La Literatura Dramática Infantil
La Literatura Dramática Infantil
La Literatura Dramática Infantil
Luces y
sombras
Isabel Tejerina Lobo1
Alejandro Casona
Introducción
Me piden que sintetice en unas breves páginas lo que pueden ser las
principales líneas de lo que se ha escrito y escribe en España para los niños y
niñas. Trataré de cumplir ese deseo, ofreciendo un resumen apretado de
algunas de mis indagaciones en este campo. La primera cuestión a señalar es
un hecho destacado: el campo de la Literatura Infantil y Juvenil es un ámbito
creativo pujante, que ha tenido un importante desarrollo en España y en el
mundo, especialmente intenso a partir de los años setenta, debido a una nueva
atención estética, la mayor consideración actual de la infancia en el plano
socio-educativo y, también, por evidentes razones de la presión del mercado y
la sociedad de consumo en los países desarrollados. Sin duda alguna, en la
notable potencia editorial que hoy vivimos, el teatro es el género menos
cultivado y conocido. Junto a su hermana cenicienta, la poesía, su
limitadísima producción y, en muchos casos, la mediocre calidad de las obras
dramáticas que se dedican a los niñ@s, son razones que explican parcialmente
el hecho, pero que no justifican en absoluto la marginación que padece.
Porque al lado de una literatura que casi no merece tal nombre, piezas de
ocasión sin ningún respeto al niño, existen obras dramáticas infantiles muy
dignas que merecen ser conocidas, y es importante animar a crear para este
público a los buenos dramaturgos con apoyos institucionales y, sobre todo,
con lectores y actores. Así mismo, extender la investigación y la crítica
especializada y estudiar el teatro de manera similar a los otros géneros.
La literatura dramática infantil y su estudio histórico
El campo de la literatura dramática infantil a lo largo de su breve historia
ofrece un número reducido de autores y de textos de validez literaria
estimable. La propia naturaleza del teatro infantil que es, sobre todo, acción y
búsqueda de comunicación en esos primeros contactos del niño con el teatro,
puede explicar el fenómeno. Además, durante décadas ha existido un divorcio
evidente entre autores y grupos teatrales, un desconocimiento mutuo. Una
gran parte de compañías ignoran la mayor parte del corpus de las obras
escritas para este fin y, más de una, las desprecia antes de llegar a conocerlas.
La gran mayoría de los espectáculos para este público se apoyan en
adaptaciones de textos narrativos o en creaciones colectivas que modelan el
tratamiento escénico de algunas ideas de partida. En general, no ha existido
demasiada preocupación por el texto, se centran más bien en la trama de la
historia, olvidando con frecuencia que la interacción con ese público difícil de
complacer y de seducir no está reñido con la calidad expresiva y la belleza
poética del lenguaje. Sólo lo mejor de las últimas generaciones empieza a
franquear ese abismo con la búsqueda de nuevos caminos de conocimiento y
colaboración con los autores, señalando su presencia y participación como
tales en el proceso de creación del espectáculo.
Modelos estructurales
A modo de cierre
Para finalizar nuestro recorrido, un último apunte. Sabemos que el teatro
en su sentido pleno no es sólo la pieza dialogada que verbaliza un conflicto
entre personajes, sino una suma de lenguajes verbales y no verbales, que
funden toda su significación en el acto de la representación ante el público.
Hablar de teatro para niños y jóvenes no puede reducirse, afortunadamente, a
la sola lectura del texto. Su vertiente escénica es, gracias al esfuerzo de los
últimos veinte años de directores y compañías cada vez más profesionales,
mucho más rica y creativa que la estrictamente literaria. Y hoy nos interesa
cada vez más una de las prácticas pedagógicas de los propios niñ@s, la del
«juego dramático» sin ninguna finalidad espectacular, orientada al desarrollo
de la expresión liberadora, la creatividad y la formación integral de las
personas, cuyo análisis y beneficios educativos hemos expuesto en nuestra
investigaciónDramatización y teatro infantil (Siglo XXI, 1994).