Pintura Al Óle

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Pintura al óleo

El óleo, palabra proveniente del latín oleum («aceite»),1 es una


técnica de pintura. Consiste en mezclar los pigmentos con un
aglutinante a base de aceites, normalmente de origen vegetal. Por
extensión, se denomina óleo a la obra pictórica ejecutada mediante
esta técnica, que admite soportes de muy variada naturaleza: metal,
madera, piedra, marfil, aunque lo más habitual es que sea aplicado
sobre lienzo o tabla.

El óleo permanece húmedo mucho tiempo, lo que favorece la mezcla


de colores. Su secado puede comprometerse dependiendo de los
aditamentos que se le pongan durante el proceso, como el secativo
de cobalto, que puede craquelar el óleo al secarse.
Historia
El uso del óleo se conoce desde la antigüedad, las pinturas más
antiguas que se han hallado con esta técnica se encuentran en
murales en las cuevas de Bamiyán, en Afganistán, y datan de
mediados del siglo VII, aunque por lo madura que parece,
probablemente la técnica ya era conocida en Asia tiempo atrás. En la
Edad Media el uso del óleo estaba ya extendido entre los artistas,
aunque de modo minoritario, ya que en esa época predominaba la
pintura al temple o al fresco. A fines del siglo XIV y durante el siglo
XV, se comenzó a generalizar el uso del óleo en detrimento de otras
técnicas, ya que permitía un secado más lento de la pintura,
correcciones en la ejecución de la excelente estabilidad y
conservación del color. Fueron los pintores de Flandes los primeros
en usar el óleo de forma habitual, y se atribuye su invención al pintor
Jan van Eyck sin ser esto totalmente cierto.3

El aceite que más se empleaba era el de linaza, pero no era el único


y cada artista tenía su propia fórmula que se solía guardar en secreto.
Normalmente se emplea la esencia de trementina como disolvente,
para conseguir una pincelada más fluida o más empastada, según el
caso. Muchos siguieron los consejos y experiencias escritos en el
Tratado del monje Teófilo que ya se conoce y se menciona en el año
1100. Cennino Cennini, en su Libro del arte, también menciona y
describe la técnica.4

La preparación del soporte para recibir la pintura varía según la


naturaleza del mismo. Normalmente se suelen aplicar una serie de
capas de cola animal y yeso, que consiguen que la superficie quede
lisa y uniforme; esto se denomina imprimación. Si bien en un primer
momento la mayoría de los óleos eran sobre soporte de madera, a
partir del siglo XVII con el arte Barroco los pintores eligieron como
soporte favorito de sus pinturas el lienzo, siendo este más práctico
para la elaboración de grandes composiciones por su posibilidad de
enrollarse, además de sufrir menos las variaciones térmicas y el
ataque de insectos xilófagos.

La pintura obtenida con la mezcla de aceites ofrecía muchas ventajas


al pintor, entre otras, el poder realizar su obra lentamente y sin prisas
(lo contrario a lo que ocurría en la pintura al temple, o al fresco), el
poder retocar la obra, variar la composición, los colores, etc.
Precisamente por estas cualidades fue la técnica favorita de pintores
como Leonardo da Vinci, Tiziano o Velázquez, quienes valoraban
una ejecución meditada y sujeta a correcciones continuas. Leonardo
experimentó diversas variaciones de la técnica, como su aplicación
sobre muros a modo de fresco, o la invención de barnices y texturas
oleosas de diversa consistencia, que se saldaron con rotundos
fracasos. Pero, como contrapartida, logró llevar la técnica a nuevas
cimas, con la invención del sfumato o gradación suave de la luz,
conseguida a base de sucesivas capas de pintura muy ligeras
(veladura).

Van Eyck, como los demás pintores flamencos, utilizaba el óleo a


modo de miniaturista, procurando captar los detalles y dando como
resultado una pintura esmaltada; la escuela pictórica veneciana
(Tiziano) aportará como novedad las posibilidades de textura de las
pinceladas, experiencias que recogerán posteriormente, entre otros,
el flamenco Rubens y el neerlandés Rembrandt; este último ensayó
técnicas nuevas como el raspado. Todas estas formas de pintar
fueron el método académico hasta el siglo XIX. A partir del
Impresionismo, los pintores usan los colores prácticamente sin
mezclar ni diluir, y en muchas ocasiones sin boceto ni diseño previo.

Una paleta de madera tradicional, utiliza para mantener y mezclar


pequeñas cantidades de pintura mientras se trabaja.
El equipo que usan los pintores se compone normalmente de
pinceles (cerdas de animales, especialmente marta; también de pelo
sintético), de diferentes tamaños y formas, espátula, caballete y
paleta. Se puede trabajar sobre un boceto previo, o bien sin él.

Óleo sobre muro


Artículo principal: Pintura mural
En primer lugar, el artista se disponía a preparar la pared para recibir
la pintura (imprimación). La técnica está descrita por Giorgio Vasari
(1511-1574), arquitecto y pintor teórico del arte italiano en su obra Le
Vite.5

Primero se satura la superficie del enlucido con varias capas de


aceite cocido, hasta llegar al punto en que la pared ya no absorba
más. Cuando está la superficie seca se aplica una capa de blanco de
plomo, de aceite, de amarillo de plomo y de arcilla refractaria. Se dan
las últimas capas con polvo de mármol muy fino y cal, más una
aplicación de aceite de lino. Para terminar, se extiende una mano de
pez griega.
La utilización del óleo sobre el muro ha sido minoritaria en la historia
del arte, ya que otras técnicas como el fresco son mucho más
estables y duraderas. Sin embargo, algunas obras señeras, como La
Última cena de Leonardo Da Vinci o las Pinturas negras de Francisco
de Goya emplearon esta técnica.

Óleo sobre tabla


Artículo principal: Tabla (pintura)
Esta técnica fue la utilizada preferentemente por los artistas de la
pintura flamenca. Sin embargo, gran número de pinturas italianas de
la primera época renacentista estaban pintadas sobre tabla. Se
preparaba la tabla con una capa de carbonato de cal terroso (creta)
blanco y cola animal (gesso). De esa manera la madera resultaba
compacta y lisa, a la espera de la pintura.

Óleo sobre lienzo


Artículo principal: Lienzo

Lienzo estriado.
Ha sido el soporte favorito desde el Renacimiento hasta nuestros
días, por su facilidad para el transporte y almacenaje y óptima
conservación. La tela evita las molestas y antiestéticas grietas que a
menudo afloran en la madera debido a oscilaciones térmicas o de
humedad, y permite la realización de pinturas de mayores
dimensiones. Además, muchos artistas aprovechan la trama del
tejido para crear efectos expresivos particulares. Los lienzos suelen
exhibir un aspecto más mate que la pintura sobre tabla, aunque
muchas veces esto se mitiga con la aplicación de barnices como
acabado final. Las telas más utilizadas para pintar son el lino, la
arpillera y el algodón.

Los artistas venecianos de final del siglo XV fueron los primeros que
utilizaron el lienzo libre montado sobre un armazón. La tela alcanzó
su máximo esplendor como soporte en el siglo XIX con los
impresionistas, cuando se comenzó a extender la pintura al aire libre
y se hicieron necesarios soportes más ligeros y fáciles de
transportar.6 En la actualidad, continúa siendo la favorita de muchos
artistas, pero con nuevas técnicas a la hora de aplicar el óleo. Un
ejemplo es el uso exclusivo de las manos, visible en pintores como
Iris Scott.

Óleo sobre otros soportes


La utilización de otros soportes diferentes a la tabla o lienzo fue muy
minoritaria, aunque no escasa, ya que desde el Barroco se impuso la
moda de los objetos lujosos y de apariencia extraña o novedosa, por
lo que conocemos pinturas al óleo sobre piedras preciosas, metales,
vidrio, e incluso marfil, que se puso muy de moda en la época
romántica. Estos soportes presentan muchas veces problemas de
conservación, ya que la adherencia del óleo a estas superficies no
porosas es menor. En cuanto a piedras, fue usual la pintura sobre
ágata y sobre mármol, siendo más extraños otros soportes como la
aventurina.7 Tales soportes, por su exotismo y belleza, aumentaban
el valor de las pinturas.

En cuanto a los metales, sin duda el más utilizado fue el cobre. Fue
un soporte muy popular a partir de fines del siglo XVIII, en obras
generalmente de pequeño tamaño. Las ventajas que ofrece son su
estabilidad y durabilidad, y la superficie uniforme del metal, que
permite un acabado liso y brillante.

Óleo por veladuras


El óleo trabajado a base de veladuras es la técnica de pintar que más
se utilizó en el Renacimiento. También fue frecuentemente utilizada
por artistas posteriores. Rembrandt, por ejemplo, finalizaba sus
cuadros con numerosas veladuras de color transparente sobre la
base seca. La veladura consiste en capas muy delgadas de pintura
diluida en barniz o trementina, de forma que se transparente la capa
inferior, así el color que veremos es el resultado de la mezcla del
color inferior más el de la veladura. Comúnmente se utiliza la
barniceta alemana, hecho de 1/3 de aceite de linaza, 1/3 de
trementina y 1/3 de barniz Damar.

Aglutinante
El óleo se trabaja principalmente antiguamente con aceite de linaza
únicamente, actualmente hay otros medios para usar como
aglutinante en la pintura como lo son el ya mencionado aceite de
linaza, además el aguarrás bidestilado y barniz damár, estos juntos
en cantidades iguales funcionarían como un aglutinante con un
mayor anclaje a la superficie de tela o soporte.

Pigmentos
Artículo principal: Pigmento

Pigmento azul ultramar sintético (PB 29).


Tradicionalmente el artista preparaba sus propios colores, mezclando
pigmentos con aceite de lino y resina. A finales del s. XIX comenzaron
a comercializarse tubos con colores al óleo ya preparados.8Cada
maestro tenía sus propias recetas y existen muchas curiosidades
asociadas a la fabricación de los colores, como el marrón de momia
obtenido del polvo de momia comercializado para usos medicinales
en el siglo XII9 o el amarillo indio muy apreciado por los pintores
flamencos de los siglos XVII y XVIII, producido a partir de orina de
ganado alimentado únicamente con hojas de mango.10

Linaza (semillas de lino).


Actualmente muchos pigmentos naturales han sido reemplazados
por pigmentos sintéticos, más económicos y menos tóxicos, aunque
han conservado sus nombres históricos, por ejemplo:

Azul ultramar: en su origen el pigmento se obtenía de una piedra


semipreciosa, el lapislázuli. Era el color utilizado en la pintura de los
mantos de la Virgen, y era frecuente que su cantidad, uso y extensión
fuera objeto de especificaciones muy precisas en los contratos
realizados entre los comitentes y el artista, así como el uso del pan
de oro.11 Uno de los pigmentos más costosos de su época porque
se traía desde Afganistán.
Amarillo de cromo: elaborado originalmente a base de cromato de
plomo, un pigmento de color intenso con variaciones desde tonos
claros hasta casi naranja. Fue empleado hasta mediados del siglo
XIX, y uno de los colores preferidos por Vincent van Gogh. La alta
toxicidad del cromo, así como su poca estabilidad ante la luz, lo
fueron dejando en desuso.10
Carmín: tradicionalmente producido con cochinillas Kermes vermilio,
y, a partir del s. XVI, con cochinilla americana, resultaba un pigmento
de un rojo intenso aunque poco estable a la luz en su utilización al
óleo.12
Cardenillo: la pintura al óleo preparada con este pigmento obtenido
de la pátina verdosa del cobre, también conocido como verdigris, se
presentaba inicialmente de un color verde-azulado y demoraba
aproximadamente un mes para alcanzar su tonalidad verde estable,
además de ser sumamente tóxico.8
“El cardenillo y el aloe, así como la cúrcuma y la hiel, brindan un verde
hermoso; esto también sucede con el oropimente quemado y el
azafrán, aunque prontamente han de ennegrecer, según me temo.
Mixturando amarillo vítreo y azul marino se obtiene un hermoso verde
para el fresco. El cardenillo y la laca brindan al azul de óleo unas
sombras magníficas.”13

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