Doctrina. Regulación Fintech en Argentina
Doctrina. Regulación Fintech en Argentina
Doctrina. Regulación Fintech en Argentina
(**)
I.Introducción
El exponencial desarrollo tecnológico que se ha logrado en las últimas décadas ha impactado en el sistema
económico mundial y, en particular, en el sistema financiero en su conjunto que, de manera disruptiva, ha
obligado al regulador a intentar atender —muchas veces a contrarreloj— la realidad y desafíos de la industria
FinTech (1).
El término FinTech refiere a las innovaciones tecnológicas en servicios financieros que podrían dar lugar a
nuevos modelos de negocios, aplicaciones, procesos o productos con un efecto asociado en los mercados
financieros, en las instituciones financieras y en la provisión de servicios financieros (2). Entre las FinTech más
comunes en Argentina se destacan las plataformas de créditos, las plataformas de crowdfunding, las empresas
proveedoras de servicios de pago y las operaciones con criptoactivos.
Las bondades de esta nueva industria parecen a primera vista muy atractivas en tanto tienden,
principalmente, a dotar de mayor eficiencia a la prestación de los servicios financieros, reduciendo los costos de
transacción e intermediación, contribuyendo a la inclusión financiera (ofreciendo productos y servicios de mejor
calidad y adaptados al cliente) y reduciendo las asimetrías informativas (3). Sin embargo, la banca tradicional
viene alertando sobre la necesidad de una regulación para equiparar los riesgos, costos y responsabilidades
involucrados.
El objeto de este trabajo es brindar un panorama general del estado regulatorio de las FinTech en Argentina,
lo que permitirá visibilizar las áreas en donde todavía existen lagunas que podrían configurar potenciales riesgos
tanto para los jugadores involucrados como para el sistema financiero en su conjunto.
II. Panorama general actual de la regulación FinTech argentina
La posición adoptada desde un inicio por el Banco Central de la República Argentina (el "Banco Central")
no ha sido del todo clara en una dirección.
Por un lado, ha adoptado el modelo de "hubs de innovación" (4) a través de la creación de una mesa de
"innovación financiera" (5), con el objeto de generar un espacio de trabajo de colaboración público-privado
compuesto por especialistas del Banco Central, empresas FinTech, emprendedores y organismos públicos y
privados. Dicho espacio tiene como propósito desarrollar estrategias y soluciones que logren mayor inclusión y
eficiencia en el sistema financiero. Además, el Banco Central ha adoptado paralelamente el modelo de
"acelerador" (6), premiando con ayuda financiera a los innovadores para incentivar la aparición de nuevos
servicios (7).
Por otro lado, en materia regulatoria (y con excepción del equity-based crowdfunding que ha sido regulado
en 2017 a través de la ley 27.349 de Apoyo al Capital Emprendedor y por la Comisión Nacional de Valores, la
"CNV", como autoridad de aplicación) la tendencia ha sido la de esperar un tiempo prudencial para no trabar el
desarrollo de la industria FinTech hasta que el mercado llegue a un nivel de madurez razonable. En efecto, y sin
perjuicio de ciertas comunicaciones dirigidas a promover la interoperabilidad entre cuentas a la vista y
proveedores de servicios de pago ("PSP"), solo a partir del 2020 el Banco Central ha emitido regulaciones
aplicables a PSP como mecanismo para nivelar el subsidio implícito que este sector venía usufructuando
(derivado de asimetrías regulatorias e impositivas cuando se lo comparaba con otros sectores financieros) (8). En
este sentido, se puso un freno a la disponibilidad por parte de las plataformas de los fondos de los clientes, los
cuales no pueden ser utilizados por estas últimas para inversiones propias o para fondear préstamos a otros
clientes.
Se destaca que el Banco Central no ha adoptado el concepto de "areneros" o sandboxes regulatorios que
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25.246 de Prevención del Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo y se incluyó como "sujeto
obligado" a las PFC. Asimismo, la Unidad de Información Financiera (UIF), órgano de aplicación del régimen
de lavado de activos y financiación del terrorismo, emitió la res. 21/2018 aplicable, entre otros sujetos, a las
PFC.
En consecuencia, las PFC tienen principalmente las siguientes obligaciones: (i) establecer políticas para
evaluar el riesgo de lavado de activos y financiación del terrorismo; (ii) recabar de sus clientes
—emprendedores e inversores— los documentos que prueben fehacientemente su identidad; (iii) informar
cualquier hecho u operación sospechosa de lavado de activos o financiación del terrorismo, independientemente
de su monto; y (iv) abstenerse de revelar al cliente o a terceros las actuaciones que se estén realizando en
cumplimiento de la ley.
Por otra parte, las PFC deberán velar por la autenticidad, preservación y confidencialidad de la información
aportada por los emprendedores e inversores. En este sentido, las PFC deberán cumplir con la normativa en
materia de protección de datos personales prevista por la ley 25.326 (sus modificatorias y complementarias).
Solo pueden ser relevadas del deber de secreto por resolución judicial y cuando medien razones fundadas
relativas a la seguridad pública, la defensa nacional o la salud pública.
Asimismo, las PFC quedan sujetas a las obligaciones que impone la legislación específica en materia de
defensa de los derechos del consumidor (Código Civil y Comercial de la Nación y ley 24.240, sus
modificatorias y complementarias) en el suministro de información acerca de los proyectos de financiamiento
colectivo, sus riesgos y beneficios potenciales.
IV. Crowdlending: Plataformas de créditos
Bajo este mecanismo el inversionista realiza su contribución en forma de préstamo a través de una
plataforma, el cual será reembolsado por el tomador en el plazo que se fije al efecto, junto con los intereses
pactados. En general, este tipo de negocio obliga a la plataforma a verificar el riesgo de los tomadores y
clasificar las operaciones en función del riesgo que ofrecen. De esta manera, el inversionista cuenta con toda la
información necesaria para decidir su inversión y determinar el tipo de interés de la operación. Sin embargo, la
plataforma no garantiza la rentabilidad de la inversión o la devolución del préstamo, ya que el riesgo del
incumplimiento corre por cuenta del inversor.
Dentro del término crowdlending suele distinguirse entre: (i) préstamos de consumo (peer-to-peer lending)
(P2P) en donde los inversionistas proveen préstamos a los consumidores; y (ii) préstamos a empresas
(peer-to-business lending) (P2B) o crowdfunding de préstamos en donde los inversionistas proveen préstamos a
empresas para la financiación de un proyecto concreto. En algunas jurisdicciones, esta última modalidad se
encuentra regulada junto con el equity-based crowdfunding, ya que comparten la misma finalidad, aunque la
modalidad de financiamiento difiere (13). En cambio, el P2P se diferencia del crowdfunding, porque no tiene por
objeto la financiación de un proyecto en particular, sino proveer a los particulares de recursos para que estos los
empleen con libertad en cualquier proyecto o fin personal.
Las plataformas de créditos han tomado relevancia en este último tiempo por los beneficios que traen
aparejados en términos de reducción de costos de transacción por la automatización del onbording con el
consumidor y el proceso de originación, a la vez que potencia el acceso a este servicio a través de dispositivos
móviles, aumentando la inclusión financiera (14).
IV.1. ¿Configura el crowdlending "intermediación financiera"?
Actualmente, las plataformas de crédito en cualquiera de sus modalidades no se encuentran reguladas en
Argentina, ni por el Banco Central ni por la CNV.
La posibilidad de realizar préstamos con fondos propios de la plataforma no resulta una actividad
restringida, dado que no habría cuestionamientos desde el punto de vista de la existencia de intermediación
financiera, actividad que solo pueden realizar las entidades autorizadas por el Banco Central. Sin embargo,
cuando los fondos del préstamo son aportados por "inversores" para ser entregados a los "tomadores" a través de
una plataforma, la falta de regulación expresa de esta actividad obliga a analizar si su realización importaría el
ejercicio de intermediación financiera a la luz de la ley 21.526 de Entidades Financieras (la "LEF").
El art. 1º de la LEF establece que las personas o entidades públicas o privadas que realicen "intermediación
habitual entre la oferta y la demanda de recursos financieros" están comprendidas en la LEF y sujetas al
contralor del Banco Central (15).
Toda entidad comprendida en el ámbito de aplicación de la LEF está impedida de desarrollar su actividad
sin obtener la autorización previa del Banco Central (16), bajo apercibimiento de aplicarse las sanciones
previstas por el art. 41 de la LEF (17). Asimismo, la intermediación financiera no autorizada es pasible de las
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naturaleza jurídica. Es relevante la doctrina que entiende que no pueden ser considerados una "moneda"
propiamente dicha, ya que son creados por personas distintas de un Estado, argentino o extranjero. Tampoco
tienen curso forzoso en el país y, por lo tanto, nadie está obligado a recibir criptoactivos, si no se comprometió a
ello expresamente a través de un contrato. Sin embargo, cabe destacar que es lícito que el acreedor acepte
criptoactivos en reemplazo de lo que le fue prometido en pago (34).
Ahora bien, descartada la naturaleza jurídica de "moneda", surge la discusión sobre si los criptoactivos
pueden constituir "cosas" en los términos del art. 16 del Cód. Civ. y Com., aunque la subsunción en dicho
concepto no cuadraría en razón del carácter intangible o inmaterial de los criptoactivos; o bien si constituyen
"derechos".
En cualquier caso, el Banco Central dejó expresamente asentada su posición en el sentido de que las
llamadas "criptomonedas" no pueden ser utilizadas como moneda de curso legal. En efecto, durante 2014 emitió
un comunicado de prensa en el que alertó a los usuarios sobre los riesgos de las "criptomonedas" y aclaró que
no tienen curso legal ni poseen respaldo alguno.
La oferta inicial de criptoactivos no se encuentra regulada en Argentina. Sin embargo, la CNV sostuvo en un
informe que las ofertas iniciales de adquisición de criptoactivos (denominadas "ICO") podrían ser consideradas,
según el caso, como valores negociables, y sujetas al régimen de oferta pública establecido por la CNV (35). Es
decir, la CNV adopto un criterio casuístico que deja abierta la puerta para su intervención como autoridad de
aplicación, si las circunstancias así lo exigieren (36).
En consecuencia, la tendencia regulatoria en esta materia ha sido la de regular los criptoactivos de manera
dispersa y en la medida estrictamente necesaria, sin proveer un ámbito regulatorio específico que estimule o
restrinja su desarrollo. Por consiguiente, se encuentra permitido mantener, transar o actuar como intermediario
en el intercambio de criptoactivos.
VII. Conclusión
Sin dudas las FinTech han venido para quedarse. Los beneficios que pueden traer aparejados (eficiencia en
la provisión de servicios financieros, reducción de costos de transacción y potencial aumento de la inclusión
financiera) priman frente a los riesgos disruptivos que podrían ocasionar, los que siempre pueden mitigarse.
En efecto, la nueva regulación en materia de PSP se dirige a garantizar la transparencia y seguridad de los
fondos de los usuarios para mitigar los riesgos de liquidez y solvencia. Sin embargo, hay aspectos que todavía
necesitan atención, por ejemplo, la regulación de las plataformas de créditos, en particular, frente a la
delimitación de su actuación frente al concepto de intermediación financiera (37).
Cualquier regulación del sistema financiero tiene que tender a incentivar su estabilidad y eficiencia, que
deberá instrumentarse a través de medidas que protejan a todos los actores, los consumidores, inversores y al
mercado en su conjunto, preservando la competencia y la inclusión financiera.
(*) Abogada (UBA). Maestría en Derecho Empresarial (Universidad Austral). Docente en el Departamento
de Derecho Económico y Empresarial de la UBA. Miembro del Colegio de Abogados de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires y del Comité de Abogados de Bancos de la República Argentina. Responsable del área de
Servicios Financieros y Mercado de Capitales del Estudio Bomchil.
(**) Abogada (UBA). Becaria en Cornell Law School, Ithaca, Nueva York (2018). Se desempeña en el área
de Servicios Financieros y Mercado de Capitales del Estudio Bomchil.
(1) Si bien el sistema financiero argentino tiene un bajo nivel de desarrollo, el ecosistema FinTech de
Argentina es el tercero más importante de América Latina, luego de Brasil y México, por cantidad de firmas
(conforme el informe denominado "Inclusión financiera en la Argentina, diagnóstico y propuestas de política"
elaborado por FIEL, de fecha 15 de marzo de 2019, disponible en
https://www.adeba.com.ar/iniciativa-adeba-para-la-bancarizacion-e-inclusion-financiera/).
(2) Ver https://www.fsb.org/work-of-the-fsb/policy-development/additional-policy-areas/
monitoring-of-fintech/.
(3) Véase "Inclusión financiera...", ob. cit.
(4) Se utilizan en Australia, Francia, Hong Kong, Japón, Corea y el Reino Unido conforme el relevamiento
efectuado en "Inclusión financiera...", ob. cit.
(5) Ver http://www.bcra.gov.ar/SistemasFinancierosYdePagos/ Innovacion_financiera.asp.
(6) Se utilizan en Reino Unido y Singapur conforme el relevamiento efectuado en "Inclusión financiera...",
ob. cit.