La Revolución Cubana intensificó la Guerra Fría en América Latina y llevó a Estados Unidos a adoptar nuevas estrategias como la Alianza para el Progreso para evitar revoluciones, mientras promovía la doctrina de seguridad nacional que dio a los militares un papel anticomunista. Esto también radicalizó la política en la región y llevó a nueve golpes militares entre 1962-1966 para enfrentar las amenazas internas percibidas.
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La Revolución Cubana intensificó la Guerra Fría en América Latina y llevó a Estados Unidos a adoptar nuevas estrategias como la Alianza para el Progreso para evitar revoluciones, mientras promovía la doctrina de seguridad nacional que dio a los militares un papel anticomunista. Esto también radicalizó la política en la región y llevó a nueve golpes militares entre 1962-1966 para enfrentar las amenazas internas percibidas.
La Revolución Cubana intensificó la Guerra Fría en América Latina y llevó a Estados Unidos a adoptar nuevas estrategias como la Alianza para el Progreso para evitar revoluciones, mientras promovía la doctrina de seguridad nacional que dio a los militares un papel anticomunista. Esto también radicalizó la política en la región y llevó a nueve golpes militares entre 1962-1966 para enfrentar las amenazas internas percibidas.
La Revolución Cubana intensificó la Guerra Fría en América Latina y llevó a Estados Unidos a adoptar nuevas estrategias como la Alianza para el Progreso para evitar revoluciones, mientras promovía la doctrina de seguridad nacional que dio a los militares un papel anticomunista. Esto también radicalizó la política en la región y llevó a nueve golpes militares entre 1962-1966 para enfrentar las amenazas internas percibidas.
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La Revolución Cubana y la Guerra Fría en América Latina
Desde el punto de vista político, la injerencia estadounidense en los
asuntos de los países latinoamericanos se intensificó tras el triunfo de la Revolución Cubana, que instaló a pleno el clímax de la Guerra Fría. Desde la declaración de su independencia en 1902, Cuba había quedado bajo la “tutela” política y la dependencia económica de los Estados Unidos, a los que vendía su producción azucarera.
Situación geográfica y pasado histórico
Cuba, una de las Antillas, adquirió importancia estratégica y comercial a
partir del siglo XVIII. Su población indígena apenas sobrevivió al primer siglo de la colonización. Fue sustituida por mano de obra esclava traída de África Se formó así una sociedad multiétnica que, según cálculos posteriores, estaba formada por 40% de negros, 30% de blancos y 30% de mestizos. Su economía se basaba en la agricultura de monocultivo (caña de azúcar), con una mano de obra esclava. Desde el punto de vista político fue la última colonia española en independizarse, a fines del siglo XIX. De 1868 hasta 1878, los nacionalistas sostuvieron una guerra de diez años con las fuerzas españolas, sin poder alcanzar su objetivo de independencia. En los últimos años de dominio español, Estados Unidos, que mantenía con la isla relaciones comerciales, realizó a España ofertas de compra que fueron rechazadas. En 1895 se reinició la guerra por la independencia de los patriotas cubanos, liderados por el poeta José Martí. En esta ocasión, Estados Unidos se vio involucrado por sus intereses económicos en la isla. A raíz de un atentado a un navío estadounidense en el puerto de La Habana, el Congreso declaró la guerra a España, en abril de 1898. Unos meses después, España debió conceder la independencia a Cuba.
Intervención estadounidense
Cuba, una vez independiente, estuvo bajo la influencia estadounidense
en lo relativo a su organización política y económica. La enmienda Platt habilitó constitucionalmente la intervención de Estados Unidos en la isla, en caso de peligrar sus intereses. Esta situación se agravó en la primera mitad del siglo XX por una sucesión de dictadura, que como la de Fulgencio Batista, fue sostenida por EEUU. La economía cubana tenía su pilar básico en la producción azucarera que alcanzaba casi el 80% de las exportaciones. Progresivamente, tanto la producción como el comercio dependieron de empresas estadounidenses. Además, aunque la isla suministraba un cuarto del total del azúcar al mundo, la dependencia de un solo producto hacía a su economía sumamente vulnerable frente a las variaciones en la producción y la demanda. La propiedad, por otra parte, se concentró en manos de los estadounidenses, que en 1950 poseían un 47%. EEUU controlaba también, el 90% de los servicios telefónicos y de electricidad, el 50% de los ferrocarriles, el 25% de los depósitos bancarios, la explotación del níquel, y en especial el turismo y los casinos en La Habana. En el plano social, el cultivo requería –solo durante la cosecha- gran cantidad de mano de obra, pues debía ser plantada y replantada periódicamente cada 5 a 25 años. El resto del tiempo era “muerto”, en el que había un amplio desempleo y subempleo. Los trabajadores no encontraban un lugar a donde ir, excepto a las ciudades, en donde tenían un contacto estrecho con la clase obrera. En la década del 50, el 40% de la población vivía en las ciudades, lo que permitió un contacto entre asalariados rurales y urbanos que dieron al movimiento revolucionario características especiales. Por su parte, el gobierno de la isla desarrolló una imagen de corrupción presidido por dictadores como Machado (1925-33) o Batista después. Todo ello estaba acompañado de un clima de degradación social.
La Revolución
Fidel Castro, líder de la revolución
En ese contexto político, económico y social surgió una oposición
armada al gobierno. En 1953, Fidel Castro con 165 jóvenes realizó el asalto al cuartel general de Moncada, pero fracasó, y la represión desatada fue terrible. La presión internacional determinó que el dictador Batista debiera decretar una amnistía en la que fueron liberados varios presos políticos, entre ellos Fidel Castro quien se trasladó a México para organizar una nueva fuerza guerrillera de 80 hombres que el 2 de diciembre de 1956 desembarcaron al sur de la isla. Además de Fidel Castro, estaba su hermano Raúl y Ernesto “Che” Guevara. Descubiertos y atacados se internaron en la Sierra Maestra (tan solo 12 sobrevivieron), de donde siguieron la lucha extendiendo la insurrección por toda la isla. Allí se organizó el ejército revolucionario principalmente con campesinos. En ese contexto se observaba un creciente declive económico, una corrupción generalizada lo que generó una ola de protestas sociales por parte de trabajadores y estudiantes en las principales ciudades del país, a lo que el gobierno dictatorial de Fulgencio Batista, en el poder desde 1952, respondió con una amplia represión. El 13 de marzo de 1957 un grupo de miembros del Directorio Revolucionario Estudiantil atacó el Palacio Presidencial con el objetivo de derrocar a Batista. La situación cada vez empeoraba más para el gobierno dictatorial que finalmente se quedó sin el apoyo del gobierno de los Estados Unidos. Finalmente el 1º de enero de 1959 los guerrilleros del “Movimiento 26 de Julio” (nombre que recuerda el asalto al cuartel de Moncada- triunfaron y tomaron el poder, logrando antes el dictador Batista huir hacia Estados Unidos.
Las primeras medidas y el ingreso de Cuba al bloque socialista.
El nuevo gobierno expropió y repartió tierras entre los campesinos
fomentó campañas de alfabetización y reformó el sistema de salud. Desde el triunfo de la revolución hasta 1961, la relación política con los Estados Unidos se fue distanciando paulatinamente ya que las medidas adoptadas comenzaron a perjudicar a las empresas estadounidenses, al mismo tiempo que un grupo de exiliados cubanos y ex integrantes del gobierno de Batista comenzaron a ser entrenados por la CIA con el objetivo de invadir a la isla. En abril de 1961 se procedió a lo que se denominó a la “invasión de Playa Girón” o de “Bahía de Cochinos”, donde fueron derrotados por las fuerzas revolucionarias. Esa situación culminó con la declaración de Fidel Castro que proclamó que Cuba era una república socialista y se incorporó al bloque socialista.
El ingreso triunfal de los guerrilleros a
La Habana, el 1.1.959.
La Alianza para el Progreso y la Doctrina de la Seguridad Nacional.
Tras la Revolución Cubana, los Estados Unidos modificaron sus
concepciones estratégicas para América Latina. Así, por un lado el presidente John F. Kennedy propuso a los gobiernos constitucionales una “Alianza para el Progreso”, cuyo objetivo era promover el desarrollo y el bienestar a través de una ayuda económica. De esta manera, buscaba evitar las apuestas revolucionarias. Por otro lado, los Estados Unidos impulsaron a los ejércitos del continente a prepararse en los métodos de la guerra “contrarrevolucionaria” para acabar con un enemigo “ideológico” que se suponía instalado fronteras adentro: el comunismo. Esta redefinición de la estrategia de guerra, contenida en los preceptos de la “Doctrina de la Seguridad Nacional” otorgaba, entonces, un nuevo papel a las Fuerzas Armadas como garantes del orden interno.
Radicalización política y golpes de Estado
La Revolución Cubana alimentó, además, esperanzas en los grupos
revolucionarios del continente. Así, la década de 1960 asistió a un proceso de radicalización política de distintos sectores: la juventud, que cuestionaba el orden imperante, ciertos sectores de la Iglesia, que asumían un compromiso de lucha con los pobres, y las agrupaciones de izquierda. En respuesta a la activación política y a las dificultades económicas patentes desde los años cincuenta, entre 1962 y 1966 las Fuerzas Armadas protagonizaron nueve golpes de Estado en América Latina. Todos ellos destituyeron gobiernos considerados incapaces de sostener el orden y enfrentar la “amenaza comunista”, o poco dispuestos a alinearse con los intereses estadounidenses.
EJERCICIO
Explica cuál fue el impacto que produjo la Revolución Cubana en la vida
política latinoamericana. Se debe tener en cuenta los siguientes aspectos: a) El contexto de la Guerra Fría b) La estrategia adoptada por los Estados Unidos para América Latina c) Las expectativas revolucionarias y la actitud adoptada por las Fuerzas Armadas.