Mem-Renuncia Acusacion Elena Quiuchaca

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SEÑORA JUEZ DE SENTENCIA PENAL TERCERO DE LA

CIUDAD DE EL ALTO.

NUREJ: 20138301 RENUNCIA A ACUSACIÓN


CASO: EAL 1708400
PARTICULAR BAJO LOS
EXTREMOS QUE INDICA.
OTROSÍ 1ro.- ADJUNTA
DOCUMENTACIÓN.
OTROSÍ 2do.- SOLICITA
FOTOCOPIAS SIMPLES.
OTROSÍ 3ro.- DOMICILIO
PROCESAL.
ELENA QUIUCHACA APAZA de generales ya conocidas
dentro del proceso penal seguido por el Ministerio Público a
instancias de mi persona en contra de RAMIRO YANA APAZA,
por el delito de VIOLENCIA FAMILIAR o DOMÉSTICA
tipificado y sancionado por el art. 272 bis del Cuerpo
Sustantivo Penal, con el mayor de los respetos, expongo, y pido:
Señora Juez, he sido notificada con la Acusación Fiscal
No. 02/2021 de 30 de junio de 2021, Auto de Radicatoria de
fecha 07 de julio de 2021 y Decreto de fecha 22 de julio de
2021, a efectos de que mi persona presente acusación
particular o me adhiera a la acusación fiscal dentro del caso
señalado en el exordio, empero de ello, renuncio a la acusación
particular que me corresponde en mérito a los siguientes
extremos de orden legal:
Señora Juez, de la prolija revisión de obrados y por los
documentos que tengo a bien en adjuntar al presente, vuestra
alta autoridad podrá evidenciar que evidentemente mi persona
inició un proceso penal en contra de mi esposo RAMIRO YANA
APAZA por el delito de Violencia Familiar o Doméstica tipificaso
y sancionado por el Art. 272 bis del Cuerpo Sustantivo Penal, el
cual fue asignado con el CASO MP EAL1708400 en ese
entonces a cargo de la F.E.V.A.P. bajo la Dirección Funcional de
la Fiscal de Materia, Mónica Paz Siñani Mamani, empero de
ello, durante el transcurso de la tramitación del referido
proceso es que luego de una profunda meditación, tanto mi
persona como mi esposo pensando en el bienestar nuestros
hijos y por restablecer la unidad familiar decidimos darnos
una oportunidad y retomar el matrimonio bajo parámetros
afectivos de amor, comprensión y comunicación a efectos
de recuperar y restituir la armonía, la confianza y solidez
matrimonial y familiar, motivo por el cual, suscribimos un
acuerdo conciliatorio bajo las condiciones previstas en los Arts.
519, 945 y 949 del Código Civil, Art. 27 inc. 5), 6) y 7) del
Código de Procedimiento Penal, y el art. 46 par. IV de la Ley 348
en fecha 14 de junio de 2018 el cual fue elevado a instrumento
público a través de la Certificación de Firmas y Rúbricas
No.433/2018 también de fecha 14 de junio de 2018 ante el
Notario de Fe Pública No. 5 del Municipio de El Alto, Abg.
Rubén Angel Zegarra Argandoña, y a tal efecto mi persona
presentó ante la representante del Ministerio Público el
correspondiente desistimiento en fecha 22 de junio de 2018,
solicitando el respectivo archivo de obrados, cabe señalar que
desde el momento de la suscripción del referido acuerdo
conciliatorio, mi persona y mi esposo restablecimos nuestra
unión conyugal hasta el presente, no habiéndose suscitado
ningún tipo de animadversión entre nosotros, manteniendo
a nuestra familia unida en un ambiente de armonía,
comprensión y solidez matrimonial.
Es por esta razón que la Fiscal de Materia de ese entonces,
Dra. Mónica Paz Siñani Mamani, en fecha 03 de septiembre de
2018 presentó ante la Juez de Instrucción, Anticorrupción y
Contra la Violencia hacia la Mujer Segundo de la ciudad de El
Alto, Dra. Miriam L. Tarqui Flores, Resolución de Imputación
Formal y Homologación de Conciliación, solicitando que en
estricta aplicación del Art. 27 num. 7) del Código de
Procedimiento Penal con relación al Art. 46 del Par. IV de la Ley
348, se apruebe la Conciliación a la que arribamos mi esposo y
yo y de esta forma se disponga la extinción de la acción penal y
el archivo definitivo de obrados, máxime cuando se debe
considerar que para ese momento ya habíamos restablecido la
relación matrimonial.
Sin embargo, Señora Juez, la referida autoridad
jurisdiccional mediante Resolución No. 21/2021 de 12 de enero
de 2021 rechazó la Homologación de Conciliación y
contrariamente a nuestra solicitud dispuso que el
representante del Ministerio Público emita resolución de
Acusación Formal, sin considerar que para ese momento, 12
DE ENERO DE 2021, YA SE HABÍA RESTABLECIDO
NUESTRO MATRIMONIO CON AMOR, ARMONÍA, UNIDAD y
COMPRENSIÓN, afectando de forma directa a la estabilidad de
nuestro matrimonio y nuestro hogar, puesto que de lo vertido
anteriormente, YA NO SE REQUIERE QUE LA CAUSA PENAL
PROSIGA, resultando totalmente atentatorio a nuestros
derechos constitucionales de conformar y mantener unida a
nuestra familia, máxime cuando esta decisión es nuestra y la
respetamos expresamente.
Señora Juez, a la fecha la causa se encuentra con
Resolución de Acusación Fiscal No. 02/2021 de fecha 30 de
junio de 2021 emitida por el actual Fiscal de Materia, Dr. José
Angel Ponce Rivas, y a punto de ingresar a etapa de juicio,
extremo que nos genera un enorme perjuicio, puesto que desde
el momento del referido acuerdo conciliatorio de fecha 14 de
junio de 2018, SE HA RESTABLECIDO EL AMOR, ARMONÍA,
UNIDAD y COMPRENSIÓN EN EL MATRIMONIO, mismo que
se mantiene hasta el presente.
Señora Juez, por lo expresado anteriormente ante vuestra
alta autoridad, se podrá evidenciar de forma concreta y objetiva
que mi persona NO REQUIERE MÁS DE LA PROSECUCIÓN
DE LA CAUSA PENAL, ya que lo contrario no solamente
vulneraría el derecho constitucional de mantener la célula de la
familia, sino que pondría en inmediato riesgo mi hogar que al
presente se encuentra restablecido, generando de esta forma un
mal en lugar de un bien.
Al respecto, debe considerarse que de acuerdo a lo
establecido en el parágrafo IV del mencionado art. 46 de la Ley
348, se abre una excepcionalidad respecto a la posibilidad de
conciliar, conforme al siguiente texto: “Excepcionalmente la
conciliación podrá ser promovida únicamente por la víctima,
sólo por única vez y no siendo posible en casos de reincidencia”
y dicha excepción debe ser interpretada de manera restrictiva,
en el marco de los estándares universales e interamericanos
que fueron anotados y conforme a los instrumentos
internacionales de protección de derechos humanos, dispuesto
en los arts. 13 y 256 de la CPE. En ese sentido, debe
entenderse que dicha excepción, solo procede en los casos no
contemplados en el parágrafo I del art. 46 de la Ley 348; es
decir, aquellos delitos que no contengan hechos de violencia
contra las mujeres que comprometan su vida e integridad
sexual; además, deben exigirse los siguientes presupuestos,
que: 1) Sea promovida por la víctima, por única vez; y, 2) No
exista reincidencia.
De lo que se colige con meridiana claridad que aquellos
casos derivados de agresiones físicas, solo excepcionalmente,
resultarían conciliables, ya que su conveniencia dependerá del
grado de afectación de los derechos de la víctima; vale decir, a
la vida y a la integridad sexual; por tanto, se torna necesario
que el Ministerio Público adopte todas las medidas para
verificar que estos derechos no se encuentren comprometidos,
siendo la autoridad jurisdiccional, quien deba adoptar aquellas
medidas que permitan verificar y ponderar de manera objetiva
su conveniencia; considerando para el efecto, la relevancia
social del hecho que motivó el inicio del proceso penal, los
alcances del daño causado y si el agresor efectuó una
reparación del mismo.
Este criterio, Señora Juez, se encuentra plenamente
apoyada por la Sentencia Constitucional Plurinacional
0709/2018-S2 de 31 de octubre de 2018 que indica:

II.2. Sobre la conciliación en asuntos de violencia familiar o doméstica

A partir de la vigencia del Código de Procedimiento Penal, uno de los


lineamientos del sistema procesal penal, fue el establecimiento de
mecanismos procesales destinados a obtener soluciones prontas y
razonables del conflicto, conocidos como salidas alternativas del juicio
ordinario, entre ellas, el instituto procesal de la conciliación.

En el ámbito nacional, de acuerdo a lo establecido en el inciso 7) del art. 27


del CPP, la conciliación constituye uno de los motivos por los cuales se
extingue la acción penal. Además, representa una forma de reintegrar a las
partes en conflicto, derivado de un hecho delictivo; es decir, a la víctima y al
imputado, a fin de llegar a una solución; sin que ello represente que el
Estado quede al margen; ya que a través de las autoridades judiciales, la
promueve en los casos permitidos por ley, conforme establece el art. 67 de la
Ley del Órgano Judicial (LOJ); siendo concordante a esta prescripción
normativa, el art. 327 del CPP, modificado por el art. 8 de la Ley de
Descongestionamiento y Efectivización del Sistema Procesal Penal -Ley 586
de 30 de octubre de 2014-, estableciendo que su procedencia se sujetará a la
normativa especial vigente.

En este marco, el referido art. 67.III de la LOJ, dispone que: “No está
permitida la conciliación en temas de violencia intrafamiliar o doméstica…”;
en concordancia con esta disposición, el art. 46 de la Ley 348, prescribe:

I. La conciliación está prohibida en cualquier hecho de violencia contra las


mujeres, que comprometa su vida e integridad sexual. Ninguna institución
receptora de denuncias ni su personal, podrá promover la conciliación ni
suscripción de ningún tipo de acuerdo entre la mujer y su agresor, bajo
responsabilidad. (…)

III. No se reconoce la conciliación bajo presión a la víctima o para evitar


carga procesal, bajo responsabilidad funcionaria.

IV. Excepcionalmente la conciliación podrá ser promovida únicamente por


la víctima, sólo por única vez y no siendo posible en casos de reincidencia
(las negrillas son introducidas).

De modo tal, que el parágrafo I del citado art. 46 de la Ley 348, contiene un
mandato imperativo, traducido en la prohibición de la conciliación, en
aquellos delitos que contienen hechos de violencia contra las mujeres, que
comprometen su vida e integridad sexual, entre los cuales, estarían
inmersos los tipos penales de feminicidio, homicidio suicidio, aborto
forzado, lesiones gravísimas, violación, abuso sexual, acoso sexual, actos
sexuales abusivos, padecimientos sexuales, incumplimiento de deberes de
protección a mujeres en situación de violencia, así como la violencia familiar
o doméstica, que se halla contemplada en el art. 272 bis del Código Penal
(CP). Por lo que, el legislador trató con especial cuidado, la posibilidad de
conciliar, ya que expresamente estableció su prohibición como regla.

A propósito de este instituto procesal, el CEDAW, en la Recomendación


General 33[14], citada en el anterior Fundamento, estableció que en cuanto
a los procesos alternativos de resolución de conflictos, recomienda a los
Estados que se aseguren que los casos de violencia contra las mujeres,
incluida la violencia doméstica, bajo ninguna circunstancia, se remitan a
cualquiera de los procedimientos alternativos de solución de controversias.

En la Recomendación efectuada al Estado de Bolivia el 2015, el CEDAW


observó la prevalencia de diferentes formas de violencia contra las mujeres;
así como el extremado bajo número de procesamientos y condenas de los
autores en los casos de violencia contra la mujer y la remisión de casos de
violencia contra las mujeres a los procedimientos de conciliación, a pesar de
estar prohibido. A partir de las observaciones realizadas, el CEDAW
recomendó a Bolivia, entre otras medidas:

(C) Asegurar que todos los casos de violencia contra las mujeres, incluidos
los casos de feminicidio y la violencia sexual, sean investigados de manera
efectiva, y los perpetradores enjuiciados y castigados adecuadamente;

(D) Velar por que los casos de violencia contra la mujer, incluida la violencia
doméstica, bajo ninguna circunstancia sean derivados a procedimientos
alternativos de solución de controversias[15]; (…) [las negrillas son
nuestras].

En similar sentido, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos


(CIDH), en las recomendaciones[16] efectuadas al Estado boliviano,
mencionó que:

…conciliación asume que las partes involucradas se encuentran en igualdad


de condiciones de negociación, lo que no sucede en el ámbito de la violencia
intrafamiliar. Es reconocido internacionalmente que la conciliación en casos
de violencia intrafamiliar no es recomendable.En efecto, se ha verificado
que los acuerdos realizados en el marco de la mediación aumentan el riesgo
físico y emocional de las mujeres, por la desigualdad en las relaciones de
poder entre las partes.Además, los acuerdos generalmente no son cumplidos
por el agresor y no abordan las causas y consecuencias de la violencia en sí
mismas[17].

De igual manera, el Comité de Expertas del Mecanismo de Seguimiento de


la Convención de Belém do Pará (MESECVI), que es la responsable de
analizar y evaluar el proceso de implementación de la Convención de Belém
do Pará dentro de los Estados, recomienda:

…prohibir los métodos de conciliación, mediación y otros orientados a


resolver extrajudicialmente casos de violencia contra las mujeres. En caso
de que ya cuenten con dicha prohibición recomienda a los Estados
armonizar su legislación procesal con esta prohibición, a fin de evitar que en
casos de violencia contra las mujeres se requiera la audiencia de conciliación
(…)[18]
Esta prohibición se justifica, por los efectos contraproducentes en el acceso
a la justicia para las víctimas y la erradicación de la violencia; y, atendiendo
la problemática desde una visión más amplia, resultaría difícil no exponer a
la víctima a un potencial escenario de violencia; además que, no garantiza
una real protección ni un tratamiento integral del problema que permita
romper y erradicar este ciclo de violencia ejercido; además, no se debe
obviar que uno de los principales problemas que presenta conciliar este tipo
de asuntos, es el desbalance de poder entre las partes, como se vio en el
Fundamento Jurídico precedente.

En la misma línea, el Tribunal Constitucional Plurinacional, a través de la


SCP 1961/2013 de 4 de noviembre, se refirió en el análisis del caso concreto
-Fundamento Jurídico III.2-, sobre la prohibición de conciliar, en aquellos
procesos penales derivados de hechos de violencia familiar y doméstica,
indicando:

En el caso concreto, el accionar al margen del ordenamiento jurídico por


parte de las servidoras públicas demandadas, amenazó el derecho a la vida
de la accionante en sus vertientes integridad psicológica y física, pues
independientemente de si evidentemente fue o no víctima de violencia
intrafamiliar, al estar en curso una denuncia penal y medidas de seguridad
impuestas, todas las autoridades públicas tienen el deber supremo de no
arriesgar la vida ni la integridad física y emocional de las mujeres
supuestamente agredidas; en esa dimensión al volver a citarla a efectos de
reunirla con su agresor y crear nuevos escenarios angustiantes procurando
una conciliación prohibida por la Ley Integral para Garantizar a las Mujeres
una Vida Libre de Violencia, incurrieron en persecución indebida que
eventualmente pone en riesgo el derecho a la integridad personal que
conglomera al derecho a la integridad psicológica y en definitiva a la vida
digna de la accionante; así cabe recordar lo estipulado por el art. 46 de la
Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, que
establece que la conciliación está prohibida en cualquier hecho de violencia
contra las mujeres, que comprometa su vida e integridad sexual. Ninguna
institución receptora de denuncias ni su personal, podrá promover la
conciliación ni suscripción de ningún tipo de acuerdo entre la mujer y su
agresor, bajo responsabilidad (el resaltado es ilustrativo).

Cabe señalar, que los estándares de los Sistemas Universal e Interamericano


de Protección de los Derechos Humanos, con relación a la discriminación y
violencia en razón de género, deben ser aplicados por todas las juezas,
jueces y tribunales, en el marco de las obligaciones asumidas por el Estado
boliviano, del control de convencionalidad y de las normas constitucionales
contenidas en los arts. 13 y 256 de la CPE. Dichos estándares se encuentran
sistematizados en el Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género,
aprobado por el Tribunal Supremo de Justicia mediante Acuerdo de Sala
Plena 126/2016 de 22 de noviembre; el cual, debe ser aplicado de manera
obligatoria por las autoridades jurisdiccionales.

Ahora bien, del conjunto de disposiciones legales desarrolladas, a partir de


un análisis integral de las mismas, se puede concluir que la normativa
interna boliviana, en el marco de los derechos reconocidos en el art. 15 de la
CPE y los estándares internacionales de protección de los Derechos
Humanos, incluidas las recomendaciones efectuadas al Estado boliviano, no
admiten la conciliación en hechos de violencia familiar o doméstica, por la
desigualdad de condiciones entre las partes, acentuado por el vínculo
afectivo y familiar que media y que hacen más probable viciar la voluntad de
la víctima.

Complementando este análisis con lo establecido en el parágrafo IV del


mencionado art. 46 de la Ley 348, se abre una excepcionalidad respecto a la
posibilidad de conciliar, conforme al siguiente texto: “Excepcionalmente la
conciliación podrá ser promovida únicamente por la víctima, sólo por única
vez y no siendo posible en casos de reincidencia”.

Ahora bien, a partir de los argumentos señalados en párrafos precedentes,


dicha excepción debe ser interpretada de manera restrictiva, en el marco de
los estándares universales e interamericanos que fueron anotados y
conforme a los instrumentos internacionales de protección de derechos
humanos, dispuesto en los arts. 13 y 256 de la CPE. En ese sentido, debe
entenderse que dicha excepción, solo procede en los casos no contemplados
en el parágrafo I del art. 46 de la Ley 348; es decir, aquellos delitos que no
contengan hechos de violencia contra las mujeres que comprometan su vida
e integridad sexual; además, deben exigirse los siguientes presupuestos,
que: 1) Sea promovida por la víctima, por única vez; y, 2) No exista
reincidencia.

De lo que se extrae, que aquellos casos derivados de agresiones físicas, solo


excepcionalmente, resultarían conciliables, ya que su conveniencia
dependerá del grado de afectación de los derechos de la víctima; vale decir, a
la vida y a la integridad sexual; por tanto, se torna necesario que el
Ministerio Público adopte todas las medidas para verificar que estos
derechos no se encuentren comprometidos; y en su caso, si dicha entidad no
cumple con su deber, con la responsabilidad que ello conlleva, prevista en el
art. 46.I de la Ley 348, es obligación de la autoridad jurisdiccional, antes de
homologar dicha conciliación, adoptar aquellas medidas que permitan
verificar y ponderar de manera objetiva su conveniencia; considerando para
el efecto, la relevancia social del hecho que motivó el inicio del proceso
penal, los alcances del daño causado y si el agresor efectuó una reparación
del mismo.

Entre las medidas que pueden ser adoptadas por las autoridades antes
mencionadas, se tiene el análisis del perfil del caso a conciliar, el contexto y
los elementos que se hallen involucrados; en ese entendido, podrá solicitar
informes psicológicos y sociales, entre otros.

Por otra parte, otro de los requisitos para la procedencia de la conciliación


es que ésta sea promovida por la víctima; y en ese sentido, el parágrafo III
del art. 46 de la Ley 348, establece que: “No se reconoce la conciliación bajo
presión a la víctima o para evitar carga procesal, bajo responsabilidad
funcionaria”. Conforme a ello, corresponde que las autoridades antes
anotadas, analicen que la voluntad de la víctima no hubiera sido viciada,
utilizando las medidas necesarias, como la solicitud de informes de tipo
psicológico.

A este efecto, en el marco de lo previsto en la Disposición Transitoria


Segunda de la referida Ley 348, se aprobó a través de la Resolución
Ministerial 213/2014 de 5 de noviembre, el Protocolo y Ruta Crítica
Interinstitucionales para la Atención y Protección a Víctimas; el cual, indica
que para la conciliación se debe exigir:

4. Para la conciliación se deberá exigir un informe del perfil psicológico del


agresor y las recomendaciones terapéuticas. En caso que se recomiende una
terapia se desestimará esta salida alternativa, pudiendo optarse por la
suspensión condicional del proceso, debiendo establecerse entre las
condiciones el tratamiento psicológico que deba cumplir el sindicado; con la
obligatoriedad de informe de evolución psicológica de las instituciones
tratantes.

5. A efectos de dar curso a la conciliación, el o la Fiscal de Materia requerirá


a la UPAVT o Instancia Promotora, informe con relación al cumplimiento de
las medidas de protección, la actual situación de la víctima y si los hechos de
violencia hacia la víctima y o su entorno familiar ha cesado.

6. En aplicación del parágrafo 3 del art. 46 de la Ley N° 348, con la finalidad


de verificar si la víctima no ha sido presionada para la suscripción de
acuerdos conciliatorios presentados al o la Fiscal, éste o ésta requerirá a la
UPAVT o Instancia Promotora informe correspondiente. (…)

8. En el caso de víctimas, cuya lengua materna sea diferente al castellano, o


que sean procedentes de pueblos indígenas originarios o que tuvieran
alguna discapacidad en el lenguaje, en el Acta de Audiencia de Conciliación,
necesariamente deberá nombrarse traductor o intérprete a través del cual se
explicará a la víctima las consecuencias y efectos de la conciliación
solicitada, salvo en el caso de que el o la Fiscal de Materia conozca el idioma
o lengua materna de la víctima o lenguaje de señas.

Disposiciones específicas y operativas que se tornan necesarias para


desarrollar, dar efectividad y aplicación material a dicha normativa legal; así
también, otorga los parámetros aplicables en la atención, protección y
sanción en estos casos; constituyéndose en un documento legal válido
durante el proceso judicial, al tener carácter obligatorio; puesto que, su
fundamento de validez deriva de los estándares universales e
interamericanos de protección de los Derechos Humanos, que fueron
referidos en el Fundamento Jurídico anterior, así como de las disposiciones
legales contenidas en la referida Ley 348.

Por otra parte, otro de los requisitos para la procedencia de la conciliación,


es que se trate de una primera vez y que no exista reincidencia; último
supuesto, que no debe ser comprendido en los términos previstos por el art.
41 del CP, que exige la existencia de una sentencia condenatoria
ejecutoriada y que no hubiera transcurrido desde el cumplimiento de la
condena un plazo de cinco años[19]; pues ello, no resultaría conforme a los
estándares universales e interamericanos citados en este Voto Disidente,
que exigen la protección de las mujeres víctimas de violencia y que
recomiendan a los Estados Partes rechazar la conciliación, debido a que no
existe igualdad en las relaciones de poder entre ambas partes y a que los
acuerdos generalmente no son cumplidos por el agresor; supuestos que en
caso de reiteración de la conducta violenta, se torna más evidente; pero
además, deben considerarse los bajos índices de sentencias condenatorias
existentes, debido al uso constante de la conciliación y de salidas
alternativas como la suspensión condicional del proceso; aspecto que, como
se analizó, fue advertido por el CEDAW.

En ese marco, la reincidencia a la que se refiere el art. 46 de la Ley 348, debe


ser entendida como la reiteración de la violencia en razón de género, ya sea
que exista con anterioridad un rechazo de denuncia, una conciliación, una
suspensión condicional del proceso, o cualquier otra medida; pues, lo que
interesa -a efecto de garantizar los derechos de las víctimas de violencia- es
la existencia de un antecedente como tal y no una sentencia condenatoria
ejecutoriada.

Cabe señalar que este entendimiento, no vulnera el derecho a la defensa del


agresor ni supone una violación al principio de presunción de inocencia; por
cuanto, no se está asumiendo ninguna medida punitiva contra él, sino,
simplemente, se está negando la posibilidad de conciliar, en aras de
defender los derechos de la víctima, en el marco de los instrumentos
internacionales de protección de Derechos Humanos, asumidos por el
Estado boliviano.

El razonamiento desarrollado en los párrafos precedentes, también es


aplicable a los supuestos de conciliación en la jurisdicción indígena
originaria campesina (JIOC), cuyas autoridades deben velar, a partir de sus
propias normas y procedimientos, que los casos sometidos a conciliación no
impliquen lesión a los derechos a la vida e integridad sexual de las mujeres,
que no exista presión a la víctima para la conciliación y que no se trate de
una conducta reiterada del agresor; para el efecto, las autoridades deben
efectuar un seguimiento del caso, en el marco de sus valores ancestrales, del
equilibrio, de la armonía y de la complementariedad.

En síntesis, es posible señalar las siguientes subreglas para efectos de la


conciliación:

i) La conciliación solo procede en los supuestos en que no esté


comprometida la vida e integridad sexual de las víctimas; para el efecto:

i.a) El Ministerio Público está obligado a adoptar todas las medidas para
verificar que los derechos a la vida e integridad sexual no se encuentren
comprometidos; y,

i.b) Si el Ministerio Público no cumple con su obligación, la autoridad


jurisdiccional está en el deber de solicitar las medidas necesarias para
verificar y ponderar la conveniencia de homologar o no, la conciliación
pedida por el Ministerio Público;

ii) La conciliación solo procede a pedido de la víctima; para el efecto:

ii.1) El Ministerio Público está obligado a adoptar las medidas necesarias


para analizar, si la voluntad de la víctima no fue viciada; y,
ii.2) Si el Ministerio Público no cumple con esa obligación, la autoridad
judicial debe solicitar las medidas necesarias para verificar la ausencia de
vicios en la voluntad de la víctima;

iii) La conciliación solo puede ser dispuesta por una vez y no se aplica en
casos de reincidencia; la cual, debe ser entendida como la reiteración de la
violencia, sin necesidad que exista sentencia condenatoria ejecutoriada; y,

iv) Las autoridades de la JIOC, deben velar, a partir de sus propias normas y
procedimientos, por el cumplimiento de todas las subreglas antes anotadas,
efectuando un seguimiento del caso, en el marco de sus valores ancestrales,
el equilibrio, la armonía y la complementariedad.

En tal virtud, Señora Juez, por todo lo precedentemente


expuesto, amparada en el Art. 24 de la Constitución Política del
Estado, TENGO A BIEN EN RENUNCIAR DE FORMA
EXPRESA A LA ACUSACIÓN PARTICULAR QUE ME
CORRESPONDE, SOLICITANDO QUE LA CAUSA SE EXTINGA
Y SE PROCEDA AL CORRESPONDIENTE ARCHIVO DE
OBRADOS, sea bajo el principio de celeridad, protestando, para
tal efecto, cumplir con todos los requisitos que fueran
necesarios y requeridos, sea con las debidas formalidades de
ley.
OTROSÍ 1ro.- Asimismo, a efectos de que su autoridad
pueda constatar todo lo manifestado en el presente, adjunto
documentación original para su correspondiente valoración y
consideración, sea con iguales formalidades de ley.
OTROSÍ 2do.- Asimismo, al amparo del art. 24 de la
Constitución Política del Estado, tengo a bien en solicitar
fotocopias simples de todo lo obrado incluyendo el presente
memorial y su decreto correspondiente, sea con las
consiguientes formalidades de ley.
OTROSÍ 3ro.- Para conocer ulteriores determinaciones
emanadas por vuestra alta autoridad, señalo domicilio procesal
en el Edif. Mariscal Ballivián, Piso 7, Oficina 708, ubicada en la
calle Mercado entre Colón y Loayza, correo electrónico:
[email protected], celular y whatsapp 72071861, señalando
que se cuenta con ciudadanía digital.
De Dios es la Justicia!!!.
La Paz, enero de 2022

ELENA QUIUCHACA APAZA


SOLICITANTE

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