Doc. No. 4.1 Normas Generales de Redacción
Doc. No. 4.1 Normas Generales de Redacción
Doc. No. 4.1 Normas Generales de Redacción
POLITÉCNICO MAYOR
INSTRUMENTO DE EVALUACIÓN
CÓDIGO: M2-GU01 VERSIÓN: PÁGINA 1 de 4
Toda redacción, no importa el tema o extensión, debe ser un todo armónico; con una
lógica comprensible; con un orden, pulcritud y sentido, para ello es necesario tener en
cuenta las pautas siguientes:
Ya sea por un trabajo o por simple pasión, independientemente de la carrera que estés
llevando, es importante escribir adecuadamente.
Es cierto que no todas las personas nacen con ese talento, pero prácticamente todos
podemos adoptar buenos hábitos para mejorar la calidad y entendimiento de nuestra
escritura.
Y es que, cualquiera sea el tipo texto que quieras redactar, este ganará mucho si está
bien redactado. Pierde el miedo a escribir con estos simples consejos:
8. Las palabras son los utensilios, la herramienta del escritor. Y como en todo oficio o
profesión es imprescindible el conocimiento -el manejo- de los utensilios de trabajo, así en
el arte de escribir. Nuestra base, pues, es el conocimiento del vocabulario. El empleo de
la palabra exacta, propia, y adecuada, es una de las reglas fundamentales del estilo.
Como el pintor, por ejemplo, debe conocer los colores, así el escritor ha de conocer los
vocablos.
10. Siempre que sea posible, antes de escribir, hágase un estudio previo, un borrador.
11. Conviene leer asiduamente a los buenos escritores. El estilo, como la música,
también «se pega». Los grandes maestros de la literatura nos ayudarán eficazmente en la
tarea de escribir.
12. «Es preciso escribir con la convicción de que sólo hay dos palabras en el
idioma: el VERBO y el SUSTANTIVO. Pongámonos en guardia contra las otras
palabras». (Veuillot). Quiera decir esto que no abusemos de las restantes partes de la
oración.
13. Conviene evitar los verbos «fáciles» (hacer, poner, decir, etc.), y los «vocablos
muletillas» (cosa, especie, algo, etc.).
14. Procúrese que el empleo de los adjetivos sea lo más exacto posible. Sobre todo,
no abusemos de ellos: «si un sustantivo necesita de un adjetivo, no lo carguemos con
dos» (Azorín). Evítese, pues, la duplicidad de adjetivos cuando sea innecesaria.
15. No pondere demasiado. Los hechos narrados limpiamente convencen más que los
elogios y ponderaciones.
16. Lo que el adjetivo es al sustantivo, es el adverbio al verbo. Por tanto: no abuse
tampoco de los adverbios, sobre todo de los terminados en «mente», ni de las locuciones
adverbiales (en efecto, por otra parte, además, en realidad, en definitiva).
17. Coloque los adverbios cerca del verbo a que se refieren. Resultará así más clara la
exposición.