Arboloco

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 PAUCHE  
(Montanoa quadrangularis)

El arboloco, una especie pionera de los bosques andinos de Colombia y Venezuela, debe su nombre a su

rápido crecimiento y probablemente también al efecto que las hojas secas producen sobre quien las fuma en

tabacos rústicos. Este árbol, común en sitios perturbados por derrumbes y la caída de árboles, sobresale entre

las especies propias de etapas tempranas de la sucesión vegetal por el hecho de formar madera de buena

calidad. Las varas, rectas y huecas en el centro, son muy apreciadas por su resistencia y durabilidad.

En las construcciones más antiguas de la localidad de estudio, se aprecia la madera de arboloco

prácticamente petrificada en el interior de las paredes de bahareque (mezcla de barro y estiércol de bovino,

armada sobre tallos de bambú o madera, muy utilizada en las construcciones tradicionales de la zona andina).

El arboloco o anime, especie nativa de las zonas de bosque secundario y sucesiones iniciales de las regiones

de montaña andina tropical de Colombia y Venezuela, entre los 1.400 y 2.500 m.s.n.m. Esta es una planta

maderable que ha sido tradicionalmente utilizada por su madera dura como componente estructural en casas

y construcciones campesinas. Es frecuente encontrarlo como soporte en cercas y trinchos o tablestacados

como poste para el tendido de redes de electrificación o telefonía, como leña y también como cerca viva. Su

médula corchosa color crema ha sido un elemento de expresión del arte popular a través de la elaboración de

artesanías de gran belleza.

Además de lo anteriormente anotado están sus múltiples bondades ecológicas, ya sea como albergue y

promotor de la biodiversidad en zonas de alta intervención humana, participando también en la regulación del

ciclo del agua y en la recuperación de suelos erosionados.

Adicionales a estas características las recientes investigaciones en sistemas de aprovechamiento sostenible,

tanto el manejo en campo, con sistemas agroforestales, silvopastoriles, asociaciones multiespecíficas, el

manejo de microcuencas, como la búsqueda de nuevas alternativas de aprovechamiento de su madera y su

médula procesadas, la primera como tablas, enchapes y molduras y, la segunda aprovechando sus

características de baja densidad y poder aislante.


Intruducción ¿Qué es el arboloco?

¿Comó es el arboloco?

¿Dónde y cómo vive el arboloco?

¿Cómo se cultiva el arboloco? ¿Para qué sirve el arboloco?

Bibliografía

Anexos

INTRODUCCIÓN

Dentro del grupo de plantas que han acompañado los procesos de colonización y desarrollo
de las comunidades humanas de las cordilleras en la zona tropical se encuentra una serie
de especies que, a pesar de la variedad de servicios que prestan, han permanecido de
alguna manera olvidadas o simplemente no se les ha dado el suficiente reconocimiento; no
obstante de ser actualmente componentes de los ecosistemas que, aunque en alguna
medida han sido remplazadas por materiales sintéticos o de concreto, siguen siendo
recursos de cualidades especiales que, una vez sometidos a procesos de redescubrimiento y
recuperación cultural sumados a la investigación de nuevas posibilidades de uso, manejo y
aprovechamiento, surgen como alternativas adecuadas y sostenibles para ser incluidas en
los sistemas de producción, ofreciendo dividendos en lo social, en lo ambiental y en lo
económico.

Dentro de las posibilidades antes mencionadas surge el arboloco o anime, especie nativa de
las zonas de bosque secundario y sucesiones iniciales de las regiones de montaña andina
tropical de Colombia y Venezuela, entre los 1.400 y 2.500 m.s.n.m. Esta es una planta
maderable que ha sido tradicionalmente utilizada por su madera dura como componente
estructural en casas y construcciones campesinas. Es frecuente encontrarlo como soporte
en cercas y trinchos o tablestacados como poste para el tendido de redes de electrificación
o telefonía, como leña y también como cerca viva. Su médula corchosa color crema ha sido
un elemento de expresión del arte popular a través de la elaboración de artesanías de gran
belleza.
Además de lo anteriormente anotado están sus múltiples bondades ecológicas, ya sea como
albergue y promotor de la biodiversidad en zonas de alta intervención humana,
participando también en la regulación del ciclo del agua y en la recuperación de suelos
erosionados.

Adicionales a estas características las recientes investigaciones en sistemas de


aprovechamiento sostenible, tanto el manejo en campo, con sistemas agroforestales,
silvopastoriles, asociaciones multiespecíficas, el manejo de microcuencas, como la
búsqueda de nuevas alternativas de aprovechamiento de su madera y su médula
procesadas, la primera como tablas, enchapes y molduras y, la segunda aprovechando sus
características de baja densidad y poder aislante; estas investigaciones vienen siendo
lideradas por la Universidad de Caldas en Colombia, en asocio con la Universidad Nacional
de Colombia, la Corporación para el Desarrollo de Caldas, Corpocaldas, la Cámara de
Comercio de Manizales, el Ministerio del Medio Ambiente y una serie de entidades del orden
regional que en conjunto han encontrado en esta especie, además de un elemento de
identidad regional, una alternativa para la producción y aprovechamiento sostenible de la
biodiversidad.

El Convenio Andrés Bello, al cual el autor expresa sus más sinceros agradecimientos, se ha
vinculado a este propósito mediante la publicación y difusión de esta Guía para el cultivo y
aprovechamiento de arboloco o anime, que corresponde a la décima cartilla que se ha
publicado de esta serie, y se complementa con un microprograma de vídeo de esta especie
y una ficha técnica para el sistema de información sobre especies vegetales promisorias de
los países del Convenio Andrés Bello (Bioflora).

El autor

¿QUÉ ES EL "ARBOLOCO"?

El arboloco o anime es un árbol propio de la zona andina de Colombia y Venezuela,


principalmente entre los 1.400 y 2.500 metros sobre el nivel del mar, en áreas intervenidas
donde se constituye en un valioso constructor del ecosistema y formador del nicho para
promover el desarrollo de otras especies que aprovechan su sombra, su capacidad de
retención de humedad y sus nutrientes.

Es abundante el follaje que a lo largo de su desarrollo va aportando para conformar una


valiosa fuente de materia orgánica; posee, además, el arboloco, una profusión de raíces
que hacen que desde muy pequeño amarre el terreno, convirtiéndose en estabilizador de
los suelos.

Produce inicialmente un solo tronco, pero rápidamente las ramas bajas laterales igualan en
diámetro y altura al tallo principal, lo que hace que la planta parezca como un grupo de
árboles muy juntos.
Los tallos pueden aprovecharse de diversas maneras, desde leña hasta construcción de
viviendas, lo mismo que como madera procesada; su médula, que tradicionalmente se ha
empleado en la elaboración de artesanías es, también, útil para la fabricación de empaques
y aislantes.

Es una planta maderable que por su dureza y resistencia se ha denominado el mangle de


tierra fría, puesto que se puede usar como madera rolliza en vigas y soportes para la
construcción, también se emplea entero o partido como poste en la elaboración de cercas e
incluso para el tendido de redes de telefonía y electrificación.

Recientes estudios dan fe de las múltiples posibilidades de aprovechamiento de esta


madera aserrada en confección de tablas, tablillas, molduras y enchapes, con un corte y
acabado de gran belleza, similar al nogal cafetero (Cordia alliodora).

El costo por unidad de madera es sustancialmente menor al de otras especies, mientras


una pulgada cúbica de maderas como el chanul (Humiriastrum procerum), el laurel
(Nectandra spp., Ocotea spp., Belichmiedia spp.), o el nogal cafetero (Cordia alliodora)
tiene un valor entre uno y tres dólares, la misma cantidad de arboloco o anime cuesta entre
0,15 y 0,20 dólares.

Posee también el arboloco o anime una médula corchosa que, especialmente en la zona
central de Colombia, ha sido empleada para la confección de artesanías, como bellas
estatuillas con réplicas de pájaros, plantas y frutas de la zona. Esta médula se muestra
promisoria para la elaboración de materiales sonoaislantes y termorresistentes.

En Colombia el nombre más conocido para esta planta es arboloco, lo mismo que en
algunas partes de Venezuela, aunque la denominación con que más se le conoce allí, lo
mismo que al oriente colombiano es anime, anime blanco o tara blanca; el nombre de koya
se registra al sur de Colombia.

¿CÓMO ES EL ARBOLOCO?

El arboloco es un árbol de porte mediano que alcanza generalmente entre 8 y 12 metros de


altura, aunque puede haber individuos de más de 20 metros; su copa es rala y con una
forma que tiende a ser triangular.

Si bien en un principio emite un solo tallo, al cabo de unos meses desde la parte baja del
tronco emergen varios tallos que dan la apariencia de ser varios árboles muy juntos; el
número de troncos rectos de más de ocho metros de altura que puede formarse a partir de
una misma cepa de arboloco varia de uno o dos hasta más de quince en algunos casos.

El tallo

Los tallos tiernos del arboloco, de las plantas jóvenes o de las partes terminales de las
ramas presentan cuatro ángulos, poseen unas pequeñas glándulas con excrecencia algo
pegajosa y moderada pubescencia ferrugínea, son bastante elásticos y flexibles; a medida
que se consolida el tronco, se tornan redondos y glabros, de color café brillante, para luego
tomar una coloración gris parda con numerosas lenticelas, y la superficie de la corteza se
desprende en pequeñas cascarillas.

En las plantas jóvenes y vástagos recientes casi la totalidad del diámetro lo constituye la
médula de consistencia similar al corcho, mientras que el cilindro cortical, bastante duro,
apenas alcanza unos pocos milímetros.Una vez termina de formarse esta médula, lo cual
ocurre alrededor de los 10 meses de edad del tallo o del vástago, el desarrollo del cilindro
cortical se hace más activo, para constituir luego la dura madera del arboloco.

El tronco maduro puede tener desde una médula muy pequeña hasta casi la mitad de su
diámetro constituido por ésta, ello depende de la edad, de la formación genética de la
población y de las condiciones ambientales.

Un mismo individuo puede emitir simultáneamente más de un tronco recto y vertical, con
diámetros que pueden superar los 25 centímetros, aunque el promedio, en general, se sitúa
alrededor de los 18 centímetros.

Las hojas

Las hojas son variables en forma y tamaño, desde ovadas hasta pentagonales y desde
totalmente lampiñas hasta densamente glandulares y pubescentes, con pelos de 0.5 a 1
milímetro de longitud; tal variación al parecer obedece a diversos factores como la edad o
la posición de la hoja, la edad de la planta, la condición genética de la población o, incluso,
el hábitat donde se encuentra.El pecíolo puede medir entre 1 y 50 centímetros de largo;
algunas veces es cuadrangular, otras redondo o acanalado, puede presentar o no alas y
aurículas, el limbo foliar varía entre 4 y 50 centímetros de largo, lo mismo que de ancho,
con márgenes que pueden ser enteras 0 aserradas y el ápice agudo o acuminado, con uno
a tres lóbulos.

Las flores

Como una característica general de todas las plantas de la familia del arboloco las flores
están dispuestas sobre una cabezuela o disco convexo llamado capitulo; sobre éste se
ubican hacia el centro las flores hermafroditas, que son tubulares y de color amarillo, y
alrededor de las anteriores se encuentran las flores liguladas blancas que, si bien son
sexualmente neutras, cumplen la importante función de atraer a los polinizadores.

Las flores de la periferia, en número de 6 a 8, son blancas y de 1 a 1.6 centímetros de largo


y 0.3 a 0.5 de ancho, con el tubito entre 0.5 y 1 centímetros de largo. Las flores centrales
son amarillas, su número fluctúa entre 90 y 135, con un tubo de 0.5 a 1.25 milímetros de
longitud y 0.5 a 0.6 milímetros de diámetro, son pilosas y glandulares.

La cabezuela floral posee un diámetro cercano a 1 centímetro, éste se puede duplicar


cuando se encuentra en estado de fructificación. Los capítulos, a su vez, están agrupados
formando una especie de panículas hacia la parte terminal de las ramas.Cada cabezuela o
capitulo posee, a su vez, un grupo de pequeñas hojas ovadolanceoladas, de color verde y
con márgenes ciliados y pilosos que pueden durar, incluso, hasta la fructificación. Los
pedúnculos florales miden entre 4 y 5 centímetros de largo, presentan glándulas resiníferas
y son generalmente pilosos.

La floración tiene una duración de uno a tres meses, se presenta a partir del mes de
septiembre, aunque es frecuente observar algunos individuos con floración poco profusa en
época intermedia.

Los frutos

El fruto del arboloco, llamado aquenio, está conformado por una pequeña semilla parecida a
un girasol, pero cuyo tamaño no supera los 2.5 milímetros de longitud y 1.5 de ancho, de
color castaño oscuro, con pequeños dientes en los bordes.

A diferencia de muchas otras plantas de la familia Compositae o Asteraceae, el fruto del


arboloco no posee alas o pequeñas plumas (vilano), en cambio, la función de éstas es
suplida por las páleas o pequeñas hojas secas que envuelven la semilla y la engloban,
permitiéndole aprovechar las corrientes de aire para transportarse o flotar sobre el agua. Es
por eso que la planta llega con relativa facilidad hasta lugares despejados o donde no existe
otra vegetación arbórea.
¿DÓNDE Y CÓMO VIVE EL ARBOLOCO?

El arboloco es un habitante natural de las zonas entre 1.500 y 2.500 metros sobre el nivel
del mar de los Andes tropicales, especialmente las cordilleras Central y la Oriental de
Colombia, y en la región andina de Venezuela.

Su hábitat corresponde a zonas de bosque secundario, sucesiones primarias donde el


arboloco se

constituye en constructor dei ecosistema, ya que la dispersión de las semillas por el viento
y su condición de adaptarse a libre exposición solar desde los estados iniciales de su
crecimiento le permiten desarrollarse en áreas altamente disturbadas donde muchas veces
se ha eliminado la capa orgánica del suelo, o en lotes de cultivo abandonados.

Por esta razón lo encontramos generalmente formando conglomerados en los alrededores


de los bosques, lo mismo en pastizales abandonados y barbechos, cerca a caminos y
carreteras, como también en las galerías alrededor de los cauces de agua.

Rara vez se encuentra solo, y si esto ocurre, se debe a que el hombre lo ha plantado como
cerca viva o ha eliminado los demás componentes de la población original, aunque al cabo
de un tiempo en esos lugares se observará el surgimiento de nuevos individuos de la
misma especie.

Las mayores poblaciones naturales de la especie que nos ocupa se han encontrado hacia el
centro de Colombia, especialmente en los departamentos de Caldas, Risaralda, Quindío,
Cundinamarca y Santander.

En los primeros estadios del desarrollo de las sucesiones vegetales aparece el arboloco
asociado a otras especies arbóreas que, como él, son eminentemente heliófilas y
colonizadoras, entre ellas se cuentan los yarumos (Cecropía spp.), guacamayos o
sangregados (Croton spp.), camargo (Verbesina arbórea), encenillos ( Weinmannia spp.) y
guamos (Inga spp.).

Una vez la semilla germina transcurren de 2 a 3 meses para que las plántalas alcancen una
altura cercana a 0.5 metros, y al cabo de un año superan los tres metros de altura, su
porte máximo lo logran al cabo de 2 a 3 años. Antes de alcanzar la altura máxima se activa
el crecimiento de los tallos laterales que, al igual que el primero, se desarrollan en forma
vertical.

La vida de la planta no termina con el envejecimiento y muerte del primer tallo central,
algunos de los brotes laterales alcanzan alturas y diámetros iguales 0 superiores al primero,
lo que permite que ya sea cultivado o por extracción a partir de poblaciones naturales se
puedan obtener varios troncos maduros y a su vez, se puedan retirar brotes laterales para
el empleo de la médula.

A lo largo de su vida el arboloco aporta una elevada cantidad de materia orgánica, gracias
al abundante follaje que cae de él, de igual manera crea en forma rápida la sombra y las
condiciones de humedad necesarias para el desarrollo de una copiosa flora herbácea y
arbustiva que paulatinamente se asocia, ya sea porque se estimula la germinación del
banco de semillas del suelo o porque éstas van llegando progresivamente traídas por el
viento o por los animales que van también encontrando un nuevo hogar. Finalmente, se
constituye el hábitat necesario para ei crecimiento de otras especies arbóreas para las
cuales es necesaria la luz difusa durante los primeros estados de desarrollo.

Sirve el arboloco de sostén también de numerosas especies epífitas como cardos y quiches
del grupo de las Bromeliceae ( Tillandsia spp., Bromelia spp., Guzmania spp.), numerosas
orquídeas, trepadoras, bejucos y enredaderas, como los ñames (Dioscorea spp.),
atacorrales (Smilax spp.), Passifloraceae (Passiflora spp.) batatilla (Ipamoea spp.,
Convolvulus spp.), tripa de perro (Phyladendron spp.), entre muchos otros, además de
helechos y musgos.

¿CÓMO SE CULTIVA EL ARBOLOCO?

El arboloco no es un árbol exigente en suelos ni en humedad puesto que, por el contrario,


su mayor bondad es contribuir a la recuperación de la fertilidad y a la retención de
humedad. Aunque en los primeros días después de siembra en el semillero sí es necesaria
la aplicación de riego; de igual manera, para su establecimiento en campo es preciso contar
con buena humedad en el suelo, este no es un factor limitante, transcurridas dos semanas.

Propagación

Se puede reproducir por semillas y por estacas, aunque este último sistema resulta menos
eficiente en cuanto al número de plantas obtenidas y, además, debe tenerse en cuenta el
no generar una alta homogeneidad genética en el cultivo, especialmente si se está en su
área de distribución natural o centro de origen, pues es allí donde ha evolucionado su
mayor número de enemigos naturales, lo que hace necesario el preservar la variabilidad
genética que asegure una amplia capacidad de respuesta a las diferentes presiones
ambientales; as' mismo, la multiplicación sexual asegura la continuidad del flujo genético
entre los individuos y el mantenimiento de la variabilidad.

La multiplicación sexual puede realizarse mediante la elaboración de semilleros o a partir de


la recolección de plántalas alrededor de los árboles, ya que en condiciones de baja
competencia pueden encontrarse hasta 300 plantitas por metro cuadrado, esta colecta debe
realizarse poco después de terminada la fructificación, que generalmente ocurre durante los
meses de enero y febrero, aunque pueden apreciarse a veces fructificaciones tempranas.

La semilla no se debe separar de la cabezuela floral, sino que se colecta toda la estructura,
para luego exponerla al aire y a la sombra por tres o cuatro días. Una vez secas las semillas
toman un color café claro.

Es necesario verificar que la colecta tenga una buena cantidad de semillas, puesto que a
veces se pueden reunir muchos restos de flores viejas, ya que pasan varios días después
que las semillas han sido liberadas al viento y las antiguas inflorescencias comienzan a
descomponerse pegadas aún a la planta

Madre. Para ello, se abren algunas cabezuelas y con la ayuda de una lupa se verifica la
presencia de semilla.

Colectar un material que todavía tenga un color brillante en las estructuras asegura la
presencia de una buena cantidad de semilla.

Esta semilla puede conservarse en un lugar fresco y alejado de la humedad en bolsas de


tela o de papel hasta por un año, obteniéndose una buena germinación, aunque se
aconseja elaborar el semillero tan pronto como sea posible.

El sustrato para el semillero puede elaborarse con partes iguales de tierra negra y arena,
algunas veces se acostumbra adicionar materia orgánica. Este semillero puede elaborarse a
nivel del suelo o levantado en camas, ello depende de las características particulares de
cada lugar donde se piense establecer.

Una vez elaborada la cama de siembra se distribuyen sobre ella las semillas y no se tapan,
sino que la aplicación de agua es suficiente para que las plántalas comiencen a emerger
luego de tres a seis días; es recomendable la protección del semillero con algo de sombra
suave, ello evitará la desecación y muerte de las plantitas.

Es indispensable el riego frecuente, en particular durante los primeros días y muy


especialmente cuando las plántalas comiencen a emerger.
Una vez que las plantitas han alcanzado cuatro a seis hojas se retiran del semillero y se
siembran en bolsas, el sustrato con el que se llenan las bolsas está constituido por partes
iguales de arena, tierra y materia orgánica, esta última puede consistir de compost,
estiércol, lombricompuesto, pulpa de café descompuesta, o cualquier otra fuente orgánica.

El periodo de duración del estado de almáciga varia entre tres y diez semanas, durante este
lapso las plantas deben regarse con frecuencia, es aconsejable dejar las bolsas en un lugar
poco sombreado, pues desde pequeño el arboloco aprovecha bastante bien la radiación
solar.

La propagación vegatativa es una práctica que abrevia el proceso de obtención de plántulas


para la siembra en el campo, tiene la ventaja de no depender de la época de fructificación
para la obtención de semillas, también es más económica por cuanto no es necesaria la
elaboración de semilleros, ni transplante en a bolsa.

Para la siembra por estaca se cortan secciones de tallo, leñosas o semileñosas, del tercio
medio de las ramas, con diámetro entre 2 y 4 centímetros y longitud entre 20 y 40
centímetros, estas se entierran directamente en las bolsas de almáciga, cuidando siempre
de mantener la polaridad; es decir, que se conserve la dirección normal en que crecen las
ramas. Las condiciones de cuidado y manejo de los materiales propagados por estaca son
similares a las plantas transplantadas.La propagación vegetativa presenta varias
desventajas:

La propagación vegatativa presenta varias desventajas:

Menor anclaje de las plantas, pues como sucede con la mayoría de las especies propagadas
vegetativamente, el desarrollo radicular es pobre, así como que es menor la duración de la
vida de la planta.

Por ser ésta una especie pionera y de vocación conservacionista es necesario que las
siembras y cultivos posean una alta variabilidad genética, lo cual se pone en peligro con la
propagación vegetativa, por cuanto no se presenta recombinación sexual y puede llegar un
momento en que las poblaciones sean tan uniformes genéticamente que respondan
homogéneamente a las presiones ambientales de cualquier tipo; ello significa que si un
individuo de esa población procedente de propagación vegetativa resulta enfermo o
afectado por cualquier elemento del ambiente todos los miembros de la misma población se
comportarán de igual manera, mientras que si privilegiamos la recombinación genética
siempre habrá mayores posibilidades para responder favorablemente a cualquier problema
que se presente.

Trasplante

Al cabo de dos o tres meses y medio de permanencia en la bolsa, cuando las plantas han
alcanzado unos 20 a 40 centímetros de altura, se deben llevar a su lugar definitivo; para
ello, el arboloco no es demasiado exigente en preparación de suelos, tampoco lo es en
cuanto a abonamiento, aunque responde bien a la aplicación de materia orgánica.

La siembra se realiza con una distribución tal que se asegure una mínima erosión, también
esta distribución debe estar de acuerdo con la asociación de otras especies animales o
vegetales, ya sea que se introduzca ganado, en un sistema silva-pastoril, o se asocie con
cultivos como lulo o naranjilla (Solanum quitoense), en sistemas agroforestales o, que se
aproveche su sombrío y nutrientes para establecer otras especies arbóreas de lento
crecimiento y con necesidades de sombrío en los estados juveniles, por ejemplo, roble
(Quercus humboldtii), cedro negro (Juglans neotropica), cedro rosado (Cedrella spp.),
laureles (Nectandra spp, Ocotea spp, Beilchmiedia spp), entre muchas otras posibilidades.

Las siembras conservacionistas deberán programarse de acuerdo con las características de


la zona y los objetivos de la actividad misma. En general, se recomiendan distancias que
van de tres a seis metros entre plantas y de cinco a ocho metros entre surcos.

En la actualidad se están realizando diversos proyectos de investigación liderados por la


Universidad de Caldas, en Manizales, Colombia, involucrando diversas entidades del orden
regional y nacional, tendientes a contar con mayor información sobre necesidades de
cultivo y los cuidados que se deben tener de acuerdo con los objetivos y modelos de
manejo de las diferentes formas de cultivo, lo mismo que la exploración de alternativas
para el aprovechamiento sostenible de la especie.

La determinación de las necesidades del cultivo es solo uno de los componentes en el


proceso de domesticación del arboloco, es también necesario conocer toda la biota que se
asocia de una u otra forma a esta especie, tanto insectos, entre chupadores y comedores
de hojas, lo mismo que las bacterias, virus y hongos, entre otros organismos, y aunque han
sido observadas numerosas especies alimentándose del arboloco, al parecer la capacidad de
regeneración, especialmente la producción de follaje, supera fácilmente la depredación.

Manejo

El arboloco no es exigente en prácticas de manejo, pues solamente es necesaria en


ocasiones una desyerba uno o dos meses después de la siembra en campo, esta debe
realizarse con machete y sin eliminar totalmente la vegetación de los alrededores, pues
rápidamente la planta expande sus hojas y compite con ventaja.

Pueden realizarse desyerbas posteriores, ello depende de las características de manejo,


pero en ningún caso se eliminan del todo las plantas asociadas.

Si se desea pueden realizarse podas, ello debe permitir el desarrollo de unos pocos tallos
gruesos, en lugar de muchos delgados, aunque esto también depende de las características
genéticas propias de cada material.

La poda consiste en la eliminación de brotes laterales, estos se cortan con machete a una
altura de 10 a 15 centímetros y pueden utilizarse para la extracción de la médula o
simplemente dejarlos secar para ser usados como leña, también, dado que algunos
alcanzan un grosor apreciable, pueden dejarse secar y emplearse para la confección de
cercas.

Cosecha

Después de tres y medio a cuatro años se pueden cosechar los primeros troncos que han
alcanzado entre 15 y 25 centímetros de diámetro, su corteza es de color grisáceo y de la
superficie se desprenden pequeñas cascarillas.

El corte se hace en bisel a unos 30 centímetros de altura para obtener troncos entre 6 y 12
metros de largo, una vez eliminadas las ramas y las hojas.

Dependiendo del uso que se le ha de dar el tronco cortado debe procesarse rápidamente,
ya sea rajarlo para cercos, cortarlo para postes y horcones o acondicionarlo para vigas;
debe transportarse rápidamente para la elaboración de pisos, enchapes, tablillas y
molduras.

Un año después del primer corte pueden obtenerse otros troncos a partir de la misma
planta madre, los cuales deben tratarse de igual manera que el primero.

El arboloco continúa produciendo tallos a partir de la misma cepa, lo que hace que no sean
necesarias resiembras para continuar con la explotación; y contribuye a un sistema
sostenible de aprovechamiento.

¿PARA QUÉ SIRVE EL ARBOLOCO?

El arboloco cumple una importante función ecológica como formador del ecosistema por ser
uno de los primeros componentes que surgen en ambientes altamente intervenidos; es uno
de los miembros arbóreos de la comunidad vegetal de media montaña andina que en
condiciones de sucesión inicial interviene, en mayor medida, en el ciclo de los nutrientes y
en el del agua y del carbono. Construye, además, el hábitat del que numerosas especies se
sirven de él para proliferar.

El ser humano se sirve del arboloco de varias maneras:

La madera de su tronco.

La médula de su tronco.

Manejo de zonas erosionadas.

Protección de zonas productoras de agua.

Reforestación y asocio con cultivos agrícolas.

El néctar de sus flores.

Medicina popular.

La madera

Tradicionalmente se ha empleado la madera redonda de arboloco para la elaboración de


vigas y columnas tanto en casas campesinas como en las de los pueblos, es también
empleada como poste para el tendido de redes eléctricas o de telefonía; ha tenido un papel
importante para la construcción de silos y bodegas, lo mismo que para los secaderos
solares y otras estructuras propias de las explotaciones agropecuarias.

Los troncos tanto enteros como partidos (rajados) se emplean como horcones, postes o
estantillos en la construcción de cercas, corrales y alambrados, ya sea alrededor de lotes de
cultivo o de pastoreo, como tutor de especies de crecimiento voluble como la curuba
(Passiflora mollissima), la granadilla (Passiflora ligularis), la badea (Passiflora
quadrangularis), la mora (Rubus glaucus) y varias especies de legumbres, entre otras.

También se ha empleado en el tendido de empalizadas en los caminos, especialmente para


facilitar el paso de equinos cuando el suelo es muy anegado e inestable. Es también
aprovechado para la confección de trinchos o tablestacados. Según aseguran algunos
campesinos del centro de Colombia, mientras un poste de guadua (Bambasa guadua) u
otra madera regional dura entre dos y tres años, uno de arboloco puede durar hasta doce
años en buen estado.

Estas formas de empleo aprovechan su alta dureza y durabilidad, pues como dicen algunos
agricultores: se vuelve pétreo con el paso del tiempo y es tan fuerte que no le entra el
clavo ni el comején, por esta misma característica el mayor uso es como tronco redondo o
rajado, puesto que como se afirma popularmente una vez seco no se deja aserrar y
solamente se raja. En las casas y construcciones campesinas se combina con guadua,
dejando el arboloco para los lugares donde se concentra el mayor peso y resistencia de la
estructura.

Sin embargo, con el debido tratamiento la madera si se puede procesar, se ha empleado


para la fabricación de los tacos para el juego de billar, para la confección de cabos o
mangos de herramientas agrícolas.

Estudios realizados por los arquitectos J.J. Ospina y J. R. Sánchez en la Universidad


Nacional de Colombia, sede Manizales confirman las bondades de la madera para la
elaboración de armazones de viviendas, muy resistente cuando es aserrada, con mayor
aptitud como viga tendida que como columna o puntal.

Estos mismos autores al procesar la madera obtuvieron tablillas de excelente textura, color
y dureza, recomendándolas para pisos, baldosas, enchapes y molduras, superior a maderas
generalmente usadas para tal fin en la región como el algarrobo (Hymenaea courbaril) y el
chanul (Humiriastrum procerum.), o el sajo (Campnosperma panamensis), además, su fácil
maquinado cuando se trabaja poco después de cortado ofrece otros productos como el
triplex o chapas decorativas. Se sugiere que dado su fácil laboreo y alta producción de
biomasa maderable puede emplearse en la confección de tableros y aglomerados, que
permitiría un aprovechamiento total de la madera cosechada.

Dada su fácil propagación y rápido crecimiento se constituyen los rodales de arboloco en


bosques dendroenergéticos, que con el debido manejo permitirían un abastecimiento
sostenible de leña, que es un recurso cada vez más escaso y valioso en las zonas andinas.

La médula

Contrastando con la dureza de la madera la médula del arboloco posee una consistencia
similar al corcho, a las espumas y aglomerados sintéticos, gracias a su color claro, bajo
peso y facilidad de manejo.

La médula se obtiene de los retoños o macollos jóvenes, estos son abundantes en el


arboloco, constituyendo un subproducto, dado que una planta puede tener más de doce
renuevos casi simultáneos, de los cuales, en condiciones de cultivo solo dos o tres se dejan
desarrollar completamente para su aprovechamiento como maderables.

Una vez cortados estos retoños, con una longitud entre 1 y 5 metros y diámetro entre 8 y
15 centímetros se les retira la corteza, que no supera generalmente los 5 milímetros de
espesor, y se dejan secar a la sombra por algunos días.

Tradicionalmente se ha empleado esta médula para la elaboración de artesanías, donde se


destacan las réplicas de animales, frutas y plantas de la región; también se ha usado para
la confección de juguetes infantiles, infortunadamente la invasión de material sintético ha
desplazado esta sana costumbre.

Esta médula reúne perspectivas en cuanto a la elaboración de aislantes térmicos o sonoros,


gracias a su baja densidad y fácil manejo, lo cual la hace opcional para ser aprovechada en
el empaque de productos delicados, que requieran condiciones especiales de
almacenamiento y transporte. En este campo se hace necesaria una mayor investigación,
para incrementar así las posibilidades de aprovechamiento de la especie.

Si lográsemos sustituir con esta médula al menos una parte de la elevada cantidad de
espumas y aglomerados sintéticos, especialmente en empaques, estaríamos contribuyendo
a liberar a nuestro medio de uno de los más fuertes contaminantes.

Manejo de zonas erosionadas

Ese gusto particular del arboloco por vivir en zonas altamente intervenidas y en alrededores
de los bosques secundarios nos da una primera referencia sobre su vocación como planta
adecuada para el manejo de zonas con alto grado de erosión
Gracias a que la planta desde muy temprano emite raíces laterales gruesas que le aseguran
un fuerte anclaje y una profusa invasión del perfil del suelo y a que, además,
posteriormente desarrolla raíces fúlcreas (zancos) que incrementan el amarre del suelo se
constituye en un estabilizador de las laderas y en un eficaz agente antierosivo.

Es el arboloco una planta pionera, con bajos requerimientos nutricionales, que logra
sobrevivir y desarrollarse en lugares donde no existe o es muy escasa la capa orgánica y
generalmente se presenta alta exposición solar. En esos lugares en los que logra
establecerse se constituye en un buen aportante de materia orgánica, que paulatinamente
va enriqueciendo el suelo.

Protección de zonas productoras de agua

Esta planta, que además de ser capaz de desarrollarse en zonas despejado con suelos
empobrecidos posee una buena capacidad de regeneración natural en esas áreas. Por su
abundante desarrollo radicular se constituye en una eficiente esponja reguladora del
movimiento del agua en el perfil del suelo de la ladera, lo que se suma a la acumulación de
humedad tanto en su tronco, especialmente en la médula, como en la medida que va
incrementándose la materia orgánica en forma de hojarasca, de mantillo o de suelo.

Su hábitat natural, ubicado entre los 1.500 y 3.000 metros sobre el nivel del mar es, a su
vez, una zona clave para la producción, regulación y conservación de las aguas.

Su rápido crecimiento hace que en igual forma construya el hábitat propicio para que otras
especies con mayores requerimientos de sombra o materia orgánica puedan proliferar,
contribuyendo así en forma clara a la recuperación de la biodiversidad.

Una vez establecido el arboloco se constituye en nicho de biodiversidad que alberga


numerosas especies que aprovechan su sombra y nutrientes; de igual manera cumple un
papel importante en la regulación del agua.
Reforestación y asocio con cultivos agrícolas o explotaciones pecuarias.

Por lo descrito antes el arboloco ofrece otra alternativa para el aprovechamiento, pues
puede sembrarse y aprovecharse su sombra estableciendo otras especies como el lulo
(Solanum quitoense), que la requieren para lograr adecuado crecimiento y producción, o
como muchas plantas maderables tropicales de lento crecimiento, que en sus estados
juveniles necesitan sombrío para contar con adecuadas condiciones de desarrollo.

Así mismo permite la adopción de sistemas protectores -productores donde se aprovecha la


sucesión natural en beneficio de la producción de una manera adecuada y sostenible; entre
las especies que pueden asociarse con arboloco están el roble (Quercus humboldtii), el
cedro negro (Juglans neotropica), los laureles (Nectandra spp. Ocotea spp, Aniba spp),
entre muchos otros.

El néctar de las flores

Durante la época de floración es abundante la cantidad de néctar liberado, reflejado en el


copioso aroma a miel que se aprecia al acercarse a las plantas durante este período del
año; lo anterior abre otra posibilidad de aprovechamiento del arboloco, pues puede
constituirse en planta melífera durante los tres a cuatro meses que dura la floración, a su
vez, como éste se asocia fácilmente a otro gran número de plantas, el aporte al conjunto
podría llegar a ser de alto valor.

Medicina popular

Poco se conoce acerca de la composición química del arboloco, particularmente en cuanto a


la presencia de compuestos útiles en medicina tradicional; sin embargo, se tienen registros
acerca del uso de algunas partes del arboloco para el tratamiento de enfermedades.

Las hojas y tallos tiernos se emplean en cocimiento o infusión en algunas regiones de


Colombia como medicamento contra las hemorragias post-parto. En la zona central del
mismo país se emplean las hojas tiernas y calentadas al fuego, aplicadas en cataplasmas
con el objetivo de aliviar los dolores producidos por el reumatismo, la artritis, la ciática y las
flebitis.

Por otra parte, el humo, producto de la combustión de la médula se emplea por algunas
personas en la misma región como una alternativa contra la sinusitis. En otras regiones se
registra el uso del cocimiento de las hojas en baños externos para el tratamiento del bocio
o coto.

BIBLlOGRAFÍA
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1911. Montanoa In: Flora nicaragüense. Tipografía Nacional. Managua 2: 443-502

ANEXO

Lista de nombres científicos y nombres vulgares

Aniba

spp.Laurel

Bambusa guadua Guadua

Beilchmiedia
spp.Laurel

Bromelia

spp.Cardo o Quinche

Campnosperma panamensisSajo

Cecropia

spp.Yarumo

Cedrella

spp.Cedro Rosado

Coffea arabiga Café

Convolvulus

spp.Batatilla

Cordia alliodora Nogal cafetero

Croton

spp.Guacamayo, sangregado

Dioscorea

spp. Ñame

Guzmania

spp.Cardo o Quinche

Helianthus annuusGirasol

Humiriastrum procerumChanul

Hymenaea courbarilAlgarrobo

Inga

spp.Guamo
Ipomoea

spp.Batatilla

Junglans neotropica Cedro negro

Montanoa quadragularisArboloco, anime, anime blanco, koya, tara blanca

Nectandra

spp.Laurel

Ocotea

spp.Laurel

Passiflora ligularis Granadilla

Passiflora mollissimaBadea

Passiflora

spp.Curuba

Phylodendrom

spp.Tripa de perro

Quercus humboldtiiRoble

Rubus glaucus Mora

Smilax

spp.Atacorral

Solanum quitoenseLulo, naranjilla

Tillandsia

spp.Cardo o quinche

Verbesina arboreaCamargo

Weinmannia
spp.Encenillo

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