El Post Impresionismo También Llamado

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El Post impresionismo también llamado "Neo impresionismo" es un movimiento

artístico que nace en Francia a finales del siglo XVIII, es representado como
continuación y contraposición al Impresionismo, toma elementos de este, pero a la vez
rechaza de las limitaciones que supone. Aunque también se dice que este nace en el
1910, cuando se hace una exposición en Londres coimisariada por el crítico Roger Fry
el cual habla por primera vez de este movimiento y llama “postimpresionistas” para así
unificar un poco la muestra de cuadros de Van Gogh, Gauguin, Seurat y Cezanne.
Contexto Social
En el siglo XIX tiene lugar el colapso de los imperios Español, Francés, Chino,
Romano y Mogol de la India. La desenfrenada revolución industrial aparece y permite
la evolución y el rápido crecimiento de las ciudades.

En esta época aparecen las ciudades modernas que se conocen hoy en día, se producen


nuevos inventos, cambios que causaron una transformación en la sociedad y potenciaron
el crecimiento de la clase social burguesa, la cual a su vez favoreció la masificación de
formas artísticas tradicionalmente ligadas a clases altas, como la ópera y el ballet. El
arte pictórico por su parte experimentó un fenómeno diferente, comenzaron aparecer
artistas que de una forma reivindicativa tomaban los cánones existentes y los
transformaban a su gusto, de una manera sumamente personalista.

Los pintores impresionistas son testigos y algunos partícipes de estos cambios, después
de unos pocos años la mayoría se asientan en el postimpresionismo. Plasman los ideales
de individualismo y objetivismo, que propugnan las corrientes intelectuales del
momento.

Características del Postimpresionismo


De un modo pragmático lo que caracteriza al postimpresionismo son las pinceladas
cortas y precisas, reflejo de los cambios rápidos que se desarrollan en la época. Los
colores puros evocan la radicalidad que se vive en la sociedad. La naturaleza ya no se
ve de forma subjetiva, si no que se observa como un conjunto. El movimiento de las
imágenes junto con la textura, reflejan el dinamismo cultural que se acelera gracias a
los nuevos medios de transporte y la importación de objetos exóticos, especialmente de
oriente. Por ello una de las ramas destacadas del postimpresionismo es el "japonismo",
sub-estilo del cual Vincent van Gogh fue uno de los principales exponentes, por ejemplo
con obras como: "Un cangrejo de espaldas".

En conclusión, el postimpresionismo consiste en una liberación de las formas clásicas,


los colores y texturas se transforman a la par con el cambio social de finales del 1800.
Las barreras de la razón se destapan por completo y dan lugar a una cultura inclusión e
igualdad que hasta hoy perdura.
Expresar la subjetividad a través de las formas trajo consigo la liberación del estilo
artístico. Los postimpresionistas no pintaron siguiendo a la academia o tendencias
grupales. Más bien se esmeraron en encontrar un estilo plástico único que no solo los
expresara sino los distinguiera individualmente. En consecuencia, fue muy diverso. Aun
así, pueden apuntarse algunas características comunes.
La subjetividad priva sobre la verosimilitud

Hasta el siglo XIX, el arte occidental se basaba en la imitación de la naturaleza


(naturalismo). Por eso, los artistas se esmeraban en lograr un efecto de verosimilitud. El
postimpresionismo se atrevió a alterar las formas de la naturaleza en función de la
expresión personal. Claro que los románticos fueron los primeros en proclamar la
subjetividad en el arte y los impresionistas habían hallado nuevas técnicas, pero ambos
seguían fieles a la verosimilitud. Por ello, aunque el postimpresionismo fue romántico
en su propósito, representó un punto de cambio estético.

Por ejemplo, en el lienzo La noche estrellada de Vincent van Gogh, las figuras se
exageran o deforman mediante diversos recursos técnicos para expresar el modo en que
el artista se percibe a sí mismo frente a la realidad

Color con fines expresivos

Paul Gauguin: La visión tras el sermón, 1888, óleo sobre lienzo, 73 cm × 92 cm,
Galería Nacional de Escocia, Edimburgo.

El uso de los colores en el postimpresionismo no se corresponde con la naturaleza sino


con las intenciones expresivas de los pintores. Así mismo, con frecuencia estos colores
se usan puros sobre grandes superficies, lo cual anula la profundidad espacial. Así, los
colores son símbolos de un lenguaje particular de cada artista, y deben ser interpretados
en contexto.

Por ejemplo, en el cuadro La visión tras el sermón de Paul Gauguin, podemos ver el uso
de superficies de colores planos y contrastantes entre sí. Asimismo, el pintor desafía los
códigos de representación del mundo angélico y espiritual por medio de la coloración
rica en contrastes.

Exploración de nuevas técnicas plásticas

Izquierda - Georges Seurat: La parada del circo, 1887–1888, óleo sobre lienzo, 99.7 x
149.9 cm.
Derecha - Detalle de la técnica puntillista usada en el lienzo.

El postimpresionismo dio paso a la indagación en los lenguajes plásticos y técnicas


pictóricas. Entre algunas de estas técnicas y recursos se pueden contar:

 El puntillismo, que compone formas mediante la aplicación de millares de puntos uno al


lado del otro.
 Tendencia a la geometrización de las formas mediante su reducción a elementos
básicos.
 Contornos gruesos bien delineados.
 Zonas de color plano, sin preocupación por el volumen de las figuras.
 Supresión de la profundidad espacial en la mayoría de los casos.
 Uso de pinceladas gruesas y manchas.
Interés por lo exótico

Paul Gauguin: El mercado, 1892, óleo sobre lienzo, 73 × 92 cm, Museo de Arte de
Basilea, Suiza.

Al igual que el impresionismo, el postimpresionismo mantuvo el interés en el arte


exótico. Solo que, además del arte japonés, los artistas se interesaron en el arte antiguo
de culturas no occidentales —como la egipcia—, en el arte popular y en el arte
primitivo.

Por ejemplo, en el lienzo El mercado, de Paul Gauguin, el autor muestra un tema


extraído de una cultura no occidental, incluido un sentido diferente de la coloración. Al
mismo tiempo, aplica elementos estéticos del arte egipcio. Nótese el torso frontal y
piernas de perfil de los personajes femeninos. Nótese también la representación de los
hombres al fondo, que recuerdan los frescos egipcios.

Autores y pinturas más importantes del postimpresionismo

Dado que el postimpresionismo fue muy diverso, conviene revisar algunos de sus
artistas más destacados y detenernos en sus particularidades. En realidad, ningún artista
fue parecido al otro, excepto en la voluntad de expresión individual y en la pasión por el
color.
Vincent van Gogh

Vincent van Gogh: Terraza de café por la noche, 1888, óleo sobre lienzo, 81 cm × 65.5
cm.

Influido por los impresionistas y los grabadores japoneses, Vincent van Gogh
experimentó con las técnicas de la época. Tuvo un genuino interés por el trabajo de
Gauguin. Apasionado por los colores intensos y puros, utilizó las pinceladas ondulantes
y los amarillos, verdes y azules intensos. Asimismo, recreaba la belleza a través del
color. Van Gogh no retrataba la realidad como era, sino como era sentida por él. El
color tiene un uso simbólico, abordaje que puso a Van Gogh en los ojos del
expresionismo.

En la obra Terraza de café por la noche, Van Gogh muestra por primera vez el motivo
de los cielos estrellados, el cual se volverá recurrente en sus obras posteriores. Nótese
también la irrealidad de los tonos amarillos encendidos. Son tonos que la luz de un
candil no puede dar. Se trata, pues, de un color intensificado al asociarse a un estado de
ánimo.

Algunas de sus obras más importantes son Terraza de café por la noche, La noche
estrellada, Girasoles, Autorretrato y Habitación de Arlés.
Paul Gauguin

Izquierda: Paul Gauguin: Cristo amarillo, 1889, óleo sobre lienzo, 92,1 cm × 73,3 cm,
Museo Albright-Knox, Buffalo. Derecha: Anónimo: Cristo de Trémolo, siglo XVII,
madera policromada, Iglesia de Trémolo, c. de Pont-Aven.

La propuesta de Gauguin se centró en superficies amplias y planas cargadas de color


encendido, pretendiendo con ello volver a la comunicabilidad del arte popular. Con este
propósito, se sumergió en el arte primitivo bretón y estudió también las formas arcaicas
del arte.

Por ejemplo, en el lienzo Cristo amarillo, Gauguin se inspira en una talla policromada


anónima del siglo XVII, de carácter popular, localizada en la iglesia de Trémolo, en las
cercanías de Pont-Aven.

Abarcó un espectro de temas muy amplio: desde escenas de la vida cotidiana hasta
escenas cargadas de superstición. Su osadía colorista constituyó un precedente del
fauvismo. Entre sus principales obras podemos mencionar: El Cristo amarillo, Mujeres
de Tahití, El mercado y La visión tras el sermón.

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