Entre Cultura y Naturaleza: Introducción A La Antropología
Entre Cultura y Naturaleza: Introducción A La Antropología
Entre Cultura y Naturaleza: Introducción A La Antropología
naturaleza
Introducción a la antropología
Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 7
4. El cuerpo............................................................................................... 58
4.1. Introducción: el lento retorno del cuerpo a la antropología ...... 58
4.2. Incorporación y práctica cultural ............................................... 61
4.2.1. Marcel Mauss y las técnicas del cuerpo ......................... 61
4.2.2. Pierre Bourdieu y el habitus............................................ 63
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5. Las emociones...................................................................................... 67
5.1. La definición no antropológica de la emoción .......................... 67
5.2. La definición antropológica de la emoción ................................ 69
Bibliografía................................................................................................. 73
© FUOC • P08/80522/01931 5 Entre cultura y naturaleza
Introducción
Una vez expuesta esta cuestión, nos dedicaremos al estudio de algunos de los
posibles ámbitos en los que la teorización del pensamiento antropológico ha
tomado este cariz de disciplina entrela naturaleza y la cultura. En concreto,
nos centraremos en algunos de los problemas de investigación que podrían ser
de utilidad para la psicología, en tanto que disciplina situada entre la biología
y la cultura como "ciencia del sujeto": (1) la percepción y la racionalidad o
el pensamiento de diferentes grupos humanos; (2) las formas de la identidad
personal y la subjetividad en diferentes agrupaciones humanas; (3) el cuerpo
© FUOC • P08/80522/01931 6 Entre cultura y naturaleza
Objetivos
2. Conocer las diferentes teorías y autores que se han aproximado a esta dis-
tinción, ya sea para fundamentarla, criticarla o intentar suprimirla.
1) El culturalismo, más cercano a las ciencias humanas, que postula una dis-
continuidad esencial del fenómeno humano con el resto del mundo, lo que
requiere un tipo de método o aproximación diferente.
Lecturas recomendadas
Lectura recomendada
Se propone así una definición descriptiva que pretende sentar la base objetiva
de la ciencia de la antropología; pero no por ello el concepto rompe con no- Podéis ampliar la informa-
ción acerca de este tema con
ciones anteriores de uso habitual. Es necesario contextualizar el término y su la lectura siguiente:
génesis en los debates decimonónicos sobre el darwinismo, sobre los orígenes E. B. Tylor (1977). Cultura Pri-
mitiva. I Los orígenes de la cul-
y la historia de la humanidad (que más adelante se verán). En este marco, el tura. Madrid: Ayuso.
concepto de Tylor pretende dar cuenta tanto de la identidad de la humanidad
en su conjunto, como de las diferencias que su evolución presenta.
© FUOC • P08/80522/01931 11 Entre cultura y naturaleza
taciones del ser humano es también una dualidad interior al ser humano. En
éste, efectivamente, es posible diferenciar el cuerpo y las funciones orgánicas,
de un lado, y de otro lado, la mente y la función simbólica.
En una corriente teórica distinta, aunque compartiendo esta noción hegemó- Alfred Kroeber
La perspectiva holista supone una idea de la individuación de las culturas: so- Particularismo
bre una base común, orgánica o biológica, las culturas se imponen como to-
Un ejemplo clásico relevante
dos únicos, individuales y distintos, cada uno de los cuales puede entenderse de este particularismo lo pode-
como selección arbitraria de rasgos de aquel fondo común. En este sentido, mos encontrar en la lectura si-
guiente:
la discontinuidad entre naturaleza y cultura se corresponde con una disconti- R. Benedict (1971). El hombre y
la cultura. Barcelona: Edhasa.
nuidad epistemológica. Frente a las ciencias nomotéticas o universalistas de
la naturaleza, la visión holística de la cultura supone una aproximación par-
ticularista, idiográfica.
© FUOC • P08/80522/01931 13 Entre cultura y naturaleza
C. Lévi-Strauss (1985). Las estructuras elementales del parentesco (pp. 41-43). Barcelona:
Paidós.
Claude Lévi-Strauss
(Lévi-Strauss, 1985, pp. 58-59)
© FUOC • P08/80522/01931 14 Entre cultura y naturaleza
Aunque sea con un valor metodológico más que ontológico, Lévi-Strauss ha Las obras de Michelle Z.
seguido manteniendo la distinción en el intento mismo de integrar la cultura Rosaldo y Sherry Ortner
en la naturaleza del que habla en obras posteriores, como El pensamiento sal- En las obras de algunas de las
vaje (1962). Buena prueba de ello es la aproximación estructuralista, del propio primeras antropólogas feminis-
tas como Michelle Z. Rosaldo
Lévi-Strauss o de sus discípulos/as, a las elaboraciones ideológicas y mitológi- o Sherry Ortner, por ejemplo,
se asume que toda sociedad
cas: los mitos y las ideologías de diversas sociedades se entienden como inter- reconoce la distinción de "na-
turaleza" y "cultura" y valora
pretaciones, culturalmente diferenciadas, de unos mismos datos naturales. El ésta por encima de aquélla, y
estructuralismo no sólo descansa en la distinción entre naturaleza y cultura, que sobre este reconocimien-
to cultural, precisamente, se
sino que asume que ésta es un universal del pensamiento humano y de la or- asienta la dominación masculi-
na (pues toda sociedad identi-
ganización social (presente, por ejemplo, en todas las mitologías). fica simbólicamente al hombre
con la cultura y a la mujer con
la naturaleza).
La dicotomía naturaleza-cultura ha sido objeto de críticas en distintos ámbi-
tos de estudio de la antropología. Las críticas apuntan especialmente al cons-
tructivismo cultural, es decir, a la idea de que los fenómenos estudiados por Lectura recomendada
la antropología son interpretaciones diferentes, culturalmente construidas, de M. Strathern (1992). After Na-
unos datos naturales que no cambian y que toda cultura, además, reconoce ture. English Kinship in the La-
te Twentieth Century. Cam-
como tales. Especialmente relevante es la aportación de la antropóloga britá- bridge: Cambridge University
nica Marilyn�Strathern. Lo que Strathern plantea, de manera general, es que Press.
Ved también
1.2.1. El reduccionismo naturalista y la antropología social y
cultural En el módulo 2 "Los sujetos en
la antropología social" desarro-
llaremos en mayor profundi-
dad algunas implicaciones del
El evolucionismo y las ciencias en el siglo XIX
culturalismo y sus críticas.
A pesar de que hoy en día casi sólo se mencione la figura de Charles Darwin
(con esporádicas citas a Spencer), ya desde finales del siglo XVIII se comenza-
ron a desarrollar diferentes ideas evolucionistas de corte naturalista.
En esta obra (1809) desplegó su idea de que había dos leyes que gobernaban el ascenso
de la vida a etapas superiores: (1) los órganos mejoran con el uso repetido y se debilitan
con el desuso; y (2) dichas adquisiciones o pérdidas ambientalmente determinadas son
preservadas por medio de la herencia (sólo los aptos sobrevivirían y las características de
la especie cambiarían con el tiempo, a medida que fueran cambiando las características
del ambiente al que adaptarse). Creía que las formas de vida se extendían desde las más
simples a las más complejas como en forma de escalera. En sus estudios con fósiles verificó
Charles Darwin
la idea de que había habido una evolución entre las primeras formas y las actuales, por
lo que concluyó que las especies cambiaban con el tiempo. Lamarck creía en una idea de
progreso en la evolución: los organismos tenderían progresivamente a la complejidad, Lectura recomendada
hacia la perfección.
Para profundizar en las cues-
tiones aquí desarrolladas po-
déis consultar las lecturas si-
guientes: S.�J. Gould (2004).
La estructura de la teoría de
la evolución. Barcelona: Tus-
quets.
M. Harris (2003). El desarrollo
de la teoría antropológica. Una
historia de las teorías de la cul-
tura. Madrid: Siglo XXI. R. M.
Young (1985). Darwin's me-
taphor: Nature's place in Victo-
rian culture. Cambridge: Cam-
bridge University Press.
El concepto de raza
Un ejemplo del cambio que supuso esta nueva visión es, sin ir más lejos, el concepto
de raza, que existía, aunque comenzó a cobrar un nuevo vigor tras su transformación
naturalista y hereditarista, se convirtió en uno�de�los�criterios�de�exclusión�e�inclusión
de diferentes grupos de personas en la vida pública de una época marcada por la situación
colonial y la dominación militar occidental.
1.�Razas�y�edades�del�hombre:�determinismo�racial,�poligenismo-mono-
genismo�y�unidad�psíquica
Las especulaciones en torno a las ideas sobre las evoluciones sociales, las re-
laciones de continuidad y discontinuidad entre grupos humanos, tienen una
larga historia que alcanza, al menos en Occidente, a los pensadores de la Gre-
cia y la Roma antiguas. Sin embargo, en un período aproximado de veinte
años desde la publicación del Origen de las Especies de Darwin, aparecieron
numerosas monografías que proponían una "nueva visión" de las sociedades
primitivas distinta de las anteriores. Autores como Lewis�Henry�Morgan en
Ancient Law de 1877 o Edward B. Tylor en Primitive Culture de 1871, conside-
rados padres fundadores de la antropología, desarrollaron argumentos de ese
estilo, lo que ha hecho que hayan sido comúnmente agrupados bajo la eti-
queta del "evolucionismo". Lo característico de sus monografías era una men-
talidad evolucionista sobre las sociedades primitivas no especialmente ligada Lewis Henry Morgan
Lecturas recomendadas
G. Stocking (1982). Race, Culture and Evolution. Chicago: Chicago University Press.
A pesar de que estos planteamientos compartieran una cierta idea de continui- Lectura recomendada
dad entre las especies y los grupos humanos o, al menos, la idea de una cierta
S. J. Gould (1997). La falsa me-
relación de comunalidad entre los estadios de diferentes especies y de diferen- dida del hombre. Barcelona:
tes grupos humanos, durante todo el siglo XIX fueron frecuentes los intentos Crítica.
Nueva síntesis
Razas y racismo científico
Tras la fusión a mediados de los años 1930 del evolucionismo darwiniano y las tesis de Extraído de Clark Nott's, Josiah y Robins
Gliddon's George (1857). Indigenous races of
la genética de Mendel, en lo que se llamó nueva síntesis, los "genes" emergieron como the earth.
las categorías responsables de la morfología corporal, las competencias intelectuales y,
también, de patrones y rasgos físicos distintivos, así como de las "razas". Sin embargo,
como atestiguan algunas obras de numerosos biólogos, la discusión parece estar de todo
menos cerrada. Para profundizar en estas cuestiones ver la siguiente obra:
2.�Darwinismo�social�y�darwinismo�cultural
Uno de los autores más influyentes sobre el desarrollo del pensamiento evo-
lucionista en la antropología del siglo XIX y principios del XX fue el inglés
Herbert�Spencer. Publicó el grueso de sus ideas previamente a la publicación
del Origen de las Especies, aunque las sistematizó en A System of Synthetic Phi-
losophy, que empezó a publicar en 1862. Spencer une las teorías políticas del
utilitarismo de Jeremy Bentham con un cierto evolucionismo lamarckista. Es
decir, fundamentaba principios hedonistas (maximizar placer y minimizar do-
lor) y sus implicaciones conductuales en características biológicas heredables:
suponía que la conducta socialmente válida, una vez establecida por la pres-
cripción moral de los hábitos, producía una serie de cambios anatómicos que
se transmitía hereditariamente. Herbert Spencer
Se le suele atribuir la identificación de evolución con progreso. Es decir, en al- Lecturas recomendadas
gún sentido se entendía que había algún tipo de estadios o fases que permitían Sobre Herbert Spencer, po-
distinguir sociedades superiores de sociedades inferiores, así como un mismo déis consultar las lecturas si-
guientes:
proceso para ir desde una sociedad poco desarrollada hasta una sociedad desa- M. Harris (2003). El desarrollo
rrollada. Esto se entendía tanto en términos individuales como poblacionales; de la teoría antropológica. Una
historia de las teorías de la cul-
las sociedades evolucionaban como los órganos que se integraban en sistemas tura. Madrid: Siglo XXI.
más amplios y mejores: a esto se le llamó darwinismo�social. Llegó a decir R. M. Young (1992). Herbert
Spencer and "Inevitable" Pro-
que no hacía falta la política: al haber extendido el principio de no-interven- gress. En G. Mardsen. Victo-
ción liberal al dominio de la naturaleza humana consideraba que sin Estado rian Values: personalities and
perspectives in nineteenth-cen-
ni intervención pública sobrevivirían "los más fuertes". Algunas lecturas del tury society. Londres: Long-
man.
darwinismo social de Spencer se convirtieron en la principal justificación del
colonialismo y la discriminación racial.
© FUOC • P08/80522/01931 19 Entre cultura y naturaleza
El pensamiento de Spencer estaba en gran sintonía con los planteamientos Evolución y progreso
que Edward B. Tylor desarrolló en Primitive Culture y con lo que se denominó
La identificación entre evolu-
darwinismo�cultural. ción y progreso es una idea
manejada ciertamente por
otros teóricos de las edades del
El propósito general de Tylor era estudiar el desarrollo histórico de la civilización humana hombre, como el francés Au-
o cultura, y es significativo que tratara esos términos como sinónimos. No estaba preo- guste Comte.
cupado por culturas particulares y no parece haber utilizado el plural de la palabra [...]
Tylor consideraba a los seres humanos como una parte integral de la naturaleza y, en sí,
sujetos esencialmente a las mismas clases de leyes.
Para muchos espíritus ilustrados, parece haber algo insolente y repulsivo en el concepto
de que la historia de la humanidad es parte integrante de la historia de la naturaleza, de
que nuestros pensamientos, voluntades y acciones se rigen por leyes tan definidas como
las que gobiernan el movimiento de las olas, la combinación de los ácidos y bases, y el
crecimiento de las plantas y de los animales.
3.�Los�usos�políticos�del�determinismo�biológico�y�las�críticas�culturalistas
Como hemos podido observar hasta ahora, el desarrollo conceptual del evolu-
cionismo en antropología estaba ampliamente implicado con el desarrollo de
nociones comparativas, que permitieran tomar decisiones sobre los orígenes
y las consecuencias de las diferencias manifestadas por diferentes grupos hu-
manos. En este apartado mostraremos algunas de las consecuencias que estas
formas de teorización tuvieron sobre la gestión de los grupos sobre los que se
teorizaba.
a)�El�ejemplo�de�la�eugenesia
© FUOC • P08/80522/01931 20 Entre cultura y naturaleza
El término eugenesia suele ser atribuido a Francis�Galton, controvertido aris- Lectura recomendada
tócrata inglés de mediados-finales del siglo XIX, primo de Charles Darwin,
R. Álvarez Peláez (1985). Sir
considerado uno de los padres de la estadística moderna. Influyente figura de Francis Galton, padre de la eu-
la antropometría de la época, así como precursor de los test de evaluación de genesia. Madrid: CSIC.
las facultades mentales. La eugenesia sentaba sus bases en una idea compar-
tida por numerosos intelectuales de la época que vinculaban registros antro-
Tamaño craneal
pométricos a capacidades intelectuales y cualidades morales: mayor o menor
ingenio, mayor o menor probabilidad de comportamiento criminal, aptitud Un ejemplo de registro antro-
pométrico, mediciones del ta-
para el trabajo... en las que tenían una gran importancia patrones raciales, de maño craneal.
sexo y de edad.
b)�La�crítica�de�Sahlins�a�la�sociobiología�y�el�hereditarismo�en�antropo-
logía.
En la famosa obra Uso y abuso de la biología, Marshall� Sahlins plantea una
crítica canónica a los hereditarismos en antropología, que él identifica bajo
la rúbrica sociobiología (el término incluiría tanto la moderna teoría biológi-
ca sociobiológica, que atribuye a genes egoístas un intento de preservación y
mantenimiento de lo que se derivan nociones sobre el comportamiento dife-
rente en función del sexo, como diversas aproximaciones análogas en ciencias
sociales).
Sociobiología
La idea que maneja la sociobiología es que "la finalidad del ADN es la automaximización Demostración de antropometría en una
conferencia sobre eugenesia (1921)
por medio del organismo o de su comportamiento" (Sahlins, 1990, p. 32). Esto implica
que, en condiciones de alta presión selectiva como las que suponen el bajo número de
óvulos y el gran número de espermatozoides producidos por los humanos, los hombres y Lecturas recomendadas
las mujeres asuman comportamientos acordes con esa automaximización. Dentro de esa
línea de pensamiento se justificarían en términos naturalistas tanto (1) comportamien- D. MacKenzie (1981). Sta-
tos sexuales masculinos promiscuos y tendentes a la ruptura de la pareja heterosexual o tistics in Britain, 1865-1930.
justificadores del engaño en el seno de la pareja como (2) comportamientos selectivos fe- Edinburgh: Edinburgh Univ.
meninos, por su tendencia a asociarse con aquellos "especímenes" que pudieran maximi- Press.
zar la "calidad" de su descendencia (como es el caso de algunas justificaciones del hecho M. Sahlins (1990). Uso y abu-
de que numerosas mujeres se sientan atraídas por aquellos que poseen un gran estatus so de la biología. Crítica an-
económico). Asimismo, el comportamiento homosexual sería tildado de "desadaptativo" tropológica de la sociobiología.
o, por ejemplo, se entendería todo acto altruista como un intento de maximizar la posi- Madrid: Siglo XXI.
bilidad de descendencia de genes similares a los de uno mismo.
Este es un hecho frecuentemente señalado en los informes etnográficos, como por ejem-
plo el de Malinowski sobre los mailu de Nueva Guinea: "Los hermanos que vivían juntos,
o un tío paterno y sus sobrinos que vivían en la misma casa, estaban en relaciones mucho
más estrechas, por lo que alcanza mi observación, que los parientes de grado similar que
vivían separados. Esto resultaba evidente siempre que había que prestar cosas, conseguir
ayuda, aceptar una obligación o asumir responsabilidades mútuas" (1915, p.532). En el
mismo sentido, Paul Ottino informa que en la isla de Rangiroa, el archipiélago de las
Tuamotú [...]"... los parientes corresidentes son considerados más cercanos que los no
corresidentes, independientemente de su posición genealógica" (1972, p. 168).
Sahlins, M. (1990). Uso y abuso de la biología. Crítica antropológica de la sociobiología (pp. Los mailu de Nueva Guinea
Sin embargo, esta supuesta dualidad, para algunos autores no sería más que Lectura recomendada
la división de tareas dentro de un mismo "pacto disciplinar", dentro de una
C. Geertz (2001). La interpre-
definición común del ser humano en la que lo que se juegan constantemen- tación de las culturas. Barcelo-
te son los límites de la atribución de "naturalidad" (y, por tanto, determina- na: Gedisa.
Las concepciones estratigráficas vendrían a suponer, más allá del clima de gue-
rra entre evolucionismos y culturalismos, una situación de "convivencia pací-
fica" dentro de unos límites ontológicos bien marcados. Se trata, por tanto, de
una solución que no es tal, sino de una reificación de los límites disciplinares
dentro de un todo más inclusivo. Las propuestas que queremos cartografiar
en lo que sigue buscan proponer un "nuevo pacto disciplinar", una fundación
de la antropología como ciencia total del ser humano, yendo más allá del par
naturaleza-cultura y las aporías que implica.
La teorización de Marcel Mauss sobre el homme total se entiende en el contexto Lecturas recomendadas
de las relaciones entre psicología y sociología (tal y como se plantean en las
Para profundizar en la no-
primeras décadas del siglo XX), y, muy especialmente, en referencia al concep- ción de homme total de Mar-
to de homo dúplex que Émile Durkheim, maestro de Mauss, mantiene cuando cel Mauss se pueden consul-
tar sobre todo sus artículos
aborda esta cuestión; es decir, en referencia a la asunción durkheimiana de "Relaciones reales y prácticas
entre la sociología y la psi-
que el ser humano tiene dos naturalezas (individual y social). Aunque se ha
cología" y "Técnicas y movi-
entendido con frecuencia que lo que Mauss hace es ajustar la noción de homo mientos corporales", inclui-
dos en:
dúplex (el propio Mauss ha entendido así su aportación) parece más pertinente
M. Mauss (1979). Sociología y
ver en el homme total de Mauss un concepto alternativo al de Durkheim. antropología. Madrid: Tecnos.
Además, es fundamental el
estudio de:
B. Karsenti (1997). L'homme
El homo dúplex es producto de la superposición de un plano social al total. París: PUF.
plano psico-orgánico del ser humano. Mauss subraya, por el contrario,
la integración de dimensiones de la naturaleza del ser humano, más
que la superposición de niveles ontológicos.
Esbozos y desarrollos sobre la idea del homme total los podemos encontrar en
diferentes artículos de Mauss. En su trabajo sobre la muerte del individuo por
sugestión colectiva, por ejemplo, se enfrenta al tópico teórico de las relaciones
entre lo individual y lo social. La explicación tradicional presentaba la suges-
tión como una corriente de energía resultante de la fusión social aplicada a ca-
da miembro individual del colectivo. Esta explicación, de tipo durkheimiano,
Marcel Mauss
se sustenta en una visión dualista que distingue lo social (o colectivo) y lo in-
dividual como planos distintos de realidad, y que se plantea, en consecuencia,
Lectura recomendada
el problema de sus influencias mutuas. Para Mauss la muerte por sugestión
colectiva no se refiere a sucesos que ocurren en un plano de realidad (indivi- M. Mauss (1979). "Efectos fí-
sicos ocasionados en el indi-
dual) por influencia de lo que sucede en otro plano de realidad diferente (so- viduo por la idea de la muer-
te sugerida por la colectivi-
cial); se trata, más bien, de diversos acontecimientos que ocurren todos en un dad". En Sociología y antropo-
único plano de realidad e integrados. Este plano no es meramente individual logía. Madrid: Tecnos.
En la sociedad hay algo más que representaciones colectivas, por importantes que éstas
sean, del mismo modo que Francia implica algo más que la idea de patria, está su suelo,
su capital, su adaptación, y sobre todo los franceses, su división y su historia. Detrás del
espíritu de grupo, está el grupo que es objeto de estudio y sus tres puntos [...]:
1.° Hay cosas y hombres, por lo tanto un aspecto físico y material en primer lugar y luego
de nombre. En efecto, estas cosas se denominan, se clasifican, se reparten según el lugar y
el tiempo, etc. Los hombres, las mujeres, los niños, los viejos, forman generaciones cuyas
relaciones numéricas varían [...]. En una palabra, existen unos fenómenos morfológicos.
2.° Pero hay otros fenómenos además de los morfológicos. Hay fenómenos estadísticos
que dependen de la fisiología, es decir del funcionamiento de la sociedad. Desde este
punto de vista, las nociones puras, las representaciones colectivas, adquieren un aspecto
numérico extraordinario [...].
3.° Detrás de cada hecho social, está la historia, la tradición, el idioma y las costum-
bres.[...]Un hecho social cualquiera, aunque parezca nuevo y revolucionario, así por ejem-
plo, un invento, está cargado de pasado, es fruto de lejanas circunstancias y de múltiples
conexiones históricas y geográficas, que no pueden separarse nunca completamente, de
su colorido local y de su realidad histórica, ni siquiera haciendo uso de la más poderosa
abstracción.
Una de las obras de Mauss en las que se perfila con más claridad esta propuesta
de análisis integral de estados psicológicos y modos concretos de existencia es
el artículo sobre las variaciones�estacionales�de�las�formas�sociales�entre�los
Inuit. El objeto de estudio es aquí las variaciones regulares que, según la esta-
ción del año, se producen en las formas de las agrupaciones sociales. El trabajo
de Mauss presenta la diferencia estacional de "ritmos de vida" en invierno y en
verano. Dichos ritmos consisten en articulaciones de formas sociales (tamaño
y composición de las familias, mayor o menor dispersión de la población),
condiciones técnicas (tamaño, formas y materiales de las casas, por ejemplo) y
ecológicas (variaciones en las composiciones de los animales de caza) de exis-
Mujer Inuit
tencia que tienen efecto, a su vez, sobre la vida religiosa, jurídica y económi- Library of Congress Prints and Photographs, Foto
de Lomen Bros, 1906. Extraído de
http://www.windows.ucar.edu/tour/
ca. Formas de propiedad, formas de clasificación cognitiva, formas rituales y
religiosas, formas de identificación personal, etc., varían dependiendo de esta
alternancia estacional. Además, Mauss revela la correlación de las variaciones
morfológicas y variaciones afectivas del grupo: hay una alternancia sentimen-
tal del grupo correlativa a la oscilación de las formas sociales. La variación es-
tacional es la variación también entre dos estados opuestos de la energía social.
La vida social de los esquimales se presenta bajo dos formas netamente opuestas y para-
lelas a su doble morfología, sin lugar a dudas hay transacciones entre una y otra, el grupo
no suele salir o entrar generalmente de forma brusca de su distrito de invierno, como
tampoco se compone siempre de una sola familia el pequeño campamento de verano.
Pero no por ello deja de tener valor general el que los hombres tengan dos formas de
agruparse y que a estas dos formas correspondan dos sistemas jurídicos, dos morales y
dos especies de economía doméstica y de vida religiosa. A la auténtica comunidad de
ideas y de intereses de la aglomeración del invierno, a su fuerte unidad mental religiosa
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Vemos, pues, cómo en definitiva las diferencias cualitativas que separan estas dos civili-
zaciones sucesivas y alternantes son sobre todo diferencias cuantitativas en la desigual-
dad de intensidad de la vida social durante los dos momentos del año. El invierno es
la estación en que la sociedad tremendamente concentrada está en un estado crónico
de efervescencia y sobreactividad [...]Al estar los individuos más ligados los unos a los
otros, son más numerosas las acciones y reacciones sociales, se intercambian ideas, y los
sentimientos se refuerzan y avivan mútuamente: el grupo, siempre activo y presente en
la mente de todos, tiene mayor conciencia de sí mismo y ocupa un lugar importante
dentro de la conciencia de cada individuo. Por el contrario, en verano, los lazos sociales
se relajan, las relaciones son más escasas y son menos las personas entre las que éstas
se producen; la vida psíquica modera su actividad [...]. Existe, pues, entre estos dos mo-
mentos del año la diferencia que nace entre un período social intenso y una fase social
lánguida y abatida. Todo ello demuestra también que la gran casa invernal no se explica
sólo por razones técnicas. Evidentemente es uno de los elementos esenciales de la civili-
zación esquimal; aparece cuando esta civilización alcanza su máximo desarrollo, se rea-
liza lo más completamente posible y desaparece cuando ésta se debilita, está por tanto
en función de toda esta civilización.
M. Mauss (1979). Ensayo sobre las variaciones estacionales en las sociedades esquimales.
Un estudio de morfología social. En Sociología y antropología (p. 428). Madrid: Tecnos.
En una tradición influida por el homme total de Mauss encontramos en la ac- Lecturas recomendada
tualidad una de las propuestas más ambiciosas de intentar superar el dualis-
T. Ingold (2008). Tres en uno:
mo naturaleza-cultura en la obra de Tim Ingold, que podríamos incluir bajo cómo disolver las distincio-
la rúbrica de antropología�ecológica. El intento teórico de Ingold es criticar nes entre cuerpo, mente y
cultura. En T. Sánchez-Criado
la "matriz antropológica" bio-psico-social al uso, es decir, la concepción estra- (Ed.), Tecnogénesis. La cons-
trucción técnica de las ecologías
tigráfica con mayor vigencia en la actualidad. Desde hace muchos años ha
humanas (Vol. 2, pp. 1-34).
venido desarrollando un aparato crítico con las teorías más importantes de las Madrid: Antropólogos Ibe-
roamericanos en Red.
tres ramas disciplinares implicadas (la antropología biológica, la psicología y
T. Ingold (2001). El forrajero
la antropología social y cultural). Para Ingold en esta "matriz antropológica" óptimo y el hombre econó-
mico. En P. Descola y G. Pals-
surgen y tienen cabida las actuales ciencias cognitivas del procesamiento de son (Eds.), Naturaleza y socie-
la información, el neodarwinismo sociobiológico, la teoría cultural basada en dad: perspectivas antropológi-
cas. México: Siglo XXI.
los memes y el liberalismo político-económico.
T. Ingold (2000). The Percep-
tion of the Environment: Essays
on Livelihood, Dwelling and
Claramente no se trata de perspectivas análogas ni necesariamente incluyen- Skill. Londres: Routledge.
tes, pero sí con muchas relaciones de comunalidad. La idea de Ingold es, a
través de esta crítica de cada uno de los niveles o estratos, intentar articular
las bases, quizá precarias y no cerradas en la figura de una antropología con
mayúsculas, para otra "matriz disciplinar" sistémica y no determinista (por su
planteamiento de las relaciones naturaleza-cultura), con una gran importan-
cia tanto en términos científicos como políticos.
Del plano de la biología del desarrollo, Ingold recupera las perspectivas sisté-
micas que critican la lógica preformista del hereditarismo y las tesis de la evo- Tim Ingold
lución unilineal.
Lecturas recomendadas
S. Oyama (1985). The Ontogeny of Information: Developmental Systems and Evolution. Cam-
bridge: Cambridge University Press.
Sin embargo, ideas análogas se manejan acerca de los diferentes planos�gené- Planos genéticos
ticos de la composición de seres humanos. En lugar de la configuración pasiva
Los planos genéticos vendrían
que se supone en las concepciones estratigráficas, cada uno de estos planos su- a ser planos de temporalidad
pondría una temporalidad de la producción activa de entidades (organismos, distintos en los procesos de
configuración humana, a sa-
conductas, grupos,...). ber: (a) filogénesis: historia de
la especie; (b) ontogénesis:
historia del organismo-indivi-
duo, y (c) sociogénesis: histo-
En ese sentido, Ingold recupera, de la psicología, las críticas a los modelos de ria socio-cultural de los grupos
la percepción-acción basados en la pasividad del organismo y el mecanicismo en los que crecen y viven.
que operaban bajo la lógica siguiente: "el mundo impresiona mis sentidos y
yo (o algún tipo de instancia bio-mecánica no voluntaria) reacciono ante él".
© FUOC • P08/80522/01931 29 Entre cultura y naturaleza
Lecturas recomendadas
(incluidas las estructuras funcionales orgánicas y sus posibles 'extensiones') y A. Costall (1995). Socializing
operar con ello". No se trata del "contexto" o el "ambiente" en las acepciones Affordances. Theory and Psy-
chology, 5 (4), 467-481.
clásicas, sino de una forma de engagement (participación). El nombre que Gib-
son le dio a sus reflexiones fue "una aproximación ecológica" a la percepción o
"psicología ecológica". Ecológica porque vuelve a la concepción etimológica:
de contexto, contexere, con-texere, tejer-con.
En estrecha relación con esto Ingold desarrolla una crítica a las nociones de Crítica de Ingold a la
cultura como transmisión de información en packs de datos. noción de meme
Ingold habla de un constante ajuste organismo-medio, una relación dinámica ''Variación cultural'' según
de mutualidad. La habilidad, por tanto, no sería una conservación sin cambio Ingold
ni una transmisión de representaciones, sino más bien un proceso de sintoni- La habilidad [...] no es una
zación, una "educación de la atención" que no es disociable de los contextos propiedad del cuerpo humano
individual como entidad bio-
prácticos de actividad en los que se produce la capacitación o habilitación: física [...], sino del campo to-
tal de relaciones constituídas
por la presencia de un organis-
las bases de la habilidad residen en la condición irreductible de la inserción de un profe- mo-persona[...] en un ambien-
sional en un entorno [...] la práctica habilidosa no es la aplicación de una fuerza mecánica te rícamente estructurado. Esta
a objetos exteriores, sino que requiere de las cualidades de cuidado, juicio y destreza. es la razón por la que el estu-
dio de la habilidad [...] requie-
re una aproximación ecológi-
Ingold, T. (2000). The perception of the enviroment: Essays on livelihood, dwelling and skill ca.
(p. 353). London: Routledge. (La traducción es nuestra)
Ingold, T. (2000). The percep-
tion of the environment: Es-
says on livelihood, dwelling
Por ejemplo, en su discusión sobre cómo se aprenden las estrategias�de�caza and skill (p.353). London:
de� los� Cree de Muskrat Dam Lake (un estudio realizado por Winterhalder) Routledge. (La traducción es
nuestra.)
dice:
Considerando cómo aprenden efectivamente su oficio los cazadores novicios, hay dos
cosas que es preciso decir de inmediato. Primero, no hay ningún código de procedimien-
tos explícito, que especifique los movimientos exactos que deben ejecutarse en cualquier
tipo de circunstancia determinada: de hecho, las habilidades prácticas de este tipo pare-
cen ser fundamentalmente resistentes a la codificación en términos de cualquier sistema
formal de reglas y representaciones [...]�Segundo, no es posible, en la práctica, separar
la esfera de la relación del novicio con otras personas de la de su relación con el medio
ambiente no humano. El cazador novicio aprende acompañando en los bosques a los ca-
zadores más experimentados. Mientras se desplaza, es instruido sobre lo que debe buscar
y se le llamará la atención sobre pistas sutiles que de otro modo posiblemente no notaría:
en otras palabras, es guiado en el desarrollo de una conciencia perceptiva sofisticada de
las propiedades del ambiente que le circunda y de las posibilidades de acción que ofre-
cen. Por ejemplo, aprende a registrar las cualidades de la textura de una superficie que le
permitirán decir, con sólo tocar la huella de un animal en la nieve cuánto tiempo hace
que la dejó y a qué velocidad se desplaza.
Ingold, T. (2008). Tres en uno: cómo disolver las distinciones entre cuerpo, mente y cultu-
ra. En T. Sánchez-Criado (Ed.), Tecnogénesis. La construcción técnica de las ecologías humanas
(vol. 2, pp.1-39). Madrid: Antropólogos Iberoamericanos en Red. (El énfasis es nuestro.)
© FUOC • P08/80522/01931 31 Entre cultura y naturaleza
En este segundo apartado nos gustaría centrarnos en pensar qué podría ofrecer Lecturas recomendadas
la antropología para pensar cuestiones y temas por los que diferentes formas
Para una introducción a la
de psicología se han interesado. Algunos han denominado psicología cultural a problemática de la psicología
este dominio o tierra intermedia, pero no cabe duda de que tanto la psicología Cultural ver:
M. Cole (1999). Psicología
como la antropología en muchas ocasiones se preguntan cosas comunes: Cultural. Una disciplina el pa-
sado y del futuro. Madrid: Mo-
rata.
• ¿Cómo piensan diferentes culturas? ¿Compartimos los mismos procesos
G. Jahoda (1995). Encrucija-
de pensamiento y percepción? das entre la mente y la cultura.
Continuidades y cambio en las
teorías de la naturaleza huma-
• ¿Cómo sienten diferentes personas y grupos humanos? ¿Compartimos las na. Madrid: Visor.
mismas emociones?
Bastian estaba impresionado por las similitudes fundamentales que percibía en todos los
diversos pueblos que visitaba en sus viajes, y esto le llevó a postular que toda la huma-
nidad debe compartir ciertas "ideas elementales". Sin embargo, las diferencias eran igual-
mente obvias [...] Bastian las atribuyó a adaptaciones a los ambientes geográficos en con-
traste en que los pueblos se encontraban y a cambios históricos, incluidos la migración
y el contacto.
lógicos), la propia idea de una "unidad psíquica" también era defendida por
parte de evolucionistas como Tylor, en una versión naturalizada y biologicista.
De hecho, este segundo planteamiento fue el germen del desarrollo de la ac-
tual psicología�transcultural. Esta rama asume, dentro de una clara tradición
naturalista, que "los humanos son parte de la naturaleza y, como tales, están
sujetos a leyes generales". (Jahoda, 1995, p. 135).
En este caso, leyes cognitivas, y busca determinar, de modo comparativo, el Lectura complementaria
grado de rendimiento de diferentes grupos ante un mismo tipo de tareas (por
Para profundizar sobre los es-
ejemplo, tareas de discriminación perceptiva, test de inteligencia). tudios acerca de las diferen-
cias culturales dentro de la
unidad psíquica. Cole, M.
Expedición del estrecho de Torres
(1999). Psicología Cultural.
Una disciplina el pasado y del
Uno de los hitos iniciales de esta aproximación al estudio de las diferencias culturales futuro (pp.50-74). Madrid:
dentro de la unidad psíquica fue la expedición del estrecho de Torres de la Universidad Morata.
de Cambridge, dirigida por A. C. Haddon, y que contaba entre sus filas con el psicólogo
experimental W. H. R Rivers. Uno de los puntos más importantes del estudio psicológico
de los habitantes de las Islas del estrecho de Torres, en la Nueva Guinea Británica, pre-
tendía responder a la afirmación de la época acerca de si los "salvajes" tenían un grado
de agudeza de los sentidos superior al de los "civilizados" por su contacto directo con la
naturaleza y su incapacidad para el razonamiento abstracto.
A estas tesis comparativistas y naturalistas, que asumen leyes comunes en el Lecturas recomendadas
funcionamiento, se les opusieron numerosas tradiciones culturalistas e histo-
Para todos estos debates, po-
ricistas, que por sus estudios de las diferencias en tradiciones y representacio- déis ver: G. Jahoda (1995).
nes culturales, solían ser más tendentes a argumentar a favor de procesos es- Encrucijadas entre la mente y
la cultura. Madrid: Visor;
pecíficos en diferentes grupos humanos. Las tesis historicistas y culturalistas J. Valsiner y R. Van der Veer
(2000). The social mind. Cons-
que se enarbolaron diferían en cuanto al tratamiento de la "unidad psíquica"
truction of the idea. Cambrid-
de la humanidad. Mientras que para algunos estas diferencias culturales, lin- ge: Cambridge University
Press.
güísticas e históricas remitían a una inconmensurabilidad entre grupos huma-
nos, es decir, a la diferencia radical de procesos de pensamiento y percepción
© FUOC • P08/80522/01931 35 Entre cultura y naturaleza
Un ejemplo de esta complejidad lo encarna el psicólogo alemán de finales del siglo XIX
Wilhelm Wundt. Distinguía entre lo que llamaba (1) Völkerpsychologie o psicología de los
pueblos, y (2) Naturpsychologie o psicología natural. Mientras que la primera daba cuenta
de las experiencias compartidas entre individuos, empleando un método descriptivo con
una atención especial por el estudio de las variaciones lingüísticas, el papel de los mitos,
los cuentos, las herramientas... la segunda hacía referencia a una psicología experimental
de laboratorio que remitía a aquellas invariantes psicológicas individuales compartidas
de forma natural por todos los seres humanos. La psicología de los pueblos, a su vez,
descansaba sobre esos "procesos psicológicos básicos", estudiados por la psicología expe-
rimental.
Uno de los principales argumentos de las tesis sobre la unidad o la diferencia Lectura recomendada
de las mentalidades o procesos psicológicos ha sido el estudio del lenguaje.
Para una reflexión detallada
Podríamos decir que ha habido dos grandes aproximaciones a este asunto: sobre las relaciones entre an-
tropología, lingüística y psi-
cología, podéis ver la obra de:
1) Por un lado un amplio programa de investigación de orientación psicobio- H. M. Velasco (2003). Hablar
lógica y determinista que plantea la existencia de mecanismos universales, y Pensar. Tareas Culturales.
Madrid: Universidad Nacio-
inscritos de forma innata en la biología del cerebro humano, asociados con el nal de Educación a Distancia.
aprendizaje del lenguaje, siendo estos mecanismos los mismos para cualquier
lengua.
teorías que intentaban atribuir una inferior capacidad mental a los "primiti-
vos" por no poseer determinadas categorías lingüísticas o modos de expresar
números, acciones o circunstancias.
Fue Edward�Sapir quien, algunos años más tarde, enunció las tesis del relati-
vismo lingüístico al plantearse las "formas implícitas de las lenguas".
ejemplo, gramaticales) que emplean para dar cuenta del mundo (por ejemplo,
Lectura recomendada
verbos en una lengua que remiten a un determinado tipo de acciones que no
existen como tal en otra). Sobre la obra de Franz Boas,
podéis ver: Velasco, H. M.
(2003). Hablar y Pensar. Ta-
reas Culturales (pp. 263-266).
La diversidad de estas formas lingüísticas remitiría a una diversidad in- Madrid: Universidad Nacio-
nal de Educación a Distancia.
conmensurable de formas de pensamiento y percepción, puesto que el
contacto con la realidad no ocurre sin lenguaje, habitando los diferentes
grupos "mundos�distintos" y no tanto "el mismo mundo con etiquetas
diferentes".
Edward Sapir
© FUOC • P08/80522/01931 37 Entre cultura y naturaleza
Whorf realizó un amplio trabajo de campo sobre las lenguas amerindias, com- Ejemplo
parando la forma en la que construían la experiencia a través del lenguaje con
Whorf describió la gramática
respecto a las lenguas que denominó Standard Average European (típica europea de los Hopi, en la que no hay
estándar). tiempos verbales distintos, y a
partir de ahí desarrolló una in-
terpretación sobre la "metafísi-
ca del tiempo hopi".
Para Whorf las lenguas no son meros agregados de segmentación experiencial,
sino que integran�una�metafísica�implícita: planteamientos sobre el discurrir
del tiempo, sobre cómo tematizar el espacio, qué o quién actúa... están, de Lectura recomendada
alguna manera, insertos en las estructuras gramaticales.
Sobre el trabajo de campo de
Whorf sobre las lenguas ame-
Las "tesis Sapir-Whorf" han�sido�ampliamente�debatidas�en�la�antropolo- rindias, podéis ver:
B. L. Whorf (1971). Lenguaje,
gía, en conjunción con toda una serie de aproximaciones que han buscado pensamiento y realidad. Barce-
determinar las fuentes explicativas de la variación entre las "modalidades de lona: Seix Barral.
Bronislaw Malinowski en su libro Magic, Science and Religion and Other Essays de 1948
(que había publicado parcialmente en 1925) planteaba "magia", "ciencia" y "religión" co-
mo diferentes mentalidades. Malinowski separaba la ciencia como "actividad profana" y
agrupaba la magia con la religión en tato que "actividades sagradas", en contraposición
con autores como Tylor o Frazer, que consideraban la magia como una especie de pseu-
do-ciencia.
Lecturas recomendadas
S. J. Tambiah (1991). Magic, science, religion, and the scope of rationality. Cambridge: Cam-
bridge University Press.
Una de las figuras más relevantes en el estudio de la racionalidad primitiva fue Lectura recomendada
Lucien Lévy-Bruhl con la publicación de La Mentalité Primitive en 1922, que
Lévy-Bruhl, L. (1957). La
se abría con el siguiente pasaje: mentalidad primitiva. Buenos
Aires: Leviatán.
Entre las diferencias que separan la mentalidad de las sociedades inferiores de la nues-
tra, hay una que ha llamado la atención de quienes las observaron en las condiciones
más favorables, es decir antes de que hubiesen sido modificadas por un contacto prolon-
gado con los blancos. Comprobaron entre los primitivos una decidida aversión por el
razonamiento, por lo que los lógicos llaman operaciones discursivas del pensamiento,
advirtiendo al mismo tiempo que esta aversión no proviene de una incapacidad radical,
o de una imposibilidad natural de su entendimiento, sino que se explica más bien por
el conjunto de sus hábitos de espíritu.
Lucien Lévy-Bruhl
Sin embargo, debe entenderse "pre-lógico" en un sentido diferente que ante- Lecturas recomendadas
rior al pensamiento civilizado, así como contrario a "ilógico" o "irracional". A
Sobre los planteamientos
pesar de haber sido criticado por esta atribución de "pre-logicidad", el carácter desarrollados por Tylor y Fra-
de ésta no está determinado por una diferente dotación biológica. La "pre-lo- zer, ver:
G. Jahoda (1989). Psycholo-
gicidad" remite más bien a otro tipo de racionalidad, determinado por un tipo gie et Anthropologie. Paris: Ar-
de "representación colectiva" (en el sentido de Durkheim) diferente de la de mand Colin.
R. Horton (1973). Lévy-
los "civilizados", es decir, a una herencia socio-cultural transmitida que integra
Bruhl, Durkheim and the
lenguaje y conceptos que implican una diferente aproximación a la realidad Scientific Revolution. En
R. Horton y R. Finnegan
que los de la lógica moderna. (Eds.), Modes of Thought: Es-
says on Thinking in Western
and Non-Western Societies (pp.
En épocas más recientes, la figura de referencia para el estudio del pensamien- 249-305). Londres: Faber &
Faber.
to primitivo ha sido Claude Lévi-Strauss. En La Pensée Sauvage de 1962 parte de
S. J. Tambiah (1991). Magic,
la idea de que el amplio conocimiento articulado del medio que expresan las science, religion, and the sco-
complejas taxonomías que se muestran en numerosos estudios de los pueblos pe of rationality. Cambridge:
Cambridge University Press.
llamados "primitivos" en diferentes dominios (como por ejemplo en términos
botánicos) no se deriva de una mera relación de necesidad con respecto al me-
dio (no sólo conocen lo que necesitan para comer o lo que interviene en sus Dotación biológica
actividades de cultivo o caza). Esto le lleva a cuestionar la dicotomía entre el Lévy-Bruhl planteaba que to-
pensamiento lógico y un pensamiento primitivo o prelógico, puesto que atri- dos los seres humanos tienen
los mismos sentidos y la misma
buye a los "primitivos" una "pasión intelectual", como muestra el hecho de "no estructura cerebral.
conocer sólo lo necesario para la supervivencia". De su planteamiento se deri-
va una cierta "logicización"�del�"pensamiento�salvaje": en la base del pensa-
Lecturas recomendadas
miento primitivo hay una exigencia de orden, igual que en todo pensamiento;
y todo pensamiento consiste en una organización intelectual de la realidad. Sobre Durkheim, podéis ver:
Lévy-Bruhl. Durkheim and
the Scientific Revolution.
Sin embargo, aunque pueda acercar magia y ciencia, Lévi-Strauss no se adhiere En R. Horton y R. Finnegan
(Eds.), Modes of Thought: Es-
a las tesis racionalistas de Tylor o Frazer, que entienden el pensamiento mágico says on Thinking in Western
como pseudociencia o como conato de pensamiento racional. La magia para and Non-Western Societies (pp.
249-305). Londres: Faber &
Lévi-Strauss se define como un sistema en sí mismo. Se trataría de un modo de Faber.
conocimiento paralelo (no opuesto ni previo) al científico. En realidad, dado S. J. Tambiah (1991). Magic,
science, religion, and the sco-
que la magia se entiende como un ejercicio intelectual, para Lévi-Strauss exis- pe of rationality. Cambridge:
ten dos modos de pensamiento científico, cuyas diferencias no son de desa- Cambridge University Press.
rrollo intelectual sino que tienen que ver con los fenómenos a los que se apli-
© FUOC • P08/80522/01931 40 Entre cultura y naturaleza
can, así como con los distintos modos de enfrentarse a la naturaleza. Magia Lecturas recomendadas
y ciencia serían dos vías de acceso a la realidad, por medio de mecanismos
Acerca del "pensamiento sal-
diferentes. vaje", podéis ver:
C. Lévi-Strauss (1987). El
pensamiento salvaje. México:
Según las tesis estructuralistas de Lévi-Strauss, el pensamiento simbólico ex- Fondo de Cultura Económi-
presado en la magia y los mitos es un intento de imposición de un "orden ca.
Para una crítica, ver E. Gell-
racional" al "caos" de lo real, al igual que la ciencia. Sin embargo, aunque las
ner (1973). The Savage and
operaciones intelectuales sean análogas, no son el mismo tipo de pensamien- the Modern Mind. En R. Hor-
ton y R. Finnegan (Eds.),
to. La magia y los mitos operan con "categorías de la sensibilidad" u operacio- Modes of Thought: Essays
nes lógicas sobre la base de datos perceptivos que no producen conceptos se- on Thinking in Western and
Non-Western Societies (pp.
parados totalmente de la realidad como lo serían, según él, los de la ciencia 162-181). Londres: Faber &
Faber.
que busca patrones y generalizaciones. El salvaje es caracterizado�como�un
bricoleur (alguien que no obra con un plan previo), en contraposición con el
ingeniero, como mejor representante del pensamiento científico. Puesto que
para Lévi-Strauss el pensamiento salvaje sería una "ciencia de lo concreto":
El hombre del neolítico o de la protohistoria es, pues, el heredero de una larga tradición
científica; sin embargo, si el espíritu que lo inspiró a él, lo mismo que a todos sus antepa-
sados, hubiese sido exactamente igual que el de los modernos, ¿cómo podríamos com-
prender que se haya detenido, y que varios milenios de estancamiento se intercalen, como
un descansillo, entre la revolución neolítica y la ciencia contemporánea? La paradoja no
admite más que una solución: la de que existen dos modos distintos de pensamiento
científico que tanto el uno como el otro son función, no de etapas desiguales de desarro-
llo del espíritu humano, sino de los dos niveles estratégicos en que la naturaleza se deja
atacar por el conocimiento científico: uno de ellos aproximativamente ajustado al de la
percepción y la imaginación y el otro desplazado; como si las relaciones necesarias, que
constituyen el objeto de toda ciencia –sea neolítica o moderna-, pudiesen alcanzarse por
dos vías diferentes: una de ellas muy cercana a la intuición sensible y la otra más alejada.
En algún sentido las dos obras que acabamos de comentar integran un pro-
blema que ya en 1937 Edward�Evans-Pritchard intuyó en su libro Witchcraft,
Oracles and Magic among the Azande.
los "salvajes", que él muestra en su trabajo de campo sobre los Azande, carac- Lecturas recomendadas
terizado en algunos casos más bien por una especie de hiper-causalismo, en el
E. E. Evans-Pritchard (1997).
que "todo puede influir en todo", pero en el que varían las posibles fuentes de la Brujería, magia y oráculos en-
causalidad, incluyendo entidades supra-sensibles, no datables empíricamente. tre los azande. Barcelona:
Anagrama.
S. J. Tambiah (1991). Magic,
Asimismo, simétricamente, se atribuye demasiado fácilmente a todos los "ci- science, religion, and the sco-
pe of rationality. Cambridge:
vilizados" un pensamiento lógico-racional cuando no habitan ese universo Cambridge University Press.
mental todo el tiempo, por no decir que la actividad científica es una actividad G. Jahoda (1989). Psycholo-
gie et Anthropologie. Paris: Ar-
específica practicada en circunstancias muy específicas en nuestras propias so- mand Colin.
ciedades (como bien ha estudiado la antropología de la Ciencia).
Modos de pensamiento
La propuesta de Evans-Pritchard, en la recuperación que hace algunos auto-
res era más bien comparar "sus" modos de razonamiento ordinarios con los Es decir, uno salvaje y el otro
civilizado, sean comparados
"nuestros". por abajo –mostrando las ca-
racterísticas prelógicas del
pensamiento "civilizado"– o
por arriba –dignificando el
Como plantea Tambiah (1991, p. 92.), más allá de considerar sólo dos modos pensamiento del salvaje e
de razonamiento, los planteamientos de Evans-Pritchard llevarían más bien igualándolo al de un científico.
sociales de significados y sistemas de conocimiento, que remiten más bien al Lecturas recomendadas
contenido que a la forma de los procesos cognitivos. Estas afirmaciones tuvie-
Sobre los inicios en la tradi-
ron un efecto devastador sobre las connotaciones de superioridad occidentales ción de estudio de los modos
atribuidas a los modos de razonamiento e inauguraron toda una tradición de de pensamiento, ver:
R. Finnegan y R. Horton
estudio de los modos�de�pensamiento. (1973). Introduction. En R.
Horton y R. Finnegan (Eds.),
Modes of Thought: Essays on
Las tecnologías intelectuales y la racionalidad como práctica Thinking in Western and Non-
Western Societies (pp. 13-62).
Londres: Faber & Faber.
En esa línea, en los últimos treinta años se ha producido una amplia crítica
de las teorías sobre la "mente primitiva" y las diferencias con respecto a los
"civilizados". En concreto, desde los años setenta se ha producido una amplia
y detallada crítica al intelectualismo en la antropología. Uno de los artífices
del estudio de los "modos de pensamiento" desde un punto de vista no inte-
lectualista ha sido el antropólogo Jack�Goody, que durante los años setenta
realizó un extenso trabajo de campo sobre las diferencias entre las sociedades
alfabetizadas y no alfabetizadas de África.
Lecturas recomendadas
R. Finnegan (1973). Literacy versus Non-literacy: The Great Divide? Comments on the
significance of 'literature' in non-literate cultures. En R. Horton y R. Finnegan (Eds.),
Modes of Thought: Essays on Thinking in Western and Non-Western Societies (pp. 112-144).
Londres: Faber & Faber.
En su trabajo fundacional The Domestication of the Savage Mind de 1977 plan- Tecnologías intelectuales
tea que la antigua distinción empleada en antropología sobre las diferentes
Las tecnologías intelectuales
mentalidades remite más bien a cambios en lo que denominaba tecnologías son para Goody los soportes
intelectuales. del conocimiento, las tecno-
logías de la comunicación en-
tendidas en su amplio espec-
tro y no sólo como herramien-
tas; por ejemplo, la introduc-
Con esta tesis asume que no hay una diferencia en la arquitectura de ción de la lectoescritura y sus
soportes transformaron capa-
la mente, sino en los procesos, prácticas y soportes del conocimiento cidades cognitivas al permi-
tir nuevas formas de fijar el re-
y la comunicación. cuerdo, transmitir el conoci-
miento y operar sobre el cono-
cimiento en un espacio defini-
do y continuamente visible.
© FUOC • P08/80522/01931 43 Entre cultura y naturaleza
Goody, J. (1985). La domesticación del pensamiento salvaje, pp. 20-21, Madrid: Aka
Observemos el siguiente ejemplo de Goody sobre las diferencias entre el cálculo mediado
por la alfabetización o no:
"En 1970 pasé una temporada revisitando a los lodagaa en el norte de Ghana, cuyo prin-
cipal contacto con la escritura comenzó con la apertura de una escuela primaria en Birifu,
en 1949. En la investigación de sus operaciones matemáticas encontré que mientras mu-
chachos sin escolarizar eran expertos en contar un gran número de cauris (monedas de
concha) [...] tenían poca destreza para la multiplicación. La idea de la multiplicación no
estaba enteramente ausente; ellos pensaban en cuatro pilas de cinco cauris como equiva-
lente a veinte. Pero no tenían una tabla para multiplicar en sus cabezas por la que pudiese
calcular sumas más complejas. La razón era simple, para la "tabla" es esencial una ayuda
escrita a la aritmética "oral" [...] mi método causaba alguna diversión, pues era observada
la forma en que movía las conchas antieconómicamente, una por una, más tarde me di
cuenta que sólo los chicos escolarizados, acostumbrados a las formas más individualiza-
das de cálculo "abstracto", usaban la misma técnica. Cuando un pago de una dote normal
asciende a 20.000 cauris, contarlos puede ser un procedimiento que requiere su tiempo.
Los lodagaa [...] admitían un modo especial de "contar cauris" (libiepla soro), por el que
movían primero un grupo de tres y después de dos para formar una pila de cinco. Aparte
de ser una fracción de veinte, que era la base para cálculos más grandes, el cinco represen-
taba un número que una persona podía controlar de un vistazo cuando movía su mano
hacia delante para recoger el siguiente grupo de cauris [...] el punto que quiero señalar
[...] [tiene que ver] con la concreción del procedimiento [...] procedimientos diferentes
son usados para contar objetos distintos [...]. Esto no es la ausencia de pensamiento abs-
tracto, como creía Lévy-Bruhl, ni tampoco la oposición entre la "ciencia de lo concreto"
y la "ciencia de lo abstracto" de la que habla Lévi-Strauss. Los lodagaa tienen un sistema
numérico "abstracto" que se aplica tanto a cauris como a vacas. Pero las formas en que
usan estos conceptos están embebidas en la vida diaria. La escritura y el proceso acompa-
ñante de educación en aulas trae un cambio hacia una "abstractividad" más grande, hacia
la descontextualización del conocimiento [...] pero cristalizar tal proceso de desarrollo en
una dicotomía absoluta no hace justicia a los hechos de la sociedad 'tradicional'"
En esta línea otros trabajos más recientes han servido para criticar los crite- Lectura recomendada
rios demarcacionistas empleados sobre la base de una especificidad del razo-
B. Latour (1998). Visualiza-
namiento y el pensamiento científico. En concreto, la obra del antropólogo ción y cognición: pensando
de la ciencia Bruno� Latour ha intentado llevar las reflexiones de Goody al con los ojos y con las manos.
La balsa de la Medusa (pp.
ámbito del "pensamiento científico" a partir de un estudio de las tecnologías 45-46; 77-128).
intelectuales empleadas en contextos prácticos de actividad científica.
© FUOC • P08/80522/01931 44 Entre cultura y naturaleza
La crítica al intelectualismo forma parte de todo un movimiento que entiende Lectura recomendada
la racionalidad�como�práctica. Este movimiento supone un intento por su-
H. Garfinkel (2006). Estudios
perar las dicotomías mente/cuerpo e individuo/sociedad en el planteamiento en etnometodología. Barcelona:
de la cognición. La noción de práctica, desarrollada de formas muy diferentes, Anthropos.
remite a una unidad que transita y entrelaza los dos polos de lo individual y
lo colectivo, haciendo referencia al carácter activo de la implicación y partici-
pación de los sujetos en órdenes sociales (que no son tratados como "idiotas
culturales" en la denominación crítica que plantea Harold�Garfinkel acerca
de cómo las teorías sociales han concebido al sujeto como una mera determi-
nación social). Algunos de estos debates podrán verse en el apartado dedicado
a la identidad personal y subjetividad. Asimismo, las prácticas remiten a un
punto de unión entre mente y cuerpo, la encarnación de la actividad del sujeto
y su situación en contextos prácticos de actividad, así como el desplazamiento
del mecanicismo naturalista de las concepciones sobre el cuerpo. Algunos de
estos debates podrán verse en el apartado dedicado al cuerpo más adelante.
Uno de los textos más relevantes para ambos giros en las preocupaciones an- Lectura recomendada
tropológicas sobre la racionalidad como práctica ha sido el estudio de la an-
J. Lave (1991). La cognición en
tropóloga Jean�Lave sobre el uso de las matemáticas en contextos situados de la práctica. Barcelona: Paidós.
actividad, publicado en el libro Cognition in practice de 1988. En esta obra, Lave
se plantea que la tarea de la ciencia social al abordar la racionalidad y la cog-
nición no es contextualizar culturalmente procesos psicológicos autónomos,
sino reformular el objeto de análisis: la nueva unidad de análisis pasa a ser
la actividad concertada de la persona en situaciones específicas, es decir, algo
que no es mental ni psicológico, aunque lo implique y que obliga a atender
básicamente a estructuras y prácticas sociales:
Lecturas recomendadas
J. Bruner (1998). Actos de significado. Más allá de la Revolución Cognitiva. Madrid: Alianza.
M.Cole (1999). Psicología Cultural. Una disciplina el pasado y del futuro. Madrid: Morata.
Lev Vygotsky
B. Rogoff (1993). Aprendices del pensamiento. El desarrollo cognitivo en el contexto social.
Barcelona: Paidós.
La tesis central [...] es que la estructura y el desarrollo de los procesos psicológicos huma-
nos surgen por la actividad práctica mediada culturalmente y en desarrollo histórico.
M.Cole (1999). Psicología Cultural. Una disciplina el pasado y del futuro, p. 106 Madrid:
Morata.
[...] para dar una explicación del pensamiento mediado culturalmente, es necesario es-
pecificar no sólo los artefactos por medio de los cuales está mediada la conducta, sino
también las circunstancias en las que tiene lugar el pensamiento.
[...] la mente surge de la actividad mediada conjunta de las personas. La mente es, pues,
en un sentido importante, "co-construida" y distribuida.
[...] debido a que lo que nosotros llamamos mente trabaja por medio de artefactos, no
puede estar limitada sin restricciones por la cabeza o incluso por el cuerpo, sino que
se debe considerar que está distribuida en los artefactos que están entrelazados y que
entrelazan acciones humanas individuales de común acuerdo con y como parte de los
acontecimientos permeables, cambiantes de la vida.
El desarrollo más claro del contraste entre sociocentrismo e individualismo lo Lecturas recomendadas
encontramos en la obra de Louis�Dumont; gran parte de la obra de este an-
L. Dumont (1970). Homo hie-
tropólogo francés se ocupa de la comparación entre la sociedad y la ideología rarchicus. Ensayo sobre el siste-
indias, de un lado, y, de otro lado, la ideología moderna (estudiadas en sus li- ma de castas. Madrid: Aguilar.
L. Dumont (1982). Homo ae-
bros Homo hierarchicus y Homo aequalis, respectivamente). En un modelo ideo- qualis. Génesis y apogeo de la
lógico y social jerárquico como el indio, el "hombre particular" no es sujeto ideología económica. Madrid:
Taurus.
cultural, esto es, no es reconocido como "ser de razón y portador de valores".
La ideología igualitarista de la modernidad, por su parte, afirma que los indi-
viduos son la auténtica realidad; son existentes en sí y para sí que componen
la sociedad como un compuesto artificial.
Hasta ahora hemos ido oponiendo nuestra idea del hombre como individuo y el hecho
indio fundamental de la interdependencia de los hombres en el sistema de las castas. Por
"idea del individuo" entendemos el hecho de que para nosotros, los valores esenciales han
terminado por vincularse de forma predominante, al hombre particular tomado como
universal. Muchas veces hablamos de la "dignidad humana", de los "derechos imprescrip-
tibles" del hombre, y ello traduce el hecho de que el hombre particular es el agente (prin-
cipal) de las instituciones y que incluso concebido como universal, es el modelo principal
de los valores. Es obvio que el hombre particular existe empíricamente y en cierta medida
es reconocido en todas las sociedades, pero falta mucho para que llegue a ser en todas
partes ese ser de razón y portador de valores que ha llegado a ser entre nosotros.
Recordemos en primer lugar que en el sistema de castas, sobre todo en su modelo clásico
donde la sociedad está dividida en cuatro categorías o estados distintos, un obstáculo se
interpone entre el hombre particular y lo universal, que no es otro que la casta o estado
que prescribe a cada uno su deber especial. Lo que los tratados describen como moral
común, es poca cosa, y apenas hablan de deber universal, sino sobre todo de deberes de
estado. No se es hombre; se es, según el caso, sacerdote, príncipe, cultivador o servidor.
Hay una ética (social), y no hay, o apenas, "moralidad subjetiva" [...]
Sistema de castas en la India
europea, les parece alejado de la sabiduría, para quien todo es relativo, y sólo necesita
ser jerarquizado, prefiriendo en consecuencia, la integración al rechazo, la coexistencia
pacífica a la afirmación de sí mismo, el ser al devenir" [...]
Está claro que empíricamente los indios, como todo el mundo, distinguen sujetos huma-
nos particulares o, como solemos decir, "individuales", conjugan sus verbos en diferentes
personas, y en la vida cotidiana reconocen con la mayor precisión posible, la personali-
dad y el carácter de cada uno. Pero si estudiamos instituciones como la casta, y por poner
otros dos ejemplos, los derechos del suelo y el parentesco, nos damos cuenta de que el
hombre particular no es, propiamente hablando, el sujeto.
en los términos personales con los que unas personas identifican y reconocen
Ela referencia donde puede
socialmente a otras: los nombres personales, los nombres según orden de na- consultarse la contradictoria
aproximación de Geertz al
cimiento, los términos de parentesco, los tecnónimos, los títulos de estatus y modelo sociocéntrico es:
los títulos públicos. C. Geertz (2001). Persona,
tiempo y conducta en Bali.
En La interpretación de las cul-
3.3. Redes sociales, componentes simbólicos y concepciones de la turas. Barcelona: Gedisa.
persona
Así, por ejemplo, la imagen de la persona y de la sociedad indias que transmite la obra de
Lecturas recomendadas
Dumont se ve en buena medida matizada por trabajos que muestran el reconocimiento
cultural de la persona entendida, a diferencia de la persona individual e indivisible, como
entidad "dividual". Las partes que componen la persona y en las que ésta puede dividir- Matizaciones importantes en
se, según la concepción india, tienen su origen en lo social: remiten a las relaciones de la aproximación a la noción
parentesco, a los vínculos sociales que la persona incorpora a lo largo de su gestación y cultural en India se pueden
formación como persona, a través de sustancias o elementos (sangre, comida, dinero, co- encontrar en:
nocimiento...) que son continuo objeto de transacciones sociales. Puesto que se reciben M. Marriott (1976). Hindu
de las diversas instancias sociales, son expresión simbólica de vínculos sociales y articu- transactions: diversity wit-
lan, mediante su intercambio, las interacciones sociales, esos elementos constituyentes hout dualism. En B. Kapferer
de la persona no le son propios, no pertenecen a la persona (son sociales, y manifiestan (Ed.), Transaction and Mea-
constantemente la consistencia social de la persona). La persona es una realidad cultu- ning: Directions in the Anthro-
ralmente reconocida, pero lejos de consistir en un Yo separado de la sociedad, consiste pology of Exchange and Sym-
en componentes que provienen del conjunto de grupos a los que se asocia. bolic Behaviour. Philadelphia:
Institute of the Study of Hu-
man Issue.
Este tema de las nociones "dividuales" y el carácter "compuesto" y "relacional" C. C. Busby (1997). Permea-
ble and partible persons: a
de la persona ha sido desarrollado teóricamente por Marilyn�Strathern en sus comparative analysis of gen-
trabajos sobre Melanesia. Esta autora ha subrayado el carácter fundamental der and the body in South
India and Melanesia. Journal
del intercambio de las partes de la persona, que contrasta con la relación de of the Royal Anthropological
Institute, 3 (2), 261-278.
posesión entre el individuo occidental y su persona, su cuerpo y sus bienes.
Se refuerza así, y se perfila mejor, la diferencia entre el sistema occidental mo-
derno, que asume una noción de persona como entidad indivisible, inaliena-
ble, con caracteres innatos y fijos, separada del mundo y las cosas con los que
mantiene relaciones de propiedad; y nociones, como las que encontramos en
Melanesia, de persona "dividual" y relacional, integrada en su mundo e inse-
parable de las cosas y de los grupos sociales.
Lecturas recomendadas
M. Strathern (1988). The Gender of the Gift: Problems with Women and Problems with Society
in Melanesia. Berkeley: University of California Press.
Melanesios
M. Strathern (1999). Property, Substance and Effect: Anthropological Essays on Persons and
Things. Londres: Athlone.
ción realizada en los años treinta, y, más tarde, a principios de la década de los
setenta, los de Robert Levy en Tahití y de Jane Briggs con los Inuit. Fuera de la
órbita de "Cultura y personalidad", pero reuniendo diversas aproximaciones
del funcionalismo, del estructuralismo y del etnopsicoanálisis, destaca la reco-
pilación de africanistas franceses y británicos La Notion de Personne en Afrique
Noire. Ya en los años ochenta se desarrollarán igualmente un buen número
de investigaciones etnográficas encaminadas a describir y analizar las "psico-
logías indígenas", es decir, las construcciones indígenas sobre lo que nosotros
conceptualizamos como "persona", "psique", "mente", etc.
Lecturas recomendadas
R. I. Levy (1973). Tahitians. Mind and Experience in the Society Islands. Chicago: University
of Chicago Press.
J. L Briggs (1970). Never in Anger. Portrait of an Eskimo Family. Cambridge: Harvard Uni-
versity Press.
Además:
P. Heelas y A. Lock (1981). (Eds.). Indigenous Psychologies: the Anthropology of the Self. Lon-
dres: Academic Press.
G. M. White y J. Kirkpatrick (1985). (Eds.). Person, Self and Experience. Exploring Pacific
Ethnopsychologies. Berkeley: University of California Press.
por las vivencias personales de los otros culturales. Para explicarse este interés,
es fundamental tener en cuenta que Leenhardt fue, además de antropólogo,
misionero y que, como tal, manifiesta una constante atención en su mono-
grafía hacia la condición existencial de los nativos de Nueva Caledonia.
Lo que está claro en el discurso ilongot sobre los corazones es, en resumen, una tensión
dialéctica o dinámica entre un estado de socialidad y uno de oposición y separación,
entre un self en paz con su entorno y uno que se mantiene alejado. Ambos son, según el
punto de vista ilongot, inevitables, ya que son hechos necesarios de la vida individual y
de la interacción social; y así, su discurso tiene menos que ver con la introspección y la
"vida interior" que con la cualidad afectiva de un mundo en el que los vínculos sociales
dependen de fuentes potencialmente disruptivas de "energía" o "ira" para la continuidad Los Ilongot de Filipinas
de su vida.
Rosaldo, M. Z. (1980). Knowledge and Passion. Ilongot Notions of Self and Social Life
(pp.43-44). Cambridge: Cambridge University Press. (La traducción es nuestra.)
El acercamiento al self y a la subjetividad de Rosaldo, como el del otro gran Lectura recomendada
trabajo de esta antropología que es Unnatural Emotions, de Catherine�Lutz, se
C. Lutz (1988). Unnatural
hace a través del análisis del discurso indígena. Justamente se ha cuestionado Emotions. Everyday Sentiments
esta aproximación por limitarse a las dimensiones meramente discursivas de on a Micronesian Atoll and
Their Challenge to Western
la experiencia obviando las facetas no verbalizadas o no verbalizables, tanto o Theory. Chicago: University
of Chicago Press.
más importantes que aquéllas en las experiencias de los sujetos. Pero, además,
estas investigaciones han sido criticadas por su culturalismo. En estas obras las
dimensiones subjetivas se muestran como determinadas en su totalidad por
la cultura. Por lo demás, las imágenes que de las personas ilongot o ifaluk se
ofrece en ellas están marcadas por el contraste, en ocasiones forzado, entre la
© FUOC • P08/80522/01931 53 Entre cultura y naturaleza
Algunos autores señalan que, a juzgar por lo que se lee en las monografías de Lectura recomendada
Rosaldo o de Lutz y en contra de lo que ellas manifiestan en diferentes lugares,
Una discusión sobre la apli-
los Ilongot o los Ifaluk no resultan tan diferentes a los occidentales, como si de cación del culturalismo en
alguna manera se estuviera dando cuenta de formas relativamente diferentes los trabajos antropológicos
sobre la persona se puede ver
de una problemática que es básicamente similar, que es la de la experiencia en la parte III del libro de:
subjetiva (de sí y de lo social). N. J. Chodorow (2003). El po-
der de los sentimientos. La sig-
nificación personal en el psicoa-
La crítica de la distinción tajante entre experiencias occidentales y experien- nálisis, el género y la cultura.
Barcelona: Paidós.
cias exóticas se ha dirigido también contra las aproximaciones sociológicas y
simbólicas que veíamos más arriba; así, LiPuma revisa la obra de Strathern so-
bre Melanesia, afirmando que más allá de la distinción cuasi-esencialista entre Lectura complementaria
Lecturas recomendadas
D. Holland; A. Kipnis (1994). Metaphors for Embarrassment and Stories of Exposure: The
Not-So-Egocentric Self in American Culture. Ethos, 22 (3), 316-342.
Además, son interesantes las críticas del tratamiento de la noción occidental de persona
por la antropología, de A.�Ouroussoff (1993). Illusions of Rationality: False Premises of
the Liberal Tradition. Man, 28 (2), 281-298.
D. W. Murray (1993). What Is The Western Concept of The Self? On Forgetting David
Hume. Ethos, 21 (1), 3-23.
1) Una crítica de este tipo es la que se lleva a cabo desde la antropología psi-
cológica y los/as teóricos/as de "esquemas y modelos culturales". En contra del
determinismo cultural, se defiende, entonces, la existencia de una entidad psí-
quica universal, esto es, de disposiciones psicológicas compartidas por todos
los humanos cuya relación con las normas culturales sería necesario analizar
para poder dar cuenta de la variabilidad individual interna a cada cultura.
Lecturas recomendadas
M. E. Spiro (1984). Some reflections on cultural determinism and relativism with special
reference to emotion and reason. En R. A. Shweder y R. A. LeVine (Eds.), Culture Theory:
Essays on Mind, Self and Emotion. Cambridge: Cambridge University Press.
M. E. Spiro (1993). Is the Western conception of the self `peculiar´within the context of
the world cultures? Ethos, 21 (2), 107-153.
Spiro asume que las categorías son culturales y que son actores sociales quienes las ad-
quieren como creencias personales, pero subraya que esta adquisición como tal es un
acontecimiento psicológico que precisa, en consecuencia, una explicación psicológica.
Los modelos� culturales� son modelos cognitivos específicos que organizan el conoci-
miento de una cultura sobre un determinado ámbito de realidad. Consisten en represen-
taciones de ese ámbito de realidad y reglas operativas para actuar en él, además de arti-
cular los afectos y sentimientos adecuados. Fauna, flora, sociedad, familia, amor, trabajo,
etc., son campos de la realidad que en cada cultura se organizan de acuerdo a modelos
específicos que arraigan en las mentes individuales como mecanismos de reconocimien-
to de la realidad y de actuación en ella. El concepto de "esquema" hace referencia a la
unidad de la que se componen aquellos modelos, y viene a ser el perfil que permite re-
conocer y actuar ante una cosa, ser, acción, acontecimiento, como siendo de uno u otro
tipo: si reconocemos una escena que ocurre ante nuestra vista como un robo o como
una compraventa es porque reconocemos en gestos, posturas, interacciones, etc. un "es-
quema" de "robo" o de "compraventa" (que junto con otros esquemas compone modelos
culturales propios de lo que es el comercio, la propiedad, la relación social, etc.), y actua-
mos en consecuencia de acuerdo a "esquemas" operacionales o "guiones" incorporados.
Las condiciones estructurales a las que hace referencia la teoría son psicológicas, aunque
se llenan de contenidos culturales.
© FUOC • P08/80522/01931 55 Entre cultura y naturaleza
2) Una perspectiva crítica del culturalismo pero, a diferencia de las que acaba-
mos de indicar, más influida por el psicoanálisis y por las teorías post-estruc-
turalistas, toma como eje no la noción psicológica trascultural de individuo
sino la categoría de "sujeto".
Lecturas recomendadas
U. Wikan (1990). Managing turbulent hearts. A Balinese Formula for Living. Chicago: Uni-
versity of Chicago Press.
Interesante, tanto por lo que muestra de los sujetos y las subjetividades balineses, como
por la crítica de planteamientos sobre la persona y las emociones de otros autores como
Geertz.
Esta categoría no hace referencia a un ámbito de realidad autónomo (psique) Lecturas recomendadas
que el culturalismo habría negado o reducido; pretende dar cuenta, más bien,
El carácter no-unitario, posi-
de los vínculos –que son siempre singulares o individuales– con las normas cional y múltiple del sujeto
culturales. La cultura no se relaciona con el individuo de forma determinis- se ve muy bien en los traba-
jos etnográficos de:
ta, produciendo copias de un modelo; si así fuera, estudiar la norma cultural K. Ewing (1998). Arguing
eximiría al analista de cualquier interés por los casos singulares. Cada sujeto Sainthood. Durham: Duke
University Press.
singular se constituye, antes bien, en una vinculación específica y compleja,
D. Kondo (1990). Crafting Sel-
ambivalente, con los contenidos de la cultura a la que pertenece. Seguir una ves: Power, Gender and Dis-
courses of Identity in a Japane-
norma constituye e identifica a un sujeto en una cultura; pero vivir en contra, se Workplace. Chicago: Chica-
distanciarse o rechazar esa norma constituye e identifica igualmente a un su- go University Press.
jeto (otro) en esa misma cultura. Como, por lo demás, una cultura no presenta
una única norma ni un cuerpo coherente de normas, y un mismo individuo se
asocia a diversas culturas (étnicas, religiosas, de género, de clase, profesiona-
les, etc.) las vinculaciones subjetivas resultan ser extremadamente complejas.
En esta perspectiva, pues, la norma cultural no produce individuos sino que
viene a ser la referencia o el objeto en juego en relación o en torno al cual se
subjetivan los individuos, se constituyen como sujetos. La categoría de sujeto,
como se ve, no es en absoluto identificable con la de individuo. El sujeto debe
verse, más bien, como no-unitario y como si consistiera justamente no en
la unidad de un Yo sino en las diferencias respecto de sí (lo que constituye a
un sujeto no es ser, por ejemplo, hombre o mujer, sino el orgullo por sentirse
"hombre", o el temor de no ser "demasiado viril" según determinados cánones
ideales, etc.). El sujeto, además, es posicional, esto es, consiste en posiciones
subjetivas tomadas en el seno de diversas prácticas, discursivas y no-discursi-
vas. Es, en este sentido, múltiple; porque no es una sola posición sino una
multiplicidad de posiciones (y las relaciones más o menos conflictivas entre
éstas) la que lo constituye. Por ello, es en estas aproximaciones antropológicas
donde con más radicalidad se ha desarrollado la crítica del concepto de "iden-
tidad" (cultural, social, personal).
© FUOC • P08/80522/01931 56 Entre cultura y naturaleza
Bibliografía
R. Braidotti (2005). Metamorfosis: hacia una teoría materialista del devenir. Madrid: Akal.
1) La aproximación dinámica, que tiende a considerar como objeto de estudio Lectura recomendada
no una entidad fija (el concepto, la noción, la construcción simbólica, etc. de
Se pueden ampliar algunas
la persona) sino los procesos a través de los que los individuos y los grupos, de estas cuestiones en torno
mediante estrategias y negociaciones diversas, se constituyen en sujetos. El al self�en la recopilación de:
D. Battaglia (1995). Rhetorics
self, el sujeto, es producto siempre precario de actos retóricos y/o políticos. Es of Self-Making. Berkeley: Uni-
una perspectiva especialmente adecuada para enfrentarse a los rasgos que la versity of California Press.
Lecturas recomendadas
T. Csordas (1994). Embodiment and Experience. The existential ground of culture and self.
Cambridge: Cambridge University Press.
Lambek, M. y Strathern, A. (1998). Bodies and persons. Comparative perspectives from Africa
and Melanesia. Cambridge: Cambridge University Press.
Godelier, M. y Panoff, M. (1998). (Eds.). La Production du corps. París: Editions des archives
contemporaines.
4. El cuerpo
Quizá uno de los primeros en argumentar a favor de entender la vida social y Lectura recomendada
cultural como algo indisociable de lo corporal fue Georg�Simmel en su Digre-
G. Simmel (1977). Digresión
sión sobre la sociología de los sentidos de 1903, en la cual se muestra cómo la so- sobre la sociología de los sen-
cialidad pasa siempre por el cuerpo y, concretamente, está relacionada con lo tidos. En Sociología: Estudio
sobre las formas de socializa-
sensorial-sensible (como punto de conexión, de sintonización con el mundo ción (Vol. 2, pp. 676-716).
Madrid: Revista de Occiden-
y los otros), teniendo cada uno de nuestros sentidos y sus agrupaciones una
te.
enorme importancia en las diferentes formas de la socialidad. Simmel enfatiza
la importancia en nuestras sociedades del rostro y sus usos para diferentes for-
mas de socialidad, por ejemplo, en un saludo sin palabras levantando las cejas,
pero también menciona otras muchas formas de socialidad diferente ligadas
a diferentes formas de percepción.
Sensorialidad y socialidad
Por otro lado, en 1925 aparecían los trabajos de Maurice�Halbwachs sobre Lectura recomendada
Los marcos sociales de la memoria. En ellos, el papel de la corporeidad es de
M. Halbwachs (2004). Los
reseñar: desde el uso de objetos para el recuerdo a la estabilización del flujo marcos sociales de la memoria.
experiencial a través del movimiento concertado, del ritual conmemorativo, el Barcelona: Anthropos.
Para una relectura más re-
gesto, el habla, la escritura, actividades compartidas como juegos, reuniones, ciente del papel del cuerpo
rituales, profesiones, etcétera. en las formas de memoria,
podéis ver:
P. Connerton (2007). How So-
Otro hito lo representa el trabajo de Marcel Mauss de 1934 sobre las "técnicas cieties Remember. Cambridge:
Cambridge University Press.
del cuerpo" (que desarrollaremos más adelante), en el que se desarrollaba un
catálogo de los usos del cuerpo en diferentes culturas en diferentes actividades.
Lectura recomendada
Sin embargo, tal y como introduce Thomas Csordas, el cuerpo, a pesar de su
M. Mauss (1996). Las técnicas
"ubicuidad" en las prácticas culturales, no ha sido contemplado como tema en del cuerpo [1934]. En J. Crary
la antropología hasta fechas muy recientes. El cuerpo como problema se sitúa y S. Kwinter (Eds.), Incorpora-
ciones (pp. 385-408). Madrid:
en la encrucijada de todos los debates naturaleza-cultura sobre temas como Cátedra.
la alimentación y consumo de sustancias, la vestimenta, los rituales, los ges-
tos, las posiciones sociales... Sin embargo, el mismo dualismo de los debates
discontinuismo-evolucionismo ha hecho que bien el cuerpo fuera relegado a
un segundo plano tanto por los discontinuistas (más interesados por los dis-
cursos, los significados y los sistemas de signos, que pueden incluir al cuerpo
como categoría) como por los evolucionistas (que lo tratan como una pura
máquina biológica, como carcasa mecánica sometida a meras leyes naturales).
Lecturas recomendadas
C. Goodwin (2000). Action and embodiment within situated human interaction. Journal
of Pragmatics, 32, 1489-1522;
En los años setenta y ochenta, sin embargo, podría decirse que el cuerpo
emerge como "problema teórico".
Dos podríamos decir que son los principales ejes de esta cuestión:
1)Una� crítica� a� las� formas� en� las� que� se� había� estudiado� la� corporeidad
en� las� ciencias� biológicas� (entendida� como� pasividad): Esta crítica esta-
ba ampliamente influenciada por la figura del filósofo francés Maurice Mer-
leau-Ponty (a partir de la publicación de su obra Phénomenologie de la perception
en 1945) y la obra de los filósofos pragmatistas americanos de principios del
siglo XX, como William James. Estos filósofos plantean una dura crítica a las
formas de entender la percepción como un acto pasivo, siendo el cuerpo la
sede de la intencionalidad humana. Una de las obras más influyentes de los
últimos tiempos que muestra esta cuestión es la de Pierre Bourdieu, a la que
dedicaremos un apartado más adelante.
Asimismo, otra de las fuentes críticas para un replanteamiento de estas cues- Ved también
tiones ha sido el creciente auge de los feminismos y la importancia que le atri-
Anunciamos la emergencia en
buyen a la corporeidad como fuente de diferencia y acción política. En estas los años setenta y ochenta del
críticas la materialidad del cuerpo, su imbricación en contextos prácticos de cuerpo como "problema teóri-
co" al final del subapartado 2
actividad, lleva a entender que el conocimiento es algo "situado" y "localiza- del módulo 3 "Identidad per-
sonal y subjetividad".
do", siempre parcial, en oposición a las ideas míticas de la Ciencia como una
actividad que busca ocupar el puesto del "ojo de Dios".
Lecturas recomendadas
2)�Una�crítica�a�la�noción�de�cuerpo�como�totalidad�integral: Como bien
M. Merleau-Ponty (1984). Fe-
nos recordaba Leenhart en su estudio sobre los canacos, el cuerpo ha sido para nomenología de la percepción.
Barcelona: Planeta-Agostini.
el cristianismo la figura en torno a la cual se construían sus nociones de per-
W. James (1996). Essays in
sona. En consonancia con las actuales posturas sobre el carácter no-unitario, Radical Empiricism [1912].
Lincoln: University of Ne-
posicional y múltiple de la subjetividad que ya comentamos en el subapartado
braska Press.
sobre Identidad personal y subjetividad, deja de tener sentido hablar del "cuerpo" Sobre corporeidad y femimis-
como una unidad. Se plantea, por tanto, la transición�del�estudio�del�cuerpo mo, podéis ver:
D. Haraway (1995). Ciencia,
al�estudio�de�las�formas�de�corporeización�o�incorporación (embodiment), cyborgs y mujeres. La reinven-
es decir, al estudio de formas socio-materiales concretas en las que la práctica ción de la naturaleza. Madrid:
Cátedra.
"pasa por el cuerpo" de alguna manera: el cuerpo participa y es formado por
numerosas lógicas diferentes, es formado por elementos y prácticas que vie-
nen de otros espacios y tiempos. Las configuraciones corpóreas forman parte
de sistemas materiales de actividad o lógicas de producción que trascienden,
espacialmente y temporalmente, las barreras y la temporalidad del organis-
mo. En estas configuraciones toman parte aspectos lingüístico-semióticos (por
ejemplo, formas de hablar y discursos elaborados, gestos, etc.), aspectos mo-
© FUOC • P08/80522/01931 61 Entre cultura y naturaleza
Lecturas recomendadas
Donna Haraway
Podéis encontrar ejemplos de la historia de las buenas maneras en:
G. Vigarello (2006). Lo sano y lo malsano. Historia de las prácticas de salud desde la Edad
Media hasta nuestros días. Madrid: Abada Editores.
M. Mauss (1996). Las técnicas del cuerpo [1934]. En J. Crary y S. Kwinter (Eds.), Incorpo-
raciones (pp. 385-408). Madrid: Cátedra.
En su texto "Las técnicas del cuerpo", Marcel Mauss intentó hacer una clasifi-
cación preliminar de la variedad cultural de formas corporales que adoptan
las personas en todo el mundo mientras llevan a cabo cualquier actividad (en
función del sexo, la edad, la forma de transmisión...). Mauss denominó a esto
técnicas�del�cuerpo:
Por esta expresión entiendo los modos en que, de una sociedad a otra, los hombres saben
cómo utilizar sus cuerpos.
Técnicas no por remitir a un uso instrumental (de hecho, para Mauss, el cuer-
po es anterior como "objeto técnico" a las herramientas o instrumentos), sino
porque son modos de operar que pueden ser aprendidos y transmitidos cultu-
ralmente hablando:
Denomino "técnica" a una acción que es efectiva y tradicional [...] No hay técnica ni trans-
misión en ausencia de la tradición. Esto, sobre todo, es lo que distingue al hombre de los
animales: la transmisión de sus técnicas, y muy probablemente su transmisión oral.
El cuerpo es el primero y más natural instrumento del hombre. O, de forma más precisa,
sin hablar de instrumentos, el primer y más natural objeto técnico del hombre, y al mis-
mo tiempo su primer medio técnico, es su cuerpo [...] Antes de las técnicas instrumenta-
les está el conjunto de técnicas del cuerpo.
Me daba buena cuenta de que caminar o nadar, por ejemplo, y toda clase de cosas del
mismo tipo, son específicas de sociedades determinadas; que los polinesios no nadan
como lo hacemos nosotros, que mi generación no nada como lo hace la actual [...] Cada
sociedad tiene sus propios hábitos especiales.
En un libro editado por Elsdon Best que llegó aquí en 1925, aparece un do-
cumento notable sobre el modo de andar de las mujeres maoríes de Nueva
Zelanda.
"Las mujeres nativas adoptaban un modo peculiar de andar [...] que se adquiría en la
juventud, un balanceo suelto de las caderas que nos parece desgarbado, pero que los
maoríes admiran. Las madres adiestran a sus hijas en esta habilidad denominada onioni
y he escuchado a una madre decir a su hija 'Ha! Kaore koe e onioni' ('no estás haciendo
el onioni') cuando la joven descuidaba la práctica de andar".
Era un modo de andar adquirido, no natural. Para resumir, quizás no haya un "modo
natural" para el adulto. Con mayor razón cuando otros hechos técnicos intervienen: al
desplazarnos, el hecho de llevar zapatos para andar transforma las posiciones de nuestros Mujeres maoríes
pies: lo sentimos claramente cuando andamos sin ellos".
En toda sociedad, cada uno sabe y ha de saber y aprender lo que tiene que hacer en todas
condiciones. Naturalmente, la vida social no está exenta de estupideces y anormalidades.
El error puede ser un principio. La marina francesa hasta hace poco no ha empezado a
enseñar a sus marineros a nadar.
Una de las principales funciones que cumplió el texto de Mauss para hacer ver
la importancia del cuerpo en la práctica cultura fue el hecho de reunir infor-
mación sobre la variabilidad�cultural�de�numerosas�supuestas�"actividades
naturales" como el parto, la cría y la alimentación del niño, el destete, o ac-
tividades como dormir.
La noción de que irse a la cama es algo natural es totalmente inexacta. Puedo decirles que
la guerra me enseñó a dormir en cualquier sitio, sobre montones de piedra, por ejemplo,
pero que nunca he sido capaz de cambiar mi cama sin un momento de insomnio: sólo la
segunda noche puedo dormirme de inmediato [...] es posible distinguir entre las socieda-
des que no tienen nada para dormir excepto el "suelo" y las que tienen asistencia instru-
mental. La "civilización de los 15° de latitud" expuesta por Fritz Graebner se caracteriza,
entre otras cosas, por su uso de una banqueta para el cuello. Este reposacuellos suele ser
un tótem, a veces tallado con figuras acuclilladas de hombres y animales totémicos. Hay
pueblos con esteras y pueblos que no las tienen [...] Hay pueblos con almohada y pueblos
sin ella. Hay modos primitivos de calentarse y mantener los pies calientes. La gente de
Tierra de Fuego que vive en una región muy fría no puede calentarse los pies mientras
duerme porque sólo tiene una manta de piel (guanaco). Por último, hay quienes duermen
de pie. Los masai pueden dormir de pie. He dormido así en las montañas. Con frecuencia
he dormido sobre un caballo, a veces incluso en movimiento [...] Los antiguos cronistas
de la invasión describen a los hunos y los mongoles durmiendo a caballo.[...]También
está el uso de los cobertores, gente que duerme tapada y destapada. Están las hamacas y
el modo de dormir mientras se está suspendido.
La otra función de su texto, en consonancia con sus ideas sobre el homme total
(mencionadas anteriormente), supone advertir sobre la existencia�a�la�vez,
física,�simbólica�y�social�del�ser�humano.
Unos cuarenta años después, numerosas de las cuestiones que mencionó Mar- Lectura recomendada
cel Mauss fueron recogidas por Pierre Bourdieu en su teoría de la práctica, que
Sobre la descripción etnográ-
desarrolló originalmente para la descripción etnográfica de los cabilios de Ar- fica de los cabilios de Arge-
gelia sobre quienes realizó un extenso trabajo de campo en la década de los lia de Pierre Bourdieu, podéis
ver:
setenta. P. Bourdieu (1991). El sentido
práctico. Madrid: Taurus.
Al igual que considerara Mauss, para Bourdieu, las prácticas culturales pasan
y se aprenden por el cuerpo.
Aprendemos por el cuerpo. El orden social se inscribe en los cuerpos a través de [...]
[una] confrontación permanente, más o menos dramática, pero que siempre otorga un
lugar destacado a la afectividad y, más precisamente, a las transacciones afectivas con el
entorno social.
El antropólogo Michael Jackson [Ver M. Jackson (1983). Knowledge of the Body. Man
(NS), 18 (2), 327-345)] desarrolló el tema del aprendizaje mediante el cuerpo en los ritos
© FUOC • P08/80522/01931 64 Entre cultura y naturaleza
iniciáticos de los Kuranko de Sierra Leona, que no manejaban en ocasiones ninguna ela-
boración verbal sobre los mismos: "No es sorprendente encontrar ese énfasis en la praxis
corporal en una sociedad no alfabetizada, donde la mayor parte del conocimiento prác-
tico es función de una observación directa y de la 'imitación del prestigioso'[...] la praxis
corporal en la iniciación imparte directamente el conocimiento[...] los Kuranko no nece-
sitan formular el significado del rito en términos de elaboraciones verbales o conceptos
morales" (Jackson, 1983, p. 337; la traducción es nuestra). De hecho, empieza su texto
citando a Merleau-Ponty en su crítica�al�intelectualismo:"El análisis intelectual [...] es
menos falso que abstracto. Es cierto que la 'función simbólica' o la 'función representati-
va' subyace a nuestros movimientos, pero no es el punto final del análisis. Ella también
yace en un cierto terreno. La conciencia es en primera instancia una cuestión de 'puedo'
más que una cuestión de 'creo que'" (Jackson, 1983, p. 327; la traducción es nuestra).
[... ]
Lectura recomendada
El mundo es comprensible, está inmediatamente dotado de sentido, porque el cuerpo,
que gracias a sus sentidos y su cerebro, tiene la capacidad de estar presente fuera de sí, en Para un argumento similar al
el mundo, y de ser impresionado y modificado de modo duradero por él, ha estado ex- de Bordieu respecto a la críti-
puesto largo tiempo (desde su origen) a sus regularidades. Al haber adquirido por ello un ca del intelectualismo en la
sistema de regularidades, tiende a anticiparlas y está capacitado para ello de modo prác- descripción etnográfica, po-
tico mediante comportamientos que implican un conocimiento por el cuerpo que garantiza déis ver:
una comprensión práctica del mundo absolutamente diferente del acto intencional [...] L. Wittgenstein (2008). Ob-
que suele introducirse en la idea de comprensión. servaciones a La Rama Dorada
de Frazer. Madrid: Tecnos.
(Bourdieu, 1999, p. 180)
Este "conocimiento por el cuerpo" del que habla Bourdieu tendría su propia
"lógica". Se trataría de una lógica de las disposiciones, la capacidad de acomo-
darse a tendencias y regularidades de un orden social que se aprenden y se
ejecutan por el contacto práctico, corporal, no intelectual. Estas disposiciones
conforman estructuras que son compartidas, pero siempre de una forma pe-
culiar, dado que son formas prácticas de incorporación subjetiva de un orden
social en unas condiciones particulares. Bourdieu denomina a estas estructu-
ras disposicionales habitus:
[...] los agentes sociales están dotados de habitus, incorporados a los cuerpos a través de las
experiencias acumuladas: estos sistemas de esquemas�de�percepción,�apreciación�y�ac-
ción�permiten llevar a cabo actos de conocimiento práctico, basados en la identificación
y el reconocimiento�de�los�estímulos�condicionales�y�convencionales a los que están
Pueblo de los Kuranko, Sierra Leona
dispuestos a reaccionar, así como a engendrar, sin posición explícita de fines ni cálculo
racional de los medios, unas estrategias adaptadas y renovadas sin cesar, pero dentro de
los límites de las imposiciones estructurales de las que son producto y que los definen.
Uno de los discípulos de Bourdieu, Loïc Wacquant, publicó una monografía sobre el
aprendizaje de "ser boxeador" en un guetto negro de Chicago, L. Wacquant (2004). Entre
las cuerdas. Cuadernos de un aprendiz de boxeador. Madrid: Alianza. En esta monografía se
© FUOC • P08/80522/01931 65 Entre cultura y naturaleza
muetra cómo el habitus implica esquemas de todo tipo (esquemas de acción y reflexión,
de movimiento y de percepción). Aprender a boxear es aprender a moverse como un
boxeador, pero esto es indisociable de hablar como un boxeador o moverse en el mundo
como un boxeador, así como conocer los criterios evaluativos de ese campo de práctica
en un ámbito dado.
Los habitus cambian sin cesar en función de las experiencias nuevas. Las�disposiciones
están�sometidas�a�una�especie�de�revisión�permanente,�pero�que�nunca�es�radical,
porque�se�lleva�a�cabo�a�partir�de�las�premisas�instituidas�en�el�estado�anterior. Se
caracterizan por una combinación de constancia y variación que cambia según los indi-
viduos y su grado de agilidad o rigidez.
Revisión�del�habitus�por�Bernard�Lahire
[...] no hay regla que, por precisa y explícita que sea [...] pueda prever todas las condicio-
nes posibles de su ejecución y, por lo tanto, no deje, inevitablemente, cierto�margen�de
juego�o�interpretación,�reservado�a�las�estrategias�prácticas�del�habitus[...] las impro-
visaciones del pianista o las figuras llamadas libres del gimnasta nunca se producen sin
cierta presencia de [...] reflexión práctica, reflexión en situación y acción que es necesaria
para valorar en el acto la acción o el gesto realizado y corregir una mala posición del
cuerpo, rehacer un movimiento imperfecto.
5. Las emociones
Una de las líneas de investigación más relevantes de estos enfoques es la de las Lecturas recomendadas
investigaciones etológicas y evolucionistas, basadas en último término en la
Se puede profundizar en este
obra de Darwin La expresión de las emociones en el hombre y los animales (1872). planteamiento sobre las ex-
El programa de investigación más amplio y más célebre es el de Paul�Ekman presiones faciales de la emo-
ción con el estudio etnográ-
sobre las expresiones faciales de la emoción. De acuerdo a estos trabajos, ale- fico de Ekman entre los Fore
de Nueva Guinea:
gría, sorpresa, miedo, ira, disgusto y tristeza serían las seis emociones univer-
P. Ekman (1980). Face of Man:
sales, expresadas y reconocidas en configuraciones faciales semejantes a través Universal Expresión in a New
de todas las culturas. Para Ekman la cultura influye sobre las emociones en Guinea Village. Nueva York:
Garland.
aspectos muy determinados y sin afectar a lo que es sustancialmente el fenó- Además de la perspectiva de
meno psico-biológico: la cultura proporciona reglas que indican los contextos Ekman, es importante el tra-
bajo etológico de Eibl-Eibes-
socio-culturales adecuados de expresión emocional; articula, además, las rela- feldt.
ciones del individuo con sus emociones; condiciona, por último, los elemen-
tos específicos que desencadenan las emociones.
© FUOC • P08/80522/01931 68 Entre cultura y naturaleza
Lecturas recomendadas
G. Bateson (1998). Bali: el sistema de valores en un Estado estable. En Pasos hacia una
ecología de la mente. Buenos Aires: Lohlé-Lumen.
Además de:
Cualquiera que sea el lado desde donde enfoquemos la cultura, cualesquiera las insti-
tuciones que estudiemos, encontramos el mismo tipo de contraste entre la vida de los
hombres y la de las mujeres. En líneas generales, podemos decir que los hombres se ocu-
pan de las actividades espectaculares, dramáticas y violentas, mientras que las mujeres se
ocupan de la útiles y necesarias rutinas de conseguir comida, cocinar y criar a los niños
–actividades que se centran en torno a la vivienda y los huertos. El contraste entre casa
ceremonial y vivienda es fundamental para esta cultura y nos servirá de óptimo punto
de partida para la descripción etológica.
[...] El tono de los debates es ruidoso, enfadado y, por encima de todo, irónico. Los de-
batientes se van acalorando hasta alcanzar un agudo timbre de excitación superficial,
atemperando todo el tiempo su violencia con exagerados gestos y alternando su tono
entre la dureza y la bufonería. El estilo de la oratoria varía considerablemente de uno a
otro orador, y el de los más admirados puede tender hacia el despliegue de erudición o
hacia la violencia, o a una mezcla de ambas actitudes
[...] A medida que avanza el debate, ambas partes se excitan más y más, y algunos de
los hombres se ponen en pie de un salto y comienzan a bailar con su lanza en la mano
amenazando con un inmediato recurso a la violencia; pero, al cabo de un rato, se tran-
quilizan y el debate continúa.
[...] Las emociones que tan dramáticamente afloran en un debate tienen su centro en el
orgullo, y especialmente en el orgullo individualista. Pero, al lado de éste, se desarrolla
un orgullo prodigioso por los antepasados totémicos del clan; y la mayoría de los debates
están relacionados con detalles del sistema totémico. Este sistema totémico tiene una
© FUOC • P08/80522/01931 69 Entre cultura y naturaleza
emociones y culturas en términos funcionales. Se asume que los sistemas so- El análisis funcionalista de los
ciales canalizan o encauzan las emociones con fines sociales. Este acercamien- rituales como canales cultura-
les de expresión de las emo-
to al tema ha tenido una notable influencia en algunas teorías antropológicas ciones se hace especialmente
complejo cuando añade a la
sobre los rituales, que se analizan como formas culturales de dar curso o expre- aproximación sociológica, las
teorías del simbolismo (cultu-
sión a emociones pre-existentes, problemáticas o peligrosas para el equilibrio ral) y las teorías sobre las pul-
o la cohesión sociales cuando no son así controladas (viene a ser una suerte siones básicas del psicoanáli-
sis (proponiendo una perspec-
de concepción hidráulica de las relaciones entre emociones y culturas). tiva transdisciplinar). Así ocu-
rre en la obra de: V. Turner
(1980). La selva de los símbo-
5.2. La definición antropológica de la emoción los. Madrid: Siglo XXI; V. Tur-
ner (1988). El proceso ritual.
Madrid: Taurus.
Lo que eclosiona en los años ochenta del siglo XX, aunque perceptible en
obras antropológicas anteriores, es una visión constructivista cultural de las
emociones; es decir, una visión que considera que las emociones no son reali-
dades meramente biológicas o psicológicas, controladas, canalizadas o expre-
sadas en formas culturales, sino que, en tanto que experiencias, están confor-
madas por contenidos culturales. Las investigaciones que, bajo la denomina-
ción genérica de "antropología del self y los sentimientos", se vienen realizan-
do desde aquellos años se caracterizan por un rasgo fundamental: el interés
Pueblo de los iatmul
por el lenguaje de y sobre las emociones. Esta importancia del lenguaje en el
análisis es una consecuencia del intento de la antropología social y cultural
de afirmar la especificidad de su perspectiva sobre la emoción. El terreno en
el que mejor se revelarían las emociones en tanto que fenómenos culturales,
y no ya psico-biológicos, sería el de las categorías lingüísticas que se refieren
a ellas. Al considerar el vocabulario�emocional de las culturas es fácil perca-
tarse de que realidades que se suponía universales son desconocidas en otras
culturas, o que las categorías en cuestión son difícilmente traducible.
Nuestra ira (anger) es una forma de emoción que, aunque en determinados niveles de
realidad sea universal, como tal forma reconocible y reconocida no lo es. Sólo los análisis Pueblo de los ifaluk
semánticos de la categoría permiten percatarse de las diferencias formales fundamentales
entre anger y, por ejemplo, el liget de los Ilongot –que había estudiado M. Rosaldo. Este
último, aunque se traduzca como "ira" o anger, no puede trasladarse como tal, pues la
categoría ilongot tiene matices relativos a las relaciones competitivas con los otros que
anger o "ira" no tienen. El song de los Ifaluk, estudiados por C. Lutz, traducido igualmen-
te como anger, viene a ser un término relacional como el liget ilongot, que remite a un
sentimiento de ofensa por la mala acción de alguien. No sólo los contextos en que se ex-
presan estas categorías, sino las problemáticas a las que se refieren, las relaciones sociales
que articulan (¿quién debe competir con quién para que se hable de liget?, ¿quién puede
ofender a uno para que éste sienta song?) son distintas y, en este sentido, las emociones
aparecen como culturalmente específicas. Además de las monografías de Rosaldo y de
Lutz sobre los Ilongot y los Ifaluk, ya citadas más arriba, se puede ver una discusión de
conjunto en A. Wierzbicka (1992). Are Emotions Universal or Cultural-Specific. En Se-
mantics, Culture and Cognition. Nueva York: Oxford University Press. Se puede profundizar
en diversos casos de vocabularios emocionales en la recopilación de R. Harré (1986). The
social construction of emotions. Oxford: Basil Blackwell.
© FUOC • P08/80522/01931 70 Entre cultura y naturaleza
Un ejemplo del primer tipo de enfoque son los trabajos de "esquemas culturales", cen-
Lecturas recomendadas
trados en las estructuras cognitivas que subyacen a las categorías de emoción específicas
de una cultura: tratan de restablecer los modelos cognitivos indígenas de una emoción
o un conjunto de emociones. Informes de investigaciones
en la línea del ejemplo aca-
bado de presentar se pueden
Desde luego, un enfoque sobre la construcción lingüística de las emociones consultar en R. D'Andrade y
C. Strauss (1992). (Eds.). Hu-
como éste es susceptible de crítica. Aunque se pretenda diferente del plantea- man motives and cultural mo-
miento ortodoxo naturalista, este constructivismo cultural repite con frecuen- dels. Cambridge: Cambridge
University Press.
cia el dualismo "emoción-cultura" cuando analiza construcciones lingüísticas D. Holland y N. Quinn
(culturales) diversas de una misma realidad (las emociones) que se supone que (1987). (Eds.). Cultural Models
in Language & Thought. Cam-
toda cultura toma como objeto de elaboración. De alguna manera, los análisis bridge: Cambridge University
Press.
pragmatistas que se ensayan en los últimos años intentan sortear este escollo.
La aproximación pragmatista y política está muy bien ilustrada en la compi- Lectura recomendada
lación de trabajos que en 1990 hicieron Catherine�Lutz y Lila�Abu-Lughod.
C. Lutz y L. Abu-Lughod
No se trata ahora de hacer diccionarios de categorías lingüísticas indígenas (1990). (Eds.). Language and
sobre emociones, ni de restituir las etnoteorías emocionales implícitas de una the Politics of Emotion. Cam-
bridge: Cambridge University
población, sino de estudiar etnográficamente, y sobre todo a través de la ob- Press.
servación y escucha de prácticas discursivas cotidianas, las emociones tal y
como surgen, se mencionan, se utilizan, se articulan como experiencias en las
interacciones sociales.
Por otro lado, el interés por los discursos no significa que esta antropología Lecturas recomendadas
política�de�las�emociones se limite a un análisis de expresiones lingüísticas.
La influencia de la filosofía
En primer lugar, la noción de discurso a la que se recurre es, con frecuencia, del "segundo" Wittgenstein
la noción amplia que deriva de Foucault y que se refiere a dispositivos no sólo y de la crítica que éste hace
de la experiencia privada y
lingüísticos (en esta acepción foucaultiana "discurso" viene a ser equivalente la interioridad, es fundamen-
tal para entender estos desa-
a "cultura" o "ideología"). Además, se percibe un recurso constante a concep-
rrollos pragmatistas sobre los
tos como hexis corporal o habitus, de Bourdieu, que hacen referencia a dispo- lenguajes de las emociones.
Se puede consultar, a este res-
siciones no sólo lingüísticas. Las emociones son entendidas, en este caso, por pecto, sobre todo:
autoras y autores como Lutz y Abu-Lugohd, como reproduciéndose en los in- L. Wittgenstein (1986). Inves-
tigaciones filosóficas. Barcelo-
dividuos en tanto que experiencias�incorporadas, que comprometen no sólo na: Crítica.
el habla o el pensamiento verbal, sino toda una gimnástica corporal. L. Wittgenstein (1996). Últi-
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