Unidad 1. El Saber Filosófico

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 19

FILOSOFÍA

TEMA I: EL SABER FILOSÓFICO

1. ¿QUÉ ES LA FILOSOFÍA?......................................................................................2
1.1. LA PREGUNTA POR EL SENTIDO DE LAS COSAS
1.2. LA RESPUESTA: LOS DISCURSOS INTERPRETATIVOS DE LA REALIDAD
1.2.1. LOS DISCURSOS DOGMÁTICOS (MÍTICO-RELIGIOSOS)
1.2.2. LOS DISCURSOS CRÍTICOS: LA FILOSOFÍA Y LA CIENCIA
A) LA CIENCIA
B) LA FILOSOFÍA

2. TIPOS DE PREGUNTAS FILOSÓFICAS Y RAMAS DE LA FILOSOFÍA…..5


2.1. SOBRE LA REALIDAD
2.2. SOBRE EL CONOCIMIENTO
2.3. SOBRE EL SER HUMANO
3. LA FILOSOFÍA Y SU HISTORIA………….…………………………...…..……7
3.1. FILOSOFÍA ANTIGUA
3.1.1. EL PASO DEL MITO AL LOGOS: EL NACIMIENTO DE LA FILOSOFÍA
3.1.2. LA ILUSTRACIÓN GRIEGA: DEL SIGLO DE PERICLES AL IMPERIO DE ALEJANDRO
3.1.3. EL HELENISMO Y LA BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD
3.1.4. DE ROMA AL FIN DEL MUNDO ANTIGUO
3.2. FILOSOFÍA MEDIEVAL
3.3. FILOSOFÍA RENACENTISTA
3.4. FILOSOFÍA MODERNA
3.5. FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA
4. ACTIVIDADES………………………………………...……………………..…...12

1
1 ¿QUÉ ES LA FILOSOFÍA?

1.1 LA PREGUNTA POR EL SENTIDO DE LAS COSAS


Decía Fiedrich Nietzsche, un filósofo alemán del siglo XIX que
"El ser humano es un animal enfermo" porque no le basta con
procurarse la solución a sus necesidades vitales inmediatas sino
que además se pregunta por las cosas intentando buscar sentido a
su vida como a las cosas mismas.
Ese deseo de saber, la necesidad de atribuir un sentido a las cosas
y a la propia vida, posee tres rasgos característicos:

1. Parece carecer de todo valor vital. Es en cierto sentido un "lujo de la naturaleza". No


sabemos que ningún otro animal lo haga como nosotros. Los seres humanos se hacen estas
preguntas movidos por la admiración a partir del reconocimiento de su propia ignorancia, no
por una utilidad práctica concreta.
2. Es algo problemático. A menudo nos encontramos en una situación de angustia al no hallar
respuestas que nos satisfagan o descubrir que las respuestas tenemos son erróneas. No sabemos
siquiera si existe una única y verdadera respuesta.
3. Es algo inevitable. El ser humano no puede dejar de pensar volviendo a una pura animalidad.
Aristóteles filósofo griego del siglo IV a. C., afirmaba que "Todos los seres humanos desean
saber por naturaleza". Evidentemente necesitamos saber muchas cosas, conocimientos
prácticos y útiles que nos hacen más fácil y cómoda nuestra existencia. Ahora bien, el saber
práctico y de utilidad inmediata no basta. Si reflexionamos sobre lo que nos preocupa nos
daremos cuenta que además hay otro tipo de preguntas más generales que también nos
inquietan profundamente y para las que no hay respuesta científica, preguntas como: ¿Quiénes
somos?, ¿qué hacemos en esta vida?, ¿hay otra vida más allá de esta?, en mi relación con los
demás ¿todo vale?, etc. La filosofía responde a la necesidad humana de preguntarse sobre una
serie de cuestiones básicas y buscar una respuesta racional a ellas.
Afirmaba Jean Paul Sartre, filósofo francés del siglo XX, que "estamos condenados a ser libres" a
elegir una propuesta de sentido para nuestra vida y las cosas. Nuestra elección puede consistir en
delegar en una propuesta ajena, dejándonos llevar por lo que nos han trasmitido nuestros padres, la
escuela, la sociedad, etc. pero también podemos intentar construir por nosotros mismos el sentido que
le vamos a dar a nuestra vida y a las cosas.
En definitiva, la filosofía es un tipo de saber que pretende responder las cuestiones propias de la
existencia humana en sus diferentes dimensiones: la ética y la justicia, la política, el cosmos, las
preguntas trascendentales sobre el sentido de la vida... Aunque no solo la filosofía aborda estas
cuestiones, sino también los mitos, la religión o la ciencia. A continuación diferenciaremos estos
distintos tipos de saber y sus respectivas maneras de responder esta pregunta.

1.2 LA RESPUESTA: LOS DISCURSOS INTERPRETATIVOS DE LA REALIDAD

El ser humano ha elaborado distintos tipos de discursos interpretativos de la realidad que tienen en
común intentar explicar lo que existe, lo que ha existido o existirá, con la intención de hallarle un
sentido, predecir lo que pasará o averiguar cuál es el comportamiento correcto.
Los principales discursos interpretativos de la realidad que se han dado a lo largo de la historia son los
discursos dogmáticos (mítico-religiosos) y los discursos críticos (la filosofía y la ciencia).

2
1.2.1 LOS DISCURSOS DOGMÁTICOS (MÍTICO-RELIGIOSOS)

Durante la mayor parte de la historia de la especie humana las


explicaciones sobre el universo y la sociedad tuvieron un carácter
mítico y aún hoy pervive en muchas culturas este tipo de
explicación. También los movimientos religiosos suelen ser de
carácter fundamentalmente mítico.
Algunas de las principales características que suele presentar el
tipo de discurso mítico-religioso son las siguientes:

1. Dogmático. Se presenta sin ninguna posibilidad de duda, como una historia absolutamente
verdadera. A los ojos del creyente el mito (o la religión) es indiscutible, se acepta por fe, por estar
asentado en la tradición, no por su validez racional.
2. Protagonismo de lo sobrenatural: Se intenta explicar la realidad partiendo de la idea que en los
orígenes, las relaciones y las finalidades de todo lo que pasa han intervenido o intervienen seres
sobrenaturales (dioses, espíritus, demonios…). Todo cuanto sucede en el mundo se puede
entender como el resultado de la arbitraria voluntad de las divinidades implicadas.
3. Carácter antropomórfico. Se proyectan sobre el mundo y los dioses las motivaciones y
experiencias personales de los humanos. Es decir, los dioses tienen, como los humanos, una
personalidad y una voluntad libre; unos deseos, intereses y necesidades parecidas a los humanos.
4. Divinización de las fuerzas naturales. Las fuerzas naturales (fuego, viento, etc.) son divinizadas:
son dioses cuya presencia y actos se dejan sentir continuamente en el curso de los acontecimientos.
5. Carácter mágico. Prever y conocer el futuro requiere anticipar cuáles son las intenciones de las
divinidades. Eso es posible gracias a diversas técnicas de adivinación que pretenden conocer la
voluntad de los dioses: preguntándoles a ellos directamente (por ejemplo, a través de un Oráculo),
analizando procesos azarosos que los dioses pueden modificar a su gusto (por ejemplo, lanzando
dados o cartas), mediante la búsqueda de signos especiales (por ejemplo, el vuelo de las aves o el
análisis de las vísceras de animales sacrificados), etc. El interés por influir en la voluntad de los
dioses genera un conjunto de cultos, rituales, ofrendas, plegarias, etc. en los que la magia se
convierte en un instrumento que permite ejercer poder sobre la naturaleza y las personas.

1.2.2 LOS DISCURSOS CRÍTICOS: LA FILOSOFÍA Y LA CIENCIA

Los primeros en elaborar discursos críticos sobre la realidad fueron los primeros filósofos. La filosofía
en sus inicios aparece como una nueva visión global del mundo contrapuesta al discurso mítico
dogmático. El discurso filosófico y el científico, filosofía y ciencia, nacen juntas e indiferenciadas y se
mantienen así hasta la revolución científica de los siglos XVI-XVII.
El discurso crítico, a diferencia del dogmático (mítico-religioso):
1. No es un discurso dogmático sino crítico, es decir, se caracteriza por revisar y contrastar
constantemente sus teorías.
2. Busca justificar sus afirmaciones a través de argumentaciones o razonamientos (frente a la fe o
la creencia).
3. Abandona el intento de explicar las cosas por la acción de seres divinos o sobrenaturales.
4. Busca explicaciones naturales a los fenómenos de la naturaleza y lo hace mediante teorías que
interrelacionan conceptos. Por lo tanto,
5. No es resultado de la revelación o la inspiración divina sino de la indagación racional.

3
A) LA CIENCIA

Este tipo de discurso se analizará en otros temas con detalle,


ahora solo mencionamos sus características principales:

1. Cada ciencia se especializa en describir una parcela de la


realidad con el mayor rigor y precisión.
2. Se caracteriza por hacer sobre ella posibles explicaciones
y predicciones exactas basadas en teorías abstractas.
3. Se caracteriza por el afán de comprobación experimental
de sus afirmaciones siendo además un tipo de discurso
intersubjetivo. Esto quiere decir que cualquier persona convenientemente preparada entiende su
formulación de la misma manera que cualquier otra, en el sentido que queda igualmente
informada sobre los procedimientos que permitan comprobar (demostrar la verdad o falsedad)
esta formulación. Esto hace que sea comunicable y sus afirmaciones puedan ser comprobadas y
debatidas por todos.
4. Sus afirmaciones sirven de base para el desarrollo de las tecnologías.

B) LA FILOSOFÍA

La etimología de la palabra filosofía nos da una pista sobre su sentido y función.


Esta palabra proviene del griego philosophía, que significa aproximadamente,
"amor a la sabiduría", "tendencia al conocimiento". Ante aquel que dice de sí
mismo que es sabio o experto o dominador de una materia, el filósofo es tan solo
aquel que anhela el saber, el que, aceptando que no sabe algo con seguridad, se
esfuerza por adquirir más sabiduría o conocimiento.

Pero siendo filosofía y ciencia un tipo de discurso racional: ¿Cuáles son las diferencias entre ellos?,
¿cuál es la especificidad del saber filosófico? :
a) En vez de centrarse en un área de la realidad busca dar una explicación de la realidad en su
totalidad.
b) A diferencia con lo que pasa con cualquier especialidad científica la filosofía no tiene ningún
conjunto de verdades más o menos universalmente admitidas que se puedan presentar y enseñar. El
hecho de filosofar nos ha de enseñar a dar respuestas racionales y críticas (por tanto, siempre
provisionales y abiertas) a aquellas cuestiones que, pese a ser irresolubles científicamente son
inevitables: se han presentado, y se presentarán siempre, a la mente humana.
c) Interés. La ciencia pretende sobre todo conocer la realidad para predecir acontecimientos futuros y
poder intervenir. El filósofo se mueve por el deseo de saber y de encontrar la felicidad: la
búsqueda del sentido.
d) Método. Los científicos se basan en la utilización del método hipotético-deductivo en el que tiene
un gran peso la necesidad de poder contrastar empíricamente sus enunciados. Los filósofos han
desarrollado pluralidad de métodos pero sus enunciados más que contrastación empírica exigen
argumentación y capacidad explicativa, de dar sentido a las cosas o la vida humana.

4
2 TIPOS DE PREGUNTAS FILOSÓFICAS Y RAMAS DE LA FILOSOFÍA
La filosofía busca explicar racionalmente la realidad en su totalidad. Según las distintas problemáticas que
se intentan aclarar encontramos diversas preguntas a las que responden las diferentes ramas de la filosofía.

2.1 SOBRE LA REALIDAD


Empezamos por la primera y más general de las preguntas:
 ¿Qué es el ser?, ¿qué es la realidad? :

 ¿Cómo es? (Material, inmaterial, eterna, creada, con un principio en el tiempo, finita
o infinita, formada por un elemento o por múltiples...)
 ¿Qué principios la rigen? (El azar, la necesidad, tiende al orden o al desorden...)
 ¿Cómo funciona? (Es como un organismo vivo, o una máquina, mágicamente...)

De estas preguntas se ocupa la Metafísica, rama de la filosofía que estudia qué es la realidad, cuál
es su estructura y principios fundamentales.

2.2 SOBRE EL CONOCIMIENTO


Comienzo por hacerme preguntas, pero he de poder encontrar respuestas. Para poder explicar la
realidad es preciso conocerla. De aquí surge una nueva categoría de preguntas:
 ¿Qué es conocer? :
Partiendo del contacto con la realidad construyo una representación mental que la pretende "captar",
"comprender", "describir"... ¿Cómo sé yo que mis ideas se corresponden con la realidad?, ¿cuándo son
pura especulación o son verdad? Aquí cabe distinguir distintos tipos de preguntas:
1. ¿Cómo puedo conocer? :

 ¿Qué método he de seguir para poder conocer?


 ¿Qué facultades intervienen en el conocimiento y que fiabilidad tienen?, ¿qué
peso tienen los sentidos y la razón en el conocimiento?
 ¿Cómo saber si mi conocimiento es válido?
 ¿Qué es la verdad?

Esto nos lleva directamente a una segunda pregunta fundamental:


2. ¿Qué puedo conocer? :

 ¿Qué diferencia existe entre lo conocido (Pablo) y mi conocimiento de ello (mi


conocimiento de Pablo)?, ¿esa diferencia se puede eliminar completamente?
 ¿Tiene límites mi conocimiento?, ¿cuáles?

De estas preguntas se ocupa la Teoría del Conocimiento, Gnoseología o Epistemología, rama de la


filosofía que estudia el conocimiento humano, su origen, límite y fundamentos.
La teoría del conocimiento se subdivide en áreas más concretas, según trate de explicar tipos de
conocimiento distintos, por ejemplo:
La Lógica estudia el conocimiento desarrollado exclusivamente a partir de la razón y prescindiendo de la
experiencia. Estudia las leyes del razonamiento correcto.
La Filosofía de la Ciencia estudia el conocimiento científico.
5
2.3 SOBRE EL SER HUMANO
Por último abordamos una pregunta fundamental:
 ¿Qué somos nosotros? :

 ¿Qué es el ser humano? (alma, cuerpo, un compuesto de ambos...)


 ¿Cómo es? (Bueno, malo, social, asocial...)
 ¿Qué peso tiene la biología y cuál la cultura en él?, ¿nace o se hace?
 ¿Existe una naturaleza humana?, ¿cómo es?

Estas son las cuestiones que trata de estudiar la Antropología, rama de la filosofía que estudia qué es el
ser humano, en el sentido más amplio de la pregunta.

Abordamos esta pregunta desde diferentes perspectivas:


1. Cuando consideramos al ser humano analizándolo en su relación con los demás, en su vida en
sociedad, surgen dos nuevas disciplinas:
 ¿Cómo organizar y gobernar la sociedad? :

 ¿Por qué vivimos en sociedad?


 ¿Cómo nos organizamos?
 ¿Cuáles son los fundamentos del poder político?
 ¿Cuáles son las formas de gobierno justas e injustas?
El análisis de los modelos existentes y la propuesta de modelos alternativos -utopías- se realizan desde la
Política, rama de la filosofía que estudia la organización de la vida humana en sociedad.

 ¿Cómo he de obrar en mi relación con los demás? (Egoísmo, altruismo, tolerancia, solidaridad, ley
del más fuerte...)
Sobre el análisis y la creación de valores se centra el estudio de la Ética, rama de la filosofía que estudia
cómo debe actuar el ser humano.
2. Cuando lo hacemos analizando la acción humana en su dimensión de producción material
encontramos otras dos disciplinas:
 ¿Qué es una obra de arte? (¿Qué es lo bello, lo feo, lo sublime, lo horroroso, lo siniestro, lo
ridículo, etc.?)
El análisis de los conceptos ligados a las obras de arte y la reflexión sobre ciertos problemas que
surgen cuando las contemplamos se realiza desde la Estética.

 ¿Qué incidencia tiene sobre la vida humana y la sociedad la tecnología?


El análisis de las consecuencias que el desarrollo tecnológico ha tenido sobre el ser humano y su
entorno se realiza desde la Filosofía de la Técnica.
Estas no son todas las disciplinas existentes porque cuando la filosofía se convierte en un metadiscurso
aparecen muchas otras como la Filosofía de la historia, Filosofía de la religión, Filosofía de la cultura,
Filosofía del lenguaje, etc.

6
3 LA FILOSOFÍA Y SU HISTORIA
Hacemos aquí un breve repaso de la historia de la filosofía en Occidente:

3.1 FILOSOFÍA ANTIGUA

3.1.1 EL PASO DEL MITO AL LOGOS: EL NACIMIENTO DE LA


FILOSOFÍA

El nacimiento de la filosofía en Occidente se produce en el siglo


VI a. C. en la Antigua Grecia, en concreto, en la ciudad de Mileto
situada en la costa jonia (actualmente en Turquía).
Los primeros filósofos critican el discurso mítico como forma de explicación de la realidad y lo
sustituyen por el discurso racional. Es lo que tradicionalmente se denomina el paso del mito al
logos. En realidad se trataba de trasladar el impulso racionalizador que había surgido del intento de
ordenar el nuevo espacio político y social creado entorno a la polis (ciudad-estado) a la investigación
de la naturaleza (physis) La polis democrática de Mileto había sustituido la fuerza y el linaje como
herramienta en la toma de decisiones de los asuntos públicos por la argumentación y la palabra (logos).
Estos filósofos, denominados presocráticos, hubieron de enfrentarse al reto de buscar las primeras
explicaciones sobre el origen del universo (cosmogonía) y su actual estructura y funcionamiento
(cosmología) con la sola arma de la razón y la observación de los hechos que sucedían a su alrededor.
Así, como un mismo saber indistinto, surgieron la filosofía y la ciencia.

3.1.2 LA ILUSTRACIÓN GRIEGA: DEL SIGLO DE PERICLES AL IMPERIO DE ALEJANDRO

En el siglo V a. C. la ciudad de Atenas se convierte en la polis que reúne mayor poder político y
económico. Pericles amplía la democracia a todos los que poseen el estatus ciudadanos y la convierte
en la forma de gobierno donde el poder de la palabra cobra la mayor importancia. Reunidos en
asamblea en la plaza pública (ágora) los ciudadanos debaten los asuntos de la ciudad sintiéndose
plenamente implicados en su gestión e identificados con ella. De esta manera la filosofía da un giro
antropológico pasando de la investigación natural a centrar su reflexión sobre el ser humano y su vida
en sociedad (ética y política).

En todos los ámbitos del saber y de las artes Atenas alcanza su máximo esplendor cultural y se
convierte en centro de atracción para los intelectuales de todas las polis de Grecia. Estos recién
llegados, a los que se les denominará sofistas, se convertirán en los primeros profesionales de la
enseñanza de la filosofía. Poseedores de un saber enciclopédico ofrecen aquellos conocimientos de
carácter humanístico y práctico que necesitaban los ciudadanos para poder intervenir en la asamblea
con garantías de éxito.
Opuesto a su pensamiento aparece un ateniense carismático,
Sócrates (470-399 a. C.), que frente a las ideas relativistas y
convencionalistas que defendían los sofistas en ética y
política busca encontrar las definiciones de conceptos
universalmente válidas sobre las que fundar la moralidad y
la vida propia. Su intención no es convencer mediante
discursos grandilocuentes como hacían los sofistas, sino
que, a través de un diálogo personal, intenta ayudar a sus
interlocutores a que descubran las verdades por sí mismos.

7
En esta época aparecen los dos filósofos con mayor peso en la
antigüedad y que más influencia tienen en toda la filosofía posterior:
Platón (427-347 a. C.), que fue discípulo de Sócrates, vive desde
muy joven la inestabilidad política de las Guerras del Peloponeso
que enfrentaban la democrática Atenas y la militarista Esparta. De
familia aristocrática critica la democracia convertida en el siglo IV
a. C. en demagogia por acción de la segunda generación de sofistas,
especialistas en argumentar persuasivamente cualquier punto de
vista, al margen de la ética y la verdad. Buscando unos principios
inmutables sobre los que asentar un orden político estable para la polis, desarrolla su Teoría de las
Ideas que sirve de base para el primer gran sistema filosófico de la antigüedad.
Aristóteles (384-322 a. C.), discípulo de Platón y preceptor de Alejandro Magno, parte de la crítica a
la teoría de las Ideas de su maestro para construir su propia propuesta filosófica, que se constituye en
el segundo gran sistema de la antigüedad y proporciona las principales teorías de la ciencia que se
mantendrán hasta la revolución científica de los siglos XVI-XVII.

3.1.3 EL HELENISMO Y LA BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD


Con el Imperio de Alejandro Magno la cultura griega se difunde por todo el mundo conocido, pero las
polis pierden su independencia. La decadencia política de Atenas y la crisis de la democracia hace que
los ciudadanos ya no se sientan identificados con el gobierno, que ahora es dirigido por funcionarios y
burócratas dependientes de los centros de poder del imperio.
Impotente ante la nueva política, la filosofía gira hacia preocupaciones más personales e
individualistas. Las nuevas escuelas filosóficas tienen como objetivo principal la búsqueda de la
felicidad y para ello proponen un ideal de sabio. Ahora ya no se trata de diseñar un proyecto
común para la sociedad (política) sino de encontrar un modo de vida que permita el "vivir bien"
en pequeños grupos o individualmente. Surgen así las escuelas helenísticas: el estoicismo, el
epicureismo, el cinismo y el escepticismo.
Mientras la filosofía continúa desarrollándose en Atenas, la ciencia se desplaza hacia Alejandría, cuyo
museo-biblioteca será el mayor centro científico de la antigüedad. En él trabajarán científicos como
Euclides, Arquímedes, Ptolomeo, Galeno e Hipatia.

3.1.4 DE ROMA AL FIN DEL MUNDO ANTIGUO


Con la helenización de Roma las escuelas filosóficas griegas se instalaron también en la capital del
nuevo imperio alcanzando un gran desarrollo y numerosos adeptos, entre ellos, el mismo emperador
Marco Aurelio. Sin embargo, con el tiempo, los romanos no entendieron bien la pluralidad de escuelas
que fue visto como caos y falta de verdad, lo que les llevó progresivamente hacia el escepticismo, el
irracionalismo y la religión.
En la ciencia, exceptuando el núcleo de Alejandría, se limitan a traducir obras o a hacer "summas" en
las que se recopila todo lo que los antiguos sabios escribieron. Así se abandona la investigación natural
y cada vez es mayor el interés por sucesos de carácter mágico o sobrenatural.
En el final del mundo antiguo, el desfondamiento del orden social romano lleva a un progresivo
acercamiento de la filosofía a la religión. Ya no se entiende la serenidad del sabio y se busca la
salvación trascendente, es una época de miedo a la razón.
Con el Edicto de Milán (año 313 d. C.) y el reconocimiento de la libertad de culto cristiano, la Iglesia
se convertirá en el nuevo poder que monopolizará la cultura y la administración estatal. Su férreo
control ideológico irá persiguiendo todas aquellas ideas que no concuerden con lo afirmado en la
Biblia y, de esta manera, las escuelas griegas irán desapareciendo o manteniéndose solo en algunas
élites cultas.
8
3.2 FILOSOFÍA MEDIEVAL
La Edad Media va desde la caída de Roma el año 476 d. C. hasta
el Renacimiento, ya en el siglo XV. Es un milenio que se suele
calificar como teocéntrico, es decir, que Dios es el centro de la
vida intelectual. Se pasa del predominio de un discurso racional
al predominio de un discurso religioso. El pensamiento se ocupa
de la relación entre la fe cristiana y la razón, más concretamente,
se estudia la adaptación de la filosofía griega a los dogmas
cristianos. La tutela religiosa de la cultura queda reforzada por el
hecho que la Iglesia es la única institución estable en medio de
los constantes conflictos políticos que debilitan el poder civil. Por
ello, el saber y la creación cultural se refugian en los monasterios,
sobre todo durante los primeros siglos.
Los primeros pensadores cristianos (la apologética) rechazan frontalmente todo aquello que no sea
cristiano y, en concreto, la filosofía. Esto se explica, por un lado, por la necesidad de defenderse frente
a las persecuciones y herejías; de otra, la razón griega es asimilada al paganismo y, por tanto, al error y
la falsedad. La única verdad es la revelada por Dios.
Pasada esta fase, a la razón se le da el papel de instrumentos válido al servicio de la fe. Agustín de
Hipona (354-430), uno de los padres de la Iglesia (la patrística), hace la primera gran síntesis entre
cristianismo y pensamiento griego, en concreto, con el platonismo, ya que era la filosofía que tenía
más influencia de ideas religiosas y más posibles puntos de contacto con el cristianismo.
En el año 529 el emperador Justiniano clausura las escuelas filosóficas de Atenas y los filósofos se
marchan a Oriente llevándose las obras clásicas y desplazando así la principal actividad cultural y
científica. En los textos que se producen allí la filosofía de Platón y Aristóteles se fusiona, cosa que
provocará equívocos en su interpretación cuando en el siglo XIII sean recuperados en Occidente.
Mientras tanto, en el siglo IX-X, el pensamiento cristiano ha fijado su credo básico y para transmitirlo
funda la escolástica, corriente filosófica dominante hasta el s. XIV, caracterizada por la introducción
de Aristóteles al cristianismo; formada por las escuelas monacales primero y después las catedralicias,
que darán lugar a las primeras universidades. En ellas se reinicia poco a poco la reflexión y el debate
filosófico aunque siempre dentro de los límites del credo cristiano.
En el siglo XIII la recuperación de parte de la obra Aristóteles de manos del filósofo árabe Averroes
(1126-1198) causa un gran impacto en la universidad de París. Se genera una gran controversia pues se
encuentran con una explicación meramente racional, que no recurre en ningún momento a la
revelación, de todas las cuestiones que acucian al ser humano. En un primer momento las ideas de
Aristóteles se persiguen por heréticas pero Tomás de Aquino (1225-1274), un monje y filósofo
dominico, adapta el pensamiento aristotélico al cristiano proporcionando la segunda gran síntesis
entre este y el pensamiento griego. Tal éxito tendrá que su síntesis, denominada aristotélico-tomista,
que se convertirá en el libro de texto oficial durante el renacimiento y en el nuevo dogma de fe
cristiano.
Sin embargo, a lo largo del siglo XIV cada vez surgen más voces reclamando una separación entre
razón y fe, filosofía y religión, y reivindicando la autonomía de cada una de ellas. El ejemplo más
relevante es la filosofía nominalista de Guillermo de Ockham (1295-1350). Se inicia un proceso de
secularización de la cultura y se abandona todo intento de racionalizar la fe, es decir, se reconoce que la
razón es una vía diferente de conocimiento que la fe. La experiencia como modo de conocimiento va
obteniendo cada vez más importancia en detrimento del valor tradicionalmente atribuido a la deducción y
a la autoridad, hecho que contribuirá decisivamente al impulso de nuevo de la ciencia.

9
3.3 FILOSOFÍA RENACENTISTA
El pensamiento renacentista se ve enmarcado por la crisis del sistema
escolástico y el intento de recuperar el pensamiento antiguo. En él, el ser
humano ocupa el centro de reflexión e interés, lo que hace que se considere al
renacimiento un período antropocéntrico. Además ofrecerá nuevos
planteamientos en el terreno de la política, la religión y la ciencia.
El Renacimiento humanista ve en el medievo una Edad de Tinieblas y, su admiración hacia la cultura
greco-romana, le lleva al intento de volver al universo cultural de la antigüedad clásica. Se trata de
recuperar sus obras y traducirlas lo más fielmente posible. No solo las menos conocidas de Platón o
Aristóteles, sino también las de otros autores y corrientes, como las del helenismo o la ciencia
alejandrina, que habían estado olvidadas o censuradas. Sin embargo, se acabará rompiendo con toda
autoridad, sea Platón, Aristóteles o los pensadores cristianos.
En el terreno de la política, sobresale Maquiavelo (1469-1527), quien funda el pensamiento político
moderno al describir la conducta efectiva de los reyes y príncipes renacentistas, mostrando como hay
gobernantes que no tienen escrúpulos y usan cualquier medio para garantizar la finalidad que les
conviene. El interés por la organización y el funcionamiento de la sociedad hace resurgir la literatura
utópica, es decir, las descripciones de sociedades imaginarias más o menos felices y sin
discriminaciones.
En el terreno de la religión, el hecho fundamental es la Reforma protestante y la aparición de
diversas confesiones cristianas enfrentadas. Frente a la jerarquización y unidad eclesiástica de épocas
anteriores se plantea la necesidad de retornar a los orígenes del cristianismo.
En el terreno de la ciencia, se produce la revolución científica de los siglos XVI-XVII, que llevará al
abandono de la visión del universo basado en las teorías de Aristóteles y a una progresiva separación
de ciencia y filosofía. En astronomía, Nicolás de Copérnico (1473-1543) propone el heliocentrismo
frente al geocentrismo aristotélico. Galileo Galilei (1564-1642) desarrolla una nueva física
caracterizada por el valor de los datos empíricos y la formulación matemática. Al final del siglo XVII
la física de Isaac Newton (1642-1714) completa la revolución científica y consolida la ciencia
moderna.

3.4 FILOSOFÍA MODERNA


La filosofía moderna se planteará, como cuestión previa a toda reflexión
sobre la realidad, el análisis del conocimiento humano, sus posibilidades
y sus límites, es decir, se constituye en una crítica del conocimiento.
Se parte de una idea clave, la idea del mundo como representación.
Nuestro conocimiento no es una copia fiel e idéntica de la realidad sino una
re-presentación de ella. Se toma conciencia del papel del sujeto y su
mediación en el acto de conocer.
Cuatro movimientos filosóficos, desde distintos presupuestos, se suceden profundizando y avanzando
en esta reflexión:
El racionalismo moderno de René Descartes (1596-1650) inaugura la modernidad. Ya no es
suficiente la fe en la revelación o la autoridad como criterio de verdad, ni el silogismo aristotélico
como método de conocimiento. Hay que encontrar un nuevo criterio de verdad y un nuevo método
sobre el que asentar de manera firme la filosofía y la nueva ciencia. Puesto que la información que nos
proporcionan los sentidos no es siempre fiable propondrá un criterio de certeza racional ("no aceptar
nada que a mi razón no se muestre clara y distintamente") y tomará como modelo de método el del
saber matemático.

10
Como contrapunto a esta visión racionalista aparece el empirismo moderno, que afirma que la fuente
de todo conocimiento es la experiencia. La mente, al nacer, es como una hoja en blanco que, poco a
poco, se va llenando con la información que nos proporcionan los sentidos. Su representante más
radical, David Hume (1711-1776), afirma que el conocimiento no puede ir más allá de las impresiones
de los sentidos, reduciendo así el conocimiento científico a una mera creencia basada en la costumbre.
Immanuel Kant (1724-1804) (idealismo trascendental) da un paso más allá y consigue superar
ambas tendencias afirmando que el conocimiento es una síntesis entre la información que nos
proporcionan los sentidos y las formas innatas que para ordenarla le aplica el ser humano. De esta
manera no podemos saber como es el mundo independientemente de estas formas que empleamos para
procesar el material que recibimos de los sentidos.
Por último, G.W.F. Hegel (1770-1831) (idealismo absoluto) nos proporciona el último gran sistema
filosófico. Su mérito consiste en situar una razón, que hasta ahora había sido abstracta, en su devenir
histórico. El conocimiento humano se sitúa en la historia y avanza en la medida que intenta superar las
contradicciones que se va encontrando, es la razón dialéctica, que avanza negándose y superándose a sí
misma.
Paralelamente a esta reflexión sobre el conocimiento, el pensamiento ilustrado, finales del siglo XVII
y siglo XVIII (el siglo de las Luces), establece la autonomía de la razón, su carácter crítico y tolerante
que, asociada a la idea de progreso, impulsa y hace avanzar espectacularmente las reflexiones que
sobre la religión, la política y la ciencia se iniciaron en el Renacimiento. John Locke (1632-1704)
establece los conceptos básicos del futuro liberalismo. En Francia se publica la Enciclopedia siendo el
objetivo que los seres humanos salgan de las tinieblas de la ignorancia y empiecen a pensar por ellos
mismos. Jean Jacques Rousseau (1712-1778) a través de su idea de la soberanía representativa y
Montesquieu (1689-1755) a través de su idea sobre la división de poderes establecen las bases de las
democracias modernas. Estas serán las ideas en la que se base la Revolución francesa y la Declaración
Universal de los Derechos Humanos (1789).

3.5 FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA


Es el fin de los grandes sistemas y la emergencia de
pluralidad de movimientos de muy distinto signo que
suponen una crítica, una revisión y una reacción frente a la
visión especulativa y sistemática de la filosofía de Hegel.
En el siglo XIX destacan los denominados filósofos de la
sospecha. Se busca la interpretación del sentido de las
creaciones culturales (filosofía, religión, arte, etc.), ver la
relación entre lo que la conciencia expresa en estos productos y lo que está latente detrás.
Karl Marx (1818-1883) ve detrás de la ideología dominante los intereses de clase de los grupos de poder
que buscan perpetuarse. La ideología intenta ocultar que orden social es injusto y presentarlo como un
orden natural e inmutable.
Friedrich Nietzsche (1844-1900) ataca la moral occidental y cristiana porque falsea la existencia
auténtica, vivida y decidida individualmente. Afirma que los valores de la sociedad bienpensante son
convenciones vacías y rechaza que haya otro mundo (el cielo de la religión) que dé sentido a este mundo
terrenal. Detrás de la moral cristiana se oculta la incapacidad de algunos para vivir la vida en plenitud.
Sigmund Freud (1856-1939) descubre la cara oculta de la mente humana, el inconsciente. Detrás de la
racionalidad y la inteligencia se oculta una mente en continuo conflicto que pretende conciliar los deseos
biológicos e irracionales con los imperativos interiorizados de la conducta moral y social.
En el siglo XX aparecen nuevas y complejas corrientes filosóficas. Las más importantes son la filosofía
analítica, el existencialismo, el estructuralismo y la Escuela de Frankfurt.
11
4 ACTIVIDADES
1. Elabora una síntesis de los siguientes textos:

TEXTO 1:
Pues los hombres comienzan y comenzaron siempre a filosofar movidos por la admiración: al
principio, admirados por los fenómenos sorprendentes más comunes: luego, avanzando poco a poco y
planteándose problemas mayores, como los cambios de la Luna y los relativos al Sol y a las estrellas, y
la generación del Universo. Pero el que se plantea un problema o se admira, reconoce su ignorancia.
(Por eso también el que ama los mitos es en cierto modo filósofo; pues el mito se compone de
elementos maravillosos.) De suerte que, si filosofaron para huir de la ignorancia, es claro que buscaban
el saber en vista del conocimiento, y no por utilidad alguna. Y así lo atestigua lo ocurrido. Pues esta
disciplina comenzó a buscarse cuando ya existían casi todas las cosas necesarias y relativas al
descanso y al ornato de la vida.
Aristóteles: Metafísica.

TEXTO 2:
Pues he aquí lo que sucede: ninguno de los dioses filosofa ni desea hacerse sabio, porque ya lo es, ni
filosofa todo aquel que sea sabio. Pero a su vez los ignorantes ni filosofan ni desean hacerse sabios,
pues en esto estriba el mal de la ignorancia: en no ser ni noble, ni bueno, ni sabio y tener la ilusión de
serlo en grado suficiente. Así, el que no cree estar falto de nada no siente deseo de lo que no cree
necesitar.
Platón: El Banquete.

TEXTO 3:
Se trata, en primer lugar, de la cuestión de la apreciación justa de todo afán filosófico en el transcurso
de la historia. Con demasiada frecuencia se suele menospreciar su alcance: la filosofía, se afirma, no es
más que un conglomerado de especulaciones abstractas sin significación alguna para la vida; lo que
hace falta es estudiar las ciencias prácticas que nos suministran la base de la técnica en todos los
campos (no sólo la técnica del ingeniero, sino la del pedagogo y la del psicólogo), también en la
ciencia social, la economía y la política. Porque “Primum vivere, deinde philosophari” y el
“philosophari” no tiene importancia mayor para la vida. Otros consideran en cambio que esta idea, hoy
tan extendida, es fundamentalmente falsa y que, además, representa un error espiritual peligroso. Y
defienden que si se pretende limitar el saber y el conocimiento a su aspecto técnico-práctico, entonces
bastará con saber cada vez cómo hay que hacer esto o aquello. Pero con anterioridad a la cuestión del
“cómo”, se plantea la cuestión del “porqué”. Ahora bien, la respuesta al último porqué sólo la religión
y la filosofía nos la pueden ofrecer. Como ya sabemos ambos son saberes muy distintos, el primero
nos da una respuesta irracional mientras que el segundo nos da una respuesta racional. El hombre
siempre utilizará su razón y, cuando no lo hace de forma consciente y filosófica, lo hace, sin duda, en
forma inconsciente y con diletantismo. Esto se aplica también, sin excepción, a todos los que se creen
emancipados de cualquier filosofía. La filosofía es un saber inevitable y necesario; las cuestiones
filosóficas están muy ligadas a la existencia y a la vida del hombre.
L. Kolakovski: El hombre sin alternativa.

12
TEXTO 4:
Alrededor de los catorce años mucha gente comienza a pensar por su cuenta en problemas filosóficos:
sobre aquello que realmente existe, si podemos saber algo, si una cosa es realmente buena o mala, si la
vida tiene algún significado, si la muerte es el final. Se ha escrito mucho sobre estos temas durante
miles de años, pero la materia prima filosófica proviene directamente del mundo y de la relación que
tenemos con él, no de los escritos del pasado. Esta es la razón de que estos problemas se los planteen
aquellos que nunca han leído nada.
Thomas Ángel: ¿Qué significa todo esto?

TEXTO 5:
Todos los hombres y todas las mujeres son filósofos; o, permitirnos decir, si ellos no son conscientes
de tener problemas filosóficos, tienen, en cualquier caso, prejuicios filosóficos. La mayor parte de
estos prejuicios son teorías que inconscientemente dan por sentadas, o que han absorbido de su
ambiente intelectual o de la tradición.
Puesto que pocas de estas teorías son conscientemente sostenidas, constituyen prejuicios en el sentido
de que son sostenidas sin examen crítico, incluso a pesar de que puedan ser de gran importancia para
las acciones prácticas de la gente y para su vida entera.
Una justificación de la existencia de la filosofía profesional reside en el hecho de que los hombres
necesitan que haya quien examine críticamente estas extendidas e influyentes teorías.
Este es el inseguro punto de partida de toda ciencia y toda filosofía. Toda filosofía debe partir de las
dudosas y a menudo perniciosas concepciones del sentido común acrítico. Su objetivo es el sentido
crítico e ilustrado: una concepción más próxima a la verdad y con una influencia menos perniciosa
sobre la vida humana.
[…] Todos los seres humanos son filósofos porque, de una manera u otra, todos adoptan una actitud
ante la vida y la muerte.
Karl Popper: Cómo veo la filosofía.

TEXTO 6:

De hecho, el valor de la filosofía debe ser buscado en una larga medida en su real incertidumbre. El
hombre que no tiene ningún barniz de filosofía, va por la vida prisionero de los prejuicios que derivan
del sentido común, de las creencias habituales en su tiempo y en su país, y de las que se han
desarrollado en su espíritu sin la cooperación ni el consentimiento deliberado de su razón. Para este
hombre el mundo tiende a hacerse preciso, definido, obvio, los objetos habituales no suscitan problema
alguno, y las posibilidades no familiares son desdeñosamente rechazadas. Desde el momento en que
empezamos a filosofar, hallamos, por el contrario, como hemos visto en nuestros primeros capítulos,
que aun los objetos más ordinarios conducen a problemas a los cuales sólo podemos dar respuestas
muy incompletas. La filosofía, aunque incapaz de decirnos con certeza cuál es la verdadera respuesta a
las dudas que suscita, es capaz de sugerir diversas posibilidades que amplían nuestros pensamientos y
nos liberan de la tiranía de la costumbre. Así, al disminuir nuestro sentimiento de certeza sobre lo que
las cosas son, aumenta en alto grado nuestro conocimiento de lo que pueden ser; rechaza el
dogmatismo algo arrogante de los que no se han introducido jamás en la región de la duda liberadora y
guarda vivaz nuestro sentido de la admiración, presentando los objetos familiares en un aspecto no
familiar.
B. Russell: Los problemas de la filosofía.

2. ¿Crees que todos somos filósofos o solo algunos de nosotros? Justifica tu respuesta.

13
3. El siguiente texto es un fragmento del libro El Banquete de Platón. Aunque Platón es un
filósofo, utilizaba mitos con frecuencia en sus escritos, en este caso, hay que matizar, no para exponer
sus propias ideas de manera explícita.

Mito del Andrógino


Nuestra naturaleza de antaño -dice Aristófanes- no era la misma de ahora, sino distinta.
En primer lugar, tres eran los sexos de los hombres, no dos como ahora, masculino y femenino, sino que había
además un tercero que era común a esos dos, del cual perdura aún el nombre, aunque él mismo haya
desaparecido. El andrógino, en efecto, era entonces una sola cosa en cuanto a figura y nombre, que participaba
de uno y otro sexo, masculino y femenino, mientras que ahora no es sino un nombre que yace en la ignominia.
En segundo lugar, la figura de cada individuo era por completo esférica, con la espalda y los costados en forma
de círculo; tenía cuatro brazos e igual número de piernas que de brazos, y dos rostros sobre un cuello circular,
iguales en todo; y una cabeza, una sola, sobre estos dos rostros, situados en direcciones opuestas, y también
cuatro orejas, dos órganos sexuales y todo lo demás según puede uno imaginarse de acuerdo con lo descrito
hasta aquí. Caminaba además erecto, como ahora, en cualquiera de las dos direcciones que quisiera; más cada
vez que se lanzaba a correr rápidamente, del mismo modo que ahora los saltimbanquis dan volteretas haciendo
girar sus piernas hasta alcanzar la posición vertical, avanzaba rápidamente dando vueltas, apoyándose en los
ocho miembros que tenía entonces.
Eran tres los sexos y de tales características por la siguiente razón; lo masculino era un principio descendiente
del sol, lo femenino de la tierra, y lo que participaba de ambos de la luna, porque también la luna participa de lo
uno y lo otro. Y precisamente eran circulares ellos mismos y su manera de avanzar por ser semejantes a sus
progenitores. Eran, pues, terribles por su fuerza y su vigor y tenían gran arrogancia, hasta el punto de que
atentaron contra los dioses. Y lo que dice Homero de Efíaltes y de Oto, se dice también de ellos, que intentaron
ascender al cielo para atacar a los dioses. Entonces Zeus y los demás dioses deliberaron lo que debían hacer con
ellos, y se encontraban ante un dilema, ya que ni podían matarlos ni hacer desaparecer su raza, fulminándolos
con el rayo como a los gigantes -porque entonces desaparecerían los honores y sacrificios que los hombres les
tributaran-, ni permitir que siguieran siendo altaneros. Tras mucho pensarlo, al fin Zeus tuvo una idea y dijo:
“Me parece que tengo una estratagema para que continúe habiendo hombres y dejen de ser insolentes, al hacerse
más débiles. Ahora mismo, en efecto -continuó-voy a cortarlos en dos a cada uno, y así serán al mismo tiempo
más débiles y más útiles para nosotros, al haber aumentado su número. Caminarán erectos sobre dos piernas;
pero si todavía nos parece que son altaneros y que no están dispuestos a mantenerse tranquilos, de nuevo otra
vez -dijo- los cortaré en dos, de suerte que avanzarán sobre una sola pierna a la pata coja”. Dicho esto, fue
cortando a los hombres en dos. Y a todo aquel al que iba cortando, ordenaba a Apolo que le diera la vuelta al
rostro y a la mitad del cuello en dirección al corte, para que, al contemplar su seccionamiento, el hombre fuera
más moderado, y le ordenaba también curarle lo demás.
Apolo sólo le iba dando la vuelta al rostro y, recogiendo la piel que sobraba de todas partes en lo que ahora
llamamos vientre, como ocurre con las bolsas cerradas con cordel, la ataba haciendo un solo agujero en mitad
del vientre, precisamente lo que llaman ombligo. En cuanto al resto de las arrugas, la mayoría las alisó, y
conformó el pecho sirviéndose de un instrumento semejante al que emplean los zapateros para alisar sobre la
horma las arrugas de los cueros. Más dejó unas pocas, las que se encuentran alrededor del vientre mismo y del
ombligo, para que fueran recordatorio de lo que antaño sucedió.
Así pues, una vez que la naturaleza de este ser quedó cortada en dos, cada parte echaba de menos a su mitad, y
se reunía con ella, se rodeaban con sus brazos, se abrazaban la una a la otra, anhelando ser una sola naturaleza, y
morían por hambre y por su absoluta inactividad, al no querer hacer nada los unos separados de los otros. Y
cada vez que moría una de las mitades y sobrevivía la otra, la que sobrevivía buscaba otra y se abrazaba a ella,
ya se tropezara con la mitad de una mujer entera -lo que precisamente llamaos ahora mujer-, ya con la mitad de
un hombre; y de esta manera perecían. Mas se compadeció Zeus, se ingenió otro recurso: trasladó sus órganos
genitales a la parte delantera (porque hasta entonces los tenían por fuera, y engendraban y parían no los unos en
los otros, sino en la tierra, como las cigarras). Los trasladó, pues, de esta manera a su parte delantera e hizo que
por medio de ellos tuviera lugar la concepción de ellos mismos, a través de lo masculino en lo femenino, a fin
de que, si en el abrazo se encontraba hombre con mujer, engendraran y siguiera existiendo la especie, mientras

14
que si se encontraba hombre con hombre, hubiera al menos plenitud del contacto, descansaran, prestaran
atención a sus labores y se ocuparan de las demás cosas de la vida.
Desde hace tanto tiempo, pues, es el amor de unos a otros innato en los humanos y aglutinador de la antigua
naturaleza, y trata de hacer un solo individuo de dos y de curar la naturaleza humana. Cada uno de nosotros, es,
por tanto, una mitad de ser humano, al haber quedado seccionados, como los lenguados, en dos de uno que
éramos. Por eso busca continuamente cada uno su propia mitad. En consecuencia, cuantos hombres son sección
del ser común que en aquel tiempo se llamaba andrógino, son aficionados a las mujeres, y la mayoría de los
adúlteros proceden de este sexo; y, a su vez, cuantas mujeres son aficionadas a los hombres y las adúlteras
proceden también de este sexo. Pero cuantas mujeres son sección de mujer no prestan mucha atención a los
hombres, sino que se interesan más bien por las mujeres, y las lesbianas proceden de este sexo. En cambio,
cuantos son sección de varón, persiguen a los varones, y, mientras son niños, como son rodajitas de varón, aman
a los hombres y disfrutan estando acostados y abrazados con los hombres, y son éstos los mejores de los niños y
muchachos, por ser los más viriles por naturaleza. Hay quienes, en cambio, afirman que son unos
desvergonzados, pero se equivocan, pues no hacen esto por desvergüenza, sino por audacia, hombría y virilidad,
porque desean abrazarse a lo que es semejante a ellos. Y una clarísima prueba de ello es que, cuando llegan a su
completo desarrollo, los de tal naturaleza son los únicos que resultan viriles en los asuntos políticos. Y cuando
se hacen hombres, aman a los muchachos y no se preocupan del matrimonio ni de la procreación de hijos por
inclinación natural, sino obligados por la ley, pues les basta pasarse la vida unos con otros sin casarse. En
consecuencia, la persona de tal naturaleza sin duda se hace amante de los muchachos y amigo de su amante, ya
que siempre siente predilección por lo que le es connatural.
Así pues, cuando se tropiezan con aquella verdadera mitad de sí mismos, tanto el amante de los muchachos
como cualquier otro, entonces siente un maravilloso impacto de amistad, de afinidad y de amor, de manera que
no están dispuestos, por así decirlo, a separarse unos de otros ni siquiera un instante. Y los que pasan la vida
entera en mutua compañía son éstos, que ni siquiera sabrían decir lo que quieren obtener unos de otros. Nadie,
en efecto, podría creer que lo que pretenden es la unión de los placeres sexuales, y que es ese precisamente el
motivo por el que el uno se complace en la compañía del otro con gran empeño. Al contrario, el alma de cada
uno es evidente que desea otra cosa que no puede decir con palabras, sino que adivina lo que desea y lo expresa
enigmáticamente. Y si cuando están acostados juntos se les presentara Hefesto con sus instrumentos y les
preguntara: “¿Qué es lo que deseáis, hombres, obtener el uno del otro?”; y si, al no saber ellos, qué contestar, les
volviera a preguntar: “¿Acaso lo que anheláis es estar juntos lo más posible el uno del otro, de suerte que ni de
noche ni de día os faltéis el uno al otro? Porque si es eso lo que anheláis, estoy dispuesto a fundiros y a unir
vuestras naturalezas en una misma, de forma que siendo dos lleguéis a ser uno solo y, mientras viváis, como si
fuerais uno solo, viváis los dos en común, y, cuando hayáis muerto, allí también, en el Hades, en lugar de dos
seáis uno, muertos ambos en común. ¡Ea!, mirad si es esto lo que ansiáis y si os dais por satisfechos con
conseguirlo”. Al oír esto sabemos que ni siquiera uno solo se negaría ni dejaría ver que desea otra cosa, sino que
sencillamente creería haber escuchado lo que anhelaba desde hacía tiempo, es decir, unirse y fundirse con el
amado y llegar a ser uno solo de dos que eran.
Pues la causa de esto es que nuestra antigua naturaleza era esa que se ha dicho y éramos un todo; en
consecuencia, el anhelo y la persecución de ese todo recibe el nombre de amor.

Cuestiones:
1- Señala el tema principal del relato
2- Señala las características de los mitos que aparecen en este relato.
3- ¿Qué podemos aprender de la lectura de este relato?, elabora tus propias conclusiones.

15
4. Realiza una síntesis del siguiente texto:

La ciencia es una compleja actividad social, que se lleva a cabo por parte de las comunidades científicas
establecidas en las universidades y centros de investigación, los resultados de la cual se presentan en congresos,
revistas especializadas y libros de texto. Estos resultados son, por un lado, descripciones o historias detalladas
de ciertas áreas de la realidad observadas con minuciosidad o provocadas en los laboratorios, y, por otra, teorías
abstractas que pueden ser utilizadas como instrumentos intelectuales en la explicación de los datos registrados
en las historias o en la predicción de futuras observaciones o de los resultados de futuros experimentos o en el
diseño de nuevas tecnologías o aparatos. Los resultados expuestos por los científicos son públicos y están
sometidos al análisis, la crítica y el control de todo el mundo y en especial de los colegas, deseosos de refutar
los resultados de sus compañeros para aumentar, de esta manera, su propio prestigio dentro de la comunidad
científica.
Jesús Mosterín: Grandes temas de la filosofía actual.

5. ¿Cuáles son las similitudes y las diferencias del discurso mítico-religioso con respecto al
filosófico?

6. En esta actividad vamos a ensayar una técnica de estudio, especialmente útil cuando se tiene
que memorizar un temario extenso. Ponla en práctica aplicándola al apartado 3: La filosofía y su
historia.

Consiste en seguir los siguientes pasos:

a) Primera lectura del texto a estudiar, pausada y atentamente, tratando de entenderlo todo y
buscando en el diccionario el significado de las palabras desconocidas.

b) Segunda lectura del texto, subrayando las partes más importantes.

c) Elaboración de un resumen, reordenando y expresando con mis propias palabras las ideas del texto
original de la manera en que me sea más fácil memorizarlo. Este resumen debe contener exactamente
lo que me gustaría escribir en el examen si me “cayese” esta pregunta.

d) Elaboración de un esquema que reúna dos condiciones: primera, ser lo más breve y visual posible,
evitando usar frases largas y, en la medida de lo posible, utilizando solo conceptos clave; y segunda,
que esos conceptos clave sean todos los necesarios para recordar los apartados que debe incluir mi
respuesta, evitando así olvidar alguno de ellos o incluso “quedarme en blanco”.

e) Releer mi resumen y mi esquema las veces que sea necesario y proceder al autoexamen escrito.
Aquí se trata de simular un examen real: dejando de lado los apuntes, intento poner por escrito mi
esquema. Si no lo consigo, miro el original y vuelvo a intentarlo hasta que pueda reproducirlo sin
mirar. Entonces, lo utilizo de guión para desarrollar la respuesta completa (mi resumen) y,
nuevamente, si no lo consigo, miro el original y vuelvo a intentarlo hasta que pueda reproducirlo sin
mirar.

16
7. Aquí se recoge lo más destacable de algunos artículos sobre el sentido y la “utilidad” de la filosofía
aparecidos en los diarios y escritos por filósofos actuales. Elabora un escrito expresando tu valoración
personal sobre cada uno de ellos por separado.

El prestigio de los necios


En el suicidio de la joven de Elda sometida a acoso escolar se reúnen muchas circunstancias
tristes e inquietantes, pero una, particularmente siniestra, nos indica hasta qué punto la
necedad ha llegado en nuestros días a gozar de un prestigio que parece imparable. Según las
informaciones que hemos podido leer en los periódicos, esta estudiante de 16 años, con un
excelente rendimiento escolar en el pasado, había empezado a suspender asignaturas para,
así, confundirse con la mediocridad general y, en consecuencia, librarse, con un poco de
suerte, de la presión brutal que padecía.
No lo consiguió, pero su caso se asemeja en todo a los informes que una y otra vez nos dan a
conocer el estado de sitio en el que se encuentran muchos de los institutos de enseñanza
media en los que el conocimiento ha pasado prácticamente a la clandestinidad. Aunque
suene a disparate difícil de creer, no es infrecuente, de acuerdo con tales informes, que los
escasos estudiantes propensos a leer algún libro lo hagan en secreto, ocultos a las miradas de
los demás, no sea que llegue a los matones de turno y sus estultos seguidores la noticia de
que alguien quiere saber algo que no está en la televisión o en la publicidad.
Desde luego, ni el acoso escolar ni la existencia de matones tiene nada de nuevo y todos
seguramente recordaremos episodios de violencia en nuestra adolescencia y también antes en
la niñez. La novedad estriba en el actual prestigio de la necedad, a la que no sólo no se pone
socialmente coto, sino que se alaba hasta límites seguramente insospechados en cualquier
época precedente. Los jóvenes de nuestro tiempo están tan acostumbrados a comprobar que a
su alrededor lo necio es más valioso que lo noble que dan casi por descontado hacia dónde
debe dirigirse uno si quiere prosperar o simplemente resistir.
El necio posee la llave del paraíso, y para hacerse con ella es importante compartir sus
armas: la vulgaridad, la estupidez y esa entrañable y racial costumbre que nos lleva a preferir
el gracejo a la inteligencia y la picardía a la cultura. Naturalmente, por sólido que fuera
nuestro sistema escolar, que es más bien miserable y se ha empeorado gracias a las sucesivas
reformas, nada podría hacer ante el acoso de la necedad proveniente de todos los rincones.
El pequeño matón y su imprescindible pareja, el servil reidor de sus gracias, crecen en la
convicción de que el mundo está formado por gentes como las que ellos aspiran a ser, es
decir, una legión de matones y serviles reidores. No entienden, por tanto, que deban
modificar en absoluto su conducta, puesto que los triunfadores -los que les dicen que
cuentan- ya son como ellos; si se afanan en su chulería y su servilismo, lo serán en el futuro.
El cachorro de la hiena, depredadora y riente, se ve inmerso así en una suerte de anticaverna
de Platón por la cual lo auténticamente existente, lo que está más allá de las imperfectas
necedades cotidianas, la Necedad Absoluta, será aquel paraíso cuya llave le brindan
abundantes guías.
¿Y antes de encontrarlos en la propia escuela el aprendiz de matón dónde ha encontrado
tantos guías? Casi a cada instante de su vida.
Si dejamos de lado a las familias (¿pueden dejarse de lado en esta cuestión cuando
escuchamos el hermoso y rico lenguaje familiar en calles, restaurantes y lugares de ocio?)
para trasladarnos a una esfera menos íntima comprobaremos que el aprendiz de matón tiene
tantas oportunidades para su aprendizaje que sería un milagro verle desviado hacia una
mayor competencia moral. Desde que ha tenido uso de visión el desfile de imágenes ha sido
incesante y en una inmensa mayoría ha descubierto la rentabilidad de la trampa y de la
violencia. Paralelamente se ha ido cerciorando de que la verdad tiene escasa importancia en
relación a la capacidad de persuasión. Por fin también ha sabido que ridiculizar otorga más

17
dividendos que argumentar. Con los ojos pegados a la pantalla, el aprendiz de matón y su
servil acompañante aprenden, paso a paso, el camino del porvenir.
Cuando despegan los ojos de la pantalla, lo cual a menudo sucede muy poco, el lenguaje que
llega a sus oídos también les señala el camino: pocas palabras -y cuanto más reiteradas,
mejor- con la suficiente dosis de bronca y zafiedad. Son las que escuchan por todos lados y
corroboran que son las "únicas", no sólo porque nadie se atreve a corregirles, sino porque la
publicidad las adopta como consignas. ¿Para qué buscar un lenguaje más complejo y que
describa mejor la complejidad del mundo si el triunfo social está equiparado al mayor de los
simplismos? ¿Para qué la cultura si los adultos acogen y aconsejan la necedad?
El aprendiz de matón se siente seguro del camino escogido porque no ve indicio alguno de
que las cosas vayan en otra dirección. Poseedor de todos los derechos e ignorante de
cualquier deber, se convierte en un maestro del chantaje. Nada es más útil que infundir temor
en un mundo en que los padres tienen miedo de los hijos, y los profesores, de los alumnos.
¿Y qué decir de la vida pública? En el supuesto de que el matón llegara a interesarse por la
vida pública percibiría que tampoco allí la ley es distinta y que con tranquilizadora
frecuencia -para él- en el escenario político conviven también la coacción y el servilismo. El
aprendiz, ya muy avanzado su aprendizaje, podría identificarse fácilmente con algunos de los
personajes que pueblan los foros y las tertulias y convencerse de que la autoridad moral se
expresa por la boca de gritones, maldicientes y analfabetos.
¿Cómo no va haber matones en las escuelas o en las calles o en las casas si los hay en los
parlamentos, y con tantos siervos dispuestos a reírles las gracias?
Rafael Argullol, El País - Opinión (06-06-2005)

Dejarse de filosofías
Está muy bien ocuparse de la filosofía en la medida en que sirve para la educación; pero, si
cuando uno es ya hombre de edad aún filosofa, el hecho resulta ridículo...". Así le espetaba a
Sócrates el sofista Calicles, convencido de que la madurez se demuestra en el abandono de
las ensoñaciones para entregarse al negocio, pero también de que la filosofía tenía al menos
cabida en el bachillerato ateniense. Cien años más tarde, la recomendación de Epicuro va
más a fondo: "Nadie por ser joven dude en filosofar ni por ser viejo de filosofar se hastíe.
Pues nadie es joven o viejo para la salud de su alma". La salud del alma, ¿se fijan?: eran
otros tiempos. En estos actuales, y en nuestro país, los nuevos sofistas y epicúreos de andar
por casa se inclinan a creer que el estudio de la filosofía está de más incluso en el periodo
juvenil. No se nos vayan a estropear los chicos de tanto pensar.
[…] El caso es que aquí no se denuncia un hecho imprevisto; al contrario, estamos ante algo
que los mejores pensadores de la modernidad ya pronosticaron hace siglo y medio. La
universalización de las relaciones mercantiles, el ascenso del igualitarismo democrático, el
predominio del espíritu técnico..., todos estos fenómenos principales habían de confluir en
idéntico resultado: primacía del saber científico-técnico sobre el humanístico, de la razón
instrumental sobre la razón crítica, de la instrucción sobre la educación; en suma, el ingreso
en el reino satisfecho de la mediocridad rampante. Es un dictado de la época. No tenemos ya
más cultura que la cultura de masas, esa que fija el nivel de sus contenidos según la talla del
más torpe y hace de lo espectacular su formato adecuado. […]
Así que nunca habíamos mentado tanto a la Filosofía, pues sabido es que no hay
departamento de ventas o entrenador de fútbol que carezcan de una; pero se vuelve a plantear
reducir su estudio en la enseñanza media. Todos se hacen cruces de la llamada crisis de
valores, aunque a nadie parece importarle que la Ética desaparezca de los "diseños
curriculares" (y hacer hueco, por fas o por nefas, a la Religión). Cada nueva encuesta sobre
actitudes pone de manifiesto la creciente apatía de la gente joven hacia el espacio público y
cuanto allí ocurre, su carencia del mínimo bagaje democrático. Bueno, pero la prometedora

18
Educación para la Ciudadanía -tan largo tiempo esperada- podría quedar a cargo de
cualesquiera profesores que la requieran para completar su dedicación docente.
Al fin y al cabo, parece pensarse, si cada cual tiene sus propias convicciones, o sea, unos
prejuicios que han de ser respetados, por Dios; y si hay que guardarse de emitir juicios de
valor, porque se supone que todos ellos valen lo mismo; y si en estos saberes, a diferencia de
los matemáticos, no podemos confiar en descubrir verdades sino tan sólo en alcanzar
opiniones; y si ya no es preciso esforzarse en fundar esas opiniones, puesto que nadie tiene
derecho a pedirnos tal fundamento y además nos basta con ejercer nuestra libertad de
expresión; y si nada hay que argumentar, pues no existe intolerancia mayor que el propósito
de persuadir con razones al vecino... Si así están las cosas, ¿para qué cursar asignaturas de
Filosofía, Ética o Política, quieren decirme? […]
Vivimos en democracia y muchos creen que, en democracia como en el comercio, el
ciudadano-cliente siempre tiene razón. Al menos, cuando son la mayoría. Pues bien, el
grueso de esos clientes repite hasta la saciedad que vamos a dejarnos de filosofías para dar a
entender que en nuestros tratos sobran las monsergas y cualesquiera especulaciones, como
no sean las referidas al lucro personal. Y, por si no está claro, añadirá que conviene desechar
las abstracciones para ir a lo concreto, como si fuera posible aproximarse a eso que llaman
concreto sin pasar por los conceptos; o como si la realidad se dejara captar tan ricamente, sin
poner antes a prueba nuestros presupuestos o creencias. Son legión -licenciados
universitarios incluidos- esos a los que elevarse un palmo por encima del suelo les da vértigo
y para quienes lo abstracto es sinónimo de abstruso.
Y que levante la mano quien, en el clima antintelectualista que nos envuelve, no haya
sentenciado cien veces por hora que una cosa es la teoría y otra la práctica. Con lo que suelen
expresarse muchas barbaridades juntas o por separado. Verbigracia, que la conducta poco
tiene que ver con el pensamiento, cuando es éste por lo común el que produce, guía o influye
en aquélla, o como si las costumbres pudieran ser las mismas en caso de cambiar las ideas
que las inducen o justifican. Pero también que, como la realidad -la naturaleza humana, el
estado de cosas- no va a permitir la plasmación de ningún ideal, vale más renunciar de
antemano a cualquier ilusión para quedarnos con lo que hay. Y en aquel lugar común se
viene a decir asimismo que sobra todo deliberar acerca de la legitimidad de los fines, para
concentrarse tan sólo en la eficacia o legalidad de sus medios. Resulta entonces que la
actividad pública -por ejemplo- se reduce a simple trasiego de intereses, a un juego de
astucia y amenazas, pero en todo caso a algo en lo que nada cuenta la discusión acerca de
principios y en último término el sentido de la justicia.
[…] Algún día se pedirán responsabilidades del daño causado por tanta estupidez.
Será el mismo día (lejano, ay) en que a lo mejor se comprende que la filosofía resulta tanto
más necesaria precisamente cuanto más inútil parezca. Que, donde ella falta, allí florece con
seguridad la superstición en sus varios ropajes; o simplemente la banalidad más roma y
tediosa, como resuena en la mayor parte de nuestras conversaciones. Y es que no hay
educación digna de tal nombre sin acercarse a las preguntas esenciales formuladas por los
humanos acerca del cómo vivir y cómo morir; sin esa visión última y radical a la que -desde
una conciencia laica- sólo la filosofía aspira. Desprovista de ella, la educación no pasa de ser
un aprendizaje de ciertas destrezas (las llaman, como en inglés, "habilidades"), una
adquisición de saberes parciales y sin fundamento suficiente, un entrenamiento en los hábitos
que el mercado exige para ganarse la vida. ¿Alguien piensa de veras que así se aprende a ser
libre o, en nuestra medida, a eso que llamamos ser feliz?
Pero no es fácil mantenerse en pugna continua con el entorno y la época. Mientras la
filosofía nos inculca llegar a ser excelentes, la consigna universal manda hacernos normales.
Y sólo a un ser anormal como al pensador contemporáneo Adorno se le ocurre sentenciar
que "la normalidad es la enfermedad de nuestro siglo". Cosas de la filosofía, ya ven.
Aurelio Arteta, El País (27-06-2005)

19

También podría gustarte