Edafologia 2013 Biochar

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 152

COLEGIO DE POSTGRADUADOS

INSTITUCIÓN DE ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN EN CIENCIAS AGRÍCOLAS

CAMPUS MONTECILLO
POSTGRADO DE EDAFOLOGÍA

BIOCARBONES (BIOCHARS),
CARACTERIZACIÓN Y EFECTO EN
LA BIOMASA Y NUTRICIÓN DE N P K
EN UNA GRAMÍNEA

MARÍA ARIADNA ESCALANTE REBOLLEDO

TESIS
PRESENTADA COMO REQUISITO PARCIAL
PARA OBTENER EL GRADO DE:

DOCTORA E N C I E N C I A S

MONTECILLO, TEXCOCO, EDO. DE MÉXICO

2013
La presente tesis, titulada: "Biocarbones (Biochars), caracterizacion y efecto en Ia

biomasa y nutricion de N P K en una gramínea", realizada por Ia alumna: Marfa

Ariadna Escalante Rebolledo bajo Ia direcci6n del Consejo Particular indicado,

ha sido aprobada por el mismo y aceptada como requisito parcial para obtener el

grado de:

DOCTORA EN
CIENCIAS EDAFOLOGIA

CONSEJO PARTICULAR

CONSEJERO:

ASESOR:

ASESOR:

ASESOR:

ASESOR:

Montecillo, Texcoco, Mexico, diciembre de


2013
BIOCARBONES (BIOCHARS), CARACTERIZACIÓN Y EFECTO EN LA BIOMASA Y
NUTRICIÓN DE N P K EN UNA GRAMÍNEA
María Ariadna Escalante Rebolledo, Dra.
Colegio de Postgraduados, 2013

RESUMEN
Uno de los desafíos actuales para la ciencia y la tecnología es crear o innovar
conocimientos existentes que permitan resolver las necesidades que tiene la
población del país. Para ello es necesario conocer tales necesidades y poder
estudiar las estrategias y tecnologías pertinentes que lleven a la solución de dicha
situación.

La demanda alimenticia actual en México es cada día mayor y ésta contrasta con
el estado de abandono del campo. En particular nos preocupa el grado de
deterioro que presenta el recurso suelo, así como la escasez de prácticas
agronómicas que eleven la productividad de los cultivos. Esto nos lleva a probar
tecnologías que en otras partes del mundo, aunque sea a nivel de investigación,
han resultado en un beneficio para el campo.

El biocarbón (biochar) es un producto generado por la pirólisis de residuos


orgánicos, primordialmente rastrojos y podas de árboles, que ha demostrado
mejorar las características del suelo y aumentar la productividad de los cultivos,
además de presentar el beneficio adicional que al ser aplicado al suelo ayuda al
secuestro de carbono. Sin embargo, las condiciones de proceso y el tipo y calidad
de la materia prima han generado biocarbones de distinta calidad, tanto para el
aumento en la productividad de los cultivos como en la salud ambiental que
incluye la del ser humano.

Es por esto que en esta investigación se planteó estudiar en México, ciertos


aspectos de los biocarbones que nos permitan tener fundamentos acerca de la
tecnología de producción y la calidad de los productos que con ella se generan.

Este estudio planteó como objetivo elaborar biocarbones a nivel artesanal,


establecer su caracterización física, biológica y química, además de probarlo en
un cultivo indicador para determinar su efecto en su productividad, en condiciones
controladas.
iii
Se elaboraron cuatro biocarbones generados de rastrojo de maíz procesados con
diferentes tamaños de partículas y pirolizados artesanalmente a dos
temperaturas. Las características físicas y químicas de los biocarbones así
producidos fueron diferentes. Los materiales generados no provocaron
fitotoxicidad y cuando aplicados a un cultivo de Lolium perenne L. (cultivo
indicador), en diferentes dosis (0 a 20 toneladas equivalentes por hectárea), no
mostraron un efecto significativo. Es probable que el corto tiempo del experimento
y las condiciones experimentales hayan influido en esta respuesta. Los
biocarbones tampoco impactaron, en general, las concentraciones nutrimentales
del nitrógeno, fósforo y potasio de la parte aérea del L. perenne. En contraste, se
observó una diferencia significativa positiva, pero independiente del tratamiento
con biocarbón, cuando esta planta indicadora se trató con una lombricomposta
mezclada con el biocarbón y el suelo, en contraste con lo ocurrido con la mezcla
del biocarbón con suelo solo tratado con fertilización química.

Los resultados mostraron que es posible elaborar biocarbones de calidad de


manera artesanal, que no provocaron fitoxicidad en las plantas indicadoras, pero
que aplicados al suelo mezclado con fertilizantes inorgánicos o con
lombricomposta, no tuvieron una respuesta significativa importante, aunque no se
descarta que fuese posible que la respuesta pudiese observarse en un tiempo
más prolongado. La lombricomposta per se tuvo mayor influencia en el peso de
biomasa, así como en el contenido de nitrógeno, mientras que la fertilización
inorgánica aumentó ligeramente la concentración de fósforo. La respuesta al
potasio en condiciones de invernadero fue mínima y no se espera que ésta ocurra
en condiciones de campo.

Se considera que es necesario realizar estudios más profundos sobre las


características de los biocarbones y su efecto en la nutrición de los cultivos,
principalmente considerando mayores tiempos de interacción del biocarbón con el
suelo, pruebas a nivel de campo antes de transferir esta tecnología de manera
segura a los productores.

Palabras clave: Biochar, pirólisis, caracterización, secuestro de carbono,


bioenergía, biomasa.

iv
SUMMARY

One of the current challenges for science and technology is to create or innovate
existing knowledge to meet the needs that have the population of our country. For
this, it is necessary to know and understand those needs and study relevant
strategies and technologies that lead to the solution of this situation.

Current food demand in Mexico is widening every day and it contrasts with the
state of abandonment of the field. In particular, we are concerned with the degree
of deterioration that presents the soil resource and the shortage of agronomic
practices that increase crops productivity. This leads us to test technologies which
in other parts of the world, even at research level, have resulted in a profit for the
field.

The biochar is a product generated by the pyrolysis of organic waste, primarily


stubble and tree pruning, which has been shown to improve soil properties and
increase crop productivity, besides presenting the additional benefit that when
applied to the soil helps carbon sequestration. However, the process conditions
and the type and quality of the raw material have generated biochar of different
quality, both for increased crop productivity and environmental health, including
human beings.

Therefore, this research was designed to study in Mexico, certain aspects of


biochar that allow us to have the bases of production technology and the quality of
the products generated by this.

This study proposed as objective to develop biochar at an artisanal level, to


establish their physical, biological and chemical characterization, in addition to test
it in a crop indicator to determine its effect on productivity under controlled
conditions.

Four different biochar were generated from corn stover, processed with different
particle sizes and pyrolysed at two distinct temperatures.

The physical and chemical properties of the four biochar were different. The
generated materials did not cause phytotoxicity and when applied to a crop of
Lolium perenne (Indicator crop) in different doses (0 – 20 tons equivalents per
hectare) showed no significant effect. It is probable that the short time of the
experiment and the experimental conditions could have influenced this response.
The biochar neither had an impact in the nutrient concentrations of nitrogen,
phosphorus and potassium in the aerial part of the L. perenne. In contrast, a
positive significant difference, but independent of the treatment with biochar, was
observed when the test plant was treated with vermicompost mixed with biochar
and soil, as opposed to what happened with the mixture of biochar and soil only
treated with chemistry fertilization.

v
The results showed that it is possible to produce quality biochar by the artisanal
way, which did not cause phytotoxicity in the indicator plants. However, when
applied to soil mixed with inorganic fertilizers or vermicompost, there was no
significant response, although it is possible that this could be observed over a
longer time. The vermicompost per se had greater influence on the weight of
biomass as well as on the content of nitrogen, while the inorganic fertilization
slightly increased the concentration of phosphorus. The response to potassium in
greenhouse conditions was minimal and it is not expected to occur under field
conditions.

It is considered necessary to perform further studies on the characteristics of


biochar and its effect on crop nutrition, especially considering longer interaction
times of biochar with soil and field-level testing before transferring this technology
safely to producers.

Index words: Biochar, pyrolysis, soil carbon sequestration, biofuels, biomass.

vi
AGRADECIMIENTOS

Al Colegio de Postgraduados por haberme dado esta oportunidad, pero sobre


todo a aquellos que me ayudaron en mi trabajo con el único fin de cumplir con el
suyo.

A CONACyT por haberme brindado el apoyo necesario para realizar el postgrado.

A la M.C. Alfonsina Judith Hernández del Laboratorio de Fitopatología por su


valiosa ayuda, al MC. Adrián Hernández Livera del Laboratorio de Semillas y a la
T.L. María Barbara Zamora Hernández por su apoyo y facililtación para realizar
parte del trabajo, a la Dra. Libia Trejo, Jefa del Laboratorio de Nutrición quien
realizó cuantificaciones en ICP, al MC. Francisco Landeros Sánchez del
Laboratorio de Física de Suelos quien realizó las pruebas de física de los
materiales y sustratos, a la MC. Greta Hanako Rosas del Laboratorio de
Microscopía Electrónica, quien me brindó su apoyo en la realización de los
estudios de SEM de los biocarbones y a la MC. Juliana Padilla del Laboratorio de
Fertilidad de Suelos de este Campus por las facilidades brindadas en la
realización de cada etapa de mi trabajo. A todos ellos, mi agradecimiento sincero.

A mi Director de tesis Dr. Jorge Etchevers Barra por sus enseñanzas y paciencia,
así como a todos mis asesores por su esfuerzo para que saliera adelante, Dr.
Edmundo García Moya, por su gran apoyo, Dra. Claudia Hidalgo, Dr. Catalino
Jorge López Collado y Dr. Julio Campo Alves.

A la Universidad Veracruzana que impulsa y apoya a sus docentes a obtener un


mayor grado académico en beneficio personal y de la Institución, en particular al
Dr. Domingo Canales. A todos aquellos que semestre tras semestre procuraron
las descargas para que yo hiciera el postgrado, en particular al Lic. Enrique
Martínez, gracias por tu amistad.

A Manuel Martínez Escalante y Stefianie Tovar Carvajal, por toda la ayuda


brindada para realizar los experimentos y “todo lo demás”, pues sin su apoyo
hubiera sido muy difícil concluir todo esto.

vii
DEDICATORIA

Al Ing. Celerino Escalante Enríquez, un hombre sabio en su profesión y en la vida


cotidiana quien con su amor y firmeza me dirigió en el camino para siempre
avanzar de manera honesta y con la frente en alto. Sé que si estuviera presente
gozaría este momento conmigo.

A mi hijo Manuel, de quien espero ser ejemplo en su vida para luchar por sus
sueños y a quien amo profundamente.

A Lelia, mi gemela, con quien he compartido estos momentos y muchos otros,


durante toda mi vida y que siempre me ha dado su apoyo y amor fraternal,
gracias.

A mi sobrino Manuel a quien amo en grande manera y a mi cuñado Manuel, a


ambos por su amor, apoyo y amistad.

viii
ÍNDICE

INTRODUCCÓN GENERAL……………………………………………………… 1

CAPÍTULO UNO…………………………………………………………………… 4
BIOCARBÓN, MEJORADOR DE SUELOS, UNA POSIBILIDAD PARA EL 5
CAMPO………………………………………………………………………………
1.1 INTRODUCCIÓN………………………………………………………….. 5
1.2 ANTECEDENTES……………………………………………………….... 9
Origen……………………………………………………………………….. 9
Procesos de obtención del biocarbón………………………………… 10
Variables que afectan la pirólisis de la biomasa……………………. 13
Características del biocarbón (Biochar)……………………………… 15
Efectos del biocarbón sobre las propiedades, procesos y funciones 20
del suelo…………………………………………………….....
Métodos de aplicación al suelo………………………………………… 24
Investigaciones realizadas con biocarbón a nivel de invernadero y 24
campo……………………………………………………………………..
Secuestro de Carbono y Cambio Climático………………………….. 25
Riesgos para la salud…………………………………………………….. 28
Manejo, transporte y almacenamiento………………………………. 29
Factibilidad económica, tecnológica y social en México para producir 29
biocarbón……………………………………………………….
1.3 CONCLUSIONES…………………………………………………………. 30
1.4 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS……………………………………. 31

CAPÍTULO DOS…………………………………………………………………... 40
CARACTERIZACIÓN DE BIOCARBONES DE MAÍZ………………………... 41
2.1 INTRODUCCIÓN……………………………………………………….…. 42
2.2 REVISIÓN DE LITERATURA……………………………………….…… 44
2.3 MATERIALES Y MÉTODOS……………………………………….……. 50
2.4 RESULTADOS Y DISCUSIÓN…….……………………………….…… 52
2.5 CONCLUSIONES…………………………………………………….…… 64
2.6 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS……………………………………. 65

ix
CAPÍTULO TRES…………………………………………………………………. 70
TOXICIDAD DE BIOCARBONES……………………………………………….. 70
3.1 INTRODUCCIÓN………………………………………………………….. 71
3.2 REVISIÓN DE LITERATURA…………………………………………… 74
3.3 MATERIALES Y MÉTODOS……………………………………….…… 77
Descripción del sitio de estudio………………………………………. 77
Suelo y biocarbones……………………………………………………… 77
Prueba de evasión de lombrices Eisenia fetida……………………. 77
3.4 RESULTADOS Y DISCUSIÓN…………………………………………… 79
Prueba de evasión de lombriz de tierra (Eisenia fetida)…………… 79
Prueba de germinación de semillas…………………………………… 80
3.5 CONCLUSIONES……………………………………………………….… 82
3.6 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS………………………………….… 83

CAPITULO CUATRO……………………………………………………………… 85
APLICACIÓN DE BIOCARBONES DE MAÍZ A UNA
GRAMÍNEA…………………………………………………………………………. 86
4.1 INTRODUCCIÓN………………………………………………………….. 86
4.2 REVISIÓN DE LITERATURA…………………………………………… 88
4.3 MATERIALES Y MÉTODOS……………………………………………. 92
4.4 RESULTADOS Y DISCUSIÓN…………………………………………… 97
Biomasa……………………………………………………………………. 97
Biocarbón < 4 mm de partícula de biomasa original, T 300ºC
(Experimento 1)…………………….……………….…………………. 97
Biocarbón > 4mm de partícula de biomasa original, T 650ºC
(Experimento 2)……………………………………..…………………. 100
Biocarbón < 4mm de partícula de biomasa original y T 650ºC
(Experimento 3)……………………………………………………..…. 101

Porcentaje de nitrógeno…………………………………………………. 103


Biocarbón < 4 mm de partícula de biomasa original, T 300ºC
(Experimento 1)............................................................................... 105
Biocarbón > 4mm de partícula de biomasa original, T 650ºC
(Experimento 2)……..…………………………………………………. 106
Biocarbón < 4mm de partícula de biomasa original, T 650ºC
(Experimento 3)…………………………………………………..……. 107

x
Fósforo………………………………………………………………..…….. 109
Biocarbón < 4mm de partícula de biomasa original, T 300ºC
(Experimento 1)………………………………………………………… 109
Biocarbón > 4 mm de partícula de biomasa original, T 650ºC
(Experimento 2)………………………………………………………… 111
Biocarbón < 4mm de partícula de biomasa original, T 650ºC
(Experimento 3)………………………………………………………… 113

Potasio…………………………………………………………………….... 115
Biocarbón <4mm de partícula de biomasa original, T 300ºC
(Experimento 1)………………………………………………………… 115
Biocarbón > 4mm de partícula de biomasa original, T 650ºC
(Experimento 2)………………………………………………………… 118
Biocarbón < 4mm de partícula de biomasa original, T 650ºC
(Experimento 3)………………………………………………………… 118
Raíces................................................................................................... 120
4.5 CONCLUSIONES…………………………………………………………. 121
4.6 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS……………………………………. 122

ANEXO 1. BIOMASA Y VALORES DE NITRÓGENO FÓSFORO Y


POTÁSIO DE Lolium perenne CON TRES BIOCARBONES, CUATRO
CORTES………………………………………………………………………….… 124

xi
ÍNDICE DE CUADROS

Pág.
Cuadro 2.1. Metodologías de la Iniciativa Internacional de Biochar
empleadas para la caracterización de muestras de
biocarbones de rastrojo de maíz (IBI, 2012). 51

Cuadro 2.2. Características químicas de los biocarbones. 53

Cuadro 2.3. Contenido de carbono, nitrógeno, fósforo y potasio de 53


los biocarbones.

Cuadro 2.4. Características físicas de los biocarbones. 54

Cuadro 2.5. Porcentajes de humedad retenida a diferentes


tensiones. 60

Cuadro 3.1. Características de los biocarbones derivados de


rastrojos de maíz. 78

Cuadro 3.2. Prueba t de Student para lombrices en las diferentes


dosis de biocarbón. 80

Cuadro 3.3. ANOVA de germinación de lechuga cv. Climax, de los


tratamientos de biocarbón de 0, 5, 10, 15 y 20 ton ha-1. 81

Cuadro 3. 4. Medias y desviaciones estándares de los tratamientos


de germinación de lechuga cv. Climax. 82

Cuadro 4.1. Características de proceso de obtención, propiedades


químicas y físicas de los biocarbones de maíz
ensayados. 93

Cuadro 4.2. Características físicas y químicas del suelo empleado


en los tres biocarbones. 94

Cuadro 4.3. Características de retención de humedad de la mezcla


sustrato más lombricomposta. 94

Cuadro 4.4. Características físicas y químicas de la


lombricomposta empleada en los tres biocarbones. 95

Cuadro 4.5. Medias de biomasa de los tres biocarbones. 98

Cuadro 4.6. Medias y desviaciones estándares de nitrógeno, tres


biocarbones. 104

Cuadro 4.7. Medias, desviaciones estándares y significancia de


fósforo de los tres experimentos. 110

xii
Cuadro 4.8. Medias de la concentración de potasio en los tres 116
biocarbones.

xiii
ÍNDICE DE FIGURAS

Pág.
Figura 2.1 Porcentaje de partículas en diferentes intervalos de
tamaño de los cuatro biocarbones de maíz (IBI, 2013). 55

Figura 2.2 Vistas microscópicas con SEM de los biocarbones. a)


Carbón activado, b) y c), biocarbón < 4mm y T de
300ºC, d) y e) biocarbón de BM < 4mm y T de 650ºC,
f) y g) biocarbón > 4mm y T de 300ºC, h) e i) biocarbón
> 4mm y T de 650ºC. Se observan partes con mucha
porosidad y otras sin ella, a excepción del carbón
activado que no se observó porosidad. En la foto d)
aparecen estomas y en la i) fitolitos de silicio. 62

Figura 2.3 A la izquierda se observan esporas y a la derecha


estructuras del material original. 63

Figura 2.4 Análisis elemental por microscopía electrónica de


barrido, donde se observa contenidos de C, K y Al. 64

Figura 3.1 Germinación de semillas con suelo y biocarbones. 81

Figura 4.1 Biomasa acumulada de los cuatro cortes biocarbón < 4


mm y T 300ºC. 99

Figura 4.2 Biomasa aérea seca de cuatro cortes con biocarbón


<4 mm y T 300ºC. 99

Figura 4.3 Dinámica de la biomasa aérea por cortes con


biocarbón <4 mm y T 300ºC. 100

Figura 4.4 Biomasa acumulada de los 4 cortes biocarbón > 4 mm


y T 650ºC. 101

Figura 4.5 Biomasa aérea seca de cuatro cortes, biocarbón > 4


mm y T 650ºC. 101

Figura 4.6 Acumulado de biomasa cuatro cortes, biocarbón < 4


mm y T 650ºC. 102

Figura 4.7 Biomasa de cuatro cortes, biocarbón < 4 mm y T,


650ºC. 103

Figura 4.8 Medias de concentración de nitrógeno, cuatro cortes,


biocarbón < 4 mm y T 300ºC. 105

Figura 4.9 Dinámica del nitrógeno por cortes, biocarbón < 4 mm y


T 300ºC 106

xiv
Figura 4.10 Nitrógeno de cuatro cortes, biocarbón > 4 mm y T
107
650ºC.
Figura 4.11 Nitrógeno de cuatro cortes, biocarbón < 4 mm y T 108
650ºC.

Figura 4.12 Fósforo de cuatro cortes, biocarbón < 4 mm y T 300ºC. 111

Figura 4.13 Dinámica de fósforo por cortes, biocarbón < 4 mm y T


111
300ºC.

Figura 4.14 Fósforo de cuatro cortes biocarbón > 4 mm y T 650ºC. 112

Figura 4.15 Fósforo de cuatro cortes biocarbón < 4 mm y T 650º C. 114

Figura 4.16 Potasio de cuatro cortes, biocarbón < 4 mm y T 300ºC. 117

Figura 4.17 Dinámica de potasio por cortes, biocarbón < 4 mm y T 117


300º C

Figura 4.18 Potasio cuatro cortes, biocarbón > 4 mm y T 650ºC. 118

Figura 4.19 Potasio biocarbón < 4 mm y T 650ºC, cuatro cortes. 119

Figura 4.20 Crecimiento de raíces de Lolium perenne con 120


biocarbón < 4 mm y T 300º C.

Figura 4.21 Crecimiento de raíces de Lolium perenne con 120


biocarbón > 4 mm y T 650º C.

Figura 4.22 Crecimiento de raíces de Lolium perenne con 121


biocarbón < 4 mm y T 650º C.

xv
INTRODUCCIÓN GENERAL

La demanda alimentaria del mundo y en particular de nuestro país, sugiere


estudiar nuevas tecnologías de producción que permitan satisfacer dicha
demanda. Las condiciones de pérdida de fertilidad, erosión, degradación,
desertificación, acidificación, contaminación de las tierras agrícolas de México,
base primordial de la producción agrícola nacional, hacen urgente la ejecución de
acciones que permitan rescatar el suelo de su actual condición de deterioro. Sin
una acción concertada de políticas públicas apropiadas, del empleo de la ciencia
y la tecnología disponible, no será posible producir los alimentos que la nación
requiere para sacar de la pobreza a 50 millones y aproximadamente de la pobreza
alimentaria 12 millones, que oficialmente se contabilizan en este 2013.

Alternativas hay muchas, pero aquí nos focalizaremos en una en particular, por lo
novedoso y las buenas experiencias consignadas en la literatura; el biocarbon,
resultante de la pirólisis de biomasa de diferente origen, que al ser aplicado al
suelo provoca mejoría en sus propiedades fisicoquímicas y biológicas y que se ha
mencionado que originaría un aumento en la productividad de los cultivos.
Simultáneamente se considera que el suelo tratado con biocarbón actuaría como
un reservorio altamente recalcitrante. Con ello se evitaría que el carbono de la
biomasa retorne rápidamente a la atmósfera como CO2, lo que impactaría
positivamente en el cambio climático. Beneficios adicionales de la producción del
biocarbón son: que su generación provenga de una energía renovable y la
reducción de residuos orgánicos que generalmente constituyen focos de
contaminación ambiental. Por ser el biocarbón una alternativa tecnológica
reciente, es preciso conocer más acerca de los aspectos que hacen que este
producto tenga los resultados benéficos señalados. Poco se sabe, por ejemplo,
sobre el efecto que tiene el tipo de materia prima usada en su manufactura y los
diversos procesos de obtención. Un aspecto básico es la caracterización de sus
propiedades, la selección de los mejores procedimientos metodológicos para el
propósito anterior, los efectos que tiene su aplicación al suelo en las propiedades
de éste y en los cultivos que en él se desarrollan.

Ensayar estos materiales en suelos de México generaría las bases para proponer
su uso como una práctica para mejorarlos y aumentar la productividad de los

1
cultivos, aun cuando estamos conscientes que es necesaria investigación, en
particular, por la amplia gama de agroecosistemas existentes en el país y por la
necesidad de identificar las posibles fuentes de materia prima que pueden ser
empleadas en su elaboración. El desarrollo de procesos nacionales factibles de
ser implementados para elaborar biocarbón constituye un desafío adicional para
los tecnólogos locales.

Palabras clave: Biochar, pirólisis, caracterización, secuestro de carbono,


bioenergía.

2
GENERAL INTRODUCTION

The growing food demand in the world and specifically in our country suggests the
study of new strategies to satisfy it. The conditions of fertility loss, erosion,
degradation, desertification, acidification and pollution of the agricultural land in
Mexico, the primary basis of national agricultural production, makes urgent the
implementation of actions to rescue the soil resource from its current state of
deterioration. Without a concerted action of appropriate public policies, the use of
science and available technology, it will not be possible to produce the food that
the nation requires to get out of poverty to about 50 million people and about 12
million of food poverty, which are officially recorded in 2013.

There are many alternatives, but here we will focus on one in particular, because
of the newfangled and the good experiences reported in the literature: the biochar.
This is a product of pyrolysis of biomass of different sources, which when applied
to the soil causes improvement in its physical, chemical, physicochemical and
biological properties, which has been reported to lead to an increase in crops
productivity. Simultaneously it is considered that biochar-treated soil act as a
highly recalcitrant carbon sink. This would prevent the biomass carbon to quickly
return to the atmosphere as CO2, positively impacting climate change. Additional
benefits of biochar production are that its generation comes from renewable
energy sources and the reduction of organic waste that usually are sources of
environmental pollution. Because biochar is a recent technological alternative, is
necessary to know more about the aspects that make this product to have the
reported beneficial results. Little is known, for example, on the effect of the type of
raw material used in its manufacture and the various obtaining processes. A key
aspect is the characterization of its properties, the selection of the best
methodological procedures for the above purpose and the effects that its
application to soil has on the properties of it and the crops that grow in it.

Testing these materials in soils of Mexico would generate the bases to propose its
use as a practice to improve them and increase the productivity of crops, even
though we are aware that it requires a lot more research, in particular because of
the wide range of existing agroecosystems in the country and the need to identify
potential sources of raw materials that can be used in their manufacture. The

3
development of national processes, feasible to be implemented, to produce
biochar presents an additional challenge for local technologists.

Index words: Biochar, pyrolysis, soil carbon sequestration, biofuels

4
CAPÍTULO UNO

BIOCARBÓN, MEJORADOR DE SUELOS, UNA POSIBILIDAD PARA EL


CAMPO
CAPÍTULO UNO

BIOCARBÓN, MEJORADOR DE SUELOS, UNA POSIBILIDAD PARA EL


CAMPO

1.1 INTRODUCCIÓN

El efecto del biocarbón en el suelo se ha investigado en muchas partes del


mundo. (Lehman and Joseph, 2009; Major, 2010; Steiner, 2010; van Zwieten et
al., 2010a); sin embargo, en nuestro país recién se inicia su estudio y se tiene
poca información respecto a sus beneficios para los suelos y cultivos locales. De
ser positivos los resultados de los estudios que se realicen con este producto, se
podría proponer su uso, dadas las ventajas descritas en la literatura (Downie,
2007; Lehmann and Joseph, 2009; Amonette, 2009) y al hecho que su
elaboración se hace con materiales derivados de recursos renovables, in situ en
parcelas de pequeños productores y aplicarse directamente al suelo para
mejorarlo.

El biocarbón es un producto cuya obtención puede generarse en donde exista


biomasa disponible. En México aún hay lugares con suficiente biomasa como
subproducto de las actividades agrícolas forestales por lo que sería posible
producirlo y aplicarlo como mejorador del suelo. Sin embargo, es necesario
realizar el análisis de sus características y propiedades, y los estudios de los
efectos de su aplicación a los suelos. Se sabe que el biocarbón provoca cambios
positivos en el suelo que favorecen sus propiedades y el crecimiento de los
cultivos (Ippolito et al., 2011).

Si se logra mejorar el suelo y aumentar la producción de alimentos podría ser un


beneficio importante para contribuir a la alimentación de muchos mexicanos, ya
que la pobreza en México según INEGI (2013), abarca alrededor de 52 millones
de personas (46.2% de la población) y de ella, la pobreza extrema, que incluye la
alimentaria, a 11.7 millones de personas (22.5%). El derecho a la alimentación
está consagrado en la Constitución de México, pero la pobreza alimentaria

5
significa que una proporción de la población no tiene acceso a los alimentos
esenciales, lo cual es grave y doloroso y contraviene el espíritu de nuestra Carta
Magna.

El deterioro ambiental que presenta México, en el que destacan: la escasez, la


mala calidad del agua, la mala calidad del aire en los lugares conurbados con
agricultura periurbana y en particular la disminución de la fertilidad del suelo. Esta
última se presenta por una seria condición de erosión, degradación,
contaminación, pérdida de la materia orgánica.(Semarnat-Colpos, 2003) esto
incide de manera directa en la producción alimentaria. Como consecuencia de lo
anterior la nutrición de los cultivos se ve afectada, ocasionando deficiencias
nutrimentales graves o en algunos casos excesos por hiperfertilización, lo que
afecta negativamente la calidad de los alimentos y la salud ambiental. Existe
preocupación por el uso indiscriminado de fertilizantes, ya que por lo general las
dosis empleadas no consideran las necesidades reales de los cultivos y
ocasionalmente se considera el aporte natural que puede hacer el suelo. Si la
oferta nutrimental no satisface la demanda impuesta por un cultivo no se pueden
alcanzar los rendimientos máximos probables que permiten las peculiaridades de
cada agroecosistema y, como efecto colateral, se genera una degradación del
suelo. Debe destacarse que una de las degradaciones que mayormente
preocupan, es la pérdida de la materia orgánica y el hecho de que pocos
agricultores usen abonos orgánicos (Fortis et al., 2007). Existe información que
hace pensar en un potencial futuro de las nuevas tecnologías que emplean
biofertilizantes, microorganismos, minerales como la zeolita pudieran mejorar esta
condición (Yamoah et al., 2002), que podría verse apoyado por el empleo del
biocarbón.

Ante esta preocupante situación de deterioro del suelo, se hace imperioso


implementar estrategias para mejorar su calidad. Adicionalmente, el fenómeno del
cambio climático tiende a agravar la situación, por su efecto en la disponibilidad
de agua (deficiencia o exceso), sequía extrema o las lluvias torrenciales, muy
altas o muy bajas temperaturas que afectan la producción de alimentos y la
conservación de la calidad del suelo. Por ello, el llamado es a hacer una gestión
de los suelos, que asegure tanto su conservación como la producción. Ello exige
el empleo de variedades adaptadas a las nuevas condiciones del entorno que se

6
están creando, que integradas a las prácticas de conservación, recuperación del
suelo, su fertilización inorgánica racional y el uso de abonos orgánicos y
biofertilizantes, la gestión sustentable de los cultivos, entre otros aspectos,
contribuirían a iniciar la recuperación de la fertilidad perdida de los suelos (Funes-
Monzote et al., 2001; Sánchez et al., 2011).

La aplicación del biocarbón (biochar) es una tecnología que debe someterse a


prueba antes de ser recomendada. Según varios investigadores (Chan et al.,
2007; Lehmann and Joseph, 2009; Steiner, 2010) su empleo podría conducir a
una mayor producción en el campo. En México recién se comienza a estudiar el
uso del biocarbon y, aunque a nivel mundial desde hace algunos años (Lehmann
and Joseph, 2009; Verheijen et al., 2009), constituye una práctica común, como
lo señalan los últimos autores mencionados.

El biocarbón (biochar) es el producto de la pirólisis de biomasa en un ambiente


ausente o con muy baja concentración de oxígeno, lo que hace que sea diferente
al carbón usado como combustible. Es el producto de la descomposición térmica
de materiales orgánicos con bajo o limitado suministro de oxígeno a temperaturas
relativamente bajas, inferiores a los 700ºC. La International Biochar Initiative (IBI)
en su “Standardized Product Definition and Product Testing Guidelines for Biochar
that is Used in Soil”, define al biocarbón como “un material sólido obtenido de una
conversión termoquímica de biomasa en un ambiente limitado de oxígeno”
(International Biochar Initiative, 2012).

Según Amonette (2009), el biocarbón es un carbón con alto contenido de carbono


orgánico, altamente resistente a la descomposición, por lo que funciona como un
almacén de carbono recalcitrante al ser aplicado al suelo como mejorador. Este
carbono es retenido y no se transforma en CO2 fácilmente, por lo que se libera
muy lentamente a la atmósfera y contribuye a disminuir la concentración de este
gas en ella, siendo un factor inhibidor del cambio climático.

Las materias primas para la preparación del biocarbón son numerosas. Entre ellas
podemos mencionar: residuos de cosecha, plantas secas, biomasa de árboles y
desperdicios orgánicos de la vida urbana. Lehmann et al. (2009) mencionan entre
dichas materias primas a la madera, estiércol, hojas, residuos de cultivos, entre
otros. Brick (2010) agregó a éstas, camas de pollo, algas, cáscaras de naranja, de

7
nueces y lodos residuales. La disponibilidad de estos últimos se incrementará en
el futuro cercano en la medida que se construyan un mayor número de plantas de
tratamiento de aguas grises en el país. Su destino final será casi siempre el
suelo, sin que se conozca mucho acerca de los contaminantes que pueda
contener en su estado natural. Su transformación a biocarbon, al menos asegura,
la exclusión de gérmenes que pudiesen resultar nocivos para los cultivos de
consumo humano o animal.

Los científicos (Lehmann and Joseph, 2009; Downie et al., 2009) aseguraron que
al aplicar biocarbón al suelo, el carbono que contiene debe considerarse como
carbono secuestrado. Este carbono, además, mejora las funciones de éste y
contribuye a evitar efectos nocivos a corto y largo plazos del ecosistema mundial
(Verheijen et al., 2009). Amonette (2009) refiere un aumento de la capacidad de
retención de nutrimentos en el suelo con la consecuente reducción de la
necesidad de aplicar altas dosis de fertilizantes, lo cual trae consigo una
reducción del impacto en las tierras cultivables y el clima.

Este trabajo tiene como objetivo compilar la información más relevante del
biocarbón a nivel mundial para iniciar estudios en México, a nivel de laboratorio,
invernadero y campo que permitan verificar su eficacia como mejorador de suelos
y como medio para secuestrar carbono en los mismos.

8
1.2 ANTECEDENTES

Origen

Este producto tuvo su origen al ser redescubiertas las tierras negras de los indios
amazónicos, conocidas como Terra Preta en Brasil por Smith en 1879 y Hartt en
1885 (Woods, 2004). Ellos consignaron la existencia de unos suelos oscuros y
fértiles en la Amazonia brasileña, pero no pudieron precisar su origen. Se
propusieron diversas teorías, pero actualmente se reconoce que estos son suelos
son producto de las actividades del hombre al habitar el lugar, para mejorar los
suelos. Falcao (2012) considera que dichos suelos fueron formados por los indios
por deposición de materiales orgánicos, derivados de la quema y esqueletos de
pescado, lo cual los transformaba en suelos fértiles que mantenían cierta riqueza
nutrientes. Las altas concentraciones de carbón pirogénico en Terra Preta
provinieron principalmente del carbón de cocina y restos de incendios y de
asentamientos que no son combustibles (Glaser et al., 2001). Un contenido
anormalmente alto de nutrimentos esenciales como P, Ca y K encontrados en
muchos de estos suelos apoyan tales pronunciamientos. Las teorías acerca del
origen antropógeno de las tierras negras también incluyen quema de los sitios, ya
sea por incendios en el área o los intencionales, realizados para derribar bosques
con el fin de usarlos como tierras de cultivo y para eliminar la maleza (Woods and
Glaser, 2004). Sin embargo, hoy es ampliamente aceptado que fueron no
solamente usadas por los pobladores locales recientes, sino que también son un
producto de la gestión indígena del suelo como lo propuso Gorou (1949). Estudios
posteriores (Sombroek, 1966; Smith, 1980; Kern and Kampt, 1989) confirmaron
estas propuestas.

Se considera que los inicios de la formación de Terra Preta de Indio (tierra negra)
corresponden aproximadamente a los últimos tiempos del período pre-colombino
en la Amazonia (Neves et al., 2003). Orlando (2012) comentó que antes se
pensaba que sólo se encontraban en la Amazonia, pero aseguró que
recientemente este tipo de suelos se encontró en México y África. Asimismo
fueron hallados en Borneo (Sheil et al., 2012) y en Estados Unidos de América se
tienen evidencias de su existencia desde hace más de 10 mil años, que habrían
sido producidos por incendios en las praderas, tanto naturales como inducidos

9
(Skjemstad et al., 2002; Laird et al., 2009). En Australia y Alemania (Skjemstad et
al., 2002) y en Japón (Ishii and Kadoya, 1994) se han encontraron suelos con alto
contenido de carbón.

El estudio de esos suelos con alto contenido de carbón llevó a concluir que
presentaban excelentes propiedades, entre las que podemos mencionar su
elevado contenido de materia orgánica y carbono residente, una elevada
disponibilidad nutrimental y altos contenidos de humedad, mayor capacidad de
intercambio cationico y mayor actividad microbiológica (Lehman and Joseph,
2009).

En una revisión histórica del biocarbón Lehmann et al. (2009) señalaron que
muchos investigadores como Retan (1915), Morley (1927), Tyron (1948),
Kishimoto y Sugiura (1980, 1985), Santiago y Santiago (1989) han estudiado el
uso de carbón en la gestión del suelo, entre otros y afirma que incluso Liebig
(1878), describió una práctica en China en la cual la biomasa de desecho era
mezclada con suelo e incendiada durante varios días hasta obtener una tierra
negra, la cual proveía de vigor a las plantas. Pero no fue sino hasta 1966 que el
científico holandés Wim Sombroek en su publicación “Suelos de la Amazonia”
prestó atención a estos suelos y tiempo después promovió la idea de desarrollar
nuevas tierras negras como almacenes de carbono para cultivos intensivos que él
llamó Tierra Negra Nueva (Woods and McCann, 1999; Lehmann et al., 2003). De
aquí nació la idea de usar una tecnología semejante para que el carbón de la
quema de desechos vegetales fuese enterrado en el suelo, como una forma de
capturar de manera relativamente permanente (secuestrar) el exceso de carbono
atmosférico y contribuir a paliar el efecto del cambio climático.

Por ello, en un intento de imitar o recrear este tipo de suelos con altos contenidos
de carbón y tan buenas características y alta productividad, se originó el interés
particular en el estudio del biocarbón.

Procesos de obtención del biocarbón

Los procesos para obtener biocarbón son diversos, principalmente se consideran


las tecnologías termoquímicas para transformar la biomasa en fuentes de energía
renovable. Éstas pueden ser clasificadas en cuatro categorías generales: pirólisis

10
lenta, pirólisis rápida, pirolisis ultrarápido y la gasificación (Laird et al., 2009; Brick
2010; Ippolito et al., 2011). La pirólisis ocurre en ausencia completa de oxígeno
mientras que la gasificación se da con reducida cantidad de él. Brick (2010)
propone un quinto proceso que es la carbonización hidrotérmica.

La pirólisis según Laird et al. (2009) sería el proceso termoquímico que puede ser
usado para transformar biomasa de baja densidad energética (~1.5 GJ m-3) y
otros materiales orgánicos a líquidos de alta densidad energética conocidos como
bio-aceites (~22 GJ m-3 o ~17 MJ kg-1), a sólidos de alta densidad energética
conocidos como biocarbón (biochar) (~18 GJ kg-1) y a un gas de relativamente
baja densidad energética, conocido como gas de síntesis (syngas) (~6 MJ kg-1).
Fundamentalmente la pirólisis involucra el calentamiento de materiales orgánicos
a temperaturas superiores a 400°C en ausencia de oxígeno. A estas
temperaturas, los materiales se descomponen térmicamente, liberando una fase
de vapor y una fase sólida residual (biocarbón). Si los vapores de la pirólisis son
enfriados ocurre una condensación en compuestos líquidos polares y de alto peso
molecular (bio-aceite), mientras que los compuestos volátiles de bajo peso
molecular permanecen en la fase gaseosa (gas de síntesis o syngas). Las
transformaciones físicas y químicas que ocurren durante la pirólisis son muy
complejas y dependen tanto de la naturaleza de la biomasa como de las
condiciones del reactor. Cuando se usa una tecnología de alta eficiencia es
posible alcanzar rendimientos de masa alrededor del 30-40% (base húmeda),
con producciones de energía de cerca del 30% (contenida en el carbón) y
contenidos de carbono fijado arriba del 90% de la biomasa original (McHenry,
2009). Las condiciones de pirólisis y las características de la materia prima
determinan en gran medida las propiedades físicas y químicas del biocarbón
producido (como composición, distribución de partícula y de tamaño de poro), lo
que define la conveniencia de hacer su aplicación en un suelo, registrar su
comportamiento, transporte y destino en el ambiente (Verheijen et al., 2009).

Pirólisis lenta. La pirólisis convencional o lenta se caracteriza por lapsos de


calentamiento de la biomasa pausados, temperaturas bajas y largos tiempos de
residencia de sólidos y gas. De acuerdo al sistema, los lapsos de calentamientos
son cerca de 0.1 a 2°C por segundo y prevalecen temperaturas alrededor de los
500°C. El tiempo de residencia del gas puede ser mayor de 5 s, mientras que el

11
de la biomasa puede ser un periodo de minutos a días (Sadaka and Eng, 2007).
Según Gheorghe et al., 2009 este sería el proceso con el más alto rendimiento de
biocarbón.

Pirólisis ultrarrápida. La pirólisis ultrarrápida se caracteriza porque las


temperaturas a las que se lleva a cabo el proceso son moderadas (400-600°C) y a
amplitudes de calentamiento rápidos (>2°C s-1). Los tiempos de residencia del
vapor son usualmente menores a 2 s. En este sistema se produce
considerablemente menos alquitrán y gas. Sin embargo, los productos aceitosos
obtienen su máximo rendimiento, entre el 75 y 80% (Sadaka and Eng, 2007;
Demirbas, 2009).

Pirólisis rápida. La única diferencia entre la pirólisis ultrarrápida y la rápida (más


exactamente definida como termólisis) es el periodo de calentamiento y por tanto
los tiempos de residencia y productos derivados. El intervalo de calentamiento es
entre 200 y 104 °C s-1 y las temperaturas que prevalecen son usualmente más
altas de 550°C. Debido al corto tiempo de residencia del vapor, los productos son
de alta calidad, principalmente líquidos, como gran cantidad de bioaceite y gases
ricos en etileno que podrían ser usados para producir alcoholes o gasolina. La
producción de carbón y alquitrán es mucho menor en este proceso (Farag et al.,
2002; Czernik and Bridgwater, 2004; Sadaka and Eng, 2007). Este tratamiento
provoca la ruptura de los polímeros de los componentes de la biomasa en
vapores condensables que forman bio-aceite. Además, podría ser potencialmente
un método seguro de eliminación de materias primas contaminadas por toxinas
que, por lo demás, son residuos (Mullen et al., 2010).

Gasificación. Al inicio, la biomasa especialmente madera, se quema en una


secuencia de dos reacciones. La primera es la conversión de madera a carbón y
se le llama carbonización con gasificación de madera. Esto, básicamente, es la
misma conversión que ocurre en la pirólisis lenta. Después que el carbón se ha
formado, la segunda reacción, con mayor temperatura, hace que el carbón sea
convertido a ceniza, llamada gasificación de carbón. Si hay demasiado oxígeno
entonces todo el carbón es consumido y sólo quedan cenizas. Si la cantidad es
limitada, entonces sólo una parte del carbón es consumido y algunos remanentes
salen por el fondo del gasificador (McLaughin et al., 2009).

12
Carbonización hidrotérmica. Otra tecnología para producir biocarbón es la
carbonización hidrotérmica, que consiste en aplicar calentamiento a materiales
con gran contenido de agua, como lodos residuales, pulpa de café, estiércoles,
algas, entre otros, sumergidos en agua y aunque la temperatura es alta, no deben
llegar a la ebullición (Brick, 2010). Por este proceso ha sido posible carbonizar
materiales sólidos con lignina y celulosa, y polisacáridos disueltos en agua, con la
obtención de productos carbonosos nanoestructurados (Baccile et al., 2010).
Asimismo, se pueden producir biocarbones a temperaturas bajas (~200 °C) y
tiempos muy cortos (Titirici et al., 2007). Además como no es necesario secar los
materiales para hacer el biocarbón, significa que hay un gran ahorro de energía
y, por tanto, los costos de producción disminuyen. Sin embargo, no ha tenido gran
desarrollo y sólo existen algunas plantas piloto.

Verheijen et al. (2009) consideran que al proceso más adecuado para producir
biocarbón como mejorador de suelos y a fin de ayudar a mitigar el cambio
climático, la pirólisis lenta es la más adecuada, ya que maximiza la producción de
biocarbón que es el compuesto más estable de los productos finales de la
pirólisis. Las temperaturas de 300 a 500°C optimizan el rendimiento de biocarbón
(Hayes, 2009).

Variables que afectan la pirólisis de la biomasa

Diversas variables afectan el mecanismo y la cinética de las reacciones de


pirólisis. Estas variables, incluyen la composición del sustrato, el intervalo de
calentamiento, la temperatura y presión de la cama, atmósfera ambiental presente
y uso de catalizadores, por lo que deben ser completamente comprendidas y
apreciadas. Entre otras cosas, estas variables tienen un efecto profundo en la
secuencia y cinética de las reacciones y, por tanto, en el rendimiento de los
productos formados. Al entender la influencia de estas variables en el proceso, las
condiciones de pirólisis pueden ser anticipadas y controladas para reducir las
reacciones secundarias no deseadas y promover la formación de productos
deseables, ya que las cantidades de fracciones sólida, líquida y gaseosa
dependen marcadamente de tales variables, como son la distribución de
productos dentro de cada fase producida (Mohan et al., 2006; Sadaka and Eng,
2007). La pirólisis rápida produce cerca del 12% de biocarbón, la moderada el

13
20%, la lenta el 35%, la gasificación del 10% al 20% y la combustión hidrotérmica
del 37 al 70% (Brick, 2010).

Composición del sustrato. La biomasa que se puede emplear para producir


biocarbón está formada de materiales complejos y heterogéneos derivados de
diferentes orígenes. Su estructura y composición varía de acuerdo a las especies
de las cuales proviene y dichos componentes son responsables de la variedad y
complejidad de los productos formados durante la pirólisis (Mohan et al., 2006).
Además, Krull et al. (2010), encontraron que la mayoría de las propiedades
agronómicas variaron de acuerdo a la materia prima. La heterogeneidad de la
biomasa resulta en un mayor obstáculo para su utilización química, debido al
rendimiento más bajo de productos individuales derivados de cada uno de sus
elementos. Esto también afecta el rendimiento del carbón y otros tipos de
combustibles que son posibles productos de la pirólisis de biomasa (Sadaka and
Eng, 2007). Además es necesario considerar que en la actualidad no sólo se usan
los materiales que formaron la Terra Preta, que eran principalmente restos de
árboles, malezas, huesos, sino también se utilizan restos de plantas cultivadas
que han tenido un manejo agronómico donde se han hecho aplicaciones de
agroquímicos, lodos residuales o camas avícolas que probablemente contienen
concentraciones importantes de herbicidas, pesticidas, fungicidas, metales
pesados y antibióticos, que pueden afectar el suelo, los cultivos y, finalmente, la
salud humana (Verheijen et al., 2009).

Intervalo de calentamiento. Este parámetro representa el aumento de temperatura


por segundo, que aunado a la duración del calentamiento y a su intensidad,
afectan la velocidad, grado, secuencia de las reacciones de pirólisis, y la
composición de los productos resultantes. Las reacciones ocurren en una amplia
gama de temperaturas; por lo tanto, los productos formados al principio tienden a
experimentar una transformación adicional y su descomposición en una serie de
reacciones consecutivas, de manera que al ser más bajo ese intervalo se
aumenta la producción de biocarbón y al ser mayor, disminuye (Antal & Gronli,
2003; Sadaka and Eng, 2007). Este parámetro es importante porque modifica su
posible valor para la agricultura, y no existe un consenso en cuál es la mejor
materia prima en términos de uso de la tierra y producción de energía (Sohi et al.,
2010).

14
El nivel de calentamiento es función del tamaño de la materia prima y el tipo de
equipo de pirólisis empleado. La velocidad de difusión térmica dentro de una
partícula disminuye con el incremento de su tamaño, lo que resulta en un intervalo
de calentamiento más bajo. Los productos líquidos son favorecidos por la pirólisis
de partículas pequeñas en altos niveles de calentamiento y temperatura alta,
mientras que el rendimiento de productos volátiles (gases y líquidos) se
incrementa con el aumento del nivel de calentamiento y los residuos sólidos
disminuyen (Sohi et al., 2010). El carbón es maximizado por la pirólisis de
partículas grandes con bajos rangos de calentamiento y baja temperatura
(Sadaka and Eng, 2007).

Temperatura. El tiempo requerido para obtener un cierto nivel de conversión


disminuye con el incremento de temperatura. A baja temperatura, el carbón es el
producto dominante seguido por el agua. Las maderas duras producen menos
carbón pero más ácidos que las maderas blandas (Sohi et al., 2010).

Características del biocarbón (Biochar)

Algunos autores consideran que la composición química de los biocarbones es


muy similar al carbón producido para combustible y que lo único que los distingue
es el objetivo para el cual fueron preparados (Schahczenski, 2010). Sin embargo,
el segundo contiene más oxígeno e hidrógeno debido a un proceso incompleto de
pirólisis (Sohi et al., 2010) y es muy diferente del carbón mineral, que también
tiene su origen en la biomasa, pero fue formado por procesos geológicos en
tiempos con escalas geológicas (Major, 2011).

Debido a que la materia prima para elaborar el biocarbón es muy heterogénea y


las condiciones combinadas de las reacciones químicas que ocurren en el
proceso, los biocarbónes resultantes posean un conjunto único de características
estructurales y químicas (Antal y Gronli, 2003; Brick, 2010).

Numerosos estudios (Lehmann and Joseph, 2009; Woolf et al., 2010; Shrestha et
al., 2010; Major, 2010), sugieren que los componentes de carbono en el biocarbón
(de madera) son altamente recalcitrantes en los suelos esto es, que resisten la
oxidación química y biológica, por lo que su tiempo de residencia de cientos a
miles de años es al menos de 10 a 10 mil veces más grande que los tiempos de

15
residencia de la mayoría de la materia orgánica del suelo. Por esta característica
de recalcitrancia, la adición de este producto al suelo puede actuar como un
sumidero potencial de carbono (Verheijen et al., 2009) y así contribuir a la
mitigación del exceso de CO2 en la atmósfera. Sin embargo, es importante
mencionar que no todo el biocarbón permanece inalterable en el suelo, sino que
una parte puede ser oxidada (Cheng et al., 2008) y modifica algunas cualidades.

La celulosa es uno de los componentes importantes de los residuos agrícolas, por


ello resulta interesante observar cuál es su cambio durante la pirólisis. Su
degradación térmica entre 250 y 350°C da lugar a muchos compuestos volátiles
(vapores de agua y alquitrán, hidrocarburos, ácidos, H2, CH4, CO y CO2),
quedando una matriz de carbono amorfa y rígida (Novak et al., 2009). Al aumentar
la temperatura, se incrementa la proporción relativa de carbono aromático por la
pérdida de los compuestos volátiles y se lleva a cabo la conversión de carbonos
de oxialquilos a arilos y oxiarilos de estructuras como el furano (Baldock &
Smernik, 2002). A 330 °C las láminas de grafeno poliaromático empiezan a crecer
lateralmente, a expensas de la fase de carbono amorfo y eventualmente
coalescen. A 600 °C, el proceso dominante es la carbonización, lo que provoca la
remoción de la mayoría de átomos no carbonosos como Ca, Mg, K, entre otros,
que se mantienen de la materia original y por ello aumenta aún más la proporción
relativa del contenido de carbono, la cual puede ser mayor del 90% en peso en
los biocarbones de materias primas de madera (Antal y Gronli, 2003).

En resumen, es comúnmente aceptado que cada partícula de biocarbón consiste


de dos fracciones estructurales principales: láminas juntas de grafeno cristalino y
estructuras aromáticas amorfas ordenadas, que están caracterizadas por enlaces
de carbonos en forma de anillos de tipo benceno con oxígeno o hidrógeno
(Lehmann y Joseph, 2009). Estos enlaces entre estructuras aromáticas de C-O y
C-H gobiernan la estabilidad del biocarbón y son usados para medir el grado de
aromaticidad en los compuestos (Hammes et al., 2008). También tienen
estructuras de carbono oxidadas y alifáticas muy fácilmente degradables, además
esta estructura química y los componentes orgánicos que conforman la biomasa
original directamente influencian las propiedades químicas y físicas del biocarbón
formado, las cuales a su vez definen los efectos benéficos del biocarbón y su
tiempo de residencia en el suelo (Schmidt y Noack, 2000; Lehmann, 2007).

16
Los biocarbones son sustancias químicas con bajo valor nutricional para los
vegetales y con baja reactividad por su naturaleza aromática muy condensada
(Glaser, 2001). El esquema de caracterización general divide al biocarbón en un
pequeño número de constituyentes, que son: humedad, ceniza (compuestos
como sílice, hierro, alúmina y materia no combustible), materia volátil o móvil y
materia residente o recalcitrante (carbono fijado, se refiere al sólido combustible
que queda después que la materia volátil ha sido expulsada, pero no es carbono
en su totalidad) (McLaughin et al., 2009).

Un concepto importante es la materia volátil o móvil, que es la fase gaseosa que


se produce cuando el biocarbón es calentado. Ésta es una parte transcendental
en lo que se refiere al efecto del biocarbón al aplicarlo al suelo, ya que existe
evidencia que precipita dentro del mismo y además provee una fuente de carbono
soluble que puede causar una deficiencia de nutrimentos a corto plazo, porque
estimula el crecimiento de microorganismos que compiten con la planta por
nitrógeno disponible y, además, desaparece generalmente en una estación de
crecimiento, sin contribuir a mejorar las propiedades del suelo a largo plazo
(McLaughlin et al., 2009).

Otro aspecto importante con respecto a su composición es su contenido tan


elevado de carbono, que al entrar en el suelo, elevaría la relación C:N. Novak et
al. (2010), determinaron para esta relación un valor de 245 en un biocarbón de
cáscara de nuez y concluyeron que el 58% de carbono se encontraba como
estructuras aromáticas altamente condensadas, menor cantidad en forma alifática
(29%) y carboxílica (13%). En un análisis de un biocarbón producido a partir de
roble blanco y rojo, se dedujo su composición química de 90.8% de carbono,
7.2% de oxígeno y 1.7% de hidrógeno (Cheng et al. 2008). Mientras que en un
biocarbón de arroz y otro de trigo se encontraron 80.7% y 80.4% de carbono,
9.11% y 9.03% de oxígeno y 2.79% y 2.75% de hidrógeno, respectivamente, por
lo que se observa su gran variabilidad (Qiu et al. 2008). Debido a que los
materiales ricos en nitrógeno generalmente tienen una baja relación C:N y un
elevado contenido de humedad, son buenos para producir composta, lo que
provoca la liberación de nitrógeno para las plantas y microorganismos; sin
embargo, cuando esa relación es alta, como en los materiales leñosos, la
liberación es disminuida o nulificada. Debido a su recalcitrancia, el uso del

17
biocarbón como mejorador de suelos no conlleva un aumento de carbono lábil,
por lo tanto, la relación C:N efectiva no aumenta, por lo que no se tiene un efecto
adverso en la asimilación de nitrógeno por las plantas (Kimetu et al., 2008). En
estudios recientes en los cuales se han adicionado abonos ricos en nitrógeno al
biocarbón, se observó una reducción de la pérdida de este último elemento por
volatilización de amoniaco arriba del 50% (Steiner et al., 2010).

Los estudios de caracterización de biocarbones han consignado el pH de ácido a


básico, con una media de 8.1 y un intervalo entre 6.2 a 13 (Chang and Xu, 2009;
Srinivasarao et al., 2013). En cuanto a la capacidad de intercambio catiónico
(CIC) es muy variable debido a su química superficial y va desde unas cuantas
unidades hasta 40 cmol kg-1 y cambia después de su incorporación a los suelos
por sus interacciones con el ambiente y se ha demostrado ser muy baja en
temperaturas bajas de pirólisis e incrementarse en significativamente
temperaturas más altas (Lehmann, 2007). También presenta mayor capacidad de
adsorber cationes que otros tipos de materia orgánica del suelo por unidad de
carbono (Sombroek et al., 1993), debido a su mayor área superficial, mayor carga
negativa superficial y mayor densidad de carga (CIC potencial por unidad de
área). Además la oxidación del biocarbón forma grupos carboxílicos sobre los
puentes de los núcleos aromáticos, que son responsables del incremento de la
CIC y la reactividad del biocarbón en el suelo (Liang et al., 2006). En comparación
con otros tipos de materia orgánica, el biocarbón es capaz de adsorber
fuertemente aniones fosfato, aunque su mecanismo aún no se conoce (Lehmann,
2007). Esto es debido a que las cargas superficiales del biocarbón también
pueden ser positivas, principalmente en los biocarbones recién preparados,
aunque a medida que avanza el envejecimiento del biocarbón tiene más cargas
negativas que positivas y muestra un aumento en la acidez superficial y decrece
la basicidad (Cheng y Lehmann, 2009). Los cambios en las cargas superficiales
están correlacionados muy fuertemente con el tiempo y las temperaturas anuales
medias. Los biocarbones maduros presentan mayor valor de CIC que los jóvenes,
por su contacto con el oxígeno y el agua (Cheng et al., 2008). Asimismo
disminuye conforme al pH del biocarbón, y tienen valores muy bajos en pH bajo y
se incrementa con el pH alto, pero el punto en el que la CIC tiene el valor de cero
(punto de carga neta cero) depende de la temperatura a la cual se produjeron. La

18
CIC potencial (a pH 7), el pH y el área superficial de biocarbón recién producido
parecen incrementarse con la temperatura de la pirólisis, de modo que la
temperatura óptima es probablemente entre 450 y 550 ºC (Lehmann, 2007).

Novak et al. (2010) investigaron la química superficial de un biocarbón derivado


de cáscara de nuez y revelaron los principales grupos funcionales existentes
como hidroxil fenólico, C=O aromático, grupos alifáticos, entre otros. La
caracterización de un biocarbón no fresco reveló que contiene una gran fracción
de benceno y cantidades significativas de otros compuestos aromáticos como
tolueno, benzonitrilo e hidrocarburos aromáticos policíclicos, además de éteres y
ésteres metílicos aromáticos dentro de su estructura (Kaal et al., 2008). También
fueron encontrados herbicidas adsorbidos en el interior de un biocarbón de trigo
(Hiller et al., 2007).

Con respecto a sus propiedades físicas, el biocarbón es un sólido carbonoso, de


color negro, con una superficie intrincada y desordenada y características
estructurales que varían por el tipo y tiempo de la pirólisis, aunque en general es
amorfo según estudios de microscopía electrónica de barrido realizados por Qiu et
al. (2008). Posee una alta porosidad, por lo cual lo han comparado con un
“arrecife subterráneo” que puede ser hábitat para microorganismos, con micro,
meso y macroporos, cuyos tamaños van de <2 nm, 2-50 nm y >50 nm,
respectivamente (Rouquerol et al., 1999; Downie et al., 2009). Los macroporos
provienen de los espacios propios de la materia prima original, mientras que los
microporos son debidos al proceso de pirólisis, de manera que al aumentar la
temperatura aumenta la microporosidad, además esta propiedad ocasiona que
haya más área de carga reactiva. Los microporos están asociados a la adsorción
de gases, de compuestos líquidos y sólidos (Verheijen et al., 2009), mientras que
los macroporos permiten el transporte rápido del adsorbato en el interior, para su
posterior difusión en el volumen de microporos, ayudando al transporte de
moléculas concentradas por ellos (Martínez et al., 2006). El biocarbón está
constituido por partículas de diferentes tamaños, una fracción particulada, lo que
depende de la fuente y tamaño de materia prima (Lehmann, 2007). Presenta muy
baja densidad aparente, entre 0.30 a 0.43 g cm-3 para biocarbones producidos de
diferentes tipos de madera y en diferentes tipos de hornos (Pastor et al., 1993).
Con una muy alta área superficial, entre 200 y 400 m 2 g-1 (Kishimoto y Sugiura,

19
1985), aunque se han encontrado valores de 3.64 y 14.14 m2 g-1 para dos
biocarbones producidos de una pasta de semilla de cártamo prensado, bajo una
atmósfera estática de nitrógeno (Angin y Sensoz, 2011), pero algunas veces
excede de 1000 m2 g-1, lo cual es importante por su efecto sobre la capacidad de
retener nutrimentos y agua (Downie et al., 2009). Dos biocarbones derivados de
residuos de fábrica de papel de pirólisis lenta, presentaron valores de 2.9 a 114.9
m2 g-1 (van Swieten et al., 2010ª).

Sin embargo, debe considerarse que el biocarbón experimenta cambios químicos


y estructurales durante los procesos de “envejecimiento”, es decir, con el tiempo
(Cheng y Lehmann, 2009).

Efectos del biocarbón sobre las propiedades, procesos y funciones del


suelo

Propiedades del suelo. Cuando se incorpora biocarbón al suelo se pueden alterar


las propiedades físicas tales como la textura, la estructura, la distribución del
tamaño de poro, el área superficial total, y la su densidad aparente, con
repercusión en la aireación, capacidad de retención de humedad, crecimiento de
las plantas y facilidad de laboreo del suelo. Además, puede suceder que
partículas muy pequeñas de biocarbón bloqueen parcial o totalmente los poros del
suelo con efectos primeramente en la estructura, la hidrología, y la disminución de
la infiltración. Por sus valores muy bajos de densidad aparente, la adición de
biocarbón al suelo puede reducir también la densidad del suelo, con la mejora de
muchos procesos del mismo; sin embargo, puede suceder lo contrario si las
partículas pequeñas llenan esos espacios porosos sin realmente mezclarse con el
suelo (Downie et al., 2009).

Funciones en el suelo. El biocarbón incrementa normalmente la capacidad de


intercambio catiónico y, por lo tanto, la retención de NH4+, K+, Ca2+, Mg2+,
probablemente por su gran superficie específica, mayor carga superficial negativa
y mayor densidad de carga como se mencionó, aún cuando no se ha dilucidado
claramente este hecho. El nitrógeno de la biomasa original puede no estar
realmente disponible, el fósforo generalmente es conservado durante la
volatilización de moléculas orgánicas asociadas y está presente como cenizas
dentro del biocarbon, al solubilizarse, queda disponible para las plantas (Mašek

20
and Brownsort, 2011). Asimismo el biocarbón puede suministrar potasio en
ciertas cantidades a los cultivos (Tenenbaum, 2009). Es un agente que aumenta
la adsorción de compuestos orgánicos como herbicidas, pesticidas, enzimas
aplicados al suelo. Algunas evidencias muestran que hay un incremento en la
población de hongos micorrízicos, y mayores niveles de infección por Rhizobium y
que su uso en remediación de suelos funciona como portador de
microorganismos (Amonnette, 2009). Existen indicios de que su aplicación indujo
respuestas en las rutas de resistencia sistémica adquirida y resistencia sistémica
inducida en el dosel de plantas de tomate inoculadas con Botrytis cinerea, con
una capacidad de control de amplio espectro y que esta mejora en la respuesta
de las plantas a la enfermedad puede ser uno de los beneficios del biocarbón, lo
que sugiere así una resistencia al estrés biótico (Elad et al., 2011). También
disminuye los niveles de gases con efecto invernadero, detiene la acidificación de
los océanos por absorción de CO2 (Amonnette, 2009) y su empleo condujo al
secuestro neto de carbono de la atmósfera al suelo, con un incremento del
carbono orgánico del suelo y una disminución de las emisiones de óxido nitroso y
metano de los suelos, (Gathorne et al., 2009). Las mejoras del suelo atribuidas a
la adición de biocarbón incluye el incremento en la retención de humedad, en la
permeabilidad del aire, en el poder amortiguador del carbono orgánico soluble e
interacciones sinérgicas con poblaciones microbianas del suelo (McLaughlin,
2009). La permeabilidad del agua del suelo aumentó al aplicar biocarbón al suelo
(Asai et al., 2009). Además, mejoró el suministro de nutrimentos para los cultivos,
así como las propiedades físicas y biológicas (Gaunt y Lehmann, 2008; Gaunt y
Cowie, 2009; Laird, 2010).Esto dio lugar a un incremento en el rendimiento del
cultivo por unidad de fertilizante aplicado (eficacia del fertilizante) en agricultura
intensiva así como reducciones de escorrentía, erosión y pérdidas gaseosas.
También fue demostrado en Australia (Chan et al., 2007) y en el Reino Unido
(Gathorne et al., 2009) que mejoró la aireación del suelo e hizo más fácil el
laboreo. Los costos de la aplicación de riego fueron menores con el uso de
biocarbón (De Gryze et al., 2010). En suelos que requieren ser encalados, el
biocarbón provocó mejoras en el balance del pH (Granatstein et al., 2009;
Amonnette, 2009).

21
Aún cuando la mayoría de estudios demuestran el efecto benéfico del biocarbón,
es necesario notar que algunos investigadores no han obtenido los mismos
resultados. Por ejemplo, van Swieten et al. (2010), ensayaron su uso en un suelo
australiano calcáreo, con una aplicación de 4.5 ton acre-1 (11.1 ton ha-1) de dos
biocarbones. Los resultados mostraron un incremento en el contenido de carbono
total pero no de los nutrimentos extraíbles. Esto hizo que especularan que fue
resultado del pH inicial del suelo (7.7), del contenido de Ca2+ (21.7 me 100 g-1) y
del pH alcalino de ambos biocarbones (8.2 y 9.4). Por su parte, McClellan et al.
(2007), en un estudio en macetas con suelos de cenizas volcánicas, fértiles y
cultivados, usaron un biocarbón de cáscara de nuez macadamia de carbonizado
ultrarrápido, con cuatro tratamientos: 0, 5, 10 y 20%, y con lechuga como planta
indicadora, obteniendo mejores resultados con el testigo y con biocarbón al 5%,
en la biomasa de las plántulas de lechuga y al consumo de nitrógeno. En el suelo,
se demostró que el mejor tratamiento fue el de 20% con respecto al mayor
contenido de fósforo y carbono. Con tales resultados, dichos investigadores
realizaron otro experimento pero con un suelo infértil y usando maíz, en el cual
probaron el biocarbón, con y sin fertilización NPK y cal. El mejor tratamiento fue
cuando se aplicó la fertilización NPK y cal, sin biocarbón, siguiendo el que se le
adicionó 5% de biocarbón, fertilización NPK y cal, mientras que el control fue
mejor que el suelo con 5% de biocarbón, lo que significa que resultó negativo el
uso del biocarbón sin adición de fertilizante y cal. Ellos entonces consideraron el
contenido de la materia volátil (MV) como una medida de la susceptibilidad del
biocarbón a degradarse y formar carbono cuando es calentado. Para ello midieron
este parámetro y además comprobaron que a mayor contenido de MV había
mayor repelencia del biocarbón al agua con desigual infiltración. Asimismo
hicieron otros experimentos donde probaron una mezcla de suelo muy degradado
y 10% de dos biocarbones con bajo y alto contenido de MV, respectivamente,
incluyendo tratamientos con y sin adición de fertilización NPK y cal, así como el
control, en un cultivo de maíz. McClellan et al. (2007) demostraron al evaluar la
biomasa fresca de maíz, que el mejor tratamiento fue biocarbón con menor MV,
NPK y cal, pero estadísticamente al que sólo se usó fertilización NPK y cal. Los
otros tratamientos tuvieron valores muy bajos. Este comportamiento sugirió que
es necesario conocer la calidad del biocarbón usado, en particular de este
parámetro para usarlo como mejorador del suelo. Por su parte, Unger y Killorn

22
(2011) probaron biocarbón en un cultivo de maíz, con y sin aplicación de
fertilizante químico, sin ningún efecto por la aplicación del biocarbón y sí del
fertilizante.

Un concepto importante del biocarbón que debe conocerse es su Capacidad de


Carga (CCB), que es la cantidad máxima de carbono en forma de biocarbón que
puede ser adicionada a los suelos de manera segura sin comprometer otras
funciones de éste o del ambiente en general. Ya que no está claro cuál es esa
cantidad es importante determinar si esa CCB de biocarbones producidos con
diferentes materias primas y procesos varía en diferentes tipos de suelos y
condiciones ambientales (Verheijen et al., 2009). En un suelo tropical
intemperizado se determinaron cargas superiores a 140 ton ha-1 (Lehmann y
Rondon, 2006). En un experimento en frijol, hubo efectos positivos en el
rendimiento con aplicaciones de biocarbón arriba de 50 ton ha-1, que
desaparecieron cuando aumentó a 60 ton ha-1, lo que llevó a considerar que
dependió del cultivo, del clima y del suelo (Rondon et al., 2007). Como la
aplicación de biocarbón al suelo es una acción irreversible, se destaca la
naturaleza compleja para calcular la CCB adecuada para los cultivos. Es
necesario considerar no sólo los efectos sobre la productividad de la planta sino
sobre otros aspectos como son la biología del suelo o el transporte de partículas
finas del biocarbón a través del agua superficial y subterránea, o pensar en la
cantidad total y las dosis de aplicación con respecto al tiempo. Por último tomar
en cuenta el riesgo de una combustión espontánea en el suelo (Verheijen et al.,
2009). De ahí la necesidad de enfocar la investigación de biocarbón sobre este
aspecto, lo que involucra una recopilación de resultados de experimentos en
campo, que son pocos y una gran cantidad de experimentos en diferentes
agroecosistemas.

En un experimento de campo realizado durante tres años se evaluó el efecto de


un biocarbón con distintas aplicaciones y dosis de fertilizante nitrogenado (urea)
en un cultivo continuo de maíz. Se realizaron muestreos de suelo durante el
crecimiento y después de la cosecha y se determinó el contenido de nitrógeno, en
su forma nítrica y amoniacal. Además se evaluó éste en la planta y en el grano,
así como el rendimiento de grano y biomasa de planta, sin obtener diferencias
entre los tratamientos que usaron biocarbón con y sin fertilizante, pero sí hubo

23
una respuesta de la sola aplicación de fertilizante en el rendimiento de grano, de
biomasa, de acumulación de nitrógeno en el grano, de nitratos y amonio en el
suelo (Unger y Killorn, 2011).

Efectos en los procesos del suelo. Brendová et al. (2012) aplicaron biocarbón
derivado de estiércol con muy alta área específica a un suelo y demostraron la
retención de elementos metálicos o contaminantes donde se incrementó la
retención de cadmio de manera efectiva, pero hubo mayor capacidad de retención
de metales pesados en un biocarbón de cáscarilla de semilla de algodón. En un
cultivo de arroz en suelos contaminados con cadmio, se encontraron resultados
similares usando biocarbón como adsorbente, no observando diferencia entre los
tratamientos y el control con respecto al rendimiento del grano (Cui et al., 2011).
También se presentaron procesos de adsorción de compuestos hidrofóbicos
como hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), bifenilos policlorinados,
pesticidas y herbicidas en suelos y sedimentos (Verheijen et al., 2009).

Métodos de aplicación al suelo

Para realizar una aplicación de biocarbón debe considerarse el tipo de suelo, las
prácticas de cultivo, el clima, la erodabilidad del suelo, la forma de aplicación al
contar o no con maquinaria, ya sea superficial (0 a 30 cm.) en la cual se
homogeneiza con el suelo, o la profunda (>30 cm.) que generalmente se realiza
en banda o muy cercanas a las raíces, lo que evita la posibilidad de erosión del
suelo. También el clima debe ser considerado pues debe aplicarse cuando no hay
viento y humedecerlo para evitar pérdidas en el aire. Puede emplearse en forma
de perdigones junto con otro tipo de mejoradores como abonos o compostas y las
cantidades aplicadas deben estar basadas en resultados experimentados . Dosis
de 5 a 50 ton ha-1 usadas con una gestión correcta de fertilización, dieron efectos
positivos sobre el rendimiento de cultivos. Además, no es necesario aplicarlo
repetidamente en un cultivo como en el caso de abonos o compostas, ya que su
efecto perdura en el suelo debido a su recalcitrancia (Major, 2010).

Investigaciones realizadas con biocarbón a nivel de invernadero y campo

Muchos investigadores (Glaser et al., 2001; Lehmann and Rondon, 2006;


Blackwell, et al., 2007; Downie et al., 2007; Baronti et al., 2010; Laird et al., 2010;

24
Cui et al., 2011; Sukartono et al., 2011; Cornelissen et al., 2013) han realizado
estudios para probar el efecto de diferentes biocarbones en la fertilidad del suelo y
el rendimiento de los cultivos y han encontrado efectos en el aumento de la
producción de los cultivos y mejora de las propiedades del suelo, pero solo
citaremos algunos.

En un experimento de 2007 a 2010, se comparó, en campo, el efecto de dos


biocarbones (camas avícolas y residuos de fábricas de papel), en una rotación
cereal-leguminosa con la práctica normal del agricultor, aplicación de cal y
composta, y una fertilización con productos químicos con NPK. Antes del cultivo
de verano se aplicaron 10 t ha-1 de cada biocarbón, 3 t ha-1 de cal y 25 t ha-1 de
composta húmeda. Se sembró maíz dulce en verano seguido de habas en
invierno. Los resultados revelaron que aun siendo muy diferentes las
características de los biocarbones, tanto en su contenido de nutrientes como en
su capacidad para encalar, ambos influenciaron la química del suelo con
disminución de su acidez e incremento de nitrógeno, fósforo, capacidad de
intercambio catiónico y carbono (Van Swieten et al., 2010b).

Asai et al. (2009) condujeron una investigación en campo en la que se evaluó el


efecto de un biocarbón producido con madera de teca y palo de rosa aplicados a
un cultivo de arroz en un suelo alcalino en Laos, a una dosis de 3.6 ton acre-1 (8.9
ton ha-1) y el tratamiento testigo. Se produjo un incremento en el rendimiento en
dos de los tres sitios experimentales y concluyeron que probablemente fue por un
aumento en la cantidad de fósforo disponible para la planta como consecuencia
de la aplicación.

Tenenbaum (2009) consignó en un estudio en macetas que una combinación de


biocarbón y fertilizante incrementó la productividad del 25-50% en trigo invernal,
espinaca, pimiento verde, jitomate y otros cultivos sobre el tratamiento que sólo se
le aplicó fertilizante.

Secuestro de Carbono y Cambio Climático

La agricultura y el cambio climático están fuertemente ligados, ya que la actividad


agrícola contribuye a la formación de gases efecto invernadero en un alto
porcentaje del total emitido (Sohi et al., 2009), sobre todo por el uso no racional

25
de fertilizantes y las prácticas de cultivo (Martínez, et al., 2008). En México
representa un 6.4 % del total de emisiones de gases efecto invernadero (INEGI,
2009). Asimismo, la actividad forestal, por la deforestación y los incendios
provocados de los bosques y la pecuaria, por los rumiantes, que aporta, ésta
última, el 14.5% del total de emisiones de gases efecto invernadero de origen
humano (Masera et al., 1997; FAO, 2013), y el cambio en el uso de la tierra (Akala
and Lal, 2001).

Uno de los beneficios que se espera por el uso de biocarbón es su potencial para
mitigar significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero y
contribuir así a retardar el cambio climático. En el ciclo del carbono las plantas
toman CO2 de la atmósfera para la fotosíntesis y al morir forman parte de la
materia orgánica del suelo, la cual ha capturado el carbono en sus estructuras.
Sin embargo, la mayor parte de esta materia es mineralizada por los
microorganismos del suelo con liberación de CO2 a la atmósfera, además del
producido por la respiración de las plantas. Al estar balanceadas las cantidades
de CO2 absorbidas y liberadas en este sistema, se considera como carbono
neutral, es decir, que no aumenta la cantidad neta de este gas en la atmósfera.
Entre los gases efecto invernadero se encuentran el CH4, NO2, CO2 y, en este
último caso, la adición neta de carbono a la atmósfera representa el carbono
positivo. Finalmente el carbono negativo se refiere a la reducción de la adición
neta de este gas a la atmósfera. Cuando se produce biocarbón se están
ocupando residuos de biomasa que formarían parte de materia orgánica del
suelo, de la cual se usa un porcentaje en la producción de energía y otro en la
producción de biocarbón. En el primer caso se libera hacia la atmósfera parte del
carbono en forma de CO2 como un proceso de carbono neutral, y cuando se
aplica biocarbón al suelo, como el carbono está en forma recalcitrante, tarda
mucho tiempo en degradarse, convirtiéndose en carbono negativo (Schahczenski,
2010).

Para tener un conocimiento concreto de ese potencial del biocarbón para que el
carbono sea retenido por más tiempo en el suelo, debe considerarse tanto la
eficiencia energética como las emisiones de gases de efecto invernadero a través
de un análisis de ciclo de vida del biocarbón. Este es un método que se usa para
evaluar las cargas ambientales asociadas a un producto, proceso o actividad a lo

26
largo de la vida útil, con la cuantificación de la energía, los recursos y las
emisiones así como la evaluación de su efecto en el ambiente global
(Schahczenski, 2010). Sin embargo, estudios realizados por algunos
investigadores (Gaunt y Lehmann, 2008; Lehmann y Joseph, 2009; Roberts,
2010) mostraron que el biocarbón sí produjo una reducción neta de la emisión de
dichos gases y que el uso de la biomasa fue eficiente desde el punto de vista
energético. Gaunt y Lehmann (2008) mostraron, además, que la producción de
biocarbón redujo de dos a cinco veces más las emisiones de gases de efecto
invernadero que la sola producción de energía de la misma biomasa.

La producción de biocarbón de manera sostenible y su adición al suelo como


mejorador, sí tiene un potencial técnico para contribuir de manera importante en la
mitigación del cambio climático y Woolf et al. (2010) en un análisis concluyeron
que era posible una disminución de las emisiones de carbono equivalente de CO 2,
en el orden de 1.8 Pg CO2-Ce anualmente, y 130 Pg CO2-Ce en un siglo,
considerando los niveles actuales de disponibilidad de materia prima, con la
preservación de la biodiversidad, la estabilidad del ecosistema y la seguridad
alimentaria. Esa capacidad del biocarbón de contribuir al secuestro del carbono y
disminuir el CO2 atmosférico contribuye a mitigar el cambio climático, requiere
procesar residuos de biomasa y tecnologías adecuadas, pero respetando las
áreas de cultivo o selvas y bosques, de manera que no se provoque un problema
entre la seguridad alimentaria, la producción de biocombustibles y la conservación
del ambiente (Tilman et al., 2009). Mediante el análisis del ciclo de vida del
biocarbón se demostró que hay reducción de emisiones de gases efecto
invernadero de diversas magnitudes, debido a los tipos de materia prima y
sistemas de pirólisis empleados para producir el biocarbón (De Gryze et al.,
2010). En un estudio realizado por Cayuela et al. (2010) se usaron subproductos
de la obtención de biocombustibles como mejoradores de suelos, entre ellos
biocarbón, que mostró un alto potencial para la mitigación del cambio climático
debido a su capacidad de incrementar el contenido de carbono estable en el suelo
con un valor superior, en este sentido, a los demás subproductos. La
incorporación de biocarbón al suelo secuestra carbono de forma sostenible, ya
que en su obtención, por medio de la pirólisis de biomasa, en particular de los
bosques, se concentra y almacena en promedio aproximadamente el 50% del

27
contenido de carbono original de la biomasa muerta que es permanente. El resto
de la biomasa se descompone rápidamente a una forma más estable y se liberan
gas y aceites que pueden ser capturados como fuente de energía, reduciendo así
las emisiones de gases (Shrestha et al., 2010).

En una estimación efectuada por la Iniciativa Internacional de Biochar (2009) se


consideró que si el 2.1% del carbono anual fotosintetizado e incorporado en las
plantas pudiera usarse para producir biocarbón, con una eficiencia de
carbonización del 40%, podría secuestrarse 0.5 billones de toneladas del carbono
de la atmósfera.

La Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y


Desertificación, en 2009, determinaron que el biocarbón podría ser considerado
como una estrategia de mitigación para las negociaciones del segundo periodo
del Protocolo de Kyoto que iniciará en 2013. Sin embargo, existen algunos
cuestionamientos si esto sucederá en todos los ambientes, por lo cual sugieren
más investigaciones no sólo a nivel de laboratorio sino de campo (Bracmort, 2009;
Shrestha et al., 2010).

Riesgos para la salud

Parece que algunos biocarbones pueden presentar contenidos de hidrocarburos


aromáticos policíclicos (HAP), dioxinas, furanos, metales ligeros y pesados,
dependiendo de las materias primas y de las temperaturas de procesamiento, si
éstas exceden de 1000ºC. Sin embargo, se ha mencionado que la mayoría no los
presenta o están en cantidades mínimas, lo que no es un riesgo para la salud. Sin
embargo, cuando provienen de incineración de vertederos y residuos sólidos
municipales sí pudieran tener contaminantes (Verheijen et al., 2009; Sohi et al.,
2010). El biocarbón producido de cáscarillas de arroz con muy altas temperaturas
en el proceso, podría originar compuestos cancerígenos. Además deben tenerse
precauciones para no inhalar las partículas más pequeñas del biocarbón que
pueden producir problemas respiratorios o gástricos, por lo que es recomendable
usar ropa adecuada y mascarillas (Major, 2010). Sin embargo, es necesaria
mayor investigación sobre el impacto de la producción de biocarbón en la salud y
en la seguridad (Mills, 2012).

28
Manejo, transporte y almacenamiento

El tamaño de las partículas de biocarbón definirá el manejo y transporte que se le


debe dar con el fin de evitar que el aire se llene de polvo de biocarbón con los
subsecuentes riesgos de contaminación al ambiente o como se mencionó en la
salud humana. Existen evidencias que el biocarbón almacenado en espacios
cerrados tiene un potencial pirofórico, con referencia a los informes de polvo de
carbón en minas. Por ello, el aperdigonado del biocarbón puede evitar este
problema, así como su humedecimiento o el uso de retardantes de fuego como el
ácido bórico, el sulfato ferroso, o usar gases inertes para remover el oxígeno
atmosférico. No debe tenerse almacenado en zonas urbanas o almacenes
(Lehman and Joseph, 2009; Verheijen et al., 2009).

Factibilidad económica, tecnológica y social en México para producir


biocarbón

En el mundo se han realizado pocos estudios económicos (Swieten, 2010a; Pratt


y Moran, 2010; Thomas, 2010; Granatstein et al., 2010) de la producción y
aplicación de biocarbón como mejorador de suelo. Es importante fundamentar el
manejo del biocarbón en el estudio económico de su ciclo. En ese contexto es
necesario considerar: 1) el costo de la producción, que incluye la producción de
biomasa –en caso de tener este fin-, el de la colecta, transporte y
almacenamiento de las materias primas, costos de la tecnología de producción
junto con la compra de equipo, mantenimiento, depreciación, trabajo, la escala de
producción, entre otros; 2) los costos de transporte, almacenamiento y aplicación
del biocarbón; 3) el beneficio económico por los cambios en el suelo que
producen un aumento en la productividad, y 4) el ingreso económico que podría
obtenerse por el secuestro de carbono al aplicarlo al suelo si se logra sea
considerado para créditos de carbono. Sin embargo, el beneficio social es lo más
importante, porque se ha comprobado que la adopción y permanencia de una
práctica depende de este factor, ya que el productor considera la tenencia de la
tierra, el cultivo, las dinámicas de la agricultura en el contexto social más amplio
(Leach, 2010), sobre todo los riesgos e incertidumbres que una nueva tecnología
puede imponer a las personas y al ambiente, así como la comprobación de los
beneficios que produce esta tecnología.

29
En el experimento realizado durante cuatro años por van Zwieten et al. (2010ª)
con la aplicación de dos biocarbones derivados de residuos de fábrica de papel y
de camas de pollo en una rotación cereal-leguminosa, mostraron que la
producción aumentó con ambos biocarbones comparado a los demás
tratamientos que correspondieron al manejo del productor, encalado con 3 t ha-1 y
uso de composta húmeda a razón de 25 t ha-1, produjo ganancias económicas, ya
que con respecto a la práctica del productor, el incremento neto fue de 2,480
dólares por hectárea con el biocarbón de residuos avícolas y con el biocarbón de
fábrica de papel fue aún mayor.

Por ello es conveniente realizar el estudio económico que defina claramente los
beneficios y considerar además el impacto social que ello implicaría, porque en
este momento es una tecnología que se desconoce y que no se ha aplicado en
México. Si se piensa en la cantidad de residuos de cultivos que se desperdician o
que son mal empleados, habría un gran potencial para ello, y lo conveniente sería
promover el desarrollo de tecnologías limpias de pirólisis para producir este
mejorador y preferentemente de manera local que reduciría costos de transporte
de biomasa y biocarbón.

1.3 CONCLUSIONES

El estudio del biocarbón a nivel mundial tiene mucho auge pues se considera una
tecnología que puede aumentar la fertilidad de los suelos y aumentar el
rendimiento de los cultivos, el secuestro de carbono, el efecto positivo sobre el
cambio climático y la obtención de créditos de carbono. Sin embargo, falta mucho
conocimiento en el efecto a largo plazo del uso del biocarbón en los suelos y en el
ambiente, ya que la investigación a nivel de campo ha sido limitada. Asimismo, la
caracterización de los biocarbones para definir las propiedades físicas, químicas,
fisicoquímcas y biológicas que son las que determinan su comportamiento en el
suelo y en la eficacia en la mejora de la calidad es aún muy poca. Considerando
la infinita gama de agroecosistemas en el mundo, y la gran diversidad de
biocarbones por los parámetros empleados en su producción, que considera las
materias primas, las condiciones del proceso de pirolisis, así como su uso como
mejorador de suelos, como dosis, forma de aplicación, entre otros. Es necesario

30
recalcar que puede haber diversas respuestas en los cultivos en diferentes
ambientes. En México es necesario impulsar esta tecnología para obtener tales
beneficios para lo cual es necesario la realización de investigación que permita
comprobar los resultados que muchos investigadores han confirmado, para que
sea utilizada por los productores agrícolas por rentabilidad, seguridad en la salud
y seguridad alimentaria.

De esta manera, puede considerarse que el uso del biocarbón como una
tecnología que se ha demostrado provee beneficios al suelo aumentando su
fertilidad a través de su influencia en las propiedades físicas, químicas y
biológicas del suelo, así como su capacidad para ayudar al secuestro de C en el
suelo, tiene gran futuro en la medida que se le considere como tal y tenga apoyo
para probarlo en diferentes agroecosistemas de México, ya que la factibilidad de
su obtención y aplicación podría llevarse a cabo directamente en el campo,
aprovechar los residuos de las labores agrícolas y disminuir los costos, con los
beneficios mencionados.

1.4 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Akala V. A. and R. Lal. 2001. Soil organic carbon pools and sequestration rates in
reclaimed minesoils in Ohio. Journal of Environmental Quality 30: 2098-
2104.
Amonette, J. 2009. “An introduction to biochar: Concept, processes, properties,
and applications”. Harvesting Clean Energy 9. Special Workshop. USA.
Angin, D. and S. Sensoz. 2011. Characterización of bio-chars obtained at static
and nitrogen atmosphere. 6th International advanced technologies
symposiyum (IATS’11), Elazig, Turkey. 191-193 pp.
Antal Jr. M.J. and M. Grönli. 2003. The art, science, and technology of charcoal
production. Industrial and Engineering Chemistry Research 42(8): 1619-
1640.
Asai, H., K. Benjamin, M. Haefele , S. Khamdok, H. Koki, K. Yoshiyuki, I. Yoshio,
S. Tatsuhiko, and H. Takeshi. 2009. Biochar amendment techniques for
upland rice production in Northern Laos: 1. Soil physical properties, leaf
SPAD and grain yield. Field Crops Research 111 (1-2):81-84.
Baccile, N., M. Antonietti and M.M. Titirici. 2010. One-step hydrothermal synthesis
of nitrogen-doped nanocarbons: Albumine directing the carbonization of
glucose. ChemSusChem 3: 246-253.
Baldock, J.A. and R.J. Smernik. 2002. Chemical composition and bioavailability of
thermally altered Pinus resinosa (Red Pine) wood. Organic Geochemistry
33:1093-1109.

31
Baronti, S., G. Alberti, G. Vedove, F. Di Gennaro, G. Fellet, L. Genesio, F.
Miglietta, A. Peressittu, F. Vaccari. 2010. The biochar option to improve
plant yields: First results from some field and pot experiments in Italy. Ital. J.
Agron./Riv. Agron. 2010 (5): 3-11.
Blackwell, P., Shea, S., Storer, P., Solaiman, Z., Kerkmans, M. and Stanley, I.
2007. Improving wheat production with deep banded oil mallee charcoal in
Western Australia. First Asia Pacific Biochar Conference, Terrigal,l
Australia.
Bracmort, K. 2009. Biochar: Examination of an emerging concept to sequester
carbon. Congressional research service. USDA. USA.
http://www.eoearth.org/files/177501_177600/177531/r40186.pdf. Marzo de
2013.
Brendová, K., P. Tlustos, J. Száková, J. Habart. 2012. Biochar properties from
different materials of plant origin. Eur. Chem. Bull. 1(12), 535-539.
Brick, S. 2010. Biochar: assessing the promise and risks to guide U.S. Policy.
Natural resources fefense council. U.S.A.
http://www.nrdc.org/energy/files/biochar_paper.pdf. Enero de 2011.
Cayuela, M.L., P.J. Kuikman, O. Oenema, R.R. Bakker, J.W. Groenigen. 2010.
Bioenergy residues and biochar as soil amendments: Climate-relevant C
and N dynamics during decomposition in soil. Use of manures and organic
wastes to improve soil quality and nutrient balances.
http://www.ramiran.net/ramiran2010/docs/Ramiran2010_0319_final.pdf.
Marzo 2013.
Chan, K.Y., L. Van Zwieten, I. Meszaros, A. Downie, and S. Joseph. 2007.
Agronomic values of greenwaste biochar as a soil amendment. Australian
Journal of Soil Research 45:629-634.
Chan, K.Y., Xu, Z., 2009. Biochar: Nutrient properties and their enhancement. In:
Biochar for Environmental Management: Science and Technology
(Lehmann, J. & Joseph, S. ed.), Earthscan.
Cheng, C. and J. Lehmann. 2009. Ageing of black carbon along a temperature
gradient. Chemosphere 75, 1021-1027.
Cheng, C.H., Lehmann, J. and Engelhard, M.H. 2008. Natural oxidation of black
carbon in soils: Changes in molecular form and surface charge along a
climosequence. Geochimica et Cosmochimica Acta. 72: 1598-1610.
Cornelissen, G., V. Martinsen, V. Shitumbanuma, V. Alling, G. Breedveld, D.
Rutherford, M. Sparrevik, S. Hale. 2013. Biochar Effect on Maize Yield and
Soil characteristicas in five conservation farming sites in Zambia. Agronomy
2013, 3:256-274. Disponible en: www.mdpi.com/journal/agronomy. Junio
2013.
Cui, L., L. Li, A. Zhang, G. Pan, D. Bao and A. Chang. 2011. Biochar amendment
greatly reduces rice Cd Uptake in a Contamined Paddy Soil: A Two-Year
Field Experiment. Bioresources 6(3), 2605-2618. Bioresources.com. Enero
de 2012.
Czernik, S. and A.V. Bridgwater. 2004. Overview of applications of biomass fast
pyrolysis oil. Energy Fuels. 18(2):590-598.
De Gryze, S., Cullen D.M., Durschinger L. 2010. Evaluation of the opportunities for
generating carbon offsets from soil sequestration of biochar. Climate action
reserve. Terra Global Capital. LLC. http://www.climateactionreserve.org/wp-
content/uploads/2009/03/Soil_Sequestration_Biochar_Issue_Paper1.pdf
Junio de 2010.

32
Demirbas, M.F. 2009. Biorefineries for biofuel upgrading: A critical review. Applied
Energy 86: S151-S161.
Downie, A., Crosky, A., Munroe, P., 2009. Physical properties of biochar. In:
Biochar for Environmental Management: Science and Technology (Eds.
Lehmann, J. & Joseph, S.), Earthscan.
Downie, A., Klatt P., Downie R., Munroe P. 2007. Slow pyrolysis: Australian
demonstration plant successful on multi-feedstocks. Bioenergy 2007
Conference, Jyväskylä, Finland.
Elad, Y., E. Cytrin, H.Y. Meller, B. Lew and E.R. Graver. 2011. The Biochar effect:
plant resistance to biotic stresses. Phytopathologia Mediterranea. Vol. 50,
No. 3. Marzo 2012.
Falcao, N. 2012. In: Pesquisadores garipam a história contida na terra preta de
índio. Natureza (ed).
http://g1.globo.com/natureza/noticia/2012/06/pesquisadores-garimpam-
historia-contida-na-terra-preta-de-indio.html. Junio 2012.
FAO. 2013. Major cuts of greenhouse gas emissions from livestock within reach. D
http://www.fao.org/news/story/en/item/197608/. Octubre 2013.
Farag, I.H., LaClair C.E. & Barrett C.J.. 2002. Technical, enviromenmental and
economic feasibility of bio-Oil in New hampshire’s north country. New
hampshire industrial research center. www.unh.edu/p2/biooil/bounhif.pdf.
Octubre 2011.
Fortis, H.M., Salazar, S.E., Orono, C.I., Leos, R.J., Cruz, R.J., Montemayor, T.J.,
García, S.J. y Aldaco, N.R. 2007. Estadísticas de la Producción Orgánica.
En: Uso y aprovechamiento de abonos orgánicos e inocuidad. 2007. Edit.
Enrique Salazar Sosa et al. Gómez Palacio Durango, México, Facultad de
Agricultura y Zootecnia de la UJED, Sociedad mexicana de la ciencia del
suelo, COCyTED.
Funes-Monzote, F. & Monzote, M. 2001. Unir en un todo coherente una opción
sustentable y productiva. Experiencia cubana de integración ganadería-
agricultura sobre bases agroecológicas. Boletín de ILEIA. 16 (4): 22.
http://www.leisa-al.org/web/images/stories/revistapdf/vol16n4.pdf
Gathorne-Hardy, A., J. Knight, and J. Woods. 2009. Biochar as a soil amendment
positively interacts with nitrogen fertiliser to improve barley yields in the UK.
Presented at IOP conf. series: Earth and Environ. Sci. 6: Climate change:
Global risks, challenges and decisions. Paper P37.45.
Gaunt, J.L. and Cowie A. 2009. Biochar, greenhouse gas accounting and
emissions trading. In: Biochar for Enviromental Management (Lehmann, J.
and Joseph, s. ed.), pp.317-340. Earthscan, London.
Gaunt, J.L. and J. Lehmann. 2008. Energy balance and emissions associated with
biochar sequestration and pyrolysis bioenergy production. Environmental
Science & Technology. 42, No. 11: 4152-4158.
Gheorghe, C., Marculescu, C., Badea, A., Dinca, C., Apostol, T. 2009. Effect of
pyrolysis conditions on bio-char production from biomass. Proceedings of
the 3rd WSEAS Int. Conf. on Renewable Energy Sources, July 1-3 2009,
Tenerife Canary Island, Spain. pp. 239-241.
Glaser, B., L. Haumaier, G. Guggenberger, & W. Zech. 2001. The Terra Preta
phenomenon: a model for sustainable agriculture in the humid tropics.
Naturwissenschaften, 88: 37-41.
Gorou, P. 1949. Observaçoes geográficas na Amazonia. Revista Brasileira de
Geografía 11: 354-408.

33
Granatstein, D., Kruger C.E., Collins H., Galinato S., Garcia-Perez M. and Yoder
J. 2009. Use of biochar from the pyrolysis of waste organic material as a
soil amendment. Final report. Center for sustaining agriculture and natural
resources. Washington State University. Wenatchee, Washington. USA.
Hammes, K., RJ Smernick, JO. Skjemstad, A. Herzog, UF. Vogt, MWI. Schmidt.
2006. Synthesis and caracterisation of laboratory-charred grass straw
(Oriza sativa) and chesnut wood (Castanea sativa) as reference materials
for black carbon quantification. Organic Geochemistry. 37: 1629-1633.
Hayes, J. D. 2009. An examination of biorefining processes, catalysts and
challenges. Catalysis Today 145:138-151.
Hiller, E., A. Fargasova, L. Zemanova, M. Bartal. 2007. Influence of wheat ash on
the MCPA inmobilization in agricultural soils. Bulletin of Environmental
Contamination and Toxicology 78: 345-348.
INEGI. 2009. ii. National greenhouse gas emissions inventory. Fourth National
Communication of Mexico. 1990-2006.
http://www2.inecc.gob.mx/publicaciones/libros/654/nationalgreenhouse.pdf
INEGI. 2013. “Estadísticas a Propósito del Día Mundial de la Justicia Social”.
http://www.inegi.org.mx/inegi/contenidos/espanol/prensa/Contenidos/estadi
sticas/2013/justicia0.pdf. Octubre 2013.
International Biochar Initiative. 2012. Standardized product definition and product
testing guidelines for biochar that is used in soil. www.biochar-
international.org. Mayo de 2012.
International Biochar Initiative. How much carbon can biochar systems offset-and
when? http://www.biochar-international.org/images/final_carbon.pdf.
October 2009.
Ippolito, K.; Lentz R., Novak J., Spokas K., Collins H. and Streubel J.. 2011.
Biochar. Usage: pros and cons. Western Nutrient Management Conference.
Vol. 9.: 93-98.
Ishii T and K. Kadoya. 1994. Effects of charcoal as a soil conditioner on citrus
growth and vesicular–arbuscular mycorrhizal development. J Jap Soc Hortic
Sci 63:529–535.
Kaal, J., S. Brodowski, J.A. Baldock, K.G.J. Nierop, C.A. Martínez, C. 2008.
Characterisation of aged black carbon using pyrolysis-GC/MS, thermally
assisted hydrolysis and methylation (THM), direct and cross-polarisation
13C nuclear magnetic resonance (DP/CP NMR) and the
benzenepolycarboxylic acid (BPCA) method. Organic Geochemistry
39:1415-1426. http://igitur-archive.library.uu.nl/geo/2008-1205-
200355/Organic%20Geochemistry%2039%20(2008)%2010.pdf. Enero
2010.
Kern, D.C., N. Kämpf. 1989. O efeito de antigos assentamentos indígenas na
formação de solos com terra preta arqueológicas na região de Oriximiná –
PA. Revista Brasileira de Ciência do Solo 13, 219–225.
Kimetu, J.M., J.Lehmann, S.O. Ngoze, D.N. Mugendi, J.M. Kinyangi, S. Riha, L.
Verchot, J.W. Recha and A.N. Pell. 2008. Reversibility of soil productivity
decline with organic matter of differing quality along a degradation gradient.
Ecosystems 11: 726-739.
Kishimoto S, Sugiura G. 1985. Charcoal as soil conditioner. In symposium on
forest products research, International Achievement for the Future 5: 12-23.
Krull, E., R. Kookana, R. Smernik, A. McBeath, S. Jahanshahi, J. McGowan, S.
Donne and J. Lehmann. 2010. Agronomic and environmental implications of

34
biochar sourcing, production and application. 3rd International biochar
conference. IBI 2010. Progressing from Terra Preta de Indois to the whole
world. International Biochar Initiative. 13-16 September 2010, Rio de
Janeiro.Brazil.
Laird, D.A., P. Fleming, D.D. Davis, R. Horton, B. Wang, D.L. Karlen. 2010. Impact
of biochar amendments on the quality of a typical midwestern agricultural
soil. Geoderma158: 443-449. www.elsevier.com/locate/geoderma. Enero
2011.
Laird, D.A., R. Brown, J. Amonette and J. Lehmann. 2009. Review of the pyrolysis
platform for coproducing bio-oil and biochar. Biofuels, Bioproducts &
Biorefining. 3:547-562. Wiley InterScience www.interscience.wiley.com.
Abril 2010.
Leach, M., Scoones, I. and Stirling, A. 2010. Dynamic sustainabilities: Technology,
environment, social justice. Taylor & Francis. London: Earthscan LTD.
Lehmann J., J.P. da Silva Jr., C. Steiner, T. Nehls, W. Zech, B. Glaser. 2003.
Nutrient availability and leaching in an archaeological anthrosol and a
ferralsol of the Central Amazon basin: Fertilizer, manure and charcoal
amendments. Plant Soil 249:343–357.
Lehmann, J. and Rondon, M. 2006. Bio-char soil management on highly-
weathered soils in the humid tropics. In: Biological Approaches to
Sustainable Soils Systems (Uphoff, N.T. ed.) CRC Press/Taylor & Francis.
Boca Raton. pp. 517-530.
Lehmann, J. and S. Joseph, eds. 2009. Biochar: Environmental Management.
Earthscan. United Kingdom and United States.
Lehmann, J., 2007. Bio-energy in the black. Frontiers in Ecology and the
Environment 5: 381-387.
Lehmann, J., Woods, W., Teixeira, W., Steiner, C., WinlerPrins, L. and Rebellato,
L. Editors. 2003. Amazonian Dark Earths: Wim Sombroek’s Vision. Origin,
Properties, Management, 29-50. Kluwer Academic Publishers. Printed in
the Netherlands. Historical an socio-cultural origins of Amazonian dark
earths.
Liang B., J. Lehmann, D. Solomon, J. Kinyangi, J. Grossman, B. O’Neill, J.O.
Skjemstad, J. Thies, F.J. Luizao, J. Petersen, and G. Neves. 2006. Black
carbon increases cation exchange capacity in soils. Soil Sci Soc Am J. 70:
1719–1730.
http://www.css.cornell.edu/faculty/lehmann/publ/SoilSciSocAmJ%2070,%20
1719-1730,%202006%20Liang.pdf. Agosto 2009.
Major, J. 2010. Guidelines on practical aspects of biochar application to field soil in
various soil management systems. International Biochar Initiative.
www.biochar-international.org. Febrero 2011.
Major, J. 2011. Biochar for soil quality improvement, climate change mitigation and
more. A literature review. http://biochar-
atlantic.org/assets/pdf/BiocharSoilFertility.pdf.
Martínez, H.E., E.J. Fuentes and H.E. Acevedo. 2008. Carbono orgánico y
propiedades del suelo. Universidad de Chile. J. Soil Sc. Plant Nutr. 8 (1)
(68-96) http://www.scielo.cl/pdf/rcsuelo/v8n1/art06.pdf. Enero de 2010.
Martínez, M.L., Torres, M.M., Guzmán, C.A. and Maestri, D.M. 2006. Preparation
and characteristics of activated carbon from stones and walnut shells.
Industrial Crops and Products. 23: 23-28.

35
Mašek, O. and Brownsort, P. 2011. Biochar production. In: An assessment of the
benefits and issues associated with the application of biochar to soil.
Shackley, S. and Sohi, S. edit. UK Biochar Research Centre.
Masera, O., Ordóñez, M. and Dirzo, R. 1997. Carbon emissions from mexican
Forests: Current Situation and long-term Scenarios. Climate Change 35:
265-295. http://www.oikos.unam.mx/Bioenergia/images/PDF/CC/CC-
Bosques/CARBON%20EMISSIONS%20FROM%20MEXICAN%20FOREST
S.pdf Octubre 2010.
McClellan, T; Deenik, J., Uehara, G., Antal, M. 2007. Effects of flashed carbonized
macadamia nutshell charcoal on plant and soil. Department of tropical
plants and soil science, Hawaii Natural Energy Institute.
http://www.ctahr.hawaii.edu/deenikj/Downloads/Tai_Charcoal_CTAHR_Sy
m_2007.pdf. Febrero 2011.
McHenry, M.P. 2009. Agricultural bio-char production, renewable energy
generation and farm carbon sequestration in Western Australia: Certainty,
uncertainty and risk. Agriculture, Ecosystems and Environment 129: 1-7.
http://ac.els-cdn.com/S0167880908002375/1-s2.0-S0167880908002375-
main.pdf?_tid=a71e4236-f49d-11e2-b546-
00000aacb360&acdnat=1374697052_0f711deaa596e6fffe40d911b1037c3e
Mayo 2010.
McLaughlin, H., Anderson, P. S., Shields, F. E. and Reed, T. B.. 2009. All biochars
are not created equal, and how to tell them apart. North American biochar
conference, Boulder, CO http://www.biochar-
international.org/sites/default/files/All-Biochars--Version2--Oct 2009.pdf.
Agosto 2009.
Mills, E. 2012. Weighing the risks of climate change mitigation strategies. Bulletin
of the Atomic Scientists 68(6) 67-78. http://evanmills.lbl.gov/pubs/pdf/mills-
comparative-climate-mitigation-risks-2012.pdf. Diciembre 2012.
Mullen, Ch., A. Boateng, K. Hicks, N. Goldberg and R. Moreau. 2010. Analysis
and comparison of bio-oil produced by fast pyrolysis form three barley
biomass/byproduct Sstreams. Energy Fuels. 24:699-706.
Neves, E.G., Petersen, J.B., Bartone, R.N., da Silva, C.A. 2003. Historical and
socio-cultural origins of Amazonian Dark Earths In: Lehmann J, Kern DC,
Glaser B, Woods WI (eds) Amazonian Dark Earths: Origin, Properties,
Management. The Netherlands.
Novak, J.M., I. Lima, B. Xing, W. Gaskin, C. Steiner, K.C. Das, M. Ahmedna, D.
Srehrah, D.W. Watts, W.J. Busscher and H. Schomberg. 2009.
Characterization of designer biochar produced at different temperatures and
their effects on a Loamy Sand. Annals of Environmental Science.Vol 3:195-
206.
Novak, J.M., W.J. Busscher, D.W. Watts, D.A. Laird, M.A. Ahmedna, M.A.S.
Niandou. 2010. Short-term CO2 mineralization after additions of biochar and
switch grass to a typic kandiudult. Geoderma 154: 281-288.
Orlando, P. 2012. Pesquisadores garipam a história contida na terra preta de
índio. Natureza.
http://g1.globo.com/natureza/noticia/2012/06/pesquisadores-garimpam-
historia-contida-na-terra-preta-de-indio.html Octubre 2012.
Pastor-Villegas, J., C. Valenzuela-Calahorro, A. Bernalte-Garcia and V. Gomez-
Serrano. 1993. ‘Characterization study of char and activated carbon
prepared from raw and extracted rockrose’, Carbon 31:1061–1069.

36
Pratt, K. & Moran, D. 2010. Evaluating the cost-effectiveness of global biochar
mitigation potential. Biomass and Bioenergy. 34 (8):1149-1158.
Qiu, S., A.J. McComb, and R.W. Bell. 2008. Ratios of C, N and P in soil water
direct microbial immobilization–mineralization and N availability in nutrient
amended sandy soils in southwestern Australia. Agriculture, Ecosystems
and Environment 127: 93-99.
Roberts, K., 2010. Life cycle assessment of biochar systems: estimating the
energetic, economic and climate change potential. Environmental Science
and Technology. Vol. 44 (2): 827–833.
Rondon, M.A., J. Lehmann, J. Ramírez and M. Hurtado. 2007. Biological nitrogen
fixation by common beans (Phaseolus vulgaris L.) increases with bio-char
additions. Biology and Fertility of Soils 43(6): 699-708.
Rouquerol, F., Rouquerol, I. and Sing, K. 1999. Adsorption by powders and porous
solids. Academic Press. London, UK.
Sadaka, S. and Eng, P. 2007. 2. Pyrolisis. Center for sustainable enviromental
technologies. Departament of agricultural and biosystems engineering. Iowa
State University. Nevada.
http://bioweb.sungrant.org/NR/rdonlyres/57BCB4D0-1F59-4BC3-A4DD-
4B72E9A3DA30/0/Pyrolysis.pdf.
Sánchez, S., Hernández, M., Ruz, F. 2011. Alternativas de manejo de la fertilidad
del suelo en ecosistemas agropecuarios. Pastos y Forrajes. 34.
www.redalyc.org/articulo.oa?id=269121519001> ISSN 0864-0394. Enero
2012.
Schaczenski, J. 2010. Biochar and sustainable agriculture. pp. 1-12. In Holly
Michels (Ed). National Sustainable Agriculture Information Service
www.attra.ncar.org/attra-pub/biochr.html or www.attra.ncat.org/attra-
pub/PDF/biochar.pdf.
Schmidt, M.W.I. and A. G. Noack. 2000. Black carbon in soils and sediments:
Analysis, distribution, implications, and current challenges. Global
Biogeochem. Cycles. 14, 777–794.
Semarnat-CP. 2003. Evaluación de la degradación del suelo causada por el
hombre en la República Mexicana, escala 1:250 000. Memoria nacional
2001-2002. México.
Sheil, D., I. Basuki, L. German, T. W. Kuyper, G. Limberg, R.K. Puri, B. Sellato, M.
van Noordwijk and E. Wollenberg. 2012. Do anthropogenic dark earths
occur in the interior of Borneo? Some initial observations from East
Kalimantan. Forests 3: 207-229
Shrestha, G., S.J. Traina and C.W. Swanston. 2010. Black carbon’s properties
and role in the environment: A comprehensive review. Sustainability 2:
294-320. www.mdpi.com/journal/sustainability. Noviembre 2012.
Skjemstad, J., D. Reicosky, A. Wilts and J. McGowan. 2002. Charcoal carbon U.S.
agricultural soils. Soil Sci. Soc. Am. J. 66:1249–1255.
Smith, N.J. H. 1980. Anthrosoles and human carrying capacity in Amazonia.
Annals of de Association of American Geographers 70: 553-566.
Sohi, S., Lopez-Capel, E., Krull, E., Bol, R. 2009. Biochar’s roles in soil and
climate change: A review of research needs. CSIRO Land and Water
Science Report 05/09, 64 pp. http://www.csiro.au/files/files/poei.pdf
Sohi, S.P., E. Krull, E. Lopez-Capel and R. Bol. 2010. A review of biochar and its
use and function in soil. Advances in Agronomy, Volume 105: 47-82.

37
Sombroek, W. 1966. Amazon soil: a reconnaissance of the soils of the Brazilian
Amazon region. Centre for agricultural publications and documentation,
Wageningen p. 292.
Sombroek, W.G., F.O. Nachtergaele, A. Hebel. 1993. Amounts, dynamics and
sequestering of carbon in tropical and subtropical soils. Ambio. 2. (7). The
Royal Colloquium. 417-426.
Srinivasarao, Ch., Gopinath, K.A., Venkatesh, G., Dubey, A.K., Harsha Wakudkar,
Purakayastha, T.J., Pathak, H., Pramod Jha, Lakaria, B.L., Rajkhowa, D.J.,
Sandip Mandal, Jeyaraman, S., Venkateswarlu, B. and Sikka, A.K. 2013.
Use of biochar for soil health management and greenhouse gas mitigation
in India: Potential and constraints, Central Research Institute for Dryland
Agriculture, Hyderabad, Andhra Pradesh. p.51..
http://www.crida.in/NICRA%20pubs/NICRA%20Bulletin%201.pdf. Octubre
2013.
Steiner, C. 2010. Biochar in agricultural and forestry applications in: Biochar from
agricultural and forestry residues – A complimentary use of “waste”
biomass. pp. 1-14. In: Levine, J. (Ed). U.S.-focused biochar report:
Assessment of biochar’s benefits for the United States of América.
Steiner, C., K.C. Das, N. Melear and D. Lakely. 2010. Reducing nitrogen loss
during poultry litter composting using biochar. Journal of Environmental
Quality 39:1236-1242.
Sukartono, W., H. Utomo, Z. Kusuma and W.H. Nugroho. 2011. Soil fertility status,
nutrient uptake, and maize (Zea mays L.) yield following biochar and cattle
manure application on sandy soils of Lombok, Indonesia. Journal of
Tropical Agriculture 49 (1-2): 47-52.
Tenenbaum, D.J. 2009. Biochar: Carbon mitigation from the ground up.
Environmental Health Perspectives 117(2): A70-73.
Thomas, C. 2010. The introduction of a carbon price and the use of agrichar in the
sugarcane industry. AFBM Journal. 7-1. Charles Sturt University.
http://ageconsearch.umn.edu/bitstream/120871/2/Thomas.pdf. Abril 2011.
Tilman, D., R. Socolow, J.A. Foely, J. Hill, E. Larson, L. Lynd, S. Pacala, J. Reilly,
T. Searchinger, C. Somerville, and R. Williams. 2009. Beneficial biofuels-
The food, energy, and enviroment trilemma. Science 325: 270-271.
http://www.sciencemag.org/content/325/5938/270.full.pdf. Julio de 2009.
Titirici, M.M., A. Thomas and M. Antonietti. 2007. Back in the black: hydrothermal
carbonization for plant material as an efficient chemical process to treat the
CO2 problem? New J. Chem., 31: 787-789.
Unger, R. and R. Killorn. 2011. Effect of the application of biochar on selected soil
chemical properties, corn grain, and biomass yields in Iowa.
Communications in Soil Science and Plant Analysis, 42:2441–2451.
http://www.tandfonline.com/doi/pdf/10.1080/00103624.2011.609253. Marzo
de 2013.
Van Zwieten, L., S. Kimber, S. Morris, K.Y. Chan, A. Downie, J. Rust, S. Joseph
and A. Cowie. 2010a. Effects of biochar from slow pyrolysis of papermill
waste on agronomic performance and soil fertility. Plan Soil. 327: 235-246.
ftp://ftp.dpvta.uniud.it/peressotti/Biochar/2010/NSW-Van%20Zwieten2010-
Effects%20of%20biochar%20from%20slow%20pyrolysis%20of%20papermi
ll%20waste%20on%20agronomic%20performance%20and%20soil%20fertil
ity.pdf. Febrero 2011.

38
Van Zwieten, L; Kimber S., Downie A., Orr L., Walker T., Sinclair K., Morris, S.
Joseph, S., Petty S., Rust J. and Chan K.Y. 2010b. Agro-economic
valuation of biochar using field-derived data. 3rd International biochar
conference. IBI 2010b. Progressing from Terra Preta de Indois to the whole
world, 13-16 September 2010, Rio de Janeiro.
Verheijen, F.G.A., Jeffery S., Bastos A.C., van der Velde M., and Diafas I. 2009.
Biochar application to soils - A critical scientific review of effects on soil
properties, processes and functions. EUR 24099 EN, Office for the official
publications of the european communities, Luxembourg, 149pp.
Woods W.I. and McCann JM. 1999. The Anthropogenic origin and persistence of
Amazonian Dark Earths. In: Caviedes C (ed) Yearbook 1999- Conference
of latin americans geographers 25. Austin: University of Texas Press, pp 7-
14
Woods, W.I. 2004. Development of Anthrosol Research. In: Amazonian Dark
Earths. Lehman, J., Kern, D.C., Glaser, B. and Woods, W.I. (Ed.). Kluwer
Academic Publishers. USA.
Woods, W.I. and Glaser B. 2004. Amazonian Dark Earths: Explorations in Space
and Time. Heidelberg: Springer.
Woolf, D., J.E. Amonette, F.A. Street-Perrott, J. Lehmann & S. Joseph. 2010.
Sustainable biochar to mitigate global climate change. Nature
Communications 1:56.
http://www.fluxfarm.com/uploads/3/1/6/8/3168871/sustainable_biochar_to_
mitigate_global_climate_change.pdf. Septiembre de 2010.
Yamoah, C. F., A. Bationo, B. Shapiro and S. Koala. 2002. Trend and stability of
millet yields treated with fertilizer and crop residues in the Sahel. Field
Crops Research 75:53-62.

39
CAPITULO DOS

CARACTERIZACIÓN DE BIOCARBONES DE MAÍZ


CAPÍTULO DOS

CARACTERIZACIÓN DE BIOCARBONES DE MAÍZ

2.1 INTRODUCCIÓN

El interés actual del biocarbón se debe a que investigadores como Glaser et al.
(2002) y Lehmann y Rondon (2006) han asegurado que produce mejoras en el
suelo cuando es aplicado en las dosis adecuadas, pero sobre todo cuando el
biocarbón tiene las propiedades específicas que impartan esa mejora. Sin
embargo, bajo ciertas condiciones de producción y callidades de materia prima
empleada en su fabricación, pueden hacer que el biocarbón sea completamente
ineficaz para retener nutrientes y disminuir el CO 2 liberado a la atmósfera, o
susceptible a degradación por microorganismos (Lehmann, 2007).

Las características del biocarbón que dependen, en gran medida, como se señaló
en la Introducción, de la naturaleza de la materia prima y de las condiciones del
proceso de elaboración, y tienen que ser adecuadas para obtener un biocarbón
con características deseables para aplicarlo al suelo (Downie et al., 2009). Se
conocen que hay diferencias en los biocarbones adicionados al suelo en cuanto a
su comportamiento en el mismo. Dos biocarbones producidos, uno a partir de
abono y otro de virutas de madera, podrían parecer iguales a simple vista; sin
embargo, el primero tuvo mayor contenido de nutrientes que el segundo y, en
cuanto a su estabilidad el segundo fue más estable por un periodo de tiempo
mayor (Kookana et al., 2011). En el proceso de elaboración, la temperatura es
importante. Por ser un material orgánico, el biocarbón es poroso, pero el que es
producido a 700ºC tiene mucha mayor capacidad de adsorción y es más poroso
que uno producido a 400ºC (Kookana et al., 2011). La temperatura más alta lo
hace tener una mayor capacidad para adsorber sustancias tóxicas y rehabilitar
ambientes contaminados (Krull, 2009), mientras que la estructura porosa le
permite retener nutrientes y proveer una estructura en el suelo que estimula el
desarrollo de hongos microscópicos importantes en la microbiología del suelo
(Goodall, 2008).

Debido a que el biocarbón es el producto generado a partir de un amplio espectro


de materiales y condiciones del proceso de obtención, ha sido difícil definir los

42
atributos de cada biocarbón y las características que definan aquéllas que
describan su naturaleza. Aun cuando distintos biocarbones exhiben diferentes
propiedades y los impactos que tienen pueden ser o no los mismos en una gama
de sustratos, se torna difícil elegir los estándares que identifiquen las
características importantes de todos los biocarbones. Es obvio que algunos de los
criterios no podrán ser aplicados a todos ellos. Debiera pensarse en un número
de características que sean comunes a todos los biocarbones para que sea
aplicable universalmente (Reed, 2011). La estandarización de criterios con el fin
de definir un comportamiento común dependiendo de tales características es
indispensable.

Entre las propiedades que los biocarbones presentan está su recalcitrancia. Esta
característica se refiere a cuán lenta es su degradación que puede ser de entre
varios cientos a miles de años (Verheijen et al., 2009), debida a la presencia de
compuestos principalmente de carbono aromáticos que son difíciles de
descomponer y que depende, en gran proporción, no sólo de la naturaleza de la
biomasa usada y del proceso de pirólisis, sino también de las condiciones de
producción de la materia prima en el campo, las propiedades del suelo y el clima
(Lehmann et al., 2006).

También dependen de esas variables la capacidad de adsorción de cationes y


aniones, la porosidad, el área superficial y la baja densidad aparente, el pH que
puede variar de ácido a básico, la distribución del tamaño de partícula,
característica esta última que definirá, sobre todo, las medidas de manejo,
transporte y aplicación en el campo y otras variables como sus reacciones en el
suelo (Verheijen et al., 2009). Dichas propiedades dependen de cuatro
componentes generales: humedad, cenizas, materia volátil y materia residente
(recalcitrante), que variarán en contenido y proporción según el biocarbón (Antal
and Gronli, 2003; McLaughlin et al., 2009).

Por otra parte, muchas características como el pH y la capacidad de intercambio


catiónico varían conforme el biocarbón envejece, (Lehmann, 2007), debido a que
las propiedades del biocarbón en el suelo son dinámicas por los cambios físico-
químicos y biológicos que ocurren con el tiempo (Karve et al., 2009).

43
Con el fin de asegurar que la naturaleza de los biocarbones sea la adecuada para
que sean efectivos como mejoradores al ser adicionados al suelo, en el presente
trabajo se tiene el objetivo de:

Caracterizar física y químicamente cuatro biocarbones derivados de rastrojo de


maíz de diferente tamaño de partícula obtenidos en diferentes condiciones de
pirólisis.

La hipótesis nula es: Las características físicas y químicas de los biocarbones son
iguales y adecuadas para su uso como mejoradores de suelos.

2.2 REVISIÓN DE LITERATURA

La caracterización de biocarbones de diferentes materias primas y procesos de


obtención ha sido realizada por muchos investigadores (Lehmann et al., 2009;
Brunn et al., 2011; Angin, 2013). Sin embargo, muchas veces éstos no han
consignado los datos suficientes para comparar los resultados, además las
metodologías empleadas han sido diferentes y muchas fueron adecuadas de las
de análisis de suelos (Baldock and Smernik, 2002; Hammes, 2006; Novak et al.,
2009). Tal enfoque para caracterizarlo no ha funcionado debido a que el
biocarbón no se comporta como suelo y algunos procedimientos analíticos no
pueden ser aplicados a él, como el pH, el cual se hace en el suelo con una
relación 1:2.5 suelo:agua. Para ciertos biocarbones esta relación no funciona y
debe emplarse una más amplia, como 1:10 por su gran capacidad de retención
de humedad (Major et al., 2010).

Con el fin de homogeneizar los criterios de caracterización de los biocarbones,


donde se incluyese el concepto de calidad, se han realizado trabajos que
implementaron tanto las metodologías convenientes para el análisis de las
propiedades del biocarbón (International Biochar Initiative, IBI, 2013; Schmidt et
al., 2013; Biochar Quality Mandate, 2013), así como criterios de calidad para
definir el tipo de biocarbón y su posible aplicación al suelo como mejorador para
secuestrar carbono en el suelo (Biochar Quality Mandate, 2013; IBI, 2013). Las
características que han sido definidas para ser evaluadas en los biocarbones y
determinar la calidad de los mismos son: humedad, carbono orgánico, relación

44
hidrógeno:carbono (H:C), cenizas totales, nitrógeno total, pH, conductividad
eléctrica, capacidad de encalado (si su pH es superior a 7), distribución del
tamaño de partículas, en un primer grupo de características (IBI, 2013).

En estos parámetros, la humedad no es un elemento que defina el efecto de los


biocarbones como mejoradores de suelos. Sin embargo, es importante su
determinación debido a que para la venta, transporte, manejo y aplicación al suelo
debe considerarse cierto grado de humedecimiento para evitar una posible
reacción con el aire, que según Blackwell et al. (2009) puede causar ignición
espontánea. Tal peligro se evitacon un ligero rociado de agua, aunque es
necesario que no se aplique demasiado porque el transporte se haría más caro.
McLaughlin et al. (2009) aseguraron que la cantidad de agua que un biocarbón
puede retener es tres veces su peso.

El carbono orgánico, la relación hidrógeno:carbono (H:C) y las cenizas totales


definen el comportamiento y estabilidad del biocarbón al ser aplicado al suelo.

Si se considera al biocarbón formado por la fracción de “carbono” y la de cenizas


inorgánicas (no considerando humedad y materia volátil), pueden describirse sus
propiedades de manera más sencilla. La fracción “carbono” incluye el hidrógeno,
el oxígeno y otros elementos que están ligados a esta y es la más afectada por
las condiciones de la reacción: tiempo de la reacción, temperatura, intervalo de
calentamiento, que convierten la mayoría de los carbohidratos a estructuras
aromáticas condensadas características del biocarbón, en diferente grado según
los carbohidratos que estén presentes. La fracción de cenizas es más afectada
por la naturaleza de la materia prima, mientras que las condiciones de la reacción
tienen algún efecto en las propiedades de las cenizas y de la relación
cenizas/carbono del producto, pero en general los constituyentes minerales que
se encuentran en la biomasa se concentran en las cenizas (Breweer et al., 2010).

Las cenizas que un biocarbón contiene dependen del contenido de cenizas de la


materia prima. Esta fracción incluye elementos que constituyen los materiales
orgánicos y que no fueron perdidos en el proceso pirolítico, tales como fósforo,
potasio, calcio, magnesio. Estos elementos son importantes porque podrían
hacerse disponibles para las plantas cuando el biocarbón es aplicado al suelo,

45
como lo afirmaron Lehmann et al. (2011). Estos nutrientes son constituyentes del
consumo biológico y representan recursos importantes para la fertilidad del suelo.

El contenido de nitrógeno, pH, capacidad de encalado y conductividad eléctrica


tendrían por un lado un efecto en la disponibilidad de este elemento y, por otro
lado, el potencial de modivicar el pH del suelo. Dichos cambios al usarlo como
mejorador, influenciarán propiedades del suelo.

Las reacciones que el fósforo experimenta en la biomasa durante la pirólisis son


relativamente simples, pues las formas químicas de este elemento son pocas,
predominantemente inorgánicas (Hedley and McLaughlin, 2005) y tienden a
concentrarse en la ceniza (Gaskin et al., 2008; Hossain et al., 2011). Si existe
fósforo orgánico, los enlaces que lo unen a otros átomos pueden ser rotos por el
tratamiento térmico e incrementarse las sales de fósforo soluble en ácido (De
Luca et al., 2009). Si la temperatura de la pirólisis es > 700ºC probablemente el
fósforo es volatilizado. Sin embargo, la mayoría de los biocarbones son
procesados a temperaturas inferiores y se esperaría que el fósforo de la materia
prima sea recuperado en el biocarbón (Hossain et al., 2011). La recuperación de
este nutriente define la necesidad de evaluar su disponibilidad en los biocarbones,
así como definir su valor para la fertilidad del suelo; sin embargo, pocos estudios
se han llevado a cabo para determinar ambas características y los que se han
hecho usaron métodos originalmente desarrollados para suelos, como por
ejemplo el propuesto por Olsen (Hossain et al., 2011). Como se ha mencionado,
los biocarbones son muy diferentes a los suelos y en este sentido las pruebas
recomendadas para el análisis de fósforo en fertilizantes pueden ser más
apropiadas. En un estudio conducido por Wang et al. (2012) concluyeron que el
método del ácido fórmico al 2% había sido el más sensible como indicador de la
disponibilidad de fósforo en los biocarbones.

La distribución del tamaño de partículas de los biocarbones está influenciada,


principalmente, por la naturaleza de la materia prima de donde proviene y de las
condiciones de pirólisis (Verheijen et al., 2009). Según estos investigadores, la
contracción y desgaste del material orgánico que ocurre en la pirólisis genera una
gama de tamaños de partículas presente en el producto final. La proporción de
diferentes tamaño de partículas de los biocarbones es útil para determinar la

46
aplicación específica de cada producto (Downie et al., 2009), así como para la
elección del método de aplicación, debido, sobre todo, a que los procesos que
favorecen la fragmentación del biocarbón en partículas más pequeñas (como los
ciclos de congelación y descongelación, lluvia, erosión eólica, bioturbación) puede
hacerlo más susceptible a su degradación y transporte (Hammes and Schmidt,
2009). También es importante en el manejo, almacenamiento y transporte de los
productos.

Sohi et al. (2009) discutieron la influencia del tipo de materia prima en la


distribución del tamaño de partícula de los biocarbones. Estos investigadores
definieron que los biocarbones generados de madera son más gruesos y
derivados predominantemente del xilema, mientras que los derivados de residuos
de cultivos (como arroz o maíz) y abonos, presentan estructura más fina y
brillante. Generalmente al aumentar la temperatura (un intervalo de 450ºC -
700ºC) de la pirólisis, el tamaño de partículas de los biocarbones disminuyó tanto
en arroz como maíz, debido a la reducción de la resistencia de la biomasa al
desgaste.

En la segundo grupo de características están: el ensayo de inhibición de


germinación, la concentración de hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH), la
relación dioxina:furano, los bifenilos policlorinados (PCBs), la presencia de
arsénico, cadmio, cromo, cobalto, cobre, plomo, mercurio, molibdeno, níquel,
selenio, zinc, boro, cloro y sodio (IBI, 2013). En este grupo se incluye la prueba de
evasión de lombrices de tierra definida en una versión anterior (IBI, 2012).

Estos parámetros definen, en gran medida, la toxicidad que pudiera tener el


biocarbón para las plantas y los organismos del suelo, pero además, la posibilidad
de liberar hacia el suelo esas sustancias tóxicas (Han et al., 2013)

En el tercer grupo de características se encuentran: el nitrógeno mineral (iones


amonio y nitrato), fósforo y potasio total, fósforo extraíble, materia volátil, área
superficial total y área superficial externa (IBI, 2013), los cuales sobre todo
definirán la disponibilidad de nutrientes y las reacciones de adsorción en el suelo.

La materia volátil es definida por la American Society for Testing Materials (ASTM,
1954) como aquellos productos que son emitidos por un material en forma de gas

47
o vapor que pueden variar de acuerdo a la naturaleza del material, que no
incluyen la humedad. Se considera como una medida de la susceptibilidad del
biocarbón a descomponerse más y formar carbono biodisponible cuando es
calentado. Esto es importante porque la relación entre la volatilidad de los
compuestos del biocarbón y su recalcitrancia, aun no es clara en los suelos. Chan
and Xu (2009) han observado que cuando el biocarbón contiene gran cantidad de
carbonos aromáticos densos (que son recalcitrantes), y es aplicado al suelo hay
una tendencia a tener bajo contenido de materia volátil, y viceversa, contenidos
altos de materia volátil parecen causar inmovilización de nitrógeno en algunos
estudios. Deenik et al. (2010) realizaron un estudio donde demostraron que altos
contenidos de materia volátil (22.5%) en biocarbones de cáscaras de macadamia
causó una disminución en el crecimiento de plantas de lechuga y maíz con las
dosis altas , en experimentos de invernadero, al ser aplicados a razón de 0, 5, 10
y 20%, con y sin fertilizante nitrogenado. Cuando usaron un biocarbón con
materia volátil de 6 %, se tuvieron efectos benéficos en maíz y aun más cuando
se le adicionó fertilizante químico. Otra conclusión de Deenik et al. (2010) fue que
el biocarbón con alto contenido de materia volátil disminuyó el nitrógeno en forma
amoniacal y produjo un incremento significativo en la respiración en el suelo,
comparado al suelo tratado con biocarbón con bajo contenido de materia volátil y
el control (solo suelo).

Aun cuando existe mucho interés en evaluar la capacidad de intercambio


catiónico (CIC), no se tiene una recomendación metodológica para hacerlo, de
hecho no es una prueba analítica común y los procedimientos exactos varían de
laboratorio a laboratorio. La mayoría de ellos han usado metodologías
desarrolladas para suelos (McLaughlin et al., 2009). Como muchos de los análisis
químicos, la medida de esta variable involucra la mezcla del sólido con una
solución extractante que requiere un tiempo para equilibrarse, con posterior
separación de la fase líquida de la sólida, con subsecuente medición del cambio
en la composición química del líquido (Christian, 1994). Sin embargo, tres
propiedades que poseen los biocarbones hacen difícil analizarlos con este tipo de
métodos. Primero, su baja densidad de los biocarbones crea un problema para
separar el sólido del líquido, mientras que el suelo, en general es rico en
minerales lo cual permite una separación de los sólidos en suspensión, efecto que

48
se incrementa por centrifugación o precipitación a que es sometido. Estas
técnicas no han sido eficientes porque los biocarbones tienden a separarse en
tres fracciones después de la centrifugación: una que flota, otra que se queda en
el fondo y una tercera que permanece suspendida. Filtrar las muestras no
constituye una alternativa ya que puede perderse gran parte del material.
Segundo, el elevado pH de algunos biocarbones interfiere con el control de pH
durante el análisis. Muchas propiedades químicas del suelo y el biocarbón como
la CIC, son fuertemente dependientes del pH y los biocarbones que tienen un
elevado contenido de cenizas, especialmente óxidos metálicos básicos de baja
solubilidad, continuamente llevan el pH a un valor fuera del intervalo de análisis,
incluso en métodos en que éste se amortigua, como por ejemplo, cuando se
emplea acetato de amonio. Para obtener datos válidos de las propiedades
dependientes del pH, estos biocarbones pueden necesitar ser enjuagados y
neutralizar la alcalinidad que presentan antes del análisis. Finalmente, los
biocarbones pueden contener elementos que no están en la forma química que
puedan cuantificarse con el análisis y dar resultados erróneos (Brewer et al.,
2010).

Otro aspecto importante para realizar la prueba de la CIC en los biocarbones es


ayudar a predecir el papel que desempeña esta característica de un biocarbón en
el suelo. Hay estudios que documentan el desarrollo adicional de CIC en el suelo
con el tiempo, factor que dependerá de las condiciones del suelo. Resulta
probable que la medición de CIC de un biocarbón determine el nivel actual de esa
propiedad en el tiempo de la medición, pero no indique el incremento de la CIC
del suelo al cual fue agregado en un futuro (McLaughlin et al., 2009).

Debido a que el biocarbón consiste de componentes altamente aromáticos


químicamente estables (Schmidt and Noack, 2000) y el desarrollo de cargas
negativas en la superficie por su oxidación en el suelo, se han propuesto diversos
estudios para definir cómo aumenta la CIC del suelo (Cheng et al., 2006; Liang et
al., 2006). La estabilidad y oxidación del biocarbón depende en gran medida de su
envejecimiento y de las condiciones edáficas; se ha observado que los procesos
abióticos resultaron más importantes que los bióticos en su efecto sobre la
oxidación del biocarbón y su aumento de CIC (Cheng et al., 2006).

49
Para que un biocarbón sea seguro para aplicarlo al suelo debe demostrarse que
no contiene compuestos tóxicos y moléculas orgánicas con niveles dañinos
potencialmente como dioxinas, furanos, bifenilos policlorados, hidrocarburos
aromáticos policíclicos, benceno, tolueno, xileno (Biochar Quality Mandate, 2013)
para lo cual existen metodologías que requieren de equipos especializados o
pruebas biológicas para prever un posible daño a organismos sensibles.

Existen criterios de evaluación sólo para carbono orgánico, materia volátil,


metales y relación H:C en el biocarbón (IBI, 2012; Biochar Quality Mandate,
2013). No se han precisado intervalos o contenidos permisibles para otros
parámetros, sino que está abierto a como se declaren tales contenidos en las
diferentes investigaciones (IBI, 2013).

2.3 MATERIALES Y MÉTODOS

Los biocarbones fueron preparados en la Red Mexicana de Bioenergía (REMBIO,


A.C.) en Morelia, Mich., con un pirolizador artesanal que fue construido por ellos.
Se trabajó con dos temperaturas: aproximadas a 300 y 650 ºC, con rastrojo de
maíz molido y tamizado a dos tamaños de partícula, menor y mayor de 4 mm.
Después de tratarlos a esa temperatura por 3 a 3.5 horas fueron sacados del
pirolizador, etiquetados y almacenados en bolsas de plástico. El material
generado se trasladó al laboratorio donde se realizaron algunos análisis con base
en las metodologías de IBI (2012).

Se evaluó la distribución de tamaño de partícula, pH, conductividad eléctrica,


porcentaje de humedad, cenizas y materia volátil, contenido de fósforo y potasio
totales, fósforo soluble, carbono total, nitrógeno total, nitrógeno mineral,
capacidad de intercambio catiónico, bases cambiables, así como densidad
aparente, capacidad de retención de humedad, porosidad total, porosidad de
aireación y porosidad de retención de agua. Las metodologías empleadas se
muestran en el cuadro 2.1.

La determinación de distribución de tamaño de partículas se hizo mediante la


separación de las partículas por medio de tamices, malla 40, 8 y 4. Las
mediciones de pH y conductividad eléctrica se realizaron con una dilución
biocarbón:agua 1:20 con un tiempo de agitación de 1 hora.

50
Cuadro 2.1 Metodologías de la Iniciativa Internacional de Biochar empleadas para
la caracterización de muestras de biocarbones de rastrojo de maíz (IBI, 2012).

Parámetro Metodología1

pH Rajkovich et al. (2011)

Conductividad Eléctrica Rajkovich et al. (2011)

Humedad ASTM D1762-84

Cenizas ASTM D1762-84

Materia volátil ASTM D1762-84

Distribución de tamaño de partícula ASTM D2862-10

C total Analizador de C total (Shimadzu)

N total Analizador de N total (Elementar Cube)

Carbonato de calcio equivalente Rayment & Higginson (1992)

N mineral (Nitratos y amonio) Rayment and Higginson, 1992.


Extracción con KCl 2M y destilación
Fósforo total Enders and Lehmann (2012).
Modificado de acenización seguida por
ICP.
Fósforo extraíble Rajan et al., 1992; AOAC, 2005; Wang
et al., 2012
Densidad aparente Columnas de Colman

Humedad a capacidad de campo Olla de presión

Porosidad total Método del embudo

Porosidad de aireación Método del embudo

Porosidad de retención de humedad Método del embudo


1
Metodologías recopiladas por International Biochar Initiative (IBI), 2012total con un

La humedad, cenizas y materia volátil fueron medidas empleando una técnica


gravimétrica a 105º C por 2 horas para la primera, a 750º C por 6 horas para la
segunda y a 950ºC por 6 minutos la tercera. El porcentaje de carbono fijado en el
biocarbón se obtuvo por diferencia de la suma de humedad, ceniza y materia
volátil del cien por ciento del peso inicial del mismo, que fue 1 g. El fósforo y
51
potasio totales fueron analizados por acenización de las muestras a 750ºC y
posterior disolución con HNO3 y H2O2, seguidos por una determinación del
digerido mediante ICP (espectometría de plasma acoplado inductivamente),
mientras que la determinación de fósforo extraíble fue hecha con ácido fórmico al
2% en una relación biocarbón:solución 1:100 y cuantificado por el procedimiento
descrito por Kitson Mellon (Jackson, 1970). El carbono total fue determinado con
un analizador automático TOC 5050 Shimadzu (Total Organic Carbon Analizer) y
el nitrógeno total con un Rapid N Cube instrumento de Elementar, que emplea
oxígeno para gas de combustión y CO2 como gas acarreador. Para realizar
ambas evaluaciones las muestras de biocarbón se molieron en un mortero de
ágata. También se determinó nitrógeno mineral (amonio y nitratos) en un extracto
realizado con KCl 2M y posterior destilación con arrastre de vapor (Rayment y
Higginson, 1992). La capacidad de intercambio catiónico se midió desplazando
los cationes con acetato de amonio 1N neutral empleando un equipo Centurión y
en el lixiviado se cuantificaron las bases cambiables mediante espectrometría de
absorción atómica (EAA) y flamometría. Todas las determinaciones se hicieron
por triplicado.

El pH y la conductividad eléctrica han sido usados como indicadores de la acidez


e indirectamente como un estimador de la disponibilidad de nutrientes y la
salinidad para estimar la presencia o ausencia de sales, así como posibles
reacciones de estas con el suelo respectivamente cuando aplicado.

Además, se realizó un estudio de microscopía electrónica de barrido de los


biocarbones, con un Scanning Electron Microscopy JSM-6390 JEOL y el uso de
un detector de rayos X para microanálisis para la determinación de los elementos
químicos existentes en ellos. Los biocarbones fueron molidos en un mortero de
ágata para el análisis. La muestra se colocó en unos pequeños cilindros metálicos
con un papel adhesivo y se puso en un Fine coat ion sputter JFC-1100 Jcol para
ser recubiertos con oro y paladio a 1.2 kV y 10 mA, aproximadamente de 10 a 12
nm. Después fueron colocados en la cámara del microscopio al vacío.

2.4 RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Los resultados de los análisis químicos de los cuatro biocarbones se muestran en


el cuadro 2.2 y 2.3.

52
Cuadro 2.2 Características químicas de los biocarbones.

Clave Fecha Mat. Grosor T pH CaCO3 CIC Ceniza Materia


proceso prima 30413 equiv. 230911 total volátil
280813

mm ºC % Cmol % %
Kg-1
3562 Mayo Maíz <4 300 9.5 6.88 12.7 49.80 1.29
2011 19.4
10540 Ago- Maíz <4 300- 10.4 10.2 17.1 37.65 1.60
2011 650 19.9
10541 Ago- Maíz >4 300 9.9 9.66 16.6 11.40 2.32
2011 28.3
3563 Mayo Maíz >4 300- 9.8 6.82 11.8 16.97 2.13
2011 650 20.4

CA1 7.0 - 47.2 9.72 2.01

1
CA = Carbón activado empleado como referencia

Cuadro 2.3. Contenido de carbono, nitrógeno, fósforo y potasio de los


biocarbones.

Clave C C %N N mineral P Soluble P Total K Total C/N


Fijado
NH4+ NO3-
% % ppm ppm ppm % %
3562 45 66.52 0.87 43.81 41.56 436 0.20 0.94 51.72

10540 56 57.19 0.87 43.81 71.98 432 0.23 1.33 64.37

10541 65 82.65 0.90 27.71 6.76 278 0.21 1.42 72.22

3563 64 77.11 0.92 20.56 32.66 297 0.20 1.35 69.57

CA1 100 72.58 - 59.89 28.05 17201 1.79 0.05 -


1
CA = Carbón activado empleado como referencia

En el Cuadro 2.4 se presentan las características físicas de los biocarbones


estudiados.

pH. El pH de los biocarbones fue fuertemente básico, y varió de 9.5 a 10.4,


valores que coinciden con lo señalado por Shenbagavalli and Mahimairaja (2012)
para un biocarbón de rastrojos de maíz (pH 9.68). Por su parte Lehmann et al.
(2011) determinaron valores de 9.39 para biocarbones derivados también de

53
rastrojos de maíz, cuando la pirólisis se había hecho a temperatura de 350ºC y pH
9.42 cuando ésta fue de 600ºC, lo cual sugiere que pueden ser empleados en
suelos ácidos por su efecto neutralizante de la acidez del suelo. Según Sing et al.
(2006), generalmente si se aumenta la de temperatura de pirólisis se incrementa
el pH, sin embargo, esto sucedió para los biocarbones cuyo tamaño de partícula
fue <4mm, pero ocurrió lo contrario para aquellos cuyo tamaño fue > de 4mm.

Conductividad eléctrica. Los biocarbones de maíz presentaron valores de 1.86 a


3.75 dS.m-1, más bajos que el presentado por Shenbagavalli and Mahimairaja
(2012) para un biocarbón de rastrojo de maíz (4.18 dS m-1), medido en un
extracto biocarbón: agua en una relación 1:5.

Humedad. La humedad de los biocarbones fue baja, entre 3.39 y 3.79 %, que
coincide con el 4% reportado por Brewer et al. (2010) para biocarbones de
biomasa de maíz.

Cuadro 2.4. Características físicas de los biocarbones.

Clave CE Humedad Densidad Porosidad Porosidad Porosidad de


aparente Total de aireación retención
humedad
dS.m-1 % g cm-3 % % %

3562 1.86 2.39 0.44 44.9 16 28.9

10540 3.75 3.56 0.38 56.3 19.9 36.4

10541 2.88 3.65 0.32 55.6 11.6 44.0

3563 2.84 3.79 0.39 43.1 11.1 32.0

CA 2.82 15.69 0.62 50.4 13.4 37.0


1
CA = Carbón activado empleado como referencia

Distribución de tamaño de partículas. Este parámetro corresponde a las


fracciones de diversos tamaños de las partículas de biocarbón que pasaron
sucesivamente a través de tamices: 4760 µm, 2380 µm y 420 µm para determinar
porcentajes <420 µm; 420-2380 µm; 2380-4760 µm y > 4760 µm. Los resultados
obtenidos de los cuatro biocarbones se muestran en la figura 2.1.

54
70

60

50
Maíz < 4mm, 300ºC
40
Maíz < 4mm; 650ºC
%

30 Maíz > 4mm, 300ºC


Maíz > 4mm, 650ºC
20

10

0
<0.42 mm 2.38 mm 2.38-4.76 > 4.76 mm
mm

Figura 2.1. Porcentaje de partículas en diferentes intervalos de tamaño de


los cuatro biocarbones de maíz (IBI, 2013).

En los materiales con tamaño original de partícula de biomasa antes de la pirólisis


< 4 mm procesados a 300 y 650 ºC y el de tamaño de partícula de biomasa
original > 4mm pirolizado a 300ºC predominaron los tamaños de partícula de
biocarbón < 0.42mm y de 0.42-2.38 mm, mientras que para la biomasa de tamaño
original de partícula de > 4 mm y pirólisis a 650ºC predominaron las partículas de
biocarbón 0.42-2.38 mm y 2.38-4.76 mm. Lo anterior permite inferir que cuando
los materiales originales fueron gruesos, una alta temperatura de pirólisis produjo
biocarbones con partículas más grandes, mientras que cuando la biomasa original
fue fina, la temperatura no tuvo un mayor efecto sobre el tamaño de las partículas
del biocarbón, siendo éstas mayoritariamente finas.

Materia volátil. Los contenidos de materia volátil fueron bajos en todos los
biocarbones, entre 1.29 y 2.32%, lo que se considera muy adecuado para su
aplicación al suelo; sin embargo, son muy diferentes a los definidos por Brewer et
al. (2010) quienes consignaron un valor de 73% para un biocarbón de maíz,
mientras que Lehmann et al. (2011), obtuvieron valores de 48.8 y 23.5% para dos
biocarbones de maíz producidos a 350 y 600ºC de pirólisis respectivamente. Por
su parte, Uddin and Phuong (2012) determinaron14 y 30% para dos biocarbones
de arroz (cascarilla y rastrojo) respectivamente, dependiendo de la temperatura y

55
el intervalo de calentamiento durante la pirólisis. En este estudio, los biocarbones
prodicidos con partículas < 4mm, la materia volátil aumentó ligeramente, mientras
que para los de tamaño > 4mm disminuyó y aunque los valores se consideran
muy bajos, según Zimmerman et al. (2011) cuando la materia volátil disminuye al
aumentar la temperatura pirolítica significa una mayor recalcitrancia del biocarbón.

Cenizas. El contenido de cenizas varió de 11.4 a 49.8 % para los cuatro


biocarbones, similares a los reportados por Brewer et al. (2010) para biocarbones
de maíz (32.4%) y 11.4 y 16.7 medido por Lehmann et al. (2011) para
biocarbones de esta misma materia prima con temperaturas de pirólisis de 350 y
600ºC. Peterson et al. (2013), por su parte, determinaron 39.6 % de cenizas para
un biocarbón de rastrojos de maíz, pero Brendová et al. (2012) reportaron 27.28 y
29.73 % de cenizas también para biocarbón de maíz por pirólisis a 500 y 500ºC
respectivamente. Como puede observarse los porcentajes de cenizas reportados
varían ampliamente, lo que se puede atribuir a diferencias en la calidad de las
materias primas o a problemas metodológicos.

Otros biocarbones producidos con diferentes tipos de biomasa han sido


analizados. El contenido de cenizas de un biocarbón de pajilla de arroz fue
29.45% (Han et al., 2013), en tanto que Uddin and Phuong (2012) encontraron
33% y 41% en dos biocarbones, uno de cascarilla de arroz y otro de paja de
arroz. También biocarbones de diferentes orígenes: 4 especies de humedales,
cáscara de pomelo y cáscara de piña, estiércol de lechón y cerda, presentaron
concentraciones medias de cenizas y se incrementaron de 14% a 28% cuando se
incrementó la temperatura de pirólisis de 300ºC a 500ºC (Dai et al., 2013).
McLauglin et al. (2009) mencionaron que cuando el valor de cenizas era superior
al 10% se debe consider que el biocarbón posee poder encalante y puede ser
benéfico en suelos ácidos pero no en suelos básicos. Demirbas (2004), afirmó
que residuos de cultivos como materia prima producen biocarbones con alto
contenido de cenizas.

Con respecto a la temperatura de pirólisis, fue mayor el contenido de cenizas en


el biocarbón con materia prima de tamaño < 4mm, como también lo mencionan
Uddin and Phuong (2012), quienes aseguraron que con una mayor temperatura
de pirólisis aumentaba el contenido de cenizas. Sin embargo, en el presente

56
experimento esto no resultó así en los biocarbones cuyo tamaño de partícula
original fue > de 4 mm, que tuvieron el mismo contenido de cenizas a diferentes
temperaturas.

Contenido de carbono. Los cuatro biocarbones tuvieron de 45 a 65%, lo que


coincide con resultados presentados por Peterson et al. (2013). Estos autoes
registraron un valor de 45.14% para un biocarbón de maíz, así como con
Brendová et al. (2012), obtuvieron valores de 54.97 % (500ºC) y 44.19% (550ºC)
en dos biocarbones de esta misma materia prima. Por su parte Brewer et al.
(2010), obtuvieron 41 % para un biocarbón de maíz. Nuestros biocarbones
difieren en este aspecto con lo reportado por Lehmann et al. (2011), que
mostraron valores de 60.4 y 70.6% para dos biocarbones de rastrojos de maíz
con una temperatura de pirólisis de 350 y 600ºC, respectivamente, así como con
Shenbagavalli y Mahimairaja (2012) que manejaron un 83 % de carbono. Las
diferencias mostradas pueden atribuirse a la manera como se realizó la pirólisis.
Los biocarbones 3563 y 10541 son clasificados por su porcentaje de carbono,
según IBI (2012), como clase 1, mientras que 3562 y 10540 como clase 2.

Algunos estudios (Demirbas 2004; Uchimya et al., 2011) han revelado que el
contenido de C se incrementa con el aumento de la temperatura de pirólisis. Esto
se cumplió para los biocarbones que tuvieron un tamaño de partícula de biomasa
original <4mm, pero no así para los de >4mm, los cuales tuvieron valores
semejantes con las dos temperaturas (300 y 650ºC). Lo que aconteció con estos
últimos coincidió con lo indicado por Brendová et al. (2012), quienes explicaron
este resultado como consecuencia de una condición imperfecta de pirólisis y que
el limitar la presencia de oxígeno no era suficiente.

Carbono fijado. El porcentaje de C fijado fue alto, de 57.19 a 82.65%, que


coincide con los valores de Lehmann et al. (2011). Para biocarbones de maíz
estos autores encontraron valores de de 39.8 y 59.8 % que fueron producidos por
pirólisis a 350 y 600ºC, respectivamente, Brewer et al. (2010), contrariamente
obtuvieron un porcentaje de C fijado de 10% para un biocarbón de maíz.

Zimmerman et al. (2011) proponen la relación de la materia volátil/(materia volátil


+ carbono fijado), como parámetro para predecir la estabilidad de los biocarbones.

57
Esta relación en todos los productos analizados fue muy baja (0.02-0.03), lo que
indicaría que son materiales bastante estables.

Nitrógeno total. El porcentaje de nitrógeno total varió entre 0.87 a 0.92 % en los
cuatro biocarbones de maíz estudiados, valores que coinciden con los
mencionados (0.92%) por Shenbagavalli and Mahimairaja (2012) en un biocarbón
de maíz. Estos porcentajes fueron ligeramente más altos que aquellos obtenidos
por Brewer et al. (2010) (0.7%) y por Peterson et al. (2013) (0.44%). En
biocarbones generados a alta temperatura, Brendová et al. (2012) reportaron
porcentajes de nitrógeno de hasta 1.95% para un biocarbón producido a 500ºC y
1.79% para otro obtenido a 550ºC.

Nitrógeno mineral. El nitrógeno amoniacal de los cuatro biocarbones estudiados


varió de 20.6 a 43.8 ppm, mientras que el nitrógeno nítrico de 6.8 a 72.0 ppm,
éste último fue muy variable. Los biocarbones con los menores contenidos fueron
los derivados de biomasa de tamaño de partícula > 4mm.

Relación C:N. Esta relación presentó valores entre 51.7 y 72.2 para los cuatro
biocarbones de maíz. Éstos coinciden con los obtenidos por Lehmann et al.
(2011) para biocarbones de la misma materia prima (51 y 66) generados a
temperaturas de pirólisis de 350 y 600ªC respectivamente, pero más bajos que los
mencionados por Shenbagavalli and Mahimairaja (2012) (90.2) y más altos (28.2
y 24.7) que los obtenidos por Brendová et al. (2012) para biocarbones producidos
con maíz a 500ºC y a 550ºC, respectivamente.

Fósforo total. Los contenidos de este elemento variaron entre 0.20 y 0.23%,
similares a los obtenidos por Lehmann et al. (2011) (0.19 y 0.21 %) para dos
biocarbones de maíz procesados a 350 y 600ºC, respectivamente, pero
ligeramente más bajos que el obtenido por Shenbagavalli and Mahimairaja (2012)
(0.29%) y Brewer (2010) (0.48%) para dos biocarbones de maíz, uno procesado a
500ºC y otro a 550ºC. Es entendible que la cantidad de fósforo en la materia
prima influya en este resultado.

Fósforo extraíble. El fósforo extraíble con ácido fórmico fue de 278 a 436 mg kg -1,
valor que es alto si se consideran los contenidos de fósforo extraíble en suelos,
con las distintas metodologías generalmente usadas en los laboratorios y

58
definidos en un nivel alto. Castellanos et al. (2000) y Wang et al. (2013),
consideraron que los biocarbones con alto contenido de fósforo podrían ser
usados como un fertilizante de liberación lenta y que es necesario determinar el
fósforo que podría estar disponible en los biocarbones antes de su aplicación al
suelo para que la dosis, frecuencia y tiempo de aplicación sean correctamente
establecidas.

Potasio total. El contenido de este nutriente en los biocarbones fue de 0.94 a 1.32
%, más elevado que lo indicado por Shenbagavalli and Mahimairaja (2012)
(0.67 %) y menor que el consignado por Brewer et al. (2010) (3.34%).

Densidad aparente. La densidad aparente de los biocarbones estudiados se ubicó


en el rango 0.32 a 0.44 g cm-1, valores parecidos a los obtenidos para otros
biocarbones, como el estudiado por Shenbagavalli and Mahimairaja (2012) (0.45
g cm-1), o lo señalado por Brewer (2010) como el intervalo de densidad de
diferentes biocarbones dependiendo de la materia prima y el proceso de
obtención (0.2 – 0.5 g cm-1). Holmes et al. (2010) obtuvieron la densidad aparente
de biocarbones derivados de podas de plantas de kiwi (Actinidia chinensis) de
0.38-0.43 g cm-1. El carbón activado usado como control, presentó un valor de
0.62 g cm-3. William and Arnott (2010), determinaron un valor de 0.35 g cm -3 para
un biocarbón derivado de residuos de madera dura.

Retención de humedad. La retención de humedad fue alta, con valores en el


punto de saturación de 245 a 501 %, (Cuadro 2.5), donde se presentan la
retención de humedad a 0, 10132.5, 50662.5, 101325 Pa.

Capacidad de intercambio catiónico (CIC). La capacidad de intercambio catiónico


de los biocarbones se ubicó en un intervalo entre 19 y 29 cmol kg -1 valor que se
incrementó con el envejecimiento de ellos, ya que se determinó la CIC dos veces,
en 2011 y 2013, aumentando de 2 a 18 cmol kg-1 en esos dos años, lo que
concuerda con lo indicado por Kookana et al. (2011), quienes señalaron que con
el envejecimiento del biocarbón aumenta este valor. Shenbagavalli y Mahimairaja
(2012), obtuvieron un valor de 6.5 cmol kg-1 para un biocarbón derivado también
de rastrojos de maíz, que es mucho más bajo que los obtenidos en el presente
trabajo. Lehmann et al. (2011), midieron valores de 41.93 y 25.21 cmol kg-1 para

59
Cuadro 2.5. Porcentajes de humedad retenida a diferentes tensiones.

Tensión (Pa)
0 10132.5 50662.5 101325

Biocarbón PORCENTAJES DE HUMEDAD


3562 245.1 197.1 139.6 110.1
10540 501.4 402.2 256.8 222.8
10541 454.0 398.1 295.5 242.5
3563 318.2 255.3 150.4 135.4
CA 261.8 235.0 197.0 175.7

biocarbones de la misma materia prima procesados a 350 y 600ºC


respectivamente. En consecuencia, se puede concluir que los biocarbones
analizados en el presente estudio generados de paja de maíz con tamaño de
partícula de > 4mm, coincide con los resultados previos. También puede
observarse que los biocarbones cuya materia prima original de diámetro < 4mm,
la CIC aumentó con la temperatura, lo que no sucedió a los biocarbones de
biomasa > de 4mm. En cuanto al efecto de la temperatura de pirólisis para los
biocarbones cuya biomasa original tenía un diámetro < 4mm, sí tuvo un aumento
como lo demostraron Gaskin et al. (2008), pero fue contrario para los biocarbones
de tamaño de partícula > 4mm pues, en ese caso la CIC disminuyó.

Contenido de carbonato de calcio equivalente. Los valores de este parámetro


para los cuatro biocarbones variaron de 6.82 a 10.20, los cuales son altos, lo cual
indica que tienen capacidad para servir como material de encalado, pero más
bajos que los señalados por van Zwieten et al. (2007) quienes trabajaron con dos
biocarbones de 29 y 33 % de carbonato de calcio equivalente.

Porosidad. La porosidad de los biocarbones fue medida como porosidad total, de


retención de humedad y de aireación. Los valores de la porosidad total variaron
de 43.1 a 56.3 en los cuatro biocarbones, pero es notorio que para los
biocarbones derivados de biomasa < 4mm, ésta aumentó con el incremento de
temperatura, no así para los biocarbones de biomasa > 4mm que disminuyó al

60
aumentar la temperatura. Este fenómeno se reflejó tanto en la porosidad de
aireación como en la de retención de humedad, ésta última con valores más altos
que definen una mayor capacidad de contener agua que aire. Además se observó
la porosidad a través de microscopía electrónica de barrido (Figura 2), donde se
notan poros cilíndricos debidos a la estructura celular vascular de la biomasa
original, como lo menciona Lee et al. (2013) en un biocarbón derivado de
Miscanthus giganteus a través de pirólisis a 500ºC.

Microscopía electrónica de barrido (SEM, por sus siglas en inglés). Los


biocarbones presentaron gran porosidad en algunas partes y en otras no fue
observada (Figura 2.2). Además pudieron notarse estructuras de la materia
original de maíz, pues se encontraron vasos conductores, fitolitos compuestos de
sílice, estomas y esporas, (Figura 2.3).

b
a

61
d e

f g

h i

Figura 2.2. Vistas microscópicas con SEM de los biocarbones. a) Carbón


activado, b) y c), biocarbón < 4mm y T de 300ºC, d) y e) biocarbón de BM < 4mm
y T de 650ºC, f) y g) biocarbón > 4mm y T de 300ºC, h) e i) biocarbón > 4mm y T
de 650ºC. Se observan partes con mucha porosidad y otras sin ella, a excepción
del carbón activado que no se observó porosidad. En la foto d) aparecen estomas
y en la i) fitolitos de silicio.

62
Figura 2.3. A la izquierda se observan esporas y a la derecha estructuras del
material original.

Los estudios de composición química mostraron que todos los biocarbones


tuvieron carbono y oxígeno, el carbón activado también presentó fósforo, calcio y
sodio. Los cuatro biocarbones de maíz además presentaron silicio, potasio,
magnesio y auminio. En particular en los biocarbones con biomasa > 4mm y T de
300 y 650ºC también se detectó una pequeña cantidad de cobre. La Figura 2.4
muestra un reporte de contenidos de elementos de un biocarbón.

Biocarbón de BM <4mm y T de 650ºC.


6/20/2012 3:32:45PM

Spectrum processing:
Peaks possibly omitted: 2.145, 2.837 keV
Processing option: All elements analyzed
(Normalised)
Number of iterations = 2
Standard:
C CaCO3 1-Jun-1999 12:00 AM
Al Al2O3 1-Jun-1999 12:00 AM
K MAD-10 Feldspar 1-Jun-1999 12:00 AM
Cu Cu 1-Jun-1999 12:00 AM

63
Element Weight Atomic
% %

CK 64.07 83.65

Al K 11.12 6.46

KK 24.38 9.78

Cu L 0.42 0.10

Totals 100.00

Figura 2.4. Análisis elemental por microscopía electrónica de barrido, donde se


observa contenidos de carbono, potasio y aluminio.

2.5 CONCLUSIONES

Los resultados obtenidos indican que los biocarbones derivados de biomasa de


rastrojo de maíz pueden ser usados como mejoradores de suelos ácidos, tanto
por su pH básico, contenido de carbonato de calcio y por su baja materia volátil.
Aun cuando los cuatro biocarbones provienen de la misma materia prima, se
encontraron diferencias marcadas en algunos parámetros como carbono total,
carbono fijado, fósforo soluble, nitrógeno mineral, densidad aparente, porosidad
de aireación y porosidad de retención de humedad, lo que sugiere que más que la
naturaleza de la materia prima, fue el tamaño de partícula de la misma y la
temperatura del proceso de elaboración. Asimismo se encontraron diferencias en
la CIC y en el contenido de carbonato de calcio. Sin embargo, hay que precisar
que como fue un procedimiento artesanal, no todas las variables fueron
exactamente controladas e iguales. Asimismo por su contenido bajo de materia
volátil y alto de carbono fijado, se espera que sean bastante estables al ser
adicionados al suelo.

Por sus diferencias en cuanto a tamaño de partícula, es necesario realizar un


manejo, transporte y aplicación al suelo de acuerdo a su tamaño, además
considerar para su aplicación el contenido importante de nutrientes, sobre todo
fósforo, potasio y calcio.

64
2.6 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Angın, D. 2013. Effect of pyrolysis temperature and heating rate on biochar


obtained from pyrolysis of safflower seed press cake. Bioresource
Technology. 128, 593-597.
Antal Jr. M.J. and M. Grönli. 2003. The art, science, and technology of charcoal
production. Industrial and Engineering Chemistry Research 42(8): 1619-
1640.
American Society for Testing Materials. 2001. Standard test method for chemical
analysis for wood charcoal. Designation: D1762 – 84. USA
Baldock, J.A., and R.J. Smernik. 2002. Chemical composition and bioavailability of
thermally altered Pinus resinosa (Red Pine) wood. Org. Geochem. 33:
1093-1109.

Biochar Quality Mandate. 2013. V.1.0. University of Edinburgh, UK Biochar


research centre, British biochar foundation and Esmée Fairbirn Foundation.
Blackwell, P., G. Riethmuller and M. Collins. 2009. Biochar application to soil. In
‘Biochar for Environmental Management : Science and Technology.’ (Eds
JD Lehmann and S Joseph) pp. 207-226. Earthscan, London.
Brendová, K., Tlustos, P., Száková, J. and Habart, J. 2012. Biochar properties
from different materials of plant origin. Eur. Chem. Bull. I (12): 535-539.
Brewer, C.E., Schmidt-Rohr, K., Satrio, J.A. and Brown, R.C. 2009.
Characterization of biochar from fast pyrolysis and gasification systems.
Wiley InterScience. www.interscience.wiley.com. Marzo 2010.
Brewer, C. 2010. Biochar characterization and engineering. ISTC Biochar
symposium. Iowa State University. USA.
Brunn,E.W. 2011. Application of fast pyrolysis biochar to a loamy soil. RIS-DTN.
National laboratory for sustainable energy. Denmark
Castellanos, J.Z., Uvalle-Bueno, J.X. y Aguilar-Santalises, A. 2000. Memoria del
curso sobre interpretación de análisis de suelos, aguas agrícolas, olantas y
ECP (savia) con la finalidad de deteminar los programas de fertilización.
Instituto de Capacitación para la Productividad Agrícola. México.
Chan, K.Y., Xu, Z., 2009. Biochar: Nutrient properties and their enhancement. In:
Biochar for Environmental Management: Science and Technology
(Lehmann, J. & Joseph, S. ed.), Earthscan. London, U.K.
Christian, G.D. 1994. Analytical Chemistry. John Wiley & Sons, INC. USA.
Dai, Z., Meng, J., Muhammad, N., Liu, X., Wang, H., He, Y., Brookes, P.C. and
Xu, J. 2013. The potential feasibility for soil improvement, based on the
properties of biochars pyrolysed from different feedstocks. J. Soil
Sediments. 13: 989-1000.
De Luca, T.H., McKenzie, M.D. and Gundale, M.J. 2009. Biochar effects on soil
nutrient transformations. In: Biochar for Environmental Management:
Science and Technology. (J. Lehmann and S. Joseph, eds.) Earthscan.
London, UK.
Deenik, J., McClellan, T., Uehara, G., Antal, M.and Campbell, S. 2010. Charcoal
volatile matter content influences plant growth and soil nitrogen
transformations. Soil Science Society of America Journal. 74 (4): 1259-1270
Downie, A., Crosky, A., Munroe, P., 2009. Physical properties of biochar. In:
Biochar for Environmental Management: Science and Technology (Eds.
Lehmann, J. & Joseph, S.), Earthscan. London, UK.

65
Enders, A. & Lehmann, J. 2012. Comparison of wet-digestion and dry-ashing
methods for total elemental analysis of biochar, Communications in Soil
Science and Plant Analysis, 43(7): 1042-1052.
Gaskin, J.W., Steiner, C., Harris, K., Das, K.C. and Bibens, B. 2008. Effect of low-
temperature pyrolysis conditions on biochar for agricultural use. T. Asabe
51: 2061-2069.
Glaser, B., J. Lehmann and W. Zech. 2002. Ameliorating physical and chemical
properties of highly weathered soils in the tropics with charcoal-a review.
Biol. Fert. Soils. 35: 219-230.
Goodall, C. 2008. Ten technologies to save the planet. Profile Books. London, UK.
Hammes, K., R.J. Smernik, J.O. Skjemstad, A. Herzog, U.F. Vogt, and M.W.I.
Scminidt. 2006. Synthesis and characterization of laboratory-charred grass
straw (Oryza sativa) and chestnut wood (Castenea sativa) as reference
materials for black carbon quantification. Org. Chem. 37: 1629-1633.
Hammes, K., Smernik, R.J., Skjemstad, J.O. and Schmidt. 2008. Characterisation
and evaluation of reference materials for black carbon analysis using
elemental composition, colour, BET surface area and 13C NMR
spectroscopy. Applied Geochemistry. 23: 2112-2122.
Han, X., Liang, C., Li, T., Wang, K., Huang, H. and Yang, X. 2013. Simultaneous
removal of cadmium and sulfamethoxazole from aqueous solution by rice
straw biochar. J. of Zhejiang University-Science B (Biomedicine &
Biotechnology). www.zju.edu.cn/jzus; www.springerlink.com. Agosto 2013.
Hedley, M. and McLaughlin, M. 2005. Reactions of phosphate fertilizers and by-
products in soils. In Phosphorus: agriculture and the environment. (J.T.
Sims and A.N. Sharpley, eds.) American Society of Agronomy. Madison,
USA.
Holmes, A., Rahman, M.H., Saunders, S.J. and Mowat, A. 2010. Biochar
generated from kiwifruit vine prunings: scope and characterization.
In:Biochar workshop. Opportunities for New Zealand stakeholders. New
Zealand.
Hossain, M.K., Strezov, V., Chan, K.Y., Ziolkowski, A. and Nelson, P.F. 2011.
Influence of pyrolysis temperature on production and nutrient properties of
wastewater sludge biochar, J. Environ. Manage. 92:223-228.
International Biochar Initiative. 2012. Standardized product definition and product
testing guidelines for biochar that is used in soil. www.biochar-
international.org. Mayo de 2012.
International Biochar Initiative. 2013. Standardized product definition and product
testing guidelines for biochar that is used in soil. http://www.biochar-
international.org/characterizationstandard. Abril 2013.
Jackson, M.L. 1970. Análisis Químico de Suelos. Ediciones Omega. España.
Karve, P., Prabhune, R., Shackley, S., Carter, S., Anderson, P., Sohi, S., Cross A.,
Haszeldine, S., Haefele, S., Knowles, T., Field, J. and Tanger, P. 2009.
Biochar for carbon reduction, sustainable agriculture and soil management
(BIOCHARM). Final report for APN Project. ARCP 2009-12NSY.
https://www.google.com.mx/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=2
&cad=rja&ved=0CDsQFjAB&url=https%3A%2F%2Ffanyv88.com%3A443%2Fhttp%2Fwww.apn-
gcr.org%2Fresources%2Farchive%2Ffiles%2F1d461f5fc45b0711342ef8c2
b1e1030c.pdf&ei=KjSzUoGMMOSC2QXLjYH4Bg&usg=AFQjCNFAZN8zPJ
QlXje0bHWlSOheKm-l_g&bvm=bv.58187178,d.b2I. Diciembre 2010.

66
Kookana, R. S.; Sarmah, A. K.; Van Zwieten, L.; Krull, E.; Singh, B. 2011. Chapter
three - biochar application to soil: Agronomic and environmental benefits
and unintended consequences. In Advances in Agronomy, Donald, L. S.,
Ed. AcademicPress. 112: 103-143. USA.
Krull, E.S., J.A. Baldock, J.O. Skjemstad, and R.J. Smernik. 2009. Characteristics
of biochar: Organochemical properties. pp. 53-65. In: Lehmann and S.
Joseph (eds.) Biochar for Environmental Management: Science and
Technology. Earthscan, London, UK.
Krull, E. S. (2009), Biochar fact sheet. CSIRO. Land and Water. Australia.
Laird, D. A.; Fleming, P.; Davis, D. D.; Horton, R.; Wang, B.; Karlen, D. L. 2010.
Impact of biochar amendments on the quality of a typical midwestern
agricultural soil. Geoderma 158, (3-4), 443-449.
Lee, Y., Byul, E.P.R., Ryu, C., Park, Y.K., Hung, J.H and Hyun, S. 2013.
Characteristics of biochar produced from slow pyrolysisi of Geodae-Uksae
1. Bioresource Technology. 130: 345-350.
Lehmann, J. and Rondon, M. 2006. Bio-char soil management on highly-
weathered soils in the humid tropics. In: Biological Approaches to
Sustainable Soils Systems (Uphoff, N.T. ed.) CRC Press/Taylor & Francis.
Boca Raton. pp. 517-530.
Lehmann, J., 2007. Bio-energy in the black. Frontiers in Ecology and the
Environment 5: 381-387.
Lehmann, J., Rilling, M.C., Thies, J., Masiello, C.A., Hockaday, W.C. and Crowley,
D. 2011. Biochar effects on soil biota: A review. Soil Biology &
Biochemistry. 43: 1812-1836.
Liang B., J. Lehmann, D. Solomon, J. Kinyangi, J. Grossman, B. O’Neill, J.O.
Skjemstad, J. Thies, F.J. Luizao, J. Petersen, and G. Neves. 2006. Black
carbon Increases Cation Exchange Capacity in Soils. Soil Sci Soc Am J. 70:
1719–1730.
http://www.css.cornell.edu/faculty/lehmann/publ/SoilSciSocAmJ%2070,%20
1719-1730,%202006%20Liang.pdf. August 2009
Major, J. 2010. Guidelines on practical aspects of biochar application to field soil in
various soil management systems. International Biochar Initiative.
www.biochar-international.org. Febrero 2011.
McLaughlin, H., Anderson, P. S., Shields, F. E. and Reed, T. B.. 2009. All biochars
are not created equal, and how to tell them apart. North american biochar
conference, Boulder, CO http://www.biochar-
international.org/sites/default/files/All-Biochars--Version2--Oct 2009.pdf.
Novak, J.M., W.J. Busscher, D.L. Laird, M. Ahmedna, D.W. Watts, and M.A.S.
Niandou. 2009. Impact of biochar amendment on fertility of a southeastern
coastal plain soil. Soil Sci. 174: 105-112.
Peterson, S.C., Appell, M., Jackson, M.A. and Boateng, A.A. 2013. Comparing
corn stover and switchgrass biochar: characterization and sorption
properties. J. of Agric. Sci. 5 (1): 1-8.
Rayment, G.E. and Higginson, F.R. 1992. Australian Laboratory Handbook of Soil
and Water Chemical Methods. Inkata Press, Port Melbourne. In:Rayment,
G.E. and Lyons, D.J. 2011. Soil Qhemical Methods – Australasia.
CSIRO.Australia.

67
Reed, D. 2011. Biochar characterization standars are essential to the success of
the biochar industry. International Biochar Initiative. http://www.biochar-
international.org/standards_are_essential. Agosto 2011.
Schmidt, M.W.I. and A. G. Noack. 2000. Black carbon in soils and sediments:
Analysis, distribution, implications, and current challenges. Global
Biogeochem. Cycles. 14, 777–794.
Schmidt, H.P., Abive, S., Kammann, C., Glaser, B., Bucheli, T. and Leifeld, J.
2013. Guidelines european biochar certificate for a sustainable production
of biochar. European Biochar Foundation.
Shackley, S., Ibarrola, R., Hammond, J., Hopkins, D., Manning, D., Hough, R.,
Dunn, N., Davis, M., Collinson, M., Donaldson, F., McGrath, S., Sohi, S.,
McLaren, D., Graham, M and Masek, O. 2013. Biochar quality mandate
(BKM) v. 1.0. Esmée Fairbairn Foundation. UK.
Shenbagavalli, S. and Mahimairaja, S. 2012. Production and characterization of
biochar from different biological wastes. International J. of Plant, Animal and
Enviromental Sciences. 2: 192-201.
Singh B., Singh B.P., Cowie, A.L. 2010. Characterisation and evaluation of
biochars for their application as a soil amendment. Soil Research 48: 516–525.
Sohi, S., Loez-Capel, E., Krull, E., Bol, R. 2009. Biochar’s roles in soil and climate
change: A review of research needs. CSIRO Land And Water Science
Report 05/09, 64 pp. http://www.csiro.au/files/files/poei.pdf
And Env. Sciences. 2(1):197-201.
http://www.ijpaes.com/admin/php/uploads/145_pdf.pdf. Marzo 2013.
Uchimiya, M., Chang, S. and Klasson, K.T. 2011. Screening biochars for heavy
metal retention in soil: Role of oxygen functional groups. Journal of
Hazordous Materials. 190: 432-441
Uddin, A. and Phuong H.T. 2012. Development of technologies for the utilization of
agricultural and forestry wastes: Preparation of biochar from rice residues.
Okayama University. Departament of Materials and Energy Science Japan.
http://ambiente.okayama-
u.ac.jp/management/up_load_files/gakkan/2012_en/2012_en_3-1.pdf.
Van Zwietten, L., S. Kimber, A. Downie, A., S. Joseph, K.Y., A. Cowie., R.
Wainberg and S. Morris. 2007. Paper mill agrichar: Benefits to soil health
and plan production. International Agrichar Initiative (IAI) 2007 conference.
Terriga, Australia.
Van Zwieten, L.; Kimber, S.; Morris, S.; Chan, K.; Downie, A.; Rust, J.; Joseph, S.;
Cowie, A. 2010. Effects of biochar from slow pyrolysis of papermill waste on
agronomic performance and soil fertility. Plant and Soil 327: 235-246.
Verheijen, F.G.A., Jeffery S., Bastos A.C., van der Velde M., and Diafas I. 2009.
Biochar application to soils - A critical scientific review of effects on soil
properties, processes and functions. EUR 24099 EN, Office for the Official
Publications of the European Communities, Luxembourg, 149pp.
Wang, T., Camps-Arbestain, M. and Bishop, P. 2012. Predicting phosphorus
bioavailability from high-ash biochars. Plant and Soil. 357:173-187.
Wang, T., Camps-Arbestain, M., Hedley, M. and Bishop, P. 2013. The fate of
phosphorus of ash-rich biochars in a soil-plant system. Plant and Soil
http://link.springer.com/staticcontent/lookinside/395/art%253A10.1007%252
Fs11104-013-1938-z/000.png.

68
Williams, M.M. and Arnott, J.C. 2010, A Comparison of variable economic costs
associated with two proposed biochar application methods. Annals of
Environmental Science. 4:23-30.
Zimmerman AR, Gao B, Ahn M-Y (2011) Positive and negative carbon
mineralization priming effects among a variety of biochar-amended soils.
Soil Biol Biochem. 43:1169–1179.

69
CAPITULO TRES

TOXICIDAD DE BIOCARBONES
CAPÍTULO TRES

TOXICIDAD DE BIOCARBONES

3.1 INTRODUCCIÓN

El biocarbón es un producto sólido rico en carbono, que resulta de la combustión


de biomasa en un ambiente limitado de oxígeno. Debido a su estructura altamente
aromática, el biocarbón es química y biológicamente más estable que la materia
orgánica de la cual fue hecho Red de Investigadores de Biocarbón de Australia y
Nueva Zelanda, 2012 (NAELLC, por sus siglas en ingles). La Iniciativa
Internacional de Biocarbón (IBI, 2012) menciona que el principal objetivo de la
fabricación y estudio del biocarbón es mejorar las funciones y procesos cuando
aplicado al suelo. Sin embargo, tiene otras aplicaciones, como son: filtro para los
gases que se producen en el proceso de pirólisis, producto inicial para la
producción de fertilizante nitrogenado (Dumroese et al., 2011), compuesto
energético potencial, para retornar los nutrientes extraídos de la biomasa para
cerrar los ciclos nutrimentales adecuadamente (Laird, 2008) y, principalmente, por
su potencial para el secuestro de carbono (Spokas, 2010).

Las propiedades del biocarbón dependen principalmente de la naturaleza de la


materia prima empleada para su fabricación, y del tamaño de partícula de la
misma. También afectan a éstas las condiciones del proceso de elaboración,
como son temperatura, tasa de aumento de temperatura, tiempo de residencia,
entre otros (Spokas, 2010). Cuando el biocarbón es aplicado al suelo, su
respuesta dependerá del tipo de suelo, clima y cultivo, dosis y método de
aplicación.

Los resultados de su aplicación confirman que en la mayoría de los casos ha


habido una respuesta favorable en las características y procesos del suelo; sin
embargo, hay estudios en cuyos resultados son nulos o aun negativos (Cox y van
Zwieten, 2012). Ese efecto negativo del biocarbón puede ser debido a la
presencia de compuestos fitotóxicos que contenga, aunque por otra parte algunos
biocarbones pueden tener la capacidad de adsorber y neutralizar compuestos
fitotóxicos naturales que se encuentren en el suelo (Regovska et al., 2012). Estos
últimos investigadores evaluaron los efectos de seis biocarbones en el

71
crecimiento de plántulas y aleloquímicos presentes en el rastrojo de maíz (Zea
mays L.). Las semillas de maíz fueron germinadas en extractos acuosos de
biocarbones producidos de diversas materias primas, procesos termoquímicos y
temperaturas. Los últimos autores citados evaluaron el porcentaje de
germinación, altura de plántula y longitud radicular, y encontraron que no había
efecto de los extractos de biocarbones en el porcentaje de germinación, pero sí
en la altura de plántula y longitud radicular.

De manera general, cuando el biocarbón es aplicado a suelos degradados, tiene


el potencial de aumentar la producción del cultivo y la calidad del suelo (Novak et
al., 2009). Entre las mejoras que el biocarbón puede realizar al ser aplicado al
suelo, se ha mencionado que: aumenta la capacidad de intercambio catiónico,
aumenta de pH (pues funciona como un agente de encalado), incrementa la
capacidad de retención de humedad, disminuye la densidad aparente del suelo,
aumenta la retención de nutrientes, en particular del P disponible para las
plantas, aumenta la colonización de hongos micorrízicos, incrementa la infección
de Rhizobium, mejora la resistencia de los cultivos al estrés biótico, optimiza la
eficiencia en el uso de fertilizantes, mejora la aireación del suelo y la adsorción de
elementos contaminantes, reduce los niveles de gases efecto invernadero
presentes en la atmósfera, funciona en el suelo como un almacén de carbono
recalcitrante, entre otros beneficios (Glasser et al., 2002; Jeffery et al., 2011).

La producción es aún artesanal en muchas partes del mundo y se considera que


puede perfeccionarse con las tecnologías adecuadas, para generar
conjuntamente energía y biocombustibles, en la forma de gas sintético y bio-
aceite, además del propio biocarbón.

Debido a que las materias primas empleadas para su elaboración pueden ser muy
variables, y sus características físicas y las condiciones de pirólisis también, se
infiere que el biocarbón que se produce no es único y sus propiedades variarán,
sino que habrá una gama muy diversa de biocarbones con características
particulares (Van Zwieten et al., 2010).

Por todo ello, se hace necesario conocer la calidad de los biocarbones con el fin
de determinar si es factible usarlos como mejoradores de suelos. La toxicidad es
uno de los principales parámetros que define dicha factibilidad, ya que ésta puede

72
afectar a los vegetales y otros organismos propios del suelo, si durante el proceso
de fabricación se produjesen algunas sustancias tóxicas.

La presencia de pequeñas cantidades de sustancias tóxicas en el biocarbón


puede inducir una respuesta homeótica, que consiste en una influencia positiva
sobre la germinación de la semilla o el crecimiento de las plántulas cuando la
concentración de estas sustancias es baja. Al parecer, esto es resultado de un
desarrollo de rizobacterias promotoras del crecimiento o de hongos después de la
aplicación de biocarbón. Sin embargo, cuando esa concentración es alta, no hay
el mismo resultado (van Zwieten et al., 2012).

Entre dichas sustancias tóxicas los autores señalados mencionaron compuestos


heterocíclicos nitrogenados, furanos sustituidos, fenoles y fenoles sustituidos,
benceno y bencenos sustituidos, compuestos carboxílicos y alifáticos, los cuales
varían de acuerdo a las condiciones de producción y a las materias primas.

El objetivo de este estudio fue evaluar la toxicidad de tres biocarbones derivados


de rastrojos de maíz que se habían pirolizados a diferentes temperaturas y
diferentes tamaños de partículas.

Para probar la toxicidad de los biocarbones se usaron las metodologías


recomendadas por IBI (2012), que fueron descritas por Major (2010) en el Boletín
104 de la misma, tanto de evasión de lombrices como de inhibición de
germinación de semillas.

La hipótesis nula del estudio con lombrices de tierra es: el efecto del suelo y de la
mezcla de suelo-biocarbón es igual en la evasión de las lombrices.

La hipótesis nula del estudio sobre germinación de lechuga es: El efecto del suelo
y de las mezclas suelo-biocarbón es igual en la germinación de las semillas de
lechuga.

73
3.2 REVISIÓN DE LITERATURA

A pesar de la importancia de la actividad de las lombrices de tierra en el suelo,


existe un limitado número de estudios que han evaluado el impacto en ellas en
presencia de biocarbón (Weyers y Spokas, 2011). La Iniciativa Internacional de
Biochar (IBI, 2012) ha considerado que el medir el efecto del biocarbón sobre
ellas es un medio para evaluar la toxicidad de este producto, y también la
realización de pruebas del efecto de los biocarbones sobre la germinación de las
semillas de especies sensibles a compuestos químicos tóxicos. De esta manera
se asegura que este producto no tiene dichos compuestos en cantidades que
pudiesen provocar daños a las especies cultivadas o a los organismos del suelo.
En ambos casos se trata de indicadores y no se puede descartar que haya mayor
sensibilidad en alguna otra especie.

Weyers and Spokas (2011) realizaron una revisión de estudios de toxicidad de


biocarbones sobre lombrices de tierra Eisenia fetida. Estos investigadores
resumieron los impactos sobre el comportamiento, sobrevivencia, dinámica de
poblaciones y daño celular de esta especie y mostraron que, en general, no había
un efecto negativo sobre la sobrevivencia, comportamiento y población de
lombrices. Sin embargo, algunas lombrices mostraron cambios en el DNA cuando
el contenido de cenizas en el biocarbón era de 10%, cambios que dependían de
las características del material probado, el lugar de estudio, el tipo de suelo y el
pH del hábitat.

En un estudio sobre el efecto en el rendimiento agronómico y la fertilidad de dos


suelos, un ferrosol y un calcarosol, de dos biocarbones de residuos de fábrica de
papel obtenidos por pirólisis lenta, Zwieten et al. (2010) no encontraron efectos en
la germinación de semillas de tres especies: trigo, frijol y rábano, lo que los hizo
sugerir que no habrían compuestos nocivos. Estos investigadores también
realizaron un estudio de comportamiento de lombriz Eisenia fetida Savigny que
mostró una preferencia de las lombrices por los suelos ferrasoles tratados con los
dos biocarbones, que en los sustratos empleados como control (suelo sin
biocarbón). En el calcarosol no hubo diferencia significativa en la preferencia de
las lombrices hacia el suelo tratado con biocarbón o sin él.

74
Bargmann et al. (2013) realizaron una investigación con cebada (Hordeum
vulgare L.) de primavera, para evaluar los efectos tóxicos de biocarbones,
hidrocarbones y aguas del proceso de carbonización hidrotérmica como
mejoradores de suelo. Mientras el biocarbón no tuvo efectos en la germinación en
términos generales, los hidrocarbones y las aguas de proceso generaron un
impacto negativo inhibiendo la germinación de la cebada. La respuesta de los
biocarbones que fueron producto de una carbonización en hornos, probablemente
se debió a que los compuestos volátiles se evaporaron durante el proceso,
reduciendo su potencial de daño.

Liesch et al. (2010) investigaron la aplicación de 0, 22.5, 45, 67.5 y 90 ton ha-1 de
biocarbones de virutas de pino y de camas de pollo en una mezcla de arena,
caolín y Sphagnum, para medir la sobrevivencia y crecimiento de Eisenia fetida
S. Todas las lombrices murieron con la dosis más alta de biocarbón de camas de
pollo, muy probablemente debido a la volatilización de amoníaco a pH alto y al
choque osmótico. La sobrevivencia de la lombriz y el crecimiento con la aplicación
más baja de biocarbón de camas de pollo y todas las dosis de aplicación de
biocarbón de virutas de pino no difirieron significativamente del testigo no
enmendado.

Li et al. (2011) llevaron a cabo un estudio de un biocarbón producido a partir de


virutas de manzano sobre el comportamiento Eisenia fetida S. Se trataba de
evaluar la toxicidad potencial en esta especie, de suelos manejados con 1, 10 y
20 % del biocarbón de virutas de manzano. Las aplicaciones de dicho material
correspondieron a aplicaciones de 18, 180 y 360 ton ha-1 a una profundidad de
laboreo de 20 cm, respectivamente. Estos autores analizaron la evasión de
lombrices desde el suelo tratado a los 2 días y, además, evaluaron el intervalo de
crecimiento y reproducción. Después de 28 días de incubación, las lombrices que
habitaban en los tratamientos con biocarbón perdieron más peso que las del
control. Sin embargo, el biocarbón no afectó su reproducción. En el sustrato con
1%, las lombrices no evadieron el sustrato tratado. Cuando éste contenía 10 y 20
% de biocarbón se presentó evasión. Para determinar la causa de la evasión de
lombrices a estas concentraciones se llevaron a cabo otros experimentos y
concluyeron que no fue el efecto del biocarbón sino la falta de humedad, ya que al
tratar el suelo con biocarbón con las mismas dosis, a una humedad de capacidad

75
de campo, no hubo evasión. También señalaron que esto también pudo ser la
causa de disminución de peso de las lombrices.

Existen pruebas biológicas que permiten medir la toxicidad de los biocarbones al


ser adicionados al suelo con el uso de especies sensibles a sustancias tóxicas
que pudieran inhibir su desarrollo o aún causarles la muerte. La Organización
para la Cooperación y Desarrollo Económico (OECD, 2012) tiene una guía para
pruebas de químicos, que va desde 1984 a la fecha, entre las que se encuentran
la de sustancias químicas tóxicas a lombrices de tierra (OECD,1984) y la de
inhibición de germinación de semillas (OECD, 2006).También la Organización
Internacional de Estandarización, organización no gubernamental que reúne a
157 países para tener los estándares que requieren la sociedad en su contexto
más amplio manejan la ISO 11268-1 de 1993 para toxicidad en lombrices y la ISO
11269-2 para emergencia de plántulas y crecimiento de 2005 (OECD, 2008).

Posteriormente, estos ensayos de evasión de lombrices han sido desarrollados


por Van Zwieten et al. (2010), quienes tomaron y modificaron las metodologías de
OECD (1984) e ISO 11268-1 de 1993 (OECD, 2008) para pruebas con
biocarbón. Para el IBI (Major, 2010) sólo es necesaria la prueba de evasión que
se realiza en 48 h, ya que con ésta se prueba la toxicidad del producto, mientras
que para comportamiento, reproducción y cambios fisiológicos existen otras
pruebas que van desde 14 a 30 días (OECD, 2004). En esta prueba de toxicidad
se manejan Eisenia fetida Savigny o Eisenia andrei Bouché. Se fundamentan en
colocar lombrices en suelo y mezclas de suelo-biocarbón en diferentes dosis para
evaluar el número de lombrices que evadieron la mezcla y prefirieron el suelo
solo.

El ensayo de germinación de semillas se basa en el porcentaje de plántulas


emergidas en la mezcla de suelo-biocarbón con las diferentes dosis que se
manejarán en un estudio particular (IBI, 2012). Las especies vegetales empleadas
normalmente son lechuga ya que es muy sensible a la presencia de sustancias
nocivas, rábano, trébol dulce (IBI, 2013). Sin embargo, la OECD maneja
categorías de las especies y menciona por ejemplo zacate rye grass (Lolium
perenne L), arroz (Oryza sativa L), avena (Avena sativa L), trigo (Triticum
aestivum L) y sorgo (Sorghum bicolor (L.) Moench) para la primera, mostaza

76
(Brassica alba (L.) Rabenh.), colza (Brassica napus L), rábano (Raphanus sativus
L) para la segunda y frijol mungo (Phaseolus aureus Zuccagni), trébol rojo
(Trifolium pratense L), lechuga (Lactuca sativa L) para la tercera.

3.3 MATERIALES Y MÉTODOS

Descripción del sitio de estudio

El estudio de toxicidad de lombrices se realizó en el Colegio de Postgraduados,


Campus Montecillo, Texcoco, Edo. de México, en un invernadero a finales de julio
de 2012 con una temperatura media de 18.1 ºC al abrigo, una mínima de 14ºC y
una máxima de 22 ºC (Estación de Montecillo, Edo. de México).

Suelo y biocarbones

El suelo usado para el sustrato junto con los biocarbones es un Regosol de


textura media, fase lítica, traído de La Tinaja, Ver., con pH de 4.5, textura franco
arenosa, porcentaje de humedad a capacidad de campo de 12.1 %, contenido de
materia orgánica de 1.66%, 27.7 ppm de P extraíble con Olsen, 0.1 % de
nitrógeno total y una capacidad de intercambio catiónico de 6.6 cmol.kg -1, con
acetato de amonio 1N neutral.

Los biocarbones derivados de pirólisis de rastrojo de maíz, tuvieron las


características mostradas en el Cuadro 3.1.

Las metodologías para las pruebas de toxicidad de biocarbón las describe Major
(2010), en el Boletín Técnico de IBI No. 104.

Prueba de evasión de lombrices Eisenia fetida

Esta prueba se realizó con el uso de recipientes cilíndricos de aproximadamente 2


L. en donde se dividió, verticalmente y en partes iguales, el volumen del recipiente
con una lámina de plástico rígido y se llenó un lado con solo suelo y el otro con la
mezcla de suelo-biocarbón correspondiente a cada tratamiento.

Posteriormente se sacó la lámina dura de plástico y se humedecieron los


sustratos a capacidad de campo, similar para todos, al considerar que la cantidad
adicionada de biocarbón a cada mezcla fue muy pequeña. Se colocaron 10

77
lombrices en la división de los sustratos para que las lombrices se movilizasen
hacia el material de su preferencia. Se esperaron 48 h y entonces se volvió a
poner la lámina rígida de plástico en cada recipiente para separar los dos
sustratos: éstos se retiraron por separado y contaron las lombrices en cada uno
de ellos.

Cuadro 3.1. Características de los biocarbones derivados de rastrojos de maíz1.

Variable Biocarbones
Clave laboratorio 3562 3563 10540
Fecha de proceso Mayo 2011 Mayo 2011 Agosto 2011
Materia prima Maíz Maíz Maíz
Diámetro de materia prima < 4 mm >4 mm < 4 mm
T ºC Pirólisis 300 650 650
Características químicas
pH (03/04/13) 9.5 9.8 10.4
% CaCO3 equivalente 6.88 6.82 10.20
CIC (Cmol.Kg-1)
23/09/11 12.70 11.80 17.10
28/08/13 19.39 20.40 19.85
% Cenizas Totales 49.80 16.97 37.65
% MateriaVolátil 1.29 3.13 1.60
%C Total 45 64 56
% C Fijado 66.52 77.11 57.19
% N total 0.87 0.92 0.87
N mineral NH4+ 43.81 20.56 43.81
ppm NO3- 41.56 32.66 71.98
P Soluble ppm 436 297 432
P Total % 0.20 0.20 0.23
K Total % 0.94 1.35 1.33
C/N 51.72 69.57 64.37
Características físicas
CE dS.m-1 1.86 2.84 3.75
% Humedad 2.39 3.79 3.56
Densidad aparente 0.44 0.39 0.38
g cm-3
Porosidad Total % 44.9 43.1 56.3
Porosidad de aireación % 16 11.1 19.9
Porosidad de retención 28.9 32.0 36.4
humedad%
Retención Tensión 0 245.1 318.2 501.4
de (Pa) 10132.5 197.1 255.3 402.2
humedad 50662.5 139.6 150.4 256.8
% 101325 110.1 135.4 222.8
1
Metodologías de Standarized Product Definition and Product Testing Guidelines for Biochar that
is used in soil (IBI, 2012).

El diseño experimental fue completamente al azar, en donde se consideraron


cinco tratamientos, incluyendo el testigo, con 0, 5, 10, 15 y 20 ton ha-1
equivalentes de biocarbón en el suelo. Cada tratamiento se repitió tres veces.

78
Aunque el criterio de interpretación es basado en la tendencia de las lombrices a
escapar del sustrato tratado con las diferentes dosis de biocarbón o permanecer
en él (IBI, 2012), se realizó una prueba de pares de t de Student.

Ensayo de inhibición sobre germinación

Para esta prueba se usó lechuga (Lactuca sativa L.) cv. Climax como especie
indicadora de inhibición de germinación. Previamente se midió el porcentaje de
germinación en cajas Petri de 15 cm. de diámetro provistas en su fondo con papel
filtro y humedecidas con agua destilada, sin ningún tipo de sustrato, lo cual se
repitió cinco veces. Se colocaron cincuenta semillas en cada caja, las cuales se
pusieron en una cámara de germinación regulada a una temperatura de 28ºC. Se
hizo el conteo de semillas germinadas a los 4, 7 y 14 días (International Rules for
Seed Testing, 2009).

Para las pruebas de inhibición de germinación de estas semillas con los diferentes
tratamientos mencionados arriba. Se usaron charolas con tapa de plástico
transparente, de 20 x15 cm., las cuales fueron llenadas hasta una altura de 2 cm.
con los sustratos de suelo-biocarbón; las charolas se pesaron para que todas
tuvieran la misma cantidad de sustrato.

Se sembraron 50 semillas de lechuga cv. Climax (AQTEX) en cada charola,


humedeciendo cuidadosamente el sustrato con agua destilada sin mover las
semillas. Las charolas se pusieron en la cámara de germinación con temperatura,
luminosidad y humedad constante. Se contaron las semillas germinadas a los 4,
7 y 15 días (International Rules for Seed Testing, 2009).

El diseño experimental de esta prueba fue completamente al azar con cinco


tratamientos, incluyendo el testigo, con 0, 5, 10, 15 y 20 ton ha -1 equivalentes de
biocarbón en el suelo. Cada tratamiento se repitió tres veces. Se realizó un
ANOVA con el programa SAS 9.0.

3.4 RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Prueba de evasión de lombriz de tierra (Eisenia fetida)

El análisis estadístico muestra los resultados de evasión de lombrices (Cuadro


3.2). No hubo diferencia estadística en casi todas las repeticiones, e

79
indistintamente se encuentran en el suelo solo o en el suelo con biocarbón, a
excepción del biocarbón 10540 en la repetición 2 donde se define que las
lombrices prefirieron el suelo con biocarbón. Los resultados muestran que no
hubo evasión de lombrices en los sustratos con los diferentes niveles de
biocarbón, lo cual coincide con los estudios realizados por Weyers y Spokas,
(2011), lo que podría asegurar que no hay sustancias tóxicas en los biocarbones.

Cuadro 3.2. Prueba t de Student para lombrices en las diferentes dosis de


biocarbón.

Biocarbón ton ha-1 equivalentes x ±DE x ±DE P

Testigo (suelo) Biochar más suelo

3562 5 2.00±2.00 8.00±2.00 0.021


<4 mm 10 7.33±1.52 2.66±1.52 0.020
T=300°C 15 5.00±2.00 5.33±1.52 0.830
20 4.33±2.51 5.66±2.51 0.552
3563 5 2.00±1.00 8.00±1.00 0.002
>4 mm 10 4.33±4.04 5.55±4.04 0.707
T=650°C 15 3.66±0.57 6.33±0.57 0.005
20 1.33±0.57 8.66±0.57 0.000
10540 5 1.33±2.30 8.66±2.30 0.018
<4 mm 10 6.33±1.52 3.66±1.52 0.099
T=650°C 15 5.00±2.64 5.00±2.64 1.000
20 2.00±1.00 8.00±1.00 0.002

Prueba de germinación de semillas

El porcentaje de germinación de la semilla de lechuga (Lactuca sativa) var. Climax


fue del 93 %. Los resultados de esta prueba se presentan en la Fig. 1. Sin
embargo, con la ANOVA realizada (Cuadro 3.3) se acepta la Ho. que el efecto del
suelo y de las mezclas suelo-biocarbón es igual sobre la germinación de las
semillas de lechuga.

80
Cuadro 3.3. ANOVA de germinación de lechuga cv. Climax, de los tratamientos
de biocarbón de 0, 5, 10, 15 y 20 ton ha-1.

Suma de Cuadrado de
Fuente DF Cuadrados la media F-Valor Pr > F Ft

Modelo 4 37.3333 9.3333 1.06 0.4248 4.33


Error 10 88 8.8
Total correcto 14 125.3333
R-cuadrado Coef Var Raiz MSE Y Media D.E.
0.2979 3.1336 2.9665 94.6667 1.93

%Germinación
98

96

94

92

90

88

86

< 4mm, T 300ºC > 4 mm, T 650ºC < 4 mm, T 650ºC


ton ha-1 equivalentes de biocarbones

Figura 3.1. Germinación de semillas con suelo y biocarbones.

81
Cuadro 3. 4. Medias y desviaciones estándares de los tratamientos de
germinación de lechuga cv. Climax.

Tratamiento Dosis x ±DE CV

Testigo 0 ton ha-1 95±2.08 0.0002


Biocarbón
5 ton ha-1 93±0.58 ~0
< 4 mm, 10 ton ha-1 94±1.00 0.0001
T 300º 15 ton ha-1 94±1.73 0.0002
20 ton ha-1 97±1.53 ~0
5 ton ha-1 97±0.58 ~0
>4 mm 10 ton ha-1 97±1.53 ~0
T 650ºC 15 ton ha-1 94±2.65 0.0003
20 ton ha-1 94±1.00 0.0001
5 ton ha-1 93±1.15 0.0001
< 4 mm 10 ton ha-1 92±1.00 0.0001
T 650ºC 15 ton ha-1 90±1.15 0.0001
20 ton ha-1 93±0.58 ~0

3.5 CONCLUSIONES (

Los análisis estadísticos permitieron llegar a la conclusión que no hay diferencia


significativa en el comportamiento de los organismos sensibles utilizados en las
pruebas de toxicidad entre las diferentes dosis de los tres biocarbones probados,
con respecto al control (suelo solo). En la prueba de lombrices no hubo muerte de
ninguna de ellas. Además se observó que en dosis altas de biocarbón las
lombrices permanecían en los sustratos y no había una tendencia a escapar. Con
respecto a la prueba de germinación de semillas de lechuga, su porcentaje de
germinación fue alto, no observando síntomas de toxicidad, ni muerte de las
plántulas, por lo que se considera que estos biocarbones pueden ser usados
como mejoradores de suelo en función a estos parámetros.

82
3.6 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Australia and New Zealand biochar researchers network. 2012. Projects. ANZBRN
website. athttp://www.anzbiochar.org/projects.html. Julio 2013.
Bargmann, I., Rilling, M.C., Buss, W., Kruse, A. and Kuecke, M. 2013. Hydrochar
and biochar effects on germination of spring barley. Journal of Agronomy
and Crop Science. 199: 360-373.
Cox, J. and van Zwieten, L. 2012. Chapter five. Use of biochar in crop systems.
In: Biochar in horticulture: Prospects for the use of biochar in Australian
horticulture. (Cox, J. Ed.). NSW Trade and Investment.. Australia.
Cheng, C-H, Lehmann, J., Thies, J., Burton, S.D., Engelhard, M.H., 2006.
Oxidation of black carbon by biotic and abiotic processes. Organic
Geochemistry 37: 1477-1488.
Demirbas, A. 2004. Effects of temperature and particle size on bio-char yield from
pyrolysis of agricultural residues. J. Appl. Pyrolysis. 72: 243-248.
Dumroese, R.K., Heiskanen, J., Englund, K, Tervahauta, A. 2011. Pelleted
biochar: Chemical and physical properties show potential use as a
substrate in conainer nurseries. Biomasa and Bioenergy 35: 2018-2027.
www.sciencedirect.com. Febrero 2012.
Glaser, B., J. Lehmann, and W. Zech. 2002. Ameliorating physical and chemical
properties of highly weathered soils in the tropics with charcoal: A review.
Biol. Fertil. Soils 35:219–230.
International Biochar Initiative. 2012. Standardized product definition and product
testing guidelines for biochar that is used in soil. http://www.biochar-
international.org/characterizationstandard. Mayo 2012.
International Biochar Initiative. 2013. Standardized product definition and product
testing guidelines for biochar that is used in soil. http://www.biochar-
international.org/characterizationstandard. Abril 2013.
International Rules for Seed Testing. 2009. International Seed Testing
Association.
Jeffery, S., Verheijen, F.G.A., van der Velde, M., Bastos, A. C. 2011. A
quantitative review of the effects of biochar application to soils on crop
productivity using meta-analysis. Agric. Ecosyst. Environ. 144 (1): 175−187.
Laird, D.A. 2008. The charcol vision: Win-win-win scenario for Ssimultaneously
producing bioenergy, permanently sequestering carbon, while improving
soil and water quality. Agron. J. 100 (1):178-181.
Li, D., Hockaday, W.C., Masiello, C.A. Alvarez, P.J.J. 2011. Earthworm avoidance
of biochar can be mitigated by wetting. Soil Biology & Biochemistry.
43:1732-1737.
Liesch A.M., Weyers S.L., Gaskin J.W., Das K.C. (2010) Impact of two different
biochars on earthworm growth and survival. Annals of Environmental
Science 4:1-9.
Major, J. 2010. IBI Technical Bulletin # 104. International Biochar Initiative. Guía
Básica para ensayos de biochar en el suelo.(http://www.biochar-

83
international.org/sites/default/files/IBI%20Simple%20Guide-english.pdf.
Diciembre 2010.
Novak, J.M., I. Lima, B. Xing, W. Gaskin, C. Steiner, K.C. Das, M. Ahmedna, D.
Srehrah, D.W. Watts, W.J. Busscher and H. Schomberg. 2009.
Characterization of designer biochar produced at different temperatures and
their effects on a loamy sand. Annals of Environmental Science.Vol 3:195-
206.
Organisation for Economic Co-operation and Development. 1984. Earthworm
acute toxicity tests no. 207. In: Guideline for testing of chemicals.
http://browse.oecdbookshop.org/oecd/pdfs/free/9720701e.pdf. Enero 2012.
Organisation for Economic Co-operation and Development. 2004. Earthworm
reproduction for the testing of chemicals. No. 222. In: Guideline for testing
of chemicals.
http://browse.oecdbookshop.org/oecd/pdfs/free/9720701e.pdf. Enero 2012
Organisation for Economic Co-operation and Development . 2006. Terrestrial
plants, growth test no. 208: Seedling emergence and seedling growth test:
In Guideline for testing of chemicals.
http://www.oecd.org/chemicalsafety/testing/33653757.pdf. Enero 2012
Organization for Economic Co-operation and Development. 2008. Comparison
between OECD test guidelines and ISO standards in the areas of
ecotoxicology and health effects. Series on Testing and Assessment
Number 99.
Organization for Economic Co-operation and Development. 2012. Guidelines for
the testing of chemicals, Section 2: Effects on Biotic Systems. OECD I
Library. http://www.oecd ilibrary.org/environment/oecd-guidelines-for-the-
testing-of-chemicals-section-2-effects-on-biotic-systems_20745761.
Octubre 2012.
Rogovkka, N., Laird, D., Cruse, R.M., Trabue, S. Heaton, E. 2012. Germination
tests for assessing biochar quality. J. of Environ. Qual. 41:1014-1022.
http://www.citeulike.org/user/millan13/article/11553538. Octubre 2012.
Spokas, K.A. 2010. Review of the stability of biochar in soils: predictability of O:C
molar ratios. Carbon Management 1: 289-303.
Van Zwieten, L., Kimber, S., Morris, S., Chan, K.Y., Downie, A. Rust, J., Joseph,
S. Cowie, A. 2010. Effects of biochar from slow pyrolysis of papermill waste
on agronomic performance and soil fertility. Plant Soil 327:235-246.
ftp://ftp.dpvta.uniud.it/peressotti/Biochar/2010/NSW-Van%20Zwieten2010-
Effects%20of%20biochar%20from%20slow%20pyrolysis%20of%20papermi
ll%20waste%20on%20agronomic%20performance%20and%20soil%20fertil
ity.pdf. Enero 2011.
Van Zwieten, L., Singh B.P. and Cox, J. 2012. Chapter four. Biochar effects on soil
properties. In: Biochar in horticulture: Prospects for the use of biochar in
australian horticulture. (Cox, J. Ed.). Australia.
Weyers, S.L. and Spokas, K.A. Impact of biochar on earthworm populations: A
review. Applied and Environmental Soil Science. 2011: 1-12.

84
CAPITULO CUATRO

APLICACIÓN DE BIOCARBONES DE MAÍZ A UNA GRAMÍNEA


CAPITULO CUATRO

APLICACIÓN DE BIOCARBONES DE MAÍZ A UNA GRAMÍNEA

4.1 INTRODUCCIÓN

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura


(FAO, 2013) advirtió que para alimentar a una población creciente, la cual se
estima de 9 mil millones de personas a nivel mundial para 2050, la producción de
alimentos deberá crecer en 70%. Este organismo aseguró que la inversión pública
y privada tendrá que aumentar con mayor efectividad, consideró además, que
gran parte del incremento tendrá que provenir de mejoras en productividad como
resultado de la innovación y uso de la tecnología, que la producción tendrá que
ser ambientalmente sustentable ya que los recursos naturales son limitados en
muchas regiones están sobreexplotados.

La aplicación de biocarbón (biochar) al suelo como una tecnología que podría


aumentar la productividad de los cultivos de manera sustentable, ha provocado
una respuesta favorable en el aumento de la producción de diversos cultivos a
nivel experimental, tanto en invernadero como en pequeños estudios en campo
(Lehmann and Joseph, 2009; Glaser et al., 2001). Se han obtenido beneficios
económicos por su adición al suelo no sólo por el incremento de la producción,
sino también por la mejora en la eficiencia del uso de fertilizante nitrogenado, la
reducción de emisiones de N2O, así como la reducción de los residuos agrícolas
empleados para su producción (Roberts et al., 2010).

Sin embargo, el uso de esta tecnología no se ha extendido mucho en el mundo


debido a que aun no se tienen resultad consistentes de su aplicación en
diferentes cultivos, suelos y climas. El biocarbón puede alterar las características
nutricionales del suelo, así como las actividades biológicas de diferente forma
dependiendo los agroecosistemas (Rondon et al., 2007; Van Zwieten et al., 2010).
Por ello, es necesario realizar estudios en diferentes condiciones específicas que
permitan tener una visión general de sus beneficios.

El biocarbón como una práctica de manejo en los sistemas agrícolas en grandes


extensiones (incluyendo productores pequeños y empresariales) podría generar
resultados ambientales positivos. El uso de esta tecnología por los agricultores

86
tendría el potencial de mejorar la productividad agrícola y la calidad de sus suelos
(McHenry, 2009). De hecho al ser aplicado al suelo tiene un efecto a corto plazo
en sus funciones de nutrición, en la retención de humedad y en la actividad
microbiana (Atkinson et al., 2010), pero también uno a largo plazo por la
naturaleza recalcitrante del biocarbón, que influenciaría los procesos de formación
del suelo que gobiernan la acumulación, transformación y translocación de los
constituyentes del suelo y modificaría la actividad pedogénica, la morfología y la
productividad (Richter, 2007).

En los últimos años el biocarbón ha sido objeto de estudios en varios lugares del
mundo (Lehmann y Joseph, 2009; Sohi et al., 2009) que generaron los
conocimientos iniciales de algunas características de este producto, pero se
requiere mayor investigación que demuestre de manera segura las ventajas de
su aplicación al suelo y, en general, al ambiente, incluyendo su efecto en la salud
humana. De manera particular se requiere más información del efecto que tiene
su aplicación al suelo y a los cultivos, particularmente demostrar sus beneficios en
el aumento de la productividad y en las mejoras de las propiedades químicas y
físicas de diferentes tipos de suelos y sustratos.

El objetivo general del presente estudio fue: Evaluar el efecto de tres biocarbones
producidos en diferentes condiciones de temperatura, y como materia prima base
rastrojo de maíz con diferente tamaño de partículas, en la producción de biomasa
y estado nutricional de N, P y K de una planta indicadora (Lolium perenne L.), en
presencia de fertilización química y lombricomposta.

Las hipótesis nulas son:

Las dosis de biocarbón aplicadas al suelo tienen el mismo efecto sobre la


biomasa aérea de las plantas de la especie indicadora y sobre la concentración
nitrógeno, fósforo y potasio en ésta.

El efecto de biocarbón mezclado con fertilizante químico es igual al del biocarbón


mezclado con una lombricomposta.

87
4.2 REVISIÓN DE LITERATURA

El empleo de biocarbón no es una práctica habitual en el mundo por un gran


número de productores, sin embargo, su uso a nivel de invernadero y pequeñas
pruebas en parcelas y con diferentes cultivos se ha reportado frecuentemente
(Lehmann y Rondon, 2006; Sohi et al., 2009)

Estudios de Salomón et al. (2007) en los suelos oscuros de la Amazonia


brasileña (Terra Preta), que son suelos desarrollados como consecuencia de una
intensa actividad antropógena y que los han transformado en antrosoles,
concluyeron que existen en ellos compuestos orgánicos como estructuras
poliaromáticas que han persistido por miles de años, y que son la base de los
compuestos recalcitrantes de carbono orgánico, mismos que los diferencian de la
composición de suelos adyacentes. La presencia de grandes proporciones de
estructuras de carbono aromáticas, carbono carboxílico y estructuras alifáticas de
carbono y su persistencia por miles de años en dichos suelos ricos en carbón
negro, es de la más amplia importancia a nivel global, no sólo desde el punto de
vista de servir como un depósito de carbono, sino también en la perspectiva de la
sustentabilidad del ambiente y de la agricultura.

La posible influencia de biocarbones en las características de retención de


nutrientes de suelos ha sido identificado por diversos grupos de investigadores
(Glaser et al., 2001; Lehmann y Rondon, 2006). Glaser et al. (2001) atribuyeron la
cualidad de alta retención de nutrientes del suelo de Terra Preta de Indio a la
elevada proporción de carbón negro o biocarbón. Se ha demostrado un
incremento en la disponibilidad de cationes así como de fósforo y nitrógeno
cuando se adiciona carbón de madera a los suelos. Tal incremento ocurre a pesar
de los muy bajos contenidos iniciales de estos nutrientes en estos productos.
Glaser et al. (2001) y Lehmann y Rondon (2006) han mostrado que los bajos
valores de nutrientes de los carbones hechos de residuos verdes favorecen el uso
eficiente de nutrientes por las plantas, como el nitrógeno y fósforo aplicado como
fertilizante. Esto puede ser explicado por: a) el carbón tiene una superficie de
retención que mantiene los nutrientes en la zona de las raíces minimizando su
lixiviación, b) el carbón influencia la estructura física y/o química del suelo con

88
que interactúa (por ejemplo densidad aparente y el pH) de modo que altera
positivamente sus ciclos nutrimentales y la capacidad de retención de humedad.

En un estudio en suelos nativos de Kenia, Lehmann et al. (2007) llegaron a la


conclusión que las perturbaciones antropógenas por el uso de estos suelos para
la agricultura, modificaban profundamente sus ciclos biogeoquímicos, siendo el
principal cambio del ciclo global del carbono. Estos últimos autores determinaron
una reducción de cerca del 85% del nitrógeno y carbono orgánico original en la
superficie del suelo por el uso, disminuyendo su calidad y los potenciales de los
ecosistemas nativos tropicales y subtropicales para servir como un reservorio de
carbono. Una gran proporción de tal disminución se determinó a los 4 años de
haber cambiado el uso del suelo, estabilizándose a los 20 años.

Estudios agronómicos recientes realizados por Blackwell et al. (2007) en


Australia, mostraron que la aplicación de 6 ton ha-1 de biocarbón en banda
profunda a un cultivo de trigo, en áreas con baja precipitación, resultaron en una
mayor producción de trigo. Asimismo observaron que la aplicación tenía un efecto
en la colonización de micorrizas vesículo-arbusculares (VAM).

La proliferación de microorganismos benéficos, principalmente los simbióticos,


tales como las bacterias fijadoras de nitrógeno y los hongos micorrízicos, que
desempeñan un papel muy importante en el crecimiento de las plantas como
respuesta a la adición de carbón procedente de madera y bambú fue también
reportada. Yoshizawa et al. (2007) de Japón.

Benites et al. (2007) de Brasil, aplicaron biocarbón a guaraná (Paullinia cupana


hbk. cv. Sorbilis), un cultivo importante para pequeños productores en el
Amazonas, junto con tratamientos adicionales con pollinaza, biocarbón y harina
de huesos, y concluyeron que existió una interacción entre el biocarbón y el
abono de pollo, y que el magnesio en el cultivo se incrementó en función del
aumento de los niveles de biocarbón.

En Australia se investigaron los rangos y mecanismos de la interacción de


diversos carbones con nitrógeno y fósforo en una serie de pruebas de
adsorción/dessorción en los flujos de nutrientes (Downie et al., 2007). El carbón,
el suelo y las mezclas de suelo-biocarbón fueron analizados antes y después de

89
la adición de nutrientes, para cuantificar las características de retención de los
nutrientes, incluyendo los rangos de las reacciones. La retención de fósforo
estuvo correlacionada con el pH y el contenido de Ca del carbón. Carbones
procedentes de las camas de aves de corral y residuos de papel, con elevados
contenidos decalcio, tuvieron mayor capacidad de retención de fósforo (> 3000
mg kg-1), similar a la de los suelos de alta capacidad de retención, mientras que el
carbón de residuos verdes tuvo relativamente baja capacidad de retención de
fósforo (~1000 mg kg-1).Al examinar los productos del biocarbón después de la
adición de fósforo, se confirmó la precipitación de este elemento en complejos Ca-
P. Ninguno de los carbones retuvo cantidades significativas de nitrógeno.

Frossard et al. (1995) consideraron que la adición de biocarbón al suelo (5-15 cm)
en dosis de 50 a 3000 mg kg-1, pudo tener una influencia positiva en el ciclo del
fósforo por el incremento de la capacidad de retención, especialmente para suelos
con baja capacidad de ésta. Sin embargo, los incrementos en la disponibilidad de
nitrógeno no fueron explicados por un mecanismo parecido. Este trabajo
demuestra la notable necesidad de diferenciar entre el concepto de retención de
nutrientes y la eficiencia en el uso de nutrientes por las plantas cuando se trata de
dilucidar la influencia del carbón sobre los ciclos nutrimentales en los sistemas de
suelo.

Fong (2011) realizó un experimento en invernadero para evaluar el efecto en


diversas dosis de un biocarbón con y sin fertilizante (20-20-20 Professional Water
Soluble General Purpose fertilizer) adicionado cada tercer día sobre el crecimiento
de Lolium multiflorum en un suelo Alfisol de California. Las dosis empleadas
fueron 0, 10, 25 y 50 ton ha-1. Los tejidos evaluados fueron raíces y brotes
foliares. Sus resultados mostraron que el crecimiento de los brotes se incrementó
con 25 ton ha-1 de biocarbón y fertilizante aplicado, en 7.77 g/maceta con
referencia al control (suelo sin fertilizar y sin biocarbón) y 1.52 g/maceta con
fertilizante solo. La producción del L. multiflorum aumentó al incrementar la
adición del biocarbón y aunque el fertilizante acrecentó el crecimiento de la planta,
concluyeron que el crecimiento mínimo de ésta podría haber sido por el
biocarbón. El efecto combinado de biocarbón y fertilizante no fue significativo.

90
En China, Wang et al. (2012) llevaron a cabo una investigación en macetas con
un biocarbón de pH 9.1 producido a partir de residuos de arroz a 450ºC en una
planta pirolizadora local; usaron dos suelos: un Antrosol estágnico y un Antrosol
órtico. Emplearon tres dosis del biocarbón: 0. 25 y 50 ton ha-1 para el primer suelo
y de 0, 10, 25 y 50 ton ha-1 para el segundo. Como cultivos indicadores usaron
una rotación de cultivo arroz-trigo. Además hicieron aplicaciones de 0 y 200 kg
ha-1 de nitrógeno. Los resultados mostraron que la incorporación del biocarbón en
ambos suelos incrementó la producción de grano de arroz y trigo, así como la
biomasa cuando fue aplicado con el fertilizante nitrogenado.

Una meta-análisis de los efectos de la aplicación de biocarbón a los suelos en la


producción de los cultivos realizada por Jeffery et al. (2011), arrojó como
resultado que la adición de biocarbón al suelo producía pequeños aumentos
(incremento medio de 10 %) pero estadísticamente significativos en la
productividad de los cultivos. Sin embargo, no todos los estudios presentaban
datos completos en cuanto a tipos de suelos, condiciones de manejo y
ambientales. El meta-análisis cubrió un amplio rango de respuestas de -28 % a
39 %. El mayor efecto positivo se observó en los de pH ácido (14 %) y neutros (13
%), y en aquellos con textura arenosa (10 %) o media (13 %). Esto sugirió que
dos de los principales mecanismos para el incremento de producción puede ser el
efecto de “encalado” y una mejora en la capacidad de retención de humedad del
suelo, junto con la mejora de la disponibilidad de nutrientes para el cultivo. Los
resultados positivos más grandes fueron vistos con aplicaciones de biocarbón en
una dosis de 100 ton ha-1 (39 %).

Cox and van Zwieten (2012) reportaron que la aplicación de biocarbón en campos
agrícolas generaba, en la mayoría de ensayos efectos benéficos en la producción
de los cultivos: 58 % registraron un aumento de la producción pero en 37 % no
hubo diferencias significativas. Estos mismos investigadores aseguraron que hay
diversos ejemplos donde las producciones de los cultivos se han incrementado 2
o 3 años después de la aplicación inicial de biocarbón.

91
4.3 MATERIALES Y MÉTODOS

Se realizaron tres experimentos independientes, en invernadero, con tres


biocarbones derivados de rastrojos de maíz, cuyas propiedades se muestran en el
Cuadro 4.1. Los biocarbones preparados se diferenciaban por las características
del proceso de pirólisis, con las que se generaron, lo cual se supone tiene un
efecto en las plantas cultivadas (Lehmann and Joseph, 2009). Para el
Experimento 1 se usó el biocarbón 3562 (<4mm de partícula de biomasa original,
T 300ºC), para el Experimento 2, el biocarbón 3563 (> 4mm de partícula de
biomasa original y T 650ºC) y en el Experimento 3 el biocarbón10540 (< 4mm de
partícula de biomasa original y T 650ºC). La especie indicadora fue zacate
ryegrass (Lolium perenne).

Los experimentos fueron realizados en macetas de 5 kg de capacidad que se


llenaron con un Regosol de textura media con fase lítica (Cuadro 4.2) extraído de
una profundidad de 0 – 25 cm, 3.5 kg para el caso de los tratamientos con
fertilización química y 2.3 kg para los tratamientos que emplearon
lombricomposta, como se detalla más adelante en esta sección. Los tratamientos
ensayados (biocarbón con fertilizante químico o biocarbón con lombricomposta)
se mezclaron íntimamente con el suelo antes de sembrar el cultivo indicador. A
todas las macetas de los tratamientos con fertilización química básica se les
aplicó una cantidad equivalente a 80, 120 y 40 kg ha-1de N como nitrato de
amonio, P2O5 como superfosfato triple y K2O como sulfato de potasio.

A los tratamientos con lombricomposta, en la mezcla correspondió al 30% en


peso del total del sustrato. Antes de colocar el suelo y la mezcla de
lombricomposta con biocarbón en las macetas se les midió su capacidad de
campo y punto de marchitamiento permanente (Cuadro 4.3). La distribución de los
tratamientos en el invernadero fue completamente al azar. El diseño experimental
empleado para el análisis de los datos fue completamente al azar.

92
Cuadro 4.1. Características de proceso de obtención, propiedades químicas y
físicas de los biocarbones de maíz ensayados.

Variable Biocarbones

Clave laboratorio (3562) (3563) (10540)


Fecha de proceso Mayo 2011 Mayo 2011 Agosto 2011
Materia prima Maíz Maíz Maíz
Diámetro de materia prima < 4 mm >4 mm < 4 mm
T ºC Pirólisis 300 650 650
Características químicas
pH (03/04/13) 9.5 9.8 10.4
% CaCO3 equivalente 6.88 6.82 10.20
CIC (Cmol.Kg-1)
23/09/11 12.70 11.80 17.10
28/08/13 19.39 20.40 19.85
% Cenizas Totales 49.80 16.97 37.65
% MateriaVolátil 1.29 3.13 1.60
%C Total 45 64 56
% C Fijado 66.52 77.11 57.19
% N total 0.87 0.92 0.87
N mineral NH4+ 43.81 20.56 43.81
ppm NO3- 41.56 32.66 71.98
P Soluble ppm 436 297 432
P Total % 0.20 0.20 0.23
K Total % 0.94 1.35 1.33
C/N 51.72 69.57 64.37
Características físicas
CE dS.m-1 1.86 2.84 3.75
% Humedad 2.39 3.79 3.56
Densidad aparente 0.44 0.39 0.38
g cm-3
Porosidad Total % 44.9 43.1 56.3
Porosidad de aireación % 16 11.1 19.9
Porosidad de retención 28.9 32.0 36.4
humedad%
Retención Tensión 0 245.1 318.2 501.4
de (Pa) 10132.5 197.1 255.3 402.2
humedad 50662.5 139.6 150.4 256.8
% 101325 110.1 135.4 222.8

93
Cuadro 4.2. Características físicas y químicas del suelo empleado en los tres
biocarbones1.

Características Valor Método

Químicas
pH 4.5 Potenciométrico 1:2 suelo:agua

%Materia orgánica 1.66 Walkey Black


%N 0.1 Micro Kjeldahl
P ppm 27.7 Bray P1
%C 1.30 TOC
CIC cmol.kg-1 6.6 Acetato de Amonio 1N neutral
K cmol. kg -1 0.4 Flamometría
Ca cmol. kg -1 1.5 EEA
Mg cmol. kg -1 0.3 EEA
Na cmol. kg -1 0.1 Flamometría
Físicas
CE µS.m-1 151.0 Conductivimétrico
% Humedad 1.2 Gravimétrico
% Arena 66.7
% Limo 21.7
% Arcilla 11.6
Textura Franco arenoso Bouyoucus
Densidad aparente g cm-3 1.15 Columnas de Colman
% Humedad a CC 12.1 Olla de presión
% Humedad a PMP 6.7 Membrana de presión
1
CE Conductividad eléctrica, CC capacidad de campo, PMP punto de marchitamiento
permanente, TOC Carbon Organic Total, CIC capacidad de intercambio catiónico, EEA
Espectometría de absorción atómica.

Cuadro 4.3. Características de retención de humedad de la mezcla sustrato más


lombricomposta1.

Característica1 Valor Método

% Humedad a CC 20.6 Olla de presión

% Humedad en el PMP 16.9 Membrana de presión


1
CC=capacidad de campo; PMP=Punto de marchitamiento permanente.

Los tratamientos fueron los tres biocarbones indicados, que fueron ensayados en
tres experimentos independientes. Los biocarbones se ensayaron mezclados con
el fertilizante químico o con lombricomposta. Cada biocarbón se aplicó en dosis
94
equivalentes a 0, 5, 10, 15 y 20 ton ha-1 en cada uno de ellos. Esta cantidad se
calculó con base al contenido nutricional de la lombricomposta (Cuadro 4.4) y de
su lenta disponibilidad de los nutrientes. Cada tratamiento se repitió cuatro veces.

Cuadro 4.4. Características físicas y químicas de la lombricomposta empleada en


los tres biocarbones.
Característica Valor Característica Valor

% Humedad 28.8 % Ca 3.62

pH 8.1 Na ppm 0.22

CE µS m-1 6.58 Fe ppm 208

%N 1.55 Cu ppm 134

%P 1.50 Zn ppm 250

%K 1.03 Mn ppm 578

% Mg 0.90

Los parámetros de respuesta que se evaluaron fueron biomasa aérea, porcentaje


de nitrógeno, fósforso y potasio en la biomasa aérea y contenido de los mismos.

Preparación del suelo. El suelo fue homogeneizado perfectamente y las piedras


con tamaño superior a 5 mm eliminadas con el uso de una malla de plástico.

Los biocarbones se pesaron de manera individual para cada unidad experimental


para obtener dosis equivalentes a 5, 10, 15 y 20 ton ha-1 en 3.5 kg de sustrato
cuando se usó fertilización química. La aplicación de fósforo y potasio se hizo al
inicio de los experimentos, mezclándolos completamente primero con el biocarbón
y después la mezcla de ambos con el suelo de cada maceta. La fertilización
nitrogenada se aplicó semanalmente en el riego (15 mL de una solución de 100
ppm de nitrato de amonio a cada maceta). Cuando se usó abono orgánico, el
sustrato utilizado se preparó con una mezcla del suelo con lombricomposta, la
cual se mezcló adecuadamente con el biocarbón de manera inicial, y
posteriormente se hizo con el suelo de cada maceta. De esta manera se
consideró que habría un aporte de nutrientes por este abono orgánico.

95
Siembra. Ésta se realizó en el mes de febrero de 2012, con temperaturas
ambientales en el invernadero de medias a bajas. Se colocó 1 g de semilla de
Lolium perenne (cerca de 400-450 semillas) en cada maceta, de la cual se había
sustraído una cantidad de sustrato aproximadamente igual para cada maceta y
suficiente para cubrir la semilla a menos de 1 cm de profundidad.

Control de malezas. Se realizó manualmente por su extracción con pinzas.

Riego. Los riegos se hicieron en un inicio diariamente sin permitir drenar el agua.
Finalmente se hicieron riegos que permitieron un ligero drenado para evitar
problemas de salinidad, bajando el pH del agua de riego a un valor de 5.5-6
adicionando ácido sulfúrico, y midiendo el pH con un potenciómetro manual.

Variables de respuesta

Biomasa aérea. Se realizaron cuatro cortes de biomasa aérea con tijeras a la


altura del borde de la maceta, la primera a los 60 días y los otros tres cada mes.
Las muestras se colectaron en bolsas de papel estraza horadadas para
ventilación. Ssecaron en la estufa a 70ºC durante 4 a 5 días hasta alcanzar peso
constante para tener el peso de la biomasa seca de cada maceta. Posteriormente
se molieron en un molino Wiley provisto de malla 60 y se colocaron en bolsas de
papel grueso, selladas con cinta adhesiva para su posterior análisis químico.

Contenido nutricional. Los contenidos o concentraciones de nitrógeno, fósforo y


potasio en cada una de las muestras obtenidas de todos los cortes, con las
metodologías empleadas en el laboratorio de Fertilidad de Suelos del Colegio,
Campus Montecillo.

Análisis visual de raíces. Se recuperaron las raíces de las plantas de cada unidad
experimental sacándolas cuidadosamente del sustrato y se tomaron fotografías
para evaluar visualmente su crecimiento.

Se realizó el análisis estadístico de ANOVA y prueba de Tukey con un diseño


completamente al azar en cada experimento con el programa SAS 9.0 y SPSS
Statistics 20.

96
4.4 RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Biomasa

La biomasa de L. perenne colectada en cada corte y la acumulada,


correspondiente a cada uno de los tres ensayos, del experimento con dosis
crecientes de biocarbón mezclado con suelo y tratado con fertilización inorgánica
y lombricomposta se presentan en el Cuadro 1 del Anexo 1.

En el Cuadro 4.5 se muestran los promedios de biomasa con sus respectivas


desviaciones estándares y coeficientes de variación correspondientes a los tres
biocarbones y cuatro cortes de este parámetro.

En general no hubo un efecto de la dosis de biocarbón con fertilización inorgánica


o con lombricomposta. Hubo algunas excepciones que las señalaremos al discutir
cada uno de los biocarbones ensayados. Sin embargo, en todos los casos hubo
una clara respuesta a la aplicación de lombricomposta, lo que sugiere o un efecto
en el abastecimiento nutrimental a lo largo del periodo experimental o un efecto
sobre alguna propiedad física del sustrato. Ninguna de éstas fue controlada,
porque no se esperaba una respuesta de esta naturaleza.

Biocarbón < 4mm de partícula de biomasa original, 300ºC


(Experimento 1)

En general, no hubo diferencias significativas en producción de biomasa


acumulada por efecto de la dosis de biocarbón adicionada, pero una clara
diferencia entre los tratamientos con fertilización inorgánica y aquellos con
lombricomposta (Figura 4.1). Fue´común que estos últimos tuvieron mayor
rendimiento acumulado que los primeros (Cuadro 4.5). En la Figura 4.2 se
graficaron las medias y desviaciones estándares de la biomasa de los cuatro
cortes cuando se aplicó el biocarbón < 4 mm y T 300ºC. Aquí se aprecia
claramente la dinámica de la producción de biomasa con lombricomposta y
fertilización química en cada corte; la biomasa producida por corte fue siempre
mayor e independiente de la dosis de biocarbón.

En la Figura 4.3 se muestra la dinámica de la biomasa acumulada a lo largo del

97
Cuadro 4.5. Medias de biomasa de los tres biocarbones

BIOMASA g maceta -1
Biomasa
Dosis Corte 1 Corte 2 Corte 3 Corte 4 acumulada
x ±DE CV x ±DE CV x ±DE CV x ±DE CV x ±DE CV

Experimento 1 (Biocarbón < 4 mm y T 300ºC)

0F 7.41±0.57c 7.7 3.08±0.24b 7.8 2.80±0.04b 1.4 2.43±0.12b 4.9 15.74±1.13b 7.2
5F 7.50±0.39c 5.2 3.20±0.20b 6.2 2.76±0.52b 18.8 2.37±0.53b 22.4 15.85±0.82b 5.2
10F 7.47±0.22c 2.9 3.46±0.37b 10.7 2.89±0.37b 12.8 2.53±0.18b 7.1 16.35±0.46b 2.8
15F 7.64±0.44c 5.8 3.38±0.36b 10.7 2.62±0.43b 16.4 2.55±0.46b 18.0 16.2±0.68b 4.2
20F 7.79±0.33bc 4.2 3.25±0.13b 4.0 3.05±0.21b 6.9 2.94±0.06b 2.0 17.04±0.56b 3.3
0L 8.09±0.34a 4.2 5.68±0.69a 12.1 6.13±1.07ª 17.5 5.31±0.71ª 13.4 26.07±1.99ª 7.6
5L 8.90±0.39a 4.4 4.99±0.55a 11.0 5.4±0.61ª 11. 5.21±0.37ª 7.1 24.57±1.28ª 5.2
10L 8.94±0.45a 5.0 5.16±0.81a 15.7 5.23±0.57ª 10.9 4.81±0.28ª 5.8 24.15±1.33ª 5.5
15L 8.67±0.25ab 2.9 5.91±0.92a 15.6 5.90±0.57ª 9.7 5.49±1.49ª 27.1 25.97±1.89ª 7.3
20L 8.78±0.32a 3.6 5.10±0.56a 11.0 5.19±0.50ª 9.6 4.83±0.60ª 12.4 23.91±0.94ª 3.9
Experimento 2 (Biocarbón > 4 mm y T 650ºC)
0F 7.84±0.43c 5.5 3.31±0.30b 9.1 2.61±0.22ª 8.4 2.83±0.15b 5.30 16.6±0.49b 2.9
5F 7.23±0.52c 7.2 3.32±0.52b 15.7 2.74±0.23ª 8.4 2.62±0.19b 7.2 15.93±1.2b 7.5
10F 8.06±0.57bc 7.1 3.61±0.26b 7.2 2.94±0.23ª 7.8 2.94±0.33b 11.2 17.56±0.74b 4.2
15F 8.65±0.50abc 5.9 3.41±0.29b 8.5 3.00±0.21ª 7.0 2.84±0.32b 11.3 17.92±0.74b 4.1
20F 8.84±0.59abc 6.7 3.54±0.36b 10.2 3.13±0.30ª 9.6 2.78±0.36b 12.9 18.29±0.24b 1.3
0L 9.63±0.66ab 6.9 7.02±0.77ª 11.0 6.51±0.52b 8.0 6.03±1.24ª 20.6 29.2±2.87ª 9.8
5L 9.74±0.46ª 4.2 6.61±0.27ª 4.1 7.08±2.36b 33.3 6.50±1.03ª 15.8 29.94±1.67ª 5.6
10L 9.72±1.13ª 11.3 6.21±0.96ª 15.5 5.70±2.36b 41.4 6.37±1.74ª 27.3 28.01±2.57ª 9.2
15L 9.77±0.86ª 8.0 7.19±0.74ª 10.3 6.53±0.60b 9.2 7.08±0.44ª 6.2 30.59±1.61ª 5.3
20L 10.27±0.75ª 7.0 6.50±0.56ª 8.6 6.96±0.90b 12.9 6.28±1.43ª 22.8 30.03±2.87ª 9.6
Experimento 3 (Biocarbón < 4 mm y T 650ºC)
0F 8.86±1.63bc 18.0 3.38±0.77bc 22.8 2.44±0.18b 7.4 2.58±0.34b 13.2
17.26±2.64b 15.3
5F 8.66±0.28c 3.3 3.31±0.63c 19.0 2.51±0.16b 6.37 3.16±0.49b 15.5 17.65±0.79b 4.5
10F 9.80±0.72abc 7.5 3.63±0.52bc 14.3 3.61±1.96b 54.3 2.77±0.20b 7.2 19.81±1.83b 9.2
15F 8.89±0.94bc 10.6 3.09±0.85c 27.5 2.81±0.25b 8.9 2.70±0.24b 8.9 17.5±1.31b 7.5
20F 7.97±1.41c 17.7 3.30±0.51c 15.4 2.56±0.12b 4.7 2.61±0.29b 11.1 16.45±1.87b 11.3
0L 10.80±0.32ab 2.9 5.23±1.39abc 26.6 6.72±0.82a 12.2 6.60±0.69a 10.4
29.38±2.84a 9.7
5L 10.96±0.19a 1.7 4.17±3.16abc 75.9 7.48±0.67a 9.0 7.09±0.20a 2.8
29.71±3.72a 12.5
10L 9.71±0.11abc 1.1 6.71±0.57a 8.5 6.95±0.78a 11.2 6.87±0.63a 9.2 30.26±1.57a 5.2
15L 11.45±0.40a 3.5 6.39±0.86ab 13.5 6.86±0.55a 8.0 6.94±0.68a 9.8 31.66±1.95a 6.2
20L 10.71±0.34ab 3.2 5.25±0.57abc 10.9 6.63±0.95a 14.3 6.79±0.56a 8.2
29.39±1.69a 5.7
-1
Nota: 0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

experimento. El análisis de la biomasa acumulada de los cuatro cortes separa los


tratamientos en dos grupos: los que usaron biocarbón con lombricomposta como

98
los mejores y los que emplearon biocarbón con fertilización química (Cuadro 4.5).

30

25

DMS
20 2.94
g Biomasa

15

10

0
0F 5F 10F 15F 20F 0L 5L 10L 15L 20L

Nota: 0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha-1 equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

Figura 4.1. Biomasa acumulada de los cuatro cortes biocarbón < 4 mm y T 300ºC.

10
9
8
7
6 Corte 1 DMS
0.93
5 Corte 2 1.32
g Biomasa

4 Corte 3 1.35
Corte 4 1.50
3
2
1
0
0F 5F 10F 15F 20F 0L 5L 10L 15L 20L
-1
Nota: 0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

Figura 4.2. Biomasa aérea seca de cuatro cortes con biocarbón <4 mm y T
300ºC.

99
10,00
9,00 0F
8,00 5F
7,00 10 F
Biomasa g
6,00 15 F
5,00 20 F
4,00 0L

3,00 5L

2,00 10 L

1,00 15 L

0,00 20 L
Corte 1 Corte 2 Corte 3 Corte 4
-1
Nota: 0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

Figura 4.3. Dinámica de la biomasa aérea por cortes con biocarbón <4 mm y T
300ºC.

Biocarbón > 4mm de partícula de biomasa original, T 650ºC


(Experimento 2)

Con este biocarbón no se presentaron de manera general diferencias


significativas en producción de biomasa acumulada por efecto del biocarbón en
sus diferentes dosis, pero hubo una marcada diferencia entre los tratamientos con
fertilización química y los que emplearon lombricomposta. Estos últimos
exhibieron mayor rendimiento acumulado que los primeros (Cuadro 4.5, Figura
4.4). En la Figura 4.5 se muestran las medias y desviaciones estándares de los
cuatro cortes cuando se usó el biocarbón > 4mm y T 650 ºC, donde se distingue
la tendencia en la producción de biomasa con fertilizante químico y
lombricomposta en cada corte. La biomasa producida en cada corte fue
independiente de las dosis de biocarbón cuando fue usada la lombricomposta,
pero con fertilización química los tratamientos con 15 y 20 ton ha-1 resultaron con
las mayores biomasas.

100
35,00

30,00

25,00 DMS
g Biomasa

4.28
20,00

15,00

10,00

5,00

0,00
0F 5F 10F 15F 20F 0L 5L 10L 15L 20L

Nota: 0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha-1 equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

Figura 4.4. Biomasa acumulada de los cuatro cortes biocarbón > 4 mm y T


650ºC.

12

10

8
g Biomasa

Corte 1 DMS
1.65
6 Corte 2 1.35
Corte 3 2.08
4 Corte 4 2.20

0
0F 5F 10F 15F 20F 0L 5L 10L 15L 20L

Nota: 0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha-1 equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

Figura 4.5. Biomasa aérea seca de cuatro cortes, biocarbón > 4 mm y T 650ºC.
Biocarbón < 4mm de partícula de biomasa original y T 650ºC
(Experimento 3)

La biomasa acumulada con el biocarbón < 4 mm y T 650 ºC no presentó


diferencias significativas entre los tratamientos en función de las dosis de
biocarbón empleadas. Los valores medios de biomasa y las desviaciones

101
estándares se muestran en el Cuadro 4.5. También en este ensayo es notoria la
diferencia entre los tratamientos que usaron fertilización química y los que
emplearon lombricomposta (Figura 4.6), estos últimos con mayor biomasa. Se
observa además, el efecto depresivo en biomasa del tratamiento con fertilización
química y 20 ton ha-1 de biocarbón.

40,00

35,00

30,00

25,00
g Biomasa

DMS
20,00 5.25

15,00

10,00

5,00

0,00
0F 5F 10F 15F 20F 0L 5L 10L 15L 20L

Nota: 0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha-1 equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

Figura 4.6. Acumulado de biomasa cuatro cortes, biocarbón < 4 mm y T 650ºC.

En el comparativo de los cortes (Figura 4.7), se observa la dinámica que tuvo la


biomasa, donde el corte uno fue el que presentó los mayores valores, y hubo una
disminución de los pesos secos en los subsiguientes cortes, similar a los
anteriores biocarbones. Aquí se muestra que las diferencias entre los tratamientos
con lombricomposta y fertilización química fueron menos marcadas que en los
otros experimentos.

Puede suponerse que estos resultados son debidos al efecto de la


lombricomposta, y no a las dosis de biocarbón. Lehmann et al. (2003) afirmaron
que no hay información al respecto.

102
14

12

10
% Biomasa DMS
Corte 1 1.96
8
Corte 2 3.02
6 Corte 3 2.02
Corte 4 1.15
4

0
0F 5F 10F 15F 20F 0L 5L 10L 15L 20L

Nota: 0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha-1 equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

Figura 4.7. Biomasa de cuatro cortes, biocarbón < 4 mm y T, 650ºC.

La baja respuesta a la fertilización química con biocarbón observada en los tres


experimentos es contrario a lo definido por McClellan et al. (2007) quienes sí
obtuvieron un aumento de la biomasa con uso de biocarbón y fertilizante químico.
Sin embargo, en su trabajo no contrastaron el uso de abono orgánico. De la
misma manera Wang et al. (2012) obtuvieron altas biomasas con biocarbón y
fertilización química. Por su parte Oguntunde et al. (2007), también presentó
incrementos en biomasa por el uso de biocarbón en maíz en un 44 %, cuando lo
sembraron en suelos donde se había elaborado biocarbón y quedaron residuos
del mismo, y con el uso de fertilizante químico. Lehamnn et al. (2003) obtuvieron
incrementos en biomasa de frijol (Vigna unguiculata (L.)Walp.) y arroz (Oryza
sativa L.) en un Antrosol fímico en la Amazonia, que contenía carbón negro, con
fertilización química.

Porcentaje de nitrógeno en la parte aérea

Las concentraciones de este nutriente presentó diferencias significativas en los


tres experimentos en algunos cortes, pero en otros no se manifestó el efecto de
los tratamientos. En el Cuadro 2 del Anexo 1 se presentan los valores
porcentuales de nitrógeno en cada experimento.

En el Cuadro 4.6 se muestran las medias y las desviaciones estándares de los


contenidos de nitrógeno en cada experimento y corte.
103
Cuadro 4.6. Medias y desviaciones estándares de nitrógeno, tres biocarbones.

Experimento 1 (Biocarbón < 4 mm y T 300ºC)

Do- Nitrógeno 1 Nitrógeno 2 Nitrógeno 3 Nitrógeno 4


sis

x ±DE CV x ±DE CV x ±DE CV x ±DE CV


0F 4.71±0.19ab 4.2 2.58±0.09 3.7 2.04±0.05de 2.7 2.05±0.07ab 3.6
5F 4.76±0.12ab 2.6 2.65±0.37 14.2 2.14±0.12bcde 6.0 2.10±0.14ab 6.8
10F 4.48±0.44b 9.9 2.56±0.09 3.6 2.07±0.12cde 6.1 2.14±0.31ab 14.6
15F 4.63±0.18b 4.0 2.56±0.07 2.7 2.08±0.15bcde 7.5 1.87±0.25b 13.8
20F 4.63±0.08b 1.9 2.74±0.26 9.8 2.01±0.07e 3.5 2.03±0.09ab 4.7
0L 4.84±0.16ab 3.4 3.08±0.17 5.6 2.34±0.07abc 3.0 2.20±0.13ab 6.3
5L 4.81±0.15ab 3.2 2.75±0.13 4.7 2.38±0.16ab 7.0 2.28±0.23ab 10.4
10L 4.67±0.21ab 4.7 2.53±0.75 29.7 2.48±0.10a 4.3 2.28±0.03ab 1.7
15L 5.75±1.26a 22.0 2.85±0.18 6.4 2.31±0.13abcd 5.7 2.18±0.13ab 6.2
20L 4.74±0.13ab 2.8 2.86±0.15 5.4 2.33±0.15abcd 6.6 2.34±0.22a 9.6
Experimento 2 (Biocarbón > 4 mm y T 650ºC)

0F 4.65±0.08abc 1.7 2.40±0.41cd 17.1 1.93±0.07 17 1.89±0.05 2.6


5F 4.63±0.12abc 2.6 2.60±0.13abcd 5.0 1.98±0.08 5.0 2.10±0.08 3.8
10F 4.54±0.04bcd 0.9 2.43±0.08bcd 3.3 2.14±0.34 3.3 2.09±0.06 2.9
15F 4.48±0.17cd 3.8 2.54±0.16abcd 6.3 1.97±0.0.07 6.3 2.11±0.26 12.3
20F 4.33±0.19d 4.4 2.33±0.12d 5.1 1.91±0.09 5.1 2.01±0.17 8.5
0L 4.82±0.16ab 3.3 2.91±0.19abc 6.5 2.18±0.05 6.5 1.91±0.24 12.6
5L 4.88±0.04a 0.8 3.04±0.27a 8.9 2.19±0.13 8.9 2.16±0.22 10.2
10L 4.84±0.10a 2.1 3.03±0.07a 2.3 2.28±0.17 2.3 2.31±0.23 10.0
15L 4.88±0.08a 1.6 3.00±0.35ab 11.7 2.33±0.18 11.7 2.18±0.18 8.3
20L 4.81±0.07ab 1.5 3.05±0.28a 9.2 2.29±0.25 9.2 1.80±0.72 40.0
Experimento 3 (Biocarbón < 4 mm y T 650ºC)

0F 4.67±0.09 1.9 2.49±0.16cd 6.4 2.04±0.04bc 2.0 1.93±0.09 4.7


5F 4.26±0.40 9.4 2.56±0.26bcd 10.2 2.08±0.09bc 4.3 1.79±0.03 1.7
10F 4.31±0.17 3.9 2.51±0.14cd 5.6 2.03±0.04c 2.0 1.79±0.12 6.7
15F 4.32±0.17 3.9 2.51±0.17cd 6.8 2.05±0.11bc 5.4 1.87±0.10 5.3
20F 4.38±0.16 3.6 2.46±0.12d 4.88 1.98±0.07c 3.5 1.85±0.07 3.8
0L 4.37±0.80 18.3 3.07±0.34ab 11.1 2.35±0.15a 6.4 1.77±0.54 30.5

5L 4.78±0.23 4.8 3.00±0.13abc 4.3 2.28±0.08ab 3.5 1.97±0.10 5.1

10L 4.81±0.17 3.5 3.21±0.24a 7.5 2.18±0.13abc 6.0 1.93±0.14 7.2


15L 4.75±0.12 2.5 2.97±0.14abcd 4.7 2.36±0.14a 5.9 1.93±0.05 2.6

20L 4.69±0.24 5.1 2.91±0.30abcd 10.3 2.38±0.07a 2.9 2.06±0.04 1.9


-1
Nota 0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

104
Biocarbón < 4 mm de partícula de biomasa original, T 300ºC
(Experimento 1)

El análisis de las concentraciones de nitrógeno en la biomasa aérea con el


biocarbón (< 4mm, T 300ºC) mostró diferencias significativas entre los
tratamientos con fertilización química y los que usaron lombricomposta
independientemente de las dosis del biocarbón (Cuadro 4.6).

El análisis de los cuatro cortes (Figura 4.8) muestra la diferencia entre los
tratamientos que usaron fertilización química y la lombricomposta, siendo éstos
últimos los que presentaron mayores concentraciones.

5 Corte 1 1.08
%N 4 Corte 2 0.73
Corte 3 0.30
3
Corte 4 0.45
2

0
0F 5F 10F15F20F 0L 5L 10L 15L 20L

Nota 0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha-1 equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

Figura 4.8. Medias de concentración de nitrógeno, cuatro cortes, biocarbón < 4


mm y T 300ºC.

En la dinámica de nitrógeno en el tejido vegetal durante el experimento (Figura


4.9) se observa que disminuyeron fuertemente del corte uno al cuatro, tendencia
general en todos los ensayos (Cuadro 4.6).

105
7,0

6,0 0F
5F
5,0 10F
15F
% Nitrógeno
4,0
20F
3,0 0L
5L
2,0
10L
1,0 15L
20L
0,0
Corte 1 Corte 2 Corte 3 Corte 4

Nota 0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha-1 equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

Figura 4.9. Dinámica del nitrógeno por cortes, biocarbón < 4 mm y T 300ºC.

Biocarbón > 4 mm de partícula de biomasa original, T 650ºC


(Experimento 2)

El análisis estadístico de la concentración de nitrógeno con el biocarbón >


4 mm, T 650º C (Cuadro 4.6) mostró diferencias solo en los dos primeros cortes,
donde se observa que los tratamientos con diferentes dosis de biocarbón con
lombricomposta y los que emplearon biocarbón con fertilizante químico son
diferentes (Figura 4.10). Los que tienen mayor concentración de este nutriente
son los que emplean lombricomposta. Esto significa que la respuesta fue
independiente de las dosis de biocarbón empleadas.

Las concentraciones de este nutriente con fertilización química en el corte uno


variaron al aumentar la dosis de biocarbón, con una disminución en dicha
concentración de nitrógeno, de tal manera que existe diferencia estadística entre
los tratamientos con lombricomposta y el tratamiento con 20 ton ha -1 con
fertilizante químico el cual presentó los valores más bajos. Esto no sucedió en los
cortes sucesivos ni en los tratamientos con lombricomposta.

106
6

4 DMS
Corte 1 0.29
%N 3 Corte 2 0.58
Corte 3 0.42
2 Corte 4 0.70

0
0F 5F 10F15F20F 0L 5L 10L 15L 20L

0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha-1 equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

Figura 4.10. Nitrógeno de cuatro cortes, biocarbón > 4 mm y T 650ºC.

Biocarbón < 4mm de partícula de biomasa original, T 650ºC


(Experimento 3)

En este experimento (biocarbón < 4 mm, T 650ºC), el análisis de varianza mostró


diferencias significativas solo en dos cortes, entre los tratamientos con
lombricomposta y con fertilización química, independientemente de las dosis del
biocarbón empleadas (Cuadro 4.6).

Se observa nuevamente la diferencia estadística con el tratamiento de 20 ton ha-1


con fertilizante químico que presentó las menores concentraciones de este
nutriente.

En los cuatro cortes se repite la tendencia de disminución de concentración de


nitrógeno en cada corte con respecto a los anteriores biocarbones (Figura 4.11).

107
6

5
DMS
4
Corte 1 0.79
%N 3 Corte 2 0.53
Corte 3 0.25
2 Corte 4 0.47

0
0F 5F 10F15F20F 0L 5L 10L 15L 20L

0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha-1 equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

Figura 4.11. Nitrógeno de cuatro cortes, biocarbón < 4mm, T 650ºC.

Las concentraciones de nitrógeno en los tres ensayos en un inicio estuvieron en


un valor alto según Guerrero (1998), quien reportó concentraciones en biomasa
aérea de L. perenne entre 2.3 y 3.45 %; para el segundo corte, en un nivel normal
y para los últimos, bajos, aun cuando no fue una limitante para el cultivo.

La tendencia de la disminución de la concentración de nitrógeno de uno a otro


corte fue debida probablemente al alto número de plantas por maceta que tendió
a disminuir dicha concentración en las mismas, como lo mencionó Schenkel
(1971), quien consideró que a medida que aumentan los cortes sobrevienen
deficiencias nutrimentales en el suelo. En este caso, el suelo presentó bajo
contenido de nitrógeno y materia orgánica, así como de bases cambiables. Aún
cuando no fueron visibles sintomatologías de deficiencias nutricionales en las
plantas, es cierto que la competencia nutrimental entre ellas fue importante.
Además debe ser considerada la fertilización nitrogenada en el riego que se
realizó cada semana que no permitió que hubiese un déficit de este nutriente, que
se hubiese reflejado en sintomatología en la planta.

El resultado obtenido que los mejores tratamientos han sido los de biocarbón con
uso de lombricomposta, coincide con los resultados de Ngo et al. (2013), quienes
encontraron un efecto positivo del uso de estos dos productos juntos en el
contenido de nitrógeno foliar.

108
Fósforo.

En el Cuadro 3 del Anexo 1 se presentan las concentraciones de fósforo de los


tres experimentos en sus cuatro cortes. En el Cuadro 4.7 se muestran las medias
y desviaciones estándares de las mismas.

El contenido de este nutriente en los diferentes experimentos y tratamientos


presentó gran variabilidad, pero con muy altos valores.

Biocarbón < 4mm de partícula de biomasa original, T 300ºC


(Experimento 1)

El análisis estadístico de fósforo con biocarbón < 4 mm y T 300ºC presentó


diferencias significativas en los cortes uno y dos, no así en el tres y cuatro donde
no hubo diferencia estadística. En el corte uno los mejores tratamientos fueron el
de 5 y 20 ton ha-1 con fertilización química, con diferencia estadística con los
tratamientos de 10 y 20 ton ha-1 con lombricomposta (Cuadro 4.7, Figura 4.12).

En el corte dos el mejor tratamiento resultó el de 15 ton ha-1 con lombricomposta,


con diferencias estadíscas con el tratamiento de 20 ton ha-1 con fertilizante
químico (Cuadro 4.7), el cual presentó las menores concentraciones de este
nutriente (Figura 4.12).

La concentración de fósforo en los cuatro cortes varió, el corte dos presentó los
mayores valores, siguiendo el tres, uno y cuatro respectivamente (Figura 4.13).

109
Cuadro 4.7. Medias, desviaciones estándares y significancia de fósforo de los tres
Experimentos.

Experimento 1 (Biocarbón < 4 mm y T 300ºC

Do- Corte 1 Corte 2 Corte 3 Corte 4


sis

x ±DE CV x ±DE CV x ±DE CV x ±DE CV


0F 0.58±0.02ab 3.48 0.68±0.02ab 3.14 0.61±0.03 4.587 0.51±0.03 6.49
5F 0.59±0.01a 1.05 0.69±0.004ab 4.46 0.60±0.04 6.526 0.50±0.03 5.17
10F 0.57±0.003abc 0.47 0.70±0.04ab 5.64 0.60±0.03 5.025 0.52±0.02 3.07
15F 0.58±0.01ab 2.29 0.71±0.04ab 6.00 0.61±0.03 4.612 0.52±0.01 2.32
20F 0.59±0.01a 2.27 0.67±0.04b 5.73 0.60±0.007 1.152 0.52±0.02 3.68
0L 0.55±0.03bc 4.62 0.71±0.02ab 2.68 0.68±0.05 7.838 0.50±0.02 4.46
5L 0.54±0.02bc 4.58 0.74±0.05ab 6.53 0.58±0.10 16.418 0.48±0.06 11.55
10L 0.54±0.01bc 2.33 0.70±0.05ab 7.62 0.67±0.04 6.438 0.51±0.02 4.47
15L 0.55±0.02abc 2.92 0.77±0.05a 6.54 0.64±0.07 10.685 0.47±0.10 22.09
20L 0.54±0.01c 2.72 0.71±0.04ab 5.83 0.62±0.08 12.888 0.51±0.02 5.29
Experimento 2 (Biocarbón > 4 mm y T 650ºC

0F 0.57±0.02abc 3.2 0.69±0.02 2.3 0.56±0.01ab 1.0 0.51±0.02ab 3.6


5F 0.59±0.01ab 2.0 0.67±0.02 2.9 0.58±0.04ab 6.4 0.51±0.02ab 3.6
10F 0.56±0.05abc 9.0 0.66±0.03 5.2 0.56±0.03ab 4.7 0.49±0.01b 2.7
15F 0.58±0.03abc 4.8 0.66±0.02 3.0 0.57±0.03ab 4.9 0.52±0.02ab 4.2
20F 0.60±0.01a 2.3 0.67±0.03 4.6 0.53±0.01b 2.4 0.49±0.01b 1.5
0L 0.55±0.01abc 1.7 0.71±0.05 7.5 0.66±0.08a 11.8 0.50±0.01ab 2.2
5L 0.54±0.02abc 3.0 0.68±0.05 7.6 0.62±0.01ab 1.5 0.53±0.02ab 3.4
10L 0.55±0.04abc 7.4 0.73±0.04 4.8 0.63±0.07ab 11.6 0.52±0.02ab 3.9
15L 0.52±0.02c 4.2 0.74±0.06 8.0 0.57±0.06ab 9.8 0.53±0.02a 3.0
20L 0.53±0.02bc 3.7 0.70±0.04 6.4 0.61±0.03ab 4.8 0.51±0.01ab 2.8
Experimento 3 Biocarbón < 4 mm y T 650ºC

0F 2.60
0.58±0.02b 0.66±0.04b 5.9 0.48±0.03ab 6.0 0.53±0.02 3.9
5F 0.52±0.13b 24.5 0.69±0.02ab 3.3 0.49±0.03ab 5.7 0.53±0.02 4.4
10F 0.57±0.02b 3.8 0.70±0.02ab 2.6 0.48±0.04ab 8.2 0.52±0.01 1.8
15F 0.51±0.12b 23.5 0.64±0.03b 5.0 0.39±0.10b 24.6 0.52±0.02 4.1
20F 0.56±0.01b 2.2 0.66±0.03b 5.2 0.49±0.01ab 3.1 0.53±0.07 12.9
0L
0.48±0.11b 22.2 0.72±0.08ab 10.5 0.54±0.02a 3.2 0.50±0.00 0.1
5L
0.49±0.13b 26.8 0.73±0.04ab 5.4 0.53±0.04a 7.2 0.54±0.01 2.7
10L 0.52±0.03b 5.4 0.71±0.05ab 7.2 0.52±0.02a 4.7 0.53±0.03 5.7
15L 0.51±0.02b 4.6 0.72±0.04ab 5.1 0.56±0.03a 5.3 0.57±0.05 8.7
20L
0.88±0.005a 0.5 0.78±0.03a 4.3 0.54±0.04a 6.8 0.57±0.02 3.6
-1
Nota 0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

110
0,9

0,8

0,7

0,6

0,5 DMS
Corte 1 0.04
% P 0,4
Corte 2 0.10
0,3 Corte 3 0.13
0,2 Corte 4 0.10

0,1

0
0F 5F 10F15F20F 0L 5L 10L15L20L

0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha-1 equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

Figura 4.12. Fósforo de cuatro cortes, biocarbón < 4 mm y T 300ºC.

0,9
0,8 0F

0,7 5F
10F
0,6
15F
% Fósforo

0,5
20F
0,4 0L
0,3 5L
0,2 10L

0,1 15L
20L
0,0
Corte 1 Corte 2 Corte 3 Corte 4

0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha-1 equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

Figura 4.13. Dinámica de fósforo por cortes, biocarbón < 4 mm y T 300ºC.

Biocarbón > 4 mm de partícula de biomasa original, T 650ºC


(Experimento 2)

En este experimento las diferencias significativas se presentaron en los cortes


uno, tres y cuatro (Cuadro 4.7), mientras que el corte dos no tuvo diferencias
estadísticas.
111
En el corte uno el mejor tratamiento fue el de 20 ton ha-1 con fertilización química
con diferencia estadística con el tratamiento de 15 ton ha-1 con lombricomposta
que presentó la media más baja (Figura 4.15). Probablemente pudo haber sido un
efecto del biocarbón con el fertilizante químico como lo afirmaron Lehmann et al.
(2002).

En el corte tres el tratamiento con más alta concentración de fósforo fue el control
(0 biocarbón) con lombricomposta y diferente estadísticamente al tratamiento de
20 ton ha-1 con fertilización química que es el de menor concentración de fósforo.

El análisis estadístico del corte cuatro arrojó que el mejor tratamiento fue el de 15
ton ha-1 con lombricomposta y diferencia estadística con los tratamientos de 10 y
20 ton ha-1 con fertilización química, los cuales presentaron las concentraciones
más bajas de este nutriente.

La concentración de fósforo de los cuatro cortes de este experimento mostró la


misma tendencia y las mayores concentraciones las tuvo el corte dos, mientras
que el corte tres fue el siguiente con valores un poco superiores a los tratamientos
del corte uno. El corte cuatro presentó las menores concentraciones de este
elemento.

0,9
0,8
0,7
0,6
DMS
0,5
%P Corte 1 0.06
0,4
Corte 2 0.09
0,3
Corte 3 0.10
0,2
Corte 4 0.03
0,1
0
0F 5F 10F15F20F 0L 5L 10L15L20L

-1
0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

Figura 4.14. Fósforo de cuatro cortes biocarbón > 4 mm y T 650ºC.

112
El comportamiento de las concentraciones de fósforo en los cuatro cortes fue
similar al observado con el biocarbón anterior, por lo que descendieron del corte
dos, al tres, uno y cuatro, respectivamente.

Biocarbón < 4mm de partícula de biomasa original, T 650ºC


(Experimento 3)

El análisis estadístico de la concentración de fósforo en los cuatro cortes (Cuadro


4.7) mostró diferencias significativas en los cortes uno, dos y tres.

En el corte uno (Figura 4.15) el mejor tratamiento fue el de 20 ton ha -1 con


lombricomposta, con los valores más altos de todos los cortes, que se podría
suponer pueda ser debido a un efecto conjunto del biocarbón a altas dosis con la
lombricomposta, sin embargo Lehmann (2003) aseguró que no hay información
disponible acerca del efecto de las aplicaciones de biocarbón junto con
aplicaciones orgánicas. Existió diferencia estadística del tratamiento señalado con
los demás tratamientos tanto de lombricomposta como con fertilización química
los que presentaron menores valores y con igualdad estadística entre ellos.

También en el corte dos el mejor tratamiento fue el de 20 ton ha -1 con


lombricomposta, con una diferencia estadística con los tratamientos de 0, 15 y 20
ton ha-1 con fertilización química.

En el corte tres las mayores concentraciones las presentaron todos los


tratamientos con lombricomposta con diferencia estadística con el tratamiento de
15 ton ha-1 con fertilización química.

Los contenidos de fósforo durante el experimento variaron en los cuatro cortes y


el corte dos presentó los valores mayores, los otros cortes exhibieron valores
menores y muy parecidos entre sí (Figura 4.15).

113
1
0,9
0,8
0,7
0,6 Corte 1 DMS
0.18
Corte 2 0.10
% P 0,5
Corte 3 0.10
0,4
Corte 4 1.73
0,3
0,2
0,1
0
0F 5F 10F15F20F 0L 5L 10L15L20L

0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha-1 equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

Figura 4.15. Fósforo de cuatro cortes, biocarbón < 4 mm y T 650ºC.

Los resultados obtenidos de la respuesta de fósforo en el cultivo puede pensarse


que fueron debidas al efecto del biocarbón que produjo mayor eficiencia en el uso
del fertilizante o porque este producto le cedió fósforo al suelo como mencionaron
Lehmann et al. (2002). Atkinson y Fitzgerald (2010) también aseguraron que el
biocarbón puede tener efectos indirectos en a disponibilidad y consumo de fósforo
a través de los cambios realizados por microorganismos en el ambiente del suelo.

Además, Guerrero (1998) consignó valores promedio de 0.43 % de fósforo en


biomasa aérea para Lolium perenne, y todos los contenidos en todos los
tratamientos y cortes son mayores a este valor. Lehmann et al. (2002)
concluyeron en una investigación de aplicación de biocarbón en arroz y jinicuil
(Inga edulis Mart.) que las adiciones de biocarbón tuvieron un efecto positivo en la
nutrición de fósforo, potasio y posiblemente cobre en un Ferralsol xántico y un
Antrosol fímico. Mencionaron además, que si se aplicaba fertilizante junto con el
biocarbón, algunos nutrientes mostraban una eficiencia de consumo más alta.

Sin embargo, hay que observar que la respuesta a los tratamientos en la


concentración de fósforo varió en los diferentes biocarbones, el de < 4 mm y T
300º C mostró respuesta al biocarbón con fertilizante químico en el corte uno y ya
en el dos fue con biocarbón y lombricomposta. El biocarbón > 4 mm y T 650º C

114
tuvo una respuesta parecida al mostrar respuesta en un inicio al biocarbón con
fertilizante químico, en el corte tres sólo a la aplicación de lombricomposta y
finalmente en el corte cuatro al biocarbón con lombricomposta. El biocarbón < 4
mm y T 650ºC en todos los cortes tuvo respuesta con el biocarbón con
lombricomposta, pero en los dos primeros fue la más alta dosis de biocarbón. En
el último fue independiente de las dosis de biocarbón.

Esto hace suponer que en los dos primeros biocarbones sí hubo un efecto de la
aplicación de fertilizante químico con el biocarbón, mientras que en el tercero sólo
fue la lombricomposta y probablemente una posible disponibilidad de nutrientes
para las plantas de esta última al avanzar el experimento.

Con respecto a la mayor concentración de fósforo en el segundo corte, se debió


probablemente al aumento de la colonización del volumen de suelo por las raíces
y posterior decaimiento de esta.

Potasio.

En el Cuadro 3 del Anexo 1 se presentan los datos de concentraciones de potasio


con los tres biocarbones en los cuatro cortes. En el Cuadro 4.8 se presentan las
medias, desviaciones estándares y significancia del análisis de varianza. Este
elemento es el que presentó poca respuesta a los tratamientos y existió diferencia
significativa únicamente con el biocarbón < 4 mm y T 300º C, corte tres, y con el
biocarbón < 4 mm y T 650º C, cortes tres y cuatro.

Biocarbón <4mm de partícula de biomasa original, T 300ºC


(Experimento 1)

Con este biocarbón hubo diferencia significativa entre los tratamientos en el corte
tres (Figura 4.16 y Cuadro 4.8) donde los mejores fueron con el uso de
lombricomposta con dosis de biocarbón de 10 ton ha-1 y el control (suelo sin
biocarbón), que son estadísticamente diferentes a los tratamientos con 0, 5 y 20
ton ha-1 de biocarbón y fertilización química.

115
Cuadro 4.8. Medias de la concentración de potasio en los tres experimentos

Experimento 1 (Biocarbón < 4 mm y T 300ºC)


Corte 1 Corte 2 Corte 3 Corte 4
Dosis

x ±DE CV x ±DE CV x ±DE CV x ±DE CV


0F
4.25±0.43 10.1 2.88±0.18 6.4 2.80±0.12d 4.3 2.30±0.26 11.3
5F
4.10±0.67 16.4 3.16±0.31 9.7 2.85±0.26d 9.1 2.35±0.11 4.8
10F
4.44±0.24 5.5 2.94±0.38 12.9 2.78±0.09bcd 3.2 2.27±0.18 7.8
15F
4.20±0.41 9.8 2.60±0.15 5.9 2.95±0.29cd 9.9 2.43±0.18 7.46
20F 4.34±0.37 8.5 2.71±0.40 14.8 2.65±0.04d 1.5 2.24±0.13 6.0
0L 4.24±0.51 12.1 2.97±0.24 8.0 3.15±0.11a 3.4 2.80±0.24 8.6
5L
3.91±0.44 11.2 2.90±0.03 1.1 3.24±0.22abc 6.9 2.83±0.42 14.9
10L 4.23±0.35 8.2 2.80±0.24 8.6 3.14±0.09a 2.8 2.82±0.28 9.9
15L
3.68±0.46 12.6 2.64±20.20 20.2 3.02±0.19ab 6.4 2.67±0.18 6.8
20L 4.02±0.63 15.6 3.23±3.49 3.5 3.10±0.11abc 3.4 2.80±0.18 7.5
Experimento 2 (Biocarbón > 4 mm y T 650ºC

0F 4.20±0.22 5.2 3.04±0.36 11.8 2.57±0.42 16.3 2.48±0.27 10.9


5F 4.60±0.51 11.1 3.12±0.31 9.9 2.91±0.23 7.9 2.55±0.12 4.7
10F 4.52±0.48 10.6 2.87±0.37 12.9 2.74±0.13 4.7 2.49±0.16 6.4
15F 4.38±0.17 3.9 3.51±0.40 11.4 2.75±0.11 4.0 2.80±0.48 17.1
20F 4.48±0.42 9.4 3.77±1.33 35.3 2.83±0.35 12.4 2.61±0.26 10.0
0L 4.72±0.70 14.8 3.63±0.72 19.8 3.02±0.50 16.6 2.96±0.27 9.1
5L 4.72±0.61 12.9 2.90±0.41 14.1 3.24±0.38 11.7 2.99±0.15 5.0
10L 4.81±0.87 18.1 3.08±0.28 9.1 3.57±0.43 12.0 2.76±0.28 10.1
15L 4.41±0.41 9.3 2.99±0.37 12.4 3.64±1.15 31.6 2.83±0.07 2.5
20L 4.53±0.46 10.1 3.09±0.26 9.1 3.41±0.52 15.2 3.08±0.20 6.5
Experimento 3 Biocarbón < 4 mm y T 650ºC

0F 4.25±0.42 9.9 2.88±0.18 6.2 2.80±0.11bc 3.9 2.30±0.26ab 11.3


5F
4.10±0.67 16.3 3.16±0.30 9.5 2.85±0.25abc 8.8 2.35±0.11ab 4.7
10F 4.44±0.24 5.4 2.94±0.38 12.9 2.78±0.08bc 2.9 2.27±0.17ab 7.5
15F 4.20±0.41 9.8 2.60±0.15 5.8 2.95±0.29abc 9.8 2.43±0.18ab 7.4
20F 4.34±0.36 8.3 2.71±0.40 14.8 2.65±0.03c 1.1 2.24±0.13b 5.8
0L 4.24±0.51 12.0 2.97±0.23 7.7 3.15±0.10ab 3.2 2.80±0.24ab 8.6
5L 3.91±0.43 11.0 2.90±0.03 1.0 3.24±0.22a 6.8 2.83±0.42a 14.8
10L 4.23±0.34 8.0 2.80±0.24 8.6 3.14±0.08ab 2.5 2.82±0.27a 9.6
15L 3.68±0.46 12.5 2.64±0.53 20.1 3.02±0.19abc 6.3 2.67±0.18ab 6.7
20L 4.02±0.62 15.4 3.23±0.11 16.4 3.10±0.10ab 3.2 2.80±0.20ab 7.1
-1
Nota 0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

116
8

6
DMS
5 Corte 1 1.39
%K 4 Corte 2 0.38
Corte 3 0.54
3
Corte 4 1.06
2

0
0F 5F 10F 15F 20F 0L 5L 10L 15L 20L
0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha-1 equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

Figura 4.16. Potasio de cuatro cortes, biocarbón < 4 mm y T 300º C.

El comportamiento de las concentraciones de potasio conforme los cortes (Figura


4.17) define que hubo una disminución y una ligera diferencia en los tres últimos
cortes

7
0F
6
5F
5 10F
15F
% Potasio

4
20F
3 0L
5L
2
10L
1 15L
20L
0
Corte 1 Corte 2 Corte 3 Corte 4

Nota 0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha-1 equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

Figura 4.17. Dinámica de potasio por cortes, biocarbón < 4 mm y T 300º C.

117
Biocarbón > 4mm de partícula de biomasa original, T 650ºC
(Experimento 2)

Todos los tratamientos fueron estadísticamente iguales en todos los cortes


(Figura 4.18).

Potasio cuatro cortes, biocarbón > 4mm y T 650ºC


6

5
DMS

4 Corte 1 DMS
1.42
%K 3 Corte 2 1.40
Corte 3 1.18
2
Corte 4 0.61
1

0
0F 5F 10F 15F 20F 0L 5L 10L 15L 20L

0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha-1 equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

Figura 4.18. Potasio cuatro cortes, biocarbón > 4 mm y T 650ºC.

Biocarbón < 4mm de partícula de biomasa original, T 650ºC


(Experimento 3)

Con este biocarbón se presentaron diferencias estadísticas en los cortes tres y


cuatro (Figura 4.19). Sin embargo, la tendencia general en estos cortes es que los
tratamientos con lombricomposta tuvieron mayores concentraciones de este
nutriente que los tratamientos con fertilización química sin un efecto marcado por
las diferentes dosis de biocarbón.

Tales diferencias significativas mostraron que el mejor tratamiento en el corte tres


fue con 5 ton ha-1 con lombricomposta y diferente estadísticamente al tratamiento
con 20 ton ha-1 con fertilización química (Cuadro 4.8).

En el corte cuatro, el potasio tuvo las mayores concentraciones en los


tratamientos de 5 y 10 ton ha-1 de biocarbón con lombricomposta, con diferencia
estadística con el tratamiento de 20 ton ha-1 con fertilización química que
presentó los valores más bajos (Cuadro 4.8, Figura 4.19).

118
6

4 DMS
Corte 1 1.42
%K 3 Corte 2 1.40
Corte 3 1.18
2 Corte 4 0.61

0
0F 5F 10F 15F 20F 0L 5L 10L 15L 20L

0, 5, 10, 15 y 20 son ton ha-1 equivalentes de biocarbón, F (fertilización química) y L (lombricomposta)

Figura 4.19. Potasio biocarbón < 4 mm y T 650ºC, cuatro cortes.

La baja respuesta de los tratamientos en potasio pudo ser debida a que había
suficiente cantidad de este nutriente para las necesidades del cultivo, ya que se
fertilizó en un inicio con sulfato de potasio. Sohi (2009) afirmó que los biocarbones
liberan potasio de sus cenizas y que podría estar disponible para las plantas, por
lo que de ser así, no habría un déficit de este nutriente.

La concentración de este nutriente en todos los experimentos, en el corte uno, fue


alta con respecto a lo definido por Guerrero (1998), quien mencionó un promedio
de 3.92% para Lolium perenne. Los demás cortes de los tres experimentos
presentaron contenidos menores de potasio al referido anteriormente, sin
embargo, no hubo sintomatología de una deficiencia potásica. A este respecto,
Steiner (2006) mencionó que podría haber lixiviación de potasio si se adicionaba
cloruro de potasio como fertilizante. Aún cuando en este estudio lo que se usó fue
sulfato de potasio, con una alta solubilidad, este investigador adujo en su
investigación que las concentraciones obtenidas en su cultivo fueron debidas a
que el biocarbón contenía potasio. Podría pensarse que como los biocarbones
empleados contenían de 1-1.3%, sí podría haber un suministro de este nutriente
por parte de ellos. En el caso de los tratamientos con lombricomposta podría
haber habido una disponibilidad de potasio por parte de ella.

119
Raíces. De manera general, el desarrollo de raíces de Lolium perenne mostró que
las más largas y profusas fueron las de los tratamientos de biocarbón con
lombricomposta que llegaron a ocupar toda la maceta, como se ve en las Figuras
4.20, 4.21 y 4.22 con cada biocarbón, donde de manera general no se observó un
efecto por las dosis del biocarbón.

Figura 4.20. Crecimiento de raíces de Lolium perenne con biocarbón < 4 mm y T


300º C

Figura 4.21. Crecimiento de raíces de Lolium perenne con biocarbón > 4 mm y T


650º C.

120
Figura 4.22. Crecimiento de raíces de Lolium perenne con biocarbón < 4 mm y T
650º C.

4.5 CONCLUSIONES

De la investigación realizada se pueden hacer las siguientes conclusiones:

En general, en todos los parámetros evaluados no hubo una respuesta como se


esperaba a la adición de dosis crecientes de biocarbón.

La biomasa de Lolium perenne obtenida en este experimento no se relacionó con


las dosis de biocarbón, sino con la fertilización con lombricomposta.

Las concentraciones de nitrógeno en biomasa aérea de Lolium perenne no


estuvieron influenciadas por las dosis de biocarbón en los tres experimentos,
además no se tuvo respuesta en todos los cortes y cuando la hubo estuvo
relacionada con la aplicación de biocarbón y lombricomposta.

Las concentraciones de fósforo en un inicio estuvieron relacionadas con el uso de


biocarbón y fertilizante químico, en los biocarbones < 4 mm y T 300º C y > 4 mm
y T 650º C, pero en las últimas etapas al biocarbón con lombricomposta. En el
biocarbón < 4 mm y T 650º C, la concentración de fósforo fue influenciada solo
por el biocarbón con lombricomposta.

121
La respuesta a la aplicación de biocarbón con respecto a la concentración de
potasio de biomasa aérea fue poco observada, sin una relación con las dosis de
biocarbón.

El crecimiento de raíces observado fue mayor en los tratamientos con


lombricomposta, sin una influencia propiamente de las dosis de biocarbón.

4.6 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Atkinson, C.J. and Fitzgerald, J.D. 2010. Potential mechanisms for achieving
agricultural benefits from biochar application to temperate soils: A review.
Plant and Soil. 337 (1-2): 1-18
http://link.springer.com/article/10.1007/s11104-010-0464-5#page-1. Enero
2011.
Cox, J. and van Zwieten, L. 2012. Chapter Five. Use of biochar in crop production
systems. In: Biochar in horticulture. Prospects for the use of biochar in
Australian horticulture. Cox, J. ed. NSW Trade and Investment. Australia.
Fong, E. 2011. Application of low-temperature produced biochar on plant growth in
californian alfisol soil.
http://nature.berkeley.edu/classes/es196/projects/2011final/FongE_2011.pd
f. Junio de 2012.
Glaser, B., Haumaier, L., Guggenberger, G. and Zech, W.. 2001. The Terra Preta
phenomenon: A model for sustainable agriculture in the humid tropics.
Naturwissenschaften. 88: 37-41.
Guerrero, R.R. (ed.). 1998. Fertilización de cultivos en clima frío. Monómeros.
Colombo Venezolanos, S.A. (E.M.A.). Colombia.
Jeffery, S., Verheijen, F.G.A., van der Velde, M. and Bastos, A.C. 2011. A
quantitative review of the effects of biochar application to soil on crop
productivity using meta-analysis. Agriculture, Ecosystems and Environment.
144: 175-187.
Lehmann, J. and Rondon, M. 2006. Bio-char soil management on highly-
weathered soils in the humid tropics. In: Biological Approaches to
Sustainable Soils Systems (Uphoff, N.T. ed.) CRC Press/Taylor & Francis.
Boca Raton. pp. 517-530.
Lehmann, J. and S. Joseph, eds. 2009. Biochar: Environmental Management.
Earthscan. United Kingdom and United States.
Lehmann, J., da Silva Jr., J.P., Steiner, C., Nehls, T., Zech, W. and Glaser, B.
2003. Nutrient availability and leaching in an archaeological anthrosol and a
ferralsol in the Central Amazon basin: Fertiliser, manure and charcoal
amendments. Plant and Soil. 249: 343-357.
Lehmann, J., Da Silva, J.P., Rondon, M., Da Silva, C.M., Greenwodd, J., Thomas,
N., Steiner, C. and Glaser, B. 2002. Slash and char: a feasible alternative
for soil fertility management en the Central Amazon?. 17th WCSS. Thailand.

122
McClellan, T., Deenik, J., Uehara, G., and Antal, M. 2007. Effects of flashed
carbonized macadamia nutshell charcoal on plant and soil. Department of
Tropical Plants and Soil Science, Hawaii Natural Energy Institute.
http://www.ctahr.hawaii.edu/deenikj/Downloads/Tai_Charcoal_CTAHR_Sy
m_2007.pdf. Febrero 2011.
McHenry, M. P. 2009. Agricultural bio-char production, renewable energy
generation and farm carbon sequestration in western Australia: Certainty,
uncertainty and risk. Agriculture, Ecosystems and Environment, 129, 1-7.
Ngo, P.T., Jouquet, P., Doan, T.T., Dan, D.K. and Rumpel, C. 2013.
http://www.ramiran.net/doc13/Proceeding_2013/documents/S1.11..pdf .
Septiembre 2013.
Oguntunde, P.G., Fosu, M., Ajayi, A.E. and van de Giesen, N. 2004. Effects of
charcoal production on maize yield, chemical properties and texture of soil.
Biology and Fertility of Soils. 39: 295-299.

Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO.


2013. NotiFAO México. Boletín Informativo de la FAO en México No. 4.
México.
Richter, D.D., Jr. 2007. Humanity’s transformation of earth’s soil: Pedology’s new
frontier. Soil Science. 172:957–967
Roberts, K. G., Lehmann, J., Gloy, B. A., Scott, N. R., and Joseph, S. 2010. Life
cycle assessment of biochar systems: Estimating the energetic, economic,
and climate change potential. Environmental Science and Technology. 44:
827-833.
Rondon, M., Lehmann, J., Ramâirez, J., and Hurtado, M. 2007. Biological
nitrogen fixation by common beans (Phaseolus vulgaris L.) increases with
bio-char additions. Biology and Fertility of Soils, 43: 699-708.
Schenkel, G. 1971. Evaluación de la fertilidad de un suelo, mediante la producción
de materia seca en ensayos de macetas. I. Representaciones gráficas
usadas. Turrialba. 21: 253-271.
Sohi, S., Lopez-Capel, E., Krull, E., Bol, R. 2009. Biochar’s roles in soil and
climate change: A review of research needs. CSIRO Land and water
science report. 64 pp. http://www.csiro.au/files/files/poei.pdf
Steiner, C. 2006. Slash and char as alternative to slash and burn. Universitat
Bayreyth. Germany.
Van Zwieten, L., S. Kimber, S. Morris, K.Y. Chan, A. Downie, J. Rust, S.Joseph,
and A. Cowie. 2010. Eff ects of biochar from slow pyrolysis of papermill
waste on agronomic performance and soil fertility. Plant Soil. 327:235–246.
Wang , J., Pan, X., Liu, Y., Zhang, X. and Xiong, Z. 2012. Effects of biochar
amendment in two soils on greenhouse gas emissions and crop production.
Plant Soil. (J. Lehmann ed.). Springer Science.
http://www.ireea.cn/upfiles/20130428102915132.pdf. Julio de 2012.

123
ANEXO 1

BIOMASA Y VALORES DE NITRÓGENO FÓSFORO Y POTÁSIO DE Lolium


perenne CON TRES BIOCARBONES, CUATRO CORTES.
Cuadro 1. Biomasa (g) de Lolium perenne con tres biocarbones, cuatro cortes.

Biocarbón < 4 mm y T 300º C


Tratamiento Corte 1 Corte 2 Corte 3 Corte 4
E1T1R1 6.82 2.78 2.58 2.26
E1T1R2 8.05 3.32 2.92 2.55
E1T1R3 7.06 3.01 2.67 2.43
E1T1R4 7.75 3.24 3.05 2.49
E1T2R1 7.49 3.49 3.07 2.62
E1T2R2 7.39 3.2 2.94 2.52
E1T2R3 7.10 3.05 3.05 2.78
E1T2R4 8.05 3.08 1.98 1.59
E1T3R1 7.27 3.33 2.98 2.59
E1T3R2 7.35 2.99 3.35 2.28
E1T3R3 7.78 3.78 2.76 2.71
E1T3R4 7.49 3.74 2.47 2.56
E1T4R1 7.90 3.73 3.05 2.31
E1T4R2 7.16 3.67 2.55 3.12
E1T4R3 7.40 3.13 2.84 2.06
E1T4R4 8.11 3.01 2.04 2.74
E1T5R1 8.09 3.43 3.28 3
E1T5R2 7.80 3.28 3.02 2.99
E1T5R3 7.33 3.14 3.13 2.89
E1T5R4 7.96 3.17 2.78 2.88
E1T6R1 9.38 5.42 6.53 4.75
E1T6R2 8.94 5.94 4.82 4.66
E1T6R3 8.90 6.5 7.35 6.12
E1T6R4 8.53 4.89 5.84 5.71
E1T7R1 9.09 5.78 6 5.57
E1T7R2 8.42 4.5 5.78 5.36
E1T7R3 9.33 4.79 5.46 4.69
E1T7R4 8.76 4.9 4.61 5.25
E1T8R1 8.64 4.87 4.47 4.43
E1T8R2 8.85 6.38 5.28 5.06
E1T8R3 9.61 4.74 5.32 4.98
E1T8R4 8.67 4.67 5.87 4.79
E1T9R1 8.96 6.86 5.29 3.4
E1T9R2 8.37 4.71 5.58 5.51
E1T9R3 8.79 6.35 6.17 6.22
E1T9R4 8.59 5.72 6.56 6.83
E1T10R1 8.58 4.43 5.16 4.34
E1T10R2 8.59 5.7 4.49 5.7
E1T10R3 8.71 5.41 5.51 4.55
E1T10R4 9.27 4.88 5.61 4.74

125
Cuadro 1. Biomasa (g) de Lolium perenne con tres biocarbones, cuatro cortes
(continuación).

Biocarbón > 4 mm y T 650º C


Tratamiento C1 C2 C3 C4
E2T1R1 7.45 3.59 2.48 2.93
E2T1R2 8.25 2.93 2.75 2.75
E2T1R3 8.18 3.23 2.85 2.98
E2T1R4 7.49 3.52 2.38 2.66
E2T2R1 7.67 3.81 2.73 2.6
E2T2R2 7.60 3.48 3.07 2.58
E2T2R3 7.15 3.42 2.5 2.89
E2T2R4 6.53 2.58 2.68 2.43
E2T3R1 8.90 3.82 3.08 2.87
E2T3R2 7.94 3.28 3.13 3
E2T3R3 7.67 3.54 2.61 3.35
E2T3R4 7.74 3.83 2.95 2.54
E2T4R1 8.21 3.11 2.84 2.73
E2T4R2 8.41 3.79 3.3 2.5
E2T4R3 9.36 3.5 3.04 2.88
E2T4R4 8.66 3.25 2.84 3.27
E2T5R1 9.03 4.06 2.85 2.7
E2T5R2 8.35 3.23 3.46 3.08
E2T5R3 8.39 3.38 3.32 3.05
E2T5R4 9.61 3.5 2.89 2.29
E2T6R1 8.69 6.31 5.91 4.55
E2T6R2 9.92 7.65 7.2 7.51
E2T6R3 10.23 6.39 6.49 5.65
E2T6R4 9.70 7.73 6.44 6.43
E2T7R1 9.62 6.72 7.27 6.52
E2T7R2 10.38 6.95 7.21 6.76
E2T7R3 9.26 6.38 6.78 5.11
E2T7R4 9.72 6.4 7.08 7.61
E2T8R1 10.85 7.34 7.17 6.01
E2T8R2 8.64 5.23 6.43 4.89
E2T8R3 10.55 6.66 2.18 8.89
E2T8R4 8.87 5.62 7.02 5.72
E2T9R1 9.74 7.95 6.02 7.23
E2T9R2 9.72 7.6 7.35 7.52
E2T9R3 8.77 6.96 6.15 6.46
E2T9R4 10.89 6.27 6.63 7.13
E2T10R1 10.92 6.11 7.12 8.11
E2T10R2 10.83 6.8 8.18 6.6
E2T10R3 9.31 5.96 6.41 4.73
E2T10R4 10.05 7.15 6.15 5.69

126
. Cuadro 1. Biomasa (g) de Lolium perenne con tres biocarbones, cuatro cortes
(continuación).

Biocarbón < 4 mm y T 650º C


Tratamiento C1 C2 C3 C4
E3T1R1 7.74 3.17 2.22 2.76
E3T1R2 7.41 2.55 2.65 2.22
E3T1R3 10.96 4.42 2.53 2.98
E3T1R4 9.33 3.38 2.36 2.38
E3T2R1 8.54 3.68 2.6 2.5
E3T2R2 8.38 3.25 2.5 3.09
E3T2R3 8.69 3.87 2.68 3.61
E3T2R4 9.04 2.44 2.29 3.47
E3T3R1 9.09 3.37 2.41 2.98
E3T3R2 9.47 4.32 2.59 2.88
E3T3R3 9.87 3.11 6.55 2.73
E3T3R4 10.79 3.72 2.89 2.5
E3T4R1 8.73 1.97 2.55 2.56
E3T4R2 8.34 3.85 3.13 2.76
E3T4R3 8.23 3.66 2.91 2.46
E3T4R4 10.27 2.91 2.68 3.02
E3T5R1 9.25 3.92 2.75 2.81
E3T5R2 7.75 2.87 2.5 2.82
E3T5R3 6.08 3.52 2.46 2.19
E3T5R4 8.84 2.89 2.54 2.62
E3T6R1 11.25 5.81 6.65 6.47
E3T6R2 10.85 6.71 7.9 7.58
E3T6R3 10.52 3.43 6.32 6.45
E3T6R4 10.62 4.99 6.04 5.93
E3T7R1 10.89 2.56 6.57 6.81
E3T7R2 11.16 7.21 7.56 7.08
E3T7R3 10.73 0.52 7.59 7.31
E3T7R4 11.09 6.4 8.2 7.16
E3T8R1 9.85 6.45 5.88 6.22
E3T8R2 9.76 6.05 6.93 6.98
E3T8R3 9.60 7.34 7.29 6.6
E3T8R4 9.64 7.03 7.72 7.71
E3T9R1 11.84 7.25 7.25 7.82
E3T9R2 11.77 5.76 7.42 6.38
E3T9R3 11.07 7.02 6.52 7.16
E3T9R4 11.15 5.55 6.27 6.43
E3T10R1 10.80 5.3 7.13 7
E3T10R2 10.20 5.97 7.46 7.49
E3T10R3 10.93 5.19 6.66 6.26
E3T10R4 10.93 4.57 5.29 6.41

127
Cuadro 2. Valores de nitrógeno (%) en Lolium perenne con tres biocarbones y
cuatro cortes.

Biocarbón < 4 mm y T 300º C


Tratamiento C1 C2 C3 C4
E1T1R1 4.943 2.470 2.046 1.964
E1T1R2 4.488 2.621 2.108 2.142
E1T1R3 4.796 2.691 2.039 2.074
E1T1R4 4.633 2.547 1.971 2.039
E1T2R1 4.893 2.402 2.060 2.053
E1T2R2 4.594 2.585 2.169 2.286
E1T2R3 4.784 3.205 2.039 1.950
E1T2R4 4.800 2.420 2.320 2.163
E1T3R1 4.662 2.485 2.135 2.601
E1T3R2 4.771 2.526 2.039 1.916
E1T3R3 3.828 2.696 2.197 2.101
E1T3R4 4.695 2.541 1.909 1.964
E1T4R1 4.788 2.465 1.916 1.533
E1T4R2 4.796 2.564 2.080 1.875
E1T4R3 4.421 2.576 2.293 2.163
E1T4R4 4.531 2.635 2.053 1.916
E1T5R1 4.630 2.433 1.923 1.937
E1T5R2 4.597 2.995 2.094 2.039
E1T5R3 4.757 2.602 2.019 2.163
E1T5R4 4.548 2.940 2.019 1.998
E1T6R1 4.840 3.018 2.313 2.320
E1T6R2 4.739 2.911 2.443 2.299
E1T6R3 5.082 3.097 2.354 2.019
E1T6R4 4.732 3.323 2.279 2.163
E1T7R1 4.814 2.696 2.361 2.238
E1T7R2 4.631 2.747 2.217 1.985
E1T7R3 5.012 2.940 2.334 2.368
E1T7R4 4.798 2.639 2.614 2.553
E1T8R1 4.834 1.417 2.546 2.320
E1T8R2 4.824 2.892 2.580 2.286
E1T8R3 4.690 3.041 2.470 2.231
E1T8R4 4.365 2.800 2.340 2.299
E1T9R1 6.028 2.871 2.457 2.368
E1T9R2 4.736 2.690 2.217 2.176
E1T9R3 7.442 3.107 2.402 2.128
E1T9R4 4.822 2.761 2.190 2.053
E1T10R1 4.875 2.641 2.525 2.642
E1T10R2 4.645 2.967 2.368 2.101
E1T10R3 4.835 2.862 2.156 2.272
E1T10R4 4.615 2.971 2.279 2.382

128
Cuadro 2. Valores de nitrógeno (%) en Lolium perenne con tres biocarbones y
cuatro cortes (continuación).

Biocarbón > 4 mm y T 650º C


Tratamiento C1 C2 C3 C4
E2T1R1 4.630 2.704 2.039 1.960
E2T1R2 4.650 1.788 1.855 1.857
E2T1R3 4.557 2.553 1.923 1.912
E2T1R4 4.764 2.574 1.923 1.843
E2T2R1 4.525 2.541 1.950 2.048
E2T2R2 4.552 2.805 2.101 2.172
E2T2R3 4.675 2.504 1.991 2.185
E2T2R4 4.797 2.585 1.916 2.014
E2T3R1 4.523 2.350 1.902 2.131
E2T3R2 4.499 2.548 1.991 2.014
E2T3R3 4.598 2.424 2.662 2.069
E2T3R4 4.547 2.399 2.012 2.158
E2T4R1 4.641 2.735 2.080 2.137
E2T4R2 4.466 2.487 1.944 2.117
E2T4R3 4.248 2.361 1.902 1.788
E2T4R4 4.600 2.609 1.991 2.425
E2T5R1 4.126 2.350 1.889 2.096
E2T5R2 4.577 2.473 2.060 2.117
E2T5R3 4.379 2.338 1.882 2.096
E2T5R4 4.243 2.161 1.841 1.754
E2T6R1 4.590 2.674 2.163 1.987
E2T6R2 4.948 2.851 2.149 2.021
E2T6R3 4.901 3.103 2.163 1.563
E2T6R4 4.862 3.049 2.265 2.103
E2T7R1 4.866 2.975 2.094 1.939
E2T7R2 4.889 2.679 2.128 2.336
E2T7R3 4.840 3.229 2.388 2.377
E2T7R4 4.950 3.294 2.183 2.007
E2T8R1 4.706 3.005 2.238 2.350
E2T8R2 4.972 3.109 2.539 2.603
E2T8R3 4.853 2.935 2.204 2.048
E2T8R4 4.861 3.082 2.163 2.247
E2T9R1 4.800 2.793 2.525 2.206
E2T9R2 4.959 2.781 2.340 2.336
E2T9R3 4.959 3.532 2.395 2.267
E2T9R4 4.817 2.914 2.074 1.918
E2T10R1 4.714 2.847 2.019 2.028
E2T10R2 4.814 2.835 2.142 2.110
E2T10R3 4.870 3.111 2.443 0.735
E2T10R4 4.865 3.446 2.573 2.343

129
Cuadro 2. Valores de nitrógeno (%) en Lolium perenne con tres biocarbones y
cuatro cortes (continuación).

Biocarbón < 4 mm y T 650º C


Tratamiento Corte 1 Corte 2 Corte 3 Corte 4
E3T1R1 4.663 2.471 2.055 1.891
E3T1R2 4.776 2.677 2.031 1.994
E3T1R3 4.709 2.290 1.996 1.829
E3T1R4 4.545 2.560 2.113 2.035
E3T2R1 4.506 2.813 2.085 1.754
E3T2R2 4.692 2.523 2.020 1.802
E3T2R3 3.792 2.209 2.017 1.809
E3T2R4 4.072 2.701 2.213 1.829
E3T3R1 4.291 2.682 2.083 1.980
E3T3R2 4.098 2.419 2.045 1.727
E3T3R3 4.520 2.591 1.987 1.775
E3T3R4 4.336 2.386 2.015 1.713
E3T4R1 4.267 2.585 2.062 1.877
E3T4R2 4.553 2.307 1.994 1.747
E3T4R3 4.126 2.717 2.216 2.001
E3T4R4 4.359 2.470 1.966 1.871
E3T5R1 4.379 2.346 1.910 1.809
E3T5R2 4.606 2.505 2.027 1.754
E3T5R3 4.228 2.395 1.936 1.912
E3T5R4 4.325 2.632 2.076 1.912
E3T6R1 3.194 3.012 2.253 2.014
E3T6R2 4.858 2.619 2.183 0.967
E3T6R3 4.886 3.389 2.482 2.021
E3T6R4 4.557 3.295 2.493 2.103
E3T7R1 4.845 3.098 2.405 2.090
E3T7R2 4.646 3.086 2.272 1.829
E3T7R3 4.571 3.016 2.255 1.987
E3T7R4 5.096 2.801 2.192 2.001
E3T8R1 4.920 3.479 2.027 1.946
E3T8R2 5.005 3.369 2.349 2.110
E3T8R3 4.702 2.995 2.211 1.905
E3T8R4 4.641 3.010 2.141 1.768
E3T9R1 4.695 2.954 2.176 1.871
E3T9R2 4.893 2.916 2.514 1.994
E3T9R3 4.836 3.188 2.332 1.980
E3T9R4 4.611 2.848 2.437 1.912
E3T10R1 4.940 3.018 2.272 2.048
E3T10R2 4.467 3.115 2.424 2.042
E3T10R3 4.856 2.458 2.433 2.028
E3T10R4 4.504 3.072 2.398 2.131

130
Cuadro 3. Valores de fósforo (%) en Lolium perenne con tres biocarbones y cuatro
cortes.

Biocarbón < 4 mm y T 300º C


Tratamiento Corte 1 Corte 2 Corte 3 Corte 4
E1T1R1 0.594 0.713 0.639 0.557
E1T1R2 0.564 0.685 0.574 0.486
E1T1R3 0.600 0.662 0.625 0.486
E1T1R4 0.561 0.676 0.606 0.514
E1T2R1 0.583 0.704 0.630 0.514
E1T2R2 0.594 0.694 0.546 0.459
E1T2R3 0.583 0.653 0.606 0.514
E1T2R4 0.581 0.727 0.630 0.503
E1T3R1 0.572 0.713 0.602 0.541
E1T3R2 0.569 0.736 0.644 0.514
E1T3R3 0.567 0.644 0.602 0.519
E1T3R4 0.572 0.699 0.569 0.503
E1T4R1 0.561 0.694 0.634 0.524
E1T4R2 0.586 0.699 0.588 0.514
E1T4R3 0.592 0.778 0.634 0.530
E1T4R4 0.581 0.685 0.583 0.503
E1T5R1 0.581 0.639 0.606 0.530
E1T5R2 0.575 0.644 0.606 0.535
E1T5R3 0.606 0.722 0.606 0.503
E1T5R4 0.586 0.667 0.593 0.497
E1T6R1 0.514 0.694 0.606 0.524
E1T6R2 0.542 0.736 0.685 0.503
E1T6R3 0.550 0.718 0.722 0.470
E1T6R4 0.575 0.699 0.718 0.497
E1T7R1 0.550 0.750 0.667 0.514
E1T7R2 0.575 0.796 0.662 0.400
E1T7R3 0.517 0.681 0.514 0.497
E1T7R4 0.533 0.727 0.486 0.519
E1T8R1 0.556 0.676 0.690 0.503
E1T8R2 0.536 0.759 0.630 0.535
E1T8R3 0.531 0.727 0.718 0.530
E1T8R4 0.528 0.639 0.634 0.486
E1T9R1 0.550 0.731 0.630 0.314
E1T9R2 0.569 0.755 0.588 0.519
E1T9R3 0.556 0.745 0.741 0.535
E1T9R4 0.531 0.843 0.606 0.497
E1T10R1 0.525 0.694 0.505 0.541
E1T10R2 0.531 0.713 0.648 0.519
E1T10R3 0.558 0.769 0.690 0.508
E1T10R4 0.536 0.671 0.625 0.476

131
Cuadro 3. Valores de fósforo (%) en Lolium perenne con tres biocarbones y cuatro
cortes (continuación).

Biocarbón > 4 mm y T 650º C


TTMO Corte 1 Corte 2 Corte 3 Corte 4
E2T1R1 0.55 0.68 0.57 0.51
E2T1R2 0.59 0.70 0.56 0.52
E2T1R3 0.57 0.71 0.56 0.48
E2T1R4 0.58 0.68 0.56 0.50
E2T2R1 0.59 0.67 0.59 0.50
E2T2R2 0.59 0.68 0.56 0.51
E2T2R3 0.58 0.65 0.54 0.49
E2T2R4 0.61 0.69 0.63 0.54
E2T3R1 0.49 0.68 0.59 0.51
E2T3R2 0.60 0.67 0.54 0.49
E2T3R3 0.59 0.62 0.54 0.48
E2T3R4 0.58 0.69 0.57 0.49
E2T4R1 0.54 0.67 0.60 0.51
E2T4R2 0.57 0.65 0.56 0.50
E2T4R3 0.58 0.68 0.54 0.51
E2T4R4 0.61 0.63 0.59 0.55
E2T5R1 0.62 0.69 0.51 0.50
E2T5R2 0.59 0.68 0.54 0.50
E2T5R3 0.59 0.62 0.54 0.49
E2T5R4 0.61 0.68 0.52 0.48
E2T6R1 0.54 0.75 0.65 0.50
E2T6R2 0.55 0.70 0.78 0.49
E2T6R3 0.56 0.63 0.62 0.50
E2T6R4 0.55 0.74 0.61 0.51
E2T7R1 0.56 0.67 0.61 0.51
E2T7R2 0.54 0.75 0.63 0.51
E2T7R3 0.53 0.65 0.62 0.55
E2T7R4 0.53 0.64 0.63 0.54
E2T8R1 0.54 0.70 0.54 0.50
E2T8R2 0.58 0.73 0.61 0.55
E2T8R3 0.50 0.78 0.71 0.52
E2T8R4 0.58 0.72 0.65 0.51
E2T9R1 0.55 0.69 0.52 0.54
E2T9R2 0.50 0.78 0.54 0.53
E2T9R3 0.53 0.69 0.59 0.51
E2T9R4 0.52 0.81 0.64 0.55
E2T10R1 0.51 0.72 0.64 0.50
E2T10R2 0.55 0.76 0.57 0.52
E2T10R3 0.53 0.65 0.60 0.52
E2T10R4 0.54 0.69 0.61 0.50

132
Cuadro 3. Valores de fósforo (%) en Lolium perenne con tres biocarbones y cuatro
cortes (continuación).

Biocarbón < 4 mm y T 650º C


Tratamiento Corte 1 Corte 2 Corte 3 Corte 4
E3T1R1 0.60 0.63 0.50 0.55
E3T1R2 0.58 0.63 0.45 0.51
E3T1R3 0.56 0.71 0.46 0.52
E3T1R4 0.59 0.64 0.51 0.55
E3T2R1 0.61 0.72 0.49 0.55
E3T2R2 0.55 0.69 0.52 0.52
E3T2R3 0.57 0.69 0.45 0.54
E3T2R4 0.33 0.67 0.49 0.50
E3T3R1 0.56 0.71 0.45 0.52
E3T3R2 0.55 0.67 0.50 0.51
E3T3R3 0.55 0.71 0.45 0.51
E3T3R4 0.60 0.70 0.53 0.53
E3T4R1 0.57 0.68 0.46 0.56
E3T4R2 0.56 0.60 0.31 0.51
E3T4R3 0.33 0.64 0.49 0.51
E3T4R4 0.58 0.64 0.32 0.51
E3T5R1 0.57 0.70 0.48 0.43
E3T5R2 0.54 0.64 0.50 0.57
E3T5R3 0.56 0.69 0.47 0.55
E3T5R4 0.56 0.63 0.49 0.56
E3T6R1 0.54 0.68 0.54 5.08
E3T6R2 0.56 0.83 0.52 0.52
E3T6R3 0.52 0.68 0.55 0.57
E3T6R4 0.33 0.70 0.55 0.55
E3T7R1 0.55 0.78 0.49 0.56
E3T7R2 0.58 0.69 0.53 0.54
E3T7R3 0.30 0.76 0.58 0.55
E3T7R4 0.54 0.71 0.51 0.52
E3T8R1 0.48 0.65 0.51 0.51
E3T8R2 0.54 0.71 0.50 0.56
E3T8R3 0.54 0.77 0.55 0.55
E3T8R4 0.52 0.69 0.52 0.50
E3T9R1 0.53 0.76 0.59 0.61
E3T9R2 0.52 0.73 0.56 0.54
E3T9R3 0.52 0.71 0.59 0.62
E3T9R4 0.48 0.68 0.52 0.52
E3T10R1 0.89 0.86 0.55 0.55
E3T10R2 0.88 0.79 0.58 0.55
E3T10R3 0.88 0.70 0.49 0.57
E3T10R4 0.88 0.75 0.55 0.59

133
Cuadro 4. Valores de potasio (%) en Lolium perenne con tres biocarbones y
cuatro cortes.

Biocarbín < 4 mm y T 300º C


Tratamiento Corte 1 Corte 2 Corte3 Corte 4
E1T1R1 6.11 2.84 2.72 2.44
E1T1R2 6.94 3.31 2.98 3.22
E1T1R3 6.56 3.21 3.25 2.67
E1T1R4 6.45 3.19 2.98 2.34
E1T2R1 6.02 3.35 2.85 2.72
E1T2R2 6.00 3.45 3.31 3.16
E1T2R3 6.12 3.21 2.99 2.60
E1T2R4 6.63 3.03 3.28 2.56
E1T3R1 5.92 3.18 3.86 2.85
E1T3R2 7.04 3.19 3.11 2.55
E1T3R3 7.22 3.08 3.17 2.58
E1T3R4 6.54 3.36 3.04 3.19
E1T4R1 4.77 3.09 3.22 2.51
E1T4R2 7.08 3.43 3.13 2.88
E1T4R3 6.33 3.48 3.51 3.04
E1T4R4 5.36 3.40 2.98 3.13
E1T5R1 6.21 3.24 2.96 2.44
E1T5R2 6.43 3.21 2.89 2.33
E1T5R3 5.71 3.31 3.56 3.08
E1T5R4 5.90 3.38 3.19 2.99
E1T6R1 6.61 3.01 3.95 3.11
E1T6R2 4.93 2.96 3.99 4.33
E1T6R3 6.45 3.21 3.71 2.84
E1T6R4 6.01 3.04 3.95 4.07
E1T7R1 5.77 3.02 3.96 2.55
E1T7R2 5.52 2.84 3.57 3.59
E1T7R3 6.22 3.14 3.68 3.29
E1T7R4 6.53 3.46 3.77 4.08
E1T8R1 6.49 2.95 4.02 3.65
E1T8R2 6.89 3.12 3.81 3.36
E1T8R3 6.45 3.09 3.95 2.84
E1T8R4 6.65 3.22 3.92 3.63
E1T9R1 6.44 3.38 4.01 3.38
E1T9R2 6.17 3.26 3.64 3.64
E1T9R3 5.54 3.50 3.85 2.93
E1T9R4 6.35 3.15 3.66 2.71
E1T10R1 5.41 3.21 3.79 3.65
E1T10R2 7.16 3.28 3.42 3.24
E1T10R3 6.87 3.32 3.87 3.45
E1T10R4 5.93 3.23 3.71 2.81

134
Cuadro 4. Valores de potasio (%) en Lolium perenne con tres biocarbones y
cuatro cortes (continuación).

Biocarbón > 4 mm y T 650º C


Tratamiento Corte 1 Corte 2 Corte3 Corte 4
E2T1R1 3.961 3.040 2.543 2.497
E2T1R2 4.265 2.680 2.583 2.507
E2T1R3 4.105 3.539 2.629 2.814
E2T1R4 4.491 2.912 2.538 2.136
E2T2R1 4.229 2.956 2.662 2.386
E2T2R2 4.081 3.081 3.203 2.599
E2T2R3 5.105 2.875 2.990 2.671
E2T2R4 4.986 3.585 2.818 2.550
E2T3R1 4.084 3.152 2.882 2.621
E2T3R2 4.815 2.897 2.676 2.649
E2T3R3 5.052 2.342 2.814 2.365
E2T3R4 4.133 3.099 2.591 2.352
E2T4R1 4.293 3.400 2.875 2.872
E2T4R2 4.616 3.149 2.808 3.436
E2T4R3 4.222 4.100 2.623 2.287
E2T4R4 4.416 3.423 2.707 2.621
E2T5R1 4.295 5.684 2.584 2.450
E2T5R2 4.055 3.221 3.346 2.907
E2T5R3 5.057 3.570 2.815 2.334
E2T5R4 4.513 2.622 2.610 2.749
E2T6R1 4.289 3.237 3.343 3.361
E2T6R2 5.776 4.703 2.277 2.780
E2T6R3 4.425 3.148 3.170 2.965
E2T6R4 4.415 3.441 3.328 2.765
E2T7R1 5.079 3.403 2.920 3.060
E2T7R2 5.387 2.388 3.280 2.938
E2T7R3 4.049 2.996 3.778 3.178
E2T7R4 4.370 2.833 2.996 2.817
E2T8R1 5.266 2.703 3.789 2.706
E2T8R2 3.857 3.370 4.041 3.158
E2T8R3 5.788 3.060 3.442 2.696
E2T8R4 4.357 3.217 3.043 2.483
E2T9R1 3.900 2.677 3.230 2.848
E2T9R2 5.698 2.740 3.178 2.806
E2T9R3 4.395 3.488 5.358 2.921
E2T9R4 3.651 3.083 2.829 2.747
E2T10R1 5.057 2.823 3.289 2.934
E2T10R2 4.799 3.298 3.094 2.904
E2T10R3 4.146 2.906 3.091 3.332
E2T10R4 4.135 3.334 4.195 3.150

135
Cuadro 4. Valores de potasio (%) en Lolium perenne con tres biocarbones y
cuatro cortes (continuación).

Biocarbón < 4 mm y T 650º C


Tratamiento Corte 1 Corte 2 Corte3 Corte 4
E3T1R1 4.494 2.682 2.812 2.259
E3T1R2 4.428 3.072 2.801 2.195
E3T1R3 4.486 3.000 2.665 2.080
E3T1R4 3.614 2.777 2.958 2.679
E3T2R1 4.276 3.581 3.228 2.427
E3T2R2 4.332 3.148 2.803 2.207
E3T2R3 4.685 3.085 2.655 2.329
E3T2R4 3.134 2.846 2.716 2.462
E3T3R1 4.801 3.097 2.788 2.526
E3T3R2 4.392 3.373 2.723 2.129
E3T3R3 4.336 2.836 2.724 2.180
E3T3R4 4.249 2.479 2.913 2.251
E3T4R1 3.731 2.502 2.619 2.607
E3T4R2 3.999 2.470 3.081 2.448
E3T4R3 4.625 2.634 2.819 2.513
E3T4R4 4.453 2.809 3.288 2.183
E3T5R1 4.268 2.348 2.593 2.079
E3T5R2 4.650 3.002 2.676 2.211
E3T5R3 4.595 3.120 2.670 2.292
E3T5R4 3.851 2.393 2.669 2.399
E3T6R1 3.816 2.801 3.008 3.095
E3T6R2 3.946 2.861 3.173 2.539
E3T6R3 4.251 3.326 3.157 2.696
E3T6R4 4.965 2.929 3.265 2.889
E3T7R1 3.921 2.872 3.038 3.426
E3T7R2 4.171 2.911 3.435 2.548
E3T7R3 3.295 2.908 3.055 2.855
E3T7R4 4.265 2.948 3.435 2.509
E3T8R1 3.940 2.839 3.067 2.643
E3T8R2 4.102 2.449 3.263 3.152
E3T8R3 4.735 2.963 3.093 2.965
E3T8R4 4.145 2.950 3.148 2.553
E3T9R1 3.898 2.702 2.916 2.922
E3T9R2 3.914 1.952 3.217 2.487
E3T9R3 3.937 3.256 2.817 2.628
E3T9R4 2.990 2.681 3.164 2.676
E3T10R1 4.561 3.247 3.127 2.760
E3T10R2 3.502 3.155 2.976 3.047
E3T10R3 4.586 3.147 3.236 2.547
E3T10R4 3.470 3.390 3.088 2.872

136
T1 0 ton ha-1 de biocarbón (más fertilización química)
T2 5 ton ha-1 de biocarbón (más fertilización química)
T3 10 ton ha-1 de biocarbón (más fertilización química)
T4 15 ton ha-1 de biocarbón (más fertilización química)
T5 20 ton ha-1 de biocarbón (más fertilización química)
T6 0 ton ha-1 de biocarbón (más lombricomposta)
T7 5 ton ha-1 de biocarbón (más lombricomposta)
T8 10 ton ha-1 de biocarbón (más lombricomposta)
T9 15 ton ha-1 de biocarbón (más lombricomposta)
T 10 20 ton ha-1 de biocarbón (más lombricomposta)

137

También podría gustarte