Derecho Internacional Humanitario

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Universidad Nororiental Privada

Gran Mariscal de Ayacucho

Facultad de Derecho - Escuela de Derecho

Núcleo- El Tigre

Profesor: Bachiller:

El Tigre, diciembre 2021.


Introducción

A lo largo de la historia, la guerra y el conflicto armado han sido elementos permanentes

en la evolución política de todas las sociedades. Al respecto, John Keegan afirma que las

instituciones políticas de gran parte de las culturas, están signadas por relaciones bélicas

mecanismo de interacción más común entre los seres humanos, cuya importancia prevalecerá por

muchos siglos.

El derecho internacional humanitario es el cuerpo de normas internacionales, de origen

convencional o consuetudinario, específicamente destinado a ser aplicado en los conflictos

armados, internacionales o no internacionales, y que limita, por razones humanitarias, el derecho

de las Partes en conflicto a elegir libremente los métodos y los medios utilizados en la guerra, o

que protege a las personas y a los bienes afectados, o que pueden estar afectados, por el conflicto.

La siguiente investigación tiene por objeto estudiar los aspectos más resaltantes del

Derecho Internacional humanitario, entre ellos los diferentes ámbitos de aplicación, el derecho de

la haya, derecho de ginebra, derecho de los refugiados, entre otros.


El Derecho Internacional Humanitario.

El derecho internacional humanitario (DIH) es un conjunto de normas que, por razones

humanitarias, trata de limitar los efectos de los conflictos armados. Protege a las personas que no

participan o que ya no participan en los combates y limita los medios y métodos de hacer la guerra.

El DIH suele llamarse también "derecho de la guerra" y "derecho de los conflictos armados".

El DIH es parte del derecho internacional, que regula las relaciones entre los Estados. Está

integrado por acuerdos firmados entre Estados denominados tratados o convenios, por el derecho

consuetudinario internacional que se compone a su vez de la práctica de los Estados que éstos

reconocen como obligatoria, así como por principios generales del derecho.

El origen del DIH se remonta a las normas dictadas por las antiguas civilizaciones y

religiones. La guerra siempre ha estado sujeta a ciertas leyes y costumbres. La codificación del

DIH a nivel universal comenzó en el siglo XIX. Desde entonces, los Estados han aceptado un

conjunto de normas basado en la amarga experiencia de la guerra moderna, que mantiene un

cuidadoso equilibrio entre las preocupaciones de carácter humanitario y las exigencias militares

de los Estados. En la misma medida en que ha crecido la comunidad internacional, ha aumentado

el número de Estados que ha contribuido al desarrollo del DIH. Actualmente, éste puede

considerarse como un derecho verdaderamente universal.

El derecho internacional humanitario en perspectiva histórica.

Si bien los orígenes inmediatos de lo que hoy en día se conoce como DIH están en el siglo

XIX, sus antecedentes más remotos se ubican en tiempos ancestrales debido a que el fenómeno de

la guerra ha coexistido con el hombre. A lo largo de la historia se libraron infinidad de

enfrentamientos bélicos, unos con más crueldad que otros, por lo que no pasó mucho tiempo para
que se lograra reglamentar algunos aspectos en cuanto a la conducción de las hostilidades. Sin

embargo, tal como señalan Sassòli y Bouvier, en algunos casos esta reglamentación no obedecía

tanto a un propósito humanitario como a uno puramente táctico o económico, aunque en última

instancia lograra también un efecto humanitario. Así, por ejemplo, la prohibición de matar a los

prisioneros de guerra, establecida en tiempos de los antiguos romanos, podría tener como objetivo

garantizar la disponibilidad de futuros esclavos antes que respetar la vida de estos combatientes

capturados. La regulación sobre la guerra tiene larga data. Ya en la época de los sumerios se

señalaba que la guerra era un estado gobernado por la ley y se exigía una declaratoria para su

inicio, así como un acuerdo de paz que le pusiera término.

Ámbito de aplicación.

El DIH sólo se aplica en caso de conflicto armado. No cubre las situaciones de tensiones

internas ni de disturbios interiores, como son los actos aislados de violencia. Sólo es aplicable

cuando se ha desencadenado un conflicto y se aplica por igual a todas las partes, sin tener en cuenta

quien lo inició.

El DIH distingue entre conflicto armado internacional y conflicto armado sin carácter

internacional. En los conflictos armados internacionales se enfrentan, como mínimo, dos Estados.

En ellos se deben observar muchas normas, incluidas las que figuran en los Convenios de Ginebra

y en el Protocolo adicional I.

En los conflictos armados sin carácter internacional se enfrentan, en el territorio de un

mismo Estado, las fuerzas armadas regulares y grupos armados disidentes, o grupos armados entre

sí. En ellos se aplica una serie más limitada de normas, en particular las disposiciones del artículo

3 común a los cuatro Convenios de Ginebra y el Protocolo adicional II. Es importante hacer la
distinción entre derecho internacional humanitario y derecho de los derechos humanos. Aunque

algunas de sus normas son similares, estas dos ramas del derecho internacional se han desarrollado

por separado y figuran en tratados diferentes. En particular, el derecho de los derechos humanos,

a diferencia del DIH, es aplicable en tiempo de paz y muchas de sus disposiciones pueden ser

suspendidas durante un conflicto armado.

Ámbito de aplicación personal.

Las normas de DIH han sido formuladas con la intención de vincular a todas las partes

enfrentadas en una situación de conflicto armado; al respecto, resulta oportuno introducir algunas

reflexiones acerca de la aplicabilidad de esta rama del derecho, en relación con las características

particulares que presentan los destinatarios de sus disposiciones: Los estados, los movimientos de

liberación nacional, los grupos armados organizados, los miembros de operaciones de paz.

Ámbito de aplicación temporal.

La determinación del ámbito de aplicación temporal del DIH está vinculada a la

determinación de la existencia de un conflicto armado, en tanto ámbito de aplicación situacional

de esta rama del derecho; las consecuencias producto de la ausencia de una definición jurídica de

conflicto armado afectan todo intento por establecer cuándo y hasta cuándo debe aplicarse el DIH.

Fuentes.

El desarrollo progresivo del DIH ha tenido lugar a partir de una serie de principios y normas

consuetudinarias que se encuentran recogidos en los diversos tratados sobre la materia. De acuerdo

con el Artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, las fuentes del Derecho

Internacional, del que hace parte el Derecho Internacional Humanitario, son: las convenciones, la
costumbre internacional, los principios generales del Derecho Internacional, las decisiones

judiciales y la doctrina. Las cuales a continuación desarrollamos:

Derecho consuetudinario: “La costumbre es la forma primaria de manifestación de la

comunidad, ya que está formada por un conjunto de reglas observadas de hecho. Dichas

reglas se revelan por la repetición de ciertos actos, acompañados de sentimientos de

obligatoriedad. Sus elementos son el elemento material o la convicción de que el

comportamiento de que se trata es obligatorio”. Son dos los requisitos que se necesitan para

que un acto adquiera la calidad de costumbre: desarrollo definido y continuo del hábito de

llevarlo a cabo, y la convicción que, de acuerdo con el derecho internacional, es obligatorio

y justo.

Tratados internacionales: Constituyen la fuente por excelencia del Derecho Internacional

en general y, por ende, del DIH. Sin embargo, su carácter estático y los procedimientos y

requisitos que se exigen para su modificación presentan serias desventajas, más aún si se

tiene en cuenta la materia regulada. Por Ello, el avance científico armamentístico es

exponencialmente mayor a la rapidez con que se celebran los tratados para prohibir o

restringir el uso de ciertas armas.

Los tratados que conforman el Derecho Internacional Humanitario en orden cronológico

de acuerdo con su aprobación son:

 1864. Convenio de Ginebra para el mejoramiento de la suerte que corren los militares

heridos en los ejércitos de campaña.

 1868. Declaración de San Petersburgo: Prohibición de determinados proyectiles en tiempo

de guerra.
 1899. Convenios de La Haya sobre leyes y costumbres de la guerra terrestre y sobre la

adaptación de la guerra marítima de los principios del Convenio de Ginebra de 1864.

 1906. Revisión y desarrollo del Convenio de Ginebra de 1864.

 1907. Revisión de los Convenios de La Haya de 1899 y la aprobación de nuevos convenios.

 1925. Protocolo de Ginebra sobre la prohibición del empleo, en la guerra de gases

asfixiantes, tóxicos o similares y de medios bacteriológicos.

 1929. Dos Convenios de Ginebra: Revisión y desarrollo del Convenio de Ginebra de 1906,

y Convenio de Ginebra relativo al trato de los prisioneros de guerra.

 1949. Cuatro Convenios de Ginebra.

 1954. Convención de La Haya para la protección de los bienes culturales en caso de

conflicto armado.

 1972. Convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción y el almacenamiento

de armas bacteriológicas y tóxicas y sobre su destrucción.

 1977. Dos Protocolos Adicionales a los Convenios de Ginebra.

 1980. Convención sobre prohibiciones o restricciones del empleo de ciertas armas

convencionales que puedan considerarse excesivamente nocivas o de efectos

discriminados. A ella se añaden: Protocolo I sobre fragmentos no localizables, Protocolo

II sobre prohibiciones o restricciones del empleo de minas, armas trampa y otros artefactos,

Protocolo III sobre prohibiciones o restricciones del empleo de armas incendiarias.

 1993. Convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción, el almacenamiento y

empleo de armas químicas y sobre su destrucción.

 1995. Protocolo sobre armas láser cegadoras (Protocolo IV nuevo) de la Convención de

1980.
 1996. Protocolo enmendando sobre prohibiciones o restricciones del empleo de minas,

armas trampa y otros artefactos (Protocolo II enmendado de la Convención de 1980).

 1997. Convención sobre la prohibición del empleo, almacenamiento, producción y

transferencia de minas antipersonales y sobre su destrucción.

Principios generales de Derecho Internacional.

El Artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, establece que los principios

generales de derecho surten también efectos en el derecho de la guerra; de tal manera que se aplican

sin distinción en otras ramas del Derecho Internacional Público.

Los principios que se posicionan como la base del DIH son: humanidad, distinción,

limitación, precaución, necesidad militar y, proporcionalidad. Estos, no son limitativos y algunos

autores o instituciones refieren la existencia de otros principios. Sin embargo, los anteriores son

los básicos y esenciales en la materia y son los que desarrollaremos a continuación.

 Humanidad: Consiste en todas las disposiciones del DIH que hacen referencia a la

dignidad humana y a la obligación de mantenerla en todo momento en el desarrollo de la

hostilidad. De acuerdo con las normas de DIH, todas las personas deben ser tratadas con

un mínimo de humanidad.

 Distinción: Cuando Henry Dunant buscó la creación de un tratado que obligara a las partes

en conflicto a respetar a las personas heridas y a quienes les atienden, estaba justamente

pensando en la necesidad de que, en los conflictos armados, se hiciera siempre una

distinción entre quienes participan en las hostilidades y quiénes no. De acuerdo con la

norma 1 del Derecho Internacional Humanitario Consuetudinario, las partes en conflicto

deberán distinguir en todo momento entre personas civiles y combatientes.


 Limitación: El principio de imitación refiere que las partes en conflicto no cuentan, ni

deben emplear, medios y métodos ilimitados en el desarrollo de un conflicto armado. Si

bien los Convenios de Ginebra establecen diversas limitaciones para las partes en conflicto

respecto a cómo desarrollar las hostilidades, el principio de limitación está más presente

en los tratados referentes al uso de ciertas armas y métodos de combate.

 Precaución: El principio de precaución, bajo mi interpretación personal, tiene como mayor

esencia, el Convenio de Ginebra referente a la protección de las personas civiles.

 Necesidad Militar: Cuando se habla de DIH de forma menos introductoria y más

específica, se hace referencia a que sus normas representan un equilibrio entre los

principios de humanidad y distinción con el de necesidad militar. La necesidad militar es

el principio que permite realizar todo aquello que sea necesario para obtener una ventaja

directa y concreta sobre el adversario, siempre y cuando no se infrinja ninguna regla

establecida en los tratados de DIH.

 Proporcionalidad: Junto con el principio de necesidad militar, el principio de

proporcionalidad es de los más operacionales del DIH. Ambos hacen referencia a cómo

debe emplearse la fuerza tanto en conflictos armados internacionales como no

internacionales y, por lo tanto, es muy común que se confundan con los principios de

necesidad y proporcionalidad en el Uso de la Fuerza como facultad de los funcionarios

encargados de hacer cumplir la ley.

Jurisprudencia.

Es el conjunto de sentencias y demás resoluciones judiciales emitidas en un mismo sentido

por los órganos judiciales de un ordenamiento jurídico determinado. Tiene un valor fundamental

como fuente de conocimiento del derecho positivo, con el cual se procura evitar que una misma
situación jurídica sea interpretada en forma distinta por los tribunales; esto es lo que se conoce

como el principio unificador o unificado.

Se entiende por jurisprudencia a la doctrina establecida por los órganos judiciales del

Estado (por lo general, el Tribunal Supremo o Tribunales Superiores de Justicia) que se repite en

más de una resolución. Esto significa que para conocer el contenido completo de las normas

vigentes hay que considerar cómo han sido aplicadas en el pasado. En otras palabras, la

jurisprudencia es el entendimiento de las normas jurídicas basado en las sentencias que han

resuelto casos basándose en esas normas.

La doctrina.

Fuente subsidiaria de esta rama del derecho y auxiliar para la determinación de las reglas

de derecho. En el caso del Derecho Internacional Humanitario la doctrina emanada por el Comité

Internacional de la Cruz Roja, es la de más importancia e influencia, ya que ha servido de

fundamento a aquellas reglas convencionales o consuetudinarias aceptadas como obligatorias por

los Estados.

Doctrina jurisprudencial.

Se encuentra contenida en las opiniones consultivas de la Corte Internacional de Justicia,

que, si bien no son imperativas, constituyen un importante precedente que las toma que las torna

en obligatorias.

Instrumentos aprobados en el marco de las Conferencias Internacionales de la Cruz Roja.

Se trata de estatutos, resoluciones o declaraciones emitidas con la participación de los

Estados partes en los Convenios de Ginebra y todos los componentes del Movimiento de la Cruz
Roja y de la Media Luna Roja (Sociedades Nacionales, Liga de Sociedades Nacionales de la Cruz

Roja y la Media Luna Roja, y el Comité Internacional de la Cruz Roja CICR). La Particular

Composición de este órgano confiere a las decisiones que se adopten en el seno de la Conferencia

Internacional respectiva, un rango jurídico comparable con el de las decisiones de los organismos

internacionales en el ámbito del progresivo desarrollo y de la interpretación del Derecho

Internacional Humanitario”.

Derecho de la Haya.

Este Derecho parte del principio fundamental de que las partes no tienen un derecho

ilimitado para escoger los métodos y medios de hacer la guerra. Con ello se busca evitar causar

sufrimientos innecesarios y males superfluos dado que el objetivo durante las hostilidades consiste

en debilitar las fuerzas del enemigo, lo que, a su vez, constituye norma fundamental desde los

inicios de la regulación de este tema.

El Derecho de la Guerra, posee como base normativa los llamados Convenios de La Haya

de 1899, revisados en 1907 (unos veinte), los cuales desde 1977, en su gran mayoría, aparecen

recogidos en los Protocolos Adicionales a los Convenios de Ginebra, así como en varios tratados

que prohíben o regulan la utilización de ciertas armas y la conducción de las operaciones militares.

La Haya se propone proteger a los combatientes y a los no combatientes, restringiendo los

métodos y los medios de combate. En cierto sentido, se puede considerar que el derecho de La

Haya se aplica antes que el derecho de Ginebra y que hace hincapié, ante todo, en la prevención.

En gran medida, el derecho de La Haya y el derecho de Ginebra se unieron a través de la

aprobación, el 8 de junio de 1977, de los dos Protocolos adicionales a los Convenios de Ginebra

del 12 de agosto de 1949, que actualizaron y desarrollaron no sólo las normas relativas a la
protección de las víctimas de la guerra, sino también las que rigen la conducción de las

hostilidades.

Los Convenios de La Haya se clasifican en tres categorías:

 Orientados a evitar la guerra. (Esta categoría ha caído totalmente en desuso porque la

guerra, actualmente, es ilegal).

 Para la protección específica a las víctimas. (Con el advenimiento de los cuatro Convenios

de Ginebra, las Convenciones de La Haya comprendidas en esta categoría progresivamente

se han hecho obsoletas, aunque capítulos como el relativo a la ocupación, o el referente al

trato debido a parlamentarios, siguen siendo válidos).

 Para la conducción de la guerra.

Entre las pocas regulaciones de la Haya que han conservado su fuerza y aplicabilidad

figuran: IV Convención relativa a las leyes y costumbres de la guerra (H. IV), sobre todo la Sección

II (Hostilidades) del Reglamento anexo (H.IV.R), incorporadas desde 1977 en el Titulo III

(Métodos y Medios de guerra) del Protocolo Adicional I (GPI) y por su larga existencia e

importancia han hecho de ellas parte del Derecho Consuetudinario. V Convención relativa a los

derechos y deberes de las potencias y de las personas neutrales en caso de guerra terrestre, aunque

en la actualidad ha perdido mucho de su anterior importancia. XIII Convención relativa a los

deberes y derechos de las potencias neutrales en la guerra marítima y cinco convenciones más

relativas a la guerra marítima (VI, VII, VIII, IX y XI). Declaración XIV relativa a la prohibición

de lanzar proyectiles y explosivos desde globos. Declaración IV-2 concerniente a la prohibición

de la utilización de gases en la guerra. Declaración IV-3 concerniente al empleo de balas que se

hinchan o se aplastan fácilmente en el cuerpo humano, La Haya 1899, complemento de la


declaración de San Petersburgo de 1868 que prohibía el empleo de todo proyectil de un peso

inferior a 400 g que, o sea explosivo, o esté cargado de materias fulminantes o inflamables.

Derecho de Ginebra.

El Derecho de Ginebra comprende las normas que buscan la protección internacional de

las víctimas de los conflictos armados. Esta rama del DIH alcanza su mayor desarrollo tras la

segunda guerra mundial con la adopción de los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y sus dos

Protocolos Adicionales de 1977. No obstante, se origina en el siglo XIX con la celebración en

1864 del Convenio de Ginebra para mejorar la suerte de los militares heridos en campaña, que

recoge el principio de no discriminación en la protección de los heridos. Estas disposiciones se

reiteran en 1899 para los heridos, enfermos y náufragos del mar y posteriormente, ante los horrores

de la Primera Guerra Mundial, los estados adoptaron un nuevo Convenio para mejorar la suerte de

los heridos y enfermos de los ejércitos en campaña en 1929.

El Derecho de Ginebra adquiere mayor vigor con la adopción de cuatro convenios que

mejoraron y complementaron las normas existentes. Estos convenios se estructuraron para la

protección de distintas categorías de personas protegidas: los heridos y enfermos de las fuerzas

armadas en campaña; los heridos, enfermos y náufragos de las fuerzas armadas en el mar; los

prisioneros de guerra; y las personas civiles. Por su parte, y con veintiocho años de por medio, los

dos Protocolos de 1977 complementan sus disposiciones, llenando algunas lagunas de dichos

instrumentos, sobre todo en materia de conflictos armados de carácter no internacional.

Está constituido por los siguientes Convenios Internacionales:

 Primer Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949 para aliviar la suerte que corren los

heridos y los enfermos de las fuerzas armadas en campaña (GI).


 Segundo Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949 para aliviar la suerte que corren

los heridos, los enfermos y los náufragos de las fuerzas armadas en el mar (GII).

 Tercer Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo al trato debido a los

prisioneros de guerra (GIII).

 Cuarto Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a la protección debida a las

personas civiles en tiempo de guerra (GIV).

El derecho de los Refugiados.

El estatus de refugiado sobrepasa a la condición de inmigrante o extranjero y permite que

los Estados receptores garanticen los servicios básicos durante los programas de atención,

recepción e identificación. Ningún país que se haya adherido a la Convención podrá negarse a

acoger refugiados ni a devolverles a su país de procedencia cuando esto suponga un peligro para

su vida. Lo anterior quiere decir que un refugiado, cuyo estatus es provocado por una situación

excepcional, tiene los mismos derechos que un ciudadano del país receptor, al margen de si su

estancia es de corta, mediana o larga duración. Cuanto más tiempo pase en el sitio de acogida

adquirirá mayores derechos, pues se entiende que al prolongarse su estancia las necesidades serán

mayores y deberán ser cubiertas.

Un refugiado es aquel que ha tenido que abandonar su lugar de origen o residencia habitual

por razones políticas, religiosas, sociales, raciales o de pertenencia a algún grupo en concreto, entre

ellos la población civil que no toma parte en conflictos armados. Al no poder acogerse a la

protección de dicho Estado, pues tal cosa supondría una persecución por cualquiera de las razones

aludidas anteriormente, esta persona solicita protección internacional al país de acogida. Es

necesario diferenciar entre refugiado e inmigrante económico, dos términos que a menudo se

suelen confundir. Mientras el refugiado huye por temor a ser perseguido, el inmigrante económico
abandona su país de nacimiento o sitio de residencia de manera voluntaria, casi siempre por

razones laborales o profesionales. Del mismo modo, también es importante señalar que a un

refugiado se le considera como tal cuando ha traspasado las fronteras del país en el que reside,

pues de lo contrario no puede aplicarse la legislación internacional en esta materia. Aunque las

razones para su desplazamiento sean las que hemos mencionado antes, sólo en el momento en que

se traspasa una frontera nacional puede ponerse en marcha el protocolo internacional para

garantizar sus derechos y su bienestar.

El ACNUR incluye entre los refugiados a “las personas reconocidas como tales en virtud

de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, su Protocolo de 1967, y la

Convención de la Organización de la Unidad Africana (OUA) por la que se Regulan los Aspectos

Específicos de los Problemas de los Refugiados en África, de 1969, las reconocidas de

conformidad con el Estatuto del ACNUR, aquellas a las que se han otorgado formas

complementarias de protección y las que gozan de protección temporal. La población de

refugiados incluye también a las personas en situaciones equiparables a las de los refugiados”.

Origen del derecho al refugio internacional.

La historia de la Humanidad está llena de migraciones, éxodos, desplazamientos y, en

general, de un constante movimiento poblacional. Las primeras sociedades se mudaban en busca

del clima más favorable o de la tierra más próspera. Más tarde, las causas de este movimiento

fueron políticas, económicas, religiosas y culturales. El mundo que ahora conocemos se debe, en

parte, a dichos desplazamientos.

Sin embargo, nunca antes como en el siglo XX fue tan necesario hablar de los distintos

tipos de migraciones, especialmente de aquellos provocados por conflictos armados. Las dos
guerras mundiales del siglo XX y la creciente tensión que se desató tras el inicio de la Guerra Fría

entre capitalismo y comunismo, sacaron a la luz la difícil situación de aquellas personas que no

tomaban parte en las confrontaciones bélicas y quedaban a merced de los bandos en disputa. Sin

otra alternativa, miles de personas debieron huir de sus lugares de origen para ir en busca de zonas

seguras. Se calcula que solamente en la Segunda Guerra Mundial hubo 50 millones de desplazados.

La creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Declaración de los

Derechos Humanos, en 1948, fueron los puntos de referencia para profundizar en este aspecto. En

enero de 1951, casi seis años después del fin de la guerra, se habló por primera vez de la

Convención del Estatuto de los Refugiados.

Derechos de los refugiados: otras herramientas.

Además de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, los derechos de los

refugiados también se encuentran amparados en otros documentos y declaraciones de corte

nacional, regional o internacional:

 Derechos Humanos: son el marco general de las garantías fundamentales e innatas de la

condición humana. Por tanto, dar cumplimiento a los principios de la Convención de 1951

también es garantizar los Derechos Humanos, en este caso de los refugiados que huyen de

contextos de guerra.

 Derecho Internacional Humanitario: aunque no se ocupa específicamente de los refugiados,

su propósito es garantizar la integridad y la seguridad de las personas que no toman parte

en los conflictos armados. Este principio es de gran utilidad en aquellos contextos en que

las personas huyen de su residencia y ven amenazado incluso el tránsito hacia zonas más

seguras.
 Principios sobre el estatus y el tratamiento (1966): establece las líneas jurídicas para el

tratamiento de la figura del refugiado entre países de estos dos continentes. Su declaración

ha sido de gran utilidad, especialmente en aquellas zonas de gran flujo migratorio como

Oriente Próximo.

 Declaración de Asilo Territorial (1967): adoptada por la Asamblea de las Naciones Unidas,

reconoce el derecho de los refugiados a solicitar asilo en los países de acogida, así como la

no devolución a lugares donde puede ponerse en riesgo su vida y su libertad.

 Convención de la OUA (1969): documento que establece las líneas de acción para el

tratamiento de los refugiados en África y las cuales se resumen en seis principios contraídos

por la Organización de la Unidad Africana.

 Declaración de los Refugiados de Cartagena de Indias (1984): fija las bases para la atención

de los refugiados en América Latina.

 Derechos Fundamentales de la Unión Europea (2000): en su artículo 18, esta carta ratifica

el compromiso de los estados miembros de la unión con la atención y la acogida de

refugiados y, para ello, reconoce el derecho al asilo de estas personas en los términos de la

UE.

Desplazados y migración.

A nivel internacional, la reunión y/o compilación de datos sobre la migración forzosa está

a cargo de diversas organizaciones intergubernamentales, como la Oficina del Alto Comisionado

de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las

Migraciones (OIM), así como de organizaciones no gubernamentales (ONG), como el Centro de

Seguimiento de los Desplazamientos Internos (IDMC).


La palabra migración se utiliza para describir los movimientos de personas, ya sea dentro

de un mismo país o cuando cruzan la frontera. Las causas que movilizan estos grupos de personas

son muy diversas. Y son estas razones las que, en gran parte, hacen que se les designe de una forma

u otra.

Según la OIM, la migración forzosa es “un movimiento migratorio que, aunque puede ser

impulsado por diferentes factores, involucra el uso de la fuerza, la compulsión o la coerción”. La

OIM observa que “aunque no es un concepto jurídico internacional, este término ha sido utilizado

para describir los movimientos de refugiados, de desplazados (incluidos los desplazados por

desastres o por proyectos de desarrollo) y, en algunos casos, de víctimas de la trata. A nivel

internacional, el uso de este término es debatido, debido al reconocimiento general de que lo que

existe es un espectro continuo de diferentes grados de agencia o actuación por voluntad propia, y

no una mera dicotomía entre lo voluntario y lo forzado. Otros, en cambio, han expresado

preocupación por el riesgo de que se socaven los mecanismos legales existentes para la protección

internacional”.

Los desplazados internos.

Se definen como “personas o grupos de personas que se han visto forzadas u obligadas a

escapar o huir de su hogar o de su lugar de residencia habitual, en particular como resultado o para

evitar los efectos de un conflicto armado, de situaciones de violencia generalizada, de violaciones

de los derechos humanos o de catástrofes naturales o provocadas por el ser humano, y que no han

cruzado una frontera estatal internacionalmente reconocida”.

La palabra migrante define a cualquier persona que se desplaza de su lugar habitual de

residencia por el motivo que sea.


La OIM distingue entre diversas tipologías como los migrantes calificados y los migrantes

documentados. Según esta organización, un migrante económico abandona de forma voluntaria su

país para establecerse en otro en busca de un empleo o de mejorar su nivel de vida.

Un migrante irregular es una persona que se encuentra en un país sin la documentación que

requiere la ley para estar en él. Muchas veces la gente se refiere a ellos de forma inadecuada como

inmigrantes ilegales o sin papeles.

El desplazamiento de millones de personas en el interior de su propio país, ya sea a raíz de

desastres naturales, conflictos armados u otras situaciones de violencia, se ha convertido en una

preocupación mundial apremiante. Este fenómeno interrumpe vidas, amenaza a las comunidades

y afecta a los países en general, generando graves preocupaciones humanitarias, sociales y

económicas.

Relación del derecho de los refugiados con el derecho internacional humanitario.

Es conveniente señalar que tanto el derecho internacional humanitario y el derecho de los

refugiados, comparten la misma preocupación fundamental, es decir, la protección del individuo.

Estas dos ramas difieren, sin embargo, en la medida en que el derecho internacional

humanitario tiende a proteger a los ciudadanos de países enemigos, y el derecho de los refugiados

a las personas de nacionalidad extranjera.

Puede comprobarse una complementariedad entre el derecho humanitario y el derecho de

los refugiados en el ámbito de la protección de los refugiados que podría calificarse de causa a

efecto. Muchas normas de derecho humanitario prescriben la protección de los refugiados, toda

vez que los conflictos armados internos o internacionales y la ocupación extranjera pueden generar

y normalmente generan desplazamientos humanos y afluencia de refugiados. Por otro lado, estos
refugiados protegidos o desplazados han estado protegidos por los Convenios de Ginebra de 1949

y/o por los Protocolos de 1977, ejemplo de esto sería el IV Convenio de Ginebra, relativo a la

Protección de las Personas Civiles en Tiempo de Guerra; Título I y 11, Sección 11, especialmente

los arts. 44 y 70; y el art. 73 del Protocolo l.

Además, existen diversas resoluciones adoptadas por sucesivas Conferencias

Internacionales de la Cruz Roja que han dispuesto sobre la Asistencia a refugiados y desplazados,

tales como la "Resolución XXI de la XXIV Conferencia" (Manila 1981), conteniendo directrices

tituladas "Asistencia Internacional de la Cruz Roja a los Refugiados"; Resolución XIII, XV, XVI

y XVII de la XXV Conferencia (Ginebra, 1986). El título II del IV Convenio protege, asimismo,

a los refugiados contra ciertos efectos de las hostilidades.

Apátridas.

La definición legal internacional de apátrida es “una persona que no es reconocida por

ningún país como ciudadano conforme a su legislación”. En términos simples, esto significa que

una persona apátrida no tiene la nacionalidad de ningún país. Algunas personas nacen sin estado,

pero otras se convierten en apátridas.

La cruz roja y Media luna internacional.

El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja es la red humanitaria

más grande del mundo. Neutral e imparcial, el Movimiento brinda protección y asistencia a

personas afectadas por desastres y conflictos armados.

El Movimiento, que cuenta con unos 97 millones de voluntarios, colaboradores y personal

empleado en 190 países, está compuesto por:


 El Comité Internacional de la Cruz Roja,

 La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, y

 Las 190 Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja

La iniciativa de fundar la Cruz Roja surgió del filántropo suizo Jean Henri Dunant en el

siglo XIX, quien horrorizado por la falta de cuidados que sufrían los soldados en el campo de

batalla, hizo un llamamiento a los dirigentes nacionales para que fundaran sociedades dedicadas a

ayudar a los heridos en tiempos de guerra. Es así que, en 1863, cinco ciudadanos suizos formaron

el comité de Ginebra, que más tarde se convertiría en el Comité Internacional de la Cruz Roja

(conocido actualmente como CICR), el cual era un organismo de beneficencia privado establecido

con la finalidad de dar cuerpo a las ideas de Jean Henri Dunant.

Origen del emblema de la Cruz Roja y Media Luna Roja.

El emblema surgió durante una conferencia internacional celebrada en Ginebra en 1863,

durante esta conferencia se aprueba el uso de la Cruz Roja sobre fondo blanco como signo

distintivo de las sociedades de socorro de militares heridos, lo que ahora conocemos como

sociedades nacionales de la Cruz Roja o de la Media Luna Roja.

El emblema de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja tiene dos significados, el primero de

ellos, de uso protector o de protección; este es su significado esencial, en tiempo de guerra es la

manifestación visible de la protección que le otorgan los convenios de Ginebra.

Comité Internacional de la Cruz Roja.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), es una organización internacional de

ayuda humanitaria, de carácter imparcial y neutral, independiente de todo gobierno y de toda

organización internacional, cuya actuación se inspira en la preocupación humanitaria de


reglamentar el uso de la fuerza en la guerra y de respetar la dignidad de los más débiles, dedicada

en tiempos de guerra a aliviar el sufrimiento de soldados heridos, civiles y prisioneros sin

distinción alguna de raza, sexo, religión, nacionalidad, ideología, etc. Y que se esfuerza por aplicar,

respetar y hacer cumplir las normas del Derecho Internacional Humanitario que restringen el

empleo de la violencia armada. Actuar como intermediario entre las partes en conflicto y promover

el dialogo en las situaciones de violencia interna con miras a encontrar soluciones a los problemas

de orden humanitario.

En situaciones de conflicto armado, el CICR se ocupa de dirigir y coordinar las actividades

internacionales de socorro del Movimiento. Además, promueve la difusión del derecho

internacional humanitario y de los principios humanitarios universales. Al ser garante de los

Convenios de Ginebra, el derecho internacional confiere al CICR el mandato permanente de visitar

prisiones, organizar operaciones de socorro, reunir a familias separadas y emprender otras

actividades humanitarias durante los conflictos armados.

El CICR actor de la acción internacional humanitaria por iniciativa propia.

El Comité Internacional de la Cruz Roja tiene la facultad de poder actuar a nivel

internacional por su propia iniciativa a través del derecho de iniciativa humanitaria extra

convencional, el cual está contenido en el artículo 5 inciso 3º de los Estatutos del Movimiento

Internacional de la Cruz Roja.

Este derecho consiste en la posibilidad de poder ofrecer por iniciativa propia, servicios

humanitarios a los gobiernos en cuyos territorios se sucedan situaciones que correspondan con los

fines de la Institución. El Comité Internacional de la Cruz Roja ejerce el derecho antes mencionado

cuando considera que las consecuencias de un conflicto armado interno o internacional continúan
aún después de finalizado el conflicto, y a su juicio es necesario continuar con sus servicios

humanitarios, por esta razón puede ofrecer sus servicios al gobierno de un Estado invocando su

derecho de iniciativa humanitaria.

Las funciones específicas del Comité Internacional de la Cruz Roja reconocidas por el

movimiento y por la comunidad internacional, están reguladas en el artículo 5, inciso segundo de

los estatutos de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.


Conclusión

Al final de esta breve investigación de los principios y ámbito formal de aplicación del

derecho internacional humanitario, es útil evocar, una vez más, la función del derecho humanitario

y de la acción del CICR.

La suprema finalidad de este derecho es proteger a las víctimas de situaciones en las que

la vida, la salud, la integridad y la dignidad humana peligran o están amenazadas. Sea cual fuere

la base formal, sean cuales fueren los límites de aplicabilidad de este derecho, en esa finalidad se

siguen inspirando, como lo han hecho en el pasado, el desarrollo y todas las modalidades de

aplicación del derecho internacional humanitario.

Mientras que, en situaciones de conflicto armado o en sit uaciones análogas, los hombres

hagan sufrir a otros hombres, es importante que haya reglas, procedimientos y mecanismos que

permitan al ser humano vivir o sobrevivir sin ninguna discriminación de nacionalidad, de raza, de

religión, de condición social o de credo político, que se fundamenten en el respeto de su calidad

de miembro de este gran conjunto al que todos pertenecemos: la humanidad.

Paralelamente al desarrollo de la protección de las víctimas de conflictos armados, los

Estados consideraron necesario poner límites de derecho a los métodos y a los medios de combate.

La guerra, considerada aún como una necesidad, no debía ocasionar más sufrimientos ni más

destrucciones que los imprescindibles para el desempeño de su cometido. En otras palabras,

cualquier medio y cualquier método tendente a extenderla más allá de sus objetivos, causando

sufrimientos inútiles, fueron excluidos por la comunidad internacional, es decir, declarados ilícitos

desde el punto de vista del derecho internacional público. El principio de la guerra lícita, que

utilizaría sólo métodos y medios admitidos por el derecho, se había fortalecido en el ámbito de las
codificaciones que tuvieron lugar en los años 1899 y 1907 en La Haya con el título de Convenios

de La Haya.

A partir del Convenio de Ginebra de 1864, de la Declaración de San Petersburgo de 1868

y de los Convenios de La Haya, el derecho de la guerra se orienta, en el campo del derecho

internacional convencional, hacia perspectivas bien articuladas: la protección internacional de las

víctimas de conflictos armados, por una parte, y, por otra parte, la limitación de los medios y de

los métodos de combate. Estos dos cuerpos de normas son conocidos como Derecho de Ginebra y

Derecho de La Haya, respectivamente.


Referencias bibliográficas

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