueblo sino un Estado fuerte, pero rigiendo una
sociedad que viva bajo el imperio de la ley y la idea del bien común.
Murió olvidado y dejado en 1527. Dejó un gran legado que tuvo más éxito en
siglos posteriores que en la época en la que le tocó vivir, ya que aunque él
nunca quiso predecir el futuro, lo consiguió estudiando el presente. Defendió
la colectividad a la individualidad y siempre dijo la cruenta y única verdad
sobre la política y de sus gobernantes.