Historia de La Inmigracion en La Argentina
Historia de La Inmigracion en La Argentina
Historia de La Inmigracion en La Argentina
Devoto
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EDITORIAL SUDAMERICANA
BUENOS AIRES
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Con la colaboración de la
Agencia Española de Cooperación Internacional
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ISBN 950-07-2345-X
A mi hija Mercedes,
l. Título- 1. Historia Argentina por que los sueños sean posibles
IMPRESO EN LA ARGENTINA
© Fernando Devoto
www.edsudarnericana.com.ar
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cionales en esa Argentina inmigratoria. No todos los grupos di-
rigentes se resumían en una única voluntad de reconocimiento.
Otro segmento era el de los intelectuales, periodistas, publicis-
tas, pastores, exiliados políticos, que compartían con los anteriores
la idealidad patriótica exaltada y la necesidad de construir, conser-
var o inventar los lazos comunitarios y, en los de más amplias miras,
propender a algo que confusamente se podría denominar progreso
social o a la transformación de la vida política de sus naciones de CAPíTULO 6
origen. En ellos, el móvil principal era lograr un público para sus
propuestas más que obtener reconocimiento social. LA INMIGRACIÓN DE MASAS
El éxito de toda esta empresa de creación de instituciones,
vista desde el número de las entidades, desde la cantidad de socios
o desde los balances de gastos y recursos, fue notable en compara- fLUJOS MIGRATORIOS, EXPANSIÓN ECONÓMICA
ción con cualquier otro contexto inmigratorio que se tome en Y POLÍTICAS DE PROMOCIÓN
consideración. Al menos para los casos de los italianos y los espa-
ñoles, que son aquellos acerca de los que tenemos mayores datos y Entre 1881 y 1914, algo más de 4.200.000 personas arribaron a la
algunos estudios comparativos, antiguos o recientes. Esa florecien- Argentina. De entre ellos, los italianos eran alrededor de
te vida institucional preparaba los marcos para recibir y encuadrar 2.000.000; los españoles, 1.400.000; los franceses, 170.000; los
al aluvión migratorio que comenzaría a llegar a la Argentina en el rusos, 160.000. La curva de la emigración (representada en el
decenio sucesivo. Tema que abordaremos en el pr_óximo capítulo. gráfico 4) muestra dos prolongadas fases de expansión cortadas
por la crisis del 90 y sus secuelas temporales. En la segunda de las
fases, la Argentina llegó a sus máximos históricos antes de la Pri-
mera Guerra Mundial. La Argentina recibió en este período, como
indicamos precedentemente, un aluvión inmigratorio inferior al
de los Estados Unidos, pero superior al de Canadá y Brasil.
Los rasgos de esta migración de masas no fueron diferentes de
los del período anterior: predominaban los hombres jóvenes, de ori-
gen rural, llegados a través de mecanismos migratorios principal-
mente en "cadena". El porcentaje de retornos, aunque fluctuante
según las décadas y los grupos nacionales - ·los italianos retornaban
más que los españoles y éstos a su vez más que sirio-libaneses o
rusos-, no dejaba de ser significativo: entre 1881 y 191 O retornó el
36% de los inmigrantes. En esa década, a su vez, fue cuando se
verificó el porcentaje más elevado de mujeres en el conjúnto del
movimiento hasta 1930. Los hombres arribados en esa década
"sólo" duplicaban a las mujeres (230 x 100), cuando el índice
promedio del período de masas superaba largamente los trescien-
tos hombres por cada cien mujeres (por ejemplo, en la década
246 247
t
Gráfico 4 ren los flujos de españoles a la Argentina y a Cuba, o los de los
Movimiento migratorio a la Argentina
(europeo total, español e italiano, 1857-1925) italianos a la Argentina y a los Estados Unidos. Por supuesto que
existían diferencias regionales dentro de los movimientos nacionales
y ello puede permitir relativizar la imagen presentada. Sin embargo,
~--------------------------------------------~ aun si se comparan grupos regionales o procedentes de la misma
aldea, hasta donde tenemos estudios, las diferencias se sostienen.
Empero, como ya lo hemos advertido, ninguna generalización
es válida más allá de un límite. Si tomamos en consideración otros
M 200 grupos minoritarios, para los que la Argentina era sólo un destino
1
L secundario, mientras que los Estados Unidos eran el punto de
E 150 arribo casi excluyente, la imagen puede ser diferente. Lamentable-
S
mente sólo disponemos de estudios recientes comparativos para
100
los alemanes. Éstos muestran una imagen inversa: los que venían al
50 sur eran predominantemente varones jóvenes con mayor tasa de
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retorno, en comparación con los que iban a Norteamérica.
0 La conclusión a que se puede llegar es que el destino argentino
1857 6.1 65 70 75 80 85 90 95 1900 5 10 15 20 25
entre los migrantes del Mediterráneo parece haber sido preferido
AÑOS
por grupos con un horizonte de migración de más largo plazo, que
podían priorizar el tener mejores empleos y vivir en una sociedad
Fuente: F. Devoto (1989), basado en Dirección General de Inmigración, "Resumen estadistico
del movimiento migratorio en la República Argentina", 1926 que para ellos era menos discriminatoria y/o con menor distancia
lingüística, mientras que los Estados Unidos (o Cuba) eran escogi-
dos en mayor número por personas que desarrollaban muchas ve-
comprendida entre 1901 y 1910, fue de 377 por cada cien). En ces tareas adventicias, esperaban retornar pronto y aspiraban a
cambio, el porcentaje de menores de 12 años se mantuvo sustan- maximizar sus ingresos en el menor tiempo posible, por lo que
cialmente inalterado en los dos grandes subperíodos (alrededor del estaban más atraídos por los altos salarios o el menor costo de la
15% del total en los dos casos). travesía existentes en el Norte.
En un contexto internacional comparativo, la Argentina atrajo Por mucho que las condiciones existentes en los países de re-
mayor porcentaje de grupos familiares que viajaron en forma con- cepción ocupen hoy el lugar preponderante en la historiografía
junta o la mayoría de las veces de manera separada, reuniéndose sobre las migraciones, es también visible que las excepcionales
aquí, cuando mujeres y niños alcanzaban a los hombres emigrados condiciones que había en la economía argentina en la década de
precedentemente. Atrajo también mayor porcentaje de personas que 1880 se combinaban con cambios que se producían en los países
declaraban ocupación (es decir, más agricultores y trabajadores cali- de Europa, a los que aludimos en el capítulo 1, cuando nos refe-
ficados que jornaleros) y tuvo índices de retorno más bajos que otros rimos a la llamada gran crisis agraria de fines del siglo XIX. Mira-
países americanos., Es probable, además, que para ciertos períodos da en su conjunto, la migración de masas a la Argentina coincide
(como la década de 1880) la elevada oferta de tierras disponibles con una expansión de la oferta global europea que duplica el por-
favoreciese la llegada de familias de agricultores, reflejándose ello en centaje de emigración por habitante de la década de 1870 a la de
el bajo índice de masculinidad de esa década en el destino argenti- 1880 --y volverá a duplicarlo si se confronta esta última con la
no. En cualquier caso, la conclusión es válida ya sea que se campa- primera década del siglo (vuélvase a ver el cuadro 1)--.
248 249
Desde luego que todo el proceso coincidió y fue alimentado
principalmente por una notable expansión de la economía argen-
tina, lo cual es demasiado conocido para detenernos extensamente
aquí. Baste señalar que la expansión de la frontera agropecuaria
1r
.
250 251
Sin embargo, aquellas reticencias ante el rumbo que seguía el tinos -como Juan Alsina, nuevo director de Migraciones- fue
movimiento migratorio tenían también otras matrices. Muchas que era preferible volver a la migración espontánea. Las elites de
quejas concernían, por ejemplo, al predominio abrumador de los las comunidades inmigrantes consolidadas, como los italianos, y
italianos, que constituyeron en los años comprendidos entre 1880 una parte de los dirigentes argentinos remarcarían todas las des-
y 1886 el 70% del total de arribados. Las políticas públicas ya ventajas de la inmigración que llamaban "artificial". Sostenían
esbozadas por Sarmiento, como vimos, poco habían logrado hacer (volveremos luego sobre ello) que mientras la inmigración espon-
al respecto. Había habido proyectos de colonización exitosos, tánea seleccionaba a los más fuertes, la promovida por el Estado
como el que instaló a los alemanes del Volga, cerca de Diamante reclutaba entre los más débiles. Esparcían además sospechas inten-
en Entre Rios y sobre todo en Olavarría, de donde se expandirían cionadas de que los reclutadores estaban trayendo mendigos y
luego hacia el oeste, y, por otra parte, los centros de propaganda se personas alojadas en las cárceles. El mismo Alsina diría, un par de
multiplicaban en distintas capitales de Europa. Pero todo ello no años después, que se había traído "el bajo fondo de las ciudades",
bastaba para modificar las características de la migración recibida. ya que la mayoría no eran agricultores como habían declarado. E.p
Por lo demás, el Brasil, a menudo punto de referencia para las realidad, la experiencia fue bastante negativa para los mismos in-
políticas argentinas, desarrollaba por entonces -con centro en el migrantes, independientemente de donde procedieran. La cuantía
estado de San Pablo- una política muy activa de captación de del número de arribos, sumada a la aún mayor de la inmigración
migrantes a través de pasajes subsidiados. Para resolver ambos pro- espontánea, generó un enorme desorden en la gestión. Ya el mis-
blemas (el predominio italiano y la competencia con el Brasil), la mo Hotel de Inmigrantes y aquellos otros acondicionados apresu-
Argentina se embarcaría -en el trienio 1888-1990- en un es- radamente en la ciudad para el mismo fin fueron objeto de críticas
fuerzo semejante. Si bien el gobierno esperaba otorgar 200.000 por testigos que llegaron en esos años, como Alpersohn, al que
pasajes subsidiados, entre comienzos de 1888 y marzo de 1891, mencionamos en el capítulo precedente o el holandés K. J. De
momento en que cesaron, concedió sólo 134.000. La cifra no era Hoop. Los integrantes de este último grupo expresan bastante
nada desdeñable, aunque fuese apenas un cuarto del número de bien, en su itinerario, todas las dificultades que encontrarían mu-
arribados en el mismo período. Sirvió sobre todo para dar impulso chos de aquellos que llegaron con pasajes subsidiados y fueron
al flujo español, que se engrosó con el número mayor de pasajes: colocados en distintos puntos del país, a través de la Oficina de
60.000. Otros grupos que recibieron pasajes fueron los franceses Trabajo. Los 4.500 holandeses que llegaron mayoritariamente con
(45.000), los belgas (12.000) y los británicos (7.000). pasajes subsidiados no lograron ninguna estabilidad (salvo en Tres
A través de estas iniciativas de pasajes subsidiados, que ex- Arroyos) y revertieron¡ sobre las ciudades, en especial Buenos Aires
cluían formalmente a los italianos, llegarían nuevos grupos como y Rosario, donde las dificultades para construir instituciones co-
los colonos holandeses que se instalarían cerca de Tres Arroyos y munitarias (incluso una Iglesia reformada) fueron grandes y con-
un primer contingente importante de judíos procedentes de Rusia. trastan con el destino de los daneses, 'que tenían una inserción
La mayoría de los pasajes se canalizaría, sin embargo, hacia aque- antigua y alimentada por sucesivas oleadas espontáneas que po-
llos lugares donde ya existía un lobby de intereses previo destinado dían aprovechar los vínculos de los compatriotas que los precedie-
a promover la inmigración. Eso explica por qué sería España la ron. Más allá de toda polémica, fue el quiebre de las finanzas del
principal beneficiada de los pasajes subsidiados y algunas áreas Estado nacional, con la crisis del 90, lo que puso punto final a las
como Andalucía recibirían un impulso por entonces. posibilidades de financiar la inmigración. En 1891 se decidió sólo
La política de pasajes subsidiados se reveló rápidamente como conceder algunos pasajes para promover la llegada de familias que
un fracaso. Las tasas de retorno de las personas llegadas a través de viniesen a reunirse con inmigrantes ya instalados en el país.
esa vía fueron altas, y la percepción de algunos funcionarios argen-
252 253
EL DEBATE SOBRE LA INMIGRACIÓN EN LA DÉCADA DE 1880 de la izquierda parlamentaria en 1887, los eventuales planes nunca
pasaron de palabras. Un intervencionismo más dinámico había
La política migratoria que buscaba motivos tan contradictorios tenido lugar, mediante esa especie de diplomacia de la cañonera, a
como expandir el flujo migratorio y reorientado regionalmente se lo largo del río Paraná, en las décadas precedentes de la que habla-
enmarcaba, en realidad, en un conjunto de preocupaciones de las mos en el capítulo anterior. En los años 80, todo no pasará de
elites argentinas ante la inmigración. La idea de reorientar el flujo alguna intervención ocasional de las estaciones navales europeas
migratorio tenía que ver, como dijimos, con el predominio de los existentes en el Plata para proteger intereses de los connacionales,
italianos. f.stos nunca habían sido los inmigrantes preferidos, pese que eran amenazados en ocasión de revoluciones que tenían lugar
a las buenas relaciones que habían existido y que seguían existien- en Buenos Aires. En el caso italiano habrá también un moderado
do entre personajes de la elite porteña como Mitre y Varela y la elite incremento del envío de recursos para las escuelas de esa colectivi-
anticlerical de las instituciones italianas. La común pertenencia dad. f.stas, al igual que los establecimientos educativos de muchos
masónica de muchos miembros de ambos grupos ayudaba a ello. otros grupos en las zonas de colonización, apuntaban a preservar el
Los estrechos vínculos se revelaban, por ejemplo, en el papel muy sentido de pertenencia a la tierra de origen de sus padres de los
activo que las instituciones italianas habían ocupado en las batallas hijos argentinos, dando enseñanza en la propia lengua y enfatizan-
por las leyes laicas de los ochenta, en cuyas manifestaciones habían do el estudio de la literatura, la geografía y la historia del país
participado muchas asociaciones mutuales italianas con sus estan- europeo respectivo.
dartes. Otra idea predominante ya fue enunciada: la tenaz persisten- Al comenzar los años 80, Sarmiento fue uno de los más enérgi-
cia de considerar civilizadores sólo a los migrantes del norte de cos en manifestar su disgusto ante un proceso que no seguía el
Europa y estimar en menos a los que procedían del Mediterráneo. rumbo prefijado. Particularmente irritada fue su reacción contra un
Los contornos de la crítica a los italianos eran, con todo, varia- congreso pedagógico italiano, que se anticipaba al argentino, reuni-
bles y no uniformes. Existían dentro de ellos subgrupos regionales do en Buenos Aires en 1881. ¿Qué era eso de querer educar
considerados mucho más positivamente, como los genoveses y "italianamente" a los hijos?, se preguntaba Sarmiento. La educación
piamonteses. Lo mismo ocurría con los grupos españoles: los vas- no requería etiquetas. Pero ya antes, en su recorrida por las colonias
cos eran siempre los más elogiados. Sin embargo, los italianos eran santafesinas, había quedado negativamente impresionado por la
para muchos un grupo no preferido no sólo por razones culturales poca integración que se producía entre los distintos grupos étnicos.
y económicas, sino por el hecho de que parecían haberse converti- Los inmigrantes además no se nacionalizaban y ello les impedía
do en una amenaza dado su número, su poca disposición a inte- cumplir el rol transformador del sistema político que sólo una
grarse, la fortaleza de sus instituciones étnicas y su presencia públi- mesocracia (y los inmigrantes eran esa clase media o eran vistos
ca organizada en manifestaciones y · mítinés para celebrar a sus como ella) podía garantizar. Era la funesta escisión enrie "producto-
héroes, Mazzini y Garibaldi. Las desconfianzas hacia los italianos res" y "ciudadanos" acuñada por el pensador sanjuanino. Las ideas
se acentuaban también ante el temor de que existiese una política de Sarmiento no eran sólo de él, sino que eran compartidas por
imperialista de Italia hacia sus "colonias" libres. Esto estaba cier- muchos otros miembros de la elite; las posibles soluciones que aque-
tamente presente en las retóricas de algunos políticos e intelectua- llos diagnósticos sugerían eran: la política migratoria selectiva, la
les peninsulares que defendían una de las dos líneas contrapuestas educación pública y la nacionalización política de los inmigrantes.
de su diplomacia: la que buscaba fortalecer sus vínculos con las Un resultado fue qué muchos, como Lucio Mansilla, y luego
"colonias" de América del Sur, antes que perseguir aventuras otros, como Estanislao Zeballos, comenzaron a pensar en los años
expansionistas africanas. Sin embargo, aunque esa política exterior ochenta en nacionalizar compulsivamente a los inmigrantes euro-
italiana se haría mucho más activa, a partir de la llegada al poder peos para transformar el sistema político. No sólo para ello. Tam-
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J 255
..
bién para resolver, a través de esa vía, el problema de la lealtad de pañales y, en su "condición del extranjero en América", tras definir-
unos inmigrantes divididos entre la sociedad de origen y la socie- los una "raza de mente atrofiada", se complacía en recordar la famo-
dad de recepción. Ello reposaba, entre otras cosas, en algo que era sa anécdota atribuida a Gioacchino Rossini, según la cual éste, siem-
ciertamente sobrevalorado a los efectos identitarios: el problema pre que encontraba a un español en París, donde residía, le daba la
de la nacionalidad en términos jurídicos. Es decir, cómo resolver mano para agradecerle que merced a la existencia de España, Italia
la inevitable tensión que generaba el ius sanguinis de las naciones no fuera el país más atrasado de Europa. Aunque, a decir verdad,
de origen con el ius solí de los países de inmigración. Es decir, Sarmiento agregaba que eran los más atrasados, a excepción de los
entre la idea de ciudadanía derivada del origen étnico de los americanos de origen español, que lo eran aún más.
ancestros y aquella otra contrapuesta derivada del territorio donde Sin embargo, para muchos otros, la población de origen espa-
se nace, como señalamos en la introducción_ ñol, contra la que también había comenzado el proyecto de trans-
La iniciativa de Mansilla tuvo muchos otros defensores, y formación de la Argentina, devenía en algunos autores un flujo
hacia fines de la década de 1880 y principios de la siguiente, migratorio deseable, ya que se trataba, como dijo el cónsul general
surgiría un conjunto de iniciativas que proponían nacionalizar argentino en Barcelona en 1885, de poblar a la Argentina "con
automáticamente a todos los extranjeros y de cuya amplitud dan personas de nuestra propia raza" y algunos notables nativos crea-
cuenta los trabajos de Lilia Ana Bertoni. A las preocupaciones rían (sin duda con propósitos crematísticos y no sólo ideales) una
por la identidad y por la reforma del sistema político de parte de sociedad hispano-argentina protectora de los inmigrantes españo-
los dirigentes argentinos, se sumaba la fuerte demanda de un les destinada a promover su llegada_ Los resultados de esa revalua-
sector de las elites de las colectividades extranjeras. Ellas deriva- ción parcial no habían dejado de reflejarse en los hechos_ Como
ban de la amenaza que éstas comenzaron a percibir para el futuro vimos, los inmigrantes españoles acapararon la mayor cuota de
de sus bienes, en especial con la crisis de 1890, si se dejaba en pasajes subsidiados.
manos de los nativos la gestión de la política y de la economía_ El descubrir que existía una cuestión nacional será parte de esa
Claro está que tal iniciativa no gozaba del favor de los gobiernos reflexión ante las consecuencias imprevistas de la inmigración, que
europeos, para quienes el statu quo existente era satisfactorio, ni se completará con las primeras propuestas de ejercer desde la es-
de otra parte de las elites comunitarias, para quienes la condición cuela pública una pedagogía cívica para resolverlos. El programa
de "huéspedes" era la más ventajosa_ Éstas se inclinaban hacia de reforma de los planes de estudio de los colegios nacionales
otra solución: la adquisición de los derechos políticos sin la pér- elaborado por el ministro Filemón Posse, hacia fines de los ochen-
dida de la ciudadanía de origen. ta, para imprimir un carácter nacional a la educación a través del
La promoción de la inmigración subsidiada, a través de otorgamiento de un fuerte peso a la enseñanza de la historia argen-
anticipos de pasajes, que caracterizaría la política del presidente tina, era otro síntoma de aquel malestar. Sin embargo, en los años
Juárez Celman, entre fines de 1887 y 1890, sería, como vimos, un ochenta, la idea de una pedagogía cívica para resolver los proble-
ejemplo de esa intención de incrementar y reorientar el flujo para mas de identidad nacional que podían presentar los inmigrantes
disolver la importancia de la inmigración espontánea italiana. no eran en ningún modo mayoritarios. El joven Juan Agustín
Como consecuencia de ello los españoles pudieron mejorar su García no estaba solo cuando reclamaba, en 1889, desde la Memo-
posición relativa no sólo dentro del flujo migratorio, sino también 1 ria de la Inspección General de Colegios Secundarios, que más
dentro de la escala de prejuicios de las elites argentinas. Cierta- educación técnica y menos humanística debían constituir las bases
ll
mente Sarmiento tenía, mucho más que en sus escritos juveniles, de una nueva Argentina. Por su parte, se ha señalado que, en el
una tenaz hostilidad hacia el pasado hispánico y hacia aquellos que largo y disputado debate parlamentario acerca de la ley 1.420 de
parecían ser sus nuevos pacíficos portadores, los inmigrantes es- 1884, que crearía la educación universal, laica y obligatoria, nin-
256 257
t
1
guno de los participantes hizo apelaciones a la existencia de una
cuestión inmigratoria.
., .
.
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asociaba con la inmigración, continuaba siendo más fuerte o tan estas playas de la Europa más avanzada traídos por el mecanismo
fuerte como los prejuicios y las ansiedades que provocaba, aunque artificial del subsidio. Esta clave de lectura se sumaría a aquella
el tema de la nación era, ahora sí, un punto de la agenda de las otra, presente ya en los hombres de la organización nacional, de la
elites nativas, pero todavía compensado por el del progreso. ~ virtud regenerativa del trabajo inmigrante ante la negatividad del
Los inmigrantes, por su parte, tenían desde donde defenderse. ocio feudal de los grandes propietarios rurales. Por otra parte, en
Una vasta estructura comunitaria les brindaba todo tipo de servi- la percepción que las elites inmigrantes tenían de la cuestión de la
cios y asistencia, desde periódicos hasta sociedades de socorros 1 integración a la sociedad argentina, la imagen avala en varios pun-
mutuos, desde influencias políticas hasta bancos poderosos, algu- tos las aprensiones que planteaban las elites nativas. La hostilidad
nos de los cuales, como el Banco Español y el de Italia y Río de la a integrarse era retóricamente muy visible, la defensa de la italia-
Plata, se encontraban entre los grupos privados más fuertes del nidad era cerrada, y la idea de considerarse a sí mismos "huéspe-
país. De hecho, el Banco Español fue, luego del de Londres, el que
1l des" en la nueva sociedad, bastante reveladora. Por lo demás, en
mejor atravesó la crisis del 90, cerrando sus puertas un solo día. las influyentes sociedades italianas de socorros mutuos (pero tam-
Por otra parte, no hay que olvidar que muchos de ellos habían bién en sus congéneres españolas), la adopción de la ciudadanía
alcanzado una sólida posición económica que no los hacía fácil- 1 argentina implicaba en casi todos los casos la pérdida de los dere-
mente vulnerables. Con todos los límites que tienen los datos j chos sociales y la exclusión o expulsión de la entidad étnica. Sólo
agregados, los del censo de la ciudad de Buenos Aires de 1887 que esa retórica no opera siempre ni profundamente sobre los
muestran que los inmigrantes europeos en conjunto eran propieta- mismos inmigrantes, para quienes la adscripción patriótica a la
rios del 90% de lo que se denominaba con criterio amplio "indus- tierra de origen no implicaba necesariamente una articulación
trias" (dentro de ellos, los italianos eran omnipresentes con un conflictiva con la sociedad local.
57% del total, a los que seguían los franceses con 15%) y también
de los comercios de la ciudad, en los que los patrones inmigrantes
empleaban a un 75% del total de empleados del rubro (los italia- LUEGO DE LA CRISIS DE 1890
nos un 39% y los españoles un 22%).
Las elites inmigrantes constituyen un buen punto de observa- La crisis de 1890 significó un duro golpe para los inmigrantes ya
ción del mismo tema. Sus polémicas fueron constantes con las instalados y desalentó nuevos desplazamientos. Muchos ahorros
elites nativas, pero también a veces con las de otras comunidades de los recién llegados se perdieron en la crisis, a menudo porque
extranjeras (españoles e italianos fueron particularmente activos los inmigrantes preferían confiárselos a un compaisano que dispo-
en este tipo de enfrentamientos entre sí), en defensa de las virtudes nía de una pequeña agencia o un comercio y tenía parientes tam-
y ventajas de su propio grupo de origen ante los nativos o ante bién dedicados a esa tarea en el pueblo de origen, antes que a un
otros grupos inmigrantes. Fue en la década del ochenta, como gran banco impersonal. Ello ocurría pese a que algunos bancos,
señalamos, cuando en las elites inmigratorias, que en gran medida como el Banco de Italia y Río de la Plata, tal cual me ha señalado
compartían el universo ideológico de las elites nativas, se hizo María Inés Barbero, requiriesen a sus cajeros obligatoriamente el
particularmente frecuente la utilización del darwinismo social en dominio de la lengua italiana. Pero, en muchos casos, el inmigran-
una clave política inversa. Algunos intelectuales italianos, que es- te sólo hablaba un dialecto y la mayoría de las veces veía en esos
cribían en la prensa peninsular de Buenos Aires, insistieron en bancos entidades extrañas con las que nunca había tenido familia-
contraponer la selección de los más fuertes que la migración es- ridad. La depreciación de los ingresos hizo a su vez menos signifi-
pontánea produciría a la muelle degeneración de una elite nativa cativas las remesas que los inmigrantes enviaban a la tierra de
no puramente blanca y a los despojos humanos que arribarían a origen, en muchos de cuyos lugares (como el valle del Po) los
,J
260 261
., años Hnales de la década de 1880. De todos modos, la falta de
efectos de la cnsts argentina se hicieron sentir en la vida de las datos homogéneos sobre los precios de los arrendamientos, que
t
familias rurales. El resultado fue inevitable. En 1891 los retornos eran muy especulativos y ligados a muchos factores ajenos a las
superaron a los ingresos y el saldo anual del movimiento migrato- leyes del mercado, así como a las condiciones de la mediería, no
rio fue negativo en alrededor de 50.000 personas. Muchos migran- ¡ permite trasladar aquella situación general a las condiciones con-
tes empezaron a dirigirse a otros destinos, en especial Brasil, en el cretas que enfrentaban los inmigrantes que llegaban. En ese mar-
corto plazo, y Estados Unidos, en el mediano. co, de todos modos, la tendencia a subir de los arrendamientos y
La recuperación del flujo migratorio europeo en la década del el empeoramiento de las condiciones ofrecidas a los colonos en las
90 fue lento, más aún que el de la economía real. Los niveles de zonas de colonización más antiguas explican el corrimiento hacia
1888 y 1889 no volverán a alcanzarse en esos años y deberá espe- el oeste, paralelo al del ferrocarril, donde las condiciones de los
rarse hasta 1896 para superar los niveles de ingreso de 1886. Ello contratos eran más favorables para tantas familias de agricultores.
era visible también en los saldos migratorios menos amplios que En ese contexto económico, el nivel de llegadas de los inmi-
en los 80. Con todo, no debe establecerse una correlación tan grantes italianos seguirá condicionando el flujo general. Dentro de
estrecha entre oscilaciones de la economía y del flujo de población aquél. por otra parte, se estaban produciendo cambios signiHcati-
y se debe incluir también el problema de las expectativas de los vos, como la declinación relativa de la inmigración septentrional y
inmigrantes alimentadas por la información que recibían de ami- la irrupción con fuerza de una corriente meridional y la de una
gos y parientes en la Argentina. Una oleada de imágenes negativas región central (las Marcas). En contraposición, la emigración espa-
sustituía ahora a las positivas de la década precedente y ello ñola despegaba con fuerza (ahora sin el auxilio de los pasajes sub-
coadyuvaba a la tan lenta recuperación del movimiento migrato- sidiados) y el destino argentino volvería a competir ventajosamen-
rio. Es difícil pensar que las condiciones fuesen mejores en Brasil, te, desde mediados de la década, con otros alternativos como Cuba
convertido en destino alternativo al argentino por unos pocos o Brasil. También aquí las diferencias regionales según destino
años, sólo que ahora los estereotipos sobre cada uno de los dos eran marcadas. Por ejemplo, en el componente gallego, el más
países en el imaginario europeo, y sobre todo italiano, habían numeroso, la Argentina atraía mayoritariamente a la emigración
cambiado. Ello ocurría pese a que la creación de nuevas colonias de la provincia de Pontevedra, Brasil en cambio a la de Orense y
siguió su marcha inalterada más acá y más allá de la crisis. Por
Cuba a las de Lugo y La Coruña.
ejemplo, en la provincia de Santa Fe, según datos de Ezequiel Los cambios en los flujos regionales iban acompañados tam-
Gallo, el número de nuevas fundaciones, entre 1891 y 1895 (105), bién por modiHcaciones en la composición profesional de los mi-
fue sólo ligeramente inferior con respecto al quinquenio preceden- granees: decrecía el número de agricultores (o de los que declara-
te (119) y muy superior al de todos los quinquenios anteriores a ban ser agricultores al llegar al puerto de Buenos Aires) y subían en
éste. En una provincia en la que el movimiento había empezado cambio tanto el de los jornaleros y sin profesión como el de los
bastante más tarde, Córdoba, de las colonias que existían en 1908, artesanos. Tendencia ésta que se haría más evidente en la década
l
46 habían sido fundadas entre 1886 y 1890 y 80 en el quinquenio sucesiva y que puede ponerse en relación con las expectativas de
sucesivo. También pese a que, pasada la fiebre especulativa de los migrantes, con los cambios regionales aludidos o con las con-
fines de la década de 1880, la tierra bajó de precio y en cambio !os diciones en que eran ofrecidas las tierras en los programas de co-
precios agropecuarios se mantuvieron elevados y el área sembrada lonización o en el mercado. En compensación tenían ahora tanto
siguió creciendo (en 1895 el área del trigo había casi duplicado a o más peso relativo las nuevas oportunidades que surgían en la
la de 1890, casi 2.300.000 hectáreas contra 1.200.000). Ello era,
en parte, el resultado de que la relación ideal entre el valor de la economía urbana.
Desaparecida la influencia de las políticas de fomento estatal, el
tierra y el precio de los bienes producidos fue aún mejor que en los
263
262
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boom del "mito argentino" de los años ochenta que era capaz de contenía el 4o/o del total de los extranjeros residentes en la Argen-
atraer inmigrantes individuales, estabilizados aunque no detenidos tina en 1869 y ahora llega hasta casi el 17%. Ello afectaba también
los programas de colonización, el movimiento vio crecer ulterior- a la ciudad de Rosario, donde en la misma fecha los extranjeros
mente los mecanismos de cadena y en menor medida los del llama- eran el 46% de la población y más de dos tercios de los varones
do "comercio de la emigración", que ya describimos en el capítulo adultos.
3. Un ejemplo de ello será el más reducido porcentaje de personas Entre los extranjeros, los italianos son algo menos de medio
que se alojaban en el Hotel de Inmigrantes, un 43% del total de millón (12,5% de la población total), los españoles alrededor de
arribados. Por otra parte, de éstos un porcentaje imprecisable pero 200.000 (5%) y los franceses casi 100.000 (2,4%). Como ya seña-
no irrelevante estaba en tránsito hacia el interior, donde también los lamos a lo largo del trabajo, las migraciones son siempre mayori-
esperaban amigos o parientes. Por supuesto que el número de aloja- tariamente masculinas, aunque dado que los retornos presentan
dos cambiaba según cada grupo migratorio y en los más antiguos y también estas características, el índice de masculinidad (relación
consolidados era aún menor. También decaía el papel de la Oficina hombres/mujeres x 1 00) de los stocks es siempre bastante más bajo
de Trabajo. En un grupo antiguo como el español, el porcentaje de que el de los flujos. Es decir que, si se considera sólo la población
quienes se dirigían a la Oficina de Trabajo para obtener empleo estable, en la que se encuentran presentes personas que han venido
osciló entre un 20 y un 32% del total de inmigrantes de esa nacio- en sucesivas oleadas a lo largo del tiempo, el número de mujeres
nalidad entre 1894 y 1904. En la opinión de Juan Alsina, las cade- crece. Por otra parte, en menor medida, ello es también influido
nas migratorias (que él denominaba "llamada de amigos y parien- por la mayor expectativa de vida de las mujeres. En este sentido,
tes") eran ampliamente predominantes. Eso le servía para explicar el los datos que nos da el censo de 1895 muestran globalmente,
escaso éxito de la Oficina de Trabajo. La mayoría de los inmigran- para los inmigrantes ultramarinos, una relación de 177 hombres
tes, sostenía, había sido traída por sus paisanos, que financiaban la por cada 100 mujeres. Por supuesto que existían marcadas dife-
experiencia migratoria y los integraban a través de redes personales rencias nacionales (y también regionales que no podemos me-
en el mercado de trabajo. El director de Migraciones calculaba, dir). Para los grupos más numerosos había 190 hombres españo-
además, que 20.000 de los 52.000 migrantes llegados en 1893 lo les por cada 100 mujeres, 179 italianos por cada 100 italianas y
habían hecho a través de pasajes de llamada costeados por amigos y 148 franceses por cada 100 mujeres de esa nacionalidad. En los
parientes. casos en que las características del movimiento sean semejantes,
El censo nacional de 1895, momento en que el flujo migrato- es decir, migración espontánea con alto porcentaje de cadenas
rio comenzaba a recuperarse, nos br~nda otra fotografía de la situa- ~ migratorias, la diferencia entre los indicadores se relaciona direc-
ción de la inmigración, que muestra cómo pesa cada vez más en la tamente con la mayor antigüedad relativa de los componentes de
población argentina en la perspectiva de los últimos veinte años y cada grupo en su proceso de arribo a la Argentina.
pese a la crisis del 90. Los inmigrantes son ahora el 25% del total En el nivel ocupacional, los inmigrantes estaban presentes en
de la población y hay un significativo porcentaje de hijos de inmi- casi todos los sectores. Un rubro en el que eran muy visibles lo
grantes entre los argentinos. Su distribución, con ligeras variantes, constituía el incipiente tejido industrial. Por ejemplo, entre los pro-
ha mantenido las tendencias presentes 26 años antes. Ahora uno pietarios de industria, en la ciudad de Buenos Aires, en 1895, los
de cada tres extranjeros vive en la ciúdad de Buenos Aires (en 1869 italianos eran el 35% de todos los empleadores, seguidos por los
eran cuatro de cada diez) y ocho de cada diez viven en ella o en las franceses (16%), los españoles (15%) y sólo luego los argentinos
provincias de Buenos Aires y Santa Fe (en 1869 eran algo más de (12%). Porcentajes que, si hemos de seguir las estimaciones de
siete de cada diez). La novedad más importante es, desde luego, el Romolo Gandolfo, deberían incrementarse, ya que había industrias
caso de la provincia del litoral, emblema de la pampa gringa que que tenían propietarios de más de una nacionalidad y otras que eran
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sociedades anónimas, que pese al carácter de tales tenían a veces una elegir un propietario, un inquilino o un obrero de la misma
marcada condición étnica y no estaban comprendidas en aquellos nacionalidad), una buena parte de los recién llegados vivía en
porcentajes. La presencia de los inmigrantes era relevante no sólo en una casa propiedad de un connacional y trabajaba en una fábrica
los pequeños talleres que estaban incluidos en el rubro de propieta- de la que era dueño otro de su misma nación (o incluso un
rios industriales sino también en los establecimientos medianos. cornpaisano). En este punto, numerosos testimonios cualitativos
Empero, a medida que aumentaba el número de personal empleado, coinciden en subrayar estas afinidades que reforzaban los lazos
todos los grupos extranjeros (salvD los españoles) disminuyen su entre miembros del mismo grupo extranjero. Por otra parte,
porcentual entre los propietarios. Medido el tamaño según el núme- corno ha señalado Ricardo Falcón, existía entonces y existiría
ro de trabajadores empleados en el total de las llamadas industrias, después una cierta afinidad entre determinados oficios y origen
los italianos ocupaban al 25% de toda la mano de obra, los españo- nacional, y algunos grupos nacionales, como los franceses, con-
les el 19%, los argentinos el 15% y los franceses el 11%. Un pano- servaban una fuerte concentración entre los artesanos. Si a ello se
rama semejante se presenta entre los obreros ocupados de la ciudad. suma la vigorosa presencia del asociacionismo étnico, se puede
Aunque el censo no presenta la nacionalidad de los trabajadores, sí tener una adecuada idea de cuán significativos eran los lazos
señala que un 81 o/o del total de ellos era extranjero. comunitarios en la vida cotidiana de los mismos inmigrantes.
Por supuesto que los inmigrantes estaban muy representados El problema de cómo lograr la integración de los inmigrantes,
entre los propietarios de bienes inmuebles, en una proporción que vimos planteado en los años ochenta, siguió intermitentemen-
global más alta que los argentinos nativos en toda la República. te presente en esta década. No sólo por el impacto de aquellos
Aunque este dato es desde luego demasiado indirecto, ya que la fenómenos sociales indicados antes, sino también por obra de
relación tendría que hacerse entre núcleos corresidentes y propie- otros movimientos más visibles. En este terreno nuevos elementos
dad, dadas las variaciones que existían entre nativos e inmigrantes vinieron a abonarlos. En 1893, por ejemplo, los colonos suizo-
en cuanto al número de hogares y a la población estable (habría alemanes de Humboldt resistieron el pago de tributos y repelieron
que excluir del cálculo a aquellos rnigrantes temporarios). Con a la policía armados con fusiles. Tuvieron pronta solidaridad de
esos límites, la relación entre propietarios italianos y población otros colonos vecinos, alemanes, franceses e italianos. Todo ello
total italiana era de un 13%, entre los franceses de un 12% y entre fue un antecedente de la masiva participación de batallones de los
los alemanes un 15%. En cambio, entre los argentinos la propor- colonos europeos en la revolución radical que estalló en julio de
ción descendía al 1 0% y entre los españoles al 9%. 1893 en la misma provincia. Los episodios revelaban dos cosas: el
Un dato más interesante es el de los distintos grupos nacio- poderío y la cohesión de los inmigrantes en algunas zonas ~urales
nales entre los propietarios de viviendas. Dentro de ellos, un y la situación de inconformidad en que se encontraban respecto a
rubro que nos será útil luego para discutir otros problemas es el ,. un Estado (en este caso provincial) que era visto como promotor
de los propietarios de aquellas viviendas de la ciudad de Buenos de un conjunto de arbitrariedades, en especial enla justicia y en la
Aires en las que se alojaban por lo menos diez familias. Es decir, policía, que afectaban la vida cotidiana de los colonos. Desde lue-
en gran medida, los llamados "conventillos". Los italianos eran go que descubrían también la debilidad del Estado provincial, más
propietarios del 47% de esas casas (que albergaban al 45% de allá del autoritarismo cotidiano, y el no pagar tributos justos o
todos los inquilinos), los españoles del 10% (9% de inquilinos) injustos es siempre una buena causa para aglutinar voluntades.
y los franceses eran dueños del 6% de ellas, las que albergaban a Más allá de estos episodios que, en cualquier caso, ocurrían
un mismo porcentaje de familias que las de los españoles (los lejos de la metrópoli, otros, menos drásticos pero más visibles, no
datos son de Gandolfo). Dadas las redes sociales prernigratorias y dejaban de aumentar las aprensiones. Por ejemplo, las manifesta-
posmigratorias y la preferencia étnica (es decir, la tendencia a ciones patrióticas de las colectividades de inmigrantes en ocasión
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de las fiestas nacionales. El 20 de septiembre, fecha en que los momentos tras la caída de la Primera República, generaría en los
italianos conmemoraban, a la vez, la definitiva unificación de Ita- años sucesivos otras iniciativas políticas. Éstas tendían a estrechar
lia y el anticlericalismo de la gran mayoría de sus elites, que estaba los lazos con la elite política argentina, a revalorizar la imagen de
implícito en esa fecha (por eso era llamada irónicamente la pasqua España en el nuevo país y a influir sobre la vida política española.
degli italiam), las ciudades adquirían un colorido inusual. Como si "' Un papel ciertamente relevante les correspondió a muchos de los
se tratase de una fiesta que tenía lugar en Italia (las mismas ciuda- artistas republicanos españoles que trabajaban en algunas de las
des parecían ese día ciudades italianas), las manifestaciones calle- mayores revistas que se editaban en esos años, desde Don Quijote
jeras, la colocación de la bandera peninsular en los balcones de las a Caras y Caretas.
casas, el activismo de las asociaciones, daban un tono que no por Fruto de esos esfuerzos serían la supresión de las estrofas
ser festivo dejaba de ser percibido como alarmante. Más allá de antiespañolas del Himno Nacional argentino, la invitación a pres-
que no faltasen ocasionales lecturas de confraternización como en tigiosos intelectuales españoles a dictar conferencias, las relaciones
1898, según ha observado Lilia Ana Bertoni, que intentaban in- estrechas con Julio Roca en su segunda presidencia y la creación de
corporar a la fiesta como una celebración también argentina. En una Liga Republicana Española en 1903. Una de las múltiples
otros grupos nacionales el activismo no era menor. Por ejemplo, el iniciativas de ésta fue la de lograr elegir un diputado a las Cortes
14 de julio, fecha nacional francesa, presentaba un movimiento no españolas que representase los intereses de los peninsulares en la
diferente de entusiasmo patriótico y generaba el mismo tipo de Argentina. Esta operación, que era posible dado el sistema caciquil
actividades, sólo que los habitantes de ese grupo tenían un peso existente en la política española, que permitía controlar los distri-
relativo menor en la población. Un momento particularmente re- tos electorales y elegir un candidato paracaidista ajeno al lugar,
levante había sido el año del centenario de la revolución (1889), culminaría, tras un fracaso inicial, con la elección a las Cortes del
cuando, organizados en cuerpos, los miembros de las ventiuna reino del principal referente de la comunidad, Rafael Calzada, en
asociaciones francesas de Buenos Aires desfilaron por la ciudad. 1907.
Particularmente activa en estos años fue la comunidad españo- En el extremo opuesto de ese activismo se encontraban aque-
la. El cuarto centenario del descubrimiento de América, en 1892, llas acciones que veían una creciente importancia de los extranje-
fue un momento de exaltación patriótica y de mitologización de la ros en las nacientes asociaciones obreras y en la fundación en 1896
figura de un Colón desprovisto de raíces y de cualquier contexto del Partido Socialista (uno de cuyos antecedentes había sido el
que no fuera ibérico. Un conjunto de temas exteriores, el conflicto club creado por inmigrantes alemanes, Vorwarts, en 1882). Esta
militar endémico en Marruecos y la guerra pronto perdida con los situación de un país con un e:Jttraordinario aporte inmigrante - y
Estados U nidos, por la independencia de Cuba, generaron amplias con el ya aludido omnipresente papel de los inmigrantes en la
movilizaciones en apoyo del país de origen. En el último caso ella industria y los talleres de grandes ciudades como Rosario o Buenos
estuvo acompañada de una impresionante colecta en la comuni- Aires (el panorama parece haber sido diferente en la ciudad de
dad para la adquisición de un crucero que sería donado a la marina Córdoba)- debía generar distintos tipos de fenómenos nuevos. Si
de España para reforzar su flota. Todo ello había llevado a la lo analizamos desde la perspectiva de las elites argentinas, el
creación de una institución, la Asociación Patriótica Española, en activismo obrero de los inmigrantes (y dentro de ellos de un buen
1896, en la que se reunirían una veintena de asociaciones mutua- número de militantes políticos procedentes de Europa), que era
listas y recreativas, además de la prensa comunitaria y figuras indi- visible en mítines como los del 1° de Mayo, en la fundación de
viduales de relieve de la colectividad. Pero yendo más allá aún, la asociaciones obreras y de movimientos políticos socialistas y anar-
comunidad española, que incluía en sus grupos dirigentes a un quistas, también era visto como otra seria amenaza. Mirado el
número no irrelevante de exiliados, que habían venido en distintos problema desde la perspectiva del mismo movimiento obrero o de
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las nuevas fuerzas políticas de izquierda, el fenómeno era valorado expresaba en el nivel de lo cotidiano. Conflictos no infrecuentes
por rawnes diferentes, también de manera preocupante. La enorme tenían lugar entre trabajadores criollos e inmigrantes, en el mismo
heterogeneidad étnica era percibida aquí más como un obstáculo lugar de trabajo, dados los prejuicios mutuos y la tendencia de
que como una ayuda para construir la cohesión sindical o política. estos últimos -ya desde el momento de la llegada donde solían
Ya desde la década de 1870, la organización de las primeras filiales reagruparse en el mismo hotel por nacionalidades- a mantener
de la Asociación Internacional de Trabajadores se había hecho en i. una sociabilidad separada. Por otra parte, como vimos a partir del
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secciones agrupadas por nacionalidades (francesa, italiana y españo- censo de 1895, existían a la vez niveles potenciales de conflicto
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la) y, más tarde, una de las primeras manifestaciones de conmemo- entre obreros y propietarios de la misma nacionalidad, o propieta-
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ración del 1° de Mayo en 1890 no sólo reflejaba esa heterogeneidad rios de casas y sus inquilinos que se articulaban de modo complejo
sino que incluía entre las organizaciones patrocinantes un conjunto con la enorme retórica que descendía sobre los inmigrantes por
de las pronto denostadas asociaciones de socorros mutuos, sobre parte de los órganos comunitarios. tstos trataban de hacer de
todo italianas (pero también una escandinava y otra de los Países ellos, desde la prensa étnica o las asociaciones, fieles cultores de los
Bajos, de naturaleza imprecisa). Sin embargo, más allá de esa convi- mitos ligados con la patria de origen. En efecto, muchos inmi-
vencia inicial, rápidamente lloverían las quejas contra esas asociacio- grantes habían llegado aquí sin haber pasado por la escuela pú-
nes étnicas vistas como un obstáculo para la constitución de organi- blica en sus países de origen ni por otras experiencias
zaciones de clase o mejor aún de oficios, de asociaciones mutuales, "'nacionalizadoras" y sus vínculos y sus identidades eran más al-
de resistencia o sindicatos. deanas que nacionales. Aquí iban a verse tironeados entre aque-
Las tensiones tenían que ver, en primer lugar, con el marco llos que querían hacer de ellos un "'italiano" o un "'español" y
asociativo. En las entidades étnicas coexistían todos los estratos aquellos que los querían convertir en "proletarios". La identidad
sociales de una misma nacionalidad o región. Empero también étnica así entraba en una tensión constructora con la identidad
estaban vinculadas con el clima ideológico patriotero imperante de clase. Pero, como veremos más adelante, otro actor trataba de
en ellas. De allí procedían las frecuentes quejas que registra, por operar sobre ellos: el Estado argentino y sus grupos dirigentes,
ejemplo, el diario La Vanguardia, vocero del socialismo, contra esa que intentaban "argentinizarlos".
identidad étnica que obstaculizaba a la identidad de clase. Un Aunque algunas de las iniciativas generadas por los grupos
punto en especial de crítica del periódico eran esas sociedades de inmigrantes no eran contradictorias con una situación de apaci-
socorros mutuos que, integradas mayoritariamente por obreros y ble inserción en la sociedad argentina, miradas en conjunto por
otros grupos de trabajadores manuales, eran controladas en sus parte de los grupos dirigentes locales, exhibían un preocupante
comisiones directivas por notables comunitarios, entre los que, activismo. En el marco de esas aprensiones, no sorprenden nue-
junto a comerciantes, intelectual e~ y profesionales,. había. un nú- vas iniciativas "'nacionalizadoras". Por ejemplo, en una discusión
mero importante de personas que entre sus múltiples ocupaciones en la Cámara de Diputados en 1896, Marco Avellaneda:; repre-
estaba el ser propietarios de industria o de viviendas. La Vanguar- sentante de Tucumán, recitaría todos los argumentos de un na-
dia enfatizaba el carácter a la vez manipulador y de tutela moral cionalismo de estirpe herderiana que identificaba raza, lengua y
que los dirigentes de esas asociaciones ejercían contra los trabaja- cultura. La nacionalización de los inmigrantes no era ya sólo un
dores que las integraban, retardando la percepción de la explota- argumento político que intentaba saldar la disociación entre pro-
ción a la que, en tanto tales, eran sometidos. En un artículo de ductores y ciudadanos, denunciada por Sarmiento, sino que aho-
1900 llegaba a llamar a dichas asociaciones "'majadas de corderos ra se trataba de convertir a aquellos extranjeros en argentinos, no
mandadas por un reducido número de embusteros". sólo desde el punto de vista jurídico sino desde el cultural. La
El problema iba de todos modos más allá. Por un lado se lengua era, para Marco Avellaneda, la base de la unidad nacional,
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y ello reclamaba la implantación obligatoria y excluyente del totaL Por su parte, el componente judío europeo se hacía signifi-
idioma nacional en las escuelas. La frase: "La amplia y sonora cativo, acompañando proyectos de colonización impulsados por la
lengua española es el idioma de nuestra raza" prolongaba la Jewish Colonization Association. Aunque también en este caso es
prenunciada reconciliación con la cultura española. El rol difícil estimar su número, dadas las diversas nacionalidades, un
argentinizador de la escuela, que Avellaneda propugnaba, era el indicador es el crecimiento de los inmigrantes de nacionalidad
legítimo instrumento de intervención del Estado para implantar rusa (pero no todos eran judíos), que aumentaban también del 2,5
el culto de la tradición y de los héroes. Cultos tanto más necesa- al4,5% del total en la década y media anterior a la Primera Guerra
rios porque muchos creían entrever adicionalmente, en esos in- Mundial.
migrantes, los síntomas de un mal social, hijo de la supuesta Estos dos últimos grupos, "rusos" y "turcos", eran los inmi-
prédica de agitadores extranjeros. Con todo, la propuesta de una grantes que Juan Alsina, en un conocido libro editado en 1910
legislación que estableciera la obligatoriedad del idioma nacional sobre la inmigración en la Argentina, llamaría exóticos. Éstos ha-
en las escuelas -que había sido ya promovida desde 1894 por un bían alcanzado un número de ingresos anuales oscilantes entre
alarmado Indalecio Gómez- contó con tenaces opositores que 10.000 y 20.000, a partir de mediados de la primera década del
apelaban a la legitimidad de una educación abierta a la cultura siglo XX. En realidad, todo el esquema de Alsina reposaba en una
universal y a las ventajas de la heterogeneidad eri la constitución distinción entre migraciones preferibles, neutras y no deseables, en
de las naciones. Ello reflejaba cuánto la tradición liberal clásica la que dominaba la idea de razas compatibles que daba la priori-
seguía sosteniéndose firmemente. dad a las razas latinas y desde luego a los italianos, especialmente
del norte. A ello se sumaba, argurnentativarnente, la adjudicación
a los nuevos inmigrantes de otras carencias, corno señaló Jorge
Los PRIMEROS AÑOS DEL NUEVO SIGLO
Bestene. U na, que se atribuía en especial a los "turcos", era su
predilección por ocupaciones ligadas al comercio ambulante que,
La marea inmigratoria continental no dejaba de crecer y en los en opinión del director, eran mucho menos útiles que las de los
primeros años del nuevo siglo llegaba hasta nuevas cotas, que en el preferibles agricultores y además dañaban al comercio establecido.
promedio de la primera década del siglo alcanzaban a alrededor de Otras eran su supuesta incapacidad para el trabajo físico, la distan-
170.000 ingresos anuales. Cambios regionales y nacionales acom- cia lingüística y, para una parte, los musulmanes, la diferencia
pañaban la expansión del flujo migratorio. La inmigración italiana religiosa.
se meridionalizaba ulteriormente y la española se septentrionaliza- Los temas planteados completaban el proces9 de revaloriza-
ba (el arco Cantábrico de Galicia y Asturias a Santander y el País ción de los inmigrantes italianos y españoles que, corno vimos,
Vasco aportaban dos de cada tres emigrantes); el flujo francés, que había comenzado en la última parte del siglo precedente. Éste era
había sido el tercero en importancia en la segunda mitad del siglo acompañado por iniciativas favorables a la inmigración de tales
XIX, conservaba su componente ampliamente mayoritario del su- grupos que, aunque no cristalizarían en una política concreta, re-
doeste, pero continuaba declinando. De algo más del 11% del flejaban los nuevos puntos de vista que se abrían entre los dirigen-
total de arribados entre 1870 y 1890, había descendido al 4% en tes argentinos. Así, en 1910, Carlos Saavedra Lamas propondría
la década sucesiva y ahora al 2%. En cambio ascendían sirio- un acuerdo ítalo-argentino para revitalizar la inmigración penin-
libaneses y otros grupos levantinos, en los que la heterogeneidad sular fundamentada en una completa inversión valorativa de los
religiosa era una nota dominante (maronitas, musulmanes, orto- grupos deseables. Colocaba en primer lugar a los italianos, dentro
doxos, judíos). La gran mayoría de ellos era englobada bajo la de los cuales también establecía una jerarquía: piamonteses prime-
denominación genérica de "turcos", que pasaban del 2 al 4% del ro, italianos del norte luego y finalmente italianos del mediodía.
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Grupo este último con respecto al cual los prejuicios perdurarían temía ahora más el potencial papel de los agitadores que los bene-
todavía por un tiempo prolongado, corno exhibe un libro de Fran- ficios del voto propietario. La sanción de la Ley de Residencia al
cisco Stach de 1916, recordado por Diego Arrnus, y una Encuesta año siguiente reflejaba el nuevo clima imperante. La ley daba dis-
del Museo Social Argentino de 1918. Pero incluso mucho más crecionalidad al Poder Ejecutivo de expulsar a cualquier extranjero
tarde algunas voces de funcionarios durante el primer gobierno considerado peligroso y de impedir la entrada de cualquier inmi-
peronista, en misión en Italia, intentaban reclutar inmigrantes grante sin necesidad de orden judicial alguna y corno simple me-
sólo "al norte de Roma". Ello coincide, ciertamente, con una tenaz dida discrecional del Poder Ejecutivo. En realidad, la solución
nostalgia de algunos miembros de los grupos dirigentes argentinos propuesta por esa ley era manifiestamente inconstitucional, sobre
hacia la emigración del norte de Europa y hacia los vascos, pero los todo en lo que concierne a la primera limitación que era la verdade-
italianos del norte están ya plenamente integrados al estereotipo ramente operante, ya que el artículo 14 del texto de 1853 consagra-
positivo. Resultaba así irónico que las elites persiguieran siempre ba iguales derechos para nativos y extranjeros, englobados ambos
ideales migratorios que correspondían a flujos cuyo momento de bajo el rótulo de habitantes. El problema concernía a la facultad
apogeo había ya quedado atrás, mientras que cuando habían sido legal de expulsar a un extranjero (habitante), de tornar la decisión
predominantes despertaban todo otros tipo de aprensiones. Los sin darle derecho a cualquier defensa legal y también a la posibilidad
ahora revalorizados italianos, aunque constituyeran una parte con- de evitar su reingreso. Si ese extranjero estaba en el país o lo había
siderable del movimiento migratorio, eran ya predominantemente estado antes, había adquirido los derechos de "habitante", ya que
meridionales y habían sido, en conjunto, superados por los espa- uno de los derechos consagrados en ese artículo era el de transitar
ñoles. libremente, lo que implicaba entrar y salir del territorio nacional las
En cuanto a la conveniencia de los inmigrantes españoles, veces que se deseara. ¿Cómo se lo podía entonces expulsar o impe-
corno ha señalado José Moya, la revalorización en torno al Cente- dirle reingresar?
nario era también bastante plena. Ésta pasaba por una reivindica- Al problema de cómo reconstruir una identidad nacional, sepul-
ción más general de España, en obra de literatos corno Enrique tada por la heterogeneidad, venían a sumársele otras cuestiones.
Larreta y Manuel Gálvez, por el panhispanisrno {visto corno antí- Primero, la emergencia de una problemática social con la aparición
doto contra el panamericanismo anglosajón), en escritores corno de una creciente conflictividad laboral y de una paralela violencia
Manuel Ugarte, y por el apoyo a una inmigración que era de la política alternativa, por parte de grupos de activistas anarquistas que
misma raza (y de la misma "sangre"), como expresarán políticos y fácilmente eran identificados corno otro resultado de la inmigración
Ja la vez intelectuales influyentes, corno Joaquín V. González o indiscriminada. Corno señalamos, uno de los más tenaces mitos
Estanislao Zeballos. argentinos, el de la tierra de promisión, era utilizado recurrente-
Las imágenes de los· inmigrantes cambiaban en el nuevo siglo mente por gran parte de las eliÍ:es para negar la posibilidad de que la
en otro sentido, que tiene que ver con la continuidad de los ternas agitación social, fenómeno europeo, pudiera repetirse en las tierras
abiertos en la década del ochenta. El lento cambio de percepciones americanas. Nada había aquí que justificara un malestar social, ima-
de los inmigrantes, de clases laboriosas a clases potencialmente ginaban; debía, por ende, ser necesariamente importado por agita-
peligrosas, lo reveló, simultáneamente, la discusión sobre un nue- dores extranjeros. Por supuesto que junto a esas lecturas esquemáti-
tvo sistema electoral y sobre la permanencia de los extranjeros. El cas aparecerá toda otra corriente que pensará en la reforma social
proyecto de reforma uninominal, propuesto en 1901 por el minis- como instrumento necesario para resolver la tensión sociaL
tro del Interior, Joaquín V. González, en el que volvía a sostener Paralelamente a la cuestión social emergió también otra más
la idea del voto de los extranjeros propietarios aun sin haberse general, los efectos no deseados de esa urbanización creciente. Por
nacionalizado, fue hundido en ese apartado por un Congreso que ejemplo, un año antes del Centenario, Estanislao Zeballos, el que
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había sido acérrimo defensor de las políticas y los intereses de una abstracta aplicación de prinCipiOs generales como formas de
la comunidad italiana en los ochenta, describía muy crítica- ingeniería social.
mente la pérdida de toda disciplina, el materialismo, el
mercantilismo y el tono de vida licencioso que, a través de la
inmigración, habían corrompido a los ahora redescubiertos "NACIONALIZAR" Y "ciVILIZAR" A LOS INMIGRANTES
buenos tiempos antiguos. Ello implicaba una vuelta de campa- (Y A SUS HIJOS)
na. Como lo diría tres años después, sólo en un retorno a Espa-
ña se hallarían las bases para el futuro progreso argentino. Las respuestas de los grupos dirigentes argentinos a las "amenazas"
Muchos observadores pensaban que todo era el producto del enumeradas en el parágrafo anterior fueron por lo demás bastante
fracaso del programa de los padres fundadores. La percibida con- heterogéneas. Primero, operar represivamente sobre los grupos al-
solidación del latifundio habría provocado que el flujo migratorio, ternativos, a través de instrumentos como las leyes de Residencia y
en vez de dirigirse al campo hacia donde estaba destinado, termi- de Defensa Social, expulsando a cualquier extranjero juzgado in-
nara hacinándose en las ciudades. Y este tema remitía tanto a deseable; junto con ello operar una vasta reforma social y política
cuestiones de salubridad como de costumbres e ideal de vida. En que diera cauce a las nuevas fuerzas emergentes, integrándolas al
especial el conventillo y la prostitución se convertían en objetos de sistema. Todo ello podía resolver el problema de la conflictividad
crítica preferente, pero también de interés "científico", por parte social y de la inestabilidad política, pero no el de la nacionalidad
de resistas universitarios o censistas y estadísticos que registraban argentina. Para esto último las propuestas no eran ni variadas ni
minuciosamente, por ejemplo en los censos de la ciudad de Bue- originales: inventar una tradición e imponerla a través de los ins-
nos Aires, la situación en esas áreas, con un recurrente afán de trumentos de que disponía el Estado.
Los ejemplos europeos escrutados por las elites locales mostra-
eugenesia social.
A estos dos temas se sumaba otro heredado de las dos décadas rán tres vías maestras en la construcción de la nacionalidad: el
precedentes: el de la identidad nacional. La cuestión de la nacio- servicio militar obligatorio, la educación y la política. Cuando en
nalización de los inmigrantes y la de la reconstrucción de una 1901 se discutía en la Cámara de Diputados la ley de implanta-
disciplina social tuvieron así distintas propuestas resolutivas. ción del servicio militar obligatorio, los defensores del proyecto
Ellas fueron en gran medida eclécticas e independientes de las enviado por el Poder Ejecutivo insistieron acerca de la necesidad
grandes adscripciones ideológicas que veían, junto con una ex- de construir a los ciudadanos, tratando de "refundir en una sola
tensión de distintas vertientes deterministas, la paulatina pero todas las razas que representan los individuos que vienen a sentarse
vigorosa emergencia de una tradición contraria que desde formas al hogar del pueblo argentino".
idealistas y espiritualistas ponía en discusión las certidumbres y Esa tarea de formación cívica atribuida a las Fuerzas Armadas,
las respuestas de aquéllas. Como ha señalado adecuadamente que proyectaba su influencia sobre la sociedad civil, tendrá una
Eduardo Zimmermann, en realidad la situación argentina parece larga perdurabilidad en la autopercepción del rol que ellas tenían.
marcada por un extendido eclecticismo que hace que en un mis- Varios años después, en 1918, ese papel era reafirmado en un
mo autor las líneas de diagnóstico y respuesta puedan seguir, manifiesto por el coronel Carlos Smith, que en su mismo apellido
conjunta y sucesivamente, argumentaciones derivadas de la pri- denotaba su origen inmigrante. El trabajo, una larga invectiva que
mera matriz o de la segunda. mezclaba la situación dentro de las Fuerzas Armadas con aquella
Ello no hace más que llamar la atención acerca de, en cuán existente en la sociedad argentina, reaccionaba contra la falta de
gran medida, esas propuestas de las elites eran respuestas más a sentido nacional que el autor veía en los jóvenes que se incorpora-
una coyuntura y a una experiencia cotidiana que el resultado de ban a la conscripción y la relacionaba a su vez con el internaciona-
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lismo y el conflicto social promovidos por los inmigrantes en la degradada de su tipo social con el napolitano; el medio es ahora el
sociedad. Ello hacía más imprescindible el papel del ejército para que regenera al inmigrante europeo y no viceversa. Con todo, si
imponer la "pureza del patriotismo" a esa "Babilonia", aunque un estos inmigrantes no son ya el factor del progreso, no son tampoco
cierto escepticismo acerca del éxito final -es decir, la efectiva todavía, en 1899, peligrosos subversivos sino personas "fieles y
nacionalización de los hijos de los inmigrantes- acompañaba la mansamente creyentes" que llenan las iglesias y las plazas los do-
propuesta. mingos y que han reemplazado a las antiguas asonadas y motines
La reforma militar se complementaba con la reforma política con prolijas y disciplinadas marchas callejeras. Sin embargo, este
(la que simbólicamente utilizaría el padrón militar como instru- firme determinista descubre, pocos años después, que las leyes de
mento confiable de registro político). En general se ha enfatizado la evolución social no parecen suficientes para resolver el problema
el papel regenerador del sistema político que la reforma electoral, de la nacionalidad. El camino de Damasco lo habría encontrado
promovida en 1911 por el presidente Roque Sáenz Peña, conlleva- en un recorrido por las escuelas de la ciudad de Buenos Aires en las
ba. Releyendo sus mensajes, por ejemplo, al aceptar la nominación que descubre que buena parte de los maestros no habla castellano
como presidente en 1909, se observa que el núcleo principal de su y que los niños reciben lecciones de patriotismo del libro Cuore de
propuesta era no tanto la reforma de las reglas del juego político Amicis y no de libros que exaltasen las gestas argentinas. Desde su
para asegurar la pureza del sufragio, sino la instauración del voto puesto de presidente del Consejo Nacional de Educación, al que
obligatorio. Éste era visto en una única secuencia argumental con accede en 1908, lanzará una sistemática campaña de educación
la educación pública que "argentiniza" y el servicio militar que patriótica cuyos ecos perdurarán en las décadas sucesivas.
forma "el amor a la bandera" como una escuela de ciudadanía. Los No se trataba ahora sólo de enseñar más horas de materias
tres instrumentos eran reunidos por Sáenz Peña en una sola fór- humanísticas útiles para formar a los argentinos dentro del aula,
mula, "perfeccionamiento obligatorio", y estaban destinados a re- sino de crear una auténtica religión cívica que, según los moldes
solver el problema de la nacionalidad a través de la integración de de las religiones tradicionales, se basase en inculcar una fe a
los hijos de los inmigrantes. través de ritos en los que la palabra ocupara un lugar secundario
La educación era, claro está, el arma principal para combatir el ante la dimensión ceremonial, que impone una secuencia de actos
cosmopolitismo e imponer una cierta visión del mundo que sirvie- reiterada una y otra vez en el mismo orden. Si en cuanto a la
ra para legitimar un orden social. Cuando se piensa en reforma educación patriótica Ramos Mejía no es innovador, ya que mu-
pedagógica y educación patriótica, en relación con el problema chas de las disposiciones venían de épocas precedentes, sí lo fue en
inmightorio y la identidad nacional, surge inmediatamente el lo atinente a la sistematización de una liturgia pedagógica, que
nombre del médico alienista e his~oriador José María Ramos acompañará masivamente a los actos escolares de ahí en más (him-
Mejía. En su libro de 1899; "Lás multitudes argentinas, da una no, cantos patrióticos, culto a la bandera, fiestas cívicas}. Lo que
visión, irónica pero optimista, del proceso de formación de la en el período de Ramos Mejía ocurrió, además de que las normas
nacionalidad argentina, que comienza, para él, en la tenaz y gro- adquirieron un carácter sistemático, fue que, desde el creciente
tesca voluntad de los inmigrantes, "depositaria del sentimiento peso de un órgano centralizado, penetraron más capilarmente en
futur<;> de la nacionalidad" de asimilar los elementos externos, pero el territorio argentino. En realidad la novedad del período Ramos
se consolida en sus hijos que son quienes con más entusiasmo Mejía (que se extendió hasta 1913) es el carácter enfático de las
consumen la liturgia cívica. Ciertamente, la imagen de Ramos disposiciones que emanan del Consejo y que concernían no sólo a
Mejía está también muy lejos de aquellos optimismos iniciales de las ceremonias, sino también a los contenidos de la educación,
la generación del 37. Las multitudes de la emancipación son para como revelan las instrucciones que se enviaban al personal docen-
él preferibles a las multitudes inmigrantes y el gaucho a la mezcla te. Por otra parte, todos estos instrumentos no fueron, como es
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bien sabido, una invención argentina. Por el contrario, fue quizá El programa de educación patriótica tenía ahora dentro de los
la laica y democrática Tercera República francesa la que puso an- grupos dirigentes y de la opinión pública argentina muchas menos
tes a punto todo el ceremonial patriótico escolar. resistencias que en las dos décadas precedentes. Esa ausencia de
Todo ello se completaba ahora con una nueva campaña contra resistencia revela hasta qué punto la noción de la necesidad de su
las escuelas de las colectividades extranjeras, vistas nuevamente implementación estaba mucho más arraigada en las elites argenti-
como un serio obstáculo para la auspiciada integración. En el nas. Ello adquiría distintas vías. Aunque para Ramos Mejía la
momento en torno al Centenario, el objetivo principal de los ata- liturgia fuera más importante que los contenidos pedagógicos den-
ques había pasado a ser las escuelas de la colectividad judía (en tro del aula, para la mayoría, en cambio, la educación patriótica
especial aquellas de la provincia de Entre Ríos), probablemente debía afectar ante todo a los contenidos. Se trataba, en primer
porque ello se mezclaba con temáticas antisemitas, quizá por- lugar, de imponer más horas de instrucción cívica, castellano, his-
que las italianas se encontraban ahora en plena declinación ante toria y geografía argentinas en el currículum. Con todo, es claro
la competencia de la escuela pública y los problemas financie- que ello requería la construcción de un relato que sirviera como
ros de las asociaciones mutuales que las sostenían. Si para co- molde intelectual en el cual se construiría a los argentinos. Un
mienzos de la década de 1880, los alumnos de las escuelas ita- papel central le correspondía pues a la lectura del pasado nacional,
lianas eran alrededor del 20% de toda la pobhKión escolar de la encargado de proveer un espacio de autoidentificación común a
ciudad de Buenos Aires, en 18 9 5 habían descendido al 5o/o y en los hijos de los inmigrantes. Claro está que esto implicaba, en
la primera década del siglo dicho porcentaje se reduciría mucho realidad, una inversión de perspectivas con respecto al sentimiento
más. Para demasiados padres, como señaló Luigi Pavero, la si- imperante medio siglo antes. Cualquier recuperación del pasado
tuación escolar era vista de un modo instrumental más que nacional implicaba ahora, inevitablemente, una revalorización de
ideológico. Menos permeados de la retórica patriótica de ori- la cultura hispánica, de la indígena o de la criolla, o de las tres en
gen, preferían brindar a sus hijos la mejor educación, que era a una clave de contraposición a la idea del papel civilizatorio pre-
la vez gratuita. Y la escuela pública, pese a los muchos déficir eminente de los inmigrantes europeos.
que tenía, era comparativamente superior a muchas escuelas Joaquín V. González fue ya desde los años ochenta, como
comunitarias, sobre todo en los grandes centros urbanos. vimos, uno de los más preocupados por el problema de la "inven-
Con todo, esa campaña contra las escuelas étnicas afectó a ción de la tradición". Ahora, a principios de siglo, combinaba
aquellas más visibles y mucho menos a otras en contextos rurales, como solución proyectos de reforma política y social con su anti-
como las danesas en el centro y el sudoeste de la provincia de guo interés por el papel formativo de la educación, que lo convier-
Buenos Aires. Éstas, que estaban fuertemente articuladas con la ten en una figura paradigmática del conjunto de ansiedades que
Iglesia luterana danesa, llevaban una política mucho más nacio- atenazaban a las elites nativas. Ya en 1900 se vio llevado a escribir
nalizadora (en torno a la identidad danesa) incluso que sus con- un texto para la instrucción pública en las escuelas primarias, Pa-
géneres en el mediooeste norteamericano. Aunque dedicaban un tria, y con el centenario de la Revolución de Mayo, en 191 O,
70% del tiempo de estudio a la geografía, la historia, la religión repropuso una lectura de la historia argentina en su El juicio del
y el idioma de Dinamarca, no fueron obstaculizadas por el go- siglo. Las interpretaciones de González de ese pasado nacional lo
bierno argentino. Éste sólo interferirá más efectivamente en la llevan por la vía de proponer una lectura de la "continuidad" y no
vida de esas y otras educaciones étnicas a partir de 1917, cuando de la ruptura del pasado argentino, en el cual reaparecen como
una disposición del Ministerio de Educación las obligará a in- factores fundantes y formadores de la identidad argentina no sólo
corporar un maestro argentino como condición para su funcio- el período hispánico sino aun las culturas precolombinas. Su lec-
namiento. tura, al igual que la de otros, formulaba con fuerza la idea de una
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tradición ongmaria (a la vez histórica e intelectual) a la cual los lica parecía muy funcional aun a aquellos que tenían simpatías
inmigrantes se integraban, y no la idea de una nueva identidad menos profundas hacia ella. Finalmente, lo español devino un pro-
cultural o ideológica surgida de la fusión entre ellos y los elemen- ducto cultural preciado desde el Centenario y la inmigración espa-
tos criollos. ñola parecía el antídoto eficaz a los males producidos por las otras.
En González, Ramos Mejía o en Agustín Álvarez, hay una Por ejemplo, cuando en 1917 se declaró el 12 de octubre feriado
moderada inversión valorativa en la lectura del pasado argentino nacional como Día de la Raza -lo que quería significar claro está,
con relación a los hombres de la organización nacional que, sin raza hispánica-, pudo percibirse en toda su amplitud esa reconci-
condenar la inmigración, reduce o anula su papel transformador liación entre lo hispánico y la identidad de los argentinos.
de la realidad argentina, o al menos requiere educarla fuertemente Más allá de Gálvez y Rojas, la figura más influyente del nuevo
en los valores tradicionales del pasado argentino o en el conoci- clima de ideas será, sin duda, Leopoldo Lugones. El poeta y ensa-
miento de sus intelectuales y sus costumbres. Dicho esbozo de yista argentino dará a su súbita hostilidad a la inmigración, que no
revisión adquiere tonos mucho más marcados en aquellos autores estaba presente en sus Odas seculares, en las que los inmigrantes
que han sido enmarcados en la ambigua reacción antipositivista de eran vistos con simpatía (en especial los judíos), una formulación
fines de siglo. Por ello o más probablemente porque, procedentes vigorosa en una serie de conferencias reunidas luego en un volu-
en algunos casos de familias tradicionales del interior, ven con más men titulado El payador. En el ya entonces más prestigioso poeta
hostilidad a la concurrente inmigración europea. Es el caso de los argentino, la tradición no entroncaría con la línea hispano-católi-
literatos que en torno al Centenario formulan el retrato de un ca, a la que era adverso, ni con la indígena, lo haría en cambio con
nacionalismo cultural argentino: Ricardo Rojas y Manuel Gálvez. la figura del criollo pero reconvertida en la del gaucho. Si la
La recusación de la inmigración y de su papel en la sociedad afirmación fundante de la nueva ideología argentina había sido la
requiere la construcción de una lectura diferente del pasado argen- doble supremacía del inmigrante por sobre el nativo y del cam-
tino, en el cual se encuentra un agente positivo alternativo al inmi- pesino por sobre el gaucho, ahora Lugones proponía la exacta
grante. Esa búsqueda será divergente en ambos autores. Ahí donde inversión de esos términos. Como lo afirmaba al pasar, su lectura
Ricardo Rojas encontrará las raíces por recuperar en la cultura contenía una inversión valorativa de la dicotomía sarrnientina de
indoamericana originaria, Manuel Gálvez lo hará en la tradición Civilización y barbarie, tal corno ella había sido presentada en el
hispano-católica; al hacerlo ambos inaugurarán dos tradiciones Facundo. El campesino europeo no era el agente de la civiliza-
perdurables del nacionalismo argentino. En el caso de Rojas, sin ción sino un ser inferior, el siervo de la gleba europeo; el gaucho,
embargo, más 1allá del alarmante título de su obra, La restauración en cambio, encarnaba al hombre libre a caballo siempre superior
nacionalista, se trataba más bien de una conciliación entre nativos en todas las confrontaciones históricas al primero. La eficacia de
e inmigrantes, sobre la base de la educación patriótica, en la cual la inversión lugoniana fue también la de aspirar a construir, des-
la historia argentina ocuparía un lugar central que serviría para de ella, una mitología nacional que se centrara en un poema
restaurar el "espíritu tradicional" y reconstruir la nacionalidad. épico súbitamente redescubierto y revalorizado: el Martín Fierro,
Con todo, la propuesta de Rojas, no en cuanto a sus instrumentos de José Hernández, y difícilmente sea posible subestimar la in-
sino en cuanto a sus objetivos, con su idea de introducir a las fluencia que esa mitología tendría en las generaciones sucesivas.
culturas indoámericanas en la tradición argentina, tuvo siempre Es claro que ese poema era una expresión literaria que fijaba la
enormes resistencias en una cultura argentina poco deseosa de evolución de una lengua propia distinta del castellano (primer
renunciar a su originalidad en el contexto iberoamericano. elemento de construcción de una identidad nacional), contaba
La línea propuesta por Gálvez, en cambio, entroncaba con un una historia épica centrada en el problema de la libertad y de la
movimiento más vasto. El rescate de la tradición hispanista y cató- justicia y a la vez proponía una figura emblemática (y socialmen-
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re extinta) en la que encarnar una tradición: el gaucho. Nueva- nalización de los inmigrantes, el partido fue decididamente favo-
mente aquí Lugones podía beneficiarse de un terreno largamente rable a que los inmigrantes tomaran la ciudadanía argentina, uti-
abonado por el rescate del papel de los gauchos en la historiografía lizando su internacionalismo más para combatir las tendencias a
del mito del origen de la Nación Argentina en la revolución de la conservar la identidad cultural, lingüística y jurídica de la nación
independencia (en la versión que de él nos había dejado Mitre), de origen, que para obstaculizar su incorporación plena a la vida
por el largo éxito obtenido por el folletín que exaltaba a su modo argentina. Su figura más carismática, Alfredo Palacios, tenía ade-
el mito del gaucho, del cuchillo y del coraje (sobre todo Eduardo más bastante disponibilidad a la incorporación de cierta retórica
Gutiérrez), por la popularización de esos temas en el circo criollo de nacionalista. Todo ello era bastante esperable, ya que el potencial
los hermanos Podestá (de origen italiano), pero sobre todo porque mercado electoral de los socialistas eran esos migrantes que no
él mismo volvía a reproponer la idea de excepcionalidad argentina tomaban la ciudadanía y por ello no podían votar. Ello no explica,
desde una cultura diferenciada de las otras de las Américas instaladas en cambio, la hostilidad a que en las sesiones del partido se hablase
en los territorios de las antiguas altas civilizaciones indígenas. en otras lenguas, o la prohibición a la publicación ·de artículos en
El panorama descripto no debe con todo llamarnos a engaño. el periódico oficial que no fuesen en castellano.
Lo que caracteriza a la cultura del Centenario es también sus di- La actitud de la Iglesia Católica no fue, al menos en Buenos
mensiones plurales. Para muchos otros autores, como José Inge- Aires y quizás en Santa Fe, diferente. A los tiempos más permisivos
nieros u Horacio Rivarola, pero también para los intelectuales hacia la diversidad étnica del arzobispado de Aneiros siguieron,
socialistas crecientemente influyentes, la vieja dualidad fundadora con el cambio de siglo, los más restrictivos de monseñor Espinosa,
civilización-barbarie seguía teniendo su vigencia y la civilización hostil a las órdenes religiosas extranjeras y al surgimiento de
estaba del lado de la inmigración europea. Por lo demás, ¿cómo no pastorales específicas para distintos grupos étnicos. En Santa Fe, a
recordar toda la inmensa capacidad reproductora de los mitos ci-- los tiempos del obispo Gelabert siguieron los de monseñor Boneo,
vilizatorios originarios que las escuelas normales propagaban a tra- acusado en debates periodísticos de "antiitaliano". Los mismos
vés de generaciones de maestros y profesores? En cierto sentido, lo salesianos habían llegado apoyados por monseñor Aneiros y por el
que el "espíritu del Centenario" inaugura entonces es una tensión, presidente Avellaneda para recatolizar a los italianos, sea por la
sobre todo en las elites culturales, en las formas de percibir y idea de que "en América se pierde la fe", sea por ias aprensiones
valorar los componentes de la identidad argentina. En ella, empe- que generaba un clero itinerante denominado "napolitano" por su
ro, pocas discusiones suscitará la necesidad de nacionalizar, o si se baja moralidad y su escasa preparación. Sin embargo, la congrega-
prefiere integrar, a los inmigrantes. Ese propósito será compartido ción salesiana, pese a que reclutaba mayoritariamente alumnos
por un amplio arco que incluirá a socialistas y católicos y el aporte para sus escuelas entre los hijos de los inmigrantes, en la perspec-
que desde allí vendrá al proceso de integración debe ser ciertamen- tiva de las autoridades de la Italia liberal (y luego más insistente-
te enfatizado. Ningún consenso habrá ya, en cambio, acerca de la mente de las de la Italia fascista) no se ocupaba suficientemente de ·
valoración de los rasgos positivos y negativos de esa identidad, conservar ni el italiano ni la "italianidad". Por su parte, los inten-
tos de inserción de algunas otras órdenes religiosas que buscaban
construida o por construir.
Una vasta literatura desde el nacionalismo consideró siempre atender específicamente a grupos inmigrantes, como los
al Partido Socialista como un movimiento no sólo de extranjeros scalabrinianos o los religiosos de monseñor Coccolo, no tuvieron
sino extranjerizante, y efectivamente el dilema entre internaciona- éxito. El proceso coincidía con una nacionalización del clero secu-
lismo y nacionalismo -que fue en general el de todos los partidos lar, con la aparición de una nueva generación argentina de hijos de
de la Segunda Internacional- no dejó de estar allí presente. Sin inmigrantes en los que parece haber operado (además de las direc-
embargo, como ya subrayamos, en cuanto al problema de la nacio- tivas eclesiásticas) ese "sentimiento de la nacionalidad" del cual
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,1.
hablaba Ramos Mejía. En el seminario diocesano de Santa Fe, nía un modelo de asimilación de ese grupo a estereotipos criollistas
según datos del padre Sroffel, no se hablaba más que castellano a que sesgaba otras posibilidades de identificación cultural para él.
principios de siglo pese al origen recientemente inmigratorio de Un tema paralelo a los de nacionalizar a los inmigrantes y a sus
sus miembros. Finalmente es en esos años cuando una virgen hijos y de establecer un más férreo control sociopolítico sobre ellos
netamente argentina, impulsada ciertamente por las jerarquías fue el de "civilizarlos". En realidad, debajo de la idea de imponer
eclesiásticas, logra imponerse en la adhesión popular por sobre un conjunto de normas y valores de comportamiento social se
otras que respondían a tradiciones del Viejo Mundo. Cuando se escondía la idea de los más clarividentes en los grupos dirigentes
habla pues de integración o nacionalización de los inmigrantes no argentinos de lograr una cohesión social a partir de la imposición
debe sólo señalarse el papel de las políticas públicas sino indicar de un conjunto de pautas que descendían de arriba hacia abajo. En
también el rol que otras instituciones de la sociedad desempeña- términos sociológicos se podría decir que buscaban lograr que la
ron en el mismo sentido. elite argentina se convirtiese en el grupo de referencia de la socie-
La voluntad nacioftalizadora no era, por otra parte, patrimo- dad toda y de este modo se asegurase el proceso de disciplina
nio sólo de los argentinos viejos o de la elite dirigente tradicio- social. Juan Agustín García y José María Ramos Mejía habían
nal. Entre los hijos de los inmigrantes, que en muchos casos insistido desde itinerarios distintos sobre este punto. Las formas
rompían u olvidaban los lazos con la madre patria, perdían la de amueblar una vivienda eran, por ejemplo, un punto. Aunque
lengua de origen y se argentinizaban aceleradamente, las voces aquí emergían prontamente las contradicciones de propósitos: a la
hostiles a la inmigración indiscriminada y favorables hacia su vez que se quería que los inmigrantes imitasen en sus gustos a los
"nacionalización" no eran escasas. Muchos observadores señala- grupos dirigentes, se buscaba mantener la distancia y la jerarquía
ban que, a veces, nada había más hostil para el propio grupo social señalando cuán poco preparados estaban para ello. Así, el
migratorio que sus descendientes. La prensa étnica nos revela mismo Juan Agustín García podía ironizar en sus Cuadros y carac-
nuevamente muchos ejemplos, como el jefe de policía de la ciu- teres snobs acerca de que un buen decorador (o un buen maitre)
dad de Rosario hacia 1890, hijo de inmigrantes, que se estaba al alcance de cualquier chacarero piamontés enriquecido
empecinaba en hostilizar las manifestaciones de los connaciona- que decidiera instalarse en Buenos Aires. La distinción se colocaba
les de sus antepasados, o como aquellos jóvenes descendientes de también en qué tipo de bienes intermedios y suntuarios se debían
inmigrantes que, en el retrato costumbrista de Fray Mocho, se consumir y en un catálogo de los buenos modales. La vajilla de
burlaban en el puerto de los recién desembarcados. Ramos porcelana francesa y los cubiertos de plata eran algo que todos
Mejía, por su parte, en su citado ensayo de fin de siglo, había aquellos que aspiraran a ocupar un lugar de prestigio, aun dentro
visto a los hijos tratando de parecer argentinos. En ello coincidía de las clases medias, debían tener y utilizar.
con la retórica del hijo de un inmigrante ruso, Alberto La ropa y los modales eran, con todo, los lugares donde más
Gerchunoff, que imaginaba que un tipo social producido por visiblemente se imponía un canon que era señalado como una
aquella inmigración habían sido Los gauchos judíos. Ese retrato meta que debía ser alcanzada por parte de las clases medias y
era, por otra parte, coincidente con la descripción que hacía su medio altas de origen inmigratorio. Para ello se contraponía un
amigo Leopoldo Lugones de la exitosa integración al medio de estereotipo de comportamiento del inmigrante enriquecido al de
los migrantes judíos en las áreas de colonización, en su Oda a los una verdadera aristocracia. En este punto, Ramos Mejía creó un
ganados y las mieses de 1910, pensando que ellos, más que los conjunto de lugares comunes destinado a perdurar, incluso en el
otros grupos europeos, incorporaban plenamente las virtudes del lenguaje. El "guarango" y sus parientes conceptuales, el "patán",
hombre de campo argentino. Aunque la imagen de Gerchunoff el "huaso", el "chiruzo", eran el emblema de los comportamien-
fuese acertada, al menos en el corto plazo, en los hechos propo- tos de los inmigrantes advenedizos o de sus hijos.
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Los modales además no eran un simple ejercicio de la voluntad, }aban al comportamiento del público, a su ignorancia en materia
argumentaban. Debían desempeñarse con naturalidad y sin cuida- musical e incluso de las reglas ceremoniales que allí debían impe-
do, lo que implicaba una larga disciplina de ejercitación que llevaba rar. formuladas por Ricardo Olivera o por Ernesto Quesada, no
tiempo. En muchos lugares debía construirse ese proceso. Nueva- eran distintas de las elaboradas en otros contextos nacionales para
mente Ramos Mejía pensaba que el ámbito universitario en tanto la misma época, como acertadamente subraya Ricardo Pasolini.
espacio de sociabilidad era una buena escuela en ese sentido. Ahí Sólo que en la Argentina, más allá del trasfondo estético implícito
podría tener lugar el necesario vernissage que permitía lijar la áspera en la polémica abierta por los intelectuales wagnerianos, existía
corteza y suprimir el "olorizo picante al establo y al Asilo" de los una hostilidad hacia esos nuevos inmigrantes y sus hábitos.
inmigrantes. Se trataba de inculcar el hábito de eludir la estriden- Desde luego, también en este terreno hay que establecer ma-
cia, los colores vivos de la oleografía -que procedería, según el tizaciones. Por una parte, desde las elites argentinas; por la otra,
médico alienista, de la pintura del suburbio-, la música chillona desde los inmigrantes. En las elites argentinas existían, en reali-
originada en el organito de sus padres, la ropa barroca, los excesos dad, dos posiciones. La mayoritaria era la de aquellos que pensa-
de mercería en la indumentaria del hogar. Todos síntomas de ese ban que el proceso de civilización concernía a los inmigrantes a los
"guarango" que, como resultado de su posición en la "paleontolo- que había que "cepillar", y la otra, formulada por un grupo que se
gía social", tenía esa sobreexcitación de los sentidos como el "erotó- veía a sí mismo como una elite dentro de la elite, que pensaba que
mano del intenso olor de la carne". Sobriedad, corrección, en la en realidad había que "cepillar" a todos, es decir, a los inmigrantes
forma de escribir, eludiendo sensiblerías o adornos ("floripondios") pero también a la elite nativa misma. En esta posición se encontra-
del lenguaje escrito, usos y abusos como los gerundios. Amalia en la ba desde luego Groussac, para quien escribir literariamente mal no
literatura, y el amor romántico y el sentimentalismo en la vida era patrimonio sólo de los inmigrantes y sus descendientes sino de
cotidiana, devenían otros contraejemplos por evitar. Eran "cachi", los argentinos, pero también Miguel Cané y Carlos Pellegrini, que
expresión de la cultura de la "escuela normal". Pero las observacio- crearon el Jockey Club para civilizar a la elite argentina. Desde la
nes llegaban incluso hasta la ceremonia en los entierros: nada de esos perspectiva de los inmigrantes, como observó alguna vez José Luis
colores negros y demasiado relucientes, en los "morenos enlutados", Romero, sólo una parte se dejó atraer hacia esos "modelos" civili-
en la tapicería, en los sombreros, en los caballos "lujuriantes" que zatorios: aquella que ocupaba los espacios centrales en los ámbitos
acompañaban la ahora popularizada pompa italiana. urbanos y probablemente (agregamos) las posiciones socialmente
El tema se prolongaba en los gustos musicales. La ópera se más exitosas o prestigiosas. La otra, la menos asimilable a esos
había convertido en un espectáculo muy popular y en ello mucho modelos, era aquella más periférica, habitante de muchos subur-
tenían que ver empresarios italianos que, como ha mostrado John bios de las mayores ciudades argentinas y, desde luego, aquella
Rosselli, operaban sobre la base de la existencia de un público de subsistente en los ámbitos rurales, pero no en las pequeñas ciuda-
ese mismo origen, que eran las colectividades que existían en dis- des de la Argentina litoral, donde el proceso de la Capital se repe-
tintos países (un proceso semejante se daba con la pintura). Era un tía, como mostrará el proceso de aculturación de toda la clase
fenómeno paralelo al que se daba para los españoles con la zarzue- media de origen inmigrante en ella residente.
la, cuyas impresionantes cifras de espectadores en esos años revela-
ban, aÓn más marcadamente, las preferencias étnicas de los gustos
musicales. Empero, si el mal llamado "género chico" podía ser POLÍTICAS Y PRÁCTICAS SELECTIVAS HACIA LA INMIGRACIÓN
visto como un espacio más exclusivamente inmigrante, el teatro de
ópera era un lugar de encuentro, entre otros, de la elite argentina
y las nuevas clases medias inmigrantes. Las críticas que se formu-
En ese contexto, las discusiones parlamentarias acerca de una se~·
lección migratoria adquirieron nuevo vigor, junto con los recla-
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mos para modificar la ley de inmigración de 1876. Tampoco era 1 confirmatorios: que no hay derechos individuales más poderosos
ajeno a ello el ejemplo de las políticas estadounidenses en el mis- que la soberanía del Estado (y su seguridad) o que la medida no
mo sentido. A partir de 1890 la Argentina había vuelto a una era en realidad una pena sino una decisión administrativa. El pri-
política de libre inmigración y con moderados controles sobre mero conduce desde luego a la admisión de toda arbitrariedad del
aquel aspecto que era el que por entonces interesaba más fuerte- Estado en defensa de la seguridad, con los resultados que los ar-
mente: el sanitario. Subsistía, en ese marco, la moderada asistencia gentinos conocieron bien durante la sangrienta dictadura militar
implementada por aquella ley, sobre todo a través de los servicios de la década de 1970. Algunas excepciones remarcables las consti-
del Hotel de Inmigrantes y de limitados planes de colonización tuyen los votos de los miembros de la Suprema Corte, Guido
cuya influencia, como vimos, era limitada. Lavalle y Antonio Sagarna, años más tarde, en 1932, en minoría.
Con todo, siguieron existiendo debates acerca de los mecanis- El primero señaló que la ley era una sanción penal y que la misma
mos de regulación del movimiento migratorio. Muchas voces pro- sólo podía aplicarse por el Poder Judicial y no por el Poder Ejecu-
pusieron medidas en sentido contrario de las de los años de 1880. tivo, constituyendo una vulneración de las garantías constitucio-
Se trataba de iniciar una política de restricción y selección, apro- nales. Por su parte, el segundo remarcó que la ley no podía ser
vechando la abundancia del flujo migratorio europeo en los diez vista como simple medida de "política administrativa" ya que vio-
años anteriores a la Primera Guerra MundiaL Esas voces también laba los derechos enumerados en el artículo 14 de la Constitución
comenzaban a señalar, desde comienzos del novecientos, los efec- y ningún acto legislativo opuesto a la Constitución podía ser teni-
tos no deseados de una emigración espontánea que atraía a agita- do como válido.
dores políticos y a los grupos "exóticos" considerados ahora poco En el terreno del control de los arribados, lo más activo fue
compatibles para su asimilación a la sociedad argentina (en espe- intentar imponer mecanismos más estrictos en el plano sanitario.
cial, judíos rusos y sirio-libaneses). Por otra parte, el ejemplo de En ello, a las consideraciones antes indicadas habría que agregar
los debates y las políticas estadounidenses no dejó de sugerir la ahora el clima ideológico imperante en los grupos dirigentes con el
necesidad de adoptar medidas más restrictivas, al menos en el crecimiento de perspectivas biológico-raciales, que encontraban
terreno ideológico, en el sanitario y en el de la alfabetización. amplio espacio en el higienismo y en la eugenesia social, con su
Por otra parte, el Poder Ejecutivo hacía un uso extenso de la celo en el mejoramiento de la "raza argentina". Un ejemplo de ello
Ley de Residencia, a menudo sobre personas que carecían de toda lo constituyó un largo incidente diplomático con Italia, que cul-
actividad política, en una revelación adicional de la impericia y minó con la suspensión que ese país estableció a la inmigración a
desaprensión con que se actuaba en ese terreno. La aplicación de la la Argentina durante 1911. El conflicto había sido abierto por la
ley generó no pocas controversias en las décadas sucesivas hasta su voluntad del gobierno argentino, y sobre todo por presión del
derogación en 1958 y, en general, el recurso empleado por los Departamento Nacional de Higiene -ante episodios de cólera
defensores (entre los que se destacaban los abogados vinculados al producidos en el sur de Italia-, de lograr fiscalizar más directa-
Partido Socialista, como Enrique del Valle Iberlucea) fue la trami- mente el estado sanitario de los inmigrantes. Ello aspiraba a reali-
tación de habeas corpus. Los fallos serían divididos pero mayorita- zarse a través de un control por parte de inspectores médicos ar-
riamente favorables a reconocer la facultad del Estado para aplicar gentinos en los puertos de origen y en las naves de bandera italia-
dicha ley. Sin embargo, cuando se repasan los fallos 'de jueces, na. Todo revelaba, desde luego, la voluntad argentina de obtener
camaristas y de la Corte Suprema que validaban la aplicación por concesiones semejantes o incluso mayores a las que los Estados
el Poder Ejecutivo de la Ley de Residencia, se percibe velozmente Unidos habían logrado, en 1893, en el puerto de Nápoles. Reveló
la endeblez de su argumentación y los riesgos que la misma conlle- también la debilidad del gobierno argentino, en comparación con
vaba. Dos eran los fundamentos principales de los fallos el estadounidense, para imponer medidas unilaterales de control
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sanitario, ya que la convención resultante dejaba todo en el plano sefial de que esperaba seguir recibiendo a grandes contíngentes de
de la ambigüedad. Sin embargo, el problema era parte de una personas (en 1912 la inmigración había llegado a su máximo his-
tendencia de más largo plazo --que venía del siglo pasado y domi- tórico anual de 323.000 ingresos). Todo ello sugiere que, pese a
naría todo el siglo XX- de otorgar particular importancia a las rodas los temores, seguía siendo más fuerte la idea de que la inmi-
cuestiones de salud por el peligro que se suponía conllevaban, gración era la única vía posible por recorrer para asegurar el pro-
dado el énfasis puesto en la influencia de la transmisión heredita- greso. Ello refleja ta~bién, _como v!mos en el capítul? 1, la com-
ria en la conformación de los pueblos. Así, ya en 1904, la Argen- plejidad del hecho mtgratono, que mvolucra a demasiados actores
tina había firmado un convenio internacional con Uruguay, Chile con intereses y presupuestos a veces muy diferenciados e incluso
y Brasil contra la difusión de las enfermedades exóticas, que con- contrapuestos hacia esta materia particularmente problemática a la
templaba la presencia de médicos de los países sudamericanos en hora de la toma de decisiones.
las naves procedentes de Europa. En otro orden de problemas, Más allá de todo esto, ¿dónde estaban los inmigrantes, qué
pero en el mismo registro - y revelando nuevamente el peso del hacían con su vida laboral, asociativa, y qué vínculos establecían
Departamento Nacional de Higiene, principal impulsor también entre sí, con otros grupos y con los nativos? Ése será el tema del
del conflicto con Italia-, en 1913 un nuevo decreto aumentaba la próximo capítulo.
tipificación de las enfermedades que daban lugar a la exclusión de
Inmigrantes.
No debería, sin embargo, irse demasiado lejos en el tema sani-
tario. En febrero de 1910 un largo incidente que acaparó la aten-
ción de los periódicos reveló que la opinión pública seguía domi-
nada por motivos pro migratorios y humanitarios. Un inmigrante
italiano al que el director de Migraciones impidió desembarcar,
por tener una enfermedad aguda, pese al pedido de los familiares
que ofrecían hacerse cargo de él, y que moriría en la enfermería del
Hotel, desató una larga serie de críticas periodísticas lideradas por
La Nación. Además de condenar la inhumanidad de Alsina, el
diario de los Mitre sugería que el inmigrante podía haber sido
notificado que, de no acogerse a los beneficios de la ley 817, era
posible desembarcar como simple pasajero. Todo ello revelaba la
laxitud con la que se enfrentaba el tema por entonces.
En cualquier caso, más allá de la cuestión sanitaria, nada se
hizo en el terreno legislativo o administrativo y los partidarios de
la libre emigración - y de mantener el marco jurídico vigente-
continuaron siendo mayoritarios, y ninguna de las múltiples ini-
ciativas parlamentarias consiguió suficiente apoyo para convertirse
en ley. Ni aquellas que buscaban impedir el desembarco de los
"subversivos", ni aquellas que aspiraban a excluir a los analfabetos
o a los asiáticos. Por el contrario, la Argentina inauguraba en 1912
un nuevo Hotel de Inmigrantes de enormes dimensiones como
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en un sector productivo para la incorporación de paisanos y, a españoles). En cambio, entre los que se dedicaban principalmente
veces, de connacionales, los puntos altos de la curva de cada grupo al rubro ganadero en las provincias pampeanas, los españoles equi-
migratorio están en significativa relación con las posibilidades paraban a los italianos (cada uno de los dos grupos administraba el
existentes contemporáneamente en la economía. Llegados más tar- IZo/o del total).
de, los españoles saltaron el proceso de colonización en Santa Fe y Los procedentes del Imperio Otomano, en cambio, presentan
comenzaron a arribar en forma masiva cuando el proceso de ex- otros patrones de inserción territorial. Su vinculación con las ta-
pansión en Córdoba estaba iniciado. En cambio, en la provincia reas mercantiles en distintos niveles y en especial con el comercio
de Buenos Aires, donde el proceso de poblamiento rural se realizó trashumante, oficio en el cual en algunas zonas se habían super-
no sólo más tarde sino a través de otros mecanismos, que podemos puesto o sustituido a los italianos meridionales y en otras eran los
denominar más puramente de mercado, ya que el movimiento de pioneros, explica tanto su inserción urbana como una distribución
creación de colonias fue allí mucho más débil, la presencia de los bastante uniforme (medida en relación con la población total) en
españoles es mucho más relevante. Allí, según las cifras de Roberto casi todo el país. Sus porcentajes sobre el total de la población
Cortés Conde, existió mucha tierra disponible en el mercado, al presentan una oscilación menor que las de otros grupos y varían
menos hasta 1906, y el valor de la misma se mantuvo hasta enton- entre el 0,45% de provincias como La Rioja y Catamarca (donde
ces en niveles equiparables a los de la década final del siglo XIX, lo en números totales se acercan a los grupos inmigratorios mayori-
que coincidía con los precios de los productos agropecuarios, tam- tarios), el 1% en la Capital y el 1,2% en Tucumán. Los datos
bién elevados; la relación entre ambos fenómenos, aunque fluc- sobre los rusos son, en cambio, más difíciles de interpretar. Cier-
tuante, no presentaba una situación discordante con la precedente. tamente, en ese momento, ellos son muy mayoritariamente inmi-
Quizá por ello, es esta última provincia la que presenta, compara- grantes de religión judía, pero en los datos censales también están
tivamente, una tasa más elevada de españoles en las zonas rurales sumados los llamados alemanes del Valga. Por otra parte, muchos
(43%), superando incluso ligeramente a los italianos (42%). judíos aparecen en la columna de súbditos del Imperio Austro-
Aquéllos habrían podido beneficiarse de la relativa prosperidad Húngaro. Sin embargo, con esas prevenciones, y referido a los
rural que coincidió con los comienzos de la gran expansión del judíos, estos datos muestran todavía los signos del proceso de crea-
flujo hispánico. Desde luego que el proceso seguía en conjunto ción de colonias (Entre Ríos tiene el tercer grupo más numeroso
corriéndose hacia el oeste y el sudoeste de la Pampa Húmeda, al de esa nacionalidad), aunque ya en declinación relativa, por la
igual que los precios de la tierra (que para 1912, en promedio, en transformación de las características de esa migración, que tiene
Córdoba ya igualaban a los del sur de Santa Fe), e incluía ahora a ahora un numeroso componente al margen de aquellos procesos.
la provincia de La Pampa. Sólo que la Argentina estaba acercándo- Fenómeno que se combina, a la vez, con desplazamientos de mo-
se peligrosamente a su última frontera natural. vilidad espacial secundaria del campo a la ciudad de los que a.rri-
Más allá de ello, si buscamos un retrato de conjunto de la baron por la primera vía.
pampa gringa, los italianos seguían siendo omnipresentes. Lo En cuanto a la inserción geográfica por distritos, uno de cada
eran, por ejemplo, entre los arrendatarios que constituían alrede- tres inmigrantes ultramarinos vivía por entonces en la ciudad de
dor de dos tercios del total de productores de las provincias Buenos Aires, y ésta junto con la provincia del mismo nombre y la
cerealeras de la Pampa Húmeda. En ese sector, los italianos eran de Santa Fe continuaban reuniendo el 79% del total de inmigran-
claramente predominantes (er::..n en 1914 el 34% del total de tes. La presencia de éstos se había hecho, sin embargo, muy signi-
arrendatarios contra un 9% de españoles) y lo eran aún más entre ficativa en las provincias de Córdoba, donde en 1914 eran el 20%
los que gestionaban explotaciones agropecuarias dedicadas princi- de la población; Mendoza, donde eran el 29%, y el territorio de La
palmente a los cereales y al lino ( 46% del total contra 11% de Pampa, donde eran el 36% del total. Incluyendo a estas provin-
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cías, en el conjunto de todas las enumeradas residía el 91,5% de gentes. En realidad, en especial las áreas de frontera han sido ob-
los inmigrantes ultramarinos. Todo ello muestra cómo, con res- jeto también de un proceso inmigratorio, sólo que de los migran-
pecto al tema de la inmigración en el período masivo, debe seña- res limítrofes (chilenos en Neuquén, bolivianos en Jujuy, paragua-
larse su impacto muy diferenciado en distintas zonas del país. yos en Formosa, uruguayos en Entre Ríos). Aunque muchos de
Construyendo una tipología, puede hablarse de tres zonas, bien ellos eran personas que pasaban a través de fronteras permeables,
diferentes. Por una parte, aquella comprendida por las provincias sin que a veces se puedan distinguir identidades (más allá del
de Buenos Aires y Santa Fe, Mendoza, la Capital Federal y los documento que constituye en sí una identidad), no dejan demos-
entonces territorios nacionales de La Pampa, Chubut y Santa Cruz trar un proceso cuyo impacto y consecuencias serán estudiados en
(es decir, el centro y buena parte de la Patagonia no cordillerana), el largo plazo por Roberto Benencia, en el apéndice.
donde el porcentaje de inmigrantes sobre el total de la población Dado el desigual impacto de la inmigración ultramarina,
oscila entre el 47% del total de habitantes en la Capital Federal (el coincidente con los niveles de riqueza relativos de las distintas
dato de Santa Cruz del 55% es poco relevante, dado el escasísimo áreas, uno estaría muy tentado de coincidir con la imagen que
numero de habitantes) y el 29% de Mendoza. Allí oleadas sucesi- formuló Gino Germani de las dos Argentinas (o tres en nuestra
vas de migraciones ultramarinas, o un relativo vacío demográfico tipología), que él definía como la Argentina moderna y la Argen-
precedente a ellas, han transformado completamente el panorama tina tradicional. Ello es evidente desde el punto de vista del
social (recuérdese que en esos casos muchos de los nativos son impacto cuantitativo. Sin embargo, es menos evidente que ello
hijos de inmigrantes europeos). Una segunda zona intermedia, pueda atribuirse, sólo o en parte, a que los inmigrantes ultrama-
compuesta por las provincias de Córdoba, Entre Ríos, San Juan y rinos eran más modernos y con ello llevaron el progreso ahí
los territorios de Misiones y Río Negro, con porcentajes de inmi- donde fueron. En realidad, para relativizar ese juicio valorativo,
grantes ultramarinos sobre el total de la población que van del sin necesariamente negarlo, debería observarse que hay algo de
12% de Entre Ríos al 20% de Córdoba. En ellas la inmigración circularidad en el argumento. Podría también sostenerse lo con-
presenta porcentajes menores porque había una población preexis- trario: los inmigrantes ultramarinos fueron allí donde ya, prece-
tente a la gran inmigración más conspicua o porque, como en el dentemente a ellos, existían mejores condiciones para su progre-
caso de Córdoba, afectó principalmente sólo a una parte de la so y para el desarrollo económico de esa región, fueran esas con-
provincia o porque la misma estuvo vinculada a una de las fases diciones la dotación de factores de producción, el clima, las vías
del proceso pero no a todas. En una fase más temprana en Entre de circulación o de comercialización.
Ríos, en una más tardía en Córdoba y Misiones. Ello se refleja en La distribución por sexos presenta, atenuadas, las característi-
un porcentaje ciertamente muy elevado en cualquier comparación cas que vimos para 1895. Los inmigrantes ultramarinos hombres
internacional q'tie se formule, pero de menor impacto relativo y superaban a las mujeres, según los datos del censo de 1914, en
por ende generador de niveles de coexistencia (o conflicto), y no razón de 168 x 100. Ha cambiado ahora, en cambio, el mayor o
sólo de sustitución, entre la población nativa o acriollada y los menor grado de masculinidad de cada grupo nacional. Los france-
recién llegados. Finalmente, una tercera zona, donde entra todo el ses siguen siendo el grupo con más bajo índice de todos los ultra-
noroeste (Catamarca, La Rioja, Jujuy, Salta, Santiago del Estero y marinos (132 hombres por cada 100 mujeres), pero los italianos
Tucumán), áreas de frontera del nordeste (Corrientes, Formosa) y presentan ahora un índice mayor (172%) que los españoles
del sur (Neuquén), donde los inmigrantes ultramarinos oscilan (162%). Esto puede explicarse por dos razones: la inmigración
entre el 2% de La Rioja y Catamarca y el 7% de Tucumán. Aquí española, comparativamente más estable (sus porcentajes de retor-
el proceso inmigratorio ultramarino ha sido menos intenso, pero no son menores que los de los italianos), tiene un número más
no sin influencia, sobre todo en la formación de los grupos diri- elevado de grupos familiares, que es lo que, por otra parte, presen-
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tan las fuentes cualitativas. Inversamente, entre los italianos, la la "cultura" de una persona ni tampoco sus habilidades pueden
meridionalización del flujo parece ir acompañada de la aparición reducirse al problema de si sabe o no leer y escribir. Tampoco es
parcial de un tipo de inmigrante semejante al que vimos para los un sencillo instrumento para medir niveles sociales, ya que se vin-
Estados Unidos. Es decir, más hombres solos dispuestos a realizar cula con tradiciones educativas en las regiones de origen que son
trabajos adventicios poco calificados, que tienen una fuerte expec- muy diferentes, según el rol más o menos activo que hayan desem-
tativa de retorno. Por lo demás, numerosas fuentes nos hablan de peñado el Estado o instituciones de la sociedad civil. De todos
la aparición del fenómeno de la inmigración "golondrina". Éste no modos, los estudiosos de historia económica concuerdan bastante
fue un fenómeno predominantemente meridional sino septentrio- en que hay una asociación positiva entre alfabetización y desarro-
nal (de hecho las tasas más altas de retorno en esos años, medidas llo económico. Aunque el censo divide tres categorías (alfabetos,
regionalmente, corresponden al Piamonte). Era el resultado de semialfabetos y analfabetos), nosotros hemos reducido los datos a
que los propietarios, colonos y arrendatarios rurales, que necesita- dos, incluyendo a los semialfabetos entre los alfabetos. Así medi-
ban mano de obra estacional para las cosechas, eran de aquel ori- do, el porcentaje de analfabetismo entre las personas de 7 años o
gen y tenían una predilección (y lazos interpersonales) que los más es equivalente entre argentinos (37%) y extranjeros (36%).
orientaban a reclutar paisanos o personas de la misma región. Y No obstante, dentro de estos últimos, las diferencias son muy
aunque es probable que ese movimiento no fuera un ida y vuelta marcadas según nacionalidad de origen y lo serían aún más si
en el año para aprovechar la recolección de las cosechas en los dos dispusiéramos de datos regionales. Algunos grupos de antigua in-
países, sino un movimiento que se realizaba en un período en migración y acerca de los que existe la imagen de que habían
torno a los tres años, ello no cambia sus efectos sobre el índice de logrado mejores posiciones en la estructura social argentina (para
masculinidad. Otros dos grupos más recientes presentan caracte- lo que influía el prejuicio favorable que existía hacia ellos) o tenían
rísticas muy contrapuestas entre sí: los rusos tienen un índice de un componente alto de migrantes de clase media en su flujo, como
masculinidad relativamente bajo (144 hombres por cada 100 mu- los alemanes y los franceses, tenían un muy bajo nivel de analfabe-
jeres) que exhibe el papel de los programas de colonización que tismo (8% y 14%, respectivamente).
reclutaban familias, mientras que los procedentes del Imperio Otros grupos tenían un nivel inesperadamente alto de anal-
Otomano presentan un indicador que muestra un flujo muy mas- fabetos, como los rusos, que estaban en la media de los argenti-
culino (365 x 100). En el caso de los rusos, el bajo índice de nos (37%). De los dos grupos mayoritarios, tenían un porcentaje
masculinidad puede vincularse también con el carácter semiforza- medio bajo de analfabetismo los españoles (26%), equivalente al
do por las persecuciones de que eran objeto en el lugar de origen de ese heterogéneo conglomerado que eran los procedentes del
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una parte de ellos. Imperio Austro-Húngaro (27%). En el extremo opuesto estaban
Dado que los inmigrantes ultramarinos eran mayoritariamen- los otomanos, el grupo ultramarino con la más elevada tasa de
te personas en edad laboral, en el mundo de los adultos, su presen- analfabetismo, 62%. Finalmente los italianos tenían un porcen-
cia era aún más abrumadora en relación con los nativos, llegando taje casi equivalente al de los nativos (36%). La diferencia entre
incluso en lugares como la ciudad de Buenos Aires a ser el 65% del las tasas de analfabetismo de los italianos y de los españoles es
total de ellos. Porcentaje que trepa hasta el 70% entre los hombres muy significativa y carece de una buena explicación ya que la de
mayores de 15 años. Ello explica por qué casi todo el mundo de la los primeros es equivalente a la existente en el país de origen en
producción y el trabajo está impregnado de la inmigración ultra- el mismo momento y la de los españoles es mucho más baja (con
marina, en las zonas más altamente ocupadas por ésta. respecto a datos de 1910, momento en que en España era del
Un dato que contiene el censo es el de la alfabetización de 50%). Sin embargo, y más allá de que las medias nacionales
nativos e inmigrantes. Es un dato siempre difícil de interpretar. Ni oscurecen también en este punto las importantísimas diferencias
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regionales, dado que estas tasas estaban cayendo en el tiempo necesariamente a incorporarse al mercado laboral ultramarino. Por
rápidamente pero en forma muy diversa según cada región, la lo demás, la misma experiencia migratoria había dado a las muje-
diferencia puede en parte vincularse con el hecho de que el flujo res un papel más activo en la gestión de la economía familiar (y en
español era más reciente. Otra diferencia relevante se produce el trabajo) en la misma sociedad de origen, antes de partir, como
entre la alfabetización de los nativos y extranjeros. Mientras en- resultado de la precedente migración de los hombres.
tre los argentinos nativos la proporción de analfabetos es casi Lamentablemente, las imágenes que nos proveen las listas de
equivalente entre hombres y mujeres, entre los grupos inmigran- desembarco o las estadísticas migratorias son muy poco utiliza-
tes, el analfabetismo femenino es mucho más elevado que el bles. Ellas oscilan en anotar en el rubro ocupación de muchas
masculino (38% contra 20% entre los españoles, 45% contra mujeres (la mayoría en las listas de puertos del norte de España
31 o/o entre los italianos, 44% contra 31 o/o entre los rusos). Esos que he consultado para 1910) el rótulo "sus labores", "su casa" o
datos pueden implicar varias cosas. Ante todo, un papel bastante "su sexo". Esto puede indicar, para las que venían dentro de un
eficiente de la escuela pública argentina de alfabetizar por igual contexto familiar, una expectativa del mismo grupo con respecto
a niños y niñas, ahí donde ella llegaba. También una actitud más a la inserción en el nuevo país. En los grandes nÓ.meros, en cam-
bio, las mujeres aparecen muy asociadas a la definición de agri- ~
disponible de los inmigrantes en el nuevo país a enviar a la escue-
la a sus hijas, ya que en el rubro nativos hay muchas hijas argen- cultoras, que era la mayoritaria entre los hombres. Desde luego
tinas de extranjeros. Actitud que contrasta con la predominante en que la unidad laboral del grupo familiar era una realidad de los
los ámbitos rurales en el mundo de origen y con lo que ocurría, mundos campesinos pero ella no puede subsumir, en esa impre-
por ejemplo, con los italianos en los Estados Unidos, donde las cisión, un contexto de habilidades profesionales sin duda más
mujeres no eran enviadas en muchos casos a la escuela para preser- amplio. Por otra parte, algunos datos fragmentarios de los que
varlas del proceso de socialización en un medio que consideraban disponemos nos muestran una realidad más matizada para los
extraño. Finalmente sugiere el papel de los contextos urbanos y las ámbitos urbanos. Una muestra, ciertamente pequeña, de migran-
nuevas realidades del mercado laboral en ellos, que posibilitan y a tes españolas en un distrito de la ciudad de Buenos Aires en 1895
veces exigen una inserción de las mujeres en ese campo. (realizada por Blanca Sánchez Alonso) señala que las mujeres
eran en un 13% trabajadoras en la industria textil y otro 15%
(mucho antes que Niní Marshall estereotipase a la "sirvienta"
MUJERES Y HOMBRES, OCUPACIONES Y PROPIEDAD gallega) se dedicaba a labores de doméstica y, en menor medida,
de lavandera y planchadora. Estudios de la época del Centenario
En n~alidad, como han sido bien definidas, las mujeres son inmi- referidos a italianas y a integrantes de otros grupos de extranje-
grantes invisibles. En el sentido de que las fuentes hablan poco de ras, para áreas urbanas como Buenos Aires y Rosario, muestran
ellas. En general han sido vistas como parte integrante del proceso un panorama similar. Las mujeres inmigrantes están presentes en
familiar de migración y dentro de él como el eslabón sucesivo a la · el trabajo a destajo (costura, lavado, planchado), en los pequeños
migración de hombres en la cadena. Sin embargo, como ha recor- talleres {camiserías, fábricas de sombreros y cigarros) y en el
dado Carina Frid, para ciertos períodos de la etapa de la inmigra- cuentapropismo, pero también en las pocas grandes fábricas de
ción ~e masas, un porcentaje de mujeres, que oscila entre el 13% los rubros alimentación y textiles. Los testimonios cualitativos
y el 18% del total, viajaba solo. Y aunque una buena parte de ellas nos informan asimismo de una realidad omnipresente en ese
estuviera dentro de redes aldeanas o parentales, no verificables en período: la concurrencia ·de las mujeres se da en los sectores
las fuentes nominativas, otra, imprecisa cuantitativamente, estaba menos calificados y la remuneración es inferior a la de los hom-
constituida por personas que, dado el tipo de emigración, iban bres aun en el mismo tipo de actividad.
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Esta presencia de las mujeres en el mundo del trabajo está liga- la mitad de los sacerdotes y religiosos eran extranjeros en 1914 en
da, desde luego, a la necesidad. Si consideramos representativo un Buenos Aires.
estudio del Departamento de Trabajo, analizado por Guy Bourdé, U no de los rubros de los que el censo de 1914 nos brinda más
sobre diez familias obreras en 1907, éste muestra que el balance de información es el referido a la propiedad. Nuevamente aquí los
la economía familiar sólo podía cerrarse si, además del jefe de la inmigrantes ultramarinos están sobrerrepresentados, en especial
familia, trabajaban la mujer y/o algún hijo adulto. entre los propietarios urbanos. El cuadro 8, elaborado a partir de
Finalmente el censo de 1914 nos proporciona una imagen a uno de Herbert Klein, muestra la situación con claridad. Eviden-
nivel muy agregado que, pese a sus límites, nos obliga a relativizar cia también que, si bien su presencia era menos relevante entre los
las conclusiones con respecto al papel del proceso inmigratorio en grandes propietarios terratenientes (aunque aquí entre los censa-
las mujeres. Comparando argentinas y extranjeras mayores de 14 dos como argentinos existía una buena proporción de hijos de
años, las nativas (entre las que hay por supuesto muchas hijas de extranjeros), entre los propietarios medianos y pequeños todos los
inmigrantes) presentan tasas de "sin ocupación" ligeramente me- grupos nacionales europeos (excepto los españoles) registraban
nores que las inmigrantes (39% contra 43%). Es cierto que ello porcentajes superiores a los nativos. Estaban también más presen-
puede deberse a la posición más acomodada de las familias de tes que los argentinos entre los propietarios urbanos. Aunque hay
inmigrantes, comparadas con las de nativos, pero más aún sugiere que recordar, matizando, que la estructura por edades era diferen-
en cuán gran medida el proceso tiene que ver con las realidades de te en unos y otros, había un porcentaje mayor de personas adultas
una sociedad más abierta, con la mayor urbanización y con las entre los extranjeros y, como es razonable, el mundo de los propie-
características del mercado laboral argentino. Proceso que se trans- tarios se refiere a los adultos. Sin embargo, inversamente, muchos
mitirá a las hijas.
Mirando el mundo laboral en su conjunto, las características
que presentamos para 1895 se han acentuado. No es sorprendente, Cuadro 8
en ese contexto, que los inmigrantes estuvieran abrumadoramente Propietarios rurales y propietarios totales en 1914 (porcentajes)
representados entre los propietarios de industrias -en un porcen-
%de
taje menor que en los relevamientos de fines del siglo XJX, ya que
% %de %de %en el total propietarios
ahora hay una segunda generación argentina presente en el sec- población propietarios propietarios de la totales rurales
tor-, que para la Capital es todavía del 76% del totaL Lo están Grupo rural de chacras de estancias población y urbanos
aún más en el comercio, donde son el 81 o/o de los propietarios de
Argentinos 77,7 59,4 77,8 70 62,6
negocios muy diferentes entre sí por tamaño y capitaL La propor- Italianos 8,7 21 6,4 11,7 18,9
ción es igualmente elevada para 1914, entre dos categorías profe- Españoles 6,4 6,4 4,7 10,5 9,7
sionales que no son siempre fáciles de distinguir, los trabajadores Rusos 1,2 3 0,6 1 ,1 0,9
Franceses 0,7 2,6 2,4 1 2
(58%) y los artesanos (68%). En este último grupo, los extranje- Otomanos 0,8 0,7
ros, en algunos rubros como albañiles, carpinteros y sastres, inclu- Alemanes 0,3 0,4
so superan el 80%. Pero, como demostración de que los extranje- Ingleses 0,3 0,4
Resto 5,3 7,6 8,1 4,3 4,4
ros están presentes en todos los intersticios de la vida laboral, un Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
porcentaje relativamente alto se encuentra en Buenos Aires para la
misma fecha entre médicos (25%), maestros (29%), ingenieros Nota: En el resto de los propietarios rurales están incluidos también otomanos,
alemanes e ingleses.
(38%), arquitectos (denominación equívoca, 61 %). Como era de
presumir, dada la importancia de las órdenes religiosas extranjeras, Fuentes: reelaboración a partir de H. Klein (1981) y censo de 1914
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de los inmigrantes estaban en tránsito en el país, dadas sus expec- difícil pensar que estas condiciones fueran peores que las existentes
tativas o voluntad de retorno y, en razón de esa situación, era muy en los mundos rurales o de origen o incluso en otros contextos como
difícil que optaran por hacer inversiones "estructurales" como la los Estados Unidos. Es probable, pues, que un rol muy activo lo
adquisición de propiedades. Equilibrando ambos términos, se tuviese aquí la extendida actividad de la militancia, de cuya vitali-
puede suponer que el desbalance entre nativos y extranjeros en este dad da cuenta la numerosa prensa obrera que se publicó en esos
rubro refleja bastante adecuadamente el éxito comparativo de los años. Ello sugiere que una parte de la protesta derivaba de un pro-
inmigrantes en su inserción económica en la Argentina inmediata- ceso de ideologización política y de una toma de conciencia social,
mente anterior a la Primera Guerra. que son connaturales al mundo del trabajo en los ámbitos urbanos
de las principales ciudades occidentales para la misma época y en los
cuales tenían un rol activo militantes políticos que, en muchos ca-
ENTRE LA MOVILIDAD Y EL CONFLICTO SOCIAL sos, pero no en todos, tenían una experiencia de activismo en las
sociedades de origen. El impacto de la concientización sobre la masa
Ciertamente, no todos los inmigrantes llegados a la Argentina fue- migratoria fue, seguramente, desigual. Podía hacer leva sobre los
ron exitosos y distintas y opuestas trayectorias se detectan entre migrantes jóvenes que, sin lazos familiares estrechos, estaban más
diferentes grupos nacionales o regionales y aun dentro de ellos. disponibles a una participación activa. Encontraba sus límites en
Sea entre los que permanecieron, sea entre los que retornaron. que muchos de los migrantes sólo aspiraban a obtener ingresos rápi-
Debe recordarse, una vez más, que algo menos de la mitad volvió dos en las condiciones que fuesen (y a costa de una enorme compre-
a su país de origen y sin duda no puede afirmarse que todos, ni sión de sus consumos) y retornar. Con respecto a los migrantes
siquiera la mayoría de los retornados, hubieran fracasado sino que estables que vivían en un entorno familiar, puede conjeturarse que ..,,
muchos tenían sus expectativas puestas en el país de origen, en el la penetración de la protesta era más difícil. Los vínculos familiares ~'
reconocimiento social que sólo podía brindarles su grupo de refe- debían ejercer una presión normativa sobre los integrantes del grupo ~
rencia, amigos y paisanos. Otros, como los "golondrinas", venían familiar que balanceaba la voluntad de compromiso. Así lo han
¡;.
por períodos cortos de dos o tres años para levantar las cosechas mostrado algunos notables trabajos sobre el papel de los inmigrantes ~
(en muchos casos de explotaciones en propiedad o en arrenda- en el movimiento obrero en la ciudad de San Pablo, que tenían una
miento por gente de su mismo pueblo o su misma región) y volver situación, en muchos aspectos, comparable. Lamentablemente care- 1,
al lugar de origen, aprovechando salarios que permitían realizar un cemos de estudios equivalentes para el caso argentino, lo que hace "'
significativo ahorro, cofi1-primiendo al máximo el consumo. Otros, toda esta argumentación razonable pero sólo conjetural. Por otra
finalmente, no retornaban para no presentar su fracaso ante su parte, la confusión entre identidad proletaria e identidad étnica a la
grupo de referencia. que aludimos en el capítulo precedente, la manipulación de esta
Otro indicador para medir el ambíguo problema del éxito o el última por medio de retóricas patrióticas por las elites inmigrantes
fracaso - y que es alternativo al problema del retorno- es la cre- {cuyos intereses estaban entremezclados con ese mismo mundo la-
ciente conflictividad social que signó el período, en especial en algu- boral) y el paternalismo imperante en los talleres y fábricas peque-
nos años como 1907 y en menor medida 1911, que señalaba un fías (inherentes a su dimensión tanto como a las afinidades étnicas)
significativo nivel de malestar social en los ámbitos de los trabajado- eran otros factores que oscurecían los conflictos.
res urbanos. El tema, sin embargo, es de difícil interpretación. Parte Además, es necesario recordar que los conflictos no estuvieron
de las reivindicaciones concernía a las condiciones de trabajo, que reducidos al ámbito urbano. Emblemático fue el' Grito de Alcorta,
eran muy duras, y dentro de ellas, sobre todo, a la duración de la surgido en la campaña santafesina en 1912 y extendido luego a las
jornada laboral y al trabajo de mujeres y niños. Sin embargo, es otras provincias, que significó una forma de huelga de los arrenda-
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t.
En términos comparativos se ha sostenido convincentemente pafiolas y _una mayor. debilidad patrimonial, miradas desde el
que los italianos fueron más exitosos en la Argentina que en los capital soctal de las mtsmas.
Estados Unidos o Brasil antes de la Primera Guerra Mundial, y lo El tercer grupo de entidades mutualistas eran las francesas,
mismo puede haber ocurrido con los españoles, desde luego com- cuyo elevado número (92), en relación con la población francesa,
parando con Brasil, pero también con Cuba. Sin embargo, en iba acompañado por una cantidad de miembros (10.500) mucho
otros grupos minoritarios o en diferentes componentes regionales, menos relevante y más proporcionado al peso cuantitativo de esa
la situación puede haber sido diferente, siempre en términos com- colectividad. En este sentido, los franceses tenían el más elevado
parativos. número de entidades y el menor promedio de miembros por
institución, lo que puede indicar varias cosas: la antigüedad de
sus entidades, languidecientes ahora ante el descenso del flujo,
VIDA ASOCIATIVA Y GRUPOS DIRIGENTES un elevado nivel de conflictividad de los grupos dirigentes o su
mayor prosperidad relativa. Puede señalar también una vincula-
Un último tema del que nos informa el censo de 1914, dándonos ción con empresarios y empresas que permitía sobrevivir a pe-
a través de sus datos una posibilidad de ampliar nuestra reflexión, queñas entidades, más allá del aporte de la cuota social de los
es el del asociacionismo de los inmigrantes. Ya señalamos cuánto afiliados. Así parece revelarlo la entidad más antigua, L 'Union
estas asociaciones eran, ya antes de la inmigración de masas, fuer- et Secours Mutuels, que tenía el más elevado capital social
tes económica e institucionalmente. El censo sólo enumera una (120.000 pesos) en relación con el número de socios (400). En
parte de ellas, las sociedades de socorros mutuos y, dentro de ellas, cualquier caso, la trama que unía a los poderosos Banco Francés
las más formalizadas, pero ni siquiera todas las que merecerían el y Cámara de Comercio Franco-Argentina, nacidos en la década
nombre de instituciones. Sin embargo, los datos que presenta son de 1880 con el movimiento asociativo, es un tema por indagar,
impresionantes. Por ejemplo, las asociaciones españolas en todo el así como el de la vinculación con un vasto movimiento perio-
país eran, seg~n el censo, 250 y tenían en conjunto 110.000 dístico que llegó a contar con tres diarios de aparición regular
miembros. Un 80% por ciento eran hombres adultos y el resto en los años de 1880.
mujeres y niños de ambos sexos, es decir que aproximadamente Aunque las cifras presentadas nos recuerdan que una amplia
uno de cada cuatro españoles adultos integraba una entidad, aun- mayoría de los inmigrantes no formaba parte de ninguna entidad
que tomados todos los españoles residentes esa cifra descendiese a étnica de las censadas, el dato debe enmarcarse en un cuadro más
un 13%. La institución mayor era 1
la Asociación Española de Soco- general. El porcentaje de asociacionismo de los inmigrantes era
rros Mutuos, que tenía por entonces 22.000 miembros y el más más del doble del porcentaje que registraban los varones nativos.
elevado capital social (1.000.000 de pesos). Lo que en realidad sugiere que el problema de no pertenecer a
En el caso de los italianos el movimiento asociativo mutua- ninguna de las entidades registcadas refleja más una situación ge-
lista era mayor en número (463) y en cantidad de miembros neral de las características de la sociedad argentina, dentro de la
(144.000). Un 18% del total de los italianos era miembro de una cual los inmigrantes son los más activos, por las razones que apun-
entidad y ese porcentaje llegaba a alrededor del 30% de los varo- tamos en el capítulo anterior. Por lo demás ese activismo asociati- ,..
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nes adultos. Esto se vinculaba con el hecho de que las asociacio- vo era a veces mayor, medi-do por el número de socios en relación
nes italianas tenían un menor número relativo de mujeres, y con la población, en pequeñas ciudades como Mar del Plata o
algunas, las más antiguas, eran sólo masculinas. Por otra parte, Pehuajó, por poner dos ejemplos, antes que en Buenos Aires.
las asociaciones italianas presentan, desde sus orígenes, una me- Mucho influía en ello la existencia o no de una fuerte competencia
nor cantidad de miembros promedio por institución que las es- en el rubro salud, por parte de otras asociaciones cosmopolitas o,
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simplemente, por entidades prestadoras privadas que pululaban en parte con ello, tenían mejores ocupacio~es y obtenían mayores
esa época. Para la Capital Federal, otra fuerte competencia la cons- ingresos. Compulsando los elencos de socws de muchas entidades,
tituían los Círculos Católicos de Obreros. Éstos, sumados a las se ha llegado a la conclusión de que los trabajadores adventicios,
entidades cosmopolitas, reunían, en conjunto, un número equiva- jornaleros, sin calificación, están muy poco presentes en ellas. Lo
lente de entidades (alrededor de lOO) en Buenos Aires en 1914, que predominan son comerciantes de todo tipo, empleados, arte-
pero eran muchísimo más débiles en el interior (80 contra 750). sanos y obreros. Algunas entidades, por su parte, excluían a los
Por otra parte, si comparamos el asociacionismo étnico con el del analfabetos y muchas otras, en especial italianas, a los argentinos
movimiento obrero, para un período coincidente, la más grande aunque fuesen descendientes e incluso hijos de peninsulares.
reunión de organizaciones sindicales (aunque desde luego que En realidad, el movimiento asociativo, dominado por el fenó-
también había aquí muchas otras que no participaban), el congre- rneno del mutualismo, había crecido al compás del arribo de los
so frustrado de unificación de la FORA y la UGT de 1907, con- inmigrantes. Por ejemplo, en la ciudad de Buenos Aires existían
vocó a 180 delegaciones de otras tantas entidades. 14 entidades italianas en 1879, a las que se agregarían otras 21.
La contraposición que enunciamos antes, entre entidades Aunque algunas en el ínterin habían desaparecido, en 191 O había
mutuales de base étnica y asociaciones por oficio, o incluso entre 75, según datos de un intelectual italiano, Emilio Zuccarini, que
aquéllas y círculos de obreros, no debe, con todo, llevarse hasta sus había hecho un relevamiento personal. Estas cifras engloban no
últimas consecuencias. Una pequeña parte de las entidades basa- sólo a las entidades mutuales sino a todas las asociaciones.
das en la nacionalidad eran a la vez, en los hechos, asociaciones por Para 1913, momento en el que habían sido relevadas por los
oficio, por ejemplo, "mozos y cocineros", músicos o carpinteros. censistas, las asociaciones mutuales se extendían desde el territorio
Aunque en el primero de los casos existiese tanto una española con de Santa Cruz, donde existían dos pequeñas entidades creadas en
aquel nombre y otra italiana con el mismo, cuocchi e camerieri, lo los primeros años del siglo XX (una italiana más pequeña de alre-
que revelaba intersecciones y tensiones entre la identidad étnica y dedor de 60 miembros y una española más grande de alrededor de
la identidad de clase u ocupacional. Inversamente, muchos inmi- 330), hasta la provincia de Jujuy, donde existían tres pequeñas
grantes no integraban asociaciones definidas como étnicas en el entidades italianas (de alrededor de 60 miembros cada una) y una
censo sino como cosmopolitas, en el sentido que aceptaban socios española (de alrededor de 100). Caso este último en extremo em-
de cualquier nacionalidad. Sin embargo, esto era, a veces, más blemático del mayor fraccionamiento que aquejó siempre a los
nominal que real. Por ejemplo la sociedad formalmente cosmopo- italianos en relación con el asociacionismo y al que nos hemos ya
lita ~iuseppe Verdi, en el barrio de La Boca, que estaba controla- referido. Lo mismo podía percibirse en la ciudad de Rosario, don-
da por dirigentes socialistas (de ahí su carácter formalmente no de existían siete entidades italianas y una sola española, vinculada
étnico), estaba integrada casi exclusivamente por italianos, como ésta a su vez con la entidad más grande de Buenos Aires.
exhibe su registro de socios. Finalmente, algunos inmigrantes per- Por supuesto que dentro de este conjunto hay que recordar
tenecían a la vez a sociedades étnicas y a sindicatos o a círculos todas las diferencias que pueden separar a una entidad enorme
católicos de obreros. Como mostraron muy bien Romolo Gandol- como la Asociación Española de Socorros Mutuos con otras muy
fo para los italianos y Edgardo Bilsky para los judíos, la identidad pequeñas, como por ejemplo la Sociedad Española de Esquina, en
étnita y la identidad de clase no siempre se presentaban como la provincia de Corrientes, que tenía apenas 24 socios y un capital
contradictorias. social de 550 pesos, según lo consignado en el censo. Todas ellas
Más allá de esas salvedades, el imponente asociacionismo tenían, empero, algunos elementos comunes, desde el tipo de ser-
mutualista atraía sobre todo a migrantes estables que habían hecho vicios que prestaban o aspiraban a prestar hasta estatutos que se
una opción más o menos permanente y que a su vez, en relación en repetían con ligeras variantes, lo que habla de algunas matrices
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comunes a ellos y de mecanismos de funcionamiento formalmente banderas que flameaban y a los himnos que se ejecutaban (a
semejantes. En este sentido pueden, dentro de muchas diferencias, Garibaldi o la Marcha Real). Cuando comenzó la inmigración de
considerarse parte de una tipología asociativa común, como se ha masas, esa dirigencia había encontrado un mayor espacio de con-
hecho con los clubes o los círculos. Es decir, como específicas vivencia en torno a temas como la "italianidad" y el anticlericalis-
formas de sociabilidad. mo. No obstante, los antiguos dirigentes republicanos tuvieron
El fenómeno del mutualismo nos remite nuevamente a un siempre un gran peso, y una figura como Basilio Cittadini, direc-
problema varias veces esbozado, el del rol de los grupos dirigen- tor por muchos años del mayor diario italiano que era además el
tes de las comunidades inmigrantes. No se trata sólo de que mayor periódico de cualquier grupo inmigratorio (tiraba 40.000
dirigentes y socios vieran, al menos parcialmente, distinta uti- ejemplares hacia 1904, mientras La Nación editaba 60.000), sería
lidad en integrar una entidad, como observamos en el capítulo quizá la figura más relevante por su visibilidad y su acceso a los
5, ni de que correspondieran a grupos sociales mayoritariamen- principales políticos argentinos (como Roca o Estanislao Zeballos)
te diferentes. Remite también a un problema más complejo que y por una actividad de mediador que incluía negocios con el Esta-
era el de la conformación profesional de los grupos dirigentes, do, redes clientelares étnicas y defensa de intereses de connaciona-
sus claves ideológicas y sus estrategias hacia la sociedad recep- les. Distinta era la situación de varios de los notables más exitosos
tora y hacia la sociedad de origen. También aquí, los dirigentes económicamente, como Antonio Devoto, que había comenzado
cubrían un abanico de posiciones sociales demasiado extenso como dependiente de comercio de otro italiano para luego expan-
como para poder ser pensados unitariamente. Iban desde una dirse desde una casa comercial importadora y exportadora (sobre
figura como el español José Casas, presidente de la Asociación todo con Italia) y luego a través del Banco de Italia y Río de la
Española de Socorros Mutuos y, a la vez, miembro de los direc- Plata, que recogía buena parte de los ahorros de los connacionales
torios del Banco Español y del Banco de Galicia, del Club y manejaba parte de las remesas. A principios del siglo XX había
Español y de la Asociación Patriótica Española, hasta un artesa- construido una de las grandes fortunas de la Argentina, que incluía
no (como ocurría en la sociedad italiana de San Cristóbal, por desde la Compañía General de Fósforos, seguros, especulaciones
ejemplo) o un pequeño boticario (lo que era bastante común) inmobiliarias y muchas tierras. Su participación en la vida comu-
que podían presidir entidades en la periferia de Buenos Aires o nitaria era bastante débil, más allá de la red de italianos que se
en algún pueblo del interior. Con esa salvedad y deteniéndonos articulaba en torno a él en sus negocios, sea como socios, sea como
en las entidades medianas y grandes, parece haber una sustan- hombres de su confianza, aunque sus negocios fuesen mucho más
cial diferencia entre las dirigencias de distintos grupos. allá del mundo italiano, como ha mostrado muy bien María Inés
La dirigencia italiana tenía un componente de intelectuales y Barbero. En relación con la vida institucional comunitaria se limi-
políticos mayor que la española. Procedía de la antigua tradición taba a participar de instituciones benéficas, como el Hospital Ita-
del Risorgimento, y rnuchos exiliados habían estado, como vimos, liano, en colectas y por supuesto en la Cámara de Comercio Italia-
entre los que fundaron Unione e Benevolenza y muchas otras en- na. Por lo demás, si una parte de los grupos dirigentes, original-
tidades luego. Esa herencia republicana había sido, al menos hasta mente mazzinianos, se había moderado mucho en sus posiciones,
la década de 1870, bastante conflictiva con relación al componen- a su izquierda habían surgido o pervivían grupos más intransigen-
te moderado, monárquico, aglutinado en torno al consulado y a tes que desde pequeños periódicos y a veces diarios no dejaban de
algunos notables de la comunidad desde el punto de vista econó- atacar a la dirigencia más establecida.
mico. Esa conflictividad estaba en el origen de muchas escisiones El caso español presenta rasgos muy diferentes. Ciertamente
institucionales que perduraron y de una lucha de simbologías, sea aquí también había un componente de dirigentes que procedían
en torno a las fechas que se conmemoraban, sea en torno a las de la tradición republicana, lo hemos ya señalado; sin embargo, la
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virulencia de los tonos era mucho menor en este período que la de los españoles. Ése sería el signo distintivo de la vida asociativa de
sus congéneres italianos. También aquí, como lo ha mostrado Án- esta comunidad.
gel Duarte, el precio para convertirse en un referente de la comu- Desde el punto de vista de las estrategias de los grupos dirigen-
nidad era la moderación de tonos. Lo ejemplifica una figura como tes más encumbrados, otra diferencia se puede remarcar. U na
Rafael Calzada, con sus vínculos con el mundo político argentino mayor concordia había entre los líderes españoles, encolumnados
(le habían propuesto incluso nacionalizarse y ser elegido diputado, detrás de una idea mucho más institucional de su acción, sea hacia
pero se negó) y con el español. Su increíble industria de recomen- la política española de la restauración, que era aceptada en sus
daciones de connacionales, sus lazos con intelectuales de ambos reglas, sea hacia el Estado y la sociedad argentinos. En este terreno,
países, su actividad comercial, lo presentan como una figura mu- los esfuerzos parecieron canalizarse más hacia lograr un reconoci-
cho menos controversia! que Cittadini. Indudablemente los repu- miento de la "hispanidad" (aunque ella fuese la regeneracionista)
blicanos españoles, siguiendo el modelo de los italianos, intenta- que hacia otra cosa. Mucho más hicieron, en este punto, los espa-
ron no sólo una actividad política intensa hacia España sino ñoles (quizá porque se percibían ahí más débiles) para promover la
cohesionar a la comunidad española detrás de sus ideales políticos, visita de figuras relevantes de la ciencia y la cultura españolas,
pero sus iniciativas tuvieron escaso eco y cuanto más activos eran desde Rey Pastor hasta Pi y Margall, desde Rafael Altamira hasta
en ellos, más se los marginalizaba dentro de la vida institucional. Ramón Menéndez Pidal, para que exhibiesen cómo España estaba
Por lo demás, en los años del nuevo siglo tenían que enfrentarse plenamente en la modernidad, a la vez que tenía mucho para
con el resurgir de los adherentes a los nacionalismos periféricos, a enseñar a los argentinos. Con ese propósito específico, que incluía
comenzar por el catalán, que desde una institución como el Casal relaciones fuertes con las universidades de Buenos Aires y La Plata,
Catala, intentaban una operación política alternativa. Los republi- fundaron la Institución Cultural Española en 1914.
canos catalanes se habían negado a integrarse en el Centro Repu- Finalmente, si quisiéramos buscar una dimensión social expli-
blicano español y no tuvieron ningún vínculo con las iniciativas cativa a la diferente evolución del asociacionismo español e italia-
que llevaba a cabo la Liga Republicana Española. Por el contrario no, ella puede vincularse a la distinta extracción relativa de los
sus iniciativas se dirigían a desbancar al Centre Catala, una insti- grupos dirigentes italiano y español. Como sostuvimos con Ale-
tución cultural y social ya antigua, de la que se habían escindido jandro Fernández, a partir de un análisis comparativo de los gru-
por motivos políticos concernientes al reconocimiento de las ma- pos dirigentes de varias entidades de los dos orígenes, en el caso
nifestaciones políticas catalanistas. El Centre, en cambio, que re- italiano había una mayor proporción de intelectuales y en el espa-
unía sobre todo a los notables de ese grupo, entre ellos a los co- ñol una mucho mayor de comerciantes y empresarios. Emerge
merciantes importadores que tenían, como ha mostrado Alejandro aquí una dicotomía, algo simplificadora pero ilustrativa, entre las
Fernández, estrechos vínculos con empresas comerciales en el perspectivas diferentes que existen entre unos y otros y a las que
puerto de Barcelona y monopolizaban el intercambio de algunos aludimos en el capítulo 5.
artículos, reflejaba mejor los alcances y límites del regionalismo. Un problema de difícil resolución es cuán representativos
Ellos pueden resumirse en su defensa de la especificidad cultural eran esos grupos dirigentes del conjunto de inmigrantes integra-
pero combinada con su adhesión a iniciativas en favor de la hispa- do en dichas instituciones. Ello no es un tema menor ya que
nidad. En realidad, el proceso más relevante, paralelo pero no altlde al grado de penetración que tenían sus iniciativas y sus
superpuesto, veía la emergencia de un movimiento regionalista, retóricas. Hace muchos años, Grazia Dore se preguntó acerca de
más social y cultural que político, que se convertiría en un fenó- la paradoja que existía en el caso italiano entre una dirigencia
meno mucho más importante. Lo expresará el nacimiento a partir netamente anticlerical (en la reunión de creación de la Federa-
de ese momento de tantas entidades mutualistas regionales entre ción de Instituciones Italianas en 1911, la única que se manifestó
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abiertamente católica fue expulsada de inmediato) y una masa los espectáculos musicales o teatrales, los orfeones o las bandas de
inmigrante en su mayoría religiosa. El problema es, probable- música, entre tantos otros. Allí, más allá de la voluntad explícita
mente, más amplio aún. En la visión de la Argentina y del país de de la masa societaria, ella era permeada por un conjunto de valo-
origen respectivo, en los intereses concretos del qué hacer en el res, creencias y actitudes. Éstas no concernían solamente a su "na-
nuevo país, en el uso por dar a las instituciones, en el problema cionalización" (en el sentido de la nación de origen) sino que
de la política, cualquiera que ella fuese, en la creencia o en la también iban más allá, a los modos y usos sociales y a las consignas
simple afición a los miros patrióticos, ¿existían puntos en común morales de una sociedad "burguesa". Ahí, sobre todo en las más
entre los grupos dirigentes y la mayoría de los asociados? La grandes o en las de las pequeñas villas del interior, se podía aprender
respuesta es probablemente ambigua. Por una parte es evidente a comer, imitando a los pequeños notables, o a vestirse apropiada-
que el uso de las instituciones era bastante instrumental o fun- mente, o a expresarse en forma contenida. Aunque no ocurría en
cional en la masa societaria y que, por ejemplo, en un terreno todos los casos y un papel mayor, en este terreno, les cabía a los
como el de la política de las instituciones la indiferencia era clubes sociales étnicos, antes que a las demasiado heterogéneas so-
general. Esto es muy fácil de verificar midiendo el porcentaje de ciedades mutuales. Sin embargo, eran entonces, hasta cierto punto
socios que participan de las elecciones para elegir la comisión (y este cierto punto puede ser el eje del debate), a la vez, instrumen-
directiva o que intervienen en las asambleas. El número de parti- tos de "civilización" y de reforzamiento de la identidad étnica.
cipantes en las elecciones era bajísimo, entre el 1% y el 10% de
los afiliados, y en las asociaciones grandes, mucho más cerca de
la primera cifra (en la española, en los diez años anteriores a la LA DISCUSIÓN CONCEPTUAL ACERCA DEL "cRISOL DE RAZAS"
Primera Guerra Mundial, era del 1,3%). Muchas veces, además, Y EL PLURALISMO CULTURAL
en las pequeñas entidades no se conseguía la cantidad de perso-
nas necesaria para ocupar los cargos de la comisión directiva. Una sociedad tan heterogénea como la que nos muestra el censo
Una excepción la constituían las asambleas en las que había fuer- de 1914, y que generaba tantas preocupaciones acerca de la iden-
tes conflicros o rivalidades entre grupos, no necesariamente ideo- tidad nacional, presenta no pocos interrogantes al historiador.
lógicos, que los llevaban a movilizar a sus clientelas. Todo esto ·En las últimas dos décadas surgió inevitablemente un debate,
dice mucho acerca de las diferencias que hay en la vida de esas una discusión en torno a ellos. La misma refería a modelos, tipos
entidades, entre la idealidad "democrática" de los estatutos (un ideales si se quiere, en uso en la sociología en los decenios prece-
socio, un voto), su funcionamiento formal y lo que pasaba en la dentes. La Argentina ¿debía ser considerada como una sociedad
realidad. Dice algo más sobre el grado de representatividad de los razonablemente bien integrada, en la cual los inmigrantes se ha-
grupos dirigentes. Sin embargo, las asociaciones constituían, a la bían "asimilado" sin dificultad o, por el contrario, en ella habían
vez, ámbitos de sociabilidad compartidos y lugares donde opera- coexistido, autónoma o conflictivamente, distintas culturas? El
ban clientelas derivadas de relaciones en el mundo laboral o sim- antiguo término, tan popular ya en los primeros años del siglo,
plemente en espacios comerciales. Un comerciante, un profesional "crisol de razas", servía para denominar al primer modelo, es
(médico, farmacéutico, abogado), tenían sus clientes fuera de la decir, una sociedad integrada. Era un término bastante semejan-
socid:iad pero convivían con ellos en la misma (al igual que patro- te al usado corrientemente en otras sociedades, del melting pot
nes y obreros, como vimos). La vida asociativa estaba así surcada norteamericano al creuset francés. El de pluralismo cultural (o a
por lazos horizontales y verticales por los que circulaban discursos veces multiculturalismo), término con escasos antecedentes en su
y símbolos y se escenificaban mitos patrióticos. En este punro, un uso académico en la Argentina hasta épocas recientes, serviría
lugar privilegiado de interacción eran las fiestas patrias, los bailes, para etiquetar al segundo.
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zadas por la sociedad y allí predomina la desorganización social. esta última forma de explorar la fusión o asimilación, tanto por-
Todo parecía indicar que en la Argentina, en esa perspectiva de que permite entender mejor los términos del debate como porque
análisis, los inmigrantes estaban muy bien integrados. En este te- permite organizar la numerosa evidencia empírica acumulada en
rreno un papel importante lo ocupaba la movilidad social que era veinte años.
la que permitía acceder a posiciones en la sociedad a través de las Hay en los esquemas habituales de análisis de la asimilación
cuales se podía lograr esa situación de estabilidad y de rres planos: el primero es el de la asimilación estructural formal o
autosatisfacción. En este sentido, Germani señalaba que los inmi- integración (que en parte equivale a los ítem de Germani de adap-
grantes formaban, muy mayoritariamente, parte de las clases me- tación personal y participación en las distintas estructuras de la
dias y del proletariado industrial, que eran, desde su mirada teóri- sociedad de recepción). Es decir, el problema del acceso a cual-
ca, grupos clásicamente estables, ya que aunque puedan ser políti- quier tipo de trabajo, a toda forma y nivel educativo, a los servi-
camente conflictivos son funcionalmente integrados. Finalmente cios y a los derechos que brinda el Estado. En ese plano, si no hay
Germani se detenía en un tercer plano, el de las dimensiones cul- muchas barreras, ni jurídicas ni sociales, se admite que los inmi-
turales, la afectividad, la identificación, con unos símbolos u grantes están integrados. Aquí no hay mucha discusión ni entre
otros, con el tipo de valores y pautas de comportamiento existen- Germani y sus discípulos (el principal Francis Korn) ni entre sus
tes en la sociedad, con las lealtades. Introducía al pasar el proble- contradictores: la Argentina era una sociedad bastante abierta y
ma del grupo que los inmigrantes tomaban como referencia. Toda casi sin ninguna traba jurídica. Pero las mayorías de los Estados y
esta operación significaba la introducción de nociones procedentes las sociedades que recibieron inmigración europea, de las que he-
tanto de la sociología como de la psicología social. La conclusión mos hablado, también lo eran. El mundo del trabajo era también
de Germani era que, en varios de los terrenos, pero sobre todo en abierto, aunque la lectura tan optimista acerca del ascenso social y
el último enunciado, percibía dimensiones de un pluralismo cul- la ocupación de posiciones estables, es decir, el proceso de movi-
tural no conflictivo en la Argentina anterior a la Primera Guerra lidad social, debe ser relativizado, a la luz de lo que hemos dicho
Mundial. Es decir, un pluralismo que no impedía desempeñar precedentemente y de lo que diremos en el capítulo sucesivo.
roles funcionales en la sociedad ni constituía una estructura social Germani buscaba solucionar el problema de manera sencilla, los
diferenciada. exitosos habían permanecido y los que habían fracasado habían re-
El planteo de Germani no remitía a la forma clásica en la que tornado. Pero, como ya vimos, ello no puede de ningún modo
entonces se comenzaba a estudiar sistemáticamente el problema. sostenerse. Por otra parte, volveremos sobre ello, la heterogeneidad
Como Alejandro Blanco ha argumentado recientemente, él era étnica del mundo del trabajo que parecen exhibir los datos agrega-
bastante más ecléctico de lo que creían sus oposit<)fes en los años dos es matizable si se hacen análisis más microsociales que muestran
sesenta y tomaba nociones de varias fuentes intelectuales. Los his- una pervivencia en él de telaciones sociales premigratorias.
toriadores que iban a discutir la lectura de Germani de la inmigra-
ción no usarían la misma grilla interpretativa y menos aún iban a
confrontarse con las nociones implícitas en su modo de análisis de UN DEBATE EN VARIOS PLANOS:
la sociedad, sino que se pondrían a verificar los distintos indicado- LOS INMIGRANTES Y LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA
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res convencionales presentados por él. Las nueva-s lecturas de cidie-
ron operar desde un modelo de asimilación que no era exactamen- Con todo, el principal aspecto en el que se podrían señalar imper-
te el mismo que de aquél, que era más esquemático, jerarquizado fecciones, en este nivel de análisis, era el de la política. Los inmi-
y por ende sistematizable, para desde allí utilizar los indicadores grantes no se nacionalizaban salvo en muy pequeños porcentajes y
cuantitativos convencionales. Nosotros usaremos también aquí ello los segregaba del sistema político. Esta exclusión a veces deriva-
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ba de la complejidad de los trámites, a veces por cálculos de los dia, aunque falte todavía evidencia empírica adicional para confir-
grupos en el poder que temían que una masiva nacionalización de marla. Empero, por ejemplo en las revoluciones en Buenos Aires
los extranjeros alterase el equilibrio político (Lisandro de la Torre se en 1874, 1880 ó 1890, donde había muchos extranjeros involu-
quejó a menudo de ello para la provincia de Santa Fe). Sin embargo, crados, había también, contemporáneamente, largas filas de perso-
como vimos, mayoritariamente, las elites políticas argentinas esta- nas en las puertas de los consulados que requerían una certifica-
ban a favor de integrar a los inmigrantes y eran más bien las elites ción de que eran extranjeros para no ser enrolados compulsiva-
comunitarias y los mismos inmigrantes los que se oponían. Ello mente por los bandos en lucha.
podía ser, y en parte lo era, una indicación de su poca voluntad Más allá de ello, debe recordarse cuán distorsionante puede ser
de integración. Reflejaba también otras cuestiones, como un cálculo detenerse en los momentos de mayor conflictividad política. La
de ventajas y desventajas: ¿para qué tomar la ciudadanía para inmis- mayor parte de la vida política de un país no transcurre en ellos y
cuirse en un sistema político que para participar obligaba, sobre la mayor parte de la vida de las personas se realiza en una cotidia-
todo en la segunda mitad del siglo XIX, a asumir ciertos riesgos y, nidad en la que la política puede tener un espacio mayor o menor
dados los mecanismos electorales, al menos hasta la Ley Sáenz Peña, (y en el período que estamos estudiando, para los inmigrantes es
brindaba pocas posibilidades de ejercer una presión efectiva desde el bastante menor) pero nunca exclusivo. Las personas van casi todos
voto? La situación de los inmigrantes en la Argentina era demasiado los días de casa al trabajo y del trabajo a casa, como decía alentán-
cómoda como para necesitar involucrarse en tanto tales (no en tanto dolo un conocido político argentino.
trabajadores, por supuesto) en la política argentina y, además, a Con respecto a lo segundo, la participación política pacífica,
riesgo de perder el tácito apoyo de su red diplomática y de la red aunque no necesariamente espontánea, en las elecciones comuna-
institucional étnica que muchas veces (en especial la prensa comuni- les, el panorama del que disponemos más bien confirma que avala
taria) actuaban como un muy eficaz instrumento de presión para el desinterés predominante de los inmigrantes por la política ar-
defenderlos de las arbitrariedades del Estado o de las de otros grupos gentina. Ciertamente, en algunos casos para los que se disponen de
nativos o extranjeros. estudios, Tandil (Míguez), Necochea (Sonia Bjerg), la participa-
Desde luego aquellos historiadores que miran con optimismo ción no fue insignificante entre los notables de algunas comunida-
a las personas, que ven en ellas una innata disposición para invo- des que integraban en números significativos los Concejos Delibe-
lucrarse en la cosa pública, tienden a rastrear sus rasgos en mo- rantes. Empero, si lo que se analiza es la participación del conjun-
mentos singulares del pasado. Es como si las personas (ciudadanos, to de los extranjeros en los padrones electorales, los datos para
trabajadores, inmigrantes, poco¡ importan aquí esas distinciones) Rosario y Mar del Plata exhiben que ella no es elevada. Para Mar
estuvieran haciendo permanentemente gimnasia, mostrando los del Plata, en un período ligeramente posterior, entre 1912 y 1930,
músculos, preparados para lanzarse a una arena pública de la que según el trabajo de Da Orden, están siempre por debajo del 10%
los excluirían sólo la represión, los mecanismos de control social o de los que tenían derecho a inscribirse (es decir, de los varones
de dominación ideológica. Ello lleva a buscar todos los momentos adultos). Por otra parte, como ese mismo estudio exhibe, existía
en que los inmigrantes aparecen activamente involucrados en una un amplia campaña de conservadores y socialistas para lograr la
participación política a través de vías informales o no electorales o inscripción de los inmigrantes. Nada hay de sorprendente en ello,
a escrutar las listas de registro' para las elecciones municipales, las personas no van la mayoría de las veces a inscribirse a un
donde casi siempre los inmigrantes podían participar. Acerca de la registro electoral por propia voluntad, como personas conscientes
primera cuestión, las evidencias son muy contradictorias y depen- y responsables de sus deberes cívicos, sino que van llevados o alen-
den de los períodos. Quizá la inteligente argumentación de Hilda tados por otros que buscan construir a través de ellos una clientela
Sábato es aceptable para el período anterior a 1875 que ella estu- política. Esos datos, por otra parte, no son trasladables sin más a
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tes constituían el núcleo de las clases sociales llamadas "moder-
otros planos de la política ya que los intereses municipales son nas", en tanto sus intereses coincidían con los de las formas de
demasiado concretos como para decirnos mucho acerca de la acti- producción, que constituían el emblema de la avanzada de esa
tud hacia la política. modernidad, el capitalismo industrial (y aun su negación poten-
En el terreno de la política nacional, tenemos el importante cialmente superadora, el socialismo), la clave del atraso político
estudio de Daría Cantón. Éste observa que en el Parlamento ar- argentino podía buscarse allí. Nada se puede decir sobre ello,
gentino, en 1916, no sólo no hay casi inmigrantes, dado el bajo más allá de que trata de explicar un problema. Empero es difícil
nivel de naturalización señalado (sólo 5), sino que también hay pensar que un sistema político articulado y complejo como el
pocos hijos de los mismos (un 3% de los conservadores, un 20% argentino no hubiera podido absorber dentro de su lógica de
de los socialistas y un 16% de los radicales eran argentinos de funcionamiento (a partir de los partidos y las máquinas) a esos
primera generación). Todo ello no impide que se puedan estable- ausentes del mismo.
cer correlaciones positivas entre áreas donde existía una amplia
presencia de inmigrantes y determinados partidos políticos. En las
ciudades más permeadas por el fenómeno es donde el Partido MATRIMONIO, RESIDENCIA, ASOCIACIONISMO
Socialista obtendría sus mejores resultados en esos años y, para
una realidad regional como el sur de la provincia de Santa Fe, lo Pero es hora de volver sobre nuestro tema. Si, más allá de la polí-
mismos se verificaría con el Partido Demócrata Progresista. Del tica, la sociedad argentina en el primer plano de análisis aparece
mismo modo que el Partido Radical, realidad bifronte en cuanto como razonablemente integrada, ¿qué pasa en cambio con el plano
a sus apoyos, que en las áreas rurales de las provincias del litoral, siguiente, el de la llamada asimilación social informal? En este
donde era muy fuerte el componente migratorio, parece haber terreno, que es mucho más decisivo, que nos habla de las formas
reclutado en esos ambientes sus principales adhesiones. concretas de la interacción social, es donde se han centrado los
En síntesis, parece razonable concluir, más allá de matices o de estudios. ¿Los inmigrantes estaban o no asimilados o fusionados
correlaciones generales, que la participación de los inmigrantes en con los otros nativos y extranjeros, si el problema era mirado no
la política argentina del período masivo fue limitada o episódica, desde las posibilidades sino desde el de las actitudes que confor-
sea por vías informales o formales. Otra cuestión eran los grupos man el juego social? Es decir, si se pensaba el problema no desde
dirigentes. Éstos estaban muy interesados en la política de los las relaciones con el Estado o desde las posibilidades que brindaba
países de origen y bastante articulados con la política argentina a la economía, sino desde los prejuicios o, simplemente, desde 1 las
través de una trama de favores y reciprocidades. barreras que en sus opciones o en sus comportamientos establecían
Ello argumenta, desde luego, a favor de la idea de una so- los distintos grupos en su relación con los otros. Acá el problema
ciedad no plenamente integrada en ese plano, que es el tema se plantea en torno a tres indicadores clásicos: el estudio de los
que aquí nos ocupa. Abre también un interesante argumento matrimonios, de las pautas de inserción residencial y de la partici-
contrafactual (en tanto tal, absolutamente inverificable). Dado pación en asociaciones voluntarias. Se supone que con quién se
que el sistema político argentino no ha brillado por su eficacia casa alguien, dónde elige uno para vivir (o dónde lo dejan), a qué
ni por su competencia, en la opinión media de los argentinos a tipo de instituciones canaliza su voluntad de sociabilidad, dice
lo largo de casi todo el siglo XX, ¿deben buscarse sus disfuncio- mucho acerca del tema que nos ocupa. Si los inmigrantes se casan
nes en ese no involucramiento de los inmigrantes en la política? entre sí, viven en barrios en los que predominan sus connacionales
Así ha sido sostenido a lo largo del tiempo, desde Sarmiento y o sus compaisanos y participan sobre todo de asociaciones étnicas,
Juan B. Justo hasta Torcuato Di Tella. Éste ha agregado ade- la asimilación es escasa y predomina el modelo del pluralismo
más una clave sociológica germaniana. Dado que los inmigran-
327
326
~
cultural. Por el contrario, si los inmigrantes se casan con cualquie-
les y a formas de interacción muy diferentes de los matrimonios
ra, independientemente de su adscripción étnica, viven dispersos
endogámicos entre los descendientes.
junto a otros extranjeros u otros nativos y participan de entidades
El problema de los matrimonios es su interpretación. Ante
que incluyen miembros de cualquier origen, entonces estamos en
todo, ellos tienen un componente personal y una dimensión ines-
una sociedad acrisolada. Al lector no se le escapará el esquematis-
crutable. Veamos una historia que me narró María Bjerg que con-
mo que hay detrás de todo esto pero, en compensación, permite,
tiene alguno de esos enigmas. Grethe Larsen era una sirvíenta
en vez de apoyarse en estereotipos literarios o en imágenes ocasio-
danesa que llegó a la Argentina en 1859 siguiendo a su prometido
nales de la realidad, medir con bastante precisión algunos de los
Thorvald Petersen. Al llegar ambos se separaron, ya que Grethe se
fenómenos que condicionan la interacción sociaL
dirigió a Tandil a trabajar con su patrona danesa (que cuenta la
En cualquier caso, éste era el meollo de la tesis de Germani
historia en su diario) y Thorvald permaneció en Buenos Aires. En
(junto con el argumento de la movilidad social) para su visión de
Tandil, un joven estanciero criollo, Antonio Arriola, llegó una
una sociedad integrada y ahí es donde se planteó el debate abierto
tarde a caballo "con una fina platería en los arneses" haciendo
por algunos historiadores norteamericanos (Baily, Szuchman) a fi-
proposiciones de matrimonio a través de la patrona que no fueron
nales de los años setenta y principios de la década siguiente. El
aceptadas. Al tiempo, Thorvald murió tras un accidente con una
planteo de Germani tenía varios frentes. Por un lado, una cierta
trilladora. Con los años, en 1867, Grethe se casó con un sastre danés
concepción de una sociedad integrada como supuesto deseable y a la
residente en Tandil. ¿Cómo interpretar esta historia? ¿Amor, prefe-
vez verificable en el tiempo (la sociedad homogénea que imaginaba
rencias étnicas?
la sociología norteamericana como punto de arribo para toda socie-
De todos modos muchas personas tenían menos opciones
dad capitalista), un modo de estudiarla y, finalmente, un conjunto
que Grethe y, por otra parte, en los grandes números pueden
de evidencias empíricas que soportaban la interpretación. Es muy
detectarse tendencias que permiten disminuir el peso de los fac-
claro que la evidencia que presentaba era ante todo muy poca y
tores individuales. En este sentido, el matrimonio es indicador,
luego muy controvertible. Por ello, éste fue el flanco de ataque.
al menos de tres aspectos. Las personas se casan, en general, con
El mejor de los tres indicadores clásicos es ciertamente el de los
alguien a quien conocen personalmente (algunos inmigrantes se
matrimonios. Con quién se casa uno parece decir mucho acerca de
casaban a veces con paisanas de su pueblo que les conseguían sus
prejuicios y estereotipos y acerca de las formas ---étnicas o no- de
tías), con quien pueden, dentro de las potenciales parejas dispo-
la sociabilidad en el ámbito familiar y en el más amplio de los
nibles dispuestas a aceptarlos y, si tienen la posibilidad de optar,
espacios en que las personas se mueven. Sin embargo, su utilidad
dentro de pautas y estereotipos' acerca de lo que es el mejor
no está tanto en este último punto, en lo que dice acerca de la
matrimonio posible. Qué es un buen matrimonio forma parte de
interacción social entre los ámbitos relacionales de los cónyuges.
un conjunto de reglas internalizadas, transmitidas entre las gene-
Como mostró Elizabeth Bott, aunque con otros propósitos, los
raciones, como (la idea es de Bourdieu) un jugador de pelota que
roles conyugales pueden desempeñarse conjunta o separadamente
aunque no pueda explicar por qué hace cada movimiento para
y las redes sociales de cada uno de los contrayentes no necesaria-
lograr interceptarla y dirigirla hacia donde quiere, tiene perfecta-
mente se mezclan. Un matrimonio no implica que la interacción
mente claro cómo hacerlo. Sin ~mbargo, este último punto, la
se extienda a los parientes y amigos de cada uno sino que éstos
elección, no es sólo parte de una decisión individual, ni de con-
pueden permanecer hasta cierto punto separados (y los prejuicios,
venciones sociales, sino de la presión del entorno familiar (que
si los hay, subsistir). Sin embargo, el matrimonio dice mucho
en ocasiones es, en esa época, el que decide) y de la del grupo
acerca de la sociabilidad futura, es decir, de los hijos. Es bien
más amplio de relaciones sociales primarias. En este sentido, el
evidente que los matrimonios mixtos dan lugar a patrones cultura- matrimonio implica un ámbito de sociabilidad compartido, la
328 329
¿
influencia de un mercado (cantidad de hombres o mujeres dispo- que recordar, como me ha señalado Franco Ramella, que la endo-
nibles), y retrata las convenciones y los valores puestos en juego gamia femenina es siempre más alta en los estudios europeos sobre
por aquellos que eligen pareja. el Antiguo Régimen, lo que puede interpretarse como resultado de
Los estudios sobre matrimonios de inmigrantes han alcanzado su menor frecuencia de contactos sociales y no sólo como resulta-
un gran desarrollo en las dos últimas décadas. A los trabajos de los do del desbalance entre sexos. En parte como resolución de ese
pioneros estadounidenses les han seguido numerosos estudios de
investigadores argentinos que han superado plenamente, por sofis- Cuadro 9
ticación analítica e interpretativa, a las investigaciones originales. Pautas matrimoniales de extranjeros europeos (1880-1919)
El cuadro 9 es una síntesis de los resultados de las pri,1cipales
Matrimonios
- Índice
investigaciones sobre el tema en el período que nos ocupa. Presen- lnter- deGini
ta, para esta época, resultados claros y poco controvertibles. La Grupo Período Endogamia generacionales
endogamia es siempre bastante alta, y en algunos lugares y mo- Hombres Mujeres Hombres Mujeres
mentos impresionan temen te' alta (véanse los italianos en Rosario).
Dentro de ese cuadro, la situación presenta diferencias según con- Italianos (Bs. As.) 1893-1897 66,7 85,9 0,63
Halianos (Bs. As.) 1907-1912 52,7 79 0,55
textos temporales y espaciales y según cada grupo. Es más alta Italianos (La Boca) 1895 58,9 88 34,9 6
entre las mujeres que entre los hombres, pero si entre éstos toma- Italianos (Córdoba) 1893-1894 58,3 41,7
Italianos (Córdoba) 1907-1908 69,6 24,5
mos en cuenta la nacionalidad de los padres de las mujeres con las Italianos (Rosario) 1887-1894 82 89 8 9
que se casan y consideramos endogámicas las uniones con mujeres Italianos (Rosario) 1900-1905 65 88,5 17 5
Italianos (TandiQ 1880-1895 59 94 0,7
cuyos dos padres tienen la misma nacionalidad del novio, las cifras 1896-1914 44 74 0,51
Italianos (TandiQ
se aproximan a las del otro sexo. La mayoría de los trabajos ha Italianos (Necochea) 1889-1903 54 80 0,58
tomado en cuenta simples porcentajes y no el conocido como Españoles (Bs. As.) 1893-1897 63,1 78,4 0,64
Españoles (Bs. As.) 1907-1912 78,7 82 0,71
índice de Gini, que mide la probabilidad de un matrimonio en Españoles (Córdoba) 1893-1894 25 25
relación con la estructura de la población. Aunque es un indicador Españoles (Córdoba) 1907-1908 40 35
Españoles (Rosario) 1900-1914 53 65
complejo que ha suscitado críticas estadísticas por parte de Españoles (Tandil) 1880-1895 48 62 0,46
Míguez, sus resultados son igual de impresionantes o aún más. Si Españoles (TandiQ 1896-1914 45 74 0,49
-1 es exogamia absoluta y 1 endogamia absoluta, las cifras para Españoles (Necochea) 1889-1903 47 63 0,45
Españoles (Trenel, LP) 1911-1919 73,9 79,1 13 2,3
Buenos Aires (Baily) y para Tandil (Míguez, 1 Otero y Bjerg) mues- Daneses (Tandil) 1889-1909 55 89,1 28,3 5,4
tran, con la excepción de los franceses, para todo el período ante- Daneses (Necochea) 1889-1909 63,6 88,8 30,3 o
Franceses (Bs. As.) 1893-1897 64 59,3
rior a 1914, una oscilación entre 0,45 y 0,71. Franceses (Bs. As.) 1907-1912 41,1 44,5
Para explicar los comportamientos matrimoniales se han utili- Franceses (Tandil) 1880-1895 41 63 0,46
zado algunos instrumentos demográficos. El primero es el del Franceses (Tandil) 1896-1914 25 43 0,3
Franceses (Necochea) 1889-1903 29 57 0,38
desbalance entre los sexos. Dado que los inmigrantes son en su f
~
Ingleses (Bs. As.)
Ingleses (Bs. As.)
1893-1897
1907-1912
53,5
55,6
67,4
71,6
mayoría hombres (datos que ya hemos pr,esentado), inevitable-
mente un porcentaje de los hombres tiene que encontrar esposa Notas: Para Córdoba los porcentajes son un promedio de los de las mujeres y los de
fuera del propio grupo o tener altas tasas de celibato (como parece los hombres. Para Buenos Aires, en el período 1907-1912, no se incluye el año 1909,
ocurrir con los daneses). Ello exhibe por qué la endogamia feme- ! El índice de Gini para Buenos Aires refiere a los períodos 1893-1894/1897-1898 y
1907-1908/1910-1911, respectivamente.
nina -ya que son las que estadísticamente pueden elegir entre
más opciones- es mucho más alta, rondando el90o/o. Aunque hay t Fuentes: S. Baily, M. Bjerg, C. Frid, S. Maluendres, E. Míguez y otros, R. Seefeld, M. Szuchman
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límite, existía para los hombres la posibilidad de buscar cónyuge ejemplo para Buenos Aires hasta 1914, son proclives a fluctuar
entre las descendientes de su mismo grupo nacional, entre las hijas pero co_n tendencia ~reciente para los españo_les y descend_ente para
de sus connacionales. Ello explica la relativamente elevada propor- los itallanos. Lo m1smo ocurre para Tandll. Para explicar estos
ción de matrimonios con nativas que eran descendientes de dos movimientos, los historiadores de Tandil han propuesto una se-
padres de la misma nacionalidad y que ha sido llamada a veces gunda noción: "flujo". Han dicho que las tasas de endogamia tien-
endogamia encubierta (Oporto-Pagano) o intergeneracional, y den a bajar cuanto más se alejan del momento de máximo arribo
que en el cuadro se encuentran en la columna "matrimonios ínter- a la Argentina del respectivo grupo migratorio. La idea reposa
generacionales". sobre un argumento persuasivo: que efectivamente cuando el mo-
El factor demográfico busca explicar también por qué los gru- vimiento migratorio de un grupo se detiene o disminuye notoria-
pos migratorios tienden a tener tasas de endogamia diferentes. mente, lo veremos para el período entre las dos guerras, o sea que
Desde luego que algunas de esas variaciones son fácilmente expli- el mercado matrimonial no es alimentado por la llegada de nuevos
cables con otros argumentos, como la más alta endogamia de gru- contingentes, sus pautas matrimoniales se hacen mucho más abier-
pos como los daneses en la provincia de Buenos Aires o los ruso- tas. Dado que el movimiento español tiene su ápice más tarde que
alemanes en La Pampa (estudiados por Maluendres). En general, el italiano, justo hacia el final del período en estudio, ello explica-
cuando existe una diferencia religiosa o pautas culturales muy di- ría la diferente oscilación con un movimiento más antiguo como
ferentes, la endogamia tiende a ser más alta aquí o en cualquier los italianos y la tasa mayor de endogamia que presentan para
contexto. Otras variaciones son menos explicables. Los italianos y Buenos Aires entre 1907 y 1912.
los españoles tenían tasas más altas, en especial los primeros (en El problema aquí es que no toda la evidencia empírica es con-
contraste, como veremos para Buenos Aires, con sus pautas resi- cordante con esta relación (por ejemplo, el caso de Rosario) y que
denciales), que los franceses y para ciertos períodos incluso que los la relación misma reposa sobre datos muy indirectos. Los trabajos
ingleses. Con respecto a los franceses en parte puede explicarse sobre matrimonios son hechos sobre base regional o local, pero los
porque, como lo ha demostrado Hernán Otero, muchos matrimo- datos del flujo migratorio son nacionales para toda la Argentina.
nios exogámicos de ese grupo son enue vascos de ambos lados de Como sabemos, el ritmo de los flujos de un mismo grupo nacional
la frontera (y recordar que los vascos franceses eran el componente es muy desigual según las regiones y los datos agregados sólo pue-
mayoritario de esa nacionalidad). Por otro lado, en algunos con- den ser tomados como un indicador demasiado grueso del proce-
textos rurales, como en las zonas de frontera de la provincia de so. Ello obliga, indirectamente, a usar los sucesivos datos regiona-
Buenos Aires, las 1 tasas de endogamia eran más bajas que en la les del stock para mensurar, aproximativamente, los datos del flujo.
misma ciudad capitaL Ello contradice el paradigma clásico (seña- Con todo, por detrás de esta idea hay otra, no menos sugerente y
lado por lo demás por Germani) de que en las áreas rurales las bastante sensata, pero de igual difícil demostración empírica.
pautas de cada grupo son más cerradas o, en palabras pobres, más r Cuanto mayor tiempo de residencia tiene un grupo en el país,
f menor es su tasa de endogamia. Ello es enteramente plausible ya
"pluralistas" que en las zonas urbanas. Para explicar estos dos fe-
nómenos, Míguez y sus colaboradores han propuesto una interpre-
tación muy convincente. Han introducido la idea de stock, es de- t que las personas a mayor tiempo de permanencia desarrollan más
vínculos, y el estudio de Carina Frid para los italianos en Rosario
cir, el tamaño de ¿ada grupo, para explicar sus tasas de endogamia.
A mayor stock, es decir, cuanto más grande es un grupo, mayor es
¡ está en línea con eso. Sin embargo, como sabemos, es muy difícil
medir los años de permanencia, no de grandes agregados, sino de
la tasa de endogamia. _ • ! personas concretas (que de eso se trata) que han venido siguiendo
Un tercer problema es que los índices tienden a oscilar en el ~ sus propios ritmos familiares y paisanos más que nacionales.
tiempo. Medidos según porcentajes o según el índice de Gini, por Hernán Otero ha dado más relieve a otro argumento importante,
332 1~ 333 1
t1 1
en su estudio sobre los franceses, basado en el método de recons- quiales que tuvieran datos sobre la comuna de origen, a estudiar
trucción de familias. Ha sostenido que el mecanismo migratorio a unidades más desagregadas. Se identificaron muchas unidades,
través del cual el inmigrante había llegado condicionaba sus pautas rnacrorregión, región, provincia y comuna. Con pocas excepciones
matrimoniales y su integración. Frid ha argumentado en el mismo se observó que la comuna y la provincia, unidades en las que
sentido. Efectivamente, era altamente probable que las personas puede presuponerse una fuerte interacción cara a cara premigrato-
inmigradas en cadena, es decir, más articuladas en redes parentales ria, ocupaban un lugar significativo. En cambio, unidades inter-
o paisanas, que elegían pareja, lo hicieran dentro de ese ámbito, en medias, como la región, no lo hacían.
una proporción mucho mayor que los que llegaban por mecanis- ¿Qué puede concluirse de todo ello? Volvamos a nuestro tres
mos impersonales o individualmente. puntos iniciales. Con relación a la sociabilidad, todo indica que los
Otros problemas se han sumado al análisis. En la elección de la lazos étnicos ejercieron un papel predominante en ella (mirados
pareja, hasta donde sea tal, ¿qué papel ocupan el lugar de residencia desde los matrimonios en este período). Muchos de ellos eran lazos
(visto como indicador de interacción social) y la profesión (vista prernigratorios, otros se construyeron en el nuevo país. En este
como indicador del nivel social)? Para el primer punto, los estudios punto, los matrimonios entre connacionales pueden hablarnos de
de Frid, Maluendres y Szuchman parecen concordantes en que la una "cultura" o de una identidad basada en costumbres y en la
proximidad residencial de los contrayentes es un elemento de pri- lengua pero, con mayor certeza, nos muestran la capacidad de las
mer orden. Con respecto al segundo punto, la evidencia es contro- instituciones fundadas por los grupos inmigrantes de crear o recrear
vertida. Mark Szuchman había sostenido que el factor de clase había una identidad simbólica amplia en el nuevo país y, sobre todo, de
i- reconstruir espacios compartidos de interacción social. Muchos in-
sido importante en la elección matrimonial, en su estudio sobre los
europeos en Córdoba, y había visto niveles de correlación altos entre migrantes se redescubrieron aquí italianos, españoles, franceses, por
el estatus socio-ocupacional del suegro y el novio. Sin embargo, ello y porque debieron definirse ante los "otros". Es decir que llega-
Carina Frid observa un pánorama más matizado, según los distintos ron a una sociedad que les pedía, de algún modo, desde esa diversi-
subcomponentes regionales de los inmigrantes italianos en Rosario. dad existente, identificarse. Por otro lado, no hay que olvidar que
Finalmente Maluendres, para distintos grupos (italianos, españoles una parte, aunque fuese minoritaria, se casó con personas de otros
y alemanes del Volga) en La Pampa, había visto muy poca corres- grupos y, sobre todo, los hombres inmigrantes con nativas. Aunque
pondencia socio-ocupacional. nada sabemos de cuán conflictivas o integradoras fueron esas unio-
Por otra parte, volvemos a observarlo, el indicador ocupacio- nes. Finalmente los hijos de estas uniones o de aquellas otras de sus
nal es muy impreciso para medir el estatus social de una persona y¡ padres, aunque fueran formalmente endogámicas (pero lo eran en
más aún cuando se correlaciona a aquellas que están en un diferen- porcentajes mucho más bajos que sus padres), reflejaban una reali-
te momento del ciclo de vida (como el suegro y el novio). dad nueva. Cierto, volvían a definir la perdurabilidad de ámbitos de
Un tema ulterior es -el de las categorías o grupos que se deben sociabilidad, pero desde el punto de vista que antes llamamos cultu-
tomar en consideración. Ya vimos, con el caso de los franceses, ral dicen muy poco. La identidad en este plano no era ya una expe-
cuán poco iluminadora puede ser la categoría nacionalidad. En riencia vivida, como para los padres, sino, en el mejor de los casos,
otro sentido, también puede afirmarse que un matrimonio entre una invención a través de la memoria familiar y además interferida·
un piamontés y una siciliana u otro entre un gallego y una vasca u j
con otras experiencias y con otros símbolos adquiridos en el nuevo
otro entre un ruso-alemán procedente del Valga y otra originaria país. Tal vez no eran plenamente otros con relación a la identidad
de la zona del Mar Negro pueden ser vistos más como exogámic'ts cultural de sus padres, pero aquí habría que estudiar desde otras
que como endogámicos. Ello llevó, a aquellos que utilizaron como persistencias ligadas a la cultura material (por ejemplo, la cocina)
fuentes las actas matrimoniales del Registro Civil o actas parro- hasta formas y comportamientos sociales no discursivos poco pre-
334 335
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sentes en los diferentes trabajos. Sin embargo, en buena parte lo espacio urbano de _la ciudad de Buenos Aires. en 1909, año que
eran. coina para su estudw. Para ello opera con un tnstrumento, el lla-
¿Qué dice todo esto finalmente sobre el debate que nos ocupa? mado índice de segregación, que calcula cuán concentrados están
Que no había barreras infranqueables, pero que los inmigrantes los inmigrantes en relación con la distribución que tendrían si
ahí donde podían optar lo hacían (como es natural) por personas, estuvieran uniformemente distribuidos en el espacio urbano. El
como alguien alguna vez dijo, "de nuestra propia raza". Y en máximo índice de segregación es 100 y el mínimo es O. En este
"raza" debería leerse "costumbres", "'modos", "'lenguajes". Había punto. Buenos Aires no sólo presenta índices muy bajos, sea que se
una sociedad en este plano pluralista aunque con barreras cierta- tome el promedio de los tres grupos mayores de inmigrantes o de
mente permeables. La más difícil de franquear era la de la unión .los diez grupos más numerosos, para la misma época, sino que
entre inmigrantes mujeres (que tenían opciones) y un hombre ellos sólo son comparables con los de una ciudad como París. En
criollo. Ésas son muy raras en todos los estudios realizados. La realidad, como ocurre en cualquier caso, existen diferencias nota-
obra de Florencia Sánchez La gringa es suficientemente bles entre los distintos grupos nacionales. Los italianos tenían en
emblemática del problema. Buenos Aires el índice de segregación menor (8%), los seguían los
Las pautas residenciales han recibido menos atención que los españoles y los franceses (21 %), aunque con relación a este último
matrimonios. Quien se ha ocupado mejor y más extensamente del grupo, utilizando otro indicador más complejo, denominado de
tema ha sido José Moya. El cuadro 10 muestra hasta qué punto los concentración por Otero y Pellegrino, los franceses aparecen mu-
inmigrantes de cada grupo nacional se encuentran dispersos en el cho más segregados. En cambio, en el otro extremo, se encontra-
ban los rusos y los sirio-libaneses (50%). La explicación clásica es
lo que Moya llama, siguiendo a estudiosos norteamericanos, la
Cuadro 10
Pautas residenciales de los inmigrantes en distintas ciudades multiétnicas distancia sociaL Es decir, las diferencias culturales entre el grupo
(c. 1910) nativo y los restantes grupos inmigrantes. En Buenos Aires, como
en otras ciudades norteamericanas, a mayor proximidad, lingüísti-
Índice promedio de segregación Índice promedio de segregación ca, religiosa, étnica (entendida en un sentido extenso), menor era
de los tres grupos mayores de los diez grupos mayores
la segregación. Un elemento importante parece haber sido el reli-
Toronto 6,3 Buenos Aires 24,1 gioso ya que, como observan nuevamente Otero y Pellegrino, se-
Buenos Aires 16,9 París 28,9 gún datos del censo de la ciudad de Buenos Aires de 1909, que
París (a) 19,0 Toronto 30,1
Río de Janeiro (b) 31,7 Boston 33,6 tiene la variable religión, el índice de concentración es muy eleva-
Filadelfia 34,1 Cleveland 35,4 do entre protestantes y judíos. Con todo, la diferencia en los índi-
Cincinnati 34,2 Columbus 35,6
Cleveland 34,6 Saint Louis 35,8
ces de segregación residencial de italianos y españoles obliga a ir
Col u m bus 35,0 Syracuse 36,5 más allá, observando que sobre el índice operan, al menos, otros
Saint Louis 35,8 Pittsburgh 37,3 tres factores: la antigüedad de residencia en el nuevo lugar, la
Londres (e) 38,0 Cincinnati 38,5
Pittsburgh 40,6 Nueva York 38,8 a mayor o menor distribución en el tiempo de los nuevos arribos (un
Chicago 42,3 Filadelfia 39,7 grupo que ha llegado muy concentrado en el tiempo presenta ín-
Montreal 42,5 Montreal 40,1
Boston 44,2 1
Chicago 40,6
dices más altos) y los patrones de asentamiento de los pioneros de
Nueva York 43,1 Río de Janeiro 40,7 cada grupo.
Syracuse 44,3 Buffalo 41,2 El índice de segregación presenta, sin embargo, algunos pro-
Buffalo 52,0 Londres 41,7
blemas. Uno concierne a la unidad de análisis. ¿Son suficiente-
Fuente: J. Moya (1998) mente reveladoras las clasificaciones basadas en nacionalidades y
336 '&-
337
en distritos administrativos de la ciudad? La respuesta debe ser Mapa 4
negativa. Los italianos y los españoles eran grupos tan variados Concentración de portugueses en los distritos 4 y 6
de la ciudad de Buenos Aires (1895)
dentro de ellos, por procedencia regional y por sus lazos, que es
improbable que su distribución global sea suficiente para explicar ~ 8
~
no ya la asimilación sino la interacción social. Del mismo modo, o ·¡;; ~
:::J
~
g.O o~::~
un distrito administrativo, pongamos por caso, Barracas o Monse-
Situación relativa
=
ca
~
ca
E
:::;
e:
.i5~ ~
o ~
ii:
~
(3
~
rt_
rrat, es una unidad demasiado vasta para hablarnos del problema,
· - - - , Rivadavia
y el caso de los portugueses presentado en el mapa 4 exhibe cómo 1
1
un grupo puede estar instalado a caballo entre dos distritos. El
primer inconveniente ha tratado de ser salvado observando unida-
des más pequefi.as, sea grupos nacionales no numerosos, sea inmi-
1Í ¡·: 1" f : 1 ~-~~:::::~a
1
grantes procedentes de una misma comuna. Los resultados son 1 law1 1 a F 1 na 1---l Moreno
t
contradictorios y, por otra parte, las fuentes de que se dispone
.......
1
1 1 lawa 1 1 1 --: Belgrano
(socios de entidades mutuales, personas que se casaban en el Regis- 1
1
Carina Frid, por su parte, que analizó dos pequeños grupos italia- r 1 ••
1
l- 1 1 1 :: ---:Comercio
nos, uno procedente de Sicilia y otro del Piamonte, observó que
ellos presentaban para la ciudad de Rosario patrones residenciales, t
'J
1 ••
::· =·
1--+--f.--t-""-'"'-+-r--t=·--. San Juan
S •
: 1
338 339
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Mapa 5 .con los que viven en la otra cuadra y cuál tiene con parientes y
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Concentraciones de migrantes de Sale (Piamonte) y Girgenti (Sicilia)
en la ciudad de Rosario (1905) ariügos que viven lejos? Como observó Elizabeth Colsson, el pro-
blema en los ámbitos urbanos es lo que denominó la "redundancia
de actores". A diferencia de lo que ocurre en una pequeña comu-
nidad rural, en una ciudad se conoce a demasiadas personas y ello
obliga a seleccionar el tipo de relación que se establece con ellas.
Con la mayoría se tienen vínculos muy superficiales; con una mi-
noría, vínculos intensos. Eso obliga a ir más allá y plantearse el
tipo de relaciones que las personas establecen entre sí a partir de la
combinación de numerosas fuentes indirectas y, cuando se dispo-
ne de ellos, de testimonios personales. Da Orden, que ha intenta-
do una aproximación en ese sentido para los españoles en Mar del
Plata en un período posterior, ha observado que algunos grupos
parentales, aunque muy distribuidos en el espacio, conservaban
lazos muy fuertes entre ellos, en el terreno social y laboraL
Por supuesto que puede argumentarse que vivir en un barrio o
ambiente étnico, medido por la densidad o, como veremos en el
capítulo siguiente, por la hegemonía institucional y económica de
un grupo en un espacio determinado, refuerza la idea de pertenen-
cia étnica. Lo que es indiscutible. Sin embargo, aquí hay que
mantener en un plano diferente las identidades que operan en el
plano simbólico o del imaginario y aquellas que operan en el plano
de la interacción social concreta y que derivan de la fortaleza de los
vínculos y del hecho de que es ésta la que orienta los comporta-
mientos de las personas sobre la base de las obligaciones y de la
reciprocidad. En un espacio nuevo donde la mayoría de las perso-
nas no se conoc¡;:n o se conocen superficialmente, es difícil pensar
que esos vínculos, aunque cercanos en el espacio, digan mucho
sobre los comportamientos concretos. Volveremos sobre ello al
hablar del papel de las asociaciones. En cualquier caso, es en esa
dimensión social que el indicador espacial es poco relevante.
~ El tercer indicador, a qué tipo de asociaciones voluntarias se
pertenece, no presenta muchas dudas, según lo que hemos señala-
do en párrafos anteriores. Los inmigrantes estables tendían, en ese
"~: período, a participar (si lo hacían) abrumadoramente más en
t
asociaciones con connacionales o compaisanos que con personas
de otros grupos. ¿Es un argumento decisivo a favor del pluralis-
Fuente: C. Frid (1991) mo cultural en este rubro? Para responder remitimos a lo que ya
340 341
1 ~
hemos dicho acerca del número de personas que no integran afectan la vida de todos los días, principalmente en la relación
ninguna y a otros argumentos que, en parte, se vinculan con lo con los nativos.
observado precedentemente. Las asociaciones son instituciones
ciertamente de menor dimensión que un distrito territorial, y en
este sentido presentan niveles de interacción mucho más altos, CRISOL, INTEGRACIÓN, PLURALISMOS
pero sus características no pueden automáticamente deducirse
del hecho de ser miembro_ ¿Qué concluir de este itinerario? Ciertamente la noción clásica de
Como señalamos, muchas personas eran miembros de las aso- "crisol de razas" no puede defenderse para el período que estamos
ciaciones mutualistas sólo porque obtenían una cobertura y tenían analizando. Por otra parte, sólo un milagro, ajeno al ámbito del
muy escasa vida social en ellas_ Sin embargo, con esos límites, ellos mundo de las relaciones sociales, podía permitir que una sociedad
eran permeados, ya lo dijimos, por una simbología patriótica, aun- tan heterogénea fuese una sociedad integrada_ La sensatez, tan
que sólo fuera por el hecho de entrar a una sociedad en cuyas ajena a veces a las ciencias sociales, impide pensarlo. Dicho esto, es
paredes había estandartes, retratos y fotos que la mantenían viva_ evidente que pensar que la sociedad argentina tenía un tipo de
Del mismo modo, más allá de que la gran mayoría de los miem- interacción social semejante a la de la sociedad norteamericana,
bros casi no participase de la vida política de las asociaciones - y como si todas las sociedades reprodujeran idénticamente los mis-
quizá muchos (pero ¿cuántos?) tampoco de las celebraciones pa- mos procesos en contextos equivalentes, es una idea muy pobre de
trióticas dentro de ella o los desfiles que las entidades hacían en la ciencia sociaL En este punto, quizás el modelo "ensaladera" es
las calles-, sí lo hacía de las fiestas y bailes que eran recurrentes un mejor modelo, en este cuadro interpretativo, o si se prefiere el
en ellas_ Lo exhibe las cifras de las recaudaciones, vistas en su de un pluralismo cultural amplio pero no fuertemente conflictivo.
papel en los balances de las entidades. Eran, con todos los límites Concepto que parece acercarse al de la sociedad "híbrida" que una
que pueden y deben señalarse, para muchos un ámbito de socia- vez enunció José Luis Romero. Para que así fuese concurrían mu-
bilidad étnica_ &
chos factores. Uno importante era la amplia disponibilidad de
Ese ámbito no era quizá siquiera el más importante por las empleo que reducía los márgenes de tensión entre distintos grupos
razones ya apuntadas. Las identidades en tanto operativas en la en el mercado de trabajo; otro era la expansión urbana de las
acción social tienen planos más significativos que el de los sím- ;:
_f ciudades, que también quitaba tensiones a posibles conflictos por
bolos o del "imaginario"_ En el fondo las que interesan, más allá el espacio (en este sentido, una comparación de densidad de habi-
de la multiplicidad de identidades que puede representar una 'i
~ tantes por metro cuadrado en distintas ciudades podría 1ser útil)_
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persona en el juego social, son aquellas que orientan sus acciones Otro era, seguramente, la menor distancia social entre los cuatro
cotidianas, es decir, su relación con los otros. En este plano, las componentes mayoritarios en la Argentina urbana del litoral (es-
redes sociales que atravesaban el conjunto de la vida de los inmi- pañoles, italianos, franceses y nativos)_ Y aquí, para la Argentina
grantes, más o menos densas según los casos, eran aún más deci- urbana, hay que considerar que buena parte del grupo nativo era
sivas_ Ellas mantenían los lazos con el pueblo de origen, opera- descendiente de esos mismos grupos inmigrantes mayoritarios.
ban sobre la sociabilidad familiar, sobre lo cotidiano, sobre el ¿Era esto el pluralismo cultural atenuado, no conflictivo, que
mundo de las relaciones laborales. No eran desde luego exclusi- Germani enuncia ocasionalmente y que no impedía el eficaz fun-
vas, vistas desde sus propiedades morfológicas, salvo en cuanto a cionamiento de la sociedad? Es difícil coincidir con ello. La hete-
la intensidad, pero eran mucho más vistas desde los contenidos rogeneidad, la pluralidad, no se limitaba de ningún modo al plano
(es decir, sus propiedades de interacción). Más allá de todo ello, afectivo o simbólico. Influía sobre la vida social, económica y
existían claros niveles de prejuicio, los que aquí interesan porque política de la Argentina. El hecho de que para muchos su "grupo
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de referencia", es decir, aquel que orienta las acciones sociales, gene- banas, aunque sólo fuesen mirados desde el limitado punto de
ra los valores por imitar, da satisfacción a las aspiraciones de un vista de las pautas matrimoniales (pero también lo eran si se con-
individuo, estuviera en gran parte en otro lado, no dejaba de ori- sideraba la conformación de sus elites). Aunque en ello pueda
ginar consecuencias sociales. Algunas de ellas remitían a la dificul- . haber otra cuestión por verificar, en general las áreas de frontera
tad para la construcción de jerarquías, a la disciplina social, a la han sido señaladas como muy abiertas. Pobladas por personas
aceptación de valores comunes. Quizás ello producía una sociedad nuevas, que proceden de muchos puntos, incluidos los nativos, es
más profundamente democrática y más conflictiva socialmente. razonable argumentar que la interacción social tenía lugar allí en
Aunque ese nivel de conflicto no se expresara en términos de las otras condiciones. Aunque, se puede observar, al pasar, que ahí
articulaciones políticas o de los discursos ideológicos, sino mucho había un componente nativo que, pese a ser a también reciente en
más en el nivel cotidiano de la existencia social. Finalmente en la su instalación, era "criollo". Y la distancia entre criollos e inmi-
sociedad argentina del litoral, los lazos sociales eran fuertes pero grantes fue siempre mucho mayor que aquella existente entre los
segmentados, con lo que tenemos bajos niveles de control social distintos grupos ultramarinos. Pero existían además las colonias.
por parte de las elites locales, o eran nuevos pero débiles, lo qu~ Aquí el mismo Germani, siguiendo los trabajos de Gori, señalaba
disminuía enormemente las posibilidades de presiones normativas que el proceso de integración y aculruración de los inmigrantes era
sobre los individuos, por parte del grupo de pertenencia y por la muy lento. Desde luego que las características de las redes sociales
sociedad toda. Quizás ello sólo reforzaba tendencias presentes Jes- de los inmigrantes allí residentes eran más densas y plenamente
de antes en la Argentina (una cierta mitología histórica insistió étnicas. Lo eran también los patrones de su vida material, a co-
mucho sobre ello), pero lo hacía en demasía. Aunque no quisiése- menzar por la alimentación. Las memorias de Luis Rebuffo, entre
mos ir más allá, sólo queremos señalar que esos fenómenos sociales otras, nos ilustran sobre ese punto. Era también menor la presencia
hacían a la sociedad argentina del litoral una sociedad muy dife- del Estado argentino y sus políticas. Finalmente, ¿qué ocurría en la
rente de otras, europeas o americanas, aunque éstas tampoco pue- Argentina del interior, donde los inmigrantes ultramarinos eran mi-
dan pensarse como sociedades homogéneas. Y ése es el punto. Para noritarios y además moderadamente exitosos? Lamentablemente ca-
todo ello preferimos utilizar otro rótulo para definirla: "pluralis- recemos de buenos estudios sobre ese punto, pero podemos argu-
mo social". Sugiriendo que la diversidad influía sobre los compor- mentar razonablemente que las relaciones entre los grupos inmi-
tamientos sociales de las personas, más allá de sus propias percep- grantes y los nativos debieron adquirir allí otras características.
ciones acerca de su pertenencia. Todo para concluir que hablar de "crisol" o "pluralismo" de modo
Lo expuesto nos dice bastante sobre una de las múltiples Ar- indistinto para toda la Arg~ntina es imposible. La dimensión regio-
gentinas. ¿Qué ocurría, en cambio, en las zonas más alejadas de la nal deberá ser introducida, en el futuro, para abordar este tema.
misma y en las áreas rurales? La situación era allí muy diferente
por varios motivos. Para las áreas rurales se ha seguido, en general,
la tesis clásica de la sociología que percibe en ellas una dinámica HETEROGENEIDAD SOCIAL, REDES Y MEDIACIONES
social más lenta, un proceso de aceptación de los cambios más
pausado, una preservación de las tradiciones de cada grupo. Se Todo lo que hemos visto hasta aquí nos habla de un cierto modo
trata de una abusiva simplificación. La primera comprobación que de pensar la sociedad, en H que ésta es, tiende a ser, debe ser, un
hay que hacer es que la dicotomía rural-urbano, en ese nivel de todo homogéneo. Es decir, la idea de una sociedad que funciona
esquematismo, explica muy poco. Existían muchos y variados con- bien cuando se encuentra en esa situación o la alcanza. Ése es el
textos rurales. Como nos recuerda el trabajo de Míguez y sus co- punto principal del modo de mirarla de Germani y de la socio-
laboradores, había contextos rurales más abiertos aún que los ur- logía con la que él dialogaba. Pero ¿por qué partir de la homoge-
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neidad como modelo? Se puede tomar el punto de parrida opues- rativos, sino que los elegí por la diversidad de situaciones que
to. Es decir, pensar que toda sociedad es constitutivamente presentan y por la información de que disponía (que me fue faci-
heterogénea, siempre y en cualquier contexto, que en ella coexis- litada, en algunos casos, por varios amigos). Tres son italianos y
ten grupos, familias, individuos que interactúan desde esa diver- rres españoles.
sidad y que la homogeneidad es más que nada un discurso que El primero es Francesco María Perrone, formalmente hijo de un
encubre o busca disminuir las diferencias. Mucho del miedo al panadero de la corte real, tal vez hijo natural del duque de Aosta.
caos, a la "anomia", está en la base de aquel pensamiento a la vez Llega a la Argentina en primera clase en 188 5, con un capital de
constructor de modelos sociales y exorcizador de los males. Si relaciones sociales y con un cierto capital intelectual (será uno de los
partimos de la otra perspectiva, ¿dónde está el secreto de que un artífices del censo de la ciudad de Buenos Aires de 1887) y no puede
todo superpuesto y heterogéneo funcione más o menos acepta- de ningún modo ser considerado un inmigrante. Aquí se vincula
blemente y sin un elevado grado de desorganización social? U na con las elites políticas (en especial con Roca y sus amigos) y socia-
respuesta es: en las características de las articulaciones sociales les argentinas y con las comunitarias italianas. Sin embargo, no es
que establecen "puentes" entre los distintos grupos. Imaginemos muy visible en la vida ni en el liderazgo de sus instituciones, aun-
que la sociedad fuese como la ciudad de Venecia, numerosos que cuando llegó se hubiese hecho miembro de varias de ellas.
islotes comunicados entre sí por puentes que permiten acceder Opera como un outsider. Hace negocios especulativos con notables
de un punto a otro, y tendremos una buena metáfora de ~sta argentinos y con grupos de italianos. Tiene vínculos con empresas
perspectiva. Mark Granovetter defendió la idea de la heteroge- italianas, crea un banco efímero en la Argentina (Banco de
neidad para otros contextos, ejemplificándola con los grupos in- Nápoles y Río de la Plata), controla directa o indirectamente pe-
migrantes. No era tan importante si los migrantes constituían o riódicos italianos o a sus directores, arma una clientela política de
no una red densa, muy arriculada, si estaban o no segregados. peninsulares movilizable, que utiliza ocasionalmente en los con-
Eso decía menos de su inserción social que la forma en que flictos políticos platenses. Luego de algunos éxitos, como vender
interactuaban con otros conjuntos de redes (lo que en otros re- naves de guerra al gobierno de Roca, vuelve a Génova a presidir la
gistros se hubiera llamado con otros grupos), es decir que las Ansaldo, la industria de construcción de barcos que había vendido
mediaciones que se establecían entre ellos. Lo que generaba los a la Argentina.
niveles de cohesión social eran esos puentes. Veamos el segundo ejemplo, un personaje del que hemos ha-
Ello nos lleva a un punto que son los mediadores y nos remite blado, Rafael Calzada. Llega desde Asturias en 1875, con un título
de nuevo al análisis de los grupos dirigentes de las sociedades, no de abogado y con muchos vínculos con el mundo político español,
sólo dirigentes hacia dentro sino mediadores hacia fuera. Hemos donde antes de partir había esbozado presentarse como diputado a
dicho algo de ellos. Aquí sólo subrayemos que esas mediaciones no i los 19 años (Pi y Margalllo había desaconsejado). En nuestro país
son únicamente entre un grupo inmigrante abstracto y una elite se vincula con argentinos notables, se instala en un bufete de abo-
dirigente o una sociedad no menos abstracta. Son entre conjuntos gado con el diputado José María Moreno y escribe sobre jurispru-
de personas entre sí relacionadas. En este punto, la mediación puede dencia. También se vincula con las principales instituciones co-
plantearse en muchos lugares. Si suponemos idealmente, en un ex-
tremo, el poder político, el Estado, las clases dirigentes, y en el
otro, un anónimo inmigrante, podemos construir una línea entre
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munitarias y de las elites españolas existentes, en las que ocupa un
rol relevante, escribe el mayor número de cartas de recomendación
para españoles que se conozca y establece sólidos vínculos con
ambos surcada por sucesivos puentes. He intentado esa operación,
a partir de un estudio de seis casos de líderes y mediadores que no 1 políticos argentinos, como Julio Roca o Dardo Rocha. Más tarde
se hace miembro del Jockey Club y del Club del Progreso, emble-
aspiro a que sean considerados ni como típicos ni como represen- 1 mas de la elite social argentina, hace dinero con muchas especula-
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ciones inmobiliarias, funda el pueblo que lleva su nombre, tiene solían ir en procesión hasta su casa donde él les ofrecía una copa de
un fugaz y para él decepcionante paso por la política española vino.
como diputado y sostiene hasta el final la necesidad de abstenerse El siguiente ejemplo, del que tenemos menos datos, porque en
de participar en la política argentina. general hay menos información de las personas más corrientes, es
Nuestro tercer ejemplo es un periodista español, Justo López Braulio Gutiérrez. Éste procedía de una zona montañesa en la pro-
de Gomara, que llega a la Argentina en 1880. Había sido periodis- vincia de León. Llega a la Argentina, en algún momento de los años
ta en Madrid y a eso se dedicará aquí, llegando a ser director del ochenta. Se instala en Mar del Plata donde se ocupa como matarife
principal diario español en Buenos Aires, el Correo Español. Se y carnicero, lo que le permite conectarse, a la vez, con el mundo
vincula con políticos argentinos, ocupa cargos públicos de segun- rural de los hacendados y urbano de los consumidores. Se hace
do orden (entre ellos en directorios de bancos oficiales), participa miembro de la Sociedad Española de Socorros Mutuos, de la que
en la revolución del 90. Se instala luego en Mendoza, donde dirige con el tiempo se convertirá en tesorero. Hace miembros de esta
un diario, funda una villa, preside el Concejo Deliberante. Luego sociedad a muchas de las personas a las que emplea. En caso de
vuelve a Buenos Aires, crea otro diario, participa de las principales conflicto dentro de la institución, don Braulio con sus "leoneses"
instituciones de la elite española en posiciones muy activas. En inclina las votaciones, recuerdan algunos testimonios tardíos. No
1915 aboga por una nacionalización en bloque de los españolc¡s participa de la política local.
que, en el marco de un acuerdo de doble ciudadanía, les permitie- Por último Eugenio Bailada, un zapatero que llegó desde Biella a
se influir en la política argentina. En un homenaje que se le hace la Argentina, en 1912. Luego de ir y volver de Italia se instala en
en 1920, en la Sociedad Rural, hablan Alfredo Palacios, Belisario Valentín Alsina, donde realiza distintos trabajos: carpintero, emplea-
Roldán, Florencia Parravicini y José Luis Cantilo, emblemas de do de tienda, obrero en un frigorífico y finalmente en una industria
una diversidad de contactos. textil, donde se consolida. Comienza a traer familias desde Biella, las
El cuarto es Francesco Marinelli, que había emigrado de una aloja en su casa y les consigue trabajo, aunque no en su sección. Luego
pequeña ciudad meridional, Agnone, en 1876, donde pertenecía a se desplaza a Flandria donde lleva con él a cuatro familias. En el
una familia de lo que allí se llamaba galantuomini, es decir, la pueblo-fábrica se establece y se convierte en 1931 en capataz, desarro-
burguesía local. Empieza modestamente como empleado postal y lla vínculos con el propietario Steverlinck, deviene delegado de los
luego establece un negocio de comestibles. Sus vínculos familiares
i Círculos de Obreros que integra y es uno de los creadores de la
en el pueblo de origen (hermanos abogado y sacerdote) le permi- Cooperativa de Consumo. Junto con sus compaisanos se reúne una
ten ir creando distintas actividades de intermediación entre los vez por año en una sociedad, Liber Piemont, ámbito de etnicidad
inmigrantes del pueblo en la Argentina. Se establece en el barrio regional para algunos, de militancia antifascista para otros.
del Carmen, donde vivían muchos de sus compaisanos (en Córdo- Todos los ejemplos que presentamos pueden ser englobados
ba y Rodríguez Peña), abre otro negocio de comestibles que es dentro de la definición de líderes y todos ellos establecen algún
también luego una casa de cambios y una agencia de pasajes ma- tipo de mediación entre grupos de inmigrantes y otros sectores de
rítimos. Posteriormente crea también una agencia de colocaciones, i• la sociedad. Lo hacen desde lugares y posiciones sociales muy di-
funda y preside una especie de club social, el Circolo Sannitico, 1 ferentes. Dos de ellos presentan un tipo de liderazgo y de media-
una de esas típicas instituciones que las pequeñas elites meridiona- 1 ción que es bastante infrecuente en otras sociedades de inmigra-
les creaban porque al llegar habían encontrado que la mayor parte i ción, por la posición social alcanzada y por el acceso hasta los
de las viejas entidades estaba en manos de la más antigua elite
septentrional, aunque formará parte también de la comisión direc-
tiva de alguna de éstas. El día de su cumpleaños, los compaisanos
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cenáculos más altos de los grupos dirigentes nativos. Lo que había
posibilitado su emergencia, más allá de factores personales, era la
veloz transformación de la economía y de la sociedad argentinas,
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que hacía a sus grupos dirigentes bastante móviles en ciertos pla- ·=íu-riculado en un espacio territorial, ella contempla también algu-
nos, en especial los negocios y la política, donde el roquismo im- ~as interacciones y mediaciones con los políticos argentinos
plicaba también la aparición de muchos hombres nuevos nativos. (nUtristas) que vivían y operaban en ese espacio.
Sin embargo, el tipo de liderazgo y los sectores entre los que me- Los dos casos restantes están en el otro extremo de la imagina-
diaban eran diferentes en un caso y en otro. Perrone mediaba entre ria línea de puentes que sugerimos. Aquí tenemos a pequeños
hombres de negocios en Italia y políticos argentinos que hacían líderes que son tales por el tipo de ocupación que realizan (Gutié-
negocios desde el sector público. En ese marco, su interacción con rrez ) o por la posición que tienen en él (Ballada). Los dos median
los inmigrantes era menos con la colectividad o con partes de ella intereses concretos de los inmigrantes en el mundo cotidiano de lo
que mediante canales personales que le permitían acumular recur- laboral y de las vinculaciones sociales a ras del suelo. En ambos
sos para utilizar en su papel de brasseur d'a.ffaires. No obstante esa h~Y una diferencia, vinculada en parte con el contexto específico
relación, ejercía una forma de mediación que establecía un puente en el que operan. Bailada media entre los inmigrantes y un pue-
entre los italianos a él ligados (su clientela) y las elites políticas y blo-fábrica (en especial sus dirigentes) dominado por una ideolo-
sociales argentinas. Calzada, en cambio, ejercía una mediación gía paternalista y católica, que requería pocos vínculos con el
étnica mucho menos periférica que la de Perrone, más institucio- exterior porque había que satisfacer pocas necesidades fuera de
nal y que jugaba sobre el plano de la política principalmente. S~ él. Gutiérrez opera sobre espacios amplios rural-urbanos y su
centro era la elite española, desde donde mediaba con las elites mediación era con el mundo económico marplatense, en cuyo
políticas españolas y argentinas y con numerosos inmigrantes, a seno se movía, y con la dirigencia comunitaria española, dentro
quienes conseguía favores y que, a veces, también eran a su vez de la cual operaba.
clientes, en un sentido más amplio, de su actividad de abogado y Como es conocido, las posiciones de mediación son ejercidas,
de aquella de especulador de tierras y promotor de leteos. especialmente, por aquellos que se encuentran colocados en un
López de Gomara se mueve en un punto ligeramente más punto de mucho tránsito en el flujo social. El tipo de mediación
lateral con respecto a los otros y mucho más centrado en la vincu- que ejercen, como muestran los ejemplos presentados, deriva de su
lación entre periodismo y política. También él aparece, al igual colocación en el espacio y ésta, a su vez, no sólo del lugar de
que Calzada, como un líder comunitario, aunque menos relevante, residencia sino del tipo de actividad que desempeñan. Su situación
pero su orientación lo lleva, inversamente a aquél, a operar más ocupacional, tanto como su actividad institucional, son relevantes
sobre la política argentina. Su mediación aquí, al menos en Bue- en este punto. Para concluir, quisiéramos observar unas pocas
nos Aires, está entre dirigentes argentinos y notable$ comunitarios, cuestiones. Primero, que existen distintos tipos de liderazgo y de
entre éstos entre sí (el rol en el periodismo es muy importante en mediaciones. f.stas se ejercen en ese magma social poblado por
este punto) y, a través del paso intermedio de otros líderes, con personas articuladas entre sí y vinculadas con las otras por muchos
otros inmigrantes anónimos. A diferencia de Calzada, en su red y canales, uno de ellos son los mediadores. Si quisiéramos organizar
en sus intereses no parece haber puentes fuertes con la política ese espacio en torno a una línea continua imaginaria, desde el
española. corazón del poder hasta el anónimo inmigrante, los puntos sucesi-
Marinelli opera en un punto aún más excéntrico al poder ar- vos de esas líneas serían ocupados por Calzada-Perrone-López de
gentino y al poder italiano. Es una figura ceréana al clásico Gomara-Marinelli-Gutiérrez-Ballada. Es, claro está, una ficción,
padrone del que hablamos en la primera parte del libro. Su media- porque las relaciones, los vínculos, los puentes, son multirradiales
ción es entre los inmigrantes y su pueblo de origen, pero también y no bipolares y además hay aquí al menos dos canales paralelos,
entre ese grupo y los notables de la colectividad italiana de Buenos italianos y españoles.
Aires. Dado que su mediación es sobre un grupo restringido y Una segunda observación sería la siguiente: si miramos la so-
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ciedad desde su heterogeneidad y no desde su presupuesta u111uaa,
la imagen resultante es muy diferente. Pierden relevancia las po
ciones del conjunto de los inmigrantes en la estructura social de la
que se derivaría su comportamiento. Adquieren importancia, en
cambio, las formas de articulación entre los distintos grupos con~
siderados como unidades de interacción concretas entre personas
no como categorías a priori presumibles desde una rotulación
mal, cualquiera que ella sea (inmigrante, judío, italiano, asturia- CAPíTULO 8
no). La cuestión de la asimilación o la integración adquiere todo
otro significado. Un conjunto de inmigrantes puede constituir un EL SIGLO VEINTE ( 1918-1960)
entramado muy denso, estar incluso desde los indicadores analiza-
dos (matrimonio, residencia, asociacionismo) completamente se~
gregados y, sin embargo, interactuar eficazmente, si los puenres La Primera Guerra Mundial significó una brusca interrupción del
que los vinculan con otros conjuntos (o redes, como se prefiera) ,movimiento migratorio europeo a la Argentina, que no había dejado
son eficaces. Ello lleva a volver a prestar atención a los g~pos de crecer incesantemente desde principios del siglo. El saldo migrato-
dirigentes comunitarios y más en general a los mediadores sociales, ~io incluso se convirtió en negativo entre 191 5 y 1917. Influían en
aun para discutir el problema de la integración. Por supue.:;to que- ello las dificultades legales para expatriar a causa de la movilización
dan aquí, al margen, otros temas como la aculturación, los planos bélica de grandes contingentes de personas y los problemas y riesgos
de lo simbólico y de lo imaginario. Ningún modelo nos resuelve de los desplazamientos marítimos transoceánicos. Por otra parte, los
todos los problemas. Hemos querido presentar este último, no con contextos plenos de incertidumbres, como el provisto por la guerra,
la idea de haber encontrado la solución a un largo debate, sino son, ya lo señalamos, desalentadores de la decisión de desplazarse. En
para mostrar que la cuestión (como cualquier otra) puede ser vista vez de llegada de inmigrantes hubo un cierto movimiento de retorno
desde varias perspectivas. En este punto, retornamos a lo que diji- al país de origen, debido en parte a los mitos patrióticos operantes,
mos en la introducción: el pasado suele ser tan opaco que, ¿por sobre todo, en las clases medias de origen inmigrante residentes en la
qué privarnos de alguna? Argentina. Algunos de entre ellos volvían para enrolarse en el ejército
de la "patria lontana". Otros volvían, en cambio, para reunirse con
sus familias. Sin embargo, no todo puede atribuirse a la guerra. Un
país no participante en ella como España (que desde 1906 constituía
el primer grupo migratorio hacia la Argentina) redujo su flujo a la
Argentina (aunque no a Cuba) tanto como Italia, que desde 1915
intervenía en el conflicto. Aunque en este caso coincidió con un gran
crecimiento del flujo a una Francia necesitada de trabajadores que
sustituyeran a los que habían ido al frente.
Además de la situación europea, influía lo que ocurría en el
país de arribo. La guerra había provocado una grave crisis en la
industria argentina, por falta de insumas y bienes de capital, cuyos
efectos coincidían con los del fin de la expansión agropecuaria
alcanzada en 1914. Como resultado, la desocupación había crecí-
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·-
do en modo alarmante y ello, por sí solo, habría bastado para bido varios pronunciamientos sobre la Ley de Residencia de 1902.
reducir significativamente el número de inmigrantes. Empero, como todo el período en estudio revelará, nunca habrá
La guerra mundial fue, en cualquier caso, un nuevo elemento suficiente consenso para modificar aquel marco jurídico general y,
movilizador de las comunidades inmigrantes y de sus notables. además de los tres intentos de sancionar una nueva ley de inmigra-
Muchos reunieron fondos para apoyar a su nación de origen. En ción que fracasaron, tampoco la nueva Constitución de 1949, pese
algunos casos, sin embargo, las lealtades estaban divididas dentro a las promesas previas, innovará sustancialmente en la materia.
de un mismo grupo de origen. Como me ha informado Ignacio
Klich, entre los sirio-libaneses, algunos apoyaron a la futura po-
tencia mandataria, Francia, mientras otros reunieron fondos para NUEVOS FLUJOS, DISPOSICIONES RESTRICTIVAS Y PRÁCTICAS
la adquisición de pertrechos para el Imperio Otomano. pERMISIVAS: LOS AÑOS VEINTE
La situación de dificultad se prolongó en los primeros años de
la posguerra, signados por la continuidad de una (para la Argenti- Como se indicó, un peso decisivo en la adopción de las medidas
na) elevada tasa de desocupación y por conflictos sociales crecien- restrictivas de 1919 cabe a los motivos ideológicos derivados del
tes, que culminaron en la Semana Trágica de enero de 191~ Se- miedo a la amenaza social y "revolucionaria", que parece haber
mana en la que muchos miembros de la elite dirigente vieron un predominado en las elites argentinas en la inmediata primera
complot maximalisra dirigido por agitadores extranjeros {las agre- posguerra. Lo revela la cronología de las disposiciones tanto
siones de los grupos parapoliciales se concentraron en especial en como las afirmaciones de Remigio Lupa, director de Migracio-
los judíos centroeuropeos y medio-orientales y en los catalanes). nes. Empero, es evidente que a ello concurrían también preven-
Una consecuencia política inmediata fue que el gobierno de ciones más antiguas y no sólo un genérico temor contra "anar-
Yrigoyen puso en vigor dos decretos de 1916, que reglamentaban quistas" y "maximalistas". Prevenciones contra aquellos grupos
el artículo 32 de la ley de inmigración de 1876, estableciendo que denominados "exóticos"; en especial contra los "rusos", conside-
para ingresar a la Argentina se necesitaba poseer un pasaporte con rados entre los principales promotores de la revuelta. Es induda-
foto y obtener certificados judiciales, policiales o comunales de E ble que en dichos "rusos" hay que ver sobre todo a los judíos
-t
falta de antecedentes penales, de no mendicidad y de salud men- t europeos orientales. Mucha menos influencia en la adopción de
tal. El radicalismo, en vez de innovar en materia de concepciones las restricciones parecen haber tenido, en cambio, los motivos
o de instrumentos, con respecto al último gobierno conservador biologistas y eugenésicos de mejoramiento racial, tan populares
de Victorino de la Plaza, prefería servirse de disposiciones sancio- en la década precedente.
nadas por este último. En 1923, el sucesivo gobierno radical de ~ En 1923 el presidente Alvear y su ministro de Agricultura, Le
Alvear reforzará las disposiciones de control a través de un decreto Breton, enviaron al Parlamento el más ambicioso proyecto de ley de
inmigración posterior al de 1876. Proponía conservar el principio
que reglamentaba la antigua ley de 1876.
Los decretos puestos en vigor significaban un punto de giro 1 de libertad de inmigración, multiplicando los mecanismos de con-
con respecto a una política migratoria muy abierta que había ca- trol (sanitario, judicial y policial). Incrementaba las categorías de
racterizado al período 1852-1914. Sin embargo, como señalamos 1 excluidos por razones sanitarias, bajaba el tope de edad a 55 años,
ya sucintamente, las nuevas disposiciones no alteraban' el cuadro
jurídico heredado, cuyos dos instrumentos principales seguían 1
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dificultaba el ingreso de mujeres solas con hijos menores de 15 años.
También excluía a categorías sociales marginales (mendigos, prosti-
tutas, alcohólicos) y a los activistas políticos.
siendo la Constitución de 1853 y la Ley de Inmigración y Coloni-
zación de 1876. Operar restricciones con ese contexto heredado i
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Miradas en conjunto, las disposiciones no contenían mucho
era problemático y a veces ilegal, como señalamos; lo habían exhi- de nuevo. En la mayoría de los casos eran una sistematización de
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medidas puestas en práctica en años precedentes. El proyecto calma social, sugiere que en ello influyeron factores tales
ley generó, sin embargo, mucha polémica, que reveló hasta qué el ejemplo y los resultados de la legislación restrictiva esta-
punto el ideario del siglo XIX seguía vigente, en especial la referida a las cuotas, que habían provocado dos canse-
tad de inmigración. El gobierno prefirió entonces buscar otro ca- : un incremento del flujo migratorio a la Argentina y un
mino y no sancionó un nuevo marco legal. Optó por una vía. en la participación relativa de cada grupo nacional. Gro-
administrativa, a través de otra reglamentación de la ya antigua ley excluidos por las restricciones norteamericanas se dirigían
817 de 1876. [h~ra hacia la Argentina, y ello significaba que la emigración tre-
El reglamento de 1923 incorporó muchas ambigüedades, que paba a casi 200.000 ingresos en 1923 y_ ~ue el número de inmi-
daban plena discreción a los funcionarios argentinos para impedir el grantes del centro de Europa (pero tambten del este y del sudeste)
desembarco de un inmigrante, ampliando las categorías de personas se elevaba notablemente entre ellos. Los centroeuropeos solamen-
a las que se les prohibía desembarcar por razones médicas o sociales. te, que eran 3.240 en 1921, pasaron a 6.409 en 1922 y a 17.619
Reiteró el requisito de obtener certificados policiales o judiciales de en 1923. Incremento enorme en porcentaje, incluso comparado
ausencia de antecedentes penales por delitos comunes o pd¡ticos e
con el de los italianos, un grupo de antigua tradición migratoria a
(visados por la autoridad consular) para poder desembarcar en la la Argentina también afectado por las leyes de cuota. Éstos crecie-
Argentina. Mecanismo a través del cual se aspiraba a excluir a sub- ron mucho pero proporcionalmente menos. Pasaron de 30.965 en
versivos y otros "indeseables", pero sobre todo a disuadir de la elec- 1921 a 57.827 en 1922 y a 91.992 en 1923, y en ese incremento
ción del destino argentino. Los certificados de no mendicidad y de puede verse también el impacto de las restricciones estadouniden-
salud serán suprimidos (y reimplantados años más tarde) pero no ses ya que tanto los estudios con datos agregados, que muestran
por razones de mayor liberalidad, sino porque se juzgaba que eran sensibles variaciones regionales, como las aproximaciones
poco eficaces medios de control. Ésa era la idea del nuevo director microanalíticas, que ven la aparición de nuevos flujos locales,
de Migraciones, Juan P. Ramos, para quien era preferible reforzar el muestran (lo dijimos) discontinuidades con las cadenas migrato-
chequeo sanitario en el momento de la llegada a Buenos Aires. rias del flujo precedente a la guerra. En números absolutos y no en
Finalmente, los artículos 18 y 19 daban plena discrecionalidad a la porcentajes (en los que la migración del centro y del este de Euro-
Dirección de Migraciones para "resolver en definitiva" sobre la ad- pa pasaba del 3,4% de 1921 al 9,3% de 1923), el movimiento
misión o rechazo de cualquier inmigrante. A todo ello se sumaban seguía estando dominado por los españoles e italianos, que en
instrucciones al personal consular para acentuar la rigidez de los conjunto continuaban siendo, en 1923, el 72% del total del flujo.
controles en la gestión de los expedientes (y veladas amenazas ante Este porcentaje era sólo un poco menor que el de antes de la
comportamientos laxos) a fin de que actuasen como agentes de
disuasión de toda migración que se dirigiese a las ciudades.
El reglamento de 1923 inició, además, un proceso de fracciona-
miento de competencias administrativas que hizo más enrevesada la
' guerra. En el año de máxima inmigración a la Argentina, 1912,
momento de plena libertad migratoria, de los 323.403 inmigran-
tes, los italianos y españoles eran el 76% del total de arribados.
Por cierto, las medidas de 1923 afectaron a todos pero inicial-
gestión de la política migratoria. El control se realizaba a partir de mente con más fuerza a los migrantes del centro y del este de Euro-
entonces en dos lugares: en origen, a través de documentos expedi- pa, porque tenían una menor tradición de migración a la Argentina
dos por las autoridades del p'aís del que procedía el migrante, pero y, por ende, encontraban más dificultades para obtener información
visados por la autoridad consular -que carecía del poder de otorgar acerca de la situación jurídica vigente en la Argentina o por un
permisos de embarque-, y en destino, en el momento del desem- mayor celo de los cónsules en aplicar las disposiciones de 1923
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barco, por la Dirección de Migraciones. 1 (como se verificaría al menos en los casos del consulado de
Que las restricciones se incrementasen en 1923, momento de •r Bucarest hacia los judíos y en el consulado de Beirut hacia la
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inmigración de esa área), o por ambas cosas. Si los italianos des- el volumen total del flujo, el impacto de las disposiciones no era
cendieron en 1924 de 91.992 a 73.119 y los españoles de 48.428 menos ambiguo. Las de 1919 quedaron sepultadas bajo el enorme
a 45.691, los centroeuropeos lo hicieron de aquellos 17.619 a incremento que significó la demanda insatisfecha para emigrar
9.095 y su porcentaje en el flujo total descendió a 5,9% (todos que habían_ ~enerado la guerra y las restriccion~s norteam~ric~~as.
datos para arribados de ultramar en segunda o tercera clase). Sin Las disposiCIOnes de 1923 parecen, en cambw, haber mCidldo
embargo, dentro de esa situación, el grupo más numeroso y más más, ya que el movimiento migratorio a la Argentina descendió en
consolidado, que eran los polacos, tuvo un descenso mucho menos 1924 y 1925. Sin embargo, esos datos son complejos de analizar ya
significativo que el resto (pasó de 9.938 a 6.637). Pero en los años que el movimiento migratorio europeo descendió también en esos
siguientes la migración italiana y española siguió cayendo en nú- años hacia el conjunto de los países americanos y hacia Francia,
meros absolutos y en porcentajes y, en cambio, la centroeuropea se principal destino europeo. Todo coincidió con medidas reglamen-
recuperó ya en 1926, llegando en números absolutos a los niveles taristas de la emigración ya señaladas en el capítulo 4. A partir de
de 1923 (18.530) y superándolos en los porcentajes, 14,1% del 1926 el flujo se recuperó en los tres años siguientes y sólo la caída
total de inmigrantes. En 1927 la expansión de los migrante.¡ cen- de volumen del italiano (a partir de las disposiciones restrictivas
troeuropeos se hizo aún más evidente, exhibiendo que si el objeti- mussolinianas de 1927) evitó que se arribase al nivel de 1923. Con
vo de las disposiciones de 1923 hubiese sido reorientar los compo- todo, otros factores estaban aquí influyendo, en especial el incre-
nentes nacionales del flujo, ello no se cumplía de ningún modo. mento de los precios de los pasajes marítimos, que volvieron a
Los inmigrantes del centro de Europa -25.000 en 1927- trepa- subir a lo largo de la década.
ban hasta el 16,1 o/o de la inmigración total de ese año. Lo mismo La política migratoria argentina no sirvió para los fines que se
ocurre con la inmigración sirio-libanesa, que creció a lo largo de la había propuesto, quizá por el hecho de que dichos fines no eran
década del veinte. muy precisos o porque pronto fueron abandonados al compás de
Por supuesto que aquí hay que tomar en cuenta que otros la renovada prosperidad económica. Aunque no podemos percibir
factores son decisivos a la hora de analizar los volúmenes y las cuál era la celeridad o mora con que los cónsules cumplían su
procedencias. Ellos tienen que ver con las condiciones en el punto tarea, desde un comienzo se hizo evidente la flexibilidad con que
de partida, sean económicas o jurídicas, y con cambios en los aplicaban los funcionarios de la Dirección de Migraciones las dis-
componentes regionales, ocupacionales o étnicos. Dentro mismo posiciones a los arribados al puerto de Buenos Aires. Analizando
del movimiento centro-oriental la evolución de los distintos com- los expedientes concretos de migrantes rechazados en el momento
ponentes era muy desigual. Si los polacos subían del 5% en 1923 de arribo al puerto de Buenos Aires -que continuará siendo uno
hasta el 12% del total de arribados en 1927, los procedentes de de los principales mecanismos de selección- se percibe que existía
Checoslovaquia, en cambio, que habían caído del 3% al 1 o/o del poca rigidez en los funcionarios y que muchos pasajeros con la
flujo total entre 1923 y 1924, volverían al 3% en 1927. Entre los documentación incompleta eran, sin embargo, autorizados a des-
polacos se producía, sin embargo, un incremento del componente embarcar. La mayor rigidez de los funcionarios concernía sobre
católico que, si había sido apenas un 25% del total de inmigrantes todo a los que tenían enfermedades o lesiones físicas y, en segundo
de esa nacionalidad en 1923 y 1924, ascendía a cifras que oscila- lugar, a los menores y a las mujeres jóvenes que viajaban solas
ban entre el 65% y el 80% (según los años) entre 1926 y 1930. (sospechables 'de ser enroladas en redes de prostitución). En estos
Aunque en ese número hay que incluir un impreciso porcentaje de casos, la mayoría de las demoradas procedía del centro de Europa.
lituanos y ucranianos cristianos que integraban el Estado creado Muchas de ellas podían, empero, beneficiarse de la actuación a su
en Versalles. favor de muchos intermediarios: desde los mismos agentes maríti-
Visto el problema no desde la procedencia regional sino desde mos que las habían transportado, que no querían reconducir al
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puerto de origen a la migrante o pagar la caución, hasta sus por ejemplo en la Memoria de Inmigración de 1927, era
pios funcionarios consulares o las asociaciones étnicas de ayuda y l)ien visible que consideraban a la inmigración centroeuropea de
protección. Estas últimas parecían actuar más intensamente en el áiigen judío como no recomendable. Pese a esas prevenciones, la
caso de los inmigrantes de origen judío, quizá para sustituir la ffimigración, sobre todo polaca, creció significativamente en pro-
poca actividad que hacia su defensa mostraban los agentes consu- porción con_ los grui:os clásicos, españoles e itali~nos, dem~str~n
lares de sus países de origen (lo que concierne desde luego y sobre do que los discursos 1ban a menudo, en la Argentma, muy disocia-
todo al caso polaco). dos de las prácticas. Tampoco se articuló ningún tipo de selección
El tema sanitario presenta las rigideces más remarcables y per- ·. '"racional" adicional (sea ocupacional, ideológica o educativa) con
durables en la política migratoria en el período de entreguerras. La .•·. respecto a lo que procedía del período anterior a las restricciones,
sobreatención al problema sanitario tenía que ver tanto con las con- 0 sea la cuestión sanitaria. En este punto, se incrementaron ulte-
cepciones eugenésicas aludidas como con que, en ese tema, la riormente las tipologías excluibles. Y en la rigidez de ese control,
tipificación de la causa de rechazo era mucho más precisa y la posi- un rol importante lo ocupaba el cuerpo de médicos y practicantes
bilidad de eludirla, por parte de un funcionario, implicaba clara- normalmente más severos que los funcionarios de la Dirección de
mente una violación legal. Este tema afectaba a todos por igtfal, Migraciones. Mucho control existía también hacia las mujeres jó-
europeos occidentales o centrales. En cambio, ¿cómo se podía hacer venes que viajasen solas o con niños, en el temor de que fuesen
para distinguir a un "subversivo" o un delincuente común? objeto de explotación sexual o simplemente laboral. En cualquier
Si la iniciativa de establecer restricciones administrativas se caso, su mayor influencia estuvo en dificultar la decisión de emi-
vinculaba con la situación de la inmediata primera posguerra, grar, con lo que los más castigados eran los que tenían menos
tanto en relación con el problema de la desocupación como con contactos o los que eran menos constantes.
el de la amenaza social, es evidente que pasada la crisis ambos
cedieron paso a épocas de prosperidad en lo económico y de
tranquilidad en lo social (tranquilidad a la que no había sido LAS MIGRACIONES Y LAS CRISIS DE LOS TREINTA
ajena la fuerte represión legal e ilegal). Es posible que ese clima
más distendido tenga que ver con la permisividad de las prácti- Las preocupaciones que generó la crisis económica mundial con
cas, muy visibles por ejemplo en los expedientes de 1927, aun- sus efectos sobre el empleo implicaron nuevas medidas que inten-
que las medidas inmigratorias adoptadas no fueron suspendidas taron poner más obstáculos a los movimientos migratorios. La
ni sustituidas. Más bien los gobiernos radicales superpusieron a misma vía administrativa, elegida por dos gobiernos democráticos,
ellas otras disposiciones tendientes a promover la inmigración, fue seguida primero por un gobierno autoritario y antidemocráti-
que eran en algunos aspectos contradictorias con las restricciones co y luego por otro ilegítimo gobierno conservador.
implantadas entre 1919 y 1923. En 1930, ante los efectos de la crisis económica mundial, el
Los años veinte vieron también no sólo la alborada de políticas gobierno militar triunfante luego de una revolución sancionó
restrictivas, sino la formulación de opiniones que revelan una in- nuevas disposiciones migratorias que, sin embargo seguían la
tensificación del prejuicio hacia algunos grupos migratorios, en misma orientación de las precedentes. Buscando desalentar la
especial los centroeuropeos de religión judía. Esos prejuidos no inmigración, el gobierno elevaba sustancialmente los derechos de
procedían sólo de los incipientes sectores nacionalistas, sino inclu- visado consular de los certificados requeridos al migrante, que
so de funcionarios ligados al radicalismo, como el cónsul argenti- habían vuelto a ser tres. Es decir que se optaba nuevamente por
no en Varsovia, Roberto Levillier, o el director de Migraciones, la vía administrativa y la de los obstáculos burocráticos para
Juan P. Ramos. Aunque se usaban circunloquios para referirse al desalentar la inmigración. Sin embargo, en el contexto de las
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restricciones que caracterizan las políticas migratorias in heros años de la década del treinta, como parte del proceso que
cionales de los treinta, las medidas para disminuir el flujo mi al conjunto de los movimientos migratorios transatlánticos
torio eran bastante moderadas. Un decreto sancionado un nos referimos en un capítulo anterior. En la Argentina, un
después por el mismo gobierno militar lo exhibía una vez más. jo que nunca había descendido de los cien mil arribados en toda
eximir del pago de los derechos consulares a los inmigrantes q -década precedente (con un piso de 124.006 en 1930 y un techo
viniesen como colonos agrícolas, en lo que podía verse la -de 195.063 en 1923) bajó ahora a menos de la mitad. Si se cuen-
tencia del mito civilizatorio agrario original, se dejaba una - fan sólo los pasajeros de segunda y tercera clase, como para los
ta abierta, que era además casi una invitación a realizar años anteriores, el movimiento hasta 1938 osciló entre los 56.333
bras dolosas para eludir las disposiciones migratorias, haciendo; de 1931 y los 24. 345 de 1933 (momento más álgido de la depre-
ingresar como colonos a personas que no lo eran. Pero los exclui- sión internacional). Aunque el incremento del movimiento de eu-
dos de los nuevos derechos consulares eran también los parientes ropeos por vía fluvial era significativo -entre 1923 y 1927 había
en primero y segundo grado, de los ya inmigrados y los que_ sido un 1 Oo/o del de ultramar y ahora oscilaba en torno al 40%,
hubieran residido con anterioridad en la Argentina. Esta última encubriendo en parte movimientos transoceánicos secundarios-,
categoría era un intento de delimitar - y a la vez forzosan'fente no alcanzaba a disimular aquel descenso. fste era atribuible, en
conservar-, en acuerdo con la jurisprudencia argentina, aque- gran medida, a los cambios en las condiciones económicas, antes
llos derechos que la Constitución de 1853 otorgaba a todos los que a las restricciones migratorias, que no parecen haber sido más
"habitantes" extranjeros que quisiesen habitar el suelo argentino. rígidas en la práctica que las de los años anteriores. Coincidieron,
Apoyándose en una sentencia de la Suprema Corte de Justicia, el por otra parte, con un descenso global de la oferta migratoria
gobierno refirmaba aquellas ventajas a los "antiguos residentes", europea transoceánica. Como es bien conocido, en épocas de crisis
a los que había que reconocer derechos "adquiridos e imprescrip- no sólo disminuye la "atracción" sino también el "empuje" migra-
tibles", entre otros, los de libre tránsito y residencia, pero no a tono.
los futuros migrantes. Aunque en la práctica, en especial entre el Mirando cuánto afectó esta situación a los distintos flujos na-
personal consular, el reconocimiento de esos derechos era, a ve- cionales, puede concluirse que bastante homogéneamente. Se man-
ces, obstaculizado. tuvo el predominio de los tradicionales flujos español e italiano y los
Al año siguiente, en 1932, en el momento más crítico de la centroeuropeos se estabilizaron en un 12,5% del movimiento llega-
depresión, el gobierno conservador que había sucedido al régimen do de ultramar en 1933 y 1934. Es claro que la Argentina no tenía un
militar sancionaba otro decreto que completaba la panoplia de marco normativo ni eficaz ni sistemático, ni mecanismos de control
disposiciones fundamentales con las que la Argentina buscaba fre- que pudieran ejercer una restricción efectiva en el caso de que hu-
nar el ingreso de inmigrantes. Considerando que el aumento de las biera habido una consistente presión inmigratoria. Existían además
tasas consulares no había frenado sustancialmente la inmigración, muchos vínculos interpersonales e interinstitúcionales que podían
aunque las estadísticas probasen lo contrario (si se descontaban favorecer la elusión de las disposiciones y organizaciones clandesti-
antiguos residentes y parientes, el número de nuevos inmigrantes nas que fraguaban documentación.
ascendía apenas al 25% de los arribados), se establecía como requi- Las disposiciones restrictivas, que parecen haber influido más
sito indispensable que el inmigrante poseyese un contrato o conve- sobre la decisión de migrar que sobre los obstáculos puestos a
nio de trabajo. Requisito que, como el tiempo exhibirá, también quienes decidían emprender la aventura, no impedían tampoco
será eludido con bastante facilidad por parte de aquellos que te- que la Dirección de Migraciones admitiese en el puerto de Buenos
nían amigos o parientes en la Argentina. Aires a inmigrantes con documentación incompleta o que habían
La inmigración a la Argentina disminuyó seriamente en los sido rechazados en otros puertos como Montevideo, en demostra-
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ción de la persistencia del clima de los años veinte. Por otra cdos extranjeros (en especial italianos) que denotan la reciente ins-
la economía argentina salió bastante rápido de la depresión, lo q - ~alación en el país. La experiencia populista de Yrigoyen promovió
generaría una nueva ambigüedad entre discursos favorables a la · ~ ~~ avance en el sistema político, pero también en otras institucio-
migración y subsistencia de disposiciones restrictivas y todo tipo •. e -nes, como la universidad, el ejército o la Iglesia Católica, tempra-
prejuicios contra ciertos grupos de inmigrantes. A su vez, las -:r'tarnente penetradas por hijos de inmigrantes que habían sido en-
puestas de incrementar la inmigración tendrían pronto nuevos viados a ellas por familias que aspiraban a legitimar su ascenso.
fensores, como confirmación de que la relación entre racionalidad •Robert Potash ha estimado que el 40% de los integrantes del cuer-
económica y política migratoria carece de cualquier automatismo. po de oficiales del ejército, en la década de 1920, eran hijos de
inmigrantes. Sin embargo, esa vía no podía ser fácilmente recorri-
da por rodas los grupos. No sólo los judíos encontraron allí difi-
LA INMIGRACIÓN Y LA ARGENTINA DE ENTREGUERRAS: cultades, sino también los sirio-libaneses en este período. El ex-
LAS VÍAS DE LA INTEGRACIÓN Y LAS FORMAS DEL PREJUICIO haustivo estudio de Gladys Jozami ha mostrado, analizando los
legajos de ingresados y egresados del Colegio Militar, cómo el
Si los años de entreguerras vieron la emergencia de ideas y p~íti número de sirio-libaneses ingresados en esa institución fue de doce
cas crecientemente restriccionistas, también fueron el periodo en antes de 1943 (pero subió a 24 sólo durante la década del primer
el que se dieron pasos más significativos en el proceso de integra- peronisrno). Más cerrado estaba aún el servicio exterior, donde la
ción de los inmigrantes. El proceso fue resultado de múltiples vías. presencia de judíos y de sirio-libaneses era ínfima. De este último
Ante todo, emergió una segunda generación de hijos de los inmi- grupo sólo se han detectado trece entre 1900 y 1966.
grantes que habían llegado en grandes números antes de la Primera La movilidad laboral, al margen del Estado, era también
Guerra Mundial, en la que se produjo una rápida absorción de los rernarcable (por lo menos hasta 1930). Conocemos poco de todo
mitos patrióticos generados desde el sistema educativo, la política ese proceso y de la amplitud de la segmentación del mercado del
y el servicio militar obligatorio. Por supuesto que a ello contri- trabajo. No es claro hasta qué punto pueden generalizarse casos
buían también las fiestas patrias, a las que se había agregado desde como el de los japoneses. Éste era un grupo cuyos primeros con-
1917, por sanción del presidente Yrigoyen, a pedido de las socie- tingentes habían llegado antes de la guerra, pero que se expandirá
dades españolas de la Argentina, el 12 de octubre como Día de la en las décadas del veinte y del treinta (en posible conexión con las
Raza. En esa elección (tan diferente en su simbología del aludidas restricciones brasileñas) y que tuvo una elevada concen-
Columbus Day que consagra el mismo día en los Estados Unidos) tración espacial en el área de Buenos Aires -existía fuera de ella
se buscaba celebrar a la vez el mito del "crisol de razas" y la raíz i sólo una pequeña pero significativa comunidad en JJjuy- y ocu-
i
hispánica de la misma. pacional en dos sectores: floricultura y tintorería.
Desde luego que, como había observado perceptivamente José
Maria Ramos Mejía -pero también un viajero inglés que pasó en
1910 por Buenos Aires, James Bryce-, los hijos de los inmigran-
i En cualquier caso, la presencia de los inmigrantes en el sector
industrial y comercial era evidente para todos. En este sentido, los
datos del censo industrial de 1935, aunque muy parcos en su
tes eran los que cantaban más fuerte el Himno Nacional en la información acerca de los extranjeros, brindan un panorama de los
escuela. Ello exhibía esa voluntad de integración (y de aceptación propietarios de industria que confirman la importan¡:ia de los in-
'1
social) que caracteriza en general a los nuevos arribados en los migrantes en ese sector. Los extranjeros eran el 54% del total de
distintos contextos de recepción. Incluso, a partir de la década de ( propietarios de industrias en todo el país y ese porcentaje trepaba
1930, en las mismas filas del nacionalismo (y aun entre sus com- al 61% en la Capital o en la provincia de Mendoza e incluso hasta
ponentes más xenófobos) pueden detectarse ya numerosos apelli- el 72% en Misiones y descendía en provincias con poca inmigra-
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~,-
cton (39% en La Rioja, 32% en Catamarca) o en aquellas en mostrando, a la vez, la perdurabilidad de los lazos sociales primarios
los inmigrantes se habían concentrado en el área rural (Entre :q~e son imprescindibles para entrar en la fábrica y su paulatina trans-
32%). Entre los propietarios, junto a los dos grupos mayori formación. Es que la fábrica puede ser vista como un ámbito donde
{los italianos eran propietarios del 22 o/o de las industrias y los _perduran lealtades y sociabilidades familiares y paisanas pero donde,
españoles del 19%) aparecían también grupos minoritarios rnás a su vez, coexisten e interactúan esos diferentes microcosmos sociales.
recientes (polacos, 2%; rusos, 2%, y alemanes, 1%). Dado que Alejado de cualquier linealidad de los modelos clásicos de la sociolo-
entre los propietarios argentinos había una buena parte de hijos dé gía, el proc~so de conser::ción y construcción de nuevas identidades
inmigrantes y que en general éstos se hallaban aún más represen- sociales tema lugar tamb1en en ese plano.
tados en las pequeñas industrias, donde las relaciones interperso~ Más complejo aún es verificar la relación entre esa movilidad
nales cumplen un rol más activo, ello ayuda a explicar el éxito de laboral y la movilidad social que ha sido indicada siempre como
los recién llegados en ocupar posiciones en segmentos calificados 0 clave en el proceso de integración. El punto es problemático desde
semicalificados. cualquier ángulo que se mire. Para enfoques clásicos faltan datos
Los estudios sobre la base de archivos de fábrica muestran asi- agregados entre los censos de 1914 y 1947, y aun la información
mismo, en esos mismos segmentos, niveles elevados de concélfl.tra- disponible en éstos es demasiado limitada para una evaluación del
ción émica entre los trabajadores siguiendo líneas parentales o al- proceso que vaya más allá de la cuestión del acceso a la propiedad.
deanas. Es que buena parte del proceso de incorporación y, sobre Desde luego faltan también las planillas de esos mismos censos para
todo, de estabilización en el mercado laboral (lo que significaba la permitir otro tipo de estudios, como los realizados en la historia
adquisición por parte del inmigrante de una posición que le resul- social norteamericana. Las aproximaciones (más bien pesimistas)
tase satisfactoria y fuese a la vez relativamente permanente) estaba basadas en análisis de los consumos son de difícil generalización.
avalada por las posibilidades que brindaban las redes sociales pri- Ello obliga a caer en aproximaciones impresionistas fundadas en las
marias, como ya discutimos precedentemente. Ellas podían operar percepciones de los contemporáneos. Basándonos en ellas - y en los
a través de los patrones pero también, para las empresas de media- pocos datos puntuales de que disponemos-, es posible sugerir un
no o gran tamaño, desde el control de lugares clave en la selección proceso extenso de acceso a profesiones no manuales de la gene-
del personal, como los capataces. De todos modos, aunque ese ración de los hijos de los inmigrantes; aunque desde luego el
proceso estaba signado por el papel desempeñado por conocidos, proceso fue fragmentario y no afectó a todos por igual y
amigos, parientes y mediadores en el acceso a las oportunidades subseguía al que ya tenía visibles resultados en la época prece-
1
ofrecidas por el mercado de trabajo, ello se daba en un contexto dente. En esas posibilidades de avance social parecen haber des-
muy fluido de elevada rotación, sobre todo en los primeros tiem- empeñado un papel de primer orden la antigüedad de instalación
pos de la experiencia del migrante y en los oficios no calificados. en el país (se ha señalado, por ejemplo, que los alemanes arriba-
Los estudios sobre un clásico ejemplo de empleo de baja califica- dos en este período tuvieron muchas más dificultades que italia-
ción y alta rotación, como el frigorífico en Berisso, son ert este nos o españoles que habían llegado en épocas precedentes), la
punto más complementarios que contradictorios con otros análisis mayor flexibilidad laboral poseída por un país con una elevada
que muestran una realidad diferente. rotación ocupacional y las diferentes posibilidades que brinda-
Los análisis basados en los archivos de fábricas industriales que ban las redes sociales primarias en las que las personas estaban
requerían niveles mayores de calificación y por ende promovían una insertas. Influyó también el capital profesional de que disponían
mayor estabilidad laboral de sus obreros, como Pirelli, Flandria y los migran tes o sus familias cuando llegaron al país. U no de los
Alpargatas, exhiben una alta movilidad ocupacional previa al ingreso mejores estudios de que disponemos sobre el tema, el de María
en la fábrica y luego una larga permanencia en la misma. Ello sigue Da Orden, que investigó la movilidad ocupacional de los espa-
367
~
ñoles en Mar del Plata entre 1914 y 1929 (véase cuadro 11•" .· Los resultados son complementarios de los que presenta Mariela
exhibe ese proceso. Comparando la ocupación de los padres C·(:eva en su análisis de la movilidad socio-ocupacional de un grupo de
España) con la de los hijos en Mar del Plata (ambos datos aparc~.:en' que trabajan en la fábrica textil Flandria, cerca de Luján,
en las actas matrimoniales), observa que alrededor de dos tercios de <.c=l1rre las dos guerras. En este caso, lo que la autora exhibe es un
los españoles en el partido de General Pueyrredón desempeñaban modelo semejante al presentado por Thernstrom en su clásico análisis
profesiones especializadas y/o no manuales. Podrían ser considera- .sObre la movilidad de los inmigrantes en los Estados U nidos a partir
dos, grosso modo, parte de una clase media y media baja urbana o del estudio en el largo plazo de una pequeña ciudad del estado de
ruraL Sin embargo, ese proceso se matiza si se observa la performance Massachusetts. Lo que se percibe en el itinerario laboral de los mi-
de aquellos cuyos padres eran jornaleros en España. En estos casos, grantes que terminan su carrera en Flandria es que éstos se mueven
los dos tercios de los hijos seguían siendo jornaleros, o sea que su por un cierto tiempo a través de muchos trabajos inestables de poca
movilidad no había sido remarcable. calificación; cuando consiguen un empleo que les resulta satisfactorio
por el tipo de trabajo, la estabilidad y otros tipos de beneficios deri-
Cuadro 11 vados del paternalismo social de los empresarios, se establecen y per-
Movilidad ocupacional intergeneracional de inmigrantes • manecen por muchísimos años en la fábrica como trabajadores ma-
españoles en Mar del Plata (1914-1929)
(porcentajes) nuales calificados sin aspirar a irse ulteriormente (cuadro 12). Más
interesante aún es que una buena proporción de los hijos también
permanece en la misma fábrica, desempeñando tareas a veces diferen-
(1) (2) Total
de casos
tes, en grado pero no en naturaleza, de las de sus padres.
2 3 4 5 6 7 8 N El ejemplo presentado tiene bastantes analogías con el de los
inmigrantes polacos procedentes de la provincia de Pinczów que se
1 64,1 4,1 8,6 5,9 12,3 4,5 o 0,5 220
instalaron en la fábrica de cemento y cal de Juan Minetti, en
2 16,0 36, 16,0 4,0 12,0 16,0 o o 25
3 18,4 3,7 42,4 6,5 11,5 16,8 o 0,6 321
Dumesnil, en las Sierras Chicas de la provincia de Córdoba. En
4 15,8 2,6 18,4 47,4 10,5 5,3 o o 38 realidad los polacos, un grupo que pese a su importancia cuantita-
5 7,1 10 7,1 14,2 42,8 28,6 o o 14 tiva carece aún de un buen estudio de conjunto, tuvieron patrones
6 7,0 3,5 10,5 10,5 21,1 45,6 o 1,8 57 territoriales complejos y diversificados. A los grupos instalados en
7 o o o 13,3 46,7 33,3 o o 15
la ciudad de Buenos Aires que desempeñaban diversos oficios se
8 4,8 o 14,2 o 19,0 52,4 9,5 o 21
N 216 33 176 63 100 116 2 4 710
agregaba un conspicuo contingente establecido en Berisso de tra-
bajadores en los frigoríficos y otro muy consistente en la provincia
(1) ocupación del padre residente en España, declarada por el hijo en el momento del matrimo- de Misiones (en especial en Apóstoles). De los arribados en los
nio; (2) ocupación del hijo al momento del matrimonio.
años finales de la década del 20, un porcentaje significativo (en
1. Peones y jornaleros torno al lOo/o) se instaló en la provincia de Córdoba, según datos
2. Trabajadores especializados urbanos
3. Pequeños empresarios agrícolas de Vera de Flachs y Pérez Roldán. Aunque la profesión declarada
4. Trabajadadores artesanales independientes había sido la de agricultores, terminaron masivamente en empleos
5. Empleados
urbanos. Su presencia importante en la ciudad de Córdoba está
6. Comerciantes y empresarios
7. Funcionarios y profesionales atestiguada por los registros de una asociación de ayuda mutua
8. Ganaderos y rentistas que allí crearon. Una parte de ellos se desplazó a la citada fábrica,
donde integraban un número elevado de sus obreros. Esto puede
Fuente: M. L. Da Orden (1992) haber sido favorecido por el hecho de que algunos ocupaban posi-
E_ e;_¡¡
368 369
¡gc ,
• Cuadro 12
Movilidad en el empleo de un grupo familiar de Huercal Overa (Aimería)
dones clave como jefe de cantera o capataz, lugares estrateg1cos
para facilitar _la inc~rporación de paisanos y parientes. Aunque los
Félix Belzunce estudios son ImpreCisos en este punto, parecen haber permanecido
de Huercal Overa (Aimería) mayoritariamente en la fábrica (que tenía también una estrategia
Ingreso al país: 1912
Peón de tareas de campo paternalista hacia sus trabajadores) hasta el fin de su vida laboral.
Ferrocarril Central (peón) Es decir, poca movilidad laboral y territorial más allá del ascenso
Obras Sanitarias (peón)
Peón en tareas de campo (estancia El Yatay) en las posiciones dentro de la misma empresa.
Algodonera Flandria - sede Valentín Alsina En términos macroestructurales, donde todos los matices se
Algodonera Flandria - Flandria (1928)
simplifican, puede sostenerse también que la expansión de las cla-
Juan Belzunce (hermano del precedente) ses medias derivada de la relativa prosperidad de los años veinte
de Huercal Overa
Ingreso al país: 1912
contribuyó a afianzar la posición social de los inmigrantes y sus
Peón de tareas de campo hijos {por muchas vías, incluidas la expansión del empleo y los
Algodonera Flandria - Valentín Alsina
Peón en tareas de campo (estancia El Yatay) •
salarios estatales de la experiencia populista yrigoyenista) y el cam-
Industria Kaiggi (textil) bio de grupo de referencia, del país de origen al país de recepción,
Peón de tareas de campo (estanc;ia Estrougamou) de los descendientes de inmigrantes_
Algodonera Flandria - Flandria (1928)
Lo que antes llamamos asimilación social informal, vista des-
Juan Gómez (primo de los precedentes) de los diferentes componentes, también presenta resultados posi-
de Huercal Overa
Ingreso al país: 1911 tivos aunque discontinuos. En la Argentina urbana del litoral un
Trabajos de campo (Pilar) papel importante ocupó, según las imágenes tradicionales, el
Trabajos de campo (Trenel - La Pampa)
Trabajos de campo (estancia El Yatay) proceso de desplazamiento del centro a los nuevos barrios en las
Algodonera Flandria - Flandria (1933) periferias urbanas. Por supuesto que esos desplazamientos eran
Bias Castellón (cuñado de los Belzunce)
paralelos a la movilidad laboral que acabamos de describir. Aun-
de Huercal Overa que ese movimiento era, a veces, hacia zonas contiguas dentro de
Ingreso al país: entre 1912 y 1918
la misma ciudad, como ocurrió con nuevos inmigrantes judíos
Bias Castellón Belzunce (hijo del precedente) que poblaron el barrio de Villa Crespo, el cual tenía proximidad
de Huercal Overa (n. 1908) espacial con el Once, no dejaba de acelerar la ya marcada disper-
Trabajos de campo (Capitán Sarmiento)
Trabajos de campo (Pilar) sión territorial que ya se señaló en el1 capítulo anterior_ En otros
Algodonera Flandria- Flandria (1932) casos, en un mismo distrito se producía {proceso conocido en las
José Castellón Belzunce (hermano del precedente) ciudades norteamericanas) una sustitución de unos grupos por
de Huercal Overa (n. 1911) otros o aun su relocalización dentro del barrio_ Nuevamente te-
Trabajos de campo (Capitán Sarmiento)
Trabajos de campo (Pilar) nemos que insistir en los limites señalados acerca del indicador
Algodonera Flandria - Flandria (1937) residencial y en que los barrios entendidos en la dimensión de las
Antonio Castellón (tío de los precedentes)
circunscripciones no son muy reveladores. Francis Korn ha insis-
de Huercal Overa tido mucho, en su estudio del barrio del Once, de que no se
Ingreso al país: c. 1912
Trabajos de campo (Pilar)
trataba de un gueto. Empero, como la misma autora subraya, en
Trabajos de campo (Villa del Parque) el periodo de entreguerras se produce una elevadísima concentra-
Algodonera Flandria- Flandria (1934) ción de residentes y de comerciantes en una subzona del mismo
Fuente: Legajos de Personal Algodonera Flandria y Registro Civil, M. Ceva (2000) barrio, que sí podía considerarse como un espacio casi exclusiva-
370 371
mente judío, pese a la presencia de comerciantes armenios y sociabilidad en los que surgían nuevos vínculos sociales cuya
sirio-libaneses en él. En este punto, también hay que remarcar habría que verificar. Aunque en este punto no podamos
que lo que da la característica a un espacio urbano no es tanto la _ construir por falta de estudios indicadores de segregación que
densidad de ocupación por parte de un grupo migrante, cuanto _ - midan el proceso con la misma precisión que para el período an-
la capacidad de hegemonía sobre el espacio de un grupo (en terior y con los límites que el análisis de las pautas residenciales
especial, de sus sectores dirigentes)_ En esto ejercen un papel tiene, ellas influirán en la construcción de una sociedad más abier-
relevante las instituciones visibles en él, desde negocios hasta ta 0 acrisolada, si se prefiere.
ámbitos asociativos comunitarios. ' , El indicador más importante de la "asimilación" o "fusión" es,
En el- mismo sentido, en otros contextos urbanos, como las como vimos en el capítulo anterior, el de las pautas matrimoniales
pequeñas ciudades del Noroeste argentino, un fenómeno equiva- de los inmigrantes y de sus hijos. Punto este último acerca del que
lente se producía con los inmigrantes sirio-libaneses. Aunque su tenemos más estudios en este período. La evidencia disponible
proporción dentro de la población total era pequeña (0,8% de la para el período de entreguerras es más heterogénea que para la
población del NOA para 1914), su extremada concentración espa- época precedente y aunque la persistencia de uniones endogámicas
cial en los barrios cercanos al mercado y a la estación del fetroca- sigue siendo significativa, en cualquiera de los múltiples sentidos
rril, donde estaban instaladas sus tiendas y almacenes, les daba una que se atribuya a esa categoría, los porcentajes han disminuido.
"visibilidad" mucho mayor que la esperable si sólo se hiciera un Sin embargo no parecen controvertibles cuatro puntos. En primer
análisis de "densidad" ocupacional. Aunque, como dijimos, "am- lUgar que la tasa de endogamia vista en conjunto decae en el perío-
biente" étnico dice bastante sobre la identidad simbólica pero do de entreguerras. La discusión es si disminuye muy rápido,
poco sobre los vínculos y los comportamientos sociales. como creían Savorgnan y Germani, o más lentamente. No hay
Volviendo a la ciudad de Buenos Aires, en otros casos, nuevos necesidad de buscar muchas explicaciones culturales para ello, las
grupos se instalaron directamente en ámbitos periféricos de la razones indicadas en el capítulo precedente sobre la modificación
misma ciudad o en su primera periferia. Por ejemplo, los grupos de los espacios de sociabilidad (con sus efectos sobre el "mercado"
eslovenos, llegados en la primera posguerra, dieron lugar a asenta- matrimonial) pueden ser suficientes. De todos modos, un lugar
mientos en Avellaneda y en La Paternal. También los armenios decisivo en el proceso le correspondió al peso del número. El
siguieron un proceso del centro a los barrios, aunque con despla- descenso abrupto de los flujos migratorios europeos, el efecto stock
zamientos secundarios subsiguientes dentro de éstos. Así la zona de Míguez, hizo que la posibilidad de conseguir un cónyuge del
de Nueva Pompeya, desde los años treinta, desplazó como princi- propio gfupo nacional o regional disminuyese en mucho y que,
pal núcleo residencial a la zona de Palermo, mayoritaria en los además, al producirse un envejecimiento del conjunto de las co-
años veinte (seguramente por el valor más barato de la propiedad), munidades inmigrantes, ello afectara también las pautas de los
donde, en cambio, se establecerían las principales instituciones hijos. Entre otras cosas en relación con los llamados matrimonios
comunitarias. Todo ello ocurrió al compás de la expansión de la intergeneracionales, pero también con la vitalidad asociativa como
red de transportes, de los loteos masivos y de la voluntad de con- ámbito de conformación de nuevas uniones.
vertirse en propietarios por parte de personas que en esa opción Por supuesto que esto no concierne a todos los grupos y, en
exhibían su voluntad de permanecer en el nuevo país. Si bien ese especial, los centroeuropeos que llegaron en la posguerra siguen
desplazamiento, del centro a la periferia, estuvo a menudo articu- patrones diferentes. Aquí hay que detenerse en los momentos y
lado a través de cadenas secundarias, que mantenían los lazos so- ritmos de llegada para no dar una imagen unitaria donde no la hay.
ciales primarios en los nuevos espacios, no es menos cierto que, en En cualquier caso, un elemento importante, además de la "distan-
conjunto, significaban también la afirmación de nuevos espacios cia" cultural, estaba dado por el tipo de inmigración, y aquellas
372 373
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compuestas por trabajadores solos, solteros, eran en general
exogámicas. Los estudios de Susana Torres para Como n_acionalidad italiana de Luján o los daneses de la provincia de
Búenos Aires. En el caso de los albaneses, la persistencia de la
Rivadavia muestran que, contra lo que pudiera suponerse, __ kngua, el nucleamiento en pequeños espacios de sociabilidad no
en conjunto, los inmigrantes españoles eran más endogámicos qué ,for.roalizados (un almacén), la alta concentración en un barrio es-
aquellos procedentes del centro y del este de Europa. Aunque p~cífico, jugaban a favor de esas perdurabilidades. No obstante
trata de pocos casos y hay matices entre ellos, en Comodoro, __ Marquiegui, que ha estudiado el caso, subrayó que quizás el pro-
polacos y los checoslovacos eran muy endogámicos (sobre todo h~- : blema generacional debería someterse a alguna matización. La in-
ta 1930, luego algo menos), pero no así los yugoslavos, los rusos y t~gración matrimonial (y las correlativas) parecen operar más rápi-
los muy pocos rumanos y búlgaros. '"
do, como es por otra parte previsible, sobre aquellos hijos cuyos
En el Chaco, según el estudio de Beck, el panorama presenta padres habían llegado de pequeños a la Argentina (y que por lo
igualmente desniveles, aunque nuevamente los checos son mucho tanto habían pasado por la molienda patriótica argentina) y menos
más endogámicos que búlgaros, yugoslavos y polacos. Sin embar- _ _sobre aquellos que habían arribado en edad adulta. En el caso de
go, el hecho de que las fronteras nacionales hayan sido mu,. móvi-- los alemanes del Valga instalados en el Chaco, que era un grupo
les y casi todos ellos procedan de la reestructuración que implicó que había reemigrado desde La Pampa a principios de los años
el fin del Imperio Austro-Húngaro hace a las identidades naciona- treinta, sus comportamientos endogámicos revelaron una notable
les o recientes o irrelevantes. Por eso es difícil saber si la dimensión perdurabilidad, aunque lentamente decrecientes desde los años
nacional tiene alguna significación para estudiar estos procesos. El cincuenta, hasta por lo menos 1960.
hecho de que los eslavos del Chaco, cuando eran exogámicos, lo Por supuesto que lo señalado en el párrafo precedente puede
fueran hacia otros grupos eslavos puede sugerir la presencia tanto aplicarse también a los grupos judíos. El estudio de Fabiana
de elementos identitarios paneslavos como que los cónyuges pro- Tolcachier sobre la comunidad de Villarino muestra una abruma-
cedían de áreas étnico-cultural-espaciales coherentes que estaban dora endogamia y una celebración de las uniones en un ámbito
divididas en distintos Estados nacionales (como se había señalado estrechamente étnico (considerando también los testigos de las
para el período precedente para los vascos de ambos lados de los ceremonias). Sin embargo, también aquí se da una apertura, aun-
Pirineos). que limitada, a la misma confesión religiosa. Ello se exhibe en la
Una segunda comprobación es que, nuevamente considerando declinación relativa de los matrimonios entre personas que proce-
el problema en general, los hijos argentinos tenían pautas matri- dían, ellos o sus padres, de la misma provincia o gobernación (dos
moniales más abiertas que las de sus padres. Aunque ello presente grandes grupos originarios existían allí: los procedentes del norte,
obvias diferencias entre los distintos grupos, no sólo en relación sobre todo del Ducado de Lituania, y aquellos del sur, sobre todo
con la "distancia" social o cultural, sino también con las oscilacio- ·de Besarabia) y en una mayor exogamia geográfica (una parte cre-
nes de la curva del respectivo flujo migratorio. Aquellos grupos ciente de los novios no procedía de la misma comunidad sino de
que tenían una fuerte concentración territorial se encontraban en la vecina Bahía Blanca). Desde luego que el estudio no puede
ámbitos aislados y, sobre todo, si tenían diferencias de religión o generalizarse ya que es contradictorio con argumentos presentados
de rito religioso en las que los líderes religiosos desempeñaban un para el mismo período para ciudades como Buenos Aires y Rosa-
papel importante, conservaron más sus pautas endogámicas en la rio, que se apoyan en los testimonios dé los dirigentes comunita-
segunda generación, aunque también aquí atenuadas con respecto rios que hablaban críticamente de una elevada elección del cónyu-.
a la generación precedente. En ese caso se hallaban los alemanes ge fuera del grupo judío. Aunque quizá lo que todo esto pueda
del Valga, de los que disponemos de buenos estudios para los de revelar es menos una contraposición de situaciones que las enor-
La Pampa, los armenios en la Capital Federal, los albaneses de mes dificultades para evaluar fuentes cualitativas que, si detectan
374 375
un fenómeno, por más reiteradas que sean - y en este caso
eran-, no permiten medir con precisión un proceso tan comple~~
·"'v 1u .... tes. Por otra parte, aquel episodio reveló la casi unanimi-
.· ~- que existía en los grupos dirigentes argentinos ante el pro-
'1
jo. En cualquier caso, la diferencia religiosa como barrera a l:i ;.'~~blema. La Liga Patriótica cosechó amplia adhesión en la
exogamia no es tampoco universal, los sirio-libaneses no católicos 'c(Iüigencia política, a excepción de los socialistas, y concitó inclu-
parecen haber sido una excepción en este punto. Aunque hay que ~0 el apoyo público instrumental del gobierno de Hipólito
recordar aquí cuánto pudo influir el elevadísimo índice de mascu- Yrigoyen, que el 25 de mayo de 1917 se sumó con su gabinete a
linidad de ese grupo, no sólo en el flujo sino también en el stoc.k, la manifestación organizada por la Liga. La adhesión siguió con
que era muy superior al de cualquier otro grupo migrante ultrama- .. muchas otras expresiones, desde la movilización católica de la
rino, al menos para 1914. •posguerra en torno a temas ~omo la Gran Colecta Nacional hasta
En tercer lugar, puede sostenerse que esa apertura producía las ya recordadas conferencias de Leopoldo Lugones en el teatro
sobre todo uniones de los descendientes de europeos de distinto Odeón, o con la aparición de un grupo de jóvenes tradicionalis-
origen entre sí. Ciertamente es relativamente sencillo, corn~ ya tas afrancesados, nucleados en "la Nueva República", que habla-
vimos, encontrar uniones de hombres de origen europeo con mu- ban a veces, entre otras cosas, de una conspiración "judeo-
jeres de origen criollo, ya que existía una desbalance en el mercado . _napolitana" para controlar la Facultad de Derecho, o se especia-
matrimonial entre hombres y mujeres a favor de los últimos (había lizaban en atacar a los diputados radicales Leopoldo Bard y
más hombres disponibles que mujeres, por lo que las posibilidades Diego Luis Molinari aludiendo a sus orígenes étnicos. Incluso en
de elección de aquéllos eran más reducidas). Es mucho más difícil el terreno cultural, entre las vanguardias literarias, se utilizaban
encontrar, en cambio, como ya vimos - y los estudios cuantitati- ataques que empleaban argumentos en el mismo registro. Así los
vos así lo muestran-, el matrimonio entre una mujer de origen jóvenes del grupo Martín Fierro se definían como cultores efica-
europeo y un criollo. Todo ello reflejaba la subsistencia de niveles ces del lenguaje en tanto que "argentinos sin esfuerzo" no conta-
importantes de prejuicio en la sociedad, no sólo desde la elite minados (como sus rivales de Boedo) por la "pronunzia exótica"
criolla hacia las "clases medias" de origen inmigratorio, sino tam- y el "realismo ítalo-criollo". En cuanto a la comunidad judía, la
bién desde estas últimas hacia las clases bajas nativas. hostilidad también provenía de matrices conservadoras e incluso,
Un cuarto punto era que, por las razones apuntadas, la exo- con otras valencias, de los mismos socialistas. Así, por ejemplo,
gamia era mucho más elevada entre los hombres que entre las han sido señalados los reiterados comentarios hostiles de Juan B.
mujeres inmigrantes, aunque atenuada por la existencia de un Justo, en defensa de la laicidad y el "crisol de razas", contra los
porcentual elevado de matrimonios intergeneracionales (o sea, grupos judíos que conservaban su religión, sus tradiciones (la
casamientos entre inmigrantes e hijas argentinas descendientes circuncisión era vista como un "sucio y sangriento rito") y se
de inmigrantes del mismo grupo nacional o regional). agrupaban comunitariamente. El mismo Partido Socialista con-
El panorama descripto no debe llevar a excesivas ilusiones. El tribuyó decisivamente en el Concejo Deliberante de la ciudad de
proceso de integración no estuvo desprovisto de tensiones y en el Buenos Aires, en la misma década de 1920, para derogar la auto-
nivel de prejuicios, la Argentina de entreguerras fue más conflic- rización a la creación de un cementerio judío en ella en defensa
tiva que la precedente, como ya observamos a propósito de las de comunes cementerios municipales para todos.
políticas migratorias. El período comenzó con numerosos actos Los prejui¿ios existentes en la sociedad argentina no termina-
de violencia durante la Semana Trágica, que muchos considera- ban en el antiitalianismo o en el antisemitismo. Ellos alcanzaban
ron equiparables a los pogroms europeos, con las persecuciones en también a otros grupos como los sirio-libaneses (un ejemplo de
las áreas rurales, de la Patagonia a Entre Ríos, con el nacimiento ello era el escritor Roberto Arlt) y desde luego a los no europeos.
de la Liga Patriótica, cuyas connotaciones antiextranjeras son En una intervención parlamentaria de 1922, el diputado socialista
376 377
Ir
i;I __;':~-"- _
Enrique Dickmann había insistido en la inconveniencia de una proceso de acceso a la política de los judíos que luego, con
migra<;:ión como la china y a la vez subrayaba que la inmigración disfunción temporal con respecto al grupo precedente, pero
terrestre (es decir, los latinoamericanos) era "no siempre desea~ escalones semejantes, arribará a posiciones de relevan-
ble". Por otra parte, los prejuicios no eran en un único sentido, Lo- que no es contradictorio con el hecho de que el primer
como ya observamos para el período precedente. Los grupos diri- de origen judío (Dickmann) llegase a la Cámara de Dipu-
gentes y los intelectuales de origen inmigrante no dudaban en en 1916 y el primer árabe sólo en 1946 (Allub), ya que se trata
ejercer un fuerte prejuicio antinativo ya aludido. Por ejemplo, en --percibir procesos más generales y no casos individuales. Con
ocasiones, se utilizaban injurias políticas de contenido racial para -- wdo, esa misma década del treinta vio emerger una situación aún
denostar a figuras por el color de su pieL Así, el epíteto de agresiva, en especial el antisemitismo, dadas las mutaciones
"mulatillo" se empleó contra el mismo Leopoldo Lugones o contra e generacionales y sociales en el nacionalismo argentino, que perdió
el general Uriburu y, de modo no menos despectivo, el de "colla" -,- parte de la moderación del buen tono de los sectores altos (y decayó
contra el presidente Victorino de la Plaza. ., la influencia de figuras pro judías como Leopoldo Lugones) y derivó
Sin embargo, en conjunto, esa década fue, en términos ideo- - hacia una plebeyización de modos y estilos que acompañaba además
lógicos, más tolerante que la posterior. Aunque aislado, se cono- €limas internacionales.
cen unos pocos casos de oficiales judíos en el Ejército Argentino,
ingresados en esos años, y el antisemitismo sería mucho menos
virulento y extendido que en la década siguiente. En especial los
gobiernos radicales fueron bastante tolerantes (más allá de perso-
nalidades individuales) y además promovieron, sobre todo en el Los cambios residenciales y ocupacionales debían afectar (sobre
personalismo yrigoyenista, el ascenso de hombres nuevos a través todo en una ciudad como Buenos Aires) también la vida asociativa
del canal de la política. Si, en 1916, sólo un pequeñísimo núme- de las comunidades inmigrantes. En cuanto a lo que llamamos en
ro del total de parlamentarios nacionales eran hijos de inmigran- el capítulo precedente su papel en la asimilación social informal,
tes, la situación cambiaría drásticamente desde entonces. este indicador cambia ahora de signo. Sin embargo, el proceso es
Los años treinta ven la consecución de ese proceso con la muy desigual según cada grupo. Las asociaciones italianas, en es-
emergencia de nuevos apellidos no sólo ya entre los socialistas y pecial las mutualistas, sufrieron un serio debilitamiento afectadas
radicales, sino incluso en la segunda línea de los conservadurismos por la caída del flujo migratorio, en especial luego de los años
provinciales. Se preparaba así la gran transformación en el perso- treinta, por la competencia de las estructuras sanitarias públicas,
nal político que produciría el populismo peronista al favorecer la por la deserción masiva de los hijos de las entidades de sus padres
emergencia de esa segunda línea al primer plano de las elites pro- y por los conflictos que embargaban a sus elites y que se agravaron
vinciales. Todo esto en el período de entreguerras es más visible a desde el advenimiento del fascismo. También decayó la prensa
nivel comunal y provincial que nacional y era una vía también, si étnica, cuyo caso emblemático es el de La Patria degli ltaliani, "¡:.
no de ascenso, sí de legitimación social de los hijos de inmigrantes principal diario italiano de la Argentina que además cayó en ma-
o a veces de los inmigrantes mismos. Particularmente relevante es nos fascistas en la década de 1920. ,
el caso de los sirio-libaneses que comienzan en los peldaños muni- En el caso de las entidades españolas, el distinto ritmo del flujo
cipales en los años veinte, luego se van expandiendo hasta las (comparativamente más reciente), la fuerza de las entidades regiona-
legislaturas provinciales para culminar, en el marco de la les (en especial el Centro Gallego y el Asturiano), la menor conflic-
disrupciones que produce el peronismo, en un acceso al escenario tividad relativa de sus elites, el papel activo de parte de ella en el
nacionaL Empero, también como el caso de Villarino muestra, hay renacer del hispanismo, el más tardío eclosionar de la lucha
378 379
franquismo-antifranquismo u otros factores parecen haber promo-. sostén a la visita de intelectuales o políticos prestigiosos. Los éxitos
vida un diferente itinerario. En especial las entidades regionales en "nacionalizar" y politizar a sus respectivos connacionales fue-
peninsulares tuvieron su florecer durante ambas guerras superando ·ron desiguales pero eran mayores cuando se apelaba a los mitos
a las más antiguas creadas sobre bases nacionales. Por ejemplo, si la nacionales unitarios (como en parte lo haría el fascismo italiano a
más antigua Asociación Española de Socorros Mutuos tenía 22.000 mediados de los años treinta) que cuando instaban a lograr una
miembros en 1907 y el Centro Gallego "apenas" 6.600, en 1938 la identificación con una específica simbología política. Aquí existe
primera había crecido a 30.000 socios pero el último había alcanza- un buen estudio comparativo de Ronald Newton sobre la diferen-
do la impresionante suma de 57.000 afiliados. te penetración del fascismo italiano y del nazismo alemán entre los
Sin embargo, paralelamente a la existencia de esas grandes connacionales inmigrados. En la perspectiva de ese autor, el fascis-
entidades regionales, había para el caso de los inmigrantes galle- mo italiano tuvo enormes dificultades al confrontarse con una
gos, que eran los más numerosos, centenares de pequeñas asocia- estructura institucional bien establecida y articulada en torno a
ciones basadas en lazos parroquiales o comunales que se eJ:p¡andi- una ideología liberal-radical en la que persistían los mitos políticos
rían durante los veinte años precedentes a la guerra civil. Ellas de la Italia precedente. Sólo una estrategia de bajo perfil ideológi-
revelaban no sólo la importancia de las cadenas migratorias y de co y de identificación del régimen con los mitos nacionales (en
las lealtades aldeanas sino también una complementariedad fun- especial desde la conquista de Etiopía) le permitieron adquirir un
cional con las grandes entidades. Si el inmigrante podía cubrir sus consenso más extendido. En el caso alemán, en cambio, las dificul-
necesidades materiales con una institución como el Centro Galle- tades de ascenso social de los nuevos grupos de inmigrantes llega-
go, podía dedicarse a funciones festivas y de beneficencia, pertene- dos en la década del veinte, unidos a la mayor debilidad de las
ciendo a pequeñas entidades basadas en el pueblo de origen. De estructuras precedentes (y al menor consenso ideológico en el seno
particular importancia, como ha subrayado Xose Manuel Núñez de la elite comunitaria), le permitieron una penetración más am-
Seixas, que las ha estudiado en detalle, eran tanto las fiestas (a plia entre esos sectores nuevos que perduraría hasta la caída del
comenzar por la del patrono local), romerías y bailes como tam- régimen totalitario.
bién la labor filantrópica hacia el pueblo de origen. Entre ésta, una Otro ritmo siguió la vida asociativa de otras comunidades,
característica de la inmigración gallega en distintos contextos era como las judías o las sirio-libanesas, que veían el apogeo de su
el apoyo que brindaban a la creación y el mantenimiento de escue- movimiento migratorio, luego y no antes de la Primera Guerra
las en Galicia. Mundial. Las asociaciones sirio-libanesas fueron numerosas pero
El panorama que presentan las asociaciones de los grupos bastante fragmentarias y las estrategias de la elite de vertebrar
mayores tiene otras modulaciones en casos de grupos menores y fuertemente a la comunidad tuvieron escaso éxito. Esa elite era en
según la antigüedad y características de la vida institucional comu- una parte libanesa maronita y en otra procedía predominantemen-
nitaria preexistente. Entre los alemanes, por ejemplo, la conflicti- te de Hama, en Siria, se nucleaba en el club Honor y Patria y
vidad entre monárquicos y republicanos durante la república de controlaba el banco comunitario y la Cámara de Comercio. A ese
Weimar fue muy marcada. Luego por la influencia del nazismo, fracaso contribuían la diversidad religiosa que surcaba el grupo
sobre todo entre los sectores medio bajos y bajos, también se (maronitas, ortodoxos, melquitas, musulmanes y drusos) y el pre-
repropuso un enfrentamiento entre los antiguos y bien estableci- dominio en los grupos dirigentes ~omunitarios del componente
dos inmigrantes y los menos exitosos llegados en la posguerra. En maronita, que disminuía su capacidad de liderazgo sobre otros
general, los movimientos nacionalistas de derecha en el poder en sectores. Pero también operaban con fuerza el regionalismo y qui-
Europa desempeñaron un papel activo sobre sus comunidades, sea zá su mayor dispersión espacial en la Argentina. Para Buenos Ai-
a través de subsidios a las estructuras comunitarias, sea a través del res, Jorge Bestene ha indicado tres tipos de asociaciones que refle-
380 381
l'f!".
jan bastante bien el proceso que ocurre en ouas comuniudoe~· ·cas sionistas que buscaban dar un perfil ideológico más explí-
aquellas nucleadas en torno a un grupo religioso, aquellas so a la vida de la comunidad, que hasta entonces había tratado de
base local (la ciudad de origen) o regional y aquellas que más allá. la política fuera y organizaba los consensos en torno a rela-
de sus orígenes (en general panárabes) terminan funcionando nes interpersonales, al margen de cualquier plataforma explíci-
como núcleos de inserción barrial en las áreas de mayor concentra-:- ,particularmente conflictivas se hicieron las elecciones para el
ción de inmigrantes de ese origen, como el Círculo Social Sirio- rrol de la institución entre distintas listas que competían, a
Libanés en la zona de Palermo Viejo o el Club Social y Cultural · de 1938. Ello reflejaba también el impacto de la creciente
Juventud Árabe Argentina, en la zona de Floresta. Un cuarto tipo a los judíos europeos, que empujaba a tener que ro-
que podría agregarse, como señala Ignacio Klich, es el del asocia- posiciones más explícitas por parte de los líderes comunitarios.
cionismo político vinculado con el partidismo pansirio. la dirigen<;:ia tradicional pudo capear la ofensiva por un tiempo,
Un panorama semejante presentaba la relativamente pequeña ·finalmente eL proceso de politización de AMIA era inevitable, y ello
comunidad armenia, donde ocuparon un lugar importante juf\ro a ·~reflejaría plenamente a partir de 1945, de lo que emergerían un
asociaciones y clubes una numerosa aunque efímera prensa étnica y · cierto equilibrio inestable y alternancias entre agrupaciones sionistas
las escuelas formales e informales. La heterogeneidad religiosa, donde y de la izquierda antisionista en los años sucesivos.
junto a los católicos de rito armenio existían dos grupos evangélicos También fue relevante entre los inmigrantes judíos el papel de
diferentes, se sumaba al regionalismo y a los conflictos entre distintos .. jnstituciones culturales a partir de la reproducción de modelos
movimientos políticos, contrapuestos en cuanto a sus relaciones con aplicados en los países centroeuropeos, pero además como res-
la Unión Soviética, donde Armenia había quedado subsumida. puesta a principios de exclusión que existían en otros ámbitos de
Mayor éxito relativo tuvieron en cambio los grupos dirigentes la sociedad local vinculados al antisemitismo existente. De todas
de las entidades judías en lograr articular una entidad que las las entidades fue, sin lugar a dudas, la Sociedad Hebraica Argen-
vinculara entre sí. El punto de partida de la unión fue el tema del tina la que alcanzó un lugar de mayor relevancia y una capacidad
entierro de los miembros de la comunidad tallecidos, que nucleó, de irradiación cultural más allá del propio ámbito comunitario.
inicialmente, a los grupos asquenazíes. Era la Jevra Kadisha (Pia- En muchas de ellas, un lugar importante lo ocuparía el deporte,
dosa Compañía) nacida en 1894, que luego derivaría en la AMIA nuevo fenómeno de masas del período de entreguerras. En este
en 1941, como resultado diferido del decreto del presidente Ortiz sentido, por ejemplo, la creación de un club como Hacoaj surgió
que reglamentaba la vida de las asociaciones mutuales. Ese papel como respuesta a la exclusión que hacían todos los clubes dedica-
inicial vinculado con el cementerio y en ocasiones también con la dos al remo a personas de origen judío.
creación de un templo estuvo presente en otros ámbitos regiona- Además, como era característico de los inmigrantes judíos en
les, como por ejemplo Mep.doza, dando lugar en los años diez a la muchos contex):os, fue releva.nte el papel de las bibliotecas; el de los
creación de la Sociedad Israelita de Beneficencia. La AMIA, que periódicos (en idisch y en castellano fundamentalmente, de manera
prestaba servicios hacia el interior de la comunidad, al igual que la secundaria en alemán y en hebreo) y también el de las escuelas
DAlA, que se ocupaba de las relaciones con la sociedad argentina, comunitarias, en especial creadas por sectores laicos y progresistas.
también actuaría como entidad que nucleaba a muchas de las ins- Si bien estas instituciones educativas tenían por entonces un rol
tituciones de la comunidad. Esa capacidad articuladora no est~vo limitado, ya que actuaban complementariamente a la escuela públi-
empero desprovista de tensiones, sólo que ellas no llevaron a la ca y en las horas que ésta dejaba libre. De este modo su reproposi-
fragmentación institucional como en otros casos. En especial la ción de los patrones culturales de origen estaba en potencial tensión
vida directiva de la AMIA vio crecer los conflictos cuando por con aquellos símbolos y ritos que se difundían desde la escuela
sobre la dirigencia tradicional empezaron a operar organizaciones pública y, muchas veces, en el período de entreguerras, llevaban la
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peor pane. En cambio, aquellos establecimientos que habían as · adquirió un peso progresivamente decisivo en las entidades
a competir plenamente con la escuela pública ofreciendo una ·vas o culturales en las grandes ciudades o en los pequefíos
ción integral y no sólo complementaria, sobre todo los italianos, m1 c111 w . Contribuyó en mucho, al igual que otras formas masivas de
ban en plena decadencia ya desde la década del diez. Todo ello no· ad, como los bailes (y entre ellos los de carnaval), a corn-
debe omitir que por debajo de las estructuras amplias judías existían ean la oferta de las asociaciones étnicas, creando espacios nue-
numerosas asociaciones sobre base regional o aun local que tuvieron' en los que la interacción social multiétnica adquiría fuerza.
cierta vitalidad en la Argentina de entreguerras. Por ejemplo muchas. Todo es, sin embargo, ambiguo. En muchos casos el nuevo
instituciones sobre base regional o local crearon los distintos ~c::enari.o de las asociaciones recreativas era compensado por el de
procedentes de Polonia en la zona de Once y Villa Crespo en La ·-··~. entidades en las que los lazos étnicos eran importantes, por
ciudad de Buenos Aires. Tampoco debe olvidarse que, como señala en _~!-ejemplo en el mundo ?,e los n~gocios. También en los aiíos de
su perceptivo libro Víctor Mirelman, vistos en conjunto, los inmi~ loentreguerras se expandw, por eJemplo, el proceso de los bancos
grantes judíos vivían un proceso de acentuación de la seculari~ación comunitarios que captaban recursos de los inmigrantes de distin-
precedente, a lo que contribuía no poco la inexistencia en la Argen'=i- c:ros grupos y que actuaban, en parte, como financiadores de activi-
na, a diferencia de los Estados Unidos, de una corriente religiosa ~ades de miembros de ellos (y además como sostenes de iniciativas
liberal que diera espacio para contener al laiCismo moderado. ·~.comunitarias). A los grandes bancos que venían de la década pre-
Retornando al tema del asociacionismo, la situación es dife- cedente (y en cuyo origen habían estado no sólo la captura del
rente en los pequeños centros urbanos del interior. Allí las entida- ahorro inmigrante sino también el negocio de las remesas), en
des étnicas, por ejemplo las italianas en la provincia de Santa Fe, especial el Banco de Italia y Río de la Plata, el Nuevo Banco
parecen haber conservado una vida floreciente en el período de Italiano, el Banco Francés y el Banco Espaiíol, se sumaba ahora
entreguerras al asumir nuevas funciones sociales, culturales o de- una amplia gama de nuevas instituciones. En algunos casos proce-
portivas (un ejemplo lo proveen las funciones de cine). En otros dían de iniciativas de los países de origen, como el Banco Polaco
casos, nacían nuevas entidades con esos propósitos que, paulatina- (PSK), en el que trabajaría como empleado, por muchos afíos,
mente, adquirían mayor importancia que las entidades mutualistas Witold Gombrowicz. Especial significación y número tuvieron los
más antiguas. Aquella perdurabilidad iba a veces acompañada de :bancos creados por distintos grupos judíos. Se ha detectado, sólo
una transformación desde el interior mismo de las entidades, para Buenos Aires, el nacimiento de siete instituciones asquenazíes
abiertas cada vez más a un público no específicamente étnico. Pero entre 1921 y 1931 (de las cuales la más conocida será el Banco
esto se revelaba, como veremos <Jn el ejemplo sirio-libanés, aun si Mercantil). Ellas revelaban una extensión mucho mayor (y quizá
la apertura aquí iba sobre todo hacia migrantes de otros grupos también una fragmentación más extendida) que la de otra comu-
pero procedentes .de las mismas macrorregiones. nidad en la que los negocios mercantiles ocupaban un lugar im-
Un mismo ejemplo proveen otras asociaciones nuevas, por portante: los sirio-libaneses. En contraposición con la fragmenta-
ejemplo deportivas, que nacidas desde un pequeño grupo étnico se ción en otros terrenos, éstos crearon un solo banco importante en
convirtieron en entidades abiertas a todo tipo de público. El caso los afíos veinte: el Banco Sirio-Libanés del Río de la Plata, en el
del fútbol es particularmente relevante: dos pequeñas entidades na- que participaban incluso algunos destacados empresarios judíos
cidas en La Boca fundadas por in'migrantes genoveses o sus descen- orientales y, al menos, un empresario armenio.
dientes, River Plate y Boca Juniors, aunque siguieron conservando La sumaria imagen presentada no debe hacernos olvidar los
un grupo dirigente de ese origen, incorporaron entre los socios o los numerosos conflictos existentes en el interior de la vida de las
simpatizantes a personas de cualquier procedencia. En realidad, más comunidades de inmigrantes y, en especial, en los ámbitos institu-
allá de esos ejemplos exitosos en toda la Argentina, el anclaje terri- cionales. Como vimos, ellos ya estaban presentes en el período
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anterior a la Primera Guerra Mundial. Así, un largo conflictcl·i "~tos grupos, vinculados con procedencias semejantes o con afini-
había contrapuesto a la ampliamente mayoritaria Leadership liberaL " ""~des ideológicas. Ignacio Klich ha revelado las extensas vinculacio-
italiana con las pocas instituciones católicas del mismo orige~~ j~;entre judíos orientales y sirio-libaneses cristianos y musulmanes.
También, aunque con relaciones de fuerza inversas, tensiones ha~i~ .~~:i_·~EUas se daban en especial a través de una participación de destaca-
bían surcado en el caso de los inmigrantes polacos a las asociacici!' _;22}_~dosJíderes judíos en instituciones y emprendimientos de los sirio-
nes más antiguas fundadas en Buenos Aires de matriz laica y liga¡~ 't1~~~~neses. De est~ ~odo una presencia judía es invariable, por ejem-
das a sucesivas migraciones, en las que el elemento político habiái~ . •c~~flo; en las asoCiacwnes mutuales sirio-libanesas existentes en las
sido importante, y a aquellas creadas posteriormente, sea en ámbi":;. ~h~cincipales ciu~ades d~l interior (Paraná, La Rioja, Córdoba), pero
tos rurales como la provincia de Misiones, donde las distintasi ~~jambién en entidades Importantes de Buenos Aires como el Parro-
entidades partían de iniciativas del clero y giraban en torno a - .;-JBf,H;_to Sirio-Libanés o la Cámara de Comercio o el aludido club
parroquias, o en otros donde el elemento mutualista ocupaba aho~ ~-·;·Honor y Patria. La explicación de esa convivencia, sorprendente
ra el primer lugar por sobre las reivindicaciones patrióticas q..socia,. desde la perspectiva actual, debe buscarse en la existencia de lazos
les, como por ejemplo en el caso de Berisso. Con todo sería :--_comerciales fuertes entre personas que procedían de la misma región
nacimiento del Estado polaco, luego de la Primera Guerra, un yla complementariedad más que competencia entre los respectivos
elemento decisivo en el realineamiento de las distintas entidades. -circuitos comerciales (aunque en ambos casos centrados en el textil
En el caso de las instituciones judías, las tensiones no estuvie~ ,e- seda) Y en ciertas afinidades culturales. Empero debe haber
ron tampoco ausentes en el mundo de entreguerras, sea por las''::.¡, tenido su peso también el clima de convivencia entre las distintas
distintas opciones ideológicas, sea por los niveles de prejuicio que -.. ' etnias y grupos religiosos durante el Imperio Otomano y la ausencia
existían entre los distintos componentes migratorios, en cuanto al -__ de un Estado existente de referencia (para cualquiera de ambos
"prestigio" social de cada grupo. Y en este punto, a la clásica grupos). En este punto ello debía generar, sobre todo entre los gru-
contraposición entre inmigrantes judíos europeos o medio-orien- pos dirigentes, una mucho más débil identificación con mitos na-
tales, se superponían otras como las que distinguían a los judíos _ cionales de origen o una adquisición de los objetivos de políticas
alemanes de los judíos polacos o las que enfrentaban a judíos sectarias o discriminatorias, o que eran percibidas como tales, por
hispanoparlantes del norte de Mrica con aquellos árabe-parlantes parte de un Estado de origen, como parece mostrar el caso polaco.
procedentes del Levante. Finalmente, la percepción indiscriminada y despectiva de muchos
De este modo las tensiones comunitarias remitían a dos nive- sectores locales hacia los llamados genéricamente "turcos" pudo
les: primero, el de las opciones ideológicas, y segundo, el de los haber contribuido a la creación de niveles de cooperación que fue-
orígenes regionales y jerarquías sociales de los distintos grupos. sen más allá de los intereses comerciales que, de todos modos, deben
Aunque en esto último, no sólo tenían que ver las percepciones de haber estado en la base de los vínculos. Otros motivos de coope-
mutuas previas a la guerra sino también otros factores más generales, ración entre distintos grupos que reconocían afinidades pueden re-
como las imágenes que existían en la sociedad argentina hacia la lacionarse con la necesidad de sostener el esfuerzo mutualista en
diferente visibilidad de cada grupo y acerca de su origen europeo o modo eficaz, lo que requería un número de aportantes de significa-
no y, desde luego, la mayor o menor antigüedad relativa de asenta- .. ción. Ambos motivos, culturales y mutualistas, pueden haber esta-
miento de cada subgrupo. En cualquier caso, el clima de exaspera- 2-] do en la apertura que mostraban algunas asociaciones hacia perso-
ción política europea en los años de entreguerras favoreció las pri- _. nas de otros orígenes nacionales. Así, por ejemplo, la entidad polaca
meras y la diversificación de los componentes migratorios de los -- de socorros mutuos de Córdoba incluía entre sus miembros a persa-
años veinte aumentó las segundas. nas procedentes de Lituania, Checoslovaquia y Rumania.
En contraposición, existieron niveles de cooperación entre dis- Más previsibles fueron, en cambio, los niveles de cooperación
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y solidaridad entre exiliados republicanos y refugiados judíos, ·moderadas o conservadoras de ellos, pero también de la que
se expresarían en la década siguiente, ante una situación común de ser percibida como baja agresividad cotidiana de la sacie-
desgracia, los mismos enemigos (el fascismo) y la misma a argentina hacia los migrantes europeos y medio-orientales,
discriminatoria por parte del Estado argentino. allá de lo que ocurriera en el ámbito de la dirigencia política
Pese a la existencia de planos cooperativos entre grupos y en los grupos de extrema derecha. La relativamente
gentes de distintas comunidades y niveles de interacción posición de los inmigrantes y la exitosa de sus grupos
relevantes entre la masa de inmigrantes (reflejados en la a (con diferencias entre ellos, desde luego) debían favore-
matrimonial entre grupos europeos), ellos no suprimieron o ·esa situación marginalizando a los grupos alternativos que ha-
niveles de conflicto que en parte procedían de motivos de la sido más fuertes comparativamente en el período precedente.
guerra, pero en mucho adquirieron nuevo impulso en este
do. La tradicional rivalidad entre la dirigencia española e i
adquirió una gran extensión perceptible, por ejemplo, en la IGRANTES Y REFUGIADOS EN TIEMPOS DE EXTREMISMOS
tura gallega de emigración que ha estudiado Núñez Seixas y
disputas en torno a símbolos. Más allá del carácter risueño, nuevos problemas, que comenzarían a plantearse con fuerza en
debate impulsado por escritores y periodistas gallegos acerca segunda mitad de la década del treinta, se vincularían, sobre
origen de Colón, o el más consistente acerca de la hispanidad, con los refugiados, una figura que entusiasmaba poco a las
reflejaban esa tensión por posiciones de preeminencia en la argentinas, y con los inmigrantes de países limítrofes, que
tificación _étnica de la 'Argentina de entreguerras: En otras ocaslo-",~~ empezaban a hacerse visibles. El problema era prácticamente inso-
nes esas d1sputas surg1an por el control de espacws en el mercarltF'o';jj;J.L ciuble para la Argentina, dada la longitud de sus fronteras y la falta
ocupacional. Cuando los japoneses se expandieron con de medios para controlar los movimientos terrestres desde las áreas
más baratos en el negocio de la tintorería en la ciudad de contiguas. Igualmente y por razones semejantes era dificultoso el
Aires en los años treinta, desde la Unión de Propietarios de Tinrn~·'>'~""•r· control de los extranjeros, en tránsito de otros países limítrofes
rerías, donde los gallegos también eran numerosos, no (incluidos los refugiados) o hacia ellos, o que buscasen penetrar
voces que proponían limitar la inmigración oriental acus por las fronteras terrestres. La política de creación de nuevos cen-
de "poblaciones parias". tros de control aduanero a lo largo de la cordillera, del río Uru-
A modo de balance, si bien los grupos dirigentes de las co -guay y en la Patagonia austral y de acuerdos multilaterales (con
nidades inmigrantes tuvieron limitado éxito en cohesionar a Brasil, Paraguay, Bolivia y Uruguay) sólo podía aspirar a ordenar
distintos subgrupos de un mismo origen nacional o religioso, el fenómeno pero no a limitarlo.
ron más eficaces en crear o conservar aquellos puentes con la soc1c-, ~.:,w·. El tema de los refugiados traía otras discusiones al problema
dad argentina y con sus grupos dirigentes de los que hablamos migratorio. Uno de ellos era el conflicto ideológico que dividía el
el capítulo anterior. En general, con la excepción de algunos campo occidental entre fascistas y antifascistas y que se hacía cada
pos alemanes adherentes al nazismo hacia fines de los años trein vez más influyente en el debate político argentino. En segundo
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los grupos dirigentes comunitarios tuvieron, en la conocida di · lugar, el tema de los refugiados reavivaba los temores de las grupos
ción formulada por John Higham, una actitud de " dirigentes que estaban en el poder desde 1932, ante la "amenaza"
to" no conflictiva hacia las elites y la sociedad argentinas. El hecho-~ subversiva y convertía el tema en un punto principal de la agenda
de no ser leaderships de protesta era seguramente producto de no·{j política, transformándolos en rehenes de los forcejeos entre los
ser marginales dentro de sus propios grupos (como ocurría con el~~. frentes políticos y periodísticos oficialistas u opositores. Aquí los
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k~_ radicalismo étnico en los Estados Unidos) y de las claves ideológi- e,. momentos relevantes son el comienzo de la Guerra Civil Española
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(1936) y el de la Segunda Guerra Mundial (1939). Aunque a inmigrar de un permiso de libre desembarco, luego de
ricos, los intentos de limitar la llegada de refugiados tenían "hubiesen completado toda la documentación legalmente re-
bién justificaciones ideológicas generales. Así, se afirmaba que . Éste era un instrumento que desde 1923 había ido exten-
refugiado no podía ser considerado un inmigrante -ya que progresivamente a distintas categorías de potenciales in-
venida no era una decisión voluntaria de la persona sino o cuya situación o cuya posición no era la ordinaria -de
da-, y ello limitaba su capacidad productiva y su voluntad c~mujeres que viajaban solas o con niños menores a los ancianos,
integración en el nuevo país. Por otra parte, se sostenía que es los que tenían la "doc;umentación incompleta" a los que venían
refugiados eran en su gran mayoría urbanos y del sector 1
mados por parientes, consanguíneos y colaterales hasta el segun-
con lo que no reunían los requisitos de inmigrantes destinados l~ grado-. Originalmente había sido una especie de salvoconduc-
las áreas rurales -aunque a veces llegaran con contratos de to para resolver irregularidades o situaciones especiales. Ahora su
tipo-. Desde luego que estas disposiciones afectaban fuerte .· s~tido sería inverso.
a las migraciones del centro de Europa, en tanto involucraban En el nuev0 decreto, el permiso no buscaba resolver situacio-
un lugar relevante a los refugiados de religión judía.
... específicas sino, por el contrario, dejar a total discrecionalidad
Los gobiernos se orientaban en la segunda mitad de la uc:L<~.ua;, Estado argentino quién podía ingresar en la Argentina y quién
a dar nuevas disposiciones de control -que introducían o Dejaba, por otra parte, sin validez los permisos concedidos
requisitos o que ampliaban y reiteraban la necesidad del cumpl te, si el migrante no se encontraba en la Argentina
miento de los ya existentes- y a iniciar una política (llevada u del 1° de octubre de 1938. Constituía además un galimatías
hasta el extremo por el peronismo) de creación de nuevos organis- administrativo, ya que solicitado desde Europa a través de los
mos de fiscalización. De las mayores dificultades resultantes para consulados argentinos era concedido en Buenos Aires por la Direc-
ingresar por vías normales dará cuenta el aumento ulterior de ca- ción de Migraciones, previo asesoramiento de un comité consulti-
minos alternativos, como llegar en primera clase, ingresar como vo, del que participaban funcionarios de tres de los ocho ministe-
turistas o con visas de tránsito hacia terceros países de la región (en rios (Interior, Relaciones Exteriores y Culto y Agricultura). Ello
especial el Paraguay). Desde luego que el gobierno de Justo y el exacerbaría una lucha por ocupar espacios de poder, sobre todo
sucesivo buscarían también cerrar esas vías con decretos que esta- entre los ministerios de Agricultura y de Relaciones Exteriores.
blecían el mismo tipo de control para todas las clases y para todos Dos ministerios dirigidos por políticos procedentes de distintos
los medios de ingreso. sectores de la coalición conservadora y a su vez con cuadros admi-
Particularmente importante fue un decreto de 1938, tras un nisrrativos con diferentes tradiciones ideológicas y administrati-
recambio entre dos gobiernos de signo conservador, con la llega- vas. En el enfrentamiento el Ministerio de Agricultura, los funcio-
da a la presidencia de Roberto Ortiz, que constituyó el mayor narios y sobre todo las políticas de la Dirección de Migraciones
esfuerzo por reducir al mínimo la inmigración a través de meca- llevarían la peor parte, sobre todo cuando para 1940 la radicaliza-
nismos administrativos. Su impacto, combinado con el comienzo ción del conjunto del gobierno hacia posiciones fuertemente
de la Segunda Guerra Mundial, hizo descender a la mitad (de restriccionistas se hizo más visible.
49.000 a 26.000) el número de arribados en todas las clases. El Por supuesto que esos enfrentamientos pueden leerse no sólo a
decreto reiteraba las disposiciones de control sobre todas las cla- partir de la procedencia política de las cúpulas sino también del
ses de pasajeros y extremaba el celo sobre los turistas. Entre sus distinto origen y formación de los funcionarios de ambos ministe-
objetivos estaba, como sostenía en sus considerandos, "seleccio- rios. Un ambiente de extracción más plebeya (y en muchos casos
nar y regular la inmigración prefiriendo la de mayor asimila- el reciente origen inmigratorio que denotan los apellidos), con
ción". Su elemento principal era la imposición a todos los as pi- falta de estudios universitarios e incluso secundarios completos,
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r-
con menos ambiciones y posibilidades de arribismo social y en categorías más genéricas. Sin embargo, en contradic-
menos influencias de ideologías sistemáticas -como era el ' con aquellas circulares, el Ministerio de Agricultura multipli-
empleados de la Dirección de Migraciones, que en muchos ,paralelamente, los acuerdos con nuevas empresas especulati-
procedían de los escalones más bajos de maestranza e iban teresadas en el negocio de la inmigración y la colonización y
diendo lentamente en la repartición-, debía estar menos Jewish Colonization Association, que aspiraba a salvar a
do de la agresividad ideológica y el tipo de prejuicios que son ;¡-c;el!uidos judíos trayéndolos como agricultores (sin que éstos
evidentes en el personal diplomático y consular. la obligación de demostrar que lo eran), lo que obviamen-
Es manifiesto también que de lo que se trataba era de ver un mecanismo para facilitar el ingreso de aquellos
controlaba la mayor tajada de lo que se había convertido en que el Ministerio de Relaciones Exteriores trataba de
lucrativo negocio, ante la desesperada necesidad de abandonar
ropa por parte de muchas personas. Ello se exhibe en acusacio -~Además de los conflictos de poder y de la corrupción imperan-
cruzadas entre funcionarios e instituciones de violar las la situación generaba un caos administrativo muy visible. En
e implícitamente de corrupción, que culminarían con el s~mario; casos la complicada normativa hacía que, sobre todo los·
la mayoría de los funcionarios de la Dirección de Migraciones LJ.Ilo..•v .. ~~ios consulares, no supieran qué disposición aplicar o que
1939. Se produjo la reacción de este organismo, sobre todo a un uso totalmente arbitrario de ellas para tratar de sin-
del interventor designado, y nuevas y más abundantes denuncias con el clima de sus sucesores. Así se negaban visas a persa-
irregularidades de los cónsules serían formuladas. Dentro mismo que tenían todo en regla o se cobraban aranceles desmesurados
personal del Ministerio de Relaciones Exteriores, los enfrentami _'"~era de toda legalidad para desalentar la emigración. A todo ello
tos eran recurrentes y aparecen abundantes acusaciones ~e debía agregar desde luego la simple y llana falsificación de do-
entre cónsules, entre éstos y embajadores e incluso entre su Asesoría --"':aof< cumentos, que estaba muy extendida. Desde luego que los mismos
Legal y la posición de ciertos funcionarios consulares por la aplica" ministerios - y en especial el de Relaciones Exteriores- eran, en
ción arbitraria que hacían de las disposiciones migratorias. cambio, plenamente permeables a hacer excepciones ahí donde
El Ministerio de Relaciones Exteriores, que estaba en manos de . éstas les eran requeridas por personas amigas, de su círculo social,
sectores muy conservadores, reclutaba sus cuadros en sectores socia- influyentes en general, altos funcionarios o dirigentes políticos del
les más altos, con una instrucción en general universitaria, y que o.ficialismo y de la oposición. En especial su titular, José María
albergaba sectores con prejuicios más fuertes, en especial anticomu~ Cantilo, que se oponía a toda solución general para los refugiados, ._, ....
nismo y antisemitismo, hizo una lectura aún 1 más restrictiva del i
disponía reiteradas excepciones, incluso a través de vías que cons-
decreto de 1938. Revelaba así que más allá de lo que decían sus tituían una violación de las normas vigentes """:":como suge1jr que se
representantes en los foros internacionales (Evian, Ginebra y Lima), "hiciera arribar como turistas a personas que no venían en condi-
estaba dispuesto a evitar por todos los medios el arribo de refugia- ción de tales-.
dos. Para ello enviaba al personal consular circulares reservadas ¿Cómo afectó todo ello a las migraciones europeas? Desde
por las que prohibía el visado de documentos no sólo a personas luego que mucho y sobre todo a los grupos centroeuropeos (y en
que no pudieran probar que habían sido agricultoras en los últi- especial de religión judía), que eran aquellos que estaban impeli-
mos cuatro años sino a aquellas "indeseables 'o expulsadas de su dos a emigrar. Un grupo significativo de exiliados intelectuales y
país" que, desde el punto de vista legal, no hubieran residido, al de elite (entre ellos, empresarios) arribó desde Italia - a partir de
menos en los últimos cuatro años, en el país donde tramitaban los las leyes raciales mussolinianas de 1938-, y en algunos casos lo-
documentos para emigrar a la Argentina. Ello dejaba fuera de graron una inusitada convivencia social e intentaron actividades
carrera a los refugiados, sin nombrarlos específicamente, englo- económicas conjuntas incluso con empresarios filofascistas aquí
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instalados. Un ámbito de intercambios sociales y económicos en el mundo cultural y universitario ante la hostilidad
tinuó siendo la institución más prestigiosa socialmente, el Ci que exhibieron por egoístas intereses corporativos algunos
Italiano, fundado en la década de 1870. Un cierto papel, ros profesionales.
a empresarios y managers, cumplieron también algunas e Como ha señalado Dora Schwarzstein, en su importante libro
italianas cuyos propietarios o dirigentes eran antifasci los republicanos, aunque los exiliados guardan un buen re-
afascistas y que teníin intereses en Argentina, como Oli de la recepción que tuvieron en la Argentina a su llegada,
Banca Commerciale Italiana y aun Pirelli, como ha sido sub. ¡S";nu:smas narraciones de los entrevistados exhiben que el acceso
por Smolensky. Incluso el principal intelectual del ré imundo laboral estuvo plagado de obstáculos. Un rol más impar-
Giovanni Gentile, hizo gestiones ante autoridades argentinas parecen haber desempeñado inmigrantes españoles instala-
que se le diese un lugar en una universidad pública a desde hacía tiempo en la Argentina, más allá de sus propias
Mondolfo, el más conocido de los intelectuales italianos "'-oduc · ones políticas. En ocasiones, el ocupar un cargo clave en el
al Plata. Todo ello no obstó para que muchos del casi ~illar de personal de una empresa, como por ejemplo en
judíos italianos arribados tuvieran dificultades de todo tipo emblemático de Nestlé, sirvió de modo no diferente del
conseguir una ocupación acorde con su prestigio y su ocurría entre los trabajadores llegados en décadas anteriores,
precedente. Muchos tuvieron que hacer todo tipo de tareas vimos, para que un gran número de republicanos pudieran
sobrevivir, y aquellos que deberían haber tenido una rporarse en ella.
favorable, aunque sólo fuese por su importante trayectoria Un lugar relevante para los intelectuales, como ámbito donde
mica, encontraron grandes dificultades para conseguir trabajo n editar sus obras o simplemente encontrar un trabajo, fue
las universidades. En especial ello ocurrió con el numeroso "e='~¡ mundo editorial. Es quizás el lugar donde en conjunto los espa-
de juristas, aun cuando su adhesión al fascismo hubiera sido ñoles republicanos brindaron una contribución perdurable y de
activa antes de las leyes de 1938, como en los casos del extraordinaria significación para la cultura argentina. En especial,
meridionalista Gino Arias o el jurista laboral Mario Deveali, la dinámica figura del representante de Espasa Calpe, Gonzalo
de los teóricos de la Carta del Lavoro y con el tiempo creador I:.osada, que luego de las restricciones que le impusiera la casa
la mejor tradición de derecho del trabajo en la Argentina. . matriz, crearía un notable sello editorial que llevaría su nombre.
mismo modo que para los republicanos españoles, esa De importancia fue también la ubicación de muchos republicanos
fue particularmente hostil en la Universidad de Buenos Aires en las actividades teatrales, para lo que sirvió la larga presencia de
más flexible en universidades como las de Tucumán, Córdoba artistas, directores y autores españoles desde principios de siglo en
del Litoral. Buenos Aires. Finalmente, en los ámbitos universitarios, los repu-
El flujo que intentó llegar desde España luego de la deb blicanos españoles encontraron los mismos obstáculos que los ju-
republicana fue cuantitativamente mucho mayor y ocupaciou•u- díos italianos, los que se prolongaban en el ejercicio de profesiones
mente más diversificado que el italiano, aunque menor en n liberales ante la defensa de intereses corporativos por parte de los
ros totales que el de los refugiados judíos. La posibilidad de · distintos colegios profesionales. Nuevamente en la universidad la
sar al país estuvo ligada a relaciones interpersonales con figuras recepción fue comparativamente mejor en el interior que en Bue-
la cultura, la política o la administración argentinas y de nos Aires, y las posiciones trabajosamente alcanzadas serían pues-
disponían más abundantes y mejores los que tenían parientes tas en entredicho con las intervenciones de grupos de extrema
emigrados o los que poseían conexiones políticas o institucion derecha en la gestión de las universidades, inmediatamente luego
previas. En términos comparativos, por ejemplo con México, del golpe militar de 1943.
número de refugiados españoles fue mucho menor y también su El inicio de la Segunda Guerra Mundial detuvo casi totalmen-
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te el arribo de exiliados y refugiados. Fue también la guerra 0 porque podían ser un sustituto a la falta de inmigración
pea el factor más decisivo en disminuir drásticamente todo fl ·oonLánea, pero varios de ellos de origen socialista indicaron que
migratorio europeo, ya que ante todo se redujo enormemente partido había sido y era partidario de esta última (aunque no
número de frecuencias de barcos que se dirigían con pasajeros rural) y que reconocía que los refugiados no se encontraban
Río de la Plata. Incluso la guerra dificultaba seriamente el ese caso. El oficialismo por su parte se aferraba a su argumento
zamiento desde países que estaban en el centro de los de la inmigración rural como única recomendable,
aun desde poco antes de su estallido. Así, es bastante revelador el carácter no aceptable de los refugiados.
en 1939, último afio con ciertos visos de normalidad, la mi La inmersión en la Argentina de los conflictos ideológicos
desde Checoslovaquia y Polonia disminuyera mucho más s.¡;;uuE peas afectaba también la vida interna de las comunidades de
cativamente que la de Alemania. tes, sobre todo en su prensa y en sus instituciones. La
En el encendido tono de los debates ideológicos en la n de algunas embajadas como la española y la alema-
tina de entonces, la discusión acerca del papel de la inrni na, no sólo sobre la vida misma de las comunidades sino incluso
adquiría, a su vez, un tono mucho más ligado a la política . el gobierno argentino, se hizo intensa. El gobierno reaccio-
daría y de coyuntura. En especial la oposición radical y so~•au;>L<L nó en 1939 tratando de acelerar la integración de las estructuras
- y de parte de la prensa- encontraba en ellas un modo de comunitarias al sancionar un decreto (de pocos efectos prácticos)
atacar al gobierno y unificar sus esfuerzos en la causa antifascista.'~ que disolvía las asociaciones de inmigrantes controladas o finan-
primero y aliadófila después. En 1939 una conflictiva interpela- Ciadas desde el exterior o aquellas con objetivos políticos. Un
ción parlamentaria y en 1940 una encuesta del Museo Social año antes había acentuado, sobre todo por sus temores a la difu-
Argentino a políticos y técnicos acerca de la inmigración desea- sión de ideología nazi en las escuelas alemanas, el control sobre
ble brindarán buenos puntos de observación del clima de ideas las estructuras educativas comunitarias, que eran, como vimos,
dominante en la Argentina. básicamente complementarias de la ensefi.anza pública. Más allá
La imagen que emerge es de una defensa, al menos retórica, de de ello, se trataba de tiempos agitados y los conflictos emergían
todos los actores políticos e intelectuales, del papel positivo de la por sí solos, en especial en el seno de las elites comunitarias. En
inmigración europea. La máxima "gobernar es poblar" de Alberdi la comunidad judía, sobre todo en la entidad más importante, la
es citada reiteradamente por ministros, parlamentarios oficialistas antigua Sociedad de Entierros, luego devenida en AMIA, pero
y opositores, e intelectuales. Ello muestra hasta qué punto el ima- también en otras instituciones regionales del interior, se hizo más
ginario político de las elites permanece vinculado con los temas evidente desde fines de los años treinta el protagonismo de or-
dominantes de la formación de la Argentina moderna. El segundo ganizaciones sionistas que se enfrentaban al tradicional laicismo
punto de consenso, casi unánime, era la necesidad de una inmigra- de las organizaciones más antiguas de orientación en general de
ción preferentemente rural que se arraigase a la tierra a través de izquierda. En el caso de otros grupos donde las tensiones ideoló-
proyectos de colonización. gicas eran menores, como los sirio-libaneses, los enfrentamientos
Más allá de ello (que no es poco) todo es discrepancia. La estaban surcados por líneas étnico-religiosas: la hegemonía ejer-
discusión de a quién seleccionar retorna al tema de los agriculto- cida en las instituciones por los grupos de ascendencia maronita
res, pero combinada en muchos con la idea de preferir a los mi- sobre ortodoxos, musulmanes y drusos.
grantes de países latinos y católicos. Una minoría se inclina por
una apertura irrestricta o por admitir sin limitaciones a los refugia-
dos (los diputados opositores). La oposición defendió también la
admisión de refugiados por aquellas razones humanitarias de tole-
396 397
LA INMIGRACIÓN Y EL ESTADO DURANTE res (como lo subrayaba, por otra parte, el por entonces
EL PRIMER PERONISMO norteamericano, James Bruce). Empero, como en mu-
otros terrenos, también en esta idea de abrir las puertas a la
En 1943 un golpe impulsado por militares, mayoritari . :~~ . . igración había discrepancias entre los funcionarios peronistas.
neutralistas o simpatizantes con el Eje, acabó con la década ::ent~~ ~~\eces esos enfrentamientos seguían líneas bastante transparentes
va~o~a. El ~obierno, dominado ~or grupos nacionalistas y cleri~~:;- . ~1ifracio_nalidad económica. Dentro del gabinete.' mientras el a_la
saco mmediata_men~: las con~lusi~nes de la herencia re~ibida y pas~~ .~:~~nómica era f~v?rable a la ape~tura, en espec~al el empr~sano
en _1943, la Direccwn de Migracwnes a la dependencia del Mi . -·-" "'"~~:J,.{uanda, los mmistros del Intenor y de Relacwnes Extenores,
tena de_l Interior y un militar fue pue~to a s~ frente. Es decir~:; ~~ligados originariam~nte ~o~ los ambientes sindicales, se o~onían
desnudo el hecho de ~~e el problema migratono se había convenido_:., ~j'~~~~~'pór razones men_os Ideolo_gicas _que laborales: la competen_Cla que
en un problem~, poliCial y las I:olíticas ~n una cuestión rep;esiva_ .-~-- ¡~~~Jos nuevos trabaJadore~ ~J,erc~na~ en el n:er~ado de trabaJO. Ello
Una demostracwn del ~uevo chma polítiCo puede percibirse en et:J ~~~l~~ ~ntro~caba con la tradtcwn smdical y socialista de defensa de los
hecho de que se comenzo a reclamar perentonamente que la~olum"'" ,1~ .,,c:l;''7·{rabaJadores locales expresada muchas veces en el pasado como
na de rel~gión fuese completada en las planillas que entregaban los :j: ,;]'\;.respuesta a las que eran v~stas como maniobras pro patronales para
transportistas con los datos de los pasajeros, lo que invariablemente>~,.~~~ ~~,;~ _,bajar el costo de los salanos. Pero el problema no concernía sólo a
había figurado en blanco en los años precedentes. ;~;~ ~J:.~ ·una lucha entre sectores empresariales y sindicales, que conforma-
Sin embargo, los grupos de extrema derecha no consiguier · . . ·. pan la heterogénea alianza peronista, sino que esas divergencias se
estab~l,izarse an:e la presión interna y la internacional, y la ambig~~ ·extendían a otros grupos parti~arios o a~nes a la coalición gober-
soluc~on popuhsta de Perón comenzó a abrirse paso desde 19 4 nante. En algunos casos esas discrepancias pueden verse como re-
4
cul~mando en la salida democrática de 1946. Los efectos sobre la~ sultado de contrastes ideológicos, pero en otros es difícil rastrear
políncas migratorias, sin embargo, no fueron tan inmediatos. incluso alguna homogeneidad entre visiones generales de la políri-
Si hemos enfatizado el problema de las continuidades entre la ca y posiciones ante la cuestión migrawria.
políticas de ~~biernos de d~stinto signo, lo mismo puede argumen~ ' Desde_ luego que todo el problema debe poner~e en el co~t~:to
tarse a proposito del peromsmo. En términos generales éste llevará mas ampl10 de la muy enconada lucha entre gobierno-oposicwn,
mucho más allá tendencias, ideas, líneas de acción, que ya estaban aunque el tema de la inmigración (al estado actual de la investiga-
pre~e,ntes en la ~gent~na _de entreguerras. Comenzando por la ción) no parece haber sido un_a cuestión cen;ral en de~ate. Como
nocwn ~e que abnr_ 1~ mmigr~ción era, a la vez, una necesidad y e~ -~tros te~renos y co~? ya VIm?s en el pen?do antenor; la o po-
un motivo de presngw que vinculaba al nuevo régimen con los siCIOn tendta a combatir las medidas del gobierno, ademas de por
fun~amentos de la Argentina moderna. En el plano de las ideas, d razones ideológicas, porque eran del oficialismo. Del mismo modo
?ob~erno peronista heredaba del pasado la de abrir las puertas a la la gran prensa liberal, también opositora, como La Nación y La
Inmigración europea y a la vez seleccionarla. El decreto de crea- Prensa (aunque con diferencias entre ellas: más ambigua y menos
ción de la ~elegaci~n -~gentina de Inmigración en Europa aperturista pa~ece haber sido la última), iba más allá_de la,s posic~o-
(DAIE) defima los pnnciptos que debían orientarla: "espontanei- nes del peromsmo en el reclamo de una apertura sm mas restnc-
dad, selección y encauzamiento". Como ya señalamos, con su ca- ciones que las de orden ,público y sin necesidad de enviar ninguna
ract~rística improvisación y desmesura, los técnicos y políticos del misión a Europa. Ello reflejaba el hecho ya tradicional de que la
partido gobernante esbozaban planes que carecían de todo realis- oposición, mientras lo era, defendía posiciones más liberales que el
mo Y su~tentabilida~, como la propuesta formulada en el primer oficialismo. , .
Plan Qumquenal de mcorporar entre 1947 y 1951 a 4.000.000 de · Con todo, en termmos generales, puede afirmarse que en la
398 399
segunda posguerra en la opinión pública no existió ningún rías de no deseables los inmigrantes judíos ocupaban un
sobre la inmigración comparable al que vimos a principios de
o en la inmediata posguerra. Se trataba de un tema más
preponderante junto con los agitadores políticos.
problema de estudiar las políticas migratorias dél peronismo
1
1
agenda política y ello reflejaba hasta qué punto la in las ideas que las debían inspirar tiene un primer inconvenien-
había convertido en un hecho común, aceptado y considerado .vor: lleva a presentar un panorama uniforme donde sólo hay
europea) sustancialmente beneficioso y un buen indicador de,- ideológicas diversas que operan algunas veces como opcio-
situación del país. Inmigración tenía que ver con poblar y e~ ,nuuLicas y otras como simples retóricas justificatorias para incre-
crecer, falta de ella reflejaba problemas de la economía y por . los espacios de poder de los distintos grupos enfrentados.
una situación no satisfactoria. . _jemplo, las confusas ideas biologistas de Santiago Peralta, pri-
Volviendo a la clase política, dentro de los favorables a ·. director de Migraciones del gobierno peronista que procedía
apertura inmigratoria en el oficialismo (que finalmente 1 militar, eran combatidas por peronistas de otras re-
las de ganar) emergía una segunda cuestión: ¿a qué inmig de la administración que provenían de diferentes matri-
se debía incorporar? El tema del inmigrante colonizado políticas, como los técnicos del Ministerio de Trabajo vincula-
seguía siendo dominante pero ahora con interferencias de con las estructuras sindicales y con el Partido Laborista. Ese
ideas industrialistas. Las resistencias, conservadoras primero en las ideas lleva también a descuidar las disposiciones admi-
militares después, a romper la neutralidad y a alinearse con y sobre todo las prácticas concretas, y en los años de
Estados U nidos habían sido penalizadas durante la guerra en et ra estos aspectos son verdaderamente decisivos.
terreno del abastecimiento de armas. Se expandió así la idea de la En el terreno legal, el peronismo heredaba heterogéneos y con-
necesidad de un fuerte desarrollo industrial por razones de segu- tradictorios instrumentos de política migratoria, a los que pocos
ridad nacional, el que sería uno de los temas de la elite militar. cambios de significación aportaría en espíritu general y en eficaces
alineada con el peronismo. Pensaban que la Argentina (idea que instrumentos operativos. En general, viendo los fundamentos de
no era totalmente exclusiva de ella ni siquiera de aquellos ligados - todas las resoluciones, los funcionarios seguían remitiendo a los
a la coalición gobernante) debía aprovechar la situación para incisos de la ley de 1876, del decreto de 1923 o del de 1938. En
surtirse de científicos y técnicos especializados para desarrollar cuanto a las instituciones, el peronismo multiplicó hasta el absurdo
una política industrial-militar. la cantidad de entidades que tenían injerencia en el tema migrato-
Pero, ¿seleccionar a quiénes y sobre todo cómo? Aquí opera- rio. Ello se agravaba porque, dadas las luchas internas que caracte-
ban los numerosos prejuicios antiguos acerca de grupos deseables rizaron a los primeros años del peronismo, la política migratoria
y no deseables combinados con nuevos motivos. La categoría de estaba en muchas manos, enfrentadas entre sí por espacios de poder
indeseables incluirá en la segunda posguerra a los mismos grupos dentro del Estado y del partido gobernante, aunque algunos de esos
que a fines de la década de 1930, aquellos sospechados o conflictos procedían de antes, como vimos. Si a ello se suma ahora
sospechables de simpatías "comunistas", a aquellos de religión la heterogeneidad ideológica señalada, puede tenerse una adecuada
judía (y en menor medida a otros no cristianos), los enfermos, idea de la confusión y los conflictos que dominaban la política
los refugiados en general. Se agregaban también, según cada migratoria hasta, por lo menos, 1950. A las dificultades que creaba
opinante, otros grupos étnicos o religiosos. La heterogeneidad y la maraña de instituciones que ahora se encargaban del tema migra-
confusión se agravaban porque las discriminaciones concernían torio se sumaba el acelerado deterioro, desde tiempo atrás, de la
no sólo a grupos nacionales sino que segregaban al interior de declinante maquinaria administrativa del Estado.
ellos. Así, las instrucciones a la DAlE requerían reclutar a inmi-
grantes sólo "al norte de Roma". Es indudable que dentro de esas
400 401
r;_"
.w.. L
MIGR.'\CIÓN DE MASAS, POLÍTICAS AMBIGUAS cuadruplica al de ultramar, que estaba dominado por un roo-
Y PRÁCTICAS PERMISIVAS pendular entre Colonia y Montevideo y Buenos Aires y a la
encubría otros movimientos secundarios. Existía además un roo-
La continuidad de las ideas y las políticas del peronismo con aéreo de significación. O sea que aquellas cifras deberían
precedentes y de los hombres encargados de aplicarlas fue afectada, sensiblemente.
menos en Migraciones, por lo novedoso de la situación desde el situación descripta plantea una doble novedad, ante todo
de vista de la oferta migratoria y, lo veremos, por las prácticas concr~ -~~aJlULativa, en segundo lugar, tipológica: esa avalancha de trabaja-
tas. Existe, luego de 1945, un enorme potencial migratorio de .dores migrantes está acompañada por otra no menos significativa de
jadores, refugiados, prófugos e incluso criminales de guerra, .....,..,ucs-:; Estas dos tipologías migratorias no habían coincidido en
tos o urgidos a escapar de Europa. El incremento de los in con esa intensidad hasta entonces. Ciertamente, la distin-
anuales lo revela. Incluyendo la primera clase, se pasa de cuatro entre migrantes y prófugos es ambigua, como lo es también
ingresos legales anuales provenientes de ultramar en 1945 a 11.000 aquella entre migración de masas y migración de elite. En la b.ase de
1946, 49.000 en 1947, 144.000 en 1947 y 174.000 en 1948.-N" experiencia de movilidad humana, forzada o espontánea, está
ros algo más bajos si sólo se considera segunda y tercera clase que se llamaba en el siglo XIX la búsqueda de una mejor fortuna.
cuadro 13). Aunque estos datos no dicen mucho, por los ,cEs evidente que todos, simples emigrantes, o personas desplazadas y
no detectados y porque existe un flujo fluvial que, por ejemplo refugiadas, o prófugos y criminales de guerra, deben recorrer un
itinerario que está surcado por problemas de distinto grado pero de
naturaleza semejante: conocer las oportunidades, conseguir ayuda y
Cuadro 13
Ingresos, saldos y retornos de europeos asistencia para alcanzar su destino por vías legales o ilegales, docu-
vía ultramar, 2a y 3a clase (1945-1959) mentados o más a menudo con documentación incompleta o inclu-
so indocumentados.
Año Ingreso Saldo. Retorno
(%) El problema se agrava por la enorme ampliación de la distancia
-389
-
155,8
entre las políticas y las prácticas que ocurrirá desde 194 7. En primer
1945 697 lugar por problemas estructurales: la Dirección de Migraciones, al
1946 4.185 46 98,9
1947 38.370 30.697 20,0 igual que las oficinas consulares, con un personal que no cambió muy
1948 116.115 104.448 10,0 significativamente en número, debía atender ahora una masa enorme
1949 148.372 133.019 10,3
1950 133.120 118.726 10,8 de personas y expedientes. En Migraciones parecen haberse acumula-
1951 103.946 80.651 22,4 do primero enormes retrasos que eran solucionados luego por la vía
1952 74.294 45.184 39,2
18.876 60,9 expeditiva de despachar más de mil expedientes por día. De este
1953 48.258
1954 60.452 34.667 42,6 modo, una estructura compuesta por escaso personal con poca ido-
1955 47.457 17.347 63,4 neidad llegó a resolver en un año 350.000 solicitudes de admisión.
1956 27.863 11.048 60,3
1957 36.365 19.943 45,2 Mucho control no podía hacerse en esas condiciones, y la tendencia a
1958* 35.064 13.494 61,5 otorgar casi automáticamente las autorizaciones a grupos juzgados no
1959* 25.419 9.098 64,2
problemáticos {como italianos, portugueses o españoles) se combina-
Período 899.977 636.855 29,2 ba con la apelación a opiniones de consultores oficiosos que pertene-
--
(*) Incluye 1a clase.
cían a estructuras comunitarias étnicas en los otros casos. Consulta
acerca de la conveniencia o no de admitir las solicitudes presentadas
Fuente: M. Barbero-C. Cacopardo (1991) según la ideología, la religión o las características sociales o físicas de
402 403
~
los candidatos. La estructura consular no estaba mejor equipada. de guerra. Estructura paralela que tenía incluso sus propios libros
la Oflcina Consular de Roma, lugar clave porque además de los · registros. Esa situación permitió al director de Migraciones expan-
grantes de esa nacionalidad se encontraban allí millares de ·.esa estructura paralela para incluir en ella a personas recomenda-
del centro y del sudeste de Europa, existían tres o cuatro '-mpn::aan - por amigos y otros personajes e instituciones y para desarrollar lo
que debían atender millares de solicitudes. La falta de medios parece traslucir como un mecanismo, si no siempre de corrup-
riales y de personal, la incuria y la corrupción (como muestra un sí de ilegalidad en gran escala. Existía una verdadera "privatiza-
sumario a los funcionarios de la Dirección de Migraciones) del funcionamiento de una institución oficial.
producir enormes efectos que en los hechos permitían un _La situación resultante de los cambios en la Dirección de Migra-
bastante indiscriminado para aquellos que dispusieran de fue una enorme arbitrariedad. Por ejemplo, tras sucesivas dene-
suficientes o de relaciones adecuadas. La competencia jurisurLLlonat ~~.,.1uu~" en un mismo expediente (la gran mayoría de los cuales en el
parece haber agravado el problema. Se reproponía la lucha 'por ef ~súmario corresponde a inmigrantes judíos) se accedía a lo solicitado
control del tema migratorio entre la Dirección de Migraciones y el <-(en especial, radicaciones definitivas) sin que cambiasen los elementos
Ministerio de Relaciones Exteriores. Nuevamente aquí, al ig~al que -:i;Jocumentales disponibles. La confección de las resoluciones no guar-
fines de 1939, la Dirección de Migraciones llevó la peor parte en la mayoría de los casos la menor forma, y datos contradicto-
nuevamente aquí defendió o fue acusada de defender, por aparecían en distintas fases del expediente y en la resolución tlnal
espurias, posiciones más permisivas o aperturistas hacia los gr ~~Jcomo, por ejemplo, la religión de los solicitantes). Por otra parte,
"indeseables". Todo salió a la luz a través de denuncias cruzadas dado que ni siquiera existía un fichero alfabético completo de los
parlamentarios y miembros del personal consular y funcionarios de expedientes tramitados, había a veces más de un expediente por cada
Migraciones que encarnaban distintas opciones de poder dentro del persona y éstos eran a menudo resueltos con criterios opuestos (es
partido gobernante, lo que daría lugar a sumarios administrativos _ decir, en uno se le negaba la entrada y en otro se le concedía). Sea por
mucho interés para los historiadores. las razones de parálisis administrativa aludidas, sea por el grado de
La situación de una maquinaria administrativa muy ineficiente irregularidades que todos podían percibir, la inobservancia de las dis-
- y con sospechables grandes niveles de corrupción-, sumada a la posiciones migratorias se hizo general. Incluso se autorizaba a regula-
enorme demanda de migrantes para entrar a la Argentina, debía gene- rizar su situación a pasajeros llegados clandestinamente, hecho que
rar una situación explosiva. Es bien conocido que la combinación alcanzó tales proporciones que fue insólitamente incluido en las es-
entre políticas restrictivas y demanda migratoria agrava los fenómenos tadísticas migratorias.
de microcorrupción y de patronazgo (englobables bajo el rótulo de En sus resultados concretos, esa acción de la Dirección de Migra- 1
"comercio de la inmigración"), cuya magnitud depende del marco ciones permitió disolver al menos en parte los fuertes prejuicios ideo-
jurídico, de las tradiciones administrativas y de los mecanismos de lógicos que en muchos sectores de la alianza gobernante existían, en
control de cada país. Tras la gestión más rígida de Peralta, el peronis- especial hacia los migrantes centroeuropeos, refugiados políticos y
mo designó un director de Migraciones (Pablo Diana) de bajo perfll personas de religión judía. Las estadísticas migratorias no reflejan
y con poco poder político. Ello coincidió con el período en el cual adecuadamente dichos fenómenos y en particular los de naturaleza
parece haber tenido más influencia una estructura paralela que unía la religiosa, ya que el expediente más sencillo para alguien que quisiera
secretaría privada de la Presidencia de la Nación con el director de entrar era declarar otra religión.
Migraciones, para hacer pasar a través de ella a personas que interesa1 El grado de ilegalidad manifiesta, la corrupción en gran escala y
banal gobierno y entre ellos a los "sabios y pequeños sabios", entre los las denuncias de los enemigos políticos internos debían llevar al go-
cuales se encontraba un número impreciso de colaboracionistas de los bierno a buscar una nueva alternativa. La solución al caos, en que
regímenes de extrema derecha europeos y eventualmente de crimina- todo el control migratorio estaba sumido, fue volver a una política de
404 405
centralización administrativa concenuando las competencias políticas públicas de los Es[ados, no necesariamente desde las estra-
Dirección Nacional de Migraciones, recreada y potenciada por de los inmigrantes. Por otra parte, el sistema aplicado por el
ro de 1949, y colocando al frente de ella a un militar que había L<=tuan~ neron1smo sería continuado reiteradamente por los gobiernos sucesi-
prestigio y poder en el Ejército (dentro de él en la logia militar _. reflejando a la vez que las fronteras del país seguirían siendo
cida como GOU) durante el gobierno revolucionario que irrumpió·· que no se disponía de una eficaz ni articulada política
en 1943: Enrique González. Asimismo se decidía, volviendo a y que el único modo de blanquear la situación era la
estrategia de los años treinta, otorgar prioridad en los permisos apresurada de los ya residentes.
ingreso al país (hasta el 75% de los mismos) a aquellos que vinieran Las iniciativas más novedosas del peronismo estuvieron vincula-
para reunirse con miembros de su familia ya residentes en el país. Ello ~ das, en cambio, con un nuevo tema presente ahora en las políticas
era ahora el resultado de la voluntad de disminuir lo máximo eosible. ~. de casi todos los Estados: el de la tutela de la emigración a través de
las remesas de los inmigrantes al exterior, vista la penuria que afectaba ·~· acuerdos bilaterales entre gobiernos y con organismos internaciona-
al gobierno en ese terreno. • les. El gobierno firmaría tratados con Italia (194 7, 1948) y España
Si el peronismo volvía al esquema centralizado anterior (1948) y luego con el Comité Intergubernamental para las Migra-
fracasaba (como predecesores y sucesores) en ordenar jur{ ·.0ones Europeas (CIME, 1953). Los primeros fueron los más trabajo-
la situación mediante la sanción de una riueva ley de y reflejaron las tensiones acerca de qué tipo de migrante seleccio-
para lo que había creado una comisión ad hoc. Nuevos :nar, quién lo haría y, sobre todo, quiénes los transportarían. A los
contradictorios se sancionaban como el que establecía el requisito·· intereses históricos de las compañías italianas se sumaban ahora lus de
de alfabetismo y aquel que flexibilizaba las restricciones sanitarias. compañías de navegación argentinas creadas por descendientes de
Del mismo modo, el gobierno buscaba, fracasado su intento de emigrantes genoveses (como Dodero), que el gobierno peronista se
controlar en las fronteras, regular la situación de los inmigrantes esforzaba por promover a través de monopolios, créditos y otras
dentro del territorio, a la manera de los Estados europeos a que nos •ecc,;,.,.c •. facilitaciones y para lo cual (como había ocurrido en los orígenes de
referimos en el capítulo 4. Se intentaba sin éxito la instalación del la navegación mercantil peninsular) el comercio de la emigración
inmigrante en determinadas zonas despobladas de la Argentina por con Italia debía desempeñar un papel primordiaL En este punto,
un período mínimo de tiempo, lo que era contrario a la Constitu- buena parte de la negociación entre Italia y la Argentina no concer-
ción Nacional, como afirmaba la DAlE. En cambio, se dictaba en nía a una discusión sobre la tutela de los migrantes sino a una tutela
1950 un decreto que establecía penas para los residentes ilegales y o a una reserva de mercado futura (ya que en ese momento ninguna
hacía responsables a empresarios y albergueros de verificar que la de las dos marinas mercantiles estaba en condiciones de tener un
documentación de los extranjeros estuviese en regla para darles tra- monopolio dados los medios de que disponían) en defensa de los
bajo o alojamiento. Finalmente, en ese mismo año, se daba una intereses reales o potenciales de los grupos ligados a las compañías
~--
circular secreta que prohibía visar documentación de personas pro~ .de navegación y de la industria de construcciones navales, en espe- y
cedentes de países del naciente bloque socialista. cial del polo público genovés. En el caso del acuerdo con España, las
Casi simultáneamente se darán dos amplios decretos de indulto negociaciones fueron igualmente difíciles y las concesiones que ob-
cuya finalidad era blanquear las enormes irregularidades y la presencia tuvo la Argentina fueron menores, dado el menor interés del gobier-
creciente de ir~documentados. Esta solución de la amnistía periódica no de Franco de desembarzarse de mano de obra (sobre todo espe-
será, de ahí en más, el expediente que utilizarán (sobre todo los go- cializada) en función de sus utopías de desarrollo autárquico.
biernos democráticos) para resolver las disfunciones recurrentes de los Desde un punto de vista formal, aquellos acuerdos deberían
mecanismos de control migratorio. Este sistema (descontrol + amnis:.o haber favorecido la emigración seleccionada y regulada y sobre todo
tía) es sin duda un problema desde la perspectiva de la racionalidad de la reunificación de familias. Éste era el punto principal del acuerdo
406 407
F!
con el CIME y se partía de una ampliación de la parentela por _"'f}Lpero ello ha ocurrido en 33 años. La disminución del flujo migrara-
en las cartas de llamada, con respecto a los requisitos de la legislación -&~- ,[io y la caída de la fecundidad han coadyuvado a ese proceso. Los
de los años treinta. Más allá del caso del CIME, demasiado Ji:(ijnnÜgrantes europeos y asiáticos son ahora "apenas" el 13% de la
para ser influyente, el alcance efectivo de los otros dos convenios en ~;T:~~!:J,oblación total (pero se debe recordar aquí que este porcentaje era
flujo global de inmigrantes arribados es algo que requiere todavía ~¡K:;casi equivalente al de los Estados U nidos en su conjunto en 191 O,
estudio detenido. Desde un punto de vista práctico, dado que ..;r-~inomento de máximo apogeo del flujo migratorio a ese país). El
Dirección de Migraciones parecía visar bastante automáticamente ;;t-::.,descenso del porcentaje a algo menos de la mitad debe ponerse en
permisos de desembarco presentados por italianos o españoles indivi- ..... icrelación con el bache migratorio comprendido entre 1930 y 1945,
dualmente, la influencia del acuerdo estaría ligada a aquellos grupos· .cuyas causas ya hemos analizado en el capítulo 4. La relación entre
de inmigrantes que no dispusiesen del dinero para el viaje y por_ende. hombres y mujeres sigue presentando un saldo a favor de los prime-
tuviesen que apelar a las facilidades que brindaba el acuerdo. ~ros, hay 142 hombres por cada 100 mujeres, más baja que en 1914.
En síntesis, el peronismo se propuso muchos y contra4ictorios La distribución de los extranjeros en el territorio sigue, acentuándo-
objetivos y no alcanzó casi ninguno. Desde el punto de vista cu:;.n- Jas ulteriormente, las tendencias a la concentración en el litoral, y las
titativo, se estuvo lejos de las previsiones del Primer Plan dos provincias históricas más la ciudad de Buenos Aires siguen re-
Quinquenal. En 1952, en el Segundo Plan, parecía predominar el uniendo casi el 80% del total de inmigrantes europeos y asiáticos.
realismo y se esbozó una reformulación de la política de población En la ciudad de Buenos Aires los extranjeros son todavía el 26% de
poniendo el énfasis en el incremento de la natalidad. Sin embargo, •su población total y en ella reside un porcentaje algo más elevado (el
en el mismo año se firmó un acuerdo comercial con Italia que 35o/o) del total de los mismos en comparación con los datos del
planeaba incorporar quinientos mil peninsulares en los siguientes censo de 1914. Empero, dada la expansión de los asentamientos de
cinco años. Eran sueños del pasado. muchos inmigrantes en el Gran Buenos Aires en ese proceso del
centro a los barrios al que nos referimos, la conurbanización en
torno al polo de la ciudad puerto se ha acentuado. Ello está en
UN PERFIL DE lAS MIGRACIONES EUROPEAS relación con la caída de la población rural, que disminuye incluso
EN lA INMEDIATA SEGUNDA POSGUERRA en números absolutos entre 1914 y 194 7, vinculada a la
tecnificación agraria en la Pampa Húmeda y, por ende, más allá de
Visto en conjunto, el movimiento migratorio europeo en la segunda lo que dijese la retórica de los gobiernos, la inmigración nueva sólo
posguerra se redujo a un episodio intenso pero breve entre 1947 y podía tener una inserción aún más urbana que las precedentes.
1951. Era un movimiento integrado por personas que declaraban La inserción espacial de los distintos grupos nacionales o étnicos
ser trabajadores agrícolas en un porcentaje ligeramente mayor que no puede ahora ser verificada por falta de datos, y sólo los existentes
obreros y técnicos especializados, con un índice de masculinidad acerca de la religión de los censados permiten una aproximación im-
oscilante entre 184 y 14 7 hombres por cada 100 mujeres de 194 7 a precisa a dos de ellos: los judíos y los sirio-libaneses de religión mu-
1950. En ambos casos comparativamente bajo respecto de los perío- sulmana (que, como recordamos, eran minoritarios dentro de los
dos de la gran inmigración de masas de principios de siglo. procedentes de aquella región). Estos datos además remiten no a
El país que encontraban había cambiado también mucho. El inmigrantes sino que incluyen a sus descendientes, por lo que no son
censo nacional de 1947, en el momento en que comienza la nueva comparables con los que presentamos antes, que referían a lugar de
oleada, no es muy revelador sobre los inmigrantes, pero presenta nacimiento. Pese a estas salvedades, confirman acentuados los patro-
datos que, aunque excesivamente agregados, son de interés. La po- nes que vimos para 1914 y lo que las fuentes cualitativas señalan. Los
blación se ha duplicado nuevamente (ahora son casi 16.000.000) de religión hebrea se habían concentrado aún más en la Capital Fede-
408 409
l
ral, donde residía un 67% de los 250.000 habitantes que ~~~<<uduan, te y cuánto las formas de integración entre unos y otros
esa confesión. En cambio, en la misma ciudad residía sólo el 26% ~e:u•'"' siendo muy imperfectas.
total de casi 19.000 habitantes que profesaban la otra religión. En los años cincuenta, cuando al descenso de la presión de la
cambio, en una provincia como Tucumán, residía casi el 10% de obra europea se sumó el agravamiento de la situación econó-
total de musulmanes y sólo el 1 o/o de los hebreos. argentina, la inmigración comenzó a reducirse. En números
Un dato que el censo contiene es la distribución relativa de nati.,. aoswutos, según las fuentes de origen, la inmigración italiana caía de
vos y extranjeros en el sector industrial, sea en los empleados/as, sea promedio anual de 43.000 inmigrantes en la década comprendida
los obreros/as. Entre los primeros, los extranjeros son el 19% del entre 1946 y 1955 a 10.000 en 1956. El flujo español, a su vez,
de los mismos y entre los obreros el porcentaje es bastante · . descendía de un promedio de 19.000 para la misma década a 9.000
(20% del total de poco menos de un millón). Los inmigrantes son . 1956. Lo que ocurría era que, aunque luego de 1954 las cosas
numerosos en el sector de la alimentación pero están aúii más'~ a mejorar, algunos de los flujos tradicionales hacia la
sobrerrepresentados en los sectores de la confección y de la metalur.. · Argentina, como los italianos y los españoles, habían ya establecido
gia. Entre los obreros es interesante observar que el porc~ntaje de migratorias hacia otros destinos europeos (Francia, Alemania) o
mujeres trabajadoras es entre los extranjeros mucho menor que 1soceánicos, como Australia o Venezuela. Creció además significa-
los nativos. Hay poco más de tres trabajadores nativos por cada tivamente el número de retornos (en cinco de los siete años sucesivos
jadora del mismo origen, mientras que entre los extranjeros esa .a 1952 superaron a los ingresos alcanzando porcentajes algo superio-
ción se incrementa a casi 7 a l. En realidad, todo ello remite a un . res al 60%), descendió abruptamente el índice de masculinidad (los
problema planteado en la historiografía del período acerca del cambio arribos de mujeres superaron a los de hombres desde 1952) y cambió
en la composición de la clase obrera en los orígenes del peronismo. la estructura por edad de los inmigrantes (primero aumentó el núme-
Aunque es difícil defender la idea de que esa composición tenga que ro de menores y sucesivamente el de adultos mayores de 41 años). Lo
ver sólo y principalmente con los llamados inmigrantes internos, pro'" que ello reflejaba, probablemente, era que la nueva inmigración había
cedentes de la llamada Argentina tradicional (es decir, que sean nati- descendido mucho más abruptamente de lo que indican los datos
vos descendientes de nativos). Una buena parte de los datos esconde bruros y que ahora se trataba de procesos de lo reunificación familiar,
la presencia entre los nativos de muchos hijos de inmigrantes ultrama- en los que predominaba, en un primer momento, la llegada de las
rinos, sea obreros, sea emigrados de las wnas rurales de las provincias mujeres y los niños y luego de mayores de la generación precedente.
pampeanas hacia los centros urbanos. Todo esto se aprecia también por otras vías: el porcentaje de personas
En cualquier caso, como me lo ha señalado Eduardo Míguez, el llegadas a través de acuerdos de reunificación familiar aumentó hasta ,
país que encuentran los inmigrantes es sustancialmente distinto. La el 56% del total de europeos ingresados en 1954 y casi al 100% en
política, la educación, el servicio militar y la cultura de masas han 1956. Desde luego que en todo ello influían también las políticas de
producido sus efectos. Más integrado, menos preocupado quizá por restricción de las remesas de los inmigrantes que el peronismo se vio
ello ante las nuevas oleadas inmigratorias y con una base demográfica obligado a aplicar desde comienws de los años cincuenta. En cual-
más amplia, que hace que el flujo migratorio tenga cuantitativamente quier caso, el ciclo de la inmigración europea llegaba a su fin. Asimis-
un impacto mucho menos disruptivo. Con todo, no habría que olvi- mo crecía la inmigración linútrofe.
dar que los términos en que se planteó el debate cultural durante el En la perspectiva del problema de la integración de los inmigran- '
peronismo entre los "cabecitas negras" y la Argentina "decente" no tes, el peronismo parece haber sido un período muy activo. Aun si en
dejaban de señalar cuánto en el imaginario argentino el país de origen su momento fundacional emerge en el discurso político una dicoto-
europeo (que incluía a los descendientes) seguía pleno de prejuicios mía en torno a blancos/"cabecitas negras" (formulado por los oposi-
contra la Argentina nativa, cuánto el color de la piel era un factor tores pero hecho suyo luego por parte del peronismo) que refleja
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cuánto los prejuicios surcaban la Argentina por debajo del mito deb~, -"'~~·ces. Quizá también influyó en las nuevas pautas una actitud menos
"crisol de razas", es evidente que esa dicotomía es puramente imag~'~:"~=- -~. -__ eptiva hacia la integración que las oleadas precedentes, vincula-
?aria. El peronismo actuó com~ un. vel~ículo fuertementei¿ ~~~a un~ a~pira~ión rápida de retorno que la evolución de la polí-
mtegrador de nuevos sectores de ongen mm1grante. Ante todo a_;':':'!:~, ;;,;-c;'I-Iiea hana mvenficable.
través de la política, donde existe el caso emblemático de los:·i~ ~:· -_-., El ejemplo esloveno presenta muchas similitudes con el de los
sirio-libaneses -que pudieron aprovechar las ventajas de su po-"-~ i~i'.::cihúngaros. También aquí existía un significativo flujo arribado en
sición territorial como comerciantes trashumantes para reempla~Z~:_ .&i{:Y~l período de entreguerras que, como otros grupos centroeuro-
zar a parte de la antigua leadership tradicional de la que eran~.~~ [~~·- peas, siguió un patrón de asentamiento dual. Por una parte, se
muñidores-. Pero también en otras comunidades más antiguas,:. =_.i~ "'fs~Fjnstalaron en áreas industriales del sur del Gran Buenos Aires,
como la italiana y la española, la incorporación a los cuadros. . ,;=- éntre Avellaneda y Wilde y, por la otra, se dirigieron a las zonas de
militantes del nuevo movimiento político no era desdeñable, é-.~ii; ·~·;( nueva colonización donde había oferta de tierras, como Misiones
incluso entre la judía el peronismo pudo crear estructu¡as insti~--:.~~~} ;~~~ ~Chaco. Luego de la segunda posguerra se agregaron dos oleadas,
tucionales como la Organización Israelita Argentina, nacidas ah~1;" :~: la· primera, de personas refugiadas y desplazadas llegadas en los
calor oficial y que actuaban con consignas afines. Es que, en:~;~~~~~· años del primer peronismo y la segunda luego de la fracasada
cualquier caso, como ya se señaló para el caso de Y rigoyen, los~~~ '"- -_·revolución de 1956. El carácter ideológicamente anticomunista,
populismos expresan anhelos e ideales de grupos sociales emer- ~,~~ §Umado a la diferencia profesional del nuevo grupo (donde abun-
gentes, entre quienes los de origen inmigratorio reciente ocupan ~t:~ daban técnicos y profesionales), hizo que establecieran pocos con-
un lugar destacado. - cactos con los llegados precedentemente, crearan una nueva aso-
La discontinuidad entre viejas estructuras comunitarias y nue- ciación (el Club Hungaria) en vez de incorporarse a alguna de las
vos grupos también respondió a otras causas. A veces tenía que ver numerosas edificadas por los inmigrantes ya instalados y que sus
con las cambiantes condiciones políticas en los países de origen. patrones de asentamiento (en el norte del Gran Buenos Aires)
Por ejemplo, el estudio de Velikonja sobre los eslovenos exhibe fueran también diferentes de los anteriores.
cuánto los nuevos inmigrantes tuvieron pocos contactos con los También en el caso de los polacos, nuevas oleadas se sumaron
antiguos ámbitos de sociabilidad o con las entidades yugoslavas a las preexistentes, incluidos unos once mil procedentes de la Ar-
más amplias y en ello, además de las diferencias en las proceden- macla Anders, desmovilizados en Londres. En general, más allá del
cías subregionales, un cierto papel desempeñó la orientación polí;.; ---posibilismo inicial de algunos líderes comunitarios del Banco Po-
rica, hostil al comunismo de Tito de la mayoría de los nuevos laca o de la Asociación Comercial Argentino-Polaca, la mayoría de
arribados. Dado que en la emigración posterior a la Primera Gue- los residentes y la principal federación que los nucleaba, Unión de
rra, una buena parte de los emigrantes había sido empujada por la los Polacos en la República Argentina, fue hostil al nuevo régimen
anexión italiana de parte de su territorio y por su fascistización comunista instaurado en Polonia.
sucesiva, la orientación al menos no hostil a Yugoslavia de los Por otra parte, los nuevos componentes migratorios europeos,
antiguos arribados obstaculizaba las relaciones entre ambas olea- aun en los casos en que no existían aquellos condicionamientos polí-
das. De este modo, la inserción espacial de los recién llegados se ricos y podían haber venido a reforzar a las antiguas estructuras comu-
dio en otras zonas del oeste del Gran Buenos Aires y en algunos nitarias, sólo en mínima parte lo hicieron. En el caso de las italianas,
lugares del interior como Córdoba, Mendoza y San Carlos de éstas se encontraban en serias dificultades financieras antes del arribo
Bariloche. Crearon asimismo numerosas nuevas instituciones (in- de los nuevos contingentes, salvo en algunas ciudades del interior, por
cluyendo cooperativas de crédito, seminarios y numerosos periódi- _ ejemplo, en la provincia de Santa Fe (Carcarañá, Pellegrini, Chañar
cos) y se abstuvieron de relacionarse con las entidades preexisten- : Ladeado, Las Parejas, Villa Constitución), donde las antiguas entida-
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:l
des mutualistas se habían abierto a socios de otros orígenes o incorpo~· la confrontación clericalismo-anticlericalismo (este último había
rada nuevas actividades. Como lo ha estudiado Alicia Bernasconi, ·'~do un fuerte elemento de cohesión de la dirigencia asociativa) y,
muchos lugares, sea las antiguas grandes entidades, como varias _ _ te, la progresiva ineficacia en el más importante de los
pequeñas, habían tenido que iniciar procesos de fusión con otras o ·-principales propósitos originarios: la ~te_nción de la salu?. Ello esta-
venta de parte de sus activos patrimoniales para enfrentar las dificul- ·. ba ligado al hecho de que, salvo asoCiacwnes muy amphas, como el
tades. Los nuevos arribados, predominantemente meridionales 0 Iospital Italiano, las más características, que habían sido las mutua-
nordorientales, más que incorporarse a las entidades existentes crea.,; · estuvieron crecientemente impedidas de prestar un servicio
ron otras nuevas (alrededor de un centenar hasta 1960). dado el número de socios, la cuota que se pagaba, el enveje-
Las nuevas instituciones eran ahora de base regional (por ejem- relativo de sus miembros y los costos crecientes que la
plo, los friulanos) o aun local. Sus propósitos no eran ya el evolución de la medicina presentaba. Por otra parte, la expansión, a
o
mutualismo sino desarrollar actividades recreativas, cultura~s re-' lo largo del siglo XX, del sistema público centrado en los hospitales
ligiosas. Entre los meridionales, sobre todo los calabreses, nacieron las sustituía con ventaja (algo semejante había ocurrido medio siglo
también numerosos pequeños reagrupamientos sobre base aldeana antes con la escuela pública en relación con sus congéneres de las
con propósitos que eran la veneración a un santo local y que asociaciones mutualistas).
nuaban la tradición de las confraternidades europeas. Más allá de Finalmente, la nueva oleada de prófugos comprometidos con el
ello, constituían un elemento adicional en su sociabilidad. También _fascismo tampoco mantuvo relaciones estrechas con la vida comuni-
se instaló en la posguerra una orden religiosa, los Misioneros de San taria, al igual que lo habían hecho antifascistas y judíos italianos
Carlos (o Scalabrinianos), que en su origen estaba destinada a la llegados en la década precedente. Ello no fue obstáculo para que
atención de los italianos en reemplazo de los salesianos que nunca entre los sectores altos, y en especial en el ámbito de los negocios,
cumplieron plenamente ese papel y que estaban desde hacía tiempo volvieran a darse niveles de connivencia entre figuras identificadas
totalmente argentinizados en personal y objetivos. La nueva congre- con tradiciones políticas opuestas, exhibiendo la fortaleza de la "ita-
gación construyó, con el apoyo de empresarios italianos, una nueva lianidad", el papel de ámbitos de sociabilidad comunes como el
iglesia instalada en el barrio de La Boca que se convertiría en un aludido Circolo Italiano o el de los lazos interpersonales y comercia-
punto de referencia para muchos de esos movimientos asociativos, les, a veces preexistentes. Lo exhibe la emblemática colaboración
en reemplazo de la antigua iglesia Mater Misericordiae en la calle inicial entre el empresario más representativo del antifascismo ita-
Moreno. En cualquier caso, las nuevas oleadas de la segunda pos- liano (y uno de los principales soportes del Centro Antifascista de
guerra no sirvieron para vivificar el antiguo movimiento asociativo París en los años treinta), Torcuato Di Tella, y la figura más visible
que hundía sus raíces en el siglo XIX y que sólo languidecía en torno de los empresarios fascistas, es decir, del management público de la
a pocas prestaciones, actividades culturales y sobre todo la posesión industria de Estado, el antiguo presidente del Istituto di Ricos-
de un panteón en los diferentes cementerios urbanos de ·la Argenti- truzione Industriale, Agostino Rocca.
na, que constituía, desde un punto de vista práctico, el último ser- En el caso de los españoles la evolución de la vida comunitaria
vicio eficaz que podían brindar a sus socios. fue muy diferente. Ante todo, el ritmo del flujo migratorio había
La declinación del antiguo movimiento asociativo italiano se sido más tardío que el italiano y la curva del movimiento asociativo
vinculaba a muchos factores. Los diferentes orígenes regionales y también lo fue, alcanzando su ápice entre las dos guerras y no antes
locales de las nuevas oleadas migratorias, la pérdida de vigencia en de la Primera Guerra Mundial, como la italiana. En segundo lugar,
Italia y en la Argentina de la idealidad republicana (mazziniana y la Guerra Civil Española había implicado una instancia de m.pvili-
garibaldina) en la que habían nacido, pese al intento de revitalizarla zación mucho mayor de _la dirigencia comunitaria, fuese pro repu-
en el nuevo contexto político italiano, el correlativo debilitamiento blicana o pro nacional, y la llegada de numerosos exiliados republi-
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canos (considerando la categoría en un sentido amplio y no sólo fondos adicionales. Un ejemplo de ello fueron los bailes de
refugiados del conflicto bélico) daría nueva vitalidad a la vida val en los que algunas de las nuevas entidades, como el Centro
munitaria. Los exiliados republicanos gallegos consiguieron contra~" ..,u~o;;•lse, tuvieron en la posguerra un notable éxito de público y por
lar la comisión directiva de la principal institución por poderíJ ~nde de recaudaciones. Finalmente, al menos entre los gallegos, la
económico y número de socios, el Centro Gallego, con una a ·. c:Jcistencia de mecanismos cooperativos entre comerciantes y empre-
dora victoria en las elecciones para presidente en 1938, que .. ___ . que hacían que cada nueva empresa o negocio viera asociados
ron hasta 1966. Manejaban, a su vez, la Federación de Sociedadci - con pequeñas cuota partes a muchos paisanos era un mecanismo
Gallegas y promovieron la creación de nuevos centros regionales que fortalecía la cohesión y la reciprocidad no sólo entre los miem-
sobre base provincial, en los años cuarenta, como el Cen~ .. ~'· " bros de la elite económica sino también más allá de ella.
Pontevedrés, el Centro Lucense o el Centro Orensano. - Una renovada fuerza mostró el asociacionismo vasco, que ha-
Este proceso de fortalecimiento de las entidades regiiln;le.S c~'~"-*F" despegado tarde y con limitada adhesión en las postrimerías
no estuvo sólo asociado a esa vitalidad republicana. Presenta una siglo XIX y que había padecido en sus grupos dirigentes, desde
característica más general del modelo asociativo español que ya - Jas primeras décadas del siglo XX, un conflicto entre nacionalistas
resaltamos como su elemento distintivo. No sólo el Centro Ga- ·· · y antinacionalistas y una fragmentación regional (vascos, vasco-
llego era en Buenos Aires una entidad de dimensiones formida- franceses y navarros). Aquí también, los refugiados vascos de la
bles, también el Centro Asturiano había crecido enormemente guerra civil pudieron tomar el control de una institución antigua
(en relación con el componente migratorio de esa región en un como el Laurak Bar y remodelarla ampliando la base de recluta-
porcentaje no menos significativo que el precedente) y en 1959 miento regional en consonancia con los ideales del nacionalismo.
indicaba la presencia de 20.000 miembros. En realidad este mo- Por otra parte, en Buenos Aires y en muchos lugares del interior,
vimiento asociativo regional también tenía lugar en otros contex- la creación de centros vascos se intensificó desde los años treinta.
tos. En Mar del Plata, según datos de Da Orden, surgieron entre También la Guerra Civil Española contribuyó a ello y acompañó
1952 y principios de la década de 1980 nueve entidades regiona- un fortalecimiento identitario, que no estuvo desprovisto de una
les, de las cuales el Centro Gallego de esa localidad, fundado en creciente hostilidad hacia España y de un ulterior reforzamiento
1952, era el más poderoso. También aquí había desplazado en el justificatorio de la autoestima étnica de los descendientes, no sólo
aspecto recreativo y asistencial a la antiguamente predominante hacia la península sino también hacia la misma Argentina. Esa
Asociación Española de Socorros Mutuos. pluralidad de instituciones llegó a crear una federación en 1955, la
A todas las diferencias enunciadas en el párrafo precedente hay que, sin embargo, sólo representó a un número parcial de ellas
que agregar dos elementos más estructurales: el fuerte predominio demostrando quizá cuán difícil es seguir la vida de una comunidad
dentro del flujo migratorio español de los procedentes de Galicia y inmigrante únicamente a través de los grupos más activos en la
su continuidad a lo largo del tiempo. Eso hacía que, a diferencia del manipulación de la identidad simbólica.
caso italiano, el abastecimiento de inmigrantes de las mismas regio- En otros grupos, los cambios en sus estructuras comunitarias
nes, provincias o localidades no sufriera interrupciones, lo cual re- (o en la orientación y actividades de las mismas) y en sus grupos
forzaba la incorporación a través de lazos regionales a las institucio- dirigentes respondieron a otros factores. El holocausto y la crea-
nes preexistentes de ese carácter. Otro elemento, sobre el que faltan ción del Estado de Israel influyeron significativamente en la vida
estudios, es lo que parece haber sido una mejor capacidad de gestión de las instituciones judías y agregaron a una situación no despro-
financiera y societaria de las entidades españolas, sobre todo las vista de tensiones otras nuevas. Lógicamente, ambos fenómenos
gallegas, que permitieron a éstas sostener un plan de servicios muy dieron más espacio a los grupos sionistas y debilitaron en el largo
competitivo y a la vez abrirse hacia nuevas actividades que brinda- plazo a los sectores más laicos, integracionistas a la sociedad argen-
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J
tina y a aquellos internacionalistas. Al menos ese proceso afectó ;~-- ,_~,;Acerca de otras pautas, como las residenciales 0 las matrimo-
aquellos que estaban más articulados con la vida comunitaria. At;i;, iJtiales, carecemos aún de suficientes estudios sistemáticos. Los
a~arición de_ ~n Estado referente que t~nía -~na legación en Bu~no~L J~cos _est~dios mue_stran pautas má_s exogámi~as en los grupos
Aues y auspiciaba a entes como la Instltucwn Cultural Argentin.~---::- .;~iftayontanos y persistente endogamia en la pnmera generaciÓn
Israelí, se sumó el activismo de organizaciones internacionald(. ~~~elos centroeuropeos. En algunos casos, por ejemplo, los húnga-
como la Agencia Judía, con propósitos de expandir el sionismo,~,~ . !~s estudiados por Kovacs, ámbitos de sociabilidad compar-tidos
la cultura y la lengua hebreas. Iosi Goldstein ha estudiado todq~}¡ r
:- patrones de asentamiento próximos favorecieron una exogamia
los conflictos que suscitó la expansión del hebreo, visto por muii"-~ .,. {]1acia otros grupos próximos como alemanes y polacos. El papel
chos como un peligroso contrincante para el idisch. Por detrás d~J~~ ;~~las relaciones interpersonales siguió siendo importante para
-
ello estaban, lógicamente, antiguos y prestigiosos intelec~ales y¡_;.~~~ .:'tzaeterminar el matrimonio, el lugar donde vivir y el trabajo por
parte de la prensa más destacada cuyo patrimonio cultur<;l era, rnáS-~-r;:..,. .~~~~''realizar. En este punto, el mejor estudio del que disponemos fue
que asquenazí, europeo. El debate prolongado en institucion'~l:'""" ·--'~~~!izado por Argiroffo y Etcharry y analiza comparativamente a
como la AMIA (que eligirá un presidente sionista en 1948) tr::te >;, _ ::;i:¡t!'}s grupos de italianos meridionales que se instalaron en Rosario
entre otros factores, un interés mucho mayor por el tema educatirt~- . _.;;;;lyego de la segunda posguerra. Las autores muestran cómo mien-
vo y un aporte sustancial a las escuelas judías. Empero, otros fac~~~ · ·~¡:~{itaS- un grupo procedente de un pueblo de Molise es bastante
tares externos, como el creciente antisemitismo en la Unión Sovi~-¿ -<::rcxiroso y sus hijos acceden a posiciones que podemos denominar
tica, debilitarían a los sectores ligados en la Argentina al Partid&t:~. "'''~).fe clase media, el otro, un conjunto de obreros que trabaja en la
Comunista haciéndoles difícil la vida dentro de las intituciones5IJ";_' e fábrica Acindar procedentes de una pequeña villa lucana en
comunitarias. Pero también el peronismo, con su voluntad de inLj~} ~t Basilicata, presenta muy poca movilidad ocupacional y residen-
terferir dentro de la vida de las comunidades migratorias y crear,:,_..~~,.;;·[-~ cial y los hijos permanecen en la misma área y ejercen el mismo
allí donde no las había, como entre los judíos, organizaciones~'"-~~ .. tipo de tareas que sus padres. La diferencia en el éxito relativo de
abiertamente favorables al régimen, no dejó de suscitar otras di vi"--~_.,_ - _ ambos grupos no se encuentra en las condiciones de la economía
siones que signaron el ascenso y la declinación de líderes comuni~ }:fi ·~~-- argentina, globalmente consideradas, sino en las opciones dife-
tarios antes y después de 1955. -.•..- :.. -_ renciadas que para uno y otro grupo brindaron las redes sociales
La creación de otros Estados de referencia afectó también en lá{j\f ~~~~ primarias de los inmigrantes. El grupo procedente de Molise
posguerra, pero en mucho menor medida, a los sirio-libaneses. Lo~~¿ ~~-podía apoyarse en compaisanos que habían llegado en épocas
influyó menos por distintas razones. La más importante es que los '>e~·· ,-"'~ precedentes y estaban bien instalados como comerciantes en la
sirios-libaneses estaban más dispersos en el territorio, eran un grupo:\f:;[ :E ciudad de Rosario en el rubro panadería. Ellos brindaron un
muy heterogéneo, estaban más integrados por vía de los matrimo~~~~j--. -I: lugar de pasaje ocupacional para los recién llegados que, del
nios mixtos, sus instituciones comunitarias eran más débiles y los ~i-_f~ -':' mismo modo· que había ocurrido en épocas precedentes con los
programas de sus grupos dirigentes (en los que el componente dej~ ; gallegos en distintas partes de América, facilitaban un trabajo y
religión ortodoxa había ido desplazando a los maronitas), menot~~f ·•-- eL aprendizaje de un oficio que luego derivaba en ocasiones en
nacional-patrióticos. En cualquier caso, también la actividad de·~~- . que los nuevos llegados abriesen nuevas panaderías en la ciudad.
Siria y el Líbano era menos intensa hacia su diáspora, entre otras,¡_; ·La existencia de esa red de soporte brindaba asimismo otros con-
razones, porque disponían de menos recursos materiales y quizá'·-:'[ tactos y un marco institucional que permitía sea el ajuste a la
menos interés. Ello no obsta para que un flujo de ida y vuelta se,;}:f sociedad receptora, sea nuevas opciones laborales. En el caso de
haya establecido, en especial con el Líbano, ligado a intereses econó- ~f'~ los migra mes procedentes de Basilicata, esas opciones no existían
micos de inmigrantes articulados con otros en el lugar de origen .. ~;._ .ü Y la extremada concentración ocupacional como obreros de fá-
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brica y residencial en un barrio próximo a ella los hacía · · n que mostraba también signos de envejecimiento en su
te cercanos al tipo de ejemplo propuesto por Herbert Gans junto. El 60% tenía más de 50 años de edad, reflejando que
los Estados U nidos. Los fuertes lazos entre ellos, ligados a ere esos europeos había muchos que habían llegado no sólo
densidad y a la malla cerrada de la red, presentaban más inca de la posguerra sino en oleadas precedentes. Ello se refleja
venientes que ventajas ya que no brindaban muchos contac "que los españoles, flujo más tardío en la oleada de la gran
fuera de ella y actuaban más como una prisión que como · ración que los italianos, al igual que rusos y polacos, im-
fuente de asistencia. ntes desde la década de 1920, tuvieran porcentajes de po-
Un caso semejante al de los molisanos presenta la in ón mayor de 50 años bastante superiores a los italianos.
portuguesa mayoritariamente del distrito de Faro que había lle El hecho de que se tratase de comunidades ya bien estableci-
do desde principios de siglo hacia dos destinos principales, lo refleja también el bajo índice de masculinidad {había 11 O
doro Rivadavia y Villa Elisa, cerca de La Plata. Si bien ¡e ~ .. ~ ..-'-.o res por cada 100 mujeres). En cuanto a la distribución de
de dos flujos que seguirían itinerarios profesionales distintos grupos, los italianos seguían siendo mayoritarios
(el trabajo en el petróleo los primeros y la producción de flore!', los ultramarinos (un 44% del total), seguidos por los espa-
segundos), en ambos casos llegaron a través de mecanismos mig ' fioles (36%) y polacos (5o/o). Considerando también a los mi-
torios en cadena, como lo ha mostrado M~trcelo Borges, y del Cercano Oriente, los procedentes del antiguo Impe-
durante varias décadas un carácter masculino. En especial los Otomano eran el 2,3% (del total de europeos y asiáticos),
llegaban a la zona de La Plata se empleaban como mano de obra ,mientras que los de Alemania eran el 2,4%, los de Rusia el 2,5%,
las explotaciones familiares de parientes y compaisanos hasta que · · G . los yugoslavos el 1,8 o/o y los portugueses el 1 ,4%.
podían poner su propia pequeña empresa. La inserción autónoma; ... Estaban distribuidos en el espacio siguiendo las pautas que
el inicio de la construcción de la vivienda {o, en el caso de los procedían desde las migraciones tempranas, las que se habían
instalados en el sur, la adjudicación de una vivienda por parte de~>·.·K~,. incrementado ulteriormente. Es decir, estaban concentrados en
YPF), aceleraban el pasaje a la fase sucesiva del movimiento en }:'• un 64% en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires (donde
cadena, según el esquema que presentamos en el capítulo 3. Lo ~.:~ vivía en cambio el 37% de la población total). Más aún si consi-
que los MacDonald llamaban la fase tres, es decir, cuando el resto· .. deramos a la Capital y las tres provincias con más inmigrantes
de los componentes de la familia se une al varón o a los varones (Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe), ellas reunían al 90% del
emigrados. Ese proceso comenzó para los portugueses en la segum:·"fi~E total de europeos, pero sólo el 66% de la población total. Lo que
da mitad de los años treinta, pero alcanzó su culminación en los 7 ' había cambiado también es la distribución relativa dentro de
años cuarenta y cincuenta. De este modo, la experiencia portugue~ :·~~ . cada distrito. La población urbana es ampliamente dominante
sa muestra toda la vitalidad y continuidad que tenían, en ciertos· e·._ entre los europeos y también, si consideramos el conurbano me-
casos, las redes anteriores y cómo ellas continuaban facilitando el .·.· · tropolitano, el desplazamiento hacia la periferia. El 46% vive en
éxito del proceso de ajuste y la movilidad laboral posterior. ·"'·•·•·· la Capital y el 54% en el Gran Buenos Aires. Una destacada
El censo nacional de 1960 brinda una buena imagen de con"' :~; - excepción la constituyen los judíos que seguían concentrados en
junto de la inmigración europea en la Argentina en el momento;~~{· la Capital en un altísimo porcentaje (84%). En cambio, en el
en que ésta prácticamente termina corno movimiento área metropolitana la mayoría de los otros grupos de inmigrantes
Los extranjeros europeos son 2.000.000, un 1 Oo/o de la pob1ac1on- europeos habían seguido un proceso semejante al de las oleadas
total (el conjunto de los extranjeros, el 13%). Una cifra todavía precedentes, sólo que ahora los nuevos barrios donde había ma-
elevada y con pocos equivalentes en el mundo, aunque casi yores posibilidades de acceder a la propiedad estaban más distan-
tercio del ya aludido impresionante porcentaje de 1914. Era una tes. El desplazamiento parece haber seguido dos ejes: hacia el
420 421
oeste y hacia el sur, a lo largo de las líneas ferroviarias del res cns1s que le dieron esa característica que los economis-
y del Sarmiento, en los partidos lindantes con la Capital llamaron stop and go. Las sucesivas devaluaciones hicieron
aquellos siguientes dentro del arco Quilmes-Morón. menos eficaces y menos relevantes las remesas y consolidaron
Dado que el censo de 1960 es el último que incluye la pregun.:: i·~ procesos de reunificación familiar en una migración que era de
ta acerca de la religión, ello permite exhibir, también en ese plano'i'~c :•wdos modos más permanente que las precedentes.
un mosaico y brinda asimismo una buena estimación de la consi · El proceso de integración social fue quizás aún más exitoso
tencia numérica de algunos grupos. Los 275.000 personas en épocas anteriores y a ello contribuyó el clima democrático
declararon religión judía exhiben, por ejemplo, en cuán gran lo cultural e igualitarista en lo social que permeó la vida coti-
dida el antisemitismo y los obstáculos hacia los migrantes de -_ argentina de los años sesenta. La redefinición de la Argenti-
origen (presentes como vimos desde los años veinte) no hab c~;; como un país de inmigrantes se consolidó en esos años impli-
impedido una fuerte inmigración de miembros de esa.-religiom· ct;;ndo un viraje en la noción misma de "crisol de razas" de un
más aún si consideramos qu,e ese número debe subestimar . de "argentinización" a otro de construcción de una cultu-
modo no irrelevante al total de personas que podrían reconoc:erse'" -_nueva. La idea decisiva de que la Argentina era otra desde la
en ese espacio cultural y hubieran declarado ninguna religión . igración masiva, que acompañaba la noción de la "Argentina
que estuvieran incluidos dentro del conspicuo número de sin , fue tematizada en las ciencias sociales, a partir, entre
cificar (más de 600.000). Por otra parte, la diversificación de 1 u~ ..;~:¡:~b de Gino Germani. Ciertamente no dejaron de surgir desde
componentes europeos, perceptible si vemos que italianos y · nacionalismo y el populismo voces críticas hacia los problemas
ñoles son ahora sólo el 32%, se refleja seguramente en el ~;gentinos como resultado de esa misma inmigración que tendría
número de protestantes (algo menos de medio millón) y en los iitsuficientes lealtades hacia el nuevo país. Así Hernández Arregui
65.000 ortodoxos. Muy escaso era, en cambio, el número de mu:.. condenó en bloque a la clase media extranjerizante porque era de
sulmanes (14.000). origen inmigratorio y Jauretche no dejó de reproponer con otro
Desde el punto de vista del proceso de inserción e integra- lenguaje en su "medio pelo" temas que rememoran a los de Ramos
ción, la experiencia de los migrantes de la segunda posguerra Mejía de principios de siglo. Es que los niveles de prejuicio subsis-
no fue diferente de las precedentes. El proceso se reveló, en los tieron, en cualquier caso, de las elites hacia los inmigrantes, pero
grandes números y en el corto plazo, exitoso. Los migrantes; ~¡.~ t~mbién de éstos hacia las clases populares nativas. El antisemitis-
aunque en modo desigual, como vimos, accedieron a posici .- · .mó siguió siendo un elemento recurrente, aunque concentrado en
laborales estables, manuales sobre todo calificadas, y en mu:io Cíertos grupos profesionales y políticos.
chos casos se incorporaron a ocupaciones no manuales. Vinie-;,¡;sh Un estudio realizado por Francis Korn en 1959 exhibió que
ron a engrosar, en un sentido amplio, la clase media urbana; los prejuicios eran mayores hacia ciertos grupos exóticos y más
sobre todo definida como un estilo de vida en el que ejercían P!eponderantes en las clases altas que en las bajas. Demostró tam-
un papel importante las autopercepciones, los prejuicios y los bién que las elites inmigrantes, aunque conservaban en un porcen-
consumos. Se convirtieron asimismo en propietarios de sus taje no irrelevante un apego nostálgico hacia el lugar de origen,
viendas y los servicios del welfore state a la argentina, (en el que estaban bien integradas en la sociedad argentina. Las lealtades
un rol importante ocupó la educación pública) estuvieron hacia el nuevo país construidas a partir de la escuela pública, el
ponibles para ellos o sus hijos. Ciertamente, el modelo de d deporte, la cultura popular, desempeñaron un papel significativo
rrollo económico llamado de sustitución de importaciones en la construcción de la identidad argentina.
voreció la plena ocupación y la estabilidad laboral aunque Visto desde hoy, con el afán de retorno de los descendien-
un contexto de desarrollo accidentado, interrumpido por tes, podría argumentarse acerca de que ese proceso era más
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epidérmico de lo que parecía. No es necesariamente así. Las iderl.=~ ,j--]lisroria del país, la imagen de la inmigración y su papel han estado
ridades simbólicas o imaginarias son siempre dinámicas, mudabl& · ~:~wdísolublemente ligados a la percepción más general del éxito 0
en el tiempo y en parte instrumentales. Buena parte de las lealt~'..;~ ,_ _";jld fracaso de la Argentina toda. Los padres fundadores de la Ar-
des reposaban también en la idea del futuro promisorio que co#.f"'f' (j¡§~~géntina moderna, lo vimos, ponían en ella la mayor parte de las
tenía el mito americano y en el sentimiento de la ilimitada riqu~~'ii· ~~:ilusiones de lo que suponían que era el destino de grandeza argen-
argentina y de la "futura grandeza del país". Cuando esto comen;,'~"-""'~ ~-eé~;ijno. Al menos uno de ellos, Sarmiento, en su ocaso, pensó que de
a revelar cada vez más su desfase con la realidad cotidiana, ;Í~~: "~if(ai_gún modo la inmigración, o su incompatibilidad con el ethos
tensión entre las identidades tenía inevitablemente que reabrirse·¡;.~~~~ ~j;{f'a.cial originario, estaba en la base de su fracaso. Este leitmotiv
lo acertado o no de la decisión migratoria ponerse en discusión. -~~~~ ""';;~~'f:uvo, modulado de otro modo, sus continuadores. Con el proceso
creación de nuevos mitos, como el que rodeará la consolidación'i~: ~~¡;ii:il~nzado, en la difícil década de 1930, Ezequiel Martínez Estrada,
del Israel laico, no dejó de atraer a muchos a reemigra:. La prós't·"é"~:5_ ,.~~Thijo de inmigrantes, pensó que la heterogeneidad a que la inmigra-
peridad libanesa anterior a la gran crisis conllevó también, si no ?~~~4,:; ~-",~~"Gión había dado lugar estaba indisolublemente ligada al problema
movimiento de retorno, sí un fluido ir y venir. Para los europeói~J- 't~~§:ft:gentino. Unos años más tarde, José Luis Romero, hijo de extran-
que habían poblado mayoritariamente la Argentina, desde las d6f"'i!:-1~~ i] jéros, en el momento del advenimiento del peronismo, retomó el
penínsulas, las cosas eran más ambiguas. No sólo no había ninglífi?':;1 ~~ rema y sugirió que algo había pasado, una insuficiente amalgama,
mito operante que activara una reemigración o retorno sino que~3i"~" l'~·-en la que llamó la Argentina "aluvial". Antes, a fines de los veinte,
milagro italiano de la posguerra o el más modesto desarrollo esp{;;~·;c_.-~ ~4,; Raúl Scalabrini Ortiz, hijo de un intelectual italiano prestigioso,
ñol de los sesenta, pese a que hoy sean vistos como períodos flore!';/ · l_ había resuelto literariamente una melancólica reflexión sobre la
cientes, no brindaban una imagen tan entusiasta entre los conteniT_,_ -- falta de raíces del porteño que emblematizó en el "hombre de
poráneos. Finalmente, de esos países se seguía emigrando aunque?._:'· Corrientes y Esmeralda".
fuese ahora a otros destinos europeos. Aquellos que habían venido:~:::!- Años más tarde, en el optimismo de los sesenta, dominado
de la Europa central debían confrontar el presente argentino co~- por las ilusiones del "desarrollo", Gino Germani volvía a colocar
realidades de origen que, más allá de la propaganda hostil d~Í _ en el centro de los elementos positivos a la inmigración ultrama-
anticomunismo que las mediatizaba, no parecían, a nadie sensató;- rina. Como no podía ignorar todo lo que no funcionaba en esa
sociedades de abundancia. Otros grupos, como los japoneses, - Argentina, tenía que atribuirlos a la Argentina "criolla". Volvía
cluso verían incrementar ulteriormente la emigración a la Argen- así al motivo alberdiano de los inmigrantes civilizadores (o roo-
tina en los años sesenta (década en que los arribos fueron los más dernos) y los nativos tradicionales. No todo~ estaban de acuerdo
numerosos) al compás de un acuerdo bilateral con el gobierno__ con él. La tradición nacional-popular, que estaba entonces ex-
argentino de 1961, exhibiendo en cuán gran medida los indicado; pandiéndose para culminar a principios de los setenta, recusaba
res macroeconómicos son insuficientes para explicar la decisión de. a la inmigración europea como productora del principal mal
emigrar. - argentino: la falta del sentimiento nacional. De Juan José Her-
nández Arregui a Arturo Jauretche se desarrollará una temática
culpabilizadora contra las "cipayas" clases medias de origen in-
A MODO DE BALANCE migrante que incluían, en el último, morivos que recuerdan a los
de José María Ramos Mejía acerca de la "guaranguería" de las
Luego de doscientos años de inmigración ultramarina a la Argen- mismas.
tina, ¿es posible hacer un balance? Al estar tan entramada con la· Luego vino el diluvio o, como se dijo literariamente, tras el
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redescubrimiento de la barbarie estatal, el reencuentro de , el aporte del primero fue enormemente relevante para cons-
tro "destino sudamericano". La inmigración, en ese co . ·r un país moderno. Aunque en este nivel de generalidad todo
carecía de relevancia explicativa. No había logrado cambiar a sostenible, puede desarrollarse la hipótesis de que el trabajo
Argentina que parecía conservar aquellas claves de la fue aún más decisivo. Con menor inversión de capi-
preinmigratoria que tan admirablemente narró Jorge Luis el crecimiento hubiera sido más lento; sin trabajadores,
en su "Poema conjetural". Las ilusiones de la transición sido imposible. Los inmigrantes son casi siempre grandes
crática recrearon el sueño europeo, en otro registro ahora. jadores (ayer y hoy) y en la misma decisión de expatriarse
ligado al prestigio de esa cultura que se había buscado des como se ha dicho, un cierto espíritu empresarial. Una cul-
damente imitar, sino al redescubrimiento de todas las (o si se prefiere ética) del trabajo también fue un valor que
lazos que la inmigración había creado con ella y que la ·~ inmigrantes aportaron, y aunque la brindaron como
patriótica había encubierto. Ahí los historiadores se ptfsie-;on ·~uro imagen justificatoria de sí mismos y de su posición en la
estudiar seriamente el tema y con grados y matices terminarom ;nciedad argentina, no dejó de permear la vida de la Argentina
admitiendo, si no la pluralidad, sí al menos la diversidad con:;tf; erna. Ciertamente, allí hay componentes más generales en el
tutiva de la Argentina. Paralelamente muchos descendientes d~ tontexto occidental de una cultura burguesa que define su ubica-
inmigrantes empezaron a buscar las huellas de su historia " . y su legitimación social en tanto poseedora de "atributos"
liar en la confusa convicción de que ello decía mucho de sí mis; · de los que carecerían los otros grupos sociales con los que se
mos. Pero casi inmediatamente los problemas de una economíá .·~ e'confronta, hacia arriba y hacia abajo. Sin embargo, es difícil
argentina que no lograba encontrar su "lugar en el mundo" lleva- negar la positividad de aquella noción, de los esterotipos que
ron a otros a hacer colas en los consulados para lograr un pasa- generaba, de los valores que defendía (y aquellos a los que censu-
porte que les permitiera la ilusión de un mejor futuro. Torcuato raba), desde la devastada Argentina del tercer milenio.
Di Tella, antiguo seguidor de las proposiciones germanianas, Desde luego no todas fueron ventajas. Señalemos algunos de
acuñó una frase que describía este último fenómeno. La Argenti- los inconvenientes. Un tema importante, difícil de cuantificar y
na había sido siempre un "hotel" donde las personas estaban en muy poco estudiado, ha sido el de las remesas. Si las remesas
tránsito permanente. De algún modo otra reflexión sobre la falta desempeñaron ayer {Italia, España) y aún hoy (México) un papel
de raíces. de primer orden en los países de emigración para resolver proble-
En el tránsito hacia el nuevo milenio, la Argentina está defini- mas de balanza de pagos e inyectar recursos en las respectivas
tivamente, como preceptivamente dijo Tulio Halperín Donghi, a la economías, ¿qué rol cumplió el drenaje inverso, que para un país
intemperie. Sólo que esa intemperie incluye también, en modo como la Argentina significó que una parte del ahorro inmigrante
relevante, a los intelectuales encargados de pensarla. Algo efecti- saliera de nuestro país para vivificar a las economías de origen?
vamente sucedió, pero no nos atrevemos a sugerir qué lo provocó Menos relevante, pero quizá no intrascendente, fue el papel so-
o nos diversificamos en tantas explicaciones fragmentarias que bre el comercio exterior. La marcada predilección de los inmi-
carecen de todo valor cívico y no sirven para ninguna propedéu- grantes por consumos étnicos (al menos hasta 1930), que permi-
tica. tió convertir a países como España e Italia en importantes
Pese a todo, si buscamos propósitos más modestos que la exportadores hacia la Argentina, generó otro drenaje de recursos.
"modernización" de la Argentina, o que su "destino manifiesto", Era la tesis de Luigi Einaudi que, en su Príncipe mercante, había
la inmigración generó algunos resultados muy apreciables. En un sostenido que el porvenir de Italia estaba en sus "colonias libres ..
país carente de dos de los factores de producción, trabajo y capi- de consumidores en el exterior. La tesis tenía un complemento y
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éste ,era el elog~o de la "empresarialid~~" de los emigr~ntes. Esto1~ "~Ít.tego. todo ello también gener~ problemas_ en -~uanto a la ~ons
podta ~er considerado un hecho positivo para un pais corno la~~,:;~ -:iuu(;ción de consensos y una c1erta anarqU1zac10n del _funciO~a
Argentma. No hay duda de que en muchos terrenos los inrni;;;!~~; ~f':'núento social y algunas divisiones perdurables entre nativos y di~
grantes trajeron un _c~njunto de habilidades profesionales qu~,~~Jf¿::, .;,rttiJntos grupos_de extra~jer~s,_en ~~anto al prestigio social, la legi-
fueron de extr~rna uuhdad para un país en el que todo estaba pof;~'ti~~ '""Jainidad polínca y la d1scnmmaciOn, con ~us efectos sobre la mo-
ha~erse. Ellas 1ban desde el campo profesional al artesanal y hasta,o,:!:.~¿t~ -,,~" :vilidad ascendente de cada uno. En cualqUier caso y más allá de las
la Implantación de ciertos cultivos y métodos de producción. Siri;~t: ·;:J;;:retóricas, es un valor que probablemente los argentinos y los
embargo, también aquí ocurría que, en muchos casos, por ejem~~~;::~. -:-=~inmigrantes han hecho suyos. . .
plo,. en la artesanía urbana, los inmigrantes tenían habilidade.$:iiJ:"" "C"~~~ En el plano cultural, la inmigración obstaculizó la emergencia
arc:1~as (y a ve~es eso, los había decidido u obligado a emi~rar) y~I~L ~~2,de nacionalismos racia_les (au~ ~1 antisemitismo per~u~able tuvo
su exlto se exphca mas por el atraso del contexto prodlktlvo eno:~}t :;%;:4 ~más que ver con matnces catohcas que con un autentico pensa-
d que se insertaban que por su capacidad de transformarlo tec- ,J~~~ ;f¿> Juento basado en esas creencias). Es difícil imaginar que en cual-
no~ógic:m~nte. En, otros, como 1~ agricultura, los inmigrante;~'~c"-: ~<quier reflexión seria sobr~ la ~gentina: mezcl~ de tantos grupos,
tra1an tecmcas y m:t~dos de tr~ba JO que no se adecuaban bien oi :Z~ii'' :-;~;~pueda pensarse ~n u~a raza . Gener? ade~as un aco;tum~ra
veces a las caractenst1cas tan diferentes del agro pampeano. En cc~~l e,~.;:~ miento a la convivenCia con otros que mfluyo mucho mas a mvel
cualquier caso, el balance es positivo, y más aún si se mira el'~~ .f';'~de la sociedad, de lo cotidiano, en el cual un reconocimiento de
problema comparativamente. ~-e--,>• ':''' hecho de la diversidad era imperioso para operar en ella.
En el terreno social el aporte de la inmigración fue decisivo Ciertamente los prejuicios no faltaron y fueron múltiples.
en muchos aspectos. Contribuyó a generar una sociedad abierta Las elites intentaron por muchos medios ser tales y construyeron
en la cual la movilidad social era un horizonte de expectativa~ muchas fabulaciones al respecto. Ser antiguos argentinos con raí-
muy fuerte, alentada por el hecho de que se verificaba en muchos €eS en el mundo colonial (aunque muchos procedían de inmi-
casos, per? ta~bién porque ella era un punto central de la agen- - grantes del siglo XVI_II), ser poseedo_res de un~ cultura adqu~ri~a
da de los Inmigrantes, en este y en cualquier caso. Pero las raza- con el tiempo y no simples advenedizos, la busqueda de la dls-
nes de esa sociedad abierta iban más allá del problema del aseen~ tinción" operó en tantos modos, del lenguaje impostado al vestí-
so social. En un contexto de una extraordinaria heterogeneidad do, a las formas de comer. Todo tuvo siempre un aire demasiado
étnica y por ende social (ya que la diversidad étnica implica en sí fingido y artificial y un culto poco desarrollado de la sobriedad.
una diversidad social, aunque sea horizontal y no sólo vertical); Ortega y Gasset ya lo había percibido en los años veinte 1 en sus
con muchos lazos nuevos y débiles, era dificultoso que se impu- despiadados retratos. Algo había de sobreactuación en los argen-
sieran establemente (es decir, que fueran aceptadas) las jerarquías tinos que él frecuentaba, que denotaba su inseguridad y en el
sociales o las rigideces de una estratificación. Precisamente por- fondo cuán poco espontáneo, es decir, poco aristocrático, era
que era plural, la sociedad era básicamente más den10crática e todo eso. Sin duda ello podría aplicarse a muchas "aristocracias"·
impedía la admisión unívoca de precedencias y prestigios. Desde Gilbert K. Chesterton lo había hecho con referencia a la inglesa,
luego que ese extremado democratismo, que puede ciertamente pero aquí era y es una cuestión de grados.
tener raíces en el mundo precedente a la inmigración de masas; Las clases medias de origen inmigrante - y en espe<üal sus
se vio reforzado por el enorme número de nuevos arribados. Ello hijos- siguieron distintas vías. Algunos buscaron integrarse a las
le ha dado una tónica a la sociedad argentina que la diferencia de elites, los que pudieron y a los que los dejaron; otros decidieron
sus congéneres latinoamericanas y de muchas europeas. Sociedad confrontar con ellas. Pagaron, a menudo, con 1a misma moneda.
donde todo es posible y "nadie es más que nadie". Aunque, desde Despreciaron alternativamente a las aristocracias nativas, juzga-
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das ociosas, ignorantes y "feudales", y a las clases populares Aunque seguramente se podría argumentar acerca de cuánto
llas, consideradas "incultas", "holgazanas", "bárbaras". M de retórica, de formalismo, la "identidad" argentina. Empe-
expresiones surgieron de allí, desde la idea de la Argentina ci;.c::1lo no es sólo un patrimonio de este país.
dicional", hasta la idea de la Argentina "feudal", desde las Un lento, trabajoso y nunca totalmente cumplido "crisol de
siones "cabecitas negras", o luego simplemente "negros", ", como cualquier crisol, tuvo lugar. El menú en cualquier
otras aplicadas a los inmigrantes limítrofes vistos como sus o fonda de cualquier ciudad lo revela, aunque exhiba
sor es. la coexistencia y la superposición que otra cosa y parezca
Otros, finalmente, procedentes a menudo, en sus or bien una "ensaladera", donde todos los elementos conviven
de esa clase media inmigrante, decidieron atacarla. Más allá tos. Más allá estaban las pasiones deportivas, plena-
fue en esa misma clase media, muchas veces y pese a esos mi integradoras e integradas, al igual que las manifestaciones
orígenes inmigrantes (o quizá, por eso mismo), donde au la música popular, del tango al rock "nacional". Más allá aún
el antisemitismo y, bastante más inocentes, los chistes contra política, donde ciertamente se contrapusieron los imaginarios
"gallegos" (un ídolo de esas clases medias fue Niní Marshall, istentes que asociaron al peronismo, y antes al yrigoyenismo,
consagró muchos estereotipos sobre ellos). Pero también co lo nacional y lo criollo y al antiperonismo con la Argentina
los "ranos", en especial contra los meridionales (el "papoli nte. Pero los estudios sobre sus adherentes, sobre los gru-
de Hernández tuvo larga perdurabilidad imaginaria). Tamb dirigentes respectivos y sobre sus clientelas políticas mues-
más recientes, contra los "turcos", grupo ascendente en la que todo está mucho más mezclado.
de prejuicios. _ Hubo, además de un tardío crisol, un temprano mito del
El más perdurable de todos los prejuicios es, sin embargo, en ':~;crisol". Dado que si las personas creen que algo es real, es real
~en sus consecuencias, el mito, a la vez enmascarador y nivelador, t
Argentina, aquel derivado del color de la pieL Curiosa
de la Argentina premigratoria que ha subsistido tenazmente, reno~
vada hacia los migrantes limítrofes. Si algún talón de Aquiles tiene
o
pudo tener un efecto benéfico.
La historia, pese al esfuerzo que hacen los historiadores, su-
jetos que se perciben (o tratan de mostrar que se perciben) como
"
el "crisol de razas", se encuentra allí. Seguramente no se debe sólo;
sin raíces, sin sentimientos y sin pasiones, no es sólo una gran
~
factores étnicos. La menor movilidad social de los nativos de las_
clases populares y el menor éxito económico de aquellas zonas don~ - o historia que ocurre en otro plano, lejano a la experiencia de las
de eran largamente mayoritarios pueden también explicarlo. personas que dicen estudiarse y de las personas que dicen estu-
~
¿Todo ello opaca la idea de una sociedad en el fondo, si no diarlas. Es también la historia de cada uno que, confusamente, se
convivijente, coexistente en la diversidad que enunciamos prece, mezcla con otras y de las cuales se trata de obtener un resultado .
~'
i'
dentemente? No creo que pueda sostenerse. Pese a todo, una sacie~ común que remite a vagos conceptos como la sociedad, la Argen- ~
dad bastante abierta, en cuanto a las diferencias étnicas, emergió: tina, los trabajadores, los intelectuales, etcétera. En este sentido,
El Estado fue mucho menos tolerante, sobre todo hacia ciertos el balance de la experiencia inmigratoria ultramarina tiene otro
grupos como los judíos, en especial en las épocas autoritarias y plano y es el de millones de trayectorias individuales, familiares,
grupales que fueron, a la vez, divergentes y coincidentes con ...
totalitarias. Con todo, el balance de dos siglos, debe hacerse en ¡,
términqs no negativos. Por sobre las diferencias, se sobrepuso un otras. La "gran historia" nunca puede contener la diversidad de
trayectorias de las vidas individuales y no es ni una mer:! suma- {
"mito" eficaz: los argentinos. De todos los objetivos intentados
toria ni una síntesis de las mismas. En ese terreno de la historia "-
por las clases dirigentes argentinas, desde principios de siglo, ése
fue el único que alcanzaron plenamente. Los argentinos, esa cosa mal llamada "pequeña", cada uno podrá hacer su balance, acerca
misteriosa, en el decir de Borges, nacieron y parece que perdura- del éxito o fracaso de la aventura inmigratoria ultramarina de sus
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r:¡. -~~-t
antepasad~s, acerca de la Argentina que los construyó y que
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II
1;
1-;--
•
LA INMIGRACIÓN LIMÍTROFE
~~'
1''~
~1emento clave en el proceso de desarrollo económico de la Argen-
. A la importancia de las migraciones europeas de la segunda
mitad del siglo XIX y comienzos del siglo XX le siguió la de los
~~?\ ~-":;__
países limítrofes, que comenzó a hacerse visible durante la segunda
~-;;.~,
·'mitad del siglo XX.
No obstante, es necesario señalar que el proceso inmigratorio
~~· de poblaciones de Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay hacia
i~~ la Argentina constituye un fenómeno de larga y constante tradi-
l~
1'.·.· :
~
ción, aunque los registros oficiales (censos nacionales y provincia-
les) lo hayan detectado recién a partir de 1869.
tL
!~;
Los diversos estudios sobre la inmigración en la Argentina
c:oinciden en señalar que, hasta mediados del siglo XX, la inmigra-
if.
K_:,
ción de los países limítrofes desempeñó un papel de complemen-
,~,
1
en zonas fronterizas, proveyendo trabajadores rurales, particular-
mente en trabajos zafrales y estacionales, y por la otra, acompaña-
ron el proceso de crecimiento del área de influencia de la ciudad
de Buenos Aires, que concentró de manera significativa la indus-
-~;
tria manufacturera y los servicios.
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