Antologia Poetica de Poetas Latinoamericanos

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JORGE LUIS BORGES

POEMA DE LOS DONES

Nadie rebaje a lágrima o reproche


esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche.

De esta ciudad de libros hizo dueños


a unos ojos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden

las albas a su afán. En vano el día


les prodiga sus libros infinitos,
arduos como los arduos manuscritos
que perecieron en Alejandría.

De hambre y de sed (narra una historia griega)


muere un rey entre fuentes y jardines;
yo fatigo sin rumbo los confines
de esa alta y honda biblioteca ciega.

Enciclopedias, atlas, el Oriente


y el Occidente, siglos, dinastías,
símbolos, cosmos y cosmogonías
brindan los muros, pero inútilmente.

Lento en mi sombra, la penumbra hueca


exploro con el báculo indeciso,
yo, que me figuraba el Paraíso
bajo la especie de una biblioteca.

Algo, que ciertamente no se nombra


con la palabra azar, rige estas cosas;
otro ya recibió en otras borrosas
tardes los muchos libros y la sombra.

Al errar por las lentas galerías


suelo sentir con vago horror sagrado
que soy el otro, el muerto, que habrá dado
los mismos pasos en los mismos días.

¿Cuál de los dos escribe este poema


de un yo plural y de una sola sombra?
¿Qué importa la palabra que me nombra
si es indiviso y uno el anatema?

Groussac o Borges, miro este querido


mundo que se deforma y que se apaga
en una pálida ceniza vaga
que se parece al sueño y al olvido

LA LLUVIA

Bruscamente la tarde se ha aclarado


porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
que sin duda sucede en el pasado.

Quien la oye caer ha recobrado


el tiempo en que la suerte venturosa
le reveló una flor llamada rosa
y el curioso color del colorado.

Esta lluvia que ciega los cristales


alegrará en perdidos arrabales
las negras uvas de una parra en cierto

patio que ya no existe. La mojada


tarde me trae la voz, la voz deseada,
de mi padre que vuelve y que no ha muerto.

DESPERTAR

Entra la luz y asciendo torpemente


de los sueños al sueño compartido
y las cosas recobran su debido
y esperado lugar y en el presente
converge abrumador y vasto el vago
ayer: las seculares migraciones
del pájaro y del hombre, las legiones
que el hierro destrozó, Roma y Cartago.

Vuelve también la cotidiana historia:


mi voz, mi rostro, mi temor, mi suerte.
¡Ah, si aquel otro despertar, la muerte,
me deparara un tiempo sin memoria
de mi nombre y de todo lo que he sido!
¡Ah, si en esa mañana hubiera olvido!

SONETO DEL VINO

¿En qué reino, en qué siglo, bajo qué silenciosa


conjunción de los astros, en qué secreto día
que el mármol no ha salvado, surgió la valerosa
y singular idea de inventar la alegría?

Con otoños de oro la inventaron. El vino


fluye rojo a lo largo de las generaciones
como el río del tiempo y en el arduo camino
nos prodiga su música, su fuego y sus leones.

En la noche del júbilo o en la jornada adversa


exalta la alegría o mitiga el espanto
y el ditirambo nuevo que este día le canto

Otrora lo cantaron el árabe y el persa.


Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia
como si ésta ya fuera ceniza en la memoria.

LAS COSAS

El bastón, las monedas, el llavero,


la dócil cerradura, las tardías
notas que no leerán los pocos días
que me quedan, los naipes y el tablero,

un libro y en sus páginas la ajada


violeta, monumento de una tarde
sin duda inolvidable y ya olvidada,
el rojo espejo occidental en que arde

una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,


láminas, umbrales, atlas, copas, clavos,
nos sirven como tácitos esclavos,

ciegas y extrañamente sigilosas!


Durarán más allá de nuestro olvido;
no sabrán nunca que nos hemos ido.

EL REMORDIMIENTO

He cometido el peor de los pecados 


que un hombre puede cometer. No he sido 
feliz. Que los glaciares del olvido 
me arrastren y me pierdan, despiadados. 

Mis padres me engendraron para el juego 


arriesgado y hermoso de la vida, 
para la tierra, el agua, el aire, el fuego. 
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida 

no fue su joven voluntad. Mi mente 


se aplicó a las simétricas porfías 
del arte, que entreteje naderías. 

Me legaron valor. No fui valiente. 


No me abandona. Siempre está a mi lado 
La sombra de haber sido un desdichado.

MILONGA DE MANUEL FLÓREZ

Manuel Flórez va a morir.


Eso es moneda corriente;
morir es una costumbre
que sabe tener la gente.

Y sin embargo me duele


decirle adiós a la vida,
esa cosa tan de siempre,
tan dulce y tan conocida.

Miro en el alba mis manos,


miro en las manos las venas;
con extrañeza las miro
como si fueran ajenas.

Vendrán los cuatro balazos


y con los cuatro el olvido;
lo dijo el sabio Merlín:
morir es haber nacido.

¡Cuánta cosa en su camino


estos ojos habrán visto!
Quién sabe lo que verán
después que me juzgue Cristo.

Manuel Flórez va a morir.


Eso es moneda corriente;
morir es una costumbre
que sabe tener la gente.

LOS ESPEJOS

Yo que sentí el horror de los espejos


no sólo ante el cristal impenetrable
donde acaba y empieza, inhabitable,
un imposible espacio de reflejos

sino ante el agua especular que imita


el otro azul en su profundo cielo
que a veces raya el ilusorio vuelo
del ave inversa o que un temblor agita

Y ante la superficie silenciosa


del ébano sutil cuya tersura
repite como un sueño la blancura
de un vago mármol o una vaga rosa,a

Hoy, al cabo de tantos y perplejos


años de errar bajo la varia luna,
me pregunto qué azar de la fortuna
hizo que yo temiera los espejos.

Espejos de metal, enmascarado


espejo de caoba que en la bruma
de su rojo crepúsculo disfuma
ese rostro que mira y es mirado,

Infinitos los veo, elementales


ejecutores de un antiguo pacto,
multiplicar el mundo como el acto
generativo, insomnes y fatales.

Prolonga este vano mundo incierto


en su vertiginosa telaraña;
a veces en la tarde los empaña
el Hálito de un hombre que no ha muerto.

Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro


paredes de la alcoba hay un espejo,
ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejo
que arma en el alba un sigiloso teatro.

Todo acontece y nada se recuerda


en esos gabinetes cristalinos
donde, como fantásticos rabinos,
leemos los libros de derecha a izquierda.

Claudio, rey de una tarde, rey soñado,


no sintió que era un sueño hasta aquel día
en que un actor mimó su felonía
con arte silencioso, en un tablado.

Que haya sueños es raro, que haya espejos,


que el usual y gastado repertorio
de cada día incluya el ilusorio
orbe profundo que urden los reflejos.

Dios (he dado en pensar) pone un empeño


en toda esa inasible arquitectura
que edifica la luz con la tersura
del cristal y la sombra con el sueño.
Dios ha creado las noches que se arman
de sueños y las formas del espejo
para que el hombre sienta que es reflejo
y vanidad. Por eso no alarman.

Cesar Vallejo
LOS HERALDOS NEGROS
Hay golpes en la vida, tan fuertes Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma Yo no sé!
Son pocos; pero son Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán talvez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema
Y el hombre Pobre pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes Yo no sé!
PLAFONES AGILES
DESHOJACION SAGRADA
Luna! Corona de una testa inmensa,
que te vas deshojando en sombras gualdas!
Roja corona de un Jesús que piensa
trágicamente dulce de esmeraldas!
Luna! Alocado corazón celeste
¿por qué bogas así, dentro de copa
llena de vino azul, hacia el oeste,
cual derrotada y dolorida popa?
Luna! Y a fuerza de volar en vano,
te holocaustas en ópalos dispersos:
tú eres talvez mi corazón gitano
que vaga en el azul llorando versos!...
COMUNION
Linda Regia! Tus venas son fermentos
de mi no ser antiguo y del champaña
negro de mi vivir!
Tu cabello es la ignota raicilla
del árbol de mi vid.
Tu cabello es la hilacha de una mitra
de ensueño que perdí!
Tu cuerpo es la espumante escaramuza
de un rosado jordán;
y ondea, como un látigo beatifico
que humillara a la víbora del mal!
Tus brazos dan la sed de lo infinito,
con sus castas hespérides de luz,
cual dos blancos caminos redentores,
dos arranques murientes de una cruz.
Y están plasmados en la sangre invicta
de mi imposible azul! Tus pies son dos heráldicas alondras
que eternamente llegan de mi ayer!
Linda Regial Tus pies son las dos lágrimas
que al bajar del Espíritu ahogué,
un Domingo de Ramos que entré al Mundo,
ya lejos para siempre de Belén!
NERVAZON DE ANGUSTIA
Dulce hebrea, desclava mi tránsito de arcilla;
desclava mi tensión nerviosa y mi dolor...
Desclava, amada eterna, mi largo afán y los
dos clavos de mis alas y el clavo de mi amor!
Regreso del desierto donde he caído mucho;
retira la cicuta y obséquiame tus vinos!:
espanta con un llanto de amor a mis sicarios,
cuyos gestos son férreas fieras de Longinos!
Desclávame mis clavos, oh nueva madre ,mía,
Sinfonía de olivos, escancia tu llorar!
Y has de esperar, sentada junto a mi carne muerta,
cuál cede la amenaza, y la alondra se va!
Pasas..., vuelves... Tus lutos trenzan mi gran cilicio
con gotas de curare, filos de humanidad,
la dignidad roquera que hay en tu castidad,
y el judithesco azogue de tu miel interior.
Son las ocho de la mañana de un crema brujo...
Hay frío... Un perro pasa royendo el hueso de otro
perro que fue... Y empieza a llorar en mis nervios
un fósforo que en cápsulas de silencio apaguél
Y en mi alma hereje canta su dulce fiesta asiática
un dionisiaco hastío de café...!
BORDAS DE HIELO
Vengo a verte pasar todos los días,
vaporcito encantado siempre lejos...
¡Tus ojos son dos rubios capitanes;
tu labio es un brevísimo pañuelo
rojo que ondea en un adiós de sangre!
Vengo a verte pasar; hasta que un día,
embriagada de tiempo y de crueldad,
vaporcito encantado siempre lejos,
¡la estrella de la tarde partirá!
Las jarcias; vientos que traicionan; vientos
¡de mujer que pasó!
Tus fríos capitanes darán orden;
¡y quien habrá partido seré yo...!
NOCHEBUENA
Al callar la orquesta, pasean veladas
sombras femeninas bajo los ramajes,
por cuya hojarasca se filtran heladas
quimeras de luna, pálidos celajes.
Hay labios que lloran arias olvidadas,
grandes lirios fingen los ebúrneos trajes.
Charlas y sonrisas en locas bandadas
perfuman de seda los rudos boscajes.
Espero que ría la luz de tu vuelta;
y en la epifanía de tu forma esbelta,
cantará la fiesta en oro mayor.
Balarán mis versos en tu predio entonces,
canturreando en todos sus místicos bronces
que ha nacido el niño-jesús de tu amor.
ASCUAS
Para Domingo Parra Del Riego
Luciré para Tilia, en la tragedia
mis estrofas en ópimos racimos;
sangrará cada fruta melodiosa,
como un sol funeral, lúgubres vinos,
Tilia tendrá la cruz
que en la hora final será de luz!
Prenderé para Tilia, en la tragedia,
la gota de fragor que hay en mis labios;
y el labio al encresparse para el beso,
se partirá en cien pétalos sagrados.
Tilia tendrá el puñal,
el puñal floricida y auroral!
Ya en la sombra, heroína, intacta y mártir,
tendrás bajo tus plantas a la Vida;
mientras veles, rezando mis estrofas,
mi testa, como una hostia en sangre tinta!
Y en un lirio, voraz,
mi sangre, como un virus, beberás!
MEDIALUZ
He soñado una fuga. Y he soñado
tus encajes en la alcoba.
A lo largo de un muelle, alguna madre;
y sus quince años dando el seno a una hora.
He soñado una fuga. Un "para siempre"
suspirado en la escala de una proa;
he soñado una madre;
unas frescas matitas de verdura,
y el ajuar constelado de una aurora.
A lo largo de un muelle...
Y a lo largo de un cuello que se ahoga!
SAUCE
Lirismo de invierno, rumor de crespones,
cuando ya se acerca la pronta partida;
agoreras voces de tristes canciones
que en la tarde rezan una despedida.
Visión del entierro de mis ilusiones
en la propia tumba de mortal herida.
Caridad verónica de ignotas regiones,
donde a precio de éter se pierde la vida.
Cerca de la aurora partiré llorando;
y mientras mis años se vayan curvando,
curvará guadañas mi ruta veloz.
Y ante fríos óleos de luna muriente,
con timbres de aceros en tierra indolente,
cavarán los perros, aullando, un adiós!
AUSENTE
Ausente! La mañana en que me vaya
más lejos de lo lejos al Misterio,
como siguiendo inevitable raya,
tus pies resbalarán al cementerio.
Ausente! La mañana en que a la playa
del mar de sombra y del callado imperio,
como un pájaro lúgubre me vaya,
será el blanco panteón tu cautiverio.
Se, habrá hecho de noche en tus miradas;
y sufrirás, y tomarás entonces
penitentes blancuras laceradas.
Ausente! Y en tus propios sufrimientos
ha de cruzar entre un llorar de bronces
una jauría de remordimientos!
AVESTRUZ
Melancolía, saca tu dulce pico ya;
no cebes tus ayunos en mis trigos de luz.
Melancolía, basta! Cuál beben tus puñales
la sangre que extrajera mi sanguijuela azul!
No acabes el maná de mujer que ha bajado;
yo quiero que de él nazca mañana alguna cruz,
mañana que no tenga yo a quien volver los ojos,
cuando abra su gran O de burla el ataúd.
Mi corazón es tiesto regado de amargura;
hay otros viejos pájaros que pastan dentro de él. . .
Melancolía, deja de secarme la vida,
y desnuda tu labio de mujer...!
BAJO LOS ÁLAMOS
Para José Eulogio Garrido
Cual hieráticos bardos prisioneros,
los álamos de sangre se han dormido.
Rumian arias de yerba al sol caído,
las greyes de Belén en los oteros.
El anciano pastor, a los postreros
martirios de la luz, estremecido,
en sus pascuales ojos ha cogido
una casta manada de luceros.
Labrado en orfandad baja al instante
con rumores de entierro, al campo orante;
y se otoñan de sombra las esquilas.
Supervive el azul urdido en hierro,
y en él, amortajadas las pupilas,
traza su aullido pastoral un perro.
BUZOS
LA ARAÑA
Es una araña enorme que ya no anda;
una araña incolora, cuyo cuerpo,
una cabeza y un abdomen, sangra.
Hoy la he visto de cerca. Y con qué esfuerzo
hacia todos los flancos
sus pies innumerables alargaba.
Y he pensado en sus ojos invisibles,
los pilotos fatales de la araña.
Es una araña que temblaba fija
en un filo de piedra; .
el abdomen a un lado,
y al otro la cabeza.
Con tantos pies la pobre, y aún no puede
resolverse. Y, al verla
atónita en tal trance,
hoy me ha dado qué pena esa viajera.
Es una araña enorme, a quien impide
el abdomen seguir a la cabeza.
Y he pensado en sus ojos
y en sus pies numerosos ...
¡Y me ha dado qué pena esa viajera!
BABEL
Dulce hogar sin estilo, fabricado
de un solo golpe y de una sola pieza
de cera tornasol. Y en el hogar
ella daña y arregla; a veces dice:
"El hospicio es bonito; aquí no más!"
¡Y otras veces se pone a llorar!
ROMERÍA
Pasamos juntos. El sueño
lame nuestros pies qué dulce;
y todo se desplaza en pálidas
renunciaciones sin dulce.
Pasamos juntos. Las muertas
almas, las que, cual nosotros,
cruzaron por el amor,
con enfermos pasos ópalos,
salen en sus lutos rígidos
y se ondulan en nosotros.
Amada, vamos al borde
frágil de un montón de tierra.
Va en aceite ungida el ala,
y en pureza. Pero un golpe,
al caer yo no sé dónde,
afila de cada lágrima
un diente hostil.
Y un soldado, un gran soldado,
heridas por charreteras,
se anima en la tarde heroica,
y a sus pies muestra entre risas,
como una gualdrapa horrenda,
el cerebro de la Vida.
Pasamos juntos, muy juntos,
invicta Luz, paso enfermo;
pasamos juntos las lilas
mostazas de un cementerio.
EL PALCO ESTRECHO
Más acá, más acá. Yo estoy muy bien.
Llueve; y hace una cruel limitación.
Avanza, avanza el pie.
Hasta qué hora no suben las cortinas
esas manos que fingen un zarzal?
Ves? Los otros, qué cómodos, qué efigies.
Más acá, más acá(
Llueve. Y hoy pasará otra nave
cargada de crespón;
será como un pezón negro y deforme
arrancado a la esfíngica Ilusión.
Más acá, más acá. Tú estás al borde
y la nave arrastrarte puede al mar.
Ah, cortinas inmóviles, simbólicas.. .
Mi aplauso es un festín de rosas negras:
cederte mi lugar!
Y en el fragor de mi renuncia,
un hilo de infinito sangrará.
Yo no debo estar tan bien;
avanza, avanza el piel
¿ …………….
-Si TE amara... qué sería?
-Una orgía!
-Y si él te amara?
Sería
todo rituario, pero menos dulce.
Y si tú quisieras?
La sombra sufriría
justos fracasos en tus niñas monjas.
Culebrean latigazos,
cuando el can ama a su dueño?
-No; pero la luz es nuestra.
Estás enfermo... Vete... Tengo sueño!
(Bajo la alameda vesperal
se quiebra un fragor de rosa.)
-Idos, pupilas, pronto...
Ya retoña la selva en mi cristal!
EL POETA A SU AMADA
Amada, en esta noche tú te has sacrificado
sobre los dos maderos curvados de mi beso;
y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado,
y que hay un viernesanto más dulce que ese beso.
En esta noche rara que tanto me has mirado,
la Muerte ha estado alegre y ha cantado en su hueso
En esta noche de setiembre se ha oficiado
mi segunda caída y el más humano beso.
Amada, moriremos los dos juntos, muy juntos;
se irá secando a pausas nuestra excelsa amargura;
y habrán tocado a sombra nuestros labios difuntos.
Y ya no habrán reproches en tus ojos benditos;
ni volveré a ofenderte. Y en una sepultura
los dos nos dormiremos, como dos hermanitos.
VERANO
Verano, ya me voy. Y me dan pena
las manitas sumisas de tus tardes.
Llegas devotamente; llegas viejo;
y ya no encontrarás en mi alma a nadie.
Verano! y pasarás por mis balcones
con gran rosario de amatistas y oros,
como un obispo triste que llegara
de lejos a buscar y bendecir
los rotos aros de unos muertos novios.
Verano, ya me voy. Allá, en setiembre
tengo una rosa que te encargo mucho;
la regarás de agua bendita todos
los días de pecado y de sepulcro.
Si a fuerza de llorar el mausoleo,
con luz de fe su mármol aletea,
levanta en alto tu responso, y pide
a Dios que siga para siempre muerta.
Todo ha de ser ya tarde;
y tú no encontrarás en mi alma a nadie.
Ya no llores, Verano! En aquel surco
muere una rosa que renace mucho...
SETIEMBRE
Aquella noche de setiembre, fuiste
tan buena para mí... hasta dolerme!
Yo no sé lo demás; y para eso,
no debiste ser buena, no debiste.
Aquella noche sollozaste al verme
hermético y tirano, enfermo y triste.
Yo no sé lo demás.. . y para eso
yo no sé por qué fui triste. . . , tan triste...!
Sólo esa noche de setiembre dulce,
tuve a tus ojos de Magdala, toda
la distancia. de Dios... y te fui dulce!
Y también una tarde de setiembre
cuando sembré en tus brasas, desde un auto,
los charcos de esta noche de diciembre.
PABLO NERUDA
Soneto I

Matilde, nombre de planta o piedra o vino,


de lo que nace de la tierra y dura,
palabra en cuyo crecimiento amanece,
en cuyo estío estalla la luz de los limones.
En ese nombre corren navíos de madera
rodeados por enjambres de fuego azul marino,
y esas letras son el agua de un río
que desemboca en mi corazón calcinado.
Oh nombre descubierto bajo una enredadera
como la puerta de un túnel desconocido
que comunica con la fragancia del mundo!
Oh invádeme con tu boca abrasadora,
indágame, si quieres, con tus ojos nocturnos,
pero en tu nombre déjame navegar y dormir.

Soneto II

Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso,


qué soledad errante hasta tu compañía!
Siguen los trenes solos rodando con la lluvia.
En Taltal no amanece aún la primavera.
Pero tú y yo, amor mío, estamos juntos,
juntos desde la ropa a las raíces,
juntos de otoño, de agua, de caderas,
hasta ser sólo tú, sólo yo juntos.
Pensar que costó tantas piedras que lleva el río,
la desembocadura del agua de Boroa,
pensar que separados por trenes y naciones
tú y yo teníamos que simplemente amarnos,
con todos confundidos, con hombres y mujeres,
con la tierra que implanta y educa los claveles.

Soneto III

Aspero amor, violeta coronada de espinas,


matorral entre tantas pasiones erizado,
lanza de los dolores, corola de la cólera,
por qué caminos y cómo te dirigiste a mi alma?
Por qué precipitaste tu fuego doloroso,
de pronto, entre las hojas frías de mi camino?
Quién te enseñó los pasos que hasta mí te llevaron?
Qué flor, qué piedra, qué humo mostraron mi morada?
Lo cierto es que tembló la noche pavorosa,
el alba llenó todas las copas con su vino
y el sol estableció su presencia celeste,
mientras que el cruel amor me cercaba sin tregua
hasta que lacerándome con espadas y espinas
abrió en mi corazón un camino quemante.
Soneto IV

Recordarás aquella quebrada caprichosa


a donde los aromas palpitantes treparon,
de cuando en cuando un pájaro vestido
con agua y lentitud: traje de invierno.
Recordarás los dones de la tierra:
irascible fragancia, barro de oro,
hierbas del matorral, locas raíces,
sortílegas espinas como espadas.
Recordarás el ramo que trajiste,
ramo de sombra y agua con silencio,
ramo como una piedra con espuma.
Y aquella vez fue como nunca y siempre:
vamos allí donde no espera nada
y hallamos todo lo que está esperando.

Soneto V

No te toque la noche ni el aire ni la aurora,


sólo la tierra, la virtud de los racimos,
las manzanas que crecen oyendo el agua pura,
el barro y las resinas de tu país fragante.
Desde Quinchamalí donde hicieron tus ojos
hasta tus pies creados para mí en la Frontera
eres la greda oscura que conozco:
en tus caderas toco de nuevo todo el trigo.
Tal vez tú no sabías, araucana,
que cuando antes de amarte me olvidé de tus besos
mi corazón quedó recordando tu boca
y fui como un herido por las calles
hasta que comprendí que había encontrado,
amor, mi territorio de besos y volcanes.

Soneto VI

En los bosques, perdido, corté una rama oscura


y a los labios, sediento, levanté su susurro:
era tal vez la voz de la lluvia llorando,
una campana rota o un corazón cortado.
Algo que desde tan lejos me parecía
oculto gravemente, cubierto por la tierra,
un grito ensordecido por inmensos otoños,
por la entreabierta y húmeda tiniebla de las hojas.
Pero allí, despertando de los sueños del bosque,
la rama de avellano cantó bajo mi boca
y su errabundo olor trepó por mi criterio
como si me buscaran de pronto las raíces
que abandoné, la tierra perdida con mi infancia,
y me detuve herido por el aroma errante.
Soneto VII
"Vendrás conmigo" dije -sin que nadie supiera
dónde y cómo latía mi estado doloroso,
y para mí no había clavel ni barcarola,
nada sino una herida por el amor abierta.
Repetí: ven conmigo, como si me muriera,
y nadie vio en mi boca la luna que sangraba,
nadie vio aquella sangre que subía al silencio.
Oh amor ahora olvidemos la estrella con espinas!
Por eso cuando oí que tu voz repetía
"Vendrás conmigo" -fue como si desataras
dolor, amor, la furia del vino encarcelado
que desde su bodega sumergida subiera
y otra vez en mi boca sentí un sabor de llama,
de sangre y de claveles, de piedra y quemadura.

Soneto VIII

Si no fuera porque tus ojos tienen color de luna,


de día con arcilla, con trabajo, con fuego,
y aprisionada tienes la agilidad del aire,
si no fuera porque eres una semana de ámbar,
si no fuera porque eres el momento amarillo
en que el otoño sube por las enredaderas
y eres aún el pan que la luna fragante
elabora paseando su harina por el cielo,
oh, bienamada, yo no te amaría!
En tu abrazo yo abrazo lo que existe,
la arena, el tiempo, el árbol de la lluvia,
y todo vive para que yo viva:
sin ir tan lejos puedo verlo todo:
veo en tu vida todo lo viviente.

Soneto IX

Al golpe de la ola contra la piedra indócil


la claridad estalla y establece su rosa
y el círculo del mar se reduce a un racimo,
a una sola gota de sal azul que cae.
Oh radiante magnolia desatada en la espuma,
magnética viajera cuya muerte florece
y eternamente vuelve a ser y a no ser nada:
sal rota, deslumbrante movimiento marino.
Juntos tú y yo, amor mío, sellamos el silencio,
mientras destruye el mar sus constantes estatuas
y derrumba sus torres de arrebato y blancura,
porque en la trama de estos tejidos invisibles
del agua desbocada, de la incesante arena,
sostenemos la única y acosada ternura.
Soneto X

Suave es la bella como si música y madera,


ágata, telas, trigo, duraznos transparentes,
hubieran erigido la fugitiva estatua.
Hacia la ola dirige su contraria frescura.
El mar moja bruñidos pies copiados
a la forma recién trabajada en la arena
y es ahora su fuego femenino de rosa
una sola burbuja que el sol y el mar combaten.
Ay, que nada te toque sino la sal del frío!
Que ni el amor destruya la primavera intacta.
Hermosa, reverbero de la indeleble espuma,
deja que tus caderas impongan en el agua
una medida nueva de cisne o de nenúfar
y navegue tu estatua por el cristal eterno.

Soneto XI

Suave es la bella como si música y madera,


ágata, telas, trigo, duraznos transparentes,
hubieran erigido la fugitiva estatua.
Hacia la ola dirige su contraria frescura.
El mar moja bruñidos pies copiados
a la forma recién trabajada en la arena
y es ahora su fuego femenino de rosa
una sola burbuja que el sol y el mar combaten.
Ay, que nada te toque sino la sal del frío!
Que ni el amor destruya la primavera intacta.
Hermosa, reverbero de la indeleble espuma,
deja que tus caderas impongan en el agua
una medida nueva de cisne o de nenúfar
y navegue tu estatua por el cristal eterno.

Soneto XII

Plena mujer, manzana carnal, luna caliente,


espeso aroma de algas, lodo y luz machacados,
qué oscura claridad se abre entre tus columnas?
Qué antigua noche el hombre toca con sus sentidos?
Ay, amar es un viaje con agua y con estrellas,
con aire ahogado y bruscas tempestades de harina:
amar es un combate de relámpagos
y dos cuerpos por una sola miel derrotados.
Beso a beso recorro tu pequeño infinito,
tus márgenes, tus ríos, tus pueblos diminutos,
y el fuego genital transformado en delicia
corre por los delgados caminos de la sangre
hasta precipitarse como un clavel nocturno,
hasta ser y no ser sino un rayo en la sombra.
Soneto XIII

La luz que de tus pies sube a tu cabellera,


la turgencia que envuelve tu forma delicada,
no es de nácar marino, nunca de plata fría:
eres de pan, de pan amado por el fuego.
La harina levantó su granero contigo
y creció incrementada por la edad venturosa,
cuando los cereales duplicaron tu pecho
mi amor era el carbón trabajando en la tierra.
Oh, pan tu frente, pan tus piernas, pan tu boca,
pan que devoro y nace con luz cada mañana,
bienamada, bandera de las panaderías,
una lección de sangre te dio el fuego,
de la harina aprendiste a ser sagrada,
y del pan el idioma y el aroma.
VIDA
MIS NERVIOS están locos, en las venas
la sangre hierve, líquido de fuego
salta a mis labios donde finge luego
la alegría de todas las verbenas.

Tengo deseos de reír; las penas


que de donar a voluntad no alego,
hoy conmigo no juegan y yo juego
con la tristeza azul de que están llenas.

El mundo late; toda su armonía


la siento tan vibrante que hago mía
cuando escancio en su trova de hechicera.

Es que abrí la ventana hace un momento


y en las alas finísimas del viento
me ha traído su sol la primavera.

ASI
Hice el libro así:
Gimiendo, llorando, soñando, ay de mí.

Mariposa triste, leona cruel,


Di luces y sombra todo en una vez.
Cuando fui leona nunca recordé
Cómo pude un día mariposa ser.
Cuando mariposa jamás me pensé
Que pudieras un día zarpar o morder.

Encogida a ratos y a saltos después


Sangraron mi vida y a sangre maté.
Sé que, ya paloma, pesado ciprés.
O mata florida, lloré y más lloré.
Ya probando sales, ya probando miel,
Los ojos lloraron a más no poder.
Da entonces lo mismo, que lo he visto bien,
Ser rosa o espina, ser néctar o hiel.

Así voy a curvas con mi mala sed


Podando jardines de todo jaez.

SABADO
ME LEVANTE temprano y anduve descalza
Por los corredores: bajé a los jardines
Y besé las plantas
Absorbí los vahos limpios de la tierra,
Tirada en la grama;
Me bañé en la fuente que verdes achiras
Circundan. Más tarde, mojados de agua
Peiné mis cabellos. Perfumé las manos
Con zumo oloroso de diamelas. Garzas
Quisquillosas, finas,
De mi falda hurtaron doradas migajas.
Luego puse traje de clarín más leve
Que la misma gasa.
De un salto ligero llevé hasta el vestíbulo
Mi sillón de paja.
Fijos en la verja mis ojos quedaron,
Fijos en la verja.
El reloj me dijo: diez de la mañana.
Adentro un sonido de loza y cristales:
Comedor en sombra; manos que aprestaban
Manteles.
Afuera, sol como no he visto
Sobre el mármol blanco de la escalinata.
Fijos en la verja siguieron mis ojos,
Fijos. Te esperaba.

DULCE TORTURA
POLVO de oro en tus manos fue mi melancolía
Sobre tus manos largas desparramé mi vida;
Mis dulzuras quedaron a tus manos prendidas;
Ahora soy un ánfora de perfumes vacía.

Cuánta dulce tortura quietamente sufrida


Cuando, picada el alma de tristeza sombría,
Sabedora de engaños, me pasada los días
¡Besando las dos manos que me ajaban la vida!

DOS PALABRAS
ESTA noche al oído me has dicho dos palabras
Comunes. Dos palabras cansadas
De ser dichas. Palabras
Que de viejas son nuevas.

Dos palabras tan dulces, que la luna que andaba


Filtrando entre las ramas
Se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras
Que una hormiga pasea por mi cuello y no intento
Moverme para echarla.

Tan dulces dos palabras


-Que digo sin quererlo -oh qué bella, la vida-
Tan dulces y tan mansas
Que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.

Tan dulces y tan bellas


Que nerviosos mis dedos,
Se mueven hacia el cielo imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
Cortar estrellas.

TU ME QUIERES BLANCA
Tu me quieres alba,
Me quieres de espumas,
Me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada

Ni un rayo de luna
Filtrado me haya.
Ni una margarita
Se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
Tú me quieres blanca,
Tú me quieres alba.

Tú que hubiste todas


Las copas a mano,
De frutos y mieles
Los labios morados.
Tú que en el banquete
Cubierto de pámpanos
Dejaste las carnes
Festejando a Baco.
Tú que en los jardines
Negros del Engaño
Vestido de rojo
Corriste al Estrago.

Tú que el esqueleto
Conservas intacto
No sé todavía
Por cuáles milagros,
Me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
Me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡Me pretendes alba!

Huye hacia los bosques,


Vete a la montaña;
Límpiate la boca;
Vive en las cabañas;
Toca con las manos
La tierra mojada;
Alimenta el cuerpo
Con raíz amarga;
Bebe de las rocas;
Duerme sobre escarcha;
Renueva tejidos
Con salitre y agua;
Habla con los pájaros
Y lévate al alba.
Y cuando las carnes
Te sean tornadas,
Y cuando hayas puesto
En ellas el alma
Que por las alcobas
Se quedó enredada,
Entonces, buen hombre,
Preténdeme blanca,
Preténdeme nívea,
Preténdeme casta.

Presentimiento
TENGO el presentimiento que he de vivir muy poco.
Esta cabeza mía se parece al crisol,
Purifica y consume.
Pero sin una queja, sin asomo de horror,
Para acabarme quiero que una tarde sin nubes,
Bajo el límpido sol,
Nazca de un gran jazmín una víbora blanca
Que dulce, dulcemente, me pique el corazón.

ASPECTO
VIVO dentro de cuatro paredes matemáticas
Alineadas a metro. Me rodean apáticas
Almillas que no saben ni un ápice siquiera
De esta fiebre azulada que nutre mi quimera.
Uso una piel postiza que me la rayo en gris.
Cuervo que bajo el ala guarda una flor de lis.
Me causa cierta risa mi pico fiero y torvo
Que yo misma me creo pura farsa y estorbo.

PARASITOS
JAMAS pensé que Dios tuviera alguna forma.
Absoluta su vida; y absoluta su norma.
Ojos no tuvo nunca: mira con las estrellas.
Manos no tuvo nunca: golpea con los mares.
Lengua no tuvo nunca: habla con las centellas.
Te diré, no te asombres;
Sé que tiene parásitos: las cosas y los hombres.

¿SABEIS ALGO?...
SUBI, subí, subí. Ya estaba bien arriba
Cuando sentí un murmullo. ¿Era reto, diatriba?
Escuché: carcajadas, ironías, insultos.
¿Que os parezco una simia? Oh mis buenos estultos:
¿Sabéis de cosas bellas?
Yo hace siglos que vivo trenza que trenza estrellas.

ESTE LIBRO
ME VIENEN estas cosas del fondo de la vida:
Acumulado estaba, yo me vuelvo reflejo...
Agua continuamente cambiada y removida;
Así como las cosas, es mudable el espejo.

Momentos de la vida aprisionó mi pluma,


Momentos de la vida que se fugaron luego,
Momentos que tuvieron la violencia del fuego
O fueron más livianos que los copos de espuma.

En todos los momentos donde mi ser estuvo,


En todo esto que cambia, en todo esto que muda,
En toda la sustancia que el espejo retuvo,
Sin ropajes, el alma está limpia y desnuda.

Yo no estoy y estoy siempre en mis versos, viajero,


Pero puedes hallarme si por el libro avanzas
Dejando en los umbrales tus fieles y balanzas:
Requieren mis jardines piedad de jardinero.

ALMA DESNUDA
SOY un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y sola
Va dejando sus pétalos dispersos.

Alma que puede ser una amapola,


Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.

Alma que como el viento vaga inquieta


Y ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.

Alma que adora sobre sus altares,


Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.

Alma que fuera fácil dominarla


Con sólo un corazón que se partiera
Para en su sangre cálida regarla.

Alma que cuando está en la primavera


Dice al invierno que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.

Alma que cuando nieva se disuelve


En tristezas, clamando por las rosas
Con que la primavera nos envuelve.

Alma que a ratos suelta mariposas


A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice libad sobre las cosas.

Alma que ha de morir de una fragancia,


De un suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin perder, a poderlo, su elegancia.

Alma que nada sabe y todo niega


Y negando lo bueno el bien propicia
Porque es negando como más se entrega,

Alma que suele haber como delicia


Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.

Alma que siempre disconforme de ella,


Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella.

NOCHE DIVINA
ESTE jardín nos cede su delicia,
Nos cede el árbol de manzanas lleno.
Fuente de dioses a la sed propicia,
Pan del instinto, para el hambre, bueno.

Mas blanco mármol sin igual pudicia


Fija en nosotros su mirar sereno;
Muslo desnudo, vigoroso el seno,
Puro, como la luz que lo acaricia.

Se hacen tus ojos demasiado azules


Cubren tus manos impalpables tules
Y algo divino te levanta en vuelo.

No cortemos la fruta deleitosa


Y mira el alma en una nube rosa,
Cómo es de azul la beatitud del cielo.

SOY ESA FLOR


TU VIDA es un gran río, va caudalosamente,
A su orilla, invisible, yo broto dulcemente.
Soy esa flor perdida entre juncos y achiras
Que piadoso alimentas, pero acaso ni miras.

Cuando creces me arrastras y me muero en tu seno,


Cuando secas me muero poco a poco en el cieno;
Pero de nuevo vuelvo a brotar dulcemente
Cuando en los días bellos vas caudalosamente.

Soy esa flor perdida que brota en tus riberas


Humilde y silenciosa todas las primaveras.

MELANCOLIA
OH MUERTE, Yo te amo, pero te adoro, vida...
Cuando vaya en mi caja para siempre dormida,
Haz que por vez postrera
Penetre mis pupilas el sol de primavera.

Déjame algún momento bajo el calor del cielo,


Deja que el sol fecundo se estremezca en mi hielo...
Era tan bueno el astro que en la aurora salía
A decirme: buen día.

No me asusta el descanso, hace bien el reposo,


Pero antes que me bese el viajero piadoso
Que todas las mañanas,
Alegre como un niño, llegaba a mis ventanas.
PAZ
VAMOS hacia los árboles... El sueño
Se hará en nosotros por virtud celeste.
Vamos hacia los árboles; la noche
Nos será blanda, la tristeza leve.

Vamos hacia los árboles, el alma


Adormecida de perfume agreste.
Pero calla, no hables, sé piadoso;
No despiertes los pájaros que duermen.

PESO ANCESTRAL
TU ME DIJISTE: no lloró mi padre;
Tú me dijiste: no lloró mi abuelo;
No han llorado los hombres de mi raza,
Eran de acero.

Así diciendo te brotó una lágrima


Y me cayó en la boca... Más veneno
Yo no he bebido nunca en otro vaso
Así pequeño.

Débil mujer, pobre mujer que entiende,


Dolor de siglos conocí al beberlo;
Oh, el alma mía soportar no puede
Todo su peso.

DATE A VOLAR
ANDA, date a volar, hazte una abeja,
En el jardín florecen amapolas,
Y el néctar fino colma las corolas;
Mañana el alma tuya estará vieja.

Anda, suelta a volar, hazte paloma,


Recorre el bosque y picotea granos,
Come migajas en distintas manos
La pulpa muerde de fragante poma.
Anda, date a volar, sé golondrina,
Busca la playa de los soles de oro,
Gusta la primavera y su tesoro,
La primavera es única y divina.

Mueres de sed: no he de oprimirte tanto...


Anda, camina por el mundo, sabe;
Dispuesta sobre el mar está tu nave:
Date a bogar hacia el mejor encanto.

Corre, camina más, es poco aquello...


Aún quedan cosas que tu mano anhela,
Corre, camina, gira, sube y vuela:
Gústalo todo porque todo es bello.

Echa a volar... mi amor no te detiene,


¡Cómo te entiendo, Bien, cómo te entiendo!
Llore mi vida... el corazón se apene...
Date a volar, Amor, yo te comprendo.

Callada el alma... el corazón partido,


Suelto tus alas... ve... pero te espero.
¿Cómo traerás el corazón, viajero?
Tendré piedad de un corazón vencido.

Para que tanta sed bebiendo cures


Hay numerosas sendas para tí...
Pero se hace la noche; no te apures...
Todas traen a mí...

EL DIVINO AMOR
TE ANDO buscando, amor que nunca llegas,
Te ando buscando, amor que te mezquinas,
Me aguzo por saber si me adivinas,
Me doblo por saber si te me entregas.

Las tempestades mías, andariegas,


Se han aquietado sobre un haz de espinas;
Sangran mis carnes gotas purpurinas
Porque a salvarte, oh niño, te me niegas.

Mira que estoy de pie sobre los leños,


Que a veces bastan unos pocos sueños
Para encender la llama que me pierde.
Sálvame, amor, y con tus manos puras
Trueca este fuego en límpidas dulzuras
y haz de mis leños una rama verde.

Delmira Agustini

DE "ELEGÍAS DULCES"

Hoy desde el gran camino, bajo el sol claro y fuerte,


Muda como una lágrima he mirado hacia atrás,
Y tu voz de muy lejos, con un olor de muerte,
Vino á aullarme al oído un triste "¡ Nunca más !"

Tan triste que he llorado hasta quedar inerte...


¡ Yo sé que estás tan lejos que nunca volverás !
No hay lágrimas que laven los besos de la Muerte...
- Almas hermanas mías, nunca miréis atrás !

Los pasados se cierran como los ataúdes,


Al Otoño, las hojas en dorados aludes
Ruedan... y arde en los troncos la nueva floración...

-...Las noches son caminos negros de las auroras...-


Oyendo deshojarse tristemente las horas
Dulces, hablemos de otras flores al corazón.

II

Pobres lágrimas mías las que glisan


A la esponja sombría del Misterio,
Sin que abra en flor como una copa cárdena
Tu dolorosa boca de sediento !

Pobre mi corazón que se desangra


Como clepsidra trágica en silencio,
Sin el milagro de inefables bálsamos
En las vendas tremantes de tus dedos !

Pobre mi alma tuya acurrucada


En el pórtico en ruinas del Recuerdo,
Esperando de espaldas á la vida
Que acaso un día retroceda el Tiempo !...
LA BARCA MILAGROSA

Preparadme una barca como un gran pensamiento...


La llamarán "La Sombra" unos, otros "La Estrella".
No ha de estar al capricho de una mano ó de un viento:
Yo la quiero consciente, indominable y bella !

La moverá el gran ritmo de un corazón sangriento


De vida sobrehumana; he de sentirme en ella
Fuerte como en los brazos de Dios ! En todo viento,
En todo mar templadme su prora de centella !

La cargaré de toda mi tristeza, y, sin rumbo,


Iré como la rota corola de un nelumbo
Por sobre el horizonte líquido de la mar...

Barca, alma hermana; hacia qué tierras nunca vistas,


De hondas revelaciones, de cosas imprevistas
Iremos?... Yo ya muero de vivir y soñar...

EL VAMPIRO

En el regazo de la tarde triste


Yo invoqué tu dolor... Sentirlo era
Sentirte el corazón ! Palideciste
Hasta la voz, tus párpados de cera,

Bajaron... y callaste... y pareciste


Oír pasar la Muerte... Yo que abriera
Tu herida mordí en ella - ¿ me sentiste ? -
Como en el oro de un panal mordiera !

Y exprimí más, traidora, dulcemente


Tu corazón herido mortalmente,
Por la cruel daga rara y exquisita
De un mal sin nombre, hasta sangrarlo en llanto !
Y las mil bocas de mi sed maldita
Tendí á esa fuente abierta en tu quebranto.
...................................
¿ Por qué fui tu vampiro de amargura ?...
¿ Soy flor ó estirpe de una especie obscura
Que come llagas y que bebe el llanto ?
SUPREMO IDILIO
( Boceto de un poema )

En el balcón romántico de un castillo adormido


Que los ojos suspensos de la noche adiamantan,
Una figura blanca hasta la luz... Erguido
Bajo el balcón romántico del castillo adormido,
Un cuerpo tenebroso... Alternándose cantan.

- ¡ Oh tú, flor augural de una estirpe suprema


Que doblará los pétalos sensitivos del alma,
Nata de azules sangres, aurisolar diadema
Florecida en las sienes de la Raza!... Suprema -
Mente pulso en la noche tu corazón en calma !

- ¡ Oh tú que surges pálido de un gran fondo de enigma


Como el retrato incógnito de una tela remota !...
Tu sello puede ser un blasón ó un estigma;
En las aguas cambiantes de tus ojos de enigma
Un corazón herido - y acaso muerto - flota !

- Los ojos son la Carne y son el Alma: mira !


Yo soy la Aristocracia lívida del Dolor
Que forja los puñales, las cruces y las liras,
Que en las llagas sonríe y en los labios suspira...
Satán pudiera ser mi semilla ó mi flor !

Soy fruto de aspereza y maldición : yo amargo


Y mancho mortalmente el labio que me toca;
Mi beso es flor sombría de un Otoño muy largo...
Exprimido en tus labios dará un sabor amargo,
Y todo el Mal del Mundo florecerá en tu boca !

Bajo la aurora fúlgida de tu ilusión, mi vida


Extenderá las ruinas de un apagado Averno;
Vengo como el vampiro de una noche aterida
A embriagarme en tu sangre nueva: llego á tu vida
Derramada en capullos, como un ceñudo Invierno !

- ! Cómo en pétalos flojos yo desmayo á tu hechizo!...


Traga siniestro buitre mi pobre corazón !
En tus manos mi espíritu es dúctil como un rizo...
El corazón me lleva á tu siniestro hechizo
Como el barco inconsciente el ala del timón !

Comulga con mi cuerpo devoradora sima !


Mi alma clavo en tu alma como una estrella de oro;
Florecerá tu frente como una tierra opima,
Cuando en tu almohada trágica y honda como una sima,
Mis rizos se derramen como una fuente de oro !

- Mi alma es negra tumba, fría como la Nieve...


- Buscaré una rendija para filtrarme en luz !
- Albo lirio !... A tocarte ni mi sombra se atreve...
- Te abro; ¡ oh mancha de lodo ! mi gran cáliz de nieve
Y tiendo á ti eucarísticos mis brazos, negra cruz !

Enróscate; ¡ oh serpiente caída de mi Estrella


Sombría ! a mi ardoroso tronco primaveral...
Yo apagaré tu Noche ó me incrustaré en ella:
Seré en tus cielos negros el fanal de una estrella
Seré en tus mares turbios la estrella de un fanal !

Sé mi bien ó mi mal, yo viviré en tu vida !


Yo enlazo á tus espinas mi hiedra de Ilusión...
Seré en ti una paloma que en una ruina anida;
Soy blanca, y dulce, y leve; llévame por la Vida
Prendida como un lirio sobre tu corazón !

- Oh dulce, dulce lirio !... Llave de las alburas !


Tú has abierto la sala blanca en mi alma sombría,
La sala en que silentes las Ilusiones puras
En dorados sitiales, tejen mallas de alburas !...
- Tu alma se vuelve blanca porque va siendo mía !

- Oh leyes de Milagro !... yo, hijo de la sombra


Morder tu carne rubia: oh fruto de los soles !
- Soy tuya fatalmente: mi silencio te nombra,
Y si la tocas tiembla como un alma mi sombra !...
Oh maga flor del Oro brotada en mis crisoles !

- Los surcos azurados del Ensueño sembremos


De alguna palpitante simiente inconcebida
Que arda en florecimientos imprevistos y extremos;
Y al amparo inefable de los cielos sembremos
De besos extrahumanos las cumbres de la Vida !

Amor es milagroso, invencible y eterno;


La vida formidable florece entre sus labios...
Raiz nutrida en la entraña del Cielo y del Averno,
Viene á dar á la tierra el fuerte fruto eterno
Cuyo sangriento zumo se bebe á cuatro labios !

Amor es todo el Bien y todo el Mal, el Cielo


Todo es la arcada ardiente de sus alas cernidas...
Bajar de un plinto vano es remontar el vuelo...
Y Él te impulsa á mis brazos abiertos como el Cielo,
Oh suma flor con alma, á deshojar en vidas !...

-*-
En el balcón romántico de un castillo adormido
Que los ojos suspensos en la Noche adiamantan,
El Silencio y la Sombra se acarician sin ruido...
Bajo el balcón romántico del castillo adormido
Un fuerte claro-oscuro y dos voces que cantan...

...........................
La intensa realidad de un sueño lúgubre
Puso en mis manos tu cabeza muerta;
Yo la apresaba como hambriento buitre...
Y con más alma que en la Vida trémula
Le sonreía como nadie nunca !...
¡ Era tan mía cuanto estaba muerta !

Hoy la he visto en la Vida, bella, impávida


Como un triunfo estatuario, tu cabeza !
Más frío me dio así que en el idilio
Fúnebre aquel, al estrecharla muerta...
¡ Y así la lloro hasta agotar mi vida...
Así tan viva cuanto me es ajena !

A UNA CRUZ
EX-VOTO

Cruz que ofrendando tu infinito abrazo


Cabe la silenciosa carretera,
Pareces bendecir la tierra entera
Y atarla al cielo como un férreo lazo !...

Puerto de luz abierto al peregrino


A la orilla del pálido camino !...
Vibre en el Tiempo la sagrada hora
Que á tu lado viví, cuando el gran broche
De nácar de la luna abrió una noche
Que pareció una aurora !...

La luna alzaba dulce, dulcemente


El velo blanco, blanco y transparente
De prometida del Misterio; el Cielo
Estaba vivo como un alma !... el velo,
El velo blanco y temblador crecía
Como una blanca y tembladora nata...
Y la tierra inefable parecía
Un sueño enorme de color de plata !
Fue un abismo de luz cada segundo,
El límpido silencio se creería
La voz de Dios que se explicara al Mundo !

***
Como cayó en tus brazos mi alma herida
Por todo el Mal y todo el Bien: mi alma
Un fruto milagroso de la Vida
Forjado á sol y madurado en sombra,
Acogíase á ti como una palma
De luz en el desierto de la Sombra !...

Y la Armonía fiel que en mí murmura


Como una extraña arteria, rompió en canto,
Y del mármol hostil de mi escultura
Brotó un sereno manantial de llanto !...

Así lloré el dolor de las heridas


Y la embriaguez opiada de las rosas...
Arraigábanse en mí todas las vidas
Reflejábanse en mí todas las cosas !...

Y á ése primer llanto: mi alma, una


Suprema estatua triste sin dolor,
Se alzó en la nieve tibia de la Luna
Como una planta en su primera flor !

LO INEFABLE

Yo muero extrañamente... No me mata la Vida


No me mata la Muerte, no me mata el Amor;
Muero de un pensamiento mudo como una herida...
¿ No habéis sentido nunca el extraño dolor ?

De un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida,


Devorando alma y carne, y no alcanza á dar flor ?
¿ Nunca llevasteis dentro una estrella dormida
Que os abrasaba enteros y no daba un fulgor ?...

Cumbre de los Martirios !... Llevar eternamente,


Desgarradora y árida, la trágica simiente
Clavada en las entrañas como un diente feroz !...

Pero arrancarla un día en una flor que abriera


Milagrosa, inviolable !... Ah, más grande no fuera
Tener entre las manos la cabeza de Dios !!

...........................
La noche entró en la sala adormecida
Arrastrando el silencio á pasos lentos...
Los sueños son tan quedos que una herida
Sangrar se oiría. Rueda en los momentos

Una palabra insólita, caída


Como una hoja de Otoño... Pensamientos
Suaves tocan mi frente dolorida,
Tal manos frescas ¿ ah... por qué tormentos

Misteriosos los rostros palidecen


Dulcemente ?... Tus ojos me parecen
Dos semillas de luz entre la sombra,

Y hay en mi alma un gran florecimiento


Si en mí los fijas; si los bajas, siento
Como si fuera á florecer la alfombra!

LAS CORONAS

...¿ Un ensueño entrañable ? ... ¿Un recuerdo profundo ?...


¡ Fue un momento supremo á las puertas del Mundo !

El Destino me dijo maravillosamente:


- Tus sienes son dos vivos engastes soberanos:
elige una corona, todas van á tu frente !-
Y yo las vi brotar de las fecundas manos,

floridas y gloriosas, trágicas y brillantes !


Más fría que el marmóreo cadáver de una estatua,
miré rodar espinas, y flores, y diamantes,
como el bagaje espléndido de una Quimera fatua.

Luego fue un haz luciente de doradas estrellas;


- Toma ! - dijo - son besos del Milagro, entre ellas
Florecerán tus sienes como dos tierras cálidas !...

...tal pupilas que mueren se apagaron rodando...


Yo me interné en la Vida, dulcemente, soñando
hundir mis sienes fértiles entre tus manos pálidas !...

¡VIDA!

A ti vengo en mis horas de sed como á una fuente


Límpida, fresca, mansa, colosal...
Y las punzantes sierpes de fuego mueren siempre
En la corriente blanda y poderosa.

Vengo á ti en mi cansancio, como al umbroso bosque


En cuyos terciopelos profundos la Fatiga
Se aduerme dulcemente, con música de brisas,
De pájaros y aguas...
Y del umbroso bosque salgo siempre radiante
Y despierta como un amanecer.

Vengo á ti en mis heridas, como al vaso de bálsamos


En que el Dolor se embriaga hasta morir de olvido...
Y llevo
Selladas mis heridas como las bocas muertas,
Y por tus buenas manos vendadas de delicias.

Cuando el frío me ciñe doloroso sudario,


Lívida vengo á ti,
Como al rincón dorado del hogar,
Como al Hogar universal del Sol !...
Y vuelvo toda en rosas como una primavera,
Arropada en tu fuego.

A ti vengo en mí orgullo,
Como á la torre dúctil,
Como á la torre única
Que me izará sobre las cosas todas !
Sobre la cumbre misma,
Arriscada y creciente,
De mi eterno Capricho !

Para mi vida hambrienta,


Eres la presa única,
Eres la presa eterna !
El olor de tu sangre,
El color de tu sangre
Florecen en los picos ávidos de mis águilas.

Vengo á ti en mi deseo,
Como en mil devorantes abismos, toda abierta
El alma incontenible...
Y me lo ofreces todo !...
Los mares misteriosos florecidos en mundos,
Los cielos misteriosos florecidos en astros,
Los astros y los mundos !
... Y las constelaciones de espíritus suspensas
Entre mundos y astros...
... Y los sueños que viven más allá de los astros,
Más acá de los mundos...

Cómo dejarte -¡ Vida !-


Como salir del dulce corazón
Hospitalario y pródigo,
Como una patria fértil ?...
Si para mí la tierra,
Si para mí el espacio,
¡ Todos ! son los que abarca
El horizonte puro de tus brazos !...
Si para mí tu más allá es la Muerte,
Sencillamente, prodigiosamente !...

LAS ALAS

...........................
Yo tenía...
dos alas !.... . . . . . . . .
Dos alas,
Que del Azur vivían como dos siderales
Raíces !...
Dos alas,
Con todos los milagros de la vida, la Muerte
Y la Ilusión. Dos alas,
Fulmíneas
Como el velamen de una estrella en fuga;
Dos alas,
Como dos firmamentos
Con tormentas, con calmas y con astros...

¿ Te acuerdas de la gloria de mis alas ?...


El áureo campaneo
Del ritmo; el inefable
Matiz atesorando
El Iris todo, mas un Iris nuevo.
Ofuscante y divino,
Que adoraran las plenas pupilas del Futuro
( Las pupilas maduras á toda luz !... ) el vuelo...

El vuelo eterno, devorante y único,


Que largo tiempo atormentó los cielos,
Despertó soles, bólidos, tormentas,
Abrillantó los rayos y los astros;
Y la amplitud: tenían
Calor y sombra para todo el Mundo,
Y hasta incubar un más allá pudieron.

Un día, raramente
Desmayada á la tierra,
Yo me adormí en las felpas profundas de este bosque...
Soñé divinas cosas !...
Una sonrisa tuya me despertó, paréceme...
Y no siento mis alas !...
Mis alas ?...

-Yo las vi deshacerse entre mis brazos...


! Era como un deshielo !

UN ALMA

Bajo los grandes cielos


Afelpados de sombras ó dorados de soles,
Arropada en el manto
Pálido y torrencial de mi melancolía,
Con una astral indiferencia miro
Pasar las intemperies...

Ceños
De los reconcentrados horizontes;
Aletazos de fuego del relámpago;
Deshielo de las nubes;
Fantásticos tropeles
Desmelenados de los huracanes;
Pórticos esmaltados de los iris,
Abiertos á las fúlgidas bonanzas:
Pasad !... Yo miro indiferente y fija,
Indiferente y fija como un astro !

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