Copia de 3.1 Azrak - Federalismo
Copia de 3.1 Azrak - Federalismo
Copia de 3.1 Azrak - Federalismo
1. Introducción1.
A tal fin, haremos un repaso por el derrotero del diseño federal, intentando no sólo dar
contenido a las implicancias de poseer este modelo-sus valores normativos- sino
también identificar las diversas facultades y obligaciones que recaen sobre las
diversas esferas estatales: la nacional, las provinciales y las municipales5.
1 En todos los casos donde se referencie una cita cuya obra se encuentre en inglés, la
traducción es propia.
2Véase Preámbulo de la Constitución Nacional.
3Véase al respecto el texto de Roberto Gargarella que abre este volumen.
4 Caminal, Miquel, El Federalismo pluralista. Del federalismo nacional al federalismo
and Democracy in Latin America, The Johns Hopkins University Press, Baltimore, 2004. p. 226-
255.
autonomía sobre el reconocimiento de los derechos, las políticas públicas y la
generación de riquezas, pero entregando a la Nación todo aquello que se requiera
para llevar adelante la empresa nacional.7 El federalismo, de esta forma, se convirtió
en una “carta de triunfo” frente a los abusos por parte poder central, que permitió que
Argentina obtuviera su primera Constitución.
Juan Bautista Alberdi sostenía que el gran principio de la adopción del federalismo se
halla en que los Estados individuales, reteniendo la parte de soberanía que necesitan
para sus negocios interiores, ceden una autoridad suprema y nacional la parte de los
negocios generales; en otros términos, para todos aquellos puntos en que deben obrar
como nación.8 Al mismo tiempo, el pensador argentino proponía, teniendo en cuenta
los conflictos territoriales entre las provincias y las condiciones existentes, la
instauración de un Poder Ejecutivo poderoso “pero de origen democrático y
representativo, de carácter constitucional y responsable”.
De esta forma, bajo la clasificación que hace Alfred Stepan10, Argentina -al igual que
Estados Unidos- se convierte en un ejemplar del modelo de estado federal
denominado “come together”. Este tipo de arreglo federal tiene como característica
principal que son las unidades previamente soberanas que hacen un pacto, cediendo
su soberanía a una nueva unidad estatal y reservándose ciertas facultades para sí.11
Como nos recuerda María Angélica Gelli12, el contralor no sólo estaba pensado para el
Poder Ejecutivo: la primera constitución, previa a 1860, reservaba al Congreso
Nacional el control político de las constituciones provinciales por parte del Congreso
Nacional. El artículo 5 de la Constitución de 1853 disponía:
7 Agulla, Juan Carlos, Federalismo y Centralismo, Ediciones Líbera, Argentina, 1967 y Galletti,
Alfredo, Historia Constitucional Argentina, Editora Platense, La Plata, 1972, T. 1, pp. 118-143.
8 Alberdi, Juan Bautista, Bases y puntos de partida para la organización política de la República
y política distinta al modelo argentino- algunas de las más importantes podrían ser India,
Bélgica y España. Estos países eran sistemas políticos con rasgos fuertemente unitarios que
llegaron a la decisión institucional de que la mejor manera de mantenerse unidos sería
transformar sus sistemas políticos en federaciones
12 Gelli, Maria Angelica, “El Federalismo en emergencia y su necesaria reconstrucción.” en
En lo que sigue, sólo a los efectos de establecer un ideal regulativo que, luego,
permita evaluar el sistema federal argentino en su contexto actual, intentaremos
repasar algunos de los principales argumentos que se vierten en aras de convencer
que dicho diseño es el mejor de los modelos disponibles en pos de garantizar los
derechos y la participación política.
Por otro lado, también, se entendía que la unión federal traía consigo ventajas
comerciales, tales como la inexistencia de aduanas internas que faciliten el
comercio interior.16
Sin embargo, para que lo antes mencionado se pueda realizar en la realidad, debían
cumplirse dos condiciones: la primera, establecer claramente los límites
constitucionales a cada autoridad, estableciendo sus competencias. Segundo, que
ante una disputa entre estas unidades gubernamentales, el poder de decidir no
recaiga en ninguna de ellas sino en un arbitrio independiente. Para ello, es
indispensable la existencia de un poder judicial que resuelva dichos conflictos17. Rol
que como veremos más adelante, la Corte Suprema argentina, a través de su
jurisprudencia, asume como propio.
13 Riker, Williams, Federalism. Origin, Operation, Significance, Little, Brown and Company,
Boston, 1964.
14 Montesquieu, Charles-Louis de Secondat (Barón de), Del Espíritu de las Leyes, Alianza
Editorial, 2003.
15 Madison, James; Hamilton, Alexander y Jay, John, The Federalist Papers, soHo Books, KY,
2013.
16 Mill, John Stuart, El Gobierno Representativo, Imprenta y librería del Mercurio de S. Tornero
Partiendo de ello, se debe asumir que, aunque sea en teoría -y como promesa
institucional- el federalismo debería traer consigo la descentralización19 de prácticas en
las cuales las actividades políticas y económicas se distribuyen espacialmente en todo
territorio de una nación determinada.20
En el ámbito local, Gelli22 entiende que cuando el sistema federal es genuino, trae
consigo varias ventajas comparativas. Entre ellas, indica que se fortalece el ejercicio
democrático, porque al mismo tiempo que se requiere la realización de elecciones
nacionales, provinciales y municipales, se crea una red de controles en resguardo de
los derechos fundamentales de las personas. Así, el gobierno local acerca a los
gobernantes y a los gobernados y éstos tienen vías más directas de participación en la
resolución de los conflictos de las ciudades o partidos y pueden pedir cuentas con
mayor facilidad, ante los desvíos de las autoridades.
18 Entre otros, véase Dahl, Robert A., “Federalism and the Democratic Process” en Dahl,
Robert A., Democracy, Identity and Equality, Norwegian University Press, Oslo, 1986, ps. 114-
126.
19 Así, siguiendo a Falleti (en: Falleti, T.G, Decentralization and Subnational Politics in Latin
America, Cambridge University Press, New York, 2010) entenderé “descentralización” como el
conjunto de políticas públicas, reformas electorales o reformas constitucionales que transfieren
responsabilidades, recursos y autoridad política del nivel más alto de organización nacional
hasta los más “bajos” niveles gubernamentales.
20 Gibson, Edward L., “Federalism and Democracy: Theorical Connections and Cautionary
Insights, en Gibson (ed), Federalism and Democracy in Latin America, The Johns Hopkins
University Press, Maryland, 2004.
21 Gibson, “Federalism and Democracy… obra citada
22 Gelli, M.A, “El Federalismo en emergencia y su necesaria reconstrucción”…obra citada.
b. El federalismo como protección de las minorías.
El diseño institucional es, sin duda, una manera de generar un escudo que defienda
los derechos de las minorías. El modo de organizarse institucionalmente puede ser
promotor o limitador de los derechos. De esta forma, el federalismo podría ser
considerado una herramienta útil frente al temor del uso de poder desenfrenado y
violatorio de los derechos de las minorías dado que el poder no se encontraría
concentrado en manos de una sola fuerza centralista.23 También, se podría convertir
en un mecanismo fundamental del sistema de frenos y contrapesos en un sistema
gubernamental.
c. El federalismo y el multiculturalismo.
23 Neumann, F.L., “Federalism and Freedom: A critique”, en Karmis, D., & Norman, W.,
Theories of Federalism: A Reader, Palgrave Macmillan, KY, 2005. Al respect, véase, también
Gonzalez Bertomeu, Juan F. “Notas sobre Federalismo” en Gargarella, Roberto (coord), Teoría
y Crítica del Derecho Constitucional, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2010, T. 1, pp. 440-484,
24 Stepan, Alfred, "Toward a New Comparative Analysis...”, op. cit.
25 Por multiculturalismo, siguiendo a Coleman (en: Coleman, D.L., “Individualizing Justice
Through Multiculturalism: The Liberals’ Dilemma”. Columbia Law Review, n°96, Columbia,1996,
p. 1093-1167) entiendo como la aspiración a una pluralidad de culturas donde todos los
miembros de la sociedad buscan vivir juntos en armonía y entendimiento mutuo mediante la
cooperación, pero manteniendo las distintas culturas de manera separada. El multiculturalismo
en su forma más pura sostiene que todas las culturas tienen el mismo valor y merecen el
mismo respeto, no habiendo una cultura mejor que otra.
26 Al respecto, Kymlicka, W. Federalismo, Nacionalismo y Multiculturalismo. Revista
Internacional de Filosofia Politica, 7, 1996, p. 20-54 y Karmis, D., & Norman, W., Theories of
Federalism, obra citada
27Caminal, Miquel, El Federalismo pluralista… obra citada.
28 Pildes, Richard “Ethnic Identity and the Design of Democratic Institutions: A Dynamic
Estas son algunas de las promesas y fundamentos del diseño institucional federal.
Este horizonte o concepción del mismo, debería servir como ideal regulativo para
evaluar la práctica constitucional argentina. Así, en cada una de las secciones que
siguen en esta obra, podremos evaluar cuán lejos o cerca se encuentra nuestro
federalismo de ser un garante de derechos o una herramienta de perpetuación de
desigualdades y/o concentración de poder.
Al respecto, Susana Cayuso29; afirma que “los art. 1, 5, 6, 75 inc, 12, 121 y 123 y
concordantes de la norma constitucional, proporcionan la estructura del perfil del
federalismo desde un mandato del deber ser. En tal sentido, la enunciación normativa
que transitamos establece los presupuestos mínimos y básicos que deberá satisfacer
una provincia para obtener la garantía del Estado Nacional. Un gobierno federal
conviviendo con autonomías locales. Asimismo, aquellos presupuestos tienen una
relación directa con el art. 31 del pexo jurídico base, ya que el principio de supremacía
requiere de instrumentos institucionales, de naturaleza procedimental como sustantiva,
tendientes a asegurar la preeminencia de la constitución federal y la coherencia del
sistema institucional normativo vertical”.
29 Cayuso, Susana G., Constitución de la Nación Argentina: claves para el estudio inicial de la
En este recorte de normas podemos observar cómo desde el cuerpo legal fundante se
intenta menguar el centralismo y dotar a las unidades provinciales de la autonomía
necesaria para autorregularse y generar las políticas públicas que consideren
necesarias a nivel local. Sin embargo, las competencias provinciales no deberían ser
absolutamente discrecionales, sino que deben responder no sólo a ciertos pisos
mínimos de derechos sino a los mismos límites que establece el mismo cuerpo legal,
especialmente en el artículo 31 que determina la supremacía constitucional.
30 Ekmekdjian, Miguel Ángel, Manual de la Constitución Argentina, Lexis Nexis, Buenos Aires,
2008.
31 Por su parte, Gelli (en: Gelli, M.A., Constitución de la Nación Argentina Comentada y
Concordada, La Ley, Buenos Aires, 2011) las agrupa y afirma que “tres tipos de relaciones que
se establecen en la estructura federal. Relaciones de subordinación de los Estados locales-
provinciales- al Estado Federal, según define en los artículos 5 y 31 de la CN; relación de
participación, cuyo ejemplo más claro es la composición del Senado que representa el
equilibrio de los estados pequeños y grandes, defendiendo en un pié de igualdad sus intereses
y colaborando en el gobierno legislativo de la Nación; y relaciones de coordinación que hacen a
la distribución de competencias, exclusivas, delegadas, reservadas y concurrentes”
32
Fallos: 1:485, sentencia del 3 de mayo de 1865.
Luego de recordar el contenido de los artículos 31, 33 y 104 –actual art. 121- resaltó
que “que en virtud de estas disposiciones y de los más sanos principios de la razón,
los actos de la Legislatura de una provincia, no pueden ser invalidados, sino en
aquellos casos en que la Constitución concede al Congreso Nacional en términos
expresos un exclusivo poder, o en los que el ejercicio de idénticos poderes ha sido
expresamente prohibido a las provincias, o cuando hay una directa y absoluta
incompatibilidad en el ejercicio de ellos por estas últimas; fuera de cuyos casos, es
incuestionable que las provincias retienen una autoridad concurrente con el
Congreso”. 33 En consecuencia, declaró la inconstitucionalidad de una regulación
provincial vinculada con los derechos de importación por ser contraria al artículo 9 de
la Constitución Nacional.
Para finalizar, aunque resulte anterior al último fallo comentado, resulta interesante
repasar el voto de los jueces Lorenzetti y Zafaronni en el caso “Chiara Díaz”40. En
dicho pronunciamiento asuman una interesante reflexión a las a las posturas ya
asentadas por la CSJN en la temática. Manifiestan, en este orden, que el modelo
federal implica una unidad particular, una unidad en la diversidad en las identidades
provinciales. Sin perjuicio de que las provincias tengan la obligación de adecuar sus
diseños institucionales a las exigencias federales, la diversidad de los diseños
configuran una fuente de vitalidad para la república, en la medida en que posibilita una
pluralidad de ensayos y búsquedas por las diferentes provincias para diseñar,
mantener y perfeccionar los sistemas republicanos locales, desde su tradición,
costumbres y experiencias. Asimismo, agregan, existe una especie de relación
dialéctica entre los diseños locales y nacionales. En un primer momento, la CN fue
establecida como causa ejemplar de las instituciones locales, sin embargo, los
posteriores desarrollos del constitucionalismo provincial configuran una rica fuente
para el desarrollo y progreso aun de las instituciones nacionales.
Existen dos principios rectores que marcan la división de competencias entre los
distintos niveles estatales. En ellos se recogen las históricas intenciones
constitucionales: la preexistencia de las unidades provinciales, el respeto por la
autonomía local y la delegación expresa de competencias a los efectos de generar
una empresa nacional.
El primer principio, el de la residualidad de la competencias provinciales está
demarcado por el artículo 121 de la CN que expresa que “las provincias conservan
todo el poder no delegado por esta constitución al gobierno federal, y el que
expresamente se hayan reservado por pactos especiales al momento de su
incorporación”. Es decir, conservan todas las facultades que no hayan expresamente
delegado.
El segundo principio, relacionado con el anterior, que denominaremos el de taxatividad
de las competencias federales, se encuentra recuparado en el artículo 126 que dicta
que “las provincias no pueden ejercer el poder delegado a la Nación” y por tanto, el
Gobierno Federal, sólo podrá ejercer las taxativamente delegadas.
Así, de manera inicial, para comprender dicha delegación, deberíamos tan sólo
observar el texto de la Carta Magna. Es ahí, donde las provincias, originariamente,
han delegado sus comperencias. Sin embargo, como irémos observando a lo largo de
38
U. 58. XLIX. Originario. “Unión Cívica Radical de la Provincia de Santiago del Estero c/ Santiago del
Estero, Provincia de s/ acción declarativa de certeza”. Sentencia del 5 de noviembre de 2013.
39 Considerandos 16 y 19.
40 CSJN, “Chiara Díaz, Carlos Alberto c/ Estado provincial
s/ acción de ejecución”, Fallos: 329:385, resuelto el 7 de marzo del 2006, Considerando 9º del
voto del Dr, Lorenzetti y Zaffaroni.
esta obra, el reparto de competencias, también, hay que analizarlo a la luz de los
diversos compromisos constitucionales. La Corte Suprema, en diversos fallos, se ha
encargado de realizar dicha interpretación.
Competencias federales:
Conflicto entre los códigos de fondo y las normas provinciales: El dictado de los
códigos de fondo se delegó expresamente al Congreso Nacional, con la intención de
unificar la legislación de fondo en todo el país, intentando, de esa forma, no generar
regímenes diversos a lo largo del territorio nacional. El artículo 75 inciso 12, establece
que corresponde al Congreso: “12. Dictar los Códigos Civil, Comercial, Penal, de
Minería, y del Trabajo y Seguridad Social, en cuerpos unificados o separados, sin que
tales códigos alteren las jurisdicciones locales, correspondiendo su aplicación a los
tribunales federales o provinciales, según que las cosas o las personas cayeren bajo
sus respectivas jurisdicciones; y especialmente leyes generales para toda la Nación
sobre naturalización y nacionalidad, con sujeción al principio de nacionalidad natural y
por opción en beneficio de la argentina: así como sobre bancarrotas, sobre
falsificación de la moneda corriente y documentos públicos del Estado, y las que
requiera el establecimiento del juicio por jurados”.
Sobre este asunto, la CSJN ha sostenido firmemente que en caso de conflicto entre
las normas locales y los códigos de fondo, son las primeras las que deben ceder su
constitucionalidad. Postura que se puede ver, entre otros, en dos fallos de relevancia:
Don Modesto Gonzalez contra la provincia de Santiago del Estero, por cobro de
alquileres. Inconstitucionalidad del artículo 6 de la Constitución Local (1930) 41 y en
Banco del Suquía c/ Juan Carlos Tomassini s/ P.V.E. apelación (2002). En el primer
caso, en un fallo acotado y haciendo propios los fundamentos del Procurador, el
Máximo Tribunal entendió que de acuerdo con el antiguo artículo 108, actual 126, las
provincias no ejercen el poder delegado de la Nación, y no les está permitido dictar los
códigos Civil, Penal y Comercial y de Minería, después que el Congreso los haya
sancionado, precepto que no deja lugar a duda en cuanto a que todas las leyes que
estatuyen sobre las relaciones privadas de los habitantes, siendo del dominio de la
legislación Civil o Comercial, están comprendidas entre las facultades de dictar los
códigos de fondo que la Constitución atribuye al Congreso Nacional. Asimismo,
expresa que consagrada en la Constitución Nacional, la unidad de la legislación civil
como consecuencia de la unidad política de la República, no cabe admitir que los
Estados autónomos puedan destruir aquélla, al dictar sus instituciones, concediéndose
ellos mismos privilegios o exenciones al margen de la legislación general.
41 El artículo 5 de la Constitución de Santiago del Estero del año 1930 impugnado, estipulaba
que el Estado provincial, podía ser demandado ante los jueces ordinarios sobre propiedad y
obligaciones contraídas, sin necesidad de autorización previa de la legislatura y sin que el juicio
deba gozar de privilegio alguno. Sin embargo, siendo condenada al pago de alguna deuda
no podrá ejecutarse la sentencia ni embargarse sus rentas hasta pasados seis meses
dentro de cuyo término la Legislatura debe arbitrar el modo y forma de verificar el pago.
(el resaltado me pertenece)
En “Banco del Suquía” 42 , caso donde se impugnaba tanto el artículo 58 de la
Constitución de Córdoba como la ley 8.067, reglamentaria del anterior, por entrar en
contradicción con las disposiciones del Código Civil y con la ley nacional Nro.14.394,
la Corte determinó la invalidez de las normas locales en tanto que desde sus primeros
pronunciamientos ha resuelto que las relaciones entre acreedor y deudor sólo pueden
ser objeto de la exclusiva legislación del Congreso de la Nación, en virtud de la
delegación contenida en el antiguo art. 67, inc. 11 (actual art. 75, inc. 12) de la
Constitución Nacional. Así, ello alcanza a la forma y modalidades propias de la
ejecución de los bienes del deudor. Concluye la Corte, que al atribuir la Constitución al
Congreso la facultad de dictar el Código Civil, ha querido poner en sus manos lo
referente a la organización de la familia, a los derechos reales, a las sucesiones, a las
obligaciones y a los contratos, es decir, a todo lo que constituye el derecho común de
los particulares considerados en el aspecto de sus relaciones privadas.
42El artículo 58 de la Constitución de Córdoba y de la ley local Nro. 8.067, reglamentaria del
anterior, establece la inembargabilidad de la vivienda única, sin necesidad de inscripción
registral como bien de familia.
43 Se inició una demanda contra la Provincia de San Luís, solicitando que, por un lado, se
declare inconstitucional, el artículo 18 de la Ley General de Impuestos local en cuanto dispone
que los productos que se extraigan al exterior de la provincia pagarán ciertos tributos; y por otro
lado, se condene a la provincia a restituir las sumas reclamadas. La parte actora alegó que la
norma local implicaría el establecimiento de aduanas interiores o de imponer derechos a la
importación y exportación de las mercaderías, que ha sido exclusivamente delegado al
Gobierno Federal por el artículo 9 de la Constitución, y que en el interior de la República es
libre de derechos la circulación de los efectos de la producción nacional, según lo dispone el
artículo 10 de la misma.
promover el progreso económico, el desarrollo humano, la generación de empleo, la
educación, la ciencia, el conocimiento y la cultura (Art. 125 CN)
Existe una tercera categoría de facultades distintas a las anteriores que entiende que
existen competencias comunes entre el estado federal y las provincias. Entre ellas,
encontramos las expresamente reconocidas en los artículos 41, 75 inciso 12, 17 y 18.
de mayo de 1995.
procesales en el Código Penal y la facultad del Congreso Nacional para dictar las
leyes que requiera el establecimiento del juicio por jurados, parecen indicar que el
Estado Federal ejerce cierto grado de legislación y orientación en materia procesal,
con el fin de lograr un mínimo equilibrio legislativo que garantice un estándar de
igualdad ante la ley…lo cierto es que si bien no puede llevarse la simetría legislativa
hasta el extremo de exigir una completa igualdad para todos los procesados del país,
la desigualdad tampoco puede extremar las situaciones hasta hacer que el principio
federal cancele por completo el derecho a la igualdad ante la ley, pues un principio
constitucional no puede borrar o eliminar otro de igual jerarquía.”.
46 Fallo 331:2135;
47 Fallo 328:4640.
órbita del gobierno, sino que importa la interrelación, cooperación y funcionalidad en
una materia común de incumbencia compartida, como es el caso de la seguridad
social. En ese marco deben preservarse seriamente las facultades inherentes de la
administración provincial, en mérito al compromiso constitucional que exige conservar
y vigorizar el federalismo; reconociendo y haciendo efectivo el poder de las provincias
para gobernarse por sí mismas, y para reglar, en todo lo no delegado a la Nación,
cuanto concierne a su régimen, progreso y bienestar”.
BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA: