Tiempo de Calidad en Familia
Tiempo de Calidad en Familia
Tiempo de Calidad en Familia
José Saramago
Para sorpresa de muchos, los hallazgos del trabajo realizado por un grupo de científicos
que lideran la llamada Psicología positiva fueron que una felicidad perdurable tiene
poco que ver con los éxitos académicos o profesionales, la riqueza, la juventud o la
belleza física. Sus investigaciones revelaron que los seres humanos más felices son
quienes tienen un gran corazón que se evidencia en la calidad de sus vínculos afectivos
con los demás, así como en su compromiso de servir al prójimo.
Esto significa que cultivar la bondad es la forma más sencilla de lograr que los hijos
sean felices. Y que todos los padres podemos hacer la contribución más significativa a
que ellos gocen de la verdadera felicidad inculcándoles un espíritu de servicio para que
crezcan con el compromiso de hacer la diferencia en el mundo en que viven.
Inculcar la bondad en los hijos no es tarea fácil en un mundo en que cuenta más tener
que ser y la conveniencia individual está por encima del bien común, por lo que ser
bueno a menudo se entiende como "no hacerle mal a nadie". Los que no hacen el mal
pero tampoco el bien no son buenos sino inútiles, otra forma de ser dañinos. Tampoco
es dar para quedar bien ante los demás o ayudar a un infeliz para "ganarse el cielo",
porque la bondad no es cuestión de trueque sino de amor.
Ángela Marulanda
Autora y Educadora Familiar
Acompañamiento a los hijos: ¿calidad o cantidad de tiempo?
Hoy en día se debate mucho el tema de si es importante pasar mucho o poco tiempo
con los hijos en el hogar: hay quienes afirman que basta solo con calidad de tiempo,
pero en cambio hay otros que debaten sobre la cantidad.
Este debate permanente se debe a que hay tantas dudas acerca de si los vacíos de la
personalidad, los traumas y hasta las incursiones en el mundo de las drogas pudieron
haberse incubado mientras los niños o los adolescentes no tenían a ninguno de los
padres a su lado para plantearles una inquietud en el momento preciso en que
necesitaban formularla.
Es así como los padres suelen sentirse inseguros ante la necesidad de permanecer
más tiempo con los hijos. Inseguros, porque entran a cuestionarse sobre las
necesidades económicas, el desarrollo personal y familiar, en fin, se esgrimen una
variedad de excusas para justificar así su ausencia en el hogar.
Los problemas más frecuentes que se detectan en los niños, niñas y adolescentes por
falta de la presencia permanente del padre o de la madre son:
Mayor agresividad
Bajo rendimiento escolar
Aburrimiento en los jardines infantiles
Sentimiento de soledad
Sentirse rechazados
Dificultad para tomar alimentos
Afición a la calle
Sentimiento de carencia afectiva
Dificultad para dar o recibir afecto
Los niños que pasan mayor tiempo con sus padres gozan de muchos beneficios:
Mayor grado de confianza, alta autoestima y mirada del futuro con mayor
confianza, es decir, mejor posibilidad de tejer resiliencia
Mayor reconocimiento en su hogar y por ende menos posibilidades de buscarlo
en comportamientos desadaptativos
Menor propensión de las hijas a ser madres solteras
Favorecimiento con la presencia del padre de la formación de actitudes de
respeto, disciplina y aceptación de la autoridad y de los límites que se imponen
Acompañamiento en la crianza de un modelo que nadie más podría darle: un
modelo de vida amoroso y estable
Fortalecimiento de los vínculos afectivos protectores y de la comunicación
Mejor aprendizaje de habilidades para la vida
Estos padres habitualmente exigen poco a sus hijos. Además, les han dado todo lo que
piden para acallar sus demandas y quizás también para sofocar su propio sentimiento
de culpabilidad, pues lo que están haciendo es rehuir el compromiso con sus hijos.
En esta crisis del rol adulto es fácil distraerse e incluso olvidar a veces la misión más
importante a la que los padres se comprometen libremente sin ninguna obligación: los
hijos, para acompañarlos en su formación como personas íntegras, capacitadas para
enfrentarse a un mundo muchas veces hostil y adverso o contrario a nuestros
principios, donde la lucha impera.
Por tanto, los hijos han de ser lo más importante y deben estar en el número uno de la
lista de prioridades de los padres.
Los hijos demandan todo de los padres: apoyo, estímulo, orientación, firmeza,
paciencia. Además, en su acompañamiento requieren diálogo constante y la
disponibilidad psicológica necesaria para crecer y desarrollarse correctamente, por lo
que se puede afirmar que no solo hay que estar, sino que hay que estar
psicológicamente disponible para acompañar el proceso de crecimiento y desarrollo de
los hijos.
Los hijos necesitan muchísimas habilidades para afrontar adversidades y salir adelante,
y lo mejor y más eficaz es sentirse amados y que se les reconozca como personas que
valen, que tienen familia que les apoya en el éxito o en el fracaso, independientemente
de las circunstancias.
En relación con la verdadera calidad de tiempo con los hijos hay que estar muy atentos
a lo que es realmente la verdadera calidad de tiempo: esta surge de los más
insignificantes hechos de la vida cotidiana, por lo que hay muchas oportunidades que
se pueden aprovechar para un contacto sólido y duradero. Por esto lo más
recomendable sería:
Establecer un momento del día dedicado exclusivamente a cada uno de los hijos
No asumir todas las responsabilidades del hogar, es decir, es necesario delegar.
El hecho de permanecer en casa no significa que se deba asumir todo
No desgastarse todo el tiempo echando cantaleta y diciendo no, no. Es mejor
aprovechar al máximo el tiempo para enseñarle a los hijos cosas nuevas y
promover hábitos de lectura, así como contribuir a la construcción y
reconstrucción permanente de la creatividad proporcionando espacios y
momentos en los que se puedan expresar por medio del arte, con materiales
tales como pintura, arcilla, masas, colores...
Permitir a los hijos sus momentos y espacios de intimidad y soledad
No hacer todo por los hijos ni decidir por ellos, dándoles la oportunidad de
escoger, pues los niños y adolescentes deben tomar decisiones, en consonancia
con su etapa de desarrollo, para que se sientan importantes y valiosos
Compartir con los hijos sus juegos, sus intereses, sus sueños
Planear salidas en las que todos se recreen y disfruten
Se debe recordar que el tiempo con calidad para los hijos no solo consiste en hacer
presencia incondicional, sino que significa también escuchar genuinamente y tener en
cuenta sus opiniones; intentar comprender su manera de actuar y esforzarse por
conocer cómo piensan y actúan, así como el conocimiento de sus amigos y cuáles son
sus gustos, sus pasatiempos y sus sueños.
Si una madre o un padre tienen que dejar de trabajar o disminuir el tiempo de trabajo
por fuera de la casa por un tiempo para dedicarse al hogar no se debe sentir inseguro,
pues está cumpliendo una labor que solo los padres o quienes los sustituyan puede
hacer y que es prioritaria en el desarrollo de su familia.
Lecturas recomendadas
Betancur MC. Nuestros hijos, semillas de futuro. Bogotá: Plaza & Janés; 1998.
Hickman D, Teurlay V. 101 magníficas ideas para entretener a tu hijo mientras haces
otra cosa. España: Paidós; 1994.