Investigacion Agropecuaria
Investigacion Agropecuaria
LA PARADOJA DE SU FINANCIAMIENTO1
1. INTRODUCCION
La Región posee una de las estructuras institucionales mas elaboradas para la investigación
agropecuaria a nivel global. No obstante, la conectividad entre los actores que conforman
dicha estructura es aun deficiente y la disponibilidad de recursos para que pueda cumplir
con su mandato y estrategias ha estado declinando sistemáticamente. Las interrogantes que
plantea esta situación son muchas y las respuestas no son simples.
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Documento de trabajo preliminar preparado como insumo para la Mesa Redonda del FONTAGRO “Hacia una Mejor
Utilización de la Infraestructura Institucional de ALC, en Apoyo a la Investigación y Desarrollo Tecnológico Agropecuario”
su limitado financiamiento. A través del mismo y especialmente en la sección de conclusiones
y recomendaciones, los autores exponen ideas y puntos de discusión que podrían incidir en
una mayor eficiencia de la institucionalidad existente y un financiamiento mas apropiado de la
investigación agropecuaria regional.
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? ? El énfasis de la investigación en los países tropicales ha sido en cultivos tradicionales
alimenticios con menos ventajas competitivas en el comercio nacional e internacional,
descuidando productos como las frutas tropicales y las hortalizas, en las cuales la
región posee claras ventajas.
Este panorama no pretende dar una visión negativa, porque existen resultados positivos en la
investigación y desarrollo agrícola regional, pero si reconocer que quizás la institucionalidad
actual de la investigación agrícola, a menos que logre mejor conexión y ajustes, no responde a
los nuevos desafíos del entorno: por ejemplo, la exportación potencial de excedentes que
podría llevar a cabo ALC basado en las demandas por urbanización creciente, los cambios en
los patrones de consumo mundial y los aumentos en el ingreso per capita.
La diversidad social y económica de la región es solamente una parte del reto, la otra es la
increíble diversidad ecológica que caracteriza a ALC: desde trópicos bajos muy húmedos
hasta regiones desérticas en los Andes altos pasando por una gama impresionante de pisos
ecológicos con características muy distintas. Como armar un rompecabezas que conduzca a
una investigación que responda a esta realidad, que se nutra de los recursos humanos y
financieros necesarios y que de manera articulada brinde una nueva visión, son los retos que
enfrentan los países de ALC. Estos retos deben ser debatidos en los Foros de Ministros de
Agricultura como la JIA, mecanismos como FORAGRO Y FONTAGRO, los mecanismos de
integración económica y los PROCIs.
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Valga un solo ejemplo para ilustrar los cambios, oportunidades y retos que enfrentan los
sistemas establecidos de investigación: el consumo por persona de jugos de naranja (y otros
jugos naturales) puros y de alta calidad aumentó en Colombia de 1.1 litros en 1994 a 4.1 litros
en 1997. El consumo de otras frutas, hortalizas, carne y leche van también por el mismo
camino.
Hasta fines de los años 40, la agricultura como sector primario fue centro de la actividad
económica y la fuente principal de las relaciones comerciales con el resto del mundo.
Adicionalmente, los principales productos agropecuarios (café, banano, cacao, ganadería,
entre otros) contribuyeron a formar la estructura social y política de muchos países de la
región.
Es precisamente durante la década de los años 40, que se produce en ALC un hecho que
afectó profundamente el comportamiento y posibilidades de la agricultura y que consistió en
una estrategia de crecimiento que privilegiaba la producción industrial para el mercado interno.
En paralelo, en esta época se dan en la región los primeros pasos en la organización
institucional de la investigación agrícola con el surgimiento del modelo de estaciones
experimentales agropecuarias.
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Pero estos orígenes en la organización formal de la investigación agrícola de la región,
también han arrastrado inercias que aún hoy perduran en la institucionalidad existente de fin
del milenio. Las más importantes son el énfasis aún marcado en la producción agrícola
primaria, el productor rural como beneficiario principal de la investigación agrícola, y la falta de
integración entre la investigación, la educación agrícola y la extensión. La ausencia del sector
privado, posiblemente se justificó en esos primeros años, bajo el concepto de que la
tecnología agropecuaria era considerada bien público por excelencia. Hoy por hoy, esos
factores inerciales y el sector privado, representan mas bien los desafíos de transformación de
la institucionalidad para la investigación agrícola hacia el futuro.
Las primeras estaciones experimentales y los INIAs han cumplido importantes funciones para
mejorar la productividad de la agricultura, actuando como verdaderos “convertidores
tecnológicos” en disciplinas agronómicas, mejoramiento genético vegetal y sistemas de
producción animal, entre otros. En el contexto de economías relativamente cerradas que se
vivía en esa época, e independientemente de que se tratara de países templados o tropicales,
los INIAs o las diferentes estructuras de investigación de los países tenían similitudes que
conviene resaltar. En primer lugar, más que generar nuevas tecnologías adaptaban las
existentes en países más desarrollados, de aquí el concepto de “convertidor tecnológico”; en
segundo lugar, las prioridades de investigación estaban relativamente sesgadas hacia
productos de la agricultura templada, en donde los cereales (trigo y maíz) y la ganadería
(especializada de leche o carne) eran los comunes denominadores. Este segundo punto
representa un desafío adicional para los sistemas de investigación de países tropicales, ya
que el conocimiento científico-tecnológico producido durante los últimos 40 o 50 años 40s no
es completamente pertinente frente a los desafíos de apertura y sistemas productivos de estas
regiones, incluyendo frutales, productos forestales y la ganadería de doble propósito, entre
otros.
En los años 40, nace también el Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas (IICA), con
sede en Turrialba, Costa Rica, que integró el desarrollo tecnológico en cultivos tropicales con
la capacitación y la extensión. Este IICA inicial, se transformó en el Instituto Interamericano de
Cooperación para la Agricultura durante los años 80s, con un mandato hemisférico en el
desarrollo agrícola sostenible de ALC.
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La sede del IICA, en Turrialba, se convirtió en el Centro Agronómico Tropical de Investigación
y Enseñanza (CATIE), en el año 1970. Su misión actual es la de investigación y educación
superior para los trópicos americanos. El otro centro subregional creado en 1975, el Instituto
Caribeño para la Investigación Agrícola y el Desarrollo (CARDI), opera como red en el ámbito
de los países del Caribe incluyendo Belice y Guayana.
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sistema permanente de intercambio de conocimientos, así como acciones de
cooperación en investigación y transferencia de tecnología.
El ejemplo del PROCISUR fue seguido por otros programas similares en la región, conocidos
genéricamente como PROCIs. PROCIANDINO para los países de la zona andina, desde
Bolivia hasta Venezuela; PROCITROPICOS para Brasil y los países de la cuenca amazónica;
PROCICARIBE para los países asociados al CARDI en el Caribe, incluyendo República
Dominicana; PROCINORTE para México, EE.UU. y Canadá, actualmente en formación; y
SICTA (Sistema Integrado Centroamericano de Tecnología Agropecuaria) para los países de
América Central.
Casi todas estas iniciativas han tenido apoyo del IICA y del BID durante la etapa de formación
institucional y pueden considerarse entre las redes más importantes de ejecución de proyectos
subregionales de investigación agrícola en ALC. Merecen destacarse también, otros
consorcios y redes como CONDENSAN (Consorcio para el Desarrollo Sostenible de la
Ecoregión Andina), RIMISP, PRECODEPA, PROFRIJOL, el Programa Regional de Maíz
coordinado por CIMMYT, varias redes auspiciadas por la FAO y los Centros Internacionales y
otras redes por producto como los CRISPs (Programas Colaborativos de Apoyo a la
Investigación Agrícola) administrados por Universidades de EE.UU. con financiamiento de la
AID y el PRIAG (Programa de Investigación en Granos Básicos) en América Central.
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(CATIE y CARDI) y los programas subregionales como los PROCIs. El último componente
está representado por los Centros Internacionales de Investigación del Grupo Consultivo
sobre Investigaciones Agrícolas Internacionales (GCIAI).
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El segundo mecanismo es el FONTAGRO (Fondo Regional de Tecnología Agropecuaria),
establecido inicialmente por doce países y con el patrocinio del BID, el IICA, el CIID de
Canadá y la Fundación Rockefeller, para el desarrollo de investigación multinacional y para
contrarestar el subfinanciamiento crónico de la investigación regional. El FONTAGRO es un
fondo dotal, organizado como un programa cooperativo para el financiamiento competitivo de
proyectos regionales y subregionales. En este sentido el FONTAGRO se convierte en una
fuente de financiamiento para consorcios subregionales, los PROCIs por ejemplo, pero
también para otros consorcios, temporales o permanentes, que se constituyan para desarrollar
propuestas que respondan a las pautas establecidas por el fondo.
Aún admitiendo que esta estructura organizacional puede y debe perfeccionarse en sus
componentes y mecanismos de apoyo, estos últimos de reciente creación y en proceso de
consolidación, no cabe duda que el sistema regional constituye una plataforma valiosa para
construir y enfrentar los desafíos tecnológicos de la región en el nuevo milenio.
La diferencia entre la situación de hoy y la década de los 40s, es que en esta última la
agricultura tuvo que enfatizar y mejorar la productividad para sobrevivir en un ambiente que
discriminaba contra el sector. Hoy día el reto lo constituyen las oportunidades derivadas de la
globalización para que la agricultura pueda contribuir mas decididamente al desarrollo
económico de los países. Esta argumentación muestra que las condiciones presentes y
futuras son muy distintas a las del pasado y que la estrategia de desarrollo debe incorporar a
la producción agropecuaria como un eje central de la actividad económica, ambiental y de
generación de empleo. Vuelve a ser cierto, en este nuevo contexto, el valor estratégico de la
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tecnología para aprovechar retos y oportunidades en el marco actual de hipercompetitividad
de la producción agrícola y del comercio internacional.
SNIAs PROCIs
INIAs
Universidades Otras redes
Sector Privado
ONGs
CENTROS
INTERNACIONALES
CENTROS
REGIONALES CIMMYT
CIAT
CARDI CIP
CATIE OTROS
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FORAGRO / FONTAGRO
Ha sido demostrado que las inversiones en investigación se pagan con creces por los
beneficios económicos que generan; ejemplos claros existen tanto en ALC como en el mundo
desarrollado. Sin embargo, los retos persisten respecto al desarrollo de tecnologías que en
forma simultánea mejoren la productividad y conserven los recursos naturales.
Con respecto a impactos y modelos conviene plantearse algunas preguntas: es, por ejemplo,
la estructura productiva suficientemente competitiva? La respuesta parece ser no, por lo
menos para los pequeños productores de alimentos básicos, los cuales no logran fácilmente
su inserción en el mercado global y esto tiene implicaciones para la investigación pública.
Deben los investigadores, como ha sido tradicional, tomar la mayoría de las decisiones sobre
prioridades de investigación o deben los beneficiarios potenciales de esta investigación tener
una mayor influencia sobre la misma? Cuál es la mobilización de actores requerida para la
gestión tecnológica? Considerando los cambios aludidos anteriormente en el entorno regional,
resulta claro que los INIAs por si mismos no tienen todos los recursos y capacidad requerida y
deben asociarse con otros actores relevantes que complementen su mandato.
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Cada uno de estos objetivos muestra indicadores y resultados preocupantes que hacen dudar
si las estructuras y modelos actuales responden a las necesidades y expectativas de la
sociedad del 2010 o más allá.
Con respecto a productividad debe recordarse que la población actual se volverá a duplicar
en 40 años y que la producción de alimentos y productos derivados debe guardar relación con
este cambio, dentro de un marco de escasez de áreas aptas para cultivos y producción
animal. Por otra parte, el incremento de la población urbana y el aumento esperado en los
ingresos per capita harán que la demanda de alimentos, regional y mundial, también se
duplique en ese lapso de tiempo. Existen casos concretos de aumentos significativos de
productividad de café, soya y otros cultivos (incluyendo granos básicos y otros alimentos como
resultado de la revolución verde y la investigación nacional e internacional) pero estos
aumentos tienden a estabilizarse o disminuir o deben mantenerse a través del uso incremental
de fertilizantes y plaguicidas. Algunos estudios de largo plazo de la FAO indican que la
productividad global ha disminuido en el tiempo en ciertos cultivos esenciales (Cuadro 1)
resaltando de nuevo el reto para la investigación en el nuevo milenio respecto a productividad
y sostenibilidad. Por otro lado la brecha de productividad, entre los principales países
productores de ALC y sus principales competidores, se ensancha en forma preocupante
(Cuadro 2). Esta situación merece análisis, por cuanto, si bien es cierto se nota un crecimiento
positivo en la productividad factorial agrícola, en algunos países, en los últimos años este
crecimiento parece entrar ahora en una etapa de desaceleración.
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medio actual en crecimiento anual actual de líderes crecimiento (%)
ALC (1995-97) ton- actual (%) de ALC mundiales* (1995- en rendimientos
ha (1985-1997) 97) ton-ha requerida para
igualar a los
líderes
Arroz 3,18 2,93 6,19 5,26
Frijol 0,64 2,87 1,83 8,45
Maíz 2,56 2,81 7,71 8,85
Sorgo 2,70 -0,39 4,18 3,41
Trigo 2,34 1,83 6,76 8,49
La investigación ha mostrado tener efectos indirectos para ayudar a combatir la pobreza, por
ejemplo al aumentarse la disponibilidad de alimentos y reducir el costo de los mismos para los
consumidores. En cuanto a los efectos directos de la investigación hay opiniones en pro y en
contra. Bajo el actual paradigma de desarrollo, la agenda de investigación debería
relacionarse más con la pobreza rural y no puede argumentarse que dicha investigación es
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neutra. En la práctica la tecnología puede influir en reducir los costos en sistemas de
producción de bajos insumos, disminuir el deterioro de los recursos naturales evitando
"marginar" más tierras y productores, mejorar la calidad nutricional de la dieta y reducir al
contaminación ambiental, entre otros efectos.
Un productor, por ejemplo, que no tenga certeza de la tenencia de sus tierras no estará
inclinado a invertir en la sostenibilidad de los recursos donde se asienta su producción.
De acuerdo con Trigo (1997) la devaluación de las monedas de ALC en los 80s dieron como
resultado mejores términos comerciales para la agricultura, pero estas mejoras fueron
contrarestadas por una clara subinversión en investigación y desarrollo agrícola y el impacto
negativo de políticas proteccionistas en países desarrollados. Esta situación creó incentivos
para la degradación del ambiente y el incremento de la pobreza.
La degradación de las áreas de cultivo incluye los efectos de pérdida de fertilidad, salinización,
compactación, erosión y contaminación por agroquímicos, entre otros. Un informe reciente de
Scherr y Yadav (1997) indica que de las 1.5 billones de ha de tierra arable en el mundo un
38% han sido degradadas de una forma u otra y que América Latina y Africa poseen los
porcentajes mayores de degradación. En términos mas específicos el debate en ALC se ha
centrado sobre los efectos de la agricultura en la deforestación, pérdida de la biodiversidad,
erosión de los recursos genéticos, la degradación de los suelos, uso inapropiado de
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plaguicidas, contaminación por desechos agroindustriales y el manejo no adecuado de los
recursos hídricos. Por ejemplo, hay cerca de 11 países en ALC considerados como de
"vocación agropecuaria" en los cuales si se continúa con las políticas actuales de uso de la
tierra y patrones tecnológicos no benignos desde la perspectiva ambiental, presentarán un
déficit de tierras agrícolas para alimentar su población en los próximos 20 años (IICA, 1997,
adaptado de Winograd).
El panorama se hace más complejo en términos del impacto ambiental por el uso
indiscriminado de agroquímicos. Repeto y Baliga (1996) anticipan que el uso de plaguicidas
en ACL se triplicará para el año 2000 en comparación con 1980. La mayor parte del aumento
ocurrirá en Brasil aunque la intensidad de uso es y será mayor en países pequeños como
Costa Rica, Belice y Panamá. Utilizando un índice desarrollado por la Organización
Panamericana de la Salud, los autores reportan que Costa Rica ocupa el lugar mas alto en la
región en el uso de plaguicidas por trabajador agrícola por año (Cuadro 3). Estos datos
corroboran la situación real que viven los productores de varios cultivos. En el caso del cultivo
de banano en Costa Rica el control de una sola enfermedad, la Sigatoka Negra
(Mycosphaerella fijiensis), requiere la aplicación de fungicidas 30 o 40 veces por año
comparado con 12 a 15 pocos años atrás. Situaciones similares se encuentran principalmente
en el cultivo de hortalizas tales como tomate, papa y repollo.
Con base en el análisis anterior se puede inferir, con excepciones calificadas, que los
resultados y enfoque de la investigación en ALC no han respondido completamente a los tres
objetivos mencionados ni a las necesidades y expectativas de la región. Algunos otros ángulos
y aspectos que merecen consideración son los siguientes:
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? ? El aporte de la agricultura al crecimiento económico regional ha sido importante en el
pasado pero no es suficiente en la actualidad, tal como podría esperarse de un siglo
marcado por la "revolución verde" y por la instalación en la región de una capacidad
importante en investigación y desarrollo tecnológico.
? ? Existen grandes retos tecnológicos para la región que requieren compatibilizar las
agendas de competitividad con aquellas que presuponen un adecuado nivel de
inversiones públicas y no despiertan suficiente interés de sector privado (protección
ambiental, recuperación de suelos degradados, inversiones en conservación y
utilización de la biodiversidad, entre otras).
Es pertinente, por lo tanto, plantearse que se requiere para llevar a cabo modificaciones que
se ajusten a las necesidades inmediatas y futuras. Para abordar este tema resulta útil analizar
ejemplos exitosos como el caso de Canadá (Cuadro adjunto)que si ha hecho la
transformación no solo de sus estrategias y estructuras, sino más importante aún, de su
mentalidad nacional de investigación y desarrollo. Canadá, a pesar de las diferencias que
tiene con el resto de ALC ha transitado por un camino que se inició en un punto donde se
encuentran ahora la mayoría de los países de esta región.
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Resulta innegable que la experiencia descrita encierra lecciones de mucho interés para ALC.
No tiene ningún sentido recomendar que se copie el modelo canadiense, pero si es prudente
analizarlo como experiencia piloto y tomarlo como referencia.
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Canadá: un ejemplo exitoso de transformación agropecuaria
Canadá, al igual que la mayoría de los países de ALC ha basado su economía en la
producción primaria (trigo, avena, canola, algunas frutas y producción animal). En los años 70
Canadá exportaba casi el 80% de su producción sin transformación alguna mientras que la cifra en
los años 90 es solamente el 40%, el resto ha tenido un proceso de agregación de valor que ha
promovido el desarrollo socioeconómico y ha llevado al país al puesto No. 1 en desarrollo humano
a nivel mundial. Ese valor agregado se da en gran medida en industrias paralelas que resultan en
nuevos productos y servicios a partir de la producción primaria. Canadá ha apostado al desarrollo
tecnológico y al conocimiento como un eje central de su desarrollo, usando mecanismos de
financiación novedosos y sistemas de generación de tecnología mas novedosos aún. Agriculture
and Agri-Food Canada (parte del Ministerio de Agricultura), por ejemplo, ha creado un fondo anual
de contrapartida de $35 millones de dólares para investigación agropecuaria. El sector privado
aporta al menos otros $35 millones para llevar a cabo investigación de interés común, cada
proyecto se negocia caso por caso y se pone a disposición de los intereses del país una suma de
mas de $70 millones en lugar de los $35 de partida! Otros ejemplos ilustran este punto: la
Universidad de Guelph cuenta con 14,000 estudiantes y un presupuesto de investigación de $85
millones anuales y la Universidad de Laval cuenta con 35,000 estudiantes e invierte $125 millones
en investigación. En ambos casos, al igual que en muchas otras Universidades del país, el 50% o
más de los presupuestos de investigación provienen del sector privado!
El sector privado no hace estas inversiones desde el punto de vista filantrópico sino desde
el punto de vista de su conveniencia de trabajar con socios, en el sector gobierno y universitario,
que tienen la capacidad y los medios para producir resultados. Las estructuras también se han
modificado. El Ministerio de Agricultura en lugar de mantener las 58 estaciones experimentales
que existían en forma aislada las ha agrupado en 17 "clusters" o conglomerados en los cuales se
trabaja en forma directa y coordinada con el sector privado y las universidades en proyectos
comunes. Estos conglomerados logran una sinergia impresionante respecto a conocimiento y
desarrollo tecnológico. Algunos miembros de los conglomerados, las universidades en particular,
no solo hacen investigación sino que prestan servicios esenciales a la sociedad. La Universidad de
Guelph, por ejemplo, tiene la responsabilidad del control de calidad de todos los productos lácteos
que se producen en la Provincia de Ontario y para ello recibe apoyo del gobierno de la Provincia.
Es necesario reconocer, por otro lado, que si se están dando transformaciones institucionales
de investigación en ALC pero no con la celeridad que requieren los cambios descritos en el
entorno regional y mundial. Este tema ha sido analizado por Ardila (1999) quien describe
algunas de las tendencias principales que se están dando en algunas instituciones de
investigación en ALC, por ejemplo: transformaciones orientadas a mejorar la coordinación y
mobilizar las capacidades nacionales de investigación; orientadas a incrementar la apropiación
de tecnología disponible regional o internacionalmente; orientadas a incrementar la
participación del sector privado en el financiamiento y ejecución de la investigación; para
mejorar la eficiencia del modelo INIA y transformaciones orientadas a mejorar los instrumentos
de política y determinación de prioridades a nivel nacional. Otros casos donde es importante
este proceso de transformación hacia la innovación es precisamente en los PROCIS,
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especialmente en PROCISUR y PROCIANDINO, así como en algunas redes como las de frijol
y maíz en mesoamérica.
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El porcentaje de gastos de investigación agrícola de la región en relación al PIBA también
disminuyó entre los dos períodos analizados de 0,49% a 0,45%, a pesar de que el ingreso per
capita continuó creciendo en la gran mayoría de los países. Los datos existentes con
posterioridad a este período son incompletos, pero, de igual manera confirman la gran
concentración de inversiones en los países mas grandes: 81% al incluir a Brasil, Argentina,
México y Colombia, en una muestra de 12 países, según datos del ISNAR de 1991. La nueva
perspectiva del financiamiento de la investigación, con base en las consideraciones anteriores,
implica que el porcentaje de financiamiento de la misma en relación al PIBA sería aun inferior
a las cifras de 1992 y 1993, situándose en promedio para ALC alrededor de 0.4 por ciento.
Es una realidad entonces que la región está invirtiendo menos en Investigación Agrícola y que
esta reducción es mas fuerte en el sector público, que aún representa alrededor del 70% de
los gastos totales. Lo que ha ocurrido históricamente en países mas desarrollados es que a
medida que la importancia relativa (no absoluta) de la agricultura es menor, las inversiones
en investigación y desarrollo tecnológico son superiores, como porcentaje del PIBA.
Ciertamente la región de ALC esta en contravía de esta tendencia.
En relación con la capacidad para producir resultados, medida por los recursos disponibles por
investigador, la situación es delicada. La reducción de los presupuestos, sumada a una
tendencia general de incrementar el número de investigadores, ha propiciado una caída en
la capacidad para producir resultados que se dramatiza, mas aún, al contabilizar los pocos
recursos disponibles para operación después de pagar salarios. Otra variable importante para
explicar la capacidad de producción de resultados es el índice de capacitación de los
recursos humanos dedicados a investigación. En este sentido la situación parece haber
mejorado en la región, de acuerdo con ISNAR, ya que el porcentaje de investigadores con
postgrado se incrementó de un 43 % en 1981/85 a un 57,8% en 1992/93. Sin embargo, este
efecto positivo es prácticamente atribuible a tres instituciones: EMBRAPA, INIFAP y el
INTA. Si se descuentan estos países, la situación ha empeorado en la mayoría restante, con el
agravante de que la edad promedio de los investigadores se acerca a los 50 años y los
programas de reemplazo han sido prácticamente eliminados, de nuevo con la notables
excepciones de EMBRAPA, INIFAP y el INTA.
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De acuerdo al grado de desarrollo de la región, la meta de financiamiento de la investigación
agrícola debería estar alrededor de un 1% del PIBA, lo cual en la práctica implicaría duplicar
las inversiones en investigación.
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A pesar de la situación planteada conviene recordar que en ALC la rentabilidad social y
privada de inversiones en investigación es aún muy elevada. Esta elevada rentabilidad, de
acuerdo con Siebec (1970), es un indicador de la subinversión actual. En este sentido,
estudios recientes en la región confirman esta situación de elevadas Tasas Internas de
Rentabilidad o TIRs, como se indica a continuación: en el caso del arroz la tecnología para
ALC ha sido generada a través de una alianza entre el CIAT, el IRRI y los INIAS y los
beneficios económicos derivados de la misma representan, para el período 1965-95, un flujo
anual (para productores y consumidores) equivalente a US$858 millones, descontados a una
tasa del 3% por año (Sanint y Wood, 1998). Esto significa que los beneficios económicos
derivados de la investigación en ALC en un solo cultivo, pagarían casi por completo las
inversiones totales anuales de la región en investigación agrícola, en todos los rubros! Una
situación similar se de para el caso del maíz en Centroamérica, Panamá y El Caribe (Gómez,
1999). Según este trabajo, los efectos de desborde (spillover) producidos por el programa
regional, con el apoyo del CIMMYT y los países y medidos por los cambios en el excedente
económico para 1996, representaron un total de US$71,8 millones de dólares de 1996, cifra
suficiente para cubrir 4 veces toda la inversión de investigación de Centroamérica en todos los
cultivos y especies animales en un año!
En el caso del Brasil (Dias y Evenson, 1994) los índices agregados de productividad total
factorial entre 1970 y 1985, presentaron los resultados mas elevados para los Cerrados,
donde se efectúa un volumen importante de la investigación por EMBRAPA. Así, las tasas
anuales de incremento en los índices de productividad factorial total alcanzaron en esta zona
un promedio de 3,07 %, frente a un promedio de 1.52% para el resto del país.
La región debería encontrar nuevas formas de invertir en investigación a medida que confirma
que la rentabilidad de las inversiones en programas selectos de cooperación son más
elevadas que la alternativa de invertir localmente. Este hecho es una razón poderosa para
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incrementar los recursos de investigación y las inversiones en los PROCIS. En este sentido,
el FONTAGRO representa una valiosa opción, ya que está encaminada a maximizar los
retornos a inversiones de grupos de países con problemas comunes, en los cuales la solución
requiere economías de escala y el concurso de una masa crítica a menudo no disponible en
un país individual.
Sin embargo otra revolución, la de los alimentos funcionales y los nutracéuticos, parece ser
un tema ignorado por la mayoría de las instituciones de investigación de ALC. Canadá,
Estados Unidos y Europa han tomado de nuevo la delantera en este campo el cual reporta
beneficios impresionantes a las sociedades de estos países.
Los alimentos funcionales (por ejemplo aquellos que posean un alto contenido de fibra o la
presencia significativa de un aminoácido esencial) y los nutracéuticos (componentes o
productos derivados de plantas y animales que tienen un efecto no solo nutricional sino
medicinal) se perfilan como una de las actividades productivas y comerciales de mayor
impacto a nivel mundial. Las razones son muy simples: la población mundial, especialmente
en los países desarrollados, envejece paulatinamente y espera y exige fuentes alternativas de
bienestar que complementen la medicina occidental tradicional. Otras razones son el precio
mas bajo de los nutracéuticos comparados con los medicamentos tradicionales, las nuevas
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pruebas científicas que avalan la eficacia de algunos de estos productos y su mayor
disponibilidad.
A nivel mundial el mercado de alimentos funcionales y nutracéuticos se estima entre $15 y $20
billones de dólares con una proyección increíblemente acelerada de crecimiento: $500 billones
en el 2010! Solamente en los EEUU estos cultivos y productos, mas los suplementos
dietéticos y cosméticos naturales, generaron $23.4 billones en ventas al consumidor en 1997,
un aumento de 11% con respecto a 1996 y esperado de 15% en los próximos tres años. El
crecimiento del valor de los alimentos tradicionales, en comparación es solamente de 2 a 3%.
Encuestas recientes revelan que el 42% de los canadienses usan medicinas alternativas, un
aumento de 81% sobre los 5 años anteriores. Algunas de las especies con mayor demanda
son el ginseng, Hierba de San Juan o St. John's wort (Hypericum perforatum), echinacea
(Echinacea angustifolia, E. purpurea), valeriana (Valeriana officinalis) y saw palmetto
(Fitzpatrick, 1999). Una sola de estas plantas medicinales, La Hierba de San Juan, utilizada
para el tratamiento de depresión moderada, le reporta ventas de $2.5 billones a la compañía
Ely Lilly. Algunas de las áreas terapéuticas de mayor interés para estos productos son
envejecimiento, artritis, cáncer, sistema cardiovascular e inmunológico, energía física y sexual
y terapia de reemplazo hormonal (Weatherby, 1997).
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promueva un mejor aprovechamiento de "spillovers" en temas estratégicos y use
eficientemente los recursos asignados. Dicho sistema se sustenta en las instituciones de
investigación ya existentes en los países de ALC mas otras que deberían incorporarse.
Al hacer un repaso sobre los componentes se identifica en primer lugar el elemento que
facilita la discusión de temas estratégicos, promueve acciones sobre la agenda regional de
investigación y desarrollo tecnológico y tiene un papel político para influenciar el
posicionamiento de la agricultura y de la ciencia y tecnología para su desarrollo sostenible y
competitivo: este es el caso del FORAGRO. Por otra parte, reconociendo la heterogeneidad
de la región y la importancia de enfrentar oportunidades y problemas comunes a dos o mas
países surge la necesidad de contar con tipos de tecnologías que puedan generarse y
financiarse multinacionalmente: este es el papel que debe jugar FONTAGRO con base en su
plan de mediano plazo y la estrategia para movilizar y asignar recursos a la investigación.
Como brazo operativo del sistema subregional o multinacional están los PROCIs y otras
redes ejecutando proyectos a través de alianzas o consorcios, figura esta última que se había
dado en la región pero no con la intensidad que ahora se proyecta con el FONTAGRO. Por
otra parte, como parte del sistema están CATIE y CARDI y los Centros Internacionales de
Investigación, estos últimos si bien tienen una proyección mundial, desarrollan una parte
importante de su agenda en la región.
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2. A pesar de los resultados positivos en investigación agropecuaria documentados en
las Américas, todavía hay vacíos significativos en competitividad, productividad,
equidad y protección del ambiente donde se practica la agricultura. Debe enfatizarse
que la investigación per se, sin políticas claras y adecuadas, no puede tener el impacto
deseado. La falta de esas políticas incide a menudo en infraestructura deficiente, poco
énfasis en el desarrollo de capital humano y desarrollo oportunista o mal organizado en
el sector rural.
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milenio. Con respecto al segundo resulta claro y perentorio la necesidad de un cambio
de mentalidad, institucionalidad y estrategias de financiamiento regional que sirva
para enfrentar los retos de productividad, equidad y sostenibilidad, pero más
importante aun, que aproveche y genere nuevas oportunidades con base en
competitividad e innovación.
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REFERENCIAS
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Weatherby, C. 1997. Nutriceuticals: the New Way? Natural Pharmacy. Vol 1, No. 7, July 1997.
p.1 & 8.
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CONTENIDO
1. INTRODUCCION… … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … 1
REFERENCIAS… … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … 28
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