Jesús A Través Del Antiguo Testamento Transforma Tu Comprensión de La Biblia - Graeme Goldsworthy
Jesús A Través Del Antiguo Testamento Transforma Tu Comprensión de La Biblia - Graeme Goldsworthy
Jesús A Través Del Antiguo Testamento Transforma Tu Comprensión de La Biblia - Graeme Goldsworthy
a través del
Antiguo Testamento
Graeme Goldsworthy
Jesús a través del Antiguo Testamento: Transforma tu comprensión de la Biblia
Graeme Goldsworthy
Traducido del libro Jesus through the Old Testament: Transform your Bible understanding
© 2017 por Graeme Goldsworthy. Publicado por The Bible Reading Fellowship
Traducción por Samuel Morrison
Todos los derechos reservados. Ninguna porción de esta publicación puede ser reproducida,
almacenada en un sistema de recuperación, o transmitida de ninguna forma ni por ningún medio —
ya sea electrónico, mecánico, fotocopias, grabación u otros— sin el previo permiso de la editorial o
una licencia que permita copia restringida.
Las citas bíblicas están tomadas de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional © 1986, 1999, 2015
por Biblica, Inc.
Prefacio
Sobre el autor
Todo esto es una sombra de las cosas que están por venir; la realidad se halla en Cristo.
COLOSENSES 2:17
Prefacio
Estoy profundamente agradecida de haber crecido yendo a la escuela dominical
donde aprendí las historias del Antiguo Testamento. Estoy agradecida de participar
cada verano en la escuela bíblica de vacaciones, donde hicimos cosas como hacer de
la tierra prometida mapas con sal y construimos las paredes de Jericó con palitos de
helado. Estoy agradecida por toda la historia y la doctrina que aprendí en mis clases
de Biblia en la universidad, por los desafíos personales que tuve al leer libros
cristianos a lo largo de los años y por la expectativa de que Dios me hablaría y me
cambiaría a través de su Palabra que se desarrolló en los años que pasé como adulta
en un estudio bíblico semanal intensivo.
Pero a pesar de lo agradecida que estoy por todas esas cosas, me doy cuenta de
que toda esta inmersión en la Biblia me dejó con poca o ninguna comprensión de la
manera en que la Biblia se articula como un solo relato del desarrollo del plan de
Dios para redimir todas las cosas a través de Cristo. No sabía cómo relacionar la
maldición y la promesa dada en Génesis 3 con todo lo que le siguió. No habría
podido rastrear la historia del éxodo de Israel, el cual entró en la tierra, tomó
posesión de la tierra, fue exiliado de la tierra y regresó a la tierra. No podría haber
explicado cómo se relaciona el reino de Israel en el Antiguo Testamento con el
reino que Jesús anunció en su venida. Miré a los personajes del Antiguo
Testamento como ejemplos a seguir o evitar y nunca imaginé que Cristo estaba
prefigurado en algunos de ellos. Simplemente evité a los profetas del Antiguo
Testamento porque eran incomprensibles y, en mi opinión, en ellos no había nada
que pudiera aplicar a mi vida real aquí y ahora.
Afortunadamente, llegó el día en que comencé a conocer la forma de
comprender más plenamente la historia y los temas de la Biblia, tal como se
presentan y explican en este libro. Cuando descubrí las enseñanzas de Graeme
Goldsworthy, las piezas del rompecabezas empezaron a encajar. La Biblia empezó a
tener sentido para mí de una forma nueva y profunda. Más que eso, Cristo se volvió
más precioso para mí. Ver quién es y lo que logró en su primera venida, a través de
los diversos ángulos del Antiguo Testamento, agregó textura y color.
Cómo desearía haber tenido mucho antes un libro como Jesús a través del
Antiguo Testamento. Envidio a todos los que, a través de las páginas de este libro,
estarán más arraigados en el contenido, la estructura y el significado de la Biblia
mucho antes que yo. A medida que avanzan, estarán capacitados para reconocer
temas importantes que se encuentran en la Biblia de principio a fin. Verán cómo el
Antiguo Testamento apunta a una vida justa y la necesidad de que alguien nos la
proporcione. En lugar de abordar la Biblia como un manual para la vida, o
simplemente como una fuente de inspiración, se orientarán a buscar la progresión
del reino de Dios, así como a comprender las implicaciones de vivir ahora como un
alegre súbdito del Rey Jesús.
Si han pasado toda su vida en la Biblia, pero reconocen que todavía hay brechas
en su comprensión, este libro les ayudará a cerrar algunas de esas brechas. Y si son
nuevos en la Biblia, este libro los cimentará en lo básico para que sus fundamentos
sean firmes y fuertes en la verdad de lo que Dios revela de sí mismo y sus planes y
propósitos en este mundo.
No podría haber mejor guía que Graeme Goldsworthy para el camino hacia una
comprensión más firme de la palabra de Dios. Mi oración por ustedes al comenzar
este libro es que lleguen a amar más a Cristo a medida que lo vean a través de todas
las Escrituras como resultado de su estudio a través de este libro.
Nancy Guthrie
Primera Parte
Comienzo del evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios. Sucedió como está escrito en
el profeta Isaías…
MARCOS 1:1-2
Dios el Señor le dará el trono de su padre David, y reinará sobre el pueblo de Jacob
para siempre.
LUCAS 1:32-33
En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba con Dios en el principio. Por medio de él todas las cosas fueron creadas;
sin él, nada de lo creado llegó a existir. Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre
nosotros.
JUAN 1:1-3, 14
Estos pasajes son importantes porque suponen que tenemos que comprender la
conexión con el Antiguo Testamento para poder entender a Jesús:
Veamos ahora cómo es que el mismo Jesús habló de su conexión con el Antiguo
Testamento («las Escrituras»):
Luego les dijo: «Cuando todavía estaba yo con ustedes, les decía que tenía que
cumplirse todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y
en los salmos». Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las
Escrituras.
LUCAS 24:44-452
Ustedes estudian con diligencia las Escrituras porque piensan que en ellas hallan la
vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor! Sin embargo, ustedes
no quieren venir a mí para tener esa vida.
JUAN 5:39-40
Pero no piensen que yo voy a acusarlos delante del Padre. Quien los va a acusar es
Moisés, en quien tienen puesta su esperanza. Si le creyeran a Moisés, me creerían a
mí, porque de mí escribió él.
JUAN 5:45-46
Nosotros les anunciamos a ustedes las buenas nuevas respecto a la promesa hecha a
nuestros antepasados. Dios nos la ha cumplido plenamente a nosotros, los
descendientes de ellos, al resucitar a Jesús…
HECHOS 13:32-33
Pablo, …llamado a ser apóstol, apartado para anunciar el evangelio de Dios, que
por medio de sus profetas ya había prometido en las sagradas Escrituras. Este
evangelio habla de su Hijo, que según la naturaleza humana era descendiente de
David.
ROMANOS 1:1-3
Por ahora esto es suficiente: podríamos continuar con muchos otros pasajes del
Nuevo Testamento, pero el punto es que el Nuevo Testamento testifica del hecho
de que el Antiguo Testamento es sobre Jesús. Cómo es esto es la pregunta que
intentaré responder en este libro. Dondequiera que vayamos en el Nuevo
Testamento vamos a encontrar citas del Antiguo Testamento, o alusiones a él. Se
estima que en el Nuevo Testamento hay 1.660 lugares donde se menciona al
Antiguo Testamento, ya sea de forma directa al citarlo, o indirectamente por medio
de referencias a su enseñanza e ideas.
Estas consideraciones son suficientes para explicar por qué la iglesia cristiana,
desde sus inicios, ha considerado el Antiguo Testamento como su propia Escritura.
El Antiguo Testamento era la única Escritura que tenían los cristianos hasta que se
escribió el Nuevo Testamento y fue aceptado. El proceso de aceptación comenzó
con los apóstoles, pero la aceptación general de los 27 libros del Nuevo Testamento
puede haber ocurrido tan tarde como en el siglo V. Sin embargo, la historia de la
iglesia también nos muestra que una interpretación cristiana del Antiguo
Testamento siempre ha sido, de diversas maneras, un problema. Así que, desde el
principio, los cristianos han luchado por darle sentido al Antiguo Testamento. Sin
embargo, la iglesia nunca sugirió que deberíamos abandonar el Antiguo
Testamento una vez que el Nuevo Testamento fue recibido como Escritura. La
iglesia siempre ha reconocido que sus sagradas Escrituras constan tanto del Antiguo
como del Nuevo Testamento.
Por supuesto, sin más reflexión, podría ser simplemente posible reducir el
vínculo entre Jesús y el Antiguo Testamento a uno histórico. Se afirma en el Nuevo
Testamento que Jesús desciende de la casa de David de la tribu israelita de Judá. Sin
embargo, eso en sí mismo no establece una relación, sino que un linaje. Hay
millones de descendientes del antiguo Israel, pero eso no los convierte en
cumplidores de las profecías y promesas del Antiguo Testamento. El punto
significativo es que Jesús es proclamado como la respuesta a todas las expectativas,
predicciones proféticas y promesas divinas del Antiguo Testamento establecidas por
Dios mismo. Si este es el caso, entonces hay un sentido real en el que Jesús está
presente en esas promesas y expectativas. Si Jesús es el cumplidor, nos ayudará
mucho a comprender exactamente qué es lo que cumple. Sugerí al principio que
buscar a Jesús en el Antiguo Testamento es más desafiante que buscar a Wally.
Ahora debo matizar eso diciendo que la mayor dificultad existe para aquellos que
ignoran el testimonio del Nuevo Testamento. Si permitimos que Jesús, los apóstoles
y los demás autores del Nuevo Testamento nos guíen, encontraremos a Jesús
revelado en el Antiguo Testamento. Puede que no sea de la manera que
esperábamos, pero él está allí de todos modos.
En resumen:
Nota clave
Jesús, los apóstoles, los escritores del Nuevo Testamento y los primeros
cristianos aceptaron el Antiguo Testamento como un libro sobre Jesucristo.
Consejo: Lee Lucas 24 y fíjate en las conexiones hechas entre la resurrección de Jesús y el
Antiguo Testamento.
Encontramos:
• Leyes y estatutos
• Pactos
• Oráculos proféticos
• Oraciones
• Cantos de alabanza, acción de gracias y lamento
• Dichos de sabiduría
• Genealogías
• Parábolas y fábulas
• Lenguaje poético: metáforas, símiles y simbolismo
• Visiones y símbolos apocalípticos
De la misma forma que en nuestra lectura diaria nos adaptamos a diferentes tipos
literarios (periódicos, libros, revistas, blogs, tuits, etc.), así debemos aprender a
adaptarnos a los diversos tipos de literatura bíblica. Debido a que la Biblia es una
colección antigua, contiene muchos géneros o tipos de literatura que no
encontramos en ninguna otra parte de nuestra vida diaria. Muchas doctrinas
curiosas han surgido de la disposición a leer todos los textos bíblicos de la misma
manera, a menudo como una narración completamente literal.
La unidad de la Biblia
Esta complejidad puede parecer que dificulta mucho la tarea de leer la Biblia y, si
somos realistas al respecto, hay partes de la Biblia que requieren cierto esfuerzo. Sin
embargo, no deberíamos decir simplemente: «¡Es demasiado difícil!», y rendirnos.
Digo esto porque hay una estructura discernible en la revelación bíblica que
depende de la trama de la historia redentora de Dios.
La unidad de la Biblia es algo en lo que creemos porque Jesús y sus apóstoles
aceptaron claramente que los libros del Antiguo Testamento, a los que se hace
referencia como «las Escrituras», se unen en la persona y obra de Jesús mismo. Una
dificultad para nosotros es que esta unidad no es tan obvia cuando leemos la Biblia,
en parte porque hay mucho texto para entender. Pero podemos ser guiados por
Jesús mismo y su visión de la unidad, que es que cada parte del Antiguo Testamento
apunta hacia a él; se cumple en él y por él. Con este hecho básico para guiarnos, se
vuelve mucho más fácil comenzar a discernir cómo toda la Escritura trata sobre
Cristo. Nuestro sentido de su unidad crecerá a medida que nos familiaricemos más
con la Biblia.
Conclusión
• El Antiguo Testamento es definitivamente un libro cristiano. Podemos decir esto
porque Jesús, los apóstoles y otros autores del Nuevo Testamento lo dicen. La
iglesia desde el principio ha dado testimonio de esto.
• Por tanto, los cristianos afirman que el Antiguo Testamento es, en sí mismo,
incompleto. Su verdadero significado se encuentra solo cuando se vincula al Nuevo
Testamento.
• Dado que es un libro cristiano que testifica de Jesús, nosotros, como cristianos,
debemos esforzarnos por entenderlo como tal.
• Algunos podrían argumentar que, dado que el Antiguo Testamento se cumple en
el Nuevo Testamento, no necesitamos leerlo; deberíamos leer el Nuevo Testamento
porque ahí es donde está la verdadera sustancia. Sin embargo, esto es miope. Si no
se sabe qué es lo que cumple el Nuevo Testamento, es poco probable que se
comprenda su importancia.
• Además, las escrituras del Nuevo Testamento constantemente se refieren, citan,
aluden y se hacen eco del Antiguo Testamento. Suponen un conocimiento del
Antiguo Testamento en sus lectores. Hay mucho en el Nuevo Testamento que
simplemente no podemos entender sin saber qué hay en el Antiguo Testamento.
Siempre que el Nuevo Testamento se refiere a Jesús como «el Cristo»6, nos está
señalando al Antiguo Testamento para comprender quién y qué es el Cristo
prometido (Mesías). Cada vez que se refiere o usa el título «Cristo», está
reconociendo el lugar que ocupa el Antiguo Testamento en nuestro pensamiento.
Nota clave
El «panorama completo» o general implica una unidad del Antiguo y Nuevo
Testamento de la Biblia, una unidad que está respaldada por Jesús y los
escritores del Nuevo Testamento.
Consejo: el panorama completo no tiene porque estar lleno de detalles; sólo se debe tener una
idea de la trama principal de la Biblia.
3. Es posible que a veces escuches referencias a Tanak. Este es un acrónimo de las iniciales de los
nombres hebreos de las tres partes del Antiguo Testamento: Torá, Nevi’im, Ketuvim.
4. La división entre los dos Testamentos se ve acentuada por los aproximadamente 400 años que
transcurrieron entre el final del período del Antiguo Testamento y la llegada de Jesús. Ninguno de
los escritos judíos de ese período intermedio es reconocido por la iglesia cristiana como escritura
inspirada y no están incluidos en nuestra Biblia. Varios de estos libros están incluidos en la
colección conocida como Apócrifos. Estos son útiles para comprender mejor la historia y la cultura
de los judíos de este período de influencia helenística. La Iglesia Católica Romana acepta los libros
apócrifos como «deuterocanónicos». Este término originalmente designaba textos recibidos como
canónicos pero que no formaban parte de la Biblia hebrea.
5. Esto se ha convertido en la escritura hebrea cuadrada que se usa hoy en día en inscripciones y
libros hebreos impresos.
6. Cristo (Gr. Christos) es la traducción griega de la palabra hebrea para Mesías. Significa «el
ungido».
3
La trama de la Biblia
La Biblia se basa en una trama definida. Como toda buena historia, tiene un
principio, un desarrollo y un final. El comienzo es la creación. El medio es la
narración de la historia de Israel, que conduce a la figura central de Jesús de
Nazaret. El fin es la nueva creación y el reino de Dios. Otras secciones que no son
narrativas también están relacionadas con la historia del pueblo de Dios porque
fueron escritas por personas que fueron parte de esa historia y que reflexionan
sobre ella.
Captar la trama
Es importante que primero tengas alguna noción del panorama completo que se
presenta en toda la Biblia y evites la fragmentación que separa un evento o un texto
del contexto más amplio. Cuanto más comprendas el panorama completo, mejor
podrás relacionar cualquier parte de este con el todo. Diré más sobre esto cuando
veamos partes específicas del Antiguo Testamento.
En esta etapa, quiero que adquieras algo de confianza al conocer el alcance
amplio de la narración bíblica desde la creación hasta la nueva creación. Es fácil
empantanarse en algunos de los detalles, especialmente en el Antiguo Testamento.
Pero si uno se concentra en los eventos principales, no es tan problemático. En el
próximo capítulo hay una línea de tiempo condensada que puede ser útil para
consultar en el futuro. A continuación, se ofrece un esquema narrativo sugerido de
los puntos clave de la revelación bíblica. La historia es algo como esto:
Eso es todo en pocas palabras, pero creo que necesitamos un poco más de
detalles que eso. Así que comencemos de nuevo e incluyamos un poco más de
la historia.
• Cae sobre ellos lo que se les advirtió sobre del juicio de Dios y la pareja es
expulsada del Edén; en un acto de misericordia, se causa que la creación caiga con
ellos a fin de que el mundo sea adecuado para que personas caídas vivan en él. Esto
podría parecer el final de la historia, pero Dios claramente tiene otras ideas que lo
hacen pronunciar un juicio sobre la serpiente que incluye el fuerte indicio de una
reversión de la caída (Génesis 3:15).
• Pero Dios también tiene el propósito de salvar a unos pocos, y elige a Noé y su
familia para salvación junto con parejas de animales. En el arca, esta familia flota
hacia un lugar seguro mientras todo lo demás es destruido (Génesis 6-9).
• Hasta ahora han surgido dos líneas de personas: una línea piadosa a través de
Abel, Set y Noé; y una línea impía de Caín. Solo Noé y su familia sobreviven al
diluvio, y los acontecimientos conducen a una distinción similar. Los tres hijos de
Noé son ahora los antepasados de tres líneas: una línea impía a través de Cam; una
línea piadosa a través de Sem; y una línea a través de Jafet que de alguna manera
compartirá las bendiciones de Sem (Génesis 10-11).
3. El pacto de salvación
• A continuación, se nos presenta una de las ideas más significativas y una de las
figuras más importantes de la historia bíblica: el pacto con Abraham (inicialmente
llamado Abram). Así como Noé había hallado gracia (o favor) a los ojos del Señor,
ahora Abram es elegido para recibir una bendición de importancia eterna (Génesis
11).
• Dios le dice a Abram que se dirija un a «la tierra que te mostraré». Le promete:
○ La tierra.
○ Una gran nación a partir de su descendencia.
○ Una bendición y un nombre famoso.
○ Que por medio de él serán bendecidas todas las familias de la tierra (ver Génesis
12:1-3).
• Abram y su esposa Sara son ancianos y no tienen hijos. Pero Dios le promete que
su descendencia será tan numerosa como las estrellas del cielo. «Abram creyó al
Señor, y el Señor se lo reconoció como justicia». (Génesis 15:1-6). Estas promesas se
formalizan como un pacto, y el nombre de Abram se cambia a Abraham («padre de
una multitud» - Génesis 17).
• Finalmente, la promesa se cumple con el nacimiento de Isaac; luego Isaac
engendra a Jacob quien, a su vez, engendra doce hijos. Una narración bastante
detallada conduce a la situación en la que toda la familia reside en Egipto. Con el
tiempo, el rey de Egipto esclaviza a los hebreos (los descendientes de Jacob) y los
somete a trabajos forzados (Génesis 21-50).
• Los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob llegan al monte Sinaí y ahora son
reconocidos como la nación de Israel. En el Sinaí, Dios da la ley a través de Moisés:
un cuerpo de instrucción dado a los israelitas con respecto a su vida como pueblo
redimido de Dios (Éxodo 20-23). Dios sella el pacto hecho con Israel por medio de
la sangre de un sacrificio (Éxodo 24).
• Con el tiempo, Samuel se establece como profeta sobre Israel. La naciente nación
es acosada por vecinos hostiles como los filisteos. La gente comienza a anhelar un
rey que los gobierne «como las naciones». Samuel preside la elección de Saúl, cuyo
reinado resulta fallido. Entonces un joven David es elegido por Dios y ungido por
Samuel. Saúl continúa reinando y ve a David como una amenaza a su poder. La
muerte de Saúl a manos de los filisteos deja a David ungido como rey (1 Samuel).
• El reino del norte sigue siendo apóstata y cae ante los poderosos asirios en 722 a.
C. Mucha de la población es llevada al exilio y la tierra es entregada a los
extranjeros. El reino del sur logra sobrevivir al ataque de los asirios, pero cae ante
los babilonios en el 597 a. C. En el 586 a. C., Jerusalén y el templo son destruidos.
En ambas ocasiones, muchos de los principales ciudadanos son deportados a
Babilonia (2 Reyes).
8. Retorno y reconstrucción
• Cuando el imperio babilónico cae en manos de los persas, se adopta una nueva
política que afecta a los pueblos cautivos. El rey Ciro decreta en 538 a. C. que los
cautivos pueden regresar a sus países de origen. Los libros de Esdras y Nehemías
narran el regreso y el comienzo de la reconstrucción de Jerusalén y el templo. El
pueblo de Judá todavía está bajo el control general de los persas y lo seguirá estando
hasta la llegada de Alejandro Magno en el siglo IV a. C.
• Alejandro y sus sucesores se dispusieron a helenizar las tierras del antiguo Medio
Oriente. La religión y la cultura judías chocaron con la cultura griega helenística de
muchas maneras y los judíos sufrieron mucha persecución. La revuelta macabea del
siglo II no logró aliviar esta situación. Luego llegaron los romanos. En definitiva, los
judíos habían sufrido cautiverio y un gobierno opresivo desde finales del siglo VI, y
en la época de Jesús los encontramos subordinados a Roma.
• Las epístolas, en su mayoría escritas por Pablo, están escritas para tratar varias
situaciones en las incipientes iglesias que generalmente contienen una mezcla de
judíos y gentiles. El Apocalipsis de Juan es una elaborada carta a las perseguidas
iglesias en Asia Menor para animarlas con garantías de la victoria de Dios y su
Cristo. Esta trama es el medio a través del cual se revelan el plan y el propósito de
la salvación.
Resumen de la trama
Ahora, juntemos los principales elementos de la trama. Habrás notado que la
narración bíblica se concentra y está estructurada por algunos sucesos clave que
involucran a Dios y su pueblo elegido. Dios es el principal actor de todos estos
acontecimientos:
• Creación.
• La expulsión del Edén debido a la caída de la humanidad en pecado.
• El pacto de salvación.
• El éxodo como modelo de salvación; la entrega de la ley.
• La entrada y posesión de la tierra prometida.
• La consolidación de la nación que conduce a la monarquía.
• Declive, cisma y exilio a Babilonia.
• Retorno y reconstrucción.
• El período intertestamentario.
• Jesús y la fundación de la iglesia cristiana.
• La nueva creación para los redimidos.
Estos son los sucesos en los que debemos concentrarnos. La gran cantidad de
detalles que emergen dentro de las narraciones pertenece a este marco esencial del
plan y propósito de Dios, que alcanza su objetivo con Jesús. Ahora debemos mirar
la estructura de esta revelación con respecto a la narración. Recuerden, Dios es el
personaje principal.
Nota clave
Para obtener un panorama completo se debe comenzar con una línea de
tiempo que se centre en las personas y acontecimientos clave que Dios usa
para revelar el patrón de redención.
Consejo: Primero apunta a la narrativa esencial; puedes completar los detalles más tarde.
4
El reino de Dios como tema unificador
A primera vista, la Biblia puede parecer una enorme acumulación de obras
literarias sin relación entre sí. He sugerido un enfoque de esta considerable
colección de libros que nos permite detectar la estructura y los patrones que le dan
su unidad. Entonces, ¿qué tipo de unidad hay?
La unidad de la Biblia
Hay tres dimensiones principales en la Biblia que nos interesan:
2. Tiene una trama histórica que describí en el capítulo anterior. Hay una unidad
en esto, ya que se trata de la historia del pueblo de Dios. La narración general es
coherente.
3. Esta restauración no ocurre en los tiempos del Antiguo Testamento. Luego viene
Jesús proclamando que el reino de Dios se ha acercado. El Nuevo Testamento
anuncia el cumplimiento de las promesas de Dios en Jesús.
Esta estructura reconoce que los ingredientes básicos del reino de Dios, incluida la
forma en que los pecadores pueden entrar en él, se declaran progresivamente en la
historia de Israel, se reafirman en la escatología profética (visión del futuro) y se
cumplen en Cristo. Podemos representar estas tres etapas de la revelación en forma
de diagrama. Los diagramas, por su propia naturaleza, sólo pueden representar
elementos básicos si han de ser comprensibles para los mortales ordinarios y si han
de evitar distorsionar la verdad. Tener en cuenta, entonces, que los siguientes
diagramas de tres etapas solo pueden sugerir el esquema principal de la revelación
progresiva del reino. A pesar de las limitaciones, creo firmemente que algo como
estos diagramas cumplen una función muy útil al mostrar las relaciones esenciales
dentro del mensaje principal de las Escrituras.
Entonces pueden ver que entre el llamado de Dios a Abraham y el reino de David y
Salomón, han sucedido muchas cosas que revelan el reino de Dios y cómo uno
puede entrar en él.
En este punto, quiero presentarles un término técnico que es básico para
entender cómo se puede leer el Antiguo Testamento como un libro sobre Cristo. La
palabra es «tipología» y con ella una palabra relacionada, «tipo». No te asustes con
un par de términos técnicos como estos. Son útiles para comprender la estructura
de la Biblia.
Sin embargo, debemos tratar de comprender claramente cómo se pueden usar
estos términos de manera válida y cómo a menudo se ha abusado de ellos.
La tipología se trata de la forma en que las referencias a una persona, un suceso
o incluso una institución prefiguran un uso posterior de estas cosas de una manera
que se corresponde con ellas pero que es más significativa. Un tipo es una persona,
suceso o institución que prefigura un cumplimiento, el cual se llama antitipo. El
éxodo de Egipto, el sistema de sacrificios y el templo son ejemplos de tipos que
prefiguran a Cristo como el antitipo. Ideas como «sombra y realidad sólida»,
«promesa y cumplimiento» o «símbolo y significado» se relacionan todas con la idea
de tipología. El diagrama 3a representa a aquellas personas, sucesos e instituciones
que ocurren en la historia bíblica hasta el momento del apogeo de los reinos de
David y Salomón. Cada uno de estos se retoma en algún lugar de los oráculos
proféticos, pero se proyecta hacia un reino futuro y glorioso. Luego los elementos
históricos y proféticos se cumplen en la persona y obra de Jesucristo.
Una advertencia: la tipología no es cuestión de una simple asociación de ideas o
de libre asociación. El tipo debe apuntar a la teología real que prefigura la teología
del antitipo, es decir, de la persona, suceso o institución que anticipa. El significado
teológico del tipo debe corresponderse de alguna manera significativa con la
teología del antitipo. La tipología se vuelve espuria cuando la correspondencia
teológica no existe. Entonces, por ejemplo, la puerta de las ovejas en la Jerusalén de
Nehemías no prefigura el hecho de que Jesús es el buen pastor. Tampoco las
decoraciones de granada en las túnicas del sacerdote nos señalan el fruto del
Espíritu. Hay una gran diferencia entre la tipología bíblica y la alegoría fantasiosa.
Volveremos a este tema a medida que avancemos.
Siguiendo la línea de tiempo en la base desde David (y Salomón) hasta el final del
Antiguo Testamento, la línea diagonal que desciende en el cuadrado 2a indica el
declive del reino. Durante este período, entra en juego la revelación profética.
Nótese que dibujé la segunda etapa exactamente con la misma forma que la
primera, pero la coloqué en un nivel superior. Esto indica que lo que predicen los
profetas, al contemplar la destrucción del reino terrenal de David y Salomón, es
una renovación del reino en la misma línea, pero con una diferencia importante.
Cuando llegue, será perfecto, eterno y glorioso. Esta diferencia está representada
por el sombreado más oscuro y la elevación. Debe quedar claro que la revelación
profética es necesaria porque, aunque el reino histórico reveló el modelo de la
salvación y el reino de Dios, no era en sí mismo la gloriosa realidad que está por
venir.
La forma de esta visión profética del reino venidero se basa entonces en la
forma del reino histórico pasado en el que Dios reveló las dimensiones esenciales
de su reino y el camino hacia él. Esto sugiere que, si el reino histórico es un tipo del
verdadero reino por venir, los oráculos colectivos de los profetas confirman esta
estructura, o forma, del reino y la redención. En los tiempos del Antiguo
Testamento, este reino, descrito y predicho de diversas maneras por los profetas,
nunca llega a su fin. El regreso de Babilonia puede parecer que conduce a este
reino, pero, por mucho que mejore la situación de los judíos, la Judá reconstruida
no es el reino de Dios. Solo cuando llegamos al Nuevo Testamento y las
afirmaciones de Jesús tenemos el cumplimiento real.
Los tres diagramas (3a, b y c) intentan representar las tres etapas de la revelación
del reino que abarcan toda la Biblia. El Diagrama 3a sienta las bases para una
tipología bíblica. En el Diagrama 3b representamos la escatología de los profetas
confirmando la tipología histórica. El cumplimiento o antitipo se muestra en el
Diagrama 3c como la persona y obra de Jesucristo.
Pero no piensen que yo voy a acusarlos delante del Padre. Quien los va a
acusar es Moisés, en quien tienen puesta su esperanza. Si le creyeran a Moisés,
me creerían a mí, porque de mí escribió él.
JUAN 5:45-46
Con ello no dio a entender que Moisés también escribiera sobre otros. Los textos
que hemos visto ya indican que Jesús vio el contenido del Antiguo Testamento
como algo relacionado con él. Y si hay partes del Antiguo Testamento que no se
tratan de él, ¿de quién o de qué se pueden tratar? Esta es una pregunta muy
importante. Si Jesús une en sí mismo toda la realidad (Dios, la humanidad y la
creación no humana), no deja mucho espacio para que otras cosas queden excluidas
de la ecuación.
En resumen:
• Cuando la humanidad se rebeló, Dios juzgó a toda la creación.
• Su plan de redención se revela en la historia del Antiguo Testamento junto con la
palabra profética.
• Su plan se lleva a cabo restaurando las relaciones de la realidad
representativamente en Cristo, por cuya muerte también trata el problema del
pecado.
• Mediante la proclamación del evangelio, Dios restaura todas las cosas en un
proceso que se consumará con el regreso de Cristo.
Dado que Jesús es, en sí mismo, «Dios - hombre - mundo», todo lo que es Dios,
humano o creado tiene su significado en Jesús y está relacionado con él de alguna
manera. Ese, creo yo, es el quid del asunto. Dado que Jesús es el Dios-Hombre, no
hay nada que no esté relacionado con él de alguna manera. Significa que Jesús, en
su persona y obra, proporciona el significado de todos los hechos del universo.
Reconocemos esto cuando reconocemos que su regreso en gloria traerá la
consumación de todas las cosas y la revelación final del reino de Dios. Si todo se
resume en Cristo, esto debe incluir el Antiguo Testamento.
Nota clave
La trama de la Biblia recibe su unidad principalmente del significado teológico
contenido en los actos de Dios y su revelación progresiva del reino de Dios y
del camino de la redención.
Consejo: Trata de desarrollar la idea de que la Biblia es un libro sobre Dios antes que un libro
sobre nosotros. Piensa en la Biblia como la única Palabra del único Dios acerca del único
camino de salvación a través del único Salvador, Jesucristo.
7. Usé este tema por primera vez en Gospel and Kingdom (Paternoster, 1981), ahora publicado como
parte de The Goldsworthy Trilogy (Paternoster, 2000)
5
La forma de la revelación progresiva
A estas alturas, habrás notado que el movimiento a través de la historia de la
salvación implica un desarrollo o cambio en la forma en que se revelan las verdades
del plan de Dios. Nos referimos a esto como revelación progresiva.
La progresividad se ve de tres formas:
• Primero, hay un desarrollo progresivo del plan de Dios para la salvación. Así, por
ejemplo, David sabía más del plan que Moisés; Moisés sabía más que Abraham; y
Abraham sabía más que Noé.
• En segundo lugar, se establece un patrón de redención, que se repite en los
profetas, pero con una diferencia. Sobre la base de la revelación histórica del reino
que ahora se desvanece, los profetas proyectan el futuro como consecuencia de la
fidelidad y el propósito soberano de Dios.
• En tercer lugar, el patrón se cumple en Cristo. Esto no siempre fue apreciado por
los discípulos, quienes se habían construido una serie de expectativas que de alguna
manera no concordaban con la forma en que Jesús se reveló a sí mismo y su
ministerio.
La progresión de la revelación
El relato del Antiguo Testamento nos presenta una gran multitud de personajes y
acontecimientos. Una vez más, debo enfatizar la necesidad inicial de evitar
empantanarse en los detalles. Intenta captar los sucesos principales y su significado.
Lo mismo ocurre con las personas e instituciones importantes. Puedes pasar el resto
de tu vida completando los detalles. De ninguna manera quiero restar importancia
a los detalles, especialmente cuando uno se ocupa en una lectura atenta para
enseñar o predicar desde una parte delimitada del texto. Sin embargo, hay ciertos
sucesos clave y personas que ocupan un lugar destacado en todo el proceso, y a
menudo podemos detectarlos por la forma en que se mencionan reiteradamente y
se reflejan en los diversos textos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.
La historia redentora del Antiguo Testamento se resuelve fácilmente en ideas
principales que son centrales para el mensaje teológico de la Biblia. Los elementos
clave de la historia de la redención se pueden resumir así:
• Nueva creación.
• Nuevo pacto.
• Nuevo cautiverio y redención del éxodo.
• Nueva entrada y nueva posesión de la tierra.
• Nuevo rey davídico.
• Nueva Jerusalén.
• Nuevo templo.
Los profetas no lo exponen tan pulcramente como lo he hecho yo porque están
respondiendo a diferentes circunstancias específicas en la vida del pueblo de Dios.
Tenemos que construir esta perspectiva a partir de los 16 libros proféticos del
Antiguo Testamento, cada uno de los cuales aporta algo a una esperanza futura. La
imagen general que ellos construyen muestra que su visión inspirada por Dios del
futuro cumplimiento de todas las promesas de Dios es una especie de repetición o
recapitulación de los sucesos históricos pasados en la revelación de Dios. Pero,
aunque el patrón es el mismo, hay una gran diferencia. A diferencia del reino
fallido de la historia de Israel, el reino futuro será perfecto, glorioso y eterno.
La siguiente tabla presenta algunos textos representativos de los libros
proféticos que hablan del futuro en términos que recuerdan la historia pasada de
Israel.
Cumplimiento de Cristo
Ya sea explícita o implícitamente, el Nuevo Testamento se refiere constantemente a
Cristo como el cumplidor de las promesas, profecías y expectativas del Antiguo
Testamento. La progresión dentro del Antiguo Testamento en la experiencia
terrenal e histórica de Israel de los actos y la revelación de Dios continúa en el
Nuevo Testamento. Lo que el pueblo de Dios experimentó en la historia del pacto
de redención fue repetido por los profetas, pero previsto en un nivel superior. Esta
visión profética no encuentra cumplimiento en los tiempos del Antiguo
Testamento. En el Nuevo Testamento, la progresión es hasta el cumplimiento en
Cristo. Eso significa que el principio para interpretar el Antiguo Testamento debe
extraerse del Nuevo Testamento; es un principio de cumplimiento cristológico.
Debemos permitir que el Nuevo Testamento dicte nuestra comprensión de lo que
implica el cumplimiento.
Existe una alternativa popular al cumplimiento cristológico que suena
razonable, de hecho, evidente por sí misma. Esta afirma que el cumplimiento debe
ser literal. En otras palabras, el cumplimiento debe corresponder exacta y
literalmente a las promesas. La idea es «Dios dice lo que quiere decir y quiere decir
lo que dice». ¡Por supuesto! Pero eso no significa que se siga un cumplimiento
literal. No creo que el Nuevo Testamento apoye tal literalidad, y si no lo hace,
entonces nosotros tampoco deberíamos hacerlo.
Necesitamos comprender que el cumplimiento en Cristo significa que algunos
de los aspectos externos de las etapas históricas y proféticas se absorben en la
realidad que es Cristo. Esto se debe a que el significado teológico de las
instituciones, como el templo y la tierra prometida, se encuentra en Cristo. Es en la
naturaleza del tipo-antitipo, de la sombrasustancia o del cumplimiento de la
promesa que se da la diferencia entre el primero y el segundo. Así, en el Antiguo
Testamento, la tierra, la ciudad de Jerusalén y el templo forman círculos
concéntricos que encierran la idea de Dios habitando con su pueblo. Por eso Jesús
(Emanuel - Dios con nosotros) cumple la función de los tres. Si bien Jesús se declara
a sí mismo como el nuevo templo (Juan 2:19-21), encontramos que la tierra, la
ciudad y el templo desaparecen de la vista en la teología del Nuevo Testamento.
Reaparecerán en el lenguaje apocalíptico del Antiguo Testamento usado en el libro
de Apocalipsis, describiendo la consumación de las promesas en el regreso de Cristo
como el Nuevo Edén y la Nueva Jerusalén. Pero ten en cuenta que en Apocalipsis
21, el templo desaparece por completo porque Dios verdaderamente está con su
pueblo. Ya no es necesaria la representación simbólica de su presencia. Es por eso
que no había templo en el Edén y no lo habrá en la Nueva Jerusalén (Apocalipsis
21:22-24).
Si los intérpretes literalistas estuvieran en lo correcto, esperaríamos que el
Nuevo Testamento fuera elocuente al señalarnos los cumplimientos literalistas.
Pero la escatología del Nuevo Testamento guarda un extraño silencio sobre las
cosas mismas que la literalidad dice que deben suceder.
Diagrama 4a: Visión profética del Antiguo Testamento sobre las dos eras.
En el Antiguo Testamento, el patrón parece ser que la antigua era llegará a su fin en
el «día del Señor» y entonces se inaugurará la nueva era. Hemos visto que las
promesas de este día, que conducirían a la salvación final, el juicio y la nueva era,
no se cumplen durante el período del Antiguo Testamento. Cuando Jesús comienza
su ministerio, declara que el reino de Dios está cerca. Ahora este es nuestro
problema:
• Jesús viene y proclama que ha llegado el reino. Luego vive, sufre, muere, resucita
y asciende al Padre.
• A pesar de todo esto, las cosas suceden en el mundo prácticamente como siempre
han sido. No hay una nueva era obviamente visible, solo la iglesia y su mensaje del
evangelio acerca de los medios para entrar en la nueva era sobre la base de la
muerte y resurrección de Jesús.
• Aunque Jesús ha venido, el Nuevo Testamento nos señala tres direcciones: la
primera es hacia atrás al acontecimiento del evangelio (Jesús); el segundo es hacia
nuestra actual vida en Cristo; y el tercero hacia el futuro regreso de Cristo y la
consumación de su reino.
• Primero, está el cumplimiento de una vez por todas en la persona y obra de Jesús:
él es todas estas cosas por nosotros.
• En segundo lugar, está el cumplimiento que sigue sucediendo en el mundo y en
nosotros, que estamos unidos a Cristo por la fe. Esto se efectúa mediante la Palabra
(Biblia) y el Espíritu.
• En tercer lugar, está el cumplimiento en la consumación universal de todos los
propósitos de Dios que tendrán lugar con nosotros cuando Cristo regrese.
Nótese, además, que nada sucede en los cumplimientos en nosotros y con nosotros
que no haya sucedido ya en el acontecimiento evangélico por nosotros en la
primera venida de Cristo: estos simplemente sucederán de una manera diferente
Nota clave
La revelación del reino de Dios, y el camino hacia él, se da en tres etapas: la
historia de las obras de Dios en el Antiguo Testamento, la visión profética de
las obras futuras de Dios y el cumplimiento de todo esto en Jesucristo.
• ¿Qué significa este texto en su propio contexto inmediato? Ponte en el lugar del
autor o lector original: ¿cómo habrían entendido este texto? ¿Cómo se estructura y
desarrolla la narración?
• ¿Cómo funciona el texto en el contexto más amplio? Esto podría ser el libro
completo, y ciertamente involucra su lugar en el canon terminado de las Escrituras.
Es importante reconocer que los objetos de nuestra preocupación son los libros
completos que la iglesia ha recibido como Escritura sagrada. Es posible que algunos
libros se hayan desarrollado a partir de manuscritos anteriores. Por más interesante
que esto pueda ser, no es nuestra principal preocupación.
• ¿Cómo nos testifica de Cristo la teología de este pasaje? Mucha gente preguntará
primero: «¿Qué dice este pasaje sobre nosotros?». Esto es tomar atajos equivocados.
Todo lo que he tratado de explicar en la primera parte de este estudio se vuelve
relevante para este asunto.
Estudios temáticos
Una forma de encontrar vínculos importantes entre el Antiguo y el Nuevo
Testamento es participar en estudios temáticos. Ya he sugerido el reino de Dios
como tema central que da a las Escrituras su unidad. Pero el reino contiene muchos
subtemas que deben identificarse. En lo que sigue quiero sugerir una serie de temas
muy importantes que se trazan con bastante facilidad a través de las tres etapas de
la revelación del reino que he esbozado.
Creación
Habrá algunos que sigan la línea «creacionista» de afirmar que Génesis 1 se debe
tomar como una narración histórica literal. No me propongo argumentar a favor o
en contra de esta posición. Otros se contentarán con aceptar que hay evidencia de
una narración esquematizada, que no pretende dar un significado tan literal o
estrictamente científico. Tendrás que decidir por ti mismo hacia qué extremo del
espectro te inclinas. Las diferencias de opinión ocurren a nivel literario:
necesitamos decidir qué tipo de literatura son las narraciones de la creación. Yo veo
el primer relato como una estructura literaria única y elaborada que apunta a la
obra soberana de Dios, quien crea por medio de su palabra todas las cosas de la
nada. Al comparar los dos relatos de la creación (Génesis 1:1-2:3 y 2:4-25),
podemos ver las diferentes perspectivas y propósitos dentro de ellos. Hay varios
aspectos esenciales para comprender lo que la Biblia transmite con su enseñanza
sobre la creación.
• Dios crea todo de la nada por medio de su palabra. Establece el gobierno de la
humanidad sobre el resto de la creación. También define la relación de los seres
humanos con Dios y con el orden creado.
• La «caída» es el resultado del rechazo humano del gobierno de Dios. Adán y Eva
son expulsados del Edén y la creación cae con la humanidad. Hay un cierto
elemento de «des-creación» en esto.
• La promesa de una nueva creación se insinúa en Génesis 3:15. Eso comienza a
tomar forma real con las promesas del pacto hechas a Abraham y sus descendientes
a través de Isaac y Jacob.
• Otros indicios de una nueva creación aparecen en los temas relacionados de la
promesa de una tierra, la redención del cautiverio en una tierra extranjera y la
entrada final a la tierra prometida de Canaán.
• Cuando la apostasía de los israelitas los lleva finalmente a su expulsión de la tierra
prometida y al exilio en Babilonia, los profetas tienen varias formas de señalar una
nueva creación futura. Esto implicará una renovación de los cielos y la tierra, de la
nación, de la ciudad y del templo, y la regeneración de un remanente fiel del
pueblo de Dios.
• Jesús viene y es, en sí mismo, la nueva creación.
• Los creyentes se vuelven parte de la nueva creación al incorporarse a Cristo a
través de la fe.
• Al regreso de Cristo, todo el universo está involucrado: un cielo nuevo y una
tierra nueva.
El pacto
El pacto son las promesas que Dios le hace a su pueblo elegido. Se basa en el
misericordioso propósito de Dios de tener un pueblo en su reino para siempre. No
se permitirá que la rebelión de la humanidad contra Dios frustre este propósito
primordial de Dios. El pacto es la formalización de este propósito de una manera
que especifica las promesas de Dios y obliga a los destinatarios a recibir los
beneficios de las promesas. Hay un aspecto unilateral e incondicional: Dios no tiene
una reunión con el pueblo para resolver los detalles. Les dice cuál es su plan.
También está el aspecto bilateral y condicional: la exigencia de la obediencia fiel.
En la Biblia, hay varias expresiones distintas del pacto. Todos se vinculan al
plan de Dios para su pueblo. Entonces, aunque hay varias expresiones del pacto,
todas contribuyen a la unidad del único plan de Dios.
• Algunos consideran el acto mismo de la creación como un pacto. Queda claro que
Dios no pretendía que la rebelión humana frustrara sus planes para toda la
creación. Dios se ha comprometido con su creación.
• La primera referencia explícita al pacto es la promesa de Dios a Noé de no volver
a destruir la tierra con un diluvio en Génesis 9:8-17.
• El pacto de redención comienza a tomar forma en las promesas de Dios a Abram
en Génesis 12:1-3; 15:4-6, 18; 17:1-8. La esencia de este pacto es la promesa de:
° Una nación de descendientes que serán el pueblo de Dios.
° Una tierra donde vivir ante Dios.
° Bendecir por medio de ellos a todas las naciones de la tierra.
• Este pacto es la base de los actos de Dios para Israel:
° El éxodo como redención de la cautividad en Egipto.
° Las instrucciones para la vida redimida en la ley del Sinaí.
° La entrada y posesión de la tierra prometida.
° La realeza escogida y ungida de David.
° La ciudad de Jerusalén (Sion) como el centro de la tierra.
° El templo como centro de la morada de Dios entre su pueblo.
• La desobediencia e idolatría de Israel conducen a la destrucción de Jerusalén, el
templo y el pueblo como pueblo de Dios en su tierra. Pero los profetas predicen un
pacto de redención renovado.
• Jesús viene proclamando «el nuevo pacto en mi sangre».
El éxodo
El éxodo desde Egipto es la principal revelación del Antiguo Testamento sobre el
modo de redención, y la necesidad de esta. El pueblo elegido de Dios, no obstante,
es pecador y debe hallar redención si quiere disfrutar de las bendiciones del pacto.
La salvación del pueblo de Dios va acompañada y se logra junto con el juicio sobre
los enemigos de Dios. Si bien el éxodo de Egipto transmite un patrón de redención,
rápidamente se hace evidente que solo modela y prefigura la verdadera redención
que está por venir.
El tabernáculo y el sacrificio
Después del éxodo de Egipto, Dios dio instrucciones para la construcción del
tabernáculo para mostrar que él habitaba con su pueblo (Éxodo 25:1-9). Esta
presencia de Dios está mediada por la palabra profética y el ministerio sacerdotal
del sacrificio. Esto es necesario porque ellos eran pecadores y no podían venir a la
presencia de Dios. La presencia de Dios estaba representada por el lugar más santo
en el tabernáculo (el Lugar Santísimo) en el que se ubicaban el arca de la alianza y
el propiciatorio. Solo el sumo sacerdote podía entrar, y esto solo una vez al año con
la sangre del sacrificio. Este día de expiación descrito en Levítico 16, junto con
todos los demás sacrificios, demostraba la separación entre Dios y los seres
humanos a causa del pecado.
La tierra prometida
Si recuerdan que la situación del pueblo del pacto es la del exilio del Edén, la tierra
prometida encaja más fácilmente en su lugar. He sugerido que la idea básica del
reino de Dios es que el pueblo de Dios vive en el lugar que Dios les proporciona
bajo su gobierno. Cuando Adán y Eva fueron expulsados del Edén, en un sentido
literal se quedaron sin hogar. La tierra prometida a Abraham y sus descendientes es
un eco del Edén. Cuando Israel entra en la tierra de Canaán bajo el mando de Josué,
la situación se desarrolla de modo que el foco está en Dios habitando con su pueblo.
El foco de la tierra llega a ser la ciudad de Dios, y el foco de la ciudad llega a ser el
templo como la morada de Dios.
• El Edén es la tierra original donde Dios habita con su pueblo.
• Canaán es prometida a Abraham y poseída por Josué y el pueblo.
• La tierra se pierde debido a la rebelión y el pueblo es expulsado de la tierra en el
exilio babilónico.
• Los profetas prometen el regreso de un remanente fiel del pueblo a la nueva
tierra, que será un nuevo Edén. El regreso de Babilonia no resulta en el
cumplimiento de este ideal.
• Jesús viene como Emanuel («Dios con nosotros») y así cumple en su persona la
función de la nueva tierra. También se marcha «para prepararles un lugar».
• La tierra actual desaparece de la vista una vez que Jesús cumple su significado. El
libro de Apocalipsis reintroduce las imágenes del Antiguo Testamento para
describir la morada de Dios con su pueblo en la tierra nueva.
Estos pocos ejemplos revisan algunos de los temas obvios del Antiguo Testamento
que nos señalan a Cristo. De hecho, la unidad de la Biblia y la conexión de todas sus
partes en conjunto, indican que realmente no hay límite para los temas que
podemos examinar. No todos tienen la misma importancia para el mensaje de la
Biblia. Sin embargo, a medida que estudiamos la Biblia, siempre podemos estar
atentos a temas que nos lleven a Cristo. Es hora de que consideremos algo del
material textual real del Antiguo Testamento. Confío en que a estas alturas estarás
desarrollando tu propio sentido de la naturaleza de la unidad de la Biblia y la
centralidad de la persona y obra de Jesucristo.
Nota clave
La revelación bíblica contiene una serie de temas importantes que se
relacionan entre sí de manera coherente y que establecen la teología del
Antiguo Testamento, la cual prefigura la persona y obra de Jesucristo y nos
prepara para su venida.
• Lee Juan 8:48-59. ¿A qué se refiere Jesús cuando dice: «Abraham se regocijó al
pensar que vería mi día; y lo vio y se alegró»?
• Considera cómo los principales acontecimientos en la historia de la redención
(historia de la salvación) proporcionan el marco para comprender cualquier pasaje
del Antiguo Testamento.
• ¿De qué manera los temas principales como el éxodo, el templo y la realeza
davídica apuntan al hecho de que el Antiguo Testamento testifica de Cristo?
• Es posible que necesites dedicar tiempo a reflexionar sobre la idea de que las
personas y los sucesos del Antiguo Testamento prefiguran a Cristo.
Consejo: A medida que leas las narraciones, pregúntate qué nos dicen acerca de lo que Dios
está haciendo.
7
Encontrar a Cristo en Génesis
Tradicionalmente, los primeros cinco libros del Antiguo Testamento se atribuían a
Moisés. Jesús aceptó esta tradición; Lucas nos dice que, después de su resurrección,
Jesús se apareció a los dos discípulos en el camino de Emaús: «Comenzando por
Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las
Escrituras» (Lucas 24:27). Juan registra una disputa que Jesús tuvo con algunos
judíos. Jesús les responde así: «Pero no piensen que yo voy a acusarlos delante del
Padre. Quien los va a acusar es Moisés, en quien tienen puesta su esperanza. Si le
creyeran a Moisés, me creerían a mí, porque de mí escribió él» (Juan 5:45-46).
Entonces, según Jesús, los libros de Moisés (el Pentateuco) tratan de Jesús. Por lo
tanto, no solo estamos justificados al intentar descubrir cómo Génesis trata sobre
Jesús, sino que también estamos obligados a hacerlo.
No es posible sobrestimar la importancia del libro del Génesis. La estructura y
el contenido de Génesis sientan las bases de toda la historia bíblica y la revelación
del reino de Dios. Aquí se nos presentan:
• La creación
• La caída de la humanidad en el pecado
• Abraham como el padre del pueblo escogido de Dios.
• La promesa de la tierra para el pueblo.
• El inicio de la teología de la misión.
• La prefiguración de la realeza en el control de la humanidad sobre la creación.
• La predicción de la cautividad en Egipto.
Todos los temas principales que he tratado en el capítulo 6 tienen sus fundamentos
en el libro de Génesis. No es necesario repetir los esquemas que propuse allí para
esos temas.
Para entender Génesis, necesitamos explorar su estructura y su historia. A
medida que avanza la narración del Génesis, se introducen varios personajes y
sucesos que juntos crean una trama coherente.
La creación prepara el escenario para la acción de la soberanía de Dios, cuya
palabra creadora nos señala en última instancia al Verbo redentor que es el creador
y que se hace carne (Juan 1:1-3, 14). Vemos que la humanidad se define primero
por una relación con Dios y luego unos con otros y con el resto de la creación. La
tentación y rebelión de la humanidad traen juicio y confusión sobre esas relaciones.
Las narraciones contenidas en Génesis 4-11 destacan la necesidad de que se revele
la gracia de Dios. Sigue el pacto con Abraham, y el camino hacia la redención por
gracia se revela progresivamente. Al considerar algunos textos específicos en
Génesis, recuerda que nuestro objetivo principal es descubrir cómo el Antiguo
Testamento nos señala a Cristo. La manera en que habla de nosotros es un derivado
de aquello.
Génesis 14:17-24
Recuerda las tres dimensiones básicas de la Biblia que debemos tomar en cuenta:
• Literatura
• Historia
• Teología
Revisemos cada una de ellas, teniendo en cuenta que las dimensiones literarias e
históricas están subordinadas a la dimensión teológica, o sea, a la revelación de
Dios. También hay que tener en cuenta la interacción de estas tres dimensiones.
Recuerda que nuestra principal preocupación es comprender cómo este texto nos
dirige a Jesús, y testifica de su obra salvífica.
1. Literatura
Si bien hay quienes desearían considerar este pasaje, junto con todo lo que le
acompaña, como un mito o una saga ficticia, es evidente que su autor espera que sea
leído como una narración histórica. Los detalles son claros y coherentes.
2. Historia
Por supuesto, bajo las reglas de la forma moderna de escribir historia, no podemos
verificar esto como un suceso que realmente ocurrió. No obstante las dudas que
pueda tener un lector moderno, debemos reconocer que la Palabra de Dios lo
presenta como un suceso histórico. Lo que es más importante, podemos observar
esta narración y buscar su teología dentro del contexto de la narrativa más amplia
de Abraham.
3. Teología
Éste no es el lugar para intentar un tratamiento exhaustivo del pasaje. Destacaré
algunos de los puntos más importantes. Una coalición de gobernantes captura la
ciudad de Sodoma y toma cautivo a Lot, el sobrino de Abraham. Abraham conduce
un pequeño ejército y rescata a Lot. En esta narración se nos presentan dos reyes y
dos ciudades: el rey de Sodoma y el rey de Salem. Este último, Melquisedec, se
acerca y se encuentra con Abraham cuando éste regresa de la batalla. Es presentado
como sacerdote del Dios altísimo. Él bendice a Abraham quien, a su vez, le entrega
un diezmo de todos los despojos de la guerra. Melquisedec es rey de Salem,
normalmente entendida como la antigua Jerusalén. Es un sacerdote del Dios
altísimo de Abraham.
En un marcado contraste con el honroso intercambio entre Abraham y
Melquisedec, se nos presenta el intento del rey de Sodoma, la ciudad malvada, de
lograr el favor de Abraham. Abraham rehúsa recibir algo de él, y más adelante se
nos informa de la destrucción de Sodoma (Génesis 18-19). El significado de Salem
queda en suspenso en la historia bíblica hasta que llegamos a David. Jerusalén se
convierte en la ciudad de Dios donde gobierna el rey de Dios y se erige el templo.
El gobierno y la reconciliación emanan de la ciudad de Dios. La naturaleza inusual
de la autoridad de Melquisedec se aplica más tarde al Mesías (Salmo 110:4; Hebreos
7:21). A Babilonia se le permite destruir a Jerusalén debido a su idolatría. Jesús
viene como el nuevo rey y el nuevo templo. Apocalipsis describe la destrucción
final de la malvada ciudad de Babilonia y la llegada de la nueva Jerusalén del cielo.
Este libro no pretende ser un comentario sobre todo el Antiguo Testamento.
Utilizando los principios expuestos hasta ahora, lee y considera los siguientes
pasajes. Piensa en el significado del texto y luego intenta comprender el significado
teológico de los acontecimientos y las personas. Evita la tentación de ir directo a
algún tipo de aplicación para ti. Eso viene después. Recuerda que estamos tratando
con el libro de los hechos de Dios.
Génesis 23:1-20
Este es el relato de la muerte de Sara y el problema que tuvo Abraham para
encontrar un lugar donde enterrarla. Los puntos para reflexionar aquí son:
Génesis 50:22–26
El relato de la muerte de José nuevamente nos señala en la dirección del pacto.
Conducirá al éxodo como el modelo de la redención que será necesaria para llevar
al pueblo de Dios a la verdadera tierra prometida, el reino de Dios. También nos
apunta al tema de la tierra prometida. Toma nota de la referencia a las promesas a
Abraham en el versículo 24.
Resumen
No te atasques en los personajes, buenos o malos. Mira más allá de ellos en busca
del plan y el propósito de Dios implicado en las acciones y experiencias de aquellos.
Acostúmbrate a buscar los temas principales incluso si el texto en cuestión está
relacionado de forma más bien indirecta con uno u otro de ellos. Luego pregúntate
cómo se relaciona este tema con la revelación progresiva que nos lleva a Cristo.
Nota clave
El libro de Génesis es el fundamento de toda la teología de la Biblia. Establece
el enfoque central en la creación, el pecado y la salvación. El verdadero
significado de estos temas se muestra en la obra salvadora de Cristo.
• Lee el Salmo 8. ¿De qué manera indica el significado del relato de la creación?
• Reflexiona sobre Génesis como una narración estructurada sobre Dios y sus
propósitos para toda la creación, incluida la raza humana.
• ¿Qué temas de Génesis nombrarías como los más destacados en la prefiguración
de Cristo?
Consejo: Piensa en Génesis como una historia del pacto de Dios con el pueblo que él creó a su
imagen.
8
Encontrar a Cristo en la historia de Israel
El cristianismo es una fe histórica. Dios no solo es el Señor de toda la historia, sino
que, en Jesucristo, entró en la historia del mundo para traer la salvación. Mucho
antes que los griegos Heródoto y Tucídides (siglo V a. C.), los pioneros de la
llamada historia «científica», los historiadores de Israel habían documentado los
acontecimientos que se registran en la Biblia. Los historiadores consideran que la
escritura de la historia es científica cuando se basa únicamente en la evidencia de
documentos, artefactos y otras evidencias observables. Por lo tanto, los
historiadores seculares no toman demasiado en serio una historia que pone a Dios
en el centro y afirma una revelación de tipo sobrenatural. Pero, dado que Dios es el
Señor de la historia y gobierna los acontecimientos de su universo, debemos
permitirle que revele lo que quiera sobre tales sucesos incluso cuando estén más
allá de la investigación histórica ordinaria. Es una suposición razonable que los
israelitas registraran su historia comenzando con la creación debido a su convicción
dada por Dios de que la historia tiene lugar en el espacio y el tiempo. Es decir, no se
preocupan por ideas abstractas o incluso ideales, sino por lo que Dios ha hecho y lo
que ha dicho sobre lo que ha hecho. Tal historia puede incluir acontecimientos
futuros si Dios elige revelarlos de antemano.
De primera importancia es la necesidad de reconocer que los libros históricos
de la Biblia no se escribieron simplemente para registrar sucesos. De hecho,
ninguna historia lo es. Todo historiador debe ser selectivo en el enfoque elegido
para el tratamiento. Tenemos historias políticas, historias militares, historias
económicas, etc. Luego, los historiadores intentan vincular causa y efecto e incluso
sugerir el significado de los hechos. Los libros bíblicos son historias teológicas: su
personaje principal es Dios. Probablemente por eso el canon judío del Antiguo
Testamento clasifica los libros de Josué, Jueces, Samuel y Reyes como los «profetas
anteriores». Recuerda que los acontecimientos en la historia de Israel prefiguran la
venida del reino de Dios tanto en bendición como en juicio.
La historia bíblica comienza con la creación y los eventos posteriores, que
conducen a la persona de Abraham, que es el padre de la nación de Israel. La
historia de Israel como nación comienza con los hijos de Jacob (Israel)
descendiendo a Egipto. Los principales sucesos se pueden organizar de la siguiente
forma (con los libros del Antiguo Testamento entre paréntesis):
Cautividad y éxodo
En retrospectiva, podemos ver que el significado de la cautividad en Egipto y el
éxodo es que no puede haber entrada a la tierra prometida sin una poderosa
redención que Dios logra para su pueblo. Teológicamente, entonces, podemos
entender la cautividad egipcia como una expresión de la cautividad que el pecado,
Satanás y la muerte ejercen sobre el ser humano, ya que niega toda promesa de
Dios de que su pueblo viva bajo su gobierno en la tierra que él les dará. Las plagas
en Egipto muestran el otro lado de la situación: aquel que esclaviza al pueblo de
Dios experimenta juicios que se burlan de sus dioses y amenazan el orden mismo de
la creación que sostiene a su nación.
La liberación de Israel no es simplemente una cuestión de que el rey de Egipto
los deje ir. Los milagros de las plagas llegan a su punto culminante en la décima
plaga y en el hecho de que Israel no puede simplemente llegar y salir de Egipto. El
sacrificio de la Pascua conduce a un milagro final que ocurre en el Mar Rojo
cuando el pueblo de Dios cruza en tierra firme y los ejércitos del Faraón son
destruidos.
La promulgación de la ley
Hay una serie de cosas que recordar al leer la ley de Moisés. Primero, y lo más
importante, es el hecho de que la ley es dada después de los actos salvíficos de la
gracia de Dios al sacar a Israel de Egipto. La salvación vino primero como un acto
de la gracia de Dios. La ley fue dada para establecer la respuesta apropiada del
pueblo de Dios a su pacto de gracia. Ellos no podían esperar el favor de Dios si
optaban por desobedecer y volverse hacia la idolatría. Una y otra vez, la ley se
refuerza con referencia al hecho de que Dios los sacó de Egipto y les presentó la
perspectiva de entrar en la tierra prometida (p. ej., Éxodo 19:4-5; 20:2; 22:21; 29:45-
46; 33:1; Levítico 11:45; 19:34; 22:31-33; 25:38; 26:3-13; Deuteronomio 5:15; 6:12-
15, 20-25, etc.)
Cuando leas los pasajes relevantes que tratan de la ley (Éxodo 20-40; Levítico; la
mayor parte de Números; Deuteronomio), puede que te resulte tedioso y te veas
tentados a rendirte. No intentes averiguar todos los detalles. Recuerda que esta es la
estructura de la vida de Israel: un conjunto de reglas apropiadas para su situación
en ese momento. Es el hecho de la ley y su propósito teológico, antes que los
detalles, lo que debería ser nuestro primer enfoque. Te servirá de consuelo que el
apóstol Pablo nos recuerda que la ley es algo temporal hasta que venga Cristo
(véase Gálatas 3:15-26). Por lo tanto, puedes preguntarte por qué, si fue algo
temporal, deberíamos molestarnos realmente con ello. Esa es una pregunta
razonable, ya que el Nuevo Testamento nos dice que en Cristo ya no estamos bajo
la ley sino bajo la gracia (ver Romanos 6:14).
Lo que la ley de Moisés debería hacer para los cristianos es mostrarnos que los
destinatarios de la gracia de Dios deben vivir como su pueblo. La liberación de la
esclavitud no significa que la vida de ahora en adelante sea un «todo vale». El pacto
con Abraham y luego con Israel fue al mismo tiempo incondicional y condicional.
Fue incondicional en el sentido de que Dios no lo discutió con Abraham o Israel,
sino que lo estableció por gracia. No era merecido, y los humanos pecadores por
naturaleza lo rechazarían; tal es nuestra enemistad contra Dios. Pero el pacto
también fue condicional en el sentido de que requiere la respuesta de fe y
obediencia. El pacto contiene bendiciones y maldiciones (ver Deuteronomio 28).
En términos del Nuevo Testamento, decimos que Dios justifica (acepta) al impío
solo por la fe (Romanos 4:1-5); pero los justificados solo por la fe demostrarán
entonces los frutos de la justificación en una vida santificada (Romanos 6; Efesios
2:4-10; Colosenses 3; 1 Juan 2:2-3:24).
Hay un sentido real en el que la ley se resume en los diez mandamientos, y los
diez mandamientos se resumen en el primer mandamiento. Todo esto se cumple en
Cristo, quien vive como el israelita perfectamente obediente y sin pecado. En su
vida, él es por nosotros el Hijo sin pecado (Romanos 5:10). Por lo tanto, podemos
afirmar que Jesús vivió por nosotros la vida que deberíamos vivir pero que no
podemos; murió para pagar el castigo por la vida pecaminosa que hemos llevado
(pero no deberíamos haber llevado).
Jueces y Reyes
La forma política de Israel es una teocracia: Dios gobierna. Pero Dios usa
mediadores tanto de su gobierno soberano como de su provisión para la
reconciliación con su pueblo pecador. Hemos visto cómo Moisés fue el primero de
los mediadores de la palabra de Dios. Así, vemos surgiendo en Israel los esenciales
oficios de profeta, sacerdote y rey. Los tres representan la forma en que Dios trata
con su pueblo: les habla y se revela; proporciona el ministerio de sacrificios para el
perdón de los pecados; y él los gobierna. Los tres son necesarios; los tres están
relacionados con la forma en que Dios está trayendo su reino. Más adelante
veremos cómo Jesús viene en última instancia como el verdadero profeta, sacerdote
y rey.
El ministerio de los jueces de Israel fue parte del proceso histórico por el cual
Dios guio a su pueblo a través de una transición desde la función profética de
Moisés y luego el rol sacerdotal de Aarón, hasta el momento en que un hombre
representa al pueblo de Dios y, al mismo tiempo, es el mediador del gobierno de
Dios sobre ellos. Este fue el rey elegido y ungido por Dios. Todos estos funcionarios
dados por Dios apuntan a Cristo. Es por eso que no debemos apresurarnos a
detenernos y usarlos como ejemplos que apuntan a nosotros o nos instruyen. De
manera derivada, pueden funcionar como ejemplos, pero ese no es su significado
principal.
Durante un tiempo, el profeta Samuel funciona de una manera que parece
combinar los tres oficios, pero con el tiempo emergen los detalles específicos de la
realeza. La realeza de Saúl fracasa porque el pueblo pidió un rey por las razones
equivocadas. Entonces, se revela a David como el elegido de Dios y se hace la
promesa a sus descendientes después de él: el hijo de David es llamado hijo de Dios
(2 Samuel 7:12-14). El linaje de la realeza pasa por David y Salomón, a pesar de la
infidelidad de este último. Es significativo el hecho de que Jesús sea identificado
como el Hijo de David en su papel de Salvador. Te insto, entonces, a que no te
extravíes haciendo de la muerte de Goliat a manos de David una lección para que
los creyentes maten sus propios «Goliats». La historia en 1 Samuel 17 nos señala al
Hijo ungido de David, Cristo, haciendo por nosotros lo que no podíamos hacer por
nosotros mismos. ¡No es una lección de lo que podemos hacer con un poco de fe!
Jerusalén y el templo
De la misma manera que el tema del pueblo de Dios avanza a través de Adán,
Abraham, Israel y David, hasta Jesús, así también se avanza en los temas de
Jerusalén y el templo. Aquí se trata del tema teológico de la morada de Dios con su
pueblo. Comienza en el Edén y parece llegar a un final abrupto con la expulsión del
Edén. Pero la gracia de Dios interviene y, por lo tanto, el tema de que Dios esté con
su pueblo elegido, incluso en su exilio, es un tema destacado.
Las ciudades son un hecho de la vida; es la manera en que los seres humanos se
organizan para el trabajo y la seguridad. Pero también son centros de maldad
institucionalizada y de rechazo a Dios. A pesar de esta propensión a concentrar el
mal, Dios entregó las ciudades de los cananeos a su pueblo con algunas advertencias
severas contra la imitación de la idolatría que allí abundaba. Finalmente, David
capturó y aseguró la fortaleza jebusea de Jerusalén, introdujo el arca del pacto en
ella y la estableció como el centro de la tierra prometida. Luego, Salomón
construyó el templo, un reemplazo permanente del tabernáculo transportable. Por
lo tanto, la tierra donde Dios se complace en morar con su pueblo se centra en
Jerusalén y el templo.
Todos estos signos tangibles del reino de Dios, es decir, de su morada con su
pueblo en el lugar que él designa, son destruidos por los babilonios. En el capítulo
10 veremos la manera en que los profetas lidian con esta privación. En
anticipación, ya deberías estar acostumbrado a la idea de que la destrucción de
todas estas cosas en la historia de Israel nos señala la esperanza dada por los
profetas, la cual, a su vez, nos apunta al cumplimiento en Cristo.
Destrucción y exilio
La narración histórica de Samuel, Reyes y Crónicas llega a una conclusión
humillante con la destrucción de Jerusalén y el templo, y con la deportación de una
parte significativa del pueblo. Está claro que el exilio del pueblo de Dios aún no ha
terminado. También está claro que los historiadores bíblicos consideran todo el
proceso de decadencia y caída con gran seriedad, ya que nos dan muchos detalles
(ver 1 Reyes 11-2 Reyes 25; 2 Crónicas 10-36). Deberíamos tratar de ponernos en el
lugar de los creyentes israelitas en este momento. Debe haber sido una experiencia
terrible vivir en ese período de decadencia de las glorias de los reinos de David y
Salomón. Todo se estaba desmoronando y, una vez más, las promesas del pacto
parecían estar nuevamente amenazadas.
A la luz de nuestra revisión hasta ahora, la pregunta que bien puede surgirnos
es cómo todo este pecado y ruptura del pacto nos señala a Jesús. Si Jesús cumple el
papel de Israel, ¿cómo explicamos la discrepancia entre el Israel pecador y el Jesús
sin pecado? Sugeriría las siguientes formas en que se debe ver esta corrupción del
pueblo de Dios. Después de Génesis 3, todos estamos fuera del Edén. Eso se aplica a
Abraham y sus descendientes. El éxodo de Egipto superficialmente puede parecer
conducir a la restauración total del reino de Dios entre su pueblo, pero pronto es
obvio que no es así. Es aquí donde nuestra discusión sobre tipología es relevante.
Israel en la tierra prometida es un tipo del pueblo de Dios en su reino. Sin embargo,
la idolatría y la ruptura del pacto de Israel dejan muy claro que su posesión de
Canaán no es una entrada al reino de Dios. Hay un patrón general que involucra
redención, entrada, posesión, ciudad, templo y gobierno real. Si bien este patrón
nos señala al reino de Dios, es solo una sombra y no la realidad misma. Entonces,
¿qué podemos decir sobre la desventaja? ¿Cómo funciona eso como un tipo del
Salvador? Es una expresión de absoluta corrupción y pecaminosidad que siempre
está bajo la condenación de Dios y que quedará bajo su juicio. Ese es el Israel
pecador en el que Jesús se convirtió, aunque sin pecado, en favor de Israel y de
nosotros. «Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como
pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios» (2 Corintios 5:21). La única
forma en que Jesús podía cargar con los pecados de los pecadores era ser contado
como pecador a los ojos del Padre.
Resumen
La historia del pueblo de Dios desde Adán a Abraham, y hasta los israelitas en
Canaán, proporciona un modelo de los propósitos de Dios para su reino y la forma
en que los pecadores pueden ser incluidos en él. También proporciona el modelo de
las personas bajo juicio por su rebelión contra Dios. Los fracasos del pueblo de Dios
resaltan el hecho de que la experiencia histórica, como se registra en el Antiguo
Testamento, no es una experiencia de las glorias supremas del reino de Dios. La
historia del Antiguo Testamento nos señala a un israelita fiel, un verdadero Hijo de
Dios, que asumirá el juicio del pecado y la ruptura del pacto.
Así como la historia de Israel fue de fracasos y rebeliones contra Dios, nuestras
propias historias personales reflejan la misma naturaleza pecaminosa y el rechazo
del gobierno de Dios sobre nosotros. Jesucristo vino a este mundo para reescribir
nuestras historias viviendo la vida en relación con Dios que nosotros deberíamos
vivir, pero que no podemos. Toda la historia del Antiguo Testamento apunta tanto
a la forma de una vida justa como a la necesidad de que alguien nos la proporcione.
Nota clave
El marco histórico del Antiguo Testamento testifica de la obra salvadora de
Cristo, quien nos proporciona una historia personal que él mismo vivió en
nuestro lugar como una vida aceptable a Dios.
Consejo: recuerda que nuestra aceptación ante Dios no se basa en lo bien que hemos vivido,
sino en la perfección de lo que Jesús ha hecho por nosotros.
9
Encontrar a Cristo en los Sapienciales y
los Salmos
La literatura sapiencial del Antiguo Testamento es el término comúnmente
utilizado para referirse a los libros de Proverbios, Job y Eclesiastés. Probablemente
sea apropiado incluir también el Cantar de los Cantares. Debemos tratar de
comprender por qué se ha aplicado el término «sapiencial» a estos documentos y
qué significa.
Estos pasajes hablan de la creación planificada por Dios de una manera ordenada,
de modo que haya límites y fronteras. En otras palabras, no es un caos y el orden es
perfecto. Esto se hace eco de las narraciones de la creación en Génesis 1 y 2. En
resumen, hay un orden en la creación de Dios que refleja la persona de Dios y su
mente. La sabiduría humana, para ser sabiduría, debe reflejar la sabiduría divina y
funcionar dentro de ella. La sabiduría se trata de cómo percibimos y vivimos según
el orden que Dios ha establecido, incluso en nuestro mundo actual desordenado por
el pecado.
Pero el orden de la creación de Dios no fue como el de una máquina bien
engrasada. Dios no creó un universo mecanicista poblado de robots. La creación
refleja la personalidad de Dios y en su centro está el elemento humano. Dios es la
fuente de nuestra personalidad; estamos hechos a su imagen. Está claro que Dios
nos dio cerebros humanos y espera que los usemos. Esto se desprende del hecho de
que Dios nos hace responsables de la forma en que respondemos a su sabiduría. La
sabiduría es algo que aprendemos por experiencia y luego interpretamos
escuchando a Dios, quien es la fuente de toda sabiduría. Las personas interpretan su
experiencia de una manera que refleja la forma en que interpretan el mundo. Los
que odian a Dios, e incluso aquellos que simplemente son indiferentes a Dios, se
verán a sí mismos como autónomos, independientes de Dios o de los dioses. Ellos
mismos son el centro de su mundo y el punto de referencia para comprenderlo.
Construirán una cosmovisión que ignora la realidad de Dios y ciertamente rechaza
cualquier idea de revelación divina. Con estas pocas ideas introductorias en mente,
tratemos de darle un sentido cristiano a los libros de sabiduría o Sapienciales del
Antiguo Testamento.
Hay una serie de palabras que pertenecen al género sapiencial que indican su
preocupación por la educación y el uso del intelecto. Pero la educación y la
actividad intelectual no son un fin en sí mismas; de hecho, ambas pueden usarse de
una manera necia y perversa. La sabiduría se atribuye a menudo a los sencillos, a
los jóvenes y a los inexpertos. Observa las palabras utilizadas en el prefacio de
Proverbios:
Es esto lo que salva a la sabiduría de ser una astucia amoral y puramente secular. El
temor del Señor es el punto de referencia de toda verdadera sabiduría. Cuando
falta, la sabiduría se vuelve insensatez a los ojos de Dios.
El marco de la sabiduría
Una cosmovisión es una idea de la realidad que cada uno de nosotros construye a
través de la razón y la experiencia. En términos generales, hay dos formas
principales en las que las personas construyen su visión del mundo. La primera es
ver el universo como algo que simplemente sucede, ya sea a causa de un big bang o
por alguna otra causa. Se considera que los cambios que ocurren en el universo y
particularmente en los seres vivos se deben a enormes períodos de tiempo más el
azar y la selección natural. La otra posición es aceptar que el mundo fue creado por
Dios de una manera que refleja su propio ser. Aquí, el principal punto de referencia
es Dios mismo y su palabra. Así es como Dios quiso que fuera cuando creó a los
seres humanos. En Génesis 1:26-28, Dios les habló a Adán y Eva e interpretó la
realidad dentro de la cual los humanos debían actuar con responsabilidad. La
verdadera sabiduría, entonces, es el resultado de la experiencia humana
interpretada a la luz de la palabra reveladora de Dios. La regla primordial es: el
temor del Señor es el principio del conocimiento (Proverbios 1:7; 9:10). Dado que
la sabiduría implica nuestra relación con Dios, la fuente viva de la sabiduría, ésta
adquiere una dimensión moral. Es más que conocimientos prácticos mundanos y
competencia práctica en la vida; brota de una relación personal con Dios.
El «temor del Señor’ es un término que aparece a menudo en el Antiguo
Testamento. La palabra que generalmente se traduce como «temor» no es la que se
usa para el terror, sino que se refiere a un asombro reverente por la persona de Dios
y su voluntad, de tal manera que deseamos ser obedientes. Por otro lado, no
debemos distanciarnos tanto de lo que usualmente llamamos temor como para que,
en nuestras propias mentes, domestiquemos a Dios y lo consideremos como nuestro
«compadre». Dios es el Señor. Él es rey. Él es juez de todos. «¡Terrible cosa es caer
en las manos del Dios vivo!» (Hebreos 10:29-31). La sabiduría debe entenderse a la
luz de quién revela Dios que él es. La dimensión moral es una dimensión personal
que refleja la santidad de Dios. Por eso el libro de Proverbios contrasta la sabiduría
con la necedad y la justicia con el mal, de tal manera que ambos pares son
sinónimos. Por tanto, la sabiduría es a la justicia tanto como la necedad es al mal
(ver Proverbios 10-15). Esto es importante porque significa que la sabiduría o la
necedad (estupidez) no son funciones de nuestro coeficiente intelectual, ni
tampoco la justicia y la maldad. Son dimensiones morales que reflejan o repudian el
carácter de Dios. También significa que la forma en que usamos nuestros poderes
de razonamiento y la inteligencia dada por Dios es un asunto espiritual.
La literatura sapiencial y las narraciones históricas relevantes nos muestran
parte de cómo se desarrolló la idea de sabiduría durante la historia de Israel8.
También podemos observar la sabiduría que aparece en algunos de los pasajes
proféticos sobre el futuro día del Señor. Pero, antes de eso, está el hecho de que los
profetas condenan la necedad de la sabiduría apóstata. En algún lugar de la historia
de Israel parece haber ocurrido una institucionalización de la sabiduría con sabios
oficiales. Ya fuera oficial o no, existe evidencia de que los consejeros daban consejos
espurios, a menudo con resultados desastrosos. Salomón fue el sabio legendario que
cayó de esa gracia. Su hijo Roboam aceptó un consejo tonto que condujo a la
división de su reino (1 Reyes 12). Isaías condena la sabiduría de los sabios debido a
la hipocresía del pueblo (Isaías 29:13-16; 44:24-25). Jeremías condena la necedad de
los «sabios» (Jeremías 8:8-9). Dios también condena la falsa sabiduría de los paganos
(Isaías 19:11-12; Jeremías 50:35-36; 51:57).
Cuando la sabiduría de Israel se muestra como necedad y la nación está
abandonando al Señor, entonces los profetas hablan de uno que vendrá a traer
verdadera sabiduría al pueblo de Dios:
Si sigues leyendo en ese oráculo (Isaías 11:1-9), verás cómo este sabio mesiánico
trae la restaurada armonía de la creación. Se restaura el orden de Dios.
Si el temor del Señor en el Antiguo Testamento implicaba una respuesta de
confianza reverente a la Palabra de Dios, entonces en el Nuevo Testamento debe
ser la fe en la Palabra de Dios encarnada, Jesucristo. Dicho de otro modo: el
evangelio de Jesús es el punto de referencia para la verdadera sabiduría. Esto
significa que interpretamos nuestra experiencia y el mundo que nos rodea a la luz
de Jesucristo. El significado, para un cristiano, se establece por el hecho de que
Cristo es la sabiduría de Dios que establece todas las normas.
… pero para los que Dios ha llamado, lo mismo judíos que gentiles, Cristo es el
poder de Dios y la sabiduría de Dios.
1 CORINTIOS 1:24
Gracias a él [Dios] ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho
nuestra sabiduría —es decir, nuestra justificación, santificación y redención.
1 CORINTIOS 1:30
… para que cobren ánimo, permanezcan unidos por amor, y tengan toda la
riqueza que proviene de la convicción y del entendimiento. Así conocerán el
misterio de Dios, es decir, a Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros
de la sabiduría y del conocimiento.
COLOSENSES 2:2-3
Pablo se refiere al plan de Dios de unir todas las cosas en Cristo (Efesios 1:10). Y
este Cristo, el Verbo de Dios, creó todas las cosas (Juan 1:1-3); por tanto, es el autor
de la verdad y el orden. Debemos concluir, entonces, que cada hecho de este
universo, de toda la realidad, es en última instancia significativo solo a la luz de
Cristo. Él lo hizo. Él lo redime. Él lo juzgará. Y, finalmente, traerá el cielo nuevo y
la tierra nueva.
Resumen
Recuerda que los libros Sapienciales están anclados al pacto de fe de Israel, aunque
esto no se menciona de manera prominente en los propios libros de sabiduría. La
sabiduría es una propiedad mesiánica importante (ver 1 Reyes 3-10). Es una
característica del gobierno de David y se enfatiza como el centro del glorioso
gobierno de Salomón. Este solo hecho coloca al género de la sabiduría en medio de
las preocupaciones del pacto y la salvación de Israel. En conjunto, los libros de
sabiduría del Antiguo Testamento presentan perspectivas complementarias sobre el
tema de la sabiduría. Proverbios enfatiza la capacidad que tenemos de percibir el
orden incluso en un mundo desordenado. Job nos señala misterios que solo pueden
resolverse con una firme confianza en la voluntad soberana de Dios y la
comprensión de su buena voluntad hacia nosotros. Eclesiastés advierte sobre el
apartarse de la sabiduría de Dios y permitir que la confusión causada por el pecado
gobierne nuestro pensamiento. Cada uno a su manera nos prepara para la más
completa revelación de la sabiduría de Dios en Cristo. Cada uno da una perspectiva
única sobre la necesidad de reconocer nuestra propia responsabilidad de pensar,
razonar, tomar decisiones, pero siempre en el marco o con el punto de referencia
del evangelio de Cristo.
Cuando Jesús viene para comenzar su ministerio, lo encontramos
comportándose como los sabios de la antigüedad, pero con una diferencia. Vemos
esto en la respuesta a su conclusión del Sermón del Monte. Aquí usa el típico estilo
proverbial de contrastar al sabio y al necio (Mateo 7:24-27). Nótese el comentario
posterior de Mateo:
Cuando Jesús terminó de hablar, toda la gente estaba admirada de cómo les
enseñaba, porque lo hacía con plena autoridad, y no como sus maestros de la
ley.
MATEO 7: 28-29
Los escribas eran los sucesores de los sabios, pero carecían de la autoridad que
poseía Jesús como fuente de sabiduría. Jesús también usó las formas de sabiduría de
parábolas y proverbios al enseñar su sabiduría. El judaísmo y la teología rabínica
comenzaron a fallar cuando rechazaron a Jesús como el Mesías prometido y, en
consecuencia, como el punto de referencia para la sabiduría.
Los salmos: cánticos sobre Jesús
Muchos de los salmos fueron escritos por David desde su propia perspectiva. Jesús
es el Hijo de David y cumple el papel de David como el rey ungido del pueblo de
Dios. Otros salmos fueron escritos por israelitas piadosos y se aplican a Israel. Jesús
es el verdadero Israel, el representante y hombre perfecto de Dios. Estas
consideraciones por sí solas deberían advertirnos sobre una simple identificación
directa de nosotros con los salmistas y sus cánticos. Todos los salmos se cumplen, de
diversas formas, en Jesús. Por tanto, nuestra conexión con los salmos se establece al
estar en unión con Cristo por fe. ¿Es esto importante? Creo que mucho. Si no
percibimos que nuestra conexión con cualquier cosa del Antiguo Testamento solo
ocurre en virtud de que estamos «en Cristo», entonces en efecto estamos asumiendo
que podemos tener comunión con Dios el Padre incluso pasando por alto a Jesús.
El Nuevo Testamento contiene más citas, referencias y alusiones a los Salmos e
Isaías que a cualquier otro libro del Antiguo Testamento. Varias de las citas se
aplican directamente a Jesús como el Mesías. Por ejemplo, el Salmo 2:1-2 se
interpreta como acerca del Cristo en Hechos 4:25-26; y el Salmo 2:7 se aplica a
Cristo en Hechos 13:33, Hebreos 1:5 y 5:5. El Salmo 8:4-6 se aplica a Jesús en
Hebreos 2:5-9. Pedro (en Hechos 2:25-28) cita el Salmo 16:8-11 en referencia a la
resurrección de Cristo. El Salmo 110 se cita unas 18 veces en el Nuevo Testamento.
Una estimación indica que hay 14 salmos mesiánicos a los que se hace referencia en
el Nuevo Testamento.
Un punto que debo repetir es que Jesús no cumple solo las Escrituras mesiánicas
excepcionalmente obvias. El cumple toda la Escritura. Si el salmo que estás
considerando contiene las palabras del Mesías o está dirigido a él, o si el orador es
un israelita anónimo, el enfoque es el mismo. Esto se debe a que el Mesías era el
uno por muchos: representa a todo el pueblo de Dios. Jesús vino como el verdadero
representante del pueblo de Dios. Por lo tanto, al considerar la aplicación, la
primera pregunta que debemos hacernos sobre cualquier parte del Antiguo
Testamento es: «¿Cómo testifica de Jesús este texto?». Entonces, dado que un
cristiano está «en Cristo», podemos preguntarnos sobre su aplicación a nosotros.
Revisemos ahora algunos salmos y veamos cómo se establecen los vínculos con el
Nuevo Testamento.
Nota clave
La literatura Sapiencial y los Salmos expresan la respuesta humana al mundo y
la vida diaria a la luz de quién es Dios y lo que ha revelado de sí mismo en sus
palabras y sus obras. Por tanto, «el temor del Señor es el principio de la
sabiduría y el conocimiento». Estos libros señalan a Cristo como nuestra
sabiduría y nuestra respuesta a Dios.
Consejo: Los Salmos fueron escritos por David (una figura mesiánica) y otros israelitas
piadosos; por tanto, hay buenas razones para considerarlos como los Salmos de Jesús. Nuestra
unión con Cristo por la fe nos permite considerarlos nuestros.
8. He escrito más extensamente sobre la idea de sabiduría en Gospel and Wisdom (Paternoster,
1987), ahora parte de The Goldsworthy Trilogy (Paternoster, 2000), y en Proverbs: The tree of life
(Aquila Press, 1993).
10
Encontrar a Cristo en los libros proféticos
Hay muchas razones por las que a algunos lectores de la Biblia los libros de los
profetas les resultan confusos. También hay razones por las que algunos tienden a
pasar por alto la importancia real de los profetas y a hacer un mal uso de los textos.
Para evitar tal confusión y mala aplicación, necesitamos entender quiénes eran los
profetas y cómo funcionaban en Israel.
Los profetas escritores (reino del sur a menos que se indique lo contrario): Joel
principios del siglo VIII
Oseas 760–722 (reino del norte)
Amós 760 (reino del norte)
Miqueas 742–700
Isaías 740–700
Dios, que muchas veces y de varias maneras habló a nuestros antepasados en otras
épocas por medio de los profetas, en estos días finales nos ha hablado por medio
de su Hijo. A este lo designó heredero de todo, y por medio de él hizo el universo.
HEBREOS 1:1–2
Los profetas del Antiguo Testamento hablaron la palabra divina; y Jesús es la Palabra
divina. Las tres dimensiones de la proclamación profética están vinculadas a la
situación histórica específica que existió tanto para Israel como para Judá. Ya hemos
visto la forma en que los personajes, acontecimientos e instituciones principales
prefiguran la realidad que emergerá con Jesús. Permítanme enfatizar nuevamente: es
esta prefiguración lo que constituye el vínculo con Jesucristo. Sabemos que Dios el
Hijo está siempre presente y luego se lo identifica como la Palabra de Dios (Juan 1:1-2,
14). Esto implica que la Palabra que creó el mundo y vino a Israel a través de los
profetas, fue la presencia de Dios el Hijo. Esto es inevitable. Es por eso que el libro de
Judas puede identificar a Jesús como quien saca a Israel de Egipto (Judas 5). Pero en
este estudio estamos tratando de establecer la manera de identificar cómo el Antiguo
Testamento prefiguró a Jesucristo de tal manera que los fieles que captaron la sombra
con ello captaron la realidad. Para Israel, aferrarse a la sombra era una cuestión de
creer en las promesas de Dios. Necesitamos distinguir entre el Dios Hijo eternamente
presente y su presencia entre nosotros como el Hijo encarnado, Jesucristo. Los
profetas prefiguran esto último. Una forma de avanzar en esto es estructurar nuestra
comprensión de las tres dimensiones del mensaje profético. Comenzando con la
acusación, debemos reconocer tanto las similitudes como las distinciones entre
entonces y ahora.
Acusaciones proféticas de pecado y Cristo
Ten en cuenta que la norma que informa a los profetas es la ley de Moisés y los actos
salvadores de Dios. El contexto de la ley es la obra salvadora específica de Dios (pacto
y éxodo) y el establecimiento de su pueblo en la tierra prometida. Hay algunas áreas
de superposición de la ley con la noción de legalidad en el Nuevo Testamento, y hay
algunas distinciones reales. El principal punto de contacto es el hecho de que Dios
revela a la humanidad sus normas. La palabra de Dios estableció los estándares desde
el momento en que Dios creó a Adán y Eva. El pecado de la humanidad fue entonces,
y sigue siendo, un rechazo del derecho de Dios a ordenar su universo; decir lo que está
bien o mal; determinar verdad y error.
Existe una clara superposición de la ética cristiana con el significado ético de la ley
de Moisés. Ese no es el problema. El bien y el mal, la verdad y el error, están
definitivamente demarcados por Jesucristo. Muchas de las infracciones por las que se
condenó a Israel ya no se aplican a nosotros. Por otro lado, hay muchas que todavía se
aplican, especialmente el incumplimiento de las normas éticas. Cuando Pablo
reflexiona sobre esto, dice que todos estamos condenados como pecadores. Todo el
género humano ha rechazado la verdad que está en Dios y por eso estamos
correctamente condenados. Las buenas nuevas del evangelio incluyen estas malas
noticias: somos por naturaleza hijos de ira. Pero Jesús se hizo pecado por nosotros (2
Corintios 5:21).
El valor de las acusaciones proféticas no radica tanto en cada detalle específico de
la infracción de la ley, sino en el hecho de que, incluso cuando somos receptores de la
gracia de Dios, seguimos expresando nuestra naturaleza pecaminosa. La ley demuestra
la gravedad del pecado. La asombrosa fidelidad de Dios se aprecia en que él continúa
guiando a su pueblo hacia su reino, incluso cuando son desobedientes. La
desconcertante lección de las condenas proféticas es que las personas continúan
expresando su rebelión incluso cuando han experimentado la misericordia de Dios.
Así, vemos la idolatría de Israel que siguió al acontecimiento salvador del éxodo de
Egipto. Lee el libro de Jueces y observa el ciclo de rebeldía de un pueblo que acaba de
experimentar las obras salvadoras de uno de los jueces.
Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para
que en él recibiéramos la justicia de Dios.
2 CORINTIOS 5:21
Isaías 1:21-2:5
Este pasaje puede involucrar dos oráculos distintos (Isaías 1:21-31 e Isaías 2:1-5) pero,
en conjunto, expresan los tres tipos de oráculos descritos anteriormente. Primero, la
acusación de pecado en 1:21-23; luego la amenaza de juicio en 1:24-25, 28-31; y,
finalmente, la promesa de salvación en 1:26–27 y 2:1-5. Noten, también, la
terminología de los oráculos de salvación: se enfocan en Sion (es decir, Jerusalén como
la ciudad de Dios). Sion es el punto focal terrenal del reino de Dios y el lugar donde él
expresa su morada con su pueblo. La pregunta obvia es, ¿dónde está esta Sion que será
el cumplimiento de estas profecías? En Hebreos 12:18-24 se da una respuesta
importante: Sion es donde está Jesús. Sion y el templo van juntos. Jesús es el templo
nuevo y, por la fe, estamos unidos a él y somos edificados en el nuevo templo (Efesios
2:18-22).
Jeremías 23:1–8
La condenación se dirige aquí a los pastores, es decir, a los gobernantes de Israel. Ellos
han hecho que el rebaño se disperse. La amenaza, aunque breve, es fatídica (v. 2b). La
seguridad de la salvación está colmada de gracia. Dios reunirá a su pueblo y pondrá
buenos pastores sobre él (vv. 3-4). Este buen gobierno será ejercido por un vástago de
David cuyo nombre, significativamente, es «El Señor es nuestra justicia» (vv. 5-6
RVC). Este asombroso oráculo nos señala al Buen Pastor que para nosotros se
convierte en nuestra justicia (Juan 10:11-16, 27-30; Romanos 3:21-23; 1 Corintios
1:30; 2 Corintios 5:21).
Ezequiel 36:22-38
Este pasaje es notable, en primer lugar, por el énfasis en el hecho de que la salvación
del pueblo de Dios reivindica la santidad de su nombre (vv. 22-23, 32). En segundo
lugar, la salvación implica llevar a los salvos al lugar de Dios (vv. 24, 28-31, 33-35) y la
limpieza del pecado (vv. 25, 29). Se habla de la purificación en términos de una
aspersión ceremonial y un corazón regenerado por el Espíritu (vv. 25-27). Las
imágenes de la regeneración, el agua y el Espíritu son la fuente probable de las
palabras de Jesús a Nicodemo en Juan 3:5-8. Una vez más, vemos el usual tema
profético de un regreso a la tierra prometida. Dios los tomará y los traerá al reino.
Este, y muchos pasajes similares, nos apuntan al evangelio. Pablo puede decir que
cuando estamos en Cristo por fe, él ya nos ha traído a casa (Efesios 2:4-6; Colosenses
3:1-4). Y ten presente que Hebreos 12:22-24 les recuerda a los cristianos judíos que, en
Cristo, ya están allí.
Joel
La profecía de Joel es difícil de fechar ya que se concentra en los sucesos futuros
revelados por Dios y señala poco respecto a su contexto histórico. El gran tema es el
futuro «día del Señor». Este es el nombre que se le da al tiempo en que Dios
demostrará su justicia en actos finales de juicio y salvación. El día del Señor debe ser
temido por un pueblo infiel e impenitente. La catástrofe ya les ha sobrevenido (Joel
1:1-12). Dios los llama al arrepentimiento (Joel 1:13-14), porque el día del Señor está
cerca (Joel 1:15-2:11). Si regresan al Señor, encontrarán misericordia y
experimentarán el amor inquebrantable de Dios (la fidelidad a su pacto). Esta fidelidad
al pacto se revela en la forma en que Dios ya ha mostrado compasión de muchas
maneras (Joel 2:18-27). Se acerca el día en que el Señor derramará su Espíritu sobre su
pueblo, pero juzgará a los pueblos de la tierra que se han opuesto a la venida de su
reino (Joel 2:28-3: 21). Si observas Hechos 2:16-21, verás cómo el apóstol Pedro
interpreta esta promesa del Espíritu de Dios como cumplida en el día de Pentecostés.
Observa también que él prosigue y aplica el Salmo 16 a la resurrección de Jesús, y en
Hechos 2:29-31 se refiere a 2 Samuel 7:12-14 como también cumplido por la
resurrección de Jesús.
Malaquías
Malaquías es el último libro de nuestro Antiguo Testamento, pero no de la Biblia
hebrea, que pone al final la sección llamada «Escritos». Sin embargo, Malaquías es un
final apropiado para el Antiguo Testamento como uno de los tres profetas posteriores
al exilio. Anticipa los eventos que leemos en los Evangelios, especialmente el
ministerio de Juan el Bautista. La comunidad post-exílica exhibió casi el mismo tipo
de problemas que habían provocado el exilio en primer lugar. Malaquías se centra en
un sacerdocio corrupto y la profanación del pacto en general. Lo que los judíos buscan
en la restauración del templo de Dios será, de hecho, un día de juicio y limpieza. Para
los malhechores será un día de destrucción, pero para los que temen el nombre del
Señor, «se levantará el sol de justicia trayendo en sus rayos salud» (Malaquías 4:2).
Nota clave
Los profetas hablan la palabra de Dios, acusan el pecado, predicen juicios y
proclaman la fidelidad de Dios al pacto mientras hablan de la restauración futura,
la bendición y la venida del reino de Dios. En esto, prefiguran el día de Cristo.
• ¿Puedes dar una buena razón para que los profetas describan el futuro en términos
del pasado?
• ¿Puedes expresar su comprensión de cómo el Nuevo Testamento ve el cumplimiento
de la profecía en Cristo?
• ¿Cómo estructuran las promesas del pacto y las amenazas anunciadas por Moisés los
escritos de los profetas?
Consejo: Permitan que Jesús y los escritores del Nuevo Testamento nos muestren cómo se cumple
la profecía.
9. El paralelismo es un recurso de uso frecuente en la literatura hebrea. Básicamente, implica hacer una
declaración y luego repetirla, tal vez con algunas modificaciones, pero usando diferentes palabras.
10. Dos posibles excepciones a esta regla serían Abdías y Jonás.
11. Esta es una réplica frecuente de aquellos que sostienen el premilenialismo dispensacionalista.
11
Jesucristo el cumplidor
Dado que Cristo es la última y más completa palabra de revelación de Dios,
comenzamos esta indagación con Cristo para que podamos terminar con Cristo. Por
lo tanto, en realidad he estado escribiendo este capítulo desde el comienzo del
libro. Ahora deberíamos estar en condiciones de comprender mejor por qué y cómo
los escritores del Nuevo Testamento trazaron todas las líneas que conectan a Jesús
con el Antiguo Testamento. Los cristianos no pueden acercarse al Antiguo
Testamento sin algunas suposiciones y creencias cristianas ya formadas; es decir, lo
leemos como cristianos. Ha sido un largo viaje desde el comienzo del Antiguo
Testamento hasta el advenimiento de Jesús. No quiero prolongar esta discusión,
pero, para concluir nuestro estudio, necesitamos unir los hilos para que las diversas
partes de esta indagación se puedan convertir en una unidad comprensible.
Después de todo, el propósito de este libro es ayudar a los lectores de la Biblia a
apreciar la estructura de la revelación de Dios para que la manera en que el Nuevo
Testamento vincula a Jesús con el Antiguo Testamento no sea un misterio.
• Abraham creyó en las promesas de Dios y eso le fue contado por justicia (Génesis
15: 6; ver también Romanos 4: 1–25; Gálatas 3:1–9).
• El éxodo de Egipto fue un verdadero suceso de salvación para los israelitas que
escaparon de Egipto, y el segundo éxodo de Babilonia fue igualmente una
liberación; pero ambos resultan ser sombras del verdadero éxodo del pecado,
Satanás y la muerte lograda por Cristo. Debido a la relación de Jesucristo con el
Dios de Israel, tanto Pablo como Judas pueden hablar del éxodo como algo que
involucra a Jesús (1 Corintios 10:1-4; Judas 5).
• Nunca se le sugirió a Moisés que el tabernáculo que se le ordenó construir sería
sólo una pálida sombra de la realidad; y Salomón nunca podría haber imaginado
que su magnífico templo daría paso a la realidad de Cristo como la morada de Dios.
• Las promesas del pacto hechas a Abraham «para siempre» fueron recibidas
seriamente a pesar de que obtendrían su verdadero sentido en el nuevo pacto en
Cristo.
Las principales dimensiones de la revelación bíblica que he analizado son las que se
presentan en la Tabla 2 (Capítulo 5). Necesitamos asegurarnos de que estas se
trasladen a la idea de Cristo cumplidor. Nuestro estudio muestra que el Nuevo
Testamento enseña claramente que el Antiguo Testamento debe ser interpretado
por Cristo y no Cristo por el Antiguo Testamento. Si bien hay un elemento
importante de dependencia mutua entre los dos Testamentos, la plenitud de la luz
y la verdad de Dios reside en Cristo, el antitipo, y no en los sombríos tipos del
Antiguo Testamento. Pero, como he dicho antes, para entender realmente a Cristo
como el cumplidor, necesitamos entender lo que él cumple. Sin embargo, a pesar de
este hecho, el máximo intérprete de la verdad es Cristo.
Entonces, consideremos esto: ¿tenían los discípulos una lista de verificación de
las características del Antiguo Testamento para el Mesías predicho y su reino, y
luego decidieron que Jesús se ajustaba a ese patrón? ¡Yo creo que no! De hecho, los
discípulos lucharon por acomodar a Jesús a sus ideas preconcebidas de cómo debía
ser el Mesías. Por supuesto, es una pregunta compleja, pero sugiero que la evidencia
abrumadora es que Jesús fue el Mesías que se autentificó a sí mismo simplemente
por la autoridad de quién era en realidad. Sus discípulos luego tuvieron que
acomodar sus ideas sobre el cumplimiento de las Escrituras para que se ajustaran al
Cristo real tal como él se reveló a sí mismo.
Este aspecto de la inesperada naturaleza del Mesías debería advertirnos sobre las
ideas preconcebidas acerca de cómo se cumplirían las promesas y predicciones del
Antiguo Testamento. La respuesta a la pregunta planteada anteriormente debería
ser algo como esto: aunque hubo algunas profecías literalmente cumplidas
(nacimiento virginal, lugar de nacimiento y así sucesivamente), otros llegaron
como una completa sorpresa para los discípulos (ningún reino inmediatamente
glorioso en evidencia; su sufrimiento y muerte). El argumento que he estado
planteando en este estudio es que las categorías o dimensiones del plan de salvación
de Dios se transfieren a Jesús de modo que debemos mirarlo a él y no a algunos
supuestos acontecimientos que lo pasan a él por alto para su cumplimiento. Ahora
debemos examinar la evidencia del Nuevo Testamento para tal cumplimiento
cristológico de la esperanza del Antiguo Testamento.
Cristo y la creación
Hay dos aspectos de la relación de Cristo con la creación. La primera es que el Hijo
anterior a la encarnación fue el creador. Dios creó por su palabra; Cristo fue ese
Verbo por quien fueron hechas todas las cosas; él era el Verbo que se hizo carne
(Juan 1:1-3, 14). Pablo lo dice elocuentemente:
En estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A este lo designó
heredero de todo, y por medio de él hizo el universo. El Hijo es el resplandor
de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las
cosas con su palabra poderosa.
HEBREOS 1:2-3, énfasis añadido
Cristo y el pacto
El pacto estructura la forma en que un Dios de gracia y misericordia articula su
trato con una raza humana rebelde. Se trata de la relación que Dios quiere tener
con su pueblo. El pacto con Noé anticipa el pacto de gracia con Abraham. Vimos
cómo el pacto dominó la historia de los patriarcas y fue la base del acontecimiento
redentor del éxodo de Egipto. En el corazón del pacto está todo lo que va con Dios
como el Dios de su pueblo. Esa relación comenzó en el Edén, pero se perdió a causa
del pecado. La gracia de Dios se demuestra en su voluntad de formar para sí un
pueblo para que disfrute de la comunión con él.
Debido a que el pacto es una manera formal de estructurar la relación de Dios
con su pueblo, en realidad abarca varios aspectos importantes de esa relación. Así,
Dios le prometió a Abraham una multitud de descendientes que serían el pueblo de
Dios, vivirían en la tierra prometida y serían el medio de bendición para las
naciones del mundo. Estas promesas se convierten en la base de la obra redentora y
salvadora de Dios en el éxodo. La manera en que debe vivir el pueblo redimido se
comunica en el pacto del Sinaí. Con ello se pretendía estructurar la vida de Israel a
lo largo de su historia. La ley del Sinaí muestra la rebelión y la idolatría de Israel de
modo que se los percibe como transgresores del pacto.
El único pacto de salvación progresa a través de varias expresiones hasta que
llegamos al nuevo pacto en Cristo. Por lo tanto, el pacto de Noé anticipa el pacto de
gracia hecho con Abraham. El pacto de Abraham requiere la redención para que se
cumpla de alguna manera significativa, de ahí la cautividad en Egipto y la
redención del éxodo sobre la base de ese pacto (Éxodo 2:23-25). El pacto del Sinaí
completa la relación de Dios con su pueblo. La ruptura constante del pacto por
parte de Israel conduce a la eliminación de todas las bendiciones prometidas en el
pacto y sus indicadores tangibles (tierra, templo, ciudad, monarquía). Los profetas
prometen un pacto nuevo y duradero (por ejemplo, Jeremías 31:31–34; Ezequiel
16:59–63; 37:24–28).
Vienen días —afirma el Señor— en que haré un nuevo pacto con el pueblo de
Israel y con la tribu de Judá. No será un pacto como el que hice con sus
antepasados el día en que los tomé de la mano y los saqué de Egipto, ya que
ellos lo quebrantaron a pesar de que yo era su esposo —afirma el Señor.
Este es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel —
afirma el Señor: Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Yo
seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrá nadie que enseñar a su
prójimo, ni dirá nadie a su hermano: «¡Conoce al Señor!», porque todos, desde
el más pequeño hasta el más grande, me conocerán —afirma el Señor. Yo les
perdonaré su iniquidad, y nunca más me acordaré de sus pecados».
JEREMÍAS 31:31–34
Este pasaje se cita en Hebreos 8:8-12, y los versículos 33-34 se citan en Hebreos
10:15-18. Aquí al escritor le interesa mostrar que el cumplimiento llega cuando
Cristo establece el nuevo pacto. La terminología de Jeremías ahora debe entenderse
a través del acontecimiento del evangelio.
Finalmente, Jesús mismo entendió su muerte inminente como el medio para
sellar el nuevo pacto:
Moisés selló el antiguo pacto del Sinaí con la sangre de los bueyes de sacrificio
rociando sangre sobre el altar y sobre el pueblo (Éxodo 24:3-8). La sangre del
sacrificio de Jesús sella y asegura la eficacia del nuevo pacto. Este nuevo pacto,
entonces, cumple todo lo que abrazó el antiguo pacto.
Cristo y la redención
Dos características de la redención dominan el mapa bíblico: los medios de
redención y los efectos de la redención. Los medios se describen constantemente
como sacrificio expiatorio y los efectos en términos de rescate de un reino ajeno y
fatal, y restauración al lugar de comunión con Dios. Esta redención ya la he
identificado como un aspecto del pacto. El primer indicio de este acto de gracia de
Dios es la promesa de reparación en Génesis 3:15. Luego está la salvación de Noé y
su familia del diluvio. Una vez que el pacto comienza a recibir su forma definitiva
con Abraham, el sacrificio surge como parte esencial de la relación de Dios con su
pueblo.
El medio de redención sigue estando en la forma de los sacrificios, comenzando
con el cordero pascual y luego con los diversos tipos de sacrificios estipulados en el
pacto del Sinaí. Los instrumentos y agentes de este ministerio sacrificial son el altar,
el tabernáculo y el templo, y el sacerdocio. La «arquitectura» (diseño) tanto del
tabernáculo como del templo representaba de manera gráfica y espacial la relación
de un pueblo reconciliado, aunque pecador, con un Dios santo. Los sacrificios
permitían a los sacerdotes, como representantes del pueblo, acercarse a Dios en
lugar de aquel. Sin la mediación sacerdotal, no había acceso a Dios.
Los efectos de la redención son la liberación inicial de la cautividad y luego la
entrada a la tierra prometida. Luego, los sacrificios expiatorios hablan de
reconciliación y permiten al sacerdote representante entrar en la presencia de Dios.
Anteriormente vimos cómo la tierra prometida, el templo, la ciudad y la realeza
representan aspectos de la restauración del pueblo de Dios al estado bendito de
habitar con Dios bajo su gobierno benigno. Por lo tanto, la esperanza de Israel es
ser restaurado a la tierra prometida con un nuevo templo y una nueva realeza. Esta
terminología es transformada por Jesús en el evangelio.
Jesús es ahora el mediador de un pacto mejor que el que disfrutó Israel (Hebreos
8:1-13). Su papel como mediador abarca la mediación de la palabra de Dios, porque
él es esa Palabra. Junto con el ministerio profético, realza el ministerio sacerdotal,
porque entra en la presencia del Padre para interceder por nosotros; y el ministerio
real pues ahora gobierna desde el cielo. Ahora podemos considerar la importancia
de Jesús como Dios encarnado: Dios que vino a estar entre nosotros como hombre.
No era un hombre semidivino ni una deidad semihumana. Él era plenamente Dios
y plenamente hombre. Este es un gran misterio, pero está en el corazón de la fe
cristiana. Aquellos que piensan que han resuelto, o disuelto, el misterio del Dios-
Hombre en realidad han destruido el evangelio.
Dado que Jesús es tanto verdadero Dios como verdadero hombre, podemos
observar lo siguiente con respecto a su papel profético. Él es el Dios que habla; él es
la palabra hablada. Pero también es el hombre verdaderamente fiel que escucha y
obedece esa palabra. Y él es la palabra que se dirige de vuelta al Padre. En lo que
respecta a su papel sacerdotal, podemos ver una situación igualmente completa.
Jesús es Dios que nos creó y por lo tanto tiene derecho a gobernarnos. Él es, pues, el
Dios contra quien todos pecaron. Jesús vivió como el israelita fiel y verdadero;
como el Hijo en quien el Padre se complació. Pero, también se identificó con el
pueblo de Dios que se ha rebelado contra Dios, aunque él mismo nunca fue un
rebelde. Sufrió como representante de los pecadores al ser el sacrificio
verdaderamente aceptable por el pecado. Por lo tanto, era sacerdote y sacrificio.
Fue justificado por su resurrección, que demostró que era un ser humano justo que
podía morar con el Padre. Estas consideraciones apuntan al hecho de que el
evangelio es la obra completa y perfecta de Cristo. No se puede repetir. No
podemos agregarle ni quitarle. Solo podemos creerlo y tratar de vivir
consecuentemente con él.
La constante promesa de Dios de estar con su pueblo, entonces, recibe este enfoque
adicional de que él morará entre su pueblo. Exiliado en Babilonia, Ezequiel tiene
una visión del regreso de la gloria del Señor a un templo renovado en Jerusalén:
Dios habitó con Adán y Eva en el Edén. Fuera del Edén, es un acto de pura gracia
que Dios elija un pueblo para que sea suyo, y señale su morada entre ellos. El
oráculo de Isaías acerca de la virgen que daría a luz un hijo llamado Emanuel (Isaías
7:14) probablemente tuvo su aplicación inmediata en Judá cerca de la época de
Isaías. Pero Mateo lo aplica a la venida de Jesús como el verdadero Emanuel. Un
mensaje angelical le llega a José en un sueño:
«José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha
concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por
nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio
del profeta: «La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel»
(que significa «Dios con nosotros»).
MATEO 1:20-23
La palabra griega que usa Juan, generalmente traducida como «habitó», significa
literalmente «morar en una tienda», es decir, «hizo su tabernáculo» entre nosotros.
Él enfatiza que el Hijo de Dios encarnado cumple el papel de la morada de Dios en
la tienda en el desierto.
La morada más permanente de Dios en Israel fue el hermoso templo de
Salomón. He subrayado el papel del templo como punto focal de la presencia de
Dios con su pueblo y como centro del ministerio sacerdotal de reconciliación a
través del sacrificio. El segundo templo construido en el período posterior al exilio
fue renovado y embellecido por Herodes el Grande. Los cuatro Evangelios registran
el evento cuando Jesús limpió el templo y expulsó a quienes lo usaban como un
lugar para ganar dinero. Esto despertó mucha ira entre los judíos. Solo Juan registra
el desafío a Jesús:
De esta manera, Jesús desvía la atención desde el templo hecho por manos hacia sí
mismo como el cumplidor del propósito y significado del templo: Dios con
nosotros.
Los apóstoles y los primeros cristianos pronto aprendieron a ver en Cristo la
renovación del templo tan vívidamente prometida por los profetas. La purificación
del templo por parte de Jesús fue un acto de juicio que mostró la terrible deficiencia
del templo terrenal en el cumplimiento de sus propósitos. Los judíos cristianos no
tardaron en descubrir que toda la teología del templo se cumplía en Cristo. Esteban
fue apedreado hasta la muerte por señalar esto a los judíos incrédulos (Hechos 7:44-
60). Para Pablo, el templo adquiere un nuevo significado para los creyentes judíos y
gentiles que están unidos en Cristo:
Por lo tanto, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de
los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de
los apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular. En él
todo el edificio, bien armado, se va levantando para llegar a ser un templo
santo en el Señor. En él también ustedes son edificados juntamente para ser
morada de Dios por su Espíritu.
EFESIOS 2:19-22
Entonces las líneas convergen. Los profetas predicen el día en que el Señor
Dios vendrá a su templo y morará entre su pueblo. Cristo, en sí mismo, es Dios
que habita entre nosotros: la unión perfecta de Dios y el hombre. Por la fe, los
cristianos en todas partes y en todas las épocas están unidos con Cristo y, por
lo tanto, son edificados en esta morada de Dios. El libro de Apocalipsis
completa el cuadro. Aunque Juan aquí vuelve a las imágenes de los textos
apocalípticos del Antiguo Testamento, el mensaje es claro cuando describe la
Jerusalén celestial:
No vi ningún templo en la ciudad, porque el Señor Dios Todopoderoso y el
Cordero son su templo.
APOCALIPSIS 21:22
Desde entonces comenzó Jesús a advertir a sus discípulos que tenía que ir a
Jerusalén y sufrir muchas cosas a manos de los ancianos, de los jefes de los
sacerdotes y de los maestros de la ley, y que era necesario que lo mataran y que
al tercer día resucitara. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo: «¡De
ninguna manera, Señor! ¡Esto no te sucederá jamás!». Jesús se volvió y le dijo a
Pedro: «¡Aléjate de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar; no piensas en las
cosas de Dios, sino en las de los hombres».
MATEO 16:21-23. Ver también MATEO 17:12; MARCOS 8: 31-33; 9:12;
LUCAS 9:22
La muerte de Jesús fue un problema para quienes no la esperaban como parte del
día del Señor. Así que los dos discípulos en el camino a Emaús se lamentaron por la
pérdida de aquel que habían esperado que fuera «el que redimiría a Israel» (Lucas
24:21). La reprimenda de Jesús resucitado es devastadora:
¡Qué torpes son ustedes —les dijo—, y qué tardos de corazón para creer todo
lo que han dicho los profetas! ¿Acaso no tenía que sufrir el Cristo estas cosas
antes de entrar en su gloria? Entonces, comenzando por Moisés y por todos los
profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.
LUCAS 24:25-27
Entonces los que estaban reunidos con él le preguntaron: «Señor, ¿es ahora
cuando vas a restablecer el reino a Israel?». «No les toca a ustedes conocer la
hora ni el momento determinados por la autoridad misma del Padre —les
contestó Jesús—. Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán
poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y
hasta los confines de la tierra». Habiendo dicho esto, mientras ellos lo miraban,
fue llevado a las alturas hasta que una nube lo ocultó de su vista. Ellos se
quedaron mirando fijamente al cielo mientras él se alejaba. De repente, se les
acercaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué
hacen aquí mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido llevado de entre
ustedes al cielo, vendrá otra vez de la misma manera que lo han visto irse».
HECHOS 1:6-11
Esta es, entonces, la secuencia: el rey sufre y muere; resucita de entre los muertos;
promete la venida del Espíritu a sus discípulos y declara el ministerio de ellos de ser
testigos; mientras asciende al cielo, se les asegura a los discípulos que él regresará de
la misma manera. Así se cumplen las promesas del Antiguo Testamento del día del
Señor: es a la vez un suceso único y tres sucesos. El Señor viene, primero, a vivir
entre nosotros como hombre y a morir por nosotros. En segundo lugar, envía su
Espíritu para que esté presente en su iglesia hasta el gran acontecimiento final. En
tercer lugar, vendrá en gloria para juzgar a vivos y muertos.
Al escribir a las iglesias sobre el acto final del drama del día del Señor, Pablo
puede hablar legítimamente del día del Señor o de la venida del Señor. Es decir,
distingue entre los tres actos: lo que Cristo hizo por nosotros en su primera venida,
lo que su presencia por medio de su Espíritu significa ahora para nuestro servicio
cristiano continuo, y lo que será cuando regrese en gloria (ver, por ejemplo,
Colosenses 3:1-4; 1 Tesalonicenses 4: 13-5:11; 2 Tesalonicenses 2:1-12). Pedro
también tiene palabras sobre el futuro día del Señor (2 Pedro 3:1-13). Juan da
seguridad y exhortación a la luz de la segunda venida de Cristo (1 Juan 3:1-3;
Apocalipsis 1:7).
Jesucristo, entonces, lleva todos los grandes temas teológicos del Antiguo
Testamento a su cumplimiento. Todas las promesas de Dios encuentran su «sí» y
«amén» en él (2 Corintios 1:20). El punto focal es la resurrección (Hechos 13:32-33)
según Pablo, porque la resurrección es la prueba de que Jesús ha hecho que la
humanidad sea aceptable para Dios. La resurrección, por supuesto, es parte de la
ascensión del Dios-Hombre a la presencia del Padre. Todos los grandes temas del
Antiguo Testamento son conducidos a la meta que Dios se ha propuesto para ellos.
La resurrección-ascensión es el «amén» del Padre para la obra terminada de Cristo
en nombre de su pueblo.
Nota clave
Si Jesús verdaderamente es el Cristo de Dios, debe ser el cumplidor de todas las
promesas de Dios.
Tómate un momento para reflexionar…
Consejo: Recuerda que a Jesús se le dio toda autoridad (Mateo 28:18), y eso debe incluir la
autoridad para decir cómo se interpreta el Antiguo Testamento.
12. Los deístas eran racionalistas religiosos del siglo XVIII que rechazaron la idea de la verdad
revelada en favor de un concepto puramente razonado de un dios que esencialmente no estaba
involucrado con el mundo y los asuntos de las personas.
12
Hágalo usted mismo
Concluiré este estudio sugiriendo algunos pasos prácticos para que leas la Biblia
completa como un libro sobre Cristo. Este tratamiento resumido reúne los puntos
prácticos presentados a lo largo de este libro con la esperanza de que te motiven de
varias maneras. El primer punto que planteo al respecto es que la Biblia no es
totalmente inmanejable para el lector no profesional. Los académicos y teólogos no
son los únicos que pueden hacer frente a la tarea. El segundo punto puede parecer
más desalentador a primera vista: ninguno de nosotros comprenderá nunca por
completo las profundidades de la revelación de Dios a este lado de la gloria. Eso
también se aplica a los teólogos profesionales. Pero, esto debería ser un estímulo
porque significa que siempre habrá un elemento de frescura y sorpresa en el estudio
bíblico para aquellos que procuran entender. Solo puedo hablar por experiencia
personal. Nunca dejo de deleitarme y asombrarme por los nuevos aspectos de la
verdad, los nuevos vínculos entre los textos, las nuevas profundidades de las
antiguas ideas, aun después de más de 60 años de estudio de las Escrituras.
Antes de cualquier estudio de la palabra de Dios, tiene sentido orar para que
Dios te ayude en sus esfuerzos y, por su Espíritu Santo, abra tu mente a su palabra,
y aclare su palabra en tu corazón y mente.