NEHEMÍAS 3: 28-32
La enseñanza central de un capítulo como este es que, para volver a
reconstruir las vidas, necesitamos y debemos buscar la ayuda los unos de los
otros. Este es un gran capítulo acerca de la cooperación. Ilustra la verdad del
Nuevo Testamento acerca del cuerpo de Cristo. En 1 Corintios 12, Romanos 12
y otros capítulos, se enseña que los creyentes en Cristo son parte de un cuerpo
mundial compuesto de muchos miembros. Nos pertenecemos los unos a los
otros, así que debemos ayudarnos unos a otros a llevar las cargas. Esto es
algo que queda ilustrado de manera muy dramática en este capitulo.
Aprendemos por lo que dice en el Nuevo Testamento que hay dos cosas que ya
no podemos decir cuando nos hacemos cristianos. La primera es: “No me
necesitas”. Todo el mundo en el cuerpo de Cristo necesita a las demás
personas. La segunda cosa es: “No te necesito”. ¡Por supuesto que
necesitamos a los demás! Es el tomar conciencia de esta verdad lo que hace
que la iglesia sea una congregación viviente, cálida y amorosa.
El camino del amor
Devoción del 19 de mayo
De sus amigos en RayStedman.org
Lea: 1 Juan 3:11-14
Nosotros sabemos que hemos pasado de
muerte a vida, porque amamos a los
hermanos. El que no ama a su hermano,
permanece en muerte. 1 Juan 3:14
Es realmente fascinante que el apóstol que escribió esto sea
conocido como el apóstol del amor. Pero si lee usted lo que dice en
el evangelio de Juan, se dará cuenta de que esta no es su
naturaleza, ni mucho menos. Él y su hermano Santiago se
ganaron, por parte de Jesús, el título de “Hijos del trueno” (Marcos
3:17), porque estaban constantemente queriendo maldecir a los
que estaban en contra de ellos. El temperamento de Juan no era
por naturaleza uno que tuviese tendencia a mostrar el amor. Pero
cuando nació de nuevo, se manifestó la vida de Dios en su
corazón, y este hombre comenzó a mostrar amor.
Jacob De Shazer bombardeó Tokio a principio de la Segunda
Guerra Mundial. Fue capturado por los japoneses y encarcelado.
Odiaba a sus apresadores japoneses, y era tan violento y vicioso
que ellos le temían. Le mantenían en reclusión solitaria debido al
odio con que les atacaba. Pero obtuvo un ejemplar de la Biblia y
comenzó a leerla en su totalidad. En la soledad de su celda, se dio
cuenta de la vida que está en Jesús, y se produjo un cambio
asombroso en este hombre. El odio que había sentido hacia los
japoneses cambió por completo, y empezó a amar a los que le
habían cautivado y a mostrarles su amor, de manera que ellos se
quedaron totalmente asombrados por lo que le había sucedido. En
lugar de dejarse dominar por la ira, el resentimiento y su saña
viciosa contra ellos, se convirtió en el más dócil de los prisioneros,
cooperando ansiosamente con sus captores y orando por ellos.
Con el tiempo, la historia de su cambio de corazón fue puesta por
escrito en un pequeño folleto y, después de la guerra, cayó en
manos de un capitán japonés llamado Mitsuo Fuchida, el hombre
que dirigió el ataque contra Pearl Harbor y que dio la orden de
lanzar las bombas en aquel fatídico día del 7 de Diciembre. Mitsuo
Fuchida fue un héroe en Japón después de la guerra por esa
hazaña y otras, pero su propio corazón estaba vacío. Por alguna
razón leyó el folleto que contaba la historia del asombroso cambio
que se produjo en el corazón de De Shazer. Fue arrestado y se
sintió intrigado por esta historia. Consiguió un Nuevo Testamento
en alguna parte y empezó a leerlo con creciente interés. Llegó por
fin a la historia de la crucifixión y, cuando leyó las palabras del
Señor en la cruz: “Padre, perdónales porque no saben lo que
hacen” (Lucas 23:34), se le partió el corazón. Se dio cuenta de
que Este pudo amar a sus enemigos y orar por aquellos que le
perseguían, manifestando una calidad de vida que ningún ser
humano natural podía posiblemente mostrar. Mitsuo Fuchida se
hizo cristiano y se convirtió en evangelista, relatando la historia de
un amor que puede cambiar los corazones humanos.
Semejante amor es la señal de la nueva vida; es un amor que no
solo muestra usted hacia personas a las que quiere, sino hacia
aquellas que no le quieren a usted. Es un amor que no depende de
una relación recíproca, sino que ama a los que no se lo merecen, a
los incapaces, a los desagradecidos, a los egoístas y a los difíciles.
Este es, por lo tanto, el carácter del amor verdadero y es siempre
evidencia de que se ha producido una nueva vida, la vida nacida
de Dios.
Señor, me doy cuenta de que no debo amar a otras personas
porque ellas me aman a mí, sino porque yo he sido amado por
Dios y tengo en mí una vida que ama a pesar de que no haya
razón para que lo haga. Enséñame a que esa vida se manifieste
por medio de mí.
Aplicación a la vida
¿Es uno de los requisitos que se nos requieren para amar a otros
que ellos nos amen a nosotros primero? Aparte de tener una
nueva Vida en nuestro interior, no podemos de ninguna manera
poner de manifiesto el amor de Dios que Él nos ha mandado que
mostremos.
Lea: 1 Juan 4:7-10
El que no ama no ha conocido a Dios, porque
Dios es amor. 1 Juan 4:8
En este pasaje nos encontramos cara a cara con esa tremenda
declaración de las Escrituras: “Dios es amor”. Esto significa que,
en el origen de todo lo que hace Dios, está el amor. Por muy difícil
que nos parezca a nosotros, la fuente de la cual brota toda la
actividad de Dios es este amor, mediante el cual se entrega a Sí
mismo. Incluso Sus juicios, Sus condenaciones, las manifiesta con
amor. El juzgar no es algo separado del amor. Si me convence
usted de que un Dios santo y amoroso no puede juzgar a una
persona pecadora, entonces me convencerá usted también de que
Él no puede amar a una persona pecadora. Inherente en la
cualidad del amor se halla el antagonismo hacia cualquier cosa
que se oponga al objeto del amor. Además, inherente en él se
encuentra la cualidad del juicio. Dios es un fuego purificador, que
consume y quema la escoria a fin de que Él pueda preservar el
oro. Incidentalmente, es así como el libro de Hebreos le describe:
“nuestro Dios es fuego consumidor” (Hebreos 12:29). No siempre
resulta fácil vivir con el amor por esta misma cualidad, a pesar de
que es la cosa más maravillosa en el mundo por su calor y por el
hecho de que todo lo incluye, aceptando a toda clase de personas
y todas las condiciones, sin buscar el mérito por parte del objeto
amado. Ese es el amor de Dios.
El Dr. H. A. Ironside acostumbraba contar acerca de una mujer
que fue a verle y le dijo: ―No tengo ningún interés en la Biblia y
toda su superstición cristiana; a mí me basta con saber que Dios
es amor.
Él le contestó: ―¿Lo sabe usted de verdad?
Ella le dijo: ―Claro que lo sé; lo he sabido toda mi vida.
―Bien ―dijo él―, ¿cree usted que todo el mundo lo sabe?
―Oh, sí ―contestó ella―, todo el mundo sabe que Dios es amor.
―Bien ―dijo él―, ¿cree usted que una mujer en la India, que está
convencida de que su religión le exige que coja a su hijo y lo tire
al río como una ofrenda a los cocodrilos, tiene algún concepto o
idea de que Dios es amor?
A lo que ella le contestó: ―Bueno, no, pero eso es mera
superstición.
―¿Cree usted que la persona en África que se inclina ante sus
ídolos de madera y de piedra, temblando de temor pensando que
la puedan golpear y destruir su cosecha, quitarle sus hijos e
incluso herirle a él, cree usted que tiene la menor idea de que Dios
es amor? ―le preguntó.
Ella dijo: ―No, pero en todos los países civilizados sabemos que
Dios es amor.
―Bueno ―dijo él―, ¿cómo sabemos eso? ¿Cómo sabemos que
Dios es amor? ¿Enseñaron esto los antiguos? ¿Enseñan las otras
religiones en la tierra y muestran que Dios es amor? ¿Sabe usted
que el único motivo por el que sabemos que Dios es amor es
porque envió a Su Hijo y se manifestó Él mismo como amor? El
libro que nos habla acerca del Señor Jesucristo es el único libro en
el mundo que contiene la idea que el Dios tras toda la materia
creada es un Dios de amor. La creación revela Su poder, Su
grandeza y Su energía, pero no hay nada en la naturaleza que
diga: “Dios es amor”. La única manera que tenemos para saberlo
es que Dios manifestó Su amor dando a Su Hijo.
Padre, solo Tú eres la fuente de este amor, la única clase que
cubre el anhelo del corazón del reclamante. Yo oro pidiendo que
sea capaz de reconocerme a mí mismo como persona que ha sido
llamada a realizar esta gran labor de ser una demostración de esta
clase de amor.
Aplicación a la vida
Dios mostró Su amor enviando a Su Hijo para que nosotros
podamos vivir por medio de Él. ¿Hemos aprendido nosotros a
reconocer la verdadera naturaleza del amor tal y como ha sido
manifestado en todas las acciones de Dios?
La deuda del amor
Devoción del 26 de mayo
De sus amigos en RayStedman.org
Lea: 1 Juan 4:11-16
Amados, si Dios así nos ha amado, también
debemos amarnos unos a otros. 1 Juan 4:11
Esta es la respuesta a cada torpe excusa por nuestra parte según
la cual: “Yo no puedo amar a esa persona. Usted no tiene ni idea
de cómo es esa persona. Si tuviese usted que vivir con ella como
tengo que hacerlo yo, usted tampoco podría amarla”. No,
“Amados, si Dios así nos ha amado... ”. Si ha experimentado usted
esta clase de amor, si ha acudido usted a la cruz y ha sentido la
poderosa limpieza del amor de Dios hacia usted, a pesar del
antagonismo y el odio que le ha mostrado a Él, y a pesar de que a
usted le complace hacer las cosas que le gustan; si ha sentido la
gracia limpiadora de Dios que ha limpiado todo eso sin ninguna
recriminación o sin recordarle a usted su pasado, olvidándolo y
perdonándolo todo, entonces, como dice Juan, usted no solo
puede amar a otra persona, sino que “debe” hacerlo; está
obligado a hacerlo. De ahí es de donde procede la palabra “deber”:
“debemos amarnos los unos a los otros”.
Es por esto que Pablo pudo decir en Romanos 1: “A griegos y a no
griegos, a sabios y a no sabios soy deudor” (v. 14). Debo algo a
todo el mundo. Y él mismo dijo más adelante en esta misma
epístola: “No debáis nada a nadie, sino el amaros unos a otros”
(13:8a). Lo debemos porque tenemos en nuestro interior la fuente
del amor en la vida de Dios. Si no tiene usted la vida de Dios, no
puede usted manifestar ese amor de los unos a los otros de esta
manera. No lo intente usted; sobre todo, no manifieste usted un
amor mezquino, vulgar, que sea una imitación ligera del amor que
trata a otros con amabilidad hacia ellos pero que les destruye a
sus espaldas, porque eso no es amor; o sencillamente tolerar a
otros durante un tiempo. Eso no es amor. A menos que tenga la
vida de Dios, no podrá usted amar. Pero si tiene usted la vida de
Dios, esa es toda la cuestión, usted puede amar y debe hacerlo.
Dios en usted puede amar por medio de usted y lo hará. Todo lo
que Él está esperando es el asentimiento de su voluntad, y Él
manifestará Su amor por medio de usted.
El versículo 12 nos presenta un concepto muy importante y
atrevido: reconoce que Dios es invisible y nadie ha visto nunca a
Dios. Incluso en los tiempos del Antiguo Testamento, a pesar de
que aparecían manifestaciones de Dios en forma humana, estas no
eran otra cosa que Dios en un disfraz humano. Estas
manifestaciones no fueron Dios haciéndose visible. ¿Dónde
aparece de manera visible? Juan dice: “Si nos amamos los unos a
los otros, Dios permanece en nosotros, y su amor es completado”,
es decir: Su amor alcanza el objetivo final “en nosotros”. Es ahí
donde las personas ven el amor de Dios, y es el único lugar donde
se puede ver. El hecho es que un Dios que habita en nosotros solo
se vuelve visible cuando nosotros manifestamos el amor los unos
para con los otros. Mientras seamos amables solo con nuestros
amigos o con aquellas personas que sean amables con nosotros,
nadie tiene la menor idea de que Dios se halla presente. Pero
cuando empezamos a ser amables con aquellas personas que son
desagradables con nosotros, cuando empezamos a devolver el
bien por el mal, cuando empezamos a mostrarnos pacientes,
afectuosos, considerados y dulces con las personas que son
tozudas, obstinadas y egoístas, entonces las personas tienen la
sensación de que Dios está cerca, que Él está en medio de la
situación, y entonces el que Dios more en nosotros se hace visible
ante esas personas.
Padre, permite que estas palabras queden grabadas como con
fuego en mi corazón, para que yo pueda reconocerme a mí mismo
como llamado de manera preeminente, por encima de todo lo
demás, para cumplir con esta gran labor de ser una demostración
abundante de esta clase de amor.
Aplicación a la vida
A menos que tengamos la vida de Dios, no podemos amarnos los
unos a los otros. ¿Hemos comprendido nosotros y puesto en
práctica el poder de Su Presencia, para no encontrarnos con que
esto es una verdad sorprendente?
Lea: Juan 15:12-17
Este es mi mandamiento: Que os améis unos
a otros, como yo os he amado. Nadie tiene
mayor amor que este, que uno ponga su vida
por sus amigos. Juan 15:12-13
Esta sección empieza y termina con el mandamiento de Jesús:
“Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros”. El hecho
de que esto se exprese en forma de mandato significa que no es
una opción en nuestra vida, no es algo que hacemos si nos
apetece. Debe ser una respuesta deliberada ante otra persona que
sabemos que pertenece a la familia de Dios, sin tener en cuenta
cómo nos sintamos respecto a esta persona.
Muchas personas realizan grandes esfuerzos al llegar a este punto,
diciendo: “¿Cómo se puede mandar al amor? El amor es un
sentimiento, y si no puede usted amar a alguien, no lo puede
usted evitar. El amor es nuestro amo; nosotros no lo dominamos”.
Las personas que dicen estas cosas revelan que tienen un grave
concepto erróneo del amor. Desgraciadamente, somos víctimas de
Hollywood en este sentido. Pensamos en el amor como un
sentimiento que tenemos de afecto hacia otra persona.
Pero el amor, acerca del cual habla Jesús aquí, es algo totalmente
diferente. Hay una cosa de la que podemos estar seguros: Él
nunca nos mandaría hacer lo que es imposible para nosotros
hacer. El secreto, como es natural, es que nosotros debemos
amar, como dice Él: “como yo os he amado”. Esta clase de amor
debe surgir de la misma clase de relación que Él tiene con el
Padre, que hizo posible que Él nos amase a nosotros. De esta
misma manera, y de la misma procedencia, debemos amarnos los
unos a los otros con la misma calidad de amor. Él nos amó a
nosotros porque Dios es amor y el Padre habitó en Él. Él estaba en
el Padre y el Padre en Él. Al rendirse por medio de esta relación, el
amor fluyó. No lo pudo evitar, porque Dios es amor y, al rendirnos
nosotros en esa relación con el Hijo, el amor fluye de nosotros y
tendrá las cualidades que tiene Su amor. Él continúa definiendo
para nosotros los aspectos del amor que caracterizan la calidad de
Su amor para con nosotros que también nosotros debemos
mostrar los unos para con los otros.
La primera es la que se expresa con estas palabras: “Nadie tiene
mayor amor que este, que uno ponga su vida por los amigos”. El
amor pone su vida por otra persona. Todos nosotros sabemos lo
absolutamente real que es el ejemplo de Jesús acerca de esto. El
Suyo es el mayor amor que ha demostrado nadie hacia sus
amigos. Evidentemente esto significa más que simplemente morir
físicamente por ellos. Si solo significase eso, habría muy pocos de
nosotros que pudiésemos o que estuviésemos dispuestos a cumplir
esto jamás, principalmente porque careceríamos de la oportunidad
para hacerlo. ¡Y, como es natural, esto es algo que solo podríamos
hacer una vez! Pero el Señor nos está mandando hacer esto
repetidamente. De manera que quiere decir con esto que debemos
entregarnos los unos por los otros. Cuando usted realmente se
esfuerza por suplir la necesidad de un amigo, cuando está usted
dispuesto a dedicar tiempo a alguien que es cristiano
sencillamente porque esta persona es cristiana, no
necesariamente porque se siente usted atraído a ella y está usted
dispuesto a desvivirse por y a sacrificarse por él o por ella, está
usted poniendo su vida, por lo menos una parte de ella, por esa
persona, y esto es en lo que estaba pensando Jesús.
Señor, Tú me has amado con esta clase de amor. Ahora te pido
que este mismo amor fluya de mí a otros en el cuerpo de Cristo.
Aplicación a la vida
¿Qué significa amarnos los unos a los otros? ¿Cómo podemos
nosotros amar a una persona a la que no nos sentimos atraídos?
¿Qué papel desempeñan los sentimientos en cuanto a que
amemos a otros?