Las Barras de Football en Honduras: Entre El Fanatismo y La Criminalización de Las Agrupaciones Juveniles.
Las Barras de Football en Honduras: Entre El Fanatismo y La Criminalización de Las Agrupaciones Juveniles.
Las Barras de Football en Honduras: Entre El Fanatismo y La Criminalización de Las Agrupaciones Juveniles.
Si bien, la barra se percibe como una familia, los jóvenes miembros de estos grupos se
autodenominan como hinchas (seudónimo de fanático). Una definición propia de los hinchas, es el
describirlos como fanáticos u obsesionados con el equipo de futbol; un hincha se considera un
seguidor incondicional que vive y llora por el equipo. Que lo seguirá y apoyara bajo cualquier
circunstancia, colocando al equipo sin importar sus capacidades técnicas en una condición
superlativa de admiración. Como tal el hincha establece una relación de dependencia con el
equipo debido al constructo simbólico otorgado a mismo, relación que puede ser incluso
interpretada como una relación simbiótica (por muy biologicista que pueda parecer el termino)
entre el hincha y el equipo.
En nuestro contexto, las barras nacen a finales de los años 90 por influencia directa de las
hinchadas sudamericanas. Para 1998, en específico, nace la barra Ultra Fiel del equipo Olimpia por
la influencia logística del entonces jugador, de origen Argentino del equipo Olimpia, Carlos Prono.
Sus aportes en materia logística propiciaron la entrada de la cultura de las barras a la sociedad
hondureña, apoyada específicamente en la popularidad del deporte en el país y en especial del
club deportivo en sí; a esta organización les siguieron otras organizaciones de fanáticos con
referencia a otros equipos. La principal influencia para las barras viene de la cultura barrista de
Argentina.
La organización de las barras presenta una estructura lineal, donde aquellos que ostentan el papel
de líderes fungen mas como guías a aquellos con menor tiempo dentro del grupo. La distribución
en “peñas” hace referencia a la división del territorio y divide al grupo e pequeñas células que
permite una mejor organización de los individuos de acuerdo con el lugar donde viven. Estas
peñas a la vez se dividen en micro peñas para una organización más abarcativa de los territorios
ocupados por las barras. Cada líder de peña tiene un sub líder o coordinador de sector que funge
como lugar teniente y que tiene como función el organizar a los miembros de las micro peñas. La
Aun cuando no exista un número exacto de miembros que integran las barras, este creciente
fenómeno, en nuestra sociedad estas organizaciones agrupan individuos de diferente origen social
y genero. Tanto hombres como mujeres forman parte de las diferentes peñas o células; si bien en
proporciones menores, las mujeres forman parte de las agrupaciones de las barras, su
participación se explica en el mismo sentido que la de los hombres. Es la falta de su participación
la que se explica por factores de tipo social como la mirada de agrupaciones delictivas que se tiene
de las barras, o el hecho de que la popularidad del deporte entre las mujeres aun es baja, entre
otras razones de entre las cuales resalta el hecho de la visión conservadora de la sociedad con
respecto a la participación de las mujeres en algunas actividades. Las mujeres, aun las
pertenecientes a las barras, sienten el peso de la crítica de tipo social en cuanto a su pertenencia y
su papel desempeñado en las barras, aun cuando ellas mismas y sus compañeros mantengan una
relación horizontal dentro de la organización y se les considere como miembros que poseen los
En cuanto al territorio y la importancia que este reviste para las agrupaciones de barras hay que
tener en consideración dos esferas de lo que comprende en la realidad lo que las barras entienden
por territorio. Por un lado se encuentran los barrios y colonias que ocupan las peñas y sus células,
espacios que controlan por sobre las demás barras y el cual es el principal elemento de conflicto
entre las diferentes agrupaciones; y por otro se encuentra el lugar que ocupa cada barra en el
estadio, el cual constituye su espacio dentro del templo de lo que muchos teóricos han
denominado la religión del futbol.
Ambos espacios revisten suma importancia para las organizaciones pues marcan la diferencia
entre la hegemonía de la barra sobre las demás y el sometimiento, entre poder moverse con
tranquilidad profesando su pertenencia al grupo y vivir con el temor de un enfrentamiento con
enemigos de otra banda. Por otra parte, el espacio que se ocupa en el estadio se adorna con
banderas y mantas alusivas al equipo, mantas que especifican la procedencia de la peña ya sea a
nivel de barrio o a nivel de ciudad, o mensajes de reto y ofensa a las barras y equipos contrarios.
Ciertamente tanto para las barras como para las tribus, el territorio forma parte esencial de ese
sentido de pertenencia y de la identidad del grupo, ya que este por si mismo contiene suficientes
elementos de carácter simbólico para caracterizar a las barras de futbol como agrupaciones
culturales.
Algo que caracteriza a los miembros de las barras es su autodefinición más que como barristas,
como hinchas. Para comprender el término de hinchas, tendríamos de comprender el contexto en
el que se usa y se comprende dicho término, pues el ser considerado como hincha confiere al
En cuanto a las causas y los propósitos que persigue la barra, la idea de los miembros de las barras
versa por un lado en mantener la unidad del grupo y por otro, ese apoyo incondicional que se
profesa al equipo y al deporte. Todas las actividades de las barras se encuentran encaminadas
hacia estos propósitos, y todos sus miembros se encuentran más que en la obligación, en el deber
de cumplirlos para bien del equipo y de la barra, ya que así lo demanda la estructura simbólica de
la barra en sí.
Por otra parte la percepción de lo político y del cambio social se encuentra en estrecha relación
con el discurso que las barras mantienen ante la cultura dominante. Las culturas emergentes en el
seno de culturas mayores o las llamadas sub culturas no tienen por qué ser culturas en oposición o
conflicto con la cultura dominante, ya que perfectamente pueden integrar los valores de ambas
culturas para lograr una integración social de ambos patrones culturales.
Así mismo, estos jóvenes miembros de las barras mantienen una posición clara en contra de los
malos tratos contra la juventud, la falta de políticas que protejan de mejor manera a los jóvenes,
en contra de la intolerancia de las agrupaciones juveniles.
Numerosos miembros de las distintas barras y sus líderes, ha manifestado su preocupación por los
altos índices delictivos y de cómo estos afectan a la juventud; además del hecho de que se
criminaliza al grupo por las acciones de unos pocos de sus miembros que actúan de manera
aislada y en contra de los fines del grupo.
Por otra parte, algo que caracteriza a las barras y sus relaciones de conflictos con la sociedad, es la
rivalidad con otras barras dedicadas a apoyar a equipos contrarios. Esta rivalidad consiste en su
mayoría por la lucha de territorio tanto en los barrios y colonias como en el interior del estadio.
Los factores que mas contribuyen a esta rivalidad son aquellas que hacen referencia al numero de
miembros de la barra, el equipo al que se apoya, los territorios y su disputa entre otros, hasta
llegar al grado de riñas callejeras que cobran las vidas de miembros de las diferentes barras.
Otros conflictos catalogados como menores por los miembros de las barras, son aquellos que se
mantienen con la familia y otros que se tuvieron en momentos anteriores con la policía.
Pero los conflictos son solo una esfera de lo que comprende las relaciones sociales de los grupos
denominados como barras, ya que estos también se ven envueltos en relaciones de cooperación y
alianza con otros grupos e instituciones tanto públicas como privadas.
En la actualidad barras como la barra Ultrafiel del equipo Olimpia han establecido acuerdos de
cooperación con instituciones como gubernamentales como ser el Instituto Nacional de la
Este estilo de vida propio de los miembros de barras argentinos tiene su nacimiento en la vida de
los barrios pobres de Buenos Aires donde las personas apoyaban a los equipos locales y a los
jugadores que salieron de esos mismo barrios; he aquí que la palabra barra provenga de la palabra
barriada sinónimo utilizado para describir a las agrupaciones populares de los barrios que apoyan
en las graderías de los estadios, las transformaciones del lenguaje propias del argot popular
argentino posteriormente la denominaron como hinchada. Es de ahí donde vemos que el estilo de
vida de un barrista en un estilo de vida barrial.
Esta herencia de la vida comunitaria de los barrios influye en la función de dicho estilo de vida, el
cual refiere al sentido de pertenencia al grupo y que motiva la participación de los individuos al
igual que lo plantean los estudios antropológicos sobre las tribus y las bandas juveniles tanto en
sociedades tradicionales como en sociedades con rasgos mucho más modernos.
La estética grupal de los miembros de las barras es también una cuestión heredada, los pantalones
cortos tipo bermudas y las camisetas de los equipos fueron los elementos que caracterizaron en
primeras instancias a los miembros de las barras. Las formas de usar el pelo y la vestimenta
cambian de acuerdo a las modas y los contextos culturales, pero los accesorios como las pulseras y
medallas con los escudos de los equipos así como las camisas de los mismos trascienden el tiempo
y el contexto, ya que constituyen símbolos que permiten a los fanáticos enarbolar su pasión por el
deporte, su gusto por el equipo y su pertenencia al grupo de la barra.
Otro de los elementos que caracterizan a las culturas juveniles es el lenguaje, y ciertamente las
barras de futbol no son la excepción. Al igual que muchos de sus rasgos culturales heredados de la
cultura barrista de Sur América, el lenguaje ha permitido a las barras el crear un sentido de
particularidad así como un arraigamiento del sentido de pertenencia. Muchas de las palabras
utilizadas por las barras en Honduras provienen de la jerga popular de las barras sudamericanas
así como del argot popular del contexto nacional; esa fusión de los lenguajes callejeros extranjeros
y nacionales a permitido crear a las barras en Honduras el crear una identidad propia separada se
Por otra parte, la producción cultural de las barras se encuentra en primera instancia ligada al
consumo cultural. La música en particular es un elemento de aculturación muy importante de las
barras, ya que de ahí han desentrañado muchos elementos de los que hoy los caracterizan; para
las barras la música constituye un modo de expresión particular, la utilizan para referirse
despectivamente a otras barras y equipos contrarios así como para apoyar al equipo y exaltar la
identidad de la barra.
Los gustos de los miembros son diversos, pero en cuanto a su papel como barristas la música de
barras se constituye principalmente por coros y cumbias que se entonan con acentos casi
extranjeros, elemento propio de la cultura barrista heredada de los países del cono sur. Esta
expresión musical de las barras se acompaña de manera rustica con bombos, trompetas y
tambores; los cuales se usan de la misma forma desde los antecedentes europeos de las barras y
que se desarrollaron de igual manera en los países del sur.
En cuanto a las demás esferas de la producción cultural, las barras se caracterizan por una
producción de numerosos símbolos que los identifica tanto en el estadio de futbol como en los
barrios y colonias donde viven y transitan. Productos culturales como los grafitis y murales se
pintan en los muros de barrios y colonias como marca del dominio territorial de la barra; en el
interior del estadio las mantas (mejor conocidos por los barristas como trapos) cumplen la misma
función marcando el espacio de la barra en el estadio, identificando a las diferentes peñas y
demostrando su apoyo incondicional al equipo, estas mantas o trapos constituyen las banderas de
guerra de estas tribus juveniles denominadas como barras.
Así mismo el uso de camisas amanera de uniforme, permite a los miembros distinguirse del resto
de las personas identificándolo como fanático del equipo y como miembro de la barra; cada peña
fabrica sus camisetas que los diferencia de las demás peñas pero los unifica a todos como barra.
En todo caso no se trata de la camiseta del equipo sino la camiseta de la barra, o como muchos
miembros de barras dicen: “se carga con el cuerpo pero se lleva en el corazón, ese es el amor a la
camiseta”.
Un análisis de todos estos elementos culturales nos lleva a ver que todos estos elementos se
manifiestan y se configuran en los rituales propios de las barras. La actividad de las barras no
ocupa en su totalidad el tiempo de sus miembros, sin embargo los rituales tienen su tiempo y este
Por otra parte, como ya se menciono antes, las posiciones que mantienen las barras en cuanto a la
política son de distanciamiento en cuanto a referencia ideológica. Las barras buscan evitar ser
relacionadas con partidos políticos o sus colores aun cuando buscan el apoyo gubernamental ya
sea como movimiento cultural o como movimiento juvenil, he ahí la razón por la que los líderes de
las diferentes barras consideran que la participación y la colaboración en campañas deben ser de
carácter social y no de orden políticas. Esta posición apolítica se ve explicita en el discurso
manejado por los miembros de las barras en cuanto a sucesos de tipo político como el Golpe de
Estado del 28 junio de 2009, en donde la barra decidió mantenerse al margen de la situación; la
participación de los individuos en las marchas ya sea de la Resistencia o de la Unión Cívica
Democrática (polos opuestos en cuanto situación política del golpe de estado) responde al
carácter individual y no a la colectividad de la barra; otros eventos de relevancia como los
desastres naturales del huracán Mitch en el año 1998 no despiertan mayor interés a los miembros
de las barras. La construcción simbólica de la barra permite las manifestaciones individuales de sus
miembros sobre otras esferas de su vida social.