Jorge Insunza Becker-Escritos Políticos e Ideológicos-Tomo III
Jorge Insunza Becker-Escritos Políticos e Ideológicos-Tomo III
Jorge Insunza Becker-Escritos Políticos e Ideológicos-Tomo III
Queridos compañeros:
La victoria del pueblo de Nicaragua, la revolución en Granada, los agu-
dos enfrentamientos de clase en curso en El Salvador, el valeroso esfuerzo
desplegado por el pueblo boliviano en su combate por la democracia, son los
puntos más altos en las luchas que tienen lugar hoy en América Latina. La
Revolución cubana no está sola en el continente.
Nuestros pueblos han vuelto a la carga, luego de la violenta embestida
del imperialismo y de las reacciones internas de comienzos de la década de
los 70. Entonces se impuso en Chile un régimen fascista. Así mismo, gobier-
nos fascistas o fascistoides en Uruguay, la propia Bolivia, en Argentina y aún
otros países.
Hace 6 años, en una reunión como esta, el compañero Ponomariov
inició, con valiosas observaciones, un debate del movimiento comunista y
obrero internacional sobre la experiencia de la revolución chilena. Debate
que hemos apreciado siempre como una forma más de la solidaridad inter-
nacional que nos ha apoyado.
¿Qué hemos aprendido los comunistas chilenos y nuestros aliados de
nuestros éxitos y errores, y cómo aplicamos estas experiencias en las solucio-
nes de las tareas que debemos enfrentar hoy, en la perspectiva del éxito de
la revolución democrática? Ciertamente, no podríamos aquí hablar de todo,
pero nos parece útil entregar algunas de nuestras conclusiones principales.
En los últimos años tiene lugar en América Latina un proceso de cam-
bios cualitativos en las formas de la dependencia respecto del imperialismo.
Sin perjuicio de las contradicciones que hay entre ellos –que por momentos
pueden ser muy agudas– se ha establecido un maridaje entre la gran burgue-
sía de nuestros países y el capital imperialista. De modo tal que una parte de
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Los sesenta años del Partido Comunista de Chile no pueden dejar indi-
ferentes a ningún chileno.
Preocupa en primer lugar a sus militantes, que no sólo celebran el acon-
tecimiento festejándolo, sino, sobre todo, redoblando sus luchas, esforzándo-
se por acortar los años de vida del fascismo.
Lo conmemoran también los aliados de los comunistas, y aun sin serlo,
otros partidos. Pero lo celebra, principalmente, el pueblo chileno: masas muy
grandes de trabajadores -obreros y campesinos-, de intelectuales, de mujeres,
de jóvenes. Ellos saben que la historia del PCCh se confunde con su propia his-
toria, que los dolores son comunes y que lo son también las alegrías, como ésta.
Ni siquiera los fascistas de Pinochet pueden pasar por alto la fecha,
aunque ellos querrían y han querido celebrar no un cumpleaños, sino los
funerales, sin conseguirlo.
Araucaria rinde su propio homenaje. Buscando la respuesta a diversas
preguntas: ¿qué es el Partido Comunista de Chile y cómo son sus militantes
y dirigentes? ¿cuáles son las grandes líneas de su desarrollo histórico? ¿Cómo
concibe su trabajo en el frente cultural? ¿Cómo juzga el momento político
chileno y de qué modo cree que derrotaremos al fascismo? Esas y otras más.
Y decidió que el camino mejor y más seguro era recurrir a quienes tienen la
responsabilidad más alta, hoy, en las tareas de conducción del PCCh. De allí
nació esta mesa redonda, seguramente sin precedentes, con el conjunto de la
Dirección Central del Partido Comunista de Chile.
Los entrevistados: Luis Corvalán, Secretario General, y los siguientes
miembros de la Comisión Política: Manuel Cantero, Jorge Insunza, Gladys
Marín, Orlando Millas, Mario Navarro, Rodrigo Rojas, Volodia Teitelboim y
Américo Zorrilla.
Los entrevistadores: José Miguel Varas y Gastón Vargas, del equipo pe-
riodístico chileno de Radio Moscú, y Carlos Orellana, de la revista Araucaria.
Primera Parte
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libro. Allí, en efecto, yo cuento cómo el Congreso del Partido, realizado ile-
galmente en Cartagena en 1956, aprobó a petición mía, considerar en ade-
lante el 2 de enero de 1922 como fecha oficial de la fundación del Partido,
es decir, el día en que el Partido Obrero Socialista resolvió, en el congreso
celebrado en Rancagua, adoptar el nombre de Partido Comunista y adherir a
la Internacional de Lenin.
Y en esas mismas minimemorias agrego luego que, mientras las estaba
escribiendo, me surgieron dudas acerca de si aquel acuerdo había sido total-
mente acertado. La verdad es que las cosas no son nunca tan claras ni tan
evidentes. Recuérdese también, por ejemplo, que a pesar de llamarse Comu-
nista, el Partido sigue después de 1922 manteniendo una estructura que no es
leninista: continua funcionando a base de secciones y solamente acuerda or-
ganizarse en células el año 27, pero ni siquiera puede aplicarlo, porque viene
la dictadura de Ibáñez y las cosas se postergan hasta comienzos de los años
30. Lo cierto es que un cambio de nombre no siempre significa un cambio
cualitativo. Por lo demás, los criterios para fijar la fecha de fundación pueden
ser muy variados: hay partidos que la hacen coincidir con la fecha en que se
produjo la ruptura con la segunda Internacional, lo que no es nuestro caso.
En fin, aquel Congreso se pronunció sobre el particular, aunque, claro,
siempre es un asunto que puede discutirse. Pero, para decirlo francamente, en
este momento no le veo mucha importancia práctica.
Nosotros no estamos tan seguros, porque aunque es cierto que los
militantes viven ante todo en el presente y del presente, necesitan tam-
bién del pasado, y ese pasado no siempre es suficientemente conocido.
Corvalán: Yo también estoy de acuerdo en que el pasado del Partido
tiene mucha importancia, y en ese sentido es evidente que los diez años de
Partido Obrero Socialista forman parte de ese pasado nuestro, de nuestra he-
rencia, de nuestra tradición revolucionaria. Pero lo que yo quiero decir -aun-
que no sé si vale la pena- es que existe la tendencia a desear, como Partido,
que ojalá tuviéramos el mayor número de años posible. Y la verdad es que yo
no creo que eso siempre tenga mucha importancia. Me acuerdo, a ese res-
pecto, de algo que me contó José González en una ocasión. Se le acercó una
vez un militante y le dijo, cómo es eso, compañero, los bolcheviques hicieron
la revolución después de su VI Congreso, y nosotros ya vamos en el XII ...
Millas: Yo creo que las dos fechas son importantes, aunque indudable-
mente hay un acuerdo de Congreso, y eso tiene su significación; además, se
ha incorporado ya a nuestra vida. Pero el 4 de junio tiene enorme trascenden-
cia en la historia de la clase obrera chilena y en la trayectoria de Recabarren, y
pienso que, por eso, nosotros vamos a tener que celebrar también los 70 años
de la fundación del Partido Obrero Socialista, aun si no le damos el mismo
relieve que a los festejos de los sesenta años.
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que estamos aquí que ingresamos en esa época y, por tanto, lo recordamos-
el Partido tenía ya rasgos de una organización marxista-leninista, un núcleo
importante de dirigentes se había ya formado en esos principios y la masa de
los militantes tenía clara conciencia del carácter leninista que debía tener el
Partido. Aunque creo que sería apresurado decir que ya a esa altura estaban
todas las cosas resueltas, lo cierto es que el Partido se esforzaba por alcanzar
la condición de un partido monolítico y dejaba de ser, por otra parte, un sim-
ple espectador de lo que ocurría en el país.
La segunda etapa me parece que habría que ubicarla como correspon-
diente al periodo en que surge en el mundo la amenaza del fascismo, Mussoli-
ni en Italia, Hitler en Alemania, en relación con lo cual sobreviene el histórico
VII Congreso de la Internacional Comunista, que lanza el llamado a levantar
en todos los países el frente único de las fuerzas antifascistas. Nuestro Par-
tido estuvo allí representado por Lafertte, Galo González, Carlos Contreras
Labarca, Barra Silva. Esto ocurrió en 1935, nuestro Partido acoge el llamado
de la Internacional y empiezan a producirse cambios en su espíritu: se orien-
ta, en primer término, a sacudirse del sectarismo que en algún grado tenía y
se propone trabajar por la constitución del frente único antifascista, que en
Chile se expresa en la formación del Frente Popular.
Los hechos relevantes de nuestra historia en este periodo están asocia-
dos a dos acontecimientos: la elección de Pedro Aguirre Cerda, como Presi-
dente de la República y el Noveno Pleno del Comité Central de nuestro Par-
tido, que llama a impulsar la política de unidad y amplitud, pero sin apartarse
de sus principios fundamentales. En mi opinión, hechos como la elección de
Juan Antonio Ríos y la elección y ulterior traición de Gabriel González Vi-
dela no constituyen para nosotros una etapa especial. En ellos, en todo caso,
el Partido y la clase obrera viven experiencias que permiten y explican lo que
podríamos llamar tercera etapa de nuestra historia.
Se ha considerado que el punto de partida de nuestra lucha por con-
quistar un gobierno popular puede establecerse a partir de la elección pre-
sidencial de 1952, con la primera candidatura de Salvador Allende, y puede
definirse como el periodo en que el Partido se convierte en el creador de una
alianza que poco a poco se va configurando como una fuerza capaz de ganar
el Gobierno. En etapas sucesivas, este proceso de unidad va acumulando
fuerzas cada vez más amplias, primero se forma el Frente del Pueblo, después
el Frente de Acción Popular, FRAP, para culminar con la Unidad Popular,
que hace posible el triunfo de Salvador Allende y la constitución del primer
gobierno revolucionario de la historia de Chile. De esto podríamos hablar
largamente, pero sería materia de una conversación aparte.
Finalmente, hay un cuarto periodo, que es el más dramático y difícil
que el Partido ha vivido en su historia. Es el periodo que comienza el 11 de
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tos cruciales, sus momentos más dramáticos. Que no son sólo los que tienen
que ver con la ofensiva de las fuerzas reaccionarias e imperialistas, con sus in-
tentos de destruirnos, de aniquilarnos, porque también hay otros momentos
cruciales, instantes en que ha habido en el seno del Partido luchas políticas
e ideológicas para enfrentar desviaciones o intentos de desviaciones, tan-
to de derecha como de izquierda. Yo personalmente recuerdo que, cuando
estaba en la juventud comunista, se produjo la lucha contra una desviación
de izquierda, contra la fracción encabezada por Reinoso que era Secretario
Nacional de Organización.
Nuestro Partido ha sido sometido en su vida a desafíos durísimos y
de todos ellos ha salido más vigoroso, y en cada una de esas ocasiones ha
habido dirigentes y militantes cuyo temple, cuya firmeza y clarividencia polí-
tica han sido puestos a prueba. Tenemos una larga lista de compañeros que
han sufrido persecuciones y que han dado su vida en distintas etapas de la
historia de este siglo. Las tropelías cometidas contra Recabarren; la represión
de Ibáñez, con los miles de perseguidos, entre ellos el camarada Elías Lafer-
tte; la traición de González Videla, quien se ensañó contra nuestro Partido,
encabezado en esa época por Ricardo Fonseca. Y la prueba más seria, más
grave, la más terrible, que es la que estamos viviendo desde el golpe fascista
de Pinochet. Pero nuestros dirigentes, la inmensa mayoría de nuestros mili-
tantes se comportan con mucha entereza, no los ha quebrado la bestialidad
del fascismo.
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ros en los que están las virtudes de un comunista, de la gente que es capaz de
afrontar los momentos buenos y las tempestades, al compañero José Gonzá-
lez, por ejemplo, que me causaba un impacto tremendo, era su presencia lo
que transmitía algo, su sencillez, una cosa tan profunda, además de las cuali-
dades políticas. Recuerdo también a César Godoy Urrutia, que tanto influyó
en toda una generación de comunistas como dirigente del magisterio, por
su combatividad, incluso la agresividad que sabía utilizar contra el enemigo.
Otro caso es el de Julieta Campusano, muy actual, muy nuestra, que influ-
ye por sus características de mujer comunista, aunque no solo por eso, que
deja una huella profundísima en muchas generaciones. Y Mario Zamorano,
y tantos otros. Y simples militantes de base. Recuerdo a un compañero de
la sexta comuna, creo que era dirigente del comité regional en la época de la
semiilegalidad del Partido, años 56-57. Él tenía un puesto de frutas y noso-
tros éramos militantes en la escuela Normal, no sabíamos nada o muy poco,
y entonces nosotros pasábamos por el puesto y él nos daba fruta, cosa que
nos gustaba mucho, pero además nos prestaba libros.
A ese compañero lo recuerdo mucho, porque además era muy amable,
es una lástima que no pueda dar su nombre, porque creo que está en la acti-
vidad todavía.
Teitelboim: Yo quiero decir algo que todos sabemos: para todos no-
sotros el más grande es, por cierto, el fundador de nuestro Partido, Recaba-
rren, a quien Neruda saluda en un poema bastante desconocido, “Al Partido
Comunista de Chile en su cuadragésimo aniversario”, llamándolo “Padre de
nuestro pueblo iGigante, camarada!”. Pero antes, en el mismo poema, él ha-
blaba del simple militante y creo que lo hace en forma magistral con versos
que podemos suscribir enteramente: “Eres una cadena -le dice al Partido- de
hombres eslabonados, / firmes y serios, fuertes / y sencillos, anchos de co-
razón, / duros de mano, / con los ojos cerrados / a la muerte, con los ojos
abiertos / a la vida: / de pronto, alguno falta / y otro llega, de pronto alguno
cae / y otro sube y se colman las ausencias / con el metal humano, innume-
rable”. Yo creo que Neruda describe aquí muy bien -y no es la única vez que
lo hizo- esa combinación entre el militante y el dirigente.
Corvalán: Todos estamos de acuerdo en que el más grande, en efecto,
es Recabarren. Su obra es gigantesca, en un cuarto de siglo hizo una labor
realmente trascendental, y esta por eso en el corazón de todos los trabajado-
res y del pueblo, como ningún otro líder popular, sin referirme al caso par-
ticular de Salvador Allende, tan reciente. Y estamos de acuerdo también en
que el otro gran personaje es el militante anónimo, el militante desconocido,
o conocido, que tiene todos los nombres y todos los apellidos que existen
en la familia chilena, y que se caracteriza por la modestia, la combatividad,
la perseverancia, el inmenso cariño por el Partido y el espíritu de sacrificio.
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constantemente. Hoy hay en Chile muchos militantes nuevos que tienen ape-
nas 14 o 15 años.
El Partido es la combinación de muchas cosas: de la experiencia y la
sabiduría -expresión de madurez-, y del vigor y el entusiasmo -expresión de
juventud-. Por eso digo que se puede hablar, con entera propiedad, que el
Partido es “un joven de 60 años”.
¿Ustedes no creen, sin embargo, que tal vez en algunos aspectos
quizás sería necesaria una “cura de rejuvenecimiento”?
Corvalán: En los partidos revolucionarios, comunistas, puede surgir,
naturalmente, cierto anquilosamiento, cierto conservadurismo. Pero no te-
nemos esa situación, felizmente. Porque nuestro Partido está en el combate,
está muy vinculado a la masa, muy vivo, y porque en sus organizaciones, en
los diversos niveles, existen militantes y dirigentes, de diversas generaciones,
y todos estamos unidos alrededor de nuestra línea política. Podríamos hablar
de cómo los hechos demuestran esto desde hace muchísimos años; pero, sin
ir demasiado lejos, me remito al periodo posterior al golpe, y en él vemos
cómo el Partido constantemente ha estado llevando la iniciativa en la acción,
en la lucha, en el esfuerzo unitario, en el estudio de la realidad, de los cambios
que se producen en el país, captando las modificaciones objetivas que surgen
en el cuadro social, avanzando más y más en sus planteamientos.
Es interesante ese fenómeno que usted señala, compañera Glad-
ys, sobre la extrema juventud de algunos militantes que llegan hoy al
Partido en Chile. ¿Podría proporcionar más antecedentes?
Gladys: Si, se trata de un hecho concreto, real. En la pelea contra la
dictadura juega un gran papel la juventud, y una parte importante de esta
busca la influencia del Partido. Es muy grande la cantidad de gente joven que
ingresa a nuestras filas. Es un fenómeno muy interesante que habría que estu-
diar con más detención. Habría que cotejarlo, incluso, con otras experiencias
históricas de Partidos que han vivido una clandestinidad tan dura como la de
ahora en Chile. Yo creo que detrás de todo esto está la fuerza de las ideas del
Partido, de las ideas del progreso, de la idea del socialismo, y poco pueden
contra ellas la reacción y el imperialismo, a pesar de su poder inmenso. Está
también la tremenda experiencia del Gobierno de la Unidad Popular, que
marcó profundamente a varias generaciones. Porque no sólo está el caso de
los jóvenes de 14 años que hoy ingresan al Partido -y que tenían seis años en
el momento del golpe-, sino el de jóvenes de clases sociales elevadas, como
lo puso de relieve una crónica que hizo hace no mucho tiempo “El Mercu-
rio” con entrevista a estudiantes del colegio San Gabriel, que es uno de los
más caros de Santiago. Es muy sugestivo que ellos señalen entre sus “ídolos”
musicales a Violeta Parra, a Silvio Rodríguez, y hablen contra el consumismo,
contra muchos de los valores que la dictadura está tratando de meter en la
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conciencia de la gente. Pero insisto en que esto es un tema que debe abordar-
se más extensamente, lo que no es el caso en esta oportunidad.
Hay un tema recurrente en la propaganda anticomunista, sobre
todo en el último tiempo. Es aquello de que el marxismo es una ideo-
logía obsoleta, anticuada, del siglo XIX.
Millas: Si, una ideología del siglo XIX que ha hecho las revoluciones del
siglo XX, y continúa haciéndolas.
Teitelboim: Así es, y la preocupación de los anticomunistas es, ahora,
lo que pueda pasar en los veinte años finales del siglo XX y en el siglo XXI.
La verdad de una ideología, su vigencia, se prueba en la práctica, y la prác-
tica muestra hoy la existencia del mundo socialista como la gran fuerza que
trabaja, primero, en función de la clase obrera y de los pueblos, y en seguida,
como la fuerza mayor para defender la existencia del género humano, para
impedir el desencadenamiento de la tercera guerra mundial, que sería de na-
turaleza inevitablemente atómica. Todo esto es para mí una prueba luminosa
de la fuerza y la influencia de las ideas comunistas y, por tanto, de la vigencia
del marxismo-leninismo. Por si no fuera suficiente, creo que el hecho de que
Fidel Castro, un comunista, sea presidente del Movimiento de los Países no
Alineados, es decir, la suma de una población que representa la mayoría de
los habitantes del planeta, es una prueba bastante decidora ...
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nace una escuela donde Fernando Ortiz tiene un lugar de privilegio y que
continúa en muchos de sus discípulos.
Ahora, esto aparece hoy más actual, lo que lleva seguramente a algunos
compañeros a pensar que son cuestiones que sólo recientemente nos empie-
zan a preocupar. Hoy el fascismo intenta apropiarse de nuestra historia y, por
ejemplo, ocurren cosas como el descaro de Pinochet de pretender compa-
rarse con O’Higgins, y eso, claro, nosotros tenemos el deber urgente de im-
pedirlo. No podemos permitir que personajes tan oscuros como Pinochet se
apoderen de las luces de la Historia de Chile; si hubiera que buscar su igual en
aquella época habría que pensar directamente en San Bruno o en Marcó del
Pont. El fascismo ha pretendido siempre utilizar el pasado para justificar la
opresión del presente, y el Partido responde a esa pretensión esclareciendo la
verdad histórica, en el sentido de que personajes como O’Higgins, Bello, Ga-
briela, han sido, cada uno en su época, expresión de las corrientes progresis-
tas, y por eso, herencia legitima de aquellos que hoy luchamos por el progreso.
Teitelboim: Yo creo que el movimiento progresista chileno trabajó
siempre con sus “aliados en la historia”, y el Partido también, aún si a veces
no lo hemos hecho sino por la vía de la enumeración, pero si entiendo que
la pregunta se hace es tal vez porque todavía no trabajamos suficientemente
con la historia. Y la historia es un elemento indispensable de la lucha por el
presente. Como nos lo enseñan constantemente los cubanos, quienes, como
una forma de definir su propia conciencia nacional le dan a la historia un
carácter de preocupación permanente, de invocación cuotidiana, como ele-
mento demostrativo de una continuidad que ilumina y legitima la Revolución.
No se trata de que los comunistas queramos aparecer como propietarios de
la historia, sino de mostrar cómo en ella pasa también la línea de la lucha de
clases, del combate permanente del progreso contra la reacción.
Zorrilla: A mí me parece importante agregar a los nombres de comunis-
tas que han hecho contribuciones en el esclarecimiento de nuestra historia, el
de Gerardo Seguel, que escribió artículos procurando demostrar que O’Hig-
gins no había sido un reaccionario.
Teitelboim: Es un acto de justicia recordar el nombre de Gerardo Se-
guel, a quien debe considerársele en el tiempo como el primer intelectual co-
munista. Escritor, poeta, profesor, cronista literario, investigador de la histo-
ria, miembro del Comité Central del Partido. Publicó varios libros de poesía
y al menos tres obras dedicadas al estudio de nuestros escritores coloniales,
entre ellas una sobre Alonso de Ercilla y otros sobre el Cautiverio feliz de Pi-
neda y Bascuñán. Fue el primer estudioso comunista, en verdad, que procuró
rescatar las grandes figuras chilenas del pasado.
Corvalán: Yo ni siquiera hablaría de “rescatar personajes”, porque esto
nos hace aparecer en una suerte de disputa por la apropiación, cuando en ver-
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dad se trata más bien de colocar los puntos sobre las íes, poniendo de relieve
personajes que han sido olvidados por los historiadores burgueses o dándoles
su verdadera dimensión o significación, cuando no han podido ser olvidados
porque son demasiado, digamos, fuertes, como es el caso de O’Higgins.
Y no es cierta, por otra parte, la afirmación que aparece contenida en la
pregunta, acerca de que esta “tentativa de rescate” sólo aparece producién-
dose ahora. Ese “ahora” tiene medio siglo, porque Seguel hacía sus cosas allá
por el año 30; y Neruda lo hizo desde siempre, y en El Siglo recuerdo que
hace ya cuarenta años publicábamos ediciones especiales el día 20 de agosto,
es decir, el día del natalicio de O’Higgins; y el libro de Orlando Millas sobre
Portales, para citar otro ejemplo, fue escrito hace ya muchos años.
A propósito de los intelectuales, y más precisamente de los inte-
lectuales en el área de la creación artística, surge siempre la polémica
eterna en torno al realismo socialista, a los riesgos del consignismo,
del esquematismo, a las prevenciones sobre el formalismo, etcétera.
Todo lo cual, en verdad, está planteando cuestiones como: el arte por
encargo, el arte subordinado a las necesidades de la propaganda, de la
política contingente. ¿Qué piensa el Partido sobre el particular? ¿Qué
le pide, en concreto, a los intelectuales que militan en sus filas?
Corvalán: Sobre esto hay documentos del Partido no necesariamente
recientes. Hace ya aproximadamente veinte años que nosotros sostuvimos
-y lo volvemos a decir ahora- que no le exigimos a nuestros intelectuales, a
nuestros creadores artísticos, adhesión alguna a determinada escuela estética.
Claro, el ideal sería que el artista comunista pudiera unir la gran calidad,
la belleza, con el contenido, un contenido en favor del proceso, de la lucha,
de la revolución. Pero eso no es siempre fácil lograrlo, no se da en todos los
casos. Se dio en un grado muy alto en Neruda, en otros también, pero si en
algunos artistas su aporte consiste solamente en crear cosas bellas, aunque no
están directamente vinculadas a los problemas de la revolución, bienvenidas.
Se ha discutido, incluso, en los últimos años, sobre la verdadera calidad de
muchas obras consagradas a la lucha actual contra el fascismo; en este senti-
do, creemos que hay cosas muy valiosas y otras que tal vez sean excesivamen-
te panfletarias, de un valor sólo transitorio, momentáneo.
En definitiva, yo creo que sólo el tiempo dará la última palabra al res-
pecto, y mientras tanto, para nosotros, todos los aportes son bienvenidos.
¿Qué le pedimos al intelectual que milita en nuestras filas?: adhesión
al Programa del Partido, a sus Estatutos, y su ayuda como simple militante,
en el sentido de cumplir con las tareas corrientes y de mantener el espíritu
de disciplina común a todos. En todo lo demás, él mantiene la libertad más
amplia para plantear su labor creadora, así como para expresar sus opiniones
en el seno del Partido.
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Segunda Parte
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con la política de los comunistas en defensa de esas riquezas que son patri-
monio de la Patria. Y si comparamos a los diferentes gobiernos que ha tenido
Chile –a excepción tal vez de los de Balmaceda y Pedro Aguirre Cerda- con el
Gobierno de la Unidad Popular podríamos establecer concretamente quién
ha realizado un gobierno profundamente nacional y quién ha puesto el po-
der al servicio del capital extranjero. ¡Y ni siquiera hablemos del gobierno de
Pinochet!
¿Cómo se define el PCCH en relación con algunos elementos de
discusión que hoy surgen en el movimiento comunista internacional?
Corvalán: Creo que es conocido para los lectores de Araucaria, para los
chilenos del exilio, el pensamiento de nuestro Partido respecto a los asuntos
de orden internacional y aquellos que denomina la pregunta “algunos ele-
mentos de discusión en el movimiento comunista internacional”. Nuestra
posición al respecto es muy clara: nosotros estamos por la unidad del mo-
vimiento comunista internacional, en primer lugar. Por la acción común de
todos los partidos comunistas en la lucha por la paz, contra el imperialismo,
en apoyo de todos aquellos pueblos que están bajo el asedio, en estos mo-
mentos, de la política Reagan, de los socios del imperialismo norteamericano
en diversos otros puntos de la Tierra. Mantenemos invariable la posición que
viene desde los orígenes de nuestro Partido, la posición internacionalista que
ya adoptó el Partido Obrero Socialista, que reafirmó el Partido Comunista en
relación a la Revolución de Octubre y a su significado histórico, y a la Unión
Soviética. Recabarren sostuvo que sería la base inconmovible del progreso de
la humanidad, de la verdadera democracia, el baluarte de la paz. Estas pala-
bras de Recabarren, en aquella época, eran de una certeza increíble.
Es conocido el hecho que en el movimiento comunista internacional no
todos los partidos tienen coincidencia en la apreciación de algunos de estos
problemas. El problema relacionado con la democracia, con la libertad, etc.
Sobre estos asuntos nosotros hemos dado nuestra opinión, no en la polémica
con nadie. Nos hemos referido a los problemas que plantea el eurocomunis-
mo, por ejemplo, incluso sin hablar del eurocomunismo y sin mencionar nin-
gún partido. Quiero decir que nosotros mantenemos buenas relaciones con
los partidos del eurocomunismo, y mantenemos buenas relaciones con todos
los partidos comunistas, a excepción del Partido Comunista Chino y del Par-
tido Albanés. Tuvimos durante un buen tiempo muy buenas relaciones con
el Partido Comunista Chino. Las rompieron ellos porque quisieron establecer
con nosotros una relación inaceptable. Citando a Neruda, como Volodia lo
recordó, dice que nosotros, comunistas, tenemos los ojos abiertos a la vida.
Esto significa que estamos atentos a los fenómenos complejos del mundo de
hoy, en relación a nuestro país, a Latinoamérica o en la esfera internacional.
Con respecto a la lucha por la paz, que es la causa suprema de la hu-
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diferenciación cada vez más profunda, una distancia cada vez mayor entre
la situación económica llena de necesidades de la mayoría del país y la situa-
ción expectante de un reducido número de grandes capitalistas nacionales y
extranjeros.
Las modificaciones que se han producido y la actual situación están
repercutiendo en un aumento de los sectores descontentos, en un nuevo
estado de ánimo de las masas, en mayores posibilidades para la clase obrera,
que se vio sumamente aislada en los primeros años del régimen fascista, en
un comportamiento político de los partidos opositores que toman una mayor
conciencia de la necesidad de unirse.
Millas: Como se sabe, el imperialismo norteamericano es el factor que
pesa fundamentalmente en todo el desarrollo de la dictadura fascista. Tiene
un nuevo modelo de dominación en el país. Y cualquier aspecto de la vida del
país que se examine está bajo el peso de esta dominación norteamericana hoy
día en la dictadura de Pinochet.
Leemos constantemente en El Mercurio que se celebra en declaraciones
del Gobierno y de Pinochet mismo, las llamadas “reservas internacionales”
que tendría la dictadura. Se habla mucho de ello, de que oscilan alrededor de
los cuatro mil millones de dólares. ¿De qué se trata? De ninguna manera se
trata de las antiguas, conocidas, clásicas reservas monetarias de los Estados,
Bancos Centrales, etc. En Chile había una reserva de oro que fue robada
inmediatamente, apenas se dio el golpe de Estado. Se trata, concretamente,
que la banca norteamericana por cada préstamo que otorga, como no tie-
ne ninguna confianza en la solvencia de esta gente, exige que quede como
garantía una cantidad muy elevada, en muchas ocasiones el 50 por 100 del
préstamo, depositada en el propio banco internacional que otorga el présta-
mo. Ese dinero lo sigue teniendo el banco que ha dado el préstamo. Lo sigue
utilizando en otras partes, en otras operaciones. Y queda ahí sin que lo pueda
aprovechar la economía chilena; queda ficticiamente a nombre de la econo-
mía chilena, pero por eso tiene que pagar intereses. Se pagan intereses dobles:
intereses por el dinero que han recibido, e intereses por esa denominada
reserva monetaria. Extraen intereses y ganancias de sus inversiones en Chile,
que en el año 80 fueron mil millones de dólares; del 81 aún no tenemos cifras,
si serán 1.200 o 1.400 millones de dólares en un año. Las inversiones que
efectúan en cambio son muy pocas. Hasta el momento, el promedio de los
primeros ocho años fue de 130 millones de dólares al año, que, en relación a
la ganancia fabulosa que obtienen, resulta una cifra irrisoria.
Esta es una de las características de los cambios, de lo que ha significado
para Chile la tiranía fascista.
Ahora, internamente en el país, la dominación de la oligarquía financie-
ra, la concentración y centralización del capital a que se ha referido Navarro
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algunas capas medias que son tributarias del gran capital financiero, cuya vida
es más o menos ficticia. Dependen de los créditos bancarios, de las facilida-
des para determinadas líneas de mercaderías de exportación. Pero prevalece
en las capas medias el hecho de que están afectadas por toda esta política
muy fuertemente.
La situación de la clase obrera la ha explicado Navarro.
Puede decirse, por tanto, que en Chile hay una situación nueva, en que
crece la significación de la clase obrera, en que vastos sectores de capas me-
dias se sienten asfixiados por el modelo económico en vigencia y la tendencia
objetiva es a que lleguen a vencer muchas situaciones subjetivas de propa-
ganda del régimen y de prejuicio; o sea, que sus intereses reales la empujen a
su unidad con la clase obrera contra la política de la dictadura fascista. Y se
agrega una situación difícil de demarcación en el seno de la propia burguesía
ante la dominación imperialista y ante la dominación del gran capital, de “Los
Pirañas”, que son los que están ejerciendo el gobierno con Pinochet.
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zas del progreso. Los católicos son en muchas partes la mayoría, una mayoría
con la que hay que trabajar. Creo que es muy importante también ir al fon-
do teórico de este problema. Porque, al fin y al cabo, aquella frase de Marx
acerca de que la religión es el “opio del pueblo”, ha sido un millón de veces
torcida e interesadamente interpretada. En un artículo que debe aparecer en
Araucaria se analiza detalladamente este problema, y yo no quiero por eso
abundar en él. Sólo señalar que, aún si sus cosmovisiones son diferentes, las
posibilidades de convergencia entre marxistas y cristianos son muchas y muy
concretas, y nosotros estamos por desarrollarlas. Es muy importante tener
en cuenta esta posibilidad de convergencia, ya que en gran parte de América
Latina y de Europa occidental, el cristianismo y el marxismo son incuestio-
nablemente las dos ideologías fundamentales.
El entendimiento, la alianza con los cristianos, ¿no plantea tam-
bién problemas en el terreno ideológico en cuanto a influencia en los
militantes, posibilidad de que sean catequizados o “convertidos”, y
también en el sentido inverso?
Insunza: Creo que la influencia ideológica mutua que surge de la rela-
ción es un hecho objetivo, inevitable. Nosotros no entendemos esta relación
a partir de la exigencia de concesiones ideológicas de los cristianos, ni noso-
tros nos proponemos, en cuanto partido revolucionario, hacer concesiones
ideológicas. La base de nuestra colaboración está en que cristianos y mar-
xistas podemos construir en conjunto una sociedad mejor. En este sentido
hay que subrayar el carácter que los marxistas atribuimos a la religión, a lo
expresado por el propio Marx. En la religión hay, simultáneamente, en un
sólo acto, la expresión de la miseria real, pero también la protesta contra la
miseria real. Y el que se marque más o menos en uno que otro cristiano uno
de estos dos aspectos está en relación con el desarrollo general de la lucha en
una sociedad dada.
En el caso de Chile, el fenómeno que nosotros observamos con interés,
pero no confundiendo las cosas, es que la inmensa mayoría de los cristianos
hace de su sentimiento religioso un motivo de expresión de su protesta con-
tra la miseria real, es decir, contra el fascismo. Y en esa condición, nosotros
nos orientamos en una relación unitaria con él en cuanto cristiano. En estos
cristianos, precisamente por el curso mismo del proceso, empieza también
a apreciarse de un modo distinto la significación, el papel, lo que somos los
comunistas. Y para ellos, la definición ya añeja del comunismo como “intrín-
secamente perverso”, pierde validez. Estamos por la derrota de los anatemas
y por hacer la alianza sobre la base de la mantención de la identidad de cada
cual. En este sentido tenemos que seguir elaborando nuestra posición, Vo-
lodia dice, con mucha razón, que cuando él ingresó a la Juventud y cuando
nosotros entramos a la Juventud, si se nos planteaba que los cristianos eran
parte de la revolución, arriscábamos la nariz. Esto significaba, en último tér-
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El derecho a la rebelión
En relación con el derecho a la rebelión y el uso de todas las for-
mas de lucha –incluyendo la violencia aguda- que el PC viene plan-
teando en el último tiempo, surgen dudas y críticas. Hay quienes afir-
man que esa política significa un obstáculo para la unidad más amplia
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das y las sigue costando, de modo que eso no debe ni puede ser argumento
de ningún antifascista consecuente, porque implica dejar de mirar la realidad
tal como es. Ahora nosotros, comunistas, no tenemos la idea que el país sea
una caldera hirviente de lucha de masas y que, como se dice, que unas cuantas
acciones audaces permitirían cristalizar un éxito del proceso revolucionario
antifascista. Pero hay que decir sí, que uno se encuentra en el debate con al-
gunos compañeros de izquierda bien intencionados, que no ven la resistencia
popular que tiene lugar en Chile y la lucha de masas real que está en curso;
que, de alguna manera, se ponen al margen de ella y convierten la actividad
política en cenáculos de discusión, no participando en el movimiento real de
masas, ni compartiendo las tareas de conseguir que se exprese esa indigna-
ción de masas.
El derecho de rebelión es precisamente unitario, porque abre una pers-
pectiva de victoria. Lo dice el Manifiesto del Partido y se construye la unidad
cuando hay una perspectiva de victoria. La concepción del derecho de rebe-
lión implica la determinación consciente de romper el marco de hierro que la
dictadura trata de instaurar para someter las luchas de masas.
Yo quisiera referirme a una tercera cosa. Se escuchan algunos argumen-
tos desde el punto de vista del humanismo cristiano para contraponerse a la
proclamación del derecho a la rebelión y su ejército por las masas. Claro, no-
sotros somos marxistas, y las proclamaciones que hacemos, las hacemos so-
bre esa base filosófica, desde ese punto de vista ideológico. Pero, sin intentar
dar lecciones a los cristianos ni cosa parecida, tendríamos que decir: quien-
quiera que conozca la doctrina cristiana en profundidad, no podrá esgrimir
el argumento de la negación de la violencia en base a la doctrina cristiana.
Los moralistas cristianos han establecido incluso condiciones precisas para
el ejercicio legítimo de la violencia, enumeradas en cuatro o cinco esenciales.
Una, es que la causa por la cual se ejerza la violencia debe ser justa, y yo creo
que, desde el punto de vista de la situación en Chile, no hay causa más justa
para el pueblo de Chile que echar abajo el fascismo. Desde ese punto de vista,
esa condición cristiana, llamémosla así de la violencia, está cumplida. Se plan-
tea como una segunda condición de la violencia legítima en que no haya otra
posibilidad, para zanjar el éxito de la causa que la violencia y, precisamente,
la conclusión hecha por nuestro Partido, en función del análisis de la realidad
es esa: que a la violencia contrarrevolucionaria del fascismo, para vencerlo es
obligatorio contraponer la violencia revolucionaria. Una tercera condición
del ejercicio justo de la violencia es la utilización de medios proporcionales
a la causa. Cuando se trata, en nuestro caso de la concepción del ejercicio de
la violencia por las masas, la garantía está implícita en esa misma concepción
del ejercicio de la violencia. Ella será acorde a los medios de la justa causa
que las masas toman en sus manos. Una cuarta condición, desde el punto de
vista de la moral cristiana, es que el bien que se va a obtener sea mayor que
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podríamos deducir que el MIR se acopla a la política del PC. Yo creo que el
fenómeno del acercamiento no implica el que determinado partido se sume
a las posiciones de otro en ningún sentido, sino que la realidad es tan fuerte
que va llevándonos al entendimiento, va produciendo elementos que condu-
cen al entendimiento. No obstante, el acercamiento que se ha producido en-
tre todas las fuerzas que luchan contra el fascismo y particularmente en cam-
po de la izquierda, comprendiendo el MIR, también se mantienen no pocas
diferencias. Nuestra concepción no es la misma del MIR. Yo puedo agregar,
además, que tenemos un respeto muy grande, una consideración muy grande
por el hecho de que el MIR se está jugando en la lucha contra Pinochet y para
nosotros la actitud combativa, de pelea, es un paso muy importante en este
panorama de los aliados, de las fuerzas con las cuales debemos entendernos.
Teitelboim: Creo que la característica de la política del PC en la lucha
contra la dictadura es que no excluye ninguna forma de combate ni por prin-
cipio ni a priori, y cree que las formas de combate se justifican por su mayor
eficacia, porque tal o cual es la mejor manera de combatir en un momento
determinado al enemigo común. Pero es también evidente que el PC plantea,
y esta es la línea aprobada por los partidos de izquierda en México, donde
estaba presente el MIR, el despliegue de todo el abanico de las posiciones de
combate.
Algunos afirman, se dijo aquí, que lo dicho por nosotros podría dedu-
cirse que la lucha debía transformarse esencialmente y exclusivamente en una
lucha militar y de comandos. Me parece que vale la pena subrayar que el PC
concibe la lucha contra la dictadura como el desarrollo de un combate de las
masas en todos los terrenos posibles. No podemos decir nosotros que “nun-
ca” aceptaremos una operación de comando, ni podemos tampoco descartar
el factor militar dentro de la lucha, porque es probable que éste, sobre todo
en una fase superior, sea inevitable como culminación de la lucha en contra
del fascismo que está apoyado en el ejército, pero queda claro que nosotros
no postulamos que la guerrilla sea la única forma de lucha. Por el contrario,
decimos que estamos abiertos al empleo de todas las formas de lucha con-
forme a su oportunidad y a su efectividad, según el momento en que esto se
plantee.
¿Cómo se podría evaluar la influencia efectiva del Partido hoy
en Chile? ¿Qué problemas nuevos ha creado la existencia de un
importante contingente de militantes fuera del país?
Zorrilla: En esta pregunta hay varias preguntas, así es que hay que dar,
además, más de una respuesta.
Lo primero que habría que hacer, es puntualizar que cuando hablamos
del Partido que se encuentra en el exilio, no nos podemos olvidar que el
Partido, el PARTIDO, en mayúscula, está en Chile. Pero claro, existe una rea-
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punto focal. Todo sería de nuevo como antes, pero invertido. En este tránsito
pasamos por un punto de unión y no nos apercibimos de ello.
Pero, es claro que no se trata de eso. Estas interpretaciones que expo-
nen nuestros adversarios dejan en evidencia que nuestro debate y nuestra
práctica como izquierda adolecen todavía de grandes defectos y sobre todo
no se inspiran suficientemente en la necesidad de la unidad.
Algunos compañeros de izquierda piensan que la diferenciación que
pretenden presentar nuestros comunes enemigos, encuentra base o pretexto
en nuestra determinación de llevar adelante la rebelión popular de masas
contra la dictadura, proclamación y decisión que, a su juicio, dificultaría la
unidad democrática.
Como es sabido, nuestros planteamientos fueron hechos cuando Pino-
chet llevó a cabo la farsa constitucional en 1980, con la intención de institu-
cionalizar el régimen y eternizarlo. Se garantizaban 17 años de poder personal
y una exclusión indefinida, y en lo posible permanente, de las fuerzas de-
mocráticas. Se imponía un marco institucional que solo puede ser superado
si se lo rompe. No estamos actuando en ninguna democracia, ni siquiera
restringida, sino que enfrentados a una tiranía. Por eso mismo, el derecho de
rebelión contra esa estructura injusta y excluyente era y es el único camino
posible. Pinochet no se irá si no se le echa. Y, quien quiera que sea el que le
dé el empujón final, si alguien del régimen se decide hacerlo, solo se atreverá
a ello si se lo dispone la rebeldía del pueblo, que este deberá continuar ex-
presando con todas las formas necesarias hasta la erradicación plena de las
formas tiránicas, hasta la eliminación del fascismo.
En síntesis, si se atiende a los cambios que el fascismo ha impuesto en
el país, al papel que asigna a las Fuerzas Armadas, al marco de hierro que
pretende ser su institucionalidad, surgía nítidamente la conclusión, que cada
vez es más compartida, en los hechos, por sectores crecientes del pueblo, de
que no existe ningún camino de expresión de la voluntad popular que no im-
plique rebelión y que no deba considerar la necesidad de disponer de medios
y de asumir, cuando sean necesarias, formas de lucha incluso armadas que
puedan hacer frente y derrotar la violencia contrarrevolucionaria, el terror de
Estado, inherente.
El actor central de este proceso sigue siendo el movimiento de las ma-
sas populares. Es cierto que concebimos posible y necesaria la acción de
grupos de combatientes especialmente constituidos; pero, ellos actúan como
comandos y como tales su propósito no es pretender decidir por sí mismos
el resultado de la lucha sino, en tanto comandos, facilitar la acción del ejér-
cito del pueblo, que no es una determinada fuerza armada, aunque esta, en
un momento dado, pueda y deba existir, sino las masas populares en acción.
En torno a estas concepciones se ha desarrollado un debate deforme,
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Renovar y no renegar
Revista Araucaria, Nº 23 1983
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1 En Chantilly estuvieron presentes con el acuerdo del Partido dos militantes co-
munistas entre los 100 y más concurrentes. Han tenido que esperar su disconformidad con
dichas conclusiones presentadas como consenso de “un grupo significativo de chilenos” (Chi-
le-América, nº 82-83, Dossier, página 2) y no como lo que son: postulados de los organizadores
del evento. Hay un problema deontológico que debe ser un segundo motivo inmediato de re-
flexión. La ética tiene su significación muy determinada. Ignorarla puede arrastrar a los peores
reduccionismos.
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de masas real, todo lo cual ha de reflejarse en la línea del Partido dado. Esto
es nuestro punto de vista, teórico y práctico.
Siendo así las cosas, el debate no es entre supuestos o reales renovadores
de una parte y supuesto o reales dogmáticos anquilosados de la otra. La
discusión real es: ¿qué renovación nos permite avanzar y nos acerca a la
revolución?
Para los organizadores de Chantilly las cosas aparecen “claras como la
aurora en día de verano”. La conclusión nº1 del tema nº1 constituye la llave
maestra de su renovación: “Abandono y superación del esquema marxista-le-
ninista, sea como lectura de la realidad sea como práctica sobre la misma”2.
¡Fantástico! En dos líneas y media se define la médula de un programa.
Pero, ¿cuál es el esquema marxista-leninista? No lo conozco y no
conozco comunista que lo conozca. Aún en los estadios de formación más
elemental, en los principios del socialismo científico, cualquiera de nosotros
(y en este “nosotros” incluyen a parte de los que “abandonan”) escuchó
repetir cien, mil veces la afirmación de Lenin: “El marxismo no es un dogma
sino una guía para la acción” como argumento esencial, inesquivable. Al
decir esto, no estoy haciendo todavía una evaluación de la actividad teórica
y práctica de los marxistas-leninistas chilenos. Simplemente estoy afirmando
que tal “esquema marxista-leninista” no existe, y si no existe no se ve cómo pue-
da nadie abandonarlo.
Es indispensable otra precisión. Se dice “abandono y superación”. Es
un rotundo contrasentido. Esta afirmación ilustra muy bien el contenido de
la operación como va hasta ahora. No habrá superación (Aufhebung) porque
la superación excluye el abandono: supera quien integra no quien solo niega
o reniega. Eso es un factor de la creatividad en el marxismo-leninismo.
Sin embargo, hay que consentir en que los que abandonan, algo aban-
donan. ¿Qué? Se puede decir que algunos abandonan su personal y limitada
visión del marxismo formada en manuales distintos de los primeros maes-
tros. Y si es cierto que ningún manual satisface una formación sólida, parece
claro que unos son peores que otros. (Hablaremos algo más sobre esto y
veremos si se puede culpar tanto a los manuales)3.
¿Cómo se explican estas concepciones? Creemos que lo esencial es el
paso, sin solución de continuidad, de una aproximación al marxismo alentada
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entre Marx e Ilich para definir una jerarquía es torpe y ocioso; expresan dos
fases: ciencia y acción, que son homogéneas y heterogéneas al mismo tiem-
po. Así, históricamente, sería absurdo un paralelo entre Cristo y San Pablo,
Cristo-Weltanschaunng; San Pablo organización, acción, expresión de la Wel-
tanschaunng; ambas son necesarias en la misma medida y por eso son de la
misma estatura histórica. El cristianismo, podría llamarse históricamente cris-
tianismo-paolinismo, y esa sería la expresión más exacta (solo la creencia en
la divinidad de Cristo ha impedido hacerlo así en este caso, pero esta creencia
es también ella solo un elemento histórico, y no teórico)”4.
Gramsci no tiene dudas respecto de la precisión teórica, científica del
concepto marxismo-leninismo. Nosotros tampoco.
¿Por qué entonces renunciar a un concepto acertado?
Las razones que impulsan a tal abandono no se podrían encontrar en la
teoría. No es, en este caso, el resultado de un juicio sino de un prejuicio. Hay
que buscarlas, entonces, en otra parte.
Antes de entrar en esa área pantanosa precisemos nuestro punto de vista.
Al afirmar la validez objetiva del concepto marxismo-leninismo es-
tamos diciendo también que el leninismo no define per se una concepción
del mundo. En cuanto tal es inseparable del marxismo, del aporte original
de Marx, Engels y el propio Lenin lo entendió siempre así. Ciertamente, el
aporte de Lenin puede ser y es objeto de tratamiento y estudio particular; es
posible hablar entonces de leninismo para este efecto. Sin embargo, nuestra
teoría revolucionaria sigue siendo una sola. En este sentido, la definición de
Stalin, “el leninismo es el marxismo de nuestra época”, se presta a equívocos.
El nombre de Lenin está ligado indeleblemente a la apertura, con octubre, de
nuestra época, aportó claves decisivas para su análisis y aseguró la continui-
dad del desarrollo teórico de la nueva concepción del mundo. Pero eso fue
hecho con Marx. Octubre es Lenin y Marx y Engels.
En la lucha de la ideología burguesa y pequeñoburguesa contra el
marxismo, y en visiones unilaterales de este, un argumento constante es la
contraposición de los fundadores y creadores más destacados de nuestra
concepción del mundo entre sí. Marx contra Marx (Marx-joven, Marx-ma-
duro, Marx “No soy marxista”); Marx contra Engels (no al concepto “so-
cialismo científico”); Lenin contra Marx (“lo ruso”, la teoría del reflejo, ¡no
está en Marx!); Gramsci contra Lenin (hegemonía: ver subrayado de la larga
cita, etc.). Lo que no se quiere ver es que el marxismo-leninismo no es un
sistema cerrado a semejanza de la antigua filosofía, sino una teoría en cons-
tante progreso, que concibiendo las fases del proceso de desarrollo de la
sociedad como un proceso natural debe dar cuenta de sus cambios, integrar
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greso donde se refiere a Stalin, advirtiendo sobre los riesgos que implican para
el partido determinados rasgos de su personalidad, que si bien no niegan sus
méritos, no lo hacen apropiado para asumir la función de dirigente principal.
4º Podríamos seguir escribiendo varias páginas sobre esta triste
deformación. Sin embargo, no es este el tema de nuestro artículo y por ello
agregaremos solo un hecho más.
Rosa Luxemburgo no publicó este trabajo después de salir de la cárcel.
Clara Zetkin atestigua que esto fue una decisión consciente. Y se puede
entender que así fuera: entre otras cosas, conoció la posición de Lenin.
La publicación fue hecha años después de su asesinato. Un excomunista,
Paul Levy, luego de su expulsión del Partido Comunista alemán resolvió ha-
cerla, y, además hacerla parcialmente. Entre otros, y de nuevo para peor uso,
Levy eliminó párrafos como el siguiente: “El bolchevismo se ha convertido
en el término que sirve para designar el socialismo revolucionario práctico,
todos los esfuerzos de la clase obrera para conquistar el poder”14.
La pretensión instrumental no podía ser más clara ya entonces. Según
hemos visto, lo cita Fernando Claudín, expulsado del Partido Comunista Es-
pañol, con fines y medios igualmente instrumentales. Y, por fin, en nuestra
aldea, por Alejandro Rojas cita las citas que no son citas.
Por este camino la renovación ha dado un salto de sesenta años… hacia
atrás. Y veremos que no es el único15.
Socialismo y modelo
Es cierto que, al separarse de las orientaciones de Lenin, los riesgos
que previó Rosa Luxemburgo se materializaron en la Unión Soviética en el
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16 Dossier, pág. 3
17 Es necesario decir dos palabras sobre otros rasgos de la actitud que se propugna
frente a los países socialistas en los marcos de esta renovación. Está expuesta fuera del Dos-
sier, en la misma revista. Es la recomendación “astuta” y “desprejuiciada” de “sacar ventajas”
del Estado Soviético, “especialmente en relación a la competencia y rivalidad con la otra super-
potencia, Estados Unidos” (Chile-América, nº 82-83, página 53). ¿Qué es esto? ¿La posición
de un obrero consciente o la de un mercader? ¿La de un revolucionario o un negociante? “Es
más que comprensible que en los ojos del oprimido, el adversario del opresor sea objetiva-
mente un aliado y no vemos cómo se pueda criticar a los movimientos de liberación nacional
que han aceptado la ayuda de los soviéticos. El discurso tiene que ser otro. Si sabemos que la
a ayuda llega no por ser una abstracta, retórica y supuesta ‘hermandad ideológica’ (llámense
‘internacionalismo proletario’ o de otra manera), sino fundamentalmente por razones de inte-
rés nacional, estatal, de poder, no podemos hacer caso omiso de los límites y peligros de esta
ayuda” ((Chile-América, nº 82-83, página 53)., dice Claudio Terzi para explicar su punto de
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Socialismo y democracia
Para justificar “abandono”, “superación” y “rechazo”, nuestros teóri-
cos eligen como uno de los ejes de sus elucubraciones la cuestión de la de-
mocracia. Es un gran tema, que merecía ser tratado seriamente.
El examen lo inician con declaraciones categóricas, lo que podríamos
llamar “sus nuevas certezas fundantes”. Afirman que en el marxismo se
puede “(detectar) un núcleo dogmático, que dificulta la formulación de una
teoría democrática del socialismo”18 y que “la dictadura como régimen polí-
tico es una derivación lógica de la teoría más que su distorsión”19(Moulian).
Se afirma en seguida que el “stalinismo debe ser visto como la intersección
de los eventos históricos con la concepción teórica (de Lenin) que orientó la
construcción del poder soviético”20. Allí mismo se añade que el “el punto de
vista de Lenin se separa aquí de la idea originaria de Marx21 porque “lo cierto
es que la solución leninista a la cuestión de la autoemancipación de la clase
obrera implica una negación del “grito de guerra” de Marx: el proletariado es
el agente de su propia liberación”22 (Rojas).
vista “comercial”.
Los límites y los peligros están efectivamente en este modo de presentar las cosas. Se llega
a él muy fácilmente: basta renunciar al punto de vista de clase. Desde el mismo momento en
que se hace tal abandono se pierde el rumbo principal. Se deja de ver la lucha de clases y con
ello todo se hace confuso.
Buscar ubicación en el medio de la calle conduce derecho a la vereda del frente. Hay
ciertas astucias que la realidad no acepta. Salvador Allende no se equivocaba cuando sentía
la existencia objetiva de la hermandad de los pueblos. Los reaccionarios chilenos explotaron
suciamente su calificación de la Unión Soviética como “hermano mayor”.
Si consiguieron cierto éxito propagandístico fue antes que nada por el peso del ideologis-
mo conservador en nuestro país, cosa inevitable. Se nos propone ahora que nos sometamos
“tácitamente” a él. La renuncia al internacionalismo es la flexión más fácil, más al alcance de
la mano, de las posiciones de clase. Mayor razón para ser vigilantes.
Quiérase o no, la lucha de clases es internacional, es mundial. La contradicción entre so-
cialismo y capitalismo es una realidad objetiva. Antaño no se expresaba como contradicción
interestatal. Claro, no había estados constituidos con la clase obrera como clase hegemónica.
Hoy los hay. ¿Cómo abordar esta realidad nueva? ¿Poniéndose en el medio de la calle? ¿Des-
gajando el movimiento solidario internacional a los que van triunfando cuando los hechos
muestran que ellos son la fuerza principal frente al imperialismo y en el despliegue de la soli-
daridad internacional, solidaridad que a su vez requieren? Esa orientación solo puede producir
el debilitamiento de todo el movimiento mundial por el progreso social, y en el mismo acto,
debilitar el movimiento nacional
Ello favorece tan solo las posiciones de la reacción.
18 Dossier, pág. 17.
19 Dossier, pág. 17.
20 Dossier, pág. 40.
21 Dossier, pág. 44.
22 Dossier, pág. 44.
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Vanguardia y revolución
Y esto es todo lo contrario de no se sabe qué determinismo mecanicista
ni tampoco tiene que ver nada con el idealismo salvo que se nos quiera con-
vencer que solo los idealistas reconocen que exista la conciencia.
Al razonar así, ¿Lenin se separa de Marx?
Para avalar tal tesis (que es presentada como posición antagónica,
irreconciliable), Rojas (o Nun) recurre a la tesis 3a de Marx sobre Feuerbach. La
cita íntegra (lo que en este estilo que venimos constatando es una gran cosa):
“La tesis de que los hombres son producto de las circunstancias dis-
tintas y de una educación modificada olvida que son los hombres los que
hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser
educado. Conduce, pues, forzosamente, a la división de la sociedad en dos
partes, una de las cuales está por encima de la sociedad (así, por ejemplo, en
Robert Owen)”.
“La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la activi-
dad humana solo puede concebirse y entenderse racionalmente como prác-
tica revolucionaria”30.
Cita textualmente, pero no estudia. Se somete pasivamente a la interpre-
tación que hace de ella Nun, interpretación puramente instrumental.
En efecto, ¿qué critica Marx en las tesis? Critica, en primer término,
29 Lenin advierte, en todo caso, que se incurriría en un error si al polemizar con “¿Qué
hacer?” a esta obra “se la desprende completamente de su nexo con una situación histórica
determinada” (Lenin, Obras Completas. Prólogo a reedición de ¿Qué hacer?.), esto es, Rusia
zarista en 1902 y la lucha contra el “economicismo”. Esto vale sin duda para la observación
al respecto del aporte de los intelectuales o de los obreros a la creación teórica. Hoy la clase
obrera puede promover y promueve muchos intelectuales de su seno. Esto no lleva, en ningún
caso, a menospreciar al intelectual que proviene de otras capas y clases sociales y que asume la
posición de la clase obrera.
Con todo ello, sigue en pie su afirmación esencia: la conciencia socialista no es el producto
espontáneo de la lucha sindical, la política no sigue dócilmente a la economía. La lucha ideo-
lógica es un componente irrenunciable de la batalla por la revolución.
30 Marx-Engels, Obras escogidas, un tomo, pág. 24.
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rra de guerrillas contra los efectos del sistema existente, en vez de esforzarse
por cambiarlos, en vez de emplear sus fuerzas organizadas como palanca
para la emancipación definitiva de la clase obrera, es decir, para la abolición
definitiva del trabajo asalariado”34.
Lo que se podría resumir en esta frase: no hay práctica revolucionaria
sin teoría revolucionaria. (Parece que ya se ha dicho.)
¿Cómo ve Gramsci las cosas? Leámoslo:
“La lucha económica no puede separarse de la lucha política y ni la una
ni la otra pueden ser separadas de la lucha ideológica”.
“En su fase sindical, la lucha económica es espontánea, es decir, nace
ineluctablemente de la misma situación en la que el proletariado se encuentra
en el régimen burgués, pero no es en sí misma revolucionaria, es decir, no
lleva necesariamente al derrocamiento del capitalismo…”
“Para que la lucha sindical se vuelva un factor revolucionario, es me-
nester que el proletariado tome conciencia de ser el protagonista de una lucha
general que envuelve todas las cuestiones vitales de la organización social…
El elemento ‘espontaneidad’ no es suficiente para la lucha revolucionaria…
Es necesario el elemento de conciencia, el elemento ideológico. Los tres frentes de la
lucha proletaria se reducen a uno solo para el partido de la clase obrera, que
lo es precisamente porque asume y representa todas las exigencias de la lucha
general. Ciertamente no se puede pedir a todo obrero de la masa tener una
completa conciencia de toda la compleja función que su clase está llamada
a desarrollar…. Pero el partido puede y debe en su conjunto representar esta conciencia
superior … Por ello, el partido debe asimilar el marxismo y debe asimilarlo con
sus formas actuales, como leninismo”35. (El subrayado es mío, J. I.)
¿Está claro? Gramsci expresó los mismos criterios esenciales que Marx
y Lenin y subraya como ellos la significación del partido revolucionario de
vanguardia.
El intento de contraponerlos en el que se empeñan no es más que el
resultado de una tergiversación antojadiza del pensamiento de Lenin, algo
menos del de Marx y de la ignorancia del de Gramsci36.
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es que R. Luxemburgo declaró después: “Pudo haber habido trazas de blanquísimo en el plan
de organización del camarada Lenin, pero es cosa del pasado, de un pasado lejano… La vida
ha puesto las cosas en claro” (Rosa Luxemburgo, Textes, pág. 47.).
En el texto que estamos comentando hay por lo menos otras 17 tergiversaciones del pen-
samiento de Lenin que se pueden mostrar solamente confrontando los textos. ¡Hay que imaginarse
qué resultados “teóricos” se pueden obtener así!
37 La metáfora de “mancha de aceite en papel secante” y “brigada de asalto” que usa
A. Rojas no es ni demasiado plástica ni decente: el concepto de “brigada de asalto” está obje-
tivamente identificado al fascismo.
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Marxismo y verdad
Como Lenin no puede ser separado de Marx y Gramsci, no puede ser
instrumentalizado contra ninguno de ellos (salvo por marxólogos, dicho está);
podemos preocuparnos ahora del argumento acerca del “núcleo dogmático”
del marxismo-leninismo en general como postula Tomás Moulian.
Según él “los elementos libertarios que plantea el socialismo como
superación de la democracia burguesa se combinan con elementos
totalitarios que derivan de la doble relación Marxismo-Saber Absoluto y
Política-Verdad… La teoría de la ciencia que hay en el marxismo es el punto
originante de tendencias antidemocráticas”. Como sabemos, para este autor
el pecado comienza con Marx, pero Lenin es de todos modos peor: “La idea
del marxismo como ciencia absoluta (tradición imposible de conciliar con la
ciencia crítica) se afirma con Lenin…”38.
Veamos. Veámoslo tomando a Lenin como punto de referencia dado el
rol que le asignan nuestros contradictores.
¿Es efectivo que el marxismo se pretende saber absoluto, verdad abso-
luta?
No, eso es una burda falsificación. Y no re-nueva sino requetevieja:
comenzó con Dühring a mediados del siglo pasado y se ha “renovado”
muchas veces, sin que ello resuelva su senectud esencial.
La afirmación que hace el marxismo-leninismo es otra más modesta y,
a la vez, absolutamente verdadera: es posible conocer, descubrir la verdad.
Porque el materialismo en gnoseología es solo el reconocimiento de la
existencia de las leyes objetivas de la naturaleza y el reflejo aproximadamente
exacto de tales leyes en el cerebro humano.
“El pensamiento humano es a la par soberano y no soberano, y su ca-
pacidad cognoscitiva es a la vez limitada y no limitada. Soberano e ilimitado
en cuanto a su naturaleza (o estructura, Anlage), su vocación, sus posibilida-
des, su meta histórica final y limitado en cuanto a la ejecución concreta y a
la realidad en cada caso…”39. Contradicción esta que solo puede resolverse a
lo largo de un proceso infinito, en la sucesión de las generaciones humanas,
que transitan de conocimientos relativos cada vez más profundos a conoci-
mientos relativos todavía más profundos, incluidos en tales conocimientos
verdades absolutas (Lenin da, con Engels, un ejemplo: Napoleón murió el 5
de mayo de 1821).
“Desde el punto de vista del materialismo moderno, es decir, del
marxismo –escribe Lenin– son históricamente condicionales los límites de
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No, eso es una mentira. Einstein no era marxista (aunque tenía una posición
favorable al socialismo) y ello no obsta para nada el reconocimiento del valor
gigantesco de su aporte por los marxistas.
Se podrá decir: eso es en ciencias naturales, pero de lo que nosotros
hablamos es de las ciencias sociales. No, señores. Lamentablemente para us-
tedes (y felizmente para nosotros), esa afirmación antojadiza tampoco es va-
ledera para las ciencias sociales. Para desgracia de ellos que “abandonan”, es
el propio Lenin el que precisa que la opinión que sostiene que “el idealismo,
en el sentido filosófico del término, no son más que sandeces, es el punto de
vista de un materialismo grosero, simplista, metafísico”43. Por el contrario,
desde el punto de vista del materialismo disciplinado por la dialéctica, “el
idealismo inteligente está más cerca del marxismo que el materialismo estre-
cho”44. El conocimiento no podría y no puede, por múltiples razones, no de-
sarrollarse también a través del idealismo. El marxismo integra los resultados
del idealismo (en sentido filosófico) en la medida en que estos envuelven un
contenido. Por tanto, también en este campo la falsificación está a la vista.
“Sociología subjetiva”, así, entre comillas. ¿Se sabe de qué está hablando
Lenin? Lenin usa el concepto para definir precisamente así el punto de vista
idealista en sociología (tendencialmente reaccionario) para contraponerle el
punto de vista materialista, esto es, el que parte de las relaciones sociales
materiales (no puramente económicas) como base de la formación social.
Que parte de allí, pero, seamos claros, no se queda allí. Frente a la sociología
subjetiva, el marxismo tiene la misma actitud dialéctica que frente a todo el
idealismo filosófico, vale repetir: no ignora los contenidos que envuelven o
pueden envolver. Porque también hay casos en que no envuelve nada que no
sean prejuicios45.
Cuando nuestros autores hablan de Partido-Verdad debe ser que han
escuchado algo sobre el “espíritu de partido” en filosofía, en economía polí-
tica, etc. ¿De qué se trata?
Lenin hace efectivamente la afirmación categórica que “no se puede
por menos de ver la lucha de los partidos en filosofía, lucha que expresa en
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“El valor de la fuerza de trabajo está formado por dos elementos, uno de los
cuales es puramente físico, mientras el otro tiene carácter histórico-social. Su
límite mínimo está determinado por el elemento físico, es decir, que para poder
mantenerse, reproducirse…, la clase obrera tiene que obtener los artículos de
primera necesidad indispensables para vivir y multiplicarse… (Pero) “además
de este elemento puramente físico en la determinación del valor del trabajo
entre el nivel de vida tradicional en cada país…, la satisfacción de ciertas
necesidades que brotan de las condiciones sociales en que viven y se educan
los hombres”52.
En nuestra época, cuando la revolución es una realidad, un factor
histórico social decisivo es la supervivencia del capitalismo como sistema
que tiene enfrente el socialismo. El esfuerzo por mostrar, en primer lugar en
las metrópolis, que el socialismo “no es necesario”, que el capitalismo puede
dar igualmente “bienestar” y todo sin mayores “inconvenientes” (los de la
revolución) determina un valor de la fuerza de trabajo harto por encima del
límite físico. Si no fuera así, el riesgo del sistema capitalista sería demasiado
grande. Pero, ¿es que esto cambia acaso el carácter del sistema? No solo no es
así, sino que agudiza tremendamente sus contradicciones. Miremos la crisis
en curso y miremos a Reagan53.
Esto basta para rechazar la afirmación sin base de concepción estrecha,
ya que no les han bastado la práctica de los comunistas chilenos que
igualmente desmienten tales afirmaciones.
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55 Dossier, pág. 35
56 Ibid.
57 Ibid.
58 Ibid.
59 Althusser, La revolución teórica de Marx, Ed. Siglo XXI, pág. 79.
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las formas de existencia que allí toman relieve” (Marx, Contribución a la crítica de la economía
política, pág. 307).
67 Althusser, Éléments…, pág. 88.
68 Dossier, pág. 36.
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La práctica en la teoría
En esta práctica se resolvieron muchos problemas teóricos. Unos ex-
plícitamente, otros implícita e intuitivamente. Tomando pie en la experiencia
acumulada en las luchas de clases. Podemos reconocer, y lo hemos hecho,
que no siempre fuimos o hemos sido capaces de elevar nuestra experiencia a
nivel teórico. Eso es así. Está vinculado a muchas razones objetivas y subjeti-
vas. Al carácter de nuestro partido, a su estirpe proletaria indiscutible. Esto le
ha ayudado a orientarse en situaciones complejas sin perder el rumbo princi-
pal. Una mención al pasar: nuestra actitud ante el gobierno de Frei (“Unir a
los que estén por los cambios, se encuentren en la oposición o en el gobierno,
contra los que se oponen a los cambios, se encuentren en el gobierno o en
la oposición”), y ante el golpe de Viaux. Por esto también ha estado ligado a
cierta indiferencia por la teoría. Tampoco esa insuficiencia es ajena a nuestra
relación estrecha con las masas, ligazón que se ha hecho inseparable de un
activismo muy intenso. Cada rasgo es una contradicción, se expresa en dos
sentidos contrarios. El activismo quita tiempo a la teorización pero, a la vez,
funda muy sólidamente el juicio intuitivo (“lo que ayuda”, “lo que no ayuda”,
expresiones típicas de los comunistas que con tanta ironía tratan algunos
“teóricos”) y también previene tenazmente contra el bizantinismo, el esco-
lasticismo. Y evitar esto es, al fin y al cabo, una gran cosa.
Tesis segunda de Feuerbach: “El problema de si al pensamiento huma-
no se le puede atribuir una verdad objetiva no es un problema teórico sino
un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar
la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento.
El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la
práctica es un problema puramente escolástico”75.
El juicio intuitivo es también, mejor aún, es indispensablemente una
forma de conocimiento. Si tales juicios no se expresan siempre como con-
ceptos teóricos, ello no niega su valor. Aún más, no pocas veces ocurre que
el juicio intuitivo supera un punto de vista teórico incompleto que ha estado
en el origen de un proceso dado. El juicio intuitivo, generalizador, que es y ha
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76 Lo del punto de vista de clase de todo juicio político vale no solo para los que se
orientan por los intereses de la clase obrera, sino también para quienes reflejan los intereses de
la burguesía o de la pequeña burguesía. En estos últimos casos es más frecuente la pretensión
de expresar el juicio intuitivo como si fuera un juicio teórico, como conclusión deductiva,
aunque en realidad sea una justificación post festum. O sea, un juicio ideológico, en sentido, de
nuevo, de lo ideológico en Marx en la “Ideología alemana”. De esto resultan cosas curiosas y
otras odiosas, como hemos visto y todavía veremos.
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Revolución y democracia
Si la polémica abierta contra nosotros ha de expresarse en la forma más
sintética, habrá que decir que lo que se cuestiona es la validez del punto de
vista de clase, de la clase obrera.
Hacer la afirmación de que sostener firme el punto de vista de la
clase conduciría a una posición antidemocrática o de menosprecio por la
democracia es más que una acusación gratuita: favorece directamente la
permanencia de la dictadura en lo inmediato y restringe las posibilidades
democráticas en el futuro.
Es bien conocida la resistencia de sectores democráticos burgueses,
y concretamente de la Democracia Cristiana, a aceptar la unidad necesaria
para enfrentar y derrocar a la dictadura. Su argumento central para justificar
esa posición es precisamente la supuesta posición antidemocrática de los
comunistas. Gabriel Valdés lo reiteró hace poco en declaraciones al diario
Le Soir de Bruselas. Explicando el carácter excluyente de la “mulipartidaria”,
cuya constitución, como un primer paso unitario no hemos desdeñado, acha-
ca a un innominado dirigente socialista la exposición del fundamento: “Aquí
estamos los que tenemos la misma concepción de la democracia”77.
Ciertamente (y quizá solo por ahora), Gabriel Valdés y nosotros no
tenemos la misma concepción de la democracia. Nosotros somos partidarios
de la democracia hasta el fin, la que solo puede materializarse poniendo tér-
mino a la explotación del hombre por el hombre y no sabemos que Gabriel
Valdés se haya pronunciado todavía por el socialismo. Pero, queremos decir
que nuestra concepción, más resuelta, más rica, no nos impide considerar po-
sible un acuerdo de todos los opositores sobre una democracia antifascista,
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78 Nuestros autores no harían mal en leer “Casa de Campo” de José Donoso con
atención. Encontrarán en el realismo alegórico de esa novela verdades que el autor descubre y
esboza a través del arte.
Los Ventura (la oligarquía) han acuñado la versión de la antropofagia de los nativos (los
obreros, los pobres). La antropofagia es aquí la mistificación peyorativa de los valores de que
son portadores los nativos, valores antagónicos a los intereses de la clase dominante. “En
verdad, su existencia (de la antropofagia) se venía asegurando en la familia de generación en
generación, toda una historia basada en tradiciones inmemoriales, sin la cual, quizás, la familia
perdería cohesión y, por lo tanto, poder” (página 34).
Wenceslao, un niño (y, como se sabe, en la alegoría los niños son los intelectuales), grita un
día: “Los antropófagos no existen. Son una ficción con que los grandes pretenden dominar-
nos cultivando en nosotros un miedo que ellos llaman orden” (página 130).
Pero otros niños “prefieren seguir jugando a La Marquesa Salió a Las Cinco para tejer un
sector de la vida de Marulanda que interponen entre sí y las leyes paternas sin tener de este
modo que verlas como autoritarias y rebelarse”. Los actores de La Marquesa Salió a Las Cinco
siguen creyendo en la antropofagia. El juego les evita tener “que enjuiciar los dogmas” útiles
en “el momento en que ellos también fueran ‘grandes’ y, ascendiendo a esa clase superior,
dejar de ser vulnerables a las dudas que por su naturaleza de niños les asediaban” (pág. 95).
Nuestros “niños” han oscilado entre Wenceslao y Juvenal (La Marquesa), pero en el últi-
mo tiempo parecen más inclinados a reintegrarse al juego de La Marquesa Salió a Las Cinco y
a la “convicción” de la existencia de la antropofagia.
Con ello menosprecian la advertencia de Wenceslao, que, cuando se le consulta si su ad-
hesión a los nativos no conducirá a practicar la antropofagia, replica: “Lo que ustedes llaman
antropofagia (democracia), sí. ¿No son, de una manera mucho más real, antropófagos tú y el
Mayordomo…, Malvina y los extranjeros…, nuestros padres instrumentalizados por los que
son más poderosos que ellos?” (pág. 485).
Al adherir al sistema de los “padres” (demócratas, no fascistas, claro) el mito de la antro-
pofagia, se cuela por todos lados, marca cada actitud.
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80 Esta visita a Italia es una de las últimas actividades públicas de Jorge Insunza en el
exilio antes de volver clandestinamente a Chile.
81 La fecha de marzo de 1984 es la que se indica formalmente como aquella en que se
realizó la Conferencia Nacional del PC. Sin embargo, en sus memorias, Luis Corvalán señala
que eso es lo que se comunicó para desviar la atención de la dictadura, pero que la Conferencia
se realizó a fines de 1983.
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que los hechos hacían cada vez más indiscutible. El fascismo se dotaba de
un marco institucional que cerraba y cierra todo camino a la democracia.
Ese marco solo puede ser superado si se le rompe. “La llave de la situación,
dijimos entonces, estará en la unidad y en la lucha de la clase obrera y el pue-
blo… en el entendimiento de todas las fuerzas democráticas. No hay tiranía
que pueda resistir la avalancha de las masas”83. Estas proposiciones encarna-
ron en la acción tenaz que, desarrollada sobre la base la base de la crisis del
modelo, ha generado la situación que hoy vivimos.
La irrupción de las masas en la arena política promovida sobre la base
de la situación objetiva existente y alentada, en primer término, por la política
de la rebelión popular de masas, ha colocado como problemas cardinales del
momento “la salida de Pinochet del poder y el modo de alcanzarla y el tipo
de gobierno futuro y el camino a seguir para sacar al país de la postración”84.
Son dos problemas diferentes pero a la vez íntimamente ligados. En
torno a ellos se despliega una lucha abierta entre la dictadura y la oposición
democrática y, al mismo tiempo, un cierto enfrentamiento entre sectores
de la oposición democrática, esencialmente entre sectores de la oposición
democrática burguesa y la oposición democrática popular. Este debate se
expresa al interior de la izquierda en una confrontación entre posiciones re-
formistas y posiciones revolucionarias.
El primer asunto concita desde ya la comunidad de opiniones de la ma-
yoría del país. Es posible constituir en torno a él una mayoría activa y unirla.
De ello debemos partir y cuánto más avancemos en la concreción de
nuestros esfuerzos unitarios, mejores serán las condiciones para resolver en
favor de la clase obrera y el pueblo las contradicciones futuras del país.
Mientras unos buscan a toda costa evitar que se dé una crisis de este
tipo, nuestra preocupación es cómo operar para acentuar el desarrollo de
las tendencias que le abren paso. La fundamentación científica de nuestra
política, el arte para llevarla adelante con las masas son asuntos que pueden
ser decisivos en el resultado en una u otra salida. Si tenemos en cuenta la
campaña para confundir acerca de nuestra posición real que lleva adelante la
dictadura, si consideramos, además, la determinación de ciertos sectores de la
oposición para excluirnos del movimiento unitario antifascista con argumen-
tos de matriz parecida a los de la dictadura y si observamos todavía la flexión
que esta presión ha provocado en sectores de la izquierda, debemos concluir
la urgencia de desplegar una lucha ideológica mucho más activa, polémica y
unitaria a la vez. Como quiere que sea, las tendencias objetivas se desarro-
llan, en general, en la dirección de la acentuación de la crisis, poniendo de
83 Ibid.
84 Carta del Interior, Noviembre de 1983.
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88 Ibid.
89 Ibid.
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importante hoy y lo será más aún mañana, en las nuevas etapas del proceso
revolucionario.
La actividad sindical está sin duda muy afectada por la represión directa
(expulsión de dirigentes, persecución de los más combativos, listas negras) y
por la cesantía masiva. El temor de la pérdida del trabajo es seguramente el
más grande lastre para la acción sindical. Solo un nivel de conciencia muy alto
(Colbún Machicura, sectores del cobre y otros) permite superar esa barrera.
Influye también negativamente la división en las cúpulas sindicales y la in-
fluencia que ella revela de tendencias reformistas alentadas y subvencionadas
del exterior.
La lucha por conquistar una organización sindical unitaria, pluralista y
democrática, aparece como uno de los aspectos decisivos en la concreción de
las condiciones subjetivas favorables al desarrollo revolucionario. La unidad
sindical de la clase obrera ha sido históricamente en Chile, un antecedente
de su unidad política y de su capacidad de reunir aliados. No es que una (la
sindical) deba preceder a la otra (la política) pero su interrelación es indis-
cutible. Del mismo modo, sería falso afirmar que los obreros solo deban
luchar en sus empresas. Pero no cabe duda que, en cuanto a tales, su lucha en
las empresas es la que puede adquirir la mayor significación política-social.
El acento leninista que “las fábricas son las fortalezas de la revolución” no
puede ser tomado dogmáticamente ni tampoco dejar de tenerse en cuenta.
El desarrollo de la crisis crea condiciones más favorables para superar
los problemas presentes en el movimiento sindical. Su solución será a la vez
una condición de profundización del contenido popular de la salida.
Las experiencias orientan a la urgencia que tiene la organización de los
cesantes y semicesantes.
La disposición de las clases dominantes de un “ejército de reserva” de
la magnitud de la actual facilita el aplastamiento de las luchas en las empresas.
Su organización con orientación clasista permitiría evitar el reemplazo de los
huelguistas con la facilidad con que se ha hecho hasta ahora. Un objetivo de
esa envergadura (“no reemplazar el trabajo de un huelguista”) solo se puede
alcanzar con un nivel de conciencia muy alto y hacia él hay que tender.
La perspectiva de un paro nacional de actividades como etapa en la
conversión de la crisis en crisis revolucionaria aparece ligada a la unidad, a
la solidaridad de todos los sectores de la clase obrera entre sí, como factor
determinante de la concertación de tal acción con las capas medias y sectores
de la burguesía que puede intervenir en él.
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ha abierto paso una tendencia unitaria que hace posible superar el paralelis-
mo sindical con el que surgió el movimiento sindical campesino cuando con-
quistó su legalidad. Aparece también como un fenómeno nuevo la elevación
de la unidad y conciencia del pueblo mapuche en el combate por sus dere-
chos nacionales y la posibilidad de hacer confluir más activamente la lucha de
esa minoría por sus derechos con la lucha democrática popular.
Con todo, debemos constatar un retraso de nuestro trabajo en el cam-
po, influido ciertamente por las condiciones especiales de la represión y con-
trol en las zonas agrarias. Esto se vincula con la insuficiencia de nuestras
mismas formulaciones programáticas.
¿Cómo se plantea en las condiciones de hoy la lucha por “la tierra para
el que la trabaja”? Tanto el Manifiesto de agosto como el del MDP se evita
una definición sobre la cuestión de la tierra. Se necesita definir una que uni-
fique en torno a la clase obrera a los campesinos pobres y medios y no nos
antagonice con los agricultores medios. ¿Es la consigna de las 40 hectáreas
de riego básico la apropiada?
El desarrollo del capitalismo, en el campo aparece como uno de los
procesos acelerados por la contrarrevolución fascista. Este obliga a determi-
nar una forma de resolver el problema de la apropiación de la tierra por parte
de los obreros agrícolas que debe ser distinta en el caso de los campesinos
donde el respeto a la voluntariedad en la agrupación debe ser proclamado y
respetado. No se puede repetir la experiencia negativa del periodo revolucio-
nario anterior cuando este problema dividió al campesinado verticalmente.
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La cuestión de la violencia
20. En todo momento del desarrollo de la lucha y de modo abierto y
claro en medio de la crisis se plantean no solo el problema de la formación
de la voluntad de la mayoría sino también de cómo hacer prevalecer esa vo-
luntad contra las estructuras existentes.
Este problema se vincula indisolublemente al carácter del Estado y, en
nuestro caso, de manera ineludible a la cuestión militar, por el hecho patente
que las FF.AA. juegan un rol central en la sustentación de la tiranía, en la
mantención del Estado fascista. Sobre estos asuntos hay un debate abierto
entre las fuerzas opositoras y se trata por algunos de fundar en él pretex-
tos para la exclusión de nuestro partido porque planteamos abiertamente el
problema de la violencia, que es, en primer lugar, violencia de la reacción.
(A este respecto la entrevista del padre Patricio Hevia es un esclarecimiento
importante).
Las correlaciones de fuerzas sociales (de las clases) que se expresan en
una crisis nacional como correlaciones políticas favorables al cambio de ca-
rácter del poder deben ser capaces de generar siempre de una u otra manera,
una correlación de fuerzas también favorable en el plano militar, que es, en
los momentos del enfrentamiento definitivo con el viejo poder, el inmediata-
mente decisivo. Estos criterios generales fluyen no solo en la teoría sino que,
antes que nada, de nuestra experiencia.
La correlación favorable en el plano militar no se forma obviamente
sobre una base puramente militar, sino sobre todo social y política. Pero,
esto no es automático, consecuencia mecánica, sino que obliga también a la
solución de cuestiones directamente militares.
La intensificación de nuestra preocupación por los problemas milita-
res es plenamente justificada. Es una conclusión necesaria y responsable de
nuestra experiencia pasada, una complementación indispensable de nuestra
capacidad de partido revolucionario, un enriquecimiento de nuestra línea.
La política de rebelión popular de masas incluye esa adquisición de ca-
rácter estratégico en la política de nuestro partido. Más aún, en las condi-
ciones de enfrentamiento con un régimen fascista, las cuestiones militares
adquieren obligatoriamente un peso mayor.
Creemos que no se podría decir, sin embargo, que la política de la rebe-
lión popular de masas, con todos sus componentes de hoy, tiene un carácter
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21. El trabajo hacia las FF.AA. Se puede decir que la solidaridad que
Pinochet mantiene en torno a su mando es un obstáculo de gran envergadura
al curso revolucionario.
¿Cuál son las condiciones para esta solidaridad? Se pueden mencionar
tres, seguramente decisivas: a) la solidaridad institucional formada en el
curso de años asentada en la tradición prusiana e intensificada por la presión
ideológica de las concepciones de la doctrina de la seguridad nacional
impuesta por el imperialismo norteamericano; b) la solidaridad económica
cimentada en el sistema de privilegios y de corrupción desarrollado bajo el
fascismo que hace del personal de las FF.AA. especialmente de la oficialidad,
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un estrato que aparentemente nunca ha vivido mejor que hoy y que hace vista
gorda de otros valores por esa razón; c) la solidaridad del miedo, alimentada
en primer término por el propio Pinochet y el mando ante el repudio a la
política que han sostenido durante estos años y… el supuesto ánimo de ven-
ganza de que anidaría en los opositores y, en particular, en los comunistas.
Estos tres elementos son promovidos persistentemente por medio de
una guerra sicológica donde el enemigo más caracterizado somos nosotros.
No se trata solo del trabajo ideológico en esta dirección, sino también de
determinados hechos provocados o utilizados para alimentar esta campaña
(asesinato de Carol Urzúa, de carabineros, contactos con Sendero Luminoso,
lo del 1818, etc.).
Se trata de elementos de solidaridad que tiene cierta solidez, pero no
tenemos más que atacarlos. “Es evidente que si la revolución no gana a las
masas y al ejército mismo, no puede hablarse de una lucha seria”, subraya
Lenin y agrega enseguida: “la vacilación de las tropas… en realidad es un he-
cho inevitable en presencia de todo movimiento verdaderamente popular”98.
Debemos remarcar como pilar de nuestra política el desarrollo de ese
movimiento popular. Frente a él, no pueden quedar indiferentes las FF.AA.
Los hechos comprueban esta verdad (declaraciones de Matthei, experiencias
de relegados). El desarrollo de este movimiento con consignas apropiadas
(“Carabineros, entiende de una vez, la lucha no es contigo, es contra Pino-
chet”, etc.) ejerce una influencia decisiva en última instancia. La evidencia
para los militares de que sirven a una minoría es lo que más fuertemente
pone en cuestión la solidaridad institucional. Tratar de ocultar esta realidad es
lo que explican las encuestas publicadas por la dictadura que busca convencer
que sigue siendo “representante de la mayoría”. Esa pretensión ha sufrido
un serio golpe con la concentración del 18 de noviembre cuya envergadura
prueba dónde está realmente esa mayoría.
Necesitamos resolver atinadamente argumentos para destruir las fuen-
tes de la solidaridad en torno al mando de Pinochet. En este sentido, la carta
a los militares del mes de septiembre fue un gran hecho político.
Paralelamente hay que elevar la lucha por hombres de armas. Entre no-
sotros se ha discutido cómo considerar a las FF.AA. ¿Como fuerza enemiga?
Sin duda lo es en cuanto estructura, pilar del Estado fascista impuesto en
Chile. Pero esta calificación a la conclusión de que solo se la combate enfren-
tándola y no realizando un trabajo en su seno, en relación con sus hombres
que no son todos fascistas y enemigos, aunque todavía estén sometidos a
mandos de ese carácter. La consideración no dialéctica de este problema nos
haría mucho daño. Empeñarse en la lucha por ganar o neutralizar es un tra-
98 Ibid.
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22. Sobre el desarrollo y uso de nuestra fuerza propia. Hasta antes de las
protestas nacionales una parte de ellas se empleó en las acciones de desesta-
bilización. Los resultados han mostrado que eso fue y es correcto.
En la nueva situación que se ha desarrollado se requiere definir nuevas
tareas. Parece evidente que no hemos logrado todavía configurar un tipo de
acción que de un perfil preciso a nuestras acciones de comandos. La dictadu-
ra se esfuerza por embrollar las cosas, por realizar actos de provocación que
nos achaca y que están destinadas a producir efectos que dañan la imagen de
nuestra política en algunos sectores sociales y en las propias FF.AA. Las con-
sideraciones del pacifismo burgués y pequeñoburgués merecen desprecio,
pero si tienen eco en las masas ello nos debe inducir a afinar y caracterizar
nítidamente nuestro empleo de la violencia para impedir tal confusión. La
aceptación de la violencia por las masas y su incorporación a ella es un pro-
ceso en desarrollo que podrá abarcar a nuevos sectores. Eso depende de la
tensión social existente, del comportamiento de la dictadura y también de las
formas que adquiera la violencia popular.
Las operaciones de comandos en nuestra política no pretenden resolver
por sí mismas el resultado de la lucha de clases (la “guerra”), sino crear las
mejores condiciones para movilizar nuestro ejército y nuestro ejército son
las masas.
Por de pronto, precisiones como las contenidas en la carta a Gabriel
Valdés sobre nuestra actitud frente a las acciones de no violencia activa y
nuestra concepción de la justa violencia son un aporte a la lucha política e
ideológica en curso.
Las protestas nacionales han sido una vertiente muy rica de experien-
cias en este terreno concreto. En su curso se ha desarrollado una formidable
creatividad del pueblo en el combate y un movimiento cada vez más orga-
nizado de autodefensa de masas. Con su crecimiento nuestros elementos de
fuerza propia disponen de una base de acción de calidad nueva. Conocemos
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venes que asumen la seriedad del momento, ponen por encima de todo la
decisión de conquistar la libertad y la democracia y buscan la realización de
la unidad de todas las fuerzas opositoras.
Pero hay, por otra parte, gente que pierden las perspectivas y que, aleja-
das del pueblo y sin fe en él, suponen que no hay nada que hacer y resuelven
esperar hasta el 89. Desconocen la hondura del drama que viven millones de
chilenos que no pueden esperar ni esperarán pasivamente y no comprenden
que es precisamente esa actitud de pasividad que recomiendan lo que hace
imposible la conquista de la democracia.
La dictadura explota en su beneficio toda actitud claudicante. Somete a
un persistente chantaje a los que concilian. Los arrastra a debates ficticios y a
dar explicaciones sobre los temas más absurdos. Si defienden el patrimonio
nacional deben correr a explicar que no son “estatistas”. Si se pronuncian por
una democracia sin proscripciones deben apresurarse a hacer profesiones de
fe anticomunista. Si se declaran en favor de la justicia social son compelidos a
explicarse sobre su “izquierdismo”. Es una presión constante y odiosa y que
continuará mientras se le siga el juego al dictador, mientras se les preste oídos
a los cantos de sirena que lanza cuando está en apuros y que luego se mudan
en insultos soeces y referencias humillantes.
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latinoamericanos y europeos.
Decimos abiertamente que estas deformaciones, que sirven de pretexto
a la exclusión, tienen su principal razón de ser en los prejuicios anticomunis-
tas. El anticomunismo es el caballo de Troya de la dictadura en el campo opo-
sitor y cuesta entender que después de tantos años los dirigentes opositores
que lo practican y lo promueven no recapaciten en el efecto esterilizador de
esas posiciones.
No obstante ser objeto de tantas calumnias, tergiversaciones e incom-
prensiones, el Partido Comunista ha hecho, hace y hará todo lo que esté de
su parte por el entendimiento entre las fuerzas opositoras.
El Partido Comunista enfrentó la tiranía desde el momento mismo de
su entronización. Junto a sus aliados, ha asumido en todo instante su lugar en
la resistencia del fascismo. En esta lucha han ofrendado su vida miles de hé-
roes y mártires surgidos de nuestras filas, incluida una quincena de miembros
de nuestro Comité Central. Inmediatamente después del golpe convocamos
la unidad de los antifascista y no fascistas para recuperar y renovar la demo-
cracia y nunca nos hemos apartado de esa posición unitaria. Ciertamente,
hemos cometido errores. Pero el error que no hemos cometido, bajo ninguna
circunstancia, es el de prosternarnos ante la dictadura, es decir, el error abso-
luto. Hemos promovido sin tregua el enfrentamiento a la tiranía en contrapo-
sición a toda ilusión conciliadora, a toda idea falsa de que el fascismo podrá
hacerse democrático. Esa es la esencia del derecho de rebelión que hemos
proclamado y promovido, con la decisión de hacer uso de todas las formas
de lucha que ayudan a destruir el marco de hierro de la institucionalización
fascista que pretende subyugar al pueblo.
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Jorge Insunza:
en algún lugar de la clandestinidad
Mónica González, en el libro Chile entre el Sí y el No, junio 1988
Bastaron unas pocas palabras tras un engorroso encuentro con mi entrevistado para
que mi mente se trasladara vertiginosamente al Chile de ayer. La imagen fue nítida. Allí
estaba el diputado comunista Jorge Insunza, todo nervio en un foro televisivo, el mismo
donde Sergio Onofre Jarpa lo trató de “perro grande”, incisivo, polemista por naturaleza,
frío analista, dispuesto a librar todas las batallas en la arena democrática.
Pero fue solo un instante porque de inmediato el hombre que tenía al frente me trajo
a la realidad. Quince años no han pasado en vano para Jorge Insunza. Han sido quince
años sin hogar, familia, ni identidad legal. Quince años durante los cuales solo ha tenido
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presente y ha tenido que utilizar toda su energía y astucia para sobrevivir. Y se nota.
Sorprende su aparente juventud. A tal punto que se ve incluso más joven de lo que se le
recuerda. No hay ceño adusto ni agresividad latente. Pero tras ese rostro sin arrugas hay
un cúmulo de experiencias que lo han convertido en un hombre reflexivo, de hablar pausado
al que los epítetos o calificativos le salen por obligación, salvo para hablar de la dictadura.
Emociona verlo hablar de sus hijos. Tiene en la yema de los dedos cada minuto de
ausencia. Y son demasiados. Tiene impregnada la piel y la memoria de imágenes que no lo
abandonarán mientras viva: Víctor Díaz en la clandestinidad recitando a Martín Fierro,
Mario Zamorano preocupado por la salud de un compañero, su primo Iván Insunza que
desapareció una noche junto a su automóvil. Aquel traidor que no lo entregó…
Un cambio sorprendente. Pero también sigue siendo el vehemente dirigente político al
que cuesta sacar de las respuestas de ideólogo comunista. Ha perdido el hábito de la con-
frontación de ideas, pero se presume que no solo influye en la falta de práctica sino también
una especie de convicción de que las palabras en estos tiempos han perdido su significado.
Se diría que casi reniega de aquel polemista de ayer, característica que lo hiciera famoso y
odiado por sus detractores. Pero es evidente que para él ya no hay vuelta al pasado, está
seguro de que es casi imposible volver a pisar las calles, acomodando el esqueleto y el alma
e intentando sacudir el polvo de los muertos.
Por segundos toda la magnitud de esa tragedia, de la que es un sobreviviente, le sale
por los poros. Pero son solo chispazos muy difíciles de atrapar. Son relámpagos entremez-
clados en un discurso compulsivo que busca explicar –muchas veces– hasta lo inexplicable.
En medio de las palabras cuidadosamente elegidas, hay un clamor, un deseo férreamente
atesorado de empezar a construir, de poner término a todos los exilios. Hoy día Jorge
Insunza, miembro de la comisión política del Partido Comunista, se enfrenta a una gran
responsabilidad: ayudar a conducir a los suyos por un camino que los lleve al final sortean-
do la muerte y el aislamiento. Y esa angustia no la puede ocultar.
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de que las FF.AA. tendrán que diferenciarse. Nuestra política ha sido defor-
mada persistentemente, sectores interesados pretenden hacernos aparecer
como si buscáramos lo que Ud. reflejaba en una frase anterior: una derrota
militar. No se trata de eso. Buscamos una gran movilización de masas que
haga efecto en las FF.AA. En lo que vemos una ilusión muy grande es en la
idea de que esa diferencia dentro de las FF.AA. se pueda buscar, principal y
fundamentalmente, sobre la base de participación en el plebiscito.
Nosotros pensamos, por el contrario, que la participación en el plebis-
cito ayuda a Pinochet a consolidar las FF.AA. en torno suyo. La construcción
del fraude se hará de modo tal, que si no hay una lucha previa, si no hay mo-
vilización previa, no existe un día después a la noche del plebiscito.
Cuando el P.C. plantea el enfrentamiento con las FF. AA. ¿Valora
el costo social que ha significado la movilización durante todos estos
años?
Primero, nosotros no planteamos el enfrentamiento con las FF.AA.,
planteamos el enfrentamiento con el fascismo y enfrentarnos a toda fuerza
de represión y en eso no vamos a transigir. En segundo lugar, una parte de
los hombres de las FF. AA. han sido convertidos por Pinochet en bandas
armadas que han perdido su carácter de FF.AA. de defensa nacional.
En cuanto al costo social al que Ud. se refiere, nosotros lo conocemos
más cerca que nadie y no estamos por cierto por aumentarlos, estamos por
reducirlo y para eso lo que hay que hacer es terminar cuanto antes con la
dictadura. El solo camino del voto no es camino de triunfo.
¿Para ustedes no hay ninguna posibilidad, ni la más mínima, de
que un voto mayoritario y masivo por el NO sea registrado?
En las condiciones actuales: NO. Con una política conciliadora menos.
En todo caso, si el plebiscito llega a realizarse, lo más importante es
poner en evidencia el fraude ante el país y el mundo.
¿Los apoderados serán títeres?
Los apoderados van a ser encajonados sobre la base de la ley electoral.
La gente de la dictadura dice: “es muy parecida a la anterior, práctica-
mente la misma”. Claro, tiene solo una modificación fundamental: no hay
vocales sorteados. Es decir, las mesas van a ser absolutamente controladas
por la dictadura.
Eso quiere decir que los observadores internacionales que han
dicho que aquí se hará el mismo control que en Filipinas y cuando
Ricardo Lagos y Andrés Zaldívar recorren el país afirmando que está
garantizado, que no habrá fraude electoral, ¿están mintiendo?
No es que estén mintiendo, están equivocados, pretenden pasar por alto
lo que es esta dictadura, se hacen la ilusión de que esto es una semidemocra-
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cia y esto es fascismo y en el fascismo todas esas cosas hay que medirlas en
otro marco, hay que mirarlas con otro cristal.
¿Y la experiencia filipina no le indica nada?
En la experiencia filipina lo esencial, lo determinante, fue el desarrollo
de una tremenda movilización activa, enérgica, decidida, de millones de per-
sonas, que incluía hasta formas de lucha armada y no precisamente a partir
del día después.
Pero esa movilización se logró en base a llamar a los filipinos a
votar y luego a defender su voto.
En el caso de Filipinas se trató de una situación históricamente diferen-
te. Primero hubo inscripción total. Vale decir todos los filipinos tenían dere-
cho a votar. En el sistema electoral acuñado por la dictadura, que es parte del
fraude, la inscripción electoral es solicitada, en reemplazo del único sistema
democrático real: el de la inscripción electoral automática. En las condiciones
chilenas, aun cuando el plebiscito fuera en septiembre u octubre, habrá una
masa electoral que excluye de partida a unas dos millones de personas. Eso
ya es fraude. Porque los excluidos no serán los partidarios de Pinochet, no
será la alta burguesía, los oligarcas; será gente sencilla que no tiene plata para
sacar carné y tampoco plata para todos los viajes que deben hacer para retirar
carné e inscribirse.
En provincias, en lugares que no han conocido las protestas, las
primeras manifestaciones opositoras han sido en torno al NO y la
movilización se hace buscando la inscripción de los más necesitados.
Gente que estaba temerosa o desconectada se ha tomado las manos
por primera vez. ¿No le da miedo al P. Comunista quedar fuera de este
esfuerzo unitario y solidario antidictadura?
No, porque nosotros estamos con el esfuerzo unitario y solidario desde
el primer momento.
Al PC siempre se le creyó su intención unitaria, incluso pareciera
que hizo mucha mella en algunos procesos internos del PDC. Hoy día
se produce el efecto inverso. El hecho de que el PC se haya marginado
de esta concertación hace a mucha gente dudar.
Si alguien tiene dudas se le van a esclarecer muy rápidamente. Por ejem-
plo, en estos mismos días nosotros hemos conseguido y hemos promovido
concertaciones para que la oposición marche junta en elecciones sindica-
les, para que camine junta en la movilización por los derechos de distintos
sectores de trabajadores, pobladores, campesinos, profesores y estudiantes.
Nuestra política unitaria va a continuar desarrollándose y expresándose en
los hechos. De modo que si la duda ha surgido, porque hay un cierto grado
de confusión, ya que objetivamente lo que Ud. dice se ha dado, se va a resol-
ver sobre la base de nuestra actividad. Nosotros no vamos a bajar nunca las
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banderas unitarias. Pero al mismo tiempo vamos a decir de una manera clara,
absoluta, que no podemos asumir la responsabilidad de hacernos partícipes
de lo que constituye un gran engaño, una esperanza infundada, una ilusión
sin base que pueda frustrar las esperanzas y la voluntad de cambio al propo-
ner un camino de conciliación.
¿Están dispuestos a asumir la responsabilidad que significaría
una represión muy violenta sobre los sectores del PC aprovechándose
el régimen de esta autoexclusión?
Si usted llama autoexclusión a negarse a la conciliación, dejémoslo. En
cuanto a la persecución, nosotros estamos convencidos de que vamos a ser
objeto de represión mientras exista la tiranía y nuestra determinación de lu-
char por el fin de la dictadura no tiene ese punto como único motivo. No
somos el centro de nuestra actividad política. El centro está en los intereses
de la clase obrera y del pueblo. Además, el régimen no necesita pretexto
para reprimirnos, es su posición sistemática. En todo caso nosotros vamos a
afrontar cualquier situación y no por un riesgo de represión, nuestro partido
podría asumir una posición que implicara inducir al engaño a la gente.
¿Qué le habrían pedido a los partidos que se concertaron por el
NO para que ese acuerdo hubiese sido aceptado por Uds.?
Para concertarnos en torno al NO, no hubiéramos podido decirles
nada. Estimamos que no es posible una concertación rupturista en torno a la
decisión –hoy día– de votar NO en el plebiscito. Lo que hay que hacer en este
momento es luchar contra la realización del plebiscito, por elecciones libres
y democráticas, que era la consigna con la cual estos mismos sectores o una
parte de ellos venía trabajando como la gran bandera central. No nos interesa
disputarnos con ellos sino en función de un asunto: de cómo hacemos mejor
la lucha contra Pinochet. Nuestra lucha no es con la Democracia Cristiana ni
siquiera con los sectores más anticomunistas y reaccionarios de ella si tienen
posiciones contra el fascismo.
Buscamos que esas posiciones pasen a primer plano y se expresen en la
unidad de acción. No podremos tener con ellos unidad ideológico-política, ni
siquiera la planteamos como una condición en la unidad de acción contra la
dictadura. Hacemos como Allende la diferencia entre los enemigos que hay
que combatir en cada etapa histórica para permitir el desarrollo del proceso
democrático progresista y los adversarios respecto de los cuales tenemos que
tener otro modo para enfocar nuestras relaciones.
Hablemos de sus adversarios. ¿Por qué desconfía tanto de ellos?
¿Qué críticas les hace?
Hace 4 o 5 años atrás cuando se constituyó la Alianza Democrática,
levantaron banderas como: la ingobernabilidad, la movilización social, la no
violencia activa, la ruptura institucional, la no negociación con Pinochet. So-
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Creo que la gente puede perder el miedo. No tengo respecto del mie-
do ninguna opinión absoluta. Cada combatiente necesita tener un cierto
grado de temor para construir su propia protección. El asunto es que el
temor no paralice. Para que a menos gente paralice es indispensable el desa-
rrollo de la movilización. Hay que construir una senda de movilización cre-
ciente que pueda elevar la participación popular en la confrontación contra
la dictadura.
¿El diagnóstico que hace el P. Comunista de la situación chilena
indica que el pueblo está apto o en condiciones de asumir una lucha
confrontacional contra la dictadura?
Hay una disposición mayoritaria que se construye en el propio proceso
de movilización. Hay en el país condiciones tales de hambre, miseria, abusos
múltiples y actos criminales, que yo no tengo ninguna duda de que en Chile
el 80% de los chilenos está en contra de la dictadura.
La pregunta es distinta. ¿Cree el Partido Comunista que ese des-
contento puede materializarse en una actitud masiva de confrontación
en contra de la dictadura?
Yo le hago la diferencia en el siguiente sentido: la expresión del descon-
tento de masas, esa potencialidad que todo el mundo reconoce que existe,
en su expresión, depende también de las direcciones políticas. Si hubiese la
determinación de convocar unitariamente a la movilización, los días de Pino-
chet estarían contados.
¿Por qué cree Ud. que esas bases descontentas en su grado
máximo no son capaces de pensar por encima de sus dirigentes, si
estos están equivocados?
Es un proceso que no se va a dar de un día para otro, pero es un pro-
ceso que ha llevado ya a decisiones que tienen cierta importancia. El hecho
mismo que carácter excluyente de la concertación no se exprese de manera
abierta es un reflejo de la existencia de esa presión de la base. Hay una co-
rrelación entre el comportamiento de las direcciones y el comportamiento
de las bases puesto que en este país la influencia de los partidos es un hecho
real. En este momento, circunstancialmente, es posible que las direcciones
influyan de una forma tal que dificulten temporalmente la movilización, pero
habrá un momento en que la situación será distinta y las direcciones tendrán
que asumir esta demanda de movilización que nosotros creemos existe.
¿No le parece que este indicador de que las direcciones a pesar
de que se muestren a veces supuestamente vacilantes sigan teniendo
convocatoria, muestra que este pueblo continúa motivándose por las
batallas electorales?
Lo hemos pensado, hemos meditado en cuanto a la significación que
tienen en la tradición política chilena la movilización en función de eventos
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necesarias al interés del pueblo, que nosotros teníamos que crear fuerza sufi-
ciente como para vencerlas.
¿Fuerza militar?
Eso implicaba, en primer lugar, una fuerza de masas mayor y además, la
capacidad de que esa fuerza, se expresara en el terreno militar, de modo que
una correlación de fuerzas fuera favorable al pueblo.
¿Cómo se podría haber hecho eso en forma práctica? ¿Qué debió
haber hecho Allende y la Unidad Popular a partir del 4 de noviembre
de 1970?
Nosotros debíamos haber construido una capacidad de respuesta del
pueblo para oponerla a la agresión militar que era posible, a la utilización de
las FF.AA. como fuerza de clase. Debimos también haber introducido modi-
ficaciones en el propio Ejército, que garantizaran que el Ejército chileno no
podía ser utilizado –como lo utilizaron el imperialismo y la oligarquía: como
una fuerza al servicio de su clase–.
Fidel Castro planteó en esos años que era una ilusión pensar que
se podía obtener el poder político a través de la vía electoral. ¿Significa
que Fidel Castro tenía razón y que el PC se equivocó?
La reflexión esencial de Fidel es que solo el proceso electoral no podía
resolver los problemas del poder político. Esa es una reflexión correcta. Y
esa reflexión estaba insuficientemente desarrollada, aunque implícita en el
razonamiento del PC. A eso nosotros respondíamos: sí, eso es así, por eso
tenemos que encontrar los modos de resolver los problemas de la construc-
ción de un poder político efectivamente popular, utilizando los recursos que
aporta la conquista del gobierno. Fidel no desechaba esta perspectiva y la
mejor prueba es su solidaridad indesmentible con el proceso chileno.
¿Diría usted que el PS, que sostuvo en esos años que la vía armada
era el único camino que garantizaba la toma del poder tenía razón?
Yo creo que no tenía razón, porque no era ese el camino a través del
cual esos problemas se podían resolver. La concepción que está implícita
en esa línea era el construir un poder popular al margen del gobierno que
encabezaba Salvador Allende, en condiciones que la expresión principal del
poder popular era, precisamente, el Poder Ejecutivo que encabezaba Salva-
dor Allende. Entonces había que construir sobre la base del apoyo irrestricto
al Gobierno Popular, a Allende en cuanto representante principal en el poder
y, sobre esa base, construir la fuerza de masas y militar que permitiera garan-
tizar la continuidad del proceso.
La concepción del Partido Socialista, en ese entonces, implicaba me-
nospreciar el valor de la conquista del gobierno; para construir el movimien-
to y la fuerza militar que permitiera la modificación del aparato del Estado.
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El Chile de mañana
Durante estos 14 años se han materializado una gran cantidad de
cambios especialmente en el ámbito económico. Pensando en el Chile
del mañana ¿qué rescataría el PC?
A una pregunta de este tipo el compañero Corvalán dio en “El Mer-
curio” una respuesta que a muchos les pareció excesivamente tajante. Res-
pondió simplemente: “Nada”. Creo que esa es una respuesta absolutamente
válida, nada de lo que la dictadura ha hecho es separable de su carácter de
dictadura fascista. Hay algunos sectores burgueses, como el señor Sergio
Molina por ejemplo, que dicen que el modelo económico tiene valores que
deben ser rescatados y no serán modificados por el Gobierno democrático
que ellos encabezarían. Eso nos parece una demostración de miopía política
extrema. El modelo económico es inseparable de la política de represión que
se ha ejercido durante todos estos años. La dictadura fascista ha provocado
en Chile cambios que se condicen con las condiciones generales del desarro-
llo de la economía mundial, el proceso inevitable o históricamente obligato-
rio de integración creciente, de interdependencia de todas las economías del
mundo. Particularmente en el campo capitalista esto tiene un desarrollo muy
acelerado con las fuerzas nuevas de acumulación capitalista que se expresan
a través del modelo transnacionalizador de la economía.
Pero en el caso de Chile todo ese proceso se ha desarrollado sobre la
base de que la represión ha permitido una sobreexplotación de los traba-
jadores chilenos a niveles extremos. Es el desarrollo de un polo de riqueza
extrema condicionado en un polo de miseria extrema.
¿Considera el PC que mañana habría que retomar tal cual se
planteó ayer el proceso de Reforma Agraria?
Por cierto, pero en las nuevas condiciones. El primer proceso de Re-
forma Agraria consistió en la liquidación del latifundio que se caracterizaba
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vilegio, asignado por mi partido, de ser parte del grupo de compañeros que
asumimos la dirección del partido al interior durante el primer periodo inme-
diatamente posterior al golpe. En esa dirección, encabezada por el compañero
Víctor Díaz, estaban Mario Zamorano, Rafael Cortés cuyo verdadero nombre
era Uldarico Donaire, el compañero Jorge Muñoz que no era un obrero sino
un ingeniero como yo y amigo de la primera juventud y muchos otros que no
podría nombrar porque la lista es demasiado larga. Dieciséis hombres del Co-
mité Central que desaparecieron en las mazmorras de la dictadura, cada uno
un hermano y cada uno un dolor, no solo político sino personal.
En ese periodo, dos primos a los cuales me unía fuera de los lazos polí-
ticos, lazos de sangre, cayeron en manos de la dictadura, y conforman la larga
lista de detenidos desaparecidos. Hay dos maneras de enfrentar ese dolor,
uno es rindiéndose y otro es haciéndolo factor que agudice la determinación
de llevar adelante la lucha contra la dictadura. Yo elegí ese segundo camino y
en eso estoy y por esto también Ud. me entrevista.
Si Ud. mira de frente esa situación, ¿no se siente un sobreviviente?
Se podría decir… Es cierto, de esa primera dirección del partido, no
quiero dar otros nombres fuera de Américo Zorrilla, solo nos salvamos cua-
tro o cinco. En verdad, en esa salvación, la intervención principal no fue
personal, de nuevo fue el partido el que determinó que en momentos difíciles
yo estuviese durante un tiempo sin actividad y luego me hizo salir al exterior.
¿No siente que esa calidad de sobreviviente de un proceso le
confiere una dureza que lo hace cambiar y convertirse en un hombre
fuera de lo normal?
No, al revés, me da una fuerza muy grande. El conocimiento de los
sufrimientos que es capaz de producir una sociedad injusta como la que tiene
nuestro país en la actualidad, profundiza el humanismo personal y la com-
prensión de uno respecto al resto de los hombres. Quisiera ejemplificar no
con mi caso personal sino haciendo referencia a los hombres que quizás ya
no podrán hablar. Pienso en Víctor Díaz, por ejemplo. Conviví largamente
con él en la clandestinidad, muchas veces vivimos cercanos o juntos, ocupan-
do las mismas casas de seguridad.
A Víctor como dirigente político lo conocía desde hacía muchos años,
pero esa intimidad que crea el trabajo clandestino, me permitió apreciarlo en
sus dimensiones más exquisitamente humanas. Era un obrero, creo que tenía
cuatro años de preparatorias, y muchas noches me demostró en los hechos
que era capaz de recitar “Martín Fierro”, en largas tiradas y no de una ma-
nera mecánica, sino sacando de esa fuente de sabiduría direcciones para su
actividad política.
Pienso en Mario Zamorano, obrero marroquinero, 6º año de prepara-
torias, baleado ya en el periodo de la dictadura de González Videla, preso
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imagen reposada, mesurada, serena de Jorge Insunza Becker (52 años, casa-
do, cinco hijos) no cuadra con el estereotipo que la propaganda oficial entre-
ga de los dirigentes comunistas, capaces de idear, incluso, una operación de
envenenamiento de la fruta chilena.
Volvió a Chile hace pocos días, y pudo reunirse, al fin, con el resto de
la familia. “A Pinochet lo culpo de no haber podido ver a tres de mis hijos
durante diez años”, dice, casi gritando, con voz enojada. Surge entonces el
recuerdo del diputado comunista que polemizaba en el Congreso o en los
foros televisivos con los representantes de la derecha, durante los últimos
meses de la Unidad Popular.
Insunza fue elegido diputado por O’Higgins en 1969. Ya era miembro
del comité central de su partido, al que ingresó en 1955. “En esa época,
Estados Unidos invadió Guatemala. Yo salí a la calle protestando contra el
imperialismo. Ahí me encontré con los jóvenes comunistas”, recuerda. En
1962 fue promovido al comité central –junto a Gladys Marín–; posterior-
mente fue nombrado director del periódico “El Siglo”. En 1973 fue reelegi-
do diputado, esta vez en Santiago. El 10 de septiembre de 1973 estuvo en el
Congreso. Fue su último día como parlamentario. Después del Golpe pasó a
la clandestinidad y continuó sus tareas de dirección. Salió de Chile en 1975.
Regresa a participar en la última fase del XV Congreso de su colectividad,
evento que ha significado una verdadera revolución interna, intensos debates,
“algunas veces dramáticos, en donde cada célula se ha reunido cinco o seis
veces y donde se han empleado de 120.000 a 130.000 horas de discusión”,
cuenta. En las discusiones no ha faltado la crítica a la dirección del PC. “Es
responsabilidad nuestra prestar mucha atención a las críticas. Valoramos que
el Congreso se haya expresado con franqueza y con el corazón”.
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Intervención en XV Congreso
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Panel
El Marxismo y la renovación de la izquierda
Exponen Juan Enrique Vega, Augusto Samaniego,
Antonio Cortés Terzi y Jorge Insunza
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xismo endogámico lo primero que hace es negar los fenómenos que son
externos a su doctrina. Una corriente cultural que interactúa tiene que ser
interrogada en sus fenómenos.
Quería plantear un tema, que solamente enuncio, es el problema de la
relación entre un proyecto emancipatorio y el marxismo. Evidentemente, no
hay proyecto emancipatorio hoy día que no deje, o no tenga que contar, con
el marxismo como una de sus fuentes originarias. Sin embargo, los proyectos
emancipatorios pueden contar con muchas más fuentes, es decir, muchos
más elementos. Hay incluso pensadores contemporáneos a Marx o anterio-
res a Marx, pongo el caso de Fourier, que en algunos aspectos nos aportan
tremendos elementos para la estructuración de un proyecto emancipatorio.
Cualquier proceso de renovación pasa porque estos proyectos emancipato-
rios también dialoguen con esas otras vertientes emancipatorias.
Augusto Samaniego
Doctor en Historia, Director de ICAL
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Antonio Cortés
Sociólogo del Centro Avance
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Jorge Insunza
Miembro de la CP del PCCH
Parto diciendo que en las exposiciones que he escuchado, creo que hay
una gran cantidad de ideas interesantes en las cuales yo quiero hacer pie para
tratar de abreviar lo que tenía pensado exponer. El tema que nos convoca es
marxismo y renovación de la izquierda. De la Izquierda chilena, entiendo yo,
y claro, quiero hacer una afirmación que, me parece necesaria a partir de las
reflexiones que han hecho sobre todo el compañero Vega y compañero Cor-
tés, en cuanto que un aporte del marxismo a la renovación de la izquierda chi-
lena, en mi opinión es imposible sin una renovación profunda del marxismo
y si, quizás, primero, una comprensión mucho más acabada por parte de los
teóricos de la izquierda y también de los dirigentes políticos de la izquierda
de lo que es el marxismo efectivamente.
Aquí se recordó, por Vega, que Marx reclamo diciendo “Yo no soy mar-
xista”. Lo hizo en verdad de una manera muy específica, en relación con una
versión bastante pedestre de las concepciones elaboradas por el que se puso
en boga en Francia, cuando él todavía vivía: él no era marxista de esa manera
¿y de qué manera? En primer lugar, de la manera en que se concibe o se pre-
tendía concebir el marxismo como un sistema cerrado, como una doctrina. Y
desde ese punto de vista, creo que Vega tiene toda la razón.
Un asunto capital para la renovación del marxismo y, por tanto, el apor-
te del pensamiento marxista a la renovación a la izquierda chilena es dejar
de lado esa concepción del marxismo como una doctrina acabada, con prin-
cipios que se asumen como verdades absolutas, desde los cuales se derivan
conclusiones que se aplican a una realidad determinada.
Una concepción renovadora y en mi opinión verdadera, que vuelve a
sus fuentes, del marxismo, implica asumir que los principios son resultados
y que como tales resultados van variando junto con el desarrollo del cono-
cimiento humano. El marxismo deja de ser tal si no es capaz de interactuar
con toda la capacidad creadora de su época e incorporar en si todo el conoci-
miento creado por la humanidad y sobre esa base construir iniciativas, cons-
truir posibilidades de cambio social. Porque el marxismo está hecho para eso.
Ahora, partiendo de allí, creo que Vega ha dicho de una manera muy
clara una idea que es de un marxismo verdadero: los problemas no se niegan,
los problemas constituyen interrogantes y no hay verdades generales y ab-
solutas. Hay necesidad de hacer de la verdad una verdad concreta, exigencia
de Lenin, y exigencia que tuvo, en el proceso revolucionario normal, una
importancia fantástica.
Por ejemplo, haber hecho la primera revolución socialista, revolución
que, para un pensador tan creador, tan abierto como Gramsci, resulta ser una
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revolución contra “El Capital”. Si Lenin hubiera conocido ese artículo se-
guramente se hubiera indignado, porque él concedía a lo que había recogido
de Marx una importancia capital. Y no era ningún dogmático. Precisamente
porque no lo era, fue capaz de ver sobre la base de un análisis concreto de la
situación concreta, que contra la idea de Marx que las revoluciones podrían
desarrollarse primero en los países con más altos niveles de desarrollo capi-
talista, donde efectivamente podía despuntar la revolución socialista era un
país de los más atrasados relativamente en Europa, en la Rusia zarista, y pone
manos a la obra.
Rompe así con una concepción economista de la cual alguna vez Engels
se hizo responsable él mismo y a Marx, por la obligación que tuvieron en la
lucha por hacer penetrar las ideas nuevas de esta concepción nueva del desa-
rrollo histórico y de la iniciativa histórica –dice Engels–. Ellos debían colocar
obligatoriamente más el acento en las cuestiones del materialismo que en las
de la dialéctica. A la altura de 1890 llegaba a la conclusión de que para que las
cosas no se fueran al despeñadero había que volver a poner más atención en
la dialéctica que en el materialismo.
Creo que nosotros al hacer este análisis, al demandar al retorno a las
fuentes, la recuperación de la capacidad creadora y de la interacción con lo
concreto del marxismo, para que sea verdaderamente una concepción que
nos ayude al proceso de renovación, debemos hacerlo teniendo en cuenta
también que si el marxismo no existiera habría que inventarlo, porque el mar-
xismo nos entrega elementos a los cuales sería un crimen renunciar.
Nos entrega una primera aproximación al conocimiento de esto que Al-
thusser llamaba el continente de la historia, la posibilidad de hacer de la histo-
ria una ciencia de veras. Nos entrega una dialéctica puesta sobre sus pies que
nos da todas las posibilidades de abordar el problema concreto como Marx
quería hacerlo, en la forma en que Augusto lo decía, él y Engels escribieron:
para nosotros el comunismo no es un estado ideal en torno al cual haya que
normar la realidad, no, para nosotros el comunismo es aquello que permite
cambiar el estado actual de cosas. Se pasa, por tanto, de una concepción
utópica a una concepción verdaderamente científica y esto, en mi opinión, es
muy importante porque el marxismo es el socialismo científico y eso signifi-
ca, en primer lugar, que nunca deja de ver la realidad que marca la sociedad
de nuestra época por la lucha de clases y lo estará hasta que no termine toda
dominación de clases, hasta que triunfe, en definitiva la revolución.
Por lo tanto, el marxismo sigue siendo la base de una concepción revo-
lucionaria y, desde ese punto de vista, por cierto, en las aproximaciones que
requerimos hacer habrá muchos tropezones, diferencias, contradicciones,
pero lo que no tiene que haber es, en ningún caso, la renuncia a esta perspec-
tiva de hacer del marxismo –y en verdad– para el proceso de renovación de
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rica Latina; compleja relación ambigua: relación con Bolívar, su relación con
el problema mexicano (más allá de que nosotros podamos extrapolar otros
textos de Marx, los textos de Marx sobre Irlanda, por ejemplo una posible
lectura alternativa que el propio Marx podría haber hecho de América Lati-
na). El mayor problema que tuvimos fue la incomprensión de las peculiarida-
des nacionales y la incomprensión desde una perspectiva “disque” científica,
como dicen los mexicanos.
Augusto Samaniego
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De manera que dejar de lado y con muy buena cara y con mucho en-
tusiasmo los modelos, aludir al desafío de marchar con todo el potencial del
conocimiento científico a desarrollar el marxismo, a mi juicio, no implica
ningún peligro, pero sí, eleva la exigencia de esta dialéctica que tiene que
vivirse al interior de cada uno de los organismos u organizaciones que co-
tidianamente se ponen a prueba en su afán de ser instrumentos útiles para
la transformación social. Porque el partido político y el partido marxista y el
partido revolucionario no es un fin en sí mismo, por eso necesita vivir estos
procesos de discusión, estos procesos de confrontación con el movimiento
práctico y real, en todos los planos. Y a través de eso el proceso de reno-
vación de la izquierda es necesariamente una renovación que no le saca el
bulto, que se enfrenta a todas las novedades. Quiero decir, por ejemplo, que
esta crítica de un cientificismo, de una visión del marxismo esencialista, es
un aporte muy concreto de aquellas vertientes del socialismo renovado que
hoy día se expresa como tal y que empezó a fines de los años 70. Esto no
quiere decir que yo no tenga muchas observaciones, muchas diferencias, a lo
mejor incomprensiones de todo ese proceso. Los aportes de otras vertientes,
como lo ha señalado Jorge Insunza, la política práctica del Partido Comunista
construyendo esta estrategia de la Unidad Popular también es muy clara, pero
no podemos decir que las teníamos todas con nosotros, porque no podemos
explicar la derrota del golpe militar, los 16 años del fascismo, simplemente
diciendo que llegamos a concebir demasiadas áreas de propiedad. Hay en el
movimiento de renovación múltiple una necesidad de confrontar nuestro
marxismo de manera mucho más radical con las prácticas sociales del pueblo
chileno.
Antonio Cortés
Yo creo que una de las cosas que son valiosas de recuperar, es que hay
antecedentes. Y qué bueno que el compañero Insunza traiga a colación el
problema de los antecedentes que tenemos los propios chilenos, como es el
proceso, el largo proceso de la izquierda chilena con respecto de la reacción
de un modelo muy propio. Insisto, digo, esto es un antecedente para mí
crucial para los efectos de cualquier renovación. También en el caso chileno,
porque eso nos enraíza en una tradición ya desde el punto de vista teóri-
co-político muy importante en la sociedad.
El problema de qué marxismo y renovación está bien; pero qué pasa en
la articulación con el problema del movimiento popular. Porque eso no pue-
de estar ajeno, no puede postularse una renovación socialista, una renovación
socialista marxista sin tener como preocupación, como objeto de estudio
también, el problema de lo popular. Y aquí se plantea el problema, por ejem-
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Preguntas y respuestas:
Jorge Insunza
Si la pregunta se refiere específicamente al Partido Comunista, yo pue-
do responder muy directamente. En nuestra concepción de partido no tiene
cabida un partido de tendencias. Pero, en ella tiene cabida toda opinión, idea,
propuesta traída al debate democrático del partido. Nadie está obligado a
aceptar ninguna cosa en la que no crea, y tiene la posibilidad (sobre la base
de que este es un partido no solo de debate sino de acción) naturalmente de
sostener su pensamiento teórico si lo sigue considerando justo, porque el de-
bate no lo ha hecho cambiar de opinión. Pero dicho eso, en nuestra opinión,
no serviría para nada el que esas opiniones particulares se convirtieran en
tendencias estables que negarían el otro aspecto del debate que es la concre-
ción de él en conclusiones, en acción, dado que las tendencias, la existencia
de tendencias, no garantizaría la unidad de acción, condición de existencia
del rol de un partido revolucionario como nosotros lo entendemos. Eso es
así, esa es nuestra concepción, podría decir hasta ahora, pero para qué voy a
decir eso.
Augusto Samaniego
Bueno, también tratando de ir al hueso, yo pienso que si la pregunta se
sitúa en el terreno del necesario debate, las condiciones mínimas generales,
que impone la realidad que vivimos en cuanto a discusión, investigación co-
lectiva, entonces, claro, como que nos quedamos cortos si decimos las ten-
dencias no tienen cabida. Para ser concreto y precisar el matiz de diferencia
que me sugiere la respuesta de Jorge. El problema del centralismo democrá-
tico es efectivamente de principios en el sentido de que está vinculado a la
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Antonio Cortés
Creo que es el partido de clase, en primer lugar, lo que está un poco en
debate. Yo voy a suponer que un partido de clases es aquel que, en la clase
obrera, postula un proyecto de carácter socialista. Voy a restringirme a esa
definición elemental para identificar en la tradición lo que se considera un
partido obrero. Ahora, el problema radica en dos antecedentes que aquí se
han discutido. En primer lugar, tradicionalmente se hizo una articulación
mecánica entre clase obrera y socialismo como si fuera la clase obrera la única
clase interesada en el socialismo; lo que no significa que no agregara otros
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Jorge Insunza
Bueno, como creo que es evidente, la formación de las sociedades bajo
la dirección de los partidos comunistas en los países que usted menciona es-
tuvo directamente vinculado a la presencia del Ejército Rojo en esos países.
Ahora quiero decir que, con todo, y permítanme un paréntesis muy breve,
estamos sobre el tiempo, no se trata de casos idénticos. Por ejemplo, men-
cionar a Checoslovaquia y Bulgaria en la misma condición de que Hungría
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terio sin dar espacio a la diversidad al interior del partido. Entonces quienes
plantean una posición distinta representarían la democracia en su expresión
más pura y los otros representan el estalinismo, el conservadurismo, etc. Tra-
tan de crear la imagen de que en unos estaría la expresión de sinceridad,
de franqueza y en los otros, el ocultamiento, la falta de transparencia. Y yo
creo que objetivamente las cosas no tienen nada que ver con eso. Nosotros
estamos confrontados a una situación objetiva, un movimiento comunista
que requiere hacerse cargo de fenómenos que son insoslayables: crisis de los
países socialistas del Este europeo, los problemas teóricos que eso coloca,
los problemas políticos y orgánicos que derivan de allí, reconociendo que
todos los partidos comunistas del mundo, de uno y otro modo, estuvimos
marcados por un modelo, un modo de construcción de socialismo que ha
fracasado, que es una concepción burocrática que ha hecho agua. También
hay que agregar determinadas concepciones y formas orgánicas de partido
de la cual nosotros nos liberamos y sobre la base de nuestra vinculación con
el pueblo, no estuvimos completamente ajenos.
¿Pero el debate de todo esto excluye la posibilidad de hacerlo
público?
De ninguna manera puede ser este un debate puramente interno, sino
que debe ser, y eso es lo que impulsamos, un debate público legítimo, en el
mejor sentido de lo que es el centralismo democrático, como Lenin lo con-
cebía. Es decir, si se trata del debate sobre los Estatutos, cualquier militante
tiene el derecho de hacer propuestas, incluso en el terreno público, a través
de la prensa del partido, si lo hace de manera constructiva, responsable y res-
petuosa. Y lo mismo vale para un asunto de igual o mayor envergadura como
es el Programa del Partido. Entonces aquí nadie se está cerrando al debate.
Aquí el debate está abierto porque, precisamente, partimos de la existencia de
la crisis como realidad objetiva y no la negamos como es otra de las imágenes
que se pretende crear.
Guastavino ha dicho que la dirección del partido parte de la base
de que lo que aquí hay es un ataque al partido, desconociendo la exis-
tencia de una crisis. ¿Qué opina sobre esta afirmación?
Esa no es la dicotomía que está planteada. La dirección del partido par-
te de la necesidad de afrontar la crisis y construir con el conjunto del partido,
como la quiere la inmensa mayoría del partido, una salida revolucionaria a la
crisis. Y lo que nos contrapone a otras posturas es el que hay gente que qui-
siera encontrar una salida reformista a la crisis y convertir la renovación en un
proceso hacia el reformismo no al sostén de las posiciones revolucionarias
que son las de ese partido. Esta es la dicotomía real, verdadera.
En las declaraciones públicas tanto Guastavino como Valenzuela
se han referido a la Dirección del Partido con una serie de descalifi-
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del PCI es fruto de una intriga” y que “la participación de Antonio Leal en
ella es evidente”. Al respecto, Insunza sostiene que la frase del informe al
Comité Central relativa a los contactos con la “derecha” del partido italiano
no se encuentra en el texto (pero, como ya hemos informado, apareció en
el texto de este informe publicado en la prensa chilena). Según Insunza, los
comunistas italianos “se apresuraron a emitir juicios basados en distorsiones
de los hechos”. Sin embargo, el líder comunista anunció que se envió una
carta de respuesta a Botteghe Oscure y que una delegación del PCI ha sido
invitada a Chile para participar en las manifestaciones que concluirán el pro-
ceso de legalización del PC chileno al finalizar el mes.
Sin embargo, Insunza reiteró que las propuestas de Guastavino fueron
fuertemente rechazadas por Volodia Teitelboim, el actual secretario del Par-
tido.
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La campaña ya empezó
El Siglo, septiembre 1991
“La batalla política electoral, para nosotros los comunistas, debe co-
menzar ya, porque adoleceremos, como es natural, de falta de recursos ma-
teriales. Eso implica que debemos reemplazar esa falta de medios con un
trabajo decidido de los militantes con sus familias, amigos, simpatizantes y
sectores de una red muy amplia en cada lugar, población y villorrio. Este tra-
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El rearme de la izquierda
El Siglo, diciembre de 1991
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a crear una corriente de opinión nacional que permita romper esta ecuación
artificial de negociaciones parlamentarias al margen de la participación de la
gente, y abrir un proceso de transformaciones que desemboque en un siste-
ma democrático que merezca el nombre de tal”.
Apoyamos plenamente la
declaración del Padre Pizarro
El Siglo, febrero de 1993
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que le apoyan. La jerarquía debe entender que asumir un contacto más direc-
to con el pueblo que sufre es parte de los deberes de los hombres de Dios”.
“Adhiero plenamente a la declaración entregada por el Comando de
Eugenio Pizarro. Solidarizamos con él y continuaremos con más entusiasmo
el trabajo por nuestro candidato. Pensamos que no se puede coartar la deci-
sión y la conciencia de Eugenio. Su candidatura a tan pocos días de su nomi-
nación, ya muestra una gran proyección, más allá incluso de lo que nosotros
mismos pensábamos. Se le busca descalificar porque ha causado preocupa-
ción, especialmente en la Concertación. Pero nuestro candidato representa a
los más desposeídos y se ha hecho acreedor de su confianza”.
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La razón para negarse es por sanidad política, puesto que ese conglo-
merado no tiene existencia real y ninguna utilidad en el proceso de recons-
trucción de la izquierda, puntualizó Insunza.
Asimismo, el presidente del PC Volodia Teitelboim destacó que el ple-
nario ratificó el apoyo irrestricto e indeclinable a la candidatura del padre
Eugenio Pizarro, otorgando a su vez facultades a la dirección del partido
para que busque la firma de materializar un pacto parlamentario con “otras
fuerzas de izquierda”, a partir de la alianza principal que es el MIDA.
En este contexto, el PC quiere 70 cupos de diputados para el MIDA y
los 50 restantes a los partidos legalizados como la Alianza Humanista-Verde
y el MAPU, precisó Insunza.
Consultado cerca de las relaciones existentes con el PC, el dirigente
las definió como fluidas, fundamentalmente porque tenemos coincidencia
en los criterios para reconstruir la izquierda. El PC –aseguró Insunza– es
también partidario de incluir en la lista parlamentaria a representantes de los
movimientos ecologistas que apoyan la postulación de Manfred Max-Neef.
En todo caso, cualquier acuerdo parlamentario con otra fuerza políti-
ca legal, deberá ser plebiscitado por los militantes el próximo 7 de julio, tal
como lo establece la actual legislación.
Respecto a las dificultades que hay con la Alianza Humanista-Verde
para alcanzar un acuerdo, Jorge Insunza dijo que el MAPU, en un claro gesto
unitario, se comprometió a intentar convencer a los humanistas que deben
retirar de la discusión el tema de la Nueva Izquierda, principal escollo en las
negociaciones. La dirección de la AHV está considerando esta propuesta,
cuya decisión será entregada hoy.
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Partido Comunista:
Rechazo de candidaturas refleja carácter
antidemocrático del sistema binominal
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se alejó definitivamente de las filas del PC, pero nunca envió una carta de
renuncia. La carta dirigida a Volodia es falsa: por ser fundadora del PC Legal
su renuncia debía ser presentada al Servicio Electoral y firmada ante notario
para tener valor legal, ella no efectuó ese trámite”.
En relación a la acusación de que el PC habría inscrito a Pollarolo en
mayo, Insunza explicó: “nosotros no la inscribimos en mayo, eso es mentira.
El 12 de mayo nos dedicamos a revisar la situación legal de nuestros candi-
datos. Que ella esté inscrita en nuestros registros es un asunto de su exclusiva
responsabilidad”.
“Los dirigentes del PDI mienten; deben tener cuidado porque pueden
ser descubiertos en su mentira”, concluyó Insunza.
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de años anteriores y que incluso este año por vez primera desde 1974 ese
ítem del gasto nacional iba a ser menor que el de Educación. Jorge Insunza
respondió “El Ministro Rojas está falseando la realidad, el Presupuesto de
Defensa es de 2.019 millones de dólares y no 900 y algo más como se hace
aparecer. En la forma que se elabora el Presupuesto, absolutamente falto de
transparencia, se ocultan ingresos que se destinan a las Fuerzas Armadas, por
más de 1000 millones de dólares, el Presupuesto de Defensa sigue siendo en
los hechos prácticamente el doble en relación al Presupuesto de Educación.
Engañar al país de esta forma habla directamente de la ética con que se viene
comportando el gobierno”, respondió.
Injusticia en TVN
En otro orden de cosas el dirigente comentó la distribución de los es-
pacios en el programa de TVN “Usted Elige”, que se transmitió por primera
vez ayer martes. En el programa aludido se otorgan los siguientes espacios:
“Lista Concertación, 24 candidatos a diputados (11 DC, 8 PS, 4 PPD y 1 SD);
lista de derecha 23 candidatos (9 RN, 6 Independientes, 5 UDI y 3 UCC);
Lista Alternativa Democrática de Izquierda 5 candidatos (3 Independientes y
2 comunistas); la Lista Nueva Izquierda no registra cupos. Para Insunza esta
distribución “es reflejo del comportamiento de los medios de comunicación
respecto de las fuerzas alternativas y democráticas que son sistemáticamente
excluidas y lo más grave es que esto se haga en el Canal Nacional, dirigido por
un señor como Navarrete, que fue servidor de la dictadura y que este Gobier-
no lo ha instalado como el gran mandamás del medio de comunicación más
importante de Chile. Nosotros, la lista Alternativa Democrática de Izquierda,
estamos estudiando la presentación de un nuevo recurso de protección ante
la Corte de Apelaciones para corregir esta injusticia”.
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Julio Franck
Dos veces diputado y, otras tantas, candidato derrotado, Jorge Insunza
Becker (56), miembro de la comisión política del Partido Comunista, afronta
con moderación el retroceso electoral experimentado por su sector el pasado
sábado. El PC obtuvo poco menos del 5% del a votación a nivel nacional en
diputados (4,98%) y el pacto electoral que integró –Alternativa Democrática
de Izquierda–, el 6,3%, cuatro décimas por debajo de la cifra lograda en las
elecciones municipales del año pasado por el MIDA, que ahora contó en su
lista con candidatos partidarios del postulante presidencial Manfred Max-
Neef.
Reconoce que el resultado de los comicios les fue “insatisfactorio”; que
no han podido exponer al país su propuesta en forma adecuada y que están
“en permanente autocrítica” a través de un debate que deberá culminar en el
16° congreso partidario, en julio del próximo año.
Pero es igualmente claro al rechazar lo que llama “renegar” de los prin-
cipios doctrinarios básicos, así como al visualizar un futuro referente de la
izquierda, que incluiría a los humanistas verdes y otros sectores afines.
“Consideramos los resultados electorales claramente insatisfactorios.
En el partido seguirá habiendo un intercambio de opiniones para tratar de
comprender a fondo las razones de ese resultado, que estuvo por debajo de
nuestras expectativas”, confesó.
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Autocrítica
Para Insunza, el proceso de autocrítica en el PC es un proceso perma-
nente, pero sobre el cual debe precisarse:
Mantenemos una valoración muy crítica sobre nuestra capacidad y
cómo la hemos desarrollado hasta ahora para exponer nuestros puntos de
vista y propuestas. Contamos con el hecho que somos excluidos, por regla
general, de los medios de comunicación. Por ejemplo, nos reunimos con la
Alianza Humanista-Verde para comunicar al país nuestra decisión, apenas
cuatro días después de las elecciones, de crear un espacio común de acción,
reflexión y elaboración de propuestas. Y los medios de comunicación igno-
raron un hecho como ese, que compromete, al menos, a 600.000 ciudadanos.
Tenemos que pasar sobre eso, para que el país conozca nuestras propuestas.
En ese aspecto, sentimos que hay un déficit del cual nosotros tenemos que
hacernos responsables. Se consigue presentarnos como gente que critica los
defectos e insuficiencias del capitalismo salvaje, pero que no tendría una pro-
puesta alternativa. La tenemos y no hemos sido capaces de ponerla ante los
ojos del país. Sentimos también que aún es insuficiente nuestra capacidad
para desarrollar la lucha ideológica de una manera intensa.
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Camino al Congreso
Jorge Insunza: “Quiénes quieran crear
conflictos saldrán trasquilados”
El Siglo, 19 al 25 de marzo de 1994
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los medios de comunicación, y por eso hay el ataque sistemático a “El Siglo”,
incluyendo en esto la participación de sectores que, por razones democrá-
ticas, debieran tener un comportamiento diferente si fueran consecuentes
consigo mismos.
Pero se mantiene la duda acerca de la manera en que la revista
“Qué Pasa” logra hacerse de esta información.
Yo tengo algunas apreciaciones tentativas, debido a que no podría con-
firmarlas con pruebas. Me parece que esa información surge de quienes,
en un momento, pensaron en aportar económicamente a la mantención de
Radio Nuevo Mundo y que, en definitiva, participaron en un negocio no
próspero. A mí no me cabe duda de que aquí hay un trabajo de inteligencia
que se continúa haciendo desde los servicios que existieron en el período de
Pinochet que permanecen y que han sido reforzados por órganos que han
creado los propios gobiernos electos.
¿Infiltración?
Yo no excluyo que haya infiltración. Creo que hay un alto grado de
exfiltración. De hacer un trabajo de rodeo de personas que puedan tener
información determinada para tratar de armar un escenario ad hoc, constru-
yendo situaciones que, en definitiva, son falsas, llegando a la bajeza de hacer
referencias que tienen que ver con la vida privada y con cuestiones que nada
tienen que ver con la actividad política si se la entiende con un mínimo de
ética. Pero lo único que este sistema no tiene es respeto por la ética.
El nuevo escenario
¿Cuáles serán los acentos que tendrá la política del PC frente al
nuevo gobierno?
Hemos definido la posición del partido como una oposición democrá-
tica de izquierda al gobierno del Presidente Frei y estoy convencido, desde
las primeras manifestaciones del gobierno, que esta es una postura acertada y
la única posible. En el Senado se dan las condiciones para que, en definitiva,
el pinochetismo, a través de los senadores designados, imponga su voluntad
de garantizar la presencia de uno de los suyos en el último período de esta
presidencia del Senado, para asegurar que aquel esté en el Consejo de Seguri-
dad Nacional para tratar de dar continuidad a la institución de los senadores
designados y seguir propugnando el inmovilismo institucional y constitucio-
nal. Este es un hecho gravísimo que caracteriza por sí mismo el contenido
especial de lo que será el gobierno del Presidente Frei. Si él quisiera, podría
cumplir con todo su programa. Pero este hecho demuestra que esa voluntad
política no existe.
Aquí no existe otro camino más que hacer actuar a la gente y eso im-
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plica recurrir al Plebiscito como el único camino para poder romper una
resistencia minoritaria como es la de la derecha pero que, en este sistema
institucional, le permite bloquear los cambios indispensables.
La política de los consensos con los sectores de la derecha, implica
negar también la solución de la pobreza, que solo se resuelve en cambios
sociales que están vinculados a los cambios políticos. No hay democracia con
pobreza, ni tampoco hay superación de la pobreza sin democracia.
P. A. C.
Maniobra derechista
Insunza valoró la declaración del Gobierno en que se expresa la nece-
sidad de la salida de Stange, y destacó que ese pronunciamiento pone énfasis
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Crisis institucional
Jorge Insunza destacó que en el cuadro actual la solución a la crisis pasa
por el retiro de Stange. “Es la salida correcta y justa, tal como lo ha plantea-
do el gobierno en su declaración”, afirmó, añadiendo que era de lamentar
el hecho de que algunos miembros de la Concertación hubieran expresado
posturas antagónicas anteriormente.
El dirigente enfatizó que el caso Stange y la actitud de sus asesores de
derecha expone una situación de crisis institucional del país, que debe ser
superada finalmente con la participación de todos los chilenos para crear una
salida que dé paso al ejercicio de la soberanía popular, actualmente negada
por el esquema político que es herencia de Pinochet. No basta solo con hacer
presentaciones al Parlamento. Es el pueblo que debe pronunciarse y el plebis-
cito es un camino en ese sentido, concluyó.
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Cuatro situaciones
De su situación política interna poco ha trascendido, a pesar de que
sus cuentas han sido públicas, como la ocurrida en la Regional de Santiago
(en el Edificio Diego Portales) el jueves pasado. Hay indicios de que estaría
cruzado por cuatro movimientos que buscan definiciones y que expresan que
la crisis subsiste, a pesar de que al emigrar gran parte de su intelectualidad
quedaron los comunistas más duros y ortodoxos.
• Uno de esos movimientos, aún inorgánico y sin liderazgo, proviene
de la base intelectual y profesional que conoció un partido inserto
en la vida democrática. Buscaría nuevos dirigentes en elecciones
universales. Criticaría una gerontocracia permanente en la directiva
central. Después de la muerte de Kim Il Sung, máximo líder de
Corea del Norte y jefe del último gobierno stalinista, Teitelboim
es el dirigente más antiguo de una comisión política comunista en
todo el mundo.
• Aún más decidida estaría la juventud, la Jota Jota. Habría señala-
do la necesidad de crear otro PC. Criticaría que la dirección esté
concentrada en la comisión política de 14 miembros (donde los
marinistas no tendrían contrapeso), mientras que el Comité Central
resuelve lo ya ahí resuelto.
• Otro movimiento lo encabezaría el antiguo miembro de la comisión
política, Jorge Insunza. Este no ha variado sus principios de fondo,
pero se afirma que pretende reinsertar al PC en la vida política para
rescatarlo de su aislamiento y deterioro eleccionario. Por táctica,
buscaría relacionarlo con la Concertación. Sin embargo, también se
señala que Insunza no recibe apoyos porque rehúsa democratizar al
PC en aspectos de fondo.
• Lo novedoso es que la postura Insunza aparecería oponiéndose a
la táctica de Gladys Marín. Se recuerda que, en marzo, al regre-
sar de México, ella declaró que “el porvenir de América Latina es
Chiapas”. Según este pensamiento, como factor de crisis, el PC no
debería reinsertarse en el sistema político.
La expresión clave de las supuestas posiciones encontradas entre ambos
altos dirigentes residiría en un documento secreto sobre la política militar.
Atribuido a Gladys Marín, señalaría que el PC debe organizar la defensa del
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carbón. Aún más, según esta versión, tal zona habría sido elegida como ex-
perimento de la creación de un “Teatro Operativo Militar” (TOM). Allí se
darían las condiciones para una revolución social al estilo de Chiapas. Para
ello sería necesario crear una cultura militar, para lo cual ya habría desplaza-
mientos hacia la zona. Allí participaría “Sebastián”, un militante que todavía
opera en la clandestinidad, supuestamente encargado del aparato militar.
Según estas versiones, Insunza habría advertido al Comité Central que
si el sector marinista triunfara en presentar como documento oficial de dis-
cusión tal política militar, se quebraría el partido.
¿Cuánto de cierto hay en todo eso? Bajo la posibilidad de que Gladys
Marín y Jorge Insunza lo desmintieran, “El Mercurio” les pidió una entrevista
conjunta.
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Pensamiento militar
Jorge Insunza, tal vez sea muy difícil preguntarle después de lo
dicho por Gladys Marín si existe tal discrepancia.
Discrepancias de fondo, ninguna. La inmensa mayoría de los comunis-
tas está convencida de que no habrá democracia que merezca el nombre de
tal si no se produce una ruptura, un cambio de fondo en la institucionalidad.
Es absolutamente inaceptable que la Concertación asuma como propia aque-
lla heredada de la dictadura. Eso implica la necesidad de rebeldía en contra
del sistema.
Ahora, asumimos que la diversidad de opiniones es normal. Hay momen-
tos en que se pueden poner en la discusión propuestas que no son conciliables.
Entonces, la dirección y el partido resuelven democráticamente sobre
la base de que la opinión de la mayoría constituye la línea de acción común.
Lo que dañaría la expresión plena de la diversidad es que se cristalicen, en
corrientes o tendencias, determinados puntos de vista porque eso impediría
que la diversidad sea parte de la creación común.
¿Circula o no en el XVI Congreso un documento que plantee
una política militar, de la cual Gladys Marín sería partidaria y Jorge
Insunza contrario?
Dice Gladys Marín:
Como aquí estamos partiendo solamente sobre supuestos, quiero reite-
rar la política real del partido. Podría haber quienes estén en desacuerdo con
insertarlo, pero ha hecho esfuerzos muy grandes por estar presente en todo
momento de la vida política y social. Hemos ido a las tres elecciones de este
período. Si no nos insertamos en la “vida democrática” es porque el sistema
no lo permite. Vivimos otra situación, que no es dictadura, pero tampoco es
democracia. Ahora sobre el documento militar: todo partido tiene una polí-
tica militar, no nos andemos con cuentos.
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¿Existe o no existe?
Sin embargo, la marcha de la CUT fue un fracaso: según el Go-
bierno, no juntó más de siete mil personas.
Prosigue Gladys Marín:
Que la CUT evalúe que fueron 25 mil y otros siete mil es un éxito enor-
me, porque es la clase obrera, de la cual se había olvidado este país, la que se
coloca en el centro. Esa es nuestra política. Entonces, la política militar es una
parte dentro del Congreso del partido.
¿Existe ese documento?
No sé qué documento...
Interviene Insunza:
Si se refiere al documento que aprobamos en la comisión política...
Gladys Marín, mirándolo:
Normal tiene que ser...
¿Es un documento que habla de la creación de un Teatro
Operativo Militar en la zona del carbón?
Gladys Marín:
Me gustaría trabajar con el documento en la mano. Para mí corresponde
a otra etapa.
Pero usted sería la impulsora...
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Enérgica:
Ese documento que se me atribuye no existe, si Jorge se recuerda bien...
Este Congreso termina eligiendo las autoridades después de que se ha
discutido la política. Y para eso tenemos documentos sobre todo. Y como
Jorge recuerda, tenemos un documento sobre política militar...
¿Y usted, Jorge Insunza, no planteó que si ese documento
prosperara se quebraría el partido?
No, absolutamente no. Ahora escúcheme a mí: estamos convencidos
de que en las dimensiones de nuestra actividad política la cuestión militar
debe estar presente. ¡Si Pinochet acaba de hablar de nuevo! Y habla como
tiene que hablar, porque moro viejo no puede ser buen cristiano. Vuelve a
justificar todos los crímenes de la dictadura, a escabullir su responsabilidad.
Eso conduce a que las FF.AA. continúen defendiendo un sistema cada vez
más injusto. La dictadura llevó a extremos de que el 20 por ciento más rico de
la población se apropiase del 55 por ciento del ingreso nacional. Durante el
período de la Concertación esa cifra no sólo no ha disminuido, lo dramático
es que ha aumentado.
El sistema lo defienden las FF.AA. Si queremos cambiar el sistema, de-
bemos preocuparnos de este problema. Por lo tanto, en el debate del partido
está la cuestión militar en el terreno de la autodefensa del pueblo frente a las
agresiones de que es objeto. Porque aquí se produce otro drama: la doctrina
represiva como base de la organización de las FF.AA. y de Carabineros se ex-
presa en el campo policial como una prolongación de la Seguridad Nacional.
El pueblo es considerado como enemigo y las FF.AA. se autoasignan
un rol tutelar, el cual Pinochet pretende profundizar. Los políticos debieran
tomar en cuenta el discurso de Pinochet cuando inauguró esa supuesta era de
modernización del Ejército. Allí está el núcleo de esta concepción en que las
FF.AA. están por encima de todo el país. Frente a eso, ¡cómo no va a asumir
una política militar una fuerza que quiere el cambio!
La “autodefensa”
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El alzamiento de Chiapas
Cuando usted regresó de México manifestó que “el porvenir de
América Latina es producir acontecimientos como Chiapas”. ¿Eso es
lo que quiere el PC?
Volví profundamente impactada por lo de Chiapas. Creo no ser la mis-
ma persona. Se vivió allí el levantamiento armado de indígenas, sometidos
por siglos a la más brutal explotación, discriminación y olvido. Posiblemente
dije esa frase. Me gusta, la hago mía. Entonces, no sólo el porvenir de Améri-
ca Latina, sino del mundo, es levantarse contra la injusticia. Esa es la esencia
de Chiapas.
El alzamiento tiene que ser la actitud. Porque el mundo, con el sistema
capitalista neoliberal tiende a la polarización. Pero siempre se pretende con-
fundir, con una u otra intención, que lo que uno dice es la esencia de las co-
sas. La forma se asume en un momento determinado. Chiapas pudo ser que
los campesinos marcharan por horas y años hasta conmover al gobernante.
Pero tomó la forma de la lucha armada.
¿Hay traslado de dirigentes comunistas hacia la zona del carbón
para producir un clima de levantamiento?
No es necesario. Estuve en el carbón recientemente y conversé con la
gente. En causas objetivas no se necesita mandar agitadores ni ningún diri-
gente. Tampoco se necesita mandarlos a Arica, ni a la IX Región, que se están
levantando. Porque en Chile hay tremendas injusticias y miserias.
Jorge Insunza, que encendía su cuarto cigarrillo, pidió hablar.
Un ministro a quien le tengo afecto personal, Felipe Sandoval, dijo que
los problemas del carbón fueron generados porque llegaron agitadores co-
munistas.
Cuando lo escuché, la primera reflexión que me asaltó fue que la histo-
ria ya resucitó. Porque se vuelve al lenguaje de los períodos de lucha, cuando
se busca descalificar movilizaciones que nadie podría inventar porque nacen
de las necesidades de la gente.
Mi convicción, y sin ningún triunfalismo, es que el movimiento del 11
de julio sembró la semilla de un proceso de creciente movilización por las
injusticias que genera el sistema. Chiapas es un signo de que no ha terminado
la historia, como se creyó, y también lo es Santiago del Estero. En Chile lo
es el carbón, pero también lo son los fenómenos que se dan en el Magisterio,
en la Salud. Mientras se esté sometido a este sistema de discriminación y de
injusticias la gente se levantará por sus derechos. Y nosotros estaremos allí.
¿Con el incentivo y dirección de ustedes?
Por cierto. Somos partido para eso.
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Compañero “Sebastián”
¿Y debe incluirse lo militar, también?
En los términos que no significa formas armadas en nuestro accionar.
¿Quién es “Sebastián”?
Insunza:
Es un compañero, miembro del Comité Central. ¿Por qué?
Nunca se ha sabido su nombre real, lo cual puede tener diversas
interpretaciones. ¿Por qué se mantiene en la clandestinidad?
Gladys Marín:
Aunque parezca extraño, hay muchos compañeros que no entregan sus
nombres. Ahí están los mundos distintos que se han vivido. La dictadura fue
muy brutal y en estos cuatro años los cambios han sido tan insignificantes...
Pero el caso de “Sebastián” no se debería a un problema sicoló-
gico. Podría mantenerse en la clandestinidad para realizar la política
militar del partido.
Una política no la hace una persona. Es cierto que tenemos diferencias,
pero ello opera dentro de una política colectiva. Todos asumimos la respon-
sabilidad de lo que se hace.
¿Pero entonces, quién es “Sebastián”?
Insunza:
No sólo en ese caso, sino que en varios otros, nuestra decisión es que,
si Pinochet está donde está, no tenemos por qué revelar y mostrar todos
nuestros cuadros. Ello en la eventualidad de que en un manotazo se pudiera
dirigir contra compañeros por los prejuicios que pudieran haberse formado.
“Sebastián” es un compañero que trabaja como todos nosotros sobre
la base de que la responsabilidad es colectiva y conformamos en común la
política que realizamos. Eso da garantías de que erremos menos..., aunque de
vez en cuando metamos las patas.
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los hechos. Por el contrario, hay que levantar una verdadera política de inte-
gración en interés de los pueblos, que reafirme la efectiva soberanía nacional
y cree las condiciones de un desarrollo real en la zona afectada”.
Jorge Insunza subrayó que ¡el fallo de la Corte Arbitral Latinoamerica-
na que entrega Laguna del Desierto a Argentina expresa un nuevo y severo
revés de la política internacional inspirada en el neoliberalismo que impuso la
dictadura y ha continuado la Concertación”. El dirigente estableció también
que ese fallo adverso no era la única salida, como la planteara el expresidente,
Patricio Aylwin, quien declaró que de otra forma se produciría una guerra.
Integración falsa
“El Presidente Frei se equivoca al considerar que este fallo aporta a la
integración de ambos países, puesto que hoy lo que cursa es una voraz intro-
misión de grupos económicos que operan independientemente en Argentina
y Chile y que no significan beneficios culturales, económicos, ni sociales para
ninguno de los dos pueblos”, declaró Jorge Insunza. Destacó que “la verda-
dera integración entre los pueblos debe tener vigente un sentido bolivariano
desde la gesta libertadora de O’Higgins y San Martín. Esto significa unidad
para enfrentar al neoliberalismo que no tiene fronteras ni límites”.
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tras de descontento del pueblo. Son pruebas de que solo a través de la lucha
se hacen respetar los derechos y las reivindicaciones populares.
Compañeros:
Debemos compenetrarnos profundamente de la nueva situación po-
lítica que despunta, marcada, de una parte, por una estimulante alza de la
movilización de masas, por importantes avances de nuestras posiciones en
el movimiento social organizado y, de otra, por la fuerte ofensiva del milita-
rismo en la arena política y la persistente tendencia de las fuerzas que hege-
monizan a la Concertación, algunas de ellas en abierta complicidad con las
fuerzas más reaccionarias, de someterse a las exigencias del pinochetismo y
echar las bases de una estabilización prolongada del sistema.
Este cuadro contradictorio nos impone nuevos desafíos para avanzar
en la realización de las propuestas de nuestro XX Congreso. Necesitamos
actuar con decisión para construir una alternativa capaz de llevar adelante la
revolución democrática necesaria para superar efectivamente la herencia de
la dictadura.
Las manifestaciones que tuvieron el 11 de septiembre constituyeron la
primera evidencia de la formación de esta nueva situación. Dieron cuenta de
una poderosa reacción de masas ante las pretensiones de imponer una ley
de Punto Final, y ante la debilidad con que el gobierno y la Concertación
enfrentan las presiones del militarismo. Fue una movilización claramente di-
rigida contra el sistema en su conjunto.
Con grados diversos de combatividad, las manifestaciones adquirieron
ese día carácter nacional, con puntos más altos en el acto de masas en San-
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Cambios en la CUT
La CUT decidió hace algunos meses llevar adelante un plan de acciones
para conseguir reformas laborales. La determinación de promover y encabe-
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Conciliación y crisis
La permanencia de una crisis institucional es un hecho incontrovertible.
Las ilusiones de los sectores más conciliadores de la Concertación acer-
ca del fin de la transición, del asentamiento de un modelo de dominación por
largo plazo, donde lo que estaría en discusión sería lo puramente accesorio, se
estrellaron con la realidad con motivo de la condena a Contreras y Espinoza.
El camino iniciado en 1986 con la ruptura de la Asamblea de la Civi-
lidad y la retención de la movilización social para optar por la senda de la
salida pactada con la dictadura bajo auspicio norteamericano, ha llevado a un
callejón sin salida.
La institucionalidad de 1980 permanece en todo lo esencial. Lo que
está ocurriendo hoy día no es más que la consecuencia de las concesiones de
entonces.
Contreras ha sido conducido por fin a la cárcel y eso es un éxito de la
lucha popular. No obstante, ello ha tenido como contraparte una serie de
concesiones de parte del gobierno y la Concertación al militarismo, y la crisis
sigue abierta.
Pinochet está instalado desenfadadamente en la arena política jugando
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Propuestas de cambio
La conquista de formas de gobierno democráticas plantea, en verdad, la
necesidad de una nueva Constitución. Sin renunciar a ese objetivo, podemos
concordar en la demanda inmediata de remover los enclaves institucionales
en los que se afirma el despotismo militar.
Eso significa:
La supresión de los senadores designados.
La eliminación del llamado Consejo de Seguridad Nacional. La mo-
dificación de su composición, como lo propuso el proyecto Frei, o de sus
formas de funcionamiento como lo hace el nuevo proyecto a instancias de
RN, no abordan el verdadero problema. Su permanencia es por sí misma una
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La organización popular
El curso conciliador se inició con la ruptura de la Asamblea de la Ci-
vilidad y del Comité Político Privado que contribuía a su accionar. Para la
reversión de esa tendencia, que persiste, deberemos trabajar por la creación
de un órgano unitario o al menos de unidad de acción de las organizaciones
sociales populares en torno a una plataforma común que una a sus deman-
das sectoriales la exigencia de cambios democráticos. Eso debe ser un factor
decisivo en la formación de la nueva correlación de fuerzas.
Venimos trabajando de diversas formas en pos de una finalidad. Esta-
mos presentes en distintos organismos unitarios con diferentes objetivos, ge-
neralmente convergentes, aunque también son a veces factores de confusión
para la gente y nuestros propios militantes.
Se han formado amplios agrupamientos en torno a los temas de dere-
chos humanos. Es el caso de la Asamblea Nacional de Derechos Humanos y
el Coordinador por Verdad y Justicia. Este último fue el convocante central
de las manifestaciones del 11 de septiembre y muchos respaldaron el acto del
Parque O’Higgins del 1° de octubre. Aunque su actividad ha disminuido des-
de entonces y su accionar no estuvo exento de contradicciones, es un punto
de apoyo importante para la construcción del frente de acción común que
debemos proponernos construir.
Existe la Asamblea Nacional por la Democracia y la Justicia Social, que
se concibió como un organismo de coordinación de organizaciones sociales
y políticas para promover acciones contra el sistema. Con un inicio auspi-
cioso, aparece hoy un tanto estancada y por momentos fue más o menos
absorbida por el Coordinador. Por otra parte, es más o menos evidente que
el compromiso inicial de los militantes humanistas con el proyecto de Asam-
blea Nacional se ha debilitado.
En el plano de las alianzas de fuerzas políticas, existe el MIDA, con
una autodefinición de organización político social que no corresponde a la
realidad. Lo cierto es que no se desarrolla suficientemente para expresar con
todas sus potencialidades el sentimiento allendista que aparece objetivamente
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como una realidad de masas que puede jugar un papel importante en el agru-
pamiento de todos los que aspiran al socialismo.
Por otra parte, se han dado experiencias como la del Colegio de Pro-
fesores, donde el Movimiento de Recuperación Gremial se convirtió en el
medio para atraer a muchos maestros hacia la izquierda consecuente. Las
asambleas de izquierda han cumplido el mismo rol en las Universidades. En
uno y otro caso, no se expresan limitaciones al reconocimiento explícito de la
condición y el rol de los militantes comunistas en ellos.
Teóricamente, no existen antagonismos entre estas diversas formas de
unidad de acción, unas en el plano político social, otras en el terreno de las
fuerzas políticas. Pero en la práctica, funciona una u otra y en algunos casos
ninguna, y no logramos resolver adecuadamente la necesaria coordinación
entre ellas. Ocurre en uno y otro lugar que su construcción se ve como un
recargo más o menos inútil del trabajo militante.
¿Dónde concentramos? ¿Cómo articular mejor lo existente? ¿Acaso todo
debe permanecer? En esta sesión plenaria debemos elaborar una orientación
más precisa y clara para el Partido, que signifique evitar esfuerzos dobles o
triples, desaprovechamiento de los cuadros y otras trabas en la realización de
nuestra política de alianzas concebida como un sistema múltiple de relaciones.
En las próximas semanas tendrá lugar la Asamblea Metropolitana de la
Asamblea Nacional por la Democracia y la Justicia Social. Debemos conver-
tirla en un evento que constituya un nuevo punto de partida, y resolver prác-
ticamente allí la integración y coordinación de diferentes instancias unitarias.
Es claro que el frente común para imponer los cambios democráticos
debe ir más allá de lo que hasta ahora hemos logrado agrupar.
Compañeros:
La nueva situación que se va creando nos exigirá nuevos y grandes es-
fuerzos, porque las tendencias positivas que se insinúan no se abrirán paso
sin lucha, y muy ardua.
Contamos con un nuevo estado de ánimo que se expresa en el partido y
que influye en muchos compañeros que se habían distanciado de la actividad
política, y que también atrae a nueva gente hacia nosotros. Para enfrentar
las nuevas tareas necesitamos un crecimiento numérico y un fortalecimiento
orgánico que nos permita superar la distancia que aún persiste entre las posi-
bilidades existentes y nuestras capacidades para hacerlas realidad.
Esta sesión del CC debe resolver sobre la realización de una Conferen-
cia Nacional del Partido en los primeros meses del próximo año. Nos parece
una necesidad para dar un salto adelante en nuestro desarrollo orgánico, y
en la senda por conseguir que todo el partido se haga parte de la necesidad
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el pacto sería para conseguir los quórums que la Constitución de 1980 im-
pone para eliminar el sistema binominal, y agregó que “no se trata de que
nosotros elijamos parlamentarios o no. Se trata de modificar, en un sentido
democrático, la realidad existente”.
Insunza, no obstante lo señalado, destacó que en un sistema democráti-
co el PC debe tener una representación parlamentaria significativa. El comu-
nismo estima, además, que si las reformas constitucionales son rechazadas
por sectores de RN, el Gobierno tendría que llamar a plebiscito.
Dijo que el pacto instrumental abarcaría a todos los partidos políticos
de la Concertación, al PC y a la Unión de Centro Centro, si esta última está
dispuesta a terminar con el sistema binominal.
Afirmó que no existen conversaciones en ese sentido en este momento,
salvo las sostenidas con la Central Unitaria de Trabajadores, que tiene, resaltó,
una disposición abierta a la democratización y que está dispuesta a jugar un rol.
Ante la observación de que la CUT es una entidad laboral y no un par-
tido político y en cuanto a si están analizando el tema con el PS, respondió
que en el momento apropiado será abordado con la colectividad que preside
Camilo Escalona, como también con sectores de la DC que quieren cambiar
el sistema binominal.
Con ellos conversarán durante en enero y febrero, no obstante el perío-
do de vacaciones.
Jorge Insunza informó que su partido llevará una fuerte lista de izquier-
da, alternativa a la izquierda concertacionista en las elecciones municipales.
Para ello está tratando de trabajar con todos los sectores de izquierda que
quieren confrontarse “con el modelo neoliberal”. Así, conformarán una nó-
mina con la Izquierda Cristiana, el Partido Humanista e independientes.
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Negocios y maridajes
El Siglo, 6 al 12 de septiembre de 1996
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es hoy, pese a que se llama aún de Chile, propiedad mayoritaria de capitales es-
pañoles. Pero en su directorio y plana ejecutiva se encuentra una mezcla muy
ilustrativa del actual estado de cosas en la politiquería chilena. Preside la CTC
Óscar Guillermo Garretón, miembro del comité central del Partido Socialista.
Lo acompaña en el directorio el ex general Badiola, que ejerció altas funciones
durante la dictadura de Pinochet pese (o quizás precisamente por) haber sido
edecán del compañero Allende, al que abandonó al momento mismo del gol-
pe. El jefe del Departamento Jurídico, que se supone debiera velar por la lega-
lidad de los actos de la empresa, es Enrique Krauss, el exministro y destacado
personero de la Democracia Cristiana. La muestra perfecta de los avances que
tiene la fusión de los sostenedores del modelo del capitalismo salvaje.
¿Qué han hecho, os decimos Badiola, por cierto, sino los personeros
que se presentan como expresión de democracia y hasta de polo progresista
para evitar el abuso? Hasta ahora, nada. Bien por el contrario, todo indica que
son parte activa en la estafa de la que se pretende hacer víctimas a millones
de chilenos.
Salta a primer plano la obligada reflexión acerca de lo que ocurre con
los servicios públicos cuando se abandonan a manos del gran capital. Dejan
de ser tratados como servicios para convertirse pura y simplemente en fuente
de lucro. Ese es el camino que quieren seguir haciendo con la salud, la edu-
cación, el agua potable, aparte de lo ya privatizado.
En la grosera defensa de esta arbitrariedad, el gerente general no ha
resistido el uso del argumento de la modernidad. ¿Modernidad o ganancia
extra? Por cierto que el derecho adquirido de los usuarios de acceder a los
números telefónicos que necesite sin costo para él, no tiene que seguir siendo
servido por una guía impresa. Puede serlo perfectamente con un método más
moderno. Por ejemplo, una pequeña pantalla de televisión (minitel es su apela-
tivo en Francia) vinculada a cada teléfono donde el usuario escribe el nombre
cuyo número requiere, y lo obtiene. La instalación de ese servicio sería efecti-
va modernidad y hasta le ahorraría dinero en poco plazo a la CTC y sería un
ahorro legítimo porque al menos no se basaría en una violación de contrato.
Pero aquí no se trata de eso, sino de ganar más dinero a cualquier precio.
¿Qué razones hay para presionar por hacer prevalecer este abuso? ¿Es
acaso que el edificio de la CTC de la Plaza Italia es una suerte de ESVAL del
sector privado? Tenemos razones para pensarlo porque un edificio que se
contrató “llave en mano” por 51 millones de dólares y que hace más de un
año que debió entregarse, todavía está a medio camino y con presupuestos
desconocidos. Y esto no es un asunto “privado” puesto que millones de chi-
lenos tienen, a través de las AFP que han adquirido acciones de esa empresa,
efectos negativos en sus ahorros.
Noam Chomsky y Heinz Dieterich acaban de publicar en Chile un libro
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Jorge Insunza:
“La izquierda es una real alternativa de cambios”
El Siglo, 4 al 10 de octubre de 1996
Jorge Insunza, candidato de la Lista C por Santiago, tiene las ideas cla-
ras: asegura que la contienda municipal es antes que nada una contienda po-
lítica. Estima que la fuerza de su candidatura se encuentra en el contacto
directo con la gente, debido a que existe una irritante desproporción en los
recursos económicos con los que cuenta cada comando.
“Los que levantaron la falsa idea de que esta no es una elección política,
argumentando que se trata de una elección local, dan fe de una profunda
ignorancia, mediocridad y oportunismo. Todos al mismo tiempo. Los secto-
res dominantes son los que quieren ocultar el hecho que en estas elecciones
se debaten grandes temas políticos. En nuestro contacto con la gente nos
hemos encontrado con un profundo desprecio hacia la política que se rea-
liza en las esferas de poder. Quienes desean ocultar el dato que esta es una
elección política, no hacen si no confesar que ellos han desprestigiado esta
noble actividad”.
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cejales pasan a ser meros voceros de ese enfoque. Esto se potencia con un
sistema electoral que traslada al nivel comunal el binominalismo que existe
en los espacios políticos del nivel central. Esta actitud excluye a sectores muy
importantes de la comunidad de la posibilidad de acceder a los espacios de
decisión municipal. Entonces, el municipio deja de ser un órgano de repre-
sentación de la comunidad para convertirse en un instrumento que repro-
duce las directivas del poder central. Esa realidad la queremos modificar en
forma sustantiva.
“Un segundo elemento que queremos tratar, y que está vinculado al
primero, se refiere a la participación directa de la ciudadanía a través de las
organizaciones sociales en la gestión municipal. Esta participación debe ser
con juicios, con una visión crítica y con la entrega de propuestas para mejorar
la gestión de los ediles. Ello se justifica en que a nuestro juicio no basta que
la democracia sea representativa, sino que además debe ser una democracia
directa y participativa. En este sentido, el recurso del plebiscito para asumir
grandes definiciones, como planes reguladores, el presupuesto anual, o la
decisión de grandes proyectos, adquiere importancia cardinal. La consulta
directa a la gente mediante esta herramienta debe ser considerada como un
método que mejora la relación entre la autoridad y la base. Lamentablemen-
te, hoy el plebiscito se hace solamente en las comunas ricas, debido a que la
municipalidad debe financiar su realización, por ello solamente se cuentan
consultas masivas en Las Condes. Estamos ante una democracia clasista, solo
para los ricos.
“Un tercer gran tema que nos preocupa es la calidad de vida. Un poder
comunal que funcione correctamente, debe abordar esta temática. Para abor-
dar esta necesidad, se deben hacer opciones entre el individualismo desen-
frenado que promueve el modelo, o un comportamiento solidario en el que
debe primar el respeto a la individualidad. La izquierda postula la segunda
opción, que ordena la formulación de sus propuestas. Estimamos que los
problemas de la congestión, la contaminación, la pérdida de tiempo de la
gente, se deben a que las fuerzas que sustentan el modelo están por el in-
dividualismo. Ello queda en evidencia cuando se aprecia la utilización del
transporte privado en desmedro del público, y es que la mayoría de las obras
viales que se han registrado en el gran Santiago incentivan el uso del vehículo
particular”.
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en los recursos económicos con los que cada comando enfrenta la campaña.
Los partidos que forman parte del bloque dominante han efectuado un tre-
mendo gasto, que ellos denominan “inversión”. Esos recursos se utilizan con
el objetivo expreso de crear en la gente niveles de falsa conciencia. En los he-
chos, se lleva a grandes contingentes de seres humanos a votar en contra de
sus intereses reales. Los potentados del proceso electoral son Jaime Ravinet,
Joaquín Lavín y Lily Pérez. Ellos reflejan intereses políticos más generales,
representan intereses de casta que compiten al interior de sus partidos. Esta-
mos conscientes de que existe una brutal diferencia en los recursos, por ello
nos hemos planteado potenciar el contacto directo con la gente. Queremos
dar a la campaña un carácter político. Nosotros no tenemos problemas en
participar en foros donde nos podamos encontrar con los otros candidatos
para debatir los problemas del país”.
Ravinet, como Lavín, hacen una campaña electoral en la cual lo último
que importa es la gente. La tremenda inversión de dinero que hacen es para
pavimentar sus futuras campañas presidenciales. Esa es la verdad”.
Elecciones antidemocráticas
A los ojos del candidato del PC, no es posible que se desarrollen elec-
ciones realmente democráticas en el contexto del modelo neoliberal.
“Este evento electoral, y ningún otro, en los marcos del modelo neoli-
beral puede ser democrático. Se reafirma con ello el planteamiento del Par-
tido Comunista en el sentido de que en Chile no se vive en democracia. El
proceso de salida pactada ha generado una transición que no es transición,
sino en verdad la instalación, por otros métodos, de los objetivos que moti-
varon el golpe de Estado de 1973. En los marcos del neoliberalismo no hay
democracia posible. Para tener democracia se debe superar esta situación y
ese proceso se va a dar. Deben tener claro que no se puede engañar a todos
los hombres todo el tiempo. Estamos convencidos que la fuerza de los he-
chos genera la convicción de que hay que luchar en contra del modelo y ese
sentido lo hemos captado en el marco de la campaña municipal”.
“La actitud de la llamada clase política produce en la gente un rechazo
muy grande y se debe ser muy objetivo, puesto que esa tendencia afecta a to-
das las fuerzas políticas, aunque nosotros, la izquierda consecuente, no tene-
mos nada que ver en la generación de ese estado. Se ha producido un repudio
generalizado a la actividad política. Se ve que los jóvenes no están ni ahí con
la política. Cuando hacemos presente, en los casa a casa, que nosotros somos
una fuerza de izquierda consecuente, sentimos una disposición de la gente a
escucharnos. Tengo la impresión de que las posibilidades de la izquierda son
cada día mayores. La izquierda se instala como una alternativa”.
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jemos de hacer, pequeño o grande, será un déficit que puede ser decisivo en
un resultado.
Este trabajo de contacto directo con el pueblo debe continuar más allá
de la elección. Entre las muchas cosas que nos diferencian de la politiquería
imperante, que tanto repudio provoca en la gente, está precisamente el hecho
que para nosotros la lucha por los derechos del pueblo no es un asunto de los
períodos electorales sino nuestra actitud diaria, permanente.
La lista C, la izquierda, es un punto de partida en un proceso que debe
culminar en la instalación de una poderosa alternativa de cambio en nuestro
país. Ese objetivo estuvo ya presente en la formación misma de la lista C,
donde más de un 20% de los candidatos son independientes o militantes,
propuesta para que todas las fuerzas alternativas integráramos una sola lista.
No fue posible. Pero una unidad más amplia, que dé cuenta de la diversidad
de fuerzas alternativas que se desarrollan en la contraposición a las múltiples
agresiones del modelo neoliberal, sigue y seguirá siendo un objetivo de nues-
tra política. Y en ello debemos continuar trabajando desde el día siguiente de
la elección municipal.
Esa izquierda auténtica, que recoge la herencia de decenios de lucha y
abre sin anteojeras sus ojos a lo nuevo que emerge, debe proponerse con el
aporte de todos configurar un proyecto de izquierda que fusione propuestas
alternativas con la acción y la lucha de masas. Eso es una necesidad en nues-
tra patria y debemos contribuir a llenarla.
Un nuevo momento de desarrollo en esa perspectiva es la venida a Chi-
le, para concurrir a la Cumbre Iberoamericana, de nuestro compañero Fidel
Castro. Fidel es un símbolo de dignidad y consecuencia que nuestro pueblo
aprecia profundamente. Hay que hacer valer el sentido mayoritario y reducir
a su minúscula expresión las provocaciones que se proponen los sostene-
dores de la dictadura pinochetista, que bajo batuta y con fondos extranjeros
quieren disminuir la significación de la visita de Fidel y de la Cumbre misma.
Todos los demócratas debemos converger para dar a Fidel el recibimiento de
masas que reafirme la solidaridad y la amistad con el pueblo cubano, y en esa
tarea la izquierda que emerge debe ser la fuerza más activa.
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más que confirmar esta apreciación. Cierta prensa, cuyo afán constante es
desacreditar la lucha de los trabajadores, le brinda espacio a destajo. Y en esas
crónicas se tergiversa, se deforma, se miente. El solo hecho de ser converti-
do en vedette de esos medios, bastaría para que Manuel Ahumada meditara
más seriamente. Es bien conocida entre los revolucionarios la reacción del
viejo dirigente obrero alemán Augusto Bebel: ante los aplausos de las bancas
de los reaccionarios que siguieron a uno de sus discursos en el Parlamento
alemán, termina diciéndose a sí mismo “¿Qué has dicho, viejo Bebel, que tus
adversarios te aplauden?”.
Ahumada debiera reflexionar y los que han (y hemos) valorado su acti-
vidad en distintos momentos, deben contribuir a ello.
¿Qué pone en cuestión esta desatinada renuncia? Cuestiones que son,
en última instancia, decisivas para los trabajadores y sus luchas.
Ahumada dice en “La Nación” que su distanciamiento se inició a las
alturas del último Congreso de la CUT. Es cierto. Hubo dos decisiones de
envergadura en las que su opinión personal fue distinta a la del colectivo. La
primera, un acuerdo de distribución de los cargos del consejo directivo sin
elección, que obligaba a los firmantes del acuerdo a comprometerse a modi-
ficar y hacer efectivamente democrática la generación de los dirigentes de la
Central. Eso no fue respaldado por los comunistas. La segunda, su idea de
que no se debía votar en primera vuelta por Roberto Alarcón, después de que
los dirigentes sindicales socialistas comprometieron su voluntad de modificar
los estatutos de la Central para una nueva forma de generación de las autori-
dades sindicales. Solo ahora sabemos que, aunque en esos momentos asumió
la decisión colectiva, quedó sentido.
Todo militante consciente sabe del valor que tiene para una fuerza de
cambios sociales de fondo, como somos los comunistas, la capacidad de to-
dos nosotros de asumir la necesidad de la unidad de acción y la dirección úni-
ca. Esta se forma en el debate del colectivo, en la expresión libre de todos los
puntos de vista, para llegar en definitiva a una conclusión que es válida para
todos. La obligación de asegurar esta unidad democrática es un derecho y un
deber para todo militante, pero lo es aún mucho más para un dirigente. A sus
obligaciones se agrega la de dar vida al colectivo, la de facilitar la expresión
de opiniones de sus compañeros, el resistirse a la tentación de las decisiones
unipersonales, inconsultas, que colocan a sus pares ante hechos consumados.
Es bien sabido que el modelo neoliberal promueve desenfrenadamente
el individualismo. Es que cuenta para sostenerse con la desagregación, la
dispersión, en primer lugar de los trabajadores, para sostenerse y perdurar. El
rol del individuo, el desarrollo de la propia personalidad es un valor, qué duda
cabe. Pero, si ese desarrollo personal se expresa como desprecio del colecti-
vo, como egocentrismo que no trepida en el uso de la expresión prepotente
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Jorge Insunza:
Se debe crear una alternativa con la gente
El Siglo, 14 al 20 de febrero de 1997
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jorge insunza becker, escritos políticos e ideológicos
Ideología neoliberal
Y es, una ideología que hoy se expresa fundamentalmente como la ideo-
logía del neoliberalismo.
Yo no soy muy especialista en cuestiones de historia, de modo que ha-
blo con alguna prudencia, pero de lo que hasta ahora llevo leído, el neolibe-
ralismo nació más o menos por allá por 1944, en un libro que se considera
como el punto de partida de sus concepciones. Un libro de un austriaco,
antifascista. Pero no todos los antifascistas eran progresistas y ese era bastan-
te reaccionario, y su punto de mira, curiosamente no era el comunismo. Su
punto de mira, a quien quiere derrotar, es al laborismo inglés, que en esa fase
de la política británica tenía las posibilidades de acceder al gobierno.
A la armazón de esta forma ideológica, han hecho contribuciones otros
pensadores, que con sus elaboraciones buscan liquidar toda ideología que se
contraponga al sistema.
Para cumplir este propósito, argumentan que, los desarrollos científicos
recientes, como por ejemplo la teoría del Estado y de la autorregulación, se
posan sobre un individualismo extremo, que es concebido como la mejor
forma de funcionamiento de la sociedad, y por tanto, se niegan conceptos
como la solidaridad.
Hace 50 años atrás, cuando la teoría cuántica llegó a la convicción de
que con los instrumentos matemáticos y con las concepciones físicas, que
utilizaba la humanidad en ese momento, era imposible definir al mismo tiem-
po la ubicación y la velocidad de una partícula –en la concepción de trayec-
toria hija en la teoría newtoniana–, se planteó la idea de que el conocimiento
de la realidad era para la humanidad, para el ser humano en su conjunto, una
imposibilidad, y por lo tanto, que el pronóstico científico y la pretensión de
una proyección de cualquier tipo de desarrollo, era un absurdo.
Hoy ese planteamiento, en medio de las búsquedas científicas para po-
tenciar las posibilidades de los hombres, se trata de utilizar precisamente para
negar en el terreno social el cambio, que puede permitir el desarrollo cientí-
fico del cual somos testigos.
Lucha ideológica
Entonces, la cuestión de la lucha ideológica para potenciar precisamen-
te el accionar político, es una cuestión esencial de la cual nosotros tenemos
que posicionarnos a fondo. Lo dicho es un asunto capital, de primera signi-
ficación, en medio del vendaval que ha significado el retroceso temporal de
las fuerzas progresistas a nivel mundial, nosotros debemos ser capaces de
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Tomemos gobierno de Frei, 1969. Con las luchas de los trabajadores desde
la fundación de la primera CUT el año 53, hasta el año 69, se había conse-
guido aumentar la participación de sueldos y salarios de aproximadamente
35% en el año 53; hasta un 42% el año 69. Fin de la dictadura, 1990, 35% de
participación de sueldos y salarios. Seis años de Concertación, crecimiento
con equidad: 32,5% hoy día, o sea peor que en los tiempos de la dictadura.
¿Significa eso que estamos diciendo que el gobierno de la Concertación es
peor que la dictadura? No.
El terrorismo
En estos días nos han convencido, o los han tratado de convencer, por-
que a mí no me van a convencer que el rescate de los cuatro compañeros es
un acto de terrorismo. ¿Si esto es terrorismo? ¿Entonces que es terrorismo,
desde el punto de vista de esta forma ideológica que existe? Terrorismo, es
toda acción de resistencia que implique una forma de lucha en la que se recu-
rra a la fuerza contra el sistema. Entonces así, faltará poco y faltó muy poco
–y en los hechos no faltó nada–, para que a nuestros compañeros de salud
los acusaran de terroristas, de criminales, porque luchaban contra un sistema:
la eficiencia. ¿Eficiencia para qué? ¿Eficiencia para quién? La eficiencia sig-
nifica por ejemplo: que ahora comienza una batalla para que dentro de una
concepción, dentro del concepto de eficiencia en los marcos de este sistema,
se pretenda que los bancos trabajen –fuera de trabajar de lunes a viernes–,
trabajen además sábados y domingos, y eso es eficiencia, o sea, que la gente
no descanse nunca.
Pero es tanto el peso ideológico de esta concepción, que aparece como
amorfa, porque la “gracia” de esta ideología, está precisamente en eso, que
no se presenta como ideología, sino que se presenta como puros resultados
científicos, todos son hechos indiscutibles, y por tanto, al “jetón” que se le
ocurra decir las cosas malas, ese merece que lo traten de terrorista. De terro-
rista ideológico, por último, de promotor de la violencia, o qué se yo.
En el terreno del trabajo, por ejemplo, polivalente. Claro, cualquier mar-
xista despistado dirá: “que son inteligentes los capitalistas”. Si Carlos Marx
y Engels escribieron páginas acerca de cómo los seres humanos en verdad,
cuando el comunismo llegara a este mundo de Dios iban a trabajar en múl-
tiples cosas, un tiempo en una cosa, un tiempo en otra, porque eso iba a
permitir su desarrollo normal. Entonces, la polivalencia es el adelanto del
comunismo, el comunismo en medio del neoliberalismo. Y los compañeros
saben en la práctica lo que es la polivalencia. Lo que es la flexibilidad del em-
pleo. Pero fíjate tú que palabras tan bellas: “la flexibilidad del empleo”. Y la
flexibilidad del empleo significa, junto con eficiencia, junto con polivalencia,
por ejemplo, que en el caso de los compañeros de la salud, se les impone un
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sistema en el cual el ministro Figueroa –en este caso el Figueroa chico– dice
que él está defendiendo la calidad del servicio público, y entonces la eficien-
cia, pero resulta que el sistema que proponen es tal, que dará estímulos a
pequeños grupo de trabajadores, no más del 30%. Y los otros no, entonces si
todos trabajan bien no hay estímulo, entonces para que haya estímulo, por lo
menos el 70% tienen que trabajar mal. Esa es la concepción de la eficiencia.
Nuestra obligación es desnudar todo esto, y para eso la formación ideo-
lógica es un asunto capital. Por cierto, nuestra tarea no es solo denunciar.
Nuestra tarea es construir, construir alternativa, ese es el lema que ahora
levantamos, que yo tenía pensado.
Y construir alternativa implica tener los ojos muy abiertos, oído muy
atento para escuchar a la gente. Porque, si asumimos que en realidad la for-
mación de ideología es indisoluble del desarrollo del movimiento, luego es
con la gente que tenemos que construir esa propuesta de alternativa.
Hay una cosa que en el mundo ha cambiado bastante en los últimos
años, y es que como resultado de esta propia realidad, de la degradación ex-
trema de la política, y por tanto del razonable desprestigio de la política ante
los ojos de la gente, digámoslo francamente, desprestigio que también nos
cae a nosotros aunque no tengamos nada que ver con eso, pero nos toca a
nosotros. Este fenómeno implica nuevas y múltiples formas de organización
de la gente que no puede dejar de organizarse, porque los problemas exis-
ten. En este marco la izquierda tiene que asumir con plena determinación
la función de ser articuladores de todos esos movimientos y avanzar en la
construcción de una propuesta común.
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“El ministro del Interior, Carlos Figueroa, nos expresó como una preo-
cupación política la reposición del acuerdo nacional”, afirmó Jorge Insunza,
miembro de la comisión política del PC. “El diálogo surgió en el marco de
una entrevista con el PC, la que tuvo por objeto analizar la situación de Colo-
nia Dignidad y los detenidos desaparecidos que habría en su interior”, aclaró
el dirigente.
La propuesta que finalmente los comunistas hicieron a la Concertación
fue bajar a sus candidatos en las circunscripciones donde el oficialismo tiene
posibilidades de doblar a la derecha, a cambio de un respaldo de la alianza
a algunos de sus candidatos a diputado. Sin embargo, dicha posibilidad fue
desestimada ayer por la DC y el PPD.
“La restitución del acuerdo dijo Insunza, derivó de una sucesión de
peticiones hechas por distintos personeros de la Concertación Rolando Cal-
derón, Sergio Bitar, Camilo Escalona, Víctor Manuel Rebolledo al PC.
Apreciamos este hecho, por cuanto se trató de tomar conciencia, algo
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tarde, del riesgo que significa la ofensiva desatada por Pinochet, el militarismo
y la derecha, producto del sistema binominal y de los senadores designados”.
El dirigente PC refutó las declaraciones de algunos miembros del blo-
que de gobierno y señaló que “Aquí se han dicho muchas tonterías. El dipu-
tado León (DC) hizo una declaración risible, pues argumentó que los comu-
nistas hicimos esta propuesta demasiado tarde, siendo que está hecha hace
8 meses. Esto quiere decir que tiene que dedicarse a otra cosa, porque para
trabajar en política hay que tener un mínimo de información”. Y continuó,
“Krauss dice que no aceptan la incorporación a la Concertación de aquellas
fuerzas con las cuales tienen diferencias de principios básicos; ¿de dónde
ha sacado Krauss..., quién es él para plantear que queremos ingresar a ese
conglomerado?”
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Javier Chávez
Jorge Insunza
Antonio Hermosilla
Miembros del comité central del Partido Comunista
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Jorge Insunza
Candidato a diputado de La Izquierda
Distrito 9, de la IV Región
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les más altos: crecimos del 5 al 15%. Es el distrito que más significación tiene
en cuanto a aumento. Y el Distrito 20 registra el número más alto de votantes
de Chile, por tanto el incremento que obtuviéramos allí iba a repercutir en la
media nacional de la izquierda, así como en la media regional. Yo me siento
muy contento, creo que hemos hecho un gran trabajo con la gente de allí,
hemos instalado en una zona significativa del país como son estas comunas
de Estación Central, Maipú y Cerrillos, una alternativa seria, influyente, con
ascendiente sobre la gente, y hoy contamos con casi un 15% de la votación.
Creo que es fruto de un mensaje que recogía la problemática de la gente, que
daba respuestas con propuestas muy concretas, y nos deja en la Región Me-
tropolitana, como a nivel nacional, una idea de consolidar un vínculo con la
gente de manera muy directa y muy cerca de ella, recogiendo sus problemas.
¿Qué fórmula de trabajo se empleó en su campaña?
No fue otra cosa que insistir en que aplicáramos lo que ha sido siempre
la concepción de política de la izquierda. Sentir que las candidaturas no son
restrictivas al candidato, sino que este forma parte de un movimiento y por
consiguiente de todos los comités que deben trabajar con la candidatura; y
luego, que el estilo de esos comités debe ser una forma muy directa de víncu-
lo personal con la gente, ya sea en las ferias libres, en sus sindicatos, en juntas
de vecinos, en clubes deportivos, así como en las propias poblaciones con un
casa a casa. Y todo esto, hecho con el efecto multiplicador que da el contar
con la integración de muchos comités en distintos puntos del distrito. Si hu-
biéramos alcanzado mejores resultados aún. La clave estuvo allí, con un can-
didato y una candidatura que sintió que esta es una bandera que corresponde
levantarla, toda vez que se condice con los problemas reales que la gente
está viviendo en el distrito. Los problemas que nosotros levantamos, forman
parte de los treinta puntos básicos que la izquierda levantó para esta elección,
y se veían reflejados en la población misma, como los temas de ingresos sa-
lariales, cobro de gasto fijo, vivienda, espacios deportivos, educación, salud;
asuntos que siguen vigentes y nos obligan a seguir trabajando durante estos
4 años hasta la próxima elección, demandando y movilizando a la gente para
presionar y conquistar estas demandas que son elementales.
Se habla mucho del efecto del voto nulo, ¿qué opinión tiene al
respecto? ¿Es un voto que busca expresarse contra el modelo?
No cabe duda de que la mayor parte de esa conducta electoral es una
crítica, un rechazo al sistema político establecido. Con una visión muy obje-
tiva, esa es una votación más cerca de la izquierda que de cualquier otra que
hubiera estado en disputa en la elección. Si hacemos un trabajo tomando en
cuenta que hemos demostrado que es factible incrementar la influencia elec-
toral de la izquierda, debiéramos ser capaces de cautivar en forma muy activa
a toda esa gente, que quiso protestar de esa manera.
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Un manifiesto actual
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Todo el mundo sabe que hay productos y procesos productivos que arriesgan
la vida de la humanidad pero continúan siendo realizados porque su deten-
ción comprometería utilidades. “Quien comprende y no hace nada es que no
comprende nada”, es un lema de grupos ecologistas. Es una hermosa frase
solo que no tiene en cuenta que el interés del capital es más fuerte que la
razón y el sentimiento y que por ello es necesario el cambio revolucionario.
El Manifiesto es un documento polémico, si los hay: un fantasma re-
corría Europa y se trataba de oponer la verdad a la leyenda. Eso tanto en
cuanto a la visión de la realidad como a los objetivos de los comunistas, los
fundamentos de la necesidad de su realización para abrir nuevos horizontes
a la humanidad y, por ello, de su contenido ético.
La descalificación del contenido humanista de las propuestas del co-
munismo era, por cierto, un tema predilecto de la descalificación fantasmal.
La sociedad capitalista con su idolatría del mercado, y el desenfrena-
do individualismo que es su inevitable correlato, no deja subsistir entre los
hombres, para decirlo con palabras del Manifiesto, otro vínculo que el frío
interés. “El mundo frío e impersonal del dinero”, dicen entre nosotros los
publicistas del sistema acertando a dar con la verdad aunque no hayan leído,
probablemente, el Manifiesto.
La ética del postmodernismo es, quizás más desnudamente que en cual-
quier otra época del capitalismo, esa estrecha visión utilitarista y la crueldad
consecuente. En nuestro siglo, la organización del movimiento obrero ame-
naza al sistema proveniente de la emergencia de las primeras experiencias
de socialismo, que con todos sus defectos realizaron políticas sociales que
atraían a los trabajadores y no podían ser ignoradas, contuvo el antihuma-
nismo que dimana del desarrollo y la absolutización del mercado. Ahora, ha
emergido con todo su descaro.
Eso es lo que ponen de manifiesto los conceptos de Hayek, gurú del
pensamiento único: “La popularidad de la idea que es mejor cooperar que
competir demuestra el desconocimiento de la verdadera función orientadora
del mercado” es su punto de partida. De allí deriva la tarea capital: “la lucha
contra el socialismo, la lucha por abolir todo poder que trate de dirigir los
esfuerzos individuales y distribuir deliberadamente sus resultados”. Y amo-
nesta airado: “Pueden los intelectuales seguir empecinados en el error de
creer que el hombre es capaz de diseñar nuevas y más adecuadas éticas socia-
les. En definitiva, tales nuevas reglas constituyen solo una degradación hacia
modelos de convivencia… más primitivos”. Y para Hayek no se trata solo del
marxismo sino también de la Teología de la Liberación, por ejemplo, y por
cierto del llamado Estado de Bienestar alentado por la socialdemocracia, que
fue el primer blanco de sus proclamas.
Ante esta realidad, siguen teniendo sonoridad también en este terreno
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los objetivos que Marx y Engels plasmaron en una frase definiendo la esencia
de nuestra postura ética: aspiramos a que el libre desenvolvimiento de cada
uno sea la condición del libre desenvolvimiento de todos. Ello solo es posible
en una sociedad construida sobre otras bases donde el progreso no sea una
maldición para la mayoría sino una posibilidad para todos los seres humanos
en su diversidad.
Los tópicos del Manifiesto son numerosos y no se podría comentar
cada uno en los marcos de estas líneas. Pero es claro que sus contenidos
mantienen su fuerza convocante.
Es obvio que será una tontería pensar que el Manifiesto contiene acaba-
das las respuestas a nuestras demandas teóricas de hoy. Pretenderlo, o acer-
carse así a su texto, es simplemente separarse radicalmente del marxismo. En
los 150 años transcurridos desde su redacción, el mundo ha experimentado
considerables transformaciones cuya comprensión es una tarea actual y no
resultará de la mera consulta mecánica de un texto clásico. Al mismo tiempo,
se puede decir que los avances del conocimiento humano ponen a los revo-
lucionarios de hoy en cierta ventaja respecto de los autores del Manifiesto.
Marx y Engels indicaron en vida el camino de la creación teórica rigurosa.
Corrigieron ellos mismos el texto del manifiesto en notas al margen cuan-
do el nuevo conocimiento lo hacía indispensable. La más conocida de esas
correcciones es la que derivó de los descubrimientos históricos de la comu-
nidad primitiva, sociedad donde la lucha de clases no existió. No desarrollar,
entonces la teoría en base a las nuevas realidad y nuevas adquisiciones del
pensamiento equivaldrá a negar el marxismo.
Pero hay otra tontería igual o acaso peor: retroceder, bajo la presión de
la ofensiva ideológica de los defensores del estado de cosas actual, más atrás
de las adquisiciones teóricas y científicas de los creadores del marxismo. Ese
es el camino ciego en que se ha embarcado los llamados renovados. Al reac-
cionar así, se han negado a sí mismos facultades para incidir positivamente en
el curso de los acontecimientos. Podrán haber obtenido ventajas temporales,
pero son apenas ventajas de administradores, de capataces del sistema.
El desarrollo de la teoría es un imperativo de la actualidad. Si nos damos
cuenta de los cambios que han tenido lugar facilitaremos la permanencia del
sistema capitalista con los desastres consiguientes. Equivaldría a ignorar la
relevancia que los propios autores consideraron que sería creciente con el
tiempo de la importancia de los factores subjetivos en la lucha por el cambio
revolucionario.
Las demandas son muy vastas. Mencionaremos algunas.
Es sabido que en los orígenes de la llamada “renovación” ha estado la
idea de la desaparición de la clase obrera como sujeto histórico. El argumento
toma pie de los cambios experimentados por las fuerzas productivas y los
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más evidente la inutilidad de la burguesía como clase y el rol central del tra-
bajo vivo como creador de riqueza.
Es nuestra tarea comprender a fondo estos procesos y aprender a asen-
tar en ellos las nuevas formas de organización para llevar adelante la lucha de
clases para hacer realidad los cambios radicales en la sociedad descubriendo
y construyendo las formas de lucha adecuadas a las nuevas realidades.
Hace pocos días se publicaron algunos de los datos del estudio realizado
por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sobre el
desarrollo humano en Chile. El diario “El Mercurio”, adalid de lo más vulgar
del pensamiento posmoderno, constata: “Según lo señala el documento del
PNUD existe una ‘asintonía’ entre los resultados objetivos del progreso y la
percepción subjetiva de la gente, es decir, en un país con notable desarrollo
económico las personas no se sientes felices”.
¿Asintonía? Nada de eso. Esa es ni más ni menos que la única sinfonía
que es capaz de construir en esta época de capitalismo. Esa y no otra.
Eso es lo que prueba la tristeza, la tremenda inseguridad e incertidum-
bre de los chilenos que constata el estudio del PNUD. Y por cierto no es
un asunto solo de los chilenos. En la globalización a dominio burgués que
cursa en nuestros tiempos ese cuadro es el del mundo. En un planeta con
5.000 millones de habitantes, poblado por una humanidad que ha accedido a
conocimientos que permitirían satisfacer sin apuros todas las necesidades de
sus semejantes sin destruir el nicho que nos cobija, apenas 500 millones, me-
nos de un 10% viven confortablemente mientras 4.500 millones se debaten
en medio de necesidades angustiosas y perfectamente solubles y una buena
parte de ellos en la miseria sin atenuantes. Si en nuestro mundo, 358 ultra mi-
llonarios se apropian de fortunas que equivalen a los ingresos del 45% de la
población mundial, es que es indispensable y a la postre inevitable el cambio
del régimen social que permite que se genere tal aberración.
“Los comunistas trabajan en todas partes por la unión y el acuerdo entre
los partidos democráticos de todos los países”, se lee en el Manifiesto. Es una
indicación que también vale hoy día. Más aún cuando los valores democráti-
cos que en las luchas contra el viejo régimen tomó como suyos la burguesía
en ascenso, hoy los ha lanzado por la borda. Las banderas de la democracia
no pueden ser sostenidas sólidamente en otras manos que no sean las de
los que pugnan por la superación del capitalismo. Un régimen social que es
portador de inmensos riesgos para el desarrollo de la humanidad, se segrega
y excluye con tal saña, no puede sostenerse sino incrementando siempre más
la coerción. Para confrontarlo con éxito hay que trabajar por unir a todos los
afectados por las consecuencias de ese dominio añejo y unir asumiendo que
la dimensión internacional de las luchas es hoy, en los tiempos de la globali-
zación neoliberal, un imperativo más claramente insoslayable.
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Un negociado indecente
El Siglo, 24 al 30 de julio de 1998
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en las propias filas de las Fuerzas Armadas. Un brigadier general del Ejército
de Chile, Fernando Arancibia, planteaba hace ya varios años, la necesidad de
desahuciar, por ejemplo, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca,
emanado de la guerra fría, porque si tomamos en cuenta –decía– que EE.UU.
es en este momento la incontrarrestable superpotencia y no hay condiciones
y fuerzas que la equilibren, es necesario desvincularse de ese Tratado.
El cambio es un imperativo, no solo por tanto de los que hemos venido
avanzando por años tras banderas rojas, lo es también para los que portan
banderas verdes o multicolores, como las que ondean nuestros pueblos origi-
narios, y para todos los que sienten de veras los colores de la bandera patria.
Se requiere articular todas estas fuerzas. Ese es el proyecto común que
necesitamos diseñar e instalar, vinculado a las múltiples luchas y demandas
que estallan aquí y allá, pero que hasta hoy son paso fácil de los dominadores,
porque son todavía dispersas. Un proyecto articulado, construido en común,
es la base indispensable de una verdadera transición a la democracia, que pro-
bablemente, será reconocida en la historia, no con el nombre de transición de
la democracia, sino que de revolución democrática.
Jorge Insunza:
“Rescatar la experiencia de la Unidad Popular es
una gran tarea en la construcción de izquierda”
El Siglo, 31 de julio al 6 de agosto de 1998
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Un significado vivo
Desde el punto de vista de hoy, a dos años de concluir el siglo,
¿cuál es el significado que tiene en términos reales esta fecha?
Creo que son significados múltiples y cada uno de una gran riqueza,
tanto en los grandes aciertos de la política popular que llevó adelante el go-
bierno de Salvador Allende, como también es una fuente de muchas leccio-
nes para la reconstrucción de un proyecto de izquierda hoy. Para hablar de
algunas de las primeras: un cientista político, que en verdad tiene valores en
su creación teórica, hizo en el período de la crisis del socialismo una reflexión
en cuanto a que las fuerzas de la izquierda representarían la bandera de la
igualdad y las fuerzas de la derecha representarían la bandera de la libertad
y que, en buenas cuentas, el drama del siglo habría sido el que la izquierda
no hubiera sido capaz de asumir como suyas las banderas de la libertad jun-
to con las banderas de la igualdad, en el proceso de transformación social.
Yo creo que el gobierno de Salvador Allende desmiente absolutamente esa
apreciación, que la considero básicamente instrumental, aunque busca apro-
ximarse a términos reales, como fue la incapacidad del llamado socialismo
real de incorporar efectivamente los valores democráticos como parte de
su creación de sociedad. En el caso de la experiencia chilena, vinculada al
nombre de Allende, pero donde es bien conocido que los comunistas fuimos
un factor de primera significación en la aceleración de esa concepción y de
esa forma de desarrollo de la sociedad, las tareas humanistas de la lucha por
la igualdad social, las libertades para todos los seres humanos, la llevó a cabo
incluso a contrapelo de la experiencia de los llamados socialismos reales.
¿Podría desarrollar esa idea?
Allende constituye un gran desmentido a la historia deformada que se
ha hecho durante la dictadura y también vinculada a la crisis de los socialis-
mos reales, de este periodo. Esa deformación está refutada en los hechos y en
la práctica del Gobierno Popular. Si hay algún defecto es precisamente en un
sentido contrario. El gobierno de Allende, y quienes lo formamos tenemos
responsabilidad en ello, no cometimos excesos en cuanto a las restricciones
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Fernando Sepúlveda
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Extracto del informe rendido al IV Pleno del Comité Central del Parti-
do Comunista, realizado el sábado 10 de abril, por Jorge Insunza, miembro
de la comisión política del CC.
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La agresión a Serbia
La agresión contra Serbia de las fuerzas de la OTAN, bajo la égida de
los EE.UU., es un hecho gravísimo y que debe ser condenado sin atenuantes.
Constituye una violación flagrante de la soberanía de un Estado Indepen-
diente.
Para justificar la agresión se aducen razones humanitarias. Que sea cla-
ro: no compartimos las decisiones de las autoridades serbias que retiraron a la
minoría étnica albanesa de Kosovo los poderes autonómicos que el régimen
socialista les había acordado. Pero, sería absurdo ignorar que las presiones de
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Cuba
En estos días vuelve a levantarse una sórdida campaña para acusar a
la Revolución Cubana de violaciones sistemáticas a los derechos humanos
–sociales y económicos– tratando de obtener, después de la derrota experi-
mentada por el gobierno norteamericano el año pasado, una nueva condena
en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Paralelamente, se trata de
boicotear y hacer fracasar la Cumbre Iberoamericana que debe tener lugar
este año en La Habana.
Lo cierto y evidente para quien quiera juzgar sin anteojeras, es que lo
que más afecta el goce pleno de los derechos humanos en Cuba es la persis-
tente agresión de los EE.UU. contra ese pueblo hermano. Son 40 años de
agresiones y bloqueo. Este ha sido condenado reiteradamente por la Asam-
blea General de Naciones Unidas, pero el imperio persiste y, más aún, pre-
siona a otros países para imponérselos igualmente. Ello ha dificultado el de-
sarrollo de Cuba y ha creado difíciles situaciones a sus habitantes.
Este es el hecho básico e insoslayable si se quiere opinar sobre Cuba.
Sin embargo, apenas reactivada la campaña de insidias, el gobierno y
dirigentes de la Concertación, incluidos dirigentes socialistas, han puesto una
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El juicio a Pinochet
La Cámara de los Lores ha emitido un nuevo pronunciamiento en el
caso de Pinochet.
Lo esencial es que la resolución ha denegado la impunidad del dictador
por crímenes de lesa humanidad y específicamente por el delito de tortura.
La victoria democrática alcanzada con este fallo es tanto mayor cuanto
que la campaña por librar a Pinochet de ser juzgado, es gigantesca. No solo
se trata de la intervención abierta del gobierno de Frei en su defensa, defensa
directamente personal en esta fase, sino de los millones de dólares que em-
plea la internacional de la reacción y el militarismo coaligada en la defensa
del tirano.
Confrontados a la derrota que significa la resolución de los Lores se
habla ahora de extraditar a Pinochet a Chile, porque aquí se lo podría juzgar
por los crímenes que se autorizan a los jueces españoles y que por los otros
que no se han considerado base de extradición a un tercer país que no sea
Chile pero que aquí podrían ser incorporados al proceso.
¿Hay acaso mínimas garantías de que en la institucionalidad imperante
pueda realizarse un proceso a Pinochet? Es claro que no. Y si alguien necesita
todavía una prueba, no tiene más que remitirse a las maniobras que se han
activado para alcanzar lo que ridículamente RN llama un Contrato para la Paz
y que no es más que un nuevo intento de imponer leyes de punto final. En
los últimos días se ha conocido la existencia de negociaciones secretas entre
Lagos y Lavín para llevar adelante una operación política que canjee la nega-
ción definitiva de justicia por cierto conocimiento del destino de los deteni-
dos desaparecidos y limitados cambios en el sistema institucional. Quieren
garantizar la impunidad del dictador a cambio de una verdad parcial sobre
los detenidos desaparecidos, negando el derecho a la justicia. En estas con-
diciones podrían demandar la extradición del dictador y eliminar enseguida
todo proceso.
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En medio de la crisis
Los tiempos de crisis sirven para que cada quien se muestre como es, y
así el pueblo podrá orientarse mejor.
La crisis económica, que es crisis del modelo neoliberal, del capitalismo
en su fase actual, da lugar a la emergencia de luchas más resueltas y enérgicas
de diversos sectores a lo largo del país.
En estas semanas el país entero ha sido impactado por las luchas des-
plegadas por el pueblo mapuche en defensa de sus tierras y derechos y por la
energía con que han enfrentado a los usurpadores, en especial a las grandes
empresas forestales.
Las acciones realizadas, las nuevas formas de coordinación que emer-
gen, ponen en claro las limitaciones de la política del gobierno de la Concer-
tación, que ha sido incapaz de reparar siquiera los estragos que el modelo
neoliberal provocó en los tiempos de la dictadura. No han tenido la voluntad
política para reponer a ese pueblo las tierras que se les había transferido el
Gobierno Popular y que les fueron arrebatados por la tiranía. En vez de reco-
nocer la insuficiencia de sus políticas y sus responsabilidades en los conflictos
en curso, han convertido, una vez más, la represión y la persecución de los
que luchan por sus derechos en la respuesta del gobierno.
La temática mapuche se ha instalado como un problema actual que
obliga a todos los actores políticos, para bien o para mal, a pronunciarse.
Las luchas en curso cuentan con nuestra decidida solidaridad, como
lo puso en evidencia la jornada cumplida por Gladys en la IX Región el fin
de semana pasado. Trabajamos y trabajaremos para que esas luchas unan al
pueblo mapuche con los componentes del pueblo chileno que experimentan
también la agresión del modelo.
El conocimiento directo de la realidad en que viven los que combaten,
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Cesantía
De los muchos efectos dramáticos que conlleva la crisis del sistema, de-
bemos asumir con determinación el drama de la cesantía de cientos de miles
de chilenos y en particular de los jóvenes.
La cesantía en el modelo neoliberal no es pura consecuencia de la co-
yuntura económica. Es un flagelo inherente al modo de funcionamiento del
capitalismo, fuertemente acentuado en la etapa actual.
La organización de los cesantes y el despliegue de acciones para impo-
ner el resguardo de sus condiciones de vida y las de su familia, y sobre todo la
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del año 33 o 34, cuando don Enrique tomó en sus manos una antorcha de
valores e ideales, en definitiva imperecederos, que estarán siempre en el cora-
zón de los seres humanos. Y él la llevó con dignidad, con firmeza, con deter-
minación, afrontando con igual hidalguía y dignidad tanto los momentos de
auge, como los momentos de tremendas dificultades.
Don Enrique ingreso al Partido Comunista por los años 30, siguiendo
los pasos de un gran camarada, su cuñado Julio Alegría, y el de tantos otros
que luchaban por cambiar y mejorar la situación de los trabajadores, en es-
pecial, y de la sociedad en su conjunto. Lo traía en sus venas y por lo tanto
en su corazón. Con el ímpetu de su juventud se incorporó activamente a las
organizaciones sociales, participando en la formación de todas aquellas que
el partido estimaba importante desarrollar. Durante esos años la gran tarea
era atajar el fascismo, mantener y fortalecer las organizaciones del pueblo,
construir el Frente Popular.
Su vida y sus amores fueron la familia y el partido.
Formado en una familia numerosa, enfrentado a tener que trabajar des-
de muy joven, se incorpora a las actividades laborales a los 20 años, formán-
dose por su cuenta e iniciando los pasos para formar una empresa artesanal,
que mantendría como su forma de vida por 50 años, hasta que las moderni-
zaciones y el esquema de libre mercado y los monopolios hicieran imposible
su subsistencia. Cuando la crisis arreció en lo económico, no pudo escapar a
esta realidad de nuestra patria. La derrotó con más trabajo. Tampoco escapó
a esta situación el partido y optó por ofrecer su casa para convertirla durante
muchos años en la casa del partido de la Quinta Comuna, que pasaría a tener
el gran valor conservado en la memoria de muchos camaradas de los grandes
aportes que al partido del sector y sus compañeros hicieron al triunfo de la
Unidad Popular.
Durante el gobierno de Gabriel González Videla, período de ilegalidad,
las reuniones de los militantes de las células de Hirmas, de Chocolates Costa,
del J.J. Aguirre, entre otras, empezaban desde las 7 de la mañana en esa casa,
para entrar y salir por turnos. En ese mismo período, con el ropaje del club
deportivo, se hizo una entrega de carné a nuevos militantes a través del gran
camarada Elías Lafertte. Cuánto honor y, digo, cuánto valor y compromiso.
Todo lo que hizo lo hizo con su sello único, de corazón y de un cora-
zón tremendo, que en lo máximo era su familia y dentro de ella incluía a su
partido. Durante años se dedicó fundamentalmente, junto a sus camaradas,
a desarrollar el trabajo de venta y difusión del diario El Siglo y lo asumió
como él hacía las cosas, con alegría, fuerza, mística y, de este modo, dando un
ejemplo. Por las características propias de su ser, una de las tantas cosas que
lo caracterizaron fue que siempre estuvo presente en las premiaciones por
tareas cumplidas, donde ganó medallas al mérito en las campañas de ventas
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por las que las transnacionales deberán ser compensadas si las leyes que se
dicten en los Estados en que operan relativas a los derechos de los trabaja-
dores, la protección del medioambiente o reglas económicas o fiscales que
se dicten por los órganos del Estado respectivo, determinan (esto es textual)
“una fallida oportunidad de realizar las utilidades previstas” al momento de
instalarse. ¡Ni el Consejo de Indias tuvo tales ocurrencias!
La síntesis del fracaso de este modelo es la crisis de la deuda externa
cuya magnitud crece de año en año, aunque los países paguen a costa de sus
necesidades más urgentes. Los países ricos reciben por concepto del servicio
de la deuda 4 veces más que lo que entregan como ayuda oficial al desarrollo.
Sin embargo, las soberanías de los Estados no son afectadas solo en el
plano económico social. Inevitablemente esta política de sometimiento se
continúa con la amenaza del uso de la fuerza y el uso de ella, sin más, al
margen de toda norma internacional. Para hablar solo de los últimos he-
chos, mencionemos los salvajes ataques aéreos a Yugoslavia, decididos por la
OTAN en los marcos de una nueva doctrina que extiende unilateralmente sus
pretendidos derechos más allá de los países que la conforman. Tales acciones
están destinadas a eliminar toda resistencia a la imposición de “un nuevo or-
den internacional” basado en los intereses de los EE.UU. y sus aliados.
Lo que parecía un logro irreversible de la humanidad hasta hace algu-
nos años, esto es, la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las
relaciones internacionales, es hoy sobrepasado en este llamado “nuevo orden
internacional”. Nuestra posición es que las Naciones Unidas son el único
órgano legítimo para decidir el uso de la fuerza. Para ejercer ese derecho
extremo es indispensable que la ONU se modifique profundamente en un
sentido democrático y eso vale en particular para el Consejo de Seguridad
donde debe elevarse la presencia de las diversas regiones del mundo y elimi-
narse el derecho de veto.
La defensa de la soberanía nacional en nuestro proyecto no significa
un ciego aislamiento ni una absurda e impracticable autarquía. Significa sí,
que asumimos que la mundialización no es sometimiento ni negación de los
valores que la diversidad nacional representa como riqueza de la humanidad
en su conjunto.
Significa que la interdependencia debe desarrollarse sobre la base de
la solidaridad y no del lucro financiero y asumiendo con clara conciencia la
realidad de las profundas desigualdades existentes, fruto de siglos de domi-
nación y exacciones.
Por ello, nuestra propuesta considera que América Latina y el Caribe
sean una preocupación privilegiada de nuestra política internacional para
avanzar a una integración económica y social que nos permita pensar efecti-
vamente en los asuntos mundiales. Propiciamos la integración plena al MER-
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Jorge Insunza
Perfil de Katherine Hite, en “When the romance ended. Leaders of the
Chilean Left, 1968-1988”, Columbia University Press, 1999
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ponerlo todo, y este es un tema más falso que Judas, porque, en definitiva, era
realmente un debate intransigente, académico, que, sin embargo, se convirtió
en la lucha más apasionada y abarcadora. Y aquellos, y este es un punto que
vale la pena explorar para el registro histórico, aquellos que estaban en las
posiciones más ultraizquierdistas entonces son los mayores reformistas hoy,
¡y esto se puede ver con nombre y apellido! Es una faceta política.
¿Y cómo explicaría esto?
Creo que es una manifestación, en primer lugar, de una conceptualiza-
ción fundamentalmente individualista de la marcha de la historia, de la auto-
afirmación del papel del individuo en la historia. Por supuesto que creo en la
importancia de los individuos, pero si vamos a examinar la historia como es
debido, como la lucha de las masas, entonces este tipo de posturas deberían
ser descartadas de plano. También creo que la interpretación de la historia
debe tener una base científica, y debe ser tratada como tal. Esto puede sonar
un poco dogmático, pero creo que a menudo es difícil para los de hoy distin-
guir entre un cierto grado de dogmatismo y la necesidad de una base teórica
sólida para analizar la historia y la lucha popular”.
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armada del PCCh en los años ochenta. Es una lógica consciente por parte de
Insunza. Sin embargo, este énfasis en no armar y entrenar a las masas es iró-
nico, dada su fuerte crítica a los “ultraizquierdistas” al principio de su texto.
Posteriormente, Insunza aludió a la crítica interna del PCCh sobre su
propia responsabilidad en la derrota del gobierno de la Unidad Popular. Sin
embargo, en nuestra entrevista, predominantemente abierta, Insunza prefirió
no profundizar en esta autocrítica:
“Permanecí en Chile después del golpe en la clandestinidad desde 1973
hasta 1975. A finales de 1975 tuve que abandonar el país... con el fin de pro-
teger a los dirigentes se resolvió que nos fuéramos. Permanecí en el exilio
desde 1976 hasta 1983, año en que regresé y permanecí en la clandestinidad
hasta 1990. Fue un periodo de gran reflexión política y teórica para todos los
que formábamos parte de la izquierda, ya que nos pusimos a pensar en las
razones de nuestra derrota. Me centré mucho en la cuestión del poder. Estoy
convencido de que los comunistas hicimos una reflexión muy seria y honora-
ble, tratando de llegar al fondo de lo que fue nuestra propia responsabilidad
en la derrota”.
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Izquierda Re-unida
El Mercurio, 26 de marzo de 2000
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Hernán Soto
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Ortodoxia Neoliberal
El gobierno de Lagos aplica de un modo ortodoxo la política econó-
mica neoliberal. Continúan las privatizaciones. Es ilustrativo el caso de ESS-
BIO, pese a la fuerte resistencia de la región afectada. Se sigue operando para
la privatización por vía indirecta de CODELCO, ENAP, Banco del Estado y
se persiste en los caminos, rutas urbanas, aguas, cárceles.
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Nuevas contradicciones
Esta política incuba profundas contradicciones. Una manifestación de
ellas es la situación de los productores lecheros y aceiteros. En el primer caso,
el Presidente usó un tono admonitorio para afirmar que los problemas del
agro en el sur no se resuelven con aranceles, sino que Chile debe caminar
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Falsa conciencia
Pese al cuadro descrito, hay encuestas que señalan un incremen-
to en la adhesión a Lagos.
Develar cómo se forma esta falsa conciencia y contrarrestarla, es una
gran tarea que tenemos por delante.
El Presidente despliega una intensa actividad, ha conseguido que sus
funcionarios se vinculen con la gente y ha instalado un sistema comunica-
cional de considerable efecto. Medidas como la apertura del paso por La
Moneda, su presencia durante los temporales, su asertividad ante los mandos
militares, los gestos en el campo de la cultura, han elevado su audiencia.
Hay un evidente desfase entre las dificultades que experimentan a dia-
rio, y los resultados de las encuestas. La derecha, con notable cinismo, no
vacila en posicionarse en los problemas que genera el propio sistema que
instalaron y defienden. Es una responsabilidad nuestra impedir que la falsa
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Cultura o espectáculo
Un aspecto que debemos considerar es la fuerte arremetida que tiene
lugar para colocar al lado del poder a la intelectualidad y, en especial, a las
fuerzas de la cultura.
Los pasos del gobierno pueden producir efectos temporales. El me-
cenazgo seduce, pero no puede bloquear la comprensión de la realidad que
hace más y más evidente que el sistema neoliberal es humanamente inviable.
En este sentido, las palabras de José Balmes planteando la exigencia de una
verdadera política cultural democrática, con un rol preeminente del Estado,
que no se reduzca al espectáculo, fueron importantes.
¿Qué rol le asigna en el nuevo cuadro a la proliferación de las
mesas de diálogo?
Rolando Rebolledo exponía días atrás algunas reflexiones sobre esta
pretensión de imponer la idea de que la sociedad debe abordar sus conflictos
por esta única vía, como si no existieran antagonismos y todo se pudiera
resolver por la simple comunicación e intercambio de ideas. Hay mesas para
los derechos humanos, para la relación entre trabajadores y empresarios, en
el campo universitario, en el agro.
Este es un estilo propio de los mentores de la tercera vía y en realidad
no es nada nuevo. Son ideas previas a las conclusiones de Marx sobre las
sociedades de clase, son los métodos del reformismo socialdemócrata que
operaron en favor de los trabajadores durante el tiempo de la amenaza latente
del socialismo existente en Europa del Este, que obligó a la instalación del
llamado “Estado de bienestar”, pero que se convirtió en una forma crecien-
temente corrupta de colaboración de clases en perjuicio de los trabajadores.
Cooptación
Se trata, sobre todo, de prevenir la emergencia de una alternativa anti-
sistémica, de engullir a las fuerzas revolucionarias, de prevenir por la vía de la
cooptación la emergencia de luchas que pongan en cuestión el sistema.
Los consensos solo pueden funcionar hasta que emerge con fuerza de
masas una alternativa no simplemente al gobierno, sino al sistema como tal.
En el cuadro político chileno de hoy –reitero, de hoy– la única organización
que puede articular esa fuerza alternativa es el Partido Comunista. Tratar de
debilitarnos es un asunto muy importante, que no tiene que ver mecánica-
mente con nuestra fuerza relativa actual, sino con lo que somos como futuro.
En esto coinciden la derecha y sectores de la Concertación.
Hay casos en que los comunistas han apoyado la idea de parti-
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Desafuero
El miércoles comienza el proceso de desafuero de Pinochet en la
Corte Suprema. ¿Qué podría significar para el cuadro general?
Su resultado es incierto. Las presiones de la derecha para liberarlo son
grandes, y el gobierno vacila. Es cierto que alegará el Consejo de Defensa
del Estado por el desafuero, pero esta señal es contradicha por la posición
prescindente que adopta el propio Lagos: “en democracia, resuelven los tri-
bunales”.
Está en proceso de elaboración una declaración que demanda la aplica-
ción de las normas internacionales en materia de derechos humanos, y que es
un planteamiento que tiene expresión en los adherentes de las 3 candidaturas
presidenciales alternativas y en gente de la Concertación.
Municipales
Se aproximan las elecciones municipales y tanto la derecha como
la Concertación han delineado sus estrategias. ¿Cómo se ve la pers-
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ese pasado los pone frente a un espejo donde se ven su propio rostro, y ese
rostro no quisieran reconocerlo. Nosotros no tenemos problemas en mirar-
nos en el espejo del pasado, porque nuestro rostro es esencialmente el mis-
mo, con más canas o menos pelo, pero un rostro limpio de quienes actuamos
siempre sobre la misma base.
Y usted esos últimos meses de Gobierno Popular, ¿fue siempre
optimista o pesimista? ¿Veía que la cosa iba a terminal mal o siempre
tuvo esperanzas?
No, teníamos una conciencia muy clara de las dificultades. A mí mismo
me correspondió, no recuerdo exactamente la fecha, el 24 o 25 de agosto,
puede ser, informar al partido en una asamblea que se hizo en el Teatro
Caupolicán, con 7.000 militantes del partido en Santiago, mostrando de una
manera muy descarnada las dificultades, pero también mostrándole al partido
que existían objetivamente las posibilidades de pasar adelante, de superar los
problemas que enfrentábamos. Ciertamente, al hacer un balance más decan-
tado de ese periodo, uno debe sacar la conclusión de que esta política de
desestabilización, de la introducción de la violencia como un factor activo
de la política por parte de la derecha, no fue suficientemente respondida por
nosotros, y que por tanto ayudó a producir una descomposición del estado
de ánimo, hasta eventualmente colocarnos en minoría de la parte activa, y a
mucha gente colocarla en una situación de indefinición. Si nosotros hubié-
ramos tenido capacidades que implicaban también el llenar un vacío en la
realización de nuestra política, lo que tenía que ver con el empleo obligado,
necesario, de formas de violencia para contener la violencia reaccionaria. Si
nosotros hubiéramos resuelto ese problema mejor, yo creo que hubiéramos
tenido las posibilidades de superar las dificultades y defender el proceso revo-
lucionario. Hoy día puedo decir esto con una impresión más clara, en retros-
pectiva. En ese tiempo pensábamos que con lo que estábamos haciendo aun
así era posible contener la embestida reaccionaria; y en los hechos, mientras
Prats logró mantener la dirección del Ejército, y por tanto mientras la reac-
ción lanzar bajo un solo mando a las Fuerzas Armadas contra el pueblo, el
Gobierno de Allende pudo defenderse. La traición de Pinochet es un factor
muy determinante en el desenlace, con el uso pleno y desencadenado de la
violencia en sus peores formas, de la derrota de la revolución chilena. Eso es
claro que nosotros no lo previmos de una manera suficiente.
O sea que se pecó de un optimismo…
Había un grado de optimismo no sustentado en la realidad.
¿Cómo se preparó el partido para pasar a clandestinidad en caso
de emergencia? En qué consistió fundamentalmente.
La preparación principal estaba orientada a resistir y derrotar la even-
tualidad de una embestida armada contra el Gobierno. Y el Partido en ese
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importante que muestro con esto es que había una cierta preparación previa
de que el golpe podía venir, y que había que estar preparado también para esa
eventualidad. Y cuando él lo va a imprimir, cae con él. Entonces hubo que
re-redactar todo de nuevo, ya no podíamos contar, con la calidad de Corva-
lán ya preso, con una que él firmaba, entonces yo re-redacté el documento,
basándome esencialmente en lo que Corvalán había preparado, pero ahora ya
como un documento del Partido.
¿Se hizo el Manifiesto de Octubre?
Ese es el Manifiesto de Octubre. Y ese material lo imprimí y empeza-
mos a distribuir hacia otros compañeros que tenían sus propios círculos, nue-
vos mimeógrafos. Y mi hermano Mario cayó por eso, él cayó poco tiempo
después y estuvo desaparecido cuarenta días hasta que mi madre lo hizo apa-
recer, sobre la base de presionar, de batirse, de ir al Diego Portales, de exigir
y de crear al mismo tiempo una relación, por su coraje, por su determinación,
de amistad con un general de la Aviación, en este caso el general Berdichevs-
ky, que asumió hacer aparecer a Mario. Y Mario vive por ese empeño de mi
madre, porque si no estaría en una lista infinita de desaparecidos.
Entonces, ¿funcionó esto de A y B? Porque si usted era de A, em-
pezó a trabajar con B digamos.
No claro, eso desapareció y ahí se produjo una suerte de –llamémoslo
así– selección natural.
Pero por qué usted si era conocido, y Orlando Millas, que tam-
bién era conocido, a lo mejor no tanto como usted pero, ¿por qué Or-
lando Millas tenía que irse para afuera y usted quedarse?
No, Orlando Millas era más conocido que yo.
Era más conocido, pero… era ministro y todo eso pero…
Pero, no, solo porque se mostró en la práctica que había quienes tenía-
mos una mayor disposición para el trabajo clandestino.
Como un don.
Claro, y una capacidad de organizar, de contactarse, de correr el riesgo
adecuado y no exponerse en demasía, que éramos capaces de autoproteger-
nos, en fin. Entonces eso determinó que se resolviera, en estas condiciones,
por razones de trabajo y, combinando razones de la personalidad, conoci-
miento, de facha, aspecto, tamaño, que se yo. Entonces Orlando Millas no
tenía esto último, es así.
Era muy grandote.
Gladys, Gladys puede hacer un gran trabajo porque venía recién llegan-
do del festival mundial de la Juventud.
De la Solidaridad.
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¿Y Rafael Cortés?
Rafael era encargado de cuadros, y él tenía atenciones regionales. Al-
gunos regionales se distribuyeron entre los que podían tener una mayor ac-
tividad pública. Y a mí se me asignó en relaciones políticas. Yo logré hacer
contactos con la Democracia Cristiana, con el sector democrático del parti-
do, con Belisario Velasco…
Huepe…
Yo a Huepe casi no lo vi. Con Renán Fuentealba y Belisario yo podía
hacer contactos demasiados amplios, con ellos yo me reuní varias veces. Con
la nueva dirección socialista, que se constituyó con Ponce, Lorca y Lagos, a
los cuales les tratamos de ayudar para que pudiera consolidar ahí un plan de
trabajo, cosa que se logró hacer… cayeron ya en el año 75. Varios cayeron
el 74 pero más del doble de ellos cayeron el 75. Ahí tuvimos una gran pér-
dida, porque ya había comenzado un proceso real de articulación, que tenía
grandes posibilidades de conseguir armar el movimiento, en mucho menos
tiempo del que resultó necesario.
Bueno, y el año 73… estos primeros meses del año 73 y 74, la re-
presión, ¿ya no es tan masiva?, ¿es más selectiva?, ¿se puede funcionar
un poco mejor? Porque la apreciación que yo tenía, con la gente que
he hablado, es que el 74 no hay grandes golpes hacia el partido, no hay
golpes estratégicos, creo que cae Montes el 74. ¿Cuál era el recuerdo
que tiene usted?
Todo el año 1973 fue un periodo de reconstitución de las redes y co-
nexiones que habían quedado completamente rotas y desarticuladas, por la
magnitud de las caídas que se produjeron, también en las regiones. Noso-
tros no podíamos tener una idea completa de la cantidad de los cuadros
que nos mataron en todos los lugares, porque fueron asesinados después en
las cárceles de la dictadura. Un cuadro completo no lo pudimos tener hasta
comienzos del ‘74. Entonces, el rehacer los vínculos, que fue el trabajo que
hacía Zamorano, y en particular Cortés, fue un trabajo pesado, difícil. Mucha
gente hubo que sacarla de regiones para traerla a trabajar a Santiago, y al re-
vés, enviar gente de Santiago para reinstalarse en regiones con vista a poder
establecer estructuras mínimas.
Gente que no sea conocida, ¿esa era la idea?
Sí, sobre la base de que no fueran conocidas. Ahora, un gran golpe nos
dieron efectivamente cuando cayó Jorge Montes.
¿Él era de la CP no?
Él era otro miembro de la CP.
¿Él era senador también?
Él era senador. Y Montes, tiene un libro muy bello, se llama “La luz entre
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que permitían, en este caso, primero notar por la casa donde se hospedaba, y
ahí él tenía la elección de … quién tenía a quién.
Y se pudo haber caído ahí.
Y en ese momento era una ratonera, y ahí cayó la enlace de organizacio-
nes, que era la que tenía este listado nacional.
¿Y cayó más gente a partir de ahí?
Cayó gente en todas partes. Se dice, creo que es una exageración, que
habían detenido a catorce. No es imposible, pero…
¿Esos son los errores que se refiere el informe que hizo el XV
Congreso? El informe que hizo el XV Congreso hay una parte que dice
que en este primer período, del 73 al 76, se cometieron errores en el
trabajo de la clandestinidad. ¿A eso a lo mejor se referirá?, ¿a ese tipo
de errores?
Se refiere a eso y se refiere también a una cosa en que todos caímos, el
derecho que nosotros… la DINA detectó un fenómeno, y es la convicción,
la fuerza, que tiene la relación familiar. Ellos, dicen, los comunistas son gente
que cuando tiene familia, mantiene una relación estrecha con ella, la cuida, se
preocupan de sus hijos, su relación con la esposa es una relación muy fuerte,
no son en general mujeriegos…
Hicieron un perfil.
Un perfil de cada uno. Un perfil general del militante comunista y des-
pués un perfil de cada uno de lo que iban recogiendo, conociendo, respecto
del rol que jugaban en el partido, la posición que tenían, y de sus característi-
cas personales, incluso de gestos. Por ejemplo, identificaron a un compañero,
que tú conoces, Sergio Ovalle. “Sergio Ovalle enciende un cigarrillo con la
mano izquierda”, “Sergio Ovalle ronca”. Pero, iban consiguiendo datos, por
ejemplo en mi caso, esto es una cosa estrictamente del 74. Ya estaba reins-
talaba una capacidad de generación de infraestructura del partido y se con-
siguió un equipo grande, con compañeros que eran muy rigurosos, seguros,
que empezaron a encontrar gente que estaba dispuesta a arrendar casas en
su nombre para habilitarlas como casas de seguridad del Partido. Y a mí me
asignaron una casa, solo. Entonces yo, viví ahí con una señora, la compañera
Toledo, y vivíamos en un departamento en Lord Cochrane, pero entre 10 de
Julio y Avenida Matta, que es una zona de departamentos. Yo iba saliendo
por Lord Cochrane y siento el reconocimiento de una persona. Un tipo de
mierda, que había sido compañero de curso mío en la universidad, y que me
ubica. No hay nada tan fuerte como los gestos, como cuando la gente de pue-
blo dice que a este se le perdió hasta el modo de andar, te están diciendo una
cosa muy sólida, porque efectivamente cambiar el modo de andar, y la posi-
bilidad de que te reconozcan por el modo de andar, es muy fuerte. Son cosas
que no se tienen en la consciencia, que están en el subconsciente. Entonces
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Había compañeros a los que nunca se les tomó una foto, y fotos de
Rafael prácticamente no había, y nunca se les tomó.
¿Quién era José Pino?
José Pino era un compañero que se llama, que se llamó en verdad José
Edelstein. Era un hombre de una gran experiencia, de un gran nivel ideológi-
co y político que trabajó con el partido. Era un miembro del Comité Central,
pero también él fue formador del Partido Comunista de Paraguay, era un
hombre…
¿Es chileno?
Era un hombre chileno-argentino.
Bueno y usted me contaba esto de que les hacían un perfil, esto
de los gestos y de los errores de esta primera etapa de la clandestini-
dad, este rollo de la familia…
Claro, los errores tienen que ver –por ejemplo– que pareciera ser que el
hecho de que Jorge Muñoz se hubiera visto con su compañera fue un factor
que facilitó el trabajo de la DINA. Jorge en ese tiempo, durante todo ese
primer periodo, siguió en el trabajo. Él era secretario del comité regional de
Santiago, de Santiago Centro, que le llamaban el regional capital. Él continuó
en ese trabajo durante ese primer tiempo, y cuando se resolvió, pero ya esto
en junio, julio del 75, que yo debía salir, porque se asumió, por distintas in-
formaciones, que la presión de búsqueda sobre mí era muy fuerte, que yo pa-
saba a ser el eslabón débil del grupo de dirección, desde el punto de vista de
seguridad, entonces se resolvió que yo salía. Esto tuvo que ver con un asunto
en el que, desgraciadamente, yo tenía razón. Yo recibí información, de los
distintos vínculos, en cuanto a que la situación de Carlos Lorca era de mucho
riesgo, y que estaba en riesgo de caer. Y eso estaba vinculado a un compañe-
ro nuestro que les ayudaba, que yo no sabía que les ayudaba. Entonces yo le
transmití esto a mis compañeros de la dirección que hagan contacto a través
del enlace, y los compañeros estimaron que eso tenía que ver con cierta apre-
hensión que yo tenía en relación con mi situación de este tipo, que tenía que
verlo con lógica, que no lo veía con lógica. En verdad no tenía que ver con
eso, tenía que ver tanto que nunca cayó un compañero por eso. Entonces se
resolvió que yo saliera. Punto. Asumí que por un tiempo era probablemente
mejor que saliera, porque a esa altura estaba esto de que se buscaba gente con
el nombre y apellido. Entonces, respecto del error, primero, efectivamente la
mantención de la relación familiar era un riesgo que adicionaba riesgos a la
persecución. La forma en la que se usaba el sistema de enlaces, tanto que, de
manera un poco excesiva, en el otro período, durante un cierto tiempo, no
hubo más, se evitó el enlace, porque el enlace resultó ser, en estos casos, un
factor de riesgo…
Dejaba una estela.
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Porque tenía… claro, no podía recordar todas las direcciones que tenía
que aprenderse de memoria, que se yo, en fin. Entonces eso implicaba un
modo de trabajo para el cual nosotros no teníamos técnicas suficientes como
para defendernos de una detención. Ninguno de nosotros sabía detectar con
certeza un seguimiento. Ninguno de nosotros asumía que era más fácil, mu-
cho más fácil, detectar un seguimiento si tú te movías en vehículo que si te
movías a pie. Y en verdad el sentido común, que no siempre fue un buen
sentido, indicaba que la cosa era más o menos al revés, y casi se prescindía de
los vehículos. En la segunda etapa de clandestinidad yo manejé todo el tiem-
po, yo mismo, porque eso era lo más seguro, porque en definitiva la detección
del seguimiento con vehículo tú la haces si estás atento entre 5 y 7 minutos, y
hay modos después de evadirse y hay que botar el auto, a esa altura ya hay que
botar el auto y salir en otra cosa, pero detectas, y evitas el riesgo, que no solo
te perjudica a ti sino que perjudica a todo tu equipo de trabajo en el que estés,
en este caso el equipo de dirección, en mi caso. Entonces había insuficiencia
de expertise para el trabajo clandestino, había estas caídas, llamémoslo así, de
las relaciones familiares. En este periodo nació Carlos, nació en febrero del
74, y en el intertanto nació Sebastián en mayo del 75.
Seguido
Claro, muy seguido. Ahora, yo pedí que, dado que mi compañera no
era conocida, felizmente se llama Silvia Rojas y, por tanto, tiene un nombre
recontra corriente, entonces yo durante largos períodos pude vivir en dife-
rentes casas, a veces con otras personas, a veces solo, vivir en diferentes casas
de seguridad.
¿Cómo crió a su hijo ahí Ud.? ¿Qué pasó con eso?
No, ahí la responsabilidad la asumió Silvia, yo logré vivir con ellos un
tiempo. O sea yo viví con Carlos, hasta que tuvo poco más de un año, un
año dos meses o tres meses me parece. Yo no conocí a Sebastián en Chile, lo
conocí en la Unión Soviética. Cuando yo salí, yo volvía, hasta que se produce
la caída de la dirección. Los tipos no sabían que yo no estaba, tanto que a
Víctor Díaz lo primero que le preguntaron era “¿y dónde está el Coke?” Era
el que les faltaba en su puesto. Él no le respondió y le preguntan al compa-
ñero dueño de casa.
¿Becerra?
No, Becerra es la persona de la casa de la calle Conferencia, ahí cayó el
equipo de dirección, y en esta reunión el Víctor no estaba. Víctor cayó 5 o 6
días después, por el seguimiento del enlace. En la casa que se había arrendado
especialmente, el dueño de casa era el compañero Jorge Canto, ingeniero, que
vive en Chile actualmente. Entonces él me contó que cuando los detuvieron
a todos ellos, a Víctor lo empezaron a golpear, hablaban por teléfono dicien-
do “si, tenemos al chino” y preguntaron: “¿y dónde está el Coke?, ¿dónde
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El tema fue sugerido por los organizadores y había que aceptar el desa-
fío de intentar una respuesta.
Esta no puede ser más que una primera aproximación. Lejos de mí
pretender agotarla o exponer criterios que no puedan ser sometidos a crítica.
Los cursos que se inician serán plenos de consultas, intercambios y dudas.
No en vano Marx, consultado por sus hijas acerca de su frase preferida, res-
pondió: “Siempre duda”.
Partamos por decir algo sobre el origen del concepto de izquierda. La
historia, la verdadera historia, es siempre una buena consejera.
Quienes dieron origen a la denominación, por tanto, los primeros re-
presentantes de la izquierda fueron los “montagnars”, los seguidores de Ro-
bespierre. En la Asamblea, más precisamente en la Convención Francesa,
que expresó los intereses de la Revolución, los representantes jacobinos, la
Montaña, ocupaban los escaños de arriba y la izquierda. Los girondinos, los
de la derecha y de abajo. Unos y otros expresaban el conflicto entre dos
concepciones del desarrollo de la revolución. Una que proponía la alianza
de sectores de la pequeña burguesía revolucionaria con el pueblo, con los
“sans culottes”, otra que se conformaba con una monarquía constitucional y
privilegiaba más bien una alianza con sectores de la nobleza, aunque estos no
ya como dominadores. Una corriente, los jacobinos, ponía al centro la lucha
por la libertad, la otra tenía como lema central la defensa de la propiedad,
ciertamente no feudal, sino burguesa. La mayoría de los convencionales, que
oscilaban entre esas dos vías, se instalaban al centro.
Podemos decir que los izquierdistas de ese tiempo nos heredaron valo-
res que se pueden asumir con orgullo.
Ellos promovieron y decretaron la primera Declaración de los Dere-
chos del Hombre y del Ciudadano, cuya influencia traspasó ampliamente las
fronteras de Francia.
Tienen sonoridad hasta nuestros días sus afirmaciones democráticas
categóricas. “La libertad es el poder de cada hombre de ejercer según sus
decisiones todas sus facultades. Tiene los derechos de otros por límite, la
naturaleza por principio y la ley por salvaguardia” (art.4). “La ley no puede
defender nada que sea dañino para la sociedad, la ley no puede ordenar sino
lo que le es útil” (art.5).
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Los defensores del medio ambiente levantan demandas justas para ter-
minar con el drama de los niños que absorben plomo, o las temporeras que
paren niños deformes porque trabajan con pesticidas que agreden al ser hu-
mano, o las plantas industriales que destruyen para siempre equilibrios eco-
lógicos que llevan a la desaparición de especies.
El capitalismo salvaje en Chile y el mundo entero privilegia el afán de
lucro y pasa por alto las consecuencias que su modelo de acumulación tiene
en el medio ambiente, en él enorme derroche y agotamiento de recursos
naturales y en los peligros que el conlleva a la humanidad. Hace pocos días
el nuevo Gobierno norteamericano decidió su retiro unilateral del acuerdo
de Kioto donde el Estado norteamericano se había comprometido a la dis-
minución de los gases de invernadero. El centro imperial produce por sí sólo
el 25% de esos gases. No obstante, Bush determinó que importan más las
ganancias de sus empresas.
El ecologismo consecuente no puede sino confrontar el neoliberalismo
y el poder imperial y hacerse parte de la lucha de la izquierda. Por otra parte,
ser de izquierda hoy significa incorporar la dimensión de la defensa del medio
ambiente y el concepto de desarrollo sostenible.
Una reflexión semejante debemos hacer como izquierda en relación
con los movimientos feministas. Los problemas de género son una realidad
que no resuelve el éxito de la lucha de clases per se. Es una especificidad que
ignoramos en ciertos periodos de nuestro pasado. Y lo propio vale para la
diversidad sexual. Toda demanda justa debe ser parte de nuestra visión de
izquierda hoy.
Los sectores medios sienten con creciente crudeza que el sistema actual
reduce cada día sus espacios. Han sido amedrentados dos siglos con el fan-
tasma del comunismo que amenaza su propiedad. Hasta ahora han comul-
gado con esas ruedas de carreta. Así fue en la mayoría de los casos durante
el Gobierno Popular. Pero los hechos hablan por sí mismos y confirman las
palabras de Marx: “Se nos ha reprochado a los comunistas querer abolir la
propiedad personalmente adquirida… ¿os referís acaso a la propiedad del
pequeño burgués…No tenemos que abolirla: el avance del capital está abo-
liéndola a diario…”. Esas capas sociales de la cuidad y del campo tendrán
más posibilidades con los trabajadores que contra los trabajadores. Eso es
claro. Es claro también que hay contradicciones por ello no es obstáculo para
formas de unidad y acuerdo que el gran capital no será capaz de construir.
Ser de izquierda hoy obliga a profundizar en los problemas de la sub-
jetividad. Otros mejor que yo podrán exponer este decisivo asunto. No obs-
tante, se puede decir que el inmenso despliegue de la ideología dominante
por medio del control agudizado de los medios de comunicación de masas
es un factor poderoso para el mantenimiento del sistema. La falsificación de
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El diálogo inicial con Jorge Insunza, que tuvo lugar al mediodía de ayer
y que está grabado, en su parte medular es el siguiente: Consultado si es efec-
tivo que este lunes tuvo una reunión con Camilo Escalona para tratar el tema
electoral, respondió:
“Efectivamente nos reunimos para evaluar de conjunto las repercusio-
nes que ha tenido el acuerdo que se ha realizado entre el PS y nosotros.
Acuerdo que no es un pacto, (y está) limitado a un número restringido de
distritos en los cuales vamos a proceder a retirar a nuestros candidatos para
votar por los candidatos socialistas en esos distritos. Y vamos a recibir un
apoyo del PS en dos distritos, el 9, Illapel, y el 16, Pudahuel”.
“Lo hicimos en una casa particular del sector céntrico (el encuentro)
... En un departamento. Es de un amigo común. Fue en la tarde, antes de la
demorada recepción de Patricio Aylwin a la dirección del PS. Era útil hacerla
antes de ese encuentro porque teníamos que precisar bien la forma de expo-
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Gladys Marín
“Cumpliremos nuestro compromiso”
El Siglo, 10 de agosto de 2001
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Acuerdo continúa
La dirigente ratificó la vigencia del acuerdo pese a todas las afirmacio-
nes en su contra, señalando: “lo haremos en la base. Y ahí ya nos estamos
encontrando a lo largo de todo el país, donde ha provocado una gran alegría
que alcanza más allá de los militantes de los partidos y se expresa en sectores
descontentos por la cesantía y los bajos salarios”. Con este acuerdo –enfati-
zó– “vamos a lograr que ese descontento no lo capitalice la derecha”, y su-
brayó que su materialización se convertirá en un estímulo para las demandas
democráticas.
Paso externo
En cuanto a la reunión realizada en La Moneda, la calificó como un
“gesto público, hacia afuera” de los personeros de la Concertación, e insistió
en que no obstante ello, “el acuerdo no se desarmó y Camilo Escalona ha
dicho que da ese paso de proclamar en algunos distritos a los candidatos de
la Concertación, pero al mismo tiempo ha reiterado todos los otros concep-
tos emitidos. Para nosotros, eso significa que se mantiene la declaración del
20 de julio, en la cual señalan su pertenencia a la Concertación y a la vez su
propósito de terminar con este sistema binominal. Y que esto se puede dar
en el caso del Partido Comunista, en los distritos 9 y 16”.
Sobre los partidos que se oponen a este acuerdo con los comunistas,
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advirtió Gladys Marín que son los mismos que aplauden los acuerdos con la
derecha y siguen buscando un entendimiento con ella, más allá de la Concer-
tación, para el próximo periodo. Particularmente, fustigó a Patricio Aylwin y
Eduardo Frei por haberse opuesto abiertamente al acuerdo, mientras “cuan-
do encabezaron sus respectivos gobiernos no hicieron nada por cambiar la
antidemocracia en Chile.”
En relación a los efectos políticos del acuerdo, señaló que su mayor
importancia radica precisamente en que se empieza a crear una nueva situa-
ción en la gente, en el entendimiento popular y en la exigencia por demandas
democráticas.
Consultada sobre si se seguirá contando con la participación de diri-
gentes socialistas en los actos de las candidaturas comunistas en los distritos
donde no hay candidatos del PS, señaló que así ha ocurrido en Pudahuel
y ocurrirá en el Distrito 9. “Algo particularmente importante –sostuvo– es
que eso no solo se está dando en esos distritos, sino en otros que no están
incluidos.”
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La palabra socialista
En su discurso, el hermano de Camilo Escalona señaló: “para noso-
tros, una delegación de socialistas que comenzamos la jornada con el acto
de inauguración del comando de Julia Urquieta en Pudahuel, en el Distrito
16, este día histórico que estamos viviendo junto a los candidatos del partido
Comunista nos llena de profunda alegría y esperanza. En este norte hermoso
que cobijó ayer a Recabarren y a Allende, recogiendo esa fuente inagotable
de historia y tradiciones, pretendemos iniciar el camino para terminar con
las exclusiones. Los socialistas estamos en contra de todos los tipos de ex-
clusión, de la excusión que sufren nuestras minorías étnicas, los jóvenes que
no pueden continuar sus estudios, las familias que no tienen un techo donde
cobijarse y las mujeres que son doblemente discriminadas. Al concurrir a
este acuerdo hemos expresado nuestra voluntad de, en primer lugar, hacer
fuerza común contra nuestro adversario político real, que es la derecha. En
estos días el señor Lavín, junto a tres personas, reinauguraron la institución
de los senadores designados en este país. Con la fuerza brutal de los poderes
fácticos hicieron arrodillarse al señor Piñera y designaron a tres senadores,
transfiriendo la decisión del pueblo a este puñado de personeros que domi-
nan a nuestro país desde las sombras.
Este acuerdo con nuestros compañeros comunistas es para enaltecer la
política de verdad, la política limpia y transparente que nos permite mirarnos
de frente. Más allá de lo que ocurra en diciembre, este es un primer paso para
reconstruir, desde la gente, una fuerza social y política que permita levantar
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Sectores de la Concertación
se disponen a gobernar con Lavín
Punto Final, 31 de agosto de 2001
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Siendo muy acotado, tiene la virtud de ser una señal de que es posible
una nueva forma de relación entre nuestras fuerzas políticas. Para muchos
es un mensaje claro: que las fuerzas de Izquierda se hacen cargo de la grave
situación que produce la aplicación ciega del modelo neoliberal y que des-
punta la posibilidad de hacer las cosas de otra manera. En cada lugar en que
explico estas cosas, cuento lo que me sucedió en Illapel poco después de
haberse logrado el acuerdo. Se me acercó un compañero de edad y me dijo,
“yo creo que Allende estaría recontento con esto”. Me pareció una síntesis
notable. Así se advierte en muchos lugares. Para el neoliberalismo fue un
rayo que les cayó encima, de ahí la violencia con que reaccionaron. Y para
otros, fue algo que venía a alterar un cuadro al que se habían acostumbrado y
ponía en cuestionamiento ínfulas y pretensiones. Ha sido penoso el caso de
Aylwin, a quien la vida le dio tiempo para una nueva voltereta. Todos cono-
cemos su historia política. Patricio Aylwin vivió el período en que la Falange
Nacional rompió con el Partido Conservador y se convirtió en un vector del
pensamiento cristiano con sentido progresista. Y en la historia de la Falange
hubo hechos valiosos, como una oposición tenaz a la Ley de Defensa de la
Democracia. Pero el mismo Aylwin, entre 1970 y 1973, se convirtió en un
elemento determinante para desencadenar el golpe de Estado. Y después fue
expresión de la resistencia democrática a la dictadura. Nosotros, sin olvidar
el 73, asumimos que había un valor más grande en el hecho de derrotar a la
dictadura y no tuvimos problema para votar por él. Pero ahora se convierte
una vez más en un anticomunista démodé.
La atracción derechista
Si la derecha obtiene éxito en diciembre, se crearán condiciones
sicológicas para que muchos piensen que triunfará en las presiden-
ciales del 2005. Y eso es algo que al parecer muchos dirigentes de la
Concertación no entienden o no quieren entender.
Lo entienden perfectamente y no les molesta para nada. Hay sectores
de la Concertación que se disponen a gobernar con Lavín, incluso ocupando
funciones de gobierno y manteniendo también en ese período la política de
los consensos. Es la única que ven como posible, les conviene a ellos y a los
grandes empresarios. Si se analizan las propuestas que hacen no puede sino
concluirse que esos sectores de la Concertación hacen política mirando solo
a una minoría del país. Ejemplo es la llamada “reforma tributaria”, que no
instaló la derecha sino los senadores Foxley y Boeninger (DC). Esta presunta
rebaja de impuestos a las personas significa que 17.000 personas que ganan
dos y medio a tres millones de pesos mensuales para arriba van a recibir 100
o 120 millones de dólares de lo que constituiría parte del Presupuesto Nacio-
nal para sus gastos personales. ¿Y se piensa que eso va a reactivar el mercado
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interno? Ellos ya tienen de sobra para comprar todo lo que quieren y por lo
tanto no tendrá efecto reactivador alguno. Los que se van a reactivar proba-
blemente son los bancos de las Bahamas que recibirán mucho más dinero
por la fuga de capitales.
La línea del PC
¿El acuerdo con el PS no significa un «ablandamiento» de la línea
del PC frente al gobierno y al modelo?
Es un tema importante. Hay gente que no tiene prejuicio anticomunista
que ha expresado temor de que el acuerdo significara morigeración o ablan-
damiento de nuestra posición, ya sea frente al sistema como en el tema de
derechos humanos. Las posibilidades de confusión existen y son serias. Con
los socialistas esos temas ni siquiera se discutieron porque no se trata de un
pacto. Es un acuerdo de carácter limitado, que constituye un paso táctico –
por definirlo así– que tiene una proyección de largo plazo. Una proyección
estratégica en cuanto a crear un modo distinto de relación entre fuerzas de
Izquierda que han visto deterioradas sus relaciones. Esto en el bien enten-
dido de que nosotros no le exigimos al Partido Socialista que se retire de
la Concertación ni el Partido Socialista que cambiemos nuestra postura de
oposición al sistema y de oposición al gobierno.
Cuando Aylwin fue elegido presidente, el Partido Comunista declaró
que su posición sería de independencia. Sostuvimos esa actitud durante un
año y medio. Cuando el gobierno comenzó a asumir el modelo neoliberal
como propio, cuando hizo el acuerdo con Renovación Nacional sobre una
reforma tributaria que mostraba la permanencia de esa línea neoliberal, cuan-
do redujo la política social a simples parches y cuando fracasó en procesos de
democratización mínima, tuvimos que pasar a una oposición que se mantuvo
durante el resto del gobierno de Aylwin y durante el de Frei.
Cuando Ricardo Lagos fue elegido, asumimos que se había producido
un hecho: muchos sectores del pueblo, incluyendo de nuestra área de influen-
cia, veían la elección de Lagos como un cambio y una esperanza. Tuvimos
en cuenta que no debíamos hacer nada que nos separara de esos sectores.
Decidimos adoptar nuevamente una posición de independencia y no de opo-
sición. Eso no alcanzó a durar un año. A la altura de marzo-abril llegamos a
la conclusión que esa postura era insostenible. No teníamos más alternativa
que proclamar nuestra oposición. Y aun así hicimos la propuesta de acuerdo
electoral a la Concertación en función de crear condiciones que permitieran
un debilitamiento de la hegemonía neoliberal en la Concertación o al menos
crear otras para que la gente juzgara que no había excusas de que el Parla-
mento no permita legislar por falta de una mayoría favorable a determinados
cambios. Hemos visto, con pesadumbre, que el propio Lagos ha llevado ade-
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lante una política que en muchos conceptos es hasta más neoliberal que la de
gobiernos anteriores.
¿Quién es el campeón de los intentos por instalar al Alca en América
Latina? El gobierno chileno. Lagos aparece jugándose y cooptando a sectores
que lo ven como una personalidad de Izquierda. Esa imagen todavía persiste
y le ayuda poderosamente a Lagos para jugar un rol dañino en el esfuerzo por
hacernos parte de una globalización bajo dominio transnacional. Lagos ha
llegado a extremos increíbles como debilitar el Mercosur y también al propio
Grupo de Río.
Esa actitud se advierte también en el plano militar, con Chile in-
tegrándose al esquema defensivo-ofensivo de la superpotencia y estre-
chando vínculos como la adquisición de aviones F-16.
Así es, y a un costo colosal. El armamentismo aparece impulsado por
Estados Unidos y de acuerdo a datos ciertos, en un periodo de 10 años se
gastarán 5.000 millones de dólares, lo que es una cosa increíble para un país
con tantos problemas. Frente al tema del gasto militar, como Izquierda no
podemos estar contentos de lo que hemos hecho. Hemos alzado la voz oca-
sionalmente sin bastante fuerza. Esto tiene que ver con algo más general y
que se refiere a la dispersión que nos ha marcado en estos años y que se ma-
nifiesta en diversas iniciativas que surgen y luego se estancan o simplemente
desaparecen.
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Problemas de la Izquierda
Sus opiniones dan cuenta de importantes posibilidades y desa-
rrollos estratégicos que pueden o no materializarse. Faltan, creo, apre-
ciaciones más directas de lo que sucede hoy, que no es demasiado
alentador, y también a problemas atinentes al bajo nivel de lucha y
significación del movimiento social y de la Izquierda ¿No hay razones
más de fondo que explican esta situación?
No sacamos nada con vendarnos los ojos. El desencanto y desilusión,
que debería llevar a los pobres y explotados, que son la mayoría, hacia la
Izquierda, se expresa, en el terreno electoral al menos, como votación de
derecha. Las ideas de derecha aparecen imponiéndose. Al respecto creo que
hay varios problemas que la Izquierda en su conjunto –no solamente el PC–
debería abordar.
Es muy claro y grave para nosotros el manejo que la ideología dominan-
te hace de la legitimación del sistema. Al menos en cuanto consigue que el
rechazo sea, sobre todo, desesperanza o conformismo, sin que se asuma que
existe la posibilidad de cambio. Ese es un factor que no entendemos ni mane-
jamos bien. No encontramos por lo tanto los medios para romper esa cadena
de la desideología que lleva al conformismo y al debilitamiento del movimien-
to de masas que por razones objetivas debería alzarse contra el sistema.
Pesan muy fuerte los efectos del desmoronamiento de los socialismos
y el aprovechamiento que las fuerzas dominantes hacen de eso. Todos tene-
mos que asumir que el argumento del fin de la historia fue derrotado en el
campo de la intelectualidad. Pero no es una idea que haya sido derrotada en
la ideología de la gente sencilla. ¿Cuánta gente no concibe que pueda existir
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un sistema social que no sea el capitalismo? La idea de que no hay otra alter-
nativa pesa mucho.
Eso también tiene que ver con fenómenos insuficientemente analiza-
dos, como el poder de los medios de comunicación y sobre todo de la televi-
sión, y la forma en que están controlados para que secreten conformismo y
elementos de desarticulación.
Un ejemplo reciente: para la sociedad pasó casi inadvertida la gran
huelga de Textil Pollack. 1.300 trabajadores con alto nivel de organización y
combatividad se enfrentaron a los patrones en un conflicto largo y duro. Me-
nudearon las provocaciones y Carabineros actuó coludido con los patrones.
La huelga tuvo características que en otros tiempos hubiera provocado con-
moción. Ahora, ni siquiera se supo. El rol que juegan los medios de comuni-
cación como generadores de una ideología del conformismo es dramático y
avasallador. No podemos quedarnos, claro, en la constatación. El desafío es
ser capaces de crear formas nuevas que venzan esa influencia abrumadora.
No podemos hacer lo mismo que Recabarren. Debemos descubrir formas
y medios –técnicos y políticos– para superar esta situación. Debemos tener
presente la experiencia de otros países en que surgen expresiones como la de
los piqueteros en Argentina. Formas de lucha que poco tienen que ver con
las tradicionales en el movimiento obrero de ese país. Los piqueteros descu-
brieron que se requiere de más determinación, e incluso del uso legítimo de
la violencia, hoy indispensable. Desde ese punto de vista, hay que mirar con
atención luchas indígenas, como las de Ecuador, que derribaron un gobierno
y han tenido a otros al borde del colapso, cuando las demandas sectoriales se
han transformado en luchas de carácter nacional.
Hernán Soto
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para la derecha, que ante la evidencia de que las cosas no caminan grita “viva
el cambio”, que naturalmente es una frase simpática dada la situación existen-
te. Pero, qué cambio podrá hacer si fue precisamente ella la que, literalmente
a sangre y fuego, instaló este sistema.
En esas condiciones, se repone esta idea central de que la batalla de la
izquierda es por la construcción de una alternativa real. “Porque otro Chile es
posible”, como expresamos en la consigna central de nuestra campaña, pero
solo si se construye una nueva mayoría nacional para una nueva orientación
de desarrollo con un movimiento a la vez político y social, y capaz de unir a
todos los sectores agredidos por el sistema neoliberal.
En este cuadro, ¿cómo tienden a reagruparse o reordenarse las
fuerzas políticas?
El acuerdo que se alcanzó entre socialistas y comunistas, que como
todo el mundo sabe es todavía limitado en cuanto a las demandas que plantea
la situación actual, es no obstante una señal recibida con gran esperanza en la
base popular. Si esa esperanza se va a materializar en un periodo de tiempo
corto, depende de muchos factores que no es tan fácil evaluar en este mo-
mento, y en ello ciertamente los resultados electorales van a tener incidencia.
Hay algo que comienza a ser cada vez más claro para todo el mundo: a
las fuerzas que mantienen la hegemonía en la Concertación, el crecimiento
de la derecha les preocupa muy poco y yo creo que es un hecho que la de-
magogia de la derecha ha conseguido lo que para ellos es un inmenso éxito:
que la Concertación, al mantener en lo esencial el modelo instalado por la
dictadura, haga el trabajo sucio. Y la derecha no tiene ninguna reserva para
usar ese desastre en su favor y presentarse como si no fuese responsable.
Esa demagogia ha logrado producir cierto efecto: la votación de Lavín en la
elección presidencial dio cuenta de que había conseguido un cierto grado de
éxito y es posible que el empeño de fuerzas como la nuestra para poner en
evidencia la verdad aún no haya hecho totalmente su camino.
¿Considera que las fuerzas que han gobernado hasta ahora han
caído en un agotamiento de sus posibilidades?
Creo que lo que está agotado es el modelo en general. Y todos los
administradores, más temprano o más tarde, se ponen en evidencia como in-
capaces de resolver demandas populares que están fundadas en posibilidades
reales, porque los trabajadores cuando demandan trato justo, salarios dignos,
derecho de organización, están planteando algo absolutamente realista, por
la capacidad que hoy existe de resolver las necesidades esenciales a plena
satisfacción de cada uno de los seres humanos.
La Constitución del 80 es una camisa de fuerza que encadena el
sistema electoral, y otra serie de fórmulas institucionales que mantie-
nen las cosas como están…
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Jorge Insunza:
“La UDI no tiene moral para exigir nada”
El Siglo, 8 al 15 de febrero de 2002
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“Movimiento de movimientos”:
Huelga general en Italia
El Siglo, 26 de abril al 3 de mayo de 2002
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La globalización en Chile
Los resultados del neoliberalismo en Chile están a la vista. Nos golpea
la degradación de las condiciones de vida de nuestro pueblo, la profundiza-
ción del abismo entre ricos y pobres, la marginalización de millones de seres
humanos, la cesantía convertida en fenómeno estructural, las rebajas de sala-
rios para la mayoría, la precariedad instalada en nombre de la flexibilización
laboral, el colapso inducido de los sistemas públicos de salud y educación, las
privatizaciones de los servicios públicos y su inmediato encarecimiento. En
este clima, la corrupción y el soborno se consolidan como armas de manten-
ción del statu quo.
Esto es el resultado de múltiples contradicciones que demandan el cam-
bio de sociedad: la contradicción clasista, las que nacen de la relación del
hombre y la naturaleza y la acción depredadora que es inherente al sistema,
las de la nación ante los poderes imperiales que aplastan la soberanía, las de
los pueblos y etnias originales postergadas por centurias y que siguen siendo
agredidas en el presente, las contradicciones de género, las generacionales
que plantean jóvenes que sienten que se niega su futuro.
El espacio es siempre menor en los órganos de un poder que excluye
por medio de sistemas electorales amañados. Además, los poderes electos
deciden cada vez menos en los asuntos efectivamente importantes. Las deci-
siones esenciales se han trasladado a órganos supranacionales o a centros de
poder ajenos a toda intervención democrática.
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Potencialidades y peligros
El principal hoy es la determinación que mantienen algunos de sus in-
tegrantes de segregar lo social de lo político. Un exponente de esta posición
es Bernard Cassen, vocero principal de ATTAC Francia, cuya postura siguen
a la letra algunos dirigentes de ATTAC en Chile. En un panel realizado en
noviembre en Florencia, Cassen sostuvo: “ATTAC surgió de las carencias de
los sindicatos y los partidos. Hemos cambiado el paisaje cívico de varios paí-
ses donde actuamos. Los partidos, algunos partidos, reaccionan, no ocurre
lo mismo con los gobiernos”. Pero, terminó diciendo, “debemos mantener
nuestra mutua independencia”. Se puede entender que un movimiento que
surge en una situación de derrotas temporales de la izquierda y de crisis de los
proyectos alternativos, que presencia la renuncia de muchos a sus principios
en nombre de una “renovación” que es en realidad renegación, tome distan-
cia de “la clase política” y hasta, inicialmente, de las fuerzas de la izquierda
alternativa. Pero, lo que no se sostiene es que el anti partidismo se mantenga
en el tiempo, más cuando Cassen se vanagloria de haber contribuido a “cam-
biar el paisaje político”. Aprecia los cambios pero decide ignorarlos. ¡Curioso
modo de razonar!
Otro obstáculo que ha emergido en el desarrollo del movimiento, al
menos en nuestro país, es una forma, más oblicua, y por eso peor, de con-
frontación y marginación de los partidos revolucionarios. Consiste en des-
acreditar a los partidos (“dan órdenes”), propiciar su exclusión del movi-
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miento y, sobre esas bases, dar pasos para dar origen a otra fuerza política,
es decir, un partido aparte pero que no toma nombre de partido. Es el caso
de la llamada Fuerza Social y Democrática que encabeza Jorge Pávez. Pro-
yectada originalmente, con nuestro acuerdo y participación, como una fuerza
orientada precisamente a servir de base a la creación de un movimiento po-
lítico-social anti sistema, derivó sorpresivamente a posturas excluyentes. Hoy
comienza la instalación de estructuras separadas, se propone la presentación
de listas electorales propias en los organismos donde recluta adeptos y des-
califica sañudamente, con el consiguiente jolgorio de la prensa del sistema, al
Partido Comunista en especial.
Es necesario delimitar fronteras. La construcción del movimiento re-
quiere de perfiles claros. Es unidad en la diversidad. Pero diversidad no es
el esfuerzo por destruir una organización por otra. Los intentos de Fuerza
Social por debilitar al Partido Comunista son obvios y es el tiempo de poner
las cosas en claro. Hecha la clarificación, no excluimos la posibilidad de uni-
dad de acción.
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movimientos son auténticos sujetos políticos y que sería una gran miopía de
los partidos únicos depositarios de la política.
Nos proponemos ser parte de ese proyecto de cambios tal y como so-
mos: un partido político que aporta la lectura clasista de la sociedad en que
vivimos, la determinación de lucha por la superación del capitalismo y que a
la vez asume la necesidad de las luchas parciales que apuntan en la dirección
del cambio radical de la sociedad. Somos parte de cientos de organizaciones
sociales, contribuimos resueltamente a la formación de nuevas, apoyamos las
luchas justas de todas, estemos o no presentes en ellas. Como lo ha plantea-
do nuestro XXII Congreso, volcaremos nuestro esfuerzo principal hacia los
trabajadores y la plena recuperación de su organización clasista en las nuevas
condiciones de explotación del trabajo. Así aportaremos al fortalecimiento
del movimiento de movimientos.
Con ese espíritu trabajamos en el desarrollo de la Asamblea Popular pro
Foro Social Mundial y concurriremos a Porto Alegre.
Demanda Marítima:
Comunistas cuestionan “soberbia” contra La Paz
El Mercurio, 19 de enero de 2004
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XXII Congreso:
Son necesarias transformaciones
de fondo al sistema político
El Siglo, 18 de junio de 2004
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pero con más poder que el parlamento elegido supuestamente por millones
acaba de resolver, en lo que se refiere a la Jornada Escolar Completa, eliminar
normas aprobadas por la mayoría parlamentaria en el sentido de que los sos-
tenedores no pueden efectuar sanciones sobre la base de las dificultades eco-
nómicas que los padres tengan para educar a sus hijos. Entonces, lo que están
defendiendo es educación pagada, pero negando el derecho a la educación.
¿Puede el voto voluntario traducirse en una caída en la
participación?
Hay un aspecto que nosotros consideramos muy importante, si en de-
finitiva se resuelve inscripción automática y voto voluntario, lo que nosotros
tenemos que prevenir, como obligación de todas las fuerzas democráticas,
es que el carácter voluntario del voto se convierta en manos de los poderes
fácticos en un recurso para evitar la expresión y la voluntad de expresarse, en
particular de los trabajadores.
Por ejemplo, hoy es bien conocido que una gran masa de trabajadores
tiene que ausentarse de sus hogares para ir a trabajar a lugares lejísimos de
sus centros de votación, y podría ser que el carácter de voto voluntario se
convirtiera en un instrumento de los patrones para discriminar el voto de los
trabajadores.
Esto implica que debe haber normas legales que impidan que eso ocu-
rra y sistemas técnicos que permitan a cualquier chileno, lo que es perfecta-
mente posible con el desarrollo tecnológico de hoy, votar desde cualquier
lugar donde se encuentre, de modo que la voluntariedad sea real.
Ahora, yo creo que es una obligación de todos nosotros en particular de
las juventudes políticas de izquierda, llevar las cosas en la dirección de pro-
mover grandes debates en el mundo juvenil acerca de por qué asumir, incluso
con voluntariedad en el voto, la obligación de participación.
La alta exclusión en el uso de ese derecho tiene un significado muy
concreto, y ese es que las estructuras de poder se compongan por aquellos
que, participando para los efectos de la permanencia del sistema, promueven
la participación de los suyos; y aquellos que se excluyen porque repudian, lo
que permite que aquellos a quienes repudian sigan instalados en las posicio-
nes de poder.
En ese sentido hay una convicción, al menos nosotros tenemos que
trabajar para que, sobre la base del desarrollo de la conciencia de cada quien,
se asuma la responsabilidad del uso de este derecho para volver a convertirlo
en un factor que apoye el proceso de cambios necesarios en la sociedad.
Durante un periodo y naturalmente, jamás como único recurso, el pe-
riodo democrático anterior al golpe de 1973, el voto fue efectivamente un
instrumento que promovió cambios. La propia instalación del gobierno de
Salvador Allende fue el resultado de la combinación de luchas: de la orga-
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El desenlace
Jorge Insunza es cuidadoso para referirse a lo que sucederá en los próxi-
mos días. “Nos preocupa respetar la dignidad de Gladys. El curso de los
acontecimientos está trazado, pero hay situaciones que deben resolverse in-
ternamente, ya sea por la familia o por el Partido”. Ha trascendido sí que el
Gobierno decretará duelo nacional y que los restos de Gladys serán velados
probablemente en el ex Congreso Nacional o en la Estación Mapocho de la
capital.
El gobierno, ¿está dispuesto a prestar su colaboración?
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determinó que la dirección del Partido funcionara con mucha dificultad. Gl-
adys, yo, y cerca de 100 compañeros fuimos citados a declarar al Ministerio
de Defensa, pero se decidió no hacerlo. Y a mí me correspondió participar
en la organización del asilo de muchos compañeros, entre ellos Gladys, en la
embajada de Holanda.
¿Cómo la conoció?
A fines de los años 50, cuando era dirigenta estudiantil de la Escuela
Normal, en Santiago, y yo era dirigente estudiantil de la Universidad de Chile.
De pronto Insunza guarda silencio y luego dice: Jorge, esposo de Gladys,
hoy detenido desaparecido, ha sido uno de mis grandes amigos. Estudiamos
juntos en la U y nos unía una relación muy estrecha. Esa fue otra manera de
estar muy unido a ella.
Las últimas semanas
¿Cómo han sido estas últimas semanas?
De una espera muy amarga. Desde que se le hicieron los exámenes en
Estocolmo se sabía que su enfermedad era mortal. El tipo de tumor que tiene
es uno de los más agresivos en este tipo de afecciones. Últimamente en Chile
han habido casos de personas públicas que han padecido este mal, entre ellos
Anselmo Sule, que murió en forma muy rápida.
Gladys ha podido sobrevivir más tiempo...
Eso se debe exclusivamente al tratamiento que recibió en Cuba, que im-
pide la reproducción de las células cancerígenas o lo hace más lento. Con ese
tratamiento ha podido vivir más tiempo, un año y medio desde la operación.
Por eso, pese a estar en una fase terminal, irreversible de su enfermedad, nada
se puede precisar acerca del momento de su desenlace.
¿Cuándo fue su conversación más reciente con Gladys?
Desde que regresó a Chile, en diciembre pasado, se vio sumida en un
deterioro creciente. Luego de su regreso pude verla y entregarle un regalo de
un vecino de la sede del Partido, que la emocionó mucho.
¿De qué se trataba?
Una foto antigua de Gladys en que aparecía junto a Pablo Neruda. Des-
pués de esa ocasión hemos resuelto que no se la tense con visitas porque, te-
niendo dificultades para comunicarse, esa situación le producía mucho estrés.
Cuando ella supo de su gravedad, ¿le pidió algo a sus cercanos?
Le hizo saber a sus familiares que no quería que se le prolongara la vida
artificialmente.
¿Cuál es el legado de Gladys?
En los últimos años el PC ha atravesado, en Chile y en el mundo, perio-
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dos muy difíciles. Y no han sido pocos los que han renunciado a posiciones
que sostuvieron, han pasado a militar en otras fuerzas políticas y han con-
cluido que la sociedad que nosotros planteamos es irrealizable. En el caso de
Chile, esta crisis fue más difícil de enfrentar porque propugnamos una salida
a la dictadura que no dejara piedra sobre piedra lo instalado por Pinochet.
Nuestra contribución a la salida de Pinochet es indiscutible, pero la salida no
ha estado en concordancia con nuestra visión y nuestras aspiraciones.
¿En qué sentido?
Esta es una oscura transición, un sistema que ha mantenido el mode-
lo económico social armado por Pinochet, sustentado en una Constitución
Política ajustada a sus intereses. Todo lo anterior significó que muchos mi-
litantes cuestionaran el sentido de su lucha y no han sido pocos los que han
abandonado las filas del partido. Frente a eso la dirección que enfrentó esta
crisis, entre ellos Gladys, constituyó una brújula que nos guió en tiempos
muy borrascosos. Y como lo hacía ella, con toda la verdad y con toda la pa-
sión. Ese es su legado. Gladys siempre estará con nosotros.
¿Y en lo personal?
Me deja la convicción de la certeza de nuestro ideario como una fórmu-
la para enfrentar el neoliberalismo desenfrenado que profundiza los escanda-
losos niveles de desigualdad social.
El país
Jorge, el sistema imperante es muy lejano a ustedes.
En términos siderales. Acaba de aparecer un informe de especialistas
del Banco Mundial que pone de relieve un tema que aquí todo el mundo
conoce, pero respecto al cual no se reacciona. El informe precisa que en este
pseudo exitoso neoliberalismo el abismo entre pobreza y riqueza en Chile
se profundiza. Y es peor al del año 1981, en plena vigencia de la dictadura.
Entonces, que las fuerzas que combatieron la dictadura hayan mantenido el
mismo sistema impuesto por ella es algo desastroso. No es posible humani-
zar al capitalismo. Pero es claro que el sistema está haciendo agua.
Y el partido, ¿cómo pretende revertir esta situación? Las recien-
tes elecciones muestran un repunte electoral del PC.
El resultado de las elecciones de octubre no es algo casual. Es la conse-
cuencia de una larga lucha para mantener los principios.
¿Y cuál es el proyecto del PC?
Asumir la unidad en la diversidad de todas las fuerzas que están afecta-
das por el sistema neoliberal, que son la mayoría de los chilenos. Y no solo de
ellos sino también de los latinoamericanos, de los africanos, de los asiáticos.
Se trata de un movimiento amplio, de unir todas esas fuerzas para poder
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Poco antes de enfermar, Gladys hizo un largo viaje al sur. “Tuve unas
vacaciones inesperadas”, escribió el 2002. Sin saberlo, fue una suerte de des-
pedida. Un viaje hermoso y lleno de significados. Ella lo relata en “Testimo-
nios”: “Lonquimay me hace volver a los primeros años de la década del 70,
cuándo estábamos cambiando con entusiasmo y entereza la vida. Queríamos
un Chile para todos, con igualdad de derechos, un país en que todos los niños
tuvieran su leche, que al crecer tuvieran su escuela digna, que los obreros pu-
dieran vivir de su trabajo, que tuvieran su casa, sus lugares de recreación, sus
hospitales. Que las riquezas de Chile pasaran a manos de los chilenos. Y no
nos quedamos en los sueños, como tampoco nos quedamos ahora. No deja-
mos de pensar que los sueños de la revolución son posibles, si los seguimos
haciendo realidad día a día”.
Ama Chile y le duele: “Por eso lloro, por este país que no puede avanzar
de la oscuridad hacia la verdad”. Gladys está profundamente decepcionada
de los gobiernos de la Concertación. Pese a que había escrito: “La verdad sea
dicha, nunca abrigué mayores ilusiones acerca del desempeño de la Concer-
tación en la tarea de la democratización del país”. Pero cree firmemente en
su lucha. Y seguía su ruta, sin claudicar.
“No nos conoce quien piense que nos alegra el fracaso de la Concer-
tación. No podría alegrarnos, puesto que significa angustia, hambre y sufri-
miento para los sectores populares, los trabajadores de la ciudad y del campo,
los desempleados, los jóvenes y mujeres de modesta condición, los profesio-
nales cesantes y los empresarios arruinados y, en general, las vastas mayorías
perjudicadas por treinta años de aplicación del modelo neoliberal”, agregaba.
Y puntualizaba: “Pero ha llegado el momento de decir basta, y buscar otro
camino”. En eso estaba cuando de incógnito la sorprendió el cáncer que le
está arrebatando la vida.
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razgo americano de parte del resto del mundo es la condición sine qua non
para evitar el caos”.
El desconocimiento y la violación de convenios y tratados internaciona-
les, es un señor de la política exterior de Estados Unidos. Se desvinculó de los
acuerdos de Kioto, que buscan disminuir el sobrecalentamiento del planeta;
rompió el tratado de limitación de armas nucleares y ensaya su escudo anti-
misiles, se retiró de la Conferencia Internacional sobre el Racismo y la Dis-
criminación; rechazó la Convención sobre Biodiversidad. En la Cumbre de la
Tierra, se negó a suscribir el compromiso de fomentar en el uso de energías
renovables, constituyéndose en el principal responsable de los problemas
ecológicos que afectan el planeta. Y ahí tiene los huracanes que cobran vidas
y bienes pero no comprometen el lucro de las grandes empresas.
Esta pretensión de dictadura terrorista planetaria es el problema insos-
layable de toda política internacional soberana.
No obstante, en nuestro país la acentuación de las dependencias es el
rumbo impuesto por los gobiernos de la Concertación con el apoyo entu-
siasta de la derecha.
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regular” sus empresas estatales (Codelco, ENAP, Banco del Estado, Correos,
etc.) las cuales deberán tener cuidado de “no dañar” los intereses de las com-
pañías norteamericanas. En caso contrario, podrían exigir indemnizaciones.
En materia de “solución de controversias”, EE.UU. dio un paso más en
su política de sustraerse a la legislación nacional y a la jurisdicción de los tri-
bunales chilenos. Se formará para cada controversia un Panel internacional.
Las multinacionales acudirán allí a exigir el pago de indemnizaciones.
La desigualdad básica del Tratado se amplía a lo largo del texto. Una
más de ellas es la definición general de los territorios dentro de los que se
aplica el Tratado. Mientras EE.UU. excluye expresamente su espacio aéreo y
su mar territorial. Chile los incluye, agregando su zona económica exclusiva
y su plataforma continental. Otra se refiere a las salvaguardias que EE. UU.
podrá aplicar sobre 52 productos importantes para Chile, como frutas, hor-
talizas y sus derivados, mientras Chile solo puede aplicarla para 15 productos,
entre los cuales figuran las carnes de primates, dugongos y reptiles que en
Chile no existen salvo en los zoológicos.
A pesar de que vulnera abiertamente principios constitucionales, esta
renuncia a la soberanía nacional en los ámbitos político, económico y social,
fue aprobada por el parlamento binominal de forma casi unánime.
¿Es esta una política internacional soberana?
Una de las razones políticas de la derecha y de la Concertación para
proclamar su euforia, es que el TLC con EE.UU. haría más difícil para cual-
quier gobierno chileno futuro, el cambio del sistema económico interno.
Aseguran que salirse del modelo neoliberal, sería imposible por las nuevas
obligaciones que Chile ha contraído y por las represalias norteamericanas que
sobrevendrían en caso de su derogación.
Es un cálculo cínico, pero lamentablemente no descaminado.
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de, hoy más que antes, de su capacidad de insertar sus luchas nacionales en el
movimiento mundial antiglobalización. En él se expresa la potencialidad de
lo nuevo y la perspectiva sobre la cual estamos conminados a construir en el
período que se inicia haciendo confluir el mundo social y político.
La consigna “Otro mundo es posible”, se abre paso en el escenario
internacional entre amplios sectores, que en torno a ella expresan su convic-
ción de la necesidad de un modelo alternativo al actual.
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Parar la privatización
La afirmación de Villarzú que la inversión privada no sobrepasará el
20% del total de la propiedad de Codelco es insostenible pues los inversio-
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Autonomía latinoamericana
o patio trasero de Estados Unidos
El Siglo, 30 de junio al 8 de julio de 2005
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nes con nuestro país. Sin necesidad de ir demasiado atrás, hay que constatar
que el apoyo del Presidente Chávez y su gobierno fue decisivo para la elec-
ción de José Miguel Insulza como Secretario General de la OEA. Es bien
conocido que EE.UU. se jugó a fondo por impedir esa designación. Intentó
bloquearla con dos candidatos sucesivamente, primero el salvadoreño Flores
y, luego, ante el previsible fracaso de este, con el mexicano Derbez que era
algo más presentable. Y fracasó. Entre muchas otras razones del imperio, el
bloqueo a Venezuela busca cobrarse de esa derrota.
Hoy el cuadro no es distinto. Otra vez se propone de inicio a un servil.
Y se prepara la maniobra ara que emerja un tercero que logre el objetivo de
fondo que es impedir que Venezuela acceda al Consejo de Seguridad. Es
preocupante que quién se preste para proponer esta “salida” sea el Ministro
de Relaciones de Chile.
Lo que está en disputa en esta decisión no son las tonterías que buscan
explicar la observancia a los dictados imperiales fundándola en rasgos de la
personalidad del Presidente Chávez.
El problema de fondo es si América Latina podrá o no actuar en el pla-
no internacional con una política autónoma, que se inspire en los intereses
de nuestros pueblos y no en los mandatos del imperio. En definitiva, se trata
de saber si somos países capaces.
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Lavín el demócrata
Mundo Posible, julio de 2005
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El Plan Camelot
Otra campaña relevante fue en relación con el empeño de la CIA por
generar una base de información con “base de datos –se diría hoy–, con la
generación de instrumentos que permitiera medir la subjetividad en cada país
para poder prevenir la formación de una situación de crisis. Poder hacer, por
tanto, el desmontaje de las fuerzas promotoras del cambio, antes de que ad-
quirieran una envergadura tal que las convirtiera en un problema de manejo
difícil o de conflictos muy agudos.
Ese plan se estaba aplicando en el conjunto de los países de América
Latina. Nosotros tuvimos un indicio de su existencia pues se estaba inten-
tando usar los centros universitarios principales para la implementación de
este estudio, con la incorporación supuestamente en la sociología chilena de
nuevos recursos y técnicas, cuando en verdad era una operación de penetra-
ción y de control del curso de los acontecimientos en el país, poniendo en el
centro la defensa de los intereses del gran capital. Durante muchas semanas,
en los meses de junio y julio de 1965, ES fue el único periódico que día a día
iba entregando antecedentes.
En la Universidad Católica –a diferencia de lo que ocurrió en la Uni-
versidad de Chile– ya el programa del Camelot había sido entregado y era un
documento de sobre 200 páginas.
Yo pedí hacerme cargo de esa investigación, fui a la Universidad Ca-
tólica y conseguimos el texto. Ya en ese tiempo, aunque probablemente no
con extrema precisión, estaba formulada la tesis de los principales “centros
de poder” que había que controlar sí o sí. En el Camelot estaba escritos que
había que hacer un cuadro de las posiciones de poder y la estructura de las
fuerzas armadas, la Iglesia, los centros de poder económico, los centros inte-
lectuales más significativos, con vistas a crear cuestionarios que tendrían una
forma de encuestas –por eso se hablaba de su dimensión “sociológica”– para
por esa vía de encuestas elípticas hacer una medición de los comportamien-
tos potenciales de cada uno de estos sectores y sobre esa base operar, con
decisiones que por cierto se tomaban en el centro imperial: que tal persona
era peligrosa, que había que promover más a este otro; y hacer en seguida
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mayorías, condición que está lejos de cumplir quienes lo que han hecho es
profundizar la desigualdad, puntualizó, subrayando que la única izquierda
que existe hoy en Chile es la que recoge el legado histórico de Aguirre Cerda,
Salvador Allende y Gladys Marín.
“En Chile los partidos, pero también los movimientos y sensibilidades
de izquierda, las organizaciones que efectivamente quieren impulsar un pro-
yecto de desarrollo alternativo al modelo económico neoliberal, que quieren
–por ejemplo– que el país invierta el 4,6 del PIB en Salud, como se hizo en el
gobierno de Allende y no el 2,8 que invierte la Concertación, se agrupan en
el Juntos Podemos Más, en un proceso que tiene una tremenda proyección y
que ha impactado a quienes pretendían seguir utilizando el título de izquier-
distas para vestir un proyecto neoliberal, pero como dice un viejo adagio
popular “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”.
Insunza quien estuvo junto a Eduardo Artes y Gonzalo Rovira can-
didatos al senado del Juntos Podemos Más por la circunscripción Santiago
Poniente en la llamada Fiesta del Remolino, en la que participaron artistas
ligados a la alianza de izquierda para difundir el programa del conglomera-
do entre las familias que en este fin de semana largo acudieron a la Quinta
Normal.
La iniciativa de formar el nuevo partido, al que posiblemente se le deno-
mine “Partido Para el Progreso”, se le adjudica al Presidente de la República,
Ricardo Lagos, quien dijo que sería conveniente el surgimiento de este nuevo
referente que agruparía a los partidos Socialista, Por la Democracia y Radical
Socialdemócrata.
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En el Distrito 17
Jorge Insunza, candidato a diputado por el Distrito 17, señaló que él
vive día a día de la campaña observando formas de intervención por parte de
las autoridades, aprovechando la precariedad en que viven cientos de miles
de chilenos, provocada por el mismo sistema que mantienen la Concertación
y la derecha. La forma de capitalismo salvaje que expresa la aplicación del
neoliberalismo, generando necesidades urgentes y que en un período electo-
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ral son usadas para intentar violentar el voto libre, informado y consciente,
sobre la base de otorgar prebendas, argumenta Insunza.
La derecha reclama sobre la intervención del aparato del Estado en favor
de los candidatos concertacionistas, pero hace lo mismo en todos los muni-
cipios que están en sus manos, como demuestran las actuaciones de las al-
caldesas UDI de Huechuraba y Renca, “que usan todos los recursos que les
permite el poder municipal, para acarrear votos al saco de la derecha”, asegura.
Insunza informó que el candidato de la UDI está repartiendo lentes
gratuitamente, para lo cual habrían importado cinco o seis contenedores con
lentes.
La práctica realizada en varios distritos consiste en convocar a la gente
para entregarle los lentes en forma gratuita. “Les hacen probar los lentes en
la calle. Y si ven bien se los entregan sin receta oftalmológica. No miden el
daño que producirá en el largo plano la degradación de la vista de aquella
persona que supuestamente se pretendió favorecer. Por esa vía buscan com-
prometer votos”.
Exigencias:
PC condicionó su respaldo a
candidata de la Concertación
El Mercurio, 15 de diciembre de 2005
Alejandro Trujillo
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Los dirigentes Jorge Insunza y Juan Andrés Lagos, expresaron que pese
a ser un equipo que tiene un fuerte acento neoliberal, “no podemos negar
que en el actual gabinete hay cierta diversidad y personas que han expresado
sensibilidad por los problemas que crea el capitalismo salvaje que instaló la
dictadura y que la Concertación ha mantenido y profundizado”.
En la víspera, la ex ministra de Defensa presentó a todos los ministros
que formarán su gabinete, a quienes entregó una carpeta con las directrices
para los primeros 100 días del próximo gobierno.
En la oportunidad, los altos líderes comunistas, mostraron nuevamente
su esperanza en que el gobierno de Bachelet cumpla con el fin al sistema
electoral binominal, se respete los derechos de los trabajadores, se aborde
el drama de los pensionados, la defensa del medio ambiente y se garantice
los derechos de los pueblos originarios y se cumpla con los compromisos de
verdad y justicia.
Insunza, valoró al espacio que se les da a las mujeres, pero recordó que
“las designadas sean promotoras de cambios progresistas”, para las féminas
nacionales.
El militante comunista, resaltó que “todos los ministros constaten que
las fuerzas más reaccionarias del país estuvieron cerca de retomar el gobierno
y acorde con eso hecho, los secretarios se preocupen de atender los graves
problemas de la inmensa mayoría de los chilenos”.
“La permanencia y el agravamiento de la inequidad en los marcos de
sistema neoliberal facilitan la desenfrenada demagogia derechista que consi-
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Otras voces
Frente a la decisión del Tribunal Constitucional de devolver el proyecto
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presentado por Ricardo Lagos al Senado, el nuevo senador del Partido Socia-
lista por la X Región Sur, Camilo Escalona, instó a la UDI a discutir a partir
desde el 1 de marzo una reforma al sistema electoral binominal.
“Quisiéramos ver cuáles son los perfeccionamientos y analizarlos. Lo
que no nos parece y en eso estamos de acuerdo, tanto Renovación Nacional
como la UDI, es la pretensión del gobierno que dice “cambiemos el siste-
ma”, pero no dice por cuál señaló el senador Jovino Novoa ante el tema.
Una de las posibilidades de cambio, según Escalona, es transitar a un
sistema proporcional, idea que necesitaría el respaldo de al menos 23 votos
de los 38 senadores que conformarán la Cámara Alta a partir del 11 de marzo
próximo. Esto porque la legislación electoral contempla un quórum de tres
quintos para sus modificaciones, proporción que la Concertación no tiene,
pues a pesar de que será mayoría en el Senado, solo contará con 20 parla-
mentarios.
Novoa insiste en escudarse en la excusa de siempre, “el sistema actual
le ha dado estabilidad al país. Sí se dice que este sistema es malo y, por tanto,
hay que cambiarlo por cualquier otro, a toda costa, la UDI no va a estar dis-
puesta. Y RN tampoco”, señala de manera enfática defendiendo la falta de
democracia.
Emplazamiento a Lagos
En otro tema, Jorge Insunza, denunció que el gobierno de Ricardo La-
gos pretende autorizar la puesta en marcha del perjudicial proyecto minero
de Pascua Lama en la IV Región “pese a que sabe que la presidenta electa,
Michelle Bachelet, se opone al mismo”.
El dirigente recordó la repuesta del entonces comando de la candidata
presidencial oficialista al PC sobre la demanda concreta de oponerse a la ex-
plotación de oro en esa región, porque eliminaría las labores agrícolas en la
región y haría desaparecer dos glaciares con el consiguiente daño ecológico
a la flora y fauna locales.
“Ningún proyecto económico, por cuantioso que pueda ser, incluyendo
el proyecto que ustedes mencionan en su declaración –obviamente Pascua
Lama– podrá pretender hacerse rentable a costa del medioambiente”, suscri-
bió Bachelet el 18 de diciembre del año pasado.
Jorge Insunza emplazó entonces a Lagos a impedir las autorizaciones
correspondientes, que la Comisión Regional de Medio Ambiente (CONA-
MA) pretende cursar el 15 de febrero próximo, antes que asuma Michelle
Bachelet.
“Estudios realizados por glaciólogos de la Universidad de Chile advier-
ten sobre nuevos prejuicios y la necesidad de realizar todavía otras investiga-
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38% de los votos les permite bloquear todo cambio a las leyes orgánicas y
por cierto a la Constitución.
Por ello, el primer principio del nuevo sistema debe ser su carácter pro-
porcional que garantice una real representación de la ciudadanía. Es evidente
que la equivalencia 1 ciudadano, 1 voto, no podrá ser absoluta. En países
como Francia o Alemania el diferencial tolerado es de 20% o 33% y cifras
como esas pueden ser consideradas. Lo que en inaceptable es la extrema in-
equidad que impone el sistema binominal.
Otro componente esencial de un sistema decente es la definición de
las “unidades territoriales electorales”, es decir, distritos (diputados) o cir-
cunscripciones (senadores). El sistema actual está lleno de arbitrariedades y
no debe continuar. Fue hecho con los resultados del plebiscito de 1988 para
asegurar el máximo de representación posible al pinochetismo y conseguir el
bloqueo de toda norma legal que afecte sus privilegios.
Nuestra propuesta es que sean las regiones la base de la definición de
los distritos excepto las regiones de alta población. Asumimos los negativos
efectos del centralismo imperante y proponemos asignar a las regiones una
base de electos que limite esos efectos que será de 3 para cada Región excep-
to la Región Metropolitana.
El número de diputados a elegir en cada distrito se completará en base
a la población asignando un diputado por cada 130.000 habitantes para con-
formar una Cámara de 150 diputados electos en distritos plurinominales.
La representación de las regiones se expresará también con un peso
mayor en el Senado, forma que consideró siempre el sistema electoral chileno
en un Senado con 45 miembros.
Es necesario poner fin a todo tipo de discriminación basada en el ori-
gen social de los ciudadanos. Debe suprimirse la norma constitucional que
impide a los dirigentes sindicales o vecinales ser candidatos a parlamentarios.
La exigencia de enseñanza media completa como requisito de inscripción
de candidaturas en condiciones que el país no ha creado aún un sistema que
garantice a todos los chilenos ese nivel de educación debe ser suprimida.
Hay que resolver sin más trámite la inscripción automática y el derecho
a voto a los chilenos residentes en el extranjero.
La incorporación de nuevas formas de ejercicio de la soberanía popular
que avancen a formas de democracia participativa y directa es necesaria. En
ese campo las Consultas Populares y los Plebiscitos deben ser incorporados
efectivamente en nuestra legislación.
Asunto insoslayable es del Financiamiento, Transparencia y Control de
los gastos Electorales. Es una evidencia que el cohecho, el maridaje corrupto
entre política y dinero, se ha reinstalado en la política chilena. Está a la vista
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que los enunciados y propósitos de la Ley actual son letra muerta. No existe
transparencia efectiva del gasto real en que incurren la derecha y la Concerta-
ción en sus campañas electorales ni tampoco de donde provienen los fondos
millonarios con que cuentan.
Es claro entonces que una reforma efectivamente democrática del Sis-
tema Electoral demanda cambios muy de fondo y parte por la Constitución.
No basta solo modificar el número de Diputados y Senadores y su modo de
ser electos. La perspectiva del cambio debe colocar como objetivo una nueva
Constitución.
No obstante, un primer paso es la conquista de un nuevo sistema elec-
toral.
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Comunistas denuncian
atentados terroristas en Bolivia
Crónica Digital, 23 de marzo de 2006
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cisión que deben adoptar los gobiernos de la región “no pueden sino recha-
zar de plano las presiones en curso”, como ya lo han hecho Argentina, Brasil,
Bolivia, Uruguay y la mayoría de los caribeños.
Insunza recuerda a La Moneda que el gobierno bolivariano ha tenido
una actitud impecable en sus relaciones con Chile y mencionó en tal sentido
el decisivo apoyo que brindó el presidente Chávez y su gobierno a la elección
de José Miguel Insulza como Secretario General de la OEA.
Estados Unidos en cambio -dijo- “se jugó a fondo” para impedir esa
designación y trató de bloquearla con dos candidatos sucesivamente: primero
el ex presidente salvadoreño Francisco Flores y luego el canciller mexicano
Ernesto Derbez.
La postulación venezolana ha generado un fuerte debate en el país.
Mientras conservadores dentro y fuera del gobierno presionan por el veto,
el denominado progresismo oficialista -que integran socialistas, pepedistas,
radicales y una minoría democristiana abogan por el sí.
Bachelet, en tanto, ha tratado de restar dramatismo a la controversia,
destacando que la política exterior la dirige la presidenta de la República,
quien llegado el momento (en octubre próximo) decidirá en función de los
intereses de Chile.
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como estaban, una salida a la plebeya era un riesgo real. Y operaron en conse-
cuencia. El embajador norteamericano, Harry Barnes, concurrió al sepelio de
Rodrigo Rojas. El Secretario de Estado Adjunto, Robert Gelbart, se reunió
con personeros de la AD para exponerles que el gobierno de los EE.UU.
actuaría para construir una salida negociada a condición de la exclusión de
los comunistas del frente antidictatorial. Unos saborearon, otros tragaron.
Seria impropio eludir el efecto contradictorio en el proceso de acción
común de dos fracasos de las fuerzas revolucionarias. El descubrimiento en
agosto de la internación de armas por Carrizal, descubrimiento hecho con
apoyo imperial y el fallido ataque a Pinochet y su comitiva en septiembre.
Ambos fueron aprovechados a fondo por la dictadura, de una parte, y por los
sectores conciliadores de la oposición, de la otra.
La Asamblea de la Civilidad perdió relieve, la unidad de acción se resin-
tió. Los sectores conciliadores en AD ganaron espacios. El MDP siguió con
el despliegue de la movilización social, aunque era más difícil. La influencia
del MDP en el movimiento social crecía al punto que el PS (Núñez) planteo
su retiro de la AD en diciembre de ese año 86.
Lo que estaba en el centro de los acontecimientos era la disputa entre
dos tipos de salida: la que buscaba un pacto con la dictadura y la derecha y la
que se proponía terminar con todo resabio de la herencia pinochetista. Una
parte de la AD proponía la primera, el MDP buscaba la segunda. El año 87
estuvo marcado por esa disputa.
En febrero la dictadura abrió la inscripción electoral. Asumirla entonces
era elegir el primer camino. El MDP resistió y trató de reabrir el camino de
las protestas. ¿Ilusión? Diría más bien esperanzas, que es cierto, se frustró.
Las diferencias entre las dos líneas se pueden sintetizar con una frase
de Aylwin ese año; “movilización social: es gastar pólvora en gallinazos”. Su
línea única era el pacto con la dictadura. Y al final se impulsó. Ya ese año la
DC resolvió inscribirse en la legalidad de la dictadura y lo propio hizo el PH.
Hacia fines del año siguió ese camino el PPD. Poco después se constituyó
la Concertación de Partidos por la Democracia con exclusión explícita de
los comunistas. El ciclo se completaba. El camino de la solución pactada se
impuso.
La contradicción principal seguía siendo dictadura o democracia. La
derrota de Pinochet, aunque fuera a medias, era necesaria. Por eso en junio
llamamos a votar NO. Nuestra consigna fue “No hasta Vencer” y previnimos
del riesgo del autogolpe que estuvo ad portas la noche del 5 de octubre. Ese
día Enrique Krauss por la Concertación y yo mismo por el PC coordinamos
todo el día para enfrentar las maniobras del dictador. Pero esa es otra historia.
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Partiendo del hecho de que después de una batalla que ha durado más
de 17 años se ha conseguido que el gobierno haya resuelto el envío a la Cá-
mara de Diputados un primer proyecto que modifica parcialmente el sistema
binominal –iniciativa que ciertamente y como lo expresó la propia presidenta
Bachelet en su intervención de presentación, solo es un primer paso de varios
que hay que dar, simultánea o sucesivamente para modificar el sistema polí-
tico excluyente que ha imperado en Chile– Jorge Insunza, exparlamentario y
miembro de la comisión política del PC, hace un balance de las perspectivas
de esta reforma y la confronta con la propuesta de los comunistas.
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enseñanza media completa, lo que excluye –yo creo que sin exagerar– a lo
menos a los dos tercios de los ciudadanos electores. Una exigencia de ese tipo
podría tener racionalidad, si se tratara de un país en que toda la población
ha tenido garantizado el derecho a una educación completa, pero en Chile
hace solo dos años que la educación media completa es al menos obligato-
ria y dista mucho de estar garantizada. Estamos planteando también como
una modificación indispensable la inscripción automática, complementán-
dola con la posibilidad de desinscribirse voluntariamente, en consideración
a aquellos que sostienen que no deben estar obligados a votar. Otro punto:
¿por qué se va a mantener la exclusión de los chilenos forzados a salir al
exterior sea por razones económicas, pero muchos también por razones de
persecución política y que han tenido que permanecer largo tiempo afuera,
pero que sienten chilenos y que hoy no pueden tener derecho a voto en Chile,
cuando eso existe en cualquier democracia? Estamos por terminar con todas
esas exclusiones.
¿Qué pasa con la posibilidad de impulsar una reforma que
termine con la intervención electoral?
Nosotros hemos planteado que el proceso de democratización requiere
ser llevado a fondo en todos los niveles no solo en el Parlamento. Entre las
propuestas que hemos presentado y que en este caso han encontrado apo-
yo en fuerzas de derecha como por ejemplo Renovación Nacional, es que
los Consejos Regionales de Desarrollo (CORES) sean electos en elecciones
plurinominales y proporcionales de modo que se constituyan en un cuerpo
intermedio en el que se expresen mucho más abiertamente las necesidades
del pueblo, de las poblaciones, de las regiones y puedan tener un nivel de
participación en un desarrollo nacional equilibrado, precisamente para com-
batir el centralismo que hoy día a mucha gente –con razón– le preocupa y
le molesta. Nuestra propuesta incluye también el hecho de que el plebiscito
que figura como una palabra sin contenido alguno, hasta en la propia cons-
titución pinochetista, se convierta efectivamente en un recurso de ejercicio
responsable de la democracia para poder confrontar opciones frente a los
más graves problemas de la sociedad chilena. Nosotros planteamos que el
plebiscito y las consultas populares deben ser una forma normal del ejercicio
de la ciudadanía y de la soberanía popular y que además las organizaciones
sociales, con ciertos requerimientos que la ley establezca, tengan el derecho
de presentar proyectos de ley, que eso no quede remitido solo al derecho del
presidente o presidenta de la República y de los parlamentarios. Eso, junto al
derecho, que en muchas democracias está consultado de que con un número
determinado de firmas relativamente alto, se pueda incluso determinar la
derogación de una ley que haya sido aprobada por el Parlamento. Con mayor
razón si el Parlamento está compuesto de una manera tan imperfecta como
lo es el nuestro y como todavía lo será, aún si este proyecto es aprobado.
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Este derecho de revocación de las leyes está planteado en países como, por
ejemplo, Uruguay, donde se produjo un hecho de mucha relevancia, en que
las fuerzas de izquierda encabezadas por el Frente Amplio, lograron revocar
la privatización del agua potable y de la energía eléctrica que había sido priva-
tizadas por un gobierno de derecha, a través de un plebiscito donde la gran
mayoría se pronunció porque esas empresas permanecieran como empresas
nacionales.
¿Cómo se relacionan las demandas sociales y la lucha por cambiar
el sistema electoral?
El sistema político chileno está hecho para mantener incólume el siste-
ma neoliberal. Y el neoliberalismo consiste no solo en la operación de gran-
des monopolios sino en el hecho de que el Estado es convertido en un ente
que no asume ningún deber de garantía de los derechos esenciales de hom-
bres y mujeres que integran nuestro pueblo y donde las necesidades insosla-
yables de los ciudadanos se convierten en negocios. Durante la dictadura se
convirtió en negocio la educación, ¿y cuál ha sido el resultado?, tenemos la
explosión de los pingüinos que expresa el drama que significa el convertir la
educación en negocio y negarla como derecho. Se privatizó la salud y todos
sabemos lo que eso implica en cuanto a la atención de las necesidades de
salud de la población en general. Se privatizó la previsión, la educación, la sa-
lud, que son necesidades insoslayables nadie puede evadirse de eso y que con-
vertidas en negocio se transforman a su vez en generadoras de una injusticia
tremenda, de una tremenda desigualdad que perjudica a la inmensa mayoría
y por si eso fuera poco ahora se ha instalado la privatización sistemática con
protección del Estado del transporte público que también es una necesidad
insoslayable. Y toda la “tendalada” que queda con el Transantiago ese es el
reflejo concreto de lo que significa el neoliberalismo aplicado con el rigor que
se corresponde a las concepciones de los sectores dominantes. Hoy día la
derecha hace mucha cuestión de los errores del Transantiago, pero no dice ni
media palabra respecto de que eso es producto de su política. He escuchado
a Hernán Larraín decir que nunca ha habido en el país la estabilidad política
que hoy día existe y que por eso es necesario mantener el sistema binominal
o sea lo que plantea es que la exclusión es condición de estabilidad No, de lo
que es condición y lo que produce –y producirá mucho más intensamente si
no se consiguen cambios– va a ser explosiones sociales como las que tuvie-
ron lugar con los estudiantes, las que han tenido lugar con los subcontratis-
tas, las que han tenido lugar con esta indignación infinita que se produce con
los efectos que genera el Transantiago y si eso él lo llama estabilidad quiere
decir que en verdad los problemas de la gente no le importan, lo que le im-
porta es que se mantenga el sistema, es decir el inmovilismo de la situación
instalada por la dictadura.
Existen sectores incluso desde el mundo de la izquierda que minimizan
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crece pero esto solo favorece a una minoría que es la que defiende sus intere-
ses impidiendo que los trabajadores fortalezcan sus organizaciones.
En el caso del cobre, principal sector económico del país, cuyos traba-
jadores son hoy el centro del ataque, la participación de los ingresos de los
trabajadores es de 21,6% respecto del total del producto. Y CODELCO se
niega a valorar el aporte de los contratistas.
Se dan las ínfulas de país desarrollado, pero no hay país desarrollado en
que la participación de los salarios no sea mucho más elevada que la partici-
pación de las ganancias en el Producto.
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para adquirir, según los precios, actuales una canasta de alimentos que se esti-
ma suficiente para no pasar hambre ni estar desnutrido es de 23.549 pesos. A
ello hay que agregar el costo de las otras necesidades vitales del ser humano,
como el vestuario, la vivienda, el mobiliario, el agua, la electricidad, el trans-
porte urbano, aseo personal, limpieza del hogar, medicamentos y otros gas-
tos en salud, educación, comunicaciones, recreación. Según el Instituto Na-
cional de Estadísticas (INE) el costo de la alimentación representa el 27% del
gasto mensual por persona. Por lo tanto, debe multiplicarse por 3,7 el valor
de la canasta alimenticia para estimar el ingreso mínimo necesario para supe-
rar la barrera de pobreza. En la vida real, aunque no en la mesa de trabajo de
Velasco, esto significa que la línea de pobreza se supera apenas con $87.316
por persona, todo ello calculado con cifras oficiales que como se saben no
son para nada generosas. Si se considera una familia mínima (4 personas) en
la que no solo trabajase el jefe de hogar sino, como tasa media, 1,4 personas,
el salario mínimo para no estar en indigencia debiese ser de 250.000 pesos y
no los 143 que Velasco pretende imponer.
Uno de los argumentos más socorridos del neoliberalismo para propo-
ner esas cifras miserables es de asumir que con ello defienden a las pymes.
Para desgracia del ministro una organización bastante representativa del sec-
tor, la CONUPIA, dio una conferencia de prensa junto a la CUT para res-
paldar un alza mucho mayor del salario mínimo que la planteada puesto que
respaldó explícitamente la cifra de a lo menos 180.000 pesos.
Otro fundamento esgrimido por Velasco fue que un mejor salario mí-
nimo arriesgaba la pérdida de puestos de trabajo y en este caso también se
escudó en que defendía los intereses de los sectores pymes. Para mala suerte
suya, dirigentes del sector le habían respondido por anticipado en el docu-
mento público dado a conocer junto con la CUT. Allí estos afirmaron: “Se-
ñalamos que para nosotros la existencia de un piso (es decir, un salario míni-
mo decente) no es un tema menor: nuestras empresas en su mayoría estamos
orientadas a satisfacer demanda interna (menos del 4% están vinculadas a las
exportaciones), y desde esa perspectiva el ingreso salarial de nuestros poten-
ciales clientes (nuestros propios trabajadores), es muy importante”.
La necesidad de adoptar medidas para imponer una fuerte corrección
de la injusta distribución del ingreso en nuestro país es una condición del
desarrollo del país. Los ingresos de los trabajadores no recuperan los índices
de participación de fines de los años 60, ni que decir de lo logrado en los
comienzos de los 70. La lucha por el mejoramiento del salario mínimo busca
corregir estas injusticias. Pero el zar neoliberal se la arregla para imponer sus
criterios reaccionarios. Con razón la CUT reaccionó rechazando airadamente
la agraviante propuesta hecha por Velasco que, al menos con dignidad re-
chazaron 4 diputados de la Concertación aunque esta fuese aprobada por la
derecha y una parte del oficialismo.
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el fin del colonialismo de la segunda mitad del siglo pasado, sobre todo en
África, contaron con el sostén de la URSS con la decisiva contribución de
otros países socialistas y de modo relevante de Cuba. Todo ello tenía lugar
en medio de una lucha constante, y también costosa, para asegurar la man-
tención de la paz mundial y evitar a la humanidad una nueva guerra mundial.
La simpatía de los trabajadores y los pueblos por la patria de Lenin se
fundaba en esos comportamientos, resueltamente contrapuestos a las polí-
ticas de dominación y exacción que dictaban el accionar de los países impe-
rialistas.
No obstante, reflexionando sobre la conducta de las fuerzas revolucio-
narias del mundo en ese período, debemos constatar que muchos de noso-
tros nos dejamos llevar por una actitud de seguidismo acrítico. Había pode-
rosos fundamentos y razones para valorar el aporte de la URSS al progreso
social en el mundo entero y para defenderla de las persistentes agresiones
económicas, políticas, ideológicas e incluso militares de que eran objeto ella
y sus aliados en los marcos de la guerra fría. Pero era igualmente obligatorio
considerar autónomamente las demandas que la nueva época ponía ante los
revolucionarios. Muchos partidos comunistas aportaron creativamente a de-
finir cursos de acción que negaban el concepto reduccionista de “modelo”,
que abordaron la exigencia de hacer una propuesta de construcción del socia-
lismo en sus países que asumiera la formulación leninista que el socialismo es
“la democracia hasta el fin”. Sin embargo, una incorrecta concepción del res-
peto al que se habían hecho acreedores los revolucionarios soviéticos dificul-
taba asumir los defectos, deformaciones, ineficiencias, rasgos de corrupción
y escollos que encontraba la construcción de la nueva sociedad, del nuevo
orden. En relación con las graves violaciones de la democracia socialista, que
llevó a crímenes condenables, predominó una posición evasiva, que ponía el
acento en la persistente difamación imperialista y eludía las insuficiencias del
desarrollo democrático de las sociedades socialistas. Esta indolencia no ayu-
dó por cierto al desarrollo del proceso revolucionario en los países socialistas
ni en los nuestros, en los que nuestra constante lucha por las libertades y la
democracia era debilitada por la campaña anticomunista.
La inmensa mayoría de los partidos comunistas apreciaron positiva-
mente los objetivos renovadores que se proclamaron en los inicios del perío-
do de la llamada perestroika. Pero, los procesos reales no respondieron a los
objetivos de superación de defectos y errores que fue proclamada, sino que
desembocaron en la degradación de la sociedad soviética, en la entronización
en cargos decisivos de dirigentes que laboraban conscientemente para dejar
de lado los valores del socialismo y del internacionalismo. La descomposi-
ción interna de la sociedad soviética así producida potenció el efecto de las
presiones del imperialismo mundial hasta provocar la derrota del socialismo
en la URSS y los países socialistas europeos.
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las de los tiempos de guerra fría asentada en las calumnias más vulgares. El
anticomunismo ha privilegiado como recurso de su batalla ideológica rees-
cribir la historia. Intentan demonizar todo lo hecho por los trabajadores en
el poder. Uno de los recursos más odiosos es la pretensión de equiparar la
dictadura terrorista del capital realizada por el fascismo en diversos países y
en distintas épocas, con el comunismo. El recurso obvio es el empleo de las
violaciones de la democracia y la legalidad socialista ocurridas en períodos
lamentables de la construcción del socialismo. Obras literarias, cuya médula
ideológica es esta falsificación, son promovidas con premios de prestigiosas
academias. “Historiadores” que asumen demostrar ese infundio disponen de
costosas promociones. ¿Es este un signo de fortaleza de la burguesía o el
salario de su miedo que se ven forzados a pagar?
Pero la verdad es más fuerte. Los países socialistas que han podido de-
fender el poder de los trabajadores lo hacen sobre la base de la promoción de
los derechos humanos y de las libertades en su mayor expresión. En nuestro
continente el ejemplo de Cuba derrota estos infundios y junto a ella otros
procesos de cambios sociales reales actúan en consecuencia, aún en las difíci-
les condiciones que les crean las agresiones del imperialismo.
La Gran Revolución Socialista de Octubre es un símbolo que perdu-
rará en la memoria de los pueblos. Las contribuciones teóricas de Marx y
Engels, creadores del socialismo científico, encontraron en el devenir de la
revolución y en su influencia a nivel mundial confirmación en la práctica
histórica y con Lenin y los suyos un desarrollo ulterior. Los descubrimientos
y análisis de la época que tocó vivir a Marx y Engels y más tarde a Lenin, se
ensancharon con la actividad práctica de los trabajadores y los pueblos en el
mundo entero y con los aportes teóricos de muchos pensadores y luchadores
que extrajeron conocimientos nuevos de procesos inéditos al momento del
surgimiento de la teoría marxista (Gramsci, Mao, Ho Chi Minh, Fidel, Che y
tantos otros). También los procesos teóricos experimentaron avatares como
el dogmatismo que dificultaron su desarrollo, aunque el impulso creador de
su contribución original termina abriéndose camino. El desarrollo del co-
nocimiento científico, las nuevas formas de la creación artística y, de modo
relevante, la actividad incesante de los trabajadores y los pueblos en lucha,
confirma y expande el proceso de formación de una teoría de desarrollo his-
tórico que sigue en pie para desconsuelo de las clases dominantes. Nuestro
deber es continuar esos desarrollos en las condiciones de hoy.
Los comunistas del mundo entero hemos debido soportar duros emba-
tes tras la caída del poder soviético. No pocos no soportaron la vorágine. El
espectro político mundial viró fuertemente a la derecha en todos los segmen-
tos. Pero ese tiempo tiende a quedar en el pasado.
La conmemoración de los 90 años de la Revolución tiene lugar cuan-
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Sin eludir que una movilización de la magnitud que se vivió en los días
claves, no puede explicarse sino en el contexto del alza del movimiento de
los trabajadores que se ha venido dando en el último tiempo y que da cuenta
de que “poco a poco los de arriba ya no pueden seguir como antes, porque
cada vez más los de abajo no quieren que las cosas sigan como están”, Jorge
Insunza, encargado laboral y miembro de la comisión política del Partido
Comunista y Jaime Gajardo, secretario general de la CUT y presidente del
Colegio de Profesores, anotan en primer lugar en el lado de las sumas, un
movimiento de una envergadura que no se había visto al menos en el último
par de décadas y que logró aunar las voluntades de los 14 gremios tanto en
la construcción de una plataforma común, como al afrontar y llevar adelante
las complejas negociaciones.
Entre las ganancias inscriben también el rol aglutinante de la CUT y el
hecho de haber logrado imponer, por la vía de la movilización, un reajuste de
acuerdo a la inflación pasada y no futura, como se había jugado en conseguir
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Prontuario de la reacción
Desde entonces, en opinión de Jorge Insunza, asistimos a una historia
convulsionada: “los procesos sociales no son lineales. Hay como un movi-
miento pendular, generalmente, tras un avance significativo, viene un retroce-
so, a los más una consolidación de lo que ya se ha avanzado. Por eso, la opi-
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nión tiene que ser a largo plazo, con una mirada abarcadora, con perspectiva
de tiempo, que permita un juicio más definitivo”.
“Si miramos la historia de Chile, desde 1907 en adelante, nos damos
cuenta que las clases dominantes, con el apoyo del imperialismo inglés prime-
ro y, posteriormente, del imperialismo norteamericano, utilizan un abanico
de recursos, simultánea o sucesivamente, para combatir al movimiento popu-
lar. La división (dividir para reinar), la represión violenta y la descalificación
del marxismo, especialmente del Partido Comunista”.
Eso lo podemos observar claramente en el diario acontecimiento y de-
sarrollo del Movimiento Sindical. Ocurrió con Bernardo Ibáñez que, tras
sus maniobras divisionistas, termina como funcionario de la embajada de
Estados Unidos. Otro tanto ocurre con la legislación laboral, promulgada a
la fuerza en tiempos de la Dictadura y que todavía perdura. En nombre de
una pretendida libertad sindical, permite la formación de distintos sindicatos
al interior de una misma empresa, dividiendo y debilitando la fuerza sindical.
La imposibilidad de negociar por rama productiva dificulta la creación
de movimientos fuertes, que impongan sus condiciones. Si la unidad es una
potencialidad de la clase obrera, la reacción va a hacer todo lo posible por
debilitarla, imponiendo el divisionismo. Otro tanto sucede con el subcontra-
to, se crean distintas clases de trabajadores, que reciben un salario desigual y
condiciones que no son equitativas, por desempeñar el mismo oficio, incluso
dentro de una misma empresa. De paso, ello crea las condiciones para la di-
visión y hasta la batalla entre los mismos trabajadores.
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Por eso ha sido tan difícil el cumplimiento de la ley del subcontrato y los
empresarios han recurrido a todo tipo de subterfugio para torpedearla, curio-
samente ahora con un nuevo aliado, un organismo estatal como es Codelco.
Lo que viene se inscribe también en el mismo marco. Los empleados
del comercio de la Región Metropolitana, las temporeras de la fruta en la Ter-
cera Región, los asalariados salmoneros en Puerto Montt. Es la madurez y la
presión de los trabajadores lo que va provocando el cambio social. Como en
tiempos de Recabarren, la clase obrera se manifiesta claramente como sujeto
de la historia y promotora del cambio social.
Por esto también el recuerdo y la importancia del centenario de la Ma-
tanza de la Escuela Santa María de Iquique. No solo una represión salvaje
contra los trabajadores salitreros y sus familias, sino también el carácter em-
blemático de esa epopeya.
De alguna manera, guardando las diferencias y las características espe-
cíficas de cada época, la historia se repite y los trabajadores tiene que apro-
vechar la experiencia, sacar lecciones y no cometer los mismos errores. Tam-
bién en ese sentido apuntó Salvador Allende en su discurso de despedida:
“La historia es nuestra y la hacen los pueblos”.
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cargo de la relación con el mundo del subcontrato, sea socio de una empresa
que tiene contratos millonarios con Codelco y no uno sino a lo menos cuatro,
como lo ha denunciado el semanario “El Siglo”.
Hasta “El Mercurio” que es un defensor de José Pablo Arellano, no
ha podido sino dar cuenta del tipo de negociado y las formas de corrupción
que allí existen y la respuesta ha sido que Barría no cobra los dividendos de
su empresa, o sea que los acumula. ¿Y eso borra la corrupción? ¿Desmiente
el maridaje, que no solo es de Barría, sino de muchos otros ejecutivos que
están detrás de aquellos negocios donde las ganancias se obtienen precisa-
mente sobre la base de la superexplotación desenfrenada de los trabajadores
contratistas?
El balance de Primero a Primero…
Yo creo que se ha dado un salto inmenso. Un avance que se reflejó en
el Congreso de la CUT, no sin sombras, porque ningún proceso se da lineal-
mente. Pero en los últimos doce meses, se dio la gran batalla de los trabajado-
res forestales, que consiguieron que la gran empresa tuviese que responder y
donde Angelini se abrió a conversar con sus trabajadores, con un criterio un
poco más amplio que el que muestra ahora Codelco.
En el 2007 se dio también la huelga del Cobre que conquistó una gran
victoria que hoy precisamente es la que se está negando y que se busca ha-
cer cumplir. Ha emergido también la movilización de sectores públicos que
buscan conquistar mejores condiciones de desempeño. Y una cosa muy im-
portante, los más desvalidos, los más explotados, los temporeros de la fruta
fueron capaces de conquistar potentes victorias, no de la envergadura de las
del cobre o los forestales, pero que van mostrando que los trabajadores se
van convenciendo de que pueden avanzar en base a sus propias fuerzas. Pero,
cuando este movimiento emerge, también la empresa, las transnacionales,
también afilan sus garras y hemos visto comportamientos soeces, groseros,
como por ejemplo en el sector del salmón, donde el señor Puchi, llegó al look
out como forma de doblegar al movimiento de los trabajadores y donde ellos
lograron sin embargo con mucha inteligencia arrebatar avances a la empresa.
Por esta reacción de la empresa ante el resurgimiento del movimiento sin-
dical, es que necesitamos acumular aún más fuerzas para avanzar y vencer.
¿Qué hacemos entonces frente a este escenario?
El hecho más promisorio es el potenciamiento del movimiento de los
trabajadores en los más diversos ámbitos y eso da una expectativa de que
es posible avanzar hacia cambiar este sistema maldito que la dictadura nos
impuso y que la Concertación ha continuado manteniendo y lo importante
como lo ha dicho José Auth en Radio Nuevo Mundo, es que dentro de la
Concertación se están manifestando voces que constatan esta realidad por-
que golpea la cara y que manifiestan una disposición a la creación como lo
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Jorge Insunza:
Sumas y restas de la elección de la CUT
El Siglo, 5 al 12 de septiembre de 2008
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sado esta nueva concepción, para este tiempo del movimiento sindical, en
cuanto a su rol político y social, han obtenido una gran victoria.
La lista Autonomía Sindical, que encabeza Arturo Martínez, consiguió
un avance muy importante en relación al número de votos y en una medida
que pudo ser mayor, si no hubiera habido las deserciones que afectaron la
lista de la corriente que nosotros, como Partido Comunista representamos,
también logramos un avance.
Ambas listas, que son las conductoras centrales de este proceso de re-
novación y fortalecimiento del movimiento sindical, sumadas superan larga-
mente el 80% de la votación, y nosotros valoramos el hecho de que el sector
unitario de la Democracia Cristiana, el que se ha mantenido en la Central
Unitaria, el que ha resistido las presiones para la división que alientan los
personeros acomodaticios que están instalados en la UNT, haya conseguido
una representación que le permite estar de pleno derecho no solo en el Co-
mité directivo de la CUT, sino en el Ejecutivo, con una representación que le
permite hacerse parte de sus ideas, en la diversidad que debe caracterizar a la
Central Unitaria.
¿Cuál es el cuadro que se configura con los nuevos dirigentes que
llegan a al CUT?
Hay una importantísima renovación del cuadro de dirigentes sindicales
y particularmente se produce esta renovación desde los sectores que han
levantado en estos últimos años las luchas más significativas en nuestro país,
que han conseguido instalar el mundo del trabajo como un actor que no pue-
de ser ignorado ni pisoteado. Estas son claramente las batallas que han dado
los trabajadores contratistas del cobre, los trabajadores forestales, los trabaja-
dores salmoneros, los temporeros y también el hecho que se incorporan con
una fuerza renovada a la Central, que expresa los intereses de clase de los tra-
bajadores, de sectores del servicio, del comercio y otros que normalmente no
han sido considerados con amplitud en la Central Unitaria de Trabajadores
en los últimos períodos y que tampoco lo fueron en las etapas anteriores, lo
que es un indicio de la expansión, de la influencia de las ideas de cambio en
el conjunto del mundo asalariado, aquellos que viven de su fuerza de trabajo.
Es notable destacar que nosotros obtenemos mayor votación en los
sectores de los trabajadores que más han combatido y eso para nosotros es
una medalla de honor, porque eso implica que esos trabajadores, no solo se
baten por sus intereses corporativos circunscritos por el interés del conjunto
de la clase, y que entreguen su confianza a la corriente Comunista, eso nos
parece que da cuenta que estamos consiguiendo la construcción del movi-
miento sindical que es y ha sido preámbulo de los grandes momentos de
cambio, en el proceso que condujo, por ejemplo a la victoria de la Unidad
Popular con Salvador Allende, donde la CUT jugó un papel decisivo en la co-
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rrelación de fuerzas, igual como ocurrió antes con el Frente Popular, donde
los trabajadores fueron fundamentales para llevar a Pedro Aguirre Cerda a la
presidencia de la República. Entonces empieza a asomar, no quiere decir que
esté materializado, pero es un nuevo momento político en nuestro país del
cual la elección de la CUT es un componente.
¿Cómo califica el proceso de elecciones, la demora en la entrega
de los resultados?
Un proceso de elecciones donde participan miles de personas a lo largo
de todo el país no es un proceso exento de complejidades, más aún cuando
en los hechos los factores intervinientes no son exclusivamente el mundo del
trabajo, sino del aparato burocrático existente, es decir aquí las Inspecciones
del Trabajo juegan un rol determinante a través de sus funcionarios que son
los ministros de fe del proceso electoral y en la entrega de los recuentos.
Ahora yo excluyo que también en el campo sindical existan manifestaciones
de incorrecciones con el afán de obtener representaciones que efectivamente
no se están expresadas en organización real. Eso es difícilmente evitable,
porque quienes determinan la legitimidad no de las organizaciones no es la
Central, sino las Inspecciones del Trabajo. Yo no quiero responsabilizar a na-
die, pero ellas no tienen la capacidad de hacer un análisis riguroso de aquello
que se les presenta formalmente dentro de los marcos de la legalidad, pero
que no es posible verificar si tiene una correspondencia con las realidades
de la estructuración del movimiento sindical. Claro que aun existiendo este
tipo de problemas, esto no ilegitima la esencial representatividad que tiene el
movimiento sindical y la CUT, que estoy seguro la prensa del sistema inten-
tará degradar, y deslegitimar así la instalación de las direcciones sindicales en
todos los niveles.
Allende Vive
Seminario Allende y el siglo XX
El Siglo, 19 al 26 de septiembre de 2008
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del poder político y económico, tanto en los centros de labor, como en las
comunas y en el Estado. Este es el contenido revolucionario del proceso
que está viviendo mi país, de superación del sistema capitalista y de apertura
hacia el socialismo… Su tradición, su personalidad, su conciencia revolu-
cionaria, permiten al pueblo chileno impulsar el proceso hacia el socialismo
fortaleciendo las libertades cívicas, colectivas e individuales, respetando el
pluralismo cultural e ideológico. El nuestro es un combate permanente por la
instauración de las libertades sociales, de la democracia económica, mediante
el pleno ejercicio de las libertades políticas”.
Se trataba de abrir un camino que hiciera posible la construcción del
socialismo en correlación directa con la profundización de la democracia.
Esa peculiaridad de la propuesta de vía chilena al socialismo perturbó hasta
el frenesí a los centros imperialistas tanto más cuanto mayor era la simpatía
y relevancia internacional que adquiría el propósito de llevar adelante de esa
forma el cambio revolucionario.
Se discute el camino asumido por el movimiento popular chileno. No es
una discusión banal, aunque pueda ser banalizada. Ni Allende ni las fuerzas
más responsables de esta construcción común, visualizaron la vía chilena al
socialismo como un modelo ni menos desestimaron otras formas de abrir
paso a cambios revolucionarios.
Para evitar todo malentendido basta una prueba de la solidaridad sin
sombras con la Revolución Cubana. Nuestro compañero se enorgullecía de
la dedicatoria escrita por el Che de su libro “La Guerra de guerrillas”: “A
Salvador Allende, quien por otros medios trata de hacer lo mismo”. Cuando
el Che cayó en Bolivia, grupos especiales se movilizaron a la frontera para
proteger el retiro de los compañeros del Che y Salvador asumió un rol clave
para que desde el Norte de Chile vía Tahití, Nueva Zelanda y Europa pudie-
sen volver a su patria.
Todo análisis de lo vivido en Chile debe partir del hecho real que las
formas del proceso revolucionario no fueron diseños preconcebidos arbitra-
riamente y a los que se pretendía acomodar la realidad, sino desarrollos que
estuvieron en correspondencia con las experiencias vividas por nuestro pue-
blo en decenios, a partir de la emergencia a la arena política, con Recabarren,
del proletariado moderno en toda su diversidad.
El curso que asumió la revolución chilena fue la culminación de una
larga marcha del movimiento popular moldeada en triunfos y también de-
rrotas que, en definitiva, abrieron paso a un potente movimiento político y
social reunido en torno a una gran demanda democrático-revolucionaria. Le
dieron forma el movimiento sindical, constituido en torno a un poderoso
núcleo minero industrial de acendrada conciencia de clase; un movimiento
estudiantil en lucha por la reforma universitaria, un movimiento poblacional
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Presentación de síntesis de
“El Capital” Tomo I de Alejandro Yáñez
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capitalista. Tampoco que haya 4.750 millones de pobres, que haya 1.000
millones de desempleados, que 3.000 millones de personas carezcan de
acceso a servicios sanitarios mínimos. Menos aún que 13 millones de personas
mueran cada año en el mundo debido al deterioro del medio ambiente y al
cambio climático, que 16.306 especies estén en peligro de extinción, entre
ellas la cuarta parte de los mamíferos. Hoy se reconoce que hay crisis no
por esa segregación brutal de la humanidad provocada por la acumulación
capitalista desenfrenada sino porque pese a ella y en verdad por ella, el tipo
de economía impuesta no es suficientemente rentable para unas 1.000 empresas
multinacionales y 2 millones 500 mil millonarios.
Gente de buen corazón ha denunciado la codicia como factor desenca-
denante de la situación actual. Ese mismo buen corazón les dificulta aceptar
que la codicia es la forma necesaria de existencia del capital. «El capital no
tiene más que un instinto vital: el instinto de acrecentarse, de crear plusvalía,
de absorber, con su parte constante, los medios de producción, la mayor
masa posible de trabajo excedente» dice Marx Y agrega «el capital es trabajo
muerto que no sabe alimentarse, como los vampiros, más que succionando
trabajo vivo» (104), esto es la fuerza de trabajo asalariada.
Para fundar el nuevo sistema desde la vieja sociedad, el capital no vaci-
ló ante nada para despojar a decenas de millones de hombres y mujeres de
la posibilidad de subsistir de su trabajo independiente. Para ello las guerras
internas o coloniales fueron requisito del parto. La acumulación originaria
es no solo acumulación de dinero sino, a la vez, la generación de despojados
que deben vender su fuerza de trabajo para vivir. Sin ellos el capitalismo no
podría existir pues el capital no es una cosa, dinero o medios de producción,
sino una relación social.
La capacidad de succionar riqueza es frenética. Los avezados capitalis-
tas ingleses no les bastaba apropiarse del trabajo excedente de sus trabajado-
res. Agregaron a ello las pulperías donde recortaban una parte adicional del
salario percibido por estos. Se dirá: eso es pasado. Cierto. Hoy no hay pulpe-
rías: han sido reemplazadas por las tarjetas de crédito. 21 millones de tarjetas
no bancarias con intereses de 51% anual y transacciones que sumaron 3.000
millones de dólares sólo el último trimestre de 2007. El capital financiero por
esta vía toma una parte sustancial de lo pagado como salarios.
Conquistada ya la hegemonía del sistema de acumulación capitalista,
emerge una etapa diferente que Marx conoció y vivió: ya no basta expropiar
al trabajador independiente, el desarrollo impone la necesidad de expropiar
directamente a unos capitalistas por otros.
Cito a Marx: “Esta (nueva forma de) expropiación la lleva a cabo el jue-
go de las leyes inmanentes de la propia producción capitalista, la centraliza-
ción de los capitales. Cada capitalista desplaza a otros muchos. Paralelamente
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Luis Barría:
el honor de despedir a un hombre de honor
El Siglo, 22 al 29 de mayo de 2009
El afecto profundo de Luis Barría por los hombres y mujeres que ha-
bían dedicado su vida al combate por abrir camino a una sociedad mejor,
una sociedad verdaderamente humana, se expresó muchas veces en nuestra
prensa, en notas que daban a conocer hechos y valores de estos luchadores y
sus lecciones imperecederas.
Fue uno de sus modos de construir ese inmenso ejército que, al decir
de Neruda, a veces puede equivocarse, pero que persiste sin tregua en abrir
caminos a una sociedad de hermanas y hermanos, iguales en derechos, en su
valorable diversidad.
Y no recibiremos esas breves crónicas de vida y esperanza. Hoy debe-
mos nosotros hacer un primer esbozo de muchas crónicas que él merece,
como tantos que no tienen espacios en las pantallas o las letras de molde,
pero que son la argamasa indispensable de la construcción humana. Traigo
a Brecht a nuestra memoria: ¿quién sabe siquiera un nombre de los albañiles
que construyeron la Gran Muralla? Solo se saben los de los emperadores…
Luis, Lucho o Don Lucho, (según la edad, cada quien lo llamaba a su
modo) vivió para sus semejantes, para su familia, que amó entrañablemente,
para su clase, para su pueblo, para todos los pueblos. Trabajador consciente
fue dirigente sindical muy joven, en tiempos de clandestinidad del Partido, al
que se integró con profunda convicción.
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El primer abrazo
El comando de los humanistas levantado en el Hotel Príncipe de As-
turias estaba vacío la noche de las municipales del 2008. Pese a que el Juntos
Podemos había conseguido su primer alcalde en Santiago, Claudina Núñez
en Pedro Aguirre Cerda y aumentado de 4 a 7 sus alcaldes, no había celebra-
ción de la alianza de izquierda en conjunto. Los humanistas que a esa hora
estaban revisando los cómputos vieron antes a Teillier y Núñez celebrando
junto a Bachelet en la Moneda a través de la televisión.
“El PC en dicha elección impuso sus candidatos y los humanistas per-
dimos varios concejales por la plantilla que quedó al final, por lo que ver a
los comunistas celebrando junto a la presidenta y no con sus compañeros de
pacto fue molesto para muchos” – confiesa una fuente del PH.
“No es el abrazo con Frei lo que enojó a los humanistas, sino que la
situación se arrastra desde hace semanas y dicho gesto gatilló la molestia. La
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Actualidad financiera
¿Cómo está la economía del país en el día a día?
Hoy somos 16 millones de habitantes y en el país el capital financiero
ha generado 22 millones de tarjetas de crédito, que son la forma moderna de
las pulperías y las fichas de los antiguos campamentos mineros del norte. Una
parte sustancial de lo que ganan los trabajadores terminan pagándolo al ca-
pital financiero, perdiendo ese ingreso por los intereses brutales que cobran.
Hay estudio de SERNAC donde se muestra que las tarjetas bancarias no ba-
jan de 48% a 50% de interés anual. Es decir que cuando un trabajador com-
pra algo a 12 cuotas por 100.000 pesos, al final terminará pagando 150.000.
Incluso hay bancos que cobran hasta 90% anual, lo cual es una locura.
Otra cosa más importante es que el Banco Central bajó las tasas de
interés este año de 8% a 0,5%, es decir, casi 16 veces. Pero eso nunca se tra-
dujo en nada para los usuarios porque el capital financiero tiene unas fauces
inmensas y un apetito insaciable que absorbe el dinero de los trabajadores de
manera absoluta. Todo eso requiere modificaciones de fondo.
La lucha de los trabajadores es en el campo sindical, pero es mucho más
una lucha por el cambio de sistema en general, ya que solo con lo sindical no
se podrán más que colocar parches –muy importantes por lo cierto– pero no
la modificación del sistema, que es lo que se requiere. En ese sentido, la CUT
ha dado un paso que yo creo que tiene una gran significación, ya que está
jugando un rol de ser un coadyuvante de la construcción de una correlación
de fuerzas que permita avanzar en el cambio de fondo que se requiere. Ese es
el rol que buscamos que se potencie con una reforma laboral que debe dis-
cutirse ahora, para normar el abuso del capital financiero, como por ejemplo
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Señor
Sergio Campos
Conductor del Programa de Noticias de Radio Cooperativa
Presente
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Estimado Sergio:
He escuchado con profundo desagrado la entrevista que Ud. hizo a
José Joaquín Brunner, que adjudica la condición de especialista en educación.
Invoco mi derecho ciudadano para aclarar al menos una parte de los groseros
infundios emitidos por él.
Con desparpajo afirma que no existe la llamada “deuda histórica” que
reclama el magisterio. Repite la posición de un sector del gobierno para negar
el pago de una reparación. Quienes así actúan retroceden de modo inmoral
de los compromisos asumidos por el Sr. Velasco, ministro de Hacienda, en
nombre propio y del gobierno, durante la discusión del Presupuesto del año
2009.
En efecto, la Comisión Especial de la Cámara de Diputados que analizó
la deuda histórica fue instalada a instancias del gobierno, de Velasco espe-
cíficamente, con el compromiso de dar una solución a un problema que se
arrastra por casi 30 años y que, por cierto, el señor Brunner, cuando fue parte
del gobierno, ignoró despectivamente.
Esa comisión concluyó que la existencia de la deuda es indiscutible y
que más allá de los argumentos legalistas que han esgrimido diversas instan-
cias del poder para evitar cancelarla, hay fundamentos éticos y morales que
hacen imperativo que las instituciones (gobierno y Parlamento) reparen el
robo cometido por la dictadura. Sobre esa base, elaboraron una propuesta
que, si bien no asume la deuda real que ha alcanzado en 29 años cifras inmen-
sas, propone una compensación del desfalco, una reparación. Estos criterios
fueron aprobados unánimemente por la Cámara.
El magisterio, responsablemente, ha asumido que el pago total es im-
posible y demandan una reparación que puede ser debatida para llegar a un
acuerdo aceptable.
Los groseros comentarios de Brunner repiten los argumentos de los
ministros Velasco, Jiménez y Poblete que asumen la supuesta “legitimidad”
de la ley de la dictadura que municipalizó la educación pública arrebatando
a los maestros traspasados una parte sustancial de sus ingresos. Como ellos,
legitima el robo y blanquea a la dictadura.
El informe unánime de la Cámara, en cambio, plantea la aprobación de
una ley que abra camino a una solución después de años de demanda. Esto
es lo que Brunner, con la prepotencia que le es propia, rechaza.
Felizmente se va quedando solo. Todos los partidos de la coalición de
la que se supone forma parte y hasta las fuerzas de derecha coinciden en que
hay que avanzar a una reparación.
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Tercer Mundo, ahora ampliado con buena parte de los expaíses socialistas.
Un símbolo dramático fue el desmembramiento de Yugoslavia a costa de
una tragedia para todos sus pueblos integrantes con intervención directa de
fuerzas militares del imperio. En nuestro continente persiste la agresión a
Cuba, se mantiene el embargo económico, se promueven golpes de Estado,
se instalan bases militares anexando de hecho a países como Colombia para
disponer de recursos de control y agresión sobre toda América del Sur.
La conmemoración de la caída del muro es la celebración de la restau-
ración del capitalismo en extensos territorios y un paso para tratar de hacer
realidad la tesis del “fin de la historia”. Las utopías deben morir para siempre,
en primer lugar la utopía comunista.
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Santiago, 26 de noviembre.
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Partido Comunista:
La vigencia de un compromiso
El Siglo, 22 al 29 de enero de 2010
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chileno de alta atención fue la conquista del Gobierno Popular con Salvador
Allende. Y eso fue el resultado de la unidad de las fuerzas de izquierda en-
cabezadas por socialistas y comunistas. Y ahí hay dos personas que son las
determinantes: por el lado de los compañeros socialistas, Salvador Allende,
por el lado de los comunistas, Luis Corvalán. Y eso es un hecho clave de la
historia de nuestro país.
Don Lucho era un político realista, en el cual la formación político
ideológica no lo llevaba a posiciones dogmáticas, sino a aplicarlas en la reali-
dad tal y como se movían. La vía no armada, de la cual él fue promotor, que
creó condiciones para esa victoria de la Unidad Popular, es una muestra de
ese realismo. Pero cambiando la situación, hay otro gran hecho. Don Lucho
es el promotor principal de la Política de Rebelión Popular de Masas, que
significó que por primera vez en la historia del Partido Comunista de Chile,
de manera general, el empleo de recursos armados para enfrentar el poder
dominante, se estableció formalmente. Y esa política de Rebelión Popular
fue una contribución indispensable para crear condiciones para el fin de la
dictadura y para abrir paso a ese plebiscito. Si se abrió paso y se logró evitar
el golpe que Pinochet diseñó, el nuevo golpe de esa misma noche para evitar
su desplazamiento, es porque había esta fuerza ya creada que iba a ponerlo en
dificultades si pretendían otra vez boicotear la voluntad popular.
Por lo tanto, Luis Corvalán es una personalidad que ocupa con mérito
y con una vida entera entregada a la causa de los trabajadores un lugar de
primer plano en la historia de Chile.
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lante “creo que es justo y necesario que la industria minera contribuya más”.
Estas afirmaciones sí son rescatables, pero no pueden quedar solo en
palabras.
La situación del país, exigida por cierto por los efectos del terremoto,
no permite permanecer pasivos ante el defalco del que somos objeto en la ex-
plotación de nuestro principal recurso natural. El hecho que esa expoliación
haya sido afirmada con las leyes de invariabilidad en ciertos impuestos debe
ser enfrentado. Las constataciones citadas del presidente obligan a pasar de
las palabras a los hechos.
Durante el debate de la ley de reconstrucción nuestros diputados hicie-
ron propuestas que sorteaban la invariabilidad y permiten obtener ingresos
permanentes para ponerlos al servicio, como dice el Sr. Piñera para “con-
tribuir más a la reconstrucción y al desarrollo del país”. Esas indicaciones
fueron desechadas por los diputados de derecha que presidían las comisiones
de la Cámara, declarándolas inadmisibles con el beneplácito del ministro de
Minería.
Es hora de ponerlas en debate. No se trata de mendigar una aceptación
de las empresas de cambios secundarios en un royalty, sino de poner coto al
desfalco de que es objeto el país. Uno días después de la entrevista citada,
el ministro Larroulet planteó la reposición de la discusión sobre el royalty y
propuso la vía del veto presidencial que ha sido, menos mal, desechada. No
obstante, esa propuesta ignora las afirmaciones presidenciales.
El gobierno y el Parlamento, con participación del movimiento social,
deben poner fin al desfalco al país que implica el actual sistema impositivo.
Las cifras son indignantes e irrefutables y dejan en claro que la desnacio-
nalización del cobre impuesta por la dictadura ha sido un crimen de lesa patria.
Según balance del año 2008, Codelco tuvo ventas por 14.425 millo-
nes de dólares con una producción de 1.469.000 toneladas de cobre y otros
minerales como molibdeno, oro, renio. Esto equivale a aproximadamente a
9.820 dólares por tonelada de cobre, pues el valor global comprende todas
las ventas de Codelco. Los productos adicionales están también presentes en
los productos de las empresas privadas.
El total de las ventas declaradas por las mineras privadas durante el
mismo año 2008 alcanzó, según ellos, a 25.523 millones de dólares con una
producción de 3.850.000 toneladas de cobre fino y los otros minerales, lo que
equivale a 6.629 dólares por tonelada de cobre producida.
Esto significa que Codelco percibió 3.190 dólares más por tonelada de
cobre producido, que las mineras privadas lo que hace una diferencia bruta
de más de 12.000 millones de dólares en perjuicio del país. Esto es un robo
que no puede ni debe continuar.
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Propuestas
Corresponde presentar un proyecto de ley que ponga en debate medi-
das concretas, como las siguientes:
1. Establecer, como lo propone el FMI, que las pérdidas declaradas en
operaciones en los mercados de futuro sean declaradas como “gastos
no necesarios para obtener la renta” y no puedan ser rebajados de las
utilidades.
2. Establecer normas para evitar fraudes en los precios de transferencia
cuando se trata de concentrados de cobre, que es la mayor parte de la
exportación de las mineras privadas. Las empresas transnacionales ma-
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nejan artificiosamente los precios tanto más cuanto muchas de las em-
presas adquirentes son empresas relacionadas. Para evitar esta elusión,
proponemos agregar el siguiente inciso, como inciso tercero o último
del art. 38 de la Ley de la Renta: “En la exportación de cobre y sus
subproductos, los cargos por fundición y refinación que se apliquen en
deducción del precio existente en la Bolsa de Metales de Londres, serán
fijados trimestralmente por el Presidente de la República, en base a los
costos promedios que Codelco y Enami tengan por dichos procesos,
más un margen razonable de rentabilidad, que también será fijado en
este reglamento. Por todos los otros cargos que se apliquen en descuen-
to del precio de la Bolsa de Metales de Londres, el reglamento fijará
estos valores en función de un promedio de la industria internacional.
Los cargos y descuentos que no figuren en ese reglamento serán consi-
derados gastos no necesarios para producir la renta”.
3. Los gastos financieros representan en la mayoría de las empresas mine-
ras transnacionales más del 20% de los costos operaciones, y alrededor
del 15% de sus ingresos por ventas. Estas empresas prefieren invertir
con créditos relacionados, porque los intereses están afectos a un tribu-
to de solo 4%, mientras que las utilidades de la inversión directa pagan
35%. Para frenar esa verdadera sangría tributaria, se deben implementar
medidas como establecer que dichos créditos no podrán superar el 20%
de la inversión directa, lo que es plenamente justificado dados los gigan-
tescos excedentes de que disponen.
4. Proceder a la derogación del N°10 del art. 1° de la Ley 18.985 que intro-
dujo el “costo de pertenencia” en el art. 30 de la Ley de la Renta, cuyo
efecto es facilitar a las empresas el aumento considerable de sus gastos.
La pertenencia es constitucionalmente de la nación chilena: la figura de
“concesión plena” empleada para burlar la Constitución no da derecho
a ese “costo”.
5. Dado el robo que se produce en los otros minerales aparte del cobre
que contienen los concentrados, un ente chileno deberá realizar mues-
treos de esos concentrados y las empresas deberán pagar acorde con
esos antecedentes.
Todos estos cambios son medidas contra la evasión o elusión y no están
afectas a la invariabilidad tributaria cedida a estas empresas.
La realidad descrita y constatada demuestra que mientras el cobre no
sea recuperado para Chile, el país pierde lo que con razón otros presidentes
como Allende y Frei denominaron el “sueldo de Chile” y la viga maestra de
nuestro desarrollo nacional. Estas medidas serán, por tanto, solo un paso ha-
cia la recuperación del dominio nacional de todos nuestros recursos naturales.
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Hace solo unos meses se descubrió en Macarena una fosa común con
más de 2.000 cadáveres y en el curso de los meses siguientes se han detectado
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positivos”, esto es, un crimen cometido para que continúe la guerra que es el
escenario ideal para el gran negocio de los magnates del narcotráfico y para
la permanencia de bases militares norteamericanas instaladas en territorio
colombiano que son una amenaza latente para otros países latinoamericanos.
Nosotros somos solidarios, por cierto, con las demandas de los pueblos
originarios y del pueblo mapuche en particular. Estamos convencidos que
solo la solución del despojo del que han sido objeto es la vía de solución de
los conflictos. Aplicar la ley antiterrorista de la dictadura es un camino ciego y
comprendemos la legitimidad de la huelga de hambre que llevan a cabo. He-
mos exigido que sean escuchados y se abra una vía al diálogo para resolverla.
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activa y entusiasta de los militantes del Partido que comprendían que el diario
debía ser lo que Ricardo Fonseca definió en una frase feliz, como “un cañón
de largo alcance”, refiriéndose a la guerra…
¿Cuál fue su participación en el Plan Camelot?
Es un recuerdo para mí muy significativo, dado que yo de periodismo
empezaba a aprender ahí, y tuve la posibilidad de asumir la investigación del
Plan Camelot, a propósito de los vínculos que tenía en el plano universitario,
desde donde venía cuando ingresé al “Siglo”. Trabajando como ingeniero in-
vestigador en mecánica de suelos, y en el proceso que comenzaba a formarse
y que más adelante llegó a la reforma universitaria, yo era un partícipe activo.
En base a esos vínculos, en un momento alguien me muestra una cartilla de
encuesta que era muy extraña, porque buscaba obtener información respecto
de redes de contactos, la realización de un trabajo de investigación, en este
caso, referida a personalidades importantes del mundo universitario. Me lla-
mó la atención porque, en ese momento, estaba operando eso desde la Uni-
versidad Católica, a través de –supongo yo, porque nunca se pudo revelar en
plenitud– un contrato que la universidad consideró normal para un estudio
sociológico. Entonces, me interesó reportear eso y aunque se supone que el
director del diario por regla general no hace eso, me puse a la cabeza de ese
reportaje, sostenido por Guillermo Ravest y Sergio Villegas, porque lo que yo
podía hacer en ese momento era dictarles la crónica que íbamos a incluir en
el diario. Fui a la Universidad Católica, hable con el jefe de Departamento y
le explique que tenía serias reservas, que no queríamos herir a la Universidad
Católica y que nuestro objetivo era hacer la denuncia de la operación que des-
de Washington se realizaba en Chile, escogido como conejillo de indias para
después extender ese proceso al conjunto de los países de América Latina y
probablemente más allá. Esta persona, que no tenía compromisos de ningún
tipo que pudiera herir su honorabilidad, se preocupó mucho y yo empecé
a darle antecedentes respecto del proyecto, que él no conocía a cabalidad,
siendo el jefe de la sección correspondiente. El trae un tomo de por lo menos
250 páginas en las que estaban descritas todas las zonas que debían ser inves-
tigadas a través de estas encuestas científicas, que incluían: el poder político,
el ejecutivo y el Parlamento, el poder judicial, las Fuerzas Armadas, la Iglesia,
las instituciones universitarias. Es decir, se trataba de hacer una especie de
autopsia en vivo del total de los centros más importantes de generación de
poder, para los efectos, según dijeron después, de evitar alteraciones, reven-
tones, porque con esa información podían aplacar cualquier movimiento que
pusiera en cuestión los intereses de EE.UU. Entonces yo le dije: mire, le
puedo garantizar que no vamos a hacer nada que pueda significar agredir a la
universidad, pero le voy a pedir que me permita mirar con más atención este
texto para poder formarme un juicio completo. Le pido prestado el texto, y
salí con él. Ahí tuve que recurrir a Gustavo Pueller, nuestro fotógrafo, que
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tuvo que tomar una foto de cada página porque en esos tiempos no había
fotocopiadora, y nos hicimos del texto completo. Sobre esa base éramos
imbatibles porque cada día entregábamos un elemento nuevo e impactante.
Los preparaba yo, pero los transcribía Guillermo o Ligia u otros compañeros
que también participaron, según los turnos, y mantuvimos una campaña,
que implicó primero que se develara este plan de inteligencia para penetrar
y tratar de controlar por esa vía a la sociedad chilena. Se constituyó sobre la
base de esas denuncias una comisión investigadora en la Cámara de Dipu-
tados, donde quien jugó un rol extraordinariamente activo y determinante
fue Vicente Sota, diputado DC, cuya honestidad política e intelectual está
fuera de discusión, comprobada por su vida. La gente de la derecha estaba
incómoda, nuestros compañeros diputados tuvieron una activa participación
también, pero el jefe y promotor de la investigación fue sobre todo Vicente,
quien, entiendo, fue el presidente de la comisión investigadora. Y mientras
eso ocurría, nosotros seguíamos disparando nuevos antecedentes, con lo cual
creábamos un estado de conocimiento y opinión pública que hacía imposible
que la investigación se detuviera. Se planteó al gobierno de entonces que
debía hacerse una reclamación formal y abierta que el gobierno no se atrevió
a hacer, pero desde la Cámara si se enviaron comunicaciones al parlamento
norteamericano y allí se encontró eco por la cantidad de antecedentes que se
ponían a disposición. El Siglo consiguió que el Departamento de Estado de
EE.UU. tuviera que declarar que era un proyecto que no tenía que ver con el
gobierno norteamericano, que era una investigación particular, pero que en
cualquier caso, dado el efecto que producía en las relaciones internacionales,
había resuelto que el gobierno prohibiera a la Universidad de Washington
que eso continuara adelante.
Esto tuvo significación para Chile, pero fue minimizado, hasta que con-
seguimos que “El Mercurio” publicara algo de la existencia del Plan. Pasaron
meses y meses, pero en definitiva cuando recibieron la bendición del De-
partamento de Estado que el proyecto era anulado, publicaron breves notas
acerca de la existencia de este proyecto. Esto produjo un efecto en toda Amé-
rica Latina y personas que tenían más capacidad económica, determinación
y audacia publicaron el texto que nosotros habíamos recuperado. Se publicó
un libro con casi el 99% de la información, lo que nosotros no fuimos capa-
ces de editar. Bienvenido, porque el texto se publicó.
Entre sus recuerdos, ¿figura El Guagua?
No lo conocí mucho. Él estaba siempre instalado en su quiosco y tenía
dificultades para moverse. Además, él trabajaba en el centro y nosotros ha-
cíamos brigadismo en la periferia, pero lo conocí. El efectivamente siempre
estaba hablando de los hechos del día y haciendo conciencia en el entorno.
Yo no fui tan partícipe de esos procesos, pero pasaba a saludarlo y él tenía un
gran orgullo de que el director del diario tuviera una relación tan cálida con
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él, que era solo un suplementero. Una persona con una gran calidad humana
y de una gran frescura. Sus conocimientos le permitían exponer sobre cual-
quier tema con una convicción que era la que atraía a la gente.
¿Cuál fue su participación en la Federación de Estudiantes de
Chile?
Fui durante 2 o 3 años el responsable del trabajo universitario de la Jota
de la Universidad de Chile, y en esas condiciones encabecé un par de veces la
lista de las JJCC. Nunca conquistamos la presidencia, la hegemonía era DC
en ese período y no logramos romperla. Nuestra alianza era en primer lugar
con los compañeros socialistas. La Juventud Socialista siempre rechazó que
fuéramos juntos con la Juventud Radical, con lo que podríamos acumular
fuerzas como para enfrentar con mayores posibilidades de éxito a la Juventud
de la DC. Yo fui elegido miembro del Comité Ejecutivo de la FECH, por
dos años, y como es tradición en muchas organizaciones, se me asignaba la
tesorería porque se asumía que los comunistas eran gente honrada y que no
le iban a robar un peso a nadie.
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Artículo 11
El refugio concedido en el territorio de las Altas Partes Contratantes,
ejercido de conformidad con el presente Tratado, es inviolable para los per-
seguidos a quienes se refiere el Artículo 2°. Pero el Estado tiene el deber de
impedir que los refugiados realicen en su territorio actos que pongan en peli-
gro la paz pública del Estado del que proceden. La calificación de las causas
que motivan el refugio corresponde al Estado que lo concede.
La concesión de refugio no comporta para el Estado que lo otorga, el
deber de admitir indefinidamente en su territorio a los refugiados.
Artículo 12
No se permitirá a los emigrados políticos establecer juntas o comités
constituidos con el propósito de promover o fomentar perturbaciones del
orden en cualquiera de los Estados contratantes. Tales juntas o comités serán
disueltos previa comprobación de su carácter subversivo, por las autoridades
del Estado en que se encuentran. La cesación de los beneficios del refugio no
autoriza a poner en el territorio del Estado donde es perseguido al refugiado.
A la luz de estas normas comunes para Chile y Argentina, es claro que
las autoridades argentinas actúan correctamente y, al conceder refugio y no
asilo, generan resguardos ante las prevenciones del gobierno chileno. Debe
tenerse presente que en el CONARE participa con derechos plenos un re-
presentante de ACNUR, organismo de la ONU para refugiados.
Es importante constatar que el debate que ha seguido a la maniobra de
Hernández Norambuena ha dado lugar al conocimiento de hechos ignora-
dos por los chilenos. Recién ahora, casi 20 años después, se revela que servi-
cios secretos disponían de antecedentes y advertencia de la preparación del
atentado a Jaime Guzmán, las que transmitieron a personeros de la derecha
como el señor Cuadra y otros. Han salido a luz sórdidas acciones de perso-
neros de los aparatos de inteligencia del entorno pinochetista encabezados
por Ramírez Rurange que infiltraban las organizaciones que habían luchado
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hacer valer derechos de pagos de posnatal. La tacañería que dicta las normas
lo ratifica el hecho que en las mujeres que obtienen sueldos algo más altos,
sea en el sector público o privado, los seis meses no corren: “pueden” volver
a trabajar antes, si no aceptan o no pueden aceptar la reducción de 50% del
subsidio que el proyecto de ley establece.
Con seguridad, no será diferente el trato a los pensionados en materia
del 7% que se les descuenta como “seguro” de salud.
“Ricos y pobres”
La ampliación de la brecha entre ricos y pobres es el resultado inevitable
de la implementación de una política de mercado sin mínimas regulaciones
estatales, que garantiza el dominio de los intereses del capital.
Ello se agrava aún más porque las únicas regulaciones impuestas apun-
taron a desmantelar los derechos y las capacidades de los trabajadores para
defender sus intereses. La legislación laboral chilena, conquistada y construi-
da en decenio de luchas político-sindicales, fue barrida por la adhesión ciega
de la dictadura militar y sus consejeros de derecha a las políticas neoliberales:
destrucción de sindicatos, persecución a sus dirigentes, negación de sus de-
rechos ciudadanos fue la norma. No obstante ello, la contribución de los tra-
bajadores al desplazamiento de la dictadura fue el factor más determinante.
Los sucesivos gobiernos posteriores, en parte por el peso del sistema
electoral binominal que toda de derecho a veto a la derecha y que forzó un
oscuro cogobierno a lo que se sumó el peso de las concepciones neoliberales
al interior mismo de la coalición gobernante, frustraron la recuperación de
los derechos de los trabajadores y restringieron la necesidad de adecuación
del movimiento sindical a las nuevas formas de producción y a la creciente
concentración de la propiedad capitalista.
Persisten los problemas para la constitución de sindicatos efectivamen-
te representativos de los trabajadores. La introducción perversa del sistema
de los MultiRut, es decir la división arbitraria de la empresa en una supuesta
multiplicidad de razones sociales que impide a los trabajadores constituir una
organización sindical potente; la introducción irracional del sistema de reem-
plazo de los trabajadores que asumen la huelga en defensa de sus demandas,
que inutiliza su principal recurso de negociación, son algunas de las agresio-
nes de la dictadura que no son aún corregidas.
En el ámbito de los trabajadores, el gobierno de Piñera embistió sin de-
mora en el sector público con miles de despidos, asumiendo, por una parte, la
administración pública como un botín que da poder e influencia y, por otra,
que facilita la privatización de funciones del servicio público que entorpecen
los negocios. Es lo que cursa en el IPS (Previsión Social) para facilitar el ne-
gocio de las AFP e Isapres.
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los 300 mil establecimientos comerciales del país un 98% son medianas, pe-
queñas o microempresas. Las grandes cadenas son apenas el 2% de los es-
tablecimientos. Sin embargo, esas empresas del gran capital concentran más
del 50% de las ventas. En el caso de las farmacias, las conocidas 3 cadenas,
cuyos acuerdos de precios concertados debajo de la mesa saltan a la palestra
persistentemente, realizan más del 95% de las ventas; y 500 boticas que aún
resisten (de las 2.000 farmacias que había antes que la dictadura instalara el
sistema imperante), deben sobrevivir con el 5% restante. Lo mismo se repite
en otros ámbitos como las ferreterías, la venta de ropas, etc.
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para asegurar el futuro del país. Un tema que debe ser abordado sin más tar-
danza, es la definición del desarrollo de una política de energía que permita
asegurar el desarrollo nacional y una vida normal a la población, evitando la
degradación del medioambiente, y en esa área la visión de integración lati-
noamericana debe ser un factor determinante.
En ello, el rol de los trabajadores y del movimiento sindical, que debe-
mos contribuir a hacer crecer y fortalecer, es decisivo para reunir en un fren-
te común de unidad en la diversidad a todos los afectados por las políticas
neoliberales, lo que incluye amplios sectores de las capas medias, el diverso
movimiento juvenil, los pueblos originarios, el feminismo, el vasto sector
de la cultura, los defensores de los derechos humanos, los defensores del
medioambiente, todos los que desarrollan iniciativas y luchas por necesida-
des y derechos que el capitalismo neoliberal agrede sistemáticamente.
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María Maluenda
quedará para siempre en el recuerdo
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represión. En ello estuvo en plena sintonía con su hijo José Manuel, colabo-
rador destacado de la Vicaría de la solidaridad, centro ejemplar en defensa de
los perseguidos por la tiranía.
Por ello, en 1985 María Maluenda debió enfrentar el tremendo dolor
de la muerte de su hijo, brutalmente asesinado por la dictadura en el caso
llamado de los tres profesionales comunistas degollados. En el proceso de
construir fuerzas para poner fin a la tiranía, decidió ser parte de la formación
del Partido Por la Democracia con razones que no todos compartimos pero
que respetamos y que no pusieron en cuestión nuestra valoración de su va-
liente lucha de siempre.
En 1989 fue elegida nuevamente diputada, representando a ese partido
en el mismo distrito popular donde había actuado en tomas de terreno. Ejer-
ció ese cargo por un periodo.
Hace un tiempo, a la muerte de su entrañable amigo Volodia Teitel-
boim, María decidió su reincorporación al PC. Ese acontecimiento fue co-
municado al Partido en un acto público y la información fue recibida con
emoción y alegría, expresada en un aplauso unánime y sostenido.
María Maluenda quedará para siempre en el recuerdo de quienes la co-
nocieron, y servirá de ejemplo para las nuevas generaciones. Tenemos el de-
ber múltiple y diverso de dar a conocer su ejemplo, más aún en este tiempo
donde las nuevas generaciones realizan luchas de una formidable enverga-
dura para poner fin al sistema que instaló la dictadura y que aún fustiga a
nuestro pueblo.
Acompañamos a su familia, amigos y compañeros en el dolor que los
y nos afecta y les entregamos toda nuestra profunda y solidaria condolencia.
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por imponer una salida pactada que impidiera una eventual insurrección que
transformara a Chile en una nueva Nicaragua”.
Es apropiado poner de relieve que cuando la IC resuelve su incorpo-
ración a la Alianza Democrática, antecedente directo de la Concertación, lo
hace expresando públicamente que esa propuesta “no agota en sí misma los
elementos principales de un proyecto de transformaciones profundas de ca-
rácter democrático, nacional y popular que el país necesita”. Subrayaba poco
después: “la AD es un paso parcial en la medida que plantea la política de
exclusiones y deja fuera al PC” (año 1983).
De hecho, la IC nunca fue integrante de la Concertación Por la Demo-
cracia.
Producida la derrota de Pinochet en el Plebiscito, la IC expuso nítida-
mente: “la tarea no ha terminado. El Comando Nacional del NO y la volun-
tad de concertación política de la Izquierda Unida (integrada por el PC), jun-
to a la movilización activa de nuestro pueblo, serán los factores decisivos para
alcanzar los objetivos pendientes: el término del régimen y su itinerario”.
Estas premisas que la IC y la Izquierda Unida plantearon sobre la “rup-
tura democrática” que debía generar el triunfo del NO, no se materializaron.
Por el contrario, de inmediato la Concertación asumió como prioridad de su
agenda la participación en las elecciones presidenciales y parlamentarias que
se realizarían al año siguiente, conforme al itinerario institucional prefigurado
por la dictadura. En forma adicional, se emprendieron negociaciones con el
régimen para introducir reformas a la Constitución, las cuales no afectarían
casi ninguno de los aspectos claves que determinaban su naturaleza antide-
mocrática y autoritaria.
Eso, el pueblo de Chile lo está pagando todavía.
En la Izquierda Unida también se abrió el intercambio sobre el modo
de asumir la inminente coyuntura electoral. Unas pocas semanas después del
plebiscito, en una reunión de Comité Central de la IC se propuso la creación
de una colectividad instrumental que incluiría al PC. Esta, en efecto, se mate-
rializó con la denominación “Partido Amplio de Izquierda Socialista” (PAIS).
Los hechos dan, por tanto, cuenta del comportamiento unitario de la IC.
Creo importante, por su definitiva actualidad incorporar a este comen-
tario los fragmentos de la larga jornada referidos al momento presente.
En el libro se lee:
“La derrota política de la derecha constituye una condición necesaria
para la construcción de una alternativa al neoliberalismo. No es viable pers-
pectiva revolucionaria alguna en el caso de que la derecha política y económi-
ca logre su propósito de abrir paso a un ciclo de larga duración de sucesivos
gobiernos bajo su control.
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El FRAP
Esta fase culminó con la creación del Frente de Acción Popular, unidad
de socialistas y comunistas y otras fuerzas menores. Adelantó la capacidad de
la izquierda hasta el punto de hacer previsible la conquista de la Presidencia.
Esto alarmó a los poderes fácticos y la derecha resolvió abandonar su can-
didato (Julio Durán) y volcar su votación a Eduardo Frei, como mal menor.
Lo propio hizo el imperialismo, que financió copiosamente la campaña de
Frei. La maniobra tuvo éxito en cuanto a conseguir derrotar a la izquierda,
calificada por ellos como enemigo principal.
Ante el gobierno reformista, la izquierda no tuvo una posición única.
Hubo quienes plantearon negar todo. El PC decidió, como fuerza de oposi-
ción clara, apoyar aquello que fueran cambios progresistas. Así, con observa-
ciones y propuestas se apoyó la Ley de Reforma Agraria, la de sindicalización
campesina, pero no se hizo lo mismo con la llamada chilenización del cobre
que mantenía la presencia imperialista. La movilización social se mantuvo
sólida. La CUT realizó 4 paros nacionales en el período. Con el paro nacional
de 1969 se logró establecer la ley de reajuste anual de los salarios, que rigió
hasta 1973. El movimiento estudiantil desplegó también sus luchas. La sindi-
calización de los campesinos experimentó un alza considerable. Lo propio se
dio en los pobladores y las mujeres.
Se crearon así las condiciones para la superación positiva del FRAP y
la emergencia de una unidad más amplia, que se expresó en la Unidad Po-
pular en diciembre de 1969, conformada con una matriz comparable a la del
Frente Popular e integrada por el Partido Socialista, el Partido Comunista, el
Partido Radical, el MAPU, el Partido de Izquierda Radical, la Acción Popular
Independiente. La presencia del sector cristiano estuvo a través del Mapu,
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grandes minas. Significó un cambio radical del papel del Estado de un rol
productor e interventor, a uno de tipo subsidiario, inspirado en las doctrinas
económicas neoliberales. En lo social significó el dominio sin contrapeso
de los sectores empresariales, el aumento sostenido de la desigualdad de los
ingresos, junto con un incremento en la precariedad e inestabilidad laboral
de los sectores asalariados. En lo cultural, dio lugar al denominado “apagón
cultural”, caracterizado por la represión y autorrepresión de ciertas manifes-
taciones culturales consideradas contrarias a la línea oficial.
Desplazada la dictadura y recuperados derechos democráticos, 20 años
de gobiernos de la Concertación fueron incapaces de crear instituciones de-
mocráticas, permaneciendo la constitución dictatorial con afeites menores y
manteniendo la desigualdad heredada. Se crearon así las condiciones para el
retorno de la derecha al gobierno. La batalla por producir cambios de fondo
es tarea pendiente.
El desplazamiento de la derecha es una necesidad. Pero ello no significa
la instalación de un nuevo gobierno de la Concertación, que ha demostrado
una incapacidad que los condujo a su derrota. Se requiere un gobierno de
nuevo tipo capaz de realizar una política que remueva el peso de los poderes
fácticos y sus políticas neoliberales que Pinochet comenzó a instalar y que
han persistido.
Para ello, las experiencias de políticas de alianza y unidad de los perío-
dos del Frente Popular y de la Unidad Popular deben estar presentes con
clara conciencia de que no habrá calco ni copia, sino creación acorde con las
condiciones del presente. Aprender no es copiar. Esas experiencias vividas
son, sí, la prueba de que romper el dominio del capital financiero, centro de la
oligarquía, y del imperialismo, es una tarea posible y necesaria. Los recursos
nos los enseña la historia: unidad y lucha, movilización social y construcción
de alianzas que unan a la mayoría inmensa de los chilenos y chilenas para
sacudirse de la dominación existente, tras la bandera de la alternativa que la
vida nos ha impuesto: neoliberalismo o democracia, contradicción principal
del período.
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De la universidad al Congreso
Camilo Ballesteros, Karol Cariola y Camila Vallejo saltaron directo de
las Juventudes Comunistas a sonar como candidatos a la Cámara Baja en
las próximas elecciones de noviembre. Mientras, “La Jota” hoy cuenta con
bases funcionando en la mayoría de las universidades del país, incluso en las
privadas.
Por Constanza Rodríguez U.
103 Sobre las autoras: Alicia Contreras, Sandra Quevedo, Stephanie Rabi, Constanza
Rodríguez y Valentina Salvo son alumnas de Periodismo y este artículo es parte de su trabajo
en el curso Periodismo Político y Elecciones, dictado por los profesores Pilar Vergara y Álvaro
Valenzuela.
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Vallejo”, dice Pablo Méndez, encargado político de una de las bases que ope-
ra en la Universidad de Chile.
Juan Valenzuela, de las JJ.CC. de la Universidad Católica, opina que el
movimiento estudiantil ayudó en la construcción de una nueva voz que hoy
pretende reemplazar a la política “sucia y corrupta” y, en la práctica, busca
llevar a dirigentes estudiantiles al Congreso. Sin embargo, existe un miedo
que los dirigentes reconocen: “uno sabe cómo se controla la interna en el
parlamento, pero está la convicción de que estos jóvenes comunistas van a ir
a construir un nuevo tipo de política”, asegura Valenzuela.
José Neculqueo, encargado político de la Universidad Tecnológica Me-
tropolitana (Utem), tiene el mismo temor, pero recalca que este es un gran
momento para “La Jota”. “Es un gran salto para los jóvenes, porque el que-
que se corta en el parlamento”, dice Neculqueo.
No en todas las universidades opinan lo mismo sobre llegar al parla-
mento como estrategia política. Cristián Andrade es el encargado nacional
universitario del PC y trabaja directamente con la mesa central del partido. Él
dice: “lo que hay es la intención de vincular los movimientos sociales con la
política. Fue una decisión que nosotros impusimos como juventud comunis-
ta, son candidatos que nosotros levantamos debido al arraigo social que los
consolidó como referentes juveniles en el país”.
Ante un eventual triunfo de sus camaradas, Pablo Méndez de la Univer-
sidad de Chile, dice: “ellos no caerán en el juego de la política sucia, porque
ese juego se da cuando quienes influencian a los candidatos, en las conversa-
ciones entre partidos, siguen lógicas de intereses partidarios. Nuestros can-
didatos no van a sufrir ese paso porque constantemente se les recuerda cuál
es el objetivo”.
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a los espacios de integración que él ha generado con las juventudes. “No nos
sentimos excluidos”, asegura Lobos, “él asiste a nuestros plenos reuniones y
él se ha hecho el tiempo de generar instancias para conocernos y apoyarnos”.
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Jorge Insunza:
“Se requiere un proceso de renovación de los cuadros”
Miembro del Comité Central del partido, Jorge Insunza fue el encar-
gado de la última campaña electoral de Salvador Allende y actualmente es
uno de los miembros más antiguos de la colectividad. Hoy cree que es una
obligación promover los rostros juveniles del PC, para que así ellos empiecen
a jugar un papel más determinante en las decisiones políticas del partido y
del país.
Por Valentina Salvo
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Todos los días Jorge Insunza Becker llega de impecable terno a su ofi-
cina en Vicuña Mackenna 31, la sede del Partido Comunista. A sus 79 años,
este ingeniero civil, ex diputado y empedernido fumador todavía se consagra
de lleno a la actividad política a la que ingresó hace 50 años.
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los detalles de los conflictos que pudo vivir su hijo en el Gobierno. “Me pa-
recería impropio andarle preguntando. En todo caso, nuestra relación es muy
sólida. Con Jorge tenemos un vínculo de padre e hijo muy fuerte y, natural-
mente, también diferencias políticas. Cuando nos encontramos hablamos de
familia, de nuestra relación personal. De política, intercambiamos opiniones,
aunque no para imponer uno la opinión al otro”, explica.
¿Ha conversado de su renuncia con él?
Hemos hablado sólo por teléfono. Sé que hay quienes no le tienen sim-
patía y que no ha sido una cosa sencilla. Mi hijo es una persona con grandes
valores éticos. He visto que en estos días han tratado de poner en cuestión la
legitimidad de sus actividades. Jorge fue formado en una escuela de la que yo
soy parte. Nuestra actividad en la política no tiene como centro el ombligo
propio, sino las necesidades de la inmensa mayoría de las personas. Jorge se
atiene a ese principio, no hacer prevalecer el interés personal o de grupo, sino
el de avanzar en la igualdad social que el país requiere.
¿Está de acuerdo en que un diputado que preside la Comisión de
Minería sea asesor de una de las principales mineras en Chile?
Francamente, no conozco bien el detalle, pero conozco bien a mi hijo
y estoy convencido de que no va a ser influido, en ninguna circunstancia,
por las personas a quienes él les presta un servicio. Esos informes los hace
con convicciones técnicas. En su ambiente, él genera mucho respeto por la
calidad de sus trabajos.
¿Debería exigírseles a los parlamentarios dejar de dedicarse a
otras actividades?
Se debería disponer de una ley que lo regule. Pero estoy convencido de
que una ley no resolverá el problema. Esto tiene que ver con la ética. Y la éti-
ca política se construye sobre la base de que el pueblo y sus intereses sean lo
central. En todo caso, quiero recalcar que mi hijo tiene un conocimiento y un
criterio suficiente que le permiten hacer distinciones. Ninguna de sus deci-
siones políticas, estoy seguro, estuvo determinada por un poder en particular.
Según su hijo, hoy en Chile hay ánimo de rasgar vestiduras y exis-
te un clima agresivo, que presume la mala fe. ¿Está de acuerdo con él?
Lo que yo diría es que hay mucho de insano en la actividad política de
hoy. Los intereses que se defienden no se explicitan y eso es dañino para el
país. Cuando el peso de los grandes intereses se hace determinante, ese es-
quema se impone durante un cierto tiempo, pero provoca condiciones para
una explosión social y política que puede generar tensiones muy grandes.
También dijo que muchos parlamentarios tienen otros trabajos e
ingresos. Esto a pesar de la millonaria dieta parlamentaria.
Yo fui diputado y, en mi caso, la dieta la recibía el partido, que me
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Desconfianza en la política.
“La democracia puede convertirse en un fantasma”
Carlos Peña asegura que insistir en que la Presidenta nada sabía
de muchos temas es falso. Él no lo cree, ¿y usted?
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“Respeto mucho a mis hijos como para siquiera insinuarles que acaten
un silencio impuesto”.
El rostro siempre afable y la sonrisa permanente rodean una imagen de
“doña” respetable. Es la proyección misma de la placidez y de la serenidad,
las que logra transmitir con singular facilidad.
Doña Raquel Becker de Insunza lleva en su rostro marcadas las huellas
de una vida que en más de algún momento parece haberle jugado duro. Pero
no dramatiza. Incluso, de pronto asombra cuando, relatando alguna vivencia
dolorosa, se alza con la risa espontánea como para alejar los nubarrones de una
pena que venga a turbar ese espacio de paz que ha construido a su alrededor.
En ocasiones llega a desconcertar con una que otra salida que “espanta”
a nueras, nietos y a su hijo Rodrigo. Como cuando de repente se levanta y
pide “seguir otro día la entrevista, porque fíjese que llegaron dos amigas que
vienen especialmente a verme y a preguntarme por Jaime… ¿A usted no le
importa verdad?” A nuestro asombro se suman las quejas de sus familiares:
“pero mamá, usted no puede hacer esas cosas…” Con la mayor inocencia se
vuelve y nos dirige una mirada casi suplicante “Bueno, ya, pero ¿no le impor-
ta esperarme una horita… ¿no?”. Al final transamos en media hora y retorna
como después de hacer una travesura escolar. “¿No ve?, quedamos todos
contentos, es que a los amigos hay que cuidarlos mucho…” Resulta casi in-
creíble que la política contingente parezca importarle tan poco. Mal que mal,
fue casada con un dirigente, hija de otro y madre de unos cuantos. Refuerza
que su vocación es de mamá y como tal habla de sus hijos con verdadera frui-
ción. Sobre todo, del “último que me quitaron, Jaime, que era tan apegado a
mí y constituía mi puntal en mi trabajo de pastelería” y -baja la voz- “es tan
regalonazo, dese cuenta que me iba a comprar hasta las verduras… y ahora
tan lejos que me lo llevaron, ¿cierto que no está bien que a uno le arrebaten
así los hijos…?”
Cuatro hijos fuera de Chile por razones políticas. ¿Qué dice la
madre, la suegra, la abuela, en definitiva, la mujer?
Primero quiero responderle como mujer chilena: siento una profunda
vergüenza de estar viviendo en un país donde no hay seguridad para nadie y
en el cual se nos ha impuesto el miedo y el terror como una verdadera cons-
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Jorge Insunza
Becker en la mirada
de los historiadores
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104 Abellán, Joaquín “Historia de los conceptos e historia social en S. Castillo La his-
toria social de España . Ed siglo XXI de España 1991, pág. 48
105 Dios Jano, representado por las dos caras, mirando hacia ambos lados, los comien-
zos y los finales.
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106 Torres Dujisin, Isabel. La década de los sesenta en Chile. La utopía como como
proyecto. Rev. HAOL Nº 19 (primavera 2009). Págs. 139- 149.
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107 Allende en las elecciones de 1958 obtuvo 28,85% y en las elecciones de 1964
38,92%
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108 El Partido ensancha el horizonte de sus hombres de letras y artes. Homenaje del
PC a sus artistas y escritores. 9 de enero 1965.
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ciones del PCUS señalando que “el ingreso de tropas de estados miembros
del Pacto de Varsovia” lo hacen en resguardo del socialismo amenazado por
los reaccionarios de dentro y fuera del país. El hecho fue leído como una
conducta de responsabilidad internacional. Prácticamente no habrá comen-
tario a la reacción de los partidos comunistas occidentales, quienes criticaron
e incluso en algunos casos se distanciaron de la política de la Unión Soviética.
En lo que respecta a la situación nacional, los editoriales son muy crí-
ticos frente al gobierno demócrata cristiano, lo acusan de ser conciliador
con el imperialismo yanqui por los acuerdos sobre la minería del cobre, la
complicidad silenciosa frente a la intromisión de EE.UU. en América Latina,
Brasil, Bolivia, las políticas militares y de alianza con el país del norte. Tam-
bién serán contrarios a la política económica porque no favorecía a la clase
obrera, condenarán las medidas represivas contra el pueblo, las políticas so-
ciales serán vistas como acciones de engaño o populistas y la reforma agraria
será insuficiente.
Establecerán diferencias entre los militantes democratacristianos “ho-
nestos” y los funcionarios del gobierno, con los primeros había espacios de
encuentro, con los segundos, nada.
En suma, la línea editorial durante la dirección de Insunza mantendrá
total coincidencia con la posición oficial del partido, y él se moverá sólo en
los espacios admitidos por este.
Será en los artículos firmados por él en los que se puede observar de
manera más explícita una perspectiva propia. Por ejemplo, en los informes a
los Plenos o Congresos, sin salirse de la línea, subrayará y argumentará res-
pecto de temas que le resultan centrales o fundamentales, fijando su posición
–tanto al interior del partido, como frente a la izquierda.
Su impronta personal estaba en los temas que abordaba y la forma en
que los desarrollaba. En los argumentos, el uso de determinado lenguaje y
ciertos conceptos se revela un objetivo político-pedagógico. En tal sentido,
sus declaraciones, reflexiones e informes partidarios son lo que mejor permi-
ten realizar su “radiografía” intelectual.
El año 1963 escribirá en Principios un largo artículo titulado “La re-
volución y la libertad”. Situará el debate en torno a la lucha por la libertad,
afirmando que aquella constituye una de las aspiraciones más profundas y
elevadas del hombre, “el hilo de oro de toda la historia es la lucha por la
conquista de la libertad” y enlazado con esa lucha se encuentra, desde un
pensamiento teleológico, el socialismo, “el paso del capitalismo al socialismo
en escala mundial constituye el hecho histórico más importante”.
Defenderá la idea que el binomio revolución y libertad no son concep-
tos antagónicos, por el contrario, la verdadera libertad se alcanzará cuando
el hombre logre una sociedad sin clases sociales. Es interesante considerar
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las referencias teóricas y autores que cita, dando cuenta de una formación
intelectual sólida y diversa; indudablemente entre las referencias está Lenin,
Marx y Engels, pero también comentarios de Nicolás de Condorcet y Aris-
tóteles. Plantea su punto de vista sobre la dictadura del proletariado y la
violencia: respecto de la primera sostiene que “es la forma más democrática
que ha conocido hasta hoy la humanidad”, una dictadura que es ejercida por
la mayoría de la población sobre la minoría explotadora; y, sobre la violencia,
dice que ningún revolucionario aspira a la violencia por la violencia y que en
realidad es un concepto alusivo a un modelo de sociedad y no referido a los
individuos.
Hay otro texto que resulta muy interesante de analizar, sobre todo por-
que demuestra una preocupación más de fondo sobre la intervención nor-
teamericana. En el artículo de julio de 1965, también en la revista Principios,
sobre el Proyecto Camelot109 . Es un artículo muy fundamentado, sobre un
tema que no se escribió mucho. Insunza hace un análisis perspicaz, mos-
trando los efectos soterrados que hay detrás de un proyecto aparentemente
académico. El texto se titula “El proyecto Camelot: Producto genuino de
la política exterior norteamericana”, y denuncia la actitud intervencionista
del imperialismo norteamericano a través del Departamento de Defensa de
EE.UU., que buscaba desarrollar un modelo que permitiera predecir e influir
políticamente en los distintos países de América Latina. El trabajo se reali-
zaría a través de las Universidades y sus centros de Sociología, para levantar
información e intervenir en distintos campos, más allá del militar. El proyec-
to estaba asociado a fondos para la adquisición de materiales que posterior-
mente pasarían a ser patrimonio de las Universidades.
Para Corvalán, el plan Camelot era “una parte de la vasta conspiración
contra Chile. Parte de la misma son también las provocaciones de los go-
rilas brasileños y argentinos”. Indudablemente corresponden a dos niveles
de profundidad de análisis y eso seguramente se explica porque cumplían
objetivos o funciones políticas distintas, Corvalán usaba un lenguaje más de
divulgación y el Coke profundizaba en los temas, es decir, ambos discursos se
complementaban.
Al año siguiente, 1966, otro artículo en la revista Principios110 comenta
detenidamente el Congreso del Partido Comunista italiano (PCI) realizado
en enero de ese año.
Lo relevante para entender la perspectiva de Insunza serán los énfasis
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y los temas que considera centrales como línea del Partido Comunista en
los años sesenta, y sin decirlo explícitamente, busca sintonizar y recoger la
experiencia y debate que está ocurriendo en el PCI y relacionándolo con la
experiencia del PCCh.
Con respecto a los participantes, valora la presencia de gente joven “la
gran mayoría de los delegados tenían menos de 40 años” y a continuación la
participación de las mujeres “alrededor de un 11% eran mujeres”, porcentaje
que actualmente resulta pequeño, pero en aquella época se valoraba y elogiaba.
Se referirá al informe del Secretario General del PCI, Luigi Longo, y no
está de más recordar que Longo fue el “heredero político” de Togliatti.
La importancia que tiene este extenso análisis del Congreso del PCI es
que, existiendo ciertas cercanías entre los comunistas italianos y los chilenos,
en cuanto a las vías propias sin apartarse de la influencia soviética, no era
frecuente encontrar referencias en el PCCh a la propuesta del PCI.
La “vía italiana” al socialismo propuesta por el secretario general del
PCI Palmiro Togliatti, encontrará espacio y respaldo dentro del PCUS. Esto
significaba llevar adelante una lucha por alcanzar reformas profundas que
abrían camino para el avance hacia el socialismo, realizado al interior del
régimen democrático y constitucional; es decir, una democracia progresista
como etapa intermedia en el camino al socialismo. Togliatti que, sin ser “an-
tisoviético”, tendrá una actitud escéptica con respecto al proceso de “deses-
talinización” declarado por Jrushchov, muestra preocupación por la falta de
libertades democráticas, lo que dará pie a un primer distanciamiento del PCI
en su relación con Moscú, “aunque sin poner en cuestión el papel constitu-
yente que tenía la URSS”.
Sus ideas centrales estarán contenidas en el testamento político el “Me-
morándum de Yalta” de 1964, publicado después de su prematura muerte
en Yalta, y que serán dadas a conocer por el nuevo secretario del PCI, Luigi
Longo.
Muchas coincidencias entre la “vía italiana” y la “vía chilena al socia-
lismo”, y como he señalado, hay pocas referencias a la experiencia italiana
desde el discurso oficial.
De ahí lo inusual de este largo análisis, en que se destacarán los tópicos
propios del período, la lucha contra la intervención imperialista norteame-
ricana, la unidad del movimiento comunista internacional, puntualiza sobre
la política italiana por la distención internacional y los problemas de la paz,
la importancia de la unidad socialista-comunistas, incluso yendo más allá y
hablando de la unidad con los católicos, etc. Sobre todos estos temas tratados
en el Congreso del PCI, y que eran muy coincidentes con el chileno, Insunza
posteriormente escribirá, haciendo referencia a la situación chilena.
En su intervención ante el Congreso de las Juventudes Comunistas, en
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del PC, el cual estaba bajo la visión del XX Congreso del PCUS, y que habían
sido erróneamente interpretadas por los comunistas chilenos, “como si la
revolución pudiese ser un proceso idílico, sin choque ni conflictos”, matices
que establecían una cierta distancia entre ambos partidos comunistas, y que
Insunza buscaba acortar.
Insunza se presentará a candidato a diputado en 1969, resultando elec-
to. En dichas elecciones el PCCh será la principal fuerza de la izquierda,
siendo elegidos 4 senadores y 22 Diputados. Será un momento de optimismo
partidario.
El PCCh estaba por crear una nueva alianza capaz de alcanzar un enten-
dimiento con el PR, “que es blanco de las maquinaciones del enemigo, que
se empeña en lograr que abandonen su línea de izquierda”, como también
con sectores democratacristianos y se insistía en que “debemos propender a
un movimiento popular y un gobierno de una amplia base social, el cual es la
única alternativa para detener a la derecha”.
En la izquierda, socialistas y comunistas coincidían en que el socialismo
era la solución para la crisis estructural de la sociedad chilena, y era en el tema
de las alianzas en que había diferencias.
En el PSCh las discrepancias internas tendrán un efecto paralizante,
pero finalmente, la propuesta de la Unidad Popular entendida como alianza
amplia fue adquiriendo un mayor impulso, en parte por el predominio de los
sectores izquierdistas al interior del PR, y a esto se sumaba el MAPU, que
había dado claras señales de acercamiento no sólo estratégico sino también
ideológico con la izquierda marxista.
La presencia de estas nuevas fuerzas ampliaba significativamente la coa-
lición, por lo cual, si dentro del PSCh se hubiese impuesto una línea menos
aperturista, había un riesgo de quedar en minoría o excluidos políticamente.
Sin embargo, para el PSCh, el ingreso de los radicales a la Unidad Popu-
lar no era un tema resuelto y exigían “pruebas de sinceridad a los radicales”
antes de llegar a formalizar un acuerdo.
Finalmente, en octubre de 1969 el PSCh y el PCCh hicieron un llama-
do a los distintos partidos de la izquierda para formar una alianza política
electoral.
Estimando y calculando el respaldo con que contaba el nuevo con-
glomerado, en relación con los votos alcanzados por estos partidos en las
elecciones parlamentarias de ese año, la candidatura de la Unidad Popular
debía lograr casi 42%, lo que en un escenario a tres bandas le daba la victoria
segura al candidato de la izquierda. La Unidad Popular quedó constituida
oficialmente el 9 de octubre de 1969.
En el XIV Congreso del PCCh realizado en noviembre de ese año, se
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ción es “la tarea de las tareas”, que se debe resolver el tema del abastecimien-
to y la distribución, que hay que fortalecer las JAP. Lo económico es la tarea
“patriótica” para evitar la guerra civil.
Uno de sus artículos lo titula “Cancelar el peligro golpista” y la forma
que el 1º de mayo los trabajadores hagan una poderosa demostración de
defensa del gobierno popular, agregando “podemos decir como nuestros
camaradas italianos ¡el fascismo no pasará!, lo cual se puede lograr con la
unidad del pueblo.
Sus escritos políticos muestran un militante comprometido, meticuloso
y reflexivo, que no se sale de la línea pero que es capaz de instalar temas. Es
un escritor prolífero, inagotable y que le da mucho valor a la fundamenta-
ción, a los argumentos y nos solo muestra preocupación en qué decir, sino
en cómo decirlo.
Al analizar sus escritos se observa la búsqueda de un cierto equilibrio,
entre un obrerismo de los años cincuenta junto al proceso de nuevos mili-
tantes que provenían del mundo profesional e intelectual de la cual él forma
parte, junto a otros jóvenes profesionales que cumplirán roles centrales a
nivel de partido, como a nivel nacional, siendo elegidos parlamentarios o
miembros de la Comisión Política del PCCh.
Asimismo, mantuvo una conducta ponderada entre la postura oficial y
una cierta autonomía. Tuvo la lucidez en la compleja coyuntura de los setenta
de ir adecuando los énfasis o intensidades en los discursos. Lo confrontacio-
nal fue dando paso a la búsqueda de acuerdos, a parar “la guerra civil”, pero
evidentemente la tempestad ya estaba en curso.
Visto desde el presente, se puede decir que quizás uno de los principa-
les errores de ese periodo fue que no se pensó la política desde la luz tenue
y llena de claroscuros de la construcción de mayorías y articulación de las
complejidades de lo plural de Gramsci, sino que se dejaron llevar por la res-
plandeciente y sin matices teoría de la dictadura del proletariado de Lenin.
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Antifascismo, insurrección
y renovación revolucionaria:
Tres momentos del pensamiento político
de Jorge Insunza Becker
Rolando Álvarez Vallejos111
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112 Hemos desarrollado este enfoque en Rolando Álvarez, Forjando la vía chilena al so-
cialismo. El Partido Comunista de Chile en la disputa por la democracia y los movimientos sociales (1931-
1970), Editorial América en Movimiento, 2020.
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113 Al respecto, ver Rolando Álvarez, Desde las sombras. Una historia de la clandestinidad
comunista, 1973-1980, Lom Ediciones, 2003; Alfredo Riquelme, Un rojo atardecer. El comunismo
chileno entre dictadura y democracia, DIBAM, 2009; Rolando Álvarez, Arriba los pobres del mundo.
Cultura e identidad política del Partido Comunista de Chile entre democracia y dictadura. 1965-1990, Lom
Ediciones, 2011 y Luis Rojas, De la rebelión popular a la sublevación imaginada. Antecedentes de la his-
toria política y militar del Partido Comunista de Chile y del FPMR 1973-1990, Lom Ediciones, 2011.
114 Katherine Hite, When the Romance ended. Leaders of the Chilean Left, 1968-1998, Co-
lumbia University Press, 2000, p.70.
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Con todo, y a pesar de ser un texto breve, Jorge Insunza dejó enunciado
otros tres aspectos que se desarrollarían extensamente en los meses y años
siguientes. Primero, interpeló a la Democracia Cristiana, señalando que los
sectores dentro de esa colectividad que se habían manifestado públicamente
contra el golpe de Estado, “interpretan a la mayoría inmensa de los democra-
tacristianos de pueblo, a los que sus dirigentes oficiales han traicionado…”117.
En segundo lugar, propuso el primer borrador sobre la manera que el Partido
Comunista evaluaría “las causas de la derrota” de la Unidad Popular. En efec-
to, aunque en otra parte del texto se afirmaba que no era lo primordial, In-
sunza propuso dos “causas” del fin de la experiencia allendista. Por un lado,
la presencia de “elementos fascistas” en los cuerpos castrenses y la policía,
los que a futuro deberían ser reemplazados por fuerzas armadas “de nuevo
tipo”. Por otro lado, no ahorró espacio para criticar a los sectores que el PC
denominaba como “ultraizquierda”, acusándolos de incidir en la pérdida de
apoyo del gobierno entre los sectores medios118.
En documentos posteriores, Jorge Insunza desarrolló, desde la direc-
ción del Partido Comunista, estas tres líneas de análisis, a saber, la tesis del
“Frente antifascista” contra la dictadura; el problema militar en la política
del PC y, por último, la crítica al ultraizquierdismo. A lo largo de los años,
los énfasis de estos dos últimos aspectos adquirieron importancias distin-
tas. En el caso de la política del “Frente Antifascista”, fue expuesta solo un
mes y medio después del “manifiesto de octubre”. En efecto, en el mes de
diciembre, marcando la continuidad de las definiciones previas al golpe, un
nuevo documento público del PC establecía que los “enemigos principa-
les” del período postgolpe eran el imperialismo y la oligarquía monopolista
y terrateniente. Según esto, un aspecto decisivo de la derrota de la Unidad
Popular había sido el “aislamiento de la clase obrera”, es decir, la incapaci-
dad de las fuerzas de izquierda de alcanzar acuerdos con sectores de centro,
puntualmente la Democracia Cristiana. Por ello, la tarea del momento era de-
sarrollar un trabajo unitario “con amplios sectores demócrata-cristianos que
se han pronunciado contra el golpe, [y] con sectores independientes que han
comprobado con horror lo que es el fascismo”119. Por otra parte, de manera
muy temprana, el Partido Comunista deslindó claramente las fronteras con
el MIR, su tradicional adversario por la izquierda, especialmente respecto a
las formas armadas de resistencia contra la dictadura. Para el PC, “las formas
de lucha deben determinarse teniendo en cuenta la necesidad de unir a todas
las fuerzas democráticas contra el fascismo…[teniendo] en cuenta… el nivel
117 Ibid.p.25
118 Ibid.p. 28.
119 “Unir millones para poner término a la pesadilla”, en Desde Chile hablan los comunis-
tas!,, op.cit.p.45.
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de consciencia alcanzado por las masas y… que cada acción mejore [la] co-
rrelación de fuerzas en favor del pueblo”120. En base a la urgencia de lograr
el acuerdo con la Democracia Cristiana, la lucha armada quedaba totalmente
descartada en esta etapa.
Tras el terremoto inicial provocado por el golpe de Estado, durante
1974 las estructuras de funcionamiento clandestino del PC lograron una re-
lativa estabilidad. Se logró consolidar un equipo de dirección encabezado por
Víctor Díaz, secundado en diversas tareas por Mario Zamorano, Jorge Mu-
ñoz, “Rafael Cortés” (Uldarico Donaire), Jorge Insunza, entre otros dirigen-
tes del Comité Central de la colectividad. Con todo, no estuvieron ausentes
complejas caídas, como la del exsenador Jorge Montes, ocurrida el año 1974.
Sin lugar a dudas, el texto más influyente emitido por la dirección del
PC durante el año 1974 también fue redactado, en lo fundamental, por Jorge
Insunza. La edición en español de Revista Internacional –destinada a difundir
artículos y documentos de los PCs de todo el mundo- lo publicó en los
meses de julio y agosto de aquel año. Firmado bajo el seudónimo de “René
Castillo”, de todas maneras fue considerado como un documento oficial de
los comunistas chilenos121. En el texto, Insunza profundizó en las “causas
de la derrota” de la Unidad Popular. Escrito desde el interior de Chile, debe
tenerse en cuenta que en el exterior, especialmente en los países de acogida
de los dirigentes comunistas chilenos, como la Unión Soviética y la República
Democrática Alemana, arreciaban las críticas a la Unidad Popular. En efecto,
aunque existía una alta valoración de la experiencia chilena y la solidaridad
con los partidos de izquierda fue la tónica, esto no impidió la existencia de
críticas. Especialmente relevante fueron los planteamientos de Boris Pono-
mariov, integrante de la cúpula del Partido Comunista de la Unión Soviética,
que estableció la conocida premisa que señalaba que “toda revolución debe
saber defenderse”. La alusión era evidente, en el sentido del error de no ha-
ber contemplado la reacción violenta de la contrarrevolución dentro del pro-
ceso de la “Vía Chilena al Socialismo”. De esta manera, el problema militar
de la revolución se ponía en el centro de gravedad de la discusión.
En este ambiente, el texto de “René Castillo” polemizó fuertemente
con las visiones basadas en las críticas “de izquierda” a la Unidad Popular.
Por el contrario, el documento fue tajante respecto a que la principal causa
del derrocamiento fue un problema político, a saber, “que la Unidad Popular
no logró evitar el aislamiento de la clase obrera ni atraer a la mayoría de la
población… Esto determinó el desenlace. Nuestra derrota fue la expresión
del aislamiento de la clase obrera… Esto significa que más que una derrota
120 Ibid.p.46.
121 “René Castillo”, “Los acontecimientos en Chile: Visión de los comunistas”, en
¡Desde Chile hablan los comunistas!, op. cit. pp.79-109.
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122 Ibid.p.93.
123 Ibid.p.107.
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momento ofrecía el combate contra la Junta Militar. Más allá de esto, el tenor
de las críticas fue muy áspero. Por ejemplo, se denominó como expresión de
“aventurerismo” el supuesto diálogo entre integrantes de la Comisión Polí-
tica del MIR y el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea, que los tenía
detenidos. Para el PC, esto era “aventurerismo en sentido estricto, porque la
búsqueda de acuerdos se hacía por entero al margen de las masas y sin tener
en cuenta el proceso real de la lucha de masas. Aventurerismo porque, inde-
pendientemente de la actitud honesta que adoptaron en definitiva la mayoría
de los dirigentes, avaló la traición de otros que terminó haciéndose pública
y abierta”.127 El texto incluía la evaluación negativa que tenía el PC sobre el
papel del MIR durante la Unidad Popular, por considerar que sus posturas
habían dividido al movimiento popular. Por todo ello, cerraba planteando su
rechazo al “sectarismo, divisionismo y el dogmatismo” representado por el
MIR.
El documento del “caballo de troya” parecía confirmar la postura mo-
derada del PC, que lo había caracterizado hasta el día del golpe de Estado de
1973. Alejaba la posibilidad de acuerdos con el MIR, enviando una señal de
unidad hacia la Democracia Cristiana, considerada fundamental para con-
cretar la creación del “Frente Antifascista”. Sin embargo, como vimos más
arriba, de manera paralela a este documento, las presiones para reconsiderar
posturas del PC frente a la cuestión militar cursaban con fuerza especialmen-
te entre los integrantes del Coordinador del Exterior del Partido Comunista.
Tantos las dirigencias de los “partidos hermanos”, como segmentos de la mi-
litancia, hacían eco de las voces críticas a lo que se comenzaron a denominar
como los “errores de derecha” que habría cometido el PC durante el proceso
de la “Vía Chilena al Socialismo”. Jorge Insunza se puso en contacto más es-
trecho con este debate a partir del inicio de su exilio en 1975. En este sentido,
el “Caballo de Troya” marca el fin de una etapa en la historia del PC, pues en
los años venideros los vientos comenzaron a soplar en otra dirección.
En efecto, en abril de 1975, comenzó en Cuba la denominada “Tarea
Militar” del Partido Comunista de Chile. En esa fecha, casi una cincuentena
de militantes de las Juventudes Comunistas se incorporó como cadetes de la
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba. Aunque el PC estaba muy lejos
de tener un diseño político que contemplara lo militar como parte funda-
mental de su línea política, este hecho mostraba la centralidad que este aspec-
to estaba cobrando en la discusión interna del partido. En esa misma línea,
desde 1974 la dirección del PC había aceptado la invitación del Partido Socia-
lista Unificado Alemán (PSUA) para que militantes chilenos formaran parte
de un grupo de estudio sobre problemas militares y de las fuerzas armadas
chilenas en la ciudad de Leipzig. Con sus investigaciones, este contingente
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128 “Intervención del camarada Jorge Insunza”, en El Pleno de agosto de 1977 del Comité
Central del Partido Comunista de Chile, Ediciones Colo- Colo, 1978, p.195.
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construir la defensa militar del proceso”, como que había deslizado el diri-
gente soviético Boris Ponomariov o desde el alto mando de la Revolución
Cubana. En este sentido, Insunza insistía en la centralidad que contar con el
apoyo popular, era la mejor manera de haber evitado el golpe de Estado. Y
por ello, los problemas de la UP habían pasado por su falta de unidad interna
y el error de no haber pactado con la Democracia Cristiana. Para Insunza, la
clave de lo sucedido entre 1970-1973, era “ganar aliados para la clase obrera,
construir en torno a ella una unidad más amplia y más coherente que ayer, en
esto estuvo y está la clave de la victoria”129. Por ello, el debate de 1977 estaba
lejos de haber decretado un contundente giro hacia posiciones “izquierdis-
tas”. La continuidad de las posturas del PC quedaba reflejada en la respuesta
de Insunza a los jerarcas de los países socialistas.
Jorge Insunza tuvo oportunidad de profundizar su análisis en un artícu-
lo publicado el año siguiente. En él reconocía que “el asunto decisivo… en
la defensa de la revolución es el de las fuerzas armadas y, en general, el de la
correlación de fuerzas en nivel militar”. Según Insunza, “las posibilidades de
toda vía revolucionaria de culminar con éxito sus tareas atraviesan necesaria-
mente este problema”. En el caso de la “experiencia chilena”, esto pasaba por
“la transformación del ejército y su ubicación al lado del pueblo…”130. En el
análisis de Insunza, aquí radicaba el “vacío histórico” del Partido Comunista:
los errores sobre cómo abordar y comprender a las fuerzas armadas chilena.
“Nos apoyamos… en las tradiciones de prescindencia en la política partidista
que mantenían, relativamente, durante cerca de 40 años y en las fuerzas cons-
titucionalistas que operaban en el interior de las fuerzas armadas, orientadas
a respetar el triunfo popular…”. Luego de repasar otros considerandos sobre
los organismos castrenses, Insunza concluía que la política del PC hacia ellas
era “completamente insuficiente y además basada en algunos presupuestos
teóricos falsos…”131. En el caso de la Unidad Popular, el problema radicó
en que “no conseguimos poner al ejército al lado del pueblo ni asegurar por
otros medios una correlación militar favorable. Cuando se erosionó nuestra
correlación en el nivel político, esta situación hizo crisis”132.
De esta manera, desde el punto de vista de Jorge Insunza, proponer
la existencia de un “vacío histórico” en las definiciones políticas del PC (la
cuestión militar), no invalidaba la posibilidad histórica de la “vía pacífica” o
“no armada” al socialismo. En el caso de Chile, el problema militar (el apoyo
129 Ibid.p.196.
130 Jorge Insunza, “Las dialécticas de la vías revolucionarias”, en Los 1000 días revolu-
ción. Dirigentes del PC de Chile analizan las enseñanzas de la experiencia chilena, Editorial Paz y Socia-
lismo, 1978, p.83.
131 Ibid.pp.84-85.
132 Ibid.p.86.
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133 Jorge Insunza, “Las tareas actuales del Partido de Recabarren”, Partido Comunista de
Chile. Boletín del Exterior n° 59, mayo-junio de 1983, p.103.
134 Ibid.p.24.
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que “la salida más probable” de la dictadura sería una “sublevación nacional”,
nombre escogido por la dirección del PC para denominar su perspectiva in-
surreccional. Esta definición coincidió con el establecimiento del estado de
sitio por parte de la dictadura (noviembre de 1984), y el incremento de las
medidas represivas. Por lo tanto, el ciclo de protestas experimentó un reflujo,
aunque a fines de 1985 se produjo otra importante jornada de repudio po-
pular contra la dictadura. En este contexto, el Partido Comunista preparó la
“sublevación nacional”. Las medidas más destacadas fueron, desde el punto
político, lograr posicionar el año 1986 como “el decisivo” para derrocar a Pi-
nochet. Este planteamiento se convirtió en un sentido común en un amplio
espectro opositor, que estimó posible derrocar a Pinochet aquel año. Por
otro lado, desde el punto de vista militar, el Partido Comunista materializó el
ingreso ilegal al país de un inmenso arsenal de armas de guerra, destinados a
equipar a la “fuerza propia del partido”, que sería fundamental en el estallido
de la sublevación nacional. Además, la conducción comunista autorizó la
preparación de una compleja operación militar, destinada a ejecutar al gene-
ral Augusto Pinochet. Para los días 2 y 3 de julio de 1986 se convocó a un
paro nacional. A pesar de la masividad de las movilizaciones, no se produjo
el hipotético “paro nacional prolongado” del cual podría derivarse un movi-
miento insurreccional. Además, al mes entrante, es decir, en agosto de 1986,
fueron descubiertos los arsenales del PC y en septiembre fracasó el atentado
que buscaba liquidar a Pinochet. Con esto, se abrió camino el proceso de
“salida pactada de la dictadura” y el desahucio de la opción que buscaba su
derrocamiento. Para el Partido Comunista asumir este hecho fue un proceso
traumático.
En efecto, a partir de 1987 se abrió un ciclo basado en una vía institu-
cional para la recuperación de la democracia. Esto implicaba reconocer las
reglas y el calendario impuesto por la dictadura. La mayoría de la oposición
de centroizquierda acordó intentar derrotar a Pinochet “desde dentro” de
la institucionalidad. Esto implicaba inscribirse en los registros electorales,
para que la ciudadanía votara en los futuros eventos electorales; inscribir le-
galmente a los partidos políticos de oposición, para que pudiera contar con
apoderados y derechos en las elecciones; y, por último, concentrarse en ganar
el plebiscito del día 5 de octubre de 1988, que sancionaría o no la continuidad
del general Pinochet por 8 años más en el poder. En caso de triunfar la op-
ción “No”, se debían convocar a elecciones democráticas. Esta era la opción
de la oposición al régimen. Frente a esta hoja de ruta, el Partido Comunista
sostuvo una conducta errática. Se opuso, pero luego se retractó, tanto de
llamar a inscribirse en los registros electorales, como de apoyar al “No” en
el plebiscito. En efecto, aunque finalmente se terminó sumando a ambas
iniciativas, lo hizo a regañadientes, quedando fuera del amplio espectro de la
oposición unida en torno a esta estrategia. En el fondo, el PC todavía creía
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135 Florencia Varas y Mónica González, Chile entre el Sí y el No, Ediciones Melquíades,
1988, pp.64-65.
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136 Ibid.p.83.
137 Ibid.p.85.
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formaba parte del comunismo chileno, Insunza nunca fue crítico de la Unión
Soviética. Durante el período de la “desestalinización” en la URSS, Insunza
se acopló a la crítica a Stalin y al “culto a la personalidad”, recepcionando
este proceso como una oportunidad para perfeccionar la ideología marxis-
ta-leninista, desligándola -supuestamente- del lastre estalinista. Por otro lado,
algunos escritos de Insunza reflejaban la influencia de Palmiro Togliatti y el
Partido Comunista Italiano, del cual era un gran admirador. El líder comunis-
ta itálico, cuando en la década de los años sesenta se debatía sobre el legado
de Stalin, el cisma sino-soviético y la lucha armada, planteó la importancia
de la “vías nacionales” en los procesos de construcción del socialismo. Esta
tesis, que defendía la ruta original y democrática que seguía el PCI en Italia,
fue el germen del movimiento que en la década de 1970 se conoció como
“eurocomunismo”. Encabezado por Enrico Berlinguer, sucesor de Toglia-
tti, los comunistas italianos, españoles y franceses comenzaron a surcar un
camino apartado de la Unión Soviética, a la que criticaron por la invasión a
Checoslovaquia y por la ausencia de una real democracia socialista.
En el caso de Jorge Insunza, desde nuestra perspectiva, amalgamó el
doctrinarismo marxista-leninista de corte soviético, con la tesis de las “vías
nacionales” de Togliatti, pero sin extremar la crítica hasta las posturas “euro-
comunistas”. Por el contrario, el PC chileno nunca rompió sus vínculos con
el campo socialista. Esto se acentuó después del golpe de Estado de 1973,
producto que la Unión Soviética, la República Democrática Alemana y Cuba,
brindaron apoyo político y material a la izquierda, que fue fundamental para
la sobrevivencia posterior a la caída de Salvador Allende. Para mayor ahon-
damiento, a fines de 1976, Luis Corvalán Lepe, secretario general del PC
chileno, fue liberado por la dictadura gracias a un canje con un prisionero po-
lítico soviético. Mientras que el episodio fue criticado acremente por Georges
Marchais, líder del PC francés, para los chilenos fue un acontecimiento que
ratificó la adhesión al país de los soviets.
En este contexto, un importante sector de la izquierda chilena, com-
puesto fundamentalmente por el Partido Socialista, el MAPU y la Izquierda
Cristiana, comenzaron a desarrollar lo que se denominó como “la renovación
socialista”. A partir del traumático fin de la experiencia de la Unidad Popu-
lar, llevaron a cabo una revisión a fondo de sus paradigmas ideológicos. En
síntesis, tres fueron los aspectos centrales de la “renovación socialista”. En
primer lugar, la revalorización de la democracia liberal y la necesidad de un
socialismo democrático. En segundo lugar, la resignificación del concepto de
socialismo, el que fue desacoplado de un modelo específico de sociedad. Por
último, la renovación socialista planteó que la izquierda chilena debía desem-
barazarse de las concepciones clasistas. A cambio, la vocación de las fuer-
zas transformadoras debía ser –decían los “renovados”- constituir bloques
político-electorales mayoritarios, abandonando la perspectiva de vanguardias
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témica del marxismo. Jorge Insunza -junto a la dirección del PC- se mostraba
dispuesto a hacer ajustes de cuentas con categorías tales como “dictadura del
proletariado” y “partido de vanguardia” o ahondar las definiciones de la de-
mocracia y el socialismo. O reconocer que era necesario “pensar con cabeza
propia”, como declaraban otros dirigentes del PC durante esos días. Pero
lo que no estaban dispuestos los integrantes de la conducción del Partido
Comunista, era a dar por cancelada la experiencia histórica de la colectividad.
El supuesto fundamental era que el conflicto de clases era una realidad coti-
diana en Chile. Este hecho justificaba la existencia de un Partido Comunista,
aunque el proyecto histórico que esta organización representó a lo largo el
siglo XX había fracasado.
Epílogo
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Agradecimientos
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Fotografías
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Jorge Insunza con Raquel Becker bordando en su telar y su nieta Camila Insunza
en sus brazos, hija de Jorge, en el invierno de 1995.
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Jorge Insunza Becker con su nieto Jorge Insunza Jara, en diciembre de 1997.
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Jorge Insunza en una marcha exigiendo Justicia por las violaciones a los derechos
humanos en la dictadura. Con él van Marisol Prado, Gladys Marin,
Julia Urqueta y Daniel Nuñez, entre otros.
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Jorge Insunza Becker con Jorge Insunza Gregorio de las Heras, en un acto en
Combarbalá de su campaña a diputado de 2013.
Jorge Insunza con sus tres hijos mayores, Viviana, Roxana y Jorge,
en uno de sus últimos encuentros.
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Índice
1981
7 | Pinochet no se irá, si no se lo echa
Revista Internacional, Edición Chilena, enero de 1981
1982
11 | Sesenta años del Partido Comunista de Chile,
Mesa redonda con su Comisión Política
Araucaria N° 17, 1982
1983
62 | Las tareas actuales del partido de Recabarren
Boletín del Exterior N°59, mayo-junio de 1983
71 | Renovar y no renegar
Revista Araucaria, Nº 23 1983
111 | Programa del 11 de septiembre Fiesta Nacional
de L’Unità – Reggio Emilia
L’Unità, 10 de septiembre de 1983
1984
111 | La Crisis Política General y la Creación de una Situación Revolucionaria
Ponencia a la Conferencia Nacional del PC, marzo 1984
1987
144 | Propuestas del Partido Comunista para una salida política
Febrero de 1987
1988
154 | Jorge Insunza: en algún lugar de la clandestinidad
Mónica González, en el libro Chile entre el Sí y el No, junio 1988
697
jorge insunza becker, escritos políticos e ideológicos
1989
184 | “Apoyaremos un candidato único, sea quien sea”
Análisis, 17 al 23 de abril de 1989
189 | Intervención en XV Congreso
Mayo 1989
1990
191 | Panel: El Marxism o y la renovación de la izquierda
12 al 25 de enero de 1990
215 | “Se busca atacar el carácter revolucionario del partido”
El Siglo, agosto de 1990
220 | El PC chileno critica una carta de D’Alema
L’Unità, 9 de septiembre de 1990
1991
221 | 91, el año en que Pinochet debe irse
El Siglo, enero de 1991
225 | PC se refiere a crimen de Senador
El Mercurio, 16 de abril de 1991
225 | La campaña ya empezó
El Siglo, septiembre 1991
227 | El rearme de la izquierda
El Siglo, diciembre de 1991
1992
227 | PC no quiere seguir con mutuas descalificaciones:
Respondió critica socialista
El Mercurio, 8 de enero 1992
229 | Movilización democrática, único camino
El Siglo, marzo de 1992
1993
231 | Apoyamos plenamente la declaración del Padre Pizarro
El Siglo, febrero de 1993
232 | Partido Comunista afirma: pactos parlamentarios deben
hacerse con fuerzas reales
El Siglo, 2 de julio de 1993
233 | Acuerdos del Consejo General del PC: dos candidatos a la presidencia
y una lista parlamentaria llevarán las fuerzas de izquierda
El Siglo, 5 de julio de 1993
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1994
245 | Regresan Cuerpos de Paz a Chile: Ravinet firmó acuerdo con Kamman,
Izquierda está reticente.
La Segunda, 12 de enero de 1994
246 | Jorge Insunza: “La Humanidad no está condenada a la desgracia”
El Siglo, 13 de enero de 1994
247 | Jorge Insunza: “Quiénes quieran crear conflictos saldrán trasquilados”
El Siglo, 19 al 25 de marzo de 1994
253 | Jorge Insunza: Frei debe apoyarse en el pueblo
para concretar retiro de Stange
El Siglo, 11 al 16 de mayo de 1994
255 | “Las organizaciones sociales siempre pidieron un plebiscito”
El Siglo, 11 al 16 de junio de 1994
256 | XVI Congreso Comunista: Al reencuentro de una política militar
El Mercurio, 17 de julio de 1994
266 | Partido Comunista: “Falta de idoneidad y argumentos
en el fallo de Laguna del Desierto”
El Siglo, 18 al 25 de octubre de 1994
1995
267 | Larraín: Hablar de una alianza UDI-PC
“no alcanza a ser una caricatura”
La Segunda, 4 de abril de 1995
699
jorge insunza becker, escritos políticos e ideológicos
270 | Jorge Insunza rindió Informe al V Pleno del CC del Partido Comunista:
“Lo central es la vinculación de masas”
El Siglo, 2 al 8 de diciembre de 1995
1996
277 | PC dispuesto a discutir pacto instrumental con partidos
de la Concertación
El Mercurio, 7 de enero de 1996
278 | Frenar el bloqueo imperialista
El Siglo, 15 al 21 de marzo de 1996
280 | Negocios y maridajes
El Siglo, 6 al 12 de septiembre de 1996
282 | “La izquierda es una real alternativa de cambios”
El Siglo, 4 al 10 de octubre de 1996
285 | La izquierda, una necesidad
El Siglo, 25 al 31 de octubre de 1996
1997
286 | A propósito de una renuncia
El Siglo, 3 al 9 de enero de 1997
288 | Jorge Insunza: se debe crear una alternativa con la gente
El Siglo, 14 al 20 de febrero de 1997
293 | Obsecuencia frente al chantaje
El Siglo, 14 al 20 de marzo de 1997
295 | Una vez más la Concertación se somete
El Siglo, 6 al 12 de junio de 1997
296 | Jorge Insunza denunció nuevo agravio militar
El Mercurio, 28 de agosto de 1997
297 | Insunza: Ministro Figueroa planteó al PC reponer
acuerdo con la Concertación
La Segunda, 14 de octubre de 1997
298 | Posición del PC en la IV Región
El Siglo, 17 al 23 de octubre de 1997
300 | La IV Región requiere una verdadera decisión
El Siglo, 31 de octubre al 6 de noviembre de 1997
302 | La opinión de Jorge Insunza: “Nuestro voto es de una
izquierda consciente”
El Siglo, 12 al 18 de diciembre de 1997
700
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1998
305 | Un manifiesto actual
Alternativa, enero a marzo de 1998
313 | Jorge Insunza: “Una movilización de gran envergadura
se instalará en marzo”
El Siglo, 6 al 12 de febrero de 1998
315 | Un negociado indecente
El Siglo, 24 al 30 de julio de 1998
317 | A 25 años de la Unidad Popular
Alternativa, julio a septiembre de 1998
322 | Jorge Insunza: “Rescatar la experiencia de la Unidad Popular
es una gran tarea en la construcción de izquierda”
El Siglo, 31 de julio al 6 de agosto de 1998
1999
327 | Entrevista a Jorge Insunza: los comunistas italianos
y su política revolucionaria
El Siglo, 9 al 15 de abril de 1999
331 | Candidatura presidencial de la izquierda: “La situación política
continúa y continuará abriendo grandes perspectivas”
El Siglo, 16 al 22 de abril de 1999
338 | Homenaje a Enrique Gregorio de las Heras
21 de junio de 1999
341 | Futuro de la Política Exterior
Alternativa, julio a septiembre de 1999
347 | Katherine Hite: Perfil de Jorge Insunza
Columbia University Press, 1999
2000
355 | Izquierda Re-unida
El Mercurio, 26 de marzo de 2000
356 | Conferencia Nacional del PC: Discusión a puertas abiertas
Punto Final, 5 de mayo 2000
363 | Jorge Insunza evalúa los 100 días de Ricardo Lagos: Se confirma
la necesidad de una alternativa al modelo
El Siglo, 14 al 20 de julio de 2000
370 | Rolando Álvarez: Entrevista a Jorge Insunza Becker
24 de octubre 2000
701
jorge insunza becker, escritos políticos e ideológicos
2001
389 | ¿Qué es ser de izquierda hoy?
19 de mayo de 2001
401 | Insunza (PC): Acuerdo con el PS “no va a tener variaciones”
La Segunda, 24 de julio de 2001
402 | Las declaraciones de ayer del dirigente comunista
La Segunda, 1 agosto de 2001
404 | Gladys Marín: “Cumpliremos nuestro compromiso”
El Siglo, 10 de agosto de 2001
406 | Proclamación de Jorge Insunza y Julián Alcayaga:
El “Valle Rojo” se levanta
El Siglo, 24 de agosto de 2001
409 | Sectores de la Concertación se disponen a gobernar con Lavín
Punto Final, 31 de agosto de 2001
416 | Al mantener el modelo, la Concertación hace el trabajo sucio
de la derecha
El Siglo, 9 de noviembre de 2001
422 | Otro Chile es posible, en el Distrito 9
El Siglo, 9 de noviembre de 2001
423 | PC pide otra sede al Estado
La Segunda, 4 de diciembre de 2001
2002
425 | Insunza: PC descalifica Mesa de Diálogo
El Mercurio, 6 de febrero de 2002
425 | Jorge Insunza: “La UDI no tiene moral para exigir nada”
El Siglo, 8 al 15 de febrero de 2002
427 | “Movimiento de movimientos”: Huelga general en Italia
El Siglo, 26 de abril al 3 de mayo de 2002
2003
429 | Construcción del Nuevo Sujeto: Campo de Unidad y de Lucha
El Siglo, 3 de marzo de 2003
2004
434 | Demanda Marítima: Comunistas cuestionan “soberbia” contra La Paz
El Mercurio, 19 de enero de 2004
435 | XXII Congreso: Son necesarias transformaciones de fondo
al sistema político
El Siglo, 18 de junio de 2004
702
tomo iii - 1980-2015
2005
438 | Ponencia del Partido Comunista de Chile a la reunión de los
Partidos Comunistas de América Latina y Europa
Porto Alegre, enero de 2005
447 | Jorge Insunza: La internacionalización de las luchas de los pueblos
El Siglo, 4 al 11 de febrero de 2005
450 | “Gladys siempre estará con nosotros”
El Mercurio de Valparaíso, 20 de febrero 2005
455 | “Sergio Fernández es cómplice y encubridor de los crímenes
de la dictadura”
Rebelión, 25 de febrero de 2005
456 | Las relaciones internacionales en el Chile de hoy
Alternativa, 2005
464 | Nueva embestida sobre el cobre
Crónica Digital, 24 de abril de 2005
467 | Jorge Insunza: a 30 años de la heroica victoria del pueblo de Vietnam
El Siglo, 13 al 20 de mayo de 2005
470 | Autonomía latinoamericana o patio trasero de Estados Unidos
El Siglo, 30 de junio al 8 de julio de 2005
471 | A la partida de Alicia Vega
El Siglo, 3 al 10 de julio de 2005
473 | Lavín el demócrata
Mundo Posible, julio de 2005
474 | “El Siglo” a la hora del Camelot
El Siglo, 20 al 27 de agosto de 2005
477 | El chovinismo como argumento de sumisión
El Siglo, 13 al 20 de octubre de 2005
478 | Jorge Insunza y el partido de izquierda concertacionista:
“Aunque la mona se vista de seda mona se queda”
El Siglo, 14 al 21 de octubre de 2005
479 | Jorge Insunza Becker: “Necesitamos un plan de emergencia de salud”
El Siglo, 21 al 28 de octubre de 2005
481 | Comunistas solidarizan con “votación simbólica de
chilenos en el exterior
Crónica Digital, 28 de noviembre de 2005
481 | Candidatos denuncian cohecho
El Siglo, 2 al 9 de diciembre de 2005
482 | PC condicionó su respaldo a candidata de la Concertación
El Mercurio, 15 de diciembre de 2005
703
jorge insunza becker, escritos políticos e ideológicos
2006
483 | Comunistas califican a gabinete de Bachelet de continuista y neoliberal
Crónica Digital, 1 de febrero de 2006
485 | Ante las reacciones de la derecha: PC plantea bases de un
sistema electoral democrático
El Siglo, 10 al 17 de febrero de 2006
487 | PC exige participación y fiscalización popular en Portal Bicentenario
Crónica Digital, 12 de febrero de 2006
488 | Bases para un sistema electoral democrático
Rebelión, 12 de febrero de 2006
490 | Demandan a Chile mayor firmeza respecto a Venezuela
Crónica Digital, 22 de febrero de 2006
491 | Comunistas denuncian atentados terroristas en Bolivia
Crónica Digital, 23 de marzo de 2006
492 | La milésima primera razón para terminar con el binominal
El Siglo, 7 al 14 de abril de 2006
493 | El chauvinismo y la diplomacia de los pueblos
El Siglo, 15 al 22 de junio de 2006
494 | Izquierda chilena denuncia presiones contra Venezuela
Crónica Digital, 23 de junio de 2006
495 | Piden al gobierno utilizar excedentes del cobre en beneficio
de los chilenos
Crónica Digital, 11 de julio de 2006
497 | Dos visiones, dos alternativas
La Nación, 31 de diciembre de 2006
2007
500 | Jorge Insunza: “Si no se abre cerrojo, habrá explosiones sociales”
El Siglo, 12 al 19 de abril de 2007
504 | Las lecciones de Arauco
El Siglo, 18 al 25 de mayo de 2007
505 | La cerrada defensa de los privilegios del capital
El Siglo, 1 al 8 de junio de 2007
507 | Un salario mínimo que condena a vivir en la indigencia
El Siglo, 22 al 29 de junio de 2007
509 | PC pide intervención de Bachelet en conflicto con contratistas y Codelco
Crónica Digital, 17 de julio de 2007
510 | Comunistas denuncias que el Presupuesto de la Nación
tiene sesgo neoliberal
Crónica Digital, 3 de octubre de 2007
704
tomo iii - 1980-2015
2008
518 | La clase obrera, sujeto de la historia y promotora del cambio social
El Siglo, 28 de diciembre de 2007 al 4 de enero de 2008
521 | Jorge Insunza, encargado laboral del PC:
“Necesitamos más fuerzas para avanzar y vencer”
El Siglo, 2 al 9 de mayo de 2008
525 | Jorge Insunza: Sumas y restas de la elección de la CUT
El Siglo, 5 al 12 de septiembre de 2008
527 | Allende Vive
El Siglo, 19 al 26 de septiembre de 2008
538 | “Héroe por la paz”
El Siglo, 10 al 17 de octubre de 2008
539 | Presentación de síntesis de “El Capital” Tomo I de Alejandro Yáñez
Noviembre de 2008
2009
545 | Luis Barría: el honor de despedir a un hombre de honor
El Siglo, 22 al 29 de mayo de 2009
547 | Las razones de los humanistas para abandonar el Juntos Podemos
El Ciudadano, julio de 2009
552 | Jorge Insunza: “Hay una brutal explotación a los trabajadores”
El Siglo, 9 al 16 de octubre de 2009
556 | Carta Abierta a radio Cooperativa
El Siglo, 30 de octubre al 6 de noviembre de 2009
558 | Sobre el Muro de Berlín
El Siglo, 20 de noviembre 2009
564 | Carta a la revista “Qué Pasa”: De avanzar sin transar
a transar sin avanzar
El Siglo, 4 a 11 de diciembre de 2009
565 | Charney, defensor de Piñera, no de Marco
El Siglo, 11 al 18 de diciembre de 2009
566 | Dúplica de Jorge Insunza a John Charney a propósito
de la candidatura presidencial de la izquierda
El Mostrador, 12 de diciembre de 2009
705
jorge insunza becker, escritos políticos e ideológicos
2010
568 | La dura crítica de Insunza (PC) a Aylwin frente a su hermano
El Mercurio, 17 de enero de 2010
569 | Partido Comunista: La vigencia de un compromiso
El Siglo, 22 al 29 de enero de 2010
577 | “Adoradores del mercado”
El Siglo, 12 al 19 de febrero de 2010
578 | Sobre Luis Corvalán
22 de Julio de 2010
579 | El desfalco al país no debe continuar
El Siglo, 6 al 13 de agosto de 2010
584 | Lo que hay detrás de la campaña contra el PC
El Siglo, 20 al 27 de agosto de 2010
588 | Recuerdos de un director de “El Siglo”
El Siglo, 27 agosto 2010
592 | Apablaza y el doble estándar
El Siglo, 8 de octubre de 2010
2011
595 | Jorge Insunza Becker: Mal año y peor pronóstico para los trabajadores
El Siglo, 11 al 18 de marzo de 2011
598 | La imposible “Unidad Nacional” de Piñera
El Siglo, 8 al 15 de abril de 2011
604 | Jorge Insunza: Palabras de despedida y reconocimiento
a Fernando Ostornol
El Siglo, 22 al 29 de julio de 2011
606 | María Maluenda quedará para siempre en el recuerdo
El Siglo, 2 de septiembre de 2011
2012
608 | Los “Fragmentos de una larga jornada”, de Víctor Osorio
El Siglo, enero de 2012
613 | Una vocación unitaria
El Siglo, 14 de junio de 2012
2013
619 | El futuro del PC mira al Congreso
KmCero, 9 de mayo de 2013
706
tomo iii - 1980-2015
2015
624 | Jorge Insunza padre defiende al ex ministro:
“Mi hijo es una persona con grandes valores éticos”
La Segunda, 12 de junio de 2015
683 | Agradecimientos
685 | Fotografías
707