Los Cuatro Sueños de San José Último
Los Cuatro Sueños de San José Último
Los Cuatro Sueños de San José Último
Introducción
Santa Teresa de Jesús es una maestra espiritual singular. Sus enseñanzas son variadísimas,
pero una que es muy singular es la referente a San José, padre de Jesús. Durante su vida fue
una ferviente devota de dicho santo. Su fiesta litúrgica era objeto de muchos cuidados:
“procuraba yo hacer su fiesta con toda solemnidad que podía” (V 6,7). Su deseo es que
todos descubran a este santo casi oculto entre tantos, pero que al final se convierte en un
santo muy original, pues si el Niño Jesús le estuvo sometido es importante que lo
conozcamos, en consecuencia: “querría yo persuadir a todos fuesen devotos este glorioso
santo, por la experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios…, paréceme ha
algunos años que cada año en su día le pido una cosa y siempre la veo cumplida. Si va algo
torcida la petición, él la endereza para más bien mío” (Ib.).
San José es un santo bíblico, sin duda alguna esto le bastaba a Teresa para serle
devota, sin embargo, es sabido que leyó libros en torno a dicha devoción. La originalidad
teresiana está en descubrirlo como maestro de oración: “en especial personas de oración
siempre le habían de ser aficionadas…, quien no hallare maestro que le enseñe oración,
tome este glorioso santo como maestro y no errará en el camino” (V 6,8).
Obedeciendo a Teresa en cuanto a la devoción a San José, me permito presentar
algunas ideas en torno a él y a su papel relevante en torno a la Sagrada Familia. Tomaré
como base los cuatro sueños de San José en el Evangelio de San Mateo. Sé que hay muchos
estudios en referencia a los mismos, pero mi enfoque no será de exégesis bíblica, ni tan
siquiera de estudios teológicos, sino tan solo serán unas reflexiones y aplicaciones a la
familia actual.
“José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, pensó
abandonarla en secreto. Ya lo tenía decidido, cuando un ángel del Señor se le apareció en
sueños y le dijo:
-José, hijo de David, no temas recibir a María como esposa tuya, pues la criatura que espera
es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, a quien llamaras Jesús, porque él salvará a su
pueblo de sus pecados…, cuando José se despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le
había ordenado y recibió a María como su esposa” (Mt 1,19-21.24).
Es propio de las manifestaciones del Señor venir a confortar, consolar, a dar la paz,
por ejemplo, el Señor después de su resurrección viene a confirmar a la comunidad
apostólica en la paz (Jn 20, 19-21). En ese sentido, el ángel del Señor le dice a José: “no
temas recibir a María como esposa tuya”. El temor está desechado.
Siempre hablamos de la humildad y sometimiento de la Virgen a la voluntad de Dios
“aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”, pero de la misma manera
José se dispone también como María al plan divino: “cuando José despertó del sueño, hizo
como el ángel del Señor le había ordenado y recibió a María como esposa” (24). José hace
la voluntad de Dios, la cual no es otra cosa que asumir la familia que Dios mismo le está
dando, a pesar que no entienda todo, la fe hace posible que se disponga a obedecer, y allí
comienza la historia de la Sagrada Familia.
Si José no hubiese aceptado el designio de Dios, es decir, hubiese optado por otra
mujer, repudiando o divorciándose de María, no hubiésemos tenido la Sagrada Familia que
tenemos. De hecho, siempre ha sido una tentación de muchos; cambiar de familia, hacer
otro hogar…, ¿no estará en el fondo de ello no aceptar la familia que Dios te ha dado?, y en
todo caso podríamos deducir: ¿cuántas bendiciones de Dios se habrán perdido por los
divorcios o separaciones?
El Señor Jesús, comprende a todos, especialmente las situaciones difíciles que se
viven a nivel familiar, sabe de los sufrimientos de separación y divorcio, pues también él
estuvo a punto de ser llamado “el hijo de unos divorciados”.
No puedes andar por la vida, aceptando y rechazando otros miembros de tu familia,
al igual que a san José, Dios te ha dado una familia para que la asumas y la valores, con
todas sus virtudes y con todos sus defectos. No puedes tener una familia a la carta, como
cuando vas a restaurantes y pides lo que deseas comer. A tu familia o la asumes tal y como
es, o no lograrás comprender el regalo que Dios te está dando en cada uno de los tuyos. Un
día, abriéndote a la fe, comprenderás el maravilloso regalo que Dios te ha dado en cada uno
de los familiares que el Señor mismo te ha concedido.
2
Los cuatro sueños de san José
“levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y quédate allí hasta que te avise,
porque Herodes va a buscar el niño para matarlo. Se levantó, todavía de noche, tomó al niño
y a su madre y partió hacia Egipto, donde residió hasta la muerte de Herodes” (Mt 2,13-15).
El migrante José, con la Sagrada Familia, de nuevo en una noche es avisado de los planes de
Dios. Se tiene que poner de nuevo en camino con su familia. Tendrá que volver a la tierra
3
Los cuatro sueños de san José
prometida de su pueblo, la tierra de su familia. Siente ganas de ver a sus parientes y María
también así lo habrá deseado.
En los proyectos del Señor, siempre hay que caminar, nadie se puede quedar
estático. María caminó a donde Isabel, así como ahora está caminando. Jesús caminaba por
todo Israel, los discípulos de Emaús van de camino, los Apóstoles se ponen a caminar
misionando. La Iglesia es también caminante, es la iglesia peregrina, camina en pos del
Señor.
La Sagrada Familia, siempre en movimiento. Ninguna familia puede quedarse en la
rutina, los planes de Dios desafían la comodidad, la zona de confort. La Sagrada Familia
debe volver a sus orígenes, así como toda familia para caminar de acuerdo al proyecto de
Dios, debe estar recordando siempre de dónde viene, cuál es el proyecto de Dios y por eso
estar en un continuo discernimiento y movimiento. Para los padres de familia de hoy, será
necesario que frecuentemente se pregunten ¿cuál es el plan de Dios sobre mi propia
familia? ¿qué pide el Señor hoy que haga en bien de mi familia?
Cuando José y María van de camino a su tierra van recordando la antigua historia de
Israel, como Moisés guió a un gran grupo de familias que salieron de la esclavitud de Egipto,
la gratitud se vuelve más que evidente en aquel fatigoso camino. Ahora resulta que aquella
bondadosa misericordia del Señor para con aquel pueblo está encarnada en aquél pequeño
Niño que sus padres contemplan con admiración. María, a su vez, va recordando lo que
dijo en El Magnificat: “auxilia a Israel su siervo, acordándose de su misericordia, como lo
había prometido a Abraham y su descendencia por siempre” (Lc 1,54). Se sienten gozosos
en su fe, no obstante, la constante cadena de obstáculos que tienen que superar día con
día.
La familia debe volver a sus orígenes, allá donde José, no sabemos cómo, conoció a
María, tomó la decisión de desposarse con ella. Ahora el Ángel le dice a José en otras
palabras, vuelve a la tierra de tu primer amor (Cfr. Ap 2,4). José, María y el Niño, son figura
de las familias que vuelven a sus raíces, las cuales no siempre serán como en aquél primer
momento, sin embargo, el recuerdo revitaliza la opción de hoy, pues dicen muchos que el
futuro está en nuestro pasado. Volver a recordar aquellos primeros momentos, es volver a
tierra sagrada, es recordar desde Dios las opciones que han marcado la vida. Vuelve José a
tu amor, vuelve al amor y renueva tu entrega a esta maravillosa familia que te ha tocado
guiar con tantos vaivenes.
José quiere volver a su región, a Judá, pero cuando ha llegado a Israel, se da cuenta que
Arquelao ha sucedido a su padre Herodes en el trono. El temor, nuevamente invadió a José,
era un hombre justo, pero no por eso insensible, siente miedo. Nuevamente, el ángel del
4
Los cuatro sueños de san José
Señor viene en sueños a iluminar en su camino de fe. Obediente a las indicaciones del
Señor, como siempre lo ha hecho, toma la decisión de cambiar de pueblo. Se establecerá en
Galilea. Esto desconcertó a la gente de su tiempo a la hora de identificar a Jesús como el
Mesías, pues decían: “¿acaso el Mesías vendrá de Galilea? ¿no dice la Escritura que el
Mesías vendrá de la descendencia de David? La gente estaba dividida a causa de él” (Jn 7,
41-43).
Así que Jesús, aunque debía vivir en Judea, su familia se traslada a Galilea. Jesús
será llamado Galileo, allí inició su obra (Cfr. Hch 10,37). Y, cuando Jesús resucita dirá a las
mujeres: “No teman: avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, donde me verán” (Mt
28,10). Es por eso que sus seguidores serán identificados como de aquella región el día de
Pentecostés: “¿Acaso los que hablan no son todos galileos? ¿Cómo es que cada uno lo
oímos en nuestra lengua nativa?” (Hch 2,7).
Galilea, será el escenario de la Sagrada Familia y será la región donde Jesús
inaugurará su ministerio. Recordemos que para los tiempos de Jesús, Galilea, no era en sí la
región más ortodoxa de los judíos, de hecho el mismo Mateo que estamos estudiando en
estos cuatro sueños de san José, retomando a Isaías dice: “territorio de Zabulón y territorio
de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que
habitaba en las tinieblas vio una luz intensa, a los que habitaban en sombras de muerte les
amaneció la luz” (Mt 4,15-16; Cfr. Is 8,23- 9,1). Será esta región poco practicante en su fe en
la que vivirá la Sagrada Familia. En algunas ocasiones se dejan deslizar en otros evangelios
esa condena contra los galileos, otro ejemplo es: “solo esa maldita gente, que no conoce la
ley…, de Galilea no salen profetas” (Jn 7,49.52).
Además, dentro de esa región, José escoge el pueblo de Nazaret. San Lucas nos
refiere que la Virgen era de aquél pueblo (Cfr. Lc 1,26), desconocemos si es por la cercanía
con la familia de María que José se establece allí. Lo cierto es que también Nazaret tenía
muy mala fama. En los tiempos de Jesús había un adagio que rezaba así: “Dios castiga al
hombre a quien le da por esposa una nazaretana”. Nazaret no aparece ni una tan sola vez
citado en el Antiguo Testamento, y la valoración peyorativa sobre sus habitantes, era muy
manifiesta, como ejemplo citemos al mismo Natanael: “Felipe encuentra a Natanael y le
dice: -Hemos encontrado al que describen Moisés en la ley y los profetas: Jesús, hijo de
José, el de Nazaret. Respondió Natanael: -¿A caso puede salir algo bueno de Nazaret?” (Jn
1, 45-46). Pese a todo ello, Jesús será identificado como originario de Nazaret (Cfr. Hch
2,22).
Será en aquél ambiente un tanto herético, poco practicante de la supuesta
“auténtica fe”, no ajena a sincretismos religiosos paganos, en donde la Sagrada Familia
tendrá que dar razón de su fe. El Señor elige a la región que no era bien vista, cualquiera
podría decir que allí aquella familia sería bien aceptada como una familia más,
probablemente así haya sido, pero eso no implica que todo fue aplausos para la Sagrada
Familia, de hecho, cuando Jesús inicia su ministerio según la tradición joánica hay
resistencias en aquellos coterráneos: “efectivamente ni sus propios parientes creían en él”
(Jn 7,5).
5
Los cuatro sueños de san José