BERLANGA
BERLANGA
BERLANGA
ISBN 84-695-2958-7
En este número recogemos las aportaciones al curso Luis García Berlanga: de Villar
del Río a Tombuctú, en la XXIV edición de los Cursos de Verano de la Universidad
Complutense en El Escorial, realizado del 18 al 22 de julio de 2011
Desde Bienvenido Mister Marshall (1952) hasta París-Tombuctú (1999), película que
cierra su filmografía, realizamos un recorrido por la obra cinematográfica de Luis
García Berlanga (1921-2010) y un homenaje al que ha sido un cineasta imprescindible
para entender la historia de nuestro cine. Planteamos la revisión, el visionado, y el
análisis de su trayectoria, desde diferentes perspectivas: la de los cineastas, la de los
críticos y la de los historiadores.
Índice: textos
Joanna Bardzinska
Berlanga y Neville: “Novio a la vista” (1954) (páginas 67-80)
Kepa Sojo
Bienvenido Mister Marshall. Película fundamental del cine español (páginas 99-109)
Luis Deltell
La trilogía nacional y el cine de la transición (páginas 111-129)
CONFERENCIAS
(ARCHIVOS DE AUDIO)
Román Gubern
Los censores de Berlanga (página 147, duración 01:10:50)
VIDEO
ANEXOS
Filmografía completa de Luis García Berlanga (página 149)
Bibliografía fundamental (página 170)
TEXTOS
Era una época dorada tal vez por la memoria, pero sin mucho esplendor, de estrellas al
borde del ocaso, como Celia Gámez, Conchita Piquer, Estrellita Castro, Antonio
Machín y Jorge Negrete, y de una nueva generación que asumía los roles del pasado, del
folklore y las tradiciones de una sociedad que celebraba que la vida sigue adelante, pese
a todo, con alegría de castañuelas y marchas militares. Y nuevos maestros de
ceremonias: Lola Flores, que a sus veinticuatro años había tomado el relevo de la
cultura gitana y protagonizaba este año 1947 la película Embrujo de Carlos Serrano de
Osma; Carmen Sevilla, todavía menor de edad, debutó este año con un pequeño papel
en Serenata española de Juan de Orduña; Alfredo Mayo, teniente de Aviación durante
la Guerra Civil, ahora unos de los galanes predilectos del cine del Régimen, héroe de
Harka, Raza, Escuadrilla, A mi la legión… en el año 47 interpretó a Luis Candelas, el
bandolero de Lavapiés, uno de los grandes mitos de la España del XIX; y también
estaban: Luis Peña, Manuel Luna, Amparo Rivelles, Fernán Gómez, y algunos otros,
una nueva generación de jóvenes actores para un cine demasiado arraigado a los valores
de siempre, inmerso en la cultura triunfante que había sobrevivido en las trincheras y se
proclamaba victoriosa tras la Guerra Civil.
Celia Gámez
Conchita Piquer
Estrellita Castro
En la década de los 40 confluyen dos estéticas: una que viene del pasado, poblada de
elementos folklóricos y tradiciones conservadoras…
Y otra que quiere la regeneración, el impulso joven que necesita el país para ser
reconstruido, cuya estética se alimenta del posibilismo, y naturalmente, del reflejo que
ilumina el mundo entero a través de la cinematografía, de esa gran fábrica de
Hollywood que exporta el sueño americano por toda Europa. Y que tanto influyó en las
modas, en los valores, en los modelos sociales, en las costumbres…
Estudiar hoy la historia del cine español nos ayuda a descubrir hasta que punto un
pueblo sometido, después de una masacre como la guerra civil, es capaz de resurgir de
sus cenizas… aunque sea en pequeños destellos, en tímidos alardes o tímidos intentos
de supervivencia de las ideas. A pesar de la censura y la política de subvenciones, que
extendían sus tentáculos, se creaba entonces el Patronato de Divulgaciones y
Experiencias Cinematográficas, de inspiración fascista, pero que reconocía la
importancia del cine y su enseñanza. En la España hiperbólica de entonces, el nombre
de escuela de cine debía sonar a poco dada la trascendencia de la misión que se le
encomendaba, así que se denominó con toda rimbombancia Instituto de Investigaciones
y Experiencias Cinematográficas, antes de ser, ya en los sesenta, Escuela Oficial de
Cinematografía.
El cine español al fin iba a la escuela, y allí se formó la primera generación de cineastas
formados específicamente para el estudio y la práctica del séptimo arte. Entre las cosas
más memorables hoy de aquella escuela es que en ella se produjo el encuentro de los
dos cineastas más representativos de ese aliento renovador para nuestro cine: Juan
Antonio Bardem y Luis García Berlanga.
A los jóvenes Bardem y Berlanga les unían, principalmente, su pasión por el cine, y tal
vez algunas otras cuestiones generacionales, en cuanto a gustos o modas… pero
posiblemente pocas cosas más. Cada uno tenía una personalidad muy acusada, creo que
muy diferente, nada proclive a ceder ante el otro, seguramente cada cual entendía la
vida un poco a su manera, como quedó pronto demostrado cuando sus carreras
cinematográficas se distanciaron, mostrándonos dos formas muy diferentes de entender
su profesión cinematográfica. En fin, a pesar de sus primeros trabajos en tándem, todo
parecía apuntar más a alentar las rivalidades que a propiciar la convergencia para
trabajar avenidos… pero de sus inquietudes comunes y de sus fricciones personales
surgió una película, Esa pareja feliz, que no respondía tal vez plenamente a la
personalidad de ninguno de los dos, pero si representó en su momento el punto de
partida de un cine diferente, en el triste panorama de la cinematografía nacional.
Juan Antonio Bardem era hijo de actores, de dos de los más populares actores de su
tiempo: Rafael Bardem y Matilde Muñoz Sampedro, iniciadores de la más importante
familia de actores de la historia de nuestro cine. Sin embargo, antes de inclinarse por los
estudios de cinematografía llegó a finalizar los estudios de Ingeniero Agrónomo, hecho
muy curioso si tenemos en cuenta que al contrario que Berlanga, Bardem nunca llegó a
titularse en la Escuela de Cine, ya que según refieren los historiadores suspendió el
examen final.
A su lado estaba Berlanga. ¿Quién era éste joven Berlanga que rivalizaba en ímpetu e
iniciativas con Bardem? Berlanga tenía entonces 26 años. Por lo que sabemos procedía
de una familia republicana oriunda de Requena y era sobrino de un confitero, autor de
sainetes, uno de los cuales, curiosamente, dio lugar a la primera película hablada
valenciana, La faba del Ramonet (1933, Juan Andreu)1. Conmocionado por el asesinato
de García Lorca, según relata en su autobiografía, Berlanga había escrito su primer
poema a los catorce años2, acreditando buenas maneras literarias. Rememorando su
infancia, Berlanga se definió como un niño viejo, atormentado e indeciso3, que sin duda
debió vivir con sobresaltos los difíciles años de la Guerra Civil. Pasada la contendiendo,
se enroló en la División Azul, para enjugar el pasado republicano de su padre4; de
regreso, escribe críticas cinematográficas en la prensa local y frecuenta tertulias
poéticas en compañía de los futuros guionistas José Luis Colina, Vicente Coello y José
Ángel Ezcurra5.
Por lo demás, los datos revelan un cierto inconformismo: abandonó los estudios de
Derecho y más tarde los de Filosofía y Letras, para en 1947 presentarse al examen de
ingreso en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas. Como se ha
citado, el IIEC había sido creado en febrero de ese mismo año, 1947, de tal manera que
tanto Bardem como Berlanga fueron seleccionados en el examen de ingreso de la
primera promoción de la escuela.
1
GOMEZ RUFO, Antonio. Confidencias de un cineasta, Ediciones JC, Madrid, 2000, pág. 119
2
FRANCO, Jess. Op. Cit,, pág. 32
3
FRANCO, Jess. Op. Cit, pág. 33
4
GÓMEZ RUFO, Antonio, Op.cit, pág. 119
5
GÓMEZ RUFO, Antonio, Op.cit, pág. 119. José Luis Colina colaborará con Berlanga en los guiones de
Plácido, Los jueves milagro y Novio a la vista
6
En biografía de D. Adelardo de Lamadrid Martínez,
http://members.fortunecity.com/etsiim/terceraparte/lamadrid.htm
7
http://www.csc-cinematografia.it/
Centro Sperimentale di
Cinematografía, Roma, 1935
8
Véase MORGUA Y MASTRÉS, A; DEBAJO DE PABLOS, J.J. y PABLOS PRÁDANOS, R de.
Historia del Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas, Nancy Ediciones, Valladolid,
2009.
9
Buñuel había fundado en 1935, junto a Ricardo Urgoiti, la productora Filmófono para competir con
Cifesa, pero tuvo una vida efímera debido al estallido de la Guerra Civil.
letras, incluso algunos fuera de España, como Edgar Neville, que estuvo en
Washington y Hollywood… o habían forjado su carrera en el cine mudo, como
Benito Perojo, Florián Rey o Eduardo García Maroto; o bien procedían
actividades ajenas al espectáculo, como Luis Lucía, que desde el mundo del
derecho y las togas pasó al negocio cinematográfico, a la producción y desde
allí al guion y la dirección. O simplemente, desembarcaron en el cine buscando
éxitos fundamentalmente comerciales, como Antonio Román y otros directores
perfectamente alineados con las directrices del cine oficial.
Lo que quizá nos parece hoy normal –que la teoría preceda a la praxis-, era en realidad
entonces un caso algo insólito, como es el de Carlos Serrano de Osma, que debutó como
director en este mismo año 1947. Profesor de la Escuela, forjado en la marginalidad –
los autodenominaros “los telúricos”-, cineasta de sólida formación teórica, creador de
algunas de las más interesantes películas de la época, como Abel Sánchez (1946), y la
emblemática Embrujo (1947). En la España aislada internacionalmente y bloqueada
ideológicamente, surgieron algunos cineastas con vocación intelectual que tímidamente
y tal vez medio a hurtadillas aprendían de los clásicos y del cine que bajo la vigilancia
de las autoridades censoras, nos llegaba de fuera10.
10
Así lo ha puesto de relieve en un excelente trabajo Asier Aranzubia, Carlos Serrano de Osma, historia
de una obsesión. Filmoteca Española, Madrid, 2007 y, antes, Julio Pérez Perucha . El cine de Carlos
Serrano de Osma, Valladolid, 1983. La escueta filmografía de Carlos Serrano de Osma está dividida
(aunque, como veremos a lo largo de esta monografía, tal división responde antes a determinaciones
industriales que estéticas) en dos partes. Por un lado, estarían esas tres primeras películas (a las que
muy probablemente habría que sumar una cuarta que por desgracia está desaparecida) que el cineasta
rueda de manera consecutiva en Barcelona y arropado por un grupo de jóvenes entusiastas del cinema
(que él mismo lidera y que se hacen llamar Los telúricos) entre mayo de 1946 y mayo de 1947; momento,
sin duda, capital dentro de su carrera (y también, a no dudarlo, dentro de ese segmento, ni mucho menos
estéril, de la Historia del Cine Español que son los años cuarenta) en que este director madrileño
consigue llevar a la práctica su personalísima concepción del cinema; una concepción telúrica que nace
de la impugnación estética de ese cine dominante y hegemónico en los años cuarenta que, al decir de
Julio Pérez Perucha (…) bebe, en la mayor parte de los casos, de la narrativa americana más tradicional
y realista, de las comedias italianas de los treinta y cuarenta, y, en menor medida, de esa tradición
populista y casticista que con tanto éxito frecuentara el cine español del periodo republicano. Contra
esto, Los telúricos levantan un edificio fílmico de perfiles hasta entonces desconocidos dentro del cinema
español cuya principal fuente de inspiración es el cine mudo de finales de los veinte, pero también ese
Florentino Soria
Berlanga era un poco como Antonioni, con mucho talento pero muy
vago, aunque por supuesto aportaba muchísimas ideas.
(Florentino Soria)
cine formalista e innovador que un director pocos años más joven que el propio Serrano —y con el que
comparte, entre otras cualidades, un mismo deseo de experimentación dentro de los márgenes del
sistema que, a la postre, acabará teniendo fatales consecuencias para ambos— practica al otro lado del
Atlántico: Orson Welles. El resultado de todo esto son tres filmes de abierto talante experimental, tres
densos y profundamente estilizados relatos que giran en torno a las pasiones fundamentales, tres
tragedias románticas protagonizadas por seres angustiados que se debaten entre la luz y la sombra; en
definitiva, tres intemporales poemas de amor y muerte. En Cine para leer:
http://www.cineparaleer.com/index.php?option=com_content&task=view&id=379&Itemid=31
11
Tres cantos (Berlanga), Paseo por una guerra antigua (Bardem-Berlanga-Soria-Navarro), El circo
(Berlanga), Barajas, aeropuerto internacional (Bardem)
Nos citamos en una cafetería y le dije: “Juan Antonio, pero tú estás loco, cómo
vas a dejar el cine, si tú no sabes lo que vales… Si lo haces, no te vuelvo a
hablar en la vida…” Y le convencí. En sus memorias y en alguna presentación
siempre comentaba que gracias a Florentino él no dejó el cine. Por entonces
ya empecé de profesor. Y me piden también por entonces que trabaje en un
guión, en un guión que se va a hacer en coproduccion con Italia [la película es
Tirma, de Serrano de Osma, de 1954. Quieren reelaborar el guión, o sea que
me piden que “tienes que venirte con nosotros a Italia”, y yo, que era
funcionario, porque en aquellos periódicos también éramos funcionarios, lo
solicité a mis jefes, lo cual les pareció un disparate, pero por fin me dejaron ir
a Roma, donde me encuentro con unos guionistas italianos. Uno era Civotto
[Antonio Civotto], que era redactor jefe de una revista parecida a La Estafeta
Literaria, y otro era Antonioni. Yo había visto alguna película suya y la
productora era afín a la Democracia Cristiana, y Fabbri [Diego Fabbri]
estaba en ella. 12
Florentino Soria era posiblemente el más culto de “los cuatro mosqueteros” (había
estudiado ya Filosofía y Letras y Periodismo antes de ingresar en la escuela) Agustín
Navarro, tal vez era el más apacible y dúctil de un grupo tan heterogéneo, con los años
demostró poder de adaptación a trabajos muy diferentes, trabajaría como ayudante con
el propio Berlanga y Marco Ferreri, después de debutar con 15 bajo la lona (1959)
alcanzó notoriedad con El cerro de los locos (1960), Enseñar a un sinvergüenza (1971)
y La casa de los Martínez (1971), película basada en el éxito televisivo del realizador
Romano Villalba13. Juan Antonio Bardem, militante del Partido Comunista desde 1943,
parecía el más seguro de si mismo, llegaba rebotado de Agrónomos, pero tenía sangre
de cómicos (era hijo de los actores Matilde Muñoz Sampedro y Rafael Bardem). Luis
García Berlanga llegaba renegado de la política, más inclinado por la poesía que por el
Derecho o la Filosofía (estudios que abadonó), era posiblemente el que tenía un sentido
más hedonista, una visión más “lúdica del trabajo” a juzgar por el testimonio de
Florentino Soria.
Unas palabras de Berlanga en su libro de memorias nos hablan de quién llevaba la voz
cantante dentro del grupo:
…en el primer curso hacíamos una película entre cuatro alumnos, en el tercer
curso ya había un solo realizador. Los equipos técnicos y artísticos estaban
formados por alumnos de otras especialidades y por algún invitado especial…
Asi fue como cuatro pipiolos _Barden, Agustín Navarro, Florentinmo Soria y
yo- tuvimos nuestra primera oportunidad. La película estaba basada en una
idea de Bardem y se llamaba “Paseo por una guerra antigua”. De hecho, la
dirigíamos Bardem y yo, pero no porque Navarro y Soria renunciaran, sino
porque no les dejábamos. Ambiciosillos que éramos”14
Entre los profesores que encontró en Madrid, ya en el Instituto, Berlanga se ha referido,
con su peculiar sentido del humor, al influjo de dos de ellos: Carlos Fernández Cuenca y
Carlos Serrano de Osma: debían pagarles una miseria, porque muy pronto empezaron a
faltar a las clases… pero no importaba demasiado, la escuela nos servía de punto de
encuentro y hacíamos prácticas, unas peliculitas en 16 mm que escribíamos y
montábamos en viejas moviolas de aficionado15.
A Fernández Cuenca, actor, director y guionista con dilatada trayectoria, se le consideró
después el historiador oficial del cine del franquismo, periodo en el que ocupó
numerosos cargos oficiales, siendo el primero de ellos Jefe del Sindicato Nacional del
Espectáculo, que jugó un importante papel para regular los entresijos de la profesión en
12
Entrevista con Pedro J. del REY y M. PËREZ, en la revista digital Sombras Recobradas,
http://sombrasrecobradas.com/entrevista_soria.html
13
Citamos esto por ser tal vez el más desconocido del grupo, personalmente tuve ocasión de conocerle
como profesor de Cine en la Facultad de CC de la Información (1975) y como Realizador en TVE (años
ochenta), en la etapa en que estuvo casado con la actriz Carmen de la Maza.
14
FRANCO, Jess. Bienvenido Mister Cagada, Aguilar, Madrid, 2005, pág. 47
15
FRANCO, Jess. Op. Cit, pág. 46
“Los cuatro mosqueteros”, en el guion de Cerco de ira (1949), nunca finalizado debido
al descalabro económico de la productora, Castilla Films.
Al margen del trabajo pedagógico de los profesores que habían dejado atrás en la
escuela, reflejado en la forma de realizar el film a partir de un minucioso story-board, al
modo que enseñaba Serrano de Osma, Berlanga y Bardem dejaron constancia de sus
influencias cinematográficas en Esa pareja feliz (1951): …este film se situaba entre
Arniches y René Clair…, sus autores citarían varias influencias cinematográficas
precisas: “Soledad” (1928, Paul Fejos), “Navidades en julio” (1940, Preston Sturges),
“Se escapó la suerte” (1946, Jackes Becker y Sturges)… La colaboración no escondía
diferencias: Berlanga admiraba a Capra, y sin embargo Bardem escribía contra su
cine…20
19
FRANCO, Jess, Op. Cit, pág. 51. Citado también por GUBERN, R. y FONT, D. Un cine para el
cadalso, Euros, Barcelona, 1975, pág. 62
20
GUBERN, Román. Antología crítica del cine español, Cátedra, Madrid, 1997, pág. 304
21
GUBERN, Román. Op. Cit, págs. 303-305
22
Publicado en Film Ideal, núm. 85, 1-XII-1961
feliz fue estrenada en el cine Capitol de Madrid el 31 de agosto de 1953, obteniendo sus
realizadores el Premio del Círculo de Escritores Cinematográficos.
23
PÉREZ PERUCHA, J., El cine de Edgar Neville, Seminci, Valladolid, 1982, p. 73
Las pincelas realistas de Esa pareja feliz trascienden el humorismo del sainete,
apuntando a la comedia humorística y la comedia sentimental, para ofrecernos un
mosaico sobre la vida española del momento, en la que prevalece el mensaje de cómo es
posible soñar con la felicidad a pesar de vivir en la miseria. Con inquilinos sobre-
poblando las viviendas en habitaciones realquiladas con derecho a cocina, donde
cualquier pareja puede hacer su pequeño nido de amor, entre bronca y bronca; o el
impacto de la radio y de la publicidad en los sueños de los más incautos; y, tal vez lo
más notable, en las sub-tramas, un curioso recorrido lleno de ironía por la vida teatral y
cinematográfica del momento, incluyendo la burla al cine de Cifesa, o una parodia
cabaretera de “la pareja feliz” que nos permite descubrir a Paquito Cano -el futuro
“Locomotoro” de los “Chiripitifláuticos” de la tele- formando pareja con Raquel Daina,
entre “las perlas” del magistral reparto de esta película, en la que el sello de Berlanga
aparece ya en el brillo de los actores de reparto que, singularmente, se supone que son
dirigidos por Bardem, y que contribuyen con su trabajo a poblar la película de
personajes pícaros y divertidos.
Román Gubern ha hecho notar como la película presenta un curioso híbrido del sainete
español de Arniches y el neorrealismo poético de Zavatinni 24, con una primera parte en
la que prevalece el realismo -precariedad de vida de una pareja que comparte sueños y
frustraciones- y una segunda parte en la que prevalece el contenido satírico -a partir del
desencadenante del premio radiofónico y el recorrido hacia “la felicidad por un día”-. El
desenlace -reparto de regalos entre los mendigos- puede considerarse como una
pincelada de poética zavattiana. La película tampoco evita la moraleja, como señala
Gubern, “en la línea del regeneracionismo del 98: la solución a nuestros males está
dentro de nosotros y no debemos esperar que nos llegue desde fuera”
24
La I Semana de Cine Italiano se celebró en Madrid en noviembre de 1951, observa Gubern, op. cit, p.
305
En rigor, toda la primera parte de la película transcurre en un salto atrás, que a su vez
articula dos flash back, llevándonos al punto medio de la película donde se recupera la
secuencia de la salida de la pareja entre sus vecinos para tomar el coche puesto a su
disposición por el jabón Florit para disfrutar del premio del concurso radiofónico.
Tras los créditos, la secuencia inicial, parodiando el rodaje de una película histórica de
la época, tipo Cifesa, con Lola Gaos en el papel de Reina, encierra la primera clave de
retrato satírico del cine de su tiempo y una toma de posición de dos jóvenes cinéfilos,
propia de quienes desean hacer un cine diferente al usual, mirando a la realidad y con
las técnicas narrativas aprendidas en la escuela de cine, haciéndose eco del cine que re
hace fuera de España.
25
No la relatamos aquí por ser muy conocida. El propio Fernán-Gómez, testigo principal, la relata con
buen humor en su libro de “Conversaciones con…” Enrique Brasó, pág. 62 y por Berlanga en Bienvenido
Mister Cagada, Aguilar, Madrid, 2005, pág. 52
La encargada de vestuario había dejado una boina junto al vestuario de Fernán-Gómez y éste se la clavó,
creyendo que era orden del director. A todos les parecía horrorosa, pero Berlanga no se atrevía a decir
nada creyendo que lo había ordenado Bardem, ni Bardem creyendo que era orden de Berlanga. Así
Fernán-Gómez hace la escena con boina. Vista hoy, me atrevería a decir que la escena es más simpática
con boina, además ha servido para dejar testimonio de una divertida anécdota que da idea de la rivalidad y
el respeto mutuo que mediaba entre Bardem y Berlanga.
encandilar a los ingenuos. La escena sirve sobre todo como contrapunto para presentar
los caracteres de los personajes y el rolde cada uno dentro de la pareja.
La pareja formada por Elvira Quintillá y Fernán-Gómez, ante Charles Boyer e Irene Dunne. Entre
los espectadores, Antonio Garisa
Félix Fernández, José Luis Ozores y José Franco brillan en esta escena cómica de la
representación operística, mientras traman un negocio basado en la picaresca.
Antonio Ozores, Paquito Cano, Raquel Daina en la escena de la sala de fiestas Copacabana
La película contiene numerosos elementos que ayudan a identificar modos y costumbres
de una época. Los cines concurridos por familias enteras que toman el bocadillo en
sesiones dobles, las películas a las que les son amputados los besos, las familias que
sobreviven realquilando habitaciones con derecho a cocina, loa apagones propios de una
época de restricciones, los aparatos radiofónicos presidiendo los tiempos de ocio en el
hogar, la publicidad en los cines y en la radio, los cursos por correspondencia y las
promesas de empleo y futuro laboral, la picaresca de supervivencia en los tiempos de
estraperlo, un prostíbulo muy recatado con prostitutas vestidas de señoras y numerosas
escenas de calle que son un muestrario de ropas, modas, escaparates, tiendas, los
restaurantes, las salas de fiestas, casas de seguros, zapaterías, los automóviles, los
tranvías, los autobuses de dos pisos, las bicicletas, los carromatos y ambiente urbano de
la época. Incluso una Comisaría de policía con un comisario angelical, más propio de
una película de Frank Capra que de las represoras autoridades de la época. Los efectos
técnicos y los alardes visuales de montaje tampoco faltan: del slogan publicitario en el
cine de spot del jabón Florit pasamos al jabón Florit en manos de Juan sacando un
montón de envases de jabón Florit del armario, ante la mirada inocente de Carmen, que
plancha cual ama de casa anécdota: probar la suerte no es tirar el dinero, pretexta.
Un apagón repentino sirve para que la pareja continúa la conversación en off, recuerde
la presencia del Capitán Roberto y a través de la maqueta del gran barco se articula el
flash-back tres años atrás de la pareja cuando alquiló la habitación necesitada de una
manita de pintura, frase que por cierto sirve para una elipsis que lleva a la pareja ya
pintando la habitación, al que sigue un montaje musical con el resto de arreglos hasta la
llegada del cobrador de la Academia Rius. La entrega del diploma sirve, mostrando a
continuación cuatro diplomas colgados sobre la pared, para articular con notable
agilidad un nuevo paso de tiempo, que deshace el flash-back. Los guionistas
demostraron ya desde esta escena del comienzo del film, el estudio minucioso de cada
paso y cada articulación y los numerosos recursos de agilidad narrativa que presenta la
película.
La irrupción del representante de Florit (José María Rodero) con el premio, marca la
mitad de la película y el desencadenante de su trama más satírica, en torno al día felíz de
la pareja felíz por gentileza del jabón Florit, que deja a un lado los tintes sentimentales
para hacer un recorrido de comedia de enredos en dos direcciones: la que dinamiza
Carmen en su intento de disfrutar del día feliz y de los regalos del premio; y la que
impulsa a Juan a aprovechar el medio de transporte para su trama de pícaro. Esta
segunda parte tiene un desarrollo lineal, pero una articulación en paralelo, con las
peripecias de cada uno de los miembros de la pareja con situaciones de comedia de
enredo y el re-encuentro en la escena del Copacabana que desemboca en la Comisaría
de policía, antes del final, zavattiano como se ha señalado, de la pareja repartiendo
regalos entre los mendigos simétricos de los bancos de la calle.
El final es una muestra de poética zavattiana y simbolismo neorrealista, con el reparto de regalos entre los
mendigos simétricos y esta perspectiva que confluye en un alto edificio en construcción; además de un
nuevo alarde para contar un beso casto que pasa censura, a lo Clarence Brown, y una alegoría con
moraleja, en los pies de la virtuosa Carmen (Elvira Quintillá) despojándose de los lujosos zapatos para
caminar descalza junto a su Juan (Fernán-Gómez), pobre pero bueno y honrado: humilde pareja feliz, que
desprecia al fin los reclamos del consumo, modelo pre-desarrollista de la década de los cincuenta, en el
que se identifica el matrimonio a la española.
las ironías de Bardem y Berlanga eran una especie de preludio o de vaticinio de lo que
medio siglo después tendría que llegar. Y eso que en aquellos años ni los más
perspicaces podían imaginar cuánto llegarían a cambiar nuestras vidas la revolución
electrónica y digital, donde el rey de entonces, el aparato de radio de arquitectura recia y
mueble de madera noble, es hoy sólo una función más de entre un centenar de ellas, un
diminuto chip, que uno encuentra en su pequeña agenda iPod.
La frase ha hecho fortuna más allá de la propia película, y se ha convertido en un icono
en gran medida gracias a la música de Fangoría26, con la cantante Alaska y todo lo que
en su momento representó en este sentido la movida madrileña, de la cual es principal
representante Carlos Berlanga, y el grupo de jóvenes que se congregaron en torno a
estos ideales de lucha contra el consumismo y los valores establecidos, que en cierto
modo han pasado el testigo al movimiento 15-M, que ha aportado hoy una nueva
proyección mediática a una idea, como se ve, de gestación muy antigua.
Habría que hablar, también, de todo lo que representó la radio en la sociedad pre-
televisiva, como ese oráculo en torno al cual se congregan las familias para escuchar las
noticias, el fútbol, los toros, la música, los concursos y todo lo que pasaba censura y
alcanza relieve en la sociedad española de aquellos días. La metáfora se cierra con los
cursos por correspondencia y la moda del hágaselo usted mismo, tan representativa de
esta idea de poner al alcance de todos las quimeras de la sociedad del bienestar. Pero
Juan (Fernán-Gómez) no es manitas, ni brillante, ni su inteligencia da para más…Juan
es iluso y mediocre, pero como es “bueno” tiene la madera de héroe para los ojos de
cualquier chica recatada formada en el espíritu de la Sección femenina. Y Carmen
(Elvira Quintillá), hacendosa y matriarcal sin hijos, refugia sus sueños en el cine y se
conforma con esa pequeña felicidad doméstica de los perdedores que, parodiando el
título de la obra de Giovanni Papini, esconden su decepción detrás de una sonrisa y
aspiran sólo, desde la modestia, a La felicidad del infeliz.
26
Tiendes a exagerar, no es para tanto/ buscas un final feliz y no lo hay./ ¿Por qué será, que la verdad
es tan difícil de aceptar? / ¿Por qué todo ha de ser de color de rosa?
Desde una perspectiva histórica y puesto que la película representa el debut en pareja de
dos de los grandes cineastas españoles de la época, cabe preguntarse que hay de uno y
que de otro en este film, de marcado carácter bicéfalo. El resultado es
sorprendentemente homogéneo y equilibrado para lo que podría esperarse del
anecdotario sobre el rodaje, pero la película tiene dos partes perfectamente
diferenciadas, como ya se ha señalado, con la confluencia de dos estilos -reflejos del
sainete por un lado y del influjo neorrealista por otro, como también se ha señalado-, sin
que pueda precisarse en ello un signo distintivo del estilo de cada uno de sus directores.
Posiblemente los pactos de guion y la puesta en común de objetivos y de la
planificación de la película funcionaron pese a todo. La película ofrece un amplio
muestrario de recursos de edición, narrativa cuidadosamente planificada y escenas de
ambiente –con un afán neorrealista costumbrista-, escenas satíricas contra el cine y el
mundo del espectáculo, pero también contra la sociedad de consumo, elementos
ternuristas propios de la comedia sentimental y, muy singularmente, encadenamiento de
enredos, situaciones corales y recursos de humor que hoy reconocemos como muy
berlanguianos.
No obstante, revisando la trayectoria posterior de ambos cineastas, podríamos concluir
señalando qué puede haber del sello personal de cada uno en el film. Siguiendo a
Román Gubern:
“… se detectan los temas de la iluminación interior (o toma de conciencia) y el
ascenso hacia la lucidez típicos de los primeros films de Bardem, militante
clandestino del Partido Comunista de España desde 1943. Mientras que la
sátira y el fracaso del ascenso social anhelado serán típicamente
berlanguianos. Resultará en efecto recurrente en su trayectoria el tema de la
espera inútil del milagro que podría cambiar las vidas de posprotagonistas
(como la podrían cam,bihar los dadivosos americanos en “Bienvenido Mister
Marshall” (1952), la fuga del sabio en “Calabuch” (1956) o el falso milagro
de “Los jueves, milagro” (1957), esperanza finalmente frustrada porque “la
27
GUBERN, Román. En Antología crítica del cine español, Cátedra, Madrid, 1997, pág. 305
28
Creo que es una forma ajustada de denominar a los grandes actores de reparto del cine español
Para Fernando Fernán-Gómez su intervención en Esa pareja feliz, fue decisiva, no tan
sólo por encontrar en ella al fin al personaje que se ajustaba a la perfección a su
arquetipo popular como actor que identificaba a la perfección “al hombre de la calle”,
frente al galán guapo, que nunca pudo ser, o el simple galán cómico, después de haber
adquirido notable popularidad en dos películas muy relevantes: Botón de ancla (1948,
Ramón Torrado) y sobre todo, Balarrasa (1950, J.A. Nieves Conde), películas muy del
gusto del Régimen, en las que exploraba sus registros cómicos y valores patrióticos,
como cadete de la marina, en la primera, y su fibra sensible, en el papel moralizante y
espiritual como sacerdote, en la segunda. Según el propio Fernán-Gómez manifestó en
sus “Conversaciones…”29, conocer a Bardem y Berlanga e interpretar el personaje de
Juan es Esa pareja feliz significó el encuentro con “su personaje” (un personaje en el
29
BRASO, E. Conversaciones con Fernando Fernán-Gómez, Espasa, Madrid, 2002, pág. 62 Fernán-
Gómez se refiere a la intención de Bardem y Berlanga de hacer una película recogiendo los tópicos de la
vida española para hacer una sátira sobre ellos.
que se sentía especialmente cómodo, aun, tal vez, con algunos reparos hacia el
ternurismo) en un nuevo cine en el que por primera vez se veía reflejado el hombre de la
calle, más allá del sainete, por la influencia del cine europeo y el neorrealismo italiano,
pero sobre todo por reflejo de la vida social de la época, con una visión satírica y que,
además, pasase censura, combinación extraordinariamente meritoria en su tiempo. La
película de alguna forma abrió camino a la formación de Fernán-Gómez como cineasta,
que quedó bien reflejada en su afán por dirigir y escribir sus propios guiones, de la que
dejó constancia en películas como La vida por delante (1958), La vida alrededor
(1959), El mundo sigue (1963) y El extraño viaje (1964), firmadas todas ellas por
Fernán-Gómez, que están entre los títulos más importantes del cine español del
momento, en la línea del camino que en este momento emprendían Bardem y Berlanga.
Si bien, naturalmente, de una forma muy singular, dada la enorme personalidad que
Fernán-Gómez proyectó en sus películas como autor y director, que las convierte en
películas muy diferentes, bastante insólitas en el cine español de su tiempo.
El pícaro en cuestión es Rafa, interpretado por otra de las grandes estrellas de reparto
en las dos siguientes décadas: Félix Fernández. Si Ozores, a sus veintisiete años, era
prácticamente un debutante, Félix Fernández, con más de cincuenta, había representado
numerosos papeles en películas durante toda la década de los cuarenta, trabajando
prácticamente con todos los directores importantes del momento, además de su amplia
experiencia teatral antes de la Guerra Civil y sus años en París trabajando como actor de
doblaje, en los primeros años de la década de los treinta. Asturiano de nacimiento,
siendo niño sus padres emigraron a Argentina, donde había debutado en 1916, su físico
enjuto, su expresión penetrante e inconfundible calvicie le confieren relieve y solidez…
representó una ingente cantidad de personajes secundarios.., conquistando por méritos
propios la distinción de estar entre los actores de composición más prolíficos y eficaces
de la historia del cine español30. En esta película, vestido de romano o visitando un
burdel, el pícaro Rafa es uno de los papeles más singulares de su dilatada carrera, que le
llevó a participar en más de ciento sesenta y nueve películas en apenas veinticinco años
que duró su carrera como actor cinematográfico31. Intervino en la práctica totalidad de
las películas de Berlanga hasta El verdugo y su muerte, en 1966.
También brilla en su pequeña intervención episódica José María Rodero, uno de los
actores dramáticos más prestigiosos y respetados del siglo32 Por entonces tenía sólo
veintinueve años, ya ere célebre actor de teatro con compañía propia junto a su esposa,
30
AGUILAR, G y GENOVÉS, J. Las estrellas de nuestro cine. Alianza, Madrid, 1996, pág. 215.
31
http://www.imdb.com/name/nm0273510/
32
AGUILAR, G y GENOVÉS, J Op. cit, pág. 550
Junto a este grupo, hay otro de actores jóvenes que comienzan a despuntar: Antonio
Ozores (el director de orquesta), que como su hermano José Luis prácticamente
debutaba en el cine (sólo había intervenido antes en El último caballo de Edgar Neville)
y desde entonces nunca dejó de alternar el cine con el teatro y la revista, llegando a
convertirse en uno de los actores cómicos más importantes del pasado siglo; Rafael
Alonso (el empleado de pompas fúnebres) que había triunfado en el teatro
representando El baile, de Edgar Neville, y prácticamente hace su debut
cinematográfico en esta película, llegando a consagrarse como uno de los grandes
secundarios del cine español, gracias a sus peculiares recursos tragicómicos; o Antonio
Garisa (Florentino), un actor como al que a tantos otros habría que reivindicar, que
también debuta en el cine con esta película, después de haber triunfado como actor
cómico en las compañías dce Paco Martínez Soria y Pepe Isbert, que gozó de gran
popularidad en los años sesenta y setenta, no sólo por sus trabajos cinematográficos sino
también en televisión, singularmente como conductor de la serie El último café, de
Alfonso Paso.
Mención aparte merece la jovencísima pareja cabaretera que parodia a la pareja feliz, en
una de las escenas finales, en la sala de fiestas Copacabana: Raquel Daina y Paquito
Cano, son sus protagonistas. Fichados por Berlanga en el mundo de la revista, que
cuando intervienen en la película pertenecen, todavía como meritorios, a la compañía de
Celia Gámez. Raquel Daina, vedette y primera actriz en numerosas revistas durante
muchos años, hermana de la que fue conocidísima vedette y musa de Chicho Ibáñez
Serrador, Irene Daina; y Paquito Cano, también en una de sus primeras apariciones
cinematográficas, al que todas las personas de mi generación identificamos como
Locomotoro, conductor de todo menos del codo, héroe de la televisión infantil gracias a
Los Chiripitiflaúticos, donde la primera generación de espectadores televisivos hemos
33
Voz de Unamuno, reconocida por la R.A.E. Vida tradicional que sirve de “decorado” a la historia
más visible
9. Conclusión
Y para concluir, un breve comentario sobre el final de la película, que es una muestra de
poética zavattiana y simbolismo neorrealista, con el reparto de regalos entre los
mendigos simétricos y esta perspectiva que confluye en un alto edificio en construcción;
además de un nuevo alarde para contar un beso casto que pasa censura, a lo Clarence
Brown, y una alegoría con moraleja, en los pies de la virtuosa Carmen (Elvira Quintillá)
despojándose de los lujosos zapatos para caminar descalza junto a su Juan (Fernán-
Gómez), pobre pero bueno y honrado: humilde pareja feliz, que desprecia al fin los
reclamos del consumo, modelo pre-desarrollista de la década de los cincuenta, en el que
se identifica el matrimonio a la española.
presupuesto para que cada uno pueda filmar su propio corto- no existe ningún material
accesible, por lo que poco podemos comentar. Aunque por fortuna, Juan Antonio
Bardem, en un artículo de 1999, revela con mucha gracia algunos detalles: “Para el
segundo curso hay que hacer una práctica. Formamos equipo L. G. B., Florentino,
Agustín y un servidor. Escribimos una historia que titulamos Paseo por una guerra
antigua. Un mutilado de nuestra guerra civil camina por la Ciudad Universitaria de
Madrid que todavía ese año continuaba destripada (Casa de Velázquez, la Facultad de
Medicina, los quirófanos, etc.). Estaban en el aire los restos de las antiguas trincheras.
El mutilado era un amigo mío, jugador de rugby como yo y al que en un encuentro con
mi equipo (Agricultura) mis compañeros le rompieron una pierna (yo ese día no jugué,
que conste). Luego le redujeron y escayolaron mal la fractura, se gangrenó la herida y
tuvieron que cortarle la pierna por encima de la rodilla. Rodábamos en la
Universitaria y a mí, personalmente, me daba una vergüenza enorme que mis
compañeros de Agrónomos (yo acababa de terminar la carrera) me vieran por allí con
esa camarita de 16 mm. La película pretendió ser ‘un experimento audiovisual’ pero el
IIEC no quiso o no pudo darnos dinero para sonorizarla. Un fracaso. De todos modos,
nos sirvió para aprobar el curso. Esa experiencia me sirvió a mí para odiar de por vida
el formato 16mm.”36
Bien es sabido que Bardem no realizó su “práctica fin de carrera”, por culpa de su
decidido rechazo al formato, pero Berlanga -para concluir con éxito sus estudios- debe
rodar otro cortometraje durante el curso 1949-50. Sin sonorizar y actualmente
reconstruido por Filmoteca Española3,37 se pueden visionar los 18 minutos que quedan
de esta última práctica académica: El circo (1950), un documental sobre la llegada del
Gran Circo Americano a Madrid y sobre una de sus funciones. En este “pequeño-gran”
documento se observa claramente la influencia soviética que más tarde negará el propio
director. Casi como si se tratara de un resumen de todo lo aprendido en la IIEC, el
principiante director sintetiza en su cortometraje todos los códigos y propuestas
cinematográficas más en boga entre los cinéfilos de esa época. La película comienza
con un plano medio de una mujer tendiendo la ropa en una terraza y con un largo
movimiento de cámara nos transporta a un solar donde se está levantando la inmensa
carpa de un circo. Con lentas panorámicas y con una sucesión muy académica “de
planos generales a planos medios y a primeros planos”, el joven realizador relata los
esfuerzos de los trabajadores en los trabajos preparatorios a la construcción de lo que
será la lona extendida, acabando en la pegada de carteles por los alrededores. Así se
puede observar que se trata del “Gran Circo Americano, con su atracción principal:
Búfalo Bill por primera vez en España”. Un juego de planos-contraplanos sitúa a la
gente de la calle que mira con delectación los carteles. Un nuevo emplazamiento de la
cámara, esta vez casi cenital, permite ver la carpa que se extiende y al fondo, en un
plano general más corto, un minusválido que observa la operación mientras renquea con
sus muletas y con su única pierna: curiosamente se repite la propuesta de su primer
trabajo (Paseo por una guerra antigua) y marca ya una de las obsesiones
“berlanguianas” más conocidas y recurrentes. Una nueva sucesión de panorámicas, y
complicados planos desde el cielo nos permiten observar a los niños que miran hacia los
36
J. A. Bardem: “El bazar de las sorpresa”, en monografía 50 años de Escuela de Cine. Cuadernos de la
Filmoteca, número 4, 1999, página 42.
37
Curiosamente en los títulos de crédito de la reconstrucción de Filmoteca se advierte que este es el único
material conservado del paso de Berlanga por el IIEC; sin embargo, en el monográfico que acabamos de
citar no aparece reseñada esta práctica en 16 mm. Ver páginas 125 a 205 de 50 años de Escuela de Cine.
Cuadernos de la Filmoteca, número 4, 1999
Como ya sabemos, con ese bagaje de sólo dos prácticas, Berlanga dirige junto con
Bardem su primer largometraje comercial:38 Esa pareja feliz (1951). Pero pocos años
después, tras varios largos y un poco antes de rodar sus obras maestras de principios de
los sesenta (El verdugo y Plácido), el director volverá al formato corto. Precisamente la
aparición en su vida y su obra del guionista Rafael Azcona, que tanta importancia tendrá
posteriormente, se produce con el mediometraje Se vende un tranvía (1959), un
episodio (programa piloto para una serie) codirigido con Juan Estelrich y escrito en
colaboración con Azcona, sobre una idea argumental del prolífico guionista. Esta
pequeña película, que ha quedado como un mediometraje aislado en la carrera del
director, forma parte de un proyecto televisivo de treinta y seis capítulos, bajo el título
común de “Los pícaros”. La reflexión sobre el timo y las estafas de poca monta que
contiene este corto, la denuncia de la mezquindad ciudadana y la acritud de la narración
configuran ya ese cambio de rumbo en el que lo “berlanguiano” irá cediendo paso a lo
“azconiano” hasta acabar en un complejo y genial equilibrio en la cuerda floja que se
manifestará en todo su esplendor en las siguientes películas del dúo: “Todo el mundo me
dice que Rafael Azcona y yo no debemos trabajar juntos, que a mí no me va, lo mismo
que supongo que a Azcona le dirán sus hinchas que no le voy como director, que le va
mejor Ferreri, no sé. Pero el caso es que yo por ahora me siento adscrito a su manera
de pensar y de sentir las cosas y es una colaboración que espero que continúe. Puede
ser que se rompa por razones totalmente ajenas a nuestra voluntad, por la fabulosa
pereza de ambos y el desasimiento que tiene Azcona del trabajo cuando se hunde en su
isla de Ibiza (...) En cuanto a métodos de trabajo, es muy sencillo y reconozco que muy
cómodo para mí. Nos reunimos en un café, cada película en un café distinto, los más
frecuentados posible y donde haya eso que llaman los castizos 'una pasa' entretenida,
vamos discutiendo las cosas, y si es por la mañana, por la tarde se dedica Rafael a
38
Un rodaje complicado y muy desconcertante, que ha sido muy inteligentemente (berlanguianamente,
podríamos decir) parodiado por Guillermo García-Ramos, en su cortometraje de 2004, De Kuleschov a
Berlanga, en el que en 13 minutos de metraje ironiza con mucho humor sobre algunos de los míticos
conflictos de los dos jóvenes directores que filmaron al alimón su primera película en una industria
española llena de penurias económicas y vicios profesionales.
Como ha quedado bien reseñado en otro trabajos sobre el cine de Berlanga, esta
colaboración con Azcona le permitirá al director valenciano realizar algunas obras
maestras como la ya citadas, aunque ciertas críticas, las polémicas, los obstáculos
comerciales y la censura que se ceba en sus obras, le llevan a un largo periodo de
inactividad, en el que sólo rueda un episodio corto: La muerte y el leñador, de la
película de “sketchs” Las cuatro verdades/Les quatre verités (1962), junto con A.
Blasetti, R. Claví y H. Bromberger. Esta coproducción franco-hispano-italiana de
Gilbert Goldhmidt pretende plasmar cuatro fábulas de Jean de la Fontaine (El cuervo y
el zorro, La liebre y la tortuga, La muerte y el leñador y Los dos pichones). Al director
español le toca La muerte y el leñador, la fábula sobre el campesino desesperado que
llama a la muerte porque le salen mal las cosas, pero que luego se arrepiente a la hora de
la verdad. Berlanga reinterpreta el texto francés, muy a su anárquica y divertida manera,
con el actor alemán Hardy Krüger como protagonista. El film comienza a las puertas de
la estación de Metro de Callao, de la que salen diversos “tipos berlanguianos”: un
sacerdote, un señor con pinta de sastre, un portador de imágenes religiosas, un
“ejecutivillo” que viene a cobrar unas letras de un coche; mientras, por el cielo de la
Gran Vía pasa un avión militar. El protagonista, un rubio organillero y su ayudante, un
desastrado chavalín, mantienen un “rifirrafe” con un camarero al que tiran la bandeja
con las consumiciones al suelo. A partir de ese momento, las desgracias se ciernen sobre
el paciente organillero y sobre el burrito que tira del carro: le multan y le decomisan la
manivela del organillo; cuando va a recuperarla a la comisaría le vuelven a multar por
diversos conceptos tan disparatados como “por circular sin matrícula, por tocar frente a
un ministerio, por carencia de luces o por hacer música en viernes santo”. Los guardias
(Xan das Bolas y Agustín González) son los responsables de un surrealista almacén de
“objetos requisados”, en el que le pinchan los globos a una pobre señora porque la
policía “no quiere obscenidades en la calle” o hacen esperar eternamente a un
desesperado barquillero. Tras recibir una reprimenda por tratar de “¡Vivir sin leyes!” y
por pretender “¡Vivir sin tutelas!” y tras un curioso paseo por el rastro, el organillero
consigue robar una manivela en un tiovivo, pero le cazan y le someten a la tortura de
convertirse en muñeco del “pim-pam-pum” de una feria. Más tarde, mediante un
invento casero, logra tocar en la piscina del Parque Sindical, donde el burro se mea y es
39
Luis G. Berlanga en Nuestro cine, nº: 22, 1963
40
Para más información, se puede ver, entre otras obras sobre Berlanga, Eduardo Rodríguez: José Luis
López Vázquez: los disfraces de la melancolía. Valladolid, 34 Seminci, 1989. Páginas 59 y ss.
denunciado por un buzo que hace pesca submarina entre los miles de visitantes que se
agolpan como sardinas en lata en la llamada “charca de los obreros”. El burro debe ser
sacrificado en el matadero, pues se ha herido en una pata al ser trasladado por cuatro
forzudos que entrenan al lado de la piscina. El maltratado organillero reparte con el niño
el poco dinero que le dan por el animal, tira el organillo por un barranco y decide
ahorcarse de un poste de alta tensión. Por suerte, pasa por allí un coche fúnebre, que
lleva a una niña (Maribel Martín) a un concurso de radio. El conductor le ayuda a
recoger el carrito musical y lo remolca hacia Madrid. Mientras la niña canta y el rubio
toca su instrumento, en un gran plano general -sin diálogos, pero con una triste música-
sobre un fondo de cables de alta tensión, dos motoristas de tráfico desenganchan el
organillo del coche fúnebre y el “desesperado rubio” vuelve a quedarse solo en la
inhóspita carretera.
Toda una propuesta absolutamente “berlanguiana”, en una escasa pero gloriosa media
hora, cuyo acerado humor molesta a la censura que masacra la copia española. Una
historia coral de múltiples y extravagantes personajes perdedores y solitarios, entre los
que nadie se salva de quedar derrotado frente a una sociedad castradora, gris y
dictatorial. Los múltiples trámites administrativos que le exigen al organillero, la
tristeza de la comisaría, otros personajes secundarios, una organillera que baila con un
ciego o un bañista de piscina que se autotitula “autoridad”, son características muy
reconocibles del cine de Berlanga, que aprovecha el pequeño formato de su película
para manifestar explícitamente algunas de sus más íntimas obsesiones. El hecho de que
desde el coche fúnebre se le grite al organillero el adjetivo “austrohúngaro”, el
fantástico travelling del burro abierto en canal que pasa sobre la cabeza de su dueño o la
ingente cantidad de personajes que aparecen al mismo tiempo en los planos del Rastro
(un miope José Luis Coll comprando gafas usadas; unas sospechosas monjitas del Santo
Amor Misericordioso -Lola Gaos y Carmen Santonja- vendiendo estampitas con 50 días
de indulgencias; o un formidable Manuel Alexandre interpretando a un regenerado
ladrón que vuelve a caer en la tentación al ver unos prismáticos), refuerzan esa
sensación de compendio de “pequeñas locuras falleras” que destila esta película.
Aunque Berlanga ha filmado algunas otras obras cortas como por ejemplo el spot
publicitario ¡Levante una estrella!, para las cerveceras Estrella de Levante, producido
en 1987, por Ramiro Gómez Bermúdez de Castro o ha participado como actor y padrino
del ya citado cortometraje De Kuleshov a Berlanga (Guillermo García-Ramos, 2004),
será su último film hasta el momento el que mejor represente y sintetice el conjunto de
su obra y de su personalidad. Me refiero a Una falla de Luis G. Berlanga. Plantá en la
Plaza del Caudillo en 1952 y cremá en 2002. El sueño de la maestra de la película
Bienvenido Míster Marshall (2002), un largo título para unos escasos 13 minutos,
producidos por Enrique Cerezo e interpretados por Luisa Martín, Santiago Segura,
Manuel Alexandre y unos cuantos niños.
El episodio del sueño de la maestra, que figura en las dos versiones existentes del guión
de la película Bienvenido Míster Marshall nunca llegó a rodarse, pero continúan siendo
un misterio las razones por las que la secuencia desapareció. La carga erótica que
contiene, resumida en el plano que sí fue rodado y montado en el film, en el que la
maestra disfruta de sus sueños en la cama, hace difícil que hubiera podido pasar el filtro
de los censores, pero no existen documentos que confirmen este asunto. Agustín Tena y
otros investigadores han sostenido la tesis de que la censura, a leer la primera versión
Pero Luis G. Berlanga no sólo no desvela el secreto, sino que lo adereza y lo oscurece
insistiendo en sus increíbles excusas, como la de que no pudo encontrar en todo Madrid
veinte mocetones rubios y fornidos, de un metro ochenta de estatura, que fueran
adecuados para representar a jugadores de rugby americano46; o señalando de nuevo que
ha olvidado si el no hacerlo fue por la censura o porque los productores no quisieron47.
Pero, sobre todo, Berlanga juega con los investigadores, con la historia real y con su
público cuando, en 2002, publicita y rueda este nuevo cortometraje -con motivo del 50
aniversario del film- y en el que, como es habitual en el director valenciano, se propone
una nueva y divertida broma con la que da otra vuelta de tuerca al ya muy apretado y
misterioso asunto de este mítico episodio onírico. El nuevo “sueño de la maestra” no
tiene nada que ver con los guiones origínales de la película original. Se trata de un
nuevo film en el que Berlanga va a aprovechar para comprimir en unas pocas secuencias
todas sus obsesiones personales y artísticas, tras su retirada voluntaria del cine. Cuatro
secuencias muy definidas componen esta película: (1) Una secuencia montada con
materiales documentales (imitando en la planificación a la famosa escena del mitin del
41
Agustín Tena: 50 aniversario de Bienvenido Mister Marshall, Madrid, 2003, pág. 14
42
Manuel Hidalgo: El guión ¿manos amigas?, artículo (páginas 145 a 167), en Libro colectivo
Bienvenido Mister Marshall... 50 años después, Valencia. Ediciones de la Filmoteca, 2003
43
Monterde, J. E. El neorrealismo en España. Tendencias realistas en el cine español. Tesis Doctoral.
Universidad de Barcelona, 1992. Pág. 1826.
44
Bardem, en Documental 50 años esperando a Mister Marshall. Producción: Canal Plus y Sogecable.
Emisión: 19 de septiembre de 2002. Director: Manuel Palacios. Producción ejecutiva: Macarena Rey.
45
Manuel Hidalgo y Juan Hernández Les: El último austrohúngaro. Anagrama. Madrid, 1981. Página
42. Aunque cuando el director habla sólo unos años después, se muestra más seguro y recuerda: También
existe la leyenda de que el sueño de la maestra violada por los jugadores de fútbol americano lo
censuraron, pero en realidad no lo llegamos a rodar por razones económicas y, posiblemente, también
porque pensamos que lo censurarían.
46
Berlanga, en Documental de Canal Plus ya citado.
47
Manuel Hidalgo y Juan Hernández Les: El último austrohúngaro. Anagrama. Madrid, 1981. Página
42. Aunque cuando el director habla sólo unos años después, se muestra más seguro y recuerda: También
existe la leyenda de que el sueño de la maestra violada por los jugadores de fútbol americano lo
censuraron, pero en realidad no lo llegamos a rodar por razones económicas y, posiblemente, también
porque pensamos que lo censurarían.
Como se puede apreciar, una pequeña película por su duración, pero llena de
sugerencias, obsesiones y matices que permitirían incluso redactar una Tesis Doctoral
sobre la obra de Berlanga, pues en el escaso metraje se encuentra muy bien resumida y
comprimida toda la filosofía del cine del genial autor; todo lo que los críticos y los
historiadores hemos dado en llamar el mundo “berlanguiano”. Que quizá se sintetice
también de manera muy efectiva en sus propias palabras: “Yo he dicho siempre que esta
sociedad es una mierda; pero, por desgracia mi cine y yo navegamos en el barco de
esta sociedad. Puede que no sepa dar un golpe de timón a este barco, pero por si acaso
lo que hago es mear en el mismo sitio, a ver si consigo abrir un agujero por el que se
termine hundiendo el barco”; o en los elogios que le dedica su amigo Fernán-Gómez:
Es el único de nuestros cinematografistas que ha dado con su nombre origen a un
calificativo. No en el ámbito de las artes, como se puede decir de una narración que es
galdosiana, valleinclanesca o proustiana, o de un nuevo director, que es felliniano, sino
en el ámbito de la vida común, lo que sucede muy raramente. Refiriéndose a unos
personajes, a un suceso, podemos oír que son 'como de Berlanga' y aunque algunos de
los que escuchan pueden creer que el que habla se refiere a Berlanga del Duero,
muchos saben a lo que se refiere en realidad49.
Filmografía (películas cortas):
48
Al que por cierto Berlanga le dedica una referencia muy curiosa: ...como se mueva del pupitre le mando
fusilar, igual que hizo mi padre con el suyo.
49
Fernando Fernán Gómez en revista Nickel Odeon, nº 3, verano 1996. Monográfico sobre Berlanga.
manifestará en todo su esplendor en las siguientes películas del dúo. Precisamente con
Azcona, y en colaboración con J. L. Colina y J. L. Font, Berlanga trabaja en diversos
tratamientos que desarrollan una antigua idea suya titulada "Siente un pobre a su mesa".
Cuando disponen de una sinopsis de dieciocho folios, aparece otro personaje clave en la
vida de Berlanga y en el cine español, el productor Alfredo Matas, por entonces
responsable de la empresa Jet Films. El productor se entusiasma con ese texto y ambos
ponen en marcha la que en opinión del director será su mejor película, la más redonda y
en la que mejor encajan los elementos dramáticos que pretende manejar en sus historias.
Ciertamente, como acabamos de señalar, a los componentes "berlanguianos" se añade
ahora la contribución de Azcona. El guionista aporta un mayor control sobre la
estructura de la historia; lo caótico de los anteriores guiones del director se organiza
ahora en un armazón narrativo mucho más rígido. Además, Azcona incorpora mayores
dosis de pesimismo, egoísmo, crueldad y desamor a las miserias humanas, tan presentes
en Berlanga, sin por ello evitar la ironía y el sentido del humor que le caracterizaba.
Entre los dos creadores se establece una rica comunicación creativa, pues ambos
comparten parecidas obsesiones (el poder militar y eclesiástico) y una gran capacidad
para el manejo de la coralidad, de los ambientes secundarios y de la construcción de los
diálogos. Así, Plácido se asienta sobre una compleja trama en la que participan treinta
personajes perfectamente dibujados. Es la cruel historia de un atípico día de
Nochebuena en el que el dueño de un motocarro (Casto Sendra, "Cassen") se las ve y se
las desea para lograr cumplir los encargos de un grupo de damas "caritativas", que han
organizado una campaña navideña bajo el lema "Siente un pobre a su mesa", al mismo
tiempo que se desespera por no poder hacer frente al inaplazable vencimiento de una
letra del crédito de su vehículo. Las peripecias del pobre Plácido en la extraña cabalgata
de pobres y ricos, con muerto incluido, se entrecruzan con el otro hilo conductor de la
historia, el petulante y rastrero Quintanilla, hijo de "los de la serrería" y eterno
pretendiente de la hija de la presidenta. La incomunicación, el egoísmo, la miseria de
toda una sociedad conforman una sarcástica y agridulce "comedia negra" que se
convertiría en la candidata al “Oscar” de ese año y en la gran competidora de otra
importante película española de 1961: Viridiana, de Luis Buñuel.
de una comedia de rígida arquitectura, en la que -sin tomar partido por ninguno de los
dos bandos- se relata la historia de un grupo de hambrientos republicanos que se juega
el tipo para intentar robar una vaquilla que los "nacionales" van a lidiar en día de la
Virgen de agosto. Azcona y Berlanga demuestran de nuevo su facilidad para la
construcción de un amplio cuadro coral, su querencia al esperpento y a la sátira, su
capacidad para controlar con pericia cada uno de los personajes y situaciones pese al
desconcierto ambiental y pese a las multitudes que se agolpan en cada encuadre.
Además, la idea de la reconciliación nacional se expresa paradigmáticamente en
secuencias como la del baño en el río y en los brillantes diálogos de los soldados:
«Aquí, en pelotas, ni enemigos ni nada!». En definitiva, otra comedia coral (tierna y
perversa a la vez) en la que Berlanga desmitifica y desacraliza la Guerra Civil española
con el mismo humor y la misma ironía de sus primeras películas. Incluso con buena
parte de la ternura de Calabuch, el director despliega por la pantalla una multitud de
divertidos personajes que, al final y como siempre, resultan todos perdedores. La
película se convierte en un auténtico éxito de taquilla, quizá el más importante del
director que -con sorna y humor provocador- siempre ha defendido la comercialidad de
los productos cinematográficos. Poco se puede decir, sin embargo, de Moros y
Cristianos (1987) y de Todos a la Cárcel (1993): dos típicos productos de consumo
como los que defiende Berlanga en sus sarcásticas declaraciones; y dos películas un
tanto decepcionantes y toscas. En la primera de ellas, aunque pueda parecer increíble en
este director, los terribles errores de reparto lastran inevitablemente la historia de unos
turroneros valencianos que vienen a Madrid a una feria. La película es quizá la más
confusa y deslavazada de toda su carrera; en la que imprime una impronta más fallera y
festiva, pero también más desordenada y caótica. La coralidad y la libertad que el
director concede a sus actores se convierte en este film en un desorganizado y vacuo
divertimento en el que predomina la falta de tacto y el descaro sobre cualquier otra
consideración. Además, algunas referencias irónicas sobre el origen del turrón o sobre la
mejor calidad de los productos catalanes sobre los levantinos, irrita a los turroneros de
Xixona, que se observan retratados con excesivos rasgos de caricatura. Tampoco seis
años después, con los chistes fáciles y el desaguisado narrativo de Todos a la Cárcel,
Berlanga fue capaz de recuperar su antiguo saber hacer. Ni el cambio de guionista -su
hijo Jorge sustituye ahora a Azcona-, ni el intento de satirizar la nueva situación política
han conseguido que se repita el éxito de público y de reconocimiento crítico que
tuvieron La Vaquilla y sus películas de los sesenta. Todos a la cárcel, defendida por su
director como uno de sus mejores trabajos, también es reconocida por la profesión que
le otorga varios premios Goya, entre ellos el de mejor director y mejor película. Sin
embargo, la dispersión argumental del film, las bromas escatológicas con las que
pretende parodiar el periodo del gobierno socialista y la falta de interés dramático de la
historia deja muy indiferente a la crítica, incluso a algunos de sus máximos defensores.
enardecida “¡Gracias Dios mío, thank you, Eisenhower, Franco, Franco, Franco”,
mientras el fuego da paso a la tercera secuencia; un sólo plano documental del hongo
provocado por la bomba atómica americana en la Segunda Guerra Mundial que se
encadena al famoso plano de Elvira Quintillá en la cama, en situación casi orgásmica;
por último, una nueva secuencia con los títulos de crédito: mientras todos cantan una
paródica canción sobre la pena de muerte, va pasando el rodillo de los genéricos, al
mismo tiempo que aparecen fotogramas de la mítica película original de 1953. Como se
puede apreciar, una película corta por su duración, pero llena de sugerencias, obsesiones
y matices que pueden llegar incluso redactar una Tesis Doctoral sobre la obra de
Berlanga, pues en el escaso metraje se encuentra muy bien resumida y comprimida toda
la filosofía del cine del autor y también su propia filosofía vital.
Una carrera como la de este director que arropa cinco películas de las más importantes
del cine español y un par de auténticas obras maestras, debería poder continuar pese a la
incapacidad de la industria española por recuperar a sus máximos exponentes. La
impresionante capacidad de Berlanga para controlar visualmente todos los detalles de
las diferentes acciones que se desarrollan en cada largo plano-secuencia, su maestría
como constructor de historias se podría poner de nuevo a prueba al menos alguna vez
más, pues quién sabe si, entre esa larga veintena de guiones inéditos que guarda en sus
cajones ("Festival de cine", "La trapera", "Dos chicas del coro", "La locomotora", "El
seminarista", "Ideas para Cinerama", etc.), no se encuentra larvada una nueva, brillante
y sorprendente historia que convulsione nuestro cine tan radicalmente como ya lo hizo
en 1951. Porque su proverbial “pereza” parece que no le deja parar un instante: su
personalidad polifacética le lleva a realizar “spot” televisivos (por ejemplo ¡Levante una
estrella!, para las cerveceras Estrella de Levante, en 1987); a dirigir una conocida
colección de relatos eróticos; a ser un compulsivo coleccionista de fetiches y objetos
relacionados con el sexo y a interpretar de manera esporádica algunos pequeños papeles
en películas de amigos. Ha sido coguionista de todas sus películas y ha escrito también
historias en colaboración con otros directores. Dos de sus hijos se han dedicado al
mundo del espectáculo: el prematuramente fallecido cantante, guionista y compositor
Jorge Berlanga y el director de cine José Luis García Berlanga. Está en posesión de
multitud de reconocimientos nacionales e internacionales, entre ellos el Premio Príncipe
de Asturias y la Medalla de Oro de Bellas Artes. Es miembro de la Academia de Bellas
Artes de San Fernando y Doctor honoris causa por la Universidad Complutense de
Madrid, en 1989. Es sin ningún género de dudas, pese a la discontinuidad de su obra
cinematográfica, una personalidad imprescindible en la cultura española.
FILMOGRAFÍA: 1948: Paseo por una guerra antigua (codirigida con J. A. Bardem, Florentino Soria y
Agustín Navarro) cm. ;1949: El circo, cm.; 1951: Esa pareja feliz (Codirigida con J. A. Bardem); 1952:
¡Bienvenido, MR. MARSHALL!; 1953: Novio a la vista; 1956: Calabuch; 1957: Los jueves, milagro
(Arrivederci, Dimas) España-Italia; 1959 Se vende un tranvía (codirigida con Juan Estelrich; programa
piloto para una serie sobre la estafa, "Los Pícaros", que TVE no llegó a producir completa); 1961:
Plácido; 1963: La muerte y el leñador (Sketch de Las cuatro verdades) España-Francia; 1963: El
verdugo/Il boia España-Italia; 1967: La Boutique. Francia; 1969: Vivan los novios; 1973 (1977): Tamaño
natural (Life Size/Grandeur Nature/Grandezza Naturale) Francia-España-Italia; 1978: La escopeta
nacional; 1980: Patrimonio nacional; 1982: Nacional III; 1984: La vaquilla; 1987: Moros y cristianos;
1993: Todos a la cárcel; 1999: París-Tombuctú; 2002: Una falla de Luis G. Berlanga. Plantá en la Plaza
del Caudillo en 1952 y cremá en 2002. El sueño de la maestra de la película Bienvenido Míster
Marshall., cm.
OTROS TÍTULOS: (Guionista) 1953: Sangre y luces, de George Rouquier y Ricardo Muñoz Suay; 1955:
Familia provisional, de Francisco Rovira Beleta. OTROS TÍTULOS: (Actor) 1967: Días de viejo color,
de Pedro Olea; No somos de piedra, de Manuel Summers; 1968: Tuset Street, de Jorge Grau; Sharon,
vestida de rojo, de Germán Lorente; 1971: Apunte sobre Ana, de Diego Galán; 1977: Dinero negro, de
Carlos Benper.
ESCRITOS: Berlanga (autobiografía escrita en colaboración con Jesús Franco), Madrid, Aguilar, 2005.
BIBLIOGRAFÍA: DCE. DdCE, DVC. J. Franco: Bienvenido Mister Cagada. Memorias caóticas de Luis
García Berlanga. Madrid, Aguilar, 2005. Cañeque, C. y Grau, M. ¡Bienvenido, Mr. Berlanga! Barcelona,
Destino, 1993. Galán, D. Carta abierta a Berlanga. Huelva, Semana de Cine Iberoamericano, 1978.
Galán, D. Diez palabras sobre Berlanga. Teruel, Instituto de Estudios Turolenses, 1990. Gómez Rufo, A.
Berlanga contra el poder y la gloria. Escenas de una vida. Madrid, Temas de hoy, 1990. Gómez Rufo, A.
Berlanga. Confidencias de un cineasta Madrid, Ediciones JC., 2000. Hernández Les, J. e Hidalgo, M. El
último austrohúngaro. Conversaciones con Berlanga. Anagrama, Madrid, 1978. Lara, F. y Galán, D. 18
españoles de posguerra. Barcelona, Planeta, 1973. Llorens, A. Ciclo Luis G. Berlanga. Valencia,
Filmoteca Valenciana, Generalitat., 1986. Monterde, J. E. (et al.) Ciclo Luis Berlanga. Valencia,
Generalitat Valenciana /Filmoteca Valenciana, 1986. Perales, F. Luis García Berlanga. Madrid, Cátedra,
1997. Pérez Lozano, J.M. Berlanga. Madrid, Visor, 1958. Pérez Perucha, J. (ed.) En torno a Berlanga.
Valencia, Ayuntamiento de Valencia, 1980. Pérez Perucha, J. Berlanga 2. Valencia, Ayuntamiento de
Valencia/ Institución Alfonso el Magnánimo, 1981. VV.AA. Revista Nickel Odeon, número 3, verano de
1996. Monográfico sobre Luis García Berlanga. Alonso Zamora, V. “La obra de Luis G. Berlanga”, en
Cinema Universitario 7 (1965), pp. 26-29. Castro, A. “Entrevista a Luis G. Berlanga”, en Dirigido Por...,
220 (1994), pp. 46-49. Galán, D. “Luis G. Berlanga o el cine muerto de hambre”, en Dirigido Por..., 13
(1974), pp. 1-15. García de Dueñas, J. “Entrevista con Luis García Berlanga”, en Nuestro Cine, número
15, 1962, páginas 30-32. Heredero, C. F y Hernández Les, J. “Conversación acerca de los actos más libres
del hombre. Luis G. Berlanga y el erotismo”, en Cinema 2002, 29 y 30 (1977), pp. 69-71. Rodríguez
Merchán, E. “Luis G. Berlanga, la organización del caos”, en Cinerama, junio 1996, pp. 93-99.
Referencias cruzadas:
Martí Alegre, Luis: Ver Berlanga, Luis G.
UN MAKING OF LITERARIO
Durante el verano de 1953, en la terraza del hotel Voramar se estaba rodando una
película ambientada en la época de entreguerras y varios cables conectados al
generador, que no cesaba de zumbar, cruzaban la amplia terraza hasta la escalinata
guardada por un león de escayola. En la playa, al pie de la escalinata, se hallaban
instalados los focos, las pantallas y las cámaras. Por allí se agitaban los técnicos del
equipo rodeados de turistas curiosos en traje de baño y sobre la balaustrada se
perfilaban algunos figurantes, señoras con pamelas, corpiños y abanicos, que iban del
brazo de caballeros con cuellos de porcelana y sombreros de paja dura, representando a
bañistas muy felices.
Así comienza la novela León de ojos verdes,50 de Manuel Vincent. El mundo de ficción
que el autor valenciano evoca en sus páginas, en realidad, parte de sus propios
recuerdos: relata la historia del rodaje de Novio a la vista, la tercera película de Luis
García Berlanga (segunda dirigida por el director en solitario) que el escritor presenció
un verano remoto. De este modo, la historia real de la filmación de un mundo ficticio –
construido para la pantalla- ahora renace otra vez como un nuevo universo de ficción,
esta vez literaria. En una encuesta reciente del suplemento El Cultural sobre el cine de
Luis García Berlanga, José Luis García Sánchez recomienda el libro de Manuel Vincent
como un “making of literario” de esta película “aparentemente menor e injustamente
50
Vicent, Manuel, León de ojos verdes, Alfaguara, Madrid, 2008.
El verano de 1953 Luis García Berlanga, aunque con tan sólo dos películas realizadas,
era ya un cineasta de fama mundial y estaba en el momento de saborear los primeros
laureles: Bienvenido, Míster Marshall acababa de obtener en Cannes la mención
especial de FIPRESCI y el Premio Internacional a la mejor comedia, y Esa pareja
feliz51, cuyo estreno tendría lugar a finales de agosto, traía otro reconocimiento
importante, el premio del Círculo de Escritores Cinematográficos a la mejor dirección.
La cadena de éxitos parecía puesta en marcha; Bienvenido, Míster Marshall le gustó
tanto a Benito Perojo que enseguida llamó al joven cineasta para proponerle otro
proyecto.
Edgar Neville, autor de una obra heterogénea y prolífica (articulista, periodista, escritor,
poeta, pintor y, sobre todo, dramaturgo, guionista y director de cine) había conseguido
crear su universo fílmico al margen de las directrices establecidas y las modas de la
época; sin disfrutar de los privilegios de un protegido del régimen, era sin duda el
cineasta más independiente en el anodino cine español de los cuarenta. En 1953 su
filmografía contaba ya dieciséis largometrajes y abarcaba desde el cine policíaco y
costumbrista hasta el histórico o el documental; deslumbraban en ella producciones tan
originales como La vida en un hilo (1945), El último caballo (1950)54 o la trilogía de
sainetes criminales: La torre de los siete jorobados (1944), Domingo de carnaval
(1945) y El crimen de la calle de Bordadores (1946). Estos tres frescos
cinematográficos que retrataban en clave fantástica, carnavelesca y policíaca el Madrid
de finales del XIX y principios del XX, resumían las características esenciales del cine
de Neville: el costumbrismo sainetesco, bañado en humor y poesía, el sello de identidad
de ese “director ilustrado en un cine sin lustre”, un “intelectual del exilio que se quedó
en España”.
inesperado éxito de esta comedia - reafirmado con el Premio Nacional de Teatro y tres
temporadas en cartel- brinda a Neville prestigio y una sólida posición como dramaturgo
y, por lo tanto, le anima a proseguir su carrera de comediógrafo. A partir de este
momento, hasta la fecha de su último estreno teatral en 1963, ésta será su actividad
artística predominante.
57
Primer Plano, 14-I-1945.
58
Todavía rodará algunas películas (como La ironía del dinero, en 1955, El baile en 1959 y Mi calle, con
la que en 1960 clausurará su filmografía) y colaborará como guionista con José Antonio Nieves Conde
en Prohibido enamorarse, 1961; escribirá además los diálogos de la adaptación de su comedia Veinte
añitos que en 1963 José María Elorrieta rodará bajo el título El diablo en vacaciones.
RODAJE
59
Al margen de la política del productor, y su concepto del cine, más industrial que artístico, resulta
interesante reparar en los datos que revelan los expedientes del rodaje, donde el presupuesto inicial de la
película propuesto asciende a 5.642.300 pts, mientras que luego, el costo total de la producción se fija en
5.580.100 pts (fecha 11.02.1954), y finalmente en la carta del día 5.03.1954 de la Junta de Clasificación
y Censura, el coste estimativo establecido por el Sindicato Nacional del espectáculo se fija en
4.893.982,50 pts. Puede que de estos sucesivos recortes derive la complicada situación económica y las
precariedades de la producción.
Este dato comprueba que, efectivamente, Berlanga descubrió a la futura estrella del cine
europeo cuando ésta todavía no había hecho más que algunas fotos como modelo en
Elle y un pequeñísimo papel en una película (La isla de las mujeres desnudas).
Coincidió con ella primero en el Festival de Cannes; enseguida le propuso el papel
protagonista en su siguiente largometraje, la actriz aceptó y cuando volvieron a
encontrarse en Francia, con el motivo del homenaje a Berlanga en la Cinemateca de
París, lo acordaron definitivamente. Pero cuando el rodaje de Novio a la vista estaba a
punto de empezar, el agente de Bardot pidió que esperaran una semana. Por lo visto,
Perojo dijo que no iba a esperar a una actriz desconocida y propuso que les mandaran a
otra chica francesa. De este modo, Brigitte Bardot fue finalmente sustituida por Josette
Arné y la oportunidad de que el nombre de la futura estrella apareciera en la filmografía
de Berlanga quedó frustrada. Junto con la joven actriz francesa que, inevitablemente,
sufriría en el rodaje las consecuencias de aquella frustración del director, en el reparto
destaca José María Rodero, y toda una lista de los mejores secundarios de la época,
entre ellos, Julia Lajos, Antonio Riquelme, Mercedes Muñoz Sampedro, Julia Caba
Alba e Irene Caba Alba, Josefina Bejarano, Luis Pérez de León, Carlos Díaz de
Mendoza o Antonio Vico. En Novio a la vista debuta también el hijo del último, Jorge
Vico, quien a sus 18 años encarna a Enrique, el adolescente protagonista de la película.
La prensa de la época reparó también en otra “nueva y juvenil revelación del cine
español” que supuso la participación en la película de Alicia Altabella, en el papel de la
hermosa y enigmática extranjera.
El argumento de Quince años no sólo quedó impreso en celuloide bajo otro título60, sino
que pasó por manos de varios guionistas que reformaron gran parte de la historia antes
de trasladarla a la pantalla (nada sorprendente teniendo en cuenta la manera habitual en
la que Berlanga preparaba los guiones, poniendo siempre como ejemplo el cine italiano
y lo fructífero de la colaboración entre varios escritores). Esa práctica de colaboración
convierte la cuestión de autoría del guión en un verdadero rompecabezas. Los títulos de
crédito nos aclaran que Novio a la vista es “una comedia cinematográfica original” de
60
En realidad se manejaron tres títulos diferentes, aparte de los dos mencionados arriba, en Fotogramas
nº 258 (6.11.1953) se hace referencia a la película empleando el título Loli se viste de mujer.
Edgar Neville y que en la elaboración del guión han participado cuatro autores: Edgar
Neville, José Luis Colina, Juan Antonio Bardem y Luis García Berlanga. No obstante,
no queda claro si Quince años que llegó a manos de Berlanga era un cuento o una
primera versión de guión, y si Neville realmente había participado en la elaboración del
guión definitivo trabajando codo a codo con los demás autores.
Las entrevistas del momento de estreno y los testimonios de Berlanga recogidos en las
publicaciones posteriores causan confusión: algunas veces el director habla de haber
“cuidado con todo cariño el libro de Neville” (Fotogramas nº 252, 25.09.1953), otras,
confiesa haber trabajado, con Bardem y Colina, sobre el guión que estaba entre los
veinte que le dio Perojo y del que pensó que se podía sacar una película divertida61.
Mientras que la prensa de la época comenta la película dando cuenta de todas las
configuraciones de autoría posibles: presentándola como “el film construido sobre un
agudo y chispeante guión del humorista Edgar Neville” (Fotogramas nº 258,
6.11.1953); mencionando “el guión técnico de Berlanga, Colina y Bardem, sobre la idea
argumental de Edgar Neville” (Fotogramas nº 252, 1953); o haciendo referencia a
Neville como autor de diálogos adicionales y del guión escrito con colaboración de
Berlanga, Bardem y Colina (Fotogramas, nº 268).
Lo único que podemos reconocer con toda certeza concierne la contribución de Bardem,
quien confiesa haber participado solamente en la fase inicial de la escritura del guión:
“Benito Perojo nos contrató inmediatamente a los dos, pero luego lo pensó mejor y dijo
que sólo contrataba a uno (…) Ahí participé solamente en la escritura del guión, que
luego él reelaboró con Colina, me parece”62. La posterior incorporación de José Luis
Colina – amigo con quien Berlanga en los 40 editaba la revista de poesía Perfil, Revista
de Contornos y con quien colaboraría en Los jueves, milagro y Plácido- la confirman
los expedientes oficiales. En el permiso de rodaje expedido por la Dirección General de
Cinematografía y Teatro en junio de 1953, entre los autores del guión se citan tan sólo
Neville, Bardem, Berlanga63, mientras que en la ficha de producción del 11.02.1954
figuran ya cuatro nombres: Berlanga, Colina, Bardem, Neville, citados en este mismo
orden. Curiosamente, en un documento posterior, firmado por el representante de
CIFESA, Enrique Songel Mullor, y emitido con fecha de 23.03.1954, los guionistas
serán citados de otra manera: “Neville- Berlanga, Bardem y Colina”. Puede que esta
variación refleje un cambio en la transcripción de nombres totalmente arbitrario, o que
realmente suponga una pista que apunta hacia las competencias entre los responsables
del guión; de todas formas, no nos ayuda a discernir los límites de autoría entre el dúo
Neville-Berlanga que nos interesa.
61
Hernández Les, Juan; Hidalgo, Manuel, El último austrohúngaro. Conversaciones con Berlanga,
Anagrama, Barcelona, 1981, p. 30
62
Bardem, J.A., “Informe sobre la situación actual de nuestra cinematografía”, Nuestro Cine, núm. 29,
pp.45-47.:
63
Argumento: Neville. Guión literario: Neville, Bardem, Berlanga. Guión técnico: Berlanga.
No resulta difícil reconocer en Novio a la vista una historia tejida de motivos y temas
predilectos de Neville; como lo son la época de entreguerras que tanto le fascinaba y en
la que está ambientada la película (al igual que, por ejemplo, Domingo de carnaval); el
tema del paso del tiempo y del fin de la infancia (explícito tanto en su teatro como en su
cine, desde El baile hasta Mi calle) y representado aquí en la metamorfosis de Loli; o el
ácido retrato de la burguesía, tan recurrente en la obra del autor de La vida en un hilo e
igualmente presente en la película de Berlanga. Dichas reminiscencias nevillescas no
brotan únicamente de la ficción concebida como Quince años; en realidad, establecen
vínculos con todo el universo creativo de Neville. En el marco de estas connotaciones y
referencias con respecto a su obra, -tanto fílmica, como literaria- descubrimos que la
historia de Loli supone una traslación directa de las vicisitudes de Luisito Rodríguez,
protagonista de los artículos que Neville escribía para La Codorniz en los años cuarenta.
Este paralelismo no se funda solamente en el hecho de que Luisito sirviera de prototipo
para el personaje de Loli; aquellos relatos se revelan como el verdadero origen de la
historia filmada por Berlanga y, en ciertos momentos, parecen incluso haber servido de
64
Neville siempre ha reconocido que “la idea es lo que cuenta”, véase Cámara, nº 135, 15-VIII-1948. En
este mismo artículo el cineasta se refiere a la propia historia y la idea del argumento como “la que ha de
gustar, y todo lo demás, director, intérpretes, decorados, etc., etc., pasamos a segundo término”.
referencia para su realización. Así sucede con la metáfora visual del plano en el que el
vestido de Loli aparece colgado en una silla, cuyo paralelo textual encontraremos en la
frase “su traje de marinero colgado en una silla, como un mudo reproche al próximo
abandono”, del relato Modelo mocito, publicado anteriormente por Neville en La
Codorniz.65
65
La Codorniz, nº 43, 29 de marzo de 1942. Véase también el artículo “Nota sobre Luisito Rodríguez”,
La Codorniz nº 49, 10 de mayo de 1942 (Incluido en La familia Mínguez: “Este niño está hecho un
hombre”).
66
Véase, por ejemplo, la escena en la que Vicente, el padre de Loli (Antonio Vico), obligado a contar a
su mujer todo lo que ve observando la playa con los gemelos, desvía su mirada hacia una bañista mientras
sigue explicando “una ola, otra ola…un niño, otro niño…un niño con su mamá.. mamá..¡mamá!)”; o la
escena en la que las hermanas solteronas de la familia Peláez (Terele Pávez y Juanita Ginzo) perciben a
un hombre al fondo del mar, y al ver que está agitando la mano, piensan que les está saludando, cuando
en realidad el hombre se está ahogando…).
67
Mihura, Miguel, “Edgar Neville: La vida en un hilo – La familia Mínguez”, La Codorniz nº 198, 20 de
mayo de 1945.
68 Hernández Les, Juan; Hidalgo, Manuel, El último austrohúngaro. Conversaciones con Berlanga, Anagrama, Barcelona, 1981, p. 53
69
Véase Fernán Gómez, Fernando, “El dandy en la taberna”, en suplemento Cultural de ABC, 18-XII-
1999, p. 9
1955)70. Los demás espléndidos genéricos -como Julia e Irene Caba Alba, Mercedes
Muñoz Sampedro, Josefina Bejarano, Antonio Riquelme- también entran a formar parte
del elenco de Novio a la vista sin desprenderse del bagaje de interpretaciones creadas a
las órdenes de Neville. A través de todos estos secundarios –por los que el cineasta
madrileño ha sentido siempre un aprecio especial- se hace presente en la película otro
elemento asimilado de su cine: la coralidad y el énfasis en las situaciones, tan propio del
director que reivindicaba en la pantalla el género del sainete.
Entre las referencias que inevitablemente remiten a Neville podríamos citar también los
guiños a Charlie Chaplin, como la secuencia en la que la protagonista Loli imita los
andares de Charlot. ¿Cómo no vincular esta escena con el artista español más cercano al
genio del cine mudo, su gran admirador y amigo?71 (sabiendo, además, que Berlanga
apreciaba más a Keaton…). Pero aunque el hongo y el bastón, manejado
maravillosamente por Josette Arnó, suponga otra pista de la aportación nevillesca, al
analizar la película conviene también invertir la perspectiva para ver cómo Novio a la
vista es también, como declara Fernando Méndez-Leite, “todo un reflejo del universo
berlanguiano”72.
70
En La ironía de dinero (Edgar Neville, 1955) encarna a Sebastián y su mujer es Irene Caba Alba,
mientras que en Novio a la vista, Vicente está casado con Dolores, encarnada por Julia Caba Alba.
71
Edgar Neville es el único al que Chaplin permite entrar, con la cámara fotográfica, en el plató de Luces
de la ciudad, película en la que llega a interpretar un pequeño papel que sería suprimido por exceso de
metraje. Véase E. Rodríguez Merchán; V. García de Lucas, “Edgar Neville, un dandy tras la cámara” en
Nickel Odeón, nº 17, 1999, p.135
72
Méndez-Leite, Fernando, Historia del cine español, Vol. II, Ediciones Rialp. 1965, p. 123.
73
A las señoras de alta sociedad se les ocurre hacer una acción de caridad y donar dinero; debatiendo a
quién deberían donárselo, dicen: - ¿Y si se lo damos a los pobres? - ¡¿A los pobres?! ¡Qué bonito! – Pero
no conocemos a ningún pobre. –Yo conozco a uno, vive en Madrid y tiene un perro. – Pero no vamos a ir
a Madrid con el calor que hace….[transcripción de los diálogos de la película]
74
Véase Gómez Rufo, Antonio, Berlanga contra el poder y la gloria, Grupo Zeta Ediciones, Barcelona,
1997, p. 270
75
Hernández Les, Juan; Hidalgo, Manuel, El último austrohúngaro. Conversaciones con Berlanga,
Anagrama, Barcelona, 1981, p. 53
que con el tiempo constituirán sus sellos de identidad, como la predilección por los
planos secuencia y complicados travelling; la estructura narrativa con el llamado “arco
berlanguiano”; elementos tan emblemáticos como la broma antimonárquica del
principio76 o la palabra que se convertirá en una especie de su “firma” en la pantalla, el
tan enigmático como inconfundible “austrohúngaro”77. Todo ello aderezado con sus
inherentes detalles de índole “obsesivo-personal”, como el estrépito de fuegos
artificiales al que recurre en el momento culminante del conflicto de la película; porque
no sería berlanguiano sin manifestar su “vena fallera”.
NOVIO A LA VISTA
76
Se refiere a la primera secuencia de la película en la que un joven (hijo del Rey de España) acude a
examinarse de fin de curso. Un bedel retira la silla en la que ha de sentarse y coloca en su lugar un sillón.
El tribunal requiere del jovencito la lista de los Borbones en España. El examinado contesta de carrelilla:
Fulanito, Zutanito…Alfonso XII y papá…El tribunal se muestra satisfecho, el joven sale del aula, mientras
el bedel vuelve a colocar la silla. Esta broma a costa de la monarquía pasó la censura convirtiéndose en
una de las escenas antológicas del cine de Berlanga.
77
Palabra que a partir de Novio a la vista sería introducida por Berlanga en cada película suya, según
cuenta, en Novio a la vista lo hizo todavía inconscientemente (antes la había empleado en Bienvenido,
Míster Marshall).
Reparto: los actores habituales del cine de Neville. Lenguaje cinematográfico: travelling
REALIZACIÓN y plano secuencia, planificación
laboriosa, cuidada composición y
factura de la fotografía.
FICHA TÉCNICA. Producción: Benito Perojo; Director General de Producción: Miguel Tudela; Jefe de
Producción: Juan Quintero; Dirección: Luis García Berlanga; Guión: Edgar Neville, José Luis Colina,
Juan Antonio Bardem, Luis García Berlanga; Ayudante de dirección: Carmen Pageo, Agustín Navarro,
Eduardo Ducay; Montaje: Pepita Orduña; Música: Juan Quintero; Fotografía: Cecilio Paniagua, Sebastián
Perera, Miguel Milá; Cámara: Alejandro Ulloa, Mario Pacheco, Angel Amparo, Antonio Macasoli;
Rodaje: 28.07.1953- 14.11.1953. Estudios CEA, Exteriores: Benicàssim, Siera de Gredos y Colmenar.
Distribuidora: CIFESA. Estreno: 15 de febrero de 1954, Cine Callao de Madrid. 7 días en cartel.
FICHA ARTÍSTICA. Loli (Josette Arnó), Enrique (Jorge Vico); Don Vicente (Antonio Vico), Doña
Dolores (Julia Caba Alba), Señora Corina (Irene Caba Alba), Señor Cortina (Antonio Riquelme), Doña
Lucía (Julia Lajos), Federico (José María Rodero), Señora Pelaez (Josefina Bajerano), Doña Adela
(Mercedes Muñoz Sampedro) , Extranjera (Alicia Altabella), Fernando Aguirre, Luis Pérez de León, Luis
Roces, Carlos Díaz de Mendoza, Elena Montserrat, Conchita Fernández, Juanita Ginzo, Elisa Méndez,
Concha López Silva, Carmen Benítez Villa, José Luis López Vázquez.
SINOPSIS*
Tras un rótulo que indica “1918, Europa” y un par de escenas paródicas alusivas a la Gran
Guerra, un joven infante sale del Palacio Real de Madrid y es conducido en automóvil a un
instituto para examinarse. Le preguntan: “Dígame algo sobre la dinastía de los Borbones”. A lo
que el infante responde: “Pues…los reyes de la casa de Borbón son….Isabel II, Alfonso XII y
papá”. A continuación se examina Enrique. No sabe las provincias del imperio austro-húngaro y
es suspendido.
El veraneo será un poco más amargo pero siempre quedará tiempo para jugar con el Gordo, la
Pecas, el Bruto , el Prudente y sobre todo, Loli, otros quince años que también nacen a la vida y
tal vez al amor. Mientras tanto, las madres cotillean, los padres admiran a través de los
prismáticos las bellas en “maillot” y todo el censo de veraneantes vive días apacibles, solo
salpicados de pequeñas y cómicas incidencias.
Pero un día aparece en aquella comunidad un nuevo personaje. Un joven y apuesto ingeniero de
brillante provenir: lo que se llama un buen partido. Inmediatamente Loli es transformada por su
madre en una señorita en edad de merecer, abandonando su envoltura infantil. Pero esta nueva
condición le produce a Loli desasosiego, fastidio y aburrimiento. Su corazón sigue teniendo
quince años. También Enrique se nota triste entre sus compañeros de juego. Loli era algo más
que un miembro de la pandilla. Llega un momento en que la niña no puede seguir soportando la
ficción prematura de su madurez. Huye del salón respetable donde se baila y acude al lugar
donde los muchachos siguen jugando nostálgicos de su presencia. Les pide ayuda. Quiere volver
a ser una niña- Y todos de común acuerdo deciden refugiarse en el monte próximo y enviar un
ultimátum a los padres, exigiéndoles la devolución de la infancia a Loli.
Los padres no ceden. Se unen todos los mayores en espíritu de clase y atacan al baluarte infantil
capitaneados por los militares retirados que veranean allí. Pero llega la noche y la humedad y el
reúma diezman las filas de los atacantes, que acaban por retirarse y ceder a las pretensiones del
ejército infantil.
El Ingeniero abandona el pueblo. Loli y Enrique vuelven a jugar. Termina el veraneo. A Enrique
le vuelven a suspender, porque ahora que ya se sabe todo lo concerniente al Imperio austro
húngaro, resulta que el imperio ha desaparecido durante el verano. Mientras tanto Loli, en la
soledad de su cuarto de Madrid, escribe un nombre sobre el cristal empañado de la ventana:
Federico. Así se llama el Ingeniero.
*La sinopsis refleja el resumen argumental presentado por Luis García Berlanga en la Dirección General
de Cinematografía y Teatro (Expediente de rodaje, 19.06.1953)
BIBLIOGRAFÍA
Joanna Bardzińska
La conexión Azcona-Berlanga:
“Se vende un tranvía" (1959)
La conexión Azcona-Berlanga:
“Se vende un tranvía" (1959)
78
Episodio que forma parte de la coproducción estrenada en España con el titulo de Las cuatro verdades,
junto a los trabajos de Hervé Bromberger (“El cuervo y el zorro”); Alessandro Blasetti (“La liebre y la
tortuga”); y René Clair (“Los dos pichones”).
Intérpretes: José Luis López Vázquez, Antonio García Quijada, Antonio Martínez, Goyo Lebrero, María
Luisa Ponte, Pedro Beltrán, Luis Ciges, María Jesús Lampreave, José María Tasso, Jesús Martín Heredia,
José Luis Marín, Lorenzo Robledo, José Orjas y Xan das Bolas.
OTROS DATOS
Nacionalidad: Española.
Año de producción: 1959.
Formato: 35 mm, blanco y negro
Duración: 29 minutos.
Lugar de rodaje: Madrid.
Para realizar esta ficha he respetado el orden establecido por los propios títulos de
crédito, así como los datos que en ellos se ofrecen, antes y después del filme. Ahora
bien, a propósito de esta información cabe apuntar varias cuestiones. Por un lado, las
responsabilidades y funciones que se atribuyen a Estelrich y Berlanga, parecen no
corresponderse con la realidad de los hechos durante el rodaje. Un asunto del cual me
ocuparé en el desarrollo de mi exposición. De otra parte, entre los intérpretes debería
figurar el nombre del director valenciano, quien se pone por primera vez delante de la
cámara para realizar una actuación inédita que no será la última: «La secuencia se
produce al final del cortometraje, cuando sólo la intervención policial impide que Julián ‘el
Toribio’ le venda un globo aerostático, trócola incluida, al rústico interesado en el regadío
de la naranja interpretado por Berlanga ».79
Sinopsis
Enseguida podemos ver como un rústico acaudalado que llega a Madrid, para comprar
una trilladora, es captado en el Café Oriental por el timador, hablándole del negocio de
los tranvías: su recaudación diaria, el bajo mantenimiento y los pocos problemas que
plantea. Cuando Felipe, compinche del Julián, realiza su magistral aparición, el terreno
está perfectamente preparado. Entonces los demás miembros del grupo entran en
escena, montando una verdadera representación para consumar el timo.
Llegado el momento se plantea una breve pero eficaz partida de billar en la parte de
arriba del local, con el doble propósito de alejar del negocio a espectadores no deseados,
al tiempo que se estrecha el cerco del engaño sobre la presa.
Prácticamente atada la estafa, su desarrollo se torna más difícil todavía. Una operación
de tal envergadura –30.000 duros de la época–80 debe hacerse bien, es decir, hay que
valorar la mercancía in situ y constatar sus bondades. Haciendo gala de una sangre fría
pasmosa, los timadores se dirigen con su víctima al tranvía donde estratégicamente les
espera otro cómplice. Suben al transporte público, como si fuera propiedad del Felipe, y
una vez allí, continúan abundando en las cualidades del vehículo: entre otras muchas,
modelo extraplano y material austrohúngaro.
79
“El cine como incidente. Rafael Azcona y sus colaboraciones cinematográficas en los años 50”, Rafael
Azcona: escribir el cine, (Fernández Hoya, 2011: 30).
80
Poco más de 900 euros, que suponían una cantidad importante en 1959.
Recepción crítica
Existen sólo dos artículos82 centrados en esta filmaciónde veintinueve minutos y otro
más, sobre los cortometrajes berlanguianos, cuyo recorrido incluye algunos apuntes
sobre la cinta que nos ocupa. Seguidamente voy a situarlos cronológicamente,
esquematizando sus respectivas aportaciones.
En 1981, Julio Pérez Perucha coordina un monográfico sobre Berlanga de la revista
Contracampo,83 aportando varios textos entre los cuales se encuentra: “Un desconocido
trabajo de Berlanga: Se vende un tranvía”. Este artículo, referencia obligada para
cualquier posterior mención al mediometraje, surge como resultado de un cercano
antecedente, donde también participa su autor. Me estoy refiriendo al Homenaje que la
1ª Mostra de Cinema Mediterráneo dedica al director durante 1980. El evento recupera
la inédita producción, prácticamente desconocida salvo para quienes participaron en
ella, exhibiéndola públicamente por primera vez;84 al tiempo que edita dos volúmenes
de los cuales se encarga Pérez Perucha: Entorno a Luis García Berlanga (1980),
recogiendo una selección de artículos y opiniones del propio director, y Sobre Luis G,
Berlanga: comunicaciones y debates (1981).
81
De aparecer firmada por Berlanga seguramente sería distinto. La producción teórica e historiográfica se
ocupa, mayoritariamente, de autores y obras consagradas. Esta tendencia no puede significar que muchas
creaciones «deban ser condenadas al ostracismo». “Es mi hombre (C. Arniches, 1921): adaptaciones
cinematográficas durante la censura franquista”, en Contraluz., (Fernández Hoya, 2011: 285).
82
Aspecto ya señalado por Kepa Sojo en su obra ¡Americanos, os recibimos con alegría! Una
aproximación a Bienvenido Marshall (2009: 68).
83
Nº 24, año III, octubre de 1981.
84
Pasados más de treinta años, pueden contarse con los dedos de una mano las proyecciones públicas del
filme.
[…] Estelrich será el ayudante de dirección de una película de tan complejo rodaje
como Plácido. Viendo hoy Se vende un tranvía, y examinando tanto la posterior obra
berlanguiana como el único largometraje que tiene Estelrich en su haber (El anacoreta,
1977), podemos suponer que la «supervisión» berlanguiana valía aquí casi
tanto, sino más, como una co-dirección. Si a ello añadimos la personalidad de los
guionistas, bien puede incluirse este divertido y sabroso mediometraje en el corpus de la
obra de Berlanga.86
Al final del artículo se incluye una ficha técnica y artística con ocho apartados,
información recogida de los créditos del filme: Producción, Guión, Fotografía, Música,
Decorados, Montaje e Intérpretes.89
85
Asociación Española de Historiadores del Cine.
86
Pérez Perucha, ib., p. 20
87
Ib.
88
Ib.
89
Entre los cuales se cita por vez primera a Luis G. Berlanga (Ib., p. 22).
Una publicación mucho más reciente, La atalaya en la tormenta: el cine de Luis García
Berlanga,90 recupera íntegramente este trabajo de Pérez Perucha, quien aporta un post
scríptum final para matizar y corregir algunas cuestiones apuntadas, pero demostrando
la validez de ese texto pionero en sus aspectos fundamentales, cuando se cumplen
treinta años desde su publicación. Del mismo modo, el autor aborda nuevamente las
funciones de Berlanga y Estelrich durante el rodaje, añadiendo varios datos sobre el
contexto de producción que sitúan a un nuevo participante: Jo Linten, dueño de
Movierecord. Este nombre, importante para el proyecto, coincide con el resultado de mi
propia investigación y, más concretamente, con las declaraciones que Rafael Azcona y
Eduardo Ducay me brindaron en varias entrevistas realizadas durante 2006 y 2007. No
obstante, existen pequeñas diferencias que atañen a las motivaciones de la empresa, y
plantearé al hablar de las productoras.
[…] el acuerdo entre la tropa berlanguiana y los Estudios Moro […] fue posible por el
interés que manifestaba Jo Linten, el fáctotum de Movierecord, por iniciar tempranas
relaciones estables en el dominio de la ficción en Televisión Española, aprovechando
sus fluidos acuerdos con el futuro “Ente” a través del suministro de productos
publicitarios […] la productora no fue obligada a disolverse ni se disolvió. La informal
agrupación amistosa acopiada para abordar el rodaje, sí.91
90
Dirigida por José Luis Castro de Paz y Julio Pérez Perucha en 2005, con la participación de catorce
autores más que colaboran en la citada obra.
91
La atalaya en la tormenta: el cine de Luis García Berlanga (Pérez Perucha, 2005: 168).
92
Número 10, 1999.
93
Cuadernos Cinematográficos (Kepa Sojo, 1999: 37).
94
En este último apartado señala sus películas: La vaquilla (1985), Moros y Cristianos (1988), Todos a la
cárcel (1993) y Blasco Ibáñez (1997). (Ib., p. 38). Habría que incluir París-Tombuctú (1999) y El sueño
de la maestra (2002), posteriores a la escritura del artículo.
Se vende un tranvía es considerado por Kepa Sojo el primer eslabón de la segunda etapa
que propone para estructurar la obra de Berlanga, al tiempo que también se plantea la
dirección del filme porque, pese a las marcas discursivas de los títulos de crédito ya
referidas, «si se compara Se vende un tranvía con el resto de la obra de Berlanga, la
relación es muy evidente».95
En este artículo, el profesor de la UPV96 nos ofrece una nueva referencia sobre las
contadas proyecciones públicas del cortometraje, que pudo verse con motivo del
Festival Internacional de Cine de San Sebastián (1995), y una completa ficha técnico-
artística de la cinta.
Transcurridos varios años desde ese primer trabajo, Kepa Sojo continúa apoyando sus
argumentos en torno a la dirección de Se vende un tranvía, al considerar que Berlanga lo
ha «codirigido con Juan Estelrich». Como puede verse en su obra: ¡Americanos, os
recibimos con alegría! Una aproximación a Bienvenido Mister Marxhall,97 donde
incluye algunas de las conclusiones expuestas anteriormente bajo el epígrafe: “Se vende
un tranvía (1959). Una curiosa experiencia televisiva”.98
Tras el repaso de los dos ensayos dedicados a este cortometraje de 1959, un tercer texto,
escrito por Eduardo Rodríguez Merchán en el marco del Festival de Cine de Alcalá de
Henares, lo incluye en su desarrollo: “Luis G. Berlanga, Entre Eisenstein y las fallas
valencianas”.99
Este es el único trabajo que se ocupa globalmente de las películas cortas realizadas por
Berlanga, ilustrando una recurrente desatención cuyas posibles causas son señaladas por
el autor: «desconocimiento», «imposibilidad de revisarlas», o «quizá también, porque la
importancia y celebridad de su obra “mayor” oculta algunas “pequeñas” muestras de su
vigoroso talento».100
95
Ib., p. 39.
96
Universidad del País Vasco.
97
Editado en 2009 por Notorius, (p. 26).
98
Ib., pp. 40-41.
99
Cortos pero intensos. Las películas breves de los cineastas españoles, pp. 141-149, obra publicada por
la 35 edición del Festival, celebrada en el año 2005.
100
Ib., p. 141.
101
De esta práctica, supuestamente realizada en el primer curso de la escuela, «no hay constancia
documental, aunque aparece en algunas de sus filmografías» (Rodríguez Merchán, Ib.)
[…] un episodio (programa piloto para una serie) codirigido con Juan
Estelrich y escrito en colaboración con Azcona, sobre una idea argumental
del prolífico guionista. […].
En los títulos de crédito, el film aparece como dirigido por Estelrich, con
supervisión de Berlanga y con la ayudantía de Francisco Regueiro. Incluso
treinta años después, la película conserva toda la gracia y el humor original
que sus directores lograron imprimir al divertidísimo guión de Azcona y
Berlanga.102
Hasta aquí la escasa resonancia crítica que ha tenido Se vende un tranvía, superado el
medio siglo de “furtiva” existencia. Naturalmente, otros autores se han referido
tangencialmente al filme. Por ejemplo, Antonio Gómez Rufo,103 Bernardo Sánchez
Salas,104 o Carlos F. Heredero, quien le dedica algunos párrafos en Las huellas del
tiempo: cine español 1951-1961, citándolo también para su artículo “Azcona frente a
Berlanga. Del esperpento negro a la astracanada fallera”.105
102
Ib., pp. 143 y 145.
103
En Berlanga: Contra el poder y la gloria, aparece una breve referencia al proyecto acompañada por
una sinopsis de Pérez Perucha (Gómez Rufo, 1997: 281-282).
104
Lo incluye en la filmografía hecha para Rafael Azcona: hablar el guión (Sánchez Salas, 2006: 332-
333).
105
En Rafael Azcona, con perdón (Heredero, 1997: 307-328).
106
Las huellas del tiempo: cine español 1951-1961, donde cita el texto de 1981 escrito por Perucha e
incluye una interesante fotografía, con Berlanga dando instrucciones a los actores durante el rodaje.
(Heredero, 1993: 332).
cubrir una amplia zona de la geografía española.107 Son tiempos del Plan de
Estabilización, preparando la llegada de los sucesivos Planes de Desarrollo.108
En enero de este mismo año se habían anunciado los Premios del Círculo de Escritores
Cinematográficos, que reciben Luis G. Berlanga y José Luis Colina por su argumento
para el filme Familia provisional (Rovira Beleta, 1955).
La idea temática, como hilo conductor del serial televisivo, parte de la productora. Sin
embargo, desde el punto de vista de su realización, el proyecto se forma en torno al
cineasta valenciano, quien reúne a un grupo de amigos actores y técnicos para llevar a
cabo un programa piloto que permita evaluar su viabilidad empresarial.
Tras las pretensiones más ambiciosas para la explotación comercial de la futura serie se
encuentra Jo Linten. Con un gran influjo sobre Estudios Moro en esos momentos. Linten
mantiene diferentes asociaciones y acuerdos de colaboración desde Movierecord, entre los
cuales se encuentra la productora española. Las iniciativas del empresario belga mantienen
una expansión imparable, cuyo resultado va a ser un verdadero imperio mediático durante
los primeros sesenta, que incluye la exclusividad con TVE y multitud de cines en España
para la publicidad, estudios cinematográficos, o ámbitos como la producción discográfica y
el mundo editorial.
107
Esta nueva cobertura de la señal será posible gracias a los Estudios Miramar de Barcelona.
108
A partir de 1964.
109
Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas, fundado en 1947.
110
Celebradas en 1955, que posteriormente Berlanga calificaría como error, «una equivocación histórica
del cine español», (Berlanga, 1996: 40), “Berlanga: perversiones de un soñador”, Nickel Odeon nº 3.
111
Colina continúa en diversas actividades y forma parte del Consejo Nacional de Prensa, reintegrándose
a Televisión Española varios años más tarde.
Sin embargo, el mayor interés para Linten, en relación con el programa de televisión del
que Se vende un tranvía supone la punta de lanza, desborda el mercado español. Sus
infatigables planes persiguen establecer una red de emisoras por toda Latinoamérica, y el
primer destino pensado para la serie Los pícaros es su explotación televisiva internacional.
Una vez concluido el mediometraje, «la productora se replantea su idea inicial,
abandonando el proyecto »112. El resultado del programa piloto se antoja “demasiado
localista” para aventurarse con la inversión total, quedando pospuesto ante los numerosos
frentes de negocio abiertos, para finalmente caer en el olvido. Nada impide que,
posteriormente, intentando rentabilizar mínimamente la filmación, fuese ofrecida a
TVE, bien mediante alguna sesión de visionado o a través de algún cargo destacado del
Ente Público, cuestión que no he podido confirmar con ninguna de las fuentes
consultadas.
El primer filme producido por Época es toda una declaración de intenciones respecto a
la línea elegida por los tres amigos y ex-compañeros del IIEC, pero la nefasta
clasificación que le otorga la censura supone un fuerte varapalo económico, y se ven
obligados a cambiar el rumbo inicial. De esta forma, la empresa continúa trabajando en
régimen de coproducción, pero ahora con un perfil decididamente comercial que
posibilita sucesivos trabajos como Festival en Benidorm (Rafael J, Salvia, 1960); Los
corsarios del Caribe (Eugenio Martín, 1961); Rocío de la Mancha (Luis Lucía, 1962); o
La chica del trébol (Sergio Grieco, 1963), entre otras. Eduardo Ducay conoce Se vende
un tranvía y lo valora muy positivamente. Por dicho motivo, mientras la empresa realiza
su habitual búsqueda de proyectos viables, bajo el nuevo planteamiento productivo,
tiene la idea de aprovecharlo. En esos momentos proliferan las denominadas películas
de sketches, que suponen una buena oportunidad para llevar a cabo coproducciones con
empresas extranjeras. El resultado suele ser una cinta con un metraje estándar, pero el
desembolso que realiza cada productora es mucho menor, al ocuparse de un sólo
episodio.
Los planes de Ducay parecen cristalizar cuando en 1964 llega a un acuerdo con varias
empresas francesas e italianas para realizar una película. Época Films conseguiría así un
producto sumamente atractivo, porque su episodio sería precisamente el mediometraje
inédito ya terminado. Por fin, parece que Se vende un tranvía podrá ver la luz para el
112
Ib., (Fernández Hoya, 2010: 18).
113
Que había colaborado con Berlanga, como ayudante de dirección y guionista en Calabuch (1956).
114
También ayudante de dirección del cineasta valenciano en Novio a la vista (1954).
115
Productores del cine español. Estado dependencias y mercado (Riambau y Torreiro, 2008: 246).
gran público, ahora como producto cinematográfico. Sin embargo, cuando los
respectivos episodios, francés e italiano, llegan a manos de la empresa española, se
produce una gran decepción. Ducay y sus socios consideran que las filmaciones
recibidas resultan de una calidad muy inferior al cortometraje escrito por Azcona y
Berlanga. El acuerdo se trunca, y la simpática historia de los timadores madrileños
vuelve al “anonimato” por segunda vez en apenas cinco años, al tiempo que se barajan y
concretan nuevas opciones como Tengo 17 años (José María Forqué, 1964), o Dos
pistoleros /Due mafiosi nel Far West (Giorgio Simonelli, 1965).
116
Recorrido que incluye sus trabajos breves Se vende un tranvía, (1959) y La muerte y el leñador (1962),
para finalizar con Moros y cristianos (1987).
La cinta arranca con una importante presencia de la voz en off, habitualmente utilizada
por Berlanga para sustentar una función ideológica, como primera máscara del autor,
concretada en un narrador omnisciente y extradiegético que se sitúa por encima de los
personajes, aún pudiendo interactuar con ellos.117 Este procedimiento está presente en la
mayor parte de sus películas anteriores: ¡Bienvenido, Mister Marshall¡ (1952);
Calabuch (1956); y Los jueves, milagro (1957); siendo una problemática de especial
interés para el debate narratológico,118 que igualmente aparece en su debut fílmico
mediante el uso de otras formas metaficcionales como el teatro dentro del cine. De este
modo, Esa pareja feliz (1951) comienza directamente con una representación teatral y,
durante su desarrollo, los personajes protagonistas interpretados por Fernando Fernán-
Gómez y Elvira Quintillá, evolucionan en diferentes secuencias mientras sus voces en
off suministran información al espectador, simulando un curioso diálogo interior.
Se vende un tranvía tiene como principal y único espacio fílmico la ciudad de Madrid,
regreso de Berlanga a la gran urbe desde su citada ópera prima junto a Bardem, como ya
señala Pérez Perucha en su primer artículo de 1981. Aquí me parece importante la
aportación de Azcona, quien lleva aproximadamente ocho años manteniendo un
estrecho contacto con la capital y conoce perfectamente los aledaños del lumpen, la
bohemia, pensiones y cafés… Precisamente, el café Oriental, importante para el
desarrollo del relato, es un homenaje al Comercial, conocido establecimiento madrileño
en el que surge el guión de este filme y donde el guionista logroñés pasa buena parte de
su tiempo durante los años cincuenta.
Tras su inicial codirección, Berlanga prefiere situar sus historias en contextos rurales,
para diseccionar aquellos ambientes que mejor conoce, mientras siente cierta
inseguridad al ubicarlas en Madrid. Se trata de una cuestión apuntada por él mismo, y a
la que se ha referido para hablar sobre Plácido:
La historia estuvo siempre pensada para hacerse en una ciudad de provincias. Yo, que
soy provinciano por naturaleza, estaba intentando pasar de los pequeños pueblos donde
hasta ahora había situado todas mis películas, a la pequeña ciudad, para desde aquí
intentar luego el salto a Madrid.119
117
Este autor implícito sienta las bases del discurso fílmico, señala el tono, afectando por consiguiente a
su recepción.
118
«Verosimilitud y semántica del relato», Influencia cinematográfica en la narrativa española
contemporánea (Fernández Hoya, 2011: 71-81).
119
En declaraciones a Gómez Rufo: Berlanga, contra el poder y la gloria (Berlanga, 1997: 305).
Según lo expuesto, la presencia de Azcona en este guión inicial escrito con Berlanga,
resulta de gran importancia para una decidida ambientación madrileña. Tras este primer
ensayo, La muerte y el leñador supone un nuevo trabajo cuyos personajes transitan por
Madrid, antes de que la ciudad vuelva a tener un importante protagonismo en un
largometraje del director valenciano: El verdugo (1963).120
Esta historia de picaresca urbana y subdesarrollo, es una fábula de inspiración realista,
anárquico-festiva y caótica, con toques de jolgorio fallero, que se aprecian
especialmente en algunos momentos. Por ejemplo, durante la presentación de los
timadores en la terraza de su aparente guarida, sinécdoque espacial que esquematiza la
morada y el Madrid suburbial de la época. Pérez Perucha ha señalado en estas escenas
algunos apuntes de un plano-secuencia que pasará a ser una seña de identidad en el cine
berlanguiano, a partir de su siguiente película, recurso ya atisbado durante varios
instantes de Calabuch (1956).
Esta supuesta vivienda de los simpáticos ladrones, muestra una banda formada por
hombres y mujeres que parecen convivir juntos, hacinados, pero en una suerte de alegre
libertad cuya moral se antoja muy lejos de las férreas prescripciones del poder político,
ostentado por el régimen franquista.
Pienso que esta localización, reconocible centro neurálgico del Madrid actual, es un
hecho meditado por los autores. En 1959 se inaugura la línea 27 de la EMT que conecta
Embajadores con Plaza de Castilla, una zona cuya estación de metro deberá esperar
varios años más. Estudiando algunos trabajos literarios de Azcona como Los ilusos, o El
pisito, y sus primeros guiones con Marco Ferreri, es posible señalar el influjo del
guionista en la elección de un lugar periférico por parte de Berlanga, extrarradio
madrileño a finales de los cincuenta. Esta yuxtaposición del centro urbano y agobiante,
junto a los arrabales de una capital que crece desordenadamente, desplazando al gentío
procedente de la migración interior hacia nuevos asentamientos marginales y
fronterizos, queda aquí apuntada escueta pero decididamente.
Para cualquier especialista, o buen aficionado, al cine de Berlanga, esta cinta remite de
manera obstinada a la obra del aclamado cineasta. Creo que está estrechamente
vinculada al triángulo creativo posibilitado por el trabajo de Azcona entre 1958 y 1963,
120
Evidentemente, ambos guiones escritos con la colaboración de Azcona.
con sus guiones para Marco Ferreri y Luis G. Berlanga. Películas que «participan de una
cierta y apreciable unidad estético-ideológica».121 A los estilemas ya señalados pueden
añadirse nuevos temas y rasgos recurrentemente atribuidos al director valenciano como
el autoengaño, la falsa caridad y el arco berlanguiano. Incluso el término austro-
húngaro, que dista mucho de ser una mera anécdota, tiene una presencia explícita a
través de los diálogos. Además, esta auténtica firma, palabra talismán del realizador,
vuelve a ser nuevamente utilizada por el relato fílmico, subrayando lo que parece un
intencionado guiño cómico y autoral.
121
Fernández Hoya, ib., p. 4.
122
Escueta entrevista de Juan Cobos: “Se vende un tranvía. Charla con Luis Ciges” (Ib., p. 222).
Sin llegar a la cima estética del cine berlanguiano, compartida por Plácido y El verdugo,
y a pesar de las limitaciones con las que nace, Se vende un tranvía es una comedia con
muchas virtudes, cuya vigencia se mantiene, más si cabe, en la actual coyuntura
socioeconómica. Se trata de una apreciación que considero invariable,
independientemente de conocerse o no el director del filme, es decir, incluso si se
tratase de una creación anónima.
Bibliografía
Otras fuentes
FERNÁNDEZ HOYA, Alberto, entrevista inédita a Rafael Azcona [octubre 2006].
_____ Entrevista inédita a Eduardo Ducay [noviembre 2007].
_____ Entrevista inédita a Chus Lampreave [julio 2007].
1. UN ARGUMENTO INOLVIDABLE.
A inicios de los años cincuenta, un delegado del gobierno español llega un buen día a la
olvidada aldea castellana de Villar del Río, con la noticia de que los americanos,
inmersos en el Plan Marshall, van a visitar España y van a pasar cargados de dólares por
las modestas calles de la localidad. También llega al pueblo, poco antes, el empresario
de espectáculos Manolo (Manolo Morán), y lo hace con la nueva estrella de la canción
andaluza, Carmen Vargas (Lolita Sevilla). Manolo, analizando la situación de la venida
de los extranjeros, propone al alcalde (José Isbert), un plan para organizar la llegada de
los americanos a Villar del Río. Casi todos los poderes fácticos del pueblo colaboran en
el plan. Algunos de los habitantes de la aldea como son el párroco, don Cosme y el
hidalgo venido a menos, don Luis, muestran su oposición. Pero la expectación ante la
llegada de los estadounidenses cargados de dólares es grande y algunos habitantes del
pueblo se ilusionan como si llegaran los Reyes Magos. Ante los consejos de Manolo;
que la imagen bucólica de España en el mundo es la de Andalucía -con su folklore, los
toros, los sombreros cordobeses y toda una serie de tópicos más acordes con una España
feliz que con un miserable y subdesarrollado pueblo castellano-, las autoridades de la
aldea deciden engalanar y disfrazar la localidad de villorrio andaluz para sorprender a
los distinguidos visitantes.
histórico fundamental para el cine español, los inicios de los años cincuenta. Una nueva
generación de cineastas salidos del I.I.E.C., Instituto de Investigaciones y Experiencias
Cinematográficas, junto a otros resortes como revistas, cine-clubs o productoras,
llevarán al cine español a sentarse en 1955 en las Conversaciones Cinematográficas de
Salamanca, donde se intentarán analizar los males del cine español y se pretenderá
llevar a cabo una regeneración de la cinematografía hispana, proceso que ya había
comenzado con los atisbos y ecos neorrealistas de las primeras películas de este grupo
de jóvenes rebeldes capitaneado por Berlanga y Bardem, entre otros. En este contexto,
en 1952, se había rodado Bienvenido, Mister Marshall, punta de lanza de una nueva
tendencia cinematográfica disidente con el convencional, fatuo y políticamente correcto
cine del régimen franquista. La repercusión internacional y el éxito nacional de la
película da paso a un nuevo tipo de cine que, aunque mantiene aspectos innegables de la
cultura española de todos los tiempos, abre nuevas puertas y da una bocanada de aire
fresco en el desolador panorama cinematográfico español de los primeros cincuenta.
Bienvenido Mister Marshall representa muchas cosas en la memoria histórica de la
España de los años cincuenta. Pasados los fastos conmemorativos del cincuentenario de
la filmación de la película en 2002 y 2003 con congresos, ciclos de conferencias,
publicaciones y una curiosa recreación de la llegada de los americanos en Guadalix de
la Sierra, localidad madrileña donde se rodó la película, el filme sigue vigente en la
sociedad española actual por su temática, extrapolable a cualquier momento histórico y
por su universal sentido del humor. Berlanga sabe sacar de lo local una problemática
universal que bien pudiera localizarse en cualquier recóndito pueblecito del mundo
como veremos en un punto posterior. Y es que las estrambóticas situaciones de
Bienvenido Mister Marshall inauguran en la cultura hispana el término berlanguiano
que se da a todas aquellas situaciones que parecen sacadas de las películas del genial
director valenciano(124). En uno de los diarios más importantes de este país se hizo un
concurso de frases célebres en el cine español. La ganadora fue: “(…) Como alcalde
vuestro que soy os debo una explicación (…)”, el famoso discurso de Isbert y Morán a
los parroquianos de Villar del Río vestidos de andaluces desde el balcón del
Ayuntamiento. Esta frase ganó a réplicas de películas más cercanas en el tiempo como
Airbag (1997) y Torrente, el brazo tonto de la ley (1998). Veremos si dentro de
cincuenta años se recuerdan estos dos filmes como Bienvenido Mister Marshall hoy.
Y es que la genial película de Berlanga es muchísimas cosas. Por un lado es una
comedia rural con personajes pintorescos asequible para el gran público, aunque
soterradamente es una voraz crítica a la penosa situación del campo español y a la
angustiosa situación de autarquía económica y subdesarrollo agrario en que estaba
sumida la España de Franco. Por otro lado, Bienvenido Mister Marshall también puede
ser un filme del sobrevalorado aunque popular género musical que enmascaraba la
verdadera situación de Andalucía por medio de artificio y faralaes. La película es certera
124
. Siempre que se da una situación grotesca, esperpéntica o absurda en el ámbito político y socio-cultural
español se suele aludir a ella con el término berlanguiano. Recordemos, por ejemplo el episodio de la Isla
Peréjil, o muchos de los tejemanejes relacionados con la corrupción. En 2009, el director de cine y
académico José Luis Borau reclamó la inclusión del término berlanguiano en el Diccionario de la Real
Academia de la Lengua: BERLANGUIANO, NA. adj. Propio y característico de Luis García Berlanga, o
que tiene semejanza con el estilo de las obras de tal cineasta.
Véase el artículo de BORAU, J.L. Berlanguiano. Revista El Cultural de El Mundo. 16-10-2009. En
citado artículo Borau compara el término berlanguiano con arnichesco, goyesco o solanesco, términos
referidos a otros tres grandes de la literatura, el arte y la cultura hispana.
arremetiendo contra el cine folklórico pero también mete una puya contra el género
cinematográfico historicista que tantas glorias dio a su principal valedora, la productora
Cifesa, sobre todo a finales de los años cuarenta. De 1952 es el gran éxito
grandilocuente, falso, historicista, antiguo y decimonónico Alba de América. La gesta
del descubrimiento del nuevo mundo es parodiada en la secuencia de la pesadilla del
hidalgo venido a menos (Alberto Romea), como un año antes Berlanga y Bardem
habían parodiado otro éxito de Orduña y Cifesa; Locura de amor (1948), por medio de
la brillante secuencia inicial de la fantástica Esa pareja feliz (1951), donde se ponía de
manifiesto el desacuerdo de los jóvenes realizadores contra el lamentable cine de cartón
piedra oficializado por el Régimen de Franco(125).
Pero Bienvenido Mister Marshall es muchas más cosas aún. No es un western pero
imita muy bien algunos de los planos del final de Stagecoach (La diligencia, 1939) de
John Ford, en la secuencia de la pesadilla del alcalde ambientada en el far west.
También tiene homenajes al cine policiaco americano y al expresionismo caligariano en
la secuencia del sueño del cura, referencias a Pudovkin y Eisenstein en planos concretos
que recuerdan a Koniets Sankt Petersburga (El fin de San Petersburgo, 1927) y Staroye
i novoroye (Lo viejo y lo nuevo, 1929), obras respectivas de los dos cineastas soviéticos
citados. Y no hemos de olvidar la evidente relación por admiración de Berlanga, sobre
todo, a lo que se hacía en el neorrealismo italiano, ya que el valenciano se convierte en
un gran admirador de Cesare Zavattini, con el que escribe algunos guiones que no salen
adelante y de esa manera todo lo relacionado con el campesino Juan, personaje tratado
con dignidad, heredero del Juan campesino de La aldea maldita (1930), de Florián Rey,
recuerda a ese neorrealismo agrario y amargo que da un giro hacia la comedia en el cine
de Berlanga, aunque en el fondo haya amargura.
3. GÉNESIS DE LA PELÍCULA.
La idea de Bienvenido, Mister Marshall apareció de una manera un tanto curiosa, ya que
la productora cinematográfica Uninci126, encargó a Berlanga y Bardem una película
125
. Al respecto de la secuencia inicial de Esa pareja feliz y su relación con el cine historicista de Cifesa es
fundamental la consulta del artículo de FANÉS, F. En torno a una secuencia de Esa Pareja Feliz. Dentro
de Berlanga II. Sobre Luis García Berlanga. Comunicaciones y debates. Ayuntamiento de Valencia.
Valencia 1981.
126
. La productora Uninci (Unión Industrial Cinematográfica S.A.), fue fundada en 1949 y controlada en
un principio por Francisco Canet y Vicente Sempere. A la empresa, se incorporaron los hermanos Reig,
Joaquín -que se convirtió en presidente de la entidad-, y su hermano Alberto, -subdirector del NO-DO,
hasta 1952-, año en que lo comenzó a dirigir. La primera película importante que produjo Uninci fue
Cuentos de la Alhambra (1950), una de las obras más crepusculares de Florián Rey. Posteriormente,
encargó a Bardem y Berlanga el guión de Bienvenido, Mister Marshall, película que nos ocupa, y que
logró un gran éxito de crítica y de público, tras su estreno. La productora contaba, entre sus accionistas,
con los citados Berlanga y Bardem (aunque éste la abandonó, posteriormente, por problemas de dinero), y
con otro comunista reconocido como era Ricardo Muñoz Suay. Todos ellos hicieron replantearse a la
productora sus objetivos, y ésta se arriesgó en proyectos diferentes como El gran festival y Cinco
historias de España, con guiones del italiano Cesare Zavattini, Berlanga y Muñoz Suay, no realizados
definitivamente. Las películas; Fulano y Mengano (1955), de Joaquín Luis Romero Marchent, con la
interpretación de José Isbert, y la coproducción Tal vez mañana (1958), de Glauco Pellegrini, con
intervención asimismo de Muñoz Suay en el guión, demostraron junto al predominio de Bardem -
convencido por Muñoz Suay para que regresara de nuevo-, la mayor adscripción de la compañía a los
postulados comunistas del PCE, a nivel ideológico, y la utilización de la compañía como tapadera para
folklórica, al servicio de la starlette Lolita Sevilla, en la que ésta debía interpretar varias
canciones dentro de la estructura del filme127. La positiva impresión que Esa pareja feliz
(1951), había causado en los dirigentes de Uninci128, provocó que éstos se fijaran en los
dos jóvenes realizadores129. Una de las líneas argumentales que prepararon Bardem y
Berlanga era dramática. La otra, la que al fin y a la postre llevaron a cabo, era cómica.
En un principio, los directores plantearon un guión que giraba en torno a las luchas
entre los representantes del vino y de la Coca-Cola y los problemas que ello acarrearía
llevar a cabo sus actividades económicas desde 1958. En esta época Bardem realizó para Uninci, Sonatas
(1959) y A las cinco de la tarde (1960).
Véase HEREDERO, C.F. Las huellas del tiempo. Cine español 1951-1961. Filmoteca Española y
Filmoteca de la Generalitat Valenciana. Madrid 1994. pp. 311-320. y MONTERDE, J.E. Continuismo y
disidencia (1951-1962). dentro de GUBERN, R. et alii. Historia del cine español. Ed. Cátedra. Madrid
1995. pp.260-261.
127
. Según Francisco Canet: “(...) Uninci no se creó como empresa mercantil sino como una empresa para
hacer buen cine (...)”. Respecto al surgimiento de Uninci, en opinión de Bardem: “(...) Joaquín Reig era
bien visto por el Régimen porque había sido cura y hablaba alemán, y había hecho documentales
antisoviéticos (...)”. Recordemos que uno de los objetivos del cine oficialista del franquismo era el
discurso anticomunista, con lo cual Reig quedaba fuera de toda duda ante los ojos del Caudillo.
Paradójicamente, comunistas como Muñoz Suay o Bardem estaban detrás o relacionados con Uninci.
Declaraciones tomadas del documental realizado por PALACIOS, M. 50 años esperando a Mister
Marshall. Realizado por Produce + para Canal +. 2002. También observa Alicia Salvador que la
presencia de Lolita Sevilla en la película era previa al guión de la misma: SALVADOR MARAÑÓN, A.
De Bienvenido Mr. Marshall a Viridiana. Historia de UNINCI: una productora cinematográfica española
bajo el franquismo. Ed. Egeda y 8 y medio. Madrid 2006. p. 164.
128
. Ibídem. pp.31-32. De este modo relataba Bardem el encuentro con Francisco Canet y los ejecutivos de
Uninci: “(...) El 13 de octubre de 1951. Lo sé porque el día anterior, 12 de octubre, habíamos organizado
una proyección de Esa pareja feliz para amigos y curiosos en el cine Pompeya, y fue tal el éxito que hubo
que repetirla. Íbamos bajando la calle Barquillo, ya a la altura de Alcalá, Berlanga, un servidor y Ricardo
Muñoz Suay. Y Ricardo se encontró con un tal Francisco Canet, al que conocía no sé si de la guerra. Éste
era el constructor de decorados de los estudios CEA, que estaba en una productora recién creada llamada
Uninci. Antes habían participado en una película, los Cuentos de la Alhambra, que sirvió de lanzamiento
a otra cantante, Carmen Sevilla. Canet y sus socios estaban buscando talento joven para hacer algo
diferente. Muñoz Suay le dijo a Canet: ... pues si quieres te paso la copia y ves la película de estos chicos
..., y esa misma tarde les llevó la cinta (...)”.
Según Francisco Canet, el encuentro se produjo de la siguiente forma: “(...) Ricardo me trajo la película, y
me gustó. En aquel momento el cine español producía películas de misiones, históricas, algunas muy
respetables y de mucho éxito, y también algunas folklóricas. Yo vi en Esa pareja feliz algo distinto, algo
nuevo. Trataba un tema actual. Era lo que buscábamos. Entonces le pedí a Ricardo que me dejara la copia
y accedió. Yo le llevé la cinta a Joaquín Reig y estuvo de acuerdo conmigo. Propuso hacer una reunión
con los socios de Uninci, la mayoría valencianos, y encomendar a Bardem, Berlanga y Muñoz Suay la
creación de un departamento de producción dentro de la empresa. Y dije, bueno, pues mira, hemos
acertado. Como yo era amigo de Ricardo quedé encargado de proponérselo, lo hice y aceptaron. Luego se
montó una asamblea que fue larguísima, en la que se habló del cine, de las artes y de todo (...)”.
129
. Ibídem. Declaraciones de Canet: “(...) El tema de Esa pareja feliz me produjo una sensación en la
forma de tratar los problemas de la vida en esos momentos y me impresionó (...)”.
4. UN RODAJE PROBLEMÁTICO.
Entre el 21 y el 23 de septiembre de 1952, comenzó el rodaje de la película en el
pueblecito madrileño de Guadalix de la Sierra. De todos modos, antes de dar con
Guadalix, se visitaron unos treinta o cuarenta pueblos, hasta hallar finalmente el mítico
a la postre Villar del Río. Fue un rodaje problemático, que debió durar unas nueve o
diez semanas, aunque las previsiones del plan de rodaje solo fuesen siete. Lo que
siempre ha recalcado Berlanga es la buena disposición para la figuración, en algunos
casos con frase, de los habitantes de Guadalix de la Sierra. En el homenaje tributado al
valenciano en la localidad madrileña con motivo del cincuentenario del rodaje del filme,
Berlanga declaraba, en cordial conversación con los guadaliseños que: “(...) jamás he
encontrado en ningún otro rodaje en pueblos la disposición de los habitantes para filmar
130
. El historiador Román Gubern añade que la temática inicial referida a la implantación de la fábrica de
Coca-Cola en España, provocaría en el filme una auténtica revolución en las costumbres y tradiciones
nacionales, siendo este ya un tema relacionado con la naciente sociedad de consumo (como ya se podía
observar asimismo en Esa pareja feliz (1951), e incluso en Aquí hay petróleo (1955)).
131
. Berlanga cobró diez mil en metálico y quince mil en acciones de la empresa. Bardem, por contra,
invirtió los términos cobrando quince mil en dinero contante y sonante, quedando las diez mil en acciones
de Uninci.
Véase en CASTRO, A. Un renovador del cine español. Juan Antonio Bardem. Entrevista. R. Dirigido
por. Nº 245. Abril 1996. pp.52-63.
132
. LARA, F. y RODRÍGUEZ MERCHÁN, E. Miguel Mihura. En el infierno del cine. Seminci.
Valladolid 1990. pp.200-211.
SOJO, K. La importancia del guión en Bienvenido, Mister Marshall (1952). Aportaciones de Bardem,
Berlanga y Mihura. Dentro de CARRATALÁ, J.A. y SANDERSON, J.D. Relaciones entre el cine y la
literatura: El guión. Ed. Universidad de Alicante. Alicante 1997. pp. 57-65.
133
. Declaraciones de Berlanga. 50 aniversario del rodaje de Bienvenido, Mister Marshall (1952).
Intervienen: Luis G. Berlanga, Agustín Tena y Kepa Sojo. Guadalix de la Sierra, 11-10-2002. A este
respecto los habitantes del pueblo y Berlanga recordaron anécdotas del rodaje y departieron sobre
momentos específicos de la filmación, sobre los salarios pagados a los figurantes etc etc.
134
. De esa manera, Berlanga era apodado Viladomat, en referencia al director Domingo Viladomat,
famoso por sus dudas en los rodajes y director, entre otras, de Cerca del cielo (1951) y Gayarre (1958).
El valenciano tenía entonces, tan sólo, 31 años. También durante este rodaje nació un apelativo utilizado
posteriormente por Berlanga que es Mister Cagada, ya que al finalizar el rodaje de muchos planos el
valenciano solía decir: Vaya cagada. También era llamado Berlanga por Bardem fanfarrón negativo ya
que éste solía alardear pero al revés. Véase en FRANCO, J. Bienvenido Mister Cagada. Ed. Aguilar.
2005.
135
. Y así y todo, La vaquilla, es una de las obras más interesantes del valenciano, que, a pesar del fuerte
varapalo dado por la crítica, fue un rotundo éxito de público. Por otro lado, dos de los filmes más
desafortunados de Berlanga, Moros y cristianos (1987) y París-Tombuctú (1999), se llevaron a cabo en
medio de maravillosos rodajes, según ha declarado en diversas ocasiones el director valenciano.
136
. En PICÓN, S. Bienvenido, Mister Marshall en su 50º aniversario. Ed. Ayuntamiento de Guadalix de
la Sierra (Madrid) 2002. p.11., se citan la fecha de inicio y la del final del rodaje de la película en el
pueblo, en un apartado de la obra titulado: “Como nace Bienvenido, Mister Marshall”.
137
. TENA, A. 50 aniversario de Bienvenido, Mister Marshall. Ed. Tf. Madrid 2002. pp.120 y 121. El
autor de este libro añade: “(...) El estreno tiene lugar (...) a las once de la noche, en el cine Callao de
Madrid. Inmejorables el lugar y la fecha. El sábado posterior al Viernes Santo fue durante décadas el día
ideal para lanzar un producto teatral o cinematográfico. (...)”. SALVADOR MARAÑÓN, A. De
Bienvenido Mr. Marshall a Viridiana ... op.cit. p.195. Nota a pie de página 35: Según Alicia Salvador, la
película perdió el ranking de permanencia en las salas, siendo superada por La guerra de Dios (1953), de
Rafael Gil.
138
. Correctamente citados los dos galardones del certamen galo fueron: Premio internacional a la mejor
película de Humor del Festival de Cannes 1953, y Mención especial al mejor guión (Luis García
Berlanga, Juan Antonio Bardem y Miguel Mihura) de la FIPRESCI.
139
. SOJO GIL, K. Americanos os recibimos con alegría. Una aproximación a Bienvenido Mister
Marshall. Ed. Notorious. Madrid 2009. p.177.
momento que no era otra que España, mientras que en la obra de Berlanga sucede lo
propio entre los españoles ávidos de ayudas y los imperialistas norteamericanos (140).
Con respecto al filme de la factoría Ealing Pasaporte para Pimlico, el barrio de Londres
donde se ambienta la película tiene un anhelo parecido al de Villar del Río y a pesar de
la penosa situación de postguerra que padece, por medio de la solidaridad de sus
habitantes se intenta sacar adelante la situación, como sucede en la película española.
Además, hay varias secuencias en el filme británico que anteceden claramente a lo que
sucede en el filme de Berlanga: la emisión del noticiario Gaumont en la película Ealing
y el NO-DO sobre los Estados Unidos en la española, los aviones que lanzan víveres a
Pimlico en los que se basa la secuencia del sueño del labriego Juan, o la llegada de la
lluvia regeneradora al final de ambas obras (141).
Por último, en lo que concierne a Milagro en Milán hay coincidencias y divergencias en
el filme de Berlanga. Mientras en la película española la realidad prevalece frente a la
fantasía: los Reyes Magos no existen y pasan de largo, en el filme italiano la fantasía
predomina sobre la dura realidad: la paloma de Totó concede deseos, pero el dinero no
da la felicidad (142).
En lo que atañe a los consecuentes, Bienvenido Mister Marshall, como cualquier otro
gran éxito de la historia del cine generó una serie de películas españolas en la misma
década de los cincuenta que, partiendo de una premisa similar relacionada con la
política internacional del momento y ambientadas principalmente en el medio rural
castellano, intentaron con mayor o menor fortuna lograr el éxito de la película de
Berlanga. Entre los títulos más destacados que siguieron la estela del filme del
valenciano se encuentran: Todo es posible en Granada (1954), de José Luis Sáenz de
Heredia, Aquí hay petróleo (1955), de Rafael J. Salvia, sin duda la mejor del lote, El
puente de la paz (1957), también del prolífico Salvia, y El hombre del paraguas blanco
(1959), de Joaquín Luis Romero-Marchent (143).
140
. Ibídem. p.178.
141
. Ibídem. p. 180.
142
. Ibídem. p. 182.
143
. Abordamos de manera monográfica este tema en el siguiente artículo: SOJO GIL, K. La comedia
rural española de los cincuenta como consecuente de Bienvenido Mister Marshall. Revista Latente, nro.
7. Universidad de La Laguna. Tenerife 2009. pp. 45-59.
HEREDERO, C.F. Las huellas del tiempo ... op.cit. 1993. p.241. “(...) Hay una comedia populista de
ambientación rural y de inspiración básicamente italiana -casi siempre degradada- que tiene en títulos
como Aquí hay petróleo y El puente de la paz, dirigidos ambos por Rafael J. Salvia, dos propuestas bien
elocuentes. La segunda conlleva, incluso una alusión paródica al conflicto del año anterior en el Canal de
Suez: un recurso tendente a comentar los sucesos de actualidad que había inaugurado con más sentido y
menos oportunismo Bienvenido, Mister Marshall. Puede distinguirse, incluso, una vena satírico-moral de
equivalente herencia italiana en fábulas tan inclasificables como la fantasiosa mezcla genérica que exhibe
El diablo toca la flauta, o en la recreación idealista y libre de un cuento de Washington Irving que supone
Todo es posible en Granada, de Sáenz de Heredia (...)”.
MONTERDE, J.E. Continuismo y disidencia (1951-1962). Dentro de VARIOS: Historia del cine
español. op.cit. p.272. “(...) Paralelamente al desarrollo de esa comedia urbana, se alineó una variante
rural, impulsada por el éxito de Bienvenido, Mister Marshall, de Berlanga y de Pane, amore e fantasia de
También en los sesenta y setenta se ven ecos del filme que nos ocupa en subproductos
como El turismo es un gran invento (1968), del prolífico Pedro Lazaga con el inefable
Paco Martínez Soria a la cabeza o Cuando el cuerno suena (1974), de Luis M. Delgado.
Sin embargo el caso más llamativo de película inspirada en Bienvenido Mister
Marshall, aspecto que muestra la vigencia y perdurabilidad del filme original, es el
largometraje egipcio Ziyara as said ar rais (La visita del señor presidente, 1994), de
Munir Radi, obra descaradamente inspirada en la película de Berlanga ambientada en
una pequeña aldea egipcia en la década de los setenta, cuando los países árabes
abandonaban la influencia soviética para acercarse a los Estados Unidos ( 144). La
premisa argumental es similar y los habitantes del pequeño pueblo egipcio esperan la
llegada del presidente de los Estados Unidos a su aldea y para ello hacen una serie de
preparativos que caen en saco roto como sucede en la película de Berlanga ya que en
esta ocasión los americanos también pasan de largo y dejan a los pobres egipcios
sumidos en la misma desesperanza que los habitantes de Villar del Río.
Risi; en esa línea se situarían films como El diablo toca la flauta (1953), Todo es posible en Granada
(1954) de Sáenz de Heredia, ¡Aquí hay petróleo! (1955), El hombre del paraguas blanco (1957) y El
puente de la paz (1957), aunque ninguno alcanzó los valores de su modelo (...)”.
144
. Como avance a esta investigación, publicamos en 1997 un artículo en la revista Secuencias, de la
Universidad Autónoma de Madrid, en el cual dimos una primera aproximación a este descubrimiento tan
novedoso y original. La ficha completa del artículo en cuestión es: SOJO GIL, K. Una versión egipcia de
“Bienvenido, Mister Marshall”: “La visita del señor presidente”. Revista Secuencias. Nº 6. Ed.
Universidad Autónoma de Madrid. Abril 1997. pp. 51-64.
145
. SOJO GIL, K. Americanos os recibimos con alegría…. op.cit. p.130.
ocupa, y acerca de las cuales ya hablábamos en otro punto de este trabajo, son
principalmente el alcalde, el cura, el médico, el hidalgo venido a menos ... En fin, se
trata de las fuerzas vivas del pueblo que eran quienes, claramente, detentaban el poder
de una forma arbitraria, siguiendo la corriente al poder provincial y, por supuesto, al
central. No podemos considerar la presencia en el filme de ningún terrateniente claro,
aunque, como corresponde a la estructura de la propiedad en Castilla, es posible que el
hidalgo venido a menos pudiera detentar algunas tierras, aunque este hecho no se da a
entender en ningún momento, y Berlanga presenta al personaje como a un símbolo de la
España del pasado, con sus glorias históricas y militares de las que sólo quedan los
recuerdos, como se parodia claramente en el sueño de este personaje146. Respecto al
resto de personajes de las fuerzas vivas, podríamos englobarlos dentro de un grupo que
sería el de las clases medias, donde conviven individuos pertenecientes a profesiones
liberales: maestra, médico, farmacéutico.., junto a pequeños terratenientes como el
alcalde, del cual, sí queda claro que posee tierras y que desea evitar toda clase de
problemas con la administración, ya que sus desmanes y abusos de poder le dejan en
una posición privilegiada en el pueblo.
Otro aspecto remarcable de la película es su alusión explícita a los Planes Marshall de
los que España se estaba quedando fuera ya que Europa occidental entraba en la órbita
capitalista tras el fin de la II Guerra Mundial y a España le costaba salir de su propia
postguerra. Además en nuestro país había una dictadura a la que estaba costando entrar
de nuevo en el panorama diplomático mundial. La cruzada anticomunista y la
supeditación a Estados Unidos eran una prioridad para Franco que veía a los americanos
pasando de largo, como en la película, si bien la rúbrica de los Acuerdos bilaterales
entre España y Estados Unidos del 26 de septiembre de 1953, alinearon a España en el
bloque capitalista y dinamizaron la presencia paulatina del estado en el concierto
internacional como precedente del desarrollismo de los años sesenta (147).
Para finalizar, es preciso comentar que en Bienvenido Mister Marshall y otros filmes
del período se observa una ideología regeneracionista que recupera esta corriente de
pensamiento de fines del XIX y que comparte una orientación noventayochista muy
típica de periféricos enamorados de Castilla como es el caso del valenciano Berlanga
(148). Este regeneracionismo basado en la solidaridad, en el pensamiento de que el
esfuerzo cotidiano va a dar frutos y en la renuncia a ayudas externas, va a tomar varias
vertientes que confluyen en Bienvenido Mister Marshall. Desde el falangismo
desencantado de algunos artífices del filme, al comunismo clandestino de otros, todo
ello recupera la idea de regenerar a España desde diversas ópticas y muestra que a pesar
de que los americanos pasen de largo, cosa que no sucedió finalmente, la solidaridad de
todos los habitantes del pueblo que contribuyen en pagar la mascarada y la lluvia
regeneradora (el agua como elemento fundamental para articular el trabajo rural),
originen un esperanzador mensaje implícito en este gran filme, seguramente el más
importante del cine español.
146
. Incluso se le podría buscar una adscripción política monárquica.
147
. SOJO GIL, K. La presencia estadounidense en Bienvenido Mister Marshall (1952) y en otras
películas españolas de los cincuenta. Dentro de BARRIO ALONSO, A., DE HOYOS PUENTE, J. Y
SAAVEDRA ARIAS, R. (eds.) Nuevos horizontes del pasado. Culturas políticas, identidades y formas
de representación. Ed. PubliCan. Universidad de Cantabria. Santander 2011.
148
. SOJO GIL, K. Sobre el ideario regeneracionista en Bienvenido Mister Marshall y en el cine español
de los años cincuenta. Revista Film Historia. Nº 10. Barcelona 2011.
Ficha técnica:
Ficha artística:
Lolita Sevilla (Carmen Vargas), Manolo Morán (Manolo), José Isbert (El alcalde, don Pablo),
Alberto Romea (El hidalgo, don Luis), Elvira Quintillá (Srta. Eloísa, la maestra), Luis Pérez de
Leon (El parroco, don Cosme), Félix Fernández (el médico, don Simón), Fernando Aguirre (El
secretario del ayto.), Joaquín Roa (El pregonero), Rafael Alonso (El enviado), Fernando Rey (El
narrador), Nicolás Perchicot (boticario), Emilio Santiago (barbero), José Franco (el delegado
general), José María Rodríguez (José), Ángel Álvarez (Pedro), Elisa Méndez (doña Rosario),
Matilde López Roldán (doña Matilde), José Vivó (secretario delegado), Manuel Alexandre
(secretario delegado), José Castillo (secretario delegado), Aquilino Ballesteros, Pepito Vidal
(Pepito), Pablo Tallaví (juez del CAA), Manuel Rosellón (rey mago), José Rodríguez Lapuente
(rey mago), Enrique Macedo (rey mago), Rafael Cortés (vaquero), Joaquín Bergía (vaquero),
José Riesgo (vaquero), Antonio Florido, Emilio Vidaurreta, José Alburquerque, Bernardino
Laso, Francisco Bonilla.
Premios y menciones:
Premio internacional a la mejor película de Humor del Festival de Cannes 1953. Mención
especial al mejor guión (Luis García Berlanga, Juan Antonio Bardem y Miguel Mihura) de la
FIPRESCI. Festival de Cannes 1953.Primer Premio del Sindicato Nacional del Espectáculo.
Premio del CEC al mejor argumento original (Luis García Berlanga, Juan Antonio Bardem y
Miguel Mihura) y a la mejor música (Jesús García Leoz) 1953. Premio a la mejor película del
año para la revista “Triunfo”.
Kepa Sojo
A modo de introducción
Pocos ejercicios artísticos resultan tan complejos y tan costosos como concluir un
largometraje en España. El guionista, el productor y el director deben mostrar tanta
constancia y tanta osadía como el mejor de los atletas de resistencia. La mayoría de las
películas españolas se parecen a pedradas, algunas son certeras, como la lanzada por
David sobre Goliat, sin embargo, la mayoría se arrojan con fuerza pero,
desgraciadamente, desatinan en su diana y ni el público ni la crítica las apoyan. Así, la
mayor parte de la producción anual la realizan directores que no volverán a firmar
grandes obras y productoras que en el mejor de los casos solo pueden afrontar un título
al año. La repetida metáfora que compara al cineasta español con un francotirador
aislado en una industria hostil no refleja con claridad el problema, más bien se tratan de
héroes osados que disparan hondazos.
Tanto Rafael Azcona como Luis García Berlanga, coguionistas en todos los textos,
sentían admiración y cariño hacia estas obras. Azcona en un ataque de sinceridad le
confesó a Pedro Olea que no quería trabajar más con él, porque lo único que le gustaba
era escribir películas que protagonizase José Luis López Vázquez (piedra fundamental
de la saga, “hijo del Marqués de Leguineche”) y García Berlanga explicó que si no
149
La saga dirigida y protagonizada por Santiago Segura ha superado en público a la trilogía nacional.
Torrente comparte muchos de los aspectos de casticismos y trasgresión que analizaremos en el artículo.
Nos encontramos, por tanto, con una serie de proyectos, algunos filmados y otros no
conclusos, que configura un universo único en la historia del cine español. La saga del
Marqués de Leguineche y de sus amigos se debe comprender como un suceso
asombroso y poderosamente único. Esta singularidad nos hace enfrentarnos con una
perspectiva también original. No se trata solo de analizar una película, sino de entender
nada menos que cinco proyectos independientes pero deudores cada uno de los
antecesores. Entrar en esta comunidad tan basta supone seleccionar y escoger una
mirada para obviar algunos aspectos y centrarse únicamente en otros. Nuestra mirada al
analizarlos se enfocará en lo absurdo, en entender este gigante proyecto, nacido por el
éxito de una película, como un homenaje a lo incoherente y al dislate.
revancha o de una venganza. Después de años en los que estos autores han visto como
sus guiones se rechazaban, se ignoraban, se manipulaban y hasta se transformaban en
otras cosas por censores y lectores religiosos incompetentes; ahora, Berlanga y Azcona
describen al poder franquista.
Sin embargo entender esta película como simple revanchismo carece de sentido porque
curiosamente la descripción que hacen de los dirigentes, el trazo con el que los dibujan
y la mirada desde que los contemplan es libérrima pero, a la vez, cercana a la misma
óptica con las que contemplaron a los personajes de Plácido, de El verdugo e, incluso,
similar (aunque sin ternura) a la que se utilizó para mostrar a los habitantes de Villar del
Río en Bienvenido, Míster Marshall. Pero, como señala D. Font, sí hay un salto
importante que resulta imposible ignorar:
Aún más importante que esta mirada iracunda es el salto temporal. Durante todas sus
películas anteriores la pareja Azcona-Berlanga habían retratado lo contemporáneo, es
decir, lo que acontecía precisamente en ese momento. Salvo en Novio a la vista, Luis
García Berlanga no se había interesado en lo “histórico”152. Esteve Rimbau153 centró su
crítica a la película precisamente en este aspecto “histórico”. La escopeta nacional nos
ofrece la manera conque Berlanga y Azcona habrían mostrado a las autoridades y a los
dirigentes franquista si les hubiesen dejado en su momento, pero esta contemplación ya
no es contemporánea sino “histórica”. No ocurre como en El verdugo o en Plácido
donde la crítica a la política y a la sociedad del franquismo se produce simplemente al
narrar unos hechos contemporáneos y crueles, sino que en La escopeta nacional hay
150
Domenech Font: Crítica a “La escopeta nacional”. Fotogramas. 1978. Disponible en el archivo virtual
del Ministerio de Cultura. Cervantesvirtual.
151
Crítica de La escopeta nacional de Fernando Trueba en el periódico El País. 19/09/1978.
152
Novio a la vista, como bien han explicado, Román Gubern y otros autores es un proyecto que se
engloba con más claridad en el universo castizo y sentimental de Edgar Neville generador del guion y en
la puesta en escena del promotor el director y productor Benito Perojo. Por ello este largometraje de
Berlanga se asemeja más a la zarzuela “Bohemios” (adaptación madrileña de La Boheme) y a la obra de
teatro de “Quince años” de Edgard Neville que al realismo grotesco y bufo que construirán Rafael
Azcona y Berlanga.
153
Esteve Rimbau: “Crítica a La escopeta nacional” en Dirigido por, Núm 57. Págs. 33-34. 1978.
que retroceder en el tiempo. Estas acciones ya no son tan reales y resultan algo más
artificiosas. El imaginar personajes ficticios y el no recurrir a datos precisos transforman
la película en una gran metáfora, pero pierde en valentía y no se expresa de una forma
tan osada como los largometrajes rodados a finales de cincuenta y principio de los
sesenta.
La escopeta nacional comienza con un largo plano general, desde una torre se observa
una gran dehesa y una gran villa, el campo parece un lugar apacible y saludable, sin
embargo, como observó José María Folgar de Calle154, la placidez se rompe
rápidamente. De golpe arrancan los sonidos de un rebaño: lo balidos de las ovejas, el
percutir de los cencerros. Estos sonidos aparecen de una forma sutil que encaja con el
ligero paneo con el comienza el plano, pero pronto se transforman ensordecedores y los
animales ululan desesperados. El rebaño, que no aparecerá nunca en el largometraje, se
atoja inmenso y gigantesco. Berlanga une metafóricamente a las ovejas invisibles que
balan con los nombres de los actores y los del equipo técnico155. Y precisamente cuando
el alboroto termina de golpe aparece la pareja protagonista: el industrial catalán Canivell
(José Sazatornil) y su amante. Este bello plano y su excelente sonido nos sitúan en la
trama y en el tema de la película: no habla del campo o de la trashumancia, sino del
rebaño que ha sido toda España durante años156.
154
FOLGAR DE CALLE, José María: “La escopeta nacional”. En PEREZ PERUCHA, Julio: Antología
crítica del cine español 1905-1996. Cátedra / Filmoteca Española. Madrid. 1997. Pág. 776-778.
155
El primer crítico que se percató de los balidos y de que esto sería “un juicio de valor sobre lo que
vamos a ver a lo largo de la obra” fue Ángel Pérez Gómez en “Los tiros de Berlanga”. Razón y fe.
Diciembre 1978. Pág. 467.
156
José María Folger de la Calle compara acertadamente esta metáfora con la usada por Charles Chaplin
en Tiempos Modernos. Sin embargo, la “metáfora” se antoja más moderna en la película de Berlanga ya
que no ese establece un paralelismo tan simple como en el largometraje de Chaplin: plano de ovejas y
plano de multitud de obreros; sino que se realiza de forma más moderna: con el uso del sonido y sin
recurrir a mostrar visualmente a ninguno de los términos de la comparación. Ni el rebaño ni la sociedad
española aparecen visualmente mas el espectador capta el significado.
157
Sobre el arco berlanguiano existe un interesante capítulo de síntesis en el libro del profesor Perales.
PERALES, Francisco: Luis García Berlanga. Cátedra, Madrid, 1977. Pág. 121.
158
Así en la crítica del estreno de la película en la “Hoja del lunes”, Ángel Crespo titula su comentario
con el nombre del personaje: “Jaume Canivell”. Hoja del lunes. 18/09/1978. También y de forma mucho
más significativa el porfolio de la película y el catálogo de mano repartidos el día del estreno y
conservados en la Filmoteca Española, B11193, presentan una sinopsis donde le único protagonista de la
película es Canivell. El marqués de Leguineche si no aparece si quiera en este resumen: “Jaime Canivell,
fabricante de porteros mecánicos, asiste en los alrededores de Madrid a una cacería importante, porque le
han dicho que es, en estos acontecimientos, donde se puede relacionar con las personas que son
Luis José Leguineche podría parecer uno de esos personajes dislates y obsesos sexuales
que abundan en el cine “S” español de los setenta y principios de los ochenta. Sin
embargo a diferencia de todos ellos, que se esmeran en ligar y hasta en trabajar, él es un
hijo de nobles y espera vivir y seducir con el mínimo esfuerzo. El único acto osado que
hará durante el film es raptar a la modelo y encerrarse con ella y con su fiel mayordomo
en una casa de la finca. Esta mujer masoquista, ridícula y estulta carece de personalidad
y de la fuerza para tener deseos volitivos. Su único objetivo se basa en protagonizar una
película. Tanto Azcona como Berlanga han sido señalados y acusados de misóginos en
muchas ocasiones. Sin duda personajes como éste sobrepasan la caricatura y la
transforman en un mero objeto, poco se diferencia a esta mujer de la muñeca de Tamaño
Natural.
Canivell no puede comprender nada. Ante sus ojos de “honrado” industrial que acude al
poder para corromperlo, la situación le supera. El espectador dentro del caos que se
impone solo entiende a Canivell. Este personaje recuerda poderosamente a los
personajes “inocentes” de Franz Kafka que una mañana se encuentran con una citación
para un proceso, desconocen la delación y acuden a un gran castillo para realizar un
encargo pero nadie sabe decirles cuáles son los detalles de la acusación o del contrato.
Hay una diferencia fundamental: mientras que los personajes kafkianos han sido
arrojados o capturados por el destino ilógico que les devora, Canivell, como la mayoría
de los personajes de Berlanga, puede renunciar y huir pero es él mismo el que decide
seguir entrando y cayendo en su propia trampa.
influyentes en la buena marcha de su industria. Tras relacionarse con diversos personajes. Jaime se
convence de que el mejor sistema para vender sus productos, es el tradicional: los viajantes”.
quiere montar un negocio, es superado por unos problemas a nivel de Estado que nunca
acaba de entender159.
Sin duda, Canivell funciona como anzuelo para el espectador (el español medio) que no
sabía cómo se desarrollaba una “cacería”. El público descubre junto a Canivell en qué
cosiste este acto. Sin embargo, como hemos visto, el público también se distancia del
industrial en seguida, el uso del catalán en conversaciones públicas con otros no
catalanoparlantes y la arrogancia de sus actos.
Los otros héroes, o villanos, en importancia narrativa son la propia familia Leguineche:
el marqués y su hijo Luis José. Estos nobles nada tienen en común con el famoso y
tierno hidalgo de Bienvenido, Míster Marshall, ambos se comportan de forma disparata,
caótica y extraña. El marqués de Leguineche lo interpretaba Luis Escobar, que ostentaba
en la vida real el título de marqués de las Marismas del Guadalquivir. Desde el golpe
militar de 1936 Luis Escobar se había posicionado a favor del bando nacional. Es cierto,
que su estilo de vida, su identificación sexual y su manera de entender el arte le alejaban
del franquismo más religioso, pero supo coexistir con él: dirigió películas y, sobre todo,
se encargó de ordenar el teatro español de la posguerra. Luis Escobar pertenecía por
genética a esa nobleza que se retrata en el film, pero no se le podía identificar con ella.
159
CAÑEQUE, Carlos y GRUA, Maite: ¡Bienvenido, Mr. Berlanga! Destinolibro, Barcelona, 1993. Pág.
138.
160
La primera película importante que se rodó con diálogos completamente en catalán fue El judas (1952)
de Ignacio F. Iquino. Por su temática de inspiración religiosa llegó a obtener la máxima calificación que
daba el franquismo (Interés Nacional) en 1952.
de este anciano. Frases delirantes como “llamad a la servidumbre, que esto (su propio
funeral) les encanta” se vuelven no solo verosímiles, sino hermosas. No es extraño que
tras el éxito de esta películas no le faltaran ofertas de personajes a este “nuevo” actor,
desgraciadamente la mayoría de estas nuevas apariciones se basaran en parodias o en
imitaciones de esta creación berlanguiana161.
Sin duda, el personaje clave aunque menor en un principio es Luis José. Heredero del
marquesado y de los títulos nobiliarios, carece de voluntad y sus únicas pasiones son el
sexo, el voyerismo y la masturbación. Seguido, acompañado y motivado por su fiel
mayordomo, Segundo, forman una pareja ridícula, rijosa, estrafalaria y penosa. Durante
el tardofranquismo, las autoridades habían comprendido que la censura debía ser férrea
con lo político pero a cambio, como válvula de escape, debía consentir una tolerancia
con lo sexual. Así desde finales de los sesenta surgirá el landismo. Como bien refleja
Emilio C. García Fernández, el landismo es un fenómeno únicamente español, no solo
porque el actor que lo encarna mayoritariamente sea de este país, sino porque es un
género despectivo con los extranjeros y, a la vez, con los propios hispanos.
La trama de estas historias es más o menos sencilla: un español (y algún amigo suyo)
feo, bajito y bruto decide seducir a una mujer europea (preferiblemente sueca) bella,
alta, inteligente y libre. Incomprensiblemente en algunas de estas obras el protagonista
logra su objetivo: la mujer se enamora del neandertal ibérico. Luis José podría ser en
parte un personaje heredero del landismo. Sin embargo, no es así. Luis José sufre una
terrible indolencia, todo se le presenta como inalcanzable, exageradamente complejo y
vago. A diferencia de los personajes landistas que se enzarzan en las situaciones más
disparatadas o construyen complejas artimañas para lograr a sus amadas suecas, Luis
José se esfuerza lo mínimo y con gran facilidad se conforma con el onanismo solitario o
compartido con su fiel mayordomo. Luis José es un voyeur.
Toda la película podría haber caído en un terrible dislate inverosímil que provocase que
el espectador no sintiera la crítica al franquismo. En este punto es donde Rimbau centró
sus reservas a la película ya que la obra no parece ni señalar ni culpar. Como también
escribió el crítico de El Correo Catalán: “¿La historia? Pues no hay. Se trata de un
trocito, inventado de una historia que andaba por ahí, fabricándose alegremente”162. Es
cierto que se habla vagamente de la nobleza (con un marqués real), que se cita al Opus
Dei y que se critica a la Falange, pero todo queda diluido y filtrado por la bufonada y
por la ausencia de una trama política clara. Sin embargo, este dislate, esta locura es en sí
la mejor crítica posible del franquismo, régimen que mudó de ideología y de gobiernos
con una facilidad extraordinaria y pasmosa. Así, como bien, descubría Diego Galán, La
escopeta nacional no se entretiene en describir la crueldad del franquismo sobre sus
ciudadanos sino que se adentra al centro mismo del poder:
En este film, pocas cosas son tan reales y verosímiles como el propio espacio: la finca
donde se produce la cacería de las aves y donde se agolpan y se golpean estos crápulas y
tarambanas. La hacienda se transforma en palacio y cárcel. Los personajes insultados,
maltratados y humillados no desean huir de la hacienda (como ocurría en la surrealista
El ángel exterminador de Buñuel164), sino todo lo contrario quieren mantenerse en la
casa par lograr sus objetivos. Ellos aceptan ser humillados, insultados, golpeados y
estafados. Solo el miembro del Opus Dei (y sus compañeros), cuando ha sido nombrado
de forma oficial Ministro, decide abandonar el lugar.
162
Crítica al estreno de La escopeta nacional en El Correo Catalán. 12/10/1978.
163
GALAN, Diego: Carta abierta a Berlanga. Semana de Cine Iberoamericano, Huelva, 1978. Pág. 46 y
47.
164
Algunos autores relacionan La escopeta nacional con El ángel exterminador. Es cierto que en ambos
casos el espacio se muestra claustrofóbico y opresivo; un palacio o una mansión se transforma casi de
golpe en prisión y zaurda. Sin embargo, hay una diferencia fundamental y esencial: la actitud de los
personajes. Mientras en la película de Buñuel los personajes intentan huir de ese caos y opresión
surrealistas; en la película de Berlanga ninguno de los invitados a la cacería se alejan o se distancia, todo
lo contrario saben que si se marchan de la hacienda perderán automáticamente sus objetivos económicos,
sociales o políticos. Buñuel crea una pesadilla de la que no se puede huir, mientras que Berlanga
construye una pesadilla porque sus héroes no quieren abandonar el mal.
Fue Francisco Franco (Francis Franco), nieto del general, quien solucionó los problemas
de localización, y gracias a él se consiguieron los permisos de rodaje para la filmación
en aquella finca que reunía las condiciones ideales. Además asesoró a Berlanga sobre
asuntos de cacería y suministró material de atrezzo, que por otra parte hubiera sido
bastante difícil de obtener165.
165
PERALES, Francisco: Luis García Berlanga. Cátedra, Madrid, 1997. Pág. 290.
166
GÓMEZ RUFO, Antonio: Berlanga. Contra el poder y la gloria. Ediciones Temas de hoy, Madrid.
1990. Pág. 359.
167
En la misma línea se manifestó Pedro Crepo, crítico de ABC, en el estreno de la película: “Sería
injusto remitir <La escopeta nacional> exclusivamente a los tiempos que pasaron ya. Berlanga utiliza un
humor de hoy para expresar un tema que es del ayer cercano en primera instancia, pero que tiene después
una superior andadura satírica en cuanto a la crítica que él se hace a la sociedad…”. ABC. 16/09/1978.
Lo que le pasa a la gente es que cuando ve “La escopeta” cree que sucede ahora; no se
ha enterado de que es una película que narra, critica, satiriza costumbres antiguas
superadas por la luminosa democracia. La gente cree que ahora hay cacerías como las
de la película, y que a las cacerías se va para ver a los ministros, a los directores
generales, a trabajarse el asunto, a colocar el rollo, a medrar, a trepar, a enchufarse. Y
que si no eres del grupito, te quedas a la luna de tu pueblo. Y que si no vas de cacería,
mal te veo. (…) Y la gente se ríe -¿con risa amarga?- de los que hay, no de los que
había. Por eso se ríe más fuerte168.
Rafael Azcona y Luis García Berlanga han negado que el proyecto surgiera como una
continuación directa170. Su intención, según ellos, era escribir otro guion distinto, con
otras personas y otra trama pero en palabras del director: “<Patrimonio Nacional> vino
de un atolladero en el que estábamos metidos Rafael Azcona y yo al escribir un guion.
Dijimos: <¿Y si esto le pasa al marqués de Leguineche que viene a Madrid y …?>. Y
así encontramos la salida…”171.
168
Fernando Fernán Gómez: “Sigue la cacería”, revista Interviú. Noviembre. 1978.
169
José Luis Guarner. Fotogramas.
170
Aunque en casi la totalidad de las entrevistas concedidas por Luis García Berlanga dice que la película
no era producto pensando, sí confiesa a Jess Franco, que era coherente rentabilizar el producto.
171
Entrevista Manuel Hidalgo y Juan Hernández Les: “Así se filmó Patrimonio Nacional”.
172
El industrial catalán ha desaparecido del relato. Solo un personaje secundario, un ujier del Palacio de
Oriente (interpretado por Antonio Mingote) cita a un tal Canivell que precisamente en ese momento debe
estar instalando un portero automático en el Palacio de Oriente.
173
Pérez Gómez: Ángel: “Patrimonio nacional. Segundas partes…”. Vida Nueva. 2/05/1981.
La mujer del marqués de Leguineche, como todas las mujeres, de la saga es una persona
terrible y castradora. Lleva desde el 1946 tumbada en una cama. Aunque en secreto
anda e incluso realiza ejercicios en una bicicleta estática, ella finge estar inválida y
recibe a las visitas y conocidos postrada en el lecho. El conflicto entre los Leguineche y
ella es total; unos y otros se odian. Para poder echar a su esposa de la casa el marqués
debe conseguir que un juez la incapacite por locura y para ello debe conseguir la
autorización de un primo lejano: “un playboy que vive de la ceca a la meca”, que
interpreta José Luis de Vilallonga.
El personaje que menos fluctúa entre la primera y la segunda película es el de Luis José,
el hijo heredero se comporta del mismo modo que en la primera película. Es un obseso,
un indolente y un zalamero que se enreda y comete las mayores torpezas imaginables
por estar cerca de cualquier mujer, siempre que esta no sea su propia esposa a la que
repudia. Así, Luis José cae prendido con la pareja de su pariente lejano, con las mujeres
que ve por la calle o, incluso, con las manifestantes comunistas que se encuentra en las
calles.
Berlanga y Azcona utilizan estos personajes surrealistas y alocados para construir una
trama inverosímil y extraña: primero la relación con la madre-loca, después un
problema con Hacienda a la que llevan sin pagar desde el año 1931, el playboy de la
familia… Todas las acciones y los acontecimientos que les suceden y provocan son
puro dislate y locura. Y, sin embargo, el espectador se deja atrapar y llevar por la
historia. Gran parte del acierto y de la virtud de la película, es la excelente selección de
actores y la brillante puesta en escena, Jesús Fernández Santos llegó a escribir:
Es también la mejor de su filmografía por el modo preciso en que ha sido rodada: con
una técnica cuyo mejor valor es que apenas se nota, a pesar de sus planos-secuencia
prolongados, repletos de figuras que cruzan, se detienen, se siguen o dialogan entre
muros desnudos y habitaciones desoladas174.
Efectivamente el gran acierto de Berlanga es lograr que sus planos secuencias encajen
uno tras otro sin que el espectador los perciba. Cada plano dura de media 4 ó 5 minutos.
En ellos la coreografía de los actores y los movimientos de la cámara han sido
estudiados y meditados no para asombrar y embobar al crítico sino para que el
espectador medio se sienta atrapado y llevado de un sitio para otro. El cine de Berlanga
y, sobre todo, su puesta en escena parecen ideados para arrastrar al espectador.
El espacio de esta película también fue escogido con enorme acierto: el palacio de
Linares175 de Madrid. Situado en pleno centro, en la plaza de Cibeles, lugar donde
celebran los éxitos los aficionados del equipo de fútbol más importante de la capital.
174
Jesús Fernández Santos “El marques y su palacio”. El país. 31/11/81.
175
Las dificultades para rodar en él palacio de Linares y los trámites para solventarlos están
excelentemente descritos por Francisco Perales: Op. Cit. Pág. 296 y 297.
El mundo se abrió bajo los pies del infortunado joven. Ante tan insólita situación, el
matrimonio decidió recurrir al papa León XIII, y este sabio y santo varón dictó una bula
que se tituló Casti convivere (vivir juntos, pero en castidad). Fue entonces cuando el
joven marqués emprendió la construcción del magnífico palacio de la plaza de Cibeles.
En él se reservaba el marqués la planta baja y los semisótanos, donde instaló sus
oficinas y la gerencia de su gran fortuna. La planta noble estaba toda destinada a la
marquesa, y en el piso tercero situó algunos cuartos de huéspedes y las habitaciones del
servicio. Todo ello soberbio y espacioso. La decoración fue encargada a los principales
artistas de la época (las últimas décadas del siglo XIX). La magnífica escalera imperial
con las balaustradas de mármol, los techos pintados.... Nada se escatimó en la suntuosa
mansión que había de velar la castidad de los enamorados cónyuges176.
La historia recordada por Luis Escobar podría encajar en alguna de las subtramas de la
trilogía nacional, pero además y para aumentar el dislate berlanguiano, años después de
estrenada la película, el Palacio de Linares se reabrió para ser transformado en la Casa
de América. Cuando se iniciaron las obras de rehabilitación en su interior se escucharon
ruidos y psicofonías que llevaron a hablar de fantasmas, visiones y de gritos de los dos
hermanos que convivieron.
La película fue alabada por grande parte de la crítica. El público se interesó por la obra,
pero no tuvo el impacto social de la primera entrega. Patrimonio nacional carecía de la
fuerza y de la solvencia narrativa de La escopeta nacional. Julián Marías acertó en
encontrar uno de los “fallos” de la película, el “guiño” fácil:
176
Luis Escobar: “El fruto del incesto”. El diario El País. 02/04/1989.
que allí se hace y dice no tiene mucho interés; ni siquiera es demasiado inteligible. Se
podría decir que no es una película rigurosamente pública177.
Berlanga insistía que prefería el término “dislate” para referirse a sus obras, no le
convencían ni esperpento ni sainete grotesco. Sin duda, dislate es el adjetivo que mejor
se ajusta a la trilogía nacional y muy especialmente a Patrimonio Nacional.
De las tres películas de la saga Nacional III es la única que sus autores reconocían como
un “encargo” y fruto de las decisiones de los productores más que de sus propios deseos
y expectativas creativas. Entre La escopeta nacional y Patrimonio Nacional había un
salto de temática y de protagonistas, los héroes eran distintos y desaparecía toda la
trama de Canivell. Sin embargo, entre Patrimonio Nacional y Nacional III la evolución
es mucho menor y se entiende con facilidad como una secuela, o una trama heredada de
la anterior. Cualquier espectador puede contemplar la segunda sin haber contemplado la
primera, pero ver la última de las obras sin conocer la película anterior resultaría
complejo y, muy posiblemente, aburrido.
Es lógico: querer sacarle jugo a una historia, a una idea, a unos personajes, suele
funcionar en una o dos entregas, pero después se viene abajo. Ni siquiera el robot
dorado y el robot bajito de La guerra de las galaxias se han mantenido a la misma altura
que en las primeras entregas178.
La trama se basa en la bancarrota total de los Leguineche, que sobrevivían del dinero
conseguido con la venta del palacio familiar. Luis José inventa proyectos y patentes
imposibles. La esperanza de la familia llega con la muerte del padre de Chus, la mujer
de Luis José. La familia viaja a Extremadura con la intención de que la esposa se apiade
de su exmarido y vuelva a aceptarlo de tal forma que así todos puedan vivir de la
fortuna de ella. Allí en una finca en la dehesa la familia se reconcilia. Pero pronto
volverán a complicarse la situación ya que Luis José vende la propiedad de su mujer y
decide huir con el capital a Francia.
177
Julián Marías: “El guiño como género cinematográfico. Gaceta ilustrada”. 03/05/1981.
178
FRANCO, Jess: Bienvenido Mister Cagada. Pág. 180.
Nacional III fue la película que peores críticas obtuvo, los periodistas y también los
investigadores que se han acercado a la obra con posterioridad observan que el guion
está desestructurado todo parece fluir sin demasiado sentido. Las acciones de los
personajes se vuelven inconexas y torpes. Sin embargo, no es cierto que la película
recibiese solo reseñas nefastas. Ni mucho menos, algunos de los críticos importantes
elogiaron y celebraron el film: Manuel Hidalgo, Diego Galán, Antonio Lara, Carlos
Ferrando…
La película se plantea como una fuga desenfrenada: Chus y Luis José quieren escapar al
extranjero con el capital, el marqués de Leguineche sueña con abandonar a su ama de
llaves (Viki) que se ha enamorado de él… estas huidas se mostrarán imposibles y los
personajes caerán en trampas más complejas. En el final de la película, la familia en un
casino de Bayona parece feliz, ellos están contentos. Chus está embarazada y, por lo
tanto, Luis José aportará un nuevo heredero a la saga Leguineche. Pero rápidamente se
desata la tempestad y todo se vuelve hostil: por un comentario de Chus comprendemos
que el hijo que espera no es de Luis José sino que será un bastardo y minutos después el
casino es tomado por los camareros, cocineros y mayordomos que celebran el triunfo
del Miterrand en Francia y, por lo tanto, el fin de las posibilidades económicas de los
Leguineche.
Nacional III había sido una película rentable económicamente, pero su éxito de público
y de crítica menguó exponencialmente, se trataba de un proyecto que había agotado la
veta de los Leguineche. Alfredo Matas fue el primero en considerar que carecía de
sentido mantener la saga y él, como productor, y los guionistas se prepararon para
realizar otra de sus grandes producciones: La vaquilla (1985). Este largometraje, con el
presupuesto más caro de la historia del cine español hasta el momento, hubiese sido
inimaginable sin la trilogía nacional. Tras el éxito de La vaquilla (que puede ser
considerada como su película más popular junto a Bienvenido, Míster Marshall), Luis
García Berlanga rodará Moros y cristianos (1987), una de sus obras menos admirada y
que es recibida sin interés por los espectadores.
Luis García Berlanga cree que aún cabe una salida y piensa en reescribir la historia, algo
que no le interesa demasiado a Rafael Azcona que ya ha comenzado a entrar en el nuevo
universo el de Fernando Trueba. Sin embargo, ambos con la ayuda de Manuel Hidalgo
y Jorge Berlanga, el hijo del director, presentan una nueva versión del texto, titulado
ahora: “¡Viva Rusia!”.
Andrés Vicente Gómez presenta el guion a las ayudas del Ministerio de Cultura de
España en la primera convocatoria de 1991, pero el proyecto es rechazado por falta de
interés y en la segunda convocatoria del mismo año donde se le vuelve a negar la
financiación. Sin la entrada de capital estatal levantar una película es sumamente
complejo en España y el productor abandona el proyecto.
Años después Juan Miguel Lamet179 que fue el Director General de Cinematografía de
esos años escribió un artículo explicando el porqué se rechazó en sendas ocasiones el
proyecto. Esta cancelación no se debía a que el guion careciera de interés sino a que
Andrés Vicente Gómez no había documentado ni explicado con claridad el proyecto de
producción de la obra. Aún más según los barómetros culturales y artísticos del
Ministerio de Cultura se trataba de un proyecto creativo excelente.
Además, Juan Miguel Lamet facilita la única sinopsis de “¡Viva Rusia!” conocida,
aunque la cita es larga la incluimos en su totalidad para poder imaginar cuál sería la
trama de esta cuarta obra:
Consecuentemente con el óbito, la historia comienza con el entierro del finado marqués,
a quien la muerte había sorprendido, según el responso del padre Calvo, Agustín
González, otro clásico de la serie, «en plena lujuria» con Viti, el ama de llaves de
difunto. Antes de esta escena, y como arranque de la narración, Luis José, el impagable
López Vázquez de las películas anteriores, es detenido en el aeropuerto cuando baja la
escalerilla de un avión entre ancianos decrépitos que despliegan una pancarta que
reza: «Los últimos exiliados saludamos a la España del 92». Del apuro es rescatado por
un político de nuevo cuño, Álvaro, marido actual de Chus, la ex mujer que venía
encarnando Amparo Soler Leal.
Toda la familia Leguineche se da Cita, pues, en el cementerio para, desde allí, partir
hacia Serranillo del Cigarral, donde Jaume Canivell (Sazatornil) y Mercé (Mónica
Randall), su esposa, actuales propiet arios de la finca, ahora Can Canivell, habían cedido
al desaparecido marqués la casa de los guardeses y el pozo contiguo, que será motivo de
litigios secundarios a lo largo de la historia, pues, mediada la misma, aparecerá en
escena Sisita, una hermana monja de Luis José, que viene desde África rodeada de
negros para disputarle el título y dedicar la heredad a montar una aldea para emigrantes.
Este nuevo personaje es descrito como «veterana dama de figura delgada y mirada algo
demente, vestida con una mezcla de atuendo árabe y hábito a lo Madre Teresa».
Sin embargo, el núcleo de la acción girará en torno a unos invitados que el difunto
marqués hospedaba en su casa: la condesa Olga Anitchova («la cabaretera con la que
se casó en París tío Luis Ricardo»), el barón Igor Zhilinsky, el pope Nikolai y «Su
Alteza Imperial Alexis, bisnieto del Zar Nicolás y la Zarina Alexandra, nieto de la
duquesa Tatiana», quien, al parecer, fue violada por un cosaco de la guardia, «dando a
la lumière una niña, Irina», de la que se hizo cargo el peluquero de la corte, padre de la
179
Juan Miguel Lamet: “¡Viva Rusia!”. Se puede consultar en
http://www.readme.it/libri/Letteratura%20spagnola/Viva%20Rusia.shtml.
Conociendo de otras andanzas a Luis José, es fácil adivinar que de inmediato pone en
marcha su actividad preferida: convencer a Canivell (halagando su vanidad con la
promesa de un título nobiliario imperial y estimulando su codicia con el espejismo de
grandes negocios moscovitas) para que financie la restauración de la monarquía en
Rusia, que, según todos los indicios, «está a punto de abandonar el comunismo». A
partir de este momento la inusitada trama da entrada a los políticos (en un anticipo más
sutil de lo que después sería Todos a la cárcel), quienes, finalmente, aduciendo la razón
de Estado, se quedan con la troupe rusa, secuestrándola en un helicóptero ante las
narices de Luis José y Canivell, el estafado, como siempre, de la historia.
Hay dos elementos importantes en “¡Viva Rusia!” que habría que destacar: primero que
no apareciera el heredero de Luis José y su esposa, al final de Nacional III se habla del
embarazo (e incluso se intuye que debe ser un hijo bastardo, aunque Luis José no lo
sepa)180. Por otro lado, la llegada de una hermana monja resulta interesante para la
trama, pero parece poco verosímil ya que durante tres largometrajes no se ha hecho
ninguna referencia directa o indirecta. Aún así, la sinopsis que presenta Lamet de
“¡Viva Rusia!” es sugestiva e interesante. En ella no parecía que el dislate y locura se
suavizase; todo lo contrario unos y otros se enfrentaban más y de forma más alocada.
Aunque valorar un proyecto audiovisual solo sobre su guion no realizado se antoja
ridículo, si parece obvio que hubiese sido una película digna de la saga.
Luis García Berlanga no puede ser considerado como un director amusical. No tiene
como Luis Buñuel aversión a la música extradiegética o como Bresson una repulsa de lo
musical. Todo lo contrario su cine se desarrolla con música. Desde Esa pareja feliz y
muy especialmente desde Bienvenido, Míster Marshall (que se puede entender como
180
La esterilidad de Luis José, supondría el final del linaje nobiliario. Algo que enzarza con la propia
Historia de la nobleza y realeza española: Casa de los Austrias o de la familia Murga de los marqueses de
Linares (citado por Luis Escobar).
Tan Berlanga como el tímido Azcona en los últimos años de sus vidas concedieron
entrevistas, dieron conferencias y publicaron trabajos sobre sus obras. Nunca se habló
sobre la ausencia de la música en estas tres películas. Juan Francisco Álvarez, plantea
que pudiese ser por el enfado y frustración que le supuso trabajar con Maurice Jarre, al
cual no entendió. Sin embargo, esta explicación parece un poco endeble ya que
Berlanga había tenido monumentales enfados con otros colaboradores y había repetido
con ellos (para empezar con Juan Antonio Bardem) y además podría haber colaborado
con cualquier compositor nacional para olvidarse de Jarre.
Sin duda, la explicación hay que buscarla en las propias películas. En la historia del cine
hay muy pocos directores que prescindan de la música. Tal vez uno de los más
significativos sea Fritz Lang que rodó en los años treinta y principios de los cuarenta
varios largometrajes sin música en la banda sonora: M, El vampiro de Düsserlof (M,
1931) rodado en Berlín, pero también la filmada en Hollywood Los verdugos también
mueren (Hangmen also Die!, 1943). Algunos directores celebérrimos por su música se
atrevieron a filmar sin melodías en su banda sonora es el caso de la enigmática Los
pájaros (The Birds, 1963) de Alfred Hitchcock. Sin embargo, Berlanga no pretende
causar o provocar con la ausencia de música, su intención no es mostrar un escándalo
más bien surge como algo natural que se deduce de su propia estética.
En todas sus películas los diálogos son esenciales. Ni Berlanga ni Azcona aceptaban los
cánones de representación de Hollywood, cualquiera de sus películas tendría problemas
para ser acepta por un lector de oficio de Hollywood ya que la mayoría de sus diálogos
son “anodinos”, no aportan información a la trama y desde luego no aumentan la acción.
Los dos guionistas españoles se saltan o ignoran los consejos de los grandes teóricos de
la escritura cinematográfica norteamericana: diálogos concisos, claros y que aceleren la
acción. Nada de eso es lo que pretenden nuestros autores. Todo lo contrario, el diálogo
en la obra de Berlanga y, sobre todo, en la trilogía nacional es un ronroneo continuo. A
veces, incluso este ronroneo se transforma en gritos y alaridos hasta convertirse en una
incomprensible algarabía.
El único director de Hollywood que utiliza tanto diálogo es sus películas era Joseph Leo
Mankiewizc, pero a diferencia del creador español, los diálogos del norteamericano
suelen aportar información sobre sus tramas. En la trilogía nacional, los personajes
hablan y hablan, se interrumpen, se pisan y se cortan sus frases. Ninguno parece
escuchar o entender al otro, sino que solo está preocupado en decir, en explicar o
comentar. No hay silencios ni tiempos muertos donde los protagonistas callen y
contemplen. Las escenas, como los diálogos, se siguen uno de tras de otro con rapidez,
sin descansos, sin paradas y sin pausas.
181
En realidad parte del encargo que realizan los productores a los guionistas Luis García Berlanga y
Juan Antonio Bardem es precisamente hacer una película con un determinado número de piezas
musicales.
La única melodía que se escucha en toda la trilogía es al final de Nacional III, los
primeros acordes de “La Internacional” que surgen de un transistor, pero la música
queda ahogada entre los gritos de felicidad y chillidos de los camareros y cocineros que
celebran el triunfo de Miterrand y tararean de forma incomprensible dicha canción. El
triunfo del socialismo francés, es para los Leguineche el fin de su sueño monetario,
cuando la familia parecía haber salvad su riqueza, de nuevo vuelven al caos y a la
inestabilidad. No es casual, sin duda, que en una saga de largometrajes donde el interés
individual y la codicia personal son el motor de las acciones, sea precisamente “La
Internacional”, el canto de los parias del mundo, el que se escuche aunque sea solo unos
segundos. Berlanga contaba cuáles eran sus intenciones en ese momento:
El caso es que en esa secuencia yo pretendía que la salida de los cocineros fuera alegre,
gozosa, con una utilización casi galante de las rosas rojas, que no hubiera desafío182.
ALVAREZ, Joan: La vida imaginaria de Berlanga. Editorial Prensa Ibérica, Barcelona, 1996.
CAÑEQUE, Carlos y GRAU, Maite: ¡Bienvenido Mr. Berlanga! Destinolibro, Barcelona, 1993.
FRANCO, Jess: Bienvenido Mister Cagada. Aguilar, Madrid, 2005.
GALÁN, Diego: Carta abierta a Berlanga. Semana de Cine Iberoamericano-Huelva, Huelva,
1978.
GALÁN, Diego: Diez palabras sobre Berlanga. Instituto de estudios turolense de la Excma.
Diputación de la provincia de Teruel, Teruel, 1990.
GARCÍA FERNÁNDEZ, Emilio C. (Coordinador): Historia del Cine. Fragua, Madrid, 2010.
GARCÍA FERNÁNDEZ, Emilio C.: Historia ilustrada del cine español. Espasa, Madrid, 1984.
GÓMEZ RUFO, Antonio: Berlanga. Contra el poder y la gloria. Escenas de una vida.
Ediciones Temas de Hoy, Madrid, 1990.
GÓMEZ BERMUDEZ DE CASTRO, R: La producción cinematográfica española: 1976-1986,
Mensajero, Bilbao. 1989.
HOPEWELLL, J.: El cine español después de Franco: 1973-1988. El arquero, Madrid, 1989.
HERNÁNDEZ LES, Juan y HIDALGO, Manuel: El último Austro-húngaro: Conversaciones
con Berlanga. Anagrama, Barcelona, 1981.
PERALES, Francisco: Luis García Berlanga. Cátedra, Madrid, 1997.
PEREZ PERUCHA, Julio: Berlanga. Mitemas, Valencia y edición facsímil. 1999.
PEREZ PERUCHA, Julio (Editor): Antología crítica del cine español. Cátedra, Madrid. 1997.
VV.AA: Poética Berlanga. CAVP 2. Madrid. 1993.
182
Manuel Hidalgo: “Berlanga y el gran capital”. Diario 16. 5/12/1982.
Webgrafía
Luis Deltell
Berlanga y la publicidad
Berlanga y la publicidad
María Luisa Pinar Selva (Universidad Complutense de Madrid)
Berlanga, Jose Luis García Berlanga, ha sabido recoger de manera extraordinaria ese
tandem controvertido que constituyen el cine y la publicidad. El mundo de la publicidad
viene reflejado en diversos momentos de su obra183, bien por las referencias y alusiones
que, de manera más o menos implícita, lleva a cabo a lo largo de determinadas
películas; bien porque la misma publicidad constituye el hilo conductor o motor de
arranque de algunas de las películas que dirigió y en las que compartió guión con
autores tan sobresalientes del cine español como Juan Antonio Bardem o Rafael
Azcona.
A lo largo de la intensa obra del autor se suceden títulos tan irresistiblemente
publicitarios como Esa Pareja Feliz, primer largometraje del director , a principios de
los años 50, o, ya avanzada la década de los 80, otra película que, con una temática y en
una línea completamente diferente, hace una extraordinaria lectura de la publicidad y su
influencia en la sociedad de finales de los 80 , Moros y Cristianos. Sin dejar en el olvido
la popular serie de televisión Villa Arriba Villa Abajo que fue el germen de una
fructífera y larga serie de anuncios para un lavavajillas.
Adelantado a su época, Berlanga fue capaz de intuir y recoger la influencia que ejercía,
y que con más fuerza ejercería, la publicidad en la sociedad. Así como la incipiente
sociedad de consumo que se iba, tímidamente, gestando a principios de los años 50.
En este breve texto se llevará a cabo un pequeño recorrido por dos de las películas que,
desde nuestro punto de vista, mejor recogen la relación del cine de Berlanga con la
publicidad, Esa Pareja Feliz y Moros y Cristianos, y nos centraremos muy
especialmente en la campaña publicitaria que protagonizó en la etapa final de su vida,
ésta vez delante de la pantalla. Una campaña realizada para Médicos sin Fronteras 184
183
Conviene puntualizar que excede a nuestro objetivo el análisis pormenorizado de la prolija obra de Berlanga y
únicamente nos centraremos en una reducida parte de su trabajo que sintoniza con el objeto de este texto: el autor y la
publicidad.
184
Médicos sin fronteras es una de las mayores organizaciones humanitarias independientes del mundo, cuya misión
consiste en asistir a poblaciones en situaciones de crisis, sin discriminación por raza, religión o ideología. En 1999
recibió el premio Nobel de la Paz.
bajo el título: Pastillas contra el dolor ajeno185. Éste será el último rodaje del autor que
hizo acopio, una vez más, de esa sensibilidad social y calidad humana de la que
impregnó su obra.
185
La campaña de publicidad tiene por objetivo estimular la conciencia de la sociedad española sobre la falta de
acceso a medicamentos básicos en los países en vías de desarrollo y dar la oportunidad a los ciudadanos de
solidarizarse con todas estas personas a través de la compra de estas pastillas contra el dolor ajeno, que son
caramelos de menta cuyo precio simbólico irá destinado a financiar proyectos de tratamiento de enfermedades
olvidadas.
186
El formato del portavoz es uno de los formatos más empleados durante las primeras décadas de la publicidad
audiovisual en España; se trata de un formato puramente racional en el que una persona que representa a la marca
explica las características, usos o funciones del producto o, como es el caso que nos ocupa, los pormenores del
concurso del jabón Florit.
187
En la última década, el concepto de felicidad ha sido fuertemente capitalizado por la marca Coca Cola.
188
Al mencionar el “estilo berlanguesco” se hace referencia a la extravangancia y surrealismo, casi ficción, con que
el director lleva a cabo una labor eminentemente crítica, consiguiendo, en la mayor parte de los casos, arrancar la más
profunda carcajada en el receptor.
con las que se inicia la película: “solo los hombres van a Madrid”; un ambiente rancio,
con importantes dosis de corrupción, de analfabetismo e incultura.
El director demuestra un magistral dominio y dirección de los actores, que dan lo mejor
de sí interpretando a unos personajes desvirtuados, desdibujados y patéticamente
divertidos. El reparto está liderado por un insuperable Fernando Fernán Gómez, en la
película padre de Agustín González y Pedro Ruiz, ambos ansiosos por heredar el
negocio familiar a cualquier precio, y Rosa María Sardá, Cuqui, que sueña con
convertirse en Ministra y empieza a dar sus primeros pasos en la esfera política de la
mano de un asesor de imagen. José Luis López Vázquez interpreta a ese “asesor de
imagen”, experto en marketing y publicidad, despiadado e inmoral, que aprovechando
la debilidad e ignorancia de la familia, se enriquece gracias a la “confianza ciega” (más
bien ingenuidad o ignorancia) que la familia deposita en la actividad publicitaria como
única vía para alcanzar el éxito.
Fernán Gómez, en el papel de patriarca, líder y cabeza visible del imperio familiar, es
un personaje que desconfía y duda, hasta el final , de la publicidad y de su función. De
talante sórdido y desconfiado, el fin del personaje no podía estar más en sintonía con la
particular visión que mantiene la película de la actividad publicitaria.
Sin dejar atrás la extraordinaria interpretación de Florinda Chico, Andrés Pajares,
Verónica Forqué o Maria Luisa Ponte, entre otros.
El humor, casi la sátira, en un ambiente extravagante, casi esperpéntico, dan luz a una
comedia que pone de manifiesto la genialidad de un director que ha sabido hacer del
humor una herramienta de denuncia sumamente eficaz, herramienta con la que ha sido
capaz de sortear las vicisitudes polítco- sociales de cada momento.
vendidos en las farmacias españolas son analgésicos para algún tipo de dolencia. De ahí
surgiría el concepto alrededor del cual giraría la estrategia publicitaria: EL DOLOR
AJENO; curar el dolor de los que no tienen pastillas. Jorge Martínez creo un concepto
y de él nacería una extraordinaria campaña publicitaria, las pastillas contra el dolor
ajeno.
“unas pastillas que, tomándolas, curaran el dolor de los que no tienen
pastillas… mitigando el dolor de los demás, y haciéndonos sentir mejor a
nosotros gracias a nuestra capacidad para ayudar, y soñé en convertirlas en
el medicamento más vendido en España. Sonaba realmente bien, pero como
suele pasar en estos casos, sonaba un tanto utópico”191.
Tras la acogida favorable y aprobación de la idea creativa por parte del anunciante,
daría comienzo una larga batalla institucional y burocrática, que duraría cerca de una
año, con el firme propósitos de sacar las pastillas al mercado. Ironías de la vida, las
pastillas no eran del todo “legales” porque la legislación europea prohíbe vender como
medicamento algo que no lo es. Tras una importante labor e implicación de Colegios de
Médicos y Farmaceúticos , Faramundi y del Ministerio de Sanidad, y el empeño
inagotable de anunciante y agencia, las pastillas contra el dolor ajeno se hicieron
realidad. En palabras de Jorge Martínez: “conseguimos poner en marcha una extensa
cadena de colaboraciones desinteresadas que harán viable el proyecto”.
Todavía a la venta, se trata de envases con seis caramelos de menta192, con un formato
que simula un medicamento, que se venden en las farmacias españolas por 1 euro.
191
Fragmento extraído de la carta que el director creativo envió a la mujer de Luis García Berlanga para explicar el
concepto que había creado y que nos fue generosamente facilitada para elaborar este texto.
192
Los seis caramelos de menta representan las seis enfermedades olvidadas contra las que lucha la iniciativa: la del
sueño, la tuberculosis, el kala azar, el mal de Chagas, la malaria y el SIDA infantil. Los fondos se destinarán a
financiar proyectos de Médicos Sin Fronteras para el tratamiento de estas dolencias, que se cobran la vida de 14
millones de personas, un 90% en países en vías de desarrollo.
194
Conversación que tuvo lugar entre el productor ejecutivo de Malvarrosa y la mujer de Berlanga días más tarde de
la visita de agencia y productora a casa del director.
195
Poco antes de fallecer, Luis García Berlanga cedió su imagen para esta campaña, como también lo hicieron
Alejandro Sanz, Xabi Alonso, Andrés Iniesta, Andreu Buenafuente o Ferrá Adría, entre otros.
196
La campaña triunfó en la 26ª edición del festival y consiguió uno de los más codiciados galardones, en una edición
en que 6 de los 11 grandes premios quedaron desiertos.
Fui a entrevistar Luis García-Berlanga sobre un buen amigo suyo que había fallecido en
los años setenta, pero la memoria del director había empezado a fallar. Con la mañana
por delante, el privilegio de sentarme con Berlanga y su total entrega para dedicarme el
tiempo que fuese necesario, dejé la entrevista a un lado y escuché…
Me recibió en febrero de 2006 en su oficina del barrio de Moncloa. Era un piso: en una
de las habitaciones estaba su despacho y en otra el de su secretaria, Cristina. Las
conversaciones a voces entre ambos eran propias de un guión berlanguiano. Tras las
oportunas presentaciones y en cuanto accedí a tutearle me trató con una confianza
asombrosa, parecía habitual que yo estuviese allí sentada. ¿Hay que marcar el 0 antes
de todo? ¡Cristina! – Gritó desde su silla- ¿Hay que marcar el 0 para llamar a mi casa?
Fíjate que llevo siete años aquí y aún no se no sé cómo hay que llamar a mi casa. Para
que veas lo que es mi cabeza… -Desiste en la llamada telefónica- ¡Cristina! ¿Tenía algo
más está mañana? ¿Asómate, por favor, un poquito y dímelo? Bueno… voy yo…
¡aunque sabes que estoy cada vez más cojo…! (Suena el teléfono) ¡Ah! ¡Cristina!, ¡qué
hablamos por teléfono como los novios…!
En una de las estanterías de la oficina hay una pequeña escultura de un zapato de tacón
plateado y brillante. Mientras Berlanga habla, me levanto a ver aquel zapato sin su par.
G: Claro.
G: Si…
Tengo dos pasiones, por encima del cine y de todo, que son el
fetichismo y el sadomasoquismo. Y esa mi tragedia porque no he
logrado llegar a ello. A mí el erotismo me gusta vivirlo y lo he
vivido el 5% de lo que me hubiera gustado. En el mundo del
erotismo yo llegué a creer que estas dos pasiones mías iban a estar
en auge y que las mujeres iban acercándose a esto, pero no. Yo
tengo un amigo íntimo escritor, no te diré quien es porque lo
conocerás seguro, y me ha explicado que a ninguna de sus
muchas amantes les interesan estos temas. Hace unos años, en
España había bastantes revistas eróticas sobre esto. En muchas he
colaborado o me las regalaban, había diez o quince y ahora
sobrevivía sólo una en Sevilla, Sumisa, que también ha
desaparecido.
G: La mujer en tu cine…
B: ¡Es que está chica era muy religiosa! Bueno ella no sé…, pero
el padre sí. Después cuando me fui a la División Azul le mande
miles y miles de cartas que no contesto. Y cuando volví se había
hecho novia de mi mejor amigo que era falangista. Yo fui a la
División Azul pero por mi padre, aunque era muy amigo de los
falangistas y los anarquistas. A nosotros, a todo el grupo este de
La Codorniz, donde yo no llegué a escribir, se nos consideraba de
derechas y no lo éramos, yo por mi parte estaría más próximo a
ser un libertario.
Y al cabo de muchos años cuando estaba yo estudiando en el
Instituto de Cine, nos pasaron una película y yo entré cuando
estaba ya empezada, un poco a oscuras. De repente, cuando se
incendio la luz, vi que la que estaba sentada a mi lado era aquella
chica. Así fue como volvimos a vernos y estuvimos saliendo
veinte o veinticinco días hasta que ya ella dijo otra vez que
éramos novios.
ANEXOS
Al hacer click sobre el icono, el vídeo se iniciará utilizando su reproductor de vídeo predeterminado.
Si lo desea puede iniciar el archivo directamente desde la carpeta VIDEOS.
VÍDEOS
FILMOGRAFÍA
Villar del Río es un pueblo pequeño, tranquilo, pobre y olvidado, en el que nunca pasa
nada que se salga de la rutina. Sólo la llegada de la cantante folclórica Carmen Vargas
y de Manolo, su apoderado y representante, ha supuesto una novedad en la aburrida
vida del pueblo. Sin embargo, ese mismo día se presenta de pronto un delegado
gubernativo que anuncia que, de un momento a otro, va a llegar una comisión del Plan
Marshall (proyecto económico americano para la reconstrucción de Europa). El
alcalde del pueblo, un hombre bonachón, decide entonces que toda la población se
disfrace al más puro estilo andaluz para causar buena impresión a los visitantes que
vienen a repartir dinero.
Nada como el pretexto del veraneo para irse hacia las playas en busca de novios
posibles para las muchachas casaderas. Esto pensaban las mamás de principios del
siglo XX. Loli es una adolescente a quien su madre lleva a una playa de moda, la de
San Sebastián, con el secreto propósito de que la chica encuentre un novio conveniente,
concretamente un prometedor ingeniero a quien conocen de veranear siempre en ese
lugar. Pero ella está enamorada de Enrique, un chico de su edad, obligado por su
familia a pasar el verano preparando los exámenes de septiembre.
CALABUCH (1956)
El profesor Hamilton, un sabio ingenuo que creía que las bombas eran buenas para la
humanidad, al darse cuenta de su error, huyó y se llevó consigo todos sus inventos. Se
escondió en Calabuch, un pueblo maravilloso donde la gente aún conserva el sentido
del humor y de la amistad, y espera la muerte como a una vieja amiga que llega sin
prisas.
Narra la historia de Julián, un cutre timador, que intenta colocar un tranvía a un rico e
inculto agricultor. La crítica social, teñida de farsa con su punto anticlerical son las
notas de la historia. En principio iba a formar parte de una serie que sería titulada
"Los pícaros", que al final no llegó a realizarse.
PLÁCIDO (1961)
En una pequeña ciudad de provincias, a unas burguesas ociosas se les ocurre la idea
de organizar una campaña navideña cuyo lema es: "Siente a un pobre a su mesa". Se
trata de que los más necesitados disfruten por una noche del calor y el afecto que no
tienen, compartiendo la Nochebuena con familias pudientes. En medio de los
preparativos se encuentra Plácido, que ha sido contratado para participar con su
motocarro en la cabalgata, pero surge un problema que le impide centrarse en su
trabajo: ese mismo día de Nochebuena vence la primera letra del motocarro, que es su
único medio de vida.
Cuatro historias, basadas en cuatro fábulas de Lafontaine, muestran a una mujer que
intenta recuperar a su marido, un infeliz que quiere suicidarse, un celoso que se asocia
con su rival y una pareja que se queda encerrada en un apartamento.
Dirigida por:Luis García Berlanga (La muerte y el leñador) Hervé Bromberger (El
cuervo y el zorro) Alessandro Blasetti (La liebre y la tortuga) René Clair (Los dos
pichones) , 1963, 114 minutos
Intérpretes:Anna Karina , Jean Poiret , Sylvia Koscina , Monica Vitti , Hardy Kruger ,
Anna Casares , Leslie Caron , Charles Aznavour
Nacionalidad:ESPAÑOLA
Países participantes: ESPAÑA. FRANCIA. ITALIA
Género :Drama.
Productoras:
MARIA ANGEL COMA BORRAS / FRANCO LONDON FILM (Francia) /
MADELEINE FILMS (Francia) / AJACE P.C. (Italia)
EURO INTERNATIONAL FILMS (Italia)
Otros títulos :quatre vérités, Les , quattro verità, Le , Los dos pichones , La liebre y la
tortuga , La muerte y el leñador , El cuervo y el zorro
Notas
Notas a Títulos: Película de episodios cuyos títulos aparecen relacionados en el campo
"Otros títulos"
EL VERDUGO (1964)
José Luis, empleado de una funeraria, proyecta emigrar a Alemania para convertirse
en un buen mecánico. Su novia Carmen es hija de Amadeo, verdugo de profesión.
Cuando éste los sorprende a ambos en la intimidad, los obliga a casarse. Ante la
acuciante falta de medios económicos de los recién casados, Amadeo, que está a punto
de jubilarse, logra convencer a José Luis para que solicite la plaza que él va a dejar
vacante, lo que le daría derecho a una vivienda. Presionado por la familia, José Luis
acepta la propuesta de su suegro, convencido de que jamás ejercerá tan ignominioso
oficio.
Michel, a sus 45 años, tiene todo lo que puede desear: un buen trabajo, una esposa
brillante y una amante joven y apasionada. Pero un día adquiere por capricho una
muñeca de goma que, según su publicidad, es casi real, descubriendo toda la sumisión
y docilidad que no puede encontrar en su esposa. La fijación llega a ser tan grande que
empieza a tener celos y a desconfiar de aquellos que puedan desearla o “mancillarla”.
Dirigida por:Luis García Berlanga , 1973 (en España registrada en 1977) 100 minutos
Argumento :RAFAEL GARCIA BERLANGA, LUIS AZCONA
Guión :RAFAEL GARCIA BERLANGA, LUIS AZCONA
Director de Fotografía :ALAIN DEROBE
Música :MAURICE JARRE
Intérpretes:MICHEL PICCOLI , VALENTINE TESSIER , RADA RASSIMOV ,
AMPARO SOLER LEAL , QUETA CLAVER , JULIETA SERRANO , CLAUDIA
BIANCHI , MICHEL AUMONT
Fecha de estreno :25-02-1978
LA VAQUILLA (1985)
PARÍS-TOMBUCTÚ (1999)
Michel des Assantes, prestigioso cirujano plástico parisiense, comprueba un buen día
que ha tocado fondo: al hastío de su vida con una esposa a la que no ama, un hijo que
le es ajeno y unos amigos a los que desprecia, se une ahora la imposibilidad de batallar
en lo que considera su última trinchera: el sexo. Sin ánimo para quitarse la vida,
Michel compra la bicicleta de un estrafalario ciclista que se disponía a hacer la
travesía París-Tombuctú y, a lomos de tan frágil vehículo, sigue la misma ruta: en su
afán por dejar su vida atrás, Tombuctú se convierte en su imaginación en la Tierra
Prometida.
El sueño de la maestra cuenta como ésta estando ubicada en un aula con todo tipo de
objetos americanos explica a sus alumnos paso a paso y con todo tipo de detalles como
es la ejecución en la silla eléctrica, posteriormente a esta clase emerge en una
romántica ensoñación.
BIBLIOGRAFÍA
SOBRE
LUIS GARCÍA BERLANGA
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
ABAJO DE PABLOS, Juan Julio. Bardem, Berlanga, Buñuel, tres mitos del cine
español. Francy Ediciones, 2006
ABAJO DE PABLOS, Juan Julio y otros. Lo que nunca contó nadie de Luis García
Berlanga, Fancy Ediciones, 2008
CABEZÓN GARCÍA, Luis Alberto. Sin Azcona: conversación con Luis García
Berlanga, L.A.Cabezón, 2008
PÉREZ PERUCHA, Julio. Dossier sobre Luis García Berlanga, Rev. Contracampo,
nº 24, año III, Madrid, 1981.
SOJO GIL, Kepa. La posguerra vista por Luis García Berlanga: ¡Bienvenido Míster
Marshall, en “La historia a través del cine: Europa del Este y la caída del muro, el
franquismo, p- 57-80, 2000.
VICENT, Manuel Viva Berlanga. ALEGRE, Luis (Editor) Cátedra, Madrid, 2009
RECURSOS ELECTRÓNICOS:
http://www.ucm.es/info/especulo/numero28/esperpen.html
http://www.directorescine.com/director/luis_garcia_berlanga.html
http://www.epdlp.com/director.php?id=549
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1846.html
http://www.cervantesvirtual.com/hemeroteca/cinema/presentacion.shtml
http://www.cervantesvirtual.com/FichaAutor.html?Ref=3785&portal=27
<http://www.notariado.org/publicaciones/escritura/numeros/41/19.htm>
__________________________________________________________________________
Para una bibliografía más amplia puede consultarse la obra de Kepa Sojo Gil