Via Crucis Con Textos de La Venerable Madre María Félix

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VIA CRUCIS

con textos de la Venerable


MEDITACIONES SOBRE EL VIA CRUCIS CON
TEXTOS DE LA VENERABLE MADRE MARÍA
FÉLIX

Este Vía Crucis ha sido elaborado con una selección de los


escritos espirituales de la Madre María Félix, Fundadora
de la Compañía del Salvador y de los Colegios Mater
Salvatoris (1907-2001).
Pedimos al Señor que, recorriendo su camino hacia la
Cruz de la mano de la Madre, podamos penetrar un poco
más en el Misterio de la Redención. Pedimos también a la
Virgen la gracia de conocer más a fondo estos dos
corazones: el de Jesús, que nos ama y se entrega al Padre
por cada una de nosotras y por todos los hombres, y el de
la Madre Félix, que nos enseña a corresponder a este amor
con una entrega total.
Esto es lo que anotaba la Madre en los Ejercicios
Espirituales de septiembre de 1942, después de contemplar
los padecimientos de Jesús antes de salir hacia el Calvario:
“Me ha movido sobre todo pensar que Jesús estaba solo en
medio de aquellos infames. ¡Qué tristeza vernos rodeados
únicamente de quien quiere nuestro mal!... “Dios estaba en
Cristo para reconciliar al mundo consigo”... Ver en Cristo
a mi Rey Eternal. Los dolores son los medios que emplea
en su conquista: la conquista de mi alma y de todo el
mundo.” (Ejercicios Espirituales, 1942)
SANTO EJERICIO DEL VIA CRUCIS

Por la señal de la Santa Cruz, + de nuestros enemigos +


líbranos, Señor, Dios nuestro +.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.+
Amén

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador,


Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois, Bondad
infinita y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de
todo corazón haberos ofendido. También me pesa porque
podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de
vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más
pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera
impuesta. Amén.
I ESTACIÓN
JESÚS ES CONDENADO A MUERTE

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Pilato les decía: “Pero, ¿qué mal ha hecho?”. Pero ellos


gritaron con más fuerza: “¡Crucifícale!”. Pilato, entonces,
queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y
entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuera
crucificado. (Mc 15, 13-15)

“Ver a Jesús, Reparador de los hombres, verle Hombre


según la voluntad del Padre Celestial. Deseos de verme
semejante a Él. Amarle y preferirle sobre todos los seres
creados. “He aquí vuestro Rey". Resuena en mi alma con
dulzura infinita un “He aquí tu Rey”. Sentimientos de amor,
de gratitud, de entrega, de servicio. Deseos de ser
crucificada en vez de Él, o por lo menos con Él. No quiero
más Rey que a Vos. Sellad mi corazón, mi voluntad y mi
entendimiento. Quiero ser huerto cerrado para Vos solo. No
quiero más Rey que a Vos. “Caiga su Sangre, la de Cristo,
sobre nosotros y nuestros hijos”. “Derramaré sobre vosotros
agua pura, y quedaréis limpios de todas vuestras manchas e
idolatrías”. Sentimientos de amor y gratitud. Admiración de
tanta bondad en el Señor. Deseos de quedar limpia y
transformada y libre de la imaginación que me estorba en la
oración. Petición de que la Sangre Redentora caiga sobre mí
y mis obras". (Escritos de conciencia, 1950)

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.


R. Pequé, Señor, pequé.
V. Ten piedad y misericordia de mí.
II ESTACIÓN
JESÚS CARGA CON LA CRUZ

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Entonces se lo entregó para que fuera crucificado.


Tomaron, pues, a Jesús, y él cargando con su cruz, salió
hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama
Gólgota. (Jn 19, 16-17)

"La Cruz seca que el Señor pone sobre nuestros hombros


salva con Cristo, pero algún regalillo del Señor con
regusto de mieles es una ayuda que agradecida y
humildemente recibimos, sin soltar la Cruz y sin mengua
de nuestro amor a ella.
Cristo nos enseña a recibirlo todo: la Cruz, las caídas, las
incomprensiones y, a la par, la ayuda del Cirineo, la
compasión de las buenas mujeres, el lienzo de la Verónica
y, sobre todo, el amor y el consuelo de su Santísima
Madre en el mismo Vía Crucis". (Carta a una religiosa,
16-4-1977)

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R. Pequé, Señor, pequé.


V. Ten piedad y misericordia de mí
III ESTACIÓN
JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

¡Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba y


nuestros dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por
azotado, herido de Dios y humillado. Él ha sido herido por
nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. El soportó el
castigo que nos trae la paz, y con sus cicatrices hemos sido
curados. (Is 53, 4 -5)

"Con compasión y amor le he acompañado al huerto de


Getsemaní y he contemplado más dolor, más soledad, más
abandono en mi amadísimo Jesús y he llorado porque
también mis ojos han estado cargados de sueño como los de
sus tres apóstoles y amándole le he dejado solo y,
llevándome a la intimidad, no he sabido corresponderle y
me he dormido. Empapa mi alma aquella oración de Jesús al
Padre. Solo sé juntar mis lágrimas de amor y compasión a
su Sangre. Y en medio de su inmenso dolor y agobio no se
olvida de mí, y veo cómo se levanta de nuevo, con un
corazón de padre, solícito de mi bien, lleno de
mansedumbre, de abnegación, de olvido de sí mismo; y con
gran amor cree en la sinceridad de mi entrega a Él y le oigo
decirme “El espíritu está pronto”, pero me previene con
inmensa dulzura y compasión con el recuerdo de pasadas
experiencias: “La carne es flaca". Entrega, devoción y
lágrimas". (Ejercicios Espirituales, 1963)

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.


R. Pequé, Señor, pequé.
V. Ten piedad y misericordia de mí
IV ESTACIÓN
JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

¿ A quién te compararé? ¿ A quién te asemejaré, hija de


Jerusalén? ¿Quién te podrá sanar y consolar, virgen, hija
de Sión? Grande como el mar es tu quebranto: ¿quién te
podrá curar? (Lam 2 , 13)

"Desde la 4.ª Estación acompañar a Jesús, al lado de la


Santísima Virgen. Dolor de mis pecados. Dios en Cristo
reconcilia al mundo consigo. He de seguir a mi Rey
Eternal, sin estridencias, vida ordinaria, consciente de mi
gran deuda para con Él, pero serena, como mi Madre
Santísima, y con mucho dolor interno y muy abrazada a la
Cruz y mucho amor a la Cruz por Cristo". (Ejercicios
espirituales, 1942)
“Viernes Santo. Durante la lectura del Evangelio en los
Santos Oficios conmovida por sufrimientos de Jesús. Me
sentí mal de salud; me esforcé por estar de rodillas.
Arrastrando el peso del cuerpo, el espíritu se debatía en
sentimientos de confusión, de amor y de compasión a
Jesús y a la Santísima Virgen. Acompañando la soledad de
María me daba devoción decirle a Ella que ahí tenía a su
Compañía, que venía a acompañarla como a su Madre y
Reina". (Viernes Santo, 7-4-1944)

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.


R. Pequé, Señor, pequé.
V. Ten piedad y misericordia de mí
V ESTACIÓN
SIMÓN DE CIRENE AYUDA A JESÚS A LLEVAR
LA CRUZ

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Cuando le llevaban, echaron mano de un cierto Simón de


Cirene, que venía del campo, y le cargaron la cruz para
que la llevará detrás de Jesús. (Lc 23, 26)

La Cruz seca, que el Señor pone sobre nuestros hombros,


salva con Cristo, pero algún regalillo del Señor con
regusto de mieles es una ayuda que agradecida y
humildemente recibimos, sin soltar la Cruz y sin mengua
de nuestro amor a ella. Cristo nos enseña a recibirlo todo:
la Cruz, las caídas, las incomprensiones y, a la par, la
ayuda del Cirineo, la compasión de las buenas mujeres, el
lienzo de la Verónica y, sobre todo, al amor y al consuelo
de su Santísima Madre en el mismo Vía Crucis". (Carta a
una religiosa, 16-4-1977)

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R. Pequé, Señor, pequé.


V. Ten piedad y misericordia de mí
VI ESTACIÓN
LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Oigo en mi corazón: “Buscad mi rostro.” Tu rostro


buscaré, Señor: No me escondas tu rostro. (Sal 27, 8-9)

"Yo quisiera, quiero por tu gracia, no disgustarte e impedir


tu mayor gloria en todas las almas que nos tratan. Veo que
he de ser fiel a Ti, amarte en los alientos de mi vida, me
veo incoherente. Te amo y, como si no te amase, vivo ante
lo bello. Pero toda belleza verdadera viene de Ti.
Purifícame, que te vea en todo lo que me rodea. Sólo
quiero verte en todo, amarte en todo, morir a todo para que
vivas en mí y que te refleje sin que nadie me considere,
por nada. Sólo tu gloria, tu reinado. Sólo Tú, mi Señor y
mi Vida. Con mi Madre la Santísima Virgen, con mi Padre
San Ignacio". (Escritos de conciencia, 1999)

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R. Pequé, Señor, pequé.


V. Ten piedad y misericordia de mí
VII ESTACIÓN
JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Al ser maltratado, se humillaba y ni siquiera abría su boca:


como un cordero llevado al matadero, como una oveja
muda ante el que la esquila, él no abría su boca. (Is 53,
7)

"Pasamos penas, ¿qué duda cabe?… Y penas bien


amargas, pero veamos en ellas el elemento purificador de
nuestras almas. Sin esta purificación, ¿qué sería de
nosotras? Si somos pecadoras, las penas son una prueba
evidentísima del amor de Dios; y si tuviésemos la gran
suerte de ser inocentes, serían una gran prueba de su
predilección, serían una gran distinción, porque nos
asociarían a Cristo. Caeremos, pero si nos levantamos a
cada caída y continuamos avanzando, llegaremos a la
meta. Y Dios, que es nuestro Padre, curará nuestros
rasguños y nuestras cicatrices de la caída con penas
purificadoras y nosotras las hemos de recibir con
verdadera alegría. V, ¿quién sabe? Tal vez algún día
Dios Nuestro Señor, se dignará mostrarnos a su Divino
Hijo, Salvador, Varón de dolores, y seremos nosotras las
que pediremos penas y más penas para tener parte con Él".
(Carta a la M. Carmen Aige, CS, 1951)

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R. Pequé, Señor, pequé.


V. Ten piedad y misericordia de mí
VIII ESTACIÓN
JESÚS CONSUELA
A LAS MUJERES DE JERUSALÉN

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se


dolían y se lamentaban por él. Jesús, volviéndose a ellas,
dijo: “Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien
por vosotras y por vuestros hijos. Porque llegarán días en
que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no
engendraron y los pechos que no criaron!" (Lc 23, 27- 29)

"Procure ser cada vez más fiel al Señor y más dócil y


humilde, y el Señor la bendecirá plenamente y bendecirá
todas sus intenciones. Medite muchas veces ante el Sagrario
que la santidad consiste en amar a Dios sobre todas las
cosas y en imitar a Jesucristo por amor. Y Jesucristo fue el
más humillado y el más menospreciado y el más
atormentado de todos los seres humanos, y, no obstante, era
el mejor, el más perfecto, el más digno de todos los seres. Y
Jesucristo jamás protestó, nunca murmuró ni criticó, y a
todos les hizo bien y a todos sonreía y a todos amaba y a
todos servía y por todos dio su vida en la Cruz. Con mucha
piedad pida a la Santísima Virgen que le alcance la más
perfecta imitación de Jesucristo. Y si quiere imitarle mucho,
ámele mucho". (Carta a una religiosa, 1958)

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R. Pequé, Señor, pequé.


V. Ten piedad y misericordia de mí
IX ESTACIÓN
JESÚS CAE POR TERCERA VEZ

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo para


que sigamos sus huellas. ( 1 Pe 2 , 21b)

"Contemplo el alma dolorida, enérgica, tierna y


misericordiosa de Jesús y me siento traspasada de
compasión, de amor, de dolor. Y siento confusión y
vergüenza de mis infidelidades, de mis errores, pero el
sentimiento de íntima adhesión a Él me domina. Lo que yo
hago, hacedlo vosotros. Él se humilla hasta lo sumo en lo
que está en su mano, con humildad de servicio, de caridad,
de sacrificio, de olvido de agravios, de mansedumbre y de
misericordia, antes de entrar en su Pasión, antes de sufrir
las terribles humillaciones que le inferirán los judíos, para
enseñarme a mí a humillarme, a ser humilde, para
prepararme a recibir dignamente el don de la humillación
con el que he de engalanarme para asemejarme a Él, para
agradarle". (Ejercicios Espirituales, 1963)

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R. Pequé, Señor, pequé.


V. Ten piedad y misericordia de mí
X ESTACIÓN
JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus


vestidos, con los que hicieron cuatro lotes, un lote para cada
soldado, y la túnica. La túnica era sin costura, tejida de una
pieza de arriba abajo. Por eso se dijeron: «No la rompamos;
sino echemos a suertes a ver a quién le toca.» (Jn 19, 23-24)

"Sentía sed de Ti y no hacía nada o casi nada para saciarme en


Ti. Me encontraba en la penumbra y suspiraba por Ti. Me
entretenía en las criaturas y te hacía esperarme. ¡Espero en Ti!
¡Llámame otra vez de la tiniebla a la LUZ! Llámame a Ti y
proclamaré tus hazañas. Confío en Ti, y en la intercesión de la
Santísima Virgen, que me pondrás en pie y le seré fiel para
siempre. Tú eres mi Todo. Átame y atráeme con tu fuerza; de
mi parte renuncio para siempre a la mediocridad; no la quiero.
Por Ti, que me amas, que me salvaste, que por mí moriste en
la Cruz. Por Ti sólo, solamente por Ti. Te pido por todas las
almas caídas en la mediocridad. Cúralas, que volvamos a ser
tu pueblo adquirido por Ti para proclamar el poder de tu
brazo y de tu misericordia venciendo en toda esta peste de la
mediocridad. ¡Cantad al Señor un cántico nuevo porque ha
hecho maravillas!" (Escritos de conciencia, 1982)

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R. Pequé, Señor, pequé.


V. Ten piedad y misericordia de mí
XI ESTACIÓN
JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a él


y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
Jesús decía: “Padre, perdónales, porque no saben lo que
hacen”. (Lc 23, 33-34)

"En el Vía Crucis, en la onceava estación, ver cómo Jesús


se preparó en su vida practicando la mansedumbre para
llegar a la sobrecogedora mansedumbre de tenderse
mansamente sobre la Cruz para ser clavado en ella. La
mansedumbre no es una filigrana de la perfección. Jesús
me grita que es necesario ser manso y humilde y yo no lo
soy. Señor, Dios mío, Madre mía, haced que sea mansa y
humilde de corazón". (Escritos de conciencia, 1961)

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R. Pequé, Señor, pequé.


V. Ten piedad y misericordia de mí
XII ESTACIÓN
JESÚS MUERE EN LA CRUZ

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: ' Todo está


cumplido". E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del
primero y del otro crucificado con él. Pero al llegar a
Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las
piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado
con una lanza y al instante salió sangre y agua. (Jn 19, 30 -
32)

"¡Créeme tú, pobre sedienta de tu TODO, tu Dios, y de Mí,


tu Jesús! Llega la hora de que por la MISERICORDIA E
INMENSO AMOR de mi Señor, muera a mí misma, de
verdad, sin sombras. Llega la hora... ¿de la Cruz?...
Tiemblo, pero te amo y me das amor a todas las almas, a mi
Santa Iglesia, tu reinado, tu gloria, tu mayor gloria. Con mi
Madre Santísima, con mi Santo Padre Ignacio. También con
la intercesión de mis padres en la tierra, que ya gozan en Ti
y de Ti en el cielo. ¡Cuánto me amas, mi Señor!
¡Cuánto me has amado! Sea conducto de tu amor en todas
las almas. Conducto invisible en la tierra. Sólo Tú, Amor y
Salvación. Todo en mí, a tu mayor gloria". (Escritos de
conciencia, 1999)

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R. Pequé, Señor, pequé.


V. Ten piedad y misericordia de mí
XIII ESTACIÓN
JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado


José, que se había hecho también discípulo de Jesús. Se
presentó a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces
Pilato dio orden de que se le entregase. (Mt 27, 57-58)

"Muy movida, sobre todo en las últimas estaciones del Vía


Crucis considerando que tanto dolor de Él es para reparar
mis pecados del corazón. ¡Ah, Señor, perdonadme y
continuad y perfeccionad en mí la obra que habéis
comenzado! Madre mía dulcísima: Por el dolor y el amor
con que abrazasteis a vuestro Santísimo Hijo muerto por
mí, acoged en vuestros brazos a esta hija pecadora, viva
por Él; y no me dejéis nunca, que sin Vos me perderé".
(Ejercicios espirituales, 1953)

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R. Pequé, Señor, pequé.


V. Ten piedad y misericordia de mí
XIV ESTACIÓN
JESÚS ES PUESTO EN EL SEPULCRO

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.


R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo


puso en su sepulcro nuevo que había hecho excavar en la
roca; luego, hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del
sepulcro y se fue. Estaban allí María Magdalena y la otra
María, sentadas f rente al sepulcro. (Mt, 27, 59 - 61)

"Siento dentro de mí que camino al Padre por cañadas


oscuras. No veo nada, estoy sedienta de Dios y cuanto más
entiendo por la fe que Tú vas conmigo, más sed tengo.
Busco las fuentes de tu Corazón, mi Buen Pastor, herido
de amor redentor. Redimida por Ti siento mis
infidelidades, mis pobrezas, mis debilidades y beso tu
vara, que me purifica para que quede grata a Ti. Tu vara es
medicina de mi debilidad. Tu cayado es mi esperanza.
Ambos son obras de amor tuyo hacia mí. Sólo en fe me
sosiegan. Ando por cañadas oscuras. En lo más recóndito
de mi alma creo en Ti, te amo, contigo, por Ti, nada me
falta en medio de la oscuridad que vivo". (Escritos de
conciencia, 1982)

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

R. Pequé, Señor, pequé.


V. Ten piedad y misericordia de mí
CONCLUSIÓN
Señor Jesús, tu camino de pasión y de gloria, el Vía
Crucis, resume tu vida y nos desvela tu amor obediente al
Padre hasta el final. Te suplicamos que, a los que
contemplamos con devoción los misterios de tu Cruz, nos
unas a tu sacrificio y nos hagas participar de la Redención
y de la vida eterna que has prometido a los que te aman.
Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del
Espíritu Santo y eres Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Por la persona e intenciones del Papa


Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
DE LOS ESCRITOS DE
CONCIENCIA DE LA M. FÉLIX

"Adoración de las sagradas Llagas de las manos, pies y


costado de mi Señor. Padre nuestro, Ave María, Gloria a
la Santísima Trinidad. Pedir perdón, ofrecerme, adorar y
amar al Padre, al Hijo, al Espíritu Santo. Mi alma se
encontraba tan pronto con el Padre o con el Hijo o el
Espíritu Santo. Tres Personas adorables plenas de
misericordia y de amor infinito, gratuito, un solo Dios, que
me ama, que me salva y me hace suya. Mi Dios siempre
presente a mi alma, siempre amándome, mi Dios Padre, mi
Dios Hijo, Hombre que es Camino, Verdad y Amor
verdadero; mi Dios Espíritu Santo que alienta
continuamente en el fondo de mi alma, es calor y fuerza de
mi pobre amor. ¡Dulcísima Trinidad, mi Dios y mi Todo!
¡Madre mía! Cuida a tu hija, pobre y mísera, que el Señor
la hace templo de su gloria, de la Santísima Trinidad".
(Escritos de conciencia, 1982)

El tiempo de Cruz es breve; la resurrección es para


siempre. Mi resurrección y mi gloria es glorificarte a Ti,
Señor; es cumplir tu adorable voluntad.
(Ejercicios Espirituales, 1944)
VENERABLE
MADRE MARÍA FÉLIX TORRES
FUNDADORA DE LA COMPAÑÍA DEL SALVADOR
Y DE LOS COLEGIOS MATER SALVATORIS

Nació en Albelda (Huesca), el 25 de agosto de 1907 y fue bautizada el 12


de septiembre en la misma villa. A los catorce años sintió la llamada a una
entrega total a Jesucristo, y un atractivo irresistible hacia la espiritualidad
ignaciana. La mayor gloria de Dios, siguiendo a Cristo y unida a Él, se
convirtió en la razón de su existencia. Entre tanto obtuvo la licenciatura en
Ciencias Químicas, para ser un instrumento más apto para su servicio.
A través de un sorprendente y no pretendido paralelismo con el itinerario
espiritual de San Ignacio de Loyola, el Señor la llevó a que sus proyectos
cristalizaran en la Compañía del Salvador, erigida en Congregación
Religiosa de derecho diocesano en 1952, y de derecho pontificio en 1986.
Dios le asignó dentro de su Iglesia la parcela de la educación cristiana de la
juventud, sobre todo universitaria, en cualquier parte del mundo. Con este
fin surgieron los Colegios Mater Salvatoris, que tienen como misión
propagar el carisma que Dios le dio: adhesión al Papa, amor tierno a la
Santísima Virgen y ser permanente fermento evangélico en la sociedad
para llevarla a Jesucristo. Murió santamente en Madrid, el 12 de enero de
2001, y sus restos decansan en la Ermita Mater Salvatoris de la Casa de
Formación de la Compañía del Salvador en Madrid.

ORACIÓN
para la devoción privada
Padre misericordioso, cuyo Hijo, Salvador
nuestro, te glorificó cumpliendo amorosamente
hasta el fin tu voluntad. Tú suscitaste en tu hija
María el deseo ardiente de glorificarte y de
seguir de cerca a Jesucristo, cooperando a la
redención del mundo mediante la Compañía del
Salvador por ella fundada. Concédenos por su
intercesión la gracia que te pedimos, para que la
Iglesia, a la que amó apasionadamente como a
Esposa de Cristo, la eleve al honor de los altares,
para tu mayor gloria. Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

De conformidad con los decretos del Papa Urbano VIII, declaramos que en nada se pretende
prevenir el juicio de la autoridad eclesiástica, y que esta oración no tiene finalidad alguna de
culto público.

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