Disfunciones Del Sistema Penal Aller
Disfunciones Del Sistema Penal Aller
Disfunciones Del Sistema Penal Aller
Una constante
dicotomía entre fines manifiestos y latentes
Publicado/actualizado por administrador el viernes 08/03/2019 – 09:27
Realizado en el curso de “Control, Selectividad Penal y Punitivismo” a cargo del Prof. Dr.
Germán Aller en 2018
ÍNDICE
Introducción
Capítulo I: Cuestiones en torno a las disfunciones del sistema
I. Sociedad del riesgo
II. Control social
III. Control penal
IV. Segmentación del sistema y colisión de discursos
Capítulo II. Selectividad
I. Estructura inquisitorial: un modelo que se repite
II. Noción y tipos de selectividad
III. Derecho penal del enemigo y sus manifestaciones en nuestro derecho positivo
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo tiene por objeto llevar a cabo el estudio y análisis sobre aquellos
aspectos sustanciales de las disfunciones del sistema penal.De tal modo nuestro
principal objetivo consiste en contrastar las proclamas y objetivos que a priori tiene el
sistema, con el modus operandi con el cual se desempeña.
En otras palabras, pretendemos dilucidar si el sistema actúa de manera congruente con
las metas que se dice perseguir, o si por el contrario, desempeña funciones diversas a las
que “declara” cumplir.
En este sentido abordaremos la problemática desde los diferentes ámbitos que hacen al
sistema como tal, por lo cual a lo largo del trabajo trataremos temas de derecho penal,
criminología, praxis y política criminal.
Sobre este último punto es que nos resulta importante aclarar una cuestión desde el
inicio de la obra. Como señala ZAFFARONI, todo lo que se diga en criminología es
político, porque siempre será funcional o disfuncional al poder . Entiéndase, que las
1
críticas que haremos al sistema serán “políticas” desde el concepto que trata el autor
argentino, y no en un sentido político-partidario. De este modo veremos cómo las
deficiencias del sistema sobrepasan las banderas políticas, asistiendo razón CANCIO
MELIÁ al afirmar que el autoritarismo en el Derecho penal no tiene derechas ni
izquierdas . 2
Aclarado dicho punto, comenzaremos por abordar temas directamente relacionados con
las disfunciones, los cuales si ignoramos, no nos sería posible comprender el fenómeno
de la operatividad del sistema en su conjunto.
Luego dedicaremos varios capítulos al estudio de cada una de las disfunciones en
particular, para luego abarcar las posibles alternativas y culminar el trabajo con algunas
conclusiones a las que hemos arribado.
Capítulo I
control social .
4
Para dicho autor, la globalización juega un papel fundamental en dicho proceso, ya que
la misma generaliza los riesgos, y hace que éstos se sientan como propios para los
sujetos, pese a que le sean ajenos y lejanos . Lo expuesto precedentemente, lo
5
Por otro lado, el Derecho Penal no es ajeno a dicho panorama social, y como suele
ocurrir reacciona ante los incesantes reclamos –punitivistas- de la sociedad, dándose
como resultado un proceso desenfrenado de expansión e inflación penal . 7
En este sentido nos parecen sumamente interesantes las apreciaciones realizadas por el
Profesor emérito Gonzalo FERNÁNDEZ, quien sostiene que en la actualidad nos
enfrentamos a una verdadera crisis del derecho penal del Estado de Derecho . Aclárese 8
que dicho autor se refiere tanto al sistema penal como a la dogmática, y atribuye dicha
coyuntura a la radical funcionalización que se le pretende dar al mismo. Generándose
en la sociedad, la idea de que el derecho penal es un instrumento de dominación del
riesgo y que a través del mismo podemos solucionar todos los problemas sociales.
Como señala el autor, la pena se aprecia como la medicina milagrosa de cualquier
problema social . 9
No nos tenemos que remontar a viejos tiempos para apreciar dicho fenómeno, sino que
por el contrario a lo largo de las campañas electorales apreciamos muchas propuestas
de marketing que nos venden “mágicas” soluciones a la inseguridad a través del
aumento del poder punitivo del Estado, y por consiguiente un abatimiento a las
garantías y derechos individuales. Señala ALLER –y compartimos- que la
afirmación “sin seguridad no hay libertad” es cierta, como también lo es sostener
que “sin libertad tampoco hay seguridad” . No obstante ello, parece que muchos
12
que tiene como fin controlar la conflictividad que puede darse entre los sujetos de una
sociedad . 14
Cabe decir, que no es de vital trascendencia la definición que podamos hacer sobre
el control social, sino que lo más relevante del tema pasa por su objeto . El mismo, está
15
De este modo visualizamos claramente que el control social tiene como una de sus
metas, alcanzar la adhesión-sumisión de los individuos de una sociedad al proyecto
social imperante . En otras palabras, el control social pretende la preservación del
17
(v.gr.: presión de la opinión pública) y sus sanciones también lo son (v.gr.: pérdida de
prestigio) . Constituyen ejemplos de control social informal: la familia, la religión,
21
sino que se pretenden afianzar aquellos que no fueron correctamente asimilados en otras
instancias de control previas .28
Por otro lado, debemos mencionar que el rasgo característico del control penal, está
dado por la administración -que lleva a cabo el sistema- sobre la violencia legítima, la
cual tiene fines de aflictividad . No obstante, el sistema no puede admitirlo o exponerlo
29
Para cerrar este sub capítulo, queremos recalcar dos caracteres que distinguen al control
penal del resto de los mecanismos de control social. Los mismos están dados por
el nivel de formalización (es decir, se desempeña en un sistema burocratizado, regido
31
por normas, con criterios pre-establecidos) y la intensidad del rigor sancionatorio (este
32
punto refiere al intenso peso que tiene el poder punitivo, al punto de que muchas veces,
la pena puede ser más drástica que el propio hecho delictivo). Este último punto nos
lleva a pensar que muchas veces se cumple el viejo refrán de que el remedio puede ser
peor que la enfermedad.
primeras, podemos ubicar al segmento policial (todas las policías y los servicios de
inteligencia), segmento judicial (jueces, fiscales, defensores públicos, abogados) y
segmento penitenciario (cárcel y sus funcionarios). En cuanto a las segundas,
encontramos al segmento legislativo, a los partidos políticos y a los medios masivos de
comunicación .35
No obstante ello, dicha clasificación es útil para comprender los dos rasgos
característicos del sistema penal, los cuales son, sucompartimentación y el doble
discurso .
36
El primero, lo apreciamos en la medida en que las agencias carecen de una dirección
común, es decir no operan de una manera coordinada y armoniosa, incluso llegan al
punto –algunas veces- de tomar medidas contradictorias. La segmentación, lejos de
traducir una especialización profesional que sea útil al sistema, genera fricciones
permanente entre las agencias , al punto de que ante determinados problemas se
37
adjudican responsabilidades unas a otras –en términos tal vez poco académicos: se
pasan la pelota entre ellas-.
En lo que refiere al doble discurso, nos resulta sumamente oportuno traer a colación la
postura de Robert King MERTON, respecto a los fines manifiestos y latentes, y ver
como éstos se manifiestan en los discursos de las agencias.
En este sentido, apreciamos que las agencias manejan un discurso público, el cual es de
carácter oficial y, es aquí donde marcan sus fines manifiestos. Para ejemplificar lo
expuesto, la policía tiene como fin manifiesto la seguridad y el orden, los penitenciarios
la resocialización de los reclusos, los jueces la búsqueda de la justicia, los medios de
comunicación la información para los ciudadanos, etc. .38
Por otro lado, encontramos los discursos hacia adentro en donde realmente subyacen
los fines latentes de las agencias. Dichos discursos le son útiles a los operadores de las
agencias, en la medida en que justifican su accionar (fines latentes), el cual es
contradictorio con aquellos discursos públicos (fines manifiestos) . Ejemplo de fines
39
latentes están dados por, el rating para los medios masivos, captación de votantes para
los políticos, obtención de mayor autonomía para la policía, estabilidad burocrática para
los jueces, etc. .
40
Capítulo II
SELECTIVIDAD
SUMARIO
I. Estructura inquisitorial: un modelo que se repite. II. Noción y tipos de selectividad. III.
Derecho penal del enemigo y sus manifestaciones en nuestro derecho positivo.
Esta frase nos da a saber que el discurso de la legitimidad punitiva aún continúa vigente,
por lo cual nos es esencial comprenderlo en aras de saber hacia donde nos dirigimos . 45
En menester mencionar que quienes caían dentro de este estigma no eran solamente
las brujas (es decir mujeres consideradas herejes), sino que se expandía a quienes
fueran vistos como extraños o enemigos de la sociedad, entiéndase por ellos a los
opositores ideológicos y enfermos mentales.
Aunque sea de nuestro pesar, es innegable que en la actualidad aún existe una
fehaciente manifestación de ésta estructura inquisitorial. A ello podemos alegar
teniendo en cuenta que se toman medidas características de la época, verbigracia, el
aumento de las presunciones de culpabilidad, disolución de principios tales como
legalidad y certeza jurídica (tipos penales abiertos, responsabilidades objetivas,
inversión de carga probatoria), la legislación de un derecho penal exclusivo para
enemigos (medidas eliminativas de seguridad, aceptación de la peligrosidad). Podemos
afirmar por tanto que a medida que la selectividad en la sociedad va en aumento, con la
misma magnitud se va avizorando que unarémora de la Inquisición continúa viva . 49
son otros que: un individuo joven, que proviene de estratos sociales bajos y que maneja
un lunfardo socialmente desaprobado. Como señala ZAFFARONI, dichos sujetos llevan
una suerte de uniforme de cliente del sistema penal, donde se ven estigmatizados, pese a
que no hayan cometido ninguna conducta ilícita . 53
Para abordar el complejo tema del derecho penal del enemigo, debemos primeramente
mencionar a su introductor, quien no fue otro que GüntherJAKOBS, uno de los
discípulos más brillantes de WELZEL, que ha optado por dejar de lado los fundamentos
ontológicos en el derecho penal –tal como lo hacía el finalismo- para desarrollar un
modelo funcionalista, en donde los conceptos normativos (v.gr.: injusto y culpabilidad)
se extraen de los fines y funciones del derecho penal, consistentes en garantizar y
mantener la identidad de la sociedad . A su vez, JAKOBS refleja cierta influencia de
55
HEGEL en su concepción sobre la pena, ya que sostiene que: La prestación que realiza
el Derecho Penal consiste en contradecir a su vez la contradicción de las normas
determinantes de la identidad de la sociedad . De este modo la pena niega el proyecto
56
del mundo del infractor (el cual contradice la norma), haciendo que su afirmación sea
irrelevante y por tanto afirmando la vigencia de la norma . Lo mencionado
57
En cuanto al tema central que nos compete en esta oportunidad, debemos partir de la
consideración de que su análisis sobre el Derecho penal del enemigo tiene un fuerte
arraigo contractualista, ya que a lo largo de la obra cita permanentemente
a HOBBES, ROUSSEAU y KANT, entre otros . 59
una forma constante y por tanto esto hace que pierda su rol de persona.
con aquel fin de combatir peligros, adelanta la punibilidad, sobre aquellos actos
preparatorios y la pena se dirige hacia el aseguramiento frente a hechos futuros, no a la
sanción de hechos cometidos .63
Además de la mencionada, otras expresiones de ésta índole pueden ser por ejemplo los
referidos a delitos contra la administración pública, en cuyo caso podemos referirnos al
abuso de funciones (art. 162), también todos aquellos referidos a la peligrosidad de los
individuos, verbigracia de ello son la reincidencia, habitualidad (art. 48),
individualización de la pena (art. 86), medidas eliminativas de seguridad (art. 99), etc.
Como reflexión final sobre el planteamiento de JAKOBS podemos comentar que
su descripción sobre cómo ciertos ordenamientos jurídicos tratan de manera diferencial
a las personas –y por tanto adelantan las barreras punitivas- es cierta, no obstante
Uruguay posee disposiciones que así lo demuestran. Lo que no podemos admitir es
su propuesta en el marco de un Estado democrático y liberal de derecho, en la medida
en que se postula una categorización de individuos –enemigos y ciudadanos- a través de
dos velocidades de derecho penal, violentando así el principio de igualdad y
configurándose un no derecho . En este sentido, compartimos las palabras de
65
Capítulo III
MARGINALIZACIÓN SOCIAL
SUMARIO
I. Noción II. Breve reseña histórica sobre el sistema carcelario uruguayo.
I. NOCIÓN
A modo de iniciar el tema en cuestión, nos resulta muy interesante la postura
de ZAFFARONI, respeto a que cada país tiene el número de presos que políticamente
decide tener . Semejante afirmación puede que a priori nos “choque”, pero a la larga
68
encuentra sentido, debido a la alta selectividad negativa con la que opera el sistema, una
política criminal con una agenda marcada por la criminología mediática y el gran
fenómeno de la prisionización reproductora.
Éste último fenómeno –prisionización- es el resultado por excelencia del sistema penal,
y conlleva a procesos de marginalización social. Una vez más apreciamos
las disfunciones con las que opera el sistema, en especial respecto a la prisionización de
adolescentes, ya que aparece como unobjetivo manifiesto la prevención de la violencia,
pero su función latente es la de fabricar criminales desde etapas prematuras . 69
Al poco tiempo, a lo largo del siglo XIX, ese objetivo disciplinario se fue difuminando,
adquiriendo un tinte más punitivo. Se fue abriendo paso en las codificaciones del siglo
XIX y XX, por una constante necesidad de legitimación. En este sentido, señala
Ofelia GREZZI, que de forma correlativa a las contradicciones y paradojas de los
discursos que legitiman la pena privativa de libertad, y junto a la interacción dinámica
entre la institución segregativa-custodial y la amplitud y fragmentación de los
mecanismos disciplinarios en lo social, se da la petrificación del universo carcelario
en un anacrónico inmovilismo que no atiende ni a lugares ni a épocas . 78
Dicha autora, afirma que el sistema penal uruguayo resulta como consecuencia de
un proceso de aculturación siempre renovado. Se quieren contrarrestar las
problemáticas sociales de nuestro país a través de modelos que están pensados para
sociedades con características y en un contexto diferente, que no se condice con el
nuestro; y esto produce resultados divergentes a los que produjo en las civilizaciones en
las que originalmente fueron implementados, ya que no son modelados o reinterpretados
teniendo en cuenta nuestra política, cultura, economía, etc. .
79
Los primeros centros de reclusión que existieron en nuestro país fueron la “Cárcel
Pública” (edificio Cabildo), y la “Cárcel de la Real Ciudadela de la Plaza”. Y, al
aumentar la población carcelaria, en 1874, se dispuso que se construyeran grillos y
grilletes para “acorralar a los presos” .
80
sostiene que la justificación del sistema penitenciario y la prisión formal parte de los
simbolismos que provocan el sacrificio de determinados individuos para mantener
intacto el orden social, por el mismo camino en que se masacró a mucha gente “para
conservar la pureza de la raza” o que se admite la prostitución “para proteger a las
mujeres virtuosas” .
84
A partir de ahí, se dio un periodo de debate y pugna política, el cual culminó en 1885
con la construcción de la que se llamó “Preventiva, Correccional y Penitenciaría”, la
cárcel de Miguelete. Posteriormente, se dispuso la Quinta de Molinari como cárcel para
mujeres, el cual fue sustituido el 28 de diciembre de 1900 por un antiguo molino,
ubicado entre las calles Cabildo, Nicaragua, Acevedo Díaz y Miguelete, el cual continua
hasta el presente. Dos años más tarde se dispuso la construcción del “Establecimiento
Penitenciario” Punta Carretas, siendo habilitado en 1943 . 89
Ante esta situación, siguiendo a GREZZI, nos vemos nuevamente inmersos en los
problemas de la praxis, que continúan frente a las diferentes teorías, y asiste a los
repetidos intentos de “reforma bajo la triple bandera de la humanización,
modernización y critica científica que cambian de signo con los tiempos y sucumben a
la fuerza de esta sociedad creada artificialmente, coactiva y opresora, que propugna la
ética del trabajo y la educación de los reclusos, nunca cumplidas” . 91
Y esta última palabra “seleccionados”, tiene una importancia crucial en este ámbito.
Consideramos que CHAPMAN lo cristaliza muy bien es su teoría. Considera al crimen
como un fenómeno de toda la sociedad, ya que todos, de una u otra forma,
quebrantamos la ley. Es así que la desviación surge únicamente como resultado de un
desigual empleo de los medios de difusión simbólica. Los poderosos son quienes lo
detentan, pudiendo expandir su concepción de desviación de acuerdo a sus intereses . 93
“Se estigmatiza a los desposeídos, quienes, a su pesar, ofician de chivos expiatorios; por
otro lado se otorga dosis ciertas de inmunidad a los poderosos” . 94
Para cerrar este capítulo, señalamos que hoy en día, no hay dudas de que la cárcel no es
la misma que la que tuvimos en tiempos pasados. Se han mejorado en algunos aspectos
las condiciones de los reclusos; pero igualmente, restan muchas reformas que realizar.
Siguen habiendo tratos inconstitucionales, que vulneran la dignidad humana y
mortifican a los individuos privados de libertad.
También hay que prestar atención al ámbito de las medidas alternativas, ya que con
ellas se ha amplificado el ámbito de control y punición estatal hacia conductas que
previamente no eran castigadas, ya que el sistema penitenciario no alcanzaba esos
ámbitos.
En este sentido, PAVARINI señala que “hay un nexo entra demanda social y necesidad
de control y política de servicios” . Los servicios producen una expectativa social
98
Debemos continuar en un constante debate y pugna por las mejoras en las condiciones
de las cárceles y por los derechos de los individuos afectados por ese encierro. En este
sentido no debemos olvidar el mandato constitucional –art 26- en materia carcelaria, ni
el sentido humanitario con el que debemos tratar a los reclusos – pese al crimen que
cometieron-.
Es ya sabido que la represión, los malos tratos y la “mano dura”, no conduce a buenos
resultados, simplemente acentúa carreras criminales. De este modo, las cárceles no
pueden ser bajo ningún concepto, “universidades del crimen”, sino que por el contrario
una instancia que ayude al individuo a reencontrarse –o encontrar- un estilo de vida
dentro del marco de la legalidad.
Pese a las excepciones a la regla –sobre todo ciertas cárceles del interior-, nuestros
centros carcelarios lejos están de conseguir los resultados mencionados
precedentemente, y más bien tienden desarrollar procesos de exclusión, segregación
y marginalización social.
Capítulo IV
REPRESIVIDAD EXCEDENTE
I. DESARROLLO GENERAL DEL TEMA
Éste tipo de disfunción penal posee notas distintivas en cuanto al resto. Cuando se trata
el tema “represividad excedente” habitualmente se refiere a conceptos
como penalización excesiva, que como bien explica FERNÁNDEZ, es el principal
contribuyente a la generación de una inflación ohipertrofia penal.
Ahora bien, la génesis de dicha inflación no es pura y exclusiva de la política criminal
excesiva, ya que para este fenómeno contribuyen con una considerable magnitud los
llamados mass media, los cuales funcionan como un ilustrador de paz y seguridad en la
sociedad, de tal forma que el legislador opta por operar sancionando leyes penales ante
cualquier problema social que se presente, como si ésta fuera la medida resolutoria de
dichas complicaciones . En este sentido, asiste razón ZAFFARONI cuando afirma que la
100
mayoría de los políticos se encuentran desconcertados, ya que en la mayoría de las
veces no poseen un conocimiento sobre la problemática, y pese a ello actúan de acuerdo
a las demandas de lacriminología mediática . Sin advertir que la misma es extorsiva y
101
El razonamiento a realizar podría orientarse con el pensamiento de FRAGOSO, quien
entiende que la tendencia generalizada es a reducir al máximo el área de incidencia del
Derecho Penal, teniendo en vista el alto costo social que la pena representa . Cuando
103
En otro orden de ideas, se entiende que existen dos posibilidades por las cuales son
posibles procedimientos que no aumenten la inflación penal, a
saber: descriminalización de hecho, la cual en ciertos casos ya se ve aplicada –pero
muy selectivamente- aumentando la tolerancia para delitos cometidos por sectores altos
de la sociedad, debido a una sobrecarga en el sistema penal. O bien, por otro lado
una descriminalización de jure, es decir jurídica, la cual posee más profundidad en sus
acciones y supone la directa amputación del cuerpo normativo penal, entiéndase por
éste la exclusión de determinada tipología que no está acorde a la dogmática,
verbigracia los delitos sin víctima. En definitiva lo que se intenta hacer aquí es poner
coto al poder punitivo estatal, utilizando una política de máxima contención .
105
Se opta por cerrar refiriéndose a la importancia que tiene la toma de medidas
despenalizantes, tomamos en cuenta las expresiones del ya citadoFERNÁNDEZ al
definir a la prisión como el invernadero donde se transforma a las personas; siendo
cada una un experimento natural sobre lo que puede hacérsele al yo. Prosigue el autor
definiendo que el problema principal de la prisión es la propia prisión y posteriormente
sugiere -a lo que nos adherimos fehacientemente- la admisión de distintas sanciones
alternativas con el fin de sustituir la internación carcelaria hasta que sea una sanción
meritoria de una violación flagrante al bien jurídico esencial, que al fin y al cabo es lo
que se encarga de proteger el Derecho Penal, sin perjuicio de su otro rol de igual
importancia: regular y limitar el iuspunniendi del Estado 106
Capítulo V
INEFICACIA TUTELAR
SUMARIO
I. Ineficacia en la protección de bienes jurídicos II. Ineficacia en la protección a la víctima.
Por ejemplo, el sistema no reacciona de la misma forma ante el secuestro del hijo de un
ministro, que ante el secuestro del hijo del verdulero. Siendo ambos acontecimientos en
donde la afectación al bien jurídico en cuestión es la misma, pero lo que varía es
el status que ocupa cada individuo en la sociedad.
punitivo no resuelve el conflicto, en la medida en que una de las partes –víctima- queda
excluida de la decisión que tomará el Estado, el cual la considera como un simple dato,
sin asignarle la jerarquía de parte que merece . 112
de solución horizontal –ya que la víctima tiene participación en ellos-, a diferencia del
modelo punitivo, que se caracteriza por ser de decisión vertical.
En cuanto al rol de la víctima en el proceso penal uruguayo, es menester destacar que el
nuevo código –en el Título II, capítulo IV- consagra derechos, facultades y
oportunidades de participación en el marco de un novedoso sistema acusatorio. En este
sentido, se le permite a la víctima: tomar conocimiento sobre las actuaciones procesales,
ser oída por el tribunal, proponer prueba durante la indagatoria preliminar, solicitar
medidas de protección, oponerse ante el tribunal en cuanto a la decisión del fiscal de no
ejercer la acción penal o dar por concluida la indagatoria preliminar. Dicho estatuto
significa cierto avance, pero el mismo sigue sin incluir a la víctima como parte, y a su
vez no le permite a la misma continuar el proceso con un abogado privado, en caso de
que la Fiscalía decida no continuar con el mismo –sobreseimiento-.
Si no nos equivocamos, la única excepción a dicha regla, está dada por la Ley N°
16.099 (Ley de prensa), la cual prevé -en su art. 33- que respecto a los delitos de
difamación e injurias, en caso de que la fiscalía solicite el sobreseimiento, la víctima
tiene la facultad de ejercer por sí misma la acción penal. He aquí, que vemos una
verdadera participación de la víctima en el proceso, lo cual nos resulta altamente
positivo.
Capítulo VI
ALTERNATIVAS
SUMARIO
I. Alternativas dogmáticas. II. Alternativas en la praxis nacional.
I. ALTERNATIVAS DOGMÁTICAS.
Frente a las enormes disfunciones con las que opera el sistema, desde la dogmática han
surgido distintas posturas sobre cómo encarar la cuestión del control social, en
particular cuestionándose si es necesario –o no- la existencia del sistema penal. A
continuación, haremos brevemente mención a algunas de ellas, destacando por último
una, con la cual encontramos cierta identificación uniforme dentro del grupo.
Una de las posturas más radicales, ha sido la corriente abolicionista, la cual en su
versión más extrema plantea no sólo la abolición de la cárcel, sino también de todo el
sistema penal. En esta línea se ha pronunciado RADBRUCH, afirmando que: “la mejor
reforma del Derecho penal no consiste en su substitución por un mejor Derecho penal,
sino su substitución por una cosa mejor que el Derecho penal” . 116
problema en sí mismo, ya que éste se muestra con un alto grado de inutilidad para
resolver conflictos sociales, por lo cual lo más conveniente es abolirlo . Tal postura
119
este sentido, propone una limitación al tremendo poder punitivo del Estado, exigiendo
la mínima intervención de éste, lo cual se pretende alcanzar mediante la imposición de
mínimos requisitos de respeto de los Derechos Humanos en la ley penal . Éstos se 125
Frente a ello, el autor italiano propone crear un sistema general garantista que tutele los
derechos del más débil, frente a la violencia arbitraria del más fuerte. De este modo, un
derecho penal mínimo encuentra su legitimación en razones utilitarias, específicamente
en la prevención ominimización de una reacción –sea formal o informal- más violenta
contra el delito. A su vez, FERRAJOLI –sin negar la función preventivo-general de la
pena- le asigna a ésta una doble función: por un lado la prevención de los delitos, y por
el otro la prevención de las reacciones desproporcionadas. Es por ello que un derecho
penal garantista constituye una defensa del débil contra el fuerte: de la víctima frente al
delincuente, del delincuente frente a la venganza .
132
Por otro lado, el mencionado autor considera que el derecho penal debe proteger los
valores y derechos fundamentales, pese a que la satisfacción de éstos vaya en contra de
los intereses de la mayoría. Por lo cual la legitimidad del derecho penal no es
democrática, sino garantista, en la medida en que es la ley –y no el consentimiento
mayoritario- la que establece las pautas del poder punitivo .
133
Pese a las teorías mencionadas precedentemente, nos resulta importante hacer mención
a una teoría integradora y de carácter explicativa, que propone una forma innovadora
sobre cómo debería darse un tratamiento a la criminalidad.
las sanciones impuestas por ella tienen más eficiencia que las impuestas por una
autoridad institucional .
136
Visto que una tesitura negativista no encontraría una solución, es menester destacar
cuales podrían ser opciones viables para a lo sumo mejorar el estado actual de nuestro
sistema penal. A lo largo del capítulo se mencionaran las alternativas prácticas para
nuestro sistema penal –algunas de las cuales ya se encuentran en funcionamiento-.
Entrando de lleno a las alternativas, seguiremos a las
autoras LANDEIRA y SCAPUSIO en su división de las mismas en cuanto a reformas de
lasleyes penales y por otra parte se redactará lo propio en lo atinente a los centros de
reclusión.
En el primer caso, se entiende que las leyes penales les urge una reformulación global,
esto implica que de legeferenda se reflejasen las posiciones más modernas de la
dogmática, para así reducir su divergencia actual. Entiéndase como dogmáticas
modernas aquellas que partan desde una concepción finalista de la acción y que
destierren el vigente régimen de causalidad material .
140
A su vez, se opta por una consideración residual del encarcelamiento como pena solo
para aquellos delitos que afecten bienes jurídicos esenciales, prefiriéndose en lugar de
éste sanciones de otra índole como pueden ser pecuniarias. Otro importante postulado es
el ajustamiento por parte del derecho nacional a las Reglas de Tokyo, modelo postulado
por las Naciones Unidas.
Es de lógica que el pasaje del concepto de prisión como ultima ratio requiere una
aceptación por el tejido social, por lo cual sería necesario instaurar un amplio programa
educativo con la colaboración de los medios de comunicación, puesto que ellos juegan
un rol medular para la concientización de la comunidad toda .141
Debe agregarse por último, pero no de menor relevancia, el mejoramiento edilicio de los
centros, puesto que en un marco de hacinamiento los fines constitucionalmente pactados
no poseen ni la más mínima viabilidad.
Capítulo VII
CONCLUSIONES
Como corolario del estudio y análisis de los temas abordados a lo largo del trabajo, nos
resulta importante mencionar brevemente algunas de las conclusiones a las que hemos
arribado.
En cuanto al objetivo que nos propusimos en la introducción, es decir dilucidar si el
sistema actúa de manera congruente entre los fines que dice perseguir y las funciones
que realmente cumple, creemos que no cabe duda en la respuesta, y la misma es
negativa.
En este sentido, hemos visto como el sistema penal en su conjunto traza determinados
objetivos muy bien intencionados, y coherentes a un Estado de derecho. El problema
surge en la praxis, ya que la manera en que desarrolla sus funciones, va diluyendo
aquellas proclamas, al punto de cuestionarnos si realmente existen tales metas, o si por
el contrario sólo cumplen una función de marketing, para esconder los verdaderos
objetivos que persigue.
Advertimos que el fenómeno de la disfuncionalidad del sistema no es nuevo, sino que
viene de hace larga data, lo que nos preocupa especialmente es la escasa propuesta de
alternativas para solucionar dicha problemática. Por el contrario, visualizamos que
muchas de ellas –por no decir casi todas- tienden a empeorar aún más la situación, ya
que dentro del imaginario colectivo hay una falsa creencia en que el aumento del poder
punitivo del Estado puede brindarnos más seguridad, resolver conflictos sociales y
disminuir la criminalidad. Poco más que es una solución mágica frente a los problemas
que vive nuestra sociedad contemporánea.
Frente a este panorama poco alentador, no nos debería de extrañar que los problemas
referentes a la criminalidad se multipliquen en los próximos años. Ello sí que sería
completamente congruente con el modus operandi del sistema penal, y con la escasez de
políticas socio-educativas que padecemos. Pese a que muchos nos pretendan hacer creer
que dicho resultado es producto de la falta de “mano dura” y a la “permisividad” de la
justicia - ¡vaya permisividad que tenemos cárceles que brillan por su hacinamiento!-.
Creemos que queda muchísimo por mejorar, y lejos estamos de adoptar una postura
conformista al respecto. En ese sentido, consideramos que el verdadero cambio debe ser
integral, y no de manera aislado y discursivo. Es esencial que escuchen a los verdaderos
especialistas en la materia, y se deje de ignorar a la academia tal como se hace hoy en
día.
Hemos llegado al final del trabajo, con lo cual agradecemos la atención puesta por el
lector y esperemos que lo haya disfrutado, pese a que seguramente no hemos dicho nada
nuevo.
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1ZAFFARONI, Eugenio Raúl, La Cuestión Criminal, 6 ª edición, Buenos Aires, Planeta, 2015, p. 35.
3Cabe destacar que dicho autor distingue entre riesgos (como aquellos creados por el hombre) y peligro
(los cuales provienen de la naturaleza, y no se distribuyen por igual para todos).
4ALLER, Germán, Corresponsabilidad social, sociedad del riesgo y derecho penal del enemigo, Carlos
Álvarez Editor, Montevideo, 2006, pp. 83-161.
5Ibídem.
6 Ibídem.
7FERNÁNDEZ, Gonzalo, Cuestiones actuales de derecho penal. Papeles para el debate, FCU,
Montevideo, 2014, p. 56.
55FERNÁNDEZ, Gonzalo, La teoría de las normas en el Derecho Penal, FCU, Montevideo, 2017, pp.
144-147.
56JAKOBS, Günther, Sociedad, norma y persona en una teoría de un Derecho penal funcional, Civitas,
Madrid, 2000, p. 18.
57Ídem, p. 28.
58FERNÁNDEZ, Gonzalo, La teoría de las normas en el Derecho Penal, FCU, Montevideo, 2017, p.
16.
59JAKOBS, Günther; CANCIO MELIÁ, Manuel, Derecho Penal del Enemigo, 1ª Ed., Civitas, Madrid,
2003, pp. 25-33.
60ALLER, Germán, Cuestiones dogmáticas, político-criminales y criminológicas, p. 67.
128“Primer Coloquio del CISCA: Los límites difusos de la cárcel y diferentes formas de
habitarlas”, 2017. Disponible en: http://noticias.unsam.edu.ar/2017/03/14/raul-eugenio-zaffaroni-los-
derechos-humanos-son-un-deber-ser-que-todavia-no-son/